Culpa y Perdón en Psicoterapia
Culpa y Perdón en Psicoterapia
Culpa y Perdón en Psicoterapia
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Resumen Abstract
Este artículo representa la trasposición a formato texto This article represents the translation into text of the
de los conceptos expuestos en el taller sobre “culpa y concepts presented in the workshop on “guilt and
perdón”, desarrollado en el Congreso nacional de la forgiveness” developed in the National Congress of
Asociación Española de Psicoterapias Cognitivas ASEPCO in 2016. Beyond the religious or philosophical
(ASEPCO) de 2016. Más allá de la carga religiosa o charge that can be attributed to these terms, we consider
filosófica que pueda atribuirse a estos vocablos, se the psychological aspects involved in these concepts as
consideran los aspectos psicológicos implicados en moral development and moral regulation regarding
estos conceptos, considerados desde el punto de vista especially their prosocial dimensions.
del desarrollo y la regulación moral, en relación espe- Keywords: guilt, forgiveness, psychotherapy
cialmente a su dimensión prosocial.
Palabras clave: culpa, perdón, psicoterapia
ISSN: 1130-5142 (Print) –2339-7950 (Online)
INTRODUCCION
Abordamos en esta presentación un argumento poco habitual en psicología y
para muchos, sospechoso de contaminaciones religiosas o filosóficas, como es el de
la “culpa y perdón en psicoterapia”. Reivindicamos, sin embargo, la legitimidad de
este tema junto a otros muchos que la psicología científica o académica ignora o
excluye de sus intereses, precisamente por la altísima frecuencia y el lugar
destacado que ocupa en la problemática que presentan los pacientes en psicoterapia.
Nos acompañan en esta reivindicación autores de diversa época y procedencia que
reconocen abiertamente no solo el interés, sino la preeminencia de estas cuestiones
en el desarrollo del proceso terapéutico, tales como Barcaccia y Mancini (2013),
Buber (2007), Doherty (1997), Giusti y Corte (2009), Liotti (2005), Rottscaefer
(2005), Sorabji, R. (2014).
La naturaleza de esta exposición congresual nos obliga a ser breves, concisos
y esquemáticos y aunque la complejidad de los tema tratados requeriría otro ritmo
y otro contexto de mayor espacio mental para la reflexión, intentaré atenerme a estos
criterios. Este artículo representa la trasposición a formato texto de los conceptos
expuestos en la secuencia de diapositivas en que se apoya la exposición. Empeza-
remos, por tanto, por definir ni que sea de manera escueta algunos de estos
conceptos fundamentales.
LA CULPA
Atribución a algún agente humano, natural, mecánico o sobrenatural de la
causa de un mal. Ejemplos: por culpa del terremoto, del vecino, del tráfico, de la
ambición, del diablo, de la mala suerte, de la inflación… se arruinó la empresa
El origen del concepto puede estar ligado al ámbito
• Legal o social (delito)
• Moral o religioso (pecado)
• Psicológico (Sentimiento, intencionalidad)
EL MAL
Se puede tener una doble perspectiva conceptual sobre el mal en relación a su
aspecto material o formal
Aspecto material: ocasionar un daño a alguien, sustracción de un bien (hacer
algo malo)
• Ofensa, robo, herida, muerte
Aspecto formal: actuar incorrectamente (hacer algo mal)
• Error, fallo, imperfección, descuido, imprudencia
La Maldad
A fin de evaluar el grado de maldad que implica una acción debemos tomar en
cuenta tres variables: la agentividad, la ocurrencia y la intencionalidad (Figura 1).
