Desde El Juicio A Eichmann
Desde El Juicio A Eichmann
Desde El Juicio A Eichmann
U N I V E R S I D A D O RT
Uruguay
Desde el juicio a
Eichmann
Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Parte 3: Sadismología
1. Vocabulario y degradación......................................................................81
2. La constricción moral.............................................................................87
3. La bavarie................................................................................................93
4. Las formas del sadismo...........................................................................99
5
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Parte 6: La banalización
1. Arendt en Jerusalem..............................................................................159
2. La refutación.........................................................................................165
3. El fraude................................................................................................171
4. Burocratismo.........................................................................................177
Índice onomástico.....................................................................................304
Bibliografía básica....................................................................................311
6 Gustavo D. Perednik
¿Cómo los alemanes,
esos arribistas de la fatalidad,
habrían perdonado a los judíos
que tuvieran un destino superior al suyo?
7
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
8 Gustavo D. Perednik
Prólogo
3 El 1 de junio de 1962.
4 Mishná Makot 1:10.
5 Eleazar Ben Azariá.
6 El Catoblepas, junio de 2006, página 5.
9
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
7 El término “Yad Vashem” es un hápax legomeno de Isaías 56:5, de difícil traducción: “testimonio
eterno” o “memorial y nombre”.
8 Hay una síntesis en español de la obra de Hausner en El gran proceso de Silvano Santander, Buenos
Aires, ediciones Silva, 1961, páginas 74-120.
10 Gustavo D. Perednik
PRÓLOGO CAPÍTULO
DEL AUTOR1
texto, incluiría una narración acerca de la localización del criminal por parte
del Mossad, y de su captura el 11 de mayo de 1960 en Buenos Aires.
A pesar del interés que despierta esa parte de la saga, no es necesario extenderse
aquí en ella, ya que fue definitivamente relatada en dos libros: el del principal
de los seis captores de Eichmann9, y el del entonces jefe del Mossad10, versión
que fue llevada a la gran pantalla.
Del primero, sus diálogos con Eichmann durante los diez días en que éste fue
su prisionero en Argentina, conforman turbadoras páginas. El israelí espetó: “A
mí me gustaba jugar con mi sobrino… tenía la edad de su hijo, y también era
rubio… pero a mi sobrino usted lo asesinó”. Eichmann se limitó a responder,
entre perplejo y lacónico: “El niño era judío ¿verdad?” Y bien, Eichmann y sus
circunstancias conforman un excelente microcosmos para analizar el nazismo
en su conjunto.
En segundo lugar, había que resaltar en el presente libro el concepto que fue
corolario del juicio: la presentación del mal, y de su epítome el nazismo, como
si fuera una minucia burocrática.
Para desmentir dicho enfoque, en algunos capítulos abordamos directamente
la cuestión psicológica. Aunque quien esto escribe no es psicólogo, la única
opción válida era penetrar en ese terreno para describir un particular sadismo
al que denominaremos “bávaro”: frío, intelectual, gozoso del sometimiento del
otro, sin la necesidad de propinar directamente los golpes.
En cierta medida, escribir sobre el juicio a Eichmann es colocar en el banquillo
de acusados a la más notoria cronista del tribunal, la mentada Hannah Arendt.
Durante el medio siglo que transcurrió desde la publicación de su crónica
Eichmann en Jerusalem, este texto llegó en ciertos momentos a eclipsar el tema
en sí. Efectivamente, debemos admitir que hay pocos eventos que se relacionan
tan estrechamente a una interpretación específica de los mismos como se da
en el caso Eichmann y el libro de Arendt. El nombre de esta ensayista es casi
inevitable cuando se aborda el juicio de 1961 en Jerusalem.
El libro de Arendt combina talentosamente los géneros de la historia, la filosofía
y el periodismo, y lanza duros e inesperados juicios morales, especialmente
a partir de su desprecio por los líderes judíos que supuestamente habrían
colaborado con quienes los asesinaban.
Las conclusiones de Arendt fueron altisonantes. Escaló hacia ampulosos
veredictos históricos, pero se trabó inintencionadamente en una pequeña reflexión
personal. Ésta dista de ser la única intervención polémica en la historiografía
de la Shoá. Como son muchas, y tiñen el debate sobre el nazismo, es honesto
9 Nacido Zvi Milchman, el agente Peter Malkin fue también un pintor políglota. Es autor de Eichmann
en mis manos (1991).
10 Isser Harel, jefe del Mossad, narra la operación en su libro La casa de la calle Garibaldi (1975).
11
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
G.D.P.
Jerusalem, junio de 2014
12 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
PARTE UNO
La conciencia colectiva
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
14 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
H
agamos a un lado los aspectos festivos que acompañan a un Bar Mitzva.
Después de todo, su esencia no está en esa alegría, sino en el rito de
pasaje a la madurez emocional, a la adultez. Esa fue la experiencia del
Estado de Israel en su decimotercer año de vida, debida al dramatismo ínsito en
el juicio a Eichmann que tuvo merecido reconocimiento por su impresionante
logro. Más aún: por dos logros.
El primero, y más importante, fue que, aunque en una mínima medida, se
hizo justicia. El organizador de la tenebrosa “Solución Final”, y uno de los
peores genocidas de la historia humana, fue ajusticiado por un puñado de los
sobrevivientes y en nombre de sus millones de mártires.
El juicio fue sui generis, precisamente, porque se focalizó en las víctimas y en
su sufrimiento, un rasgo que no tenía precedente. Al poner en primer plano las
experiencias de los testigos, consiguió resaltar los derechos de las víctimas, su
dignidad y su memoria.
Los sobrevivientes pudieron exponer, por primera vez de un modo sistemático,
público y ordenado. Así desgranaron la impar tragedia que les había sobrevenido.
Aquellos pocos redivivos que habían escapado del horror, cumplieron con su
misión de relatarlo al mundo.
El emblemático criminal rendía cuentas ante el no menos emblemático mártir, y
éste, ya de pie, le permitió defenderse y justificarse; hubo que escuchar del reo
cómo mentía al mundo y escupía en la memoria; hubo que hacer rechinar los
dientes ante el mal, hasta que llegó la gota de justicia. La civilización humana
fue exorcizada del monstruo, y el pueblo judío dio un breve suspiro de simbólico
alivio. El caso Eichmann cambió la percepción que se tenía de las víctimas.
Su segundo logro fue que pudo consolidar en el pueblo hebreo la memoria
colectiva, concepto que fue desarrollado precisamente por un mártir de la
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
11 El filósofo francés Maurice Halbwachs (1877-1945) fue un judío asimilado que estudió con Henri
Bergson. De militancia socialista, fue detenido en París por la Gestapo y deportado a su muerte en
Buchenwald.
12 Sobre el éxito del juicio a Eichmann ver Marc Osiel: La atrocidad masiva, la memoria colectiva y
el Derecho (en inglés), 1999, Transaction Publisher, New Brunswick.
16 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
17
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
El mundo escuchaba
El tribunal fue presidido por Moshé Landau, e integrado además por Benjamín
Halevi e Itzjak Ravé. Coincidentemente todos ellos, así como el fiscal Hausner,
habían nacido en Alemania, y allí habían pasado su infancia.
El dilema fue qué ley debía aplicarse. En principio, había una ley especial
de Israel de 1950, titulada: Los nazis y sus cómplices (castigo)20, pero con
limitaciones que serán abordadas.
17 Deborah Lipstadt: El juicio a Eichmann (en inglés), Nextbook, Schocken, Nueva York, 2010,
páginas 17 y 20.
18 Deborah Lipstadt, op.cit., página 22.
19 Ernesto Sabato: Soberanía para carniceros, diario El Mundo, junio de 1960.
20 Dicha ley israelí del año 5710/1950 condena el genocidio en sus artículos 1º y 15º.
18 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
21 Robert Servatius (1894-1983) había sido designado por Eichmann debido a su experiencia en la
defensa de nazis. El Gobierno de Israel se hizo cargo de sus honorarios.
22 La Oficina Central de las Administraciones Judiciales del Estado para la Investigación de los
Crímenes Nacionalsocialistas (Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltung) establecida en Ludwigsburg.
23 Lo detalló Jürgen Matthäus, de Washington, en un panel sobre la recepción internacional del juicio
en los años 1960s.
24 Gilbert Achcar, de Londres, basó su investigación en el diario egipcio Al-Ahram.
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CAPÍTULO 1
30 En Frente a la cabina de vidrio: El juicio a Adolf Eichmann en Jerusalem (en inglés, Detroit, Wayne
State University, 1994), en El recuerdo del Holocausto: las formas de la memoria y el antisemitismo
(en inglés, de Geoffrey Hartman, Londres, Blackwell, 1994.
31 La expresión fue difundida como lema negativo por Aba Kovner, a principios de 1942, a fin de
incentivar la rebelión del gueto de Vilna.
21
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
22 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
C
uando el juicio tuvo lugar, los sobrevivientes de la Shoá conformaban casi
una cuarta parte de la judería adulta israelí (medio millón de hombres y
mujeres). Habían hecho un esfuerzo por dejar atrás el pasado y dedicarse
de lleno a la construcción de la nueva sociedad como “nuevos judíos”.
La sociedad que los albergaba valoraba las virtudes del coraje y la autosuficiencia,
y no siempre estimulaba la evocación de la Shoá. La única parte de la historia
de los sobrevivientes que había podido integrarse a la sociedad israelí había
sido la página de los levantamientos y la resistencia. No fue coincidencia que
se eligiera como día de recordación la fecha aproximada del estallido de la
Rebelión del Gueto de Varsovia, ni que se denominara el día como Día del
Holocausto y el Heroísmo.
Ahora las voces de los sobrevivientes mostraban que no habían ido “como
ovejas” sino que había habido tanta resistencia como fue posible.
Los jóvenes israelíes percibieron que la víctima había conservado su humanidad,
y que a ellos mismos podría fácilmente haberles tocado estar allí. Además,
conocieron algunas facetas de aquella vida en una Diáspora que se había
perdido para siempre, un verdadero impacto para los sabras que daban al Estado
por sobreentendido, y que no tenían el fuerte sentido del propósito que había
caracterizado a la generación fundadora.
Hubo una reafirmación del sionismo, en su sentido de orgullo hebreo y de
mancomunión para con el pueblo judío en su conjunto32. Los jóvenes israelíes,
que habían imaginado una judería europea demasiado sumisa, fueron sacudidos
por los testimonios que mostraron la dificultad de rebelarse ante los nazis, y
32 En ese sentido, no nos parece justa la apreciación de Deborah Lipstadt al final de su libro op. cit.,
de que el juicio a Eichmann no dejara un mensaje de afirmación sionista.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
33 El pianista del gueto de Varsovia, del cantautor uruguayo contemporáneo Jorge Drexler.
34 Daniel Goldhagen: Los verdugos voluntarios de Hitler, Taurus, Madrid, 1996, página 22.
35 A lo largo de este libro, usaremos los términos alternadamente.
36 Schutzstaffel o “Estamento de Defensa”.
24 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
cámaras de gas. El más notorio fue Auschwitz37, que operó durante dos años y
diez meses, a partir de enero de 1942.
Cerca de dos millones de judíos fueron conducidos en trasportes organizados
por Eichmann, llevados directamente a las cámaras de gas para morir por el
pesticida de marca Zyklon B38, que podía matar dos mil personas en media hora;
el horno crematorio adyacente eliminaba los cuerpos.
La dolorosa sofocación que precedía a la muerte se extendía por unos veinte
minutos de quejidos desesperados. En la época pico se llegó a un promedio de
4400 asesinados diariamente.
En los últimos meses de la guerra, Himmler, empeñado en encontrar su salida
ante los Aliados, ordenó, sin la aprobación de Hitler, que las matanzas fueran
detenidas. En ese momento, los guardias de la SS y los Batallones Policiales
trasladaron a los prisioneros desde los campos para evitar que fueran liberados
por las tropas Aliadas que se aproximaban en ambos frentes. Dichos traslados
se llevaron a cabo en caminatas forzadas denominadas “Marchas de la Muerte”.
Estas marchas continuaron hasta una semana después del suicidio de Hitler,
concretamente hasta el 7 de mayo de 1945, el día de la rendición incondicional
de Alemania.
Al día siguiente, los Aliados de Occidente proclamaron el final de la guerra (Día
V) y los rusos hicieron lo propio un día después, el 9 de mayo. De las otrora
vibrantes y numerosas comunidades judías de Europa, quedaba sólo devastación.
Casi veinte años después de los hechos, el juicio a Eichmann logró que el
Holocausto empezara finalmente a hallar un lugar en la conciencia pública, un
lugar que reflejara la dimensión de la atrocidad. Más aún: el juicio universalizó
la palabra “Holocausto” como designación para el genocidio. Parecía cumplirse
la profecía del final del libro bíblico de Joel, de aquel día en el que los pueblos
serían juzgados por la violencia que habían descargado contra los hijos de Judá
y derramado su sangre inocente.
Acusación y acusado
37 El campo original fue establecido por orden de Himmler el 27 de abril de 1940. Su ampliación,
Auschwitz II ó Birkenau, fue establecida en octubre, y en junio de 1941 Himmler ordenó al comandante
Rudolf Höss preparar el campo para la “Solución Final”. A partir de marzo de 1942 comenzó a recibir
casi exclusivamente a judíos.
38 Inventado en Alemania para el asesinato de los judíos, fue producido por la compañía IG Farben a
base de cianuro. Al abrirse las latas metálicas que contenían el producto, el contacto con la humedad
del aire hacía desprender el cianuro gaseoso. En algunos lugares sigue produciéndose como pesticida.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
26 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
27
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Eichmann había nacido en Austria en 1906, y a los 26 años de edad, antes de que
el nazismo se apoderara de Alemania, se unió a la SS que aún era clandestina.
Al poco tiempo, se afilió a la “Legión Austríaca” que imponía el terror entre
los oponentes. En 1933, debido a que Austria comenzó a reprimir el nazismo,
Eichmann, nazi y desempleado, emigró a Alemania.
Entusiasta en su militancia, Eichmann sirvió en la sección de la SS en el
campo de Dachau y solicitó ser asignado a la SD44, una especie de servicio
de inteligencia de la SS comandado por Reinhard Heydrich; fue trasladado a
la oficina central en Berlín, donde pasó a ser el Jefe de la Sección Judía en la
Gestapo.
En 1938, la SD lo envió a Austria45, cuando la judeofobia había llegado a su
ebullición debido al Anschluss -la anexión del país al Reich sin disparar un
solo tiro.
Eichmann se encaminó a Viena para echar leña al fuego, sembrando terror entre
los judíos austriacos. En una carta enviada a un colega de la SS, utilizada en el
juicio en Jerusalem, Eichmann se jactaba del poder omnímodo del que gozaba
en Austria para exacerbar la persecución y el pillaje.
Su función había sido supervisar el traslado de los judíos desde Alemania y los
países invadidos a los campos de exterminio en el Este. Desde temprano se lo
consideró especialista en cuestiones judías dentro de la maquinaria del Reich.
En 1937 visitó de incógnito Eretz Israel e impugnó el proyecto en marcha de
crear allí un Estado judío independiente. Fiel a la visión del Führer, a los judíos
no había que dejar escapatoria alguna.
28 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
Recorrido Eichmann
E
n su primer rol notable, Eichmann logró que 50.000 judíos de Austria
emigraran después de haberse apoderado de sus bienes. Hacia fines de
1940, la oficina de Eichmann tenía autoridad sobre todos los judíos del
Reich.
A diferencia de Alemania, en donde el ascenso del nazismo implicó una
persecución caótica, en Austria no hubo caos. Los nazis la invadieron ya expertos
en organizar el odio, y se encontraron con un país en el que la judeofobia estaba
aún más extendida46.
Los judíos vieneses padecieron los más horrendos abusos de mano de Eichmann,
quien en el juicio declaró ante sus interrogadores que había mantenido relaciones
aceptables con los líderes de la judería vienesa: casi todo criminal minimiza su
crimen o se desentiende del mismo.
Después de su éxito en Austria, Eichmann fue anfitrión de la Conferencia en
Wannsee, y organizó la localización, la reunión y el transporte de los judíos de
toda la Europa conquistada a los campos de exterminio. Durante el último año
de la guerra, en 1944, dirigió personalmente las deportaciones desde Hungría
mientras negociaba el intercambio de judíos por dinero. Este intercambio nunca
se materializó, y Eichmann envió a 430.000 judíos húngaros a la muerte.
Su activo involucramiento en la “Solución Final” quedó bien documentado
en los encuentros que mantuvo en 1957 con el nazi holandés Willem Sassen47,
46 Así lo plantea John Weiss: Ideología de la muerte (1996, en inglés), citado por Yehuda Bauer:
Reflexiones sobre el Holocausto, EDZ Nativ Ediciones (Universidad Hebrea y Yad Vashem), Jerusalem,
2013, página 128.
47 Wilhelmus Antonius Sassen (1918-2002) fue católico, miembro de la SS y del grupo De Vlag de
trabajadores germano-flamencos. Su admiración por Hitler creció cuando visitó Berlín durante las
Olimpíadas de 1936. Debido a su nazismo fue expulsado de Bélgica por lo que no pudo concluir con
sus estudios de Derecho.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
48 La entrevista fue parcialmente publicada en dos partes en la revista Life. En 1980 las 600 páginas
y las cintas grabadas le fueron entregadas a la viuda de Eichmann, Veronika.
49 Santander, op. cit., página 127.
50 Santander, op. cit., páginas 38 y 123.
51 Santander, op. cit., página 128.
52 Al supuesto “kantianismo” de Eichmann se refiere una recensión sobre El sueño de Eichmann de
Michel Onfray (Gedisa, Barcelona 2009, publicado en Francia en 2008): Un kantiano entre los nazis de
Carlos M. Madrid Casado, revista El Catoblepas, número 112, junio 2011, página 14. El filósofo francés
Michel Onfray (n. 1959) sostiene el hedonismo, el ateísmo y el anarquismo. Es autor de El sueño de
Eichmann (Gedisa, Barcelona 2009, publicado en Francia en 2008).
53 Así lo sostiene Michel Onfray.
54 Hans Frank, el gobernador nazi de Polonia.
55 Santander, op. cit., página 25.
30 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
La huída
56 Santander, op. cit., página 88, y especialmente en la página 108, en donde se narra cómo la espantosa
marcha se detuvo cuando Himmler reconvino a Eichmann.
57 Por ejemplo Werner Best con respecto a la comunidad judía danesa.
58 El nazi Höttl (1915-1999) fue testigo de la fiscalía en los Juicios de Núremberg. En un affidavit
del 25 de noviembre de 1945, Höttl menciona la conversación que había mantenido con Eichmann en
Budapest en agosto de 1944, en la que Eichmann habla de 4.000.000 judíos muertos en los campos y
de 2.000.000 en camino a morir. Lo que Eichmann les dijo a Höttl y a Rudolf Hoess está en las páginas
149-150 de Silvano Santander, op. cit.
59 Santander, op. cit., páginas 129 y 141.
60 En el buque Giovanna C que después de 28 días de navegación lo dejó en el puerto de Buenos Aires.
61 Ludovico Freude, quien junto con Hans Rudell tenía una red nazi organizada en el país.
62 Santander, op. cit., página 28.
63 Santander, op.cit., página 28. Entre otras operaciones audaces, Skorzeny (m. en 1975) había
comandado el asalto que liberó a Mussolini de su prisión, y él mismo logró escapar de la cárcel.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
64 Primero el hotel Palermo, en la esquina de las calles Oro y Santa Fe, y luego brevemente en una
pensión de Barracas.
65 A diferencia de la vida acomodada que logró llevar el médico Josef Mengele.
66 Trabajó en un taller mecánico de Palermo; de medidor del nivel del agua en los ríos de Tucumán; de
vendedor de licuados de fruta en el puerto de Olivos. Con sus ahorros abrió una lavandería; fue capataz
en un taller metalúrgico, crió conejos en una granja de Joaquín Gorina (a 75 kilómetros de Buenos Aires);
fue mecánico en la fábrica de calefones Orbis y electricista en la fábrica de camiones Mercedes-Benz.
Ver Eichmann en Argentina de Álvaro Abós, Edhasa, Buenos Aires, 2007.
67 Otro cazador de nazis al que también se vinculó a la captura fue Tuvia Friedman (1922-2011), quien
dirigió en Haifa el Instituto para la documentación de los Crímenes de guerra nazis. Si bien la labor
detectivesca de Friedman lo llevó a averiguar el paradero de Eichmann, la información fue suministrada
al Mossad cuando éste ya la había obtenido por sus propios medios. Por otra parte, Friedman se equivocó
cuando en 1959 anunció que Eichmann se hallaba en Kuwait. Ver Lipstadt, páginas 5-10 y 14-15.
68 Cuando Baron Mast dijo a Wiesenthal que Eichmann estaba en Argentina, Wiesenthal pasó la
información al Congreso Judío Mundial, y éste a la CIA. Nadie siguió el caso. En 1959, medio año
antes de la captura, Wiesenthal volvió a escribir (al embajador israelí en Austria) que Eichmann estaba
en el Norte de Alemania.
69 Deborah Lipstadt, op. cit., páginas 10-18.
32 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
70 La Corte Administrativa Federal sentenció en Berlín, el 27 de junio de 2013, que los archivos acerca
del grado de conocimiento del Gobierno alemán sobre el paradero de Eichmann podían ser mantenidos
en secreto.
71 Sylvia y su padre fueron al barrio en donde residía Klaus y preguntaron a los vecinos por la familia
Eichmann. El hombre que recibió a Sylvia se presentó como “tío de Klaus” pero se dirigió a él como
“padre”.
72 Georg August Zinn (1901-1976).
33
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
34 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
Captura y juicio
C
uatro meses después el jefe del Mossad, Isser Harel, pidió a un agente
de paso en Buenos Aires que constatara el domicilio. El agente descartó
la posibilidad de que un nazi de la jerarquía de Eichmann pudiera residir
en un vecindario tan pobre.
Bauer insistió, y algunos meses después Harel pidió de otro agente que debía
viajar a Argentina, que se pusiera en contacto con los Lothar. Dos hombres
se apersonaron en la localidad de Coronel Suárez, donde residía Lothar, para
interrogarlo.
Los agentes notaron que Sylvia se escribía cartas con Nicolás Eichmann, pero
las dejaba en el domicilio de un amigo para ser retransmitidas. Esta cautela
despertó más sospechas.
Empezaron el rastreo y llegaron a la conclusión que vivía en San Fernando, en
una casa de la calle Garibaldi.
Independientemente de los flirteos y de las bravatas de su hijo Klaus, a
Eichmann venían buscándolo y ya se había conseguido las fotos que permitieron
identificarlo 73, lo que a mediados del siglo pasado no era fácil conseguir74.
El Mossad vaciló ante la magnitud del operativo requerido, pero una vez que no
hubo duda sobre la importancia del blanco, se lanzó el riesgoso plan de secuestro,
digno de la mítica reputación que tiene la organización. La caza concluyó con su
captura el 11 de mayo de 1960, y una década después, Hermann Lothar recibió
73 Las fotos fueron proporcionadas por Manus Diamant, un polaco sobreviviente de la Shoá. Fue
asignado a flirtear con una mujer allegada a Eichmann, a fin de conseguir la foto del criminal.
74 El espía Zvi Aharoni tomó disimuladamente fotografías de la casucha, lo que en esa época constituía
una difícil tarea.
35
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
una recompensa de Israel por su ayuda75; tres años más tarde murió en Argentina.
Los agentes que llegaron para la captura simularon ser empresarios de una
fábrica que planeaba radicarse en Argentina, y solicitaron de la Municipalidad
de San Fernando información sobre todas las viviendas ubicadas en la manzana
de la calle Garibaldi. Entre las listas de nombres terminaron por dar con Ricardo
Klement76.
En busca de una prueba definitiva, el Mossad aprovechó la proximidad de la
fecha en la que, según sus registros, los Eichmann debían de celebrar sus bodas
de plata77. Esa noche se observó, en efecto, que había en la casa un encuentro
familiar, y que los asistentes arribaban bien vestidos para una cena.
Con la identidad del reo demostrada, un grupo especial del Mossad llegó a
Buenos Aires el 1 de mayo, dirigido por Rafael Eitan y bajo la coordinación
de Peter Malkin78. Se estudió la rutina de Eichmann79, quien trabajaba como
electricista para la automotriz Mercedes Benz80. El miércoles 11 de mayo de
1960 a las 18.00 horas, Eichmann concluyó su trabajo y tomó el colectivo 203,
entre cuyos pasajeros iba un agente del Mossad quien descendió junto con
“Klement” dos horas más tarde.
Los esperaban tres automóviles en la ruta 202, dos de los cuales simulaban
averías mecánicas81. Eichmann caminaba con las manos en los bolsillos
cuando Peter Malkin se abalanzó sobre él, secundado por otros tres agentes.
Lo introdujeron en uno de los autos82 y lo trasladaron a un refugio donde fue
interrogado durante nueve días. Después de que confesara los datos de su
identidad verdadera, fue drogado y disfrazado de camarero de un avión de
El Al que había llegado para una celebración patriótica argentina83. Gracias a
esa coincidencia, las autoridades migratorias locales fueron más laxas en los
controles.
75 El Centro de Documentación de Haifa había ofrecido 10.000 dólares por toda información que
llevara a la captura de Eichmann, pero cuando Lothar la reclamó del Gobierno israelí, le fue denegada
porque no se había tratado de una oferta oficial. En 1971 Lothar renovó su pedido en una carta dirigida
a la Premier Golda Meir, y consiguió que se le adjudicara.
76 Primero habían llegado a una Vera Liebl de Fichmann en la suposición de que los funcionarios
públicos locales habían confundido la E por una F. Luego, en un medidor de luz de la casa alquilada
anterior a la calle Garibaldi, encontraron los nombres: Francisco Shmidt y Ricardo Klement.
77 Adolf Eichmann y Verónica Liebl se habían casado el 21 de marzo de 1935, de modo que en 1960
celebrarían en Buenos Aires veinticinco años de matrimonio.
78 También llegó, bajo alias, el Jefe del Mosad: Isser Harel.
79 Los agentes secretos israelíes espiaban a Eichmann desde un coche alquilado que se había estacionado
en la cercanía. Después de unos días de observación, habían aprendido su rutina.
80 Regresaba a su casa indefectiblemente a la misma hora, en el colectivo de la línea 203.
81 Justo cuando Eichmann se apeó del bus, un ciclista se detuvo para ofrecer auxilio a los coches
“averiados”; que tenían los capots abiertos y las balizas encendidas. Fue rechazado.
82 Este método se denomina asimiento de centinela, que consiste en atrapar al objetivo y evitar que éste
se defienda. El auto era estadounidense, y había sido alquilado por uno de los agentes a un particular.
83 El sesquicentenario de la Revolución de Mayo.
36 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
Los detractores
37
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
fue categórica: a ningún ser humano podía pedírsele neutralidad ante semejante
orgía de odio y masacres. Quien manifestara neutralidad ante la tortura y
asesinato de más de un millón de niños, jamás podría ser juez.
Un obstáculo mayor fue la definición exacta de los crímenes de Eichmann. En
este sentido el juicio vino a corregir las limitaciones de los juicios de Núremberg
de quince años antes que se habían circunscripto a castigar crímenes contra la
paz91. Israel no se disponía a juzgar a Eichmann por “crímenes contra la paz”,
pero no quedaba claro por cuáles sí. Se trataba de crímenes contra la humanidad
que habían sido cometidos durante un período extenso, en diferentes países y
por numerosos actores. Por ello era un desafío elegir las leyes a aplicarse, ya
que debían cumplir dos condiciones: ser extraterritoriales y ser retroactivas.
Extraterritoriales, porque los actos que Israel juzgaba habían sido cometidos
fuera de su territorio. Y retroactivas, porque dichos actos habían tenido lugar
tres lustros antes. En suma, había que encuadrar apropiadamente los crímenes
de Eichmann.
Además, resultaba imposible en un proceso tan abarcador hacer a un lado la
historia y concentrarse taxativamente en el mero acusado. La Fiscalía supo
superar dicha dificultad, y abordó la historia con responsabilidad, sin menoscabar
en ningún momento la legalidad y el decoro.
La corte debió elegir una vía que permitiera aplicar correctamente las normas de
jurisdicción, y también interpretar el Derecho Penal israelí de una manera que
pudiera abarcar las categorías de los crímenes nazis, que no tenían precedentes.
Todo ello, sin socavar las garantías procesales de un juicio justo.
Una posible solución habría sido inspirarse en los juicios de Núremberg y utilizar
la figura de “conspiración contra la paz mundial”92, a fin de adjudicar crímenes
colectivos. Pero esta tipología de crimen adolece de un defecto: no distingue
suficientemente entre el agente principal del crimen, y los agentes menores.
La Fiscalía israelí prefirió tomar la “Solución Final” como un gigantesco crimen,
que había tenido varias etapas de implementación, y que en cada una de ellas
había contado con diversidad de agentes. De este modo, fue posible atribuir
a Eichmann su responsabilidad como agente principal. En retrospectiva, esta
forma de encarar el crimen se anticipó a otros casos de la llamada “jurisprudencia
de la atrocidad”, y les proveyó de criterios legales durables y sólidos93.
En cuanto a la Defensa, el juicio a Eichmann también modificó el rol del
abogado.
91 El Presidente del Tribunal fue el juez Geoffrey Lawrence. Las sentencias fueron dictadas el 10 de
octubre de 1946: 12 penas de muerte, 7 condenas de cárcel y 3 absoluciones. Las ejecuciones se llevaron
a cabo el 16 de octubre de 1946.
92 Ésta figura se basa en la doctrina legal anglo-americana.
93 Una ilustrativa conferencia al respecto fue Reflexiones sobre la Cabina de Cristal , de Douglas
Lawrence.
38 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
94 Juicios a atrocidades (en inglés) – Historical Perspectives on the Politic of Prosecuting War Crimes,
editado por Patricia Heberer y Jürgen Matthus, Universidad de Nebraska, 2008, página XX.
95 La doctrina ya había sido reconocida por el tribunal de Núremberg.
96 El juicio del Tribunal Militar Internacional contra 24 jerarcas nazis se llevó a cabo durante un año,
en 218 días de sesión entre el 20 de noviembre de 1945 y el 31 de diciembre de 1946, en el Palacio de
Justicia de Núremberg, que era la única ciudad con un palacio de justicia amplio que no hubiera sido
muy dañado durante la guerra.
97 Se trata del juicio del libelo de Gruenwald, más conocido como Juicio Kastner, de 1954-55.
98 Rudolf Israel Kastner (1906–1957) fue un periodista y abogado húngaro-judío que dirigió junto con
Joel Brand el Comité de Ayuda y Rescate (Va’adat Ezrah Vehatzalah). Era un pequeño grupo que ayudó
a refugiados a escapar de la Europa ocupada hacia la relativa seguridad de Hungría.
99 Concretamente a 1.685 judíos se les permitió ir a Suiza en el llamado “tren de Kastner”.
39
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
fue un serio revés para Kastner quien, en palabras del juez100, “había vendido su
alma al diablo”: había salvado a unos pocos selectos, sin alertar a los cientos de
miles restantes de que estaban siendo enviados al exterminio.
40 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 5
Núremberg complementado
U
na convincente inculpación de Kastner101 muestra cómo durante el juicio
admitió sus crímenes, a saber: que había ocultado de los judíos húngaros
la información de que estaban por ser exterminados, y que había
defendido al SS Kurt Becher102 en Núremberg, posiblemente en reciprocidad
por favores del nazi.
El peor caso de ocultamiento se había dado en la aldea de Kluj, adonde Kastner
se apersonó para supervisar que los judíos fueran transportados a Auschwitz.
Para vigilar a los veinte mil desdichados había solamente veinte gendarmes
húngaros y un agente de la SS. Además, la frontera rumana, a la que a la sazón
había posibilidades de huir exitosamente, estaba apenas a unos tres kilómetros
de Kluj.
Kastner había ido a Kluj para engañar a los judíos acerca de su destino103 y
permitir que la SS llevara a cabo su operación sin tropiezos, es decir con la
complacencia de las desinformadas víctimas.
Los comunistas eran socios en esa desinformación. Según Guidón Hausner
“hasta el ataque alemán a Rusia, los elementos procomunistas entre los judíos
de los guetos, siguieron la línea soviética y hacían propaganda de una completa
cooperación con las fuerzas alemanas de ocupación”.
101 Francisco Gil-White: El abogado del diablo -Refutando la defensa de Rudolf Kastner en el libro de
Anna Porter ‘El tren de Kastner – La historia verdadera de Rezsö Kastner‘, héroe ignoto del Holocausto
‘ (en inglés), Douglas & McIntyre, Vancouver, 2007.
102 Kastner había testificado en favor del oficial de las SS Kurt Becher, quien gracias a ello no fue
procesado por crímenes de guerra. Como agravante, Kastner comenzó por negar haber defendido a
Becher, y sólo lo admitió cuando las pruebas de Shmuel Tamir (el defensor de Malchiel Gruenwald)
fueron irrefutables. Quienes se alinean con Kastner sostienen que éste defendió al nazi en la esperanza
de obtener propiedades de las que se había despojado a los judíos.
103 La versión oficial es que iban a trabajar a Kenyermeze.
41
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La resonante sentencia del caso Kastner tuvo un gran impacto emocional. Una
de sus consecuencias fue que provocó la caída del gabinete israelí. Obviamente,
Kastner también debió renunciar a su cargo, y se transformó en una figura
odiada; ulteriormente fue asesinado104.
Nueve meses después de la tragedia105 la Corte Suprema de Israel106 revirtió el
veredicto original y anuló la mayor parte de las acusaciones contra Kastner107.
Difícilmente alguna vez se clausure la polémica en torno de este caso108 que
sigue teniendo defensores y detractores109.
La Fiscalía del juicio a Eichmann evitó los errores cometidos en sus dos
precedentes. Debido a que el novedoso concepto de “crímenes contra la
humanidad” era demasiado general, la corte de Núremberg había temido socavar
la soberanía de los Estados ya que un Estado es insuficiente para penalizar
crímenes universales. Por ello, en Núremberg se había preferido el concepto
de “crímenes contra la paz” y “crímenes de guerra”, y de éstos sólo los que
hubieran sido cometidos a partir de 1939.
El tribunal de Jerusalem vino a corregir esta limitación, y se desprendió
de acotamientos temporales. Consideró todo el espectro de las acciones de
Eichmann, es decir también las de la preguerra. Además, como la corte derivaba
su autoridad de la ley israelí, añadió la figura de “crímenes contra el pueblo
judío”, indispensable en el caso de Eichmann.
Pero la corte no podía basarse exclusivamente en la ley israelí, por ser ésta una
legislación ex post facto. Por ello se fundamentó también en la jurisdicción
universal para juzgar la categoría de “crímenes contra la humanidad”. De este
modo pudo adjudicar los crímenes cometidos fuera de Israel, y antes de que
este Estado fuera establecido110.
Esta jurisdicción fue recogida treinta años después por la comunidad
internacional. El juicio a Eichmann sirvió de precedente para cortes nacionales
que trataban crímenes contra la humanidad que habían tenido lugar fuera de
104 El 3 de marzo de 1957 fue baleado en la calle por Zeev Eckstein y murió doce días más tarde.
105 En enero de 1958.
106 En una decisión de cuatro jueces contra uno.
107 No fue anulada la acusación de que Kastner había ayudado al SS Becher.
108 Uno de los últimos ejemplos de la polémica se dio el 5 de julio de 2001, cuando la Municipalidad de
Tel Aviv puso el nombre de Shmuel Tamir (el defensor de Michael Gruenwald en el juicio Kastner) a una
calle, y la nieta de Kastner (hoy parlamentaria laborista israeí) Merav Michaeli se opuso vehementemente.
109 Entre sus defensores se hallan los historiadores Yehuda Bauer y Martin Gilbert, la escritora Anna
Porter, y el cineasta Moti Lerner. Entre sus detractores: el historiador Yosef Klausner, el escritor Ben
Hecht, y el sobreviviente Rudolf Vrba, que a los 19 años había logrado escapar de Auschwitz.
110 El tema es formulado por Douglas Lawrence en su mentada conferencia Reflexiones sobre la Cabina
de Cristal. Lawrence también explicó la ironía de que, por un lado, el juicio descansaba en el reclamo
de jurisdicción universal pero, por el otro, estableció una conexión orgánica entre la comunidad de las
víctimas y los cargos legales. Así, proveyó de una instancia única en la que las víctimas juzgaban el
genocidio cometido contra ellas.
42 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 5
sus territorios. Así fue en los años 90 cuando se procuraba establecer una corte
criminal internacional.
La Fiscalía contra Eichmann aportó 112 testigos que testificaron sobre eventos
del Holocausto y el involucramiento de Eichmann en coordinar e implementar la
“Solución Final”. Adicionalmente, presentó 1.600 documentos. Tanta evidencia
permitió a la Fiscalía esbozar un cuadro total del Holocausto que había faltado
en Núremberg. La ausencia de Adolf Eichmann allí fue un símbolo de la otra
inconmensurable: la imperdonable ausencia, en aquellos históricos juicios de
1946 del significado de la Shoá. De Núremberg podía deducirse que los nazis
habían matado impunemente a polacos, húngaros, checos, rumanos, serbios,
croatas, griegos y franceses. Pero la enormidad del protagonismo judío en la
matanza era obviada. Por eso sorprende que el juicio a Eichmann mereciera
apenas notas al pie de página en manuales legales, mientras los juicios de
Núremberg tendieron a ser canonizados.
Los cargos en Núremberg habían sido cuatro, todos ellos basados en resoluciones
previas111, a saber:
Conspiración contra la paz mundial; Planeamiento, provocación y realización
de una guerra; Crímenes contra el Derecho de Guerra; y Crímenes inhumanos.
Este esquema fue catalizador de otros juicios importantes contra nazis112, a
pesar de que en general soslaya la centralidad y protagonismo del pueblo judío
en el genocidio.
Así se dio también en el Auschwitz de la posguerra hasta entrada la década
de 1990. Las atrocidades nazis eran reveladas, pero se esquivaba el martirio
específicamente israelita.
En la Unión Soviética, era censurada toda referencia a que la ocupación alemana
se había ensañado especialmente contra los judíos, “a fin de no crear tensiones
étnicas”. Los libros y películas de la Segunda Guerra ignoraban el Holocausto,
virtualmente hasta el punto de la negación. En una película rusa de casi una
hora que se exhibía a quienes visitaban Auschwitz-Birkenau (donde habían sido
asesinados un millón y medio de judíos) la palabra judíos no era pronunciada
ni una sola vez.
El escritor ídish Vasili Grossman preparó un Libro Negro de los crímenes nazis
contra los judíos en tierra soviética, pero el libro fue prohibido después de que
hubo ingresado en la imprenta.
Con justeza, David Ben Gurión declaró el día de la apertura de las sesiones
contra Eichmann, que “sería el juicio de Núremberg del pueblo judío”. El juicio
a Eichmann revelaba de la Segunda Guerra Mundial su insoslayable componente
específicamente judío.
111 Resoluciones adoptadas por los Gobiernos de EEUU, la Unión Soviética y el Reino Unido, a los
que luego se agregó el de Francia. Las cuatro convenciones en las que las resolvió fueron: Moscú (1943),
Teherán (1943), Yalta (1945) y Potsdam (1945).
112 El más importante fue el juicio de Auschwitz de 1963 en Frankfurt.
43
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
El escape a Vitruvio
44 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 5
113 Leonardo Da Vinci, en su célebre Canon de las Proporciones Humanas (1490), estudió el cuerpo
humano perfecto con medidas calculadas por el arquitecto romano Vitruvio, y por ello ese hombre ideal
recibió el epíteto de Hombre de Vitruvio.
114 Ajad Haam: Servidumbre en la libertad (1891), ensayo en el que refuta lo que él llama las “necedades”
de los intelectuales asimilacionistas y su “servidumbre interior oculta bajo la libertad exterior”.
115 Así lo plantea Harold Weisberg, quien optó por la vision “sionista-israelí” en lugar de la interpretación
universalista del caso Eichmann. Al descartar la posición de Hannah Arendt y la de su apologista Mary
McCarthy, Weisberg afirmó que ésta “carecía completamente de caridad y, casi en la misma medida,
de lógica”.
116 El letón Herbert Cukurs había integrado el “Kommando Arajs”, responsable directo de la deportación
y asesinato de cerca de 30.000 judíos letones del Gueto de Riga. Después de la guerra, Cukurs huyó a
Brasil y estableció en San Pablo un negocio de vuelos panorámicos. Fue asesinado por el Mossad el 23
de febrero de 1965 en Montevideo.
45
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Otra consecuencia del juicio a Eichmann fue que puso un foco en ex nazis que
seguían activos en la administración y cultura de Alemania. La tormenta que se
desató en torno de Hans Globke y el Canciller Konrad Adenauer, es atribuible
al juicio, tanto como lo fue la campaña que Israel lanzó contra los científicos
alemanes que operaban en el campo militar de Egipto.
En el juicio a Eichmann no hubo contradicción entre la jurisdicción liberal
universal y su base étnico-religiosa. Israel actuaba como representante del
pueblo judío y al mismo tiempo como delegado de la comunidad internacional,
aun si no se habían definido todas las condiciones necesarias para ese rol. La
comunidad damnificada en el caso de Eichmann fue simultáneamente el grupo
de las víctimas, y la humanidad en su conjunto.
