GEREFFI, G. - Las Cadenas Productivas Como Marco Analítico para La Globalización - noPW
GEREFFI, G. - Las Cadenas Productivas Como Marco Analítico para La Globalización - noPW
GEREFFI, G. - Las Cadenas Productivas Como Marco Analítico para La Globalización - noPW
GARY GEREFFI*
RESUMEN
El artículo utiliza el marco de las cadenas productivas para examinar la estruc-
tura y la dinámica de las industrias globales y las perspectivas de desarrollo
de las naciones y empresas donde estas cadenas funcionan. Primero, hace una
distinción entre las cadenas productivas dirigidas al productor y las dirigidas
al comprador, y plantea la hipótesis de que el desarrollo requiere un víncu-
lo selectivo con diferentes tipos de “empresas líderes” de las industrias globales.
Segundo, identifica los tipos principales de empresas líderes de las cadenas
productivas automotriz y del vestuario, lo cual ejemplifica, respectivamente,
las cadenas dirigidas al productor y las dirigidas al comprador.
Tercero, ilustra cómo puede utilizarse el enfoque de las cadenas producti-
vas para estudiar las múltiples dimensiones del ascenso industrial, el cual
constituye una nueva forma de análisis del desarrollo económico en la era de
una industrialización orientada a las exportaciones. Se le da un énfasis par-
ticular a la noción de ascenso industrial mientras cambia el papel exporta-
dor. Finalmente, discute algunas de las implicaciones teóricas para el desarrollo
de este enfoque de las cadenas productivas con bases históricas y organizativas.
Palabras clave: cadenas productivas, cadenas productivas dirigidas al
comprador y cadenas productivas dirigidas al productor, ascenso industrial,
papeles exportadores.
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** Profesor e investigador de la Duke University, Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
Correo electrónico: <[email protected]>.
E
n las últimas décadas del siglo XX la globalización se ha convertido en
el nuevo y rimbombante término para caracterizar a la economía inter-
nacional. Muchos autores han discutido el significado preciso de globa-
lización (Dicken, 1998), sus dimensiones (McMichael, 1996; Jaffee, 1998) y si
realmente los flujos globales de mercancías, la inversión extranjera directa,
el capital financiero y la gente (migración) son realmente mayores en la actuali-
dad que a comienzos del siglo XX (Wade, 1996). Pero lo que ninguno discute es
la importancia central de la globalización para la teoría contemporánea del de-
sarrollo. Sin embargo, hay una aguda división entre los teóricos que consideran
a la globalización como una restricción de las perspectivas de desarrollo de
las naciones no centrales y los que ven los vínculos que implica la globaliza-
ción, la cual no sólo representa restricciones sino también oportunidades para
el avance de los países en desarrollo.
Estas diferencias se dan en forma paralela a la controversia que estuvo en
boga en la década de los años setenta en la teoría del desarrollo entre las
perspectivas de la modernización y las de la dependencia (Gereffi, 1983: ch.1).
Los teóricos de la modernización argumentaban que mientras más cercanos fue-
ran los lazos entre las sociedades modernas y las tradicionales, el progreso de
las sociedades tradicionales era más rápido. Sin embargo, los teóricos de la
dependencia, en agudo contraste, afirmaban que mientras más fuertes eran
los lazos entre los países del centro y los periféricos, más tardado o distorsiona-
do era el desarrollo de la periferia. Para los marxistas ortodoxos, tales como
Andre Gunder Frank (1967), el desarrollo de las economías capitalistas del
centro requería del subdesarrollo de la periferia. Para algunas propuestas más
moderadas del desarrollo dependiente, como la que representa Fernando
Henrique Cardoso (Cardoso y Faletto, 1979) y la de Peter Evans (1979), los víncu-
los capitalistas se veían en la periferia como promotores del desarrollo, pero
se criticaban los establecidos con el capital extranjero y los mercados extran-
mente, el intercambio entre las áreas centrales y las periféricas es mucho más
complejo. El explosivo crecimiento de las importaciones en los países desarrolla-
dos deja entrever que el centro de gravedad de la producción y de la exportación
de muchas manufacturas ha cambiado, y ahora se localiza en un conjunto de
economías recientemente industrializadas (ERI) del Tercer Mundo, siempre en
expansión (Arrighi y Drangel, 1986). En la medida en que las ERI del este de
Asia y de América Latina han alcanzado las exportaciones con una mayor
tecnología y con habilidades más intensivas, ha quedado claro que la mano de
obra barata sola ya no constituye una explicación adecuada para la industria-
lización del Tercer Mundo (Fröbel et al., 1981).
