Analisis Historico de Guatemala

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 15

COLEGIO PRIVADO MIXTO “PERPETUO SOCORRO”

MAZATENANGO SUCHITEPÉQUEZ

CÁTEDRA: CIENCIAS SOCIALES Y FORMACION CIUDADANA


DOCENTE: LIC. RAÚL LÓPEZ Y LÓPEZ
GRADO: 5TO. BACHILLERATO EN ELECTRICIDAD

RECOPILACION DE INFORMACION
ANALISIS HISTORICO, GUATEMALA UNA NACION IMAGINARIA,
SEGREGACION Y LAS DIFERENTES ETNIAS,

ESTUDIANTES:

OLIVER JESUS CAYAXÓN ALBINO


ANALISIS HISTORICO DE GUATEMALA

El adjetivo tumultuoso no basta para describir los sucesos que este trozo de tierra
ha vivido en los últimos milenios. Grandes imperios han surgido y caído, llegaron
los conquistadores y se fueron, y la población se ha visto atrapada una y otra vez
en el fuego cruzado de las guerras.

Período preclásico (2000 a.C.-250 d.C.)

Se cree que esta época coincidió con la aparición de estructuras sociales estables
y formas arcaicas de agricultura, cerámica y fabricación de herramientas en el
territorio que hoy corresponde a México y Guatemala. La mejora en la alimentación
dio lugar a un aumento de la población, un mejor nivel de vida y avances en las
técnicas agrícolas y artísticas. Se produjeron vasijas decorativas y mazorcas de
maíz más gruesas y sanas. Incluso al inicio del período, los habitantes de
Guatemala ya hablaban una versión primitiva de la lengua maya.

Hacia mediados del período preclásico (800-300 a.C.), en el valle de Copán vivían
pueblos ricos y se habían fundado poblados junto a lo que sería la ciudad de Tikal,
en la selva de El Petén. Se abrieron rutas comerciales entre los pueblos de la costa
y las tribus del altiplano que intercambiaban sal y conchas marinas por obsidiana
para construir herramientas.

A medida que los mayas perfeccionaron sus técnicas agrícolas, surgió una clase
noble que construyó templos a partir de plataformas elevadas de terreno, coronadas
por un refugio con tejado de paja, bajo el cual se enterraba al potentado local, lo
que incrementaba el poder sagrado del recinto. Estos templos se han descubierto
en Uaxactún, Tikal y en El Mirador. Kaminaljuyú, en Ciudad de Guatemala, alcanzó
su cenit entre los años 400 a.C. y 100 d.C., con miles de habitantes y numerosos
templos sobre montículos.

En El Petén, donde abundaba la caliza, los mayas construyeron templos sobre


plataformas de piedra. A medida que los sucesivos potentados locales exigían tener
un templo mayor que el del líder predecesor, se iban edificando plataformas cada
vez mayores sobre las ya existentes, lo que dio lugar a enormes pirámides. Se cree
que la pirámide del Tigre, en El Mirador, de 18 pisos de altura, es la mayor
construida por los mayas. El terreno quedó así abonado para que floreciera la
civilización maya clásica.

Período clásico (250-900)

En este período, los mayas se organizaron en numerosas ciudades-estado.


Mientras Tikal adquiría un papel central hacia el año 250, El Mirador había sido
misteriosamente abandonado un siglo antes. Algunos expertos creen que debido a
una grave sequía.

Cada una tenía su casa aristocrática, encabezada por un rey-sacerdote que


aplacaba a los dioses derramando su sangre al perforarse la lengua, el pene o las
orejas con objetos punzantes. Como dirigente sagrado de su comunidad, el rey
también debía liderar a sus soldados en las batallas contra ciudades rivales, en las
que se capturaba a prisioneros para los sacrificios humanos.

Una ciudad maya típica funcionaba como centro religioso, político y comercial de
las aldeas campesinas circundantes. Su centro ceremonial estaba formado por
plazas rodeadas de altos templos piramidales y edificios más bajos con numerosas
estancias. Estelas y altares se cubrían de inscripciones con fechas, historias y
elaboradas representaciones humanas y divinas.
En la primera parte del período clásico, lo más probable es que casi todas las
ciudades-estado se agruparan en dos alianzas militares genéricas, centradas en
Calakmul, en el estado mexicano de Campeche, y Tikal.

