Libro Politainnment. La Polític en Los Medios de Comunicacion

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POLITAINMENT
La política espectáculo en los medios de comunicación
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES

Manuel Asensi Pérez


Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada
Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
Mª Teresa Echenique Elizondo
Catedrática de Lengua Española
Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación
Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana
Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones
Universidad Carlos III de Madrid

Procedimiento de selección de originales, ver página web:

www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
POLITAINMENT
La política espectáculo en los medios de
comunicación

Salomé Berrocal Gonzalo


Coordinadora

tirant humanidades
Valencia, 2016
Copyright ® 2016

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede


reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico,
incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de
información y sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y
del editor.

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará


la pertinente corrección en la página web www.tirant.com.

© Salomé Berrocal Gonzalo

© TIRANT HUMANIDADES
EDITA: TIRANT HUMANIDADES
C/ Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia
TELFS.: 96/361 00 48 - 50
FAX: 96/369 41 51
Email:[email protected]
www.tirant.com
Librería virtual: www.tirant.es
DEPÓSITO LEGAL: V-
ISBN: 978-84-
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MAQUETA: Tink Factoría de Color

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no ser atendida su sugerencia, por favor, lea en www.tirant.net/index.php/empresa/politicas-de-
empresa nuestro Procedimiento de quejas.
Autores
SALOMÉ BERROCAL GONZALO ([email protected]) Profesora Titular Pe-
riodismo de la Universidad de Valladolid y Vicepresidenta de la Sociedad
Española de Periodística. Coordinadora del Grupo de Investigación Recono-
cido Nuevas Tendencias de la Comunicación. Directora de un proyecto de
investigación nacional sobre el infoentretenimiento político en televisión
e Internet e investigadora en un proyecto europeo sobre la aplicación de
nuevas tecnologías en la enseñanza. Sus líneas de investigación se centran
en la comunicación política, el politainment y el estudio de la conformación
de la opinión pública.

EVA CAMPOS DOMÍNGUEZ ([email protected]) Profesora Contratada


Doctora de Periodismo en la Universidad de Valladolid (Titular Acreditada,
Aneca 2014). Es doctora en Comunicación, Premio Extraordinario de Doctora-
do por la Universidad Complutense de Madrid, y beca de las Cortes Generales
para la elaboración de Tesis Doctorales (2007 y 2008). Sus líneas de investi-
gación se centran en la comunicación digital política e institucional y en el
ciberperiodismo. Es miembro del GIR Nuevas Tendencias de la Comunicación
y ha participado en varios proyectos de investigación sobre la comunicación
política digital.

MARÍA VICTORIA CAMPOS ZABALA ([email protected]) Pro-


fesora de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la
Universidad Rey Juan Carlos. Docente e investigadora en el área de la opi-
nión pública y la comunicación política. Líneas de investigación principales:
transformaciones en la opinión pública, inteligencia prospectiva, informa-
ción de seguridad y defensa.

ELENA CEBRIÁN GUINOVART ([email protected]) Profesora de Teoría de la Co-


municación en la Universidad CEU San Pablo en Madrid, España. Investiga
la comunicación política desde el año 2000, y sus primeros trabajos ya con-
sideraban la irrupción del infoentretenimiento en las campañas electorales.
Entre 2011 y 2016 ha estudiado los efectos de Twitter en la comunicación
gobernantes-gobernados y su impacto en la calidad del diálogo democrático.
Actualmente sus trabajos enfocan el nuevo escenario político español resul-
tante de la intersección de infoentretenimiento, penetración del populismo
en el discurso político y participación ciudadana a través de los medios
sociales.

MARTÍN ECHEVERRÍA VICTORIA ([email protected]) Profesor


investigador en el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estraté-
gico (ICGDE) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México e
Investigador Nacional Nivel 1. Sus líneas de investigación son los formatos
8 Autores

audiovisuales de la comunicación política, los estudios de periodismo y la


relación entre medios informativos y política. Sus últimos libros, “Cuando
el spot llega a lo local. Publicidad política en los estados de la República”
en coautoría con Julio Juárez, y “El malestar con la democracia. Creencias
políticas de la clase media” en coautoría con Arcadio Sabido y Rubén Reyes.

CARME FERRÉ PAVIA ([email protected]) Doctora en Comunicación. Pro-


fesora titular del Departamento de Medios, Comunicación y Cultura de la
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Vicedecana de la Facultad de
Ciencias de la Comunicación de la UAB. Es autora de artículos y diversas
monografías sobre comunicación política, historia de la comunicación y res-
ponsabilidad de los medios. Coordinó el libro Infoentretenimiento. El formato
imparable de la era del espectáculo.

VIRGINIA MARTÍN JIMÉNEZ ([email protected]) es Doctora por la Univer-


sidad de Valladolid (UVa_España) con Doctorado Europeo y Premio Extraor-
dinario de Doctorado. Asimismo, es Licenciada en Historia, Periodismo —en
ambos casos por la UVa— y Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Es
profesora de Periodismo en la Universidad de Valladolid, forma parte del
equipo docente del Máster en Investigación de la Comunicación como Agente
Histórico-Social (UVa) y es miembro fundacional del Grupo de Investigación
Reconocido (GIR) en Nuevas Tendencias de la Comunicación.

DIEGO MONTOYA BERMÚDEZ ([email protected]) Jefe del Departamen-


to de Comunicación Social de la Universidad EAFIT en Medellín-Colombia.
Profesor en áreas afines a la cibercultura, los cibermedios y la producción
audiovisual. Miembro del grupo de investigación en Comunicación y Estudios
Culturales reconocido por COLCIENCIAS. Sus intereses investigativos se cen-
tran en las narrativas transmedia y los formatos audiovisuales en contextos
de la cultura de convergencia.

LUIS NÚÑEZ LADEVÉZE. Catedrático de la Universidad Complutense (jubi-


lado). Profesor emérito de la Universidad San Pablo CEU. Coordinador de
programas de doctorado Comunicación social CEINDO. Seis sexenios de inves-
tigación. Seis proyectos de I+D como IP desde el 2000. Presidente honorario
y fundador de la Asociación Internacional de Investigadores. Fundador y
presidente del consejo editorial de la revista Doxa Comunicación. Presidente
Consejo Asesor del Instituto de las Artes de la Comunicación TRACOR. Fue
Consejero del Consejo de Universidades y vocal en ciencias sociales en ANE-
CA, ACAP, ACADEMIA, ANEP, CENAI, AQU, ACSUG, ACSUCYL.

NORMA PAREJA SÁNCHEZ ([email protected]) Profesora Investiga-


dora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en la Academia de
Comunicación y Cultura. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del
Autores 9

Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en el Nivel 1. Es Investigadora en


Colaboración del Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico
de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en el cuerpo académico
“Comunicación Política, Ciudadanía y Transición a la democracia”. Sus líneas
de investigación son Comunicación y Cultura Política, Comunicación Política
y Opinión Pública, Democracia y Comunicación, Ficción televisiva, Audien-
cias y Televisión Pública.

RAQUEL QUEVEDO REDONDO ([email protected]) Licenciada


en Periodismo e investigadora predoctoral, trabaja en la Universidad de Va-
lladolid con un contrato de Formación del Profesorado Universitario. Ade-
más, es miembro de un proyecto de investigación nacional sobre el infoen-
tretenimiento político en televisión e Internet y está integrada en el grupo
de investigación ‘NUTECO’, reconocido por la Junta de Castilla y León para
analizar las últimas tendencias en comunicación. Sus líneas de investiga-
ción se centran en la evolución de la comunicación política y en las nuevas
formas de politainment, con una especial inclinación al análisis desde la
perspectiva de género.

MARTA REDONDO GARCÍA ([email protected]) Profesora Ayudan-


te Doctora de Periodismo de la Universidad de Valladolid. Es miembro del
Grupo de Investigación Reconocido Nuevas Tendencias de la Comunicación.
Participa como investigadora en varios proyectos de ámbito nacional, entre
ellos “El infoentretenimiento político en Televisión e Internet. Formatos,
audiencias y consecuencias en la comunicación española”. Su labor inves-
tigadora se centra en el análisis de la penetración del sensacionalismo en
los medios de comunicación, el infoentretenimiento y la ética periodística.

PILAR SÁNCHEZ-GARCÍA ([email protected]) Profesora Ayudante


Doctora de Periodismo de la Universidad de Valladolid. Forma parte del Grupo
de Investigación Reconocido (GIR) en Nuevas Tendencias en Comunicación
y participa en dos grupos de investigación nacional con análisis relacio-
nados con el infoentretenimiento y con la evolución de la investigación
en Comunicación en España y sus metodologías. Sus principales líneas de
investigación giran en torno a la enseñanza del periodismo, la adaptación
de la formación al nuevo entorno multimedia y la revisión de los nuevos
perfiles profesionales. Cuenta con 15 años de experiencia como periodista en
diferentes medios de comunicación.

TAMARA VÁZQUEZ BARRIO ([email protected]) Profesora de Opinión Pública


en la Universidad San Pablo CEU. Desarrolla dos líneas de investigación, una
sobre comunicación política, campo en el que sus investigaciones se centran
en la política digital y en el infoentretenimiento político y otra sobre los
efectos de los medios en niños y jóvenes, con especial interés en la alfa-
10 Autores

betización digital, la mediación familiar y la RSC. En la actualidad es IP de


un proyecto precompetitivo sobre los retos educativos de la cultura digital
y participa en otros dos del Plan Nacional de I+D+i, uno sobre infoentrete-
nimiento político y otro sobre la capacitación digital de familias con hijos
menores.
Índice

PRÓLOGO. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en


la sociedad digital........................................................................ 15
Luis Núñez Ladevéze

1. POLITAINMENT, LA POLÍTICA ESPECTÁCULO Y SU TRIUNFO EN LOS


MEDIOS DE COMUNICACIÓN........................................................... 37
Salomé Berrocal Gonzalo
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 37
2. EL POLITAINMENT: ANTECEDENTES, DESARROLLO Y RAZONES DE SU
ÉXITO...................................................................................... 39
2.2. Los estilemas del politainment............................................. 42
2.3. Politainment y las razones de su éxito.................................. 43
3. LOS EFECTOS DE LA POLÍTICA ESPECTÁCULO MEDIÁTICA................. 47

2. LOS FORMATOS DEL POLITAINMENT TELEVISIVO............................. 53


Virginia Martín Jiménez
Tamara Vázquez Barrio
Elena Cebrián Guinovart
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 53
2. LOS ESPACIOS Y FORMATOS PIONEROS DEL POLITAINMENT TELEVISI-
VO........................................................................................ 55
2.1. Las noticias del guiñol........................................................ 56
2.2. Caiga quien Caiga............................................................... 57
2.3. El Informal........................................................................ 59
2.4. Buenafuente...................................................................... 59
2.5. Noche Hache..................................................................... 60
3. PROPUESTAS DE NUEVOS FORMATOS Y SU APLICACIÓN EN LA PRO-
GRAMACIÓN DE LA TELEVISIÓN GENERALISTA............................... 62
4. CONSIDERACIONES FINALES SOBRE LOS FORMATOS DEL POLITAIN-
MENT TELEVISIVO..................................................................... 71

3. LA TERTULIA POLÍTICA TELEVISIVA COMO FORMATO DE INFOENTRE-


TENIMIENTO................................................................................ 77
Pilar Sánchez-García
María Victoria Campos Zabala
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 77
2. EL CONCEPTO DE TERTULIA: DEL CAFÉ ERUDITO, A LA DIVULGACIÓN
EN LA RADIO Y LA TELEVISIÓN................................................... 79
2.1. La política como temática dominante................................... 82
12 Índice

2.2. Elementos diferenciadores de la ‘tertulia-espectáculo’............. 83


2.3. El tertuliano como elemento clave del ‘show’......................... 86
3. METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DE LAS TERTULIAS POLÍTICAS..... 87
4. RESULTADOS............................................................................ 91
4.1. El mapa de las tertulias televisivas en España........................ 92
4.2. Elementos de infoentretenimiento en La Sexta Noche y Al Rojo
Vivo.................................................................................. 94
5. CONCLUSIONES......................................................................... 96

4. COMERCIALISMO Y ENTRETENIMIENTO POLÍTICO EN LA PRENSA DE


REFERENCIA................................................................................ 101
Martín Echeverría
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 101
2. UNA APROXIMACIÓN TEÓRICA DEL ENTRETENIMIENTO POLÍTICO EN
MEDIOS INFORMATIVOS.............................................................. 102
3. COMERCIALISMO PERIODÍSTICO Y ENTRETENIMIENTO POLÍTICO. ANTE-
CEDENTES ESTRUCTURALES Y CATALIZADORES CONTEMPORÁNEOS... 107
4. EL SISTEMA MEDIÁTICO MEXICANO COMO CASO DE ESTUDIO. ANTECE-
DENTES ECONÓMICO POLÍTICOS Y CONTENIDOS DERIVADOS.............. 111
5. CONCLUSIONES......................................................................... 117

5. ENTREVISTAS BLANDAS, POLÍTICA Y NUEVOS RETOS...................... 123


Raquel Quevedo Redondo
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 123
2. EL POLITAINMENT ES EL MENSAJE............................................... 124
3. ENTRE LA EMOCIÓN Y LA RAZÓN: SONRÍA, SEÑOR PRESIDENTE........ 127
4. DE LAS SOFT NEWS A LAS SOFT INTERVIEWS. UNA METAMORFOSIS DE
GÉNERO................................................................................... 131
5. REVISTAS FEMENINAS Y PODER, EL CURIOSO BINOMIO.................... 134

6. EL POLITAINMENT EN CAMPAÑA, LAS ELECCIONES EN PROGRAMAS


DE ESPECTÁCULOS Y REVISTA........................................................ 143
Norma Pareja Sánchez
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 143
2. POLÍTICA Y ESPECTÁCULO. MÚLTIPLES CONVERGENCIAS.................. 144
3. ANTECEDENTES DE MONITOREO DE LA COBERTURA MEDIÁTICA DE
LAS ELECCIONES EN MÉXICO....................................................... 148
3.1. Las elecciones intermedias de 2015...................................... 149
4. ANÁLISIS DEL MONITOREO DEL INE DE LAS CAMPAÑAS EN PROGRA-
MAS DE ENTRETENIMIENTO EN RADIO Y TELEVISIÓN....................... 152
5. CONCLUSIONES......................................................................... 165
Índice 13

7. LOS SISTEMAS TRANSMEDIA EN PROCESOS POLÍTICOS COMO ESTRA-


TEGIA DE ‘POLITAINMENT’............................................................ 171
Carme Ferré Pavia
Diego Montoya Bermúdez
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 171
2. SISTEMAS TRANSMEDIA: APROXIMACIONES AL CONCEPTO............... 172
3. OBAMA Y LA ESTRATEGIA TRANSMEDIA....................................... 176
4. EL FENÓMENO DEL POLITAINMENT EN LAS CAMPAÑAS TRANSMEDIA. 184

8. EL INFOENTRETENIMIENTO Y SUS EFECTOS A LA LUZ DE LA ÉTICA


PERIODÍSTICA.............................................................................. 189
Marta Redondo
Eva Campos-Domínguez
1. INTRODUCCIÓN......................................................................... 189
2. EFECTOS DEL INFOENTRETENIMIENTO: ENTRE LA REPROBACIÓN Y EL
OPTIMISMO.............................................................................. 190
3. ¿DÓNDE QUEDA LA ÉTICA PROFESIONAL? LA NECESARIA PERSPECTI-
VA DEONTOLÓGICA DE UN INFOENTRETENIMIENTO CRECIENTE.......... 196
3.1. Una agenda depauperada.................................................... 197
3.2. La hibridación genera confusión.......................................... 198
3.3. El infoentretenimiento como instrumento en la búsqueda de la
rentabilidad....................................................................... 200
3.4. Hacia la espectacularización de la política............................. 202
4. CONCLUSIONES......................................................................... 202
PRÓLOGO
La opinión de la mayoría sobre la apariencia del
Príncipe en la sociedad digital
LUIS NÚÑEZ LADEVÉZE
Profesor emérito USPCEU

Decía Maquiavelo que la fortuna es caprichosa, pero añadía que para


sacarla provecho hay que encauzarla mediante la virtud. La virtud no se da
gratuitamente, como la fortuna que sale al paso, hay que trabajarla, esfor-
zarse para que, siendo activa, pueda distinguir la oportunidad que brinda el
azar. En encontrar esa oportunidad se halla el mérito. Así que, al contrario
que la suerte, la fortuna no es fruto de la casualidad, también hay que bus-
carla y saber apreciarla si sale al paso. No son justos con Maquiavelo quienes
solo asocian su nombre a la perfidia, al engaño o al disimulo. Hay que reco-
nocer qué nos beneficia para poder aprovecharlo, separar lo conveniente de
lo que no lo es, distinguir en los vaivenes de la vida lo que nos engrandece
de lo que nos atrofia. Sin esa capacidad de discernimiento hasta la suerte
puede pasar a nuestro lado sin que advirtamos que nos sale al encuentro.
Hacemos planes porque necesitamos diseñar el porvenir, pero cuando el
porvenir deja de serlo por haberse convertido en presente, lo ocurrido tiene
poco que ver con lo previsto. La previsión no ahorra la incertidumbre de
las circunstancias. Son las circunstancias del camino lo que convierte las
previsiones en rosarios de sorpresas.
Cuando salí de la Universidad Complutense hace quince años para acep-
tar un contrato como profesor en la Universidad San Pablo CEU, no sabía
que la fortuna me hubiera deparado su favor al cruzar mi camino con el de
Salomé Berrocal. Ahora me doy cuenta de que supe aprovechar la oportuni-
dad que me brindaba. Mi virtud consistió en escucharla y dejarme llevar por
su entusiasmo, su energía y su vocación. Gracias a Salomé pude hacer varias
cosas que nunca me propuse y que ahora engalanan eso que llaman Curricu-
lum Vitae Abreviado o Completo, un recorrido burocrático por la propia vida
en busca de méritos que nunca hubieras rastreado, no ya porque el pudor
o el sentido de la realidad debiera inhibirnos ante faena tan introspectiva,
como por el tedio o la desidia que debe acompañar a la recopilación, indu-
cida por la burocracia, de diplomas, citas y listados de publicaciones. Podría
contar muchas anécdotas sobre cómo influyó Salomé en que me ocupara
16 Luis Núñez Ladevéze

de proyectos que, sin su ánimo, nunca hubiera emprendido para engrosar


ese curriculum desalmado. Hicimos cosas juntos, desde organizar cursos de
verano en El Escorial a crear el consejo de redacción de la revista Doxa, u
ocuparnos en la gestión del Departamento que ella dirigía aunque figurara
como secretaria. Buscaba su mirada vigilante, por si advertía algún signo
de reproche tras la tarea realizada, y respiraba tranquilo, si veía que no
disimulaba la satisfacción.
Pensaba que me había librado de su capacidad para enredarme en acti-
vidades imprevistas, cuando me llega su invitación a que prologue un libro
que coordina titulado Politainment, el triunfo de la política espectáculo en
los medios de comunicación. Ella sabe que guardo algunas reticencias sobre
este género de actividad que suele anunciarse cuando llega la última hora
de la carrera docente. Consuma, repentina, la metamorfosis que se ha ido
gestando con aviesa lentitud para tergiversar la producción intelectual cam-
biando el nombre del producto. Se deja de ser investigador para pasar a ser
prologuista, te adornan con el título de emérito para decorar que ya eres un
profesor jubilado, te reconocen como presidente honorario de consejos que
no te dejan presidir. Pero lo más grave, para el caso, es que te devuelve a la
realidad de cómo pasa el tiempo, el tuyo sobre todo. Eso del “politainment”
me suena tan novedoso que no sabría a qué carta quedarme si no fuera por-
que conozco los precedentes de los trabajos de Salomé sobre infoentreteni-
miento, neologismo que, afortunadamente para mí se explica a sí mismo sin
necesidad de recurrir al DRAE o a un diccionario de inglés español, donde, si
es tan ajado como el mío, no se encuentra la versión anglicana de la palabra
compuesta en español.
Pero no hay forma (y si la hay, me precio de no haberla sabido en-
contrar), de hacer un feo a un guiño de Salomé, porque a la postre, si se
aceptan, sus incitaciones resultan siempre productivas. Es justamente lo
que Maquiavelo decía sobre cómo hay que encauzar la fortuna para ase-
gurarse de que prenda en la piel humana. Aunque haya pasado mi etapa
de recolector de citas, que es la que actualmente distingue al profesor con
aspiraciones académicas, puede que la ocasión de escribir un prólogo a un
libro coordinado por Salomé me permita regresar al ruedo y engrosar algo mi
abandonado Google Scholar. Así que no dejo pasar esta oportunidad propia
de profesor activo, que es a lo que ahora se dedican los que no tienen la
jubilación en lontananza.
La cita de Maquiavelo no responde a capricho. En El Príncipe se en-
cuentra por primera vez, que yo sepa, la expresión que engloba a cuantos
se dedican a estudiar los efectos sociales de la comunicación periodística,
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 17

en cuyo centro entiendo que hay que encuadrar a los que estudian eso del
”politainment“: “Todos ven lo que parece ser, mas pocos saben lo que eres;
y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se
escuda tras de la majestad del Estado”, dice en el capítulo XVIII. Ni siquiera
el Príncipe puede dar la espalda a la mayoría de la opinión, tiene que contar
con ella o respaldarse en ella. Tras el consejo al Príncipe, se oculta la única
advertencia que Maquiavelo no llegó a atisbar. Ojo, si puede el Príncipe
aparentar lo que no es para captar la opinión de la mayoría ¿no sería lo más
virtuoso limitar, dividir y dejar en manos de la mayoría la revocación pe-
riódica de los poderes principescos a fin de que la mayoría que no ve pueda
escuchar las razones de la minoría que sí ve, y si no puede distinguir lo que
es de la apariencia, pueda al menos elegir qué apariencia es la que más se
le aproxima? Sabía Maquiavelo algo que todavía cuesta entender a muchos
intérpretes de los medios de comunicación, que la mayoría de la opinión
regula la política del Príncipe tanto como la audiencia regula la atención a
los programas que se le ofrecen.
Algunos traductores sustituyen el vocablo “mayoría” del texto de El
Príncipe por el de “vulgo”, lo cual hace coincidir el punto de vista de Ma-
quiavelo con el del Arte nuevo de hacer comedias de Lope cuando requiere
de sus reglas que “el vulgo con sus leyes establezca”. Afirma Lope que en el
arte teatral, como ocurre en el político (¿será todo “arte” a fin de cuentas?),
la “opinión de la mayoría” dicta la sentencia del juicio que se requiere para
el éxito que acredite al autor (¿será todo “juicio” en lugar de “política” o de
“arte”, como se postulaba en la línea anterior?). Maquiavelo lo supo, ape-
nas aparecida la imprenta, para anticiparse y señalar un camino a quienes
ahora estudian el efecto multiplicador que producen las copias virtuales,
sean impresas o audiovisuales. Copias sembradoras de información y genera-
doras de una opinión destinada a formarse libremente en una sociedad tan
individualizada como digitalizada. Esta sociedad necesita, justamente por
esa imbricación inevitable, distinguir las hebras que componen la actividad
informadora de las que sirven al príncipe para ganarse la opinión de la ma-
yoría aparentando o simulando que es él quien trata de servirla a ella. No
hay razón para extrañarse de que electores y audiencias vayan imbricadas y
de que sea necesario esforzarse para separar qué es lo propio de cada una.
Desde esta perspectiva, lo que más me llama la atención de los trabajos
reunidos en este libro que coordina Salomé Berrocal es que el infroentrete-
nimiento se describe como un producto híbrido, inducido por el proceso de
adaptación de la convergencia de medios en la sociedad digital. Al leer los
textos, compruebo que las nuevas preguntas que el libro induce son depen-
dientes de las viejas que se hacían ya antes de Maquiavelo y que aparecen
18 Luis Núñez Ladevéze

renovadas sin modificar su sentido. ¿Por qué hay que divertir a la audiencia
para mantener el interés del ciudadano por la política? ¿Por qué, para captar
su atención, hay que recurrir al panem et circenses televisivo o al digital?
¿Cómo se mantienen las diferencias entre los métodos usados para captar la
opinión y los dirigidos a suministrar información solvente? ¿Cómo discernir,
en la circulación que acopla el televisor a la red y la red al televisor, entre
el ruido del rumor digitalizado, la desinformación, la opinión exacerbada,
la congruente con los hechos, y la información veraz? De las respuestas
que estos trabajos ofrecen a estas y otras preguntas análogas, infiero que
muestran que el proceso de separación, selección y distinción entre la in-
formación y la apariencia informativa no responde en la sociedad digital a
impulsos distintos que en su precedente, la cultura de masas.
Las expresiones “industria cultural” y “cultura de masas” fueron acu-
ñadas por Adorno y Horkheimer en Fragmentos filosóficos, en una versión
que fue multicopiada en 1944. Cuando hace más de medio siglo, se dice
pronto, iniciaba mis estudios de comunicación, la crítica cultural de la Es-
cuela de Francfort encarrilaba la tendencia interpretativa dominante en el
mundo académico. Nuestra biblia en aquellos años eran aquellos Fragmentos
filosóficos publicados en 1947 que pasaron a denominarse Dialéctica de la
ilustración en unas traducciones y Dialéctica del iluminismo, en otras. La
edición de Trotta de Dialéctica de la Ilustración señala alguna variación de
expresiones que, en 1944, aparecían como “cultura de masas” y en 1947
como “industria cultural”.
El texto trataba de probar que, si la libertad del mercado en un sistema
basado en la opinión de las mayorías, generaba un sistema de fabricación
en serie de productos culturales, tenía que deberse a la obstrucción del
capitalismo para crear un ambiente de dignidad cultural. La expresión “crí-
tica cultural” se usaba entonces como forma literaria de distanciarse de
la “industria cultural” de producción de bienes culturales: una cosa era el
producto “industrial”, el bien de consumo de una “economía de la cultura”,
y otra el razonamiento crítico, la perspectiva desde la que se enjuiciaba esa
capacidad del capitalismo tardío, así se decía, para producir manufacturas
culturales cuya finalidad era el enajenamiento intelectual de los ya enajena-
dos por la previa supeditación laboral al proceso de fabricación seriada. Con
la reproducción de bienes de consumo cultural y el acceso colectivo radiado
o escrito a los espectáculos populares, “las masas tienen lo que quieren y
reclaman obstinadamente la ideología mediante la cual se las esclaviza…
La industria se adapta a tales pedidos”. (Horkheimer & Adorno, ed. 1998:
165-213).
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 19

Los críticos tenían que encontrar alguna explicación a la compatibilidad


entre este deprimente fenómeno y un sistema democrático cuya implanta-
ción no respondía a los criterios de su tradición ilustrada, la cual se había
propuesto la tarea de emancipar a los trabajadores de las condiciones que
consideraban impuestas por la burguesía propietaria del capital. La tradi-
ción pretendía encontrar un Príncipe que aparentara ser verdaderamente lo
que es y desconfiaba de que la elección por mayorías democráticas pudiera
discernir entre sus distintas apariencias. A juicio de los críticos, todas eran
iguales. Pensaban que podrían modificar el condicionamiento antropológico
que mueve a la mayoría a seguir al Príncipe por su apariencia y no por lo
que es, no porque el Príncipe adaptara su apariencia a su ser, sino su ser a la
apariencia que simula, transformándolo de un beneficiario del presupuesto
obtenido mediante la rapiña fiscal a beneficiador de la mayoría mediante la
distribución de los impuestos sustraídos a los explotadores del trabajo asa-
lariado. Como si el ansia de poder del Príncipe pudiera dejar de alimentarse
de su capacidad para obligar la voluntad ajena a secundar la propia. Como
si la asimetría de las relaciones entre capital y trabajo pudiera modificarse
a través del diseño de planes de producción que serían secundados por la
opinión de la mayoría, porque los pretextos de la razón desiderativa, pri-
mero, y de la razón comunicativa, después, impondrían dialécticamente su
coherencia discursiva sobre la eficacia productiva de la razón instrumental,
primero, y la coherencia deliberativa sobre la razón funcionalista, después.
La radio y el cine, primero, y luego la televisión, no cambiaban el rumbo
de las mayorías, que antes habían alterado los pasquines revolucionarios
en los albores del capitalismo, primero, y en los de la sovietización, des-
pués. Certificaban su adocenamiento, mientras la industria de reproducción
añadía la voz y la imagen a la multiplicación de copias en letra impresa,
trasladando el producto de la rotativa a un entorno audiovisual: la capaci-
dad de difundir simultánea y ahora instantáneamente un mismo mensaje
televisado a una población diseminada. De aquí que la democracia del go-
bierno representativo les resultara sospechosa. Correspondiendo a un siste-
ma respaldado por la “opinión de mayorías”, por usar la lúcida expresión de
Maquiavelo y gestionada por un periodismo profesional que permite a todo
ciudadano acceder a la información pertinente para enjuiciar al gobernante,
elegirlo o revocarlo, quedaba, sin embargo, encapsulada en ofrecer entre-
tenimiento a audiencias de vulgares consumidores de productos culturales
prefabricados. “Film, radio y semanarios constituyen un sistema… Film y
radio no tienen ya más necesidad de hacerse pasar por arte. La verdad de
que no son más que un negocio les sirve de ideología… Se autodefinen
como industria”. A juicio de los críticos, algo tenía que funcionar mal en
20 Luis Núñez Ladevéze

esta Dinamarca cuando, en el ejercicio de la libertad de elección y de infor-


mación, la “masa” obtenía la adhesión al Príncipe que la entretenía, como
resultado del proceso.
Considerando estas recriminaciones podemos detenernos a interpretar
algunos condicionantes que parecen a primera vista inherentes a la televi-
sión. Si nos atenemos al apotegma de Maquiavelo, podrían no serlo tanto,
pues más bien reflejan tendencias antropológicas que vienen de antiguo so-
bre las necesidades y los sentimientos del ·vulgo” a quien, “si paga es justo,
hablarle en necio para darle gusto”. Además, el periodismo escrito también
quedaba abierto a las elecciones del público lector, a través del libre merca-
do, de modo que tan periodismo resultaba ser, a la postre, el destinado a la
información política de actualidad, como el sensacionalista de los grandes
tabloides que alfabetizan a las masas iletradas adaptándose a sus parcas
inquietudes cotidianas. En el libro que coordina Salomé Berrocal, Martín
Echevarría dedica un capítulo a cómo los llamados medios informativos “se-
rios” o “prensa de referencia” se dejan llevar por la “comercialización y el
entretenimiento político” (cap. 4). Los resabios aumentan si se comprueba
que los efectos de la educación generalizada y gratuita no alteran las in-
clinaciones culturales de la “masa”, o sea, el ciudadano consumidor. Menos
lectores de Shakespeare y de Kant y más del pato Donald y sus compañeros
que “en los dibujos animados, como los desdichados en la realidad, reciben
puntapiés a fin de que los espectadores se habitúen a los suyos” (Horkhei-
mer y Adorno, 1998: 183).
Hace algunos años Becker (1981) puso de actualidad las expresiones de
“teledemocracia” y de “videocracia” para plantear la posibilidad de aproxi-
marse a una democracia más directa tras hacer usos experimentales de los
medios de televisión por cable. Puede consultarse en http: //www.scottlon-
don.com/reports/bibl.html una lista de trabajos importantes anteriores al
año 1994 sobre los temas de “politics and technology” y “Electronic Demo-
cracy”. Habermas ya alude al “’video pluralism’ y la ‘televisión democracy’…
aun cuando sean por ahora poco más que visiones anarquistas” (1999, I:
554). La tipología de Hagen (1997) es un referente posterior a la recopila-
ción citada que ha tenido gran influencia. Alejandro Muñoz Alonso utilizó
la expresión “teledemocracia” de una manera peyorativa al observar que
la transmisión televisada de la información y, en especial, de los debates
modificaba la relación entre gobernante y gobernado, que el espectador se
centraba más en los gestos y ademanes que en los contenidos de la discu-
sión y que los propios asesores de los contendientes daban tanta o más
importancia a la imagen visual ofrecida que a los argumentos expuestos.
Recuerdo con añoranza haber hablado con él varias veces sobre este asun-
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 21

to. No estoy seguro de si Salomé Berrocal se inició en este terreno por su


influencia, pero sé que tuvo la perspicacia de encontrar su tema de estudio
al observar cómo los debates televisados podían tener más impacto que
los directos en las campañas electorales. Hallar un tema y renovarlo forma
parte de la capacidad innovadora del investigador. En el proceso reflexivo
de determinación de una tesis doctoral, la definición del tema es decisiva,
porque está vinculada al compromiso de detectar la novedad respecto de lo
ya conocido. A mí me parece, no sé si los colaboradores de este libro coin-
cidirán conmigo, que el tema del infroentretenimiento es una actualización
del de la “teledemocracia” tal como la entendía Muñoz Alonso (1995), una
faceta que ilustra el sentido de la convergencia de medios, un rasgo inhe-
rente a su ambivalencia, una muestra de la continuidad entre cultura de
masas y cultura digital.
El uso del entretenimiento para influir en política difumina los límites
conceptuales entre información profesional y comunicación de masas al
usar como motivación para la decisión electoral ingredientes propios del
espectáculo televisivo. Si con la prensa tabloide y el periodismo rosa se
desdibujaban las fronteras entre la información de interés público y la in-
formación de interés para el público (Núñez Ladevéze, 1991), la adaptación
de la comunicación televisada a las expectativas de la audiencia contribuyó
a diluir después las diferencias entre la información política y géneros del
pasatiempo televisado. En cómo se manifiesta esta “hibridación” en la es-
trategia comunicativa en la política mexicana se centra un texto de Norma
Pareja Sánchez, “El politainment en las campañas electorales: el caso de Mé-
xico”, sexto del libro. En lo sustancial del procedimiento no me parece muy
diferente de cómo ocurre en tantas otras partes, entre ellas la española.
Dice Berrocal en el primer capítulo del libro que “las dos fórmulas para
comunicar en política, con origen en los años 1980-1990, a las que nos re-
ferimos son: la presencia de la web 2.0 con las distintas fórmulas empleadas
por los partidos políticos y sus líderes para comunicarse con la ciudadanía
a través de la Red (blogs, enlaces web, “microblogging”, entre otros) y el
fenómeno del infoentretenimiento político, entendido como la presencia de
la política en espacios que no son específicamente informativos y que, en
muchos casos, tienen más que ver con el entretenimiento y la diversión”. No
está bien que un prologuista discrepe del autor, pero en el caso de Salomé
podría permitirme esta licencia. Creo que la cosa viene aún de más atrás, y
que, tanto Maquiavelo como Lope, lo sabían. Lo importante es que los me-
dios de comunicación no modifican la antropología que incita a la mayoría
a someterse al Príncipe, como mucho alteran la sociología para discernir
entre sus apariencias. Esta diferencia entre modificación de la condición
22 Luis Núñez Ladevéze

antropológica y de la apariencia sociológica separa el planteamiento de la


teoría crítica del de un análisis crítico y realista de la cultura de masas y de
su posible continuidad en la digital, que es el tema subyacente a los capítu-
los del libro que el lector tiene entre menos. En lo que sigue, me explicaré.
Berrocal y sus colaboradores insertan muy apropiadamente, a mi modo
de ver, su punto de vista en la perspectiva de la hipótesis de la convergen-
cia de medios que es la adecuada a la tesis de la ambivalencia: el medio no
determina un uso específico porque es compatible con usos contradictorios:
“autoritario” y “emancipador” (Habermas 1999, II, 553). Insinúo que el
medio comunicativo es neutral, que no es por sí mismo ni emancipador
ni autoritario, apariencias con que suele revestirse el Príncipe (Núñez La-
devéze, 2012). En el capítulo 7 dedicado a “los sistemas transmedia en
procesos políticos como estrategia de politainment”, Carme Ferré se refiere
expresamente a esta hipótesis. También lo hace implícitamente Salomé Be-
rrocal en su explicación de cómo el infroentretenimiento televisivo diluye
las distinciones entre géneros informativos y comunicativos, tema trans-
versal a todos los colaboradores del libro desde el cual se entra al terreno
de la conjetura interpretativa sobre si hay un signo de continuidad entre
la cultura de masas y la digital, “que —escribe Berrocal— se detecta en
las nuevas redes de comunicación en internet”. Como se ve, el tema del
infoentretenimiento conecta con la pregunta sobre qué cabe esperar de una
cultura digital, si continúa o sustituye a la cultura de masas. En las textos
de los autores se encuentran a mi juicio motivos sólidos para entender que
la convergencia de medios es un cauce de continuidad entre cultura de
masas y cultura digital.
Aprovecharé esta ocasión que me ofrecen los autores del libro para ex-
tenderme algo más sobre la hipótesis de la convergencia de los medio comu-
nicativos. En realidad, si se examina a fondo, resulta ser una hipótesis muy
vieja, que ya aparece delineada en el análisis de Platón sobre los efectos
de la escritura. Es curioso que la escritura goce de tanto prestigio en la
sociedad moderna, incluso en la digitalizada, cuando a la vez se exalta la
reflexividad de las funciones emisora y receptora como si su intercambio
fuera un efecto democratizador inherente a la transitividad horizontal de
los flujos de la red. Justamente, el gran reproche de los críticos contra los
productos de la industria cultural se basaba en la asimetría establecida en
la cultura de masas entre dueños de la industria y audiencias destinatarias;
y todavía es hoy lo que lleva a algunos intérpretes de las bondades de la red
a considerarlas instrumentos de “indignación y esperanza” (Castell, 2012),
como si la “esperanza” pudiera ser un efecto del medio causado por la “in-
dignación” o la “indignación” un efecto del medio para causar esperanza.
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 23

Pero si algo caracteriza a la escritura es precisamente su irreversible falta


de transitividad, no menor que la establecida entre emisores y audiencias
en la televisión y, en algunos aspectos, si cabe, mayor todavía. Si algo dis-
tingue a la conversación natural es la reciprocidad de las funciones emisora
y receptora. Pero si la conversación es posible en un espacio dominado por
el “autoritarismo” ¿por qué no habría de poder ser igualmente posible el
autoritarismo cuando la conversación se extiende por la red? Y si la ense-
ñanza escolar o universitaria es una función que relaciona asimétricamente
al profesor con el alumno ¿por qué la asimetría en el proceso de comunica-
ción habría de ser necesariamente destinada a la sumisión de la audiencia,
cuando no lo es del lector de libros? Todo dependerá de los libros que cada
uno lea, cierto. Pues también todo dependerá de lo que la audiencia desee
ver. No parece que en estos casos el medio sea el mensaje.
Platón censuró en el Fedro las limitaciones del texto escrito, su inca-
pacidad para responder al lector; lo cual, a su juicio, causaba indefensión
al autor ante la crítica de los comentaristas. Es posible que Platón se sin-
tiera ofuscado porque los testimonios escritos no pudieran responder a los
ataques de los sofistas. Además, colegía que el texto escrito servía de fácil
sustitutivo de la memoria, porque, mientras alguien lee, el lector puede
aparentar que conoce lo que lee, aunque lea como un papagayo, como hacen
tantos políticos en el Parlamento. De aquí podría inferirse que los debates
televisivos puedan resultar útiles aunque sirvan al espectáculo, pues per-
miten captar la capacidad de improvisación, la rapidez en la respuesta, el
ingenio o la contundencia argumentativa espontánea. Fue Platón el primero
en advertir que la convergencia entre un medio que sirve de soporte y otro
que sirve para cincelarlo aparejaba a la capacidad de conservar lo escrito
el deterioro nemónico; a la demostración de la comprensión del texto, el
automatismo lector; a la multiplicación del producto, la degradación de
contenido para adaptarlo al número de lectores, o sea, la masificación del
conocimiento. Es decir, que el medio, tuvo que concluir Habermas, es am-
bivalente.
La convergencia mediática la habían estudiado, sin utilizar el término,
los principales historiadores de la imprenta. Lucien Febvre recurre a la con-
vergencia del nuevo soporte papel con la técnica de impresión para explicar
que fuera la condición de posibilidad de la libre interpretación individual
de los textos bíblicos: “La imprenta, que es esencialmente un progreso téc-
nico, tendrá repercusiones imprevisibles…una sociedad de élites va a eva-
porarse ante una sociedad de masas… La invención de la imprenta hubiera
sido inoperante si un nuevo soporte del pensamiento, el papel, llegado de
China a través de los árabes, no hubiera aparecido en Europa… para alcan-
24 Luis Núñez Ladevéze

zar un empleo general y cotidiano al finalizar el siglo XIX” (Febvre, 1957:


38…63…67).
El primer teórico de la convergencia de los medios en el sentido exacto
de que la tecnología comunicativa integra o sustituye las relaciones per-
sonales directas por relaciones personales mediadas, Ithiel de Sola Pool,
predijo que la relación telefónica y telegráfica del point-to point entre dos
personas sin contacto físico, iniciaba una nueva época que diluiría progre-
sivamente las diferencias entre la comunicación personal y la comunicación
a distancia. Veinte años después, Burke y Brigss (2002) se sirvieron de esta
noción para aplicarla al sistema de relaciones que ya esparcía internet. En
2007, Jenkins elaboró su conocida hipótesis sobre la convergencia cultural
de los medios de comunicación, la cual suscriben implícita o expresamente
los colaboradores de este libro, y yo me sumo a ellos.
Si interpretamos la potencia del medio en términos de “condiciones de
posibilidad”, se comprende que no determine la orientación del uso efectivo,
sino que su impronta consiste en hacer posibles usos que no lo serían sin su
mediación. Para explicarnos: la imprenta, el libro y el periódico constituyen
progresivamente la condición de posibilidad para la alfabetización y el acceso
generalizado al conocimiento y a la información (Eisenstein, 1993), lo que
no significa que sean necesariamente instrumentos de igualdad intelectual,
cultural y cognoscitiva, ni que la alfabetización nivele los conocimientos y ac-
titudes individuales mediante la educación general obligatoria. En desear que
lo fueran coincide toda la tradición ilustrada. Las corrientes más prometeicas
de esta tradición, entre ellas la teoría crítica, creyeron que el deseo podría
cumplirse a través de planes de acción social. Los que ahora la secundan
piensan que lo que no consiguió la alfabetización puede conseguirlo la red.
Efectivamente, mutatis mutandis, las redes sociales culminan el proceso
de la mediación comunicativa como instrumentos que posibilitan lo que
hasta su advenimiento era imposible: la autonomía individual para la pro-
ducción audiovisual en serie. Lo culminan al hacer accesible a todo usuario
la intercambiabilidad de las funciones emisora y receptora. Y posiblemente
inician un proceso nuevo, porque la intercambiabilidad funcional abre un
escenario hasta ahora desconocido en el que la persona no necesita a un
intermediario específico, como el incunable, la imprenta, la rotativa o la
televisión analógica, para actuar, según desee, de emisor o de receptor. La
convergencia de medios es un proceso de progresiva adaptación que trasla-
da a la autonomía personal la capacidad de actuar selectivamente sobre los
condicionamientos que impulsan, entre otras posibilidades, a la diferencia-
ción entre mayorías y minorías en todos los ámbitos.
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 25

Si el intercambio funcional (Sola Pool, 1983) hace todo posible para


todos, el proceso de asignación de diferencias no se diluye, se refuerza. En
realidad, lo que ocurre es que las relaciones personales se amplifican llenan-
do un espacio que originariamente, por no ser natural, no era el suyo. Lo
que Sola Pool anticipó fue que la telefonía posibilitaba efectuar a distancia
el diálogo personal. Recientemente coordiné un libro titulado Periodismo
en la red: géneros, estilos y normas (2015) donde me referí a este proce-
sos con más detalle que ahora y cuyo conjunto trataba temas próximos a
los recogidos en este libro con cuya perspectiva coincide: “Bien mirado, la
intercambiabilidad de las funciones es la característica de la conversación o
del diálogo, situaciones corrientes en lo que podríamos denominar la con-
vivencia natural, aunque, en las circunstancias habituales la comunicación
queda circunscrita a la cercanía espacial y a la simultaneidad temporal entre
los interlocutores”. Aunque su objeto era distinto es momento de advertir la
confluencia en las apreciaciones de los trabajos que reuní en ese libro con
las colaboraciones a las que ahora me cumple prologar.
Lo que se infiere de ambas publicaciones es que no se puede esperar
del medio comunicativo lo que el medio no puede dar, ni indignación ni
esperanza. Amplían la limitada capacidad antropológica natural para re-
lacionarnos en un tiempo y en un espacio concretos, no la sustituyen.
Son prolongación de los sentidos, no los perfeccionan. No transforman las
normas dialógicas de la convivencia, no evitan la necesidad de seleccionar
la información de acuerdo con criterios, ni determinan la calidad de los
productos o su utilidad social, ni las pautas de aceptación o rechazo por los
consumidores, ni transforman por una virtud intrínseca al medio la acción
de consumir en acción ciudadana. En las redes puede circular todo y cual-
quiera puede encontrar lo que busca si sabe buscarlo, pero eso no significa
que todos busquen lo mismo o que todo tenga la misma utilidad o el mismo
valor de verdad. No todo puede verse por todos al mismo tiempo, ni nadie
puede ver todo lo que se produce por el hecho de que pueda quedar a su
alcance en la red. La convergencia se da entre medios para propagar men-
sajes, no entre los usuarios que los propagan o reciben. Como todo medio,
la red y la televisión son ambivalentes. Y lo mismo sirven a la liberación
que a la tiranía, a la democracia que a la teocracia, a la sumisión que a la
esperanza. La hipótesis platónica de que la convergencia de la escritura con
el soporte servía al recuerdo colectivo tanto como sustituye a la memoria
individual, parece confirmarse de otro manera cuando, si todo resulta ac-
cesible, la aportación social de cada uno queda dependiente de un proceso
selectivo generalizado.
26 Luis Núñez Ladevéze

Cuando el intercambio de las funciones emisora y receptora se produce


entre medios que convergen, que los hábitos selectivos y los profesionales
se renueven para adaptarse a la nueva situación puede interpretarse como
un movimiento reflejo de la economía del esfuerzo. Se reforman formatos
para adaptarlos a la convergencia entre red y televisión como se muestra
en el capítulo 2 dedicado a “Los formatos del politainment político” que
firman Virgina Martín, Tamara Vázquez y Elena Cebrián. Se procuran nue-
vos modos de retención de la audiencia como se muestra en “Entrevistas
blandas, política y nuevos retos” de Raquel Quevedo Redondo, objeto del
capítulo 5. Tal es el rasgo común a los temas que se estudian en el libro
que comento.
El motivo de esta coincidencia se debe a que ambos libros responden
a las mismas preguntas del mismo tema. Impulsados por la convergencia
aparecen nuevos formatos periodísticos, como “entrevistas blandas, polí-
tica y nuevos retos” de las que se ocupa el trabajo de Raquel Quevedo,
para comprobar cómo cumplen las funciones informativas. Es un proceso
de innovación para la adaptación al cumplimiento de la misma función. Y
el investigador se ocupa de estudiar, precisar y exigir cómo esa adaptación
no desnaturaliza la función informativa e incide en la formación de la opi-
nión. Contribuciones como “Los formatos del politainment televisivo” a los
que Elena Cebrián, Tamara Vázquez y Virginia Martín dedican un extenso
análisis en el, muestran ese proceso de transformación adaptativa para re-
cabar “la opinión de la mayoría”. Y sobre la continuidad o discontinuidad
de la cultura de masas en la digital, “En las tertulias políticas como entre-
tenimiento”, Pilar Sánchez y Victoria Campos abordan, en el capítulo 3, el
tema de la opinión política para mantener cuotas concretas de audiencias
seleccionadas por su opinión.
Mantener distinciones para evitar confusiones, que el árbitro se convier-
ta en jugador de ventaja o el jugador haga de árbitro, era la función que
correspondía a la distinción de géneros de información y de opinión en el
periodismo democrático. Esta función sigue pendiente con nuevos matices
y complicaciones en la sociedad donde la convergencia de los medios ha
diluido las diferencias entre la comunicación personal y la comunicación
mediada saltándose las distancias. El problema de fondo de la conversión
del género informativo en espectáculo es, hoy como ayer, cómo conjugar la
libertad de cada uno con la opinión de la mayoría, la libertad de mantener
los propios criterios cuando la opinión general que respalda al Príncipe no
distingue entre su realidad y su apariencia, es decir, la información contras-
tada de la interesada.
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 27

