Cuentos Con Moraleja

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¿Qué es una Moraleja?

¿Qué es una Moraleja?

Una moraleja es una enseñanza que el autor quiere transmitir como


conclusión de su obra y se emplea principalmente en obras didácticas
normalmente dirigidas a niños, como fábulas y poemas infantiles.
La moraleja en si, es un mensaje transmitido o una lección que se aprende
de una historia o de un acontecimiento. La moraleja se puede dejar al
oyente, lector o espectador a determinar por sí mismo, o puede ser
encerrada en una máxima. Como un ejemplo de ésta, en el final de la
fábula de Esopo de “La Tortuga y la Liebre”, en la que la lenta y decidida
tortuga gana una carrera contra la mucho más rápida y arrogante liebre,
una de las moralejas que pueden deducirse es que “Más vale modestia y
perseverancia, que orgullo y descuido” o bien que “la lentitud y
constancia dan el triunfo”.
El uso de personajes muy característicos es una manera de mostrar la
moraleja de la historia eliminando la complejidad de las distintas
personalidades, lo que permite al escritor transmitir claramente el mensaje.

En toda la historia de literatura, la mayoría de escritura de ficción ha


servido no sólo para entretener, sino también para instruir, informar o
mejorar a su público o lectores. Las moralejas han sido más obvias en la
literatura de niños, estando a veces presentadas con la frase, “la moraleja
de la historia es…”. Tales técnicas explícitas han pasado de moda en la
narración moderna, y ahora por lo general sólo son incluidas con objetivos
irónicos.
Cuentos y moralejas
Para disfrutar y reflexionar

.
.

 Empuja la vaquita.(que el miedo a lo nuevo no nos impida avanzar)


 El árbol de los problemas(si nos calmamos, todo es más fácil)
 ¿Por qué gritamos?(hablemos con el corazón)
 Las ranitas en la crema(no te abandones, siempre se puede salir
adelante)
 El reflejo de tus actos (todo lo que damos, nos vuelve)
 El árbol confundido (no trates de cambiar tu esencia, se tal cual sos)
 El rey y el halcón(todos tenemos alas para volar, solo tenemos
que aprender a usarlas)
 El tren de la vida(la vida es como un viaje en tren, disfrutemosla)
 El problema (el problema de los demás se puede transformar en
nuestro)
 Quemar las naves(no te rindas nunca, ni ante la peor adversidad)
 La ventana(no tratemos de mirar el mundo a través de los ojos de los
demás)
 ¿A que le temes? (somos nuestro peor enemigo)
 Dos lobos (las consecuencias varían, dependiendo a quien
alimentemos)
 Los tres leones (no te des por vencido)
 Hay regalos que no te conviene recibir (acepta solo lo que quieras para
ti)
 El ingenio de una hormiga(utiliza los obstáculos a tu favor)
 La liebre y la tortuga (no presumas de tus habilidades)
 Cruce de caminos (sólo triunfan aquellos que creen poder hacerlo)
 Mirad los gansos(una palabra de aliento ayuda, da fuerzas)
 La actitud (lo que das, te vuelve)
 El elefante encadenado (puedes vencer tus miedos)
 Corrida de sapos(se sordo ante los comentarios que te desalientan)
 Cargando piedras (deja de lado las ofensas)
 La carreta vacía (no intentes impresionar a los demás hablando por
hablar)
 Una roca en el camino(busca el lado positivo de los obstáculos)
 El capullo y la mariposa (lucha contra las aflicciones, te harán más
fuerte)
 El viejo ermitaño (miremonos primero a nosotros mismos)
 ¿Por qué no hacerlo por mí? (tu también vales la pena)
 El sol y el viento(haz a los demas lo mismo que quieres para ti)
 La mariposa Azul (tu futuro está en tus manos… depende de tí)
 Las tres rejas (no hables por hablar…)
 La perla y la ostra (no te cierres: transforma lo doloroso en algo
productivo)
 Corazón de cebolla (no te escondas y muéstrate tal cual eres)
 La vasija agrietada(todos siempre tenemos algo positivo que brindar)
 El saco de carbón (aprende a manejar tus impulsos)
 El ladrón de sueños (solo tu eres dueño de tus sueños)
 El alpinista (¿a que te aferras?)
 Arreglar el mundo (empieza por cada uno de nosotros)
 El vendedor de globos (lo que importa es tu esencia)
 El frasco y las piedras (elige con el corazón tus prioridades)
 Equipaje (no vayas por la vida con sobrepeso en tus maletas)
 Los tres ancianos(deja entrar el amor en tu casa)
 Lo que cada uno posee (lo que brindas, refleja tu esencia)
 Leyenda Arabe (Honra la amistad)
 Reflejos del alma (Buscate a tí mismo)
 Maestra ¿Qué es el amor? (Búscalo en las pequeñas cosas)
 El carpintero (Da siempre lo mejor de ti)
 El saco de plumas (Piensa bien antes de hablar)
 Cuando el cuerpo grita… lo que la boca calla (todo aquello que no
digas, tu cuerpo lo dara a conocer)
 La rosa y el sapo (Todos tenemos algo bueno para dar)
 La mascara (no te escondas, muestrate tal cual eres)
 Aprovecha el dia (no dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy)
 La búsqueda
 Empuja la vaquita
.

Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo,

cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una


breve visita al lugar. Durante la caminata le comento al aprendiz sobre la
importancia de las visitas, también de conocer personas y las
oportunidades
de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constato la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja
y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin
calzado. Entonces se aproximo al señor, aparentemente el padre de
familia y
le pregunto: En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de
comercio tampoco, ¿como hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?

El señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una


vaquita que nos da varios litros de leche todos los días.
Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros
alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso,
cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.
El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un momento,
luego
se despidió y se fue.

En el medio del camino, volteo hacia su fiel discípulo y le ordeno: busque la


vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco.
El joven espantado vio al maestro y le cuestiono sobre el hecho de que la
vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia. Más como
percibió
el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujo la
vaquita por el precipicio y la vio morir.
Aquella escena quedo grabada en la memoria de aquel joven durante
algunos
anos. Un bello día el joven resolvió abandonar todo lo que había
aprendido
y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y
ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo
muy bonito, con árboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de
tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde


familia tuviese que vender el terreno para sobrevivir, acelero el paso y
llegando allá, fue recibido por un señor muy simpático, el joven pregunto
por la familia que vivía allí hace unos cuatro anos, el señor respondió que
seguían viviendo allí. Espantado el joven entro corriendo a la casa y
confirmo que era la misma familia que visito hace algunos anos con el
maestro.

Elogio el lugar y le pregunto al señor (el dueño de la vaquita): ¿Como hizo


para mejorar este lugar y cambiar de vida?

El señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaquita que


cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la
necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no
sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran
ahora.
Todos nosotros tenemos una vaquita que nos proporciona alguna cosa
básica
para nuestra sobrevivencia la cual es una convivencia con la rutina, NOS
HACE DEPENDIENTES, Y CASI QUE EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA
VAQUITA NOS PRODUCE.

Anónimo

 El árbol de los problemas


El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja
granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora
eléctrica se daño y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo
camión se niega a arrancar.

Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me


invito a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo
brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas
con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente
transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas; abrazo a sus
dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente me acompaño hasta el carro. Cuando pasamos cerca del


árbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había visto hacer
un rato antes. ‘Oh, ese es mi árbol de problemas’, contesto. Se que yo no
puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura, los
problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que
simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa.
Luego en la mañana los recojo otra vez.

Lo divertido es, dijo sonriendo, que cuando salgo en la mañana a


recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche
anterior.

Adriana Sivolella

 ¿Por qué gritamos?


.111

Un día preguntó un sabio a sus amigos lo siguiente:

¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? Los hombres pensaron
unos momentos:

Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos.


– Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el
sabio.

¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona
cuando estás enojado?

Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas


satisfacía al sabio.

Finalmente él explicó:

Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho.


Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras
más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a
otro a través de esa gran distancia.

Luego el sabio preguntó:- ¿Qué sucede cuando dos personas se


enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué?
Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

El sabio continuó

Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y


se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera
susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas
cuando se aman.

Luego el sabio dijo:


Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras
que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no
encontrarán más el camino de regreso.

 Las ranitas en la crema


Había una vez dos ranitas que cayeron en un cuenco de nata. Aquel
líquido era demasiado espeso para que sus ancas pudiesen moverse con
agilidad y no conseguían avanzar: siempre nadaban en el mismo sitio.
Cuando ya llevaban algún tiempo luchando por no ahogarse en la nata
una de las ranitas exclamó:

– En esta materia es imposible nadar. Nuestros esfuerzos son totalmente


inútiles así que prefiero dejar de sufrir esta agonía y dejar de resistirme a lo
inevitable.

Y diciendo esto la ranita dejó de patalear con sus ancas y al poco tiempo
se hundió en la nata.

Sin embargo, la otra ranita pensó para sí: ” No pienso rendirme. No quiero
morir ni un minuto antes de que llegue mi hora”

Y así, la rana nadó y nadó hasta casi el límite de sus fuerzas hasta que de
repente notó un extraño cambio en la sustancia que la rodeaba: ¡La nata
se había convertido en mantequilla!

De este mudo la rana que había seguido luchando pudo alcanzar el


borde del cuenco de un salto y se fue muy contenta croando hasta su
casa.

El Reflejo de tus Actos


.

“Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una
casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró
meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de


subirlas se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se adentro en el
cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto habían
1000 perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a
ellos.

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco.


Los 1000 perritos hicieron lo mismo.

Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se


quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y
ladraban alegremente con él.

Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo:

“¡Qué lugar tan agradable… voy a venir más seguido a visitarlo!”

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró en


el mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros
1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de
una manera agresiva.

Posteriormente empezó a gruñir; acto seguido vio como los 1000 perritos le

gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le


ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó:

“¡Qué lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a entrar allí!”.

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: La


casa de los 1000 espejos.

Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por
dentro y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo
que proyectas ante los demás.

“No eres responsable de la cara que tienes,

pero si eres responsable de la cara que pones”


 El árbol confundido
.

Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un
tiempo que

podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos,


perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: “No sabía quién era.”

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo

intentas, podrás tener sabrosas manzanas.

“¿Ves que fácil es?”

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y “¿Ves que

bellas son?”

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no


lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la

desesperación del árbol, exclamó: No te preocupes, tu problema no es tan


grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la
solución:

“No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas…Sé lo que
Dios

quiere que seas, y para lograrlo, escúchalo.” Y dicho esto, el búho


desapareció.

¿Lo que Dios quiere que sea…? Se preguntaba el árbol desesperado,


cuándo de pron-to, comprendió…

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar:
“Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer
grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al
paisaje… Tienes una misión “Cúmplela”.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro y se dispuso a ser todo aquello para lo

cual había sido creado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y
respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?

¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?

¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos una misión que cumplir, un espacio que llenar…
Solo hay que saber escuchar, en lo más profundo de nuestro ser para saber
en verdad quienes somos….

 El rey y el halcón
.

“El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al
maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones
estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le
sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a
palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo
hacer volar al ave.
Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro
continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al
halcón volando ágilmente en los jardines.

Traedme al autor de ese milagro, dijo.

Enseguida le presentaron a un campesino ¿Tú hiciste volar al halcón?

¿Cómo lo hiciste?

¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: No fue difícil, Su Alteza:


sólo corté la rama.

“El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar”

¿Sabes que tenés alas?

¿Sabes que podes volar?

¿A que estás agarrado?

¿De que no te podes soltar?

¿Qué está esperando tu rama para romperse?

¿Quién o qué la puede cortar?

¿Cuáles son las razones que hoy te impiden levantar vuelo?

¿Qué estas haciendo importante?

“No puedes descubrir nuevos mares a menos que tengas el coraje de


perder de vista la costa”

Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos, creemos


que eso es lo único que existe.

Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos.
Viven nuestros valores, nuestros miedos y nuestras limitaciones.

En esa zona reina nuestro pasado y nuestra historia.

Todo lo conocido, cotidiano y fácil.

Es nuestra zona de confort y por lo general creemos que es nuestro único


lugar y modo de vivir.

Tenemos sueños, queremos resultados extraordinarios, buscamos


oportunidades pero no siempre estamos dispuestos a correr riesgos, no
siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles o incómodos.

Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible y


aprendemos a vivir desde la resignación.

El liderazgo es la habilidad que podemos adquirir cuando aprendemos a


ampliar nuestra zona de comodidad.

Cuando estamos dispuestos a correr riesgos.

Cuando aprendemos a caminar en la cuerda floja.

Cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestra


potencialidad.

Un verdadero líder tiene seguridad en sí mismo para permanecer solo,


coraje para tomar las decisiones más difíciles, audacia para transitar hacia
lo nuevo con pasión

Y ternura suficiente para escuchar las necesidades de los demás.

El hombre no busca ser un líder, se convierte en líder por la calidad de sus


acciones y la integridad de sus intentos.

“Los lideres son como las águilas, no vuelan en bandadas, los encontras
cada tanto y volando solos”

Nadie vendrá a rescatarte.

Nadie cortará la rama.

Tú eres el mago.
Tu futuro está en tus manos.

Solo necesitas comenzar…

AHORA ¿Entonces qué es tener éxito?

Es comenzar por tener un sueño.

Es estar comprometido con los sueños.

Es tener confianza en sí mismo.

Es algo que no aparece por casualidad.

Es aceptar lo que no se puede cambiar.

Es saber cambiar a tiempo.

Es saber que lo único permanente es el cambio.

Es saber y poder delegar en los demás parte de nuestra tarea.

Es volver a empezar.

Es reconocerme en mis logros.

Es saber disfrutar de mis logros y de lo que tengo.

Es reconocer que me equivoque y pedir perdón.

Es reconocer que detrás de cada acierto pueden haber varios fracasos.

Es enamorarse de lo que uno hace.

Es no postergar y hacer algo ahora.

Es darse cuenta que estas eligiendo a cada momento.

Es reconocer las propias debilidades y fortalezas.

Es no parar jamás hasta conseguir los sueños.

Es saber con que fin hacemos las cosas.


Es no mirar hacia atrás.

Es actuar con entusiasmo.

Es transitar caminos desconocidos.

Es probar hacer algo que nunca hicimos.

Es probar hacer algo de una manera diferente.

Es saber que no estamos solos.

Es no rendirse jamás.

Es rendirse ante lo que no se puede cambiar.

Es disfrutar de cada momento.

Es disfrutar del tiempo libre.

Es tener tiempo libre.

Es accionar ya.

Es inventar un nuevo paso de baile cuando el anterior no funciona.

Es pensar en positivo.

Es tener metas claras.

Es tener perseverancia en la búsqueda de los deseos.

Es estar preparado para ver la oportunidad.

Es tener una actitud positiva.

Es desarrollar la creatividad.

Es utilizar la imaginación.

Es recomenzar con el mismo.

Es volver a empezar sin darse por vencido.


Es hacer las cosas lo mejor posible, pero hacerlas.

Es actuar como si ya hubieras logrado tus metas.

Es tener la paciencia necesaria.

Es tener claridad en el propósito.

Es no hacerse problema por las cosas pequeñas.

Es dejar una huella para que otros puedan seguirla.

Es jugar a ganar- ganar.

Es estar focalizado en lo que uno quiere.

Es arriesgar.

Es hacer cosas nuevas todos los días.

Éxito es aprender a volar

.
El tren de la vida
.

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía,


algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas
tristezas en otros…

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres,


creemos que siempre viajarán a nuestro lado… Pero en alguna estación
ellos se bajarán dejándonos seguir el viaje, de pronto nos encontraremos
sin su compañía y su amor irreemplazable…
No obstante, muchas otras personas que nos serán muy especiales y
significativas, se irán subiendo al tren de nuestra vida… Nuestros hermanos,
amigos y en algún momento, el amor de nuestra vida…

Algunos tomarán el tren, para realizar un simple paseo… Otros durante su


viaje pasarán por momentos de oscuridad y tristeza… Y siempre
encontraremos quienes estén dispuestos ayudar a los más necesitados…

Muchos al bajar, dejan un vacío permanente… otros pasan tan


desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparon sus
asientos…

Es curioso ver como algunos pasajeros, aún los seres queridos, se


acomodan en coches distintos al nuestro… Durante todo el trayecto están
separados, sin que exista ninguna comunicación…

Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe
buena voluntad de nuestra parte… De lo contrario, puede ser tarde y
encontraremos a otra persona en su lugar…

El viaje continúa, lleno de desafíos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas,


esperas y despedidas…

Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, buscando
en cada uno, lo mejor que tengan para ofrecer. En algún momento del
trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos
entenderlos… pero recordemos que nosotros también, muchas veces,
titubeamos y necesitamos a alguien que nos comprenda.
El gran misterio para todos, es que no sabremos jamás en qué estación nos
toca bajar. Como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje,
ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.

A veces pienso en el momento en el que me toque bajar del tren. ¿Sentiré


nostalgia, temor, alegría, angustia…? Separarme de los amigos que hice
en el viaje, será doloroso y dejar que mis hijos sigan solos, será muy triste.
Pero me aferro a la esperanza de que en algún momento, tendré la gran
emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no
tenían cuando iniciaron su viaje.

Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré para que ellos crecieran y
permanecieran en este tren hasta la estación final.
Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que
haya valido la pena.

“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar,


nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando
en el Tren de la Vida”

¡FELIZ VIAJE!

.El problema

Un ratón, observaba a un granjero y a su esposa abriendo un paquete.


Sintió curiosidad por lo que podría contener. Pero… ¡Quedó aterrorizado
cuando descubrió que era una trampa para cazar ratones!

Fue corriendo al patio de la granja a advertir a todos: ¡Hay una ratonera en


la casa, una ratonera en la casa!

La gallina, que estaba cacareando, levantó la cabeza y dijo: discúlpeme


Sr. Ratón…Yo entiendo que es un gran problema para usted, pero a mí no
me perjudica en nada, no me preocupa.

El ratón se acercó al cordero: ¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!

El cordero respondió: discúlpeme Sr. Ratón, no hay nada que yo pueda


hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo, será recordado en
mis oraciones.

El ratón se dirigió entonces a la vaca, pero esta le contestó: ¿Acaso estoy


en peligro? Estoy segura que no.
Entonces el ratón volvió a casa, preocupado y abatido.

Aquella noche se oyó un gran escándalo, mucho movimiento y ruido.

La mujer del granjero corrió para ver qué había pasado, pero en la
oscuridad, no vio que la trampa había atrapado la cola de una serpiente
venenosa y al acercarse, la serpiente mordió a la mujer.

El granjero la llevó inmediatamente al hospital y después de atenderla, le


dieron el alta, con la recomendación de que esa misma noche bebiera
una sopa caliente.

Al llegar a casa, el granjero con su cuchillo, fue a buscar el ingrediente


principal: LA GALLINA

Como la enfermedad continuaba, los amigos familiares y vecinos fueron a


visitarla y claro para alimentarlos a todos, el granjero mató al: CORDERO

La mujer a pesar de los esfuerzos de su esposo, no mejoró y acabó


muriendo. El granjero como necesitaba dinero para el funeral, tuvo que
vender: LA VACA

Cuando escuches que alguien tiene un problema y no represente una


carga a tu conciencia, recuerda esta historia.

 Quemar las naves


.

Antes del año 335 A.C., al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno debió
enfrentar una de sus más grandes batallas.

Al desembarcar, comprendió que los soldados enemigos superaban en


cantidad, tres veces mayor, a su gran ejercito.
Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para
enfrentar la lucha; habían perdido la fe y se daban por derrotados. El
temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.

Cuando Alejandro Magno hubo desembarcado a todos sus hombres en la


costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas sus naves.

Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió


a sus hombres y les dijo: Observen como se queman los barcos… esa es la
única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos no
podemos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse
con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy
despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, ya que solo hay un
camino de vuelta y es por mar…

“Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma


posible, en los barcos de nuestros enemigos”:

Cuantas veces la falta de fe, el temor y la inseguridad, el estar atado a lo


seguro nos priva de conseguir nuevos éxitos, nos hace renunciar a los
cambios, nos hace renunciar a los sueños, nos hace negar los anhelos y las
metas que están grabadas en lo mas profundo de nuestros corazones.

Cuantas veces la seguridad de poseer algo nos hace renunciar a la


posibilidad de conseguir mucho mas; cuantas veces lo que tenemos
fácilmente a nuestro alcance nos impide crecer, haciendo que la
seguridad se convierta en mediocridad, en fracaso, en monotonía.

Debemos saber que perseverando todo puede lograrse.

Que el amor y la fe nos dan la fuerza necesaria para obrar milagros en


nuestras vidas si lo deseamos. Que las personas perseverantes inician su
éxito donde otras acaban por fracasar. Que ningún camino es demasiado
parra un hombre que avanza decidido y sin prisas, teniendo claro sus
objetivos.

Él ejercito de Alejandro Magno venció en aquella batalla, regresando a su


tierra a bordo de los barcos conquistados al enemigo.

Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades,
sino quienes las han buscado y las han aprovechado a tiempo; quienes
han asediado a la oportunidad, quienes la han conquistado.
La conquista puede ser un amor, conocimientos, trabajo, riquezas
materiales o espirituales. Todo esta a tu alcance. Tu puedes plantearte las
metas y los objetivos que deseas.

Las condiciones para lograr éxitos no son siempre fáciles.

No hay otro método que trabajar duro, ser tenaz, soportar, tener fe, luchar,
creer siempre, no rendirse y jamás volver la espalda.

Santiago Pont Lezica.

 La ventana
.

Había una vez dos hombres, los dos con enfermedades graves, en la
misma

pequeña habitación de un gran hospital. Pese a ser una habitación

minúscula, tenía una ventana que miraba al mundo. A uno de los hombres,

como parte de su tratamiento, se le permitía sentarse en la cama durante

una hora por la tarde (algo relacionado con la extracción de líquido de

sus pulmones). Su cama estaba junto a la ventana. Pero el otro hombre

debía pasar todo el tiempo acostado boca arriba.

Todas las tardes, cuando el hombre que estaba al lado de la ventana se

instalaba para su hora, pasaba el tiempo describiendo lo que veía

afuera. Al parecer, la ventana daba a un parque en el que había un lago.

En él habían patos y cisnes y los chicos se acercaban para arrojarles


pan y hacer navegar sus barquitos. Los enamorados caminaban tomados
de

la mano junto a los árboles y había flores y canteros de césped y

juegos. Y al fondo, detrás de la hilera de árboles, se veía un

espléndido panorama de la ciudad, recortada contra el cielo.

El hombre acostado escuchaba las descripciones que le hacía el

otro, disfrutando cada minuto. Oía que un chico casi se había caído al

lago y lo lindas que estaban las chicas con sus vestidos de verano.

Las descripciones de su amigo, en definitiva, le hacían sentir que

prácticamente podía ver lo que pasaba afuera.

Una tarde muy agradable, se le ocurrió: Por qué el hombre de la ventana

debía tener todo el placer de ver que pasaba? Por qué no iba a tener el

una oportunidad? Se sintió avergonzado, pero cuanto mas trataba de no

pensar así, más quería el cambio.

Haría cualquier cosa! Una noche, mientras miraba el techo, el otro

hombre se despertó de repente con tos y ahogos, y trató


desesperadamente

de alcanzar el botón para llamar a la enfermera. Pero el hombre lo

observó sin moverse, incluso cuando el sonido de la respiración se

detuvo.

A la mañana, la enfermera encontró al otro hombre muerto y, en silencio,

se llevaron su cadáver. Cuando lo consideró oportuno, el hombre preguntó

si no podían cambiarlo a la cama que estaba al lado de la ventana. Lo


trasladaron, lo instalaron y lo pusieron cómodo. En cuanto se fueron,

con dificultad y laboriosamente se incorporó y se asomó por la ventana.

Enfrente había una pared blanca….

Muchas veces hacemos daño a gente sin motivo, cuando lo único que
trata

es de animarnos y de que veamos la vida de la mejor manera.

