LIBRO Introducción A La LOPNA 2000 PDF
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LIBRO Introducción A La LOPNA 2000 PDF
Las Sanciones Penales en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente.
José Luis Irazu
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Instituciones familiares. La familia de origen en la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente.
Georgina Morales
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente: Un reto que
obliga a la aproximación entre el derecho y la psicología del desarrollo.
Chilina León Viloria
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Los Autores:
Carla Serrano
Sociólogo. Investigadora del Centro de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Católica Andrés Bello.
Paolo Longo F.
Abogado. Especialista en Derecho Procesal. Magister en Administración de
Empresa. Profesor de Post-Grado en Derecho Procesal de la Universidad
Católica Andrés Bello.
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Abogado. Co-redactora de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente.
Georgina Morales
Abogado. Juez Superior de Familia y Menores. Profesora de Derecho de
Familia en Pre y Post-Grado. Universidad Central de Venezuela y Católica
Andrés Bello.
Haydée Barrios
Abogado. Co-redactora de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente. Profesora de Derecho Civil y Derecho Internacional Privado de
la Universidad Central de Venezuela.
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Presentación
Este libro, cuya publicación debe coincidir con la entrada en vigencia de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), promulgada
en octubre de 1998, simboliza la conclusión de una larga y hermosa etapa del
proceso de adecuación de la legislación venezolana a la Convención Sobre los
Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en noviembre de 1989 y ratificada por Venezuela, en 1990.
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, no fue hecha de
la noche para la mañana, ni tampoco por un grupo de especialistas. Esta
normativa es el resultado de una lenta maduración de los actores sociales, en
torno a los cambios que significaba plasmar en una ley los mandatos de la
Convención. Además, resultó de un proceso de construcción colectiva, puesto
que fue elaborada de forma democrática, con la plena participación de todos los
sectores - oficial y privado - involucrados con el tratamiento de la niñez.
6
niños y adolescentes, a través de una actividad académica. Los 17 artículos que
componen el libro logran ofrecer al lector una visión global de todas las partes de
la ley, puesto que desarrollan los 5 Títulos que la integran.
7
en el Sistema, deteniéndose en la explicación de los órganos administrativos de
protección. Las demás estrategias son tratadas con mayor detalle y profundidad
en los artículos subsiguientes: “Preguntas y Respuestas sobre el Foro Propio
y la participación de la sociedad en la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente”, donde se explica, por primera vez en forma escrita,
cómo debe organizarse la sociedad para desempeñar el nuevo y concreto rol que
la LOPNA le asigna en la protección de los derechos de la infancia y de la
adolescencia; “El Procedimiento Judicial de Protección del Niño y del
Adolescente”, denso trabajo que analiza con profundidad uno de los más
importantes medios para lograr la garantía de los derechos difusos de los niños y
adolescentes. En efecto, tal como señala la Exposición de Motivos, el Sistema de
Protección estaría incompleto y sería inoperante, si no contase con los
mecanismos procesales para exigir, ante las instancias judiciales competentes, el
cumplimiento de los derechos consagrados en la ley. “La Defensoría del Niño y
del Adolescente: Un servicio primario para la Promoción y Defensa de los
Derechos de los Niños y Adolescentes”, trabajo que permite conocer todos los
aspectos de esta importantísima estrategia de protección y que se complementa
con “El Procedimiento Conciliatorio ante las Defensorías del Niño y del
Adolescente”, que analiza exhaustivamente los elementos de este procedimiento
como mecanismo alterno de solución de conflictos identificando los beneficios y
problemas que podrían plantearse al momento de su aplicación. “Las
infracciones a la protección debida y las sanciones en la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente”, así como “Las Sanciones Penales
en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente”, dos
artículos donde se analiza las conductas que implican amenaza o violación de los
derechos de niños y adolescentes y que, de acuerdo a las previsiones de la
LOPNA deben ser objeto de sanciones penales y no penales. El tratamiento del
Sistema de Protección se completa con un artículo sobre la “Previsión y
Aprovisionamiento de Recursos Económicos. Fondos de Protección del
Niño y del Adolescente”, mediante el cual se presenta las regulaciones
8
referentes a los recursos financieros necesarios para brindar protección integral a
los niños y adolescentes.
“La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente: Un reto que
obliga a la aproximación entre el derecho y la psicología del desarrollo”,
cierra la obra con broche de oro, pues se trata de la primera visión
9
interdisciplinaria a la LOPNA. Usando palabras propias de la autora, el trabajo
ofrece una comparación entre los paradigmas de la situación irregular y de la
protección integral, vistos bajo el prisma de la psicología del desarrollo y se
analiza sus implicaciones para la LOPNA. Asimismo, “introduce el concepto de
desarrollo infantil integral, destacando la interacción entre las áreas y los factores
que lo determinan... y ofrece una aproximación a los cambios típicos de ese
proceso como marco de referencia para incorporar la importante relatividad
evolutiva en el proceso de toma de decisiones jurídicas y sociales que exige la
ley”.
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INTRODUCCION A LA DOCTRINA PARA LA PROTECCION INTEGRAL DE
LOS NIÑOS
11
De allí que resulta evidente que la discriminación es el fundamento principal de
la Doctrina de la Situación Irregular, discriminación a la que se le pretendió dar
fundamento legal, a través de cuerpos legales, verdaderos adefesios jurídicos,
ciertamente violatorios del mas anhelado principio de los Derechos Humanos: la
igualdad.
2. - Los que se encuentran en situación de peligro, es decir, los que por una
conducta de terceros o de la sociedad, o por cualquier otra circunstancia, pueden
tornarse peligrosos para esa misma sociedad y,
3. - Los infractores, que son generalmente aquéllos a los que se les abandonó
material y moralmente, se les negó derechos, o se les colocó en peligro, y
cometen actos que están previstos en las leyes como delitos. Pero, además, no
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se les da oportunidad de ejercer derechos en el proceso mediante el cual se les
enjuicia, en atención a la supuesta incapacidad legal, que no les permite gozar de
un debido proceso.
Los menores son entonces la categoría divisoria de los niños, que además de no
tener cubiertos los derechos sociales básicos, de no recibir educación, salud,
atención, cuidados y orientación cultural y familiar adecuados; que además de no
tener derechos ciudadanos, son considerados en situación irregular, son
declarados menores, en consecuencia incapaces de ser ciudadanos, por su
propia condición de pobreza.
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De esa manera, el Estado se apropia arbitrariamente de la vida del niño o del
joven, desmorona la familia, sustituyéndola en las responsabilidades de crianza,
protección, cuidados y desarrollo. Reprimiendo la condición de pobreza del niño,
el Estado esconde con un manto de tutela, su incapacidad de satisfacer las
necesidades básicas y de proyectar políticas preventivas con el cumplimiento de
los derechos esenciales de todo ser humano, tales como salud, educación,
nutrición adecuada, participación democrática, entre otros. El Estado, a través de
la Doctrina de la Situación Irregular, además de desatender la responsabilidad de
garantizar a todos los niños y adolescentes sus derechos, en nombre de una
supuesta defensa de la sociedad, los declara en situación irregular, los
institucionaliza, los priva de libertad para alejar a la sociedad de ese "peligro"
que ha creado la violación de derechos humanos.
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La Convención Sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas , el 20 de noviembre de 1989, luego de diez años de
intenso trabajo por parte de la comunidad internacional 1, constituye para los
pueblos y gobiernos del mundo un reto jurídico-social de relevancia universal, por
cuanto comprende un tratado internacional de derechos humanos, que cambia
radicalmente el rumbo doctrinario seguido por las legislaciones respecto de la
niñez y la adolescencia.
1
Cuando acá decimos “por parte de la comunidad internacional” no sólo nos estamos
refiriendo a la instancia de Naciones Unidas, sino que hacemos alusión a un verdadero
proceso que involucró a gran parte de los países o Estados miembros, a su interior, en
debates, discusiones, cumbres y tareas internas organizadas por los propios gobiernos,
por organizaciones de la sociedad civil, la enseñanza superior o individualidades. Desde
la propuesta de Polonia, en 1979, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU dispuso
de un grupo abierto para el ingreso de los Estados voluntarios, resultando miembros 43
países, a los que se le sumaron países asociados de trabajo. Para mayor abundancia en
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que otros instrumentos, que aunque tampoco sean de obligatorio cumplimiento,
por su carácter de Resoluciones de Naciones Unidas, configuran antecedentes de
la propia Convención y suministro doctrinario para el diseño la misma, tanto así
que son expresamente citados en su Preámbulo y considerados en sus normas.
Estos instrumentos son: La Declaración sobre la Protección de la Mujer y el Niño
en Estados de Emergencia o de Conflicto Armado, decidida en el año 1974; las
Reglas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia de Menores o
Reglas de Beijing, del año 1985, y la Declaración sobre Principios Sociales y
Jurídicos relativos a la Protección y el Bienestar de los Niños con particular
referencia a la Adopción y a la Colocación en los Hogares de Guarda, que son de
1986.
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adolescentes. Entendida así, la Protección Integral tiene su fundamento en los
principios universales de dignidad, equidad y justicia social, y con los
principios particulares de no discriminación, prioridad absoluta, interés
superior del niño, solidaridad y participación.
Esta aproximación nos permite ubicar las claras diferencias que existen entre las
políticas públicas universales destinadas a generar condiciones sociales,
económicas, culturales y de otra índole, para la satisfacción de los derechos
colectivos y difusos de todos los niños, niñas y adolescentes, con las
politicas especiales destinadas, básicamente, a atender determinadas
circunstancias que provocan situaciones de vulnerabilidad a grupos
también determinados de niños, niñas y adolescentes.
sobre los Derechos del Niño”, publicada por UNICEF y DNI en 1998.
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haya construido y se continúe construyendo la filosofía social de la protección
integral.
Este principio de igualdad se erige como esencial, en norma con carácter jurídico-
social definido, es decir, orientado como eje para la lectura de todos los derechos
consagrados en la propia Convención, destinado al desarrollo de políticas
igualitarias en el ámbito público y privado, que garanticen el respeto de los
derechos humanos de los niños. En consecuencia, no debe haber distinción para
negar o conceder derechos, utilizándose como fundamento la condición social, el
sexo, la religión o la edad (igualándose así los derechos de los niños al de los
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adultos). Pero, al mismo tiempo, este principio de igualdad establece un elemento
novedoso y relevante en materia de derechos humanos, con alcance ulterior, que
se proyecta más allá de la propia condición del niño, al prohibir no sólo la
discriminación en razón de las condiciones inherentes a la propia persona (niño o
niña), sino que además se amplía, para evitar (y prohibir) la discriminación en
razón de alguna condición de sus padres o representantes legales, verbigracia, el
caso de niños cuyos padres sean de etnia diferente a los demás, o de
nacionalidad extranjera, respecto al país en donde nace el niño. En estos casos,
la condición de los padres no debe ser nunca elemento de juicio para la
consideración discriminatoria del hijo.
“En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las
instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales,
las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior
del niño.”
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más allá de eso consiste en un principio jurídico-social de aplicación preferente en
la interpretación y práctica social de cada uno de los derechos humanos de los
niños y adolescentes. Este principio trasciende a la simple consideración de
inspiración para la toma de decisiones de las personas públicas o privadas, al
erigirse más bien como limitación de la potestad discrecional de estos entes,
constituyéndose en un vínculo normativo para la estimación, aplicación y respeto
de todos los derechos humanos de los niños. Al respecto CILLERO 2 lo considera
un principio jurídico garantista, es decir, que su significado estriba
fundamentalmente en la plena satisfacción de los derechos de los niños,
dejando de ser una directriz vaga e indeterminada. De esa manera, el Interés
Superior del Niño junto a la no discriminación, constituyen la base de sustentación
y protección de los derechos humanos de los niños.
2
CILLERO, Miguel. El Interés Superior del Niño en el marco de la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño, en INFANCIA, LEY Y DEMOCRACIA .
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articulado de la Convención, en donde se establecen derechos a la supervivencia,
protección, participación y desarrollo, ya no como principio general, sino con
formulación precisa, más bien específica de las medidas a tomar para alcanzar
determinado derecho humano. Por ejemplo, en el artículo 24 donde se reconoce
el derecho a la salud, se ordenan las medidas apropiadas para combatir
enfermedades, malnutrición, atención y prevención, educación en salud, y otras,
o en los artículos 28 y 29 sobre el derecho a la educación, que establecen las
medidas particulares para garantizarlo en igualdad de condiciones, desde la
enseñanza primaria obligatoria y gratuita, hasta las medidas para la eliminación
del analfabetismo y garantizar el acceso escolar.
Por otra parte, los derechos humanos de los niños y niñas deben ser atendidos
con prioridad absoluta. Significa este principio que el Estado debe adoptar
medidas hasta el máximo de los recursos para propender a la protección integral
y, de ser necesario, recurrir a la cooperación internacional.
Que los derechos de niños y adolescentes sean atendidos con prioridad absoluta
no es únicamente que se les dé preferencia en la formulación de las políticas
públicas, sino también prioridad en el destino de los recursos públicos,
preferencia absoluta en atención y socorro en cualquier circunstancia y en
protección preferente frente a situaciones de violación o negación de derechos, y
Editorial TEMIS, Ediciones DEPALMA, Santa Fe de Bogotá- Buenos Aires, 1998. P 78.
21
que también se castigue y sancionen preferentemente estas violaciones. Esta
parte del artículo 4 de la Convención, que consagra la Prioridad Absoluta, es de
particular interés para transformar la conducta institucional de los gobiernos
respecto a la planificación social, puesto que invierte el orden jerárquico o de
preeminencia de los asuntos de estado y de gobierno, al colocar en primer lugar
las medidas referidas al cumplimiento de los derechos sociales, económicos y
culturales, sin que valga de excusa motivaciones de carácter presupuestario,
emergentes o circunstanciales, que tradicionalmente se han utilizado para evadir
responsabilidades en el cumplimiento de los derechos humanos. En un sentido
práctico de las políticas públicas, significa que a la hora de su diseño y destino,
en primer lugar estará el análisis de la situación de los niños, la aplicación de
políticas, incluyendo acciones, planes, programas y presupuesto hacia esta
población, antes que otro sector social. Pero si acaso no fueren suficientes los
recursos nacionales para la aplicación de las medidas que impone el principio de
prioridad absoluta, también con prioridad se debe recurrir a la cooperación
internacional, lo que en la práctica de la política de solicitud de cooperación
significaría colocar, en primer plano la ayuda a los niños, antes que los
compromisos derivados de otras acciones del Estado.
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impartirle, en consonancia con sus facultades, dirección y orientación
apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la
presente Convención”
Para cumplir, respetar y hacer cumplir los derechos en una concepción universal,
colectiva e integral, no basta que el gobierno sea el responsable inmediato de
estos. Si bien lo es, por intrínseca naturaleza de los propios derechos humanos,
la sociedad y la familia están obligados a activar los mecanismos de garantía y
protección necesarios, para que la obligación del Estado sea correspondida con
la obligación y solidaridad social. Para ello, la Doctrina de Protección Integral
invita a crear mecanismos apropiados desde cada uno de los estamentos e
instancias de la sociedad.
A grosso modo, estos son los cuatro principios esenciales sobre los cuales
descansa la Doctrina de Protección Integral, insistiendo por supuesto en que de
su estricto apego y cumplimiento dependerá, en gran medida, la transformación
de la situación de desigualdad en que hasta ahora el régimen de la situación
irregular ha tutelado a la infancia.
23
derechos a la supervivencia,
derechos al desarrollo,
derechos a la participación, y
derechos a la protección.
A nuestra manera de ver, las políticas públicas deben estar concebidas con la
integración de todos y cada uno de los derechos comprendidos, a su vez, en cada
uno de estos grupos, como única forma de garantizar una política de protección
integral, ya desde la óptica de la prevención, ya desde la ejecución programática
de atención universal como forma de protección.
24
transformación integral de la sociedad; especialmente en el orden cultural,
jurídico, social, económico e institucional.
25
prácticas socioeducativas que pretenden justificar la violación de los elementales
derechos de niños, niñas y adolescentes.
Otra de las medidas de interés que deben adoptar los Estados Parte tiene que ver
con la movilización de la sociedad, con el objeto de conocer y promover los
derechos de los niños y adolescentes, identificando las situaciones de violación y
de amenazas de su violación; participando en el fortalecimiento de las instancias
que hagan posible la verificación y la eficacia de los derechos humanos para los
niños. El fortalecimiento de las acciones para la garantía de la protección integral
está íntimamente vinculado con la organización de la sociedad, en la exigencia de
políticas públicas destinadas a vencer los obstáculos sociales, económicos y
culturales que entorpecen el desarrollo integral de los niños y adolescentes. Para
ello, es innegable la necesidad de fortalecer también a la sociedad civil y a sus
organizaciones naturales. En el marco de estas medidas de movilización, se hace
imprescindible crear y multiplicar la cantidad de personas y organizaciones de la
sociedad, con el objeto de defender niños y adolescentes cuyos derechos sean
violados o amenazados.
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La aspiración y esperanza de la Protección Integral, está en la articulación de
todas las acciones del Estado y de la sociedad para garantizar todos los derechos
a todos los niños, y el ideal para el goce a plenitud de los derechos humanos
estará conquistando un gran trecho cuando además de adoptar y garantizar los
derechos fundamentales, los de vocación universal, los de todos los niños y
adolescentes; podamos vencer las situaciones de vulnerabilidad.
Para estas situaciones, más que la atención de políticas globales para todos los
niños, la Convención acuerda medidas especiales de protección que se
conviertan en formas sociales de impacto real para transformar la situación de
abierta desprotección en que se encuentran grupos determinados de niños y
niñas. Ya no se trata de reconocer, cumplir y garantizar derechos universales en
las políticas globales de una sociedad, sino de proteger a determinados grupos
de niños, o a un niño en particular, de las situaciones adversas que le vulneran su
condición humana. La Protección especial como parte integrante e integradora de
la Protección Integral no está dirigida al reconocimiento de situaciones jurídicas
de derechos humanos universales (salud, educación, vida digna, etc), sino al
reconocimiento del derecho a ser protegido frente a situaciones de hecho que
impiden el ejercicio de otros derechos, o violentan derechos, para restituir la
condición y situación a parámetros normales de protección, y en consecuencia se
trata de una atención positiva y preferencial de los niños que se encuentran en
estas situaciones especiales de desprotección. Creo que a Antonio Carlos Gómes
27
Da Costa3 fue a quien le escuché definir con mayor propiedad y certeza la
protección especial, al decir que “no se trata ya de dar beneficios a los niños, sino
de acabar con los maleficios que no les dejan disfrutar de los beneficios que otros
tienen”.
3
Excelente educador brasileño, del que muchos nos declaramos con orgullo sus
aprendices o pupilos.
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ANEXO: Principales características diferenciales entre las Doctrinas de Situación Irregular y la Protección Integral
2.- LOS MENORES SON OBJETO DE TUTELA 2.- LOS NIÑOS SON SUJETOS DE DERECHOS
Caridad Sociales
3.- RESPUESTA A LAS CARENCIAS Compasión 3.- FRENTE A LAS CARENCIAS Económicos
Represión Civiles
Culturales
CRIMINALIZA LA POBREZA ESTABLECE MECANISMOS PARA SU REALIZACIÓN
DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR DOCTRINA DE PROTECCIÓN INTEGRAL
4.- COLOCA AL NIÑO CON CARENCIAS EN SITUACIÓN 4.- ESTABLECE UN SISTEMA DE PROTECCIÓN INTEGRAL:
IRREGULAR:
Mecanismos para la satisfacción de Derechos Humanos
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DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR DOCTRINA DE PROTECCIÓN INTEGRAL
5.- ANTE LAS INFRACCIONES: 5.- SISTEMA GARANTISTA PARA EL ADOLESCENTE INFRACTOR:
NO DIFERENCIA ENTRE VICTIMAS Y VICTIMARIOS. DEFINICIÓN PRECISA DEL INFRACTOR (Comisión de hechos
típicos, antijurídicos, culpables)
VIOLA DERECHOS HUMANOS (Proceso sin Proceso, Defensa
sin Defensa, Penas Interminadas).
