ANTROPOLOGIA
ANTROPOLOGIA
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Esta última pone especial énfasis en el análisis de la cultura —término sobre el cual no existe
consenso entre las corrientes antropológicas—, que se realiza básicamente por un proceso
trifásico que comprende, en primera instancia, una investigación de gabinete; en segundo
lugar, una inmersión cultural que se conoce como etnografía o trabajo de campo; y por último,
el análisis de los datos obtenidos mediante el trabajo de campo.
El desarrollo inicial de la antropología coincide con el auge del pensamiento positivista que
elevaba la razón como una capacidad distintiva de los seres humanos, y con el colonialismo
europeo derivado de la Revolución industrial. Es por esta última razón que muchos trabajos
de los primeros antropólogos sociales (sobre todo los británicos y franceses) versaban sobre
las sociedades no occidentales de América, Asia, Oceanía y África.
Esta concepción de la antropología social fue abandonada en la segunda mitad del siglo XX y
sustituida, según Marvin Harris, por "el estudio de la humanidad, de los pueblos antiguos y
modernos y de sus estilos de vida".
Tabla de contenidos
1 Ramas de la antropología
2 Pertinencia de la antropología
3 El objeto de estudio antropológico
4 Ética, política y antropología
5 Historia de la antropología
o 5.1 El origen de la pregunta antropológica
o 5.2 Nacimiento institucional de la antropología
6 El devenir de la antropología durante el siglo XX
o 6.1 El desarrollo de la sociología y la etnología francesa
o 6.2 El culturalismo estadounidense
o 6.3 El funcionalismo británico
6.3.1 Tesis centrales del funcionalismo
6.3.2 Una mirada histórica sobre el funcionalismo británico
o 6.4 La antropología en América Latina
7 La antropología en tiempos modernos
8 Campos y subcampos de la antropología
9 Disciplinas relacionadas
10 Referencias
11 Enlaces externos
Ramas de la antropología
La antropología es el estudio de la diversidad humana, —diversidad de cuerpos, de
comportamientos— en el pasado y el presente. Se suele subdividir en las siguientes
subdisciplinas:
Cada una de las ramas ha tenido un desarrollo propio, que las ha convertido en disciplinas
separadas por derecho propio, con campos de estudio bien definidos. La diversificación de las
disciplinas no impide, por otro lado, que se hallen en diálogo permenente unas con otras. Los
edificios teóricos de las disciplinas antropológicas comparten como base su interés por el
estudio de la humanidad. Sin embargo, metonímicamente en la actualidad, cuando se habla de
antropología, por antonomasia se hace referencia a la antropología social.
Pertinencia de la antropología
Hay otras ciencias que también estudian a los humanos. Historia, economía, psicología,
sociología o incluso la biología y la química. ¿Qué distingue de la antropología?
Asimismo, en tanto que la sociología —la disciplina social más cercana a la antropología—
aborda su problemática desde una construcción teórica prestablecida, los antropólogos suelen
construir su objeto de estudio mediante una investigación empírica, que se realiza en el
trabajo de campo. El método de investigación antropológica permite seguir un camino a la vez
inductivo y deductivo para llegar a la producción de conocimiento.
Tras el desarrollo de diferentes tradiciones teóricas en diversos países, entró en debate cuál
era el aspecto de la vida humana que correspondía estudiar a la antropología. Para esa época,
los lingüistas y arqueólogos ya habían definido sus propios campos de acción. James George
Frazer había propuesto que el objeto era la cultura, entendida como un "todo complejo" que
incluye creencias, costumbres y tecnología y todo lo producido por las sociedades humanas.
Esta propuesta está presente en todas las corrientes de la antropología, ya sea que se declaren
a favor o en contra de la misma. Sin embargo, a partir del debate se presenta un fenómeno de
constante atomización en la disciplina, a tal grado que para muchos autores -por citar el
ejemplo más conocido-, el estudio de la cultura sería el campo de la antropología cultural; el
de las estructuras sociales sería facultad de la antropología social propiamente dicha. De esta
suerte, Radcliffe-Brown (antropólogo social) consideraba como una disciplina diferente (y
errada, por lo demás) la que realizaban Franz Boas y sus alumnos (antropólogos culturales).