Hay que darlo TODO, hasta que duela.

 ¿A que le temes?
.

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo


intento.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de


todos modos opinarían de mí.

Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo y


en Dios.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el
comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que
ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a
día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa


necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

 Dos lobos
.

Un viejo indio estaba hablando con su nieto.

Le decía:

“Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón, uno de los
dos es un lobo enojado, violento y vengador, el otro está lleno de amor y
compasión”.

El nieto preguntó:

“¿Cuál de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón? ”

El abuelo contestó:

“Aquél que yo alimente.”


 Los tres leones
.

En la selva vivían 3 leones. Un día el mono, el representante electo por los


animales, convocó a una reunión para pedirles una toma de decisión:

Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para
una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes.

¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser


nuestro Rey?

Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: Es verdad, la


preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva no puede
tener 3 reyes.

Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos…

Necesitamos saber cual será el elegido, pero, ¿Cómo descubrirlo?.

Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, llegaron


a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones:

Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que


Uds. 3 van a escalar la Montaña Difícil.

El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.

La Montaña Difícil era la mas alta de toda la selva. El desafío fue aceptado
y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intentó escalar y no pudo llegar.

El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.

Los animales estaban impacientes y curiosos; si los 3 fueron derrotados,


¿Cómo elegirían un rey?

En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la


palabra:

¡Yo sé quien debe ser el rey!

Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.

¿Cómo?, Preguntaron todos.

Es simple… dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y cuando


volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que
cada uno dijo a la Montaña.

El primer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!

El segundo león dijo: – ¡Montaña, me has vencido!

El tercer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste
a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de


vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y
quien piensa así, su persona es más grande que su problema: él es el rey
de si mismo, está preparado para ser rey de los demás.

Los animales aplaudieron entusiasmadamente al tercer león que fue


coronado El Rey de los animales.

Moraleja:

No tiene mucha importancia el tamaño de las dificultades o situaciones


que tengas.

Tus problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al


nivel máximo, pero no tú.

Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas
juntos.
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.

La Montaña de las Dificultades tiene un tamaño fijo, limitado.

¡Tu Todavía Estas Creciendo!

 Hay regalos que no te convienen recibir .

Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus


alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar la clase, ese día
de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de
su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

-Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré


que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara
aburridora.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el


maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno
por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

-¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.

-Por supuesto que no. Contestó de nuevo en tono despectivo el


muchacho.

-Bueno, prosiguió el profesor, cuando alguien intenta ofenderme o me dice


algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción
de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

-No entiendo a qué se refiere. Dijo el alumno confundido.

-Muy sencillo, replicó el profesor, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y


si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y
yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad
muchacho, concluyó el profesor en tono gentil, -tu rabia pasará, pero no
trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar
lo que tu llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el
mío.
Cada día en todo momento, tu puedes escoger qué emociones o
sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta
que tu decidas cambiarlo. Es tan grande la libertad que nos da la vida que
hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.

 El ingenio de una hormiga


.

Hace un tiempo me puse a observar detenidamente la vida de las


hormigas, y confieso que quede asombrado al verlas trabajar con tanto
orden y empeño. Pero una hormiga en particular atrajo mi atención. Negra
y de tamaño mediano, la hormiga llevaba como carga una pajita que era
seis veces más larga que ella misma.

Después de avanzar casi un metro con semejante carga, llegó a una


especie de grieta, estrecha pero profunda, formada entre dos grandes
piedras. Probó cruzar de una manera y de otra, pero todo su esfuerzo fue
en vano. Hasta que por fin la hormiguita hizo lo insólito. Con toda habilidad
apoyó los extremos de la pajita en un borde y otro de la grieta, y asi se
construyó su propio puente, sobre el cual pudo atravesar el abismo. Al
llegar al otro lado, tomó nuevamente su carga y continuó su esforzado
viaje sin inconvenientes.

La hormiga supo convertir su carga en un puente, y así pudo continuar su


viaje. De no haber tenido esa carga, que bien pesada era para ella, no
habría podido avanzar en su camino… ¿Captamos la moraleja?

¿Cuántas veces nos quejamos por los problemas, las cargas y las pruebas
que debemos soportar? Pero sin darnos cuenta, esas mismas cargas -bien
tomadas- pueden convertirse en puentes y peldaños que nos ayudan a
triunfar.
.

 La liebre y la tortuga
.

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante
todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la
lenta tortuga.

-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan
de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto


hacerle una rara apuesta a la liebre.

-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.

-¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.

-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién
gana la carrera.

La liebre, muy divertida, aceptó.

Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál


iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera
entre grandes aplausos.

Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó


remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda
criatura!

Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba
despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó
muchísimo.Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.
Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de
ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz
marcha.

Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió
caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó
bajo un árbol y ahí se quedó dormida.

Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su
camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con
todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la
carrera.

Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no
olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto
debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden
hacernos no alcanzar nuestros objetivos.

Esopo (Fábula)

 Cruce de caminos
Recorriendo las páginas de la historia, desde una óptica negativa,
podemos comprender que en el mundo siempre ha habido guerras,
miseria, pestes y crueldades del hombre con el hombre. Y que en todos los
tiempos, ha habido personas anunciando el fin o proclamando la llegada
de tiempos de crisis imposibles de superar.

Érase una vez, un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de
caminos.

Todos los días, a primera hora de la mañana, llegaba hasta allí donde
instalaba un puesto rodante en cual vendía bocadillos que él mismo
horneaba.

Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio, no veía muy bien, entonces
ni un sólo día leía diarios. Pero eso sí, vendía exquisitos bocadillos.
Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y
personalmente pregonaba su mercancía gritando a todo pulmón:

“Compre deliciosos bocadillos calientes”, y la gente compraba cada día


más.

Aumentó la compra de insumos, alquiló un terreno más grande y mejor


ubicado y sus ventas se incrementaron día a día.

Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió buscar a su hijo, un


hombre de negocios de una gran ciudad para que lo ayudara el negocio.

Al llamado del padre, su hijo respondió: “¡Pero Papá, no escuchás la radio


ni lees los periódicos, ni ves televisión! ¡Este país está atravesando una gran
crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor!”.

El padre pensó: “Mi hijo trabaja en una gran ciudad, lee los periódicos y
escucha la radio, tiene contactos importantes… Debe saber lo que
habla…”

Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de
cada uno de los ingredientes y dejó de promocionar su producto.

Su fama y sus ventas disminuyeron día a día.

Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.

Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo: “Tenías mucha razón,


verdaderamente estamos atravesando una gran crisis”.

La historia de la humanidad demuestra que sólo triunfan aquellos que


creen poder hacerlo.

Que no hay crisis o profecía alguna que pueda con un hombre que tiene
la determinación de triunfar.

Que si enfrentamos la noche pensando en el fracaso, amaneceremos con


el temor de fracasar.

El secreto de todo triunfo es creer en uno mismo, respetar nuestra intuición,


saber escuchar, estudiar en profundidad cada situación, discernir,

actuar con confianza, certeza y seguridad.


Ser conscientes de que si logramos vencer las dificultades que se nos
presentaron ayer, venceremos sin duda las de hoy, y que cuando llegue el
momento tan temido, se dará en nosotros la fuerza, la voluntad y el criterio
necesario para superar todas las dificultades.

 Mirad los Gansos


La próxima temporada, cuando veas los gansos emigrar dirigiéndose hacia
un lugar más cálido para pasar el invierno, fíjate que vuelan en forma de V
de V corta.

¿Tal vez te interese saber el por qué lo hacen en esa forma?.

Lo hacen porque al batir sus alas, cada pájaro produce un movimiento en


el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él.

Volando en V la bandada de gansos aumenta, por lo menos, un 71 % más


su poder de vuelo, en comparación con un pájaro que vuela solo.

Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de


comunidad, pueden llegar a cumplir sus objetivos más fácil y rápidamente
porque ayudándonos entre nosotros, los logros son mejores.

Cada vez que un ganso sale de la formación, siente inmediatamente la


resistencia del aire; se da cuenta de la dificultad de hacerlo sólo y
rápidamente vuelve a la formación para beneficiarse del compañero que
va adelante.
Si nos unimos y nos mantenemos junto a aquellos que van en nuestra
misma dirección el esfuerzo será menor. Será más sencillo y más placentero
alcanzar las metas.

Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los lugares de


atrás y otro ganso toma su lugar.

Los hombres obtenemos mejores resultados si nos apoyamos en los


momentos duros, si nos respetamos mutuamente en todo momento
compartiendo los problemas y los trabajos más difíciles.

Los gansos que van atrás graznan para alentar a los que van adelante a
mantener la velocidad.

Una palabra de aliento a tiempo ayuda, da fuerza; motiva, produce el


mejor de los beneficios.

Finalmente cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros


dos gansos salen de la formación y lo siguen para apoyarlo y protegerlo.

Si nos mantenemos uno al lado del otro, apoyándonos y


acompañándonos, si hacemos realidad el espíritu de equipo, si pese a las
diferencias podemos conformar un grupo humano para afrontar todo tipo
de situaciones, si entendemos el verdadero valor de la amistad, si somos
conscientes del sentimiento de compartir, la vida será más simple, y el
vuelo de los años más placentero.

Santiago Pont Lezica

La actitud
.
Un joven llegó a la entrada de un pueblo y acercándose a un anciano le
preguntó:

“¿Qué clase de persona vive en este lugar?”


“¿Qué clase de persona vive en el lugar de donde tú vienes?”, preguntó a
su vez el anciano.

“Bueno, un grupo de egoístas y malvados – replicó el joven -. Estoy feliz de


haberme ido de allí.”

El anciano contestó: “Lo mismo vas a encontrar aquí”.

Ese mismo día, otro joven se acercó al anciano y preguntó:

“¿Qué clase de personas viven en este lugar?”

El viejo respondió con la misma pregunta:

“¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?”

“Gente magnífica, honesta, amigable, hospitalaria, me duele mucho


haberlos dejado”.

“Lo mismo encontrarás aquí”, respondió el anciano.

Un hombre que había oído ambas conversaciones preguntó al viejo:

“¿Cómo es posible dar dos respuestas diferentes a la misma pregunta?”

A lo cual el viejo respondió:

“Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que
no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar
otra cosa aquí. Aquel que encontró amigo allá, podrá encontrar también
amigos aquí, porque la actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual
puedes mantener control absoluto.”

El elefante encadenado.

Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que más me gustaba


de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me
enteré que me llamaba la atención el elefante.

Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y


fuerza descomunal…pero después de su actuación y hasta un rato antes
de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por una
cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada
en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas


enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y
poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol
de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y
huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los


grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío
por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no
se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta
obvia:

Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido


ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca…y sólo lo
recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían
hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo
bastante sabio como para encontrar la respuesta: EL ELEFANTE DEL CIRCO
NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE
QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó


tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era
ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al
día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía….Hasta

que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia


y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en
el circo, no escapa porque cree – pobre – que NO PUEDE.

El tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que


sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a
cuestionar seriamente ese registro. Jamás…jamás….intentó poner a
prueba su fuerza otra vez.

Jorge Bucay (Recuentos para Demián)

Era una vez una corrida…. de sapos.


.

El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran
multitud. Mucha gente para vibrar y gritar por ellos.

Comenzó la competencia.

Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella


torre, lo que más se escuchaba era
“Qué pena! Esos sapos no lo van a conseguir… no lo van a conseguir…”

Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y


continuaba subiendo en busca de la cima.

La multitud continuaba gritando: “… Qué pena!!! Ustedes no lo van a


conseguir!…”

Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo por aquel sapito que
seguía y seguía tranquilo y ahora cada vez más con más fuerza.

Ya llegando el final de la competición todos desistieron, menos ese sapito


que curiosamente, en contra de todos, seguía y pudo llegar a la cima con
todo su esfuerzo.

Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito le fue a preguntar
cómo el había conseguido concluir la prueba.

Y descubrieron que…

¡era sordo!


Cargando piedras.
.

El maestro narró a sus discípulos el siguiente relato:

.– Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La
recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra, igualmente la
cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que
aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.

¿Qué piensan ustedes de ese hombre? Preguntó el maestro


– Que es un necio -respondió uno de los discípulos- ¿Para qué cargaba las
piedras con que tropezaba?

Dijo el maestro: – Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que
otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias
equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas
piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos.

Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros,


nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro.

Así dijo el Maestro, y los discípulos se hicieron el propósito de no cargar


nunca el peso del odio o del resentimiento.

Anónimo

La carreta vacía.
.

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de


un pequeño silencio me preguntó:

• “Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa


más?”Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: “Estoy
escuchando el ruido de una carreta…”

• Eso es” -dijo mi padre- “es una carreta vacía”.

• Pregunté a mi padre: “¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no


la vemos?”

• Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta
está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el
ruido que hace”.

Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando noto a una persona hablando


demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna,
presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos
a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto
más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás


descubrirlas.

Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es
dinero. Nadie está más vacío, que aquel que esta lleno del ‘Yo mismo’.
Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en
silencio, nutriendo…

Una roca en el camino.


.
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un
camino.

Luego se escondió y observó para ver si alguien quitaba la roca.

Algunos de los comerciantes más adinerados del reino y cortesanos


pasaron por el camino, y simplemente giraron y pasaron al lado de la roca.

Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos


despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra del camino.

Luego pasó un campesino con una carga de verduras.

Al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en el piso y trató de


mover la roca a un lado del camino.

Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró.

Mientras recogía su carga de vegetales, vio una bolsa en el suelo, justo


donde había estado la roca.

Abrió la bolsa y, dentro de ella, encontró una cartera que contenía


muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro
era para la persona que removiera la piedra del camino.
El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron.

Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar, si se actúa en


vez de quejarse.

El capullo y la mariposa.
.

Un hombre encontró un capullo y lo llevó a su casa, de manera de


observar

como emergía la mariposa del capullo. Un día algo pequeño apareció, El

hombre se sentó y observó por algunas horas como la mariposa luchaba

forzando su cuerpo a través de la pequeña abertura del capullo.

Parecía que no había ningún progreso. Era como si la mariposa no podía

salir. Estaba atascada. El hombre en su bondad decidió ayudar a la

mariposa. Tomó unas tijeras y cortó lo que faltaba para que saliera el

pequeño cuerpo de la mariposa. Y así fue, la mariposa salió fácilmente.

Pero su cuerpo era pequeño y retorcido, y sus alas estaban arrugadas. El

hombre continuó observándola en espera de que en cualquier momento


la

mariposa estirara las alas. Paro nada pasaba. De hecho la mariposa pasó
el

resto de su vida arrastrándose en su retorcido cuerpo, sin poder volar.

Lo que el hombre no entendió, a pesar de que lo hizo movido por su


corazón

y urgencia, es que el pequeño capullo y la lucha requerida para salir del


pequeño agujero era la manera en que Dios inyectaba fluidos desde su
cuerpo

hacia las alas, de manera que se fortaleciera, para alistarla para volar y

tomar la libertad. Libertad y vuelo sólo vendrían después de la lucha.

Privando a la mariposa de la lucha, el hombre la privó de su salud y

libertad.

Algunas veces luchas y aflicciones, son exactamente lo que necesitamos


en

nuestras vidas. Si Dios nos permite ir por nuestra vida sin obstáculos

podría lisiarnos de por vida. No seríamos tan fuertes como lo hemos sido

hasta ahora.

El viejo ermitaño
.

Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de


esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto,
del bosque o de las montañas para solamente dedicarse a la oración y a
la penitencia.

Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer.

La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con tanto
trabajo.
Les contestó:

“Tengo que domar a dos halcones, entrenar a dos águilas, mantener


quietos a dos conejos, vigilar una serpiente, cargar un asno y someter a un
león”.

No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives.

¿Dónde están todos estos animales?

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron.

Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también.

Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y
malo.

Tengo que domarlos para que sólo se lanzan sobre una presa buena, son
mis ojos.

Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan.

Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin
herir, son mis dos manos.

Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las
cosas difíciles.

Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un


problema o cualquier cosa que no me gusta, son mis dos pies.

Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una


jaula de 32 varillas.

Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se
abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño, es mi lengua.

El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber.

Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día, es mi


cuerpo.
Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el
primero, es vanidoso y orgulloso, es mi corazón.

 ¿Por qué no hacerlo por mí?


.

La primera cosa que se nos ocurre hacer con alguien que queremos es
cuidarlo, ocuparnos de él, escucharlo, procurarle las cosas que le gustan,
ocuparnos de que disfrute de la vida y regalarle lo que más quiere en el
mundo, llevarlo a los lugares que más le agradan, facilitarle las cosas que
le dan trabajo, ofrecerle comodidad y comprensión.

Cuando el otro nos quiere, hace exactamente lo mismo.

Ahora, me pregunto: ¿Por qué no hacer estas cosas con nosotros mismos?

Sería bueno que yo me cuidara, que me escuchara a mi mismo, que me


ocupara de darme algunos gustos, de hacerme las cosas más fáciles, de
regalarme las cosas que me gustan, de buscar mi comodidad en los
lugares donde estoy, de comprarme la ropa que quiero, de escucharme y
comprenderme.

Tratarme como trato a los que más quiero.

Pero, claro, si mi manera de demostrar mi amor es quedarme a merced del


otro, compartir las peores cosas juntos y ofrecerle mi vida en sacrificio,
seguramente, mi manera de relacionarme conmigo será complicarme la
vida desde que me levanto hasta que me acuesto.

El mundo actual golpea a nuestra puerta para avisarnos que este modelo
que cargaba mi abuela (la vida es nacer, sufrir y morir) no sólo es mentira,
sino que además está malintencionado (les hace el juego a algunos
comerciantes de almas).

Jorge Bucay
“El camino del Encuentro”

El sol y el viento
.

El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. La discusión fue
larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino
avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas utilizándolas contra
él.

Vas a ver, dijo el viento, como con sólo echarme sobre ese hombre,
desgarro sus vestiduras.

Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía, el


hombre más oprimía su capa, gritando contra el viento, y seguía
caminando. El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre
no se detuvo, sino que se aferraba más a su capa. Comprendió el viento
que no era posible arrancarle la capa.

Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre


hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la
puso sobre el hombro.

Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con
violencia.

Reflexión:

Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras


acciones. Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla
para tratar de lograr nuestros objetivos. No nos damos cuenta de que, la
mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos.
Una sonrisa siempre puede lograr mucho más que el más fuerte de los
gritos.

Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para


comprobarlo. ¿Que prefieres, una sonrisa o un insulto? ¿una caricia o una
bofetada? ¿una palabra tierna o una ironía? Pensemos que los demás
seguramente prefieren lo mismo que nosotros.

Entonces tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que


nos gustaría ser tratados. Así veremos que todo será mejor. Que el mundo
será mejor. Que la vida será mejor…

La mariposa Azul
.

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes.

Las niñas siempre hacían muchas preguntas; alguna de ellas, él sabía


responder, otras no.

El pretendía ofrecerles la mejor educación, por tanto mandó a las niñas de


vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar.

Impacientes las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría


responder.

Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría
para engañar al sabio.
“¿Qué vas a hacer?”-

Preguntó la hermana, a lo cual le respondió:

“Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está


viva o muerta”

“Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que
esta viva la apretaré y la aplastaré.

Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡Será una respuesta equivocada!”

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba
meditando.

-“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?”

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:

“Depende de ti… Ella está en tus manos.”

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro.

No debes de culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los


responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos).

Nuestra vida está en nuestras manos. Dios nos la dio, como la mariposa
azul… Nos toca a nosotros escoger que hacer con ella.

 Las Tres Rejas


.
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:

– Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…

– !Espera!- lo interrumpe el filósofo – ?Hiciste pasar por las tres rejas lo que
vas a contarme?

– ¿Las tres rejas? -preguntó el discípulo-


– Sí la primera es la verdad. ¿Estás seguro que lo que quieres decirme es
absolutamente cierto?

– No. Lo oí comentar a unos vecinos…

– Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad…


Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

– No, en realidad, no. Al contrario…

– !Ah, vaya!… La tercera reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme


saber eso que tanto te inquieta?

– A decir verdad, no.

– Entonces. -dijo el sabio sonriendo- si no es verdad, ni bueno, ni necesario,


sepultémoslo en el olvido.

Cuándo más sanas estarían las relaciones humanas, si todos

hiciéramos pasar por las tres rejas aquellas cosas de las que nos hacemos
eco!!!

La perla y la ostra
.
Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.

Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una


sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o
un grano de arena.

En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada


nácar.

Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar


comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y
más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como resultado, se va formando una hermosa perla. Una ostra que no
haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas. Porque la
perla es una herida cicatrizada.

¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?

¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?

¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?

¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?

¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas


indebidamente?

¿Has sido objeto de la indiferencia?

Entonces… ¡Produce una perla!

Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor.

Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus


heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales
impiden que las lesiones cicatricen.

En la vida real vemos muchas “ostras vacias” no porque no hayan sido


heridas, sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el
dolor en amor.

Vale la pena enfrentar las heridas. No seas vencido por los aspectos
negativos, vence siempre con el bien.

¿Cómo está tu perla?

2 enero 2010 — Adriana Sivolella

 Corazón de cebolla
.
Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de

plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado.

Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar


todo aquel verdor y escuchar el canto de los pájaros.

Un buen día, empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una


tenía un color diferente: rojo, amarillo, azul, verde,…

El caso es que los colores eran tan deslumbrantes que a todos llamaban la
atención y quisieron saber la causa de tan misterioso resplandor. Después
de grandes investigaciones lograron descubrir que cada cebolla tenía
dentro, en el mismo corazón, una piedra preciosa.

Una tenía una esmeralda, la otra un rubí, la otra un topacio, y así


sucesivamente.

¡Una verdadera maravilla!

Pero, por alguna razón incomprensible, aquello se vio como algo peligroso
e intolerable. Total que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a
esconder su piedra preciosa e íntima. Pusieron capas y más capas para
cubrirla, para disimular cómo eran por dentro.

Algunas cebollas llegaron a tener tantas capas que ya no se acordaban


de lo hermoso que ocultaban debajo.

Algunas tampoco recordaban por qué se habían puesto las primeras


capas.

Poco a poco fueron convirtiéndose en unas cebollas comunes, sin ese


encanto especial que tenían.

Un día pasó por allí una niña que gustaba sentarse a la sombra del huerto.
Su inocencia le permitía descubrir lo que había en lo profundo de las
cebollas y entender su lenguaje. Comenzó a preguntarle a cada una:
¿Por qué no eres por fuera como eres por dentro?

Y ellas iban diciendo: “Me obligaron a ser así. Me fueron poniendo capas.
Yo misma me puse algunas capas para ocultar mi piedra preciosa.”

Ante esas respuestas, la niña entristeció y comenzó a llorar.

Desde entonces todo el mundo llora cuando una cebolla nos abre el
corazón…

La Vasija Agrietada
.
Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a
los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros. Una de las
vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el
agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la
casa de su patrón.

Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del agua. Por dos
años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta
estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para la cual fue
creada.

Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia


imperfección y se sentía miserable porque solo podía conseguir la mitad
de lo que se suponía debía hacer. Después de dos años le habló al
aguador diciéndole: “Estoy avergonzada de mí misma y me quiero
disculpar contigo”…

¿Por qué? le preguntó el aguador.


Porque debido a mis grietas, solo puedes entregar la mitad de mi carga.
Debido a mis grietas, solo obtienes la mitad del valor de lo que deberías.

El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran


compasión le dijo: “cuando regresemos a la casa del patrón quiero que
notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero
de todos modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la
mitad de su carga.

El aguador le dijo: ¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado
del camino?, siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de
ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas
y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas
flores para decorar la casa de mi patrón. Sin ser exactamente como eres,
él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.

El saco de carbón
.

Un día, Jorgito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy


molesto. Su padre, lo llamó. Jorgito, le siguió, diciendo en forma irritada:

– Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo
conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de
matarlo!

Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con


calma al hijo quien continuaba diciendo:

– Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No


acepto eso!..Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a
la escuela.
El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la
casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final
del jardín y le propuso:

– ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de


que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal
pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco,
hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.

El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como
la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.

Cuando, el padre regresó y le preguntó:

– Hijo ¿Qué tal te sientes?

– Cansado pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.

El padre tomó al niño de la mano y le dijo: – Ven conmigo quiero mostrarte


algo.

Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo. ¡Qué susto!
. Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento
el padre dijo:

– Hijo, cómo pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es


comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se
nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos
perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la
suciedad siempre queda en nosotros mismos.

Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en


palabras.

Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en


acciones.

Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en


hábitos.

Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá en gran
medida tu destino.

 El ladrón de sueños
.
Érase una vez el hijo de un entrenador de caballos que era muy pobre. Su
padre disfrutaba de su trabajo, pero escasamente ganaba el dinero
suficiente para mantener a su familia.

Un día en la escuela, al niño le asignaron una tarea:

REDACTAR O escribir un ensayo sobre lo que le gustaría ser cuando


creciera.

Esa noche, muy emocionado, escribió un ensayo de siete páginas,


describiendo su sueño, el de algún día ser dueño de unas caballerizas para
criar sus propios caballos.

Todo lo escribía con gran cuidado y atención . Inclusive dibujó los planos
de la tierra y la casa que soñaba tener; le puso todo su corazón a este
proyecto. Al día siguiente se lo entregó a su profesor y dos días después,
éste se lo devolvió. Lo habían calificado con la nota más baja. El profesor
había escrito una nota en la parte superior del ensayo en letras grandes y
rojas:

– “Ven a verme después de clase”.

Cuando sonó la campana, el niño se quedó esperando y le preguntó al


profesor:

– “¿Por qué me puso una nota tan baja?”

El profesor respondió:
– “Tu ensayo describe un futuro muy irreal para un niño como tú que no
tiene dinero y su familia es muy pobre. ¡No tienes ni siquiera suficiente
dinero para comprar tu propio establo! Tendrías que comprar tierra,
necesitarías un capital de base, sin mencionar los costos de
mantenimiento. ¡No hay forma de que pudieras lograr eso!” – Y agregó,

– “Si tú vuelves a escribir el ensayo con un objetivo más realista yo


reconsideraré tu calificación.”

El niño se fue a su casa y pensó por largo tiempo. Inclusive le preguntó a su


padre qué debería hacer. Su padre respondió:

– “Mira hijo, tienes que decidir eso por ti mismo. Es una decisión muy
importante y yo no la puedo tomar por ti.”

Finalmente, después de una semana de reconsiderarlo profundamente, el


niño entregó el mismo ensayo, sin ningún cambio y le dijo a su profesor:

– “¡Usted puede mantener su calificación; yo voy a mantener mi sueño!”

Los años pasaron y un día, el profesor, a punto de retirarse, llevó a un grupo


de niños a visitar un gran rancho; un famoso criador de caballos con
algunos de los ejemplares más espectaculares del país. El profesor estaba
asombrado cuando al ser presentado al dueño se dio cuenta de que ¡era
el mismo niño al que le había dado la nota más baja como calificación a
su sueño!

Al irse, el profesor le dijo:

– “Cuando yo era tu profesor hace mucho tiempo, era como un ladrón de


sueños. Por muchos años, yo robé los sueños de los niños.
Afortunadamente, tú fuiste lo suficientemente tenaz para lograrlo”

(Adaptación del cuento del mismo título, cuyo autor es Oscar Wilde)

El alpinista
.
Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar una altísima
montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería
la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó


para acampar, sino que decidió seguir subiendo, y oscureció.

La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se


podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, la luna y
las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a solo unos pocos metros de la cima, se


resbaló y se desplomó por el aire, cayendo a velocidad vertiginosa. El
alpinista solo podía ver veloces manchas oscuras y la terrible sensación de
ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo… y en esos angustiantes
momentos, le pasaron por su mente todos los episodios gratos y no tan
gratos de su vida.

Pensaba en la cercanía de la muerte, sin embargo, de repente, sintió el


fortísimo tirón de la larga soga que lo amarraba de la cintura a las estacas
clavadas en la roca de la montaña.

En ese momento de quietud, suspendido en el aire, no le quedó más que


gritar: AYÚDAME DIOS MIO¡¡¡

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:

-¿QUE QUIERES QUE HAGA?

– Sálvame Dios mío

– ¿REALMENTE CREES QUE YO TE PUEDA SALVAR?

– Por supuesto Señor

– ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE…

Hubo un momento de silencio; el hombre se aferró más aún a la cuerda.


Cuenta el equipo de rescate, que al otro día encontraron a un alpinista
colgando muerto, congelado, agarradas sus manos fuertemente a la
cuerda… A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO…

¿Y tú que tan aferrado estas a tu cuerda? ¿Te soltarías?

Arreglar el mundo
.

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba
resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su
laboratorio en busca de respuesta para sus dudas.

Cierto día, su hijo de seis años invadió su santuario, decidido a ayudarlo a


trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese
a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en
algo que pudiera entretenerlo. De repente se encontró con una revista, en
donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas
tijeras, recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta, se
lo entregó a su hijo diciendo:

– “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto


para que lo repares sin la ayuda de nadie.”

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa,


pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo
llamaba calmadamente:

– “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”.


Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a
su edad, hubiera conseguido componer un mapa que jamás había visto
antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones, con la
certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa
estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos
lugares. ¿Cómo era posible?¿Cómo el niño había sido capaz?

– “Hijito, tu no sabías cómo era el mundo, cómo lo lograste?”

– “Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa


de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura del
hombre. Así, que di vuelta a los recortes, y comencé a recomponer al
hombre, que sí sabía como era.”

– “Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había


arreglado al mundo.”

 El vendedor de globos.
.
Una vez había una gran fiesta en un pueblo. Toda la gente

había dejado sus trabajos y ocupaciones de cada día para reunirse en la


plaza principal, en donde estaban los juegos y los puestitos de venta de
cuanta cosa linda una pudiera imaginarse.

Los niños eran quienes gozaban con aquellos festejos

populares. Había venido de lejos todo un circo, con payasos y

equilibristas, con animales amaestrados y domadores que les hacían hacer


pruebas y cabriolas.
También se habían acercado hasta el pueblo toda clase de vendedores,
que ofrecían golosinas, alimentos y juguetes para que los chicos gastaran
allí los pesos que sus padres o padrinos les habían regalado con objeto de
sus cumpleaños, o pagándoles trabajitos extras.

Entre todas estas personas había un vendedor de globos. Los tenía de


todos los colores y formas. Había algunos que se distinguían por su tamaño.
Otros eran bonitos porque imitaban a algún animal conocido, o extraño.
Grandes, chicos, vistosos o raros, todos los globos eran originales y ninguno
se parecía al otro.

Sin embargo, eran pocas las personas que se acercaban a mirarlos, y


menos aún los que pedían para comprar algunos.

Pero se trataba de un gran vendedor. Por eso, en un momento en que


toda la gente estaba ocupada en curiosear y detenerse, hizo algo extraño.
Tomó uno de sus mejores globos y lo soltó. Como estaba lleno de aire muy
liviano, el globo comenzó a elevarse rápidamente y pronto estuvo por
encima de todo lo que había en la plaza.

El cielo estaba clarito, y el sol radiante de la mañana iluminaba aquel


globo que trepaba y trepaba, rumbo hacia el cielo, empujado lentamente
hacia el oeste por el viento quieto de aquella hora. El primer niño gritó:

-¡Mira mamá un globo!

Inmediatamente fueron varios más que lo vieron y lo señalaron a sus chicos


o a sus más cercanos. Para entonces, el vendedor ya había soltado un
nuevo globo de otro color y tamaño mucho más grande.

Esto hizo que prácticamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba
haciendo, y se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico
espectáculo de ver como un globo perseguía al otro en su subida al cielo.

Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores
colores que tenía, pero atados juntos. Con esto consiguió que un tropilla de
niños pequeños lo rodeara, y pidiera a gritos que su papá o su mamá le
comprara un globo como aquellos que estaban subiendo y subiendo.

Al gastar gratuitamente algunos de sus mejores globos,


consiguió que la gente le valorara todos los que aún le quedaban, y que
eran muchos. Porque realmente tenía globos de todas formas, tamaños y
colores.

En poco tiempo ya eran muchísimos los niños que se paseaban con ellos, y
hasta había alguno que imitando lo que viera, había dejado que el suyo
trepara en libertad por el aire.

Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba
con tristeza todo aquello. Parecía como si un honda angustia se hubiera
apoderado de él.

El vendedor, que era un buen hombre, se dio cuenta de ello y llamándole


le ofreció un globo. El pequeño movió la cabeza negativamente, y se
rehusó a tomarlo.

-Te lo regalo, pequeño-le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que
lo tomara.

Pero el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes,
hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo que se le
estaba ofreciendo.

Extrañado el buen hombre le preguntó al pequeño que era entonces lo


que lo entristecía. Y el negrito le contestó, en forma de pregunta:

-Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí ¿Será que sube tan
alto como los otros globos de colores?

Entonces el vendedor entendió. Tomó un hermoso globo negro, que nadie


había comprado, y desatándolo se lo entregó al pequeño, mientras le
decía:-Hace vos mismo la prueba. Soltalo y verás como también tu globo
sube igual que todos los demás.

Con ansiedad y esperanza, el negrito soltó lo que había recibido, y su


alegría fue inmensa al ver que también el suyo trepaba velozmente lo
mismo que habían hecho los demás globos.

Se puso a bailar, a palmotear, a reírse de puro contento y felicidad.

Entonces el vendedor, mirándolo a los ojos y acariciando su cabecita


enrulada, le dijo con cariño:
-Mira pequeño, lo que hace subir a los globos no es la forma ni el color, sino
lo que tiene adentro.

Mamerto Menapace

 El frasco y las piedras


.

Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a


los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco
grande de boca ancha.

Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de
un puño y preguntó: – “¿Cuántas piedras piensan que entran en el
frasco?”.

Después que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras
hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:

– “¿Está lleno?”

Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un


cubo con pedregullo. Metió parte de éstos en el frasco y lo agitó. Las
piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes.

El experto sonrió con ironía y repitió:

– “¿Está lleno?”
Esta vez los oyentes dudaron y dijeron :

– ” ¿ Tal vez no?”

– “¡Bien!” – Afirmó el experto al tiempo que ponía en la mesa un cubo con


arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los
pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.

– “¿Está lleno?” – preguntó de nuevo.

– “¡No!”- exclamaron los asistentes.

– “Bien” – dijo mientras tomaba una jarra de agua de un litro que comenzó
a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.

– “Bueno, ¿qué hemos demostrado?” – preguntó.

– “Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre


puedes hacer que quepan más cosas” – respondió un asistente.

– “¡NO! – se alarmó el experto- lo que esta lección nos enseña es que si no


colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿Cuáles son las grandes piedras en tu vida? ¿Tus hijos, tus amigos, tus
sueños, tu salud, la persona amada?

¿Cuáles son las grandes piedras en tu trabajo? ¿Cuáles son tus prioridades?

Recuerda, ponerlas primero. El resto encontrará su lugar.

 Equipaje

Cuando tu vida empieza, tienes apenas una pequeña maleta de mano…


A medida en que los años van pasando, el equipaje, va aumentando
poco a poco.

Porque existen muchas cosas, que recoges por el camino… porque piensas
que ellas, son importantes…

En un determinado punto del camino, comienza a ser insoportable cargar


tantas cosas, en verdad pesan demasiado…

Entonces, puedes escoger:

Permanecer sentado a la vera del camino, esperando que alguien te


ayude, lo que es muy difícil…

Pues todos los que pasen por allí, ya traerán su propio equipaje. Puedes
pasar la vida entera esperando y esperando…

O puedes disminuir el peso, eliminando lo que no te sirva, pero…que


tirar???…

Empiezas tirando todo para afuera y viendo lo que tienes dentro…

Amistad…Amor…Amor…Amistad…

Bién! tienes bastante, es curioso… no pesa nada!!!

Más tienes algo pesado…

Haces un gran esfuerzo, para tirar…

La RABIA – Como pesa!!!

Empiezas a tirar y tirar, y aparecen la INCOMPRENSIÓN, el MIEDO, el


PESIMISMO…

En este momento, el DESANIMO casi te empuja hacia dentro de la


maleta…

Pero tu, empujas para afuera con toda tu fuerza, y aparece una SONRISA,
que estaba sofocada en el fondo de tu equipaje…

Sacas otra sonrisa y otra más, y entonces sale la FELICIDAD…


Colocas las manos dentro de la maleta y sacas la TRISTEZA…

Ahora, tienes que dejar la PACIENCIA dentro de la maleta, pues vas a


necesitar bastante…

Procura entonces, dejar también:

FUERZA, ESPERANZA, CORAJE, ENTUSIASMO, EQUILIBRIO, RESPONSABILIDAD,


TOLERANCIA y BUEN HUMOR…

Tira la PREOCUPACIÓN también o déjala de lado, después piensas que


hacer con ella…

Bien, tu EQUIPAJE está listo, está para ser usado de nuevo!!!

Mas piensa bien, en lo que vas a colocar dentro, ahora es para ti!!!…

Y no te olvides de hacer esto muchas veces, pues el camino es muy, muy


largo por recorrer…

Los 3 ancianos
.

Una mujer que salía de su casa vio a tres ancianos de barbas blancas
sentados en el jardín de su casa.

“No sé quienes son ustedes, pero deben tener hambre. Por favor, pasen
que les daré algo de comer”

“¿Está el hombre de la casa?”, preguntó uno de ellos.

“No, no está”

“Entonces no podremos entrar” dijeron los ancianos.


Al atardecer, cuando su marido llegó a la casa, la señora le contó lo
sucedido.

“Ve y dile que yo estoy en casa y que los invito a pasar a los tres”

La mujer salió y los invitó amablemente a que pasaran.

“Nosotros no podemos ser invitados a una casa juntos” dijo con


determinación uno de los ancianos.

“¿Por qué?” preguntó la mujer muy intrigada.

El anciano con la barba más blanca respondió:

“Su nombre es Riqueza” dijo señalando a uno de ellos y señalando al otro


agregó: “Su nombre es Éxito, y el mío es Amor… ahora, ve con tu marido y
decidan a cuál de nosotros prefieren invitar”

“¡Qué fantástico! Si ese es el caso invitemos a Riqueza. Así llenaremos


nuestra casa con riquezas” Dijo el marido cuando escuchó lo que le contó
la mujer.

“No, no me parece buena idea… ¿Por qué no elegimos a Éxito? así


seremos admirados por todos”

Su hija adoptiva que escuchaba la conversación desde su habitación


exclamó:

“¿Por qué no invitamos al Amor? ¿Por qué siempre hay que pensar en las
riquezas y el éxito como si el amor no fuera importante para nosotros?”

La intervención de la niña dejó a sus padres en silencio y avergonzados.

“Sí, ella tiene razón” dijo la madre.

Y el padre agregó: “Sigamos el consejo de nuestra hija”

La mujer salió al encuentro de los ancianos y preguntó:

“¿Cuál de ustedes es Amor? … Por favor, pase y sea nuestro invitado.”


Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos
también se levantaron y los siguieron. Sorprendida, la mujer miró a Éxito y a
Riqueza y preguntó:

“Sí yo solamente invité a Amor ¿Por qué ustedes también vienen?”

Los tres ancianos respondieron juntos:

“Si hubiese invitado a Éxito o a Riqueza los otros dos se quedaban afuera,
pero ustedes invitaron a Amor, y donde quiera que él vaya los otros lo
siguen. Porque donde hay amor siempre hay éxito y riqueza”.

 Lo que cada uno posee


.

Una persona perversa resuelve hacer un presente a una persona pobre por
su aniversario e irónicamente manda preparar una bandeja llena de
basura y desperdicios.

En presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con


alegría por el agasajado.

Gentilmente, el agasajado agradece y pide que lo espere un instante, ya


que le gustaría poder retribuir la gentileza.

Tira la basura, lava la bandeja, la cubre de flores, y la devuelve con un


papel, donde dice:

“Cada uno da lo que posee.”

Así que, no se entristezca con la actitud de algunas personas; no pierda su


serenidad.

La rabia hace mal a la salud, el rencor daña el hígado y la cólera


envenena el corazón.
Domine sus reacciones emotivas.

Sea dueño de si mismo.

No arroje leña en el fuego de su aborrecimiento.

No pierda su calma.

Piense antes de hablar y no ceda a su impulsividad.

“Guardar resentimientos es como tomar veneno”.

Leyenda Arabe
.
Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un
determinado punto del viaje discutieron, y uno le dió una bofeteada al
otro.

El otro ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

HOY MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.

El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo


salvado por el amigo.

Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:

HOY MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA.


Intrigado el amigo preguntó:

¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en


una piedra ?

Sonriendo, el otro amigo respondió:

“Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena


donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y
apagarlo, por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos
grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en
todo el mundo podrá borrarlo “.

 Reflejos del alma


.

Hoy sentí la necesidad de un encuentro a solas conmigo mismo(a).

Escapar, sí, escapar al lugar ideal. Un lugar donde pueda estar en pleno
contacto con la naturaleza. Solos, sólo la naturaleza, mi silencio, mi alma y
yo.

Necesitaba ese encuentro para recordar lo que es real e importante en mi


vida. A veces la rutina, las responsabilidades, los errores, los problemas y
demás, nos agobian y creemos que no hay salida, que no hay solución,
que estamos al borde del abismo, próximos a caer al vacío.

Pero no, sentado(a) observando el reflejo de mi rostro en las cristalinas


aguas de aquel río, no sólo ví mi rostro, también vi mi alma.
Me vi en mi pura inocencia, en mi más simple humildad, pero aún deseosa
de luchar. Vi el deseo de mi incansable espíritu guerrero que me miró
directo a los ojos y me recordó que siempre debo tener fe y hacer lo
correcto.

Por eso, escojo vivir, si, vivir para siempre. Vivir haciendo el bien y dando
amor. Vivir plenamente, sin miedos, sin dudas SOLO VIVIR.

Mírate tú. Mírate tu desde adentro. Si no te miras desde adentro y no logras


ver tu luz interior y nunca lograrás alcanzar tus metas y más grandes
anhelos.

Maestra… ¿Qué es el amor?


.
En una de las salas de un colegio había varios niños.

Uno de ellos preguntó:

-Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la


altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban
en hora de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio
de la escuela y trajesen lo que más despertase en ellos el sentimiento del
amor.

Los chicos salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

-Quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo.

El primer alumno respondió:

-Yo traje esta flor: ¿no es linda?


Cuando llegó su turno, el segundo alumno dijo:

-Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas: la voy a colocar en mi
colección.

El tercer alumno completó:

-Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían recogido en el
patio.

Terminada la exposición, la maestra notó que una de las niñas no había


traído nada y que había permanecido quieta durante todo el tiempo.

Se sentía avergonzada porque no había traído nada.

La maestra se dirigió a ella y le preguntó:

Muy bien: ¿y tú? ¿no has encontrado nada?

La criatura, tímidamente, respondió:

-Disculpe, maestra… Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla pero


preferí dejarla para que exhalase su aroma por más tiempo. Vi también la
mariposa, suave, colorida, pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de
aprisionarla. Vi también el pichoncito caído entre las hojas, pero… al subir
al árbol, noté la mirada triste de su madre …

Por lo tanto, maestra, traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de


libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre
del pajarito.

¿Cómo puedo mostrar lo que traje?

La maestra agradeció a la alumna y le dio la nota máxima, considerando


que había sido la única que logró percibir que sólo podemos traer el amor
en el corazón.

0 — Adriana Sivolella
 El carpintero
.

Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le dijo a su


Jefe de sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una
vida más placentera con su esposa y disfrutar de su familia.

Él iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba retirarse.

Ellos superarían esta etapa de alguna manera.

El Jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió


que si podría construir una sola casa más, como un favor personal. El
carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el
corazón en su trabajo.

Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una


desafortunada manera de terminar su carrera.

Cuando el carpintero terminó su trabajo y su Jefe fue a inspeccionar la


casa, el Jefe le extendió al carpintero, las llaves de la puerta principal.

“Esta es tu casa, dijo, es mi regalo para tí.”

Qué tragedia! Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que


estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera
totalmente diferente. Ahora tendría que vivir en la casa que construyó “no
muy bien” que digamos!

Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída,


reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello
menos que lo mejor. En puntos importantes, no ponemos lo mejor de
nosotros en nuestro trabajo.

Entonces con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos


que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos
sabido antes, la habríamos hecho diferente.
Piensen como si fueran el carpintero. Piensen en su casa. Cada día
clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo.
Construyan con sabiduría. Es la única vida que podrán construir. Inclusive si
solo la viven por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y
dignidad.

La placa en la pared dice:

“La Vida Es Un Proyecto de Hágalo Usted Mismo”.

Quién podría decirlo más claramente? Su vida ahora, es el resultado de sus


actitudes y elecciones del pasado. Su vida mañana será el resultado de sus
actitudes y elecciones hechas HOY!

“Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no
hacemos.”

 El saco de plumas

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo,


todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese
amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:

“Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo


hacerlo?”, a lo que el hombre respondió: “Toma un saco lleno de plumas
ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas”.

El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas
y al cabo de un día las había soltado todas.

Volvió donde el sabio y le dijo: “Ya he terminado”, a lo que el sabio


contestó: “Esa es la parte más fácil.

Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal
a la calle y búscalas”.

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo
juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo:

“Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento,
así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está
hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no
hay forma de revertir lo que hiciste”.

“Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón”.

 CUANDO EL CUERPO GRITA … LO QUE LA BOCA CALLA


.

“La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma”. Bach.

Muchas veces…

El resfrío “chorrea” cuando el cuerpo no llora.

El dolor de garganta “tapona” cuando no es posible comunicar las


aflicciones.

El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.

La diabetes invade cuando la soledad duele.

El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.

El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.

El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.

La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.

Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.


El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.

La presión sube cuando el miedo aprisiona.

Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.

La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la


inmunidad.

Y tus dolores callados? Cómo hablan en tu cuerpo?

Elige alguien que te pueda ayudar a organizar las ideas, armonizar las
sensaciones y recuperar la alegría.

Todos precisan saludablemente de un oyente interesado.

Pero todo depende, principalmente, de nuestro esfuerzo personal para


hacer que sucedan mudanzas en nuestra vida.

 La rosa y el sapo
.
Una rosa muy bella, la cuál se sentía de maravilla al saber que era la más
bella del jardín.

Sin embargo, observaba que la gente solo la veía desde lejos.

Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo y creía que
por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.

Indignada, pidio al sapo que se fuera; el sapo obediente se alejó. Poco


después el sapo pasó por donde estaba la rosa y sorprendido al ver la rosa
totalmente marchita, sin hojas y pétalos; le dijo: ¡Te ves mal!

¿Qué te pasó? y ésta contestó: Desde que te fuiste, las hormigas me


comieron y nunca volveré a ser igual.

A lo que el sapo contestó: Claro!, cuando estaba aquí me comía las


hormigas y por eso siempre fuiste la más bella del jardín.
~Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos
más que ellos, mejores, mas bellos o símplemente que no nos “sirven” para
nada.

Recordemos que Dios no hizo a nadie de sobra en este mundo, todos


tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, sin
menospreciar a nadie.

Podría ser que a la larga esa persona nos cause un bien del cual ni siquiera
estemos conscientes.

 La mascara
Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo
ser lo que no soy, lo hago para atraer a la gente.

Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados, alejando a los


demás, debido a un estorbo: la máscara.

Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades; luego
descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que
soy, sino por la máscara.

Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si
pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío,
sino de la máscara.

Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático;


luego descubro que aquello que más ofende a las personas con las que
quiero intimidar, es la máscara.

Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer


para ser amado. Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo
lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas.
 Aprovecha el día
.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido un poco
feliz, sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte que es casi un


deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el


mundo.

Somos seres humanos llenos de pasión.

