Cuentos Con Moraleja
Cuentos Con Moraleja
Cuentos Con Moraleja
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Anónimo
Adriana Sivolella
¿Por qué la gente se grita cuando están enojados? Los hombres pensaron
unos momentos:
¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona
cuando estás enojado?
Finalmente él explicó:
El sabio continuó
Y diciendo esto la ranita dejó de patalear con sus ancas y al poco tiempo
se hundió en la nata.
Sin embargo, la otra ranita pensó para sí: ” No pienso rendirme. No quiero
morir ni un minuto antes de que llegue mi hora”
Y así, la rana nadó y nadó hasta casi el límite de sus fuerzas hasta que de
repente notó un extraño cambio en la sustancia que la rodeaba: ¡La nata
se había convertido en mantequilla!
“Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una
casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró
meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
Posteriormente empezó a gruñir; acto seguido vio como los 1000 perritos le
“¡Qué lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a entrar allí!”.
Todos los rostros del mundo son espejos. Decide cuál rostro llevarás por
dentro y ese será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo
que proyectas ante los demás.
Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un
tiempo que
bellas son?”
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la
“No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas…Sé lo que
Dios
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar:
“Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada
primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer
grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al
paisaje… Tienes una misión “Cúmplela”.
cual había sido creado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y
respetado por todos.
¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?
En la vida, todos tenemos una misión que cumplir, un espacio que llenar…
Solo hay que saber escuchar, en lo más profundo de nuestro ser para saber
en verdad quienes somos….
El rey y el halcón
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“El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al
maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones
estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le
sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a
palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.
El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo
hacer volar al ave.
Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro
continuaba inmóvil.
Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al
halcón volando ágilmente en los jardines.
¿Cómo lo hiciste?
Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos.
Viven nuestros valores, nuestros miedos y nuestras limitaciones.
“Los lideres son como las águilas, no vuelan en bandadas, los encontras
cada tanto y volando solos”
Tú eres el mago.
Tu futuro está en tus manos.
Es volver a empezar.
Es no rendirse jamás.
Es accionar ya.
Es pensar en positivo.
Es desarrollar la creatividad.
Es utilizar la imaginación.
Es arriesgar.
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El tren de la vida
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Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe
buena voluntad de nuestra parte… De lo contrario, puede ser tarde y
encontraremos a otra persona en su lugar…
Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, buscando
en cada uno, lo mejor que tengan para ofrecer. En algún momento del
trayecto, ellos podrán titubear y probablemente precisaremos
entenderlos… pero recordemos que nosotros también, muchas veces,
titubeamos y necesitamos a alguien que nos comprenda.
El gran misterio para todos, es que no sabremos jamás en qué estación nos
toca bajar. Como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje,
ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré para que ellos crecieran y
permanecieran en este tren hasta la estación final.
Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que
haya valido la pena.
¡FELIZ VIAJE!
.El problema
La mujer del granjero corrió para ver qué había pasado, pero en la
oscuridad, no vio que la trampa había atrapado la cola de una serpiente
venenosa y al acercarse, la serpiente mordió a la mujer.
Antes del año 335 A.C., al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno debió
enfrentar una de sus más grandes batallas.
Los mejores hombres no son aquellos que han esperado las oportunidades,
sino quienes las han buscado y las han aprovechado a tiempo; quienes
han asediado a la oportunidad, quienes la han conquistado.
La conquista puede ser un amor, conocimientos, trabajo, riquezas
materiales o espirituales. Todo esta a tu alcance. Tu puedes plantearte las
metas y los objetivos que deseas.
No hay otro método que trabajar duro, ser tenaz, soportar, tener fe, luchar,
creer siempre, no rendirse y jamás volver la espalda.
La ventana
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Había una vez dos hombres, los dos con enfermedades graves, en la
misma
minúscula, tenía una ventana que miraba al mundo. A uno de los hombres,
otro, disfrutando cada minuto. Oía que un chico casi se había caído al
lago y lo lindas que estaban las chicas con sus vestidos de verano.
debía tener todo el placer de ver que pasaba? Por qué no iba a tener el
detuvo.
Muchas veces hacemos daño a gente sin motivo, cuando lo único que
trata
¿A que le temes?
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Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el
comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que
ignorancia.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a
día.
Dos lobos
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Le decía:
“Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón, uno de los
dos es un lobo enojado, violento y vengador, el otro está lleno de amor y
compasión”.
El nieto preguntó:
El abuelo contestó:
Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para
una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes.
La Montaña Difícil era la mas alta de toda la selva. El desafío fue aceptado
y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
El tercer león dijo: – ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste
a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo.
Moraleja:
Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus problemas
juntos.
Todavía no llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia.
¿Cuántas veces nos quejamos por los problemas, las cargas y las pruebas
que debemos soportar? Pero sin darnos cuenta, esas mismas cargas -bien
tomadas- pueden convertirse en puentes y peldaños que nos ayudan a
triunfar.
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La liebre y la tortuga
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En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante
todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la
lenta tortuga.
-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan
de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.
-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién
gana la carrera.
Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba
despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó
muchísimo.Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.
Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de
ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz
marcha.
Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió
caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó
bajo un árbol y ahí se quedó dormida.
Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su
camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con
todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la
carrera.
Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no
olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto
debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden
hacernos no alcanzar nuestros objetivos.
Esopo (Fábula)
Cruce de caminos
Recorriendo las páginas de la historia, desde una óptica negativa,
podemos comprender que en el mundo siempre ha habido guerras,
miseria, pestes y crueldades del hombre con el hombre. Y que en todos los
tiempos, ha habido personas anunciando el fin o proclamando la llegada
de tiempos de crisis imposibles de superar.
Érase una vez, un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de
caminos.
Todos los días, a primera hora de la mañana, llegaba hasta allí donde
instalaba un puesto rodante en cual vendía bocadillos que él mismo
horneaba.
Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio, no veía muy bien, entonces
ni un sólo día leía diarios. Pero eso sí, vendía exquisitos bocadillos.
Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y
personalmente pregonaba su mercancía gritando a todo pulmón:
El padre pensó: “Mi hijo trabaja en una gran ciudad, lee los periódicos y
escucha la radio, tiene contactos importantes… Debe saber lo que
habla…”
Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de
cada uno de los ingredientes y dejó de promocionar su producto.
Que no hay crisis o profecía alguna que pueda con un hombre que tiene
la determinación de triunfar.
Los gansos que van atrás graznan para alentar a los que van adelante a
mantener la velocidad.
La actitud
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Un joven llegó a la entrada de un pueblo y acercándose a un anciano le
preguntó:
“Cada cual lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que
no encontró nada nuevo en los lugares donde estuvo, no podrá encontrar
otra cosa aquí. Aquel que encontró amigo allá, podrá encontrar también
amigos aquí, porque la actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual
puedes mantener control absoluto.”
El elefante encadenado.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo
bastante sabio como para encontrar la respuesta: EL ELEFANTE DEL CIRCO
NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE
QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran
multitud. Mucha gente para vibrar y gritar por ellos.
Comenzó la competencia.
Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo por aquel sapito que
seguía y seguía tranquilo y ahora cada vez más con más fuerza.
Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito le fue a preguntar
cómo el había conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que…
¡era sordo!
Cargando piedras.
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.– Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La
recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra, igualmente la
cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que
aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.
Dijo el maestro: – Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que
otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias
equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas
piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos.
Anónimo
La carreta vacía.
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• Entonces mi padre respondió: “Es muy fácil saber cuándo una carreta
está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el
ruido que hace”.
Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es
dinero. Nadie está más vacío, que aquel que esta lleno del ‘Yo mismo’.
Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en
silencio, nutriendo…
El capullo y la mariposa.
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mariposa. Tomó unas tijeras y cortó lo que faltaba para que saliera el
mariposa estirara las alas. Paro nada pasaba. De hecho la mariposa pasó
el
hacia las alas, de manera que se fortaleciera, para alistarla para volar y
libertad.
nuestras vidas. Si Dios nos permite ir por nuestra vida sin obstáculos
podría lisiarnos de por vida. No seríamos tan fuertes como lo hemos sido
hasta ahora.
El viejo ermitaño
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La gente preguntó cómo era eso de que en la soledad estuviera con tanto
trabajo.
Les contestó:
Porque estos animales los tienen todos los hombres, ustedes también.
Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y
malo.
Tengo que domarlos para que sólo se lanzan sobre una presa buena, son
mis ojos.
Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin
herir, son mis dos manos.
Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las
cosas difíciles.
Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se
abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño, es mi lengua.
La primera cosa que se nos ocurre hacer con alguien que queremos es
cuidarlo, ocuparnos de él, escucharlo, procurarle las cosas que le gustan,
ocuparnos de que disfrute de la vida y regalarle lo que más quiere en el
mundo, llevarlo a los lugares que más le agradan, facilitarle las cosas que
le dan trabajo, ofrecerle comodidad y comprensión.
Ahora, me pregunto: ¿Por qué no hacer estas cosas con nosotros mismos?