Degalidad de delito y pena
IMPUNIDAD. DEBIDO PROCESO
Contradictorio
MEDIDAS SOCIOEDUCATIVAS.
31
LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE.
BREVE HISTORIA DE UN PROCESO
Carla Serrano
4
Véase Carla Serrano: Adecuación de la legislación venezolana a la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño (noviembre, 1989 - julio, 1997) y su
actualización (julio, 1997 - octubre 1998), Centro de Investigaciones Jurídicas de la
UCAB, 1997 y 1998 respectivamente.
El 20 de noviembre de 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas
aprueba la Convención Internacional Sobre los Derechos del Niño (CIDN).
Ésta más las Reglas de Beijing (1985) para la Administración de la Justicia de
Menores y las Reglas de Riyadh (1990) para la Protección de Menores Privados
de Libertad constituyen la llamada Doctrina de la Protección Integral. La cual
en su conjunto, representa un cambio de paradigma en lo referente a la
legislación infantil, al oponerse a los viejos preceptos de la doctrina de la
Situación Irregular, la cual sustentaba para entonces el marco jurídico de varios
países, entre ellos Venezuela, con su Ley Tutelar de Menores.
Un año después, el 29 de agosto de 1990, tras tímidos intentos por dar a conocer
la Convención, Venezuela la ratifica mediante Ley Aprobatoria publicada en
Gaceta Oficial Nº 34.541, pese a que no se efectuó un verdadero proceso de
análisis o debate a ningún nivel (sociedad civil, entes oficiales, político, etc.);
desconociéndose en consecuencia, la magnitud de los compromisos adquiridos
tanto en medidas administrativas, legislativas como de otra índole, para dar
efectividad a los derechos reconocidos a los niños y adolescentes.
Luego, al cabo de otro año, del 26 al 29 de agosto de 1991, se realiza en Caracas
la Conferencia Nacional sobre los Derechos del Niño, ordenada mediante Decreto
Nº 1.208 publicado en la Gaceta Oficial Nº 34.601 del 23 de Noviembre de 1990.
Con la realización de la misma, Venezuela se propone analizar y evaluar la
situación de la niñez en el país, los programas de atención al niño desarrollados
tanto por el sector público como por el privado y aprobar un plan para la década,
a fin de crear las condiciones para el mejor cumplimiento de los derechos que la
Convención consagra.
El resultado final de esta jornada de trabajo fue el Acuerdo del Ejecutivo Nacional
y Estatal a favor de la infancia titulado Los Niños: El compromiso de los 90
(Caracas, Diciembre de 1991), el cual fue suscrito tanto por el Presidente de la
República como por las autoridades regionales de la época. La conclusión más
relevante del documento expresaba “…que desde el punto de vista normativo las
leyes son suficientes, adecuadas y adaptadas a las más modernas tendencias del
33
derecho minoril internacional. En este sentido poco es lo que contempla la
Convención que no esté ya establecido en la legislación, no es la inexistencia de
leyes la causa de los problemas, sino la debilidad estructural para cumplirlas.”
(Los Niños : El compromiso de los 90. Versión Final, pág. 4).
Tal aseveración, completamente incierta, explica, en buena medida, la lentitud del
proceso de adecuación de la legislación venezolana, pues se negaba lo evidente.
Una vez terminada la Conferencia, el tema de la reforma legislativa entra en un
periodo de letargo, aún cuando el 6 de abril de 1994 en la Segunda Reunión
Americana efectuada en Santa Fe de Bogotá, Venezuela suscribe el Compromiso
de Nariño, donde nuevamente se compromete a acelerar los procesos de
adaptación de la legislación interna a los principios establecidos en la
Convención.
Seguidamente, en agosto del mismo año, las autoridades del INAM se reunieron
con el representante de UNICEF para Venezuela y con el Asesor Regional de la
misma organización para América Latina, a fin de intercambiar opiniones sobre la
necesidad de efectuar los cambios legislativos internos que redundaran en la
adecuación a los preceptos de la Convención. En ese sentido, se decidió iniciar
un proceso formativo para dar a conocer las claras diferencias entre los principios
que sustentan la Convención y los principios en que se apoya la legislación de
menores vigente para entonces.
La primera actividad que se ejecuta, fruto de ese encuentro, fueron unos talleres
dictados por expertos internacionales a objeto de dar a conocer la Doctrina de la
Protección Integral y trasmitir la necesidad de su aplicación en la legislación
venezolana; lamentablemente, tales actividades no contaron con la asistencia
esperada ni surtieron el efecto deseado, pese al esfuerzo de sus organizadores,
el INAM y el Ministerio de la Familia con apoyo de UNICEF de Venezuela.
Por su parte, ciertos organismos de la sociedad civil, abocados al trabajo con y
para los niños, ya habían entrado en contacto con la referida doctrina, al participar
en eventos internacionales en Cochabamba- Bolivia (1993) y Lima-Perú (1994),
donde el tema de la adecuación de los marcos jurídicos internos a los principios
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de la Convención se dio por sentado como una necesidad impostergable para la
región.
Sobre el fundamental papel desempeñado por la sociedad civil en el proceso de
adecuación legislativa es oportuno señalar que, aún antes de la realización de la
Conferencia Nacional de 1991, los organismos no gubernamentales -ONG’s- que
venían brindando atención directa a los niños ya habían creado espacios de
reflexión y acción, respecto a la problemática infantil del país. En ese sentido, se
cita el caso de las I Jornadas de Atención al Niño, realizadas a fines de
noviembre de 1990, auspiciadas por UNICEF y organizadas por los Centros
Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP), donde el tema central fue “La
Convención Internacional Sobre los Derechos del Niño y el papel de las
Organizaciones No Gubernamentales”. Sin embargo, en el informe final de esas
jornadas no se advirtió la urgencia de modificar la legislación referente a los
niños.
Otro ejemplo de esas iniciativas, es la creación de la Coordinadora Nacional de
ONG’s de Atención al Niño (CONGANI), en marzo de 1991, como un intento de
unificar esfuerzos a favor de los Derechos Humanos de los niños y niñas;
estableciéndose como una de sus funciones la revisión, modificación o creación
de leyes a favor de la infancia. No obstante, pese a éstas y otras actividades que
evidenciaron su interés, no fue sino a consecuencia del evento en Cochabamba,
cuando la sociedad civil se percató de la necesidad de revisar la Ley Tutelar de
Menores.
Imprevistamente, el 4 de Julio de 1995 la fracción parlamentaria del Partido
Social Cristiano COPEI introduce, en la Cámara de Diputados, un Proyecto de
Reforma Parcial de la Ley Tutelar de Menores, en el que proponía bajar la
imputabilidad penal del “menor de edad” de los 18 a los 16 años. Dado lo
preocupante de la reforma, los sectores más directamente involucrados a la
infancia, INAM y sociedad civil, reaccionaron en forma alarmada y negativa,
constituyéndose este hecho, en el detonante definitivo del proceso de adecuación
legislativa a la Convención.
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Dos días después, el 6 de julio de 1995, se designa en sesión ordinaria de la
Cámara de Diputados del Congreso de la República, la Comisión Especial
encargada de estudiar, a partir de ese momento, la Reforma Parcial a la Ley
Tutelar de Menores.
El 1º de agosto de 1995 el Congreso convoca al Ministerio de la Familia,
Ministerio de Justicia, Fiscalía General de la República y al INAM para discutir y
oír sus observaciones sobre el proyecto presentado por COPEI. El resultado de la
reunión fue que todos los organismos invitados coincidieron en la necesidad de
plantearse una reforma de la Ley Tutelar de Menores mucho más amplia que la
propuesta por el partido político. El INAM enfatizó el compromiso legal adquirido
por el país de adecuar su legislación interna a los principios de la Convención y
propuso elaborar y entregar al Congreso, en octubre, una contrapropuesta al
proyecto de COPEI. De allí que, el 28 de agosto de 1995, la Comisión Especial
del Congreso, rechazó la propuesta de COPEI por tratarse de una reforma muy
puntual y decidió emprender una reforma más global.
Entonces el INAM, conjuntamente con el Ministerio de la Familia, a fin de cumplir
con la responsabilidad asumida ante el Congreso, convoca y constituye una
Comisión Redactora integrada por Jueces de Menores, especialistas en
criminología, psiquiatría, miembros de la Pastoral Familiar, del Ministerio de la
Familia y personal directivo del INAM, al cual se delegó la coordinación del
documento. Visto el corto tiempo de que se disponía para realizar la
contrapropuesta, el INAM concentró su trabajo en efectuar una reforma parcial al
Libro III, De los menores en Situación Irregular, de la Ley Tutelar de Menores y de
todos aquellos artículos que tuvieran relación con el mismo.
Este primer documento del INAM, titulado Anteproyecto de Ley Orgánica sobre
Protección del Menor, se entregó al Congreso el 19 de octubre de 1995 y la
propia Comisión Redactora manifestó no sentirse satisfecha con el trabajo
realizado, por considerar indispensable un cambio integral de la ley en cuestión,
no solo en uno de sus libros. Aún así, la Comisión Especial del Congreso divulgó
la propuesta del INAM, a la vez que la de COPEI por contraste, en distintas
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instituciones del Estado y de la sociedad civil, las cuales posteriormente hicieron
llegar sus observaciones tanto al Congreso como al Instituto.
A finales de octubre de 1995, la sociedad civil creó el Comité Juntos por una
Nueva Ley para Niños, Niñas y Adolescentes, integrado por 25 organizaciones no
gubernamentales de probada trayectoria en la atención de la infancia y
adolescencia, con el objetivo de propiciar un espacio plural, flexible y
representativo en la búsqueda de un consenso en torno a lo que debe ser una ley
para los niños.
Dicho Comité, coincide con el INAM y CONGANI en rechazar la propuesta de
COPEI, a la vez que despliega una intensa actividad a fin de analizar el
anteproyecto presentado por el INAM. Las serias observaciones y comentarios
surgidos al respecto, fueron presentados tanto al Congreso, al INAM como a
diferentes sectores de la sociedad civil a nivel nacional.
El 22 de enero de 1996, ocurre el primer encuentro formal entre las ONG’s y la
Comisión Especial del Congreso que estudia la Reforma a la Ley Tutelar de
Menores, a fin de profundizar en la posición de los primeros frente a la propuesta
del Instituto. De esta manera, queda sellada la participación de la sociedad civil
en el proceso legislativo y fruto de esta reunión, la Comisión Especial decide que
es preciso revisar y relaborar dicho anteproyecto.
A tales efectos, el INAM amplió la Comisión Redactora incorporando a otras
instituciones públicas y distintas organizaciones no gubernamentales, al mismo
tiempo que, organizó una serie de eventos (jornadas, talleres, reuniones de
debate y consulta sobre los nuevos puntos a ser incluidos), hasta que finalmente,
en febrero de 1996, presentó ante el Congreso el Anteproyecto de Ley
Orgánica de Protección a la Niñez y Adolescencia. Segunda Versión.
Las respuestas a dicho Anteproyecto no se hicieron esperar y distintos actores
emitieron sus opiniones. La Universidad Católica Andrés Bello, previa solicitud del
Congreso, conformó un equipo interdisciplinario encargado de opinar sobre el
mismo, siendo el resultado un informe que fue entregado tanto a la Comisión
Especial, UNICEF, INAM como a la sociedad civil, en abril de ese año.
37
Por su parte, el Comité “Juntos por una Nueva Ley”, con apoyo de UNICEF,
contrató una consultoría técnica para realizar un estudio sobre esa segunda
versión, en base al cual elaborar un informe. El mismo se dio a conocer a
distintas instancias a nivel nacional en mayo de 1996.
Este nuevo Anteproyecto presentado por el INAM fue sometido, durante cuatro
meses, a un amplio proceso de debate en el que intervinieron distintos actores.
En varios eventos organizados conjuntamente por el INAM y la sociedad civil, a
nivel nacional, intervinieron la presidenta del Instituto, la presidenta de la
Comisión Bicameral de los Derechos de la Mujer, quien es a su vez la presidenta
de la Comisión Especial que estudia la Reforma a la Ley Tutelar de Menores, los
coordinadores de la CONGANI y de CECODAP, Instituciones públicas y privadas,
universidades, así como representantes de UNICEF. Todas las personas e
instituciones interesadas en el tema, contaron con la oportunidad de opinar
libremente sobre el contenido de la segunda versión del Anteproyecto.
Incluso los niños, destinatarios de la normativa propuesta, pudieron expresarse al
respecto en la celebración del II Parlamento Infantil y Juvenil organizado por los
Centros Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP), con apoyo de la ONG Rädda
Barnen de Suecia, el cual fue llevado a cabo el 21 de junio de 1996 en la Cámara
del Senado del Congreso de la República. El I Parlamento se había realizado el
26 de junio de 1995 y la discusión versó sobre los derechos de la niñez y
adolescencia.
A lo largo de todo este período de discusión, se contó con la asesoría técnica de
expertos internacionales, quienes habían participado, en la región
latinoamericana, en la redacción de textos jurídicos adecuados a la Convención.
Con base en la pluralidad de respuestas obtenidas durante el período de consulta
y en la constatación de que el tema de la reforma de la ley despertaba mucho
interés en diversos sectores, la sociedad civil sugirió a la Comisión Especial
conformar un equipo redactor en el que participaran de manera efectiva otras
instituciones, calificadas en la materia, además del INAM. Lamentablemente, tal
proposición no logró concretarse y el Instituto elaboró otra versión de la ley, la
38
cual fue presentada en octubre de 1996 bajo el nombre de Propuesta del
Instituto Nacional del Menor a la Comisión Especial del Congreso que
estudia la Reforma Parcial a la Ley Tutelar de Menores.
Durante ese mismo mes, UNICEF firmó con la UCAB un Convenio de
Cooperación que contemplaba, entre otras actividades, la revisión de la última
propuesta del INAM y la elaboración de una versión alternativa, en caso de que
fuese necesario. Con la firma del Convenio, el Centro de Investigaciones
Jurídicas -C.I.J.- de la UCAB pasó a ser el núcleo del proceso legislativo y es por
ello que junto a sectores relevantes de la sociedad civil, se abocó al análisis de la
propuesta del INAM. Siendo el resultado del estudio que, aún cuando la
propuesta tuviese muchos aspectos positivos, no acogía plenamente la doctrina
de la Protección Integral, amen de padecer de graves fallas de técnica legislativa,
se decidió finalmente elaborar un nuevo anteproyecto de ley. A tales fines se
conformaron dos equipos: uno técnico redactor, integrado por abogados
especialistas en derecho civil, penal, administrativo y derechos humanos y otro de
apoyo, integrado por representantes de la sociedad civil, Congreso de la
República y UNICEF. Ambos equipos trabajaron juntos, coordinados por el Centro
de Investigaciones Jurídicas.
La Comisión Especial del Congreso decidió entonces esperar por la redacción del
nuevo documento. El INAM, por su parte, cesó su actividad legislativa pero
continuó mejorando su propuesta y profundizando la descentralización de sus
programas, entidades y servicios, a fin de preparar su estructura para el
advenimiento de la nueva ley y además, colaborando activamente con el equipo
redactor de la UCAB. UNICEF siguió con su acción de apoyo, propiciando el I y II
Encuentro Nacional de Jueces y Procuradores de Menores (diciembre, 1996 y
mayo, 1997), a objeto de incorporarlos al proceso legislativo. Brindó, así mismo,
apoyo técnico al equipo redactor.
De modo que, a partir de marzo de 1997, los equipos técnico redactor y de apoyo
desplegaron una intensa actividad. Entre abril y mayo, realizaron más de 20
reuniones conjuntas para efectuar ejercicios de derecho comparado, obtener
39
insumos para la elaboración de la normativa, discutir y decidir sobre el contenido
del anteproyecto.
El 20 de junio de 1997 estuvo listo el borrador del Anteproyecto de Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, que fue sometido a la
discusión y validación de expertos nacionales e internacionales, así como de la
sociedad civil, del INAM y de los Jueces de Menores. Recibidas y asimiladas las
observaciones, el equipo técnico del Centro de Investigaciones Jurídicas procedió
a dar la redacción definitiva al Anteproyecto, el cual fue consignado ante la
Comisión Especial del Congreso el 23 de julio de 1997, acto en el cual estuvieron
presentes diputados, jueces y participaron activamente la sociedad civil y los
destinatarios de la ley, los niños de Venezuela.
Inmediatamente después de la consignación del anteproyecto, el Congreso cesó
sus actividades por entrar en período de vacaciones. Sin embargo, ello no impidió
se continuara trabajando, pues antes de que se reanudaran las sesiones, a partir
de octubre, los distintos actores del proceso de adecuación legislativa,
especialmente la sociedad civil, ya habían iniciado una serie de actividades
públicas y reuniones alrededor de la discusión del mismo, con el ánimo de
favorecer y garantizar, en la medida de lo posible, su aprobación.
En ese sentido, durante septiembre de 1997, y en realidad hasta culminar el
proceso, se entablaron contactos y concretaron reuniones con distintos jefes de
las fracciones políticas del Congreso, representantes de medios de comunicación
social, del INAM, de la Conferencia Episcopal Venezolana, alcaldes,
gobernadores, en fin, con todos aquellos sensibilizados por la materia, a objeto de
generar una matriz de opinión favorable que contribuyera a la introducción del
anteproyecto en su primera discusión legislativa.
El INAM, por su parte, en octubre de ese año, expresó al Congreso su adhesión
al Anteproyecto presentado por el equipo técnico de la UCAB, en virtud de su
afinidad ideológica y operativa, retirando su más reciente propuesta y
reservándose el derecho a hacer observaciones puntuales en los aspectos que
estimase conveniente.
40
Visto que todo marchaba lentamente, y alianzas importantes estaban
consolidadas, el 22 de octubre de 1997, el Comité Juntos por una Nueva Ley
decidió redactar y enviar una carta a la Presidenta de la Comisión Especial para
la reforma de la Ley Tutelar de Menores, con el propósito de expresarle la
preocupación reinante entre los grupos organizados de la sociedad civil por el
hecho de que el anteproyecto de ley no había sido introducido en la Cámara de
Diputados, para su primera discusión, tal y como había sido acordado. La carta
estuvo firmada, además, por la presidenta del INAM y la coordinadora del equipo
técnico de la UCAB.
En noviembre de 1997, mes del VIII Aniversario de la Aprobación de la
Convención Sobre los Derechos del Niño, CECODAP, Comité Juntos por una
Nueva Ley y UNICEF organizaron un serie de actividades alusivas a tan
significativa fecha. Siendo pertinente destacar el encuentro masivo en los jardines
del Congreso de niños y jóvenes de diferentes escuelas, representantes de
ONG’s de atención a la infancia y a los derechos humanos, miembros de la
Comisión Especial del Congreso, Presidente, Vice-presidente y Consultoría
Jurídica del Congreso, representantes del INAM, UCAB, UNICEF, Ministerio de
Educación, Relaciones Exteriores, Familia y Juventud, Episcopado, Jueces, así
como, de la Fiscalía; el cual se aprovechó para que los actores del proceso,
solicitaran públicamente se sometiera lo antes posible el proyecto a la primera
discusión en la Cámara de Diputados. Vista la euforia de la audiencia, las
autoridades del Congreso prometieron darle curso a la petición prontamente.
No obstante, transcurrieron dos meses más hasta que, casi sorpresivamente, el
03 de febrero de 1998, se efectuó la primera discusión del Proyecto de Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, siendo el mismo
aprobado de forma unánime.