La vida es desierto y es oasis.

Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia


historia.

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes.
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no
podemos remar en contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante.

Vívela intensamente, sin mediocridades.

Piensa que en tí está el futuro y en encontrar la tarea con orgullo y sin


miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte.

No permitas que la vida te pase a tí sin que la vivas…

 La Búsqueda
Entre las tormentas y los vientos se, encuentra la, montaña; símbolo de la
vida. Llena de, belleza y de contrastes, imponente y digna, nos induce a la
decisión; al riesgo, a la acción. Cierto día, un granjero caminaba por el
valle, al pie de la imponente montaña. De pronto, se detuvo admirado. Iba
a tropezar con un huevo. Lo levantó con cautela; lo observó y se dijo:- ¡un
huevo de águila…y aún caliente!-Y se apresuró a ponerlo a salvo en el
corral, junto con el resto de las aves. Tiempo después nació una hermosa
águila. El Águila, que con el tiempo fue creciendo, comenzó lentamente a
no estar de acuerdo con el espíritu y actitud de las aves de corral. El
granjero, que desde hacia tiempo, la observaba, decidió sacarla del corral
y dejarla en libertad. La tomó en sus brazos y le dijo: “¡Águila, tu eres única,
sé digna! entiende tu naturaleza. No te conformes con ser, ave de corral;
cumple con tu destino; desarróllate, alcanza las alturas. ¡Comprométete y
realízate!

Fue entonces cuando el Águila sintió, la necesidad de comprometerse, a


vivir!

Al decirlo experimentó la sensación de que volvía a nacer, era como


empezar a descubrirse. Cambió su expresión: esta vez reflejaba esperanza,
entusiasmo, alegría. Comprendió su naturaleza, lo que era capaz de
hacer. Majestuosa y digna levantó la cabeza, sacudió su bello plumaje y
emprendió su vuelo lentamente hacia las alturas. Conforme pasaba el
tiempo, volaba cada vez, más alto. Sus ojos estaban ávidos de lo
desconocido. Temía lo que iba a encontrar allí arriba. Le preocupó su
actual situación y su futuro. Reconoció que no debía permanecer pasiva.
Sintió entonces una imperiosa necesidad de dirigir su propio destino y
decidió enfrentarse y retar la vida.

Comenzó así lentamente, a sentir una energía propia dentro de si; que la
impulsaba a reflexionar y decidir. Le surgió pues duda acerca del origen de
dicha energía. De pronto escuchó su voz interior que lentamente le
respondía: “Es una fuerza interna que todos poseemos, pero que pocos
entienden y mantienen viva. A muchos con las primeras, lluvias se les
apaga. Otros no la desarrollan y se les consume”.A medida que fueron
pasando los días, el Águila se fue encontrando con otras de su especie.
Intrigada, iba preguntando a cada una de ellas cuál era el destino de las
águilas. Recibió respuestas tales como:”Comer, beber, procrear, divertirse y
trabajar lo menos posible” “Qué importa, no dispongo de tiempo para
pensar en esas cosas””Esperar el fin de nuestros días tratado de
subsistir””La comodidad. Encontrar una situación cómoda y aferrarse a
ella” Confundida, el Águila rechazó la posibilidad de que alguna de estas
respuestas representara su destino.

Un día, observando la, puesta del sol, sintió la presencia de otra águila que
se presentó como el Águi1a Acompañante. El Águila, ya un poco
decepcionada le preguntó:”Cuál es el destino de las águilas?” El Águila
Acompañante, le contestó: “La realización. Disfrutar cada instante, de la
vida. Ser feliz. Llegar a la cima, de la montaña” (llegar a la cima de la
montaña, era, según lo que decían algunas leyendas del pueblo, algo
maravilloso porque se podía observar todo el valle desde allí. Sin embargo
era algo que muy pocas habían logrado. Representaba un gran reto) El
Águila.: le preguntó: “¿Por qué estás aquí entonces?, ¿¡por qué no
tratamos, de llegar a la cima de la montaña!?” El Águila Acompañante
respondió: “‘Aquí nunca me he sentido satisfecha por que no veo la
oportunidad de realizarme. Pero esta situación tiene una importante
ventaja: ¡Da seguridad! Y con esto estoy conforme.”

Al escuchar el águila estas palabras, todo su ser se estremeció de tristeza y


mayor confusión. Comprendió como, a veces, los seres sacrifican sus
ideales, objetivos y valores por los beneficios de una engañosa y pasajera
seguridad. Pero también se dio cuenta de qUe el problema se encontraba
dentro de si misma, que no disfrutar la vida era comenzar a morir! fue
entonces cuando con coraje decidió salir de su crisis. Lo intentó varias
veces. Analizó las posibles acciones para superarla. Comenzó a reevaluar
sus acciones y decisiones, a cuestionarse, a cambiar sus actitudes y a
reorientar su búsqueda. Hasta que, al fin, logró entender concientemente
lo que deseaba y podía realizar, conforme, a su naturaleza y
circunstancias. Y determinó su objetivo: llegar a la cima de la montaña!
Sintió dentro de si un nuevo amanecer.

Al llegar a la base de la montaña, la contemplé y admiró su belleza.


Descubrió que las crisis son algo doloroso Y difícil, pero sublime, algo que
afirma y desarrolla el espíritu. Reflexionó sobre su objetivo: comparó los
obstáculos, riesgos y desafíos de encararlo, con las decisiones de nuestra
vida cotidiana, con los problemas que es necesario superar para lograr
una vida plena de realizaciones. Comenzó a ascender. En su ascenso,
aprendía algo nuevo en cada obstáculo y encada situación. Gozaba
dentro de sí sin considerar el tiempo ni el esfuerzo. Hasta que fue logrando
en cada etapa, una mayor afirmación en la vida. Se dio cuenta que
buscar significa estar abierto, contemplar y sentir lo que te rodea y es
propio; que es identificar, en cada etapa del camino algo positivo y
engrandecedor; que es tener una conducta de compromiso con cada
acto de la vida. Se dio cuenta que era muy importante ubicarse dentro de
si y en el mundo, que es importante ser lo que uno desea y puede ser,
conforme a nuestra naturaleza y circunstancias.

Sintió una voz que le decía:”Llegarás a reforzar tu compromiso cuando


adquieras capacidad para decidir, y correr riesgos, por ti misma y actúes
dentro de un proceso de vida lleno de alternativas, opciones y
oportunidades que te permitan superar las indecisiones y aprender a tomar
decisiones vitales, circunstancia1es o habitua1es, así como prever y
aceptar sus consecuencias. El compromiso de comenzar a formar parte de
ti cuando en cada etapa de tu vida, adquieras capacidad intelectual,
moral, espiritual y física para darte respuesta a ti misma, a tu familia, a las
organizaciones y a la sociedad. Lo lograrás cuando aprendas a ver y a
sentir en cada etapa y situación de tu vida, lo que te es propio, aquello
que tiene valor y te satisface, lo que te atrae y te permite aplicar y
desarrollar tu talento habilidades y potencialidades. Y encontrarás tu lugar
cuando consigas tener la capacidad de entender y decidir el momento y
la oportunidad. En ese instante te sentirás en un estado de afirmación vital
a la existencia y adquirirás una llueva dimensión de tu vida y del mundo.
Además, para vivir y sentir tu compromiso necesitas integrar tu propia
filosofía, que te permita expresarte individualmente, que de dirección y
valor a tus actos y que ayude a engrandecerte, a dignificarte, a utilizar
más tu ser y tu voluntad, para que logres mayores grados de satisfacción y
de felicidad, dándole así mayor valor a la vida.”

Para ese entonces, el Águila ya estaba posada en la cima de la montaña!


desde allí contempló la majestuosidad, de la naturaleza. Aprendió a
valorar infinidad de cosas que tal vez nunca antes habla valorado, (a
pesar de tenerlas muy cerca). Disfrutó de la brisa del aire, del cielo, del sol,
de todo lo que la rodeaba. Miró hacia abajo y recordó muchas barreras, y
peligros, muchos momentos de flaqueza, de titubeos, de desaliento, pero
notó también que siempre habla decidido seguir hacia adelante
superándose a si misma!

Se dio cuenta que el secreto había sido conocerse a si misma, haber


conocido los procesos y las leyes que la regían, tanto internos como
externos Y haber enfrentado ala vida con deseos de felicidad y realización.
Permaneció en la cima hasta el atardecer y decidió emprender su camino
devuelta para ir en busca del Águila Acompañante. Al hallarla y contarle
lo vivido el Águila Acompañante le dijo: “¿Todo ese potencial, ese espíritu
de libertad, y esa seguridad que tú tienes en dónde lo encuentro?”El
Águila serena y segura de si misma le contestó:”

¡DENTRO TUYO AMIGA DENTRO TUYO!

Alfonso Lara Castilla

Sabias Moralejas

Sabias Moralejas para pensar y reflexionar


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 ¿Qué es una Moraleja?
JUN13

SI TUVIERA…SERÍA FELIZ
Publicado el junio 13, 2016 por Adhara Web

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Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de
luna llena mientras pensaba:
– “Si tuviera un auto nuevo, sería feliz”
– ” Si tuviera una casa grande, sería feliz”
– ” Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz”
– ” Si tuviera pareja perfecta, sería feliz”

En ese momento, tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a


tirarlas una por una al mar cada vez que decía: “Sería feliz si tuviera…”

Así lo hizo hasta que solamente quedaba una piedrita en la bolsa, la cual
guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que aquella piedrita era un
diamante muy valioso. ¿Te imaginas cuantos diamantes arrojó al mar sin
detenerse y apreciarlos?

¿Cuántos de nosotros pasamos arrojando nuestros preciosos tesoros por


estar esperando lo que creemos perfecto o soñado y deseando lo que no
se tiene, sin darle valor a lo que tenemos cerca nuestro?

Mira a tu alrededor y si te detienes a observar te darás cuenta de lo


afortunado que eres, muy cerca de ti está tu felicidad, y no le has dado la
oportunidad de demostrarlo.
Cada uno de nuestros días es un diamante precioso, valioso e
irremplazable.
Depende de ti aprovecharlo o lanzarlo al mar del olvido para nunca más
poder recuperarlo.
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JUN13

Nuestra Vida
Publicado el junio 13, 2016 por Adhara Web

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Un viejo carpintero estaba listo para retirarse. Le comunicó a su

empleador acerca de sus planes de dejar el trabajo en la industria

de construcción de casas y vivir una vida mas placentera con su

esposa y su familia. El extrañaría el salario que recibía pero quería

retirarse.

El empleador estaba triste de ver que un buen empleado se retiraba

y le pidió, como favor personal, que construyera una última casa. El

carpintero dijo que sí pero con el tiempo se vió que su corazón y

su esfuerzo no estaban en el trabajo. No hizo bien su labor y

seleccionó materiales de baja calidad. Fué la peor casa que había

construido en la vida.
Fué una manera infortunada de terminar su carrera. Cuando el

carpintero terminó el trabajo y el empleador vino a inspeccionar, le abrió la


puerta al carpintero, lo invitó a seguir y le

dijo “Esta es tu casa, mi regalo para tí”.

Que lástima! Qué arrepentimiento! “Si hubiera sabido que esta iba a

ser mi casa la construyo de manera diferente” dijo el carpintero.

Ahora tenía que vivir en la casa que el mismo había construido y

era un desastre.

Lo mismo sucede con nosotros. Construimos nuestra vida de una

manera displicente. De una manera reactiva en lugar de positiva.

Esperamos el lugar de actuar. Ponemos mucho menos de lo que tenemos


en nuestros esfuerzos y vivimos en una permanente queja tratando de
culpar a los demás de nuestra situación..

En cosas importantes, con la familia, amigos, el trabajo, etc., no

damos lo mejor que tenemos. Entonces, con sorpresa, nos encontramos


viviendo en la casa que nosotros mismos hemos construido. “Si hubiera
sabido habría actuado diferente” pensamos.

Piense en Ud. mismo como el carpintero. Piense acerca de su casa.

Cada día, cuando tenga que clavar un clavo, colocar una división o

levantar una pared, hágalo sabiamente, hágalo con amor y dé lo mejor


que tiene. Es la única vida que llegará a construir. Aún si vive solo por un
día más, ese día merece vivirse de una manera digna y gratificante.

La placa sobre la pared dice “LA VIDA ES UN PROYECTO DE

AUTOCONSTRUCCION”. Su vida hoy es el resultado de sus actitudes y


decisiones del pasado. Su vida mañana será el resultado de sus actitudes y
decisiones de hoy.

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JUL1
Fabula de la Profesora
Publicado el julio 1, 2013 por Adhara Web

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1371 Votes

Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo


enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: “¿A quién le gustaría tener
este billete?”. Todos los alumnos levantan la mano.

Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola.


Incluso lo rasga un poquito en una esquina. “¿Quién sigue queriéndolo?”.
Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.

Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente,


diciendo: “¿Aún queréis este billete?”. Todos los alumnos respondieron que
sí.

Entonces la profesora les dijo:


“Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he
arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido
tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20
euros.
Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los
acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el
suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará
NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los
que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo,
por muy arrugado que estés”.

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MAY29

Cuento Corto Con Moraleja


Publicado el mayo 29, 2013 por Adhara Web

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El Viejo Perro Cazador

Cuentos Corto con Moraleja


El Viejo Cazador

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le
había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su
juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a
su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su
dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja,
pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió
escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando
únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la
pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven,
pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser
las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho
viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.

La Moraleja de esta Fabula: respeta siempre a las personas mayores, que


aunque ya no puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores años
para darte a ti y a tu familia, una vida mejor.
El viejo perro cazador fabula

El Viejo Perro Cazador Fabula

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MAY27

Quien Movio Mi Queso Video Moraleja


Publicado el mayo 27, 2013 por Adhara Web

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149 Votes
Quien Movio Mi Queso Video Moraleja

Quien Movio Mi Queso

Esta es una historia sobre cambio donde el queso es lo que queremos dia a
dia.
Historia de superacion, exito y actitud.

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MAY22

FABULA LA CIGARRA Y LA HORMIGA


Publicado el mayo 22, 2013 por Adhara Web

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165 Votes
Video de la Fabula de La Cigarra y La Hormiga

FabulaCigarra y Hormiga

La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor


aplastante.
– Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno.
– La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo,
bailando y jugando.
– Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene
todo lo que le hace falta hasta la primavera.
– La cigarra, tiritando, sin comida y sin cobijo, muere de frío –

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MAY21

El Elefante Encadenado
Publicado el mayo 21, 2013 por Adhara Web

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El Elefante Encadenado Video Relatado, una gran moraleja!

El Elefante Encadenado

El elefante que no escapa porque cree que no puede.


Un Excelente video de Autoayuda para analizar.

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MAY14

Los Tren Chanchitos Video Con Moraleja


Publicado el mayo 14, 2013 por Adhara Web

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Hoy les traemos un video muy popular : Los Tren Chanchitos y el Lobo Feroz
Es una excelente historia con una gran moraleja sobre el trabajo y las
responsabilidades.

Les propongo que nos cuenten que moraleja les da la historia. y se


diviertan mucho.

Saludos!

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 ¿Qué es una Moraleja?
NOV4

jose y el ladrillo
Publicado el noviembre 4, 2012 por Adhara Web

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489 Votes

José iba en su nuevo automóvil, un gran Jaguar a mucha velocidad.

¿La razón? Llegaría tarde al trabajo si no corría.

Su automóvil Jaguar rojo brillante, era una de sus mas preciadas


posesiones, cuando
súbitamente… ¡Un ladrillo se estrelló en la puerta de atrás!

José frenó el auto y dio reversa hasta el lugar de donde el ladrillo había
salido.
Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado en el piso. Lo agarró, lo
sacudió y le gritó muy enojado: ¿Qué demonios andas haciendo? ¡Te va a
costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste el
ladrillo?

El niño llorando, le contestó: ‘Lo siento, señor, pero no sabía


qué hacer, mi hermano se cayó de su silla de ruedas y está lastimado, y no
lo
puedo levantar yo solo. Nadie quería detenerse a ayudarme!’

José sintió un nudo en la garganta, fue a levantar al joven, lo sentó en su


silla de ruedas,
y lo revisó. Vio que sus raspaduras eran menores, y que no estaba en
peligro.

Mientras el pequeño de 7 años empujaba a su hermano en la silla


de ruedas hacia su casa, José caminó lentamente a su Jaguar,
pensando…

Moraleja:
JOSÉ NUNCA LLEVÓ A REPARAR EL AUTO, DEJÓ LA PUERTA COMO ESTABA,
PARA HACERLE RECORDAR QUE NO DEBÍA IR A TRAVÉS DE LA VIDA TAN
RÁPIDO COMO PARA QUE ALGUIEN VENGA QUE TIRARLE UN LADRILLO
PARA LLAMAR SU ATENCIÓN..

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OCT3

Moraleja del lápiz


Publicado el octubre 3, 2012 por Adhara Web

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LA HISTORIA DEL LÁPIZ


El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le
preguntó:
–¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una
historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
–Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las
palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él
cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
–¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
–Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco
cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por
siempre en paz con el mundo. Primera cualidad: puedes hacer grandes
cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A
esta mano nosotros la llamamos Dios, y Él siempre te conducirá en
dirección a su voluntad.
Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el
sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más
afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque
te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar
aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es
necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el
camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma
exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo
que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la
misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará
trazos, e intenta ser consciente de cada acción.

Autor: Paulo Coelho


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OCT1

Cuento Hindu
Publicado el octubre 1, 2012 por Adhara Web

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192 Votes

Había un ratón que estaba siempre angustiado porque tenía miedo del
gato.

Un mago se compadeció de él y lo convirtió… en un gato.

Pero entonces, empezó a sentir miedo del perro. De modo que el mago, lo
convirtió en perro. Luego empezó a sentir miedo de la pantera, y el mago
lo convirtió en pantera. Con lo cual comenzó a temer al cazador.

Llegado a este punto, el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en


ratón, diciéndole:
“Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda, porque siempre
tendrás el corazón de un ratón.”

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SEP30

Con el tiempo aprendes


Publicado el septiembre 30, 2012 por Adhara Web

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Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen
futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus
defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que
deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo
por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no
volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho
más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el
que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de
amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar
es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy
probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún
día lloraras por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada
persona, es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser
humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios
multiplicados.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el
terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen
ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han
marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que
amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser
amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…
Pero desafortunadamente….SOLO CON EL TIEMPO….
Y como aún es tiempo… mando muchísimos saludos a todos.. para los que
ya no estamos juntos, por todos los momentos buenos y malos que nos
tocó vivir.. y a todos con los que ahora estoy pasando momentos geniales..
gracias por estar …
Y RECUERDA ESTAS PALABRAS:
“EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE” JUSTAMENTE
CUANDO YA NO HAY TIEMPO

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SEP18

El Circulo del 99
Publicado el septiembre 18, 2012 por Adhara Web

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Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que como todo
sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el
desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones.
Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida
era siempre serena y alegre.
Un día el rey lo mandó a llamar.
Paje -le dijo- ¿cuál es el secreto?
¿Qué secreto, Majestad?
¿Cuál es el secreto de tu alegría?
No hay ningún secreto, Alteza.
No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores
que una mentira.
No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
¿Por qué está siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué?
Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra
permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa
que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su
Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos
algunos gustos, ¿cómo no estar feliz?
Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey-.. Nadie
puede ser feliz por esas razones que has dado.
Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo,
pero no hay nada que yo esté ocultando…
Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.. El rey estaba
como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de
prestado, usando ropa usada y ,alimentándose de las sobras de los
cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le
contó su conversación de la mañana.
¿Por qué él es feliz?
Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.
¿Fuera del círculo?
Así es.
¿Y eso es lo que lo hace feliz?
No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz
Así es.
¿Y cómo salió?
¡Nunca entró!
¿Qué círculo es ese?
El círculo del 99.
Verdaderamente, no te entiendo nada -dijo el Rey-.
La única manera para que entiendas, sería mostrártelo en los hechos.
¿Cómo?
Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
Eso, ¡obliguémoslo a entrar!
No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
Entonces habrá que engañarlo.
No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solo en
el círculo.
¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
Si, se dará cuenta.
Entonces no entrará.
No lo podrá evitar.
¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese
ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?
Tal cual. Majestad, ¿estás dispuesto a perder un excelente sirviente para
poder entender la estructura del círculo?
Sí Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa
de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. 99!
¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
Hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta
los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron
el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre
sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía: “Este tesoro es tuyo.
Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como
lo encontraste”.
Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeó y volvió a
esconderse. Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde detrás
de unas matas lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó
la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa
contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta y entró a su hogar.
El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente
ingresó presuroso a su hogar y con su brazo arrojó al piso todo lo que había
sobre la mesa, dejando sólo la vela. Se sentó y vació el contenido de la
bolsa… Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de
monedas de oro! El, que nunca había tocado una de estas monedas,
tenia hoy una montaña de ellas. El paje las tocaba y amontonaba, las
acariciaba y hacía brillar a la luz de la vela, las juntaba y desparramaba,
hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de
10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco,
seis…. y mientras sumaba 10, 20, 30, 40, 50, 60….hasta que formó la última
pila: ¡9 monedas!
Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más. Luego el
piso y finalmente la bolsa. «No puede ser», pensó. Puso la última pila al lado
de las otras y confirmó que era más baja.
Me robaron -gritó- ¡me robaron!
Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació
sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la
mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le
recordaba que había 99 monedas de oro “sólo 99”. -99 monedas es
mucho dinero- pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es
un número completo -pensaba- Cien es un número completo pero
noventa y nueve, no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la
misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían
vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el
que se asomaban los dientes. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y
mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió
la bolsa entre la leña. Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer
cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su
moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro
hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar más. Con cien
monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas
de oro un hombre es rico.
Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y
ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años
juntaría lo necesario. «Doce años es mucho tiempo», pensó. Quizás pudiera
pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y él
mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la
tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en
siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo!
Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las
noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran,
más comida habría para vender… vender… vender…
Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno? ¿Para qué más
de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios
llegaría a su moneda cien. El rey y el sabio, volvieron al palacio. El paje
había entrado en el círculo del 99…
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le
ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real
golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.
Nada me pasa, nada me pasa.
Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su
juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era
agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
Todos nosotros hemos sido educados en esta estúpida ideología: Siempre
nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo
que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a
completar lo que falta… Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el
comienzo y nunca se puede gozar de la vida.
Pero qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos
cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del
tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que
nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es sólo
una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que jalemos del
carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para
que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual… ¿Cuántas cosas
cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están?

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ABR29

Como hay que preguntar las cosas


Publicado el abril 29, 2008 por Adhara Web

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CURA AFICIONADO
Un cura aficionado a la ornitología tenía doce pájaros.
Todos los días los soltaba para que volaran y éstos siempre regresaban a
sus jaulas. Pero un día sólo regresaron once, así que el sacerdote, decidido,
en la misa de 12 del domingo preguntó:
– ¿Quién tiene un pájaro?
Todos los hombres se levantaron.
– Disculpen, no me expliqué bien. ¿Quién ha visto un pájaro?
– Todas las mujeres se levantaron.
– !No, no! Lo que quiero decir es: ¿Quién ha visto mi pájaro?
Todas las monjas se levantaron…

Moraleja:
“APRENDA A PREGUNTAR CORRECTAMENTE”
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ABR28

Y Aunque se pierdan batallas


Publicado el abril 28, 2008 por Adhara Web
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Un soldado destacado en la Selva recibe una carta de su novia desde


Lima, La carta decía lo siguiente:”Querido Luís: Ya no puedo continuar con
esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande. Tengo
que admitir que te he sido infiel tres veces desde que te fuiste y creo que ni
tú ni yo nos merecemos esto, lo siento.
Por favor devuélveme la foto que te envié.
Con mucho amor,
María”

El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros del batallón que le
regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc. Junto
con la foto de María incluyó todas esas otras fotos que había recolectado
de sus amigos. Había 89 fotos en el
sobre y una nota que decía:

“María,
Perdóname, pero no puedo recordar quien eres. Por favor, busca tu foto
en el paquete y me devuelves el resto.
Luis”

MORALEJA:
Aún derrotado… hay que SABER GOLPEAR AL ENEMIGO

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ABR28

LA HISTORIA DEL GALLO VIEJO


Publicado el abril 28, 2008 por Adhara Web

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Un granjero sale de compras y regresa con un gallo joven para las gallinas
del corral. El gallo joven mira a su alrededor, camina hasta donde esta el
gallo viejo y le dice: “Bueno viejo, llegó la hora de retirarte”.