A finales del s. VIII disminuyó el comercio entre los estados mayas y aumentaron
los conflictos. A principios del s. X, las ciudades de Tikal, Yaxchilán, Copán, Quiriguá
y Piedras Negras habían quedado reducidas a pueblos y gran parte de El Petén
había sido abandonado. Hay muchas teorías para explicar la caída de la civilización
maya clásica, tales como la presión demográfica, la sequía y el deterioro ecológico.

Período posclásico (900-1524)

Se cree que algunos de los mayas que abandonaron El Petén se trasladaron al


suroeste, hacia las montañas de Guatemala. En los ss. XIII y XIV se unieron a ellos
mayas toltecas de las regiones mexicanas de Tabasco y Yucatán. Varios grupos de
estos recién llegados fundaron una serie de estados rivales en las montañas
guatemaltecas. Los más importantes fueron el quiché (o k’iche’; con capital en
Gumarcaaj, cerca de la actual Santa Cruz del Quiché), el cachiquel (con capital en
Iximché, cerca de Tecpán), los mam (con capital en Zaculeu, cerca de
Huehuetenango), los zutujil (con capital en Chuitinamit, cerca de Santiago Atitlán) y
los pocomam (con capital en Mixco Viejo, al norte de Ciudad de Guatemala). Los
itzaes de Yucatán se asentaron en el lago de Petén Itzá, en El Petén, en la isla hoy
llamada Flores.

La conquista española

Hernán Cortés derrotó al Imperio azteca, cuyo centro era Tenochtitlán (la actual
Ciudad de México), en 1521. Uno de sus capitanes, Pedro de Alvarado, llegó a
Guatemala en 1524. Allí forjó alianzas temporales con los grupos mayas y sometió
a los pueblos rivales, para luego hacer estragos entre sus propios aliados mayas.
La única excepción notable fueron los rabinales, en la actual Baja Verapaz, que
sobrevivieron con su identidad prehispánica intacta.

Alvarado trasladó su base a Santiago de los Caballeros (la actual Ciudad Vieja) en
1527, pero poco después de su muerte, en 1541, fue destruida por una inundación.
La capital se trasladó de nuevo con el mismo nombre a un lugar cercano, a la actual
Antigua.

Período colonial (1524-1821)

Los colonizadores esclavizaron a la población indígena para que trabajaran la tierra.


Negarse comportaba la muerte.

Pero a América también llegó la Iglesia católica y, con ella, el fraile dominico
Bartolomé de las Casas, que había presenciado el casi total exterminio de los indios
de Cuba y La Española. Horrorizado, consiguió que Carlos I de España promulgara
las Leyes Nuevas de 1542, que ponían fin al sistema de trabajos forzados. En la
práctica continuaron, pero evitó la desenfrenada devastación de los mayas; fray
Bartolomé y otros misioneros empezaron a convertirlos al cristianismo.

Se puede atribuir gran parte del éxito evangelizador a su enfoque pacífico, el relativo
respeto que mostró hacia las creencias tradicionales y la educación que impartía en
las lenguas indígenas.

Independencia

Cuando los guatemaltecos empezaron a plantearse la independencia de España, la


sociedad estaba rígidamente estratificada. Los españoles nacidos en Europa eran
los únicos que tenían verdadero poder; los criollos (españoles nacidos en
Guatemala) dominaban a los ladinos (mestizos de sangre española y maya); y estos
explotaban a la población india, relegada al peldaño más bajo de la escala
socioeconómica.

Hartos de ser menospreciados en aras del progreso, los criollos guatemaltecos se


sublevaron en 1821. Pero la independencia supuso pocos cambios para las
comunidades indígenas.

México, recién independizado, no tardó en anexionarse el territorio guatemalteco,


pero en 1823 Guatemala reafirmó su independencia y lideró la formación de las
Provincias Unidas de Centroamérica (creadas el 1 de julio de 1823), junto con El
Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica. Su unión, debilitada por
enfrentamientos civiles desde el principio, solo duró hasta 1840. Ese período aportó
prosperidad a los criollos, pero empeoró la suerte de los mayas guatemaltecos. El
final del dominio español significó el abandono de las escasas salvaguardas
liberales de la Corona, que habían proporcionado a los mayas un mínimo de
protección.

