La Geopolítica de La Rusia Postsoviética
La Geopolítica de La Rusia Postsoviética
La Geopolítica de La Rusia Postsoviética
Silvia Marcu
Doctora en Geografía. Instituto de Economía y Geografía del CSIC
[email protected]
Recibido: 9 de enero de 2007. Devuelto para revisión: 1 de febrero de 2007. Aceptado: 5 de junio de 2007
El sistema bipolar de la guerra fría, que culminó con la desintegración soviética, fue
sustituido por una realidad geopolítica completamente nueva, marcada por la hegemonía
americana y el posterior declive del Estado ruso. Durante los últimos años, Moscú reafirmó
sus ambiciones de superpotencia, generando múltiples tensiones en un mundo que vive
profundas transformaciones. Como consecuencia del trauma de la desmembración y de los
conflictos territoriales, en Rusia nacieron nuevas corrientes de pensamiento geopolítico.
The geopolitics of post Soviet Russia: disintegration, Renaissance of a power and new
currents of geopolitical thought (Abstract)
The bipolar system of the cold war that culminated with the Soviet disintegration was
replaced by a completely new geopolitical reality, marked by the American hegemony and
the later declivity of the Russian State. During the last years, Moscow reaffirmed its
ambitions of superpower, generating multiple tensions in a world marked by deep
transformations. As a result of the trauma of the dismemberment and the territorial
conflicts, in Russia new currents of geopolitical thought were born . The article approaches
the geopolitics of Russia, and fhe problematic linked to the countries of the post Soviet
space with its courtship of territorial conflicts. It analyzes the main Russian geopolitical
schools of the Nineties and the present geopolitical thought reflected in some of his more
representative exponents. It is observed how the thought shaped in geopolitical works
influences, gradually, in the present strategy and the future of the Russian policy.
-¿Eres, pues, de los que sostienen que Rusia tiene un destino especial, distinto del reservado al resto de
Europa, de ese grupo al que llaman eslavófilo?
A estas preguntas – cada vez más urgentes – nos proponemos contestar a lo largo de este
artículo utilizando como instrumento de ayuda la geopolítica, ciencia que estudia, de modo
primordial, la influencia del factor geográfico sobre el lugar que ocupa un país en el
mundo, llamada por los soviéticos “ciencia burguesa y profundamente reaccionaria”,
censurada durante décadas en la gran capital de la dictadura totalitarista.
Al tratar el complejo tema de las corrientes de pensamiento ruso, pocos han sido los análisis
que se llevaron a cabo durante las últimas décadas.
Más tarde, la profesora rusa Marina Frolova intentó mostrar en uno de sus artículos escritos
en español[3], la especificidad de la evolución de la geografía y de los geógrafos rusos
durante el siglo XX (Frolova, 2002).
Este esquema clásico puede ofrecer explicaciones referidas a las confrontaciones que tienen
lugar en el interior del sistema político, pero según analistas rusos[10], para conocer la
problemática rusa de modo más profundo, la aproximación se tiene que realizar desde la
realidad misma, desde el mismo modo de percepción de Rusia, tal como ella se percibe a sí
misma, no como nos gustaría percibirla[11]. En otras palabras, conviene mirar a Rusia tal
como la miran los propios rusos. O intentarlo. Por ello, consideramos que una perspectiva
geopolítica desde el interior de Rusia, desde el pensamiento de los geopolíticos rusos puede
ofrecer una nueva visión para el análisis, que, a su vez, podría responder a muchas
preguntas que se plantean los analistas y especialistas en el complejo mundo actual.
Por ello, nuestro principal objetivo es presentar y analizar las corrientes de pensamiento de
la Rusia postsoviética, tras el desplome de 1991 y la rápida desmembración del gran
territorio en varias repúblicas independientes, cada una con su específica problemática y
tendencias para el futuro. Se analiza el contexto geopolítico de Rusia, la relación y las
estrategias que lleva a cabo en relación con los países de su “vecindad apropiada”. Se
presentan los conflictos que aparecieron tras la caída de la URSS para que, a continuación
se pueda observar el modo en el cual las diferentes escuelas de pensamiento valoran la
posición de Rusia frente a estos conflictos, y cuáles son las estrategias que buscan para que
el ex gigante ruso vuelva a convertirse en una potencia.
Otro objetivo es presentar los exponentes más representativos del pensamiento geopolítico
ruso y encontrar a través de sus obras, tesis, ideas y estrategias que sirven o que podrían
servir en el futuro próximo a los dirigentes de Rusia, en su afán de devolverle “su
esplendor” como potencia en el siglo XXI.
La primera meta que tuvieron los países del antiguo bloque soviético fue recobrar y
redimensionar su identidad nacional. Otro fin importante de algunos[13] de estos actores
geopolíticos fue su reorientación hacia los principales polos de fuerza del mundo
contemporáneo, centrando su atención hacia la integración en la Alianza Atlántica OTAN y
la Unión Europea (UE), si bien países como Bielorrusia quedaron acantonados en una
posición filo-rusa, esperando que la evolución de la situación geopolítica determinase una
orientación para finalizar sus opciones posteriores. Otro grupo bien definido del espacio ex
- soviético está representado por las repúblicas caucásicas que no pertenecen al mundo
islámico y cuyas opciones se dirigen hacia Estados Unidos: se trata de Georgia y Armenia,
dos actores que dirigen sus esfuerzos hacia el relanzamiento de la economía y su
mantenimiento fuera del perímetro del espacio islámico (Schmid, 2006). El grupo de los
Estados islámicos formados por Kazakistán, Uzbekistán, Azerbaiyán, Tayikistán y
Turkmenistán, que forma un verdadero cinturón islámico” de Asia Central, redefine su
identidad estatal y nacional en un espacio de espiritualidad y civilización islámica.
“La realidad actual de la CEI es problemática. Se ha mostrado una capacidad de integración reducida, habida
cuenta de que carece de poderes supraestatales y funciona sobre la base del consenso entre los miembros”
(Taibo, 2006, 225).
En todo este “coro” de estados, con tendencias tan diferentes, se puede apreciar que Rusia
(Mapa 1) representa por sí misma un “problema geopolítico” del mundo contemporáneo.
Los conflictos y las tensiones cada vez más numerosos, inducidos por las minorías[14]
encontradas en su territorio, el débil vínculo entre el centro y la periferia, los graves
problemas sociales con los que se confronta, la corrupción y la penetración en las
estructuras estatales de la mafia rusa determinaron una prolongada convalecencia de este
gran país hasta la actualidad (Cooper, 2002).
Partiendo de las nuevas realidades geopolíticas, la política exterior rusa registró en los
últimos años una serie de transformaciones fundamentales (Agnew, 1998). Los cambios
que se produjeron tanto a nivel mundial, como regional, las ampliaciones de las estructuras
internacionales, la UE y la Organización del Atlántico del Norte, respectivamente, que
incluyeron en sus esquemas de cooperación a países de la Europa Central y Oriental,
antiguos satélites de la extinta Unión Soviética, removieron los nuevos y frágiles cimientos
de Rusia. Kremlin comprendió que tenía que reforzar su política, y que, además de su
ingente armamento, el país posee dos instrumentos estratégicos muy importantes: el
petróleo y el gas natural. De esta manera, la ambición de Rusia se traduce en transformar la
empresa estatal “Gazprom”[15] en la mayor compañía mundial del sector, concentrando el
control sobre los más importantes sectores de la economía. El petróleo y el gas natural se
convirtieron, pues, en los instrumentos “mágicos” de la nueva influencia estratégica de
Rusia, que ya la sitúan en el centro del poder mundial.
Figura 1. Mapa político de Rusia.
Fuente: Laboratorio de Cartografía, SIG y Teledetección del IEG (CSIC), 2007.
No obstante, en los últimos años, el gigante ruso centró su atención, sobre todo, en la
“vecindad próxima”[16] (las antiguas repúblicas soviéticas), donde se encuentra en una
dura competencia con la superpotencia americana, que, a través de la Alianza Atlántica
OTAN está presente en Europa, y mediante sus bases militares, también en Asia Central.
Moscú observó que, – más allá de las cortinas de humo naranja del espacio ex - soviético –
en países como Georgia y Ucrania, el poder estuvo acaparado por grupos de intereses
relacionados con algunos grupos internacionales. Al haber abandonado la órbita occidental,
Rusia está creando su sistema solar. Por primera vez desde la desarticulación de la URSS,
Moscú considera una prioridad a su vecindad apropiada. Empezó a promover la expansión
rusa en la CEI como un esfuerzo por tratar de obtener activos lucrativos e incrementar su
influencia política.
Por su parte, estos países actúan de forma diferente según sus intereses: Bielorrusia y
Kazajstán están interesados en establecer “una zona económica unificada” con Rusia. Otros
países de la antigua URSS, Armenia, Kirguiztán, Tayikistán, Uzbekistán manifestaron
interés para las inversiones rusas y desean que el mercado ruso se abra hacia sus productos,
por lo menos en la misma medida que en el caso de los productos occidentales.
Todas estas tendencias, lógicas si pensamos en el terremoto que vivió Rusia y los Estados
nacidos tras el desplome soviético, además de la política energética de Moscú, hicieron que
la vecindad próxima se convirtiera en la principal preocupación de la geopolítica rusa post-
soviética situada en una posición de árbitro en el espacio de concurrencia entre los Estados
Unidos y la UE tras el desplome de la URSS.
