Primera Lectura Escuelas Psicológicas
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Estructuralismo de Titchener
En este capítulo nos ocupamos principalmente de los objetivos y métodos de Titchener.
Otros aspectos de su psicología serán estudiados ocasionalmente cuando abordemos la
sensación, la emoción, el pensamiento y otros procesos mentales en capítulos que siguen.
Así pues, lo que queremos hacer ahora es aclarar su definición de psicología y su lugar
entre las ciencias (2). Siguiendo un orden bastante lógico principiamos con la definición que
da Titchener de la psicología. Titchener comienza relacionando la psicología con la ciencia
en general. Adopta una perspectiva monista, afirmando que en definitiva todas las ciencias
estudian un mismo objetó - "algún aspecto o fase del mundo de la experiencia humana". El
biólogo se ocupa de formas vivas, el físico estudia formas inanimadas. En el estudio de
estas formas el físico se especializa en las facetas de la experiencia referentes a cambios
de energía, electricidad, magnetismo, etc. Por su parte, el químico analiza elementos y sus
compuestos. En la esfera de formas vivas el botánico se especializa en el estudio de
plantas, mientras que el zoólogo se concentra en animales. ¿Y la psicología? Su objeto es
la experiencia humana desde el punto de vista especial de experiencia dependiente de la
persona que la sufre. Así, tanto el físico como el psicólogo pueden estar investigando luz y
sonido, sólo que el primero se interesa en esos fenómenos desde el punto de vista de los
procesos físicos en acción en tanto que el psicólogo se interesa en cómo los experimenta
el observador.
Así pues, la experiencia consciente es el objeto de la psicología. Pero dicha experiencia
es un asunto privado y sólo la puede observar la persona que la tiene, por consiguiente se
requiere una técnica especial para la observación psicológica. Es el método de
introspección que por supuesto Titchener tomó de Wundt. La introspección, tal como
Titchener empleó el proceso, es una forma muy especializada de observación de sí, en la
que el psicólogo intenta estudiar su propia conciencia científicamente. Su finalidad consiste
en observar los contenidos de conciencia - no en la manera distraída e informal de la
reflexión cotidiana, sino de modo imparcial, objetivo y sistemático. Debido a las dificultades
inherentes a una situación donde lo observado y el observador en cierto modo son uno y el
mismo, los introspeccionistas
necesitan considerable adiestramiento de laboratorio en este método especial de
observación antes que sus resultados puedan considerarse válidos. Conforme vayamos
examinando detalladamente el sistema de Titchener, aparecerán más completamente
algunos de los problemas especiales que afronta el introspeccíonista.
Titchener trata después de la amplia cuestión del objetivo de la psicología, el cual en
su opinión consiste en responder al triple interrogante de la experiencia: "que", "cómo" y
"por qué". La pregunta: qué ha de contestarse por análisis introspectivos y sistemáticos de
procesos mentales. La pregunta cómo es un problema de síntesis:¿cómo se interrelacionan
o combinan los procesos mentales? En otras palabras, cuando se han descubierto varios
elementos de conciencia por análisis introspectivos, el siguiente problema está en saber
cómo se combinan en compuestos. Y así la psicología de Titchener era una química mental
al igual que la de Wundt.
Titchener examina en seguida el problema de cómo, sosteniendo que la respuesta no
debe buscarse, en procesos mentales en sí. Un proceso mental, dice Titchener, no puede
considerarse causa de otro. Por ejemplo, si alguien sufre un estímulo doloroso o molesto,
la conciencia de dolor no se debe a conciencias pasadas sino a estímulos presentes. Esta
forma de razonar parecería sugerir que los estímulos han de ser la causa de conciencia;
pero también esta conclusión es falsa. Los estímulos
(2) Nuestra exposición de la pertenecen al mundo físico, el dolor al mundo mental y
psicología de Titchener se basa en
su Textbook of Psychology (1910)
una ciencia, que necesita salir de sus confines para
publicado por primera vez en 1896. buscar explicaciones, comete el error de dilucidar sus
fenómenos invocando un deus ex machina.
Sugiere Titchener que tal vez, hayamos de buscar en el sistema nervioso la causa de
conciencia. ¿No es lógico suponer que algunas actividades dentro del cerebro producen los
cambios correspondientes en la conciencia? A esta interrogante del sentido común res-
ponde Titchener con un rotundo no. El cerebro es parte del cuerpo, así que ambos son
aspectos del mismo mundo físico. La conciencia corre paralelamente con los procesos
nerviosos cerebrales, pero uno no es causa del otro. Así Titchener abraza una postura
dualista ante el problema de mente y cuerpo en forma de paralelismo psicofísico. Ello pa-
rece privar a la psicología de las relaciones entre causa y efecto tan apreciadas por el
científico. Pero Titchener elude la dificultad de esta manera:
Así pues, la ciencia física explica asignando una causa; la ciencia mental explica
refiriéndose a los procesos nerviosos que corresponden a los procesos
mentales que están bajo observación. Podemos combinar ambas maneras de
explicación, si definimos a ésta como la afirmación de las circunstancias o
condiciones inmediatas en que ocurre el fenómeno descrito. La escarcha se
forma en la condición de diferencia de temperatura entre aire y suelo; las ideas
se forman en la condición de ciertos procesos dentro del sistema nervioso.
Fundamentalmente son idénticos al objeto y la manera de explicación en los
dos casos.
Para recapitular la posición de Titchener hasta este punto, la psicología es estudio de
la conciencia por el método de introspección con el propósito de contestar tres preguntas
acerca de fenómenos mentales: ¿qué? ¿cómo? ¿por qué? El programa completo de la
psicología es esencialmente similar al de las otras ciencias naturales. Una vez que el
científico ha decidido qué aspecto de la naturaleza va a estudiar, procede a descubrir sus
elementos, muestra cómo se integran en procesos más complejos y finalmente formula las
leyes que rigen el comportamiento de los fenómenos estudiados.
Titchener aborda a continuación ciertos problemas de introspección que resultan del
método especial de introspección. Admite, que a primera vista la introspección como
método tiene resabios de subjetividad. ¿Cómo puede haber una psicología objetiva y
científica si precisamente el proceso bajo observación está efectuando también la
observación? En su opinión la respuesta se encuentra en parte en el adiestramiento y en
parte en la actitud del observador. El introspeccionista necesita bastante experiencia de
laboratorio bajo supervisión, antes de ser admitido como psicólogo. Ha de aprender a
asumir una actitud objetiva mientras está en el laboratorio - por decirlo así, tiene que salir
fuera de sí mismo y mirar dentro de sí. Además debe estar alerta para evitar el "error de
estímulo" trampa insidiosa para los introspeccionistas que consiste en la descripción de un
objeto estimulador en términos del lenguaje cotidiano en lugar de un informe sobre el
contenido consciente producido por el estímulo. Por ejemplo, ver e informar acerca de una
manzana como manzana equivale a ser víctima del error de estimulo. Es introspección váli-
da describir el matiz, brillantez y características especiales de nuestra conciencia cuando
una manzana u otro objeto se hallan bajo observación.
Otro arduo problema surge cuando tratamos de observar una conciencia emotiva. En
ese caso la actitud tranquila y científica, necesaria para trabajar en laboratorio, destruye
precisamente el proceso bajo observación. Titchener admite de inmediato la dificultad y
sugiere que en tales casos la introspección debe volverse retrospección. Dicho de otro
modo, el psicólogo deja que la experiencia emocional continúe ininterrumpida por la
introspección y luego describe su recuerdo consciente de la experiencia cuando termina
ésta. Naturalmente se trata de un procedimiento número 2 que está sujeto a distorsiones
de memoria, pero que es el único posible en tales circunstancias.
