La Mentira
La Mentira
La Mentira
Andrés Flores Colombino 2011
DEFINICIONES
Por muchos siglos todos los varones fuimos acusados de mentirosos por engañar a
nuestras mujeres o parejas. Recuerdo que una paciente me decía: “Y... mi marido es
normal, por eso debe tener alguna aventura por allí… pero mientras yo no me
entere…; a mi me dice que se porta bien”. Piensa que el marido debe engañarla con
otra mujer, pero que le miente para no herirla. El macho no alardea de sus conquistas,
dice. Este prejuicio ha cambiado, pero subsisten rezagos. La infidelidad ya no es sólo
masculina –nunca lo fue- y se basa en la mentira serial.
SINCERIDAD Y VERDAD
ORIGENES DE LA MENTIRA
Los niños, cuanto más pequeños, menos conciencia tienen de la mentira y la verdad
de las cosas, entre la fábula y la realidad. Son crédulos por naturaleza. Hasta que
llegan a la edad de la razón, que se ubica entre los 6 y 7 años. Por tanto, cuando un
niño niega haber roto el jarrón, o hace algo prohibido, dice ‘yo no fui’, aunque
objetivamente miente, no es conciente de ello. Simplemente se defiende y defiende su
autoestima, que si reconociera la verdad, quedaría maltrecha. Tiene que ‘salvar la
cara’ y ponen ‘cara de yo no fui’. En un niño, cuya responsabilidad es progresiva pero
escasa, esta situación es aceptable y a su desliz se le llama seudo-mentira.
“No me mientas” le decimos a quien nos cuenta algún hecho poco creíble o poco
posible o cuando sospechamos sobre su sinceridad. Aristóteles ya decía que hay
cosas imposibles que pueden ser verdades. “Mentíme que me gusta” es otra
manifestación de duda. “Sacar de mentira verdad” es un procedimiento por el que se
miente para poner en evidencia la verdad, o hacerla más enfática y expresa. Sherlock
Holmes, el personaje de Conan Doyle, la utilizaba con ese objeto y forma parte de su
arsenal de detective. Fue motivo de sesudos análisis de semióticos como Humberto
Eco o del polígrafo norteamericano Charles Sandres Peirce.
LA MENTIRA PIADOSA
En el cuento “Ante una muerte anunciada” del colega recientemente fallecido Dr.
Guillermo Fossati, decía: “Cuando estaba por irme (la paciente) me preguntó si estaba
grave. Le dije que su quemadura era muy importante (ese era mi mensaje con la
verdad), pero que íbamos a hacer todo lo necesario para que se curara (ese era mi
mensaje con la caridad)”.
Hay ciertos juegos de mesa en que el engaño o el fingimiento forman parte del mismo
y se celebra que se sepa mentir al adversario. El que a su vez también miente y gana
el que descubre mejor los engaños del otro. Por ejemplo, en el truco –nombre
sugestivo de por sí-, en el póker y hasta en el ajedrez, los gestos, actitudes triunfales o
dubitativas, retos y desafíos con elevación de la voz o gestos enérgicos, a veces
encubren una mentira, y otras son reales, inspirados por una jugada de buena mano.
Se miente por diversión, aunque más de algún ofendido terminó agrediendo al rival por
sentirse burlado.
Los políticos deben poseer credibilidad, porque las promesas electorales pueden
poseer una carga mentirosa con el fin de engatusar y ganar el voto. Y una vez
conseguidos las promesas se transforman en mentiras. O amañan las estadísticas
sobre su gestión.
Mentir sobre la edad es muy común. Hay gente que está orgullosa de su edad
verdadera, sobre todo si gozan de buena salud. Pero hay gente que cuando se habla
de la edad, se retiran de la reunión. Todos recordamos alguna tía de edad indefinida y
que nunca, jamás, declaraba sus años. Ni ante el sagrado censo nacional.
Menos dramáticas, las mentiras que preservan buenos modales, se dan en la vida
social. Por ejemplo, si nuestro interlocutor tiene mal aliento, debemos disimularlo. La
comida de nuestro anfitrión puede estar salada, pero si nos preguntan debemos
contestar que está a punto. Decir la verdad no es muy cortés en estos casos. Cuando
la persona se retira de una reunión para ir al baño, lo hace en silencio, y si no tiene
más remedio, dice que va a tomar aire o alguna mentira graciosa que disimule la
verdad sobre sus urgencias fisiológicas. Erasmo decía: “Una buena parte del arte del
bien hablar consiste en saber mentir con gracia”.
4
Son las más graves, pues se trata de invenciones destructoras de famas, honras y
reputaciones, y una de ellas es la mitomanía. Por definición son construcciones
fantásticas y falsas destinadas a ensalzar la propia vanidad. Utilizan mentiras
dependiendo del grado de conciencia para discernir sobre verdad y mentira. Los
neuróticos sedientos de aceptación como los histéricos y los narcisistas, que viven en
el mundo de todos –son imputables- son fanfarrones, siempre alardeando sobre una
realidad propia increíble y extraordinaria, acerca de títulos patricios o antepasados
ilustres, bienes o estancias y autos fantásticos, profesiones que nunca culminaron,
amores ocultos, vinculaciones secretas, acceso a mundos enteros para manejar
influencias y el poder. Sus personalidades patológicas vehiculan en la adultez sus
frustraciones infantiles. La mitomanía constituye una conducta seudológica de
venganza por haber sido engañado. Mienten por mentir y no suelen obtener beneficio
por ellas. Suman una mentira sobre otra para justificar su mentira anterior en serie.