El mundo actual golpea a nuestra puerta para avisarnos que este modelo
que cargaba mi abuela (la vida es nacer, sufrir y morir) no sólo es mentira,
sino que además está malintencionado (les hace el juego a algunos
comerciantes de almas).
Jorge Bucay
“El camino del Encuentro”
El sol y el viento
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El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. La discusión fue
larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino
avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas utilizándolas contra
él.
Vas a ver, dijo el viento, como con sólo echarme sobre ese hombre,
desgarro sus vestiduras.
Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con
violencia.
Reflexión:
La mariposa Azul
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Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes.
Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría
para engañar al sabio.
“¿Qué vas a hacer?”-
“Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que
esta viva la apretaré y la aplastaré.
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba
meditando.
-“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?”
Nuestra vida está en nuestras manos. Dios nos la dio, como la mariposa
azul… Nos toca a nosotros escoger que hacer con ella.
– !Espera!- lo interrumpe el filósofo – ?Hiciste pasar por las tres rejas lo que
vas a contarme?
hiciéramos pasar por las tres rejas aquellas cosas de las que nos hacemos
eco!!!
La perla y la ostra
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Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.
Vale la pena enfrentar las heridas. No seas vencido por los aspectos
negativos, vence siempre con el bien.
Corazón de cebolla
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Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de
El caso es que los colores eran tan deslumbrantes que a todos llamaban la
atención y quisieron saber la causa de tan misterioso resplandor. Después
de grandes investigaciones lograron descubrir que cada cebolla tenía
dentro, en el mismo corazón, una piedra preciosa.
Pero, por alguna razón incomprensible, aquello se vio como algo peligroso
e intolerable. Total que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a
esconder su piedra preciosa e íntima. Pusieron capas y más capas para
cubrirla, para disimular cómo eran por dentro.
Un día pasó por allí una niña que gustaba sentarse a la sombra del huerto.
Su inocencia le permitía descubrir lo que había en lo profundo de las
cebollas y entender su lenguaje. Comenzó a preguntarle a cada una:
¿Por qué no eres por fuera como eres por dentro?
Y ellas iban diciendo: “Me obligaron a ser así. Me fueron poniendo capas.
Yo misma me puse algunas capas para ocultar mi piedra preciosa.”
Desde entonces todo el mundo llora cuando una cebolla nos abre el
corazón…
La Vasija Agrietada
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Un cargador de agua en la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a
los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros. Una de las
vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el
agua completa al final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la
casa de su patrón.
Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del agua. Por dos
años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta
estaba muy orgullosa de sus logros, perfecta para los fines para la cual fue
creada.
Así lo hizo y en efecto vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo, pero
de todos modos se sintió muy apenada porque al final solo llevaba la
mitad de su carga.
El aguador le dijo: ¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado
del camino?, siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de
ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas
y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas
flores para decorar la casa de mi patrón. Sin ser exactamente como eres,
él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.
El saco de carbón
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– Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo
conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de
matarlo!
El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como
la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.
Lo colocó frente a un espejo que le permite ver todo su cuerpo. ¡Qué susto!
. Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento
el padre dijo:
Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.
Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá en gran
medida tu destino.
El ladrón de sueños
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Érase una vez el hijo de un entrenador de caballos que era muy pobre. Su
padre disfrutaba de su trabajo, pero escasamente ganaba el dinero
suficiente para mantener a su familia.
Todo lo escribía con gran cuidado y atención . Inclusive dibujó los planos
de la tierra y la casa que soñaba tener; le puso todo su corazón a este
proyecto. Al día siguiente se lo entregó a su profesor y dos días después,
éste se lo devolvió. Lo habían calificado con la nota más baja. El profesor
había escrito una nota en la parte superior del ensayo en letras grandes y
rojas:
El profesor respondió:
– “Tu ensayo describe un futuro muy irreal para un niño como tú que no
tiene dinero y su familia es muy pobre. ¡No tienes ni siquiera suficiente
dinero para comprar tu propio establo! Tendrías que comprar tierra,
necesitarías un capital de base, sin mencionar los costos de
mantenimiento. ¡No hay forma de que pudieras lograr eso!” – Y agregó,
– “Mira hijo, tienes que decidir eso por ti mismo. Es una decisión muy
importante y yo no la puedo tomar por ti.”
(Adaptación del cuento del mismo título, cuyo autor es Oscar Wilde)
El alpinista
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Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar una altísima
montaña, inició su travesía después de años de preparación, pero quería
la gloria solo para él, por lo tanto subió sin compañeros.
Arreglar el mundo
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Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba
resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su
laboratorio en busca de respuesta para sus dudas.
El vendedor de globos.
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Una vez había una gran fiesta en un pueblo. Toda la gente
Esto hizo que prácticamente todo el mundo dejara de mirar lo que estaba
haciendo, y se pusiera a contemplar aquel sencillo y magnífico
espectáculo de ver como un globo perseguía al otro en su subida al cielo.
Para completar la cosa, el vendedor soltó dos globos con los mejores
colores que tenía, pero atados juntos. Con esto consiguió que un tropilla de
niños pequeños lo rodeara, y pidiera a gritos que su papá o su mamá le
comprara un globo como aquellos que estaban subiendo y subiendo.
En poco tiempo ya eran muchísimos los niños que se paseaban con ellos, y
hasta había alguno que imitando lo que viera, había dejado que el suyo
trepara en libertad por el aire.
Había allí cerca un niño negro, que con dos lagrimones en los ojos, miraba
con tristeza todo aquello. Parecía como si un honda angustia se hubiera
apoderado de él.
-Te lo regalo, pequeño-le dijo el hombre con cariño, insistiéndole para que
lo tomara.
Pero el niño negro, de pelo corto y ensortijado, con dos grandes ojos tristes,
hizo nuevamente un ademán negativo rehusando aceptar lo que se le
estaba ofreciendo.
-Señor, si usted suelta ese globo negro que tiene ahí ¿Será que sube tan
alto como los otros globos de colores?
Mamerto Menapace
Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de
un puño y preguntó: – “¿Cuántas piedras piensan que entran en el
frasco?”.
Después que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras
hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:
– “¿Está lleno?”
– “¿Está lleno?”
Esta vez los oyentes dudaron y dijeron :
– “Bien” – dijo mientras tomaba una jarra de agua de un litro que comenzó
a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
¿Cuáles son las grandes piedras en tu vida? ¿Tus hijos, tus amigos, tus
sueños, tu salud, la persona amada?
¿Cuáles son las grandes piedras en tu trabajo? ¿Cuáles son tus prioridades?
Equipaje
Porque existen muchas cosas, que recoges por el camino… porque piensas
que ellas, son importantes…
Pues todos los que pasen por allí, ya traerán su propio equipaje. Puedes
pasar la vida entera esperando y esperando…
Amistad…Amor…Amor…Amistad…
Pero tu, empujas para afuera con toda tu fuerza, y aparece una SONRISA,
que estaba sofocada en el fondo de tu equipaje…
Mas piensa bien, en lo que vas a colocar dentro, ahora es para ti!!!…
Los 3 ancianos
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Una mujer que salía de su casa vio a tres ancianos de barbas blancas
sentados en el jardín de su casa.
“No sé quienes son ustedes, pero deben tener hambre. Por favor, pasen
que les daré algo de comer”
“No, no está”
“Ve y dile que yo estoy en casa y que los invito a pasar a los tres”
“¿Por qué no invitamos al Amor? ¿Por qué siempre hay que pensar en las
riquezas y el éxito como si el amor no fuera importante para nosotros?”
“Si hubiese invitado a Éxito o a Riqueza los otros dos se quedaban afuera,
pero ustedes invitaron a Amor, y donde quiera que él vaya los otros lo
siguen. Porque donde hay amor siempre hay éxito y riqueza”.
Una persona perversa resuelve hacer un presente a una persona pobre por
su aniversario e irónicamente manda preparar una bandeja llena de
basura y desperdicios.
No pierda su calma.
Leyenda Arabe
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Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un
determinado punto del viaje discutieron, y uno le dió una bofeteada al
otro.
Escapar, sí, escapar al lugar ideal. Un lugar donde pueda estar en pleno
contacto con la naturaleza. Solos, sólo la naturaleza, mi silencio, mi alma y
yo.
Por eso, escojo vivir, si, vivir para siempre. Vivir haciendo el bien y dando
amor. Vivir plenamente, sin miedos, sin dudas SOLO VIVIR.
-Yo traje esta mariposa. Vea el colorido de sus alas: la voy a colocar en mi
colección.
-Yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron colocando lo que habían recogido en el
patio.
0 — Adriana Sivolella
El carpintero
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“Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no
hacemos.”
El saco de plumas
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese
amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas
y al cabo de un día las había soltado todas.
Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal
a la calle y búscalas”.
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo
juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo:
“Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento,
así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está
hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no
hay forma de revertir lo que hiciste”.
Muchas veces…
Elige alguien que te pueda ayudar a organizar las ideas, armonizar las
sensaciones y recuperar la alegría.
La rosa y el sapo
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Una rosa muy bella, la cuál se sentía de maravilla al saber que era la más
bella del jardín.
Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo y creía que
por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.
Podría ser que a la larga esa persona nos cause un bien del cual ni siquiera
estemos conscientes.
La mascara
Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo
ser lo que no soy, lo hago para atraer a la gente.
Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades; luego
descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que
soy, sino por la máscara.
Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si
pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío,
sino de la máscara.
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.
No te resignes.
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no
podemos remar en contra de nosotros mismos.
La Búsqueda
Entre las tormentas y los vientos se, encuentra la, montaña; símbolo de la
vida. Llena de, belleza y de contrastes, imponente y digna, nos induce a la
decisión; al riesgo, a la acción. Cierto día, un granjero caminaba por el
valle, al pie de la imponente montaña. De pronto, se detuvo admirado. Iba
a tropezar con un huevo. Lo levantó con cautela; lo observó y se dijo:- ¡un
huevo de águila…y aún caliente!-Y se apresuró a ponerlo a salvo en el
corral, junto con el resto de las aves. Tiempo después nació una hermosa
águila. El Águila, que con el tiempo fue creciendo, comenzó lentamente a
no estar de acuerdo con el espíritu y actitud de las aves de corral. El
granjero, que desde hacia tiempo, la observaba, decidió sacarla del corral
y dejarla en libertad. La tomó en sus brazos y le dijo: “¡Águila, tu eres única,
sé digna! entiende tu naturaleza. No te conformes con ser, ave de corral;
cumple con tu destino; desarróllate, alcanza las alturas. ¡Comprométete y
realízate!
Comenzó así lentamente, a sentir una energía propia dentro de si; que la
impulsaba a reflexionar y decidir. Le surgió pues duda acerca del origen de
dicha energía. De pronto escuchó su voz interior que lentamente le
respondía: “Es una fuerza interna que todos poseemos, pero que pocos
entienden y mantienen viva. A muchos con las primeras, lluvias se les
apaga. Otros no la desarrollan y se les consume”.A medida que fueron
pasando los días, el Águila se fue encontrando con otras de su especie.
Intrigada, iba preguntando a cada una de ellas cuál era el destino de las
águilas. Recibió respuestas tales como:”Comer, beber, procrear, divertirse y
trabajar lo menos posible” “Qué importa, no dispongo de tiempo para
pensar en esas cosas””Esperar el fin de nuestros días tratado de
subsistir””La comodidad. Encontrar una situación cómoda y aferrarse a
ella” Confundida, el Águila rechazó la posibilidad de que alguna de estas
respuestas representara su destino.
Un día, observando la, puesta del sol, sintió la presencia de otra águila que
se presentó como el Águi1a Acompañante. El Águila, ya un poco
decepcionada le preguntó:”Cuál es el destino de las águilas?” El Águila
Acompañante, le contestó: “La realización. Disfrutar cada instante, de la
vida. Ser feliz. Llegar a la cima, de la montaña” (llegar a la cima de la
montaña, era, según lo que decían algunas leyendas del pueblo, algo
maravilloso porque se podía observar todo el valle desde allí. Sin embargo
era algo que muy pocas habían logrado. Representaba un gran reto) El
Águila.: le preguntó: “¿Por qué estás aquí entonces?, ¿¡por qué no
tratamos, de llegar a la cima de la montaña!?” El Águila Acompañante
respondió: “‘Aquí nunca me he sentido satisfecha por que no veo la
oportunidad de realizarme. Pero esta situación tiene una importante
ventaja: ¡Da seguridad! Y con esto estoy conforme.”
Sabias Moralejas
SI TUVIERA…SERÍA FELIZ
Publicado el junio 13, 2016 por Adhara Web
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Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de
luna llena mientras pensaba:
– “Si tuviera un auto nuevo, sería feliz”
– ” Si tuviera una casa grande, sería feliz”
– ” Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz”
– ” Si tuviera pareja perfecta, sería feliz”
Así lo hizo hasta que solamente quedaba una piedrita en la bolsa, la cual
guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que aquella piedrita era un
diamante muy valioso. ¿Te imaginas cuantos diamantes arrojó al mar sin
detenerse y apreciarlos?
JUN13
Nuestra Vida
Publicado el junio 13, 2016 por Adhara Web
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retirarse.
construido en la vida.
Fué una manera infortunada de terminar su carrera. Cuando el
Que lástima! Qué arrepentimiento! “Si hubiera sabido que esta iba a
era un desastre.
Cada día, cuando tenga que clavar un clavo, colocar una división o
JUL1
Fabula de la Profesora
Publicado el julio 1, 2013 por Adhara Web
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Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le
había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su
juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a
su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su
dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja,
pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió
escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando
únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la
pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven,
pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser
las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho
viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
MAY27
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Quien Movio Mi Queso Video Moraleja
Esta es una historia sobre cambio donde el queso es lo que queremos dia a
dia.
Historia de superacion, exito y actitud.
MAY22
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Video de la Fabula de La Cigarra y La Hormiga
FabulaCigarra y Hormiga
MAY21
El Elefante Encadenado
Publicado el mayo 21, 2013 por Adhara Web
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El Elefante Encadenado
MAY14
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Hoy les traemos un video muy popular : Los Tren Chanchitos y el Lobo Feroz
Es una excelente historia con una gran moraleja sobre el trabajo y las
responsabilidades.
Saludos!
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¿Qué es una Fabula?
¿Qué es una Moraleja?
NOV4
jose y el ladrillo
Publicado el noviembre 4, 2012 por Adhara Web
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José frenó el auto y dio reversa hasta el lugar de donde el ladrillo había
salido.
Se bajó del automóvil y vio a un niño sentado en el piso. Lo agarró, lo
sacudió y le gritó muy enojado: ¿Qué demonios andas haciendo? ¡Te va a
costar muy caro lo que le hiciste a mi auto! ¿Por qué me tiraste el
ladrillo?
Moraleja:
JOSÉ NUNCA LLEVÓ A REPARAR EL AUTO, DEJÓ LA PUERTA COMO ESTABA,
PARA HACERLE RECORDAR QUE NO DEBÍA IR A TRAVÉS DE LA VIDA TAN
RÁPIDO COMO PARA QUE ALGUIEN VENGA QUE TIRARLE UN LADRILLO
PARA LLAMAR SU ATENCIÓN..
OCT3
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Cuento Hindu
Publicado el octubre 1, 2012 por Adhara Web
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Había un ratón que estaba siempre angustiado porque tenía miedo del
gato.
Pero entonces, empezó a sentir miedo del perro. De modo que el mago, lo
convirtió en perro. Luego empezó a sentir miedo de la pantera, y el mago
lo convirtió en pantera. Con lo cual comenzó a temer al cazador.
SEP30
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Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen
futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus
defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que
deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo
por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no
volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho
más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el
que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de
amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar
es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy
probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún
día lloraras por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada
persona, es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser
humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios
multiplicados.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el
terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen
ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han
marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que
amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser
amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún sentido…
Pero desafortunadamente….SOLO CON EL TIEMPO….
Y como aún es tiempo… mando muchísimos saludos a todos.. para los que
ya no estamos juntos, por todos los momentos buenos y malos que nos
tocó vivir.. y a todos con los que ahora estoy pasando momentos geniales..
gracias por estar …
Y RECUERDA ESTAS PALABRAS:
“EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE” JUSTAMENTE
CUANDO YA NO HAY TIEMPO
SEP18
El Circulo del 99
Publicado el septiembre 18, 2012 por Adhara Web
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Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que como todo
sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el
desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones.
Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida
era siempre serena y alegre.
Un día el rey lo mandó a llamar.
Paje -le dijo- ¿cuál es el secreto?
¿Qué secreto, Majestad?
¿Cuál es el secreto de tu alegría?
No hay ningún secreto, Alteza.
No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores
que una mentira.
No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
¿Por qué está siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué?
Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra
permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa
que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su
Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos
algunos gustos, ¿cómo no estar feliz?
Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey-.. Nadie
puede ser feliz por esas razones que has dado.
Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo,
pero no hay nada que yo esté ocultando…
Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.. El rey estaba
como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de
prestado, usando ropa usada y ,alimentándose de las sobras de los
cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le
contó su conversación de la mañana.
¿Por qué él es feliz?
Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.
¿Fuera del círculo?
Así es.
¿Y eso es lo que lo hace feliz?
No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz
Así es.
¿Y cómo salió?
¡Nunca entró!
¿Qué círculo es ese?
El círculo del 99.
Verdaderamente, no te entiendo nada -dijo el Rey-.
La única manera para que entiendas, sería mostrártelo en los hechos.
¿Cómo?
Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
Eso, ¡obliguémoslo a entrar!
No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
Entonces habrá que engañarlo.
No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solo en
el círculo.
¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
Si, se dará cuenta.
Entonces no entrará.
No lo podrá evitar.
¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese
ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?
Tal cual. Majestad, ¿estás dispuesto a perder un excelente sirviente para
poder entender la estructura del círculo?
Sí Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa
de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. 99!
¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
Hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta
los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron
el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre
sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía: “Este tesoro es tuyo.
Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como
lo encontraste”.
Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeó y volvió a
esconderse. Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde detrás
de unas matas lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó
la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa
contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta y entró a su hogar.
El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente
ingresó presuroso a su hogar y con su brazo arrojó al piso todo lo que había
sobre la mesa, dejando sólo la vela. Se sentó y vació el contenido de la
bolsa… Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de
monedas de oro! El, que nunca había tocado una de estas monedas,
tenia hoy una montaña de ellas. El paje las tocaba y amontonaba, las
acariciaba y hacía brillar a la luz de la vela, las juntaba y desparramaba,
hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de
10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco,
seis…. y mientras sumaba 10, 20, 30, 40, 50, 60….hasta que formó la última
pila: ¡9 monedas!
Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más. Luego el
piso y finalmente la bolsa. «No puede ser», pensó. Puso la última pila al lado
de las otras y confirmó que era más baja.
Me robaron -gritó- ¡me robaron!
Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació
sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la
mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le
recordaba que había 99 monedas de oro “sólo 99”. -99 monedas es
mucho dinero- pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es
un número completo -pensaba- Cien es un número completo pero
noventa y nueve, no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la
misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían
vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el
que se asomaban los dientes. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y
mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió
la bolsa entre la leña. Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer
cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su
moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro
hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar más. Con cien
monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas
de oro un hombre es rico.
Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y
ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años
juntaría lo necesario. «Doce años es mucho tiempo», pensó. Quizás pudiera
pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y él
mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la
tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en
siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo!
Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las
noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran,
más comida habría para vender… vender… vender…
Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno? ¿Para qué más
de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios
llegaría a su moneda cien. El rey y el sabio, volvieron al palacio. El paje
había entrado en el círculo del 99…
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le
ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real
golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.
Nada me pasa, nada me pasa.
Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su
juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era
agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
Todos nosotros hemos sido educados en esta estúpida ideología: Siempre
nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo
que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a
completar lo que falta… Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el
comienzo y nunca se puede gozar de la vida.
Pero qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos
cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del
tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que
nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es sólo
una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que jalemos del
carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para
que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual… ¿Cuántas cosas
cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están?
ABR29
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CURA AFICIONADO
Un cura aficionado a la ornitología tenía doce pájaros.
Todos los días los soltaba para que volaran y éstos siempre regresaban a
sus jaulas. Pero un día sólo regresaron once, así que el sacerdote, decidido,
en la misa de 12 del domingo preguntó:
– ¿Quién tiene un pájaro?
Todos los hombres se levantaron.
– Disculpen, no me expliqué bien. ¿Quién ha visto un pájaro?
– Todas las mujeres se levantaron.
– !No, no! Lo que quiero decir es: ¿Quién ha visto mi pájaro?
Todas las monjas se levantaron…
Moraleja:
“APRENDA A PREGUNTAR CORRECTAMENTE”
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ABR28
El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros del batallón que le
regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc. Junto
con la foto de María incluyó todas esas otras fotos que había recolectado
de sus amigos. Había 89 fotos en el
sobre y una nota que decía:
“María,
Perdóname, pero no puedo recordar quien eres. Por favor, busca tu foto
en el paquete y me devuelves el resto.
Luis”
MORALEJA:
Aún derrotado… hay que SABER GOLPEAR AL ENEMIGO
ABR28
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Un granjero sale de compras y regresa con un gallo joven para las gallinas
del corral. El gallo joven mira a su alrededor, camina hasta donde esta el
gallo viejo y le dice: “Bueno viejo, llegó la hora de retirarte”.
El gallo viejo le dice: “Vamos, no me digas que tu vas a poder con TODAS
estas gallinas. ¡Mírame a mí como me han dejado! ¿Por que no me dejas
aunque sea aquellas dos gallinas viejas que están en el rincón?” Pero el
gallo joven le contesta: “Ya vete viejo. Tú ya estás acabado! y ahora soy
yo quien está a cargo”.
ABR26
La mujer y la verdad
Publicado el abril 26, 2008 por Adhara Web
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Después de una larga enfermedad, una mujer muere y llega a las puertas
del cielo.Mientras espera por San Pedro, ella ve a través de las rejas a sus
padres, amigos y todos los que habían partido antes que ella, sentados a
una mesa, apreciando un banquete maravilloso. Cuando San Pedro llega,
ella le comenta : Qué lugar tan lindo! ¿Cómo hago para entrar ? Yo voy a
decirte una palabra. Si la deletreas correctamente la primera vez, entras; si
te equivocas, vas directo al infierno, respondió San Pedro.
Para su sorpresa, aparece el que fue su marido. – Hola, qué sorpresa! – dice
ella.
-¿Cómo estás?
MORALEJA :
“NI MUERTO LE PUEDES DECIR TODA LA VERDAD A UNA MUJER, PUES
CORRES EL RIESGO DE VIVIR EN UN INFIERNO EL RESTO DE TU EXISTENCIA
ABR25
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ABR24
Conocimiento o Imaginación
Publicado el abril 24, 2008 por Adhara Web
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No Llego a Poeta
Globos
Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria
del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días
atrás, por lo tanto no era una persona conocida.
En pocos días la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor
ya que usaba una técnica muy singular que lograba captar la atención de
niños y grandes. En un momento soltó un globo rojo y toda la gente,
especialmente los potenciales, pequeños clientes, miraron como el globo
remontaba vuelo hacia el cielo.
Luego soltó un globo azul, después uno verde, después uno amarillo, uno
blanco...
]
Todos somos iguales
- Entonces Alfredo, debes saber que aunque a veces algo no salga como
quieres, aunque la vida te arrugue o pisotee, SIGUES siendo tan valioso
como siempre lo hayas sido...lo que debes preguntarte es CUANTO VALES
en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento
determinado.
Alfredo se quedó mirando a Marisa sin decir palabra alguna mientras el
impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro.
Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa
cómplice agregó:
- Toma, guárdalo para que te recuerdes de esto cuando te sientas
mal...pero me debes un billete NUEVO de 50 dólares para poder usar con
el próximo amigo que lo necesite !!
La rosa y el sapo
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que
era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la
gente la veía de lejos. .... Se dio cuenta de que al lado de ella siempre
había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba
a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se
fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa: y se
sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. -Le dijo
entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?La rosa contestó: Es que
desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude
volver a ser igual. El sapo solo contestó ues claro, cuando yo estaba aquí
me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que
ellos,más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.
Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y
nadie debe despreciar a nadie.
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera
estemos conscientes.
No hagamos acepción de personas, por su aspecto. Dios creo con el
mismo amor a la rosa que al sapo.
AMOR DE LEJOS...
'Querido Alberto.
'Querida Sofía.
Perdóname, pero no puedo recordar quién coño eres. Por favor, busca tu
foto en el paquete y me devuelves el resto.'
MORALEJA:
Aún derrotado... hay que SABER JODER AL ENEMIGO
El árbol de manzanas
El hombre se sentó junto al árbol y este feliz y contento sonrió con lágrimas.
Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros
padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá...
Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les
dijo:
El águila y la flecha
Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias
armas.
- Lo sé señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la
otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden
sacar varias conclusiones:
MORALEJA
Que no te quieran cuando eres un niño puede ser uno de los golpes más
difíciles de sobrellevar al crecer. Marcos lo sabía. Había observado cómo
su madre abrazaba y mimaba a su hermano Santiago y para él sólo tenía
reprimendas; por eso, en cuanto tuvo la oportunidad se fue de la casa
para no regresar jamás. Enojado con Santiago por no poner de su parte
para que la situación cambiara decidió comenzar una nueva vida: se
cambió el nombre y le impidió a su familia biológica acercarse a él.
Al principio su vida fue fantástica. Disfrutaba de un buen trabajo; había
conseguido un grupo de amigos en el que se sentía cómodo y tenía el
perfecto control de su vida. Sin embargo, unos años más tarde, las cosas
comenzaron a desbarajustarse.
Todo comenzó cuando conoció a Iván, un chico que cargaba con una
historia similar a la suya, pero en la piel de su hermano. Era el menor de dos
hermanos y su madre había sabido mimarlo con suma ternura, mientras
que a su hermano sólo le daba palizas y reproches. Con los ojos llenos de
lágrimas, Iván le explicó a Marcos que ser Santiago tampoco era algo fácil
de superar.
La historia de Iván hizo que Marcos recapacitara y fuera en busca de su
hermano menor. Lo encontró completamente perdido en la vida: sin
amigos, volcado a una existencia fatua, sin horizontes y viviendo en una
soledad apabullante. Al ver a su hermano, Santiago le dijo que ya era
tarde para toda reconciliación, que habían pasado muchas cosas y que él
no había querido estar. Marcos intentó explicarle lo que a él le había
ocurrido, pero Santiago no quería saber nada de su hermano.
Marcos volvió a su vida, pero un peso muy hondo se instaló en el fondo de
su alma. Una tarde, mientras conversaba con Iván le contó lo que le
ocurría. ‘No, Marcos, no debes sentirte culpable. Te fuiste para salvarte.