46 Gustavo D. Perednik
PARTE DOS
47
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
48 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
L
os siglos XIX y XX produjeron sendos presagios negros sobre qué
sobrevendría a unos diez millones de judíos. El primero fue pronunciado
en Rusia y el segundo en Alemania; ambos se cumplieron en gran medida.
El primer vaticinio es atribuido a Constantin Pobedonostev117 cuando estallaron
los pogromos contra los judíos en Rusia: “un tercio morirá, un tercio emigrará
y un tercio se asimilará”118.
El segundo, medio siglo después, fue el del Führer en el Reichstag, en un discurso
que él mismo denominó “su profecía”: “la aniquilación de la raza judía”119. Un
lustro después, Hitler había cumplido con la mitad de su agüero. Uno de cada
dos judíos europeos había sido asesinado.
La población masacrada, objeto de tanto odio, había contribuido a Europa con
ciencia y cultura, con arte y estudios, con inventos y descubrimientos, con
moral y civilización. Habían forjado los idiomas originales del continente, a
tal punto que los judíos fueron llamados “los únicos verdaderos europeos”.
Fueron ellos quienes, en vísperas del Renacimiento, zanjaron las distancias
entre los tres golfos en los que se dividía el Mediterráneo: los griegos (que
poseían los valores de la antigüedad); los árabes (que estudiaban esos valores)
y los latinos (a quienes no llegaba ese material). Las comunidades israelitas
dispersas pudieron, gracias a su idioma en común (el hebreo), ser puente entre
las culturas, y tuvieron fructífera actividad en los tres grandes centros: Toledo,
117 Constantín Pobedonostev era una suerte de ministro zarista para asuntos de religión.
118 Pobedonostev opinaba que los judíos tenían más talento que el resto de los rusos. Bregaba por su
total rusificación a fin de evitar “el dominio de los judíos”.
119 El discurso de Hitler del 30 de enero de 1939, en la sesión conmemorativa de sus primeros seis años
al frente del Reich, es accesible en Youtube. La inequívoca expresión usada por el Führer es “Vernichtung
der jüdischen Rasse”, la aniquilación de la raza judía.
49
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Provenza y Nápoles.
Aquella judería, que tanta sabiduría había inyectado en Europa por milenios,
fue salvajemente destruida en pocos años.
Obviamente, los judíos no fueron las únicas víctimas del nazismo. También
fueron asesinados unos 200.000 romaníes (gitanos); otro tanto de discapacitados
mentales o físicos (mayormente alemanes que vivían en instituciones), y
millones de personas de otras naciones. Entre dos y tres millones de prisioneros
soviéticos de guerra fueron asesinados o murieron por causa de hambre,
enfermedad, abandono o maltrato.
Otro blanco de los alemanes fue la intelectualidad polaca. Millones de
ciudadanos polacos y soviéticos fueron deportados para el trabajo forzado y
murieron en deplorables condiciones. Además, los nazis atacaron a quienes
no siguieran las normas sociales impuestas, a los oponentes políticos y a los
disidentes religiosos120. “Las personas no-judías de la Europa ocupada nunca
estaban seguras de su vida o libertad… Los polacos fueron las primeras y
más vejadas víctimas; atónitos ante el trato humillante de los nazis, que no
dispensaron a su país siquiera la fachada de un estatus de autonomía política,
ni siquiera el de un protectorado”121. Eichmann fue acusado de haber deportado
medio millón de polacos122 y fue condenado por haberlo hecho bajo condiciones
deliberadamente horrendas123.
Con todo, y teniendo en claro el padecimiento de los no-judíos, sigue siendo
insoslayable el hecho de que el judío fuera visto por los nazis como el enemigo
primigenio. Quien haga el ejercicio de quitar la mención del judío de la
plataforma del nazismo, de sus mítines y de su cosmovisión, se quedará sin el
mensaje nazi. Por ello los intentos artificiales por “universalizar” el Holocausto
llevan a lamentables distorsiones. Un buen ejemplo es Simón Wiesenthal, la
persona que, casi sin apoyo ni recursos técnicos, dedicó seis décadas a buscar
criminales nazis, y fue clave en la captura y enjuiciamiento de más de mil
asesinos.
Por ello es lamentable que su sana intención de dar a la Shoá una perspectiva
mundial hiciera deslucir la historiografía con su invento simbólico de que los
nazis habían asesinado seis millones de judíos “y cinco millones de no-judíos”.
Wiesenthal concibió la cifra de los cinco millones “para dar al Holocausto un
sentido más universal”124, y esta cifra confundió a mucha gente, a tal punto de que
120 En la primera categoría entran los homosexuales, en la segunda los comunistas, socialistas y
sindicalistas, y en la tercera los Testigos de Jehová, que se negaban a enlistarse en el ejército.
121 Guidón Hausner: Justicia en Jerusalem (en inglés), Harper & Row, Nueva York, 1964, página 178.
122 Hausner, op. cit., página 300.
123 Hausner, op. cit., página 424.
124 Así se lo hizo saber al historiador Yehuda Bauer. Ver Lipstadt, op. cit., páginas 9-10.
50 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
125 Tal es la acusación contra Elie Wiesel, por ejemplo. Ver Lipstadt, op. cit., página 9.
126 Verbigracia Saul Friedländer y Ian Kershaw.
127 Del libro de Dan Diner Más allá de lo concebible –Estudios en Alemania, el nazismo y el Holocausto
(en inglés), Berkeley, 2000. Citado en El genocidio como control social (en inglés) de Bradley Campbell,
en Sociological Theory, 27:2 junio de 2009, páginas 115-167.
128 Por ejemplo el historiador Nicolas Kinloch se opone a lo que denomina una “asociación cuasi
mística” de la Shoá, y sostiene que, a partir de la publicación del monumental libro de 1.300 páginas
La destrucción de los judíos europeos (1961) de Raúl Hilberg, se requiere sobre el tema un análisis
histórico riguroso.
51
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
puede ser explicado porque fue perpetrado por las que fueron, desgraciadamente,
razones humanas”129. Bauer sostiene que, aunque la Shoá no fue inevitable ni
inexplicable, sí se trató de un genocidio único sin precedentes130.
La judeofobia alemana
129 Yehuda Bauer: Reflexiones sobre el Holocausto, EDZ Nativ Ediciones (Universidad Hebrea y Yad
Vashem), Jerusalem, 2013, páginas 16-17.
130 Bauer, op. cit., página 3.
131 Se oponen a esta dicotomía, verbigracia, dos autores ya mencionados: Guidón Hausner en su
libro Justicia en Jerusalem (1964) y Daniel Goldhagen en Los verdugos voluntarios de Hitler (1997).
132 Barbara W. Tuchman: Revólveres de agosto (en inglés), Random House, Nueva York, 2009,
capítulo 1.
52 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
envidia, el miedo al fracaso, el rencor y la codicia, esas fuerzas del mal que el
hombre teme e intenta comprender civilizadamente… Eran conscientes de los
bajos instintos de su rechazo a los judíos. Y se sentían avergonzados. Ello los
predispuso a una teoría de la raza. La ciencia biopolítica sublimó el odio como
conocimiento, la carencia como ventaja, y así justificó la toma de medidas
legales. Millones de alemanes pudieron delegar en el Estado sus vergonzosas
agresiones motivadas por sentimientos de inferioridad… El pecado mortal de
la envidia, la búsqueda colectivista de la felicidad, la ciencia moderna y las
técnicas de dominación hicieron posible el asesinato sistemático y masivo de
judíos europeos”133.
En alguna medida, los perversos complejos de Hitler reflejaban el sentir de una
buena parte de sus connacionales, y ese despecho generalizado podría estallar
en cuanto tuviera ocasión.
Acaso su estallido consistió en conferirle libremente casi la mitad de los votos134
a quien había proclamado abiertamente que iba a lanzar su país a una guerra,
quien había anunciado desde el comienzo que no toleraría la democracia y
gobernaría bajo el Führerprinzip”, y quien los llevó al extremo del eslogan
Führerworte haben Gesetzes Kraft - “las palabras del Führer tienen fuerza
de ley”, es decir que las órdenes del Führer, escritas u orales, cancelaban la
legislación previa.
Es debatible la posibilidad de que algo similar ocurriera en otro país. Quizás
sí. Pero ocurrió en Alemania, que cometió un genocidio sin precedente, y que
en apenas una generación lanzó dos guerras de agresión135.
Es cierto que costaba creer que los alemanes, una de las naciones más civilizadas,
que aún era recordada como “liberadores” ante la opresión zarista, fueran
capaces de semejantes horrores. Y por ello, al comienzo, como veremos, las
noticias al respecto eran recibidas con incredulidad o atribuidas a la exageración.
Pero la perspectiva histórica no permite incredulidad, y para entender la conducta
de los alemanes en el siglo XX, la explicación asoma del XIX136.
En la base piramidal de la judeofobia alemana (como en la de la europea en
general) yacen postulados cristianos; dos en particular: el primero, que el
133 Göetz Aly: ¿Por qué los alemanes? ¿Por qué los judíos?- Las causas del Holocausto, Crítica,
Barcelona, 2012, páginas 274-275.
134 En las elecciones de julio de 1932 los nazis recibieron casi 14 millones de votos (el 37,3%), lo que
les garantizó 230 escaños en el Reichstag, conformado por 577 escaños. En marzo de 1933 recibieron más
de 17 millones de votos (el 44%) otorgándoles 288 escaños. Aliados con el pequeño Partido Nacional
del Pueblo Alemán que tenía 52 excaños, lograron la mayoría para apoderarse del país.
135 Nos extenderemos sobre la relación de Alemania para con los judíos en el capítulo cuarto de
esta sección, y sobre la responsabilidad alemana de la Primera Guerra Mundial cuando hablemos del
“Sonderweg” en el segundo capítulo de la segunda parte.
136 Nos basamos principalmente en el capítulo 2 de La guerra contra los judíos (Anti-Semitism in
Modern Germany) y en el capítulo 2 de Los verdugos voluntarios de Hitler, páginas 78 y sigs.
53
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
cristianismo vino a invalidar la verdad previa, por lo que los judíos debían, tarde
o temprano, desaparecer de la faz de la Tierra. El segundo: que el pueblo que
rechazó el rol mesiánico de Jesús tenía que estar religiosamente descarriado. Y
esta afirmación, en muchas épocas, significaba extrapolar el descarrío religioso
al plano moral, ya que se consideraba que un desvío del credo establecido era
una grave transgresión.
La resultante hostilidad contra los judíos, que fue paulatinamente creciendo,
encontró una justificación en el mito del deicidio. Y cuando el cristianismo
se oficializó en el imperio romano, también los prejuicios de los Padres de la
Iglesia fueron parte de la ideología dominante.
La antigua mitología judeofóbica se estandarizó en la Edad Media. El odio se
ahondó de tal modo que todas las calamidades sufridas por la sociedad podían
ser atribuidas, y de hecho frecuentemente lo eran, a las fechorías de los judíos.
Éstos representaban lo maligno, de modo que la reacción inmediata ante un mal
natural o social consistía en examinar la posibilidad de que tuviera orígenes
judíos. En la Edad Media los ataques y las expulsiones de los judíos eran tan
habituales, que hacia mediados del siglo XVI la cristiandad había vaciado de
judíos a la mayor parte de Europa Occidental.
Por todo ello, no es difícil trazar la línea que une a Martín Lutero con Adolf
Hitler: ambos obsesionados por un universo demoníaco habitado por judíos.
Para entender cómo pudo explotar de un modo tan enorme, debemos también
explicar la judeofobia alemana moderna. Y para ello hace falta remitirnos
primero al Siglo de las Luces en general y después a Napoleón en particular.
54 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
Judeofobia y modernización
L
os alemanes veían la Ilustración, habitualmente, como una invasión
franco-inglesa en su estilo de vida tradicional, y contra dicha “invasión”
se rebelaron en el último cuarto del siglo XVIII. La lealtad alemana se
ponía del lado del pasado y no con los desafíos de la modernidad.
Además, el progreso se asociaba no sólo con franceses e ingleses sino también
con los judíos, percibidos como un elemento externo y extraño que empujaba
a Alemania en una dirección indeseada y perjudicial. Esa visión estaba tan
difundida que la mismísima idea de que el israelita era un ser humano, a veces
resultaba demasiado radical para los alemanes. Citaban argumentos medievales
sobre la naturaleza diabólica de los judíos, y consideraban que la Emancipación
de los judíos era un despropósito porque no había manera de que mejorasen.
El ethos de Alemania se forjó durante un cuarto de siglo a partir de la Revolución
Francesa, y los sectores más influyentes veían en los ideales revolucionarios una
oleada contra la patria. El problema se agravó cuando aquellos odiados ideales
derrotaron a Alemania en Jena en 1806, y Napoleón procedió a reorganizar
Alemania sobre las ruinas del Sacro Imperio Romano Germánico.
El país carecía de poder militar, de vitalidad económica y de definición política,
y comenzó a procurarse una identidad compartida de todos los Estados
alemanes, una que restaurara la autoestima socavada por la derrota ante
Francia. Como había sido el caso del cristianismo medieval, ahora Alemania
buscó su propia identidad por medio de encontrar su némesis: todo lo que no
fuera “genuinamente alemán”, y aquí el judío venía a llenar el reclamado rol
de “enemigo unificador”.
El debate acerca de qué constituía exactamente la identidad de los israelitas
ocupó una buena parte de la preocupación de los alemanes durante casi todo el
siglo XIX. Los judíos dejaban de ser una religión y pasaban a ser una nación.
55
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Nótese que esa preocupación abarcaba incluso a aquéllos que no sentían una
activa antipatía por la judería. También los partidarios de la Emancipación
consideraban que había cierta incompatibilidad entre los caracteres judío y
alemán. Más allá de cuáles eran esas diferencias, la difundida opinión era que
los judíos conformaban un cuerpo extraño y pernicioso. La sostenían aún los
amigos de los judíos137 aunque éstos disintieran en que aún creían que los judíos
sí podían reformarse.
La campaña contra la Emancipación y los derechos de los judíos fue percibida
como una forma de forjar la identidad alemana. Antes del último cuarto del siglo
XIX, la judeofobia era una norma cultural que se expresaba rutinariamente. Le
faltaba convertirse en una fuerza política organizada.
La lucha antiemancipatoria comenzó en 1812, cuando se concedió138 a los judíos
la ciudadanía y los derechos políticos. Al año siguiente fueron mayormente
despojados de esos derechos. En términos generales, el odio de los alemanes
se incrementaba porque en la medida en que los franceses iban ocupando
tierras alemanas, los judíos eran beneficiados por la igualdad de derechos. Y
la naciente identidad alemana se autodefinía como la contrapartida de Francia:
“la patria alemana se ubica en donde todo francés es llamado enemigo”139. Las
ideas de “libertad, igualdad y fraternidad” eran percibidas como francesas,
antialemanas y judías.
Se sucedieron cuatro ciclos, cada uno de ellos consistente en una iniciativa
liberalizadora seguida de una reacción judeofóbica140, a saber: 1815, 1848, 1872
y 1918. En cada uno de esos años se produjo un evento crucial que trajo detrás
de sí una erupción judeofóbica: el Congreso de Viena, la fugaz Revolución, la
unificación de Alemania, y el fin de la Primera Guerra Mundial.
Alemania estaba fragmentada en muchos principados, y como nación había sido
derrotada. Para compensarlo iba ascendiendo un novedoso nacionalismo que
trascendía las fronteras del país. Su padre filosófico, Johann Fichte, explicaba
que la lengua alemana era la original de toda Europa (Ursprache), y los alemanes
eran la nación original (Urvolk). Según Fichte, a los franceses había que odiarlos.
En cuanto a los judíos…
137 Cabe recordar que ante la publicación por parte de François Hell de las Observaciones de un
alsaciano sobre la presente situación de los judíos de Alsacia (en donde los describe como criminales
e incita a su destrucción), Moisés Mendelssohn pidió una respuesta de Christian Wilhelm Dohm. Éste
publicó en 1781 el Mejoramiento civil de los judíos, que no satisfizo a Mendelssohn y lo estimuló a
escribir su obra magna, Jerusalem. Ver el capítulo sobre Moisés Mendelssohn en Grandes pensadores,
Universidad ORT Uruguay, Montevideo, 2005.
138 El Ministro Karl von Hardenberg convenció al rey Federico Guillermo III de otorgar esos derechos.
139 Así lo definió en 1812 el poeta Ernst Arndt (1769-1860).
140 Así lo explica Lucy Dawidowicz en La guerra conta los judíos (en inglés), Holt, Rinehart and
Winston, Nueva York, 1975, páginas 29 y siguientes.
56 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
El concepto que emergía era “Volk”, que no significaba sólo “pueblo” sino la
unión de un pueblo con su esencia trascendente141. Un siglo después, Hitler
incorporaría esta noción a su “ideología”. El judío, que había sido un extraño en
el Estado cristiano, continuaba siendo un extraño en el Estado del pueblo alemán,
del Volk, que podía tolerarlos como súbditos pero no como ciudadanos142.
Además, el concepto del Volk era una manera de resistir la idea de la igualdad,
ligada a Francia y a la revolución: nunca había igualdad entre los pueblos. La
autoestima alemana era rescatada y se forjaba así una especie de complejo
de superioridad. Sólo necesitaban de un ubicuo antagonista, y el judío podía
cubrir ese rol como ninguno. El alemán pasaba a ser el noble y puro trabajador,
mientras el judío sería el urbano especulador.
En casi toda Alemania143, a partir de 1813 se revirtió la Emancipación y se
quitó a los israelitas los derechos que habían adquirido. El teutonismo militante
comenzó a atacarlos, y explotó en Würzburg con desmanes conocidos como
Hep-Hep, que agitaban como lema “¡Muerte a los judíos!”
Hacia esa época la imagen del judío había sufrido una transformación lingüística
y cognitiva. Dicha metamorfosis tiene un paralelo con una similar que se había
producido un milenio y medio antes. En efecto: a fin del siglo III se veía al
judío como un infiel y un competidor, y al concluir el IV se lo creía el satánico
y maldito deicida.
Quince siglos después, puede verse un cambio paralelo si se comparan dos
obras judeofóbicas importantes: El judaísmo desenmascarado (1700)144 y Sobre
el peligro judío (1816)145. El primero los tildaba de herejes; el segundo los
llamaba “sabandijas” (Gewürm), proponía distinguirlos con un signo en su ropa
y alentaba su ulterior expulsión. El contraste en el vocabulario era ostensible:
habían pasado de ser un grupo religioso desviado, a ser incurablemente
antisociales.
57
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La locura demonizadora
146 Los debates parlamentarios acerca de la Emancipación judía que tuvieron lugar en el Estado de
Renania.
147 Ludwig Börne, quien pese a haber sido bautizado seguía considerándose judío, y otros así le
consideraban.
148 Citado por Goldhagen, op. cit., en página 94.
149 Goldhagen, op. cit., pág. 96.
58 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
Las fuentes de aquella judeofobia eran tres: la cristiana, que condenaba a los
judíos por extraños al ser nacional; la atea, que los censuraba por haber creado
el cristianismo; y la socialista, que los veía como encarnación del capitalismo.
Todas ellas combinadas terminaron por desarrollar en la segunda mitad del siglo
XIX la referida judeofobia “volkista” (del Volk), que necesitaba de un concepto
para poder justificar la descalificación del judío. Encontró ese concepto clave en
la brumosa noción de raza. Así se explicaba el odio, que podía ahora jactarse
de que no se dejaría influir por eventuales conversiones de los judíos.
La idea de raza se ponía en boga en una época en que el académico Christian
Lassen exponía que, entre los caucasianos, sólo los semitas y los arios habían
levantado civilizaciones, y ellas dos se contraponían. Los primeros eran egoístas
y excluyentes; los segundos, armoniosos y nobles. El encuentro entre los dos
grupos había llevado a la degeneración social que padecía Alemania, que era
de índole racial.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se difundió ampliamente la creencia
en que los judíos constituían una raza separada, oriental, y dicha posición
empezó a traducirse al mundo de la política. Por todo ello, la unificación de
Alemania, que empujaba el país hacia la modernidad, promovió la judeofobia.
150 1.700 comunidades de Baviera enviaron protestas por la posibilidad de la igualdad judía, en las que
se incluían las firmas de entre el 10 y el 20 % de los ciudadanos varones adultos de toda la población
bávara (Goldhagen, op. cit., páginas 92-93).
151 Dos de ellas, con poblaciones judías considerables.
59
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Los líderes de los partidos liberales eran judíos152 y el estereotipo del israelita
como poderoso y como financiero internacional se instalaba rígidamente. La
judeofobia devenía en la norma a punto de pasar inadvertida.
En 1871 se constituyó el imperio alemán, y aplicó el principio de igualdad
jurídica. Es decir que la Emancipación se imponía desde arriba. En Francia y
en Inglaterra había sido diferente. En la primera, la Emancipación de los judíos
fue el efecto de la sublevación popular; en la segunda, fue el resultado de una
evolución gradual. En Alemania, sui generis, tanto la democracia como la
igualdad para los judíos fueron decisiones tomadas desde arriba con el objeto
de modernizar al país. Pero el pueblo las rechazaba, las veía como modas
extranjeras que venían a contaminar las fuentes sagradas del espíritu alemán.
El primer ataque metódico fue obra del inventor de la palabra “antisemitismo”
(Wilhelm Marr), quien en 1873 publicó La victoria de la judería sobre el
germanismo. El ensayo, que produjo doce ediciones en seis años, argüía que
el Estado alemán había degenerado en judío. Marr constituyó la Liga de los
Antisemitas.
El Gobierno de Bismarck entendió cínicamente que para completar la unificación
del país, un medio eficaz podía ser la exacerbación de la judeofobia. El
prestigioso académico Heinrich von Treitschke dotó al odio de respetabilidad.
Durante las dos últimas décadas del siglo XIX, la demoledora difusión que tuvo
la judeofobia sorprendió a los judíos.
Bismarck difundía la noción de que “la sangre y el acero” resolverían los grandes
problemas, y no “las resoluciones y mayorías que eran el error de 1848”. Un
político notó que podía organizar el uso de la creciente judeofobia para impulsar
un movimiento de masas, y así Adolf Stoecker lanzó el Partido de Trabajadores
Cristiano-Socialistas (1878) en Berlín153.
En 1882 se reunió en Dresde el Primer Congreso Antijudío, y a principios de
esa década se propuso expresamente la judeofobia racial. Para su iniciador,
Eugen Dühring, “habrá un problema judío aún si cada judío le da la espalda a
su religión y se une a una de nuestras principales iglesias”.
Se autodenominaba “racial” a pesar de que aquellos “racistas” nunca pudieron
proveer una definición del judío: ni el color de piel u ojos, ni el tamaño de cráneo
o nariz, ni nada. No había raza real, pero se hablaba de “racismo”.
Nunca llegaron más allá de definir al judío como alguien con algún abuelo que
profesara la religión judía. Así y todo, sin definición ni coherencia, algunos
fanáticos construyeron elaborados sistemas escatológicos en los que la lucha
entre la raza aria y la semita era la contrapartida de la lucha final contra fuerzas
diabólicas.
60 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
61
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
62 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
Un océano de odio
L
os hebreos pasaron a ser símbolo de lo que estaba mal en el mundo; peor
que símbolos, eran agentes vivos y activos, y por ello inspiraban miedo
y amenazaban el orden natural y sagrado del mundo. Iba generándose
una nueva conceptualización del “problema judío” que, a su vez, implicaba
diversas clases de “soluciones”. La condición de “venenosos” de los judíos,
repetida hasta la náusea, se fue transformando en verdad indiscutible aun para
aquellos que habían sido sus aliados.
Obviamente, el bautismo ya nada podía solucionar, y este rito empezaba a ser
visto como una maniobra judía engañosa. A fines del siglo XIX todos sentían el
“apremiante peligro judío”. Lo que no quedaba claro era cómo debían hacerle
frente.
En la práctica, cualquiera de las soluciones que se ofrecían respondía a algún
tipo “eliminador”, y las diversas opiniones que se vertían tenían que ver con
qué tipo de eliminación sería la más eficaz. Los alemanes percibían que el
“grave problema” judío debía resolverse para salvaguardar la patria, y todos
iban tomando una postura frente a él.
De las veintiocho “soluciones propuestas al problema judío”, la gran mayoría
sostenían que los judíos nunca cambiarían, y las dos terceras partes proponían
su exterminio físico155. Lo que no había surgido aún era un líder que pudiera
concretar el designio. El caldo de cultivo estaba listo para el estallido del odio,
pero la Primera Guerra Mundial lo mantuvo a fuego lento, hasta que concluyó
con un escenario preparado para lo peor.
155 Las cifras emergen de la investigación de Klemens Felden sobre 51 escritores y publicaciones
judeofóbicas de Alemania entre 1861 y 1895. En efecto, de las 28 que proponían “soluciones”, para 19
había que exterminar físicamente a los judíos.
63
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
156 Decreto del Presidente del Reich para la Protección del pueblo y del Estado, emitido por el entonces
Presidente Hindenburg, por presión de Hitler, en respuesta al incendio del Reichstag la noche anterior,
el 27 de enero de 1933. El Decreto de seis artículos suspendía las libertades individuales “hasta nuevo
aviso” y permitía arrestar a opositores y prohibir publicaciones.
157 La Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado, de sólo cinco artículos.
158 Hitler era habilitado para emitir leyes inconsultamente. Hindenburg pudo invocar el artículo 48 de
la Constitución de Weimar que permitía al Presidente tomar toda medida necesaria para salvaguardar
la seguridad pública. El decreto fue promulgado y publicado ese mismo día.
159 El cónsul era George Messermith y la sucesión de hechos está Mientras seis millones morían (en
inglés), Arthur D. Morse, Ace Publishing, Nueva York, 1967, página 90.
64 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
65
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
En Polonia, cualquier soldado que demostrara algún interés activo por “la
cuestión judía”, podía lanzarse contra ellos bajo absoluta impunidad166. Los
“interesados en el tema” abundaban; el odio es una importante fuerza motivadora.
Las diversiones más difundidas eran cortar las patillas de los hebreos, y pasearse
en una carreta empujada por las víctimas. Muchos soldados enviaban a sus
familias fotografías de sus hazañas.
Otro entretenimiento clásico era irrumpir en un departamento o casa de judíos
y obligarlos, sin distinción de edades o sexo, a bailar sin ropas al son de un
fonógrafo. La secuela optativa era la violación, aun cuando implicaba los riesgos
de un castigo por “crimen contra la raza”.
Atrapaban en la calle a judías para hacerles limpiar sus acantonamientos y
cuarteles con las ropas interiores de ellas mismas. Las adolescentes judías,
detenidas al azar en la vía pública, debían lavar los pies de sus cancerberos y
después beber el agua sucia.
Los conquistadores de Polonia se divertían arrancando las barbas de judíos
ancianos, u obligándolos a hacer gimnasia y aporreándolos. Después de las
primeras semanas de pillaje y terror, la administración civil alemana trasladó
su guerra contra la población judía al terreno legal, con proclamas, decretos y
anuncios167.
Mientras todo ello ocurría, las explosiones de barbarie eran festejadas por los
diarios y glorificadas por el cine: “Los judíos polacos son obligados a trabajar”,
“los judíos de Varsovia rinden cuentas” y otros titulares similares. Y en las
iglesias de Polonia se escuchaba la liturgia sobre la “perfidia judaica” y los
creyentes maldecían a los enemigos del Señor.
La judeofobia desnuda
166 El detalle de la brutalidad que sigue en la página, está tomado de Breviario del odio, páginas 61-62,
que cita testimonios diversos de una serie de artículos de Michel Mazor: La ciudad engullida, en los
números 34-36 de Mundo judío, París, agosto-octubre de 1950.
167 Gerhard Schoenberner: La estrella amarilla-La persecución de los judíos en Europa 1933-1945
(en inglés), Bantam Books, Nueva York, 1973, páginas 39- 40.
66 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
168 La expresión es de la elegía del poeta judeopolaco Antoni Slonimski (m. 1976).
169 De Abraham Joshua Heschel, importante teólogo del siglo XX cuyo libro nació como una
conferencia en ídish en el YIVO de Nueva York en 1945, y fue publicado al año siguiente como Der
Mizrakh–Eyropeisher Yid - El judío de Europa Oriental.
170 Santander, op. cit., página 128.
171 Con esta centralidad comienza Schoenberner, op. cit.
67
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
172 El colaboracionismo: el pacto de Hollywood con Hitler (en inglés) de Ben Urwand, Universidad
de Harvard.
173 El otro libro es Hollywood y Hitler, 1933-1939 (en inglés) de Thomas Doherty, de la Universidad
Brandeis. Sostiene que el término colaboracionista sería un exceso. Sí habría habido cancelaciones de
películas antinazis, pero no financiación de armamentos alemanes. Además, teniendo en cuenta que la
época en cuestión es la primera mitad de los años 1930’s, era limitada la información sobre las intenciones
belicistas alemanas, mucho menos sobre sus intenciones genocidas
68 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
174 La MPPDA: Motion Pictures Producers and Distributors of America, que despué de la guerra se
llamó la Motion Pictures Association of America.
175 Tomó su nombre del político republicano William Hays (1879-1954), quien impulsó una autocensura
política en lugar de leyes censoras.
69
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
70 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
E
n Alemania el calvario continuaba. Las víctimas eran acusadas de
crímenes extravagantes con los que se justificaban acciones extremas a los
ojos de la población y, sobre todo, permitían preparar psicológicamente
el terreno para medidas aún peores. Antes de que concluyera el fatídico 1933,
los judíos alemanes eran hombres desesperados, mujeres sollozantes y niños
aterrorizados.
A mediados de 1935 se generó una nueva escalada: el partido nazi instruyó
el despliegue de carteles a lo largo de Alemania, en los que se advertía a los
judíos que no debían entrar a restoranes, baños públicos, y a veces a ciudades
enteras. De este modo, se creaba la impresión de que lo que estaba ocurriendo
era pedido por el pueblo alemán. Era el pueblo el que obligaba a los legisladores
a tomar riendas en el asunto.
El 15 de septiembre el Reichstag promulgó las Leyes de Núremberg176. Para
sus autores177 “tratan de la separación de la sangre judía y alemana desde un
punto de vista biológico… la ley tiene como principal objeto la prevención
de más mezcla de sangre con judíos”. En rigor, la ley prohíbe tres hechos: los
casamientos o las relaciones extramaritales con judíos; el empleo en casas
de judíos de mujeres “de sangre alemana menores de 45 años”, y el uso de la
bandera de Reich por parte de judíos.
El siguiente momento crucial fue la Noche de los Cristales (Kristallnacht, el
10 de noviembre de 1938) que instaló el horror: ultrajes, asesinatos, saqueos
176 Las leyes de Núremberg en El Holocausto en documentos, editado por Yitzhak Arad, Yisrael Gutman
y Abraham Margaliot, Yad Vashem, Jerusalem, 1996, páginas. 83-88.
177 Wilhelm Stuckart y Hans Globke fueron los autores de la Ley de la Protección de la Sangre. Ver
La estrella amarilla, página 17.
71
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
y violaciones. Los judíos corrían presas del pánico mientras hordas de nazis
los perseguían. Más de cien judíos fueron asesinados, treinta y cinco mil
arrestados (y posteriormente enviados a los campos de exterminio); siete mil
quinientos negocios saqueados y seiscientas sinagogas incendiadas, mientras
los altoparlantes anunciaban: “se requiere de todo judío que decida colgarse,
que tenga la amabilidad de colocar en su boca un papel con su nombre, para
que sea identificado”. El Holocausto había comenzado.
La bola de nieve ya no se detenía, y el paso siguiente fue generar un alboroto
en torno de la necesidad de “arianizar” la propiedad judía (confiscarla) y de
imponer un impuesto de “fugitivos del Reich” a todos los emigrantes, mientras
comenzaba a acechar la amenaza de destrucción total.
Hitler explicitó su amenaza el 30 de enero de 1939 en el Reichstag, cuando
vaticinó que en caso de una guerra todos los judíos de Europa serían
exterminados. Y téngase en cuenta lo principal: Hitler sabía que estallaría una
guerra, porque la tenía bien preparada. Por ello, se deduce de su vaticinio que
la segunda parte de dicha afirmación se concretaría efectivamente.
Los preparativos de Hitler para la guerra se desprenden del Memorando
Hossbach, como se denominan los detallados protocolos178 de su reunión del 5
de noviembre de 1937179 con los líderes del ejército del Reich y los de la política
exterior180. Durante la reunión, el Führer delineó su estrategia de expansión en
Europa, la cual a partir de ese momento mostró su rostro feroz181.
Hitler sostuvo que para rescatar la economía bélica alemana era necesaria una
guerra de saqueo hacia el Este, que les permitiera conseguir “espacio vital”. En
efecto, la hacienda nazi se basó en una simple economía esclavista que expoliaba
el continente para satisfacer las demandas alemanas. La confiscación fue otro
medio de estabilizar la economía: “Con la puesta a la venta en toda Europa
del mobiliario y los enseres confiscados a los hombres de negocio judíos … se
observó un descenso de los precios o al menos su estabilización temporaria.
Los alemanes se valieron de ese simple mecanismo básico de la economía de
mercado, proclamando en su propaganda que con los guetos y la deportación
se había atajado ‘el mercado y el contrabando judío’. Los efectos del genocidio
sobre la economía de mercado provenían en primer lugar del expolio total de
178 Los protocolos de la reunión fueron registrados por el edecán del Führer, el Coronel Friedrich
Hossbach, quien redactó el detalle del memorando que porta su nombre.
179 La reunión fue convocada por Hitler en respuesta a una queja del Almirante Raeder de que la
Armada no recibía suficiente acero para proseguir con su plan de construcciones. Hitler aprovechó la
ocasión para exponer sus planes.
180 Además de Hitler y Hossbach, participaron los Ministros de RREE (Konstantin von Neurath) y
de Guerra (Werner von Blomberg), y los Comandantes del Ejército (Werner von Fritsch), de la Marina
(Erich Raeder), y de la Fuerza Aérea (Hermann Göring).
181 Uno de los grandes cambios fue la actitud de Hitler hacia Inglaterra, que ya se perfilaba a sus ojos
como una opositora a la Alemania fuerte.
72 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
las víctimas, que aumentó la oferta de los bienes de consumo… Ese repentino
aumento de la oferta estabilizó los precios… y el desplazamiento de una parte
a veces muy notable de la población de las ciudades disminuyó el número de
compradores, de forma que junto al aumento de la oferta se produjo una caída
de la demanda”182.
La mentada reunión con líderes del ejército y de Relaciones Exteriores fue tan
importante a los ojos de Hitler, que afirmó que si él moría debía considerársela
su testamento político. Anunció a su vez que, como antes de la Primera Guerra,
se disponía a impedir de inmediato que Gran Bretaña y Francia se adelantaran
en la carrera armamentista.
El Memorando Hossbach es una demostración de que la intención belicista y
genocida estaba presente desde el comienzo183, aun cuando algunos184 minimicen
su importancia y lo presenten como una mera respuesta de Hitler ante la creciente
crisis de la economía alemana. Si así fueran las cosas, resultaría llamativo que
en la reunión no participara ni una sola autoridad económica del Reich.
182 Göetz Aly: La utopía nazi –Cómo Hitler compró a los alemanes, Crítica, Barcelona, 2006, página
315.
183 Así lo establecen historiadores como Andreas Hillgruber, Richard Overy y Gerhard Weinberg.
184 A. J. P. Taylor descalifica el memorando considerándolo un simple intento de Hitler de concitar
apoyo de los militares. Otros funcionalistas que lo minimizan son Timothy Mason, Hans Mommsen
y Ian Kershaw.
185 Santander, op. cit., páginas 154-155.
186 Así lo escuchó el autor de este ensayo en clase del historiador George Mosse en Jerusalem, 1984.
73
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
74 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
75
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
194 En 1915 Hermann Cohen viajó a los EEUU para convencer a este país de entrar en la guerra a
favor de Alemania. Ver Hermann Cohen en nuestro Grandes pensadores, Universidad ORT Uruguay,
Montevideo, 2005.
195 Bruno Bauer en su vejez se mudó a la extrema derecha y comenzó a acusar a los judíos de provocar
las revoluciones de cada país.
196 En su libro Contra los judíos de 1803.
76 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 4
77
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
78 Gustavo D. Perednik
PARTE TRES
Sadismología
79
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
80 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
Vocabulario y degradación
E
n octubre de 2010 se inauguraron en Berlín exhibiciones en el Museo
Histórico Alemán, que muestran claramente que Hitler era popular; que su
pueblo le permitió llevar adelante sus objetivos militares y el exterminio
de judíos. Pueden verse en los documentales de la época las masas que vitorean
al Führer; a estudiantes que lo celebran; a viejos y jóvenes que lo adoran.
El método nazi es atractivo para quienes prefieran no pensar demasiado: hay
un enemigo, y a él pueden atribuirse todos los males. Nada más tentador que
encuadrar visiblemente en un punto la supuesta fuente de todos los fracasos
propios, sobre todo cuando quien lo hace es un temperamento obtuso, rígido
y maniqueo.
Los israelitas fueron presentados primero como sub-humanos. Y ello fue así
sólo en el primer estadio, en la etapa de las políticas de “arianización” y de
ataques contra los judíos, quienes empero conservaban el derecho de vivir bajo
las condiciones que ese estatus les confería.
La peor noción, con todo, aún no se había explicitado: ya no se trataba de
definirlos sub-humanos sino como anti-humanos, cuyo exterminio era percibido
como una necesidad cada vez más urgente. Comenzó a plasmarse en la realidad,
con el asesinato de los judíos de Alemania y los países conquistados, y luego
se intensificó hasta el paroxismo en una búsqueda desenfrenada de judíos por
doquier para ser exterminados, salvo en los casos excepcionales en los que se
decidió temporariamente usarlos como fuerza de trabajo.
Los comienzos de la deshumanización del judío ya se ven en los primeros
escritos nazis. Hacia 1919 el capitán Ulrich Mayr solicitó al soldado Hitler,
quien había agitado a otros soldados con discursos judeofóbicos, que escribiera
81
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
199 En 2013 se reveló el primer borrador de dicha carta, conocida como carta Gemlich. Adolf Gemlich
era el propagandista del ejército y deseaba popularizar la idea de que había responsables por la derrota de
Alemania en la Primera Guerra Mundial. La carta fue certificada como auténtica en 1988 por el experto
en caligrafía Charles Hamilton, el mismo que demostró que los llamados “Diarios de Hitler” eran falsos.
200 Acuñado por el historiador y académico Heirich von Treitschke en 1879.
201 Así lo sostiene Lucy Dawidowicz, op. cit.
82 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
sangre judía salpica del puñal, todo va doblemente mejor”202, y como en su lema
“¡Alemania despierta – Judería púdrete!”203.
Para captar la cuestión de la elección del vocabulario más apropiado, es
ilustrativo el Discurso de Poznan (Posen, Polonia), que constituye uno de los
documentos más escalofriantes de la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de una alocución de tres horas pronunciada por Himmler el 4 de octubre
de 1943, en reunión secreta ante los oficiales de la SS204. En un momento de su
arenga Himmler se refirió expresamente al exterminio de los judíos205. Terminaba
de hablar de fábricas de armamento, y pasó a recordar a sus oficiales que la
misma lealtad que mostraron en otras brutalidades206 debía acompañarlos en el
exterminio de los judíos: “Se trata de una página gloriosa de nuestra historia,
que nunca ha sido escrita y que no lo será jamás”.
El discurso de Poznan
Himmler comenzó así: “Quiero mencionar ante ustedes un tema muy difícil,
de modo completamente abierto… Estoy hablando de la evacuación judía – el
exterminio (Ausrottung) del pueblo judío”. En el momento de emitir la voz
“exterminio”, Himmler vaciló antes de elegirla: “Aus...schaltung der Juden,
Ausrottung, machen wir” (“eliminación de los judíos, exterminio, es lo que
hacemos”).
Su titubeo en la palabra “Ausschaltung” (“eliminación”) es un modo de
cerciorarse de que, por tratarse de una reunión de carácter privado, no había
inconveniente en usar también la segunda palabra.
Igual vacilación, pero en orden inverso, había tenido Joseph Goebbels unos
meses antes. En un discurso público207 empezó por decir: “Ausrottung des
Judentums” (“exterminio de la judería”) y rápidamente cambió a “Ausschaltung”
(“eliminación”), que podía prestarse a una interpretación menos sangrienta.
202 “Wenn Judenblut vom Messer spritz dann geht’s nochmal so gut”.
203 “Deutschland erwache – Juda (Jude) werecke”.
204 El discurso fue grabado con fonógrafo y es uno de los 500 discos que se conservaron. Se encuentra
hoy en día en los Archivos Nacionales de College Park de Maryland.
205 Según Yehuda Bauer, Himmler preveía un mundo sin judíos y pensó que las futuras generaciones
de alemanes no comprenderían por qué había sido necesaria la matanza masiva total, ya que no habrían
tenido experiencia sobre quiénes y qué habían sido los judíos. Ver Bauer, op.cit., página 34.