Según Clifford Geertz, el objeto de la Antropología es el estudio de la diversidad cultural.
Por último, la antropología tiene una historia de asociaciones con las agencias
gubernamentales de inteligencia y la política antibelicosa. Boas rechazó públicamente la
participación de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, lo mismo que la
colaboración de algunos antropólogos con la inteligencia de Estados Unidos. En contraste,
muchos antropólogos contemporáneos de Boas, fueron activos participantes en la Guerra de
múltiples formas. Entre ellos se cuentan las docenas que sirvieron en la Oficina de Servicios
Estratégicos y la Oficina de Información de Guerra. Como ejemplo, tenemos a Ruth Benedict,
autora de El crisantemo y la espada, que es un informe sobre la cultura japonesa realizado a
pedido del Ejército de Estados Unidos.
Por otro lado, muchos otros antropólogos estuvieron sumamente activos en el movimiento
pacifista, e hicieron pública su oposición en la AAA, condenando el involucramiento del
gremio en operaciones militares encubiertas. También se han manifestado en contra de la
invasión a Irak, aunque al respecto no ha habido un consenso profesional en Estados Unidos.
Historia de la antropología
El antropólogo Eric Wolf alguna vez definió a la antropología como "la más científica de las
humanidades y la más humanista de las ciencias", tratando de explicar cómo el desarrollo de
la antropología contribuyó a entender la forma de encajar de esta ciencia, dentro de otras
disciplinas.
Para Estaban Krotz la pregunta antropológica es ante todo una pregunta por el otro. Y en
término estrictos, está presente en todo individuo y en todo grupo humano, en la medida en
que ninguna de las dos entidades puede existir como aislada, sino en relación con Otro. Ese
otro es el referente para la construcción de la identidad, puesto que esta se construye por
"oposición a" y no "a favor de". La preocupación por aquello que genera las variaciones de
sociedad en sociedad es el interés fundador de la antropología moderna.
A pesar de que todos los pueblos comparten esta inquietud, es en Occidente donde, por
condiciones históricas y sociales partículares, adquiere una importancia superior. Es innegable
que ya Hesíodo, Herodoto, y otros clásicos indagaban en estas diferencias. Sin embargo,
cuando Europa se halló frente a pueblos desconocidos y que resultaban tan extraordinarios,
interpretó estas exóticas formas de vida ora fascinada, ora sobrecogida.
Con el tiempo, nuevos movimientos en el campo del pensamiento y sucesos históricos como
la Revolución industrial contribuirían al nacimiento de la antropología como una disciplina
científica.
Por otro lado, la reacción romántica contra el movimiento ilustrado —que tuvo su corazón en
Alemania— fue el contexto en el que filósofos como Herder y, posteriormente, Wilhelm
Dilthey, escribieron sus obras. En ellas se puede rastrear el origen de varios conceptos
centrales en el desarrollo posterior de la antropología.
Estos movimientos intelectuales en parte lidiaron con una de las mayores paradojas de la
modernidad: aunque el mundo se empequeñecía y se integraba cada vez más, la experiencia
de la gente del mundo resultaba más atomizada y dispersa. Como Karl Marx y Friedrich
Engels observaron en la década de los años 1840:
Todas las viejas industrias nacionales, han sido o están siendo destruidas a diario. Son desplazadas
por nuevas industrias, cuya introducción, se convierte en un tema de vida o muerte para las naciones
civilizadas, por industrias que no trabajan sólo con materias primas locales, sino también, con
materias primas traídas de los lugares más remotos; industrias cuyos productos, no son consumidos
solo por la población local, sino también por gente de todo el globo. En lugar de las antiguas
demandas de consumo, satisfechas por la producción del país, encontramos nuevas necesidades,
requiriendo para su satisfacción, productos de lugares y climas distantes. En lugar del antiguo
aislamiento nacional y la auto-suficiencia, tenemos relaciones en todas las direcciones,
interdependencia universal de naciones.