La convergencia de medios lleva a plantearse problemáticamente si en


la sociedad digital se produce una discontinuidad cultural, o si se mantiene
la continuidad de una cultura masiva orientada al entretenimiento, antes
difundida por la radio y la televisión y ahora por esos u otros medios. Para
quienes aseguran la continuidad, la industria cultural goza de buena salud.
Independientemente de que televisión y radio se renueven o de que nuevos
medios los sustituyan o se acoplen, la cultura de masas empapa el entorno
digital. Carme Farré se ocupa del tema en “Los sistemas transmedia en pro-
cesos políticos como estrategia de politainment”. Para el punto de vista de
la discontinuidad, la sociedad digital no es compatible con la continuidad
de la industria del entretenimiento masivo. Las redes sociales promueven
un estilo que debería romper con la cultura de masas precedente. La con-
vergencia, al contrario, es un recurso de continuidad en la diferencia que
obliga a revisar los “efectos del infoentretenimiento a la luz de la ética pe-
riodística” de lo que se ocupa Marta Redondo y Eva Campos en el capítulo 8.
En ambos casos hay que indagar si se ha producido o no un cambio
en las pautas del mercado cultural. Si persiste un mercado libre, también
una industria libre, difundida por medios similares u otros que los hayan
reemplazado. El salto de una cultura selectiva, basada en el conocimiento,
reservada a entornos específicos como universidades, ateneos intelectua-
les, clérigos o cortes aristocráticas, a una cultura de masas coincide con el
tránsito de una producción exclusivamente artesanal de bienes de consumo
a la producción en serie de la manufactura. El factor del cambio es la tec-
nología que permite ese nuevo modo de producción. El tránsito cualitativo
se produce cuando se pasa de la creación de espacios físicos adecuados para
facilitar la constitución de un público más o menos colectivizado, cuyo pre-
cedente más claro se halla en el teatro y las olimpiadas griegas o en el circo
romano, a la difusión de información por prensa o retransmisión radiada de
los grandes espectáculos deportivos a audiencias anónimas que no tienen
acceso directo al recinto donde se produce el acontecimiento difundido.
Lo que se aprecia como cultura de masas aparece cuando la tecnología de
la comunicación se destina a la producción en serie de bienes culturales. La
imprenta inicia el proceso, pero son la rotativa y la radio los instrumentos
tecnológicos que hacen posible el salto cualitativo de un conocimiento y
una cultura reservadas a una difusión indiscriminada del conocimiento y
de participación colectiva en la industria de bienes culturales destinados a
satisfacer las necesidades del ocio de las masas, sean o no trabajadoras. Se
comprende que los críticos de la industria cultural y de la cultura de masas
centraran su atención principalmente en la radio, el cine y los semanarios,
pues la industria del entretenimiento multitudinario se fragua cuando se
28 Luis Núñez Ladevéze

hace posible la transmisión simultánea de acontecimientos colectivos a tra-


vés, primero, de la prensa, y luego de la radio.
Así que no fue la televisión lo que centró la atención de quienes se
ocuparon de analizar los rasgos que definen a la cultura de masas. Es impor-
tante subrayarlo, porque la expectativa de entretener a grandes audiencias
en sus orígenes se centra en la radio, no en la televisión, y los estudios pre-
liminares sobre la manufactura industrial de productos audiovisuales viene
ligada a la cinematografía, no a las series televisivas. Esta observación viene
a cuento para comprender que la imponente explotación de la televisión
como industria de entretenimiento masivo solo significó una modificación
acumulativa, pero no supuso un salto cualitativo en la relación entre pro-
ductores de industria cultural y receptores de los productos manufacturados
mediante procesos de difusión masivos. La convergencia aseguraba la con-
tinuidad. Lo decisivo en este punto es que, ya con la radio, la prensa y la
cinematografía, se produce, a través de la difusión de copias entre recepto-
res, el novedoso fenómeno de poder presentar una oferta cultural orientada
al consumo generalizado de productos destinados al entretenimiento a una
demanda potencialmente ilimitada.
Puntualizado el enfoque, podemos abordar el significado del paso de una
“cultura de masas unidireccional”, basada en la recepción de contenidos
por parte de un consumidor pasivo, cuya posición característica es la de
sujeto receptor y cuya implicación se limita a aceptar o rechazar lo que se
le ofrece, a una cultura en que el consumidor es un sujeto activo, capaz de
interactuar con la oferta y de convertirse, a su vez, en transmisor o produc-
tor de las mismas manufacturas que consume.
Así, pues, sigo por donde iba al comienzo. Lo que extrañábamos, cuando
nos deshacíamos en fervores por la Escuela de Francfort y de los críticos
culturales del capitalismo tardío (ahora estamos en la era del capitalismo
digitalizado), es que la democracia representativa conviviera con un uso
gregario de los medios audiovisuales. Ortega y Gasset lo llamó, sin rubori-
zarse, “la rebelión de las masas”. Los críticos interpretaban que esa rebelión
era aparente, ocultaba su yugo bajo la apariencia de que imponían su gusto
vulgar por doquier. El énfasis negativo de la crítica se centraba en la voz
“masa”. Y la referencia a la tecnología comunicativa (y a los contenidos
transmitidos por ella) como mass media respondía en parte a esa aprecia-
ción.
Los críticos buscaron una respuesta técnica para explicar la aparente
perplejidad que les causaba que un entorno democrático de libre mercado
pudiera coexistir con la masificación cultural. Perplejidad aparente, porque
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 29

usaron la crítica a la industria cultural como un ariete para explicar la resis-


tencia del capitalismo tardío frente a las propuestas de la tradición ilustrada
comprometida en la crítica del capitalismo y cuya misión era propiciar que
el ansia del poder del Príncipe sirviera a lo que el Príncipe debiera ser, un
instrumento para la emancipación igualitaria de la mayoría. Desautorizado
el totalitarismo soviético, había que desnudar de su apariencia al capita-
lismo democrático, pues convertía en objeto de tráfico mercantil los bienes
de la cultura. En la síntesis de Habermas ”la teoría de la cultura de masas
para la que la forma mercancía se adueña también de la cultura ocupando
tendencialmente con ello todas las funciones del hombre” (1999, I: 469).
La noción de “cultura de masas” se generaliza a partir de la publica-
ción de Comunicación de masas, gusto popular y acción social organizada,
por Merton y Lazarsfeld en 1948. “La gente tiene más tiempo libre. Tiene,
ostensiblemente, mayor acceso a la herencia cultural Y, ¿qué uso hace de
este tiempo no hipotecado, tan trabajosamente obtenido para ella? Escucha
la radio y va al cine. Estos medios masivos de comunicación parecen haber
burlado a los reformadores, en cierto modo, el fruto de sus victorias. La
lucha por la libertad, el tiempo libre, la educación popular y la seguridad
social fue conducida en la esperanza de que, una vez liberada de yugos
opresivos, la gente aprovecharía los grandes productos culturales de nuestra
sociedad: Shakespeare o Beethoven, o acaso Kant…”
Había que salir al paso de la contradicción entre las expectativas de una
libre elección democrática y una educación generalizada y el desencanto por
sus frutos. Ya decepcionados por el totalitarismo soviético, no renunciaron,
sin embargo, en su búsqueda a señalar al mismo culpable que anticipó Marx,
revestido ahora por el manto de la cultura masiva: el proceso de explotación
del capitalismo tardío se reproducía mediante la unidireccionalidad de la
relación entre emisores capitalistas y receptores consumidores. La causa de
la asimetría funcional entre los papeles de emisor y receptor emanaba de las
relaciones capitalistas de producción.
Efectivamente, hasta la aparición de la red, el medio de comunicación
no ha conseguido el intercambio simultáneo y recíproco de las funciones
emisora y receptora. Es lo que hoy se llama interactividad, reflexividad,
sociedad líquida, reciprocidad de la comunicación, en términos de Salomé
Berrocal, sociedad red, o de otras varias maneras que expresan sutilezas
distintivas que no es el momento de apreciar. Hasta la expansión de la red,
la tecnología multiplicó la difusión del mensaje en el ámbito de la recep-
ción, pero no en el de la emisión ni en el de la producción. Los emisores
eran pocos y los receptores ilimitados. Y esta discriminación fue lo que dio
30 Luis Núñez Ladevéze

seguridad a los críticos sobre su severo diagnóstico contra los efectos gre-
garios derivados de la producción en serie de bienes culturales. Rompían el
principio de igualdad reservando a unos pocos el papel de emisores y a los
demás el de receptores pasivos del proceso. Los resultados eran lamentables
porque la opresión ocultaba su yugo bajo la apariencia de la libre elección
de políticos y de mercancías culturales.
La paradoja se resolvía al descubrir que, en la sociedad de consumo de
masas promovida por la industria capitalista, no había dificultad técnica
para sustituir la “unidireccionalidad” por la “reciprocidad”. Si no se hacía
era porque la industria monopolizaba arbitrariamente el control de la pro-
ducción y la emisión de los mensajes o contenidos. Uno de los más afamados
críticos francfortianos, Hans Magnus Enzensberger, hoy flamante premio
Príncipe de Asturias, escribía de este modo:
unos medios como la televisión y el cine en su aspecto actual, no están
al servicio de la comunicación, sino que más bien la obstaculizan. No per-
miten ninguna influencia recíproca entre el transmisor y el receptor; desde
el punto de vista técnico, reducen el feedback al nivel mínimo que permite
el sistema. Sin embargo, este estado de cosas no puede ser justificado desde
el punto de vista técnico. Muy al contrario, pues la técnica electrónica no
conoce ninguna distinción de principio entre el transmisor y el receptor.
Cualquier radiorreceptor a transistores también es, por la naturaleza de su
construcción, una emisora en potencia, pues por acoplamiento o reacción
puede actuar sobre otros receptores. Por lo tanto, la transformación de un
mero medio de distribución en un medio de comunicación no ofrece ningún
problema de índole técnica. Esta transformación se evita conscientemen-
te por unas pésimas razones políticas. Así, la diferenciación técnica entre
transmisor y receptor refleja la división social del trabajo entre productores
y consumidores, que ha adquirido una agudización política especial en el
campo de la industria de la conciencia. Porque, en último término, está
basada en la contradicción básica entre las clases dominadoras y las domi-
nadas (esto es, entre el capital o la burocracia y las masas dependientes…
(1972, 34)
Reproducía entonces Enzensberger la objeción expuesta muchos años
antes por Adorno y Horkheimer a la industria cultural cuando todavía no se
había expandido la televisión: “la radio democrática vuelve a todos por igual
escuchas, para remitirlos autoritariamente a los programas por completo
iguales de las diversas estaciones. No se ha desarrollado ningún sistema de
respuesta y las retransmisiones privadas son mantenidas en la clandesti-
nidad… todo resto de espontaneidad del público en el ámbito de la radio
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 31

oficial es rodeado y absorbido”. Dicho de otro modo, la crítica a la “industria


cultural” se centraba en buena parte en que el capitalismo no desarrollaba
“ningún sistema de respuesta”, bloqueaba la “espontaneidad del público”,
imponía a la audiencia la función de “escucha”, la impedía hablar mientras
oía sometiéndola “autoritariamente a los programas” (1998, 165-213).
Naturalmente, cuando se parte de que la audiencia es inactiva, pasiva,
y no sabe lo que quiere, que ya desmintió Callejo (1995), como cuando se
parte de que el que elige no sabe lo que elige si no elige lo que según el
crítico debe elegir, el resultado es similar. Si la diferencia entre el crítico
y la persona objeto, el consumidor, consiste en que la persona-objeto no
discierne con claridad cuando no adopta el certificado de valor que expide el
crítico, entonces ocurre lo mismo que si el elector no elige lo que debe elegir
quien se atribuye la representación objetiva de los intereses del elector, o
sea, el Príncipe, cuya ocupación principal no es “ser” sino “aparentar que
es”, si esa apariencia le basta para manejar la opinión de la mayoría. Ahora
bien, según el critico, el Príncipe aparenta ser lo que es cuando asume sus
premoniciones o sus recomendaciones. Entonces, acaso por arte de magia,
las tendencias antropológicas que impulsan el ansia de poder del Leviatán
principesco para dominar la voluntad de los súbditos, cambian, las cadenas
se descuelgan y las ansias del poderoso se transmutan en opciones de coo-
peración social.
Estas calificaciones no ocultan una disociación difícilmente aceptable
entre el sujeto de la crítica y su objeto, es decir, el sujeto criticado. Durante
bastante tiempo la crítica de la cultura de masas de la posguerra insistió
en que las limitaciones de la comunicación se debían al oscuro designio
que impedía el intercambio de las funciones emisoras y receptoras. La com-
probación de este desequilibrio funcional le sirvió de postulado empírico.
Según los críticos de la sociedad, el intercambio de ambas funciones favore-
cería el impulso democratizador, el cual está presupuesto en el uso interac-
tivo, no controlado por la industria, del medio comunicativo. Al servicio del
capitalismo se obstaculizaba el intercambio democrático de funciones. Los
emisores eran pocos: los propietarios de las empresas emisoras. Los recepto-
res innumerables: el blanco publicitario de la industria cultural convertida
en industria de entretenimiento para mantener adocenado al consumidor e
impedirle participar como ciudadano.
Todavía, el ya no tan joven y mas evolucionado Habermas de la Teoría
de la acción comunicativa, comentaba en la edición revisada de 1987, glo-
sando la crítica de Adorno y Horkheimer, que “la formidable ampliación del
potencial de la comunicación está, por ahora, neutralizada por formas de or-
32 Luis Núñez Ladevéze

ganización que aseguran los flujos de comunicación en una sola dirección,


y no flujos de comunicación reversible” (1987, I: 473). Aunque insinuando
que su reserva fuera provisional, o “por ahora”, pues, como indiqué antes,
ya conocía las primeras postulaciones sobre las capacidad emancipadora de
la democracia electrónica, seguía manteniendo el argumento de la unidirec-
cionalidad del proceso comunicativo entre emisores y receptores. También
había de serlo la hipótesis de que “solo es auténtica comunicación la que se
asienta en un esquema de relaciones simétricas”, como exigía hace más de
medio siglo el fenomenólogo Pasquali (1963: 13). La realidad, pues, podría
cambiar cuando las relaciones entre emisor y destinatario no fueran rígida-
mente preestablecidas por el oculto autoritarismo del capital, fueran inter-
cambiables. Esta ilusión todavía anima a quienes presentan las redes, emi-
sarias de indignación, como entornos de la empatía social (Rifkin, 2010).
Despejada la incógnita en la sociedad digital la investigación se enca-
mina naturalmente a responder otras preguntas implícitas o expresas en
los títulos de las colaboraciones recopiladas en este volumen: ¿cómo afec-
ta a la formación de la opinión mayoritaria y, de paso, a la democracia,
estos cambios comunicativos producidos por la tecnología? Entiendo que
las investigaciones reunidas en este libro sobre el infoentretenimiento se
dirigen a responder a esta pregunta. Ya he escrito antes que “Las tertulias
política como entretenimiento” de María Victoria Campos y Pilar Sánchez y
la aparición de nuevos “formatos del politainment político” que firman Vir-
gina Martín, Tamara Vázquez y Elena Cebrián se ocupan de analizarlo. Estas
dos últimas bien conocidas por mí porque participaron desde hace tiempo
en proyectos que coordiné y actualmente en el de “Auctoritas doméstica,
capacitación digital y comunidad de aprendizaje en familias con menores
escolarizados”, CSO2013-42166-R, que me cumple coordinar junto con la
profesora Teresa Torrecillas.
Voy a concluir con esta misión, porque un encargo de Salomé es una
misión para mí, especificando la relación interna entre la hipótesis de la
convergencia y la de la continuidad entre cultura de masas y cultura digital.
Creo que la cultura de masas no fue tan alienadora como los críticos cultu-
rales exponían para argumentar que el ensueño de una corriente ilustrada
que se propuso trascender los condicionamientos antropológicos era posible
a pesar del fracaso soviético. Igualmente creo que las ilusiones puestas en
la capacidad emancipadora de la red digital, que renuevan esos mismos en-
sueños, son ilusorios. Si no sirve de prueba definitiva, resulta por lo menos
curioso que el intercambio de información y bienes culturales en la sociedad
red coincida con el progresivo aumento de la audiencia a los programas de
entretenimiento a través de los móviles y, más llamativo todavía, que ese
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 33

aumento no implique una contundente regresión de las audiencias de la


programación en la televisión convencional, antes paleotelevisión, después
neotelevisión, como distinguió Umberto Eco, y ahora televisión digitaliza-
da, interactiva, programada por la audiencia y enredada en su maraña de
gustos (Núñez Ladevéze, Irisarri y Núñez Canal, 2015). Todo indica que la
televisión renueva su modelo tan rápidamente como subsume los cambios
de la tecnología. Y esto ocurre después de quince años de que se certificara
la “muerte del televisor”, ese viejo mueble de la sala de estar, como lo llamó
Verón. Pues ahí está el viejo mueble para que un conjunto de investigadores
trate de responder a cómo consigue atraer la atención de las audiencias
haciendo de la política, espectáculo, y convirtiendo en espectáculo a la
política. Contradiciendo los certificados de defunción, la audiencia bruta
aumenta en los últimos años a pesar de tener que competir con la multipli-
cación de nuevas formas de acceso a los mismos contenidos de la programa-
ción y de la aparición de otras modalidades de ocio tecnológico, como los
videojuegos, las consolas, conviviendo con las redes y dispuesta a absorber
tantos artilugios recreativos que aguardan en las trastiendas de la industria
del ocio y de la comunicación.
A pesar de las críticas a la llamada caja tonta, y de la multiplicación de
cajas para el acceso digital, que tal vez no sean ni más ni menos tontas, los
datos prueban insistentemente desde hace tiempo que una actitud predomi-
nante de la audiencia televisiva se caracteriza porque el espectador declara
sus preferencias de programación pero luego ve programas distintos de los
declarados. Este fenómeno que investigadores españoles, siguiendo la teoría
de Festinger, denominamos disonancia pragmática (Núñez Ladevéze y Pérez
Ornia, 2002), fue estudiado por vez primera, al menos en España, hace casi
una quincena de años y sobre su sentido y repercusión han incidido varios
proyectos de investigación, tesis doctorales y numerosas publicaciones. Co-
mo ya he dicho antes, con algunos de los profesores que figuran en este
libro, como Tamara Vázquez y Elena Cebrián, he participado en proyectos de
investigación relacionados con este tema.
Se llamó “cultura de masas” a la transmitida por medios de comunica-
ción socialmente dominantes, principalmente la televisión y la radio (La-
zarsfeld y Merton, 1977). Productos en serie de una “industria cultural”
dedicada al entretenimiento colectivo. El funcionalismo y la teoría crítica
designaron a los destinatarios de esos bienes, “consumidores culturales”,
y a su implantación social, “cultura de masas”. Teniendo en cuenta esta
descripción se puede plantear el fin de la televisión como he planteado en
algunos trabajos mencionados en este prólogo como un contraste entre dos
hipótesis sobre el cambio cultural. Si tras ser dominado por la televisión
34 Luis Núñez Ladevéze

y la radio, el panorama cultural es transformado por flujos de redes que


intercambian mensajes y productos personales a distancia, lo que llamamos
“sociedad en red”.
En la Dialéctica de la Ilustración no es la persona la que necesita lo que
se le ofrece, no es el individuo el que desea lo superficial, sino el hombre, la
persona o el individuo en tanto en cuanto aparecen como meros elementos
de un sujeto colectivo despectivamente descrito como “masa”, término que
le hacía directamente vulnerable a los encantos aparentes de un Príncipe
desnudo, mientras creía seguir sus propias gustos e inclinaciones. En la
actualidad de la era digital, a la vista de la génesis y el desarrollo de la
tecnología comunicativa, está claro que no era la carencia de un “sistema
de respuesta”, la falta de “espontaneidad del público”, el sometimiento de
la audiencia a la función de “escucha”, la imposición “autoritaria de los
programas”… no tenían que ver con un designio inherente a una “razón
instrumental”. No era lo que impele a un Sísifo ignorante de su condena,
a obstinarse en subir la roca destinada de nuevo a rodar en cuanto asome
a la cima. En la era de la interactividad digital no es sostenible mantener
que “la industria se adapta a los deseos por ella misma evocados”, ni que
ningún Príncipe encantador pueda llegar a ser cauce de indignación para
procurarnos la emancipación colectiva. Es posible que los datos apreciados
para describir una situación en que el capitalismo consigue renovarse no
desmientan las alertas de fondo de la teoría crítica, pero no es este el obje-
tivo de estas líneas, sino hacer patente la actitud conmiserativa de un estilo
que desdeña los bienes de la sociedad de consumo en la sociedad digital sin
renunciar a disfrutarlos, incapaz de reconocer, tras un examen especulativo,
que no dispone de ningún remedio para la cura que no conduzca al empeo-
ramiento de la enfermedad. Y doy gracias a Salomé porque me haya ofrecido
esta ocasión para explayarme sobre el tema prologando estas interesantes
monografías que facilitan la confirmación de un punto de vista1.

1
Este texto responde a la elaboración del marco teórico y al proceso de concreción de
hipótesis del proyecto CSO2013-42166-R: “Auctoritas doméstica, capacitación digital
y comunidad de aprendizaje en familias con menores esolarizados”, correspondiente
al Plan Nacional de I+D+i Retos de la Sociedad subvencionado por el MICINN y fondos
FEDER. Se inscribe como actividad del PROVULDIG, “programa de actividades sobre
vulnerabilidad digital” financiado por la CAM, H2015/HUM-3434
Prólogo. La opinión de la mayoría sobre la apariencia del Príncipe en la sociedad digital 35

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1. POLITAINMENT, LA POLÍTICA ESPECTÁCULO
Y SU TRIUNFO EN LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN
SALOMÉ BERROCAL GONZALO
Profesora Titular de Periodismo. Universidad de Valladolid

1. INTRODUCCIÓN
El final del siglo XX se presenta como un periodo crucial en la historia
de los medios de comunicación. A la prensa masiva de principios de siglo, se
suman el triunfo de la radio y la televisión a mediados del periodo y el naci-
miento de Internet en los años 90. Esta multiplicidad de canales a través de
los cuales el público puede obtener información, opinión y entretenimiento
ha generado a su vez una proliferación de géneros y formatos en los distin-
tos medios de comunicación, condicionados por la importante competencia
mediática, más aún tras la incorporación de Internet y la transformación del
mundo en un gran espacio globalizado.
Esta nueva situación mediática con la que se inicia el siglo XXI presenta
ya numerosas novedades tecnológicas como la realidad virtual o la conexión
permanente a Internet a través de todo tipo de dispositivos, circunstancias
que afectan a los medios de comunicación tradicionales que pierden sus
audiencias en los formatos clásicos (el periódico en papel en el caso de la
prensa o los receptores de radio y televisión), mientras que ganan público
en las nuevas pantallas: smartphones, ordenadores, tablets, entre otros ter-
minales.
El alto nivel de competencia entre los medios de comunicación para
ganar audiencia y poder subsistir ha generado nuevas fórmulas para diri-
girse a los potenciales receptores, y si una de las tendencias es llegar con
una información personalizada o “programación a la carta”, otra de las
grandes preferencias que arranca en el siglo XX es el triunfo de un género
denominado con el término anglosajón infotainment, que se ha traducido
como infoentretenimiento, un vocablo que reúne dos funciones relativas a
los medios de comunicación tradicionalmente distantes e incluso opuestas,
como son la información y el entretenimiento.
El nacimiento del infoentretenimiento se fecha a finales de los años 80,
en el panorama internacional, así Postman (1985) formula la tesis de que
38 Salomé Berrocal Gonzalo

el discurso público en Estados Unidos se transforma en entretenimiento y


Bratlinger (1985) menciona el circo romano al referirse al espectáculo que
están ofertando los medios de comunicación.
La mayoría de los estudios que se han realizado desde el campo cien-
tífico de la comunicación sobre este fenómeno se han centrado en el me-
dio televisivo. El infoentretenimiento, considerado un híbrido entre la
información y el entretenimiento recorre, en la actualidad, las parrillas
televisivas de los canales generalistas del panorama internacional como
respuesta a la importante competencia audiovisual y la lucha por la au-
diencia. Pero, el término hace referencia a una tendencia periodística ha-
cia la representación de la realidad en clave espectacular que puede pro-
ducirse en cualquier medio de comunicación: “los contenidos y las formas
narrativas se seleccionan teniendo como criterio supremo el impacto que
puedan causar en la audiencia, en lugar de la capacidad para suministrar
información relevante, de la forma más rigurosa posible” (García Avilés,
2007: 51). Un fenómeno que hunde sus raíces en el sensacionalismo infor-
mativo y enlaza así con la primera generación de prensa popular destinada
más al pasatiempo que a la información, como indican Berrocal, Redondo
y Campos (2012).
El infoentretenimiento se manifiesta en tres corrientes paralelas dentro de los
contenidos televisivos. Por un lado, en la incorporación de noticias ligeras, soft
news, o de escasa importancia dentro de los informativos tradicionales frente
a la pérdida de presencia de las noticias de análisis o de desarrollo, hard news.
Por otro, en la tendencia a abordar asuntos de información seria pertenecientes
al debate público dentro de programas y formatos destinados prioritariamente
a la distracción del espectador, como magacines o programas contenedores.
Y, por último, se concreta también en la aparición de formatos que parodian la
actualidad informativa (Berrocal, 2016).

A la vista de lo expuesto, el infoentretenimiento es una tendencia


presente en todos los medios de comunicación pero que afecta de manera
especial a la televisión y que viene perturbando a las distintas temáticas
informativas que se abordan en los medios, incluyendo un terreno infor-
mativo tan serio, riguroso e importante, por su incidencia en la ciudada-
nía, como es el de la política. Así, desde los años 90, los académicos han
comenzado a referirse a esta situación con el término de infoentreteni-
miento político y más recientemente como politainment (Nieland; 2008;
Sayre&King, 2010; Schultz, 2012), un término que reúne dos funciones
relativas a los medios de comunicación, como son la información política
y el entretenimiento.
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 39

2. EL POLITAINMENT: ANTECEDENTES, DESARROLLO Y RAZONES


DE SU ÉXITO
2.1. Antecedentes y desarrollo del politainment
Uno de los primeros ejemplos de politainment se fecha en 1960 cuando
John Kennedy participó en The tonight show con Jack Park. Años después,
en 1968, el entonces candidato presidencial Richard Nixon apareció en el
show Rowan and Martin’s Laugh-In (Xenos, Hess & Moy, 2006: 198).
Estos antecedentes de la presencia de líderes políticos en programas no
informativos y considerados espacios de entretenimiento son precedentes
aislados y se concentran de manera particular en la política estadounidense
y en la televisión. Habrá que esperar hasta los años 90 para observar la
expansión del fenómeno en el panorama internacional. Aunque, de nuevo,
si tuviéramos que reflejar un punto de arranque de ese importante creci-
miento del politainment en el panorama mundial, lo ubicaríamos en Estados
Unidos, en 1992, cuando el candidato presidencial Bill Clinton tocó el saxo-
fón en el programa The Arsenio Hall Show.
En España, en 1995, Las Noticias del Guiñol de Canal + se convierten en
el primer programa, incluido en una parrilla televisiva, que utiliza muñecos
de látex para realizar una sátira social, donde los políticos son los grandes
protagonistas. La buena aceptación del público provocó que otras cadenas
apostaran por la producción de programas de infoentretenimiento político
como Caiga Quien Caiga (CQC) o El Informal de Tele 5. Más tarde llegarían
los late night al estilo estadounidense con programas como Buenafuente
(2005) o Noche Hache (2005) y, de nuevo, el triunfo de la parodia política
con el premiado programa Polònia (2006), entre otros. Desde entonces, el
panorama televisivo español ofrece una amplia oferta de infoentretenimien-
to político en los horarios de mañana y prime-time sobre todo en lo que
se refiere a magacines, espacios de reportajes o entrevistas, e, incluso, en
formato de tertulias políticas, muchas de las cuales hacen de la información
y la opinión puro espectáculo (Berrocal, 2015).
En el desarrollo y expansión del politainment inciden novedades comu-
nicativas que se han producido en los últimos treinta años, como la prolife-
ración de los canales informativos de 24 horas, la expansión de Internet con
sus nuevos formatos de noticias y la alta competencia audiovisual, circuns-
tancias que contribuyen a que el infoentretenimiento se haya convertido en
una fórmula para comunicar de máxima relevancia. Neijens (1998) defiende
que el incremento de canales y nuevas fuentes de información que se han
desarrollado desde los años 90 han contribuido al desarrollo del infoentre-
40 Salomé Berrocal Gonzalo

tenimiento. Moy indica que el incremento del infoentretenimiento se debe


a las necesidades de los programas de televisión en combatir sus bajas au-
diencias (Moy, Xenos & Hess, 2005).
El infoentretenimiento político televisivo se identifica con la presencia
de la actualidad política en programas informativos pero recibiendo un tra-
tamiento frívolo, superficial o espectacular y, también, con la incorporación
de la política a programas no informativos y que están claramente vincula-
dos al entretenimiento, como: los programas de entrevista que utilizan un
enfoque sensacionalista o espectacularizado; los talk shows, que incluyen
tanto entrevistas políticas en tono frívolo como soft news y secciones re-
lacionadas con la sátira política; los programas de parodia política en sí
mismos, e, incluso, en los últimos años se observa como algunos políticos
intervienen como actores en series o películas que se emiten en televisión
(Berrocal, 2016).
Una de los cambios mediáticos, que ya se ha descrito, es el que tiene
que ver con una menor presencia de noticias serias de información política
en los distintos medios de comunicación frente al incremento de noticias
de fácil comprensión para el lector, oyente o espectador, huyendo de las
dificultades que pueda presentar el consumo de noticias construidas con
numerosas fuentes y datos. Las soft news incluyen historias sensacionalis-
tas, noticias de interés humanos o informaciones donde el foco está más
en el entretenimiento que en el contenido serio de la noticia (Jebril et
al., 2013), mientras que se entiende con el término hard news a aquellas
informaciones de política nacional o internacional de relevancia, que sue-
len ir acompañadas de comentario y análisis, mientras que las soft news
incluyen los sucesos, personajes famosos, noticias de interés humano y
algunas informaciones próximas a estas temáticas (Lehman-Wilzig & Se-
letzky, 2008).
Gunter y Uribe (2004) encontraron en un análisis sobre los tabloides
británicos entre 1991 y 2001 que sólo un 27,7% del espacio estaba dedica-
do a las hard news. Asimismo, en un análisis de contenido cuantitativo de
los tabloides británicos: The Sun y The Mirror concluyeron que cada vez se
dedica menos espacio a las noticias, en particular a las noticias internacio-
nales. Los artículos se habían reducido de 320 palabras a 160 palabras en el
comparativo llevado a cabo entre 1982 y 1997, incrementándose el número
de fotografías por páginas. Además, alrededor del 66,8% del total del con-
tenido noticioso correspondía a soft news.
En otro estudio realizado en USA, los investigadores encontraron que
más de la mitad de las informaciones de las primeras páginas de los pe-
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 41

riódicos eran soft news, lo que suponía un 43% de incremento en relación


con los tres años anteriores (Weldon, 2008). Otra monografía de Bennett
(2003), presenta un análisis de contenido realizado entre 1980 y 1999,
que concluye con que el sensacionalismo (entendiéndolo como drama-
tización) se ha incrementado de un 20 a un 40% en el contenido de las
noticias.
Lo que significa que los periódicos impresos están restando espacio de
manera significativa a las hard news.
Un proceso que también se detecta en España como manifiesta el artí-
culo de Berrocal, Redondo & Torres (2015), que menciona distintos autores
que se refieren a la espectacularización en la prensa seria a través, tanto de
la utilización de recursos formales como de la elección de un estilo narrati-
vo. En el primer caso, Humanes et al. ponen de manifiesto el protagonismo
alcanzado en los últimos años por la reducción de los textos y los elementos
gráficos que se han incorporado a la estructura formal de los medios como
signo de modernización: “El espacio blanco ha ganado a la letra, los grandes
titulares a las entradillas y al cuerpo de la noticia y lo visual (fotografías e
infografías) a lo lingüístico” (2009). Un proceso que Labio (2008) denomina
“revistización” de la prensa de referencia.
En el segundo caso, el estilo narrativo, Lozano (2000 y 2001) afirma que
el proceso de espectacularización se concreta en cuatro estrategias apunta-
das por Gingrás (1998): dramatización (énfasis en el conflicto y el alarmis-
mo), fragmentación (explicación del hecho aislado antes que del proceso),
normalización (simplismo en la propuesta de solución a los problemas con
el fin de recuperar la normalidad) y personalización (reducción de la infor-
mación al caso particular). A estas características se suman el acento en la
emotividad y los sentimientos de los protagonistas de la información que
llega a sustituir al propio relato de los hechos (Berrocal et al., 2014; Vellón,
2014) y la utilización del recurso al humor (Berrocal et al., 2014). Respecto
al léxico empleado, el infoentretenimiento apuesta por un lenguaje colo-
quial que abunda en frases hechas, característico de la prensa popular, una
narración hiperbólica que emplea superlativos que “etiquetan la realidad
como algo inusitado y apasionante” (Redondo, 2011:156) y el uso de eufe-
mismos para rebajar la crudeza de la realidad.
En el apartado audiovisual se añaden a los elementos de espectaculari-
zación comunes al resto de los medios (la elección temática, la selección
de las fuentes informativas y las formas narrativas), otros factores como
los recursos técnicos utilizados en la grabación y edición de imágenes y
sonidos.
42 Salomé Berrocal Gonzalo

2.2. Los estilemas del politainment


El trabajo de Berrocal et al (2014) recoge las aportaciones de distin-
tos autores: Früh y Wirth (1997), Lozano (2004), Ortells (2011) o Carrillo
(2013) para realizar una caracterización lo más completa posible de los
rasgos temáticos y estilísticos propios del infoentretenimiento, que en este
capítulo se adaptan al politainment.
Preferencias temáticas: el infoentretenimiento político en su selección
temática a menudo opta por aquellas informaciones más susceptibles de
generar un impacto en la audiencia o de fomentar el espectáculo visual.
La información política no recibe un tratamiento riguroso como el que se
asocia de manera tradicional a este tipo de contenidos sino que se transmite
con la finalidad de entretener buscando la anécdota o la burla de forma que
resulten piezas más atrayentes para el público.
Elección y tratamiento de las fuentes informativas: la fuente ofi-
cial, aparece parodiada y sus declaraciones o gestos descontextualizados.
Se elige de ella el error, las situaciones ridículas o los gestos exagerados. A
menudo ese efecto paródico se intensifica mediante la repetición de dichas
situaciones o mediante el montaje de imágenes que mezclan realidad y fic-
ción o efectos visuales.
El ciudadano se convierte en protagonista de la información. Frente a
las fuentes institucionales, el infoentretenimiento da voz al ciudadano que
ofrece su visión apasionada del problema que sufre o de la realidad que vive:
“la presencia de ciudadanos anónimos considerados fuentes informativas de
primer orden suplanta a las fuentes oficiales” (Ortells, 2011: 281).
El periodista pasa a ocupar un papel relevante como “coprotagonista”
(Ortells, 2011: 282) en la información. No es mero testigo de lo que cuenta,
se implica en la noticia e incorpora su personalidad a través de sus gestos y
de los comentarios que introduce en la narración de los hechos. De esta for-
ma se genera en la audiencia un proceso de identificación con el periodista-
personaje que encarna una serie de cualidades.
Características técnicas: Lozano (2004) señala cuatro rasgos caracte-
rísticos del infoentretenimiento: personalización, dramatización, fragmen-
tación y efectos audiovisuales, y concede a estos últimos una importancia
fundamental desgranando algunas de estas técnicas: el plano subjetivo, la
música dramática, la ralentización de las imágenes y los efectos de post-
producción.
Ortells (2011) indica como elementos técnicos distintivos: las conexio-
nes en directo, el estilo de grabación donde prima el movimiento, la uti-
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 43

lización de la técnica de cámara al hombro o la introducción de música y


efectos de audio para aportar dinamismo.
Estilo narrativo: el estilo incluye elementos como la descontextualiza-
ción, personalización, sentimentalismo, dramatización o humor.
La descontextualización supone que en vez de situar la realidad en su
contexto profundo —político, social y económico—, se aborda exclusiva-
mente la historia particular de forma que se trivializa. Las historias “se cen-
tran en lo inmediato, en el hecho puntual y rara vez aportan antecedentes”
(Lozano, 2004).
La personalización supone centrar la política en aquellos que la repre-
sentan, convirtiéndoles en protagonistas indiscutibles. Los investigadores
Van Zoonen y Holtz-Bacha (2000: 48) han analizado esta tendencia tal y
como se produce en las campañas electorales y señalan que es un método
eficaz para simplificar la complejidad de la política.
El sentimentalismo y la emotividad suponen la exposición de los senti-
mientos de los protagonistas de la narración, se indaga en sus experiencias
y sus sensaciones. Las vidas privadas se tornan de interés público.
La dramatización implica en el politainment también otorgar una gran
importancia a aquellas circunstancias que aunque menores aportan intensi-
dad a la narración: “se impone la necesidad de impactar al público, y ya no
a través de nombres ni de estadísticas ni de contenidos únicos y de calidad:
resulta imprescindible recurrir al drama, a las emociones, a la ficción” (Ca-
rrillo, 2013: 37).
El humor y la crítica son también ingredientes que pueden estar pre-
sentes en el infoentretenimiento. La realidad se ridiculiza, incorporando
elementos irónicos y caricaturescos. En numerosos programas de infoentre-
tenimiento la clave humorística es dominante convirtiéndose en la perspec-
tiva desde la que se analizan los hechos.
A modo de conclusión, el proceso de espectacularización, por tanto, no
presenta únicamente una expansión horizontal en el sistema de medios: de
la prensa popular y la televisión a la prensa de calidad, sino que supone
una implantación vertical en la estructura de la noticia, en su proceso de
construcción e, incluso, en la configuración de la realidad social.

2.3. Politainment y las razones de su éxito


Las razones sobre el éxito de este género, además de las descritas y que
tienen que ver con la evolución de la competencia mediática, son de tres
44 Salomé Berrocal Gonzalo

tipos: económicas para los grandes grupos de comunicación; de rentabilidad


política para los líderes políticos; y de agrado para la audiencia, que decide
adquirir conocimientos de lo que ocurre en el mundo de una manera fácil y
en tono superficial.
Sobre el primer elemento que contribuye a la expansión del politainment
relacionado con su rentabilidad económica, Kovach y Rosentiel (2007) de-
fienden que es más barato producir este tipo de contenidos en televisión.
Por ejemplo resulta más económico producir un talk show que incluya po-
siciones encontradas de periodistas y políticos sobre un determinado tema
que un reportaje periodístico de investigación en formato tradicional, en
el que se necesite invertir en el desplazamiento de un equipo de reporteros
a una determinada zona y tiempo de trabajo para poder elaborar un repor-
taje en profundidad. Atkinson (2011) afirma que el “Mcjournalism” es el
camino más rápido para producir un producto más barato y conseguir más
publicidad.
En cuanto al segundo elemento, el interés de los políticos por este tipo
de programas tiene que ver con el deseo de encontrar un nuevo público que
no consume informativos y que es parte del electorado. Los líderes políticos
consideran que estos espacios son una posibilidad para darse a conocer en
su faceta más personal y, en ocasiones, la simpatía que muestran, la anéc-
dota que cuentan, el simple hecho dar a conocer su historia personal puede
contribuir en lograr un acercamiento de parte del electorado. Esta presencia
en programas de infoentretenimiento contribuye a incrementar la perso-
nalización en la política, una tendencia que surge en los partidos políticos
condicionados por el panorama mediático televisivo a partir de los años 60 y
que tiene que ver con cómo los partidos pierden representatividad frente a
su líder, que termina simbolizando todo lo que el partido en cuestión quiere
representar ante la opinión pública.
Shultz (1995) en un análisis de contenido sobre entrevistas con políti-
cos en talk shows encontró que los políticos tratan de acercar su faceta más
humana al público. Baum (2005) afirma que los políticos encuentran en
estos programas a telespectadores que no consumen hard news. Un cuestión
relevante es la señalada por Xenos, Hess & Moy (2006) sobre la relación del
consumo de este tipo de programas con la intención de voto al indicar, en
su análisis de la encuesta electoral del 2000 de la Anneberg Election Study,
que los telespectadores que vieron a los políticos en este tipo de shows
juzgaron más a los candidatos atendiendo a su personalidad que aquellos
que no vieron este tipo de programas. Los mismos autores mencionan una
situación similar en la encuesta realizada por el Pew Research Center, al
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 45

determinar que el 47% de los telespectadores por debajo de los 30 años ob-
tuvieron información relevante de los programas late night en las elecciones
del año 2000.
Otro de los aspectos significativos del panorama actual de los medios de
comunicación, según Oribhabor (2014), es la prevalencia del contenido sen-
sacionalista y la retórica partidista. El panorama nacional es buen ejemplo
de ello, ya que también, desde los años 90, se observa una prensa, radio o
televisión, en nuestro país, cada vez más ideologizada; cabeceras de perió-
dicos, emisoras radiofónicas o canales televisivos en los que resulta parti-
cularmente difícil para el receptor distanciar la opinión de la información.
El tercer elemento que colabora en el éxito del politainment es el públi-
co. La audiencia parece premiar en los últimos años la representación de los
políticos en la televisión espectáculo, convirtiéndose también en cómplice
del triunfo del politainment
A modo de ejemplo, se puede indicar como la programación televisiva en
España, con la celebración de dos convocatorias electorales en un solo año:
Elección Autonómicas y Municipales y Elecciones Generales en 2015, ha re-
vitalizado el fenómeno y casi diariamente se ha visto a los líderes políticos
en la pantalla atendiendo a nuevos retos que les han propuesto desde pro-
gramas como El Homiguero, Qué tiempo tan feliz o El Programa de Ana Rosa,
o respondiendo a preguntas de los periodistas en entrevistas con formato
show como, Viajando con Chester o Salvados, o en programas info-show como
El Intermedio, El Objetivo, Al rojo vivo o Un tiempo nuevo.
Esta tendencia se reproduce en muchos otros países del resto de Europa
dentro de lo que se ha venido denominando también como cultura de la po-
lítica Pop, así como en Estados Unidos donde son usuales las entrevistas en
programas de late night show, triunfan programas que realizan parodia polí-
tica y las soft news predominan en las escaletas de los informativos diarios.
También, en Latinoamérica donde, el infoentretenimiento político ocupa
espacio en las parrillas televisivas con programas como El Mañanero o el
desaparecido El privilegio de mandar en México; Ruben & Co en Puerto Rico;
Contacto Directo en Ecuador; el extinguido Noticiero NP& con los Reencau-
chados en Colombia, entre otros, que denotan la expansión del fenómeno.
Llegados a este punto, resulta conveniente recordar que, aunque la ma-
yoría de los estudios sobre politainment se centran en la televisión, lo cierto
es que el término hace referencia a una tendencia informativa hacia la re-
presentación de la realidad en clave espectacular que puede producirse en
cualquier medio de comunicación y de hecho, su presencia en medios de co-
municación tradicionales como la prensa y la radio, es evidente. Algunas de
46 Salomé Berrocal Gonzalo

las páginas de los principales diarios de calidad incluyen, en la actualidad,


un importante número de soft news, noticias frívolas, anecdóticas o superfi-
ciales sobre política, y lo mismo sucede con la radio que, además, incorpora
nuevos espacios de infotainment donde se refleja esta temática (Berrocal,
2015). Pero, también Internet, donde las posibilidades de entretenimiento
son ilimitadas y donde parece que prima el entretenimiento sobre la infor-
mación, incluso en aquellas páginas que representan medios informativos
digitales a tenor de lo que se califica como noticias más vistas y que, en la
mayoría de los casos, contienen un número significativo de ingredientes de
infotainment, lo que significa una presión añadida para el periodista que
necesita conseguir más gente que vea online su información.
La expansión del fenómeno alcanza a las redes sociales, lugar donde los
políticos, medios de comunicación y receptores convertidos en prosumido-
res tratan de utilizarlas como altavoces para enviar mensajes o provocar
conversaciones con los consumidores. En esta conversaciones, la audiencia
no solo consume, sino que responde y re-produce mensajes y crea otros casi
simultáneos. La viralidad del politainment es muy importante en Internet.
En España, los trabajos destacados en el estudio del infoentretenimiento
político en televisión han tenido continuidad en las investigaciones que
estudian el fenómeno en Internet (Berrocal, Campos & Redondo, 2012a; Be-
rrocal, Campos & Redondo, 2012b) en las que se ha analizado la presencia de
los principales líderes políticos tanto occidentales como españoles (Barack
Obama, Nicolás Sarkozy, Silvio Berlusconi, Gordon Brown, José Sócrates o
José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Rosa Díez y Gaspar Llamaza-
res) en los videos más reproducidos en YouTube, concluyendo que los videos
más vistos de estos protagonistas corresponden precisamente al género del
infoentretenimiento, como género transferido del medio televisivo a la red.
Esto tiene su explicación en diferentes circunstancias como son que
la propia plataforma YouTube se nutre de manera importante de espacios
televisivos vinculados a la sátira política o a espacios que han generado
la risa del espectador; al propio interés de los políticos en lograr que sus
vídeos sean los más vistos y, por tanto, su acción de subir vídeos a la Red
vinculados al entretenimiento y, por último, la tendencia de los propios
usuarios, ya detectada en otros medios de comunicación, al consumo de
una información cada vez menos seria y más próxima al entretenimiento
(Berrocal et al, 2014).
Pero, no sólo YouTube es una red para la manifestación del politainment,
Facebook o Twitter se ha convertido también en los últimos años en escapa-
rates del fenómeno al incluir, cada vez más, imágenes o vídeos tratando de
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 47

generar viralidad que resulta más fácil de conseguir si contienen elementos


de espectacularización noticiosa o, incluso, únicamente de parodia o humor
político.
El politainment en la Red también se observa a través del gran número
de videojuegos online, producidos por los propios partidos o los prosumi-
dores, con propósito informativo y lúdico que normalmente se vinculan a
la actualidad y por tanto inciden en el debate público. Hasta ahora los es-
tudios realizados, eminentemente descriptivos, se centran en identificar el
rol de juegos y apss desarrolladas con objetivos de comunicación por parte
de partidos políticos, asociaciones o simples ciudadanos (Gómez y Navarro,
2013; Alhabash & Wise, 2015).
En el marco de la cibercultura, el fenómeno de la transmedialidad se ha
desarrollado como una estrategia de comunicación que hace que un mismo
argumento se dividida en partes canalizadas a través de diversos medios
y productos, y para diversos soportes (Gosciola y Campalans, 2013). Esta
estrategia propia de la industria del entretenimiento se está aplicando tam-
bién al mensaje político especialmente en periodo electoral.
En conjunto, se observa que el éxito del politainment, que se inicia en
los años 90 en los medios tradicionales, se ha trasladado también a internet
donde se aprecia el crecimiento exponencial del fenómeno través de medios
digitales, redes sociales, videojuegos y narrativa transmedia.

3. LOS EFECTOS DE LA POLÍTICA ESPECTÁCULO MEDIÁTICA


Las consecuencias o efectos de la política espectáculo mediática se pue-
den medir en dos tipos de sujetos: en los propios partidos políticos y sus
líderes, que se han convertido en colaboradores-productores de estos con-
tenidos y en la audiencia, consumidora de esta nueva forma de comunicar
política.
En cuanto a los partidos políticos, sus esporádicas intervenciones en
programas no específicamente informativos se han ido incrementando en
los últimos años ante tres circunstancias: la alta demanda de los medios
de comunicación para invitarles a participar en este tipo de formato, el
propio interés de los partidos políticos en encontrar nuevos electores que
consumen estos programas mientras que escapan de los informativos tradi-
cionales y la competencia impulsada por los líderes de los nuevos partidos,
que han encontrado en el infoentretenimiento político una fórmula para
ser conocidos.
48 Salomé Berrocal Gonzalo

Los políticos, con el fin de conseguir éxito en los medios han comenzado
a adaptar sus estilos de presentación al infoentretenimiento con la ayuda de
sus asesores buscando provocar la anécdota en cada una de sus actuaciones
con el fin de incrementar su tiempo de exposición mediática, aunque las
consecuencia de dichos gestos son criticadas por los teóricos de la comuni-
cación al asegurar que esta situación empobrece el debate político porque
simplifica al máximo y trivializa la comunicación política (Thussu, 2007).
En cuanto a las consecuencias en la audiencia, Ortells (2011) indica que
son muchas las voces autorizadas que rechazan la presencia del infoentre-
tenimiento en el tratamiento de las noticias sobre política, como Blumler
(1992), que afirma que con el uso de estas nuevas técnicas más laxas se
contribuye al empobrecimiento, a la simplificación y a la trivialización
de las hard news, acabando con la visión objetiva del votante, o Postman
(1985), que defiende que la televisión ha arruinado la era de la disertación,
en la que el ser humano tenía la capacidad para escuchar, pensar y debatir
durante horas, una época que ha sido sustituida por la era del espectáculo
propiciada por la televisión, o a Ramonet (1998) que también refleja en sus
libros una visión pesimista sobre el sistema audiovisual mercantilizado que
ha derivado en el infoentretenimiento.
Blumler (1999) insiste en las dañinas consecuencias del politainment
al señalar que hay una degradación de la política producida por varios
factores: 1) la importancia de las percepciones de la política y de sus pro-
tagonistas en detrimento de los hechos, 2) la presentación de la política
como un juego y 3) la disminución de espacio en los medios de comuni-
cación para informar de la política con seriedad. Además, añade, existen
signos sobre cómo los medios de comunicación promueven la proliferación
de mensajes negativos sobre los actores políticos y sus decisiones, produ-
ciendo un incremento del cinismo y una debilitación de la comunicación
política. Denton y Kurz (1993) se suman a esta idea y se refieren al au-
mento del amarillismo en la información política indicando tres elemen-
tos que caracterizan este proceso: a) una decadencia generalizada de la
calidad del periodismo, b) una disminución de las noticias importantes,
como la política y la economía, y un aumento de las noticias triviales,
como el cotilleo, los escándalos, los casos sensacionalistas y el mundo del
espectáculo y c) un cambio general de la definición que ofrecen los medios
a la ciudadanía para que puedan juzgar la idoneidad de una persona para
ocupar un cargo político.
En el lado opuesto, Ortells (2011) menciona a los defensores del nuevo
género que mantienen que la llegada de este fenómeno abre una nueva
Politainment, la política espectáculo y su triunfo en los medios de comunicación 49

puerta a la actualidad permitiendo que aquellos hechos que hasta ahora


eran desestimados pasen a formar parte de las agendas mediática. Así
Van Zoonen (1998) considera que este nuevo periodismo potencia una
crítica hegemónica de las normas y los valores, y Bird (2000) añade que
permite que aquellos temas que antes eran obviados pasen a formar parte
de los acontecimientos seleccionados, haciéndose visibles para el público.
Estos autores no solo defienden el sacar temáticas a la luz hasta ahora
olvidadas, sino que también hablan de un cambio en la concepción de la
noticia.
Otros autores como Brants o Thussu mantienen, también, esta última
línea de trabajo y defienden la contribución de este tipo de programas en
la participación democrática, al afirmar que los programas de infoentrete-
nimiento generan más comunicación interpersonal sobre temas políticos
y de esta manera contribuyen a activar la vida política. Mutz y Chanin
(2004) en una posición moderada afirman que los medios construyen imá-
genes de la realidad en nuestra mente, con independencia de que pro-
cedan de contenidos “serios” e informativos o de espacios ficticios o de
entretenimiento, puesto que todas esas fuentes poseen la capacidad de
dar forma al conocimiento, opiniones, actitudes y comportamientos de
índole política.
En definitiva, el politainment incide en cómo la audiencia percibe la
política, a los representantes políticos y a los acontecimientos vinculados
con la vida política pero también esa audiencia se convierte en prosumi-
dora, produciendo y viralizando contenidos políticos con formato de info-
tainment. La esfera pública del siglo XXI se ha convertido en un escenario
enormemente complejo donde políticos, ciudadanos y medios de comuni-
cación alzan su voz en un escenario mediático hipercomplejo en el que se
combinan los medios tradicionales con los digitales, los productores con los
consumidores y prosumidores, la información de calidad con la espectacula-
rización noticiosa; lugar en el que la ciudadanía se enfrenta al caos mediá-
tico tratando de racionalizar contenidos que llegan pensados para despertar
la emocionalidad de quien lo recibe.
El conocimiento superficial impregna los contenidos mediáticos, la salud
democrática se tambalea ante una ciudadanía con dificultades para obtener
información rigurosa sobre las actuaciones de los partidos políticos y de sus
líderes. El voto se convierte en el resultado individual de la pugna entre lo
racional y lo emocional en un entorno espectacularizado de sobreabundan-
cia informativa y opinativa.
50 Salomé Berrocal Gonzalo

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52 Salomé Berrocal Gonzalo

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2. LOS FORMATOS DEL POLITAINMENT TELEVISIVO
VIRGINIA MARTÍN JIMÉNEZ
Profesora de Periodismo. Universidad de Valladolid
TAMARA VÁZQUEZ BARRIO
Profesora de Periodismo. Universidad San Pablo CEU
ELENA CEBRIÁN GUINOVART
Profesora de Periodismo. Universidad San Pablo CEU

1. INTRODUCCIÓN
El infoentretenimiento político es un género televisivo cuyo origen en
España se remonta a los años noventa; momento en el que la aparición de
los canales privados y la creciente competencia por conseguir el apoyo de
la audiencia conduce a las cadenas televisivas a poner en marcha un nuevo
contenido en el que la información política va a recibir un tratamiento di-
ferente que resultará muy atractivo para los espectadores (Patterson, 2000
y Hamilton, 2004).
La transformación sufrida por la televisión en aquellos años como con-
secuencia de la ruptura de los grandes monopolios estatales y la multipli-
cación de los canales de televisión fue la que Umberto Eco (1986) definió
como “el paso de la paleotelevisión a la neotelevisión”. En la paleotelevisión
existía una separación clara de géneros, edades y públicos. La televisión
tenía una triple función: informar, formar y entretener y cada programa
respondía de forma casi exclusiva a una de estas tres utilidades. Los géne-
ros tenían características concretas perfectamente reconocibles y la parrilla
estaba estructurada para atender a los distintos públicos en las diferentes
franjas horarias. Con la neotelevisión los conceptos de formar, informar
y entretener son ampliamente superados y las funciones se mezclan, del
mismo modo que lo hacen los géneros provocando el fenómeno de la hibri-
dación. Los géneros puros desaparecen de las parrillas que se ven inundadas
de programas que incorporan características propias de géneros diferentes
dando origen a otros nuevos entre los que cabe destacar el magazine, el talk
show, el reality show, el infoshow y el docushow. Como denotan sus nombres,
en la mayoría de los casos se trata de géneros que ya existían en la era pa-
leotelevisiva, pero que para afrontar la competencia incorporan elementos
espectacularizantes (Imbert, 2003) y favorecen la hipervisibilidad. En la era
post-televisiva, la espectacularización aumenta y se persigue la interactivi-
dad, que surge como un valor para el público.
54 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

El infoentretenimiento surge en la época de la neotelevisión como una


consecuencia más de la hibridación, cuando programas pretendidamente
informativos incorporan elementos propios de los programas de entreteni-
miento para conseguir resultados de audiencia aceptables en un contexto
competitivo y fragmentado. El infoentretenimiento es, por lo tanto, un tipo
de contenido, una forma de aproximarse a la realidad, transversal a todos los
géneros.
Si buscamos una definición más concreta de este término vemos que
existe un consenso científico en considerar que consiste en una hibrida-
ción (Salgado Losada, 2012) que reúne en un mismo espacio televisivo
los rasgos propios de la información más tradicional con aquellos que
caracterizan a los programas de entretenimiento; incorporando “senti-
mientos personales, tintes dramáticos o ingredientes cómicos” (Berro-
cal, Campos & Redondo, 2012: 13) y buscando atraer al televidente a
través de la “espectacularización” de los contenidos (Marín, 2010). Por
lo tanto, la información política, en todos aquellos programas que optan
por el infoentretenimiento, no recibe un tratamiento riguroso y serio
como el que se asocia de manera tradicional a este tipo de contenidos
informativos; sino que se transmite con la finalidad de entretener bus-
cando la anécdota o el toque de humor que puedan resultar atractivos
para el público.
Desde un punto de vista académico, habrá que esperar a finales de
los años 90 para que los estudios sobre el infoentretenimiento político
televisivo comiencen a desarrollarse en España (Berrocal, et al., 2001;
Dader, 2003; Carpio, 2008; Arroyo, 2008; Farré & Gayà, 2009; García Avi-
lés, 2009; Ortells, 2011; Valhondo, 2011), casi en paralelo con los princi-
pales estudios internacionales: en el ámbito estadounidense (Patterson,
2000; Baum, 2002, 2003a, 2003 b, 2005; Hollander, 2005; Moy, Xenos,
Hess, 2006), en el entorno europeo (Brants, 1998; Brants & Neijen, 1998),
en Asia (Srirk, 2007) o en el mundo árabe (Bahry, 2001; Linch, 2004 a,
2004b).
Acerca de los espacios pioneros de este formato, resulta llamativo el
vacío historiográfico existente que sólo ha sido paliado por trabajos de tipo
divulgativo elaborados en la mayor parte de los casos por quienes formaron
parte de los equipos de producción y realización de los respectivos espacios
(Sangro & Salgado, 2008). Más allá de la divulgación, y con un contenido
científico, tan sólo contamos con referencias de trabajos aislados (Berrocal,
et al., 2001; Cebrián & Berrocal, 2009).
Los formatos del politainment televisivo 55

Teniendo en cuenta las obras ya citadas y los estilemas1 propios de los


programas de infoentretenimiento (Ortells, 2011; Berrocal, et al., 2014), el
presente capítulo ofrece al lector un repaso por sus formatos y los más des-
tacados ejemplos de este género partiendo de los orígenes del mismo junto
con el análisis de los principales programas que marcaron un hito dentro de
las emisiones de este género, tanto en el caso de los magazines-programas
“contenedores” nocturnos como en el de los espacios de parodia informativa
(Infoshows) (Cebrián & Berrocal, 2010) hasta llegar al análisis de la parrilla
actual de la TDT (Berrocal, et al., 2014) con el fin de proponer una nueva
clasificación de formatos en los que puedan encuadrarse los ejemplos actua-
les de estos espacios televisivos.

2. LOS ESPACIOS Y FORMATOS PIONEROS DEL POLITAINMENT


TELEVISIVO
En 1995 Las noticias del guiñol de Canal + se convirtieron en el pri-
mer hito de la inclusión de este novedoso género en la parrilla televisiva
en España. Debido a la buena aceptación que tuvo entre el público, otras
cadenas optaron por programas de politainment como Caiga Quien Caiga
(CQC) o El Informal (Berrocal, et al. 2001). En la actualidad, como vere-
mos en el siguiente epígrafe, el panorama televisivo ofrece una amplia
oferta de infoentretenimiento en los horarios de mañana y prime-time
con formatos novedosos que marcan la diferencia respecto a los pioneros
infoshows y magazines-programas contenedores (Berrocal, et al., 2014:
5).
Sin intención de desarrollar un análisis detallado de todos los formatos
y programas de politainment que se han emitido durante los inicios de
este género en España, este apartado busca trazar una relación de aquellos
espacios que por su repercusión en la audiencia o por la influencia que han
ejercido en programas que se emiten en la actualidad, consideramos que son
los más significativos.

1
Entendemos por estilemas los rasgos temáticos y estilísticos propios del infoentrete-
nimiento en relación a las preferencias temáticas, a la elección y tratamiento de las
fuentes, a las características técnicas y al estilo narrativo.
56 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

2.1. Las noticias del guiñol


En 1995, Los Guiñoles de Canal + (Canal +: 1995-2005; Cuatro: 2005-
2008) supusieron, en el caso español, “el desembarco de los formatos de
infoentretenimiento político” (Berrocal, et al., 2001). Nacidos de una adap-
tación del francés Les Guignols de l’info, surgen como una sección de humor
político del programa magazine Lo + Plus (Canal +: 1995-2005). Durante
sus trece años de emisión, estos monigotes políticos se convirtieron en los
protagonistas de un programa etiquetado como “informativo paródico”; un
título que, según su último director, Rafael Jaén, reconocía con justicia el
trabajo periodístico que había detrás de la selección de noticias, jerarquiza-
ción y tratamiento de las mismas que llevaba a cabo el equipo de realización
y los guionistas (Jaén, 2008: 296)2.
Este espacio diario apostaba por el humor político sobre dos coordena-
das: un análisis informativo de la actualidad y una parodia de los actores
sociales o políticos a través de la imitación física de los personajes públicos
(Jaén, 2008: 297). Como recuerda Rafael Jaén: “en un momento en que
nadie se reía de la actualidad, Las noticias del guiñol parieron chistes que
hacían temblar a los más remilgados carcamales. Recordemos, por ejemplo,
aquel sketch en el que los guiñoles de José María Aznar y Jordi Pujol se
besaban lúbricamente, un momento televisivo que puso imagen y humor a
los acuerdos políticos que permitieron al PP gobernar con los apoyos parla-
mentarios de CIU y PNV en su primera legislatura” (2008: 295).
La repercusión política de estas parodias llevó a que en abril de 1997 el
diario ABC publicara una primera página con los guiñoles que representa-
ban al por aquel entonces presidente del Gobierno, José María Aznar y a su
mujer, Ana Botella, bajo el titular: “Dirigentes del PP consideran necesario
poner en marcha un contraguiñol” (ABC, 4 de abril de 1997).
Este novedoso espacio ofrecía al espectador estilemas propios de los for-
matos de politainment aunque sin llegar a desplegar la variedad de rasgos
y recursos que desarrollarán los programas que nacieron tras el éxito de las

2
Según Rafael Jaén, el último director de Los Guiñoles, “bajo la dirección de Toni
Martínez, el equipo de Los Guiñoles supo aprovechar el momento político para crear
poderosas imágenes nunca vistas en la televisión española. Es cierto que el efímero
espacio Los Muñegotes (TVE: 1990) dirigido por Manuel Gómez Pereira, ya había ju-
gado con la política en la versión de muñecos de látex, pero su propuesta no estaba
ligada directamente al día a día, y no pretendió nunca ser un informativo; si bien, al
estilo de los [británicos] Spitting Image, se centró en contar disparatadas historietas
con los políticos como personajes protagonistas” (Jaén, 2008: 295).
Los formatos del politainment televisivo 57

parodias de Canal +. De ellos el más significativo era la presencia del humor


y la sátira que servían de base e hilo conductor para desarrollar todo un
guión de contenido político descontextualizado y banalizado. Al tratarse de
guiñoles, no aparecen las categorías que reflejan un mayor protagonismo
del periodista y del ciudadano y los estilemas técnicos asomaban únicamen-
te cuando el sketch así lo demandaba pero sin restar protagonismo a los
muñecos que parodiaban a los representantes políticos.

2.2. Caiga quien Caiga


También conocido por las siglas CQC, este programa, nacido de la adap-
tación del formato argentino, comenzó su andadura en Telecinco en mayo
de 1996 bajo la conducción del Gran Wyoming a quien le acompañaba en la
mesa Juanjo de la Iglesia (también reportero político) y Javi Martín (res-
ponsable a su vez de la información sobre el mundo del espectáculo). Desde
el plató daban paso al trabajo del equipo de reporteros: Pablo Carbonell,
Sergio Pazos, Mario Caballero y Tonino; todos ellos vestidos con traje y cor-
bata negros, camisa blanca y gafas de sol negras (Arroyo, 2008: 108). En el
año 2005 regresó a la parrilla, esta vez con Manuel Fuentes como presenta-
dor principal, después de que a finales de 2002 Telecinco hubiera decidido
suprimirlo de su parrilla.
En 2008 Mediapro, accionista mayoritario de la cadena La Sexta, compró
los derechos de emisión de CQC a Mediaset (Telecinco). Durante diez meses
este programa continuó en la parrilla, esta vez presentado por Frank Blan-
co, hasta que al finalizar el 2008 se anunció que se dejaría de emitir. Dos
años más tarde, Cuatro quiso recuperar este espacio incorporando una gran
variación: esta vez sería presentado por tres mujeres —Ana Milán, Silvia
Abril y Tania Sárrias— sin embargo la falta de respaldo de la audiencia,
entre otras causas, llevó a Cuatro a tomar la decisión de eliminarlo de la
programación.
A lo largo de las diferentes temporadas, CQC ocupó posiciones muy dife-
rentes en la programación televisiva, así por ejemplo, en la primera tempo-
rada se emitió en horario prime-time los viernes, para pasar posteriormente
a situarse en horario de sobremesa los domingos en la segunda temporada.
Caiga Quien Caiga se constituyó como una especie de Informe Semanal
en clave de humor (Arroyo, 2008: 188) en el que se hacía un repaso humo-
rístico, sarcástico e irónico de los cinco o seis eventos o personalidades más
relevantes que habían marcado la actualidad de esa semana y sobre los que
se elaboraba un reportaje. El resto de los acontecimientos se tocaban en el
58 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

guión de continuidad del estudio o en la sección de breves que se titulaba


La actualidad en un minuto (Arroyo, 2008: 188).
Sus incisivos reportajes buscaban ofrecer al telespectador un producto
informativo diferente del que había recibido a lo largo de la semana y que
abordaba la actualidad desde un punto de vista que no era habitual en el
resto de los espacios. Las gafas de sol negras que lucían los miembros del
equipo de CQC, y que entregaban en sus reportajes a los protagonistas del
mismo, se convirtieron en el sello distintivo del programa y en todo un
objeto codiciado por políticos y personalidades; quienes buscaban que los
reporteros de este espacio les hiciesen también entrega de esas gafas ante
las cámaras3
Si Los Guiñoles supusieron el desembarco del infoentretenimiento po-
lítico, CQC pasó a ser todo un elemento innovador de la programación que
terminó por consolidar un prototipo de espacio de información en clave
de sátira y humor que servirá de modelo a otras productoras y guionistas
para desarrollar nuevos espacios de la parrilla dentro de este mismo género
televisivo. Los estilemas técnicos se incorporan con el fin de incrementar
el ritmo, la emotividad y la espectacularización de los contenidos políticos;
en los cuales el ciudadano toma un mayor protagonismo y en los que el
sello personal de cada miembro del equipo se hace notar de manera clara.

3
Como recuerda Eduardo Arroyo, “la idea de ofrecer regalos a la gente que abordaba
procede del programa original argentino, pero lo de entregar gafas de sol se convir-
tió en marca de la casa del Caiga Quien Caiga español. Tal vez porque era lo que el
reportero tenía más a mano y resultaba más sencillo de llevar encima, tal vez porque
el plano del famoso en cuestión con las gafas puestas era la foto de prueba consegui-
da o tal vez porque identificaba totalmente al programa, se decidió que la entrega
de las gafas de sol se convertiría en uno de los leitmotiv de cada reportaje, por esas
fechas, noviembre-diciembre de 1996, las gafas aún no eran un claro símbolo del
programa, pero fue a partir de ese reportaje cuando todo cambió. Aprovechando una
visita oficial de los Reyes a San Fernando de Henares (Madrid) (…) se planteó una
acción total: todos los reporteros saldrían a la calle en plan comando con un único
objetivo: abordar al Rey, hacerle un par de preguntas, entregarle la carta de Tonino
a Sus Majestades los Reyes y, de paso, darle las gafas. Todo ello coordinado por el
Gran Wyoming (…). El Rey recogió la carta, pidió que nos portáramos bien, cogió las
gafas y en un gesto más de campechanía soberana se las puso. Este hecho marcó un
antes y un después en la evolución de CQC. (…) Por eso, gracias a ese gesto tan real,
1997 fue el año de la consolidación del programa. El reportero vestido de negro (…)
que estaba presente en cualquier evento, pasó de ser un personaje molesto y mosca
cojonera a ser alguien imprescindible y buscado en cualquier acto que se preciara.
Todo el mundo quería ser premiado con las gafas de sol del programa para estar a la
altura de Su Majestad” (Arroyo, 2008: 183).
Los formatos del politainment televisivo 59

La personalización de las emisiones iba acompañada de una de las señas de


identidad de CQC: el sarcasmo, el humor y la sátira con la que se enfocaban
los acontecimientos de actualidad que se repasaban a través de reportajes o
por medio del guión de continuidad.

2.3. El Informal
El éxito de Caiga Quien Caiga llevó a las cadenas de televisión a apostar
por más espacios de politainment en los que jugar con la información y los
reportajes en clave de humor y sátira. Así, Telecinco puso en marcha El In-
formal (1998-2002) que mezclaba el infoshow de reportajes con el infoshow
de denuncia (Arroyo, 2008: 175-177). Javier Capitán (Capi) y Florentino
Fernández (Flo) presentaban este programa que se emitía en directo de lu-
nes a viernes en horario prime-time (21.30-22.05 h.) y que fue galardonado
con la Antena de Oro en 1998 y con el Premio Ondas 2001 al mejor programa
de entretenimiento.
Entre los colaboradores destacaron: Inma del Moral que se encargaba de
las entrevistas a famosos y de las informaciones relacionadas con política,
deportes y cultura. En 1999 fue sustituida por Patricia Conde (Requetepa-
tri) que comenzó a ocupar más minutos de plató representando un rol de
despistada y participando en sketches y reportajes callejeros. Félix Álvarez
(Felisuco) realizaba reportajes más desenfadados y en los que entraba en
contacto directo con la gente de la calle y Miki Nadal, que trabajaba como
responsable de doblaje y en sketches en estudio.
El Informal escogía las principales noticias del día y —a través de re-
portajes, entrevistas o sketches— las transmitía con un toque humorístico
y sarcástico, fresco y desenfadado; estilema elemental del infoentreteni-
miento. Entre las secciones de este programa podemos citar: Pffff (Pifias)…
Mentales, Jeta a Jeta con Fernández, Parecidos Razonables, La Sección de
Charlton Heston, Falsas Tomas Falsas, etc. En todas ellas cada uno de sus
responsables imprimía su propia marca dotando a cada sección de una per-
sonalidad muy acuciada. En cuanto a los estilemas técnicos, su uso depen-
día del contenido de cada sección con sketch pero su función era siempre
la de transmitir un mayor ritmo y espectacularizar los efectos humorísticos.

2.4. Buenafuente
Este espacio de late show de infoentretenimiento se puso en marcha en
Antena 3 en enero de 2005 para competir directamente con Javier Sardá y
60 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

su programa Crónicas Marcianas (Telecinco: 1997-2005) (Grau, 2008: 209).


Bajo la producción de El Terrat, el humorista Andreu Buenafuente condujo
este espacio que desde 2007 hasta 2011, formó parte de la parrilla de La
Sexta.
Las diferentes temporadas de Buenafuente, premiadas en diversas oca-
siones (Premio Ondas 2006 o el TP de Oro en 2008), trajeron consigo
cambios en el formato y nuevos colaboradores; pero, en líneas generales,
a lo largo de sus años de emisión este programa combinaba un monólogo
inicial del presentador, un repaso de la actualidad, diferentes sketches,
entrevistas a políticos, cantantes, escritores…. y distintas secciones en
las que participaban activamente sus colaboradores; entre los cuales po-
demos citar a Santi Millán, José Corbacho, Toni Albà (que interpretaba a
El Neng), Silvia Abril (La niña de Shrek) o Jordi Évole (El Follonero) (Grau,
2008: 216-219).
Este programa no sólo contaba con contenido de tipo sátira política, si
bien era uno de sus pilares más representativos como demostraban los mo-
nólogos iniciales del responsable del programa. Según uno de los miembros
del equipo, “el monólogo siempre ha sido la joya de la corona. Es una pieza
que tratamos con cariño, porque además de gustarle mucho a la gente,
representa el editorial de Buenafuente. Hay temas que dan más juego que
otros y siempre intentamos escribir aquellos que permitan relacionar la
actualidad con lo cotidiano de forma natural. A veces se consigue, otras no,
bien porque el tema del día resulta complicado de llevar al terreno de lo
doméstico, bien porque tenemos resaca. Es lo que pasa cuando haces cuatro
programas a la semana: vas con prisas y a lo loco” (Grau, 2008: 216).
Junto con los estilemas de humor, sátira y sarcasmo, los contenidos
también eran dramatizados a través de la descontextualización o falta de
profundidad del relato de los hechos. El comunicador y los colaboradores de
las diferentes secciones tomaban protagonismo a la par que lo hacían tam-
bién, en menor medida, los ciudadanos representados en el público.

2.5. Noche Hache


Programa que puso en marcha Cuatro en el año 2005 tras el encargo
que recibió Globomedia de crear “un formato de late night diario que es
más cercano al estilo del infotainment que al del show televisivo noctur-
no” (Arroyo, 2008: 186). Tomando como referente el espacio americano The
Daily Show with Jon Stewart, se comienza a emitir con un formato de una
hora de duración de lunes a jueves presentado por Eva Hache, la única mujer
Los formatos del politainment televisivo 61

que conduce un programa de humor nocturno en la televisión en España


(Arroyo, 2008: 186).
Este espacio de parodia de informativo, cuyas emisiones finalizaron en
2008, ofrecía un repaso a las noticias que habían sucedido a lo largo del
día, con la ayuda de colaboradores y la incorporación a la escaleta de entre-
vistas a personajes destacados de diversos ámbitos incluyendo a ministros
y protagonistas de la actualidad nacional y reportajes de política de unos
siete minutos de duración. Fue galardonado en 2007 con el Premio Ondas4.
Al tratarse de una parodia de informativo, este último ejemplo histórico
del politainment de las televisiones en España llegó a la esencia de este
género, ofreciendo un contenido de actualidad que distaba, por su enfoque
humorístico, del que habían ofrecido los noticiarios a lo largo de la jornada.
Los estilemas técnicos jugaban un papel secundario dejando la función más
relevante a los estilemas de estilo. Junto con los rasgos propios de cada sec-
ción, la personalidad de Eva Hache impregnaba el espacio en el que el tono
sarcástico, mordaz y humorístico servía de línea argumental para desarrollar
el guión televisivo dotando a la información de una espectacularización
propia de este tipo de género mediático.
Estos cinco espacios pioneros del politainment, y el éxito de audiencia
que lograron, sirvieron de impulso para la incursión con más peso de este
formato en las cadenas de televisión españolas. Todos ellos, debido a su
carácter innovador, marcaron una impronta que se observa en las creacio-
nes posteriores que se pusieron en marcha en los diferentes canales. Esos
formatos y estilemas propios que caracterizaron a programas como CQC o
Los Guiñoles van a continuar en el tiempo reforzándose en algunos casos y
diluyéndose en otros. No obstante, el nuevo hito para el infoentretenimien-
to vendrá, como veremos en el siguiente epígrafe, de la mano de la llegada
de la Televisión Digital Terrestre y la necesidad, de nuevo, de lograr buenos
resultados de share en un entorno aún más competitivo.

4
Según publicó en junio de 2008 el periódico Veinte minutos: “El 4 de marzo de este
año el programa alcanzó su emisión más vista al congregar al 18,3% de la audiencia
y 588.000 espectadores. En concreto, las secciones más exitosas han sido las de
Quequé, La guerra de los medios, y la V.O. Subtitulada, que han registrado un 12,5%
y un 11,6% de cuota, respectivamente, durante esta temporada”.

http: //www.20minutos.es/noticia/386098/0/noche/hache/despedida/ [Última
consulta: 17/01/2016].
62 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

3. PROPUESTAS DE NUEVOS FORMATOS Y SU APLICACIÓN EN LA


PROGRAMACIÓN DE LA TELEVISIÓN GENERALISTA
Con la TDT se incrementa la competencia televisiva que originó en los
años 90 la aparición de este género periodístico que combina información
y entretenimiento en un mismo espacio televisivo (García Avilés, 2007). La
consecuencia de esta nueva expansión mediática es la aparición de diversas
fórmulas que buscan atraer a una audiencia cada vez más fragmentada, no
solo por la amplia oferta televisiva, sino también por el auge de las segun-
das pantallas que aumentan las posibilidades de información y ocio de los
ciudadanos y cambian la forma de consumir televisión (Fernández, 2006).
Estos cambios suponen la transición hacia un nuevo modelo televisivo, la
post-televisión (Ramonet, 2002), que surge de la mano de la digitalización
y propone una nueva forma de crear, producir, transmitir y ver la informa-
ción y los distintos contenidos televisivos (Riera, 2003).
Un análisis de la parrilla televisiva del año 2009 concluía que los pro-
gramas de politainment que se encontraban en antena en las televisiones
generalistas españolas se podían clasificar en tres grupos: formatos políti-
cos espectacularizados, magazines politizados e infoshow políticos (Cebrián
y Berrocal, 2010). El mismo análisis aplicado a la parrilla actual nos permite
concluir que el politainment ha crecido y que al cambio cuantitativo, se
suman otros de tipo cualitativo que han supuesto una diversificación de
formatos en el que podría considerarse un proceso de cierta renovación. De
forma general, las tendencias del infoentretenimiento político televisivo en
España se resumen en dos procesos recíprocos y convergentes: por un lado
el entretenimiento se ha trasladado a la información política tradicional y
por otro, la política tradicional se ha acercado a los espacios de infoentre-
tenimiento.
El primero de estos dos fenómenos es el anterior desde el punto de vista
cronológico y el que, de algún modo, inaugura el fenómeno del infoentre-
tenimiento tal y como recogen definiciones como la de Thomas (1990) para
quién “el infoentretenimiento alude a la tendencia de los medios a presen-
tar la información como espectáculo, cuya función principal es la de servir
de gancho para captar y mantener la audiencia”. Poco después, el fenómeno
crece y a la presencia de noticias frívolas o superficiales en los informativos
televisivos tradicionales, se añade el nacimiento de programas que parodian
la política, como los explicados en páginas anteriores, en los que esta se
mezcla con las noticias relativas a sucesos o al mundo del corazón (Cebrián
y Berrocal, 2010).
Los formatos del politainment televisivo 63

El segundo fenómeno —la política tradicional trasladada a los espacios


de politainment— es posterior y muy relevante porque los políticos dejan
de ser objeto de la espectacularización que llevan a cabo los periodistas y
medios de comunicación para convertirse en sujetos activos de la misma:
“Los medios optarían por un tratamiento ligero y distendido (cuando no
chabacano y torticero); mientras que los políticos, por su parte, conocedo-
res de esa ley, se adaptan al planteamiento; asumen el rol que se les pide; y
se suman con agrado a los esquemas” (Sánchez Alonso, 2005: 75).
A la adaptación de los políticos al panorama televisivo se une, como cau-
sa explicativa de la intensificación de este fenómeno en los últimos meses,
su adaptación a un panorama político cambiante. Las últimas elecciones
generales en diciembre de 2016 supusieron un freno en la concentración
bipartidista de la última década. La irrupción de Podemos y Ciudadanos
en el Parlamento español ha sido un acontecimiento único en la historia
de nuestra democracia, porque no es la primera vez que aparecen nuevos
partidos, pero sí es la primera vez que lo hacen con un respaldo electoral
tan alto. En los gobiernos autonómicos habían surgido previamente partidos
regionalistas y en el ámbito estatal existe el precedente de UPyD, pero con
un resultado electoral mucho más modesto en las elecciones de 2012 y tan
limitado en 2015 que supuso su desaparición del arco parlamentario. La
fragmentación electoral comenzó con las elecciones al Parlamento Europeo,
continuó en las elecciones Autonómicas de 2015 y se consolidó en las elec-
ciones Legislativas celebradas el 20 de Diciembre de este mismo año. Con
Ciudadanos y Podemos cambia el sistema de partidos y cambia también la
comunicación política. La aparición y consolidación de estos dos partidos
está muy vinculada a sus líderes, Albert Rivera y Pablo Iglesias, y sus lide-
razgos vinculados, a su vez, a los medios de comunicación, especialmente
a la televisión e Internet. Ambos han adoptado otra forma de hablar de
política y han arrastrado a líderes con planteamientos más convencionales
a entrar en el juego de la popularidad.
Otra de las explicaciones de que se haya acentuado el show de la política
es que en un escenario de mayor competitividad resulta más necesario que
nunca conectar con unos votantes desinteresados por las cuestiones políticas.
Esta desafección no es nueva, desde los años 80 las encuestas muestran de
manera continua e insistente el desinterés de los ciudadanos por las cues-
tiones políticas y los últimos barómetros del CIS señalan, además, que los
políticos se han convertido en un problema para los españoles. Tampoco es un
hecho exclusivo de España. Cliff Zukin diferencia cuatro grupos de públicos
en relación a su interés por la política: los atentos, que siguen la información
a través de varios medios y que no serían más allá del 20% del público; el
64 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

público latente, que sería un tercio aproximadamente, al que le falta motiva-


ción, pero que puede ser activado por ciertos acontecimientos comportándose
entonces como los atentos; los negligentes (inadvertent), que serían otro ter-
cio, gentes muy desinteresadas por los asuntos públicos, que seguirían, más
bien pasivamente, por la televisión; y, finalmente, el público apático, que no
tiene interés por la política y haría poco uso de los medios de comunicación
con finalidades de información. (Muñoz-Alonso 1999: 19).
La mejor forma de llegar a los públicos más desactivados es la televisión
y así lo han entendido los políticos, que en los últimos meses han tenido
una presencia muy intensiva en programas de infoentretenimiento. La tabla
que se incluye a continuación recoge los programas de infoentretenimiento
ordenados por cadenas.

Tabla 1. Programas de politainment en emisión en 2016.

Cuatro • Las mañanas de cuatro


• Viajando con Chester
Mediaset • Planeta Calleja
Tele 5 • El programa de Ana Rosa
• Qué tiempo tan feliz
La sexta • Salvados
• El objetivo
• La sexta noche
• Al rojo vivo
A3Media • El intermedio
Antena 3 • Espejo público
• El Hormiguero
• El rincón de pensar
• Dos días y una noche
TVE • En la tuya o en la mía

Fuente: Elaboración propia

El análisis de la tabla anterior nos permite concluir que todas las cade-
nas generalistas, excepto La 2 que siempre tiene pautas de programación
diferenciadas, emiten programas de infoentretenimiento político. La mayor
parte de estos programas pertenecen a cadenas de A3 media, cinco son emi-
tidos en La Sexta y cuatro en Antena 3. Le sigue Mediaset, que tiene cinco
programas de este tipo en antena, tres de ellos emitidos en Cuatro y dos en
Telecinco y a mucha distancia se sitúa TVE. Es notoria la diferencia entre la
cadena pública, que tiene un único programa y de emisión semanal, y las
Los formatos del politainment televisivo 65

televisiones privadas, en las que el número de espacios es muy superior, y


en los que tienen varios de emisión diaria, por lo que su presencia real en
la parrilla es mucho mayor. No obstante, el análisis comparativo es el que
nos permite valorar la evolución de estos programas. El número de espacios
actualmente en emisión que se pueden considerar de infoentretenimiento
es muy superior al de hace solo algunos años, como recoge la tabla que se
incluye a continuación.

Tabla 2. Programas de infoentretenimiento en antena en 2009 y 2016

2016 2009
Cuatro • Las mañanas de cuatro
• Viajando con Chester
• Planeta Calleja
Mediaset • Toma partido
Tele 5 • El programa de Ana Rosa • El programa de Ana Rosa
• Qué tiempo tan feliz • La noria
La sexta • Salvados • Buenafuente
• El objetivo • El intermedio
• La sexta noche • Salvados
• Al rojo vivo
• El intermedio
A3Media • Más vale tarde
Antena 3 • Espejo público • Espejo público
• El Hormiguero
• El rincón de pensar
• Dos días y una noche
TVE • En la tuya o en la mía • 59 segundos
• Tengo una pregunta para
usted

Fuente: Elaboración propia

El número de programas de politainment se ha duplicado. Si en 2009 se


contabilizaron 8 programas, hoy hay 16 espacios de infoentretenimiento en
antena. La cadena pública es la única que ha rebajado el infoentretenimien-
to de su programación, probablemente como consecuencia de la entrada en
vigor de la ley que le prohíbe la publicidad comercial y que ha supuesto un
aumento de los programas culturales, informativos y en general de servicio
público en detrimento de otros propios del modelo de la televisión comercial.
Telecinco, la cadena del entretenimiento y la telerrealidad, mantiene el nú-
mero de programas pero, sin embargo, se puede considerar que ha disminuido
66 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

los contenidos de infoentretenimiento porque desaparece La noria, un espa-


cio donde la presencia de la política era habitual, y su lugar en el listado es
sustituido por ¡Qué tiempo tan feliz! en el que la política tiene una presencia
esporádica, especialmente circunscrita a la campaña electoral y bastante es-
casa en general. El dato concuerda con el perfil de la programación de esta
cadena, caracterizada por hacer prevalecer el entretenimiento basado en el
espectáculo y especialmente en la telerrealidad desde el éxito arrollador del
estreno de Gran Hermano en el año 2000. El cambio más significativo en la
cantidad de infoentretenimiento se produce en Cuatro, cadena que pasa de no
tener ningún programa de este tipo a emitir Las mañanas de Cuatro, Viajando
con Chester, Planeta Calleja y Toma partido, aunque este último ha estado en
emisión solo durante 15 días habiendo sido eliminado por baja audiencia.
Antena 3 mantiene Espejo Público e incorpora tres programas más: El Hormi-
guero, El rincón de pensar y Dos días y una noche y La Sexta duplica el número
de programas pasando de tres a seis y convirtiéndose en la cadena generalista
con más presencia de politainment.
El cambio en la programación es de tipo cuantitativo, pero también se
producen novedades de carácter cualitativo. En la siguiente tabla aportamos
una clasificación comparada de los programas de ambos periodos analizados:

Tabla 3. Clasificación de los programas de infoentretenimiento

2009 PROGRAMA POLÍTICO MAGAZINE POLITIZADO INFOSHOW


ESPECTACULARIZADO
• 59 segundos • Espejo público • Buenafuente
• Tengo una pregunta • El programa de Ana • El intermedio
para usted Rosa • Salvados
• La noria
2016 • Salvados • Espejo público • El intermedio
• El Objetivo • El programa de Ana
• Toma partido Rosa
• Las mañanas de cua- • ¡Qué tiempo tan feliz!
tro • El Hormiguero
• La sexta noche • Viajando con Chester
• Al rojo vivo • El rincón de pensar
• Más vale tarde • En la tuya o en la mía
• Dos días y una noche
• Planeta Calleja
PROGRAMA POLÍTICO ENTRETENIMIENTO INFOSHOW
ESPECTACULARIZADO POLITIZADO

Fuente: Elaboración propia


Los formatos del politainment televisivo 67

El criterio para clasificar las categorías recogidas en la tabla anterior fue


el peso relativo de la información y el entretenimiento teniendo en cuenta
dos ejes paralelos en cuyos extremos encontramos más política y menos
entretenimiento y menos política y más entretenimiento.
+ POLÍTICA - POLÍTICA
-ENTRETENIMIENTO +ENTRETENIMIENTO

En el extremo izquierdo del eje situamos los programas políticos espec-


tacularizados y en el derecho los infoshows políticos. A medio camino entre
estas dos categorizaciones se encuentran los programas de entretenimiento
politizados, donde hemos incluido, además de los magazines politizados,
otros programas en los que, sin llegar a la parodia, predomina el entreteni-
miento frente a los contenidos informativos.
La evolución de estas categorías ha sido desigual. El cambio más relevan-
te ha sido la aparición de nuevos programas de entretenimiento politizados,
en la que se incluyen los magazines que llevan varios años en antena como
Las mañanas de TVE, Espejo público o El programa de Ana Rosa, pero en la
que se incorporan otros nuevos y, en algunos casos, difíciles de clasificar.
Los programas de entretenimiento politizados son espacios cuya finalidad
es fundamentalmente el entretenimiento, pero que incluyen de forma re-
gular información política y en ocasiones entrevistan a los líderes políti-
cos en plató. Dentro de este grupo se incluyen los magazines politizados,
programas de temática variada en los que la política se intercala con otros
temas de actualidad y con contenidos de carácter no informativo. En ellos
la política se presenta descontextualizada y al intercalarse con personajes y
temas de opinión, en muchos casos frívolos y sensacionalistas, favorece la
trivialización y vulgarización de los asuntos políticos. En esta categoría se
incluyen Las mañanas TVE, Espejo público, El programa de Ana Rosa, ¡Qué
tiempo tan feliz! y El hormiguero.
También hemos considerado programas de entretenimiento politizados
Viajando con Chester y Al rincón de pensar, ambos, programas de entrevistas
que se han espectacularizado por tres razones, la primera tiene que ver con
el protagonismo del presentador, la segunda con el escenario en el que tiene
lugar la entrevista y la tercera y última con los asuntos tratados. En el caso
de las entrevistas a líderes políticos, los temas desbordan las cuestiones
estrictamente políticas para entrar en asuntos de carácter personal sobre
su vida familiar, su pasado, sus sentimientos y no solo sobre sus ideas polí-
ticas, programa electoral y acciones y decisiones de carácter público. Otros
programas de entrevistas que comparten estas características son En la tuya
68 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

o en la mía y Dos días y una noche, pero en estos dos casos, se añade un
elemento: la telerrealidad.
En España la telerrealidad no había llegado aún a la política (Martín
Granados, 2014), pero parece que es cuestión de tiempo que podamos ver
en antena un formato como Mr. et Mme. tout le monde, un programa de
planteamiento similar a 21 días, pero en el que los protagonistas son dipu-
tados y ex ministros convertidos en ciudadanos anónimos que graban sus
experiencias en la calle con una cámara oculta. De momento, los políticos
no se han caracterizado para infiltrarse en la vida de los españoles, pero sí
los hemos podido ver en la intimidad de su casa respondiendo preguntas
sobre su vida privada o compartiendo momentos de ocio con los presenta-
dores de estos espacios.
En la tuya o en la mía es un programa presentado por Bertín Osborne,
en el que en la casa del presentador o del invitado se produce una con-
versación en tono distendido sobre la vida de la persona entrevistada. En
el transcurso de ese diálogo se incluyen fotos que ilustran los momentos
sobre los que se habla y también comentarios de personas cercanas al
invitado, tanto del ámbito personal como profesional. En un momento del
programa abandonan el sofá en el que tiene lugar la conversación para
hacer otro tipo de actividad durante la que continúa la entrevista. Es
habitual que preparen la comida, aprovechándose del éxito de los progra-
mas de cocina, y también que compitan en algún tipo de actividad como
el futbolín, el billar, las cartas o el pin-pon propiciando un juego en el
que el que pierde tiene que responder una pregunta, de tal forma que los
papeles de entrevistador y entrevistado se intercambian aprovechando el
interés que también suscita el propio Bertín Osborne. Los políticos que
han participado en este programa hasta la fecha son Mariano Rajoy y Pe-
dro Sánchez, ambos durante el periodo de campaña electoral previo a las
elecciones del 20 de diciembre de 2015.
Dos días y una noche es un formato, también de entrevistas, presentado
por la periodista Susana Griso que pasa un fin de semana con un personaje
público compartiendo sus actividades de ocio. Igual que en el programa an-
terior, los entrevistados son personajes de todos los ámbitos, la música, el
deporte, la televisión, el toreo… y también la política. La entrevista tiene
lugar en diferentes espacios en los que transcurre el fin de semana, incluida
la vivienda del entrevistado que habla, no solo de su faceta profesional,
sino también de cuestiones que afectan a su parte más íntima. La única po-
lítica que hasta el momento ha protagonizado el programa ha sido Cristina
Cifuentes siendo Presidenta de la Comunidad de Madrid.
Los formatos del politainment televisivo 69

El último programa dentro de la categoría de entretenimiento politizado


es Planeta Calleja, otro de los espacios en los que telerrealidad y política se
unen. Es un programa de aventuras dirigido por Jesús Calleja, que junto a
un personaje público por emisión recorre la geografía mundial. En la lista de
personas conocidas que han aceptado la invitación para vivir una aventura
extrema se incluyen los políticos Pedro Sánchez, Albert Rivera y Soraya
Sáenz de Santamaría.
Volviendo a la evolución de las categorías que integran la clasificación
que presentamos en este trabajo, el segundo cambio significativo es la
aparición de nuevos espacios en los que se trata la actualidad política de
forma espectacularizada. Los programas políticos espectacularizados son
espacios en los que los temas y los actores pertenecen al ámbito político-
periodístico tradicional, pero en los que se incorporan rasgos técnicos y
estilísticos propios del infoentretenimiento, entre los que cabe destacar
la fuerte personalidad de los presentadores o conductores de estos pro-
gramas, que en ocasiones abandonan su papel de moderadores o entre-
vistadores para convertirse en coprotagonistas (Ortell, 2011: 282). En los
programas de tertulia política —Las mañanas de Cuatro, La Sexta noche
y Al rojo vivo— se suma al hecho anterior la incorporación de elementos
propios del talk show como espectáculo en las formas y también en los
modos de los contertulios: “la composición de los platós en ambos, con
las mesas de debate divididas en bandos enfrentados simétricamente y se-
parados por el presentador, con un espacio específico para las entrevistas
a invitados —rasgo este procedente del magazines tradicional, la división
de la pantalla para no tener que depender de la dialéctica plano-contra-
plano, etc.— son un claro indicio de la hibridación absoluta de ambos
formatos “ (Palao y García Cataláns, 2011).
El enfrentamiento entre contertulios situados en las antípodas ideoló-
gicas llega a su máxima expresión en el programa Toma partido, en el que
los cuatro periodistas, analistas políticos o líderes de opinión participantes
“confrontan sus opiniones por parejas en un duelo dialéctico a favor o
en contra de las preguntas formuladas”, palabras textuales de la web del
programa que expresan la idea del enfrentamiento. La puesta en escena
también es intencionadamente espectacularizante ya que los contertulios
están de pie, frente a un atril en el que hay un botón que deben presionar
para responder un sí o un no a la pregunta planteada por el moderador.
Además se incorpora otra característica que sitúa a este programa en la era
post-televisiva, la interacción del público en plató y la participación de los
espectadores en tiempo real a través de las redes sociales.
70 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

Las redes sociales están muy presentes en todos los programas que es-
tamos analizando y también en El Objetivo, otro de los espacios que hemos
incluido en la categoría de información política espectacularizada. Es un
programa de entrevistas y actualidad informativa basado en lo que auto-
denominan periodismo de datos, que incluye una entrevista de Ana Pastor,
la presentadora del programa, a un personaje público relevante del ámbito
de la política y secciones en las que se comprueba la veracidad de las in-
formaciones y datos ofrecidos por los líderes de los distintos partidos como
Maldita hemeroteca o Prueba de verificación, entre otras.
Dentro de la categoría de información política espectacularizada se in-
cluyen también Salvados y Más vale tarde. El primero de ellos es un pro-
grama de reportajes y entrevistas sobre temas de actualidad que lleva ocho
años en antena. En la clasificación de 2009 era uno de los tres infoshows
analizados, pero en el transcurso de este tiempo ha cambiado su estructura
y ha rebajado su tono humorístico. La seña de identidad continúa sien-
do el director y conductor del programa, Jordi Évole, que tiene un papel
protagonista en los reportajes a los que imprime un estilo muy personal
caracterizado por la ironía, el descaro y la falsa ingenuidad. Otros rasgos de
infoentretenimiento presentes en el programa son el empleo de la música
para dotar al discurso de ritmo y emotividad y la tendencia a los primeros
planos, planos detalle y efectos de postproducción; así como el gusto por
la dramatización y la emotividad, los contenidos personificados con una
narrativa de planteamiento-nudo-desenlace y el protagonismo que adquiere
el ciudadano en varios de los reportajes (Ortell, 2011).
Más vale tarde es el último programa informativo espectacularizado en
emisión en las cadenas generalistas. En este caso se trata de un magazín,
pero a diferencia de los explicados previamente —Espejo público, El progra-
ma de Ana Rosa y Las mañanas de TVE— los contenidos son exclusivamente
informativos. Incluye entrevistas, análisis y tertulia o debate político con
las mismas características que se han señalado previamente. El título del
programa introduce la almohadilla propia de los hashtags invitando a la
interacción del público con el programa y utiliza técnicas de grabación y
realización basadas en el movimiento y las conexiones en directo, el empleo
de la música para dotar al discurso de ritmo y emotividad y la rapidez en
el montaje.
La última categoría establecida tras el análisis de los programas en an-
tena es la de los infoshows políticos. Son programas cómicos, humorísti-
cos, indiscutiblemente orientados al entretenimiento, pero que atienden
preferentemente a la actualidad parodiando la política. El único infoshow
Los formatos del politainment televisivo 71

político en antena es El intermedio. Buenafuente desapareció de la parrilla


y Salvados ha evolucionado de infoshow político a programa de reportajes
de investigación en el que la política está muy presente de manera más o
menos directa, lo que nos ha llevado a reubicarlo en la categoría anterior de
entre las tres establecidas.
El panorama descrito nos sitúa en la “democracia de audiencias” for-
mulada por Manin (1997) donde la competencia partidista se centra en los
candidatos y no en los aspectos programáticos e ideológicos de los partidos
y donde los votantes son concebidos como una audiencia a la que hay que
ganar a través de la utilización de la imagen de los líderes en los medios de
comunicación, con especial relevancia de la televisión.

4. CONSIDERACIONES FINALES SOBRE LOS FORMATOS DEL


POLITAINMENT TELEVISIVO
El politainment, como un género mediático vivo que es, ha ido evolucio-
nando a lo largo de los años desde su aparición hasta la actualidad y seguirá
modificándose mientras continúe formando parte de las parrillas televisivas.
Tanto su origen en los años 90 como las transformaciones que, como hemos
visto a lo largo de estas páginas, se desarrollan a partir de la llegada de la
TDT se deben principalmente a la necesidad de las cadenas de atraer a la
audiencia en un entorno competitivo en el que los elementos de espectacu-
larización, el humor y el entretenimiento resultan claves para conseguir el
respaldo del público.
De la neotelevisión a la interactiva y multipantalla postelevisión, el po-
litainment se ha ido adaptando mientras apostaba con éxito por la hibri-
dación y la entremezcla de los conceptos de informar, formar y entretener.
Como se ha podido ver en las páginas de este capítulo, el infoentreteni-
miento ha ido logrando espacio en la programación para dejar de ser algo
residual como en los años 90 y convertirse en un género de peso dentro de
las televisiones distribuido en diferentes franjas horarias —aunque siempre
en aquellas con niveles de audiencia superiores— y a lo largo de los siete
días de la semana.
Los programas pioneros como CQC, Los Guiñoles o El Informal incorpo-
raron en la pequeña pantalla los estilemas propios de este género que se
irán consolidando con el tiempo. Esos inicios supusieron la irrupción de dos
tipos de formato del politainment: los magazines-programas contenedores
y los espacios de parodia informativa o infoshows.
72 Virginia Martín Jiménez, Tamara Vázquez Barrio y Elena Cebrián Guinovart

El aumento de la competencia televisiva a raíz de la irrupción de la TDT


llevó a las cadenas a apostar aún con más fuerza por el infoentretenimiento
y diversificar los espacios de este género que los espectadores podían ver
al otro lado de la pantalla. De ahí la necesidad de ir más allá de los forma-
tos que tradicionalmente se habían planteado en el ámbito académico para
ofrecer una nueva propuesta que consideramos que abarca los principales
programas que a día de hoy se emiten y que pertenecen por sus caracte-
rísticas, objetivos y estilemas al politainment. Como se ha desarrollado a
lo largo de este capítulo, el infoentretenimiento político se muestra en
las parrillas televisivas actuales a través de tres formatos diferentes: los
tradicionales infoshows, los programas políticos espectacularizados y los
magazines politizados.
No obstante, el cambiante panorama político y la evolución que Inter-
net y las Redes van a continuar provocando en los contenidos y formatos
televisivos y en la audiencia nos lleva a cerrar este capítulo conscientes de
que el fenómeno del politainment continuará in crescendo y su presencia
irá ampliándose en las parrillas televisivas mientras se adapta a nuevos
formatos ofreciendo al telespectador ese combinado exitoso de información
y entretenimiento.

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3. LA TERTULIA POLÍTICA TELEVISIVA COMO
FORMATO DE INFOENTRETENIMIENTO
PILAR SÁNCHEZ-GARCÍA
Profesora de Periodismo. Universidad de Valladolid
MARÍA VICTORIA CAMPOS ZABALA
Profesora de Periodismo. Universidad Rey Juan Carlos

1. INTRODUCCIÓN
La tertulia ocupa un importante espacio en el actual panorama televisi-
vo español. La irrupción de la Televisión Digital Terrestre (TDT) en España
en 2005 supuso la apertura de nuevos canales que comenzaron a ocupar sus
parrillas con una programación que contaba con escasos recursos económi-
cos donde las tertulias encontraron fácil acomodo por su sencilla producción
y por ser un producto más barato que otro tipo de programas. El resultado
fue la programación diaria o semanal de este tipo de debates especialmente
en pequeños canales como 13 TV, Intereconomía o VeoTV (Abejón, 2013) en
los que, además, se apostó por presentar una línea ideológica definida —en
busca de una cuota concreta de telespectadores— reforzando la figura del
contertulio asiduo. Este fenómeno se ha extendido progresivamente a las
cadenas televisivas de mayor tamaño, como Televisión Española, Telecinco
y la Sexta, principalmente, contribuyendo así a generar un atractivo mayor
por este tipo de tertulias programadas en horas de prime-time con temas de
debate político y de actualidad general, en la que los propios contertulios
se han convertido en personajes ‘familiares’ para el espectador, como figuras
necesarias para el espectáculo
Ante este panorama mediático televisivo se plantean los siguientes in-
terrogantes a modo de presentación de la reflexión que se aborda en este
capítulo: ¿Qué ingredientes logran que este tipo de programas sean exito-
sos? ¿Cuáles son los rasgos del tertuliano asiduo? ¿Por qué los propios po-
líticos se prestan a aparecer como contertulios en este tipo de programas?
¿En qué momento se convierte un debate en una tertulia-espectáculo? Las
respuestas a estas preguntas se concretan en torno al objetivo de analizar
las características de la tertulia política televisiva como formato de infoen-
tretenimiento. El análisis parte con la hipótesis de que la tertulia política
puede calificarse como un formato de infoentretenimiento en las cadenas
televisivas que buscan más el espectáculo que la argumentación a través de
78 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

tertulianos-personajes, de la escenografía de confrontación ideológica y de


la simplicidad de la argumentación.
El tema objeto de estudio carece, hasta la fecha, de una perspectiva
investigadora en profundidad, en parte debido a su reciente aparición y
consolidación ante la audiencia. En esta investigación se ponen en relación
dos perspectivas de análisis de la tertulia política como espectáculo: como
género de Periodismo de Opinión y como formato de infoentretenimiento.
En primer lugar, su estudio se enmarca dentro de la literatura científica
del Periodismo de Opinión, cuyo análisis más profuso se ha realizado tradicio-
nalmente en España desde el punto de vista de la redacción periodística y de
la teoría de los géneros periodísticos (Vivaldi, 1981; Casasús & Ladeveze 1991;
Martínez Albertos, 1992; Abril, 1999; Cantavella & Serrano, 2007; Gomis,
2008), además de la perspectiva de la retórica, la argumentación y el análisis
de textos (Armañanzas & Noci, 1996; Santamaría & Casals, 2000). El estudio
de la opinión ha contado, principalmente, con una vertiente histórica y re-
daccional que se traslada a los medios audiovisuales en un período aún más
reciente. Los primeros estudios en torno a la tertulia audiovisual se inician
en la década de los 90, años en los que se detecta una proliferación de este
formato, que entonces ya se califica como “fenómeno comunicativo” (Santa-
maría, 1992: 129). Sus orígenes se sitúan en el ámbito de la radio (Moreno,
2002; Sánchez-Serrano, 2007; Sánchez-Rodríguez, 2005 y 2007) ya que su
amplia programación de debates convertiría a “la radio en un gran tertulia”,
como la definiera el periodista radiofónico Luis del Olmo (Sánchez-Serrano,
2007: 241) a quien se atribuye la tertulia radiofónica más antigua de España
en su programa ‘Protagonistas’ durante su etapa inicial en la emisora La Cope
(Santamaría, 1992) a mediados de los años 80. El modelo de las ondas se tras-
lada entonces, con éxito desigual, a la televisión con programas de opinión
que han pasado por diferentes etapas y formatos (Bernaola et al, 2011) hasta
llegar al tipo de tertulia actual que busca el espectáculo y el entretenimiento
a través de tertulianos que, por su asiduidad, se han convertido en personajes
en algunos casos y con debates en los que prima la confrontación y las fala-
cias por encima de la argumentación (Baggini, 2010; Abejón, 2013).
Este fenómeno mediático ha dado lugar a su análisis en los propios
medios de comunicación (El Mundo, 2014; La Vanguardia, 2015; El País,
2015) generalmente desde un punto de vista crítico por la escasa calidad del
debate, o por la utilización de los líderes políticos de este tipo de espacios
para darse a conocer y trasladar mensajes sencillos a un público amplio,
formando así parte del espectáculo mediático más alejado de la profundidad
argumentativa.
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 79

En segundo lugar, el objeto de estudio se centra en la correlación exis-


tente entre la política y el espectáculo, denominada ya infoentretenimiento
político o politainment, que cuenta con un conocimiento científico asen-
tado en las últimas décadas en el panorama nacional e internacional, en
el que se analiza su presencia en los diferentes soportes mediáticos y su
impacto en la ciudadanía (Berrocal, Abad, Cebrián, & Pedreira, 2001; Mutz
& Chanin, 2004; Moy, Xenos y Hess, 2006; Thussu, 2007; Valhondo, 2007;
Ortells, 2011; Berrocal, Campos, & Redondo, 2012; Berrocal, Redondo, Mar-
tín, & Campos-Domínguez, 2014). El espectáculo en política forma ya parte
del engranaje informativo con fines de entretenimiento.
En este marco teórico se asienta la presente investigación que analiza
el fenómeno de la tertulia política televisiva como espacio de infoentre-
tenimiento muy definido por la figura del tertuliano como protagonista
indiscutible del ‘show’. Se presenta pues una aproximación al estudio de la
figura del tertuliano político de la televisión española acotando el análisis
a una de las cadenas de la actual TDT, La Sexta, por el interés que han
despertado sus tertulias políticas y por constituir un fiel ejemplo de in-
foentretenimiento. A partir del análisis de dos de sus tertulias principales,
La Sexta Noche y Al rojo vivo, se propone el diseño de una metodología de
estudio del tertuliano como una primera aportación para la futura creación
de un mapa que permita abundar y dibujar un perfil del tertuliano político
de la televisión española.

2. EL CONCEPTO DE TERTULIA: DEL CAFÉ ERUDITO, A LA


DIVULGACIÓN EN LA RADIO Y LA TELEVISIÓN
El origen del término tertulia se atribuye a un nombre propio, el de
Tertuliano, un erudito del siglo II citado por los clérigos del Siglo de Oro
por sus relatos sobre cómo en la antigua Roma se reunían a hablar de temas
sagrados y profanos. Con el tiempo se convirtió en sinónimo de academia
cuando en el Barroco se asociaba a tertulia literaria e incluso se llega a
extender el vocablo para designar los elementos altos de los teatros donde
se reunía la gente culta y de respeto (Santamaría, 1992: 131). El concepto
de tertulia ha trascendido a la actualidad como “reunión de personas que se
juntan habitualmente para conversar o recrearse” (DRAE, 2015)1.

1
Disponible en: http: //dle.rae.es/?id=ZdNifNU&o=h (consultado el 12 de octubre de
2015).
80 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

La tertulia actual enmarcada en el Periodismo de Opinión se considera


que es heredera de las tradicionales tertulias de intelectuales y artistas res-
petados en los cafés o en clubs sociales de élite muy extendidos durante el
siglo XIX y primera mitad del XX en las grandes ciudades españolas (Gomis,
2008). La opinión de los eruditos y de la élite política y económica nutre
los periódicos desde el siglo XVIII, la tertulia de café se generaliza como tal
en el siglo XIX y coincide mediáticamente con la plenitud del periodismo
ideológico en ese momento (Martínez Albertos, 1983; Casasús & Ladeveze,
1991). Habrá que esperar hasta el siglo XX a que la tertulia encuentre su
réplica mediática en la radio y en la televisión, momento en el que se resta
importancia al encuentro intelectual en los cafés y los tertulianos se retiran
a sus casas. “Su estructura y características generales son muy parecidas a
la tertulia que hizo furor en el siglo XIX. Es como si aquella hubiera sido
filmada o grabada en una cinta” (Santamaría, 1992: 132).
La tertulia mediática puede definirse como “una fórmula opinativa basa-
da en la conversación” (Sánchez-Serrano, 2007: 261) y, más específicamen-
te, como un debate moderado por un periodista con diversos intervinientes
que discuten acerca de un tema de actualidad (Armañanzas y Díaz, 1996).
Santamaría (1992) describe la tertulia como una escena en la que el perio-
dista, que es el titular de un espacio y hace de moderador, reúne a unos co-
laboradores —en su mayoría columnistas de renombre— a los que convoca
para opinar de algunos temas.
En cuanto a la clasificación de las tertulias como género o subgénero de
opinión, no todos los autores coinciden. Santamaría (1992) recuerda que
Ángel Benito considera la tertulia como un género informativo mientras
que Miguel Ángel Gozalo entiende que las tertulias han elevado la charla de
café a la categoría de género periodístico2. Igualmente, se les puede clasifi-
car como ‘género de diálogo’ o ‘genero de coloquio’ en contraposición a los
géneros de monólogo (Sánchez-Serrano, 2007: 248).
La tertulia mediática, en principio, reproduce un debate intelectual (o
pseudointelectual) que, en diferentes etapas y con diversos formatos, se
han trasladado a los medios audiovisuales, primero a la radio y después
a la televisión, con la gran diferencia, respecto a las tertulias de café, de
que amplifican la opinión trasmitida a una audiencia heterogénea que va
imprimiendo la necesidad de convertir el debate erudito en divulgativo. Se

2
Santamaría cita las siguientes referencias bibliográficas: Ángel Benito. “Las tertu-
lias”, artículo publicado en Diario 16, 24-XII-90; y Miguel Ángel Gozalo. “Señorías al
micrófono”, artículo publicado en Diario 16, 16-6-89.
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 81

convierte así la tertulia mediática en una conversación dirigida a públicos


amplios y centrada, principalmente, en cuestiones de actualidad periodís-
tica con distintos formatos que se adaptan a los diferentes fines que puede
perseguir un medio de comunicación: informar, formar y/o entretener. En
su nacimiento en la radio, se le llega a considerar como “género radiofónico
específico” (Sánchez-Serrano, 2007: 241) que se transfiere después a la te-
levisión, en principio, con fines informativos y formativos.
“En los inicios del género la tertulia se concebía, fundamentalmente, como un
tiempo en el que un grupo de periodistas podía comentar y valorar la informa-
ción, aportando claves no incluidas en las noticias, relacionando temas o avan-
zando posibles consecuencias a partir de los hechos. Era algo así como un respi-
ro que se tomaba la radio entre la rapidez y la inmediatez de la información y que
permitía a los comentaristas cumplir una función que ya venía haciendo desde
hacía mucho tiempo el periódico” (Sánchez-Serrano, 2005: 143).

En sus inicios la tertulia tenía “más gancho” en la radio porque en la


televisión de los años 90 tenía un carácter oficialista (Santamaría, 1992:
131) y no llegó a consolidarse. La ampliación del espectro televisivo y, es-
pecialmente, la aparición de la TDT reavivaron el formato. Esta evolución
puede ilustrarse con diferentes momentos que se mencionan aquí a modo
de ejemplos de variantes: inicialmente, surge la tertulia en la televisión
por la necesidad de debatir y argumentar en profundidad en la etapa de la
Transición española, uno de los primeros ejemplos de tertulia televisiva se-
ría el programa La Clave (1976-1985), de José Luis Balbín caracterizada por
la profundidad del debate y la argumentación de expertos desde múltiples
perspectivas; más tarde, la tertulia pasa por diferentes formatos en busca de
una adaptación más dinámica y ágil para el medio televisivo cambiante que
desemboca en el cambio de siglo en programas como 59 segundos (2004-
2012) de Televisión Española, espacio que limita la argumentación por tur-
nos de los intervinientes a menos de un minuto mediante un micrófono que
controla los tiempos; y, por último, asistimos a la modalidad actual de ter-
tulia en pequeñas cadenas que requieren formatos baratos que enganchen a
la audiencia por el espectáculo, la confrontación y la ideologización de las
posturas, como el caso de El Gato al Agua en la cadena televisiva Intereco-
nomía (2005-2015) o el Cascabel al Gato de a cadena 13 TV (desde 2013) que
se presenta como “el debate político diario líder en televisión” (13tv.es).
En esta evolución de la tertulia televisiva, no sólo se ha producido un
cambio de formato, sino de intención en el sentido de que se persigue
más el espectáculo y la teatralización que el propio debate, por lo que
se convierte en un programa con fines puramente de entretenimiento o
82 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

infoentretenimiento. “Las cadenas de televisión, con la llegada de la TDT,


apostaron por este formato periodístico, el de las tertulias de opinión,
pero han transformado su ritmo, en numerosas ocasiones, para conver-
tirlas en espectáculo más que en análisis informativo objetivo” (Abejón,
2013: 96). Ejemplos como Intereconomía TV lograron buenos índices de
audiencia gracias a dos programas: Más se perdió en Cuba y, El gato al
agua; y al que imitaron otras cadenas como Libertad Digital TV, Popular
TV, o la desaparecida VeoTV. Las grandes cadenas como Tele Cinco o La
Sexta, especialmente, se han subido a la moda del debate-espectáculo con
un modelo que deja ver más su intención de retener a una audiencia am-
plia y heterogénea que desea entretenerse ante el televisor con discursos
y argumentos emocionales más que con la argumentación racional clásica
de un buen debate, alejados así, de los eruditos e intelectuales de las des-
aparecidas tertulias de café.

2.1. La política como temática dominante


La temática es otro de los elementos que caracterizan al fenómeno de
las tertulias televisivas con éxito de audiencia, ya que suelen centrarse en
cuestiones de actualidad y, particularmente, de actualidad política, que se
ha convertido en diana del infoentretenimiento, tanto en espacios informa-
tivos como en programas de infotainment (Pelliser y Pineda, 2014) e igual-
mente en las redes sociales (Berrocal, Campos, & Redondo, 2012). Desde el
punto de vista de la tertulia, la política representa “la variedad temática
más extendida y reconocida” (Sánchez-Serrano, 2007: 241). El concepto de
tertulia política puede delimitarse desde tres perspectivas: por los conteni-
dos, los contertulios y la ideologización de los mensajes.
En cuanto a los contenidos, el debate gira en torno a informaciones de
actualidad que abarcan diferentes perspectivas de la política en general,
como las acciones y acuerdos de Gobierno, la corrupción, las reacciones o
declaraciones de los líderes políticos, el propio debate parlamentario o las
luchas internas de los partidos políticos. Cualquier temática de información
de actualidad, alcanza una vertiente política, que va desde la Economía, a la
Sanidad, los impuestos, o le educación entre otros. Y se presentan, además,
personalizando al máximo en la figura del político de turno.
Respecto a los intervinientes, la tertulia puede entenderse como un for-
mato de debate o discusión en el que participan, en la mayoría de las oca-
siones, políticos como contertulios habituales que se entremezclan con los
periodistas-tertulianos. Este papel de político-contertulio se ha acentuado
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 83

en la actualidad, pero no es nuevo. Mientras que la temática política ha


estado presente en las tertulias desde sus inicios en la radio por su relación
con la realidad periodística, la presencia de políticos en las mismas resultó
más tardía. Aun así, poco a poco, los políticos se han ido incorporando a
la terna de contertulios y especialmente “desde las elecciones de 1996 y la
alternancia en el gobierno de España, la presencia de los políticos en estos
tiempos de radio superó en cantidad la de muchos otros grupos sociales, a
excepción del de los periodistas. Por ejemplo, a finales de 1996, 34 diputa-
dos tenían autorización de la Cámara para participar en tertulias radiofóni-
cas” (Sánchez-Serrano, 2005: 143). Una tónica que ha seguido en aumento
como muestran algunos estudios que reflejan que alrededor de un 34% de
los contertulios que participan en los debates de los principales medios de
comunicación son diputados de algún partido político (Abejón, 2013). En
medio de este fenómeno, sirva como ejemplo mediático más reciente el del
líder del partido Podemos, Pablo Iglesias, que se ha dado a conocer a la so-
ciedad a través de su participación en los platós de diferentes programas de
tertulias (El Mundo, 15 de noviembre de 2014) y que, tras su éxito mediáti-
co, ha sido imitado por el resto de los partidos políticos que ahora envían a
sus principales líderes a opinar o debatir sobre la actualidad política.
En cuanto a la carga ideológica de los mensajes, la tertulia se convierte
en un espacio con un alto contenido de argumentos ideologizados que lanzan
los contertulios con el fin claro de significarse políticamente, al igual que los
políticos que aprovechan el espacio televisivo para manifestar sus ‘mensajes’
a modo de eslogan más que de razonamiento. Ambos, el tertuliano periodis-
ta y el contertulio político salen al escenario con posturas ‘preconcebidas’
y reconocibles por el espectador. Es quizá este punto, el que mejor explica
el “enganche” de este tipo de tertulia con la audiencia que busca refrendar
sus posturas ideológicas al adherirse a contertulios ideológicamente muy de-
finidos. Este tipo de tertulia televisiva está en sintonía con la idea de que
“la opinión en España se ha politizado a demanda de lo que unos medios de
comunicación cada vez más politizados exigen” (Abejón, 2013:107). Es decir,
que la tertulia política como espectáculo “engancha” a una audiencia que
está polarizada ideológicamente y busca productos que ratifiquen sus ideas;
la tertulia con formato de infoentretenimiento se lo aporta.

2.2. Elementos diferenciadores de la ‘tertulia-espectáculo’


La tertulia mediática cuenta con sus propios elementos diferenciadores
como el moderador, los contertulios, la temática o la temporalidad (Santa-
84 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

maría, 1992; Armañanzas y Díaz, 1996; Sánchez-Serrano, 2007) y que, junto


a otros factores, pueden permitir diferenciar si lo que importa es el debate y
la argumentación o el espectáculo. Para distinguirlo se proponen aquí cinco
elementos concretos (Tabla 1) que facilitan la diferenciación y el análisis
de este tipo de tertulias: el moderador, los contertulios, la periodicidad, la
temática y el formato.

Tabla 1. Elementos diferenciadores de la tertulia televisiva más argumental o


de espectáculo

Moderador-periodista Posición neutral / Posición opinativa


Contertulios Expertos, periodistas, políticos, famosos
Periodicidad Programación habitual de actualidad /
Programación especializada y esporádica
Temática Información de actualidad /
Hechos anecdóticos o personalizables
Formato Estático: escenario único con tiempos amplios de
argumentación
Movimiento: intervenciones cortas medidas y con
diferentes escenarios

Fuente: Elaboración propia

En primer lugar, el moderador suele ser un periodista escogido por su


credibilidad, por su capacidad comunicativa, o por ambas cualidades. La
figura del moderador no se limita a presentar sino que su papel es fun-
damental a la hora de dirigir la conversación, acotar las intervenciones
y exponer las temáticas en su contexto. Constituye un elemento diferen-
ciador del tipo de tertulia si opta por una posición neutral que no entra
en el debate o con una posición opinativa en la que realiza comentarios
o establece juicios categóricos. Igualmente, su papel como controlador de
los tiempos de intervención influirá en el formato buscado para la propia
tertulia con un papel más activo en el reparto de intervenciones o más
sosegado y distanciado.
En segundo lugar, en la tertulia mediática, la figura del tertuliano resul-
ta clave como elemento diferenciador del tipo de debate. En líneas generales
pueden ser: expertos, periodistas conocedores de la actualidad, famosos
o políticos. En el caso de la tertulia política suelen ocupar este papel los
responsables de medios de comunicación o redactores con experiencia y es-
pecializados en la actualidad política. E igualmente, los contertulios pueden
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 85

ser los propios políticos que participan mediante la fórmula de la entrevista


previa que da lugar después a la conversación o mediante la organización
de debates con la exclusiva participación de políticos de diferentes signos,
e incluso, más recientemente, combinando la mezcla de periodistas y polí-
ticos en el mismo debate audiovisual.
La periodicidad puede considerarse como el tercer elemento diferencia-
dor de programas especiales de debate organizados de forma esporádica a
partir de acontecimientos especiales o tertulias de periodicidad fija que se
familiarizan con la audiencia y que se centran en las temáticas de actuali-
dad con una programación asidua en las parrillas televisivas.
En cuarto lugar, según el criterio temático, cabe diferenciar las tertulias
mediáticas centradas en la actualidad que relacionan el debate con temas
informativos recientes que atienden a criterios periodísticos de relevancia
y aquellas tertulias que ofrecen la banalización y personalización de los
asuntos menos relevantes, más que entrar en las cuestiones de fondo, es de-
cir, buscan la discusión de lo anecdótico través de la exageración de temas
llamativos o se detienen en los protagonistas de una polémica informativa
a través de un exceso de personalización.
Y por último, como quinto elemento se considera el formato de la tertu-
lia televisiva para diferenciar un modelo más estático y otro de movimiento.
El primero puede caracterizarse por recurrir a un escenario único (el plató
con los intervinientes) y por tiempos más sosegados de conversación; mien-
tras que el segundo opta por la agilidad audiovisual controlando especial-
mente las intervenciones cortas y recurriendo a diferentes escenarios (como
varios presentadores, vídeos, entrevistados, o división de la pantalla, entre
otros aspectos).
La variación de estos cinco elementos permite delimitar las diferencias
entre una tertulia con fines argumentativos y la que persigue el espectácu-
lo. El debate más argumental se prepara mediante la elección del periodista
de prestigio como moderador y con una actitud menos interviniente, los
contertulios expertos, la programación especial ante un hecho o la temá-
tica de actualidad analizada con mayores tiempos de argumentación y un
formato más estático. En el lado opuesto, la tertulia-espectáculo prima al
periodista comunicador y activo en el control de tiempos de intervención,
con contertulios asiduos y con posturas ideológicas manifiestas, en una
programación habitual en la que el debate prima la banalización temática y
personalización en un formato en movimiento.
86 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

2.3. El tertuliano como elemento clave del ‘show’


Entre los elementos que se han señalado claves en la tertulia mediática,
se considera que merece especial atención la figura del tertuliano como
elemento clave, en el presente objeto de estudio, puesto que al expresar su
opinión contribuye a diferenciar en gran medida la calidad de un debate
frente a la tertulia-show. “La admirable intuición del tertuliano le permite
criticar la concepción einstiniana del cosmos y a renglón seguido un partido
de futbol o una corrida de toros” (Santamaría, 1992:130). El tertuliano se
ha convertido en un “opinador profesional” (Sánchez-Serrano, 2007: 257)
con un papel protagonista en los platós mediáticos y que ha dado lugar a
una nueva categoría de comunicador.
“Se les puede hacer hablar de temas actuales, polémicos, delicados, complejos.
Son personas conocidas, incluso famosas. Casi siempre dominan la cuestión.
Cualquiera de los participantes puede decir lo inesperado y no es raro que inclu-
so, cuando no son políticos, se pongan a discutir, con lo que el interés aumenta.
Lo que no suele acontecer es que en el curso de una discusión se pierdan los
nervios, aunque alguna vez también ha ocurrido…” (Santamaría, 1992:133).

La elección de los tertulianos puede considerarse como una marca de


las tertulias que buscan espectáculo con la organización de los conter-
tulios en bandos que expresan juicios categóricos (cerrados y explícitos)
a los que se adhiere la audiencia, como parte del espectáculo. “El juego
retórico de persuadir a la audiencia se da en plenitud en las tertulias que
son una oportunidad para que los intervinientes pongan en evidencia sus
recursos que quedan mucho más al descubierto que a través de sus textos
de opinión escritos” (Armañanzas y Díaz Noci, 1996: 212). El tertuliano se
prodiga, en la actualidad, por diferentes medios de comunicación hasta el
punto de convertirse en un ‘personaje’ habitual de las cadenas de radio y
televisión con una presencia masculina predominante y con un perfil po-
lítico marcado. Así lo demuestra un estudio realizado en España (Abejón,
2013) sobre un total de 359 profesional que han participado opinando en
los principales medios de comunicación que refleja que uno de cada cua-
tro opinantes fijos compatibiliza la opinión en varios medios, de los que
el 23% son mujeres, y que una importante mayoría están en nómina de
grandes grupos mediáticos lo que ratifica que la opinión está en manos de
un grupo reducido de periodistas. A esto se añade, el pago de este tipo de
intervención en tertulias que oscila entre los 200 y 300 euros por visita
en la radio y con una horquilla de entre 600 euros y 3.000 euros en la
televisión, según el citado estudio.
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 87

El deleite de la audiencia al reafirmarse en su opinión y el del tertuliano


al expresarla “denota hasta qué extremo el mundo irreal de los tertulianos
se acopla a la común anomalía española de la doble personalidad. La opi-
nión libera haciéndonos otros, pues tal es el sentido psicoterapéutico de la
retórica en cuanto arte de persuadir a los demás de que somos lo que nos
gustaría ser” (Santamaría, 1992: 131). Alejada de la reflexión argumentada
y expuesta con corrección, en la última década, asistimos al renacimiento
de la tertulia televisiva con un debate ‘futbolizado’ donde la audiencia ob-
tiene un feedback que retroalimenta sus propias opiniones y con un formato
de ‘infoshow’ y de ‘infoentretenimiento’ donde el tertuliano es el personaje.
El fenómeno reciente de la ‘tertulia política show’ conforma un nuevo
objeto de estudio desde diferentes perspectivas para lo que se presenta a
continuación una propuesta de metodología experimental enfocada al aná-
lisis cuantitativo y cualitativo de este formato de infoentretenimiento tele-
visivo a partir de los elementos definitorios expresados en el marco teórico.

3. METODOLOGÍA PARA EL ANÁLISIS DE LAS TERTULIAS


POLÍTICAS
Para abordar el análisis de las tertulias políticas en televisión, se reco-
mienda establecer dos niveles que hemos denominado respectivamente de
investigación horizontal o macro y de investigación vertical o micro. La
primera de ellas consistiría en localizar las tertulias políticas en la TDT espa-
ñola para realizar un mapa de las mismas. El análisis cuantitativo incluiría
la localización en la franja horaria y su duración temporal; audiencia; datos
referentes a la producción y a la dirección de los diferentes programas entre
otros elementos. La investigación vertical o micro permitirá poner el foco
de atención en cada una de las tertulias para proceder a un estudio más
detallado de todos los elementos que forman parte de la misma.
Una vez elaborado el mapa de tertulias y teniendo presente que cada
elemento a estudio aconseja el empleo de un método o técnica determina-
dos, proponemos algunos a utilizar en función de aquel o aquellos aspectos
en los que centremos nuestra atención. En lo que hemos denominado análi-
sis micro se sugiere la utilización de métodos cualitativos de investigación
porque el “objetivo es captar y reconstruir significados”…el modo de captar
la información no es estructurado sino flexible y desestructurado…su pro-
cedimiento es más deductivo que inductivo…la orientación no es particu-
larista y generalizadora sino holística y concretizadora” (Ruíz Olabuénaga,
2003: 23).
88 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

Las perspectivas de análisis pueden variar dependiendo de los diferen-


tes objetivos perseguidos en la investigación. Sin ánimo de exhaustividad
esta propuesta señala algunas de las aconsejables por su idoneidad para el
estudio de las tertulias.
El empleo de la Observación como técnica cualitativa de recogida y tra-
tamiento de datos es una de las técnicas adecuadas para el estudio de las
tertulias. Como posibles objetos de observación Piergiorgio Corbetta (2003)
propone, el contexto físico, el contexto social, las interacciones formales,
las interacciones informales y las interpretaciones de los actores sociales.
Para el análisis de las tertulias nos interesa centrarnos en el análisis de
las interacciones formales porque la condición dialógica de las tertulias la
hace idónea para nuestro objetivo. Siguiendo a Corbetta, las interacciones
formales serían “las que tienen lugar entre los individuos dentro de insti-
tuciones y organizaciones, en las que las funciones están preestablecidas y
las relaciones se desarrollan en un marco de vínculos prefijados” (Corbetta,
2003: 343). Dentro de los programas televisivos la tertulia adopta un forma-
to perfectamente definido, caracterizado fundamentalmente por la conver-
sación-debate como elemento definitorio nuclear. Tanto el moderador como
los tertulianos tienen reglada la participación en el debate. La función del
moderador como su propio nombre indica sería la de pilotar el debate y la
de los tertulianos responder a las cuestiones planteadas por el moderador y
por el resto de compañeros en un proceso de interacción continua marcado
por unas pautas temporales. En esta modalidad también procede analizar
el ambiente físico (lugar dónde se celebra, disposición de los tertulianos,
elementos de apoyo, etc.) y el humano, en el que nos detendremos más ade-
lante por su especial interés, para pasar luego a estudiar las interacciones
entre el moderador y los tertulianos y entre los propios tertulianos.
Una de las técnicas cualitativas más empleadas en los estudios de in-
vestigación sobre comunicación es la de los grupos de discusión. La técnica
permite la obtención de datos a partir del establecimiento de una conver-
sación mantenida entre varios participantes y liderada por un moderador
que es el responsable de formular cuestiones, plantear temas y moderar
el debate. Aquí por razones obvias el papel del moderador es crucial para
centrar los temas, recuperar las posibles derivaciones y dirigir en definitiva
el debate al objetivo planteado de modo estratégico desde el inicio de la
conversación. Es interesante utilizar esta técnica por las similitudes que
presenta con el propio formato de la tertulia.
Por último destacar otra de las técnicas cualitativas más utilizadas para
este tipo de objeto de estudio, el análisis de contenido. Esta herramienta es
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 89

una de las preferidas por la comunidad científica por su capacidad para la


obtención de datos, organización e interpretación de los mismos. Para el es-
tudio preliminar de la figura del tertuliano se ha seleccionado esta técnica
porque facilita la recogida y registro de datos. Una vez obtenido el mapa de
las tertulias a fin de localizar cuántas tertulias hay en la programación de
la TDT, en qué franja horaria se emiten y qué tiempo se dedica a cada una
de ellas, centraremos nuestro objetivo en la figura del tertuliano.
Como investigación de carácter exploratorio en esta primera fase se per-
sigue esbozar el perfil del tertuliano que colabora en la Sexta noche (Late
Night) y en Al rojo vivo (Acess sobremesa), ambos de la misma cadena de
la TDT española, La Sexta. Se han elegido estos dos programas de entre
toda la parrilla porque se ajustan a los criterios de infoentretenimiento y
por obtener características de dos franjas horarias diferentes dentro del
mismo género. En una segunda fase de la investigación se profundizará en
elementos cruciales del discurso, en concreto su estilo narrativo atendiendo
a los estilemas propios del infoentretenimiento desarrollados por Berrocal et
al. (2004), Ortells (2011), Imbert (2003), Humanes et al. (2009), Paz and
Montero (2010) y Labio Bernal (2008).
La muestra elegida está formada por programas que van desde el 19 de
octubre hasta el 20 de noviembre de 2015. De modo que incluye los progra-
mas emitidos el 24 de octubre, 7 y 14 de noviembre de la Sexta noche y los
emitidos en Al Rojo vivo 19 y 27 de octubre y 4, 12 y 20 de noviembre. Tras
el visionado de los mismos se ha procedido a definir las fichas de codificación
necesarias para el análisis de contenido. Se contempla como objetivo general
detectar la nómina de colaboradores fijos y ocasionales de la cadena televisiva
a estudio a través de la presencia y de las participaciones de los contertulios.
Así se persigue un objetivo principal: estudiar las características de los ter-
tulianos y los colaboradores que intervienen en los programas mencionados.
Para ello se estudia su dimensión física y su dimensión sociológica. Aspectos
generales de su comunicación verbal (tono, ritmo del discurso y tipo de dis-
curso) y su comunicación no verbal (vestimenta, expresividad y gestualidad)
todo ello en el contexto temático de desarrollo del programa. Y, un objeti-
vo secundario que es analizar el contexto de desarrollo del programa dónde
se desenvuelven los tertulianos y colaboradores. Contexto que nos permitirá
definir con mayor detalle y precisión las cualidades y características de los
tertulianos que intervienen en los mismos.
A partir de la hipótesis principal planteada en la introducción se esta-
blecen otras secundarias relacionadas especialmente en torno a la metodo-
logía de análisis de la figura del tertuliano:
90 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

– Los programas seleccionados en su apuesta por el infoentretenimien-


to y con la finalidad de ganar audiencia, cuentan con una serie de
tertulianos cuyas características personales y profesionales contribu-
yen a generar y, en su caso, a animar el debate, garantizado con ello
elevados índices de audiencia.
– Se relaciona así junto a la temática elegida para el debate, el valor de
la intervención del tertuliano como apuesta segura para el desarrollo
del mismo.
– Las características de los tertulianos, su discurso, su comunicación
no verbal denotaran la preferencia de la cadena por un tipo u otro de
debate.
– Los programas cuentan con una nómina fija de tertulianos y una
relación de tertulianos que varía en función de los temas de debate.
– Los tertulianos fijos tienen una participación más continua y activa
en los programas y debates y responden a un perfil personal, profe-
sional y comunicativo muy concreto.
– El perfil del tertuliano se corresponde con el de un hombre de edad
media, experto en la materia o al menos relacionado con ella, con
habilidades comunicativas demostradas, discurso valorativo o doctri-
nal en sus participaciones, gestualidad y expresividad elevada. Tono
elevado del discurso en función del tema a debate y ritmo acelerado
del mismo.
– La mujer tiene una presencia menor que el hombre; participa como
experta en la materia a debatir pero su presencia como tertuliana fija
es limitada.
Según Hammersley y Atkinson (1983) “cada acto humano tiene una di-
mensión expresiva propia. La organización del ambiente, el atuendo, los
gestos, las formas de comportamiento en general, son portadores de men-
sajes. Indican el género, el estatus social, la función ocupacional y hasta
la personalidad de los actores sociales. Sin embargo, es la fuerza expresiva
del lenguaje lo que constituye la fuente de conocimiento más importante”
(Hammersley y Atkinson; 1983: 107). Siguiendo los criterios apuntados por
estos autores se han diseñado las siguientes plantillas de codificación como
modelo de una tabla de análisis de las tertulias televisivas como formato
de infoentretenimiento (Tabla 2). La primera (Ficha A) recoge aspectos ge-
nerales de la dimensión física (edad, sexo) y de la dimensión sociológica
del tertuliano (profesión). La segunda (Ficha B) es una ficha doble que
recoge aspectos generales de su comunicación no verbal: vestido (formal/
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 91

informal), gestualidad/expresividad (alta, baja o moderada) y de su comu-


nicación verbal: tono (elevado, moderado, neutro) ritmo del discurso (lento,
normal o rápido). Dentro de este último bloque se incluyen cuestiones que
tienen que ver con el tipo de discurso (informativo, valorativo, doctrinal).

Tabla 2. Ficha de análisis para el estudio de la tertulia como formato de


infoentretenimiento

Ficha A. ELEMENTOS DE TERTULIANO


ANÁLISIS
Dimensión física
Nombre
Edad
Sexo
Dimensión sociológica
Profesión
Ficha B. COMUNICACIÓN NO COMUNICACIÓN VERBAL
VERBAL
Tertulianos Vestido Gestualidad/ Tipo de Tono de Ritmo del
Formal (F)/ Expresividad discurso: discurso: discurso:
Informal(I) Alta/Modera- Informativo Agresivo/ Pausado,
da/Baja Valorativo Neutro/ Neutro,
Doctrinal Conciliador rápido

Fuente: elaboración propia

4. RESULTADOS
Los resultados de la investigación se corresponden con los dos niveles
metodológicos expuestos anteriormente y basados en la investigación hori-
zontal o macro y la investigación vertical o micro que permiten presentar de
una manera más amplia cuál es la oferta actual de los debates informativo-
políticos de la televisión en España y, de una manera más concreta, los
resultados de los dos programas de tertulias políticas analizados, La Sexta
Noche y Al Rojo Vivo que se ajustan más claramente al formato de infoen-
tretenimiento.
92 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

4.1. El mapa de las tertulias televisivas en España


La primera de ellas, contribuye a esbozar el mapa de las tertulias tele-
visivas actuales. La TDT española ha ido incorporando paulatinamente en
sus parrillas la tertulia como género de infoentretenimiento. La franja de la
mañana, comprendida entre las 07:00 y las 14:00 horas, es la preferida por
estos programas. En las cinco cadenas: TVE, Cuatro, Antena 3, Telecinco y
La Sexta se incluyen magazines con tertulias dentro de sus espacios o bien
constituyen “per se” una tertulia política. Esta es una diferencia notable
como veremos más adelante.
De lunes a viernes en TVE encontramos en primer lugar Los Desayunos
de TVE presentado por la periodista María Casado con una duración de dos
horas y media (08:30-10:05 horas). Este programa incluye entrevistas, co-
mentarios y tertulias de actualidad. Al término del programa se inicia La
mañana de la 1 (10:05-12:45 horas) presentado por Mariló Montero y a
continuación comienza Amigas y conocidas tertulia de mujeres liderada por
la periodista Inés Ballester. La mañana de la 1 inicia su andadura en el año
2009 con una duración de cuatro horas, en el verano de 2014 se inicia el
espacio de tertulia Amigas y conocidas tuvo tal éxito que desde entonces
permanece independiente del programa.
Antena 3 inicia su programa Espejo Público de lunes a viernes desde
las 9:00 hasta las 12:30 horas. En este programa presentado y moderado
por Susana Griso se suceden las tertulias con temática variada; economía,
sociedad y política. Comparten las diferentes mesas expertos, periodistas y
protagonistas de la actualidad, rotando en función de los temas tratados.
La tertulia política se erige en protagonista cuando en la agenda del día lo
impone.
La cadena Cuatro emite desde 2006 Las mañanas de cuatro. De lunes a
viernes, como sus homólogas, emite el programa con sucesión de tertulias
de variada temática dando preferencia a su tertulia política. Presentado por
Javier Ruíz se emite desde las 12:30 a las 14:15 horas.
En Telecinco El programa de Ana Rosa se emite de lunes a viernes des-
de las 9:00 hasta las 12:40 horas. Con formato magacín lleva en antena
desde 2005. Dirigido por Ana Rosa Quintana incluye también tertulias de
diversa índole. Respecto a los programas anteriores tiene una estructura
clara iniciándose con una tertulia política, a continuación con tertulia
social o de sucesos y finalizando con los temas de corazón. Los tertu-
lianos a semejanza de “Espejo Público” van rotando en función de los
temas a tratar.
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 93

Por último, en La Sexta encontramos a diario dos programas reseñables:


Al Rojo Vivo y Más vale tarde. El primero de ellos, presentado por Antonio
García Ferreras, se emite a diario de 12:20 a 14:15 horas. Más vale tarde se
emite de lunes a viernes de 17:20 a 20:00 horas. Y está pilotado por Mamen
Mendizábal. Cuenta con tertulias y análisis de información actual. Destaca,
tanto por la temática como por la duración del programa y la elección de
tertulianos, el programa La Sexta noche emitido por La Sexta todos los sába-
dos de 21:30 a 02: 30 horas de la madrugada. Presentado por Iñaki López y
Andrea Ropero, es de todas las tertulias analizadas la que más se ajusta al
formato de infoentretenimiento.
Según se puede observar en el cuadro anexo (Tabla 3) La Sexta ha sido
con diferencia la cadena que ha apostado de un modo más rotundo que el
resto de cadenas por este género. En las tres franjas horarias; mañana, tarde
y noche encontramos programas de tertulias. En la franja de la mañana Al
rojo vivo; en la de la tarde Más vale tarde y en la noche de los sábados La
Sexta noche. Hay que señalar también que a pesar de encontrarnos con ter-
tulias en todas las cadenas analizadas no todas ellas dedican la/ tertulia/s
a temas políticos. Con lo que podemos decir que aunque adopten formas
dialógicas para el entretenimiento no todas dedican amplios espacios a la
política. Para ser exactos Las mañana de cuatro, Al rojo vivo y La Sexta no-
che serían de todas ellas las consideradas tertulias políticas en la totalidad
del tiempo de emisión de sus programas. Es decir casi dos horas y media de
programa en Cuatro; cerca de dos horas en Al Rojo vivo y cuatro horas en
La Sexta noche. Sumando el tiempo que semanalmente dedica la Sexta a la
tertulia política obtendríamos 14 horas de programación íntegra dedicada a
la discusión de temas políticos. En el resto de programas se incluye la ter-
tulia política dentro del contenido total de su programación junto a otros
contenidos de gran variedad temática.
Por último del análisis se desprende la preferencia por las mujeres como
opción para pilotar los diferentes programas situados en la franja horaria
de la mañana, ello se debe con toda probabilidad a que la mayoría de la
audiencia de esta franja es femenina. Por contraste, las señaladas como
tertulias políticas son presentadas en su totalidad por hombres aunque en
el caso de Al rojo vivo en ocasiones Antonio García Ferreras es sustituido por
la periodista Cristina Pardo.
94 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

Tabla 3. Mapa de las tertulias televisivas de actualidad y política en la TDT


española

Lunes a La 1 Antena 3 Cuatro Telecinco La Sexta


viernes
08:00 Los desayu-
nos de TVE El programa
09:00
(8:30-10:05) de Ana Rosa
Espejo
(9:00-12:40)
10:00 La maña- público
na de la 1 (9:00-12:30)
11:00
(10:05-
Las mañanas
12:00 Amigas y
de cuatro
conocidas Al rojo vivo
13:00 (12:30-
14:00) (12:20-
14:00 14.15)
14:15)
15:00
16:00
17:00 Más vale
tarde
18:00
(17:20 a
19:00 20:00)
20:00
21:00
La Sexta No-
22:00
che (21:30-
23:00 2:30 h.)
00:00
01:00
02:00
03:00 Sábados

Fuente: Elaboración propia

4.2. Elementos de infoentretenimiento en La Sexta Noche y Al


Rojo Vivo
Mediante la técnica de observación y de análisis de contenido se ha
aplicado la ficha de análisis propuesta en la metodología vertical o micro a
los dos programas de tertulia de La Sexta Noche y Al Rojo Vivo, obteniendo
resultados concretos en torno los elementos de análisis de sus tertulianos:
la dimensión física y sociológica y su comunicación verbal y no verbal.
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 95

En cuanto a los rasgos generales de los programas analizados se cons-


tata la alta fragmentación de la información como rasgo característico del
infoentretenimiento con predominio de la misma en Al Rojo Vivo. El ritmo
de desarrollo de los programas es rápido destacando el ritmo trepidante en
el caso de Al Rojo Vivo frente a uno más pausado en la Sexta Noche. Los
debates se corresponden en ambos programas con temas de actualidad in-
formativa con alto contenido noticioso y en la mayoría de los casos con alto
contenido polémico y un tratamiento superficial de los mismos. Estos últi-
mos garantizan el éxito del debate y la confrontación de tertulianos elegi-
dos con posicionamientos ideológicos opuestos que hagan brillar el debate.
Se confirma la existencia de tertulianos fijos y colaboradores eventuales
determinados estos últimos por los contenidos temáticos del programa. La
elección de los primeros obedece a características personales y habilidades
comunicativas determinadas.
El análisis nos permite obtener una foto fija del perfil del tertuliano de
la TDT española y el estudio arroja los siguientes resultados:
– La preferencia de hombres frente a mujeres. Con una edad media
entre 40-60 años.
– Perfil sociológico predominante: periodistas y políticos frente a otros
perfiles más ocasionales.
– En cuanto a la vestimenta empleada por el tertuliano, predomina
el vestido formal: traje en hombres y vestido-traje de chaqueta en
mujeres) frente al informal.
– En la comunicación no verbal destaca el empleo de una expresividad
y gestualidad elevada y unos movimientos de manos, cuerpo y algu-
nos giros, en función del carácter del tertuliano y de la temática en
discusión.
– En lo referente a la comunicación verbal, encontramos un predomi-
nio del discurso valorativo y doctrinal frente al discurso de carácter
informativo. Discurso de moderado a agresivo en función también del
tema a debatir. Las conversaciones, salvo excepciones, transcurren
en un tono elevado y con un ritmo rápido.
– Frente al programa Al Rojo Vivo que cuenta con una muestra más
amplia y variada de tertulianos en el caso de La Sexta Noche se ob-
serva la intervención fija de ciertos tertulianos como es el caso de los
periodistas Francisco Marhuenda y Eduardo Inda que intervienen en
la totalidad de los programas analizados de La Sexta Noche y durante
todo el programa. Esto supone una presencia mediática del 100%. Si
96 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

bien es cierto que ambos también participan ocasionalmente en el


programa “Al Rojo Vivo”, lo que permite deducir que mantienen una
relación contractual con la cadena.
– En “La Sexta Noche”, también se observa la presencia fija por bloques
de determinados tertulianos. Este es el caso de la periodista Elisa Be-
ni, la política Tania Sánchez y el periodista Antonio Miguel Carmona
a excepción del programa dedicado a los atentados de París, programa
en el que se mantuvo la misma nómina de tertulianos desde el inicio
del programa. La presencia de estos tertulianos se produce en el últi-
mo bloque del programa próximo a la finalización del mismo. Como se
puede constatar en este caso sí se cuenta con la presencia de la mujer
como tertuliana fija aunque sea a altas horas de la madrugada.

5. CONCLUSIONES
La política ocupa un espacio amplio de la agenda temática de los medios
de comunicación, generalmente con un formato informativo predominante
y con un carácter opinativo trasladado a las tertulias. La nueva tendencia
de la última década es la de dirigir este tipo de debate radiofónico y muy
especialmente el televisivo hacia formatos de entretenimiento en los que
prima el espectáculo incluso al tratar cuestiones de política.
La tertulia que, durante décadas, ha sido propia del medio radiofónico,
casi como un género propio e inseparable del medio, heredera de las ter-
tulias de eruditos en los cafés del siglo XIX y principios del XX, se ha tras-
ladado a la televisión desde los inicios de la Democracia española. El plató
de televisión se convirtió entonces en un espacio de debate argumentativo
donde la política y la actualidad eran abordadas por expertos desde dife-
rentes perspectivas. Con el tiempo, este formato televisivo ha ido mutando
al compás de nuevos códigos audiovisuales en los que prima la agilidad
del formato, la inmediatez y simplicidad del mensaje en un envoltorio de
entretenimiento. Con ello queda mermado el debate reflexivo basado en la
argumentación, siguiendo el sino de los tiempos y del consumo mediático a
golpe primero de mando y ahora de click.
El detonante del cambio se encuentra en la llegada de la TDT y en la
necesidad de las nuevas televisiones de llenar sus parrillas con programas
de menor presupuesto basados únicamente en la ‘conversación’ y con fines
de entretenimiento, con el fin de captar a la audiencia fiel a través de pro-
ductos que ofrecen espectáculo. Un espectáculo que encuentra la novedad
en ligarlo a temas de política acentuando la carga ideológica del debate
La tertulia política televisiva como formato de infoentretenimiento 97

porque permite al espectador refrendar más fácilmente sus ideas en lugar


de contrastarlas.
La tertulia política viene definida por su contenido temático, sus con-
tertulios especializados en la materia y por la expresión de mayor o menor
carga ideológica de sus mensajes. Y con estos mismos elementos pasa a con-
vertirse en una tertulia política-show con formato de infoentretenimiento
en las cadenas televisivas que buscan más el espectáculo que la argumen-
tación a través de tertulianos-personajes, de la escenografía de confron-
tación ideológica y de la simplicidad de la argumentación. Este es el caso
de algunas de las tertulias políticas y de actualidad de mayor audiencia en
el panorama televisivo español en la actualidad, como La Sexta Noche y Al
Rojo Vivo, analizadas en esta investigación a modo de ejemplo del formato
de infoentretenimiento.
A través de la observación y el análisis de contenido se confirma, igual-
mente, que existen cinco elementos que permiten diferenciar el carácter
más informativo y argumentativo o de infotainment de las tertulias televi-
sadas: el papel del moderador; el tipo de contertulio asiduo o experto; la
periodicidad del programa; la temática de actualidad o anecdótica y perso-
nalizable y el formato estático o en movimiento.
Entre los elementos que conforman lo que denominamos aquí como ter-
tulia con formato de infoentretenimiento la figura del tertuliano resulta
protagonista indiscutible del ‘show’. Los programas analizados reflejan una
clara tendencia a incluir a tertulianos asiduos que se familiarizan con la
audiencia y que reflejan de forma marcada y trasparente su posición ideoló-
gica que permite, a su vez, por un lado, asegurar la confrontación entre los
participantes del debate y por otro, garantizar el enganche de la audiencia
que busca refrendar sus posturas ideológicas en un debate de contrarios,
‘futbolizado’ para el ‘infoshow’.
La intención comunicativa del tertuliano se ve reflejada tanto en su
comunicación verbal como no verbal, así como en la carga ideológica de su
mensaje. Y, de la misma manera, la presencia y elección de determinados
contertulios refleja la intención del medio de comunicación al programar
una tertulia de actualidad política: informar y argumentar para la confor-
mación de la opinión pública u ofrecer un programa barato con tertulianos
convertidos en personajes del show.
Se confirma, así, la hipótesis de partida de que la tertulia política puede
calificarse como un formato de infoentretenimiento en las cadenas televi-
sivas que buscan más el espectáculo que la argumentación a través de ter-
tulianos-personajes, de la escenografía de confrontación ideológica y de la
98 Pilar Sánchez-García y María Victoria Campos Zabala

simplicidad de la argumentación. Es decir, en la tertulia-espectáculo prima


al moderador activo en el control de tiempos de intervención y mostrando
su opinión, con contertulios asiduos que manifiestan posturas ideológicas
definidas en una programación habitual en la que el debate prima la bana-
lización temática y personalización en un formato en movimiento.
Los elementos de diferenciación expuestos en este capítulo pretenden
ofrecer un punto de partida para futuras investigaciones en torno al fenó-
meno reciente de la tertulia política como formato de infoentretenimiento.
Un objeto de estudio que puede ampliarse y desarrollarse por entender que
resulta de importancia diferenciar el contenido informativo que ofrecen
este tipo de tertulias revestido de aparente pluralidad, seriedad y rigor
periodístico cuando en realidad se encuentra cargado de ideología, banali-
zación y espectáculo.

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4. COMERCIALISMO Y ENTRETENIMIENTO
POLÍTICO EN LA PRENSA DE REFERENCIA
MARTÍN ECHEVERRÍA
Investigador Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico. Benemé-
rita Universidad Autónoma de Puebla

1. INTRODUCCIÓN
La amplitud del concepto de entretenimiento político hace necesario
anclarlo para fines analíticos a determinados escenarios de actuación me-
diática, incluso a aquellos que en principio parecerían reticentes a su in-
flujo pero que demuestran con intensidad creciente una inflexión hacia
estas características. Esto ocurre con los medios informativos “serios” o de
referencia, adheridos al menos en el discurso al canon de preceptos de des-
empeño periodístico liberal y ciertos compromisos editoriales en principio
impermeables a la espectacularización de la política. Antes bien el lento
pero firme proceso de “tabloidización” de la prensa de referencia habla del
poder de la lógica del entretenimiento para colonizar instituciones consi-
derablemente celosas de sus normas y lenguajes; así como de la magnitud
de una serie de factores latentes, de naturaleza cultural o material, que
explican su surgimiento y en particular el ritmo de penetración en ciertos
contextos, repentino en ciertos casos, retardado en otros y prácticamente
nulo en algunos más.
En relación a ello los sistemas políticos que han experimentado una
transición de un régimen autoritario a uno democrático han transitado a
la par por una manifiesta liberalización de sus economías, apegándose en
mayor medida a modelos de libre mercado que sustituyen a la planificación
o dependencia de los agentes económicos respecto al Estado. En estos sis-
temas el ritmo de adopción de un modelo comercial de hacer periodismo se
aceleró de manera importante cuando el régimen autoritario empezó a ceder
el control para después resquebrajarse; y en medio de estas transformacio-
nes se abrió la posibilidad y el ímpetu de quiebre de las fronteras tradicio-
nales, temáticas y estilísticas, de los medios informativos para reportar la
realidad política (Guerrero & Márquez, 2014). En esta transición y sus con-
secuencias se pueden encontrar claves que permitan entender la frecuencia
y matices de manifestación del entretenimiento político en el periodismo
de referencia que se produce en estos sistemas, y puede ser útil como punto
102 Martín Echevarría

de referencia para entender otros sistemas que no experimentaron dichas


transiciones pero que manifiestan fenómenos similares.
Dentro de los varios casos latinoamericanos que pudieran apegarse a
esta narrativa, el mexicano es de los más interesantes; el periodismo de re-
ferencia sirvió durante varias décadas para mantener la hegemonía del régi-
men autoritario del PRI, subordinando a los medios a una función oficialista
que no necesitaba de una estrategia comercial para subsistir y prosperar. Es
a partir de la gradual transformación de ese status quo a uno propiamente
democrático liberal capitalista que los medios mexicanos, incluyendo el pe-
riodismo de referencia, fueron adoptando un modelo comercial intensificado
en virtud de las nuevas libertades del régimen. La atenuación de la censura
y la dependencia económica, dos pilares de control del régimen, dio pie a
maneras de hacer periodismo orientadas al mercado, con manifestaciones
correspondientes en buena medida a lo que en otros países se ha denomi-
nado “entretenimiento político” (vid infra).
El presente capítulo desarrolla una tesis que explica el predominio del
entretenimiento político en la prensa de referencia a partir de la intensifi-
cación de las estrategias comerciales por parte de los medios informativos,
teniendo a México como caso ilustrativo. Para ello propone una concep-
tualización de lo que se entiende como entretenimiento político en dichos
espacios, asentada en consideraciones económico políticas. Posteriormente
se explica la dinámica de sobre mercantilización de la noticia en los mis-
mos y la manera en que ello intersecta con la apertura de los contenidos;
para después dar cuenta de la situación del sistema de medios mexicano en
relación a estos problemas. Finalmente se presenta un conjunto de datos
secundarios que ofrece la posibilidad de observar determinadas tendencias
de dicho fenómeno así como una lectura de los matices endógenos relacio-
nados con la tesis que se presenta.

2. UNA APROXIMACIÓN TEÓRICA DEL ENTRETENIMIENTO


POLÍTICO EN MEDIOS INFORMATIVOS
Uno de los problemas principales para analizar el fenómeno descrito
radica en la manera adecuada de nombrarlo y posteriormente conceptuali-
zarlo. Se han elaborado varias propuestas para ello: a finales de la década
de los setenta estas transformaciones en los contenidos periodísticos se
han concebido o asociado con una “lógica mediática” (Altheide, 2004); la
“tabloidización” (Barnett, 1998; Gripsrud, 2000; Zelizer, 2009), “especta-
cularización” (Lozano Rendón, 2004) o “soft news” (Patterson, 2000) del
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 103

periodismo en los años noventa; o el surgimiento del “infoentretenimiento”


en los años dos mil (Baym, 2008; Brants, 2005), propuestas más o menos
pertinentes para el fenómeno aquí analizado. En consecuencia el concepto
de trabajo para efectos de esta investigación es el de entretenimiento políti-
co periodístico1 definido como una operación de énfasis, en las noticias po-
líticas, de elementos formales o temáticos capaces de hacer más accesibles y
atrayentes los contenidos políticos a audiencias en principio no interesadas
o familiarizadas con el campo de la política; dicho énfasis emplea un con-
junto de códigos simplificadores, fragmentadores y efectististas que, a la
base del proceso de producción mediática, definen, seleccionan, organizan
y presentan noticias susceptibles de entretener, la principal estrategia para
captar y mantener la atención de las audiencias. Este entendimiento requie-
re de la explicitación de algunos de sus supuestos:
1. El entretenimiento político se concibe no como el advenimiento de
un nuevo género o estilo sino la ruptura de las fronteras estancas,
celosamente resguardadas durante décadas entre información “seria”
y entretenimiento ligero (Delli Carpini & Williams, 2001) de modo
que se “emborrona” la distinción tradicional entre contenidos y for-
matos de información y de entretenimiento (Baym, 2008). Esta dis-
tinción es importante porque los contenidos informativos y de entre-
tenimiento siempre han estado presentes en los medios informativos
aunque confinados en separaciones rígidas (como en las secciones de
humor político, por ejemplo) y es ahora cuando se diluyen y mez-
clan; y en un sentido de histórica copresencia de ambas categorías,
el fenómeno novedoso es que lo entretenido gana énfasis por sobre
la información política seria u ortodoxa, además en un mismo texto.
2. La definición vincula este fenómeno a una lógica económica y de
ahí un problema de gusto popular. Si bien en la última década ha
cobrado fuerza una explicación cultural respecto a la desautorización
del rol de los políticos y periodistas para hablar de lo público y la
creciente relevancia de los actores no políticos, como las celebridades
(Delli Carpini & Williams, 2001), no obstante la definición señala que
los contenidos buscan apelar a audiencias que no están familiariza-

1
La denominación de “entretenimiento político” aún enfrenta el problema de definir
un proceso de generación de contenidos por su efecto, como si la acción de éstos
fuera forzosamente el de “entretener” a las audiencias; no obstante resuelve la ne-
cesidad de colocarlo en una línea de investigación de objetos afines, a pesar de lo
arbitrario de su nomenclatura.
104 Martín Echevarría

das con el campo político y en consecuencia con las normas tradicio-


nales que el rol periodístico implementa para reportarlo (objetividad,
seriedad, argumentación en lugar de narración, etc.), resultado de
la intención por parte de las empresas periodísticas de expandir sus
mercados más allá de su habitual audiencia de élite, ya predispuesta
al consumo de información política. Un cambio de mercado y de au-
diencia conlleva un cambio de lenguaje y tematización, aspecto que
se comentará más adelante.
3. La búsqueda de parte de los medios de nuevas audiencias no inclina-
das a priori a la información política tradicional se realiza bajo dos
operaciones: por un lado en las noticias pasa a primer plano lo que
Mc Quail llama el “modelo de comunicación de la atención” según
el cual los medios, antes que transmitir información o expresiones
culturales, tienen la función fática de captar, cautivar y retener la
atención del público (McQuail, 2001). La captura de la atención es
una pretensión funcional al interés económico de los medios, en
tanto bien escaso altamente disputado que constituye la mercancía
vendida a los anunciantes; y suele utilizar los aspectos formales,
interesantes y emotivos de los mensajes como recurso para lograrlo.
En este sentido la captación de la atención es un fin en sí mismo,
neutral a los valores y significados vehiculados; en términos de in-
formación periodística y eventualmente política, es la atracción de
la atención y no el contenido del mensaje, la prioridad en la elabora-
ción del mismo.
La otra operación consiste en lo que Gans llama “popularización” de la
información periodística, esto es, “la adaptación de un producto cultural
inicialmente creado para una cultura de alto gusto (en este caso la prensa
seria o de referencia con información política sustanciosa) al consumo y uso
de una cultura correspondiente a una audiencia de menor estatus que la
original” (Gans, 2009, p. 19). Dicha adaptación suele involucrar fundamen-
talmente una operación de simplificación de contenidos a lo que le sigue
otras alteraciones estilísticas tales como el reemplazo del lenguaje técnico
por el coloquial o de imágenes o formas abstractas con imágenes naturales
o populares. Los medios informativos otrora serios luego entonces popula-
rizan las noticias, incluidas las políticas, admitiendo códigos de la cultura
popular que son por lo común cercanas al entretenimiento.
4. La matriz de lenguaje utilizada por la prensa de referencia para hacer
estas operaciones es la televisión en primer lugar y los tabloides o prensa
popular en segundo (que son a su vez una traducción del lenguaje audio-
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 105

visual a un soporte escrito), mismos que han refinado por décadas una
manera de construir mensajes capaces de apelar a audiencias masivas. El
concepto de lógica mediática es útil para abstraer las características de di-
cho lenguaje: se trata de una gramática “evocativa, encapsulada, altamente
temática, familiar con las audiencias y fácil de usar” (Altheide, 2004, p.
294) que estructura mensajes fragmentarios, simplificados y efectistas para
comunicarse con las audiencias de modo eficaz, a la manera de la gramática
de la publicidad y el entretenimiento. Dicha gramática no sólo estructura
la presentación del mensaje sino el resto de los procesos de producción y
los supuestos para construir los mensajes; incluye el ritmo, el lenguaje y
el formato de los mismos, “que a su vez prescribe los códigos para definir,
seleccionar, organizar, presentar y reconocer información” (Altheide, 2004,
p. 294).
De lo micro a lo macro, la producción de la noticia política es sometida
a la lógica mediática, con códigos estilísticos y temáticos cercanos a la tele-
visión y por lo tanto con potencial de interpelación masiva; de esta manera
lo político, otrora serio y argumentativo, se desacraliza, populariza y refina
como una mercancía que fundamentalmente quiere llamar la atención de
audiencias no educadas o interesadas en la política, bajo un imperativo
comercial; y ello termina por relajar la división estable entre información
seria y entretenimiento, entremezclándolas o poniendo a la primera en pri-
mer plano.
Ahora bien, la manifestación concreta de este fenómeno en los mensajes
periodísticos es un asunto vinculado al tipo de información política de que
se trata, y he ahí un problema aún poco explorado: el por qué las elecciones
o los procesos parlamentarios reciben en mayor medida este tratamiento
que las situaciones de guerra, terrorismo o crisis económica, es algo aún
carente de explicación. Disponemos no obstante de un considerable acervo
de literatura que proporciona una descripción satisfactoria de la forma que
toma el entretenimiento político en la prensa y que permite a su vez la
investigación empírica. Tal vez la más abundante y sólida es la que identi-
fica encuadres o frames de tipo estratégico o de juego en los mensajes de
los medios, a los que es posible añadir los de conflicto, interés humano y
personalización; aunque estos trabajos no los vinculan con el problema que
estamos estudiando es posible entenderlos como una forma de cobertura
apolítica, popular y atractiva, un producto de la lógica mediática a la que
aludíamos previamente.
Describimos someramente su contenido: bajo el encuadre de conflicto
la elección se caracteriza como un escenario polarizado, en el cual ocurren
106 Martín Echevarría

fricciones y controversias entre individuos, grupos e instituciones, con poca


atención a los temas que están en juego y la substancia de los mismos (Ber-
ganza, 2008). Por su parte, el encuadre de juego introduce como caracterís-
tica principal el uso del lenguaje y la narrativa de los deportes, y comparte
con el anterior los atributos de una competencia férrea, un carácter agonal
y confrontativo, así como la expresión de un deseo ferviente por parte
de los candidatos de ganar (Anikin, 2009); es el encuadre que origina el
tratamiento de las elecciones como “carrera de caballos”, con una dosis de
especulación acerca de ganadores, perdedores y resultados finales de la ca-
rrera (Jensen, 2012; Johnson-Cartee, 2005). En el encuadre estratégico por
su parte los reporteros interpretan los motivos e intenciones que subyacen
a las acciones o propuestas de los candidatos, así como las tácticas nece-
sarias para que éstos ganen posiciones o permanezcan al frente. Describe
los eventos de campaña “desde el punto de vista de candidatos interesados
en ellos mismos —más que en el bien común—, que hacen promesas para
ganar elecciones” (Patterson, 1993, p. 10).
A su vez el encuadre de historias de interés humano produce relatos
que expresan el “rostro humano” o ángulo emocional de los eventos, te-
mas o problemas relacionados con la campaña, así como acontecimientos
chuscos de los candidatos. Finalmente la personalización se entiende por
un lado como la recurrencia a personajes e historias de vida que generan
una identificación en la audiencia, misma que reacciona ante los “pro-
blemas” desde un enfoque moral e individual; así los temas y propuestas
políticas se revelan a través del impacto que tienen en la gente común
(Pajoni, 2012). Por otro lado es un encuadre preocupado por proyectar la
imagen de los políticos como individuos, con características personales y
vidas privadas (Nieland, 2008) antes que como representantes de intereses
colectivos.
En suma, los encuadres que manifiestan la tendencia de entretenimiento
político no reportan el contenido político, los temas y problemas públicos y
propuestas para resolverlos, un desempeño esperado a partir de un enten-
dimiento normativo de los medios como foros de voces plurales que contri-
buyen a una deliberación política informada (Christians, Glasser, McQuail,
& White, 2009); sino más bien comunican los resultados parciales de la
elección en términos de una contienda dramática, conflictiva y excitante,
para elevar al nivel de entusiasmo público en los acontecimientos (Anikin,
2009).
Los distintos encuadres descritos comparten de manera transversal los
elementos del placer o la excitación, el reclamo de atención, lo narrativo en
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 107

lugar de lo argumentativo y lo popular en oposición a lo formal, sustancioso


y por lo tanto típicamente elitista; elementos todos ellos profundamente
relacionados con el origen económico o comercial que se propone como
perspectiva de análisis de este fenómeno, mismo que será descrito a conti-
nuación.

3. COMERCIALISMO PERIODÍSTICO Y ENTRETENIMIENTO


POLÍTICO. ANTECEDENTES ESTRUCTURALES Y CATALIZADORES
CONTEMPORÁNEOS
La contradicción entre las expectativas de interés público que se cier-
nen sobre el desempeño de los medios y su régimen privado de propiedad,
con intereses materiales, ha sido discutida desde hace décadas (Christians,
et al., 2009). No está de más recordar que en el “modo de producción” de
los medios informativos prevalece la lógica de la mercancía (commodity)
por partida doble: la audiencia es una mercancía que los medios venden
a los anunciantes, y el contenido de los medios se convierte en una mer-
cancía que es entregada a las audiencias; cuando los medios informativos
dependen en mayor medida de los anunciantes que de los consumidores,
como en los modelos de negocio vigente, se crea un control externo a las
empresas que limita el margen de maniobra sobre su producción (Picard,
2004).
Este fenómeno introduce una tensión en los medios informativos entre
servir al interés público o bien emitir contenidos orientados al mercado, ca-
paces de atraer la mayor cantidad de audiencias posibles en atención a sus
necesidades y demandas (Esser, 1999; Hallin, 1997). Si la tensión se decanta
en uno u otro polo depende de condiciones de mercado siempre variables
que afectan “los recursos disponibles para una organización de medios y la
medida en la cual la creatividad se ve limitada por la contabilidad”. (Mur-
dock & Golding, 1982, p. 47).
Los tabloides constituyen el caso más conocido del ejercicio abiertamen-
te comercial de una suerte de pseudoperiodismo del corazón, la violencia
descarnada o la sexualidad. La prensa de referencia, por el contrario, había
permanecido apartada de estrategias de comercialismo noticioso aun cuan-
do numerosos rotativos fueron integrados a corporativos que desarrollaron
subproductos mercantiles (tabloides, promociones, etc.) para incrementar
su rentabilidad. No obstante, las condiciones de mercado que se han presen-
tado en la última década y media han favorecido la adopción de estrategias
108 Martín Echevarría

comerciales2 entre las que se encuentra el desarrollo de contenidos que


utilizan los encuadres previamente descritos; a ello ha contribuido factores
tanto internos, organizacionales, como externos, relativos a los reacomodos
del mercado, a saber.
En lo interno se ha intensificado lo que Hallin comprendió desde hace
varios lustros como “la modificación en la estructura económica de las em-
presas periodísticas, que ha variado el contrapeso entre la parte empresarial
y la periodística y puesto en tela de juicio el equilibrio sobre el que se
basaba el modelo profesional (del periodismo vigente durante casi todo el
siglo XX)” (Hallin, 1997, p. 127). Dicha tendencia consolida en las empre-
sas periodísticas “la idea de que la difusión, los ingresos publicitarios y los
esfuerzos editoriales deben caminar juntos y estar dirigidos a confeccionar
un producto noticioso de rentabilidad en el mercado” (Hallin, 1997, p. 127).
Las transformaciones se originan en parte en un cambio en su régimen
de propiedad, por el cual las antiguas empresas pertenecientes a familias
de periodistas son integradas a conglomerados con intereses económicos
apremiantes y de corto plazo que los pueden llevar incluso a su “bursatili-
zación”, ante lo cual el desempeño periodístico se ajusta a las expectativas
de los inversores en lugar de la búsqueda de prestigio o influencia comuni-
tarias que era relevante para los propietarios privados (Hamilton, 2006). A
la par de esta incorporación se registra un cambio en la cultura empresarial
de dichas organizaciones en virtud del cual los nuevos propietarios corpora-
tivos (o las nuevas generaciones de las viejas familias) se atienen de manera
más rígida a los objetivos implicados en maximizar las utilidades y valor de
sus empresas e integran para ello una plantilla de especialistas en negocios
—mercadólogos, gerentes, inversionistas— para gestionarlos o incluso di-
rigirlos, que al más alto nivel introducen preocupaciones mercantiles tales
como “requerimientos de desempeño, programas de marketing y estrategias
de nuevos productos” (Picard, 2004). Ello enfatiza la naturaleza económico
comercial de los medios y encumbra la “noción de ‘éxito comercial’ como
criterio principal para juzgar el desempeño de las organizaciones de comu-
nicación e información” (Golding & Murdock, 1990, p. 54).

2
El replanteamiento de los contenidos es una dentro de varias estrategias que han
ejecutado los medios recientemente al enfatizar su mercantilización: colocar al mer-
cado como el criterio de conducción de los periódicos, crear equipos inter departa-
mentales para coordinar el contenido editorial, anuncios y actividades de marketing,
integrarse de manera vertical u horizontal y diversificarse en otros medios mediante
iniciativas de Internet y plataformas compartidas (Picard, 2004).
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 109

De igual manera y con mayor énfasis el ambiente económico de los me-


dios en su totalidad se ha transformado de manera importante: ha habido
una multiplicación de medios de comunicación a disposición de la audiencia
que implica por un lado la entrada de numerosos competidores al mercado
de medios y por el otro una alta fragmentación de las audiencias que hace
más desafiante la rentabilidad de los otrora competidores dominantes; la era
de los pocos competidores permitía en el pasado sostener el fenómeno de la
“colusión acerca de la calidad o composición de los productos” (Hamilton,
2006, p. 21) en virtud de una ética compartida de servicio público que posi-
bilitaba la producción de información política elaborada y sustanciosa; una
cualidad que se dificulta ante la irrupción de más competidores luchando
por la audiencia, rentabilidad y sobrevivencia.
El mercado también cambió su composición y comportamiento particu-
larmente ante la introducción y expansión de Internet, que ha dificultado
rentabilizar la información periodística y expandir el mercado (Ban, 2008;
Baym, 2008; Berrocal, Redondo, & Campos, 2012), algo que comentaremos
más adelante. Ya desde antes de la irrupción de este medio se venían pre-
sentado restricciones económicas que empujaron a las empresas a mercan-
tilizarse. Desde los años ochenta se registró una disminución en los índices
de lectura de prensa en parte por el dominio de la televisión como medio
informativo y en parte por una disminución en el tiempo libre de las au-
diencias o su utilización para fines no mediáticos (Hallin, 2000a); así como
el estancamiento del mercado de prensa de referencia en virtud de haber
alcanzado su maduración, de modo que éste se ha expandido mínimamente
o bien demuestra poco potencial para crecer (Picard, 2004). Internet desde
luego produjo un cambio sísmico en las condiciones anteriores. Evidente-
mente supuso una competencia poderosa por la atención de la audiencia y
por lo tanto en el destino presupuestal de los anunciantes, que ocasiona-
ron una disminución en el ingreso publicitario y el consumo directo; pero
también la migración a plataformas digitales y el establecimiento de un
modelo de negocio multimedia que mide su eficacia comercial en el número
de “clics” o “hits” que producen los usuarios y generan impactos en favor
de los anunciantes (Lugo-Ortiz, 2012).
La combinación de estas condiciones materiales tiene consecuencias
en los contenidos: en su necesidad de producir visitas a más páginas con
más anuncios, el periodismo digital tiene que poner énfasis en el tipo de
contenidos que reclamen poderosamente la atención de los usuarios y que
además sean accesibles, baratos y populares (Berrocal, et al., 2012; Or-
tells, 2011; Zelizer, 2009); la merma de publicidad y lectoría se traduce en
presiones sobre el personal —que conlleva a la reducción de la planta de
110 Martín Echevarría

periodistas en las redacciones, la desinversión en personal calificado y la


reducción de tiempos de entrega de información (Delli Carpini & Williams,
2001; Gencel Bek, 2004)— que impacta a su vez en la profundidad y ca-
lidad del reporteo; y pudieran presentarse cambios profundos a nivel de
cultura profesional, por los cuales los periodistas se habitúen “cada vez más
a transferir la organización de su actividad a directrices de conveniencia
publicitaria, preparando noticias, en consecuencia, según especificaciones
de oportunidad mercantil” (Hallin, 2000a, p. 141).
Asimismo, los medios intensifican la búsqueda de audiencias margina-
les, es decir, aquellas que no están fidelizadas en el consumo de noticias
políticas y por lo tanto son fluctuantes, por razones de formación cívica o
perfil educativo. Las empresas de medios están más interesadas en éstas
porque dan por sentado que las audiencias fieles, politizadas, consumirán
contenidos políticos. Por lo tanto intentan una mezcla de noticias capaz de
capturar a audiencias marginales sin apartar a audiencias fidelizadas; por
ejemplo, “una manera de forjar compromiso entre los intereses de los las
audiencias promedio que están interesadas en política y las audiencias mar-
ginales que no, es cubrir temas políticos de interés para audiencias jóvenes”
(Hamilton, 2006, p. 97), que son de las más rentables para los medios.
Incluso dejando de lado estas circunstancias las noticias específicamente
de tipo político tienden a ser víctimas de los condicionamientos estructura-
les del mercado. Si bien existen incentivos de influencia política por parte
de los propietarios de los medios para reproducir noticias de tipo político
y/o electoral (que pudieran ser perversos en caso de mediar alguna forma
de clientelismo), lo cierto es que este tipo de información es poco rentable,
considerando que la audiencia interesada en hechos políticos es proporcio-
nalmente pequeña, de manera que su valor para los anunciantes, interesa-
dos en maximizar la atención de amplias audiencias, es menor (Hamilton,
2006); y que en ocasiones aunque los aparatos políticos la subsidien (Go-
mis, 1997) suele generar costos importantes. En las informaciones de tipo
electoral estos problemas se agudizan considerando que, de acuerdo a la
teoría económica de la información, la motivación auténticamente cívica de
una parte de la audiencia para informarse durante las elecciones (aprender
sobre candidatos y partidos es uno de los deberes de los ciudadanos com-
prometidos para con la democracia), coexiste con motivaciones de consumo
respecto a la contienda como una maquinación estratégica o deportiva, o
un drama político repleto de elementos humanos (Hamilton, 2006).
En suma las diversas transformaciones internas y externas de la pren-
sa de referencia, señaladamente la migración a plataformas digitales que
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 111

priorizan el reclamo de atención y una mayor inclinación a la captura de


audiencias marginales, despolitizadas, aunado al poco valor comercial per
se de la noticia política, ejercen presión para que los contenidos políticos
adquieran valores de entretenimiento capaces de maximizar su audiencia;
de esta manera su estilo y consumo se popularizan, alcanzando a una au-
diencia mucho mayor y más rentable que la originaria audiencia de élite.
Con todo, la dinámica y consecuencias de comercialismo previamente
descrito están fuertemente asentadas en variables económico políticas pro-
pias de determinados sistemas de medios, de manera que pueden divergir
por varias razones: intervención del Estado o del gobierno en alguno de
los factores de presión, distorsiones regulatorias o prácticas en la compe-
titividad de los medios (como en los monopolios), autonomía y músculo
gremial de los periodistas frente a los propietarios de los medios, etc. La
literatura científica demuestra empíricamente una relación entre el grado
de comercialismo de un sistema de medios y la reproducción del tipo de
cobertura descrita en la sección anterior, en forma de la iteración de sus
encuadres (McMenamin, Flynn, O’Malley, & Rafter, 2012; Strömbäck & Dimi-
trova, 2006), aunque no especifica las variaciones económicas introducidas
por el tipo de sistema de que se trata, ya sea liberal o pluralista polarizado,
para seguir una clasificación autorizada (Hallin y Mancini, 2004).
Respondiendo a este problema en el presente trabajo intentamos obser-
var de qué manera un sistema mediático, en su particular trayecto histórico
e intersección con el sistema político, modula el efecto de las constriccio-
nes mercantiles mencionadas en los contenidos; ello lo haremos mediante
el análisis de un caso en específico, el mexicano, que intentará poner en
relación los antecedentes de dicho sistema con los contenidos analizados,
para proporcionar una lectura aproximativa a la imbricación y resultados de
estas fuerzas.

4. EL SISTEMA MEDIÁTICO MEXICANO COMO CASO DE ESTUDIO.


ANTECEDENTES ECONÓMICO POLÍTICOS Y CONTENIDOS
DERIVADOS
Ya Hallin y Mancini (2004) advertían que el proceso de comercialismo
ha sido más impactante en sistemas en donde éste era poco relevante con
anterioridad. Ello bien pudiera ser el caso de México.
La prensa de referencia en ese país se desarrolló por varias décadas
con cualidades que la hacían comercialmente irrelevante. Como una nación
112 Martín Echevarría

subdesarrollada con altas tasas de analfabetismo y rezago educativo, éste


nunca ha tenido una prensa de circulación masiva; durante los setenta años
del régimen autoritario del PRI (1930-2000) su papel fue en buena medi-
da corporativo, como propagandista velado del régimen, quien a cambio
de lealtad otorgaba subsidios —el Estado controló por mucho tiempo la
provisión de papel periódico—, publicidad y en ocasiones sobornos (Trejo,
2004), al grado de que los periódicos “eran escritos para el consumo de las
oficinas del gobierno en lugar de sus lectores” (Hallin, 2000b, p. 275). Ello
prácticamente atrofió el desarrollo del comercialismo en la prensa mexicana
y con ello la apertura a formatos no ortodoxos de información política. Pa-
radójicamente durante esa época era abundante la presencia de contenidos
políticos serios en la prensa aunque ello representaba más bien su obedien-
cia al Estado o partido dominante, antes que la observación de principios
deontológicos de interés público (Hallin, 2000b).
El proceso de comercialización arranca en 1993 con el proyecto neoli-
beral de modernización del presidente Carlos Salinas, que fuerza la aper-
tura comercial y la ruptura de monopolios, y tuvo uno de sus hitos con la
irrupción en ese año del periódico Reforma, una opción “financieramen-
te independiente, comercialmente viable y periodísticamente profesional”
(Márquez, 2014, p. 282). A partir de ahí el modelo comercial se ha desarro-
llado de manera creciente con el surgimiento o reconversión de proyectos
periodísticos en consorcios mediáticos con varias características de raciona-
lidad mercantil: diversificación de productos, establecimiento de sinergias
internas y externas, toma de decisiones en función del mercado, integración
en conglomerados en los cuales los medios son una unidad de negocio fun-
cional a los demás, establecimiento de franquicias regionales, entre otras
prácticas (Hernández, 2010). Al día de hoy la llamada prensa nacional (o
más bien la que se produce y distribuye desde el centro del país) ha cobrado
mayor autonomía en función de esta sofisticación corporativa, al grado de
establecer una relación comercial y clientelar —que no corporativa, subor-
dinada— con las entidades de gobierno (de León, 2012).
Los contenidos por su parte al parecer se han transformado de manera
paralela a ese proceso y posiblemente como consecuencia del mismo. Aun-
que los estudios empíricos son escasos, sabemos que desde 2001 las tenden-
cias de espectacularización (como se le llamaba en ese tiempo) ya estaban
bien asentadas en la cobertura televisiva de las elecciones presidenciales
del año dos mil, puesto que un elevado porcentaje de notas (69%) de un
muestreo de campaña manifiestan al menos parcialmente características
vinculadas a esta tendencia, mientras que la información acerca de la pla-
taforma electoral era escasa; la prensa no obstante se comportaba de una
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 113

manera más seria aunque la información de los programas electorales seguía


siendo marginal (Lozano Rendón, 2001).
Una década después el análisis de la elección de 2012 arroja datos in-
teresantes y un tanto distintos: en una medición basada en encuadres,
tres trabajos reportan que los principales periódicos nacionales dedicaron la
mitad de su cobertura a enfatizar elementos estratégicos, deportivos o de
interés humano en sus notas, mientras que la otra mitad estuvo dedicada a
temas políticos y procedimientos organizativos de las elecciones (Echeverría
& Meyer, 2015; Echeverría & Millet, 2013; Muñiz, 2015); esto quiere decir
que el registro marginal de este tipo de cobertura en 2001 —aunque con
otras métricas, ha de reconocerse— ha pasado a significar la mitad de la
cobertura en 2012, sin ser todavía dominante. Lozano (2001) interpreta es-
tas tendencias como una reacción libertina, desbocada de los medios al fin
del control hegemónico del PRI. La liberación de las ataduras del régimen
los motivó a explotar económicamente el proceso electoral a medida que el
ambiente económico político neoliberal se afianzaba; y la evolución de un
modelo comercial de hacer prensa precipitó la adopción de estrategias de
entretenimiento político en la cobertura de las elecciones.
Con el fin de actualizar y complementar los hallazgos mencionados, en
las siguientes páginas exponemos evidencia acerca del desempeño de la
prensa de referencia mexicana, en forma de datos3 acerca de la cobertura de
las elecciones federales recientes (la presidencial de 2012 y la parlamentaria
del 2015) y un estudio de caso sobre la cobertura periodística de los deba-
tes presidenciales; cada conjunto de datos fue generado en el contexto de
otras investigaciones y son recogidos aquí a manera de ejemplos que en su
conjunto ilustran el fenómeno explorado.

3
Estos fueron generados mediante el análisis de contenido de la cobertura electoral de
cinco rotativos de circulación nacional, Reforma, La Jornada, El Universal, Milenio
y Excélsior. Para cada elección se obtuvo una muestra probabilística integrada por
el método de semana compuesta, a partir de los 3 meses que duraron las campañas,
resultando en 502 notas para la elección presidencial y 174 para la parlamentaria.
El libro de códigos, elaborado a partir de la literatura internacional y de ejercicios
inductivos de ajuste, consideró las categorías amplias de macro encuadre temático,
que reflejan información seria, temática y programática de los partidos y candidatos,
y macro encuadre de contienda, que traduce los esquemas de contenido asociados al
entretenimiento político descritos en la sección anterior: conflictos, estratagemas,
la elección como deporte, aspectos de interés humano y personalización apolítica.
Estos últimos aspectos fueron operacionalizados a su vez en encuadres, cuyas fre-
cuencias y proporciones se reportan en este trabajo.
114 Martín Echevarría

Presentamos en primera instancia el análisis de encuadres acerca de la


cobertura de elecciones federales de 2012 y 2015, en un despliegue com-
parativo (tabla 1). Observamos en primer lugar una constante entre la
proporción de macro encuadres de política y de contienda (la manera de
referirnos a los contenidos de entretenimiento), lo que pudiera constituir
una incipiente tendencia; de tal suerte, el encuadre de política acapara la
mitad de la cobertura en ambas elecciones (43.9% y 43.6%, para 2012 y
2015, respectivamente), al igual que el macro encuadre de contienda (2012
se ubica en 56.1% y 2015 en 56.4%).
Dentro de este último medimos encuadres particulares, mismos que pre-
sentan énfasis contrastantes. En ambas elecciones el encuadre de estrategia
es predominante, particularmente el sub encuadre de conflicto; no obstante
en las elecciones parlamentarias de 2015 éstos suponen una parte muy
relevante de la cobertura (51% y 44% respectivamente), mientras que en
las presidenciales de 2012 lo son menos (38% y 26% respecto a los mismos
encuadres). Estos aspectos en el 2015 son o bien reducidos a la mitad (1%
en el último sub encuadre) o desaparecen. Es por ello que ante una repre-
sentación mínima de los encuadres de drama y juego, el 2015 se centró de
manera casi exclusiva en el encuadre de estrategia y de manera importante
en el conflicto; ello contrasta con el énfasis que la cobertura de 2012 hizo
en los encuadres de drama (9%) —particularmente en el de personalización
(3%) y acontecimientos chuscos (2%)— y en el de juego (8%), representado
por el manejo deportivo de encuestas (3%) y notas con lenguaje de ganar
o perder (2%).

Tabla 1. Comparación entre macro encuadres, encuadres y sub encuadres


utilizados en ambas elecciones

Elección
2012 2015
N % N %
Macro encuadre Política 93 43.9% 75 43.6%
Encuadres Sub encuadres
Temas, políticas, ideas 42 19.8% 3 1.7%
Posiciones 32 15.1% 0 0.0%
Acontecimientos 10 4.7% 3 1.7%
Proceso político 40 18.9% 63 36.6%
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 115

Elección
2012 2015
N % N %
Eventos significativos 23 10.8% 2 1.2%
Quejas y reclamaciones 8 3.8% 16 9.3%
Organización formal 9 4.2% 45 26.2%
Liderazgo político 11 5.2% 9 5.2%
Ideología, filosofía 8 3.8% 10 5.8%
Evaluaciones retros- 2 0.9% 0 0.0%
pectivas
Liderazgo 1 0.5% 0 0.0%

Macro encuadre Contienda 119 56.1% 97 56.4%


Drama 19 9.0% 3 1.7%
Personalización 8 3.8% 3 1.7%
Interés humano 4 1.9% 0 0.0%
Revelaciones 2 0.9% 0 0.0%
Acontecimientos chus- 6 2.8% 0 0.0%
cos
Juego 18 8.5% 5 2.9%
Marcadores de OP 8 3.8% 0 0.0%
Ganar/perder 5 2.4% 2 1.2%
Deporte, guerra, com- 4 1.9% 3 1.7%
petencia
Especulación de go- 1 0.5% 0 0.0%
bierno
Estrategia 82 38.7% 89 51.7%
Conflicto 56 26.4% 76 44.2%
Alianzas 14 6.6% 5 2.9%
Tácticas 11 5.2% 7 4.1%

Fuente: Elaboración propia


116 Martín Echevarría

Otra manera de evidenciar la presencia de entretenimiento político en la


prensa de referencia es mediante estudios de caso, en esta ocasión acerca
de la cobertura de los debates presidenciales. Estos acontecimientos contie-
nen de manera natural elementos agonales, de protagonismo personalista y
confrontación de ideas que los hace muy tentadores a los ojos de los perio-
distas para someterlos a una cobertura en clave de entretenimiento. En este
ejercicio analizamos la cobertura que cinco rotativos de circulación nacional
hicieron acerca de los dos debates que se efectuaron durante la campaña de
2012, en una muestra de 229 notas (tabla 2).

Tabla 2. Presencia y alcance de macro encuadres, encuadres y subencuadres


de la cobertura de los debates

Debate
1er 2o
Encuadres y subencuadres
Debate Debate Total
N % N % N %
Macro encuadre Política 87 38.0% 11 18.0% 98 33.8%
Encuadre Temas, políticas, ideas 5 2.2% 4 6.6% 9 3.1%
Encuadre Proceso político 80 34.9% 6 9.8% 86 29.7%
Encuadre Liderazgo político 2 0.9% 1 1.6% 3 1.0%

Macro encuadre Contienda 142 62.0% 50 82.0% 192 66.2%


Encuadre Drama humano 28 12.2% 2 3.3% 30 10.3%
Encuadre Juego 49 21.4% 19 31.1% 68 23.4%
Encuadre Estrategia 65 28.4% 29 47.5% 94 32.4%
Total 229 79.0% 61 21.0% 290 100.0%

Fuente: Elaboración propia

En términos globales el macro encuadre de contienda duplica en fre-


cuencia (66%) al macro encuadre de política (33%). Dentro del primero el
encuadre de estrategia es el más frecuente (32%) gracias al énfasis en los
subencuadres de conflicto, tanto dentro del campo político —entre los ac-
tores formales— (20%) como fuera de él (6%) entre actores de la sociedad
civil.
Comercialismo y entretenimiento político en la prensa de referencia 117

Así mismo sobresale el encuadre de juego (23%), con caracterizacio-


nes del debate en términos de ganar y perder (9%), de deporte, guerra y
competencia (6%) o bien de marcadores (7%), es decir, de expresiones de
la opinión pública en forma de mediciones en tiempo real del debate, en-
cuestas de intención de voto, grupos focales o conversación colectiva en las
redes sociales virtuales, con el acento en develar quién “ganó” o “perdió”
los debates.
Tanto la cobertura electoral como el caso de los debates permiten en-
trever ciertas regularidades: una cobertura relativamente equilibrada entre
información política seria, de temas, programas y procedimientos electora-
les, e información vinculada con el entretenimiento político, que de manera
fundamental enfatiza las estrategias, tácticas y conflictos entre políticos.
Al parecer la personalización de los acontecimientos en el caso de los de-
bates es un factor que incentiva la cobertura de entretenimiento, aunque
no parece ser un elemento importante para la cobertura de las elecciones
en general, sin variaciones relevantes entre una elección presidencial y otra
parlamentaria, al menos desde este nivel de observación.

5. CONCLUSIONES
La falta de una medición longitudinal y de indicadores de desempeño
corporativo dificulta observar de manera rigurosa una evolución paralela
entre el grado de comercialismo de la prensa de referencia mexicana y el
crecimiento de los contenidos de entretenimiento político; no obstante dis-
ponemos de puntos de referencia, uno inicial (pre democrático), otro inter-
medio (2001) y otro contemporáneo (2012 y 2015) a partir de los cuales
es posible orientar una conclusión provisional, a manera de hipótesis: que
la liberalización y posterior maduración de un modelo comercial de perio-
dismo, catalizado por cambios internos, presiones de mercado y reacciones
al desafío de la rentabilidad, ha tenido consecuencias en la manera en que
los periódicos reportan la realidad política, llevando a mercantilizar parcial-
mente la cobertura de las elecciones mediante los códigos y recursos del
entretenimiento político.
Ahora bien, una evaluación final de este fenómeno está fuertemente
vinculada con una postura normativa respecto al periodismo de referencia.
¿El equilibrio manifestado entre una cobertura política seria y otra de en-
tretenimiento en la prensa mexicana representa a su vez un sano equilibrio
respecto a la tensión entre su vocación de servicio público y sus imperativos
comerciales? ¿Es admisible siquiera que la prensa de referencia, una insti-
118 Martín Echevarría

tución de un perfil profesional supuestamente elevado e íntegro, ceda a las


tendencias que hace tiempo son comunes en medios más populares (o po-
pulistas) como la televisión o el Internet? ¿Dicho perfil representa en efecto
un dique al avance de las tendencias de comercialismo y entretenimiento
político, o es posible esperar su dominio?
La propuesta de este trabajo apunta a la observación empírica de las
condiciones sistémicas —materiales, normativas y culturales— que ayudan
a entender tanto los cambios económicos como las expectativas de desem-
peño de los medios en relación a las necesidades de una sociedad democráti-
ca, lo que al final de cuentas hace más o menos (in)deseable este fenómeno.
En ese marco es posible aquilatar la pertinencia de dichas inquietudes y
sus posibles respuestas. Entre tanto lo que se observa es la dificultad de la
prensa de referencia para sostener el tradicional esquema de cobertura elec-
toral en un entorno económico cambiante y en ocasiones hostil para lo que
muchos en la academia consideran un modelo de buen periodismo.