206 Se refiere concretamente a la Noche de los Cuchillos Largos, del 30 de junio al 2 de julio de 1934,
durante la cual la SS asesinó a unos cien miembros de la competidora SA, los camisas pardas paramilitares,
incluido su líder Ernst Röhm que procuraba independizar la SA de la SS.
207 El 18 de febrero de 1942 Goebbels pronunicó en el Palacio de Deportes de Berlin un discurso
conocido como “De la guerra total”.
83
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Cuando hablaban del exterminio de los judíos, los líderes nazis usaban un
vocabulario eufemístico que permitiera ir haciendo la idea cada vez más
aceptable.
A continuación sigue una transcripción de lo fundamental del mentado discurso
de Himmler en Poznan:
Es una de esas cosas que se dice fácilmente: “El pueblo judío está
siendo exterminado”. Cada miembro del partido les dirá, “está
perfectamente claro, es parte de nuestros planes, estamos eliminando
a los judíos, exterminándolos… ¡vaya menudo detalle!” Y entonces
vienen todos, los ochenta millones de alemanes erguidos, y cada uno de
ellos tiene su ‘judío decente’. Dicen: todos los otros son unos puercos,
pero éste “es un judío de buena calidad”. Ninguno de los que hablan
así han visto los cadáveres, ninguno estaba presente.
La mayoría de vosotros sabéis lo que significa cuando hay tendidos
cien cadáveres, o quinientos, o mil. Haber pasado por eso y –salvo las
excepciones producidas por la debilidad humana- haber seguido siendo
decentes, es lo que nos ha endurecido. Ésa es una página de gloria en
nuestra historia que nunca se ha escrito y que nunca se escribirá…
Porque sabemos qué difícil serían hoy las cosas, si en cada ciudad
durante los bombardeos, el peso de la guerra y las privaciones, si
aún tuviéramos judíos como saboteadores secretos, agitadores e
instigadores. Probablemente estaríamos en el mismo estadio de 1916-
1917 si los judíos aún residieran en el cuerpo del pueblo alemán.
Hay un principio que debe constituir una regla absoluta para los SS:
debemos ser honrados, correctos, leales y buenos camaradas ante las
gentes de nuestra misma sangre, pero con nadie más.
Qué pasa con los rusos, con los checos, me es completamente
indiferente. La sangre de buena calidad, de la misma naturaleza que
la nuestra, si los demás pueblos pueden ofrecerla, la tomaremos y, si
es necesario, cogeremos sus hijos y los educaremos entre nosotros.
Si las otras razas viven confortablemente o se mueren de hambre sólo
me interesa en la medida en que podemos necesitarlos como esclavos
de nuestra cultura. Aparte de eso, me son indiferentes. Que diez mil
mujeres rusas mueran de agotamiento cavando una fosa antitanque
sólo me interesa siempre y cuando la fosa sea terminada para Alemania.
No debemos ser duros y despiadados si no es necesario, está claro.
Nosotros los alemanes, que somos los únicos en el mundo que tenemos
una actitud decente con los animales, debemos también adoptar una
actitud decente con estos animales humanos, pero sería un crimen
84 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 1
La idea del “bacilo” era usada por Hitler, quien en abril de 1943 explicó al
dictador húngaro Miklós Horthy que “los judíos deben ser tratados como bacilos
tuberculosos que pueden contaminar un cuerpo sano”. Si a pesar de datos como
éste, creyéramos que los alemanes no eran conscientes de la dimensión de la
violencia que el Reich estaba perpetrando, aun así resultaría difícil entender por
qué participaron activamente en la persecución. Para comprenderlo es necesario
recurrir una vez más a Los verdugos voluntarios de Hitler (1996), que desde el
titulo define a la mayoría de los alemanes. Habían sido educados en la judeofobia
eliminadora desarrollada durante los siglos precedentes, que era parte esencial
de la identidad alemana. Esta mentalidad había sido gestada a partir de la base
religiosa medieval y fue ulteriormente secularizada.
Algunos historiadores tardaron en aceptar que existiera una virulencia endémica
en el odio alemán. Por ejemplo, Ian Kershaw, el clásico biógrafo de Hitler,
descreía de ese odio. Sin embargo, cuando en 1972 Kershaw visitó a Baviera
en su rol de medievalista de Manchester, cambió de parecer porque le tocó
escuchar de personas educadas que “los ingleses habían sido tontos al no unirse
a Alemania”, que “hubiéramos vencido al bolchevismo y dominado la Tierra”,
y que “el judío es un piojo”.
85
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
208 Así lo muestran algunos historiadores como el israelí Dov Kulka y el canadiense Michael Kater.
209 Goldhagen, op. cit., páginas 308-309.
210 Basada en 2 Corintios 3:13. La Iglesia venía desembarazándose de la oración judeofóbica. En 1955
ordenó que la expresión fuera reemplazada por “descreídos”, y en 1960 que fuera removida del todo.
Benedicto XVI ha impulsado el retorno a la fórmula tradicional.
86 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
La constricción moral
P
ara revisar la actitud alemana hacia los judíos vale detenerse en la llamada
constricción moral que, una vez que los nazis mostraron su poder, parece
haberse perdido enteramente. Un buen parámetro para justipreciar la
crueldad alemana es detenerse en su saña contra los niños. En efecto, de todas las
pérdidas que los judíos soportaron durante el Holocausto -posesiones, dignidad,
esperanza y vida- la más devastadora fue la de la niñez.
La decencia de una persona es proporcional a la rapidez con la que está dispuesta
a criticar sus propias acciones y ponerles frenos morales. Este tema de la
constricción moral es central en la obra de un discípulo israelí de Karl Popper211.
La aspiración de Hitler fue reveladora en su eficacia: “Mi deber es agotar todos
los medios para entrenar al pueblo alemán en la crueldad, y prepararlo para la
guerra… Una juventud violentamente activa, dominadora, intrépida y brutal –eso
es lo que busco. La juventud debe ser así. Debe ser indiferente al dolor. Debe
carecer de debilidades y ternuras”212. Se refería a las Juventudes Hitlerianas,
a las que alentaba a los niños alemanes a adherirse. La ironía es que los que
fueron obligados a ser indiferentes al dolor no fueron los niños alemanes sino
los niños judíos. Ellos padecieron el dolor de la segregación, la persecución
y el abuso, ante la cruel indiferencia de los demás. En el sufrimiento infligido
deliberada y sádicamente a niños, puede verse la ruptura de todos los diques
de la constricción moral.
A los niños alemanes se les enseñaba a odiar a una edad a la que el odio puede
87
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
ser incorporado al juego, a fin de probar hasta dónde puede hacerse sufrir a
otro niño, hasta dónde se puede golpear y humillar sin que los adultos obren
de freno. En los recreos los niños se ponían en fila ante la cantina donde se
repartía una taza de leche y un pedazo de pan. Cuando llegaba el turno de una
alumna judía, el profesor gritaba “¡Sigue, judía! ¡El próximo”. No se eximía
a los niños judíos de pararse en la fila de la leche, sino que se los obligaba a
aguardar su turno para ser públicamente rechazados. Así los niños no-judíos
aprendían cómo conducirse frente a un niño judío”213.
Los adultos no sólo no detenían la crueldad, sino que la estimulaban y premiaban.
Se burlaban de los niños judíos, los acosaban, los golpeaban. Los textos escolares
incluían ejercicios de matemáticas como: “Un avión que bombardea Varsovia,
centro del judaísmo internacional. Si pesaba ocho toneladas y llevaba mil kilos
de gasolina, ¿cuánto pesa vacío?”214.
El calvario de los niños judíos pasó a la etapa final una vez que les fue prohibido
asistir a escuelas alemanas215. Con el creciente odio en la práctica, se iban
promulgando más leyes que lo legitimaran y que permitieran el hostigamiento.
La escolar alemana Erna Listing escribió una elocuente carta en 1935216:
“Tanto nos ha contado el Gauleiter Streicher sobre los judíos, que los odiamos
absolutamente. En la escuela escribimos un ensayo titulado Los judíos son
nuestra desgracia. ...Es de lamentar que mucha gente todavía diga ‘Dios
también creó a los judíos. Por eso debes respetarlos’. Nosotros decimos “los
bichos también son animales e igualmente los destruimos”217.
Entre 1933 y 1945 veintinueve millones de personas fueron asesinadas por
los nazis. Seis millones eran judíos; un millón y medio de éstos eran niños218.
Muchos niños no comprendían siquiera qué significaba ser judío, salvo que
serlo era la causa de su desdicha.
Los niños fueron rápidamente afectados por las discriminaciones, ya que se
les prohibió asistir a cines, zoológicos, bibliotecas, y centros de deporte. Se les
prohibió viajar y fueron objeto de toques de queda219. Lo único que los mantenía
cuerdos era que aún vivían en la seguridad de sus familias. Hasta que aun esto
les fue arrebatado.
213 Israel Gutman: Holocausto y memoria, Centro Zalman Shazar y Yad Vashem, Jerusalén, 2003,
página 51.
214 Israel Gutman, op. cit., página 25.
215 Meltzer, op. cit., página 37.
216 Publicada en el Der Stuermer, enero 1935.
217 Schoenberner, op. cit., páginas 18-19. Meltzer, página 36.
218 Tomado de Kyla Kazuschyk: El Holocausto: Una pérdida de la infancia (en inglés, Kissimmee,
Florida).
219 Dwork, op. cit., página 27.
88 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
89
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
90 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 2
el horror resultante.
Tampoco acierta la explicación marxista cuando equipara el nazismo al fascismo,
y reduce el dúo a un movimiento de la clase media baja que fue la última
etapa del imperialismo en boga. Mucho más que ideología, el nazismo fue una
justificación de los más viles instintos.
La crueldad es la condición que lleva a acciones que tienen por objeto deliberado
causar dolor y así satisfacer al perpetrador. Las muchas teorías sobre su origen
podrían reducirse a dos categorías: la crueldad es innata, o es aprendida.
Los que la consideran innata231 muestran aun las peleas en las colonias de
hormigas como paralelas a la crueldad humana. Esta tesis ha sido refutada232, ya
que en la conducta animal no caben términos como “crueldad” y “sadismo”233.
Este último sólo puede ser humano. No se reduce sólo a los casos de hacer
sufrir violentamente, sino especialmente a aquellos que implican razonar
pausadamente mientras se inflige dolor, y dicho razonar es parte del asedio a
la víctima.
Hasta hace medio siglo casi no había estudios psicológicos sobre el sadismo234.
Las teorías más recurrentes lo basan en una desviación sexual, o bien en la
reacción ante el abandono. Los nazis son un cabal caso de estudio.
El 15 de enero de 1951 fue sentenciada a prisión “la bruja de Buchenwald”: Ilse
Koch, una bibliotecaria nacida en Dresde. Su esposo, después de comandar el
campo de Sashsenhausen durante tres años, fue transferido a Buchenwald235, en
donde la pareja se encontró con veinte mil esclavos a su disposición.
Ilse se hizo “artesana”: fabricaba artefactos con la piel de sus víctimas. Los
aliados encontraron bajo su cama decenas de pieles humanas236. Además, los
Koch tenían una especie de zoológico de osos, que eran alimentados diariamente
con judíos a los que Ilse arrojaba diariamente para que fueran devorados en su
presencia237. ¿Pueden incluirse los Koch en la “ideología” nazi? ¿Acaso obraban
231 Como el etólogo L.J. Lafleur en Ants and hypotheses, Journal of Comparative Psychology, Vol
37(1), febrero de 1944, páginas 17-22.
232 Por Theodore Schneirla (1902-1968), el primero en estudiar científicamente el comportamiento
de las hormigas.
233 Postscript to “cruel ants” por Theodore C. Schneirla, Journal of Comparative Psychology, Vol
35(2), abril de 1943, páginas 233-235.
234 Así lo establecen Beattie y Wake en una revisión general de la literatura existente hasta 1964:
Physical cruelty: A review of the literature, Beattie, Kathleen; Wake, F. R., Canadian Psychologist, Vol
5a(4), octubre 1964, páginas 233-244.
235 El SS Karl Koch.
236 Sobre el origen de las pieles, un prisionero alemán testimonió en los juicios de Núremberg: “Todos
los prisioneros con tatuajes eran llevados a la enfermería… los que tenían los mejores tatuajes eran
asesinados con una inyección. Los cadáveres eran entregados al Departamento patológico, donde se
extraían las pieles tatuadas que eran de interés”.
237 Irónicamente, Karl Koch fue arrestado por sus superiores de las SS “por haber ido demasiado
lejos”: robaba de alemanes. Una corte nazi lo juzgó y colgó en 1944.
91
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
238 Hans Gisevius (1904-1974): Hasta el amargo final (en inglés), Boston, 1947.
92 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
La bavarie
E
l sadismo es un desorden de la conducta caracterizado por una actitud
fría, viciosa, manipulativa y degradante hacia los demás. Como se
evidencia en el caso de Hitler, no siempre implica la agresión física. Más
frecuentemente, los sádicos gozan con la humillación pública del prójimo a los
efectos de adquirir una sensación de poder sobre otros. Los excita el sufrimiento
psicológico de los demás.
Las clasificaciones de los tipos de sadismo han sido variadas. Suele aceptarse
que hay cuatro tipos239: el explosivo; el tiránico; el controlador (quien castiga a
quienes quiebran normas; es el que hace que otros se peleen mientras observa
gozoso), y el débil (quien, en contraste con los otros tres, es inseguro y cobarde,
y en general actúa a escondidas). Existen subtipos adicionales: solapado;
arriesgado; sin principios; codicioso; áspero y malévolo. Los nazis podían haber
sido catalogados en las distintas categorías.
La mencionada clasificiación responde a una psicopatía240 o personalidad
antisocial, que puede ser proactiva o reactiva241. El subtipo de sádico explosivo
se arrepiente de su violencia hasta que la retoma; pertenece a una de las pocas
239 De las varias clasificaciones posibles, seguimos aquí la de Theodore Millon (psicólogo judío
norteamericano nacido en 1928). Se denominación en el original inglés es: explosive, tyrannical,
enforcing, spineless.
240 El concepto de psicopatía, "originado en Alemania a finales del siglo XIX, cubría inicialmente
todos los trastornos de la personalidad. Su significado fue restringiéndose primero en Inglaterra y luego
en Estados Unidos. Los términos “psicopatía” y “personalidad antisocial” son usualmente considerados
equivalentes." La agresión proactiva o “depredadora” es disparada ante una meta determinada; la reactiva
consiste en enojo ante una percibida frustración". "El agresivo reactivo sobrerreacciona ante la menor
provocación, y es explosivo e inestable" (Mata, 2010).
241 La distinción fue hecha hace treinta años por Berkowitz y Bandura.
93
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
242 Stefan Zweig: El mundo de ayer (1942), Janés Editor, Barcelona, 1955, página 394.
94 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
Los sádicos son con frecuencia impulsados por el miedo de que su inseguridad
interna y su baja autoestima sean reconocidas. Para compensarlas abruman
a otros con su poder físico y su brutal vengatividad, que les hace sentirse
superiores. El hijo de Gustav Münzberger recordaba que “en casa, en la
región de los Sudetes, mi padre era un mediocre… Pero cuando volvía con su
uniforme de la SS comenzaba a ser ‘alguien’… y en Treblinka, con el poder,
era extraordinaria la diferencia entre él y todos los demás”245. No es difícil
imaginar la conducta de esta lacra social cuando era súbitamente ascendida a
243 En el discurso en el Salón de Banquetes del 4 de marzo de 1933, citado en Schoenberner, op. cit.,
página 24.
244 Hugh Trevor-Roper: Los últimos días de Hitler (1946). Trevor-Roper fue el principal de los
historiadores embaucados en 1983 por el fraude de los supuestos diarios de Hitler. Cabe consignar
asimismo que en Trevor-Roper puede reconocerse alguna leve expresión judeofóbica cuando opinó
que la causa del odio antijudío es la constante distinción social de los judíos. Trevor-Roper trae como
fuente la obra de Hermann Raushning, aunque las motivaciones de éste hayan sido motivo de polémica
(Raushning fue crítico del nazismo, pero se lo ha objetado porque su motivación fue la decepción que
sintió al no obtener los beneficios a los que aspiraba).
245 Gitta Sereny: Dentro de esa oscuridad – Desde los asesinatos por misericordia hasta los asesinatos
masivos (en inglés), McGraw-Hill, Londres, 1974, página 222.
95
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
96 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
jurídica del Sippenhaft248 que castigaba como “enemigos del Estado” a todos los
parientes de los inculpados, sin más base que el parentesco. En febrero de 1945
una ley extendió los alcances del Sippenhaft para castigar a los familiares de los
militares que hubiesen mostrado “cobardía ante el enemigo” o “derrotismo”.
La familia de los “enemigos del Estado” era considerada tan culpable como
éstos, y por lo tanto se arrestaba y condenaba a muerte por el delito que hubiera
cometido el pariente249, aun si el castigado desconocía por completo la índole
de dicho “crimen”.
Cabe la reflexión de que los judíos constituyeron una especie de Sippenhaft
nacional: el supuesto “crimen” de alguno de ellos fue causal para que todos
fueran asesinados.
Otro modo de verificar la inexistencia de verdadera ideología es el repaso de
las personalidades de los victimarios.
Un informe sobre los comandantes de los campos de Belzec, Sobibor y
Treblinka250 revela varios puntos en común entre la mayoría de ellos: carecían
de prontuario criminal, provenían de la clase media baja, y en buena parte eran
casados. A pesar de esa procedencia anodina, todos los comandantes exhibieron
una desenfrenada crueldad, ostensiblemente motivados por la judeofobia en la
que se habían criado, similar a la de amplios sectores de la sociedad alemana.
Es ilustrativo que antes de su designación para el cargo, no había habido en su
personalidad características distintivas dignas de mención.
Lo cierto es que muchos de ellos no se limitaron a ser feroces con sus víctimas,
sino que fueron muy activos en su función, aportando de buena gana ideas
para mejorar los métodos de tortura, que eran para todos ellos un medio
de entretenimiento. Estas personas, que antes del imperio nazi habían sido
perfectamente ordinarias, durante el nazismo se transformaron251.
Otra vez, la siguiente enumeración de los ejemplos no se debe a un recurso
morboso, sino a la necesidad de mostrar por qué el nazismo fue único.
Precisamente, el pudor que en general impide entrar en detalles sobre estos
temas, es lo que ulteriormente facilita las comparaciones superficiales de la
Shoá con otros genocidios.
248 Himmler adujo que el Sippenhaftung retomaba una antigua práctica teutónica basada en el principio
de “corrupción de la sangre”, que imponía que debían ser castigados con exterminio todos los familiares
de los enemigos del Estado.
249 "De este modo fue juzgado y condenado por “traición” el hermano de Claus von Stauffenberg,
Alexander von Stauffenberg, a pesar de estar sirviendo como oficial de la Wehrmacht en Grecia mientras
se preparaba el atentado y aunque desconocía del todo los planes de su hermano; la esposa del mismo
Claus von Stauffenberg fue condenada a prisión y sus hijos llevados a un orfanato donde recibieron el
apellido Meister. Solo su condición de niños les impidió ser procesados", tomado de https://es.wikipedia.
org/wiki/Sippenhaft.
250 El análisis se basa en la información obtenida en los juicios contra quienes delinquieron en los tres
mencionados campos de exterminio.
251 Arad, Yitzhak: Belzec, Sobibor, Treblinka: los campos de la Operación Reinhard (en inglés),
Universidad de Indiana, Bloomington, 1987. página 24.
97
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
98 Gustavo D. Perednik
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
E
l pasatiempo de Paul Bredow252 en Sobibor consistía en tirar al blanco
con los prisioneros, para lo que se estableció a sí mismo una cuota diaria
de 50 judíos asesinados con su pistola.
Los prisioneros de Treblinka recordaban que fueron obligados por Josef “Sepp”
Hirtreiter a presenciar cómo colgaban de los pies a mozalbetes desnudos y los
azotaran prolongadamente hasta que Hirtreiter les pegara el tiro de gracia253.
Hacía asesinar a niños de dos años de edad tomándolos de los pies y quebrándoles
las cabezas contra los vagones que los habían traído. En 1951 fue sentenciado a
prisión perpetua, y fue liberado en 1977 por cuestiones de salud254. Flagelador
similar fue Fritz “Kiva” Küttner255, de quien nunca se supo de su paradero.
Christian Wirth “el Terrible” 256 perfeccionó las cámaras de gas en los tres campos
bajo su jurisdicción257, de modo que pudieran asesinar diariamente a decenas de
miles de personas. Había adquirido experiencia desarrollando cámaras de gas
en el centro de eutanasia de Bradenburgo, en donde se mataba a discapacitados.
Kurt Franz era cocinero, y tenía un perro muy grande de nombre Barry al que
entrenó para morder a los prisioneros hasta matarlos, y que respondía al grito de
99
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
258 El perro era amistoso mientras su dueño no lo azuzaba con el grito de guerra. Ver Donat, Alexander
(editor): El campo de la muerte de Treblinka (en inglés), Biblioteca del Holocausto, Nueva York, 1979,
página 313.
259 Murió en 1998 a los 74 años.
260 Freisler actuó especialmente en los procesos de agosto de 1944 contra los implicados en el
complot del 20 de julio. También en los casos de Sophie Scholl y la Rosa Blanca. Murió en 1945 bajo
un bombardeo aliado, mientras conducía una sesión.
que los fusilasen. Gritaba fríamente, mentía sin admitir correcciones, trastornaba
a sus víctimas para mostrar que con el Reich no se jugaba. La retahíla de insultos
era filmada para el archivo del Führer, quien se deleitaba contemplándolos.
Podría afirmarse que los judíos europeos en su conjunto fueron los acusados de
un largo proceso como los de Freisler, durante meses y meses antes de que se
les aplicara la pena máxima en castigo por el insolente delito de existir.
También merecen un inciso separado los experimentos médicos. A los
prisioneros judíos en los campos (niños incluidos) se les obligaba a someterse
como conejillos de indias a horripilantes experimentaciones sin anestesia261,
que terminaban en la muerte, desfiguración, o permanente discapacidad de las
víctimas. El médico a cargo en Auschwitz fue Eduard Wirths; en Mauthausen
fue Aribert Heim. Destaca Josef Mengele, quien experimentó en Auschwitz
con cerca de mil quinientos pares de mellizos, de los que no sobrevivió ni el
diez por ciento. Sus pruebas incluían literalmente coser a mellizos para que se
desarrollaran como siameses, y la inyección de productos químicos en los ojos
para ver si se podía cambiar el color.En Ravensbruck se estudiaban huesos y
músculos, trasplantándolos de unos pacientes a otros.
261 En algunos casos se usaron para experimentos también a romaníes, rusos, y alemanes discapacitados.
262 Santander, op. cit., página 64.
101
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
263 Se trata de un memorando de diez puntos redactado por los Dres. Leo Alexander y Andrew Conway,
bajo el título de Experimentos médicos permisibles.
264 Victor Brack, Karl Brandt, Rudolf Brandt, Karl Gebhardt, Waldemar Hoven, Joachim Mrugowsky
y Wolfram Sievers.
265 La máxima obra del Marqués de Sade: Los 120 Días de Sodoma o la Escuela de Libertinaje (1785).
266 La aldea italiana de Salò, en la costa del lago Garda, fue el último refugio del régimen fascista
después de la caída de Roma. Allí Mussolini rigió un Estado títere de Alemania, durante diecinueve
meses, entre 1943 y 1945. La película transcurre allí, cerca de Marzabotto.
267 Los segmentos son el Anteinfierno, el Círculo de las manías, el Círculo de la mugre y Círculo de
la sangre.
268 Consiste en que cuatro prostitutas relaten aventuras que los adolescentes deben representar.
269 La película presenta tres días de ese lapso.
270 La película comienza con un reflejo musical de su argumento: durante el bucólico viaje en coche
hacia las vacaciones, se oye la música de Handel, Mascagni y Mozart, que es abruptamente suplantada
por el violento ruido de Jardín de tortura de la banda Naked City.
103
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
271 Der Untergang está basada en El hundimiento: Hitler y el final del Tercer Reich del historiador
Joachim Fest, y en las memorias de Traudl Junge, la secretaria de Hitler hasta último momento, redactadas
junto a la la periodista austríaca Melissa Müller. La película se desarrolla en el búnker durante las últimas
semanas de la Batalla de Berlín.
PARTE CUATRO
Los perpetradores
105
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La ideologización
L
os horrores desgranados exceden en mucho las acciones que derivan de
“ideologías”; tampoco caben en la categoría de “crímenes de guerra”,
a la que haremos referencia más adelante. Aquí nos detendremos en la
patología que animaba al nazismo.
Jorge Luis Borges lo expresó vivamente272. Después de admitir “haber querido
más que nadie la derrota de Alemania en la guerra”, y de mencionar “el grado
físico de su felicidad cuando le informaron la liberación de París”, evocó en
un relato a un señor germanófilo que, el 14 de junio de 1940, había venido a
anunciarle que los nazis ocupaban París. Así reflexiona Borges:
107
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
273 Así se titula su biografía, de M. S. Wagner, basada en material médico y legal. Hemos consultado
la recensión de libro que publicó C.N.Allen en The Journal of Abnormal and Social Psychology, Vol
29(1), abril 1934, páginas 113-114.
274 Se le adjudicaron nueve asesinatos probados y otros cincuenta que no se resolvieron.
275 Aunque nunca superaron los prejuicios judeofóbicos en boga, se resistieron al control nazi de sus
iglesias.
276 La Deutsche Glaubensbewegung llegó a tener 200.000 seguidores.
Cabe agregar que se sabe que los SS compartían algunos cultos místicos,
especialmente en el castillo de Wewelsburg, considerado un centro de devoción
y estudios raciales277.
Por su parte, los nazicristianos se dedicaron a erradicar los orígenes judaicos del
cristianismo: para nazificarlo había que desjudaizarlo. Con esta meta fundaron, el
6 de mayo de 1939, el Instituto para el Estudio y Erradicación de la Influencia
Judía en la Vida de la Iglesia Alemana (IEVI), bajo el liderazgo de Walter
Grundmann. Desde la ciudad de Jena en Turingia, promovían publicaciones y
coloquios para reformular los Evangelios. Durante la posguerra, los sacerdotes
del IEVI reescribieron su propia historia presentándose como inocentes víctimas
del Reich278.
A los nazipaganos del MFA tal reescritura les fue imposible, ya que habían
basado su mitología precisamente en el nazismo. Habían tomado de éste sus
aspectos religiosos: una figura redentora, un credo inapelable, la obediencia
ciega a la autoridad, doctrinas incuestionables como la “pureza racial”, himnos,
leyes, ceremonias, en suma: la adoración del Führer como una nueva forma de
religiosidad germánica, capaz de superar el yugo del linaje del cristianismo.
El paganismo como idea había logrado seducir a algunos ideólogos nazis, como
Alfred Rosenberg y Walter Darré. Pero el MFA fue más allá: se organizó como
un movimiento de masas que apeló a las religiones paganas, y construyó su
ideología en el rechazo de la ética cristiana. Su liturgia se basó en la música
alemana clásica, en el motivo de “la sangre y la tierra”, y en el culto a la
personalidad de Hitler.
A pesar de semejante prontuario, la MFA fue juzgada positivamente por nada
menos que el psiquiatra Carl Jung, quien en su ensayo Wotan (1936) consideró a
los nazipaganos “gente decente y bienintencionada”, y a su culto “un puente entre
las fuerzas oscuras de la vida y el mundo brillante de las ideas históricas”. Jung,
quien a partir de 1933 comenzó a ser considerado en Alemania como el gran
renovador de la psicología y fue designado presidente de la Sociedad Médica
de Psicoterapia, tuvo reiteradas expresiones de simpatía por el nazismo279.
En cuanto a los nazicristianos, debieron “arianizar” el Tanáj o Biblia Hebrea,
para lo que aprovecharon los párrafos autocríticos del texto y transformaron
277 Oded Heilbronner: Misticismo nazi (en hebreo), diario Ha’aretz del 10 de febrero de 2014.
278 Grundmann siguió publicando bajo el estalinismo de Alemania Oriental, a cambio de servir como
informante de la policía secreta Stasi. Escribió entre otros libros un comentario a los Evangelios que,
después de su muerte en 1976, permaneció como literatura aceptada.
279 En carta a su discípulo nazi Wolfgang Kranefeld, Jung abogó por una prohibición del “psicoanálisis
judío” y afirmó estar impresionado por “la mirada soñadora de Hitler, el altavoz que amplifica el murmullo
inaudible del alma alemana”. Después de la guerra, Jung admitió su error y “haber resbalado”.
109
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
El nazismo utilizó la judeofobia como disfraz para los peores instintos -el deseo
de destruir y humillar. Hacia 1883, Max Nordau definió que la judeofobia “es
sólo una máscara, un pretexto cómodo para la manifestación de despreciables
pasiones”283. Por ello consideraba que esta tara social no podría superarse por
280 El otro obstáculo teológico que debieron superar fue la judeidad del fundador del cristianismo,
Pablo ó Saul de Tarso. Se focalizaron en las epístolas paulinas que eran más generalizadoras y no
mencionaban su pertenencia al pueblo judío.
281 Por ejemplo, en octubre de 2010 tuvo lugar en el Vaticano el Sínodo de Obispos, con la participación
del papa. Allí el Metropolitano de Beirut, Cyril Bustros, declaró que “las promesas al pueblo judío
fueron anuladas por Cristo… Nosotros los cristianos no podemos hablar de Tierra Prometida para el
pueblo judío… La idea de un Dios guerrero que encontramos en el Antiguo Testamento no puede ser
aceptado en el cristianismo”.
282 Especialmente desde el Centro Sabeel para la “teología palestina de la liberación”. El Sabeel
(“camino” en árabe) funciona libremente en la Jerusalén israelí desde 1990, dirigido por el palestino
Naim Ateek, para quien Israel es “el Herodes de hoy en día”.
283 En el segundo párrafo de Las mentiras convencionales de la civilización (1883), un notable éxito
traducido a quince idiomas, proscrito en Rusia, y prohibido y quemado públicamente en Austria. Ver
nuestro Max Nordau y la política en Célebres Pensadores, Universidad ORT Uruguay, 2007.
284 En el cuento En la diligencia, en la serie Der Meshúlej o El mensajero (1890), Acervo Cultural,
Buenos Aires, 1953, página 46.
285 En Guía para endemoniados (1944).
286 Hecht ubica la génesis del odio antijudío en el rey fenicio Ahab, hace veintiocho siglos. La
motivación de aquel monarca habría sido los celos que en él despertaban sus vecinos hebreos. Ver la
Guía para endemoniados, páginas 75, 84 y 91.
287 Para Ben Hecht, “el judeófobo es un inválido que se resiste a ir al médico. El judío es su patente
medicina y curación. Si es débil, el judío lo hará fuerte. Si es estúpido, sólo debe tragar unos pocos
judíos y se hará brillante”.
288 Las categorías en ingles son: Goon, Little Casino, Loon y Demagogue.
289 Frank (1900-1945) participaba de las marchas de Julius Streicher. Su doctorado (1927) en la
Universidad de Múnich fue sobre Adolf Stocker, bajo la guía del nazi Alexander von Müller. Dirigió
el Instituto del Reich para la Historia de la Nueva Alemania desde que abrió en 1935. Era un protegido
del ideólogo del movimiento, Alfred Rosenberg. Se suicidó por la derrota de Hitler.
111
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 2
Los jerarcas
U
na nación entera fue el brazo ejecutor: la nación pletórica de los máximos
filósofos, músicos y poetas. Ni siquiera fue ineducada la caterva que
secuestró al pueblo alemán: más de la mitad de los catorce jerarcas
que decidieron en Wannsee el exterminio físico de un pueblo entero ostentaban
doctorados de las principales universidades europeas. Otto Rasch tenía dos
doctorados y comandaba una de las brigadas de los Einsatzgruppen.
Todo ello nos obliga a replantear no solamente la naturaleza del hombre, sino
también la de la judeofobia, que no conoció ni conoce barreras sociales ni
intelectuales, ni de época o país. Sus motivaciones más profundas, en efecto,
siguen virtualmente sin explicación. La dolorosa pregunta permanece vigente
hasta Auschwitz y después. El odio no se desvanece por medio de la mera
cultura, y este tema nos retrotrae a Jean-Jacques Rousseau.
A los 16 años, Rousseau partió de Ginebra y comenzó un viaje que duraría
veinte años290. Hasta los 37 años de edad, había escrito libretos musicales
para sus propias composiciones. Pero en ese momento, en al año 1750, su
vida cambió radicalmente, y pasó a ser uno de los grandes pensadores de la
Ilustración. ¿Qué ocurrió?
Camino a Vincennes, Rousseau vio un cartel que ofrecía un premio al mejor
290 Rousseau había sido educado calvinista, pero se convirtió al catolicismo por influencia de Madame
de Warens (entre 1731 y 1740), en cuyo casa de campo comenzó a leer con voracidad. Entre 1743 y
1744 fue secretario del embajador francés en Venecia, el conde de Montaignu, y así entró en contacto
con la vida política. De regreso en París, Denis Diderot lo introdujo a los Enciclopedistas. Contribuyó
a la Enciclopedia en temas musicales.
113
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
291 El premio de la Academia de Dijon respondía al título “¿Ha contribuido el progreso de las artes
y las ciencias a la purificación de la moral, o a su corrupción?”
292 “Me sentí deslumbrado por mil luces centelleantes; multitudes de ideas vívidas se amontonaron en
mi cabeza con una fuerza y confusión que me arrojaron a una agitación indescriptible; sentí mi cabeza
dar vueltas en un mareo como de intoxicación”.
293 Tituló su ensayo Discurso sobre las ciencias y las artes.
294 Este engaño generalizado no pudo ser desenmascarado ni siquiera en Núremberg. Fue aceptado por
la mayoría de los historiadores de la posguerra, y aún hoy en día sigue confundiendo a los investigadores.
295 Ocho días en Rennes, en francés, febrero 1900.
296 Minutas de la reunión en el Ministerio de Goering del 12 de noviembre de 1938, Schoenberner,
op. cit., página 33.
Una escalada aun mayor del cinismo tuvo como protagonista a Heinrich
Himmler, quien propuso a Ernst Kaltenbrunner instalar una estación de
emisiones radiofónicas especialmente consagrada a la propaganda antijudía,
dirigida a Inglaterra y EEUU. Por medio de ella podría difundir el material
publicado por el Stürmer.
Himmler sugirió: Habría que contratar personas para que se dediquen a escuchar
los comunicados difundidos por la policía y por los tribunales ingleses que
anuncien que se ha perdido un niño. Entonces podemos proclamar por radio
que, en tal lugar, un niño ha sido degollado por los judíos seguramente con fines
rituales… Pienso que así podríamos activar considerablemente la propaganda
antijudía en inglés, y tal vez en ruso, sirviéndonos de la acusación de asesinato
ritual".298.
Göring, ostentoso y vividor en su palacio, es un buen comienzo para caracterizar
a los jerarcas del nazismo; el “racional” Goebbels299, quien supo hacer de la
mentira verdad; el megadestructor Himmler, que gozaba elevándose omnipotente
por sobre toda angustia humana. Precisamente Himmler, jefe de Eichmann, entra
bien en el manual de sadismo que esbozamos hace dos capítulos.
Hizo aplastar a las SA en lo que se denominó La Noche de los cuchillos largos300,
y así emergió como segundo jefe indiscutido del partido. A partir de entonces,
el 27 de septiembre de 1939, agrupó todos los departamentos de control301 en
una Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA), y designó como jefe a
Reinhard Heydrich. Cuando éste fue asesinado (el 4 de junio de 1942), Himmler
asumió directamente el mando.
115
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Himmler y su pequeñez
302 Se encontró con el conde Folke Bernadotte y con Norbert Masur, el representante sueco del Congreso
Judío Mundial. Negoció la liberación de 20.000 prisioneros de los campos, llamada “Operación de los
Buses Blancos”.
para los que se apropian del poder, como puede observarse en biografías desde
Calígula hasta Pedro el Grande y Rasputín, o Gadafi e Idi Amín.
Podría argüirse que detenerse en la biografía de Hitler es empequeñecer la
dimensión de la Shoá. Pero por otro lado bien resumió Milton Himmelfarb una
tesis atendible: “Sin Hitler, no hay Holocausto”303. Más de cien biografías se
han escrito sobre Hitler. Una de las clásicas304 lo muestra como un codicioso
oportunista carente no sólo de escrúpulos sino también de principios. Lo
impulsaba exclusivamente una enfermiza ansia de poder305. El único eje rector
de su conducta que lo acompañó durante toda su vida fue la judeofobia.
Ya en 1942 sus discursos fueron objeto de un informe británico sobre su estado
mental, que quedó por muchos años en secreto para los historiadores306. En
EEUU, la Oficina de Servicios Estratégicos encargó un análisis psicológico
de Hitler307, en el que se predijo su suicidio como el resultado más plausible.
El informe, con prólogos y epílogo, fue publicado como La mente de Adolf
Hitler (1972).
Las personas más cercanas lo refieren “meditabundo, pálido por falta de sueño,
que caía en frecuentes furias”308. De sus años mozos hay pocos testimonios309.
Uno de éstos fue descartado por ficcional310, y destacan otros tres: el de August
303 Así se titula el artículo de Milton Himmelfarb (m.2006) en Commentary de marzo de 1984: No
Hitler, No Holocaust.
304 Hitler: un estudio sobre la tiranía (1952) del historiador inglés Alan Bullock (1914-2004), quien
se basó eminentemente en la transcripción de los Juicios de Núremberg.
305 En su obra posterior, Bullock fue paulatinamente aceptando los componentes ideológicos en la
motivación de Hitler, especialmente en lo que al Holocausto se refiere.
306 El diagnóstico del estado mental de Hitler fue descubierto por Scott Anthony de la Universidad
de Cambridge, quien encontró un análisis del sociólogo Mark Abrams realizado para la división de
psicología de los Aliados.
307 Preparado por Walter Charles Langer (1899-1981),psicoanalista de Cambridge, Massachusetts.
308 Memorias de Paul Schmidt (1899-1970), intérprete personal de Hitler, y la autobiografía de la
secretaria personal, Gertraud “Traudl” Junge (1920-2002), quien acompañó a Hitler en el bunker hasta
el final: Hasta la hora final (2002).
309 Concretamente hay seis testimonios: unos pocos documentos legales; Mein Kampf; los comentarios
del vagabundo Reinhold Hainish que lo conoció en 1909; los relatos de otros conocidos transmitidos al
periodista Konrad Heiden; el relato completo de Josef Greiner que dice haberlo conocido cuando ambos
vivían en un hospicio de Meldemannstrasse, y las memorias de August Kubizek.
310 La fuente descartada es Josef Greiner. De acuerdo con un ensayo de Reinhold Hanisch publicado
en The New Republic en 1939, en un momento Hitler trabajaba llenando viejas latas con pintura para
venderlas puerta a puerta. Su socio era Greiner, que aparentemente fue un homónimo de otro hombre
que más tarde aprovechó la coincidencia de nombres para atribuirse falsamente haber conocido de cerca
a Hitler. El informe del segundo Greiner contiene crasos errores en fechas y lugares. Escribió dos libros,
uno antes de la guerra (Escritos sobre su lucha y su victoria - Una memoria de Adolf Hitler (1938) en
el que ensalza a Hitler, y se lo mandó a éste y a otros nazis para enriquecerse con su difusión). Hitler
ordenó al editor la remoción del libro y prohibió incluso que Greiner se afiliara al partido nazi. En el
segundo libro (El final del mito de Hitler, 1947) Greiner se presenta como antinazi, y envió copias a Stalin
ofreciendo sus servicios. La segunda semblanza de Hitler es negativa, y aduce que éste nunca se suicidó.
117
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 3
De malandra a político
C
uando Hitler tenía trece años la muerte de su padre lo liberó de una figura
dominadora que lo presionaba para ser funcionario estatal. Vivió en un
internado de Steyr, colegio técnico en el que tenía mal comportamiento y
malas notas314. Durante el año lectivo 1900-1901 repitió el año por “rendimiento
insatisfactorio”315.
A los 15 años de edad se topó con Kubizek, de 16, mientras ambos competían por
un lugar de pie en la Ópera local. Admiraban a Wagner; Hitler se extasiaba con
la ópera Lohengrin, saga del misterioso caballero epítome del héroe teutónico316.
En 1905 comenzaron los “años impenetrables”317 de Hitler. A los 16 años
abandonó el colegio inconcluso y fue vivir con su madre viuda en Linz,
donde llevaban una vida de clase media. Leía las aventuras de Karl May, que
aparentemente siguió repasando en su adultez. Luego pasó un tiempo en una
pensión de huérfanos en Viena, en la esperanza de ser admitido a la Academia
de Artes. Dos veces lo rechazaron: en 1907 y en 1908, la primera mientras su
madre lidiaba con un cáncer318 (Hitler le ocultó su fracaso), y la segunda vez
después de su muerte.
Se mudó a vivir en una pocilga con Kubizek, quien escuchaba obedientemente
las inflamadas peroratas de su compañero sabelotodo, hasta que el fracasado
314 Tuvo un solo profesor al que respetaba: Leopold Pötsch, quien contaba cuentos de grandes héroes
alemanes.