La tesis de la globalización aclara una fragmentación caleidoscópica de
muchos procesos de producción y de sus reubicaciones geográficas en una
escala global que rebasa las fronteras nacionales (Dicken, 1998). Las corpo-
raciones del centro están cambiando de una producción de alto volumen a
una de alto valor. En vez de una pirámide, en la que el poder se concentra en
las sedes de las empresas trasnacionales y donde existe una cadena vertical
de mando, actualmente las redes de la producción global se parecen a una tela-
raña de empresas independientes, pero interconectadas. Las empresas del
centro actúan como agentes estratégicos en el corazón de la red, controlando la
información importante, las habilidades y los recursos necesarios para que la red
global funcione eficientemente (Reich, 1991). Para poder triunfar en la actual
economía internacional, los países y las empresas necesitan ubicarse estra-
tégicamente en estas redes globales y desarrollar estrategias para tener
acceso a las empresas líderes y mejorar así sus posiciones.
En este artículo examinaremos cómo el marco de las cadenas productivas
facilita nuestra comprensión de la estructura y la dinámica de las industrias glo-
bales y de los prospectos de desarrollo para las naciones y sus empresas. Pri-
mero, introducimos una diferencia fundamental entre las cadenas producti-
vas dirigidas al productor y las dirigidas al comprador. Nuestro análisis de la
estructura de poder de estas cadenas productivas conduce a la hipótesis de que
el desarrollo necesita un vínculo selectivo con los diferentes tipos de empresas
líderes (lead firms) de las industrias globales, que tienen prospectos variados de
movilidad en la economía del mundo. Segundo, identificamos los tipos princi-
pales de empresas líderes en las cadenas productivas para automóviles y para
el vestuario, las que ejemplifican, respectivamente, las cadenas dirigidas al
productor y al comprador. Tercero, ilustramos cómo el enfoque de las cadenas
globales de mercancías puede utilizarse para estudiar las dimensiones múlti-
ples del ascenso industrial, el cual permite entender el concepto más complejo
aclarar las complejas fuerzas que conducen a los fabricantes japoneses de auto-
móviles a crear esquemas de producción regionales para el suministro de
autopartes en una media docena de países del este y el sudeste de Asia. En
sus estudios sobre la internacionalización de las industrias estadounidense y
japonesa de semiconductores y electrónica, Henderson (1989), Borrus (1997)
y Gereffi (1998) también apoyaron la idea de que las cadenas de artículos
para el productor han establecido una división del trabajo en el este de Asia.
GRÁFICA 1
LA ORGANIZACIÓN DE LAS CADENAS PRODUCTIVAS GLOBALES
DIRIGIDAS AL PRODUCTOR Y AL COMPRADOR
Las cadenas productivas dirigidas al productor
Detallistas y
Fabricantes Distribuidores
comerciantes
Subsidiarias y subcontratistas
nacionales y extranjeros
MERCADO
DE ESTADOS UNIDOS
Las cadenas productivas dirigidas al comprador
EXTRANJERO
Comercializadores
de marca
Comerciantes
Fábricas
Detallistas
Compradores
del extranjero
Fabricantes
de marca
NOTAS:
• Las flechas con línea continua representan relaciones primarias, las flechas con línea discontinua repre-
sentan relaciones secundarias.
• Los vendedores al detalle, los comercializadores de marcas y los comerciantes requieren suministros de
paquete completo de las fábricas situadas en el extranjero.
• Los fabricantes de marcas embarcan piezas para ensamblar en el extranjero y vuelven a exportar al
mercado nacional del fabricante.
CUADRO 1
CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LAS CADENAS PRODUCTIVAS
DESTINADAS AL PRODUCTOR Y AL COMPRADOR
Tanto las cadenas productivas para el comprador como las dirigidas al pro-
ductor son útiles para analizar y evaluar las industrias globales. Al igual que
las perspectivas de la cadena tradicional de suministro, el marco de las cadenas
productivas se basa en el flujo de bienes incluidos en la producción y en la
distribución de productos del vestuario. Sin embargo, el enfoque de las cade-
nas productivas difiere en al menos cuatro aspectos del enfoque de conceptos
relacionados, tales como el sistema de negocios (business system) (Whitley, 1996;
Gereffi, 1996) o la cadena de valor (value chain) (Porter, 1990). El marco de
la cadena productiva global:
Chrysler Corp. (ahora parte de Daimler Chrysler luego de su fusión con Daim-
ler-Benz AG)— respondían por 68% de los autos de pasajeros que se producían
en 1997 en Estados Unidos, y el restante 32% venía de empresas asiáticas
y europeas trasplantadas (transplant firms). Además de estos ensambladores
gigantescos, la cadena productiva automotriz también incluye a los fabrican-
tes de piezas. La industria de piezas está fragmentada e incluye a miles de su-
ministradores que van desde talleres pequeños a grandes multinacionales. El
segmento de las piezas automotrices de la cadena se divide entre los fabricantes
de equipo original (FEO),2 y el mercado de repuestos. Las fábricas de equipo ori-
ginal son empresas que producen piezas y componentes que los fabricantes de
autos utilizan en el ensamblaje de vehículos nuevos. Los que participan en el mer-
cado de repuestos fabrican piezas y componentes para sustituir o complemen-
tar artículos que fueron incluidos en el ensamblaje original de vehículos. Tanto
los FEO como los suministradores y distribuidores de piezas de repuesto pueden
ser empresas independientes o subsidiarias de empresas más grandes.
