La Noche Que Tuve Un Monstruo Encerrado en El Armario PDF
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Gorcío de Oro
Siempre he sido de los que piensan z,r y algo de avaricia, callé como unatum-
que basta con decir la verdad para que a lr,r, guardé mi historia como un tesoro, en
uno lo crean. Esto funciona la mayoría lrrgar de compartirla. Pasado el tiempo y
de las veces y en la mayoria de los ca- r lcsaparecidas la vergüenza y la avaricia,
sos, para qué engañarnos. Sin embar- intenté contarla, pero ya era tarde.
go, hay casos especiales que, por muy Sí, tarde. Mis amigos habían crecido. Se
verdaderos que sean, no todo el mundo Ir¿rbían convertido en hombres respetables,
puede ni quiere entenderlos. irrcapaces de creer según quá cosas.
Este caso que ahora nos ocupa es uno Claro, así no es extraño que fracasara
de ellos. Reconozco que mi relato tiene r r ra y otra vez, una y otra vez. En el mejor
varios elementos difíciles, por llamarlos ,l..r los casos solamente conseguí arrancar
de alguna manera, que hacen que para , rl<¡una risita, como si estuüese contando
mucha, muchísima gente, resulte una his- rrn chiste o algo gracioso, que nunca ha si-
toria increíble. r lo mi intención.
Además, debemos tener en cuenta que Ahora ya lo sé. Debo explicar mi his-
todo ocurrió cuando yo era un niño, más lorid a otro niño, como tú, como yo lo
o menos de tu edad. Y entonces, cuando cr¿r entonces.
mis armigos eran tan pequeños como yo, Estoy convencido de que no me equi-
no rnc atreví a decir nada. Por vergüen- v( )co. Sé que tú entenderásperfectamente
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tes de hacer los deberes para la clase de rr,rlli como una catedralr, fueron exacta-
Lengua. Recuerdo que me sentía un po- il rr,llt€ sus palabras. sin duda, esto acabÓ
co cansado. El partido de fútbol en el re- , , ,rr la discusión... y con el empate. Ellos
creo había sido duro y muy injusto. Mi r r, n.caron, sonó el timbre y se acabó el
equipo había perdido por un solo gol..., ¡ ,, rt lido.
labra rnás alta que otra. Y yo era el centro ,'l ¡rrotagonista y no elculpable. Quién iba
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a decirme a mi que aquella noche, preci- lr,rlritación. Sí, estaban todas mis cosas y
samente, la pasaría en blanco. Pero no l, rs ¡x>día reconocer, pero había en el am-
quiero adelantarme. Vayamos paso a pa- l,rr,rrtc un no sé qué misterioso y muy, pe-
so. r, r lu€ muy desagradable. Decidí no darle
Al margen de lo que hubiese ocurrido r lln r,rsidda importancia. En pocas horas
en el recreo, no estaba tranquilo. Tenía r l,r rniríá entre aquellas cuatro paredes,
una sensación de alerta, como si por den- ,r',r (lue mejor no tomarles manía y em-
tro algo quisiera advertirme de un peligro I rr',2, rr con los deberes. Porque nada co-
que estuviese por llegar. Mi madre, que I I r( ) r rnos cuantos deberes antes de cenar
siempre se daba cuenta de todo, me pre- ¡r,rr,r olVidar las tonterías, o como míni-
guntó si me encontraba bien. Yo le con- n r( ) cso intentaba pensar yo, aunque fue-
La sensación se hizo más fuerte cuan- r lr ' r,nC€rrder la televisión, decidieron que
do entré en mi habitación para buscar mi r'r,r rr)ucho mejor ayudar a poner la me-
libro de Lengua. Nunca me había ocurri- ',,r. rrrientras ellos terminaban de prepa-
do algo parecido. Aquélla no parecía mi r, rr l,r cena. Y, claro, ciertas órdenes son
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casi imposibles de pasar por alto. ¡Mira Me levanté del suelo con el mayor de
que lo intenté! Hice ver que no iba con- lr,.; orgullos, pero me había hecho un po-
migo y me dejé caer en el sofá, encendí r ,, 1ls daño en la rodilla. Y si sumas el da-
la tele y subí un poco elvolumen, pero no n( ) (,n la rodilla con elsusto que me llevé al
lo suficiente como para no oír a mi padre Itr \tczdÍ por un pasillo que normalmente
diciendo: ¡,,,r lr'ía cruzar con los ojos vendados, elre-
has oído? Ayuda a poner la ',rrll,rclo son algunas lágrimas corriendo
mesa.
-¿No
¡r,r n)is mejillas enrojecidas por elsofoco.
