3esomapi GD Esu06
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Tema 2
Estructura atómica de la materia
Desde la antigüedad se cree que la materia es discontinua, pero fue el filósofo griego Demócrito (460
AC - 370 AC), el primero en pensar que la materia estaba constituida por partículas indivisibles a las que llamó
“átomos”.
El nombre átomo proviene del latín atomum, y este del griego ἄτομον 'no cortado, sin porciones,
indivisible; también, se deriva de a- ('no') y tómo- 'trozo cortado, porción, parte'.
En aquella época, no había métodos tecnológicos para poder demostrar la existencia de los átomos,
así que Demócrito simplemente postuló dicha hipótesis. Tampoco diferenció entre átomos y moléculas, ya que
pensaba que existían átomos de cada tipo de sustancia. Esta teoría era contraria a la imperante en el momento
denominada de los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego) que concebía cada sustancia como una mezcla
particular de estos cuatro elementos. Durante muchos siglos los científicos no pudieron demostrar la existencia
de los átomos.
En 1808, John Dalton, químico inglés, publicó su libro “Un nuevo sistema de Filosofía Química”. En
el que expone su teoría sobre la constitución de la materia y que se basa en tres postulados:
1. Cada elemento químico está formado por partículas diminutas e indivisibles llamadas átomos. Dichos
átomos permanecen inalterados en un proceso químico, es decir, son inmutables: no se pueden
transformar unos en otros.
2. Los átomos de un mismo elemento tienen todos igual masa y las mismas propiedades; sin embargo,
son distintos de los átomos de cualquier otro elemento. (Los átomos se diferencian por su masa).
3. Los compuestos químicos están formados por uniones de átomos de “distintos” elementos que se
llaman moléculas. La proporción numérica entre ellos es simple y constante. (Los elementos también
pueden formar moléculas de dos o más átomos “iguales”).
Este es el primer modelo atómico que se propuso, un átomo esférico, macizo e indivisible.
En 1830, Michael Faraday, con sus experiencias sobre la electrolisis (separación del
agua en hidrógeno y oxígeno mediante electricidad), sugirió que los átomos no eran tan simples en indivisibles
como Dalton propuso.
Hasta los últimos años del siglo XIX no se comprobó que el átomo era divisible y poseía, además,
naturaleza eléctrica. Estas conclusiones llegaron del estudio de las descargas eléctricas en tubos de vacío.
En 1875, el británico William Crookes, experimentando con gases, descubre que es posible hacer
pasar corriente eléctrica a través de estos gases. El dispositivo experimental se conoce como tubo de vacío: un
tubo herméticamente cerrado que contiene en su interior un gas a muy baja presión, y conectado a una fuente
de tensión. Crookes observa que del polo negativo (cátodo) salen rayos (llamados rayos catódicos) que llegan
al polo positivo (ánodo). Aunque desconoce la naturaleza de estos rayos, descubre que:
Tienen carga negativa (porque van del – al +)
Se propagan en línea recta (sombras sin deformar)
Tienen masa, porque hacer girar un molinete que se interpone en si trayectoria.
En 1895, el físico alemán Wilhelm Röntgen descubrió que si dentro de un tubo de descarga se
introduce una pieza metálica adicional, el choque de los rayos catódicos con dicha pieza produce una nueva
radiación a la que llamó rayos X.
En 1897, el físico francés Henri Becquerel intentó producir rayos X a partir de sales de uranio y,
casualmente, al colocar estas sales sobre placas fotográficas descubrió que todos los compuestos de uranio
producían de forma espontánea una nueva radiación.
Una discípula suya, Marie Curie encontró que los minerales de torio producían radiaciones similares
a las que llamó radiactividad para describir la emisión espontánea de partículas y/o de radiación por parte de
este tipo de sustancias.