El método básico de fabricación de automóviles cambió muy poco desde 1913
—cuando Henry Ford inventó la línea de ensamblaje móvil— y en la década
de 1970 —cuando comenzó a surgir en Japón un nuevo y radical sistema de
producción de apoyo—. La industria automotriz fue la industria de producción
en masa por excelencia, teniendo como pioneros a los tres grandes de Estados
Unidos. El método de producción de la Ford produjo un rango limitado de
autos estándares para el mercado masivo de clientes. La fabricación de autos
se llevó a cabo en plantas de ensamblaje masivo utilizando un método rígido en
el cual cada trabajador del ensamblaje realizaba en forma rápida una tarea
muy especializada y limitada que se repetía continuamente. Los grandes fabri-
cantes de autos de Estados Unidos y de Europa desarrollaron un tipo particu-
lar de relación con sus suministradores, basado en contratos de corto plazo, y
que minimizaban los costos. En la medida en que los grandes productores ras-
trearon el mundo en busca de componentes de bajo costo, el aumento de la
distancia geográfica entre los ensambladores y sus suministradores hizo ne-
cesario que los ensambladores mantuvieran enormes inventarios en sus plan-
tas de ensamblaje. En este sistema de por si acaso (just in case) se redujo la
posibilidad de que se interrumpiera la línea de ensamblaje debido a una escasez
temporal de componentes (o por un lote faltante).
Desde comienzos de la década de 1980, la industria automotriz ha estado
marcada por una intensa competitividad y un aumento de la globalización, lo
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2 Original equipment manufacturers (OEM).
Transplantes extranjeros
Las fluctuaciones de las monedas han alentado la producción de modelos
extranjeros de autos en Norteamérica y han reducido el flujo de importacio-
nes. En particular, la apreciación a largo plazo del yen japonés versus el dólar
(la cual parece haberse revertido desde el apogeo de mediados de 1995), jun-
to con la imposición anterior de Estados Unidos de restricciones voluntarias
de las exportaciones (voluntary export restraints), contra la importación de autos
japoneses, hizo que muchos fabricantes nipones intensificaran su capacidad
de fabricación en la transplanta de Norteamérica, para mantener precios com-
petitivos de sus productos centrales. Los fabricantes europeos de autos también
están expandiendo sus operaciones en Estados Unidos y en México. En 1996,
por primera vez la Mercedes Benz y la BMW se unieron a la Honda en el en-
samblaje de autos en México, además ambas empresas alemanas están cons-
truyendo en Estados Unidos nuevas instalaciones de producción. El impacto
principal de las plantas automotrices extranjeras es que ofrecen tipos alter-
nativos de cadenas de suministros, a las cuales pueden afiliarse las empresas
norteamericanas de piezas, y también son socios importantes del creciente nú-
mero de alianzas, fusiones y adquisiciones estratégicas entre los grandes ensam-
bladores extranjeros y de Estados Unidos.