Los liberales y Carrera

Las clases dirigentes se dividían en dos bandos: la élite conservadora, que incluía
a la Iglesia católica y a los grandes terratenientes; y los liberales, que habían sido
los primeros en defender la independencia.
La breve sucesión de líderes liberales llegó a su fin cuando las políticas económicas
impopulares y una epidemia de cólera desencadenaron una revuelta indígena que
llevó al poder a Rafael Carrera, un criador de cerdos ladino conservador. Se
mantuvo en el poder de 1844 a 1865, período en que suprimió muchas de las
reformas liberales anteriores y cedió el control de Belice a Gran Bretaña a cambio
de una carretera entre Ciudad de Guatemala y la capital de Belice que nunca llegó
a construirse.

Reformas liberales de J. R. Barrios

Los liberales volvieron al poder en la década de 1870, primero con Miguel García
Granados y después con Justo Rufino Barrios, el joven y rico propietario de una
plantación de café que gobernó como un dictador entre 1873 y 1879. Modernizó
carreteras, ferrocarriles, escuelas y el sistema bancario, y favoreció
desmesuradamente la floreciente industria cafetera. Bajo el gobierno de sus
sucesores, un pequeño grupo de familias comerciantes y terratenientes se hizo con
el control de la economía, se otorgaron generosas concesiones a compañías
extranjeras y se censuró, encarceló o exilió a los opositores.

Estrada Cabrera

Manuel Estrada Cabrera gobernó de 1898 a 1920, y logró progresos en cuestiones


técnicas, aunque imponiendo una pesada carga a toda la población, excepto a la
oligarquía gobernante. Se definía a sí mismo como “maestro y protector de la
juventud guatemalteca”.

Como reacción al doble lenguaje de Cabrera, se inició la llamada “Huelga de


Dolores”. Estudiantes de la Universidad de San Carlos de Ciudad de Guatemala
tomaron las calles en Cuaresma –con capuchas para evitar represalias– en protesta
contra la injusticia y la corrupción. La tradición arraigó en todo el país y culminó en
un desfile por las calles principales el viernes previo al Viernes Santo que aún se
celebra.
Jorge Ubico

Estrada Cabrera fue derrocado en 1920 y Guatemala entró en un período de


inestabilidad que terminó en 1931 con la elección del general Jorge Ubico como
presidente, quien hizo especial hincapié en la honradez del Gobierno y modernizó
las infraestructuras sanitarias y sociales. Su gobierno terminó cuando fue obligado
a exiliarse en 1944.

J. J. Arévalo y J. Arbenz

Cuando parecía que Guatemala estaba condenada a una sucesión de dictadores,


las elecciones de 1945 llevaron a la presidencia al filósofo Juan José Arévalo.
Ocupó el cargo hasta 1951, creó el sistema de seguridad social, una oficina de
asuntos indígenas, un sistema moderno de sanidad pública y una legislación laboral
de tintes liberales. Además, sobrevivió a 25 intentos de golpe de Estado por militares
conservadores.

Su sucesor, el coronel Jacobo Arbenz, continuó en la línea de su predecesor:


introdujo reformas agrarias para facilitar una productividad alta en explotaciones
pequeñas. También expropió grandes extensiones de terreno concedido a la United
Fruit Company durante los mandatos de Estrada Cabrera y de Ubico. Se pagaron
compensaciones por el valor que la compañía había declarado (muy por debajo del
valor real) y se anunció que las tierras se redistribuirían entre los campesinos. Este
anuncio disparó las alarmas en Washington; en 1954, en una de las primeras
operaciones encubiertas documentadas por la CIA, EE UU orquestó una invasión
desde Honduras. Arbenz dejó el cargo y la reforma agraria nunca se materializó.

Tras él hubo varios presidentes militares. Un apoyo más encubierto, pero bien
documentado, provino de EE UU en forma de dinero y adiestramiento de la
contrainsurgencia. La violencia se convirtió en una constante en la política, las
reformas agrarias se revirtieron, el derecho a voto se condicionó a la alfabetización
(privando de sus derechos a casi un 75% de la población), la policía secreta se
restituyó y la represión militar fue constante.