315 En matemática e historia natural.
316 La ópera fue estrenada en el mismo año de 1850 en el que el compositor publicó su panfleto Los
judíos y la música.
317 La expresión es de 1952, acuñada por uno de sus biógrafos: Thomas Orr, de Múnich.
318 Su médico era un judío: Edward Bloch.
119
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
319 En noviembre de 1908 Kubizek regresó a Viena después de una interrupción de dos meses; Hitler
se había mudado sin dejar rastro.
320 Había visitado Viena dos veces. Una, en mayo de 1906, cuando permaneció con su hermana Paula
(1886-1960) por dos meses, después de los cuales regresó a Linz. La segunda, en el otoño de 1907,
mientras intentaba ingresar a la Academia de Artes de Viena para estudiar arquitectura. Vivió una
buena parte del tiempo en el Hogar Masculino de la calle Meldemannstrasse 27, hasta que en octubre
fue rechazado por la Academia y regresó a Linz, donde su madre terminalmente enferma murió el 21
de diciembre de 1907. Hitler y Kubizek vivían en una habitación amueblada, en la calle Stumpergasse
29. Se sabe que en marzo de 1909 estaba de nuevo en el Hogar de Meldemannstrasse, que fue su base
hasta 1913.
321 El asilo para hombres sin hogar en la Meldemannstrasse en el distrito obrero de Meidling.
322 Hitler advirtió que Hainish había vendido un cuadro suyo del parlamento de Viena, y no le entregó
la mitad del ingreso.
323 Fue durante una visita de Hitler a Linz, el 9 de abril de 1938, inmediatamente después de la anexión
de Austria. Conversaron por una hora en el hotel Weinzinger.
324 La oferta fue cortésmente declinada, pero Kubizek sí aceptó la oferta de dar a sus tres hijos formación
musical gratuita en el Conservatorio Anton Bruckner.
325 Se vieron por última vez el 23 de julio de 1940.
326 En los años de secundaria en Linz leía el Linzer Fliegenden Blütter.
327 William Patrick Hitler fue hijo de Alois Hitler y su segunda esposa. Alois (1837-1903) era el hijo
ilegitimo de Maria Anna Schicklgruber (1795-1847). Si bien sigue en el misterio la identidad del padre
de Alois (puede haber sido Johann Nepomuk, el hermano menor de Georg Hiedler) queda claro que en
1842 (cuando Alois tenía cinco años) su madre María Anna se casó con Georg Hiedler. En 1876, cuando
Alois tenía 39, fue reconocido como hijo por Georg (de 84).
328 El inverosímil relato refiere que María Anna, abuela paterna de Hitler, trabajaba de doméstica en
lo de una familia supuestamente judía y quedó embarazada del hijo de 19 años de esa familia.
329 En su monumental biografía de Hitler, Ian Kershaw dedica varias páginas a demostrar que la
suposición de que el abuelo paterno de Hitler fuera judío no tiene ningún asidero y fue probablemente
inventada por Hans Frank, incluído el pedido de Hitler de que Frank revisara la cuestión.
330 De Kimberley Cornish. El subtítulo del libro es Hitler, Wittgenstein y su secreta batalla por la mente.
331 Cornish también especula con que Wittgenstein hubiera sido un espía soviético, basada en que
Wittgenstein enseñaba en Cambridge cuando residían allí Kim Philby, Guy Burgess y Antony Blunt -de
los que se supo más tarde que fueron los más importantes delatores estalinistas-. La conjetura se abona
con un par de elogios que Wittgenstein hizo a Stalin.
332 Apogeo y caída del Tercer Reich, del historiador William Lawrence Shirer, quien se hizo famoso
por sus emisiones desde Berlín entre 1933 y 1940.
121
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La entronización
123
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
342 El manuscrito de 400 páginas del diario había sido utilizado durante los Juicios de Núremberg
y desapareció al término de las audiencias. Uno de los fiscales, Robert Kempner, fue sospechado de
haberlo sustraído. El diario fue contrabandeado a los EEUU y hallado en Buffalo, Estado de Nueva
York, a principios de junio de 2013.
343 Louis Snyder: Encyclopedia of the Third Reich, Ediciones Wordsworth, Hertfordshire, 1998,
páginas 69-70.
344 También en el libro descubierto en 1961: el manuscrito Hitlers Zweites Buch (“el segundo libro
de Hitler”).
345 Su original condena de cinco años por alta traición (debido al fallido putsch de Múnich) fue
reducida a un año, y estuvo en la cárcel entre el 11 de noviembre de 1923 y el 20 de diciembre de 1924.
CAPÍTULO 4
La obsesión demencial
V
arios episodios ilustran sobre una personalidad acabadamente perversa.
Uno de ellos tuvo como protagonista a su sobrina346 Angela “Geli”
Raubal, quien desde los 17 años fue su gran protegida, y la única
persona con la que se le atribuye un romance. La llevaba a reuniones, paseos y
conciertos, y en 1929 Hitler la mudó a su departamento en Múnich. Después de
una discusión, Angela, de 23 años, parece haberse suicidado347, aunque persiste
la versión de que fue asesinada por Hitler348.
El segundo dato tiene que ver con sus lecturas. Hitler sostiene en su libro que
llegó él solo a asir “el problema judío”, gracias a sus “estudios”. Se esfuerza
por crear la imagen de un líder nato, profundo y autosuficiente que alcanza
“la verdad” sin ayuda.
Sin embargo copiaba su vocabulario extraviado de panfletos de fanáticos349
que circulaban por Viena y que él leía en su mocedad (sus “estudios”). Una de
346 La madre de Geli, también llamada Angela Raubal (1883-1949) es mencionada por Hitler en Mi
lucha. Es notable que, de acuerdo con los servicios de inteligencia de EEUU, Angela, que era medio
hermana de Hitler (por parte de padre)– fue en 1919 directora de la Mensa Academia Judaica, un hogar
para estudiantes judíos en Viena. En 1936, Angela se casó con un arquitecto judío, Martin Hammitzsch
(1878-1945). En su testamento, Hitler otorgó a Angela una pensión.
347 El 18 de septiembre de 1931, debido a que su tío no le permitió ir a Viena. Geli murió mientras
escribía una carta a una amiga. Hitler ordenó que el caso fuera enterrado, sin autopsia ni menciones
subsiguientes.
348 Quien conoció de cerca el caso de Geli, el monje nazi Bernhard Stempfle, fue hallado asesinado
en un bosque de Múnich. Había sido editor de Mi lucha. Fue asesinado por Emil Maurice, asistente
de Hitler y amante de Geli, en la Noche de los Cuchillos Largos (entre el 30 de junio y el 2 de julio de
1934). En otra versión, fue asesinado en un bosque de Múnich en 1931. Encyclopedia del Tercer Reich
(en inglés), Louis L. Snyder, op. cit., página 282.
349 Tomado del artículo de Saul Friedländer en la Encyclopedia Judaica, 8:782-786.
125
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
dichas revistas fue Ostara350, en la que los héroes rubios peleaban contra una
raza bastarda de primates. Extasiado con la dicotomía nosotros-ellos que más
tarde iba a serle útil, en 1909 Hitler pidió que se le enviaran todos los ejemplares
anteriores de aquellos panfletos; el autor se los envió gratuitamente.
En Ostara aparece la cruz esvástica como símbolo de pureza racial; el autor
de la revista habría exhibido una en la puerta de su residencia. Varios de los
panfletos versaban sobre la impureza racial que acechaba a las jóvenes alemanas,
y mencionaban la propuesta de esterilizar a los judíos.
En cuanto a los movimientos políticos incubados en Viena, dos atrajeron al joven
Hitler: el pangermanismo del mentado Georg Schönerer y el socialcristianismo
de Karl Lueger. Hitler dice haberse inclinado por los primeros.
El Partido Social Cristiano de Lueger fue el primero en la historia en llegar
al poder con una plataforma judeofóbica (1895). Durante su ejercicio como
burgomaestre de la ciudad, Lueger recibió la visita de su joven admirador Adolf
Hitler. Éste no menciona haber estado en ninguna agrupación política porque
en su libro quiere mostrarse como un forjador de ideas.
A Lueger, quien era una pizca más pragmático que Schönerer, se le atribuye
la cínica declaración de “Wer Jude its, das bestimme ich – Quien es judío, lo
decido yo”, aplicada tres décadas después por Göring cuando en 1938 decidió
“arianizar” a Erhard Milch351 y otros subalternos suyos. Incluso Hitler aprovechó
ocasionalmente ese oportunismo. Usó y descartó según la conveniencia política
del momento el origen judío de Theodor Duesterberg, y también permitió escapar
al médico judío de su madre, Eduard Bloch (1872-1945)352. También fue judío
el superior directo de Hitler en el Regimiento “List” durante la Primera Guerra
Mundial: Hugo Gutmann (m. 1962)353. Éste recomendó que su subalterno fuera
condecorado con la Cruz de Hierro, que Hitler exhibió durante toda su vida.
La aspiración a “exterminar el germen” se filtró en el último capítulo de Mein
Kampf, donde sentencia que si durante la Primera Guerra Mundial se hubiera
sometido a “doce o quince mil de estos hebreos corruptores del pueblo al gas
venenoso… el sacrificio de millones en el frente no habría sido vano”. La
explícita ambición fue germinando durante tres lustros en su gestor, antes de
ser puesta en práctica.
350 Ostara u Opúsculos de los campeones rubios de los derechos del hombre, del excéntrico ocultista
racial Lanz von Liebenfels.
351 La madre de Milch era judía, y Göring la obligó a firmar una declaración en la que “confesaba”
que su hijo no era suyo.
352 Hay varios rumores no documentados en torno de Bloch. Según una versión cuando Hitler tenía
18 años le envió una nota expresando “eterna gratitud” debido a la atención que Bloch dispensó a su
madre Klara.
353 Ambos servían en el llamado Regimiento “List”, donde Gutmann fue superior de Hitler entre el
29 de enero y el 31 de agosto de 1918. La condecoración fue entregada, probablemente por el propio
Gutmann, el 4 de agosto cerca de Soissons.
Nótese que el sacrificio de los alemanes no resultaba vano si, por lo menos,
podían simultáneamente matar judíos. Es decir que se proponía el sacrificio por
la posibilidad de que muchos judíos también perecieran. El impulso destructivo
prevalecía sobre toda otra consideración, y el asesinato masivo era presentado
como gran ideal.
Su verborrea fue tomada en serio por sus seguidores. En cambio, sus oponentes, y
aquéllos que eran blancos directos de sus invectivas, las consideraron demasiado
ridículas, casi lunáticas. Pero el designio fanático de destruir a los judíos y el
imperialismo “racial” eran patentemente el centro de su mundo mental.
Albert Speer sostiene en sus memorias354 que la judeofobia era quizás la única
fuerza que guiaba a Hitler, su único móvil, y que el resto de los lemas “como
el pueblo alemán o la grandeza del Reich, eran nociones vagas que nada
significaban para él”. Así, en la frase final de su testamento Hitler convocó a
todos los alemanes a proseguir con el odio despiadado hacia los judíos, aun
después de la apocalíptica caída. Dice Speer: “Yo estuve presente en la sesión
del Reichstag del 30 de enero de 1939 cuando garantizó que, en el caso de
una guerra, los judíos serían exterminados. Esta afirmación fue hecha con tal
resolución que yo nunca habría dudado de su intento de llevarla a cabo”355.
La judeofobia era “más que un instrumento de intención político y social.
Demostró ser más bien la razón de ser y el objetivo principal de la política
exterior de Hitler y su régimen”356. Las pocas desventajas que esta judeofobia
patológica causaba en el exterior, eran compensadas por las muchas ventajas
que cosechaba en el frente interno.
De cualquier modo, para un hombre con horizontes tan vastos, Alemania era
insuficiente, aun si se le anexaba Austria: apenas medio millón de judíos que
no llegaban ni al 0,1% de la población357, y además se trataba de judíos casi
indistinguibles de sus pares alemanes y austriacos.
354 Publicadas en 1966 después de que Speer cumplió veinte años de cárcel en la prisión de Spandau.
355 Affidavit jurado, junio de 1977.
356 Hildebrand, K.: El tercer Reich. Madrid: Cátedra.1988, pág. 66.
357 En Alemania había medio millón de judíos en una población total de 67 millones. En Austria había
200.000 judíos de un total de casi 7 millones.
127
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
362 En una reunión secreta con Carl Friedrich Goerdeler a principios de abril de 1940, Halder rechazó
considerar un putsch mientras proseguía la Sitzkrieg (la guerra pasiva) y aún había esperanza en que
Inglaterra y Francia negociaran un acuerdo la paz.
363 Edición del 29 de junio de 1942.
364 Como asesor del historiador de guerra en la División Histórica del Ejército de EEUU.
365 Fechado en Berlín, el 29 de abril de 1945 a las 4 de la mañana.
129
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
366 Que habían entablado, sin su consentimiento, negociaciones secretas con el enemigo.
367 Doenitz estuvo preso diez años y murió en 1980. Los otros miembros eran Goebbels, Bormann,
Seyß-Inquart, Giesler, Funk, Backle, Thierack, Scheel, Naumann, Schwerin-Crossigk, Hupfauer, Saur
y Ley; y los jefes de las FFAA eran Schörner, Greim y Hanke.
PARTE CINCO
131
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
L
a dimensión de la Shoá fue inimaginable. Hizo falta acuñar el término
“genocidio” (por parte de Rafael Lemkin) porque hasta ese entonces no
había definición para el deliberado asesinato de un pueblo entero. Por
sobre ello, junto con una nueva terminología hubo que crear nuevos principios
del Derecho368.
Emergió entonces el concepto de “crímenes de lesa humanidad” para comprender
aquellos crímenes que degradan la condición humana y que, por su enormidad,
atentan contra la humanidad en su conjunto. Se los definió por primera vez en los
juicios de Núremberg369 por la insuficiencia del término “crímenes de guerra”.
Que un Estado se lanzara de ese modo a destruir a una parte de su propia
población, era una categoría desconocida en la historia del Derecho. En buena
medida, nacía en ese momento la noción de Derechos Humanos como atributo
inalienable del individuo. En rigor, para juzgar los crímenes nazis era irrelevante
que hubiera o no guerra, ya que no hubo conexión entre los objetivos militares y
el establecimiento de los campos de exterminio para judíos. La obvia inutilidad
de estos campos con relación al conflicto, abría una página nueva en el Derecho,
resultando difícil castigar al transgresor.
Cuando Eichmann fue llevado a juicio, ni siquiera había una corte internacional
para juzgarlo, ya que la existente asumía litigios entre naciones y no contra
individuos.
133
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
370 El Estatuto fue promulgado el 8 de septiembre de 1264 y llevó a la creación de una nación autónoma
ídish-hablante.
371 Cláudia Perrone-Moisés: El perdonar y los crímenes contra la humanidad: diálogo entre Hannah
Arendt y Jacques Derrida (en inglés), 2006.
372 Hannah Arendt, op. cit, 2003, página 26.
373 En Los orígenes del totalitarismo (1951).
374 Así sostiene Hannah Arendt, cuya contribución al tema de los fundamentos de los crímenes de
lesa humanidad puede ser explorada de un modo diferente, en base de su análisis de los campos de
concentración en Los orígenes.
375 Un término kantiano aplicado por Arendt a la masacre administrativa.
376 Hannah Arendt: Responsabilidad y jucio. Editado e introducido por Jerome Kohn, Nueva York,
Schoken, 2003, página 23.
377 Ver nuestro Derrida y el post-estructuralismo en Célebres pensadores, Universidad ORT Uruguay,
2007.
378 Jacques Derrida, Fe y saber (en francés), conversaciones con Michel Wieviorka, París, Seuil, 2000,
páginas 104 y siguientes.
135
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
379 Entre otros: Elie Wiesel, Primo Levi, Natan Alterman y Haim Guri.
380 Kahneman fue pionero en la disciplina denominada “conductismo financiero”, que combina la
economía con la psicología para explicar los riesgos irracionales en la administración de los recursos.
381 En 1939, al escapar a EEUU, Erikson adoptó su peculiar nombre que refleja la idea de que cada
individuo, al interrelacionarse con el medio, forja él mismo su propia identidad. Es padre del denominado
desarrollo psicosocial.
382 Kohlberg fue creador de los llamados “dilemas morales” que revisan la evolución moral de las
personas.
383 Véase nuestro Notables Pensadores, Universidad RT Uruguay, Montevideo, 2006, página 127.
384 Stanley Milgram describió su experimento en un artículo publicado en 1963 en el Journal of
Abnormal and Social Psychology; después en la película documental Obediencia, y finalmente en
el libro Los peligros de la obediencia (1974). Al año siguiente se llevó el libro a una dramatización
televisiva (El décimo nivel) y en 1979 se incluyó el experimento en la película I comme Icare (I de
Ícaro) protagonizada por Yves Montand.
137
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
385 El experimento de Salomón Asch de 1951 fue precedente del de Milgram. Los experimentadores
pedían a estudiantes que participaran en una “prueba de visión” sobre la longitud de varias líneas. Todos
menos uno eran parte del equipo, y registraban la conformidad social del estudiante señalado ante las
unánimes respuestas incorrectas de los demás.
Cero, no fue
T
erminada la guerra, no hubo gran predisposición por parte de la mayoría
de los alemanes para erradicar todo vestigio del nazismo. Mucho menos
en Austria, donde los signos de verdadera contrición siguen siendo
escasos. Un último ejemplo lo dio el 3 de diciembre de 2013 el alcalde de la
ciudad de Gföhl, Karl Simlinger, al declarar que ciertos periodistas “deberían
ser colgados porque son como judíos”386.
La reticencia en purgar su pasado ha minimizado el valor de la expresión La
hora cero (Die Stunde Null), que sugiere que en 1945 hubo una completa
renovación de Alemania. Desafortunadamente la nueva hora alemana distaba
de ser “cero”. Un quince por ciento de los elegidos al parlamento alemán en
1949 habían estado involucrados en crímenes nazis387, y ello no generó ningún
escándalo público.
El sistema judicial y el sistema educativo de la Alemania de posguerra estaban
saturados de ex nazis. Los médicos que habían participado en el programa T4
de “eutanasia social”, y otros que habían sido arquitectos de matanzas masivas
en los campos, quedaron impunes y a veces ocuparon cargos en instituciones
médicas y en facultades de medicina. Los jueces que habían firmado sentencias
de muerte a “desertores” y “traidores” siguieron siendo jueces en la nueva
Alemania. En algunos Estados alemanes, todos los jueces habían estado afiliados
al partido nazi388.
Maestros que habían lanzado a niños “arios” como fieras contra sus compañeros
judíos indefensos, y que habían enseñado la superioridad teutónica, siguieron
siendo maestros. Obispos y prelados (tanto católicos como protestantes) que
139
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
389 Una de las fuentes al respecto es el libro La vida después de la supervivencia (1965) de Inge
Deutschkron, un judío alemán que pasó la guerra escondido en Berlín y colaboró en la reconstrucción
de Alemania.
390 A partir del documental de la BBC2 titulado Albert Speer The Nazi Who Said Sorry (1996).
391 No ha quedado claro su nivel de culpabilidad en las atrocidades nazis, ni el grado de su conocimiento
acerca de las mismas.
392 Kritzinger (1890-1947) era subjefe de la Cancillería del Reich, y en Wannsee representó al jefe
de la misma, Hans Lammers. Renunció después de Wannsee; murió en Núremberg un año después de
los juicios.
393 La película La casa en la calle Karpf (Das Haus in der Karpfengasse) fue excluida del Festival
de Cannes.
394 Adolf Sonnenhol y Georg Ferdinand Duckwitz.
395 Desde 1949 fue funcionario de la Organización para la Cooperación Económica Europea. En 1968
fue designado embajador en Sudáfrica, y luego en Turquía, hasta que se retiró en 1977.
396 Durante la era Adenauer fue relegado a cargos menores, y sólo con el Gobierno de Willy Brandt
recuperó una posición meritoria.
397 Alemania – El legado de los indiferentes, cobardes, informantes, asesinos de escritorio y verdugos,
conferencia dictada por Ursula Duba en la Universidad de Yale, en el marco del Programa de Estudios
sobre Genocidio (25 de febrero de 1999).
398 El poema de Grass Lo que debe decirse (Was gesagt werden muss), publicado el 4 de abril de 2012
en varios diarios europeos, protestaba por el apoyo a Israel “que iba a destruir a los iraníes”.
399 El anuncio lo hizo el 16 de septiembre de 2013 el grupo mediático Bauer de Hamburgo.
141
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La esquiva desnazificación
400 La cifra exacta para la zona Occidental de la Alemania vencida fue de 5.025 condenas. Hubo 806
sentencias de muerte, de las que sólo 486 fueron concretadas.
401 Los juicios fueron iniciativa del Centro de administración de justicia para el esclarecimiento de
crímenes nacionalsocialistas, ubicado en la ciudad de Ludwigsburg en el Estado alemán de Baden-
Württemberg. El líder de la investigación es el fiscal Kurt Schrimm.
402 La cifra final podría superar los 80 ya que se incluirían también guardias de otros campos.
403 Así lo definió el presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Dieter Graumann, en
una entrevista con la red televisiva alemana Deutsche Welle.
404 Así lo denuncia el informe sobre la incriminación de nazis en 36 países, en el período entre el
1-4-12 y el 31-3-13, emitido por el Centro Simón Wiesenthal a mediados de 2013. También los países
de Europa Oriental son reacios a cooperar con estos juicios.
405 Franz Stangl, comandante de Treblinka y Sobibor, sentenciado a prisión perpetua en Düsseldorf
en el Segundo Juicio de Treblinka (1970). Murió de un ataque cardíaco a los pocos meses de ingresar
a la prisión.
406 La pena fue reducida por el gobernador norteamericano de la zona ocupada, lo que causó una
investigación del Senado de EEUU. La Koch fue liberada y vuelta a arrestar, juzgada por una corte
alemana y sentenciada a prisión perpetua. Se suicidó en la cárcel en 1967.
407 SRP son siglas de Partido Socialista del Reich, declarado inconstitucional por la Corte Constitucional
alemana en 1952. El 15 de marzo de 1952 la Suprema Corte de Braunschweig lo condenó a tres meses
de prisión por llamar “traidores” a los héroes del Complot de Julio.
408 Stangl llegó a Brasil en 1951, y trabajó en la fábrica Volkswagen de San Pablo. Cuando Simon
Wiesenthal supo de él, consiguió un informante por dinero. Le ofrecieron U$ 7.000.-, “un centavo por
cada judío asesinado”.
143
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 3
C
asi todos los países europeos tienen récords tan pobres como el de
Alemania, o peores aun. Recordemos por ejemplo que antes de que se
produjera la invasión alemana a Francia, actuaba aquí un Partido Nazi
presidido por el alemán Rudolf Schleier (m. 1959), quien terminó involucrándose
activamente en la deportación de judíos. A fines de los años de 1930 designó
a los cabecillas de los grupos nazis que actuaban en el Reino Unido. Después
de la guerra, fue deportado de Alemania a Francia, donde fue juzgado como
criminal de guerra y quedó libre.
Aun en la relativamente benéfica Holanda, Florentine Rost van Tonningen (m.
2007) siguió siendo una propagandista nazi toda su vida, y siempre recibió una
pensión del Estado holandés debido a que su esposo había sido presidente del
banco nacional durante la ocupación nazi.
Sucesor del mentado Roland Freisler como juez del Tribunal del Pueblo, y el
último en desempeñar este cargo, fue Harry Haffner (m. 1969). Se había afiliado
"al partido nazi en 1933, ascendiendo a jefe de gabinete de juristas. Desde el 1
de enero de 1944, Haffner fue fiscal general en Katowice cerca de Auschwitz,
que visitó ese año. Permaneció en su cargo hasta el 24 de abril de 1945, dos
semanas antes de la capitulación. Desde 1946 vivía bajo nombre falso y mantuvo
con su mujer una mercería. En 1953 él mismo se presentó ante la Fiscalía y
reveló su pasado; finalmente las investigaciones se suspendieron", tomado de
https://es.wikipedia.org/wiki/ Harry_Haffner.
Wilhelm Mohnke (m. 2001) fue un miembro de la SS que acompañó a Hitler
hasta el último minuto, y a pesar de ello pasó su vida en calma libertad,
vendiendo camiones.
Hans Baur (m. 1993), el piloto personal de Hitler, vivió en paz toda su vida,
nunca arrepentido del nazismo. Igual fue el caso de Werner Grothmann (m.
2002), mayor de la SS y edecán de Himmler hasta el final. Hermann Esser, que
se había afiliado al partido en 1920 y fue un activo y perverso propagandista
145
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
nazi (autor del libro La plaga mundial judía, 1939), murió a los 81 años en
1981, en una calma aldea bávara.
Otto Skorceny (m. 1975) logró escapar y fundó la agrupación Die Spinne (La
araña) para ayudar a los ex SS a huir de Alemania. Protegido por el régimen
de Franco, vivió en paz en España con una casa de verano en Mallorca y otra
en Irlanda.
En casi todos los casos se reitera el síndrome: esquivaron el juicio, o fueron
protegidos por viejos camaradas, o bien recibieron penas breves o inmediatamente
conmutadas. La abrumadora mayoría de los nazis estuvo (o está) libre. Esta
realidad, que ha dado en llamarse “Castigo por caricias” (Streichelstrafen), es el
corolario de que los perpetradores, aun los más brutales, fueron categorizados
como meros “asistentes” del crimen, y así pudieron eludir su castigo.
Hay un aspecto de la impunidad general que tiene peores ribetes. Una tercera
parte del gabinete de la posguerra, presidido por Konrad Adenauer, estaba
conformado por ex nazis. El principal de ellos, Hans Globke, fue la mano
derecha de Adenauer hasta 1963. Había sido coautor de las Leyes de Núremberg.
Y Adenauer ya había dado por concluida la caza de nazis409.
Unos documentos secretos que en 2011 llegaron al semanario Der Spiegel
indican que, cuando Eichmann fue arrestado, el Gobierno de Adenauer entró
en pánico porque podría revelarse qué miembros del Gobierno alemán habían
sido nazis, especialmente el susodicho Hans Globke, eminente asesor del
Canciller. Para evitar escándalos al respecto, un agente del Servicio Alemán
de Inteligencia410 llegó a Jerusalem para coordinar con la Fiscalía del Juicio a
Eichmann, y evitar que se incriminara a Globke y a algunos otros.
La inexistencia de la “Hora cero” evoca a la figura bíblica de Amalek, enemigo
mortal del pueblo judío, que al no ser extirpado, volvió a encarnarse en Hamán
y a planear el exterminio de todos los hebreos.
Por supuesto, también hubo casos diametralmente inversos. Así, un médico
de Florida de nombre Bernd Wollschlaeger411 decidió purgar el nazismo de su
padre por medio de convertirse al judaísmo. Bernd había sido educado en el
nazismo, pero cuando en la temprana adolescencia supo del Holocausto, cambió
radicalmente su imagen de la guerra y de su padre. El punto de inflexión le llegó
a los 14 años de edad, cuando los atletas israelíes fueron asesinados en Múnich
por terroristas palestinos. El titular del diario rezaba: “Judíos son nuevamente
asesinados en Alemania”. Bernd preguntó a su padre por qué “nuevamente”,
y no obtuvo respuesta.
Un caso de interés singular es la descendencia de Veit Harlan, un notorio
cineasta de la propaganda nazi, quien en 1940 produjo la exitosa película El
judío Süss412, a pesar de haber tenido muchos amigos (y una esposa413) judíos.
De las tres hijas de Harlan, dos se casaron con judíos, y entre sus descendientes
siempre hubo una carga culposa por el mortífero oportunismo del abuelo nazi.
Un caso más extremo es el de Bettina Goering, quien decidió borrar de raíz
la vergüenza de su apellido. Era la sobrina nieta del jerarca nazi, quien había
adoptado a Heinz, padre de Bettina y admirador del genocida. Para neutralizar
este estigma familiar, Bettina escapó de su hogar a los trece años, vivió en la
India, se hizo esterilizar, y cambió su nombre (oculta el nuevo para evitar ser
localizada por los neonazis). Finalmente llegó a Israel en un viaje expiatorio,
después de haber trabado amistad con una pintora australiana cuya familia fue
víctima de la Shoá. A fines de octubre de 2008, Bettina asistió a la quinta edición
del Ojo Judío -así se denomina el Festival Mundial de Cine Judío que anualmente
organiza la ciudad de Ashkelon-. Se presentó el documental australiano Líneas
de sangre, de Cynthia Connop, sobre la amistad entre Bettina y la australiana414.
Lo antialemán
412 El filme de Harlan El judío Süss (1940) distorsionó completamente la novela homónima de Lion
Feutchwanger de quince años antes.
413 Se ha especulado sobre las motivaciones que llevaron a Harlan a servir a Goebbels en la propaganda
nazi. Una posible es su divorcio de su primera esposa, Dora Gershon.
414 La película removió en Israel el viejo y doloroso tema de la relación de los judíos con los alemanes,
desde una perspectiva que recuerda la novela Recordar y olvidar (1968) del israelí Dan Ben-Amotz (m.
1989), cuyos padres murieron en la Shoá.
415 Sereny, op. cit., página 136.
416 Su historia se narra en varios libros: The Avengers de Rich Cohen, Forged In Fury (1971) de
Michael Elkins (corresponsal de la BBC en Jerusalem), y la novela The Final Reckoning (2008) de
Jonathan Freedland. También uno de los miembros, Joseph Harmatz, escribió sus memorias en From
The Wings (1998).
147
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
417 Abba Kovner (1918-1987), héroe de la Guevurá (Resistencia o Heroísmo), fue testigo contra
Eichmann. Presenció muchas brutalidades contra indefensos. Fue decisivo al exponer las mentiras
alemanas ante los líderes del gueto: los judíos no eran trasladados sino exterminados. Los dirigentes como
Jacob Gens, del Judenrat, se opusieron a armarse (Gens fue ejecutado por la Gestapo). Kovner creó Nakam
en 1945, con el plan de envenenar suministros en ciudades alemanas, y acabar con los prisioneros nazis
a espera de juicio. El proyecto se abandonó. Kovner recibió en 1970 el Premio Nacional de Literatura.
418 Es el comienzo del salmo 94, incluido en la liturgia de los días miércoles.
419 Laak (1907-1960) comandó el campo de Jägala durante la ocupación alemana de Estonia. Después
de la guerra inmigró a Canadá. Una versión de su muerte sostiene que lo mató un agente del Mossad el
6 de septiembre de 1960 en Winnipeg. De acuerdo con el periodista israelí Michael Elkins, los Nokmim
le ofrecieron suicidarse en lugar de matarlo, y aceptó.
420 En el centro de detención de Stalag 13, lograron contratar a Arye Distel, quien trabajaba en la
panadería y aceptó envenenar los panes. El diario New York Times del 20 de abril de 1946 informó que
1900 ex SS habían sido envenenados con arsénico.
421 Múnich, Berlin, Weimar, Núremberg y Hamburgo.
422 Debido a que los británicos detuvieron a Abba Kovner después de que éste fue delatado.
423 Además de Ubey Yego de Simonov (1915-1979), los autores son respectivamente Alexei Surkov
e Iliya Eherenburg. Los poemas son de 1942.
424 En 2006 el Deutsche Welle estimaba que el movimiento de izquierda de los Antialemanes no
contaba con más de tres mil. Algunos de ellos fueron: Henryk Broder, Eike Geisel, Matthias Küntzel,
Andrei Markovits y Moishe Postone. Los más extremos crearon un órgano llamado Bahamas y los más
moderados el Phase 2.
149
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 4
T
res de los cuatro hijos que tuvo Adolf Eichmann nacieron en Europa428,
en cada ciudad en la que el padre se desempeñaba como arquitecto de la
“Solución Final”. El hijo menor, Ricardo, nació en Argentina en 1955,
un lustro después de que su padre inmigrara ilegalmente al país.
Hacia 1960 el primogénito estaba casado y con una hija. Al año siguiente,
"durante el juicio a su padre en Israel, intentó visitarlo y realizó una defensa
pública del accionar de Adolf durante la guerra." Tamaño descaro motivó
al filósofo Günther Anders a publicar una Carta abierta a Klaus Eichmann
(1964)429.
Tras la captura del padre, los dos hijos mayores de Eichmann crearon una
pequeña organización juvenil neonazi llamada Frente Nacional Socialista
Argentino430, como "reacción ante “la pusilanimidad con que era tratado el
problema judío.” Planearon atentados a sinagogas y robos, y publicaron la
revista Rebelión y algunos libros judeofóbicos." A la banda pertenecian algunos
jóvenes de la zona norte del conurbano, en general de ascendencia alemana431.
Un agente de "la policía bonaerense los siguió de cerca, e informó que el partido
estaba presidido por “Adolfo Eichmann, argentino de 24 años”" (Boholavsky,
2008). Cuando Horst Adolf Eichmann fue detenido por la policía en 1964, en
su casa se secuestraron armas y volantes.
Los hermanos Eichmann se habían vinculado también a una red nazi global, la
“Internacional Nazi” dirigida por el norteamericano George Lincoln Rockwell432
cuyos artículos aparecían en Rebelión. En 1962 Rockwell propuso a los
428 Klaus nació en Berlín (1936), Horst Adolf en Viena (1940) y Dieter Helmuth en Praga (1942).
429 El título fue Nosotros los hijos de Eichmann.
430 Por lo menos uno de ellos probablemente ya militaba en el nacionalsocialismo.
431 El domicilio del FNSA era “Garibaldi s/n en intersección con la ruta 202”, es decir a unos pocos
metros de donde Eichmann fue capturado.
432 El World National Socialist Movement. Rockwell fue asesinado en 1967.
151
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
433 “La Invasión Judía” un Nuevo Fraude Antisemita, Ediciones DAIA, Buenos Aires, 1986.
434 El 29 de septiembre de 1971.
435 Cuatro años después Beveraggi publicó La inflación argentina (1975) en cuya tapa aparecía
crucificado el mapa argentino con estrellas de David clavadas por un judío estereotípico.
436 Jacobo Timerman, Prisionero sin nombre, celda sin número, en inglés, Alfred A. Knopf, Nueva
York, 1981, pág. 73.
La caracterización borgeana
437 Ver su artículo en El marxismo y la cuestión judía. Juan B. Justo estaba casado con una judía:
Mariana Chertkoff.
438 Seudónimo de Gustavo Adolfo Martínez Zuviría.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
439 La nota de Crisol es del 30 de enero de 1934, y la respuesta de Borges apareció en la revista
Megáfono No 12, de abril de 1934.
En 1947 escribió con su amigo de toda la vida Adolfo Bioy Casares el cuento La
Fiesta del Monstruo, que expresa el aborrecimiento de ambos por el peronismo,
y que fue publicado en Montevideo (el 30 de septiembre de 1955) una vez que
dicho movimiento fuera derrocado.
En primera persona, el “partidario del Monstruo” (un peronista) narra las
peripecias acaecidas en su trayecto desde las afueras de la ciudad de La Plata
hasta la Plaza de Mayo en Buenos Aires, adonde acude a celebrar la fiesta
partidaria del 17 de octubre. Cuando el grupo está por llegar a la plaza, se topan
con un estudiante israelita al que obligan a saludar al retrato del Monstruo. Como
el estudiante se niega, el grupo lo asesina a pedradas. El esquema argumental
remite a un clásico argentino440. En uno y otro relato, personajes marginales
emergen de las orillas de su escala social para asesinar, cubriéndose en la
impunidad que les da su adscripción partidista. Su víctima no es quien detenta
riqueza material, sino un símbolo de la cultura, un personaje que a juicio de los
dos autores encarna la idea de la civilización. En el caso de Borges, el símbolo
era un judío apedreado por la barbarie.
440 El matadero (1840) de Esteban Echeverría, pionero de la literatura realista hispanoamericana. Para
Echeverría “el monstruo” era la tiranía del general Juan Manuel de Rosas, cuyos partidarios son en su
cuento unos matarifes que asesinan a un joven unitario.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La banalización
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Arendt en Jerusalem
C
uando Eichmann llegó a Jerusalem, Hannah Arendt propuso al editor
de The New Yorker, William Shawn, que la enviara como corresponsal:
“es una obligación para con mi pasado”.
No queda claro a qué pasado se refiere. Durante su infancia nunca se había
mencionado la palabra “judío”, y Arendt escribió que escuchó esa voz por
primera vez cuando otros niños se burlaron de ella. En su hogar “la única
religión era el socialismo de su madre” y, como a muchos judíos alemanes, lo
único que despertó su conciencia fue el nazismo.
En 1924 Arendt, de 18 años, fue a estudiar filosofía en la Universidad de
Marburgo, donde la extasiaron las clases de Martín Heidegger, con quien
mantuvo un romance y de quien se transformaría en una suerte de agente
literario441. Para evitar el escándalo de la relación amorosa entre un profesor
casado y con hijos, y su alumna a quien doblaba en edad, Heidegger la envió
a estudiar con su amigo Karl Jaspers442 en Heidelberg.
En 1933 Arendt fue comisionada por su amigo Kurt Blumenthal -líder del
sionismo alemán- para que recolectara material sobre las medidas antijudías;
el cual sería presentado en agosto ante el 18º Congreso Sionista Mundial en
Praga. No pudo cumplir con el cometido porque Arendt fue arrestada; escapó
a los ocho días y, ya en París, trabajó para la Aliá Juvenil443. También estudió
hebreo para “conocer a su pueblo”, aunque nunca consiguió aprenderlo.
441 El historiador Robert Wolin indica que Arendt fue la promotora de Heidegger en EEUU (citado en
Sol Stern: Hannah Arendt y los orígenes de la israelofobia, City Journal, volumen 22, No 1, invierno
de 2012).
442 Jaspers fue el segundo mentor de Arendt y su amigo de por vida.
443 En hebreo Aliat Ha’Noar, fue una organización que enviaba niños judíos refugiados a Éretz Israel.
Veitidos mil niños fueron así salvados. Fue fundada por Recha Freier (1892-1984) el mismo día en que
Hitler asumió el poder en Alemania.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
444 El poeta comunista Heinrich Blücher (1899-1970), fue el segundo marido de Hannah Arendt.
445 En sus notas en el semanario judeoalemán Aufbau (“construcción”), la primera de las cuales incluye
la idea del ejército judío.
446 Se trataba del Comité para un Ejército Judío de Judíos sin ciudadanía y de Palestina, encabezado
por el sionista revisionista Peter Bergson, seudónimo de Hillel Kook (1915-2001).
447 Ver Jabotinsky y la autodefensa en nuestro Notables pensadores, Universidad ORT Uruguay, 2006.
448 A fin de no minimizar la contribución de Arendt al entendimiento del totalitarismo, en nuestro libro
Notables Pensadores (Universidad ORT Uruguay, 2006) mencionamos sólo colateralemente el informe
de Arendt sobre el juicio a Eichmann..
449 Ver Shmuel Trigano, en Gerstenfeld, Demonizando a Israel y a los judíos (en inglés), RVP Press,
Jerusalem, página 180.
450 Su informe apareció en cinco Ediciones sucesivas del The New Yorker entre el 16 de febrero y el
16 de marzo de 1963, y ese mismo año fueron publicados en forma de libro: Eichmann en Jerusalem
– Una crónica de la banalidad del mal (Viking Press).
161
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
sádicos sí piensan en cada paso que dan; como si los monstruos morales fueran
todo pensamiento. El retorcido abordaje sigue confundiendo hasta hoy en día.
En 2013 un renombrado literato describió al genocida como “un pobre diablo
mediocre que encontró en la burocracia del nazismo la oportunidad de ascender”,
y dedujo que “todo hombre común y corriente, en ciertas circunstancias, puede
convertirse en un Eichmann”451. También una política argentina declaró de un
miembro del Gobierno que “es parecido a Eichmann, un burócrata incapaz de
pensar”452.
451 Mario Vargas Llosa reafirma los conceptos de la Arendt en un artículo del 13 de junio de 2013 en el
diario El País de Madrid (El hombre sin cualidades), reproducido en varios diarios hispanoamericanos.
452 La diputada opositora Elisa Carrió, d urante un reportaje televisivo el 18-11-13, acerca del secretario
de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
453 Michael Ezra: Las polémicas sobre Eichmann: Hannah Arendt y sus críticos (en inglés), Democratiya
# 9, verano de 2007, páginas 141-160.
454 Dissent era una revista socialdemócrata editada por Irving Howe.
455 Tal es el título de la introducción del escritor israelí Amón Elón (1926-2009) para la edición de
2006 de Eichmann en Jerusalem, publicada por Penguin. Elón vivió sus últimas décadas en Italia.
456 En su recensión del libro de Arendt en el New York Times Book Review, mayo de 1963.
457 Bernard Lewis: Los nazis y la cuestión palestina, en Semitas y anti-semitas (en inglés), Norton,
Nueva York, páginas 156-157. Sobre la mancomunión entre Hitler y al-Husseini ver Robert S. Wistrich:
Hitler y el muftí en Una obsesión letal (en inglés), Random, Nueva York, 2010, páginas 670-671.