Suministradores Nivel 1
[Integradores de Sistemas (System Integrators)]
La cadena de suministro automotriz ha estado siempre organizada jerárqui-
camente en niveles o escalas, pero en años recientes esta estructura se ha
hecho mucho más pronunciada, ya que fue disminuido el número de suminis-
tradores en todos los niveles, y cada ensamblador descansa en un grupo central
de suministradores altamente competitivos de Nivel 1. Para poder cumplir
con la siempre creciente demanda de reducción de costos, de aumento de la com-
petitividad y de tiempos de entrega más rápidos, los suministradores de pie-
zas automotrices han continuado su consolidación, cuyo resultado fue el surgi-
miento de un número relativamente pequeño de integradores de sistemas entre
las filas de suministradores del Nivel 1, que son capaces de diseñar, manu-
facturar y entregar módulos completos a las plantas de ensamblaje de vehícu-
los automotrices (Kumar y Holmes, 1997). Empresas sofisticadas de piezas
como Delphi, Bosch, Denso, Johnson Controls, Lear, Federal-Mogul y Dana
Corp. están consolidando subsistemas transversales, lo cual está conducien-
do a un grado significativo de integración vertical en una industria que había
estado relativamente fragmentada. Los integradores de sistemas han comen-
zado a asumir una responsabilidad primordial en la selección de suministra-
dores de niveles más bajos y en la coordinación de segmentos clave de la cade-
na de suministro automotriz en el mundo. Es así como estos suministradores
de Nivel 1 desafían a los ensambladores por el control de actividades clave de
alto valor en la producción automotriz.
Detallistas
En el pasado, los vendedores al detalle eran los principales clientes de los
fabricantes de artículos para el vestuario, pero actualmente se están convir-
tiendo en sus competidores. En la medida en que la demanda de los consumi-
dores exige mejorar su valor, los detallistas se han inclinado crecientemente
a las importaciones. En 1975 sólo 12% de los artículos del vestuario vendidos
por los detallistas de Estados Unidos era de importación; en 1984 las tiendas
al detalle habían duplicado el uso de ropa importada (aama, 1984), y en 1993,
representaban 48% del valor total de las importaciones de los 100 importa-
dores de artículos para el vestuario más importantes de Estados Unidos (los
que colectivamente representaban cerca de un cuarto de todas las importacio-
nes de vestuario). Los comercializadores norteamericanos de artículos para el
vestuario, que realizan el diseño y las funciones de comercialización, pero
contratan fuera la producción real de vestuario a fuentes extranjeras o nacio-
nales, en 1993 representaban 22% del valor de estas importaciones, y los
productores nacionales elaboraban un 20% adicional del total3 (Jones, 1995:
25-26). El cuadro europeo es muy similar. Los detallistas europeos responden
por la mitad de todas las importaciones de artículos para el vestuario, y los
comercializadores o los diseñadores agregan en general otro 20% (Scheffer,
1994: 11-12). Las líneas de etiqueta privada (o marcas de tienda) que se
refieren a mercancía hecha para detallistas específicos y vendidas exclusiva-
mente en sus tiendas, constituían en 1993 cerca del 25% del total del mercado
del vestuario de Estados Unidos (Dickerson, 1995: 460).
Comercializadores
Estos fabricantes sin fábricas incluyen compañías como Liz Clairborne, Donna
Karan, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Nautica y Nike, que literalmente
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3 Estas cifras no incluyen las actividades de producción compartida de empresas de Estados
Unidos en México y en la Cuenca del Caribe, las que también se han estado expandiendo muy
rápidamente (USITC, 1997).
Fabricantes de marca
La decisión de muchos grandes fabricantes de países desarrollados ya no es
preguntarse si deben involucrarse o no en la producción que se va a realizar
en el extranjero, sino cómo organizarla y manejarla. Estas empresas suminis-
tran los elementos intermedios (tela cortada, hilo, botones y otros cortes)
para redes extensas de suministradores situados en el extranjero, común-
mente en países vecinos con acuerdos recíprocos de comercio que permiten
que los bienes ensamblados en el exterior sean vueltos a importar con una
tarifa que se basa sólo en el valor agregado por la fuerza de trabajo del
extranjero. Este tipo de sistema internacional de subcontratación existe en
todas las regiones del mundo. En Estados Unidos se denomina Programa
807/9802 o de producción compartida (production sharing) (USITC, 1997), y
sus redes de producción se ubican principalmente en México, Centroamérica
y el Caribe. En Europa, esto se conoce como comercio procesado en el exterior
(outward processing trade) y los principales suministradores se ubican en el
norte de África y en Europa Oriental (OETH, 1995). En Asia, los fabricantes de
economías con salarios relativamente altos como Hong Kong tienen arreglos
para el procesamiento en el exterior (outward processing arrangements) con
China y otras naciones que tienen salarios bajos (Birnbaum, 1993).
Sin embargo, está surgiendo una contracorriente importante entre los fabri-
cantes de ropa establecidos, quienes le están restando importancia a sus acti-
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* Original equipment manufacturing (OEM).