Son como el pastor mentiroso de Esopo: cuando después de aburrir a todos con sus
gritos de ayuda con la mentira de que los lobos atacaban a sus ovejas, el día que el
lobo las atacó realmente, nadie le creyó. "Cuantas veces resulta de un engaño/ contra el
engañador el mejor daño" dice Samaniego, quien también escribió el cuento del pastor
mentiroso. Todos tenemos conocidos que cuando cuentan una historia, comentamos:
“a Fulano solo le creemos la mitad de lo que dice, un cuarto de lo que jura y nada de lo
que llora”. Si el falsario es consuetudinario, simplemente ‘no le creemos nada’.
Otra mentira patológica es la fabulación, siendo los más fecundos los delirantes
paranoicos y parafrénicos. Sus mentiras son en parte verdaderas pero interpretadas
patológicamente y así adquieren otro sentido diferente a la verdad. Para ellos
adquieren carácter de convicción. Pueden llegar a tener seguidores o discípulos
convencidos de la verdad de sus fabulaciones. La mentira puede guiar a un pueblo
entero. Muchas guerras se iniciaron así y terminaron con imperios al parecer eternos.
Pero el fabulador y delirante no son mentirosos no saben que su verdad no es tal.
beneficios sin esfuerzo o para desnaturalizar sus profesiones con tal de obtener sus
objetivos, que suelen ser pecuniarios u honores inmerecidos, para alcanzar así las
metas de los trepadores. Hasta pueden simular tener títulos y cada tanto la policía da
cuenta de ellos… después de años de ejercicio.
Los neuróticos obsesivos, más recientemente rebautizados como TOC (trastorno
obsesivo compulsivo) suelen declararse enemigos incorruptibles de la mentira y
amantes de la verdad. Pero para acomodar la realidad propia y ajena a sus esquemas
preconcebidos son capaces de mentir, pues atribuyen de antemano a quienes no son
de su confianza errores que no cometieron (pero los van a cometer, dicen). Al crear
una verdad, fruto de su censura escrupulosa, mienten. Como dicen todo lo que
piensan, creen que ello equivale a decir toda la verdad. Repetimos una vez más que
ser sincero no equivale a ser veraz. Esa sinceridad irresistible les causa problemas
pues parafrasean mal la frase de José Artigas: “Con libertad no ofendo ni temo” por
“Con la verdad no ofendo ni temo” y dan mazazos a diestra y siniestra.
Los neuróticos histéricos suelen mentir mucho, pues siempre están actuando
tratando de centrar en ellos la atención y la aprobación del grupo. Simulan alegría,
mienten cuando alaban a los demás y toda su vida está falsificada buscando la
benevolencia ajena. No son felices mintiendo, pero no pueden dejar de hacerlo. Son lo
que opinan que ‘a nadie le hace una mentirita de vez en cuando’, aunque sus mentiras
son también consuetudinarias.
LA MENTIRA SOCIAL
Por algo Abraham Lincoln decía: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a
todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Debemos
reconocer que hay mentiras que han triunfado por mucho tiempo y para casi todos.
Goebbels, el ministro de Propaganda del Gobierno nazi, afirmaba que “Una mentira
repetida mil veces termina siendo verdad”.
“La mentira tiene patas cortas”, dice el refrán popular. Es verdad, pero depende del
entorno en que se lanza, quién y cómo lo hace. En los gobiernos autoritarios, los
rumores mentirosos tienen más fuerza que las noticias publicadas en letras de molde
por los medios masivos de comunicación. Por eso en estos sistemas tiránicos la
paranoia y la desconfianza no late solo en los dictadores sino también en los
sojuzgados. Y por eso es que la tiranía sólo genera mentira.
6
MENTIR-SE
AFC, Jornada de Reflexión Comisión del Encuentro y la Amistad del Sindicato Médico
del Uruguay (SMU), Montevideo, 15 de agosto, 2011. 10.45 hs
ANEXO
Cómo detectar mentiras
MONTEVIDEO, 4 Jul 2011 (UYPRESS) - En nuestra vida cotidiana y en el mundo
laboral nos enfrentamos diariamente con mentiras de las más variadas formas,
tamaños y colores. ¿Cómo detectarlas?
Las investigaciones llevadas a cabo por Paul Ekman, Wallace Friesen y Carroll Izard
en numerosos países y culturas han probado que los seres humanos venimos dotados
de un mecanismo natural para la expresión corporal de emociones básicas: alegría,
tristeza, enojo, miedo, sorpresa, disgusto, desprecio.---------------------------------------------
A este paquete que viene de "fábrica", hay que agregarle el componente cultural a la
expresión en sí: los “disparadores” de la emoción (elementos que varían de una
cultura a otra) y que regulan cómo tales emociones deben ser socialmente
“administradas” (controladas, manipuladas o enmascaradas).----------------------------------
Las mentiras triviales son fáciles de decir y difíciles de detectar ya que no hay mucho
en juego, el lenguaje corporal no suele traicionar. Cuando las consecuencias pueden
ser significativas, el lenguaje corporal nos traiciona y delata la incongruencia; la
emoción genera múltiples efectos imposibles de controlar de forma completa y el
esfuerzo por disimularlos agrava negativamente la habilidad de un comportamiento
“normal”. Se debe determinar una “línea de base” para identificar la forma habitual de
7
6- La tensión ejerce efecto sobre las cuerdas vocales elevando el tono de la voz.----
10- Tragar, encogerse de hombros o fruncir los labios son también reacciones
frecuentes.---------------------------------------------------------------------------------------------------
Las causas de las mentiras son muy variadas: evitar un castigo, proteger a alguien o a
uno mismo, ganar admiración, resguardar la privacidad, evitar situaciones incómodas,
ser corteses o, incluso, disfrutar del desafío.