Mecancia D Fluidos
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Mecánica de fluidos en ingeniería
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titulares, salvo excepción prevista en la ley.
Índice
Índice .............................................................................................................................. 5
Prólogo............................................................................................................................ 9
1. Introducción a la mecánica de fluidos ................................................................... 13
1.1. El campo fluido .......................................................................................... 17
1.1.1. Definiciones y magnitudes cinemáticas ................................................. 17
1.1.2. Sistemas coordenados ortogonales ........................................................ 20
1.1.3. Relaciones de Frenet y coordenadas naturales....................................... 23
1.1.4. La derivada sustancial ........................................................................... 27
1.1.5. Teoremas fluidos ................................................................................... 28
1.1.6. Integrales extendidas a volúmenes fluidos ............................................ 29
1.2. Fuerzas, tensiones y corrimientos............................................................... 31
1.2.1. Fuerzas másicas y volumétricas............................................................. 31
1.2.2. Fuerzas y tensiones superficiales ........................................................... 31
1.2.3. Descripción del movimiento en el continuo .......................................... 33
1.2.4. Relación entre tensiones y deformaciones ............................................. 35
1.2.5. Ecuaciones de Cauchy y Navier-Stokes ................................................ 36
1.3. Fenómenos, procesos y propiedades .......................................................... 37
1.3.1. Fenómenos de transporte, difusividades y simultaneidad ...................... 37
1.3.2. Viscosidad y reología ............................................................................ 41
1.3.3. Densidad y estado .................................................................................. 45
1.3.4. Procesos termodinámicos y trabajos ...................................................... 46
1.3.5. Coeficientes de compresibilidad y otros ................................................ 49
1.3.6. Fenómenos de interfase y capilares ....................................................... 53
1.3.7. Presión de vapor .................................................................................... 57
1.4. Fluidostática ............................................................................................... 59
1.4.1. Condiciones de estabilidad en el campo gravitatorio............................. 61
1.4.2. Equilibrio relativo .................................................................................. 62
1.4.3. Fuerzas y empujes sobre superficies ...................................................... 64
1.4.4. Principio de Arquímedes ....................................................................... 66
1.4.5. Flotación y estabilidad ........................................................................... 67
5
Mecánica de fluidos en ingeniería
6
Índice
7
Mecánica de fluidos en ingeniería
8
Prólogo
9
Mecánica de fluidos en ingeniería
y biología entre otras, además de muchas ingenierías, por lo que cabe comprender que
sus aplicaciones difieran entre ellas y deban ser expuestas en cada ámbito particular.
Por otra parte, la MF, en tanto que materia troncal, requiere ser impartida teniendo muy
presente la gran complejidad y el carácter multidisciplinar de gran número de proyectos
de ingeniería y de los fenómenos implicados. Su ejecución requiere pues la interven-
ción de técnicos de diferente procedencia, lo cual exige un mínimo de convergencia en
el conocimiento básico de ciertas materias, como puede ser la MF, para la buena coor-
dinación y eficacia del equipo que forman. A título de ejemplo, veamos qué ocurre en
el proceso de solidificación del agua -formación de hielo-. Durante la solidificación, las
fronteras del dominio fluido son alteradas por cambios de fase que resultan del trans-
porte de calor. En el fenómeno se combinan aspectos de dinámica de fluidos interfacial
y de convección. En muchas circunstancias, la entrefase sólido–líquido puede devenir
tan compleja como para formar un medio poroso en el que pueden ocurrir procesos de
transferencia de calor y de masa, cambio de fase y flujo bifásico. Estos procesos tienen
también muy significativa influencia sobre la fabricación de modernos materiales, p.ej.
aleaciones y semiconductores, y en la evolución de muchos sistemas geofísicos.
El libro del Prof. de las Heras está constituido por cinco bloques con sus correspon-
dientes capítulos, epígrafes y notas de pie de página. El primer bloque incluye concep-
tos fundamentales del campo fluido, fuerzas y tensiones actuantes: su equilibrio, des-
cripción del movimiento, fenómenos de transporte y sus coeficientes, procesos termo-
dinámicos y fenómenos de entrefase. Se ha de destacar cómo el autor hace un avance
de las ecuaciones fundamentales de dinámica de fluidos: Cauchy y Navier-Stokes,
combinando razonadamente fuerzas, tensiones, deformaciones y coeficientes de trans-
porte, con las ecuaciones fundamentales de conservación y de cantidad de movimiento
de la materia.
El segundo bloque trata de las ecuaciones fundamentales que expresan los principios de
conservación, e introduce las herramientas de análisis dimensional y teoría de modelos
como muletas de las que servirse para concebir experimentos y/o interpretar sus resul-
tados, y también para simplificar las ecuaciones de los modelos teóricos y descubrir sus
invariantes. La incorporación a este capítulo de dichos métodos de “inspección de
ecuaciones” y de “concepción de experimentos” está más que justificada por cuanto, a
pesar de los grandes avances en la elaboración de modelos físico-matemáticos de los
fenómenos en que se encuentra implicada la MF, y sus técnicas de resolución analíticas
y numéricas, la experimentación, sea para validar los resultados del modelo sea para
profundizar en las relaciones causa-efecto, resulta en muchos casos necesaria, cuando
no imprescindible, pues el modelo teórico no es capaz de traducir correctamente las
condiciones de valor inicial y de contorno del fenómeno real, discrepancias que pueden
resultar determinantes.
En el tercer bloque se exponen los fundamentos de tres tipos distintos de movimiento
de los fluidos: los movimientos potenciales e irrotacionales, los movimientos a altos
números de Reynolds en los que los efectos de viscosidad son despreciables, sea el
fluido incompresible o compresible, incluyendo en estos últimos el estudio de la propa-
gación de perturbaciones y sus efectos, y, por último, los movimientos con viscosidad
dominante, sean los clásicos flujos laminares, sean los movimientos lentos: flujo en
medio poroso y de capa delgada -lubricación-. Cabe resaltar los comentarios que el
autor hace acerca de las posibilidades de aplicación de las ecuaciones simplificadas que
resultan de suprimir los efectos de la viscosidad.
10
Prologo
11
Introducción a la
mecánica de fluidos
13
Mecánica de fluidos en ingeniería
Los dos obstáculos principales con los que se enfrenta un ingeniero a la hora de aplicar
los principios fundamentales a un caso son la geometría, o contorno, y la viscosidad.
Esta última, que es acaso la propiedad que mejor define un fluido al estar asociada al
fluir, suele dificultar mucho la resolución analítica de los problemas y sólo se puede
despreciar en algunos casos idealizados. La estabilidad de los flujos está condicionada
por la presencia de la viscosidad: aparece turbulencia cuando el balance entre los tér-
minos cinéticos y los viscosos descrito por el número de Reynolds alcanza un valor
determinado. En presencia de turbulencia, las variables del flujo se vuelven aleatorias y
no permanentes, lo que hace aumentar la velocidad de agitación de las partículas y, con
ella, el transporte de cualquier fenómeno. En el flujo turbulento, los transportes de
masa por difusión, de calor por conducción o de cantidad de movimiento son más im-
portantes que en un flujo laminar (del orden de cien veces o más), por lo que el inge-
niero y la ingeniera deben estar preparados para su interpretación porque existen apli-
caciones industriales en las que interesa que el flujo sea, dependiendo del caso, laminar
o turbulento.
Por lo que se refiere a la geometría, se ha de tener presente que las leyes y los princi-
pios formulados en la física, en la mecánica y en la termodinámica suelen estar referi-
dos a volúmenes fluidos o a sistemas materiales, que, por definición, son sistemas ce-
rrados de masa constante. Los sistemas fluidos pueden intercambiar calor con el en-
torno y también realizar trabajo mecánico, pero siempre incluyen las mismas partículas
de fluido. Esto puede suponer un inconveniente a la hora de estudiar cualquier proble-
ma porque usualmente no se conoce la forma del sistema fluido sino la del entorno que
lo incluye o por el que fluye. En mecánica de fluidos, este problema se resuelve me-
diante el concepto de volumen de control, por el que es posible extender los principios
y las leyes fundamentales al fluido contenido en contornos que pueden cambiar de
forma o desplazarse. Este tratamiento no siempre es sencillo pero, afortunadamente, los
casos con solución analítica nos han hecho la vida más sencilla.
En mecánica de fluidos, es fundamental el estudio que resulta de asociar las condi-
ciones de contorno a las ecuaciones de estado termodinámico o de proceso, y a las
ecuaciones diferenciales que describen el movimiento fluido. Entre estas ecuacio-
nes se encuentran las ecuaciones de Navier-Stokes, cuya aplicación, no obstante, a
muchos cálculos técnicos sólo es posible tras la asunción de una serie de hipótesis
simplificadoras que el analista debe valorar en cada caso. Por ejemplo, las ecua-
ciones de Euler no incluyen términos viscosos y, por tanto, no pueden representar
adecuadamente las condiciones de contorno entre el fluido y los sólidos con los que
está en contacto, pero permiten calcular con suficiente aproximación las magnitu-
des medias de un flujo y su variación, tanto espacial como temporal. De hecho,
muchos cálculos técnicos se realizan con los valores medios de las manifestaciones
macroscópicas de un conjunto significativo de moléculas (que permiten definir la
densidad, la presión, la temperatura y la velocidad media de un flujo), y se suponen
asentadas en una distribución continua de materia, denominada continuo.
El concepto de continuo proporciona una gran simplificación en el análisis, pero
deja de tener sentido cuando el recorrido libre medio de las moléculas o partículas
elementales es del mismo orden que la longitud significativa más pequeña que
interviene en el problema. En ingeniería, la violación de la hipótesis del continuo
es más probable en los gases que en los líquidos, en especial si los primeros se
encuentran a muy baja presión (técnicas de vacío extremo) o se mueven a muy alta
velocidad (flujos de reentrada), y salvo que los segundos se utilicen en aplicaciones
14
Introducción a la mecánica de fluidos
en las que la longitud característica sea muy pequeña (nanotecnología). Para dis-
cernir si es válida la hipótesis del continuo, se utiliza el número de Knudsen, que se
define como la relación entre el recorrido libre molecular y la longitud característi-
ca del cuerpo. El número de Knudsen asociado al movimiento de un gas es una
combinación de los números de Reynolds y de Mach, y es proporcional a M/Re,
puesto que el recorrido libre medio es del orden de /c, donde es la viscosidad
cinemática y c es la velocidad del sonido. Así, para números de Knudsen superio-
res a la unidad, es decir, para números de Mach muy elevados, deben aplicarse
teorías estadísticas o la teoría cinética de los gases, mientras que los problemas de
flujo compresible son fluidodinámicos cuando el número de Knudsen es inferior a
0,01.
Las ecuaciones de la termodinámica clásica se refieren a magnitudes del sistema medi-
bles en equilibrio. Según el postulado de estado, el estado de equilibrio de una sustan-
cia simple homogénea puede determinarse mediante la especificación de dos propieda-
des independientes, intensivas e intrínsecas, cuando sobre la sustancia sólo se realiza
una de las formas fundamentales de trabajo reversible, por ejemplo, el de compresión.
Pero los procesos de flujo no siguen una sucesión constante de estados en equilibrio, ni
tampoco puede reducirse el análisis a los estados inicial y final del movimiento, proba-
blemente de reposo. Es preciso estudiar el flujo en sí, irreversible por real, de modo que
resulta necesario asumir la hipótesis de equilibrio termodinámico local, o casi equili-
brio, que justifique el uso de las relaciones termodinámicas clásicas. De hecho, la
hipótesis de equilibrio local se fundamenta en que, en particular para números de
Knudsen pequeños, una partícula de fluido experimenta una infinidad de colisiones
con sus vecinas antes de alcanzar regiones donde las magnitudes macroscópicas
sean diferentes. Su energía y su movimiento se adaptan a las locales de forma gra-
dual, a medida que van perdiendo memoria de su situación primitiva con cada coli-
sión. Es por ello que dicha partícula parece encontrarse, en todo momento, en el
mismo estado de agitación térmica que las partículas circundantes, con lo que el
problema puede tratarse mediante variables termodinámicas que definan el estado
macroscópico de volúmenes infinitesimales, para los que seguirán siendo válidas
las ecuaciones termodinámicas.
Una vez aceptados el continuo y el equilibrio termodinámico local, es posible deducir
las ecuaciones fundamentales que rigen el comportamiento del fluido mediante la apli-
cación de los principios de conservación de masa, cantidad de movimiento y energía.
Estos principios relacionan la evolución del fluido, observable mediante sus cambios
de velocidad, presión, temperatura o densidad, con las manifestaciones externas consi-
guientes de las que la ingeniería se sirve para producir trabajo, intercambiar calor o
producir empuje. Es muy importante que el ingeniero o la ingeniera tengan conciencia
del orden de magnitud de dichos términos, para lo cual resulta conveniente describir las
propiedades básicas de los fluidos y las fuerzas que pueden actuar sobre ellos y deter-
minan su comportamiento.
El movimiento de un fluido se denomina permanente cuando los valores medios tem-
porales de las componentes de la velocidad, la presión, la densidad y la temperatura son
constantes. En el flujo turbulento, en cambio, incluso cuando es válida la hipótesis del
continuo y se puede considerar que el régimen es permanente, se sabe que tales magni-
tudes fluctúan irregularmente y de forma aleatoria. Reynolds redujo las ecuaciones de
Navier-Stokes a un sistema de ecuaciones que representa adecuadamente el flujo turbu-
lento medio, e introdujo las denominadas tensiones de Reynolds, que incorporan la tasa
15
Mecánica de fluidos en ingeniería
16
Introducción a la mecánica de fluidos
17
Mecánica de fluidos en ingeniería
punto de referencia x0 en distintos instantes t0. La figura 1.1 muestra una interpretación
gráfica de estas líneas.
Las líneas de corriente, las trayectorias y las líneas de traza coinciden en el movimiento
permanente o estacionario, que se define como aquel movimiento en el que la veloci-
dad no depende del tiempo, aunque pueda depender del espacio v(x). Por definición, en
un movimiento permanente, todas las magnitudes fluidas son independientes del tiem-
po, pero un movimiento puede ser permanente en un sistema de referencia y no serlo en
otro. Si la velocidad no depende del espacio, aunque pueda depender del tiempo v(t), el
movimiento se denomina uniforme. Esta condición es bastante restrictiva e infrecuente,
pues implica que el vector velocidad es el mismo en todo el campo fluido, tanto en
dirección como en módulo, y sólo se presenta en los flujos no perturbados y en algunos
casos idealizados. En la práctica, no obstante, es común describir como uniforme el
movimiento que se mantiene idéntico a sí mismo. Por ejemplo, en el flujo completa-
mente desarrollado en un conducto de sección recta constante, el perfil de la distribu-
ción de la velocidad es la misma en todo el conducto y, por tanto, se dice que el flujo es
uniforme en él. Además, si el fluido es incompresible y el conducto, indeformable,
entonces cualquier cambio temporal del caudal transportado afecta, al instante, a todo
el conducto, en el que el flujo se mantendrá uniforme,2 aunque no sea permanente.
Figura 1.1.
Definición de las líneas
de corriente, traza y
trayectoria. La partícula
“i” pasó por x0, lo hace
por x1 y lo hará por x2
siguiendo su trayectoria
xi(x0,t). Las partículas “i”,
“j” y “k” forman la traza
en cada instante conside-
rado (por ejemplo, en t2,
x(x0,t0,t2)) y la línea de
corriente de “i” en el
instante t2 es v(x2,t2). El
observador ve la evolu-
ción de la línea de traza
como la estela de humo
de un cigarrillo.
Los puntos de velocidad nula son puntos de remanso o estancamiento, y son puntos
singulares de las líneas de corriente porque son los únicos que pueden pertenecer a más
de una ellas. Dicho de otro modo: dos líneas de corriente no pueden cortarse en ningún
punto que no sea de remanso porque entonces ese punto tendría definidas dos velocida-
des. Como corolario, si existe una línea cerrada en el espacio en la que se apoyen líneas
de corriente, como en la figura 1.2, la superficie tubular que éstas forman es un tubo de
corriente que encierra el fluido en su interior porque no puede atravesarla.
Se denomina flujo convectivo de una magnitud a través de una superficie fija, en un
sistema de referencia dado, la cantidad de esa magnitud que la atraviesa por unidad de
tiempo:
F (v n) dS [1.4]
S
18
Introducción a la mecánica de fluidos
El flujo convectivo es una magnitud extensiva, ligada al movimiento del fluido, que
puede aplicarse a cualquier magnitud intensiva, , de carácter escalar o vectorial. Si
es un escalar, entonces v es el vector flujo de y, por ejemplo, v, el vector flujo
másico. El flujo convectivo de la densidad es el flujo másico que atraviesa la superficie
en un momento dado. Cuando es un vector, la cantidad v se denomina tensor flujo
de .
La circulación del vector velocidad a lo largo de una línea cualquiera, L, se define
como:3
v sdl [1.5]
L
19
Mecánica de fluidos en ingeniería
siendo:
2 2 2
x y z
L2i [1.11]
qi qi qi
20
Introducción a la mecánica de fluidos
los coeficientes de Lamé del sistema {q1q2q3} o coeficientes métricos. Estos coeficien-
tes permiten escribir los vectores unitarios de la base local como:7
x x
Li ei ei [1.12]
qi qi
es normal a ek. Estas ecuaciones proporcionan relaciones útiles para las derivadas de ei
respecto a las qi. El resultado para ei es:
ei (e j ek ) 1 Li 1 Li
ej ek
qi qi L j q j Lk qk
[1.17]
ei 1 L j
ej
q j Li qi
Los principales procesos del cálculo vectorial para las funciones escalar y vectorial, f y
v, respectivamente, se resumen en las fórmulas siguientes:
1 f 1 f 1 f
f e1 e2 e3
L1 q1 L2 q2 L3 q3
1 ( L2 L3 v1 ) ( L1 L3 v2 ) ( L1 L2 v3 )
v
L1 L2 L3 q1 q2 q3
1 ( L3 v3 ) ( L2 v2 ) 1 ( L1v1 ) ( L3 v3 )
v e1 e2 [1.18]
L2 L3 q2 q3 L1 L3 q3 q1
1 ( L2 v2 ) ( L1v1 )
e3
L1 L2 q1 q2
1 L2 L3 f L1 L3 f L1 L2 f
2 f
L1 L2 L3 q1 L1 q1 q2 L2 q2 q3 L3 q3
donde los coeficientes de Lamé que resultan de [1.11] son los que figuran en la tabla
1.1 para los sistemas ortogonales más frecuentes.
21
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tabla 1.1.
Coeficientes de Lamé Sistema coordenado L1 L2 L3
para coordenadas Cartesiano (x,y,z) 1 1 1
cartesianas, cilíndricas y
esféricas. Téngase Cilíndrico (r,,z) 1 r 1
presente que la coorde-
nada r se define de Esférico (r,,) 1 r rsin
forma diferente en los
sistemas cilíndricos que
en los esféricos (figura
1.3). En ocasiones, es más práctico solucionar un problema en un sistema coordenado, pero
se prefiere presentar los resultados en otro sistema. La conversión entre dos sistemas se
realiza mediante la denominada matriz de transformación, en cuyas filas se encuentran
las componentes de la base destino con respecto a la de origen. Por ejemplo, como la
base local unitaria en coordenadas cilíndricas con respecto a la cartesiana es:
r cos i sin j
θ sin i cos j [1.20]
k k
si las componentes del vector OA de la figura 1.3 en la base rectangular son (xA,yA,zA),
entonces sus componentes en la base cilíndrica, (cr,c,cz), son:8
cr cos A sin A 0 xA
0 yA
c sin A cos A [1.21]
cz 0 0 1 zA
22
Introducción a la mecánica de fluidos
Figura 1.3.
Sistemas coordenados
curvilíneos cilíndrico
(izquierda) y esférico
(derecha).
ya que el cociente Δr/Δs tiende, en el límite, a ser un vector unitario tangente a la curva
en P.
En mecánica de fluidos, los triedros de Frenet pueden definirse a lo largo de trayecto-
rias, líneas de corriente y líneas de remolino. La mayor ventaja de usar líneas de co-
rriente es, evidentemente, que entonces el vector velocidad sólo tiene componente en s,
de modo que las ecuaciones básicas se simplifican notablemente y el propio campo de
velocidades define la terna (s,n,b). En este caso, el vector tangente es:
23
Mecánica de fluidos en ingeniería
v
s [1.26]
v
donde v = dr/dt. Como se cumple que s·s = 1, se deduce que 2(s·ds/ds) = 0, de modo que
ds/ds es un vector perpendicular a s y siempre dirigido hacia el centro de curvatura. El
vector unitario del marco de Frenet en esta dirección (y sentido) es el vector normal n,
que resulta de:
ds ds
n [1.27]
ds ds
Con s y n definidos, el vector binormal se obtiene del producto vectorial:
b sn [1.28]
A medida que el punto P se desplaza a lo largo de la curva definida por s, el marco de
Frenet puede rotar y los vectores de la base sujetos a P pueden cambiar de dirección. La
rotación asociada a este desplazamiento se contempla mediante el denominado vector
de Darboux, que se define como:
D s + b [1.29]
Los dos coeficientes escalares que aparecen en esta fórmula son la torsión de la curva,
τ, y su curvatura, κ. En consecuencia, el vector de Darboux proporciona una forma
geométrica concisa para interpretar la curvatura y la torsión de una curva en el espacio:
curvatura y torsión son la medida de la rotación del marco de Frenet sobre los vectores
binormal y tangente, respectivamente.
La variación de los vectores de base a lo largo de la curva viene descrita por las cono-
cidas relaciones de Frenet-Serret:
ds
D s n
ds
dn
D n s + b [1.30]
ds
db
D b n
ds
La primera de estas ecuaciones permite definir analíticamente la curvatura, κ, cuya
inversa se sabe que es el radio de curvatura, el cual, según [1.27], es siempre positivo o
cero.
Cuando la curva alcanza un punto de inflexión, se produce una singularidad, que con-
duce a una indefinición del marco de Frenet que limita o condiciona su uso. Esta cir-
cunstancia se resuelve imponiendo restricciones al vector normal y definiéndolo en los
puntos singulares de la curva.10 En resumen, se define el sistema natural de coordena-
das, en el que el vector normal se define positivo cuando apunta a la izquierda de s, de
la curva en definitiva, y también en los puntos de inflexión. Como corolario, la conca-
vidad y el radio de curvatura son también definidos positivos en el mismo sentido, y así
se cumple que la curvatura en el sistema natural de coordenadas es el número real que
resulta del producto escalar:
ds
n [1.31]
ds
24
Introducción a la mecánica de fluidos
donde:
ds ds
n n [1.32]
ds ds
cuando ds/ds apunta a la derecha de s. Obsérvese que la definición del sistema natural
de coordenadas no afecta las relaciones de Frenet ni el sentido del vector normal, que
sigue dirigido hacia el centro de curvatura, sino sólo su signo.
Figura 1.4.
Triedro de Frenet sobre
una línea de corriente
(LC) cuyo radio de
curvatura en P es r, y
movimiento del triedro de
Frenet a través de un
punto de inflexión (i). El
vector normal n siempre
apunta hacia la concavi-
dad de la curva, de modo
que donde la curvatura
cambia de signo el vector
n no está definido y el
vector b experimenta una
inversión. Para resolver
este problema y dar
continuidad a la función
n(s), en el sistema de
Las relaciones de Frenet [1.30] también pueden escribirse de forma matricial. Además, coordenadas natural n
utilizando la regla de derivación en cadena para introducir el módulo de la velocidad v, apunta a la izquierda de s
en este punto. Cuando la
resulta: curvatura es a la derecha
s 0 0 s según el sentido de
d avance de s, el vector
n v 0 n [1.33] normal y la curvatura son
dt definidos negativos.
b 0 0 b
La matriz resultante es antisimétrica y, por tanto, los vectores de la base rotan con una
velocidad angular v(κ2 + τ2)1/2 alrededor de un eje que tiene la dirección del vector D.
Como el vector de Darvoux de [1.29] no tiene componente en dirección {n}, la curva
sólo puede torsionarse en dirección {s} y curvarse (rotar) sobre las líneas en dirección
{b}. Esto ha dado lugar al estudio del flujo fluido desde una perspectiva topológica,
que queda fuera del alcance de esta obra, del que se extraen importantes conclusiones
cuando se analiza la forma que adquiere la superficie de corriente sobre la que se apoya
la curva y su relación con la distribución de energía en el flujo y su vorticidad.
Para concluir este apartado, cabe mencionar la forma en que se describen la aceleración
de la partícula y su vorticidad en coordenadas naturales. Es bien sabido que la acelera-
ción resulta de la expresión:
2
d 2s 1 ds dv v2
a 2
s n s n at s an n [1.34]
dt r dt dt r
donde at representa la aceleración tangencial, o variación del módulo de la velocidad;
an es la aceleración normal, que representa la variación en dirección de la velocidad y
se halla contenida en el plano osculador, y r = 1/κ es el radio de curvatura en ese punto.
Se sigue que la aceleración de la partícula no tiene componente en dirección binormal,
25
Mecánica de fluidos en ingeniería
lo que evidentemente no quiere decir que sobre la partícula no puedan actuar fuerzas en
esa dirección, sino que la resultante de las fuerzas aplicadas en b es nula.11
No es tan conocida ni tan fácil de interpretar la expresión que rige la vorticidad en un
punto. En el caso tridimensional más general, y por componentes, es:
s s v v
s s n n b b v b n s n v b [1.35]
n b b n
donde aparecen las derivadas del versor s y de la velocidad en las direcciones normal y
binormal a la línea de corriente. Para determinar las primeras, es necesario operar en
coordenadas naturales sobre la superficie parametrizada que contiene la línea de co-
rriente, que será una superficie de corriente.12 Las segundas son conocidas si se conoce
el campo de velocidades sobre dicha superficie.
Es evidente que, en caso de movimiento plano o axilsimétrico sin velocidad acimutal, la
vorticidad sólo podría ser perpendicular al plano osculador, es decir, sólo b sería no nula.
En cualquier otro caso, la vorticidad puede tener componentes en las tres direcciones de la
base local, lo que genera todo un subconjunto de superficies de flujo características.
Sin entrar en más detalles de los estrictamente necesarios, la condición n = 0 por sí
sola es condición necesaria y suficiente para la existencia de una familia de superficies
de un solo parámetro, en las que las líneas de corriente son líneas geodésicas; las líneas
normales, perpendiculares a la superficie, y las líneas binormales, paralelas entre sí.
Esta condición también implica que el vector de Darvoux y la vorticidad sean parale-
los, pues entonces el vector de Lamb, ˄ v, es paralelo a n.13 Si es s la que es nula,
entonces las líneas de corriente y las de remolino son perpendiculares entre sí y ambas
son geodésicas sobre la superficie. Esta condición también tiene otra consecuencia
importante en el estudio del flujo: el sistema natural de coordenadas puede transfor-
marse en cualquier otro sistema ortogonal, siempre que la densidad de helicidad, v ·,
sea nula; es decir, el sistema natural de coordenadas es también un sistema ortogonal en
aquellos movimientos no helicoidales para los que s = 0.
Por otro lado, cuando = ss, se obtiene el flujo de Beltrami, para el que el vector de
Lamb es cero y en el que el flujo está formado por vórtices longitudinales cuyas líneas
de corriente tienen forma helicoidal y coinciden con las líneas de remolino. En estos
movimientos, las partículas de fluido por separado tienen el movimiento de un sólido
rígido y una velocidad paralela al eje de rotación de la partícula aislada: cuanto más
cerca se encuentra una línea de corriente del eje central, más estirada es su forma y
mayor es la velocidad del flujo.
Figura 1.5.
Visualización de un flujo
axilsimétrico sin
velocidad acimutal en
que = bb (izquierda)
y del flujo de Beltrami
(derecha). LC y LR
son las líneas de
corriente y remolino
correspondientes.
26
Introducción a la mecánica de fluidos
ya que entonces se cumple que (v )v = v (v). En coordenadas cartesianas, por tanto,
la aceleración de [1.37] se puede calcular de forma vectorial mediante la operación:
Dv
a v v [1.39]
Dt t
que, en forma de subíndices, resulta:
vi v
ai vj i [1.40]
t x j
27
Mecánica de fluidos en ingeniería
En este apartado, se describen algunos de los teoremas más importantes que se aplican
a la cinemática del medio de fluido. Estos teoremas permiten relacionar entre sí algunas
de las magnitudes descritas hasta el momento y ofrecen un marco matemático básico, a
la vez que necesario, que permite explicar mejor el movimiento fluido y ayuda a inter-
pretarlo.
El teorema de Gauss-Ostrogradskii relaciona el flujo convectivo de una determinada
propiedad a través de una superficie cerrada con la divergencia de su vector o tensor
flujo en el volumen encerrado por dicha superficie. Esto es:
(v n)dS ( v )dV
S V
[1.42]
con lo cual (v) es el flujo de hacia el exterior de la unidad de volumen. Este teo-
rema permite escribir el flujo como una integral de volumen y es de gran ayuda en la
deducción analítica de muchos principios básicos.
El teorema de Stokes afirma que la circulación de la velocidad a lo largo de una línea
cerrada es igual al flujo de la vorticidad a través de cualquier superficie que se apoye
en ella:15
v sdl ndS [1.43]
L S
ndS r 2 [1.44]
S
de donde, con [1.6]:
v
2 2 [1.45]
r
Es decir, el rotacional es el doble de la velocidad de rotación del fluido considerado
sólido rígido.
Otros teoremas relacionados con la circulación son los teoremas de Bjerknes y de Kel-
vin. El primero relaciona la variación en la unidad de tiempo de la circulación de la
velocidad a lo largo de una línea fluida cerrada con la circulación de la aceleración de
la partícula:
d d Dv
dt dt L
v sdl sdl a sdl [1.46]
L
Dt L
28
Introducción a la mecánica de fluidos
d d
dV lim dV (v n)dS [1.48]
dt dt VF t 0 t V t S
29
Mecánica de fluidos en ingeniería
30
Introducción a la mecánica de fluidos
Las fuerzas másicas son proporcionales a la masa, siendo fm la fuerza por unidad de
masa y ρfm la fuerza por unidad de volumen correspondiente. Son de este tipo las fuer-
zas gravitatorias, para las que fm = gk, y las fuerzas de inercia debidas a la aceleración
del sistema de referencia no inercial al cual está asociado el fluido, que son:18
d
f m a0 r r 2 vr [1.55]
dt
Con frecuencia, las fuerzas másicas derivan de un potencial y son conservativas, es
decir, fm = U. Por ejemplo, las fuerzas gravitatorias derivan del potencial gz y las
centrípetas, de 2r2/2, siendo r la distancia al eje de giro.
Las fuerzas volumétricas son proporcionales al volumen, no a la masa, y un ejemplo de
éstas son las fuerzas electromagnéticas, para las que:19
fV e E J B [1.56]
Las fuerzas superficiales son aquellas que se ejercen sobre el contorno de una masa de
fluido por el contacto con otro fluido o con un sólido. Estas fuerzas resultan de realizar
la integración vectorial:
FS FS f S S [1.57]
S S
donde fS es la fuerza actuante por unidad de superficie [N/m2], que, en general, tiene
una dirección diferente del versor de la superficie en el que actúa,20 y es:
fS fxi f y j fzk [1.58]
31
Mecánica de fluidos en ingeniería
FS T n S [1.59]
f x xx yx zx nx
f S f y xy yy zy n y T n [1.60]
fz xz yz zz nz
donde los ni son los cosenos directores del vector unitario normal a S, n, es decir,
Si ni S [1.61]
La expresión [1.60] indica que la componente i de la tensión que actúa sobre el plano
de normal n es la suma de tres tensiones, cada una aplicada sobre un plano distinto,
pero proyectadas sobre el mismo eje coordenado i. Se demuestra que el tensor de ten-
siones es simétrico, es decir 12 = 21 y, por tanto,
T n n T [1.62]
Ello implica, por un lado, que, para la determinación de la fuerza actuante en un punto
y en un instante determinados sobre un elemento de superficie diferencial, se requiere
el conocimiento de seis componentes del tensor de esfuerzos definido en ese punto, y,
por otro, que la componente según una dirección n de la tensión que actúa en un plano
de normal n′ es igual a la componente según la dirección n′ de la tensión que actúa en
un plano de normal n. Otra forma de escribir [1.60] es la siguiente: fi = njTji.
La interpretación de estas fuerzas resulta evidente cuando se observan en equilibrio en
el tetraedro de Cauchy de la figura 1.6. La fuerza diferencial y vectorial actuante sobre
S es:
FS Fx Fy Fz [1.63]
y
Fi ( ix i iy j iz k ) Si Ti Si [1.64]
donde Ti es la tensión o fuerza por unidad de superficie que actúa sobre la superficie
Si y que, en general, no tiene la dirección de su versor.
El equilibrio de las fuerzas superficiales es posible porque son de un orden de magnitud
superior a las fuerzas volumétricas que pudieran actuar sobre la masa diferencial ence-
rrada por su superficie. Este análisis se realiza en un orden ( r2), que mantiene las
primeras y anula las segundas o, dicho de otro modo: la fuerza superficial (no la ten-
sión) se anula en el orden del área de las caras del tetraedro diferencial, pero no en el
orden de su volumen ( r3).21 En definitiva, la necesidad de que las magnitudes mecáni-
cas macroscópicas cumplan la hipótesis del continuo conduce a que la resultante de las
fuerzas de superficie sobre un elemento de volumen sea proporcional al volumen ence-
rrado, y no al área de la superficie que lo limita.
32
Introducción a la mecánica de fluidos
Las tensiones ij de [1.60] son definidas positivas cuando el vector asociado tiene el
mismo sentido que el eje del triedro de referencia, j, de modo que, por ejemplo, para las
tensiones normales, ii, las compresiones son negativas y las tracciones, positivas.
Figura 1.6.
Equilibrio de fuerzas
superficiales. Sobre
cada cara del tetraedro
actúa una tensión de
valor Ti, que, multiplica-
da por el Si, proporcio-
na la fuerza sobre dicha
cara, Fi.
Cuando el fluido está en reposo y, por definición, no puede haber esfuerzos cortantes
porque entonces aparecería movimiento, el tensor de tensiones se convierte en diago-
nal,22 y
f S p0n
[1.66]
p0 11 22 33
donde p0 es la presión hidrostática, que coincide con la presión mecánica media, pm, y
con la presión termodinámica local, p, en condiciones estáticas. La presión mecánica se
define como el valor medio de las tensiones normales en un punto y coincide con la
termodinámica si el fluido está en reposo, es incompresible o se verifica la condición
de Stokes.23
33
Mecánica de fluidos en ingeniería
x y z x
r x y z
y G d r0 [1.68]
z
x y z
vx
x
1 vx vy
2 y x
1 vx vz
2 z x
v v vy 1 vy vz
e 12 xy yx y 2 z y
[1.71]
1 vz vx
2 x z 1 vz vy
2 y z
vz
z
y
0 1 vx vy
2 y x
1 vx vz
2 z x
v v 1 vy vz
12 xy yx 0 2 z y
[1.72]
1 vz vx
2 x z 1 vz vy
2 y z
0
34
Introducción a la mecánica de fluidos
Figura 1.7.
Velocidades en el
entorno de un punto. El
vector r0 se traslada,
rota y se deforma (se
alarga, en la figura) hasta
ser r. A la derecha, se
muestra el significado de
las componentes no
diagonales del tensor de
deformación. La veloci-
dad de deformación del
ángulo formado por las
direcciones ortogonales
{x} e {y}, es 2exy. Abajo,
se presenta la composi-
ción del movimiento total:
traslación, deformación
angular, rotación y
deformación lineal.
Las tensiones y las deformaciones asociadas del medio fluido están relacionadas entre
sí. La ley experimental de Navier-Poisson para fluidos homogéneos e isótropos esta-
blece que la relación entre las tensiones viscosas del tensor de tensiones y la velocidad
de deformación específica es lineal, esto es:25
ij 2 eij v ij [1.75]
donde: eij son las componentes del tensor de deformación; y son dos coeficientes
escalares ( es la viscosidad dinámica del fluido), y ij es la delta de Kronecker (con
ij = 1 si i = j).
35
Mecánica de fluidos en ingeniería
n T pn n τ
[1.76]
ij p ij ij
Las tensiones viscosas son nulas siempre que el tensor de deformación sea cero, esto
es, cuando el fluido está en reposo, se traslada o rota como un sólido rígido (y, enton-
ces, ij = −p0δij, y el tensor de tensiones queda reducido a su forma esférica, con p = p0).
La ecuación de la cantidad de movimiento que se presenta a continuación relaciona las
fuerzas másicas y volumétricas que actúan sobre el fluido con la variación espacial de
las tensiones, es decir, con la variación espacial de la presión y las fuerzas de rozamien-
to que encuentra en su fluir. Las componentes del gradiente del tensor de tensiones se
obtienen por derivación de la ecuación [1.76] con [1.71] y [1.75], y son:
ij p vi v j
v [1.77]
x j xi x j x j xi xi
o también, para y constantes:
ij p 2v
2i ( ) v [1.78]
x j xi x j xi
36
Introducción a la mecánica de fluidos
37
Mecánica de fluidos en ingeniería
G v ndS [1.88]
S
de donde resulta, con [1.89] y suponiendo que D es constante o que sus gradientes en el
medio son despreciables:
cq
D 2 cq [1.91]
t
que es la conocida ecuación de difusión o segunda ley de Fick,28 que relaciona la varia-
ción de concentración de una especie con su laplaciano según una ecuación de onda.
De forma análoga a lo que sucede con el transporte de una especie q, para el transporte
de calor a través de una superficie se cumple que:
T
V
c p
t
dV qdV
V
[1.92]
38
Introducción a la mecánica de fluidos
T
2T [1.94]
t
que es de la misma forma que [1.91]. El parámetro, α, se denomina difusividad térmica,
y es función directa de la conductividad térmica, e inversa de la densidad y de la capa-
cidad calorífica a presión constante del fluido:
k
[1.95]
cp
El transporte de cantidad de movimiento está asociado a las diferencias relativas de
velocidad entre dos puntos y a la viscosidad del fluido. Un gradiente de la velocidad
supone la aparición de fuerzas cortantes, tendentes a frenar y acelerar las diferentes
partes móviles. Newton enunció que el esfuerzo cortante entre capas contiguas de flui-
do es proporcional a la velocidad relativa entre capas o velocidad de deformación,29 y
denominó a la constante de proporcionalidad viscosidad dinámica, , de forma que:
dv
[1.96]
dy
Cuando el gradiente de presiones y las fuerzas másicas son despreciables, y no hay
efectos convectivos de velocidad, la variación de la cantidad de movimiento de un
fluido incompresible por unidad de masa y tiempo se relaciona con las fuerzas de ori-
gen viscoso mediante la expresión:
v
2 v [1.97]
t
de nuevo semejante en forma a [1.91] y [1.94]. La relación = / es la viscosidad
cinemática del fluido o difusividad de la cantidad de movimiento.
Los tres fenómenos de transporte mencionados tienen asociada una difusividad, de
dimensiones [L2T1], que indica la rapidez con que se produce el transporte de dicha
propiedad en función del gradiente actuante (superficie barrida por el fenómeno por
unidad de tiempo). Por ejemplo, si es grande, domina la conductividad sobre la capa-
cidad de almacenar calor y, por tanto, no habrá grandes gradientes de temperatura.
Basándose en esta idea, se definen una serie de grupos adimensionales, que comparan
la importancia relativa (simultánea) de estas difusividades, que son los números de
Prandtl, de Lewis y de Schmidt:30
cp
Pr
k
D cp D
Le [1.98]
k
Sc
D D
Además, los diferentes fenómenos de transporte interfieren entre ellos para provocar la
aparición de nuevos fenómenos. En mecánica de fluidos, son conocidos los efectos de
Souret y Dufoir, que relacionan el transporte de masa como consecuencia de un gra-
39
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tabla 1.2.
Coeficientes de difusión Mezcla binaria D0 m
de diversas parejas de
gases. D0 está en Monóxido de carbono y oxígeno 0,185 1,75
[cm2/s].
Oxígeno y nitrógeno 0,181 1,75
Vapor de agua y aire 0,220 1,75
Oxígeno y aire 0,178 1,75
Dióxido de carbono y aire 0,138 2
Hidrógeno y aire 0,611 2
Metano y aire 0,196 2
40
Introducción a la mecánica de fluidos
Otras medidas prácticas de la viscosidad son las expresadas en segundos Saybolt [S] y
Redwood [R], y grados Engler [°E], que se sirven de aparatos calibrados mediante los
cuales se mide el tiempo que tarda en fluir una determinada cantidad de fluido a una
temperatura controlada. En la figura 1.8, se muestra la equivalencia entre todas estas
unidades de viscosidad.
Figura 1.8.
Relación entre
unidades prácticas de
viscosidad. Leyenda:
ºE, Engler; S, Saybolt;
R, Redwood, y SF,
Saybolt Furol.
La viscosidad de los gases es del orden de 105 Pa·s y crece con la temperatura, al au-
mentar el intercambio de impulso con la agitación molecular, normalmente con un
factor T 2/3. En los líquidos, en cambio, la viscosidad decrece al aumentar la temperatu-
ra porque los movimientos moleculares ayudan a contrarrestar las fuerzas viscosas. No
existe ninguna teoría general que ordene la viscosidad de los líquidos de forma satisfac-
41
Mecánica de fluidos en ingeniería
en la que M es la masa molecular del líquido, y A y B son dos constantes que dependen
de su estructura.
La ecuación de Walther de la tabla 1.3, es la base del diagrama viscosidad-temperatura
de la ASTM.33 Según esta ecuación, para d = 10 y con la viscosidad en centistokes
(a 0,6), se tiene:
1
log10 ( 0, 6) log10 b c [1.102]
T
y, tomando logaritmos:
log10 log10 ( 0, 6) k c log10 T [1.103]
Esta ecuación, representada con una abscisa logarítmica y una ordenada doble logarít-
mica, conduce a líneas rectas cuya ordenada es [cSt] + 0,6.34
La variación de la viscosidad con la presión en los líquidos es más notoria que en los
gases, y aumenta de forma casi lineal a bajas presiones y de forma exponencial a altas.
Una buena aproximación es:
ln Cp [1.104]
0
donde 0 es la viscosidad en condiciones atmosféricas, en [Pa·s], y C, un parámetro que
depende, a su vez, de la viscosidad y que puede ajustarse por la expresión:
C 108 (0, 6 0,965log10 0 ) [1.105]
Tabla 1.3.
Relaciones teórico- Ecuación Comentario
empíricas de la
Ecuación muy temprana, pero sólo precisa en un intervalo de tempera-
viscosidad con la Reynolds be aT
temperatura: a, b, c turas muy reducido.
y d son constantes
a
para cada fluido. La Slotte Correcta y muy útil en cálculos numéricos rápidos.
temperatura está (b T ) c
en kelvin. c
Walther a bd 1/T Base del diagrama viscosidad-temperatura de la ASTM.
Vogel ae b /(T c )
Muy precisa.
42
Introducción a la mecánica de fluidos
viscosidad SAE, según la temperatura del entorno donde tenga que trabajar el equipo.
En la tabla 1.4, se muestran algunos de los grados de viscosidad más comunes.
Tabla 1.4.
Viscosidad cine- Límites de la viscosidad media a Grados de viscosi-
Grados ISO de 40 ºC [cSt] dad ISO. Obsérvese
mática a 40 ºC
viscosidad que la viscosidad
[cSt] Mínimo Máximo aumenta con el
número de grado.
ISOVG5 4,6 4,14 5,06 Para tener la
viscosidad adecua-
ISOVG10 10 9,00 11,0
da a cada tempera-
ISOVG22 22 19,8 24,2 tura, el VG des-
ciende al hacerlo la
ISOVG46 46 41,4 50,6 temperatura de
trabajo.
ISOVG100 100 90,0 110
ISOVG220 220 198 242
ISOVG460 460 414 506
ISOVG1000 1.000 900 1.100
k n [1.106]
a k n 1 [1.107]
43
Mecánica de fluidos en ingeniería
d
d nk n 1 [1.108]
d
Figura 1.9.
A la izquierda, el
reograma tipo de
diferentes fluidos no
newtonianos indepen-
dientes del tiempo. En
el centro, el comporta-
miento de los fluidos
cuya viscosidad
aparente depende de
tiempo. A la derecha,
un ejemplo de fluido
con viscosidad estructu-
ral. Leyenda: p, plástico
de Bingham; s, pseudo- Algunos fluidos añaden, a su comportamiento viscoso, un componente elástico. Entre
plástico; n, newtoniano; otros modelos más complejos, el de Maxwell describe, de una manera sencilla, los
d, dilatante; r, reopécti-
co; t, tixotrópico, y e, efectos principales de este tipo de fluidos, admitiendo que su velocidad de deformación
estructural. se obtiene mediante la superposición de ambos efectos:
44
Introducción a la mecánica de fluidos
[1.109]
B
donde B es el módulo de elasticidad volumétrica del fluido. En los fluidos viscoelásti-
cos, las tensiones creadas por el flujo desaparecen exponencialmente cuando se detie-
nen, y su tiempo de relajación correspondiente es /B.37
45
Mecánica de fluidos en ingeniería
relación del tipo: s = f(T,υ), desconocida a priori, pero que puede ser evaluada mediante
técnicas gráficas, analíticas, etc. Evidentemente, la relación f se puede transformar en
otra g del tipo: T = g(s,υ), y ambas son diferenciales exactas.
Figura 1.10.
Relación de la viscosidad
y de la densidad con la
temperatura y la presión
de un aceite mineral. La
densidad relativa se
define como el cociente
de la densidad absoluta
del fluido y la de un fluido
de referencia, que en el
caso de los líquidos y los
sólidos es el agua a 1 atm
y a 4 ºC, cuya densidad
es 1.000 kg/m3. Este
aceite, por tanto, es
menos denso que el
agua.
Los procesos reales son transformaciones termodinámicas del estado fluido en desequi-
librio e implican siempre un aumento de la entropía del sistema. No obstante, muchos
procesos pueden asimilarse a escenarios idealizados en los que alguna de las magnitu-
des termodinámicas permanezca constante o sea nula.41 Este es el caso de los procesos
isotérmicos, isobáricos, isócoros y adiabáticos, que se han tratado extensamente en la
literatura.
La experiencia enseña que el suministro de calor a un cuerpo hace incrementar su ener-
gía interna.42 En condiciones ordinarias para una sustancia compresible, el incremento
de energía interna es observable por un aumento de la temperatura y del volumen espe-
cífico: los cuerpos se calientan y dilatan. Esto es así pues, para cualquier sustancia, han
de cumplirse las condiciones de estabilidad térmica y mecánica definidas por las rela-
ciones siguientes:
q
c 0 [1.112]
dT
p
0 [1.113]
T
Es decir, primero, el calor específico a volumen constante es siempre positivo y, se-
gundo, el aumento de la presión en un proceso isotermo ocasiona siempre una disminu-
ción del volumen específico. En caso contrario, el sistema sería inestable y no se alcan-
zaría nunca al equilibrio.
46
Introducción a la mecánica de fluidos
u u p
du dT d c dT T p d
T T T [1.114]
u
u
du ds d Tds pd
s s
h h
dh dT dp c p dT T dp
T p p T T p
[1.115]
h h
dh ds dp Tds dp
s p p s
Las ecuaciones anteriores son una buena herramienta para interpretar los diferentes
procesos termodinámicos. Así, por ejemplo, en un proceso isócoro,43 se verifica:
du c dT Tds [1.116]
mientras que en uno isobárico:
dh c p dT Tds [1.117]
El término Tds representa el calor total recibido por unidad de masa de fluido, tanto de
origen externo, q, como interno e irreversible, qi .
Si el proceso puede considerarse adiabático y, además, es cuasiestático, es decir, trans-
curre siguiendo una sucesión de estados de equilibrio, entonces las ecuaciones [1.114]
y [1.115] son:
du pd
[1.118]
dh dp
donde pd y dp son, respectivamente, los trabajos de expansión y compresión recibi-
dos o realizados por el fluido. En estas condiciones, también se cumple que:
dT 1 p 1
T d c T dp [1.119]
T c p p
expresiones que relacionan los cambios de temperatura, presión y densidad, con los
coeficientes de compresibilidad y las capacidades caloríficas en un proceso isentrópico.
Las variables de proceso, calor y trabajo, en cambio, no son función de estado, de mo-
do que su balance en un ciclo cerrado es no nulo y su diferencial no es exacta, pero se
relacionan con las de estado mediante los principios primero y segundo de la termodi-
námica. Así, las formas del primer principio para un sistema cerrado y para una co-
rriente, en forma diferencial y por unidad de masa, son:
q w du
[1.120]
q w dh vdv gdz
47
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tanto en los sistemas cerrados como en los abiertos, el fluido realiza o recibe trabajo
de expansión cuando su densidad varía. Por ejemplo, en un sistema cerrado cilindro-
pistón que contenga una carga de gas de masa m constante, el trabajo de expansión pd
es, en sí mismo, el trabajo frontera pdV obtenido o realizado por la unidad de masa.
Con el criterio de signos definido en la ecuación [1.120], el trabajo externo w es siem-
pre menor que el trabajo de expansión por la presencia de rozamientos y otras irrever-
sibilidades internas al gas.
Figura 1.11.
Visiones interna y
externa: ecuación de
Gibbs de la energía
interna y primer
principio.
Si el cilindro presenta una fuga de gas (dm < 0) mientras el pistón reduce el volumen
interno (dV < 0), es posible que el gas no realice expansión alguna y d = 0, si la pérdi-
da de masa se compensa exactamente con la disminución del volumen (en condiciones
cuasiestacionarias). Esto es, puesto que:
dV md dm [1.121]
En una corriente, el trabajo que se consume para desplazar la unidad de masa una dis-
tancia diferencial es d(p). Este trabajo se extrae de la expansión del fluido y se deno-
mina trabajo de impulsión o de flujo. El trabajo de impulsión es compañero inevitable
de toda corriente por lo que, de todo el trabajo de expansión que el fluido, en este caso
el flujo, realiza al expandirse, sólo está disponible aquella parte que queda después de
descontar el trabajo de impulsión. Es decir, se dispone del término:
dp pd d ( p ) [1.123]
En otras palabras, el trabajo disponible por la corriente se utiliza para acelerar el flujo,
aumentar su cota, producir trabajo mecánico y vencer las fuerzas de rozamiento que
implican la generación irreversible de calor en el proceso, y que siempre suponen un
exceso del consumo y una disminución de la producción.
48
Introducción a la mecánica de fluidos
Las ecuaciones [1.124] y [1.125] son válidas tanto para procesos adiabáticos como no
adiabáticos, con y sin rozamiento, e independientemente de si el flujo es subsónico o
supersónico. Evidentemente, todos los términos diferenciales anteriores pueden ser
integrados para representar el cambio correspondiente entre dos estados {1,2} del pro-
ceso en cuestión.
d 1 1
dT dp [1.126]
T p p T
1
t [1.128]
p T
p p
BT [1.129]
T T
Ambos coeficientes tienen sus homólogos en condiciones isentrópicas, s y BS:
1 1
s
p s p s
[1.130]
p p
BS
s s
En la tabla 1.5, se presentan los coeficientes de compresibilidad y otras relaciones ter-
modinámicas usuales, y su equivalencia en el caso del gas ideal.
En condiciones ordinarias, es decir, en estados alejados del punto crítico, los líquidos
son bastante incompresibles, pero, en general, lo son más ante cambios de presión que
de temperatura, ya que t es del orden de 1010 Pa1 (algo mayor que en la mayoría de
los sólidos), mientras se encuentra en el intervalo [104, 105] K1. En cualquier caso,
49
Mecánica de fluidos en ingeniería
estos cambios tan pequeños del volumen específico hacen que la magnitud [p/T] sea
relativamente alta en los líquidos, pues tiene que verificarse la relación de Maxwell:
p T p t
T p T 1 [1.131]
T p
Por ejemplo, para el agua a 20 ºC, = 1,998·104 K1 y t = 4,456·1010 Pa1, por lo que
resulta que [p/T] = 4,484·105 Pa/K. En consecuencia, cuando se calienta agua a
volumen constante, el incremento de presión es de casi 4,5 bar por cada grado de au-
mento de su temperatura.44
Tabla 1.5.
Relaciones termodinámi- Definición Fluido real Gas ideal
cas normalizadas y
equivalencias. ϕ es el T
ˆ T 1
parámetro de Grüneisen; T p
ψ el coeficiente de Joule-
Thompson, y γ la razón
p
de los calores específi- ˆt t p 1
cos cp/cυ. p T
p 1 1
ˆ s s p
p s s
T
1
T s
p T 1
T p s s
p T 1
1 0
T p h s ˆ
p 1
ˆh 1
p h s
50
Introducción a la mecánica de fluidos
Por norma general, los fluidos se rigidizan a medida que se comprimen, de modo que,
cuanta mayor es la presión, más cuesta conseguir el mismo aumento unitario de densi-
dad. En los gases que sigan un proceso de compresión politrópico, se demuestra que el
módulo volumétrico correspondiente es proporcional a la presión absoluta, esto es,
Bn = np, donde n es el índice de politropía. Para el gas ideal, por tanto: en un proceso
isotermo, BT = p, y en uno adiabático, BS = p.
Por último, es posible relacionar los coeficientes de expansión térmica y de compresibi-
lidad isotérmica con los calores específicos a presión y a volumen constante de una
sustancia mediante la ecuación:
p
c p c T [1.133]
T T p
que, con [1.127] y [1.131], es:
2
c p c T 0 [1.134]
t
Para el gas ideal, la ecuación [1.134] conduce a la conocida relación de Mayer según la
cual:
c p c R [1.135]
ya que entonces = 1/T y t = 1/p. Para un líquido, en cambio, muestra que la variación
de los calores específicos es despreciable en la mayoría de los cálculos técnicos. Por
ejemplo, para el agua a 20 ºC y a presión atmosférica, resulta:
es decir, un 0,7 % respecto al valor del c y, por tanto, c cp. Esta diferencia aumenta,
no obstante, al aumentar la temperatura, y es del 12 % a 100 ºC. La figura 1.12 muestra
la relación entre ambos coeficientes en función de la temperatura a presión atmosférica.
Figura 1.12.
Coeficiente de expan-
sión térmica y capaci-
dades caloríficas del
agua a presión
atmosférica.
51
Mecánica de fluidos en ingeniería
pues relaciona los procesos isentrópicos con los isotermos. Utilizando las relaciones de
la tabla 1.5 y la ecuación [1.131], se deduce:
cp t
s ˆ t 1
ˆ [1.138]
c s
o bien:
c 2 t [1.139]
Figura 1.13.
Algunos coeficientes y
propiedades del gas
nitrógeno, en función de
la presión y de la
temperatura.
52
Introducción a la mecánica de fluidos
dG
[1.145]
dA T , p , ni
53
Mecánica de fluidos en ingeniería
por lo que la tensión interfacial es denominada también energía libre específica inter-
facial.
Por otro lado, la ecuación [1.143], integrada a temperatura constante y dividida por el
área, es:
nS
g S ig i [1.146]
i A
y, como en los sistemas monofásicos se anula el sumatorio, se cumple que la tensión
superficial es la energía libre específica de superficie del mismo componente aislado
(gS = ).
A la cantidad
niS
i [1.147]
A
se la denomina densidad superficial de la especie “i” y representa el exceso de molécu-
las de soluto que hay por unidad de superficie en el plano de la interfase, en compara-
ción con el número de moléculas que hay por unidad de superficie en cualquier otro
plano del seno de la solución. Gibbs descubrió que la tensión superficial de un substra-
to sigue las variaciones del potencial químico y de la composición de la capa absorbida.
La relación existente se encuentra fácilmente diferenciando la ecuación [1.146], y re-
sulta ser:
d i d iS [1.148]
i
donde wA es el trabajo de adhesión, que es la energía por unidad de área que se requie-
re para separar dos líquidos inmiscibles y formar dos interfases líquido-aire. No se
formará superficie ni habrá interacción entre ambas fases si en el proceso de unión no
se reduce la energía libre interfacial del sistema. Esto ocurre cuando wA = 0, y entonces
se dice que las fases no se mojan entre sí.
El comportamiento del sistema depende de que el trabajo de adhesión rebase o no el
valor crítico 2, siendo < . Este valor crítico es el trabajo de cohesión, wC, de una
de las fases o la energía necesaria para cortar dicha fase aislada por la mitad y generar
una superficie de separación unitaria y plana. Cuando el trabajo de adhesión es igual al
menor de los trabajos de cohesión, la energía libre específica interfacial está definida
por la diferencia de las tensiones superficiales de cada fase aislada, = , por lo
que una fase no se siente extraña en presencia de la otra y no se adhiere (v. [1.150]).
La mojabilidad del sistema aumenta a medida que lo hace wA. Cuando el trabajo de
adhesión es inferior a 2, entonces > y la mojabilidad de por es imper-
fecta. Si wA > 2, entonces < y la mojabilidad es mejor que perfecta. Si, por
último, wA + > 2, entonces es cero o negativa y las dos fases se mezclan.
54
Introducción a la mecánica de fluidos
En caso contrario, S < 1, la fase menos densa se contrae sobre la superficie de la otra
fase y adopta la forma de gotas lenticulares.
Tabla 1.6.
Sustancia wA S Tensiones superficiales
Agua 72,8 - - - e interfaciales, trabajo
de adhesión y coefi-
Ácido oleico 32,6 15,6 89,8 24,6 cientes de expansión
iniciales de diversos
Aceite de oliva 35,8 22,9 85,7 14,1 fluidos en contacto con
agua a 20ºC. Unidades
Cloroformo 27,1 32,8 67,1 12,9 [din/cm]. Por norma
general, si la tensión
Tolueno 29,0 32,7 69,1 11,1 interfacial es grande, el
Tetracloruro de carbono 26,7 45,0 54,5 1,1 trabajo de adhesión es
débil (v. [1.149]).
Vaselina líquida 33,1 53,1 52,8 -13,4
El ángulo de contacto formado entre las fases es muy útil para estudiar la mojabilidad y
las propiedades de liofilidad de diversas superficies ante cambios de presión, tempera-
tura o composición. Cuando se deposita una gota de agua (1) sobre una superficie sólida
(s) sumergida en aceite (2), se obtiene una de las configuraciones de la figura 1.14, para
las que la condición de equilibrio viene dada por la ecuación de Young:
( s2 s1 )
cos [1.151]
12
Se dice que la superficie es mojable por agua si < /3, y por aceite si > /2. En gene-
ral, el líquido no moja el sólido si > /2, y si ( s2 s1)/ 12 > 1, el equilibrio no es
posible y se produce extensión. Este fenómeno también explica la capilaridad.
Figura 1.14.
Configuraciones de
contacto en un sistema
ideal sólido-líquido-
líquido/gas. Cuando se
deposita agua sobre
una superficie plana, el
sólido es hidrofílico si
< /2 e hidrofóbico en
caso contrario.
55
Mecánica de fluidos en ingeniería
1 1
p [1.152]
r r
i j
siendo la presión mayor del lado cóncavo que del convexo. Se demuestra que la curva-
tura media (término entre paréntesis de esta ecuación) es independiente de la orienta-
ción de los elementos de línea ortogonales escogidos, cuyos radios de curvatura son ri y
rj. Esta ecuación se deduce del equilibrio de fuerzas en dirección normal a la superficie
curva diferencial de área dl1dl2 de la figura 1.15. La fuerza diferencial debida a la ten-
sión superficial es:
d d
F 2 dl1 2 dl2 1 [1.153]
2 2
Figura 1.15.
A la izquierda, se ilustra
la configuración de la
superficie diferencial
curvada entre dos
medios empleada en la
obtención de la ecuación
de Laplace. En el centro
y a la derecha: fenómeno
de ascensión capilar en
un tubo de radio r y
meniscos formados en
agua (cóncavo) y
mercurio (convexo).
Puesto que, en un tubo capilar como el de la figura 1.15, el radio de curvatura de una
sección axial del menisco formado es uniforme y aproximadamente r/cos, el equili-
brio fluidostático se escribe:51
2 cos
pa p gh [1.155]
r
y el líquido se desplaza a lo largo del tubo una distancia:
1
h2 cos [1.156]
g r
que puede ser positiva (ascenso) o negativa (descenso) en función del valor del ángulo
de contacto. La relación:
1/ 2
rc [1.157]
g
56
Introducción a la mecánica de fluidos
Esta ecuación se puede obtener de diferentes maneras. Por ejemplo, como, durante la
transición, la presión y la temperatura son constantes, la combinación de las ecuaciones
[1.114] y [1.115] conduce a:
p
du T p d dh pd [1.159]
T
El término [p/T] es la pendiente de la curva de saturación y es independiente del
volumen durante el cambio de fase. Sustituyendo entonces la derivada parcial por la
total, la ecuación de Clapeyron se obtiene integrando entre las dos fases (L y V) e iden-
tificando el término hL hV como el calor latente de cambio de estado o entalpía de
vaporización, hLV.
Si la presión de vapor es pequeña, resulta que el volumen específico de la fase vapor es
varios órdenes de magnitud mayor que el del líquido. Admitiendo también el compor-
tamiento ideal del vapor, resulta:
57
Mecánica de fluidos en ingeniería
que puede ser integrada conociendo la variación de hLV con la temperatura, o escogien-
do unos límites de integración en los que hLV sea casi constante.
En un entorno cerrado como el depósito anterior, se sabe que la evaporación del líquido
se acelera cuando la presión absoluta aumenta, por ejemplo añadiendo un gas inerte.
Este resultado puede resultar paradójico porque, al aumentar la presión sobre el líquido,
parece que el proceso de vaporización debería disminuir, cuando lo que sucede es todo
lo contrario, porque aumenta la presión de vapor en el nuevo equilibrio.
Efectivamente, estando las fases en equilibrio, sus energías libres de Gibbs han de ser
iguales y cualquier cambio de la presión sobre el líquido tendrá su efecto sobre la pre-
sión de la fase vapor. Con la temperatura y el potencial químico constantes, la ecuación
[1.142] muestra que:
V dpsat L dpL [1.161]
es decir:
dpsat L
dpL [1.162]
psat RT
Como se ha visto que psat p0 es muy pequeña, la gota está en equilibrio con su vapor a
una presión psat si su radio es:
2 1
r [1.165]
L RT p
ln sat
p0
En un entorno en el que coexistan gotas de diferente radio a la misma presión, las gotas
más pequeñas tendrán una presión de saturación mayor y se evaporarán antes, mientras
que las mayores condensarán más vapor y crecerán de tamaño, a expensas de las pe-
queñas.56
Un fenómeno parecido, pero a la inversa, ocurre en los medios porosos saturados por
agua. La presión en el interior de la fase líquida en estos medios es inferior a la del
58
Introducción a la mecánica de fluidos
1
L RT r
psat p0 e [1.166]
Figura 1.16.
Presión de saturación y
tensión superficial del
agua en el intervalo de
temperatura [0-100]ºC.
1.4. Fluidostática
La fluidostática se ocupa del estudio del equilibrio de fluidos en reposo, es decir, de
velocidad nula en algún sistema de referencia que no tiene por qué ser necesariamente
la Tierra. Según esto, utilizando las ecuaciones [1.67] y [1.83], se ha de cumplir:
f m p 0 [1.167]
Esta ecuación implica, por un lado, que el equilibrio de un fluido se representa por el
balance de fuerzas másicas y de presión, y, por otro, que las fuerzas másicas han de
derivar de un potencial cuando el fluido está en reposo,57 tal que:
f m U [1.168]
59
Mecánica de fluidos en ingeniería
60
Introducción a la mecánica de fluidos
1 1 1
g ( z z0 ) [1.174]
t 0
Para un gas ideal en equilibrio isotérmico, la relación entre la presión y la cota resulta
de aplicar de nuevo la ecuación [1.170], y se obtiene:
dp
RT0 gdz [1.175]
p
que, integrada, es:
g
p ( z z0 )
e RT0 [1.176]
p0
con K = 6,5 ºC/km. La relación entre la presión y la altura se obtiene integrando [1.175]
con [1.177]:
g
p T0 Kz RK
[1.178]
p0 T0
61
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 1.17.