163
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La refutación
D
urante mayo de 1963, mientras la polémica arreciaba, el Fiscal Guidón
Hausner se encontraba de gira de conferencias en Nueva York, y declaró:
“Hay algunos historiadores, afortunadamente pocos en número, que
por una u otra razón, cruel y falsamente acusan a los judíos y a sus líderes por
dejarse masacrar… Descaradamente distorsionan los hechos y la evidencia”.
Marie Syrkin459 opinó: “Hannah Arendt se las ingenia para implicar que los
‘sionistas’ como tales eran un grupo privilegiado que gozaba del favor de los
nazis, y no las cabezas de lanza de toda la resistencia que se opuso al plan de
exterminio”. Syrkin también rechazó “las acusaciones de Arendt contra los
Consejos Judíos (por) escandalosas” y agregó en Dissent: “Después del texto,
el único que sale mejor parado de los que entraron, es el acusado… Como libro
de historia, Eichmann en Jerusalem es abrumadoramente inexacto”.
También se refutó la aseveración de Arendt de que los informes psiquiátricos de
Eichmann lo habían diagnosticado “normal”: “La única certificación requerida
por la Corte no se refería a si Eichmann era normal, sino a si era legalmente
cuerdo; de otro modo, no podrían haberlo juzgado” 460. Más aún: en una
prueba psiquiátrica salteada por Arendt, Eichmann fue diagnosticado como
“obsesionado con un impulso de matar insaciable y peligroso, que derivaba de
su deseo de poder”. Eichmann no encarnaba la banalidad del mal anunciada
por Arendt, sino la astucia del mal.
A pesar de las irrefutables críticas, no faltaron apologistas de Arendt, entre
quienes destacó el sobreviviente de la Shoá Bruno Bettelheim461. Es de notar que,
paulatinamente, la defensa de la banalización de Eichmann se fue deslizando
165
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
hacia una reinterpretación del significado de la Shoá, que pasaba de ser el nadir
de la historia de la judeofobia a ser “sólo una parte del plan maestro para crear el
totalitario Reich de los mil años”. La Shoá pasaba a ser presentada, no como la
eclosión final del odio antijudío, sino como el primer capítulo del totalitarismo.
Debido a esta trivialización del fenómeno judeofóbico, se acusó tanto a Arendt
como a Bettelheim de “un fenómeno esencialmente judío… el autoodio”462.
Sobre este punto Musmanno agregó 463 que quizás Arendt “estaba en lo cierto
en que Eichmann no odiara a los judíos, porque ‘odio’ es un término demasiado
suave para describir a Eichmann”, y terminó por descalificar al dúo Arendt/
Bettelheim por “proclamar salvajemente que los judíos deberían haber resistido
a sus asesinos… ¿Qué clase de mentalidad sostiene que estos hombres, mujeres
y niños desnudos, tenían que haberse sobrepuesto a sus asesinos, atestados de
armas de fuego?”.
La insensibilidad de Arendt tuvo algunas manifestaciones particularmente
maliciosas. Se ha sostenido que “lo más repugnante” de su razonamiento fue
equiparar las odiosas leyes de Núremberg con la ley israelí sólo porque ésta
no contempla el matrimonio civil. La idea de Arendt parecía ser que un Estado
pasa a ser ipso facto “nazi” sólo por no reconocer ciertas bodas religiosas
(desprovistas de todo elemento étnico)464.
En cuanto a la trivialización del rol de Eichmann, recordemos que éste había
pertenecido a las tres agrupaciones con las que se impuso el terror, y distaba
mucho de de ser “sólo un pequeño engranaje”465.
La RSHA liderada por Himmler constaba de siete Departamentos (Amt); el
cuarto de ellos, la Gestapo466, comprendía la Sección Judía (IV B4) dirigida
por Adolf Eichmann, la única de todo el Reich dedicada enteramente a judíos.
Las declaraciones del “pequeño” Eichmann en Jerusalem fueron un calculado
engaño ante el que Hannah Arendt se entregó a pie juntillas.
La misma actitud de culposa ingenuidad que tuvo para con Eichmann, Arendt
había demostrado con respecto a la Rusia estalinista. Cuando escritores
comunistas467 elogiaron la situación de los judíos en la Unión Soviética, Arendt
462 Palabras del escritor Harry Golden. Ver el capítulo El autoodio judío en nuestro La judeofobia,
Flor del Viento, Barcelona, 2001.
463 En el Chicago Jewish Forum del verano de 1963, y en la edición del National Jewish Monthly
de septiembre de 1963.
464 Marcelo Birmajer: Archivo Arendt, en La ilustración liberal No 27, primavera de 2006.
465 La SS (creada en 1925 a partir de la elite de las SA), el SD (Servicio de Seguridad del partido) y
la Gestapo.
466 Bajo la dirección de Heinrich Müller, que fue el nazi de más alto rango entre los que no dejaron
rastro después del suicidio de Hitler. Se supone que murió en 1945.
467 Ilya Ehrenburg e Itzik Feffer, quienes visitaron los EEUU en 1943 como representantes del Comité
Anti-Fascista Judío que viajó a solicitar apoyo al esfuerzo bélico soviético. Una buena parte de ellos
terminaron ejecutados por Stalin.
creyó todo lo que escuchó y dedicó dos columnas del semanario Aufbau para
elogiar que “los judíos soviéticos sean los primeros judíos del mundo en haber
sido legal y socialmente emancipados”468.
Escribe Marcelo Birmajer que “Arendt quiso encontrarle una lógica a Eichmann,
que no la tiene; entonces la construye… Arendt tropieza con su soberbia
(cuando) declama con detalles puntillosos que ella conoce la lógica interna
de Eichmann, que puede demostrar que actuó en el cumplimiento de su tarea
como un fabricante de zapatos no muy entusiasmado con su oficio, y que no
tenía deseo sádico de realizar el Mal”469.
Goldhagen cita abundantes casos como refutación de la supuesta falta de
crueldad de estos “pequeños engranajes. Mataban frente a sus novias y esposas
para jactarse; agradecían la orden de matar; escribían que “sentíamos alegría
cuando atrapábamos a un judío al que uno podía matar” y que “lo pasaban a
lo grande” fusilando470.
Si faltaba una prueba más de que Eichmann no era un burócrata, fue provista
por sus camaradas, que lo describieron como “completamente obsesionado con
la idea de destruir a cada judío en el que pudiera poner sus manos”471 y “un
nacionalsocialista convencido y un fanático antisemita”.
A pesar de la incontrovertible incomprensión del mal por parte de Arendt, hizo
un aporte al modo de pensar sobre la responsabilidad y el crimen. Un aporte
que debe leerse con las reservas que derivaron de su mala predisposición hacia
las víctimas y hacia la Fiscalía.
Guershom Scholem puso punto final a su amistad con Arendt a partir de la
publicación del libro472, y le criticó “utilizar un lenguaje despiadado, un tono
frecuentemente despectivo y malicioso”. Teniendo en cuenta que el tema tratado
era aniquilación de una tercera parte del pueblo judío, el tono de arrogancia
de Arendt –opinaba Scholem- era inapropiado, desprovisto de Ahavat Israel
o amor por el pueblo judío, sobre el que Scholem intentó infructuosamente
concientizar a Arendt.
Su insensibilidad se evidenció al llamar al rabino Leo Baeck -un líder de la
judería alemana- “el Führer judío”473. Para Scholem, el lacerante término nazi
bastaba para revelar la insultante actitud, la misma que asomó cuando Arendt
señaló a Eichmann como un “converso al sionismo”. Esta expresión fue para
Scholem “una burla al sionismo, y me veo forzado a concluir que ésa era tu
468 Sol Stern: Hannah Arendt y los orígenes de la israelofobia, City Journal, volumen 22, No 1,
invierno de 2012.
469 Marcelo Birmajer: Archivo Arendt, en La ilustración liberal No 27, primavera de 2006.
470 Goldhagen, op. cit., pág. 552-553.
471 La declaración del comandante de Auschwitz Rudolf Hoess.
472 El intercambio epistolar entre Arendt y Scholem fue ulteriormente publicado en Encounter.
473 El término apareció en la primera edición del libro, y fue posteriormente modificada.
167
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
intención”.
La réplica de Arendt a su ex amigo no incluye disculpas: “Nunca en mi vida
he ‘amado’ a ningún pueblo ni colectivo… el único amor que conozco es entre
personas”. En cuanto a los Consejos de Judíos, “dije que no había posibilidad
de resistencia, pero sí existía la posibilidad de no hacer nada”.
Al debate se sumó un hombre de letras, Lionel Abel, quien mostró cómo en Rusia
los hebreos no habían tenido Consejos Judíos ni organizaciones similares (ya que
éstas habían sido destruidas por Stalin mucho antes del estallido de la guerra)
y, sin embargo, cientos de miles fueron asesinados por los Einsatzgruppen.
Si Arendt hubiera mínimamente revisado las matanzas nazis en Rusia, habría
debido desistir de su tesis.
Abel, “el más inteligente de los neoyorquinos”474, ironizó que si Arendt
tuviera razón, uno debería “acusar al pueblo de Nagasaki e Hiroshima de
haber colaborado con sus propias muertes por haber elegido vivir en ciudades,
que son los mejores blancos” para bombardeos. Asimismo, mostró que en su
libro anterior (Los orígenes del totalitarismo) la misma Arendt sostiene la
imposibilidad de resistencia efectiva ante el régimen totalitario.
Más graves que sus errores, fueron los visibles esfuerzos de Arendt por dejar
bien parado a Eichmann. Por ejemplo, el genocida había declarado: “saltaré a
mi tumba riendo, por la extraordinaria satisfacción de tener en mi conciencia
la muerte de cinco millones de judíos”. Por toda respuesta, Arendt explica que
“Eichmann sufría de un vicio común: la pedantería”.
Ante semejante desdén, Abel no fue menos directo: “¿Cuántos individuos en
la historia humana se jactaron de haber matado a cinco millones de personas?”
Eichmann era un monstruo moral, y si no tenía conciencia de su ruindad, pues
peor aún.
La polémica en el lodo
474 Así lo llamó Jean-Paul Sartre. Able abrió el segundo y más amplio de los dos debates: el de
Partisan Review.
475 En una carta a Arendt de septiembre de 1963 (nota 7 en el artículo de Ezra).
476 Richard Crosmann, un socialista y parlamentario por el Partido Laborista, que escribió en el
Observer una nota crítica del libro de Arendt.
477 Dwight MacDonald, ex editor del Partisan Review.
478 “No-judío” en hebreo.
479 Tuvo lugar en otoño de 1963 en el hotel Diplomat de Manhattan, auspiciada por Dissent y coordinada
por Irving Howe, con una audiencia de casi quinientas personas.
480 El otro fue Daniel Bell. El informe de la reunión le fue enviado a Arendt, y fue citado por su
biógrafa Elisabeth Young-Bruehl.
481 Un estudio sobre la banalidad del mal.
169
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
482 De Morris Schappes, editor de Jewish Currents, en la que la crítica fue publicada en tres números
sucesivos.
483 Louis Harap en Science and Society.
484 En el Jewish Chronicle. Laqueur era director del Instituto de Estudios Avanzados de Historia
Contemporánea de la Biblioteca Weiner. [58]
485 En el Sunday Times.
486 Incluyeron al filósofo Ernst Akiva Simon, y a Alexander Donat, en la revista Judaism, del American
Jewish Congress.
El fraude
E
l corolario del ilustre desenmascaramiento fue la publicación en 1965
de un libro de 400 páginas enteramente dedicado a refutar a Arendt: Y
lo torcido se enderezará487 de Jacob Robinson, que había sido asesor de
Derecho internacional para el equipo de la Fiscalía.
Robinson era jurista, diplomático, historiador y autor de muchos libros
sobre Derecho internacional488, y redactó en 1952 el borrador del acuerdo de
reparaciones entre Israel y Alemania Occidental. Robinson muestra los errores
de Arendt en todas y cada una de sus opiniones: la responsabilidad de Eichmann,
el rol de los líderes judíos, la importancia de la resistencia judía, y el supuesto
colaboracionismo de los Consejos.
Entre sus refutaciones, muestra acabadamente que Eichmann no había sido un
“hombre común”489 y que los judíos no habían actuado con especial pasividad
(al respecto presenta contraejemplos que desmienten las generalizaciones de
Arendt). Un aporte significativo de Robinson fue el concepto de “unicidad del
Holocausto”490: “no todas las víctimas de los nazis fueron judíos, pero todos
los judíos fueron víctimas de los nazis”491.
Al referirse a los Consejos Judíos, Robinson muestra que éstos habían sido
487 El título está tomado del profeta Isaías 40, el capítulo del final de los tiempos: “Vehaiá ha-akuv
lemishor”. Jacob Robinson también respondió a Bruno Bettelheim en su libro Psicoanálisis en un
Vacuum: B. Bettelheim y el Holocausto (1970).
488 Robinson (1889-1977) fue pionero en Lituania de la formación de la red escolar judía, y director de
un secundario hebreo. Fue elegido al parlamento lituano, como líder del bloque de las minorías, hasta
la disolución del mismo en 1926. Emigró de Lituania a EEUU en mayo de 1940.
489 And the Crooked shall be made straight, A new look at the Eichmann Trial, Jacob Robinson,
Macmillan, Londres, 1965, páginas 58-59.
490 Ibídem, páginas 99-100.
491 Algunas pocas excepciones no alcanzan para invalidar la premisa. Por ejemplo, los 1.684 judíos
húngaros liberados por el acuerdo Kastner-Eichmann , referido en el libro de Rodinson, op. cit., página.
177.
171
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
172
CAPÍTULO 3
ofensivo fue reivindicar ese mito implícitamente. La historia judía tiene más de
heroísmo que de apatía, y tanto Hilberg como Arendt parecieron desconocerla.
Ignoraron la autodefensa en la Rusia zarista contra las bandas de Petlyura;
ignoraron la resistencia judía contra los pogromos en Rusia, que generó grupos
como uno llamado Jerusalem que luego se replicaron en Eretz Israel.
Incluso desde Eretz Israel, ocupada por el imperio británico, la comunidad judía
envió paracaidistas de salvamento, que terminaron previsiblemente asesinados.
Además, la primera revuelta armada494 contra la maquinaria de terror nazi en
Europa fue una rebelión judía: la del gueto de Varsovia en abril de 1943. Ante
esta revuelta, el asombrado Himmler reaccionó con especial brutalidad. Al
cuarto día (el 22 de abril) ordenó destruir el gueto en su totalidad, y subrayó
que debía hacerse “despiadadamente y con implacable dureza”495 ya que “los
eventos demuestran cuán peligrosos son los judíos”.
Como “prueba” de que los judíos en el pasado nunca se habían defendido,
Arendt cita una obra menor de ficción del abogado Henry Torrès496. Para
colmo, la lectura del texto de Torrès muestra que su uso por parte de Arendt
está descontextualizado497.
Enteramente desmentida
173
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
174
CAPÍTULO 3
503 Carta de Arendt a Karl Jaspers citada en Deborah Lipstadt, op. cit., página 165.
504 Cuando fue traducido al hebreo en 2000, generó una nueva controversia, esta vez sobre la
representación histórica de aquel período.
505 Así Steven Aschheim en Arendt en Jerusalem (2001). Sobre el racismo de Arendt, ver Seth
Frantzman: Terra Incognita: Confrontando a Hannah Arendt (2011).
175
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Para concluir, podemos imputar dos culpas a Hannah Arendt: una universal y
una judaica. La primera es haber propiciado la idea de la banalidad del mal que
penetró convincentemente; la segunda es que pueda narrarse el Holocausto de
un modo casi desjudaizado, en el que la judeofobia casi no ocupe lugar.
Los crímenes de una escala de los de Eichmann nunca son el resultado de un
mal “banal”; no pueden ser perpetrados por personas ordinarias ni por patéticos
burócratas, sino por gente que se identifica activamente con “ideologías” que
justifican la opresión y destrucción de otras personas. Saben perfectamente
que están cometiendo un crimen, pero se complacen en él y encuentran una
“ideología” que les permite explicarlo506.
En presencia de un líder fuerte, y de grupos sociales en caída, la gente predispuesta
al mal puede ser eficazmente azuzada para cometerlo a gran escala507. Durante el
conocido experimento de Philip Zimbardo (1971) en la cárcel, un tercio de los
supuestos carceleros desarrollaron tendencias sádicas, e incluso se enfadaron
cuando el experimento fue cancelado. Habían sido reclutados como voluntarios
para el experimento, y paulatinamente incrementaron su sadismo, especialmente
por las noches, cuando creían que no los filmaban508.
El análisis de Arendt fue, cuando menos, ingenuo e irresponsable509. Ingenuo,
porque tenía confianza en el acusado. Irresponsable, porque había asistido
sólo al comienzo del juicio, y se ausentó desconociendo las más reveladoras
admisiones del acusado, cuando éste habló orgullosamente de las medidas
creativas con las que ejecutó la política de Hitler510. Eichmann indicó así su
activo involucramiento en el mal, y no una pasiva e irreflexiva obediencia.
506 Yaakov Lozowick: Los burócratas de Hitler (en inglés) – La policía de seguridad nazi y la banalidad
del mal, Continuum, Londres, 2000, página 272.
507 Haslam y Reicher realizaron estudios de obediencia en base del de Stanley Milgram de 1963 y
del experimento de la penitenciaría de Stanford por parte de Philip Zimbardo en 1971, y llegaron a la
conclusión de que la gente, más que órdenes, sigue a una ideología con la que se siente identificada.
508 El experimento tuvo lugar en la penitenciaría de Stanford en 1971.
509 Ver la biografía Eichmann: su vida y crímenes de David Cesarani (n. 1956), historiador anglojudío
que se especializa en historia judía.
510 También Deborah Lipstadt muestra el descuido de Arendt. Después de hacer una vívida crónica
del juicio, traza una crónica de sus repercusiones, y en este debate necesita inevitablemente detenerse
en Arendt, a quien acusa de una ira que distorsiona su reporte y con un descuido imperdonable.
CAPÍTULO 4
Burocratismo
C
uando hablamos de la “desjudaización” del Holocausto, nos referimos a
saltear el vínculo entre la Shoá y la cultura judeofóbica que la engendró.
A partir de ese quiebre la interpretación se sumerge en una tendencia
generalizadora que empieza por equiparar la Shoá con otras matanzas, y termina
por trivializarla. Incluso el último libro de Deborah Lipstadt, que citamos
reiteradamente por lo acertado en su enfoque, concluye con el recuerdo de la
matanza de Ruanda de 1994. Vale la pena el ejemplo, justamente para repasar
aquella masacre.
Cuando el Presidente y la Primera Ministro ruandeses511 fueron asesinados,
el país se hundió en un trimestre caótico y desenfrenado, durante el cual las
tropas del país perpetraron un genocidio512 con el argumento de que la minoría
tutsi (o watusi) estaba por rebelarse513. Casi la tercera parte de los tutsis –cerca
de 800.000 personas- fueron masacrados en paroxismo por hutus enardecidos.
Un poco de esa furia también se sintió en el genocidio perpetrado por Alemania
pero, en lo fundamental, el genocidio europeo fue metódicamente acompañado
de pensamiento, reflexión, planificación, seguimiento; de un mensaje ideológico
que le servía de referente. Y fue rodeado por un mundo mayormente esclarecido
y apático que estaba bien informado de la situación, y dejó durante cuatro años
que las comunidades hebreas diseminadas en Europa fueran pulverizadas en
agonía. Por ello puede entenderse la Shoá como el gran fracaso de la civilización
Occidental. En este punto radica la profunda diferencia. Los alemanes habían
ingerido del fruto de la sabiduría y de la intelectualidad. Sus asesinos eran
511 El avión del presidente ruandés Juvenal Habyarimana fue derribado por rebeldes el 6 de abril de
1994. Al otro día fue asesinada la Primera Ministra Agathe Uwilingiyimana. Los diez soldados belgas
que la custodiaban fueron llevados a una base militar y muertos a golpes.
512 El comandante genocida fue Theoneste Bagosora, coronel del ejército ruandés que armó a sus tropas
para matar tutsis y a hutus moderados. El líder de los rebeldes, Paul Kagame, asumió como presidente
de Ruanda y lo seguía siendo en 2014.
513 Yehuda Bauer sostiene que la minoría de los tutsis no era un grupo étnico sino una clase social que
había sido durante siglos el sector dominante del país. Ver Bauer, op. cit., página 64.
177
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
514 Hitler y los alemanes (1964) de Eric Voegelin, publicado en respuesta a que la prensa alemana
acusara de filonazi a Percy Ernest Schramm (1894-1970). El texto de Schramm Anatomía de un dictador
(1963) prologó a Conversaciones de mesa de Hitler de Henry Picker. Voegelin salió en defensa de
Schramm en una serie de conferencias en la Universidad de Múnich, bajo el título Hitler y los alemanes.
515 Günther Anders: Nosotros los hijos de Eichmann - Carta abierta a Klaus Eichmann (1964).
516 A varios de los postulados de Anders nos hemos referido en Kafkania, Universidad ORT Uruguay,
2012, páginas 96-97.
517 En su libro La modernidad y el Holocausto (1989). El enfoque de Bauman fue rechazado por
Yehuda Bauer por “superficial” (op. cit., página 97).
518 Daniel Goldhagen: Los verdugos voluntarios de Hitler, Taurus, Madrid, 1996, página 29.
519 Jaspers y su esposa, Gertrud Mayer, que era judía, conocieron a Heidegger en 1920, en casa de
Husserl.
520 En el epistolario entre ambos, editado en Frankfurt por W. Biemel y H. Saner, y comentado por
Mario A. Presas: La vergüenza de Heidegger, en la sección cultural del diario La Nación, Buenos Aires,
19 de enero de 1992, página 3.
521 El filósofo noruego Arne Næss (1912-2009), por ejemplo, sostuvo que Heidegger no era judeofóbico
al asumir el rectorado, sino un mero oportunista que se valió del Tercer Reich para promoverse. Arne
Næss: Cuatro Filósofos Modernos (en ingles), Universidad de Chicago, 1968, páginas 180 y 182-185.
522 Entre los latinoamericanos: Adolfo Carpio y Arturo Uslar Pietri. Víctor Massuh y Umberto Ecco,
por su parte, han minimizado la importancia del debate en torno del nazismo de Heidegger.
523 Víctor Farías: Heidegger y el nazismo (1987). Farías, chileno y profesor de la Sorbona, muestra
que la filiación nazi de Heidegger no fue episódica sino sintomática.
179
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La misma industria, agreguemos con alarma, que produce las crisis económicas,
los enfrentamientos, el malhumor, la discriminación y el mal gusto en el arte.
El primer paso de la banalización de la Shoá es desatender su excepcional
enormidad. Si la muerte de algunos miles de personas en una guerra, cualquier
guerra, es equiparada con el asesinato sistemático y sádico de seis millones,
perpetrado en un programa para exterminar a una nación entera como virus,
entonces, la Shoá no debe de haber existido.
Para detectar cuándo nace dicha desatención, cabe rastrear la historiografía del
Holocausto.
524 La conferencia de Theodor Adorno ¿Qué significa trabajar a través del pasado? es una crítica al
concepto de Germania de Heidegger. Así llamaba al pensamiento filosófico privativo de Alemania y
que luego extendió a Occidente. Localmente, también José Sebreli hace una dura crítica a Heidegger
en el capítulo El arte moderno contra la modernidad, dentro de Las aventuras de la vanguardia (2002).
525 Los “judíos” en Lyotard están desprovistos de contenidos rituales o tradicionales; su única clave
es la unicidad de Dios y, más aún, la conexión entre esa unicidad y la ética.
526 Como se refiere a la moral kantiana, Lyotard pareciera haber “postmodernizado” al filósofo judío
Hermann Cohen.
527 Tomado de Gerstenfeld, página 70.
Hilberg inaugura
En los años que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial, hubo una especie
de silencio catatónico ante la catástrofe, a modo de la bíblica mujer de Lot
convertida en estatua ante la destrucción. Se rehuía hacer consideraciones
generales acerca de la aniquilación de la judería europea.
Más tarde, para nominar lo ocurrido con un término que le sea privativo, pasó a
utilizarse la palabra “Holocausto”528, que había sido aplicada unas pocas veces
a otras catástrofes529, y pasaba a describir exclusivamente el intento nazi de
eliminar a los judíos.
Durante el lustro que siguió a la guerra, los libros sobre la Shoá se limitaban
a relatar eventos específicos y a recopilar el material relevante. En 1951 fue
publicado, por primera vez, un cuadro global de lo ocurrido. El pionero fue el
clásico historiador de la judeofobia, León Poliakov, con su Breviario del odio
(1951). Este libro, así como el que le sucedió dos años después (La solución
final, del inglés Gerald Reitlinger) narra los hechos y se detiene en los modos
del odio nazi y sus fuentes. Su núcleo es la pregunta de cómo pudo llegarse a
semejante genocidio. Ninguna de las dos obras mencionadas tuvo gran difusión
en su época.
Unos años después, otro libro, muy diferente en su forma, otorgó nuevo impulso
al conocimiento generalizado del Holocausto. Fue la primera crónica fotográfica
completa: La estrella amarilla530 (1960), una selección de unas doscientas fotos,
de entre las toneladas recogidas después de la guerra531. El autor las ordenó
cronológicamente y agregó una introducción a cada capítulo. Las cápsulas de
las fotos son extractos de documentos, de leyes alemanas y de informes de los
oficiales de la SS o de los comandantes de los campos. Debido a la fuerza de las
imágenes, el libro sacudió especialmente a los alemanes, e introdujo al mundo
las tenebrosas visiones que empezaban a hacerse bien conocidas532.
Faltaba un año, empero, para que se inaugurara la historiografía conocida de
528 Holocauston es la traducción griega del hebreo oláh: un sacrificio consumido por el fuego.
529 Por ejemplo referido al terremoto de San Francisco de 1914, a la matanza de los armenios en 1915,
y al incendio de los bosques de Minnesota en 1918.
530 Der Gelbe Stern. Su autor es Gerhard Schoenberner (1931-2012) y lleva por subtítulo La persecución
de los judíos de Europa 1933-1945.
531 La mayor parte de ellas habían sido tomadas por los nazis que así dejaban testimonio de su guerra
contra los judíos.
532 Hubo posteriormente más álbumes con fotos escalofriantes. Uno es el de las fotos tomadas el 19 de
septiembre de 1941 por el sargento Heinz Joest de la Wehrmacht. Era el 43er cumpleaños de Joest, quien
pasó el día tomando las fotos en el gueto, lo que estaba prohibido. Otro álbum contiene 112 imágenes
del personal de Auschwitz en actitudes de alegría y relajamiento, tomadas alrededor de agosto de 1944
por el teniente primero SS Karl Höcker. Fue descubierto en 2006.
181
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
533 La edición de 1985 fue revisada y modificada, y hemos de referirnos a esta modificación.
534 Lo rechazaron las editoriales de las universidades de Princeton y de Oklahoma, y de Yad Vashem.
Fue ulteriormente publicado por la pequeña editorial Quadrangle Books (y en un tipo muy pequeño
de letra). Más tarde Hilberg propuso la idea como un doctorado, y fue aprobado por su tutor en la
Universidad de Columbia, Franz Neumann.
PARTE SIETE
183
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 1
Funcionalistas e intencionalistas
E
l comentado abordaje de Hilberg casi omite tanto el sufrimiento de los
judíos como la narración de sus vidas en los campos. Se concentra en
los medios administrativos que permitieron el genocidio, y deja que el
horror se deduzca implícitamente de la crónica. Hilberg mismo abre el prefacio
anunciando que “describirá la vasta organización de la maquinaria nazi de
destrucción”, y advierte que “no es un libro sobre judíos”.
Cabe preguntarse si no se corre el riesgo de la insensibilidad cuando un
voluminoso libro sobre la Shoá no es “sobre judíos”. Pero el mensaje es peor
que insensible. Si Hilberg se hubiera mantenido fiel a su premisa, se habría
ahorrado toda la crítica de la que fue blanco. El problema es que cuando Hilberg
sí habla de los judíos, lo hace en tono de reprimenda.
En un aspecto Hilberg recoge la línea de los libros que lo antecedieron: presenta
a los judíos enteramente pasivos ante la maquinaria nazi. Pero Hilberg agrava el
cuadro, porque se permite aventurar una explicación para la supuesta inacción
judía: fue el resultado de la herencia de una Diáspora milenaria que nunca supo
defenderse.
Así se avivó la polémica sobre la conducta de las instituciones a las que
pertenecían las víctimas: si en efecto los Judenräte habían “colaborado” con
su propia aniquilación. Esta acusación fue menguando con el tiempo, gracias
a la investigación y las obras académicas535 que mostraron su falsedad, pero
continuó impertérrita en los países comunistas, ya que en éstos el baldón de la
pasividad engrosaba la propaganda judeofóbica oficial.
La novedad fundamental de Hilberg es que, mientras los escritos precedentes
sobre la Shoá dejaban en claro quiénes eran los culpables, y supieron atribuir
las responsabilidades finales del genocidio, por el contrario, la voluminosa
crónica de Hilberg se focaliza en los alemanes como simples burócratas que
cumplen diligentemente con la tarea: supervisar la clasificación y deportación
535 Algunas fueron apologéticas y otras cabalmente objetivas como Judenrat (1972) de Isaiah Trunk.
185
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
536 En la película Shoá de Claude Lanzmann, uno de los entrevistados es Hilberg, quien afirma “Nunca
comencé por preguntar las grandes preguntas, porque temía que me toparía con pequeñas respuestas”.
537 El monstruo bíblico Behemoth aparece casi al final del libro de Job (40:15-24) y su nombre fue
utilizado en 1668 por Thomas Hobbes como título para su libro La historia de las causas de las guerras
civiles en Inglaterra (1681). El título completo del libro de Neumann es Behemot: La estructura y
práctica del Nacional Socialismo. Apareció en 1942 y ampliado en 1944.
538 Neumann (1900-1954) fue un abogado y escritor judeoalemán, marxista de la Escuela de Frankfurt.
539 Como hace el historiador Trevor-Roper.
Un nuevo Hitler
187
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
543 Hilberg: La destrucción de la judería europea (en inglés), páginas 146, 662, 663.
544 Hilberg, op. cit.,The Destruction of the European Jewry página 666.
545 Hilberg, op. cit.,páginas 666-669.
La propia Hannah Arendt llegó a escribir de Hilberg546 que “es bastante tonto y
loco. Ahora balbucea sobre ‘un deseo de muerte’ de los judíos. Su libro realmente
es excelente, pero sólo porque es un simple informe”.
El legado del funcionalismo es claro. Para los principales adherentes a
esta escuela, como Martin Broszat y Hans Mommsen, el exterminio de los
judíos “aconteció” como consecuencia de la inercia burocrática e iniciativas
individuales. Adicionalmente, muchas veces los funcionalistas utilizan el
Holocausto para difundir una ideología anti-Occidental que equipara las
“sociedades industriales avanzadas” con la Alemania nazi.
Con todo, nunca debe olvidarse el abismo que separa a los funcionalistas de
los negacionistas (sobre los que nos extenderemos). Los primeros admiten sin
ambages las obsesiones judeofóbicas de Hitler y su parcial responsabilidad en
el exterminio. El problema es que frecuentemente minimizan dicha judeofobia
como si hubiera sido una mera propaganda demagógica destinada a ganar
apoyo popular.
A partir del juicio a Eichmann, se inflamó el debate entre el intencionalismo y
el funcionalismo, debido a la subsecuente publicación de las obras de Hannah
Arendt y de Bruno Bettelheim que, además de enfatizar el rol de la burocracia
nazi, son aun más críticos que Hilberg en lo que al rol de los judíos se refiere.
Una de las expresiones del rechazo al trío Hilberg/Arendt/Bettelheim fue la
publicación por parte de Yad Vashem de un ensayo titulado Investigación
histórica, o calumnia (1967)547.
El abismo entre intencionalistas y funcionalistas fue ensanchándose. Para los
primeros, el funcionalismo peca de una suerte de actitud complaciente ante
el nazismo, ya que traslada muchas culpas de los cabecillas y perpetradores,
a una sucesión de decisiones burocráticas que se fueron agravando como una
bola de nieve.
La conclusión de los funcionalistas es, en efecto, que la política judía del
Tercer Reich no estuvo planificada de antemano548 y que Hitler iba meramente
reaccionando ante las circunstancias; no las creó. Algunos de los funcionalistas
se avienen a admitir que Hitler pudo haber decidido el exterminio de los judíos,
pero nunca fijan la fecha de esa decisión antes de septiembre de 1941.
Para los intencionalistas, por el contrario, el impulso genocida y el deseo de
consumarlo ya estaban presentes dos décadas antes de ese momento. Uno de
los datos que respalda la postura intencionalista, es que para la fecha señalada
de septiembre de 1941, casi un millón de judíos ya habían sido asesinados por
189
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
549 Dicha autorización fue dictada por Hitler, y escrita en una orden militar producida el 13-3-41 por
el General Wilhelm Keitel, en conexión con la Operación Barbarroja.
550 Daniel Jonah Goldhagen: Los verdugos voluntarios de Hitler – Los alemanes corrientes y el
Holocausto, Taurus, 1997, página 192.
CAPÍTULO 2
Q
ue los deseos genocidas fueron explícitos es un hecho harto conocido.
Hitler los anunció en Mein Kampf (1925), cuando escribió que añoraba
que diez años antes “se hubiera gaseado a doce mil hebreos corruptores”.
En los Documentos Boxheim de 1931551, Werner Best había incluido una cláusula
que ordenaba matar de hambre a los judíos por medio de negarles tarjetas de
racionamiento.
En 1932, Joseph Goebbels lo declaró pública y sueltamente: “También la pulga
es un ser vivo y bastante desagradable, y nuestro deber para con nosotros mismos
y para nuestra conciencia consiste en exterminarlas. Lo mismo hay que hacer
con los judíos”552. Y más tarde: “’¡Mueran los judíos!’ fue nuestro grito de guerra
durante doce años. ¡Que revienten por fin!”553.
El 23 de junio de 1935, ante una audiencia de doscientas mil personas en el
festival de Hesenberg, así bravuconeó Julius Streicher para los miembros de
las Juventudes Hitlerianas:
551 Reglamento secreto que debían regir el Estado de Hesse una vez que la revolución nazi depusiera
al Gobierno.
552 Preguntas y respuestas para el Nacionalsocialista (1932), página 12, citado por Poliakov en el
Breviario del odio, página 242, nota 1.
553 En la entrevista concedida al periódico inglés Sunday Referee, 30 de julio de 1933, citado en
Breviario del odio (1951) de León Poliakov, página 16.
554 Morse, op. cit., páginas 144-145.
191
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Hay quienes hacen grandes esfuerzos para indicar que no había intención de
exterminio, que se trataba de una mera bravata o que el discurso de Hitler tenía
como objetivo amenazar al mundo exhibiendo su patrimonio de una población
vulnerable cautiva en sus manos558. Se nos escapa cuál puede ser la motivación
de tales esfuerzos ante una evidencia tan incontrovertible.
Siempre Hitler se refirió al objetivo de “eliminar” a los judíos, aun cuando al
comienzo el lenguaje era más ambiguo, y permitía diversas interpretaciones
sobre qué significa “exterminar”. Paulatinamente, de todos modos, fue usando
un vocabulario cada vez más claro. Para no creer que el designio de Hitler
era sanguinario, hace falta sencillamente no querer creerlo bajo ninguna
circunstancia. También en su discurso a los Gauleiters nazis de diversas regiones
El objetivo final debía ser “guardado en silencio”. ¿Hace falta más pruebas de
que había una intención genocida desde el comienzo?
Resulta interesante que cada vez que Hitler se citaba a sí mismo (su “profecía”)
mencionaba mal la fecha. La confundía con la fecha del comienzo de la guerra
siete meses después. Puede ser revelador de que, para él, la guerra y “el ajuste de
cuentas” con los judíos eran lo mismo. Sin duda, la guerra general en Europa le
brindó la oportunidad única que había anhelado por dos décadas de “solucionar”
la cuestión judía. Los funcionalistas, esforzadamente, ven en todas y cada una
de dichas declaraciones sólo metáforas, bravatas, vacuas amenazas, modos
de imponer miedo, cartas para negociar desde una postura más dura, etcétera.
193
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
560 Su nombre deriva de las ciudades de Lublin y Nisko, que limitan con la región e iban a pasar a ser
parte de la reservación, según el plan de ampliación que finalmente no se concretó.
561 El plan Nisko fue planeado por Hitler, Rosenberg y Himmler, con participación de Adolf Eichmann,
Hans Frank, Arthur Seyss-Inquart y, de la Gestapo, Heinrich Müller. En representación de la SS, Odilo
Globocnik estuvo a cargo de los judíos del área de Lublin.
562 Eichmann estaba a cargo de la Oficina Central de Emigración Judía desde el Protectorado de
Bohemia y Moravia. Agregó un contingente de Chequia y de Viena a los judíos de la Alta Silesia Oriental
originalmente destinados a la reservación.
563 Según el historiador Christopher Browning (en Nazi policy, Jewish workers, German killers,
Cambridge University Press, 2000, página 7), la decisión de Himmler fue consecuencia de su nueva
responsabilidad (desde el 15 de octubre) de reasentar a 30.000 alemanes en las zonas polacas ahora
anexadas. Ello habría pasado a ser su prioridad.
564 En octubre había vislumbrado la expulsión inmediata a Lublin de 300.000 judíos de Viena y del
Altreich, y a fines de ese mes aprobó el plan de Himmler de que los judíos deportados provinieran de
las nuevas provincias del Este. La cifra fue reducida a 80.000 por Reinhard Heydrich (jefe de la Oficina
Principal de Seguridad) en noviembre de 1939.
internacional565, aun cuando Frank no deseaba que los medios informaran del
hacinamiento.
En diciembre de 1939 se perpetró “la marcha de muerte de Lublin”: los primeros
prisioneros corrían ante los balazos hacia la línea de demarcación nazi-soviética.
Casi cien mil judíos fueron deportados antes de la cancelación del plan en abril
de 1940 por razones prácticas566. Los transportados ya habían muerto por tifus
e inanición.
Como consecuencia, en las ciudades controladas por los nazis los judíos se
encontraron atascados a la espera de la decisión de un nuevo destino para la
deportación. La norma fueron los guetos amurallados. En mayo de 1940 los
40.000 judíos que aún quedaban en Lublin fueron transportados al gueto de la
ciudad. En junio Heydrich informó a Ribbentrop que, en razón del gran aumento
de las poblaciones judías bajo control del Reich, la emigración no era ya una
solución, y había que buscar otra. Decidido a encarar el exterminio, designó
a Eichmann. Christopher Browning menciona Nisko como muestra de que no
había un intento premeditado de exterminio de los judíos567. Pero tanto este
plan como el de los pantanos de Pripet estaban perfectamente integrados a las
medidas que llevaban a la inexorable destrucción de la judería europea. Fueron
preludio de la “solución final”.
En cuanto al plan Madagascar, se planteó después de la caída de Francia. El 15
de agosto de 1940 la “solución” territorial se ligó a la isla africana de Madagascar
que pasaba a ser colonia alemana. El plan ya aparece en un memorando de
Himmler568 aprobado por Hitler569, en el que se sugiere expulsar a todos los
judíos a África. Nunca se concretó por las dificultades, pero es citado por los
funcionalistas como prueba de que no había intento de exterminio. Pero no hay
contradicción. Una etapa previa de concentración territorial en África habría
otorgado a los nazis la posibilidad de chantajear a las comunidades judías del
mundo para expoliarlas, sin tener por qué abandonar el designio exterminador.
A principios de 1941, mientras se planificaba la invasión a Rusia, se decidió
565 El diario inglés The Times del 16 de diciembre, y el diario luxemburgués Luxemburger Wort del 12
de noviembre informaron de un total de 45.000 judíos deportados. En diciembre, el diario norteamericano
The Spectator informó que la reservación estaba rodeada de alambres de púa y preparada para recibir casi
dos millones de judíos. Ver Joseph Poprzeczny: Odilo Globocnik, Hitler’s man in the East, McFarland,
2004, páginas 149-150.
566 Hermann Göring, con la aprobación de Himmler, suspendió el plan Nisko el 23 de marzo de 1940.
A fines de abril se canceló y las deportaciones continuaron a un ritmo más lento.
567 Christopher Browning enfatiza los diferentes planes territoriales en su artículo La política nazi de
reasentamiento y la busca de una solución a la cuestión judía 1939-1941.
568 El memorando, del 15 de mayo de 1940, se titula Algunas reflexiones sobre el tratamiento de la
población extranjera en el Este.
569 El memorando venía a dirimir una discusión sobre la elección del método para lidiar con el “problema
judío” en una reunión efectuada el 12 de febrero de 1940 entre Himmler, Göring, Frank y Greiser, en
la residencia de Göring en Karinhall.