Sí, claro que había oído, pero tenía la A una supervelocidad que muchos su-
esperanza de que ellos no se acordaran o ¡,,,rlréro€s envidiarían, mis padres acu-
de que se les hubiese pasado por alto mien- ,lr,,ron en mi auxilio. Me preguntaron si
tras hablaban de sus cosas. No fue así. Tu- r rr' cncontraba bien y qué me había ocu-
ve que abandonar el sofá que tan r r r,l, r. Yo, la verdad, no sabía la respues-
amablemente me había acogido en su lo- t,r ,r .rqu€lla pregunta. Era algo del todo
mo de piel oscura e intentar poner los va- n r('xl)licable. Pero sí noté, o crei notar, un
sos en la mesa. Digo intentar porque 1,r,,, una zancadilla, una mano agarrán-
mientras iba por el pasillo con ellos, apila- r lr rrnc el tobillo, o algo parecido. Lógica-
dos y apoyados en la barbilla, Iropecé,, cai rrrr'nlc no les dije eso a mis padres, pero
y se rompieron dos de los tres vasos. r l.s cxpliqué que había sido como si una
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todo se solucionó con unos cuantos minu- ¡ rr',{r n ¡ror el pasillo. Ya tenía, por parte
tos de morros y una cena algo más silen- , l,' rr ri rnadre, una tarjeta amarilla. Otra y
ciosa de lo habitual, sobre todo por mi parte, n r(' ,,,
rcaba la roja, es decir, directo a la ca-
que seguía dándole vueltas a lo del penal- rrr,r ,,irr ver ni un ratito la televisión. y
a
ti. No al del patio, sino al del pasillo. n n rrrc gustaba mucho ver la televisión.
También intenté cenar despacio, muy Irl, , ¡,()r los programas en sí, sino por Sen-
despacio, despacísimo. l, u ¡ r l, ' cn el SOfá, entre miS padres, COm-
No quería irme a la cama . Preferia pa- ¡ rl,'1, rnrente protegido. Te aseguro que en
,llt )s momentos
sarme la noche cenando, cosa que no fue , rr
lr rr no había noche lo su-
,¡
posible. Para ello hubiese sido necesario Ir, r, ¡11,¡¡ente oscura capaz de asustarme.
contar con una comida interminable y con l','r,, t:star ahí, sentado en el sofá, signi-
unos padres con una paciencia también Ir, , rlr, r que el momento de irme a la cama
interminable. En aquella mesa, como mí- .r' , r( (,rcaba. Cada vez que salían anun-
nimo esa noche, no había ni lo uno ni lo , r, ,', (,r"cl ul-ld oportunidad para que mis pa-
otro. Por tanto, como es habitual, llegó ,lr,',, r liicran: uVenga, ya está bien. Mañana
primero el postre y luego la hora de le- ir, n(,s que ir al colegio y luego no hay
vantarse. ,lill(,il lc levanter.
Ayudé, como siempre, a quitar la me- (',rrl¿r vez que mis padres se distraían
sa, esta vez con mucho cuidado de no tro- , 1,, l, r
¡r.rntalla y se daban cuenta de mi pre-
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lo que encontrarás después. Pero,, bueno, , ¡r rr'lc lirr¿rl. ¿Por qué esta obsesión por las
¡qué te voy a contar a ti! Si seguramente
,r ( li( r ,s ? Buf
| )( , me estoy desviando del te-
estás leyendo esto en la cama, o poco an- n r, r V, ¡lvamos a lo nuestro.
tes de acostarte. I t, LI príncipe desencantado todo era
Recuerdo perfectamenle el libro que , lr'.1 rr rlr r. La historia empezaba donde aca-
tenía en las manos. Se titulaba El prínci- l',rl,,rrr l.rs otras. Un príncipe había sido
pe desencantado, y no era como los otros rr", ,rl,rrlo del hechizo, y se suponía que
libros de caballería que yo había leído. , ,, r r ' l, rlr¿r todo arreglado. Pero no era así.
todos volvían a ser felices. Las que nun- I ,1,,¡ l)Lres eso, desencantado.
ca pueden estar ni felices ni muy tranqui- lrrr, r«¡irr.rte lo extrañados y preocupa-
las conforme va resolviéndose el cuento ,l, , , r ¡ur, r,slaban todos en el reino. E ima-
son las perdices. Las pobres siempre aca- ,rnr,rt,' l,¡ rlesesperados que estaban sus
ban como plato principal del feliz ban- ¡ ,, r,1r,,,, los reyes, que no sabían muy bien
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qué hacer ni cómo comportarse ante un rn,rs Jrárginas de lo habitual, como si esa
r r, ,t'lrc el sueño llegase con retraso. La his-
hecho tan inusual. Prácticamente lo ha-
bían intentado todo , pero nadie había con- l, ,r i, r cstdba tan, pero que tan interesante
, lrrr, rrdSi lo agradecí, sin pensar en la pe-
seguido dar con la solución. Brujos, brujas,
rr'..', r (llr€ podría llegar a sentir por la ma-
duendes, magos... habían fracasado . Pe-
ro cuando todo parecía perdido, llegó un ¡,rn,r cuando mi madre me avisara de
extraño visitante pidiendo ver al desen- (
lu(,, r tna vez más, estaba tardando de-
r r r, r,,i, rdo en levantarme.
cantado príncipe...
