Satisfacción Efímera
Satisfacción Efímera
Satisfacción Efímera
El presente trabajo tiene como tesis central, como la satisfacción efímera, se aleja
de todo compromiso y donde el erotismo pasa, ya no hacer un elemento
constitutivo de un ritual romántico, sino que se erige como un elemento más de
una sexualidad desbordada.
Para ello comienzo por identificar un elemento importante, “La poesía nos
hace tocar lo impalpable ” que escribe Octavio Paz en su libro la llama doble,
amor y erotismo (1993), y es precisamente esa frase cargada de sugestión, la
que nos debela una realidad que se escudriña en la poesía cuando toca el tema
de la percepción de los sentidos, y nos conduce a deambular por los más
exquisitos y escabrosos escenarios del amor y del erotismo, a través de lo que
Paz denomina “realidad sensible”. Y es esa realidad sensible la que ha
contribuido hoy en día, ha edificar en la sociedad actual, un panorama
desolador que ha colmado con una crisis de valores a la sociedad actual, y que
en otrora eran la base de una sociedad idílica, que caminaba con la idea de
conformar un hogar fundamentado en el amor y las buenas costumbres, donde
el erotismo estaba en función de alimentar la llama que iluminaba los más
bellos gestos con los que se cortejaba a la pareja para dar paso a toda una danza
de besos, caricias, frases bellas y halagadoras con las que se despertaba la
pasión, y donde el amor pasaba a ser el guardián de la danza que sellaba el
ritual con el que dos personas se amaban y conformaban un hogar.
Hoy en día todo es diferente, las relaciones de pareja, con menor frecuencia se
enamoran y con mayor celeridad desvirtúan el amor como algo que posibilite la
gesta de un sentimiento atado a la realidad, para dar paso al placer
desenfrenado. Placer que trae a la realidad las más osadas fantasías sexuales
que el ser humano pueda imaginar, debido a la influencia de las tecnologías
puestas al servicio del negocio sexual, y que han llevado al hombre y a la mujer
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Ensayo elaborado por Jhon Carlos Herrera
a liberarse de una idea arraigada en las relaciones de pareja como lo era la
castidad, donde los lasos filiales se contenían entre si reprimiendo el instinto
sexual, de forma que en un hogar la fidelidad era menester para salvaguardar la
moral cristiana y de la sociedad en general.
Por consiguiente, aquello que en otra época fue reprimido pese a ser un
instinto natural del ser humano, “la potencia sexual femenina y masculina
obedece a los mismos mecanismos fisiológicos, según Helen Singer Kaplan […]
no hay duda de que la libido y las emociones masculinas y femeninas dependen
primordialmente de la actividad bioquímica de los mismos circuitos nerviosos
cerebrales, presentes tanto en hombres como en mujeres.” (Cacho, 2014, pág.
S.P). Hoy en día esa conducta reprimida, sobre todo para la mujer en tiempos
de dominación machista, desaparece para dar paso a una individualidad que
busca satisfacer su instinto sexual por encima de prejuicios y valores “El
erotismo, en el sentido que le da Bataille, es la forma en que la sexualidad se
desvía de su finalidad: la reproducción. Es una desviación que apunta al placer
mismo.” (Allende, 2004, pág. 362). Pero es obvio que antes no existía la
posibilidad de satisfacer individualmente la libido como hoy, y es que hoy tal
posibilidad es ayudada por los efectos del consumismo, que amigablemente nos
dota de distractores y satisfactores como la pornografía, donde lo impalpable se
desvanece tras un monitor que te invita a explorar tus sentidos, atado, ya no a
una realidad física, sino virtual.
Por el contrario a lo que se vivía antes, cuando una pareja desidia explorar las
mieles del amor, lo hacía con la convicción de conformar una relación duradera
y estable, sin embargo la realidad ha cambiado y con el cambio se asoma una
sociedad que ya no le da relevancia al tema de conformar un hogar, y mucho
menos de construir una relación duradera y estable, en virtud a lo que Bauman
denomina el amor líquido, un amor atravesado por la flexibilización de las
relaciones a causa de un mundo velos e indiferente, “Mantener la velocidad,
antes una aventura gozosa, se convierte en un deber agotador. Y sobre todo, la
fea incertidumbre y la insoportable confusión que supuestamente la velocidad
ahuyentaría, aún siguen allí. La facilidad que ofrecen el descompromiso y la
ruptura a voluntad no reducen los riesgos, sino que tan sólo los distribuyen,
junto con las angustias que generan” (Bauman, 2006, pág. 14).
BIBLIOGRAFIA
Allende, G. L. (2004). GIRANDO SOBRE GIRONDO. Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). , 361-373.
Bauman, Z. (2006). Amor Líquido o, acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Buenos
Aires: Fondo de Cultura.
Cacho, L. (2014). Sexo y amor en tiempos de crisis: Lo que debes saber antes de cumplir 40.
Madrid: GRIJALBO.