A partir de ese momento, el equipo técnico del Centro de Investigaciones
Jurídicas de la UCAB comenzó la preparación del proyecto, con miras a su
segunda discusión. En tal sentido, el equipo redactor acometió dos tareas: una
revisión a fondo del articulado para así identificar posibles reducciones en su
41
extensión y la realización de una serie de reuniones con el Instituto Nacional del
Menor, desde finales de febrero y hasta comienzos de marzo aproximadamente,
en las que también participaron miembros de la sociedad civil, para de nuevo
discutir sobre los puntos en los que aún existían diferencias e intentar salvarlas o
disminuirlas.
Paralelamente, los días 9 y 10 de Marzo de 1998, se celebró el seminario: Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente: Nuevo reto para las
alcaldías, el cual estuvo organizado por la Fundación Acción Social del Municipio
Libertador y contó con la participación de un invitado internacional, consultor de
UNICEF para América Latina.
Por su parte, el resultado de las reuniones entre el equipo redactor y el INAM fue
muy positivo, pues se lograron acuerdos importantes. El 20 de marzo de 1998, se
distribuyó a los actores del proceso legislativo el borrador del documento
denominado “Modificaciones al Proyecto de Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente”, a fin de someterlo a una última revisión. El 02 de Abril de
1998, se consignó formalmente dicho documento en el Congreso de la República,
en un acto al cual asistieron representantes de la sociedad civil, UNICEF e INAM,
este último, también hizo entrega de un documento contentivo de los aspectos
sobre los cuales no fue posible el acuerdo entre el Instituto y los proyectistas. La
presencia conjunta de los actores del proceso fue una estrategia concebida para
demostrar a los diputados que, pese a las pocas diferencias aún existentes, el
consenso entre la partes era casi absoluto y las relaciones estaban marcadas por
la cordialidad y la madurez.
La Comisión Especial del Congreso recibió infinidad de documentos contentivos
de observaciones y/o comentarios sobre el Proyecto en cuestión, tanto de jueces
de menores, miembros de universidades de todo el país, distintas organizaciones
civiles y hasta de particulares.
Todo este material escrito al que se ha hecho referencia, sirvió para la reflexión y
a la vez de insumos al informe que la Comisión Especial del Congreso debía
preparar con ocasión de la segunda discusión, en la Cámara de Diputados, del
42
proyecto de ley. Las modificaciones sugeridas por el equipo redactor,
fundamentalmente, de fusiones y reubicaciones de artículos fueron acogidas,
disminuyendo así la cantidad total aprobada en la primera discusión, sin causar
daños al sistema propuesto en la ley.
El 19 de Junio de 1998 se celebró, por cuarto año consecutivo, el Parlamento
Nacional Infantil y Juvenil en el Hemiciclo de la Cámara del Senado,
aprovechándose una vez más la ocasión para promocionar la necesidad de
aprobar el proyecto de ley. Durante el evento, la Presidenta de la Comisión
Especial del Congreso reiteró el compromiso de los parlamentarios a su cargo y
el suyo propio, por no desmayar en el ánimo de seguir trabajando a favor del
proyecto de ley e hizo alusiones al informe para la segunda discusión.
El 23 de junio de 1998, la Comisión en un último y fructífero esfuerzo por salvar
cualquier diferencia que acaso persistiera entre los actores del proceso, sometió a
su consideración el Informe preparado para la segunda discusión del proyecto y
en esta oportunidad se lograron acuerdos definitivos.
El 14 de julio de 1998, los Centros Comunitarios de Aprendizaje (CECODAP), la
Embajada Británica, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Instituto
Nacional del Menor y los Ministerios de Relaciones Interiores y de Educación,
llevaron a cabo otra actividad pública liderizada por niños, que llevó por nombre
“El Arco Iris de la Esperanza”, con el objetivo de presionar nuevamente para
avanzar en las discusiones parlamentarias y exigir a las máximas autoridades del
Congreso la aprobación del proyecto de ley.
Luego, el 21 de julio de 1998 se inició la segunda discusión del proyecto en la
Cámara de Diputados, prolongándose la misma durante dos sesiones más, hasta
que finalmente el día 29 de julio, fue aprobado el Proyecto de Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente en su totalidad y casi sin modificación
alguna.
Superada esta fase, los actores intervinientes en el proceso legislativo
desarrollaron, durante todo el mes de agosto, un intenso “lobby” pero esta vez en
la Cámara del Senado con los distintos representantes de las fracciones políticas,
43
a fin de ganar adeptos en este nivel y procurar un desenlace positivo en la
discusión. No obstante, las dificultades estuvieron presentes y tras un arduo
trabajo se logró salvar la cerrada resistencia de la directiva de la Cámara
(presidente y dos vice-presidentes). Afortunadamente, miembros de la nueva
Comisión Especial del Senado eran partidarios del proyecto de ley y colaboraron
de forma vigorosa para propiciar la discusión del mismo.
Después de varias reuniones entre los miembros de esa Comisión y los actores
intervinientes en el proceso, el 01 de septiembre de 1998, la discusión del
Proyecto de Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente entra en
la agenda de discusión de la Cámara del Senado. Lamentablemente, el debate
no logró agotarse ese día, vista la alteración recurrente en los puntos de agenda y
la discusión simultánea de distintos proyectos de ley igualmente relevantes.
Finalmente y tras una jornada muy extensa y extenuante, fue sancionada la ley el
02 de septiembre de 1998 cerca de la medianoche.
Llegado a este momento del proceso, solo restaba la promulgación de la ley por
el Presidente de la República. Por ello, a partir de entonces los actores (INAM,
sociedad civil, UCAB, UNICEF) se dedicaron a dos tareas: vigilar las correcciones
que la Secretaría del Senado haría a la ley sancionada y hacer “lobby” con los
Ministros del Gabinete Ejecutivo que intervendrían en la promulgación de la ley.
El período transcurrido entre la aprobación de la ley en el Senado y su remisión al
Presidente de la República fue inusualmente largo. No obstante, el jueves 02 de
octubre de 1998, el Presidente de la República promulga la Ley Orgánica de
Protección del Niño y del Adolescente, la cual es publicada en Gaceta Oficial
Extraordinaria, número 5266, de la misma fecha, y refrendada por los Ministros de
Relaciones Interiores, de Educación (encargado), del Trabajo y de la Familia.
De esa fecha hasta el primero de abril del año 2000, la ley ha estado en período
de “vacatio legis”.
44
LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA DE LA PROTECCIÓN INTEGRAL Y LAS
DISPOSICIONES DIRECTIVAS DE LA LEY ORGÁNICA PARA LA
PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Introducción
Las Disposiciones Directivas de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente (LOPNA) desarrollan los principios fundamentales de la Convención
sobre los Derechos del Niño (CDN) y, especialmente, del paradigma sobre el cual
ella se fundamenta: la Doctrina de la Protección Integral. En ellas se establecen
los valores, principios y criterios que inspiraron el contenido de la nueva ley, que
están presentes de forma absolutamente transversal en todos sus Títulos, en las
normas referidas a los Derechos, garantías y deberes, al Sistema de Protección
del Niño y del Adolescente, a las Instituciones Familiares y al Sistema de
Responsabilidad Penal del Adolescente. De allí que sean de primera importancia
y observancia imperativa en el desarrollo de la legislación ordinaria que pueda
derivarse de esta ley orgánica, cuando pueda existir algún vacío legal, una norma
de difícil interpretación o para aplicar la legislación a un caso que no se encuentra
45
claramente regulado. Cada vez que se presente alguna de estas situaciones,
debe retornarse obligatoriamente a los principios y directrices desarrollados en las
Disposiciones Directivas.
1. El objeto de la ley;
2. La definición de niño y de adolescente;
3. El principio de igualdad y no discriminación;
4. El principio de participación y corresponsabilidad del Estado, la familia y la
sociedad en la protección integral de niños y adolescentes;
5. El principio de la Prioridad Absoluta;
6. El principio del Interés Superior del Niño; y,
7. El principio de gratuidad.
1. El objeto de la LOPNA.
La técnica legislativa aconseja que el primer artículo de cualquier acto normativo
debe definir el objeto de la ley, estableciendo claramente qué persigue o cuál es
su finalidad, así como qué materias o áreas regula. Siguiendo esta
recomendación, el artículo 1 de la LOPNA señala que:
“Esta Ley tiene por objeto garantizar a todos los niños y adolescentes, que
se encuentren en el territorio nacional, el ejercicio y el disfrute pleno y
efectivo de sus derechos y garantías, a través de la protección integral que
el Estado, la sociedad y la familia deben brindarles desde el momento de su
concepción.”
46
Adolescente se crean mecanismos e instancias dirigidos a toda la población
infantil y adolescente de Venezuela y no solamente a un sector de ella.
En tercer lugar, el contenido del artículo en análisis evidencia que la ley se funda
en la concepción de los niños y adolescentes como sujetos plenos de Derecho,
pues se señala que debe asegurárseles “el ejercicio y disfrute pleno y efectivo
de sus derechos y garantías”. Así, se les reconoce la titularidad de un conjunto de
derechos fundamentales, de carácter civil, político, económico, social, cultural y
ambiental. Al tiempo que se garantiza expresamente que tienen capacidad para
ejercer sus derechos por sí mismos (de manera progresiva, conforme a su
capacidad evolutiva y bajo la orientación de sus padres, representantes o
responsables, según lo dispuesto en el artículo 13 de la LOPNA). En
consecuencia, la protección integral que desarrolla la nueva ley no sólo persigue
que los niños y adolescentes disfruten de sus derechos y garantías, sino que
busca especialmente que ellos puedan ejercerlos de forma personal, directa y
progresiva. Bajo este nuevo paradigma, el reconocimiento de la titularidad de
derechos y deberes unidos a su ejercicio y cumplimiento progresivo definen el
objetivo de la protección integral, así como las condiciones sine qua non o
imprescindible para asegurar el desarrollo integral de los niños y adolescentes.
47
restantes 684 disposiciones son simplemente el desarrollo detallado de su objeto.
En todo caso, lo que si resulta suficientemente claro, es que la nueva ley acoge,
desde su primer artículo, la Doctrina de la Protección Integral y los principios de la
CDN.
El artículo 2 de la LOPNA define al niño como “toda persona con menos de doce
años de edad” y al adolescente como “toda persona con doce años o más y
menos de dieciocho años de edad”.
Existen diversos motivos para evitar el uso de “menor” o “menor de edad”. Una
primera consideración, de estricto orden jurídico, es que este término deviene de
la Minoridad o Menoridad, la cual está necesariamente asociada a una condición
de incapacidad general, plena y uniforme para ejercer personalmente los
derechos y asumir responsabilidades. En nuestra cultura jurídica “menor de edad”
e incapacidad son términos y condiciones análogas. Inclusive, se suele afirmar
con cierta ligereza que las personas que tienen menos de 18 años de edad son
incapaces en todas las esferas de su vida, a pesar que en algunos casos la
legislación les atribuye capacidad plena o limitada (6). Por el contrario, la Doctrina
de la Protección Integral y la CDN reconocen que los niños y adolescentes son
sujetos plenos de Derecho y, que en consecuencia, tienen capacidad progresiva
para exigir, defender y ejercer por sí mismos sus derechos, así como para cumplir
con sus deberes.
5
En este sentido ver el Capítulo V “De los Derechos Sociales” del Título III “DE LOS
DEBERES, DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS”.
48
Desde esta perspectiva, resulta conveniente y necesario evitar el uso de la noción
“menor de edad” para referirse a los niños y adolescentes, pues emplearla es
poco más que afirmar que ellos son incapaces plenos, absolutos y uniformes en
todas las esferas de su vida. Al menos, dentro de cultura jurídica imperante en
Venezuela. Por ello, para adecuar la legislación nacional a la CDN y apuntalar la
ruptura paradigmática era imprescindible borrar cualquier vestigio que permitiera
interpretar o entender que los niños y adolescentes carecen de capacidad de
ejercicio progresiva.
6
Piénsese a título de ejemplo en los “menores emancipados” del Código Civil o en la
capacidad laboral de los mayores de 14 años de edad de la Ley Orgánica del Trabajo.
49
que querían ser tratados como personas y sujetos plenos de Derecho, con la
única especifidad de que se encuentran en crecimiento y desarrollo.
Ahora bien, el artículo 1 de la CDN denomina niño a “todo ser humano menor de
18 años de edad”. Por lo tanto, el tratado internacional no distingue categorías
dentro de este sector de la población, mientras que la LOPNA si diferencia entre
los “niños” y los “adolescentes”. Según la exposición de motivos de la nueva ley,
la “finalidad perseguida con esta opción es regular con mayor sencillez las
materias relativas al ejercicio de derechos y garantías, los deberes y
responsabilidades...”. Por tanto, el objetivo de esta distinción etaria es crear un
régimen de capacidad jurídica en el cual se reconoce a los adolescentes mayor
capacidad que a los niños en lo referido al ejercicio personal de sus derechos y
en materia de cumplimiento de deberes y responsabilidades. De este modo, se
observa que algunas disposiciones de la ley otorgan de forma expresa mayor
capacidad a los adolescentes para ejercer determinados derechos, por ejemplo,
el derecho a la justicia (artículo 87), la capacidad civil para el pleno ejercicio del
derecho a la libre asociación (artículo 84) o la capacidad en materia de trabajo
(artículo 100). En este mismo sentido, es obvio que el Sistema de
Responsabilidad Penal es exclusivo de los adolescentes, mientras que los niños
que incurren en conductas tipificadas por la ley como delitos o faltas quedan
sujetos al Sistema de Protección del Niño y del Adolescente (artículos 532 y 534).
50
conocer del caso concreto. Recuérdese que a los niños se les reconoce menos
capacidad jurídica que a los adolescentes para ejercer progresivamente sus
derechos y para asumir sus responsabilidades. Desde esta perspectiva, piénsese,
por ejemplo, en los casos en que existen dudas acerca de si una persona que ha
incurrido en un hecho punible es niño o adolescente, según esta disposición se le
debe considerar niño hasta prueba en contrario a los fines de determinar a cuál
sistema está sujeto.
En todo caso, es importante subrayar que esta norma establece una presunción
iuris tantum, esto es, que a efectos legales se considera cierta hasta plena
prueba en contrario. De allí que, en estos casos, sea conveniente y hasta
necesario confirmar la edad cronológica de la persona a través de cualquier
medio de prueba, prefiriendo los exámenes médico antropológicos cuando sea
posible efectuarlos.
51
La finalidad de esta norma es asegurar a todos los niños y adolescentes la
efectividad de todos sus derechos fundamentales, por lo tanto su naturaleza
jurídica corresponde al de una garantía, de allí que se suela denominar como un
“principio garantista”. El artículo 3 de la LOPNA recoge y desarrolla el principio de
igualdad y no discriminación:
“Las disposiciones de esta Ley se aplican por igual a todos los niños y
adolescentes, sin discriminación alguna fundada en motivos de raza, color,
sexo, edad, idioma, pensamiento, conciencia, religión, creencias, cultura,
opinión política o de otra índole, posición económica, origen social, étnico o
nacional, discapacidad, enfermedad, nacimiento o cualquier otra condición
del niño o adolescente, de sus padres, representantes o responsables, o de
sus familiares.”
52
social. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela legitima la
discriminación positiva, señalando que es una forma de asegurar que la igualdad
sea “real y efectiva” y no simplemente un postulado formal e, inclusive,
estableciendo expresamente que la ley “adoptará medidas positivas a favor de
personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables” ( 8).
7
Artículo 21 número 1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
8
Artículo 21 número 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
53
pertenecen a otra religión, o en los niños venezolanos hijos de padres extranjeros
con estadía ilegal en el país a quienes se les niega su derechos a ser inscritos en
el registro civil y a tener una identidad.
Este principio se funda en dos ideas: que todas las personas, sin excepción,
tienen deberes con los niños y adolescentes; y, que la forma más adecuada y
efectiva para garantizar sus derechos y deberes es coordinar y orientar todas las
iniciativas, esfuerzos y recursos, tanto del sector público como del privado, para
crear un sistema de protección integral. Se entiende que la participación
mancomunada y corresponsable de la trilogía Estado-Familia-Sociedad permite
brindar una mejor atención a un mayor número de niños y adolescentes, a través
de una red social donde cada persona y cada autoridad le corresponde una
9
Exposición de Motivos de la LOPNA.
54
alicuota de responsabilidad y un conjunto de obligaciones, al tiempo que se les
reconoce determinados derechos y atribuciones para poder asumirlas.
10
Artículo 62 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
55
El artículo 78 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela recoge
expresamente el principio de participación y corresponsabilidad de la CDN:
56
familia y la comunidad. Leyes que negaban la participación protagónica del
pueblo en la gestión pública de algo tan importante como el futuro de la
República: sus niños y adolescentes.
57
territoriales del Poder Público (municipal, estadal y nacional), así como a todas
las ramas en que está dividido (legislativo, ejecutivo, judicial, ciudadano y
electoral), según se desprende del artículo 136 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
58
protección que no son imprescindibles para lograr estos objetivos. Para impedir
que se desarrollen iniciativas públicas y se realicen gastos que no hacen falta,
debido a que los derechos y garantías a los cuales están dirigidos ya se
encuentran perfectamente amparados.
Ahora bien, las obligaciones generales del Estado no se limitan a las previstas en
el artículo 4 de la LOPNA. Adicionalmente, se establecen obligaciones referidas al
papel de apoyo y colaboración que debe prestar a la familia en la protección del
niño y del adolescente (artículo 5) y, otras referidas al deber de asegurar la
participación de la sociedad en esta área (artículo 6). Estas obligaciones serán
analizadas a continuación cuando se aborden el rol de la familia y la sociedad.
59
Existe consenso universal en que la familia es la base de la sociedad, el grupo de
socialización primaria y el lugar privilegiado de desarrollo de las personas. Por
regla general, las constituciones de los Estados suelen reconocerle éste carácter,
tal y como se encuentra consagrado en el artículo 75 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el cual establece:
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas
y a desarrollarse en el seno de su familia de origen. Cuando ello sea
imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a un familia
sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la
filiación y se establece siempre en beneficio del adoptado o adoptada, de
conformidad con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la
nacional.”
60
asegurar que pueda cumplir con esas funciones o responsabilidades. Así, el
Estado no se concibe como un actor que sustituye a la familia, sino todo lo
contrario, como un ente llamado a asegurar que ella pueda desempeñar de forma
plena y efectiva el papel que le corresponde como la “asociación natural de la
sociedad y como espacio fundamental en el desarrollo integral de las personas”,
no solamente en relación con los niños y adolescentes, sino también con los
jóvenes, ancianos y personas con discapacidad o necesidades especiales ( 11).
Demás está señalar que en esta materia la Constitución es perfectamente
compatible con el contenido de la CDN y de la Doctrina de la Protección Integral.
11
En este sentido ver artículos 75 al 81 de la Constitución de la República Bolivariana de
61
espacio donde el niño vive, se desenvuelve y desarrolla. Indeclinable, por que se
trata de una responsabilidad de carácter irrenunciable, intransferible e
indelegable.
Cuando esta disposición se refiere a “la familia”, debe entenderse por tal e
incluirse dentro de dicha noción tanto a la familia de origen como a la familia
sustituta. Entendiendo por familia de origen aquella “que está integrada por el
padre y la madre, o por uno de ellos y sus descendientes, ascendientes y
colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad” (artículo 345 de la LOPNA);
y, por familia sustituta “aquélla que, no siendo la familia de origen, acoge, por
decisión judicial, a un niño o a un adolescente privado permanente o
temporalmente de su medio familiar, ya sea por carecer de padre y de madre, o
porque éstos se encuentran afectados en la titularidad de la patria potestad o en
el ejercicio de la guarda”, la cual “puede estar conformada por una o más
personas y comprende las modalidades de: colocación familiar, la tutela y la
adopción” (artículo 394 de la LOPNA).
Venezuela.
