Un Encuentro Con Diotima
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Diótima es una comunidad de mujeres basada en el amor que profesan todas sus componentes a la
filosofía, en la fidelidad a sí mismas y en el reconocimiento de la autoridad femenina.
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VV.AA.: "E'acadutto non per caso". Sottosopra, Gennaio, 1996. Vers. Cast. "Ha ocurrido y no por casualidad
el final del patriarcado". El viejo topo, Mayo, 1996, pp. 46-59; el texto integral de Rivera, M.: Ed. Librería Pròleg,
Barcelona, 1996."La fine del patriarcato" fue nombrada por primera vez en Vía Dogana, 23, septiembre de 1995.
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Librería de Mujeres de Milán (1991): No creas tener derechos. La generación de la libertad femenina en las
ideas y vivencias de un grupo de mujeres. Horas y Horas, Madrid; Muraro, L. (1994): El orden simbólico de la
madre. Horas y Horas, Madrid; Diótima (1996): Traer al mundo el mundo. Icaria, Barcelona.; Piussi, A.M., Bianchi,
L.(ed)(1996): Saber que se sabe. Mujeres en la educación. Icaria, Barcelona; Cigarini, L.(1996): La política del
deseo. La diferencia femenina se hace historia. Icaria, Barcelona.
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terminado. Ha durado tanto como su capacidad para significar algo para la mente
femenina" y "La política es política de mujeres". Tales afirmaciones, que pretendían
expresar el deseo femenino -o dicho en palabras de Alexandra Bocchetti en Cosa
vuole una donna4-, suscitaron en las seguidoras del pensamiento de la diferencia
sexual una cierta perplejidad, y en las mujeres españolas vinculadas a la tradición del
feminismo de la igualdad una respuesta de rechazo y repudio.
a la vez que despierta grandes contradicciones. El recelo surge ante el temor a sufrir
un fuerte retroceso en las conquistas realizadas en los últimos años, pues hasta hace
muy poco tiempo las mujeres hemos soportado todo tipo de marginaciones y
exclusiones simplemente por ser mujeres. Para conseguir el mismo reconocimiento
formal que los varones hubo que vencer muchos prejuicios vulgares y científicos,
muchas trabas legales, muchos impedimentos físicos y psicológicos, muchas críticas
por parte de los sectores más conservadores y antiigualitaristas. El camino ha sido
muy difícil y quizás temamos que no esté totalmente consolidado como para no vivir el
fantasma de la diferencia sexual como un peligro.
Sin embargo, la diferencia sexual -propugnada desde 1970 por Carla Lonzi y
defendida hoy en el documento que estamos comentando- no tiene nada que ver con
el discurso clásico y reaccionario que desde hace más de dos milenios ha servido
para sostener la desigualdad política, económica y social de las mujeres. Al contrario,
ahora se defiende la posibilidad de que la mujer, como sujeto, elabore un nuevo
pensamiento, un pensamiento diferente, configurado desde la afirmación y el orgullo
de ser mujer. Se trata de dar significado y representación simbólica a un hecho
indiscutible a otros niveles -a nivel vulgar, intuitivo, en el mundo de la moda...- y es
que hombres y mujeres somos diferentes.
igualdad entre los dos sexos, no podemos negar la condición de ser mujer y no
podemos compartir en paridad la palabra del varón y sus espacios, ya que apenas
hemos participado en la creación del orden simbólico y en la organización social
existente como para aceptarlos sin más. Lo que queremos es que se escuche y se
aprecie la voz de las mujeres, sus deseos y sus anhelos, expresados desde su propio
lenguaje y su propia parcialidad. En definitiva lo que deseamos es dar expresión a otra
realidad.
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Rahel Varnhagen6. Para Arendt -como para la propia Rahel- la única forma de salvar
esa atopía es enraizándose en el propio nacimiento, en el propio cuerpo de carne y
hueso, en la propia experiencia individual, en el propio contexto histórico, para a partir
de ahí entender la realidad del orden social y la realidad de lo que es aunque no
tenga cabida en ese orden social.