Evolución aproximada
de la presión atmosférica
en función de la altura.
Atmósfera de composi-
ción constante. La
atmósfera estándar se
define en sus primeros
11 km (troposfera) con
una temperatura que
disminuye linealmente
desde los 15 hasta los
−56,5 ºC. Por encima de
los 11 km y hasta los 22,
aproximadamente, la
temperatura continua su
descenso, se estabiliza
y, después, vuelve a
aumentar.
Existen dos casos particulares de movimiento de un fluido en los cuales, aun existiendo
aceleración, no se originan esfuerzos cortantes entre capas de fluido que puedan provocar
movimiento relativo entre ellas. Es decir, en estos movimientos, el fluido puede conside-
rarse un sólido rígido respecto al sistema de referencia no inercial, por lo que ambos casos
se engloban dentro de la estática. Se trata del movimiento uniformemente acelerado y la
rotación uniforme respecto a un eje vertical.
Una aceleración lineal uniforme implica:
f m ( gk a0 ) [1.179]
62
Introducción a la mecánica de fluidos
y son válidas todas las conclusiones anteriores, en concreto, que la superficie libre resul-
tante es una superficie equipotencial plana normal al vector fm. Si a0 = ai, la superficie
libre verifica la ecuación:
p p0
a ( x x0 ) g ( z z0 ) 0 [1.180]
y su inclinación será:
z z0 a
tg [1.181]
x x0 g
63
Mecánica de fluidos en ingeniería
2 R2
H h0
4g
[1.186]
2 R2
z0 h0
4g
que condicionan el rebose del líquido o su separación del fondo al valor de la velocidad de
rotación, .
FS f S dS T ndS [1.187]
S S
que en estática es:
FS p n dS [1.188]
S
La fuerza sobre una superficie viene dada por la ecuación [1.188] o, en este caso:
FS ( pa g ( H z ))ndS [1.190]
S
Cuando el efecto de la presión pa se anula por simetría (porque actúa sobre ambos lados de
la superficie), cada una de las componentes de esta fuerza se calcula, con [1.61], haciendo:
Fi g ( H z ) dSi [1.191]
Si
64
Introducción a la mecánica de fluidos
1
x( H z )dS z
x g ( H z )dS
Sz
xC z xG [1.192]
Fz Sz ( H z )dS
Sz
z
La fuerza horizontal resultante sobre cada uno de los ejes coordenados es la misma que
actuaría sobre la superficie plana vertical proyectada sobre el plano perpendicular a dicho
eje. Es decir:
Fx g ( H z )dS
Sx
x g ( H zG ) S x pG S x [1.193]
1
z ( H z )dS x
Fx Sx
Sx
zC z g ( H z ) dS x [1.194]
( H zG ) S x
El centro de presiones continúa sin cruzar la superficie por G, pero su evaluación es más
sencilla:
1 S xyds Ixy
xC x gy sin dS
FS yG S yG S
[1.196]
2
y ds
1 I
yC y gy sin dS S x
FS yG S yG S
donde Ixy es el producto de inercia {x, y} de la superficie, que puede ser positivo o negati-
vo, e Ix es el momento de inercia respecto a {x}. Estas últimas expresiones, referidas a los
ejes centroidales, toman la forma:
65
Mecánica de fluidos en ingeniería
I xy,G
xC xG
yG S
[1.197]
I x,G
yC yG
yG S
Figura 1.19.
Volumen imaginario para
el cálculo de la compo-
nente vertical del empuje
sobre una superficie
(izquierda) y fuerza
sobre una superficie
plana inclinada (dere-
cha). La fuerza se evalúa
con la presión actuante
en G [1.195] pero se
encuentra aplicada en C
[1.196].
FS pdV f m dV [1.198]
V V
que dice que la fuerza que ejerce el fluido exterior sobre una superficie cerrada64 es igual y
opuesta a la que ejercen las fuerzas másicas sobre el fluido dentro de esa superficie.
El momento de esta fuerza respecto a un punto que se tomara como origen de coordena-
das, r0, sería:
M pn ( r r0 ) dS ( p ( r r0 )) dV [1.199]
S V
M p (r r0 )dV (r r0 ) f m dV [1.200]
V V
66
Introducción a la mecánica de fluidos
que dice que el momento de las fuerzas de superficie respecto a un punto es igual y
opuesto al que ejercerían las fuerzas másicas que actúan sobre el fluido desplazado por
el sólido.
Las ecuaciones anteriores, en el caso de líquidos bajo la acción de fuerzas gravitatorias
en las que p + gz = p0, según [1.172], toman la forma:
d
FS ( p0 gz )dV k ( p0 gz )dV gVk
V V dz
M ( p0 gz ) (r r0 )dV [1.201]
V
67
Mecánica de fluidos en ingeniería
plazamiento es estable si la distancia G0M es mayor que G0C, siendo G0M = L/sin I/V
para ángulos de giro pequeños.
Figura 1.20.
Condiciones de
estabilidad de los
cuerpos sumergidos y
flotantes.
1
Las líneas de corriente en coordenadas cilíndricas vienen dadas por la expresión:
dr rd dz
vr v vz
2
Evidentemente, el flujo no es estrictamente uniforme, pues la velocidad es menor en la proximidad de la
pared, pero si el flujo es turbulento y está completamente desarrollado, la condición de uniformidad es bas-
tante aproximada.
3
No se exige que la línea sobre la que se integra sea línea de corriente. En algunos textos, la circulación se
interpreta como el trabajo desarrollado por la velocidad en esa línea, lo cual sólo es aceptable de la analo-
gía entre las fórmulas de ambas definiciones.
4
En general, si las líneas de corriente no son circulares pero el campo de velocidades es tal que el vector
velocidad forma un ángulo constante a lo largo de todo el círculo de integración (como en un movimiento
en espiral, por ejemplo), se resuelve que Г = 2πrv, donde v es la proyección de la velocidad sobre la di-
rección perimetral del círculo.
5
Matemáticamente, el rotacional se define como el límite al que tiende la circulación del campo vectorial de
velocidad cuando la curva sobre la que se integra se reduce a un punto, es decir:
1
S
j lim v sdl
S 0
68
Introducción a la mecánica de fluidos
11
Un ejercicio interesante es analizar el efecto que las fuerzas de Coriolis pueden tener sobre la curva. Como
la contribución de la aceleración de Coriolis, − ˄ v, es perpendicular a la línea de corriente, ésta sólo
puede afectar su curvatura y su torsión. La presencia de aceleración de Coriolis modifica la distribución
del campo de presiones en dirección perpendicular a la curva, pero nunca realiza trabajo.
12
Las ecuaciones [1.30] se completan en coordenadas naturales con las variaciones en las direcciones de n y
b, lo que proporciona una descripción tridimensional del espacio en función de las curvaturas y las torsio-
nes de las curvas ortogonales en P, que son sus líneas coordenadas.
13
El vector de Lamb se conoce también como fuerza del vórtice por unidad de masa. Recuérdese también
que el vector de Darvoux no tiene componente normal, pues, de hecho, se cumple que D ˄ s = κn. La inter-
pretación física del vector de Darvoux como una vorticidad no es posible en los movimientos anómalos, en
los que se cumple que n ≠ 0. n se denomina anormalidad del campo de vorticidad.
14
Obsérvese que la aceleración de una partícula fluida puede no ser nula en un movimiento estacionario por
el efecto del término convectivo asociado al gradiente de la velocidad. Si el sistema de referencia no es
inercial, para obtener la aceleración absoluta de la partícula se ha de añadir, a la aceleración relativa calcu-
lada con [1.37], la aceleración debida al movimiento del sistema de referencia.
15
En esta definición, el versor de superficie apunta hacia fuera de ésta del lado en que se ve girar el vector
velocidad en sentido opuesto al de las agujas del reloj, o sentido levógiro.
16
Merece atención el caso del vórtice libre lineal, movimiento claramente irrotacional en el que la circulación
sobre una línea cerrada circular es constante e igual a la ecuación [1.6]. Evidentemente, esta aparente in-
congruencia se resuelve cuando se observa la singularidad del centro del vórtice.
17
Más adelante, se trata en más detalle esta cuestión y las causas de la variación de la vorticidad y de la
circulación en el campo fluido. Ahora ha de quedar claro, no obstante, que tanto el teorema de Bjerknes
como el de Kelvin son teoremas cinemáticos que no imponen restricción alguna a la naturaleza del fluido.
18
La interpretación de los términos inerciales es bien conocida y no se tratará aquí.
19
La interacción de los campos electromagnéticos y los fluidos es tratada por la electrodinámica, la magneto-
dinámica y la ferrohidrodinámica, categorías todas ellas de la mecánica de fluidos sobre las cuales el lector
puede consultar la bibliografía especializada.
20
En general, no se cumple que la integración de los módulos sea el módulo de la integral.
21
La forma más clara de verlo es mediante la aplicación del teorema de Gauss-Ostrogradskii a un V que
encerrara el S:
FS n T S TV TV
S V
expresión en que la aproximación se convierte en igualdad si el V es suficientemente pequeño y regular.
22
A todo tensor simétrico, se le puede asociar una cuádrica, que, en general, será un elipsoide. Los ejes del
elipsoide de tensiones son principales cuando el tensor es diagonal, y, en reposo, todas las direcciones lo
son y la cuádrica es una esfera. Es decir, el esfuerzo es normal en cualquier dirección sólo cuando las ten-
siones principales son iguales y el fluido está en reposo.
23
La traza de un tensor es un escalar invariante ante rotaciones de los ejes de referencia. La relación entre
ambas presiones se puede establecer a partir de la traza del tensor de tensiones y la ley de Navier-Poisson
[1.75]. El resultado es [1.80]. Si el fluido está en reposo o es ideal (con coeficientes de transporte nulos),
las únicas interacciones moleculares son debidas a la agitación térmica. En este caso, no hay direcciones
privilegiadas para los esfuerzos, que sólo pueden ser normales sobre la superficie. Por ello, y como se ex-
plicaba en el pie anterior, el tensor de tensiones en un punto determinado de un fluido en reposo es un ten-
sor esférico cuyas componentes normales son iguales a la presión termodinámica.
24
La traza de este tensor o, en el caso más general, la del tensor gradiente de velocidad [1.70], está relaciona-
da con el principio de continuidad, y es ·v = 0 en un fluido incompresible. Debido a la invarianza de su
traza, en las direcciones principales, un elemento de fluido sólo puede estirarse o acortarse, pero no rotar.
Como el tensor de deformación es simétrico, tiene asociada una cuádrica, como el tensor de tensiones, a la
que se denomina elipsoide de deformaciones, cuya normal en un punto dado de su superficie indica la ve-
locidad de deformación correspondiente. Una esfera diferencial se convierte en un elipsoide al deformarse,
y su variación de volumen es 4/3δr3·v.
69
Mecánica de fluidos en ingeniería
25
La ley de Navier-Poisson establece una relación lineal que es experimental por cuanto muchos fluidos la
cumplen, pero su determinación se basa en el establecimiento teórico de una serie de principios que deben
seguir todas las ecuaciones reológicas, a saber: el principio del determinismo, según el cual las tensiones
en los distintos puntos de un flujo están determinadas por la historia del movimiento; el principio de la ac-
ción local, por el cual la tensión en un punto de un flujo es insensible a lo que pase fuera de una pequeña
región alrededor del punto indicado, y el principio de la indiferencia del sistema cartesiano de referencia.
En un fluido newtoniano, cada componente del tensor de tensiones viscosas es función lineal de cada
componente del tensor de velocidad de deformación, y puede tener 81 coeficientes de proporcionalidad
(9x9). Si el medio es isótropo, en cambio, estos coeficientes se reducen a tres: uno para la dirección nor-
mal (), y dos para cada dirección tangencial, que resultan ser iguales por simetría (). En coordenadas
cartesianas, la ley de Navier-Poisson es:
vi v v v
ii 2 i j k
xi xi x j xk
v j vi
ij ji ji , i j
x x ij
i j
En esta obra, las magnitudes “prima” denotan las componentes del tensor viscoso, sean normales o tan-
genciales. Las componentes tangenciales de este tensor coinciden con las del tensor de tensiones.
26
Las fuerzas volumétricas también deberían incluirse en esta ecuación en caso de existir, aunque en lo que
sigue se supondrá que son despreciables. En cambio, las fuerzas de tensión superficial en líquidos sí están
incluidas en δFS porque modifican el campo de presiones en torno al punto considerado. Este efecto debe
tenerse en cuenta cuando se fijan las condiciones de contorno al integrar las ecuaciones y supone una dis-
continuidad, en su caso, del campo de presiones.
27
No deben confundirse el fenómeno de transporte y la transferencia. Si bien ambos sugieren el desplaza-
miento irreversible de una propiedad, la transferencia se realiza entre dos medios distintos, separados por
una superficie física.
28
Cuando el fluido no está en reposo, se ha de añadir el correspondiente término convectivo v·cq en el
desplazamiento de la especie q. Se habla entonces de principio de conservación de la especie (v. [2.34]).
29
Su forma general es [1.75] para fluidos incompresibles (·v = 0). Esta ley ha resultado muy conveniente en
la práctica, aunque se sabe que hay fluidos que no la siguen y estados fluidos de agregación capaces de
resistir pequeños esfuerzos de corte sin deformarse (v. 1.3.2).
30
Cantidad de movimiento vs. térmica, cantidad másica vs, térmica y cantidad de movimiento vs. másica,
respectivamente. Entre ellos, se verifica que Pr = Le·Sc. También se denominan grupos de separación. Si,
por ejemplo, los fenómenos de propagación másicos son despreciables frente a los térmicos, entonces
Le 0.
31
El principio de Curie está siendo discutido en la actualidad, pero explica los resultados experimentales de
forma adecuada.
32
1 poise equivale a 0,1 Pa·s. La viscosidad dinámica del agua a 20 ºC y una atmósfera es de 1 cPo, y la
cinemática, de 1 cSt.
33
American Society for Testing Materials.
34
Matemáticamente, el paso de [1.102] a [1.103] es incorrecto, pero el gráfico doble logarítmico se ha con-
vertido en un estándar aceptado por los usuarios de instalaciones hidráulicas, que usan aceites minerales o
sintéticos, debido a su facilidad de uso y a sus buenos resultados.
35
Esta viscosidad estructural límite “newtoniana” a la que parecen tender muchos fluidos, a menudo no
puede observarse en la práctica porque se requieren velocidades de deformación tan elevadas que la gene-
ración de calor por rozamiento y la degradación del material lo impiden.
36
Otros fenómenos reológicos dependientes del tiempo son: la reopexia, la reodestrucción y la tixotropía
irreversible. Esta clasificación depende de si se recupera el estado de viscosidad inicial al cesar el esfuerzo
cortante, o no. Se dice que se produce una destrucción estructural irreversible del fluido (del material)
cuando, al cesar el movimiento de deformación, no se recupera el estado inicial de viscosidad. Esto ocurre
70
Introducción a la mecánica de fluidos
cuando el proceso de reconstrucción molecular es más lento que el de rotura. Los grados de reconstrucción
y rotura dependen del tiempo de agitación y de la tensión rasante aplicada. A cada nivel de velocidad de
agitación, le corresponde un estado estacionario en el que los procesos de reconstrucción y rotura se equi-
libran.
37
La pasta dentífrica manifiesta un comportamiento plástico. La mayor parte de los polímeros, las disolucio-
nes, los detergentes, las suspensiones, etc., son pseudoplásticos con cierto comportamiento tixotrópico.
Las pinturas son tixotrópicos y el yeso, reopéctico. La masa de harina, el betún y los polímeros son fluidos
viscoelásticos.
38
Salvo excepciones. El hidrógeno, el helio y el neón no se ajustan del todo a la carta de compresibilidad
generalizada.
39
Las fases líquida y gaseosa de una sustancia por debajo del punto crítico pueden coexistir en equilibrio,
pero por encima de la temperatura crítica se mezclan en el continuo, y se puede pasar de una fase a la otra
sin cambio de fase y sin más diferencia que un cambio de densidad.
40
Según el postulado de estado, el estado de equilibrio de una sustancia simple homogénea puede determi-
narse mediante la especificación de dos propiedades independientes e intensivas cuando sobre la sustancia
sólo se realiza una de las formas fundamentales de trabajo reversible, es decir, uno más el número de tra-
bajos cuasiestáticos relevantes. La ecuación [1.140] del apartado 1.3.6 se reduce a la ecuación de Gibbs de
la energía interna [1.114] cuando el único trabajo es el de compresión, pero en [1.140] se han de tener en
cuenta el trabajo de la tensión interfacial y el trabajo químico.
41
Por ejemplo, en la mayoría de turbomáquinas puede admitirse que el proceso que experimenta el fluido a
su paso es adiabático, porque el tiempo de residencia de éste en su interior es mucho menor que el tiempo
térmico correspondiente.
42
La energía interna considerada en este apartado incluye, desde un punto de vista microscópico, la energía
de agitación térmica, así como las interacciones moleculares de corto alcance.
43
O para un fluido incompresible. Obsérvese que las expresiones entre paréntesis de las ecuaciones [1.114] y
[1.115] son nulas para el gas ideal.
44
Es importante tener presente, en el caso de los líquidos, que el valor efectivo de estos coeficientes depende
de la cantidad de gas o de vapor disuelto en ellos, lo que puede significar un aumento importante de su
compresibilidad. Los valores proporcionados aquí son válidos para el agua destilada pura. [p/T] no va-
ría mucho con la temperatura en la mayoría de los líquidos. Nótese que este término aparece en la ecua-
ción [1.114] y es R para un gas ideal. En un gas real, el término [p/T] puede calcularse derivando la
ecuación de estado correspondiente.
45
En este caso, por analogía a los sólidos, se usa la letra “E” y no la definición correcta, BT de [1.129].
46
Este máximo ( = 0) explica por qué no se congela el agua del fondo de un depósito cuando hace mucho
frío.
47
En general, la tensión superficial decrece con la temperatura hasta anularse a la temperatura crítica, donde
un líquido y su vapor se confunden al desaparecer su interfase.
48
Son posibles cambios de presión y de temperatura, pero implicarían un desplazamiento hacia el desequili-
brio: dG 0.
49
Lo cual no siempre es cierto, porque los fluidos en contacto tienden a saturarse. Es evidente que añadir
tensoactivos o electrolitos a una de las fases afecta a la energía libre específica interfacial.
50
En ocasiones, a la extensión inicial le sigue una contracción que es consecuencia de la saturación mutua de
ambos fluidos, lo que aumenta la energía libre específica interfacial y reduce wA, haciendo S < 1.
51
Obsérvese que también r2p = 2 r cos.
52
Para un menisco agua-aire a 20 ºC, el radio capilar es de 2,7 mm. En un tubo capilar, se demuestra que, si
r << rc, entonces h >> 2r, y el fluido se desplaza más que el diámetro del capilar.
53
Si en el depósito se había practicado el vacío, la presión reinante, una vez alcanzado el equilibrio, es la de
saturación y la fase gaseosa estará formada sólo por vapor de líquido. En el experimento de Torricelli, la
presión sobre la columna de mercurio en el interior del tubo no es cero, sino la presión de vapor del mercu-
71
Mecánica de fluidos en ingeniería
rio a temperatura ambiente (que es realmente baja, psat,Hg 0,17 Pa, aun comparada con la del agua a la
misma temperatura, psat,agua 2.300 Pa).
54
En un depósito abierto parcialmente lleno de líquido, ambas fases se encuentran en equilibrio a la misma
presión y temperatura, pero la presión parcial del vapor en el aire no saturado es inferior a la atmosférica
por la ley de Dalton.
55
Para un incremento de presión sobre la superficie del líquido de 100 bar, el incremento de la presión de
saturación resulta ser de un 7,7 % para el agua a 20 ºC. La ecuación [1.161] sirve para cualquier transición
de fase que parta del equilibrio y se realice a temperatura constante, e indica que [dp2/dp1]T = 1/2, es de-
cir, el aumento de la presión de una de las fases implica un aumento proporcional de la presión de la otra
fase. Esta cuestión merece una atención especial cuando la transición es sólido-líquido, al ser parecidas
ambas densidades.
56
La gota pequeña se evapora y pierde volumen, y con radios más pequeños se evapora aún más rápido. El
equilibrio es metaestable y, en la práctica, no se alcanza nunca (inestabilidad de Kelvin). En cualquier ca-
so, el incremento de psat es pequeño (del 11 % para una gota de agua de 108 m), lo que implica tiempos de
relajación largos, que dificultan la observación de este fenómeno.
57
Por ejemplo, para un fluido de densidad constante, resulta fm = p/ = (p/). La condición precisa que ha
de cumplir el campo de fuerzas másicas es fm·(˄ fm) = 0 que, en particular, se cumple si fm deriva de un
potencial y es irrotacional.
58
La fuerza de Coriolis no deriva de un potencial, pero no afecta al equilibrio relativo que se da en rotación
porque la velocidad relativa es cero.
59
Esto tiene una consecuencia importante a nivel terrestre: admitiendo la constancia de la composición del
aire, como la temperatura es una función de la densidad y de la presión, se deduce que la temperatura es
constante a U constante. Es imposible, por tanto, tener aire atmosférico en reposo si existen gradientes de
temperatura a la misma cota.
60
La zona de influencia del contorno se extiende una región de valor δ (σ/(ρ2 − ρ1) fm)1/2, donde la superficie
se separa de la equipotencial correspondiente a US = (C2 − C1)/(ρ2 − ρ1). fm es el valor característico de las
fuerzas másicas (g, si las únicas fuerzas másicas son las gravitatorias).
61
El estudio riguroso de la estabilidad implica el análisis del movimiento después de una perturbación para
encontrar el sentido de la fuerza de restitución hacia el equilibrio.
62
En cambio, la atmósfera es muy estable en la inversión térmica cuando la temperatura aumenta con la
altura y K < 0.
63
La centrifugación es tan efectiva que permite separar incluso isótopos por su peso atómico.
64
Que puede contener un sólido o no, pero que debe estar totalmente inundada por el fluido para que no
aparezca el fenómeno de la subpresión.
65
Si el volumen no se deforma con el desplazamiento, la situación relativa de C y G respecto del volumen no
cambia.
72
Ecuaciones fundamentales
y análisis dimensional
75
Mecánica de fluidos en ingeniería
(v n)dS 0
S
[2.3]
Por ejemplo, el principio de conservación de la masa para el caso del depósito que se
vacía de la izquierda de la figura 2.1, se escribe:
dh
A (vds ) s Qs (t ) [2.5]
dt Ss
donde Qs es el caudal volumétrico que escapa del volumen. En esta ecuación, la inte-
gral se calcula sólo en la superficie de salida, porque la velocidad del fluido y la del
volumen de control coinciden en la superficie libre.
76
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Este principio, aplicado al volumen de control fijo de la derecha de la figura 2.1, que
contiene un gas de densidad variable pero distribuida uniformemente, es:
d Ss
v (t ) dt [2.6]
VC
En este caso, se puede suponer que la densidad del gas es uniforme en el interior del
volumen, salvo en la región próxima a la pared y en las cercanías del orificio de escape.
Esta aproximación es válida en muchas ocasiones porque la longitud de penetración de
estos efectos es inferior a V 1/3 y puede despreciarse en el cálculo de la densidad media.
En el apartado 5.2.2, se hace un análisis más detallado de este tipo de procesos.
En general, la elección del volumen de control en esta clase de problemas es subjetiva y
sólo exige que se represente adecuadamente el problema que se está tratando en la deter-
minación de una variable (en estos casos, se trata de encontrar el caudal de escape o la
evolución del nivel o de la densidad).66 Por ejemplo, si el depósito de [2.5] descargara
sobre otro a través de un conducto (v. la misma figura) y, en este último, se escogiera un
volumen de control que empezara donde acaba el primero y se extendiera hasta su super-
ficie libre, la aplicación de este principio a ambos volúmenes de control conduce a:
dh1
A1 Qs
dt
[2.7]
dh
A2 2 Qe
dt
El distinto signo de estas ecuaciones responde al criterio adoptado: el versor n se orien-
ta hacia el exterior del volumen y el caudal Q es definido positivo cuando sale del pri-
mer depósito y cuando entra en el segundo. Es evidente que Qs = Qe, de donde:
dh1 dh
A1 A2 2 0 [2.8]
dt dt
que es el resultado al que se habría llegado si se hubiera tomado un único volumen de
control que incluyera ambos depósitos desde sus superficies libres respectivas. Esta
otra forma de operar no necesita calcular el caudal para determinar la evolución del
nivel del segundo depósito conocida la del primero, pero tiene el inconveniente de que
no permite resolver el problema dinámico real, para lo cual es necesario relacionar el
caudal con la diferencia h1 − h2, las pérdidas de energía en el conducto y los efectos
inerciales.
Figura 2.1.
En general, para poder resolver numéricamente las ecuaciones [2.5] y [2.6], es necesa- Casos especiales de
rio obtener la dependencia del caudal de salida con la altura o la presión, lo que se volúmenes de control. A
la izquierda, un volumen
resuelve aplicando la ecuación de la energía. de control variable con
el tiempo que contiene
un fluido incompresible.
A la derecha, un
volumen constante lleno
de gas a presión. El
fluido que ha escapado
del volumen de control
aún forma parte del
volumen fluido y se
evalúa con el término
convectivo de la
ecuación [1.54].
77
Mecánica de fluidos en ingeniería
La aplicación integral de este principio es útil porque permite calcular la fuerza que
realiza el fluido sobre un contorno fijo o móvil mediante un sencillo balance de térmi-
nos. Así, aplicando el teorema de Reynolds a la ecuación [2.9] y recordando la defini-
ción de FS [1.57], se obtiene, para un volumen de control fijo e indeformable:
( v )
VC
t
dV v (v n)dS f m dV n TdS
SC VC SC
[2.10]
La integral convectiva de esta ecuación puede evaluarse por separado para cada una de
las superficies que encierran el volumen de control. En general, para un tubo de co-
rriente por cuyo interior fluye el fluido, estas superficies incluyen las de entrada y sali-
da, Se y Ss, donde hay flujo, y su superficie interna lateral, SL (figura 2.2). Si las super-
ficies elementales de entrada y salida del volumen de control se escogen de modo que
sean normales a la velocidad en cada punto, es decir, ne = e = ve/ve y ns = s = vs/vs, en-
tonces, para las integrales en Se y Ss, se tiene:
Ss Ss Ss
v (v n)dS 0
SL
[2.12]
La última integral de la ecuación [2.10] también puede descomponerse con [1.76] para
incluir por separado la contribución de los términos normal y tangencial en cada una de
las superficies:
n TdS pndS n τ dS
SC SC SC
[2.13]
donde:
pndS pedS psdS pndS
SC Se Ss SL
[2.14]
SC
n τdS e τdS s τdS n τdS
Se Ss SL
78
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Por otro lado, la fuerza que el contorno lateral realiza contra el fluido contenido en el
tubo de corriente es:
( v )
Fcf
VC
t
dV k gdV s ( v 2 p) s dS e ( v 2 p )e dS
VC Ss Se
[2.17]
Así pues, la fuerza que el contorno realiza sobre el fluido contenido en el volumen de
control fijo considerado es la suma vectorial de la variación de la cantidad de movi-
miento del fluido contenido, su peso propio y el balance neto del flujo de impulsión
{v2 + p}.68
Si el volumen de control es fijo pero deformable o móvil con velocidad uniforme, la
ecuación [2.10], con [1.52], es:
d
dt VC
( v )dV v (v r n)dS k gdV n TdS [2.18]
SC VC SC
donde v y vr son las velocidades absoluta y relativa del fluido respecto del referencial
fijo y del volumen de control, respectivamente. Es evidente que el término convectivo
de esta ecuación desaparece si la velocidad relativa del fluido a la superficie de control
es nula. Un desarrollo paralelo al anterior permitiría deducir la fuerza que ejerce el
contorno sobre el fluido en VC.
La segunda ley de Newton aplicada a un volumen de control variable y no inercial se
deriva de la anterior añadiendo la fuerza de inercia asociada:
d
dt VC
vdV v ((v vC ) n)dS ( f m ai )dV n TdS [2.19]
SC V S
79
Mecánica de fluidos en ingeniería
d
dt VF
(r v )dV (r f m )dV (r n T)dS [2.20]
V S
Figura 2.2.
Fuerza que el contorno
de un tubo de corriente
realiza sobre el fluido
que fluye por su interior
en régimen permanente
y reacción correspon-
diente Ffc, evaluada
mediante el principio de
conservación [2.17]. El
resultado que se
muestra a la derecha
utiliza las magnitudes
medias de la presión, la
velocidad y la densidad
en cada una de las
secciones, y el factor
corrector del impulso β, 2.1.3. Conservación de la energía
pero no implica que
dichas magnitudes sean
iguales en ambas (este El principio de conservación de la energía afirma que la variación de la energía total
principio se puede
utilizar en flujo compre-
(interna más cinética)70 de un volumen fluido es igual al trabajo por unidad de tiempo
sible). Las velocidades de las fuerzas exteriores (másicas y de superficie) que actúan sobre el mismo, más el
están relacionadas entre calor recibido del exterior por unidad de tiempo, y se escribe:
sí y con las densidades
por la ecuación de
d
(u 1 v 2 )dV f m vdV (n T) vdS q ndS ( qr qq ) dV
dt VF
continuidad, y con las
presiones por la de la
[2.22]
2
energía. V S S V
donde u es la energía interna intrínseca por unidad de masa; q es el vector flujo de calor
por conducción que atraviesa S; qr es el calor recibido por radiación por unidad de
tiempo y volumen, y qq es el calor generado en el interior del volumen por transforma-
ción química en las mismas unidades.71
Cuando las fuerzas másicas derivan de un potencial escalar U permanente, el trabajo
realizado por estas puede englobarse junto a la variación de las energías interna intrín-
seca y cinética. Como:72
d
f
VF
m vdV U
VF
t
( Uv ) dV UdV
dt VF
[2.23]
se obtiene:
80
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
d
(u 1 v 2 U ) dV (n T) vdS q ndS (qr qq ) dV
dt VF
[2.24]
2 S S V
que expresa que la variación de las energías interna, cinética y potencial de un sistema
material se debe al trabajo de las fuerzas de superficie y al calor suministrado por uni-
dad de tiempo.
Para referir este principio a un volumen de control variable con el tiempo que coincida
en un instante con el volumen fluido, basta aplicar [1.52] a la primera integral y resulta:
d d
(u 1 v 2 U ) dV edV e(v vc ) ndS [2.25]
dt VF 2 dt VC SC
1
(u 2 v U )v ndS eve edS ev s sdS
2
[2.26]
SC Se Ss
(n τ) vdS (n τ) v
SC Sm
m dS
Las integrales sobre la superficie móvil, Sm, se han retenido porque vm no tiene por qué
ser tangente o normal en toda ella o compensarse su efecto. De hecho, la contribución
de los esfuerzos respectivos sobre cada elemento de superficie por su velocidad es la
potencia comunicada por el fluido en contacto, es decir:
W ( pndS ) v m (n τ) v m dS [2.28]
Sm Sm
81
Mecánica de fluidos en ingeniería
t ( e)dV ( e p)v dS ( e p)v dS W Q
VC Se
e
Ss
s [2.29]
82
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Figura 2.3.
Balance energético en
una máquina. Según el
criterio de signos
empleado, tanto w
como q son negativos
en este gráfico.
83
Mecánica de fluidos en ingeniería
donde V puede ser cualquier volumen, ya que la integral está tomada en un instante y
cualquier volumen puede ser un volumen fluido. Como las magnitudes dentro del vo-
lumen son continuas, para que la integral sea nula debe serlo el integrando, y:
(v) 0 [2.32]
t
que también se puede escribir:
v v 0
t
[2.33]
D
v 0
Dt
84
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Dvi p 2v 1
f m ,i 2i ( V ) v [2.35]
Dt xi x j 3 xi
Esta ecuación indica que las fuerzas de inercia, las de presión y las gravitatorias equili-
bran las viscosas por unidad de volumen. En otras palabras, en un volumen elemental
de fluido incompresible y viscoso, el gradiente de {p/ + gz} ha de ser mayor para pro-
vocar la misma aceleración. Es importante observar que la presión no aparece en la
ecuación de continuidad y que aquí lo hace por medio de sus derivadas. Esto quiere
decir que la adición de cualquier cantidad a la presión no afecta el resultado [2.38] y,
en general, puede trabajarse con presiones manométricas, p pa.74
Si el fluido es ideal, = 0, entonces:
Dv p
gz 0 [2.39]
Dt
y la aceleración de la partícula deriva de un potencial. Esta es la ecuación de Euler para
la cantidad de movimiento en coordenadas cartesianas, que, con [1.7] y [1.41], también
puede generalizarse a cualesquiera coordenadas, como:
v 1 2 p
v v gz 0 [2.40]
t 2
Evidentemente, si el movimiento es permanente e irrotacional, esta ecuación es:
p 1
gz v 2 0 [2.41]
2
que, integrada a lo largo de una línea de corriente, es la ecuación de Bernoulli (v. tam-
bién [3.94]).
La relación [1.41] también puede utilizarse para escribir [2.37] en función de la vortici-
dad. Cuando se toma el rotacional de la ecuación resultante, se obtiene, tras una serie
de pasos que se omiten para no perder continuidad en el desarrollo:
85
Mecánica de fluidos en ingeniería
D
v 2 [2.42]
Dt
Esta ecuación sugiere que el cambio de la vorticidad en un fluido incompresible se
debe a dos efectos. El primer término de la derecha significa que la velocidad de de-
formación del fluido induce un cambio en el módulo y la dirección del vector vortici-
dad, que puede interpretarse como una fuente o un sumidero. Este fenómeno es análogo
al principio de conservación del momento cinético en los sólidos, según el cual la re-
ducción o el aumento del momento de inercia inducen un aumento o una disminución
de la velocidad angular en ausencia de pares externos. Este término desaparece en los
movimientos bidimensionales puesto que v y son perpendiculares, y resulta:75
D
2 [2.43]
Dt
que indica que la vorticidad se difunde como el calor. Se concluye que en los fluidos
ideales e incompresibles sometidos a fuerzas másicas conservativas, si el movimiento
era irrotacional lo seguirá siendo. Si se combinan la ecuación [2.38] y el teorema de
Bjerknes, se obtiene:
D
2 ndS [2.44]
Dt S
que indica que, para un fluido viscoso e incompresible sometido a la acción de fuerzas
másicas conservativas, el efecto de la viscosidad sobre la variación temporal de la cir-
culación está asociado a la difusión de la vorticidad.
La forma diferencial del principio de conservación de la energía se obtiene aplicando
los teoremas de transporte de Reynolds y de Gauss-Ostrogradskii a la ecuación [2.22].
Como todas las magnitudes están definidas en el continuo, se cumple:
t
(u 1 v 2 ) (u 1 v 2 )v f m v (T v ) q qr qq
2 2
[2.45]
(T v ) ( pv ) (τ v ) [2.47]
86
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
D p
(h 1 v 2 ) (τ v ) q qr qq U v [2.49]
Dt 2 t
Es decir, cuando U es despreciable respecto a los otros términos de la derecha de esta
ecuación, las mismas condiciones expuestas en el párrafo anterior implican la conser-
vación de la entalpía de remanso, {h + v2/2}.
Un flujo puede ser o no rotacional, pero la parte más delicada y difícil para un analis-
ta no es tanto estudiar el flujo rotacional o irrotacional cuya formulación está bien
establecida, sino más bien comprender cuándo se produce vorticidad y cómo se pro-
paga. La mayoría de las causas que generan un cambio en la vorticidad ya se han
presentado en el texto y van normalmente asociadas a la ecuación [2.42] y al teorema
de Crocco (v. [3.15]). En este apartado, se analizan las leyes básicas que explican la
generación y el transporte de la vorticidad y su relación con el cambio de la circula-
ción de la velocidad.
Ha de quedar claro, de antemano, que el flujo puede ser rotacional aunque las líneas
de corriente sean líneas rectas y el fluido no parezca girar en torno a un punto. El
movimiento de Hagen-Poiseuille descrito por la ecuación [3.106], por ejemplo, es un
movimiento con vorticidad no nula en todos sus puntos salvo en el centro del con-
ducto, donde la velocidad es máxima.76 De la misma manera, un flujo puede ser irro-
tacional aunque las líneas de corriente sean curvas y se cierren sobre sí mismas. Uno
de los ejemplos más sencillos de movimiento potencial es el vórtice libre de [3.33],
en el que la velocidad disminuye con el radio y su circulación es una constante no
nula. La vorticidad implica la rotación de las partículas fluidas y, por tanto, va aso-
ciada a la deformación del campo de velocidades. En un fluido real, viscoso y homo-
géneo, su existencia está íntimamente ligada a las tensiones tangenciales presentes en
el flujo, se origina en los contornos sólidos donde el fluido ha de verificar la condi-
ción de no deslizamiento y se propaga después siguiendo una ley de la difusión.
El término más interesante de la ecuación de la vorticidad [2.42] es el que hace refe-
rencia a la ampliación y a la rotación del vector vorticidad como consecuencia de la
deformación del fluido, eij. Esto último se entiende mejor si se presenta esta ecuación
en componentes:
D i v 2 i
j i [2.50]
Dt x j xi x j
El primer término del segundo miembro implica el sumatorio del producto de cada
componente del vector vorticidad por las tres componentes del tensor gradiente de
87
Mecánica de fluidos en ingeniería
velocidad [1.71] asociadas a vi. El desarrollo de esta operación, teniendo en cuenta que
la vorticidad está asociada a la parte antisimétrica de este tensor, conduce a:
D i i i 2 i
vj j eij [2.51]
Dt t x j xi x j
De este resultado se interpreta que existen fuentes de vorticidad en las regiones donde
la presión decrece a lo largo del contorno y coladores de vorticidad donde el gradiente
de presión es adverso (v. [4.117] y [4.168]). En cualquier caso, este hecho no está en
conflicto con la posible variación de la vorticidad local debida a la convección de flui-
do, (v ·), en un movimiento estacionario.
Pero la ecuación [2.42] no incluye todos los términos que inducen producción de vorti-
cidad, pues se había encontrado en el supuesto de fluidos incompresibles y campos de
fuerzas conservativos. Un análisis más riguroso parte, por ejemplo, de la ecuación de
Navier-Stokes siguiente:
v 1 2 1 1
v v f m p 2 v ( v ) [2.53]
t 2 3
y conduce al resultado:78
D 1
( v ) v f m 2 p 2 [2.54]
Dt
Como se puede observar de esta ecuación, surgen tres términos de generación (cambio)
de vorticidad de la partícula que no aparecían en la ecuación [2.42] y que van asociados
a la compresibilidad, a la existencia de fuerzas másicas no conservativas y a la no baro-
tropía del fluido. A una conclusión semejante también se llega mediante el teorema de
la circulación,79 según el cual:
88
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
D p 1
Dt
f m sdl sdl ( 2 v )sdl d ( v ) [2.55]
3
Debe tenerse presente que, mientras la ecuación [2.54] hace referencia a la generación
de vorticidad en la partícula, la [2.55] muestra las causas de variación temporal de la
circulación de la velocidad alrededor de una línea fluida cerrada. Ambos resultados,
evidentemente, están relacionados entre sí: por un lado, el teorema de Stokes y el hecho
que el flujo de vorticidad en un tubo de remolino es constante en un instante de tiempo
determinado (porque es solenoidal), garantizan que la circulación de la velocidad sea
constante en cualquier línea cerrada y perimetral al tubo de corriente en dicho instante;
por otro lado, la ecuación [2.55] indica cómo variará ésta con el tiempo y debido a qué
causas. Queda claro que, si bien la circulación es constante en un instante a lo largo del
tubo de remolino, la vorticidad puede cambiar en secciones diferentes para mantener su
flujo constante en él, y que este flujo puede cambiar en el tiempo si se dan las condi-
ciones que inducen un cambio temporal de la circulación.
En lo referente a las causas de variación de la circulación mostradas en la ecuación
[2.55], cabe explicar con algo más de detalle la influencia de los términos asociados a
los campos de fuerzas másicas y volumétricas no conservativas, y el efecto de la no
barotropía. Se sabe que tanto las fuerzas de Coriolis como las magnetohidrodinámicas
inducen rotación en el fluido.80 Las primeras aparecen cuando se estudia el movimiento
de un fluido en un referencial que rota con velocidad angular, , y tienen la forma
2 v. La importancia del efecto de Coriolis es, sin embargo, muy pequeña, salvo a
escalas grandes, si se compara en magnitud a la aceleración convectiva, tal como mues-
tra el número de Rossby:
v v 2 / l O(v v )
Ro [2.56]
l v O(2 v )
Las fuerzas de Coriolis prevalecen cuando este número adimensional es muy pequeño,
lo que sólo ocurre en movimientos atmosféricos u oceánicos de gran escala.81
Cuando el fluido no es barotrópico, los gradientes de presión y densidad no son parale-
los. Esto implica la aparición de un par descompensado porque los centros de gravedad
y de empuje sobre el elemento fluido no coinciden. Un ejemplo de esta circunstancia
que ayudará a su interpretación es el flujo convectivo que aparece entre dos placas
planas y verticales a diferente temperatura. El aire situado al lado de la placa caliente
asciende, mientras que el frío desciende, y se genera así una capa intermedia en rota-
ción. Los movimientos atmosféricos también son una buena muestra de esta circuns-
tancia cuando entran en contacto capas de aire con diferente estratificación térmica.
Volviendo de nuevo a la ecuación [2.54], el primero de sus términos puede ser incluido
a la izquierda de la ecuación mediante una sencilla operación algebraica. Como, según
la ecuación de continuidad, este término también es (/)D/Dt, el resultado de la
operación es:
D 1 D D
Dt Dt 2 Dt
[2.57]
1 1
v f m 2 p 2
89
Mecánica de fluidos en ingeniería
En el caso de que las fuerzas másicas deriven de un potencial y los fluidos sean ideales
y barotrópicos (aunque no necesariamente incompresibles), esta ecuación conduce a:
D
v [2.58]
Dt
que es la conocida ecuación de Helmholtz para los vórtices. Esta ecuación indica que el
cambio del vector / asociado a un elemento fluido es proporcional al de un elemento
material de longitud infinitesimal paralelo a /.82 Es decir, las líneas de vórtices se
mueven con el fluido si éste es ideal, barotrópico, y el campo de fuerzas es conservati-
vo. En estas condiciones, la aceleración deriva de un potencial y, en aplicación del
teorema de Kelvin, la circulación se mantendrá constante a lo largo de una línea cerra-
da.
Si bien el cambio en la vorticidad por estiramiento o acortamiento del vórtice descrito
por el primer término de [2.50], o de [2.42], es una consecuencia del principio de con-
servación del momento cinético en ausencia de efectos viscosos, que la ecuación de
Helmholtz extiende a los fluidos compresibles, este fenómeno también se presenta en
los fluidos viscosos, en los que además se produce difusión de vorticidad. Un ejemplo
clásico que pone de manifiesto las implicaciones de esta ecuación, es la intensificación
de la vorticidad local en una tormenta como consecuencia del desplazamiento del flui-
do (v. figura 1.2). Este desplazamiento estira y estrecha los tubos de remolino, en los
que aumenta la vorticidad porque la circulación se mantiene constante, y produce tor-
nados en forma de embudo que han de terminar en una superficie sólida o en una libre.
La variación de la vorticidad por deformación del vórtice desaparece cuando el movi-
miento es plano (es como si se observara sólo una sección recta del tornado anterior).
En este último caso, la ecuación de Helmholtz toma una forma más sencilla, ya que
entonces / es constante por ser y v perpendiculares, y la vorticidad de una partícu-
la material varía en proporción a su densidad. Evidentemente, si el fluido es incompre-
sible, esta ecuación dice que la vorticidad está congelada sobre el fluido y es arrastrada
por éste en su movimiento.
90
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
(T v ) v T T : v v T p v τ : v [2.62]
v τ : v 0 [2.63]
La ecuación [2.64] expresa que la variación de la energía interna de una partícula fluida
es debida al trabajo de las fuerzas de presión al deformar la partícula, más el trabajo de
las fuerzas viscosas y el calor que recibe por conducción, radiación y reacción química.
Ésta es la ecuación de la energía para un observador que se moviera con la partícula.
De la interconexión entre las energías interna y cinética de las ecuaciones anteriores, se
entiende que un flujo adiabático nunca podrá ser estrictamente isotermo. Sin embargo,
el trabajo de compresión sólo motiva variaciones apreciables de temperatura en el flujo
de gases sujetos a expansiones o a compresiones bruscas, y la función de disipación
necesita grandes gradientes de velocidad para tener un efecto sensible en la temperatura
del fluido, por lo que los flujos pueden considerarse, en muchas ocasiones y a efectos
prácticos, isotérmicos y adiabáticos simultáneamente.85
La ecuación de la entalpía se deduce fácilmente de la ecuación de la energía interna y la
de continuidad [2.33], habida cuenta que:
91
Mecánica de fluidos en ingeniería
Dh D p Du Dp
u p v [2.66]
Dt Dt Dt Dt
y es:
Dh Dp
q qr qq v [2.67]
Dt Dt
Utilizando las relaciones de [1.115], esta ecuación se puede escribir en función de la
temperatura de la forma:86
DT (ln ) Dp
cp q qr q q v [2.68]
Dt (ln T ) Dt
T fi ei ij e j ei [2.71]
92
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
dS d dS dS
dt dt VF
sdV e i [2.73]
dt dt
93
Mecánica de fluidos en ingeniería
94
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Las magnitudes medibles del problema, Qi, pueden describirse dimensionalmente me-
diante una forma del tipo:
p
[Qi ] u j ij
a
[2.81]
j 1
donde las uj son las unidades fundamentales.90 Evidentemente, las mediciones Qi pue-
den hacerse en otras unidades uj, proporcionales a las anteriores, de modo que:
p p p
[Qi ] (u j ) (u j k j ) k j ij ·[Qi ]
aij aij a
[2.82]
j 1 j 1 j 1
Una magnitud física se admite que está compuesta de dos partes: una numérica, que
cuantifica su valor, y otra que representa la unidad empleada a efectos de comparación.
Como la magnitud física a la que se hace referencia es la misma, independientemente
del sistema de unidades empleado, se cumple Qi[Qi] Qi[Qi], es decir:
p
Qi [Qi ] Qi k j ij ·[Qi ] Qi [Qi ]
a
[2.83]
j 1
Qi
Qi p
[2.84]
k
aij
j
j 1
Se dice que la relación f es invariante respecto a los cambios de las unidades fundamen-
tales cuando el cambio de uj conduce a una relación transformada de f, f , que define el
mismo lugar geométrico en el espacio de dimensiones n {Q1,Q2,···,Qn}. La relación
[2.80] es dimensionalmente homogénea cuando la transformada de f al variar el sistema
de unidades verifica:91
f (Q1 , Q2 , , Qn ) f (Q1 , Q2 , , Qn ) 0 [2.85]
95
Mecánica de fluidos en ingeniería
En la matriz aij, las filas representan las magnitudes (i = 1…n) y en las columnas se
encuentran las unidades fundamentales (j = 1…p).
El teorema de demuestra que n − m es el número máximo de combinaciones adimen-
sionales que se pueden formar con las n magnitudes físicas Qi, pues m es el orden del
mayor determinante distinto de cero posible con la matriz aij. Generalmente, m es igual
a p, es decir, igual a 1 en problemas geométricos, a 2 en cinemáticos, a 3 en mecánicos,
a 4 en termodinámicos, etc., y el rango de la matriz viene determinado por el número
de columnas, p.
Como, evidentemente, es invariante, en la práctica el problema consiste en llevar
la ecuación f, dimensionalmente homogénea, a una forma adimensional que re-
duzca el número de variables Qi. La elección adecuada de las Qi conduce a la ob-
tención de un grupo de variables adimensionales, , mutuamente independientes,92
que representan el fenómeno y permiten dilucidar cuándo existe semejanza física
ente ambos.
Supóngase, por ejemplo, que el conocimiento de un fenómeno físico viene determinado
por un conjunto n de ecuaciones diferenciales dimensionalmente homogéneas, E, que
son, a la vez, función de n magnitudes Q que intervienen en m funciones f, que las
describen en función del tiempo y del espacio para unas condiciones de contorno e
iniciales determinadas. En este caso, se escribe:
Ei (Qi , f j ; x, t ) 0 [2.87]
si se define un cambio de variables tal que las variables asterisco sean adimensionales
y, por tanto, independientes del sistema de unidades. Este cambio de variables podría
ser del tipo:
x l0 x *
t t0 t *
[2.89]
Qi Qi 0 Qi*
f j f j 0 f j*
96
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
xB xA
x*
l0B l0A
tB t
t* A [2.90]
t0B t0A
Qi B Q
Qi* iA
Qi 0B Qi 0A
El recíproco también es cierto. Por ejemplo, en dos fenómenos descritos por variables
que se representen en un sistema genérico de unidades [MLT], entre los que se observe
semejanza geométrica, cinemática93 y dinámica, las variables adimensionales de [2.90]
toman el mismo valor en ambos y además son físicamente semejantes.
97
Mecánica de fluidos en ingeniería
medio. Una buena práctica consiste en hacer que el orden de magnitud del término
adimensional correspondiente sea semejante a los restantes términos, por ejemplo del
orden de la unidad, de forma que los parámetros adimensionales midan su importancia
relativa.
Las ecuaciones [2.91] se escriben:
0 * 0 v0
* ( *v * ) 0
t0 t *
l0
0 v0 v * 0 v02 * * * p v
* v v 0 * p* 0 g * *U * 02 0 * τ * [2.92]
t0 t
*
l0 l0 l0
0 u0 u* 0 v0 u0 * * * p0 v0 * * * k0T0 * * * 0 v02 *
* v u p v 2 ( k T ) 2 v
t0 t
*
l0 l0 l0 l0
cuando se realiza el cambio de variables [2.89], para el que se han escogido las siguien-
tes magnitudes representativas: v0, t0, l0, p0, U0 = gl0, u0, T0, 0, 0, k0, y para el operador
vectorial gradiente: l0 = *.
Los coeficientes de cada una de las ecuaciones [2.92] tienen las mismas dimensiones y
muestran las magnitudes de las que depende dicho término. Si se dividen dos de ellos,
se obtiene un número adimensional que representa su importancia relativa. Por ejem-
plo, al dividirlas por el término convectivo respectivo, resulta:
l0 *
* ( *v * ) 0
v0 t0 t *
l0 v * p gl 0
* v * *v * 0 2 * p* 20 * *U * * τ * [2.93]
v t
00 t *
v
0 0 v0 v l
0 0 0
l0 u* p kT v
* v * *u * 0 p* * v * 0 0 * (k *T * ) 0 0 *v
v t
00 t *
u
0 0 v l u
0 0 0 0 0 l0 u0
98
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
l0 T * k v0
v * *T * *2T * *v [2.95]
v0 t0 t *
v0 l0 c l0 c T0
No obstante, el número de variables ha de aumentarse en ocasiones introduciendo una
o más magnitudes básicas adicionales, sobre todo cuando la variable tiene carácter
vectorial y quieren tenerse en cuenta sus propiedades direccionales. Por ejemplo, en el
caso del transporte de calor en un entorno en el que la presión sea constante y el movi-
miento, unidireccional,96 la contribución de los distintos términos térmicos en función
de los diferentes gradientes de temperatura observados se valora mediante la ecuación
de la entropía [2.70]. En dicho supuesto, esta ecuación se escribe en coordenadas rec-
tangulares como:
Ds Dh T T
T cp vx ( k T ) qa v [2.96]
Dt Dt t x
donde se han agrupado los términos de radiación y reacción en qa. Si se admite que k,
cp y son constantes, la ecuación [2.96] puede escribirse de la forma:
T0 s Ds* c p T0 T * c p v0 T0 * T *
v
tc Dt * t0 t * l0 s x*
[2.97]
k T0 l02n 2T * 2T * 2T * v02 *
2 2
*2 *2 q0 qa*
l0 n l0 s x *2
y z l02n v
para lo que se han definido también las magnitudes características siguientes:
˗ v0, la velocidad típica del fluido, de forma que v = vxi y vx = v0v*.
˗ tc, el tiempo durante el cual el fluido experimenta un cambio T0 de su tempe-
ratura media T0, que se escogerá como el menor entre el tiempo característico
local, t0, y el tiempo de residencia, tr.
˗ l0s, la longitud recorrida por el fluido a la velocidad v0 en el tiempo tr en la di-
rección de su movimiento, es decir, l0s = v0tr. Se admite que la temperatura del
fluido experimenta un cambio del orden de T0 al recorrer esta distancia, por
lo que este parámetro está asociado al gradiente longitudinal de la temperatu-
ra.
˗ l0n, la longitud perpendicular a l0s, en la que se observa el mismo cambio T0
de su temperatura. Este parámetro proporciona el gradiente transversal de la
temperatura.
˗ q0, el flujo de calor por unidad de masa y tiempo por radiación o reacción. El
calor aportado a la unidad de masa será tanto mayor cuanto mayor sea tr.
˗ s, el incremento típico de entropía que experimenta la partícula fluida como
consecuencia de los diferentes términos térmicos de la ecuación [2.96].
tr T * T * kl0 s l02n 2T * 2T * 2T * q0 tr *
v* * 2 *2 *2 qa
t0 t *
x c p v0 l02n l0 s x
*2
y z c p T0
[2.98]
v0l0 s
*
c p T0l02n v
99
Mecánica de fluidos en ingeniería
donde aparecen cinco grupos adimensionales, de los que tres derivan de los anteriores y
dos son nuevos. La relación de longitudes características, l0n/l0s, aparece en el interior
del paréntesis del segundo miembro para indicar que el gradiente longitudinal de tem-
peratura es inferior al transversal cuando l0n < l0s, lo que ratifica el carácter direccional
del fenómeno. El último grupo aparece en el segundo sumando de la derecha y depende
del aporte de calor por unidad de masa, q0tr, que antes no se había considerado.
Otro caso en el que han de añadirse variables adicionales a una misma dimensión bási-
ca es el flujo conducido por contornos de longitud transversal D, cuya longitud caracte-
rística sea L. Si p0 es la caída de presión observada en L, la ecuación de Navier-Stokes
en dirección longitudinal, para un fluido de propiedades constantes, es:
La ecuación [2.94] se utiliza para representar, por ejemplo, el movimiento del fluido
libre o en torno a cuerpos sumergidos, siendo l0 = L la dimensión característica del
cuerpo, mientras que [2.99] se aplica al movimiento guiado por un conducto de longi-
tud L y diámetro hidráulico D, para el que el cociente L/D es su relación de aspecto. La
componente en dirección {x} de esta ecuación para un conducto horizontal es:
donde v0x, v0y y v0z son las velocidades características en las tres direccionales ortogona-
les, cuya magnitud relativa depende de las condiciones de unidireccionalidad del mo-
vimiento en el conducto. Compárese esta ecuación con [2.97].
En el apartado anterior, han aparecido una serie de grupos adimensionales que merece
la pena examinar con más atención.
El grupo que multiplica el término local de las ecuaciones [2.93] y siguientes es el
número de inercia o número de Strouhal:
l0
St [2.101]
v0 t0
que representa el cociente entre la aceleración local asociada a un tiempo t0 y la con-
vectiva, de forma que el proceso puede considerarse cuasiestacionario cuando es mu-
cho menor que uno, es decir, cuando el tiempo de residencia es mucho menor que el de
cambio local. El tiempo característico del número de Strouhal se sustituye por la inver-
sa de la frecuencia en movimientos periódicos.
El grupo siguiente que aparece en las ecuaciones [2.93] es el número de Euler:
100
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
p0
Eu [2.102]
0 v02
Este parámetro es característico de cualquier proceso de transformación de la energía
de presión en energía cinética, y marca la influencia de los efectos de compresibilidad
en los gases y de la cavitación en los líquidos. En este último caso, p0 se define como la
diferencia entre la presión absoluta y la de vapor del líquido a la temperatura de trabajo
(el peligro de aparición de cavitación aumenta cuanto menor es este número).
El tercer grupo es el recíproco del número de Froude:
v02
Fr [2.103]
gl0
que indica el efecto de la acción gravitatoria. Se puede definir un número de Froude
para cada tipo de fuerza másica: así, para las fuerzas gravitatorias, centrífugas y de
Coriolis, se definen los números v0/(gl0)1/2, v0/l0 y v0/(v0l0)1/2, respectivamente.
El último término de la ecuación de cantidad de movimiento es el recíproco del número
de Reynolds, que representa la relación entre las fuerzas de inercia y las viscosas:
0 v0l0
Re [2.104]
0
El quinto término es p0/0u0 y depende de la naturaleza del fluido. Por ejemplo, en los
gases perfectos, es:
p0 R
1 [2.105]
0 u0 c
Cuando se combina este número con el número de Euler, resulta el número de Mach:
v0
M [2.106]
c0
101
Mecánica de fluidos en ingeniería
cp 0
Pr [2.108]
k0
Tabla 2.1.
Grupos adimensionales Número Símbolo Fórmula Definición
utilizados en mecánica
de fluidos. g 2
Formación de ondas gravitacionales
Bond Bo
Formación de ondas capilares
Tiempo de relajación
Deborah De
t Tiempo de observación
p Fuerza de presión
Euler Eu
v2 Fuerza de inercia
c pl 2 Variación local de la temperatura
Fourier Fo
kt Variación de la temperatura por difusión
v2 Fuerza de inercia
Froude Fr
gl Fuerza de gravedad
vl Fuerza de inercia
Reynolds Re
Fuerza de rozamiento
v Aceleración convectiva
Rossby Ro Ro
l Aceleración de Coriolis
Difusión de cantidad de movimiento
Schmidt Sc
D Difusión de masa
l Tiempo de residencia
Strouhal St
vt Tiempo característico local
102
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
El producto RePr da la relación entre los transportes de calor por convección y difu-
sión. El número de Péclet se puede interpretar como la relación entre el transporte de
calor por conducción y convección. El último término de [2.93] es una combinación de
los anteriores.
Otros grupos adimensionales utilizados en la mecánica de fluidos son los números de
Weber, Brinkman, Damköhler, Eckert, Rossby, los ya explicados de Lewis y Schmidt,
y otros como el número de Nusselt, Grashof, Stanton y Rayleigh. La cantidad de gru-
pos adimensionales existentes es enorme, pero los más utilizados por su importancia
son los que se incluyen en la tabla 2.1.
T * ( 1) *
* St v * *T * ( 1) p** v * *2T * v [2.110]
t *
Re Pr Re
103
Mecánica de fluidos en ingeniería
mayoría de los gases y de los líquidos poco viscosos,101 resulta que, si el número de
Reynolds es muy grande o, al menos superior a la unidad, las condiciones del movi-
miento del fluido serán tales que se podrán despreciar los efectos de la viscosidad y de
la conducción de calor en la mayor parte del campo fluido.
Aunque el número de Reynolds definido en función de los parámetros de la corriente
principal sea mucho mayor que la unidad, los efectos viscosos y conductivos no pueden
despreciarse allí donde las variaciones de velocidad sean del orden de v0, lo que ocurre
en concreto en el interior de la capa límite, en estelas y en ondas de choque (donde,
además, la longitud característica con la que ha de definirse el número de Reynolds
local es mucho menor). Ello obliga a plantear el estudio del movimiento a grandes
números de Reynolds, dividiendo el campo fluido en varias regiones: una externa,
donde se despreciarán los términos viscosos y de conducción de calor de las ecuaciones
gobernantes, y otra interna, donde el movimiento será viscoso y en la que las ecuacio-
nes podrán simplificarse al ser su longitud transversal inferior a la longitudinal. Entre
las regiones anteriores, aparecen superficies de discontinuidad en las que las magnitu-
des fluidas y sus derivadas pueden experimentar saltos finitos no arbitrarios, sujetos a
las relaciones de compatibilidad, que básicamente obedecen a la conservación de la
masa, de la cantidad de movimiento y de la energía a través de la superficie (v. aparta-
dos 4.2 y 5.8).
De todas formas, como muestra por ejemplo el caso descrito por la ecuación [2.99], la
condición de Re elevado no siempre elimina todo el efecto de la viscosidad de la co-
rriente principal. Esto se entiende mejor al ver el resultado de dividir dicha ecuación
por su término convectivo:
v * 1 L *2 *
St v * * v * Eu * p* *U * v [2.113]
t *
Fr v0 D D
El último término de esta ecuación sugiere que el efecto de la viscosidad es importante
en conductos en los que el factor de forma L/D es grande, a pesar de que el número de
Reynolds definido en función del diámetro, ReD, pueda ser mayor que la unidad (y a no
ser que aparezca turbulencia en el flujo). Este término también indica –como, por otro
lado, demuestra la experiencia– que existe una zona a la entrada del conducto, de longi-
tud característica Le, en la que los efectos convectivos y los viscosos son semejantes,
como consecuencia de la no unidireccionalidad del movimiento. En esta región, el
fluido pierde memoria de su condición de entrada a medida que el efecto de las paredes
se difunde por la viscosidad, de forma que, a partir de esta distancia, el efecto viscoso
domina en el conducto y la unidireccionalidad del movimiento elimina todo rastro del
término convectivo. El orden de magnitud de esta longitud es, en principio:
v0 D 2
O( Le ) Re D D [2.114]
aunque esta estimación no es suficientemente precisa en la práctica, pues conduce a
valores de Le excesivamente grandes. En el apartado 5.2.1, se hace un análisis más
detallado del flujo en esta región.
En general, los efectos viscosos son importantes y no pueden omitirse al resolver las
ecuaciones características cuando el número de Reynolds es pequeño, bastante menor
que la unidad en movimientos en torno a objetos, o inferior a un valor aproximado de
2.300 en movimientos guiados por conductos para cualquier valor de la relación L/D.
104
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
No obstante, y aun con Re pequeños, los efectos viscosos también son despreciables si
el movimiento es muy no estacionario y la aceleración local domina. En efecto, al divi-
dir el término viscoso de la ecuación de cantidad de movimiento de [2.92] por su tér-
mino no estacionario, en lugar de por el convectivo, aparece el factor t0/l 2, que si es
muy pequeño puede despreciarse con respecto a los demás.102 La inversa de este factor
es ReSt, de forma que la condición completa para que no haya fuerzas viscosas apre-
ciables en un flujo externo es que al menos uno de los números, Re o ReSt, sea sufi-
cientemente grande frente a la unidad, y, si el flujo es interno (conducido), entonces la
condición dada por Re debe sustituirse por ReD/L, que es mucho más restrictiva en
conductos largos.
De forma análoga, también se demuestra que la variación de la entropía debida a la
contribución de la viscosidad y de la conducción de calor es despreciable siempre que
el número de Reynolds sea lo suficientemente grande. Por ejemplo, en el supuesto
[2.96], el incremento de entropía de la partícula fluida asociado a la conducción de
calor en un campo fluido donde la temperatura media sea T0 es (v. [2.111]):
s 1 l02s tc T0
O [2.115]
c Re Pr l 2 t T
p 0n r 0
culas del campo fluido tienen la misma entropía en un instante, aunque pueda cambiar
con el tiempo, es decir: s = s0(t); por tanto, para que un movimiento sea homentrópico,
basta que sea isentrópico y que en el instante inicial la entropía sea la misma para todas
las partículas.
Por otro lado, un movimiento isentrópico que además sea cuasiestacionario, es decir,
con t0 > tr, será tal que:
Ds s
0 v s v s [2.119]
Dt t
que dice que la entropía es constante en toda la línea de corriente.104 En estas condicio-
nes, según [2.48] también se conserva la suma {h + v2/2 + U} a lo largo de la línea, y si,
además, el número de Froude es grande, es decir, el trabajo de las fuerzas másicas es
despreciable, entonces también lo será la cantidad {h + v2/2}.105 Esta suma se denomina
entalpía de remanso, h0, y, por extensión, cualquier magnitud de remanso se define
como la magnitud termodinámica que se obtiene desacelerando de forma estacionaria
la partícula de fluido hasta la velocidad nula, sin adición de calor y sin efecto aprecia-
ble de las fuerzas másicas ni de las viscosas.
