Fabulas de Esopo y de Atros Famosos Auto
Fabulas de Esopo y de Atros Famosos Auto
Fabulas de Esopo y de Atros Famosos Auto
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||||
||||||3||068
3 343
|||
1982 2 9
Duructíntck Colection,
Presenteo titt878.
* --- - --- - - - - - - --
Aesop
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2BMA
|-
FÁBULAs
DE ESO PO,
FILOSOFO MORAL;
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%ºs
A
BARCELONA,
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s
EN LA IMPRENTA DE sIERRA y MARTI,
PLAzA DE s. JAyME. Año 1815.
6on las licencias necesarias. A
PROLOGO.
r= f º si ser rayºs y rº si nº º
- CAP
6 VIDA
IO VIDA
por la experiencia quienes se habian co
mido los higos, vuelto á ellos les di
xo: pues habeis mentido contra este que
no puede hablar, mandó desnudarlos, y
azotarlos publicamente, porque el que
falsamente acusa á otro, será castigado
con la pena misma á que era el otro con
denado.
R w
N
Re
S ser
s - V sexº -
º
l- \
dixeron, no hay cosa mas necia que esta.
Este hombre nos suplica carga ligera, y
toma la mas pesada, y
-- " -
º de lós esclavos,
di
18 PIDA
dixo: pongámoslo por costumbre, y, así
Esopo tomando el cesto de pan, dandoles
que comiesen , tanto les dió, que tenia el
cesto medio vacío levantándose de comer;
aligerado de su carga, antes que los otros
llegó á la posada, y á la noche asi mismo
partió el pan á los compañeros, y asi vació
el cesto. Otro dia como hubiesen madru
gado, Esopo iba delante con el cesto va
cío, y los otros no pudiendole conocer por
el gran trecho del camino que fuese Esopo,
decian los unos á los otros: quién es aquel
que vá adelante, es de nuestra compañía,
ó es algun peregrino? Y uno de ellos di
xo: no veis comio Esopo nos ha vencido
á todos con su astucia, pues nosotros to
mamos cargas que no se disminuyen en el
camino, y él cargado de pan, que cada
dia se gasta, vá ahora sin carga holgando?
CAP. VI. Esopo es vendido otra vez.
- - - -" " - - - . . . . .
-
º" , , , ,, , , º o: ; ;
CAP. IX. De como Esopo coció una sola len
teja. , ,, ,, , , , , ,
TEspues de tres dias, como el Filóso
D
fo se lavase en el bañó juntamente
con otros sus familiares, y amigos, em
bió á Esepo diciendo: vé a casa, y toma
el caldero, y la lenteja, y lo mas presto
que pudieses cuezela. Fué Esopo corrien
do, y entrando en la cocina tomó un gra
-no de lenteja solamente, y pusola en el
caldero á cocer, y aparejó prontamente
las cosas que eran necesarias. Despues de
bañados, dixo Xanto á los amigos, hoy co
meréis conmigo lentejas; y por cierto ,
Il
DE ESOPO. 33
entre amigos no es de mirar el valor de la
cosa, sino á la voluntad con que se dá;
viniendo á comer, mandó el amo á Eso
po, que traxese agua á manos; y él toman
do el jarro de pies, y apartandose en un
lugar secreto llenóle de agua, y lo traxo á
su Señor, el qual sintiendo la olla, le di
xo, qué es esto, perro maldito, estás bue
no? aparta allá eso, trae la vacía, y luego
Esopo traxo la vacía sin agua; y el Filóso
fo muy enojado dixo: vellaco sabes ahora
mas de eso? Respondióle: por tí me fué
mandado, que no hiciese sino lo que tú
me mandases; tú no me dixiste pon agua
en la vacía, lavanos los pies, aparéjanos
los paños, y las otras cosas que son nece
sarias; y sí solo me dixiste, trae la vacía,
ya te la traxe. Entonces dixo el Filósofo.
á los amigos: yo no compré esclavo sino
maestro, y mandador: Y como estuvieron
en la mesa pidió el Señor, que si la lenteja
estaba aparejada que la llevase, y Esopo
con la cuchara sacó del caldero la lenteja
que habia puesto á cocer, y traxola á la me
a. Y pensando el Señor, que traía aquella
paraque viesen si estaban cocidas las lente
jas, rompióla con los dedos, y dixo coci
da está, traela, y comerémos; y Esopo
lolamente puso en lºgen los po y
l
36 VIDA
pudiese castigarlo, calló, y lo dexó, pasar
con disimulacion. - ----
- = -
o o . -
CAP.
48 VIDA
-
--
CAP.
De Esopo. zs
CAP. XXVI. Como Esopo enseña á los hijos
de las Aguilas.
LLamó Esopo. á los falconeros del Rey,
á los quales les mandó que le traxesen
los polluelos de una Aguila, y llevandoselos,
hizoles atar á los pies unos pellejos de vien
to, y despues poner en cada uno un mu
chacho: y subiendo, y baxando el cebo,
hacia volar alto, y baxo las Aguilas. Y ha
ciendoles exercitar cada dia en este exerci
cio, pasó el frigidísimo invierno, despues
tomando Esopo licencia del Rey navegó
con próspero viento á Egypto, y presen
tandose delante del Rey Neptanabo, ad
mirandose éste en compañía de todos los
suyos de la deformidad de Esopo, viendole
un feísimo monstruo ; no pudiendo pensar
que en él hubiese alguna sabiduría, olvi
dandose que el perfectísimo balsamo mu
chas veces se halla en vasos viles, y despre
ciables, dixo Neptanabo á Esopo, á quién
te parece que me asemejo yo, y mis caba
lleros? Respondió Esopo: al resplandeciente
sol, y á sus luminosos rayos. Dixole en
tonces Neptanabo : el Reyno de Licero
comparado al nuestro, qué sería? Respon
dió Esopo con una disimulada risa: no so
lo el Reyno de Licero es prospero
e
º
76 VIDA
el tuyo; pero aun le sobrepuja en muchas
excelencias. Admirandose Neptanabo del
¿ hablar de Esopo, le dixo:
azine traído maestros que me edifiquen
la Torre? Respondió Esopo: muestrame el
lugar donde quieres que se edifique. En
tonces Neptanabo le señaló el lugar donde
quería que se hiciese el edificio. Y el exce
lentísimo Esopo señalando las quatro es
quinas del lugar donde se habia de edificar
la Torre, puso las Aguilas, y los mucha
- Cl62
78 - pWIDA
che todas las horas. Dixo Neptanabo: cómo
es posible que un gato vaya, y venga en
una noche de aquí á Babilonia? Respondió
Esopo: menos es posible, engendren las
yeguas de Egypto con el relincho de los
caballos de Babilonia. Por donde viendo el
Rey la inaudita prudencia de Esopo, hi
zo convocar todos los Filósofos de su Rey
no; y notificandoles la venida de él, les
convidó á todos juntos en una admirable
cena: sucedió que cenando todos con gran
dísima alegria, dixo uno de ellos á Esopo:
Dios aborrece los hombres falsos, y por
eso cometes tú abominable crimen de ve
nerar tan poco la magestad Divina. Dixo
otro Filósofo : yo he visto un suntuoso
Templo, el qual estaba sobre una colum
na, que mantiene doce ciudades, cada una
de las quales es cubierta de treinta firmísi
mas vigas por , donde continuamente dis
curren dos diformes, mugeres. Respondió
Esopo: esta qüestion los ignorantes mucha
chos la saben declarar en Babilonia, por
que el Templo es la rotundidad de la tierra,
la columna es el año, las doce ciudades
son los doce meses, y las dos mugeres
son la noche, y el dia, que succesivamen
te se siguen, las quales se dicen diformes
por la deformidad, y diversidad que tienen.
DE ESO PO. 79
Dixo otro Filósofo: qué cosa es la que ja
más vemos, ni oímos? A la qual dificul
tosa propuesta suplicó Esopo al Rey; que
le diese tiempo para responder hasta al otro
dia. Y estando en la posada, hizo un fin
gido contrato, en el qual el Rey Nepta
nabo confesaba, que el Rey Liguro le ha
bia dexado dos mil marcos de plata, los
que se obligaba á restituirselos para cier
fo tiempo, que era ya pasado; y viniendo
el dia siguiente al Real Palacio, donde es
taban juntados todos los Filósofos. presen
tó al Rey el fingido contrato, requirien
dolo para el cumplimiento; de cuya obli
gacion admirandose el Rey, pidió á todos
sus Príncipes, si sabian que Liguro le hu
biese presentado aquella cantidad : y res
pondiendole todos, que jamás habian vis
to, ni oído tal cosa, respondió Esopo: pues
declarada está la propuesta, pues esta es
una cosa , que jamás la habeis visto, ni
oído. Entonces dixo el Rey Neptanabo: de
justicia deben ser enviados por mí los tri
butos á, Liguro, pues tiene un tan exce
lente Filósofo en su Reyno, y así despidien
do dentro de poco tiempo. á Esopo, envió
alegremente el tributo al Rey Liguro.
Volviendo Esopo á Babilonia contó al
Rey Liguro todo lo que habia sucedido en
- , , Egyp
Egypto, y presentóle el tributo de Nepta
nabo, en vista de lo que mandó el Rey,
que á imágen de Esopo fabricasen de aquel
oro una perfectísima estátua.
