La Cristiada
La Cristiada
hambrunas, las injusticias, por ello se debe reflexionar sobre ella. Si se viviera en un mundo en el que no existiera la
muerte y todo fuera abundancia, armonía, riqueza, tolerancia, no habría nada qué pensar.
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
INTRODUCCIÓN
Los momentos históricos que han surgido en el Estado de Jalisco son importantes en el
quehacer cotidiano de sus habitantes, y es a través de la memoria histórica, que han
quedado escritos, en las páginas incontables de tantos escritores, narradores, historiadores,
compiladores, novelistas, dramaturgos, críticos, periodistas, ensayistas, investigadores
académicos; los hechos que se han vivido, en cada etapa de esos procesos de cambio, que
ha experimentado nuestro Estado de Jalisco.
Particularmente los sucesos que a través de los movimientos armados han, experimentado
sus pobladores, así durante la Guerra de Reforma, la Revolución Mexicana, el movimiento
llamado “la Cristiada”.
Importante resulta este último movimiento de carácter regional que, sobre todo en la región
denominada de los Altos de Jalisco, tuvo una efervescencia muy intensa en lo que se refiere
al aspecto armado, así como al manejo ideológico del mismo, en relación Iglesia-
Campesinos-Pequeños propietarios.
Este breve documento pretende ser de gran utilidad como apoyo a la construcción de las
competencias que debemos tener: como participar con responsabilidad en la sociedad, con
una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas
y prácticas sociales, reconociendo que la diversidad tiene lugar en un espacio democrático
de igualdad de dignidad y derechos de todas las personas, y rechaza toda forma de
discriminación, dialogando y aprendiendo con las personas que tienen distintos puntos de
vista y tradiciones culturales mediante la ubicación de sus propias circunstancias en un
contexto más amplio, y asumiendo que el respeto de las diferencias es el principio de
integración y convivencia en los contextos local, nacional e internacional.
en términos de nuestra formación de los procesos que han acontecido en nuestro Estado de
Jalisco, y esto nos permite estar en constante búsqueda de lograr poco a poco una visión
más amplia a cerca de este movimiento histórico, tan interesantemente vivido por los
pobladores del área de los Altos de Jalisco.
Con el nombre de “La Cristiada” se conoce el movimiento armado de carácter regional, sus
antecedentes próximos a nivel nacional, los encontramos en nuestra carta Magna, la
Constitución de 1917 al otorgar al Estado el derecho de administrar la “Profesión Clerical”,
la iglesia se encontraba en una situación jurídica, similar a lo que le situaba en los tiempos
anteriores de la independencia, con una característica diferente, en los tiempos de la
Constitución de 1917, el estado era liberal y anti-eclesiástico.
A partir del año de 1925, siendo presidente de México el C. Plutarco Elías Calles, se
agudiza el ya añejo conflicto entre la Iglesia y el Estado Mexicano. Dicho presidente emitió
una ley conocida desde entonces como la ley Calles, que no es sino la conjunción, en uno
sólo documento de los decretos expedidos por el gobierno en años anteriores que,
restringían la actividad de la iglesia católica. Reformó además el Código penal del distrito y
territorios Federales, señalando sanciones a quienes trasgredieran los ordenamientos
oficiales en materia de culto o de enseñanza, porque el artículo 130 es una declaración de
principios.
Ante tal situación la iglesia reclama sus derechos que, afirma son de origen divino y
después de un largo proceso, el Episcopado mexicano en una carta colectiva decide como
última manifestación de protesta suspender en todos los templos de la República mexicana
el culto público, que exigía la intervención del sacerdote, a partir del 31 de julio de 1926.
(Carta pastoral colectiva del Episcopado mexicano a todos los fieles mexicanos del 21 de
abril de 1926).
Esta campaña tuvo un notorio éxito, pero no logró su meta establecida, y una vez
rechazadas las peticiones de la iglesia al gobierno y suspendidos los cultos, no quedaba más
que recurrir a las armas.
En Jalisco el Lic. José Guadalupe Zuno triunfa en las elecciones celebradas en noviembre
de 1922, asumiendo el cargo de Gobernador en marzo de 1923, algunas disposiciones de
Zuno en materia religiosa causaron malestar en los sectores de la población, como la
prohibición de reuniones de las agrupaciones de filiación católica. La situación se complicó
cuando el presidente Obregón expulsó por segunda ocasión al Obispo Orozco Jiménez por
no estar de acuerdo en una contemporización Estado e Iglesia. “Los brotes armados
aparecieron en Mazamitla y Sayula, siendo el General Lázaro Cárdenas el que se traslada a
esos lugares para imponer el orden” (José Muría, 1995).