En 1897 fue Joseph John Thomsom quien consiguió poner en claro la naturaleza de los rayos
catódicos. Para ello utilizó un tubo en el que había un campo eléctrico y otro magnético perpendiculares, de
modo que los efectos de ambos podían compensarse y el haz de rayos podría incidir en la pantalla sin
desplazarse.
Con esta experiencia, Thomson pudo determinar la relación q/m de las partículas constituyentes de los rayos
catódicos, observando que dicha relación era constante en independiente del gas utilizado. Todo ello le llevó a
pensar que los componentes de los rayos catódicos eran partículas nuevas, resultantes de la fragmentación del
átomo a las que llamó electrones (e-).
Los científicos consideraron insuficiente este modelo atómico a la hora de explicar la naturaleza eléctrica
de la materia. El descubrimiento del electrón indicaba que el átomo no era indivisible y que está constituido por
partículas subatómicas, algunas de ellas con carga eléctrica.
El experimento que usó Rutherford consistía en “bombardear” una delgada lámina de Au con estas partículas
α. Alrededor de la lámina, pantallas de ZnS, una sustancia que emite destellos de luz cuando chocan con ella
las partículas α.
Así, Rutherford propone su modelo atómico que consta de un núcleo central muy pequeño (R=10-14m)
cargado positivamente que concentra casi toda la masa del átomo, y una corteza exterior, que ocupa casi todo
el volumen, formada por electrones que orbitan con trayectoria circular alrededor del núcleo, atraídos por la
carga positiva de éste. (Conocido como modelo planetario, por su semejanza con el sistema solar).
En 1914, descubre el protón (p+), con lo que el núcleo, en lugar de ser una esfera maciza, pasa a
estar formado por un nº de protones igual al de electrones de la corteza.
Pese a ser un gran avance, el modelo atómico de Rutherford presentaba varias incongruencias:
Llamamos número atómico de un átomo y lo representaremos por Z al número de protones que tiene un
átomo en su núcleo.
Número atómico (Z) = Número de protones
Por ejemplo: El número atómico del Hidrógeno es 1, 1 H por tanto un átomo de hidrógeno tiene un protón y
un electrón. El número atómico del Cloro es 17, 17
Cl por tanto tiene 17 protones y 17 electrones.
Llamamos número másico de un átomo y lo representaremos por A, al número de partículas que hay en
el núcleo de un átomo, es decir, al número de protones (p) y neutrones (n) de un átomo.
Número Másico (A) = Número de protones (p) + Número de neutrones (n) A=Z+n
Para conocer uno de ellos, necesitamos de los otros dos.
35
Por ejemplo: El 17 Cl tiene 17 protones, y n=A-Z=35-17=18 neutrones
2.03.1.- Isótopos
Se denominan Isótopos a los átomos que tienen igual número atómico, pero distinto número másico,
es decir, tienen el mismo número de protones pero distinto número de neutrones.
Dos átomos isótopos, pertenecen al mismo elemento porque tienen igual número de protones, pero se
distinguen por el número de neutrones. Por ejemplo existen tres tipos de carbono, el carbono 12, 12C , el
carbono 13, 13C y el carbono 14, 14C , ambos son carbono, pero uno tiene 6 neutrones, otro 7 y el otro tiene
8.
1
El Protio: Un protón y ningún neutrón. H
2
El Deuterio: Un protón y un neutrón. H
3
El Tritio: Un protón y dos neutrones. H
1 23 12
Na
14
6 C
1 17 35
Cl
2 50 38
Sr
3 31 15
P
34 46
Se
9 10 -1
31 28 26
118 79 0
_
_ Fe 2 56 24 +2
En 1913, gracias a los descubrimientos e hipótesis realizados hasta el momento, Niels Bohr, propuso
un nuevo modelo atómico que tenía en cuenta la existencia de niveles energéticos y la hipótesis de Planck. Su
modelo puede resumirse en tres postulados:
El modelo de Bohr indicaba posición y velocidad de los electrones (incompatible con principio de
incertidumbre de la mecánica cuántica).