195
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 3
L
os intencionalistas más firmes sostienen que Hitler tenía planes para
el Holocausto hacia 1924, si no antes. Dawidowicz supone que en
1919 Hitler ya lo planeaba, y que lo consumó apenas se le dieron las
circunstancias favorables. En los Juicios de Núremberg de 1945 la “Solución
Final” fue presentada por la Fiscalía como parte de un plan rastreable hasta
los fundamentos del Partido Nazi en 1919. Intencionalistas más moderados576
opinan que Hitler lo había decidido en los años de 1930. Algunos se basan en
el párrafo de Mein Kampf577, otros en la “profecía” de Hitler del 30 de enero de
1939. La orden no escrita de exterminar fue emitida antes de marzo de 1941578.
Un importante intencionalista579 sostiene que también la conquista de Rusia
estaba inextricablemente ligada al exterminio de los judíos, quienes según Hitler
habían conquistado el país por medio del bolchevismo. Por ello, Rusia era vista
como un peligro en expansión, el bolchevismo era sinónimo del dominio judío,
y la democracia era la antesala del comunismo. Para Hitler, la derrota de Rusia
era inseparable del exterminio de los judíos, y cuanto ésta más se acercaba, más
se concentraba en la “solución final”.
El 17 de marzo de 1941, Hitler declaró a sus generales (Halder incluido) que
la guerra contra la Unión Soviética sería de exterminio. Halder, que hasta ese
momento había sido crítico de los planes militares de Hitler, no protestó: “No
haremos esta guerra para preservar al enemigo”. Aunque la palabra “judíos”
no figura en las notas de Halder, puede entenderse el exterminio de los mismos
porque Hitler solía hablar de “judeo-bolchevismo”.
El hecho es que hasta 1970 la mayoría de los historiadores fue intencionalista,
197
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
La descalificación de Hilberg
580 El Estado Hitlerista (1969) de Martin Broszat y El sinuoso camino a Auschwitz (1970) de Karl
A. Schleunes. La contrapartida de ese título hizo que la escuela intencionalista sostuviera un “camino
directo a Auschwitz”.
581 Así lo sostiene Arno Lustiger.
582 De Filip (ó Philip) Friedman (Lvov 1901-NY 1960), un historiador judeopolaco. Historiaba la
historia de los judíos polacos; con la guerra fue a la clandestinidad. Regresó a enseñar historia judía en
la Universidad de Lodz. Después de testimoniar en los Juicios de Nurenberg, ya no regresó a Polonia.
Fue a EEUU en 1948 invitado por Salo Baron. Escribió Martyrs and Fighters: The Epic of the Warsaw
Ghetto (1954) y un volumen dedicado al rescate de los cristianos titulado Their Brothers’ Keepers (1957).
583 They Fought Back, cuentos de la resistencia de Yuri Suhl, un poeta ídish muerto en Nueva York
en 1986.
584 Forged in Fury, A true story of courage, horror and revenge, sobre el sufrimiento judío en la
guerra y la caza de criminales nazis, del periodista Michael Elkins (Nueva York 1917-Jerusalem 2001).
585 Jewish Resistance in Nazi-Occupied Eastern Europe (1974) de Reuben Ainzstein (1917-1981).
586 También escribió El Holocausto y los historiadores, un estudio de la historiografía del tema. Otros
libros de Dawidowicz son ¿Cuál es el uso de la historia judía? (1992) una póstuma colección de ensayos
sobre historia; La tradición dorada: la vida y el pensamiento judíos en Europa Oriental; y En términos
e igualdad: los judíos en EEUU 1881-1981.
587 Nuestras referencias y síntesis son tomadas de la décima edición en inglés (1984).
588 Después de investigar certificados de nacimiento y de muerte en muchas ciudades europeas de la
preguerra, llegó a la cifra de 5.933.900 asesinados. Algunos historiadores consideran que la cifra real
fue mucho mayor, ya que en muchas pequeñas aldeas no había registros y en general muchos de éstos
se perdieron.
589 Con la excepción de Belzec, Hilberg no da cifras precisas de cada lugar, sino redondeadas. Si
tomamos en cuenta estos redondeos, su total sería de 4,9 a 5,4 millones.
590 Por ejemplo, un estudio del Departamento de historia de Museo Estatal de Auschwitz, conducido
por Franciszek Piper, revisó la cifra habitual de cuatro millones (que incluía a polacos no-judíos) y
planteó como nueva cifra un millón (casi todos judíos). Cabe enfatizar que ello no significa reducir en
tres millones la cifra total de judíos asesinados, sino plantear una distribución distinta de las áreas en
las que las víctimas fueron asesinadas.
591 Ludwig von Mises en Gobierno omnipotente – Apogeo y caída del Estado total y la guerra total, en
inglés, Universidad de Yale, 1944. Una versión en castellano fue publicada en 2013 por Unión Editorial.
Hay un capítulo de Ludwig von Mises en nuestro Célebres Pensadores, Universidad ORT Uruguay,
Montevideo, 2006, páginas 109-116.
199
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
que movilizar tropas o asegurar provisiones. Por ejemplo, los vagones que
llevaban suministros a los soldados en Rusia fueron usados para deportar judíos
a los campos. Además, Dawidowicz sostiene que en la historia alemana hay un
Sonderweg (Sendero Especial) que inevitablemente desembocó en el nazismo,
la esencia de la más abarcadora maldad. También adhiere a la verdad de que
la creación más temprana de un Estado judío en Palestina habría evitado o
atenuado el Holocausto.
Hilberg reaccionó airadamente ante la obra de Dawidowicz. Descalificó que
la escritora reivindicara la dignidad de los judíos violentados por medio de
ampliar la definición de “resistencia” a muchas iniciativas humanizadoras
que emprendieron las víctimas. En segundo lugar, Hilberg blandió la cuestión
bibliográfica y enumeró veinte autores que la historiadora no había citado.
Lo más llamativo es que Hilberg arremete contra Dawidowicz (y como veremos
también contra Daniel Goldhagen) pero es sumamente generoso en su juicio
de Norman Finkelstein, quien arguye que los judíos, y especialmente Israel, se
aprovechan del Holocausto para beneficiarse. Salteando esta afrenta, Hilberg
aprobó el libro de Finkelstein596.
Queda claro que detrás del desdén de Hilberg, también hablaba su orgullo
herido. No era para menos: el de Dawidowicz es un libro monumental sobre
el Holocausto, y en él la obra de Hilberg es apenas mencionada; su nombre
ni siquiera aparece en la bibliografía recomendada. Hilberg denunció que
Dawidowicz no sólo salteó su libro, sino que “para destacarse a sí misma”
también volvió a excluirlo en un libro subsecuente, en el que Dawidowicz se
dedica a los historiadores de la Shoá597.
Hilberg se apresuró a dictaminar que Dawidowicz “no es tomada en serio por
los historiadores” porque “se basa en fuentes secundarias y no aporta nada
nuevo”. También sobre la autora Nora Levin598, Hilberg adujo que ésta utilizaba
su obra sin mencionarlo.
El motivo por el que Dawidowicz descartaba a Hilberg, empero, es claro. No
se trataba de que Hilberg no hubiera escrito un libro importante y abarcador,
sino que, según Dawidowicz, el conocimiento que Hilberg tenía de la historia
judía “no es igual al de su precipitada generalización sobre ella; ha perjudicado
su valorable trabajo con comentarios desinformados y distorsionados sobre la
conducta judía… Su bache en historia judía es especialmente evidente cuando
describe lo que él supone eran las funciones de la kehilá”599. Así había escrito
596 La industria del Holocausto – Reflexiones sobre la explotación del sufrimiento judío (2000).
597 El Holocausto y los historiadores (1981).
598 Nora Levin: El Holocausto: la destrucción de la judería europea (1968).
599 Para probar sus reservas acerca de Hilberg, Dawidowicz cita de La destrucción de la judería europea,
entre otras, las páginas 145-146 y 662-669. La guerra contra los judíos, páginas 435 n2, y 521-522.
201
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
600 Raul Hilberg: La política de la memoria: el viaje de un historiador del Holocausto (en inglés,
1996), páginas 126-127.
601 Josef Melkman y Nathan Eck.
602 Hilberg teminó reconciliándose con Yad Vashem y participó de coloquios internacionales organizados
por la institución, en 1977 y en 2004. Hilberg murió en 2007, y un lustro después Yad Vashem organizó
un simposio para celebrar la traducción de su libro al hebreo.
603 Como fue mencionado, los principales errores fueron soslayar el rol de Hitler y cuestionar la actitud
de los judíos ante la matanza. Otro error de Hilberg, señalado por Henry Friedlander (en el capítulo
13 de su Orígenes del genocidio nazi, 1995), fue omitir el tratamiento especial que los Nazis dieron a
los discapacitados judíos: los retiraron de los hospitales y los asesinaron en la segunda mitad de 1940.
CAPÍTULO 4
Sonderweg
C
omo vemos, las polémicas y los debates entre los historiadores del
Tercer Reich son numerosos604. Los tipos más conocidos responden a
tres preguntas sobre el nazismo: su esencia, sus objetivos, y sus raíces.
En la primera cuestión unos lo describen como la cima de la germanidad
(Deutschtum) y otros, desde una perspectiva marxista, lo suponen como la
culminación del capitalismo. Algunos ven en el nazismo una variante más del
totalitarismo, paralela al comunismo; otros lo encuentran de índole enteramente
diferente.
En cuanto a la pregunta de los objetivos del Tercer Reich, hay quienes entienden
que había un plan de dominio mundial, mientras otros reducen la aspiración nazi
sólo a conquistar Europa. Se llamaron globalistas versus continentalistas605. De
las declaraciones del Führer, y del eslogan “Poder Mundial o Ruina” (Weltmacht
Oder Niedergang), surgiría que la intención nazi era la conquista mundial.
“Incluso si no podemos conquistar”, anunció Hitler en 1934, “arrastremos a
medio mundo a la destrucción con nosotros”. En sus últimos días, cuando se
volvió contra el pueblo alemán, lo acusó precisamente de no haber cumplido
con ese designio.
Cabe agregar que las metas de conquista no excluyeron Latinoamérica, que
también fue objeto de un plan de invasión606. El embajador alemán en Uruguay,
Otto Langmann, era un pastor luterano convertido al nazismo. Desde la embajada
se coordinaba una red de inmigrantes alemanes que planeaban ocupar Uruguay
y desde este país lanzarse a la conquista de Sudamérica607. Operaron durante
más o menos un lustro a partir de 1937, y abandonaron el plan en 1942, debido
al vuelco de la guerra.
604 Recogemos los enunciados aquí de En La dictadura nazi (1985) de Ian Kershaw.
605 Los principales globalistas son Klaus Hildebrand, Andreas Hillgruber, y Jochen Thies; y los
continentalistas Hugh Trevor-Roper, Eberhard Jäckel, Axel Kuhn y Martin Broszat. Los primeros
sostuvieron que la ambición de Hitler era crear “Eutopia” y desde allí desafiar a los EEUU
606 Ver Ronald Newton: El cuarto lado del triángulo. La amenaza nazi en la Argentina (1931 – 1947).
607 Sobre el peligro nazi en Uruguay, ver de Daniela Bouret, Álvaro Martinez y David Telias: Entre la
matzá y el mate, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1997, páginas 105-126.
203
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
608 Fuhrmann se había instalado en Salto a fines de la Gran Guerra, huyendo de una Alemania
desquiciada, y se dedicó en Uruguay a la agricultura y la fotografía. En 1937 era director del diario
La Campaña, órgano de prensa del Partido Ruralista, y en marzo nació en Salto el Centro Cultural
Germano-Uruguayo con Fuhrmann como presidente. Lo llamaban “pequeño Führer”. Militaba en Salto
y en la vecina ciudad argentina de Concordia. Convirtió a esa zona en punto de entrada de material
propagandístico.
609 En Paysandú el jefe del Punto de Apoyo era Adolfo Dutine, secundado por el estanciero Alfredo
von Metzen, responsable de cinco escuelas primarias en las que se adoctrinaba a los niños en el nazismo.
Reinaldo Becker, agente del diario argentino El Pampero, hacía la propaganda en las escuelas de Paysandú
y captaba para el movimiento a campesinos no alemanes.
610 En la confitería Oro del Rhin, el cine Ambassador y el Club Alemán.
611 Ian Kershaw aprueba la idea de Jürgen Kocka de que hubo un moderado Sonderweg.
612 Como en la obra La catástrofe alemana (1946) del historiador Friedrich Meinecke (1862-1964).
613 Encargados por Sergei Diaghilev, se estrenaron en París: El pájaro de fuego (1910), Petrushka
(1911) y El rito de la primavera (1913).
614 Es de notar que Modris Eksteins titula Ritos de primavera (1989) a su libro sobre la Primera Guerra
Mundial y el comienzo de la modernidad, y lo abre con el ballet de Stravinsky en 1913. Para Eksteins
la Gran Guerra fue un punto de inflexión psicológico para la modernidad.
205
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
616 Cuando murió en 1916, Moltke dejó un panfleto para publicación titulado La culpa por la guerra
(Die “Schuld” am Kriege).
617 En sus dos libros: Garras por un poder mundial (1961, Griff nach der Weltmacht) y Guerra de
Ilusiones (1969).
618 Los católicos y protestantes en Irlanda del Norte, los sindicatos, los partidarios del voto femenino.
Así resume Ruth Henig el pensamiento moderno sobre la Gran Guerra en Los orígenes de la Primera
Guerra Mundial (1989).
619 De Georges Sorel, ingeniero francés que devino en filósofo.
620 La tesis muestra que querían enfrentarse a Francia y a Rusia. No necesariamente también a Inglaterra,
pero aún a ese riesgo estaban dispuestas.
621 Theobald von Bethmann Hollweg.
622 El Reich o Imperio alemán duró casi medio siglo. Fue proclamado el 18 de enero de 1871 con
la unificación de Alemania y la proclamación de Guillermo I como emperador, hasta la derrota en la
Primera Guerra Mundial y la abdicación de Guillermo II el 9 de noviembre de 1918.
623 Liderados por Gerhard Ritter (1888-1967).
207
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
del partido nazi hasta 1942624, y que su nueva postura fue producto de la guerra.
Hoy en día es aceptado que las clases altas alemanas (los llamados Junkers625)
eran especialmente agresivas en los años que precedieron a la Gran Guerra, y
que esa agresividad desestabilizó la política internacional. Existía un Sonderweg,
un camino especial y trágico que Alemania había recorrido.
Los historiadores de la línea de Fischer integraron el nazismo en la continuidad
histórica de Alemania626, e identificaron sus raíces en el pasado alemán. Pero
cuando los tumultos estudiantiles de 1968 estallaron también en Alemania, la
Nueva Izquierda radicalizó las universidades y otra vez se produjo un cambio
de visión. Surgió una nueva escuela de historiadores627 que, por un lado,
decían rechazar el abordaje marxista por su determinismo económico y por su
dogmatismo clasista, pero, por el otro, fueron influidos por el estructuralismo628
y actualizaron la idea del determinismo social.
Una de las obras estructuralistas más tempranas fue El Estado de Hitler (1969)
de Martin Broszat (1926-1989). Para Broszat, la percepción del Estado nazi
como monolítico había sido demasiado simplista. Más que autocracia, había
prevalecido en la Alemania nazi una “policracia” impulsada por las rivalidades
internas.
Sorprendentemente, la Alemania nazi era presentada por Broszat como un
Estado caótico, casi anárquico, que distaba en mucho de lo que se sabía del
Tercer Reich, en el que nadie se atrevía a contradecir las órdenes de Hitler
o sus deseos. Las variadas estructuras previas al nazismo, habían terminado
incorporadas al Estado.
De este modo, los estructuralistas devaluaron a Hitler y, motivados más por su
ideología que por la evidencia, empequeñecieron el rol del Führer en moldear
la Alemania nacionalsocialista.
Hasta hoy, los estructuralistas, como los marxistas, minimizan el rol histórico de
la personalidad individual y ven como exclusivos protagonistas a los procesos
sociales y económicos. En esa línea, Hans Mommsen adujo en 1970 que Hitler
era un “dictador débil”.
Por momentos los estructuralistas parecen olvidar que la historia no está hecha
624 Bávaro, y miembro del Partido Nacionalsocialista entre 1939 y 1942, Fischer fue, después de la
guerra, profesor en la Universidad de Hamburgo, hasta su retiro en 1978.
625 De Junger Herr: amo joven.
626 Las grandes obras de estos historiadores fueron La dictadura alemana de Dietrich Bracher y La
cosmovisión de Hitler de Eberhard Jäckel. En un momento fueron llamados revisionistas.
627 Se los denominó “neo-revisionistas” porque pusieron nuevo énfasis en la crítica contra Alemania
de los mentados “revisionistas”. Los neo-revisionistas revisaron los libros escritos sobre la era nazi
durante los años 1950-1960s.
628 Interpretaron el Nacionalsocialismo con conceptos como “sistema”, “estructura” y “función”, que
eran tomados de la sociología y de la antropología, y por ende acaso muy estáticos para ser aplicados
al análisis histórico, más dinámico.
por estructuras sino por hombres y mujeres. Son personas las que crean, operan
y destruyen estructuras. A la gente no la movilizan las estructuras, sino sus
ambiciones, intenciones y metas; las motivan las ideas, valores, creencias, y
pasiones.
Para Broszat, quien implementaba la dictadura nazi no era el líder absoluto
sino “la ley interna de movimiento” del régimen, que generaba despotismo
sin intervención humana. Esta interpretación mecanicista de la Alemania nazi
caracterizó la historiografía estructuralista.
Los estructuralistas generaron dos visiones: una, que quitaba el libre albedrío
de la sociedad y privaba a los seres humanos de su capacidad de elegir entre
el bien y el mal; otra, que consistía en iniciar un nuevo ciclo apologético en la
historia alemana, al remover el aspecto moral de la toma de decisiones en la era
nazi. Como se ha dicho: “al dejar atrás las cuestiones de la responsabilidad y
culpa alemanas en aras de un análisis moderno supuestamente realista, cayeron
en el renovado peligro de trivializar el nacionalsocialismo” 629.
629 Karl Bracher, citado en la Intoducción de Lucy Davidowicz a la décima edición de La guerra
contra los judíos, página 27.
209
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 5
Goldhagen
U
na pregunta quedaba sin respuesta en el debate entre intencionalistas
y funcionalistas. Así lo entendió el entonces estudiante Daniel Jonah
Goldhagen630 durante una conferencia de Saul Friedländer en Harvard.
La pregunta de por qué quienes recibieron la orden de aniquilar a los judíos
la obedecieron. Después de investigarla, Goldhagen arribó a la conclusión de
que los alemanes comunes y corrientes habían sido educados en una cultura
profundamente judeofóbica. La abrumadora mayoría de ellos eran “verdugos
voluntarios” 631 debido a que en la identidad alemana se había incrustado una
judeofobia “eliminadora”, desarrollada durante varios siglos. La judeofobia
medieval había sido secularizada y, en el instante en que la ley se los permitiera,
los alemanes se lanzan a asesinar judíos del modo más cruel.
No fue Goldhagen el primero en detectar que en la ideología alemana latía un
componente de judeofobia radical632, pero sí el primero en agregar en combinar
esa visión con una postura intencionalista. Su libro, que comenzó como
una tesis doctoral, fue en buena medida una respuesta al de otro historiador
norteamericano, el funcionalista Christopher Browning633. Los textos de uno
y otro se refieren al mismo colectivo: el Batallón Policial de Reservistas 101
en Polonia, en 1942, conformado mayormente por hombres de edad mediana,
trabajadores de Hamburgo que no habían mostrado proclividad especial por el
nacionalsocialismo. Del estudio de un mismo grupo, Browning y Goldhagen
extraen conclusiones muy diferentes634.
630 Goldhagen fue más tarde profesor de politología y estudios sociales en Harvard, hasta que se retiró
para dedicarse enteramente a escribir.
631 Los verdugos voluntarios de Hitler. Los alemanes corrientes y el Holocausto, Madrid: Taurus, 1997.
632 Ya lo habían hecho otros historiadores como Yehuda Bauer, Israel Gutman y Otto Kulka.
633 Aquellos hombres grises. El batallón 101 y la solución final en Polonia, Edhasa, Barcelona
(2002). Browning fue un testigo clave en el juicio de David Irving contra Déborah Lipstadt (2000), en
la defenestración de Irving.
634 Un artículo que se detiene en las diferencias entre Browning y Golhagen en cuanto a la motivación
de los perpetradores es Perpetrator Motivation: Some reflections on the Browning/Goldhagen Debate,
de Nick Zangwill, en La filosofía moral y el Holocausto (en inglés), editado por Eve Garrard y Geoffrey
Scarre, Aslgate, Reino Unido, 2002, páginas 89-102. Si bien Zangwill reivindica varios argumentos de
Browning, admite que éste no consideró suficientemente la influencia de la judeofobia como motivación.
211
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
El Batallón 101 efectuó redadas en Polonia, tanto para matar judíos como para
deportarlos a los campos. Cuando se les ofreció la opción de ser eximidos de
las matanzas, casi todos ellos declinaron la oferta y mataron con estusiasmo635.
Para Browning, los hombres del 101 no actuaron por odio, sino por obediencia a
la autoridad y por presión de sus pares. Como había establecido el mencionado
experimento de Stanley Milgram, los hombres más tediosos podían transformarse
en fieras. Cabe mencionar que en septiembre de 2013 la hija del comandante
de Auschwitz emergió de un anonimato de siete décadas con declaraciones en
la prensa que parecerían confirmar dicha premisa. Recordaba a su padre como
“el más agradable del mundo”, que les leía cuentos infantiles y regresaba triste
de “su trabajo”636.
Cabal funcionalista, Browning se focalizó en la estructura del Tercer Reich y
no en sus representantes y sus metas. Entendió el exterminio como resultante
de una serie de decisiones improvisadas, y una radicalización del régimen
supuestamente policrático. Un ejemplo de Browning es la disputa entre jeracas
nazis637 sobre el destino inmediato de las víctimas, disputa que revelaria a
Hitler alentando peleas entre sus seguidores apenas insinuando la dirección
que prefería.
Si bien Browning reconoce el impacto de la interminable campaña de
propaganda judeofóbica, resalta otros factores como el miedo de los alemanes
a ir contra la corriente, su oportunismo, su preocupación por parecer débiles, y
la omnipresente burocracia estatal. En suma: la motivación de los perpetradores
no era la judeofobia, sino la presión de sus pares.
Contra Browning, Goldhagen demuestra638 que los hombres del Batallón no
fueron asesinos “reticentes” sino que mataron del modo más sádico posible.
La crueldad era el ethos primordial del Batallón 101 debido a una judeofobia
“eliminadora”.
Por un lado, Browning admite que los perpetradores no habían sido SS ni nazis
fanáticos, y desmiente el mito de que no podían eludir su cometido. Ni una sola
vez un alemán fue castigado por negarse a matar judíos. Pero por el otro lado,
Browning se queda corto, porque no menciona la causa de por qué mataron
judíos –y la causa es que siempre lo habían deseado.
Ninguna otra motivación podría haber empujado a aquellos hombres comunes a
635 De un batallón de quinientos hombres, menos de quince optaron por no participar de las matanzas.
636 Así lo reveló el 8 de septiembre de 2013, en el Washington Post, el autor inglés Thomas Harding,
cuyo tío abuelo había detenido en 1946 al comandante de Auschwitz Rudolf Höss cuando intentaba
escapar. Höss fue colgado al lado del crematorio de Auschwitz el 16 de abril de 1947. La hija del nazi,
Brigitte Höss, reside a los 80 años en Virginia, y se reveló en el reportaje de Harding. Había vivido su
infancia con su familia en una mansión cercana a Auschwitz.
637 Entre Göring/Frank y Himmler/Greiser.
638 En su recensión de 1992 en The New Republic.
salir a cazar a madres judías con sus párvulos, escondidos en remotos bosques
y campos. No eran meros “estereotipos negativos” como lo plantea Browning,
sino una concepción muy particular y monstruosa de lo que son los judíos. Más
que “hombres comunes”, los del Batallón 101 habían sido parte de una cultura
política nada común, la de la Alemania nazi, poseída por una visión letal y
alucinatoria de los judíos.
Así se explaya Goldhagen, según quien los historiadores de la Shoá habían caído
en el mismo error: tratar a los alemanes de la preguerra como un grupo más,
como un pueblo occidental “normal” influido por los valores de la Ilustración.
En vez de ello, conformaban un pueblo preindustrial supersticioso que debía ser
analizado como a los aztecas que creían que sus sacrificios humanos apaciguaban
a los dioses y garantizaban el alba.
El comandante del Batallón 101, el Mayor Wilhelm Trapp, eximió de la tarea
a los hombres que la encontraran repelente, y sólo una pequeña minoría pidió
ser eximida. Al mismo Batallón se le ordenó en 1942 fusilar a doscientos
polacos católicos, y se limitaron a matar menos de ochenta, pero más tarde,
ese mismo día, eliminaron rápidamente a ciento ochenta judíos. Eran reacios
a matar católicos, pero felices de matar judíos. Goldhagen muestra una y otra
vez que sentían alegría y triunfo al torturar y matar judíos, aun durante sus
romances amorosos.
Mientras Browning sostiene que las condiciones de la batalla y la camaradería
grupal guiaban la conducta de los alemanes, Goldhagen desestima esas variables
y muestra cómo actuaron por propia voluntad, motivados eminentemente por
su judeofobia eliminadora. Para él, el factor principal, sine qua non, que hizo
posible el Holocausto es que había una profunda voluntad del pueblo alemán
de acabar con la vida de todos sus “enemigos”.
Por lo antedicho se ha acusado a Goldhagen de racista y germanófobo639 y, a la
luz de su obra posterior, también de anticatólico640. Si bien reconoce que obispos
y sacerdotes salvaron a gran cantidad de judíos, Goldhagen no trepida en hablar
de los muchos prelados católicos que aceptaron y promovieron la judeofobia
antes de la guerra y durante la misma, y de los que tuvieron un rol directo en
la persecución de judíos.
639 Por ejemplo al historiador norteamericano Fritz Stern. Para la polémica en torno de Goldhagen, ver
Finchestein, F. [ed.], Los alemanes, el holocausto y la culpa colectiva. El debate Goldhagen, Buenos
Aires. Eudeba, 1999.
640 Una estimación moral (2002) de Daniel Jonah Goldhagen, subtitulado El rol de la Iglesia Católica
en el Holocausto y su incumplido deber de reparación.
213
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Detractores de Goldhagen
Para Yehuda Bauer “formalmente, por lo menos, los judíos habían sido
emancipados con el establecimiento del imperio alemán y, aunque se los excluía
de ciertas ocupaciones influyentes, gozaban de extraordinaria prosperidad… Los
alemanes se casaban con judíos: en los años 30 unos cincuenta mil judíos vivían
en matrimonio con alemanes, por lo que por lo menos cincuenta mil judíos y
sus familias tenían contacto familiar con los alemanes… Simplemente no había
una norma racista antisemita asesina en la Alemania del siglo XIX. Había un
creciente antisemitismo en las élites pero incluso en este caso es difícil hablar
de unanimidad. Hablar de una norma eliminadora es incorrecto”.
Bauer sí admite que Goldhagen tiene razón en un punto primordial (e incluso
menciona haber llegado a esa conclusión antes que Goldhagen y que Browning)
y es que la abrumadora mayoría de los alemanes estaban muy dispuestos a ser
reclutados para matar judíos. Agrega que los capítulos finales de Goldhagen (los
referidos a las Marchas de la Muerte) son los mejores del libro, que “analizan
la actitud de los asesinos de un modo poderoso y convincente”.
Cuando Bauer sostiene que fue la depresión en Alemania (y no la cultura
de judeofobia eliminadora) la que permitió a los nazis un éxito electoral en
septiembre de 1930, soslaya que el tema de Goldhagen no es por qué los nazis
obtuvieran muchos votos, sino por qué mataron judíos.
641 Hilberg escribió que Goldhagen estaba “completamente equivocado sobre todo” y su obra es “de
valor nulo”. Según Hilberg “hacia fines de 1996, estaba claro que, en contraste con los lectores legos,
una buena parte del mundo académico borró a Goldhagen del mapa”.
642 Ernst Nolte, Andreas Hillgruber, Michael Stürmer, Joachim Fest y Klaus Hildebrand.
643 En la edición de 2000 de La dictadura nazi.
644 La expresión es de Gerhard Ritter.
645 Por su amigo el historiador Hans Mommsen.
646 Kershaw inicialmente se había opuesto a los ataques de Norman Finkelstein contra Goldhagen,
pero finalmente se acercó a éste y a Ruth Bettina Birn, coautores de Una nación en juicio: la tesis de
Goldhagen y la verdad histórica (1998).
647 En una entrevista de 1997. Un error que Mommsen señala de Goldhagen es que data en 1935 la
pérdida de la ciudadanía alemana por parte de los judíos, cuando en realidad fue en 1938.
648 Según Hilberg “el único motivo por el que obtuvo su doctorado en politicología en Harvard es que
no había nadie en el plantel académico que pudiera revisar su trabajo”.
649 Así lo descalifica David Rieff, hijo de la intelectual anti-israelí Susan Sontag.
650 Los verdugos voluntarios de Hitler, página 17.
651 Los verdugos voluntarios de Hitler, pág. 714 (nota 38).
652 Breviario del odio, pág. 61.
653 Morse, op. cit., página 129.
215
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 6
Otros debates
O
tro ácido debate tuvo como lid la prensa alemana, lanzado el 6 de junio
de 1986 por el filósofo e historiador Ernst Nolte656 quien sostuvo que el
nazismo fue una reacción defensiva contra la amenaza del bolchevismo:
los campos nazis contrarrestaban los gulags soviéticos, que habrían generado
el horror original, y el más grave. En enérgica respuesta, el filósofo Jürgen
Habermas657 lo consideró un reprobable intento de blanquear el pasado alemán
que diluía la singularidad del Holocausto.
Quienes se alinearon con Nolte658 compararon la Shoá con el sufrimiento
padecido por los alemanes después de la guerra (expulsados de Checoslovaquia
y de Polonia), los crímenes nazis volvían a minimizarse.
Del debate resultaba una búsqueda de fuentes de orgullo nacional para las
nuevas generaciones de alemanes. Para varios historiadores había llegado el
momento de volver a celebrar una parte de su historia659. La discusión rondó
cuatro preguntas: ¿Es cierto el Sonderweg -el sendero especial de la historia
alemana que llevó inevitablemente al nazismo? ¿Habían sido los crímenes nazis
singularmente malévolos o eran comparables por ejemplo con los crímenes
estalinistas? ¿Fue el Holocausto único o era paralelo a otros genocidios660?
¿Había sido el nazismo una reacción de temor ante el bolchevismo?
La teoría del Sonderweg 661 diferencia el recorrido alemán, del trayecto desde
217
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
662 El termino “Sonderweg” a veces se aplica también al camino especial por el que transitó la política
exterior alemana antes de la Gran Guerra y durante ella. Dicho camino era diferente de las “vulgares”
democracias Occidentales y de la autocracia zarista.
663 La llamada Sonderbewusstsein, mentalidad alemana, se habría conformado a fines del siglo XIX.
664 Tres ejemplos son el libro del diplomático británico Robert Vansittart: El historial negro: el pasado y
el presente de los alemanes (1941), Rohan O’Butler: Las raíces del nacionalsocialismo (1941) y William
Montgomery McGovern: De Lutero a Hitler: la historia de la filosofía nazi-fascista (1946). También
William Shirer en Apogeo y caída del Tercer Reich (1960) vio la línea de Lutero a Hitler, y al nazismo
como expresión del carácter alemán.
665 Como Sebastian Haffner, que era un emigrado alemán en Inglaterra: Alemania: Jekyll y Hyde (1940).
666 Léon Poliakov, A. J. P. Taylor, Lewis Bernstein Namier, y William L. Shirer.
667 Así sostiene A.J.P.Taylor en Curso de historia alemana (1945).
668 El historiador francés Edmond Vermeil en su libro L’Allemagne contemporaine (1952).
669 Como A. J. P. Taylor y Lewis Namier.
670 Como Friedrich Meinecke, Hans Rothfels y Gerhard Ritter, y algunos no alemanes como Pieter Geyl.
671 Así lo describe Meinecke en La catástrofe alemana (1946).
Nazis y comunistas
La segunda cuestión -la comparabilidad entre los crímenes nazis y los soviéticos-
fue motivo de la “controversia entre historiadores” o Historikerstreit entre 1986
y 1989, la que en buena medida fue un debate entre intelectuales de derecha
y de izquierda. Los primeros presentaron al totalitarismo como un fenómeno
que abarca tanto al nazismo como al comunismo; los segundos sostuvieron que
había en el nazismo una malignidad única. Los más apologéticos vieron en los
nazis una pequeña banda criminal que quebró la historia alemana.
Sobre el paralelo entre las atrocidades nazis y las estalinistas, un libro reciente673
muestra que entre ambos asesinaron en Europa Central674, entre 1933 y 1945,
a catorce millones de civiles desarmados (los nazis se habrían apuntado el
doble de víctimas civiles). Las tiranías de ambos produjeron catástrofes de
las que culpaban a enemigos designados para ese fin, y después utilizaron la
muerte de millones para justificar sus políticas. Ambos compartían una utopía
revolucionaria, un grupo al que acusar cuando la utopía resultara imposible, y
una política de asesinato masivo presentado como victoria alternativa.
Una suerte de paralelo comunista al Holocausto fue la política de Stalin
de asesinar por hambre a los ucranianos y polacos que se resistían a la
colectivización; algunos llegaron a llamarlo el “Holomodor” de tres millones de
hambreados hasta la muerte en 1932-1933. Sin embargo, si bien los comunistas
generaron un castigo despiadado, no crearon un plan de exterminio de todos
los bebés de una “raza” dondequiera se hallaren.
En Europa Oriental el equiparacionismo volvió a agitarse después de la caída del
Muro de Berlín (1989), y en Occidente a partir del Libro Negro del Comunismo
(1997) que reveló la magnitud de los crímenes soviéticos y desacreditó la
posición de la izquierda de los años de 1980675. Recientemente el debate resurgió
672 Lo plantearon en EEUU en los 1950-1960 los historiadores Fritz Stern (que terminó cambiando
de parecer) y George Mosse.
673 Bloodlands: Europe Between Hitler and Stalin (2010) de Timothy D. Snyder.
674 La región que abarca Polonia, Ucrania, Belarús, Rusia y los países bálticos.
675 Así lo sostuvo el historiador británico Norman Davies en 2006.
219
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
676 La Declaración de Praga sobre la Conciencia Europea y el Comunismo del 3 de junio de 2008,
firmada por figuras políticas, antiguos prisioneros políticos e historiadores. El primer firmante es el
anfitrión Vaclav Havel, último presidente de Checoslovaquia y primero de la República Checa.
677 El Parlamento Europeo asumió la Declaración de Praga en su Resolución sobre la Conciencia
Europea y el Totalitarismo, el 2 de abril de 2009, con 553 votos a favor y 44 en contra. y 33 abstenciones
asume la condena.
678 El norteamericano Dovid Katz y el australiano Danny Ben-Moshe.
679 La Declaración de los Setenta Años fue firmada por 71 miembros (de 19 países) del Parlamento
Europeo el 20-1-12, en señal de los 70 años de la Conferencia de Wannsee. La Declaración se opone a
que se amplíe la definición de genocidio, y se atiene a la definición de 1948.
680 Su doctorado en literatura (1951) fue sobre Franz Kafka.
681 Del 11 de octubre de 1998, al aceptar el Premio a la Paz de la Feria del Libro Alemana de Frankfurt,
en la ex Iglesia de San Pablo de dicha ciudad.
682 El 9 November 1998, en el 60o aniversario de la Kristallnacht.
683 La historiadora Juliane Wetzel ha refutado tal afirmación de Walser.
684 Vergangenheitsbewältigung.
PARTE OCHO
Las perversiones
221
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 1
E
l entusiasmo de los perpetradores revela el propósito de causar el mayor
sufrimiento posible: “Mataban a hombres, mujeres y niños indefensos,
personas que con toda evidencia no constituían ninguna amenaza militar
para ellos, a menudo extenuados y débiles, con una inequívoca angustia física y
emocional, y que a veces suplicaban por sus vidas o las de sus hijos… los gritos
y los lamentos de quienes aguardaban su muerte inminente o los agonizantes
reverberaban en oídos alemanes”. El mundo de los judíos debía ser transformado
en uno de sufrimientos incesantes que terminara en su muerte.
El nazismo no se limitaba a rechazar la solidaridad emocional ante el sufrimiento
de los demás, sino que ordenaba lo contrario: el desdén socarrón, el goce jubiloso
ante ese sufrimiento685.
Yehuda Bauer opina que “la rebelión nacionalsocialista contra el humanismo, el
liberalismo, la democracia, el socialismo, el conservadurismo, el pacifismo, etc.,
fue el intento más radical de cambiar al mundo que la historia haya registrado:
el más novedoso y el más revolucionario”686. Goldhagen llama a los nazis “los
revolucionarios más profundos de los tiempos modernos; la revolución que
forjaron durante su breve soberanía en Alemania fue la más extrema y completa
en los anales de la civilización occidental”687. Significaba, en palabras de Göring,
la demolición de “esos estúpidos, falsos y enfermizos ideales de humanidad”. El
Gobernador de Polonia Hans Frank fue explícito: “libérense de todo sentimiento
de lástima… las ideas que se han sostenido hasta ahora no pueden aplicarse a
un evento tan gigantesco y sin precedentes como el del exterminio”688.
No es comparable ni a las persecuciones medievales que, con sus primitivos
métodos de tortura, no tenían el hábito de atormentar a un hombre sólo porque
sus genes fueran culpables.
En tres instituciones se puso en evidencia esta revolución emocional; ellas son
analizadas en profundidad por Goldhagen: los casi cuarenta batallones policiales;
223
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
los campos “de trabajo”; y las Marchas de la Muerte. Estas últimas son las más
ilustrativas porque se efectuaron en 1945, con Alemania derrotada. Decenas de
miles de judíos fueron obligados a caminar por tierras europeas huyendo de los
Aliados, descalzos en pleno invierno, sin alimento ni bebida, muriendo en el
trayecto. Nadie supervisaba a quienes los hacían caminar; podían actuar como
deseasen. Y desearon la peor de las alternativas imaginables.
A fines de enero de 1945 fue evacuado el campo de Schlesiersee cuya población
era sólo de mujeres jóvenes. En él habían debido cavar zanjas descalzas en la
nieve; se congelaban, y los guardianes las azotaban cuando intentaban calentarse
un poco. Veinticinco latigazos era la pena por cubrirse con una manta689. Les
tiraban del pelo sin cesar. El propósito nunca fue hacerlas trabajar, sino sufrir.
El campo de Helmbrechts albergaba prisioneras que habían llegado a partir
del 19 de julio de 1944. Nunca recibieron cuidado médico. Tenían prohibido
escurrir ropa mojada. Moraban en barracones con hedor, y se las azotaba
permanentemente “por ensuciarlos”. El jefe Alois Dörr solía entrar sólo para
golpear y precedía el puñetazo con la pregunta de “¿Qué estás tramando,
pequeña judía?”
La Marcha desde Helmbrechts comenzó el 13 de abril de 1945, cuando el Reich
estaba casi derrumbado. La captura de los alemanes era inminente, y podrían
haber comprendido que su crueldad ya no era normal ni conveniente. Pero no
fue así. Unos cincuenta guardas alemanes, hombres y mujeres, escoltaron a las
más de mil prisioneras. Al igual que había sido en los campos, el sufrimiento
provocado era constante e innecesario. La marcha duró hasta el 4 de mayo,
cinco días después del suicidio de Hitler y la rendición alemana. Durante los
últimos días, cuando las poblaciones locales trataban de ayudar a las desdichadas
caminantes, los guardianes activamente lo impedían. En Ahornberg, algunos
civiles que oyeron los gemidos se acercaron con agua, y tropezaron con la
prohibición de los guardianes. Uno de ellos arrojó a las gallinas el pan que
habían traído690. Otra, Helga Hegel, declaró que no daba comida “aunque tenía
autoridad para hacerlo”. Un tercero, cuando se acercó un lugareño con leche
para ofrecer, se la arrancó y la arrojó a la tierra.
Tras una larga jornada, llegaba la noche. Las judías eran colocadas en establos
sin calefacción, en cacofonía de llantos y plañidos de hambrientas, enfermas,
heridas y congeladas. Cuando llegaron a Cistá, al final del séptimo día de
marcha, el alcalde del pueblo ofreció alojar a las mujeres en un local; Alois
Dörr lo impidió, y las hizo pasar la noche a la intemperie. Willi Rust golpeaba
a las enfermas con una tabla de madera. Los guardianes sabían que la marcha
689 Era uno de los cuatro campos satélites de Gross-Rosen. La descripción de esta Marcha está tomada
de Goldhagen, op. cit., págs. 414 y subsiguientes.
690 Goldhagen, op.cit., página 434.
No había racismo
225
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
ser desmentida.
Llamar racismo a la “ideología” nazi es una vía más de desjudaizar el Holocausto.
Porque sólo en lo que concernía a los judíos los nazis fueron consistentemente
“racistas”. Sus principales aliados fueron un pueblo latino y uno oriental, Italia y
Japón, y encontraron aliados en otro pueblo supuestamente “semita”: los árabes.
En mayo de 1943 el líder de los árabes palestinos -Hajj Amin Al-Husseini- visitó
al jerarca nazi Alfred Rosenberg, quien le prometió que se daría instrucciones a
la prensa para limitar el uso de la voz “anti-semitismo” porque sonaba al oído
como si incluyera el mundo árabe, que era mayormente germanófilo. Husseini
había participado del golpe pronazi en Irak en 1941, y residió en Alemania
por el resto de la guerra. Reclutó a los voluntarios musulmanes para el ejército
alemán y exhortaba al Reich a extender la “solución final a Palestina”. El odio
nazi se focalizó en los judíos con la virtual exclusión de toda otra “raza”693. Y
no fue debido al racismo que los nazis odiaban a los judíos, sino al revés: para
ejercer su loca judeofobia utilizaron argumentos racistas.