En 1960 se empezaron a formar guerrillas de izquierdas.


Inicio de la guerra civil

La industria de Guatemala se desarrolló rápidamente, pero el tejido social se iba


tensando cada vez más. Los sindicatos se organizaron y la emigración hacia las
ciudades, en particular a la capital, originó la urbanización irregular y la aparición de
barrios de chabolas. Se implantó un ciclo de represión violenta y de protestas. En
1979, Amnistía Internacional calculaba que durante la violencia política de esa
década habían sido asesinadas de 50 000 a 60 000 personas.

En 1976, un grave terremoto causó la muerte de 22 000 personas y dejó sin hogar
a un millón. Solo una parte muy pequeña de la ayuda enviada a las víctimas llegó a
sus destinatarios.

La década de 1980

A principios de la década de 1980, cuatro grupos guerrilleros se unieron formando


la URNG (Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca), y la represión militar de
elementos contrarios al Gobierno en el campo alcanzó su punto álgido, en especial
con la presidencia del general Efraín Ríos Montt, cristiano evangélico que se hizo
con el poder mediante un golpe de Estado en marzo de 1982. En nombre de la
contrainsurgencia, la estabilización y el anticomunismo, se asesinó a un gran
número de personas de más de 400 aldeas, sobre todo hombres indígenas.

Se llegó a estimar que unos 15 000 civiles murieron como consecuencia de las
operaciones de contrainsurgencia durante el mandato de Ríos Montt, por no hablar
de los más de 100 000 refugiados, según diversas estimaciones, que huyeron a
México, casi todos mayas. El Gobierno obligó a los aldeanos a formar Patrullas de
Autodefensa Civil (PAC), que más tarde fueron acusadas de graves atrocidades
contra los derechos humanos.

En agosto de 1983 Ríos Montt fue depuesto por el general Oscar Humberto Mejía
Victores, pero los abusos continuaron. Los supervivientes fueron conducidos a
remotas “aldeas modelo” rodeadas por campamentos militares. A raíz de los
constantes informes de que se violaban las libertades y se masacraba a civiles, EE
UU interrumpió su ayuda militar a Guatemala, lo cual propició la elección en 1986
de un presidente civil, el cristianodemócrata Marco Vinicio Cerezo Arévalo.

Se depositaron grandes esperanzas en que la administración de Cerezo Arévalo


templara los excesos de la élite dirigente y del ejército, y estableciera las bases para
una democracia verdadera. Pero el conflicto armado siguió vivo en algunas zonas
remotas y, cuando terminó el mandato en 1990, muchos se preguntaron si
realmente se había avanzado en algo.

Principios de la década de 1990

El presidente Jorge Serrano, del conservador Movimiento de Acción Solidaria,


reabrió el diálogo con la URNG, con la esperanza de terminar con una guerra civil
que duraba décadas. Cuando las conversaciones fracasaron, el mediador de la
Iglesia católica culpó a ambas partes de intransigencia.

Durante este período continuaron los abusos, a pesar de que el país había vuelto a
la democracia. En 1990, en un caso dramático, la antropóloga guatemalteca Myrna
Mack, que había documentado la violencia del ejército contra la población rural
maya, quedó herida de muerte tras ser cosida a puñaladas. El exjefe de la guardia
presidencial, el coronel Juan Valencia Osorio, fue declarado culpable de planear el
asesinato y sentenciado a 30 años de prisión, aunque consiguió pasar a la
clandestinidad antes de ser arrestado.

Los acuerdos de paz

Álvaro Arzú, del centroderechista Partido de Avanzada Nacional (PAN), sucesor


electo de Ramiro de León desde 1996, continuó las negociaciones con la URNG
hasta que el 29 de diciembre de 1996 se firmó en el Palacio Nacional de Ciudad de
Guatemala un “Acuerdo de Paz firme y duradera”. Se calcula que durante los 36
años de guerra civil murieron 200 000 guatemaltecos, un millón perdió sus casas y
no se sabe cuántos miles desaparecieron.