Agentividad: quién comete el mal y en consecuencia a quién es atribuible la
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responsabilidad
• Privada – individual (de individuo a individuo: maltrato en el seno de una
pareja)
• Compartida – Grupal (de grupo a individuo o a grupo: situación de
bulliying en una escuela)
• Colectiva – Masificada (de grupos organizados colectivamente a indivi-
duos o grupos: Kukuxklán)
• Institucional: (de instituciones legalmente establecidas a individuos o
grupos: la Santa (¿?) Inquisición)
Ocurrencia: la frecuencia con que se produce
• Sistémica (instaurada en el sistema: dictadura)
• Episódica (limitada a ciertos períodos: conflictos bélicos o sociales)
• Ocasional: (limitada a situaciones concretas: represión policial injustifica-
da o desproporcionada)
• Accidental: (producida por una ocurrencia de variables incontroladas:
imprudencia o descuido)
Intencionalidad:
• Voluntaria
o Premeditada (planificada: acto terrorista, secuestro, robo)
o Reactiva (pelea)
• Involuntaria (daño ocasionado accidentalmente sin intención ni planifica-
ción).
MALDAD
Agentividad Ocurrencia
• Privada / Individual Sistemática
• Compartida / Grupal Episódica
• Colectiva / Masificada Casual
• Institucional Accidental
Intencionalidad
Voluntaria
- Premeditada
- Reactiva
Figura 1 Involuntaria
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EL SENTIMIENTO DE CULPA
El fracaso en el cumplimiento de la perspectiva moral puede hallarse en la base
del sentimiento de culpa. Éste se halla inscrito en la conciencia moral y se manifiesta
en forma de ansiedad psicológica que puede derivar en múltiples síntomas. Esta
ansiedad puede tomar diversas formas:
• Atrición (miedo al castigo)
• Contrición (comprensión del daño ajeno causado, acompañado de volun-
tad de reparación)
• Remordimiento (miedo al juicio negativo; narcisismo: amenaza para la
buena imagen)
Tipos de culpa:
• Culpa moral (abandoné a mis hijos)
• Culpa legal (fraude fiscal)
• Culpa existencial (no debería haber nacido)
• Culpa neurótica (culpa del superviviente)
INCULPACIÓN
La inculpación se refiere a la autoatribución o heteroatribución de la culpa
(Figura 2).
Puede provenir del exterior por imputación, acusación o sentencia
Puede provenir del interior por reconocimiento del mal, escrúpulo o remordi-
miento
O puede exculparse por negación de responsabilidad o atribución a terceros
(proyección)
ATRIBUCIÓN DE
CULPABILIDAD
EXTERNA INTERNA
Imputación Reconocimiento
Acusación Escrúpulo
Sentencia Remordimiento
EXCULPACIÓN
Desresponsabilización
Figura 2 Proyección
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E: Porque yo pensaba que… pues, no sé, que ella tenía ya una vida hecha,
tenía novio, estaba pensando en casarse, tenía muchos amigos…
T: Es como que ella tenía planes y tú no, y como tú no tenías planes te podías
morir.
E: Sí, más o menos sí. Éramos jóvenes, entonces que se muriera ella me tocó
mucho la fibra… Yo intento muchas veces, cuando pienso en el accidente
pues, perdonarme, pero no puedo, no puedo.
T: ¿Qué es lo que necesitarías para perdonarte?
E: No lo sé (silencio), porque lo pienso y luego tampoco soy capaz de sacar
nada, es una culpa que la llevo ahí y ya está… Tampoco sé cómo afrontar
ese problema y… yo me he planteado muchas veces perdonarme, pero…
no, ahí la respuesta es siempre no. Siempre me he sentido culpable con ese
problema. Sigo pensando que de alguna manera tuve culpa.
T: ¿de qué manera tuviste culpa?
E: De no morirme yo, hacer el cambio, si me muero yo no me hubiera
necesitado nadie, porque a mí tampoco me iban a echar en falta, y no me
puedo perdonar, porque ella tendría que haber vivido y yo no, porque no
pasaba nada si yo me moría, pero si ella se moría si, entonces empiezo a
darle vueltas y me quedo ahí, me quedo ahí.
LIBERACIÓN DE CULPABILIDAD
Como la culpabilidad es un sentimiento desagradable existen mecanismos
psicológicos orientados a liberarse de ella de las formas más eficaces posibles
(Figura 3).
Algunas son externas, provienen del exterior, de alguna autoridad divina o
humana que puede eximirnos de ella por absolución, perdón o reparación a través
de un castigo.
Otras son internas, resultado de aplicarse a sí mismo el perdón o el castigo antes
de que lo haga una autoridad externa, o bien intentando reparar el mal causado a
terceros.
