Alimentacion en Diferentes Etapas de La Vida Berta Magaña Soler Dietista-Nutricionista #Colegiada N
Alimentacion en Diferentes Etapas de La Vida Berta Magaña Soler Dietista-Nutricionista #Colegiada N
Alimentacion en Diferentes Etapas de La Vida Berta Magaña Soler Dietista-Nutricionista #Colegiada N
Primera infancia
El niño cuando nace requiere de muchas calorías, es por eso que la leche materna es el
alimento principal durante los primeros meses de vida.
Durante el primer año, se produce un cambio constante en el número de ingestas de
alimentos y en la cantidad y composición de la misma; el número se reduce paulatinamente y
la cantidad por ingesta aumenta progresivamente. Asimismo la composición de la dieta varía
por la progresiva y constante incorporación de nuevos alimentos, carne, pescado, huevos,
cereales, frutas, verduras y lácteos a medida que el organismo va requiriendo de más
nutrientes y va teniendo capacidad de digerirlos y asimilarlos.
En los primeros años de vida la alimentación tiene especial importancia por ser el periodo en
el que el niño aprende a comer bien y consolida unos hábitos alimentarios saludables.
Edad escolar
Es una etapa de importante desarrollo intelectual y físico en el niño, por lo que necesitará una
buena planificación en su alimentación para obtener todos los nutrientes necesarios para
estudiar y realizar todas las actividades físicas que le depara su día a día.
El niño deberá comer 5 veces al día dando especial importancia al desayuno que estará
compuesto por un lácteo, cereal y fruta. Se deben incluir alimentos como las verduras, arroz,
pastas, legumbre, carne, pescado, huevos y frutas asegurándonos de que frutas, verduras y
alimentos ricos en fibra están presentes a diario. Es conveniente evitar el consumo excesivo
de azúcares e hidratos de carbono porque pueden acarrear problemas de obesidad y
dentales.
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Es recomendable no hacer comparaciones entre niños, ni sobre la cantidad de alimentos que
consumen ni sobre el ritmo del crecimiento. Es más importante la calidad de lo que comen
que la cantidad y de ello dependerá su salud futura.
Adolescencia
Adultos
Es el periodo más largo de nuestras vidas en el cual un correcto estado nutricional viene dado
por lo que se conoce como “dieta equilibrada” que junto con una actividad física continuada
será la clave para conseguir mantener la calidad de vida durante toda nuestra existencia y
prevenir enfermedades tales como la obesidad, diabetes, hipertensión, colesterol elevado o
incluso la osteoporosis.
Las necesidades nutricionales en este periodo dependerán de numerosos factores como son
el gusto personal, los hábitos gastronómicos y culinarios, la educación e información
nutricional, las costumbres culturales, étnicas o religiosas, las circunstancias económicas,
sociales y agrícolas, la disponibilidad de los alimentos, la geografía y el clima (a mayor
temperatura menor consumo de energía), la condiciones higiénicas y organolépticas y, por
supuesto, la edad, el sexo, el peso, las necesidades fisiológicas especiales (embarazo,
lactancia, menopausia…), la actividad física (trabajos pesados, ligeros, moderados), la
regulación de la temperatura corporal, las situaciones psíquicas (el estrés y otras) y la tasa o
índice de metabolismo basal. Muchas de estas condiciones se modifican a lo largo de la vida
e influyen directamente en las necesidades de energía de cada individuo.
El mantenimiento del peso se consigue cuando la cantidad exacta de las kilocalorías que
necesita el organismo es aportada por la dieta y hay un equilibrio entre la energía que se
ingiere y la que se consume. Ni una caloría más, ni una menos. En el adulto medio hay unos
requerimientos nutricionales cuantitativos que aunque son orientativos están más o menos
generalizados: Para un hombre de 1,75 cm de talla, 67,400 kg de peso, que realice una
actividad moderada el aporte calórico debe ser de aproximadamente de 3000 kilocalorías y
para la mujer tipo de 1,65 cm, 56 kg de peso y actividad moderada el aporte calórico
recomendado será de unas 2250 kcal. Los hidratos de carbono aportarán entre el 55-60% de
la energía total de la dieta de los cuales el 10% como máximo serán de azúcares simples, los
lípidos o grasas el 25-30% siendo la relación aconsejada de: el 10% de grasa saturada, del 5
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al 10% de grasa poliinsaturada y del 10 al 12% de grasa monoinsaturada y las proteínas el
10-15% del total, de las cuales se aconseja que casi la mitad provengan de proteínas de
origen animal por su mayor valor biológico pero también es importante combinar con
proteínas vegetales (legumbres, cereales…), que aunque tiene un valor biológico menor, se
complementan y aseguran el aporte necesario.
Las vitaminas, minerales y el agua deben guardar un equilibrio pero hay que asegurar su
consumo con los alimentos que los contiene en mayor proporción. La ingestión de agua sola o
en los alimentos o en otras bebidas debe asegurarse en una cantidad aproximada de litro y
medio diario.
Madurez
En este grupo además de una serie de factores asociados propios de la edad, dificultad de
masticación, disminución de secreciones digestivas e hipotonía del aparato digestivo, el
problema a fundamental con el que se tropieza al organizar la dieta de los mayores es que
sus hábitos alimentarios están muy arraigados y muchas veces son erróneos.
Las necesidades nutricionales y energéticas se establecen de forma muy genérica ya que
cada persona tiene un ritmo de envejecimiento y situaciones personales diferentes (grado de
apetito, ciertas enfermedades, gustos…). No obstante, generalmente lo que se produce es
una disminución del gasto energético por lo que las calorías totales que se ingieren también
deben disminuir sin por ello descuidar su aporte nutritivo.
El uso de productos dietéticos especiales para los ancianos, puede ser adecuado en
ocasiones en las que la alimentación no es completa.
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