Búsqueda de identidad y conflictos creados tras la desmembración de la
URSS, factores impulsores para el renacimiento del nuevo pensamiento
geopolítico ruso
A principios de los años 90, la aventura de la grandiosa “idea rusa” [17] finalizó de manera
abrupta, y se convirtió en “la gran pregunta rusa”[18], manifestada en tentativas de
reencontrar una comunidad. Los analistas rusos empezaron a advertir el hecho de que una
eventual crisis de identidad nacional (expresada por la dificultad de redefinir los principios
y los valores existenciales en concordancia con la nueva coyuntura), podría representar una
seria amenaza para la seguridad nacional y poner en peligro la existencia del Estado dentro
de sus fronteras (Kortunov, 1997).
Las preguntas que surgieron fueron de real importancia para el gigante ruso: ¿Preferiría
Rusia quedarse sola, o unirse en una alianza? ¿Se aliaría con el Occidente? ¿Intentaría
iniciar una alianza anti-americana junto a China y a otros Estados de Asia y de Oriente
Próximo? Las respuestas a estas atormentadas preguntas intentaron ofrecer, a lo largo de los
años que transcurrieron desde el desplome soviético, una imagen sobre el mundo y sobre el
futuro papel que Rusia intentaba jugar en calidad de potencia regional, con presencia en
varias zonas de Eurasia, o en calidad de otro polo de poder con vocación global en un
mundo multipolar.
La tarea de búsqueda de una nueva identidad rusa fue muy complicada debido al caos que
se vivía y a los problemas internos pero también debido a la “época de incertidumbre
global[20]” característica del escenario internacional que reemplazó de modo gradual, a
partir de los años 70, el rígido sistema bipolar (Kennedy, 1987). Un periodo de
confrontación entre dos superpotencias, sin precedente en la historia del sistema
internacional, se había terminado sin sugerir hacía dónde se encaminaría el mundo[21].
El fin del único conflicto ideológico dominante dio lugar a una multitud de conflictos
étnicos y religiosos, mientras que la estabilidad de un mundo bipolar fue sustituida por la
inestabilidad de un mundo con amenazas transnacionales de carácter no convencional, que
se manifiestan de manera distinta en el sistema.[22]
En este periodo, Rusia no se presentó como mero espectador neutro, sino que, a menudo, se
encontró en el centro de atención de las fuerzas turbulentas que atravesaron y
desestabilizaron la situación política y económica del país, creando tensiones y verdaderos
conflictos que desembocaron en guerras.
Por tanto, la desaparición del imperio soviético y el vacío político que siguió determinaron
la aparición de cuatro tipos de conflictos geopolíticos en el marco de la antigua URSS.
El primer tipo de conflicto fue y sigue siendo el conflicto étnico al que se añaden las
tensiones geopolíticas y que se manifiestan sobre todo en el Cáucaso (Chechenia),
Moldavia y Tayikistán.
Dos son los principales conflictos de la región (Mapa 3): uno en Georgia, donde se han
producido dos guerras con autonomías étnicas: la de Abjazia, la antigua Cólquida (1992) y
la de Osetia del Sur (independiente desde 1992), antigua provincia autónoma[23]. El tercer
foco se centra en las disputas y guerras más sangrientas de las repúblicas de la Federación
Rusa situadas en el norte del Cáucaso: Ingushetia, Osetia del Norte y Chechenia (donde
adquirió mayor violencia la guerra centrada sobre todo en la ciudad de Grozni, su capital, y
que proclamó su independencia en 1991 obligando a emigrar a gran parte de la población
rusa.[24] También la república de Daguestán, plurinacional, vecina de Chechenia y
fronteriza con Azerbaiyán, es un área potencialmente conflictiva (como se ha demostrado
con los enfrentamientos – en septiembre de 1999 – entre el extremismo islámico de
Daguestán y Rusia, y entre Chechenia y Daguestán (Plaza, 2000).
Los conflictos “congelados”, por su parte, afectan a varios Estados. En primer lugar, a
Moldavia, con el separatismo de Transnistria. Tras la desintegración, el mayor objetivo de
Rusia fue retener a la República de Moldavia bajo la tutela política del antiguo centro de
decisión post-soviético, utilizando la región de Transnistria, - la franja de tierra situada al
este de la Besarabia moldava - como una mecha que puede estallar en cualquier momento
(Dungaciu, 2005). Tiraspol, la “capital” de la región separatista, se convirtió en la clave de
la región y del sistema de dominación rusa. Los líderes secesionistas constituyeron, con el
apoyo militar ruso, un ejército dotado con técnica militar moderna formada por tanques,
instalaciones de cohetes, tropas de ingeniería e incluso aviación de guerra, utilizando el
potencial industrial de las empresas de la región para aumentar su arsenal, ya de por sí
considerable. El conflicto militar de la franja del este de Moldavia – Transnistria –
comenzó en junio de 1992. El rechazo del presidente Voronin a firmar el llamado “plan
Kozak” (2003), realizado con vistas a solucionar el conflicto, representó el comienzo de
una nueva orientación exterior, pro-occidental, de Moldavia. El memorando preveía ciertas
condiciones en las que la región separatista se hubiera podido independizar de Moldavia
para proclamar su independencia o para afiliarse a otro Estado. Actualmente, a pesar de la
multitud de planes, no hay una estrategia clara para la región, hecho que entorpece la
potencial integración de Moldavia en la UE, a medio y largo plazo (Marcu, 2005).
Figura 3. Los conflictos del Cáucaso.
Fuente: Le Monde Diplomatique, 2006.
Algunas instituciones internacionales han intentado mediar sin resultado en los conflictos.
La ONU tiene pacificadores en Abjazia y la OSCE en Nagorno-Karabaj, Osetia del Sur y
Transnistria. La UE y la OTAN, no obstante, todavía permanecen en silencio.
La lista no termina allí, pues, a los conflictos congelados hay que añadir los “conflictos
latentes”, referidos a los países con considerable minoría rusa o eslava y, especialmente a
Ucrania, que tiene varios asuntos que solucionar. Por una parte, con Rusia, donde duerme
inquieto el conflicto sobre Crimea, península histórica rusa cedida a Ucrania en 1954, y
sede de la flota del Mar Negro. El eventual ingreso en la OTAN de Ucrania, puede ser el
detonante de un conflicto geopolítico de onerosas consecuencias (Sieka Skozlowski y
Toumarkine 2000).
Por otra parte, Ucrania tiene que solucionar las tensiones con Rumania, vinculadas a la
construcción por parte de Ucrania del canal Bastroe en el Delta del Danubio, que infringe la
ley internacional, y también el problema del reparto de la plataforma continental del Mar
Negro y de la Isla de las Serpientes.
El segundo tipo de conflicto post soviético estuvo determinado por la lucha por el control
de los recursos energéticos y económicos. Este tipo de conflicto se desarrolló en primer
lugar en el espacio del Mar Negro y del Caspio, donde intervino plenamente Estados
Unidos (Noreng, 2003).
Para comprender las tensiones, los conflictos económicos y la nueva estrategia energética
de Rusia se debe conocer la coyuntura del país antes y después de los acontecimientos del
1991, y los entresijos de “Yukos”, la compañía petrolera rusa que se desmoronó en 2003,
tras el arresto, un mes antes de las elecciones, de su dirigente, el oligarca Jodorkovski[25].
Fue ése el primer paso a través del cual Moscú respondía a los movimientos estratégicos de
Estados Unidos. Por detrás del gran negocio “Yukos” existía en EEUU una estrategia que
perseguía, paulatinamente, destruir el poder energético de Rusia y hacerse con el control de
sus recursos (Balzer, 2005).
La estrategia americana a largo plazo se llamó The End Game (El fin del Juego) y tuvo
varias fases: la primera está comprendida entre 1989 y 1991 cuando se asistió a un cambio
de régimen en los Estados comunistas de la Europa Central y Oriental, con la disolución del
Pacto de Varsovia (1990), el desplome de la URSS y la independencia de los países que
formaban parte de la misma. La segunda fase se produjo en la década de los 90, y
comprende la estrategia de ampliación de la Alianza Atlántica OTAN hacia los países que
habían sido satélites de la URSS.
La red de gas natural ruso – llamada “el sistema de transporte unificado de gas” – se
extiende por 150.000 kilómetros, y está explotada por la compañía de estado, “Gazprom”,
la mayor del mundo.
Pero además, Rusia es el mayor suministrador de gas de la UE, que depende de ella desde
el punto de vista energético[32]. Frente a las disensiones creadas entre la UE y Rusia, en
2006, debido a la imposición de Polonia[33], Rusia aboga por fortalecer sus relaciones con
Alemania y superar la crisis actual, intentando cerrar el acuerdo de colaboración con la
UE[34], que de momento está bloqueado por Polonia. Para la UE es fundamental lograr que
Rusia[35] autorice el acceso a sus mercados de las empresas europeas y garantías para sus
inversiones[36].
Además de las tensiones creadas en el espacio de la UE, existen tensiones energéticas que
rozan el conflicto, también en el espacio de los países ex - soviéticos, con el telón de fondo
de varias sanciones económicas. A lo largo del último año, Rusia aumentó los precios del
gas tanto en Ucrania[37] como en Georgia (a más del doble)[38], y más recientemente en
Bielorrusia[39].
Porque, pese a que la mayor parte de la república es desértica, posee en la zona bañada por
el Caspio, enormes reservas de gas de las que se autoabasteció durante su autarquía pero
cuyo control o influencia se los disputan ahora Rusia y Europa (Thual, 2004).