Lo siento, no puedo continuar. Sabes ',i«,le u ocho páginas más tarde llegó
l, r lr, ,r¡r de la pesadez en los ojos y delbai-
que no puedo contarte toda la historia. El
final de un libro, como un truco de ma- l,' ,1,, krtras, la inconfundible señal de que
, 'l , r r, ,rio me estaba llamando.
gia, son cosas que no se pueden contar, ,
Nos habíamos quedado conmigo en la lrr I,ri,r, consigues olvidarte del resto.
cama, disfrutando de la lectura y leyendo r\l ¡rrincipio todo eraperfecto. Me es-
,')
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bitación no era mi habitación, el mons- ,'rrlrrrarían de que estaba pasando una ma-
truo. ¡Maldita sea! La noche se estaba l, r r r« rche. Y no sé por qué, pero no me
complicando. uNo seas tonto, aquí no pa- , r¡ r,,ltrcía despertarlos. Por supuesto, si la
valiente explorador del espacio, no podía r',-l,lr allí, quieto, mientras procuraba ima-
asustarme por una puerta cerrada. Segu- ,rin,rr de quién podrían ser esos pasos.
ramente se me había olvidado y había ce- Muy lentamente aparté la mano del po-
rrado la puerta antes de ir al lavabo. No r r( ) V me quedá mirando la puerta como
tenía sentido otra explicación. ,r ,,..1¿r hubiese de darme la respuesta a
Decidí seguir. Alargué la mano, agarré rrrr,r lrregunta aterradora:
¿quién estaba
el pomo y entonces oí un ruido acompa- , ,rrr,lcando por las paredes de mi habi-
sado que venía del otro lado de la puerta. l, rr lll l?
Sí, de mi habitación. Y la idea no me gus-
tó nada porque tuve la impresión de que
el ruido era muy parecido a unos pasos.
¿Serían pasos? Volví a oírlo. Sí, eran pa-
sos largos, de alguien o algo muy alto pe-
ro que andaba por las paredes. Lo oí una
vez más y ya no me quedó la más míni-
ma duda. Me saltó el corazón como que-
riendo escapar; siempre ha sido algo
cobarde. En aquel momento yo hubiera
escapado con é1, pero mi cuerpo preferia
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¿Cómo se me podía
haber pasado algo tan
básico como mirar
debajo de la cama?
,, ¡ruerta no quiso responder a mi pre-
I
l, -,lrrnta. Y sin respuesta no me atrevía
, r r'r rlr, rr, De hecho, ni a moverme me atre-
Lo que estaba claro era que algo tenía ,,rir. Ésa era la explicación, la mejor ex-
que hacer. No podía quedarme plantado ¡rlicación. Pero tampoco me convencía
l, rnto como para abrir la puerta de golpe.
como un perro guardián frente a la puer-
ta de mi propia habitación' Y para ello Antes de confiar plenamenle en esa
debía conseguir más información, estar nucva teoria, era necesaria una pequeña
r ,ntprobaciÓn. Los astronautas lo com-
más seguro de lo que había escuchado.
Intenté forzar mi oído para que oyese de | ,n t(,t)an todo, y una vez comprobado lo
,,r r.,lvcn a comprobar. Los que vivimos en-
nuevo el ruido. No me hizo caso. Todo
volvía a estar en silencio. lr,' l,rs estrellas no somos amigos de los
Empecá a dudar. ¿Serían imaginacio- ¡ r,'lrr ¡'r)s innecesarios. Somos prudentes,
el otro de nuevo el uno hasta llegar a la rno un oasis seco, rendido aldesierto. Se-
puerta, que por suerte estaba entreabler- ,¡undo intento.
ta. Con mis ojos acostumbrados ya a la Mejor. Aunque solamente salió algo pa-
oscuridad, no me costó demasiado ver sus rt,cido al hilillo de un susurro. ¿Sería sufi-
dos cuerpos durmiendo profundamente' , icnte? Los miré fijamente por si acaso.
Los dos. Mi Padre Y mi madre' [\.rda. Ninguno de los dos parecía haber-
Sentí una doble decepción' Por un Ia- r rrr r oído.
con una bestia galáctica o un monstruo ,rr',¡riro en forma de uor, pero uO, ma-
\,u,,( trla. Entonces, por si fuera poco...
espantoso, podían dormir tranquilamen-
te. No era justo. Y ya que estaba allí, pen- ''¡ul )( 't,6 a roncar.
sé en despertarlos. En realidad, intentá I 'r,r l'ccto, lo único que había consegui-
, 1, , , 1 )t¡r() respuesta era eso, un ronquido.
despertarlos.
Tomá un Poco de aire Y me Prepare I ),' r,'¡rt,nte comprendí que estaba solo en
para decir: u¿Mamá?'' ,¡r¡rrr,ll,r ,rventura. Perdido en el espacio.