62
El objetivo perseguido por la LOPNA es fortalecer el papel de las familias en el
desarrollo integral de los niños y adolescentes, señalando expresamente sus
responsabilidades y desarrollando sus contenidos. De allí que se establezcan
diversas regulaciones dirigidas a asegurar que efectivamente la familia
desempeñe este rol en la realidad y, sobre todo, a que el Estado no asuma un
carácter sustitutivo de las obligaciones familiares (12). Se concibe al Estado como
un actor que fortalece a la familia, que le brinda apoyo y cooperación, el cual
garantiza a toda costa que el niño y el adolescente sea criado en una familia,
preferiblemente en su propia familia (origen) o, excepcionalmente, cuando ello
sea imposible o contrario a su interés superior en una sustituta. De allí que el
artículo 5 de la LOPNA, atribuya al Estado como obligación general que “debe
asegurar políticas, programas y asistencia apropiada para que la familia pueda
asumir adecuadamente” su responsabilidad de garantizar a los niños y
adolescentes, “de forma prioritaria, inmediata e indeclinable”, el goce y ejercicio
de sus derechos. Este deber estatal es luego desarrollado en toda su extensión y
contenido a lo largo de la nueva ley.
12
En este sentido ver especialmente en la LOPNA los artículos 25 “Derecho a conocer a
sus padres y a ser cuidados por ellos”, 26 “Derecho a ser criado en una familia”, 27
“Derecho a mantener relaciones personales y contacto directo con los padres”.
Igualmente, ver en su Título IV “INSTITUCIONES FAMILIARES” toda la regulación
referida a la separación de los niños y adolescentes de su familia de origen, así como las
relativas a la familia sustituta.
63
entender en toda su extensión el alcance y contenido de esta disposición, es
necesario analizarla de forma concurrente con el artículo 62 de la Constitución
que señala:
64
asistencia humanitaria, corresponden a los particulares según su capacidad.
La ley proveerá lo conducente para imponer el cumplimiento de estas
obligaciones en los casos en que fuere necesario. Quienes aspiren al
ejercicio de cualquier profesión, tienen el deber de prestar servicio a la
comunidad durante el tiempo, lugar y condiciones que fije la ley.” ( 13)
13
Esta disposición reproduce en buena medida el artículo 57 de la Constitución de la
República de Venezuela del año 1961.
65
En términos generales, en la nueva LOPNA la participación del pueblo en la
definición y control de la gestión pública en el área de protección integral de la
infancia y adolescencia, se asegura básicamente a través de los Consejos de
Derechos del Niño y del Adolescente, que están integrados por una
representación paritaria de la sociedad y del Estado. En materia de desarrollo o
ejecución de políticas, deben mencionarse que todos los programas de protección
(incluyendo los de carácter socioeducativos, a excepción de las medidas
privativas de la libertad), pueden ser desarrollados por organizaciones de carácter
privado o mixto e, inclusive, por personas naturales. Finalmente, no debe dejar de
señalarse que la nueva ley establece una serie de procedimientos administrativos
y judiciales dirigidos a controlar la gestión pública, a los fines de asegurar el
cumplimiento de todas sus disposiciones.
En Venezuela se dice, constantemente, que “los niños están primero”. Frase que
repite frecuentemente desde las personas más humildes, hasta los altos
representantes del sector público y privado. Es un valor compartido por todos en
nuestra cultura, exaltado especialmente por los gobernantes. Sin embargo, a
pesar de ello, la realidad nos demuestra todo lo contrario: la infancia y la
adolescencia están después. Después de quién o de qué: de los intereses de
padres y madres, maestros, gobernantes o de los adultos en general. Muchas
veces los niños y adolescentes no son la prioridad dentro de las relaciones
familiares, en la actuación de la sociedad o en la gestión del Estado. Hay una
gran distancia entre el dicho y el hecho.
Esta cruda realidad no es local, tiene alcance universal. En el mundo, los niños no
suelen estar primero, sea en Africa, América, Asía, Europa u Oceanía. Desde
hace mucho tiempo los niños y adolescentes están después. Para cambiar esta
situación, la CDN y la Doctrina de la Protección Integral elaboraron un nuevo
principio jurídico: la Prioridad Absoluta, a partir de los artículos 2, 3,4 y 5 del
referido instrumento internacional. Este principio ha sido acogido expresamente
66
en el artículo 78 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y
desarrollado en el artículo 7 de la LOPNA, el cual dispone:
67
en consecuencia, no admiten excepción alguna. Además, son de exigibilidad
inmediata, esto es, imperativas y exigibles desde la entrada en vigencia de la
nueva ley.
Una primera lectura del principio de la Prioridad Absoluta podría llevar a pensar
que se trata de un imperativo moral, en todo caso de normas de contenido
programático, de un deber ser a lograrse en un futuro lejano e incierto. También
podría creerse que se trata obligaciones que jamas serán cumplidas en la
práctica, que son letra muerta, que el papel aguanta cualquier deseo. Por el
contrario, como se ha señalado previamente, el artículo 7 establece un imperativo
jurídico con contenidos precisos, con obligaciones exigibles y justiciables,
aplicables al Estado, la sociedad y la familia. De allí que la nueva ley establece
una serie de mecanismos para asegurar la aplicabilidad y efectividad real de este
principio, los más relevantes son:
68
como el ornato público o los gastos de representación y relaciones públicas,
dejando en un segundo plano las necesidades presupuestarias para asegurar
los derechos de la infancia y adolescencia.
69
d) la necesidad de equilibrio entre los derechos de las demás personas y los
derechos y garantías del niño o adolescente;
El principio del Interés Superior del Niño es una garantía, que consiste en un
criterio imperativo de interpretación y aplicación de la LOPNA. Su finalidad es
dual, por una parte, asegurar el desarrollo integral de los niños y adolescentes y,
por la otra, asegurar la vigencia real y efectiva de sus derechos y garantías. En
consecuencia, cada vez que se tome una decisión concerniente a niños y
adolescentes ésta debe estar dirigida a lograr esta doble finalidad. Si la decisión
vulnera, menoscaba o simplemente va en contra de estos objetivos sería ilegal, y
pueden intentarse contra ella diversos mecanismos para restablecer la situación
jurídica que ha sido infringida y, probablemente la persona en cuestión estaría
sujeta, según el caso, a responsabilidad civil, disciplinaria, administrativa o penal.
En fin, el Interés Superior del Niño constituye un principio dirigido a asegurar que
todas las decisiones del Estado, la familia y la sociedad que conciernan a los
70
niños y adolescentes tengan por norte sus derechos e intereses. Establece una
orientación imperativa para estas personas en cuanto a sus relaciones con la
infancia y adolescencia. En consecuencia, toda decisión que produzca efectos
directos o indirectos sobre ellos debe:
Existe una diferencia fundamental entre el antiguo “interés del menor” y el nuevo
principio. El primero permitía y legitimaba una amplísima discrecionalidad a los
jueces y funcionarios públicos, que les permitía tomar decisiones sobre niños y
adolescentes, que en ocasiones violaban el ordenamiento jurídico e, inclusive,
sus propios derechos o deberes. Por el contrario, el Interés Superior del Niño
indica una forma de actuar y establece limites a las autoridades públicas, al
ejercicio de la autoridad parental y a la actividad de las comunidades. Se trata de
un principio garantista que jamás podría ser empleado como un argumento o
justificación para contravenir la legislación so pretexto de “proteger al menor”.
Precisamente, para evitar que sea interpretado en este sentido, el Parágrafo
Segundo del artículo 8 de la LOPNA establece criterios bien definidos, que deben
ser apreciados imperativamente para determinar, en los casos concretos, el
Interés Superior del Niño, los cuales a continuación serán objetos de breves
15
comentarios. ( )
14
En este sentido ver CILLERO BRUÑOL, Miguel: “El interés superior del niño en el
marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.” en “Infancia, Ley y
Democracia en América Latina”, UNICEF, Editorial Temis - Depalma, Bogotá - Buenos
Aires, 1998.
15
Sobre el contenido y alcance del Interés Superior del Niño y su diferencia con el interés
del menor, recomendamos: REYNA DE ROCHE, Carmen Luisa: ““Del Interés del Menor”
al “Interés Superior del Niño” en la protección jurídica de la infancia en Venezuela.” en
71
a. La opinión de los niños y adolescentes.
Considerar que los niños y adolescentes son sujetos plenos de Derecho, supone
que deben ser tratados como personas con dignidad propia y capacidad jurídica
progresiva para ejercer sus derechos y asumir sus deberes. Las relaciones con
ellos no pueden sostenerse sobre la imposición unilateral de los criterios de los
adultos, deben abrirse espacios para el diálogo y el encuentro, que les permitan
ser sujetos activos y copartícipes en la creación de su realidad. Debe
reconocérseles posibilidades para participar en todas las esferas de la vida. Para
lograr que esto se haga realidad, la CDN consagra en su artículo 12 el derecho
de niños y adolescentes de opinar y ser oídos, el cual ha sido desarrollado en el
artículo 80 de la LOPNA. Esta disposición determina cómo debe apreciarse la
opinión de los niños y adolescentes para decidir en un caso concreto cual es su
Interés Superior.
“De los menores a los niños una larga trayectoria.”, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas, UCV, Caracas, 1999; y, CILLERO BRUÑOL, Miguel: “El interés superior del
niño en el marco de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.” en
“Infancia, Ley y Democracia en América Latina”, UNICEF, Editorial Temis - Depalma,
Bogotá - Buenos Aires, 1998.
16
Piénsese en el procedimiento de situación irregular previsto en la Ley Tutelar de
Menores, en los casos aislados del Código Civil o en la Ley sobre Adopción.
72
El derecho a opinar y ser oído tiene un carácter complejo. En primer lugar, implica
que los niños y adolescentes tienen derecho expresar libremente su opinión en
cualquier asunto en que tengan interés, sea dentro del ámbito estatal, familiar,
comunitario, social, escolar, científico, cultural, deportivo, recreacional o cualquier
otro. En segundo lugar, supone necesariamente que sus opiniones sean tomadas
en cuenta en función de su desarrollo, esto es, que no se restrinja el ejercicio del
derecho a una simple formalidad, a un trámite burocrático, a un hablar sin
consecuencias o efectos sobre quienes los escuchen. El contenido del derecho
ordena expresamente que sus opiniones deben ser apreciadas imperativamente
por quienes deben oírlos, siendo ponderadas y valoradas al momento de tomar
decisiones. Esto no significa que se está en la obligación de hacer lo que mejor
les parezca a los niños y adolescentes, la LOPNA señala expresamente que su
opinión no tiene carácter vinculante, salvo en las excepciones previstas en la ley
(17).
Ahora bien, para garantizar el libre ejercicio del derecho a opinar y ser oído, el
artículo 80 de la LOPNA establece que en los procedimientos administrativos o
judiciales, la comparecencia del niño o adolescente se realizará de la forma más
adecuada a su situación personal y desarrollo. Esto supone que el lugar y las
condiciones deben ser apropiados para que puedan expresarse libremente.
Asimismo, que el personal encargado de oírlos debe estar capacitado y formado
en la materia. Por otra parte, esta disposición señala de forma categórica que
nadie puede constreñir a los niños y adolescentes a expresar su opinión,
especialmente en los procedimientos administrativos y judiciales.
17
Piénsese como ejemplo de opiniones vinculantes, el consentimiento requerido del
candidato de adopción si tiene doce años o más, de conformidad con el artículo 414 de la
LOPNA.
73
y los malos, sin grises intermedios. Estamos desacostumbrados al diálogo y a la
conciliación. Cualquier diferencia de opiniones se percibe como un conflicto
frontal entre dos contrincantes, cada uno intentando imponer su opinión y sus
intereses sobre el otro. Esta cultura se extiende desde las relaciones familiares
hasta el ámbito de las autoridades públicas.
las exigencias del bien común y los derechos y garantías del niño o
adolescente; y,
los derechos de las demás personas y los derechos y garantías del niño o
adolescente.
74
Ahora bien, cuando es imposible conciliar los derechos e intereses de los niños y
adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos, cuando es
ineludible un conflicto o controversia en la cual debe optarse exclusivamente por
uno u otro, deben prevalecer y privilegiarse los primeros, de conformidad con lo
previsto en el Parágrafo Segundo del artículo 8 de la LOPNA.
Finalmente, el último literal del Parágrafo Primero del artículo en análisis recuerda
que siempre que se tome una decisión relativa a los niños y adolescentes, no
debe olvidarse que son personas en desarrollo, sujetos plenos de Derecho con
capacidad jurídica progresiva. En consecuencia, no deben ser tratados como si
fueran “incapaces plenos, absolutos y uniformes”, como personas carentes de
raciocinio. Por el contrario, tampoco deben ser considerados como adultos. Hacer
cualquiera de estas dos cosas sería ilegal e inconstitucional. Ni lo uno ni lo otro,
niños y adolescentes tienen una condición específica, pues están en crecimiento
y evolución. Las relaciones con ellos deben fundarse sobre esta idea, el
comportamiento del Estado, la familia y la sociedad nunca pueden olvidarlo.
7. El principio de gratuidad.
75
Los funcionarios administrativos y judiciales, y las autoridades públicas que
en cualquier forma intervengan en tales asuntos, los despacharán con toda
preferencia y no podrán cobrar emolumento ni derecho alguno, ni aceptar
remuneración.”
Bibliografía.
O’DONELL, Daniel: “La Convención sobre los Derechos del Niño: Estructura y
Contenido.” en “Derechos del Niño. Textos Básicos”. UNICEF, Caracas, 1996.
REYNA DE ROCHE, Carmen Luisa: “Del Interés del Menor al Interés Superior
del Niño en la protección jurídica de la infancia en Venezuela”, en “De los
menores a los niños una larga trayectoria”, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas, UCV, Caracas, 1999.
76
1.- Introducción
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA) es todo
un desafío para un país en construcción, como Venezuela. Porque no es
simplemente una ley protectora de la infancia, sino que, a mediano o largo plazo,
tendrá un impacto definitivo sobre la implantación de un nuevo modelo de
desarrollo, construido a base de más y mejor democracia.
A lo largo de todo el texto legal, es posible advertir este nuevo camino, pero en
las disposiciones referentes al Sistema de Protección del Niño y del Adolescente
(SPNA), es donde mejor se concreta la propuesta de cambios que ofrece esta
nueva Ley.
77
El objetivo de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
según lo establecido en el artículo 1°, es garantizar a todos los niños y
adolescentes, que se encuentren en el territorio nacional, el ejercicio y el disfrute
pleno y efectivo de sus derechos y garantías, establecidos y desarrollados en el
Título II, artículos 15 al 116 de la ley.
Pero, de nada valdría consagrar derechos y darles contenido, sin crear las vías
idóneas para garantizarlos, y es así como la ley concibe el denominado Sistema
de Protección del Niño y del Adolescente18 definido por el artículo 117 como:
18
La LOPNA, atendiendo a las modernas concepciones de la Doctrina de la Protección
Integral, la cual obliga a conceder un tratamiento diferente a los niños y adolescentes que
son víctimas de violación de sus derechos y a los adolescentes victimarios, es decir
aquellos que violan los derechos de los demás, construye dos sistemas claramente
diferenciados: uno, el Sistema de Protección para los niños y adolescentes que son
78
a) Integralidad.
b) Eficacia.
El hecho de reconocer a los niños y adolescentes como sujetos de derechos
obliga a crear vías efectivas para la defensa y garantía de sus derechos
individuales, colectivos o difusos. Para ello se establece claramente los actores,
instancias, órganos, estrategias y procedimientos (tanto administrativos como
judiciales), idóneos para lograr ese objetivo esencial; un sistema de medidas
sancionatorias para quienes, estando obligados a ello, no garanticen, amenacen
o violen esos derechos; y mecanismos que provean recursos económicos
necesarios para brindar la Protección Integral a que niños y adolescentes tienen
derecho.
c) Participación / Articulación.
79
coordinadoras, deliberativas, contraloras y ejecutoras para crear una red eficiente
de atención, defensa y garantía de los derechos del niño y del adolescente.
d) Descentralización.
Se fortalece la figura del juez, concibiéndolo como una figura clave dentro del
Sistema de Protección, puesto que se le atribuye competencias para ocuparse de
la garantía y defensa de los derechos, corrigiendo abusos, desviaciones,
omisiones, faltas, errores cometidos por entes y personas responsables de
brindar protección integral a niños y adolescentes.
3.- Medios.
80
artículo 118 de la LOPNA, y desarrollados a lo largo de toda la Ley. Estos medios
son: las políticas y programas de protección y atención; las medidas de
protección; los órganos administrativos y judiciales de protección;
entidades y servicios de atención; las sanciones; los procedimientos; la
Acción Judicial de Protección; los recursos económicos.
Las políticas sociales básicas son de naturaleza universal, puesto que es derecho
de todos los niños y adolescentes tenerlas garantizadas por parte del Estado. Se
trata, por ejemplo, de las políticas destinadas a garantizar la salud y la educación.
Dichas políticas se formulan fuera del Sistema de Protección, en el marco de los
respectivos Ministerios, pero los integrantes del Sistema deberán ejercer control
sobre las mismas, tal como se verá más adelante.
81
todos los niños y adolescentes a acceder a los servicios básicos, menos serán los
que requerirán de políticas de protección especial (INNFA, 1998, p. 3 y 4).
Los programas son la esencia misma del Sistema. No sería arriesgado afirmar
que, sin programas, no habrá un Sistema eficiente, porque es a través de ellos
que se concretan todas las decisiones que se tomen para garantizar el efectivo
cumplimiento de los derechos de niños y adolescentes. En efecto, “son los
medios más importantes con los que cuenta el Sistema de Protección para
corregir situaciones violatorias de los derechos del niño y del adolescente o para
impedir que esas situaciones ocurran” (Buaiz, 1999, N° 5, p.4).
82
observar estándares de calidad mínimos establecidos en el artículo 191 de la
LOPNA.
Las Medidas de Protección son órdenes que impone la autoridad competente (el
Tribunal de Protección o el Consejo de Protección, según el caso), cuando hay
violaciones o amenazas de derechos individuales de niños y adolescentes. Están
previstas en los artículos 125 al 132 y sobre ellas se volverá, cuando se desarrolle
el punto de los órganos de protección.
83
Respecto a los recursos económicos necesarios para lograr la protección
integral de los niños y adolescentes, la ley contempla la creación de los Fondos
de Protección del Niño y del Adolescente, previstos en el Capítulo XIII del Título
III, artículos 331 al 343.
4.- Integrantes.
84
La Sala de Juicio del Tribunal de Protección tiene múltiples competencias,
establecidas en el artículo 177. Resumiendo, dicha sala es competente para
conocer, en primer grado todos los asuntos que afecten directamente la vida civil
de niños y adolescentes, en materia de familia, patrimoniales y laborales; para
ejercer control judicial sobre las actuaciones de los órganos administrativos; para
imponer sanciones no penales por las infracciones a la protección debida y para
la decisión sobre la Acción de Protección “máxima expresión de la potestad
jurisdiccional en materia de resguardo a los derechos colectivos y difusos del niño
y del adolescente” (CECODAP, 1999a, p. 11).
19
En el marco de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, el
Ministerio Público tiene doble ubicación, con distintas funciones: actúa tanto en el
Sistema de Protección como en el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente.
Así que la Fiscalía General de la República debe crear dos grupos distintos de fiscales
especializados, uno para ejercer las funciones de protección previstas en el artículo 170
de la Ley - y otro para el ejercicio de la acción pública, para exigir la responsabilidad de
los adolescentes en conflicto con la ley penal, según dispone el artículo 648.
85
Las medidas de protección sólo pueden ser cumplidas en una entidad si suponen
internamiento, por ejemplo, el abrigo (artículo 127) y la colocación en entidad de
atención (artículo 128). También se cumplen en entidades las sanciones
impuestas a los adolescentes infractores de la ley penal20.