El gallo viejo le dice: “Vamos, no me digas que tu vas a poder con TODAS
estas gallinas. ¡Mírame a mí como me han dejado! ¿Por que no me dejas
aunque sea aquellas dos gallinas viejas que están en el rincón?” Pero el
gallo joven le contesta: “Ya vete viejo. Tú ya estás acabado! y ahora soy
yo quien está a cargo”.

El gallo viejo le contesta: “Hagamos una cosa, jovencito. Vamos a echar


una carrera alrededor de la finca. El que gane se queda con el control
absoluto del gallinero”. El gallo joven se echa a reír: “Vamos viejo, tú sabes
muy bien que vas a perder. Pero para no ser injusto te voy a dejar que
salgas primero”.

El gallo viejo arranca a correr. A los 15 segundos, el gallo joven sale


corriendo detrás de él. Le dan la vuelta al portal de la casa corriendo y el
gallo joven cada vez está mas cerca. Ya está a sólo 15 centímetros detrás
del gallo viejo y cada vez se le acerca más.

Mientras tanto el granjero, sentado en su sitio de costumbre en el portal, ve


a los dos gallos que pasan corriendo. Agarra la escopeta y -BOOM – le
dispara al gallo joven y lo hace trizas. El granjero tristemente sacude la
cabeza y dice: – “Coño, pero que suerte la mía .! . el tercer gallo maricón
que compro este mes!.

Moraleja: No te metas con los VIEJOS. La edad y la experiencia siempre le


ganan la partida a la juventud.

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ABR26

La mujer y la verdad
Publicado el abril 26, 2008 por Adhara Web

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Después de una larga enfermedad, una mujer muere y llega a las puertas
del cielo.Mientras espera por San Pedro, ella ve a través de las rejas a sus
padres, amigos y todos los que habían partido antes que ella, sentados a
una mesa, apreciando un banquete maravilloso. Cuando San Pedro llega,
ella le comenta : Qué lugar tan lindo! ¿Cómo hago para entrar ? Yo voy a
decirte una palabra. Si la deletreas correctamente la primera vez, entras; si
te equivocas, vas directo al infierno, respondió San Pedro.

Ok, ¿cuál es la palabra?


-AMOR.
-Ella la deletreó correctamente y pasó por los portones. Un par de años
después, San Pedro le pidió que vigilase los portones por ese día.

Para su sorpresa, aparece el que fue su marido. – Hola, qué sorpresa! – dice
ella.
-¿Cómo estás?

– Ah…., pues he estado muy bien desde que falleciste.


Me casé con aquella bella enfermera que te cuidó, gané la lotería y me
hice millonario. Entonces vendí la casa donde vivíamos y compré una
mansión en el barrio alto que siempre te gustó.

Viajé con mi nueva esposa por Europa, Asia y Oceanía. Estábamos de


vacaciones en Los Alpes justamente cuando decidí esquiar.

Me caí…, el esquí me cayó en la cabeza y aquí estoy.


¿Cómo hago para entrar querida?

– Yo voy a decirte una palabra. Si la deletreas correctamente la primera


vez puedes entrar, si no, vas directo al infierno respondió ella.

– OK, ¿cuál es la palabra?


– SCHWARZENNEGGER!!!!!.

MORALEJA :
“NI MUERTO LE PUEDES DECIR TODA LA VERDAD A UNA MUJER, PUES
CORRES EL RIESGO DE VIVIR EN UN INFIERNO EL RESTO DE TU EXISTENCIA

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ABR25

¿POR QUE GRITAN LAS PERSONAS?


Publicado el abril 25, 2008 por Adhara Web

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¿Por que gritan las personas?


Un dia Meher Baba preguntó a sus mandalies lo siguiente: ¿por qué las
personas se gritan cuando estan enojadas?
Los hombres pensaron unos momentos:
porque perdemos la calma <dijo uno>, por eso gritamos.
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? preguntó
Meher Baba; ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿por qué gritas a una
persona cuando estás enojado?. Los hombres dieron algunas otras
respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Meher Baba.
Finalmente él explicó:
Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho.
Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras
más enojados estén, más fuerte tendrán q gritar para escucharse uno a
otro a través de esa gran distancia.
Luego Meher Baba preguntó:
¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente… ¿Por qué? Porque sus
corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
Meher Baba continuó: -Cuando se enamoran aún más ¿Qué sucede? No
hablan, sólo susurran y se acercan mas en su amor. Finalmente no
necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo.
Así es ¡cuán cerca están dos personas cuando se aman!
Luego Meher Baba dijo:
Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras
que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no
encontrarán más el camino de regreso.

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ABR24

Conocimiento o Imaginación
Publicado el abril 24, 2008 por Adhara Web

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En la selva, Un señor va de cacería al África y lleva a su perrito. Un día, ya


en la expedición, el perrito, correteando mariposas se aleja del grupo, se
extravía y comienza a vagar solo por la selva. En eso ve a lo lejos que viene
una pantera enorme a toda carrera. Al ver que la pantera lo va a devorar,
piensa rápido qué hacer. En eso ve un montón de huesos de un animal
muerto y empieza a mordisquearlos. Cuando la pantera está a punto de
atacarlo, el perrito dice: – Ah!!! Qué rica pantera me acabo de comer!!! La
pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale despavorida
pensando: – Quién sabe qué animal será ese!!! A ver si me come a mi
también???!!! Un mono que andaba trepado en un árbol cercano, vio y
oyó la escena… Sin más, salió corriendo tras la pantera para contarle
como la había engañado el perrito: – Cómo serás de boludo… Esos huesos
ya estaban ahí!!! Además, es solo un simple perro!!! La pantera, recontra
caliente, sale corriendo a buscar al perrito con el mono montado en el
lomo. El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera con el mono
y se da cuenta de la buchoneada. – Y ahora qué hago???- piensa todo
asustado. Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles
la espalda, como si no los hubiera visto, y en cuanto la pantera está cerca
de atacarlo de nuevo, el perrito exclama: – Este mono hijo de puta!!! Hace
como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no
aparece!!!

MORALEJA: EN MOMENTOS DE CRISIS, SOLO LA IMAGINACION ES MAS


IMPORTANTE QUE EL CONOCIMIENTO. – Procurá ser imaginativo como el
PERRITO. – Evitá ser un boludo como la PANTERA. – Y nunca, pero nunca,
seas tan hijo de puta como el MONO.

No Llego a Poeta

Siempre supe, y todas las mañanas lo corroboraba, mi reflejo en el espejo


era idiota. Tanto desprecio me generaba esa persona que muchas de mis
mañanas no me mire al espejo, quizas mi etapa de mayor felicidad fue
gracias a cuando una noche el espejo se descolgo de la pared y cayo,
adios idiota me dije, iluso. Mis dias crei que tomaban otro color, que eran
nuevas, refrescante energia de los dias, falsos. Hoy fui al centro, muchas
vidriedas con reflejo, otra vez mi tonto reflejo, mi tonto yo, despues de
tanto tiempo sin mi tonto yo, me doy cuenta que el idiota era yo. mas
escritos en No LLego a Poeta

Pequeños cuentos con grandes moralejas

Globos
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria
del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días
atrás, por lo tanto no era una persona conocida.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor
ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de
niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente,
especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo
remontaba vuelo hacia el cielo.

Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno
blanco...

Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo...

El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un


globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano.

Finalmente decidió acercarse y le preguntó al vendedor: Señor, si soltara


usted el globo negro. ¿Subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía


sujeto el globo negro y, mientras éste se elevaba hacia lo alto, dijo: No es el
color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.

]
Todos somos iguales

¿Sabes cuánto vales en realidad?

Alfredo, con el rostro abatido de pesar se reúne con su amiga Marisa en un


bar a tomar un café.
Deprimido descargó en ella sus angustias...que el trabajo, que el dinero,
que la relación con su pareja, que su vocación...todo parecía estar mal en
su vida.

Marisa introdujo la mano en su cartera, sacó un billete de 50 dólares y le


dijo:
- Alfredo, quieres este billete ?
Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:
- Claro Marisa...son 50 dólares, quién no los querría ?
Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta
hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo
volvió a preguntarle:
- Y ahora igual lo quieres ?
- Marisa, no sé qué pretendes con esto, pero siguen siendo 50 dólares,
claro que los tomaré si me lo entregas.
Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó
con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado.
- Lo sigues queriendo ?
- Mira Marisa, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 50
dólares y mientras no lo rompas conserva su valor...

- Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como
quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso
como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES
en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento
determinado.
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin decir palabra alguna mientras el
impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa
cómplice agregó:
- Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas
mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con
el próximo amigo que lo necesite !!

Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor, de que realmente


MERECEMOS MAS y que PODEMOS CONSEGUIRLO si nos lo proponemos ?
Claro que el mero propósito no alcanza...se requiere de la ACCIÓN para
lograr los beneficios. Yo sé que se puede y que existen innumerables
caminos para conseguirlo.

La rosa y el sapo
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que
era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la
gente la veía de lejos. .... Se dio cuenta de que al lado de ella siempre
había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba
a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se
fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa: y se
sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. -Le dijo
entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?La rosa contestó: Es que
desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude
volver a ser igual. El sapo solo contestó ues claro, cuando yo estaba aquí
me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que
ellos,más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.
Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y
nadie debe despreciar a nadie.
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera
estemos conscientes.
No hagamos acepción de personas, por su aspecto. Dios creo con el
mismo amor a la rosa que al sapo.

AMOR DE LEJOS...

Un soldado español destinado en Irak recibe una carta de su novia desde


Madrid. La carta decía lo siguiente:

'Querido Alberto.

Ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es


demasiado grande. Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces
desde que te fuiste y creo que ni tu ni yo nos merecemos esto, lo siento.

Por favor devuélveme la foto que te envié.


Con amor. Sofía.'

El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros que le regalaran


fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc.
Junto con la foto de Sofía incluyó todas esas otras fotos que había
recolectado de sus amigos.

Había 57 fotos en el sobre y una nota que decía :

'Querida Sofía.
Perdóname, pero no puedo recordar quién coño eres. Por favor, busca tu
foto en el paquete y me devuelves el resto.'

MORALEJA:
Aún derrotado... hay que SABER JODER AL ENEMIGO
El árbol de manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño


niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al
árbol hasta el tope y el le daba sombra. El amaba al árbol y el árbol
amaba al niño.

Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar


alrededor del enorme árbol.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:


"¿Vienes a jugar conmigo?" pero el muchacho contestó "Ya no soy el niño
de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero
son juguetes y necesito dinero para comprarlos".
"Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... Te sugiero que tomes todas
mis manzanas y las vendas. De esta manera tú obtendrás el dinero para tus
juguetes".
El muchacho se sintió muy feliz.
Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz.

Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol


volvió a estar triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le


preguntó:
"¿Vienes a jugar conmigo?" "No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar
para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos.
¿Puedes ayudarme?"... " Lo siento, pero no tengo una casa, pero...tú
puedes cortar mis ramas y construir tu casa".
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al
árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a
estar triste y solitario.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba


encantado. "Vienes a jugar conmigo? le preguntó el árbol. El hombre
contestó "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y
descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para
que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó
el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.

Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento


mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas". El hombre
replicó "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar...Por ahora
ya estoy viejo".
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo, "Realmente no puedo
darte nada.... la única cosa que me queda son mis raíces muertas". Y el
hombre contestó: "Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para
descansar.
Estoy tan cansado después de tantos años". "Bueno,las viejas raíces de un
árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate
conmigo y descansa".

El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros
padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá...

Cuando crecemos los dejamos .....sólo regresamos a ellos cuando los


necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos
siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Tú
puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como
nosotros tratamos a nuestros padres...

Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado y si ya


no están, que la llama de su amor viva por siempre en tu corazón y su
recuerdo te dé fuerza cuando estás cansado...

El águila, el cuervo y el pastor

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.

La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero,


pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en
la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de
sus alas, se lo llevó a sus niños.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les
dijo:

- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en


lo que no te corresponde.

El águila y la flecha

Estaba asentada un águila en el pico de un peñasco esperando por la


llegada de las liebres.

Mas la vio un cazador, y lanzándole una flecha le atravezó su cuerpo.

Viendo el águila entonces que la flecha estaba construída con plumas de


su propia especie exclamó:

-- ¡ Qué tristeza terminar mis días por causa de mis plumas !

Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias
armas.

FÁBULA DEL TONTO

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se


divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca
inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo
limosnas.

Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y


le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50
centavos y otra
de menor tamaño, pero de 1 peso.

Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de


risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre,


lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la
moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:

- Lo sé señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la
otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden
sacar varias conclusiones:

La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.

La segunda : ¿Cuáles son los verdaderos tontos de la historia?

La tercera : Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente


de ingresos .

La cuarta , y la conclusión más interesante: Podemos estar bien, aun


cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo
tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino
lo que uno piensa de sí mismo.

MORALEJA

'El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un


tonto que aparenta ser inteligente'...
El amor negado

Que no te quieran cuando eres un niño puede ser uno de los golpes más
difíciles de sobrellevar al crecer. Marcos lo sabía. Había observado cómo
su madre abrazaba y mimaba a su hermano Santiago y para él sólo tenía
reprimendas; por eso, en cuanto tuvo la oportunidad se fue de la casa
para no regresar jamás. Enojado con Santiago por no poner de su parte
para que la situación cambiara decidió comenzar una nueva vida: se
cambió el nombre y le impidió a su familia biológica acercarse a él.
Al principio su vida fue fantástica. Disfrutaba de un buen trabajo; había
conseguido un grupo de amigos en el que se sentía cómodo y tenía el
perfecto control de su vida. Sin embargo, unos años más tarde, las cosas
comenzaron a desbarajustarse.
Todo comenzó cuando conoció a Iván, un chico que cargaba con una
historia similar a la suya, pero en la piel de su hermano. Era el menor de dos
hermanos y su madre había sabido mimarlo con suma ternura, mientras
que a su hermano sólo le daba palizas y reproches. Con los ojos llenos de
lágrimas, Iván le explicó a Marcos que ser Santiago tampoco era algo fácil
de superar.
La historia de Iván hizo que Marcos recapacitara y fuera en busca de su
hermano menor. Lo encontró completamente perdido en la vida: sin
amigos, volcado a una existencia fatua, sin horizontes y viviendo en una
soledad apabullante. Al ver a su hermano, Santiago le dijo que ya era
tarde para toda reconciliación, que habían pasado muchas cosas y que él
no había querido estar. Marcos intentó explicarle lo que a él le había
ocurrido, pero Santiago no quería saber nada de su hermano.
Marcos volvió a su vida, pero un peso muy hondo se instaló en el fondo de
su alma. Una tarde, mientras conversaba con Iván le contó lo que le
ocurría. ‘No, Marcos, no debes sentirte culpable. Te fuiste para salvarte.
Que Santiago no haya sabido hacer lo propio por él no es tu culpa. Todas
las vidas pueden ser difíciles: que no te quieran o que te quieran en
exceso, son las dos peores formas en las que saben actuar los padres y las
que menos olvidas. Sin embargo, la mejor forma de luchar contra ese
pasado desastroso es ponerse a salvo, lo que tú y yo hemos hecho. Nuestra
única responsabilidad somos nosotros mismos’.

Muñeco de madera
No había nada que Eliseo deseara con más intensidad que ese muñeco
de madera de brazos livianos; parecía tener la habilidad de volar, porque
al sus brazos rozaban el aire con una elegancia que el niño sentía que en
cualquier momento podría encontrarlo flotando en el aire como un
barrilete. Cada tarde pasaba por la juguetería, lo miraba desde la vidriera
y observaba su precio. Nunca había visto tanto dinero junto. Sabía que
jamás podría tenerlo. Sin embargo, apoyaba la nariz contra el vidrio,
miraba sus ojos y esos brazos y volaba por un ratito.
Una tarde, el dueño de la juguetería se le acercó y le preguntó por qué
siempre se quedaba ahí, inmóvil. El chico sintió tanta vergüenza que se fue
corriendo. Durante unas semanas, aunque sentía profundos deseos de
hacerlo, no apareció por esa calle.
Cuando finalmente ya no pudo más con sus deseos de ver al muñeco, fue
a la vidriera cauteloso, intentando que nadie lo viera. El muñeco de
madera no estaba. Se quedó un rato, observando cada esquina del
escaparate, anhelando encontrárselo en una esquina sin poder calmar
esa tristeza. Durante toda la semana fue hasta la juguetería. La ida desde
su casa era amarilla, iluminada por la esperanza de encontrarse con su
amiguito; pero la vuelta era de un gris oscuro intenso, ya no volaba su
imaginación, solamente sentía tristeza y desánimo.
Pasó el tiempo y lentamente Eliseo fue olvidándose de esa extraña
fascinación. Muchos años más tarde, pasaba por casualidad por la
juguetería, a cuyo escaparate ya no iban sus ojos, y al rodear la esquina
descubrió que apoyado en el vidrio había un niño que observaba
intensamente un muñeco de madera idéntico al que amara en su
infancia. Entró, saludó al juguetero y compró el juguete. Al salir, el niño
había desaparecido. Lo buscó durante días, deseando darle ese juguete,
hasta que finalmente desistió.
Una tarde, al volver del trabajo, sus ojos se toparon con los puntos negros
del muñeco de madera; lo miraba profundamente y lograba llegar a un
sitio de su ser al que ni siquiera él se atrevía a mirar: un sitio donde volar era
posible y a donde sólo esas manos de madera podían llevarlo.

Hundimiento

Todos los veranos íbamos a veranear al campo. Cuando era muy pequeña
disfrutaba de pasar tiempo con mis padres en ese lugar pero cuando
cumplí doce años las cosas cambiaron. Los veranos se hacían aciagos y
cada vez me costaba más soportar el largo mes de agosto aislada de la
gran ciudad.
En el campo visitaba a mis primas que como era mucho más grandes que
yo apenas si me daban conversación y, generalmente, coincidía con unas
primas de mis primas que eran las personas más insípidas que puedan
imaginarse. Entre nosotras existía un abismo: ellas en el campo aprendían a
sembrar, a ver caer la lluvia y entender por cómo soplaba el viento si
convenía salirse de la pileta para evitar el chaparrón. Ellas no sabían nada
de nada de la vida verdadera. Y yo cada año sabía más cosas porque en
la ciudad cada paso es un aprendizaje.
Eran aburridas y no me gustaban. No quería verlas; pero a decir verdad
eran las que permitían que las vacaciones fueran más soportables. Podía
burlarme de su estupidez, siempre que les decía algo se lo creían y como
yo era algo mayor que ellas, podía controlarlas con facilidad. No sé si eran
mellizas pero andaban siempre juntas como siamesas; ¡quién puede querer
estar tan pegoteado a alguien! Por suerte yo era hija única y no tenía que
compartir nada con mis hermanos. Me daba tanto asco que estuvieran
siempre tan unidas, eso no es nada creíble.
Las dos hermanas tenían el pelo rojizo y los ojos. Hablaban poco pero
siempre estaban riéndose por lo bajo. Esa risita chillona me molestaba
tanto que cuando la oía habría sido capaz de matarlas si hubiera tenido
con qué. No las soportaba pero ¡qué habría sido mi verano sin ellas! La
posibilidad de jugarles una mala pasada motivaba mis amaneceres. Eran
tan estúpidas que podías saltarles encima sin que se quejaran.
Había otra niña que solía visitarnos cuando estábamos de vacaciones, se
llamaba Carla, y era muy parecida a mí. ¡También detestaba a las dos
hermanitas! Una tarde en la que todos los adultos se habían ido a dar un
paseo, nos hallábamos las cuatro solas y yo propuse ir a la piscina. No hay
nada más divertido y excitante que meterte en la piscina cuando no hay
ningún mayor cerca, sientes la adrenalina de una forma especial.
Con Carla reíamos de lo lindo mientras inventábamos juegos dentro del
agua, cuando una de las insulsas intentó meterse. Le recomendamos que
no lo hiciera y como insistió comenzamos a chapotear junto a ella hasta
empaparla completamente. Entonces, la chica se tiró de cabeza y
comenzó a nadar sin prestarnos atención. La ira se apoderó de mí y nadé
hacia ella: yo, que venía de la ciudad, iba a natación desde los dos años y
no iba a ganarme en esa materia ninguna campesina. La sujete por el
pelo; no pudo ni gritar, su cuerpo se hundió como se hunde una piedra.
No recuerdo nada más. Lo único que sé es que cuando desperté mis
padres estaban mirándome con los ojos llorosos. Un montón de cables y
tubos se cernían en torno a mi cuerpo y no podía hablar con tranquilidad.
La cama del hospital se parece un poco al agua. De las hermanas no he
vuelto a tener noticias.

La piedra negra

Era la única. Se cansaba de ser tan distinta. Todas las demás piedras tenían
su propio clan pero ella siempre andaba aliándose con alguna
descarriada sin encontrar un grupo donde sentirse contenida. Piedras
amarillas, rojas, blancas y grises formaban equipos, paseaban, reían con
otras de su especie; pero ella toda negra, no conocía a nadie que se le
pareciera.
Una tarde decidió marcharse, ‘quizás en otro río todas las piedras sean
negras’, se dijo. Nadie la echó de menos; es lo que sucede con los
números impares: molestan, desproporcionan y es mejor que sean
recortados de la ecuación. Comenzó a recorrer el lecho del río; anduvo
kilómetros y kilómetros pero lo único que hallo fue más de lo mismo: piedras
amarillas, rojas, incluso con pintitas de varios colores, pero no encontró
ninguna piedra negra.
Un día en el que después de una caminata agotadora se había tirado a
descansar le sucedió algo insólito. De pronto, todo se puso oscuro y el suelo
comenzó a moverse. No podía ver nada, sólo oía voces de alegría a su
alrededor. Cuando abrió los ojos notó que estaba en una caja de vidrio,
apoyada sobre una cómoda alfombrilla y muchísima gente la observaba
con devoción. Comenzó a sonreír porque eso era lo que había visto hacer
a las piedras cuando otras las mimaban.
Cuando se hizo de noche, la gente se fue y todas las luces se apagaron.
Con la escasa luz pudo ver, sin embargo, que a su lado había una piedra
lila. Comenzaron a charlar y a contarse sus vidas: que eran algo parecidas.
Su nueva amiga le dijo que estaban allí por exóticas. ‘Estas personas
disfrutan de hallar piedras extrañas y las ponen aquí para que otros vengan
a vernos. ¡A que es curioso!’.
Pasaron los días: de día había que estarse quietecita para que la gente la
observara sin notar nada raro, pero por las noches podía acercarse a su
amiga y reírse un buen rato. En uno de esos encuentros nocturnos su amiga
Lila le propuso que se fugaran. Sonaba interesante: ambas estaban
cansadas de tanta quietud. Así que se marcharon esa misma noche,
haciendo trizas la vitrina en la que se hallaban guardadas. Lila le había
dicho que conocía un lugar, y hacia allí la llevó. Era literalmente un paraíso;
allí vivían piedras de todos los colores, y muchas de ellas eran negras y
otras, lilas. Desde entonces viven juntas en ese espacio, felices en su rareza.
El violín de Clara

Cuando Clara conoció a Samuel supo que nada volvería a ser como
antes. Era un chico retraído, sin conocimientos musicales y con una
inmensa capacidad para distraerse en cualquier momento y ante
cualquier cosa. Pero tenía una sensibilidad asombrosa, que ella no había
encontrado en ninguno de sus amigos músicos. Tenía su misma edad, pero
parecía un niño curioso e inquieto.
Llegó a su casa con el deseo de aprender a tocar el violín, pero a la
semana de tomar clases ya se había cansado. No obstante, siguió yendo.
Se aparecía cada semana de forma puntual sólo para escucharla tocar
algo. No prestaba atención a las notas calantes o a las desafinaciones,
tampoco le importaba si el vil instrumento decidía lanzar un grito ahogado;
al escucharla, Samuel lloraba y sus lágrimas causaban tal impresión en
Clara que la motivaban a tocar mejor cada día.
Con el correr de los meses, la semana de Clara se convirtió en una
constante espera del día de la visita de Samuel: practicaba cada día
preparándose para tocar para él. Pero un día, Samuel dejó de visitarla.
Clara no tenía ninguna forma de llamarlo, de preguntar por él: era él el
que venía a ella. Así que decidió esperarlo.
Pasó el tiempo. Una mañana, el director de la orquesta en la que tocaba
le invitó a participar en un concurso para estudiar fuera del país, pero ella
se negó rotundamente. Fue la primera de varias oportunidades con las que
había soñado toda su vida y que dejó pasar.
Lentamente se fue quedando sola, en una espera interminable. Olvidó los
concursos, los teatros, la vida brillante que siempre había deseado para
ella. Se quedó a solas con su violín, que no volvió a sonar como antes y
que siguió profiriendo sus caprichosos chillidos que hacían que ella se
pusiera a sollozar como una niña, ya sin entender la razón de su tristeza.
Una tarde, mientras luchaba con una sonata que no parecía acomodarse
a sus manos, Samuel llamó a su puerta y le pidió que tocara su violín como
en las viejas épocas. Clara sintió que dejaba entrar en su casa a un
auténtico desconocido: ya no era un niño inquieto y en su mirada no se
reflejaba la sensibilidad que tuviera hacía tantos años. No obstante, lo hizo
pasar.
Pero cuando tomó el violín entre sus manos éstas no le respondieron, y por
mucho que lo intentó, su violín no fue capaz de ofrecer ningún sonido
agradable. El silencio a veces es inapropiado, y entonces lo fue. Y, a
diferencia de como había ocurrido en el pasado, esta vez fueron sus ojos
los que lloraron: por todo lo perdido, por todo lo no intentado y por esa
vida rota a causa de un joven que ni siquiera era quien ella había estado
esperando todos esos años.