** Original brandname manufacturing (OBM).
*** Original design manufacturing (ODM).
del vestuario. La gráfica 2 revela los cambios significativos que se han produ-
cido entre 1990 y 1998 en los modelos regionales de abastecimiento del vestua-
rio en Estados Unidos. Durante esos años, las importaciones estadounidenses de
vestuario se elevaron de 25.5 mil millones de dólares a 53.9 mil millones. La
gráfica 2 es un mapa de importaciones que ayuda a identificar los cambios
comerciales entre los suministradores principales del mercado estadou-
nidense de vestuario. Las naciones ubicadas en el círculo interior responden
cada una por 10% o más del valor total de las importaciones estadounidenses
de ropa en 1998, mientras cada una de las ubicadas en el anillo exterior llega
solamente de 1.0 a 1.9% del total de las importaciones. En otras palabras, en
la medida en que uno va del círculo interior a los situados en los anillos más
exteriores de este mapa de importaciones, disminuye la importancia relativa
de los exportadores nacionales de ropa.
En la gráfica 2 se revelan varios aspectos clave de la dirección y magnitud
del cambio en el comercio de ropa de Estados Unidos. Primero, hay diferen-
cias regionales impresionantes en el modelo de las importaciones de ropa de
Estados Unidos. Las ERI del noreste de Asia se están haciendo menos impor-
tantes en el suministro de ropa, el sur y el sudeste de Asia están creciendo
lentamente o no están creciendo, y las importaciones de China, la Cuenca
del Caribe y México están en auge. Segundo, a pesar de la considerable mo-
vilidad durante los años noventa, existe un fuerte patrón centro-periferia que
domina la geografía de la actividad de las exportaciones en la matriz de sumi-
nistro de ropa en Estados Unidos. Solamente cuatro economías (Hong Kong,
Corea del Sur, China y México) fueron los proveedores centrales durante la
década pasada, y solamente China y México sustentan actualmente esa dis-
tinción. Existe una amplia dispersión de 17 proveedores de ropa en los dos
anillos exteriores (lo cual indica que de 1% a 4% comparten el mercado nortea-
mericano de ropa), con sólo cinco naciones en los tres anillos interiores. Ter-
cero, mientras para la mayoría de los países, el grado de cambio de 1990 a
1998 ha sido relativamente modesto (cambiaron su posición en un anillo o no
tuvieron cambio), otras naciones han mostrado grados más sustanciales de
avance (México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Canadá) o han decli-
nado (Corea del Sur y Singapur). Sin embargo, los cambios hacia el interior,
aunque solamente de un anillo, pueden ser muy significativos para las econo-
mías más pequeñas, dado el crecimiento global sustancial de las importaciones
estadounidenses de ropa de la pasada década.
De estos patrones de fuentes (o suministros) de Estados Unidos destacan tres
modelos distintos de competencia en la industria del vestuario. Primero, existe
GRÁFICA 2
CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA REGIONAL
DE LAS IMPORTACIONES ESTADOUNIDENSES DE VESTUARIO
(1990-1998)*
Norteamérica
(2)
5 Centroamérica
4
y el Caribe
Canadá (5)
Corea
del Sur 3 Guatemala
Macao
El
2
Noreste de Asia República Salvador
Dominicana
(5) Taiwan
Hong 1
Honduras
Costa
Kong México
China Rica
Singapur
Filipinas Italia
Tailandia
Malasia Turquía
Indonesia Europa
India
Bangladesh Sri Lanka (2)
(4)
Los anillos indican la participación del total
de las importaciones de Estados Unidos en dólares
Asia del Sur estadounidenses por país participante.
(4) 1) 10% +
2) 6.0% – 9.9% 4) 2.0% – 3.9%
3) 4.0% – 5.9% 5) 1.0% – 1.9%
El valor total de las importaciones estadounidenses
de ropa fue de $25.5 billones en 1990 y de $53.9
billones en 1998.
* La posición en 1998 corresponde al anillo donde se localiza el nombre del país, si la posición de 1990 es
diferente, se indica con un círculo pequeño. Las flechas representan la magnitud y dirección del cambio en
el tiempo.
FUENTE: Compilado a partir de estadísticas del Departamento de Comercio de Estados Unidos (U.S. Depart-
ment of Commerce). Importaciones de Estados Unidos para el consumo, valor anual.
un modelo del este de Asia en el cual los exportadores nacionales de las ERI de
esta zona ofrecen paquetes completos de ropa a los compradores norteameri-
canos, lo cual les permite dominar el valor más alto, en especial el mercado de
ropa de moda, principalmente de mujeres. Segundo, existe un emergente mo-
delo mexicano en el cual las reglas de origen del Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica (TLCAN) crean un incentivo en México para una producción más
integrada de ropa, aunque diversas empresas estadounidenses están tratan-
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