Las Defensorías del Niño y del Adolescente son un servicio de interés público
prestado por el municipio, o por la sociedad, a fin de promover y defender los
derechos de los niños y adolescentes, consagrados en la ley. Este servicio es
gratuito, confidencial, de carácter orientador y se presta tanto a los niños, niñas y
adolescentes, directamente, como a sus familiares. En el artículo 202 de la
LOPNA, se encuentra un listado enunciativo de los servicios que presta.
20
Entre las sanciones que se puede aplicar a los adolescentes que cometan un hecho
punible, previstas en el artículo 620 de la LOPNA, dos implican permanencia en
instituciones: la semi-libertad y la privación de libertad.
86
Anteriormente se dijo que el Sistema de Protección del Niño y del Adolescente
cuenta con dos categorías de órganos: jurisdiccionales y administrativos. Éstos, a
su vez, son de dos clases, de acuerdo a la naturaleza de los derechos que deben
garantizar: difusos y colectivos o individuales. En tal sentido, se concibe los
Consejos de Derechos - órganos administrativos para la protección de derechos
difusos y colectivos - y los Consejos de Protección órganos administrativos para
la protección de derechos individuales.
Los derechos colectivos y difusos son los derechos de todos. Van más allá de los
intereses individuales porque deberían pertenecer a la generalidad de las
personas, consideradas colectiva y socialmente. ”El derecho difuso está presente
en el aire, en el agua, en el ambiente, en la salud y sanidad ambiental, porque
todos necesitamos salud adecuada, preventiva y de asistencia, educación, y en
fin, todos necesitamos de los derechos sociales y éstos no son susceptibles de
apropiación individual para una sola persona o un determinado grupo de
personas, porque son de cada uno y a la vez de todos los ciudadanos...Cualquier
miembro de la sociedad, aunque no se sienta afectado por su violación, puede
reclamar su restitución” (Buaiz, 1999, N° 1, p. 6).
87
que allí residen, se trata de la amenaza a derechos difusos; pero, si un
determinado niño, ya afectado en sus pulmones recurre a la red hospitalaria
pública y se le niega atención, se trata de la violación de su derecho individual.
88
se encargan, de acuerdo a su competencia geográfica, de velar por el
cumplimiento de los derechos difusos y colectivos de los niños y
adolescentes, consagrados en esta Ley”. (Negritas nuestras)
21
El artículo 140 de la LOPNA determina explícitamente cuál será la representación del
Poder Ejecutivo Nacional en el Consejo Nacional. Allí se menciona a 7 representantes
que provendrán de los Ministerios de Educación, de Salud, del Trabajo, etc.
Considerando la naturaleza paritaria de los Consejos de Derechos el C.N.D. deberá estar
integrado por 14 miembros, 7 de ellos elegidos por la sociedad civil en foro propio, según
los mandatos del artículo 141. La ley no establece qué es el foro propio, es decir, no dice
cómo elegirá la sociedad a sus representantes en el Consejo. No obstante, señala que
podrán integrarlo personas individualmente consideradas, es decir particulares u
organizaciones privadas o mixtas que se dediquen a la atención directa, de niños y
adolescentes, así como a la protección, promoción, investigación o defensa de los
derechos y garantías de los niños y adolescentes. Con ello, la ley pretende garantizar
que el Consejo Nacional de Derechos esté conformado por personas que conozcan el
área de la infancia y que estén familiarizados con su tratamiento. Sin embargo, no
quedan excluidas de participar en el Consejo, personas que provengan de otros
sectores. Al momento de crearse los Consejos Estadales y Municipales, el gobernador o
el alcalde, según el caso, manifestará cuáles serán sus representantes y en esa misma
medida lo hará la sociedad civil (artículos 146 y 148, LOPNA). Sobre la representación de
la sociedad la ley tiene otras importantes disposiciones tales como los contenidos en los
artículos 133, 152 y 153.
89
garantía de los derechos de niños y adolescentes (artículo 78 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela y 6° de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente).
90
administrativos que deben ser divulgados en un medio oficial de publicación
(artículo 133).
El artículo 134 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
crea el Consejo Nacional de Derechos y lo dota expresamente de naturaleza
pública, personalidad jurídica propia y autonomía de los demás órganos del Poder
91
Público. Asimismo, lo declara como la máxima autoridad del Sistema y prevé la
existencia de una Dirección Ejecutiva, cuya estructura interna será definida por el
mismo Consejo (artículo 138). No obstante, establece que dicha Dirección tenga
una oficina de adopciones (artículo 139) encargada de procesar las solicitudes de
adopción internacional.
92
Sería un error afirmar que sin descentralización no hay democracia, pero es
indudable que puede contribuir a la democratización de la sociedad, al generar
una mayor participación de la comunidad en los asuntos que la afectan. En tal
sentido, afirma ISCH (1998, p. 83) que “la descentralización es una forma
administrativa y al mismo tiempo una opción para democratizar la gestión del
desarrollo y la convivencia social”.
93
Consejos de Protección y de Derechos por cuanto tiene competencia para decidir
los casos de desacato o disconformidad de los particulares, instituciones públicas
y privadas respecto a las decisiones emanadas de los Consejos de Protección,
así como de abstención de esos mismos Consejos.
Obsérvese allí que las atribuciones no concurrentes del Consejo Nacional, son la
consecuencia lógica de su función rectora; que las del Consejo Estadal denotan
su función articuladora y que las del Consejo Municipal tienden a garantizar la
eficacia de los derechos, puesto que se trata, fundamentalmente, de ejercer el
94
control sobre quienes prestan servicios de atención y protección directa a niños y
adolescentes.
95
Cuadro I - COMPETENCIAS NO CONCURRENTES DE LOS CONSEJOS DE DERECHOS:
NACIONAL, ESTADALES Y MUNICIPALES
Formular políticas, planes y lineamientos en art. 137, a) art. 143, a) art. 147, a)
materia de protección de niños y adolescentes.
Efectuar seguimiento y control de políticas y art. 137,g) art. 143, d) art. 147, b)
acciones públicas referidas a niños y adoles-
centes.
Reclamar y proponer a las autoridades com- art. 137, j) art. 143, e) art. 147, c)
petentes planes de acción y asignación de
recursos para solucionar problemas de niños y
adolescentes.
Denunciar ante los órganos competentes, la art. 137, i) art. 143, f) art. 147, e)
omisión o prestación irregular de servicios
públicos en tanto amenacen derechos y
garantías de niños y adolescentes.
Promover la creación de otros Consejos (de art. 137, f) art. 143, i) art. 147, l)
Derecho y/o Protección) en su jurisdicción.
Emitir opinión en relación al presupuesto art. 137, k) art. 143, k) art. 147, p)
nacional estadal o municipal que debe ser
destinado a ejecutar políticas sociales básicas y
asistenciales.
art. 137, m) n) art. 143, g) art. 147, f)
Conocer de las denuncias de violación y
amenaza a los derechos colectivos o difusos de
niños y adolescente e intentar de oficio o por
denuncia la ación de protección, así como
solicitar la nulidad de la normativa o de actos
administrativos, cuando estos violen o
amenacen los referidos derechos.
art. 137, o) art. 143, j) art. 147, n)
Promover la divulgación de los derechos,
garantías y deberes de niños y adolescentes y
ser vocero de sus inquietudes.
art. 143, h) art. 147, m)
Promover la participación de la sociedad civil.
art. 137, t) art. 143, m) art. 147, q)
Ejercer, en relación al Fondo para la Protección
del Niño y del Adolescente, las atribuciones que
la LOPNA les designa.
96
CONSEJO NACIONAL CONSEJO ESTADAL CONSEJO MUNICIPAL
ARTÍCULO 137 ARTÍCULO 143 ARTÍCULO 147
Formular los lineamientos generales que Elevar las políticas y planes Proponer modificaciones en la
deben seguir los Consejos Estadales y estadales al C.N.D., a fin de estructura administrativa del
Municipales de Derechos (lit. b). integrarlo a la política nacional Municipio, que tiendan a forta-
(lit. b). lecer el ejercicio pleno de
Establecer las directrices que deben derechos y garantías de niños
seguir los programas de protección, Elaborar un informe anual y adolescentes (lit. d).
Entidades de Atención, Defensorías del sobre la situación del niño y
Niño y del Adolescente y otros servicios del adolescente en su juris- Registrar las entidades de
(lit. c). dicción, en base a los indica- atención y defensorías, cuya
dores nacionales (lit. c). sede principal se encuentre en
Conocer, evaluar y opinar sobre los el municipio e inscribir los
planes nacionales intersectoriales que programas (lit. g).
elaboren los órganos competentes (lit. d).
Supervisar y evaluar la pres-
Velar por el desarrollo equilibrado de tación de servicios de pro-
estados y municipios en materia de pro- tección por parte de las
tección de niños y adolescentes (lit. e). entidades de atención y
defensorías (lit. h).
Orientar la política en materia de comu-
nicación e información para niños y Revocar la inscripción de
adolescentes (lit. h). programas o los registros a
Entidades de Atención,
Inscribir los programas de cobertura Dfensorías y Defensores del
colectiva que efectúen organizaciones Niño y del Adolescente (lit. i).
nacionales e internacionales (lit. l).
Apoyar las entidades de
Asesorar y opinar, con carácter previo atención que presten
sobre la suscripción de convenios, trata- programas en el municipio
dos y otros instrumentos internacionales (lit. k).
en materia de niños y adolescentes.
Suscribir convenios en el área de su Promover la creación de los
competencia (lit. p). Consejos de Protección e
intervenir en la selección de
Establecer mecanismos de coordinación sus miembros (lit. l).
con los organismos internacionales, en
materia de niños y adolescentes (lit. q).
97
En la lógica de la Doctrina de la Situación Irregular (que se refleja en la Ley
Tutelar de Menores), felizmente superada por la Doctrina de la Protección
Integral, que inspira la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, el Juez de Menores tenía competencia universal y poder omnímodo
para todo lo relacionado con el niño.
22
En el Consejo de Protección se cristalizan todos los criterios que orientaron la
construcción del SPNA: la integralidad, la eficacia, la participación, la descentralización y
la mencionada redefinición de funciones judiciales.
98
Los Consejos de Protección del Niño y del Adolescente son los
órganos administrativos que, en cada municipio y por mandato de la
sociedad, se encargan de asegurar la protección, en caso de
amenaza o violación de los derechos y garantías de uno o varios
niños o adolescentes, individualmente considerados. Estos Consejos
son permanentes y tienen autonomía funcional, en los términos de esta
ley (negritas nuestras).
Según la LOPNA (artículo 125), esta amenaza o violación puede ocurrir por
acción u omisión del Estado o de la sociedad, de los padres, representantes o
responsables o de la propia conducta del niño o del adolescente, lo cual quiere
decir que ni siquiera el niño puede violar sus derechos.
99
conflictos sociales. No, tanto el Consejo como el Tribunal de Protección operan
en cuestiones de derecho. El Consejo a nivel administrativo y el Tribunal a nivel
jurisdiccional. Ambos aplican medidas de protección que tienen naturaleza
jurídica porque modifican el equilibrio o desequilibrio de los deberes y derechos
de las personas en sociedad (Seda, 1997, p. 48).
100
g) Los Consejos de Protección ejercen sus funciones por mandato de la
sociedad. Esto significa que la comunidad local escoge un grupo de personas
para representarla en el control de las lesiones individuales de los derechos de
niños y adolescentes. Así, de nuevo se cristaliza el principio de la participación,
ampliamente comentado cuando se analizó los Consejos de Derechos.
Dispone el artículo 163 de la LOPNA que, a los fines de seleccionar los miembros
del Consejo de Protección, la sociedad escogerá, en foro propio, es decir,
utilizando los mecanismos y la metodología que les sean propios, sus candidatos
y los postulará ante el Consejo Municipal de Derechos. Estos candidatos se
someterán a un concurso cuya convocatoria y condiciones establecerá este
Consejo, mediante resolución. Serán designados los que obtengan mejor
calificación.
101
La LOPNA, en su artículo 164, establece los requisitos mínimos y generales para
ser Consejero, que son: a) reconocida idoneidad moral; b) edad superior a
veintiún (21) años; c) residir o trabajar en el respectivo municipio por más de un
(1) año; d) título de bachiller o de técnico medio, como mínimo; e) formación
profesional relacionada con niños y adolescentes o, en su defecto, experiencia
previa en áreas de protección de los derechos de niños y adolescentes o en
áreas afines, comprobada por certificación emitida por el ente en el cual haya
prestado sus servicios; f) aprobación previa de un examen de suficiencia en el
conocimiento del contenido de la ley, presentado ante el respectivo Consejo
Municipal de Derechos.
Dichos requisitos son generales porque son válidos para todos los municipios, y
mínimos porque tratándose de un servicio municipalizado por excelencia, el
Consejo de Derechos podrá establecer otras condiciones, para adecuar el perfil
del Consejero a las peculiaridades locales.
Obsérvese que el Consejero no puede ser cualquiera, sino una persona dotada
de madurez, vocación para el servicio público, formación académica relacionada
con las funciones que ejercerá, experiencia de trabajo, en programas de atención
y protección de niños y adolescentes, conocimiento de la comunidad donde
prestará sus servicios y conocimiento del espíritu y la letra de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente (Seda, 1997, p. 48).
Aún respecto a los Consejos, la LOPNA, en sus artículos 167 y 168, trae reglas
relativas a las incompatibilidades y a la pérdida de la condición de miembro.
102
penalmente, mediante sentencia definitivamente firme; c) cuando haya sido
sancionado por infracción cometida contra los derechos y garantías consagradas
en la ley; d) cuando la autoridad judicial haya resuelto, en el curso de un mismo
año, dos o más casos en los cuales el respectivo Consejo de Protección se
abstuvo injustificadamente de decidir, sin haber declarado su incompetencia.
103
acuerdo a una disposición transitoria de la LOPNA, precisamente el artículo 676,
mientras se constituyen los Consejos de Protección, el Juez de Protección
aplicará todas las medidas del artículo 126.
104
e) instar a las partes involucradas a conciliar cuando se ventilen situaciones de
carácter disponible y, en caso de que la conciliación no sea posible, aplicar la
medida de protección correspondiente.
h) solicitar ante los funcionarios del Registro del Estado Civil o la autoridad de
identificación competente, la extensión o expedición de partidas de nacimiento,
105
defunción o documentos de identidad de niños y adolescentes, que así lo
requieran.
Aun cuando sean varias las atribuciones del Consejo de Protección, su más
importante cometido es la imposición de medidas de protección. De allí que, para
finalizar este artículo, se incluya algunos comentarios sobre las mismas.
106
Establece el artículo 126, que una vez comprobada la amenaza o violación de
cualquier derecho de un niño o adolescente, el Consejo de Protección puede
aplicar las siguientes medidas:
Esta medida puede recaer sobre los padres, representantes o responsables que
incumplen su obligación de matricular a sus hijos en un plantel educativo, así
como de vigilar su asistencia a la misma y su aprovechamiento. Pero puede
recaer también sobre el niño o el adolescente, que a pesar de los esfuerzos de
107
sus padres, no asista a la escuela; o también sobre un director de plantel que
impida la inscripción del niño.
Entre los programas previstos en el artículo 124, se encuentra los “de apoyo u
orientación (letra b), cuya finalidad es precisamente estimular la integración del
niño y el adolescente en el seno de la familia, así como guiar el desarrollo
armónico de las relaciones entre sus miembros. Para que esta medida sea
exitosa, es necesario este tipo de programa.
108
e) orden de tratamiento médico, psicológico o psiquiátrico, ambulatorio o en
régimen de internación en centro de salud, al niño o al adolescente que así lo
requiera o a sus padres o representantes, en forma individual o conjunta, según
sea el caso.
Insistimos aquí no sólo en la importancia que tiene el hecho de que los niños
estén debidamente inscritos en el Registro Civil y tengan en regla sus
documentos de identidad, sino en las sanciones que puede acarrear para los
padres, representantes o funcionarios el hecho de no cumplir con su obligación
sobre el particular.
109
familiar, con el pretexto de protegerlo. Incluso se llega a institucionalizarlo. La
LOPNA hace lo contrario: mantiene el niño o adolescente maltratado en su medio
familiar, con el apoyo y orientación idóneos y, de ser preciso, aleja de allí el
maltratador.
h) abrigo.
El abrigo, medida explicada con toda claridad por el artículo 127 de la LOPNA,
supone la institucionalización provisional y excepcional del niño o adolescente, en
una entidad de atención, o su permanencia también provisional en una familia
sustituta, en ambos casos por un máximo de 30 días mientras o se resuelve el
caso mediante la imposición de otra medida administrativa (por ejemplo la
prevista en el artículo 126, c), o mediante una decisión judicial de colocación
familiar o en entidad de atención (artículo 128), o de adopción. En estos dos
últimos casos, siempre que no sea posible el reintegro del niño o del adolescente
a su familia de origen.
Con la finalidad de ofrecer al lector una visualización global del Sistema, se ofrece
a continuación tres gráficos: uno general donde se puede apreciar todos los
actores con sus respectivas interconexiones, y dos parciales donde se puede ver
claramente cuáles son los órganos administrativos y los judiciales.
110
SISTEMA DE PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL
ADOLESCENTE
111
ÓRGANOS ADMINISTRATIVOS
ENTIDADES DE DEFENSORÍAS
ATENCIÓN
112
ÓRGANOS JUDICIALES
TRIBUNALES DE SALA DE
PROTECCIÓN CASACIÓN SOCIAL
DEL NIÑO Y DEL DEL TSJ
ADOLESCENTE
113
BIBLIOGRAFIA
ISCH, Edgard y Fernando LÓPEZ. (1998). Construyendo una vida mejor para
la niñez. Los municipios, la comunidad y el Sistema de Protección Integral a la
Niñez y Adolescencia. Quito: DNI-Ecuador-INNFA.
114
PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE EL FORO PROPIO Y LA
PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD EN LA
LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE.
Introducción
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente crea nuevas
oportunidades para la participación de la sociedad, de las familias y de las
personas en general, en la protección integral de la infancia y la adolescencia.
Fundada en los ideales y valores de la democracia participativa le reconoce a
estos actores nuevas funciones, atribuciones y responsabilidades.
El nuevo Sistema de Protección del Niño y del Adolescente sólo será efectivo en
la medida en que las organizaciones sociales asuman con responsabilidad y
eficiencia las nuevas funciones y atribuciones que les reconoce la Ley. La
sociedad tiene un inmenso compromiso en la tarea de hacer reales los derechos
de la infancia y la adolescencia. Por esto debe prepararse, capacitarse y
organizarse para desempeñar adecuadamente este nuevo papel. Ya no es
suficiente con criticar las actuaciones del sector público, ahora el reto es asumir
junto con los representantes del sector público la planificación, la ejecución y el
control de las políticas de protección integral de los niños, niñas y adolescentes.
115
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) establece que las familias, la
sociedad y el Estado son corresponsables de la protección integral de niños,
niñas y adolescentes. Señala expresamente que todos estamos obligados a velar
por sus derechos, garantías y deberes. Ahora bien, para asegurar que las
personas puedan efectivamente asumir y cumplir con esta responsabilidad
concurrente, la CDN establece el principio de la Participación. Según este
principio deben crearse espacios, vías y mecanismos de participación directa de
la sociedad en los sistemas de protección a la infancia y a la adolescencia. Esta
participación debe extenderse a la planificación, desarrollo y control del
funcionamiento de dichos sistemas.