Dado que los primeros acercamientos de la antropología institucional tendían a extender los
conceptos europeos para comprender a la enorme diversidad cultural de otras latitudes no
europeas, se incurrió en el exceso de clasificar a los pueblos por un supuesto grado de mayor
o menor progreso. Por eso, en esos primeros tiempos de indagación etnográfica, productos de
la cultura material de naciones 'civilizadas' como China, fueron exhibidos en los museos
dedicados al arte, junto a obras europeas; mientras, que sus similares de África o de las
culturas nativas de América se mostraban en los museos de historia natural, al lado de los
huesos de dinosaurio o los dioramas de paisajes (costumbre que permanece en algunos sitios
hasta nuestros días). Dicho esto, la práctica curatorial ha cambiado dramáticamente en años
recientes, y sería incorrecto ver la antropología como fenómeno del régimen colonial y del
chovinismo europeo, pues su relación con el imperialismo era y es compleja.
Tanto basándose en los métodos de las ciencias naturales, como también creando nuevas
técnicas que involucraban no sólo entrevistas estructuradas sino la consabida “observación
participante” desestructurada, y basada en la nueva teoría de la evolución a través de la
selección natural, propusieron el estudio científico de la humanidad concebida como un todo.
Es crucial para este estudio el concepto de cultura. La cultura ha sido definida en la
antropología de las formas más variadas, aunque es posible que exista acuerdo en su
conceptualización como una capacidad social para aprender, pensar y actuar. La cultura es
producto de la evolución humana y elemento distintivo del Homo sapiens y, quizás, a todas
las especies del género Homo, de otras especies, y como una adaptación particular a las
condiciones locales que toman la forma de credos y prácticas altamente variables. Por esto, la
“cultura” no sólo trasciende la oposición entre la naturaleza y la consolidación; trasciende y
absorbe peculiarmente las distinciones entre política, religión, parentesco, y economía
europeas como dominios autónomos. La antropología por esto supera las divisiones entre las
ciencias naturales, sociales y humanas al explorar las dimensiones biológicas, lingüistas,
materiales y simbólicas de la humanidad en todas sus formas.
El devenir de la antropología durante el siglo XX
En este apartado se considera la consolidación de la antropología como una disciplina por
derecho propio. Sin embargo, no es, ni de lejos, un edificio monolítico. Como todas las
corrientes de pensamiento, se relaciona directamente con el contexto social en el que se
produce. De esta manera se puede entender la divergencia entre las varias escuelas nacionales
de la antropología, que se fueron consolidando durante los últimos años del siglo XIX y la
mitad del siglo XX.
Imagen:Durkheim.gif
Émile Durkheim. Según algunas tradiciones antropológicas (visiblemente la francesa), él fue
el primero en desarrollar el método de la etnología. Otros reclaman la paternidad para
Malinowski (británico), o para Boas (germano-estadounidense).
La antropología francesa tiene una genealogía menos clara que las tradiciones inglesa o
americana. Muchos comentaristas consideran a Marcel Mauss como el fundador de la
tradición antropológica francesa. Mauss era un miembro del grupo del Annee Sociologique, la
revista dirigida por Émile Durkheim y mientras Mauss estudiaba la situación de las
sociedades modernas, Mauss y sus colaboradores (como Henri Hubert y Robert Hertz)
recurrieron a la etnografía y filología para analizar las sociedades que no estaban tan
diferenciadas como las naciones-estado europeas. En particular, en el Ensayo sobre los dones
se probaría de relevancia permanente en los estudios antropológicos acerca de las
redistribución de los bienes y la reciprocidad.
Sin embargo, fue sobre todo Claude Lévi-Strauss quien ayudó a institucionalizar esta ciencia
en Francia. Además de la trascendencia del estructuralismo, Lévi-Strauss estableció vínculos
con antropologistas americanos e ingleses. Al mismo tiempo estableció centros y laboratorios
por toda Francia para proveer de un contexto institucional para la antropología mientras
entrenaba a estudiantes influyentes como Maurice Godelier o Françoise Héritier que se
volvería muy influyente en su escuela. Muchas particularidades de la antropología francesa
actual son consecuencia de que se investigue en laboratorios privados más que en
universidades.
