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El Positivismo

Este documento describe el positivismo como un paradigma influyente en el estudio de las ciencias sociales. Señala que el positivismo se basa en el método científico de las ciencias naturales y asume que la realidad es fija e inmutable y puede conocerse a través de principios universales. Aunque ha habido críticas al positivismo, aún mantiene influencia en el mundo académico. El documento también discute las ideas de pensadores clave como Comte que ayudaron a establecer el positivismo como paradigma dominante para el estudio
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El Positivismo

Este documento describe el positivismo como un paradigma influyente en el estudio de las ciencias sociales. Señala que el positivismo se basa en el método científico de las ciencias naturales y asume que la realidad es fija e inmutable y puede conocerse a través de principios universales. Aunque ha habido críticas al positivismo, aún mantiene influencia en el mundo académico. El documento también discute las ideas de pensadores clave como Comte que ayudaron a establecer el positivismo como paradigma dominante para el estudio
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
COORDINACIÓN NACIONAL DE DOCTORADO
PROGRAMA INTERINSTITUCIONAL DOCTORADO EN EDUCACIÓN
UCLA-UNEXPO-UPEL
CURSO PARADIGMAS Y MOMENTOS ESCRITURALES DE LA INVESTIGACIÓN
FACILITADORES: Dr. Nereo Mendoza Suárez y Dra. Luisa Mendoza Suárez

EL POSITIVISMO EN EL ESTUDIO DE LAS CIENCIAS SOCIALES

Dr. Nereo Mendoza Suárez


Instituto Pedagógico de Barquisimeto Luis Beltrán Prieto Figueroa
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
e-mail: [email protected]

Entre las características de los seres humanos, se destaca su tendencia


a la elaboración de cosmovisiones que, en cada momento histórico, permiten
dar cuenta del mundo. En consecuencia, durante siglos se ha desarrollado el
debate de las concepciones cuantitativistas – usualmente asociadas con el
pensamiento positivista- y las cualitativistas, sustentadas en modos de conocer
ligados a los discursos de la vida cotidiana.
El positivismo se ha constituido en el pensamiento hegemónico –aún
cuando en las últimas décadas ha reaparecido el discurso alternativo- en el
estudio de las ciencias sociales, como resultado de la transferencia de las
maneras de conocer al universo material, mediante el ampliamente difundido
método científico natural. Por ello, me propongo acometer una revisión
preliminar del referido pensamiento, dada su importancia tanto en el mundo
académico como en la estructuración del modelo civilizatorio de la modernidad,
imperante en buena parte del planeta Tierra.
A propósito de la tendencia humana a dar cuenta del mundo y de los
congéneres, los miembros de la Comisión Gulbenkian para la Reestructuración
de las Ciencias Sociales, señalan que:
La idea de que podemos reflexionar de forma inteligente sobre la
naturaleza de los seres humanos, sus relaciones entre ellos y con
las fuerzas espirituales y con las estructuras sociales que han
creado, y dentro de las cuales viven, es por lo menos tan antigua
como la historia registrada. Son los temas que se examinan en los
textos religiosos recibidos y también en los textos que llamamos
filosóficos, aparte de la sabiduría oral transmitida a través de las
edades, que a menudo en algún momento llega a ser escrita.
(Wallerstein, p. 3, 2004)

En ese mismo sentido de prolongado debate de las explicaciones y


comprensión del mundo, Valles (p. 25, 2000) refiere la reseña de Conde, en
cuanto a la disparidad de criterios, desde los tiempos de Aristóteles y Platón:
…mientras Aristóteles defiende una concepción y una aproximación
de/a la Naturaleza que podemos denominar más ‘precualitativista’
por lo que tiene de más ‘sustantivista’, ‘sensible’ y ‘empírica’ –en el
sentido primero de empireia como ‘trato directo con las cosas’-;
Platón defiende, a su vez, una aproximación más ‘pre-cuantitativista’
de la Naturaleza por lo que tiene de más ‘formalista’, ‘idealista’,
‘abstracta’, y ‘matematizable’.