El Ratón Pérez

Cuando a Gustavo se le aflojó el primer diente sus compañeros de clase le


dijeron que en cuanto se le cayera lo pusiera debajo de la almohada así el
Ratón Pérez le dejaba una moneda. Faltaba un mes para su cumpleaños y
le pareció un buen momento. En su casa el dinero no sobraba y desde
hacía unos años no había fiesta ni regalos ese día. La posibilidad de tener
una moneda hizo que sus ojos brillaran intensamente. ‘¿Qué podré
comprar con una moneda?’ se preguntaba, mientras elucubraba en torno
a todos aquellos juguetes que deseaba.
Mayo llegó una vez más a casa de la familia Sol. Susana, la mamá de
Gustavo, estaba desarmada: saber que no sólo no podría regalarle un
lindo juguete a su pequeño sino que ni siquiera tendría dinero para hacerle
un pastel de cumpleaños, la entristecía profundamente. Pese a ello
intentaba sonreír.
El viernes previo a su cumpleaños, Gustavo se levantó y al mirarse al espejo
vio un hueco profundo por el que asomaba su lengua. Loco de contento
se acercó a la cama en busca del dichoso diente, que le permitiría pasar
un bonito cumpleaños. Como por arte de magia el diminuto marfil se había
evaporado y, como era de esperarse, sin diente no hubo moneda y
Gustavo llegó a su cumpleaños sumamente triste.
Cuando volvió de la escuela la mesa estaba vacía, su madre aún no había
llegado y en la casa se respiraba la tristeza de las tardes pobres. El niño,
que se suponía debía estar contento, se sentía tan apenado que se metió
en la cama; la vida era una porquería y él no quería vivirla.
Pero algo sucedió. Cuando su madre llegó del trabajo se encontró a su
niño jugando con un diminuto ratoncito. ‘Mira, mamá, el Ratón Pérez ha
venido a visitarme. No tenía dinero pero se ha quedado con mi diente…
¿Puede quedarse, mami, porfis?’. Su madre sonrió. Ese niño era capaz de
quitarle las angustias a cualquiera. Con una enorme sonrisa le dijo que sí,
que podía quedarse y que prepararía comida para tres. Y así fue.
Cuando el niño se hallaba en la cama su madre se acercó y entristecida le
pidió disculpas por no haberle podido comprar un regalo. El niño la miró
con los ojos llenos de luz. ‘Mis amigos hablaban de dinero, pero ahora sé
que el dinero dura poco, mami, en cambio la amistad es para toda la
vida. Es el mejor cumpleaños que he tenido nunca’. Dicho esto le dio un
beso y se dispuso a dormir,pensando en el precioso collar que haría para
su nuevo amigo Pérez cuando se cayera el último de sus dientes.

Buenos vecinos

Al señor Eurípides todos lo odiaban. Los adultos no dejaban escapar


ninguna oportunidad en la que pudieran decir que era un mal hombre, y
los niños le tenían tal temor que el sólo hecho de oír su nombre era motivo
para exasperarse y pedir compungidos la cercanía de sus madres. Nadie
sabía qué era lo que había hecho tan malo para tener semejante
reputación, pero no preguntaban. Si lo dicen por algo será, decían.
Al principio, Eurípides ponía de su parte para cambiar esa mala fama;
hacía regalos que eran tomados por los vecinos como amenazas; ofrecía
fruta de su huerta que todos rechazaban por considerar envenenada y
hasta saludaba a cada uno de los pobladores por su cumpleaños
obsequiándoles algo. Demás está decir que sus regalos iban a parar
directamente a la basura. Finalmente, desistió de sus intentos y se fue
recluyendo más y más. Hasta permanecer días y noches encerrado en su
pequeña chacra.
Cierta vez la hija de uno de los campesinos, que vivía muy cerca de la
casa del señor Eurípides, enfermó gravemente. Toda la familia tuvo que irse
a la ciudad y abandonar sin previo aviso la casa. Finalmente pudieron
regresar, pero había pasado mucho tiempo y esperaban encontrarse la
casa en ruinas, la cosecha totalmente perdida y todo el terreno cubierto
de malezas. Sin embargo, al llegar se encontraron con que todo
funcionaba perfectamente, incluso mejor que antes. Los vecinos se
turnaban en regar la huerta, de dar de comer a los animales y de cuidar
que todo estuviera en orden.
Embargado de felicidad el padre de la niña se acercó a uno de los
vecinos que estaba en la casa cuando él llegó y le agradeció
absolutamente conmovido. ´Fue cosa del Eurípides, a él dele las gracias´.
El hombre corrió a casa de su vecino y esta vez no tuvo en cuenta sus
prejuicios y los miedos diseminados por todo el lugar en torno a la moral de
aquel hombre. Golpeó suavemente con los nudillos y esperó. Pero Eurípides
se había marchado para no regresar nunca más.

Los dos amigos y el oso

Cierto día, dos amigos se encontraron dando un apacible paseo por el


bosque. Como hace tiempo que no se veían, comenzaron a contarse todo
aquello que les había sucedido en este prolongado período. Tan absortos
estaban en su conversación, que no se dieron cuenta de que un enorme
oso se acercaba a la carrera hasta su posición.
Cuando el oso estaba a un par de metros de los parlanchines amigos,
estos por fin se dieron cuenta de su presencia. El más resuelto de los dos,
decidió subirse a un árbol para evitar ser devorado; el otro, mucho menos
ágil se lanzó al suelo fingiendo estar muerto.
En un instante, el oso llegó hasta el lugar en el que el segundo amigo se
encontraba y al ver que este no se movía, comenzó a olisquearlo y tocarlo
con una de sus garras para comprobar si estaba realmente muerto.
Minutos después, el animal se alejó del lugar buscando algo que echarse a
la boca, ya que los osos nunca comen a otros que estén muertos.
Al verle alejarse entre los árboles del bosque, el primer amigo se bajó raudo
y veloz para comprobar si al que se había quedado abajo le había
sucedido algo y preguntarle qué es lo que el oso le había contado. El otro
muy ufano le dijo:
-Me ha dicho, que con amigos como tú, no necesito tener enemigos.
Moraleja: El amigo verdadero, nunca se apartará de ti, por muy grande
que sea el peligro.

Los Zapatos de la esquina

Bob era un muchacho demasiado rebelde y agitador, todos los profesores


se quejaban de el, de sus palabras y conducta. Todos los días tenia que
cumplir horas en detención por las cosas malas que hacía y lo peor de
todo: Bob era un bully, un chico al que le encantaba burlarse de otros,
hacer bromas de mal gusto e inclusive algunas veces golpear a otros
compañeros que eran indefensos.
Sus padres atribuían su mala conducta al colegio, los maestros se la
atribuían a sus padres, a Bob le daba lo mismo, disfrutaba burlarse de los
demás en todo momento, tiraba las charolas de las manos de los alumnos,
les ponía la zancadilla cada que podía, se burlaba de su forma de vestir e
incluso de enfermedades que pudieran tener. Era una persona de muy mal
corazón.
Caminando hacia su casa, después de salir de una detención un par de
zapatos en una esquina llamaron su atención, no eran los más
espectaculares que había visto en su vida, pero ¿qué importaba? Estaban
abandonados en la calle, parecían nuevos y según su pensamiento, quien
encuentra algo se lo queda. Al llegar a su casa decidió ponérselos para ir
al cole en la mañana, no veía la hora de poder lanzar una patada o
ponerle la zancadilla a alguien con sus nuevos zapatos.
El sol anunció la llegada de la mañana, Bob, muy entusiasmado se calzo
los zapatos, le sorprendió mucho que fueran de su talla, eran perfectos.
Bajo a desayunar sintiendo mucha emoción y se dirigió al cole. En el
camino pudo sentir sus piernas temblando de la emoción, lo que le
satisfacía en gran medida. A más de medio camino el temblor en sus
piernas comenzaba a ser más notorio e incontrolable, como acto de
magia sus pies se movieron de una forma divertida y apresurada. Cuando
llegó a su salón de clases los alumnos no pudieron resistir una carcajada
pues bailaba incontrolablemente y resultaba un espectáculo realmente
gracioso.
Con cada hora que pasaba sus pies se movían más y más pasando de
bailar polka a Flamenco en minutos, en cada salón que visitaba sus
compañeros estallaban en carcajadas por sus graciosos movimientos. La
noche llegó, Bob se sentía muy mal, por fin había vivido en carne propia lo
que significaba ser el sujeto de burla y no le gustó, al llegar a su habitación
comenzó a llorar arrepintiéndose de todas las cosas malas que había
hecho en contra de sus compañeros, para su sorpresa los zapatos fueron
desapareciendo poco a poco y sus piernas comenzaron a responderle.
Muy feliz con esto y aprendiendo su lección, decidió pedir disculpas a
todos sus compañeros y profesores. Nunca se pregunto el origen de los
zapatos, para el no más relevante que el hecho de haber cambiado
como persona, ahora era un joven completamente diferente, se
preocupaba por los demás y ayudaba de corazón a otras personas. Todo
gracias a los zapatos de la esquina… ¿Quién sabe? Si hay un bully
molestando quizás los zapatos aparezcan cuando menos se lo espere.

Los Zapatos de la esquina

Bob era un muchacho demasiado rebelde y agitador, todos los profesores


se quejaban de el, de sus palabras y conducta. Todos los días tenia que
cumplir horas en detención por las cosas malas que hacía y lo peor de
todo: Bob era un bully, un chico al que le encantaba burlarse de otros,
hacer bromas de mal gusto e inclusive algunas veces golpear a otros
compañeros que eran indefensos.
Sus padres atribuían su mala conducta al colegio, los maestros se la
atribuían a sus padres, a Bob le daba lo mismo, disfrutaba burlarse de los
demás en todo momento, tiraba las charolas de las manos de los alumnos,
les ponía la zancadilla cada que podía, se burlaba de su forma de vestir e
incluso de enfermedades que pudieran tener. Era una persona de muy mal
corazón.
Caminando hacia su casa, después de salir de una detención un par de
zapatos en una esquina llamaron su atención, no eran los más
espectaculares que había visto en su vida, pero ¿qué importaba? Estaban
abandonados en la calle, parecían nuevos y según su pensamiento, quien
encuentra algo se lo queda. Al llegar a su casa decidió ponérselos para ir
al cole en la mañana, no veía la hora de poder lanzar una patada o
ponerle la zancadilla a alguien con sus nuevos zapatos.
El sol anunció la llegada de la mañana, Bob, muy entusiasmado se calzo
los zapatos, le sorprendió mucho que fueran de su talla, eran perfectos.
Bajo a desayunar sintiendo mucha emoción y se dirigió al cole. En el
camino pudo sentir sus piernas temblando de la emoción, lo que le
satisfacía en gran medida. A más de medio camino el temblor en sus
piernas comenzaba a ser más notorio e incontrolable, como acto de
magia sus pies se movieron de una forma divertida y apresurada. Cuando
llegó a su salón de clases los alumnos no pudieron resistir una carcajada
pues bailaba incontrolablemente y resultaba un espectáculo realmente
gracioso.
Con cada hora que pasaba sus pies se movían más y más pasando de
bailar polka a Flamenco en minutos, en cada salón que visitaba sus
compañeros estallaban en carcajadas por sus graciosos movimientos. La
noche llegó, Bob se sentía muy mal, por fin había vivido en carne propia lo
que significaba ser el sujeto de burla y no le gustó, al llegar a su habitación
comenzó a llorar arrepintiéndose de todas las cosas malas que había
hecho en contra de sus compañeros, para su sorpresa los zapatos fueron
desapareciendo poco a poco y sus piernas comenzaron a responderle.
Muy feliz con esto y aprendiendo su lección, decidió pedir disculpas a
todos sus compañeros y profesores. Nunca se pregunto el origen de los
zapatos, para el no más relevante que el hecho de haber cambiado
como persona, ahora era un joven completamente diferente, se
preocupaba por los demás y ayudaba de corazón a otras personas. Todo
gracias a los zapatos de la esquina… ¿Quién sabe? Si hay un bully
molestando quizás los zapatos aparezcan cuando menos se lo espere.

Rumpelstilskin cumple un deseo

—Te he dicho que me dejes. Si no vas a hacerlo es porque no me quieres—


, le gritó Elsa por enésima vez.
Jorge llevaba algunas horas intentando entrar en el dormitorio de su hija,
que se hallaba cerrado a cal y canto desde dentro. Hacía mucho que Elsa
no se sentía bien y se resistía a hablar con su padre.
En una época ella y su padre se llevaban muy bien e incluso junto a él Elsa
podía sentirse a salvo; pero desde que su madre falleciera, dos años atrás,
se sentía sola, cada día más sola y triste. Y por mucho que su padre
intentara derribar ese muro que se había instalado entre ellos, no lo
conseguía. No había nada en este mundo que pudiera consolar a Elsa.
Nada, excepto que le devolvieran a su madre.
—Es absurdo que me pidas que te traiga a mamá; no podemos revivir a los
muertos, hija.
—Entonces, no intentes hacer nada. NADA puede ayudarme, sólo ella.
Ya habían tenido esta discusión; cada día de la vida de ambos durante los
dos últimos años, para ser más exactos.
Jorge estaba destruido. La impotencia laceraba su instinto paternal y ya no
sabía qué hacer por traer de vuelta el sol que antaño iluminara la casa.
Hasta que tuvo una idea que cambiaría su vida para siempre.
Conocía, como todos en cualquier lugar del mundo, las habilidades del
enano Rumpelstilskin y a su encuentro fue. Como era de esperarse, el
famoso liliputiense saltó de alegría al descubrir que todavía había personas
que lo recordaban. Y, como también podríamos haberlo imaginado,
consiguió engatusar al atormentado hombre para cumplirle su deseo a un
precio altísimo.
—Déjame. Te he dicho que me dejes.
Los nudillos de Jorge contra la puerta del dormitorio siempre hacían
retumbar todo el cuarto; y aunque esta vez Elsa los sintió más suaves que
de costumbre, respondió impulsivamente.
—Tranquila, pequeña—. Al oír la voz de su madre, el corazón de la niña
cambió rotundamente de ritmo.
—¿Mamá, eres tú, de verdad?
—Sí, hija, soy yo. Todo irá bien, tranquila.
—¿Y papá?

Los Principes de Divindel


Divindel era un prospero reino, gobernado por un rey a quien todo el
pueblo amaba por su bondad e interés para que su pueblo viviera en las
mejores condiciones de justicia. Parecería que su vida era perfecta pero
había un problema en su vida, bueno, de hecho eran dos: Sus hijos.
Ginna, la hija mayor, era una joven demasiado vanidosa, todos los trataba
de hacer estallar su autoestima elogiándose en el espejo por horas; si su
padre contrataba a alguien más joven que ella, la hacia despedir
inmediatamente. No necesitaba ningún recordatorio de su deseo de
juventud eterna.
Marco, el segundo hijo, no podía ocultar su deseo por el poder, su mayor
deseo era que su padre muriera en poco tiempo, que su hermana no
congeniara con ningún príncipe para que no se casara y por ende no
pudiera adjudicarse la corona. Había momentos oscuros en los que
deseaba aniquilarlos a los dos de una vez y que el reino pasara a ser suyo
por completo.
Cierto día un ángel disfrazado de mendigo vio la actitud que tenían los
jóvenes hacia su padre, que tenia un corazón bondadoso , era una
injusticia. Tras mucho pensarlo decidió que era momento de que Ginna y
Marco pusieran los pies en la tierra y sacaran lo todo lo bueno que sabia
que tenían, decidió ponerlos a prueba: Logró que el rey pareciera enfermo
y les dijo a los jóvenes que solo ellos podían salvarlo. La noticia tocó el
corazón de ambos y el ángel les encomendó a cada uno una misión.
Marco fue de camino a la playa, su misión consistía en conseguir un alga
marina con poderes curativos, todo iba bien hasta que a lo lejos divisó un
objeto con tres puntas: Era un tridente. , conocía las leyendas, los tridentes
daban poder absoluto a quien lo encontrara. En seguida se olvidó de la
misión que el ángel le había encomendado, se olvidó de su padre enfermo
y fue directo al tridente, cuando llegó se llevó la desilusión de su vida, no
era un tridente, sino un trozo de madera con picos, en un gesto de
frustración dio una patada en el suelo y resbaló sobre las piedras. No pudo
siquiera reaccionar, una ola lo cubrió por completo y fue lo ultimo que se
supo de el.
Ginna, por otro lado, tenia la misión de encontrar una flor amarilla del
bosque, que según el ángel también podría curar a su padre. Caminó
varios días sin perder su objetivo: Salvar a su padre, pero al tercer día su
prueba llegó: A lo lejos divisó un gran espejo en el que se reflejaba una
pequeña pero asombrosa fuente, en ella corría un liquido del color del oro;
en seguida lo supo: Era la fuente de la eterna juventud. Trató en vano de
ignorarla, su vanidad pudo más que el amor a su padre y se acercó al
espejo, al momento de tocarlo quedó inmóvil de inmediato. Estaba claro
que la promesa de juventud eterna se había cumplido ya que quedó
convertida en piedra al instante, conservando su belleza y edad por toda
la eternidad.
El ángel, muy triste por los destinos de Marcos y Ginna le dio la noticia a su
padre, quien en su profunda desgracia ofreció un funeral al que nadie
asistió… Meses después llegó una buena noticia: La reina esperaba un
bebe…

Los dos perros

En un lugar muy lejano en medio de un frondoso bosque de robles, un


hombre compartía su existencia junto a sus dos perros apaciblemente. Uno
de los perros, estaba entrenado para ayudarle a conseguir alimento y el
otro dedicaba su existencia a cuidar de las posesiones de su dueño.
Cuando salía en busca de alago para poder comer, elegía por
compañero al primero por ser el mejor en esa labor y a la vuelta, si la suerte
le había acompañado, siempre solía darle una parte de la pieza que
hubiera cazado al perro que celosamente guardaba sus posesiones.
Al ver tan gran injusticia, el perro de caza le dijo a su compañero:
-Maldito perro vago ¿Por qué disfrutas de algo por lo que no has movido ni
un solo músculo?
-Comprendo tu enfado-dijo el otro con los ojos mirando al suelo- pero no es
culpa mía que nuestro dueño te haya preferido a ti para cazar y a mí para
proteger sus posesiones. Si tan injusto te parece, ve a quejarte a él y a mí
déjame tranquilo disfrutar de esta deliciosa carne.
Moraleja: No dependas nunca del esfuerzo ajeno, pues este, por alguna
una otra razón siempre terminará fallándote.

Isabel se siente gorda

—Deberías dejar de comer tanto, ¡Gorda!


Isabel se echó a llorar, pero continuó comiendo con voracidad (quizás con
más ansiedad que antes) el enorme trozo de tarta que casi ocupaba más
espacio que el mismo plato. Sus lágrimas mojaban el chocolate y su sabor
dulzón se volvía un tanto ácido; como cuando te mojas los labios después
de haberte dado un baño en el mar, pensó la niña.
Su cuerpo no era normal, eso le decía Elvira, su niñera. Y cada vez que
Isabel se miraba al espejo no se encontraba más que con una figura
extraña que se había apoderado de su piel, de sus huesos, de su sonrisa.
Esa sensación se acrecentaba con el tiempo: cuanto más crecía, más se
alejaba de su cuerpo.
—¡Gorda enormísima! ¡Gordaaaa! —seguía regañándola su niñera. La
acción se detuvo o más bien se repitió de forma cíclica durante un rato:
una insultando y la otra comiendo cada vez más deprisa. Y habría seguido
así por mucho más tiempo si no hubiera irrumpido en escena el padre de
la niña.
—¿Qué pasa, Elvira?
—La niña, señor, que no para de comer y no quiere entrar en razones. Le
he dicho que los niños no quieren a las niñas gordas, pero, nada. Lo he
intentado TODO. Si yo lo digo para ayudarla; porque alguien se lo tiene
que decir.
—¿Y qué tiene de malo que esté gorda?
—Que se pondrá cada día más fea, Octavio.
—¡Usted sí que es fea, Elvira! —respondió él, serena pero directamente.
Horas más tarde, Isabel supo que Elvira ya no volvería a cuidarla y que
vendría en su lugar otra mujer.
Se llamaba Clarisa y era inmensa: su cuerpo medía cuatro veces más que
el de su antigua niñera y parecía que iba a hacer estallar la ropa en
cualquier momento; eso pensó Isabel cuando la conoció, y se dijo que ella
no quería terminar así. Cuando a la noche Clarisa la ayudó a prepararse
para irse a dormir, Isabel le preguntó:
—¿Por qué eres… así?
—¿Así cómo?
—G…gorda… A mí también me dicen gorda —intentó justificarse.
—¿Eres gorda?
—Sí, supongo, pero…
—Entonces ¿qué hay de malo en que te llamen así?
—Que no me gusta, no quiero ser fea.
—Eres gorda, no fea, Isabel. Es como las personas que son altas, bajas,
rubias o morenas ¿te parecen feas todas ellas? Mira, pequeña, cuanto
antes aceptes tu cuerpo, mejor te sentirás. Si cada vez que te dicen gorda
te pones mal, justificas que mal usen esa palabra contigo; en cambio, si te
apoderas de ella, si entiendes lo bella que suena y lo hermosa que eres,
entonces no podrán hacerte daño.
—¿Lo dices en serio?
—¿Lo has intentado?
—No, la verdad es que no…
—Inténtalo. Y sino, la única solución será ponerte a dieta y dejar de ser
gorda. Siempre hay soluciones, Isabel: no somos, nos hacemos.
Al día siguiente Isabel se miró al espejo y se sintió finalmente en su cuerpo:
un todo armónico que rompía con los paradigmas de la estética. Y lo
mejor de todo fue verse a ella, toda ella le devolvía la mirada desde el
espejo.
Cuando esa tarde en el colegio unos niños la llamaron gorda, Isabel les
dirigió una mirada sonriente y llena de luz que los obligó a pegar media
vuelta con la mirada sonrojada. Ése día la niña se sintió a gusto consigo
misma y comprendió que las palabras, como las personas, no son, se
hacen.