No pude. Mi garganta estaba seca co- ',tn , ,,nl¿rcto alguno con la Tierra. Todas
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No, no podía ser. iQué error! Había Miré hacia la mesita de noche. Podía lle-
inspeccionado las paredes, las cuatro más gar a la lamparita en un microsegundo.
el techo. Había mirado en una y otra di- La luz siempre es un buen escudo. Si me
rección. Pero no a mirado debajo de decidía, debía hacerlo rápido, rapidísimo.
la cama. ¿Cómo se me podía haber pasa- De nuevo el sonido. Esta vez mucho
do algo tan básico como mirar debajo de más largo. No había lugar a dudas. Y no
la cama? Parecía un principiante, un no- cludé. Como un cohete me moví y encendí
vato en temas de monstruos y criaturas de lar lamparita. Sin pensar en qué podría en-
la noche. Ya era tarde para lamentarse' ('ontrarme, y como quien se abalanza so-
No era buena idea pensar en lo que debe- lrre un precipicio, miré debajo de la cama.
ría haber hecho o dejado de hacer' Era Nada. Pero, por elotro lado, sonaron unos
momento de pensar en lo que iba a hacer' | )(rsos. Me pareció ver su sombra. Me pu-
Era momento de aguzar los oídos. De es- ',r' cr pie. Miré. La puerta de mi armario
tar con todos los sentidos alerta. ',r' ceffó de golpe. Fuera lo que fuera, aho-
Durante un minuto, o dos, hubo de r, r ,,staba encerrado. No tenía salida. Yo
nuevo silencio. Luego, volví a oírlo' rrr , 1¡¡¡s¡i¿ que la tuviera. Cogí la silla de
Sí, eso estaba debajo de mi cama' Era rrrr r,scritorio y atranquá la puerta del ar-
un sonido suave, pero yo podía notarlo rrr,rri«r. La respiración me iba a mil por
con la punta de los dedos de mis pies' I r, ,l , t. ,,Te tengo», p€hSé.
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tan concentrado, forcé tanto los ojos, que mento para tener sueño. Era momento
por pequeña y desentrenada que hubiera de pensar.
sido mi visión de rayos X se hubiera ma- ¿Qué era eso que se escondía en mi
nifestado entonces, seguro. armario? ¿Sería un monstruo o sería
un
Sinceramente, tampoco contaba yo, alienígena invasor?
a esas alturas, con tener poderes espe- Podría muy bien ser un alienígena
in_
ciales, así que no fue una gran decep- vasor. En una misión de reconocimiento,
ción. Las cosas estaban como antes. Si tal vez. Eso estaba bien. podía haber
ate_
quería ver a travás del armario tenía so- rrizado en su nave con el fin de recopilar
lamente una opción, abrir la puerta y clatos acerca de la especie humana.
Su
mirar. Lógicamente, era algo que ni se rnisión consistía en comprobar Io
valien_
me pasaba por lacabeza. O tal vezsise me lcs que éramos o dejábamos de
ser. Lo
pasaba por el rincón más atrevido de mis r
¡u€ ooS gustaba, lo que nos molestaba y
pensamientos, pero hay rincones en los lr r
eu€ nos ppdía herir. Tal vez habían de_
que es mejor no mirar. Y eso hacía yo. ,, rrrollado unas pistolas
de cosquillas que
Mirar hacia otro lado. I ,, ¡ra ellos eran mortales pero que a noso_
Salí de mi estado de concentración lros, simplemente, nos darían risa.
Viajar
total. Me froté los ojos. Bostecé y volví l, rrrlos años luz para que
toda una especie
a frotarme los ojos. No era un buen mo- , r'í,t ! ría sin parar es algo frustrante.
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extraterrestre. Ninguna flota esperaba rler de vista la puerta del armario. Volví a
acampada cerca de Saturno, donde llue- sentarme. Me llevé las manos a la cabe-
,,:,r. Hastd el cabello me sudaba.
ve metano en los océanos de Titán" '
Además, una civilizaciÓn capaz de via- Las preguntas se amontonaban en mi
jar por el espacio a tal velocidad no ven- , lbeza. ¿Por qué a mi? ¿Por qué en mi
nía para castigarme? ¿O acaso venía pa- aventura estaba solo, y solo debía resol-
ra convertirme en uno de los suyos? ¿Yo verla.
convertido en un monstruo? Era injusto. Pensé un poco. Me tranquilizó, en un
Yo no era especialmente travieso. De he- primer momento, comprobar que por aho-
cho, en mi clase, había niños mucho más ra iba ganando. El monstruo estaba atra-
traviesos que yo. Incluso, en el mundo, pado. Él estaba dentro, yo estaba fuera.
seguro que podría encontrar a auténticos Si la cosa se ponía muy fea, podía salir
aprendices de monstruos. ¡Pero yo! ¿Por corriendo. La silla atrancando la puerta
qué no ellos? me daba cierta ventaja en caso de una per-
Intenté tranquilizarme. Basta de pre- secución. Seguramente éltropezaria o se
guntas. No podía contestarlas, por tanto distraería con ella. Eso me haría ganar
era mejor no plantearlas. No aquella no- tiempo para ir a la habitación de mis pa-
che. Lo mejor, pensé, era actuar con se- dres, rescatarlos y abandonar la casa. Lue-
renidad, como los protagonistas de los go, en todo caso, ya pensaria en algún
cuentos que había leído, como un héroe plan para recuperar mi habitación.