CAP. XXVII. Como Esopo fué á Grecia.
NOverpasóEsopo
mucho tiempo, que deseando
el fertil, y bellísimo im
perio de Grecia, suplicó al Rey le diese
licencia para hacer su peregrinacion, pro
metiendole volver prestamente, y emplear
en su servicio todo lo restante de su vida.
A la qual súplica consintiendo el Rey hizo
SUl
Y
DE ESOPo. 8I
su deseado viage; y así paseando bien todas
las bellísimas ciudades de Grecia , comuni
cando su altísima inteligencia, alcanzó gran
dísimo honor, y fama , y finalmente lle
gando á la inclita ciudad de Delfos, vien
do que era poco apreciado de los habi
tadores de ella, les habló en esta forma: O
sapientísimos hombres de la famosísima ciu
dad de Delfos, pareceme que sois semejan
tes al árbol , que quando está plantado en
tierra , parece grande, mas si fuese puesto
en el mar , pareceria una pequeña yerba.
Así estando yo ausente de vosotros, pensa
ba que sobrepujabais en sabiduría á todos
los hombres; pero ahora que os veo, estoy
cierto, que sobrepujais en ignorancia á todos
los vivientes.
HA
A lºs
3:
ÉS -
NºSº S
Ñ
M\ SQ
Ñ
seyes:
SS ssº sºs
FÁ BUL AS
DE ESO PO.
El Gallo y la Margarita,
El Lobo, y el Cordero.
L Cordero, y el Lobo cada uno por su
NA parte vinieron á beber en un
* --, -
¿ ElO
o Fábulas
Lobo bebia arriba, y el Cordero mas abaxo,
y mirando el Lobo al Cordero, dixole: ¿por
qué me has enturbiado el agua entretanto que
yo bebia? Respondió el Cordero con pacien
cia: cómo te pude yo enturbiar el agua, que
corre de donde tú bebiste, á donde yo bebia?
El Lobo no cuidando de la verdad, ni de la
razon, dixole: é y por eso me maldices? Res
pondió el Cordero: no te maldixe yo. Mas el
Lobo mirandolo con malos ojos, dixo: seis
meses hace, que me injurió tu padre. Y res
pondió el Cordero: yo en ese tiempo aun no
era nacido. Entonces dixo el Lobo: ¿por qué
me has destruido mi campo paciendomelo?
Dixo el Cordero por cierto aun no tengo
ientes para pacer, y no te he hecho daño
alguno. Finalmente dixole el Lobo: aunque
no pueda soltar tus argumentos, yo quiero
devorarte. Y así tomando al Cordero inocente,
quitóle la vida, y comiólo.
Esta fábula significa, que cerca de los
malos y falsos, no tiene lugar la verdad, ni
la razon; ni vale otra cosa con ellos, sino
la fuerza. Semejantes lobos se hallan en ca
da lugar, los quales por tiranía , buscando
ocasiones, beben la sangre, y afan de los
inocentes, y p0bres.
Poco aprovecha la verdad, y razon, con
- los malos, y perversos, º
.
E
-
de Esopo. 91
El Perro, y la Oveja.
L. Perro pidió falsamente á la Oveja
cierta cantidad de pan , que dixo ha
berselo prestado. La Oveja lo negó, sobre
lo qual contendiendo, se fueron al Juez,
ante quien fué propuesta la demanda por
. -- el
de Esópo. 93
el Perro pedida, y negada por la Oveja.
El Perro se ofreció de probarlo con testi
gos dignos de fé, é hizo concierto con el
Lobo, con el Buy tre, y con el Milano,
que atestiguasen contra la verdad. Presen
tado el Lobo por testigo, dixo: sé que el
pan que pide el Perro á la Oveja, se lo
prestó. Y el Buytre dixo: ¿por qué niega la
Oveja el pan que recibió prestado? El Mi
lano afirmó , que estaba presente; por lo
qual condenó el Juez á la Oveja, compe
liendola á que vuelva el pan con las costas.
No teniendo la Oveja de qué pagar, aun
que era ya invierno se hubo de trasquilar
su lana; con la qual pagó el pan que no
debia, pasando aquel invierno con harto
trabajo, y frio.
Quiere decir esta fábula. que los hombres
malos, buscando falsos testigos mueven pley
to á los buenos, y hacen mucho mal, y daño
á los inocentes, y á los que poco pueden.
Condicion es natural de los malos, mover
pleytos falsos á los inocentes, y buenos.
El Perro, y el pedazo de carne.
L Perro teniendo un pedazo de carne
en la boca , pasaba por un rio, en el
qual vió la sombra de la carne que él lleva
a ba,
94 Fábulas
á3 sº eá
- s
El Sol, y el Ladron.
El Lobo y la Grulla.
A L Lobo comiendo carne,
en la garganta un hueso, y pidió á la
Grulla, que pues ella tenia bien largo el
cuello, le quisiese quitar aquel hueso, pro
metiendole por ¿ muchas dádivas, la
qual movida de los ruegos, y prometi
mientos le sacó el hueso, d así guareció el
- Lo
98 Fábulas
Nº \
ss trº es SS ss SS
El Hombre, y la Culebra.
E grandes
tiempo de nvierno, como hiciese
frios, y heladas, un buen hom
bre,
de Esopo, O.
º z
El Leon, y el Asno.
N Asno encontró un Leon, y dixole
burlandose de él: Dios te salve her
mano, y rióse de él. El Leon indignando
se de sus palabras, dixo entre sí, no quie
ra Dios que con su sangre ensucie mis
dientes, aunque debia dexarte despedaza
do. -
, . . c. Los Ratones.
El Aguila, y la Raposa.
- J. -.
El Cuervo, y la Raposa,
N Cuervo tomando de una ventana un
º llevólo encima de un arbol,
Como lo viese la Raposa, “deseando tomar
selo , con palabras engañosas comenzóle
de alabar, y decir de esta manera: ó ave
- muy
de Esopo. rog.
muy hermosa, no hay en todos los volatiles
quien sea semejante á tí, así en el resplan
dor de tus plumas, como en la disposicion,
y belleza. Si tuvieses la voz clara, no habria
entre las aves quien te llevase ventaja. Y
él gozandose de la vana alabanza, y que
riendo complacer á la Raposa, y mostrar
le su voz, comenzó á cantar, y abriendo
la boca, cayósele el queso que tenia en ella,
y antes de ilegar en el suelo, la Raposa lo to
mó, y en su presencia lo comió luego. Entón
ces el Cuervo pagó la pena de la vana ala
banza. - - "
El Asmo, y la Perrilla.
N Asno continuamente veía como su
Señor halagaba, y acariciaba mucho
una Perrilla, por las fiestas que ella le ha
cia. Y dixo entre sí, si á este animal tan
pequeño, y tan inmundo, mi Señor en
tanto grado lo quiere, y estima; y no me
nos toda su familia, quanto mas me ama
rá, si yo le hago algun servicio, y alguna
fiesta, pues yo soy mejor que ella, po
-
re
112. Fábulas
dré mejor vivir, y alcanzar mayor honra.
Y estando el Asno en esto, viendo que el
Señor venia, y que entraba en casa, salió
del establo, y corrió para él, rebuznan
do, y echando pernadas, y coces, y sal
tando sobre él, puso las manos, y patas
sobre los hombros del Señor, y con la len
gua á manera de la Perrilla, comenzó de
lamerle, y á mas de fatigarle, con su gran
peso, le ensució las ropas de lodo, y pol
vo. El Señor espantado de aquellos juegos,
y halagos del ASno, llamó, y pidió socor
ro, y ayuda. Su familia oyendo las voces,
y clamor, vinieron, y dieron de palos, y
azotes al Asno, y quebrantandole las costi
llas, y miembros lo volvieron al establo, y
lo pusieron allí bien atado.
Esta fábula significa, que ninguno no se de
be entrometer en las cosas que no le pertenecen,
pues lo que la naturaleza no le dá, no le con
viene; y así el necio pensando que complace,
causa disgusto, y enfado.
Nadie debe hacer mas de lo que sabe.
El Leon, y el Raton.
* - El
de Esopo. II.5
El Milano, y la Madre.
és:
ss S &#º
= SH
S/ -
El Ladron, y el Perro.
N Ladron andando á hurtar de noche,
entró en una casa, en la qual halló
un Perro ladrando á la puerta, y por ha
cerle callar, le echó un pedazo de pan. El
Perro le dixo entonces, por qué me dás es
te pan? ¿me lo dás de gracia, ó para en
ga
de Esopo. " 123
gañarme, y hacerme algun daño? Si tú
matas á mi señor con toda su compañía, y
hurtáres, y lleváres lo que está ren casa, si
ahora me dás el pan porque calle, despues
tendré que morir de hambre. Mas quiero
ladrar, y despertar toda la casa, y avisar
que andan ladrones, que comerme el pan
que medás. No quiero que tu pan entre
en mi boca, porque yo no solamente miro
la presente vida, sino aun la venidera; y
así huye, vete de aquí, sino yo te descu
briré. O buen Perro, dixo el Ladron,
que no quieres comer tal pan, por no per
der tu fidelidad.
Consideren esta Fábula, los que por una
buena comida, pierden muchas veces la vida.