En 1926, Schrödinger propuso una ecuación para el electrón del H, en cuyas soluciones (valores
energéticos permitidos) aparecían precisamente unos números que llamaremos números cuánticos.
Por tanto, el número máximo de electrones por orbital es 2. En orbitales S habrá como máximo 2 electrones,
en orbitales p, 6 electrones, en orbitales d 10 electrones y en orbitales f 14 electrones. El número máximo de
electrones por nivel es de 2n2. (Véase tabla de la página siguiente)
Orbitales
Nº electrones
Tipo
Orbital Subnivel Nivel
s 2 2 2
s 2 2
2
8
p 2 6
2
s 2 2
18
p 2 6
2
2
2
2
d 2 10
2
2
s 2 2
2
p 2 6
2
2
2
d 2 10
2
32
2
2
2
2
f 2 14
2
2
2
Sabemos que para un elemento en estado fundamental, su número de electrones coincide con el número
atómico Z.
Teniendo en cuenta el orden creciente de energía de los orbitales, el orden de llenado comenzaría por
los orbitales de menor energía continuando así por los de mayor. (Principio de Aufbau)
En el caso de iones se deberá sumar (aniones) o restar (cationes) tantos electrones como nos indique la carga
de dicho ión:
Mendeleiev ordenó los elementos químicos conocidos, en aquella época, en grupos y períodos, ordenados por
aumento de sus pesos atómicos. Por otra parte, como el peso atómico casi siempre se incrementa con el número
atómico y, por tanto, con el número de electrones en el átomo, Mendeleiev era inconsciente de que estaba
ordenando los átomos en orden del número de electrones.
Lo que conocemos como sistema periódico es una forma de ordenar los elementos en orden creciente de
número atómico (Z). Además, los Elementos se distribuyen en 18 columnas que forman 16 grupos, ya que las
columnas centrales, llamadas triada, constituyen un solo grupo y 7 filas (periodos).
Todos los elementos de un mismo grupo tienen idéntica configuración de la capa electrónica más
externa (o capa de valencia) y tienen propiedades semejantes.
Los grupos A son los alcalinos, alcalinotérreos, térreos, carbonoideos, nictógenos, calcógenos, halógenos y gases
nobles, y contienen los elementos llamados representativos. Los 8 grupos centrales, se representan con la
letra B y contienen los elementos de transición.
Al llegar al elemento 57 (La) aparecen 14 elementos con propiedades similares a éste. Estos 14 elementos
deberían estar situados en su misma casilla, pero al no ser posible, se les coloca a parte. (Lantánidos). Lo
mismo ocurre al llegar al 89 (Ac), estos 14 elementos que vuelven a aparecer se llaman Actínidos. El conjunto
de Lantánidos y actínidos se denomina tierras raras o elementos de transición interna.
Nitrogenoideos (ns2 np1)
Carbonoideos (ns2 np1)
ns2 (n-1) d2
ns2 (n-1) d3
ns2 (n-1) d4
ns2 (n-1) d5
ns2 (n-1) d6
ns2 (n-1) d7
ns2 (n-1) d8
ns2 (n-1) d9
IA IIA IIIB IVB VB VIB VIIB VIIIB IB IIB IIIA IVA VA VIA VIIA VIIIA
H Triada He
Li Be B C N O F Ne
Elementos de Transición
Na Mg Al Si P S Cl Ar
K Ca Sc Ti V Cr Mn Fe Co Ni Cu Zn Ga Ge As Se Br Kr
Rb Sr Y Zr Nb Mo Tc Ru Rh Pt Ag Cd In Sn Sb Te I Xn
Cs Ba La Hf Ta Wo Re Os Ir Pd Au Hg Tl Pb Bi Po At Rn
Fr Ra Ac Rf Db Sg Bh Hs Mt Rg
Lantánidos Ce Pr Nd Pm Sm Eu Gd Tb Dy Ho Er Tm Yb Lu
Actínidos Th Pa U Np Pu Am Cm Bk Cf Es Fm Md No Lr
Los metales están colocados a la izquierda, mientras que los no metales a la derecha, entre ellos existen
los elementos semimetales, y comprenden a la línea B-Si-As-Te-At
La clasificación de los elementos químicos en la tabla periódica está hecha basándose en las
propiedades químicas de dichos elementos. En este apartado estudiaremos algunas de esas propiedades, que
están relacionadas con la configuración electrónica de los átomos de cada elemento.