Además de las deficientes transiciones políticas que afectan a la vida de la población de los
países del espacio ex-soviético, en la Federación Rusa se están cometiendo auténticas
atrocidades que tienen como objetivo las minorías étnicas, la violación constante de los
derechos fundamentales de la mujer y de los niños de los orfanatos estatales, y no por
último la discriminación sistemática del pueblo chechenio[41].
Finalmente, el cuarto tipo de conflictos está vinculado a las fronteras con los países de más
allá del espacio soviético, fronteras cruzadas por los inmigrantes ilegales, o de los
traficantes de drogas, tal como ocurre, por ejemplo, en la frontera fino-rusa, o ruso-afgana,
por poner sólo algunos ejemplos. Los segmentos sociales que tienen capacidades y
cualidades morales, mantienen sus valores y la identidad nacional y cultural, pero la mayor
parte de la sociedad rusa fue olvidada en manos de actores que la consideran como
“material reciclable”, favoreciendo el tráfico de drogas, de armamento, o la inmigración
ilegal (Tardea, 2006). Los ataques racistas se han convertido en un fenómeno cotidiano.
Nunca antes habían proliferado con tanto ímpetu las organizaciones ultra.[44] Estos ataques
se relacionan con las guerras del Cáucaso (Mendelson, 2005). El control que las mafias del
Cáucaso ejercen sobre los mercados de abastecimientos han disparado los sentimientos
racistas.
Como consecuencia del nuevo panorama creado tras el desplome soviético y de los
conflictos que se vivieron en el espacio de la antigua URSS se generó un pensamiento
geopolítico que, si bien está inspirado en el pensamiento previo al desplome soviético crea
también nuevas tendencias de actuación.
Examinando los análisis realizados por expertos nacionales que, como vimos más arriba,
detectan tres tradiciones: los “realistas” (que ponen el acento sobre la anarquía
internacional), los “racionalistas” (que se centran en la cooperación internacional) y los
“revolucionarios” (preocupados por la sociedad internacional) (Wight, op.cit) se puede
deducir que emergieron al menos tres escuelas de pensamiento ruso: internacionalista-
idealista[45] (o la escuela de la seguridad mutua), los realistas (o la escuela de la balanza de
poder) y los expansionistas revolucionarios (la escuela de la seguridad por expansión).[46]
Hay que tomar el contenido de estas corrientes geopolíticas con cierta cautela, puesto que
se trata de analistas y pensadores autóctonos, lo cual puede producir sesgos en sus visiones
e interpretaciones, pero ayuda conocer sus tesis y opiniones antes de realizar análisis sobre
el mundo ruso y ex soviético. Veamos, por tanto, las características de cada escuela de
pensamiento, cuál es su visión sobre Rusia, y qué opinión tiene sobre su relación con los
países de la CEI y con el Occidente.
La escuela internacionalista-idealista
El pensamiento internacionalista-idealista nació en la década de los 90 y no tiene
precedentes históricos en la política exterior rusa. Su doctrina estuvo asociada con “el
nuevo pensamiento” de Mijail Gorbachov, apoyada por su ministro de exteriores Eduard
Sevarnadze, influyente en la Rusia Soviética del periodo 1987-1990. En la visión de este
pensamiento, el mundo puede describirse por algunas palabras clave: valores comunes de la
humanidad, problemas globales, interdependencia, cooperación internacional y seguridad
mutua (Bradley, Genscher, Ott, Whitehead, 1987).
Tras el colapso soviético, los nuevos líderes aceptaron las premisas del “nuevo
pensamiento”. El ideólogo y líder espiritual de esta escuela, Andrei Kozârev[47] hizo
hincapié en el determinismo económico y la universalidad de los valores democráticos,
dejando los aspectos geopolíticos y estratégicos en manos de sus opositores[48]. El
principal soporte de esta corriente lo constituyó el primer presidente ruso, Boris Eltsîn y su
gabinete de ministros.
¿Cuáles son las percepciones de los representantes de esta corriente sobre el ámbito
internacional y sobre el lugar que tiene que ocupar Rusia en el mundo de la posguerra fría?
Los idealistas consideraron, en general, que el mundo era amistoso y favorable a Rusia, sin
cometer graves amenazas hacia la seguridad internacional, de tal manera que, la
cooperación internacional constituía la única garantía posible para defender la seguridad
nacional. Para ellos, Rusia estaba en una situación histórica sin precedentes, que permitía la
iniciación de la cooperación con el Occidente. Según ellos, los peligros se encuentran en el
interior del país (Furman, 1995).
De cara al futuro, consideran que Rusia se convertirá en una confederación compuesta por
Estados nacionales – las antiguas repúblicas soviéticas – que forman una entidad política
como resultado de la historia común y de los intereses económicos y de seguridad comunes.
El realismo
Con sus preocupaciones por el poder y la balanza de poder, el realismo queda como una
escuela con ricas tradiciones en el pensamiento ruso pre-soviético. En el periodo
mencionado, los representantes de esta corriente afirmaron que el Estado no disponía de
suficientes recursos económicos y militares para las campañas geopolíticas lejos del país y
por ello se tenía que centrar en las actividades de contrapeso de poder. La doctrina de Stalin
“socialismo en un único país” reconoció este hecho, pues, bajo su régimen se disparó la
modernización dictatorial que tenía que aumentar las capacidades económicas y militares
del país, y no desperdiciarlas mediante la revolución mundial o socialismo internacional. El
pragmatismo de Lenin en Brest-Litovsk fue, asimismo, influido por ese pensamiento de
índole realista.
A diferencia de los idealistas, los realistas rusos hacen hincapié, como sus colegas
occidentales, en la importancia del poder como instrumento de control y dominación en los
conflictos en detrimento de la cooperación en las relaciones internacionales.
Los realistas rusos se dividen en: realistas agresivos y realistas defensivos.[50] Ambos
grupos aceptan que la seguridad es la mayor motivación de los Estados, pero tienen
opiniones diferentes en cuanto a los métodos más eficaces para lograr la seguridad
nacional. Los agresivos afirman que las acciones ofensivas limitadas pueden contribuir a la
seguridad, mientras que los realistas defensivos afirman lo contrario. Las dos facciones se
apoyan en los postulados del eurasianismo[51] clásico – corriente geopolítica rusa de la
época zarista, que se ganó muchos adeptos entre la población y los seguidores de la elite
política. Pero la tragedia del eurasianismo clásico de finales del siglo XX consiste en sus
interpretaciones distintas (Tihonarov, 2000).
Los realistas defensivos apoyaron, en líneas generales “el nuevo pensamiento”, tal como se
creó en 1986-1987. De aquí resulta una actitud mucho más crítica frente a la política
exterior soviética. Más ponderados, ellos consideran que la URSS y el Occidente tienen la
misma responsabilidad por la existencia de la Guerra Fría. Asimismo, abogan por una
política exterior pragmática, para promover los intereses nacionales y no consideran que
debería coincidir con la del Occidente. Piensan también en una posible reintegración del
espacio ex - soviético pero sin emplear la fuerza, sino a través de las buenas relaciones con
los Estados post-soviéticos. Según ellos, este espacio tiene que representar una esfera
exclusiva para los intereses rusos. Esta posición se enmarca perfectamente en lo que se
llamó “neo-eurasianismo económico pragmático”[52] En comparación con los idealistas,
ellos no excluyen la posibilidad de una confrontación con el Occidente, y, especialmente,
con el espacio de la CEI. Son unánimes al pensar que el Occidente no tiene interés en
mantener Rusia como un potencial competidor en el escenario internacional. El mayor
peligro según los realistas defensivos, no viene del Occidente, sino de la inestable periferia
ex soviética que tiene potencial para exportar la inseguridad al territorio de Rusia. A su vez,
Rusia se tiene que imponer, pues, sin su ayuda no puede haber estabilidad y seguridad en el
territorio de la CEI (Karaganov, 1992).
Los realistas agresivos son los que se opusieron desde el principio al pensamiento de
Gorbachov. Son conservadores y representan la derecha en el espectro político ruso.
Favorecen la expansión moderada de Rusia más allá de sus fronteras y desean la
restauración de la URSS, para que se pueda mantener el equilibrio global de poder. Entre
los más activos promotores del realismo agresivo mencionamos a los miembros de la Unión
Cívica[53], la dirección militar superior, los empresarios de las grandes empresas[54] y
segmentos de la burocracia federal[55]. Los realistas agresivos perciben el medio externo
como hostil a los intereses rusos, considerando que la disolución de la URSS se produjo
como consecuencia de algunas acciones premeditadas y bien planificadas por el Occidente.
Consideran que EEUU, no desea coexistir con el gigante eurasiático que mantuvo sus
rasgos culturales únicos, y la fórmula propia sobre equidad social busca siempre
oportunidades para debilitar a Rusia (Sultanov, 1991). Desde el colapso de la URSS, el
Occidente, lo único que busca es asimilar a las repúblicas ex soviéticas y por ello la única
solución para frenar las dinámicas existentes es crear una nueva unión entre las repúblicas
que obtuvieron su independencia (Barburin, 1995).
Al mismo tiempo, los realistas agresivos sospechan de las fronteras del sur y del este.