116
que es lo que permite hacer real y efectiva en la práctica dicha
corresponsabilidad. La disposición en cuestión establece que:
Aunque la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA)
es anterior a la nueva Constitución, ambas son perfectamente congruentes y
compatibles ya que se fundamentan en los mismos valores, en la misma visión de
la democracia participativa y, sobre todo, en la CDN. Es más, se puede decir que
la LOPNA se “adelantó” a la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. En primer lugar, por que ya había establecido la responsabilidad
concurrente de las familias, la sociedad y el Estado en la protección integral de
niños, niñas y adolescentes. En segundo lugar, por que ya creó un “sistema rector
nacional para la protección integral de las niñas, niños y adolescentes”. En tercer
lugar, por que reconoció expresamente en su artículo 6 el derecho humano a la
participación, en los siguientes términos:
117
Este deber - derecho de la sociedad esta desarrollado ampliamente en la LOPNA,
tanto en el Sistema de Protección del Niño y del Adolescente como en el Sistema
Penal de Responsabilidad de los Adolescentes. El Foro Propio constituye el
espacio y mecanismo por excelencia de participación de la sociedad en estos
sistemas. El presente documento tiene como finalidad presentar una
aproximación netamente jurídica al Foro Propio, para ofrecer una descripción del
marco legal dentro del cual debe desarrollarse la participación de las
organizaciones no gubernamentales y de todas aquellas personas interesadas en
la protección integral de niños, niñas y adolescentes.
Por otra parte, el Foro Propio es uno de los medios previstos en la LOPNA para
hacer efectiva la corresponsabilidad de las familias, la sociedad y el Estado en la
protección integral de la infancia y la adolescencia.
118
La LOPNA establece que el Foro Propio es un escenario que pertenece
exclusivamente a la sociedad. Recordemos que se trata de un espacio “propio” y
autónomo de la sociedad frente al sector público. Por lo tanto, sólo pueden
integrarlo organizaciones, asociaciones o fundaciones de carácter privado o
mixto, tales como: entidades de atención a la infancia y la adolescencia,
organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, organizaciones de
desarrollo social, asociaciones de vecinos, organizaciones culturales,
asociaciones deportivas, organizaciones no gubernamentales de capacitación e
investigación, sindicatos, organizaciones de empresarios, iglesias, etc. Asimismo,
puede participar en el Foro Propio cualquier persona interesada en la situación de
los niños, niñas y adolescentes, siempre que no sea representante del sector
público (del Estado).
Los colegios profesionales, ya que las leyes que los regulan le otorgan el
carácter de entes de carácter público, es decir, forman parte del sector público.
119
Las instituciones educativas oficiales o del Estado, ya estén adscritas al
poder nacional, estadal o municipal.
4.- ¿Cuáles son los principios que caracterizan el funcionamiento del Foro
Propio?
120
que todos pueden participar, independientemente que hayan sido convocados o
ellos mismos se autoconvoquen. No puede excluirse a nadie del Foro Propio,
excepto a aquellas organizaciones, entes y autoridades que pertenezcan al sector
público o las personas que las representen. Por otra parte, la participación es
voluntaria, por lo que nadie puede ser constreñido formar parte del Foro Propio.
(artículo 62 de la Constitución de la República y artículo 6 de la LOPNA)
Desde esta perspectiva, el Foro Propio se caracteriza por ser un espacio amplio y
plural, donde pueden participar todas las organizaciones y personas interesadas
en la protección integral de los niños, niñas y adolescentes. La LOPNA no permite
establecer limitaciones o restricciones que impidan la participación libre y
voluntaria de las organizaciones o las personas. Esta Ley sólo permite fijar
normas dirigidas a excluir a aquellos y aquellas quienes integran o representan al
sector público (al Estado).
La toma de todas las decisiones en el Foro Propio deben respetar y guiarse por
los principios de la Prioridad Absoluta y el Interés Superior del Niño, de
conformidad con los artículos 7 y 8 de la LOPNA.
5.- ¿Quién convoca a la creación del Foro Propio y quién establece las
reglas de funcionamiento ?
121
Cómo se señaló, el Foro Propio es un espacio “propio” de la sociedad, que es
autónomo e independiente del sector público. Por lo tanto, debe ser convocado
por cualquier organización o persona que pueda formar parte de el. Asimismo, las
normas para su funcionamiento deben ser establecidas libremente por sus
integrantes, sin ninguna intervención o injerencia del Estado.
Los Consejos de Derechos del Niño y del Adolescente son órganos de naturaleza
pública que tienen como finalidad garantizar los derechos colectivos y difusos de
niños, niñas y adolescentes, fundamentalmente a través de la formulación y
control de las políticas públicas de protección integral. La Ley prevé un Consejo
Nacional de Derechos, así como la creación de un Consejo de Derechos en cada
estado y municipio del país. El artículo 136 de la LOPNA establece que:
122
ante el Consejo Municipal de Derechos, debe existir correlativamente un
representante de la sociedad.
Según el artículo 158 de la LOPNA: “Los Consejos de Protección del Niño y del
Adolescente son los órganos administrativos que, en cada municipio y por
mandato de la sociedad, se encargan de asegurar la protección, en caso de
amenaza o violación de los derechos y garantías de uno o varios niños o
adolescentes, individualmente considerados. Estos Consejos son permanentes y
tienen autonomía funcional, en los términos de esta Ley”. Estos órganos actúan
fundamentalmente a través de medidas de protección, que son actos
administrativos de obligatorio cumplimiento para las personas a quienes va
dirigido. La LOPNA dispone que debe existir un Consejo de Protección en cada
municipio del país.
Además de estas dos funciones, que son las únicas previstas de forma explícita
en la LOPNA, los integrantes del Foro Propio tienen la libertad de desarrollar
123
cualquier otra actividad que consideren pertinente, siempre que tengan por norte
la protección integral de niños, niñas y adolescente. Así, el Foro Propio se
presenta como un espacio natural para la articulación y coordinación de los
esfuerzos de las diferentes organizaciones y personas que lo integran; como un
lugar privilegiado para la reflexión y la acción sobre la situación de la infancia y la
adolescencia, bien sea a nivel municipal, estadal o nacional.
124
8.- ¿Quiénes pueden ser electos como representantes de la sociedad ante
los Consejo Estadales de Derechos y los Consejos Municipales de
Derechos?
En todo caso, el artículo 152 de la Ley establece que la actividad desarrollada por
los miembros de los Consejos de Derechos se considera de carácter meritorio
relevante y de ejercicio prioritario. En consecuencia, a los fines legales
correspondientes, se consideran justificadas las ausencias al trabajo ocasionadas
por la asistencia de sus miembros a las sesiones del Consejo de Derechos de
que se trate, y por la participación en actividades propias de tal condición.
10.- ¿Por cuánto tiempo son electos los representantes de la sociedad ante
los Consejos de Derechos?
125
Según el artículo 153 de la LOPNA, los miembros de los Consejos de Derechos
son elegidos por períodos de dos años y son reelegibles por no más de dos
períodos consecutivos. Éstos deberán permanecer en sus cargos hasta tanto se
produzca la elección de los nuevos miembros.
126
Según el artículo 150 de la LOPNA, la condición de miembro de un Consejo de
Derechos le otorga al respectivo Consejero la representación del sector que lo ha
elegido y, por tanto está facultado para deliberar, votar y tomar decisiones en su
nombre en el correspondiente Consejo, sin necesidad de solicitar autorización
previa al sector representado. Es decir, según la Ley, los representantes de la
sociedad tienen libertad para actuar sin consultar a quienes los eligieron. Sin
embargo, es absolutamente legal que los integrantes del Foro Propio establezcan
reglas de comportamiento y de relaciones con sus representantes. Pero es
importante dejar claro que en caso de incumplimiento de dichas reglas, ello no
supone que los representantes pierdan su condición de miembros del Consejo de
Derechos, pues los casos en que esto sucede están previstos únicamente en el
artículo 156 de la LOPNA.
En este caso, la LOPNA si establece una serie de requisitos que deben ser
considerados y cumplidos por la sociedad al momento de elegir los candidatos
que serán postulados a integrar los Consejos de Protección del Niño y del
Adolescente. Estos requisitos son exigidos en virtud de las funciones públicas que
deberán desempeñar estas personas, para las cuales se requiere de ciertas
aptitudes, capacidades y conocimientos. Se encuentran establecidos en el
artículo 163 de la Ley, el cual señala que para ser miembro de un Consejo de
Protección se requerirá como mínimo:
127
e) formación profesional relacionada con niños y adolescentes o, en su defecto,
experiencia previa en áreas de protección de los derechos de niños y
adolescentes o en áreas afines, comprobada por certificación emitida por el ente
en el cual haya prestado sus servicios;
128
EL PROCEDIMIENTO JUDICIAL DE PROTECCIÓN
23
Chamorro Bernal, Francisco. “La Tutela Judicial Efectiva”. Bosch, Barcelona, 1994. El
autor señala en la página 370 y siguientes, en referencia a la efectividad de la tutela, que:
“....Prescindiendo de quienes utilizan el término tutela en un sentido distinto al que
constitucionalmente tiene, para algunos autores, el mismo concepto de tutela sería
redundante, puesto que ésta se identificaría con la totalidad de las garantías procesales
constitucionalizadas. Así lo hace Jesús González Pérez para quien todo el artículo 24 CE
no tendrá más contenido que el de la tutela, siendo la serie de derechos que en el mismo
se enumeran meras concreciones de aquélla. En ese planteamiento, todos los problemas
teóricos enumerados en el epígrafe anterior sobrarían, aunque el concepto de tutela que
resulta de él constituye un conglomerado tan heterogéneo que difícilmente es
aprovechable por la doctrina. En el mismo caso se encuentra Enrique Piñel López para
129
sostenidos en la noción de indiscutible “orden público” que distingue a la
materia, digna, en consecuencia, de ser considerada como de “prioritario
interés general”.
130
Por tal razón, no es posible comenzar una profundización cabal en el contenido
antes señalado, si antes no se destacan algunos de esos principios ordenadores
ya aludidos.
25
Ihering R. (cfr.) en: “La Lucha Por el Derecho”. Porrúa, México, 1981, p 4, obra en la
que señala acerca de la igualdad, que esta no consiste en tratar igual a los iguales, sino
desigual a los desiguales"; y este el concepto de lo igualitario, distinto a la noción de
igualdad, es el que encierra el cometido de conceder la tutela concreta a cada cual,
según su distinta condición, para elevarle al nivel de adecuación uniforme que el Estado
determine como garantía de todos los ciudadanos y esto no se consigue con el trato igual
131
niños y de los adolescentes, mediante la búsqueda incesante de los niveles
adecuados de vida y desarrollo, corrigiendo las desigualdades que la realidad
muestra; pero cuidado, no se busca hacer a los iguales, desiguales, sino al
contrario, lograr que los desiguales se hagan también iguales, en el entendido de
no despreciar el bienestar, ni las mejores condiciones que algunos puedan tener,
sino de lograr la mayor incorporación posible de niños y adolescentes a niveles
adecuados para aspirar a su pleno desarrollo.
Lo anterior no puede más que ser un certero propósito de Estado; de allí que, en
la protección de estas categorías, se involucre, por mandato expreso de la ley, al
propio Estado, considerado como ulterior responsable (art. 4º), a la familia misma,
entendida como institución primaria de tutela (art. 5º) y a la sociedad, asumida
como ámbito plus familiar (art. 6º), indicando que para todos estos niveles, tanto
en la esfera pública como en la privada, bien en el circulo estrictamente familiar,
bien en la dimensión más amplia de lo social, el interés del niño y del adolescente
debe ser concebido con rango superior a cualquier otro (art. 8°), consagrándose,
entonces, también el principio que podríamos denominar "supremacía del
interés minoril".
Esto tiene diversas connotaciones; por un lado, es una garantía para el sujeto de
derecho involucrado en la categoría legal del niño o del adolescente; pero, por
otro lado, es un dictamen paradigmático que se dirige a los actos de la
administración pública, tanto jurisdiccional como no jurisdiccional, de modo que al
legislar, al gobernar o al sentenciar, cada órgano público, según su naturaleza y
competencia, no dejen de aplicarlo.
que no compensa las diferencias, las precariedades con las bondades, sino con el trato
igualitario que si las considera efectivamente.
132
cual, por razones obvias, tiene especial significado dentro de la dimensión relativa
a las llamadas “acciones de protección”, sostenidas, por expresa mención del
legislador, en los concepto tuitivos de los “intereses difusos” y de los
“derechos colectivos”.
Esta afirmación está implícitamente contenida en la disposición del artículo 7°, por
cuya virtud se asigna el deber de atender, como “prioridad absoluta”, los
intereses del niño y del adolescente, ya no sólo como declaración de contenido
axiológico, sino, concreta y específicamente, a título de deber u obligación que la
norma precisa al asignar tareas específicas; entre ellas, la de establecer
“políticas públicas” dirigida a estos fines; la de ordenar y garantizar la
“asignación presupuestaria” necesaria; la de disponer los mecanismos
apropiados para facilitar el acceso de los menores al disfrute de los “servicios
públicos”; la de dictar con prelación las “medidas de protección” que sean
necesarias según las circunstancias.
En otras palabras, toda la estructura normativa del nuevo régimen legal que
regula las materias referidas a los niños y a los adolescentes, integralmente, está
basada en estos principios rectores, los cuales, sin duda, descansan en la idea
prioritaria que se ha destacado, dentro de la que, a su vez, se encuentra inserta la
entidad jurídica objeto de este análisis: “la protección”.
133
desarrollan los consejos de protección; la de asistencia especializada, que
corresponde a las entidades y órganos de auxilio; y la policial, que se atribuye a
los cuerpos de seguridad. Por su parte, dentro de la jurisdiccional se distinguen la
competencia de orden punitivo o sancionatorio, también llamada correccional; la
civil, ordinaria y especial; y la de protección.
26
Cfr. Alvarez Sacristán, Isidoro. En “La Justicia y Su Eficacia”. Colex, Madrid, 1999, p
39., señala: “..A través de los jueces es por el único cauce por el que se obtiene la tutela
efectiva. Si bien el poder ejecutivo debe cumplir los derechos fundamentales que la
norma superior ampara, como mandato a que se refiere el art. 9.1 CE y que ordena a los
poderes públicos a observar la Constitución, lo cierto es que quien se siente perturbado
en su derecho tiene un único medio tutelador a través del cauce jurisdiccional. Se
convierte al Juez, así, en guardián de la norma y cuyo compromiso de juzgar y hacer
ejecutar lo juzgado alcance caracteres sublinales para adentrarse en otro mundo que es
tangencial con el Derecho. Estamos refiriéndonos a la ética, a la deontología, el arte de
juzgar, a la equidad. Todas las virtudes –u obligaciones morales- que no son cuestiones
estrictamente técnico-jurídicas.
134
2.- Asignación jurisdiccional de la protección del niño y del adolescente.
estructura judicial. Aspectos relacionados con la jurisdicción y la
competencia.
Pues bien, es propósito de esta parte del análisis desentrañar el sentido de las
normas que regulan la estructura judicial establecida, así como de las nociones
relacionadas con la jurisdicción y la competencia propiamente dichas, en su
vinculación particular con la tutela judicial de protección.
27
Rodríguez Urraca, José. En “El Proceso Civil”. Alva, Caracas, 1984, p 105, señaló lo
siguiente: “..Durante mucho tiempo la dogmática del proceso ha dejado de advertir las
profundas conexiones existentes entre éste y la realidad social, ignorando la
interdependencia establecida entre el uno y la otra. Se nos ha tratado de mostrar un
proceso mudo para el hombre, de puro orden técnico, incapaz de explicar en un
135
extendida a lo largo de todo el territorio nacional demuestra que es usual la
asignación de múltiples áreas de conocimiento, concentradas en un solo órgano
judicial. Y la competencia de menores, salvo los casos de la ciudad de Caracas,
con la demora característica que distingue a las decisiones administrativas en el
campo de la organización estructural de los tribunales, sólo gradualmente fue
asignada a juzgados de ciudades capitales de entidades federales, como órganos
judiciales de primera instancia, especialmente dedicados a ejercer su poder
jurisdiccional en la materia de menores; respecto de los tribunales de alzada, la
gradualidad en la especialización judicial fue aún más inercial.
determinado momento las bases de la lucha intersubjetiva que se desarrolla entre los
individuos, y las soluciones mejores, más justas, que a ella puedan buscarse.
136
de garantizar prontitud, celeridad, eficacia, inmediación y economía, también en el
traslado de autos y en la materialización de las decisiones que se puedan dictar
en el superior grado de conocimiento jurisdiccional; luego, técnicamente, dichos
entes judiciales, entendidos en su acepción física o referida al lugar en el que se
despacha judicialmente, son un sólo tribunal; mientras que, considerados en su
acepción estrictamente jurisdiccional, están constituidos por dos (2) órganos
diferentes, el uno alzada del otro.
Por otra parte, en nuestro criterio, es importante destacar que únicamente los
“tribunales de protección del niño y del adolescente” forman parte de lo que,
no con toda rigurosidad conceptual, denomina le ley “órganos jurisdiccionales”;
en efecto, se agrega en la norma a la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema
de Justicia (arts. 173 y 176), sin mediar en que la suprema sala de casación no
tiene vocación de tribunal de instancia, por lo que no es un órgano judicial
dedicado a la “resolución de los asuntos” referidos a la materia en estudio; es
más, la Corte Suprema de Justicia, en sede de casación, no es sino un tribunal
de derecho28, que no entra en el análisis del insumo fáctico de la controversia, el
28
Cfr. En Venezuela: Cuenca, Humberto. “Derecho Procesal Civil”. 6° ed. UCV, Caracas,
1994. Brice, Angel Francisco. “Lecciones de Procedimiento Civil”. Sanojo, Caracas, 1964.
Borjas, Armiño. “Comentarios al Código de Procedimiento Civil Venezolano” 5° ed.
Pniñango, Caracas, 1979. Rengel Romberg, Arístides. “Tratado de Derecho Procesal
Civil Venezolano”. Arte, Caracas, 1994. Márquez Añez, Leopoldo. “El Nuevo Código de
Procedimiento Civil”. UCAB, Caracas, 1987. Henríquez La Roche, Humberto. “Código de
Procedimiento Civil”. Centro de Estudio Jurídicos del Zulia, Maracaibo, 1995, entre otros.
En Italia: Chiovenda, Giuseppe. “Instituciones de derecho Procesal Civil”. 2° ed. Revista
de derecho Privado. Madrid, 1948. Satta, Salvatore. “Derecho Procesal Civil”. EJEA,
137
cual se reconoce como del ámbito de la exclusiva soberanía de los jueces de
instancia y que, por tanto, no resuelve el conflicto, no reexamina la pretensión, ni
considera la justicia o mérito del fallo. Luego, no creemos necesaria la atribución
asignada por la ley a la Sala de Casación Civil para conocer del recurso
respectivo que se intente contra decisiones dictadas sobre asuntos referidos a la
materia señalada, ya que, por imperio de su misma ley de creación, tal
competencia la tiene naturalmente atribuida.
Buenos Aires, 1971. Carnelutti, Francesco. “Instituciones del Proceso Civil”. EJEA,
Buenos Aires, 1956. Micheli, Gian Antonio. “Derecho Procesal Civil”. EJEA, Buenos
Aires, 1970. Redenti, Enrico. “Derecho Procesal Civil”. EJEA, Buenos Aires, 1957, entre
otros. En España; Pietro Castro, Leonardo. “Derecho Procesal Civil”. Librería General,
Zaragoza, 1955. Guasp, Jaime. “Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil”. Aguilar,
Madrid, 1947. Fiaren Guillén, Víctor. “Doctrina General del Derecho Procesal”. Bosch,
Barcelona, 1990. Ramos Méndez, Francisco. “El Sistema Procesal Español”. Bosch,
Barcelona, 1997, entre otros; En Argentina: Palacios, Lino. “Manual de Derecho Procesal
Civil”. 12° ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1996. Alsina, Hugo. “Derecho Procesal”.
Ediar, Buenos Aires, 1956 entre otros.
29
Longo, Paolo. “La Jurisdicción”. Tesis de grado (en elaboración) para optar al título de
magister scientiarum en derecho procesal. UCAB. 1999.
