Reforma Borbónica
Reforma Borbónica
Reforma Borbónica
Economía del siglo 18 productos mas importantes zonas de productos y tipos de trabajo.
Era evidente que España ya no era la potencia que había sido durante el siglo XVII y
sólo la alianza dinástica con Francia le permitía seguir siendo considerada como una
nación relativamente poderosa. Por esta razón Felipe V y sus consejeros se
empeñaron en devolver a España su antiguo prestigio. Incrementaron la capacidad de
las fuerzas armadas y protegieron la economía del reino de la competencia de sus
enemigos. La principal debilidad de estas medidas fue que prácticamente se
desentendieron de las colonias ultramarinas, cuya función continuó limitándose al
aporte de recursos para financiar las campañas militares europeas y los experimentos
económicos en la península. El fracaso de dicha política quedó en evidencia con la
derrota española frente a Inglaterra en la guerra de los Siete Años (1756-1763), que
culminó con la caída de La Habana y Manila, y obligó al rey Carlos III a reconocer la
importancia estratégica de sus posesiones en el Nuevo Mundo.
El alcance de las reformas aplicadas por Carlos III en América fue mucho más
profundo que las introducidas por Felipe V, debido en parte a que para su diseño los
asesores del rey contaron con detallados informes sobre la realidad americana. Los
consejeros de Carlos dejaron de concebir a América como un mundo dedicado
exclusivamente a la minería y cuya producción debía servir de fuente de recursos para
el tesoro real, sino que se empeñaron en estimular las demás actividades productivas
y el comercio; mejorar el sistema de administración colonial y hacer más efectiva la
autoridad de la Corona en sus dominios. En el plano administrativo, se concentraron
en un ministerio todos los asuntos relativos a las Indias; se crearon los virreinatos del
Río de la Plata y Nueva Granada; y se instauró el régimen de Intendencias en diversas
provincias, lo que suponía el reemplazo de funcionarios criollos por peninsulares más
calificados. En el ámbito económico se dispuso la aplicación de estímulos que
favorecieran el desenvolvimiento de la agricultura y la minería, mientras que se
comenzó lentamente a eliminar el monopolio comercial de la metrópoli sobre sus
dominios americanos, aunque se reestructuró el sistema tributario a objeto de elevar
sustantivamente la recaudación en las aduanas reales. En materia eclesiástica, se
eliminó toda objeción respecto de la primacía de los derechos de la Corona con la
expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios de los borbones españoles.
Finalmente, en el ámbito militar, las antiguas milicias fueron reemplazadas por
ejércitos profesionales para cuya formación se enviaron oficiales y tropas desde
Europa.
En definitiva, las reformas borbónicas cumplieron con los objetivos de dar un nuevo
impulso a la economía americana, incrementar el aporte de ésta al imperio español y
establecer una burocracia eficiente y leal. Sin embargo, también afectaron
los intereses de las elites locales y su aplicación fue tan arbitraria, que contribuyeron a
provocar un clima de resentimiento que finalmente derivó en la emancipación política
de América.
Índice
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1Reformas políticas
o 3.2La minería
4Bibliografía
Reformas políticas[editar]
La corona mandó al mariscal Pedro de Villalba, acompañado de tropas peninsulares, con
la misión de institucionalizar un ejército, que asombrosamente hasta entonces no había
existido, y el reclutamiento se hizo mediante la leva forzada. Cabe mencionar, que los dos
enviados, Gálvez y Villalba, tuvieron conflictos con el virrey, marqués de Cruillas. Se
nombró a un nuevo virrey, Carlos Francisco de Croix que apoyó a Villalba en sus tareas
militares.
Al principio el ejército fue una institución desprestigiada que con el tiempo fue ganando
adeptos, gracias a que se fueron otorgando una serie de privilegios. Los fueros concedían
la exención de impuestos a los militares. En caso de que tuvieran un problema jurídico
podían trasladar su caso de una corte civil a una corte militar, donde lo ayudarían a
resolver su problema.
Las posesiones americanas de la Corona eran vulnerables a los ataques externos. En
realidad, este problema ,se solucionó hasta cierto grado ya que no se creó una armada
para la defensa de los puertos americanos, teniendo como dos únicas defensas la armada
peninsular, que era llamada cada vez que se presentaban conflictos de alto grado y, por
otra parte, la nueva institución militar que tenía guarniciones cercanas a las costas.
Desde el momento en que España colonizó América hubo un interés de otras potencias
por obtener posesiones. Los ingleses con sus colonias al norte al igual que Holanda, y los
portugueses al sur con Brasil.
El mar Caribe se convirtió en un área de disputa, las potencias querían hacerse por lo
menos de una isla para tener presencia. De esta manera Inglaterra, Francia, Holanda,
Dinamarca y Suecia se beneficiaron de la piratería y del contrabando del comercio.
La defensa española no fue efectiva, pues las milicias que salvaguardaban las costas solo
podían brindar protección en los puertos. Una vez que las embarcaciones zarpaban
estaban expuestas a recibir un ataque de corsarios o de piratas, por lo que era necesaria
la creación de una armada americana que nunca se realizó.
Para asegurar la defensa del territorio colonial, la reforma administrativa de Gálvez se
complementó con cambios en la esfera militar. Así, se emprendió la construcción y la
reparación de fortificaciones, y se puso en marcha la formación de un ejército compuesto
por dos elementos de importancia desigual: el ejército regular y las milicias. El primero
estaba formado por soldados permanentes y tropas de apoyo que procedían de España.