Que Santiago no haya sabido hacer lo propio por él no es tu culpa. Todas
las vidas pueden ser difíciles: que no te quieran o que te quieran en
exceso, son las dos peores formas en las que saben actuar los padres y las
que menos olvidas. Sin embargo, la mejor forma de luchar contra ese
pasado desastroso es ponerse a salvo, lo que tú y yo hemos hecho. Nuestra
única responsabilidad somos nosotros mismos’.
Muñeco de madera
No había nada que Eliseo deseara con más intensidad que ese muñeco
de madera de brazos livianos; parecía tener la habilidad de volar, porque
al sus brazos rozaban el aire con una elegancia que el niño sentía que en
cualquier momento podría encontrarlo flotando en el aire como un
barrilete. Cada tarde pasaba por la juguetería, lo miraba desde la vidriera
y observaba su precio. Nunca había visto tanto dinero junto. Sabía que
jamás podría tenerlo. Sin embargo, apoyaba la nariz contra el vidrio,
miraba sus ojos y esos brazos y volaba por un ratito.
Una tarde, el dueño de la juguetería se le acercó y le preguntó por qué
siempre se quedaba ahí, inmóvil. El chico sintió tanta vergüenza que se fue
corriendo. Durante unas semanas, aunque sentía profundos deseos de
hacerlo, no apareció por esa calle.
Cuando finalmente ya no pudo más con sus deseos de ver al muñeco, fue
a la vidriera cauteloso, intentando que nadie lo viera. El muñeco de
madera no estaba. Se quedó un rato, observando cada esquina del
escaparate, anhelando encontrárselo en una esquina sin poder calmar
esa tristeza. Durante toda la semana fue hasta la juguetería. La ida desde
su casa era amarilla, iluminada por la esperanza de encontrarse con su
amiguito; pero la vuelta era de un gris oscuro intenso, ya no volaba su
imaginación, solamente sentía tristeza y desánimo.
Pasó el tiempo y lentamente Eliseo fue olvidándose de esa extraña
fascinación. Muchos años más tarde, pasaba por casualidad por la
juguetería, a cuyo escaparate ya no iban sus ojos, y al rodear la esquina
descubrió que apoyado en el vidrio había un niño que observaba
intensamente un muñeco de madera idéntico al que amara en su
infancia. Entró, saludó al juguetero y compró el juguete. Al salir, el niño
había desaparecido. Lo buscó durante días, deseando darle ese juguete,
hasta que finalmente desistió.
Una tarde, al volver del trabajo, sus ojos se toparon con los puntos negros
del muñeco de madera; lo miraba profundamente y lograba llegar a un
sitio de su ser al que ni siquiera él se atrevía a mirar: un sitio donde volar era
posible y a donde sólo esas manos de madera podían llevarlo.
Hundimiento
Todos los veranos íbamos a veranear al campo. Cuando era muy pequeña
disfrutaba de pasar tiempo con mis padres en ese lugar pero cuando
cumplí doce años las cosas cambiaron. Los veranos se hacían aciagos y
cada vez me costaba más soportar el largo mes de agosto aislada de la
gran ciudad.
En el campo visitaba a mis primas que como era mucho más grandes que
yo apenas si me daban conversación y, generalmente, coincidía con unas
primas de mis primas que eran las personas más insípidas que puedan
imaginarse. Entre nosotras existía un abismo: ellas en el campo aprendían a
sembrar, a ver caer la lluvia y entender por cómo soplaba el viento si
convenía salirse de la pileta para evitar el chaparrón. Ellas no sabían nada
de nada de la vida verdadera. Y yo cada año sabía más cosas porque en
la ciudad cada paso es un aprendizaje.
Eran aburridas y no me gustaban. No quería verlas; pero a decir verdad
eran las que permitían que las vacaciones fueran más soportables. Podía
burlarme de su estupidez, siempre que les decía algo se lo creían y como
yo era algo mayor que ellas, podía controlarlas con facilidad. No sé si eran
mellizas pero andaban siempre juntas como siamesas; ¡quién puede querer
estar tan pegoteado a alguien! Por suerte yo era hija única y no tenía que
compartir nada con mis hermanos. Me daba tanto asco que estuvieran
siempre tan unidas, eso no es nada creíble.
Las dos hermanas tenían el pelo rojizo y los ojos. Hablaban poco pero
siempre estaban riéndose por lo bajo. Esa risita chillona me molestaba
tanto que cuando la oía habría sido capaz de matarlas si hubiera tenido
con qué. No las soportaba pero ¡qué habría sido mi verano sin ellas! La
posibilidad de jugarles una mala pasada motivaba mis amaneceres. Eran
tan estúpidas que podías saltarles encima sin que se quejaran.
Había otra niña que solía visitarnos cuando estábamos de vacaciones, se
llamaba Carla, y era muy parecida a mí. ¡También detestaba a las dos
hermanitas! Una tarde en la que todos los adultos se habían ido a dar un
paseo, nos hallábamos las cuatro solas y yo propuse ir a la piscina. No hay
nada más divertido y excitante que meterte en la piscina cuando no hay
ningún mayor cerca, sientes la adrenalina de una forma especial.
Con Carla reíamos de lo lindo mientras inventábamos juegos dentro del
agua, cuando una de las insulsas intentó meterse. Le recomendamos que
no lo hiciera y como insistió comenzamos a chapotear junto a ella hasta
empaparla completamente. Entonces, la chica se tiró de cabeza y
comenzó a nadar sin prestarnos atención. La ira se apoderó de mí y nadé
hacia ella: yo, que venía de la ciudad, iba a natación desde los dos años y
no iba a ganarme en esa materia ninguna campesina. La sujete por el
pelo; no pudo ni gritar, su cuerpo se hundió como se hunde una piedra.
No recuerdo nada más. Lo único que sé es que cuando desperté mis
padres estaban mirándome con los ojos llorosos. Un montón de cables y
tubos se cernían en torno a mi cuerpo y no podía hablar con tranquilidad.
La cama del hospital se parece un poco al agua. De las hermanas no he
vuelto a tener noticias.
La piedra negra
Era la única. Se cansaba de ser tan distinta. Todas las demás piedras tenían
su propio clan pero ella siempre andaba aliándose con alguna
descarriada sin encontrar un grupo donde sentirse contenida. Piedras
amarillas, rojas, blancas y grises formaban equipos, paseaban, reían con
otras de su especie; pero ella toda negra, no conocía a nadie que se le
pareciera.
Una tarde decidió marcharse, ‘quizás en otro río todas las piedras sean
negras’, se dijo. Nadie la echó de menos; es lo que sucede con los
números impares: molestan, desproporcionan y es mejor que sean
recortados de la ecuación. Comenzó a recorrer el lecho del río; anduvo
kilómetros y kilómetros pero lo único que hallo fue más de lo mismo: piedras
amarillas, rojas, incluso con pintitas de varios colores, pero no encontró
ninguna piedra negra.
Un día en el que después de una caminata agotadora se había tirado a
descansar le sucedió algo insólito. De pronto, todo se puso oscuro y el suelo
comenzó a moverse. No podía ver nada, sólo oía voces de alegría a su
alrededor. Cuando abrió los ojos notó que estaba en una caja de vidrio,
apoyada sobre una cómoda alfombrilla y muchísima gente la observaba
con devoción. Comenzó a sonreír porque eso era lo que había visto hacer
a las piedras cuando otras las mimaban.
Cuando se hizo de noche, la gente se fue y todas las luces se apagaron.
Con la escasa luz pudo ver, sin embargo, que a su lado había una piedra
lila. Comenzaron a charlar y a contarse sus vidas: que eran algo parecidas.
Su nueva amiga le dijo que estaban allí por exóticas. ‘Estas personas
disfrutan de hallar piedras extrañas y las ponen aquí para que otros vengan
a vernos. ¡A que es curioso!’.
Pasaron los días: de día había que estarse quietecita para que la gente la
observara sin notar nada raro, pero por las noches podía acercarse a su
amiga y reírse un buen rato. En uno de esos encuentros nocturnos su amiga
Lila le propuso que se fugaran. Sonaba interesante: ambas estaban
cansadas de tanta quietud. Así que se marcharon esa misma noche,
haciendo trizas la vitrina en la que se hallaban guardadas. Lila le había
dicho que conocía un lugar, y hacia allí la llevó. Era literalmente un paraíso;
allí vivían piedras de todos los colores, y muchas de ellas eran negras y
otras, lilas. Desde entonces viven juntas en ese espacio, felices en su rareza.
El violín de Clara
Cuando Clara conoció a Samuel supo que nada volvería a ser como
antes. Era un chico retraído, sin conocimientos musicales y con una
inmensa capacidad para distraerse en cualquier momento y ante
cualquier cosa. Pero tenía una sensibilidad asombrosa, que ella no había
encontrado en ninguno de sus amigos músicos. Tenía su misma edad, pero
parecía un niño curioso e inquieto.
Llegó a su casa con el deseo de aprender a tocar el violín, pero a la
semana de tomar clases ya se había cansado. No obstante, siguió yendo.