El gobernador Zuno, a pesar de los conflictos con Calles que era el Presidente de la
República, siguió una política anticlerical, con lo que Jalisco vivió más intensamente el
enfrentamiento entre el gobierno y la iglesia, aún antes de que Calles decidiera poner de
manera drástica en vigor las leyes constitucionales de 1917, esto trae consigo que, a finales
de 1924 se organiza el Comité de defensa Religiosa, como cabeza visible Anacleto
González Flores.
Frente a la actitud de Zuno, “se llevó a cabo en la ciudad de Guadalajara un gran mitin de
protesta por la obra opresora del ejecutivo jalisciense” (José Muría, 1994).
Por un lado se revelaban en defensa de la iglesia, pero también defendían sus tierras ante la
amenaza de los agraristas.
El levantamiento duraría casi tres años de constantes luchas, con pequeñas treguas, situadas
en los tiempos críticos de la siembra de los campos, tuvo una acelerada metamorfosis.
El gran levantamiento de enero de 1927, fue más civil que militar, desde la suspensión del
culto. ¿Qué se podía esperar?, se había hecho penitencia, se llevaron a cabo procesiones,
novenas, reuniones, etc.
Una buena parte de nuestro pueblo mexicano, se vio otra vez más envuelto como en los
tiempos de Hidalgo, Morelos, Juárez y de Madero, en el alzamiento en masa, como señala
Jean Meyer, 1985), “era de esperar unos sabían el porqué del movimiento, otros
simplemente lo ignoraban, ya que fueron arengados pro-defensa de la religión, así fueron
engrosando las filas, los combatientes campesinos que luchaban a pie, muchos de ellos
armados solo con palos, sin planes, sin organización, sin jefes militares, luego de estas
partidas fragmentadas se pasó al escuadrón, al regimiento, a la brigada y finalmente a la
división”.
En la región de los Altos de Jalisco, sin lugar a dudas el movimiento armado se generó con
mayor intensidad que en otras regiones del país, a los pocos meses de su inicio se vivía una
gran efervescencia, fue en el mes de enero del 1927, mes estratégico entre la terminación de
la cosecha del año anterior y la preparación para la siembra del siguiente año ( por tanto
hay poco trabajo agrícola), el que vio brotar el movimiento armado en case todos los
municipios del área: San Julián, San Juan de los Lagos, San Miguel el Alto, Arandas,
Tepatitlán; Atotonilco, etc.
El sistema de guerrillas pudo mantenerse gracias al apoyo masivo de los campesinos que
apoyaron al ejército rebelde con contingente humano y con el desempeño de muchas
actividades complementarias.
Este movimiento, trazado a grandes rasgos, es el que dio origen al presente estudio que
intenta ser una perspectiva social del problema, el método utilizado es el cronológico.
Donde las condiciones lo permitían se originó el mestizaje pero lo que fue más común en el
área de los Altos, es que la raza española se conservó con poca o ninguna mezcla.
El segundo aspecto es que los pueblos de los Altos de Jalisco son pueblos altamente
campesinos su vida se ha desarrollado en los ranchos, su actividad fundamental la
agricultura y la ganadería para el mercado y la subsistencia.
Para el año de 1907, los datos indican que en todos los municipios de los Altos más del
60% de la población vivía en haciendas y ranchos. Es cierto que hay algunos centros
urbanos como Lagos de Moreno, Jalostotitlán, San Juan de los Lagos, Atotonilco,
Tepatitlán, cuyas fundaciones se remontan a los siglos XVI, XVII. Estos es la mayoría de
los casos eran los centros de la administración civil y religiosa.
Estos centros urbanos tuvieron vital importancia en el movimiento cristero, ya que eran la
residencia de las autoridades civiles y el centro de reunión de los campesinos, sobre todo
para cumplir las obligaciones religiosas y además para comercializar sus productos
elaborados o semielaborados.
El sistema religioso, identificado en los altos con la iglesia católica y su institución, viene
integrado dentro de un sistema cultural y una sociedad que tiene como ideal la conquista y
la dominación de nuevos pueblos y nuevas tierras para la corona española. Los ideales de
convertir hombreas al catolicismo, por un lado y de extender las colonias de España, por
otro, se unifican en uno solo y la iglesia es uno de los instrumentos, quizá el más eficaz,
para llevar adelante el proceso de dominación de España en América.
La religión tuvo en esta región una importancia muy acentuada y fue el elemento integrador
más importante de la sociedad. La iglesia como institución y organización local está ligada
históricamente a la fundación y formación de los pueblos de los Altos. Pero no es sólo el
hecho de la procedencia de la religión lo que le ha dado importancia al catolicismo en el
área, sino que hay relaciones que colocan a la religión en un mismo nivel de la subsistencia.
El hecho de que la gran mayoría de las tierras sean de temporal coloca la alteño en una
situación de completa dependencia de los fenómenos naturales: lluvia, sol, sequía, calor,
heladas, etc. Estos fenómenos están en las manos de Dios y por lo mismo la religión es
primera.