6
Arendt,H.(1988): Rahel Varnhagen. Storia di una ebrea (trad.it.Lea Ritter) Santini, Il Saggiatore, Milano.
7
Cavarero, A.: "Decir el nacimiento" en Opus cit., p.125.
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que el hombre es y la mujer no es, o sólo es en relación al varón. Muy al contrario, las
mujeres de Diótima defienden que la mujer, como sujeto, elabore un pensamiento
diferente, conformado no desde la exclusión, la negación o la asimilación sino
configurado desde la proclamación asertiva de ser mujer.
8
Lauretis, T. (1990): "La esencia del triángulo o tomarse en serio el riesgo de esencialismo: Teoría feminista en
Italia, los EE.UU. y Gran Bretaña". Debate Feminista, Septiembre, pp. 77-121.
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Para ser fieles a la segunda opción, es decir, al hecho de dar significado a las
vidas concretas, ocurre que lo primero que debo reconocer y valorar es el nacimiento,
algo que todo ser humano hace bajo una forma corporal sexuada en masculino o
femenino. Este hecho, el nacimiento en un cuerpo sexuado en masculino o femenino,
Pero todo ello, a su vez, es lo que posibilita la verdadera libertad de las mujeres para
el "hacer", ya que en el hacer y en la acción es como yo muestro y comunico mis
deseos, al tiempo que, en tanto que mi acción implica a otr@s, establezco las pautas
de relación. Como dice Diana Sartori: "Lo que somos se revela a través de lo que
decimos y de lo que hacemos junto con los otros, a través del discurso y de la acción.
Este revelarse no es evitable, sino el silencio, la pasividad total y el aislamiento,
podemos intentar esconderlo, pero inevitablemente en la relación con el otro nos
revelamos, mostramos lo que somos"11.
Esta relación entre mujeres exige la práctica del partir de sí, consistente en
palabras de A. Bocchetti "en poner en el centro el ser mujer y comprender que el ser
mujer no está contenido todo él en la propia existencia, está antes que yo y estará
después de mí y de las demás mujeres"12.
De ahí la importancia del partir de sí. Lo que somos las mujeres, lo que
pensamos sólo podemos manifestarlo nosotras, únicamente puede ser dicho desde un
cuerpo sexuado en femenino. No se puede reducir a las definiciones que el sistema
patriarcal ha dado de lo femenino ni a la contestación de las mujeres a esas
definiciones, porque en ambos casos son definiciones masculinas, ya que el referente
por imitación o por oposición sigue siendo el varón.
Lo que quieren las mujeres ha de ser expresado por un nuevo orden simbólico,
un orden simbólico que signifique el lugar en el mundo de las mujeres por sí mismas,
una representación simbólica de la realidad conformada por la voz de las mujeres, por
11
Sartori, D.(1996): "Nessuno è l'autore della propia storia: identitá e azione" en Diótima: La Sapienza di
partire da sé. Lignori, Nápoli.
12
Bocchetti, A.: Opus cit., p. 241.
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políticamente correcto". Todas estas medidas son positivas en cuanto que es legítimo
que existan mujeres que tengan ansias de poder. Su participación en los parlamentos
e instituciones políticas puede servir para cumplir la ambición de determinadas
mujeres y para desterrar prejuicios ancestrales acerca de la capacidad de las mujeres
o para ofrecer a las niñas modelos alternativos al rol de ama de casa, esposa y madre.
Pero para lo que no sirven es para feminizar la sociedad, para representar los
intereses de las mujeres o para significar la diferencia sexual. Como se ha
comprobado incluso en los países en que hay mayor grado de representación
femenina -hasta el 40%-, la mayor presencia de cuerpos femeninos no significa que
las cosas sean diferentes, no se constata realmente un cambio favorable para la
mujer.
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