Se aparecía cada semana de forma puntual sólo para escucharla tocar
algo. No prestaba atención a las notas calantes o a las desafinaciones,
tampoco le importaba si el vil instrumento decidía lanzar un grito ahogado;
al escucharla, Samuel lloraba y sus lágrimas causaban tal impresión en
Clara que la motivaban a tocar mejor cada día.
Con el correr de los meses, la semana de Clara se convirtió en una
constante espera del día de la visita de Samuel: practicaba cada día
preparándose para tocar para él. Pero un día, Samuel dejó de visitarla.
Clara no tenía ninguna forma de llamarlo, de preguntar por él: era él el
que venía a ella. Así que decidió esperarlo.
Pasó el tiempo. Una mañana, el director de la orquesta en la que tocaba
le invitó a participar en un concurso para estudiar fuera del país, pero ella
se negó rotundamente. Fue la primera de varias oportunidades con las que
había soñado toda su vida y que dejó pasar.
Lentamente se fue quedando sola, en una espera interminable. Olvidó los
concursos, los teatros, la vida brillante que siempre había deseado para
ella. Se quedó a solas con su violín, que no volvió a sonar como antes y
que siguió profiriendo sus caprichosos chillidos que hacían que ella se
pusiera a sollozar como una niña, ya sin entender la razón de su tristeza.
Una tarde, mientras luchaba con una sonata que no parecía acomodarse
a sus manos, Samuel llamó a su puerta y le pidió que tocara su violín como
en las viejas épocas. Clara sintió que dejaba entrar en su casa a un
auténtico desconocido: ya no era un niño inquieto y en su mirada no se
reflejaba la sensibilidad que tuviera hacía tantos años. No obstante, lo hizo
pasar.
Pero cuando tomó el violín entre sus manos éstas no le respondieron, y por
mucho que lo intentó, su violín no fue capaz de ofrecer ningún sonido
agradable. El silencio a veces es inapropiado, y entonces lo fue. Y, a
diferencia de como había ocurrido en el pasado, esta vez fueron sus ojos
los que lloraron: por todo lo perdido, por todo lo no intentado y por esa
vida rota a causa de un joven que ni siquiera era quien ella había estado
esperando todos esos años.
El Ratón Pérez
Buenos vecinos
El precio de la Curiosidad
Sabrina era una pequeña hada del invierno, todos los días trabajaba
arduamente para crear los más bellos copos de nieve y los guardaba con
suma delicadeza, cuando su jornada laboral terminaba tachaba un día
más en su calendario y se llenaba de emoción: El día de la visita a la Tierra
llegaba. Sería su primera vez y estaba dispuesta a hacer todo para ser el
hada destacada de la visita.
El gran día llegó, Sabrina se levantó muy temprano y dedicó todo su
esfuerzo a mantenerse atenta a las instrucciones que el hada guía decía,
entre las que incluían no dañar los copos de nieve, no separarse del grupo,
no tener contacto con los humanos y un montón de reglas más; a cada
hada se le asignó una cantidad de copos para esparcir y levantaron el
vuelo.
Al principio todo iba muy bien, Sabrina estaba muy emocionada pero
tranquila, hasta que lo vio… el humano más guapo del mundo, o al menos
eso era lo que pensaba ella ya que nunca había visto uno. La curiosidad
fue más grande que su sueño y comenzó a seguir al humano alejándose
poco a poco del grupo. En un descuido tiró todos los copos de nieve, lo
que provocó un desastre en la tierra, pero a ella no le importó y continuó
siguiendo al humano.
Horas después, estaba agotada. Ya se había dado cuenta de que había
perdido el rumbo y el grupo con el que estaba se encontraba lejos de ella,
incluso podrían haber llegado ya a casa… El humano resultó ser
interesante, tenia una cosa que llamó “Jaula” y eso provocó que la
curiosidad de Sabrina estallara. En aras de descansar y ver de cerca el
artefacto, se sentó junto a la jaula y comenzó a tocar los barrotes de
metal… luego pasó lo peor: La jaula se cerró dejándola atrapada dentro,
el humano sonrió con malicia al verla y jamás se volvió a saber de Sabrina.
Una cosa está clara: Si dejas que la curiosidad te lleve lejos de tus sueños
las consecuencias pueden ser realmente graves e impredecibles.
Genaro era un niño muy cumplido y bien portado, hasta que conoció a
Guillermo, quien era una persona a la que todo le daba igual y prefería
divertirse antes de hacer sus obligaciones. Poco a poco Genaro se fue
convirtiendo en un niño desobligado y a pesar de que sus amigos le
decían que se ocupara de sus tareas el siempre decía: No voy a hacer los
deberes.
Genaro se pasaba todos los días jugando y haciendo travesuras, mientras
que sus amigos lo trataban de hacer entrar en razón, pero el seguía
repitiendo la misma frase. El ciclo escolar terminó, y con ello las notas
obtenidas durante el curso, como era de esperarse Genaro reprobó todas
sus materias y sería expulsado del colegio.
Sus padres lo regañaron fuertemente, pero a el le pesaba más haberse
dejado influenciar por Guillermo y pasar de las clases y deberes, sus padres
hablaron con el director del colegio, quien accedió a darle otra
oportunidad. Cuando el verano terminó y llego el momento de volver a
clases Genaro estaba muy triste por ver a sus antiguos amigos en un curso
más elevado pero estaba decidido a no dejar que las malas amistades lo
llevarán a tomar la misma actitud que antes y a aprovechar la segunda
oportunidad que tenia para repetir el curso.
Varios años después, en su graduación Genaro dio el discurso de
despedida y entre tantas cosas dijo: “no debes dejarte influenciar por
nadie, y menos aun si consideras que no son buenas personas, para triunfar
en la vida tienes siempre que cumplir con tus obligaciones y deberes
porque nadie te asegura una segunda oportunidad en la vida”.
El deseo cumplido
Fabio era un niño que vivía sin preocupaciones. Se pasaba las tardes
jugando y riendo y tenía la suerte de tener dos padres que le llenaban de
regalos. Desde pequeño, había tenido la habitación llena de juguetes
coloridos y caros y casi sin tener que pedirlos. Sus padres se desvivían por él
y cada vez que llegaba algo nuevo a la enorme juguetería de la esquina,
eran ellos los primeros en adquirirlo, para regalárselo a su pequeño.
Un día Fabio se mostró completamente triste. Por mucho que sus padres
intentaron calmar esa agonía con juguetes, chucherías y caricias, no lo
consiguieron; y tampoco pudieron conocer las razones que habían hecho
que la alegría siempre presente de su hijo hubiera trasmutado en ese
hastío.
A la mañana siguiente, Fabio amaneció muy enfermo y debió quedarse en
casa todo el día. A la noche, su madre se sentó junto a su cama y le pidió
sollozando que le dijera qué le había ocurrido.
El chico le contó que se había encontrado con una anciana que le había
ofrecido una semillita que cumplía los deseos a cambio de todos sus
juguetes. Le había dicho que en realidad esa mínima gotita de vida valía
mucho más que todas sus posesiones. Fabio se le había reído en la cara
diciéndole que era niño pero no tonto y se había marchado; pero desde
que había ocurrido eso nada le satisfacía: sentía que su vida no valía nada
y que todos esos juguetes que antes llenaban su alma, ya no le servían
para nada.
Su madre intentó calmarlo y le dijo que no podía ponerse así por una
extraña que ni siquiera conocía. “Seguro que intentaba tomarte el pelo“, le
dijo. Pero Fabio le contestó que si no la encontraba, nunca más podría reír
como antes y esa fiebre no se iría.
Entonces, su madre se puso a buscar a la mujer. Cuando dio con ella se le
acercó y le dejó bien claro que, aunque no creía en ella, su hijo quería
verla. La anciana accedió a acompañarla y estuvo un rato a solas con
Fabio.
Cuando Fabio abrió los ojos se sintió mucho mejor. La fiebre se había ido
milagrosamente y se sintió renovado y feliz. Miró hacia todos lados y se vio
solo en su habitación: sus juguetes seguían en su lugar, y ni rastros había de
la anciana. Llamó a su madre y le dijo que a partir de ese día, cada vez
que quisiera regalarle un juguete, lo enviara a uno de los niños de una lista
que le entregó. Su madre guardó el papel y abrazó con alegría a su niño.
Sobre la mesa de luz una semilla diminuta comenzaba a abrirse al recibir
los primeros tiernos abrazos del sol.
Los 3 Cochinitos
Erase una vez, tres hermanos cochinitos, a pesar de que siempre habían
estado unidos y jugaban juntos, cuando crecieron tenían sus diferencias y
la mayor parte del tiempo se la pasaban discutiendo por cosas mínimas.
Un día tuvo lugar la discusión que colmó el vaso: Un lobo asechaba sus
alrededores y cada uno tenia su propia idea de lo que era mejor para
protegerse de el, el debate no duró mucho tiempo, por lo que se
levantaron de la mesa y decidieron vivir por separado.