Fundamentalmente depende de la carga nuclear efectiva del átomo y del tamaño y del tipo de orbital.
Es lógico que haya que darle energía para extraer el electrón, ya que hay que vencer la atracción eléctrica del
núcleo. Cuanto más cerca esté la capa exterior (menor n), mayor será la atracción del núcleo y más energía
habrá que suministrarle. Lo contrario ocurre si el electrón está más lejos. Es decir, al descender dentro del mismo
grupo, la E.I. disminuye.
Al avanzar dentro del mismo periodo, como en general los electrones externos van siendo cada vez más atraídos
por el núcleo, hará falta más energía para extraerlos. Así, en general, al avanzar en el periodo, la E.I. aumenta.
E. I 2
x(g ) x(2g) e
Tercer energía de ionización (E.I3), energía necesaria para arrancar un tercer electrón :
E. I3
x(2g) x(3g) e
Y así sucesivamente.
Los valores de estas E.I. son cada vez mayores, dado que debemos extraer un electrón (carga - ) de un catión
con cada vez más carga +, y la fuerza de atracción será mayor.
Por ejemplo, para el Litio tenemos que: E.I1 = 5,4 eV, E.I2 = 50,0 eV, E.I3 = 122,4 eV.
La afinidad electrónica es laboriosa de calcular, y sólo se conocen con precisión las de algunos elementos.
Al descender en el mismo grupo, la A.E. disminuye (en valor absoluto), desprendiéndose para cada
elemento menor energía, dado que la última capa está más alejada y, por tanto, menos atraída por el
núcleo.
Al avanzar en un periodo, la energía desprendida es cada vez mayor (en valor absoluto), dada la mayor
atracción por parte del núcleo. Sin embargo, en los elementos que poseen subcapas llenas o a medio
llenar (grupos IIA, IIB y VA), se produce una disminución en la energía desprendida, que puede incluso
llegar a ser absorbida. Por tanto, la variación general que aparece en la figura debe ser matizada.
2.08.4.- Electronegatividad
Esta propiedad está muy relacionada con el tema siguiente, el del enlace químico.
Cuando los átomos se unen para formar moléculas o redes iónicas, intercambian o comparten electrones de
sus capas externas. La electronegatividad es la tendencia que tienen los átomos a atraer hacia su
núcleo estos electrones compartidos.
El valor de esta propiedad sólo puede establecerse comparando los elementos entre sí, de dos en dos. Existe
una escala relativa, llamada escala de Pauling, en la que se toma como elemento de referencia el más
electronegativo, el flúor, al que se le da el valor 4,1. Por comparación, se obtiene la electronegatividad del resto
de los elementos.
Los gases nobles, que debido a que tienen la última capa llena, no suelen formar enlaces, tienen
electronegatividad 0.
La electronegatividad, en general, varía de la misma forma que E.I. y A.E. Disminuye al descender dentro de
un grupo y aumenta al avanzar en un mismo periodo.
Vistas las propiedades anteriores, y observando la tabla, podemos ver en qué se diferencian los
elementos que consideramos metales de los no metales.
Metales No Metales
Tendencia a Perder electrones Tendencia a ganar electrones
Bajas E.I., A.E. y electronegatividad Altas E.I., A.E. y electronegatividad
Los semimetales tienen propiedades intermedias, y dependen del elemento con el que se combinen.