El precio de la Curiosidad

Sabrina era una pequeña hada del invierno, todos los días trabajaba
arduamente para crear los más bellos copos de nieve y los guardaba con
suma delicadeza, cuando su jornada laboral terminaba tachaba un día
más en su calendario y se llenaba de emoción: El día de la visita a la Tierra
llegaba. Sería su primera vez y estaba dispuesta a hacer todo para ser el
hada destacada de la visita.
El gran día llegó, Sabrina se levantó muy temprano y dedicó todo su
esfuerzo a mantenerse atenta a las instrucciones que el hada guía decía,
entre las que incluían no dañar los copos de nieve, no separarse del grupo,
no tener contacto con los humanos y un montón de reglas más; a cada
hada se le asignó una cantidad de copos para esparcir y levantaron el
vuelo.
Al principio todo iba muy bien, Sabrina estaba muy emocionada pero
tranquila, hasta que lo vio… el humano más guapo del mundo, o al menos
eso era lo que pensaba ella ya que nunca había visto uno. La curiosidad
fue más grande que su sueño y comenzó a seguir al humano alejándose
poco a poco del grupo. En un descuido tiró todos los copos de nieve, lo
que provocó un desastre en la tierra, pero a ella no le importó y continuó
siguiendo al humano.
Horas después, estaba agotada. Ya se había dado cuenta de que había
perdido el rumbo y el grupo con el que estaba se encontraba lejos de ella,
incluso podrían haber llegado ya a casa… El humano resultó ser
interesante, tenia una cosa que llamó “Jaula” y eso provocó que la
curiosidad de Sabrina estallara. En aras de descansar y ver de cerca el
artefacto, se sentó junto a la jaula y comenzó a tocar los barrotes de
metal… luego pasó lo peor: La jaula se cerró dejándola atrapada dentro,
el humano sonrió con malicia al verla y jamás se volvió a saber de Sabrina.
Una cosa está clara: Si dejas que la curiosidad te lleve lejos de tus sueños
las consecuencias pueden ser realmente graves e impredecibles.

Los animales del Circo

Ralph era un mono muy simpático quien fue separado de su madre


cuando era muy pequeño, los humanos que lo cazaron lo vendieron a un
circo. Por lo que había escuchado Ralph, el circo era un lugar muy
divertido y a pesar de su tristeza por la separación de su madre, la idea de
ir ese lugar lo entusiasmó. Al poco tiempo de llegar, se dio cuenta de una
cosa esencial: El circo era muy divertido para el público, no para los
animales que eran obligados a salir y hacer trucos.
Tras varios años de soportar regaños y maltratos de parte de los dueños,
Ralph decidió que era hora de hacer algo para por fin darle un alto a su
situación. Muy inteligentemente se las arregló para hablar con los otros
animales que eran parte de la atracción. Al principio los otros animales le
respondieron con un rotundo no, creo que tenían miedo de lo que les
podía pasar en caso de que los dueños se enteraran de que estaban
inconformes, seguramente les darían latigazos y los privarían de la comida
durante unos días.
Fue el León Jerry, quien tras un acto malogrado, seguido por azotes, se
decidió a hacerse cómplice de Ralph. Cuando los otros animales del circo
descubrieron que el gran león estaba de acuerdo con el mono decidieron
unirse a la iniciativa y desarrollar un plan de escape.
Cierto día, al finalizar el acto 3, todos los animales salieron de su rutinaria
presentación y comenzaron a causar miedo a la gente, los monos
lanzaban cosas a la gente, las jirafas y elefantes se abalanzaban contra el
público, las leonas y leones se paseaban entre la multitud rugiendo y
causando pánico. Los espectadores huían despavoridos, el circo era un
caos. Tras unos minutos todos los animales pudieron escapar de esa
prisión. Desde aquel entonces, los circos quedaron vetados en el pueblo y
tener animales en cautiverio fue prohibido. Los animales que antes vivían
con miedo ahora eran libres y felices.

No voy a hacer los deberes.

Genaro era un niño muy cumplido y bien portado, hasta que conoció a
Guillermo, quien era una persona a la que todo le daba igual y prefería
divertirse antes de hacer sus obligaciones. Poco a poco Genaro se fue
convirtiendo en un niño desobligado y a pesar de que sus amigos le
decían que se ocupara de sus tareas el siempre decía: No voy a hacer los
deberes.
Genaro se pasaba todos los días jugando y haciendo travesuras, mientras
que sus amigos lo trataban de hacer entrar en razón, pero el seguía
repitiendo la misma frase. El ciclo escolar terminó, y con ello las notas
obtenidas durante el curso, como era de esperarse Genaro reprobó todas
sus materias y sería expulsado del colegio.
Sus padres lo regañaron fuertemente, pero a el le pesaba más haberse
dejado influenciar por Guillermo y pasar de las clases y deberes, sus padres
hablaron con el director del colegio, quien accedió a darle otra
oportunidad. Cuando el verano terminó y llego el momento de volver a
clases Genaro estaba muy triste por ver a sus antiguos amigos en un curso
más elevado pero estaba decidido a no dejar que las malas amistades lo
llevarán a tomar la misma actitud que antes y a aprovechar la segunda
oportunidad que tenia para repetir el curso.
Varios años después, en su graduación Genaro dio el discurso de
despedida y entre tantas cosas dijo: “no debes dejarte influenciar por
nadie, y menos aun si consideras que no son buenas personas, para triunfar
en la vida tienes siempre que cumplir con tus obligaciones y deberes
porque nadie te asegura una segunda oportunidad en la vida”.

El deseo cumplido

Fabio era un niño que vivía sin preocupaciones. Se pasaba las tardes
jugando y riendo y tenía la suerte de tener dos padres que le llenaban de
regalos. Desde pequeño, había tenido la habitación llena de juguetes
coloridos y caros y casi sin tener que pedirlos. Sus padres se desvivían por él
y cada vez que llegaba algo nuevo a la enorme juguetería de la esquina,
eran ellos los primeros en adquirirlo, para regalárselo a su pequeño.
Un día Fabio se mostró completamente triste. Por mucho que sus padres
intentaron calmar esa agonía con juguetes, chucherías y caricias, no lo
consiguieron; y tampoco pudieron conocer las razones que habían hecho
que la alegría siempre presente de su hijo hubiera trasmutado en ese
hastío.
A la mañana siguiente, Fabio amaneció muy enfermo y debió quedarse en
casa todo el día. A la noche, su madre se sentó junto a su cama y le pidió
sollozando que le dijera qué le había ocurrido.
El chico le contó que se había encontrado con una anciana que le había
ofrecido una semillita que cumplía los deseos a cambio de todos sus
juguetes. Le había dicho que en realidad esa mínima gotita de vida valía
mucho más que todas sus posesiones. Fabio se le había reído en la cara
diciéndole que era niño pero no tonto y se había marchado; pero desde
que había ocurrido eso nada le satisfacía: sentía que su vida no valía nada
y que todos esos juguetes que antes llenaban su alma, ya no le servían
para nada.
Su madre intentó calmarlo y le dijo que no podía ponerse así por una
extraña que ni siquiera conocía. “Seguro que intentaba tomarte el pelo“, le
dijo. Pero Fabio le contestó que si no la encontraba, nunca más podría reír
como antes y esa fiebre no se iría.
Entonces, su madre se puso a buscar a la mujer. Cuando dio con ella se le
acercó y le dejó bien claro que, aunque no creía en ella, su hijo quería
verla. La anciana accedió a acompañarla y estuvo un rato a solas con
Fabio.
Cuando Fabio abrió los ojos se sintió mucho mejor. La fiebre se había ido
milagrosamente y se sintió renovado y feliz. Miró hacia todos lados y se vio
solo en su habitación: sus juguetes seguían en su lugar, y ni rastros había de
la anciana. Llamó a su madre y le dijo que a partir de ese día, cada vez
que quisiera regalarle un juguete, lo enviara a uno de los niños de una lista
que le entregó. Su madre guardó el papel y abrazó con alegría a su niño.
Sobre la mesa de luz una semilla diminuta comenzaba a abrirse al recibir
los primeros tiernos abrazos del sol.

Los 3 Cochinitos

Erase una vez, tres hermanos cochinitos, a pesar de que siempre habían
estado unidos y jugaban juntos, cuando crecieron tenían sus diferencias y
la mayor parte del tiempo se la pasaban discutiendo por cosas mínimas.
Un día tuvo lugar la discusión que colmó el vaso: Un lobo asechaba sus
alrededores y cada uno tenia su propia idea de lo que era mejor para
protegerse de el, el debate no duró mucho tiempo, por lo que se
levantaron de la mesa y decidieron vivir por separado.
El primer cerdito, llamado Frank, tenia la loca idea de que una casa hecha
de paja sería la mejor protección ante los ataques del lobo, además era
muy perezoso por lo que no dedico mucho tiempo haciéndola y el
resultado fue una casa muy débil. El segundo cerdito, Gustav, juraba que
una casa de madera era la mejor alternativa ya que no implicaba mucho
tiempo de elaboración y el material lo tenia a la mano, puesto que vivían
en un bosque, se puso manos a la obra y tardó apenas un día y medio en
construirla. El tercer cerdito, Albert, estaba seguro de que sus hermanos no
tenían la mejor solución, por lo que tras mucho pensarlo cayó en la cuenta
de que, a pesar de que conllevaría más tiempo, una casa hecha de
ladrillos y cemento era lo mejor que podía hacer. Tardó varios días, ya que
tuvo que hacer él mismo los ladrillos, vio a los demás animales del bosque,
entre ellos sus hermanos, jugar y divertirse, mientras pasaba todo la semana
construyendo su casa. El resultado fue una casa impresionante y muy
resistente a lluvias y viento.
Cierto día el lobo estaba muy hambriento y vio a Frank jugando cerca de
su casa, en seguida éste se refugio dentro pero al lobo se le hizo muy fácil
derribar la casa con solo un gran soplido. Frank huyó despavorido hacia la
casa de Gustav y juntos palidecieron en cuanto se dieron cuenta que el
lobo derribaba la casa con 3 soplidos. Así que corrieron hasta la casa de
Albert, quien muy tranquilo los dejó entrar y cerró la puerta. El lobo no
pudo derribar la casa y se dio por vencido. Al final los 3 cerditos se burlaron
de el y festejaron a su hermano por la casa tan resistente que había
construido.
Por eso no debemos hacer las cosas que se nos hagan más simples, sino las
que sabemos serán las más valiosas y duraderas.

El destino de Saura

Era diciembre. Un mes que lo único de nuevo y llamativo que traía para
cualquier persona era el final de un año y las ruidosas fiestas navideñas. Un
nuevo diciembre que recordaba que la rueda seguía girando y que todos
se hacían más ancianos. Un nuevo y último diciembre para Saura, porque
sería el que cambiaría su vida para siempre. La que hasta entonces había
sido una niña risueña, juguetona y cantarina, a partir de ese mes comenzó
a apagarse y a volverse un ser taciturno.
Ese diciembre Saura fue prometida a un hombre que no amaba, y
comenzaron los preparativos para la boda que se realizaría al cabo de un
año. Su padre y el resto de la familia se hallaban colmados de satisfacción:
la niña se hacía grande y, finalmente, podría hacer realidad el sueño de
todos.
Había un problema. Saura no quería casarse. No estaba en contra de las
costumbres ni los designios, ni siquiera creía que fuera muy original por
desear lo contrario a lo que se esperaba de ella; simplemente, tenía otros
planes para su vida: le gustaba pintar y era eso lo único que le importaba.
Quería abocarse con toda su energía al estudio de los colores y las formas
e introducirse solitaria en ese mundo alucinante.
Lo habló con su padre, quien se opuso rotundamente. Por mucho que
intentó buscar aliados en su entorno para frenar ese futuro indeseable que
amenazaba con arrollarla, no lo consiguió. Así que, viendo que no tenía
más remedio, preparó su mochila y abandonó el hogar para siempre.
No contaba Saura con el inmenso peso que su padre tenía sobre todos los
pueblos aledaños, y fue esa la única razón por la cual, a los dos días,
estaba nuevamente en su casa: esta vez encerrada en su dormitorio
“hasta que recapacitara”. Pero no lo hizo, continuó diciendo que no iba a
dejar de desear ser quien creía que tenía que ser.
Cuando su futuro esposo vino a verla, Saura no le habló, incluso le escupió
en la cara. Y, cuando su padre, confundido por la rabia entró en su
habitación para pedirle explicaciones, su respuesta fue un silencio
arrasador. Ni siquiera respondió ante la violenta bofetada que hizo
estremecer todo su cuerpo de palmo a palmo.
Invadida de una tristeza infinita, Saura perdió el gusto por la música y
también el apetito (o decidió guardar ayuno como forma de protesta). Lo
cierto es que dejó de comer, llegando a instancias realmente perjudiciales
con su organismo.
A los dos meses de su regreso, se marchaba de nuevo; esta vez, para
siempre. Enterraron su cuerpo en el jardín, junto al enorme árbol en el que
a ella le había gustado sentarse a jugar. Y un coro de pajaritos y arañitas
vinieron a despedirla.
Cuando al cabo de dos días su padre entró en su dormitorio para
ordenarlo, encontró folios y folios pintarrajeados de colores y firmamentos y
lloró desconsoladamente. ¡Saura había vencido! Junto a la mesa de noche
había un cartelito con una frase que decía: “Las cadenas de la esclavitud
solamente atan las manos: es la mente lo que nos hace libres o esclavos.”
La trágica historia de Bambi

La luna brillaba con su máximo esplendor, la tranquilidad se percibía en los


altos arboles y pinos del bosque. Todos los animales dormían
pacíficamente, todos excepto uno: Bambi el pequeño ciervo. Había algo
en la imagen del cielo que siempre lo maravillaba. Todas las noches en
cuanto su madre se dormía, trotaba hasta un lindo prado, en donde se
podía apreciar la luna completamente rodeada de estrellas.
Aquella noche sin embargo, había tenido una fuerte discusión con su
madre, por lo que estaba furioso con ella y no le importó esperar a que se
durmiera para trotar hacia el prado, no le importó incluso que su madre lo
llamara desde la distancia pidiéndole disculpas. Si tan solo Bambi hubiera
sabido lo que el futuro le tenia preparado…
Apreciando la belleza de la noche y embelesado con las maravillas de la
naturaleza, no se dio cuenta de lo que pasaba solo a unos kilómetros de
distancia, justo en donde su madre se encontraba. Se escucharon disparos
y lamentos, sin embargo Bambi seguía fascinado con la vista, tal ves era el
hecho de que era muy distraído, o simplemente estaba tan enfadado que
sus oídos se negaron a escuchar el sonido del peligro inminente. Lo cierto
es que no se percató de que unos humanos habían invadido su hogar.
Cuando por fin salió de su embelesamiento con la luna y las estrellas, y
sintiéndose muy contento, se dirigió a su hogar con ganas de perdonar a
su madre y abrazarla. Grande fue su sorpresa y mucho más su tristeza al
darse cuenta que los humanos habían vaciado su hogar de todo rastro de
vida. Se dirigió hasta el cuerpo inerte de su madre y tras comprobar lo que
tanto le aterraba cerro los ojos, le dio un tierno beso en la mejilla y con
lagrimas brotando como ríos sobre sus mejillas, le dijo: Perdóname mamá,
te amo y siempre vivirás en mi corazón.
El oso, la mona y el cerdo

Hace muchos años, un oso amaestrado, intentaba aprender a bailar sobre


sus dos patas traseras, para ayuda a su dueño a ganar mucho dinero.
Tras practicar durante un buen rato, le preguntó a una mona que por allí
pasaba:
-¿Qué tal has visto mi danza?
-Es difícil bailar peor que tú-le respondió sin mucha consideración la mona-
-No creo que lo haga tan mal para recibir tan feroces críticas. ¿Acaso no
me mantengo en pie a la perfección? ¿No es mi baile algo maravilloso?
En esas estaba el pobre oso, cuando en la lejanía, se escuchó la voz de un
cerdo que decía:
-No te aflijas por sus palabras oso. Eres el mejor oso danzarín que he visto en
toda mi vida.
Sorprendido ante tales halagos, giró su cabeza para ver quien le decía
tales palabras y al encontrarse su mirada con la del cerdo, exclamó:
-Que la mona me critique es algo que me ha llegado a hacer dudar de mi
técnica, pero si un animal como un cerdo dice que bailo
maravillosamente, es que bailo fatal.
Quédese como consejo, esta reflexión que hizo con muy buen juicio un
autor: si el que sabe no lo da por bueno ¡malo!, si el que no sabe aplaude
¡peor!

El niño y el caracol

Soy un caracol. Lo que voy a contarles ahora es algo que me ocurrió hace
varios años y que cambió mi forma de entender mi vida y la de mi entorno
para siempre.

Estaba cansado de tener que arrastrarme por una sonrisa, de tener que
suplicar porque un señor no me pisara y de tramar estrategias para recorrer
unos breves pasos sin jugarme la vida.

Un día en el que me encontraba especialmente pesaroso de ser un


caracol me encontré con un duende que me ofreció un vale que consistía
en convertirme en cualquier otro animal por un día. Me habría gustado ser
ave, para volar el firmamento, o ser un caballo, para atravesar largas
distancias en un santiamén; sin embargo, esas especies no me atraían lo
suficiente: podía comprender qué era lo que las movía a comportarse de
una forma u otra. Pero quién entiende a los humanos, me pregunté. Esto
me convenció para inclinarme por esta metamorfosis; porque supe que la
mejor forma de entenderlos era ponerme en su pellejo. Lo que vi no me
gustó nada.

Un niño jugaba con un palo a perseguir a una ranita que tenía una de sus
patitas enredada en un trozo de hilo que le impedía soltarse. La pobre
gritaba y se movía en redondo intentando escapar de los pasos
aplastantes y la risa macabra que no se apagaba. Me acerqué a él.

—¿Qué haces?

—¡Mira qué divertida cómo chilla!

Le quité el palo y lo miré lleno de furia.

—¿Por qué lo haces?

—No sé, es divertido… ¿No?


—¿Te gustaría que viniera alguien más grande que tú y comenzara a
perseguirte a los gritos con un palo?

El niño se quedó mudo y después de un silencio me dijo que lo dejara en


paz, y se marchó. Ayudé a la ranita a desenredarse y decidí seguirlo. Lo vi
tras el vidrio de una ventana: un hombre que tenía dos veces su altura le
gritaba mientras lo perseguía por toda la habitación con la mano
levantada. Me dio pena, pero no justifiqué su actitud. Más tarde lo observé
en la escuela. Era un niño muy estudioso, con ganas de saber cosas, pero
todos sus compañeros se reían de él y en el recreo le gastaban bromas
pesadas que él tenía que tolerar sin chistar, para parecer un hombre.
También me dio pena, pero menos comprendí su actitud.

Lo esperé a la salida y le dije:

—Ya conozco tu secreto.

—¿De qué hablas?

—Nadie te respeta y por eso molestas a los más débiles, pero ¿no sabías
que hay una forma mejor de vengarte, o de sentirte menos solo?— Me
miraba con los ojos muy grandes, como si le estuviera descubriendo un
mundo y una realidad misteriosa. —Tendrás un grupo de amigos invaluable
y podrás sentirte realmente en un grupo, y en una familia— concluí.

Se hacía tarde, debía volver junto al duende: el día como humano tocaba
a su fin. Al despedirnos, descubrí que el pequeño había cambiado
rotundamente. Unos ojos brillantes y una sonrisa límpida iluminaban su
rostro y decenas de bichejos le trepaban por las piernas.

Ser humano no fue nada divertido, lo reconozco: los abusos de poder, la


mala distribución de los bienes, las insolencias y las vidas terribles que viven
los más débiles me dejaron desolado. ¡La vida de caracol es mejor,
definitivamente! Solo nos preocupamos de cuidar a nuestros seres queridos
y nuestra vida tiene un sentido claro: cosa que no ocurre con los humanos.
Pero por suerte, de vez en cuando, nace un niño que por una determinada
circunstancia descubre que la verdadera fuerza surge del respeto, y
entonces una llamita de esperanza ilumina la tierra. A lo mejor es por eso
que todavía no se ha extinguido esta especie tan ruin y devastadora.

El arco iris de Relmu

Los tenía muy diversos: de colores intensos y bellas formas, en lápiz, en


acuarela…Todos sus cuadernos se hallaban repletos de arco iris. Y es que a
Relmu le fascinaba esta extraña forma colorida que llamaba la atención
de todos, atravesando las nubes y estableciendo un lazo entre el cielo y la
tierra; y estaba convencida de que era mucho más que un fenómeno
óptico.

Pero había algo extraño en los arco iris que Relmu dibujaba: todos ellos
carecían del color violeta. Y por mucho que Relmu se esforzara, nunca
conseguía incluir este color en sus ilustraciones.

Relmu era una niña fea, de enormes ojos verdes, que casi no le servían si
no llevaba las enormes gafas, y un cuerpo que sobrepasaba cuatro veces
el de cualquier otra niña de su edad. En el colegio la pasaba realmente
mal. No tenía amiguitos y el pasatiempo favorito de sus compañeros de
clase era tramar bromas y burlas contra ella. Les resultaba muy divertida su
cara roja bañada de lágrimas o su incapacidad para contener la orina
cuando se sentía angustiada. Sus cumpleaños los pasaba en la más
absoluta soledad, rodeada del cariño de dos padres que no sabían
quererla y una abuela malvada que ni siquiera cocinaba bien. No
obstante, Relmu tenía un secreto que nadie conocía. Por las noches,
cuando todas las luces se apagaban, salía volando por la ventana de su
habitación y visitaba mundos maravillosos.

Una noche, su viaje la llevó hasta un gigantesco arco iris. Era la primera vez
que visitaba uno y se sentía realmente extasiada. Era una enorme cinta de
colores que comenzaba en la línea del horizonte y se perdía poco después
de sus ojos, donde su terrible vista no llegaba.

Una mujer de figura desaliñada y un pelo largo y canoso se le acercó. Le


dijo que era un hada y Relmu pensó que era el ser más hermoso del
universo, siendo técnicamente sumamente fea. Como sabía que el sueño
no duraría mucho y quería volver a la realidad con la mayor cantidad de
respuestas posibles, decidió hacer todas las preguntas que se le ocurrieran.
A veces solo contamos con un sueño para cambiar nuestra realidad.

—¿Por qué no eres hermosa?

—Lo soy.

—Sí, para mí sí, porque veo en tu interior, pero no te pareces…

—La belleza no está en el interior, Relmu. El verdadero secreto de la vida


no consiste en aceptarte como eres, sino en dejar de preocuparte de que
los demás lo hagan. Debes poder mirarte al espejo sin pensar si eres bonita
o fea. Después de todo, la belleza es solo un concepto, como tantos otros,
y por lo tanto no tiene ninguna importancia. Si comprendes esto también
podrás entender por qué no pintas el color violeta en tus arco iris. Hasta
que no aceptes que no eres como las demás y te centres en ser Relmu sin
importar lo que te pese, las cosas no cambiarán.

Tardó algunos años en comprenderlo, pero un día lo hizo. Se supo hada: un


hada regordeta, de gafas y poco atractivo físico, pero con un inmenso
arco iris solo para ella, para cuidar. Y fue capaz de mostrarle a otras
personas que un arco iris es mucho más que un espectro producido por el
encuentro de la luz con el agua.