de cómic, como el protagonista de una Lo malo de los pensamientos es que
película del espacio. Así mismo. Anali- rro acaban donde uno quiere. Una vez de-
zando la situación, afrontándola con va- ;atados siguen su curso, y en muchas oca-
lentía. Había quedado claro que en esta ',iones, se vuelven en contra de la cabeza
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que los ha creado y les da de comer. Y Sin tiempo para preocuparme por ese
eso me pasó a mí cuando me di cuenta nuevo descubrimiento, notéun ligero cos_
de que un monstruo de verdad hubiese re- quilleo en el pie derecho. Mis ojos rápi_
ventado la puerta delarmario con sus gran- damente bajaron hasta el suelo. Algo así
des manos de tres dedos regordetes y como una oliva negra con patas me es_
babosos. taba rozando. Salté tanto que casi Ilego al
Mi monstruo, por el contrario, apenas techo.
había tenido fuerza para mover unos cen- ¡Era una cucaracha!
tímetros la silla de mi escritorio, que yo sí Una enorme y negrísima cucaracha.
podía mover sin dificultad. Por tanto, no Me dieron ganas de aplastarla. Me frené
era descabellado pensar que podía tra- en seco. No era una buena idea. prime_
tarse de un monstruo bebé, de una cría ro porque estaba descalzo. Segundo por_
de monstruo. que a mí no me gustaría que el monstruo
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. rne aplastara por el simple motivo de que
Hay algo que nos une a monstruos y iu I fuera más grande que
yo. Tercero por_
humanos. Los padres buscan a sus hi;os t
¡ue ffii padre me contaba que las cucara_
perdidos y se enfadan mucho, muchísimo ,:has cuando salen por la noche lo hacen
si a alguien se le ocurre encerrarlos en un ¡rara llevarse las cosas malas que hemos
armario. ¡,cu nsado por el dia. Él nunca las aplasta_
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Estaba claro lo que había pasado' El para jugar los sábados en el parque. Era
monstruo tenía hambre y había utilizado mi preferida y no me hacía ninguna gra-
un silbido DUg, pero que muy fino' Un so- cia que un monstruo se la probara. Me la
nido que solam ente pueden oír las cuca- dejaria llena de babas. Una asquerosidad
rachas y que solamente pueden hacer los total. No habría lavadora que pudiera con
monstruos. esas babas pegajosas y mugrientas. No te-
Ésa sería su cena. Los monstruos co- nía ningún tipo de duda. De todas las pren-
men cucarachas. uBueng», pe[sé:
((fioso- das que colgaban de las perchas de mi
tros comemos conejos, que son más armario, había ido directo a mi camiseta
simpáticos. Y en otros sitios del mundo de fútbol. Y si había roto la percha, qué
se comen a los Perros Y a los gatos'' no le haría a la camiseta.
Peguéla oreja a la puerta del armario' Yo seguí con la oreja pegada al arma-
Oí algo parecido a unos rasguños muy lio. Quería descubrir si rompía la camise-
l.r, si sonaba algo parecido a un descosido.
suaves. Luego, silencio.
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del armario. Se había acabado la telepa- me había quedado congelado como esta-
tia, erael momento de usar las palabras' ba. Es decir, como si quisiera trepar por
que no tehehecho nada. Dile que el armario.
-Dile
lehecuidado. ¡Pero si hasta has cenado una Duró poco la tranquilidad. Noté de
cucaracha! Díselo, por favor. Si quieres pue- nuevo su mano en mi hombro, aunque ha-
des llevarte la camiseta puesta.Pero dile al- bía algo nuevo en su actitud. Me dio tres
go. Vamos, habla. Díselo. golpecitos. Muy leves, sin nada de fuerza.
Silencio. Algo así como si yo estuviera distraído por
Silencio y más silencio. la calle y élquisiera llamar mi atención pa-
Un interminable minuto de silencio. ra preguntarme la hora de forma muy
Pude notar que ya no tenía la mano del educada.
monstruo en mi hombro. ¿Era posible que Entendí el mensaje. Quería ver la cara
supiera hablar en la lengua de los huma- del humano, del cachorro de humano que
nos y lo hubiera entendido todo? Si era le había dado a su hijo una sabrosa cuca-
así, estaba salvado. Sin camiseta de fút- racha para cenar.
bol, pero salvado. Hice como que no me enteraba de sus
No me atrevía a mover ni el dedo Pe- golpecitos, pensando que tal vez él cree-
queño del pie. Y a pesar de que mi pos- ría que no valía la pena molestarme de
tura no era preclsamente muy cómoda, nuevo. No fue así. Insistió. No tenía más
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remedio que girarme. Dar la cara. Afron- neras, dejarse llevar por el miedo..., eso
tar la situación. es lo peor que se puede hacer alestar fren-
Me di la vuelta lentamente. Estaba pre- te a un monstruo. Ya sea del espacio ex_
parado para ver cualquier cosa, fuera ver- terior o del interior de la noche.