El que prudencia no tiene, lo mucho por
lo poco pierde. Los beneficios de los malos se
hacer sospechosos.
De la Puerca, y del Lobo.
-
ciendo que queria parir. TodasCl0
la Na
ciones oyendo esto fueron espantadas, y
turbadas, de manera, que todo el mundo
estaba alterado, y atemorizado por el gran
gemido, que la Tierra daba. Y así hicie
ron grandes aberturas por muchas partes por
donde pudiese salir el parto. Finalmente ella
parió un raton, y de esto corrió la fama
por todas partes. Oyendo todas una cosa tan
vil, y tan ridícula, los que antes estaban es
pantados, volvieron el gran espanto en jue
go, y riSa.
Significa esta Fábula, que muchas veces
causa temor, y espanto algun hecho, que
en verdad no es de temer; y que una cosa
pe
126 Fábulas
pequeña trae á veces grandes miedos, y es
pantos.
El que amenaza mucho, poco hace.
W
SS
Y4%%
-
Ѻs S2 SS.SS.
SS.3sº SS
El Cordero, y el Lobo.
El Perro, y su Señor.
- Abiendo un Perro servido á su Se
ñor en su juventud, y mocedad muy
diligentemente cazando, y en todo lo que
él podía, y siendo ya muy viejo, y muy
pesado, tomó una Liebre. No pudiendola
tener por su debilidad, se le escapó sin
lesion. El Señor estando muy enojado con
tra el Perro, dixole así: ¿ para qué eres
bueno? Si no me sirves de nada, ¿por
qué quiero yo alimentarte? Al qual respon
dió el Perro: Señor, yo ya tengo muchos
años,
128 Fàbulas -"
Las
de Esopo. I29
El Hombre, y la Culebra.
Num
de Esopo. I33
r: Nunca es perfecto amigo el que ha sido tu
enemigo.
SS &W%NW
S.
S &% N% Ss
¿rºw\Nº º SS
NNSsa N% 2&% Ss
El Calvo, y la Mosca.
La Zorra, y la Cigüeña.
- - y
El
de Esop0. 137
El Lobo, y la Imágen.
El
138 Fábulas,
La Mosca, y la Hormiga.
- - El
142 Fábulas
cº E. A.
NR S n
S
º Nº
lº y R
La comadreja , y el Hombre.
Eseando una Comadreja, cogida por
un Hombre, huír de la muerte, que
le amenazaba, le dixo: Ruegote, que me
perdones, en atencion á que limpio la casa
de los ratonés, que te molestan. Respon
dió el hombre: Si eso lo hicieras por mi
respeto, lo agradecería, y te concedería el
perdon que pides; pero tú matas los rato
nes para comertelos, y para lograr los des
pojos, que habian de roer ellos, y así no
- - quie
L44 Fábulas
quieras venderme beneficios vanos. .
Esto lo deben considerar aquellos, que solo
obran por su particular interés, y venden á
los Otros servicios.
No solo se ha de mirar la obra , sino la vo
luntad con que se hace. -
-
-
La Rana, y el Buey. -
U Rana, viendo pacer á un Buey en
el prado, pensó entre sí, que podria
ser tan grande como él, si hinchaba su
¿ y cuero arrugado: y así comenzó á
incharse, de manera, que parecia á ella,
que era grande como el Buey, y pregun
taIl
de Esopo. 145
tandolo á sus hijos, le respondieron que no.
Ella se hinchó otra vez, y les volvió á pre
guntar, si era tan corpulenta como él, ellos
respondieron, que no. É hinchandose terce
ra vez con mas fuerza, rompió el cuero, y
rebentada murió, por eso se dice: no te hin
ches; y no te rebentarás. -
- El Leon, y el Pastor.
Endo un Leon por una montaña erró
el camino, y pasando por un lugar
muy espinoso, se le entró una espina en
la mano; y no pudiendo andar por el su
mo dolor que le causaba, salióle al encuen
tro un Pastor, y como le viese el Leon,
comenzó de halagarlo con la cola, tenien
do la mano alzada. Viendo el Pastor venir
para sí el Leon fuerte, y espantoso, tur
bado de su presencia, comenzó de dar
le del ganado para que comiese, mes el
Leon no deseaba comer, sino saludable
medicina; y así puso la mano en el seno
del Pastor; y como viese el Pastor la llaga,
é hinchazon en su mano, entendió lo que
que
146 Fábulas.
N S S
NSWS
º
SWS
El Caballo, y el Asn0.
El Halcon, y el Ruiseñor.
- Allandose una mañana el Halcon en el
nido de un Ruiseñor, le suplicó esta
- - aVe,
de Esopo. I53
ave, que no dañase á sus hijos. Respondió
el Halcon: haré lo que me ruegas, si can
tares bien. El Ruiseñor por miedo de per
der á sus hijos, comenzó á cantar. Entón
ces dixo el Halcon: amigo, no cantaste bien,
y así tomando un hijo del Ruiseñor, comen
zóle de comer. A la sazon llegando un Ca
zador, armó un lazo al Halcon, y hallando
lo ocupado, facilmente le cogió.
No podemos vivir desprevenidos, pues unos
con otros vivimos en continua guerra, y quien
tiene enemigos, no duerma.
La Zorra, y el Lobo.
El Cierv0 y el Cazador.
N ciervo bebiendo en una fuente, vió
en el agua su sombra, y se deleytaba
mirandola, muy satisfecho de sus grandes
cuernos, pero muy mal contento de sus
piernas, diciendo que eran muy mal corta
das, y demasiado ligeras. Mientras se halla
ba en esta consideracion, oyó la voz de un
Cazador, que con los perros le perseguia,
y viendole ya muy cercano, dicese que se
valió de la ligereza de las piernas, y se es
capó de entre sus enemigos. Despues en
trando en un bosque se enredó CUl61
v.
con sus
156 Fábulas
cuernos, entre las ramas, de suerte que no
pudo andar un paso. Entonces le prendió
el Cazador, y viendose el Ciervo cogido,
mudó de parecer, y alabó lo que antes me
nospreció, y menospreció lo que antes ala
baba.
A veces lo que mas agrada daña. El Am
bicioso piensa que los empleos, y dignidades
son biens apreciables; si él sabía á que ma
les nos expone la grandeza, mudaría sin duda
de pensamiento. -
ssessSSSS y
. L. El
El Padre, y el Hijo mal criado.
In H=
La Vivora, y la Lima.
La
166. Fábulas
La Hacha , y el Mango.
Abiendo un hombre fabricado una Ha
- cha, pidió á los Arboles madera fuer
te de que hacerle un mango. Al punto crde
naron todos, que se le diese de acebuche.
Recibió su dadiva, y ajustado el mango á.
la segur, comenzó á cortar con ella á los
altos robles; y mientras andaba escogiendo
los que habia de cortar, cuentan que la En
cina dixo al Fresno, bien merecido lo tene
mos, pues dimos al hcºmbre la madera pa
ra servirse de la Hacha.
No demos armas á los enemigos, pues
$6.
de Esopo. 167
se pueden servir de ellas contra nosotros, y
para esto atendamos: que del cuero salen las
C07"7"6247Se
AW l. -
% "W N
El Perro, y el Lobo.
N Lobo flaco, y fatigado de la ham
bre se encontró casualmente con un
Perro gordo, y bien cuidado. Saludaron
se mutuamente, y dixole el Lobo de esta
manera: Dime por tu vida: ¿cómo estás
tan gordo? ¿quién te dá la comida, pues
engordas de esta manera? quando yo que
soy mas valiente perezco de hambre. El
Perro respondió llanamente. Tú puedes lo
grar
I68 Fábulas
grar la misma fortuna, si te atreves á ser
vir á mi amo como yo. ¿En qué? replicó
el Lobo. En ser guarda de la puerta, di
xo el Perro, y defender la casa por la no
che de los Ladrones. Yo convengo en es
to, respondió el Lobo, pues ahora ando
expuesto á las nieves y lluvias, pasando
una vida trabajosa en las selvas, ¿quánta
mas cuenta me tiene vivir á sombra de te
jado, y hartarme de comida sin tener qué
hacer? Pues vente conmigo dixo el Perro.
Yendo los dos juntos reparó el Lobo, que
el cuello del Perro estaba pelado del pe
so de la cadena, y dixo. ¿De qué es esto º
amigo? dime por tu vida. No es nada,
respondió el Perro, como me tienen por
inquieto, me atan entre dia paraque des
canse, y vele quando llegáre la noche; y
como me sueltán al anochecer, ando por
donde se me antoja. Traenme pan sin pedir
le, el Amo desde su mesa me alarga los hue
sos, y la familia me arroja sus mendrugos,
y así sin fatiga se llena la panza. Bien, di
xo el Lobo, ¿pero si quieres salir de casa,
te dan licencia? Eso no, respondió el Per
ro: pues si no tienes libertad, concluyó el
Lobo, disfruta tú estos bienes, que tanto
alabas, que yo ni reynar quiero, si me ha
de faltar la libertad. E
l
de Esopo. 169
El pobre es mas feliz que cl esclavo rico,
pues la libertad es vida, esta es la que exce
de á todas las riquezas del mundo.
s
5. SS S
SSS
La Mona , y la Zorra.
El Mercader, y el Asno.