La corneja y el cuervo

Hace mucho tiempo, una pequeña y oscura corneja, vivía consumida por
los celos, que le provocaban sus vecinos los cuervos. ¿Qué le empujaba a
sentir tal envidia? La capacidad que tienen estos animales para servir
como mensajeros de todo tipo de augurios para los hombres.

Con el entendimiento totalmente nublado por el resentimiento, voló hasta


la rama más próxima de un camino y se posó allí, esperando a que pasara
por el lugar, alguno de los habitantes de la zona. Tras un rato esperando,
pudo divisar a lo lejos, un pequeño grupo de peregrinos aproximándose a
su situación.

Cuando observo que estaban lo suficientemente cerca para escucharla,


comenzó a dar unos graznidos tan desagradables, que una pequeña
parte del grupo comenzó a alejarse todo lo deprisa que pudieron de tan
molesto animal. El más retrasado de todos, el cual conocía bien los sonidos
de la naturaleza, les dijo:

-Compañeros, no huyáis de esa manera, ya que aunque este escandaloso


animal os parezca un cuervo, no es más que una inocente corneja. Parad
de correr, puesto que sus graznidos, nada malo os anuncian.

Moraleja: No te dejes llevar por la envidia, si no posees conocimientos o


capacidades superiores a los que mejor están preparados, ya que lo único
que acabarás consiguiendo, es poner de manifiesto tu ignorancia.

Kiara aprende sobre humildad


Érase una vez, una niña llamada Kiara quien vivía con todos los lujos que se
espera que una familia adinerada tenga. Cada día por las mañanas le
llevaban el desayuno a la cama, tomaba clases de piano, ballet y pintura,
sus padres le cumplían cada capricho que ella tenia, por pequeño que
fuese. Era una pequeña presumida y altanera.

Un buen día, Kiara vagaba por los alrededores de su casa y se encontró


con una niña que tenia la misma edad que ella quien se encontraba en el
patio trasero jugando con una sucia muñeca de trapo. Kiara, quien solo
jugaba con muñecas de porcelana se rió por lo bajo y pregunto:

– ¿Y tú quien eres? ¿Por qué juegas con esa muñeca tan fea?
– Me llamo Beatriz, soy hija de tu nana, y mi muñeca no es fea,
simplemente está un poco descuidada.- Respondió la niña
– Bueno pues a mi no me gusta – dijo Kiara – Tampoco no me gusta que
estés en mi jardín, jugando con esa cosa y vestida así.
– No deberías comportarte de esta forma Kiara, no deberías juzgar a
otros por lo que tienen o por como visten.
– ¿Ah no? Yo hago lo que yo quiero y pienso lo que quiero – Dicho esto
se dio la vuelta y se marchó.

Años después, por azahares del destino, la familia de Kiara perdió todo su
dinero, y de lo único que vivían era del dinero que les quedó por vender la
casa. La madre de Kiara estaba enferma y su padre se había marchado a
otra ciudad para encontrar trabajo.
A unas cuantas calles de donde vivían, había una cafetería muy famosa,
cada que pasaba por ahí el pan del exhibidor y el olor a café hacían que
a Kiara le diera hambre y se le antojara, pero claro, por la situación de su
familia no podía comprar ninguno de los dos.
Cierto día, caminando hacia su casa, vio un letrero colgado en la
cafetería en el que solicitaban personal, sin pensarlo dos veces Kiara entró
a la cafetería y habló con la dueña quien con una sonrisa y un gesto
pensativo le dijo que el trabajo era suyo.
Las cosas iban mejorando para Kiara y su familia, su padre había
encontrado trabajo y les mandaba dinero semanalmente, su madre se
había recuperado de su enfermedad gracias a las medicinas que Kiara
pudo comprar con el dinero de su trabajo.
Pasaron varios meses para que Kiara tuviera la oportunidad de hablar con
la dueña de la cafetería por segunda ocasión. Grande fue su sorpresa al
enterarse que la dueña era nada más y nada menos que Beatriz, la niña
con la que una vez se comportó tan déspota y grosera.

Kiara aprendió su lección: Nunca debes de ser grosero con nadie, ni juzgar
a la gente por lo que tienen, al contrario, debes de ser humilde porque no
sabes los planes que el destino tiene preparados para ti.

La tortuga y la liebre

Hace muchos años, vivía una liebre muy fanfarrona, que siempre estaba
recordando a todo el mundo, lo veloz que podía ser. Tan orgullosa era,
que día tras día, machacaba a la pobre tortuga y su baja velocidad.

Cansada de sus burlas, la tortuga le dijo un día:

-Si tan segura estás lo que dices, ¿Por qué no echamos una carrera para
comprobarlo?

– ¿Una carrera? Te ganaría con los ojos cerrados y a la pata coja. Si te


hace ilusión perder, no veo ningún inconveniente.

-Perfecto, correremos hasta la última roca del camino y al terminar, seguro


que no te quedan tantas ganas de reír.

Terminada esta conversación y cuando todos los animales de los


alrededores se hubieron enterado de tan singular reto, se comenzó a
disponer todo para la carrera. Cuando todo estuvo listo, se dio la salida a
ambos corredores.

Confiada al 100% en sus posibilidades, la liebre dejó a la tortuga que


tomara una gran distancia, mientras ella vagueaba por los alrededores.
Cansada de esperar, puso en marcha su carrera, llegando en un tiempo
record, a la altura de la tortuga.

Viendo que iba a ser todo muy fácil, se volvió a detener para tomar un
poco de aliento y dejar que la tortuga, prosiguiera su lento pero seguro
caminar. Recupera totalmente, volvió a arrancar de nuevo, volviendo a
pasar a la tortuga rápidamente.

Y así fue pasando toda la carrera, hasta que en la última parada de la


confiada liebre, la tortuga se hizo con la suficiente ventaja para ganar la
carrera.

Moraleja: Jamás te rías de los demás, ni dejes que el exceso de confianza


te lleve a caer en la desidia.

La zorra con el rabo cortado

En una pradera de las que rodeaban el bosque, una preciosa zorra quedó
atrapada en uno de los muchos cepos que había por los alrededores. Para
salir ilesa de esa situación y poder seguir disfrutando de la vida, tuvo que
dejarse medio rabo en la trampa. Un hecho, que le hizo perder gran parte
de su atractivo y que la convirtió en un animal apático, al que le costaba
mucho dejarse ver en público.

Cansada de esconderse y tras dar muchas vueltas a la cabeza, se le


ocurrió aconsejar a todos los zorros del bosque, que recortaran sus colas de
la misma manera que la suya, para que su pequeño defecto no destacara
tanto.

Convencida de lo acertado de su plan, convoco a todos sus amigos, para


hacerles partícipes de la idea.

-Amigos zorros, tras muchas cavilaciones, he llegado a la conclusión de


que tener una cola como la vuestra, tan solo puede traeros problemas. Es
por eso que os invito a que todos vosotros toméis mi ejemplo y os la cortéis
de esta manera.
Mientras un gran murmullo recorría todos los rincones de la reunión, una
zorra más mayor dijo:

-Sería una muy buena idea, si no la contaras ahora que te has quedado sin
parte de tu rabo. Porque, si no te hubieras lastimado ¿nos darías esta
recomendación?

Moraleja: nunca hagas caso de aquellos que te dan consejos para poder
beneficiarse.

El embustero

Había una vez, un hombre muy enfermo y sin recursos, que desesperado se
comprometió a sacrificar la cantidad de cien bueyes a los dioses, si estos le
ayudaban a curarse completamente.

Los dioses, a los que siempre les gusta probar a los mortales, decidieron
ayudarle y comprobar si era cierto lo que el hombre decía.

Recuperado por completo de sus dolencias y al no tener los animales, ni el


suficiente dinero para darles la ofrenda prometida a sus benefactores,
fabricó cien bueyes de sebo y los llevó al templo para que fueran
sacrificados.

-Oh Dioses, aquí tenéis lo que os había prometido.

Al verse engañados, trazaron un plan para darle una buena lección a este
hombre tan embustero. Mientras dormía, se introdujeron en uno de sus
sueños, mostrándole una gran bolsa con mil monedad de plata en una
playa cercana.

Extasiado ante esa enorme fortuna, se despertó inmediatamente,


dirigiéndose todo lo rápido que pudo hasta la playa. Allí, no solo no
encontró ninguna bolsa, sino que además fue capturado por unos piratas,
que lo vendieron como esclavo en la ciudad más cercana, obteniendo
por su venta mil monedas de plata.

Moraleja: aquel que engaña a la personas, siempre acaba siendo


engañado.

El labrador y sus hijos

Tras muchos años de duro trabajo, un viejo labrador, comenzó a notar que
sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como no quería que sus tierras
fueran abandonadas tras su muerte, trazó un plan, para que sus hijos
aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta.

Cuando tuvo todo apunto, les llamó hasta su presencia y les anunció:

-Queridos hijos míos, siento que mi fin se está acercando; id a la viña que
con tanto amor llevo cultivando todos estos años y buscad aquello que
escondí para cuando llegara este día.

Pensando que se trataba de un enorme tesoro, corrieron raudos y veloces


al lugar que su padre les había indicado. Allí, cavaron y cavaron durante
horas, hasta que no quedaba ni un solo centímetro de tierra sin remover.

A pesar de su empeño y del esfuerzo realizado, no encontraron nada que


mereciera la pena vender. Apesadumbrados por el engaño de su padre,
se marcharon a su casa, sin sospechar el verdadero propósito de su
progenitor.

Meses después, cuando uno de los hermano pasaba por allí, descubrió
que todo su trabajo no había sido en balde, ya que la viña estaba llena de
apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.

Moraleja: El mejor de los tesoros, es el que se consigue con nuestro propio


esfuerzo.
La cigarra y la hormiga

Había una vez, una alegre y despreocupada cigarra, a la que le


encantaba pasar el verano cantando, sin pensar en nada más. En el lado
contrario, se encontraba su vecina, una trabajadora hormiga, que tan solo
vivía para trabajar y recolectar comida.

Cansada de ver a la hormiga trabajar, la cigarra le dijo:

-Querida hormiguita ¿Por qué trabajas sin descansar un momento?


Siéntate conmigo un rato y disfruta del verano.

-Cigarra imprudente, más te valdría dejar tu pereza a un lado y empezar a


acumular comida para el largo invierno que se avecina.

Una advertencia, que la cigarra se tomó a broma y a la que no hizo el


menor caso.

Cuando el invierno, hizo acto de presencia, la cigarra se encontró con que


nada había previsto para calentarse, ni alimentarse durante esta gélida
estación. Muerta de hambre y de frío, recordó a aquella pequeña
hormiguita, que siempre pasaba por su casa, cargada de comida, a la
que decidió pedir ayuda, para aliviar su penosa situación.

-Pequeña hormiguita, tu que tanta comida tienes guardada desde el


verano ¿podrías darme algo para que mi estómago deje de rugir?

-Me gustaría ayudarte cigarra, pero ¿no te reías de mí, mientras trabajaba
en el verano? ¿Qué te impedía imitarme?

– Cantar y disfrutar del verano.


-Pues en lugar de hacer tanto el vago, mejor te hubiera valido dedicar un
poco de tu tiempo a guardar para el invierno.

Tras decir estas palabras, cerró la puerta de un portazo, dejando a la


cigarra, lamentándose por su mala conducta.

La zorra y el chivo en el pozo

Había una vez una zorra, que por descuido, dio con sus pobres huesos en
el fondo de un profundo pozo, del que por más que lo intentaba, le era
imposible salir.

Afortunadamente para ella, al poco rato, apareció un joven e inocente


chivo, con la intención de saciar su sed. Cuando vio a la zorra en el fondo
del pozo, quiso conocer cual era la calidad del agua que iba a beber. La
zorra le dijo, que era el mejor agua que había probado nunca y que para
que pudiera comprobarlo mejor, era necesario que bajará hasta el fondo.

Haciendo caso a las palabras de la zorra, bajó hasta donde ella se


encontraba y tras beber el agua que necesitaba, se dio cuenta que era
imposible salir de allí por sí mismo.

No te preocupes-dijo la zorra- conozco una manera de salir de este pozo.


Para conseguirlo, debes dejarme que yo trepe por tu cuerpo y cuando
esté arriba, yo te ayudaré a salir de aquí.

El caballo amaestrado

Había una vez un ladrón, que llevaba mucho tiempo estudiando los
movimientos de un campamento cercano, para conocer donde se
guardaban los objetos más valiosos. Pasados unos días y amparándose en
la oscuridad de la noche, decidió hacerse con uno de los hermosos
caballos que acompañaban al grupo, con la esperanza de poder
venderlo en la ciudad.

A la mañana siguiente, mientras marchaba tan contento a realizar la


transacción, se encontró con varios integrantes del campamento
realizando unas sencillas maniobras de combate. El animal, que había sido
entrenado para realizar todo tipo de cabriolas al son de la música, escapo
de las manos del ladrón, para practicar lo que le habían enseñado desde
que era pequeño.

Al ver esto, el capitán del pequeño grupo dijo:

– Ese caballo que tú llevas de la mano, es nuestro. ¿Dónde lo has


encontrado? ¿Acaso has sido capaz de robárselo al ejército?

– Yo no he robado nada, este caballo que aquí veis, me lo vendió en la


feria de la ciudad un comerciante.

– ¿Un comerciante? Dudo mucho que te lo haya vendido nadie, ya que


estos animales pertenecen únicamente al ejército.

Viéndose el ladrón entre la espada y la pared, no le quedó más opción


que confesar el robo que había cometido. Así fue como el pobre ladrón
termino con sus huesos en la cárcel, demostrando una vez más, que no
hay robo, ni mentira que quede sin castigo.

El labrador y las grullas

Hace muchos años, unas majestuosas grullas dedicaban todos sus


esfuerzos a remover la tierra, que había recibido hace poco tiempo, los
tiernos granos de trigo. Unos granos, que amenazaban con desaparecer
totalmente, si el labrador que tan afanosamente los había plantado, no
ponía remedio.
Tras barajar muchas soluciones, comenzó a usar una honda vacía, para
intentar espantar a esas dañinas grullas, que parecían estar dispuestas a
terminar con todas sus semillas. Una solución, con la que consiguió
espantarlas por un largo período de tiempo. Desgraciadamente para él,
los astutos los pájaros se dieron cuenta del engaño y volvieron a sus tierras,
para continuar comiéndose el trigo.
Desesperado ante la pérdida de gran parte de su cosecha, el labrador
tomó la drástica decisión de cargar su honda con grandes piedras, para
golpear a los malvados pájaros y darles un buen escarmiento. Viendo las
grullas, el tamaño de los proyectiles y temiendo que alguno de ellos
pudiera destruir su hermoso plumaje, alzaron el vuelo y nunca más
volvieron a pasar por las tierras del labrador.
Moraleja: si es imposible que nuestras palabras den a entender lo que
queremos transmitir a los demás, es necesario que realicemos alguna
acción que las haga entender.

La zorra y el leñador

Hace mucho tiempo, una pobre zorra huía despavorida de un grupo de


cazadores, que pretendían darle caza. En su frenética carrera, se encontró
con uno de los leñadores que había por la zona, al que le pidió que la
escondiera en su cabaña mientras pasaba el peligro.
Cuando los cazadores llegaron hasta el lugar en el que se encontraba el
leñador, le preguntaron si conocía la dirección que había tomado el
animal. Este, les contesto que no sabía por dónde había podido irse, a la
vez que con una de sus manos les hacía sutiles gestos, con los que les
indicaba que su deseada presa, se encontraba en la cabaña.
Afortunadamente para la zorra, los cazadores no se dieron cuenta de lo
que les quería indicar el pérfido leñador y continuaron su camino,
olvidándose de ella.
Al ver como sus perseguidores se marchaban del lugar, la zorra se deslizó
fuera de la caballa, para marcharse a su casa. Cuando ya llevaba un
trecho andado, el malvado leñador le gritó desde la cabaña, que le había
salvado de una muerte segura y no se lo había agradecido.
Dándose la vuelta la zorra, le dijo:
Te estaría agradecida, si no hubieras dicho una cosa con la boca y otra
con tus manos.
Moraleja: no se debe negar con nuestros actos, lo que expresamos con las
palabras.

La zorra que lleno su barriga

Había una vez una zorra que vivía en un claro del bosque, en el que cada
día era más complicado encontrar algo con lo que pudiera alimentarse.
Quiso la suerte que un día, encontrara en el interior de un tronco caído, la
merienda de unos confiados pastores, que allí la habían escondido para
evitar que alguien se la robase. Cuando la zorra entró en el tronco
yvio semejante festín, se puso a comer con tanta rapidez, que cuando
quiso darse cuenta, había terminado con todo.

Satisfecha como estaba y con una barriga enorme, intentó salir de su


escondite e irse a dormir a un lugar más apartado. Pero, por culpa de su
abultado estómago, no podía salir de allí por más que lo intentara.
Impotente ante esta situación, comenzó a lanzar gritos de auxilio, con la
esperanza de que alguien pudiera rescatarla de tan penosa situación.

Cuando el desánimo estaba empezando a hacer mella en ella, vio


acercarse a lo lejos a otra zorra, que atraída por sus gritos, se acercó a
conocer el porqué de su desgracia. Cuando su compañera le contó lo
sucedido, le dijo:

-Yo no me preocuparía por ello, ni gastaría tiempo en lamentarme. Lo


único que necesitas es esperar a que tu barriga vuelva estar como antes y
seguro que puedes salir sin problema.

El viejo perro cazador

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le
había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su
juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a
su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su
dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja,
pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió
escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando
únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la
pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven,
pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser
las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho
viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
Moraleja: respeta siempre a las personas mayores, que aunque ya no
puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores años para darte a ti y
a tu familia, una vida mejor.
El águila y la zorra

Hace muchos años, una zorra y un águila, mantenían una amistan tan
estrecha, que decidieron irse a vivir juntas y protegerse mutuamente.
Como casa, el águila, eligió un precioso árbol, en el que su futuros polluelos
pudieran crecer de forma segura, bajo el mismo y junto a una de las zarzas
que por allí crecían, se estableció la zorra con sus pequeños.
Un buen día, la zorra, tuvo que se marcharse a cazar algo para sus
pequeños. Mientras su madre estaba ausente, el águila, que estaba tan
hambrienta como ellos, aprovechó el momento, para secuestrarlos y darlos
de comer a sus polluelos.Cuando la pobre zorra volvió y descubrió lo
sucedido, lloró desconsoladamente, ya que nada podía hacer para darle
un escarmiento a la que era su amiga. Sin embargo, el destino, le tenía
reservado un gran escarmiento a la gran rapaz.
Al ir a robarle un pedazo de carne, que estaba en las brasas a unos
pastores, se llevó sin darse cuenta un ascua, con la que prendió de forma
involuntaria su nido. Al calor del fuego, los pequeños aguiluchos, cayeron
al suelo, pudiendo cobrarse su venganza la zorra.
Moraleja: Nunca se debe traicionar a un amigo, ya que si lo haces, no
tardarás mucho en tener una respuesta a tu mal acto.
El jardinero y el perro

Hace muchos años, en un lugar muy lejano, vivía un perro, que pertenecía
al jardinero del pueblo y había tenido la mala fortuna de caerse, de forma
accidental en un pozo.

El jardinero, al darse cuenta de la situación, intentó sacarle desde arriba,


usando todos los medios que tenía a su alcance. Al ver que no podía
sacarlo de ninguna otra manera, no le quedó más remedio que meterse
dentro del pozo, sujetándose a una cuerda. Tan nervioso estaba el pobre
animal, que al ver a su amo bajando por el pozo, pensó que, en lugar de
salvarlo, iba a terminar de hundirlo en el agua. Cuando el jardinero, estuvo
a su alcance, uso las últimas fuerzas que le quedaban, para morderle.

Al sentir los dientes del perro, clavándose en su piel, subió tan rápido como
pudo y al llegar arriba, miró al fondo del pozo y dijo:
– Bien lo tengo merecido; ¿quién me manda ir a salvar a un animal cuya
única intención era suicidarse?

Moraleja: si te ves en algún tipo de apuro, en el que necesites ayuda de los


demás, nunca debes despreciar o maltratar a aquel, que quiere ayudarte
con la mejor intención del mundo.
El león y la liebre

Un león, cuyo estómago estaba tan vacío que rugía tanto como el,
encontró en un golpe de suerte, a una desvalida liebre durmiendo, cuya
captura estaba más que asegurada. Sin embargo, el león, prefirió poner
sus ojos en un cervatillo que por allí pasaba, al que comenzó a perseguir,
formando un gran escándalo.
Tal era el ruido que producían, que consiguieron sacar a la liebre de su
profundo sueño y hacer que se marchara a otro lugar, donde pudiera
disfrutar de un tranquilo descanso.
Tras muchos intentos infructuosos, el león se dio cuenta, de que estaba
gastando demasiada energía y que todos sus esfuerzos para dar caza al
ciervo no iban a servir para nada. Fue entonces cuando decidió volver a
por la liebre, llevándose una desagradable sorpresa: su tan codiciada
presa, se había marchado.
Fue en ese momento, cuando el león se dijo a si mismo:
-Me merezco tener el estómago vacío, ya que desprecié una presa
pequeña, que tenía asegurada, por intentar cazar una de mayor tamaño,
cuya captura no sabía si podía obtener.

Moraleja: si puedes obtener un beneficio, por pequeño que sea de algo,


no lo apartes de tu camino, a no ser que tengas alguno mayor asegurado
al 100%
El león y los 3 bueyes

Hace mucho tiempo, vivían tres bueyes, cuya amistad era tan fuerte, que
siempre que salían a pastar al prado, lo hacían juntos.
Un león hambriento, que pasaba por allí todos los días, fantaseaba con la
idea de comerse a uno de ellos. Pero como siempre estaban juntos, era
imposible que pudiera salir bien parado de su enfrentamiento contra
semejante grupo.
Pasaron los días y tras pensarlo mucho, el león encontró la manera de
separarlos y darse un gran festín. Fue uno por uno y comenzó a contarles
muchas mentiras, haciéndoles pensar a los bueyes, que cada uno hablaba
mal de otro a sus espaldas.
Los bueyes, que no comprobaron si lo que decía el león era cierto o falso,
se enfadaron tanto, que al día siguiente, fueron a pastar por separado a
prado.
El león, que tenía la esperanza de que su plan haya dado resultado, volvió
al prado y se encontró con los bueyes cada uno por su lado. Encantado
por tener la oportunidad de llenar la barriga, atacó a los bueyes uno por
uno y sin dificultades, consiguió su objetivo.
Moraleja: si permites que las opiniones de la gente, te separen de los que
son tus amigos, les será más fácil hacerte daño.
Fábula del mono y el zorro

Los animales de la selva, al estar muy aburridos, decidieron reunirse para


pasar un rato divertido.
Allí todos cantaban y bailaban contentos, especialmente un mono, al que
tan bien se le daba bailar, que el resto de los animales allí reunidos,
decidieron coronarlo como rey.
Aunque todos parecían contentos con el nombramiento, una malvada
zorra, celosa de la suerte del monito, ideo un plan para vengarse de él.
Este plan consistía en atraer a nuestro amigo el mono, hasta una trampa,
en la que había comida, para quedar atrapado en ella y reírse de su mala
suerte.
Así que en cuanto tuvo la oportunidad, le dijo al mono, que en un lugar, no
muy lejos de allí, había encontrado un tesoro y que en lugar de llevárselo,
era mejor que fuera a recogerlo.
Confiando en las palabras de la zorra, el mono se acercó a la trampa y sin
darse cuenta, se quedó atrapado en ella.
Fue entonces cuando descubrió que la zorra le había engañado y al
protestar por ello, la zorra le dijo:
-Eres muy tonto, mono, y todavía quieres se el rey de todos los animales
Moraleja: No hay que lanzarse a hacer ninguna cosa, sin pensar
previamente, en las consecuencias de nuestros actos.

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