138
Sugerir la posibilidad de abstraerse de la realidad, para desconocer el
sentimiento de defensa que se descubre en la esencia del hombre,
pasa, necesariamente, por considerar que más allá de lo humano,
cada ser animado de la naturaleza, quizás no en forma de sentimiento,
pero si de indiscutible instinto, también conoce la institución de la
defensa. En otras palabras, pretender extraer de la humanidad el
sentido de la defensa, es tanto como pretender desnaturalizar su
esencia misma, de modo que se convierta en otra cosa, cualquier otra
cosa, menos en humanidad.”
“Sin embargo, como ocurre con casi todas las conductas hominis, la
defensa se enfrenta, por lógica derivación conceptual, con otra
manifestación humana: la agresión; es decir, desde un punto de vista
puramente teorético, la defensa es la antítesis de la agresión; de lo
cual, se concluiría, si no se produce esta última, no debería existir la
primera; y entonces, la defensa sin agresión, sería, en realidad, más
que una defensa, una verdadera agresión. No es extraño que los
conceptos teóricos, más aún si lo son en aquellas ciencias no
naturales, ni exactas, se compliquen desconcertantemente en la
práctica, tal como se hacen en extremo complejas las adaptaciones
normativas, y por tanto deontológicas, cuando se las debe aplicar a los
supuestos de lo acontecido, en la crudeza de lo ontológico; de allí que
no tengan casi nunca un límite claro y que, al contrario, se las
desdibuje en sus dimensiones conceptuales.”
139
como se veta la agresión, y en el tránsito del poder natural de “todos
los hombres” hacia el poder político y jurídico del “Estado”, la defensa
de cada uno de los hombres la promete el Estado mismo, ofreciendo la
tutela necesaria que sustituye la natural necesidad de defenderse y
que no es posible obviar en la esencia humana. Con el Estado, en el
mismo instante de su nacimiento, se concretiza, a su vez, ni antes, ni
después, la supresión del derecho natural a la defensa, y es este acto
de despojo, de sacrificio en lo individual, para beneficio de lo social,
que está contenido dentro del ámbito de la facultad jurisdiccional, el
que determina, según los términos en los que se la ha venido
analizando, que la misma entraña un verdadero poder, inmediato y
directo.”
140
“Sobre esta transición se deben hacer otras consideraciones; y es que
si cada individuo conservara su fuerza esencial para contraponérsela a
su prójimo en recíproca contención, sería sencillo comprender porque
el Estado se la suprimió en su dimensión más ruda, para obsequiársela
al mismo tiempo en versión de tutela jurídica. Se señalaba antes que,
en realidad, parece un acto de sumisión, de despojo, de supresión
respecto a un derecho natural, el de la defensa; pero, si se observa
bien, la defensa, lejos de reducirse o limitarse, menos de prohibirse, se
hace algo más que un sentimiento, mucho más que un mero instinto,
formas originales en las que se la conoce en la condición humana,
para convertirse en una institución del Estado, en un derecho que el
mismo garantiza, en un principio social, político y jurídico. Pudiera
decirse correctamente que la defensa, en ese tránsito de “Pueblo” a
“Estado”, desde el punto de vista objetivo, permanece inalterable; no
obstante, en ese mismo camino, desde una óptica subjetiva, se
transmuta, pasando de ser un sentimiento de cada hombre o instinto
de la especie, a un derecho, una garantía y un principio que ahora
corresponde al Estado asegurar.”
141
constituye, concede, también por acto constituyente, originario y no
derivado, a “cada hombre”, el poder de la acción, como poder
correlativo al de la jurisdicción, para promover su actuación, para instar
su ejercicio, para relacionarla indisolublemente con el poder que ejerce
jurisdiccionalmente el Estado, de forma que siempre que actué el
poder de la acción, tenga que estar presente el poder de la jurisdicción,
y viceversa, siempre que se ejerza el poder de la jurisdicción esté
presente el poder de la acción.30 En esta dirección, existe jurisdicción,
como supresión de la auto defensa, por la misma razón que existe la
acción, como poder de procurarse la tutela pública ofrecida por el
Estado; ambos son poderes públicos, el uno, de los órganos del
Estado, el otro, de los sujetos de derecho; igualmente, ambos poderes
correlativos nacen por el mismo acto inicial, originario y constituyente
del Estado. Se trata, pues, de facultades constitucionales, cuya fuente
es el mismo diseño del Estado, en el que, entre muchas otras cosas,
tal como se anticipó, se protegen las instituciones en ella consagradas;
ese es el caso de la "jurisdicción", o de la "acción", y de otras
vinculadas en inexorable relación de pertenencia con ellas, caso del
"proceso", elementos de un sistema que las envuelve en un todo
interrelacionado e interdependiente, recogido en la misma carta
fundamental.”
30
Esta noción constituye el punto central de nuestra propuesta; la misma no será
desarrollada ahora; por lo pronto, valga mencionar, que es criterio del autor que la acción
y la jurisdicción no son conceptos aislables; que juntos y solamente juntos, pueden hacer
nacer al proceso; este último, el proceso es la manifestación dinámica o metanormativa
de la acción y de la jurisdicción. Existen procedimientos que nacen por iniciativa de parte
(por actuación de los sujetos que tienen el poder de la acción), como también existen
procedimientos que nacen por iniciativa del Juez (por actuación del órgano que tiene el
poder de la jurisdicción), pero el proceso que transcurre en ambos casos, jamás podrá
142
(art. 206 C); en la norma fundamental, el Estado venezolano consagra que “la
administración de justicia corresponderá a la Corte Suprema de Justicia y a
los demás tribunales que determine la ley orgánica”, con lo cual, sin lugar a
dudas, el propio diseño constitucional designó la exclusividad orgánica en el
ejercicio del poder de la jurisdicción, de modo que la investidura de los jueces con
competencia en la “protección del niño y del adolescente” es la misma que se
deriva constitucionalmente para cualquier otro juez, de cualquier otra
competencia.
143
interactuante y compleja, multipersonal y dinámica, en la que la
mayoría de las situaciones habían dejado de ser enteramente públicas
o enteramente privadas, quizás aceptando la fragilidad del lindero que
separaba una y otra inexistente frontera. El segundo "detonante" tiene
que ver con la desconcentración del poder, con la coexistencia de los
órganos que lo entrañan, con la sumisión de la voluntad humana,
especialmente la del poderoso, la del que gobierna, a una voluntad
institucional, objetiva, convenientemente suprema.”
144
Poder Legislativo lo constituyen, las Asambleas Legislativas de los
Estados, y las Cámaras Municipales, en los Municipios. Pero, además
de estos típicos poderes, el diseño de la Constitución que aún nos rige
(1961) prevé otros órganos de igual supremo rango, que no pueden ser
integrados a los poderes ya descritos; así ocurre con el Consejo
Nacional Electoral, con la Contraloría General de la República, con el
Ministerio Público y con el Consejo de Judicatura, órganos que
constituyen verdaderos poderes autónomos. Ahora bien, lo resaltante
de la estructura, volviendo a la jurisdicción, es que, por imperativo de la
Constitución, aquella función comprende también el control de los
actos del poder público, la condena del Estado como sujeto de
derecho, la derogatoria de las leyes por razones de
inconstitucionalidad, por sólo mencionar alguna, de manera que, sin
temor a exagerar, el Estado ha previsto distintos órganos que
constituyen auténticos poderes públicos, igualmente supremos, pero, al
asignarle la función jurisdiccional a uno de ellos, lo convierte en un
“primus inter pares”, algo así como un “poder más poderoso”, única vía
para garantizar la existencia misma del Estado. Luego, la regulación
normativa del País (poder legislativo), los actos de gobierno de la
administración (poder ejecutivo) y la propia estructura tribunalicia
nacional (poder judicial), cada cual en sus respectivas competencias,
se deben, en estricta sujeción, a los designios constitucionales que
determinaron el momento matriz del Estado, y de tales directrices,
precisamente la jurisdicción tiene a su cargo, por un lado, la solución
de los conflictos intersubjetivos de intereses jurídicamente
trascendentes, de los particulares entre sí y de estos con el Estado;
pero, por el otro, el control de la legalidad y de la constitucionalidad de
la actuación de la administración pública; esto es, de los demás
órganos; adicionalmente, es su atribución resguardar la integridad de la
propia Constitución; y finalmente, tiene la facultad y el deber de
145
controlarse a sí mismo en su proceder jurisdiccional, mediante el
sistema jerárquico que le distingue. De allí la supremacía de la función
jurisdiccional32 por mandato expreso de la Constitución.”
32
Es interesante confrontar las ideas de Chiovenda sobre la autonomía jurisdiccional;
señala el autor que aún en los Estado monárquicos, como el Italiano de sus tiempos, la
función decisoria de los jueces no se concebía sino independiente y especializada: “En
los Estado modernos, los jueces son funcionarios del Estado. La participación de
particulares no retribuidos por el Estado en la administración de justicia, sólo se admite
dentro de determinados límites: comerciantes en los tribunales mercantiles; patronos y
obreros en los juicios de trabajo; ciudadanos particulares en los tribunales especiales
(núms. 166, 167); jurados asesores en materia penal (en Inglaterra, también jurados
civiles, en lenta decadencia). Pero si en los Estados monárquicos, como el Italiano, los
jueces se presentan como funcionarios instituidos por el Rey y sentenciando en su
nombre (Cód. Proc. Civ., art. 54; Constitución art. 68, citado), no representan la persona
del Rey, no son delegados del Rey para administrar justicia; el Rey mismo no puede
administrarla; los jueces son órganos autónomos del Estado”. Chiovenda, Giuseppe.
“Instituciones de Derecho Procesal Civil”. Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954,
Vol. II, p. 3.
146
misma claridad, está destinado al control de los entes de la administración pública
o de las organizaciones privadas que se desenvuelven en campos relacionados
con la atención de menores, sin olvidar su expresa función en resguardo de los
derechos y garantías constitucionales que consagran la Constitución en general y
que reinserta la ley en forma especial.
De hecho, en la ley que se analiza, en no pocos casos, se puede prever que ante
la ocurrencia de determinadas situaciones dignas de tutela, no será fácil
establecer la asignación de competencia entre tribunales que recíprocamente se
disputen la atribución cognitiva de un especial asunto en el que estén implicados,
al mismo tiempo, intereses de menores con intereses de mayores, lo cual,
aunado a la especialidad estructural de los tribunales de protección del niño y
33
Sentencia de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, del 22 de
mayo de 1996, expediente 11096, sentencia N° 328.
147
del adolescente, traería como consecuencia que, por no existir un juzgado
superior común que pueda resolver los conflictos de conocer, los mismos deban
ser resueltos por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia.
148
cada una de las mencionadas pretensiones, aún existiendo entre ellas razones de
conexidad, de accesoriedad o de continencia, no serían en ningún caso
acumulables por virtud de su exclusión procedimental.
149
Como se observa, el procedimiento judicial de protección es un trámite
versátil, por cuyo intermedio se tramitarán los asuntos que interesan al menor,
siempre que se haya intentado una acción judicial de protección, o siempre
que sea necesario controlar la actuación de los entes administrativos del
sistema de protección del niño y del adolescente.
150
constitucional que detenta cada sujeto de derecho, correlativo al poder de la
jurisdicción, que conocemos con el nombre de “acción”.
Así las cosas, la “protección de los derechos colectivos” de los niños y de los
adolescentes es un interés jurídico típico, especialmente reconocido por el
ordenamiento jurídico, cuya postulación ante la autoridad jurisdiccional está
sostenida sobre la idea de la “tutela de los intereses difusos”. Por ello, no
creemos muy apropiada la asimilación con el concepto de “recurso” que se
presenta en la ley, puesto que, con base en la noción de “interés jurídico”
típicamente reconocido, lo que se desprendería del ejercicio de la acción sería, ni
más, ni menos, que la postulación de una pretensión de protección, dirigida al
órgano jurisdiccional, con la finalidad de obtener la tutela judicial de algunos de
los derechos colectivos consagrados a favor de los niños y de los adolescentes.
34
Cfr. Véscovi, “Teoría General del Proceso”, Temis, Bogotá, 1984. También
confrontar estudio del mismo autor y mismo editorial, sobre los recursos en la legislación
comparada latinoamericana.
151
entonces, tomar forma procesal de pretensión o de recurso, o de cualquier otra
de sus expresiones, de allí que, en sentido técnico procesal, lo que aparece
definido en el artículo 276 de la ley, ciertamente es una manifestación procesal
del poder jurídico de la acción que se expresa en forma de pretensión y no de
recurso “strictu sensu”.
En todo caso, partiendo de los principios generales analizados, existe una plena
justificación sistemática de lo que el legislador ha denominado “acción de
protección”, pues el interés superior que se consagra en la categoría subjetiva
de los niños y de los adolescentes no tendría eficacia alguna si sólo se reduce
la regulación normativa del sistema a las relaciones jurídicas subjetivamente
determinadas, dejando de lado aquellas otras de naturaleza impersonal o
transpersonal. Esto tiene una trascendencia particular, toda vez que, en todo
proceso, siempre se entrelazan tres niveles de “interés” igualmente importantes,
pero distintamente constituidos. Por un lado, existe el “interés jurídico directo y
personal” de las partes materiales de la causa, del que se deriva la posición
activa o pasiva de los sujetos involucrados, respecto de la pretensión que se
deduce y, por tanto, la legitimación para sostener el juicio. Un segundo interés
jurídico, también personal y directo, pero derivado, subsiguiente o sobrevenido, es
el que corresponde a los terceros inicialmente extraños al proceso, a quienes se
les conmina incursionar en la causa pendiente o a quienes se admite a participar
en la misma, si voluntariamente acusan su propósito de intervenir. Estas
modalidades de interés están cercanamente conectadas con la noción jurídica de
la acción, de allí que nos permitimos hacer uso de la mejor doctrina 35 para
profundizar un poco más:
152
derecho invocado; el objeto de la litis es el bien al cual se dirige el
interés de las partes; la pretensión es la exigencia (manifestación
de voluntad) de la subordinación de un interés ajeno al propio. El
proceso es el instrumento judicial para la solución de la litis: ésta
es un contenido o supuesto y aquél su continente o expresión.
Son elementos del proceso: las partes (actora y demandada) y el
juez, que constituye los sujetos; el elementos objetivo es el
conjunto de actividades que éstos desarrollan hasta la sentencia
inclusive. Ordinariamente la litis es extraña al juez y de allí que
esas actividades comprendan dos aspectos: el de investigación y
el de apreciación. Como no es posible que el juez vaya en busca
de la litis sin volver a los tiempos de la inquisición, sino que son
las partes quienes deben poner la litis en presencia del juez, a
ellas corresponde la formación de los hechos y la aportación de la
prueba. Al juez, en cambio, corresponde la función de apreciación
en la sentencia. En consecuencia, toda esa actividad que las
partes despliegan durante el proceso y que se inicia con la
demanda, constituye la acción, palabra que deriva precisamente
de actividad, que supone movimiento. La acción es un derecho
independiente del derecho material y su objeto es provocar la
actividad jurisdiccional.”
Conforme al criterio que antecede, para poder actuar en el proceso hay que
pertenecer a la litis que le da nacimiento y esa correspondencia se determina a
través del interés del que nos hemos ocupado.
35
Alsina, Hugo. "Derecho Procesal". 2 ed. Vol. I, Ediar, Buenos Aires, 1957.
153
ejercicio estadal del poder de la jurisdicción. Por supuesto, no son pocos los
casos en los cuales el ordenamiento jurídico reconoce este interés general o
público, posibilitando que la iniciativa procesal o la actuación frente a la
jurisdicción sea ejercida por alguien que no sea el directo y personal interesado,
ya que, en la particularidad del asunto que se trate, las razones que justifican la
tutela judicial no se agotan en la esfera patrimonial o en los límites del fuero
subjetivo de quienes están implicados, sino que, irremediablemente, el objeto
jurídico que se ventila en el proceso es del interés “meta personal” o colectivo;
ejemplos de lo anterior lo constituyen, dentro del campo penal, aquellos delitos de
36
“acción pública” ; dentro del ámbito de la actuación del Estado, la impugnación
de los actos administrativos de efectos generales; dentro de la conformidad
legislativa, el control concentrado de la constitucionalidad; y así en no pocas
situaciones.
36
Gozaíni, Oswaldo Alfredo. “La Legitimación Para Obrar y Los Intereses Difusos”.
En “Derecho Procesal en Víspera del Siglo XXI”, Ediar, Buenos Aires, 1997.
37
Ibídem.
154
constitucionalismo liberal de fines del siglo XVII y se consolida en los inicios
del siglo XIX, con los derechos individuales. La entrada al proceso viene
determinada por “alguien” a quien se conoce , se personaliza, y obre el que
se proyectan los requisitos de acreditar la pertenencia exclusiva del derecho
invocado (legitimación ad causam). Por supuesto, también sobre él, los
ordenamientos procesales requieren que la pretensión esbozada lo
encuentre en una relación de causalidad suficiente y adecuada con los
hechos que presenta. El tránsito de la defensa de las individualidades que
tipificó buena parte de los códigos de fondo, hacia la tutela de los derechos
difusos, obedece a distintas contingencias. La transpersonalización
caracteriza la tutela que confieren, de forma tal que la dimensión del grupo
subjetivo es lo que determina la verdadera noción de difuso o colectivo, pues
entre ambos, hay cierta identificación que confunde y corresponde
esclarecer. El derecho o interés difuso se identifica por corresponder a los
sujetos de un grupo indeterminado. Mientras que los derechos de incidencia
colectiva (para adoptar el signado de la Constitución Nacional) reconocen y
definen un sector particular del gravamen. Por ello, resulta más correcto
hablar de derechos o intereses cuya pertenencia es difusa o colectiva. En el
primer grupo hallamos aquellos derechos que no tienen un titular efectivo,
sino varios que tienen, algo así, como cuotas indeterminadas del interés que
persiguen (V.gr.: medio ambiente, ecología, salubridad, etc.). Mientras que
son colectivas los que pueden protegerse a través de asociaciones o grupos
que asumen la representación correspondiente del interés agraviado (V.gr.:
derechos del consumidor, defensa de la competencia, discriminación, etc.).”
155
los retos del nuevo tiempo, se dirige hacia la apertura de un mayor campo
de acceso a la tutela judicial; así lo corrobora la siguiente opinión38:
38
Rangel Dinamarco, Cándido. “El Futuro del Derecho Procesal Civil”. En XV
156
llevan a actitudes pasivas frente a lo inocuo de ciertas decisiones. Lo
anterior, asociado al indeseable estancamiento de las legislaciones, genera
un comportamiento responsable por la debilidad de la justicia y por la
generalizada insatisfacción frente a ella. La tutela jurisdiccional que las
personas vienen a buscar en el proceso no siempre se consuma con la
vigencia de una sentencia que juzgue las pretensiones compuestas de las
partes. Tutela es protección, y consiste en la mejora que el litigante
vencedor recibe en su situación jurídica deducida en el juicio, de modo que,
terminado el proceso, él se encuentre en su vida común en relación con el
otro litigante y los bienes controvertidos, en situación mejor de aquella en
que se encontraba antes del proceso. Hay sentencias aptas que conceden
por sí mismas la tutela a quien tiene la razón, caso concreto de las
constitutivas y las declarativas en general (entre estas las que juzgan
improcedente la demanda tutelando lo demandado). También existen las
que dejan la situación aún no definida, sin eliminar el conflicto jurídico que
vincula a los litigantes. Tal es el caso de las sentencias condenatorias, y de
modo más agudo entre ellas las que condenan por obligaciones de hacer o
de no hacer. Este el campo en que mejores y más eficientes medios tiene el
obligado para proseguir en su resistencia a la pretensión del acreedor y al
mandamiento contenido en la sentencia judicial. En general los sistemas
procesales –y los de América latina no constituyen la excepción- se
caracterizan por su tendencia al conformismo, optando por extrema facilidad
por la conversión del objeto de la obligación en pecuniaria y renunciando a
la ejecución específica. Se trata de una opción de orden pandectístico
alimentada en el mundo latino por ciertas disposiciones del derecho francés
y reiterada por vía jurisprudencial, que chocan con el desiderátum de
plenitud que indica la tutela jurisdiccional. En contra de esta orientación se
pronunciaron Giuseppe Chivenda y Piero Calamandrei, quienes partieron del
presupuesto de que en la medida de lo posible el proceso debe proporcionar
157
a quien tiene la razón todo aquello y precisamente aquello que él tiene
derecho a obtener. La victoria de esta posición doctrinaria aún no se ha
materializado, sin embargo, en disposiciones legislativas y en orientaciones
jurisprudenciales que de modo objetivo y enérgico autoricen medidas
capaces de remover las resistencias y omisiones ilegítimas, se puede lograr
la efectiva ejecución específica en esta materia.”