No había ideología, sino un gran disfraz para la judeofobia. Recordemos que
las dos premisas “racistas” de los nazis eran: 1) que los judíos son un pueblo
genéticamente dañino, fuente de todo mal; el factor degenerativo en la sociedad;
2) que la variable mítica e inexorable de la “sangre” es decisiva en el ascenso
y caída de las naciones; la superior corre por venas germánicas.
Incluso el concepto del espacio vital (Lebensraum) se vinculaba a la judeofobia.
Así lo definió el historiador Andreas Hillgruber694: los de sangre correcta
estaban destinados a conquistar el mundo a partir del Este, a fin de explotarlo
económicamente. El asesinato de los judíos era parte de dicha explotación.
La guerra abierta contra los judíos estalló apenas el nazismo llegó al poder. En
palabras del judeófobo más obsesivo y monotemático, pronunciadas ante una
audiencia de dieciséis mil personas695: “La cuestión judía no se ha resuelto con
la subida al poder del nacionalsocialismo. Por el contrario, el trabajo más duro
está apenas comenzando”. De la misma sinceridad hacía gala en sus advertencias
hacia el mundo exterior para que no interviniera: “¿Quién debe meter sus
narices si nosotros limpiamos nuestra casa?”. La persecución debía cometerse
a mansalva. Basados en ese aparato “ideológico”, hombres como Eichmann
693 Incluidos los romaníes o gitanos que, si bien fueron asesinados en masa, en la visión de los nazis
no pasaron de ser marginales. Eran considerados individuos asociales, pero no enemigos del Estado. A
tal punto que en algunos casos fueron reclutados para combatir por el Reich.
694 Hillgruber (1925-1989) eran un alemán conservador cuyo primer libro, Hitler, el Rey Carol y el
Marshal Antonescu (1953) sostenía que la política alemana había sido completamente normal, similar
a la del resto de las potencias. Pero doce años después, en La estrategia de Hitler (1965) admitió que la
guerra desatada por el hitlerismo había sido despiadada sin parangón en la historia.
695 Julius Streicher, Gauleiter de Franconia, en su discurso del 15 de agosto de 1935, en el Palacio de
Deportes de Berlín. Schoenberner, op. cit., página 30.
227
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Dawidowicz señala que, para colmo, Mayer incluye en su bibliografía las obras
de descalificados negacionistas como Arthur Butz y Paul Rassinier.
En suma, la crítica de Dawidowicz contra Mayer se centra en cuatro aspectos:
que Mayer consiente el racismo alemán; que otorga a la dictadura nazi un
hálito de racionalidad, que suaviza las brutalidades del régimen; que presenta
la Shoá como una serie de metas políticas razonables en lugar de lo que fue:
una expresión de fanática judeofobia.
En su refutación del libro de Mayer700, Lucy Dawidowicz elogia la crítica que
al mismo hizo Daniel Goldhagen: Mayer sencillamente suprime las evidencias
históricas en aras de absolver parcialmente a la Alemania nazi. Su trabajo
contra Mayer, Testigo falso (1989)701, fue la primera publicación importante
de Goldhagen, quien denunció en él “el enorme error intelectual” de atribuir
la causa de la Shoá no a la judeofobia, sino al anticomunismo de Hitler702. En
general, hay en el funcionalismo una semilla que puede germinar en minimizar
la culpa alemana.
229
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 2
Distorsiones frecuentes
T
ergiversaciones como las señaladas son definibles como “perversiones de
la Shoá”, es decir aquellas explicaciones del Holocausto que confunden
las motivaciones del mismo, sus dimensiones o sus víctimas.
No hablamos de la burda propaganda de los negacionistas, quienes en rigor
escapan al análisis histórico, y ni siquiera tienen que ver con el Holocausto en
sí. El negacionismo en sus diversas formas, y en particular la banalización de
la Shoá, son parte de una campaña mentirosa que aduce que durante la guerra
no hubo matanzas de judíos o que éstas fueron un nimio detalle. Fenómenos de
este tipo serán analizados separadamente, ya que corresponde no enmarcarlos
en el análisis de la historia, sino en el de la judeofobia y sus argumentos.
Hablamos de otro tipo de perversiones que, en lugar de mentir, optan por
la arbitrariedad de relativizar o descontextualizar. Antes de analizarlas cabe
mencionar la actitud que está por encima de todas ellas, y que consiste en no
tergiversar la Shoá ni negarla, sino crudamente justificarla o promoverla. Sus
variados argumentos se centran en general en que “los judíos merecían” lo que
les ocurrió.
Así, el historiador Ernest Nolte aseveró que “la razón de la persecución de los
judíos fueron las declaraciones que los judíos mismos hicieron”. Se refiere a
una carta del entonces presidente de la Organización Sionista Mundial, Jaim
Weizmann (a quien Nolte presenta como “los judíos”), en la que se prevé que
si estallaba una guerra los judíos estarían del lado de las democracias, contra
la Alemania nazi.
Además de la obvia generalización de Nolte, su acusación saltea que las
persecuciones judeofóbicas habían comenzado seis años antes de la carta
-redactada en septiembre de 1939, en vísperas de la guerra. Presentar esa
mínima autodefensa judía como un motivo para el genocidio, se acerca a la
complicidad con el mismo.
La justificación del Holocausto, velada o abierta, es un fenómeno habitual en el
mundo árabe. Ya durante el juicio a Eichmann los diarios árabes (en Damasco,
Beirut, El Cairo y Amán) expresaron simpatía por el acusado y se lamentaron
231
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
1) La negación
La más habitual de las perversiones plantea que no hubo Holocausto ni cámaras
de gas, ni intención de exterminio. El negacionismo ha expandido la mitología
judeofóbica. A leprosos, adoradores de asnos, deicidas, pueblo testigo, asesinos
de niños, bárbaros, virus racial, explotadores, confabuladores internacionales y
racistas, se agrega ahora el de “inventores de Holocaustos”. Detallaremos este
fenómeno en el próximo capítulo.
2) La minimización
Difunde la noción de que las cifras de los muertos están supuestamente abultadas,
o de que fue, en palabras del político francés Jean-Marie Le Pen, “un pequeño
detalle de la guerra”.
708 El evento tuvo lugar el 22 de enero de 2013, organizado por el programa de posgrado en Derechos
Humanos de la Universidad Autónoma. El director del programa exhortó a México a romper relaciones
con Israel.
709 Gerstenfeld cita algunos casos, en la página 20 de su libro.
710 Basada en el libro El abuso de la memoria del Holocausto The Abuse of Holocaust Memory –
Distortions and Responses, de Manfred Gerstenfeld, publicado por el Jerusalem Center for Public
Affairs y el ADL, Jerusalem, 2009.
233
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
3) El blanqueamiento
Es la negación de las responsabilidades referidas al Holocausto. Vayan tres
ejemplos de países: Austria, cuando se presenta como una víctima del nazismo;
Rumania, cuando saltea su rol de victimario; y Suiza, cuando agita su falsa
neutralidad pese a haber albergado el oro nazi.
Un ejemplo de este blanqueamiento fue protagonizado por el presidente
norteamericano Ronald Reagan en lo que dio en denominarse el Caso Bitburg.
Presionado por el entonces Canciller alemán Helmut Kohl, en 1985 Reagan
honró con su visita el cementerio militar de Bitburg, en donde están enterrados
numerosos combatientes de la SS.
Otro caso, más oprobioso, fue el del ex Secretario General de las Naciones
Unidas Kurt Waldheim, quien mintió sobre su militancia nazi y luego acusó a
una conspiración judeonorteamericana de que se le impidiera el ingreso a los
EEUU. Después de ello fue elegido presidente de Austria.
El Vaticano presionó a Israel para que en Yad Vashem no se mencionara la
complicidad del Papa Pío XII con el Holocausto (en diciembre de 1942, Pío
XII se negó a firmar la declaración aliada de condena al exterminio de judíos).
Un caso adicional es Noruega, que en 2009, para conmemorar el 150º año del
nacimiento del nazi Knut Hamsun (Premio Nobel de Literatura), la reina noruega
paseó con la familia Hamsun en la Biblioteca Nacional.
Jean François Steiner, periodista francés, escribió a los 28 años un extenso libro
titulado Treblinka (1966) que, como el de Hannah Arendt pocos años antes, fue
un best-seller y causó profunda indignación. En el relato de Steiner los judíos
son retratados en un grado extremo de la pasividad, que blanquea las culpas
de los agresores. El padre de Steiner había perecido en un campo de la muerte;
su madre no era judía711. Steiner decía sentirse avergonzado de pertenecer a
un pueblo que se había dejado llevar como ovejas al matadero, y procuró dar
respuesta a esa sensación por medio de entrevistar a quince sobrevivientes
que residían en Israel. En base de dichas entrevistas escribió su libro de casi
cuatrocientas páginas, en el que se hace una presentación mendaz del campo
de la muerte. En ésta el comandante del campo y líder de la SS712 alimenta a
los niños judíos, los visita para entretenerlos. Otro, de nombre Franz Lalka713
ofrece un culto e inverosímil discurso a los prisioneros y les da “su palabra de
honor de SS”. Las plataformas a las que arribaban los prisioneros que, en la
inverosímil descripción de Steiner, eran estaciones con señalización, un reloj
711 Su madre viuda volvió a casarse con otro judío. En su adolescencia, Steiner había pasado un año
y medio en Israel, y luego regresó a Francia para estudiar en la Universidad y servir en el ejército (fue
paracaidista en Argelia).
712 De nombre Max Biala o Bielas.
713 De nombre Franz Lalka, supuestamente el brutal Franz Stangl.
4) La desjudaización
Consiste en enfatizar otras matanzas nazis, sin mencionar que ninguna de
ellas había tenido como objeto el exterminio sistemático y total. El Gobierno
soviético transformó la desjudaización del Holocausto en una política, por
medio de diluir a los judíos entre las cifras de los muertos de cada una de las
naciones a las que pertenecían.
Al hablar de desjudaización, no nos referimos al encomiable esfuerzo de extraer
del Holocausto enseñanzas para toda la humanidad, y de analizar la catástrofe
que sobrevino al pueblo judío como una verdadera tragedia humana -que lo
fue. Es muy positivo que la Shoá se haya convertido, en muchas sociedades,
en el ícono del mal absoluto.
Nos referimos a otro fenómeno, que consiste en soslayar la singularidad que
les cupo a los judíos como blanco de exterminio sistemático. No lo fueron
los discapacitados (jamás se mató a discapacitados fuera del Reich), ni los
homosexuales (considerados desvíos, pero nunca se los persiguió fuera de
Alemania), ni los Testigos de Jehová (que siempre podían arrepentirse de su
credo)714, ni los gitanos, que eran considerados “asociales” pero arios y a quienes
Hitler sólo mencionó dos veces en conversaciones dispersas de sobremesa.
En 1961 Evgenii Yevtushenko se lamentó de que “no hay monumento en Babi
Yar”. No supuso que una vez que hubiera un monumento, éste sería peor que la
ausencia del mismo. En efecto, en 1976 se colocó una placa que rezaba: “aquí
los nazis asesinaron a más de 100.000 ciudadanos de Kiev y prisioneros de
guerra”. Ni una palabra sobre el sufrimiento judío.
Un último ejemplo de desjudaización lo dio el 27 de enero de 2014 la Ministro
de Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton. En su nota adhiriendo a la
conmemoración del Día Internacional del Holocausto se lamenta de la “muerte
brutal de civiles” sin mencionar la palabra “judíos”.
714 Los Testigos de Jehová fueron perseguidos porque se rehusaban a reconocer la autoridad suprema del
Estado, y se oponían a ser reclutados para el ejército. Ver Yehuda Bauer: Reflexiones sobre el Holocausto,
EDZ Nativ Ediciones (Universidad Hebrea y Yad Vashem), Jerusalem, 2013, pág. 21.
235
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
5) La equiparación
El equiparacionismo pone en un mismo plano los crímenes del nazismo con
los del comunismo, y los presenta como igualmente genocidas. El mencionado
Debate de los historiadores de los años 1986-1989 comenzó cuando Ernst Nolte
sostuvo que los alemanes se volcaron al nazismo porque temían al bolchevismo.
El “asesinato por raza” de los nazis había sido un mero remedo del “asesinato
por clase” de los bolcheviques, y los campos de muerte de Hitler habían sido
una copia de los de Stalin715.
También Eichmann adujo en el juicio que en la Segunda Guerra Mundial no
había habido diferencias entre el comportamiento de los dos bandos enfrentados.
Este argumento fue desmentido por el Juez Benjamin Halevi: el bombardeo es
un instrumento para que el enemigo se rinda, y fue usado por ambas partes. Pero
ello no tenía nada que ver con arrancar a niños de sus hogares para entregarlos
a la Gestapo y que ésta los enviara a Auschwitz para su gaseamiento.
6) La inversión
Es una variante de la anterior perversión, pero acusa específicamente a los
judíos e Israel, quienes pasan a presentarse como los reales perpetradores.
La demonización de Israel (“actúan como nazis”) tuvo a su primer exponente
importante en el historiador británico Arnold Toynbee (m.1975). Su Estudio
de la Historia sostuvo que el trato de los árabes en la Guerra de Independencia
de 1948 era comparable al tratamiento que dieron los nazis a los judíos. En
1961, en un debate radial, el Embajador israelí Jacob Herzog refutó a Toynbee.
En rigor, el primer inversor del Holocausto716 fue otro inglés, John Glubb Pasha,
comandante de la Legión Jordana que combatió contra Israel en 1948. Judeófobo
militante, planteó que Hitler se había copiado de los hebreos antiguos, y desde
el comienzo describió a Israel como un “Estado nazi”. Para completar el cuadro
de la judeofobia británica, agreguemos que Edward Grigg (Lord Altrincham)
definía el “carácter nacionalsocialista” del laborismo israelí, y describía al
movimiento juvenil sionista como una “copia de las Juventudes Hitlerianas”.
7) La banalización
Banalizar es comparar la matanza de los judíos con fenómenos políticos diversos.
Ejemplos provienen de ecologistas, antiabortistas, antitabaquistas, defensores
de los derechos del animal, y aun quienes comparan con la Shoá la asimilación
de los judíos al medio, salteando el dato fundamental de que la asimilación es
un proceso libremente elegido por muchos judíos, que no sufren la crueldad ni
715 Esa equiparación fue rechazada por el filósofo Jürgen Habermas, quien la denunció como un intento
de la derecha alemana de blanquear el pasado.
716 Gerstenfeld, pág. 106.
8) La supresión
La supresión de la memoria de la Shoá consiste en destruir memoriales,
interrumpir actos, o sostener que los judíos abusan del Holocausto. Se utiliza
la conmemoración de los judíos muertos como coartada para poder atacar a
los vivos.
717 Tomados de Hands off the Holocaust, artículo de Michael Freund en el Jerusalem Post del 12 de
abril de 2013.
718 Así lo hizo en enero de 2013 la senadora republicana por Idaho Sheryl Nuxoll (comparando a
Obama) y el 22 de marzo de 2013 el conductor de TV Chris Mattheus (comparando a Bush).
719 Así lo hizo la agrupación PETA (“Gente a favor del tratamiento ético de los animales”) comparando
la matanza de pollos en granjas con el genocidio de los nazis.
720 Así lo hizo en febrero de 2013 el grupo Estudiantes por la Vida en la Universidad Eastern de
Michigan.
721 El artículo de Al Gore en el New York Times del 19 de marzo de 1989 se titula “An Ecological
Kristallnacht. Listen”.
722 A Osvaldo Pepe, secretario de Redacción de Clarín (13 de marzo de 2012) y a Carlos Pagni.
237
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 3
Revisionismo
E
n una narración histórica es necesario distinguir tres estratos: los hechos,
su análisis y su interpretación.
Los hechos son eventos empíricamente demostrables; su análisis, es
la descripción de la naturaleza de los mismos, resolviéndolos en sus partes;
finalmente, la interpretación es el intento de darles significado. Los hechos son
objetivos; el análisis lo es menos, y la interpretación menos aún.
El historiador acumula los hechos, determina su naturaleza y su interconectividad,
y luego trata de tejerlos en un mosaico entendible. Su metodología es inductiva.
El revisionismo, por su parte, constituye una tendencia a revisar o modificar
algo. Aplicado a la historia, es la escuela de los historiadores que cuestionan
la interpretación de los eventos históricos; es decir que desafían la versión
aceptada de sus causas o consecuencias. Como tal, el revisionismo es una parte
legítima del esfuerzo del historiador, ya que alienta a examinar una y otra vez
el pasado y así a entenderlo mejor.
Dos ejemplos de revisionismo histórico sobre la Segunda Guerra Mundial723
son Taylor y Gerlach.
A.J.P. Taylor analizó los eventos que llevaron a la Segunda Guerra Mundial724
y propuso una interpretación distinta de los mismos. En Los orígenes de la
Segunda Guerra Mundial (1961), Tayor culpa de la crisis que llevó a la guerra
a la política apaciguadora del Primer Ministro inglés Neville Chamberlain. Una
postura similar sostiene el Premio Nobel de Economía israelí (2005) Robert
Aumann, quien aplica su especialidad de la Teoría de los Juegos a los conflictos
internacionales. Esta posición reduce la culpa de Hitler en el estallido de la
guerra, puesta de relieve en tres frentes: Austria, Chequia y Danzig.
Primero, Hitler reclamó Austria como parte del Reich, y la anexó el 12 de marzo
de 1938. Inmediatamente después se presentó como adalid en la “defensa” de
los germanoparlantes de Chequia, ocupó los territorios que éstos habitaban
239
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
725 La agresividad de Hitler sobre los Sudetes motivó que a partir de 1936 la República Checa
construyera fortificaciones militares en la frontera. Un mes después de que el Reich anexó Austria, los
nazis de los Sudetes, liderados por Konrad Henlein, exigieron autonomía. A pesar de que el gobierno
checo aceptó sus demandas, Chequia terminó siendo invadida.
726 Die Zeit, 9 de enero de 1998.
727 Una entrada en el diario de Joseph Goebbels y una recientemente de Heinrich Himmler que acababa
de descubrirse.
728 Sostenida entre otros por Hugh Trevor-Roper, Alan Bullock, Andreas Hilgruber, y Klaus Hildebrand.
729 Sostenido entre otros por Karl-Dietrich Bracher, Martin Broszat, y Hans Mommsen.
730 Friedrich Meinecke, Gerhard Ritter, y Ralf Dahrendorf.
731 Siguiendo la línea de A.J.P. Taylor; son: Detlev Peukert, Lewis Namier, Fritz Fischer, Geoffrey
Eley, y Gordon Craig.
732 Sostenían dicha política ciertos panfletos de propaganda de la Liga Pangermánica.
733 John Wheeler-Bennet, Keith Middlemass y R.A.C. Parker.
El negacionismo no es revisionismo
241
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
• Que todos los documentos que dejaron los nazis fueron falsificados;
todos modos habría sido justificado porque los judíos son una raza extraña,
parásito destructor de la noble raza aria e impurificador de su sangre. Tal la
postura de los negacionistas.
Sus métodos se reiteran. Si no se encuentra una orden escrita de Hitler, pues
no hubo tal orden. No hay cámaras de gases hoy, por lo tanto nunca las hubo.
Y si hubiera habido cámaras de gas, eran para fumigar ropa, incluso si estaban
localizadas en morgues.
Como la evidencia empírica sobre el Holocausto es abrumadora, los
negacionistas usan el ardid del Falsus in Uno, Falsus in Omnibus, es decir que
apenas se encuentre un error, ello sería prueba de que todo es falso. Si un dato
que da un sobreviviente no es preciso, nada de lo que digan los sobrevivientes
lo es. Si a un oficial nazi se atribuyó un crimen que no cometió, pues todos los
crímenes atribuidos a todos, son falsos.
Así, el negacionismo niega eventos que han sido demostrados objetiva y
empíricamente, y vacía la metodología aceptada en la investigación histórica.
Moldea los hechos para adaptarlos a un resultado preconcebido.
Las dos consecuencias visibles de la Negación del Holocausto son: una
específicamente contra los judíos, que consiste en hostilizarlos; otra que atenta
contra la democracia, al blanquear al nazismo y contribuir así a su repetición.
El negacionismo permite blandir un mito indispensable de su propaganda: el
control judío mundial734. La patente realidad del Holocausto constituye de por sí
un crudo mentís a la superchería de que los hebreos rigen el mundo y, por ello,
a quien quiera alimentar el odio judeofóbico con la teoría de la conspiración,
le es indispensable banalizar el Holocausto, o bien negarlo expeditamente.
La sindéresis del que odia fluye más o menos así:
2. Repara en que exige mitos que la avalen (el más habitual de los
modernos es que los judíos son dueños del mundo);
734 La difusión del estereotipo de los judíos como dominadores del planeta tiene lugar y fecha de
nacimiento: París, 1807. Nos hemos extendido en ello en La Judeofobia.
243
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Una de las absurdas consecuencias del método es que, de todos los eventos
de la historia, el único sobre el que los negacionistas disparan sus “dudas” es
precisamente uno de los más documentados. Como no son historiadores, pueden
sueltamente negar sin aportar más prueba que su militancia en el negacionismo,
intentando colocar al historiador en el banquillo de quien debe dar explicaciones.
El juicio del criminal de guerra Klaus Barbie, en 1988, fue cubierto por Alain
Finkielkraut, quien en su libro resultante735 presentó la Shoá como un golpe
feroz a la idea de progreso. Los once capítulos recorren temas como la legalidad
del mal (capítulo 2), la confusión emocional de quienes se ocupan del tema
(7), y la corrupción de los eventos (9). Su informe es crítico por partida doble:
del contenido, porque el juicio contra “el carnicero de Lyon” no clarificó la
esencia de los crímenes de lesa humanidad; de las formas, por el patético rol
desempeñado por los medios, que desinformaron sobre la validez del juicio.
Es cierto que el juicio consiguió evocar numerosos recuerdos que mantienen viva
la llama de la memoria, y también es cierto que fue coronado con un veredicto
de culpabilidad que no dejaba lugar a dudas de las acciones del reo, a quien se
dictaminó cadena perpetua. A pesar de ello, para Alain Finkielkraut el juicio
constituyó un fracaso moral por dos motivos.
El primer motivo: la corte perdió el rumbo cuando mezcló dos categorías
enteramente distintas (las acciones contra los judíos y las acciones contra la
Resistencia Francesa). El segundo motivo, el principal y más perturbador: los
medios dieron mayor importancia a la defensa de Barbie que a sus crímenes.
Si lo asociamos con el informe de Hannah Arendt ante Eichmann, parecería
encajar en un síndrome similar.
Los abogados de Barbie, transformados en inclementes fiscales, acentuaron hasta
la náusea la maldad de la Francia colonial de la posguerra, y así manipularon
la conciencia culposa de Occidente. Además, cuestionaron la singularidad del
Holocausto bajo el implícito mensaje de que en todas partes se cuecen habas.
Por ello todos los protagonistas terminaron siendo tratados como culpables,
con la excepción del propio Barbie.
735 La memoria vana – El juicio a Klaus Barbie y crímenes de lesa humanidad (1989) publicado por
Gallimard.
CAPÍTULO 4
Negacionismo
U
n rastreo del negacionismo nos lleva al Holocausto mismo. En 1942
los alemanes crearon secretamente el Comando 1005, encabezado
por Paul Blobel, con la tarea específica de borrar todo rastro de las
matanzas. Al año siguiente por lo menos dos cabecillas nazis (Martin Bormann
y Heinrich Himmler) prohibieron explícitamente toda mención pública de la
“Solución Final”.
Durante la guerra, el objetivo del negacionismo se limitaba a asegurar el
desconocimiento de las víctimas para asesinar sin resistencia. Una vez concluida
la guerra se inició el negacionismo propiamente dicho, con la meta de blanquear
el nazismo y zaherir a los judíos. Sus dos promotores fueron franceses,
ubicados en la extrema derecha y en la extrema izquierda respectivamente:
Maurice Bardèche -cuñado de uno de los líderes de la judeofóbica Action
Française- y Paul Rassinier -miembro de un grupo de trotskistas y anarquistas
que descalificaron la evidencia del Holocausto por considerarla, curiosamente,
“propaganda estalinista”736.
El negacionismo se consolidó con dos libros muy difundidos. El primero737
sostenía que no había habido Holocausto ni intento alguno de matar judíos.
La demencial tesis causó furor porque se asociaba al mundo académico.
El segundo fue La guerra de Hitler (1977) de David Irving, un historiador
amateur para quien el genocidio se produjo “sin el conocimiento de Hitler ni
su consentimiento”.
Para catalizar el éxito, un tal Willis Carto, de vieja militancia nazi, fundó en
California el pseudoacadémico738 Instituto para la Revisión Histórica739. En 1979
lanzó la primera de sus convenciones negacionistas, y al año siguiente comenzó
736 El primer libro de Paul Rassinier (Desenmascarando el mito del Holocausto, 1964) recopilaba
sus artículos desde 1948.
737 Arthur Butz: La patraña del siglo XX (1977). Butz es profesor asociado de ingeniería eléctrica y
computación en la Universidad de Northwestern, que defendió su libro por “libertad académica”. Ver
(Keneth Stern: La negación del Holocausto (en inglés), Nueva York, 1993, página 11.
738 Aunque el instituto convoca a profesores, sus miembros carecen de títulos en historia. Rassinier
estudió geografía, Butz ingeniería electrónica, Faurisson literatura, etc.
739 Fundado por el Liberty Lobby, el grupo neonazi más activo de los EEUU. El Institute for Historical
Review está localizado en Torrance, California.
245
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
740 Vida y muerte de Adolf Hitler (1973), en el que apenas diez páginas de más de 600 se dedican a
la “Solución Final”.
741 Por ejemplo dedica un capítulo entero a la supuesta visita de Hitler a Inglaterra, que nunca ocurrió.
742 Así volvió a expresarse Irving en un discurso a principios de septiembre de 1983 ante el IHR en
Anaheim, California. Ver Deborah Lipstadt, op. cit., página XV (la introducción).
743 Janusz Korwin-Mikke, miembro del parlamento polaco entre 1991 y 1993. Sus declaraciones son
del 3 de julio de 2013 en un reportaje de la revista Do Rzeczy.
744 Taylor arguye en Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial (1961) que “Hitler no fue más malvado
ni inescrupuloso, en principios y en doctrina, que muchos otros estadistas contemporáneos”; y que
Hitler “no tenía un plan; sino que fue un oportunista que aprovechaba de ventajas cuando aparecían”.
745 En la década de 1973-1983 surgió una camada de historiadores alemanes que propone otra revisión
de Hitler, el nazismo y la “Solución Final”. Es tan provocadora como la de Taylor, y tan inverosímil
como la de Irving.
746 La muerte del General Sikorski (1967), y La destrucción del convoy PQ 17 (1969).
terminó por descalificarlo, ya que perdió ambos y debió pagar daños y costas.
Durante los juicios se probó su virulenta judeofobia y el carácter puramente
propagandístico de su obra. Tal fue el dictamen de los tribunales británicos a
partir del año 2000, de los que emergió como heroína la historiadora Deborah
Lipstadt. Adicionalmente, el 20 de febrero de 2006 Irving fue sentenciado por
un tribunal austriaco a tres años de prisión por negacionismo, que en Austria
es un delito punible.
Aunque obviamente la “tesis” de Irving es demasiado ridícula como para
refutarlo, cabe alertar sobre su método. Lucy Dawidowicz lo ejemplifica con
una de las “pruebas” de Irving: la transcripción de una llamada telefónica de
Himmler a Heydrich747 durante la que dijo: Transporte de judíos de Berlín /
No liquidar748.
De estas dos líneas (tomadas de un total de cuatro, escritas a mano) Irving
concluye que Hitler, enterado de que Himmler tramaba el asesinato de judíos, se
apresuró a detenerlo, y por ello Himmler obedientemente llamó a Heydrich para
que se cumpliera la orden de “no liquidar”. Por varios motivos, la “explicación”
de Irving carece de todo sentido.
En primer lugar, porque Himmler siguió matando judíos después de esa fecha.
Resultaría extraño que ordenara “no liquidar” exclusivamente para ese transporte
específico.
En segundo lugar, si Himmler ocultaba de Hitler que hacía matar judíos
(antes y después de la mentada llamada), es raro que en este caso específico le
transmitiera la información.
Irving ni siquiera cuenta qué ocurrió finalmente con el referido transporte: si
las víctimas regresaron a sus hogares, o si de todos modos fueron liquidadas
al poco tiempo.
Las tres preguntas antedichas son fácil y rápidamente respondidas si se leen
los dos primeros renglones de la transcripción (reiteramos que Irving cita sólo
los dos últimos renglones de un total de cuatro). El mensaje completo era así:
Arreste al Dr. Jekelius / Probablemente es el hijo de Molotov / Transporte de
judíos de Berlín / No liquidar749.
Ahora el cuadro es claro. Himmler llamó a Heydrich para darle una información
específica: que en el transporte iba un tal Jekelius (probablemente el hijo
del Ministro de Exteriores soviético). La orden consistía en que una vez que
se detuviera a Jekelius, no debía ser liquidado (quizás se especulaba con
intercambiarlo por prisioneros alemanes). Jekelius podía ser incluido en el
247
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
transporte de los judíos procedente de Berlín pero, a diferencia del resto de los
transportados: “no liquidar”.
En base de eliminar la mitad del texto Irving lo presenta como si Hitler estuviera
preocupado por detener la matanza de judíos. Para colmo, agrega incoherencia
a su malicia, ya que se contradice a sí mismo. Porque si fuera cierto que Hitler
era el responsable de la llamada de Himmler, ello querría decir que Hitler
estaba al tanto de que a los judíos se los mataba y por ello quiso evitar este
caso en particular.
David Irving ya había mentido descaradamente en un libro anterior: La
destrucción de Dresde (1963) en el que presenta los bombardeos angloamericanos
de 1945 como una enorme atrocidad. En realidad, Irving infló en tres veces la
cifra de los muertos, y cada una de sus acusaciones fue cuidadosamente refutada.
Los libros de Irving gozaron de recensiones en prestigiosos medios de prensa
internacionales y llegó a ser testigo por la defensa en el desdichado juicio contra
el negacionista Ernst Zündel (1988), en el que declaró que las cámaras de gas
eran una patraña. Sus mentiras fueron finalmente desarticuladas por Deborah
Lipstadt750, quien durante un lustro había acopiado los “datos” provistos por
el “historiador”.
El negacionismo en la Justicia
Como Lipstadt escribió que Irving mentía y portaba el legado de Hitler, Irving
la demandó por calumnias751 en 1996. Durante el ejemplar juicio, la defensa
de Lipstadt siempre se focalizó en demostrar que Irving es un mentiroso, y
no en demostrar que el Holocausto existió. Esto último habría sido de por sí
una victoria para los negacionistas, cuyo objetivo es transformar los hechos
históricos en una simple opinión.
Así había ocurrido en el mentado juicio de Zündel, durante el cual los acusados
terminaron siendo los sobrevivientes del Holocausto, y debieron responder
preguntas sobre los detalles más nimios. Para agregar oprobio al bochorno,
los medios de prensa tomaban las declaraciones de los negacionistas como
opiniones de expertos, y pasó a debatirse la Shoá: si hubo o no cámaras de gas,
si hubo o no matanzas. El juicio fue finalmente levantado en un bochorno de
nebulosidad752.
750 En su libro Negando el Holocausto: el creciente asedio sobre la verdad y la memoria (en inglés),
Free Press/MacMillan, 1993.
751 Lipstadt narra el juicio en su libro Historia bajo juicio: mi día en la corte con un Negador del
Holocausto (Ecco/Harper Collins, 2005).
752 Deborah Lipstadt, op. cit., página XXI de la introducción.
753 El resultado de su lectura de ese material fue su libro El Juicio a Eichmann (2011).
754 Deborah Lipstadt, op. cit., páginas XVII-XIX de la introducción.
755 Así lo estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el 24 de junio de 2003 en su Decisión
Garaudy c. Francia.
249
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
756 El cuestionamiento fue promovido por la Audiencia Provincial de Barcelona, basada en que prohibir
el negacionismo viola el artículo 20.1 de la Constitución Española (libertad de expresión). El debate
se conoce como “cuestión de inconstitucionalidad número 5152-2000 en relación con el artículo 607.2
del Código Penal”.
757 El Tribunal Constitucional que se expidió al respecto estaba presidido por María Emilia Casas
Baamonde, y conformado además por once magistrados más. De ellos, cuatro votaron en disidencia.
758 Roberto García-Calvo y Montiel, Jorge Rodríguez-Zapata Pérez, Ramón Rodríguez Arribas, y
Pascual Sala Sánchez.
759 Entre 1918 y 1945. Se conoce dicha actitud como “exceso de confianza en la soteriología jurídica”.
760 Lo ejemplifica con la Constitución de Weimar de 1919, que colapsó pocos meses después de que el
Mariscal Hindenburg encomendara la formación del Gobierno a una coalición de partidos que apoyaba
a Adolf Hitler; y con las Constituciones de la Europa central y oriental, que en 1945 fueron impotentes
para frenar el totalitarismo comunista.
761 Los cuatro ejemplos que da son: la Declaración Universal de Derechos Humanos (10 de diciembre
de 1948); el Convenio de Roma (4 de noviembre de 1950), el Tribunal de Estrasburgo, y la Convención
para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (9 de diciembre de 1948).
251
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
PARTE NUEVE
Un mundo conteste
253
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 1
La reacción de la víctima
L
a constante degradación del judío en la Europa lo arrastró a tener que
aceptar que no tenía derecho a existir.
No se trataba de transformarlo en un enemigo del Estado (ya que éste
podría salvarse arrepintiéndose y adhiriendo al nacionalsocialismo): en el caso
del israelita no había arrepentimiento posible porque supuestamente sus genes
cargaban una culpa intrínseca que debía ser brutalmente penalizada. Es casi
imposible generar un método para enfrentar semejante campaña destinada a
quebrar enteramente a millones de personas762. Cuando a un grupo se le niega
todo alimento hasta que se retuerce de dolor, cuando se le obliga a hacer sus
necesidades delante de todos, cuando se envía a sus mujeres desnudas a paso
de carrera delante de los oficiales, cuando se les azota en pleno rostro sin que
pueda reaccionar, cuando todo ello se focaliza en ciertas personas sistemática y
constantemente, éstas quedan impotentes ante la enormidad de la agresión. El
hecho de que tanta muerte los cercara, invitó a la siguiente reflexión763:
255
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
764 Se desgranan en la segunda parte de La guerra contra los judíos, de Lucy Dawidowicz, titulada
El Holocausto.
765 Por ejemplo una antología titulada El libro de las lágrimas (1926) recoge las respuestas literarias
a la persecución, desde la época de los macabeos hasta el siglo XIX. Sefer ha-dema‘ot (1923–1926)
del historiador Shimon Bernfeld (1860-1940), quien fue asesinado por los nazis después de fallar en su
intento de emigrar a Éretz Israel.
766 La opinión del Juez Moshé Silverberg en el dictamen que dio la Suprema Corte en el juicio de
Kastner (22 de junio de 1955), menciona como culpa haber sido socio del encubrimiento.
767 En el gueto había 27.000 departmentos en una superficie de menos de 4 km2 (un poco más del 2%
de la superficie de Varsovia).
768 El 16 de mayo. Los combates aislados continuaron hasta septiembre.
769 Incluídos los líderes del Bund y de Agudat Israel, y algunos líderes sionistas como Moshé Sneh
(médico y presidente del Comité Central del Sionismo Polaco entre 1935 y 1939); también Menajem
Beguin y algunos rabinos.
257
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
778 En los billetes de 20 shékels de la moneda corriente israelí está la imagen de dichas banderas, en
homenaje al combate.
779 En honor a los colaboradores de la resistencia polaca.
780 La bandera que en ese momento era la del movimiento sionista y devino en símbolo del Estado de
Israel a partir de su proclamación en 1948.
259
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 2
Dos tanteos
V
imos que Taylor erró al trivializar la culpa alemana, pero acertó en su
crítica de la política de apaciguamiento. La historia ha mostrado que
el pacifismo deviene frecuentemente en un irresponsable preludio de
guerra. En este contexto se enmarca la posición ante el nazismo sostenida por
Mahatma Gandhi, quien el 23 de julio de 1939 encabezó la lista de firmantes
de una carta a Hitler781 que abría con con “querido amigo” y le decía que él era
la única persona que podía evitar la guerra. Así lo resumió George Orwell782:
261
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
783 El Gobierno polaco anunció que a partir de fin de ese mes quedarían efectivamente cancelados los
pasaportes de los que hubieran residido por un lustro en el extranjero.
784 Así lo registró la alemana Ottilie Schoenwald, miembro prominente de la comunidad judía de
Bochum. La cita es de Martin Gilbert: El viaje final: el destino de los judíos en la Alemania nazi (en
inglés), Nueva York, Mayflower, 1979.
785 Sendel Grynszpan testificó su calvario en el Juicio a Eichmann.
786 Entre los expulsados célebres se encontraba el filósofo Abraham Joshua Heschel.
Ninguno es demasiado
787 Ernst vom Rath era un diplomático profesional que había expresado antipatía por el nazismo, y
la Gestapo lo investigaba. Hubo también una opinión de que hubo una relación previa entre Von Rath
y Herschel.
788 Entre el 6 y el 15 de julio de 1938, en la localidad francesa de Évian-les-Bains.
789 Sólo la pequeña República Dominicana estuvo dispuesta a cambiar sus cuotas de inmigración.
790 Ninguno es demasiado (1983) (None is Too Many): Canadá y los judíos de Europa 1933-1948 de
los historiadores canadienses Irving Abella y Harold Troper, documenta la respuesta canadiense a los
refugiados judíos. Según los autores, Canadá tuvo una peor actitud que el resto de los países. Entraron
a Canadá 5.000 judíos, la cifra más baja de Occidente. Los autores identifican a Frederick Blair, el jefe
de inmigración en el gobierno de William Mackenzie King (1935–1948), como el gran opositor a la
inmigración judía. Lo apoyaba Mackenzie King, el Comisionado británico Vincent Massey, y las élites
de Canadá. El título se basa en una anécdota relatada en el libro, de un agente migratorio que a principios
de 1945 dio esa respuesta acerca de cuántos judíos serían permitidos en Canadá después de la guerra.
263
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
791 En la Conferencia de la Liga de las Naciones en San Remo, entre el 19 y el 26 de abril 1921, había
reconocido el Mandato Británico sobre Palestina con la mención de la Declaración Balfour de 1917 en
la que Gran Bretaña apoyaba la creación de un Hogar Nacional Judío en dicho territorio.
792 El polaco Jan Karski (1914-2000), nacido Kozielewski, combatió en la resistencia antinazi. Fue
católico toda su vida aunque se crió en una zona multicultural de mayoría judía.
793 Karski fue enviado por Cyryl Ratajski, el delegado en Polonia del Gobierno Polaco en el Exilio,
para reportarse en Londres ante el Primer Ministro polaco Władysław Sikorski.
794 Su contacto fue con un miembro del Bund, León Feiner. Combatientes clandestinos judíos lo
ingresaron dos veces al gueto.
265
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
tenía lugar.
El Informe Witold detalla las “selecciones”, el uso de las cámaras de gas y de
los experimentos de esterilización. Explica que en Birkenau había tres hornos
crematorios capaces de quemar a diez mil cuerpos diariamente, y que hasta
treinta mil personas habían sido asesinadas en un solo día.
Desde marzo de 1941, los datos de Witold llegaban al Gobierno polaco en el
exilio, y por vía de éste al Gobierno británico en Londres y a otros gobiernos de
los Aliados. La Oficina de Servicios Estratégicos de Londres recibió el Informe
y lo descartó con una nota lacónica: no podía corroborarse si era confiable804.
Después de casi tres años en prisión, Pilecki envió detalles escritos por vía de
prófugos805, y el 27 de abril de 1943 escapó con otro informe, firmado por varios
testigos. Tomó parte en la rebelión de Varsovia de agosto de 1944. Ulteriormente
preparó el informe más extenso, confeccionado en 1945 pero publicado sólo
en el año 2000 con una demora de más de medio siglo. Pilecki fue ejecutado
por la policía secreta estalinista por “colaborar con el imperialismo” (ya que
había informado al Gobierno británico), y toda su información fue mantenida
en secreto por el Gobierno comunista polaco hasta 1989.
804 Hilberg, Raul: La destrucción de los judíos europeos (en inglés), Yale University Press, 2003,
página 1212 (primera edición de 1961).
805 Aleksander Wielopolski, Stefan Bielecki, Antoni Woźniak, Aleksander Paliński, Ferdynand Trojnicki,
Eleonora Ostrowska and Stefan Miłkowski. El 20 de junio de 1942 tres polacos y un ucraniano lograron
escapar de Auschwitz disfrazados de SS y manejando un auto robado cruzando el portal principal:
Eugeniusz Bendera (ucraniano) y Kazimierz Piechowski, Stanisław, Józef Lempart y Gustaw Jaster.
Este último llevaba el detallado informe de Pilecki.
CAPÍTULO 3
La disonancia cognitiva
U
n tercer ejemplo de cómo la Shoá era conocida por el público fue la
conferencia de prensa celebrada en Washington el 24 de noviembre de
1942, durante la cual el rabino Stephen Wise anunció el Holocausto y
que “más de dos millones ya han sido asesinados”. La Shoá era, por primera
vez, corroborada abiertamente por el Gobierno norteamericano, quien empero
prosiguió en su pasividad al respecto. En los principales diarios la noticia
apareció como un dato menor806.
Un mes después salió a la luz una segunda publicación abierta cuando el editor
del The New Republic tituló un artículo sobre las atrocidades nazis La masacre
de los judíos807. El autor había viajado a Europa en operación de salvataje808, fue
testigo directo y, aunque criticó la apatía norteamericana, no logro quebrarla.
La noticia fue nuevamente agitada unos meses después por Peter Bergson y
por el dramaturgo Ben Hecht809 a quienes Hannah Arendt seguía tildando de
"fascistas, charlatanes" y otros epítetos. En julio de 1943 el primero de ellos
organizó un coloquio para explorar las posibilidades de rescate.
Sólo en 1944 el Gobierno estadounidense estableció un Comité para los
Refugiados de Guerra, que movilizó en Europa a algunas personas como el
sueco Raoul Wallenberg quien salvó a varios miles de judíos húngaros.
806 Unos pocos renglones en la página 6 del Washington Post, y en las páginas finales del New York
Times, cuyas primeras páginas contaban historias de compras para las navidades.
807 Varian Fry: The Massacre of Jews in Europe, New Republic, 21 de diciembre de 1942, páginas
816–19.
808 En 1935 el periodista Varian Fry (1907-1967) visitó Berlín como corresponsal del periódico The
Living Age y quedó tan perturbado ante el abuso sobre los judíos que presenció, que en agosto de 1940
viajó a la Francia de Vichy en nombre del Comité de Emergencia para el Rescate. Ayudó a escapar a
unos tres mil judíos y antinazis. Murió olvidado.
809 Algunas personalidades se unieron a los esfuerzos, como por ejemplo el congresista de izquierda
Will Rogers, el hombre de medios conservador William Randolph Hearst, y el líder del Partido Laborista
Americano Dean Alfange.
267
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Una versión810 disidente de los hechos811 sostiene que, aunque se sabía que
Auschwitz era un campo de tratamiento inhumano, no pudo verificarse que fuera
un centro de exterminio de judíos antes de mediados de 1944812. Un antecedente
a esa noticia se había hecho público de 1942, cuando el Gobierno polaco en el
exilio se enteró en Londres813, pero se desconoce si los polacos informaron al
Gobierno inglés814. En general, estas noticias eran consideradas exageradas y
poco creíbles815. Por ello, por ejemplo fue censurado el dato de que siete mil
personas habían sido deportadas de Varsovia y asesinadas en Treblinka un día
del verano de 1942816. Las noticias recibidas en Occidente eran expeditamente
descartadas817.
810 Yehuda Bauer sintetizó su posición en Bombardear Auschwitz en el diario israelí Ha’aretz del 8 de
octubre de 2013. Bauer responde a una nota previa de Ari Shavit en el mismo periódico (13 de septiembre
de 2013) acerca del sobrevuelo de aviones israelíes sobre Auschwitz en 2003.
811 La información provino de un informe de Rudolf Vrba y Alfred Wetzler, quienes escaparon del
campo y llegaron a Eslovaquia el 21 de abril de 1944.
812 En 1942 el gobierno polaco en el exilio había recibido información sobre las instalaciones de gas en
Auschwitz, y también sobre el hecho de que las víctimas eran judías. Pero esta información era marginal a
los intereses de los polacos, que habían pedido datos sobre los prisioneros polacos recluidos en el campo.
813 Debido a que los archivos de la legación británica ante el Gobierno polaco en el exilio fueron
quemados en un bombardeo alemán.
814 Así lo atestiguó Stefan Korbonski, jefe de la delegación del Gobierno polaco clandestino en Varsovia.
815 Korbonksi fue muy crítico de que el Gobierno polaco en el exilio impidiera la divulgación de esta
noticia terrible.
816 Así lo prueba Joel Zisenwine en un artículo recién publicado en el Estudios Yad Vashem. En 1944-
1945, e incluso después de la guerra, cuando “todo el mundo” ya debía saber sobre esto, la información
del exterminio era tratada como rumores no confirmados.
817 Así lo prueba Joel Zisenwine en un artículo recién publicado en el Estudios Yad Vashem. En 1944-
1945, e incluso después de la guerra, cuando “todo el mundo” ya debía saber sobre esto, la información
del exterminio era tratada como rumores no confirmados.
818 Entre en el 19 y el 30 de abril de 1943 en Hamilton, Bermuda.
819 Un informe llegó a Suiza el 10 de junio de 1944, y un resumen del mismo a Washington el 4 de julio.
820 Una descripción de cuatro páginas entregada al Departamento de Estado por el representante del
Congreso Judío Mundial en Suiza, Gerhardt Riegner.
Nadie cumplió con ese deber. Se anteponían reparos y objeciones que facilitaron
el catastrófico resultado.
269
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
824 Cohen M. J.: Churchill y los judíos: el Holocausto (en inglés), 1986, Modern Judaism 6:27-49,
páginas 38-39.
825 El artículo de Rubén Ainsztein apareció en el periódico británico Jewish Quarterly.
826 Op. cit., página 17.
Al poco tiempo, en 1968, aparecieron dos libros más sobre el tema, que
devinieron en best-sellers: Mientras seis millones murieron y Paredes de
papel827. En ambos casos, la acusación era fortalecida por el hecho de que se
trataba de dos autores no judíos.
El primero fue el historiador Arthur D. Morse (m. 1971), quien subtituló su
libro: Una crónica de la apatía norteamericana. A pesar de la dureza del término
elegido, “apatía” resultó débil ante la imputación de Morse: que los Gobiernos
norteamericano e inglés no habían sido meramente apáticos, sino que habían
obstruido los esfuerzos para salvar judíos. Las restricciones migratorias habían
sido cada vez más duras.
En los años de 1970 se publicaron más libros de denuncia828 y quedaba claro
que un posible rescate había sido mezquinamente abortado. Quien impulsó una
amplia literatura sobre el tema829 fue David S. Wyman830 con su ensayo Por qué
Auschwitz nunca fue bombardeado831 (1978), publicado cuando el Holocausto
ya era percibido como el nadir de crueldad de la especie humana.
Unos años después Wyman publicó su obra más importante: El abandono
de los judíos832 (1984), donde uno de los villanos es el presidente Roosevelt,
cuya popularidad comenzaba a erosionarse. A los pocos años se agregó otro
factor que aparentemente tampoco había hecho lo suficiente: el liderazgo
judeonorteamericano, presentado ahora como cautivo de una psicología de
inmigrantes temerosos de un búmeran antijudío en EEUU833.
Las excepciones a la regla de la inacción habían sido Peter Bergson y el grupo
revisionista, quienes habían tratado de conmover a la opinión pública, aunque
sin planes prácticos para el rescate. También se ha resaltado la demanda de
acción inmediata por parte de algunos ortodoxos como el rabino Michael Dov
Ber Weissmandel de Eslovaquia834, el primero en reclamar el bombardeo de la
línea férrea Kosice-Preskov que llevaba a Auschwitz.
827 Los títulos completos son: Mientras seis millones morían -Una crónica de la apatía americana
(1968) de Arthur Morse, y Paredes de papel: EEUU y la crisis de los refugiados 1938-1941 (1968) de
David Wyman.
828 Especialmente tres: La política del rescate: la administración Roosevelt y el Holocausto 1938-1945
(1970) de Henry L. Feingold; Sin refugio para los oprimidos: La política de EEUU hacia los refugiados
judíos 1938--1945 (1973) de Saul Friedman; y Rescate fracasado (1977) de Herbert Druks.
829 Los judíos fueron prescindibles: la diplomacia del mundo libre y el Holocausto (1983), y En disenso
dramático: los chicos de Bergson (American Jewish History, 69, 1981), ambos de Monty N. Penkower,
y ¿Fuimos los guardianes de nuestros hermanos? La respuesta pública de los judíos norteamericanos
ante el Holocausto 1938-1944 (1985) de Haskel Lookstein; y El nazismo, los judíos y el sionismo
norteamericano (1990) de Aaron Berman.
830 De la Universidad de Massachusetts—Amherst.
831 En la revista Commentary de mayo de 1978.
832 El título completo es: El abandono de los judíos: EEUU y el Holocausto 1941-1945 (1984).
833 Por ejemplo Rafael Medoff: Silencio ensordecedor: los líderes judíos de EEUU y el Holocausto
(1987), tambén publicado por Shapolsky
834 Por ejemplo el libro de David Kranzler La sangre de tu hermano: la respuesta judía ortodoxa
durante el Holocausto (Mesorah, 1987).
271
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 4
E
n cuanto a la posibilidad de negociar con los nazis algún rescate, la misma
se produjo casi al final de la guerra, cuando la inminente derrota de los
alemanes los hizo más proclives a transigir. Con todo, cabe advertir al
evaluar la factibilidad de tales negociaciones de que los nazis eran maestros
del engaño. Un ejemplo fue el caso del Hotel Polski835, utilizado por el Reich
para la reclusión de judíos. Se anunció que quienes tuvieran pasaportes de
países neutrales podían acudir al hotel y desde allí partir hacia Sudamérica.
Algunas organizaciones judías de Suiza comenzaron a enviar documentos y
actas notariales al hotel. En mayo de 1943, después de la liquidación del gueto
de Varsovia, comenzaron a venderse algunos documentos836 a los judíos que
se habían escapado a la zona “aria”. En muchos casos los destinatarios de la
documentación ya estaban muertos. Más o menos dos mil quinientos judíos
emergieron de sus escondites en Varsovia y se dirigieron al Hotel Polski. Los
países sudamericanos se negaron a reconocer los pasaportes y en julio los judíos
fueron trasladados a los campos de muerte837. Los últimos 300 judíos apiñados
en el hotel fueron ejecutados838. Los únicos que sobrevivieron fueron 350 judíos
que tenían actas notariales palestinas y fueron más tarde intercambiados por
prisioneros alemanes en Palestina839. El caso del hotel Polski había sido un
simple anzuelo para hacer salir de sus escondites a los judíos de Varsovia.
Las negociaciones con los nazis para rescatar judíos tuvieron como marco la
invasión alemana a Hungría, el 19 de marzo de 1944, ya que el gobierno húngaro
titubeaba en enviar a los judíos al exterminio. Eichmann fue encargado de
ofrecer las vidas de los judíos húngaros a cambio de camiones y mercaderías,
oferta que se conoce como “Blut Für Ware: sangre por mercancías”, o más
habitualmente, “sangre por camiones”. Los alemanes argüían estar dispuestos
a liberar a casi un millón de prisioneros de los campos de exterminio, a cambio
835 El Hotel Polski estaba en la calle Dluga 29 de Varsovia; fue Inaugurado en 1808.
836 En general quien vendía los documentos era una red de judíos colaboracionistas, algunos de los
cuales probablemente actuaban coordinados con la Gestapo.
837 A Bergen-Belsen y Vittel y, en octubre, a Auschwitz.
838 El 15 de julio de 1943 en la prisión de Pawiak.
839 Uno de los sobrevivientes del Hotel Poslki fue el poeta Itzhak Katznelson.
273
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
840 Andor “Bandi” Gross (o Grosz) que era un judío húngaro converso al catolicismo que actuó de
espía, aparentemente también a favor de los nazis.
841 Brand pasó esta información a la BBC, que la trasnmitió el 19 de julio de 1944.
842 Henry Feingold es un historiador de la comunidad judeonorteamericana. Sus libros sobre el rescate
son: La política del rescate: la administración Roosevelt y el Holocausto 1938-1945 (1970); Tiempo
de búsqueda: ingresando en el mainstream 1920-1945 (1992) y, especialmente, una antología de sus
ensayos, Portando testimonio: cómo EEUU y sus judíos respondieron al Holocausto (1995).
843 A este dato, Rubinstein y agrega la sorprendente cifra de que “en 1934, 16.000 de dichos judíos
retornaron”.
844 Escapando el Holocausto: la inmigración ilegal a la Tierra de Israel 1939-1944 (1990).
275
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
852 De ambas participaron representantes de EEUU, el Reino Unido y la Unión Soviética. Yalta fue
del 4 al 11 de febrero de 1945, y Postdam del 17 de julio al 2 de agosto del mismo año.
277
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 5
La Iglesia
M
ucho se ha escrito sobre la ambigüedad del Vaticano ante el
nazismo, que heredó la línea eclesiástica tradicional. Es verdad,
hubo eclesiásticos que en el plano individual rechazaron la violencia
antijudía incluso en momentos en que la postura teológica de la Iglesia era
judeofóbica. Desde antaño hay ejemplos de obispos y sacerdotes que intentaron
proteger a judíos853.
El problema, sin embargo, es que los judeófobos más virulentos de la Iglesia
fueron (y siguen siendo) reverenciados como santos854, y que el crimen de la
judeofobia se cometió con impunidad por parte de las autoridades eclesiásticas.
El mensaje de la Iglesia tendió a ser siempre, cuando menos, incoherente. Por un
lado, difundía la enseñanza del desprecio; por el otro, ocasionalmente intentaba
detener a los despreciadores a quienes se les iba la mano. Su intento era tardío
e insuficiente, y esta postura nunca varió radicalmente.
Así escribió en 1951 el Premio Nobel de Literatura François Mauriac855:
853 Vayan tres ejemplos: cuando la sinagoga de Ravenna fue incendiada (519), Teodorico ordenó que la
población católica la reconstruyera y flagelara a los incendiarios. Durante la primera cruzada el Obispo
Comas salvó a los judíos de Praga. En la segunda, Bernardo de Clairvaux defendió activamente a los
judíos que eran asesinados.
854 Como Juan Crisóstomo (m. 407) o el fray Juan Capistrano (m. 1456).
855 En su prólogo al Breviario del odio (1951) de León Poliakov, Editorial Stilcograf, Buenos Aires,
1954, páginas 10-11.
279
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
856 Cabe agregar que la nieta de François Mauriac, la actriz Anne Wiazemsky, contrajo enlace con el
notorio cineasta judeófobo Jean-Luc Godard.
857 También conocido como Luigi Huda (Graz 1885-Roma 1963), fue asimismo rector del Pontificio
Istituto Teutonico Santa Maria dell’Anima.
281
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
868 Una versión de los hechos agrega que Faulhaber hizo sonar las campanas de la catedral en un
tedeum para rezar por la vida del Führer. A mediados de octubre de 2013 la Iglesia anunció haber puesto
en estudio los diarios del cardenal con el objetivo de arrojar luz sobre su rol en el nazismo. Uno de los
investigadores a cargo, Andreas Wirsching, explicó que el proyecto tendrá una duración de doce años:
hasta el año 2025.
869 Jacques Derrida, op. cit, 2000, página 104.
283
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
CAPÍTULO 6
L
a Shoá produjo un sacudimiento de nuestra conciencia y se yergue
inconmovible en el centro de la historia judía. Es parte de la conciencia
del ser judío de hoy. Por ende, ni siquiera si convocáramos a las más
variadas disciplinas agotaríamos su tratamiento.
En el estudio del Holocausto, después de que los historiadores den sus
explicaciones sobre las consecuencias de la derrota alemana en la Primera
Guerra Mundial, y de que los sociólogos nos comenten sobre las formas de los
estallidos sociales en un clima de desocupación y pobreza, y de que economistas
ilustren acerca de la hiperinflación en Alemania; después de que el psicólogo
desmenuce el accionar del miedo en las masas y la personalidad del líder
megalómano y paranoico; después de que el politólogo nos muestre el proceder
de la conquista y su oportunidad, y la debilidad del mundo libre; después de que
la antropología señale culturas enfrentadas, y de que entendamos los conceptos
de chivo expiatorio, sometimiento por la fuerza, genocidio y amoralidad de la
cultura. Después de todo ello, aún deberá intervenir un área en la cual formular
duras preguntas: ¿Dónde estuvo Dios durante el Holocausto? ¿Cómo puede
perdurar el concepto de Pueblo Elegido?
En efecto, una parte de la filosofía judía contemporánea se dedicó de lleno a este
tema: la Teología del Holocausto870, que es el cúmulo de preguntas, vacilaciones
y respuestas que distintos pensadores dan a la cuestión y que a continuación
hemos de esquematizar.
Un esquema
870 Entre otras ocasiones, hemos publicado sobre este tema en: Teología del Holocausto (Revista Índice,
CJL, Buenos Aires, 1989), y Auschwitz y la ausencia divina, (Revista El Olivo, Madrid, Noviembre 2001).
285
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
Las posturas pueden ser clasificadas de acuerdo con dos criterios: en qué
factor del universo teológico ponen el énfasis, y qué nos dicen acerca de él. El
primer parámetro nos permite cuatro posibles centros de análisis: 1) Dios, 2) el
hombre, 3) la relación entre Dios y el hombre, y 4) la vida. En cuanto al criterio
de qué nos hacen saber de cada uno de estos factores, las respuestas pueden
ser: a) pesimistas, b) neutras, y c) optimistas. Así llegamos a las siguientes
doce posturas:
Sobre la relación
entre Dios y el hombre Una ruptura Una prueba Un eclipse
Sobre la vida Un detalle Un misterio Un contraste
1. El castigo
Leemos en el libro de Jeremías: “Cuando anuncies a este pueblo estas cosas y
te pregunten: “¿Por qué ha decretado Dios contra nosotros esta gran calamidad?
¿Cuál es nuestra iniquidad, qué transgresión hemos cometido contra el Eterno
nuestro Dios?” les responderás: “Porque vuestros padres me abandonaron y
fueron en pos de dioses extraños, les sirvieron y se prosternaron ante ellos; me
abandonaron y no observaron mi ley”871.
Esta percepción de los males que acontecen al pueblo de Israel está sintetizada en
las plegarias de las festividades: “por nuestras transgresiones fuimos exiliados”.
La escuela tradicional de historiografía judaica, en efecto, enseña el destino de
los judíos como la intervención divina para premiar o castigar a Su pueblo. En
ese contexto, rabinos han querido analizar el Holocausto preguntándose cuál
fue el grave abandono que cometieron los judíos para merecer semejante pena.
2. El diálogo
El Deuteronomio 26:18-19 afirma: “El Eterno te ha comprometido para que seas
Su pueblo especial, según te ha dicho... El te elevará sobre todas las naciones...
872 Ejemplos de esta postura son el predicador de Kelm y los rabíes Jaim Ozer Grodzenski de Vilna
y Meir Simja Hacohen de Dvinsk, y el rabino Iaakov Perlow, citados por Abraham Wolf en Un camino
entre las cenizas (en inglés), Artscroll Series, Nueva York, 1986, páginas 37 y 76-77.
873 En su libro Vaioel Moshe, Jerusalem Publishing Company, Nueva York, 1959.
874 El título del libro está tomado del final del salmo 113. Fue publicado originalmente en Budapest
en 1943, y republicado en Jerusalem por el Instituto Pri Ha’etz en 1983. Hay una reciente reedición.
287
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
y serás un pueblo consagrado al Eterno tu Dios”. Dios dialoga con los judíos
por medio de la historia humana, y este diálogo se lleva a cabo desde las alturas
del Sinaí o desde los tenebrosos abismos de Birkenau.
Uno de los pensadores modernos que encararon el tema de ese modo fue Emil
Fackenheim en La presencia de Dios en la historia (1970). Dios Se dirige
a Israel. El Holocausto representa, en ese contexto, la imperiosa necesidad
del pueblo judío de reafirmar su fe en el Dios viviente. Así ve Fackenheim
la posibilidad de privar a Hitler de una victoria póstuma, como la de vaciar
al judaísmo de contenido. Hemos clasificado esta posición como “neutra con
respecto a la divinidad” porque el diálogo entre Dios y Su pueblo no implica lo
bueno ni lo malo: supone, simplemente, la búsqueda permanente para descubrir
a Dios en la historia.
3. La excepción
El libro de Job es un largo planteamiento acerca de por qué el mal afecta a los
hombres de bien. Job resume su postura cuando, después de su atroz sufrimiento,
debe responder a la propuesta abrupta que formula su mujer, alentándolo a
maldecir a Dios para finalmente morir. Contesta Job (2:10): “Hablas neciamente.
Si se acepta de Dios el bien ¿no habrá de aceptarse el mal?”
Es optimista acerca de Dios por su convicción de que ¿con todo lo bueno que
hemos recibido del Creador, acaso seremos tan ingratos como para rechazar la
excepción, que es lo malo?
4. La muestra
También en esta categoría cabe citar el libro de Job donde señala el origen del
mal: “no nace del polvo la miseria, ni germina de la tierra la aflicción”. No
debemos culpar a la naturaleza por el mal del universo, porque “es el hombre
quien engendra la aflicción como el águila lleva su vuelo a las alturas” (5:6-7).
La visión vuelve aquí a ser pesimista, pero no con respecto a la naturaleza ni a
su Creador, sino con respecto al hombre. Mientras el hombre creyente debería
buscar explicaciones para la existencia del mal, el no creyente debería buscarlas
para la existencia de todo lo demás. La pregunta sobre el Holocausto sería
menos sobre la ubicación de Dios, que sobre la del hombre.
5. La purificación
El capítulo 53 de Isaías, llamado del siervo del Eterno, es visceral en la polémica
judeo-cristiana: “Despreciado, hombre de dolores, herido por Dios y humillado,
maltratado y doblegado, como cordero llevado al matadero, como ante sus
esquiladores una oveja muda, sin abrir la boca. Después de las penas de su
alma, verá la luz y quedará colmado. Por sus sufrimientos Mi siervo, el justo,
justificará a muchos y las iniquidades de ellos cargará sobre sí”.
Los sufrimientos, que pueden ser entendidos como una referencia al padecer del
pueblo judío, serían purificadores en dos sentidos: personal y social. En primer
lugar, el Servidor, “después de las penas de su alma, quedará colmado”. Sufrir
permite el alejamiento de lo superficial, y la solidaridad con los desprotegidos:
el dolor puede hacer al hombre, en general, más humano.
Además, “por sus sufrimientos justificará a muchos” significa que el hombre
que sufre es una especie de medidor público del grado de deshumanización al
que ha llegado el mundo. Quien carga con las transgresiones ajenas, lo hace
en el sentido de que, gracias a que ven su pesar, los demás notan que lo han
provocado o no han querido evitarlo, y por ende tienen abierto el camino hacia
el arrepentimiento.
El filósofo que se basó precisamente en Isaías 53 para fundamentar su teología
del Holocausto fue Ignaz Maybaum en La cara de Dios después de Auschwitz
(1965): el judío sufre a fin de despertar la conciencia del mundo gentil que
es su victimario. A partir del martirio judío, la humanidad entera, por reflejo,
ahonda su búsqueda en la senda del bien. El éxito de tal búsqueda no está
garantizado de antemano, y de ahí que esta postura sea neutra con respecto a
las posibilidades del hombre.
6. El mandamiento
Si la visión anterior es neutra, ésta es decididamente optimista, porque señala una
misión permanente para el hombre: la de reconstruir a partir de los escombros.
La vida del hombre sería precisamente esa virtud de rehacer y así rehacerse.
Según este esquema, el corolario del Holocausto deberá, a pesar de todo,
satisfacer. El poder más cruel se levantó para destruir al pueblo judío y no lo
logró. El resto retornó. Los remanentes de Israel (“she’ar iashuv”875) son la
verdadera victoria. La salvación significaría que hay una mayoría salvada, y
que ésta habrá de justificar la degradación que no pudo vencerla.
Maybaum clasifica las destrucciones que acontecieron a Israel, en dos grupos:
289
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
guezerá (que es evitable, pero no abre ninguna nueva época mejor) y jurván
(un aniquilamiento inevitable que inaugura una nueva era humana). Hubo, en el
esquema de Maybaum, tres aniquilamientos totales: el del Primer Templo (586
aec), que dispersó a Israel y le permitió cumplir su papel entre las naciones;
el del Segundo Templo (70 ec), que espiritualizó la religión judía al eliminar
sacerdocio y sacrificios, y al difundir la sinagoga; y el Holocausto, que marcaría
el final de la intolerancia y el fanatismo más brutales.
Isaías evoca esta visión (61:1): “Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán de
nuevo los edificios caídos del pasado, restaurarán las ciudades demolidas, las
ruinas de pasadas edades”. La Shoá otorga al judío un nuevo mandamiento:
sobrevivir, reconstruir.
7. La ruptura
El más radical de los teólogos que se ocuparon del Holocausto fue Richard
Rubenstein. Su visión es profundamente pesimista, y se sustenta en que la
relación entre la divinidad y el hombre debe ser reconsiderada (o desconsiderada)
a partir de Auschwitz. Habría que “demitificar” los postulados de la religión judía
y no hablar más de una Elección divina dirigida a Israel ni de un Dios protector.
Rubenstein insiste en que no se trata de una suerte de importación a la teología
judaica del concepto de “Dios ha muerto” en el que se debatió la cristiandad en
los años de 1960. Mientras en el mundo cristiano el tema se plantea debido a la
constatación de la secularización, en el judaísmo es producto del sacudimiento
emocional que generó la Shoá.
Paradojalmente, Rubenstein no concluye que deban abandonarse las prácticas
religiosas, puesto que ante “la muerte de Dios” la comunidad judía se hace
aún más necesaria debido al desamparo del hombre. Es una especie de refugio
ante un universo gélido.
También Isaías tiene un lugar destacado en esta teología. “Asiria es vara de Mi
ira y el palo en su mano es instrumento de Mi indignación” (10:5). Si el rey asirio
había sido un instrumento divino de castigo, podría llegar a decirse lo mismo de
los nazis. Rubenstein escuchó esta tesis del Pastor Heinrich Grüber, un amigo
de los judíos. Un exceso; como atribuir a Hitler una especie de misión divina,
es lo que lleva al pesimismo teológico de Rubenstein: el “punto teológico del
no-retorno”. Con dicha ruptura moría la idea de Dios.
8. La prueba
La tradición sostiene que el patriarca Abraham fue sometido a diez pruebas
de fe876, la máxima de las cuales es el conocido relato de la Atadura de Isaac:
“Quiso Dios probar a Abraham… Toma ahora a tu hijo único, al que amas, a
Isaac, y elévalo en holocausto en el monte de Moriá”877.
De los rabinos citados, Ignaz Maybaum, considera a Auschwitz como la Atadura
moderna, la gran prueba de fe. Esta visión es neutra acerca de la relación entre
el hombre y el Creador porque de algún modo cada momento importante de
la existencia no es vislumbrado como premio ni como castigo, sino como una
prueba a la que se debe hacer frente y responder.
9. El eclipse
Si el Holocausto es un eclipse de Dios, entonces, la relación básica de Dios con
el hombre seguiría siendo bondadosa. Los eclipses son pasajeros. Por ello esta
postura es optimista con respecto a la relación entre Dios y el hombre. Dice
Isaías (54:7-8). “Sólo por un momento te había abandonado, pero con inmensa
piedad te recojo de nuevo. En un rapto de mi cólera oculté de ti Mi rostro un
instante pero con inmensa piedad de ti Me apiado”.
Uno de los grandes pensadores contemporáneos, Martin Buber, lo planteó en
Eclipse de Dios (1952)878, sobre todo en el capítulo acerca de la “suspensión de
lo ético”. Dios deja lo ético en manos exclusivas del hombre, en una especie
de tanteo moral. También Eliezer Berkovits desarrolla el concepto: Auschwitz
reiteraría el Hester panim, el ocultamiento de la cara de Dios, que es el proceder
necesario del Todopoderoso para que el hombre ejerza su voluntad moral.
10. El detalle
Desde esta postura, el Holocausto no trae ninguna novedad moral. No plantea
nuevos interrogantes. La pregunta es siempre la misma: por qué sufren los
justos. La cuestión de la teodicea no aparece con el nazismo. La experiencia
del Holocausto puede considerarse a lo sumo como una concentración de mal
sin precedentes, pero nunca como una sorpresa. La pregunta estuvo siempre allí
presente desde el profeta Jeremías (12:1): “¿Por qué el camino de los malvados
876 El Tratado de Principios rabínico, Pirkei Avot 5:4. Hay varias versiones sobre cuáles fueron las
pruebas. El filosofo danés Soren Kierkegaard ofrece al respecto un profundo Elogio de Abraham a
comienzo de su obra Temor y temblor (1843).
877 Génesis 22:1-12. El término “atadura” es más apropiado que el de “sacrificio”.
878 Martin Buber: El eclipse de Dios, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1970, páginas 102-107.
291
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
es próspero?”
Emil Fackenheim coincide con que el Holocausto meramente reaviva el
problema de la teodicea (y no lo produce), pero para él hay una respuesta: el
mal es el precio del libre albedrío humano. Si no existiera el mal, aun el mal
supremo, no podríamos hablar tampoco de verdadero bien. El hombre no sería
un ente libre sino un robot.
11. El misterio
Regresemos a Job. Después de treinta y siete capítulos de preguntas y exigencias,
después de consejos filosóficos de sus amigos, luego de perder fortuna,
familia y salud, después del prolongado silencio divino y de los innumerables
interrogantes sin respuesta, Dios responde las dolidas preguntas de Job, y lo
hace con una serie de casi setenta preguntas, una detrás de la otra, sin solución
de continuidad, dejándolo aún más abrumado: “¿Dónde estabas tú cuando Yo
fundé la Tierra? ¿Sabes quién formó sus dimensiones? ¿Sabes qué es el mar,
la mañana, la aurora, el abismo, la muerte, la sombra, la anchura, la luz, las
tinieblas, la nieve, el granizo, el viento, el solano, el aguacero, el trueno, la lluvia,
el rocío, el hielo, la escarcha, las Pléyades, los cielos, la voz, el relámpago,
las nubes, el meteoro, los leones, las ciervas, la gestación, el parto, el asno, el
búfalo, el avestruz, el caballo, la crin, el halcón, el águila, sabes, sabes, sabes?”
El camino de Dios resulta inescrutable; el Holocausto es también parte de esa
senda incognoscible, y la visión de la vida puede entonces calificarse, de acuerdo
con nuestro esquema inicial, de neutra.
12. El contraste
El mal existiría para reconocer el bien, y el mal extremo sería la única
manera de conocer el bien extremo. El Holocausto sería, de acuerdo con este
razonamiento, la posibilidad de reconocer el bien supremo que los hombres
llevan potencialmente en sí. El contraste es el propósito. Eliezer Berkovits aduce
que en el tema del Holocausto, el contraste histórico es que desde los humos
de Treblinka, irrumpió el Estado de Israel879. Berkovits lo denomina “la sonrisa
suficiente”: el retorno a Sión que dio nuevo significado a la historia judía.
879 Eliezer Berkovits: La fe después del Holocausto (en inglés), Ktav, Nueva York, 1973, páginas
152-153.
PARTE DIEZ
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
1. Enseñar la singularidad
En 2005 las Naciones Unidas aprobaron por unanimidad la conmemoración
mundial del Día del Holocausto880 todos los 27 de enero, fecha de la liberación
de Auschwitz. La resolución, que tiene por objeto “desarrollar programas de
enseñanza que se ocupen del Holocausto”, lo define como “el intento metódico
y bárbaro de exterminio de un pueblo entero, sin paralelo en la historia de la
humanidad”.
Pese a la buena intención de la resolución, no cabe demasiado optimismo, ya
que la abrumadora mayoría de los docentes, cuando menos, no tienen mucha
noción acerca de la Shoá, y en general mantienen al respecto una actitud de
deliberada apatía. La causa es que les parece que el asunto emerge una y otra vez
con exagerada obsesión, o bien porque consideran que no es necesario enseñarlo
especialmente, ya que cabe en el contexto de la enseñanza de la historia de la
Segunda Guerra Mundial. Por ello puede preverse que, en muchos casos, el
cumplimiento de la indicación de la ONU en las escuelas podrá incluso llegar
a ser contraproducente. En estos casos, enseñar mal un tema es peor que no
enseñarlo del todo.
Educar sobre la Shoá881 no se circunscribe a referir que al promediar el siglo
XX Alemania asesinó a seis millones de judíos, incluidos un millón y medio de
niños. Más aún: podría suponerse que en alguna medida esa enseñanza ya está
teniendo lugar en muchos países debido a las enormes proporciones históricas
del fenómeno, si bien en muchos otros se lo soslaya.
En otras palabras, el asunto no se limita a enseñar la realidad factual sino su
singularidad. Esta se sustenta no sólo en la magnitud y la saña del Holocausto,
sino también en el hecho de que la nación culturalmente privilegiada llevó a cabo
el sistemático y gratuito genocidio de otra nación, demonizada y patentemente
indefensa.
A partir de esa discusión, puede pasar a destacarse cómo la Shoá constituyó un
fenómeno único. De ser un simple chivo expiatorio, o el miembro de una raza
inferior, el judío era presentado como el culpable de todo: la inflación, el crimen,
o la derrota alemana en la Gran Guerra. Con la idea alucinatoria de que el mal
880 Se trata de la resolución 60/7 de la Asamblea General, del 1 de noviembre de 2005, propuesta por
cinco naciones: Israel, Estados Unidos, Canadá, Australia y Rusia.
881 Cabe mencionar la reciente Guía Didáctica de la Shoá, de Alberto Mira Almodóvar, Fernando
Palmero, José Sánchez Tortosa y Raúl Fernández Vítores, Centro Territorial de Innovación y Formación
Madrid-Sur, Madrid, 2014.
295
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
2. Un debate disparador
Una vez focalizada la Shoá, un debate para entenderla es analizar las alternativas
de cuándo comenzó. Siguen seis posibles respuestas que deberían ser analizadas
con sus respectivas justificaciones, a saber:
3. Preguntas al educador
Algunos dilemas son eminentemente pedagógicos, ergo considerables por el
educador, verbigracia:
1. qué enseñar, a fin de reflejar lo máximo posible la magnitud de la atrocidad
sin caer en lo mórbido;
2. cómo enseñar, a los efectos de despertar identificación con las víctimas; y
3. cuándo enseñar, a fin de no violentar al niño con miedos, ni banalizar el tema.
297
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
883 Fueron escritas entre mayo y el 1º de agosto de 1944, última fecha anotada en el diario.
884 La casa de Ana estaba camuflada tras los almacenes de la empresa Opekta.
885 Ana escribió su diario en un cuaderno escolar de tapas negras, en un libro de contabilidad de la
empresa, y en hojas sueltas que Miep le conseguía a pesar de la escasez de papel.
299
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
886 Nuevamente Beppo Römer, Hubert Lanz, Hans Speidel, Hyazinth Count von Strachwitz, Henning
von Tresckow, Fabian von Schlabrendorff, Friedrich König, Philipp von Boeselager, Henning von
Tresckow, Fabian von Schlabrendorff, Rudolf Christoph Freiherr von Gersdorff, y Axel Freiherr von
dem Bussche-Streithorst
887 Tagebuch eines Verzweifelten del escritor alemán (especialmente de aventuras infantiles) Friedrich
Percival Reck-Malleczewen (1884-1945). Reck fue asesinado en Dachau. La cita es de la página 27 de
la edición ingesa, en Dawidowicz, op. cit., página 4.
301
Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
F ¿Somos primitivos?
Según la teoría de Rita Levi-Montalcini, científica judeoitaliana muerta en 2012
a los 103 años, los seres humanos seguimos dominados por la región límbica
paleocortical del cerebro, eminentemente emocional y agresiva, y no por el
componente cognitivo.
Quizás ello explique la Shoá. Permanecemos en la prehistoria de la humanidad,
y nuestro progreso hacia una conducta moral es lento y frustrante.
Pero tal vez, justamente el hecho de que no somos enteramente racionales
(¿robóticos?) permite que haya individuos que reaccionen como corresponde
contra la índole brutal de movimientos como el nazismo. Si todo lo que
pudiéramos decir ante la barbarie fueran discursos socráticos “sobre la justicia”,
quizás nadie se habría levantado en ira para detener a los nazis.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
ÍNDICE ONOMÁSTICO
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
F Gisevius, Hans 92
Fackenheim, Emil 288, 291 Globke, Hans 46, 71n, 146
Farías, Víctor 179 Globocnik, Odilo 27n, 194
Faulhaber, Michael v. 282, 283n Glubb Pasha, John 236
Federico Guillermo III 56n Goebbels, Joseph 27n, 64, 83, 115,
Feffer, Itzik 166n 162, 191, 280
Fegelein, Hermann 116 Goerdeler, Carl 129n
Feiner, León 264n Goering, Bettina 147
Feingold, Henry 274, 275 Goet, Amon 100
Felden, Klemens 63n Göetz, Aly 52
Fest, Joachim 104n Golca, Meir 36n
Feutchwanger, Lion 147n Goldhagen, Daniel J. 12, 75, 77, 86,
Fichte, Johann 52, 56, 57 211-216, 223, 229
Finkelkraut, Alain 10, 201, 244 Gore, Al 237
Fischer, Fritz 205, 207 Göring, Hermann 27n,72n, 95, 114,
Fischer, Louis 261 115, 126, 129,
Flehinger, Arthur 92 195n 196, 223
Franco, Francisco 146 Grass, Günter 141
Frank, Ana 299 Grattenauer, Karl 76
Frank, Hans 30n, 120-121, Greiner, Josef 117n
193, 194,195, 224 Grell, Theodor 144
Frank, Margot 299 Grese, Irma 100
Frank, Otto 299 Grigg, Edward 236
Frank, Walter 111 Gross, Andor “Bandi” 274
Frankel, Pavel 258, 259 Grossman, Vasili 43
Frankfurter, Félix 265 Grothmann, Werner 145
Frankl, Víctor 136, 137 Grüber, Heinrich 290
Franz, Kurt 99-100 Gruenwald, Malchiel 39, 42n
Freier, Recha 159n Grünberg, Charlotte de 10
Freisler Roland 94, 100, 145 Grynszpan, Herschel 263, 264
Freude, Ludovico 31n Grynszpan, Sendal 262
Friedländer, Saul 27, 51n, 211 Guillermo II 52
Friedman, Philip 198n Guinness, Walter 274
Friedman, Tuvia 32n Guri, Haim 21
Fries, Jakob 57n Gutmann, Hugo 126
Fritsch, Werner von 72n
Fromm, Erich 20n, 280 H
Frondizi Arturo 17, 152 Habermas, Jürgen 217, 236n
Fry, Varian 267n Habyarimana, Juvenal 177n
Fuhrmann, Arnulf 204 Haffner, Harry 145
Hainish, Reinhold 117n, 118, 120
G Halbwachs, Maurice 16n
Gadafi, Muamar 117 Halder, Franz 128-129, 197
Gandhi, Mahatma 261 Halem, Nikolaus von 300
García-Calvo y M., R. 250n Halevi, Benjamín 18, 40n, 236
Gauch, Hermann 112 Hallervorden, Julius 102
Gebhart, Karl 102 Hamán, bíblico 146
Gedat, Gustav 140 Hamilton, Charles 82
Gemlich, Adolf 82n Hamsun, Knut 234
Gengis Khan 26 Haneke, Michael 103
Gerlach, Christian 239-240 Harding, Thomas 212n
Gies, Miep 299 Harel, Isser 11n, 33, 35
Gilbert, Martin 12, 41n, 202 Harlan, Veit 147
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
309
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Bibliografía
• ABÓS, Alvaro. Eichmann en Argentina. Buenos Aires: Edhasa, 2007.
• DAWIDOWICZ, Lucy. The war against the Jews: 1933-1945. New York:
Holt, Rinehart and Winston, 1975.
• GÖTZ, Aly. Por qué los alemanes, por qué los judíos: Las causas del
Holocausto. Barcelona: Crítica, 2012.
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Desde el juicio a Eichmann - Sobre el nazismo, la Shoá y su banalización
• ---. (2013). La tesis de Hannah Arendt sobre «la banalidad del mal», medio
siglo después. Beit Emunáh [Blog]. [Citado 6 marzo 2017]. Disponible en:
http://sefarad-asturias.org/wp/?p=252
• POLIAKOV, León. Breviario del odio: Los judíos y el Tercer Reich. Buenos
Aires: Stilcograf, 1954.
• ROBINSON, Jacob. And the crooked shall be made straight: The Eichmann
Trial, the Jewish Catastrophe, and Hannah Arendt's narrative. New York:
Jewish Publication Society, 1965.
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A partir de uno de los eventos más dramáticos de la historia, Desde el juicio a Eichmann
desnuda la esencia del nazismo y la singularidad de la Shoá, y presenta una denuncia de
Hannah Arendt y de la banalización del mal.
El libro desgrana las diversas escuelas de pensamiento que se abrieron paso a partir del
Holocausto, junto con una fundamentada refutación de cada una de sus distorsiones, y
ofrece como complemento sugerencias para el educador.
Quien quiera entender la página más negra de la humanidad hallará aquí una guía útil y
abarcadora.
Gabriel Albiac
Filósofo español, Premio Nacional de su país, autor de más de veinte libros