También se presenta la cuestión de cómo puede el psicólogo estudiar procesos cons-
cientes de niños, animales e individuos con trastornos mentales. Desde luego, en estos
casos y en otros similares la respuesta de Titchener es "introspección por analogía". Tras
observar atentamente la conducta del sujeto, el psicólogo ha de ponerse en lugar suyo y
tratar de interpretar lo que está experimentando el individuo estudiado. Entre paréntesis
apuntamos que al leer este punto de Titchener tenemos la impresión de que advertía que
su método era indirecto e insatisfactorio. Semejante impresión la sugiere la cantidad de
espacio que dedicó a argumentos en apoyo de la validez de introspección por analogía.
Este punto débil se convirtió en el blanco principal del ataque lanzado por el behaviorista
Watson (ver más adelante "La revuelta behaviorista").
Excede la finalidad de este capítulo ofrecer una exposición pormenorizada de lo que
Titchener y sus colaboradores descubrieron en su estudio de psicología introspectiva. Sus
aportaciones fueron numerosas y variadas; algunas las encontraremos en capítulos
posteriores sobre sensación, percepción y pensamiento. Nos conformamos ahora con un
sucinto resumen de los hallazgos para dar una idea de cómo el estructuralismo funcionaba
en la práctica.
Fieles a su objetivo, Titchener y sus colaboradores procedieron a analizar la conciencia
en sus elementos. Se descubrió que eran tres: sensaciones, imágenes y estados afectivos.
Cada uno es un elemento con atributos tales como cualidad, intensidad y duración. De esas
tres estructuras fundamentales derivan todos los complejos y variados procesos mentales
superiores. Conforme iba avanzando este trabajo, Titchener advirtió con claridad que pese
a sus diferencias todos los diversos elementos eran afines a un “antepasado mental
común”. En vista de la tradición intelectual de Titchener, no es extraño que ese factor
pareciese ser la sensación – el “elemento” básico de la mente y de la tradición empírico -
asociacionista. Tras dedicar aproximadamente la mitad de su texto a procesos sensoriales,
Titchener aborda los estados afectivos, la atención, la percepción, la memoria y el
pensamiento. En todos ellos la exposición se centra en datos derivados del trabajo
introspectivo de psicólogo que compartían los puntos de vista de Titchener. Por ejemplo,
las explicaciones de memoria y retención no tienen más que escasa semejanza con el
enfoque típico de un libro de texto moderno de psicología general. No hay informes
behavioristas sobre aprendizaje animal, no hay nada sobre condicionamiento. En cambio
memoria y retención son estudiadas como manifestaciones de la imagen mental.
En términos generales, el estructuralismo de Titchener fue el más coherente y cohesivo
de todos los primeros sistemas. De hecho, a menudo se ha dicho que fue demasiado
estrecho porque Titchener se negó a cambiar con los tiempos. Los psicólogos estadouni-
denses no estaban satisfechos con restringir la psicología al análisis introspectivo de la
conciencia. En consecuencia el estructuralismo se debilitó y finalmente sucumbió. Sin
embargo, como movimiento había introducido la ciencia en la psicología y había establecido
ésta como ciencia. Ya eso constituyó una gran aportación y el hecho de que su método y
finalidad resultasen demasiado estrechos para contener a la psicología no puede restar
mérito a sus logros.