El primer cerdito, llamado Frank, tenia la loca idea de que una casa hecha
de paja sería la mejor protección ante los ataques del lobo, además era
muy perezoso por lo que no dedico mucho tiempo haciéndola y el
resultado fue una casa muy débil. El segundo cerdito, Gustav, juraba que
una casa de madera era la mejor alternativa ya que no implicaba mucho
tiempo de elaboración y el material lo tenia a la mano, puesto que vivían
en un bosque, se puso manos a la obra y tardó apenas un día y medio en
construirla. El tercer cerdito, Albert, estaba seguro de que sus hermanos no
tenían la mejor solución, por lo que tras mucho pensarlo cayó en la cuenta
de que, a pesar de que conllevaría más tiempo, una casa hecha de
ladrillos y cemento era lo mejor que podía hacer. Tardó varios días, ya que
tuvo que hacer él mismo los ladrillos, vio a los demás animales del bosque,
entre ellos sus hermanos, jugar y divertirse, mientras pasaba todo la semana
construyendo su casa. El resultado fue una casa impresionante y muy
resistente a lluvias y viento.
Cierto día el lobo estaba muy hambriento y vio a Frank jugando cerca de
su casa, en seguida éste se refugio dentro pero al lobo se le hizo muy fácil
derribar la casa con solo un gran soplido. Frank huyó despavorido hacia la
casa de Gustav y juntos palidecieron en cuanto se dieron cuenta que el
lobo derribaba la casa con 3 soplidos. Así que corrieron hasta la casa de
Albert, quien muy tranquilo los dejó entrar y cerró la puerta. El lobo no
pudo derribar la casa y se dio por vencido. Al final los 3 cerditos se burlaron
de el y festejaron a su hermano por la casa tan resistente que había
construido.
Por eso no debemos hacer las cosas que se nos hagan más simples, sino las
que sabemos serán las más valiosas y duraderas.
El destino de Saura
Era diciembre. Un mes que lo único de nuevo y llamativo que traía para
cualquier persona era el final de un año y las ruidosas fiestas navideñas. Un
nuevo diciembre que recordaba que la rueda seguía girando y que todos
se hacían más ancianos. Un nuevo y último diciembre para Saura, porque
sería el que cambiaría su vida para siempre. La que hasta entonces había
sido una niña risueña, juguetona y cantarina, a partir de ese mes comenzó
a apagarse y a volverse un ser taciturno.
Ese diciembre Saura fue prometida a un hombre que no amaba, y
comenzaron los preparativos para la boda que se realizaría al cabo de un
año. Su padre y el resto de la familia se hallaban colmados de satisfacción:
la niña se hacía grande y, finalmente, podría hacer realidad el sueño de
todos.
Había un problema. Saura no quería casarse. No estaba en contra de las
costumbres ni los designios, ni siquiera creía que fuera muy original por
desear lo contrario a lo que se esperaba de ella; simplemente, tenía otros
planes para su vida: le gustaba pintar y era eso lo único que le importaba.
Quería abocarse con toda su energía al estudio de los colores y las formas
e introducirse solitaria en ese mundo alucinante.
Lo habló con su padre, quien se opuso rotundamente. Por mucho que
intentó buscar aliados en su entorno para frenar ese futuro indeseable que
amenazaba con arrollarla, no lo consiguió. Así que, viendo que no tenía
más remedio, preparó su mochila y abandonó el hogar para siempre.
No contaba Saura con el inmenso peso que su padre tenía sobre todos los
pueblos aledaños, y fue esa la única razón por la cual, a los dos días,
estaba nuevamente en su casa: esta vez encerrada en su dormitorio
“hasta que recapacitara”. Pero no lo hizo, continuó diciendo que no iba a
dejar de desear ser quien creía que tenía que ser.
Cuando su futuro esposo vino a verla, Saura no le habló, incluso le escupió
en la cara. Y, cuando su padre, confundido por la rabia entró en su
habitación para pedirle explicaciones, su respuesta fue un silencio
arrasador. Ni siquiera respondió ante la violenta bofetada que hizo
estremecer todo su cuerpo de palmo a palmo.
Invadida de una tristeza infinita, Saura perdió el gusto por la música y
también el apetito (o decidió guardar ayuno como forma de protesta). Lo
cierto es que dejó de comer, llegando a instancias realmente perjudiciales
con su organismo.
A los dos meses de su regreso, se marchaba de nuevo; esta vez, para
siempre. Enterraron su cuerpo en el jardín, junto al enorme árbol en el que
a ella le había gustado sentarse a jugar. Y un coro de pajaritos y arañitas
vinieron a despedirla.
Cuando al cabo de dos días su padre entró en su dormitorio para
ordenarlo, encontró folios y folios pintarrajeados de colores y firmamentos y
lloró desconsoladamente. ¡Saura había vencido! Junto a la mesa de noche
había un cartelito con una frase que decía: “Las cadenas de la esclavitud
solamente atan las manos: es la mente lo que nos hace libres o esclavos.”
La trágica historia de Bambi
El niño y el caracol
Soy un caracol. Lo que voy a contarles ahora es algo que me ocurrió hace
varios años y que cambió mi forma de entender mi vida y la de mi entorno
para siempre.
Estaba cansado de tener que arrastrarme por una sonrisa, de tener que
suplicar porque un señor no me pisara y de tramar estrategias para recorrer
unos breves pasos sin jugarme la vida.
Un niño jugaba con un palo a perseguir a una ranita que tenía una de sus
patitas enredada en un trozo de hilo que le impedía soltarse. La pobre
gritaba y se movía en redondo intentando escapar de los pasos
aplastantes y la risa macabra que no se apagaba. Me acerqué a él.
—¿Qué haces?
—Nadie te respeta y por eso molestas a los más débiles, pero ¿no sabías
que hay una forma mejor de vengarte, o de sentirte menos solo?— Me
miraba con los ojos muy grandes, como si le estuviera descubriendo un
mundo y una realidad misteriosa. —Tendrás un grupo de amigos invaluable
y podrás sentirte realmente en un grupo, y en una familia— concluí.
Se hacía tarde, debía volver junto al duende: el día como humano tocaba
a su fin. Al despedirnos, descubrí que el pequeño había cambiado
rotundamente. Unos ojos brillantes y una sonrisa límpida iluminaban su
rostro y decenas de bichejos le trepaban por las piernas.
Pero había algo extraño en los arco iris que Relmu dibujaba: todos ellos
carecían del color violeta. Y por mucho que Relmu se esforzara, nunca
conseguía incluir este color en sus ilustraciones.
Relmu era una niña fea, de enormes ojos verdes, que casi no le servían si
no llevaba las enormes gafas, y un cuerpo que sobrepasaba cuatro veces
el de cualquier otra niña de su edad. En el colegio la pasaba realmente
mal. No tenía amiguitos y el pasatiempo favorito de sus compañeros de
clase era tramar bromas y burlas contra ella. Les resultaba muy divertida su
cara roja bañada de lágrimas o su incapacidad para contener la orina
cuando se sentía angustiada. Sus cumpleaños los pasaba en la más
absoluta soledad, rodeada del cariño de dos padres que no sabían
quererla y una abuela malvada que ni siquiera cocinaba bien. No
obstante, Relmu tenía un secreto que nadie conocía. Por las noches,
cuando todas las luces se apagaban, salía volando por la ventana de su
habitación y visitaba mundos maravillosos.
Una noche, su viaje la llevó hasta un gigantesco arco iris. Era la primera vez
que visitaba uno y se sentía realmente extasiada. Era una enorme cinta de
colores que comenzaba en la línea del horizonte y se perdía poco después
de sus ojos, donde su terrible vista no llegaba.
—Lo soy.
La corneja y el cuervo
Hace mucho tiempo, una pequeña y oscura corneja, vivía consumida por
los celos, que le provocaban sus vecinos los cuervos. ¿Qué le empujaba a
sentir tal envidia? La capacidad que tienen estos animales para servir
como mensajeros de todo tipo de augurios para los hombres.
– ¿Y tú quien eres? ¿Por qué juegas con esa muñeca tan fea?
– Me llamo Beatriz, soy hija de tu nana, y mi muñeca no es fea,
simplemente está un poco descuidada.- Respondió la niña
– Bueno pues a mi no me gusta – dijo Kiara – Tampoco no me gusta que
estés en mi jardín, jugando con esa cosa y vestida así.
– No deberías comportarte de esta forma Kiara, no deberías juzgar a
otros por lo que tienen o por como visten.
– ¿Ah no? Yo hago lo que yo quiero y pienso lo que quiero – Dicho esto
se dio la vuelta y se marchó.
Años después, por azahares del destino, la familia de Kiara perdió todo su
dinero, y de lo único que vivían era del dinero que les quedó por vender la
casa. La madre de Kiara estaba enferma y su padre se había marchado a
otra ciudad para encontrar trabajo.
A unas cuantas calles de donde vivían, había una cafetería muy famosa,
cada que pasaba por ahí el pan del exhibidor y el olor a café hacían que
a Kiara le diera hambre y se le antojara, pero claro, por la situación de su
familia no podía comprar ninguno de los dos.
