Integración Económica
Integración Económica
Integración Económica
«Las relaciones económicas entre los países se han basado, tradicionalmente, sobre dos
principios teóricos bien diferentes. El primero de ellos es el librecambismo (free trade), enunciado
por primera vez en la Inglaterra del siglo XVII por Charles Davenat, quien sostenía que el comercio
es por naturaleza libre (“trade is in its nature free”) y que el Estado no debe hacer nada por interferir
en el mismo. Posteriormente, en el siglo XVIII, el economista escocés Adam Smith fundamentaría
este postulado sobre dos argumentos que han formado el leit motiv de todos los librecambistas de
los siglos XIX y XX: a) el comercio permite ampliar el mercado –cuya estrechez es, de acuerdo
Smith, el principal obstáculo para la aplicación del principio de la división del trabajo y, por tanto,
del desarrollo de la productividad; y b) el comercio permite la exportación del producto ‘excedente’
que de otra manera no tendría demanda.
El segundo principio es el proteccionismo, enunciado por primera vez por el economista alemán
Friedrich List (1789-1846), cuyo pensamiento central es que el libre comercio sirve a las economías
más desarrolladas para dominar a las menos desarrolladas, y que es necesario habilitar cuantos
remedios sean necesarios para ‘proteger’ el nacimiento y desarrollo de la propia industria.
El librecambismo tuvo una existencia efímera, pues ya en el último tercio del siglo XIX la tesis
proteccionista experimenta una progresiva popularidad en Estados Unidos y en Europa, que se
afirmaría durante la I Guerra Mundial (que obligó a implementar numerosos ‘aparejos de guerra’,
es decir, formas de intervención y control gubernamentales de la economía), y que se afianza con
la Gran Depresión (1929), cuando cada país intenta proteger su propia industria para evitar el
incremento aún mayor del desempleo».1
La extensión del principio proteccionista por todo el orbe ha conducido a que las
transacciones económicas internacionales, es decir las que se efectúan entre distintos países, se
diferencien de las internas en varios importantes sentidos:
Por la diversidad de monedas entre ambas partes de la transacción, que obliga a un intercambio de
divisas a unos precios –tipos de cambio- y en unos mercados –mercados de divisas- cuya operativa
está sujeta a costes e incertidumbres.
1
Riccardo Faucci: Liberalismo y proteccionismo, Barcelona, ed. Oikos-Tau, 1989, pp. 25, 33-43.
1
Por la existencia de políticas gubernamentales específicas para ‘sus’ industrias nacionales (fiscales,
de competencia, de restricción de la movilidad, etc).2
«La integración económica es el proceso mediante el cual los países van eliminando esas
características diferenciales. Teóricamente podrían irse eliminando entre todos los países, para ir
hacia una ‘economía mundial integrada’, pero por razones políticas y económicas los procesos de
integración tienen lugar de forma parcial, es decir, implicando a un número de países normalmente
reducido. Se dice entonces que asistimos a un proceso de integración regional o regionalización,
especialmente cuando los avances en la integración afectan a países de un mismo ámbito
geográfico».3
2
Juan Tugores Ques: Economía internacional. Globalización e integración regional, Madrid, ed. McGraw-Hill,
2006, pp. 109 y s; y Claudio Napoleoni: Curso de economía política, Barcelona, ed. Oikos-Tau, 1976, pp. 329-
221.
3
Juan Tugores Ques: ibídem, p. 110.
4
María Maesso Corral: “La integración económica”, en Información Comercial Española, nº 858 (Enero-Febreo
2011), pp. 119 y s. Disponible en http://www.revistasice.com/CachePDF/ICE_858_119-132__660D0F2D853D050
5C9F365F4B9CF7C45.pdf
5
José Antonio Nieto Solís: La Unión Europea. Una nueva etapa en la integración de Europa, Madrid, ed.
Pirámide, 2005, p. 67.
2
«[...] todo proceso de integración de una cierta entidad suele comportar dos grupos diferentes
de aspectos: a) una ‘integración negativa’, relativa a la eliminación de obstáculos, restricciones y
discriminaciones al movimiento de bienes, servicios y factores productivos (esto es, un proceso de
liberalización entre los países que se integran), y b) una ‘integración positiva’, relativa a la
modificación de instrumentos e instituciones ya existentes, y a la creación de otros nuevos a nivel
supranacional, con el fin de que el mercado funcione con suficiente armonía y se promuevan
objetivos más amplios de política económica».6
«Los diferentes tipos de fronteras económicas que separan los mercados, así como los
compromisos asumidos por los países involucrados, dan lugar a diferentes formas o fases de
integración.
La formación de una Unión Aduanera (UA) supone que un grupo de países eliminan los obstáculos
comerciales entre ellos y establecen barreras exteriores comunes frente al resto del mundo. Cuando
una unión aduanera elimina las barreras, no solo a los movimientos de mercancías sino también de
factores de producción, se transforma en un Mercado Común (MC) caracterizado, por tanto, por
la libre circulación de mercancías, servicios, capitales y personas. El Mercado Único es introducido
por la UE como una etapa más del proceso, pero no se contempla en la teoría de la integración. La
razón es que los requisitos exigidos para alcanzar esta fase (eliminación de barreras físicas, técnicas
y fiscales) no aportan nada nuevo, estando orientados a garantizar la liberalización de los
intercambios y, por tanto, la verdadera consecución del mercado común.
Una Unión Económica (UE) se entiende como un mercado común en el que se procede a la
coordinación de políticas económicas y al establecimiento de políticas comunes destinadas a
favorecer el desarrollo regional y reducir las disparidades internas.
La Unión Monetaria (UM), por su parte, se refiere a una unión económica que cumple tres
requisitos: a) las monedas son convertibles, b) los tipos de cambio son irrevocablemente fijos y c)
los capitales circulan libremente. La creación de una moneda única no es imprescindible, pero
permite aprovechar al máximo las ventajas de una unión monetaria».7
6
Josep M.º Jordán Galduf: “Aproximación teórica y perspectiva histórica”, en Josep M.º Jordán Galduf
(coord.): Economía de la Unión Europea, ed. Aranzadi, Pamplona, 2008, p. 28.
7
María Maesso Corral: op. cit., pp. 120 y s.
3
«Los procesos de integración se desarrollan a partir de una mecánica propia que los hace
avanzar desde los estadios más elementales en materia de integración hasta los más complejos».8
«La creación del Euro y de la Unión Monetaria Europea aparecen como la coronación del
proceso de integración europea que se desarrolla desde la Segunda Guerra Mundial».9
« [...] cada vez da más sensación de que Europa está abandonando la senda fundacional de la
integración comunitaria o supranacional para sustituirla por la cooperación intergubernamental.10
8
José Antonio Nieto Solís: op. cit., p. 68.
9
Dominique Plihon: “L’euro: une construction inachevée”, en <http:/www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/FD001
428.pdf>
10
José Antonio Nieto Solís: op. cit., p. 32.