Guatemala a partir de los acuerdos de paz

Toda la esperanza de que Guatemala se convirtiera en una sociedad justa y


democrática se ha ido desvaneciendo desde 1996. Las organizaciones
internacionales critican a menudo la situación en el país y muchos guatemaltecos
defensores de los derechos humanos reciben amenazas o desaparecen. Siguen
lejos de resolverse los principales problemas (pobreza, analfabetismo, falta de
educación y deficiencias sanitarias), más comunes en las zonas rurales, donde se
concentra la población maya.

Alfonso Portillo, del conservador Frente Republicano Guatemalteco (FRG), ganó las
elecciones presidenciales de 1999. Era considerado el testaferro del líder del FRG,
el expresidente Ríos Montt. Al final de su mandato, Portillo huyó del país ante las
acusaciones de haber desviado 500 millones de US$ del Tesoro hacia cuentas
bancarias personales y familiares. Eludió la justicia durante años, pero finalmente
fue acusado por EE UU de blanquear dinero a través de bancos estadounidenses;
tras cumplir condena de un año y medio es ese país, en el 2015 regresó a
Guatemala.

Ríos Montt obtuvo el permiso del Tribunal Constitucional guatemalteco para


presentarse a las elecciones del 2003, a pesar de que la Constitución se lo prohibía
por haber protagonizado un golpe de Estado en 1982.
GUATEMALA, UNA NACIÓN IMAGINADA

El proceso de conformación de la nación guatemalteca, se ha descrito la cultura


autoritaria que subyace en la conciencia de los ciudadanos guatemaltecos, y se ha
descrito el complejo de fracaso que padecen los actores políticos y sociales de esta
sociedad, ya que cada cuatro años, los actores que nos gobiernan se empeñan en
borrar las huellas de lo que han hecho sus predecesores.

Sin embargo, un aspecto importante que ha quedado pendiente es el análisis de lo


que la teoría política llama el “momento fundacional” de la sociedad guatemalteca,
ya que esta es la explicación histórica de por qué se estabilizaron ciertas prácticas
e instituciones políticas que han condicionado sistemáticamente el desarrollo
histórico de nuestra sociedad.

La historiografía más moderna ha demostrado que en el momento en que se fundan


las instituciones de la República de Guatemala, tal como ocurrió en toda América
Latina, las élites gobernantes importaron un modelo de Estado y de instituciones
políticas que eran tan avanzadas, que apenas se habían puesto en práctica de
manera parcial en los Estados Unidos de América. Ese conjunto progresista de
leyes que fundaban una nación y un Estado Moderno, ¡ni siquiera estaban en
discusión en Europa en ese entonces!

Este modelo institucional presuponía una sociedad moderna, basada en un ideal de


ciudadanía que implicaba la disolución de cualquier actor corporativo y el
surgimiento, por tanto, de un hombre libre, racional y creador de nuevas prácticas y
valores, más allá de convencionalismos y tradiciones acríticamente aceptadas; el
problema era que tal actor no existía en la realidad, tan solo en el papel.

Por el contrario, la sociedad que recibe este diseño institucional está fuertemente
corporativizada, anclada en identidades y prácticas culturales tradicionales que no
tienen nada que ver con el entorno institucional que imaginaron las élites políticas
fundadoras, de manera que desde el principio, la sociedad guatemalteca se vio muy
poco reflejada en las instituciones políticas. Este divorcio entre las instituciones
estatales y la sociedad que debían representar es el origen de muchos de los
problemas que aquejan hoy en día a la sociedad guatemalteca; explica por ejemplo,
la baja legitimidad de la que aún gozan todas las instituciones estatales, tal como
demuestran sistemáticamente los estudios como el Latinobarómetro y otras
mediciones similares: existe una permanente desconfianza de la sociedad hacia sus
instituciones, hacia las fuerzas de seguridad y hacia los actores y partidos políticos.

Explica también la incapacidad de la sociedad de establecer un verdadero Estado


de Derecho, ya que la ley tiene una función legitimadora, más que de regulación de
la vida cotidiana. De hecho, en Guatemala se dice coloquialmente que “hecha la ley,
hecha la trampa”, para definir esa desconfianza que heredamos desde el momento
de la fundación de la República y que demuestra que la ley sirve para legitimar las
decisiones previamente tomadas, más que para garantizar el principio de igualdad
ante la ley. El concepto de Anomia Regulada, que se contrapone al de “Cultura de
la legalidad”, sirve para explicar la casi imposibilidad de que los cuerpos legales
sean cumplidos por los actores políticos, a menos, claro está, que favorezca a sus
propios intereses.