Uº Mercader iba por un camino con un -
E Lescapar
Ciervo perturbado y espantado para
de la muerte que le amena
zaban los Cazadores que le embestian, en
tróse en un establo, que era el sitio mas
á mano. Allí un Buey le dixo al refugiado: ,
Dónde has venido infeliz, pues por tus
¿ corriendo has venido al matadero, y
ado tu vida á la merced de los hombres?
A esto respondió humilde el Ciervo: tú
por
de Esopo. I73
178 Fábulas
Raton muy experimentado, que muchas
veces se habia escapado de las trampas, y
ratoneras; y conociendo á la lengua la za
lagarda de su sagáz enemiga, dixo: Así
medres, como eres harina, la que estás
ahí tendida.
Es preciso ir advertidos, porque tras de
la miel está la hiel. A veces lo que no puede
la fuerza, lo alcanza el ingenio.
El Baquero, y el Lobo. -
-
-
l,
Entonces por consolarle le dixo la Diosa:
Pero tú le haces ventaja en la hermosura
y grandeza. Los brillos de la esmeralda.
resplandecen en tu cuello, y con las ma
tizadas plumas de tu cola formas una rue
da de perlas. ¿De qué me sirve replicó el,
Pabo, esta belleza muda, si el Ruiseñor
me excede en la voz? A, vosotros, respon
dió la Diosa, se os repartieron las propie
dades al arbitrio de los Hados. A tí la her
mosura, al Aguila la fuerza, al Ruiseñor
la melodía, al Cuervo el buen auspicio, á
la Corneja el mal agüero, al Gallo el seña
lar las horas, y todos están contentos con y
- -
- e. - - Sll
- de Esopo I8 I
su suerte. No quieras pretender lo que no
se te ha dado á tí, no sea que burlada tu
esperanza, tengas despues mas motivo de
queXa. -
x.
Preguntóle despues el Mono, qué le pa
recia de los que estaban al rededor de él?
Respondió: Que eran sus Caballeros, Ca
pitanes y Ministros. Entonces por esta ala
banza, mandó que fuese aquel Hombre re
munerado. Habiendo visto esto el Hombre
bueno dixo entre sí: Si este que en todo
miente es querido y remunerado, quanto
mas lo seré yo, que diré la verdad de to
do. Estando él en este pensamiento, le
preguntó el Rey: ¿dime tú ahora, quién
soy yo, y estos que están conmigo? Di
xo el hombre bueno: Tú y todos los que
estais aquí sois Monas. Oyendo esto el Rey
mandó al instante que el Hombre bueno
fuese muerto y despedazado con los dientes
y las uñas. -
--- . El
f9o Fábulas
r
-
El Hombre, y el Leon.
TTN Hombre y un Leon viajaban juntos,
LJ llegaron á un Lugar donde vieron una
estatua de piedra, que representaba un At
leta, ó á Hercules, quando desquixaraba á
un Leon. Esto que tú vés, dixo el Hombre
al Leon su compañero, prueba que los Hom
bres somos mas fuertes, y masivalerosos que
vosotros los Leones. Respondió el Leon: Si
entre nosotros se hallasen escultores, como
los hay entre vosotros, verias muchos mas
Hombres despedazados por los Leones, que
Eleones muertos por los Hombres. Mu
• - -
-
de Esop0. 19r
Muchas historias vemos pintadas, que no
son verdaderas; pues hay Hombres que con
solo coger un pincel tierno, harán en esta
iida, que sea Cielo el mismo Infierno.
-
//,
La Pulga, y el Camello.
NA Pulga, que estaba en la carga de
un Camello, se vanagloriaba, y decia
que era mas que el Camello; pues él la lle
vaba encima. Quando llegaron al meson baxó
la Pulga, y se puso en los pies del Camello
para morderle, y le dixo: Amigo, yo he te
nido compasion de tí, y para no darte mas
peso, he baxado, y me he puesto en este lu
gar. Mientes, maldita, dixo el Camello, pues
tú no puedes añadir, ni quitar á mi carga.
Si has baxado, ha sido para punzarme con
tu aguijon.
4l
- de Esop0. 193
Algunos venden los agravios por finezas;
y cada uno mira por su provecho.
º
<N
)\
La Hormiga, y la Chicharra.
mo ASS Nº º -
º AM º Awºº
lºs º SS
“Q. NS NS «
ºrº"Aés.
La Corneja, y la Oveja.
NA Corneja ociosa y holgazana, su
bióse encima una Oveja, molestando
la con el pico. La Oveja le habló de esta
manera: si molestases, y enojases al Per
ro, como á mí: no podrias sufrir sus la
dridos, ni la ira de sus colmillos. La Cor
- I1Ce
de Esopo. I95
neja respondió: , Yo me subo á los colla
dos, y desde allí lo registro todo, y como
tengo muchos años y experiencia, envisto
desde allí á los humildes y buenos, y dexo
en paz á los valerosos y malos, y así bien
sé lo que hago.
El cobarde abandona la honra, y toma pa
ra sí la seguridad.
A Nºss=
La Encina, y la Caña.
A Encina se burlaba de la Caña, y
le decia en tono de menosprecio: Qué
flaca que eres : , por qué no estás firme co
mo yo? por qué baxas la cabeza al mas le
«. N2 ve
196 Fábulas
ve viento? Mira como yo levanto la mia
hasta las nubes, y no la rindo á nadie, an
tes resisto á las mas furiosas tempestades.
De aquí puedes inferir que soy mas fuerte
que tú. Poco despues vino un uracan furio
so, el qual no hizo mas que doblar la caña,
y derribó á la soberbia Encina, no obs
tante su fortaleza.
De esta manera sucede muchas veces: los
soberbios son destruidos, no obstante su resis
tencia, y los humildes muchas veces escapan
del peligro, dando lugar, y sufriendo á los
que son mas fuertes. . a"
La
de Esopo. 197
La Espada, y el Caminante.
N Hombre caminando halló una Espa
da que yacia en el camino; y pre
guntóle, quién la habia perdido? La Espa
da respondió así: Por cierto, á mí uno
solo me perdió, mas yo he perdido á mu
chos. - -
E?
198 - Fábulas
SS NN
La Raposa y el Gallo.
El Hombre, y el Dragon.
. La Raposa y el Gato.
El Lobo, y el Chibo.
U Nlo,Loboel qual
seguia á un Chibo para matar
se subió á una alta peña,
y en ella se aseguró. El Lobo se puso ba
xo la peña esperando á que baxase el Chi
bo. Al cabo de tres dias los dos abandona
ron el puesto. El Chibo entónces movido
de la sed, fuése á un rio, y mirando su
sombra en el agua, dixo entre sí: Yo ten
go buenas piernas, hermosa barba, y gran
des cuernos, y con todas estas perfeccio
nes me hace huir un solo Lobo? De aquí
en adelante yo le quiero esperar, y resistir,
y no huir de él como hasta ahora. El Lo
bo, que estaba tras del Chibo, escuchaba
- - cla
de Esopo. 211.
02 El
2. I2, Fábulas.
El Lobo, y el Asno.
Ncontrando un Lobo á un Asno le sa
E ludó diciendole: Hermano, tengo mu
cha gana de comer, y así disponte, que
quiero , comerte. Respondió el Asno: Haz
Señor lo que tú quieras, porque á tí per
tenece mandar, y á mí obedecer: y si me
comes, me librarás de muchos trabajos y
fatigas, pues paso una vida muy fatigosa;
orque el amo me hace traer el vino de
a bodega, el grano de las eras, el trigo
al molino, y la leña del monte, me hace
arar la tierra, dar vueltas á unaº:
le
y
de Esopo. 213
llevar el estiercol, y las piedras, para edi
ficar las casas; por lo que muchas veces
maldigo el dia en que nací , y apetezco el
morir. Pero antes que me mates una sola
cosa te quiero pedir, y es que no me comas
en el camino, porque sería esto en descre
dito mio: Y los vecinos y mi amo dirian:
cómo el Asno se dexó comer así tan sin
vergüenza? Por esto oye mi consejo: Va
mos á la montaña, atame con esta cuer
da, como si fuese tu esclavo, como en
efecto lo soy, y yo te ataré en el cuello,
y así iré contigo al monte, y allí me ma
tarás á tu gusto. El Lobo, que no conoció
el engaño, dixo: hagamoslo como tú di
ces; de modo que el Lobo ató al Asno, y
éste al Lobo, y dixo entónces el Asmo:
Vamos donde quieras. El Lobo respondió:
muestrame el camino. De muy buena ga
na, dixo el Asno; y así comenzó á cami
nar para la casa de su amo. Quando el Lo
bo vió cerca la vecindad, y el pueblo, di
xo: Mira que no vamos por camino dere
cho. El Asno respondió: Señor, no digas
eso, pues este es el camino mas derecho.
El Lobo conociendo el engaño , queria
volver atras, mas el Asno tiraba siempre
adelante. Durante esta pendencia, salió el
amo de su casa, y advertiendo esta no
VC
214 Fábulas
vedad, llamó á sus criados, y fueron to
dos á envestir al Lobo, y le hirieron á pa
los. Uno de ellos queriendo darle un golpe
en la cabeza con una hacha, erró el gol
pe, y rompió la cuerda. Y así suelto el Lo
bo huyó para la montaña. El Asno entró
á su establo, y viendose libre del Lobo,
comenzó á rebuznar y á dar grandes vo
ces. Oyendo el Lobo al Asno, decia: Una
vez y no mas, por mas que robuznes no me
cogerás.