de, naranja, semitransparente, semias- Pero para lo que no estaba preparado
querosa o asquerosa del todo. Fuera alta era para ver a... mi padre.
hasta el techo o ancha como un bidón de Sí, has leído bien. A mi padre. No el
gasolina de cohete. Estaba preparado pa- del monstruo que estaba encerrado en el
ra cualquier cosa. armario, sino el del monstruito que esta_
Porque había aprendido en los libros ba fuera, o sea, yo.
de astronautas, en los de piratas y caba- No pude decir nada. Cuando ves a tu
lleros también, pero más en los de astro- padre y te sorprendes más que alver a un
nautas, que el héroe no puede dar la monstruo grande y verde, es mejor no de_
sensación de estar aterrado. Aunque lo cir nada.
esté. El enemigo, o el amigo que aún no Mi padre no parecía menos sorpren-
lo es, te respeta si mantienes la calma. dido. No entendía muy bien lo que esta-
Como empieces a chillar a lo loco, nadie ba haciendo. Supongo que se imaginó que
te respeta. Créeme, por si te encuentras yo era sonámbulo y que lo mejor era no
alguna vez en la situación. Perder las ma- despertarme bruscamente. Como él no
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:,, , i ,
zanaa chillar como un loco. Me daba igual tendió también que si yo no conseguía
si el monstruo me dejaba de respetar. Yo dormir, él tendria que levantarse de nue-
chillaría igual. vo de la cama.
Mi padre apagó la luz e insistió dicien- Muy cariñosamente, me preguntó si
do que no tuviera miedo, que sólo había me apetecía que leyéramos juntos un po-
sido una pesadilla. Yo le contesté que to- co, como cuando yo era más pequeño y
do estaba bien, pero le pedi, por favor, me dormía mientras é1, con una voz sua-
que pusiera la silla como estaba. Sólo por ve y rítmica, me leía alguno de mis libros.
esa noche. Me contestó que no. Y la ra- L¿ contesté que sí. Me pareciauna bue-
z6n que me dio fue que lo hacía por mí. na idea. Además, con la htz encendida po-
iQué curioso! Yo quería poner la silla dría ügilar el armario.
para que el monstruo no se me comiera Le di mi cómic preferido: El Maraui-
a mí ni a mis padres; él no quería poner- Iloso Wonderful, el pirata del espacio.
Ia... ¿por mi? No tenía sentido, pero ya Y él me acurrucó en su regazo y empezó
sabes que en ocasiones los padres hacen por la primera página. En realidad leyó
cosas sin sentido. incluso la portada.
Se calló. Suspiró. Volvió a encender la Yo miraba las viñetas y él cambiaba de
lamparita. Entendió que si se iba ahora voz con cada nuevo personaje que apa-
yo no conseguiría dormir fácilmente. En- recia en la historia. Se me escapaba la ri-
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pecial. Incluso puede que ahora él eslé por una historia, una fantasía como la
en su casa, sentado ante un papel y es- de aquel pirata.
cribiendo un libro titulado La noche que ¡Menudo botín!
un humano me tuuo encerrado en el Viñeta a viñeta, página a página, ffi€
armario. iba convenciendo de querer estar a solas
Si así fuera, es más que Probable con el monstruo, que calculé tendría más
que, como Vo, esté recordando a mi Pa- o menos mi edad. Era algo así como cuan-
dre leyendo con distintas voces, movien- do viene un amigo a casa y solamente tie-
do las manos, apuntando al aire Para nes ganas de estar con é1, sin padres de
abordar una estrella fugaz... por medio.
Sí, no me extrañaría en absoluto, De acuerdo, mi padre había hecho
porque fue mágico, y ni los hombres un gran trabajo. Me había enseñado,
ni las criaturas que se pierden y
aca- con un simple guiño, que las cosas no
ban encerradas en los armarios de los eran tan terroríficas como yo creia. Pe-
demás van tan sobrados de momentos ro ya era hora de que se fuera a dormir.
mágicos. La magia no se Puede olvi- Mañana tenia que trabajar y le quedaba
dar. Y no creo que exista cosa más poco tiempo para descansar. Por tanto,
mágica e inolvidable que dos mundos, empecé a hacerme el dormido, a entre-
aparentemente tan distintos, unidos cerrar los ojos y simular que la cabeza
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solamente imaginaciones mías. Pero Pero era necesario. Sin luz me daba
ahora no. miedo ir hasta el escritorio, coger la silla
¿Por qué volvíaacerrar la puerta? ¿Se
del escritorio y volver a atrancar la puer-
iba mi padre de la habitación y él ya no ta del armario. Sí, exactamente lo que ha-
se sentía seguro? ¿Acaso tenía miedo de bía hecho antes y me había servido para
mi? ¿Creía que yo le iba a hacer daño? estar más seguro, para sentirme más tran-
Ésa fue la primeravezque me sentí dis- quilo y con cierta ventaja respecto al mons-
gustado con el monstruo. truo. Sin embargo, ahora ya no me sentía
No me gustó ser consciente de que Yo más seguro. En cierta manera, era pare-
podía dar miedo a alguien, y menos a é1. cido a hacer trampas.
¡Se suponía que era yo elque debía de ¿Un ataque?
estar asustado! Mientras estuvo mi padre en la habita-
Entonces me planteéla posibilidad de ción tuvo la oportunidad. Si hubiera teni-
que todo fuera parte de una estrategia de do la intención de hacernos daño, ya nos
ataque. lo habría hecho. Y en lugar de cerrar, hu-
Encendí la luz de nuevo. ¡Pobre lam- biera abierto la puerta para abalanzarse
parita! Nunca la había encendido y apa- sobre mí sin piedad. Pero no, él preferia
gado tantas veces como aquella noche. seguir encerrado.
Ella tampoco pudo dormir por mi culpa. En realidad, lo que me molestaba, y en
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cierto modo me entristecía, era pensar suyo, quien había venido a preocuparse
que yo ya no le lenia miedo, y é1, por el por si todo iba bien y me había leído un
contrario, parecia que sí. poco para que pudiera dormir tranquilo.
Me mordí el labio, saqué aire por la na- Además, él había podido disfrutar de la
rizy decidí dejar la silla tranquila en el es- lectura, pero no había podido ver los di-
critorio. El monstruo podía salir cuando bujos. No podía saber cómo era la gran
quisiera. nave, ni la enorme cicatriz del Maravillo-
hago por ti dlje. so Wonderful, ni el Asteroide de las Ca-
-Lo -le
Y me senté a los pies de la cama mi- laveras en elque descansaba la tripulación
rando hacia el armario. pirata...
¿Abrir o no abrir? Él solamente había podido escuchar al-
¿Entrar o no entrar? gunos diálogos, como mucho tendría una
¿Arriesgarse o conformarse? vaga idea, no más. Y eso no podía ser.
Algo dentro de mí me decia que el Debía encontrar alguna solución. Nadie
monstruo estaba sufriendo más que yo. que entrara en mi cuarto y le interesara
Al fin y al cabo, él estaba encerrado, no el mismo cómic que a mí podía irse sin,
yo. Él se había metido sin querer en una como mínimo, ver los dibujos.
trampa, no yo. Él hubia cenado sólo una Estaba decidido.
cucaracha, no yo. Y era mi padre, no el Una cosa era que el miedo no me de-
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jara entrar a saludar como era debido, otra mario era imposible ver nada. Por más
muy distinta era no ser amable con las vi- monstruo que fuera, uno necesita luz su-
sitas. ficiente para leer o para ver dibujos.
Salté de la cama. Recogí el cómic del Pensé un poco:
suelo y volví al armario. Por suerte com- n¿Abro la puerta y así entrará luz sufi-
probé que había una ranura debajo de la ciente?u No, me dije a mí mismo. uSi me
puerta por la que cabía el cómic sin ne- tiene miedo no podrá leer tranquilo y es-
cesidad de abrir y cerrar el armario. tará más pendiente de mí que de los di-
En el primer intento descubrí que el lo- bujos. Cuando quiera, ya saldrá. Ahora ya
mo era demasiado grueso, por lo que de- no hay obstáculos que me den ventaja.,
cidí abrir el cómic por la mitad y empujar Tenía que encontrar otra solución.
lentamente. En elsegundo intento lo con- Con la vista me di una vuelta por la ha-
seguí. Y pude notar cómo elmonstruo me bitación y cai en la cuenta. ¡Cómo no! Mi
ayudaba desde dentro a pasar el cómic sin lamparita. de sobremesa me ayud aria de
que se arrugaran las páginas. nuevo.
¡Bien! Encendí la luz. Desconecté la lampari-
Otra misión cumplida... O no. ta. La conecté, con mucho cuidado, en
En mi plan fallaba un detalle muy im- uno de los enchufes que tenía debajo del
portante, importantísimo: dentro del ar- escritorio.Tiré un poco del cable y enfo-
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@l
gra con patas salía del armario. Se me es- podía volver a su habitación, ahora me
capó una sonrisa. Era la cucaracha que, pasaba de verdad. Los ojos se me cerra-
molesta por tanta luz, se iba a buscar un ban, la cabeza se me caía hacia delante; I
no.
Dos.
Y tres.
Abrí lentamente los ojos, pero se me
cerraron de golpe. Ellos aún tenían sue-
ño y yo también.