En definitiva, es suficiente que el número de Reynolds sea muy elevado y que no haya
aportación externa de calor para poder admitir que el fluido en el exterior de las capas
límite, estelas u ondas de choque es ideal, es decir, no viscoso, y será de aplicación la
ecuación de Euler [2.39]. Esta condición también implica que cada partícula conserva
su entropía y que si, además, el movimiento es cuasiestacionario y el efecto de las fuer-
zas másicas se puede despreciar, todas las partículas de una misma línea de corriente
comparten la entalpía de remanso. Con estas condiciones, las magnitudes de remanso
son las mismas en todo el campo fluido exterior si todas las líneas de corriente provie-
nen de una región uniforme.
Partiendo de la definición de h0 y s0, se puede definir cualquier otra magnitud de re-
manso, que también se mantendrá si lo hacen h0 y s0. La conservación de las propieda-
des de remanso permite calcular todas las propiedades del campo fluido y el módulo de
la velocidad, una vez conocidas cualquier otra propiedad termodinámica y las ecuacio-
nes de estado.106 En cualquier caso, las magnitudes de remanso así definidas pueden
aplicarse a cualquier tipo de movimiento aunque no sea estacionario, ni ideal, etc., pero
entonces su uso será más restringido.
Si bien se acepta de forma tácita, casi coloquial, que los líquidos se comportan de for-
ma incompresible y los gases no, esto no es así en cualquier circunstancia, pues hay
flujos y situaciones de trabajo que obligan a tener en cuenta los efectos de la compresi-
bilidad en los líquidos y otras en las que los gases pueden admitirse incompresibles.
Las condiciones de incompresibilidad de un fluido van asociadas al cambio unitario de
la densidad durante el proceso y son subyacentes a la propia ecuación de Bernoulli. Si
el fluido es incompresible, o casi, los cambios de presión en el flujo estacionario son
del orden de v2, de modo que el cambio de densidad consiguiente es, según la ecua-
ción [3.173], del orden de v2/c2. Por tanto, se puede aplicar la ecuación de Bernoulli
siempre que el número de Mach, M, sea pequeño, al menos inferior a 0,3.107
106
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
1 D v0
O [2.121]
Dt l0
1 Dp p Ds v0
O 2 [2.122]
c Dt s Dt l0
donde se ha utilizado la forma completa de [3.173].108 En adelante, se supondrá que los
términos del corchete interior de esta ecuación no se cancelan entre sí, aunque se prevé
que, si lo hicieran, se fortalecería la incompresibilidad.109
Evidentemente, el segundo término de la izquierda se anula si el flujo es isentrópico.
Cuando no lo hace, los cambios de densidad debidos a la variación entrópica han de ir
asociados al calor aportado al fluido, ya sea por conducción, por reacción o radiación, o
por disipación viscosa. Para verlo mejor, téngase presente la igualdad:
1 p 1 p 1 T T
2 [2.123]
c 2 s c s s p T p s p c p
T0 l0 s Ds* k T0 *2 * q0 l0 * v0 *
O T qa [2.124]
c p v0 tc Dt c p v0 l0 c p l0 V
*
c p v0
1 1 1 v02
O O
máx T , Da T , [2.125]
0 0
Re Pr Re c p
que puede despreciarse siempre que sea inferior a la unidad, es decir, siempre que el
número de Reynolds sea grande y el aporte de calor por reacción o radiación sea des-
preciable. Obsérvese que, como era de esperar, estas condiciones coinciden con las que
hacen el flujo isentrópico: [2.115], [2.116] y [2.118], al ser del orden de la inversa de
la temperatura absoluta.
107
Mecánica de fluidos en ingeniería
La última condición de [2.125] parece introducir una contradicción, pues, para un flui-
do dado y a unas condiciones determinadas, el aumento del número de Reynolds con-
lleva un aumento de su velocidad, lo que acabaría por violar esta condición de incom-
presibilidad. Aunque esto es cierto en principio, un análisis más detallado muestra que
no es así. En un gas perfecto, este término se puede escribir también de la forma:
( 1)T0M2/Re, o, aproximadamente, M2/Re, de lo que se colige que la influencia del
número de Reynolds es mayor, salvo para números de Mach muy elevados.
En lo referente al primer término de [2.122], sin duda el más trascendente en la práctica
para que el fluido sea considerado incompresible, es fácil ver que puede escribirse:
1 Dp 1 p 1 v 2 1
2 v v 2 2 v f m [2.126]
c Dt c t 2c t
2 2
c
puesto que:
Dp p p Dv 2
v p v fm [2.127]
Dt t t 2 Dt
Las dos primeras condiciones hacen referencia al efecto que tiene la no estacionariedad
del movimiento sobre la compresibilidad,110 y la cuarta se ha escrito para el campo
gravitatorio terrestre. Multiplicando cada término por l0/v0, y con [2.121], se obtiene
que el cambio unitario de la densidad por variación de la presión de la partícula es del
orden mayor de:
l02 l0 v0 v02 l0 g
O O máx 2 2 , 2 , 2 , 2 [2.129]
c t 0 c t0 c c
que es, en función de los grupos adimensionales:
2 2 2 M
2
O máx St M ,StM , M ,
2
O [2.130]
Fr
108
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
orden de f0 1/t0 v0/l0, entonces la no estacionariedad del flujo supone una condición
de incompresibilidad que coincide con la ofrecida por el número de Mach en el tercer
grupo: M2 << 1. En cambio, si la frecuencia de las oscilaciones es mayor que v0/l0, es
decir, t0 es inferior a l0/v0, entonces la condición de no estacionariedad es más restricti-
va que M2 << 1.
También se deduce del orden de magnitud de las dos condiciones no estacionarias que
la primera, la debida a los cambios de la presión local, es más restrictiva que la de v2 y
que, por tanto, esta última puede obviarse. Es evidente que, si t0 es superior a l0/v0, no
se está ante un movimiento no permanente, al ser St << 1 y que, a medida que t0 dismi-
nuye, su influencia es mayor en el término que acompaña el primer miembro de [2.129]
que en el segundo. Por ejemplo, si l0 es la longitud de onda de una onda sonora, enton-
ces l0 = c/f0 y la primera condición no se cumple porque l0f0/c es igual a la unidad, es
decir, St2M2 = (l0f0M/v0)2 = 1. En este mismo caso, la segunda condición se sigue cum-
pliendo, al ser (l0f0/v0) M2 = M << 1, por lo que queda comprobado que es menos restric-
tiva que la primera.
En conclusión, el flujo isentrópico puede considerarse incompresible cuando se verifica
la condición:
l02 f 02 l g
O O máx , M 2 , 0 2 1 [2.131]
2
c c
2 2 4
c p ,0 1 M M ... 1 [2.134]
M 2
2 8
y, para = 1,4:
1 1 1
c p ,0 1 M 2 M 4 M6 ... [2.135]
4 40 1600
109
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 2.4.
Influencia del número de
Mach en la compresibili-
dad de un flujo estaciona-
rio. A la izquierda, se ha
representado la ecuación
[2.134] para γ = 1,4. El
error cometido al asumir
un flujo como incompre-
sible es inferior al 2,5 %
para M < 0,3. A la
derecha, se muestra el
error que se comete al
calcular el trabajo de
compresión de un
ventilador en el supuesto
incompresible para
diferentes valores de γ,
incrementos de presión
total, pT, y presiones de
entrada, p1.
Una turbomáquina es una máquina rotodinámica que intercambia energía con el fluido
que la atraviesa por medio de uno o varios rotores, rodetes o impulsores, incrementan-
do su cantidad de movimiento. Una bomba rotodinámica es una turbomáquina genera-
dora en la que el intercambio de energía se realiza sin un cambio apreciable de la den-
sidad del fluido.
Los datos de partida que se necesitan para determinar el funcionamiento de una bomba
rotodinámica son:
a. La forma geométrica, que incluye la rugosidad de la máquina, .
b. El tamaño, en términos de su diámetro, D, que en las máquinas radiales se
asimila al diámetro exterior del impulsor y en las axiales, al diámetro a la altu-
ra de la cabeza de los álabes.
c. La velocidad angular de giro en rpm, n, o en rad/s, .
d. Las propiedades físicas del fluido. En un problema mecánico, estas propieda-
des son la densidad, , y la viscosidad, . La tensión superficial no interviene,
ya que, en condiciones normales de operación, no hay superficie libre en el in-
terior de las bombas.
Si en una máquina están definidas todas las magnitudes anteriores y, además, se conoce
el campo de presiones y velocidades a su entrada, entonces el resto de las propiedades
fluidas también serán conocidas en el resto de la máquina y, en particular, a su salida.
Se ha de tener en cuenta, además, que:
˗ El gasto volumétrico, Q, describe el campo de velocidades a unas revoluciones
n.
˗ Las fuerzas másicas que derivan de un potencial se pueden agrupar con la pre-
sión y así trabajar con presiones reducidas: pr = p + gz.
110
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
donde Y = gHB es la energía comunicada por unidad de masa (v. apartado 5.3.2).
En cada función de las relaciones anteriores, Y, N y M, hay siete variables y tres dimen-
siones primarias (M, L y T). Por tanto, según el teorema de π de Vaschy-Buckingham,
se espera obtener cuatro parámetros adimensionales en cada una de ellas, y éste es el
caso:
Y Q D 2
, ,
2 D2 D
3
D
N Q D 2
, , [2.137]
3 D 5 D
3
D
M Q D 2
M , ,
2 D 5 D
3
D
Estas son las condiciones de semejanza en las bombas rotodinámicas. Por supuesto, la
elección de los datos y las incógnitas no es rígida, sino que pueden intercambiarse unos
con otros siempre que se mantenga fijo el número de datos de partida.113
Además de las cantidades D2/, que es una forma del número de Reynolds, y de la
rugosidad relativa, /D, aparecen tres nuevos parámetros adimensionales. La variable
se denomina cifra adimensional de energía y se define:
Y gH p
2 B2 TOT [2.138]
D
2 2
D 2 D 2
La cantidad:
Q
[2.139]
D3
es la cifra adimensional de caudal. La tercera variable es la cifra de potencia, N, que es
función del producto y del rendimiento de la bomba. La cifra de par está relacio-
nada directamente con la de potencia porque entre el par y las revoluciones del accio-
namiento se verifica la relación N = M.
111
Mecánica de fluidos en ingeniería
Y Q
3
D
2 2
D
[2.140]
N Q
3
3 D 5 D
es decir, para bombas semejantes,114 se espera que las cifras adimensionales de altura y
potencia sean funciones únicas de la cifra adimensional o del coeficiente de caudal. La
figura 5.6 muestra una forma posible de estas relaciones y la 2.5, su validación experi-
mental para un ventilador centrífugo.
Figura 2.5.
Verificación experimen-
tal de la ley de la
semejanza en un
ventilador centrífugo
(n2/n1=2). Las curvas
adimensionales de la
derecha se han obtenido
dividiendo la presión y el
caudal por n2 y n,
respectivamente. La
curva parabólica de la
izquierda es una curva
de afinidad, que indica
qué puntos del cuadran-
te {p,Q} comparten
cifras adimensionales y,
por tanto, son semejan-
tes. Estas curvas son de
forma que Y = AQ2 en
una turbomáquina dada
y muestran el sentido de
la transformación de los
ejes {p,Q} a {,}.
Los anteriores no son los únicos grupos adimensionales que pueden formarse con las
variables de trabajo [2.136]. En concreto, dos grupos muy útiles, desde el punto de
vista del diseñador, son los siguientes:
Q1/ 2
Y 3/ 4
[2.141]
Y 1/ 4
D 1/ 2
Q
Figura 2.6.
Diagrama de Cordier
para la relación entre la
velocidad específica y el
diámetro específico
correspondiente al
diseño a rendimiento
óptimo. Este diagrama
es especialmente útil en
el diseño de bombas
hidráulicas.
113
Mecánica de fluidos en ingeniería
La presión de salida del compresor responde, en este caso, a una relación funcional del
tipo:
ps ps (G, D, , pe , e , , k , c p , , ) [2.143]
e1/ 2 D ( pe e )1/ 2 D c p ( pe e ) D
1/ 2
ps G
r , , , , ,
D
( pe e ) D
1/ 2 2 1/ 2
pe pe k
[2.144]
1/ 2 G 1/ 2 D e ce D c p e ce D
r , , 1/ 2 , 1/ 2 , ,
e ec D 2
ce k D
ps G ( RTe )1/ 2 D D
r 2
, r Me , [2.145]
pe pe D ce ce
114
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
Se observa que, a diferencia de las bombas hidráulicas, las máquinas de flujo compre-
sible se caracterizan por la necesidad de tener que determinar dos parámetros adimen-
sionales para describirlas, lo que conduce a una familia completa de curvas y no a una
única dependencia funcional del tipo [2.140].
115
Mecánica de fluidos en ingeniería
Para que la semejanza sea geométrica, es necesario que las longitudes, las áreas y los
volúmenes del modelo y del prototipo guarden relación con de la forma: , 2, 3. En
un sistema [MLT], cabe definir del mismo modo los factores de escala temporal y má-
sica, que permitan comparar el ritmo en el que los procesos tienen lugar en el modelo y
en el prototipo y también el resto de variables, entre ellas las fuerzas y las energías
implicadas.
Estos factores de escala temporal y másica están relacionados con la escala longitudi-
nal, una vez seleccionado el fluido a utilizar en los ensayos. Por ejemplo, para la seme-
janza de Reynolds, se cumple:
p l p v p m lm vm
Re p Re m [2.147]
p m
que conduce a:
m p vm
[2.148]
p m v p
Si tp y tm son los tiempos característicos del prototipo y del modelo cuyo cociente defi-
ne el factor temporal t, entonces la relación entre las velocidades es:
vp l p tm
[2.149]
vm lm t p t
116
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
cionantes cuando no es el mismo que en el prototipo, no puede ser arbitraria por cuanto
la elección de un t determinado impone la relación * para una escala preestablecida.
Del mismo modo, condicionada la relación de densidades, *, el factor de escala mási-
co viene impuesto por la relación:
m
* [2.151]
3
Curiosamente, en la semejanza de Reynolds, la relación entre las fuerzas implicadas
entre el modelo y el prototipo no está relacionada con la escala. En efecto, como la
expresión dimensional de la fuerza es [MLT−2], resulta:
m ( * 3 )
F* 2 * 2 * ( * ) 2 [2.152]
t2 ( / )
Operando de forma análoga con el resto de magnitudes para los distintos tipos de seme-
janza parcial, se obtiene la tabla 2.2. El lector podrá simplificar fácilmente esta tabla
cuando utilice el mismo fluido (σ* = * = * = 1) y las experiencias se realicen en el
campo gravitatorio en ausencia de otras fuerzas másicas (g* = 1), y entonces observará
que las relaciones sólo dependen del factor o son la unidad.
Tabla 2.2.
Relaciones de semejan-
Tipo de semejanza / Factores de escala za parcial y factores de
escala correspondien-
Magnitud Unidades Fr Re We M tes. Obsérvese que es
bastante difícil que se
Longitud L produzcan varias de
ellas a la vez, a no ser
que sea la unidad y
Tiempo T (g*)1/21/2 (*)12 (σ*/*)1/23/2 (c*)1
se utilice el mismo fluido
en los ensayos, es
Masa M *3 *3 *3 *3 decir, se ensaye
directamente el prototi-
Velocidad LT−1 (g*)1/21/2 *1 (σ*/*)1/21/2 c* po en condiciones de
autosemejanza. Las
Aceleración LT−2 g* (*)23 (σ*/*)2 (c*)21 variables con asterisco
indican la relación p/m
que existe entre una
Caudal L3T−1 (g*)1/25/2 *2 (σ*/*)1/23/2 c*3 determinada propiedad
en el fluido real y en el
Fuerza MLT−2 *g*3 *(*)2 σ* *(c*)22 utilizado en el modelo.
La semejanza de
Presión ML−1T−2 *g* *(*)22 σ*1 *(c*)2 Froude puede extender-
se a los distintos tipos
Energía ML2T−2 *g*4 *(*)2 σ*2 *(c*)23 de fuerzas másicas.
66
Esto es especialmente conflictivo en problemas de conservación de la cantidad de movimiento, en los que
la elección de un volumen de control inadecuado puede inducir un cálculo erróneo de la fuerza que el flui-
do realiza sobre un contorno. En estos problemas, la elección del volumen de control debe hacerse teniendo
en cuenta qué es lo que se pretende calcular y de qué variables se dispone para ello.
67
Salvo raras excepciones, como el caso hipotético de que en una de estas superficies se produjera una onda
de choque, por ejemplo.
117
Mecánica de fluidos en ingeniería
68
Si bien es admisible que la presión sea constante en las secciones de entrada y salida, no suele ser así para
la velocidad, por lo que se introduce el factor corrector de la cantidad de movimiento o impulso, , defini-
do como:
2
1 v
S S v
dS
118
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
3 3
a : b aij bij
i 1 j 1
y, en notación indicial, aijbij. Este operador también permite definir la norma de un tensor, de la forma
||a||=(a:a)1/2.
84
La función de disipación de Rayleigh, por componentes en cartesianas, es:
x y z x y x z y z
85
Esto no es cierto, precisamente, en los casos de flujo en turbomáquinas de flujo compresible, flujo externo
supersónico, lubricación y extrusión a alta velocidad.
86
Otra forma de esta ecuación utiliza la igualdad: (lnρ)/(lnT) = T.
87
Una forma simplificada de [2.71] se ha visto en [2.65].
88
El primer paso de la CFD requiere la generación de una malla, que servirá de base para discretizar el medio
continuo. A cada nodo de la malla, se le asocian entre 3 y 20 variables (la presión, las tres componentes de
la velocidad, la densidad, la temperatura, las propiedades del fluido, etc.), y se genera así un sistema enor-
me de ecuaciones no lineales. El mayor problema es que, para captar físicamente la turbulencia, se requie-
ren mallas muy finas y, con tal número de incógnitas, los métodos de resolución directos o matriciales ne-
cesitan demasiada capacidad de almacenamiento, mientras que los métodos iterativos pueden ser poco ro-
bustos y divergir. Se trata de un problema matemático NP.
89
Básico o también primitivo. Es frecuente denominar el sistema de unidades como primitivo o derivado. Por
ejemplo, el tiempo y el espacio son magnitudes primitivas en mecánica, mientras que la velocidad es deri-
vada. Evidentemente, esta definición puede invertirse.
90
Por ejemplo, el caudal volumétrico sería [Q] = m3s1. Las magnitudes Q pueden ser escalares o vectoriales.
91
Estas propiedades son de índole matemática y se verifican en función de cómo se hallen agrupadas las
variables en f. No todas las ecuaciones físicamente correctas e independientes del tamaño de las unidades
son invariantes a los cambios de las unidades de medida. No obstante, se demuestra que toda relación di-
mensionalmente homogénea es invariante y que, para ello, basta que, al aplicar el cambio de variables
[2.84] a la ecuación [2.80], se cumpla:
p p p
f ( k j 1 j Q1 , k j 2 j Q2 , , k j nj Qn ) f (Q1 , Q2 ,, Qn )
a a a
kj
k j j 1 j 1 j 1
92
Las variables son adimensionales y su obtención se halla bien documentada en muchas referencias.
93
Las dos primeras ecuaciones de [2.89] implican que la semejanza física es una generalización de la seme-
janza geométrica y cinemática.
94
Cuando se dispone de ellas. También se pueden deducir por análisis inspeccional.
95
En la ecuación de la energía, se han omitido los términos de radiación y reacción sin que, por ello, el
método que se presenta pierda generalidad. Sí se incluyen en la ecuación de la entropía [2.96], con la que
se discute su influencia más adelante (v. [2.97]).
96
Las condiciones para que el movimiento pueda ser considerado unidireccional se analizan en el apartado
3.4.1. Aquí se introduce esta condición para reducir la extensión de la ecuación resultante sin que, por ello,
se pierda generalidad en el desarrollo.
97
En general, c02 = [p/]s y es una propiedad termodinámica del fluido.
98
En la práctica, se suele sustituir el calor específico a volumen constante por el de presión constante.
119
Mecánica de fluidos en ingeniería
99
Cuando conviene escoger como presión característica las variaciones de la presión, su gradiente en [2.91]
ha de ser del mismo orden que el término más importante de la ecuación de cantidad de movimiento. Si el
movimiento es estacionario y transcurre a un número de Reynolds elevado, esta condición implica que
p0 v2. El término de presión desaparece de las ecuaciones adimensionales sólo en contados casos trivia-
les.
100
El término convectivo puede, asimismo, ser despreciable si predominan al menos dos de los términos de la
derecha, e incluso completamente nulo si el contorno o las condiciones del flujo inhiben su aparición. To-
dos los resultados de esta sección pueden ampliarse comparando los términos de cada una de las ecuacio-
nes entre sí y no sólo con el convectivo. Se anima al lector a que extraiga sus propias conclusiones siguien-
do la guía ofrecida en este apartado y en el 1.3.1.
101
El número de Prandtl es 0,73 para el aire y aproximadamente 7,1 para el agua. Pr es inferior a la unidad en
los metales líquidos. Por ejemplo, para el mercurio es 0,024 y para el sodio, 0,007.
102
El estudio de la propagación del sonido puede hacerse con la teoría de los fluidos ideales. En estos casos,
t0 es la inversa de la frecuencia acústica.
103
Salvo el término v2/cpT, que es proporcional a M2 en los gases y puede ser mayor que 1 en los flujos
supersónicos.
104
La entropía puede cambiar en un tiempo del orden de t0 y entre líneas de corriente si no partían todas de s0.
105
Obsérvese la ecuación [2.48] de nuevo. La entropía de una partícula se mantiene constante en su despla-
zamiento a lo largo de la línea de corriente aunque el proceso no pueda ser considerado estacionario, pero,
si lo es, será la misma para todas las partículas de la línea. En cambio, la suma {h + v2/2} de la partícula no
se mantiene si el proceso no es estacionario aunque se verifiquen las demás condiciones anteriores, debido
al cambio local de la presión (supuesto U constante). Este efecto es el que permite a las turbomáquinas
intercambiar trabajo con el fluido (también de forma isentrópica, en teoría).
106
El cálculo de las magnitudes fluidas de remanso a partir de las estáticas, o viceversa, se puede acometer,
por ejemplo, mediante el diagrama de Mollier (h,s) del fluido. Las condiciones de conservación de las
magnitudes de remanso son: efectos de la viscosidad y de la conductividad térmica despreciables, en un
movimiento permanente, sin adición de calor, en que las fuerzas másicas sean mínimas. En resumen: mo-
vimientos permanentes a altos números de Reynolds, sin adición de calor y con fuerzas másicas desprecia-
bles.
107
Teniendo presente que la velocidad del sonido, en condiciones normales, es del orden de 340 y 1.400
metros por segundo en el aire y en el agua, respectivamente, se entiende que los flujos estacionarios más
comunes puedan considerarse incompresibles.
108
Es diferencial exacta: dp = [p/ρ]sd + [p/ρ]ds. Si se utiliza la relación [1.126] para evaluar los cam-
bios de densidad, se llega a:
1 D Dp DT t Dp T Ds
t
Dt Dt Dt Dt c p Dt
que coincide con el interior de [2.122].
109
El signo menos del interior del corchete indica que existe cierta compensación, pues en condiciones
normales el aumento de la presión induce un aumento de la densidad, mientras que el incremento de la
entropía supone, en general, una dilatación del fluido.
110
El orden de magnitud del cambio local de la presión, p0, está asociado a la variación de la cantidad de
movimiento de la partícula fluida por unidad de área normal a l0, que es l0v0/t0.
111
Se entiende aquí que v0 hace referencia a la magnitud de la fluctuación de la velocidad en la región l0 en la
que se produce el cambio de signo de la velocidad debida a la oscilación (es decir, son las magnitudes v y
l del tema 3.7). El número de Mach de [2.130] está definido entonces con dicha fluctuación, independien-
temente de que exista un flujo medio no nulo para el que haya definida una velocidad media, distinta a v ,
que daría lugar a otro número de Mach para el que tendría que verificarse M2 << 1, indistintamente.
112
La última ecuación de [2.131] sólo se puede incumplir a escala terrestre para el aire atmosférico, si:
120
Ecuaciones fundamentales y análisis dimensional
gl0
O 1
p0
donde l0 es la distancia vertical y p0, la presión atmosférica.
113
Por ejemplo, en las turbinas hidráulicas, resulta más apropiado suponer que el dato es Y y la variable
dependiente, Q.
114
Es importante observar en la práctica si las bombas son, en realidad, geométricamente semejantes, porque
los constructores pueden colocar rotores de diferente tamaño en una misma carcasa. El torneado de los
rodetes también es una práctica común, lo que modifica su diámtero externo y los ángulos de la corriente
de salida. La semejanza tampoco es completa en bombas a escala porque, a causa de su diferente tamaño,
la relación /D es más pequeña en las bombas grandes que en las de menor tamaño.
115
Esto es consecuencia del acoplamiento entre las ecuaciones de la energía, de continuidad y de la cantidad
de movimiento: si parte de la energía comunicada se dedica a cambiar la densidad, la ecuación de continui-
dad afecta a la distribución de velocidades y éstas, a la cantidad de movimiento resultante.
116
Las fuerzas másicas que derivan de un potencial podrían agruparse también con la presión y trabajar con
presiones reducidas pero, como ahora se trata básicamente de gases, su efecto puede despreciarse.
117
Desde una perspectiva general, pues también es posible experimentar con modelos mediante las técnicas
de la analogía hidráulica, eléctrica, térmica, etc.
121
Flujos característicos
y dinámica de fluidos
123
Mecánica de fluidos en ingeniería
D
Dt
h 1 v 2 qa U v
2
p
t
124
Flujos característicos y dinámica de fluidos
125
Mecánica de fluidos en ingeniería
v v 2
P U 0
t s 2 [3.8]
v2
(P U ) 0
r n
Estas ecuaciones, para un fluido incompresible en el campo gravitatorio y en movi-
miento estacionario, son:121
v2 p
gz 0
s 2
[3.9]
v 2
p
gz 0
r n
La ecuación en dirección {s} integrada a lo largo de una línea de corriente es la ecua-
ción de Bernoulli:
v2 p
gz C [3.10]
2
Es decir, cuando el movimiento de un fluido incompresible en el campo gravitatorio es
permanente y los efectos viscosos son despreciables, se puede afirmar que la suma de
las energías cinética, de presión y potencial del fluido se mantiene constante a lo largo
de una línea de corriente. La constante se determina siguiendo la línea de corriente
aguas arriba o abajo, hasta llegar a una región donde las condiciones de contorno im-
pongan su valor. Si, dado el caso, el movimiento parte de una región donde el estado es
uniforme y se cumplen las condiciones de la fluidostática, o bien es irrotacional,122 la
126
Flujos característicos y dinámica de fluidos
constante de integración de [3.10] es la misma para todo el campo fluido y para todas
las líneas de corriente, según [2.41].
La ecuación de Bernoulli no puede aplicarse a gases o a fluidos compresibles, pues la
densidad varía con la presión y con otra variable de estado, por ejemplo = (p,s), y no
puede resolverse la integral de dp/ de [3.8]. Afortunadamente, si el movimiento es
homentrópico se verifica que el fluido es barotrópico y que dh = dp/, y la ecuación de
Euler-Bernoulli puede escribirse a la forma:
v v 2
h U 0 [3.11]
t s 2
Esta ecuación indica que, en los procesos estacionarios que involucren gases, la ental-
pía de remanso es constante a lo largo de una línea de corriente (porque los gases son
muy ligeros y ∂U/∂s 0). Se comprueba que esta ecuación también es válida en líqui-
dos a entropía constante porque, al ser du = 0 = Tds pd, se cumple que dh = dp/.123
La segunda ecuación de [3.9] muestra que la suma {p + gz} es constante en la direc-
ción normal a la línea de corriente cuando éstas son rectas (r = ). Si las líneas de co-
rriente son curvas y se conoce la distribución de la velocidad en dirección normal, con
– r = n, dicha ecuación puede ser integrada para conocer la distribución de la presión.
Como v2/r > 0, se deduce que la presión reducida aumenta con el radio de curvatura de
la corriente.
Asimismo, cabe preguntarse por la evolución de las otras magnitudes al cambiar de
línea de corriente. Para ello, téngase presente la ecuación de Gibbs en función de la
entalpía de remanso:
dp dp
Tds dh dh0 vdv [3.12]
A lo largo de la línea de corriente, la entropía es constante si el movimiento es isentró-
pico y permanente. Si, además, se pueden despreciar las fuerzas másicas, entonces
también lo es la entalpía de remanso, y la ecuación anterior es una identidad nula en
{s}, al serlo todos sus términos.124
En dirección normal a la línea de corriente {n} , utilizando [3.7] se cumple:
s h0 v 1 p h0 v v 2
T v v [3.13]
n n n n n n r
127
Mecánica de fluidos en ingeniería
La primera de las ecuaciones [3.9] permite definir la energía mecánica por unidad de
masa de un fluido incompresible como:
v2 p
em gz [3.19]
2
El flujo en el interior de un tubo de corriente de sección ortogonal, S, está formado por
infinidad de líneas de corriente en las que el fluido tiene, o puede tener, una energía
mecánica distinta en dirección transversal. Se ha visto que la energía mecánica es cons-
tante en S, si el movimiento es irrotacional, pero, si el flujo es rotacional o no uniforme,
entonces la constante de [3.10] cambia entre líneas de corriente.
Se define como potencia de la corriente la integral:
128
Flujos característicos y dinámica de fluidos
W em c ndS [3.20]
S
129
Mecánica de fluidos en ingeniería
donde (1) y (2) son los puntos de entrada y de salida del difusor, donde las secciones son
A1 y A2, respectivamente, con A2 > A1. En caso de flujo ideal cuasiunidireccional y sin
fricción, se verifica:
2 2
v A
cR , t 1 2 1 1 [3.27]
v
1 A2
Cuando la relación entre paréntesis tiende a cero, entonces cR,t se hace la unidad y toda
la energía cinética a la entrada es recuperable (es decir, la velocidad a la salida resulta
nula). En realidad, el valor efectivo del coeficiente de recuperación de un difusor, cR, es
inferior al dado por [3.27], debido a las pérdidas de energía que se producen, y su rela-
ción es una medida de su eficiencia.
El rendimiento de un difusor se define como la relación entre la energía estática recu-
perada y la que podría haberse recuperado en condiciones ideales (sin pérdidas de
energía mecánica), que coincide con el decremento de energía cinética experimentado,
v2/2, es decir:128
2 p2 p1 e e
dif 1 2 m ,12 m2 ,2 [3.28]
v1 v2
2 2
v1 v2
130
Flujos característicos y dinámica de fluidos
es decir:
v 0 [3.30]
131
Mecánica de fluidos en ingeniería
v sdl v sdl
a
a
b
b [3.31]
y otros no conciliables con los anteriores, c y d, para los que se verifica una igualdad
distinta a la anterior. La diferencia entre las integrales de ambas familias recibe el
nombre de constante cíclica, 0, y se demuestra que es igual a la circulación a lo largo de
una curva cerrada que envuelva la región excluida:
x x0
es decir, todas la curvas que envuelven la región excluida una sola vez proporcionan una
circulación de valor 0, lo que significa que el potencial no es univaluado, sino que está
definido a menos de múltiplos enteros de 0. La diferencia entre los posibles valores del
potencial en un mismo punto es una integral múltiple de 0, es decir, n0, donde n es el
número de vueltas que da la curva alrededor de la región excluida al realizar la operación
[3.29]. Esta circunstancia no afecta la velocidad, pues ésta es única en cada punto e instan-
te (y es univaluado).
Un movimiento irrotacional de una región doblemente conexa se denomina cíclico cuando
0 es diferente de cero, y acíclico en caso contrario.131 La introducción de una barrera
virtual en el dominio doblemente conexo lo convierte en simplemente conexo y hace que
el potencial sea de nuevo unívoco, siempre que el camino de integración de [3.29] no la
cruce (el potencial es entonces discontinuo a través de la barrera en un valor múltiplo de la
constante cíclica, 0). El grado de conectividad de un dominio múltiplemente conexo se
define como g = b + 1, donde b es el número de barreras necesarias para transformarlo en
simplemente conexo.
El ejemplo más sencillo de movimiento potencial cíclico es el vórtice libre referido
anteriormente, para el que el potencial de velocidades es:
k [3.33]
Este potencial se incrementa en 2k cada vez que la circulación da una vuelta en senti-
do antihorario alrededor del origen. La velocidad definida por este potencial en coorde-
nadas cilíndricas es:132
vr 0
r
[3.34]
1 k
v
r r
132
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.2.
Dominios irrotacionales.
A la izquierda, un dominio
simplemente conexo en
el que la circulación entre
dos puntos es indepen-
diente del camino de
integración. A la derecha,
sendos dominios doble-
mente conexos que
muestran familias de
curvas conciliables (a y
b) y no conciliables con
las anteriores (c y d).
Del desarrollo anterior, queda claro que una de las ventajas más importantes de los
movimientos irrotacionales es que son también potenciales. En estos movimientos, el
campo de velocidades queda definido simplemente especificando el valor del potencial
en cada punto, lo que comporta, a su vez, que las ecuaciones del movimiento adopten
una forma mucho más simple. Se recuerda que, para que exista el potencial de acelera-
ciones, es preciso que las fuerzas viscosas sean despreciables y que las másicas y las de
presión deriven de un potencial. Este último caso se da cuando el movimiento es baro-
trópico, lo que ocurre en el movimiento de fluidos incompresibles y, en gases, cuando
es homentrópico.
Las ecuaciones de continuidad para un fluido incompresible y un gas calóricamente
perfecto en movimiento homentrópico son, respectivamente:133
v 0
1 1 Dh [3.36]
v
( 1) h Dt
y las de cantidad de movimiento:
1 p
( ) 2 U C (t )
t 2
[3.37]
1
( ) 2 h U C (t )
t 2
Obsérvese que la ecuación de continuidad en los gases no verifica la ecuación de
Laplace, = 0, al aparecer derivadas temporales de .
Las ecuaciones [3.37] son las ecuaciones de Euler-Bernoulli generalizadas. La constan-
te C(t) aún puede depender del tiempo, pero ahora es la misma para todo el campo
fluido, por lo que aumenta la importancia de la ecuación de Bernoulli en el estudio del
flujo potencial incompresible.
Este sistema de ecuaciones debe completarse con las condiciones de contorno y valor
inicial, que básicamente coinciden con las de los fluidos ideales, más las restricciones
que hagan posible este movimiento. Si se trata del movimiento irrotacional de líquidos,
133
Mecánica de fluidos en ingeniería
y resulta que, si v·n es cero en todos los puntos de la frontera del dominio irrotacional
simplemente conexo, S, entonces v ha de serlo también en su interior. Es decir, no se
puede dar un movimiento irrotacional de un fluido incompresible contenido en una
región simplemente conexa limitada por contornos impermeables, salvo que al menos
parte del contorno se mueva con una componente normal no nula. Por otro lado, si el
contorno está en movimiento y se detiene, el movimiento del fluido cesará instantá-
neamente.135
Como consecuencia de lo anterior, si el fluido ocupa una extensión amplia en el espa-
cio tridimensional en comparación con la región en la que se encuentra un sólido en
movimiento, de modo que se pueda suponer que está en reposo en el infinito y que
también lo estaría en su totalidad si el sólido no se moviera, entonces el campo de mo-
vimiento está determinado sólo por la velocidad normal instantánea del cuerpo y su
geometría, y no son relevantes ni su aceleración ni el movimiento pasado. Si la exten-
sión infinita es bidimensional y, por tanto, el recinto es doblemente conexo, se puede
demostrar entonces que es suficiente añadir al problema la constante cíclica para que el
movimiento irrotacional quede determinado en todos los puntos.136
Una característica esencial del tipo de movimiento irrotacional que se establece en un
fluido incompresible, ilimitado y en reposo en el infinito, por la presencia de un cuerpo
de extensión limitada y en movimiento en su seno, es que el campo de velocidad indu-
cido tiende a cero, al menos en un orden tan rápido como la inversa del cuadrado de la
distancia al objeto. El campo irrotacional puede generarse por el cambio de volumen
del objeto (por ejemplo, en la implosión de una burbuja), por el desplazamiento del
objeto (como en el caso del movimiento de una pelota) o por la combinación de ambos.
En el primer caso, el cambio de volumen se admite representado por una fuente o un
colador puntual en la ubicación del objeto, y conlleva una disminución de la velocidad
con la distancia del orden de r 2. En el segundo caso, el movimiento puede representar-
se por un dipolo y la velocidad disminuye como r 3.
Puesto que la velocidad del fluido viene determinada sólo por la velocidad normal
instantánea del cuerpo, resulta que su energía cinética es una expresión cuadrática de
las componentes de la velocidad de éste. Por otro lado, la variación de su cantidad de
134
Flujos característicos y dinámica de fluidos
por lo que ambos potenciales cumplen la condición de Cauchy-Riemann para las com-
ponentes de una función analítica de la variable compleja, z = x + yj, que sirve para in-
troducir el potencial complejo del movimiento como:
F( z ) j [3.41]
dF( z ) F( z )
vx v y j [3.42]
dz x
como puede deducirse fácilmente con las ecuaciones anteriores.
Es posible definir la función de corriente para cualquier movimiento bidimensional, sea
o no viscoso o irrotacional; basta que se cumpla que ·v = 0. En cambio, el potencial
sólo se puede definir en el caso irrotacional, y, por tanto, ha de ser invíscido, barotrópi-
co y de fuerzas másicas conservativas, aunque no está limitado al caso bidimensional.
135
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tabla 3.1.
Ejemplos de flujos Definiciones Campos descritos
potenciales, incompre-
2 | r r0 |
q
ln(| r r0 |)
2
puntiformes en r0
q
2
q
F( z ) ln( z )
2
Vórtice libre con centro en r0
1
v θ
2 | r r0 |
2
e intensidad
ln(| r r0 |)
2
F( z ) j ln( z )
2
Dipolo de momento p con fuente y co-
p 1
vr cos
2 (| r r0 |)2
p 1
v sin
2 (| r r0 |)2
p 1
cos
lador simétricos a r0
2 | r r0 |
p 1
sin
2 | r r0 |
p 1
F( z )
2 z
136
Flujos característicos y dinámica de fluidos
también es solución, donde a y b son dos constantes que pueden depender del tiempo.
137
Mecánica de fluidos en ingeniería
R2
v r 1 cos [3.44]
r2 2
y su función de corriente:
R2 r
v r 1 sin ln [3.45]
r2 2 R
El ángulo θ se mide desde el punto “i” de la figura 3.3, y es positivo en sentido levógi-
ro, que también es el sentido positivo de la circulación.
Las componentes de la velocidad en coordenadas cilíndricas también se obtienen por
superposición, y resultan ser:
R2
vr v 1 2 cos
r
[3.46]
R2 1
v v 1 2 sin
r 2 r
de donde se deduce que hay dos puntos de estancamiento sobre el cilindro (v = 0, r = R)
que se encuentran en:
sin 0 [3.47]
4 Rv
138
Flujos característicos y dinámica de fluidos
2 2 2
F fc
0
pnRd i p cos Rd j p sin Rd Fx i Fy j
0 0
[3.49]
Obsérvese que, según {x}, la componente es nula y, según {y}, el resultado se puede
escribir de la forma:
Fy v [3.50]
que es la denominada fuerza de Magnus.143 Este resultado fue demostrado por Kutta y
Joukowski para cualquier tipo de cuerpo aislado, aplicando el principio de conserva-
ción de la cantidad de movimiento.
Figura 3.3.
Flujo bidimensional incom-
presible alrededor de un
cilindro en rotación (círculo
interior, en gris).
Se ha utilizado una circula-
ción (Γ = 2πRv∞ = π/2)
negativa, de modo que
refuerza la velocidad
incidente en la parte
superior del cilindro (donde
la presión es menor).
Cuando se omite la rotación
del análisis, se obtiene una
solución simétrica respecto
al eje {s} y desaparece la
sustentación. En cambio, la
simetría en torno a {n} se
mantiene, por lo que la
distribución de presiones
supone un arrastre nulo en
cualquier caso.
El resultado final del apartado anterior suscita cierta controversia: la teoría potencial
presentada estima una fuerza de sustentación acorde con la experiencia, pero, en cam-
bio, fracasa al predecir un arrastre nulo. De acuerdo con los teoremas de la circulación,
si el objeto y el fluido parten del reposo en un flujo potencial, la circulación total debe-
ría ser nula y no habría sustentación una vez iniciado el movimiento, ni siquiera en
entornos múltiplemente conexos. Por tanto, falta explicar cuál el origen de la circula-
ción en objetos que no giran y cómo se puede actuar sobre su magnitud y sentido para
generar la sustentación deseada.
Supóngase el perfil alar aislado de la figura 3.4 inmerso en un flujo potencial bidi-
mensional que partiera del reposo. Como se ha mencionado, el teorema de Kelvin
indica que el movimiento resultante ha de tener circulación nula alrededor del per-
fil (circuito ACDF de la figura), siempre que el efecto de la viscosidad sea nulo.
Cuando el perfil induce en la corriente potencial v un cierto ángulo de ataque, ,
por su parte inferior, sobre la parte superior del perfil aparece un punto de remanso
antes del punto de fuga que forzaría al fluido a bordear el borde afilado posterior.
Como esta situación de reflujo en el borde de fuga no es sostenible en presencia de
viscosidad, la capa límite que progresa sobre la parte inferior del perfil se despren-
de de éste justo en el borde de fuga, y produce un vórtice que interacciona con el
139
Mecánica de fluidos en ingeniería
por unidad de envergadura o ancho de perfil. Se demuestra que FL·v = 0, por lo que
esta fuerza es perpendicular a la dirección de la velocidad incidente no perturbada por
el perfil, y su sentido viene determinado por la forma vectorial de la ecuación [3.51]:
FL = v , en la que se ha de recordar que la circulación es definida positiva en sen-
tido levógiro (la circulación negativa del perfil de la figura 3.4 implica, por tanto, una
fuerza sustentadora ascendente cuando v se dirige a la derecha).
Figura 3.4.
Generación de circulación
alrededor de un perfil alar
bidimensional. De acuerdo
con el teorema de Kelvin,
la circulación alrededor del
circuito BCDE que rodea
la estela (positiva) se
compensa exactamente
por la circulación alrede-
dor del circuito ABEF que
rodea el ala (negativa). El
movimiento del fluido
alrededor del perfil es la
superposición de dos: un
flujo potencial con un
punto de remanso sobre la
superficie superior del
perfil y anterior al borde de La clave para conseguir una sustentación adecuada es diseñar el perfil de forma que se
fuga, y una circulación
neta negativa alrededor de evite la separación de la capa límite superior antes del borde de fuga, para lo cual se
éste. reduce el gradiente adverso de presión mediante perfiles alargados. La estela que se
genera para ángulos de ataque pequeños es muy delgada pero, para ángulos mayores a
uno crítico, el perfil entra en pérdida porque se produce la separación de la capa límite.
De hecho, aunque la teoría ideal suponga una resistencia nula al avance y esta condi-
ción se verifique, aproximadamente, cuando las capas límites son estrechas alrededor
del perfil, la verdad es que siempre se produce cierta resistencia en la dirección de v.
La magnitud de esta resistencia puede ser del mismo orden que la sustentación cuando
la capa límite superior se desprende del perfil antes del borde de fuga.
140
Flujos característicos y dinámica de fluidos
La fuerza total que actúa sobre el perfil en presencia de resistencias al avance resulta de
la suma vectorial siguiente:
F FL FD [3.52]
Figura 3.5.
Curvas CL, CD y polar
típicas de un perfil alar
aislado La relación CL/CD
se ha normalizado con su
máximo. Valores de
referencia para el perfil
Göttingen 682.
141
Mecánica de fluidos en ingeniería
tanto, dominable en la fase de diseño de un rotor) o de las características del flujo inci-
dente (en especial, para condiciones de trabajo variables o fuera de diseño), y hace que
la circulación evolucione desde el valor máximo hasta el mínimo, que es cero y se
encuentra en el extremo en que la sección es nula. Resulta, entonces, que el gradiente
de la circulación a lo largo del álabe origina el desprendimiento local de torbellinos, de
modo que su intensidad iguala la diferencia de circulación entre secciones adyacentes.
La presencia de estos torbellinos induce la aparición de una velocidad relativa al perfil
que modifica la dirección de la velocidad incidente y cambia el valor de la circulación
obtenida mediante la teoría bidimensional. Además, como la fuerza de sustentación
generada por el flujo potencial es perpendicular a la dirección de la velocidad incidente
y ésta ha cambiado, resulta que aparece sobre el perfil una componente de arrastre que
aumenta su resistencia y consume más potencia.
La energía de los torbellinos se disipa aguas abajo del perfil y repercute en el funcio-
namiento de las turbomáquinas al disminuir su rendimiento y variar el campo de pre-
siones y velocidades. Esto hace que el diseño de muchas máquinas se acometa de for-
ma que la circulación generada sobre el perfil, en condiciones nominales, sea constante
a lo largo de los álabes, de modo que toda la vorticidad de estos remolinos se concentre
en el extremo y no afecte el flujo principal. La circulación que se produce en el torbe-
llino de salida es, pues, la misma que la que existe sobre cualquier sección del perfil, y
su núcleo es una región rotacional donde la viscosidad es importante.
142
Flujos característicos y dinámica de fluidos
grandes respecto al volumen del poro medio, d 3, pero, a su vez, pequeñas respecto a la
dimensión, L. Es decir, se supone que d << V 1/3 << L.
La proporción de huecos local, e, se define como la relación entre el volumen ocupado
por los poros, Vp, y el ocupado por el sólido, Vs, dentro del volumen en V. La porosidad
local se define como el cociente entre el volumen de huecos (espacio de poros ocupado
por el fluido) y el volumen V (siendo V = Vp + Vs). Esta porosidad puede ser variable en
L, y se relaciona con la proporción de huecos local mediante la expresión:
Vp Vp e
[3.54]
V Vs Vp 1 e
donde Ap es el área característica de poros por donde se produce el flujo real a la velo-
cidad vp, y A es la superficie plana, de normal n, situada en el punto en cuestión. Se
demuestra que la porosidad también es el cociente, Ap/A, con d 2 << A << L2 y A V 2/3,
de modo que los valores medios de esta expresión conducen a v = Φvp, que es la
denominada velocidad de Darcy. De forma análoga, pueden definirse la presión, la
temperatura, etc., teniendo en cuenta que los valores medios locales así calculados no
tienen por qué cumplir las ecuaciones termodinámicas de estado, salvo que sus fluctua-
ciones con respecto a dichos valores medios en Vp sean pequeñas (lo que suele darse en
la práctica).
La definición macroscópica de la densidad y de la velocidad a través del medio poroso
permite escribir la ecuación de continuidad del movimiento macroscópico de la forma:
( )
( v) 0 [3.56]
t
que expresa que la variación de la masa de fluido contenido en la unidad de volumen
de medio poroso es igual a la masa neta que recibe por unidad de tiempo y volumen. Si
el medio es incompresible e indeformable, esta ecuación es, evidentemente, ·v = 0,
pero si el fluido es compresible y el medio deformable, entonces:
(v) 0 [3.57]
t t
En general, el movimiento que se establece a través de la matriz porosa transcurre a
números de Reynolds bajos, muy inferiores a la unidad, ya que se cumple la condición
de que vpd es muy pequeño. Por ello, se puede esperar que exista una relación de pro-
porcionalidad entre la velocidad v y las fuerzas de presión y másicas actuantes.146 Esta
relación es la conocida ecuación de Darcy, que, si las fuerzas másicas derivan de un
potencial U, se escribe:
k
v ( p U ) [3.58]
143
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tabla 3.2.
Coeficientes de
permeabilidad típicos Medio K [cm/s]
(por intervalos) de
diferentes medios
porosos en agua. Gravas 1−102
Arenas limpias 10−3−1
Arenas arcillosas 10−6−10−3
144
Flujos característicos y dinámica de fluidos
p p
t [3.64]
t p t t
y, si la estructura es indeformable:
p
t (v) 0 [3.65]
t
Si se prescinde de βt y se utiliza la cota piezométrica h, siendo z independiente de t, la
ecuación [3.63] resulta:
h
g p v 0 [3.66]
t
En general, si el medio es homogéneo (K constante), la combinación de las ecuaciones
[3.61] y [3.63] conduce, en una primera aproximación, a:149
S h
h [3.67]
K t
y, si el movimiento es permanente, entonces ∆h = 0.
Las ecuaciones [3.62], [3.67] y ∆h = 0 pueden resolverse teniendo en cuenta las condi-
ciones iniciales y las de contorno. En lo que sigue, se supondrá que el fluido es incom-
presible y el medio poroso, indeformable y de Φ constante.
En el caso más general en que los cambios de la presión no afectan la densidad del
fluido ni la forma de la estructura porosa, la ecuación que rige el movimiento en el
medio es la ecuación de Laplace, ∆h = 0, y las condiciones iniciales y de contorno se
corresponden, entonces, con el caso irrotacional de líquidos que se ha analizado en el
tema anterior. En consecuencia, al no aparecer derivadas temporales en las ecuaciones,
no se pueden imponer condiciones iniciales al movimiento.
En cuanto a las condiciones de contorno, se supone conocido el valor de la presión o de
la cota piezométrica en el contorno exterior donde el medio está limitado por fluido
libre. Si existe una región en el medio poroso ocupada por un gas en reposo, se puede
suponer, a la hora de determinar el movimiento del líquido, que la presión sobre su
superficie libre es la del gas y que en éste la presión es constante e igual a la del en-
torno externo del medio poroso. Asimismo, en la superficie libre y estacionaria del
líquido en contacto con el gas, la velocidad ha de ser tangente a la superficie y
dh/dn = 0, aunque, por norma general, la forma de la superficie es desconocida a priori
y ha de ser determinada como parte de la solución.
145
Mecánica de fluidos en ingeniería
Allí donde el medio poroso esté limitado por una pared impermeable estática, se cum-
ple que v·n = 0, es decir, la velocidad sólo puede ser tangente al contorno, por lo que
esta condición equivale a dh/dn = 0 en líquidos. Si la pared es permeable, como pudiera
ser el caso en que dos estratos de diferente origen geológico en contacto son atravesa-
dos por el mismo líquido, la condición que se ha de cumplir en el salto a través de la
superficie viene dada por la continuidad integral y es:
A(v vs ) n Q [3.68]
146
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.6.
Condiciones de contorno
en una presa porosa que
separa dos masas
líquidas de alturas H1 y
H2. A la derecha, se
muestra la incidencia de
la ley de la refracción.
Obsérvese que la
componente tangencial
de la velocidad de Darcy
(vsin) experimenta un
salto finito a través de la
superficie.
La diferencia entre el caudal que sale y el que entra por dos caras opuestas es:
qx 1 2 H 2
qx dx qx dx K dxdy [3.73]
x 2 x 2
2 H 2 2 H 2
0 [3.74]
x 2 y 2
147
Mecánica de fluidos en ingeniería
1 d h2
r 0 [3.80]
r dr r
de donde:
h 2
r C [3.81]
r
y, por tanto:
r
h2 h02 C ln [3.82]
R0
Para evaluar la constante de integración, se ha de tener en cuenta que el caudal Q es
constante, por continuidad, a cualquier distancia del pozo. Esto es:
dh
Q 2 rhK rC [3.83]
dr
por lo que, finalmente:
Q r
h 2 h02 ln [3.84]
K R0
Obsérvese que esta expresión indica que el nivel h crece indefinidamente hacia el infi-
nito. Para salvar esta situación y dar compatibilidad a la solución con una condición de
alimentación finita a un radio R∞ suficientemente grande, se admite que el caudal peri-
metral tiene su origen en R∞, donde la altura de la superficie es h∞ y constante para
radios mayores. En resumen, la solución se expresa de la forma:
148
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Q R
h2 h2 ln [3.85]
K r
El desnivel observado en el pozo con respecto al nivel freático no perturbado es h∞−h0,
y viene dado por:
Q R
h2 h02 ln [3.86]
K R0
Figura 3.7.
Prisma para el análisis
del movimiento en capas
freáticas (izquierda) y
abatimiento de las líneas
de carga en un pozo
perforado en una capa
freática de permeabilidad
K.
149
Mecánica de fluidos en ingeniería
v0 x vx* v0 y v y v0 z vz *
*
0 [3.87]
L x* D y * D z *
de donde:
D
O(v0 y ) O(v0 z ) O(v0 x ) [3.88]
L
Evidentemente, la velocidad transversal es despreciable frente a la longitudinal cuando
L es mucho mayor que D. Se puede considerar que el movimiento es cuasiunidireccio-
nal con viscosidad dominante (o apreciable) si, además, los términos convectivos de
[2.100] son inferiores a los viscosos, es decir, si se cumple la condición:
v02x / L v D D D
O 2
O 0x O Re D 1 [3.89]
0xv / D L L
v L v L
O(p0 x ) O máx 0 x , v02x , 0 x [3.90]
t0 D D
v0 y v y* v0 x v0 y p0 y v0 y
v * *v * * p* *2 v * [3.91]
t0 t *
L D D2
v0 y D D v0 y
O(p0 y ) O máx , v0 x v0 y , [3.92]
t0 L D
150
Flujos característicos y dinámica de fluidos
vx
ν 0 [3.94]
x
lo que implica que vx = vx(y,z,t). En estas condiciones, además, v·v = 0, ya que:
v v v
i v x x v y x v z x 0i
x y z
v y v y v y
j vx vy vz 0j [3.95]
x y z
v v v
k vx z v y z vz z 0k
x y z
y las ecuaciones de cantidad de movimiento en los ejes {xyz} quedan de la forma:154
151
Mecánica de fluidos en ingeniería
ción, de forma que la solución final puede obtenerse como la suma de las soluciones
conocidas a distintas condiciones ya resueltas. Por otro lado, el contorno también im-
pone condiciones de simetría en el movimiento y permite calcular el gradiente de pre-
sión reducida, conocida ésta en dos puntos en un instante dado: pL = (p1 p2)r/L.
Cuando las condiciones iniciales y las de contorno no dependen de z, es posible encon-
trar una solución de [3.97], de forma que vx no dependa de x y el movimiento resultante
sea unidireccional y bidimensional. Por ejemplo, el movimiento de un fluido viscoso e
incompresible, que ocupa el semiespacio superior limitado por una placa plana infinita
y horizontal que oscila de forma armónica y paralela a sí misma, viene descrito por la
ecuación:
vx 2 vx
[3.98]
t y 2
La solución de esta ecuación, con pL = 0, cuando las condiciones de contorno son
(y = 0, vx = v0cos(t); y = , vx = 0), es:
v x v0 e y / cos( t y / ) [3.99]
Figura 3.8.
Representación
gráfica de la corriente
de Stokes. Se
muestra la solución
para agua fría, con
= 10 rad/s y
v0 = 1 m/s, en cinco
instantes (a, b, c, d y
e) de un semiciclo de
0,1 s.
152
Flujos característicos y dinámica de fluidos
2 vx
pL [3.100]
y 2
La ecuación anterior se integra fácilmente entre dos placas infinitas paralelas cuando
pL es nulo (corriente de Couette) y una de las placas se mueve a una velocidad v0
arrastrando con ella el fluido por el huelgo h existente entre ambas placas. Si la otra
placa no se mueve, las condiciones de contorno son (y = 0, vx = 0; y = h, vx = v0) y su
solución:
y
vx v0 [3.101]
h
Si ambas placas no se mueven y existe un pL no nulo, entonces la solución al movi-
miento es (corriente de Hagen-Poiseuille):
pL
vx y (h y ) [3.102]
2
con un máximo en y = h/2. El caudal volumétrico de fluido entre ambas placas por
unidad de ancho es:
h
h3
q vx dy p L [3.103]
0
12
Figura 3.9.
Distintas soluciones de
la corriente entre
placas planas infinitas
de ancho infinito.
h h3
q v0 pL [3.104]
2 12
Estos resultados son fácilmente generalizables al caso del flujo de fuga por intersticios
planos o circulares, y a los problemas de lubricación fluidodinámica.
La solución de Hagen-Poiseuille se puede aplicar a conductos bidimensionales circula-
res en los que, por simetría, se puede admitir que la velocidad, vx, sólo depende de su
153
Mecánica de fluidos en ingeniería
2 R 0 R 2 pL 0 [3.110]
Figura 3.10.
Equilibrio de fuerzas lo que pone de manifiesto el equilibrio axial del movimiento según el balance de fuer-
diferenciales en un
conducto de radio R. El zas sobre el elemento diferencial de la figura 3.10.
equilibrio [3.110] es
válido aun en presencia
de turbulencia por
consideraciones de
simetría. Para otras
secciones no circulares,
aparecen velocidades
medias en dirección
transversal debidas a
que los esfuerzos
turbulentos no se
equilibran con el gradien-
te de presiones.
154
Flujos característicos y dinámica de fluidos
r
p ln 2
vx L ( r22 r 2 ) (r22 r12 ) r [3.112]
4 r
ln 2
r1
El caudal resulta ser:
r2 1 p L
Q vx 2 rdr (r24 r14 ) (r22 r12 ) 2 [3.113]
r2 8
r1
ln
r1
1 p
Q (r22 r12 ) (r22 r12 ) (r22 r12 ) L
r
ln 2 8
r1
[3.114]
1 pL
vx (r22 r12 ) (r22 r12 )
r 8
ln 2
r1
155
Mecánica de fluidos en ingeniería
156
Flujos característicos y dinámica de fluidos
La experiencia muestra que dos superficies sólidas pueden deslizarse con facilidad una
sobre otra cuando existe una pequeña capa de fluido entre ellas. Esta capa ofrece una
gran resistencia a ser exprimida y permanece como una película lubricante, que separa
las superficies y sustituye la fricción entre sólidos por la fricción sólido-líquido, que es
mucho más pequeña. Además, esta capa de lubricación es capaz de generar sobrepre-
siones internas suficientemente grandes para dar lugar a fuerzas que permitan soportar
cargas en dirección normal a la superficie. Este es el principio básico de la lubricación
fluidodinámica perfecta.
Para analizar el principio de este fenómeno, supóngase que se tiene una configuración
como la de la figura 3.11 (izquierda), formada por dos superficies, una de ellas plana,
que se desliza paralela a sí misma a la velocidad v0. La longitud de las superficies en la
dirección del movimiento, L, es mucho mayor que la distancia que las separa, h1 o h2,
siendo h1 mayor que h2 y su diferencia del mismo orden. Se supone que el movimiento
es bidimensional, es decir, que la dimensión de la superficie perpendicular al papel es
suficientemente grande para admitir que la solución no depende de z y que cualquier
derivada en esa dirección es nula. Utilizando un sistema de referencia ligado a la super-
ficie estática superior, se definen: y, la coordenada vertical medida desde la móvil, para
que la solución resulte estacionaria; x, la distancia a lo largo de la superficie móvil
desde el origen de la película y que, en una primera aproximación, es también la dis-
tancia sobre la superficie fija, al ser h/L << 1, y h, la separación de las superficies en x.
La cuasiunidireccionalidad del movimiento está asegurada siempre que la velocidad del
fluido en cualquier sección de la capa sea del orden de v0 y, por tanto, el gradiente de
presión en dirección {y} será despreciable respecto al longitudinal (también se dan las
condiciones que condujeron a [3.93]). El gradiente de presión en dirección longitudinal
157
Mecánica de fluidos en ingeniería
viene dado por [3.90] y es del orden del segundo término si el número de Reynolds,
definido como ρv0h1/, es muy superior a la unidad, y del tercero en caso contrario. Los
resultados de este apartado son válidos aunque v0 cambie con el tiempo, siempre que el
tiempo característico de esta variación, t0, verifique la condición:
h2
O 1 1 [3.121]
t0
v h2 h
O 0 1 O Reh 1 1 [3.122]
L L
Figura 3.11.
Capa de lubricación entre
dos superficies en
movimiento relativo. A la
izquierda, el caso de dos
superficies que forman
una cuña bidimensional. A
la derecha, el caso de un
cojinete cilíndrico en el
que la película de fluido se
cierra sobre sí misma.
158
Flujos característicos y dinámica de fluidos
12 h
L
p2 p1 3
v0 q dx [3.126]
0 h 2
de donde, al ser q constante, pero h no:
L
h
2
dx
v p1 p2 1
q 0 0
[3.127]
2 L
12 L
h dx h dx
3 3
0 0
h1 1 L h2 L
o bien:
159
Mecánica de fluidos en ingeniería
h1 xx
1 1
p p h L L
p
* 1
2
[3.130]
6 v0 L h1 2
1 h1 h
1 1
x
h22 h2
h2 h2 L
Esta distribución de presiones se ha representado en la figura 3.13, donde se observa
que tiene una forma parabólica, con un máximo intermedio en xp/L = 1/(1 + h2/h1).
Con estos resultados, es fácil deducir la carga que aguanta la cuña angular y la fricción
sobre la placa móvil, ambas por unidad de ancho. Si la presión externa es la atmosféri-
ca, pa, y p1 = p2 = pa, la carga es:
L
FN ( p pa ) dx [3.131]
0
de donde, con [3.129], resulta:
2
L h1 h1 h2
FN 6 v0 ln 2 [3.132]
h1 h2 h2 h1 h2
y, también:
FN 1 h1 h1 h2
FN* ln 2 [3.133]
6 v0 L2 h
2
h2 h1 h2
1
1
h22
h2
El esfuerzo tangencial en la pared móvil horizontal se obtiene de la expresión:
v v0 h dp
0 h 2 dx [3.134]
y
y 0
y, por tanto, la fuerza de fricción tangencial sobre la superficie plana inferior es:159
L
L h1 h2 h
FT 0 dx 2 v0 3 2 ln 1 [3.135]
0 h1 h2 h
1 2 h h2
FT 1 h1 h2 h
FT* 3 2ln 1 [3.136]
2 v0 L h1 h h h2
1 1 2
h2 h2
160
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.12.
Fuerza de sustentación,
FN*, y módulo de la fuerza
tangencial, FT* (izquier-
da), y factor de rozamien-
to, f L/h2 (derecha), en
función de la relación
h2/h1. El valor óptimo (de
diseño) de esta relación
se encuentra en torno a
h2/h1 = 0,45.
j (1 ε cos ) j 3 (1 ε cos )3 dp
q R [3.138]
2 12 R d
161
Mecánica de fluidos en ingeniería
Como, en este caso, p0 = p2π, tras sustituir e integrar como se hizo en [3.128], se deduce
que el caudal es:
2
( j (1 ε cos )) d
2
R 1 ε2
q 0
2
Rj [3.139]
2 2 ε2
( j (1 ε cos )) d
3
y la distribución de presiones:
A partir de este punto, es posible calcular la fuerza que el cojinete será capaz de aguan-
tar y el par que ejerce el fluido sobre el eje. Téngase presente que la presión p0 es cons-
tante y, por tanto, su resultante es nula. Además, dada la antisimetría de la distribución
de presiones [3.140] (v. figura 3.13, cuando no hay cavitación), la dirección de la resul-
tante de la presión es perpendicular a la línea de centros 00, pues las componentes
paralelas se cancelan por simetría. Con todo, la fuerza por unidad de longitud sobre el
cojinete se calcula haciendo:161
2
F R ( p p0 ) sin d [3.142]
0
La fuerza sobre el eje es de igual módulo pero opuesta a la anterior. Tras integrar, con
[3.140]:
R 3 ε
F 12 [3.143]
j (1 ε ) (2 ε 2 )
2 2 1/ 2
Se observa que, sin carga, la excentricidad es nula, y que ésta aumenta al hacerlo la
carga. El caso límite correspondiente a una carga muy grande, en que el eje y el cojine-
te entrarían en contacto y ε = 1, no se contempla en esta exposición, pues da lugar a la
pérdida de la capacidad de lubricación perfecta del cojinete.162
El momento que ejerce el fluido sobre el eje se obtiene de la expresión (el par necesario
para mover el eje será de signo contrario):
2
M R d
2
[3.144]
0
R j (1 ε cos ) dp
[3.145]
j (1 ε cos ) 2R d
Por tanto:
162
Flujos característicos y dinámica de fluidos
R 3 1 2ε 2
M 4 [3.146]
j (1 ε 2 )1/ 2 (2 ε 2 )
Dado que tanto el par como la carga son función de la excentricidad, el par es función
de la carga y su relación:
M 1 2ε 2
j [3.147]
F 3ε
función sólo del juego radial y de la excentricidad, pero no de la viscosidad ni de la
velocidad de rotación.