Psicoanálisis (3) : La última de las escuelas que vamos a considerar en este capítulo se
conoce como psicoanálisis. Sin embargo, éste nunca fue una escuela o teoría sistemática
de psicología, semejantes a las que hemos venido estudiando hasta aquí. Esto ocurrió
principalmente porque el movimiento psicoanalítico se desarrolló fuera de círculos
académicos, y además porque este grupo nunca intentó adoptar una posición sistemática
ante todos los procesos mentales. Por ejemplo, los psicoanalistas han mostrado escaso
interés en sensación, atención, percepción de profundidad, aprendizaje, y varios procesos
que han sido las áreas tradicionales de estudio para otras escuelas. Los psicoanalistas
descuidaron esos campos académicos, sobre todo porque su objetivo era muy práctico y
consistía en ofrecer ayuda terapéutica a pacientes neuróticos. En consecuencia el
psicoanálisis como teoría se centra primordialmente en la etiología, el desarrollo y el
tratamiento de trastornos mentales. Como práctica es una técnica clínica no experimental
para tratar a pacientes que sufren trastornos de origen psicogénico.
Sin embargo, pese a la restringida postura teórica del psicoanálisis, con su fondo no
experimental y no académico ha influido profundamente en la psicología moderna. Además,
ciencias sociales, filosofía, ética y artes han sentido también el impacto de la teoría
psicoanalítica. De hecho, entre todas las escuelas psicológicas el psicoanálisis ha cautivado
tanto la imaginación del público general que muchos profanos identifican erróneamente la
psicología con el psicoanálisis.
(3) A General Introduction to Psychoanalysis Este movimiento de gran influencia se
(1920) y New Introductory Lectures on inició en Viena hacia fines del último siglo
Psychoanalysis (1933) constituyen una bajo el liderazgo de Sigmund Freud (1856 -
excelente introducción a todo el sistema para los
que se interesen en profundizarlo, y tiene la
1939). Freud comenzó su carrera como
ventaja de haber sido escritos por el mismo médico practicante que se especializó en
Freud. Para referencias adicionales véase a enfermedades del sistema nervioso, Se dio
Munroe (1955). Nuestra exposición está tomada cuenta de que muchos de sus pacientes
de varias fuentes primarlas y secundarias. sufrían en realidad conflictos mentales y
estados neuróticos que se manifestaban
como trastornos físicos, dolencias o extrema
fatiga, "nerviosismo”, insomnio y otros.
En aquella época un franco reconocimiento del problema dejaba al médico en un dile-
ma. Tratando los síntomas físicos del paciente, no se conseguía llegar a la raíz del proble-
ma, mas no había otra alternativa verdadera. Claro, lo que necesitaba el paciente era
psicoterapia, no un tratamiento físico; pero aquella todavía no se había desarrollado como
rama reconocida de la medicina clínica.
Mientras Freud cavilaba sobre tales dificultades, se enteró de que un médico francés,
Jean Martin Charcot (1825 - 1893), y un alemán, Joseph Breuer (1842 - 1925), habían
logrado considerable éxito con el tratamiento hipnótico en histéricos que padecían parálisis,
anestesias y confusión mental - causadas todas por factores psicogénicos. La técnica
terapéutica consistía en hipnotizar al paciente y animarlo luego a "exponer" sus dificultades.
Semejante reproducción de experiencias molestas, que parecían hallarse en la raíz de los
síntomas, con frecuencia le producía mejoría considerable al paciente.
Freud estudió la técnica de hipnoterapia y durante algún tiempo colaboró con Breuer
en el tratamiento de pacientes mediante esta nueva herramienta clínica. Sin embargo,
descubrió que algunos pacientes no podían ser hipnotizados con bastante profundidad para
capacitar al médico a reconducirlos a la fuente de sus dificultades emocionales. Aún más
desalentador fue el descubrimiento de que en muchos casos en los que el tratamiento había
dado buenos resultados inicialmente y había aliviado los síntomas del paciente, la
enfermedad se manifestaba después en otra forma con un conjunto distinto de síntomas.
Evidentemente la "curación" había sido superficial - solamente una atenuación temporal de
síntomas.
Para abreviar una larga historia, Freud reconoció que el valor real de los tratamientos
hipnóticos residía en el análisis psíquico realizado y nada tenía que ver con el trance
hipnótico como tal. El problema consistió entonces en descubrir una técnica terapéutica que
hiciese innecesaria la hipnosis y al mismo tiempo hiciese posible un análisis más profundo
y completo de la psique del paciente. Este propósito se consiguió haciendo que el paciente
se relajase sobre un diván y comunicase libremente cualquier cosa que llegase a su mente.
Este es el método de libre asociación. El psicoanalista escucha al paciente y le observa lo
más discretamente posible, atento a reacciones emocionales, señales de malestar y
resistencia al tratamiento. En la sesión el terapeuta discutirá con su paciente las
interpretaciones del material traído a luz durante la hora analítica.
En el curso de su experiencia clínica Freud creó varios conceptos importantes, como
los que usó para describir la estructura de la personalidad (ego, id y superego) y los que
empleó al elaborar las diversas etapas del desarrollo psicosexual (fases oral, anal y genital,
el complejo de Edipo).
En el curso de su práctica Freud se convenció también de que los sueños tenían es-
pecial valor para la nueva terapéutica, porque revelan deseos escondidos cuando se
analizan adecuadamente. En efecto, Freud consideraba al sueño una ruta principal hacia
procesos mentales inconscientes. Por tal razón la interpretación de sueños se convirtió más
tarde en parte importante tanto del proceso terapéutico como de la teoría psico-analítica.
Cuando publicó Freud sus exposiciones de la técnica revolucionaria y de los descu-
brimientos que estaba haciendo en sus salas clínicas, varios médicos jóvenes sintieron
deseos de ir a Viena a estudiar la nueva terapéutica. Como cabía esperar, pronto se formó
una asociación para el desarrollo del psicoanálisis (1902). La mayoría de los líderes
originales de la escuela se hicieron famosos en virtud de sus propios esfuerzos en favor de
las teorías de Freud, o porque disentían de las doctrinas del jefe y promulgaron sistemas
psicoterapéuticos propios. Entre los que rompieron con el maestro los más importantes
fueron Alfred Adler (1870 - 1937), fundador de la psicología individual, y Carl Jung (1875 -
1961), fundador de la psicología analítica, De los dos, Jung permaneció más cerca de la
posición original de Freud en teoría y en práctica, mientras que en casi todos los aspectos
las ideas de Adler llegaron a oponerse diametralmente a las de Freud (4).
Para retornar a Freud nuestro interés principal en este capítulo se refiere a su contribu-
ción a la metodología y objetivos de la psicología. Desde luego, tanto los objetivos como
los métodos psicoanalíticos están altamente especializados para el trabajo clínico, y como
resultado no son directamente comparables con las escuelas académicas. Quizá la gene-
ralización más simple y válida que puede ofrecerse es que ni los métodos ni los propósitos
de Freud han influido en forma notable en la evolución de la psicología experimental. Es
verdad, que han provocado una revolución en el tratamiento de trastornos mentales, pero
ello ocurrió en psiquiatría más que en psicología académica. Por otra parte, las teorías
sistemáticas de Freud sí influyeron fundamental y profundamente en la psicología
académica de diversas maneras.
Ante todo los académicos le habían prestado relativamente poca atención a la psicología
de la motivación, particularmente a la inconsciente, antes del advenimiento del psicoanálisis.
El estímulo debido a los escritos de Freud contribuyó mucho a remediar tal deficiencia,
porque su sistema acentuó fuertemente ese aspecto de la vida mental. Freud no "descubrió"
el inconsciente como creen algunos (5), ni fue el primero en afrontar los problemas de la
motivación humana. Sin embargo, fue Freud quien subrayó tales procesos y quien reconoció
que tradicionalmente el aspecto racional del hombre había sido exagerado al explicar el com-
portamiento. Quizá, según piensan algunos de sus críticos, fue demasiado lejos en la
dirección contraria explicando la conducta casi enteramente en términos de procesos
irracionales. En este momento no puede hacerse una evaluación final, pues sus hipótesis
resultan difíciles o imposibles de comprobar. Fueron formuladas con base en la práctica
clínica, a partir de una muestra muy seleccionada de la población (neuróticos) y a menudo
enunciadas en tal forma que hacen imposible la verificación experimental.