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5. ENTREVISTAS BLANDAS, POLÍTICA Y NUEVOS
RETOS
RAQUEL QUEVEDO REDONDO
Investigadora del Área de Periodismo. Universidad de Valladolid

1. INTRODUCCIÓN
La popularización de la comunicación política, o lo que es lo mismo, la
transformación de la disciplina acometida en clave popular, ha derivado en
una eclosión de nuevas apuestas por el politainment que responden a la
atracción que suscita el entretenimiento en la sociedad y, como resultado,
a la lógica comercial de los medios. Por supuesto, partidos y líderes no han
permanecido ajenos a esta realidad, provechosa para convertir las estra-
tegias de captación del voto en un cúmulo de acciones comunicativas tan
someras como influyentes sobre el electorado más permeable, y han optado
por prestar su propia voz al relato en los espacios que generan la hibrida-
ción entre información y divertimento.
Esa narración en primera persona no fluye sin un guión o propuesta te-
mática que la estimule, sino que con frecuencia se articula como respuesta
a las preguntas que plantea un interlocutor experimentado. La consecuen-
cia es la evolución del “género maestro” del que hablaba Gabriel García
Márquez, la entrevista, adaptada a la tendencia a la espectacularización
que acecha con insistencia a la escena gubernativa para redescubrir en sus
protagonistas las virtudes y defectos de cualquier ser humano.
Hacia la observación de la particular técnica de personalización que
propulsa la soft interview se orienta este capítulo, con un primer epígrafe
introductorio dedicado al fenómeno del infoentretenimiento, un segundo
apartado centrado en la importancia de alimentar el interés humano para
inspirar confianza, y un tercero dirigido a desentrañar las particularidades
de las entrevistas blandas.
Finalmente, una cuarta sección adopta cierta perspectiva de género en
el planteamiento de un caso singular: el de la participación de los represen-
tantes gubernamentales y líderes de la oposición en las revistas femeninas
de alta gama. De este modo, se aborda el hecho de que la feminización abra
también camino a otra forma de comunicar la política y se le ofrece el hueco
que por su naturaleza novedosa y pujante le corresponde en este libro.
124 Raquel Quevedo Redondo

2. EL POLITAINMENT ES EL MENSAJE
En la era de lo que Mazzoleni y Sfardini denominan “política pop”
(2009), el espectáculo ha invadido un territorio reservado durante décadas
al ámbito puramente informativo, convirtiendo los detalles sobre la priva-
cidad y personalidad de los gobernantes en objeto de las pretensiones de
conocimiento que imperan en la sección, a menudo veleidosa, alimentada
por las celebridades (Marshall, 1997; West y Orman, 2002; Gulyas, 2004;
Holtz-Bacha, 2004; Turner, 2004; Stanyer, 2012; Street, 2012; Becker, 2013;
Wheller, 2013).
Ya en 1997, el profesor David Marshall reflexionaba en una de sus más
reconocidas obras sobre el peculiar nexo de unión entre el concepto de
celebridad y los rasgos característicos del poder, con el fin de profundizar
en el innato deseo del ser humano por descubrir en los personajes públicos
un reflejo de sus propias inquietudes, rutinas y anhelos. En este contex-
to, la enciclopedia internacional de la Comunicación Política recoge hoy el
término “celebrity politics” (Richardson, 2015) para aludir al recodo de la
investigación en ciencias sociales que atiende a la manera en que rostros
conocidos del panorama internacional, políticos o no, combaten la apatía
del elector con acciones que permiten humanizar a las figuras gubernamen-
tales y contribuir a la propagación de un mensaje digerible y ameno.
El estudio de esta forma de personalización, cuya práctica no está exen-
ta de polémica ante el temor de un quebranto en la valoración y el cono-
cimiento del sistema democrático, radica en un brioso interés por la nueva
cultura política, que desde su vertiente más reformadora pretende conectar
con los valores, preocupaciones y gustos latentes en las calles. Para el cum-
plimiento de tal objetivo se recurre a la palabra, pero también al cuidado
de los gestos, a la indumentaria y a la exhibición de la vida privada como
acicate de la curiosidad que suscita la fama en el grueso de la población.
Trabajos como el acometido por Becker en 2013 prueban que los votan-
tes jóvenes son más receptivos a este modelo de actuación, aunque al mis-
mo tiempo, evidencian que para todos los grupos de edad prima el equilibrio
entre el afán de los poderosos por proyectar una imagen carismática y su
obligación de trasladar una competente. Las dimensiones empíricas predo-
minantes en la percepción del correcto liderazgo, no en vano, erigen en
indispensables la integridad, la responsabilidad, el carisma, la competencia
y la apariencia (Miller, Wattenberg y Malanchuck, 1986), menospreciando
en ocasiones el beneficio que puede reportar al sujeto su atractivo personal
(Brettschneider y Gabriel, 2002), o incluso su facilidad para la empatía
(Nimmo y Savage, 1976; Funk, 1999).
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 125

De acuerdo con la tradicional representación mediática del líder, los


mass media dedican su atención a esas capacidades consuetudinariamente
asociadas al rol de Jefe de Gobierno, con una yuxtaposición de las infor-
maciones al enfoque del hombre de Estado o statesman frame (Goodnow,
2013). A la vista del horizonte actual, empero, es posible comprobar cómo
el paso del tiempo y el empuje del politainment han imprimido ritmo al
cambio en el modo de comunicar, hasta abrir el campo radiofónico, de la
prensa, y en especial de la televisión, a los dirigentes que afrontan sin mie-
do el estatus de celebridad y sus desemejantes consecuencias.
El fenómeno en cuestión no es ningún desconocido. Hace más de veinte
años que Neil Postman (1987) advirtió que los postulantes al bastón de
mando debían aprovechar las oportunidades implícitas en la evolución del
mercado televisivo hacia el entretenimiento y presentar en este espacio,
con progresiva intensidad, su faceta más personal. Frente a la envergadura
del cometido, lo fundamental era estudiar el contexto, definir el momento
y establecer el lugar adecuado para divulgar un mensaje manifiestamente
alejado de los habituales convencionalismos. En definitiva, se trataba de
ofrecer una imagen renovada en la que, a pesar de lo mundano que pudiera
caracterizar al marco, poco o nada quedase supeditado a la improvisación
o al azar.
Varios lustros después de la publicación de Amusing Ourselves to Death:
Public Discourse in the Age of Show Business, para John Street (2012) la
espectacularización que en su momento atisbó Postman no sólo se vio —
se ha visto— confirmada, sino que ha desembocado en el refuerzo de la
relación entre poder y cultura popular, además de estimular la puesta en
práctica de nuevas estrategias comunicativas. En particular, Street habla
de tres técnicas que enlazan con la idiosincrasia del celebrity politician y
que instan a éste a contactar con líderes de opinión aclamados por el gran
público (“efecto Oprah1”), a contratar expertos en asesoramiento de imagen
y a recurrir a las plataformas de infoentretenimiento más exitosas para la
divulgación de propuestas y candidaturas.
El hecho de que la promoción de los candidatos a presidir un país pase
por interpretar una canción con un saxo como hizo Bill Clinton en un me-
morable episodio televisivo de 1992, o por pasear en globo aerostático como

1
Con el “efecto Oprah” se hace alusión a la presentadora del talk show más visto en la
historia de la televisión americana, Oprah Winfrey, considerada por la revista Time
una de líderes de opinión más influyentes del mundo por su efectividad para incre-
mentar la popularidad de ideas, productos y personajes.
126 Raquel Quevedo Redondo

hizo la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría,


un mes antes de las elecciones a Cortes Generales de 2015, no resta un ápi-
ce de relevancia al sentido de su acción. Y es que también en política (de
hecho, especialmente en política), el medio es el mensaje.
Sobre esta línea de reflexión, saber con exactitud qué opinaría en la
actualidad Marshall McLuhan (1964) de la mutación de los gobernantes en
polifacéticas estrellas de la pequeña pantalla resulta complicado, sin embar-
go, es probable que ante la formulación de la pregunta el filósofo volviera
a recurrir a su conocida metáfora del filete con el que el ladrón pretende
distraer al perro guardián, y a recordar cómo el análisis de lo obvio, el con-
tenido, puede nublar la curiosidad por el uso de formatos cuyo desarrollo es
un claro operante de modificaciones estructurales.
Sí, innegablemente la naturaleza del medio condiciona la evolución
del mensaje y es la que ha llevado a académicos de todo el mundo a en-
frascarse en el amalgama de información y esparcimiento. Ahora bien,
desde su aparición en escena el género híbrido ha suscitado todo tipo de
comentarios y aún hoy, con su aplicación consolidada a nivel internacio-
nal, las posiciones de apoyo a la tendencia se enfrentan a perspectivas
profundamente críticas. Pocos ponen ya en duda que es el discurso de los
líderes el que se pliega a las características de los nuevos escenarios y no
a la inversa, pero la discrepancia entre quienes consideran el politainment
una amenaza y quienes lo entienden como una ocasión para captar au-
diencias, continua ostensible.
En el primero de los marcos, dominado por el recelo, se incluyen los
razonamientos de investigadores como Edelman (1988) o Debord (1992),
para quienes el espectáculo supone el mero triunfo de la apariencia en un
intento por sustituir la información de calidad por propuestas frívolas que
invitan al espectador a evadirse de acontecimientos y discursos trascen-
dentes. En el segundo, los expertos reclaman una cavilación más reposada
que contemple el infotainment como catalizador del interés de determinado
espectro de público hacia la política (Bennet, 1992; Van Zoonen, 2005;
Thussu, 2007).
De acuerdo con la corriente de opinión más reciente, los análisis simplis-
tas sobre las diferentes formas y consecuencias de la hibridación se consi-
deran caducos, y en este sentido, se exige una reformulación científica de
los dos supuestos que marcan los límites de la discusión: si con la eclosión
del entretenimiento únicamente germina el empobrecimiento de conteni-
dos sobre gobernantes y gobiernos, o si por el contrario, lo que crece es la
atracción de los grupos sociales apáticos ante estos temas.
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 127

Entre sendas líneas rojas se enroca la prudencia, y la mixtura de la


postura aperturista y la cauta adquiere una fuerza pujante que impregna
los estudios contemporáneos con la premonitoria recomendación de Bennet
(1992), es decir, invita a abrir las puertas a la innovación sin olvidar los
peligros de convertir en show las principales formas de contacto con lo gu-
bernamental. Ahora, más que nunca, el politainment es el mensaje.

3. ENTRE LA EMOCIÓN Y LA RAZÓN: SONRÍA, SEÑOR


PRESIDENTE
Aunque no es objeto de este capítulo enjuiciar el grado de responsa-
bilidad con el que los políticos que participan en programas de infoentre-
tenimiento desempeñan sus funciones, sí es competencia de la academia
comprobar la calidad, la altura y el alcance del debate que promueven.
Así, ampliar el estudio de dicho debate a los espacios mediáticos que en
sus orígenes no fueron creados para tal propósito se presenta pertinente, y
acometer la aproximación al fenómeno desde una perspectiva diferente a la
que entronca con los géneros periodísticos tradicionales, y concretamente
con los televisivos, puede reportar conclusiones significativas.
Como sostiene Thussu (2007), ni la exploración del politainment debe
asociarse por defecto a los rasgos negativos de la televisión, ni es justo
constreñir la investigación a un único ámbito. Al fin y al cabo, la hi-
bridación constituye hoy una tendencia global que influye en múltiples
formatos y en ello se incide al hablar de los nuevos productos de la me-
diatización.
En el presente lo que prima es tomar consciencia de que el espectáculo
ha alcanzado campos otrora inimaginables, permeando con la misma facili-
dad en la ciencia de la gobernación que en las distintas representaciones y
modelos de vida cotidiana. Es más, hoy brinda una combinación de sendos
aspectos al potenciar que los antaño protagonistas de las noticias duras
pongan voz y rostro a las conocidas como “soft news” (Tuchman, 1972;
Patterson, 2000; Baum, 2003).
Frente al panorama actual, ya apenas sorprende que la privacidad de los
candidatos a la presidencia suscite tanta fascinación como sus intenciones
en materia económica, educativa o cultural. El proceso de celebritización
se halla prácticamente consolidado y prueba de ello es la introducción en
diarios y programas informativos de fórmulas narrativas más propias de las
crónicas de sociedad.
128 Raquel Quevedo Redondo

Por supuesto, el tiempo y las secciones dedicadas a la cobertura de los


acontecimientos destacados se mantienen en la agenda de los mass media,
pero la oferta de contenidos sobre la figura de los líderes se ha diversificado
en atención a las variopintas clases de audiencia.
Lo adelantó MacDougall en 1968 y su pensamiento sólo ha hecho que
ganar fuerza con el paso de los años: el interés general camina en paralelo
al interés humano. Y a pesar de que el primero de ellos responde a una
inquietud o motivación racional, y el segundo a un impulso emocional, la
convergencia entre ambos resulta factible y en una amplia lista de casos,
demostrada.
Al lector, oyente u espectador le preocupa conocer el perfil profesional
de quienes gobiernan y averiguar cuáles de sus medidas de actuación pue-
den repercutir en la sociedad como conjunto, pero también le atrae aquello
que Gans aglutina bajo el término de “people stories” (1980: 147), y que
alude a las historias de ciudadanos anónimos en situaciones extraordinarias,
a sujetos que no adoptan una postura acorde al rol que se les presupone
y, con especial intensidad, a relatos conformados por detalles sobre la vida
privada de los poderosos.
Testimonio de esa curiosidad connatural al hombre es que en el mes
previo a la celebración de las elecciones de diciembre de 2015 en España, la
edad de Pablo Iglesias, las características de los hijos de Mariano Rajoy, el
colegio en el que había sido matriculada la primogénita de Albert Rivera y
la carrera que estudió Pedro Sánchez fueron las cuestiones más introducidas
por los usuarios españoles en el buscador de Google2. Entre los tres inte-
rrogantes más populares sobre cada postulante no se incluían cuestiones
referentes a promesas electorales o a planes de Gobierno, y esta observación
evidencia la relación de causalidad entre el interés público y el habitual-
mente desigual interés del público (Núñez Ladevéze, 1991; McQuail, 2000;
Edo, 2003).
En contraposición a una etapa anterior en que la dimensión afectiva del
personaje quedaba confinada a la más estricta esfera íntima, en pleno siglo
XXI predomina una cultura emocional que alcanza todo recodo del universo
social y que, consecuentemente, enlaza con una sincera preocupación por la
personalidad y los valores del líder. Como apunta Robert E. Denton (2005),

2
El estudio sobre la información más buscada en Internet en relación con los nombres
de Mariano Rajoy (PP), Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo
Iglesias (Podemos) fue realizado por Google con los datos recopilados entre el 9 y el
16 de noviembre de 2015 a través de Google Trends y otras herramientas.
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 129

esta inquietud no tiene por qué ser sinónimo de un desapego hacia el tradi-
cional modelo de figura política, pero sí de una reinterpretación de la misma
por la cual la ejemplaridad de un presidente depende también de sus gestos
y comportamientos fuera del entorno gubernativo.
Huelga decir que el vigor del escrutinio público es mayor en territorio
estadounidense, donde cada movimiento de Barack Obama y su familia se
examina con lupa. Sin embargo, al igual que ocurrió en su momento con
otros fenómenos derivados de la americanización, la tendencia se ha asenta-
do con firmeza en los países europeos para situar sobre los mandatarios del
viejo continente un foco de luz que traslada un preciso mensaje… Sonrían,
señores parlamentarios, pues importa su apariencia, su situación sentimen-
tal, sus aficiones y hasta su camisa. Recordando a Jhon Ray, “la belleza es
poder, la sonrisa su espada”.
Puede parecer confuso identificar lo complejo con lo elemental, mas al
acudir a lo esencial, todo se reduce a un idéntico objetivo: generar confian-
za. El elector necesita confiar en el político como persona, y para ello se
deja guiar por las sensaciones que éste transmite en busca de un estilo no
sólo capaz de irradiar competencia y honestidad, sino también de provocar
empatía y afabilidad (Rico Camps, 2009: 140-143).
En línea con lo que se explicitaba en el epígrafe anterior, trasciende el
deseo innato del ser humano por descubrir en los rostros públicos un reflejo
de sus propias rutinas y anhelos, o en otras palabras, cierta cotidianidad
que permite humanizar al poderoso para presentarlo —en la medida de lo
posible— como ciudadano.
En este proceso de personalización, Obama concentra hoy el aprobado
internacional, pero fue John Fitzgerald Kennedy quien sentó el precedente
al transformar los aspectos publicables de su vida privada en elementos
adecuados para construir imágenes modélicas. Su marca política, cimenta-
da en torno al rol del hombre comprometido y familiar, se basaba en una
combinación de declaraciones y fotografías en las que aparecía acompañado
por su esposa e hijos, feliz ante el desempeño del cargo en el marco de su
apacible hogar.
130 Raquel Quevedo Redondo

En el interior de la Casa Blanca, el polifacético gobernante y su equipo


de asesores aplicaban día tras día una premisa singular: “muéstrame cómo
es tu familia, cómo son tu vida y tus ideales, y comprenderé cómo quieres
gobernar mi país3”. Sin embargo, y aun reconociendo lo acertado de esta
frase enunciada por el consultor Antoni Gutiérrez-Rubí, habría que añadir
que para crear en el elector una completa ilusión de acercamiento a la inti-
midad no sólo importa enseñar. También conviene relatar.
A través de las populares técnicas de storytelling, el político cumple con
el requisito narrativo y apuesta por una combinación de las cuestiones pro-
fesionales con las personales, conforme a la mixtura entre hard news y soft
news que propone el infoentretenimiento. En este contexto, además, resulta
pertinente matizar que aunque la noticia aglutina buena parte de los casos
de estudio en materia de politainment, existen géneros periodísticos más
acordes al propósito de dar a conocer el pensamiento, la experiencia y la
personalidad del líder. Nos referimos, como no podría ser de otro modo, a
las posibilidades que entraña la entrevista.

3
La frase se incluye en un reportaje publicado en El Mundo con motivo del 50 aniver-
sario del asesinato de J.F.K. El texto está disponible en la edición digital del diario:

http: //www.elmundo.es/especiales/2013/internacional/jfk/el-politico/6.html [Últi-
ma consulta: 2016-01-20]
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 131

4. DE LAS SOFT NEWS A LAS SOFT INTERVIEWS. UNA


METAMORFOSIS DE GÉNERO
Introducir los elementos característicos del devenir gubernativo en la
palestra del espectáculo comporta una interpretación no solo sobre el con-
tenido del discurso, sino sobre la plataforma en que se da a conocer y sobre
el emisor del mismo.
Por un lado, la actitud del sujeto indica que éste tiene una disposición
a acatar el desplazamiento gradual de la lógica política a través de la de los
medios (Schrott, 2009:44), por otro, el personaje forma parte del engranaje
por el cual los mass media transmiten y recrean unas ideas y estereoti-
pos dominantes. La relación es simbiótica y la clave reside en encontrar el
equilibrio entre el mensaje que buscan los mandatarios y el componente de
interés humano que atrae al público.
Como respuesta a la demanda de un instrumento que permita combinar
temas personales y profesionales sin ignorar las ventajas e inconvenientes
de la narración en primera persona, surge la entrevista blanda o soft inter-
view (Berrocal y Quevedo, 2014), diferente a la noticia de la que toma el
nombre —soft new— por las particularidades propias del género.
Curiosamente, y en base a las reflexiones del especialista Juan Canta-
vella, la entrevista despierta tanta curiosidad como elucubraciones en el
ámbito científico (2002:13). De hecho, en comparación con otras modali-
dades periodísticas son escasos los datos que pueden extraerse en términos
estrictos, pues todavía hay quien se resiste a utilizar la palabra “género”
para referirse a lo que más bien considera una herramienta en la elaboración
del material consumido por las audiencias.
Sin duda, la interrelación de redactor y fuente es una dinámica ne-
cesaria y común en la construcción de cualquiera de las configuraciones
que puede adoptar la información, no obstante, el diálogo como elemento
independiente cuenta hoy con la suficiente presencia en prensa, radio y te-
levisión para suscitar un mayor número de estudios específicos. Así, parece
oportuno hablar en estas páginas de algo que supera a la concepción de un
mero mecanismo, a fin de abordar con precisión el discurso encarnado en la
figura y voz del entrevistado.
El primer aspecto a tener en cuenta es que durante décadas la entrevista
política se ha caracterizado por ser “básicamente fáctica, es decir, centrada
en hechos, episodios concretos y declaraciones, y sólo en un segundo nivel,
en reflexiones” (Halperín, 1995:42). El interlocutor, ceñido a la seriedad
contextual, preparaba el cuestionario de acuerdo a la plena ebullición infor-
132 Raquel Quevedo Redondo

mativa, con la presión de saber que aun formulando las preguntas directas
a una persona, lo que trascendería en la mayoría de casos sería la postura
de su institución o partido de pertenencia.
En la era del talk show, esa forma tradicional de conversación se mantie-
ne, pero sobre el vasto escenario de la mediatización comparte ahora prota-
gonismo con un modelo de entrevista de personalidad en clave espectacula-
rizada. El resultado es que con el transcurso del tiempo, y en consonancia
con la postura de Leonor Arfuch (1995:109-110), la evolución del género
ha hallado en el fenómeno de la personificación su principal propulsor pa-
ra operar en dos direcciones elementales: mostrar los atributos, valores y
sentimientos del líder, y humanizar las cuestiones de poder que acercan la
política al ciudadano más apático.
Por supuesto, la articulación de la vida pública y privada del gobernan-
te —entendido como personaje— se fabrica, pero además de depender del
acometimiento de un guión previamente estructurado, exige la correlación
de otros factores. En este sentido, las características básicas de las soft news
son extrapolables al género discursivo, y conforme a la línea reflexiva de
autores como McLachlan y Golding (2000) o Lehman-Wilzing y Seletzky
(2010), no sólo el contenido se revela determinante para la identificación
de componentes soft, sino que el medio de publicación, el estilo y el len-
guaje son también agentes a considerar.
Respecto a la categoría delimitada del contenido, Nir (1984) y Paletz
(2002) resaltan la división entre aquellos vídeos, textos o audios que abor-
dan los temas de la actualidad política, económica y de seguridad nacional
(noticias duras), y aquellos que hacen hincapié en las historias de interés
humano, en el carácter del entrevistado o en el popularmente conocido
como “chisme” para apelar a lo emocional (noticias blandas).
Durante el proceso de aproximación al politainment, la academia tampo-
co obvia la configuración de las audiencias cuando indica que los directivos
de prensa, radio y televisión actúan movidos por la necesidad de atraer a la
mayor cantidad posible de seguidores, en pos de un deseo por adecuar los
nuevos productos al perfil del público objetivo. Y ante la pregunta lógica de
cómo hacerlo sin constreñir demasiado al grupo de espectadores, el espíritu
crítico invita a optar por un examen concienzudo del mercado que permita
averiguar cuáles son los issues comunes en las propuestas que gozan de una
aprobación significativa.
Sin necesidad de recurrir a un trabajo de campo minucioso, la cuota de
pantalla que alcanzan las principales apuestas por el infotainment sirve
para evidenciar la popularidad de un modelo narrativo aceptado y definido,
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 133

que permea en heterogéneos formatos y encuentra su idiosincrasia reflejada


en media docena de estilemas recogidos por las profesoras Berrocal, Redon-
do, Martín y Campos (2012: 92). De esos aspectos, al menos cuatro pueden
extrapolarse al caso preciso representado por las soft interviews.
• La descontextualización, que se percibe en la conversación como
consecuencia de la evolución del diálogo fuera de los marcos usuales
en la cobertura parlamentaria.
• La personalización, por la que un líder se superpone en el imaginario
colectivo a su organización de pertenencia a causa de la preponde-
rancia de su imagen, opiniones y relato frente al conocimiento e
interés que despierta su partido en la ciudadanía.
• La emotividad, directamente relacionada con el poder de la imagen y
la palabra para inspirar sentimientos, generar empatía y convertir la
vida privada del gobernante en un poderoso instrumento de marke-
ting político.
• Y finalmente, el afán por transmitir una ilusión de cercanía al recep-
tor, lo cual se potencia a través del empleo de adjetivos y metáforas,
así como del tratamiento informal acentuado por unos frecuentes y
calculados episodios de tuteo.
Las investigadoras mencionadas completan su clasificación con alusio-
nes a la dramatización, y en especial a la crítica y al humor, no obstante,
sendos elementos son más propios del tipo de politainment que correspon-
de a la tendencia a la parodia, mientras que las entrevistas blandas pre-
sentan una mayor identificación con cualquiera de las otras dos corrientes
predominantes: la que aborda la incorporación de los asuntos noticiables
a programas orientados a diversos temas u objetivos de esparcimiento, y
la que atiende a la penetración de las people stories en los informativos
convencionales.
Precisamente en relación con el segundo y tercer supuesto recomien-
da Halperín (1995) combinar las “preguntas duras” con su contrario, las
blandas, al objeto de favorecer un ambiente distendido para la charla. La
verdadera intención es que el entrevistado responda a los interrogantes
con una actitud relajada, pero en esa teoría que relaciona lo soft con la
predisposición a ofrecer titulares relevantes, la atención retorna al punto
de partida habitual en el análisis del infoentretenimiento… El contenido.
Aunque a primera vista la categorización de temas “duros” y “blandos”
no plantea grandes dudas, lo cierto es que en el cerco académico paralelo a
las perspectivas feministas su planteamiento suscita críticas.
134 Raquel Quevedo Redondo

Voces como las de Ziegler y White (1990), Lumby (1994), Liebler y Smith
(1997), Van Zoonen (1998), Steiner (1998), Byerly y Ross (2006) o Gallego
(2014) se alzan contra una segmentación que entienden establecida en base
a concepciones estereotípicas de género, y sobre este escenario subrayan
lo primitivo de atribuir características masculinas al periodismo político,
mientras los rasgos percibidos como femeninos se circunscriben al llamado
interés humano. Prueba de esto es la amplia mayoría de mujeres que ha
desempeñado a lo largo de las décadas la tarea de informar sobre cultura,
moda y sociedad, a la par que sus compañeros hombres asumían los temas
de economía, política y justicia. Como resultado, hoy perdura una asocia-
ción inconsciente, prácticamente instintiva, entre la dicotomía hard/soft y
las particularidades intrínsecas de cada sexo.
Por fortuna, el intento de justificar la diferenciación al señalar a una
mayor facilidad de las féminas para conectar con las emociones del público
ya no es excusa para la discriminación. Tampoco la “inherente subjetividad”
de la mujer, que según Steiner (1998: 147) explica por qué ésta ha sido
siempre relegada a los espacios enfocados a la audiencia femínea y a la
elaboración de noticias blandas.
Con el auge del infoentretenimiento y la creciente fascinación por la vida
privada de los mandatarios se produce el sutil y esperado canje de roles. De
este modo, las periodistas se incorporan lentamente a la lista de expertos en
crónica política, y aun cuando estudios como los acometidos cada año por el
British Group Women in Journalism indican que la cobertura que ofrecen en
esta sección se presenta masculinizada (Ross y Carter, 2011; Rivero, 2014), lo
cierto es que hay esperanzas de que el cambio sea progresivo.
En el extremo opuesto de la balanza, inclinada todavía por el peso de
los valores arcaicos, los hombres comienzan a incluir en el espacio dedicado
a sus entrevistas preguntas referentes a la personalidad, gustos y aficiones
del personaje, y en menor medida, a su situación sentimental y a la con-
ciliación de la vida laboral y familiar. Dicho con otras palabras, se produce
una cierta feminización de la comunicación en la rama colindante al in-
foentretenimiento, y en el ámbito concreto de la política, el discurso de lo
privado se introduce en una esfera tradicionalmente ligada a lo masculino:
la de lo público.

5. REVISTAS FEMENINAS Y PODER, EL CURIOSO BINOMIO


Entre las clasificaciones de estilemas ajustados al fenómeno del infoen-
tretenimiento existen múltiples coincidencias, pero ninguna de ellas alude
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 135

explícitamente al proceso feminizador. A priori este hecho no tendría por


qué llamar nuestra atención, pero cabe recordar que el sentido del poli-
tainment radica en la hibridación de los códigos de la política con otros
concernientes al espectáculo, hasta originar una revalorización del espacio
privado, de la imagen y de las emociones como efectivos recursos para la
comunicación. ¿Acaso existen elementos más arraigados al arquetipo de
lenguaje femenino?
En la era vigente de los talk shows, donde los presentadores charlan
sobre matrimonio e hijos con el presidente del Gobierno e invitan a cocinar
al líder de la oposición, la tendencia a la feminización parece evidente. Se
manifiesta de distintas maneras, sí, pero todas ellas enlazan con el empeño
del político por captar el voto de la población más indecisa y exigente que
integran las mujeres.
Uno de los últimos sondeos realizados por Metroscopia antes de las elec-
ciones del 20 de diciembre lo expresaba así: el 62% de las españolas dudan
de su elección. Y casi al mismo tiempo en que se conocía el dato, las lecto-
ras de ‘Vogue’ adquirían un nuevo número de la publicación.
En el interior del aliado impreso de la moda, Pedro Sánchez, Albert Ri-
vera y Pablo Iglesias posaban ante la cámara para hacer llegar su mensaje
a una cuantiosa audiencia. “¿Por qué no? Lo primero que dije fue: ¡Qué
ilusión!4”, manifestaba Iglesias al comienzo de su entrevista, consciente de
la sorpresa que causaría su acción.
El líder de Podemos sabía perfectamente cómo afrontar los comentarios
incisivos, relacionados tanto con los prejuicios sobre la cosificación de la
mujer y la frivolidad que ha impregnado este tipo de prensa desde sus orí-
genes (Gallego, 1990; Plaza, 2005, Garrido, 2012), como con el consumo del
lujo que fomenta. En este contexto, el candidato a la presidencia no dudó
en hacer suya una idea dominante en la estrategia electoral y en la propia
filosofía de ‘Vogue’: la apariencia impera.
“Cualquiera que niegue la importancia de la imagen en política, o te está
mintiendo o es enormemente torpe. Siento envidia del que es hábil vistiéndo-
se, porque la moda es una forma de comunicar”, aseguraba el representante
del partido morado sólo unas semanas antes de la cita con las urnas.

4
Estas declaraciones forman parte de la entrevista a Iglesias publicada en la edición
española de ‘Vogue’ de diciembre de 2015.
136 Raquel Quevedo Redondo

Más explícito que Iglesias fue el italiano Silvio Berlusconi, que en 2013,
frente a las críticas de los diarios internacionales por su constante proximi-
dad al escándalo, optaba por ofrecer su perfil más familiar en el semanario
‘Chi’ y respondía jocoso a las burlas: “Tutti che mi criticano, il Wall Street
Journal, il Financial Times, ma qui li legge? Sono in inglese! Quante copia
vende Chi e quante il Financial Times?5”.
A su manera, Il Cavaliere incidía con su frase en una de las principales
ventajas que reporta a los mandatarios aparecer en las revistas femeninas
de alta gama o RFAG. Y es que, con independencia del contenido que ofre-
cen estas cabeceras, la crisis económica apenas ha afectado a los beneficios
de un sector que alcanza con fuerza al colectivo de indecisas, siempre tras-
cendental en el resultado de unos comicios.
En cuanto al modelo de cuestionario aceptado por el personaje público,
la extracción de un patrón común resulta compleja, incluso problemática.
Por un lado influye el género, mientras por otro median agentes como la
edad, la ideología política y el conocimiento previo que el periodista tiene
sobre la vida privada de su interlocutor.
Obviamente, el target group también condiciona la naturaleza del pro-
ducto, y aunque se producen variaciones en función de la publicación, es
factible definir un breve decálogo que transmita la esencia de tan particular
fruto del género discursivo. Puntos fundamentales serían:
• La entrevista se publica acompañada de una o varias imágenes, gene-
ralmente exclusivas, que a través de la combinación de luces, colores,
planos y escenarios refuerzan la vinculación de la instantánea con

5
La frase de Berlusconi se recoge en el libro Il gossip al potere. Il politico celebrità
nell´era della politica pop (Mazzoni y Ciaglia, 2014).
Entrevistas blandas, política y nuevos retos 137

el principal aporte de ingresos publicitarios de las RFAG, es decir, el


mercado de la moda.
• En línea con el apunte anterior, el vestuario desempeña un papel
significativo en cada posado, de modo que las prendas seleccionadas
estimulan el llamado “querer adquisitivo”.
• Sobre la fotografía prima la informalidad en la postura del retratado,
suavizándose como resultado las connotaciones del entorno laboral
gubernativo y adquiriendo peso la descontextualización que entraña
el politainment.
• El trato de cortesía asociado al pronombre “usted” pierde vigor, y a
pesar de que el tuteo prevalece en el caso de las féminas, la nueva
política aporta homogeneización y sustenta el afán por evocar char-
las amistosas en lugar de diálogos.
• Las mujeres no son líderes, sino lideresas. No sólo hay ministros y
alcaldes, crece el número de ministras y alcaldesas. Todo por apoyar
y evidenciar una paulatina transformación del poder.
• Otro rasgo de estilo, esta vez referente al lenguaje, radica en el uso
de cuantiosos adjetivos valorativos que alimentan el fenómeno de la
personalización.
• La presencia de comparaciones y metáforas atractivas resulta igual-
mente destacable, pero se enfrenta a la estereotipia de género y a la
convivencia sobre el papel de “damas de hierro” y “madres coraje”.
• Aspecto fundamental es el tipo de preguntas que formula el entre-
vistador, quien con frecuencia prioriza los interrogantes de tipo per-
sonal para dar a conocer las aficiones del entrevistado, su historia u
origen y las repercusiones del cargo en el ámbito privado.
• La conciliación de la esfera laboral y familiar constituye asimismo
una cuestión preponderante, hasta el punto de convertirse en un
tema predilecto en cabeceras como ‘Telva’ o ‘Elle’.
• Por último, en la dicotomía hard/soft tienen cabida preguntas pro-
fesionales que en ocasiones, y no necesariamente en año electoral,
acaparan el principal protagonismo. Al fin y al cabo, como dijo Tho-
mas Mann, “todo es política”.
Con las páginas de las RFAG como expositor, el modelo de soft interview
propuesto insiste en la introducción del discurso de lo privado en el espacio
de lo público y ofrece una lectura del devenir gubernamental apetecible
para la fracción del electorado que se presupone, quizá sin la suficiente
reflexión, huidiza o esquiva.
138 Raquel Quevedo Redondo

¿Por qué negarlo? Es un hecho que buena parte de estas revistas atiende
a las sensibilidades implícitas en la cultura popular, y que en su adaptación
a la contemporaneidad, mientras asuman como propios los parámetros del
feminismo, convendría que el rastreo de la amenaza se limitara a identificar
los planteamientos dogmáticos y sexistas para su erradicación.
En la política y en la vida no conviene apostar por un modelo único de
mujer, igual que no conviene hacerlo por uno único de liderazgo. La llamada
al cambio pasa por una transformación en la concepción de las reglas, en las
maneras y en los usos, que ha abierto ya la puerta al valor de las emociones
y al pensamiento en términos de comunidad. Esto, por supuesto, incumbe
al infotainment… La transformación es real. La feminización, imparable.
Bienvenidos a una nueva forma de comunicar la política.

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VAN ZOONEN, L. (2005). Entertaining the Citizen: When Politics and Popular Culture
Converge (Critical Media Studies: Institutions, Politics, and Culture). New York:
Rowman & Littlefield.
WEST, D.M. & ORMAN, J. (2002). Celebrity politics. Englewood Cliffs: Prentice Hall.
WHEELER, M. (2013). Celebrity politics: Image and identity in contemporary political
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An Examination of Correspondents and Newsmakers. Journal of Broadcasting &
Electronic Media, 34, pp. 215-223.
6. EL POLITAINMENT EN CAMPAÑA, LAS
ELECCIONES EN PROGRAMAS DE ESPECTÁCULOS
Y REVISTA
NORMA PAREJA SÁNCHEZ
Profesora investigadora de la Academia de Comunicación y Cultura, Universidad
Autónoma de la Ciudad de México (UACM)

1. INTRODUCCIÓN
Desde hace casi treinta años el panorama político en México ha experi-
mentado importantes cambios, fundamentalmente en la estructura del sis-
tema político, además de un alto grado de incertidumbre (Kuschick, 2006).
La búsqueda de la consolidación de la democracia ha implicado nuevos mar-
cos jurídicos, nuevos actores y estrategias políticas. Los medios de comuni-
cación han jugado desde entonces un papel clave en el proceso, centralmen-
te en la visibilización (Thompson, 1998) de los distintos procesos políticos,
de actores y estrategias, así como de generadores de nuevos sucesos.
El nuevo panorama mexicano de mayor competencia política ha posibi-
litado que los distintos actores empleen tácticas tanto tradicionales como
novedosas en el terreno mediático, tales como la hibridación de géneros,
específicamente entre información periodística y entretenimiento, hacien-
do converger a la política con el espectáculo de una manera cada vez más
recurrente. Ese fenómeno asimismo, forma parte de una tendencia mundial
o al menos occidental (Berrocal, 2012) de popularización de la política y su
conversión en espectáculo o politainment (Berrocal et al, 2014b).
El caso mexicano muestra indicios importantes (Lozano, 2001, 2004,
2013; Echeverría 2013, 2014; Pareja, 2012, 2014; y Muñiz, 2015) de que
esta tendencia se consolida con sus propios matices en la complejidad de
un sistema político afianzado por más de medio siglo.
Un elemento potenciador del fenómeno en el caso mexicano podrían
haberlo constituido los cambios estructurales para la reglamentación de la
relación medios-Estado. La Reforma Político-Electoral 2007-2008 reguló el
acceso a los medios de comunicación como un aspecto clave para garantizar
el principio de equidad en las contiendas electorales. La prohibición de
compra-venta de espacios publicitarios definió al Estado como el órgano
regulador, otorgándole la administración de los tiempos fiscales en radio
144 Norma Pareja Sánchez

y televisión. En contraparte, se impidió a los grandes conglomerados me-


diáticos lucrar con los momentos políticos de campañas de manera formal,
abriéndose nuevos espacios informales para la comunicación política (Oroz-
co, 2009; Pareja, 2012, 2014).
El panorama resulta relevante en virtud de que derivado de las nuevas
disposiciones, la cobertura informativa ha sido desde 2012 equitativa en
general, varios estudios coinciden en que el número de notas presentadas
por parte de los noticieros televisivos respecto a cada candidato han sido
muy similares (Galarza, 2014) (Levario, 2012), sin embargo, los espacios de
entretenimiento como programas de revista y de ficción televisiva, no han
sido considerados en las normatividades operantes a partir de monitoreos y
fiscalización de los mismos.
En ese horizonte, este trabajo analiza los resultados obtenidos por el
monitoreo que el Instituto Nacional Electoral (INE) realizó para observar
el tratamiento que la radio y la televisión le dieron a los candidatos en
las campañas electorales federales en 2015, en específico en programas de
entretenimiento como los de espectáculos y revista, a fin de determinar
la importancia que tiene la relación entretenimiento y política en el caso
mexicano. En concreto, se buscó verificar la penetración de contenidos po-
líticos en formatos de entretenimiento, patentizar el uso de estos formatos
por parte de los actores políticos, así como examinar hasta qué punto la
publicidad política disimulada se ha movido de los formatos tradicionales
sancionados por el Estado (spots, periodismo) a los no convencionales y que
están fuera del control de la autoridad electoral.

2. POLÍTICA Y ESPECTÁCULO. MÚLTIPLES CONVERGENCIAS


Diversos autores coinciden en que las sociedades han experimentado
desde el siglo XIX cambios trascendentes en la cultura, con el auge del
espíritu positivo, fundamentalmente la omnipresencia de la tecnología en
los distintos ámbitos de la vida social propiciando particulares expresiones
y prácticas en lo que Subirats (1988) llama “la cultura como espectáculo”.
Subirats dice que la tecnociencia moderna implica la irrupción de un tipo de
cultura predominantemente tecnológica de simulacro, de prótesis plástica,
y sostiene que las originales manifestaciones de genuina vida cultural son
reemplazadas por productos artificiosamente fabricados. Otras reflexiones
como la de Neil Postman (1985) apuntan que la televisión reduce cualquier
tipo de contenidos a un común denominador: la cultura del entretenimien-
to. Históricamente, la política y el espectáculo convergieron, por ejemplo,
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 145

en el Coliseo Romano, cuando la clase política pretendía tranquilizar a las


masas con actividades de entretenimiento que distrajeran la atención de los
asuntos públicos.
En la actualidad la convergencia entre política y espectáculo se mantie-
ne de muchas formas, la clase política busca ser protagonista en la esfera
pública y espectaculariza sus acciones para lograr un lugar en el espacio
simbólico definido por los medios (Sádaba, 2007), consiguiendo frames es-
tratégicos en las distintas coberturas periodísticas (Muñíz, 2015), que per-
sonalicen la política (Lozano, 2004).
Una manifestación del fenómeno se advierte en el ámbito periodístico,
en el que se presenta una hibridación de formatos informativos con otros
de entretenimiento (Gordillo et al, 2011; Ribés, 2005), centralmente en la
televisión, aunque se ha observado también en otros medios de comuni-
cación (Berrocal, 2012), como una tendencia global en todos los medios y
formatos (Carrillo, 2013). Este trabajo mismo identifica contenido político
en programas de revista y espectáculos en la radio y televisión mexicana en
un contexto electoral.
Este proceso de hibridación ha comenzado con el periodismo, encon-
trando raíces clave en la prensa sensacionalista, la cual posee un alto con-
sumo entre los sectores populares dado que articula lo masivo y lo popular
(Sunkel, 2006), y continuado con otros géneros mediáticos. Los estudios
culturales en la década de los noventas (Morley, 1996) consideraban que la
significación política podía encontrarse en una amplia serie de productos
culturales, como los de entretenimiento y ficción, y no sólo en noticias y
mensajes explícitamente políticos. Morley habría dicho que “el análisis de
los productos mediáticos que se definen explícitamente como no políticos
es, en realidad, esencial para analizar la cultura política” (1996: 25), en
tanto articulan la esfera pública con la privada al transmitir mensajes im-
plícitos sobre actitudes, valores sociales y supuestos ideológicos.
Entre la literatura revisada hay coincidencia en que la convergencia en-
tre política y entretenimiento se ha dado con la temática de la primera bajo
una narrativa que emplea técnicas tradicionalmente vinculadas al espectá-
culo en los macrogéneros de ficción y entretenimiento. Ferré y Ferrer (2013)
sostienen que los formatos híbridos de información y entretenimiento pre-
existen a las últimas tendencias de lo audiovisual, en los soportes comuni-
cativos más antiguos como la prensa satírica que con humor y subjetividad
hacían crítica social al igual que hoy se hace con marionetas y sketches,
incluso a veces evadiendo restricciones gubernamentales de censura.
146 Norma Pareja Sánchez

Desde la perspectiva culturalista latinoamericana Jesús Martín-Barbero


(1987) ha planteado que es necesario ampliar las concepciones de la políti-
ca para entender las formas populares de protesta y resistencia en distintas
expresiones sociales, en específico en América Latina. El crecimiento de
la tendencia mediática de la espectacularización de la política, podría ser
explorado desde las claves culturalistas y sería un territorio prolífico de
investigación, del que aquí apenas se hace un esbozo.
La relación entre política y espectáculo ha sido llamado de diversas
maneras, infoshow (Prado et al, 1999), espectacularización de la realidad
(Prado, 2003), política pop, y casi se alcanza consenso con el término an-
glosajón infotainment y su traducción a la lengua castellana, infoentrete-
nimiento.
Thussu (en Carrillo, 2013) señala que ante un uso sin precisión y de
manera aleatoria, el fenómeno debe ser llamado así cuando haya una com-
binación de intenciones —informar y entretener— de contenidos y estilos.
Indica que éste surgió en los Estados Unidos en la década de los ochentas
del siglo XX y se trataba de un periodismo guiado por la televisión comercial
que prioriza las noticias blandas privadas y las presenta como una forma
de espectáculo, en detrimento de las noticias sobre política y asuntos ciu-
dadanos y públicos. Su ejecución implica una innovación en los procesos
de creación de piezas periodísticas que utilizan la imagen y el texto para
enganchar a la audiencia, que a su vez se convierte en protagonista, en la
nueva fuente de información del nuevo género (Ortells, 2008).
Esta tendencia parece haberse globalizado. Para el caso europeo, hay
coincidencias entre los investigadores, en que inicia en la década de los
ochentas y comienza a investigarse en los noventas (Berrocal, 2014). Se
coincide también en que la intensa competencia por alcanzar las preferen-
cias de la audiencia, luego de que la entrada de la televisión comercial así
como de la televisión digital terrestre (TDT), propició que las instituciones
mediáticas tuvieran que recurrir a integrar elementos altamente atractivos
para la audiencia como los de los formatos entretenimiento, con los tradi-
cionales de información, incluso por parte de los medios públicos (Ribés,
2005; Avilés, 2007; Ortells, 2008; Berrocal et al, 2014).
La comunicación política ha sido alcanzada por el fenómeno en la me-
dida en que ella tiene una relación estrecha con el periodismo al buscar la
vinculación entre la agenda política con la mediática, y luego integrarse a
la agenda pública (McCombs, 1996), por ejemplo en procesos de construc-
ción de agenda (Sádaba, 2007). Una variante del infoentretenimiento es el
llamado politainment, que integra información específicamente política con
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 147

entretenimiento. A pesar de que la mayoría de estudios sobre politainment


se han centrado en la televisión, lo cierto es que el término hace referencia
a una tendencia periodística hacia la representación de la realidad en cla-
ve espectacular que puede producirse en cualquier medio de comunicación
(Berrocal, 2014).
Para el caso mexicano Lozano (2013) ha señalado que las audiencias pre-
fieren centrar su atención en programas de entretenimiento y ficción que
en telediarios, por la desconfianza derivada de control gubernamental a los
medios y por autocensura ejercida por ellos mismos, así como por el hartaz-
go con promesas y declaraciones de funcionarios. El investigador mexicano
apunta que el fenómeno en la televisión comenzó con Brozo el payaso en
el programa de El mañanero (Televisa, 2002), la aparición de personajes
políticos en programas de entretenimiento de talk show como Otro Rollo
en las campañas y precampañas del 2000 cuando triunfa la oposición; la
sátira política en la ficción cómica en la telenovela El privilegio de mandar
(Televisa, 2006).
Más recientemente y como se ha documentado antes (Orozco, 2009, Pa-
reja, 2012 y 2014) (Lozano, 2013), la vinculación política-entretenimiento
ha respondido más a convenios publicitarios no formales, propiciados por
la imposibilidad de comercializar formal y abiertamente tiempo de trans-
misión en radio y televisión que los dos grandes conglomerados mediáticos
enfrentan.
El año de 2016 comenzó en México haciendo visible la fortaleza del
vínculo información política y espectáculo. La primera semana de enero el
gobierno mexicano informó de la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Junto con los videos de la captura, la Procuraduría General de la República
(PGR) dio a conocer una relación entre la actriz mexicana Kate del Castillo
y el narcotraficante. En los días subsecuentes, esa fuente concentraba su
información en ese aspecto de la captura y del personaje Guzmán, fue reto-
mada por la mayoría de los medios de comunicación en México y el mundo.
A reserva de estudiar sistemáticamente el tema y corroborarlo de manera
empírica, puede plantearse que hubo poca información oficial en otras di-
recciones como las cuentas bancarias, las rutas de narcotráfico, las compli-
cidades que hicieron posible su escape en las dos ocasiones anteriores.
En un episodio polémico en México1, una conductora del programa te-
levisivo de revista más popular en México, Hoy (Televisa, 1998), hizo un

1
En el primer trimestre de 2016.
148 Norma Pareja Sánchez

comentario relativo al alza del dólar frente al peso, minimizando el hecho


mismo y su impacto en la economía de las familias mexicanas, y luego de
las fuertes críticas vía redes sociales, respondió que los comentarios de
los conductores no siempre eran sus opiniones y muchas veces provenían
directamente de los patrocinadores, lo cual permitió identificar o al menos
considerar que existen acuerdos no abiertos o transparentes entre el Es-
tado mexicano y la televisora para integrar contenidos de tipo político en
espacios de entretenimiento, muy probablemente a partir de un convenio
publicitario.

3. ANTECEDENTES DE MONITOREO DE LA COBERTURA


MEDIÁTICA DE LAS ELECCIONES EN MÉXICO
La relación medios-Estado en México ha sido desde hace décadas muy es-
trecha, en el surgimiento de la radiodifusión como parte de una relación po-
lítica, y con los procesos de globalización, se tornó mercadológica (Gómez,
2009). La televisión en particular se ha mantenido a una distancia cercana
del Estado fungiendo como vehículo de transmisión de versiones oficiales.
En este apartado se analiza la fiscalización de esa relación por parte de la
sociedad civil como un elemento clave en la transición a la democracia que
ha institucionalizado el seguimiento de las campañas en medios.
En las últimas tres décadas el país ha atravesado por importantes acon-
tecimientos políticos que han tenido impacto en la estructura jurídico-nor-
mativa del sistema político. Las elecciones de 1988 marcaron sin duda un
parteaguas en la relación Estado-sociedad, al cuestionarse seriamente el re-
sultado de las elecciones y generarse disturbios, manifestaciones, protestas,
etc. en torno a la figura presidencial, fue posible observar un malestar social
importante que definió cambios transcendentales en el sistema político.
Puede decirse que las transformaciones se dieron en dos ejes centrales, el
sistémico-político y en el social.
En el sistémico-político, surgió una oposición organizada como diversos
institutos políticos, se llevaron a cabo importantes reformas políticas, que
si bien habían tenido antecedentes clave desde finales de la década de los
setentas, se volvieron necesarias para organizar la inquieta vida política
que presentaba configuraciones.
En el social, se percibieron síntomas importantes de organización civil,
la transición democrática encontró sus inicios. Una prueba de ello fue la
formación de grupos con objetivos claramente definidos para incidir en los
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 149

distintos espacios de poder político institucionalizado. Estos grupos for-


maron en 1994 la Alianza Cívica conformada por la Academia Mexicana
de Derechos Humanos, el Acuerdo por la Democracia, la Convergencia de
Organismos Civiles por la Democracia, el Consejo para la Democracia, la
Fundación Arturo Rosenbleuth, el Instituto Superior de Cultura Democrática
y el Movimiento Ciudadano por la Democracia (Aceves, 2011). Estas orga-
nizaciones agrupadas en Alianza Cívica asumieron una agenda concentrada
en el desempeño de los medios de comunicación en términos de cobertura y
tratamiento informativo de las campañas político-electorales, lo cual ya se
planteaba, vulneraba el principio democrático de equidad en la contienda;
ello a partir de la realización de monitoreos con una metodología cuantita-
tiva con base en la técnica de análisis de contenido.
El monitoreo de los medios acerca de la cobertura informativa de los
procesos electorales dice Aceves (2011), se encuentra indisolublemente li-
gado con el tema de la calidad de la democracia. Los monitoreos por parte
de la sociedad civil se convirtieron en importantes herramientas de control
al poder político y mediático, y podría decirse que en buena medida con-
tribuyeron a reglamentar el uso de tiempo en medios de comunicación para
buscar equidad.