Finalmente existen las estrategias evitativas, orientadas a eliminar de raíz el
sentimiento de culpabilidad, al negar, legitimar o justificar el mal causado, por
considerarse con derecho a ejercerlo, por ejemplo en legítima defensa o por
venganza.
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LIBERACIÓN DE
CULPABILIDAD
EXTERNA INTERNA
Absolución Reparación
Castigo Autocastigo
Perdón ajeno Perdón propio
EVITATIVA
Negación
Legitimación
Figura 3
Justificación
CRITERIO EGOCENTRADO
El juicio moral se realiza solo en consideración de los propios deseos o
necesidades, orientadas a la preservación de la propia existencia y la evitación de
cualquier daño físico o simbólico que nos pueda poner en riesgo, a la vez que a
establecer un balance favorable a nuestros intereses y a conseguir nuestros objetivos
sin importar los medios. Desde el punto de vista evolutivo la formación del criterio
egocentrado pasa por dos fases la prenómica y la anómica (Villegas, 2011, 2015)
Figura 4
PRENOMIA
Figura 5
ANOMIA
FALTA DE PROYECCIÓN
REAFIRMACIÓN
RECONOCIMIENTO ATRIBUCIÓN DE LA
JUSTIFICACIÓN
NEGACIÓN DE LA CULPA
DEL MAL
CULPA A LOS DEMÁS
CRITERIO ALOCENTRADO
Se introduce en la formación del juicio moral la perspectiva ajena, tanto la
normativa o legal, como la interpersonal, dando lugar a la conciencia de las normas
o reglas impersonales (como por ejemplo las reglas del juego) o a la mayor o menor
conveniencia de ciertas acciones o reacciones en nuestras relaciones con los demás
(regulación interpersonal). Desde el punto de vista evolutivo la formación del
criterio alocentrado pasa por dos fases la heteronómica y la socionómica (Villegas,
2011, 2015)
Figura 6
HETERONOMIA
RECONOCIMIENTO RECONOCIMIENTO
LEGAL O SOCIAL MORAL
Declarado culpable Sentirse culpable
ATRIBUCIÓN
EXTERNA CULPA NEURÓTICA
DE CULPABILIDAD REMORDIMIENTO
ATRICIÓN
PERCEPCIÓN PRETENSIÓN
DE DE REVERSIBILIDAD
CASTIGO
IRREVERSIBILIDAD ANSIEDAD OBSESIVA
DEPRESIÓN
SOCIONOMIA
RECONOCIMIENTO CONTRICIÓN
REPARACIÓN
INTERPERSONAL ARREPENTIMIENTO
DEL DAÑO
CONFESIÓN (EMPATÍA)
PERDÓN AJENO
Figura 7 RECONCILIACIÓN
Figura 8
AUTONOMÍA
ACEPTACIÓN
COMPRENSIÓN RESPONSABILIDAD
LEGITIMAZACIÓN
CONTEXTUALIZACIÓN APRENDIZAJE
DEL YO
PERDÓN
EL PERDÓN
La palabra perdón proviene del latín “per-donare” (don, donar, donación), que
encuentra su réplica en la palabra inglesa “for-given”, y viene a significar “dar por
dado o pagado”, gratuitamente, sin contrapartida, “algo que se debía”.
Su efecto es la liberación: se cancela una deuda, se condona una pena o castigo,
se exime de una obligación, carga o compromiso, se exonera de una culpa. Este
concepto tiene varios ámbitos de aplicación: religioso, jurídico, social, moral o
interpersonal. Aquí lo consideramos únicamente desde el punto de vista psicológi-
co, dentro del proceso hacia la autonomía.
Dada su etimología, relativa al concepto de don (algo dado), se puede
considerar como un regalo, que se da gratuitamente a sí mismo o a los demás o que
se recibe libremente de ellos. Pero a diferencia de otro tipo de regalos lo que se
perdona es algo que se debía: el cumplimiento de una promesa, la reparación de una
ofensa, la prestación de una atención, el pago de una deuda (del latín “debitum” del
verbo “debere”). El lenguaje ordinario está lleno de referencias a esta deuda: “lo
prometido es deuda”, “me debes una explicación”, “perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, “me debes una (cena, visita,
ronda, favor, etc., correspondencia en algo)”.