El resultado de todo esto: la racionalidad típicamente moderna, aquella que Jon


Elster llama “Racionalidad instrumental”, que se sintetiza en el individualismo
egoísta, impregna todas las acciones públicas de la sociedad, llevando a una
interminable lucha por imponerse los unos a los otros –lo que Hobbes llamaba la
“guerra de todos contra todos”–, ya que no hay cabida en la acción pública para la
acción ética, ni para los valores, ni para las muestras de heroísmo y desinterés por
los demás, porque cada proyecto o declaración pública esconde la intención de
beneficiar los intereses del grupo o sector que se defiende.
LA SEGREGACIÓN Y LAS DIFERENTES ÉTNICAS.

El racismo en Guatemala se define como las actitudes racistas que han ocurrido en
Guatemala principalmente contra los grupos indígenas que, a pesar de ser
mayoritarios en ese país centroamericano, han quedado al margen de los avances
culturales y económicos por las políticas de los gobiernos. Durante la época
prehispánica existían etnias indígenas que consideraban a otras como inferiores, y
luego de la conquista española se desarrolló una discriminación hacia el indígena
guatemalteco, que empezó a ser llamado «indio»; no solamente los indígenas eran
discriminados, sino también lo eran los mestizos por tener sangre indígena o
africana, y los mismos criollos, a quienes las autoridades españolas consideraban
superiores a las demás razas que poblaban el área, pero inferiores a los
peninsulares por el hecho de haber nacido en el Nuevo Mundo. Por supuesto, tanto
criollos como mestizos discriminaban a los indígenas, quienes quedaron relegados
a encomiendas y doctrinas con escaso acceso a la educación.

El racismo continúa presente en Guatemala; en el lenguaje coloquial guatemalteco


se utilizan los términos «indio» y «negro» como despectivos para referirse a la
inferioridad de las razas indígena y garífuna.

En Guatemala, el racista criollo y mestizo discrimina a la persona que tenga ojos


achinados, nariz aguileña, pómulos salientes, pelo lacio, estatura pequeña, etc., que
son rasgos asociados o definidos como pertenecientes al indígena; un ladino -
mestizo guatemalteco- también es discriminado por estas razones, y tienda a
esconder estos rasgos y a sentirse mal por tenerlos. El mestizo es un caso
particular, porque ocupa un lugar intermedio en la escala de racismo y por lo mismo
es víctima de los criollos y victimario de los indígenas y garífunas.

En Guatemala existe una versión de segregación: los grupos indígenas han


quedado confinados al altiplano y a tierras poco aptas para la agricultura; por su
parte, en la misma región ladinos han tenido las mejores tierras y residen en el
centro de los cascos municipales y departamentales.
En el siglo xxi, a pesar de que el Estado ha tratado de cambiar su relación con los
indígenas y la mujer indígena Rigoberta Menchú fue galardonada con el Premio
Nóbel de la Paz en 1992, todavía se valora positivamente la piel blanca y se
desacredita o considera de menor valor a la piel cobriza o morena. Igualmente, se
acepta como normal que las personas morenas esté subordinadas ante los blancos
o rubios, pero no a la inversa. En lo que respecta a la cultura, se considera normal
que lo indígena esté subordinado y desplazado ante lo occidental o mestizo, y los
indígenas son vistos como cultura diferente o residual.. Es normal que el indio
permanezca en su lugar: debajo y detrás del ladino. En el caso de la mujer indígena,
para que ésta tenga aceptación y progreso social, y para evitar acoso
sexual rutinario, está obligada a vestirse con prendas occidentales.

Finalmente, es necesario indicar que no todos los miembros de la élite guatemalteca


son racistas; hay empresas y corporaciones industriales que están apoyando la
formación de profesionales indígena e invirtiendo en operaciones de rescate de
componentes de identidad nacional pluralista.

También podría gustarte