Respirá profundamente. No sabía dón-
de estaba. Ni por qué me dolía tanto la
espalda. Ni por qué estaba durmiendo en
el suelo. Ese examen lo hubiera suspen-
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Me levanté del suelo. Miré el armario. Ni una hora ni dos minutos. No llegué
Pensé en el monstruo. Me dieron ganas ni a meterme en la cama. Porque cuan-
de entrar a saludar y de preguntarle si le do tenía las manos en las sábanas, a pun-
había gustado EI Marauilloso Wonder- to ya de dar el salto definitivo, se abrió la
/ul. No lo hice. Era mejor no despertar- puerta de mi habitación.
le. Seguro que tendría tanto sueño como Mi madre. Estaba acelerada, nerviosa
yo. Eso si aún seguía allí. Tal vez habia y resoplaba. Pero al verme a los pies de
vuelto a su casa. ¿Se habría llevado mi ca- mi cama, como un barco a punto de en-
miseta de fútbol? Sentí no haberle dejado trar en puerto, se alegró. Se alegró por-
claro que se la podía llevar, como recuer- que pensó que el barco estaba saliendo
do. del puerto, cuando en realidad había pa-
nBueno, en todo caso, lo descubriré sado la noche en alta mar. Hay veces que
después de descansar un poco en mi ca- es difícil saber si uno va o viene. Fui víc-
ffid)), penSé. tima de uno de esos momentos.
Tambaleándome con pasitos cortos y Dejó de resoplar y me felicitó por ha-
rápidos me dirigí a la cama. No sabía qué berme levantado diez minutos antes de
hora era, ni me interesaba. Tenía la es- que sonara el despertador y de que estu-
peranza de poder dormir una o dos ho- viera haciendo la cama. Luego se quejó
ras más. No fue así. de que mi padre se había dormido V de
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que iba a llegar tarde a su trabajo. Siguió No pude completar la frase. Me miró.
diciendo que, ahora, ella deberia acom- Me dio un beso y me respondió que eso
pañarme a mí al colegio , a él a su traba- no era nada que no se solucionara con un
jo y que, al final, sería ella la que llegaría buen lavado de cara.
tarde a la oficina. Entonces, dirigió mi cuerpo hacia la sa-
Yo sonreí. Cualquier duda de si todo lida y me empujó diciéndome que mi pa-
había sido un sueño había quedado anu- dreya había terminado de ducharse y que
lada. Pero el sueño que tenía no había me diera prisa.
quedado anulado. Quería quedarme en la Aprovechando la inercia del despegue,
cama. Y aun sabiendo que no tenía la más recorri el pasillo con los brazos colgando
mínima posibilidad, lo intentá. Le expli- y la cara larga. Mi padre salió del lavabo,
qué ami madre que había pasado una no- me guiñó un ojo y esbozó una sonrisa. Se
che movida, tal vezla más moüda de mi la devolvi. Me preguntó que cómo se en-
üda. Lógicamente no le dije nada de que contraba mi amigo, y yo le respondí que
en parte era culpa mía que papá se hu- ahora iría a verlo. Desapareció en su ha-
biera dormido. En parte, sí, porque la otra bitación, que no tenía monstruo.
parte de culpa era del monstruo. En el lavabo había aquella niebla es-
Sí le conté lo cansado, cansadísimo que pesa que solamente gusta al que se aca-
estaba y si podía... ba de duchar, no al que entra. Dejé la
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puerta abierta para que se esfumara elva- bazul, el más temido de todos los piratas.
ho. Me lavé la cara con los ojos cerrados. Empujado más por el aburrimiento que
Luego me mojé los dedos y me puse agua por la aventura, el chico empieza a in-
sobre los párpados y un poco sobre el la- vestigar y a jugar a los piratas. El asunto
grimal. ¡Guau! ¡Cómo escocía! El sueño se va complicando, sobre todo cuando
me picaba como una herida lavada con aparece el rebisnieto de Barbazul y...
jabón. Bueno, eso se me pasó por la cabeza
Bien. Me sentía mejor, mucho mejor. mientras volvía a mi habitación dispuesto
Empezaba a despejarme, a tener la ca- a vestirme con tranquilidad para ir al co-
beza clara y a recordar con más detalle legio.
todo lo que había sucedido por la noche. De tranquilidad nada.
Tenia la extraña sensación de haber Desde el pasillo pude ver el armario
descubierto algo muy valioso, un nuevo con las puertas abiertas de par en par y
continente, un tesoro perdido. Recordé con mi madre, como un domador de leo-
un libro que había leído: El último botín nes, con medio cuerpo metido en la bo-
de Barbazul. El protagonista encontraba ca del armario.
dentro de un enigmático libro las pistas ¡Maldita sea! ¡Quería ser yo elque abrie-
necetarias para encontrar el último teso- ra el armario! Me lo merecia. Había es-
ro que había escondido, siglos atrás, Bar- tado toda la noche preparándome. Toda
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decía que qué demonios era eso. Exacta- Nunca más me puse la camiseta. En
mente, lo recuerdo como si fuera hoy: realidad aún la guardo para regalársela si
camiseta de fútbol está llena de vuelve algún día. Pero no ha vuelto. Pue-
-Tu
babas, es asqueroso. ¿Se puede saber dón- de que no sepa encontrar el camino. Ya
de te metes? Si está sucia la pones para se sabe que hay muchas habitaciones de
lavar, no la cuelgues en el armario. Me- niños y muchos armarios.
nos mal que es tu favorita. ¡Pero, por fa- Mira esta noche dentro deltuyo, talvez
vor, cuántas babas! tengas suerte.
Sonreí.
Bajé, a desayunar.