El Contrato
El Contrato
El contrato es definido en el Código Civil venezolano C.C. (Art. 1133) como “Una convención entre
dos o más personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo
jurídico”.
CARACTERISTICAS
El contrato es una convención puesto que involucra el concurso de las voluntades de dos o
más personas conjugadas para la realización de un determinado efecto jurídico
El contrato regula relaciones o vínculos jurídicos de carácter patrimonial, susceptibles de
ser valorados desde un punto de vista económico.
El contrato produce efectos obligatorios para todas las partes.
El contrato es fuente de obligaciones.
Artículo 1141 del Código Civil: “Las condiciones requeridas para la existencia del
contrato son:
Consentimiento:
Es el elemento volitivo, el querer interno, la voluntad que, manifestada bajo el
consentimiento, produce efectos en derecho.
Objeto:
El objeto del contrato debe ser posible, licito, determinado o determinable.
Causa:
Es el origen o hecho jurídico generador de obligaciones o de un acto jurídico.
Artículo 1142 del Código Civil: “El contrato puede ser anulado:
1. PRELIMINARES.
a) Promesa.
2. TRANSLATIVOS DE DOMINIO.
a) Compra - venta
b) Permuta
c) Donación
d) Mutuo.
5. DE GARANTIA O ACCESORIO.
a) Fianza.
b) Prenda.
c) Hipoteca.
6. ALEATORIO.
a) Renta vitalicia
b) Juego y apuesta
c) La compra de la esperanza
CLASIFICACION
Son unilaterales aquellos en los cuales una de las partes resulte la única obligada para con la
otra; contiene una sola prestación a cargo de la parte obligada, es decir, que cada una de las
partes o es solamente acreedora o solamente deudora.
Son Bilaterales, aquellos contratos de obligaciones recíprocas; contienen una prestación y una
contraprestación interrelacionadas, es decir, que una es causa y efecto de la otra, que una no
puede existir sin la otra; y por lo tanto, casa una de las partes es a la vez acreedora y deudora (Art.
1.134 del C.C.).
Como se podrá observar, se da el caso de que los bilaterales son onerosos, y los unilaterales son
los gratuitos.
Solemnes, son los contratos para cuya validez se requiere de forma determinada, bajo pena de
nulidad (Ej.: la sociedad).
No solemnes, son aquellos en que la forma que se adopte no tiene ninguna eficacia para su
validez. Se trata acá de la “forma ad solemnitatem” (condición de validez del acto) que es distinta
de la “forma ad probationem” que solo sirve para facilitar a las partes la prueba de la celebración
del acto.
Obligatorios. Son aquellos que generan obligaciones para con las partes contratantes; pertenecen
a este primer grupo la mayoría de los contratos.
Resolutorios. Llamados también liberatorios o extintivos son aquellos mediante los cuales se
deshace “un contrato anterior precedente”.
a. Principales. Son los que subsisten por si mismos con autonomía propia. Ej.: mutuo, sociedad,
comodato, locación-conducción, compraventa.
b. Accesorios. Son los que tienen por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal: pueden ser: 1. Reales, Derecho de Garantía; 2. Personales, la fianza. Los contratos
principales se clasifican en traslativos de domino (compra-venta, donación, permuta, cesión de
créditos) y traslativos de uso (comodato, locación-conducción).
Nominados. Llamado también típico, es el que tiene en la ley una denominación y una regulación
que lo caracteriza e individualizan, contrariamente a lo que sucede con el contrato innominado o
atípico.
Innominados. Son aquellos que no han sido previstos por el legislador, que no tienen disciplina
jurídica propia. En realidad toda la riqueza de contratación se nutre del fenómeno del contrato
innominado o atípico, gracias a la contratación innominada, día a día se crean nuevas figuras
jurídicas contractuales.
Contratos de ejecución instantánea. Son aquellos en los que las obligaciones se cumplen en un
solo momento, Ej.: la compra-venta.
Tracto sucesivo. Son aquellos contratos en los que las obligaciones de una de las partes o de
ambas consisten en prestaciones periódicas y continuas, Ej.: Locación - conducción, mandato,
Sociedades. En este contrato es necesario el transcurso del tiempo para que las prestaciones se
vayan cumpliendo.
Contratos reales. Son los que además del consentimiento se precisa de la entrega o tradición de la
cosa, Ej.: prenda, deposito.
Consensuales. Son aquellos en que para el nacimiento del contrato es suficiente el acuerdo de
voluntades.
El contrato es de adhesión cuando una de las partes impone condiciones a la otra, que no puede
discutir, porque para él solo se le presenta una alternativa; o la acepta o la rechaza. Si acepta el
contrato se formaliza, pero deberá admitir la totalidad de las condiciones ya estipuladas. Es más,
en estos contratos el oferente tiene el contrato preestablecido en formatos o formularios que no
podrán modificarse. De allí el nombre que los autores han forjado de contrato de adhesión. Son
contratos de adhesión, los de transporte terrestre, marítimo o aéreo; los de seguros, los de
suministro de electricidad, agua, teléfono, etc., y hasta los de alquileres de locales por las grandes
inmobiliarias.
Individual. Cuando para su concertación se requiere del consentimiento unánime de las partes
que intervienen, ya sea en forma personal y directa o por intermedio de representantes. Este
contrato no siempre ha de formalizarse solo entre dos personas; puede haber una pluralidad en
cualquiera de los lados de la relación contractual; así en la compra-venta, varios compradores
frente a varios vendedores.
El contrato se llama conmutativo cuando la ventaja que cada parte pretende obtener de la otra y
el sacrificio que ofrece a cambio de aquella, pueden ser determinados por cada parte en el mismo
momento de la celebración del contrato. Tal ocurre con la venta, el arrendamiento y, en general,
con todos los contratos bilaterales que no sean de los que caracterizamos como "aleatorios”.
El contrato es aleatorio cuando esa ventaja, en relación con el sacrificio que por ella se paga, no
resulta determinable en el momento de la celebración del contrato, sino que solo se revelara por
el curso de los acontecimientos (Art. 1.136). Para cada parte, o al menos para una de ellas, es pues
objetivamente incierto en el momento de celebrar el contrato si este le reportara o no una ventaja
en relación con el sacrificio que hace. De allí el nombre de “aleatorio” pues “alea” significa
precisamente “suerte”, “azar”. Como ejemplo de contratos aleatorio para ambas partes se citan el
juego (Art. 1.801) y el contrato de seguros (Art. 548 C.Com.), como ejemplo de contrato aleatorio
en que el álea existe solo para quien debe pagar la renta, pero no para quien ya ha recibido el bien
o capital mediante la cual se la constituye, se cita la constitución de renta vitalicia a título oneroso
(Art. 1.788 y ss.). Melich Orsini, José. Doctrina General del Contrato, Pág. 50.
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