El coeficiente de rozamiento equivalente del cojinete se define como:
M 1 2ε 2 j
f [3.148]
RF 3ε R
de donde se sigue que el factor adimensional f R/j es sólo función de la excentricidad.
Figura 3.13.
Distribución de la presión
p* en una cuña angular
[3.130] con p1 = pa
(izquierda) y en un
cojinete cilíndrico [3.141]
(derecha). En este último
caso, conocido como
solución completa de
Sommerfeld, la zona de
presión negativa puede
dar lugar a la cavitación
de la película fluida. Esto
puede evitarse aumen-
tando p0, pero a expen-
sas de generar sobrepre-
siones excesivamente
elevadas en el resto de la
película y desviar la
dirección de la resultante.
163
Mecánica de fluidos en ingeniería
En conclusión, de las ecuaciones anteriores se aprecia que hay dos parámetros que
rigen el comportamiento del sistema: la cifra S e, indirectamente, la excentricidad .
Está ampliamente asumido que la excentricidad óptima se encuentra en torno a = 0,7.
Valores más grandes de dificultan la alineación del eje y del cojinete y valores meno-
res son propensos a causar vibraciones y producen aumentos importantes de la tempe-
ratura del lubricante.
En los cojinetes reales, se ha de tener en cuenta también la relación entre el radio y su
ancho, R/b. En el apartado 5.6.2, se introducen algunos de los efectos que no se han
tenido en cuenta en la teoría bidimensional desarrollada aquí y también la influencia de
este factor.
164
Flujos característicos y dinámica de fluidos
y 1 dp
v vm, y ( y h) [3.153]
h 2 L d
( hL L ) ( L q ) ( L q ) 0 [3.155]
t
165
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 3.14.
Superficies generaliza-
das y volumen de control
utilizados en la deduc-
ción de la ecuación de
Reynolds de la lubrica-
ción fluidodinámica por
películas delgadas.
h h h h 3 dp h 3 dp
12 6 vm , x vm , z [3.156]
t x z x dx z dz
h h3 dp Rh3 dp
6 R [3.158]
R d z dz
166
Flujos característicos y dinámica de fluidos
En este último caso, el segundo término del segundo miembro de [3.160] domina el
primero y la solución se corresponde con geometrías de cojinetes cortos, para los que el
gradiente de presión es mayor en dirección transversal {z} que en dirección longitudi-
nal {} o, al menos, del mismo orden (pues su relación depende de z y ). Se demuestra
entonces que, si el origen de z se toma en el centro del cojinete y se supone que la pre-
sión a ambos lados es la atmosférica, la distribución de la presión en z es:
ε sin b2
p pa 3 3
z2 [3.161]
j (1 ε cos ) 4
2
En la práctica, el valor de R/b suele ubicarse en el intervalo entre 0,25 y 2, pero la ten-
dencia actual se orienta a la fabricación de cojinetes cada vez más cortos, que no pre-
sentan los problemas de alineación de los cojinetes largos y en que es más fácil la ali-
mentación del fluido fresco y también su drenaje. Por estos motivos, el estudio de la
solución de Ocvirk cobra importancia para la estimación de las propiedades de los
cojinetes, ya que la solución final es una combinación aproximadamente lineal de am-
bos resultados167 y es suficientemente precisa cuando se cumple que R/b es mayor que
1,5.
El término asociado a la variación temporal de h de la ecuación de Reynolds debe rete-
nerse en los denominados fenómenos dinámicos de aplastamiento y durante la puesta
en marcha del cojinete desde la posición de reposo. Observando el orden de magnitud
de los términos correspondientes de las ecuaciones [3.154] y [3.155], se deduce que un
movimiento relativo de la superficie normal a la película de velocidad ∂h/∂t produce en
dirección longitudinal uno mucho mayor. Como, en principio:
O ( hL L ) O( L q ) O( L v h) [3.162]
t
el orden de la variación longitudinal de la velocidad resulta ser:
L h h
O(v ) O O t [3.163]
h t
Ello indica que no es necesario retener, en las ecuaciones [3.154], velocidades de su-
perficie vm pequeñas frente al término (L/h)∂h/∂t y, por tanto, pequeños movimientos
axiales del cojinete pueden despreciarse respecto a los radiales del mismo orden.
Para mostrar cómo se opera con el término no estacionario ∂h/∂t, se analiza el flujo que
resulta del aplastamiento (uniforme) de una película por acercamiento de dos placas
circulares de radio R. En este caso, la ecuación de Reynolds es:
(hr ) (rqr ) 0 [3.164]
t r
con = r, β = , L = 1, Lβ = r, y qr de [3.154], con vm = 0. Esta ecuación, integrada dos
veces con las condiciones de contorno (r = 0, ∂p/∂r = 0; r = R, p = pa), conduce a:
3 dh 2 2
p pa (R r ) [3.165]
h3 dt
de donde:
167
Mecánica de fluidos en ingeniería
h3 dp r dh
qr [3.166]
12 dr 2 dt
Nótese que éste es el caudal por unidad de perímetro que se tiene a un radio r, por el
cambio del volumen contenido en r, πr2dh/dt. La velocidad asociada es vr = qr/h, mucho
mayor que dh/dt, salvo en el centro del disco, donde r ≈ h.
La fuerza necesaria para acercar ambas superficies se calcula mediante la expresión:
R
3 R 4 dh
F 2 ( p pa ) rdr 3 [3.167]
0
2 h dt
Cuando el movimiento relativo vm entre las superficies es tan lento que no es capaz de
generar las sobrepresiones internas necesarias para mantenerlas separadas ante una
carga determinada, es necesario recurrir a la inyección mecánica de líquido a presión.
Los cojinetes basados en este principio pueden funcionar igualmente con velocidad
relativa, pero sobre todo se muestran adecuados cuando la carga es muy grande y la
velocidad relativa, pequeña o nula, o durante el arranque de algunas máquinas o de sus
ejes.
La película de lubricante correspondiente a un huelgo y a una carga determinados nece-
sita una presión de inyección y consume un caudal, que han de ser abastecidos por un
sistema externo al cojinete. La fiabilidad de este sistema es crucial para el manteni-
miento de la carga y del grueso mínimo de película, y no sólo porque ha de ser capaz
de comunicar una potencia hidráulica determinada sin interrupciones, sino porque ha
de hacerlo con un fluido en buenas condiciones, filtrado y acondicionado, según las
características de la instalación. En la figura 3.15, se muestra una disposición típica de
estos cojinetes.
Supóngase que se trata de mantener dos piezas circulares, de radios R1 y R2, separadas
una distancia h, en principio variable con el tiempo. En este caso, la ecuación de Rey-
nolds es [3.164], donde, como antes, dadas la simetría del problema y la ausencia de
rotación relativa entre las superficies, se entiende que p es independiente de . Inte-
grando esta ecuación, con las condiciones de contorno (r = R1, p = p0; r = R2, p = pa), se
obtiene:
r
ln
3 dh 2 2 3 dh 2 R2
p pa 3 ( R2 r ) ( p0 pa ) 3 ( R2 R12 ) [3.168]
h dt h dt ln R1
R2
168
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.15.
A la izquierda, un
cojinete hidrostático para
carga vertical y distribu-
ción de presiones
correspondiente [3.168]
cuando dh/dt = 0. En el
sistema representado, la
presión de bombeo, pB,
se reduce a la existente
en la cavidad interna del
cojinete, p0, mediante un
compensador (C). El
espesor típico h0 se
encuentra en el intervalo
[20, 80] m. A la
derecha, se presenta la
disposición de varios de
estos cojinetes alimenta-
dos a diferentes pB o con
diferentes compensado-
res, para habilitar el
soporte de cargas
excéntricas (p01>p02).
Por otro lado, la expresión [3.169] sugiere que la fuerza que puede realizar el cojinete
es independiente de h0, si p0 se mantiene constante. En la práctica, cualquier cambio en
la carga aplicada sobre el cojinete puede inducir cambios en el espesor de la película,
que pueden colapsarla cuando la carga aumenta y el espesor disminuye, o volverlo
inestable si la carga disminuye y el espesor aumenta. Esta ecuación confirma que, si no
cambian ni la geometría ni la viscosidad del fluido, el control del caudal que alimenta
el cojinete permite compensar las variaciones de la carga y mantener el espesor dentro
del margen operativo.
169
Mecánica de fluidos en ingeniería
La definición [3.173] se entiende mejor al analizar el efecto que una perturbación tiene
en un fluido estacionario. Para el volumen de control de la figura 3.16, es fácil ver que
las ecuaciones de continuidad y cantidad de movimiento conducen a:
( )v c
[3.174]
cv p
donde la magnitud de la perturbación se indica con las variables prima y su velocidad
de propagación, con c. De [3.174], se despeja:
p
c2 1 [3.175]
Es decir, para perturbaciones acústicas o de pequeña magnitud e isentrópicas, resulta:
p p
c2 [3.176]
s
0
170
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Esta ecuación es conocida como la ecuación de Laplace del sonido o velocidad del
sonido a frecuencia nula.171 Por su parte, la ecuación [3.175] indica que la velocidad de
una perturbación aumenta con su intensidad, de modo que las ondas de una explosión
se desplazan a más velocidad que la del sonido.
El número de Mach definido en función de la velocidad del sonido anterior puede
ser inferior, igual o superior a la unidad, y se utiliza para identificar las caracterís-
ticas de las diferentes condiciones de flujo que se pueden dar en un fluido compre-
sible. Así, se sabe que el efecto que produce el aporte de calor o de trabajo sobre el
flujo es distinto, dependiendo de si éste es subsónico o supersónico (y resulta de
aplicación la denominada ley de inversión). Además, la naturaleza misma del flujo
es completamente diferente en ambos casos: por un lado, en un flujo subsónico,
nunca aparecen ondas de choque, salvo en aquellas regiones en las que, localmente,
el número de Mach es mayor que 1;172 por otro lado, si bien la presencia de un
obstáculo aguas abajo en un flujo subsónico afecta el campo de presiones y la dis-
tribución de las líneas de corriente aguas arriba, en un flujo supersónico el fluido
aguas arriba fluye como si el obstáculo no existiera hasta justo delante del mismo,
donde precisamente se forma una onda de choque.
Figura 3.16.
A la izquierda, el efecto que
una perturbación tiene al
moverse a la velocidad c en
el seno de un fluido
estacionario. A la derecha,
el volumen de control que
representa el modelo
relativo a la onda para su
análisis y que puede
considerarse un flujo
isentrópico unidimensional
en un conducto de área
constante. Se supone que
la perturbación es una onda
Para entender mejor por qué la naturaleza del flujo cambia a ambos lados de la condi- de pequeña amplitud,
ción M = 1, es necesario comprender una característica básica de las ondas: cualquier carente de masa, cuyo
efecto sobre las partículas
pequeña perturbación en forma de onda173 se propaga a la velocidad c respecto del de fluido puede analizarse
fluido; es decir, la perturbación es transportada por el fluido en su movimiento. En un mediante las ecuaciones
sistema de coordenadas absoluto y con el fluido en movimiento estacionario a veloci- generales del movimiento,
si se supone que es
dad v respecto del mismo, la perturbación generada en un punto fijo tiene una veloci- estática y que es el fluido el
dad absoluta que depende de la velocidad del fluido y de su dirección. que se mueve relativo a
ella.
Cuando v < c, la perturbación alcanza toda la región considerada antes que el fluido,
tanto aguas arriba como aguas abajo de éste, aunque recorre más distancia aguas abajo
por unidad de tiempo.174 En cambio, si v > c, la perturbación sólo se propaga aguas
abajo y lo hace dentro de un cono cuya apertura es tanto más pequeña cuanto mayor
sea el cociente v/c. El resultado es semejante si el fluido está en reposo y es el origen de
la perturbación el que se desplaza a la velocidad v, por ejemplo cuando un cuerpo se
mueve en el seno de un fluido en calma, aunque entonces el cono característico se
genera por detrás del cuerpo, tal como se observa en la figura 3.17. En cualquier caso, a
partir de la condición v = c, las ondas sólo se propagan en un semiespacio a un lado del
origen de la perturbación, de modo que el observador o el fluido en movimiento per-
manecen insensibles a lo que ocurre al otro lado de la barrera sónica.175
171
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 3.17.
Impronta de una perturba-
ción que se propaga por un
fluido (sólo se muestra la
parte superior por simetría).
A la izquierda, el fluido (●)
está en reposo y es el
origen de la perturbación
( ○) el que se mueve a la
velocidad v. A la derecha, el
fluido se mueve a velocidad
constante y es el origen de
la perturbación el que está
en reposo. Arriba, el caso
subsónico (M < 1, v < c) de
ambos escenarios: a la
izquierda, se observa que la
onda generada se mueve
por delante del objeto que
la causa y hace que el
observador perciba su
existencia antes de que el
objeto alcance su posición.
En el centro, el caso crítico
en que M = 1, para el que
se forma una onda de
amplitud finita en la
perturbación por acumula-
ción de las ondas elementa-
les generadas. Abajo, el
caso supersónico (M > 1)
en el que las ondas
generan una superficie
cónica que las envuelve y
cuyo ángulo cumple la
condición sin = c/v = 1/M.
En este caso, se desarrolla
una onda de choque
delante del objeto. Las 3.6.2. Flujo homentrópico unidimensional
líneas generatrices de las
superficies cónicas se
denominan líneas de Mach,
Una vez explicadas algunas particularidades de las ondas y su modo de propagación, se
LM. está en condiciones de analizar, en más detalle, el movimiento homentrópico unidimen-
sional de un fluido compresible. Para empezar, la supuesta unidireccionalidad del mo-
vimiento impone que los gradientes de presión sean despreciables en dirección trans-
versal, y así resulta que tanto la velocidad como la densidad y la misma presión son
sólo función de la coordenada longitudinal x y del tiempo. En estas condiciones, las
ecuaciones del movimiento son:
v
v 0
t x x
[3.177]
v v 1 p
v 0
t x x
donde se han omitido las fuerzas másicas al tratarse de gases.176 La última de estas
ecuaciones puede escribirse con [3.173] como:
v v c 2
v 0 [3.178]
t x x
Es posible resolver este sistema de ecuaciones para diversas situaciones prácticas, co-
mo el flujo compresible estacionario unidimensional, cuasiunidireccional y homentró-
172
Flujos característicos y dinámica de fluidos
pico de esta sección, y la propagación de ondas en el seno del fluido, que se analizará
más adelante al final de este capítulo.
La conservación de las magnitudes de remanso, h0, T0, p0, c0, etc., en el movimiento
homentrópico estacionario impone la siguiente relación entre las variaciones de la ve-
locidad, la presión, la entalpía y la densidad a lo largo de la línea de corriente:
dh dv 1 p c 2
v [3.179]
x dx x x
Obsérvese que el incremento de la velocidad en el fluido conlleva la disminución de
todas las magnitudes estáticas.
Introduciendo el gasto másico específico, j = v, y teniendo presente que dj = vd + dv,
se deduce la expresión:
dj
(1 M 2 ) [3.180]
dv
que muestra que la densidad de flujo crece en el flujo subsónico cuando la velocidad
aumenta a lo largo de una línea de corriente, y que alcanza un máximo en la condición
M = 1. Esta ecuación y las [3.179] son válidas tanto para el flujo subsónico como para
el supersónico.
Como, para un gas calóricamente perfecto, se cumple que c2 = RT = ( 1)h, y, para la
entalpía:
h0 v2
1 [3.181]
h 2h
se deduce fácilmente, con [3.179]:
1/ 2 1/ 2 1/ 2
c0 T0 h 1 2
0 1 M
c T h 2
[3.182]
p0 0 T0 1 1 2 1
1 M
p T 2
La condición M = 1 define las condiciones críticas del flujo isentrópico, que son, para
= 1,4:
1/ 2
c* 1
1 0,9129
c0 2
2
T * c* 2
0,8333
T0 c0 1
[3.183]
p* 1 1
1 0,5283
p0 2
1 1
* p* 2 1
0, 6339
0 p0 1
173
Mecánica de fluidos en ingeniería
Para el caso del movimiento que tiene lugar en un conducto de área lentamente varia-
ble, en el que el gasto másico G sea constante, el principio de conservación de la masa
en forma diferencial es:
1 d 1 dv 1 dA
0 [3.184]
dx v dx A dx
De esta expresión, se deduce que, en movimientos subsónicos (M < 1), el aumento del
área del conducto disminuye la velocidad y aumenta la presión, pero que, en movi-
mientos supersónicos (M > 1), esta relación se invierte y el fluido va más rápido en las
zonas anchas que en las estrechas. Se denomina tobera un conducto en el que el fluido
se acelera y se expande, el cual es convergente en el flujo subsónico y divergente, en el
supersónico. A la inversa, un difusor es un conducto en el que el fluido se decelera y se
comprime, el cual es divergente en el flujo subsónico y convergente, en el supersóni-
co.177
La razón por la que la velocidad aumenta cuando lo hace el área en flujos supersónicos
se debe a que el decremento de la densidad con el aumento del área es más rápido que
el correspondiente a la velocidad para un gasto másico determinado (en razón de M2).
La condición M = 1 sólo se cumple cuando dA/dx = 0, el área es mínima y j es máximo.
Las relaciones [3.182] combinadas entre sí y la ecuación del gasto, G = jA, conducen a:
1
G 1 2 2( 1)
A 1 M [3.186]
0 c0 M 2
que permite definir el número adimensional del gasto másico local como:
1
c 1 2 2( 1)
j 0 M 1 M [3.187]
p0 2
Esta ecuación revela que, para un número de Mach determinado, el gasto másico por
unidad de área, j, es función de las condiciones de remanso p0 y c0, o las equivalentes
p0 y h0, o p0 y T0.
Entre dos secciones de la tobera entre las que el flujo se mantenga isentrópico, se ha de
cumplir:
1
A1 M 2 2 ( 1)M12 2( 1)
[3.188]
A2 M1 2 ( 1)M 22
174
Flujos característicos y dinámica de fluidos
1
G 1 2( 1)
A
*
0 c0 2
1
[3.189]
Gc 2 2( 1)
* * 0
A p0 1
siendo la primera un mínimo, pues j es máximo para M = 1 y G es constante, y el se-
gundo un máximo, por la misma razón. En la sección de área mínima, quedan definidas
las condiciones críticas del flujo: c*, h*, T*, p*, etc., para M = M* = 1 en [3.182] y el
valor máximo de la densidad de flujo másico, que es j* = *c*, para un gasto G = A*j*,
que no podrá ser superado si no cambian las condiciones de remanso.
Combinando esta última ecuación y [3.186], se obtiene la siguiente relación geométrica
para el número de Mach de la corriente:
1
A 1 2 1 2 2( 1)
1 M [3.190]
A*
M 1 2
En definitiva, como en este movimiento se conservan todas las propiedades de reman-
so, resulta que cualquier magnitud se puede expresar en función del número de Mach
del movimiento, el cual, a su vez, puede describirse en función de la sección del con-
ducto y su relación con la crítica, A*. Esta área puede no existir en el movimiento, pero
permite definir una referencia respecto a la cual presentar el resto de magnitudes del
flujo, tal como se ha hecho en la figura 3.18 con la presión y la temperatura.
Figura 3.18.
Magnitudes en el flujo
isentrópico estacionario a
través de un conducto de
área lentamente variable
respecto a las de remanso.
Obsérvese que una
relación de áreas [3.190]
determinada se satisface
para dos números de Mach
y que es mínima en la
condición crítica, donde, en
cambio, es máximo. Se
muestra el valor de las
magnitudes para = 7/5.
Es evidente que la solución del movimiento compresible expuesta exige que éste sea
isentrópico en todo el campo fluido, lo cual en realidad sólo es posible para unas de-
terminadas condiciones de presión a lo largo del conducto. Debe apuntarse también que
es imposible obtener velocidades supersónicas en una tobera que se estreche continua-
mente hasta una sección mínima. Ello es así porque sólo se puede conseguir una velo-
175
Mecánica de fluidos en ingeniería
176
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Para presiones situadas entre pB y pD, el flujo se complica por la ocurrencia de una o
diversas ondas de choque estacionarias, que se desplazan hacia adelante a medida que
disminuye pS. Si la onda de choque se produce en el interior de la tobera, será en la
parte divergente y, por lo general, en un plano normal al movimiento, A12, que se ex-
tiende hasta el interior de la capa límite (en la cual ha de haber una parte subsónica que
la onda no puede atravesar). Antes de la onda, el flujo supone una expansión isentrópi-
ca supersónica mientras que, después de ella, se convierte en una compresión subsónica
compatible con la presión de salida. La situación de la onda de choque permite que el
flujo sea subsónico el resto del conducto divergente hasta la salida de la tobera, y se
sitúa en AS cuando la presión a la salida es pC, que es algo mayor que pD.
Figura 3.19.
Distribución de presiones
y número de Mach en
una tobera convergente-
divergente de Laval para
diversos escenarios de
presión a la salida. A la
derecha, la configuración
de las ondas generadas
(LM son líneas de
Mach). Obsérvese que la
onda de choque en A12
no se ha representado
en contacto con la
superficie porque sobre
ésta se desarrolla la
capa límite. La onda de
choque normal del
segundo caso se
desplaza hacia delante,
fuera de la tobera, a
medida que pS disminu-
ye, hasta que desapare-
ce y las dos oblicuas,
primero, se encuentran
y, después, se vuelven
horizontales.
Las ondas de choque no son más que el mecanismo de autoajuste que dispone el flujo
supersónico para adaptarse a las condiciones de presión reinantes aguas abajo. El análi-
sis detallado del salto de las magnitudes fluidas a través de una onda de choque normal
se realiza en 5.8.4, donde se muestra la correspondencia existente entre las magnitudes
fluidas antes y después de la onda, denominadas por los subíndices (1) y (2), respecti-
vamente. En general, se acepta que, como discontinuidad finita, una onda de choque es
una superficie geométrica de espesor casi nulo, lo que quiere decir que la superficie de
la tobera justo antes y después de la onda es idéntica (A1 = A2 = A12).
Para presiones inferiores a pC, las ondas de choque se producen fuera de la tobera y
pasan a ser oblicuas (es como si la onda normal se abriera y se convirtiera en dos). En
este caso, el flujo supersónico se extiende aguas abajo de la tobera y las ondas de cho-
que deflectan la corriente hacia el interior del chorro de salida, estrechándolo primero y
abriéndolo después. A medida que la presión de salida se acerca a la condición de dise-
177
Mecánica de fluidos en ingeniería
ño isentrópico y supersónico de la tobera, pD, las ondas oblicuas se van abriendo hasta
hacerse paralelas y perder toda su intensidad.
Cuando la presión externa es exactamente pD, el chorro sale al ambiente sin necesidad
de ningún mecanismo de adaptación y a la presión de diseño: se dice que la tobera
supersónica está adaptada a la presión ambiental pD. Si la presión ambiental es inferior
a pD, su ajuste no puede conseguirse mediante ondas de choque, pues éstas sólo pueden
aumentarla, sino que se realiza mediante el sistema de ondas expansivo de anchura
finita de Prandtl-Mayer explicado en 5.8.2, a través del cual se mantiene la entropía del
fluido y el movimiento continúa siendo potencial.
La explicación anterior ha pasado por alto una cuestión interesante que tiene que ver
con la disminución de la presión de remanso a través de la onda de choque (v. [5.239]).
Como se verifica que A1 = A2 = A12 y c0 no cambia (el choque es adiabático), resulta que
el número adimensional de gasto másico local evaluado para M1 > 1, 1, se incrementa
tras el salto al valor 2, al que le corresponde, según la ecuación [3.187], el número de
Mach después del choque M2 < 1, es decir:
1
c p 1 2 2( 1)
2 j12 0 1 01 M 2 1 M2 [3.192]
p02 p02 2
Esta situación es incongruente con el área crítica antes del choque, a la que correspon-
dería, según [3.190], un número de Mach subsónico distinto de M2 en la ubicación de la
onda. De ello se desprende que el área crítica ha de ser distinta a ambos lados de la
onda de choque. Como el gasto másico no cambia y, además, la tobera continúa blo-
queada, se ha de conservar *, y de [3.189] se deriva:
A1* p01 A2* p02 [3.193]
Es decir, el flujo subsónico después del choque se comporta como si hubiera pasado
por un área crítica imaginaria mayor que la real, desde la cual la relación de presiones
p02/pS, inferior a p01/pS, implicaría la solución isentrópica completa para el flujo blo-
queado y subsónico correspondiente a la situación p02/pB.
Figura 3.20.
A la izquierda, se
muestra el número de
Mach a la salida de una
onda de choque en
función del número de
Mach de entrada y el
incremento de la cifra
adimensional de gasto
másico local. A la
derecha, se ha repre-
sentado la variación de
las magnitudes fluidas a
través de una onda de
choque normal ( = 7/5).
178
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Falta aún por concretar la ubicación de la onda de choque cuando ésta se produce en el
interior de la parte divergente de la tobera. La resolución analítica de este problema se
realiza mediante las ecuaciones anteriores y es complicada porque algunas de ellas no
aparecen de forma explícita en términos de las variables de partida, por lo que se ha
optado por discutir el planteamiento general y presentar el resultado final de forma
gráfica.
Se sabe que la presión del entorno a la salida, pS, ha de estar comprendida, en este caso,
entre pB y pC para un p01 determinado, y la onda de choque se sitúa, para la primera, en
el cuello de la tobera y, para la segunda, en el área de salida. Esta área sólo es compati-
ble con los dos números de Mach que resultan de la ecuación [3.190] para AS:
1
AS 1 2 1 2 2( 1)
1 M S [3.194]
A1 M S 1
*
2
uno de los cuales es subsónico, MB < 1, correspondiente a p01/pB:
p01 1 2 1
1 MB [3.195]
pB 2
y otro, supersónico, MD > 1, que determina la relación de presiones de diseño para que
la tobera esté adaptada, p01/pD. Como, en este último caso, se supone que se produce
una onda de choque en AS, utilizando [5.236] se deduce:
1
p01 p01 pD 1 2 1 2
1 M D 1 (M 2D 1) [3.196]
pC pD pC 2 1
Para cualquier otra presión intermedia, pS, el flujo a la salida es subsónico tras la onda,
y entre pS y MS se verifica la relación:
p02 1 2 1 p02 p01
1 MS [3.197]
pS 2 p01 pS
S 1 1 2( 1)
p01 2 p01 1 AS pS
[3.199]
1 2
1/ 2
1 2 1 A* p
MS 1 2( 1) 1
2 1 01
1 1 AS pS
179
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 3.21.
Número de Mach a la
salida (izquierda) y salto
de presión de remanso
(derecha), en función de
la relación de áreas y
presiones a través de la
tobera cuando, en su
parte divergente, tiene
lugar una onda de
choque normal ( = 7/5).
Figura 3.22.
Gráficos para el cálculo
de la sección donde se
ubica una onda de
choque normal en una
tobera de Laval en
función de la relación de
áreas y presiones.
Obsérvese, a la izquierda,
que la relación entre el
salto de presiones en la
tobera y la relación de
áreas es prácticamente
lineal. Ambas gráficas
están limitadas por arriba
por [3.196] y, la de la
derecha, por [3.195] por
abajo ( = 7/5).
180
Flujos característicos y dinámica de fluidos
l
O [3.200]
0 l0
Cuando la perturbación es pequeña, tal que O() << O(0), se ha visto en [3.175] que ésta
se desplaza a la velocidad del sonido del medio no perturbado, por lo que se cumple:
p l
O 2
1 [3.201]
0 c0 l0
y como, según la ecuación de continuidad: O(D/Dt) O(·v), se deduce:
l0 l
O(v) O O(c0 ) [3.202]
t0 0 l0
donde t0 es el tiempo característico del fenómeno, que es del orden l0/c0. Atendiendo a
estas condiciones y a que se comprueba que el efecto de la gravedad es insignifican-
te,180 el orden de magnitud de los términos de la ecuación de Navier-Stokes [2.92] de la
cantidad de movimiento será:
0 v v * 0 v 2 p * * v * *
v * *v * p 2 [3.203]
t0 t *
l0 l0 l0
Dividiendo todos los términos por el local, y tras algunos pasos que se omiten pues no
aportan nada nuevo al desarrollo, se llega a la condición:
v * l * * *
v v * p* * * [3.204]
t * l0 0l0 c0
En consecuencia, siempre que los términos convectivos y el efecto de la viscosidad
puedan despreciarse porque la perturbación sea pequeña y el número de Reynolds,
calculado con la velocidad del sonido, superior a la unidad,181 las ecuaciones del mo-
vimiento se reducirán a:
181
Mecánica de fluidos en ingeniería
v
0 0
t x
[3.205]
v 1 p
0
t 0 x
A este resultado también se llega si se supone directamente que, en este caso, las varia-
ciones de la velocidad, la presión y la densidad en un medio en reposo son pequeñas,
de modo que el orden de magnitud de sus incrementos es tal que su producto es despre-
ciable (por ejemplo, v 0), que los incrementos de densidad y presión son mucho
menores que la magnitud absoluta de equilibrio correspondiente (0, p0), y que v es
mucho menor que c0. En definitiva, se sustituye v = v, = y p = p en [3.177].
Al comprobarse que el movimiento es isentrópico y potencial, la última de estas ecua-
ciones puede escribirse de cualquiera de las formas siguientes:
v c02
0
t 0 x
[3.206]
p
0
t 0
donde se ha usado el potencial de velocidades v' = φ/x. Esta definición pone de mani-
fiesto que estas ondas son longitudinales.
Estas ecuaciones, derivadas alternativamente respecto a x y t, conducen a las ecuacio-
nes de propagación de una onda sonora plana:
2 2 2
c0 0
t 2 x 2
[3.207]
2 v 2
2 v
c 0 0
t 2 x 2
y
2 2 2
c0 2 0 [3.208]
t 2 x
cuyas soluciones dependen de las condiciones de contorno o en los límites.
Así, por ejemplo, cuando se trata de las vibraciones libres de un fluido confinado en el
interior de un recipiente de dimensiones finitas, dichas ecuaciones sólo se satisfacen
para algunas frecuencias características que dependen de la forma y el tamaño del reci-
piente.182 La solución particular se obtiene mediante el procedimiento de separación de
variables para φ(x,t) y conduce a soluciones del tipo:
k ak cos(2 f k t ) cos(2 f k x / c0 )
vk k / x ak (2 f k / c0 ) cos(2 f k t ) sin(2 f k x / c0 ) [3.209]
pk 0 k / t 0 2 f k sin(2 f k t ) cos(2 f k x / c0 )
donde ak es una constante que identifica la amplitud de la onda y puede deducirse por
criterios energéticos combinados con las condiciones de contorno.
182
Flujos característicos y dinámica de fluidos
El resultado [3.209] es una onda plana estacionaria en la cual todas las magnitudes son
funciones exclusivas de las coordenadas (x,t). Esta onda no se propaga, sino que impli-
ca la oscilación longitudinal y en fase de todos los puntos del sistema en un instante
cualquiera.
La solución final se obtiene por superposición lineal (k = 1…), teniendo en cuenta que
cualquier vibración de las partículas de un sistema respecto a sus posiciones de equili-
brio puede descomponerse en sus modos naturales de vibración mediante series de
Fourier. Se deduce también, observando la ecuación [3.209], que sólo son posibles
aquellas frecuencias que cumplan las condiciones frontera, que en caso de ser (vx(t) = 0,
en x = 0 y x = L), son: f1 = 0,5c0/L, y fk = kf1. La velocidad se anula, asimismo, en
x = 0,5kc0/fk, que son puntos separados una distancia k/2 desde x = 0 hasta x = L, siendo
k la longitud de la onda de frecuencia fk, de valor c0/fk. Los puntos de velocidad nula se
denominan nodos y sus intermedios, donde la velocidad es máxima, antinodos o vien-
tres. Las oscilaciones de la presión tienen nodos y vientres en posiciones inversas a las
anteriores, por lo que los vientres de la presión son nodos de la velocidad, y viceversa.
Si la onda se propaga en un entorno infinito o semiinfinito, en el cual el fluido está
inicialmente en reposo, como cuando es provocada por una pared plana que se desplaza
en dirección a su normal, no hay motivo para que no puedan propagarse ondas de cual-
quier frecuencia.183 La solución general del supuesto lineal184 es debida a D’Alembert y
conduce a funciones de onda invariantes que se propagan a la velocidad del sonido en
ambos sentidos. Como en el caso anterior, es suficiente encontrar una solución para φ
para determinar todo el campo fluido.
Por simple observación de la ecuación [3.208], se deduce que puede ser factorizada de
la forma:
c0 c0 0 [3.210]
t x t x
183
Mecánica de fluidos en ingeniería
Se observa que todas las magnitudes de la perturbación tienen el mismo signo de v',
que es la velocidad inducida en el fluido, y que son positivas cuando tienen el sentido
de la onda propagada (v. la figura 3.16). En cambio, para la onda viajera F, el proce-
dimiento anterior conduce a p' = −ρ0c0v', de forma que una perturbación en velocidad
positiva (dirigida hacia la derecha) induce una perturbación negativa en presión (y en
densidad).
Para centrar las ideas expuestas, considérese el movimiento alternativo del pistón de la
figura 3.23 en un conducto donde el fluido está en calma. La perturbación en velocidad
generada por el pistón responde a la ecuación:
Si se admite que la amplitud del movimiento del pistón es muy inferior a la longitud de
la onda generada, es decir, a < ,187 se puede considerar que el origen de la perturbación
es puntual y que la ecuación [3.214] da la magnitud de v en x = 0. Entonces, la función
de la onda será senoidal y las perturbaciones asociadas del tipo (para x > 0):
v v0 sin((2 / )( x c0 t ))
v0 sin(2 f 0 ( x / c0 t ) G ( x c0 t ) [3.215]
p ' c02 0 c0 G ( x c0 t )
184
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.23.
Onda plana longitudinal
que se propaga por el
interior de una tubería a
velocidad c0 constante.
Arriba se indican los
cuartos de onda que son
de compresión y
expansión. Abajo se
muestra el perfil de la
perturbación en veloci-
dad. Las líneas caracte-
rísticas de pendiente (1)
son de + constante. La
distorsión que se observa
en la onda entre AE y EA
desaparece cuando
O(f0a/c0) << 1. A un
resultado semejante se
llega si la perturbación es
producida por la inyec-
ción y la extracción
alternativa de fluido por
el extremo del tubo.
La presión que ejerce el fluido sobre la pared frontal es 0c0vP respecto a la ambiental y
del mismo valor pero de signo opuesto sobre la pared dorsal. Cuando el pistón se acele-
ra en el mismo sentido que la onda, la variación de la perturbación en velocidad con la
distancia es negativa, esto es, vP/x < 0 y la onda es de compresión,188 y la presión ante
el pistón aumenta con el tiempo. En caso contrario, es decir cuando la pared se acelera
en el sentido opuesto al de avance de la onda, ésta es de expansión, vP/x > 0, y sus
ondas se ralentizan y separan progresivamente. En ambos casos, el flujo neto generado
es nulo puesto que el movimiento del pistón es alternativo, la perturbación es pequeña
y los efectos viscosos son despreciables.
Si la onda se propaga en un medio en el que acaba apareciendo un flujo no nulo a v*,
como, por ejemplo, cuando el pistón anterior desplaza el fluido en el interior del con-
ducto a velocidad constante, se deduce, por consideraciones de semejanza, que la dis-
tribución de todas las magnitudes sólo puede depender de las coordenadas y del tiempo
a través del cociente x/t. Esto quiere decir que dicha distribución y el esquema del flujo
resultante son invariantes con el tiempo, cuando se hace un cambio apropiado de escala
en {x}, y que la onda mantiene su forma cuando se representa sobre un eje {x/t}.
Cuando el pistón de la figura 3.24 se mueve en dirección a la onda, se comprime el gas
que hay ante él y aumenta la velocidad del sonido en el medio perturbado por la onda.
Esta circunstancia acumula las ondas sucesivas que se van gestando desde el instante
inicial y conduce a la formación de una onda de choque en su cara frontal. Con el tiem-
po, esta onda de choque se adelanta al pistón porque se mueve a una velocidad algo
superior a la del sonido en el medio no perturbado, c0.189 Aguas abajo de la onda, el
fluido continúa en calma y a la presión inicial, mientras que entre el pistón y el choque
185
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 3.24.
Ondas en movimiento
de semejanza unidi-
mensional generadas
por el desplazamiento
de un pistón (en gris) en
una tubería. Arriba, el
caso en que el pistón
comprime el fluido al
moverse hacia la
derecha y genera una
onda de choque que se
desplaza a la velocidad
v0 [5.240]. Abajo, el
caso en que el despla-
zamiento es hacia la
izquierda y se forma una
onda de expansión. En Para concluir el apartado, se presenta brevemente una cuestión interesante, desde el
este último caso, el
frente de la onda se
punto de vista práctico, que atañe a la interferencia de las ondas y a su interacción con
mueve a la velocidad el contorno. Las reglas básicas que describen todos estos fenómenos parten de la su-
c0 > c − |v|, porque en él perposición de las soluciones y del principio de Huygens, según el cual cada punto de
v = 0, y es una disconti-
nuidad débil. un frente de onda puede considerarse el origen de una nueva onda. Las funciones de
onda de las ondas que se hallan en un punto determinado se suman momentáneamente
y dan lugar a interferencias constructivas o destructivas. Así, cuando se encuentran dos
ondas planas iguales de pequeña magnitud (por ejemplo, ambas de compresión) que
viajan en sentido contrario, la velocidad inducida en la intersección es nula y su presión
se dobla.192 Si se encuentran dos ondas diferentes (una de compresión y la otra de ex-
pansión), entonces la velocidad se dobla y la presión en la intersección se cancela. Del
mismo modo, se puede afirmar que la onda que topa contra un contorno sólido dobla su
presión y anula la velocidad, y la onda rebotada es del mismo tipo y magnitud. En
cambio, si la onda alcanza el extremo abierto de un conducto, entonces la reflejada es
de tipo contrario y la presión en el extremo se iguala a la exterior.
186
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Figura 3.25.
Divertimento con ondas
simples de pequeña
amplitud (v << c0). Los
rectángulos representan
la magnitud de la
presión en la onda
(positiva o negativa) y
las flechas el sentido de
la perturbación en
velocidad correspon-
diente (hacia la derecha
o hacia la izquierda). A
la izquierda, una pared
sólida donde se produce
el efecto espejo y la
onda se refleja. A la
derecha, un entorno
abierto en el que la
onda se invierte.
187
Mecánica de fluidos en ingeniería
dv c 2 d
[3.217]
d dv
de donde:
dv c
[3.218]
d
(v c ) 0
t x
[3.219]
v v
(v c ) 0
t x
cuya solución es:
v G( x (v c)t )
[3.220]
H( x (v c)t )
Obsérvese que las ecuaciones [3.219] pueden escribirse en función de la derivada mate-
rial como:
D
v c c 0
t x x Dt x
[3.221]
v v v Dv v
v c c 0
t x x Dt x
por lo que un observador que se moviera con una partícula de fluido siguiendo su tra-
yectoria observaría a su alrededor dos ondas acústicas que se separarían de él a la velo-
cidad del sonido, c. De acuerdo con esto, las perturbaciones que se propagan respecto
del fluido con la velocidad del sonido en el sentido positivo o negativo del eje {x}, se
mueven respecto del sistema coordenado fijo con la velocidad v c. Las trayectorias de
estas ondas son líneas materiales en el plano {x,t}, cuya pendiente es, evidentemente:
dx
vc [3.222]
dt
188
Flujos característicos y dinámica de fluidos
1 1
c 2 p 2
c0 0 p0 [3.223]
dc 1 d 1 dp
c 2 2 p
Integrando ahora [3.218] desde un punto de la onda donde la velocidad es nula y c = c0,
resulta:
1
c c0 v [3.224]
2
y finalmente:
2
p 1 v 1
1 [3.225]
p0 0 2 c0
Para una onda de compresión, p > p0, que viaje a la derecha, la velocidad inducida
es positiva y se suma en módulo a la velocidad del sonido en el sentido de la pro-
pagación, y entonces la velocidad de la onda es q = + v + c (se recuerda que el signo
positivo de “” implica el desplazamiento de la onda a la derecha y, el negativo, a
la izquierda). Si la onda es de expansión, entonces v < 0 y se resta en módulo a la
del sonido. Para una onda que viaje a la izquierda, la velocidad inducida es negati-
va si es de compresión, es decir, se dirige a la izquierda siguiendo la propagación,
y los signos de [3.225] se compensan para hacer p > p0. En general, la velocidad de
una onda de compresión es q = |v| c en cualquier sentido. Este resultado ya se
había expuesto en [3.213] para el caso lineal.
La relación entre la velocidad de propagación de un punto de la onda, q, y la velocidad
del sonido del medio no perturbado, c0, sirve para discernir hasta qué punto la teoría
lineal es válida y se puede considerar que la onda es acústica. Para este fin, también se
pueden utilizar las relaciones v/c0 y |v|/c, siendo esta última el número de Mach del
flujo inducido por la onda. Todas ellas pueden calcularse en función de la relación de
presiones a través de la onda, combinando adecuadamente las ecuaciones [3.223] y
[3.225], y teniendo en cuenta que q = v c. El resultado es:
1
q 2 1 p 2
1
c0 1 2 p0
1
v 2 p 2
1 [3.226]
c0 1 p0
1
|v| 2 p 2
1 M
c 1 p0
La ecuación de una onda simple que avanzara en el sentido positivo del eje {x}, se
puede escribir en función de la velocidad inducida con [3.220] y [3.224]:
189
Mecánica de fluidos en ingeniería
1 1 1
v G x c0 v t G ( x c0 t ) vt G vt [3.227]
2 2 2
que difieren del G+ de [3.212] por un término que depende del valor de la propia per-
turbación.195 Este término modifica la onda a medida que se propaga: si la velocidad
del fluido aumenta con el tiempo, también aumentan su densidad y la velocidad del
sonido, de modo que las ondas sucesivas pueden alcanzarse unas a otras y hacer que el
término v/x resulte infinito y aparezca una discontinuidad.
Figura 3.26.
Relaciones de velocidad
en las ondas simples.
Las líneas delgadas
discontinuas muestran la
aproximación lineal de
las ecuaciones [3.226].
El número de Mach, M1,
corresponde a una onda
de choque normal que
se desplazara a la
velocidad q en un
entorno en reposo con
c0 (es dado por la
expresión [5.236]
combinada con [5.240]).
= 1,4.
De la ecuación anterior, se deduce que las líneas de constante sólo pueden ser ahora
características en las que la velocidad sea nula, al estar entre dos frentes de onda o el
fluido en reposo,196 y que las líneas características C+ de velocidad constante tienen por
pendiente:
d x vc 1 v
m 1 [3.228]
dt c0 c0 2 c0
x 0 1 v
1 t [3.229]
c0 c0 2 c0
En el vértice de la envolvente de todas las intersecciones, confluye una única recta que
define el tiempo mínimo o de rotura de la onda. Tomando el límite de la expresión
anterior, se tiene:
2 d 0 ( v ) 2 1
tR 0 [3.232]
1 dv 1 [dG / d ]0
que, al ser mínimo, atribuye a D = [dG/d]0 un valor máximo negativo, Dmáx. Es decir,
la característica sobre la cual se producirá la rotura es aquella que hace máximo el valor
absoluto de la derivada del perfil de la onda en t = 0 y verifica que v/x < 0. Como tR
ha de ser positivo, esta ecuación confirma que la rotura sólo puede producirse en la
parte de la onda que es de compresión ().
Figura 3.27.
Onda plana longitudinal
que se propaga por el
interior de una tubería
de sección recta
constante y formación
de choque en tR. Las
líneas características
divergen en la parte de
la onda que es de
expansión, y convergen
en la de compresión.
191
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 3.28.
Campo de caracterís-
ticas. A la izquierda,
un pistón en una
tubería que se acelera
hacia el exterior. En el
centro, el pistón se
acelera hacia dentro
(las ondas se dirigen
hacia la derecha en
ambos casos). A la
derecha, se muestra la
reflexión de una onda
simple de expansión
en una pared rígida.
Las líneas disconti-
nuas separan las
regiones no influidas
por la onda de las
influidas. x(t) es la
trayectoria de una
partícula.
118
Téngase presente, no obstante, que es probable que la solución resultante no sea válida en todo el campo
fluido o en cualquier instante. Por otro lado, la experiencia enseña que, en un flujo cuasiestacionario, las
magnitudes locales pueden fluctuar respecto de su valor medio en un tiempo superior que el mayor de los
tiempos de proceso del flujo, lo que da lugar a lo que se conoce como turbulencia, que se tratará en el capí-
tulo siguiente.
119
Por ejemplo, un flujo irrotacional es invíscido y barotrópico en presencia de fuerzas másicas conservati-
vas.
120
Cuando se trata de dos fluidos no miscibles en contacto, las velocidades normales de avance de la superfi-
cie de separación han de ser iguales. En cambio, la presión puede no ser continua a ambos lados si la super-
ficie no es plana y aparecen tensiones superficiales. Se demuestra que, a altos números de Reynolds, los
líquidos miscibles se comportan como inmiscibles, pues entonces también es despreciable la difusión má-
sica en la corriente exterior.
121
Se entiende que se habla del campo gravitatorio terrestre a una escala a la que las fuerzas de Coriolis no
tienen efecto. Se recuerda, no obstante, que la aceleración de Coriolis no tiene componente en la dirección
de la línea de corriente, por lo que sólo afecta a las ecuaciones de Euler en las direcciones normal y binor-
mal.
122
En el flujo de Beltrami, se puede aplicar la ecuación de Bernoulli, pero cada línea de corriente tendrá una
constante distinta.
123
Las ecuaciones de Euler [3.7] son válidas en los líquidos, aunque cambie su entropía, como consecuencia
del desacoplamiento de las ecuaciones térmicas y mecánicas.
124
El término entre paréntesis es nulo según [3.9], al no considerar las fuerzas másicas. Si se tienen en cuen-
ta, la ecuación en {s} resultante es, de nuevo, [3.11] para un movimiento permanente.
125
La formulación analítica exacta del teorema de Crocco se aplica a la ecuación general de Euler en caso de
que las fuerzas másicas sean despreciables. Combinando [2.40] y la ecuación de Gibbs de la entalpía, se
sigue:
192
Flujos característicos y dinámica de fluidos
v
v T s h0
t
de donde se deduce, por un lado, que en un movimiento homentrópico irrotacional la entalpía de remanso
sólo puede cambiar si el proceso no es estacionario y, por otro, que en un movimiento permanente todo
fenómeno que genere gradientes de entropía o entalpía de remanso (capas límite, ondas de choque, estelas,
combustión, reacción química, etc.) da lugar a la aparición de vorticidad en el campo fluido.
126
Obsérvese que el término a la derecha de la ecuación [3.16] es el módulo del vector de Lamb.
127
Se deduce que ha de ser:
v dQ
2
3
1 v
S S v
S
2
dS
v Q
para que las expresiones [3.20] y [3.21] coincidan. Compárese esta ecuación con la definición del coefi-
ciente corrector de la cantidad de movimiento, .
128
En estas ecuaciones, se supone que el difusor es horizontal, o bien el término de cota se ha incluido en la
presión reducida. Aunque las definiciones del coeficiente de recuperación y del rendimiento de un difusor
son semejantes, el primero se utiliza en su diseño (la relación de áreas y la esbeltez del difusor se escogen
en tablas en función de la energía cinética de entrada), mientras que el segundo tiene un carácter más fun-
cional cuando se combina con la ecuación de la energía.
129
Por tanto, en [3.3], ha de ser qa = 0. Recuérdese el teorema de Crocco. Como corolario, si el movimiento
no es isentrópico, aparecerá vorticidad aunque haya sido isentrópico e irrotacional en algún momento pa-
sado.
130
Como el signo de la circulación se invierte al cambiar el sentido del movimiento, la circulación sobre
cualquier línea cerrada en un campo irrotacional simplemente conexo es cero:
x x0 x x
v sdl v sdl v sdl
1 2 v sdl v sdl
1 2 0
L x0 x x0 x0
Si el movimiento en el dominio simplemente conexo es rotacional, entonces la circulación entre dos puntos
depende del camino y la circulación sobre la curva cerrada no se anula.
131
Y su potencial es unívoco, como si la región fuera simplemente conexa.
132
La componente en {z} se ha omitido, pero podría no ser nula si el vórtice libre fuera, por ejemplo, un
torbellino de agua bajo la acción de la gravedad. El movimiento consiguiente sería el resultado de combi-
nar ambos según el principio de superposición que se explica más adelante en este tema.
133
La ecuación de continuidad en gases se obtiene teniendo en cuenta [2.33] y derivando la relación isentró-
pica:
1 1
h 1 p
0 h0 p0
Los valores de referencia 0, h0 y p0 son las condiciones iniciales del movimiento en un punto cualquiera o
en el infinito.
134
Esta condición impone que v·n = /n ha de ser igual a la velocidad normal de avance del sólido y que
tanto como v sean máximos sobre la superficie frontera del dominio irrotacional o constantes en su inte-
rior. Ésta es una propiedad general de las funciones armónicas de tres variables que verifican la ecuación
de Laplace (condiciones débil y fuerte del máximo).
135
Este resultado sólo es válido en los fluidos incompresibles porque la velocidad del sonido es infinita en
ellos. La ecuación de Laplace no incluye derivadas temporales, por lo que el movimiento irrotacional de un
fluido incompresible no necesita condiciones iniciales.
193
Mecánica de fluidos en ingeniería
136
En resumen, de existir una función armónica en un recinto simplemente conexo, ésta queda definida por
sus valores en el contorno (problema de Dirichlet) o por los de su derivada normal (problema de Neumann)
o por los primeros en un parte y los segundos en el resto. Si el recinto es múltiplemente conexo, también ha
de fijarse el valor de las constantes cíclicas correspondientes.
137
La masa inducida generalmente es mayor si el impulso no está alineado con la dirección del movimiento.
Esta circunstancia también genera sobre el cuerpo un par que lo desestabiliza, y que daría lugar a un mo-
vimiento errático si no fuera compensado externamente. Por ello, se disponen aletas en la parte posterior de
los cuerpos: las aletas o deflectores generan un par antagonista que ayuda y mantiene estable el movimien-
to del cuerpo asimétrico.
138
Siendo = wz. También se cumple en el movimiento incompresible irrotacional que = 0 y:
x
( x ) ( x0 ) v n dl
x0
139
El potencial complejo de la ecuación [3.41] puede considerarse la expresión analítica de una transforma-
ción del plano F(,) en z(x,y), de tal forma que la cuadrícula de y constantes se transforma en la red
de corriente a que corresponde el potencial complejo F. Es posible entonces transformar una forma arbitra-
ria en un círculo y, por tanto, transformar el modelo del movimiento en torno a una forma arbitraria en el
correspondiente a un círculo, para el cual la solución analítica es conocida. De esta forma, se puede encon-
trar, a partir del problema del cilindro con circulación que se verá a continuación, la solución del flujo po-
tencial alrededor de un perfil alar.
140
El principio de superposición se puede aplicar sólo a en movimiento tridimensional.
141
Es la conocida paradoja de D’Alembert, que contradice la experiencia y que, en realidad, no lo es tal
porque aquí el flujo es ideal. La presencia de un arrastre no nulo en el movimiento uniforme de un cuerpo
implicaría la existencia de una fuerza externa que mantuviera su movimiento. El trabajo de esta fuerza ex-
terna debería disiparse en el fluido o convertirse en energía cinética que fluiría al infinito, pero como, por
definición, no hay disipación de energía en un fluido ideal y la velocidad inducida en el fluido disminuye
muy rápidamente con la distancia, dicha fuerza externa ha de ser nula. En consecuencia, la paradoja de
D’Alembert es sólo la constatación teórica de que no puede haber disipación de energía en los flujos po-
tenciales estacionarios en entornos ilimitados. Si el entorno no es infinito, como cuando un objeto se des-
plaza sumergido por debajo de una superficie libre, se produce un transporte de energía “hacia el infinito”
que invalida este resultado y ocasiona una fuerza de arrastre, aun en el caso ideal. En el caso del cuerpo
sumergido, este arrastre es consecuencia de la emisión de ondas a la superficie libre y también modifica el
valor de la masa inducida en el cuerpo.
142
En esta expresión se ha supuesto, por comodidad, que el momento del dipolo es p = 2R2v..
143
Esta fuerza es la base de la sustentación de muchos cuerpos en movimiento y de la propulsión de naves, y
se fundamenta en la existencia de circulación atrapada alrededor de un cuerpo una de cuyas dimensiones es
infinita. En teoría, esta fuerza desaparece en los cuerpos tridimensionales de extensión finita inmersos en
un flujo potencial, pues entonces la circulación se anula al ser el dominio potencial simplemente conexo.
No obstante, la experiencia enseña, por ejemplo, que los cuerpos esféricos en rotación también presentan
una circulación no nula a su alrededor. Esta circulación es la causante del efecto que adquieren éstos y que
les induce un cambio de trayectoria, pero es motivada por el arrastre viscoso del fluido cercano a su super-
ficie en rotación, donde no se cumplen las condiciones de irrotacionalidad.
144
Nótese que, en realidad, la velocidad en el borde de fuga no puede ser nula, aunque en él se encuentre el
punto de remanso de la teoría potencial.
145
Para los coeficientes CD y CL correspondientes al perfil aislado de la figura 3.5, el ángulo de planeo resulta
ser: * = tg1(7,17/944) = 0,00760 radianes, y el error al suponer * (7,17/944) es tan sólo del 0,002%.
146
Para valores más grandes del número de Reynolds, dvp/, la relación deja de ser lineal y tiende a ser
cuadrática cuando Re es muy grande.
147
Los coeficientes k y K pueden sustituirse por tensores en el caso anisótropo. Es práctica habitual suponer
que dichos tensores son simétricos y definidos positivos, con un eje de simetría en la dirección vertical.
194
Flujos característicos y dinámica de fluidos
Esta definición se ajusta al papel singular que los procesos de sedimentación tienen en la formación de los
sustratos geológicos. La ley de Darcy se expresa, generalmente, en términos de K o de su tensor.
148
El término βp incluye, a su vez, dos efectos que actúan en paralelo: la compresibilidad (o dilatación) total
del medio poroso y la compresibilidad de la matriz sólida. El lector podrá visualizar ambos efectos si se
imagina que aprieta una esponja.
149
Debido a que se supone que el fluido es incompresible, pero se retiene la definición general de S.
150
Esta analogía no es completa, porque los rayos de luz se refractan siguiendo una relación de senos, cuando
aquí resulta de tangentes.
151
Nótese que la evaluación de I en los contornos es fácil, pues de [3.75] resulta que I1 = H12/2 e I2 = H22/2,
para la figura 3.6. En el interior del dominio, es necesario conocer h = h(x,y,z).
152
No debe confundirse el movimiento unidireccional con el unidimensional. El movimiento de Couette que
se verá a continuación es un movimiento unidireccional bidimensional. Los movimientos unidimensionales
son casos particulares en los que, aun pudiendo existir fuerzas viscosas, el movimiento sigue siendo irrota-
cional porque es uniforme.
153
Lo que la convierte en lineal y permite su resolución en algunos casos particulares. Los resultados de esta
sección pueden aplicarse, evidentemente, a líquidos, pero también a gases en movimiento cuyo número de
Mach sea inferior a 0,3.
154
Compárense estas ecuaciones con las de Euler en coordenadas genéricas cuando las líneas de corriente son
rectas.
155
La aparición de esfuerzos turbulentos hace que, si el contorno unidireccional no es bidimensional, aparez-
can flujos secundarios con velocidades medias no nulas en dirección transversal. Estas velocidades son, en
general, pequeñas y despreciables frente a vx, por lo que las condiciones [3.88] y [3.93] continúan siendo
válidas. El flujo en un conducto circular es bidimensional.
156
La velocidad de propagación normal a la pared es .
157
Obsérvese que la densidad no aparece en esta ecuación, pues la aceleración de la partícula es nula en esta
clase de movimientos.
158
Si se tiene en cuenta el efecto de la longitud de entrada, donde el flujo no es unidireccional y existe una
pérdida de energía adicional, la ecuación [3.111] se modifica de acuerdo con los resultados experimentales
a:
32 L 64 L v
2
p 2
vx 0,582 vx2 1,16 x
D Re D 2
En cualquier caso, este resultado sólo es válido cuando el régimen es laminar y se supone que la zona de
entrada es suave y redondeada.
159
El valor de FT de esta fórmula es negativo para cualquier valor de la relación h2/h1. Esto quiere decir que
la fuerza va dirigida en sentido contrario al movimiento (téngase en cuenta que τ0 puede invertir su signo
sobre la placa). Por otro lado, es interesante notar que la fuerza de fricción sobre la pared fija no coincide
exactamente con este valor porque la fuerza normal sobre el plano inclinado tiene una pequeña componen-
te paralela a la horizontal. La fuerza según {x} sobre la superficie curva viene dada por:
L
dv dh
L
dh
Fx h ( p pa ) dx ( p pa ) dx
0 dx 0
dy
y h dx
160
Se cumple que O(j) = O(h) = O(e) << O(R) = O(Rc).
161
Es necesario admitir también que la resultante de los esfuerzos viscosos sobre el eje es muy inferior a la de
los de la presión. Los primeros son del orden de ωR/j, mientras que los segundos son de ωR2/j2 (v.
[3.140]), con j << R. Este resultado es, por tanto, una buena aproximación en ausencia de cavitación.
195
Mecánica de fluidos en ingeniería
162
El contacto puede producirse por la existencia de cargas dinámicas elevadas e imprevistas, la presencia de
suciedad en el fluido, vibraciones estructurales, una mala alineación, etc., o porque se alcance una carga
estacionaria tal que la excentricidad haga entrar en interferencia la rugosidad superficial de ambas superfi-
cies.
163
El análisis dimensional demuestra que la fuerza puede describirse mediante una relación del tipo:
F/(ωR) = f(R/j,ε).
164
Por ejemplo, en una rótula, el sistema de coordenadas podría ser esférico e y ser función del radio.
165
Estos parámetros son los coeficientes de Lamé. V. [1.13].
166
El caudal en volumen que entra por cada una de las caras es qβLd, y el saliente:
q L L q
q d L d d q L d d d
A este balance, se podría añadir el caudal que atravesara las superficies, si éstas fueran permeables.
167
Obsérvese que la ecuación de Reynolds es lineal en derivadas parciales, con variables independientes y
β, y variable dependiente p. Se dice que es una ecuación de tipo elíptico, lineal en la presión. De todas for-
mas, los resultados de esta sección obvian algunos efectos que se presentan en la realidad y que, en parte,
se analizan en el tema 5.6.2.
168
La fuerza resultante es proporcional a la velocidad de aplastamiento y el coeficiente de amortiguación,
inversamente proporcional a h3.
169
Este efecto, sumado a la amortiguación comentada anteriormente (correspondiente a dh/dt) y la masa
asociada al cojinete, permite plantear el problema dinámico desde una perspectiva mecánica tradicional.
170
En concreto, para un gas caloríficamente perfecto, p/ es constante y dp = pd. La condición s = s0 deja
de ser válida en todo el campo fluido en presencia de ondas de choque. Las características básicas de las
ondas de choque se presentarán en otro tema; de momento, basta decir que son superficies de discontinui-
dad de espesor prácticamente nulo en las que las magnitudes fluidas experimentan saltos discretos que han
de respetar determinadas condiciones de compatibilidad y que siempre suponen el tránsito del flujo normal
a la onda de supersónico a subsónico y un aumento de entropía.
171
Cuando en un fluido se propagan ondas de frecuencia suficientemente elevada (es decir, con una longitud
de onda muy pequeña), muy por encima del rango normal de trabajo, deja de ser correcta la hipótesis de
isentropía y la velocidad del sonido depende, en parte, de la frecuencia.
172
Esto ocurre cuando se produce un aumento significativo de la velocidad local o una disminución brusca de
la temperatura. Esta circunstancia extiende la disertación en términos del número de Mach a flujos de tipo
incompresible (M < 0,3), subsónico (0,3 < M < 0,8), transónico (0,8 < M < 1,2), supersónico (1,2 < M < 3,0) e
hipersónico (M > 3,0). En un flujo transónico, el flujo puede ser mixto, en el sentido que pueden haber zo-
nas del flujo que sean subsónicas y otras, supersónicas. Evidentemente, los límites anteriores son sólo una
referencia orientativa.
173
En realidad, no existe una definición única del concepto de onda. Para abarcar todo el rango de fenómenos
ondulatorios que pueden tratarse en mecánica de fluidos, y sin incluir algunas restricciones que a veces son
convenientes, se respeta el concepto intuitivo de onda. Es decir, una onda es cualquier señal reconocible
que se transfiere de un lugar a otro del medio de modo que puede identificarse su velocidad de propagación
y puede reconocerse su posición en diferentes instantes. En esta presentación, se suponen ondas que se
desplazan en el seno del fluido compresible.
174
Este es el fundamento del efecto Doppler.
175
Esta circunstancia impide que se sienta llegar un avión supersónico y causa el bloqueo másico en conduc-
tos y válvulas: se dice que las ondas de enrarecimiento no progresan aguas arriba, por lo que resulta impo-
sible aumentar el caudal a través de un dispositivo disminuyendo la presión aguas abajo.
176
Estas ecuaciones son válidas para cualquier fluido compresible, siempre que se verifiquen las condiciones
de homentropía y unidireccionalidad. Si las fuerzas másicas no fueran despreciables pero sí conservativas,
196
Flujos característicos y dinámica de fluidos
se podría sustituir la presión estática por la reducida sin perder generalidad. En adelante, no obstante, se
sigue el tratamiento suponiendo que se trata de un gas ideal.
177
La ecuación [3.185] es una de las formas simplificadas en que se presenta la ley de inversión en una
corriente. En términos de las variables de [1.125] y el coeficiente de expansión térmica, la forma completa
de dicha ley en flujo estacionario es:
dv dA 1 g 1
(1 M 2 ) q 2 w ext 2 dz 2 q irrev
v A cp c c cp c
por lo que se puede acometer el diseño de toberas geométricas, térmicas, mecánicas o combinadas. La ca-
racterística común de la inversión es que contradice la experiencia cotidiana, según la cual, usualmente,
M < 1. Así, en flujo supersónico, el aporte de calor frena el fluido y, si es un gas ascendente, se retardará.
También es posible acelerar o frenar una corriente subsónica añadiendo o sustrayendo masa por las paredes
laterales de la tobera y, evidentemente, a la inversa si es supersónica. Para el caso de flujo adiabático, sin
extracción de trabajo técnico, en un conducto horizontal de sección constante y sin rozamiento, se da la
relación:
dv dG
(1 M 2 )
v G
178
Conocido el gasto másico, la ecuación [3.186] permitiría conocer el número de Mach en cualquier sección
y, con éste, el resto de magnitudes con [3.182].
179
Las fuerzas restitutivas externas pueden ser motivadas por la existencia de una superficie libre, en la que
la acción combinada de la gravedad y la tensión superficial genera ondas superficiales tras la aparición de
una perturbación. Este tipo de ondas no se tratarán en esta obra.
180
El efecto gravedad implica un término del tipo g, cuya magnitud es despreciable en comparación con
p/l0 siempre que l0g/c2 sea inferior a la unidad.
181
En acústica, l0 es la longitud de onda del sonido, , y la condición impuesta por el número de Reynolds se
escribe: μ/(c) << 1, o bien μf0/(c2) << 1, al ser c = f0, por lo que los efectos viscosos son despreciables,
salvo para longitudes de onda en el rango de los ultrasonidos. Estas conclusiones también son válidas para
la transferencia de calor, pues ésta se intensifica a distancias cortas.
182
Se admite que la longitud transversal del recipiente es inferior a la menor longitud de onda considerada.
Un caso interesante de vibraciones características es el de los resonadores, en los cuales aparecen frecuen-
cias de vibración más pequeñas que las que corresponderían al tamaño del recipiente (del orden de c/L) por
el escape de gas por un orificio. Si el orificio es pequeño, las vibraciones ordinarias que se producen en el
interior no se ven alteradas por la presencia del escape y la solución [3.209] es válida.
183
De hecho, siempre posible una solución tipo [3.209] (para las condiciones de contorno e iniciales corres-
pondientes) si se utilizsan ondas monocromáticas, de modo que la onda final sea el resultado de la superpo-
sición de infinitas ondas planas armónicas mediante integrales de Fourier (el resultado es el espectro fre-
cuencial de la onda).
184
Las ecuaciones [3.207] y [3.208] son del tipo hiperbólico lineal, puesto que c0 es constante ante pequeñas
perturbaciones. Si la amplitud de la onda es finita, la velocidad de propagación depende de la perturbación
por [3.175] y estas ecuaciones se vuelven no lineales.
185
Por ejemplo, 2φ/x2 = (2φ/+)(+/x)(/x) = 2φ/+. Tras derivar φ respecto a t dos veces y
sustituir en [3.208], se deduce que 2φ/+ = 0.
186
La perturbación en temperatura se obtiene combinando [1.115] y [1.127].
187
Esta condición implica que O(a/) = O(l/l0) << 1, y que O(a/) = O(f0a/c0) = O(v/c0) << 1, siendo de apli-
cación la teoría lineal. Para que la onda fuera plana, también tendría que ser mayor que el diámetro del
conducto.
188
Aunque está extendida la denominación de “onda de compresión” a la semionda generada cuando el
pistón se mueve en el sentido de la onda (a la derecha en la figura 3.23), y la de “onda de expansión” en
197
Mecánica de fluidos en ingeniería
caso contrario, lo cierto es que, desde el punto de vista del fluido, se produce compresión sólo cuando
vP/x < 0. Para verlo, se han de utilizar la derivada sustancial y el principio de continuidad combinados, y
resulta que se produce compresión cuando:
d v
v 0
dt t x x
como se indica en el texto. El motivo de esta confusión es que el pistón siente una presión positiva cuando
se desplaza hacia la derecha con vP > 0.
189
La onda de choque acostumbra a ser débil porque por norma general se cumplirá que v* << c0, aunque este
no es el caso de un tren de alta velocidad en un túnel. La velocidad de propagación de esta onda es la v0 de
[5.240], y la del fluido tras la onda v1 = v*.
190
El valor límite es proporcionado por la ecuación [3.224] como consecuencia de que c ha de ser positiva.
Por ejemplo, el valor máximo de la velocidad del fluido siguiendo a un pistón que se mueve a la izquierda,
para una onda de expansión propagándose a la derecha, resulta de la condición: 0 < v < 2c0/( 1) = vmáx.
191
En concreto, el caso en que se tiene que 0 = 0 en [3.229].
192
Si las ondas son de magnitud finita, la presión en la intersección no es exactamente el doble y se demues-
tra que resulta de la expresión:
1 1 1
p 2 p1 2 p2 2
1
p0 p0 p0
donde p1 y p2 son las presiones absolutas trasportadas por cada una de las ondas en un entorno a presión p0.
Compruebe el lector que, cuando la perturbación es pequeña y pi = p0 + pi, se verifica que p = p1 + p2.
193
Por ejemplo, la ecuación de continuidad podría escribirse de la forma:
dv dv v dv v
v v 0
d t d x t d x
198
Flujos característicos y dinámica de fluidos
romper, sino que desemboca en una onda de choque que supone una discontinuidad en la solución. Las
ondas superficiales en cambio sí pueden romper físicamente, como se puede observar en las olas que se
forman en la orilla del mar.
198
Una excepción la constituye, precisamente, la rotura de las olas marinas cerca de la orilla. En este caso, la
velocidad de propagación de una onda de longitud l0 es del orden (gh)1/2, de modo la rotura se produce
cuando la profundidad es h v02/g, y puede ocurrir en una distancia aproximada de una única longitud de
onda.
199
Turbulencia y capa límite
4.1. Turbulencia
La mayor parte de los flujos que se encuentran en la práctica de la ingeniería son turbu-
lentos. Las investigaciones pioneras de Reynolds a finales del siglo XIX establecieron
claramente que existen dos tipos de flujos, el laminar y el turbulento, y que el paráme-
tro homónimo servía para delimitarlos. Aunque los mecanismos por los que una inesta-
bilidad puede desembocar en turbulencia, así como su propia estructura, son bien en-
tendidos hoy día, la turbulencia sigue siendo motivo de estudio y una fuente inagotable
de nuevos retos físico-matemáticos.
Una característica esencial de la turbulencia es el aumento de las velocidades de trans-
porte de cantidad de movimiento, de masa y de calor con respecto al flujo laminar
equivalente.199 Reynolds hizo también una importante aportación a la teoría de la turbu-
lencia con la deducción de las ecuaciones del movimiento para el flujo medio, que, en
particular, condujo a la introducción de las denominadas tensiones de Reynolds. Esta
descripción de las ecuaciones en función de los términos medios de las magnitudes
puede aplicarse al transporte de cualquier propiedad y conduce siempre a la aparición
Figura 4.1. de unos términos adicionales, que son el valor medio del producto de la velocidad de
Experimento de Rey-
nolds para la visualiza-
fluctuación turbulenta y de la oscilación turbulenta de la magnitud transportada. La
ción de la turbulencia teoría del camino libre de mezcla, introducida por Prandtl, fue un gran avance en la
mediante la inyección de estimación de estos términos a partir del campo medio de la velocidad, pero su aplica-
un colorante en un flujo
incoloro. Cuando la ción está básicamente restringida a movimientos cuasiunidireccionales en conductos,
velocidad del fluido canales y chorros. En otros casos, y aunque se han desarrollado numerosas teorías e
incoloro (agua) es
pequeña, el chorro de hipótesis diferentes, en la actualidad todavía no existe ningún método de cálculo apro-
colorante se mantiene ximado de dichos términos que no necesite datos experimentales.
bien definido a lo largo
del tubo, sin mezclarse
con el incoloro, y el
régimen es laminar
(izquierda). Se produce
una rápida mezcla de
ambos por intercambio
de masa, cantidad de
movimiento y energía
cuando el flujo se
convierte en turbulento
(derecha).
202
Turbulencia y capa límite
Los flujos turbulentos son sumamente irregulares y aleatorios, con numerosos grados
de libertad, lo que alienta su estudio utilizando medios estadísticos no deterministas. La
justificación del empleo de métodos estadísticos se fundamenta en la extrema sensibili-
dad de las ecuaciones de Navier-Stokes, cuyas soluciones turbulentas pueden ser diver-
gentes en el tiempo aunque partan de condiciones iniciales idénticas. La teoría estadís-
tica de la turbulencia se orientó, en un principio, al estudio de los flujos turbulentos
homogéneos e isótropos, en los que las fluctuaciones turbulentas de la velocidad, la
presión, la temperatura, etc., eran estadísticamente independientes de la posición y no
manifestaban ninguna preferencia direccional. La condición de isotropía introduce una
notable simplificación en el estudio estadístico de la turbulencia, porque presupone que
las tensiones de Reynolds no están correlacionadas entre sí.
No obstante, enseguida se cayó en la cuenta de que la teoría estadística estándar que se
utilizaba, por ejemplo, para describir el comportamiento macroscópico de muchos
materiales, no podía aplicarse a los fluidos porque la turbulencia era muy disipativa.
Incluso con altos números de Reynolds, para los cuales el efecto de la viscosidad debe-
ría ser despreciable, la experiencia muestra que la energía cinética de un flujo no se
conserva en el tiempo porque la disipación turbulenta es importante. Matemáticamente,
ello es consecuencia de que la viscosidad aparece en las ecuaciones del movimiento
multiplicando el término de derivación más elevado y, por tanto, éste no puede ser
suprimido sin cambiar el propio carácter de la ecuación. Esta paradoja fue resuelta por
Kolmogorov, que introdujo el concepto de cascada de energía para explicar por qué la
disipación turbulenta es finita en el límite invíscido (Reynolds infinito).
La turbulencia es rotacional y tridimensional por definición, y se caracteriza por unos
niveles muy altos de fluctuación de la vorticidad. Otra característica esencial de la
turbulencia es su riqueza de escalas de vorticidad: en un flujo turbulento completamen-
te desarrollado, pueden encontrarse escalas de rotación muy grandes, compatibles con
la dimensión del dominio en que tiene lugar el movimiento, y otras de escala mucho
más pequeña, de tamaño limitado por la naturaleza de los procesos disipativos.200 Los
remolinos de mayor tamaño son asociados a fluctuaciones de baja frecuencia, mientras
que los más pequeños lo son a las de alta frecuencia, y son los responsables de la gran
disipación de energía que se produce en el flujo turbulento. Esta alta tasa de disipación
implica que la turbulencia decaería rápidamente si no recibiera un suministro continuo
de energía que compensara las pérdidas viscosas. El mayor éxito de la teoría de la cas-
cada de energía de Kolmogorov es que explica la distribución y el reparto de la energía
entre las diferentes escalas de remolinos: los remolinos grandes toman energía del flujo
medio principal y la transfieren a remolinos cada vez más pequeños, hasta que las fuer-
zas viscosas la disipan cuando el remolino alcanza el tamaño mínimo adecuado, que se
conoce como microescala de Kolmogorov.
A causa de la interacción de los remolinos de gran tamaño con el flujo medio, la turbu-
lencia de gran escala está fuertemente influida por el contorno del problema y no es
isotrópica (ni homogénea). En cambio, el proceso disipativo que tiene lugar a la escala
de Kolmogorov es localmente isótropo y, por tanto, se justifica la aplicación de las
correlaciones deducidas artificialmente para la turbulencia isotrópica a la turbulencia
no isotrópica real.201 Además, como la menor escala a la que tienen lugar los fenóme-
nos turbulentos es mayor que cualquier longitud molecular, se puede modelizar la tur-
bulencia mediante teorías continuistas y seguir criterios de orden de magnitud en las
ecuaciones fundamentales.
203
Mecánica de fluidos en ingeniería
para vórtices de longitud l y velocidad característica v.202 Esta ecuación indica que
la velocidad a la cual los remolinos suministran energía a otros más pequeños es
inversamente proporcional a la escala temporal de los remolinos grandes, y esta
relación se repite sucesivamente con gradientes de velocidad, v/l, cada vez mayo-
res, del orden (/l 2)1/3.
No obstante, como los vórtices más pequeños tienden a tener escalas temporales tam-
bién más pequeñas, su movimiento debe ser estadísticamente independiente de la tur-
bulencia de gran escala, relativamente más lenta. Esto quiere decir, por un lado, que el
movimiento de pequeña escala sólo puede depender de la velocidad a que el movimien-
to de gran escala suministra energía y de la viscosidad cinemática y, por otro, que los
vórtices pequeños tienen tiempo suficiente para adaptarse a los cambios de gran escala
para mantener el equilibrio.
El vórtice más pequeño que permanece activo el tiempo suficiente para ser identificado
es aquel para el cual el número de Reynolds es aproximadamente la unidad:
vl
Re 1 [4.2]
Esta relación surge de la necesidad de suponer que la cascada de energía es invíscida
hasta que los vórtices alcanzan un tamaño tal que su tiempo característico, l/v, es del
mismo orden que el viscoso, l 2/. Es decir, los vórtices cuyo tiempo característico es
inferior al viscoso se rompen antes de que la viscosidad tenga tiempo de actuar. Com-
binando estas dos ecuaciones, se deduce que la escala de longitud Kolmogorov es
1/ 4
3
O(lK ) [4.3]
ε
y que las escalas de tiempo y velocidad respectivas son
1/ 2
O(t K )
ε [4.4]
O(vK ) ( ε)1/ 4
204
Turbulencia y capa límite
Como en esta escala se cumple que vKlK , la ratio de disipación de energía es203
2
vK3 v
O(ε) K [4.5]
lK lK
Según este desarrollo, los vórtices se separan en dos clases: aquellos para los cua-
les l > lK y las inestabilidades actúan más rápido que la viscosidad, y otros, más
pequeños, para los cuales l < lK. Los primeros se denominan inerciales y los segun-
dos, disipativos. Esta denominación sirve para poner de manifiesto que los remoli-
nos grandes determinan la parte más importante del transporte de cantidad de mo-
vimiento pero, en cambio, sólo pierden una fracción muy pequeña de su energía
por efectos de disipación viscosa. En estos remolinos, la ratio (v/l)2 es pequeña,
comparada con v3/l, si el número de Reynolds es grande y, por tanto, transfieren
prácticamente toda la energía que reciben a otros más pequeños. El proceso conti-
núa en forma de cascada hasta que se alcanza un tamaño tal que los vórtices disi-
pan casi toda la energía que reciben y apenas transfieren nada. En consecuencia, la
escala de Kolmogorov muestra el tamaño más pequeño de vórtices existentes, por
debajo del cual el flujo ha de ser prácticamente liso.
Figura 4.2.
Representación
esquemática de una
cascada turbulenta. La
energía es transferida
hacia los vórtices más
pequeños hasta que es
disipada por la viscosi-
dad.
205
Mecánica de fluidos en ingeniería
Sea (x,t) una magnitud fluida en un flujo turbulento. Se define el valor medio de
como
t T
1
lim ( x , t )dt [4.7]
T T
t
0 [4.9]
Las reglas que se cumplen cuando se trabaja con los valores medios de una magni-
tud son
a a
[4.10]
0
1 2 1 2
porque el del producto de un valor medio por la media de uno fluctuante es nulo.
Para el seguimiento de las ecuaciones con estos operadores, es necesario postular que
las operaciones de derivar y tomar valor medio son intercambiables:
206
Turbulencia y capa límite
x x [4.12]
t t
y que las fluctuaciones correspondientes, , pueden estar correlacionadas:
12 0 [4.13]
vi
0 [4.15]
xi
y, por tanto,
vi
0 [4.16]
xi
Estas últimas ecuaciones ponen de manifiesto que, en el caso de un fluido incompresi-
ble, tanto el movimiento medio como el fluctuante verifican, independientemente, la
ecuación de continuidad ·v = 0.
Llegados a este punto, conviene especificar qué se entiende por turbulencia homogénea
y por turbulencia isótropa. Un flujo turbulento es homogéneo si las distribuciones esta-
dísticas de las fluctuaciones son las mismas en cualquiera de sus puntos, es decir, son
independientes de una traslación del sistema de referencia. Un flujo es isotrópico si
dichas distribuciones no varían al hacerlo la orientación espacial de los ejes coordena-
dos. La homogeneidad implica que los valores medios de las magnitudes fluidas no
cambian con la posición en una dirección particular y, por tanto, el campo fluido medio
es invariante frente a traslaciones a lo largo de esa dirección (si todo el campo es ho-
mogéneo, las propiedades medias son las mismas en todo el espacio). Como resultado
evidente de la homogeneidad espacial en turbulencia, se sigue que los gradientes de las
propiedades medias son nulos en alguna dirección (o en todas). La restricción de iso-
tropía implica la independencia en dirección, es decir, se observa la misma característi-
ca en cualquier dirección y es invariante ante rotaciones de los ejes coordenados. Las
fluctuaciones turbulentas no están correlacionadas si la turbulencia es isotrópica, esto
es, no se cumple [4.13], pues, en caso contrario, habrían direcciones particulares prefe-
rentes (que serían principales).
En el estudio estadístico de la turbulencia, son fundamentales los conceptos de correla-
ción y espectro. La correlación compara magnitudes fluidas análogas, por ejemplo,
componentes de velocidad fluctuante en dos puntos distintos en un mismo instante, o
en el mismo punto pero en instantes diferentes. El espectro sirve para describir la dis-
tribución de la energía del movimiento turbulento entre las diversas frecuencias de
oscilación, efectuando un análisis armónico de las fluctuaciones turbulentas mediante,
207
Mecánica de fluidos en ingeniería
por ejemplo, series de Fourier. Ambos métodos de análisis son equivalentes, pero uno
es más adecuado que otro para el estudio de determinados aspectos del problema.
vi v v 1 ij
v j i vj i f m ,i [4.19]
t x j x j x j
Como, con [4.16], se tiene que
vi (vivj )
vj [4.20]
x j x j
vi v 1 1 ij ,T
v j i f m ,i ( ij vivj ) f m ,i [4.21]
t x j x j x j
vi v 1
v j i f m ,i ( p ij 2 eij viv j )
t x j xi
[4.22]
1 p (viv j )
f m ,i 2 vi
xi x j
208
Turbulencia y capa límite
del flujo másico específico que atraviesa una superficie normal en dirección {xi}, y vj
es la parte fluctuante de la componente en dirección {xj} de la cantidad de movimiento,
la tensión de Reynolds
Re vivj [4.23]
viv j (v ) 2 ij [4.25]
y, entonces,
2 2
q (v1)2 (v2 )2 (v3 )2 [4.26]
3
Es importante indicar que estas tensiones son aparentes pero reales, del mismo modo
que son aparentes las tensiones viscosas derivadas de la agitación molecular. El obser-
vador del movimiento turbulento sólo puede percibir el movimiento medio, no la fluc-
tuación, del mismo modo que tampoco observa el movimiento molecular, pero sí su
efecto viscoso. Obsérvese, a su vez, que la forma adimensional de las componentes del
tensor de tensiones total que ha aparecido en [4.22] es205
2 *
ij*,T p* ij eij (vi)* (vj )* [4.27]
Re
por lo que los términos viscosos son despreciables frente a las tensiones de Reynolds
[4.23] cuando el número de Reynolds es grande, lo que es confirmado por la experien-
cia.
Cuando el tratamiento utilizado hasta el momento, en función de los valores medios y
fluctuantes, se aplica a los fenómenos de transporte de calor y masa, se llega a las ex-
presiones:206
T T T
c vi v k cviT
t xi xi xi
[4.28]
cq cq q cq
vi D vicq
t xi xi q xi
209
Mecánica de fluidos en ingeniería
dEC v p eij
vi v j i vi dV vi f m ,i dV 2 vi dV [4.30]
dt x j xi x j
V V V
dEC 1 2 vi
v j vi v j p 2 vi eij dV vi f m ,i dV 2 eij dV [4.31]
dt V
x j 2 V V
x j
ya que se cumplen las identidades siguientes (la segunda es válida porque el fluido es
incompresible):
210
Turbulencia y capa límite
vi 1 v 2
vi v j vj i
x j 2 x j
p (v j p )
vi [4.32]
xi x j
eij (vi eij ) vi
vi eij
x j x j x j
La primera integral del segundo término de la ecuación [4.31] se puede reescribir sobre
la superficie que encierra el volumen utilizando el teorema de Gauss-Ostrogradsky
(todos sus términos tienen la forma de una divergencia). Evidentemente, esta integral
se anula si el volumen está limitado por el infinito, donde la velocidad se admite nula, o
por un contorno sólido fijo. Por ello, esta ecuación se simplifica a
dEC v
vi f m ,i dV 2 i eij dV [4.33]
dt V V
x j
Finalmente, se llega a
dEC
(vi f m ,i ε) dV [4.35]
dt V
211
Mecánica de fluidos en ingeniería
v v j (viv j )
2 i viv j vk
xk xk xk xk
Dq 2 q 2 q2 v
vk vk vi i
Dt t xk xk
2 p q2 (vivk )
vk q f v [4.39]
xk x x m ,i i
k i
vi vi vk
xk xk xi
Esta ecuación contiene, básicamente, los mismos aspectos que la anterior, a saber: los
tres primeros términos (en la parte superior de la ecuación) se corresponden con los (1),
(2) y (3) de la tabla 4.1, y son los términos de variación local, transporte de energía
cinética y producción de tensiones de Reynolds por interacción con el movimiento
212
Turbulencia y capa límite
medio; el cuarto (el primero de la segunda línea) reúne los términos de difusión y se
corresponde con (5), (8) y (9); el quinto es el término asociado a la fluctuación de las
fuerzas másicas (6), y el último es la disipación viscosa de energía cinética turbulenta
(7). El término (4) no tiene una contrapartida en la ecuación [4.39], porque la redistri-
bución de la energía entre las componentes de la velocidad no afecta la energía cinética
total.
Tabla 4.1.
Término Interpretación Significado de los
términos de la ecuación
[4.38]. El sistema de seis
(vivj ) Tasa de variación local de la tensión de Reynolds con el tiempo. ecuaciones [4.38] no está
(1)
t Este término es normalmente nulo o despreciable. cerrado porque, si bien
hay una ecuación por
cada tensión de Rey-
(vivj ) nolds, los términos (4-9)
(2) vk Transporte de la tensión de Reynolds por el movimiento medio. no pueden estimarse sin
xk añadir hipótesis físicas
adicionales.
v Producción por la interacción del movimiento turbulento con el
vi
(3) vk vj vk vi j campo de velocidad de deformación medio. Este término es el
xk xk principal responsable de mantener la turbulencia no homogénea.
Correlación presión-velocidad que distribuye la energía entre las
diferentes componentes de la velocidad. Para i ≠ j, este término es
el principal destructor de tensiones de Reynolds, pues representa su
p vi vj
(4) destrucción (o generación) mediante fluctuaciones de presión.
x j xi Estas fluctuaciones tienden a convertir la turbulencia en isótropa,
aumentando las tensiones normales a costa de las no diagonales.
Este término es nulo si la turbulencia es isótropa.
1 ( pvi) ( pvj )
(5) Difusión por gradiente de presión.
x j xi
vi vj
(7) ε ij 2 Disipación viscosa. Este término siempre es positivo.
xk xk
213
Mecánica de fluidos en ingeniería
Nótense dos circunstancias particulares de esta ecuación. La permuta entre los subíndi-
ces libres de los términos tercero y sexto, permite escribir:
vi 1 v v
vk vi vk vi i k vk vi eik [4.40]
xk 2 x
k xi
y
vi vi vk 1 vi vk vi vk
2 eik eik [4.41]
xk xk xi 2 xk xi xk xi
vi vk
ε | v |2 [4.42]
xk xi
Las componentes de εij permiten que cada uno de los componentes del tensor de es-
fuerzos de Reynolds disipe energía a una razón diferente.
Por otro lado, los términos tercero y cuarto de la ecuación [4.39] están escritos en for-
ma de divergencia, lo que quiere decir que su integral sobre un volumen de fluido se
corresponde con su flujo a través de la superficie de dicho volumen. Como la elección
de este volumen es arbitraria, la elección de una superficie en la cual dicho flujo sea
nulo da como resultado que estos términos sean nulos en el interior del volumen (este
mismo razonamiento ha permitido escribir [4.31] de la forma [4.33]). Por tanto, son los
otros términos de esta ecuación los que pueden modificar la cantidad total de energía
cinética de las fluctuaciones contenidas en el volumen considerado.212 Esta interpreta-
ción confirma el resultado integral dado en [4.35].
El mecanismo por el cual las ecuaciones de Navier-Stokes dan lugar a gradientes de
deformación, eij, elevados, en un fluido incompresible y en un espacio tridimensional,
se sustenta en la ecuación de generación de vorticidad [2.51]. El término jeij de esta
ecuación representa la ampliación de la vorticidad por estiramiento del vórtice (cuando
eij es positivo) y es el responsable de generar estructuras energéticas basadas en una
distribución frecuencial de la vorticidad. En presencia de turbulencia, este término no
puede ser nulo, aunque el movimiento sea bidimensional y unidireccional, ya que en-
tonces se cancelaría la cascada de energía en la zona inercial. Dicho de otro modo:
aunque el movimiento medio sea bidimensional, la turbulencia aparece como un fenó-
meno fluctuante tridimensional.
No obstante, la discusión del párrafo anterior no resuelve por qué eij ha de ser positivo
en turbulencia, es decir, por qué la cascada de energía inercial evoluciona hacia vórti-
214
Turbulencia y capa límite
ces cada vez más pequeños y vorticosos. De hecho, existen movimientos en que, al
menos localmente o durante períodos de relajación, la deformación es negativa y la
vorticidad se diluye con el tiempo. Otros flujos turbulentos concentran su vorticidad en
las escalas extremas de la cascada, de longitud l0 y lK, rehuyendo otros tamaños de
vórtices e inhibiendo un espectro de turbulencia uniforme en todas las escalas. Nor-
malmente, la vorticidad en estos flujos se presenta en hilos de vórtices, con diámetros
internos del orden de lK y de longitud característica l0, que se superponen al espectro de
turbulencia correspondiente a la cascada autosemejante. Curiosamente, en estos casos,
se observa que la diferencia de velocidad en el núcleo de los vórtices más pequeños (en
cuyo interior el flujo es liso y laminar) suele ser del mismo orden que en los mayores,
v0, y no vK, que sería la velocidad característica que les correspondería según el teorema
de Kelvin.213 Todas estas circunstancias sugieren que su existencia es ajena a la presen-
cia de una cascada turbulenta uniforme, y revelan que son muchos los misterios no
resueltos aún en el estudio de la turbulencia.
Una salida airosa a esta y a otras cuestiones similares la proporciona la misma esencia
intermitente de la turbulencia. El planteamiento inicial de la cascada de energía asumía
que la tasa de disipación era espacialmente homogénea, es decir, que las distribuciones
de probabilidad de las magnitudes turbulentas eran independientes de la escala. Expe-
rimentalmente, se observa que ello no es así, sino que las diferencias de velocidad se
hacen más intermitentes a medida que disminuyen de escala. Esto conduce, por un
lado, a tasas de disipación variables con la escala, lo que puede hacer prevalecer un
tamaño de vórtice determinado en detrimento de los demás, y, por otro, a que el com-
portamiento de los vórtices de un mismo tamaño sea más variable en las escalas más
pequeñas. Esta variabilidad asociada a la intermitencia hace que el tamaño de los vórti-
ces difiera cada vez más del valor medio correspondiente a su escala y que la evolución
de la cascada desemboque en hilos de vórtices a medida que disminuyen de tamaño.
El planteamiento clásico que resuelve la relación entre los gradientes de deformación y
la vorticidad parte de la ecuación [2.50] en su forma media. Operando como en otras
ocasiones, y teniendo en cuenta la ecuación de continuidad, se llega a
i i i 2 i
vj v j j eij j eij [4.43]
t x j x j x j x j
i (v j i )
v j [4.44]
x j x j
215
Mecánica de fluidos en ingeniería
Si se multiplica la ecuación [4.43] por la vorticidad y se toma el valor medio del resul-
tado, se obtiene una ecuación semejante a la [4.39], que presenta los términos de los
que depende la magnitud de la fluctuación turbulenta. El lector reconocerá formas
parecidas a las anteriores en todos los términos de esta ecuación:
1 ( i i ) i i
i j eij [4.47]
2 t x j x j
En 1938, Taylor demostró que el primero de los términos del segundo miembro de esta
ecuación es siempre positivo (está claro que el segundo no puede ser negativo), lo que
explica que el crecimiento del valor cuadrático de la vorticidad fluctuante sólo está
limitado por el efecto viscoso del segundo término.
Si el número de Reynolds es suficientemente grande, los términos viscosos son despre-
ciables en magnitud y la vorticidad es generada mayoritariamente por el campo fluc-
tuante de la velocidad (y es independiente de la estructura del flujo medio). En definiti-
va, la ecuación [4.47] muestra que la vorticidad tiende a aumentar215 hasta que los efec-
tos viscosos del segundo término de la derecha equilibran la generación turbulenta del
primero, lo que ocurre a partir de la escala de Taylor. Se demuestra que esta escala es
del mismo orden que la de Kolmogorov, por lo que la tasa de disipación de energía
también está asociada a las fluctuaciones de la vorticidad, y se cumple
v (vivj ) 2 (vivk )
2
i i 2 i
vj j i [4.49]
t x j x j xi xk xi x j x j x j
Esta ecuación es análoga a [4.43], pero hace más evidente la relación entre la vorticidad
y las tensiones de Reynolds.
Como la difusión viscosa de la vorticidad (último sumando) puede despreciarse a altos
números de Reynolds, esta ecuación muestra que la vorticidad puede generarse me-
diante dos mecanismos básicos en un flujo turbulento: la deflexión de las líneas de
vórtice existentes en el flujo (primer sumando) y la existencia de tensiones de Reynolds
216
Turbulencia y capa límite
217
Mecánica de fluidos en ingeniería
vy vz 2 v y [4.50]
y z y y z
vz v 1 p (vy vz ) (vz ) 2
vy vz z 2 v z
y z z y z
vy vz
0 [4.51]
y z
x (vy ) 2 (vz )2 2
2 2
x 2
vy vz 2 2 (vy vz ) 2 x
y z yz yz y z
y y vy v y 2 (vx vy ) 2 (vx vz )
vy vz y z 2 y [4.52]
y z y z yz z 2
v 2 (vx vz ) (vx vy )
2
z z v
vy vz y z z z 2 z
y z y z yz y 2
218
Turbulencia y capa límite
gradiente de la velocidad media vx no nulo, produce una correlación entre las velocida-
des vx y vy. También se acepta, a su vez, que estas tensiones pueden generarse si se
presentan asimetrías en el flujo que impliquen la existencia de direcciones preferentes
para las velocidades fluctuantes. En un movimiento básicamente unidireccional, estas
direcciones pueden favorecer el desarrollo de una determinada velocidad de fluctua-
ción, o bien impedirlo, y siempre son consecuencia de la no homogeneidad o de la
asimetría del flujo. Se ha de tener en cuenta que las velocidades fluctuantes en un punto
están relacionadas entre sí por [4.16], de forma que el crecimiento de una se consigue a
expensas de las demás, lo que, en definitiva, indica la existencia de algún tipo de corre-
lación.
En el movimiento bidimensional que transcurre en un conducto circular o entre dos
placas planas paralelas (de ancho casi infinito), se cumple que la velocidad media vz y
las derivadas de cualquier magnitud media en la dirección {z} son nulas. Esto quiere
decir que los valores medios de los productos de cualquier velocidad de fluctuación
sólo dependen de y. La simetría de estos flujos también anula la tensión de Reynolds
cruzada vyvz (en caso contrario, el gradiente de presión en dirección {z} no sería nulo
y el flujo no sería bidimensional). En un conducto circular, la dirección {z} es la direc-
ción acimutal {θ} en ejes polares, e {y} la dirección radial. En el flujo bidimensional
entre placas paralelas, la dirección {z} se corresponde con la perpendicular al movi-
miento y paralela al contorno (es la dirección perpendicular al plano del papel en la
figura 3.9). Como, según la ecuación de continuidad [4.51], la derivada de la velocidad
media vy en dirección {y} también ha de ser nula (porque lo son las derivadas de las
velocidades medias vx y vz en las direcciones {x} y {z}, respectivamente), las ecuacio-
nes del movimiento [4.50] se simplifican en el caso bidimensional a
1 p 2 vx (vx v y )
x y 2 y
1 p (v y ) 2
[4.53]
y y
1 p
0
z
y, la de la vorticidad, x, a
x
vy 2 x 0 [4.54]
y
219
Mecánica de fluidos en ingeniería
al interior, etc. La figura 4.3 muestra las líneas de corriente y los isocontornos de velo-
cidad que se presentan en una sección rectangular. Obsérvese que los flujos secunda-
rios se dirigen hacia la esquina, donde proporcionalmente existe más resistencia al flujo
y es necesario el aporte de fluido del interior para mantener la continuidad, y regresan
al interior del conducto por el plano lateral.
Figura 4.3.
Flujo secundario en un
conducto rectangular axb
(esquina superior dere-
cha). A la izquierda se
presentan las líneas de
corriente en una sección
transversal y, a la
derecha, los isocontornos
de velocidad axial. En un
conducto rectangular
como el que se muestra,
se desarrollan ocho flujos
secundarios, a razón de
dos por esquina. En un
conducto triangular, el
número de flujos es de
seis.
p0 p (v y ) 2 [4.55]
p p0 v xy
x vx vy [4.56]
x
x y y y
y, en consecuencia, el esfuerzo cortante xy, suma del viscoso y del turbulento, varía de
forma lineal en dirección transversal al movimiento.
Si 0 es la tensión rasante en la pared de un flujo bidimensional que transcurre entre
placas paralelas separadas una distancia h, con y = 0 en la pared, entonces218
vx p
xy vx vy 0 y [4.57]
y x
y, en la pared,
h p
0 [4.58]
2 x
Si el movimiento tiene lugar en un conducto de radio constante, R, se cumple
r p
xr [4.59]
2 x
220
Turbulencia y capa límite
y
R p
0 [4.60]
2 x
Las ecuaciones [4.58] y [4.60] resuelven el equilibrio de fuerzas sobre el elemento
diferencial de fluido de longitud dx en un flujo turbulento unidireccional y bidimensio-
nal (v. figura 3.10 para el caso circular).219 Obsérvese en las ecuaciones [4.57] y [4.59]
que la tensión xy se anula en el centro geométrico del conducto (y = h/2, r = 0), donde la
velocidad es máxima y las tensiones de Reynolds son nulas (la tensión cruzada de Rey-
nolds se anula por razones de simetría, no porque lo haga el gradiente de la velocidad
media).
2 v v j
vivj q ij t i [4.62]
3 x j xi
de modo que las tensiones totales quedan
221
Mecánica de fluidos en ingeniería
2 v v j
ij ,T p q ij ( t ) i [4.63]
3 x j xi
Nótese que esta ecuación implica un aumento de la viscosidad equivalente en turbulen-
cia (que puede interpretarse como la suma de la molecular y la de remolino), y que las
tensiones normales actúan como una fuerza de presión.
Lamentablemente, si bien la viscosidad cinemática molecular, , es una propiedad del
fluido, la de remolino es función de la agitación turbulenta y, por tanto, es una caracte-
rística de los flujos y no es constante (es decir, puede variar significativamente entre
puntos distantes de una corriente y entre flujos distintos). Los experimentos muestran
que la viscosidad de remolino es muy superior a la molecular y que su diferencia au-
menta con el número de Reynolds. De hecho, se acepta que su cociente es proporcional
al número de Reynolds de la corriente y que la relación:
vl
10 [4.64]
t
es un buen punto de partida a la hora de estimar su magnitud. En esta expresión, v es la
diferencia de velocidad característica de un remolino de longitud l. Si se admite que
este remolino disipa energía con una ratio t(v/l)2,221 la ecuación [4.64] permite
escribir
v3
10 [4.65]
εl
El análisis dimensional respalda que la viscosidad de remolino, t, ha de ser proporcio-
nal a una velocidad que caracterice el movimiento fluctuante y a una longitud típica del
flujo. Si se escoge como velocidad característica la raíz cuadrada de q, se ha de cumplir
t q1/ 2l [4.66]
222
Turbulencia y capa límite
d
( y) ( y) ( y y) y [4.68]
dy
El transporte turbulento en la dirección {y} de la propiedad media es, por tanto,
d
vy vy y [4.69]
dy
dvx
vx y [4.70]
dy
Por otro lado, por consideraciones de continuidad y de conservación del impulso, las
velocidades de fluctuación de la velocidad han de ser de signo opuesto y del mismo
orden. Esto quiere decir que vy = −kvx, y la ecuación [4.69] puede escribirse de la for-
ma:
d d vx d dvx
vy k ( y) 2 lm2 [4.71]
dy dy dy dy
d vx d vx
vx vy lm2 [4.72]
dy dy
d vx
t lm2 [4.73]
dy
El signo menos y el módulo del gradiente de la velocidad en [4.71] sirven para forzar
que la transferencia turbulenta se realice hacia gradientes negativos de . La constante
k se absorbe en la longitud lm, denominada longitud de mezcla, cuyo conocimiento es
necesario para poder aplicar esta ecuación a casos prácticos, pero que, a diferencia de
t, sólo depende de la geometría del problema.224
En los últimos apartados, se ha visto que el esfuerzo cortante, xy, en un flujo unidirec-
cional bidimensional varía linealmente a lo largo de la sección recta del conducto y que
su parte turbulenta puede estimarse en función del gradiente de deformación medio y
de la longitud de mezcla. La parte viscosa de esta tensión es mucho más pequeña que la
turbulenta en casi toda la sección, salvo en la proximidad de la pared, donde los efectos
viscosos cobran importancia a medida que los turbulentos se anulan.
En general, la velocidad del fluido se ve afectada por la presencia de la pared a distan-
cias inferiores a y = δ. Esta capa superficial es un colador de cantidad de movimiento y,
por tanto, también de la energía cinética asociada al flujo externo, de velocidad caracte-
223
Mecánica de fluidos en ingeniería
rística v0. La energía cinética del flujo medio se transfiere a la capa superficial por
medio de las tensiones de Reynolds, donde es reconvertida en energía cinética turbu-
lenta y en calor por disipación viscosa. Si u* caracteriza el nivel de fluctuación de la
velocidad en esta región, se deduce que el orden de magnitud del término de produc-
ción de energía cinética turbulenta por transporte de tensiones de Reynolds, por unidad
de área y tiempo, es ρv0(u*)2. En cambio, la pérdida disipativa se concentra en la región
más próxima a la pared, donde existen los mayores gradientes de velocidad, y es del
orden ρ(u*)3.225 En este apartado, se verá que el orden de u* es inferior a v0, por lo que
se concluye que la mayor parte de la energía cinética del flujo medio externo transpor-
tada a la capa superficial se dedica a mantener su energía cinética turbulenta. Esta es,
además, la mayor fuente de energía turbulenta de todo el flujo, porque las tensiones de
Reynolds son menores en el flujo externo, al ser menores los gradientes de la velocidad
media.
En el interior de esta región de ancho δ, denominada capa límite, se distinguen cuatro
zonas, según el valor relativo de las tensiones viscosa y turbulenta de xy y la influencia
de la región exterior: la más interna o profunda, situada a distancias de la pared inferio-
res a δv, que es del orden /u*, en que el movimiento es laminar226 y prevalece la parte
viscosa de la tensión; una región comprendida entre δv y δt, donde ambos esfuerzos son
del mismo orden y suponen la transición entre la subcapa viscosa y la turbulenta; la que
está por encima de y = δt, distancia a partir de la cual predominan los esfuerzos turbu-
lentos y la influencia del fluido exterior empieza a hacerse notar, pero aún es muy te-
nue, y la más externa, para δe < y < δ, en que la influencia del flujo exterior es predomi-
nante. La transición entre estas zonas ha de ser gradual por continuidad, de modo que
los valores que se dan a continuación para δv, δt y δe son, por tanto, sólo una referencia
aproximada de la ubicación de cada zona (v. figura 4.4).
La distribución de la velocidad media en la región interna de la capa límite, donde la
pared está suficientemente cerca, es una función vx = vx(y,,ρ,0,), que se supone auto-
semejante. Esta relación indica que la velocidad no depende de δ, porque se entiende
que y es la única longitud relevante, esto es: cualquier otra distancia es percibida por el
fluido suficientemente lejos para que no afecte su movimiento.227 En los tubos lisos, la
rugosidad superficial, , es nula y, cuando no lo es, se admite que siempre será inferior
a δ, y sólo del orden de y para el fluido que transita muy cerca de la pared. Desprecian-
do, de momento, el efecto de la rugosidad, la relación anterior se escribe de forma
adimensional:
vx yu *
fp [4.74]
*
u
donde
1/ 2
u* 0 [4.75]
es la velocidad de fricción que, como se ha avanzado y se deduce de [4.57], puede
interpretarse como un valor típico de la velocidad de agitación turbulenta. Esta expre-
sión, denominada ley de pared, conduce a diferentes distribuciones teóricas de la velo-
cidad, según el rango de la variable independiente y+ = yu*/.
En la región más próxima a la pared, 0 < y < δv, los esfuerzos turbulentos de xy son
despreciables y la integración de [4.57] conduce a
224
Turbulencia y capa límite
vx yu*
[4.76]
u*
En la integración anterior, se ha supuesto que, por continuidad en la pared (y porque δv
es muy inferior a δ), se cumple que xy 0. Los resultados experimentales han permiti-
do verificar que las tensiones de Reynolds son muy pequeñas en la capa de flujo hasta
y+ = 5 y, por ello, esta región recibe el nombre de subcapa viscosa. En esta capa, las
fluctuaciones de la velocidad contribuyen muy poco a la tensión total, como conse-
cuencia del efecto amortiguador de la viscosidad, y la turbulencia no se puede auto-
mantener.
Los esfuerzos turbulentos de xy dominan los viscosos por encima de δt (para y+ > 30,
aproximadamente). En esta región de la capa límite, denominada subcapa inercial, la
relación vx = vx(y,,ρ,0) aún es válida, pero [4.74] se invalida gradualmente a medida
que desaparece la influencia de la pared y aparece la del exterior. La ecuación [4.72]
permite escribir
2
xy 2 dv x
vx v y lm [4.77]
dy
La longitud lm no puede depender de la viscosidad, y no es posible obtener una variable
con dimensiones de longitud con la densidad y la tensión. Prandtl supuso que lm = ky y,
en consecuencia, se sigue
dvx 1 dy
[4.78]
u* k y
de donde
vx 1 yu * yu *
ln a 2,5 ln 5 [4.79]
u *
k
La experiencia muestra que la hipótesis de Prandtl es correcta, con k = 0,4 (constante de
von Kármán), y que tanto k como a son constantes universales.
Por encima de δe, von Kármán postuló la ley de defecto de velocidad, según la cual la
diferencia de velocidad entre el fluido exterior y el interior a la capa era una función del
tipo: v0 − vx = v(δ,,ρ,0). El análisis dimensional permite expresar esta ley de la forma:
v0 vx y
fd [4.80]
u*
Los resultados experimentales demuestran que esta ley es independiente del número de
Reynolds de la corriente principal, siempre que sea suficientemente grande (común en
turbulencia), y, lo que es más significativo, que también es independiente de la rugosi-
dad superficial.
La ley de pared, fp, y la ley de defecto, fd, no terminan ni empiezan en ningún punto
exacto y han de tener una región común de solape. Es, precisamente, la continuidad de
la velocidad en esta zona la que exige que, entre la región más externa de la ley de
pared (donde el perfil es logarítmico) y la región más interna de la ley de defecto, am-
bas den el mismo resultado. Millikan postuló que las expresiones [4.74] y [4.80] tenían
que coincidir en algún punto situado entre δt y δe, y, por tanto, debía ser
225
Mecánica de fluidos en ingeniería
vx v0 y yu *
f d f p [4.81]
u* u*
Tras una serie de pasos que se omiten para no perder continuidad, se llega a la conclu-
sión de que la ley de defecto también es logarítmica:
v0 vx 1 y
ln b [4.82]
u* k
donde ahora la constante b no es universal porque depende del tipo de movimiento
externo (y de la forma del conducto). Con esta ecuación y la [4.79], se sigue que, si la
constante b es pequeña, la ley de pared se extiende hasta y = δ y no es necesaria una
descripción alternativa de la velocidad en la región exterior, por encima de δe.
Figura 4.4.
Perfil de velocidad en el
interior de una capa
límite turbulenta. A la
izquierda, la capa
interna (ley de la pared).
No existe forma
analítica sencilla con un
fundamento teórico
válido para el intervalo
5 < y+ < 30 (δv < y < δt).
El punto de intersección
de [4.76] y [4.79] se
encuentra en y+ 11. A
la derecha, la capa
externa (ley de defecto)
con gradiente de
presión nulo.
En el tema siguiente, se verá que la capa límite que evoluciona sobre una pared tiene
tendencia a crecer de espesor con la distancia longitudinal. Cuando el movimiento se
produce en un conducto, en cambio, las características del contorno impiden el creci-
miento continuo de la capa límite y, si el conducto es bidimensional, este desarrollo
progresa hasta que δ = h/2 o δ = R. A partir de este momento, el flujo está completamen-
te desarrollado y el perfil de la velocidad se mantiene con la distancia, tanto en forma
como en magnitud.
Con arreglo a la ecuación [4.74], la ley de pared tiene carácter universal porque no
depende de δ. No se puede decir lo mismo de la ley de defecto de velocidad cuando el
flujo tiene lugar en un conducto, ya que entonces δ depende de su tamaño y la relación
[4.80], de su forma. La suma de las ecuaciones [4.79] y [4.82], para un conducto circu-
lar de radio R, conduce a
v0 1 Ru *
ln ab [4.83]
u* k
226
Turbulencia y capa límite
les),228 por lo que se puede aplicar la ley de pared hasta el centro del conducto, en una
primera aproximación. Con y = R − r, se tiene
vx 1 ( R r )u *
ln a [4.84]
u* k
R R
1 ( R r )u *
Q R 2 vx 2 rvx dr 2 u * r ln a dr [4.85]
0 0 k
vx v0 1 y
u * u * S S R
f d dS [4.86]
vx 1 Ru * Ru *
ln a c 2,5ln 2 [4.87]
u* k
227
Mecánica de fluidos en ingeniería
vx y u*
f p , [4.89]
*
u
Estas expresiones han de acoplarse con la ley de defecto de velocidad [4.80] que, en
principio, no depende de la rugosidad.232
Si se admite que la ecuación [4.78] continúa siendo válida (es decir, lm no depende de
), se deduce que el efecto de la rugosidad sólo puede aparecer en fp como una función
aditiva de fp. La nueva ley de pared resultante toma la forma:
vx yu *
2,5ln a [4.90]
u*
Obsérvese que esta ecuación puede escribirse como
vx y
2,5ln d [4.91]
u*
Los términos a y d no son ahora constantes, sino parámetros que dependen de Re. La
relación entre ambos es
u*
a 2,5ln d [4.92]
Por tanto, el tratamiento del rozamiento se reduce, desde el punto de vista analítico, al
caso de la tubería lisa, si se sustituye la constante a de [4.79] o de [4.83], por la función
más general, a, de [4.92]. Este mismo razonamiento puede aplicarse al término cons-
tante de [4.87], haciendo a + c. La figura 4.5 muestra la variación experimental de a y
d con el número de Reynolds rugoso. Si Re es pequeño (por debajo de log105 = 0,7), el
parámetro a tiende al valor límite a = 5, correspondiente a la tubería lisa [4.79]. Para
números de Reynolds grandes (por encima de log1070 = 1,8), es el parámetro d el que
tiende a un valor límite aproximado de d,∞ = 8,5.
En resumen, las ecuaciones más generales que proporcionan la velocidad en el centro
del tubo circular y la velocidad media son, para un conducto circular liso:
v0 1 Ru* Ru*
ln a b 2,5ln 6
u* k
[4.93]
vx 1 Ru* Ru*
ln a c 2,5ln 2
u *
k
y, para un tubo rugoso,
v0 1 R R
ln d , b 2, 5 ln 9, 5
u *
k
[4.94]
vx 1 R R
ln d , c 2, 5 ln 5, 5
u* k
228
Turbulencia y capa límite
v0 1 Ru* 1 R
ln a b ln d b
u *
k k
[4.95]
vx 1 Ru* 1 R
ln a c ln d c
u *
k k
Si se comparan estas ecuaciones entre sí, se observa que la diferencia entre ambas ve-
locidades es igual a 4u* en cualquier caso. La experiencia corrobora que las velocidades
media y máxima en un conducto son muy parecidas en régimen turbulento, de modo
que la velocidad de fluctuación u* es un orden inferior a v0.233 En consecuencia, el
cociente entre la velocidad máxima y la media ha de ser próximo a la unidad y, por
supuesto, muy inferior al valor de 2 correspondiente al régimen laminar de Poiseuille.
Figura 4.5.
Evolución de los
parámetros a y d en
función de Re.
p
0 rH rH pL [4.96]
x
229
Mecánica de fluidos en ingeniería
el coeficiente f = 4cf (v., por ejemplo, los apartados 5.5.3 y 5.9.2). Esta fórmula y la
[4.75] resuelven que
2
u*
f 4c f 8 [4.98]
vx
Sustituyendo [4.97] en [4.96], resulta
1 vx2
pL f [4.99]
4rH 2
que es una función cuadrática del caudal (no lineal, como lo era [3.108]), siempre que f
sea independiente de Re.
El valor del coeficiente de rozamiento puede estimarse a partir del diagrama de Moody
de la figura 5.2 o mediante expresiones pseudoempíricas. Las fórmulas con más fun-
damento teórico son las que se deducen a partir de las leyes de pared y del defecto de
velocidad. Por ejemplo, para una tubería lisa, combinando [4.93] y [4.98], es
1 v D
2log10 x f 1/ 2 0,8 [4.100]
1/ 2
f
1
2 log10 1,14 [4.101]
f 1/ 2 D
230
Turbulencia y capa límite
La simetría de estos movimientos con respecto a su eje central permite asegurar que
vy = 0 en y = 0, y que esta condición se mantendrá en la dirección {x}. Por otro lado, el
gradiente de la presión, tanto en la dirección longitudinal como en la transversal, tam-
bién ha de ser nulo o despreciable, ya que el movimiento se produce en un entorno libre
en que la presión es constante. Esta hipótesis no es estrictamente cierta en los pena-
chos, por la misma razón que su densidad cambia con la altura, pero esto no afecta
significativamente el resultado porque, en ellos, la descripción de las leyes de evolu-
ción se suele realizar en términos de temperatura.
La observación experimental confirma que el ancho de esta clase de movimientos crece
de forma potencial con la distancia y que la distribución de la velocidad se diluye a
medida que el flujo avanza. La aplicación de los principios fundamentales en forma
integral a un volumen de control comprendido por su superficie lateral y dos secciones
cualesquiera del flujo muestra, por un lado, que la superficie lateral no es impermeable
y, por otro, que la cantidad de movimiento no siempre se conserva entre dos secciones
consecutivas. Esto ha dado lugar a la formulación de unos principios de conservación
específicos para cada tipo de movimiento libre. Por ejemplo, en un chorro, la cantidad
que se conserva es la cantidad de movimiento, J:
J vx2 dS [4.102]
S
que también puede interpretarse como el flujo de la diferencia de entalpía con respecto
a la entalpía ambiental. Si el penacho no recibe calor de otras fuentes durante su ascen-
so, esta ecuación muestra que el penacho se enfría a medida que se ensancha.
231
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 4.6.
Representación esque-
mática semejante de un
chorro (c), una estela (e),
una capa de mezcla (m)
y un penacho (p). Las
leyes de velocidad no
son válidas en x = 0
porque el flujo semejante
no está plenamente
desarrollado.
y, si el movimiento es axilsimétrico,
(vx r ) (vr r )
0
x r
[4.106]
v v 1 ( xy r )
vx x vr x
x r r r
232
Turbulencia y capa límite
f = 1, si y/δ = 0. Las velocidades, vx, para un chorro, una estela y una capa de mezcla, en
función de las leyes de semejanza respectivas, se escriben
vx y
fc
v0
v vx y
fe [4.108]
v0
v1 v2 v1 v2 y
vx fm
2 2
En un penacho, se ha de añadir a la primera de estas ecuaciones una nueva ley para la
temperatura:
Tx T y
fp [4.109]
T0 T
Figura 4.7.
Distribuciones normali-
zadas de las velocidades
medias en el sentido
longitudinal y en el
transversal de un chorro
plano. Las componentes
de la velocidad en una
sección x, vx(x,y) y
vy(x,y) se han dividido
por su valor máximo en
el eje central, v0(x). La
coordenada transversal
normalizada es y/h,
donde h es la distancia
y, en la sección x, en
que se cumple que vx es
la mitad de la velocidad
máxima en dicha
sección.
Las leyes de semejanza se complementan con las leyes de evolución del ancho, δ, de la
velocidad y de la diferencia de temperaturas características, que normalmente se escri-
ben de la forma:
ax m
v0 bx n [4.110]
p
T0 T cx
233
Mecánica de fluidos en ingeniería
duce a unas ecuaciones que son sólo función de y/δ, de las que se puede entrever la
forma del perfil de la velocidad.
La tabla 4.2 muestra el valor de los exponentes m y n (y p) en función del tipo de mo-
vimiento. Se observa que el ancho de un chorro, de una capa de mezcla y de un pena-
cho es proporcional a la distancia x (m = 1). Los resultados experimentales muestran
que la constante a es, aproximadamente, 0,1. Esto es, el ángulo de apertura de todas
estas estructuras es del orden de 5º. En una estela, la evolución del ancho no es lineal y
el valor de las constantes depende de cada caso particular.
Tabla 4.2.
Exponentes de las m n p
leyes de evolución para
distintos tipos de Chorro plano 1 1/2
movimientos turbulentos
libres. Chorro axilsimétrico 1 1
Estela plana 1/2 1/2
Estela axilsimétrica 1/3 2/3
Capa de mezcla 1
Penacho 1 1/3 5/3
234
Turbulencia y capa límite
La capa límite se desarrolla sobre cualquier superficie, tanto alrededor de los objetos
como en el interior de los conductos. En ambos casos, el flujo contenido en el interior
de la capa límite se mantiene adherido a la superficie si se dan las condiciones de con-
torno y de presión adecuadas. Se produce desprendimiento de la capa límite cuando el
fluido fluye alrededor de cuerpos romos y también cuando lo hace por el interior de
conductos muy divergentes o en los que se producen cambios de sección abruptos. Si
no hay desprendimiento, el escaso espesor de la capa límite permite extender la teoría
de los fluidos ideales casi hasta la misma superficie del contorno pero, si la capa límite
se desprende, la línea de separación de ambas regiones, la externa y la ocupada por el
flujo desprendido, es indeterminada e inestable, lo que dificulta el análisis y la determi-
nación del punto de desprendimiento.
Se dice que la capa límite es turbulenta cuando los fenómenos de transporte turbulentos
son importantes en su interior, y laminar en caso contrario. La experiencia enseña que
la capa límite que se inicia cuando el flujo entra en contacto con una superficie es, en
primer lugar, laminar, y que se produce la transición a turbulenta a una distancia de-
terminada del borde frontera. El término viscoso de la ecuación de la cantidad de mo-
vimiento en la capa límite laminar ha de ser del mismo orden que el convectivo:
v v2
O 2 O [4.112]
x
de donde se deduce que su espesor es
1/ 2
1
O [4.113]
x vx Re1/x 2
El espesor de la capa límite turbulenta es algo superior al dado por [4.113] y, de acuer-
do con los resultados experimentales, se puede ajustar con
1
O 1/5 [4.114]
x Re x
Obsérvese que ambas expresiones ratifican [4.111], para los números de Reynolds
usuales, e indican que la capa límite se ensancha con la distancia x (v. figura 4.8).
En el apartado 4.1.7, se ha visto que la capa límite turbulenta siempre contiene una
subcapa viscosa en la zona más próxima al contorno, y otra de transición hasta δt, a
partir de la cual dominan los esfuerzos turbulentos. El tratamiento analítico riguroso es
muy complicado cuando el contorno no es plano o existen gradientes de presión impor-
tantes en la dirección del movimiento, por lo que la práctica recomienda realizar hipó-
tesis previas sobre la forma del perfil de velocidad que permitan obtener soluciones
aproximadas de forma integral.
En la región exterior a la capa límite, la ecuación de Bernoulli indica que, a lo largo de
la línea de corriente potencial, se cumple
dv 1 dp
v 0 [4.115]
dx dx
235
Mecánica de fluidos en ingeniería
Considérese el flujo uniforme sobre la placa plana y horizontal de la figura 4.8, sobre la
que el fluido incide en su misma dirección. Si la placa es suficientemente delgada, la
corriente exterior no viscosa no se ve perturbada y mantiene su velocidad v∞ constante.
No obstante, a partir de la posición x = 0, la exploración del perfil de la velocidad en
dirección transversal a la superficie en una ubicación cualquiera, x, muestra que la
velocidad crece de forma asintótica, desde la condición vx = 0, para y = 0, hasta vx = v∞.
El espesor de la capa límite y = δ se define, por convenio, cuando se verifica que
vx = 0,99v∞. A partir de la posición x = xCR, se produce la transición a turbulenta de la
capa límite, y para x > xCR el perfil de la velocidad incluye una región, la más próxima
al contorno, donde el flujo sigue siendo laminar y otra, la más exterior, donde el flujo
es turbulento. A la ubicación crítica, xCR, le corresponde un espesor δCR para el que el
número de Reynolds, Reδ = v∞δCR/ es, aproximadamente, 103, si la placa plana es lisa y
el nivel de turbulencia de la corriente incidente es inferior al 1 %. El número de Rey-
nolds longitudinal, v∞x/, toma el valor Rex,CR ≈ 3,2·105 en xCR, para las mismas condi-
ciones anteriores (v. figura 4.9).
Figura 4.8.
Capas límite fluidodi-
námica sobre una
placa plana y en la
entrada de un
conducto (en el que
se supone que el
flujo de entrada es
uniforme).
236
Turbulencia y capa límite
Esta ecuación y la [4.115] muestran que el flujo de vorticidad depende del gradiente de
la presión externa: en las zonas en que el gradiente de presión sea negativo, es decir,
favorable al movimiento, se introduce vorticidad en la capa límite pero, si es desfavo-
rable, se elimina. La viscosidad se encarga de la difusión de la vorticidad en la capa
límite, y la convección la transporta aguas abajo.
vx vy
0 [4.118]
x y
las dos ecuaciones de la cantidad de movimiento,
v x v p 2v 2v
vx vy x 2x 2x
x y x x y
[4.119]
v v p 2v 2v
vx y v y y 2y 2y
x y y x y
y la ecuación de la energía (sin los términos de radiación y reacción química), que, para
un fluido de capacidad calorífica, c, y conductividad, k, constantes, se escribe239
2
T T 2T vx
c vx vy k 2 [4.120]
x y y y
Si el flujo en capa límite tiene lugar por mezcla no reactiva de dos componentes, tam-
bién tendría que considerarse la ecuación [2.34] de conservación de la especie q:
cq cq 2 cq 2 cq
vx vy Dq 2 2 [4.121]
x y x y
Las capas límite hidrodinámica y térmica descritas por estas ecuaciones están desaco-
pladas cuando las diferencias de temperatura son pequeñas, comparadas con la tempe-
ratura absoluta, porque entonces los cambios de viscosidad son despreciables y [4.119]
y [4.120] pueden resolverse por separado.240 El acoplamiento térmico de las capas
límite acostumbra a ser débil porque la transferencia de calor con la pared es pequeña
en la mayoría de los problemas fluidodinámicos. No obstante, el acoplamiento puede
producirse también por cambios de la densidad (en gases), por ejemplo en movimientos
con empuje ascendente o a alta velocidad. En el primer caso, el acoplamiento también
suele ser débil y, en el segundo, son necesarios números de Mach muy elevados para
que los términos del gradiente de la presión y de la disipación viscosa no sean despre-
237
Mecánica de fluidos en ingeniería
vy vy
O O O 1 [4.122]
vx v x
2v v v 2v
O 2x 2 2 O 2x [4.123]
x x y
y
2vy v v 2 vy
O 2
x 2 2 O 2 [4.124]
x x x y
p p p
O O O O [4.125]
y x x x
por lo que la derivada parcial de la presión puede sustituirse por la total, en dirección
{x}. Este resultado implica que la presión en el interior de la capa límite sigue la evolu-
ción de la presión externa, p∞, dada por la ecuación [4.115].
Con todo, las ecuaciones [4.119] de la capa límite fluidodinámica se reducen a
vx v dv 2 vx
vx v y x v
x y dx y 2
[4.126]
p
0
y
238
Turbulencia y capa límite
2T T T 2T
O 2 2 2 O 2
x x T y
[4.127]
2 cq cq cq 2 cq
O 2
x 2 2 O 2
x C y
T T 2T
vx vy 2
x y y
[4.128]
cq cq 2 cq
vx vy Dq
x y y 2
v2 * vx* * v x
*
v2 dp* v 2 vx
vx v
2 y*2
y
x x* y* x dx*
2
T * T * * T * T 2T * v2 vx*
v vx v [4.130]
x* T T2 y*2 2 y*
y
x y*
cq * cq* * cq* cq 2 cq*
v vx v D
x* C y* C2 y*2
y q
x
239
Mecánica de fluidos en ingeniería
2
v x * * v x
*
dp* 1 x 2 vx*
vx* v
dx* Re x y *2
y
x * y *
2 2 2
T * * T * 1 1 x 2T * 1 x v2 v x *
vx*
v [4.131]
x * T y * Re x Pr T y *2 Re x cT y *
y
2
cq*
c * 1 1 x cq
2 *
vx*
v y * q*
x *
C y Re x Sc C y *2
O O Pr [4.132]
Re x T T
Esto es, si el número de Prandtl es aproximadamente la unidad, los espesores de las
capas límite fluidodinámica y térmica son del mismo orden (un análisis paralelo puede
hacerse con el número de Schmidt de la tercera ecuación).
El número de Prandtl representa el cociente entre los efectos de difusividad viscosa y
los de la térmica.242 En los líquidos, para los que Pr 1 y la capacidad calorífica, c, es
elevada, el efecto de la disipación viscosa en el incremento de la temperatura es des-
preciable a bajas velocidades, frente al incremento debido a la convección y a la con-
ducción, y las ecuaciones adimensionales toman la forma (con Sc 1):
v x* * v x
*
dp* 2 v x*
v x* v y
x * y * dx * y *2
T * T * 2T *
vx* v y * * *2 [4.133]
x *
y y
cq* cq* 2 cq*
vx* v y*
x* y * y *2
Por otro lado, las variables vx* y T* de [4.133] verifican ambas la misma ecuación y las
mismas condiciones de contorno cuando Pr = 1 y el gradiente de la presión es nulo. Por
tanto, si la temperatura de la pared, T0, es constante, se verifica
T0 T v
x [4.134]
T0 T v
240
Turbulencia y capa límite
Estas expresiones ponen de manifiesto que el aumento del número de Reynolds hace
disminuir el espesor de todas las capas límite y que la relación entre los distintos espe-
sores es
O Pr1/ 2
T
[4.139]
O Sc 1/ 2
C
241
Mecánica de fluidos en ingeniería
O T Re x 1/ 2 Pr 1/3
x
[4.140]
O Pr1/3
T
Esta última relación entre los espesores δ y δT también se deduce por el procedimiento
presentado en el apartado anterior. Si se admite, para ello, que la aproximación lineal
de vx en la capa límite térmica, implica que la velocidad característica en su frontera
exterior es del orden
v
O x ,T O T [4.141]
v
T T * T * * T
*
T 2 T *
v vx v [4.143]
x T2 y*2
y
x* y *
de donde
3
O 2T Re x Pr [4.144]
x
Esta ecuación y la [4.113], permiten deducir cualquiera de las [4.140], como se preten-
día comprobar.
De todas formas, la definición del espesor de la capa límite que se ha utilizado hasta
ahora es subjetiva, en el sentido de que la velocidad v∞ sólo se alcanza en el infinito, y
la condición y = δ, cuando vx = 0,99v∞, era completamente arbitraria. Una forma más
concreta de definir el espesor y, desde luego, mucho más práctica (y elegante), consiste
en hacer la operación:
v 1
v y
* 1 x dy 1 x d [4.145]
0
v 0
v
vx dy v dy [4.146]
0 *
o bien,
v * (v vx )dy [4.147]
0
242
Turbulencia y capa límite
Del mismo modo, también puede definirse un espesor asociado a la cantidad de movi-
miento:
v dy v2 dy [4.148]
2
x
0 **
con,
vx2 1
vx2 y
** 1 dy 0 1 v2 d [4.149]
0 v2
243
Mecánica de fluidos en ingeniería
y
vx
vy dy [4.151]
0 x
Esta expresión puede escribirse, con los espesores definidos en el apartado anterior, de
la forma
d 2 dv
(v ) *v 0 [4.154]
dx dx
que permite calcular fácilmente el esfuerzo cortante sobre una placa plana, e indica
que la pérdida de cantidad de movimiento con la distancia es consecuencia del
rozamiento del fluido con la pared. Como consecuencia de esta pérdida de veloci-
dad en la capa límite a una distancia y del contorno, la ecuación de continuidad
muestra, en su forma integral [4.151], que la velocidad transversal no puede ser
nula, por lo que el fluido ha de escapar de la capa límite por su frontera superior a
medida que se ensancha.