Si eres de muchos temido, de muchos debes
guardarte, mira que todo el mundo está des
pierto, no tomes consejo de aquel á quien tú
piensas dañar; porque el que va por lana,
vuelve trasquilado.
Los
Los tres Corderos, y un Carnero.
T Corderos viendo á un Carnero que
huía temeroso, le escarnecian, y se
burlaban de él. El qual les dixo: ó igno
rantes, si vosotros supiesedes, qual es la
causa porque huyo, y tengo miedo, no os
burlariais de mí.
Muchas veces criticamos las obras agenas,
ignorando las causas que mueven á hacerlas.
Mas sabe el mecio en su casa, que el sábio en
la agena.
La
are ritulas
. La Culebra, y el Labrador.
º,
de Esopo. - 219
dita Culebra, tú me engañaste, diciendome
que te enviase á mi hijo, y le has muerto
fraidoramente. La Culebra desde una alta pe
ña le respondió: Yo niego eso que tú di
ces, pues yo no te he engañado: Tú me pi
saste y me heriste con tus pies, y por consi
guiente me hiciste mal: no te dixe muchas
veces, que no creyeses á quien mal habias
hecho? -
S
N
P E
SNASS,
3. Nº S.
ss N. N. N.
E¿
de Esop0. 23?
El Perro embidio30.
La Raposa, y el Lobo.
TTNA Raposa con su hijo fué á encon
trar al Lobo, y le habló de esta ma
nera: Mi Señor Lobo, pidote por mer
ced, que quieras criar á mi hijo, y enseñar
de aquellas artes que tú sabes. El Lobo
convino en esto, y entónces la Raposa de
xó su hijo, y volvió á su cueva. Una no
che tomando al hijo de la Raposa el Lobo,
se fué á unos corrales de ovejas, para ro
bar alguna de ellas; pero fué sentido de
los perros, y no pudo tomar nada. Al ama
necer subió á lo alto de un monte, y dixo
á su ahijado: Ya sabes que á noche fuimos
al
de Esopo. 2.43
al corral de las ovejas, y que trabajé mu
cho para pillar alguna de ellas, pero en
vano; ahora estoy cansado y fatigado; tú
vela un poco mientras yo duermo; y mira
quando salieren las bestias del lugar á pa
cer, y me despertarás para ver si puedo
tomar alguna. Durmióse el Lobo, y á la
mañana despertóle el ahijado, llamandole:
Señor, Señor. El Lobo le dixo: ¿qué quie
res ahijado? El qual respondió: Señor, ya
salen los puercos. Dixole el Lobo: no ha
go caso de este ganado, porque son ani
males súcios, y sus sedas y cerdas me las
timan el gaznate quando las como, y dur
mióse otra vez. Pasada una hora llamóle
otra vez el ahijado: Señor, Señor. Res
pondió el Lobo: ¿qué quieres? Dixo él: mi
ra que salen las vacas á pacer. Dixo el
Lobo: no quiero tomar ninguna de ellas,
porque los Pastores que las guardan son
fuertes y crueles, y los Mastines que traen,
malos y bravos, los quales luego que me
sienten, ladran, y me persiguen hasta ma
tarme, y se durmió otra vez. Despues pa
sada una hora, el ahijado llamó al Lobo:
Señor, Señor, ya salen las Yeguas. Dixo
le el Lobo: mira á qué parte van. El ahi
jado miró donde iban, y volvió diciendo:
Señor, han entrado en un prado cerca de
en
Q2 la -
244 Fáhulas
la montaña donde hay muchos alamos.
Oyendo esto el Lobo, se levantó, y se
fué con cautela, y llegó escondidamente
hasta el prado, donde estaban las Yeguas,
tomó una de las gruesas por las narices, y
- E,
248 Fábulas
El Lobo, y el Carmero.
Un Pastor de Ovejas se le murió un
Perro, que queria mucho, porque
mataba á los Lobos. Sentia mucho su per
dida, y lloraba de dia y de noche por la
falta que le hacia. Oyendo sus lamentos un
Carnero soberbio, dixo al Pastor: Corta
me á mí los cuernos, visteme la piel del
Perro que se te ha muerto, y yo apartaré
á los Lobos con mi vista, pues creerán
que soy el mismo Mastin. El Pastor tomó
su consejo, le cortó los cuernos, y le vis
tió con la piel del Perro. Los Lobos ve
--- -
nian
de Esopo. 249
nian á las Ovejas, y viendo aquel Carne
ro, creyendo que era Perro, todos se es
capaban de miedo que le tenian. Pero un
dia vino un Lobo hambriento, tomó una
Oveja y se escapó. El Carnero viendo esto,
corrió tras el Lobo con gran priesa El
Lobo creyendo que era Perro, se escapa
ba á toda priesa. El Carnero corria siem
pre tras él; pero acaeció, que al pasar por
unos matorrales y abrojos, se le cayó la
piel de Perro, y pareció luego la lana de
Carnero. El Lobo viendo esto, entendió el
engaño, y se allegó á él, y le preguntó:
Quién eres tú? El Carnero no pudiendo
negar lo que era, dixo:Soy Carnero. Pues,
amigo, dixo el Lobo: ¿Por qué te vistes de
ropas agenas? Pensabas que no serías cono
cido? Ahora pagarás tu atrevimiento, y lue
go le degolló. -
E
N
A
W
/
El Leon, y su hijo.
El Leon, y la Raposa.
E L.esteLeonengaño
fingia que estaba enfermo, con
hacia venir á sí á todos
los animales. Quando los tenia en su cue
va, los mataba á medida que iban llegando.
Llegó tambien la Raposa, y desde afuera
hablaba con el Leon, diciendo: que sentia
mucho su enfermedad. El Leon, viendo
que .
254 Fábulas
UNAra matarla,
Aguila volaba tras una Liebre pa
la qual viendo que no se
odia escapar, pidió socorro, y ayuda á un
scarabajo. Este la recibió bajo su ampa
R ro,
258 Fábulas
º),
%24
-
-
F=--=
El Gallo, y el Gato.
TUN L Leon Rey de los animales queria ma
E tar al Gallo, y dió este encargo al Ga
to, con las razones que le movian á ello.
Luego enviste el Gato al Gallo, y le dice:
ven acá Gallo, has de morir. ¿Por qué? di
xo el Gallo. Porque llevas cresta coronada,
y esto es propio de Reyes, y no de vasa
llos. Qué ¿acaso yo me la he puesto? ¿Si
me la ha dado la naturaleza, qué culpa ten
go yo? Quedó el Gato convencido por en
R2 tón
26o Fábulas
tónces, y dixole: vete, vete: Apenas ha
bia vuelto las espaldas, le llama otra vez:
ven acá Gallo. ¿Qué quieres? Has de mo
rir. ¿Por qué? Porque tienes muchas mu
geres, y esto no está bien visto, quando
los demás animales no tienen mas de una.
Dice el Gallo: ¿qué culpa tengo en esto?
Yo no me las busco, sino que me las dan
para multiplicar mas á costa mia. Quedó
cortvencido el Gato, pero no contento. De
ahi á poco llamalo otra vez, y dice: ven
acá Gallo. Responde el Gallo algo enfada
do, ¿qué me quieres? Has de morir. ¿Y por
qué? Porque levantas mucho la voz, y des
iertas á los dormidos. ¿Pues qué culpa
¿ en ello? dice el Gallo, ¿canto mas de
lo que es menester? Antes bien mi canto,
sirve de relox á los que han de ir al traba
jo. Bien, dixo el Gato, vete, vete. Pero
poco le duró la quietud, pues le llamó otra
vez, diciendo : Gallo ven acá. ¿Qué me
quieres ahora? Que has de morir. ¿Y por
qué? Aquí no hay mas por qué, concluyó
el Gato, sino porque así lo queremos, y
así murió el Gallo. - -
- - El .
El Aguila, y el Cuerv0.
L Aguila, volando desde una peña muy
alta, tomó, y arrebató un Cordero de
una manada. Viendolo él Cuervo, quiso ha
cer lo mismo. Se puso á volar con mucha ve
locidad, y se dexó caer sobre el Cordero mas
gordo del mismo rebaño, para llevarselo co
mo el Aguila, pero enredó sus uñas con la
lana, y no pudo salir de allí. Entónces cor
rió el Pastor, le cogió, y cortandole las alas,
lo dió á los muchachos para jugar. Pregun
tóle alguno, ¿qué Ave eres? Y el Cuervo
respondió: En quantos al pensamiento fuí
Aguila, pero en quanto á las obras cº.
... 11
- -
262 Fábulas
Ninguno debe hacer lo que no alcanzan sus
fuerzas. Haz lo que puedas, y no mas, no
reyne en tu pensamiento algun loco atrevi
miento.
s &
N
. . La Zorra, y el Chibo.