El culturalismo estadounidense
La corriente culturalista fue llamada de esa manera por el especial interés que puso en el
análisis de la cultura, a diferencia de la antropología social británica (interesada en el
funcionamiento de las estructuras sociales), y la etnología francesa desarrollada por Émile
Durkheim y Marcel Mauss.
Los pioneros de la antropología estadounidense fueron miembros del staff del Bureau of
Indian Affairs ("Agencia de Asuntos Indios") y del Smithsonian Institution's Bureau of
American Ethnology ("Agencia de Etnología Americana del Instituto Smithsoniano"), como
John Wesley Powell y Frank Hamilton Cushing. La antropología académica en Estados
Unidos fue establecida por Franz Boas, quien aprovechó su puesto en la Universidad de
Columbia y el Museo Americano de Historia Natural para entrenar y desarrollar múltiples
generaciones de estudiantes.
Partiendo de la filosofía alemana, Boas (que era austriaco) sostuvo la diversidad de 'culturas'
cuya evolución no podía ser medida respecto a la 'Civilización' europea. Boas propuso como
premisa básica que cada cultura debía ser estudiada en su
particularidad; y que no era posible generalizar sobre
culturas diferentes, tal como se había venido haciendo en la
naciente antropología por imitación de las ciencias naturales
(Boas, 1964: Cap. III).
El funcionalismo británico
Tanto Malinowski como Radcliffe-Brown tuvieron éxito gracias a que, como Boas,
entrenaron activamente a sus estudiantes y desarrollaron instituciones que ayudaron a sus
ambiciones programáticas, en especial en el caso de Radcliffe-Brown, que esparció sus planes
para la 'Antropología Social' enseñando en universidades a lo largo de todo el Mancomunidad
Británica de Naciones. Desde fines de los años 1930 hasta el período posguerra se editaron
una serie de monografías y volúmenes editados que establecieron el paradigma de la
Antropología Social Británica. Las etnografías más famosas incluyen Los Nuer de Edward
Evan Evans-Pritchard y The Dynamics of Clanship Among the Tallensi por Meyer Fortes,
mientras que los volúmenes más conocidos que fueron editados incluyen Sistemas africanos
de parentesco y matrimonio y Sistemas políticos africanos.
Su desarrollo como disciplina científica en casi todos los países del subcontinente está ligada
con la actividad estatal. De hecho, en el periodo comprendido aproximadamenrte entre los
años 1930 y 1970, en muchos países de América Latina se fundaron instituciones
antropolóicas paraestatales que tenían la función de planificar y desarrollar programas de
desarrollo dirigidos a la integración de los indígenas en la sociedad nacional.
La antropología económica, influenciada por Karl Polanyi y desarrollada por Marshall Sahlins
y George Dalton resaltaron las debilidades conceptuales de la economía tradicional para
abordar los mecanismos de explotación y distribución de los bienes en las sociedades
precapitalistas. Acusaban que las teorías ortodoxas ignoraban los factores culturales y sociales
en estos aspectos de la esfera económica social, y que por tanto, sus preceptos no eran
universales. En Inglaterra, el paradigma de la Sociedad Británica de antropología fue
escindido cuando Max Gluckman y Peter Worsley se inclinaron hacia el marxismo. Lo mismo
ocurrió en el momento que Rodney Needham y Edmund Leach incorporaron el
estructuralismo de Lévi-Strauss a su análisis antropológico (por ejemplo, en la obra Cultura y
comunicación... del primer autor).
En la década de los años 1980 la cuestión del poder —analizada por Eric Wolf en Europa y
los pueblos sin historia— fue central en la disciplina. Libros como Anthropology and the
Colonial Encounter consideraron los vínculos entre la antropología y la inequidad colonial, al
tiempo que la amplia popularidad de teóricos como Antonio Gramsci y Michel Foucault
llamaron la atención hacia los temas del poder y la hegemonía. El género y la sexualidad se
convirtíeron en temas centrales. Lo mismo ocurrió con la relación entre historia y
antropología, relación analizada por Marshall Sahlins, que llevó a Lévi-Strauss y Fernand
Braudel a examinar la relación entre la estructura social y el agente individual.
A finales de los ochenta autores como George Marcus y James Clifford cuestionaron la
autoridad etnográfica, particularmente en el cómo y el por qué es posible el conocimiento y la
autoridad de la antropología. La crítica de estos autores se centra en la supuesta "neutralidad"
de los etnógrafos. Forma parte de la tendencia posmodernista contemporánea. En los años
recientes (1990-2006) los antropólogos han prestado más atención a la medicina y
biotecnología, la globalización, los derechos indígenas y la antropología urbana. Es
importante señalar que, en especial, los dos últimos temas (derechos indígenas y antropología
urbana) se encontraban presentes en la discusión antropológica de los países
latinoamericanos. Como ejemplo tenemos el análisis de la cultura de la pobreza, emprendido
por Oscar Lewis en la ciudad de México en la década de los cincuenta, y los trabajos de la
corriente indigenista latinoamericana surgida a partir de la década de 1930 y que concluye con
el México Profundo de Guillermo Bonfil.
Antropología de la religión
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Tabla de contenidos
1 Definición de religión
2 Breves notas sobre la evolución del concepto de religión
3 Enfoques conceptual y funcionalista (qué es y para qué)
4 Etnocentrismo en la teoría social de la religión
5 Referencias
Definición de religión
Al partir de una definición para explicar un concepto ha de tenerse en cuenta que se ha
llegado a dicha definición partiendo de innumerables datos y casos particulares. Aun teniendo
el defecto de incluir en la misma la visión o interpretación de quien estudia los datos, la
definición como punto de partida para una explicación constituye la segunda parte de un
proceso inductivo-deductivo.
Entre las definiciones teológico-filosóficas tenemos a una larga lista de filósofos, teólogos y
estudiosos que enfocan la religión de forma esencialista. Tratan de definir lo religioso por su
contenido, sus dogmas. La religión como sistema de creencias. Pero este tipo de definición al
no llegar a explicar conceptos como lo sagrado, el misterio o lo absoluto dejan la puerta
abierta a otro tipo de explicaciones.
En los pueblos primitivos, la religión constituye el principal entramado social que brinda
estabilidad y afán de supervivencia al grupo a través del mito. Estos grupos se sienten
descendientes de un dios, semidiós o héroe y con un cometido místico (ritos). En las
sociedades modernas, la religión ha perdido importancia en estas funciones. Ya no representa
la única forma de moral, al desarrollarse el Derecho; y las instituciones del Estado
desempeñan gran parte de las funciones que tradicionalmente venía realizando la religión.
Todas estas definiciones o interpretaciones del hecho religioso descansan en dos conceptos
generales aceptados por los representantes de este enfoque sustantivista: l
Por todo ello, es necesario acotar el término religión para no acabar incluyendo en esta
categoría los fenómenos psicológicos, mágicos o actuaciones terapéuticas. Sería un error
epistemológico considerar la acupuntura, el tai-chi, el Logos griego o el Ser parmenídeo como
conceptos religiosos aunque coincidan sus atributos con algunos de los asignados al dios
cristiano; o al Dalai Lama como el Hijo de Dios cristiano, o a la Ilíada y la Odisea como
libros sagrados a pesar de su alto contenido religioso, o a algunos filósofos griegos como
creadores de sectas religiosas.
El principal escollo con que se encuentra este enfoque esencialista o conceptual del hecho
religioso es que no se puede definir con claridad términos como divinidad, lo sagrado, el
misterio o el más allá. De esta forma nos encontramos de vuelta al comienzo de la
investigación: cómo definimos lo esencial del fenómeno religioso para saber si una acción es
religiosa o no.
Sería el caso de los líderes religiosos que, al prometer la salvación o un paraíso celeste,
quedarían incluidos en la categoría de “religiosos”; a pesar de que en la definición
conceptualista no lo serían por carecer de rituales y muchas veces de creencias ya que basan
toda su actividad espiritual en su propio carisma. Los líderes religiosos cuanto más
carismáticos son, menos utilización hacen de los recursos del ritual y de las creencias.
Deberían considerarse religiosos en el sentido funcionalista, por ofrecer una salvación
ultraterrena a sus seguidores. Estas soluciones salvíficas quedarán plasmadas más tarde en
forma textual y de rituales evocativos de las acciones y milagros del líder. Así pues, la religión
está en germen en los movimientos carismáticos, y en pleno desarrollo al fijarse el dogma y
creencias en forma de texto normativo.
Pero el problema más grave para una teoría social de la religión no es la amplitud del campo a
observar sino el punto de partida. Se ha elaborado una teoría de la religión partiendo de una
religión dada: el cristianismo, y en una sociedad dada, la occidental. Este punto de partida
defectuoso está condicionando en gran medida una interpretación neutra del fenómeno
religioso como vemos actualmente con la categorización de sectas que se aplica a todo
movimiento religioso que disienta de la ortodoxia cristiana.
La generalización, en un tema tan complejo como este, es el mayor enemigo de esa veracidad
a la que debe aspirar cualquier estudioso del fenómeno religioso. Así por ejemplo, los
conceptos de mana, magia, chi, energía universal o maestro no coinciden con sus homólogos
occidentales de divinidad, oración, Dios o Hijo de Dios.
La idea mesiánica que encierra el concepto de Hijo de Dios, como salvador único o renovador
del orden establecido nos llega a través del judaísmo. No se puede aplicar este concepto a la
idea que en oriente se tiene del maestro espiritual o del mahatma.
Un intento de escapar de este etnocentrismo la vemos en [14]; cuando separa lenguaje religioso
del lenguaje teológico. Téngase en cuenta que el lenguaje religioso es la manifestación
simbólica de una ideología religiosa. Cuando se toma una palabra (=concepto) del lenguaje de
la vida cotidiana y se aplica a un concepto teológico, debe tenerse en cuenta que le hemos
dado una carga semántica extra. La religión, separada así de la teología con la que nada tiene
que ver, permite acercarnos al fenómeno religioso desde un planteamiento neutro. La teología
es un discurso sobre Dios, mientras que la religión es una actitud, una creencia, una oración.
Un teólogo es un gramático del lenguaje religioso. Las metafísicas sirven de mucho pero no
dicen nada.[15];. El lenguaje de la teología sin la experiencia de lo religioso se vuelve vacío.
Otro intento de los estudiosos empiristas del fenómeno religioso por encontrar un concepto
religioso que incluya Oriente y Occidente es reducir el concepto de religión a un
comportamiento moral en el sentido de estilo de vida o de comportamiento ético.[16]. Otros
autores reducen lo religioso a la función psicológica[17]; de los mitos incluyendo la religión en
el campo emocional.
Ya que resulta tan difícil definir lo que se entiende por religión sería mejor prescindir de este
término y referirse a lo religioso como “fenomenología de la religión” o “fenómeno
religioso”.
Referencias
1. ↑ E: B. Tylor
2. ↑ Frazer
3. ↑ W. James
4. ↑ M. Mauss, Max Weber, Malinowski, Strauss, Durkheim, Frazer
5. ↑ Max Weber
6. ↑ Galio
7. ↑ Ciceron
8. ↑ Guillén, José : “Vida y costumbres de los romanos, vol. III. Salamanca 1985)
9. ↑ Tótem y Tabú (1913), Moisés y el Monoteísmo (1939) o el Porvenir de una Ilusión
(1927)
10. ↑ Helmut Von Glasenapp: El budismo, una religión sin dios, Barcelona 1974)
11. ↑ Otto H. Gablentz: Die antropologischen Voraussetzungen sociologischer
Grundbegriffe, Berlin 1960
12. ↑ Alfredo Fierro: Sobre la Religión, Taurus, 1979, pág. 220 ss.)
13. ↑ Charles C. Lemert: Cultural Multiplexity and Religious Politeism, en Social
Compass 21, 1974)
14. ↑ Holland: Religious Discourse, and Theological Discourse en “Australasian Journal
of Philosophy”
15. ↑ Wittgenstein, Carnap y los autores del círculo de Viena
16. ↑ Brathwaite, Cambridge 1955
17. ↑ W. James