244
Turbulencia y capa límite
245
Mecánica de fluidos en ingeniería
Una vez conocidas [4.158] y [4.160], pueden calcularse todos los espesores de la capa
límite. Por ejemplo, el espesor de desplazamiento es
1
3 y 1 y3 y 3
* 1 d 1, 74 Re x
1/ 2
[4.162]
0 2 2 3 8
Figura 4.9.
A la izquierda, se presenta
la evolución del espesor
normalizado de la capa
límite sobre una placa
plana y de los coeficientes
de rozamiento, cf, en
función de Rex (a trazos).
Obsérvese que cf es
mayor en la capa turbulen-
ta (T) que en la laminar
(L). A la derecha, se
muestrans las velocidades
normal y transversal
normalizadas (soluciones
exactas de Blasius) en la
capa laminar. La velocidad
transversal en la capa
límite no es nula, lo que
significa que el aumento
del espesor con la
distancia implica un flujo
continuo de fluido hacia el
exterior de la capa límite.
donde c es una constante, de valor aproximado 0,0225. Obsérvese que el esfuerzo cor-
tante disminuye con el número de Reynolds y es menor cuanto mayor sea δ.
Sustituyendo [4.163] y [4.164] en [4.154], para m = 7, y tras integrar, se llega a
0 d
0, 0972 [4.165]
v
2
dx
y
0,376 x Rex 1/5 [4.166]
246
Turbulencia y capa límite
Finalmente, se tiene245
0
0, 0296 Re x 1/5 [4.167]
v2
Tabla 4.3.
Perfil de velocidades Espesor Tensión rasante Parámetros caracterís-
ticos de la capa límite
0
Blasius (exacta) 4,92 Re x 1/ 2 0,332Rex 1/ 2 fluidodinámica sobre
x v2 una superficie plana.
vx y 0
3, 46 Re x 1/ 2 0,289Rex 1/ 2
v x v2
vx 3 y 1 y
3
0
4,64Re x 1/ 2 0,323Rex1/ 2
v 2 2 x v2
Laminar
Rex < 3,2·105 vx y y
2
0
2 5, 48Re x 1/ 2 0,364Rex 1/ 2
v x v2
vx y y y
3 4
0
2 2 5,83Rex1/ 2 0,343Rex1/ 2
v x v2
vx y 0
sin 4,80 Re x 1/ 2 0,328Rex 1/ 2
v 2 x v2
0
1 1
Turbulento vx y 7 y 7
1,15 Re1/x 35 0,376Re x 1/5 0,029Re x 1/5
5·105 < Rex < 107 v x x v2
0
1 1
Turbulento vx y 5 y 5
1, 51 Re1/x 35 0,128Re x 1/ 7 0,014Re x 6/ 28
Rex > 107 v x x v2
La separación de la capa límite de una superficie es uno de los fenómenos más intere-
santes de la mecánica de fluidos, tanto por la dificultad de su tratamiento analítico,
como por sus consecuencias sobre el flujo y las pérdidas que ocasiona.
Los fluidos tienen la tendencia natural a adherirse a las superficies sobre las que fluyen.
No obstante, la experiencia enseña que la capa límite se desprende cuando se dan de-
terminadas circunstancias, normalmente asociadas a la naturaleza de la propia superfi-
cie (cambios locales de rugosidad o de dirección) o a cambios en el gradiente de la
presión del flujo externo.
Las fuerzas viscosas están en equilibrio con las de inercia en el interior de la capa lími-
te. Las primeras son un sumidero de cantidad de movimiento, mientras que las segun-
das son el resultado del arrastre que el flujo exterior induce en el fluido contenido en la
capa límite. Si las fuerzas de inercia disminuyen, las fuerzas de fricción frenan el fluido
y, como resultado de ello, el perfil de la velocidad se retrae y la capa límite se ensan-
cha.
247
Mecánica de fluidos en ingeniería
dp 2v
2x [4.168]
dx y y 0
La inversión del perfil de velocidad en esta región provoca una zona con recirculación
donde se genera vorticidad. Aguas abajo y a partir de este momento, dejan de ser apli-
cables las ecuaciones de la capa límite y la solución invíscida exterior, pues ambas
suponían que la capa límite estaba adherida.
Si el desprendimiento se produce cuando la capa límite es laminar, se demuestra que el
punto de desprendimiento sólo depende de la forma geométrica de la superficie (y de
su influencia sobre el valor de v∞). La dependencia de la viscosidad aparece, curiosa-
mente, cuando la capa límite pasa a ser turbulenta, porque la transición está marcada
por el número de Reynolds. En apartados anteriores, se ha visto que la tensión rasante
en el flujo próximo a la pared es mayor en la capa límite turbulenta que en la laminar
(las tensiones de Reynolds son mayores que las viscosas), lo que significa que la capa
límite turbulenta transporta más cantidad de movimiento que la laminar. Como, en la
vecindad de la pared, se ha de cumplir
vx
y 0 vx vy 0 [4.170]
y
248
Turbulencia y capa límite
hace que la distribución teórica de la presión coincida bastante bien con los resultados
experimentales. En contrapartida, el desprendimiento posterior genera una zona de
sombra en la cual la presión es más baja que la teórica y se genera una succión conoci-
da como resistencia de forma.
En general, se distinguen diferentes regímenes en función del número de Reynolds
asociado al diámetro del cilindro, ReD = v∞D/. Si el número de Reynolds es lo sufi-
cientemente bajo (ReD < 5), la experiencia muestra que el perfil de la presión alrededor
del cilindro es simétrico y coincide, a efectos prácticos, con el que resulta de la ecua-
ción [3.48] (sin el término de la circulación) para el fluido ideal.247 La capa límite es
enteramente laminar y, en este caso, la única resistencia al avance es la del rozamiento
viscoso. No obstante, la pérdida viscosa es despreciable con respecto a la variación
convectiva de v∞(θ), por lo que la estela que se produce tras el cuerpo no oscila, es
estacionaria, y tiene un grosor mínimo.
Para números de Reynolds comprendidos entre 5 < ReD < 50, se generan tras el cuerpo
un par de vórtices simétricos que forman una región de recirculación conocida como
burbuja. En el intervalo 50 < ReD < 200, se comienzan a gestar inestabilidades en la
región de recirculación de la burbuja que hacen que la estela deje de ser estable. Cuan-
do los remolinos llegan a desprenderse del cuerpo (para ReD que pueden llegar a ser de
hasta 2.500), lo hacen en orden intermitente, pero de forma ordenada, y dan lugar a la
denomina calle de vórtices de von Kármán (v. figura 4.11). Esta estela genera una
fuerza de sustentación, de media cero, que cambia con el tiempo según la frecuencia de
aparición de los vórtices, y cuyo valor aumenta con v∞. Para números de Reynolds de
hasta 105, la capa límite sigue siendo enteramente laminar, pero en la estela aparecen
estructuras tridimensionales porque es completamente turbulenta.
Figura 4.10.
Flujo alrededor de un
cilindro horizontal
(arriba) y distribución
de presiones sobre su
superficie para
distintos valores del
número de Reynolds.
La capa límite se vuelve turbulenta cada vez más cerca del punto de estancamiento “0”
para ReD superiores a 105. En el pequeño intervalo 3·105 < ReD < 3,5·105, el desprendi-
miento de los vórtices no es completamente simétrico y las capas límite que se desarro-
llan a ambos lados del cilindro se alternan entre laminar y turbulenta. Para Re mayores,
249
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 4.11.
Diferentes flujos de
estela tras un cilindro
horizontal (izquierda) y
evolución característica
del coeficiente de
resistencia (v. [3.53]) en
función del número de
Reynolds (derecha).
199
El transporte turbulento de una propiedad es mucho mayor que el laminar correspondiente definido en el
apartado 1.3.1, pero, a su vez, puede ser mucho menor que el correspondiente al transporte convectivo aso-
ciado a la velocidad media del flujo. Un ejemplo ayudará al lector a centrar ideas: el tiempo de difusión
molecular de una gota de leche en un café es del orden de un día, pero nadie espera tanto para tomarse un
café con leche.
200
El ancho de este espectro en frecuencia, es decir, la diferencia de tamaño entre los remolinos más grandes
y los más pequeños, aumenta con el número de Reynolds (v. [4.6]).
201
Estrictamente hablando, la turbulencia isotrópica no se da nunca en la práctica, pero puede conseguirse
artificialmente en túneles de viento, haciendo que el fluido atraviese una o más rejillas metálicas e insta-
lando la zona de ensayo a una distancia suficiente para salvar las irregularidades que se puedan generar.
Los flujos internos y los de capa límite se apartan bastante de la isotropía, pero se acepta que la turbulencia
libre atmosférica es isotrópica. La condición de isotropía local exige números de Reynolds elevados, basa-
dos en el valor medio cuadrático de la fluctuación de la velocidad turbulenta.
202
Esta velocidad, o la v0, no son, propiamente hablando, del orden de magnitud de la velocidad media del
flujo, sino de su variación a lo largo de la distancia l, o de la l0. El cociente v/l es la frecuencia característi-
ca del vórtice de longitud l.
250
Turbulencia y capa límite
203
Es razonable pensar que la ratio temporal de suministro de energía a la turbulencia ha de ser igual que la
ratio temporal de disipación. Este el fundamento de la teoría del equilibrio universal de Kolmogorov de la
estructura turbulenta de pequeña escala.
204
Nótese que el número de grados de libertad independientes en un volumen l3 es Re9/4.
205
Se omite la demostración para no perder continuidad, pero el desarrollo que conduce a [4.27] es análogo al
utilizado en el apartado 2.3.2.
206
El término de disipación viscosa de Rayleigh también contiene dos contribuciones esencialmente positi-
vas: una asociada al movimiento medio y otra, al de fluctuación turbulenta. Ambos términos degradan la
energía mecánica del flujo y la convierten en térmica.
207
Este no sea el caso de las fuerzas electromagnéticas o de las gravitatorias en fluidos estratificados (en este
último caso, no son isótropas). Las primeras no se tratan en este estudio y las segundas son isótropas y ho-
mogéneas si el fluido es de densidad constante.
208
A este mismo resultado se llega si se parte de [2.60] y se tiene en cuenta que
v τ (τ v ) τ : v (τ v ) v
209
Recuérdese [2.71]. En la terminología propia de la turbulencia, se utiliza el símbolo para indicar la ratio
de disipación de energía por unidad de masa y de tiempo. Este término es, conceptualmente, idéntico a la
función de disipación de Rayleigh, v, y representa la transformación (o degradación) de energía mecánica
en calor por efectos viscosos.
210
En este tema y en algunos apartados anteriores de este libro (v., por ejemplo, [1.40] y [2.51]), se ha utili-
zado la notación indicial o convención de la suma por subíndices (convenio de Einstein), que permite omi-
tir el símbolo sumatorio de las ecuaciones. Una expresión con un índice repetido, denominado índice mu-
do, representa una sumatoria con respecto a dicho índice. El índice mudo varía a través de su rango, 1, 2 y
3, en el espacio euclidiano. La expresión final de [4.36], sin este convenio, sería
2 2
1 3 3 v v j 1 3 3 v v
ε i i j
2 i 1 j 1 x j xi
2 i 1 j 1 x j xi
Un índice no repetido se denomina índice libre. Por ejemplo, aijbj = ai1b1 + ai2b2 + ai3b3. La permutación en-
tre los índices libres ha permitido escribir ∂vi/∂xj como una semisuma en [4.34].
211
Como se ha explicado, apenas hay transporte espacial en los flujos homogéneos y, en los isótropos, las
tensiones cruzadas (no diagonales) de Reynolds son nulas. Los términos diagonales del tensor de tensiones
de Reynolds contribuyen muy poco al transporte de cantidad de movimiento del movimiento medio.
212
Conviene señalar, como ya se ha indicado al principio de este apartado, que el flujo a través de una super-
ficie puede comportar también una transferencia de energía debida a la propagación de ondas provenientes
del exterior del volumen.
213
Este teorema (lv = constante) es aplicable a los vórtices inerciales y justifica el aumento de la vorticidad
cuando se disminuye el alcance longitudinal de los vórtices. La vorticidad de estos vórtices aun es elevada
debido a su reducido diámetro, por lo que la conservación del momento los hace muy estables en forma, y
hace que su vida media coincida con el tiempo de renovación del flujo principal.
214
La vorticidad fluctuante se define como el rotacional de la velocidad fluctuante.
215
Del mismo modo que la velocidad de deformación media se admite inferior a la fluctuación de la veloci-
dad de deformación, la variación de la vorticidad está dominada por la velocidad de variación de la vortici-
dad fluctuante.
216
Las dos últimas no son independientes entre sí. Se recuerda que x = ∂vz/∂y − ∂vy/∂z.
217
La vorticidad longitudinal puede aparecer como consecuencia de la deflexión de la vorticidad existente en
la capa límite, donde el movimiento no es irrotacional. Esta deflexión implica un efecto tridimensional que
no está presente en los flujos bidimensionales, en que la vorticidad sólo puede cambiar por difusión visco-
sa. Recuérdese [2.42] y también la ecuación de Helmholtz [2.58].
251
Mecánica de fluidos en ingeniería
218
La elección de y = 0 en la pared se hace por conveniencia, como podrá comprobar el lector en el apartado
4.1.7.
219
En los movimientos no bidimensionales, este equilibrio no es correcto, tal como se ha planteado, porque
aparecen flujos en dirección transversal en el interior de la capa límite y la tensión rasante no tiene direc-
ción axial.
220
El lector puede comprobar que una contracción de subíndices conduce a la expresión [4.24]. El hecho de
que la viscosidad de remolino sea introducida como un escalar positivo invalida su uso en la modelización
de flujos complejos, normalmente no isotrópicos, en los que la tensión de Reynolds y los gradientes de
deformación tengan signos opuestos. Obsérvese que Re = 2ρteij.
221
Este supuesto implica que la tasa de producción de tensiones de Reynolds [4.40] es, aproximadamente,
(condición de equilibrio energético en la cascada) y que O(eij) = v/l.
222
Estas ecuaciones son el punto de partida del algoritmo k- (siendo k la energía cinética q) para la resolu-
ción fenomenológica de la turbulencia por ordenador. Este modelo utiliza la expresión de Kolmogorov-
Prandtl y sendas ecuaciones para el transporte de energía cinética y la disipación viscosa. Las limitaciones
del modelo k- surgen, principalmente, de representar la turbulencia mediante su energía cinética, que es
un escalar y no puede describir por sí sola la turbulencia anisótropa. Consúltese una obra especializada en
turbulencia para ampliar este contenido y conocer las aplicaciones y restricciones de este algoritmo.
223
Aunque esta circunstancia pueda suponer una restricción de su campo de aplicación a los movimientos
turbulentos más sencillos, la verdad es que estos son también los más frecuentes: movimientos en conduc-
tos, canales, capas límite, chorros, etc.
224
Prandtl sugirió que esta longitud era del orden de la distancia a lo largo de la cual la partícula mantenía sus
propiedades en el desplazamiento que condujo a [4.69], y de ahí la definición de longitud libre de mezcla.
A diferencia de Prandtl, que supuso que la velocidad media vx se mantenía constante en un desplazamiento
vertical, Taylor supuso que era la vorticidad la que lo hacía, es decir, el gradiente de la velocidad en direc-
ción vertical. Con esta hipótesis llegó a la misma ecuación [4.72], pero con una longitud de mezcla 21/2
mayor. La hipótesis de Prandtl es más acertada en los flujos internos, en los que predominan los remolinos
turbulentos con sus ejes en la dirección del flujo y normales a las variaciones de la velocidad, mientras que
la de Taylor lo es en los flujos externos, en los que los remolinos se forman tras los cuerpos con sus ejes
perpendiculares al flujo en dirección de las variaciones longitudinales de la velocidad. En el primer caso,
los campos de temperaturas y velocidades son semejantes (analogía de Reynolds), mientras que, en el se-
gundo, la semejanza se establece entre los campos de temperaturas y vorticidades.
225
El término ρv0(u*)2 es el orden de magnitud del tercer término de [4.39] por unidad de tiempo y área, en
una región de ancho δ, mientras que ρ(u*)3 es el orden de magnitud del último en las mismas unidades, y se
obtiene de (/u*)ρ(u*)2/(/u*)2, al ser el espesor característico de la región más próxima a la pared del or-
den /u*, muy inferior a δ.
226
Esta definición es común, pero incorrecta, ya que este nombre sugiere que en la subcapa “laminar” no
existen fluctuaciones de velocidad. A continuación, se verá que la distribución de velocidades en esta zona
es lineal, como en el movimiento laminar de Couette [3.101], lo que ha alimentado, sin duda, el equívoco.
En adelante, se denominará subcapa viscosa la zona situada a distancias 0 < y < δv de la pared. El concepto
de capa límite laminar se explica en el tema siguiente.
227
Se admite que tanto /u* como el parámetro con que se caracteriza la rugosidad superficial, , son mucho
menores que δ. En los tubos lisos, desaparece y, si el cociente entre las escalas características restantes,
u*δ/, es suficientemente grande, existe una distancia en el interior de la zona de influencia de la pared en
que la escala asociada a δ no es efectiva.
228
La condición (y = δ = R, vx = v0), en el centro del tubo, sustituida en [4.82], confirma que b ha de ser muy
pequeña.
229
En este apartado. se ha suprimido la barra superior para indicar la velocidad media en un punto. Nótese
que, si u* = 10 cm/s en agua a 20 ºC, la condición y+ = 30 ocurre para y = 0,06 mm, por lo que está justifica-
do el empleo de la ley logarítmica en [4.85].
230
La constante c que resulta de la integración de [4.85] es c = −1,5/k = −3,75. Por tanto, a + c sería 1,25. Los
resultados experimentales se ajustan mejor con c = −3, y este es el valor que se utiliza normalmente.
252
Turbulencia y capa límite
231
Para fijar ideas mediante un ejemplo, si u* = 10 cm/s en agua a 20 ºC, la condición u*/ = 5 sitúa el valor
de en 0,01 mm, muy inferior a la rugosidad de muchas tuberías comerciales. La rugosidad que se consi-
dera en este apartado es el valor medio cuadrático de las protuberancias y de las cavidades existentes en la
pared. La coordenada vertical, y, se define con respecto a la posición media de dichas protuberancias y
cavidades.
232
Por el mismo razonamiento por el que la ley de pared no depende de δ, la ley de defecto no lo hace de ,
siempre que sea muy inferior al radio del conducto.
233
El orden de magnitud de u* puede deducirse de [4.60] y [4.75]. Combinando estas ecuaciones y la [4.98],
se llega a:
v x v0 4u * 1
v0 v0 1 (2 f )1/ 2
Este resultado es próximo a la unidad para los valores usuales de f. Siguiendo con un ejemplo anterior, un
valor de u* = 10 cm/s equivale a un gradiente de presión de 400 Pa/m (en agua) por una tubería de 5 cm de
diámetro y v0 2 m/s. Con esta v0, el cociente anterior es 0,8.
234
El radio hidráulico se define como el cociente entre el área mojada y el perímetro mojado por el flujo. En
un tubo circular de diámetro D, es 4rH = D. Este factor surge de la necesidad de establecer una correlación
válida para la fricción en conductos no circulares, en que el flujo no es bidimensional y, por tanto, aparecen
flujos secundarios.
235
Salvo en penachos muy altos, del orden de kilómetros de altura. Se acepta que los cambios en la densidad
son suficientemente grandes para permitir un incremento de la cantidad de movimiento del penacho en su
ascenso pero, aun así, pequeños comparados con la propia densidad del fluido. De esta manera, puede apli-
carse la ecuación de Navier-Stokes para un fluido incompresible, en que los cambios de la densidad se in-
cluyen mediante el coeficiente de compresibilidad [1.128], tal como se hace en [4.107]. En este apartado,
se supone que la densidad y la composición del fluido son parecidas a las del entorno libre sobre el que se
desarrolla el flujo.
236
En el caso de las estelas, estas ecuaciones admiten una simplificación adicional. Se entiende que la pérdi-
da de velocidad en la estela de un cuerpo es pequeña, comparada con la velocidad (usual) de los chorros, y
la velocidad vx puede sustituirse por la velocidad no perturbada por el objeto, v∞. Como vy sigue siendo
pequeña frente a vx, la ecuación de la cantidad de movimiento para una estela plana sería
vx 1 xy
v
x y
La misma simplificación es posible en el caso de las estelas redondas.
237
Recuérdese que su diferencia es 4u*.
238
Se admite que vy es nula o despreciable. Esta hipótesis se justifica en [4.122].
239
La función de disipación de Rayleigh definida en [2.63] se simplifica en este movimiento porque vz = 0, el
fluido es incompresible, y se cumple que O(∂vy/∂x) << O(∂vx/∂x) = O(∂vy/∂y) << O(∂vx/∂y).
240
Una vez calculado el perfil de velocidades con [4.119], la [4.120] proporciona el de temperatura. Esta
ecuación es lineal si k es constante. En caso de acoplamiento, las ecuaciones del campo de temperaturas no
son lineales. El concepto de acoplamiento también puede utilizarse entre estas capas y la de concentración.
De todas formas, exista o no acoplamiento, la hipótesis de que los espesores de las capas límite fluidodi-
námica y térmica son pequeños sigue siendo válida.
241
Para el agua e incrementos de temperatura de un grado, es necesaria una velocidad de 25 m/s, aproxima-
damente, para que este término sea la unidad.
242
Normalmente, el número de Prandtl es aproximadamente 1 para la mayor parte de líquidos y gases poco
viscosos, y es mucho menor que 1 para los metales líquidos. Para el agua, Pr 7 y, para el aire, Pr 0,7. Si
el número de Prandtl es muy grande, la ecuación [4.132] enseña que los cambios de temperatura en direc-
ción longitudinal de [4.131] son despreciables con respecto a los transversales, al ser vx2/c pequeño. El nú-
mero de Prandtl es muy grande en los aceites viscosos.
253
Mecánica de fluidos en ingeniería
243
En el régimen laminar que se produce en un conducto circular, se ha mostrado en [3.111] que f = 64/Re, de
modo que se cumple que Sta·Re = 8. Consúltese una obra especializada para el estudio de otras formas de
esta analogía y para las analogías entre el transporte de cantidad de movimiento y de masa (analogías de
Prandtl-Taylor, von Kármán y Martinelli, y de Sherwood, Colburn y Lyon, entre otras).
244
Esta hipótesis convierte las ecuaciones en derivadas parciales en ecuaciones ordinarias. Goldstein demos-
tró que la capa límite es semejante en movimientos estacionarios, si la velocidad v∞ es proporcional a una
potencia de x, siendo x la distancia curvilínea medida a lo largo de la superficie desde el punto de remanso,
donde x = 0.
245
Compruebe el lector que δ* = δ/8 y θ = (7/72)δ.
246
Cuando dp/dx = 0, el punto de inflexión se sitúa en y = 0, pero cuando dp/dx > 0, el punto de inflexión se
produce en y > 0. La condición dp/dx > 0 es una condición necesaria pero no suficiente para el desprendi-
miento de la capa límite.
247
La solución analítica de este flujo para una esfera se debe a Stokes. La fuerza de rozamiento sobre una
esfera en régimen laminar es 3πDv∞.
248
Merece la pena destacar que se produce una pérdida brusca de resistencia para números de Reynolds del
orden de 4·105. En las esferas, esta pérdida se conoce como efecto Eiffel y, por ejemplo, se utiliza en las
pelotas de golf para anticipar la transición a turbulenta de la capa límite.
254
Complementos y aplicaciones
Los tubos piezométricos, de Pitot y de Prandtl son instrumentos que permiten visualizar
los términos energéticos de una corriente.
La forma más sencilla de un tubo piezométrico consiste simplemente en un tubo verti-
cal o inclinado, conectado a la pared del conducto y abierto en el otro extremo (o co-
nectado a una fuente de presión externa constante y conocida). El tubo de Pitot y la
sonda de Prandtl son cánulas de pequeño diámetro que se sumergen en el flujo, orien-
tadas según la dirección dominante, y conectadas por el otro extremo a un dispositivo
de medición de presión estática. Es habitual que dicho dispositivo sea un tubo en forma
de U (o manómetro diferencial) como el que se muestra en la figura 5.1, en el que se
257
Mecánica de fluidos en ingeniería
v12
p1 p02 [5.2]
2
de donde se puede despejar v1.
El valor de la velocidad obtenido por esta expresión es el teórico, por cuanto es inevi-
table que, a la entrada del tubo, se presenten pérdidas de energía y que existan pertur-
baciones del campo de velocidades. Estos efectos se tienen en cuenta introduciendo un
coeficiente de velocidad, CV, que depende de la forma del tubo y del número de Rey-
nolds de la corriente y adquiere valores cercanos a 0,98 en la práctica (cuando, además,
la sonda está perfectamente orientada). La velocidad real del flujo resulta ser, entonces:
1/ 2
2
v1 CV ( p02 p1 ) [5.3]
El mismo procedimiento, aplicado a una sonda de Prandtl, conduce también a esta
expresión para v1, pero sin la incertidumbre asociada al valor local de p1 (que un tubo
de Pitot no puede disociar del término cinético). Estos dispositivos se encuentran nor-
malizados, de forma que la perturbación sea mínima y se pueda suponer que v1 v3 y
que p1 p3, salvo por la pequeña pérdida de presión existente en la vaina del tubo entre
las secciones (2) y (3). Evidentemente, la disposición de diversas tomas piezométricas
perimetrales y el pequeño diámetro de la sonda garantizan una lectura correcta de la
presión estática y que z1 z3.
Cuando se conectan un tubo piezométrico, uno de Pitot y una sonda de Prandtl a un
tubo en U, como se muestra en la figura 5.1, la relación teórica entre las variables me-
258
Complementos y aplicaciones
Figura 5.1.
Lecturas de presión
estática (relativa),
remanso y dinámica en
un tubo piezométrico
(izquierda), un tubo de
Pitot (centro) y una
sonda de Prandtl
(derecha). Las dimen-
siones de los tubos de
Pitot y de Prandtl están
normalizadas. El radio
del tubo del manómetro
diferencial ha de ser
mayor que la longitud
capilar dada por [1.157]
de ambos fluidos. Los
puntos a y b se hallan a
idéntica presión
estática.
La medida del caudal que pasa por una instalación a presión puede acometerse, en la
práctica, con un gran número de caudalímetros, cuyo principio de funcionamiento está
pensado para el tipo de fluido, la precisión y el rango de medición deseados (entre
otros). El caudal en volumen puede medirse, por ejemplo, con caudalímetros de presión
diferencial, de área variable, de velocidad por ultrasonidos, electromagnéticos, de des-
plazamiento y de vórtice, y el caudal másico, con caudalímetros térmicos, de Coriolis,
etc.
En este apartado, se explica cómo la aplicación combinada de la ecuación de Bernoulli
y del principio de continuidad a un flujo estrangulado permite determinar el caudal
circulante. Para ello, se toma como ejemplo el tubo de Venturi de la figura 5.2, aunque
el principio de funcionamiento es el mismo para cualquiera de los dispositivos mostra-
dos.
El diseño del tubo de Venturi garantiza que el flujo en las secciones de medida sea casi
unidireccional y las pérdidas, mínimas.250 Aplicando la ecuación de Bernoulli entre las
secciones (1) y (2) del tubo de Venturi de la figura, resulta:
2
v22 v12 ( p1 p2 ) [5.5]
Las velocidades medias v1 y v2 se relacionan entre sí mediante la ecuación de continui-
dad. Suponiendo que el flujo a la entrada del tubo de Venturi es uniforme, se tiene:
v1 A1 v2 AC [5.6]
259
Mecánica de fluidos en ingeniería
donde AC es el área contracta de la vena fluida en la sección (2). Esta área es inferior a
A2, que es la sección del cuello del tubo de Venturi, donde el área geométrica es míni-
ma. El coeficiente de contracción de estos dispositivos se define como CC = AC/A2 < 1.
Si se denomina = (A2/A1)1/2 la relación de los diámetros geométricos del medidor
diferencial, entonces la ecuación [5.5] puede escribirse de la forma siguiente:
1/ 2
1 2
v2 4 2 1/ 2
( p1 p2 ) [5.7]
(1 CC )
Para obtener una buena estimación del caudal real, se han de tener en cuenta otros
efectos marginales que afectan la velocidad, como la rugosidad de la pared, la viscosi-
dad o la uniformidad de la corriente en (2). Estos efectos se incluyen mediante un coefi-
ciente de velocidad, CV, de modo que el caudal observado en función de la altura ma-
nométrica medida, hm, en un tubo en U es:
1/ 2
CV CC
Q A2 2 m 1 ghm [5.8]
(1 CC )
4 2 1/ 2
Figura 5.2.
Representación
esquemática de un
diafragma (izquierda),
una tobera (centro) y un
tubo de Venturi (dere-
cha). Todos estos
dispositivos tienen la
particularidad de
producir una diferencia
de presión, entre los
puntos donde están
ubicadas las tomas
piezométricas, que es
función del caudal. El
sentido del flujo es de 5.1.3. Introducción a la descarga de un depósito
izquierda a derecha.
Cuando la ecuación de Bernoulli se aplica entre un punto de la superficie libre y otro de
la misma línea de corriente, pero situado en el centro de la sección de descarga del
depósito de la figura 5.3, se obtiene:
v2
gh [5.10]
2
Se admite que la presión en ambos puntos es la misma y que el proceso transcurre sin
pérdidas. La velocidad resultante es la conocida ecuación de Torricelli:
260
Complementos y aplicaciones
v (2gh)1/2 [5.11]
donde h es la altura del líquido en el depósito con respecto al centro del orificio. Esta
ecuación es válida incluso cuando el nivel de la superficie no se mantiene constante,
siempre que se pueda admitir que el proceso de descarga es cuasiestacionario. Para
ello, es necesario que la aceleración local sea muy inferior a la convectiva, lo que, en
términos del número de Strouhal, implica que el tiempo de descarga sea mucho mayor
que el tiempo de residencia del fluido en la vecindad del orificio (v. [5.27]).
La experiencia enseña que la velocidad de Torricelli sólo se consigue en algún punto
aguas abajo del orificio, donde el área del chorro es inferior a la geométrica,251 A0. Por
tanto, si se pretende calcular el caudal de salida por un orificio utilizando la velocidad
de Torricelli, es necesario introducir en el cálculo sendos coeficientes de velocidad y
contracción, como se ha hecho en [5.8]. Conocido el caudal en función de la altura y en
el supuesto cuasiestacionario, el tiempo de vaciado del depósito se obtiene aplicando la
ecuación de continuidad, que si el depósito es de sección recta constante, AD, es [2.5], o
bien [5.22]. Integrando entre los límites (t = 0, h = H; t = tV, h = 0) y sustituyendo, resul-
ta:
1/ 2
1 AD 2 H
tV [5.12]
CD A0 g
Este es el tiempo que tarda en vaciarse el depósito desde una altura H, desde t = 0, o su
incremento desde otra altura respecto de un tiempo cualquiera del proceso. El orden de
magnitud inicial entre los tiempos de vaciado y residencia es:
1/ 2 1/ 2
t 3 AD 2 H 2 gH AD H
O V 3 [5.13]
t R 2 A0 g A0 A03/ 2
La velocidad de salida para la descarga del depósito anterior se alcanza casi de forma
instantánea, porque los efectos inerciales quedan restringidos a una región de longitud
característica del orden del diámetro del orificio, A01/2. En esta pequeña región, la acele-
ración convectiva experimenta un cambio sustancial y la partícula de fluido adquiere la
mayor parte de su velocidad. Esto no es así, por ejemplo, cuando la descarga tiene
lugar a través de un conducto de longitud L, en cuyo caso se observa que la velocidad
media de salida aumenta de forma asintótica hasta alcanzar el valor máximo predicho
por la ecuación de Torricelli (en ausencia de pérdidas).
261
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.3.
Ecuación de Torricelli y
problema de estableci-
miento de una corriente
en un conducto.
(2 gH ) t
1/2
1/ 2 e
L
1 t
v (2 gH ) (2 gH )1/2 v tanh [5.18]
e L t 1 tE
La tangente hiperbólica es una función monótona creciente para t > 0, que para t = tE es
0,7616 y para t = ∞ es la unidad (es decir, la velocidad media máxima, v∞, es la dada
262
Complementos y aplicaciones
Esta ecuación pone de manifiesto el carácter inercial del problema. La integral es una
propiedad geométrica del conducto que, junto con la densidad, puede interpretarse
como una inercia equivalente. En un tubo de sección constante –y aunque pueda pare-
cer paradójico–, la inercia del fluido contenido es mayor en los tubos de menor área
recta, A, es decir, aumenta al disminuir el volumen de fluido (y su masa) para una lon-
gitud dada.254
La solución expuesta en este apartado no ha tenido en cuenta la pérdida de energía que
se produce en el tubo durante el proceso de establecimiento. Es fácil demostrar que la
velocidad última en presencia de pérdidas continuas es:
1/ 2
2 gH
v [5.21]
1 f L
D
donde f es el coeficiente de fricción y L/D, la ratio de aspecto del tubo. Esta ecuación
no tiene en cuenta las pérdidas singulares en la embocadura y en la salida, salvo que se
incluyan en la longitud equivalente del conducto, y supone que f es constante durante la
descarga, lo que no es cierto si el flujo en el conducto es laminar o de transición.
Obsérvese que, como era de esperar, las pérdidas hacen disminuir la velocidad máxima
y aumentar el tiempo característico de la descarga. En cualquier caso, y aun utilizando
263
Mecánica de fluidos en ingeniería
el valor dado por [5.21], la curva asintótica [5.18] sólo representa la evolución media
de la velocidad durante la puesta en marcha, pues no considera ni la compresibilidad
del líquido ni la del material del conducto. La experiencia enseña que, en este tipo de
procesos, la velocidad aumenta rápidamente al principio (incluso con vmáx > v), y des-
pués decae y oscila hasta alcanzar el régimen estacionario, en que v (2gH)1/2.
En el apartado anterior, se ha visto que los cambios de nivel en el depósito pueden ser
significativos a partir del tiempo tE. La evolución de h con el tiempo resulta de aplicar
el principio de conservación de la masa para un volumen de control coincidente con el
que ocupa el líquido que se encuentra en el depósito. Esta ecuación se escribe:
dh
AD AD w Av [5.22]
dt
donde la sección recta del depósito, AD, puede ser, a su vez, función de h, aunque
aquí se supone que es constante. Esta ecuación y [5.18], más la condición inicial
h = H en t = 0, permiten completar la solución del sistema cuando se omiten los
términos viscosos.
El problema no es tan sencillo cuando se pretenden incluir los efectos viscosos que
intervienen durante la descarga. No obstante, a continuación se verá cómo es posible
simplificar la descripción del movimiento cuando se tienen en cuenta las diferentes
escalas del mismo. En adelante, se supondrá que la altura H es del orden de AD1/2 y
mucho mayor que A1/2, y que todas las longitudes características son mucho mayores
que el radio capilar. Según la ecuación [5.22], si la relación A/AD es pequeña, pero no
nula, el depósito se descargará con el tiempo, y tanto más lentamente cuanto más pe-
queña sea dicha relación. La velocidad de descenso, w, es del orden de (A/AD)v, y el
tiempo característico de la descarga es tD = H/w, que es el tiempo que invierte una par-
tícula fluida en recorrer el depósito hasta su salida. Además, se puede afirmar que,
cuando la relación A/AD es muy pequeña, el fluido apenas percibe la existencia del
orificio hasta que no está a una distancia A1/2 de él, y que la distribución de presiones
en el depósito es, aproximadamente, la hidrostática.
Esta última afirmación resulta de la estimación del orden de magnitud de los diferentes
términos de la ecuación del movimiento en el depósito. En forma adimensional, esta
ecuación es:
w v * w2 p * * w *2 *
v * *v * p v [5.23]
t D t *
A1/ 2
D AD1/ 2 AD
264
Complementos y aplicaciones
Como el tiempo de descarga es del orden de AD1/2/w, resulta que las aceleraciones local
y convectiva son semejantes. Como siempre, la relación entre las fuerzas de inercia y
las viscosas viene dada por el número de Reynolds en el depósito:
1/ 2
wAD1/ 2 vA1/ 2 A
Re [5.24]
AD
v v * v2 p * * v *2 *
v * *v * p 2 v [5.26]
t D t *
R R R
265
Mecánica de fluidos en ingeniería
3/ 2
v/t wR A
St 2 D [5.27]
v / R v H AD
que resulta muy pequeño respecto a la unidad. Esto es: una partícula fluida atraviesa
esta zona en un tiempo muy pequeño frente al tiempo que tarda en recorrer el depósito
durante la descarga. Así pues, en esta región, está justificado despreciar el término de
aceleración local frente al término convectivo y el proceso puede ser considerado cua-
siestacionario durante la descarga prolongada, toda vez que la corriente ya ha sido
establecida.
Sin el término local, las ecuaciones del movimiento se reducen a:
v 0
[5.28]
v v p 2 v
donde ahora p es la caída de presión motriz desde su valor en el depósito.255 Las condi-
ciones de contorno que se deben emplear para resolver las ecuaciones [5.28] son:
v = p = 0, en cualquier punto alejado del orificio hacia el interior del depósito, y v = 0, en
la pared. La solución de estas ecuaciones depende de la forma geométrica en esta zona,
aunque se puede aventurar que presentará simetría axial.
La forma adimensional de la ecuación de la cantidad de movimiento de [5.28] es:
1 *2 *
v* *v* * p* v [5.29]
Re
donde se ha escogido R como longitud característica, y se miden las variaciones de la
presión en una escala ρv2. Con esta elección, el número de Reynolds es ρvR/ y los
términos adimensionales convectivo (v*·*v*) y viscoso (*v*) son del mismo orden.
Para Re pequeños frente a la unidad, los términos viscosos se equilibran con las fuerzas
de presión y las variaciones de p* serán del orden de 1/Re. Esto quiere decir que la
variación de la presión en la región de entrada es:
v
O( p ) v 2 [5.30]
vR R
La ecuación [5.29] es lineal en ausencia del término convectivo, por lo que se puede
anticipar que la estructura del flujo en la región de salida es del mismo tipo que en la
región de entrada y que la pérdida será del mismo orden. Además, como la definición
de Re coincide con la que se hace en el conducto, se puede asegurar que el flujo en éste
será el dado por la ecuación de Poiseuille [3.106] y que será laminar. En estas condi-
ciones, la magnitud de la velocidad media en el conducto, v, viene dada por la ecuación
[3.108], que es:
g R2
O(v) h [5.31]
8 L
266
Complementos y aplicaciones
* v * 0
[5.32]
v * *v * * p*
que son las ecuaciones de Euler de forma adimensional. Al desaparecer los términos
viscosos, no se puede exigir la condición de no deslizamiento en el contorno, pues sólo
se puede imponer que v·n = 0. El movimiento desarrollado aguas abajo no tiene por qué
venir dado por el flujo tubular de Poiseuille,256 como ocurría cuando predominaban los
efectos viscosos, pero en cambio sí se puede seguir admitiendo que el movimiento en el
conducto de sección constante será unidireccional. El flujo de entrada con Re grandes
alcanza la velocidad uniforme v a una distancia del orden del radio del conducto, si la
toma está redondeada, y la ecuación [5.32] muestra que lo hace a costa de una caída de
presión del orden ρv2. Esta velocidad uniforme se manifiesta en toda la sección, salvo
en la capa límite, cuyo espesor crece y da lugar a la transición del flujo uniforme al
flujo desarrollado en el conducto a partir de la longitud de entrada.
El movimiento no viscoso a la entrada cuando Re >> 1 es irrotacional, pues el fluido
proviene de un estado en calma y es imposible la difusión de la vorticidad. No obstante,
esta solución no es uniformemente válida, pues los efectos viscosos juegan un papel
importante junto a la pared. El orden de magnitud del espesor de la capa límite se ob-
tiene de exigir que el término viscoso y el convectivo de [5.29] tengan el mismo orden
en ella. Esto implica que (v. también [4.112]):
1/ 2
R R
O( ) [5.33]
v Re1/ 2
267
Mecánica de fluidos en ingeniería
presenta un ángulo vivo, las fuerzas viscosas pueden no ser suficientes y aparecer flujo
inverso. Esta circunstancia conduce, inevitablemente, a la separación de la capa límite
y a la producción intermitente de una secuencia de formación y desprendimiento de
vórtices. Este fenómeno de desprendimiento también es inevitable en la zona de salida
cuando el número de Reynolds es muy elevado, pues los esfuerzos viscosos no son
capaces de hacer doblar la esquina a la corriente. En este caso, la superficie de discon-
tinuidad que se genera con el aire exterior tiene forma de chorro, y en ella el esfuerzo
viscoso es nulo (o casi) y la presión reducida es constante e igual a la de salida porque
el flujo en el chorro es unidireccional.
Boussinesq fue el primero en realizar investigaciones teóricas en la región de entrada
utilizando el concepto de crecimiento de capa límite: se sabe que, cuando las capas
límite entran en contacto siendo laminares, el flujo consiguiente también lo es, y vice-
versa si son turbulentas. Cuando Re << 1, la distancia aproximada, Le, que una partícula
ha de recorrer en el interior del conducto para que los efectos viscosos den lugar a la
transición del flujo uniforme al de Poiseuille por crecimiento de la capa límite laminar
es pequeña y del orden del propio radio del conducto. Si, en cambio, Re >> 1, el fluido
se ha de desplazar una distancia mayor para que los efectos viscosos den lugar al flujo
de Poiseuille (si es el caso y el flujo en el conducto es laminar, con Re < 2.300). Esta
distancia resulta ser:
O( Le ) 0, 06 R Re [5.34]
Ambas expresiones muestran que la longitud de entrada aumenta con el diámetro del
conducto y que su valor oscila entre algunas decenas o centenas de R. Para un flujo
laminar de número de Reynolds máximo 2.300, [5.34] indica que Le/R 140, mientras
que para Re = 5·105 y tubería lisa, con f = 0,0133 (v. figura 5.13 o la ecuación de Bla-
sius de la tabla 5.1), Le/R 70 de [5.35].
Pasada la zona de adaptación a la entrada, el fluido llega al conducto, en el que el flujo
se supone unidireccional. Evidentemente, el término pL(t) de [3.97] experimenta va-
riaciones de su mismo orden en el conducto, y pasa de ser ρgH/L en el instante inicial a
nulo al final de la descarga. Esto quiere decir que al menos uno de los otros dos térmi-
nos debe ser también significativo: el movimiento puede considerarse cuasiestacionario
si predomina el término viscoso, y es:
v v
O O 2 [5.36]
tD R
Esta condición se cumple si tD ≈ H/w es muy superior a ρR2/. Es fácil ver que este
resultado también conduce al siguiente:257
268
Complementos y aplicaciones
3/ 2
vR H AD AD
O << [5.37]
R A A
Si ahora se multiplica la ecuación [5.37] por R/L, y se tiene en cuenta [5.38], resulta:258
vR R H AD
O 1 [5.39]
L L A
Estas son las condiciones para que se pueda suponer que el flujo unidireccional es ideal
en la mayor parte del conducto. Es decir, el movimiento podrá suponerse ideal cuando
el volumen de fluido contenido en el depósito sea mucho mayor que el contenido en el
conducto. Con esta condición, se aplica la ecuación de Euler [5.14] y es válido el resul-
tado del apartado 5.1.4 en términos del tiempo de establecimiento (se tendrían que
añadir las pérdidas por fricción en la pared, las cuales no desaparecen en este supues-
to). La condición [5.39] coincide con [5.19] e implica que el tiempo de establecimiento
es muy inferior al de descarga, por lo que el fluido se pone en movimiento y alcanza la
velocidad máxima muy rápidamente. No obstante, esta hipótesis se anula si el tiempo
de descarga es muy grande, pues entonces se aplica [5.36] y el movimiento sería visco-
so y cuasiestacionario.
El efecto de las singularidades y de los cambios de sección en el conducto puede ser
despreciable frente a la pérdida total si se presentan las condiciones adecuadas. El sen-
tido común sugiere que estas condiciones se han de dar predominantemente en conduc-
tos largos, y la experiencia muestra que esta hipótesis es razonablemente válida si se
cumple que L/D > 103.
Para estimar la pérdida producida por una singularidad o ensanchamiento de diámetro
D a su salida, se han de estimar primero los órdenes de magnitud de los diferentes tér-
minos de la ecuación de la cantidad de movimiento. Si el efecto de la singularidad se
extiende aguas abajo una distancia del orden de su diámetro,259 entonces esta ecuación
en forma adimensional es:
v2 p * * v *2 *
v * *v * p 2 v [5.40]
D D D
Como ya se ha hecho otras veces, se deduce que, si Re = ρvD/ >> 1, la pérdida de
presión asociada a la singularidad es del orden de ρv2 y, en el caso opuesto, v/D. La
pérdida singular correspondiente se calcula multiplicando el orden anterior por un coe-
ficiente experimental que depende de la geometría concreta de la singularidad (y de si
269
Mecánica de fluidos en ingeniería
p 2 v2 2D
O S [5.41]
L
pC T f v 2 fL
D
que será despreciable si 102D/L << 1, para un valor usual f = 0,02. Comparando ahora
las pérdidas para el caso laminar, en que es válida la expresión [3.108], se deduce,
cuando Re << 1, que:
p D
O S [5.42]
C L L
p
y, si Re >> 1:
p vD D
O S [5.43]
pC L L
Por tanto, si se dan las condiciones para que el movimiento viscoso sea unidireccional,
[3.88] y [3.89], se puede despreciar el efecto de la singularidad.
Las variaciones espaciales de la presión en la primera región pueden ser del orden:
2
V 1/3
p [5.44]
tc
o bien:
270
Complementos y aplicaciones
p [5.45]
tc
ya que no hay calor añadido por reacción química y se asume despreciable el que se
irradia a través de la tobera. Evidentemente, también se desprecia la disipación viscosa
o cualquier otra generación irreversible, σ, en el interior del depósito.261
El calor que se intercambia con las paredes del depósito puede estimarse a través de
cualquiera de las expresiones siguientes:
dT
Q k dS hm Ap (T0 T ) [5.48]
Ap
dx p
s ds* T d 2T *
T0 k [5.51]
tc dt * V 2/3 dx*2
271
Mecánica de fluidos en ingeniería
Puesto que s/cυ y T/T0 son del orden de la unidad como máximo, siempre que la
longitud de penetración de los efectos térmicos, δT, sea pequeña respecto de V 1/3, se
puede considerar que el proceso de expansión del gas es isentrópico, salvo en la capa
límite térmica, δT, donde la temperatura continuará siendo T0. En caso contrario, cuan-
do δT sea del orden V 1/3, el proceso será isotérmico y todo el gas estará a T0.
Los tiempos característicos se pueden relacionar con la longitud δT teniendo en cuenta
[5.49], [5.52] y que el coeficiente hm está relacionado con el número de Nusselt de la
forma Nu = hmV 1/3/k. El resultado de la operación es:
1/ 2
T 1 tc
O 1/3 [5.53]
V Nu tT
Como el número de Nusselt en convección libre es del orden de V1/3/δT, esta ecuación
sugiere:
T tc
O 1/3 [5.54]
V tT
y, por tanto, cuando se cumpla que tT sea mucho mayor que tc, el proceso se podrá
considerar adiabático.262 En general, pues, las descargas más lentas son prácticamente
isotermas.
Cuando la relación entre las longitudes características del orificio y del depósito conte-
nedor es pequeña y, en consecuencia, el gas en el cilindro se encuentra en estado de
reposo excepto en la región próxima al orificio de salida, se puede aceptar que el pro-
ceso transcurre siguiendo una sucesión de estados en equilibrio cuasiestático para los
que es válida la hipótesis de equilibrio termodinámico local. Si la descarga es cuasies-
tática, se puede admitir que la presión media varía de forma continua, sin variaciones
espaciales de consideración (tal como se ha indicado con [5.44] y [5.45]), incluso en el
interior de la capa límite térmica. Pero, si bien la presión es casi uniforme en el interior,
con la temperatura no ocurre lo mismo, pues las diferencias locales de densidad oca-
sionadas por la aparición del flujo y el efecto de la transferencia de calor en la pared
provocan campos de temperatura variable.263
En la literatura, se encuentran diferentes procedimientos para el cálculo de tT en recin-
tos cerrados. Uno de estos procedimientos es el que sugiere Otis para acumuladores
hidroneumáticos, según el cual el número de Nusselt se ajusta a la expresión:264
hm L
Nu 1,6151Ra 0,344 F1,760 (T * )2,528 [5.55]
k
donde F es un factor geométrico, de valor:
V L/D
F [5.56]
Ap D 2 4 L / D
272
Complementos y aplicaciones
Para el cálculo del tiempo tc, es necesario calcular primero el caudal en masa, G, que
escapa del depósito en función de la presión interna. La experiencia enseña que la des-
carga del aire a presión hasta la presión atmosférica tiene lugar mediante una relajación
casi exponencial en la que el caudal de escape no se mantiene constante. Si las varia-
ciones espaciales de la densidad pueden suponerse despreciables (como ocurre en mu-
chos casos prácticos, salvo en la región cercana al orificio, cuya masa no es relevante),
entonces el principio de conservación de la masa gobierna la variación de la densidad
media en el interior del depósito, y toma la forma:
d
V G 0 [5.59]
dt
siendo:
G vA jA [5.60]
273
Mecánica de fluidos en ingeniería
y la que debe utilizarse cuando r < b. Esta expresión muestra que el valor de la relación
crítica depende de γ, aunque esta dependencia es débil: para γ = 1,4 es b = 0,53 y para
γ = 1,3 resulta ser b = 0,55.
Para zanjar el problema y tener en cuenta el efecto de la transferencia de calor en el
depósito, es necesario aplicar la ecuación de la energía [2.29] al volumen de control
fijo. Admitiendo que el centro de masas del sistema no cambia de posición significati-
vamente y que, por tanto, los cambios de la energía interna sólo lo son de energía in-
trínseca, u, se cumple:
p
Q ( u )dV u G [5.65]
V
t
Esta ecuación, en este caso, es:
d du p
Q u V u G [5.66]
dt dt
En la práctica, es más conveniente utilizar un algoritmo basado en la temperatura que
en la energía interna. Con [1.114], es posible escribir esta ecuación de la forma:
dT 1 p G
T Q T [5.67]
dt mcv T
que, con [5.50], es:
Tp T T p G
T [5.68]
tT mcv T
o bien, para el gas ideal:
Tp T RT
T G [5.69]
tT mcv
274
Complementos y aplicaciones
Tp T p dV G
T [5.72]
tT mcv dt
Figura 5.4.
Curva típica QN vs. r de
una válvula neumática,
obtenida siguiendo el
procedimiento descrito en
la ISO 6358 (izquierda), y
característica lineal del
flujo sónico (derecha).
C = 2,068·10−9 (m3/s)/Pa y
b = 0,254.
275
Mecánica de fluidos en ingeniería
QN T 1 QN
C [5.75]
p TN KT p
276
Complementos y aplicaciones
En un proceso lento sin refrigeración interna, en cambio, no es posible que el gas evo-
lucione de forma espontánea hacia temperaturas por debajo de la ambiental. Por ello, a
partir de la ecuación de estado [5.88], sería:
p p 0 [5.91]
y, de nuevo con [5.306], n = 1.
277
Mecánica de fluidos en ingeniería
En general, la ecuación [5.89] indica que el índice politrópico instantáneo, para gas
ideal y procesos cuasiestáticos, puede calcularse mediante la expresión:
cp R q
n [5.92]
c c p
Figura 5.5.
Simulación del proceso
de descarga de aire a
presión para diferentes
valores de tT (en segun-
dos). La curva más
gruesa de la izquierda
muestra el resultado
experimental. Valores de
ensayo: V = 2,262·10−3
m3; L = 45 cm;
C = 9,782·10−9 (m3/s)/Pa;
b = 0,3152; T0 = 20ºC;
p0 = 6 bar; pa = 0,99 bar.
Con estos datos, el
tiempo de [5.82] es
tc 1,65 s, que coincide
con el experimental
(pc = 2,21 bar). A la
derecha, se representa la
evolución del tiempo
térmico [5.58] y del índice
politrópico correspon-
diente. Obsérvese que la
descarga es práctica-
mente isoterma con
tT = 0,1 s y n 1.
278
Complementos y aplicaciones
1 1
G h v 2 gz h v 2 gz W Q [5.94]
2 s 2 e
279
Mecánica de fluidos en ingeniería
suma del trabajo más el calor comunicados por unidad de tiempo al fluido en el interior
de la turbomáquina.
Teniendo presente que la entalpía, h, es la suma de la energía interna, u, y del término
de impulsión, p/, la expresión anterior puede escribirse de la forma:
ps pe 1 W Q
u s ue (vs2 ve2 ) g ( zs ze ) w q [5.95]
s s 2 G
u (v v
SC
C ) ndS ( q q )dV dV
VC
a
VC
v [5.96]
G(us ue ) Q V [5.97]
280
Complementos y aplicaciones
ps pe 1 W
(vs2 ve2 ) g ( zs ze ) V w [5.98]
2 G G
ps pe 1
(vs2 ve2 ) g ( zs ze ) w YV wu [5.100]
2
Con esta definición, y haciendo YV = gHV, el trabajo por unidad de tiempo resulta ser:
La altura de elevación proporcionada por una bomba varía con el caudal a unas revolu-
ciones dadas según una ley que recibe el nombre de curva característica y que suele
tener forma de parábola invertida. Esta curva cambia con la velocidad de rotación y el
tipo de bomba, y es suministrada por el fabricante.
La energía por unidad de masa, Y = gHB, es un invariante de la bomba rotodinámica
para unas condiciones de funcionamiento dadas, al estar relacionada directamente con
la geometría, el tamaño y las revoluciones por medio de los triángulos de velocidades
en el rotor y la ecuación [2.138]. La ecuación [5.101] en función de Y se escribe:
ps pe 1
Y wu (vs2 ve2 ) g ( zs ze ) [5.104]
2
281
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.6.
Condiciones de entrada
y de salida para el
balance de energía
específica en una
bomba rotodinámica
(izquierda), y ejemplo
de curvas característi-
cas adimensionales de
una bomba centrífuga
(derecha).
Las pérdidas que tienen lugar en una bomba responden a tres tipologías distintas, a
saber:
1. Pérdidas volumétricas o de caudal.
2. Pérdidas hidráulicas.
3. Pérdidas mecánicas.
Las pérdidas de caudal, Gf, se pueden agrupar en dos clases: las exteriores, Gf,e, debidas
a la salpicadura de fluido hacia el exterior a través del juego entre la carcasa y el eje de
la bomba, o a través de las bridas de conexión, y las interiores, Gf,i, debidas al aumento
de presión en el interior de la bomba (lo que origina todo tipo de recirculaciones inter-
nas cuya reducción es muy complicada). Por norma general, las fugas internas son más
cuantiosas que las externas y ambas se describen normalmente en términos del caudal
en volumen, es decir, Qf,e y Qf,i.
282
Complementos y aplicaciones
Las pérdidas hidráulicas son aquellas que disminuyen la energía útil que la bomba
comunica al flujo de fluido. Dicha energía útil, que, expresada en términos de energía
por unidad de peso, es la altura manométrica de la bomba, HB, se obtiene aplicando
Bernoulli entre las secciones de entrada y salida de la bomba y está relacionada con la
altura teórica de la bomba [5.127] y las pérdidas en el interior del modo siguiente:
Ht H B H f [5.106]
En las bombas centrífugas, el término Hf engloba las pérdidas de dos tipos básicos: las
pérdidas de superficie, debidas al flujo a través del rotor y de los conductos internos de
la bomba, entre éstos los difusores, y las pérdidas de forma, debidas al desprendimiento
de la capa límite a la entrada y a la salida del rodete o al choque del fluido con el rode-
te, según sean su velocidad y su dirección con respecto a los álabes, o a la entrada de la
cámara espiral. Estas pérdidas son de pequeña cuantía en las máquinas de desplaza-
miento positivo, pues van asociadas al flujo continuo de fluido, que en ellas es despre-
ciable o inexistente.
Las pérdidas de tipo mecánico son el resultado de la existencia de pérdidas por fricción,
ya sean debidas al rozamiento entre las partes sólidas del interior de la máquina que
participan del movimiento relativo o absoluto (cojinetes, juntas, etc.), o de tipo hidráu-
lico, denominadas en las bombas rotodinámicas pérdidas por fricción en el disco (que
formarían parte de [5.99] y que existen aun en ausencia de flujo útil, siempre que gire
el rotor mojado).
Cada una de estas pérdidas es descrita por medio del rendimiento correspondiente, de
modo que es posible calcular el rendimiento total de la bomba como el producto de tres
rendimientos. Éstos son:
1. El rendimiento volumétrico, V, que evidencia la existencia de fugas de cau-
dal.
2. El rendimiento hidráulico, H, que es el cociente entre la altura útil comunica-
da al fluido, HB, y la suma de ésta y las pérdidas, Hf.
3. El rendimiento mecánico, mec.
Ni g (G G f )( H B H f )
N [5.107]
mec mec
La diferencia entre ambas potencias son las pérdidas mecánicas y la potencia consumi-
da en el accionamiento de cualquier tipo de dispositivo auxiliar, como por ejemplo un
cuentarrevoluciones externo.
Analíticamente, los tres rendimientos anteriores se deducen de la expresión siguiente:
Wu G HB g (G G f )( H B H f )
B V Hmec [5.108]
N G Gf HB H f N
y, en consecuencia:
283
Mecánica de fluidos en ingeniería
Esta última hipótesis se conoce como condición de flujo congruente con los álabes, y es
tanto más cierta cuantos más álabes tiene el rotor. La teoría unidimensional se conoce
como teoría para un número infinito de álabes, en la que el flujo relativo tiene lugar en
una única dirección curvilínea.
Aunque la teoría que se presenta en este apartado puede aplicarse, en líneas generales, a
cualquier turbomáquina, incluidas las turbinas y las térmicas, el tratamiento se centra
en las máquinas generadoras de fluido incompresible: las bombas y los ventiladores,
tanto radiales como axiales.
284
Complementos y aplicaciones
Figura 5.7.
Magnitud cualitativa de
los triángulos de veloci-
dad en un rodete radial
(izquierda) y axial
(derecha). En el caso
axial, el movimiento se
admite bidimensional a lo
largo de tubos de
corriente de radio r,
coaxiales con el eje de
giro. Los triángulos de
entrada y salida del rotor
axial se muestran a dos
radios distintos, ra y rb,
en los que u1 = u2, y
serían perpendiculares al
plano del papel. Todos
los triángulos cumplen
c = u + w.
285
Mecánica de fluidos en ingeniería
QR c1 n1dS c2 n 2 dS [5.110]
S1 S2
donde se han utilizado los subíndices (1) y (2) para designar la entrada y la salida del
rotor, respectivamente, o bien:
QR c1m dS c 2m dS [5.111]
S1 S2
Figura 5.8.
Superficies de flujo y
velocidad absoluta, y
sus proyecciones en los
distintos tipos de rotor
de una bomba rotodi-
námica: radial (izquier-
da), semiaxial, mixta o
diagonal (centro) y axial
o de hélice (derecha). A
trazos, la línea de
corriente absoluta en el
rotor.
En las máquinas de tipología radial o mixta, se utilizan la cámara espiral (CE) y el cono
difusor (C) de salida como elementos difusores principales (figura 5.9). En las máqui-
nas radiales, también se puede situar el inicio de la cámara espiral a un radio mayor con
respecto al eje de giro, de modo que se forme entre el rodete (R) y la voluta (V) un
espacio en forma de corona (CD) que produzca un efecto difusor adicional. Esta corona
contiene, en ocasiones, álabes fijos cuya misión es mejorar el rendimiento global de la
máquina, al conducir el flujo hacia la cámara espiral de forma óptima.
Figura 5.9.
Evolución de la veloci-
dad media en el interior
de una bomba centrífu-
ga. En una bomba
monocelular, el fluido
entra por la brida de
aspiración (e), atraviesa
el rodete describiendo
una trayectoria absoluta
curva, es recogido por la
cámara espiral (CE) o
voluta (V) alrededor de
todo el perímetro del
rodete (R, en gris) y es
enviado hacia la brida
de impulsión (s) a través
del cono difusor (C) La
sección de la voluta se
cierra sobre sí misma
(4), una vez ha dado una
vuelta completa alrede-
dor del rodete.
MR Mm Ms (r c )c ndS
SC
[5.112]
287
Mecánica de fluidos en ingeniería
A la vista de este resultado, se concluye que el par comunicado depende del flujo mási-
co circulante y de la proyección de la velocidad absoluta en la dirección perimetral en
cada una de las secciones. Estas proyecciones son definidas positivas cuando se dirigen
en el mismo sentido que u y negativas, en caso contrario.
Utilizando [1.6], es posible escribir esta ecuación de la forma:
QR
MR (2 1 ) [5.115]
2
que muestra que el incremento del momento cinético del fluido a lo largo de una línea de
corriente que atraviesa el rotor conduce a un cambio en la circulación de la velocidad abso-
luta entre la entrada y la salida.275 Para que el par comunicado sea positivo, es necesario que
r2c2u sea mayor que r1c1u, es decir, que la circulación se incremente entre (1) y (2).
Téngase presente que las expresiones [5.114] y [5.115] son indistintas de la forma de
los álabes o de la naturaleza del fluido, y que tampoco se ha avanzado ninguna hipóte-
sis sobre el efecto de la viscosidad. Es decir, tanto un flujo viscoso como uno ideal
reciben el mismo par si en ambas secciones la distribución de velocidades es idénti-
ca.276 Con respecto a la densidad, estas ecuaciones pueden utilizarse con toda generali-
dad en turbomáquinas térmicas en las que el flujo es compresible, utilizando el gasto
másico, GR = ρQR.
Si se multiplica la ecuación [5.114] por las revoluciones del eje y se divide por el flujo
másico circulante a través del rotor, se obtiene:
M
Yt , u2 c2u u1c1u ( 2 1 ) R [5.116]
2 QR
Estas ecuaciones son válidas para máquinas radiales, axiales y mixtas, y permiten obte-
ner el trabajo específico de la máquina, conocidos los triángulos de velocidades o la
circulación en las secciones de entrada y salida del rotor. La primera igualdad es la
conocida ecuación de Euler para las turbomáquinas y define la energía comunicada a la
unidad de masa de fluido en el supuesto teórico unidimensional, según el cual la velo-
cidad es uniforme y presenta simetría polar, lo que equivale a considerar que el número
de álabes es infinito.277 La segunda igualdad pone de manifiesto que el fluido sólo
puede intercambiar energía con el rotor si se produce un cambio en su circulación.
288
Complementos y aplicaciones
c22 c12 p2 p1
Yt , Yt ,din
Yt ,
est
[5.119]
2
y, por otro, a la difusión de la velocidad relativa en el canal formado entre dos álabes y
las paredes laterales del rotor. El primero de estos efectos es fundamental en las máqui-
nas centrífugas, pues aporta la mayor parte de la energía estática generada en el rotor, y
podría interpretarse como el incremento de presión (en términos de energía por unidad
de masa) que se observaría entre (1) y (2) si el rotor estuviera cerrado, lleno de fluido
(incompresible) y, a la vez, girara sobre su eje.