Hº una Zorra caido sin pensar
en un pozo, y estando detenida allí
por ser algo alto el brocal, llegó un Chi
bo sediento al mismo ¿?
preguntóla, si
el agua era dulce, y abundante. La Zorra
le respondió: baxa, amigo, porque es tan
buena el agua, que no acaba de hartarse
de ella mi gusto. Baxó el Chibo, y luego
la Raposa salió del pozo, estribando en
º - SllS
de Esopo. 263
sus altos cuernos, y dexó el Chibo metido,
y atollado en el pozo, -
, Algunos por no perecer ellos, pierden á
otros. No es de honrados pretender su pro
vecho, y utilidad, causando incomodidad.
—
La Raposa, y la Zarza. , , ,
Y, - * --
El Cazador, y la Abutarda.
U J. Cazador paró sus lazos en el campo
para cazar Grullas, y prendió con ellas
* una
268 - Fábulas -
El
de Esopo. 269
El Pastor mentiroso.
Ñ: - = l Se s
S = # #32 % nia
2.32
La Hormiga, la Paloma, y el Cazador.
La Abeja, y Júpiter.
TT A Abeja, que es madre de la cera, fué
- TLa á hacer sacrificio á los Dioses, y ofre
ció á Júpiter la miel. Quedó muy conten
to el Dios Júpiter de este
- " - -
sias, y dóº. -
274 Fábulas , , , . .
El Hombre, y la Pulga.
TNA Pulga mordió á un Hombre, és
te quando se sintió herido, la cogió.
Quando iba á matarla, le dixo la Pulga:
Considera, Hombre, que yo no he hecho
mas que morderte, mas tú quieres quitar
me la vida. Esto lo habria yo merecido, si
hubiese intentado quitarte la tuya. Respon
* --- - dió
- ... de Esopo. -- 277
dió el Hombre: Si esto qué dices hubiese
estado en tu poder el hacerlo, no dudo lo
habrias hecho, pues á sangre fria has he
cho lo que has podido, y habiendo dicho
esto la mató.
Hombres hay que á sangre fria hacen to
do el mal que pueden hacer.
lli
III IIII m
l.
º E
-
º. ja
¿
SS #º
Ss
La Tortuga, y el Aguila.
Ierto dia la Tortuga se enfadó de andar
siempre por la tierra, y suplicó al
Aguila que la levantase en el ayre lo mas
alto que fuese posible. El Aguila para dar
le gusto la tomó con sus uñas, y la subió
-
13S
282 Fábulas
mas alta que las nubes. La Tortuga vien
dose tan elevada, dixo: Mi Reyna, quánta
envidia me tienen ahora todos los anima
les, que me miran en tanta elevacion so
bre ellos! No pudiendo el Aguila sufrir mas
la vanidad de la Tortuga, la desamparó , y
cayendo desde lo alto sobre unas peñas se
rompió en muchas piezas, y de esta manera
castigó su orgullo.
Si la fortuna te sube, mira no te empines,
que son dudosos los fines.
Ne
Los
Los Perros.
Un Perro le pusieron un cencerro por
que mordia á quantos pasaban cerca
de él, á fin de que oyendo el ruido todos
se escapasen para no ser mordidos. Pero
el Perro creyendo, que le habian puesto
el cencerro para adorno de su persona, se
presentaba muy ufano, y no hacia caso de
los demás Perros. Un Perro viejo y experi
mentado, viendole tan altivo, y soberbio
le reprehendió con estas palabras: O loco
y desventurado! ¿Cómo eres tan necio, y
tan ignorante? ¿Crees tal vez que tu amo
te ha hecho algun honor en ponerte el
- C62Il
e" -- de Esopo. 28y
cencerro? No, pues sepas que este cen
- cerro es tu mayor menospreció, y un tes
timonio de tu malicia, paraque todos º se
guarden de tu traicion. Oyendo este desen
gaño, se fué lleno de confusion, y se es
condió en un lugar obscuro de donde jamás
salió.
Muchos convierten en substancia lo que les
daña, y hacen gala de su sambenito; temen
tan poco la mala fama, que se glorian de su
misma infamia.
-
El Camello, y Júpiter
TN L Camello, viendo á los Toros con
cuernos, estaba mal contento de sí,
- y
288 Fábulas
y se fué á presentar su quexa á Júpiter de
esta manera : Es cosa muy vergonzosa que
una tan gran bestia como yo, no tenga ni
armas, ni defensa alguna; pues los Toros
tienen cuernos, los Puercos dientes, los
Erizos puntas, los Gatos uñas, y así á pro
porcion todos los animales tienen con qué
defenderse. Por tanto, te ruego que me
dés cuernos como los de los Toros, para
defenderme de mis enemigos. Entónces Jú
piter enfadado le dixo: porque no estás con
tento con lo que te dió la naturaleza, te qui
to las orejas, y se las arrancó.
El que codicia lo ageno, merece que le qui
ten lo suyo. Contentate con lo que la naturale
za te dió. -
Los Compañeros.
TYOs hombres yendo por un camino,
prometieron ser compañeros íntimos,
convimiendo entre sí de no desampararse
jamás, por adversa que fuese la fortuna ó
la desgracia. Apenas habian hecho , este
convenio, quando les envistió un Oso. Vien
dose en este conflicto; el uno se subió en
un árbol lo mas presto que pudo; el otro
no tuvo otro remedio, que el de tender
se en el suelo sin respirar, haciendo el
muerto. Quando llegó el Oso volvió y re
volvió el que estaba tendido en el suelo, y
le
de Esop0. 289
T Uila
29o Fábulas
El
de Esopo. 293
s é
S2 RSNS %% \
-
a -
Júpiter , y la Mona.
J Upiter mandó un dia, que todos los ani
males viniesen á su presencia con sus
hijos; para ver qual de ellos era mas her
moso. Todos comparecieron , entre los
quales vino la mona con su hijo, y presen
tandolo delante de Júpiter, dixo así: O Jú
piter, tú sabes que yo llevo ventaja á to
dos, aunque algunos creen lo contrario.
Pero es cierto que mi hijo es el mas her
O
de Esopo. 295
moso de quantos veas aquí presentes. Oyen
a do estas palabras de la Mona, Júpiter em
pezó áreir, y dixo así: No te alabes á tí
misma, ni á tus cosas, sino serás escarneci
da, y menospreciada de todos.
El alabarse es de vanos, lo bueno que tú
tuvieres callarlo la prudencia te obliga, es
pera que otro lo diga.
El Pabo, y la Grulla.
TNL Pabo convidó á la Grulla á cenar, y
fué qüestion entre ellos sobre las vir
tudes, y prendas naturales de que estaban
dotados. Comenzó el Pabo á alabar sus
plu
296 Fábulas
plumas, diciendo que eran muy hermosas;
y abriendo su cola le decia: mira qué aba
nico tan rico; pero tú no tienes ninguna
disposicion agradable. Entónces respondió
la Grulla, y dixo así: Es verdad, confieso
que tú eres mas hermoso, y que tus plu
mas son mas lucientes; pero tú no puedes
volar por los ayres, y has de vivir á la faz
de la tierra. Yo aunque no tengo las plu
mas tan lucientes, y tan hermosas como las
tuyas, no obstante ellas me levantan, y ele
van hasta las nubes; y desde allí contem
plo las maravillas del mundo, y lo veo todo
debaxo mis pies. - -
*-- -
Il
de Esopo. 299
Embidioso, para tener el doble de lo que
él pediria, pensando que pediria riquezas.
El Embidioso viendo que él habia de ser
el primero en pedir, y que por lo mismo
el Avariento habia de recibir el doble que
él, no pudo encubrir su embidia, y así pi
dió, que á él le sacasen un ojo, para que
al Avariento le sacasen dos. El Sol oyendo
esta demanda, subió á Jupiter, y refirióle
quan grande era la embidia de los hom
bres: De modo, que muchos de buena ga
na padecen algun daño, porque otros pa
dezcan, y slentan mayores desgracias.
De los bienes que otro tenga, nunca tú ten
gas embidia, porque es una vivora que roe
sus propias entrañas.
El Pino, y la Mata.
N Pino muy hermoso, y alto, estando
cerca de una Mata con escarnio le de
cia: ¡Oh qué fea que estás Ni tienes dis
posicion alguna. En verdad no eres digna
que estés cerca de mí, ni debes participar
de mi sombra: porque yo soy alto, grande
y derecho, y casi llego á las nubes; de
suerte que sirvo para la construccion de
las casas, y de navíos, y para muchas otras
cosas. La Mata respondió: Tú estás muy
33
3oo. Fábulas
j
M), \ A N
s. Nº
gº-º
El Pescador, y el Pez.
N Pescador en la orilla del mar sacó
- con el anzuelo un pequeño Pez. Di
xole el Pezecillo: Ruegote que tengas
compasion de mí, y que me des liber
tad, porque soy pequeñito, y no
- ---
-
º. T3S
de Esopo. 3or.
El
3os Fábulas
-
Eé==
sis
- EEEEE
=======rtrº
- -
El Joven, y el Ladron.
N hombre joven estaba sentado, y ar
rimado á un pozo. Vino un Ladron
con intencion de robarle. El hombre jo
ven conoció la mala intencion del La
dron, y fingió que lloraba, con muchos
extremos de dolor, y tristeza. Entónces le
preguntó el Ladron, ¿por qué te afliges de
esta manera? Ay! dixo el Mozo, yo vine
aquí con un cantaro de oro á Sacar agua,
y se me ha roto la soga, y se me ha cai
do el cantaro dentro del pozo. El Ladron
oyendo esto se quitó sus vestidos, y baxó
lue
de Esopo. 3o 3
luego al pozo para aprovecharse de lo que
el otro fingia que habia perdido. Mientras
XA que él estaba abajo, buscando lo que no ha
bia, el Mozo tomó los vestidos del Ladron,
y se fué al Lugar.