3.1. Las elecciones intermedias de 2015


El 7 de junio de 2015 se llevaron a cabo elecciones federales para renovar
el Congreso mexicano2.
En esta votación ya organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE),
luego de una intensa polémica, se acordó llevar a cabo un monitoreo de
medios que incluyera también programas de espectáculos y revista, con el
objetivo de estudiar el tratamiento que distintos programas en radio y te-
levisión hacen de candidatos y candidatas. En la discusión estuvo presente
también el tema de la inclusión de programa de opinión. Este debate ha
estado latente por lo menos desde 2008 (Etcétera, 2014) (Proceso, 2014).
Pero en ambos casos, se contemplaba el tiempo de transmisión y no el tra-
tamiento.

2
Al tiempo que se celebraron elecciones locales en el Distrito Federal y los estados de
Baja California Sur, Campeche, Colima, Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Gue-
rrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí,
Sonora, Tabasco y Yucatán. Fueron elecciones con un buen nivel de participación,
48% (El País, 8 de junio de 2015)
150 Norma Pareja Sánchez

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE)3


del Reglamento de Radio y Televisión en Materia Electoral, derivada de la
Reforma Electoral de 2007-2008, le otorgó a la autoridad electoral la obli-
gación de vigilar que los medios electrónicos dieran un trato equitativo a
los partidos y candidatos. Se eligió a una institución pública de educación
superior para tal cometido y el INE optó por la Facultad de Ciencias Políticas
(FCPYS) de la UNAM. Esta es la tercera vez que el INE encarga a la UNAM
monitorear la cobertura informativa de las elecciones federales. La primera
ocasión fue en las intermedias de 2009 (CNN México, 2015).
La inclusión de Programas de espectáculos y revista en el monitoreo del
INE 2015 atravesó por un complejo proceso de acuerdos y desacuerdos. Así
como la férrea oposición de la Cámara de la Industria de la Radio y Televi-
sión (CIRT) que comenzó en julio 2014 cuando el Comité de Radio y Televi-
sión del (INE) acordó4 consultar a las organizaciones que agrupan concesio-
narios de radio y televisión y profesionales de la comunicación para definir
los Lineamientos Generales para noticieros sobre la información y difusión
de las actividades de precampaña y campaña de los partidos políticos y de
los candidatos independientes en el proceso electoral 2014-2015; luego en
agosto de ese mismo año el Comité aprueba5 el Proyecto de Lineamientos
Generales para noticiarios. El mes siguiente, en septiembre, el Consejo Ge-
neral del Instituto, aprobó en sesión extraordinaria el acuerdo6 por el que se
ordenó la realización del monitoreo de las transmisiones sobre precampañas
y campañas electorales del Proceso Electoral Federal 2014-2015, únicamente
en los programas que difundieran noticias7. Se instruyó8 al Comité para la
elaboración del catálogo de programas de radio y televisión que difunden
noticias, y la metodología para el monitoreo y se aprobó la propuesta de
catálogo en octubre de 20149.
En la sesión del 22 de octubre, el Consejo General del Instituto Nacional
Electoral (INE) suscribió por seis votos contra cinco el acuerdo por el que se
aprobó el Catálogo de programas de radio y televisión que difundieran no-

3
En base al artículo 160, numeral 3 de la Ley General de Instituciones y Procedimien-
tos Electorales del Reglamento de Radio y Televisión en Materia Electoral.
4
INE/ACRT/05/2014
5
INE/ACRT/06/2014
6
INE/CG151/2014
7
De conformidad con el artículo 185 de la Ley General de Instituciones y Procedi-
mientos Electorales.
8
INE/CG151/2014
9
INE/ACRT/10/2014
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 151

ticias, así como la metodología para el monitoreo. El Consejo General tomó


la decisión de modificar el proyecto de acuerdo ratificado por el Comité de
Radio y Televisión para incorporar programas de “revista” y “espectáculos”
al catálogo. La aprobación solo consideró las menciones y tiempo de cober-
tura, no así el tratamiento de la información.
En esa sesión, se discutió también la inclusión de programas de Opinión
así como la consideración de estudiar la valoración de las campañas en pro-
gramas de opinión, de espectáculos y revista. Se rechazó la propuesta de
incluir programas de Opinión con el argumento de garantizar la libertad de
opinión; y se aceptó la inclusión de programas de revista y espectáculos, pe-
ro únicamente a partir del tiempo dedicado a las campañas (Montes, 2015).
En noviembre la CIRT apeló la decisión del INE de monitorear las co-
berturas electorales en dichos espacios ante el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación, por considerar que programas como Ventaneando10
son lúdicos y no informativos. La demanda solicitó revocar la determinación
del Consejo General del Instituto por rebasar el mandato que le impone la
ley para monitorear los programas de noticias, al incluir algunos de espec-
táculos o revista (La Jornada, 12 de noviembre de 2014)11.
Para diciembre la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder de Judi-
cial de la Federación avaló la metodología del monitoreo presentada por el
INE así como la inclusión de los programas de espectáculos y de revista, o de
ciudadanos y partidos políticos como sujetos de análisis, considerando que
es conforme a derecho (TEPJF, 2014). Ello luego de que se habían promovido
impugnaciones al procedimiento por considerarlo violatorio del derecho a
la libertad de expresión.
En enero de 2015 comenzaron las precampañas electorales que ocurrie-
ron del 10 de enero al 18 de febrero y con ellas el monitoreo en dos perio-
dos, precampañas, y campañas del 5 de abril al 3 de junio del 2015, tres días
antes de la jornada electoral.

10
Programa de revista y espectáculos de Televisión Azteca que surgió en 1996
11
Miguel Orozco, director de la CIRT señaló que “Los programas de espectáculo o
revista se caracterizan por la presentación habitual de aspectos relacionados con
personas del medio artístico o incluso personajes de la vida pública nacional, pero
siempre enfocados al entretenimiento, por lo que sus contenidos no se encuentran
vinculados con el género de noticias o el ámbito político, argumentó la CIRT. (La
Jornada, 12 de noviembre de 2014, pág. 19).
152 Norma Pareja Sánchez

4. ANÁLISIS DEL MONITOREO DEL INE DE LAS CAMPAÑAS EN


PROGRAMAS DE ENTRETENIMIENTO EN RADIO Y TELEVISIÓN
El INE adoptó diversos criterios metodológicos en los que se registró
cualquier mención sobre precampañas y campañas electorales de precandi-
datos, así como de candidatos a las diputaciones del Congreso de la Unión
de cada partido político, coalición o independiente12. En la página electró-
nica del instituto13, se encuentran en línea los reportes que la FCPYS-UNAM
realizó para determinar el tratamiento de las precampañas campañas fede-
rales en radio y televisión, así como el detalle de la metodología seguida.
Las variables globales que abarcó el monitoreo en ambos periodos fue-
ron:
I. Tiempo de transmisión
II. Género periodístico
III. Valoración de la información.
IV. Recursos técnicos utilizados para presentar la información
V. Ubicación o jerarquización de la información
VI. Género
VII. Reporte de los resultados de los programas de espectáculos y revis-
ta
VIII. Reporte de los resultados de las encuestas
Para efectos de esta investigación se tomaron los datos concernientes
a la variable VII. Los programas de espectáculos monitoreados fueron diez
en total como lo muestra la tabla 1 y el criterio de selección recayó en los
índices de audiencia reportados por IBOPE AGB MÉXICO e Investigadores
Internacionales Asociados (INRA)14.

12
Un catálogo de 63 noticiarios de mayor audiencia para precampañas y un catálogo
para campañas cuya integración se inició con los 63 noticiarios de mayor audiencia.
Se seleccionaron los noticiarios del listado utilizando tres criterios de manera se-
cuencial: Audiencia Nacional, Equidad Territorial y Representatividad Demográfica.
Además se consideró el siguiente orden de prelación: Índice de audiencia y Relevan-
cia Política.
13
Monitoreo de programas de Radio y Televisión que difunden noticias. Proceso electoral
2014-2015. Consulta agosto de 2015. Disponible en: https: //monitoreo2015.ine.
mx/app/descargaInformes?execution=e5s1
14
Acuerdo INE/CG168/2015. Consultado en julio de 2015. Disponible en http: //www.
ine.mx/archivos3/portal/historico/recursos/IFE-v2/DS/DS-CG/DS-SesionesCG/CG-
acuerdos/2015/04_Abril/CGex201504-08/CGex201504-8_ap_2.pdf
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 153

Tabla 1. Programas de espectáculo y revista monitoreados por el INE

Televisión Radio
Hoy (Con Andrea Legarreta, Televisa) Todo para la Mujer (con Maxine Woodsi-
de).
Venga la Alegría (Con Raquel Bigorra, TV Qué tal, Fernanda (con Fernanda Familiar)
Azteca)
Ventaneando (Con Paty Chapoy, Televisa) Pasillo TV
Martha Debayle en W (Con Martha Deba- Alfredo Palacios (el programa lleva el
yle) nombre del conductor)
Hola México (Con Mónica Garza, TV Az- La Taquilla (Con René Franco)
teca)

Fuente: Elaboración propia con base en: La Jornada (12 de noviembre de 2014) y Montes
(2015)

Los datos obtenidos de los distintos reportes que generó el INE-UNAM


(2014) indican que hubo un total del 98 piezas de monitoreo en general
para todos los partidos o coaliciones en los programas de Espectáculos y Re-
vista, de las cuales 82 correspondieron a radio y 16 a televisión en periodo
de campañas y 72 en precampañas, siendo 60 en radio y 12 en televisión;
para un total de 170 piezas del 10 de enero al 4 de junio.
La revisión de los informes del INE-UNAM permite establecer datos muy
relevantes para el objetivo este trabajo. La tabla 2 deja observar que:
1. Hubo menciones de candidatos y precandidatos durante las campa-
ñas electorales de 2015 en Programas de espectáculo y revista moni-
toreados por el INE.
2. Durante las precampañas constituyó el 2% de las piezas encontradas
por el INE.
3. La mención de candidatos y precandidatos se dio fundamentalmente
en la radio.
154 Norma Pareja Sánchez

Tabla 2. Concentrado total de piezas de monitoreo programas de noticias y


entretenimiento vs Total de piezas de monitoreo en Programas de espectáculo
y revista monitoreados por el INE

Total de piezas de Total Total de piezas Total %*


monitoreo progra- (a) de monitoreo en (b)
mas de noticias y programas de es-
entretenimiento pectáculo y revista
Radio Televisión Radio Televisión
Precampañas 2066 965 3031 60 12 72 2%
Campañas 82437 12912 95349 82 16 98 .1
Total 84503 13877 98380 142 28 170 .2%

Fuente: Elaboración propia con base en INE-UNAM (2015). Seis informes del monitoreo de
medios y un reporte acumulado del 10 de enero al 18 de febrero de 2015 de monitoreo en
precampañas. Y ocho informes del monitoreo de medios y el reporte siete acumulado del 5 de
abril al 3 de junio de 2015 de monitoreo en campañas.
* Nota: El cálculo de esta columna corresponde al porcentaje que (b) representa de (a). Es
decir, la equivalencia de todas las piezas de monitoreo en programas de revista y espectáculos
en relación a todas las piezas de monitoreo encontradas por el INE-UNAM que mencionaban a
candidatos en los programas de mayor audiencia en radio y televisión que fueron monitorea-
dos, tanto en campañas como en precampañas.

De acuerdo a INE-UNAM (2015), el tiempo total otorgado a las campañas


federales en programas de espectáculos y revista fue de 4 horas, 48 minutos,
39 segundos y para las precampañas de 1 hrs., 53 min. y 16 seg.
Los datos contenidos en las tablas 3 y 4 permiten calcular que en el 1%
de los programas de espectáculo y revista con mayor audiencia en radio y
televisión a nivel nacional que fueron monitoreados hubo contenido de tipo
político-electoral, vinculado con las campañas de diputados federales (del
30 de marzo al 4 de junio). El fenómeno se concentró fundamentalmente en
la radio y en menor medida en televisión.
De las 4 hrs., 48 min y 39 seg. detectadas por el INE durante las cam-
pañas, el partido con mayor tiempo de transmisión en programas de este
género, fue el PRI con 14%, seguido de Movimiento Ciudadano con 10% y el
PVEM con 9%, sobre todo en radio, y en televisión el PVEM y el PRI.
En perspectiva, hay que señalar que el monitoreo del INE registró un
total de 95,349 piezas de monitoreo en general para todos los partidos
o coaliciones en campañas, de las cuales 82,437 corresponden a radio y
12,912 a televisión. El tiempo total otorgado a las campañas fue de 2,997
horas, 15 minutos, 15 segundos. Los partidos o coaliciones con más tiempo
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 155

de transmisión en radio fueron PAN, PRI, PRD y en televisión PVEM, PRI,


PAN. Asimismo, el género periodístico más utilizado en ambos medios fue:
nota informativa, el recurso técnico más utilizado en radio fue sólo cita.
Para la televisión, el recurso técnico más utilizado fue sólo imagen. De igual
modo, la mayor parte de la información emitida tanto en radio como en
televisión fue presentada sin relación con el resumen introductorio (INE-
UNAM, 2015).
En tanto que durante las precampañas (del 10 de enero al 18 de febrero)
se pudo observar que de 3031 piezas totales de monitoreo, 72 correspondie-
ron a menciones en programas de revista y espectáculo, lo que constituye
el 2.4%. Durante las precampañas ocurrió el fenómeno de que las alusiones
a candidatos y candidatas a diputados federales en programas del macrogé-
nero entretenimiento (de espectáculos y revista) se dio fundamentalmente
en la radio, hecho que luego se repitió durante las campañas (Tabla 3 y 4).
Este fenómeno puede ser relevante tomando en cuenta que la Reforma
Político-Electoral 2007-2008 prohibió a los partidos políticos adquirir tiem-
po en radio y televisión con las televisoras concesionarias (Córdova, 2008;
Pareja, 2009; Esteinou 2009; Sosa Plata 2009), dándole al entonces Instituto
Federal Electoral (IFE) la capacidad de administrar los tiempos fiscales del
Estado en medios electrónicos. En el caso de las elecciones de 2006, éstas
tuvieron un costo para el erario público de alrededor de 2,500 millones
de pesos, unos 240 millones de dólares en campañas políticas. Sosa Plata
(2009) señala que esos recursos representaron, según la CIRT, alrededor
del 30% de los ingresos globales obtenidos ese año por las televisoras, y
en menor medida por las radiodifusoras comerciales. “De los 2,500 millones
de pesos (240 millones de dólares), un 70 por ciento se destinó a las dos
principales televisoras, Televisa y Televisión Azteca” (Sosa Plata, 2009: 17).
Y tal condición jurídica pudo haber generado la expansión de un mercado
informal en tiempos comerciales de radio y televisión en la medida en que
las televisoras podrían considerar poco noticiables las campañas políticas,
sobre todo en la televisión, a fin de presionar a los distintos actores polí-
ticos por la adquisición “velada” de espacios de alto impacto en televisión
cuya penetración, según el INEGI (2013) alcanza el 94% de los hogares en
México.
La Reforma Política de 2014 estableció, entre otras cosas, que podía
considerarse causal de nulidad de elección cuando un candidato “compre
cobertura informativa o tiempos en radio y televisión” (El Financiero, 7 de
156 Norma Pareja Sánchez

julio de 2014)15 (Animal Político, 2014); de tal modo que formalmente nin-
gún candidato o partido puede adquirir tiempo para promoverse y distintos
actores políticos parecen buscar espacios distintos a los tradicionales para
verter sus ofertas políticas, tales como los de la ficción televisiva (Pareja,
2012; Orozco, 2011a; 2011b).
Este aspecto en particular implica tres circunstancias importantes:
1. La evidencia encontrada por el INE-UNAM (2015) apunta que en pro-
gramas de alta audiencia del macrogénero entretenimiento existió
información sobre las campañas electorales, sobre todo en el periodo
de precampañas (2%) y en mayor medida en radio.
2. La inclusión de programas de este tipo al monitoreo que la ley man-
data al INE realizar, arrojó certidumbre sobre la vinculación conteni-
dos político-electorales en programas de entretenimiento, no obstan-
te no puede establecerse la modalidad de la relación, dado que no se
integraron variables como el tipo de tratamiento o valoración, que al
menos cuantitativamente se definiera positivo o negativo.
3. La inclusión de programas de este tipo al monitoreo no alcanza a
identificar la presencia de propaganda contratada o adquirida en
estos espacios16, que puede constituir una causal para anular una
elección, en virtud de que se vulneran los principios democráticos de
equidad y transparencia, además de violar el marco jurídico existente
al respecto.
Asimismo, resulta relevante mencionar que a pesar de que se observa un
tratamiento más equilibrado en el tiempo total dedicado a las campañas de
Diputadas y Diputados Federales de los partidos políticos o coaliciones en
radio y televisión partidos políticos en espacios noticiosos, dado que no hay
gran diferencia entre la cobertura de las campañas del PRI y PAN que tradi-
cionalmente habían tenido mayor atención por parte de los medios; aún se

15
La Secretaría de Gobernación dio a conocer en el Diario Oficial de la Federación que
se reforma el inciso b) del tercer párrafo de la Base VI del Artículo 41 de la Cons-
titución Política. Con esta modificación se agrega que adquirir, no sólo comprar, la
cobertura informativa o tiempos de radio es motivo de que se establezca el sistema
de nulidades de las elecciones federales o locales por violaciones graves, dolosas y
determinantes (El Financiero, 7 de julio de 2014).
16
El once de junio de dos mil trece, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la
reforma que entre otras disposiciones, modificó el artículo 6 de la Constitución Polí-
tica de los Estados Unidos Mexicanos a fin de integrar en su párrafo cuarto, Apartado
B, numeral IV, la prohibición de transmisión de publicidad o propaganda presentada
como información periodística o noticiosa.
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 157

observa una ligera ventaja en las menciones a esos partidos con respecto a
los demás, 11 y 12% respectivamente, según datos del reporte acumulado
del monitoreo en campañas federales (INE-UNAM, 2015).
Diversas investigaciones han documentado el desfase del tratamiento
desequilibrado que la radio y la televisión habían dedicado al PRI histórica-
mente y más recientemente al PAN.
TABLA 3. Resultados Monitoreo de medios INE, Periodo de Precampañas electorales 158
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo total Piezas de % del tiempo
piezas de otorgado en monitoreo en de precam- monitoreo total en
monitoreo precampañas programas paña en por medio radio y TV en
en radio y tv de revista y programas programas
espectáculo de revista y de revista y
espectáculo espectáculo *
10-18 de 938 493 445 40 hrs 21 21 min. Radio 21 PAN 10%
enero 47 min. 48 seg. PRI 10%
26 seg. PRD 10%
PT 10%
PVEM 10%
MOV. CIUD.
10%
MORENA 10%
PART. HUM.
10%
Enc. Soc.
10%
19-25 de 838 642 196 35 hrs. 25 24 min. Radio 24 PRD 54%
enero 53 min. 33 seg. Tv 1 Enc. Soc. 9%
19 seg. PAN c. 5%
26 de 295 193 102 11 hrs. 9 10 min. Radio 9 PRD 62%
enero-01 de 14 min. 13 seg. Enc. Soc.
febrero 32 seg. 15%
PRI 14%
Norma Pareja Sánchez
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo total Piezas de % del tiempo
piezas de otorgado en monitoreo en de precam- monitoreo total en
monitoreo precampañas programas paña en por medio radio y TV en
en radio y tv de revista y programas programas
espectáculo de revista y de revista y
espectáculo espectáculo *
2 - 8 de 167 135 132 7 hrs. 1 31 seg. Radio PRD 100%
febrero 59 min.
57 seg.
9-15 de 89 45 44 3 hrs. 4 2 min. Radio Enc. Soc.
febrero 40 min. 43 seg. 42%
45 seg. PRD 41%
PAN 17%
16-18 de 703 558 145 24 hrs. 12 53min. Radio 1 Enc. Soc.
febrero 52 min. 28 seg. TV 11 21%
38 seg. PAN 9%
PRI 9%
PRD 9%
PT
PVEM 9%
MOV. CIU. 9%
NVA. ALIAN-
ZA 9%
Morena 9%
PART. HUM.
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista

9%
159
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo total Piezas de % del tiempo 160
piezas de otorgado en monitoreo en de precam- monitoreo total en
monitoreo precampañas programas paña en por medio radio y TV en
en radio y tv de revista y programas programas
espectáculo de revista y de revista y
espectáculo espectáculo *
Total 3031 2066 965 124 hrs. 72 1 hrs. Radio 60 PRD 25%
31 min. 53 min. TV 12 Enc. Soc.
23 seg. 16 seg. 16%
PRI 8%
Radio
PRD 36%
Enc. Soc.
16%
PRI 8%
PAN 7%
Norma Pareja Sánchez
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo total Piezas de % del tiempo
piezas de otorgado en monitoreo en de precam- monitoreo total en
monitoreo precampañas programas paña en por medio radio y TV en
en radio y tv de revista y programas programas
espectáculo de revista y de revista y
espectáculo espectáculo *
Televisión
Enc. Soc.
17%
PRD 11%
PAN 9%
PRI 9%
PT 9%
PVEM 9%
Mov. Ciu. 9%
NVA. AL. 9%
Morena 9%
PART. HUM.
9%

Fuente: Elaboración propia con base en INE (2015). Seis informes del monitoreo de medios y un reporte acumulado del 10 de enero al 18 de febrero
de 2015.
* Nota: La base para calcular el % de esta columna corresponde al Tiempo total de precampaña en programas de revista y espectáculos.
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista
161
TABLA 4. Resultados Monitoreo de medios INE, Periodo de Campañas electorales 162
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo Principal % del tiempo
piezas de otorgado a monitoreo total de Medio total en
monitoreo campañas en en pro- campaña en radio y TV en
radio y tv gramas de programas programas
revista y de revista y de revista y
espectáculo espectáculo espectáculo*
5-12 de abril 14186 12 117 2069 444 hrs 4 6 min. Radio PRI 73%
41 seg. 22 seg. Mov. Ciud.
27%
13-19 de 10883 9719 1164 374 hrs. 31 1 hr. Radio Enc. Soc.
abril 45 min. 6 min. 11%
6 seg. 16 seg. PRD 9.5%
PAN 9%
20-26 de 10735 9411 1324 337 hrs. 4 6 min. Radio PRI 75%
abril 28 min. 20 seg. Enc. Soc.
46 seg. 25%
27 de abril al 7092 6185 907 232 hrs. 5 5 min. Radio PRI 72%
3 de mayo 9 min. 19 seg. Mov. Ciud.
26 seg. 28%
4-10 de 9551 8486 1065 302 hrs. 1 15 seg. Radio PRI 100%
mayo 26 min.
6 seg.
11-17 de 10316 8989 1327 315 hrs. 4 6 min. Radio 3 Mov. Ciud.
mayo 30 min. 17 seg. TV 1 39.5%
17 seg. PVEM 37%
Morena 19%
Norma Pareja Sánchez
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo Principal % del tiempo
piezas de otorgado a monitoreo total de Medio total en
monitoreo campañas en en pro- campaña en radio y TV en
radio y tv gramas de programas programas
revista y de revista y de revista y
espectáculo espectáculo espectáculo*
18-24 de 11396 9613 1783 319 hrs. 1 2 min. TV PVEM 100%
mayo 44 min. 17 seg.
18 seg.
25 de 21190 17917 3273 671 hrs. 48 3 hrs. Radio 35 PRI 10%
mayo-3 de 10 min. 15 min. TV 13 PAN 9%
junio 35 seg. 33 seg. PRD 9%
PT 9%
PVEM 9%
Radio
PRI 10%
PAN 9%
PRD 9%
Televisión
PAN 8%
PRI 8%
PRD 8%
PVEM 8%
Total 95349 82437 12912 2997 hrs. 98 4 hrs. Radio 82 PRI 14%
15 min. 48 min. TV 16 Mov. Ciud.
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista

15 seg. 39 seg. 10%


PVEM 9%
163
Periodo Total de Radio TV Tiempo total Piezas de Tiempo Principal % del tiempo 164
piezas de otorgado a monitoreo total de Medio total en
monitoreo campañas en en pro- campaña en radio y TV en
radio y tv gramas de programas programas
revista y de revista y de revista y
espectáculo espectáculo espectáculo*
Radio
PRI 14%
Mov. Ciud.
10%
Enc. Soc. 9%
Televisión
PVEM 30%
PRI 7%
PAN 6%
PRD 6%
Fuente: Elaboración propia con base en INE (2015). Ocho informes del monitoreo de medios y el reporte siete acumulado del 5 de abril al 3 de
junio de 2015.
* Nota: La base para calcular el % de esta columna corresponde al Tiempo total de campaña en programas de revista y espectáculos.
Norma Pareja Sánchez
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 165

5. CONCLUSIONES
El tema de la relación medios-Estado y medios-audiencia y su estudio
han sido complejos históricamente. Desde el punto de vista teórico se ha
estudiado la conexión medios-audiencias desde distintas perspectivas (Jen-
sen, K. B. y Rosengren K. E 1997; Moragas, 2011; Wolf, 1997; Lozano, 2007),
sin que sea posible establecer con precisión y claridad los términos puntua-
les de dicho vínculo. Desde el punto de vista empírico, se ha encontrado evi-
dencia de que hay una relación estrecha entre el contenido de los medios,
las actitudes y prácticas de la audiencia, sobre todo en temas electorales
(McCombs y Shaw, 1996; Lazarsfeld, 1944; Gerbner, 1997; Jennings y Zill-
man, 1996, Nöelle, 1995; Morley, 1996; Cantú el al, 2013).
El papel que los medios masivos de comunicación han tenido en el ám-
bito político ha sido clave desde sus inicios (Sosa, 2009); a pesar de ser
instituciones bien evaluadas por la ciudadanía (ENCUP, 2012), ésta como
audiencia ha mostrado en momentos importantes de la historia contempo-
ránea, reveladoras expresiones de desconfianza hacia el desempeño de los
medios sobre todo en el ámbito político-electoral17. El sistema mediático
mexicano ha sido dominado por dos grandes grupos y ha sido renuente a la
definición de marcos jurídicos que puedan acotar su alcance.
El estudio de la relación contenidos político-electorales en el macrogé-
nero entretenimiento tiene un enorme potencial de investigación, en virtud
de que dentro de los contenidos políticos pueden observarse mensajes im-
plícitos o explícitos relacionados con actitudes, valores sociales y políticos,
así como prácticas culturales.
De manera implícita en la historia, trama, diálogos de la narrativa ficcio-
nal se pueden involucrar elementos psicológicos como actitudes y valores; y
culturales como sistema de ideas; de manera explícita menciones y enuncia-
ciones claramente alusivas para un candidato o para otro. En ese sentido, se
establecen los siguientes puntos de reflexión:
1. Hubo menciones de candidatos y precandidatos durante las campa-
ñas electorales de 2015
2. Durante las precampañas constituyó el 2% de las piezas encontradas
por el INE

17
Las manifestaciones del conflicto poselectoral de 1988, la irrupción del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional en 1994, el surgimiento del movimiento estudiantil
#Yosoy132 en las campañas políticas de 2012, pueden ser algunos de esos momentos
clave.
166 Norma Pareja Sánchez

3. La mención de candidatos y precandidatos se dio fundamentalmente


en la radio
4. La información obtenida por el monitoreo no reporta valoración lo
que minimiza la relevancia de los hallazgos dado que pueden ser
importantes para la propia valoración que las distintas audiencias
puedan hacer del mensaje, ello, aunque requiere ser explorado con
detalle debe tomarse en cuenta.
Asimismo, ello es muy relevante si se contempla que la Cámara de la
Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) en coincidencia con la posición
del consejero electoral Benito Nacif, que es parte de la autoridad que define
las políticas regulatorias en los marcos jurídicos de la organización electo-
ral; señalaron que la naturaleza de los programas de entretenimiento no es
informar al ciudadano de las ideas, plataformas y propuestas realizadas por
los partidos políticos, precandidatos y candidatos, sino dar cuenta de otro
tipo de eventos ajenos al desarrollo de los proceso electorales; la evidencia
encontrada por el INE-UNAM (2015) apunta que en programas de alta au-
diencia de este género, sobre todo en televisión; existió información sobre
las campañas electorales, sobre todo en el periodo de campañas.
En ese marco vale apuntar que:
1. La inclusión de programas de este tipo al monitoreo que la ley man-
data al INE realizar, arrojó certidumbre sobre la vinculación conte-
nidos político-electorales en programas de entretenimiento, no obs-
tante no puede establecerse la modalidad de la relación, dado que
no se integraron variables como el tipo de tratamiento, que al menos
cuantitativamente se definiera positivo o negativo.
2. La inclusión de programas de este tipo al monitoreo no alcanza a
identificar la presencia de publicidad política contratada o adquirida
en estos espacios18, que puede constituir una causal para anular una
elección, en virtud de que se vulneran los principios democráticos de
equidad y transparencia, además de violar el marco jurídico existente
al respecto.
Una medida importante en este marco es integrar la variable de la va-
loración de la información de contenidos en programas de revista y espec-

18
El once de junio de dos mil trece, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la
reforma que entre otras disposiciones, modificó el artículo 6 de la Constitución Polí-
tica de los Estados Unidos Mexicanos a fin de integrar en su párrafo cuarto, Apartado
B, numeral IV, la prohibición de transmisión de publicidad o propaganda presentada
como información periodística o noticiosa.
El politainment en campaña, las elecciones en programas de espectáculos y revista 167

táculos, a fin de tener mayores elementos, dado que a través de ellos la


audiencia hace una vinculación entre su esfera privada y la pública. Los
elementos de carácter empírico ayudan a comprender la relación medios-
audiencia, sobre todo en momentos clave como los de una elección.
La mayoría de los analistas e investigadores que se han aproximado al
fenómeno del politainment señalan que éste implica efectos negativos para la
democracia, en la medida en que la información que se provee al ciudadano es
limitada y carente de contexto y profundidad por lo que difícilmente aporta
elementos para la deliberación, reflexión, crítica, análisis sobre los asuntos
públicos, al concentrarse en la emocionalidad y no en la racionalidad.
No obstante, otras perspectivas señalan que este tipo de abordaje de los
asuntos públicos acerca a los temas políticos a sectores de la audiencia no
vinculados tradicionalmente (Holtz-Bacha & Norris, 2001; Berrocal, 2012;
Lozano, 2013). Si se toma en cuenta el papel de la cultura en las prácticas
sociales donde la sátira y la crítica al poder son constantes, donde los con-
tenidos mediáticos se enlazan con las matrices culturales de la audiencia
(Martín-Barbero, 1987), y se considera la unidireccionalidad inherente a los
medios masivos de comunicación (Thompson, 1998), y por ende una posible
necesidad de la audiencia de romperla y verse en los contenidos mediáticos
como protagonistas, o enlazados mediante el enfoque de interés humano;
sería plausible plantear explicaciones o hipótesis para entender la expan-
sión del fenómeno en las preferencias de los receptores. Queda claro que se
abren diversas líneas de investigación al respecto, sobre todo en el ámbito
de las audiencias.

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7. LOS SISTEMAS TRANSMEDIA EN PROCESOS
POLÍTICOS COMO ESTRATEGIA DE
‘POLITAINMENT’
CARME FERRÉ PAVIA
Profesora titular Departamento de Medios, Comunicación y Cultura. Universitat
Autònoma de Barcelona
DIEGO MONTOYA BERMÚDEZ
Jefe Departamento de Comunicación Social de la Universidad EAFIT, Medellín
(Colombia)

1. INTRODUCCIÓN
En el marco de la cultura de convergencia, el fenómeno de la trans-
medialidad se ha desarrollado como una estrategia de comunicación que
hace que una historia sea dividida en partes y vehiculada por diferentes
medios. Esta estrategia propia de la industria del entretenimiento, en el
contexto de la cibercultura, encuentra en la expansión narrativa la forma
de llegar a diversos públicos y espacios: uno de ellos, el de las campañas
políticas.
Este capítulo revisa el concepto de transmedia y algunas nociones que
fortalecen dicho concepto como estrategia de comunicación favorecedora
de los procesos de polientretenimiento. Se aborda el fenómeno transmedia
como un sistema de relaciones intertextuales que, como estrategia de comu-
nicación en contextos políticos, posibilita construir mundos transmediales a
partir de la creación de un personaje.
Para ejemplificar estos aportes, se toma como caso la figura de Barack
Obama y cómo los procesos de comunicación política ligados a la figura del
presidente estadounidense cumplen con la estrategia de un sistema trans-
media. Las campañas en torno a la figura del candidato como personaje de
ficción crean un universo narrativo que permite su expansión a través de
diferentes medios, de manera paradigmática.
Este fenómeno genera, además, una suerte de politainment (Ferré y
Ferrer, 2013), entendido como un híbrido de espectáculo, información y
contenidos políticos, que para el caso de la figura del presidente de los
Estados Unidos le han permitido el reconocimiento como el líder político
más mediático del mundo. Al lograr el compromiso de usuarios en calidad
172 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

de prosumers (Toffler, 1980), estos siguen alimentando el proceso de comu-


nicación de dicho personaje.
Barack Obama como una figura mediática remite a una consolidada es-
trategia de comunicación transmedia emprendida por la Casa Blanca y en
la que se evidencia la construcción narrativa de un personaje propio de la
ficción. Esta le ha mantenido a lo largo de dos periodos presidenciales como
el personaje más registrado por los medios internacionales, y ha permitido
la vinculación masiva de usuarios a nivel mundial, convirtiéndolo en la
personalidad más seguida de las redes sociales1.
Libros biográficos, historietas de ficción, participación en redes sociales,
parodias y videoclips musicales, juegos para la web, tráilers cinematográfi-
cos, producciones de fans, entre muchas otras creaciones, se han vinculado
dentro de un mismo universo narrativo y han consolidado la figura de Oba-
ma como un héroe propio de las narrativas de ficción.

2. SISTEMAS TRANSMEDIA: APROXIMACIONES AL CONCEPTO


En lo que va de siglo XXI, el campo de la comunicación se ha visto per-
meado por el fenómeno de la cultura de la convergencia, entendida según
Henry Jenkins como “el flujo de contenidos a través de múltiples platafor-
mas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el
comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir
casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entre-
tenimiento” (2008: 14). Dicho fenómeno ha permitido, entre otras cosas,
la presencia masiva de prosumidores (Toffler, 1980), usuarios dedicados a
consumir y generar contenidos, ampliando las posibilidades de producción
cultural.
Así, este escenario de la cultura de convergencia, con los prosumido-
res como actores esenciales, ha servido de base para que algunas nociones
conceptuales hayan tomado fuerza en los últimos años. Es el caso de la
transmedialidad, entendida esta como “una estrategia de comunicación la
cual hace que la historia que va a ser contada se divida en partes que

1
Al momento de la escritura de este texto, los seguidores en Twitter de la cuenta @
BarackObama ascendían a 66 millones y en Facebook, su página oficial superaba
los 45 millones de “Me gusta”. Sólo para hacer un comparativo, en esta última red
social digital, sus homólogos de España y Colombia alcanzaban 141.000 el primero y
949.000 el segundo, mientras que su antecesor George W. Bush, un poco más de 4,5
millones.
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 173

son vehiculadas por diferentes medios de comunicación, de acuerdo con su


mayor potencial de explorar aquella parte de la historia” (Gosciola & Cam-
palans, 2013: 41). No obstante, dicha noción tiene su origen en el campo
de la industria cultural a principio de los años 90 del siglo pasado, a partir
del estudio que hizo la investigadora norteamericana Marsha Kinder de las
estrategias de expansión de los productos de la industria del entretenimien-
to. Por su uso profuso en los estudios de la comunicación, parece haberse
puesto de moda en los últimos años y ha servido para que muchos autores
la propongan en el campo de las narrativas de ficción (Jenkins, 2008), los
movimientos sociales (Constanza-Chock, 2010), el periodismo (Renó, 2012),
la educación (Herr-Stephenson, et al., 2013) y el marketing (Zeiser, 2015).
Para Kinder, la transmedialidad es un sistema formado por una serie de
productos que se relacionan entre sí de manera intertextual a través de di-
versos medios de comunicación. Lo interesante de la propuesta de la inves-
tigadora, con relación al fenómeno de la transmedialidad, es que al ser visto
como un sistema, este permite que los productos o textos que lo conforman
y que se vinculan de manera intertextual no sean solamente narrativos
—como lo plantean quienes lo enmarcan únicamente como storytelling—,
sino que da pie para que otro tipo de manifestaciones textuales no nece-
sariamente narrativas conformen la estrategia de comunicación. Asimismo,
Kinder, citando a John Fiske, asume que hay dos tipos de intertextualidad:
“[…] una horizontal (entre textos primarios), organizada alrededor de géneros y
personajes, y otra vertical, que se da entre textos primarios tales como progra-
mas de televisión o series, con otros textos de diferente tipo que hacen referencia
explícita a éstos (publicidades, identificadores de marca, artículos periodísticos y
críticas)”. (Kinder, 1991: 45-46. Trad. autores2)

Esta aproximación al concepto de Sistemas Intertextuales Transmedia


fue recogida por Montoya, Vásquez y Salinas en su estudio sobre modelos de
producción de proyectos de este tipo en la cultura de convergencia, donde
acogieron la noción de sistema y la perspectiva semiótica en Kinder y el
concepto de expansión narrativa con un enfoque antropológico de Jenkins.
Estos aportes conceptuales eran presentados como:

2
En el original: “Horizontal forms of intertextuality (among primary texts) organized
around genre or character, on the one hand, and vertical intertextuality «between a
primary text, such as a television programs or series, and other texts of a different
type that refer explicitly to it» (such as publicity, station ID’s, journalistic articles,
and criticism), on the other”.
174 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

“una matriz generadora de contenidos en la cual se intersectan dos ejes de in-


tertextualidad: uno horizontal, o diegético, en el que se encuentran los textos
que remiten al plano narrativo; y otro vertical o paratextual (Genette, 1989), el
cual corresponde a los textos que sin referirse a la narración propiamente dicha,
realimentan la lectura de los textos del eje diegético” (2013: 148).

Ambos ejes permiten la intervención de la franquicia y los usuarios,


quienes respetando el universo narrativo, expanden permanentemente el
sistema. La propuesta de ver los Sistemas Intertextuales Transmedia como
una matriz permite generar una gráfica que sirve de instrumento metodoló-
gico para el análisis y la producción de estrategias que vinculen múltiples
medios en torno a la expansión narrativa (Tabla 1). En dicha matriz, el pri-
mer texto que aparece se reconoce como la obra seminal y es el que instala
el sistema. El o los siguientes textos que aparecen en el sistema deben tener
una relación con la obra seminal y cada uno de los textos posteriores a la
originaria son potencialmente generadores de nuevos textos en distintos
medios, eso sí, conservando siempre la relación entre dichos textos.

Tabla 1: Matriz de un Sistema Intertextual Transmedia

Fuente: Montoya, Vásquez & Salinas (2013: 148)

Como se puede apreciar en la tabla 1, un Sistema Intertextual Transme-


dia acoge una serie de textos —narrativos o no—, los cuales se relacionan
entre sí y se distinguen los unos de los otros porque son producidos por y
para diferentes medios o soportes. Ahora bien, para no caer en totalitaris-
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 175

mos con relación al concepto y pensar que todo es transmedia, el sistema


debe tener una unidad contenedora que permita las relaciones intertex-
tuales. Las autoras Lisbeth Klastrup y Susana Tosca lo han denominado
Transmedial World3:
“Sistemas de contenidos abstractos por medio de los cuales un repertorio de
historias y personajes ficcionales pueden ser actualizados o derivados a través
de una variedad de medios. Lo que caracteriza un mundo transmedial es que las
audiencias y los diseñadores comparten una imagen mental de la “worldnes4”
(una serie de características distintiva de ese universo). La idea de worldness
de un mundo específico se origina principalmente desde la primera versión del
mundo presentado, pero puede ser elaborada y cambiada con el tiempo”. (Klas-
trup & Tosca, 2004: 1. Trad. autores5)

Asimismo, Klastrup y Tosca entienden que esta construcción abstrac-


ta del universo narrativo tiene como base tres elementos esenciales: un
mythos, un ethos y un topos, es decir, un origen que explica el mundo y
permite la cohesión entre las diferentes historias que surgen de este, una
ética o comportamiento de los personajes que habitan dicho mundo, y un
tiempo y un espacio determinados.
De todo lo anterior se puede entender, entonces, que en la construcción
de un proyecto transmedia, el Sistema Intertextual permite identificar el
transmedial world o universo narrativo (Klastrup & Tosca, 2004), que más
que una historia específica, es una abstracción en la que “sus propiedades
usualmente son comunicadas a través de la narración” (Klastrup & Tosca,
2004: 409. Trad. autores6). Así, al no existir una historia en particular, sino

3
La noción de transmedial world, que por traducción literal sería mundos transme-
diales, la denominaremos universos narrativos, para no generar confusión con el
concepto de mundos posibles de Umberto Eco, y que también tiene que ver con los
sistemas transmediales. Para Eco, las historias que se cuentan en diferentes medios
en el eje diegético son esos mundos posibles, y la relación entre los diferentes mun-
dos posibles se da dentro del universo narrativo. Ver nota 13.
4
Evitamos hacer una traducción de la palabra worldness porque consideramos que no
existe una palabra en castellano precisa para describir esa idea de mundo.
5
En el original: “Transmedial worlds are abstract content systems from which a reper-
toire of fictional stories and characters can be actualized or derived across a variety of
media forms. What characterises a transmedial world is that audience and designers
share a mental image of the «worldness» (a number of distinguishing features of its
universe). The idea of a specific world’s worldness mostly originates from the first
version of the world presented, but can be elaborated and changed over time”.
6
En el original: “A transmedial world is more than a specific story, although its proper-
ties are usually communicated through storytelling”.
176 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

un universo narrativo, este permite la expansión a partir de múltiples rela-


tos presentados en diferentes medios.
En el caso de una campaña política, fenómeno que nos interesa en este
texto, es importante ver como el universo narrativo se expone a partir de
la creación de un personaje: el líder político, quien como lo plantea el in-
vestigador colombiano Ómar Rincón, en estos tiempos se trata más de un
tele-presidente que un estadista. Siguiendo a Rincón, “los gobernantes son
tele-presidentes, celebrities que generan emoción mediática y están cerca
del pueblo pero lejos de la democracia” (2008: 6).
Desde este orden de ideas, construir un mythos y su respectivo ethos, en
un topos específico, es el marco fundamental para dar origen a un persona-
je, quien debe cumplir con características clave como en la ficción, esas que
le permiten despertar afectos en un público.
En Tele-presidentes, Rincón muestra cómo los mandatarios contemporá-
neos empezaron a ser productos mediáticos, personajes de telenovela que
cumplen con hipótesis narrativas propias del melodrama. Así, dicho su-
puesto “hombre puro salva a mujer equivocada”, sumado a un “pacto me-
lodramático” y a un “pacto feliz” (Rincón, 2008: 6), cumplen con los tres
actos propios de la narrativa aristotélica. En el caso de Barack Obama, quien
como lo plantea Rincón “abrazó Internet y convirtió a las comunidades
en línea en medios permanentes de contacto” (2008: 167), ese pacto con
los ciudadanos lo hizo a partir de la construcción de un personaje público
cercano a la gente, con una mezcla interesante entre héroe carismático y
sujeto cotidiano.