Para que la difusión de la velocidad relativa induzca un aumento gradual de la presión
estática a través del rotor, ha de ser, evidentemente, w1 > w2, de modo que el canal entre
álabes ha de aumentar de sección en la dirección meridiana. Este incremento de presión
estática es fundamental en las máquinas axiales, en las que el flujo transcurre básica-
mente en superficies cilíndricas y u1 ≈ u2, pero está sujeto a condicionantes relativos al
desarrollo óptimo de las capas límite sobre los álabes que limitan su valor para evitar el
desprendimiento de la corriente.
El diseño de muchas bombas centrífugas se acomete en la hipótesis de entrada radial,
es decir, c1u = 0 y c1 = c1m, condición de compromiso que suele suceder cuando el con-
ducto de aspiración está bien diseñado y se reducen las causas de prerrotación a la
entrada de la máquina. Esta condición impone un ángulo 10 a los álabes para una u1 y
un caudal dados que, en el caso unidimensional, cumple la igualdad:
289
Mecánica de fluidos en ingeniería
c1m
tg 10 [5.121]
u1
Cuando se admite que la entrada es radial, la energía teórica sólo depende de las varia-
bles a la salida y la ecuación [5.116] se simplifica a:
c
Yt , u2 c2u u2 u2 2 m [5.122]
tg 2
o bien
Yt , 1 c2m
1 [5.123]
u 2
2 tg 2 u2
Yt , 2 r22 QR [5.124]
2 b2 tg 2
290
Complementos y aplicaciones
p2 p1 1 c2 c2
t , 1 2 1 [5.125]
Yt , 2 Yt ,
Si la entrada es radial y se cumple que c2m = c1m, lo que es muy aproximado en las bom-
bas radiales y estrictamente cierto, por término medio, en las axiales cuyo flujo transcu-
rra en superficies cilíndricas, entonces:
1 c22 c12 1c 1 1 cm 1 Yt ,
t , 1 1 2u 1 1 [5.126]
2 u2 c2u 2 u2 2 tg 2 u2 2 u22
El ángulo 2 está muy relacionado con la energía total comunicada por el rodete y su
grado de reacción: se comprueba que, si bien la energía aumenta al hacerlo 2, lo hace a
expensas de disminuir y, por tanto, la contribución del rotor a la energía estática del
flujo.
El exceso de energía dinámica generada en el rotor respecto la que existe en la brida de
salida ha de recuperarse mediante difusores estáticos, cuyas pérdidas reducen el rendi-
miento hidráulico de la máquina y fuerza una solución de compromiso para 2. Esta
circunstancia y las explicadas al final del apartado anterior convierten este ángulo en un
parámetro fundamental del rotor y sugieren que tiene que haber un 2 óptimo, que la
experiencia sitúa en torno a los 30º en los rotores radiales.
La curva característica real de una bomba centrífuga se obtiene de la teórica [5.124],
una vez se deshacen las hipótesis de la teoría unidimensional y se incluyen las pérdidas
hidráulicas. Definiendo el coeficiente de disminución del trabajo, ez, la energía teórica
por unidad de masa se escribe:
Yt ez Yt , [5.127]
Y H Yt H ezYt , gH B [5.128]
H B a bQ cQ 2 [5.129]
291
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.10.
Relación de la energía
teórica [5.122] y del
grado de reacción [5.126]
con el ángulo 2, según
la teoría unidimensional,
para el caso de entrada
radial y c2m = c1m (iz-
quierda), y factor de
disminución del trabajo
en función del número de
álabes de un rotor
centrífugo (derecha).
En las turbomáquinas radiales, el factor ez toma valores cercanos a 0,8 y aumenta, co-
mo es natural, con el número de álabes (figura 5.10). Es paradójico percatarse de que
este factor es consecuencia de la falta de simetría en el flujo y que es esta asimetría la
que permite comunicar par al rotor. Estas características bidimensionales están asocia-
das a la existencia de un torbellino relativo que gira en sentido contrario a la rotación
del rodete, con la intención de preservar la irrotacionalidad del movimiento. La super-
posición de las distribuciones de velocidad asociadas al flujo medio y a dicho torbellino
(que no aporta caudal) permite visualizar la asimetría y establecer métodos para su
cuantificación.279
Se ha de decir, también, que la magnitud de ez en un rodete radial apenas se ve afectada
por la naturaleza del fluido, pues viene determinada básicamente por la desviación
angular que experimenta el flujo relativo debido a la rotación. Es por ello que, en nu-
merosas referencias, el coeficiente de disminución del trabajo se denomina slip factor,
pues el fluido poco viscoso parece deslizarse en el canal entre álabes en sentido contra-
rio a la rotación del rodete.
292
Complementos y aplicaciones
donde HB es la energía por unidad de peso aportada por la bomba (o bombas) y hf,i son
las pérdidas de energía del componente o conducto i. A continuación, se explica cómo
se cuantifican estas pérdidas; de momento, basta con observar que, en un conducto de
sección constante y en régimen permanente, la energía decae de forma lineal con la
distancia, mientras que la pérdida que supone un accesorio es local y casi una singula-
ridad. Obsérvese también que, si (1) y (2) fueran los puntos de entrada y salida de una
bomba, esta ecuación revela que la constante C de [3.10] cambiaría a través de la bom-
ba como consecuencia del trabajo aportado por ésta, siendo HB = (C2 C1)/g.
Se denomina línea de carga o de altura total la línea energética definida por la evolu-
ción de em/g (en metros columna de fluido), que es, en todo punto, la suma de los tres
términos energéticos de [3.22]. La línea resultante de sumar, en las mismas unidades,
las energías de cota y presión es la línea de cotas piezométricas. Esta línea es paralela a
293
Mecánica de fluidos en ingeniería
Esta ecuación resulta de combinar los diferentes términos de [5.130], de forma que
queden a un lado las características del grupo de bombeo y, al otro, las de la instala-
ción. Los puntos (1) y (2) son los extremos físicos del sistema en los que está definida
su energía específica, en términos de presión, cota y velocidad. Esta ecuación puede
escribirse como Hsis = He + Hd + Hf, suma de las alturas estática, dinámica y de pérdidas
entre (1) y (2), definidas como sigue:
p2 p1
He z2 z1
g
v22 v12
Hd [5.132]
2g
H f h f ,i
i
294
Complementos y aplicaciones
Figura 5.12.
Diversos tipos de
instalaciones y caracte-
rísticas asociadas. A la
izquierda, un sistema
hidráulico de He < 0, en
que fluiría por gravedad
el caudal Q0. En los
sistemas de ventilación,
suele ser He = 0 (centro).
A la derecha, la situación
más frecuente, en que
He > 0 y se necesita
bomba.
295
Mecánica de fluidos en ingeniería
rido, por ejemplo, torneando el rodete original o cambiando sus revoluciones, y tam-
bién acoplar diversas bombas en serie y/o en paralelo. En la figura 5.12, se muestran
algunos ejemplos de sistemas característicos y sus PF correspondientes.
Las pérdidas de energía en una instalación son una manifestación de la resistencia aso-
ciada al flujo de fluido hidráulico. Las pérdidas deben reducirse en lo posible, pues,
cuanto mayores sean, menor será el rendimiento de la instalación y mayores serán sus
gastos de explotación. Se sabe que una instalación de mayor diámetro provoca menos
pérdidas para una misma longitud de conducto, pero también es más costosa en monta-
je y mantenimiento, por lo que la elección del diámetro resulta del compromiso de
diversos factores.
Existen, básicamente, dos fenomenologías de pérdidas: las lineales y las singulares.
Las pérdidas lineales, hf,C, también llamadas primarias o continuas, corresponden a
las pérdidas de energía por unidad de peso que se producen en los tramos donde el
movimiento es permanente y uniforme. Las pérdidas singulares o secundarias, hf,S,
también por unidad de peso, se localizan en los elementos puntuales de la instalación,
tales como codos, derivaciones, ensanchamientos, etc., y, en general, son despreciables
frente a las lineales cuando se verifica la condición L/D > 103.
Las pérdidas de carga continuas se calculan multiplicando la pérdida de carga por uni-
dad de longitud, j, por la longitud del tramo, L, es decir:
h f ,C jL [5.134]
1 v2
j f [5.135]
D 2g
El valor del coeficiente de fricción, f, depende del tipo de flujo establecido en el con-
ducto. Para régimen laminar (Re < 2.300), es válida la expresión [3.111] obtenida para
el flujo de Hagen-Poiseuille y f = 64/Re. Si el flujo es turbulento, entonces f toma los
valores aproximados que se calculan de la fórmula de Colebrook:
1 /D 2, 51
1/ 2
2 log10 1/ 2
[5.136]
f 3, 715 Re f
296
Complementos y aplicaciones
f 1/ 2 Re 197,8 [5.139]
D
e indica dónde se produce la transición a régimen turbulento rugoso, zona del gráfico
en la que el coeficiente de fricción de Darcy-Weisbach no depende de la viscosidad
(del número de Reynolds) y las líneas se vuelven horizontales. En esta región, la rela-
ción entre la pérdida j y la velocidad es estrictamente cuadrática, pues f = f(/D), como
se observa en [5.137]. En cambio, en el régimen turbulento de transición (TT), dicha
relación es del tipo general j = j(va), con 1,8 < a < 2, y creciente con Re, hasta hacerse
dos en el flujo turbulento rugoso.282
Figura 5.13.
Diagrama de Moody
para el cálculo de las
pérdidas lineales
obtenido de la ecuación
de Colebrook [5.136].
En la figura: L, régimen
laminar (f = 64/Re); TT,
régimen turbulento de
transición; TR, régimen
turbulento completa-
mente desarrollado o
régimen turbulento
rugoso [5.137], y TL,
flujo turbulento en
tuberías hidráulicamen-
te lisas [5.138]. Los
flujos TT y TR, se
separan, aproximada-
mente, en la línea de
trazos [5.139]. La zona
2.300 < Re < 4.000
comprende regímenes
de transición muy
inestables.
Con los medios disponibles hoy día, no es un problema calcular el coeficiente de roza-
miento de la fórmula de Colebrook sin acudir al diagrama de Moody. En la actualidad,
no obstante, se cuestiona la validez universal de esta fórmula, por lo que se han desa-
rrollado multitud de fórmulas específicas y ábacos para distintos materiales y tipos de
fluido que aproximan mejor la pérdida correspondiente. Algunas formas explícitas de f
se han recogido en la tabla 5.1.
297
Mecánica de fluidos en ingeniería
Tabla 5.1.
Fórmulas alternativas Régimen Ecuación Validez
explícitas para el cálculo
del coeficiente de 1 / D 5,74 5.000 Re 108
rozamiento o la pérdida TT 1/ 2
2log10 0,9
de carga específica. La f 3,715 Re 106 / D 0,01
última expresión es una
forma adaptada de la de
Hazen-Williams para el TL f 0,316 Re 1/ 4 3.000 Re 105
agua donde la constante
C (dimensional) depen- TL f 0,184 Re 1/ 5 105 Re 106
de del material y toma
valores cercanos a 10−3.
Unidades del SI. TR f 0,18( / D )0,33 0,0005 / D 0,05
C 1,85 v 3 m/s
TT j v
D7/6 D 5 cm
L v2 8 L 2
h f ,C f f 2 Q [5.140]
D 2g g D5
298
Complementos y aplicaciones
Tabla 5.2.
Material Rugosidad absoluta, [mm] Valores usuales de
para tuberías comercia-
Acero asfaltado - 0,0015 les nuevas. En tuberías
envejecidas, el valor
- Acero laminado oxidado - 0,15÷0,25 aumenta y puede llegar
a superar el indicado en
- Acero laminado - 0,04÷0,1 un factor de 2 o 3,
dependiendo del fluido
- Asbesto-cemento - 0,0025 transportado. Si el
conducto lleva un
- Cemento alisado - 0,3÷0,8 recubrimiento interno, la
rugosidad correspon-
- Cemento bruto u hormigón - 0,5÷3 diente es la del material
de revestimiento.
- Cobre o latón estirado - 0,0015
- Fibrocemento - 0,02÷0,05
- Fundición asfaltada - 0,06÷0,15
- Fundición con revestimiento bituminoso - 0,0024
- Fundición dúctil - 0,025
- Hierro galvanizado - 0,15÷0,2
- Hierro forjado - 0,03÷0,09
- Policloruro de vinilo (PVC) - 0÷0,01
- Poliéster reforzado con fibra de vidrio 0,01
v2 leq v 2
K f [5.142]
2g D 2g
Tabla 5.3.
y conduce a la expresión: Valores del coeficiente de
K singularidad para codos y
leq D [5.143] “T” estándar, en función
f de su diámetro nominal.
Existen tablas para el
cálculo de K en curvas de
en la que f debe estimarse para el flujo y el diámetro de conducto correspondientes, que 45 y 90º en función del
puede ser, en general, distinto a la de la propia singularidad. parámetro /D y de la
relación r/D, donde r es
el radio medio de la
curva. La pérdida singular
de la curva es práctica-
Diámetro nominal ½” ¾” 1 1½” 2 3 4 6 10 mente despreciable
cuando r/D > 10 y
Codo estándar de 90º 0,80 0,75 0,69 0,63 0,57 0,54 0,51 0,45 0,42 /D < 0,001, y puede
sustituirse por la pérdida
Codo estándar de 45º 0,43 0,40 0,37 0,34 0,30 0,29 0,27 0,24 0,22 continua asociada a su
desarrollo lineal. Nótese
“T” en flujo directo 0,54 0,50 0,46 0,42 0,38 0,36 0,34 0,30 0,28 que el diámetro nominal
(en pulgadas) no corres-
“T” en flujo cruzado 1,62 1,50 1,38 1,26 1,14 1,08 1,02 0,90 0,84 ponde al diámetro interno
del conducto.
299
Mecánica de fluidos en ingeniería
Evidentemente, es posible extender este principio a toda la instalación, de modo que las
pérdidas totales se calculen en términos de una longitud equivalente total, suma de la
longitud real y la longitud virtual que resulta de sumar las distintas longitudes equiva-
lentes de cada singularidad. Esto es, para un conducto circular:
L v2 8 Leq 2
h f f K i f 2 Q req Q 2 [5.144]
D i 2g g D5
donde:
Leq L leq ,i [5.145]
i
La pendiente j es distinta en cada uno de los tramos según [5.135], pero, como ahora el
caudal es común y las velocidades medias están relacionadas entre sí por la ecuación de
continuidad, se sigue que j depende inversamente de la potencia quinta del diámetro de
dicho tramo para el caudal trasegado.
300
Complementos y aplicaciones
Se define como diámetro equivalente de la instalación en serie, Deq, aquel para el cual
el desnivel en j sería producido por un único conducto de dicho diámetro (probable-
mente, no comercial) y una longitud igual a la suma de las longitudes individuales de
cada tramo, L = L1 + L2 +…+ Ln. Con esta definición, la ecuación [5.146] se escribe:
8 L 2 8 n 1 L
h f f eq Q 2 4 f k k K i Q 2 rS Q 2 [5.147]
g Deq
2 5
g k 1 Dk Dk i
A menos que las longitudes sean pequeñas y el efecto de las singularidades no pueda
despreciarse, esta ecuación conduce al resultado:
f eq L
Deq5 [5.148]
n
f k Lk
k 1 Dk
5
Figura 5.14.
Sistema de tuberías en
serie. Los diámetros de
las tuberías son tales
que Da > D1 > D2 > D3
(D2 Deq), es decir,
ja < j1 < j2 < j3. Se
desprecian los términos
cinéticos y las pérdidas
singulares.
301
Mecánica de fluidos en ingeniería
La pendiente j de cada tramo es, en general, distinta, pues puede serlo cada una de las
longitudes para una misma hf, pero ahora también depende del cuadrado del caudal
del tramo correspondiente. El reparto de caudales se efectúa conforme a la expresión:
1/ 2 1/ 2
Qk f eq L Dk5 r
P [5.153]
Q f k Lk Deq5 rk
k 1
Qk
k 1 f k Lk
302
Complementos y aplicaciones
Figura 5.15.
Obtención gráfica
del sistema equiva-
lente de tuberías en
serie (izquierda) y
en paralelo (dere-
cha).
303
Mecánica de fluidos en ingeniería
Una de las primeras aplicaciones industriales exitosas del tipo de cojinete fluidodiná-
mico por película líquida fueron los axiales de patín oscilante, como el que se reprodu-
ce en la figura 5.16, cuyo desarrollo inicial se debe a Michell. La configuración mos-
trada en la figura resuelve el problema de capacidad de carga limitada, que se presenta
en los cojinetes de ángulo de cuña constante, y permite que el patín trabaje siempre
cerca de la relación h2/h1 óptima. Como muestran, por ejemplo, la fórmula [3.133] y la
figura 3.12, es difícil alcanzar un compromiso aceptable entre la relación h2/h1 óptima,
el huelgo mínimo h2 y la carga aplicada, ante variaciones de ésta, si no se puede cam-
biar el ángulo . En otras palabras, cualquier variación de la carga para la que se man-
tenga constante, implica un cambio en h2 que modifica la relación h2/h1.
Para mostrar cómo la configuración de la figura 5.16 permite que el cojinete trabaje
con una relación h2/h1 prácticamente constante e independiente de la carga, en esta
exposición se supone que son válidos los resultados del apartado 3.5.1, aplicados a la
geometría actual, porque el ancho del patín es muy inferior a su longitud. Utilizando la
nomenclatura de la figura, se deduce que h = (L0 − x), si el ángulo de la cuña es peque-
ño, y la ecuación [3.124], con (x = 0, p = p0), conduce a:
6 x 2 L0 x
p p0 v0 q [5.157]
2 L0 ( L0 x) L0 ( L0 x)
L0 ( L0 L)
q v0 [5.158]
2 L0 L)
y la distribución de la presión:
xx
1
L L L
p p0 6 v0 2 [5.159]
h L
2 0 1
L
Figura 5.16. Este desarrollo es paralelo al que condujo a la expresión [3.129].
Geometría de un cojinete
de patín oscilante
articulado. Este tipo de
cojinete es autogenera-
do, pues se adapta a las
circunstancias operativas
sin perder el principio de
funcionamiento. A la
derecha, se muestra la
disposición de un patín
Michell para el soporte
de un eje vertical (por
ejemplo, de una turbina).
Estos cojinetes se
emplean también para
ejes horizontales (por
ejemplo, en la propulsión
de embarcaciones por
hélices).
304
Complementos y aplicaciones
xx
m 1
p p L L
p* 0
[5.161]
L 2
6 v0 2 ( m 2) 1 m 1 x
h0
L
De la misma manera, el valor de m que hace que la presión sea máxima se encuentra
derivando esta última expresión, y resulta mp = 21/2, para xp/L = 2−1/2 = 0,707. Estas con-
diciones de máximo pueden observarse en la figura 5.17.
La condición de presión máxima no implica que la fuerza de sustentación generada sea
máxima también. La fuerza de sustentación por unidad de ancho es [3.132] y, en este
caso:
L2 ln( m 1) 12
FN v0 2
6 [5.166]
h0 m 2
m( m 2)
305
Mecánica de fluidos en ingeniería
L 6 ln(m 1)
FT v0 4 [5.167]
h0 m 2 m
donde ahora el valor absoluto del factor entre paréntesis se denomina coeficiente de
fricción viscosa,288 CV. La relación entre ambas fuerzas es función de ambos coeficien-
tes y, por tanto, función de m, que, a su vez, es función del ángulo de la cuña y del
espesor mínimo de película. El resultado se interpreta como un coeficiente de fricción
efectivo del patín, f, y es:
FT h0 CV CV
f [5.168]
FN L CS m CS
o bien:
h0 3m 2(m 2) ln(m 1)
f m [5.169]
L 6m 3(m 2) ln(m 1)
L2 2 L
NV FT v0 fCS v CV v02
2 0
[5.170]
h0 h0
L 6 ln(m 1)
FP v0 2 [5.172]
h0 m 2 m
306
Complementos y aplicaciones
Despreciando el peso propio del patín y M0, se deduce, con [5.166] y [5.172]:
1 h 3m (m 2) ln(m 1)
xN x0 d 0 m 0 [5.174]
3 L 2m (m 2) ln(m 1)
Figura 5.17.
Distribución de la
presión (izquierda) y
condición de presión
máxima en el patín y
coeficientes CS y CV en
función de m (dere-
cha). También se ha
representado el punto
de aplicación normali-
zado de FS.
307
Mecánica de fluidos en ingeniería
h Cp 3 dp Cp 3 dp
60 v0 e h e h [5.175]
x x dx z dz
En lo referente al cambio del espesor de la película con la presión, una buena aproxi-
mación consiste en considerar que el huelgo real, h, resulta de la composición del huel-
go geométrico, h*, y el huelgo deformado, hD, que resulta de la teoría de la elasticidad
para placas planas. En consecuencia, el espesor total de la película es la solución de una
ecuación de tipo biarmónico, donde interviene como fuerza exterior la presión del flui-
do, y:
h( x, y ) h* ( x) hD ( x, y) [5.176]
con:
2 hD p [5.177]
Figura 5.18.
Efecto de la deforma-
ción, en una cuña
bidimensional (izquier-
da) y en un cojinete
cilíndrico corto de ancho
b (derecha), sobre la
distribución de la
presión y el espesor de
la película. La disminu-
ción de supone una
disminución del ratio de
convergencia del patín
(v. figura 5.17).
308
Complementos y aplicaciones
Los cojinetes cilíndricos son elementos de máquina que permiten a un eje girar libre-
mente, a la vez que soportan una carga en dirección radial. En funcionamiento normal,
los cojinetes basados en la lubricación fluidodinámica estudiados en el tema 3.5.1 evi-
tan el contacto entre las superficies sólidas en movimiento relativo, interponiendo una
capa de fluido entre ellas, sin necesidad de equipos o bombas auxiliares (por lo que, en
teoría, tienen una vida útil infinita). Además, por un lado, la capacidad de carga de
estos cojinetes es muy importante y su resistencia al movimiento relativo de las super-
ficies pequeña, y, por otro, los efectos de aplastamiento explicados en 3.5.2, sugieren
que también tienen la capacidad de amortiguar cargas dinámicas, al oponerse a la ac-
ción que trata de reducir o ampliar el espesor de la capa fluida. Todas estas circunstan-
cias hacen que tengan numerosas aplicaciones prácticas y que toleren condiciones de
trabajo cambiantes o adversas.
En el diseño y en la elección de un cojinete de este tipo, se distinguen dos tipos de
variables: las controladas por el diseñador, como la viscosidad, la carga, la velocidad
de rotación y las dimensiones del cojinete y del eje, y otras que sólo puede controlar de
forma indirecta, como el coeficiente de rozamiento efectivo, el flujo de lubricante, el
espesor mínimo de la película o la temperatura de trabajo. Este conjunto de variables
hace que la estrategia a seguir en el diseño de un cojinete consista en definir los límites
satisfactorios de las variables del segundo grupo, para después concretar las del prime-
ro de forma que no se sobrepasen dichos límites.
En general, todas estas variables, directa o indirectamente, se engloban de alguna ma-
nera en el parámetro de Sommerfeld [3.150] o son función de éste. En los gráficos
siguientes, se muestra la evolución del coeficiente de rozamiento efectivo adimensio-
nal,293 fR/j, el espesor mínimo de película y la excentricidad, la variable de flujo adi-
mensional, Q/(Rjωb), y la presión máxima desarrollada en la película con alimentación
atmosférica, en función de S y de la relación D/b, donde b es el ancho del cojinete y
D = 2R, el diámetro del eje. El límite izquierdo de la zona sombreada de la figura 5.19
define la h0 óptima para fricción mínima y, el derecho, la h0 óptima para carga máxima
(nótese que h0/j = 1 – ε). Éstas son las condiciones normales de diseño y el punto de
partida para el cálculo del cojinete.
309
Mecánica de fluidos en ingeniería
Si bien el trabajo con números de Sommerfeld mayores a los indicados por la zona
sombreada conduce a cojinetes más pequeños, con menos consumo y más capacidad de
carga, los problemas de alineación, exceso de temperatura o alto rozamiento que se
presentan en la práctica desaconsejan su elección. Como se había indicado al final del
apartado 3.5.1, la relación de excentricidad óptima de esta clase de cojinetes es ε = 0,7
aproximadamente (h0/j = 0,3), a la que corresponden valores de S comprendidos en el
intervalo [0,08-0,45], en función de la relación D/b. Es interesante notar, a su vez, que
la relación entre el huelgo máximo y el mínimo de la película en el interior del cojinete
viene dada por (1 + ε)/(1 − ε), que para ε = 0,7 es igual a 5,67. Esta relación es muy su-
perior a la h1/h2 óptima de un cojinete por cuña, situada alrededor de 2,4 (para m = 1,4).
Figura 5.19.
Coeficiente de roza-
miento equivalente
adimensional, fR/j, y
espesor mínimo de
película, h0/j, en función
del parámetro de
Sommerfeld, S, y de la
relación D/b.
Figura 5.20.
Variable de flujo
adimensional y presión
característica respecto
a la máxima desarrolla-
da en la película, en
función del parámetro
de Sommerfeld y de la
relación D/b.
310
Complementos y aplicaciones
La teoría expuesta al final del apartado anterior también puede aplicarse numéricamen-
te en esta clase de cojinetes, para tener en cuenta la deformación de las superficies a
causa del incremento de la presión. El tratamiento riguroso de esta cuestión no se trata
aquí,294 si bien se reconoce que su efecto es semejante en ambos casos: la distribución
no uniforme de la presión en el interior del cojinete lo achata, de forma que, como en
los cojinetes planos, también se reduce el ángulo de la cuña curva formada. En la prác-
tica, este fenómeno no es tan transcendente en estos cojinetes porque su encapsulado es
bastante robusto, aunque sí se observa que la distribución real de la presión en z es más
uniforme que la teórica, lo que también reduce la presión máxima generada y modifica
la diferencia entre el huelgo máximo y el mínimo de la película (v. figura 5.18).
Una de las cuestiones que se producen en esta clase de cojinetes y que diferencian su
tratamiento respecto al cojinete plano es la predicción de presiones negativas en parte
del perímetro del eje. Estas depresiones, en teoría, pueden llegar a ser tan elevadas que
harían cavitar el fluido en el interior del cojinete, lo que sin duda sería un gran incon-
veniente para su funcionamiento y su esperanza de vida. En realidad, el efecto frontera
de su ancho finito y la ubicación correcta de las linternas de alimentación del cojinete
reducen su ocurrencia lo suficiente para suponer que la presión en el interior nunca será
negativa (respecto a la presión de alimentación).
Tanto la solución completa de Sommerfeld [3.140], para cojinetes infinitamente largos,
como la de Ocvirk [3.161], para cojinetes cortos, predicen una antisimetría de la pre-
sión respecto a la posición de huelgo mínimo que provoca presiones negativas en la
región divergente del cojinete. Las ecuaciones que dieron lugar a estas soluciones se
pueden resolver con condiciones de contorno que inhiban la existencia de presiones
negativas. Entre las soluciones propuestas –aunque no sean las únicas, pero sí las más
utilizadas por su sencillez–, destacan la solución parcial de Sommerfeld y la de Rey-
nolds. La primera simplemente hace cero la presión para ángulos superiores a π y coin-
cide con la solución completa de Sommerfeld en ángulos inferiores, donde la presión es
positiva. La solución de Reynolds supone que la transición entre la zona de presión
positiva y la de presión cero se produce de forma gradual, de modo que el gradiente de
la presión se adapta, de forma progresiva, a la condición p = 0, sin discontinuidades en
su valor medio. Esta hipótesis conduce a presiones ligeramente positivas en la región
de entrada de la zona convergente del patín (v. figura 5.21), pero ha sido ratificada por
la experiencia: tanto la aparición de cavitación como la transición entre ambas regiones
se producen mediante regueros longitudinales de fluido, que se van estrechando a me-
dida que el espesor aumenta.295
Como es fácil de entender, cuando se inhibe en la solución la existencia de presiones
negativas, la carga soportada por el cojinete deja de ser perpendicular a la dirección de
centros 00, tal como resultaba de la solución completa de Sommerfeld. El ángulo que
forma la dirección de aplicación de la carga con la línea de centros, β, se denomina
ángulo de posición del cojinete (attitude angle) y resulta ser la dirección donde se pre-
senta el huelgo mínimo. Para completar este análisis, se evalúan este ángulo y el valor
de la carga resultante utilizando la solución de Ocvirk, que es la solución más adecuada
a los cojinetes cortos actuales, para los que la relación R/b suele ser superior a 1,5. El
procedimiento es el mismo que el que se ha seguido en 3.5.2, pero utilizando la ecua-
ción [3.161] y la solución parcial de Sommerfeld, por lo que se omiten los pasos de la
demostración.
311
Mecánica de fluidos en ingeniería
Rb3 ε
F (0, 621ε 2 1)1/ 2 [5.180]
4 j 2 (1 ε 2 ) 2
y, finalmente:
Fy (1 ε 2 )1/ 2
tg [5.181]
Fx 4 ε
Según este resultado, el ángulo β es nulo cuando ε = 1, esto es, cuando el eje se apoya
sobre la parte inferior del cojinete y la distancia entre centros es máxima. En la figura
5.22, se muestra la evolución del centro del eje respecto al centro del cojinete en fun-
ción de ε (para condiciones de trabajo estables y permanentes).
La fuerza de rozamiento resultante sobre el eje resulta ser:
R 2b 1
FR 2 [5.182]
j (1 ε 2 )1/ 2
Figura 5.21.
A la izquierda, se
muestra la distribución
de la presión para la
solución de Ocvirk
[3.161]. En la gráfica de
la derecha, se observa
la evolución de la
presión en un cojinete
infinitamente largo para
las soluciones completa
de Sommerfeld (c),
parcial de Sommerfeld
(p) y de Reynolds (r). h0
es el espesor mínimo de
la película.
312
Complementos y aplicaciones
Obsérvese que, cuando la excentricidad es nula, la fuerza de rozamiento viene dada por
el primer término de [5.182], conocido como “fricción de Petroff”, y que ésta se hace
infinita cuando ε = 1. El término dependiente de ε de la misma expresión es denomina-
do, comúnmente, “coeficiente multiplicador de Petroff”. Este coeficiente crece muy
rápido para excentricidades superiores a 0,8 y es prácticamente 1 si ε es inferior a 0,7.
Respecto al coeficiente de rozamiento de [5.183] y su paralelismo con la solución dada
en [3.148], ambas expresiones indican que f es infinito para excentricidad nula, lo que
es sólo consecuencia de la singularidad debida a la ausencia de carga sobre el cojinete
(excluido también el peso propio del eje).
Figura 5.22.
Geometría, distribución
de la presión (parcial de
Sommerfeld) y compo-
nentes de la fuerza
desarrollada por un
cojinete corto. A la
derecha, se observa la
evolución del centro del
eje respecto al centro
del cojinete en función
de ε (línea discontinua).
Los círculos concéntri-
cos en O’ son líneas de
ε constante.
313
Mecánica de fluidos en ingeniería
314
Complementos y aplicaciones
315
Mecánica de fluidos en ingeniería
f
r* 2 [5.192]
pL
Figura 5.23.
A la izquierda, flujo a
través de un canal
circular de ancho
constante de un fluido
newtoniano (arriba) y de
otro con una tensión de
fluencia no nula (abajo).
A la derecha, se
muestra la distribución
de la velocidad [5.187]
para flujos viscosos y
fluidos de Ostwald-de
Waele en función del
índice de fluencia. El
perfil de velocidades
resultante para la ley
potencial se correspon-
de con el newtoniano
cuando n = 1. Recuér-
dese que un fluido en
que n < 1 se denomina
pseudoplástico, y
dilatante si n > 1.
316
Complementos y aplicaciones
1
r* n 1
n pL n
R R
Q v 2 rdr v 2 rdr R v 2
* 2 *
( r r * n
) rdr
0 r* r*
n 1 2k
[5.198]
2n 2n 1 r * r * r * *
2
R 2 1 1 1 v
2n 1 3n 1 R R R
Figura 5.24.
Diagramas reológicos
típicos de cuatro
productos alimentarios
(izquierda) y la relación
caudal vs gradiente de
presión correspondien-
te, a través de un
conducto capilar de
R = 2,5 mm (derecha).
Leyenda: b, batido; c,
crema; h, leche, e y,
yogur.
Un desarrollo paralelo al del apartado anterior, pero para el caso en que el flujo tenga
lugar entre dos placas planas infinitamente largas separadas una distancia h, resuelve
que la distribución de la velocidad es:
n 1
v 2y n
1 [5.199]
v0 h
317
Mecánica de fluidos en ingeniería
El caudal que pasa entre dos placas paralelas de ancho b es, evidentemente, qb, y la
tensión rasante en la pared:
n
h 2 n 1 2q
0 pL k 2
[5.202]
2 n h
Asimismo, cuando el fluido presenta un comportamiento plástico del tipo [5.191], la
zona plástica se extiende hasta:
f
y* [5.203]
pL
y el flujo es posible si:
f
pL 2 [5.204]
h
La distribución de velocidades, en este caso, es:
1 n 1
n pL n h *
n
vv *
y [5.205]
n 1 k 2
si 0 < y < y*, y:
1
n 1
n pL n
vv *
( y y * n
) [5.206]
n 1 k
El lector puede comprobar fácilmente que las ecuaciones de este apartado se corres-
ponden con las deducidas en 3.4.2, para el flujo laminar unidireccional de un fluido
newtoniano, haciendo k = , f = 0 y n = 1. De la misma manera, también es posible su
aplicación a otras geometrías utilizando el procedimiento descrito en 3.4.3.
318
Complementos y aplicaciones
dv d
tg d [5.209]
v (M 2 1)1/ 2
319
Mecánica de fluidos en ingeniería
dp vdv
p0 p v2 [5.210]
h0
1 0 1 2
Figura 5.25.
Cambio de las magni-
tudes cinemáticas a su
paso por una línea de
Mach (LM) con
velocidades del fluido
relativas a la línea (v.
figura 3.16). A la
derecha, se muestran
sendos casos de
aceleración (dp < 0) y
deceleración (dp > 0)
para un mismo M de
entrada.
320
Complementos y aplicaciones
Las discontinuidades finitas o de orden cero dividen el campo fluido en dos regiones,
(1) y (2), a ambos lados de la superficie de discontinuidad, donde las magnitudes fluidas
son continuas. Tomando un sistema de referencia solidario a la discontinuidad, supues-
ta localmente plana (aunque, en general, pueda ser curva) y de espesor infinitesimal, de
forma que puedan despreciarse los flujos y las fuerzas extendidas sobre su superficie
lateral, los principios de conservación integral de la masa, de la cantidad de movimien-
to y de la energía, descritos en función de la velocidad relativa del fluido a la disconti-
nuidad, se escriben:
2 v2 n 1v1 n 0
2 v2 (v2 n) 1v1 (v1 n) p1 n p2 n [5.213]
1 1
2 u2 v22 (v2 n) 1 u1 v12 (v1 n) p1 (v1 n) p2 (v2 n)
2 2
donde n es la normal a la superficie del lado que sale el fluido (2), en su caso, de modo
que vn = v·n es la velocidad normal del fluido relativa a la discontinuidad. Estas ecua-
ciones pueden reescribirse de la forma:
1v1n 2 v2 n j
jv1n p1 jv2 n p2
jv1t jv2t [5.214]
1 1
j u1 v12 p1v1n j u2 v22 p2 v2 n
2 2
A la vista de todas estas relaciones y del valor del flujo másico específico, j, se deduce
que existen dos tipos de discontinuidades finitas: aquellas en las que el fluido no atra-
viesa la discontinuidad y j = 0, denominadas discontinuidades tangenciales, y otras en
las que sí lo hace, que son las discontinuidades normales u ondas de choque (shock
waves).
En las discontinuidades tangenciales, la superficie de discontinuidad es una superficie
fluida donde v1n = v2n = 0. De la segunda ecuación [5.214], se sigue que p1 = p2, mientras
que las dos últimas se verifican para cualquier valor de u y de la velocidad tangencial
vt. Esto es, en una discontinuidad tangencial, la presión y la velocidad normal son con-
tinuas (la velocidad normal lo es por ser nula), mientras que el resto de magnitudes
pueden ser discontinuas o no.
En las discontinuidades normales, las velocidades vn no son nulas (pues se considera
que ambas densidades tampoco lo son) y, además, han de ser discontinuas a través de la
superficie, v1n ≠ v2n, ya que, en caso contrario, las densidades serían también iguales, lo
que comportaría la identidad del resto de magnitudes y no habría discontinuidad. Es
321
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.26.
Relaciones para el
salto a través de una
discontinuidad finita. A
la izquierda, una onda
de choque oblicua y, a
la derecha, una
normal.
322
Complementos y aplicaciones
Para integrar esta ecuación, se define por conveniencia el ángulo de Prandtl-Meyer, δ*,
que es nulo cuando M = 1 y que aumenta cuando disminuye. El resultado de la inte-
gración, entre las condiciones (δ* = 0, M = 1; δ*, M), es:
* 1/ 2 1/ 2
1 1 1/ 2
d
*
1
tg (M 1) tg 1 (M1/ 2 1)1/ 2 [5.217]
0 1 1
Figura 5.27.
Expansión y compresión
de Prandtl-Meyer. En la
región de flujo uniforme,
no hay cambio en la
presión ni en el número
de Mach, y las líneas de
Mach son paralelas. A la
izquierda, se muestra el
caso en que el contorno
induce la expansión del
flujo, es decir, su
aceleración y el aumento
gradual del número de
Mach. A la derecha, el
caso contrario, en que se
En una expansión de Prandtl-Meyer como la de la figura 5.28, la desviación δ que observa la formación de
una onda de choque a
experimenta la corriente entre las dos características extremas, donde los números de cierta distancia del
Mach son M1 y M2, respectivamente, es δ = 2 − 1 + (2 − 1), que también puede calcu- contorno por la confluen-
cia de las líneas de
larse como δ = δ2* − δ1*, siendo cada δi* la desviación que experimentaría una corriente Mach. En ambos casos,
hipotética al pasar de M = 1 a Mi. Los valores de δi* que se deducen de la ecuación el proceso es adiabático
pero, en el segundo, deja
anterior se han presentado de forma gráfica en la figura 5.28. Si, después de esta prime- de ser reversible en la
ra expansión, se produjera otra, el estado inicial de la segunda sería el final de la prime- discontinuidad finita y,
ra, pues entre ellas el flujo es uniforme, por lo que su estado final depende, a su vez, además, aparece una
gran vorticidad tras el
del estado inicial M1 y de la desviación total acumulada, independientemente de que choque si la onda no es
ésta se haya producido entre dos vértices, en uno sólo o de forma progresiva en un de intensidad constante o
es curva.
contorno romo. Es decir, el estado final de una expansión de Prandtl-Meyer sólo de-
pende de M1 y de la desviación total de la corriente, y no de la forma en que ésta se
produzca.300
Figura 5.28.
Ángulos característicos
de una expansión de
Prandtl-Meyer y su
relación con el número
de Mach. Se verifica
que δ* = + − 90º (en
grados). LR es la línea
de referencia que define
la dirección del eje
polar. Este ángulo no
coincide con el de la
figura 5.25 o la ecua-
ción [5.216].
323
Mecánica de fluidos en ingeniería
Para concluir, como en esta expansión se cumple que dv > 0 y dM > 0, la deflexión
máxima posible se encuentra cuando la corriente incidente es sónica y la emergente
tiene la dirección de la característica, es decir, sólo componente tangencial a la onda y
un Mach de salida infinito. Se deduce de [5.217] que esta deflexión es de 130,45º para
γ = 7/5. Si el contorno presenta un ángulo superior, entre la característica correspon-
diente a la desviación máxima y el contorno existe el vacío, pues la corriente isentrópi-
ca no puede llenar el hueco formado.
lim [5.218]
0
324
Complementos y aplicaciones
Figura 5.29.
Formas básicas de las
inestabilidades de
Kelvin-Helmholtz
(izquierda) y Rayleigh-
Taylor (derecha). Por
norma general, la
primera suele dominar
el movimiento en
dirección longitudinal,
mientras que la segun-
da lo hace en dirección
transversal. Las curvas
múltiples se obtienen
topológicamente
añadiendo una función
de fase.
Desde el punto de vista topológico, una curva en el espacio, r(s), está completamente
caracterizada por su coordenada curvilínea, s; su curvatura, κ(s), y su torsión, τ(s), en el
marco de Frenet. Se sabe, además, que todas las curvas con idénticos κ y τ son con-
gruentes entre sí, independientemente de las coordenadas iniciales de la curva (punto O
de la figura 1.4) y, por tanto, las variables (s,κ,τ) son intrínsecas a un tipo de curva.
Figura 5.30.
Gestación de inestabili-
dades de fase par
(arriba) y de fase impar
(abajo), y ejemplos. La
inestabilidad de Kelvin-
Helmholtz (fase par)
aparece, por ejemplo,
en el movimiento por un
tubo inclinado de dos
fluidos de densidades
distintas, en que el
inferior es el más denso.
La inestabilidad de
Rayleigh-Taylor (fase
impar) se puede
producir también entre
dos líquidos de densi-
dades distintas, si
inicialmente están en
Las funciones f(s,κ,τ) = 0 son superficies cuya intersección por parejas definen curvas equilibrio inestable, es
en el espacio (s,κ,τ), que tienen una equivalencia bien conocida en el espacio (x,y,z). decir, el más denso está
Por ejemplo, para la pareja de funciones: encima. La ruptura del
equilibrio fuerza un
patrón de penetración
f ( s, , ) 0 en forma de seta.
[5.219] Existen numerosos
f ( s , , ) g ( s ) 0 experimentos caseros
que permiten visualizar
se sabe que, cuando g(s) = 0, la curva formada tiene curvatura y torsión nulas, y es una ambas inestabilidades.
recta en el espacio (x,y,z). Si g(s) = 1, la curva en el espacio (s,κ,τ) es una recta despla-
zada respecto al origen, paralela al eje s y situada en el plano τ = 0, pero en (x,y,z) es un
círculo. Si g(s) = 1/s, la curva en (x,y,z) es una espiral logarítmica y si g(s) = s, entonces
es una espiral de Cornu. A partir de aquí, se inicia una secuencia de modo que, para
g(s) = sn, las espirales son del tipo de Cornu si n es impar, y en forma de seta si n es par
(y más cerradas cuanto mayor sea n). Se puede conseguir una secuencia continua de
espirales introduciendo una función de fase, φ(s), tal que g(s) = dφ/ds sea la curvatura
325
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.31.
Superficies con curvas
de curvatura (izquierda)
y torsión (derecha)
dominantes. El primer
caso se encuentra, por
ejemplo, en la estela tras
un cilindro (v. figura
4.11), mientras que el
segundo se observa en
la estela de un avión, el
cual deja a su paso un
rastro de vórtices que es
especialmente visible los
días con humedad
Desde el punto de vista fluidodinámico, el movimiento permanente del fluido a altos
bastante elevada (la números de Reynolds puede ser descrito por las ecuaciones de Euler en coordenadas
depresión generada en intrínsecas [3.7], que también pueden escribirse de la forma:
el interior del vórtice
hace condensar el vapor
v
de agua del aire en v s ( p U ) es 0
gotitas que evidencian s
su presencia). La
longitud del vórtice se v 2 n ( p U ) en 0 [5.220]
relaciona directamente
con la capacidad de b ( p U ) eb 0
sustentación del ala y
es, por tanto, mayor en
los aviones grandes
Si existen fuerzas másicas que no deriven de un potencial U, o bien en el flujo aparecen
(cuyos vórtices pueden otras fuerzas o perturbaciones, f, que puedan afectar el movimiento, entonces se ha de
engullir aviones más cumplir la identidad vectorial:
pequeños).
es s en n eb b f s s f n n fb b [5.221]
326
Complementos y aplicaciones
Por tanto, cuando fb = 0 en todo el campo fluido, aunque no lo sean fs y fn, ha de ser
eb = 0, pero también deb/ds = 0, y entonces:
0 s D v v [5.224]
Según este resultado, la situación de torsión nula implica que la densidad de helicidad,
v·, es también nula y s = 0. Por otro lado, si la variación en s del resto de fuerzas
exteriores también es nula, entonces los términos es y en forman un grupo armónico, en
el sentido que cumplen la condición:
des
en 0
ds [5.225]
den
es 0
ds
y, por ello, cabe esperar soluciones en forma de espiral en la dirección de la tangente,
con su eje en la dirección binormal.
Se puede analizar el caso límite en que κ = 0 cuando son nulas fs y su derivada en s,
pero, en cambio, no lo son fn ni fb, aunque sí lo sea df/ds. En este supuesto, es = fs = 0, y
entonces resulta que son en y eb los que son armónicos:
den
eb 0
ds [5.226]
deb
en 0
ds
y el flujo es de torsión dominante con espirales en dirección de la binormal y de eje en
la tangente. En este movimiento, según [5.222], el gradiente de la presión y de las fuer-
zas másicas conservativas es perpendicular a la dirección normal, o bien es nulo.
Se ha visto que los saltos de las magnitudes fluidas a través de la superficie de discon-
tinuidad finita que supone una onda de choque no son arbitrarios, sino que obedecen a
los principios de conservación de la masa, de la cantidad de movimiento y de la energía
descritos por las ecuaciones [5.214].
El caso más general de onda de choque se produce de forma que la velocidad incidente
a la onda forma un ángulo no recto con ésta, β, y, por tanto, la velocidad del fluido
tiene una componente tangencial no nula, situada en el plano tangente a la superficie de
la onda (v. figura 5.26). En estas ondas, denominadas oblicuas, se conserva la compo-
nente tangencial de la velocidad, vt, pero no la normal, vn. Si la onda de choque forma
un ángulo recto con la velocidad incidente, tal que v = vn y vt = 0, entonces la onda se
denomina normal.
327
Mecánica de fluidos en ingeniería
M1n M1 sin
[5.227]
M 2 n M 2 sin( )
1v1 2 v2 j12
p1 1v12 p2 2 v22 [5.228]
1 1
h1 v12 h2 v22 h0
2 2
Sin entrar en el detalle de lo que sucede en la misma discontinuidad, la combinación de
estas ecuaciones y la de estado conduce a:
1
T2 1 p2 1 p1
T1 1 p1 1 p2
1
[5.229]
2 1 p2 1 p2 v
1 1
1 1 p1 1 p1 v2
328
Complementos y aplicaciones
2 1
(c* )2 c02 2 h vv [5.230]
1 1 0 1 2
que es la relación invariante de Prandtl,305 en que c* es la velocidad del sonido críti-
ca, es decir, la velocidad del sonido que se tendría si se alcanzara la condición M = 1,
con h0.
Estas ecuaciones son muy interesantes, pues permiten dilucidar la magnitud y sentido
de la transformación a través de la onda. Por ejemplo, la segunda de [5.229] limita el
salto máximo de densidades y velocidades a través de una onda de compresión (p2 > p1)
al valor:
2 v1 1
1 [5.231]
1 máx v2 máx 1
que se corresponde con la definición de ondas fuertes. Por otro lado, de las dos prime-
ras ecuaciones de [5.228] se deduce la siguiente relación entre el flujo másico específico,
que de hecho es una medida de la variación de la propagación respecto al tiempo de una
onda de choque, y las presiones y los volúmenes específicos a ambos lados de la onda:
p2 p1
j122 [5.232]
2 1
Este resultado, puesto que j 2 es siempre positivo, sugiere que, si p2 > p1, entonces ha de
ser 2 < 1, es decir, el aumento de presión a través de la onda acarrea un aumento de
densidad en el fluido. El caso inverso no puede presentarse porque implica una dismi-
nución de la entropía, tal como se demuestra a continuación y se deduce de la figura
5.32.306
El cambio de entropía del gas perfecto viene dado por la expresión:
T2 p
s2 s1 c p ln R ln 2 [5.233]
T1 p1
Si p2/p1 < 1, el incremento de entropía sólo podría ser negativo, al ser la relación de
temperaturas durante el choque, [T2/T1]12, inferior a la isentrópica correspondiente (con
s2 = s1) para dicho p2/p1. Otra forma alternativa de llegar a esta conclusión utiliza la
conocida relación termodinámica: s = cln(p/)+K, y [5.229] para obtener:
1 2
s2 s1 p 1 1
ln 2 1
ln 1 1 [5.234]
cv p
1
1
2
1 2 2
1
que es mayor que cero si:
1
1 2 [5.235]
1 1
329
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.32.
Variación de las magni-
tudes fluidas a través de
una onda de choque
normal, comparada con la
relación de expansión
isentrópica. [T]12 es la
relación de temperaturas
de la adiabática de
choque [5.229] y [T]s de
la isentrópica. Las líneas
de trazos no son posibles
porque suponen un
decremento de entropía.
En la figura de la izquier-
da, se interpreta el gasto
másico específico j12
como la pendiente de la
cuerda entre los puntos
de entrada y salida a la
onda de la adiabática de
choque en la gráfica {pυ}
(representada la solución
para gas ideal y el caso
p01 = 10 bar, T01 = 20ºC y
M1 = 2,2). = 7/5.
En general, el análisis dimensional demuestra que, en una onda normal, todos los saltos
en las magnitudes fluidas se pueden expresar en función del número de Mach a la en-
trada de la onda y de . Con este objetivo, se pueden combinar las ecuaciones [5.228] y
las [5.229], teniendo presente que c2 = p/, para llegar al resultado siguiente:
p2 2
1 (M12 1)
p1 1
2
T2 c2 [2 M12 ( 1)][( 1)M12 2]
[5.236]
T1 c1 ( 1) 2 M12
( 1)M12 2
M 22
2 M12 ( 1)
Para ello, téngase en cuenta que a ambos lados de la onda el fluido continúa compor-
tándose como ideal y, por tanto, p01 y p02 son constantes aguas arriba y aguas abajo,
respectivamente. Por otro lado, las dos primeras fracciones de la izquierda del segundo
término verifican la ecuación [3.182] y la tercera viene dada por [5.236]. Con todo, tras
operar, el salto buscado es:
330
Complementos y aplicaciones
1
p02 ( 1)M12 1 1 1
[5.238]
p01 ( 1)M1 2 2 M1 ( 1)
2 2
s2 s1 T T p p p p
ln 2 0 ln 2 01 02 ln 01 [5.239]
R 1 T0 T1 p02 p1 p01 p02
es evidentemente positivo.
Aunque la entropía siempre aumenta a través de una onda de choque, el sentido de la
variación de las propiedades de remanso depende del sistema de referencia que se to-
me, al estar éstas ligadas al valor de la velocidad, de modo que estas consideraciones
sólo son ciertas en un sistema de referencia ligado a la onda o en ondas estacionarias.
Cuando la onda de choque normal no es estacionaria y deja a su paso fluido a la veloci-
dad v1, se demuestra que su velocidad de propagación relativa al gas incidente, supues-
to en reposo, v0, es superior a la del sonido (resultado ya indicado en [3.175] y que
puede completarse con [5.229] y [5.236], teniendo en cuenta que p2 = p1 + p), y todas
las ecuaciones anteriores son válidas sin más que restar vectorialmente a todo al campo
fluido v0. De esta forma, la onda se vuelve estacionaria y el fluido delante de ella tiene
su velocidad (en módulo pero cambiada de signo, es decir, se dirige hacia la onda) y
tras ella una velocidad subsónica, v2, de módulo igual a la diferencia entre v0 y v1 (v. la
figura 3.16). Los saltos de las magnitudes fluidas se podrían calcular de las relaciones
anteriores con:
v
M1 0 1
c0
[5.240]
v v
M2 0 1 1
c2
331
Mecánica de fluidos en ingeniería
Dh0 h 4 v T
v 0 v k [5.241]
Dt x x 3 x x x
A distancias grandes de la onda de choque, las magnitudes termodinámicas son cons-
tantes y uniformes, y la entalpía de remanso se mantiene porque el flujo es isentrópico
y estacionario. Junto a la onda de choque, las variables pueden considerarse localmente
uniformes y el flujo, unidimensional. En su interior, la entalpía de remanso varía a lo
largo de la línea de corriente por la presencia de esfuerzos viscosos y conductivos, pero
su variación se compensa exactamente a ambos lados de la discontinuidad según el
balance integral. Para comprender esta última afirmación, puede integrarse la ecuación
[5.241] entre dos puntos cualesquiera, a y b, de la línea de corriente, y se obtiene:
b
4 v T
v(h0,b h0, a ) v k [5.242]
3 x x a
332
Complementos y aplicaciones
sional como cuando se admitía una variación lenta del área recta del conducto que
permitía seguir considerando el flujo unidireccional.
Es importante tener presente que, en un proceso adiabático permanente sin fuerzas
másicas de consideración, la ecuación de la energía establece la constancia de la ental-
pía de remanso y, si el gas es perfecto, también de la temperatura de remanso. En estas
condiciones, ambas serán constantes aunque el proceso sea irreversible. Para que con-
serve la presión de remanso (y la densidad, etc.), es necesario que sea adiabático y
reversible, es decir, isentrópico. En un movimiento adiabático, cualquier incremento de
entropía da lugar al (y es función del) cambio de la presión de remanso, dado por
[5.239], por lo que éste es un indicador de que el proceso en cuestión es irreversible.
En este apartado, se introducen las ecuaciones que permiten generalizar el flujo com-
presible monofásico a situaciones no isentrópicas, reversibles o no, entre las cuales se
encuentran las soluciones clásicas de Rayleigh y Fanno para el flujo por conductos de
área constante. Se verá que el aporte de calor y el rozamiento afectan la condición de
bloqueo en el conducto y que éste no siempre se produce en condiciones sónicas, para
M* = 1, ni en el punto de sección mínima de una tobera. En adelante, se supondrá que
no se realiza trabajo mecánico sobre la corriente y que el término de fricción es la única
fuente de irreversibilidad presente.
El conjunto de ecuaciones que rigen el movimiento cuasiunidireccional y permanente
por un conducto circular de área variable es el siguiente:
d
( jA) 0
dx
dv 1 dp dU 1 v |v |
v f 0 [5.244]
dx dx dx D 2
d v2
h q 0
dx 2
1 M 2 dv c 2 dA 1 v2
v 2 f ( 1)q [5.247]
M dx A dx D 2
333
Mecánica de fluidos en ingeniería
Esta ecuación es sumamente interesante pues revela cuál es el efecto básico del aporte
de calor y del rozamiento en un flujo compresible:
˗ Si el flujo es subsónico, el rozamiento y el calentamiento (q > 0) actúan de
forma análoga a una reducción de la sección en una tobera convergente y au-
mentan la velocidad. Esta ecuación muestra que la condición de velocidad
máxima (dv = 0) en una tobera con fricción y/o calor se encuentra cuando
dA/dx es positivo, eso es, algo después del punto de sección mínima.
˗ Si el flujo es supersónico, la corriente se frena en presencia de rozamiento y/o
aporte de calor, pero puede acelerarse si se le extrae calor (q < 0).
1 1 M 2 dp 1 ( 1)M 2 1 v 2
f ( 1)q [5.248]
M 2 dx M2 D 2
y la presión siempre disminuye por el rozamiento y el calentamiento en el flujo subsó-
nico.310 Esta circunstancia dificulta que se puedan conseguir las condiciones de bloqueo
a partir del reposo en un conducto de sección constante.
La presencia del rozamiento también hace disminuir la cantidad de movimiento del
flujo unidimensional. Por ello, es conveniente definir la función de impulso como:
i A( p v 2 ) pA(1 M 2 ) [5.249]
El flujo compresible por un conducto de sección recta constante, con aporte de calor y
gasto másico constante pero sin rozamiento, se denomina flujo de Rayleigh. La transfe-
rencia de calor puede ser debida a la combustión, la reacción, la evaporación o la con-
densación de fluido, o a una fuente externa al mismo, y hace que la entalpía de remanso
no sea constante en cualquier caso.311
En este flujo, las ecuaciones de continuidad, cantidad de movimiento y energía son:
j1 j2 j
p1 jv1 p2 jv2 [5.251]
h01 qL12 h02
334
Complementos y aplicaciones
donde qL12 es el aporte de calor por unidad de masa entre las secciones (1) y (2) del
conducto. Estas ecuaciones, para un gas perfecto (c2 = γRT) y en forma diferencial,
conducen a:
d dv
v
dp d dT dv
M 2 [5.252]
p T v
q dT0 dT dv
( 1)M 2
c pT T T v
dp M2 q M 2 dM 2
[5.253]
p 1 M c pT
2
1 M2 M2
dT 1 M 2 q 1 M 2 dM 2
T 1 M 2 c pT 1 M 2 M 2
q ds 1 M 2 dM 2
[5.254]
RT R 1 1 M2 M2
Esta ecuación puede ser integrada para conocer el incremento del número de Mach entre
dos puntos del flujo entre los cuales se ha aportado una cantidad de calor qL12. No obstante,
esta operación se pospone, de momento, puesto que puede calcularse de la última de [5.251]
y las relaciones siguientes, o bien expresarse en función del incremento entrópico.
El uso de las ecuaciones en forma diferencial permite identificar fácilmente el sentido
de cambio de una magnitud en función del valor del número de Mach y del signo del
término δq (calor por unidad de masa aportado o extraído en un tramo diferencial de
conducto, dx). Por ejemplo, de la ecuación de la entropía, se observa que ds = 0 cuando
M = 1. Esto es: el aporte de calor a un flujo subsónico hace que aumenten su entropía y
su número de Mach hasta alcanzar la condición de entropía máxima (ds/dT = 0) o con-
dición crítica, para la que M* = 1. De la misma manera, el flujo supersónico se frena
hasta M* = 1 cuando se calienta desde el exterior, mientras que se acelera cuando se le
extrae calor. Esta circunstancia invertida entre las características del flujo subsónico y
supersónico no es nueva, pues es una propiedad esencial del flujo compresible que ya
se ha visto, por ejemplo, en el apartado 3.6.3 y que se volverá a producir en el flujo de
Fanno del apartado siguiente. Otra condición de máximo, en principio inesperada, que
se produce es la de temperatura máxima (o entalpía máxima, dh/ds = 0) en el flujo sub-
sónico cuando M = 1/γ1/2 = 0,845 (del término, 1 − γM2 = 0, para γ = 7/5). En la región
comprendida entre este Mach y M* = 1, el calentamiento del fluido hace disminuir su
temperatura, y la diferencia queda reflejada en un gran incremento de su energía cinéti-
ca hasta alcanzar la condición crítica (v. figura 5.33).
335
Mecánica de fluidos en ingeniería
Las ecuaciones anteriores pueden ser integradas entre dos situaciones (1) y (2), para las
cuales estén definidos los números M1 y M2, respectivamente. El resultado es:
v2 M 22 1 M12
v1 M12 1 M 22
p2 1 M12
p1 1 M 22
T2 M 22 1 M12
2
[5.255]
T1 M12 1 M 22
1
2
s2 s1 M 2 1 M12
ln
R 1 M12 1 M 22
En un flujo de Rayleigh, la transferencia de calor, aunque se produzca de forma rever-
sible, causa la variación de todas las magnitudes de remanso en el conducto. Esta cir-
cunstancia hace recomendable tomar como referencia la condición crítica M2 = M* = 1,
donde están definidas las condiciones críticas [3.183], que sí son constantes en un flujo
determinado. Transformando adecuadamente las ecuaciones anteriores, se obtiene:
v (1 )M 2
v* 1 M2
p 1
p 1 M2
*
2
T (1 )M [5.256]
T * 1 M2
1
s s* 2 1
ln M 0
R 1 1 M2
Todas estas relaciones se muestran en la figura 5.33 en función del número de Mach. El
efecto de la transferencia de calor en el número de Mach y la tendencia de las variables
fundamentales del flujo se muestran en la figura 5.34 y en tabla 5.4. Es interesante
reseñar que la presión de remanso siempre decrece durante el calentamiento, indepen-
dientemente de que el flujo sea subsónico o supersónico, de forma inversa a la tenden-
cia mostrada por la temperatura de remanso.
336
Complementos y aplicaciones
Figura 5.33.
Relación de las diferen-
tes variables con el
número de Mach en un
flujo de Rayleigh.
( = 7/5)
Figura 5.34.
Línea de Rayleigh
universal (izquierda) e
influencia del flujo másico
específico (derecha).
Valores de referencia de
la figura: T0 = 301,1 K y
s1 = 0, para Ma = 1,535,
Mb = 1,72, Mc = 1,895 y
Md = 2,055 y
Ta = 204,65 K,
Tb = 189,16 K,
Tc = 175,23 K y
Td = 163,23 K.
Para unas condiciones
dadas, M1, T1, T01, las
líneas de Rayleigh se
desplazan hacia la
izquierda con el aumento
de j (aumento de la
presión p1). La línea
universal mostrada a la
izquierda es independien-
te del flujo másico
( = 7/5).
con C constante, y, para un gas perfecto, la presión y la densidad son funciones conoci-
das de T y s, se deduce que las líneas de Rayleigh son distintas para diferentes valores
del flujo másico específico, j.
337
Mecánica de fluidos en ingeniería
dv M2 dx 1 ( 1)M 2 dM 2
f 1
v 2(1 M 2 ) D 2 2 ( 1)M 2 M 2
dp M 2 ( 1)M 4 dx 1 ( 1)M 2 dM 2
f 1 [5.260]
p 2(1 M 2 ) D 2 2 ( 1)M 2 M 2
dT ( 1)M 4 dx ( 1)M 2 dM 2
f 2
2(1 M 2 ) 2 ( 1)M M
2
T D
di M2 dx 1 1 M2 dM 2
f 2
[5.261]
i 2(1 M 2 ) D 1 M2 2 ( 1)M M
2
338
Complementos y aplicaciones
De cualquiera de ellas:
dx 2 1 M2 dM 2
f [5.262]
D M 2 2 ( 1)M 2 M 2
L* 1 M 2 1 ( 1)M 2
f ln 2
[5.264]
D M2 2 2 ( 1)M
Es evidente que la longitud L* puede ser mayor o menor que la real, L, por lo que no
siempre el escape se produce en condiciones de bloqueo para un número de Mach de
entrada determinado. Cuando no se produce bloqueo, la longitud de conducto requerida
para que el número de Mach pase de M1 a M2 puede obtenerse de [5.263] o, aprove-
chando que el factor fL*/D depende sólo de M, de la ecuación:
L L* L*
f f f [5.265]
D D M D M
1 2
339
Mecánica de fluidos en ingeniería
Evidentemente, estas relaciones, así como la existente entre el resto de magnitudes con
el número de Mach, también pueden obtenerse integrando [5.260]. En el caso de la
entropía, se ha de cumplir la relación termodinámica [5.233], de donde, con las anterio-
res:
1
s2 s1 M 2 2 ( 1)M12 2( 1)
ln [5.269]
R M1 2 ( 1)M 22
1
s s* 1 2( 1)
0
ln M
R 2 ( 1)M 2
340
Complementos y aplicaciones
el flujo adiabático con rozamiento. Este resultado viene a confirmar [5.239] y la discu-
sión anterior.
Para acabar este apartado, también en el flujo de Fanno es posible obtener una repre-
sentación gráfica funcional entre T/T* y (s − s*)/R de la ecuación [5.270]. Como ahora se
verifica:
j2
h 2 h0 [5.274]
2
con h0 constante, y, para un gas perfecto, la entalpía y la densidad son funciones cono-
cidas de T y s, se deduce que las líneas de Fanno son distintas para diferentes valores
del flujo másico específico, j.
Figura 5.35.
Relación de las
diferentes variables con
el número de Mach en
un flujo de Fanno
( = 7/5).
Figura 5.36.
Línea de Fanno universal
(izquierda) e influencia
del flujo másico específi-
co (derecha). Valores de
referencia de la figura:
T0 = 301,1 K, pi = 0,4 bar
y si = 0, para Ma = 1,535,
Mb = 1,72, Mc = 1,895 y
Md = 2,055 y
Ta = 204,65 K,
Tb = 189,16 K,
Tc = 175,23 K y
Td = 163,23 K.