El malo muchas veces no advierte el peli
gro á que se arroja, porque le ciega su ma
licia, y cae en muchos precipicios
La Corneja sedienta.
Uºbeber,
Corneja sedienta fué á un pozo á
y encontró allí un cubo en
que habia un poco de agua, que el Ave no
podia alcanzar; pero como ella se moria
de sed, la necesidad la hizo valer de la as
tu
3o4 Fábulas
tucia. Por esto traxo con el pico muchas
¿? y las iba echando en el cubo,
asta que el agua subió, y así bebió, y apa.
gó su sed. --
El Leon, y la Cabra.
N Leon hambriento vió una Cabra,
que pacia en una alta peña; y viendo
ue era inaccesible el subir allí, empezó
hablarle con palabras alhagüeñas, y le
decia: Amiga, qué haces aquí sobre estas
peñas, y lugares secos, donde no
3
dº
de Esopo. 3o5
hallar frutos para comer. Dexa esa tierra
tan estéril, y baxate á los prados verdes
donde yo habito. Baxa, te digo otra vez.
Respondió la Cabra: Sí, tienes razon, yo
baxaré á pacer en estos prados con mucho
gusto; pero bien entendido, dixo ella con
un tono de burla, que esto será quando yo
no te veré mas en esta comarca.
A los viles y lisonjeros nunca tu casa les
abras, ni cures de sus palabras.
El Labrador, y el Toro.
N Labrador tenia un Toro que le em
bestia siempre con los cuernos, y de
terminó Serrarselos, pensando que así ne
le
«a
3o6 Fábulas
le haria daño. El Toro irritado por haber
perdido sus armas, escarvaba la tierra con
s los pies, de manera que llenaba á todos, y
al amo mismo de polvo y arena. Entonces
dixo el Labrador: ¿De qué me ha servido
la precaucion de cortar los cuernos al To
ro? Este es un malvado animal; pues aho
ra me hace mas daño con sus pies que no
me hacia estos dias pasados con su cabe
za, yo te entregaré al Carnicero, y allí
pagarás tu malicia. - -
El Caminante, y el Satiro.
N Caminante llegó á una montaña ás
pera, donde encontró muchas nieves;
de suerte que no se conocia el camino, ni
él sabia donde acogerse. Estando en este
conflicto vino á él un Satiro, y le dixo:
que entrase á su casa, que allí descansaria.
El Caminante aceptó el convite, y entró á.
casa del Satiro. Entónces el Satiro le hizo
sentar, y le dió de comer lo mejor que te
nia. Despues le traxo un vaso de vino ca
liente, para que calentase su estomago. Ha
lló el Caminaníe el vino demasiado calien
te, y soplaba en él para enfriarlo. Viendo
... ". 62S
"... - de Esopo. 3O
esto el Satiro, dixo: Ola? Yo advierto aho
ra que tú haces cosas contrarias con tu bo
ca, pues con ella calientas lo que es frio, .
y con ella enfrias lo que es caliente. Sal
luego de la montaña, y no vuelvas acá otra
vez, porque nosotros los Satiros no pode-.
mos sufrir hombres de dos caras.
Anda, que así sois los hombres, con una
cara halagais, y con la otra maldecis: en pre
sencia sots amigos, y en ausencia enemigos.
IAM l l NN WN
W")
sos
as
El Toro, y el Raton.
El Amade, y su dueño.
La moneda encomendada.
Yº un Español á la Meca, pasó por
Egypto; y conociendo que habia de
andar por tierras despobladas y desiertas,
temiendo los peligros del camino, deter
minó dexar encomendada la moneda que
traía á un hombre de fé y crédito, llevan
do consigo la que era menester, para su
sustento, y continuó su viage. Al volver de
la Meca pidió su dinero á aquel á quien
lo habia entregado. Este se lo negó, y di
xo que nunca habia visto fal hombre. El
-
Español oyendo esto se fué muy triste á
encontrará sus compañeros con quienes
: - vi
de Esopo. 313
vino de la Meca, á los quales les refirió el
caso, y les pidió consejo. Oyendo esto los
compañeros dixeron, que no podía ser que
aquel hombre le negase el dinero; porqueº
estaba reputado, y tenido por hombre de
bien. El Español se fué otra vez á encon
trarle y le pidió con mucha humildad y
buen modo el dinero que le habia enco
mendado; pero no pudo alcanzar nada, por
que él se lo negó otra vez, amenazando
le porque le infamaba. El Español se fué
muy triste, y encontró á una vieja vestida
de Peregrina con su bordon, que le dixo:
Señor, ¿qué tiene Vmd. alguna pena; pues
le veo muy triste y turbado? El Español le
refirió todo lo que le pasaba con aquel
hombre, á quien habia encomendado el
dinero. La buena vieja le comenzó á con
solar, diciendo, que tuviese buena espe
ranza, pues ella le daria medio como po
der recobrar el dinero. El Español dixo:
¿cómo podrá ser esto? Respondió ella: De
esta manera. Traeme un hombre de tu tier
ra, de quien tú fies. El le traxo su com
pañero: Al qual dixo la vieja: que manda
se hacer quatro caxitas pintadas, y por
afuera bien guarnecidas de plata y seda, y
las llenase de piedrecitas de la calle. Quan
do tengas estas caxitas prevenidas, las ha
- T3S
3I4 Fábulas \ -
El Lobo, y el Cabrito.
E" Cabrito pacía no muy lexos de su ca
V, sa en un prado. Viendole el Lobo se
llegó á él para matarlo. Quardo el Cabrito
vió al Lobo, se escapó á su casa, y se en
tró donde estaban los Carneros. El Lobo
Ya
viendo burladas sus esperanzas, determinó
tentarlo con palabras blandas, y de amis
tad,
316 Fábulas - -
La prueba de la Amistad.
—
La sentencia de una Casa
N hombre estando cercano á la muer
te dexó á su hijo en testamento una
sola casa que tenia. El hijo vivia de su tra
bajo, y algunas veces padecia hambre; pe
-- " - TO
de Esopo. 325
ro nunca que vender su casa por tener
una memoria de su Padre. Un vecino suyo,
que era rico, y codicioso, procuraba todos
los medios para poseer dicha casa, pero
conociendo el mozo sus astucias, y enga
ños, huia de su compañía paraque no lo
engañase. Un dia el vecino llegóse al mo
zo, y le dixo; Supuesto que tú no me quie
res vender la casa, á lo menos te pido que
me alquiles una parte de ella, para tener
allí diez toneles de aceyte, y tú me los
guardarás. El mozo no temiendo ningun
engaño, alquilóle una camara de su casa,
y se fué á trabajar. Mientras él estaba fue
ra de su casa, entró el vecino en ella cin
co toneles llenos de aceyte, y otros cinco
medio llenos, y quando el mozo llegó, le
entregó las llaves de la camara, y dixole:
A tí encomiendo estos diez toneles llenos
de aceyte, guardalos bien, saludóle, y se
fué. El mozo creyó que todos diez toneles
estaban lienos, porque no pensaba que un
hombre le engañase. Pasado algun tiem
po, quando el aceyte se vendia muy earo,
dixo el vecino al mozo, saquemos el acey
te que está en tu casa para venderlo, y te
pagaré el alquiler. Fuéron los dos á sacar
el aceyte, y hallando cinco toneles llenos, y
cinco medio llenos, dixo el vecino al mo
Z0 :
326 Fábulas
zo: Tú me has robado el aceyte , que te
encomendé. El mozo dixo entónces: Se
ñor, yo no he robado el aceyte. Oyendo
esto el vecino le acusó ante el Juez. El mo
zo respondió á la acusacion, y dixo: ¿
no negaba haber recibido los diez toneles
de aceyte; pero que él era inocente, y que
pedia tiempo para responder, y probar su
inocencia. El Juez le concedió la dilacion
precisa; y durante este tiempo fué á pe
dir consejo á un Filósofo, hombre de bien,
y abogado de los pobres, y declarandole
toda la verdad del hecho, afirmóle con ju
ramento que era injustamente acusado. El
Filósofo conociendo la sencillez, y verdad
del mozo, movido de compasion dixole:
Hijo, confia, que yo te ayudaré; pues la
verdad debe ser preferida- al engaño, y se
fué con él ante el Rey, el qual habiendo
oido una, y otra parte, dixo el Rey al Fi
lósofo: Te cometo esta causa, paraque tú
dés una sentencia justa. El Filósofo obede
ciendo el mandamiento del Rey, dixo de
esta manera: El vecino es hombre rico, y
de buena fama, y no podemos pensar que
pida una cosa injusta; pero tampoco pode
mos creer que este mozo de quien no he
mos oido jamás cosa mala, haya robado el
aceyte. Así pues paraque se evidencie la
- Ver
de Esopo. 327
verdad, vease la cantidad de heces que
hay en los cinco toneles llenos, y las que
hay en los cinco medio llenos. Si las canti
dades son iguales; seguramente el mozo
habrá robado el aceyte; si son desiguales
no habrá nunca habido en los medio lle
nos , tanto aceyte, como dice el vecino, y
así habrá engaño sin duda de parte del ve
cino. Se hizo la prueba, y se hallaron do
bladas heces en los toneles llenos que en
los otros medio llenos. Entónces reprehen
dieron al vecino, y dando muchas gracias al
Filósofo, dexaron en paz al mozo.