3. OBAMA Y LA ESTRATEGIA TRANSMEDIA


En julio de 2009, la versión electrónica de la revista española HOLA.
com, en la sección de sociedad, publicó una nota que tituló “Barack Obama
y Nicolás Sarkozy: los presidentes más mediáticos” (Hola, 2009). La noticia,
que no supera los tres párrafos, deja claro como ambos mandatarios se des-
tacan por recibir más atención en la prensa internacional que ningún otro
presidente. En el caso de Obama, según el artículo, el hecho de haber sido el
primer presidente afrodescendiente de Estados Unidos promueve la atención
mediática, sumada al carisma y a las ideas pacíficas con las que asumía el
primer puesto de gobierno de los estadounidenses. Su participación en acti-
vidades de celebrities, por ejemplo, ha hecho que en 2016 abriera la segunda
temporada de un programa de Discovery Channel que pone a famosos en
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 177

peligro7. Veamos cómo ha sido el proceso para que Obama sea considerado
el personaje político más mediático del mundo.
El 7 de febrero de 2007, el ex senador demócrata de los Estados Unidos
Barack Hussein Obama anunció su candidatura a la presidencia del país.
En ese momento, una serie de iniciativas para conseguir fondos se dieron
inicio en todo el territorio norteamericano, logrando romper varios récords
en la obtención de donaciones a una campaña presidencial. Bajo el eslogan
Yes, we can, una serie de estrategias mediáticas incluidas canciones, afi-
ches, imágenes, memes y discursos, permitieron que Obama se convirtiera
en pocos meses en el candidato que el pueblo estadounidense quería como
presidente, y aunque era obvio que el político reunía los requisitos y había
hecho méritos para lograr el cargo, también era claro que un personaje
se estaba construyendo alrededor de la persona: un afrodescendiente que
encarnaba el carisma, la jovialidad y el carácter que los Estados Unidos
parecían necesitar.
En poco tiempo, el candidato era un personaje que podía ser leído ba-
jo las claves narrativas de la ficción cinematográfica que son básicas para
construir un buen personaje (Field, 2005):
“He visto cuatro cosas, cuatro cualidades esenciales que me parece deben ir
dentro de la construcción de personajes: (1) los personajes tienen una fuerte y
definida necesidad dramática; (2) tienen un punto de vista individual; (3) personi-
fican una actitud, y (4) van por un tipo de cambio o transformación. Esos cuatro
elementos, esas cuatro cualidades, hacen un buen personaje”. (Field, 2005: 63.
Trad. autores8)

En el caso de Obama, estas cuatro características se evidenciaban des-


de la campaña electoral para la primera elección y se reafirmaron con el
discurso de posesión como el presidente número 44 de los Estados Unidos.
Analicemos apartes del discurso inaugural pronunciado el 20 de enero de
2009, para identificar las características que expone Syd Field:
“Me encuentro hoy aquí con humildad ante la tarea que enfrentamos, agradecido
por la confianza que ha sido otorgada, consciente de los sacrificios de nuestros
antepasados. […] Cuarenta y cuatro estadounidenses han prestado el juramento

7
Famosos en peligro con Bear Grylls. Discovery Channel, 2 de febrero de 2016.
8
En el original: “I saw four things, four essential qualities that seemed to go into the
making of good characters: (1), the characters have a strong and defined dramatic
need; (2), they have an individual point of view; (3), they personofy an attitude; and
(4), they go through some kind of change, o transformation. Those four elements,
those quilities, make up a good character.”
178 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

presidencial. Las palabras han sido pronunciadas durante mareas de prosperidad


y aguas tranquilas de la paz. Sin embargo, de vez en cuando, el juramento se
hace en medio de nubarrones y furiosas tormentas. […] Nuestra nación está en
guerra contra una red de gran alcance de violencia y odio. Nuestra economía está
muy debilitada, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de parte
de algunos, pero también por el fracaso colectivo para tomar decisiones difíciles
y preparar a la nación para una nueva era […]”. (Obama, 2009. Trad. autores9)

En los apartes introductorios del discurso inaugural, Barack Obama deja


ver claramente cuál es la necesidad dramática que lo convoca, la cual se de-
fine en ser una especie de héroe que desde la presidencia y bajo la confianza
que le da su pueblo debe sacar al país de la crisis y prepararlo para una
nueva era. De la misma manera y para asumir dicha necesidad, el personaje
debe demostrar claramente cuál es su punto de vista y en el caso de Obama,
se declara desde las primeras líneas del discurso: “En este día, nos reunimos
porque hemos elegido la esperanza sobre el temor, la unidad de propósitos
sobre el conflicto y la discordia” (Obama, 2009, Trad. autores10). Así, una
necesidad dramática proclamada, con un punto de vista claro, requiere en
el personaje una actitud coherente, la misma que el político deja ver líneas
más abajo cuando asume durante su mandato una actitud diplomática y
pacífica: “Comenzaremos a dejar responsablemente al pueblo de Irak, y a
forjar una paz ganada con dificultad en Afganistán. Con viejos amigos y an-
tiguos enemigos, trabajaremos sin descanso para reducir la amenaza nuclear
y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta” (Obama, 2009,
Trad. autores11). Finalmente, un cambio, ligado este a transformar la imagen
de los Estados Unidos ante el mundo.
Todas estas cualidades esenciales declaradas en el discurso inaugural y
que conformaban el personaje Barack Obama fueron las que pronto se ma-

9
En el original: “I stand here today humbled by the task before us, grateful for the
trust you’ve bestowed, mindful of the sacrifices borne by our ancestors […] Forty-four
Americans have now taken the presidential oath. The words have been spoken during
rising tides of prosperity and the still waters of peace. Yet, every so often, the oath is
taken amidst gathering clouds and raging storms […] Our nation is at war against
a far-reaching network of violence and hatred. Our economy is badly weakened, a
consequence of greed and irresponsibility on the part of some, but also our collective
failure to make hard choices and prepare the nation for a new age”.
10
En el original: “On this day, we gather because we have chosen hope over fear, unity
of purpose over conflict and discord”.
11
En el original: “We will begin to responsibly leave Iraq to its people and forge a hard-
earned peace in Afghanistan. With old friends and former foes, we’ll work tirelessly to
lessen the nuclear threat, and roll back the specter of a warming planet”.
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 179

nifestaron en distintos medios, no solo con la persona en sí, sino también


interpretado por una serie de personajes que en diversos soportes cumplían
innumerables misiones. Uno de los casos fue el de la multinacional Marvel,
que pronto construiría un nuevo héroe en sus cómics: President Obama, un
hombre sin poderes especiales, pero con una habilidad para comandar las
fuerzas armadas de los Estados Unidos y ser el líder de los norteamericanos
en Earth-61612.
El personaje Obama de las historietas, a pesar de ser una creación ficcio-
nal, respondía en el discurso de posesión a cada una de las características
que plantea Syd Field y que describíamos con anterioridad. Asimismo, en el
mundo transmedial instalado, el personaje de ficción mantenía los mismos
mythos y ethos. A pesar de ubicarlo en un topos distinto, como es el del
mundo posible13 creado por Marvel, el presidente Obama seguía siendo el
líder de los estadounidenses, sin importar que en este mundo ficcional, el
personaje conviviera con superhéroes dotados de poderes. El personaje del
presidente continuaba siendo un humano común y corriente pero con un
liderazgo evidente. Además, el ethos del personaje ficcionado coincide tal
cual con el punto de vista y la actitud del Obama identificado tanto en el
discurso inaugural de la primera elección como en el de la segunda.
“Juntos resolvimos que una gran nación debe cuidar a los vulnerables y proteger
a su pueblo de los peores peligros de la vida y la desgracia […]. Vamos a respon-
der a la amenaza del cambio climático, a sabiendas de que el hecho de no hacerlo
sería traicionar a nuestros hijos y las generaciones futuras […] Nosotros, el pue-
blo, todavía creemos que la seguridad duradera y una paz duradera no requieren
guerra perpetua”. (Obama, 2013)

12
Earth-616 es el nombre que recibe el multiverso ficcional del mundo posible creado
por Marvel Cómics.
13
Asumimos la noción de mundo posible a partir de Umberto Eco, quien lo define como
“un estado de cosas expresado por un conjunto de proposiciones en el que, para cada
proposición, p o ~ p. Como tal, un mundo consiste en un conjunto de individuos
dotados de propiedades. Como algunas de esas propiedades o predicados son accio-
nes, un mundo posible también puede interpretarse como un desarrollo de aconteci-
mientos. Como ese desarrollo de acontecimientos no es efectivo, sino precisamente
posible, el mismo debe depender de las actitudes proposicionales de alguien que lo
afirma, lo cree, lo sueña, lo desea, lo prevé, etc” (Eco, 1993: 181).
180 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

Figura 1: President Obama

Fuente: Marvel Database

Como vemos, este trabajo creado por Marvel guarda una relación inter-
textual evidente con Barack Obama, la persona de carne y hueso. Como
candidato y luego presidente fue también el producto de una construcción
de imagen orquestada en la campaña, evidenciada en el mismo discurso que
él expuso en la posesión de su cargo como mandatario. Desde este orden
de ideas, pensemos entonces para efectos de la identificación del Sistema
Intertextual Transmedia de Obama, cómo la construcción del personaje po-
lítico manifiesta en el discurso de posesión (obra seminal) fue clave para
generar un producto conectado intertextualmente, como fue la serie de
historietas President Obama de la factoría Marvel.
Por otro lado y como explicamos líneas atrás, tanto la obra seminal como
los textos subsiguientes dentro de un sistema transmedial son potencial-
mente expansores del universo narrativo. Fue así como a raíz del nacimiento
del Presidente Obama en el multiverso Marvel, una serie de productos crea-
dos por fans empezaron a aparecer. Es el caso de la realización de imágenes,
en que los usuarios mostraban su afecto por el personaje, convirtiéndolo
en el héroe que desde el discurso inaugural definíamos como la necesidad
dramática. Estos textos visuales, que si bien no guardan una narrativa como
sí lo hacen las historietas, generan una clara expansión del universo como
paratextos.
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 181

Figura 2: Superhéroe Obama. Creaciones de usuarios

Fuente: Marvel Database

Pero no sólo Marvel realizó un trabajo de creación ficcional en torno al


presidente Obama; su homóloga DC Comics crearía una expansión al famo-
so héroe Superman, quien en uno de los universos ficcionales en su vida
pública es el presidente de los Estados Unidos, y su centro de operaciones,
la Casa Blanca. Este Superman, quien mantiene su origen planetario y fami-
liar, cambiaría sus facciones por unas más parecidas a las de Barack Obama
y como afirma la database de DC Comics, “esta versión de Superman está
basada fuertemente en la vida real de Barack Obama y el famoso boxeador
Muhammad Ali14” (DC Database).

14
En el original: “This version of Superman is strongly based on both real-life President
Barack Obama and famed boxer Muhammad Ali (as confirmed by writer Grant Morri-
son)”. Disponible en http: //goo.gl/0VBTP7
182 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

Figura 3: Superman. Universo Earth 23

Fuente: DC Database

Nuevamente, una expansión narrativa del personaje de Obama, ahora a


partir de la fusión de un mundo posible —Superman— con el mundo efec-
tivo, afirma la relación de la ficción con el político. Pero no solamente en
la construcción de historietas se basó la estrategia transmedial de Barack
Obama, otro tipo de producciones como novelas biográficas, cartas del pre-
sidente a sus hijas, la película Southside with you, sobre la historia de amor
de Barack y Michelle Obama (y hasta el tráiler cinematográfico de una falsa
película en la que Obama, la persona, interpreta al famoso actor Daniel Day-
Lewis, quien se supone a la vez actúa de Obama15, son otras producciones
realizadas por la industria del entretenimiento.

15
El tráiler de la supuesta película sobre Obama muestra a Steven Spielberg como
director. Fue publicado en el canal de Youtube de la Casa Blanca en 2013. https: //
goo.gl/3ndcfS
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 183

Figura 4: Libros y revistas ficcionales y basadas en la vida real de Barack


Obama

Ahora bien, estas producciones lideradas tanto por la oficina de nuevos


medios de la Casa Blanca como por la industria cultural, fueron generando
poco a poco una masiva producción de contenidos hechos por usuarios,
quienes al mejor estilo del entretenimiento empezaron a ser más que segui-
dores, fans. Esto lo demuestran las producciones de textos escritos que cien-
tos de usuarios de fanfiction.net crearon alrededor del personaje de Obama,
entre los que se destacan historias de ficción sobre el presidente basadas en
personajes de Harry Potter, o novelas con más de diez capítulos en las que
cuentan historias sobre un Obama héroe y pacífico, tal cual como lo dejaba
ver el discurso de toma de posesión.
Para hacernos una idea de cómo se desarrolló el sistema transmedial de
Barack Obama a partir de la construcción narrativa de éste como personaje,
ubiquemos algunos de los productos que nos encontramos en la red que
cumplían con las características expuestas en la primera parte de este ca-
pítulo al definir el sistema y las relaciones intertextuales entre productos.
(Tabla 2).
184 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

Tabla 2: Matriz del Sistema Intertextual Transmedia a partir de producciones


mediáticas en torno a Barack Obama

Fuente: Elaboración propia a partir de Montoya, Vásquez y Salinas (2013)

Como vemos, en torno a la figura de Obama, más que un candidato de car-


ne y hueso se creó un personaje de ficción con sus características narrativas
claras, que al mantenerse a través del mundo transmedial, lograron generar
una potencialidad narrativa fácil de expandir. Esto no sólo lo hacía posible la
misma estrategia de comunicación de la campaña, sino también los miles de
personas que se vincularon emocionalmente con el personaje, replicando com-
portamientos en el ámbito político del fan al que hace alusión Jenkins (2005).
De igual forma como se pudo apreciar en la matriz transmedia, la es-
trategia de comunicación Obama presidente albergó incontables productos
diegéticos y paratextuales, es decir, obras que contando historias o expli-
caciones a estas, mantuvieron en expansión el mythos, el ethos y el topos
de una narrativa que cada vez más, como en la ficción, atrapaba adeptos.

4. EL FENÓMENO DEL POLITAINMENT EN LAS CAMPAÑAS


TRANSMEDIA
El fenómeno transmedial visto como un sistema que alberga múltiples
productos que se relacionan entre sí a partir de claves intertextuales es fun-
Los sistemas transmedia en procesos políticos como estrategia de ‘politainment’ 185

damental como estrategia de comunicación, en tanto posibilita la conexión


de múltiples narrativas a través de diferentes medios. Así alcanza un máxi-
mo de efectividad, en la medida que llega a diversos públicos, dependiendo
de sus intereses de consumo mediático.
En el caso de una campaña política, la transmedialidad como estrategia
es interesante porque facilita reconocer los potenciales narrativos de un
candidato y con esto, encontrar formas dinámicas de comunicación, que
como lo plantean López-Trigo, García y Femenía, son manifestaciones de e-
democracia, pero que en otro sentido también pueden ser leídas como una
manera de politainment.
“Las campañas electorales del siglo XXI no podían permanecer ajenas al fenó-
meno: la red ha producido las primeras manifestaciones de la e-democracia.
[…] Hoy, la Oficina de Comunicación de la Casa Blanca cuenta con un equipo
de “Nuevos Medios” desde donde se controla todas las comunicaciones on line.
Barack Obama, el primer presidente estadounidense que ha hecho de la tecno-
logía parte de su estilo de vida […] es seguido todos los días por millones de
cibernautas en Facebook y Twitter, convirtiéndose así en la figura más vista y
leída cibernéticamente”. (López-Trigo, García & Femenía, 2013: 255)

De igual manera, estas mutaciones estéticas de las estrategias políticas,


en las que se mezclan información, entretenimiento con campañas políti-
cas, permiten abrir otros marcos interpretativos para el estudio y la com-
prensión de procesos de movilización social, que conectan el mundo de lo
ficcional y los procesos de vinculación afectiva e identificación que le carac-
terizan, con los procesos de construcción de otros modos de esfera pública.
La discusión del polientretenimiento desde el punto de vista académico
sigue anclándose en los efectos y las dudas sobre los de los productos trans-
media que expanden las capacidades narrativas de los líderes-personajes.
Otra vez se pone en cuestión, como por ejemplo en el caso de la sátira
política, si esto puede entenderse o no como acercamiento a la política o
bien como perversidad que aleja la política de lo real y la inclina hacia el
puro divertimento.
La ficcionalidad imbricada con lo popular puede ser un nuevo paradig-
ma de interpretación de la política y sus productos comunicativos, pero
debemos tener en cuenta que las bases del drama, tan bien planteadas por
Aristóteles en la Grecia clásica, así como la presencia del mito, han estado
siempre presentes en la percepción de los hechos del mundo. Que Barack
Obama simule que es Daniel Day-Lewis interpretándolo a su vez a él, dice
más de la capacidad comunicativa del presidente hawaiano que de un em-
peoramiento de la democracia. Lo que indica es la intuición o comprensión
186 Carme Ferré Pavia y Diego Montoya Bermúdez

que los valores positivos del personaje, fomentados por la persona, pueden
revertir en el líder.
El círculo de lo transmedia puede ser virtuoso o perverso pero ante el fá-
cil acceso a tecnologías de comunicación sencillas, la capacidad replicadora
de las narrativas intertextuales está en profunda expansión.

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8. EL INFOENTRETENIMIENTO Y SUS EFECTOS A
LA LUZ DE LA ÉTICA PERIODÍSTICA
MARTA REDONDO
Profesora de Periodismo. Universidad de Valladolid
EVA CAMPOS-DOMÍNGUEZ
Profesora de Periodismo. Universidad de Valladolid

1. INTRODUCCIÓN
Los medios de comunicación tienen un poderoso impacto en múltiples
facetas de la vida, como ya constaron en su día Lippmann (1922), McCombs
(1994) o Scheufele (2000), entre otros. Influyen en cómo nos vestimos, lo
que compramos o cómo empleamos el tiempo libre pero también afectan a
los temas que nos hacen pensar y a las imágenes y conceptos a partir de
los cuales interpretamos la realidad y valoramos el mundo. Sus efectos, sin
embargo, resultan difíciles de analizar aisladamente y es necesario recono-
cer que se trata de un proceso “sutil, complejo y en el que participan otras
muchas fuerzas” (Gerbner, Morgan y Signorielli, 1994: 23).
Su influjo es determinante en aquellos asuntos de los que carecemos
de experiencia directa, McCombs (1994) los denomina non obtrusive, y más
limitado en el caso de los temas que experimentamos vivencialmente (ob-
trusive). También varía dependiendo del medio a través del que recibamos
el mensaje. En esa jerarquía, la televisión sigue apareciendo como el medio
hegemónico1: arraigado proveedor de imágenes y mensajes, ecosistema sim-
bólico y fuente de información y socialización (Gerbner, Morgan y Signo-
rielli, 1994).
Precisamente esa intensa influencia de los medios de comunicación en
la ciudadanía es la clave de su exigencia ética. La legitimidad de los medios
radica en su condición de “prestatarios de un servicio público esencial:
proveer de información veraz a los ciudadanos para que puedan decidir
sobre los asuntos públicos” (Rodríguez Borges y Aznar, 2014: 177). Desde

1
En España, el Centro de Investigaciones Sociológicas (Barómetro 2013) revela que la
televisión es el medio preferido para informarse para el 56,8 % de la población frente
al 13,7% que se informa a través de la radio y el 11,9% a través de los periódicos en
internet. Barómetro 2013. Disponible en: http: //www.cis.es/cis/opencm/ES/1_en-
cuestas/estudios/ver.jsp?estudio=13704 (Consultado el: 10 de diciembre de 2015)
190 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

esta perspectiva, la justificación profesional de la labor mediática deriva


de la función que cumple como instrumento en la formación de la opinión
pública libre: en la definición de los temas de interés general, el control y
contrapeso de los poderes, y la expresión de las diferentes corrientes socia-
les e ideológicas, aspectos que garantizan al ciudadano la información que
necesita para ejercer como tal (Aznar, 2010: 81).
El presente estudio parte de la revisión de las distintas investigaciones
que se han centrado en los efectos del infoentretenimiento para, posterior-
mente, valorar las implicaciones éticas que derivan de las consecuencias que
su preponderancia en el sistema de medios tiene sobre la calidad informati-
va y sobre el papel que asume el periodismo en el orden social.

2. EFECTOS DEL INFOENTRETENIMIENTO: ENTRE LA


REPROBACIÓN Y EL OPTIMISMO
Antes de entrar a desgranar los distintos estudios que han evidenciado
las consecuencias del infoentretenimiento hay que partir de la constatación
de que existe un efecto inicial buscado por los ejecutivos y programado-
res de los medios de comunicación pero que a menudo resulta inadvertido
por la audiencia: captar la atención del receptor. Kaplan explica cómo en
un entorno saturado de estímulos comunicativos lo más difícil es lograr el
interés del público, por eso defiende la existencia de una “economía de la
atención” (En Roca, 2008: 136) que sería la forma en que el interés se gana
y posteriormente rentabiliza mediante contratos publicitarios, popularidad,
relevancia o prestigio. Desde este punto de vista, cualquier efecto de los
medios, tal como su influjo en los hábitos de consumo, el asentamiento de
estereotipos, la transmisión de ideologías o la implicación política, no es
sino un “subproducto” del principal objetivo: captar y mantener la atención
consiguiendo un mensaje atractivo (Zillmann y Bryant, 1994: 437).
En ese contexto, el infoentretenimiento tiene un valor instrumental co-
mo recurso que facilita el consumo del producto periodístico puesto que se
comprueba cómo, históricamente, los contenidos de entretenimiento alcan-
zan a audiencias más amplias y heterogéneas que la información contada
de forma seria y rigurosa. El entretenimiento aparece así como “la principal
pretensión de gran parte de los mensajes de masas, sobre todo aquellos que
se inscriben dentro del espectáculo o del ocio; pero también la información
o las obras culturales, han de ser entretenidas —ligeras, divertidas, distraí-
das— si aspiran a la atención de una audiencia ya acostumbrada a lo fácil y
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 191

con múltiples ofertas alternativas para elegir la recepción más gratificante”


(Sánchez Noriega, 2001: 328).
Esa necesidad de resultar atrayente impera en todos los medios de co-
municación pero se ve incrementada en el caso del medio más influyente,
la televisión generalista, dados sus condicionantes económicos, con altos
costes de producción, sometida a fuertes tensiones de competencia debido
a la fragmentación de las audiencias derivada del incremento de canales y
con una dependencia casi total de la publicidad para financiarse. En televi-
sión, el entretenimiento como pasaporte para llegar a los espectadores se
extiende a toda la parrilla de programación incluidos los noticiarios, espa-
cios que a priori deberían quedar blindados a tendencias de programación
movidas por la lógica de la mercantilización de los contenidos: “Desde que
los informativos televisivos se han comercializado, la necesidad de hacer
entretenimiento se ha vuelto una prioridad crucial para los programadores
de televisión y se han visto forzados a adaptar las características de los
formatos de entretenimiento y los modos de la conversación que privilegian
un estilo comunicativo informal, con énfasis en la personalización, el estilo,
las herramientas del stoytelling y del espectáculo” (Thussu, 2007: 3).
Establecida esa premisa, es preciso avanzar en los estudios que anali-
zan la influencia que el infoentretenimiento ejerce sobre su audiencia para
poder valorar después sus implicaciones éticas. Los efectos del infoentre-
tenimiento se han convertido en un tema que ha despertado el interés de
los estudiosos de la comunicación desde que comenzó a investigarse este
fenómeno en los años 90 del siglo pasado. Particularmente fructíferos han
sido los trabajos en el ámbito de la comunicación política debido a que esta
sección informativa resulta especialmente sensible en la conformación de la
opinión pública y para el buen funcionamiento del estado democrático. Fru-
to de esa atención de la academia, se ha acuñado el término de politainment
que describiría el proceso de espectacularización de la información política
y de la actividad política en su conjunto (Schultz, 2012).
Muchas de las investigaciones se incluyen en los paradigmas conceptua-
les de la agenda setting, el framing y el priming, entendiendo que los ries-
gos que se derivan del infoentretenimiento y el politainment provienen de
una selección limitada de temas, de un encuadre simplificado de los mismos
y de la capacidad que tienen esos marcos interpretativos para entrar a for-
mar parte del recuerdo del receptor y ser utilizados para establecer juicios
sobre asuntos y personas (Scheufele y Tewksbury, 2007).
En general, el infoentretenimiento ha recibido abundantes críticas
por parte de la academia desde su generalización en las televisiones
192 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

occidentales en la década de los 80. Las quejas, en buena medida, ma-


nifiestan que de su abuso derivan efectos perniciosos para el caudal y
la calidad de la información que reciben los ciudadanos. Así, aluden a
la banalización de las noticias y a la promoción de los planteamientos
emocionales frente a los racionales que provocarían el empobrecimiento
del debate. Recibir una información inexacta, incompleta y descontex-
tualizada llevaría al espectador a errores cognitivos, especialmente pro-
blemáticos en lo referido a los asuntos públicos, que podrían afectar a
su toma de decisiones.
Para Sparks (2000) el hecho de que el infoentretenimiento preste menos
atención a los asuntos políticos, económicos y sociales, y privilegie infor-
maciones sobre deportes, espectáculos y escándalos de toda índole origina
una agenda pública depauperada y una rebaja de los principios fundamen-
tales del periodismo. Igualmente Baumgartner y Morris (2006) entienden
que el dominio de géneros de entretenimiento provoca la desatención de
los asuntos de relevancia social. McLeod, Kosicki y McLeod (1994) suman a
éstos los riesgos el de la fragmentación con la que el infoentretenimiento
presenta la realidad generando un relato episódico y secuencial en vez de
un mensaje contextualizador y explicativo.
Van Zoonen (2003), en una crítica global al medio televisivo, alerta de
que la reducción temática y el simplismo con que se aborda la actualidad en
televisión motiva que no genere un conocimiento suficiente ni adecuado,
de forma que el medio fracasa en su función de acercar a la ciudadanía la
variedad política y social.
Blumler (1992), uno de los primeros teóricos en dar la voz de alarma
acerca de las consecuencias del giro al entretenimiento de los contenidos
políticos, advierte de las consecuencias del deslizamiento de los informati-
vos televisivos hacia el espectáculo: “Los telediarios podrían concentrarse
en presentar los temas más dramáticos y sugestivos, afectando al análisis y
la discusión. Los programas de actualidad podrían perder su prestigio y sus
productores generar contenidos para satisfacer los intereses de los especta-
dores entendidos como audiencia pero no como ciudadanos” (Blumler, 1992:
36). Particularmente inadecuada resulta para Blumler la presentación de la
política como un juego o una carrera (horse-race model), la personalización
que aparca los temas complejos del debate para representar el escenario
político como una lucha de individualidades o la simplificación del mensaje
político por la creciente brevedad de los totales en televisión.
Otro efecto apreciado por autores como Jebril, Alaek y Vreese (2013) o
Norris (2000) sería favorecer el cinismo político definido como “una actitud
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 193

individual que consiste en la convicción de la incompetencia y la inmora-


lidad de los actores políticos, de las instituciones y del sistema en su con-
junto” (Schyns y Nuus 2007: 97). Boukes (2011) demostró empíricamente
mayores índices de cinismo en aquellas personas sometidas a productos de
entretenimiento frente a los consumidores de información seria, un efecto
que explica por la tendencia de este tipo de programas a centrarse en una
representación negativa de los políticos y a privilegiar la opinión llana,
no cualificada y emotiva de los ciudadanos, contribuyendo a ofrecer una
impresión de que la labor política resulta más problemática que útil a la so-
ciedad. En España, Valhondo aprecia similares derivaciones de los programas
de infosátira dado que la crítica y ridiculización sistemáticas que realizan
del político generarían desconfianza y desafección, y acabarían afectando
a la participación: “los espectadores podrían encontrar complicado situarse
simbólicamente frente al poder en estas narraciones. Menos aún, sentir la
motivación suficiente como para cambiar el curso de los acontecimientos”
(Valhondo, 2007: 69).
Una vía de investigación aún insuficientemente desarrollada aborda los
efectos del infoentretenimiento a través de lo que los consumidores hacen
con los contenidos de este tipo que reciben. La forma en la que el receptor
redifunde, comenta o manipula los mensajes de infoentretenimiento puede
resultar un indicador complementario para valorar la repercusión que dichos
contenidos tienen sobre él. En este sentido, la investigación llevada a cabo
por Berrocal, Campos-Domínguez y Redondo sugiere que el alto consumo
de vídeos de infoentretenimiento político en internet no se relaciona con
similares niveles de participación o con una mayor calidad de la misma:
“el prosumidor mediático del politainment se caracterizaría por ejercer un
prosumo muy reducido en la creación de mensajes y un consumo mayori-
tario, pero también muy polarizado y reducido en la variedad temática, en
cuanto tiende a reproducir reiteradamente un mismo mensaje —el mismo
contenido versionado de diferentes formas—, sin apenas ejercer un papel
participativo” (2014: 71).
Para completar el panorama, Schultz (2004) aborda los efectos que
el politainment puede tener no solo en las audiencias que lo consumen
sino en sus representantes políticos. Dada la dependencia que tienen los
actores políticos de los medios de comunicación —términos como me-
diocracia o videopolítica vienen a designar este proceso de simbiosis—,
pueden estar tentados a adaptar su mensaje a aquellos formatos y temas
privilegiados por los medios, derivando en un círculo vicioso que socave
el debate público.
194 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

Pese a la abundancia de estudios que encuentran resultados negativos


del infoentretenimiento también existen trabajos que defienden su utilidad
social. Desde un enfoque psicológico, Zilmann y Bryant constatan que el
entretenimiento tendría efectos positivos en el estado de ánimo y en la
regulación de las emociones, de forma que su consumo serviría para aliviar
tensiones, convirtiéndose en un mecanismo “adaptativo, recreativo y repa-
rador y en ese sentido terapéutico” (1994: 457-458).
Partiendo de esta premisa genérica, la mayoría de las investigaciones
que observan efectos beneficiosos de los productos de infoentretenimiento
se centran en las repercusiones que tienen para la democratización de la
información política y el nivel de concienciación de la audiencia.
El primer argumento retrotrae a la primera inferencia de este epígrafe:
si la información, sea del tipo que sea, no consigue captar la atención del
espectador, esa información resulta estéril. Por lo tanto, desde un punto
de vista utilitarista, el infoentretenimiento como mecanismo eficaz para
concitar el interés de la audiencia sería adecuado para trasladarle algunos
asuntos relevantes. Autores como Newton (1999), Baum (2003 y 2005) o
Thussu (2007) han evidenciado la influencia del infoentretenimiento en
la popularización de los asuntos públicos al servir para acercar los temas
de la actualidad política —a menudo complicados cuando son abordados
en un estilo convencional— a sectores poco interesados en esa área infor-
mativa: “Haciendo atractiva la información política, aquellos que no están
informados de esos asuntos podrían interesarse por las cuestiones cívicas,
contribuyendo a construir un medioambiente mediático más democrático
e inclusivo” (Thussu, 2007: 162). Términos sinónimos utiliza Lumby para
describir cómo el infoentretenimiento contribuye a gestar una “nueva
esfera pública, más abierta y más igualitaria” (Lumby, 1999: 38). En este
sentido, la investigación empírica de Weawer (1996) demostró que la vi-
sualización de talk shows mejoraba el conocimiento que la audiencia tenía
de los candidatos políticos aunque fuese de una forma somera. Otro efecto
positivo de este tipo de programas, sería la humanización del político al
presentarle en actitudes o situaciones alejadas del escenario institucional
(Collier, 2011).
Varios estudios valoran también las bondades de un formato específico
de espacios: los programas de sátira y humor político —lo que Esitti e
Isik (2004) denominan “satiric infotainment”— que incorporarían junto a
las tradicionales técnicas de reporterismo y relato periodístico elementos
satíricos que servirían de contrapunto a la realidad. Un género que los
autores consideran altamente persuasivo y al que atribuyen una capacidad
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 195

de influjo similar al de los programas serios. En el mismo sentido Ferré y


Gaya (2010) analizaron la influencia del programa de infosátira Polònia que
emite la televisión pública catalana sobre la percepción que sus espectado-
res tienen de los políticos para comprobar que el espacio genera debate e
incrementa el interés por la política.
En el término medio entre los críticos y los partidarios se sitúa Norris. La
autora relativiza los efectos perjudiciales del infoentretenimiento dado que
no resulta incompatible con productos periodísticos serios. Esta tendencia
favorecería el acceso de los sectores menos informados a la información
política pero al tiempo no impediría el consumo de productos de mayor ca-
lidad a aquellos que los demandan: “Las soft news y el infoentretenimiento
indudablemente han crecido en algunos sectores del mercado pero también
se ha ampliado la cobertura seria de acontecimientos políticos, actualidad
internacional y noticias financieras. Los debates infinitos del Parlamento
coexisten con otros sobre sexo y relaciones personales en el Show de Jerry
Springer. En los kioscos, The Sun se sitúa junto a The Economist. El sitio de
noticias de la BBC está tan disponible en internet como los sitios de porno-
grafía de Amsterdam” (2004: 9).
Revisada la literatura sobre los efectos del infoentretenimiento, se com-
prueba cómo la academia muestra resultados todavía poco categóricos que
sugieren la necesidad de abordajes más complejos que, lejos de generalida-
des, analicen su repercusión atendiendo a los distintos géneros que engloba
y a los tipos de audiencias (diferenciando, por ejemplo, por edades, nivel
formativo y socioeconómico, ideología o dieta mediática) entendiendo que
no todos los productos afectan por igual ni de igual manera a diferentes
sectores del público.
Sin embargo, algunos de los aspectos abordados hasta el momento y a
falta de una mayor profundización sí comportan consecuencias desde el
punto de vista de la deontología que afectan al tratamiento informativo de
los hechos de actualidad y a la función que los medios cumplen en la so-
ciedad. La reflexión ética es necesaria dado el crecimiento que el fenómeno
ha experimentado desde su aparición y que le ha dotado de una dimensión
mundial tal y como aprecia Thussu: “desde El Cairo hasta Calcuta, desde
Minsk a Mombasa, desde Lima a Lagos, la televisión occidental y sus pobres
imitaciones indígenas han ayudado a crear una cultura mediática global
(…) donde los concursos e infoshows sustituyen y eclipsan con sus cifras
de audiencia a programas educativos de auténtico servicio público” (1997:
391).
196 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

En el ámbito español, estudios como los de Berrocal, Redondo, Campos


y Jiménez (2014) o Casero Ripollés, Ortells y Rosique (2014) evidencian
el éxito de su implantación en los medios nacionales, especialmente en
lo relativo a la información política: “los periodistas, actores políticos y
directores de comunicación consideran que la disolución de las fronteras
entre la información y el entretenimiento en el tratamiento de la informa-
ción política está plenamente asentada en España en el contexto digital”
(Íbid, 2014: 9).

3. ¿DÓNDE QUEDA LA ÉTICA PROFESIONAL? LA NECESARIA


PERSPECTIVA DEONTOLÓGICA DE UN INFOENTRETENIMIENTO
CRECIENTE
La ética profesional se ocupa de determinar las obligaciones y respon-
sabilidad morales que implica el ejercicio de un oficio. Por tanto, el análisis
deontológico parte de la convicción de que “hay deberes, conductas, prác-
ticas, actitudes y aptitudes imprescindibles para el buen desarrollo de una
profesión concreta” (Wanjiru, 1995: 99).
La ética periodística surge de la constatación de la influencia que los
medios de comunicación tienen para el individuo y la necesidad de que los
profesionales que trabajan en ellos asuman unos compromisos de cara a
asegurar que cumplen adecuadamente con su función. Compromisos que se
concretan en la teoría de la responsabilidad social de la prensa (Hutchins,
1947) o en la doctrina liberal de la prensa y que conciben el ejercicio del
periodismo como “ágora mediática —espacio de discusión y esclarecimiento
colectivo—, contrapoder —vigilando y denunciando al poder—, y fuente
de instrucción e implicación ciudadanas” (Aznar, 2010: 79). De hecho, una
de las características definitorias del estado democrático es el funciona-
miento de una serie de medios de comunicación que operan bajo el amparo
de la libertad de prensa y que representan y, al tiempo, conforman la opi-
nión pública.
Este reconocimiento del fundamento de la actividad mediática aparece
recogido en los distintos códigos éticos de la profesión periodística. Así el
Código Deontológico Europeo (1993) establece:
“La información y la comunicación que se realizan por el periodismo a través
de los medios de comunicación y con el soporte formidable de las nuevas tec-
nologías, tiene una importancia decisiva en el desarrollo individual y social. Es
imprescindible en la vida democrática, ya que para desarrollarse plenamente, la
democracia debe garantizar la participación de los ciudadanos en los asuntos
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 197

públicos. Baste señalar que esta participación será imposible si los ciudadanos
no reciben la información oportuna sobre los asuntos públicos que necesitan y
que debe ser prestada por los medios de comunicación2”.

Uno de los logros de la deontología periodística es haber alcanzado un


alto consenso sobre los requisitos que tiene que cumplir la información
y que son recogidos en numerosos documentos regulatorios: respeto por
la verdad, contrates de fuentes, verificación, respeto a los derechos del
individuo, utilización de métodos lícitos para la obtención de noticias. Sin
embargo, no es tan evidente que esos mismos criterios sean aplicables a los
productos que tienen como objetivo simplemente generar diversión.
La cuestión a dilucidar es si cuando el entretenimiento se genera a partir
de hechos de actualidad propios de la política, la economía, los problemas
sociales, la cultura, existen principios éticos exigibles o las licencias son
amplias en aras a la diversión pretendida. Pocos autores han abordado la
cuestión de los estándares profesionales que deben cumplir los productos de
entretenimiento. Entre ellos, Harrington defiende que la obligación ética es
insoslayable en el caso de la información: “Solo porque algo sea popular no
le excusa del papel para el que fue creado de inicio, especialmente cuanto
ese papel es tan vital para la salud de la esfera pública” (2008: 279).
Este trabajo quiere profundizar en el análisis ético del infoentreteni-
miento, especialmente el político, estudiando la agenda que éste propone y
la utilidad de la misma para definir y aportar conocimiento sobre los temas
de interés público, analizando los efectos que la hibridación de contenidos
tiene en la audiencia y el sentido utilitarista de este fenómeno en la bús-
queda de la rentabilidad económica.

3.1. Una agenda depauperada


Son numerosos los trabajos que apuntan que el infoentretenimiento, de-
bido a su necesidad de generar productos periodísticos populares, opta por
seleccionar argumentos informativos llamativos aunque intrascendentes:
“los contenidos y las formas narrativas se seleccionan teniendo como crite-
rio supremo el impacto que puedan causar en la audiencia, en lugar de la
capacidad para suministrar información relevante, de la forma más rigurosa

2
Código Europeo de Deontología del Periodismo (1993). Disponible en: http: //www.
fesp.org/index.php/template/item/3619-Regulaci%C3%B3n%20%20del%20Dere-
cho%20a%20la%20informaci%C3%B3n (Consultado el 5 de marzo de 2015).
198 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

posible” (García Avilés, 2007: 51). Desde este punto de vista, los medios de
comunicación guiados por el espectáculo provocan un “ayuno intelectual
que merma la capacidad crítica de los ciudadanos” (Suárez Villegas, 2010:
224) y presentan un peligro para la libertad de expresión que se concreta
en “la falta de una información completa y crítica de los acontecimientos
de interés público” (Íbid, 2010: 226).
Un periodismo dominado por el infoentretenimiento actuaría de forma
contraria a la deontología de la profesión por dejación de una de sus fun-
ciones primordiales al privilegiar “aquello que interesa a la audiencia por
encima de aquello que la audiencia necesita conocer” (Patterson, 2000: 3).
Pero, además, los marcos de representación que los medios aplican a la
realidad también determinan la interpretación de los hechos. Ya a principios
del siglo XX, Lippmann (1922) había apreciado cómo las personas actúan de
acuerdo a las imágenes que tienen en sus mentes independientemente de
los ajustadas o erróneas que éstas sean. McCombs (2004) añade la constata-
ción de la potencia que tienen los frames mediáticos en el pensamiento ac-
tual: “El modo en que pensamos y hablamos de los temas de interés público
se ve influido por las imágenes que de ellos nos presentan los medios. Los
atributos de los temas que son destacados en las presentaciones de los me-
dios quedan destacados en la mente del público” (2004: 158). Una influen-
cia que incluso afecta a aquellos que no consumen medios de comunicación
puesto que viven rodeados de personas que sí los utilizan y construyen con
ellos sus referencias.
El estudio del infoentretenimiento ha alumbrado que los marcos de
representación que este fenómeno aplica a la realidad, favorecen la sim-
plificación y privilegian los aspectos emotivos, personales, dramáticos o
espectaculares de la realidad-, de modo que limitan el conocimiento de los
ciudadanos, generando en ellos además el espejismo de estar informados.

3.2. La hibridación genera confusión


Brants estudia de forma diferenciada las funciones que cumple la infor-
mación y el entretenimiento: “los programas informativos tienen conteni-
dos que conducen a comprender la complejidad de la sociedad, a situarnos
en ella y a favorecer una participación racional en el debate político. Los
programas de entretenimiento están dirigidos a la distracción y el placer
después de un día de trabajo” (2004: 3). Sin embargo, en el sistema actual
de medios esas funciones no son compartimentos estancos sino que apare-
cen constantemente mezcladas: “Cada vez más el entretenimiento domina a
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 199

la información, borrando la diferencia entre lo que es real y auténtico y lo


que no lo es y así debilitando la voluntad del receptor y su capacidad para
confrontar el mundo y sus problemas” (Bogart, 2000: 4).
Precisamente, el rasgo caracterizador del infoentretenimiento es la hi-
bridación de formatos, temas y estilos, un mestizaje que conduce a una
indiferenciación entre los distintos ingredientes. De este modo, en los pro-
gramas de infoentretenimiento aparecen aglutinados los hechos probados y
las especulaciones, las imágenes de la realidad y las escenificaciones carica-
turescas, el comentario del experto con la voz de la calle. Esta fusión supone
un enorme reto desde el punto de vista de la ética periodística debido a
que se ha evidenciado la confusión que este tipo de productos genera en el
receptor. El estudio de Ferré y Gaya reconoce que el público de Polònia que
las autoras denominan “sofisticado” sí es capaz de identificar las caracte-
rísticas de este formato y es consciente de que la imagen de la realidad que
ofrece está distorsionada, sin embargo buena parte de la audiencia “puede
confundir realidad y ficción y entender los atributos de los personajes como
reales” (2010: 26)
Es preciso valorar este efecto de confusión en el entorno español donde,
en los últimos años, la audiencia de los programas de infoentretenimiento
supera en muchas ocasiones a la de los informativos de cadenas genera-
listas tan asentadas como TVE o Antena 33: “Los ciudadanos otorgan más
importancia y credibilidad a los programas de infosátira, a los espacios de
infoentretenimiento político, a los magazines políticos o a los programas
de debate político que a los informativos convencionales. Ejemplos como El
intermedio o Salvados en España y The Daily Show o The Colbert Report en
EEUU marcan un cambio de tendencia en la que el entretenimiento pasa a
ser el formato prioritario de acceso a la política para amplios segmentos de
público” (Casero-Ripollés, Ortells y Rosique, 2014: 2).
El problema radica en que la creciente hibridación de contenidos y esti-
los no ha ido acompañada de una mayor alfabetización mediática que per-
mita generar audiencias más conscientes y capacitadas para una adecuada
interpretación de la información que reciben. Habiéndose determinado la
influencia de los medios de comunicación como alimento cultural y socio-
político (McMannus, 1994) no se entiende el desdén por formar ciudadanos
con capacidad para discriminar los mensajes. La consecuencia es que al

3
http: //www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/1079593/el-intermedio-sin-techo-ba-
te-su-record-historico-de-audiencia-con-cifuentes-32-millones (Consultado el 15 de
noviembre de 2015).
200 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

usuario actual le resulta muy difícil valorar qué información tiene mayor
calidad y se comporta de forma crédula ante los medios.
Dada la confusión que pueden generar los programas de infoentreteni-
miento, King y Elliott (2010) incluso llegan a proponer que estos espacios
televisivos incluyan indicaciones al público sobreimpresionadas en pantalla
que señalen que el material informativo contiene exageraciones, escenifi-
caciones, fabricación de imágenes o ediciones parciales con el fin de evitar
una decodificación errónea.

3.3. El infoentretenimiento como instrumento en la búsqueda de


la rentabilidad
La búsqueda del beneficio ha sido el motor de los medios desde mediados
del s. XIX cuando nace el periodismo como negocio. La mercantilización de
la información es, por tanto, un proceso antiguo, debatido y que trasciende
el estudio del infoentretenimiento al afectar de forma global a los medios de
comunicación, pero sin duda es una clave del análisis del fenómeno desde
un planteamiento ético.
Los defensores del liberalismo económico mantenían que el mercado
sería capaz de proteger la democracia por ser un mecanismo en sí mis-
mo democrático, basado en la libre elección de compradores y vendedores.
Aplicadas sus teorías a la prensa resultaría más plural e inclusivo que el
mercado regulase los medios en vez de que lo hiciese una élite de periodis-
tas (McManus, 1994: 3). Sin embargo, es evidente que esa máxima no se
ha cumplido. La mercantilización ha provocado que los medios de masas se
rijan por patrones que buscan ampliar mercados, reducir gastos e incremen-
tar los beneficios, de forma que el valor de los medios “viene dado por la
cifra de negocio y rentabilidad de las acciones, no por la función social que
desempeñan, la verdad de sus mensajes o la calidad informativa y cultural
de sus productos” (Sánchez Noriega, 2001: 172).
La televisión es el medio en el que este proceso se exhibe de forma más
acusada. Como observaron Postman (1986) o Bogart (2000) entre otros, sus
contenidos han terminado adaptándose a las reglas del espectáculo para
satisfacer a una mayoría de espectadores, de forma que maximizar la ren-
tabilidad se ha opuesto a “maximizar el conocimiento del público” (Íbid,
1994: 90).
Esta situación ha obligado a que algunos textos deontológicos de refe-
rencia, como es el Código Europeo, hagan la siguiente advertencia:
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 201

“En una empresa de información, ésta no debe ser tratada como una mercancía,
sino como un derecho fundamental de los ciudadanos. En consecuencia, ni la
calidad de las informaciones o de las opiniones, ni el sentido de éstas, han de ser
explotados con la finalidad de aumentar el número de lectores o la audiencia, y
por consiguiente los ingresos por publicidad”.

El infoentretenimiento está marcado por la búsqueda de la rentabilidad


desde su origen. Todas las investigaciones identifican su aparición en las
televisiones occidentales, coincidiendo con la expansión de los canales pri-
vados, como estrategia para ganar audiencia de forma rápida en un mercado
muy competitivo. La televisión tuvo que rebajar la complejidad de su men-
saje para adaptarse a un mínimo común denominador que fuese comprensi-
ble y resultase atractivo para el gran público.
Los riesgos éticos que derivan de aplicar las leyes del mercado a la infor-
mación son descritos por McMannus (1994: 184 y ss.):
• La calidad y el valor de la información son definidos por los consu-
midores más que por los productores o las fuentes, así el periodista
es reemplazado como gatekeeper por el receptor que es quién con su
gusto determina las informaciones destinadas a ser relevantes. Las
normas profesionales y deontológicas del periodismo son sustituidas
por la ley de la oferta y la demanda (Íbid, 1994).
• Como las ventas del producto informativo y el impacto de la publici-
dad que inserta dependen de la demanda, la audiencia refuerza eco-
nómicamente a los productos más populares generando una espiral
que empobrece el debate en los medios y condena al ostracismo a
determinados temas, voces o abordajes minoritarios, por relevantes y
necesarios que éstos sean.
• Para rentabilizar la inversión es necesario producir a un precio ase-
quible. Sin embargo la buena información es costosa. Para generar
contenidos baratos, se busca que las fuentes proporcionen una expli-
cación sencilla y convincente de los hechos que no exija una labor de
investigación y contraste de voces por parte del informador. Como la
realidad es inevitablemente compleja, los medios que promueven las
fuentes más simples y comprensibles, realizan un relato parcial de la
realidad.
De esta forma, la expectativa de que los medios “deberían contribuir a la
educación, la cultura y las artes choca cada vez más frecuentemente contra
los imperativos, reales o supuestos, de unos mercados mediáticos en intensa
competencia por las audiencias” (McQuail, 2005: 220).
202 Marta Redondo y Eva Campos-Domínguez

3.4. Hacia la espectacularización de la política


A pesar de que trasciende la ética periodística, no se puede dejar de
constatar un efecto del infoentretenimiento en el ejercicio de la política.
Los medios son algo más que los escenarios preferentes de vida pública,
se han convertido, de forma oficiosa, en actores políticos que determinan
la agenda y marcan tiempos y estrategias. Este proceso ha sido estudiado
entre otros por Castells (2008) o Trejo (1994) que describe una política
adaptada a la lógica de los medios de comunicación, regida por las normas
de éstos más que por las del servicio público.
La gran influencia del infoentretenimiento en el mensaje mediático pue-
de provocar también un proceso viciado de emulación de este estilo por par-
te de los políticos que ajustan su mensaje, su imagen, sus apariciones pú-
blicas a una lógica mediática mercantilista necesitada de distraer al público
más que de formarlo. El infoentretenimiento reforzaría así el efecto que la
televisión tiene sobre la política y sobre el que existe abundante literatura:
la magnificación de los personajes frente a las ideas, el valorar la anécdota
o la excepción sobre los actos rutinarios aunque más significativos, la sim-
plificación derivada de su necesidad de emitir mensajes breves o la fuerza de
la imagen que hace que el mensaje quede supeditado a la acción. Además, la
mezcla de temas propia de la televisión hace que se sitúen en el mimo plano
noticias de importancia, carácter y consecuencias muy diversas.
Autores como Mazzoleni y Schulz explican el proceso: “El lenguaje de
los políticos se ha fusionado con el de la publicidad, las relaciones públicas
y el show business. Lo noticiable, lo que impacta en los titulares, lo que
cuenta en la esfera pública o en la campaña electoral son las habilidades
comunicativas, el estilo a la hora de dirigirse al público, el look, la imagen,
incluso los efectos especiales, todos características típicas del lenguaje de
los medios comerciales” (1999: 251).

4. CONCLUSIONES
Una adecuada participación ciudadana está asentada en un conoci-
miento suficiente de los asuntos públicos, un conocimiento que tradicio-
nalmente han suministrado los medios de comunicación. Precisamente por
esa responsabilidad social que atesora, el periodismo ha acuñado todo un
arsenal ético que se concreta en multitud de documentos e instrumentos
de regulación que irían encaminados a garantizar la calidad del servicio
que presta.
El infoentretenimiento y sus efectos a la luz de la ética periodística 203

Sin embargo, todo ese bagaje deontológico está quedando arrinconado


ante la masiva llegada a todos los medios y especialmente al más influyente
como es la televisión, de una macrotendencia, el infoentretenimeinto, que
aborda la realidad desde una perspectiva que posterga el rigor, el contraste
de versiones, el relato completo y contextualizado de los hechos y privilegia
la narración sugestiva de hechos llamativos a menudo en clave humorística.
A pesar de que esa fórmula se ha probado eficaz para atrapar la atención de
la audiencia, no sirve para mejorar la calidad informativa ni para mejorar
la concienciación de las personas o su grado de comprensión de los asuntos
públicos, de forma que sus beneficios a la hora de popularizar determinados
temas son sobrepasados por las consecuencias de banalización de la reali-
dad, inevitablemente compleja, en un contexto en el que la alfabetización
mediática resulta insuficiente.
El debate ético no sería relevante, al fin y al cabo hablamos de entreteni-
miento, si no fuese por la gran difusión de que goza este tipo de productos
mediáticos y por el hecho de que la sociedad carezca de otras herramientas
que cumplan la función para la que fueron diseñados los medios: servir a la
formación de una opinión pública consciente y, como tal, libre.

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