No se trata pues de un obsequio para agradar, complacer o sorprender, sino de
la reparación de una injusticia o restitución de la justicia, restableciendo el principio
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de equidad, lo que permite situar las relaciones en una simetría o paridad anterior
a su desequilibrio producido por alguna ofensa o deuda. Es pues, por naturaleza, un
acto reparador, cuyo efecto podría producirse con el pago de la deuda o con su
liberación a través del perdón.
Con frecuencia existen prejuicios respecto a la idea o propuesta de perdón,
debidos en parte a atribuciones religiosas o a supuestas manifestaciones de
debilidad o superioridad por parte de quien lo otorga. Nada más lejos de la realidad:
el perdón es una acomodación psicológica a una situación irreversible en la medida
en que su aplicación beneficia más que perjudica al individuo o a la relación. Se
beneficia el propio individuo liberándose de un pasado que le retiene anclado en
algún sentimiento enajenante (rabia, resentimiento, humillación, fracaso, etc.), o se
beneficia la relación, permitiendo su continuidad o restablecimiento. Si por el
contrario, su evocación resultara en perjuicio, es preferible abstenerse siquiera de
intentarlo. Para entender mejor lo que es el perdón tal vez sea adecuado empezar por
definir lo que no es.
LO QUE NO ES EL PERDÓN
Perdonar no es justificar.
Uno de los primeros prejuicios contra el perdón es confundirlo con una
justificación, como si perdonar estuviera supeditado a la negación previa del mal:
“Te o me perdono, porque no hiciste nada malo, o si lo hiciste no querías hacerlo,
o estabas borracho, o eras muy joven e inexperto, o tal vez lo que hiciste me lo
merecía o no tiene importancia”. Si valieran las justificaciones o excusas, el perdón
no se necesitaría para nada, puesto que no se habría roto el principio de equidad. No.
Precisamente lo contrario, se perdona cuando se ha roto el principio de equidad.
Esto no significa justificar el mal, que se puede o debe condenar, sino a la persona
(uno mismo o el otro) a fin de restablecer la paridad o igualdad (“no se perdona el
pecado, si no al pecador”). O se perdona la deuda, precisamente porque no se quiere
mantener esta atadura con el deudor, con el que uno se quiere continuar relacionan-
do o no.
Perdonar no es olvidar
Olvidar o no, es función de la memoria: ésta puede permanecer presente toda
la vida. Quienes han estado en un campo de concentración o han sido víctimas de
violación o ataque terrorista, o han sido abusados, abandonados o desprotegidos
posiblemente no podrán olvidar nunca la experiencia vivida, puesto que este tipo
de experiencias tienden a fijarse en la memoria hipocámpica. Desde el punto de vista
evolutivo esta memoria ejerce una función protectora a fin de prevenir la repetición
de experiencias como las sufridas en estas condiciones. Pero su recuerdo continua-
do puede estar interfiriendo en la vida actual, activando miedos o sentimientos de
rencor o venganza que al fijar la vista atrás impiden seguir libremente hacia
162 Culpa y perdón en psicoterapia
Perdonar no es debilidad
Aunque a ojos de algunas personas que confunden la fortaleza con la
venganza, pueda parecer un acto de debilidad, en realidad perdonar es más bien un
acto de magnanimidad, literalmente de un espíritu fuerte y grande. Perdonar por
miedo, sería un acto de cobardía y sumisión y en lugar de restablecer la equidad, lo
que haría sería confirmar la supeditación al ofensor. Se trataría, en cualquier caso,
de un acto de apaciguamiento, ritual muy frecuente entre individuos de una misma
especie en el mundo animal, a través del reconocimiento de la superioridad del otro
a fin de evitar nuevos ataques, como sucede habitualmente, aunque en vano, en las
relaciones de maltrato o violencia doméstica.
Perdonar no es superioridad
Otro prejuicio que ha interferido en la disposición a perdonar es interpretarla
como efecto de una posición de superioridad. La magnanimidad no es superioridad,
es generosidad. No se perdona desde la superioridad, sino para restablecer la
paridad, supliendo con generosidad el desequilibrio que ha generado la injusticia.
Esta generosidad permite cortar de raíz un déficit que tal vez nunca podría ser
colmado y llenarlo en su lugar de bienestar.
Perdonar no es caridad
Se puede hacer para librarse o librar al otro de la deuda, pero no para que se
sienta bien o tranquilo, sino para liberar la relación de cualquier enganche que nos
pueda perjudicar. No es una limosna que damos a un pobre, sino una deuda que
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¿QUÉ ES EL PERDÓN?
Perdonar es un proceso de duelo. Duelo por el daño o pérdida experimentada
en un momento dado del pasado. Daño que muchas veces ya está curado o reparado,
pero cuyas consecuencias emocionales, rabia, resentimiento, rencor, venganza,
arrastramos con nosotros mucho más allá de los acontecimientos. Por eso perdonar
supone una renuncia, y en ese sentido una pérdida con su correspondiente duelo, a
sentimientos que experimentamos en el presente pero cuyo origen se remonta al
pasado.
otro daño más que añadir a la lista. En el pasado algunas formas de venganza, como
el duelo a muerte, suponían la posibilidad de otorgar al azar o a la puntería la
capacidad de restituir el honor, con la muerte estúpida de ambos o de uno de los dos,
a veces el ofendido en lugar del ofensor. Aunque parezca paradójico la venganza
nos liga emocionalmente al ofensor, otorgándole un poder sobre nosotros; como
dice Sandor Marai: “Mientras anhelas venganza, el otro se frota las manos, porque
venganza significa también deseo, la venganza es una atadura”.
Liberación de la culpa.
El sentimiento de culpa propia o ajena atribuye la causa de los males a los otros
o a nosotros mismos, personalizando su origen y pretendiendo con ello justificar los
sentimientos de rabia o rencor. Perdonar implica liberarse de esta práctica de
atribución a fin de hacerse cargo de los hechos y sus consecuencias más que perder
el tiempo inculpando o exculpando a alguien, como si ello los pudiera hacer
reversibles. Se puede sentir culpa por haber causado algún mal (daño), por haber
hecho algo mal (error) o haber dejado de producir un bien (fallo u omisión).
CONCLUSIÓN
Perdonar no es un acto obligatorio, sino liberador. Sus beneficios son eviden-
tes tanto a nivel
• psicológico (nos libra de sentimientos rumiativos como el rencor, el
resentimiento o la rabia y nos libera del pasado)
• interpersonal (nos permite la reconciliación, siempre que ésta sea deseable
y deseada, al menos por una de las partes)
• espiritual (nos permite gozar de una mayor amplitud de espíritu)
• moral (nos hace sentir dignos y capaces de regularnos sin el lastre de la
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culpa)
Y como decía una ex-presa de un campo de concentración nazi el perdón es
la mejor terapia
• Es gratuita
• No tiene efectos secundarios
• Nos libera del pasado y nos abre al futuro
Referencias bibliográficas:
Barcaccia, B. y Mancini, F. (2013). Teoria clínica del perdono. Milán, Italia: Raffaello Cortina.
Buber, M. (2007). Colpa e sensi di colpa. Milán, Italia: Apogeo.
Damasio, A. (2005). En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Barcelona, España:
Crítica.
Doherty, W. (1997). Scruttare nell’anima. Responsabilità morale e psicoterapia. Milán, Italia: Raffaello Cortina.
Giusti, E. Corte, B. (2009). La terapia del per-dono. Dal risentimento alla riconciliazione. Roma, Italia: Sovera.
Liotti, G. (2005). La dimensione interpersonale della coscienza. Roma, Italia: Carocci.
Rottscaefer, W.A. (2005). Biologia e psicologia dell’azione morale. Milán, Italia: McGraw Hill.
Sorabji, R. (2014). Moral Consciens through the ages. Oxford, Reino Unido: Oxford University Pres.