El Levítico
El Levítico
Él llamó’) es uno de los libros bíblicos del Antiguo Testamento y del Tanaj. Aunque tenga
fragmentos más antiguos, hay consenso entre los estudiosos de la Biblia en que adquirió su
actual forma durante el período persa (entre los siglos VI y IV A.C). Forma parte del Pentateuco,
y de la Torá judía (“La Ley”). Se lo cuenta entre los libros históricos y en ambas versiones es el
tercero, ubicado entre Éxodo y Números.
Título y autor: El libro se denomina Levítico porque se trata, en esencia, de un manual religioso
para uso de los levitas, sacerdotes encargados del culto, escogidos de entre los miembros de la
tribu de Leví. La tradición judeocristiana lo atribuye a la pluma del patriarca Moisés, como los
demás libros del Pentateuco. Pero la concepción de autor en el Pentateuco no se entiende como
entendemos hoy. Moisés puede ser autor de algunos fragmentos de Levítico, o del Pentateuco,
pero no es el autor del todo. No hay un único autor, como se pensó durante mucho tiempo. Por
el simple hecho que nadie puede narrar su propia muerte, en el caso de Moisés. Estos libros
están compuestos por diversos autores, de diferentes contextos y épocas y su relato depende
de este dato. Se acepta hoy que proviene de tradiciones o corrientes de pensamiento que son:
Yahwista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal.
Naturaleza: Es un recuento, manual o compendio de los sacrificios religiosos que Yahvé ordena
realizar como parte de la liturgia hebrea.
La síntesis de todos los holocaustos jamás se había intentado en la literatura judía, y sin duda
representó un esfuerzo enorme para el redactor de Levítico. Israel, como pueblo abierto a las
influencias externas gracias a su peculiar ubicación geográfica y a los innumerables avatares
históricos (guerras, invasiones, migraciones) que sufrió, recibió rituales religiosos de los
cananeos, asirios, babilonios, caldeos y egipcios. Pero además es un pueblo fuertemente cerrado
sobre sí mismo en el aspecto religioso y cultural, por lo que a todas estas circunstancias se unen
rituales estrictamente propios que provienen de la misma prehistoria.
Autoridades
Para ofrecer convenientemente los holocaustos se hacía necesaria una autoridad litúrgica que
presidiera las celebraciones. Levítico crea, pues, la clase eclesiástica hebrea, personificada
en los miembros de la tribu de Leví: los levitas o sacerdotes. Implementando órdenes directas
de Dios, Moisés designa para estos cargos a Aarón, sus hijos y sus descendientes (8-10).
Pureza
Las leyes de pureza ocupan gran parte del resto del libro (11-16).
Sentido religioso
La primera enseñanza del Levítico es que la asamblea es santa. Por lo tanto, sus miembros
deben estar acordes con esta santidad, siendo puros y perfectos. En este sentido, el texto
sigue al Decálogo y las normas dictadas por los profetas, que pasaron mucho tiempo
insistiendo en las exigencias morales que Dios requería de los judíos.
Pero no se trata de un manual moral (18-20) ni de una profecía (26), ni tampoco de un texto
jurídico. Es esencialmente un manual ritual sobre distintos tipos de celebraciones: sacrificios
sagrados (1-7), ordenación de los sacerdotes (8-9), purificación (14), expiación (16) y fiestas
o santas convocaciones (23). Intenta, entonces, una clasificación de los sacrificios basándose
en los conceptos —novedosos— de pecado, expiación y dones divinos. Las antiguas fiestas
prehistóricas conservan su alegría y su piedad, que quedarán para siempre en poder de Israel
en tanto cumpla con el Pacto ( mandamientos) y no renuncie a la asistencia divina y a la
obediencia de la Torah.