Freud es también indirectamente la causa de gran parte del interés contemporáneo por
la psicología y el desarrollo del niño. Sus conclusiones de que los trastornos neuróticos se
originan en la infancia temprana han hecho que concentren su atención en el niño
prácticamente todos los que tienen algo que ver con el cuidado o la educación de él. Antes
que la influencia de Freud se hiciese sentir en forma tan general, al niño se le veía como un
adulto en miniatura que tenía que ser
(4) Consulte el lector u Ellenberger (1970), Ford y adoctrinado y educado según los criterios del
Urban (1963) o Monroe (1955), para exposición es adulto. Hoy el interés se centra más en la
comparativas recientes y exhaustivas de las varías
escuelas del psicoanálisis. naturaleza del niño, en sus necesidades y
(5) Ver a Ellenberger (1970) para una descripción potencialidades y en descubrir cómo pueden
del consciente antes de Freud. cultivarse sin sacrificar su individualismo y
con el mínimo riesgo de causarle daño
psíquico.
Asimismo se les atribuye sobre todo a Freud y a sus seguidores el cambio radical que
ha tenido lugar en las costumbres sexuales desde el final de la era victoriana. No hay que
decirlo, el cambio se ha efectuado en dirección de mayor libertad en el comportamiento
sexual. Hasta cierto punto se usa la psicología freudiana como racionalización en lugar de
razón verdadera de la nueva ética sexual. Igual que ha ocurrido con otras teorías científicas
cuando se vuelven de dominio público, el psicoanálisis freudiano ha sido simplificado
exageradamente en la mente del público. Así como toda la evolución darwinista se redujo
al slogan popular: "El hombre viene del chango”, también la posición de Freud ante la base
sexual de las neurosis ha sido simplificada en exceso: "Es psicológicamente nocivo reprimir
el sexo”. Según veremos en realidad Freud consideraba necesaria la represión sexual si
han de sobrevivir la civilización y la cultura. Pero sin razón o con ella la noción de la libertad
sexual se atribuye a Freud, y el resultado final ha sido un relajamiento general de la
restricción sexual en literatura, arte y medios de diversión, así como en la conducta en
general.
Por último, no cabe duda de que el psicoanálisis ha desempeñado parte importante en
Ia creación del hondo interés mostrado por un vasto número de psicólogos en el campo
relativamente nuevo de la psicología clínica. Esta rama de la psicología ha crecido rápida-
mente en años recientes, principalmente como resultado del ímpetu que tuvo en la Segunda
Guerra Mundial. Millares de soldados que retornaban de zonas de lucha sufrían fatiga de
combate o trastornos mentales más graves. Ante la escasez de psiquiatras fue necesario
adiestrar a centenares de psicólogos para contar con terapeutas calificados que trabajasen
en hospitales del gobierno. Además, una conciencia más viva por parte del público general
acerca de la conveniencia de obtener ayuda psicológica para problemas de adaptación ha
dado origen a gran proliferación de agencias de consejo, públicas y privadas, cuyo personal
está formado en parte por psicólogos clínicos.
Rara vez el psicólogo clínico es psicoanalista, e igualmente rara vez adhiere exclusi-
vamente a la teoría freudiana. Su preparación académica se funda típicamente en la
psicología experimental con especializaron en psicometría, psicología anormal y psico-
terapia. Con ello no queremos decir que esté adoctrinado contra la teoría freudiana, sino
que está dotado de un punto de vista ecléctico que reconoce el valor de varios enfoques y
cuyo principio orientador consiste en verificar el valor de todo principio o método clínico con
técnicas experimentales siempre que sea factible.