China, con la que Rusia tiene la más amplia frontera, se percibe como una potencial
amenaza para los intereses rusos a largo plazo, sobre todo en cuanto al crecimiento
económico, al arsenal nuclear y a la explosión demográfica. Otro Estado que provoca
preocupación es Irán que dispone de recursos materiales diversificados; por ello, los
realistas agresivos no descartan un eventual parteneriado táctico con China[56] y una
cooperación lúcida con Irán. Por consiguiente, según ellos, la inclusión de los dos Estados
en la estrategia de Rusia sería un mal menor en comparación con una eventual dominación
del Occidente. El único Estado del Este que no provoca suspicacias y disfruta de un amplio
apoyo entre los agresivos realistas es India.
Teniendo una inmensa deuda con Rusia, desde comienzos de los 90, y siendo uno de los
mayores importadores de armamento ruso, India se percibe como un socio estratégico en la
zona, al que se le apoya en la construcción de una flota militar moderna y fuerte en el
Océano Índico, como contrapoder a la dominación americana.
Refiriéndose al lugar de Rusia en el mundo, los agresivos ven al país como antioccidental,
desde el punto de vista cultural. Según ellos, Rusia es un Estado eurasiático, una
civilización distinta y autárquica, con una economía autosuficiente y aislada del mundo
(Bilington, 2004).
Por tanto, cuanto más se acerque a Europa, más oportunidades tiene de perder su
independencia y excepcionalidad (Gumilev, 1993).
El expansionismo revolucionario
Como potencia continental que podrá aliarse con Alemania o Francia, se confrontará con
EEUU y Gran Bretaña, “enemigos naturales”. Es importante destacar que en la visión de
los expansionistas, sólo los principios de la geopolítica clásica pueden explicar el cambio
en el sistema internacional. Por consiguiente, viven en un mundo que sigue siendo
“bipolar”, en el cual se confrontan dos rivales geopolíticos: los Atlantistas y los
Eurasiáticos. Por ello, Rusia tiene que reorganizar el territorio de Eurasia y absorber
espacios más allá de la CEI, para asegurar su propia seguridad. En busca de aliados
geopolíticos, intentan especular los malentendidos surgidos entre los Atlantistas, y utilizar
la Europa Occidental contra los EEUU. Como organización política promueven el concepto
de “imperio” en permanente ampliación, al que conciben como única solución de
supervivencia.
Cuadro 1
Principales corrientes de pensamiento en la Rusia postsoviética
Escuela de Exponentes Lógica El Estatuto Principales Relación con Relación con el
pensamiento dominante en internacional amenazas los países de la Occidente
el sistema de Rusia CEI
mundial
Internacionalismo A. Saharov kantiana Una gran Crisis y declive No representa Socios y
idealista potencia, económico una amenaza, ya posibles aliados,
M. Gorbachov “normal” entre que constituye el cooperación
otras potencias espacio para la total
mundiales integración
Z. Kozârev económica
Realismo V. Vernadski lockeana Una gran Conflictos Algunos Estados Una relación
defensivo potencia en étnicos, sí, debido a los equilibrada,
A. Arbatov crisis políticos, conflictos neutra; es
económicos y étnicos y posible la
militares militares cooperación en
ciertos ámbitos
Realismo agresivo E.Primakov Una El Occidente Representan una Hostilidad. El
superpotencia que intenta amenaza Occidente tiene
marginar el otra cultura; es
papel de Rusia posible una
en el sistema e cooperación
infiltrarse en su limitada, con
espacio ventajas mutuas.
tradicional de
influencia
Expansionismo M. Frunze hobbesiana Una El complot de Representarán Hostilidad
revolucionario superpotencia EEUU contra una amenaza abierta frente a
L. Trotki Rusia hasta su EEUU, pero no
reintegración en con Europa, que
el nuevo imperio puede ser un
ruso posible aliado
Fuente: Elaboración propia a partir de la investigación realizada para la redacción de este artículo.
En su obra Geopolitics in a Changing World, Klauss Dodds señala que los proyectos
nacidos de la antigua geopolítica no contribuyen a la creación de un nuevo orden mundial;
al contrario, generan tensiones, confrontaciones e incluso guerras en toda regla. Y eso
porque, tal como señala el analista, falta la geopolítica en su dimensión creadora, la que
modela el espacio político según los intereses de ciertos grupos humanos (Dodds, 2000). A
través de este punto de vista, la nueva geopolítica de Rusia tiene algunos exponentes, cuyas
tesis merecen atención, para comprender mejor, las líneas de actuación actuales y futuras,
de la política exterior rusa.
La nueva geopolítica desea construir un espacio político más allá de las fronteras de tipo
Westfalia. Intenta superar la fase de las “mitologías” nacionales sobre la creación de un
pueblo u otro; o la obsesión de las fronteras vistas, exclusivamente, en los términos de la
dominación de un Estado por el otro. La nueva geopolítica trata más sobre “los mapas
mentales” que sobre “los mapas de los Estados”(O`Tuathail, Dalby[61]). Por ello, también
en este caso se debe interpretar con cautela el pensamiento geopolítico de la Rusia actual, o
sus líneas de seguimiento por el poder del Kremlin.
Los tres autores muestran su preocupación por el futuro geopolítico de Eurasia y por el
papel de Rusia en la zona de vecindad próxima. Sin embargo, cada cual tiene otro tipo de
análisis y propone otras soluciones. Los autores toman en consideración los cuatro tipos de
conflictos post-soviéticos que, de manera breve, repasamos en este artículo, - el “conflicto
étnico y las tensiones geopolíticas” (Cáucaso, Moldavia, Ucrania, Tayikistán, Chechenia),
el “conflicto energético” (la zona del mar Caspio), el “conflicto con los dictadores
soviéticos y las amenazas terroristas” (Asia Central), los “conflictos de frontera”
(Afganistán, Tayikistán) frente a los cuales presentan las opciones estratégicas de Rusia y la
política eurasiática de Moscú.
Según Dughin, todas las grandes potencias tuvieron la ambición de dominar Eurasia en
solitario. En su opinión, Rusia – como posición geográfica, experiencia de dominación en
la zona y recursos – es la más justificada a la hora de participar junto a Estados Unidos en
la lucha por el poder. “Sólo una integración continental de Eurasia, con Rusia en su centro,
puede garantizar a los pueblos y a los Estados la soberanía y una seguridad auténtica.” –
apunta Dughin, que, además, señala que el “nuevo imperio” tiene que ser “un imperio
eurasiático” para controlar ese amplio espacio, para que, posteriormente, domine todo el
mundo” (Dughin, 2000, 45).
Dughin está convencido de que el futuro mantendrá una “bipolaridad” mundial, creada por
la competencia entre los Estados continentales y los Estados marítimos (Dughin, op.cit).
Considera como Estados continentales – y por tanto, fieles aliados – a Rusia, Alemania,
Francia e Irán, mientras que los Estados marítimos serían, en su opinión, Estados Unidos y
Gran Bretaña. Más que cualquier escuela de pensamiento geopolítico ruso, la escuela del
“expansionismo”, representada por Dughin, parece, como señalamos más arriba, inspirada
y guiada por las teorías tradicionales de Haushofer y Mackinder, pero también de Frunze y
Trotki.
Por un lado, existen los Estados eurasiáticos, y por otro, los Estados atlánticos. ¿Cómo
podría la Rusia actual dominar el vasto espacio eurasiático y luchar en tres “frentes”:
Europa, Asia Central y el Oriente Medio? El pensador ruso considera que la Rusia post
soviética necesita un nuevo tipo de reformas internas, y la creación de nuevas alianzas. En
el plano interno, Dughin propone la creación por parte de Rusia, de un Estado multiétnico y
multireligioso, mientras que en el plano externo, propone la creación de alianzas con
Alemania, Irán y Japón (Dughin, 2002). De esta manera, tiene en vista la creación de tres
proyectos especiales: pan-europeo (Alemania), pan-árabe (Irán) y pan-asiático (Japón). Es
destacable el hecho de que el autor considera a China como a un adversario y competidor
para Eurasia, y propone una serie de medidas mediante las que se pueda debilitar a Beijing
en el futuro.
Cuando hablaba sobre “el nuevo orden geopolítico” del Sur, el analista ruso mencionaba
que la geopolítica de las regiones del sur y occidentales se vinculaban más a la “misión
planetaria” de Rusia que a los problemas del Norte y del Este (Dughin, 1992).
En lo que se refiere al concepto del Sur, Dughin piensa que “el eje geográfico de la
historia” de Rusia tendría un único imperativo, el de su expansión geopolítica hasta el
Océano Índico.
Dughin desarrolla a partir de esta idea el concepto de “los radios abiertos” que parten del
centro (Moscú) hacia la periferia y que, en su camino no se paran en las fronteras rusas,
sino que llegan hasta la frontera del sur del océano. Los radios podrían tener dos
características desde el punto de vista estratégico: podrían ser “actuales”, los que pasan por
países próximos a Rusia, y “potenciales”, los que lo hacen por países que entran en la zona
del “control atlántico”. El analista ruso reduce la lógica general de la geopolítica euro-
asiática al hecho de que la longitud total de estos “radios” se convirtió en “actual, parcial-
actual y potencial”.
Si dejamos aparte “la actualidad” de los radios que influyen el territorio de la Federación
Rusa, que es hasta ahora indiscutible, los radios parcialmente actuales que atraviesan
territorios “solidarios” con Rusia se vuelven en gran parte discutibles, ya que desde el
punto de vista geoestratégico el análisis implica sólo en una ínfima parte el papel que tiene
el factor militar, de tal manera que, el centro de gravedad en el análisis de este segundo
grupo de rayos, debería caer en los aspectos de orden económico, político, cultural, étnico y
religioso.
Según Trenin, para tener una identidad europea, Rusia debe proceder en función de sus
varias regiones geopolíticas, a una serie de ajustes en su política interior y, sobre todo,
exterior. En el sur, Rusia debe participar en el proceso de “estabilidad” mediante la
reconstrucción de Chechenia, el reparto del poder en Daguestán, y el inicio de un amplio
programa económico.
El axioma de la doctrina de Trenin es, por lo tanto, la retirada de Rusia de su papel de líder,
“el ajuste” de su política y el reconocimiento del papel predominante que tienen los Estados
Unidos en Eurasia. Si echamos una mirada hacia atrás, Zbigniew Brzezinzki defiende ese
papel de EEUU desde 1997 (Brzezinski, 1998). Trenin sostiene que Rusia debe reconocer y
asumir esta “dura realidad”, si todavía “desea tener un futuro”. Además, Rusia tiene que
centrarse en la resolución de los graves problemas étnicos, económicos, políticos y
territoriales que afectan su espacio local, sin soñar a jugar un papel en Eurasia, puesto que
dicho papel ya no existe (Trenin, 2001).
La posición de Trenin se sitúa del lado occidental. Ve a su país con los ojos del Occidente,
más bien de EEUU que, con la llegada en el poder del actual presidente ruso comenzó las
más duras críticas frente al Kremlin. Parte de las críticas formuladas son justas, pero
muchas de ellas son preconcebidas, teniendo incluso matices de rusofobia[70]
(Constantiniu, 2006). Hay tres realidades rusas que “molestan” a EEUU, y a los analistas
prooccidentales, en cuyo grupo se incluye el pensamiento de Trenin: en primer lugar, la
autoridad interna del presidente ruso[71], en segundo lugar la consolidación de la
independencia de Rusia en el escenario internacional[72], y por último, el creciente papel
de Moscú como proveedor de recursos energéticos[73].
Es verdad que Rusia, con su realidad antigua y profunda, necesita todavía mucho más
tiempo y experiencia democrática, para llegar al nivel que desean sus socios occidentales.
La confrontación no aventaja a Rusia, puesto que por ahora, no está preparada para una
“batalla” global[74]. El PIB de Rusia es 23 veces menor que el de EEUU; el presupuesto
militar americano es de casi 600 mil millones dólares, mientras que el ruso de sólo 30 mil
millones. Los socios occidentales están unidos bajo la Alianza OTAN, mientras que Rusia
tiene sólo acuerdos bilaterales con sus aliados. La deseada aproximación se conseguirá
mediante el desarrollo y la cooperación, desde el entendimiento y el apoyo a la democracia
también hacia Rusia y no sólo hacia los países de su vecindad próxima. Por ahora,
desgraciadamente, parece que la lógica de la guerra fría se niega a desaparecer; y todo ello,
con el telón de fondo de la teoría del fin de la historia[75], según la cual, tras la caída del
totalitarismo, la democracia liberal y la economía de mercado representan el único modelo
viable de la sociedad.
Ghenadi Ziuganov: “Moscú, la tercera Roma”
Ghenadi Ziuganov, mediante sus obras The Geography of Victory. Introduction to Russias
Geopolitics (1999) y My Russia (1997), ilustra de manera elocuente, la escuela geopolítica
de la corriente civilizacionista rusa, de la que forma parte también Nikolai Nartov[76].
Ziuganov recibió influencias, en gran medida, por las teorías de algunos autores rusos como
Nikolai Danielevski, Konstantin Leontiev, Patr Savitski y Nikolai Gumilev. De
Danielevski, Ziuganov retomó la idea de que Europa y Rusia constituyen dos civilizaciones
distintas, hecho que provoca una alienación europea frente a Rusia. De Leontiev retomó la
idea de que Rusia es una mezcla única de grupos étnicos que tienen en común la misión de
“pacificar” el espacio de Eurasia. De Savitski y Gumilev, la teoría de que Rusia – al ser una
civilización única, diferente de Europa, con una situación geográfica única – tiene que
quedarse distante, lejos de la civilización occidental, para poder mantener su identidad.
Ziuganov insiste en que Rusia tiene dos misiones civilizadoras: definir una autarquía
político-económica y constituir un Espacio Amplio, entre sus fronteras naturales, para
asegurar a los pueblos una plena seguridad. En este sentido, Moscú ya está dispuesta a
examinar con Minsk cualquier variante de creación de la Unión Rusia-Bielorrusia, según
afirmó el presidente Vladimir Putin (Putin, 2007).
Pero los Estados del espacio-es soviético son ya Estados reales, con sus propios intereses,
que buscan una voz diplomática situada entre Moscú, Washington, Beijing y Bruselas, y
este hecho no debería ignorarse.
Mirando en su conjunto las tesis geopolíticas defendidas por los analistas rusos, resulta
claro que el pensamiento de Trenin es el único prooccidental: mediante sus teorías liberales
defiende la disminución de poder de Rusia y, a partir de esta pérdida, su posible
integración en el mundo occidental, aunque en sus últimos textos aboga por la
“independencia” de Moscú. Sus tesis prácticamente se han cumplido a lo largo de la década
de los 90. No hubo integración, tampoco aceptación por parte del Occidente, pero sí,
pérdida de poder.
De cara al futuro, no obstante, Rusia no persigue una dilución en el mapa del mundo
occidental, y tampoco parece aceptar el dominio del Occidente en Eurasia. Al contrario, y
tal como lo manifiesta Dughin, Rusia desea instalarse en una posición de nuevo imperio a
través de sus recursos energéticos, pero también mediante sus acciones globales: política de
seguridad, militar, cultural, reformas y alianzas. Por último, Ziuganov, que defiende una
Rusia ampliada hacia su espacio ex soviético, ve como se vislumbran sus teorías en el
actual modo de actuación del Kremlin que sigue ampliando su área de influencia hacia los
países de la vecindad próxima, pero también hacia el espacio de la UE y de los países
asiáticos, mediante los recursos energéticos. Desde Moscú, se espera que la realización de
los proyectos nacionales y los de modernización de la infraestructura permitan cambiar
radicalmente la situación en el Cáucaso del Norte; por ahora, un 23% de toda la ayuda que
se dirige con cargo al presupuesto federal a las regiones se destina al Distrito Federal Sur,
y, en primer lugar, al Cáucaso del Norte (Putin, op.cit). En la misma línea de ampliación de
área de influencia, el poder actual salió al paso de la reciente decisión de EEUU, de instalar
componentes de su escudo antimisiles en la República Checa y Polonia, y advirtió que el
despliegue de un sistema de radar e interceptores en Europa oriental, provocará una
respuesta asimétrica muy eficaz por parte de Rusia (Mañueco, 2007).
No obstante, y tal como señalamos a lo largo de este artículo, se necesita una lectura
sensible y generosa del pensamiento de los analistas rusos. Sus teorías se basan en el
profundo conocimiento de la historia, política y cultura de su país, se inspiran en las propias
vivencias y en los deseos e ideales que prevén pero que también anhelan para su país.
En el marco de las profundas mutaciones que tuvieron lugar a lo largo de los últimos quince
años en el escenario internacional, aprovechando su posición geopolítica y sus recursos
energéticos, Rusia regresa del viaje emprendido en busca de su identidad, más allá de los
conflictos territoriales que persisten en su territorio, en algunos casos de forma aguda. Es
cierto que la existencia de los problemas económicos, sociales, políticos, étnicos, religiosos,
el extremismo político, el nacionalismo, el tráfico de drogas y de armamento evidencian un
sombrío cuadro actual y para el futuro próximo, pero el gigante vuelve.
A principios de febrero de 2007, el presidente ruso afirmó que tiene la intención de ampliar
su esfera de influencia energética, analizando la idea de instituir una Organización de
Países Exportadores de Gas (OPEG) como respuesta a una propuesta hecha formalmente
por el dirigente de Irán, Mahmud Ahmedianeyad. En opinión del Kremlin, sería correcto
coordinar el proceder de los más grandes productores de gas con el fin de cumplir la tarea
número uno: la de garantizar, incondicionalmente, el abastecimiento seguro para los
principales consumidores de agentes energéticos (Putin, op.cit). Además de Rusia e Irán, en
el acuerdo de productores de gas podrían estar países de la antigua URSS, como
Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán, pero también Argelia, Libia, Qatar, e incluso,
Noruega (Mañueco, op.cit).
Con cautela, el gigante se alineó primero con Beijing, a la hora de exigir el retiro de las
fuerzas armadas de EEUU de Asia Central. Después, venciendo los temores, empezó a
obrar con osadía como en sus tiempos de esplendor, dirigiendo sus primeros ejercicios
militares junto a China, y a India. Con todas las cartas sobre la mesa, Rusia podría
reevaluar más aún la aproximación a China, provocando escalofríos a Washington. Dio la
bienvenida en Moscú a los líderes de Hamas, cuando las potencias occidentales no trataban
con ellos y ofreció apoyo económico a los palestinos, cuando los occidentales suprimieron
o redujeron el suyo. Rusia no sancionó a Irán por sus actividades de enriquecimiento de
uranio y declaró que continuará su cooperación en materia de energía nuclear y tráfico de
armas con Teherán.
Rusia realizó, asimismo, que sus intereses son más fácilmente alcanzables, especulando con
las divergencias económicas y políticas cada vez mayores entre la UE y Estados Unidos.
Por ejemplo, en el caso de Ucrania, Estados Unidos alienta el ingreso del país en la OTAN,
mientras que la UE rechaza aceptarlo a medio plazo en sus estructuras de cooperación.
No obstante, hay que tener en cuenta el hecho de que Rusia ya no es la superpotencia del
periodo de la Guerra Fría y pasará mucho tiempo hasta que Rusia pueda tener un peso
como el de la Unión Soviética en Asia, África o Latinoamérica (Bremer, 2007). Además,
con la emergencia de centros de poder, como Japón, China o la UE y la “multipolarización”
de las relaciones internacionales, el mundo cambió profundamente, y ese hecho reclama
estrategias y políticas cualitativamente nuevas. Por ello, los analistas proyectan a través de
su pensamiento el cambio del mapa geopolítico de Rusia (Tsygankov, A, 2005). Algunos se
lanzan en la creación de un imperio transeurasiático que incluirá varios imperios regionales,
con el centro en Rusia, que, además del eje Moscú-Berlín, coordinará el eje Moscú-Japón y
Moscú Teherán (Dughin, 1992), iniciando una revolución de la geopolítica global (Dughin,
2002). Otros tienen una visión diferente en cuanto a los aliados – China-India-Irán (Petrov,
2003).
¿Qué ocurrirá en el espacio post soviético? Lo más seguro, por ahora, será “Gazprom” la
empresa que mantendrá su posición dominante, ya que Rusia, aún no dispone de una
ideología atractiva para sus vecinos. Georgia y Azerbaiyán puede que, incluso, abandonen
el espacio de la CEI. En Ucrania se mantendrá una doble potencia, mientras que la
inestabilidad de Kazakistán podría ampliar su comercio con petróleo y gas por rutas que
esquivaran a Rusia. Los aliados de Moscú, por ahora, seguirán siendo Uzbekistán,
Kirguistán, Armenia y Bielorrusia. Pero el formato de la Alianza cambiará, pues, tras el
ultimátum que Moscú dio a Minsk en el “diálogo” energético de principios de 2007, habrá
cada vez menos benevolencia.
Notas
[1] Gheorghi Valentinovich Plejanov - 1856-1918 uno de los primeros marxistas rusos, destacado
propagandista del marxismo, notable figura del movimiento socialdemócrata ruso e internacional. Autor de El
socialismo y la lucha política (1883) y Nuestras divergencias (1885). Señaló la importancia del medio en la
explicación de los hechos sociales o históricos, y la imposibilidad de instauración del capitalismo en Rusia.
[2] A.V. Krasnov, autor de Fundamentos de la Geografía general (Osnovi Zemlevedenia). Kharkov, 1895-
1898, nº 1-4, que “consideraba artificial la distinción de una geografía histórica y otra natural, afirmando que
existe una sola geografía” (Capel, 1981).
[3] M. Frolova: “La evolución de la Geografía y del trabajo del geógrafo en Rusia” Scripta Nova Vol. VI nº
119 (80). 1 de agosto de 2002.
[4] Ver: Dmitri Simes: Reform Reaffirmed, Foreign Policy, nº 90, Spring, 1993, p. 48-53; L. Murawiec
Putin’s Precursors, The National Interest, Summer, 2000, p.50.
[5] Martin Wight (1939-1972) –prodigioso analista británico de las relaciones internacionales
[6] Thomas Hobbes (1588-1679) filósofo político, conocido, sobre todo, por su obra “Leviatán”. Considera al
Estado como un acuerdo natural entre los poderosos o gobernantes y los súbditos que beneficia a ambos. Su
visión del estado de naturaleza anterior a la organización social es la "guerra de todos contra todos". Cuando
el hombre se da cuenta de que no puede seguir viviendo en un estado de guerra civil continua, surge la ley de
naturaleza, que limita al hombre a no realizar ningún acto que atente contra su vida o la de los otros. De esto
se deriva la segunda ley de naturaleza, en la cual cada hombre renuncia o transfiere su derecho a un poder
absoluto que le garantice el estado de paz. Así surge el contrato social en Hobbes. Junto con los Dos Tratados
sobre el Gobierno Civil de John Locke y El contrato social de Rousseau, el Leviatán es una de las primeras
obras de entidad que abordan el origen de la sociedad, y que inspiraría a los analistas y pensadores de las
escuelas geopolíticas.
[7] Niccolò Maquiavelli (it.) (1469-1527) personalidad del Renacimiento, y figura central de la teoría
política. Su obra fundamental, Il Principe revela que el poder es el más importante objetivo y que todo lo que
fuera necesario para obtenerlo tiene justificación. Su teoría se desarrolló en el siglo XX. Maquiavelli plantea
que, el pueblo debe ser gobernado por un dictador o gobernante lo más estricto posible, porque sólo éste sabe
como gobernarlos, es más inteligente y sabe con exactitud lo que es mejor para el pueblo, puesto que dejar
que la ignorante sociedad se gobierne sola conduciría a una destrucción.
[8] John Locke (1632-1704) filósofo británico, considerado el padre del liberalismo moderno. Propone que la
soberanía emana del pueblo, que el Estado debe proteger los derechos (de propiedad y libertad individuales)
de los ciudadanos y que, anticipándose a Montesquieu, el poder legislativo y el judicial han de estar
separados.
[9] Emmanuel Kant (1724-1804)- Filósofo alemán. En su obra La Paz perpetua estableció tres bases
definitivas para la Paz entre los Estados: la constitución política debe ser republicana, el derecho de gentes se
debe basar en una federación de Estados independientes y asegurarse el derecho de ciudadanía mundial.
Puesto que el estado natural del hombre era de hecho la guerra, la necesidad de un acuerdo amplio para
garantizar la paz surgía de la conveniencia de los propios individuos que conformaban la sociedad; sin paz no
se podían cultivar los campos, mantener en buen funcionamiento las incipientes industrias ni comerciar con
fluidez, al margen de los grandes gastos que implicaba el mantenimiento de un ejército permanente para
defenderse de los otros Estados beligerantes.
[10] Dmitry Zhdannikov, Andrei Makhovsky: Nevazisimya Gazeta (25 de enero de 2006).
[11] Ver: Stanislav Secrieru: Russia’s Foreign Policy under Putin: CIS Project Renewed. UNISCI Journal
nº.10. Special Issue
[12] Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajstán, Uzbekistán, Kirguiztán,
Tayikistán y Turkmenistán. Las repúblicas Bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) permanecieron al margen.
[14] Rusia es una sociedad mestiza; allí conviven 150 nacionalidades. De los 145 millones de habitantes que
tiene el país, el 20 por ciento no son étnicamente rusos, y más de 20 millones son musulmanes.
[15] Gazprom – es una gran empresa rusa fundada en 1989, que explota el gas natural de Rusia. Gazprom
aporta gas natural a Europa (60 por ciento a Austria, 35 por ciento a Alemania y 20 por ciento a Austria).
[17] Desde Feodor Dostoievski y Vladimir Soloviov a Nikolai Berdaiev, filósofos, escritores, poetas rusos
fueron preocupados por la “idea rusa” – de una misión espiritual en el mundo. El término de “idea rusa” fue
creado por F. Dostoievski en 1860. Para el análisis de la génesis y del desarrollo del concepto, véase: Nikolai
Berdiaev: Russkaya Ideya: Osnovnie Problema Russkoi Misil XIX veka i Nacyala XX veka (La idea rusa:
problemas fundamentales del pensamiento ruso en el siglo XIX y el comienzo del siglo XX). Ed. Svarog,
Moscú 1997; Orlando, Figes: El baile de Natacha. Una historia cultural rusa. Edhasa, Barcelona, 2006, 828
pp.
Para las implicaciones políticas actuales, véase James Scanlan, The Russian Idea from Dostoevsky to
Ziuganov, en Problems of Post-Communism July/August, 1996, pp. 35-42.
[18] “Ser o no ser… para nuestra gente”. Veáse Aleksandr Soljenitzan: Rossya v Obvale (Rusia en el abismo).
Russkii Putin, Moscú, 1998, p.3.
[19] El mapa moderno de Europa, con el Estado nacional como organización política dominante, surgió de la
guerra de los Treinta Años (1618-1648), que se libró en términos de protestantismo contra catolicismo. La paz
de Westfalia, firmada en Münster el 24 de octubre de 1648, puso fin al conflicto. Hubo un cambio radical de
fronteras, tras la perdida de hegemonía de España, la práctica desaparición del Sacro Imperio Germánico, la
posición de dominio alcanzada por Francia, o el retraso de la unificación de los Estados alemanes.
[20] Véase Jerry Pitzl: Political Geography in an Era Global Uncertainly, International Studies Notes (1997)
vol.22, p.3. Según el autor, la confusión predomina en el sistema internacional, donde sólo hay desorden.
[21] La desintegración de la URSS provocó un debate de proporciones que generó una constelación de
previsiones y descripciones sobre el presente y el futuro del sistema internacional. El principal criterio de
delimitación de las posiciones en esa multitud de opiniones la constituye la profundidad de los cambios. Para
algunos, la desmembración de la URSS significó el comienzo del periodo de transformación de la estructura
del sistema internacional, que finalizaría en la nueva estructura global del poder. Para otros fue la crisis del
sistema mundial moderno y representa una oportunidad para la para la construcción de un nuevo orden
mundial. Para un debate de ideas, véase entre otros: Charles Krauthammer: The Unipolar Moment Revisited,
The Nacional Interest, Winter 2002, pp. 5-17; Henry Kissinger: Diplomacia, Fondo Cultura, México, 1999,
p. 700-727; Adam Roberts: A new Age in Internacional Politics? International Affaire, vol. 67 nº 3, July,
1991, p. 509-525; James Gow: A Revolution in International Affaire? Security Dialogue, vol 31, nº 3, 2000,
p. 293-306.
[22] La clasificación de los Estados del sistema internacional en Estados posmodernos, modernos y
premodernos, realizada por Robert Cooper, ayuda a evidenciar diferencias entre ciertas zonas del globo y el
modo en el cual se manifiestan en las mismas los fenómenos políticos, económicos y militares.
[24] Para el análisis más detallado, de los conflictos del Cáucaso, ver: Avioutskii, V: Géopolitique du
Cáucase: París, Armand Colin, 2005; Marquina, A., y Cañete, J., (coord.): El Cáucaso. Rivalidades y
Estrategias. Instituto de Europa Oriental. Madrid, Observatorio Permanente, Universidad Complutense, 1998;
Gorenburg, Dmitri: Regional Separatism in Russia: Ethnic Mobilizationor Power Grab? Europe- Asia Studies,
1999, Vol 51, nº2, March p 245-274. Menar, S: Conflicte latente in regiunea Marii Negre Bucuresti, Ziua,
2005; Klare, M.T.: Guerras por los recursos. El futuro escenario del conflicto global: Barcelona, Ediciones
Urano, 2003. Herzig, E.: The New Caucasus. Armenia, Azerbaiyán and Georgia. London, The Royal Institute
of International Affaires, 2000; Halliday, F., Los embrollos del mar Caspio: hurgando en el avispero.
Vanguardia Dossier, nº 18 enero/marzo de 2006, p 58-62. Taibo, C: Rusia en la era de Putin: Madrid, Los
Libros de la Catarata, 2006, p 107-128.
[25] Mijail Jodorkovski, que cumple 8 años de condena en la cárcel, ha sido acusado, recientemente, de
haberse apropiado de 25.000 dólares. Por ello, Moscú presento a principios de febrero de 2007 nuevos cargos
contra el ex magnate de Yukos.
[27] Fundación dirigida por el filántropo George Soros, un adepto de los cambios de gobierno pacíficos, sin
violencia.
[28] Hodorkovski se había convertido en un actor muy importante para la estrategia de EEUU. Si Yukos se
hubiera fusionado con Sibneft, y Exxon y Chevron hubieran entrado en posesión del paquete mayoritario de
acciones, el golpe energético habría podido llevar a Rusia al borde del precipicio (Dughin, 2002).
[29] La estrategia energética de Rusia es el título del documento publicado en 2001 por los especialistas
rusos, y considerado capital para el posterior desarrollo de Rusia. En el documento, se establecen las
inversiones hasta 2020, de conformidad con las necesidades reales del país.
[30] Rusia es el segundo exportador de petróleo del mundo después de Arabia Saudí y el mayor productor de
gas.
Explota 130.000 pozos petroleros, y otros 20.000 son reservas conocidas. Los recursos de petróleo de Rusia
se estimaron aproximadamente a 150 mil millones barriles, aunque se pronostica que la cifra es mucho mayor.
Se tienen en cuenta las dificultades de explotación de las regiones arcaicas.
[31] Rusia tiene una Terminal de petróleo en San Petersburgo y otro en Primorsk. Actualmente, se construyen
otros en Virsotk, Batanenaia y Ust-Luga.
[32] Rusia provee un 30 por ciento de las necesidades de gas de Europa y Gazprom transporta más de un 20
por ciento del gas que exporta a Europa vía Bielorrusia, yendo el resto a través de Ucrania en el sur.
[33] Polonia exigía que antes de iniciarse las negociaciones con Rusia, las autoridades de Moscú debían
ratificar la Carta de la Energía, firmada en 1994 por más de 50 países, en la que se regula el derecho a la
inversión en los respectivos países y se establecen garantías para asegurar el cumplimiento de los contratos de
suministro.
[34] “Miramos a la UE como al primer y más importante entre nuestros socios, sobre todo en la esfera de lo
económico. Teniendo en cuenta a Rumania y Bulgaria, que acaban de ingresar, nuestros intercambios
comerciales con la UE son de un 55 por ciento. De la UE nos llegan 70 mil millones de € inversiones directas
en Rusia. Cuando nos convirtamos en miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio) seguirán
otras simplificaciones de normas comerciales, y la UE será cada vez más importante para
nosotros” (Consejero del presidente de Rusia Serghei Iastrjembski, citado por Vzgliad. (Agencia Rusia la Zi
– 18 de diciembre de 2006) http://www.rusialazi.ro/
[35] Para ratificar la Carta, Rusia exige un trato recíproco en materia de inversiones. Además, exige que el
documento incluya la regulación del material nuclear, un tema tabú para la UE. El País, 12 de noviembre de
2006.
[36] La UE quiere acceso a los campos de hidrocarburos, garantía de las inversiones y transparencia en el
mercado de la energía.
[37] A principios de 2006 la tensión energética entre Ucrania y Rusia llevó a una breve interrupción de las
entregas rusas a Europa, afectando a la confianza en Rusia como proveedor de energía.
[38] En la tensa situación que tuvo como pretexto la detención en Georgia, a finales de septiembre de 2006,
de 4 militares rusos acusados de espionaje, Moscú cortó todas las comunicaciones con Georgia, procedió a
expulsar a más de 5000 inmigrantes georgianos y decidió subir desde 110 dólares (mil metros cúbicos de gas)
a 230 dólares a partir de enero de 2006.
[39] Rusia y Bielorrusia llegaron a un acuerdo sobre los precios del gas, minutos antes de que Moscú fuera a
cortar el suministro, lo que podría haber afectado a los clientes europeos (31.12.06 - 1. 01.07). Según el pacto,
Bielorrusia pagará a Gazprom 100 dólares por 1.000 metros cúbicos de gas natural, por encima de los 46
dólares que estaba pagando hasta ahora.
[42] Anna Politovsakaya periodista asesinada el 7 de octubre de 2007 tras varios encarcelamientos por
investigar y denunciar informes sobre casos de crímenes y tortura en Chechenia.
[43] Entre 1991 y 2006 han sido asesinados 211 periodistas en Rusia, 102, con el actual presidente en el
poder. CPJ (Comité to Protect Journalists).
[44] Las más conocidas organizaciones ultras son: Unión Nacional de Rusia; (cree en la supremacía de la raza
blanca) Pamiat (monárquicos ortodoxos, creen que los culpables de todo son los masones y los judíos); El
Partido Nacional Bolchevique ultranacionalistas de extrema izquierda. Las más nuevas son: El Movimiento
contra la Inmigración Ilegal – expulsa a los inmigrantes sin papeles, se proponen crear una apartheid dentro
de Rusia con los norcaucásicos. La Unión Eslava – se manifiesta contra la hegemonía del mundo anglosajón y
las mafias llegadas del Sur; La Unión de todos los Rusos – considera que todos los miembros del gobierno
deben de ser rusos, étnica y espiritualmente; El Movimiento Eurasiático – antioccidental. (ABC, 29 de
octubre de 2006).
[45] Término tomado de Dmitri Trenin.
[46] Término tomado por Andrei P. Tsygankov: From Internacional Institutionalism to Revolutionary
Expansionism: The Foreign Policy Discourse of Contemporary Russia. Mershon International Studies
Review, vol. 41, nº 2, November, 1997, p. 247-268.
[47] Sus ideas se pueden leer en la obra Preobrajenie (El Cambio). Mejdunarodnie Otnoseniya, Moscú, 1995.
[49] No obstante, hay especialistas rusos que consideran que los rusos no pertenecen al mundo occidental,
pues, tienen conceptos diferentes sobre el mundo. (Leonid Râbakov). El hecho de que en el medio ruso la
semilla de la sociedad civil que favorece la aparición del liberalismo económico y político, todavía no echó
raíces, que no se produjo una renovación espiritual y social, se debe, en primer lugar al poco tiempo que pasó
desde el desplome de la URSS y no por último, a la elite, responsable del modo en el cual fue concebida la
sociedad rusa post soviética.
[50] La clasificación se tomó de Jack Snyder: Myth of Empire: Domestic Politics and International Ambition.
Cornell University Press, Ithaca, 1991, p.7-9.
[51] Llamado por algunos analistas (Philippe Fardel H.) “nacional bolchevismo”
[52] Pensando en los recursos propios para la reforma económica, este concepto supone la mutación del
centro de poder de Rusia en los Urales y en Siberia Occidental; asimismo, la iniciación de los proyectos
económicos en el marco de la CEI puede llevar a la creación del espacio económico común que podrá
permitir la utilización del potencial del Extremo Oriente. Ver: Timburski, V.L: Ostrov Rossya: Perspectiva
Rossiiskoi Geopolitiki: (La Isla Rusia: las perspectivas de la geopolítica rusa. Polis, nº 5. 1993, p.27-56.
[53] Ex-vice presidente Aleksandr Rutskoi, Evgheni Abramtov y Ghenadi Ziuganov, el presidente del partido
Comunista Ruso.
[55] Yuri Skokov, ex presidente del Consejo de Seguridad, Evgheni Primakov – ex ministro de Exteriores.
[56] China es, en la actualidad, aliado en la política rusa, tal como lo demuestra el “Grupo de Shangai” (del
que forma parte además de China y Rusia, Kazajstán, Kirguiztán, Tayikistán y Uzbeskistán; India y Pakistán
tienen estatuto de observadores. Prevén la creación entre ellos, de un corredor de transporte único.