En cuanto al pensamiento positivista en el estudio científico-social


sustentado en el método de investigación en ciencias naturales, se tienen tres
asunciones relativas a la naturaleza concebida como fija, inmutable y
susceptible de ser conocida mediante principios racionales igualmente fijos,
inmutables y universales, lo cual se extrapola al objeto de estudio en las
ciencias sociales. Además, se entiende que existe un dualismo entre la mente y
la materia, por lo que el método se basa en la observación métrica, la
aprehensión de características del objeto, la búsqueda de regularidades y el
establecimiento de generalizaciones conducentes a la formulación de leyes,
principios y teoría de carácter nomotético.
El término positivismo, según Sandín (p. 51, 2003), fue acuñado por
Auguste Comte para designar “el conocimiento científico, punto culminante del
saber humano, tercera y última etapa del desarrollo del conocimiento humano”,
alcanzada tras el período “teológico” y “metafísico”.
La concepción positivista, según Wallerstein (p. 14, 2004), fue afirmada
por Comte en la primera mitad del siglo XIX, “cuando se propuso establecer las
reglas que gobernarían el análisis del mundo social.” Por otra parte, el mismo
Comte subrayó su apego al pensamiento científico natural al revivir el término
“física social” para expresar claramente su interés político: “quería salvar a
Occidente de la “corrupción sistemática” que había llegado a ser “entronizada
como instrumento indispensable del gobierno” debido a la “anarquía intelectual”
manifiesta desde la revolución francesa.”
En concordancia con lo expuesto, Comte propugnaba la nueva
organización colectiva basada en la física social, al encomendar la solución de
los problemas a un pequeño número de “inteligencias de élite” (loc. cit.) con
educación apropiada; es decir, que sentó las bases de la tecnocracia y la
función social del nuevo orden comunitario.
Posteriormente, ante los cuestionamientos al discurso positivista,
algunos pensadores reimpulsaron el predicamento del positivismo a través del
llamado Círculo de Viena, bajo las denominaciones de “positivismo lógico”,
“neopositivismo” o “empirismo lógico”. El atributo lógico, según Sandín (2003)
fue añadido para indicar el apoyo que el renovado positivismo obtuvo de los
nuevos desarrollos en lógica formal.
De acuerdo con Sandín (p. 51), “El foco de interés del Círculo de Viena
fue introducir los métodos y la exactitud de la matemática al estudio de la
filosofía, sentando las bases que unían verdad y significado, de manera que no
podía existir otro genuino conocimiento más que el de la ciencia.” En ese
mismo sentido, Wallerstein (p. 14, 2004) precisa algunos propósitos de la
ciencia propugnada por esta manera de pensar, que ilustran la esencia misma
del planteamiento objeto de reflexión: “La ciencia positiva se proponía
representar la liberación total de la teología, la metafísica y todos los demás
modos de “explicar” la realidad.”
En la misma perspectiva excluyente de todo aspecto diferente a los
hechos -que contraindica la tendencia a los enfoques multimétodo- el mismo
Comte había declarado que “Entonces, nuestras investigaciones en todas las
ramas del conocimiento, para ser positivas, deben limitarse al estudio de
hechos reales sin tratar de conocer sus causas primeras ni propósitos últimos”.
(Wallerstein, pp. 14-15, 2004).
Las puntualizaciones anteriores ilustran la fuerza y la coherencia del
discurso positivista, que ha marcado la historia de la humanidad al dar soporte
al episteme de la modernidad como modelo civilizatorio del llamado mundo
occidental, orientado según los lemas del bienestar generalizado y del progreso
ilimitado para todos; lo cual no se ha materializado a pesar del tiempo
transcurrido y los espectaculares desarrollos científico-tecnológicos y
comunicacionales. Opuestamente, la humanidad asiste a un momento de
desequilibrios, distribución desigual de la riqueza, conflictos internacionales,
catástrofes ecológicas y peligro de extinción de la vida sobre la Tierra.
Ante ese cuadro de crisis de la modernidad, se ha producido el
resurgimiento de posiciones antagónicas al positivismo, que se manifiestan
mediante los llamados enfoque alternativos de corte idiográfico, capaces de
avivar el debate relativo a los modos de conocer las realidades. Sin embargo,
el positivismo mantiene su presencia en la palestra académica, apuntalada en
su coherencia paradigmática y las invalorables contribuciones al desarrollo del
pensamiento académico.
Referencias

Sandín, M. (2003). Investigación cualitativa en educación. Fundamentos y


tradiciones. Madrid: McGraw-Hill.

Valles, M. (2000). Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión


metodológica y práctica profesional. Madrid, España: Editorial Síntesis, S.A.

Wallerstein, I. (2004). Abrir las ciencias sociales. 8ª ed. México: Siglo XXI editores,
s.a. de c.v.

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