Quando no tengas razon, no reyne en tu
pensamiento algun loco atrevimiento.
-- La Sentencia justa. -
- —-
de Esopo. - 329
llaste mas de los mil florines? Respondió el
pobre: Sabe Dios, que restituí todo quan
to hallé. Entónces dixo el Filósofo: Este
hombre es rico, de buen credito, y mu
chos testigos trae, no es de creer que pi
da sino lo justo, y aquello que realmente
¿º Este pobre tambien tiene buena
ama, al qual no menos se debe creer, ma
yormente habiendo vuelto estos mil flori
nes, que habia hallado en la calle, los qua
les pudiera retener, si quisiera, y dice ha
ber vuelto todo lo que halló. Por tanto mi
sentencia es que se dén cien florines al po
bre porque ha entregado los mil, y que se
pongan en deposito los restantes; porque
segun parece no son los que perdió el Mér
cader, pues dice que perdió mil quatro
cientos, y quando parezcan se le darán.
Esta sentencia gustó á todos los que esta
ban allí presentes. El Mercader dixo entón
ces: Señor, yo confieso mi culpa, y voy á
deciros la verdad. Estos mil florines son
mios, pues yo queria defraudar á este pobre
los cien florines que le habia prometido. El
Juez por un efecto de su clemencia, man
dó que se le volviesen los mil florines, des
contando los cien que habian dado al po
bre.
Cumple siempre la palabra, aunque la
dés
33O - Fábulas, .
dés á un Moro, pues es un precioso tesoro.
Guardate de prometer, mas si prometer qui
sieres, cumple lo que prometieres. -
El Labrador, y la Avecilla.
N Labrador iba todas las mañanas á una
- huerta, que tenia para divertirse con
el canto de las aves. Se sentaba debaxo de
un árbol, en el qual se ponia siempre una
Avecilla, cuyo canto le gustaba mas que
el de las otras. No contento de esto deter
minó el buen hombre prenderla para lle
varla á su casa, pensando que allí le diver
tiria mas. En efecto le armó un lazo, y la
prendió. La Avecilla viendose presa dixo
al hombre: ¿Por qué me has prendido?
Respondió el Labrador: Yo te he prendi
- - do
de Esop0. 333
S
Ñs
El Filósofo, y el Giboso.
Eas
Las Fábulas.
W
¿H
Ñ y
y
El Labrador, el Lobo, la Raposa, y el
- Queso.
UN Labrador tenía unos bueyes que no
querian arar la tierra, y enfadado mu
chas veces, decia: Ojalá os comiesen los
Lobos, porque no quereis arar bien. Un
Lobo oyendo esto estuvo todo un dia es
perando, quando se los daria el Labrador.
Vino la noche, y el Lobo viendo que en
vano habia esperado todo el dia, pues el
Labrador se iba con los Bueyes á su casa,
dixo al Labrador: muchas veces me has
prometido los Bueyes, cumple hoy lo que
prometiste, que yo estoy pronto para re
Y2 ci
34O Fábulas -
El Rey, y el Sustre.
N Rey tenia un maestro Sastre muy
bueno, y mandóle que hiciese un ves
ti
344 Fábulas
tido precioso para sí, y otros para su fami
lia , y que esto fuese con la mayor breve
dad. Dispuso que su Mayordomo diese to
do lo necesario al Sastre, y abundante co
mida todos los dias para él y para sus dis
cípulos, entre los quales habia uno que se
llamaba Nedio, que excedia á todos en co
ser. Un dia les dió el Mayordomo pan ca
liente con miel, y mandó que guardasen
de aquella miel para Nedio, que estaba au
sente, y dixo el Maestro: No come Nedio
miel, y se la comieron toda ellos. Despues
de comer vino Nedio, y dixo: ¿Por qué co
miste sin mí, y aun me parece que no me
guardaste mi parte? Respondió el Mayor
domo: Tu Maestro dixo que no comias
miel, por esta razon no te hemos guarda
do la parte que te tocaba. El calló por en
tónces, esperando ocasion de hacer otra
burla al maestro. Un dia estando el Sastre
ausente, preguntó el Mayordomo á Ne
dio, si en algun tiempo habia visto mejor
Sastre, que su Maestro. Señor, respondió
Nedio, muy buen Sastre sería mi Maestro,
si no le atormentase cierta enfermedad. Di
xo el Mayordomo ¿qué enfermedad pade
ce el Sastre? Nedio respondió: Mi amo es
frenetico en tanto grado, que quando le
dá este mal quiere matar á todo el mundo.
- - Di
- de Esopo. 345
Dixo el Mayordomo: si yo supiese quan
do le viene este mal, yo le haria atar muy
fuerte, porque no hiciese daño á nadie.
Dixo Nedio : Quando tú vieres, que él mi
ra sobre la mesa á una y otra parte, dan
do golpes de mano en ella, sepas que en
tónces le viene su mal, y si no te apartas,
te dará igualmente que á nosotros. El Ma
yordomo dió las gracias á Nedio de haber
le avisado. y se puso de prevencion. El día
siguiente Nedio escondió con prevencion las
tixeras: Buscandolas su Maestro, miraba
una y otra parte, y no hallandolas, da
ba con la mano sobre la mesa. Luego que
vió esto el Mayordomo, que se hallaba allí
presente, mandó que le atasen, porque
no hiriese á alguno, y le heria á palos
El Sastre, que no sabia lo que era esto,
daba muchas voces, diciendo: 3 por qué le
herian sin razon y sin culpa? Quando es,
tuvieron ya cansados de darle de palos, le
respondió el Mayordomo : Esto lo hemos
hecho por tu mismo bien y provecho; pues
Nedio nos ha dicho, que algunas veces te
enfurecias, de manera que si no te ataban
y castigaban, herias á todos los que se ha
llaban presentes, por esta razon lo he yo
mandado. Entónces dixo el Sastre á Nedio:
O malvado y cruel, ¿quándo me viste tú
621
346 Fábulas,
enfurecido? Respondió Nedio : Entónces
quando dixiste que yo no comia miel. El
Mayordomo, y todos los que estaban allí
presentes que oyeron estas palabras, cono
cieron entónces que era una burla que hizo
Nedio á su Maestro, y le reprehendieron.
En quantas cosas tratares de qualquiera
calidad, habla siempre la verdad. A tu amo
si fiel eres, en público has de alabarlo, y en
secreto avisarl0. -
-
El Loco, y el Cazador.
\
Los
Los Gallos, y la Perdiz.
CRIerto hombre compró una Perdiz, y la
puso entre unos Gallos, que tenia. Es
tos la mataban á picadas. La Perdiz estaba
muy afligida del mal tratamiento que le da
ban. Pero viendo otro dia que los Gallos
reñian entre sí, y se picaban el uno al otro
se consoló, y dixo: De aquí en adelante
no me afligiré tanto, pues veo que los Ga
llos hacen lo mismo consigo.
El hombre prudente debe con paciencia
tolerar las injurias; porque todos tenemos
que sufrir en esta vida.
Arion
352 - Fábulas,
y Arion, y el Delfin. l
Venus, y la Gallina.
Regúntó la Biosa Venus á la Gallina
rº ¿qual es la causa porque quince Galli
nas estais contentas con un Gallo, y una
muger no está contenta con un marido?
dixole la Galliñá : Porque la muger tiene
muy º desreglado el apetito, y jamás se con
tenta con lo que tiene. -
- - -
-
* . , - s y “
El Castor, y el Cazador. 3
UN Cazador perseguia á un Castor con
el designio de aprovecharse de cierta
parte de su cuerpo para la medicina. El Cas
tor que conoció su intencion, y que no
¿ , arrancó con los dientes aque
a parte, y la arrojó al Cazador, y de esta
manera pudo escapar de sus manos.
Dehe á veces el hombre abandonar algo pa
ra salvar el todo. Del mal el menos. ...,
- La
de Esopo.
El Javalí, y el Asmo. .
TTN Asno se burlaba de un Javalí. Este en
furecido, mostrandole los colmillos, de
dixo: Anda que no hago caso de tus burlas;
facil cosa me sería el vengarme de tí; pero
no quiero ensuciarhne en tan poca cosa, ya
es bastante castigo el menosprecio. ,
Es de un corazon noble, el mo hacer ca
s0 de las injurias.
El
El Cuervo, y su Madre.
TN Cuervo hallandose enfermo, decia á
su Madre: Madre mia no llores; an
tes suplica á los Dioses que me vuelvan la
salud. Hijo, dixo la Madre, está bien; pe
ro de quien de los Dioses esperas alcanzar
esta gracia, pues no hay alguno á quien no
hayas ofendido en sus altares, hurtando la
carne de los sacrificios.
a Nada puedes merecer del que tienes ofen
ido, -
El
# S
, , º SSSS
-
Nº ºese. Rºsses-
SS