Esto se confirma con el hecho de que el calendario de las festividades religiosas se ha ido
adaptando admirablemente al ciclo agrícola, de tal manera que aquellas se celebran cuando
este lo permite o están relacionadas con el mismo. Como ejemplo es el caso de la fiesta de
Nuestra Señora de San juan de los Lagos. Esta fiesta adquirió importancia desde los
tiempos coloniales y se celebra antiguamente el día 8 de diciembre, sin embargo, a través
de los años ha ido cobrando mayor importancia la peregrinación del 2 de febrero. Entre las
muchas o pocas razones que pueden aducir para el cambio, una de las más importantes es
que tiene relación con el ciclo agrícola.
En efecto, si partimos del hecho de que las peregrinaciones a este santuario deben hacerse
tradicionalmente a pie, de que la gran mayoría de peregrinos (90%), son campesinos que
van a pagar su manda o a pedir “el socorro” y de que, por diversos motivos, se necesita
dinero, entonces nos damos cuenta que el tiempo más propicio para hacer estas
peregrinaciones es la fiesta del 2 de febrero. Para esta fecha se ha vendido ya el excedente
de las cosechas, no hay ningún trabajo en el campo y la mayor parte de la familia puede
abandonar sus ranchos por algunos días.
Al tener en cuenta el ciclo agrícola para el levantamiento cristero fue una de las razones
para las campañas exitosas, en los Altos, casi todos los levantamientos coinciden en los
primeros días de enero de 1927, cuando habían concluido las labores del campo. Y en los
tiempos de mayor recrudecimiento de la lucha coinciden con los tiempos de descanso
agrícola o cuando estaban aseguradas las siembras.
Si bien otro aspecto a considerar durante la Cristiada fue la voz y la presencia del sacerdote,
fue su causa y su pretexto en el alzamiento, lo que al gobierno le permitió hacerlo culpable
confundiendo el cómo y el porqué. El sacerdote resulta ser en efecto dos veces el centro de
la vida de los campesinos cristianos: la iglesia, es el centro de la vida social puesto que
proporciona la información, la educación y el sacerdote es el jefe, el amigo, el consejero, su
autoridad es innegable y su criterio la última palabra en la sociedad Alteña.
El control que la iglesia y la jerarquía ejerce sobre el pueblo alteño se descubre todavía más
cuando se estudia cómo está organizada la sociedad de los Altos de Jalisco, pues la iglesia
es uno de los nervios importantes de la organización.
Desde el núcleo familiar precedido por los padres de familia, toda la sociedad gira
alrededor de la iglesia: los niños a través de los centros de catecismo, los jóvenes en
asociaciones especiales como la A.C.J.M. (Asociación católica de la Juventud mexicana), y
la congregación Marian; la gente madura en asociaciones piadosas de diversa índole. Los
campesinos de los ranchos están ligados a la iglesia también por asociaciones religiosas
como el catecismo, la asociación de Tarcisios que reúne a jóvenes de 14 a 17 años y
principalmente por la adoración nocturna que es una organización vital compuesta por
campesinos.
Otro tipo importante en las relaciones que se manifestaban en los altos de Jalisco, son las
relaciones entre autoridades civiles y las autoridades religiosas, mismas que siempre han
estado en buena armonía, los sacerdotes por su influencia en el pueblo se constituían en
consejos de los presidentes y empleados municipales, para fungir como autoridades civiles,
eran nombradas personas que, sirviendo a la causa del gobierno, no pusieron obstáculos a la
vida religiosa de la población.
Así, por este sistema de relaciones se mantienen las dos instituciones en un mutuo acuerdo
y con ventajas para ambas, llegando así a este modo, la influencia de la iglesia a las esferas
de las élites y oligarquías locales.
Sólo así se comprende por qué en la región de los Altos de Jalisco, el movimiento cristero
tiene caracteres masivos y de gran participación general: todos los alteños eran cristeros;
los que no estaban en el cerro con las armas, otros ayudaban de alguna manera desde los
centros urbanos, unos haciendo de correos, otros consiguiendo parque, alimentos, armas,
dinero, medicinas.
Las autoridades civiles también pasaron por momentos críticos y muchas de ellas tuvieron
que renunciar a sus cargos para no verse implicados en las órdenes gubernamentales; otros
lograron mantener una situación aparente a favor del gobierno, pero defendiendo y
protegiendo ocultamente a los sacerdotes escondidos, ya que eran perseguidos duramente
por los elementos del ejército federal, y por los agraristas.
El movimiento cristero en esta región debe ser visto como una oposición de una sociedad
regional fuertemente matizada y permeada por la religión, frente al intento de consolidación
del Estado Nacional, que al pretender un control definitivo se enfrenta con el dominio
ejercido por la iglesia en la región.
Bibliografía: