Eclogitas Paper
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La eclogita se forma en una facies de alta presión, y de altas (hasta moderadas) temperatura (400 -
800°C / presión sobre 10 kb). Textura granoblástica (igual tamaño de los minerales).
Se compone principalmente de granate (piropo) y onfacita (un piroxeno verde). y algunas veces
un anfibol. La esfena, la zoisita y la magnetita son accesorios comunes. La roca generalmente es
granulosa, con cristales relativamente gruesos
Eclogita se forma por el metamorfismo de rocas de una roca ígnea básica, pero que ha cristalizado,
o recristalizado, bajo condiciones de alta temperatura y presión. Entonces puede indicar una zona
de paleo-subducción.
Las eclogitas que contienen lawsonita (un silicato hidratado de calcio-aluminio) están raramente
expuestas en la superficie de la Tierra pues se forman a en zonas de subducción normal en
la corteza oceánica a profundidades de ~ 45-300 km. Representan por tanto condiciones inusuales
de exumación (erosión). La facies eclogita es la de mayor presión.
Importancia de la eclogita
Esquisto azul
Este tipo de rocas son el resultado de un proceso metamórfico que afecto a rocas de composición
máfica. La asociación metamórfica típica de este tipo de litologías está formada por anfíbol,
granate, plagioclasa y cuarzo como minerales esenciales además de la posible presencia de mica
incolora. Epidota, mena opaca, titanita y/o rutilo y apatito son muy comunes como minerales
accesorios. En el caso concreto de esta roca, el anfíbol mayoritario es la glaucofana lo que indica
que el proceso metamórfico tuvo lugar en unas condiciones de alta presión y baja temperatura. La
roca presenta una orientación plano-paralela bien definida (esquistosidad) roca también ha sido
afectada por deformación tectónica en algún momento de su evolución metamórfica.
Los esquistos azules son rocas cuyo origen es el producto de un proceso metamórfico que afecta a
rocas básicas, en este caso se definen las facies de esquistos azules por la asociación de
glaucofana, granate y moscovita. Las facies de esquistos azules, se forman en condiciones de alta
presión, 10-15 Kbar, y bajas temperaturas,200-400 ºC. La formación de los esquistos azules se
asocia a zonas de subducción ya que incorporan rocas corticales a zonas profundas donde existen
condiciones de alta presión.
Anfibolita:
Las facies de anfibolita son una de las principales divisiones de las facies pertenecientes a la
clasificación de las rocas metamórficas, que abarca rocas que se formaron bajo condiciones
de temperaturas (a 510 °C como máximo) y presiones altas o moderadas.
Las temperaturas y presiones de menor intensidad, formaron rocas de las facies epidota-
anfibolita y las de mayor intensidad moldearon rocas de las facies de granulita. Los anfíboles,
los diópsidos, las epidotas, las plagioclasas, las wollastonitas y ciertos tipos de granates, son
minerales que se encuentran generalmente en las facies de anfibolita.
Granulita
Las granulitas son rocas metamórficas que han sufrido durante su metamorfismo unas
elevadas temperaturas. Debido a ello, presentan una textura granoblástica, esto es, que
los minerales cristalizados que contiene poseen todos un tamaño apreciable y homogéneo. Son de
gran interés en geología debido a que uno de sus lugares de aparición son las dorsales oceánicas.
Puesto que se trata de una roca metamórfica, su composición mineralógica varía dependiendo de
las condiciones de temperatura y presión sufridas durante el metamorfismo. Un tipo común de
granulita de elevado metamorfismo contiene piroxeno (ortopiroxeno y
clinopiroxeno), plagioclasa (calcica), feldespato y otros componentes, como óxidos, y,
posiblemente, anfíboles. Tanto los clinopiroxenos como los ortopiroxenos conforman la roca; de
hecho, la facies granulítica se define por la coexistencia de estos dos tipos de minerales.
Estructural y químicamente, las granulitas son parecidas a los gneis, aunque estos últimos poseen
un tamaño de grano menor y suelen poseer una foliación más burda. Ambos tipos son
frecuentemente granatíferos.
Sus cristales, individualizados y bien definidos, pueden poseer bordes irregulares; lo más común es
que existan cristales de mayor tamaño engarzados en una matriz de otros menores. Este
fenómeno es especialmente común cuando los minerales predominantes son el feldespato y
el cuarzo. La mica –ya sea la negra, biotita, o la blanca, moscovita– forma cristales de estructura
más irregular; su abundancia es variable, aunque siempre está presente.
En el rift de las dorsales oceánicas, la biotita puede desintegrarse debido a las altas temperaturas
hasta ortopiroxeno, feldespato potásico y agua, produciéndose una granulita. Otros minerales que
podrían dar lugar a esta roca incluyen a la espinela, sillimanita y osumilita.
Exhumación
Es fácil entender cómo las rocas metamórficas HP-LT continúan descendiendo a lo largo de una
zona de subducción debido a su alta densidad relativa. Sin embargo, es problemático cómo, en
particular la eclogita, vuelven a la superficie de la Tierra. Se han propuesto muchos modelos para
explicar la exhumación de estas rocas (por ejemplo, Cowan y Schilling, 1978, Cloos, 1982, Platt,
1986, Ernst, 1988, Avé Lallemant y Guth, 1990, Mann y Gordon, 1996, Platt et al. , 2003). El
problema de exhumar rocas metamórficas de presión ultra-alta (UHP) es aún mayor (por ejemplo,
Ernst y Peacock, 1996). En la mayoría de los modelos, las líneas de flujo relacionadas con el
proceso de exhumación tienen que ser perpendiculares al límite de la placa. Sin embargo, los
modelos de exhumación de Avé Lallemant y Guth (1990) y de Mann y Gordon (1996) implican el
estiramiento paralelo de la placa y la fragmentación de la cuña de acreción; Las líneas de flujo son
paralelas al margen de la placa en lugar de perpendicular a ellas. El modelo de Avé Lallemant y
Guth (1990) se basó en un área relativamente pequeña en el noreste de Venezuela.
Poco se sabe sobre el descenso de las rocas metamórficas HP-LT del cinturón de la Cordillera de la
Costa. Las estructuras de deformación y los conjuntos metamórficos fueron destruidas durante el
ascenso y retorno de estas rocas a lo largo de la zona de subducción.
El regreso de la eclogita a la superficie de la Tierra parece haber ocurrido en tres etapas. Durante
la primera etapa, la eclogita ascendió de 75 a ~ 25 km de profundidad, sufriendo un
metamorfismo retrógrado de esquisto azul. Desafortunadamente, no se observaron estructuras de
deformación coherentes y sistemáticas relacionadas con esta etapa. Las estructuras de
deformación coherentes más antiguas (D1c) formadas a continuas disminuciones de presiones y
temperaturas desde la fasies de epidota-amfibolita hasta condiciones de facies de esquisto verde;
Durante esta segunda etapa, la eclogita puede haber ascendido de ~ 25 a ~ 10 km de profundidad.
Entre las rocas pertenecientes a estas facies metamórficas, los esquistos azules y las eclogitas
manifiestan la subducción de la placa litosférica, ya que estas rocas, especialmente los esquistos
azules, requieren geotermias del manto superior inusualmente frías que sólo se encuentran hoy
en las zonas de subducción (por ejemplo, van Keken et al. Omori et al., 2009). Por lo tanto, la
distribución espacio-temporal de los cinturones de esquisto azul-eclogita puede considerarse
como marcadores de zonas de subducción en el pasado (Miyashiro, 1961). Por lo tanto, el estudio
del esquisto azul y la eclogita dentro del contexto tectónico de la placa nos ha llevado a
comprender mejor la orogenia en los límites de las placas convergentes, y la evolución de los
continentes (por ejemplo, Dewey y Bird, 1970, Miyashiro, 1972, Barber, 1982, Windley, ).