Las milicias estaban integradas por los vecinos obligados a recibir instrucción militar para
la defensa de su territorio, que a diferencia de quienes integraban el ejército regular, nunca
recibían paga por ello. El mismo esfuerzo renovadores de su casa que se dio en la Marina.
Una de las principales instituciones afectadas por el despotismo ilustrado español fue la
Iglesia católica, ya que la Corona pretendió afirmar el poder secular sobre el religioso. Esto
incluía la restricción de los privilegios y exoneraciones fiscales que gozaban las órdenes
religiosas.
Desde los años treinta del siglo XVIII comenzaron a expandirse los ideales de la
ilustración. Hubo una difusión del racionalismo y la nueva filosofía de la naturaleza en
América, sobre todo gracias a los jesuitas. La tarea de la educación en la Nueva España la
llevaban a cabo los jesuitas, enseñaban a indios, criollos y peninsulares. Con la llegada de
la ilustración hubo una serie de reformas en todos los niveles. Hubo cambios desde la
educación primaria hasta la modificación de los planes de estudio en las universidades.
Todo esto dio como resultado el surgimiento de una ilustración criolla, «… se concluye que
este proceso fortaleció el antagonismo entre europeos y criollos y facilitó a éstos los
instrumentos intelectuales para fundamentar su identidad frente a aquéllos sobre bases
histórico-culturales, y que de esta manera lograron articular sus reivindicaciones políticas».
[cita requerida]
Los jesuitas constituían una amenaza para la Corona española. Tenían una economía
sólida y un gran valor en la sociedad, para el rey esto significaba tener un estado dentro de
su propio estado. Así los jesuitas fueron los que más se opusieron al proyecto
centralizador de los borbones, por lo que fueron expulsados de España y sus posesiones
ultramarinas en 1767. En este año, Carlos III decretó la expulsión de la Compañía de
Jesús por medio de la Sanción Pragmática del 2 de abril de 1767. Se introdujeron párrocos
seculares, Misioneros Franciscanos, así como un nuevo obispo. Esto trajo como
consecuencia un problema con los indígenas; cuando comenzaron a considerarlos como
individuos (ya que eran considerados y tratados de facto como esclavos por medio de
innumerables mecanismos jurídicos, como las encomiendas y las "naborías"), éstos aún
no estaban preparados, ya que solo contaban con los jesuitas que trataban de reducir los
excesos, el maltrato y los reiterados intentos de esclavizarlos por parte de los
peninsulares. Con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados.
La "libertad de comercio"[editar]
El comercio con América fue una de las áreas a la que los borbones le dedicaron mayor
atención, ya que la consideraban como el principal motor de la recuperación de la
economía española. Una de las primeras medidas fue el traslado de la Casa de
Contratación de Sevilla a Cádiz (1717), lo cual legalizaba una situación de hecho, ya que
desde fines del siglo anterior la bahía gaditana fue ocupando un lugar cada vez más
preponderante en el comercio con América. La Casa de Contratación debía fomentar y
regular la navegación entre España y América.
Uno de los puntos más importantes del reformismo borbónico era acabar con el monopolio
comercial ya que los comerciantes tenían una gran ganancia sin tener pérdidas y esto
afectaba a la corona porque no tenía ganancias. La casa de moneda pasó a manos de la
corona, de esa manera los comerciantes se opusieron a las reformas.
Los superintendentes estaban aliados con los comerciantes por lo que era difícil romper
con el monopolio comercial. Fue con la llegada de José de Gálvez y la apertura del
comercio que se logró romper con esta red de comerciantes y superintendentes. En 1770
el libre tráfico comercial fue autorizado para las Antillas, se permitió comerciar
con Perú y Nueva Granada. Hubo una serie de puertos donde se estuvo comerciando
libremente y por otro lado se crearon los consulados de Veracruz y Puebla. Todo ese
movimiento dio como resultado la ruina de los comerciantes y llegó a su último e
irrevocable término cuando “el 28 de febrero de 1789 Carlos IV declaró que
el reglamento del comercio libre se extendía al virreinato de Nueva España.”
La minería[editar]
La minería, al igual que la tierra, era la espina dorsal de la economía de la Nueva España
por lo que las reformas se adaptaron a esta situación. Juan Lucas de Lassaga junto
a Joaquín Velázquez Cárdenas y León propuso unas reformas encaminadas a financiar las
actividades mineras, reducir las cargas fiscales, solucionar los conflictos entre mineros
(originados por la posesión de una mina o el desagüe de un conjunto de minas en la
mayoría de los casos), precisar o reformar el contenido de las ordenanzas mineras
vigentes y dotar al gremio de los mineros de un organismo directivo.
En otras palabras, proponían la minería como actividad productiva de la cual se
autorizaran varios puntos como: una organización gremial, publicar nuevas ordenanzas,
crear un banco de avío, crear una escuela de minería con técnicos de alto nivel.
De esta manera se constituyó el cuerpo de minería. Velázquez Cárdenas y León quedó
como presidente y Juan Lucas de Las saga, como secretario de minería. Se crearon las
nuevas ordenanzas y se llevaron a cabo los puntos que se habían propuesto
anteriormente. Hubo cambios en la minería, en 1784 se creó un banco de avío, en 1792 se
creó el seminario de minería.