[57] Mihail Vassilievitch Frunze. Político y militar ruso, sucesor de Leon Trotki. La victoria de M. Frunze
sobre Trotki fue producto, en gran medida, de la lucha por el poder supremo tras la muerte de Lenin. Es
conocido sobre todo, por la obra Stat’i i rechi, publicada en 1936 Voenizdat. Social Science. 513 páginas.
[58] Dusinski, I. The geopolitics of Russia. Moskva: Jurnala Mosckva, 2003; Dughin, A. The bases of
Geopolitics. Moskva, Arktogeya,1997.
[59] Makinder, H., Thayer Mahan, A., Haushofer, K., Spykman, N. Para un análisis detallado de estas
tradiciones geopolíticas, ver: O’Lougghlin. Dictionary of Geopolitics, Greenwood Press, Westport, 1994.
[61] Tuathail, Gearóid Ó and Dalby, Simon. Re-Thinking Geopolitics: Towards A Critical Geopolitics. 1996.
[62] Geopolítico, filósofo y estratega ruso. Director de la revista geopolítica rusa Elementy, jefe del Centro de
los Estudios Especiales Estratégicos de Moscú, nacido en 1962, escritor, conferenciante, ha publicado 5 libros
y cientos de artículos en la prensa rusa y europea. Dughin dirige el movimiento conservador “Eurasia” y fue
consejero del líder comunista Ghenadi Seleznev. Su obra Rusia. Misterio de Eurasia fue publicada en Madrid
en 1992 por la Editorial Grupo Libro.
[63] Co-director para los programas de política exterior en “Carnegie Center” de Moscú. El centro pertenece a
“Carnegie Endowment for internacional Peace”, conocida organización americana, de orientación liberal.
[64] Una figura muy conocida en la Federación Rusa – es el Líder del Partido Comunista que constituye el
mayor grupo de la oposición de Duma.
[66] Catedrático y analista político, autor de obras estratégicas importantes, inspirador de la política exterior
americana. Preconiza en la actualidad, cómo se debe debilitar y acorralar militarmente a Rusia, y está
convencido de que la mejor manera es la desestabilización de sus regiones fronterizas.
[67] Halford John Mackinder (1861-1947). Geógrafo británico. En 1904 termina su ensayo más provocativo
The Geografical Pivot of History en el que usa la historia para ilustrar la importancia estratégica de la
geografía. Para Mackinder existe un gran continente «la Isla Mundo» dividida en 6 regiones: Europa Costera
(Oeste y Centro Europa), Asia Costera (India China, Sudeste Asiático, Corea y Este de Siberia), Arabia
(Península Arábica), el Sáhara (Norte de África) el Sud-Centro del Mundo (Sudáfrica) y el más importante el
Centro del Mundo o Hearthland (Eurasia) lo que denominó el Pivote del Mundo en su ensayo de 1904.
“Quién controle Europa del Este dominará el Pivote del Mundo quien controle el Pivote del Mundo dominará
la Isla Mundo quien domine la Isla Mundo dominará el mundo”.
[68] Karl Haushofer (1869-1946), reconocido como uno de los mejores geopolíticos del siglo XX. Cree que el
siglo XX será el siglo de los imperios territoriales, tal como el siglo XIX lo fue de los marítimos. Auguró,
pues, la caída del imperio británico. Pensaba que sólo la unidad de Europa Occidental con la Oriental
permitiría la salvaguardia de los valores europeos. En 1930 dijo: "La democracia y el pacifismo crearán una
especie de Estados Unidos de Europa en 1950 lo más tardar, o la catástrofe del espacio eurasiático será
inevitable, sin duda bajo la forma de un desmembramiento regresivo de las potencias coloniales. Actualmente,
no es el dominio de los mares sino la posesión de las grandes superficies terrestres, lo que constituye el
objetivo de la alta política" (citado por Konrad Heidem, Der Führer).
[70] En mayo de 2006, con motivo de la Conferencia internacional para el apoyo a la democracia de Vilnius,
la capital de Lituania, el vicepresidente americano Dick Cheney, declaró que “el empleo del petróleo y del gas
como instrumento de chantaje o de intimidación por parte de Rusia, mediante la manipulación de las redes de
transporte, no puede explicarse por ningún tipo de intereses legítimos. Asimismo, John McCain favorito para
la candidatura a la presidencia por parte del Partido Republicano, le pidió all presidente ruso que no
participara a la Cumbre G-8 celebrada en San Petersburgo.
[71] Es verdadera la existencia de la democracia dirigida promovida por Vladimir Putin. La consolidación del
control del Estado sobre los medios de comunicación, la modificación de la legislación sobre la existencia de
los partidos políticos o el aumento del tope electoral para el acceso a la Duma, de un 5 a un 7%, son
realidades incontestables. No obstante, hay que tener en cuenta la falta de experiencia de Rusia en materia
democrática, el carácter autocrático del poder ruso (imperial o soviético) y el hecho de que la democracia es
una lección que los Estados occidentales aprendieron a lo largo de la historia, mientras que en Rusia falta esta
tradición.
[72] Se considera que, actualmente, Rusia es un Estado independiente en cuanto a su diplomacia y política
exterior, y que promueve la multiplaridad.
[73] La exportación de recursos energéticos representa el nuevo vector de la política exterior de Rusia. La
crisis del gas y del corte de suministro de principios de 2006 o de 2007 aumentaron, con razón, las suspicacias
de Occidente frente al gigante ruso. Tras las crisis, las autoridades del Kremlin rectificaron ampliando el
número de sus clientes y adquiriendo nuevos socios y relaciones con los Estados de la UE, que prefieren, por
ahora, cooperar con Rusia en el ámbito de la prospección, extracción y transporte del gas y del petróleo.
[74] Alusión al discurso del presidente de Rusia en Munich, con motivo la Conferencia para la Seguridad y
Política Internacional (10 de febrero de 2007), que declaró que Rusia tiene que jugar un papel más activo en
la política global, pues, no quiere sentirse discriminada en el escenario internacional. Según Komsomolskaia
Pravda (12 de febrero de 2007) esta posición molestó a Occidente y podría movilizar una dura reacción.
http://www.kp.ru/. Fecha de consulta: 14 de febrero de 2007, 22:25.
[75] Francis Fukuyama, autor del libro y de la teoría del Fin de la Historia y del último hombre.
[77] Versos del “starez” Filofei de Psow del tiempo de Iván el Terrible (1584): “La mujer vestida del sol, la
Iglesia cristiana, huyó de la antigua Roma a causa de la herejía. Huyó a la nueva Roma, es decir, la ciudad de
Constantinopla. Pero tampoco aquí halló paz; la iglesia de Constantinopla fue destruida. Por eso huyó a la
tercera Roma; esta es la nueva Rusia". En 1589 el metropolitano de Moscú pasó a titularse: "Patriarca de la
ciudad del Zar, Moscú, la nueva Roma, y de todas las Rusias".
[78] El geopolítico alemán considera que Rusia y Alemania son predestinadas a ser aliados naturales. Él
aboga por la creación de una Alianza Cuatripartita “Berlín-Roma-Moscú-Tokio”. Wehr-Geopolitik
Geograhpische Gründlagen einer Wehrkunde, Berín: Teubner, 1932.
[79] La Cumbre de París de septiembre de 2006 – entre Francia, Alemania y Rusia, evidenció el regreso de
Rusia como gran potencia global.
[80] Alexander Rahr – responsable de proyectos rusos en el Consejo alemán para la política exterior. (22
07.2006).
[81] Propagado desde la época de Reagan por una serie de líderes neoconservadores norteamericanos
agrupados en “Project for a New American Century” (PNAC) entre los que citamos a Paul Wolfowitz, Bruce
Jackson, Richard Perle, Robert Kagan, Donald Rumsfeld. Ellos elaboraron una estrategia a largo plazo que
preveía el aislamiento de Rusia y la invasión de los países que disponían de recursos importantes de petróleo
y gas natural, quedados sin explotar (Irak, Irán o Venezuela). Además, querían crear en el espacio ruso
numerosas repúblicas minúsculas (tártara, casaca) y hacerse con el control de los recursos energéticos de la
zona europea, siberiana y extremo-oriental.
[82] El presidente ruso declaró a la cancillera Merkel que Rusia podría redireccionar el gas natural del campo
gigantesco de Stokman, del Mar Barents. El proyecto, de 20 mil millones dólares, será terminado en 2010.
Inicialmente, tenía que suministrar gas natural a EEUU. (Rusia la Zi, diciembre de 2006). Fecha de consulta:
26 de diciembre de 2006, 8:30.
83 La revolución “de las rosas” de Georgia de 2003, y la revolución “naranja” de Ucrania de 2004, realizadas
con el apoyo de EEUU, que llevaron al derrocamiento de los regímenes pro-Moscú, y ayudaron al cambio de
tendencia pro-occidental en los dos países.
84 Sobre la reciente crisis de Ucrania, véase la prensa diaria española: Rodrigo Fernández: “Ucrania reclama
una mediación internacional para superar la crisis” El País 10.04.2007; Jesús Neira: “Ucrania crisis
recurrente” ABC 9.04.2007, entre otros. Véase también la información de la Agencia Rusa de Información Ria
Novosti http://sp.rian.ru Noticias diarias, en español, sobre Rusia y sobre el espacio ex soviético. En este
caso: “Peculiaridades de la geografía ucraniana” http://sp.rian.ru/analysis/20070414/63599363.html Fecha de
consulta: 18 de abril de 2007, 7:45.
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