Cierto día, caminando hacia su casa, vio un letrero colgado en la
cafetería en el que solicitaban personal, sin pensarlo dos veces Kiara entró
a la cafetería y habló con la dueña quien con una sonrisa y un gesto
pensativo le dijo que el trabajo era suyo.
Las cosas iban mejorando para Kiara y su familia, su padre había
encontrado trabajo y les mandaba dinero semanalmente, su madre se
había recuperado de su enfermedad gracias a las medicinas que Kiara
pudo comprar con el dinero de su trabajo.
Pasaron varios meses para que Kiara tuviera la oportunidad de hablar con
la dueña de la cafetería por segunda ocasión. Grande fue su sorpresa al
enterarse que la dueña era nada más y nada menos que Beatriz, la niña
con la que una vez se comportó tan déspota y grosera.
Kiara aprendió su lección: Nunca debes de ser grosero con nadie, ni juzgar
a la gente por lo que tienen, al contrario, debes de ser humilde porque no
sabes los planes que el destino tiene preparados para ti.
La tortuga y la liebre
Hace muchos años, vivía una liebre muy fanfarrona, que siempre estaba
recordando a todo el mundo, lo veloz que podía ser. Tan orgullosa era,
que día tras día, machacaba a la pobre tortuga y su baja velocidad.
-Si tan segura estás lo que dices, ¿Por qué no echamos una carrera para
comprobarlo?
Viendo que iba a ser todo muy fácil, se volvió a detener para tomar un
poco de aliento y dejar que la tortuga, prosiguiera su lento pero seguro
caminar. Recupera totalmente, volvió a arrancar de nuevo, volviendo a
pasar a la tortuga rápidamente.
En una pradera de las que rodeaban el bosque, una preciosa zorra quedó
atrapada en uno de los muchos cepos que había por los alrededores. Para
salir ilesa de esa situación y poder seguir disfrutando de la vida, tuvo que
dejarse medio rabo en la trampa. Un hecho, que le hizo perder gran parte
de su atractivo y que la convirtió en un animal apático, al que le costaba
mucho dejarse ver en público.
-Sería una muy buena idea, si no la contaras ahora que te has quedado sin
parte de tu rabo. Porque, si no te hubieras lastimado ¿nos darías esta
recomendación?
Moraleja: nunca hagas caso de aquellos que te dan consejos para poder
beneficiarse.
El embustero
Había una vez, un hombre muy enfermo y sin recursos, que desesperado se
comprometió a sacrificar la cantidad de cien bueyes a los dioses, si estos le
ayudaban a curarse completamente.
Los dioses, a los que siempre les gusta probar a los mortales, decidieron
ayudarle y comprobar si era cierto lo que el hombre decía.
Al verse engañados, trazaron un plan para darle una buena lección a este
hombre tan embustero. Mientras dormía, se introdujeron en uno de sus
sueños, mostrándole una gran bolsa con mil monedad de plata en una
playa cercana.
Tras muchos años de duro trabajo, un viejo labrador, comenzó a notar que
sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como no quería que sus tierras
fueran abandonadas tras su muerte, trazó un plan, para que sus hijos
aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta.
Cuando tuvo todo apunto, les llamó hasta su presencia y les anunció:
-Queridos hijos míos, siento que mi fin se está acercando; id a la viña que
con tanto amor llevo cultivando todos estos años y buscad aquello que
escondí para cuando llegara este día.
Meses después, cuando uno de los hermano pasaba por allí, descubrió
que todo su trabajo no había sido en balde, ya que la viña estaba llena de
apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.
-Me gustaría ayudarte cigarra, pero ¿no te reías de mí, mientras trabajaba
en el verano? ¿Qué te impedía imitarme?
Había una vez una zorra, que por descuido, dio con sus pobres huesos en
el fondo de un profundo pozo, del que por más que lo intentaba, le era
imposible salir.
El caballo amaestrado
Había una vez un ladrón, que llevaba mucho tiempo estudiando los
movimientos de un campamento cercano, para conocer donde se
guardaban los objetos más valiosos. Pasados unos días y amparándose en
la oscuridad de la noche, decidió hacerse con uno de los hermosos
caballos que acompañaban al grupo, con la esperanza de poder
venderlo en la ciudad.
La zorra y el leñador
Había una vez una zorra que vivía en un claro del bosque, en el que cada
día era más complicado encontrar algo con lo que pudiera alimentarse.
Quiso la suerte que un día, encontrara en el interior de un tronco caído, la
merienda de unos confiados pastores, que allí la habían escondido para
evitar que alguien se la robase. Cuando la zorra entró en el tronco
yvio semejante festín, se puso a comer con tanta rapidez, que cuando
quiso darse cuenta, había terminado con todo.
Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le
había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su
juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a
su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su
dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja,
pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió
escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando
únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la
pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal
por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven,
pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser
las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho
viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
Moraleja: respeta siempre a las personas mayores, que aunque ya no
puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores años para darte a ti y
a tu familia, una vida mejor.
El águila y la zorra
Hace muchos años, una zorra y un águila, mantenían una amistan tan
estrecha, que decidieron irse a vivir juntas y protegerse mutuamente.
Como casa, el águila, eligió un precioso árbol, en el que su futuros polluelos
pudieran crecer de forma segura, bajo el mismo y junto a una de las zarzas
que por allí crecían, se estableció la zorra con sus pequeños.
Un buen día, la zorra, tuvo que se marcharse a cazar algo para sus
pequeños. Mientras su madre estaba ausente, el águila, que estaba tan
hambrienta como ellos, aprovechó el momento, para secuestrarlos y darlos
de comer a sus polluelos.Cuando la pobre zorra volvió y descubrió lo
sucedido, lloró desconsoladamente, ya que nada podía hacer para darle
un escarmiento a la que era su amiga. Sin embargo, el destino, le tenía
reservado un gran escarmiento a la gran rapaz.
Al ir a robarle un pedazo de carne, que estaba en las brasas a unos
pastores, se llevó sin darse cuenta un ascua, con la que prendió de forma
involuntaria su nido. Al calor del fuego, los pequeños aguiluchos, cayeron
al suelo, pudiendo cobrarse su venganza la zorra.
Moraleja: Nunca se debe traicionar a un amigo, ya que si lo haces, no
tardarás mucho en tener una respuesta a tu mal acto.
El jardinero y el perro
Hace muchos años, en un lugar muy lejano, vivía un perro, que pertenecía
al jardinero del pueblo y había tenido la mala fortuna de caerse, de forma
accidental en un pozo.
Al sentir los dientes del perro, clavándose en su piel, subió tan rápido como
pudo y al llegar arriba, miró al fondo del pozo y dijo:
– Bien lo tengo merecido; ¿quién me manda ir a salvar a un animal cuya
única intención era suicidarse?
Un león, cuyo estómago estaba tan vacío que rugía tanto como el,
encontró en un golpe de suerte, a una desvalida liebre durmiendo, cuya
captura estaba más que asegurada. Sin embargo, el león, prefirió poner
sus ojos en un cervatillo que por allí pasaba, al que comenzó a perseguir,
formando un gran escándalo.
Tal era el ruido que producían, que consiguieron sacar a la liebre de su
profundo sueño y hacer que se marchara a otro lugar, donde pudiera
disfrutar de un tranquilo descanso.
Tras muchos intentos infructuosos, el león se dio cuenta, de que estaba
gastando demasiada energía y que todos sus esfuerzos para dar caza al
ciervo no iban a servir para nada. Fue entonces cuando decidió volver a
por la liebre, llevándose una desagradable sorpresa: su tan codiciada
presa, se había marchado.
Fue en ese momento, cuando el león se dijo a si mismo:
-Me merezco tener el estómago vacío, ya que desprecié una presa
pequeña, que tenía asegurada, por intentar cazar una de mayor tamaño,
cuya captura no sabía si podía obtener.
Hace mucho tiempo, vivían tres bueyes, cuya amistad era tan fuerte, que
siempre que salían a pastar al prado, lo hacían juntos.
Un león hambriento, que pasaba por allí todos los días, fantaseaba con la
idea de comerse a uno de ellos. Pero como siempre estaban juntos, era
imposible que pudiera salir bien parado de su enfrentamiento contra
semejante grupo.
Pasaron los días y tras pensarlo mucho, el león encontró la manera de
separarlos y darse un gran festín. Fue uno por uno y comenzó a contarles
muchas mentiras, haciéndoles pensar a los bueyes, que cada uno hablaba
mal de otro a sus espaldas.
Los bueyes, que no comprobaron si lo que decía el león era cierto o falso,
se enfadaron tanto, que al día siguiente, fueron a pastar por separado a
prado.
El león, que tenía la esperanza de que su plan haya dado resultado, volvió
al prado y se encontró con los bueyes cada uno por su lado. Encantado
por tener la oportunidad de llenar la barriga, atacó a los bueyes uno por
uno y sin dificultades, consiguió su objetivo.
Moraleja: si permites que las opiniones de la gente, te separen de los que
son tus amigos, les será más fácil hacerte daño.
Fábula del mono y el zorro