La línea universal que se
muestra a la izquierda es
independiente del flujo
másico. Para unas
condiciones dadas, Mi,
Ti, T0, las líneas de
Fanno se desplazan
hacia la izquierda con el
aumento de j (aumento
de la presión pi). = 7/5.
341
Mecánica de fluidos en ingeniería
dp M2 dx
f
p 2(1 M ) D
2
[5.276]
dx 1 M 2 dM 2 1 p
f 2 2 dp
D M M2 2
p j RT
Obsérvese que el numerador de la segunda de estas ecuaciones resulta cero315 cuando
M2 = 1/γ, no en M = 1, lo cual define una condición de bloqueo diferente a la de los
flujos de Rayleigh y Fanno vistos anteriormente. En consecuencia, el flujo subsónico
isotermo se bloquea a un número de Mach de entrada inferior y con un flujo másico
más pequeño.
Para un tubo de longitud L que en x = 0 tenga un número de Mach de entrada, M0, dife-
rente de cero, el flujo isotermo tiende aguas abajo a un número de Mach límite de valor
1/γ1/2, que se alcanza si su longitud coincide con la que resulta de integrar la ecuación
[5.276] entre los límites correspondientes:
L 1/
dx 1 M 2 dM 2
0
f
D M2 M 2 M 2
[5.277]
0
316
El resultado es, con M0 = M:
L 1 M 2
f ln( M 2 ) [5.278]
D M2
342
Complementos y aplicaciones
v M
1/ 2 M
v M
[5.279]
p 1
1/ 2
p M
dT0 1
dM 2 [5.281]
T 2
de donde:
dT0 ( 1)M 2 dM 2
[5.282]
T0 2 ( 1)M 2 M 2
dT0 (1 )M 2 dx
f [5.283]
T0 (1 M )(2 ( 1)M ) D
2 2
343
Mecánica de fluidos en ingeniería
344
Complementos y aplicaciones
en las diferentes condiciones de trabajo que pueden presentarse y para las dos configu-
raciones de la figura 5.37.
Tabla 5.4.
Rayleigh Tobera/difusor isentrópicos
Fanno Evaluación cualitativa de
q>0 q<0 dA/dx<0 dA/dx>0 la evolución de las
diferentes magnitudes
M<1 M>1 M<1 M>1 M<1 M>1 M<1 M>1 M<1 M>1 fluidas en flujo compre-
dv/dx + − − + + − + − − + sible.
(*) La temperatura se
dM/dx + − − + + − + − − + incrementa si M < 1/γ0,5,
dp/dx − + + − − + − + + − y se decrementa si
1/γ0,5 < M < 1.
dT/dx (*) + (**) − − + − + + − (**) La temperatura se
decrementa si M < 1/γ0,5,
dρ/dx − + + − − + − + + −
y se incrementa si
ds/dx + + − − + + 0 0 0 0 1/γ0,5 < M < 1.
dp0/dx − − + + − − 0 0 0 0
dT0/dx + + − − 0 0 0 0 0 0
Figura 5.37.
Configuraciones de
descarga de un calderín
a través de un conducto:
descarga por una
embocadura recta
(izquierda) y por una
tobera convergente-
divergente (derecha).
345
Mecánica de fluidos en ingeniería
longitud superior a L*), el modelo de Fanno es más aproximado, ya sea porque no hay
tiempo para una transferencia de calor activa o porque la longitud de entrada al conduc-
to es mucho mayor que la propia longitud del conducto.
Para entender mejor esta última afirmación, téngase en cuenta que la longitud térmica
de entrada es del orden de la hidrodinámica (números de Prandtl próximos a la unidad
para la mayoría de gases) y que la mayor parte de la transferencia de calor se produce
en la capa límite térmica. Por ejemplo, la ecuación [5.264] indica que el número de
Mach de entrada es M0 2 para el flujo de Fanno en un conducto de fL/D = 0,3. Para
una viscosidad de 1,50·10−5 m2/s (aire a 1 atm y 20 ºC), y con este número de Mach
“relativamente bajo”, la velocidad del fluido es del orden de los 700 m/s y el flujo,
turbulento. Para este valor de fL/D, la relación entre la longitud de entrada y la del
conducto es, con [5.35], Le/L = 13,3f 1/2. En consecuencia, si f = 0,02, resulta Le/L 2, y
el modelo isotermo no puede aplicarse, salvo para valores fL/D muy elevados. Por otro
lado, es fácil comprobar que siempre es LB > LD para el flujo de Fanno y que esta con-
dición se cumple a partir de fL/D = 0,58 para el isotermo, que es un valor inferior al
mínimo necesario para que el flujo isotermo sea aplicable (v. figura 5.38).320
Tomando como referencia el modelo de Fanno, la longitud máxima, que permite que el
flujo sea supersónico en el conducto y sónico a su salida, puede evaluarse de la expre-
sión [5.264] para un número de Mach de entrada infinito. Para γ = 7/5, el resultado es:
Lmáx 1 1 1
f ln 0,8215 [5.284]
D 2 1
de donde se deduce que, independientemente de la magnitud del número de Mach de
entrada, si su longitud supera Lmáx, se producirá una onda de choque compresiva en su
interior. Para otro Mach de entrada (supersónico, pero no infinito), el flujo puede ser
supersónico en todo el conducto, si la longitud es inferior a la L* de [5.264] y se dan las
condiciones de presión adecuadas.321
Figura 5.38.
Longitudes característi-
cas del flujo compresible
en un conducto de área
A, alimentado desde una
tobera convergente-
divergente de área crítica
*
A . Las curvas etiqueta-
das con LF y Li repre-
sentan las funciones
fL/D correspondientes
para los flujos de Fanno
e isotermo, respectiva-
mente. En la figura de la
izquierda, se muestran
dos valores de MB sobre
la curva LBF, dos valores
de MD sobre la curva
LDF y dos valores de M1
sobre la curva LCF
(cuando la onda de
choque se produce en
x = 0 y el número de
Mach a la salida de la
tobera es MD).
346
Complementos y aplicaciones
Para L < L* y una presión a la salida suficientemente baja, inferior a p*, el flujo es su-
persónico en todo el conducto. Cuando la longitud iguala la máxima y se mantiene la
presión pS por debajo de p*, el flujo supersónico alcanza el valor M2 = 1 justo a la sali-
da. En cambio, si L > L*, siendo siempre L* < Lmáx, y para cualquier valor de pS, es inevi-
table que se produzca una onda de choque que evite la violación del segundo principio.
Esto es así porque el flujo supersónico no puede alcanzar el extremo del conducto
cuando L > L* y, en respuesta, se produce una onda de choque en el lugar preciso del
conducto que hace que el flujo subsónico resultante alcance la salida, bien a su misma
presión (cuando pS > p*), o bien en condiciones críticas (cuando pS < p*). A medida que
la longitud aumenta, la onda de choque que se produce se desplaza aguas arriba, hasta
alcanzar la entrada del conducto (esto es, el choque se produce con relaciones xes/L más
pequeñas cuanto más largo es el conducto).322 Esta onda podría llegar a introducirse en
el interior de la parte divergente de la tobera con longitudes mayores, momento en que
el M1 dejaría de ser supersónico, pero que no cambiaría el flujo másico porque la tobera
de alimentación continuaría bloqueada. Hasta este instante, el número de Mach super-
sónico de entrada al conducto sólo dependía del diseño y de las características geomé-
tricas de la tobera de alimentación. Por tanto, la fricción supersónica cambia el modelo
del flujo en el conducto en función de la longitud, pero no bloquea (reduce) el flujo
másico hasta que el choque no alcanza la garganta de la tobera de alimentación. Esta
discusión ha de completarse con el análisis en términos de presión, para poder contem-
plar la adaptación de la presión a la salida.
En la figura 5.40, se presenta la influencia de los parámetros p1/p2 y p00/pS en el flujo
con fricción que se produce en un conducto alimentado mediante una tobera conver-
gente-divergente (en líneas generales, esta discusión es parecida a la que se ha expuesto
en el apartado 3.6.4). El flujo puede suponerse incompresible para ratios de presión
próximas a la unidad, tales que el número de Mach de salida sea inferior a 0,3. A partir
de este momento, las características del flujo compresible dependen de si la longitud
del conducto es superior a LB, se encuentra en el intervalo [LD, LB] o es inferior a LD.
Si la longitud del conducto es superior a LB, entonces se bloquea antes el conducto que
la tobera de alimentación. Para valores grandes de pS, tanto el número de Mach de
salida, M2, como el de entrada al conducto, M1, son subsónicos, y el caudal puede au-
mentarse disminuyendo pS. La presión de salida es p2 = pS, que es superior a p*, y la de
entrada, p1, es mayor que p2 y se calcula con [5.267]. Suponiendo un factor fL/D cons-
tante, existe un valor de presión a la salida, precisamente p*, para el que M2 = 1 y cuyo
M1 correspondiente es inferior a MB, al ser L > LB. Cualquier disminución posterior de
pS no tiene efecto en las condiciones de presión en el interior del conducto ni de la
tobera, y entonces p2 = p* > pS y el fluido se adapta a la presión del recinto de salida
mediante una secuencia de ondas de expansión.
Si la longitud es inferior a LB, la disminución de pS conduce, primero, al bloqueo de la
garganta de la tobera de alimentación, y sitúa el valor de M1 en MB (para pS = pB, en la
figura 5.40). Hasta entonces, el flujo es subsónico en toda la instalación y M1 viene
dado por la ecuación [3.188] para cualquier Mach en la garganta, y M1 < MB < 1. A
partir del bloqueo en la tobera, cualquier disminución de pS sólo conduce a la adapta-
ción de la distribución de la presión de acuerdo con el caudal másico circulante, lo que,
en definitiva, provoca la aparición de una onda de choque, pues no es posible que la
presión se compense de otra manera. Para valores de pS comprendidos entre pB y pC, el
choque se produce en el interior de la zona divergente de la tobera, donde habrá un
tramo supersónico, y el número de Mach de entrada al conducto será subsónico.
347
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.39.
Visualización del flujo
en un conducto, en un
diagrama T-s, e
interconexión entre las
líneas de Fanno y de
Rayleigh (a trazos)
durante el choque
(j = 372 (kg/s)/m2).
Evidentemente, en el
choque se produce un
incremento de entropía
y de presión (las líneas
delgadas a trazos son
isobaras). Obsérvese
también que la tempera-
tura crítica del flujo de
Rayleigh es superior a
la del de Fanno
correspondiente.
El flujo supersónico que se produce desde el punto “1” de la figura 5.39 recorre la línea
de Fanno correspondiente al gasto másico circulante, pero no puede atravesar la condi-
ción crítica. Cuando LC > L > LD y la presión pS es superior a p*, por ejemplo pS+ (en la
348
Complementos y aplicaciones
figura, pS+=1,09 bar), el flujo supersónico no puede evolucionar dentro del conducto
hasta pS+, pues ello supondría una disminución de la entropía con la distancia en la
proximidad de la salida. En consecuencia, se produce una onda de choque que aumenta
la presión del fluido por encima de pS+ y hace que el flujo sea subsónico hasta la salida,
con p2 = pS+. Si la presión pS es exactamente p*, el flujo tras la onda alcanza la condi-
ción crítica a la salida y el conducto está bloqueado por fricción. A partir de este mo-
mento, cualquier disminución de pS no tiene efecto alguno sobre el flujo y el fluido
vuelve a adaptar su presión a pS mediante una serie de ondas de expansión fuera del
conducto. Es importante notar que la magnitud de la onda de choque disminuye a me-
dida que penetra en el conducto, porque el número de Mach supersónico decrece muy
rápidamente con la distancia, lo cual, a su vez, aumenta el número Mach subsónico, Ms
(v. figura 5.40), y disminuye la presión, ps, que se obtienen tras el choque. Esta presión,
no obstante, siempre es superior a p*.
Figura 5.40.
Regímenes de flujo en
función de la presión
del recinto de salida y
de la longitud del
conducto. A la izquier-
da, el caso LC > L > LD
y, a la derecha, cuando
L < LD.
La situación es algo diferente cuando L < LD, por cuanto, aunque esta condición evita
que se dé bloqueo en el conducto, no impide que la onda de choque alcance su sali-
da.324 Si p2s es la presión mínima posible tras el choque, que se produce precisamente
cuando la onda se sitúa justo a la salida, valores más altos de pS mantienen la onda en el
interior del conducto, como en el caso anterior; pero, si pS < p2s, la onda se escapa aguas
abajo y el flujo es supersónico y libre de choques en todo el conducto. La adaptación de
la presión se produce, entonces, en el exterior y conduce a ondas de compresión (con
349
Mecánica de fluidos en ingeniería
Sustituyendo para la primera razón [3.182], para la segunda y la cuarta [5.267] y para
la tercera la ecuación [5.236] para el choque, se sigue:
1 2 1
1 MD
p00 M S M e 2
2 1/ 2 2 1/ 2
2 ( 1)M e 2 ( 1)M S [5.286]
pS M D M s 1 2 (M 2 1) 2 ( 1)M s2 2 ( 1)M 2D
1 e
xes 1 1 1 1 M 2D 2 ( 1)M e2
f 2 2 ln 2
D M D M e 2 M e 2 ( 1)M D
2
[5.287]
L xes 1 1 1 1 M s2 2 ( 1)M 2S
f 2 2 ln 2 2
D M s M S 2 M S 2 ( 1)M s
Este conjunto de ecuaciones permite determinar la posición de la onda de choque en el
conducto, así como Me (y Ms) y MS en función de p00, pS, la razón de áreas [3.187] y el
factor fL/D. A la hora de resolver el sistema anterior, se ha de tener en cuenta que MD
depende de la relación de áreas de la tobera:
1
AS 1 2 1 2 2( 1)
1 M D [5.288]*
A*
M D 1 2
350
Complementos y aplicaciones
Figura 5.41.
Ubicación de la onda de
choque, xes, en función
del parámetro fL/D y el
número de Mach de
entrada al conducto, M1.
En la figura de la izquier-
da, las curvas continuas
son la solución xes/L para
fL/D constante; la curva
a trazos muestra la
condición crítica fLD/D,
con LD = L*, y las líneas a
trazos delgados son las
curvas de M2, para flujo
supersónico en todo el
conducto. Para la
interpretación del gráfico,
sígase el siguiente
ejemplo: para un conduc-
to de fL/D = 0,6 (a), el
choque se produce a la
salida (xes = L) cuando
M1 = 3,63 y fLD/D = 0,6
(b). Si el número de Mach
de entrada es inferior, se
cumplirá que LD < L. Por
ejemplo, si M1 = 3, el
choque se produce en
xes/L = 0,63 (c) pero, si
M1 = 5, el flujo de salida
Si la conexión se realiza sin tobera convergente-divergente de alimentación, el flujo a es supersónico, con
la entrada es tal que M1 < 1, y se mantendrá subsónico, con M2 = 1 a la salida, si L > L*, M2 = 1,38 (d). El choque
se produce en xes = 0
y con M2 < 1, si L<L*. En el primer caso, el conducto está bloqueado por la fricción y el cuando M1 = 3,63, si
número de Mach de entrada inicial se ralentiza hasta verificar [5.264], haciendo L = L*. fL/D = 1,6 (e).
En el segundo caso, en cambio, el número de Mach de entrada puede aumentarse (por
ejemplo, aumentando la presión de alimentación, p00) hasta que L = L* y el conducto se
bloquee.325
La resolución de este caso es más sencilla porque no puede haber onda de choque en el
conducto. Teniendo en cuenta que el flujo hasta la salida del depósito es isentrópica y,
por tanto, se cumple [5.289], con p00 = p01, la ecuación [5.267], para p2 = pS, conduce a:
1/ 2
p00 p00 p1 1 2 1 M 2 2 ( 1)M 22
1 M1 2
[5.290]
pS p1 pS 2 M1 2 ( 1)M1
o bien:
1
1/ 2
p00 M 2 1 2 1 2 2( 1)
1 M1 1 M1 [5.291]
pS M1 2 2
351
Mecánica de fluidos en ingeniería
1 2 M1
1
Figura 5.42.
Solución gráfica de los
sistemas de ecuaciones
que resuelven los flujos
de Fanno (izquierda) y
de Rayleigh (derecha)
en un conducto con
entrada recta. A trazos,
las líneas de M2
constante. Si, para unos
datos de partida, el
punto de trabajo (fL/D,
p00/pS) cae por encima
de la línea M2 = 1, la
salida está representada
por el punto de idéntica
abscisa de la línea
M2 = 1 y de curva límite
M1. La presión en el
resto del conducto sigue
la línea característica
M1 hacia atrás, sustitu-
yendo L por x, para el
gasto másico G/GS. A
x = 0 le corresponde la
relación de presiones
crítica [3.183]:
p00/pS = 1,893.
352
Complementos y aplicaciones
p00 p00 p1 1 2 1 1 M 22
1 M1 [5.294]
1 M1
2
pS p1 pS 2
qL M 22 (1 M12 )2 (2 ( 1)M 22 )
1 [5.296]
h00 M12 (1 M 22 )2 (2 ( 1)M12 )
d i 4
(1 M 2 ) Lij j [5.297]
i j 1
donde los Lij son los coeficientes que figuran en la tabla 5.5, función del número de
Mach y de los parámetros termodinámicos normalizados. Por ejemplo, la variación
unitaria de la densidad se escribe de la forma:
d q f dA 1
(1 M 2 ) dx (1 ) M 2 dx M 2 dU [5.298]
c2 2D A c2
La velocidad del sonido utilizada para definir el número de Mach en estas ecuaciones
es la velocidad del sonido que deriva de la expresión [3.176], en que se sustituye la
razón de los calores específicos, γ, por la inversa del coeficiente de compresibilidad
adiabático normalizado, s (V. tabla 1.5):327
353
Mecánica de fluidos en ingeniería
Bs p
c2 s [5.299]
y también es:
cp h
c2 [5.300]
p
Tabla 5.5.
Relaciones fundamen- di q f dA 1
tales para el flujo dx M2dx M2 dU
compresible cuasiunidi- i c2 2D A c2
reccional de un gas
real. El lector puede dp
verificar por sí mismo la s M 2 s (1 M 2 ) s s
equivalencia entre p
estas relaciones y las
obtenidas en este tema d
para cada uno de los (1 ) 1 1
flujos característicos en
el supuesto de gas
ideal. dT
(1 M2 ) (1 ˆ M2 )
T ˆ ˆ
1 dv 2
M2 (1 )M 2 1 M2
2 c2
dh
1 (1 )M 2 (1 )M 2 1 1
c2
du 1 1
1 M2 1 ˆh M2
c2 s s s
Tds
1 M2 1 M2 0 0
c2
Sorprende que las ecuaciones que se derivan de la tabla 5.5 no aparezcan en los textos
clásicos, cuyo desarrollo se restringe normalmente a las situaciones más extremas y
simples de flujo compresible: reversible con aporte de calor, o flujo de Rayleigh, o con
rozamiento pero adiabático, o flujo de Fanno. Probablemente, la razón de ello estriba
en que los flujos reales pueden interpretarse en la mayoría de casos con las hipótesis
anteriores y el “sufrido” gas ideal.328 No obstante, aunque el tratamiento que aquí se
presenta no es tan amigable ni permite el seguimiento analítico sencillo de las ecuacio-
nes, utiliza propiedades de gas real y es especialmente indicado cuando el fluido fluye
en condiciones próximas a las críticas (para cualquier M). Las ecuaciones deducidas
para los flujos “ideales” de Rayleigh y Fanno dependen de la razón de los calores espe-
cíficos, γ, la cual es fuertemente divergente cerca del punto crítico del fluido,329 lo que
invalida las soluciones encontradas por integración (en que se supone que γ es constan-
te).
Las ecuaciones que se obtienen de la tabla 5.5 confirman, aun en el caso de gas real, la
importancia del término {1 − M2} en el flujo compresible, y también que la adición de
calor a un flujo subsónico causa una reducción de su temperatura cuando M2 > 1/γ. En
cambio, estas ecuaciones ponen de manifiesto que la entalpía y la energía interna del
354
Complementos y aplicaciones
gas real, con q > 0 y M < 1, disminuyen cuando M > (1 + ϕ)−1 y M2 > 1 − ϕ/γs, respecti-
vamente, y, por tanto, los puntos de temperatura, entalpía y energía interna máximas no
coinciden en el caso real (compruebe el lector que todas estas relaciones coinciden
cuando el gas es ideal y γs = γ, etc.).
Como curiosidad, obsérvese también cómo el parámetro de Grüneisen es inesperada-
mente útil al deducir la forma general de estas ecuaciones. Este parámetro, con [1.138]
y [5.299], también se define de cualquiera de las siguientes formas:
1 p p 1 1 1
s [5.301]
u c
p s c p t c ˆ
y puede ser considerado constante en muchas ocasiones, por ser el menos dependiente
de la presión y de la temperatura de todos los parámetros de la tabla 1.5.
o, también, para calcular el calor total recibido por el gas perfecto durante el proceso,
de acuerdo con:
2
n
1 Tds c 1 n (T2 T1 ) [5.305]
355
Mecánica de fluidos en ingeniería
Se sabe que el índice politrópico es la ratio que indica la cantidad de calor recibida por
el gas entre los límites de integración {1,2}. Según la termodinámica clásica, la integral
definida [5.305] no se corresponde con ningún área representativa (encerrada) en un
diagrama T-s si el proceso es irreversible, pues no es definible una trayectoria entre los
límites de integración con variables de estado definidas sólo en equilibrio. No obstante,
bajo la hipótesis de equilibrio local y utilizando la entropía estadística, puede acortarse
la distancia entre los límites de integración y redefinir un índice politrópico instantá-
neo, variable durante un proceso real cuasiestacionario.
Derivando respecto al tiempo las ecuaciones [5.302] y [5.303], supuesto n constante en
la transformación diferencial δt, se deduce que el índice politrópico instantáneo de una
transformación de estado se calcula mediante la expresión:
p p T
n 1 [5.306]
p p T
p
ln 2
p
n 1 [5.307]
ln 1
2
El cálculo preciso del politrópico implica reducir en lo posible el tiempo que separa los
puntos (1) y (2), pero manteniendo el compromiso entre la precisión del resultado, fun-
ción de la frecuencia de adquisición de los datos, y su convergencia numérica, que
empeora cuando 1 ≈ 2 y existen errores de lectura. El uso de logaritmos no representa
una indeterminación en [5.307] porque la presión, la densidad y la temperatura son
definidas positivas.
356
Complementos y aplicaciones
357
Mecánica de fluidos en ingeniería
zRT RT 2 z
du c dT T p d
[5.318]
T z
Tds c dT p 1 d
z T
zR T z
dp pd Tds p 1 T d RTdz [5.319]
c z
y, finalmente, con n = −υdp/pdυ:
c zR zR Tds T z dz
n [5.320]
c c pd z T z d
El problema no está resuelto analíticamente aún, por cuanto deben calcularse las deri-
vadas parcial y total del factor de compresibilidad. Para ello, debe acudirse a tablas, a
correlaciones de z o bien a ecuaciones de gas real. No obstante, es posible manipular la
ecuación anterior para obtener una expresión en función de las derivadas parciales de z.
Con [5.316], y llamando:
z
zij [5.321]
i j
para simplificar la apariencia del resultado, se obtiene:
c zR zR T Tds RT T
n 1 zT zT 2 zT zT [5.322]
c c z pd z c z
de donde:
c zR RT T
n zT 2 zT zT
c z c z
| qi |
p q [5.323]
zR T
1 zT
c z
Evidentemente, estas fórmulas coinciden con [5.311] y [5.312] para el gas ideal, si se
tuviera que z = 1 y todas las derivadas parciales se anularan.
El valor del índice politrópico en un proceso isentrópico puede calcularse de [5.322],
haciendo ds = 0. Un método alternativo combina las ecuaciones de Gibbs de la energía
interna y de la entalpía de la forma:
p zR RT
Tds c dT T d c dT T zT d
T
[5.324]
zR RT
Tds c p dT T dp c p dT T zTp dp
T
p p p
Como Tds = 0, resulta:
358
Complementos y aplicaciones
z TzT d z TzTp dp
[5.325]
c cp p
de donde se despeja:
n z TzT
[5.326]
z TzTp
Tds T
1 zT [5.327]
pd z
Este factor, sustituido en [5.322], muestra que el índice politrópico correspondiente es:
n 1 zT [5.328]
z
Figura 5.43.
Evolución simulada del
índice politrópico en la
compresión del gas
nitrógeno contenido en
un sistema cerrado, en
función de la constante
de tiempo térmica, T, de
[5.49]. A la izquierda,
para el gas ideal
(RN2 = 296,8 J/(kg K)) y,
a la derecha, para el gas
real de la ecuación de
estado Benedict-Webb-
Rubin (en las condicio-
nes de la prueba:
γ = 1,403). El proceso de
compresión desplaza un
pistón de forma senoidal
(f = 1 Hz). = 0 al inicio
de la compresión
(volumen máximo) y
= al final (volumen
mínimo). Sólo se
representa el semiperío-
do de compresión porque
la tendencia mostrada
por las curvas es idéntica
5.10.2. Generación de líneas isotrópicas en la expansión. Obsér-
vese que el índice
politrópico medio supera
El índice politrópico instantáneo utilizado en los apartados anteriores puede conocerse el valor de γ 1,4 para
experimentalmente mediante la ecuación [5.307],331 lo que permite cuantificar las pér- valores elevados de T
didas irreversibles que se producen en el sistema cuando se desplaza del equilibrio (procesos cuasiadiabáti-
cos) y gas real.
siguiendo una trayectoria determinada.
En un diagrama T-s, cada punto tiene un conjunto de valores (T, s, p, υ), que definen su
estado termodinámico. A la trayectoria del proceso, definida en un diagrama T-s me-
diante una pendiente m, le corresponde un índice politrópico característico que definirá
359
Mecánica de fluidos en ingeniería
el estado del proceso (m, n). Las trayectorias que siguen un mismo politrópico se de-
nominan isotrópicas y su determinación analítica se ofrece a continuación.
De las ecuaciones de Gibbs, es fácil deducir las siguientes relaciones Tds:
p T
Tds c dT T d c dT d
T t
[5.329]
Tds c p dT T dp c p dT T d
T p
Las fórmulas anteriores se simplifican para el gas ideal, al ser pt = 1, lo que permite
dibujar las curvas isotrópicas de forma rápida.332
360
Complementos y aplicaciones
Figura 5.44.
Curvas isotrópicas para
el gas nitrógeno y
diferentes valores de n.
Las ecuaciones que se cumplen en esta clase de flujos son [5.244]. Estas ecuaciones, en
diferencias, son:
361
Mecánica de fluidos en ingeniería
dv vd 0
dx v 2
dp vdv f 0 [5.334]
D 2
du pd dp vdv q 0
dx v2
Tds q f [5.337]
D 2
y con las ecuaciones [5.304] y [5.305] en forma diferencial, la ecuación de la energía se
escribe:
c c f
(1 n ) 1 n M 2 ( n ) M 2 0 [5.338]
R R 2 D d
dx
362
Complementos y aplicaciones
Un flujo adiabático con fricción parte de una isoterma cuando M < 1, y de una isocora
cuando M > 1.
Estas tendencias asintóticas y las conclusiones que se derivan ya se han observado en
las figuras 5.34, 5.36 y 5.39, y pueden deducirse del desarrollo expuesto en el tema 5.9.
Se puede concluir, pues, lo siguiente:
En un flujo de Rayleigh con un número de Mach suficientemente bajo, se pue-
de suponer que la presión del fluido se mantiene prácticamente constante.
Un flujo con fricción es isotermo si el número de Mach es suficientemente ba-
jo (ratios fL/D elevados).
La densidad siempre disminuye al aumentar M.333
Por otro lado, recordando que en un proceso politrópico con gas ideal se cumple:
dT d n 1 dp
(1 n) [5.342]
T n p
d dv dM dT
2 2 2 [5.343]
v M T
la ecuación [5.335] puede escribirse de la forma:
n f M
1 ( n 1) [5.344]
M 2
4 D dM
dx
o también:
dM 2 dx
2
f
n M 2 M 2 D [5.345]
dM 2 dx
2
M2 f
M 2D
363
Mecánica de fluidos en ingeniería
Figura 5.45.
A la ízquierda, se
muestran los índices
politrópicos de los
flujos de Rayleigh
[5.339] y Fanno
[5.341], en función del
número de Mach
(γ = 1,4). A la derecha,
se ha representado la
evolución de n y M
con la distancia en un
flujo de Fanno subsó-
nico para tres valores
de fL/D y M2 = 1.
249
Presiones relativas. El lector puede deducir estas relaciones por sí mismo teniendo presente que el fluido
manométrico está en reposo y, por tanto, que los puntos a y b de la figura 5.1 se encuentran a la misma
presión estática.
250
Para ello, se han de respetar las recomendaciones normalizadas de diseño para un rango de medición
determinado, función del número de Reynolds. ISO 5167-4:2003: Measurement of fluid flow by means of
pressure differential devices inserted in circular cross-section conduits running full -- Part 4: Venturi
tubes.
251
Además, el área del chorro vertical disminuye a medida que desciende, porque la velocidad del fluido
aumenta.
252
La aplicación de la ecuación de Euler a este caso se justifica en que, en general, el volumen fluido conte-
nido en el depósito es mayor que el que ocupa el conducto. Como se verá en el tema siguiente (v. [5.39]),
esta condición elimina el efecto viscoso durante la descarga.
253
Nótese que, durante la descarga continuada del depósito, la presión motriz causante del movimiento cambia
significativamente de valor (hasta llegar a cero si la presión sobre la superficie libre es la atmosférica y
p0 = p2). En consecuencia, también cambia w, pero de forma que su ritmo de cambio es mayor en el instante
inicial que al final de la descarga, y presenta un máximo en algún punto intermedio, una vez establecida la
corriente.
254
La ecuación [5.20] comparte forma con la segunda ley de Newton, en la que el caudal hace las veces de
velocidad y la energía por unidad de volumen, de fuerza. El producto del caudal por la presión es una po-
tencia, del mismo modo que lo es el de la velocidad por la fuerza, o el de la velocidad angular por el par, o
el de la intensidad eléctrica por la tensión. Cuando la energía específica se describe en [Pa] y se utiliza el
caudal volumétrico para el flujo [m3/s], entonces la inercia del fluido contenido en un tubo de sección A
constante y longitud L es L/A, o bien V/A2 [kg/m4].
255
Al ser cuasiestacionario el proceso en esta región, la presión motriz en el depósito puede suponerse cons-
tante y desaparece al aplicar el operador gradiente.
256
Que se da, no obstante, si el movimiento se mantiene laminar ayudado por su unidireccionalidad.
364
Complementos y aplicaciones
257
Recuérdese que se está suponiendo que O(H) = O(AD1/2). Para fijar ideas, la descarga del agua de un depó-
sito por un conducto de R = 1cm conduce a ρR2/ 100 s. Si el diámetro del depósito es de un metro, en-
tonces (AD/A)3/2 = 1,25·105, y esta condición se cumple si v << 12,5 m/s. Con estas áreas, el orden de magni-
tud de la velocidad w (asociado a v por continuidad) ha de ser muy inferior a 5 mm/s, y el tiempo de la des-
carga sería superior a los 100 s. De todas formas, para que el régimen en el conducto fuera laminar, el nú-
mero de Reynolds tendría que ser inferior a 2.300, que es, en este caso, una condición más restrictiva que
la anterior. Para este Re crítico, se cumpliría que v 0,25 m/s, w 0,1 mm/s y la descarga se produciría en
horas. Esta condición y la [5.31] para el flujo de Poiseuille, permiten concluir que el proceso será laminar
si H/L << 2,5·10−3 y, para H AD1/2 1 m, la longitud tendría que ser superior a los 400 metros.
258
Continuando el ejemplo anterior, esta condición implica que la longitud del conducto ha de ser muy
inferior a AD3/2/A 2.000 m. Esta estimación confirma que la unidireccionalidad del movimiento ayuda a
que puedan existir los términos viscosos con longitudes grandes. No obstante, se ha visto anteriormente
que el flujo es turbulento en el conducto para longitudes inferiores a 400 m, lo que, con [5.35], conduce a
longitudes de entrada del orden de algunos metros.
259
Lo que equivale a decir que sólo existe una longitud característica en la singularidad.
260
Con la excepción de las válvulas y de algún otro componente industrial, como los filtros, por ejemplo. En
estos casos, el efecto de la singularidad es importante aunque se den las condiciones que se exponen en
este apartado.
261
Además, se están suponiendo uniformes la entropía específica en V y la temperatura absoluta local del
fluido en contacto con la pared, donde se produce la transferencia de calor. La primera hipótesis es razona-
blemente válida si el estado inicial era uniforme, salvo, como se verá, en una delgada capa en contacto con
la pared, donde el proceso no será isentrópico. La segunda es válida si se admite que la temperatura de la
pared se mantiene constante.
262
En este caso, la forma de transporte de calor predominante es la convección libre, ya que no hay apenas
convección forzada, pero el fluido adquiere movimiento en el interior del depósito como consecuencia de
los gradientes de temperatura y densidad presentes. Así, cabe esperar que O(Nu) = Ra1/4. Se encuentra ex-
perimentalmente que, en recintos cerrados, el número de Nusselt es muy próximo a la unidad para números
de Rayleigh inferiores a 2·103, aproximadamente (toma valores cercanos a la unidad en problemas de con-
ducción pura). Esta circunstancia se da, preferentemente, en recintos más bien planos o alargados, en los
que la diferencia de temperatura es pequeña, y justifica que se utilice aire como elemento aislante en los
cerramientos térmicos de los edificios. En este último caso, siendo Nu 1, la transferencia de calor se reali-
za básicamente por conducción y, como la conductividad del aire es muy baja (del orden de la mitad de los
mejores aislantes orgánicos y muy inferior a la del cemento, por ejemplo), se comprende el interés práctico
del método del “doble tabique” aislante.
263
Para números de Rayleigh superiores a 2·103, se produce advección en el depósito. En el intervalo [2·103,
5·104], el movimiento fluido consiste en celdas regularmente espaciadas y estables y, si Ra es superior, las
celdas se rompen y el proceso se vuelve muy turbulento. Con números de Rayleigh muy altos, se consolida
la estratificación en el interior de la cámara y se genera un “efecto bombeo” de calor, de la parte inferior a
la superior, con la formación de sendos polos: frío, el superior, y caliente, el inferior.
264
Se recuerda que Ra = PrGr.
265
Se está analizando el proceso de descarga. El proceso de carga, aunque guarda cierta analogía física con
éste, conduce a ecuaciones diferentes, en las que aparece el flujo de entalpía de entrada. El lector puede
comprobar que, entonces, la ecuación [5.72] es:
T T 1 dV G
T p p c p (Te T )G
tT mcv dt
donde Te es la temperatura del aire de entrada y G < 0.
266
ISO 6358:1989: Pneumatic fluid power -- Components using compressible fluids -- Determination of flow-
rate characteristics.
267
Se demuestra que el tiempo característico de una descarga isoterma es γ veces más grande que el de una
descarga adiabática, es decir, aproximadamente un 40 % más, pero, en cambio, como se deduce de [5.78],
sí da lugar a una curva exponencial perfecta en condiciones de bloqueo (lo que es una ventaja si se preten-
365
Mecánica de fluidos en ingeniería
de obtener C experimentalmente mediante un proceso de descarga). Una descarga puede forzarse a ser iso-
terma de dos formas: aumentando el volumen del depósito, lo que no es viable desde un punto de vista
práctico, o aumentando la transferencia de calor. Esta última posibilidad se realiza con depósitos cuyo inte-
rior se embute de filamentos de cobre u otro metal para aumentar la superficie útil de transferencia y el
coeficiente de intercambio. En el interior del depósito, el aire está sumido en un sistema térmico muy rápi-
do y de gran capacidad, lo que reduce el incremento de su temperatura hasta niveles que permiten suponer
nulo su gradiente. Mediante este procedimiento, se consiguen saltos térmicos de pocos grados centígrados
(entre 1 y 3 ºC) durante la descarga y una curva experimental prácticamente exponencial.
268
De donde se deduce el tiempo tc si es conocida C (mediante catálogos técnicos, por ejemplo).
269
Para ser más precisos, la potencia hidráulica transmitida resulta de la variación del momento cinético que
experimenta el fluido al atravesar el rodete mientras gira.
270
V contempla las pérdidas de origen viscoso, incluidas las pérdidas por fricción en el disco, que son
consideradas pérdidas mecánicas.
271
La denominación altura manométrica o de elevación está más extendida en el uso de las bombas rotodi-
námicas que en las de desplazamiento positivo, aunque es técnicamente correcta en ambos casos, siempre
que sea aplicable [5.95].
272
También justifica las diferencias constructivas entre las bombas y los ventiladores: los sistemas de estan-
quidad necesarios han de contener fugas generadas por gradientes de presión distintos, y los gruesos de
pared, de álabes, etc., son menores en los ventiladores, pues, en general, la presión absoluta interna es me-
nor y también el par a comunicar.
273
Esta es la potencia en el accionamiento de la máquina, también denominada potencia en el eje o potencia
al freno, y es el valor absoluto del trabajo por unidad de tiempo necesario para accionar la bomba desde el
exterior.
274
La teoría unidimensional no puede incluir la vorticidad en su análisis ni justificar la existencia de los
flujos secundarios que aparecen en los rotores y que suponen una pérdida de rendimiento. Queda claro que
el problema global es tridimensional.
275
Este resultado suscita una cierta controversia en las personas no familiarizadas con la mecánica de fluidos.
El fluido adquiere momento cinético e incrementa su circulación a lo largo de una línea de corriente, pero
cuando se cumplen las condiciones de homentropía y del teorema de Kelvin, si el movimiento absoluto era
irrotacional a la entrada del rotor, lo seguirá siendo en su interior y después de él. En este caso, el fluido no
adquiere rotación, sino que las líneas de corriente se curvan a medida que la circulación se incrementa y
mantiene su valor en torno a líneas cerradas concéntricas con el eje. Si el movimiento homentrópico era
rotacional a la entrada, la vorticidad sólo puede cambiar por estiramiento o acortamiento del vórtice y el
movimiento también mantendrá su circulación en cada línea cerrada, si se cumple el teorema de Kelvin.
276
Evidentemente, la viscosidad afecta el campo de velocidades y presiones, pero, si la distribución de velo-
cidades es la misma, esta ecuación indica que el par también lo será. La presión a la entrada y a la salida
del rotor no realiza momento alguno, pero su distribución y su magnitud también se ven afectadas por la
viscosidad y sus efectos. Por otro lado, las fuerzas viscosas sobre las paredes móviles realizan par, pues la
curvatura y el espesor de los álabes impiden que se anulen por simetría.
277
No obstante, no debe entenderse que la ecuación de Euler no es válida cuando el número de álabes es
finito. En realidad, como se ha obtenido aplicando un principio de conservación integral, también puede
aplicarse a cualquier línea de corriente en función de los ángulos reales del fluido. En principio, cada su-
perficie de corriente implica una energía comunicada y la total se obtendrá del promedio espacial en la
sección transversal.
278
En las máquinas axiales, el diseño de la cascada se realiza en términos de sustentación, por lo que es
necesario que no haya desprendimiento de la corriente hasta el borde de fuga de los álabes. En las turbinas,
el flujo se acelera en el rotor e inhibe la separación de la capa límite. Tampoco se suele aplicar esta correc-
ción en las turbomáquinas térmicas axiales.
279
Entre los procedimientos clásicos para corregir la teoría unidimensional y obtener un valor aproximado de
ez, se encuentran los de Stodola y Pfleiderer. Consúltese una obra especializada.
280
Incluso, en este último caso, la energía cinética del nudo puede despreciarse, en muchas ocasiones. Entre
los casos particulares en que v2 no es nula, se encuentran las fuentes artísticas, en las cuales, precisamente,
366
Complementos y aplicaciones
la energía útil es Hd. Si los puntos se escogen sobre dos superficies libres, se cumple que O(v1) O(v2) 0
y, en cualquier caso, inferior a la velocidad en los conductos (cuya energía cinética ya es, de por sí, peque-
ña).
281
Se han de tener en cuenta, evidentemente, otros muchos factores, como el tipo de fluido, el intervalo de
caudales de funcionamiento, la capacidad de adaptación del grupo de bombeo a las características cam-
biantes de la instalación con el tiempo, etc., por lo que, en muchas ocasiones, la elección final es el resulta-
do de una solución de compromiso ante diversas alternativas. Sólo en instalaciones de gran potencia se
justifica el diseño de una bomba a un PF determinado.
282
Dada la dependencia f = f(Re,/D), para Re = vD/. Es posible ajustar el factor f por intervalos de Re para
una /D dada, de forma que, si se acepta que f = b/Rec entre dos valores Re1 y Re2, para los que están defi-
nidos f1 y f2, respectivamente, resulta c = −log(f2/f1)/log(Re2/Re1) > 0 y b = f1Re1c. De esta expresión, se sigue
que j = j(v2−c) y a = 2−c < 2 en dicho intervalo. Para una tubería lisa (ecuación de Blasius: f = 0,316Re−1/4), se
cumple que j = (0,316(1/4/D5/4)/2g)v7/4, de donde a = 1,75.
283
Como tampoco lo es el diagrama de Moody, que puede utilizarse con buenos resultados para régimen
turbulento con otras secciones de conducto, e incluso en conducciones abiertas.
284
En ocasiones, se utiliza la ecuación hf = reqQa, con 1,8 < a < 2 y req =req(a), para dar cuenta del régimen de
transición. En estos casos, req = fL22a−1/(πagD2a+1).
285
La pérdida singular que se produce en cada cambio de sección se supone localizada en uno de los tramos.
286
Este planteamiento puede hacerse con las longitudes equivalentes de cada tramo. Se supone que las pérdi-
das singulares pueden despreciarse, lo cual no es cierto cuando hay válvulas en la instalación. Este trata-
miento se refiere a las pérdidas singulares “pasivas” provocadas por codos y otros elementos de geometría
constante. La pérdida en una válvula puede ser superior a la del tramo de conducto donde está instalada, y
su modulación permite variar el PF de una instalación.
287
En algunas ocasiones, las condiciones operativas imponen otros requisitos que fuerzan la elección de un
tipo de cojinete concreto, independientemente del nivel de carga o de la velocidad de giro del árbol. Entre
éstas se encuentran el par de arranque mínimo necesario, el trabajo a altas o bajas temperaturas, el tamaño
y la precisión del montaje, etc. Los cojinetes pueden limitar, a su vez, algún grado de libertad al acopla-
miento, y pueden ser axiales, radiales o mixtos.
288
El valor de esta fuerza es negativo para cualquier m. V. también [3.135].
289
El resultado es:
367
Mecánica de fluidos en ingeniería
un polímero puede hincharse hasta un diámetro cinco veces superior. El efecto de Weissenberg consiste en
la ascensión del fluido por un eje en rotación: en un fluido newtoniano, la fuerza centrífuga ocasionada por
la rotación es equilibrada por la presión, lo que hace que aumente con el radio y que la superficie libre ad-
quiera la forma de un paraboloide de revolución (v. [1.185]), mientras que en uno no newtoniano la pre-
sencia de una tensión normal adicional en dirección radial puede compensar, por sí sola, la fuerza centrífu-
ga y modificar la forma de la superficie libre.
297
El lector puede visualizar esta distribución de velocidades estrujando un tubo de dentífrico.
298
Se deduce que las superficies de discontinuidad de orden superior, S, son superficies características de las
ecuaciones de Euler, que cumplen la condición:
DS DS
cS 0
Dt Dt
es decir, o bien son superficies fluidas de ecuación DS/Dt = 0, o bien son superficies u ondas de Mach que
tienen una velocidad de avance normal respecto al fluido igual a la velocidad local del sonido.
299
A ambos lados de la línea de Mach, las variables del fluido son continuas, y es discontinua la primera
derivada espacial de la velocidad cuando el flujo rodea un cuerpo en presencia de ángulos vivos, o la se-
gunda derivada si la curvatura de la superficie del cuerpo no es continua, sin llegar a ser un ángulo, etc.
300
Siempre que la expansión no esté limitada en su plano superior por una pared, pues entonces las ondas se
reflejan e interaccionan entre sí. La expresión [5.217] también puede utilizarse en compresiones isentrópi-
cas de Prandtl-Meyer.
301
El concepto de inestabilidad hace referencia a su formación, pues estas inestabilidades, una vez formadas,
son persistentes en el tiempo (hasta que los efectos de difusión viscosa intervienen y se diluyen, normal-
mente muy aguas abajo de donde fueron formadas) y, en este sentido, son bastante estables. La espiral de
Cornu o clotoide es una curva tangente al eje de las abscisas en el origen, cuyo radio de curvatura disminu-
ye de manera inversamente proporcional a la distancia recorrida sobre ella. Es decir, su curvatura en cual-
quier punto es proporcional a la distancia a lo largo de la curva medida desde el origen. El lector ha transi-
tado por tramos de espirales de Cornu cuando ha viajado en ferrocarril o por carretera.
302
Esta perturbación puede ser del campo de velocidades, del de presiones, o tener su origen en la aparición
de una fuerza externa causada, por ejemplo, por la presencia de partículas extrañas sobre la superficie o de
un contorno próximo.
303
La función de fase par es de n impar, y viceversa. Si g(s) = s, es porque φ = s2/2. Una función de fase
también puede incorporar un factor amplificador, para conseguir que la espiral crezca de tamaño en s y los
centros de singularidad se distancien entre sí. Con esta y otras modificaciones, puede conseguirse cualquier
espiral en el espacio y reproducir las que se observan experimentalmente (por ejemplo, tras los cuerpos,
como la calle de vórtices de Theodore von Kármán de la figura 4.11).
304
Recuérdese que el vector de Darboux no tiene componente en dirección n. La condición de curvatura nula
conduce a una indefinición del marco de Frenet porque las direcciones n y b son indeterminadas.
305
En las ondas oblicuas, la relación de Prandtl es:
1 2
v1n v2 n (c* ) 2 vt
1
y el producto de las velocidades normales continúa siendo un invariante de la onda, por cuanto la velocidad
tangencial no cambia en ella.
306
Pueden producirse ondas de expansión si la intensidad de la onda es muy pequeña, pues entonces el salto
de entropía es un infinitésimo de tercer orden y el proceso puede aproximarse por uno reversible. Las on-
das de choque son muy débiles si el salto de velocidades a través de la onda es pequeño, comparado con la
propia velocidad, es decir, M1 = 1+M, y se demuestra entonces que s M3.
307
A diferencia de la descripción que se realiza de un resalto hidráulico, en que la energía “mecánica” dismi-
nuye y se degrada. Aparte de esta diferencia, existe una analogía clara entre el flujo compresible unidimen-
sional y el flujo de una delgada película de fluido con superficie (analogía compresible del flujo de agua
poco profunda).
368
Complementos y aplicaciones
308
En una onda de choque fuerte, la definición de espesor carece de sentido por cuanto la discontinuidad es,
de hecho, infinitesimal. Se demuestra que el espesor de las ondas de choque decrece al aumentar su inten-
sidad, desde una capa de transición de espesor finito, en que deben tenerse en cuenta la viscosidad y la
conductividad térmica del fluido, como se ha hecho en [5.241], hasta un espesor del orden del recorrido
libre medio molecular, evaluado para cierta temperatura media, en las ondas de choque fuertes. Suponien-
do que el gas es un medio continuo en la dinámica macroscópica del proceso analizado, debe considerarse
cero este espesor, salvo que se trabaje a muy bajas presiones o que existan procesos de relajación de la on-
da que aumenten su espesor, para cuyo estudio se anima al lector a que consulte alguna obra especializada.
309
En esta expresión y en las siguientes, D puede ser el diámetro hidráulico del conducto si no es circular.
310
El ritmo de disminución dependerá de la variación experimentada por la densidad.
311
En general, la transferencia por conducción a través de la pared ha de omitirse por su acoplamiento con la
fricción, que se está suponiendo despreciable. El modelo de Rayleigh representa, de forma adecuada, el
flujo en cámaras de combustión de sección constante, en las cuales pueda suponerse que j no se ve afectado
significativamente por el aporte de combustible y que la combustión es uniforme.
312
Por la misma razón expuesta en una nota anterior, un flujo compresible no puede ser estrictamente adiabá-
tico si existe fricción con el conducto. Recuérdese la analogía de Reynolds del apartado 4.2.1.
313
Al menos de forma cualitativa. Si M < 1, la velocidad del fluido ha de aumentar en x pero, si M > 1, es de
esperar una lenta deceleración.
314
Este coeficiente de fricción es función de los números de Reynolds y de Mach. En los tubos rectos, la com-
presibilidad no afecta la estructura de la turbulencia de la corriente respecto a la del flujo incompresible, ex-
cepto cuando las condiciones se acercan a las sónicas. Esto significa que pueden utilizarse los coeficientes de
fricción del flujo incompresible. En régimen subsónico, la dependencia de M es menor y puede obviarse, de
modo que f puede evaluarse del diagrama de Moody para el Re medio y la rugosidad del conducto, y puede
admitirse constante e independiente de Re para rugosidades relativas superiores a 0,004 (v. figura 5.13). En
esta clase de flujos, la variación extrema de la temperatura está limitada por la ecuación [5.266], y en contadas
ocasiones supera el 20 %. La variación de la viscosidad resultante no es superior al 10 %, lo que supone un
incremento del número de Reynolds de tan sólo un 5 %. La variación en f depende, pues, del rango de actua-
ción del número de Reynolds para una rugosidad determinada, pero para Re>104 esta variación puede ser des-
preciada. En régimen supersónico, la influencia de M crece asintóticamente en el intervalo 1 < M < 5 (v. figura
5.35), pero lo más relevante, entonces, es la gran variación de f con la distancia, al ser la longitud en que el
flujo supersónico puede mantenerse muy corta (alrededor de 80 diámetros para el aire [5.284]).
315
Obsérvese también que, de la tercera, se obtiene una relación directa entre el flujo de masa específico
(constante en esta clase de movimientos) y la presión con x. La integración de esta ecuación entre dos pun-
tos del flujo isotermo, separados una distancia L, en los que las presiones estáticas sean p1 y p2, conduce al
siguiente resultado explícito para el gasto másico:
p12 p22
j2
L p
RT f 2ln 1
D p2
316
La integración de esta ecuación no requiere considerar un factor de rozamiento medio en el conducto, por
cuanto es función básicamente del número de Reynolds, Re = Dj/, y éste no cambia sustancialmente. Para
verlo mejor, téngase en cuenta que j es constante y que la viscosidad es función sólo de la temperatura en el
gas ideal. La dependencia de la viscosidad con la presión en los gases reales suele despreciarse en esta clase de
problemas.
317
Aplicaciones ya mencionadas, entre las cuales destaca el flujo en cámaras de combustión que puedan
asimilarse a conductos de área constante, como las de las turbinas de gas y los turborreactores.
318
Ni siquiera la condición M1 = 1 es posible, salvo cuando L = 0, pues la presencia del rozamiento en el
conducto hace aumentar M con x, cuyo máximo se encuentra en su extremo de salida, con M2 = 1.
319
En este proceso, también se puede definir una conductancia equivalente, función del parámetro fL/D, que
permita visualizar el flujo mediante gráficos como el de la figura 5.4. En este caso, tanto el caudal máximo
como la condición de bloqueo dependen también de fL/D.
369
Mecánica de fluidos en ingeniería
320
Para concretar aún más, si se admite que la relación de longitudes, Le/L, ha de ser 0,1 para que el modelo
isotermo sea de aplicación, un sencillo análisis, que el lector puede realizar por sí mismo, muestra que la
relación L/D ha de ser 40/f 1/2, que es del orden de 300 para f = 0,02 (y para el cual fL/D = 6). Según la ex-
plicación ofrecida en el texto, es muy probable que el choque alcance la garganta de la tobera de alimenta-
ción con este valor de L; es decir, un flujo isotermo difícilmente es supersónico y, cuando es subsónico,
suele estar bloqueado a la salida con M2 = M, porque L es mucho mayor que L.
321
Esta dependencia es muy severa, ya que para un M1 = 3 se tiene que L*= 26D, cuando para un M1 infinito
era de 41D. Valores para f = 0,02. Obsérvese que Lmáx sólo depende de γ.
322
En este apartado, se utilizan los subíndices (e) y (s) para indicar que se trata de variables a la entrada y a la
salida de la onda de choque, porque los subíndices (1) y (2) se refieren a las condiciones de entrada y salida
del conducto.
323
Por ejemplo, cuando el choque se produce a la salida de la tobera para Aes/A* = AS/A* = 3, se tiene
p00/p1 2,7 y M1 0,5. Con esta relación de áreas, las figuras 3.21 y 3.22 muestran que p00/p1 2,2 y
M1 0,4 cuando el choque se produce en Aes/A* = 2,5.
324
Es fácil comprobar que al número de Mach que se tiene justo después de la onda de choque, Ms, le corres-
ponde una longitud crítica mayor que al número de Mach de entrada, Me, por lo que la condición L < L* asegu-
ra la condición subsónica de M2 y que p2 = pS, mientras el choque se produzca en el interior del conducto.
325
Si el flujo en el conducto es isotermo, este análisis continúa siendo válido sustituyendo la condición de
bloqueo por la impuesta por M, L y la ecuación [5.278].
326
Estos términos son normalmente despreciables, salvo para fluidos extremamente conductores, como el
helio superfluido, o en el interior de capas de transición, como la descrita en [5.241]. Se supone que el mo-
vimiento es permanente y que el flujo no realiza ni recibe trabajo mecánico alguno.
327
Esta velocidad es válida para flujos monofásicos alejados del punto crítico, donde son de prever grandes
fluctuaciones de la densidad del fluido. La velocidad del sonido también puede ser anómalamente baja en
los flujos mixtos líquido-gas o con ratios de transferencia de calor excesivamente elevadas. La influencia
de la frecuencia se ha descrito cuando se ha definido [3.176]. En el caso de los flujos mixtos, cabe distin-
guir dos situaciones: cuando el flujo es de dos o más componentes, siendo uno de ellos líquido, y cuando el
flujo es bifásico, en los que el flujo es monocomponente y puede tener lugar en condiciones de equilibrio
entre las fases o no. En el primer caso, la velocidad del sonido depende de la cantidad de gas presente, de la
presión y de la temperatura, de la frecuencia de la onda acústica y, para burbujas de tamaño inferior a 10−4
cm, también de la tensión superficial. El equilibrio entre las fases del flujo bifásico es posible si la transfe-
rencia de masa entre ellas es rápida comparada con el período de la onda acústica, esto es, el vapor tiene
tiempo de condensar y las burbujas pueden nuclear produciendo un intercambio activo de masa y de ener-
gía entre ambas fases. Se comprueba que la velocidad del sonido en un sistema líquido-vapor en equilibrio
es significativamente inferior a la correspondiente a un sistema líquido-gas en las mismas condiciones ter-
modinámicas de presión y temperatura. Si no hay equilibrio, el flujo se comporta, a efectos prácticos, como
si se tratara de un flujo multicomponente en el que el efecto de la tensión superficial es despreciable si el
sistema se encuentra sobre la curva de saturación líquido-vapor. A modo de ejemplo, para una presión de 1
bar y una fracción de vacío de 0,01 (equivalente a una fracción en masa de aire de tan sólo un 0,0012%), la
velocidad del sonido en un flujo mixto agua-aire desciende hasta 118,5 m/s, que es aproximadamente la
tercera parte de la velocidad del sonido en el aire en condiciones normales.
328
En ocasiones, las ecuaciones se amplían para tener en consideración reacciones químicas, cambios de fase
o propiedades físicas no constantes, pero entonces, paradójicamente, se continúa considerando que el flui-
do es ideal. De hecho, el supuesto de calor específico variable es termodinámicamente inconsistente con la
asunción de gas ideal.
329
A diferencia de γs y del parámetro de Grüneisen.
330
El planteamiento que ha conducido hasta esta ecuación puede parecer artificioso pues, por un lado, se
supone que el gas es ideal y, por otro, se han incluido pérdidas irreversibles (internas al gas) en la ecuación
[5.309]. En realidad, esta inconsistencia invalida el resultado cuantitativo de la ecuación, pero permite extraer
conclusiones cualitativas que se confirman a continuación al plantear el caso general. En este contexto, y utili-
zando gases reales, un proceso isentrópico es un proceso en que la entropía específica se mantiene constante,
lo que da lugar a procesos de trayectoria vertical en un diagrama T-s o h-s.
331
Si se trata de un sistema cerrado del tipo cámara-pistón, el volumen específico puede sustituirse por el
volumen total de la cámara y, éste, por una función de la carrera del pistón.
370
Complementos y aplicaciones
332
Nótese, no obstante, que las isotrópicas no son rectas ni para el gas ideal, dada su dependencia de la
temperatura.
333
A partir de un número de Mach suficientemente elevado, por encima de M = 5, el flujo supersónico es
hipersónico. En estos flujos, la hipótesis de gas perfecto deja de ser válida porque el rozamiento (calenta-
miento) en las fronteras del flujo lo disocia molecularmente e ioniza. Para M superiores, la densidad es tan
baja que la hipótesis del continuo es crítica. Se trata de flujos de “reentrada”, con números de Knudsen
elevados.
334
El lector puede comprobar que, si se sustituye la ecuación [5.262] en [5.345], se llega a [5.340].
371
Anexo.
Ecuaciones diferenciales
de la mecánica de fluidos
D
v (v) 0
Dt t
R ( v x ) ( v y ) ( vz ) 0
t x y z
1 1
C (r vr ) ( v ) ( vz ) 0
t r r r z
1 2 1 1
E (r vr ) ( v sin ) ( v ) 0
t r 2 r r sin r sin
375
Mecánica de fluidos en ingeniería
v v T ( v ) ij
vx v v v v y vx
xx 2 x y z xy yx xy yx
x x y z x y
Rectangulares
v v v v v v
yy 2 y x y z yz zy y z yz zy
y x y z z y
v v v v v v
zz 2 z x y z xz zx z x xz zx
z x y z x z
vr 1 1 v vz
rr 2 (rvr )
r r r r z
1 v vr 1 1 v vz
2 (rvr )
r r r r r z
vz 1 1 v vz
zz 2 (rvr )
Cilíndricas
z r r r z
v 1 vr
r r r r r
r r r
v 1 vz
z z z z
z r
v v
zr rz r z zr rz
z r
vr 1 1 1 v
rr 2 2 (r 2vr ) (v sin )
r r r r sin r sin
1 v vr 1 1 1 v
2 2 ( v sin )
r r r vr r sin
r r r sin
2
1 v vr v ctg 1 2 1 1 v
2 2 (r vr ) (v sin )
Esféricas
r sin r r r r r sin r sin
v 1 vr
r r r r r
r r r
sin v 1 v
z z z z
r sin r sin
1 v v
r r r r r
r sin r r
376
Anexo. Ecuaciones diferenciales de la mecánica de fluidos
Dv v
v v p f m
Dt t
vx v v v p
vx x vy x vz x xx yx zx f m, x
t x y z x y z x
Rectangulares
v v v v p
y vx y v y y vz y xy yy zx f m, y
t x y z x y z y
vz v v v p
vx z vy z vz z xy yx zz f m, z
t x y z x y z z
vr v v v v 2 v
vr r r vz r
t r r r z
1 1 r
p
(r rr ) rz f m, r
r r r r z r
v v v v v v v
Cilíndricas
vr r vz
t r r r z
1
1 1 p
2 (r 2 r ) rz f m,
r r r z r
vz v v v
vr v r vz z
t r z
1
1 r zz p
(r r ) f m, z
r r r z z
vr v v v vr v2 v2
vr r v r
t r r sin r
1 1
1 r p
2 ( r 2 rr ) ( r sin ) f m, r
r r r sin r sin r r
v v v v v v vr v v2ctg
vr
Esféricas
t r r r sin r r
1 1 1 r ctg 1 p
2 ( r 2 r ) sin )
( f m ,
r r r sin r sin r r r
v v v v v v vr v v v
vr ctg
t r r r sin r r
1
1 1 r 2ctg 1 p
2 ( r 2 r ) f m ,
r r r r sin r r r sin
377
Mecánica de fluidos en ingeniería
Du
T : v q
Dt
u
v u p v τ : v q
t
u u u u
vx vy vz
t x y z
v v y vz qx q y qz
Rectangulares
p x
x y z x y z
v v y v v v y
xx x yy zz z xy x
x y z y x
v v v y vz
xz x z yz
z x z y
u u v u u
vr vz
t r r z
1 1 q q z 1 1 v v z
( rqr ) p ( rvr )
Cilíndricas
r r r z r r r z
vr 1 v v 1 vr v
rr
vr zz z r r
r r z r r r
v v v 1 v z
r z z
rz
z r z r
u u v u v u
vr
t r r r sin
1 1 1 v
p 2 ( r 2vr ) (v sin )
r r r sin r sin
1 1 1 q
2 ( r 2 qr ) (q sin )
Esféricas
r r r sin r sin
v 1 v vr 1 v vr v ctg
rr r
r r r r sin r r
1 vr v v 1 vr v v
r r
r r r r sin r r
1 v 1 v ctg
z v
r sin r r
378
Anexo. Ecuaciones diferenciales de la mecánica de fluidos
Dh Dp
q : v
Dt Dt
h p
v h q : v v p
t t
h h h h
vx vy vz
t x y z
q q q p p p p
Rectangulares
x y z vx vy vz
x y z t x y z
v v y v v v y
xx x yy zz z xy x
x y z y x
v v v v
xz x z yz y z
z x z y
h h v h h
vr vz
t r r z
1 1 q qz p p v p p
(rqr ) vr vz
Cilíndricas
r r r z t r r z
v 1 v v 1 vr v
rr r
vr zz z r r
r r z r r r
v v v 1 vz
rz r z z
z r z r
h h v h v h
vr
t r r r sin
1 1 1 q
2 (r 2 qr ) ( q sin )
r r r sin r sin
p p v p v p
vr
Esféricas
t r r r sin
v 1 v vr 1 v vr v ctg
rr r
r r r r sin r r
1 vr v v 1 vr v v
r r
r r r r sin r r
1 v 1 v ctg
z v
r sin r r
379
Mecánica de fluidos en ingeniería
v : v
vx v v
v xx yy y zz z
x y z
v v v v v v
xy x y xz x z yz y z
Rectangulares
y x z x z y
v v v
2 2 2 v v 2 v v 2
2 x y z x y x z
x y z y x z x
v y vz
2 2
vx v y vz
z y x y z
vr 1 v v
v rr
vr zz z
r r z
1 vr v v v v 1 vz
r r rz r z z
r r r z r z r
Cilíndricas
v 2 1 v vr 2 vz 2 1 v v
2
2 r
r
r
r r r z r r r
1 vz
2 2
v v v
r z
z r z r
2
v 1 v v
r vr z
r r z
vr 1 v vr 1 v vr v ctg
v rr
r r r r sin r r
1 v v v 1 v v v
r r
r r
r r r r sin r r
1 v 1 v ctg
z v
r sin z r r
v 2 1 v v
2
v v v ctg
2
Esféricas
2 r
r r
r r r r r
1 v v v 2 1 v v v 2
r
r
r r r r sin r r
1 v 1 v ctg
2
v
r sin z r r
2
v 1 v vr v vr v ctg
r
r r r r r
380
Anexo. Ecuaciones diferenciales de la mecánica de fluidos
Dv
2 v p f m
Dt
vx v v v 2v 2v 2v p
vx x v y x vz x 2x 2x 2x f m, x
t x y z x y z x
Rectangulares
v r v v v v 2 v
vr r r v z r
t r r r z
1 1 vr 2 v vr p
2 2
( rvr ) 2 fm,r
r r r r r 2 z 2 r
2
Cilíndricas
v v v v vv v
vr r v z
t r r r z
1 1 v
2
2 v 2 v 1 p
( rv ) 2 2 r 2 f m ,
r r r r r z r
2
v z v v v v 1 v z 1 2 v z 2 v z p
vr z z v z z r 2 2 f m, z
t r r z r r r r
2
z z
381
Bibliografía
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Mecánica de fluidos en ingeniería
384