158
casos de objetiva necesidad de tutela? Las anteriores son preguntas que
encuentran respuesta en el derecho que está más allá de la ley, en el derecho
que vive en la conciencia de los hombres, en el sentido jurídico que acompaña
nuestra esencia. Y esa respuesta no hace sino confirmar el propósito del régimen
de legitimación, dirigido a evitar el abuso de la protección, lo cual dista
grandemente del hecho de restringir la protección necesaria, si no se cumple con
la legitimación prevista.
El papel del juez es determinante, pues en definitiva será el órgano facultado para
calibrar en el justo sentido esta modalidad de legitimación, en función de cuanto
hemos señalado, toda vez que, según los términos expuestos por el legislador,
escapan de la acción de protección los aspectos patrimoniales, dada su
reservada finalidad para imponer sólo obligaciones de hacer o de no hacer.
39
Silgueiro Estagan, Joaquín. “La Tutela Jurisdiccional de los Intereses Colectivos a
través de la Legitimación de Grupos”. Dickinson, Madrid, 1999, p. 23 y ss.
159
Al dedicarse a la revisión de cuanto acontece en el derecho comparado, el autor
señala, por ejemplo, que “la problemática de los intereses difusos o colectivos ha
tenido una amplia repercusión entre los autores italianos” y que “por su parte, la
jurisprudencia de la Corte di Cassazione entiende por intereses difusos aquellos
en los que el objeto no es apto para ser considerado en el ámbito exclusivamente
personal, por lo que son referibles no al sujeto como individuo sino como miembro
de una colectividad más o menos amplia, coincidente como máximo, con la
generalidad de los ciudadanos. En otras ocasiones, el mismo tribunal entiende
por intereses difusos aquellos jurídica e individualmente tutelados,
simultáneamente referibles a una pluralidad de sujetos.” En el análisis doctrinario
de la fuentes itálicas, el investigador descubre que para un grueso sector, hasta
ahora, los intereses colectivos no son algo distinto, cuanto menos en lo procesal,
de los intereses difusos, a pesar de que en el panorama jurídico del mencionado
País se evidencia una tendencia marcada a aceptar mayor especificación en las
diferentes categorías de intereses. De hecho, no esconde el autor que en la
actualidad “goza de un amplio reconocimiento doctrinal la distinción entre
intereses colectivos y difusos, requiriendo aquellos una mayor concreción al venir
referidos de un grupo con la suficiente estructura organizativa para hacer valer
ese interés hacia el exterior y gestionarlo internamente. Por el contrario, los
intereses difusos harían referencia preferiblemente a los individuos o, como
mucho, a lo que CORASANITI denomina formaciones sociales «allo stato
diffuso», es decir, aquéllas que se encuentran todavía en fase de tomar
conciencia de sí mismas (autoconciencia de clase) y de distinción en el seno de la
colectividad general.”
160
“Para unos autores la diferencia entre intereses difusos y
colectivos se deriva de que los segundos se refieren a un grupo
organizado. Para otros, lo fundamental es la indivisibilidad del
bien objeto del interés y su utilización simultánea por una
pluralidad de personas. Esta última, pese a no ser la tendencia
mayoritaria en la doctrina italiana, resulta preferible, debido a que
lo fundamental de este tipo de intereses, difusos o colectivos, es
su ejercicio a nivel de grupo y, siempre que se acredite su
existencia social efectiva, es indiferente su grado de
organización.”
En todo caso, tal como ocurre en la mayoría de los ordenamientos jurídicos, esta
disparidad conceptual se hace patente en el ejercicio de la tutela judicial que
merecen tales intereses de grupo, sean colectivos o difusos, si es que, al fin de
cuentas, se logran deslindar ambas categorías y los problemas se dirigen a
aquellas situaciones inherentes a la admisión de aquellas pretensiones que tienen
por objeto la tutela jurisdiccional de dichos intereses.
161
por el cedazo de las reglas que sobre capacidad procesal y legitimación se
establecen en las legislaciones procesales.
Para sortear este obstáculo, siempre teniendo en mente que la inclemencia del
“ius positivismo”, bien pudiera ser el verdugo del derecho, cuando a este se le
considera en su afán de hacerse vehículo de la justicia, la actividad de
juzgamiento que tiene atribuida la jurisdicción se erige en el fiel de la balanza que
determina cómo deben aplicarse tales reglas de legitimación, de modo que al
tiempo de defenderse frente a un posible abuso en la petición desordena y
reiterada de tutela, no se dejen huérfanos de protección aquellos intereses que
trascendiendo de la singularidad de sus titulares se hacen grupales, sin dejar por
ello de ser, en justicia y en derecho, absolutamente tutelables.
40
Grasso ... citado por Silgueira, ob cit. P 31
162
Si comparamos la trilogía de sistemas con la regulación de nuestra ley, no será
difícil comprender la inclinación filosófica que ha inspirado la misma, ya que, por
un lado, se asume el concepto genérico de intereses de grupo, sin escindir los
colectivos de los difusos –como lo intentan las más modernas ofertas doctrinales-,
pero, por el otro, se legitima a órganos del poder público, a instituciones públicas
destinadas al servicio de niños y adolescentes, y a asociaciones privadas que
dispensan iguales servicios minoriles. En términos llanos, entonces, se ha optado
por un sistema mixto, gradual, intermedio, que se ubica lejos de la absoluta
individualidad y no sólo en la reserva de la gestión oficial.
Con lo anterior, sin duda, creemos que se ha regulado legalmente la materia con
vista a la intervención estelar de los órganos judiciales, detentadores del poder y
de la responsabilidad de establecer en cada caso, conforme a las normas
indicadoras, si se encuentra cubierto el requisito de la legitimación. Esta
necesidad de determinación de la cualidad procesal será simplemente
“secundum legem”, si se trata de órganos u organizaciones de las legalmente
señaladas; en cambio, lo será “praeter legem” cuando, sin llegar a los extremos
de consagrar la legitimación universal –a todos por igual- se permita sostener la
petición a quienes por razones objetivas, acreditables, en singular comparecencia
o en plural actuación, resulte que es mucho más perjudicial no conceder la
posibilidad de tutela que ofrecerla efectivamente.
De esto se han ocupado otros países, y para no escapar aún de los interesantes
aportes italianos, bien ilustrativo resulta observar algunas conclusiones de su
jurisprudencia, por virtud de la cual se ha perfilado una serie de criterios 41 que
ayudan a valorar la legitimación de sujeto procesal, colectivamente considerado.
Tales criterios son los siguientes: la localización territorial, de manera que el
juzgador pueda saber, desde la misma postulación de la pretensión, el ámbito
espacial dentro del cual se circunscribe la afectación del interés o el objeto sobre
el cual recaería la tutela solicitada, con lo cual, efectivamente, se tendría un
41
Silgueiro, ob cit p 32
163
primer índice de orientación en la precisión del tipo de interés. Luego, se debe
examinar la adecuación con los fines estatutarios, a los efectos establecer si el
ente que actúa lo está haciendo por expreso acatamiento a su razón de ser, caso
de las asociaciones constituidas para la defensa de determinados intereses
grupales o por categorías. Posteriormente, la efectiva representatividad y
exponencialidad, elemento este de inmensa importancia en la determinación de
la naturaleza del interés deducido, toda vez que el mismo, o bien estaría
delimitado por un alcance más o menos determinable, pero ciertamente cobijado
por la representación acreditable de un grupo organizado o semiorganizado; o
bien pudiera estar caracterizado por una dimensión expansiva, difícil de
determinar con precisión e imposible de ser asumida con certeza por la
representación grupal o asociativa. Por último, la institucionalización y
publicación del interés, dicotomía que permite ubicar a un tipo de interés que ha
sido explícitamente asumido como bien tutelable por órganos del poder público,
entes asociativos con fines públicos o asociaciones privadas, como de naturaleza
colectiva, dado que el interés cuya protección se pretende ha alcanzado
socialmente un nivel institucionalizado; y a un tipo de interés que se publicita en
un momento dado y que alcanza proyecciones transpersonales, sobrepasando en
su impacto o efectos, incluso, a las asociaciones o entes se ocupan
institucionalmente de otros intereses.
A los efectos de nuestra novel regulación legal, se nos antoja muy conveniente
esta formula de indagación apriorística del juez con competencia en la protección
del niño y del adolescente, por medio de la cual, en valoración prudente y
sosegada, puede llegar a establecer el tipo de interés, colectivo o difuso, sobre
el que se le demanda la respectiva tutela judicial de protección, tarea preliminar
indispensable que le permitirá aplicar correctamente las instituciones de la teoría
general del derecho procesal y del sistema jurídico minoril en el justo equilibrio;
esto es, conjugando los extremos de legitimación y acceso a la justicia, todo ello
en obsequio a una deseable tutela judicial efectiva.
164
Esta tendencia parece extenderse hacia otros países de Europa 42. Por ejemplo,
en el Derecho alemán, en el cual, si bien no existe un reconocimiento explícito de
las acciones de grupo, “ello no ha impedido que se admitan instituciones con el
objeto de resolver simultáneamente varias reclamaciones individuales, con una
incidencia, mayor o menor, en la defensa de intereses supraindividuales”. Entre
estos medios, la doctrina germana distingue “entre los que sirven a la defensa de
intereses individuales, por más que puedan afectar a varios y sean por ello
plurisubjetivos, (litisconsorcio, acumulación subjetiva de causas, procesos
concursales, intervención voluntaria o forzosa de terceros, etc), de aquellos otros
que tutelan intereses colectivos; La diferencia estriba que en Alemania, los
intereses de grupo43 reconocidos expresamente son de naturaleza colectiva, cuyo
ámbito subjetivo está constituido por colectividades más o menos organizadas, de
modo que todavía no están resueltos los inconvenientes procesales de los
intereses difusos, aún cuando la legislación de ese País prevé una acción popular
objetivamente casada con determinadas situaciones, fundamentalmente de lesa
constitucionalidad.
Finalmente, en esta larga glosa a la obra del Dr. Silgueiro 44, nos podemos referir
a las “acciones de clase” o «class actions» del derecho anglo americano, que
constituyen un medio de obtención de tutela jurisdiccional basado en el poder
procesal reconocido a un individuo para actuar en nombre propio y en el de otras
personas similarmente situadas, siempre que constituyen una clase o categoría
subjetiva. Señala el autor que “esta institución ha obtenido proyección legislativa,
tanto en las normas procesales federales («Federal Rules of Civil Procedure»)
como en la normativa de los estados federados, alcanzando una gran importancia
dentro del sistema procesal estadounidense”.... la misma “pretende servir de
solución a litigios complejos y con pluralidad de partes, superando una visión
individualista de los perjuicios”. Nótese que, coincidentemente con los criterios
42
Ibídem
43
Ibídem
44
Ibídem
165
antes reportados de otros ordenamientos jurídicos europeos, “en cuanto a los
requisitos de las «class actions», la Federal Rule 23 exige para que uno o más
miembros de una clase puedan demandar o ser demandados como partes
representativas:
Resulta necesario advertir que en el caso del Derecho de los Estados Unidos de
Norte América, las “acciones de clase” tienen un inobjetable carácter colectivo,
expresado, además, en la exigente noción jurídica de la representatividad, lo cual
ha destinado a las «class actions» a servir como medio de solución procesal de
litigios subjetivamente complejos. Según la fuente que hemos consultado 45, su
razón de ser se basa en claros principios de justicia y eficacia del sistema judicial.
“En primer lugar, el de la representación adecuada, que no sólo configura un
requisito básico sino que además concilia la acción de clase con las exigencias
del «due process», entre nosotros el debido proceso, es decir, con el sistema
constitucional de garantías. Y, en segundo lugar, la protección de los ausentes,
pues la ausencia de organización de los entes sin personalidad jurídica no puede
eludir el necesario respeto de los derechos de quienes no actúan como partes.”
166
justicia formal que reclama el hecho social incontestable de la colectivización de
los intereses, que en su evolución continua, ahora más acelerada que nunca,
encuentra un nuevo reto, también inexorable, en la problemática de los intereses
supra colectivos o difusos.
45
Ibídem
46
Remitimos a las consideraciones contenidas en el acápite 3, sobre la legitimación.
167
protección y a aquellos representantes de intereses colectivos o difusos,
ciertamente “legitimados”, mas no, estrictamente, titulares del interés.
47
Cfr. Aragoneses, Pedro. “Proceso y Derecho Procesal”. Editoriales de Derecho
Reunidas, Madrid, 1999 p 351; en su obra, a propósito del diseño de procedimientos
novedosos, asentando la idea de un imposible modelo universal, señala: .......En la
medida en que se estructure la satisfacción del interés pretendido con una aproximación
esencial al tipo ideal de estructura de satisfacción coactiva e imparcial que constituye el
proceso, nos encontraremos con un tipo al que corresponde propiamente tal
denominación, mientras que cuando se desvién de ese tipo ideal, la satisfacción se
realizará generalmente por medio de una estructura de autotela estatal más o menos
disfrazada.
168
de carácter alegatorio y determinativa de la cuestión objeto de la solicitud, que
corresponde tanto a las partes como al tribunal. Durante la misma, no sólo se ha
de presentar la solicitud, sino también los “antecedentes” de los que se
disponga, lo cual incluye la anticipación de cuantos medios objetivos de prueba,
de los que tengan vocación de plenitud y de las que sólo pudieran alcanzar rango
indiciario o presuntivo. El solicitante lo tendrá que hacer con su petición; al
solicitado, llamado por el legislador “requerido”, dentro del plazo de tres días
después de su citación. Por su parte, el Juez, debe ordenar la realización de
todas aquellas diligencias que posibiliten la mejor determinación del objeto sobre
el que recae la solicitud.
Como se denota, existe ciertamente una clara iniciativa procesal de parte, por vía
de quien resulte legitimado, pero en la formación del objeto procesal, a la
concurrencia del sujeto pasivo de la pretensión, se suma la facultad-deber del
juzgador, de interesarse en la obtención de las circunstancias que rodean a la
situación fáctica de la que ha nacido la eventual necesidad de protección. Esta
asignación de labores investigativas, de formación del objeto de la causa, que se
atribuyen al juez, también representa un punto de actualidad en la discusión
doctrinaria acerca de las facetas del juez al que, a más de su papel indiscutido
como órgano de fallo, de decisión, se le conceden adicionalmente otras funciones
de indagación, para provocar en su actuación, probatoriamente activa, hasta la
obtención del medio de acreditación.
48
Cfr. Vasquez Sotello, José Luis. “Perspectivas del Proceso Civil”. Bosch, Barcelona,
1998.
169
investigación circunstanciada y la carga de acreditarla en el proceso a través de la
postulación probatoria.
170
interesados, si es que no han ejercido personalmente su acción, con el juez. La
finalidad es escuchar los alegatos, presentar y apreciar las pruebas, controlarlas y
contradecirlas en justa reciprocidad, concluir sobre sus posiciones 49, obtener
acuerdos, y de ser estos posibles, impartirles su homologación.
49
Cfr. Peyrano, Jorge (con Chiappini , Julio). “El Proceso Atípico”. Universidad, 1985, p
26: Los autores, pensando seguramente en situaciones de evidente inmediación, cuando
el juez está entremezclado con la realidad del juicio en tiempo presente, así como ocurre
con la audiencia del juicio que se analiza, en cuanto a la misión apreciativa de la prueba,
hacen las siguientes consideraciones: “Y ya que estamos hablando de las pruebas
valoradas a priori por el legislador, conviene traer a cuento que precisamente la teoría de
la apreciación conjunta de la prueba representa una de las vías de escape (de origen
pretoriano) concebidas para paliar la rigidez del susodicho sistema de apreciación
“tasada” de la prueba. El interés en practicar un análisis conjunto de la prueba producida
se funda tanto en el hecho comprobado de que raramente una sola observación o
experiencia son suficientes para llegar a una conclusión cierta. El tribunal debe
“seleccionar las pruebas idóneas y apreciar la concordancia o discordancia que ofrezcan
en correlación con las circunstancias de la causa, sin tener en cuenta de quién partió la
iniciativa para su incorporación”; y también ponderar que “las pruebas en general no son
susceptibles de fraccionarse para que la parte que las invoca aproveche lo que le es útil y
deseche lo que la perjudica”. Constituye una verdadera regla procesal aquella según la
cual “los tribunales no están compelidos al sentenciar las causas, a resolver todas las
cuestiones propuestas, a analizar la totalidad de los elementos de convicción colectados
y a ponderar todos los argumentos vertidos; siendo bastante con que diluciden y
ponderen aquellos que consideren conducentes a la adecuada solución de la
controversia. Quizás la difusión de la “apreciación conjunta de la prueba” contribuya a
eliminar el susodicho mal cartel de que adolece la judicatura civil, habida cuenta que la
aplicación de los lineamientos que hemos expuesto involucra –sin duda- un sutil examen
del material probatorio”. En este mismo sentido, Cfr. Walter, Gerhard. “Libre Apreciación
de la Prueba”. Temis, Bogotá, 1985, p 347. El autor, a este respecto, enseña lo siguiente:
“Ese derecho a la prueba sólo estará salvaguardando si los medios de prueba no están
sujetos a un numerus clausus; muy por el contrario, exige fundamentalmente un principio
“open end” de argumentos. Estrecha conexión con esto guarda también la consecuencia
de que el legislador no puede excluir un medio de prueba dudoso (parte, testigo
interesado, etc.) de antemano, si no quiere vulnerar el derecho a la prueba. Aquí entra en
juego el principio de la libre apreciación. El derecho a la prueba exige que esos medios
dudosos queden librados en el caso concreto al parecer del juez. La libre apreciación de
la prueba está amparada por la constitución, aunque sea sólo en forma indirecta, en
cuanto no le pueden ser arrebatados a discreción posibles argumentos de prueba. Para
cada caso es necesario dar una legitimación especial, comparar valorativamente los
derechos de colisión, y hay que establecer diferencias según los distintos
procedimientos”.
171
diez (10) días siguientes, con lo cual, claramente, se faculta al juez para
establecer el día y la hora en la que la misma tendrá lugar; sin embargo, no se
precisa desde que momento procesal comienzan a contarse los mencionados
diez (10), ¿desde que se ordena notificar al requerido (lo que seguramente será
con el auto de admisión de la solicitud)? ¿lo será desde que este es
efectivamente citado? ¿o acaso se contarán desde que conste en el
procedimiento la citación?.
172
órganos se hubieren abstenido de dictar. Esta forma de regular la potestad
jurisdiccional en su momento culminante, por su restrictiva dimensión, puede
significar que el juez deberá “confirmar”, “revocar” o “modificar” las medidas
dictadas por los Consejos de Derecho o por los Consejos de Protección, en tanto
conozca de las solicitudes que se le presenten de conformidad con lo previstos
por los literales “b” y “d” del parágrafo tercero del artículo 177; mientras que podrá
“suplir” la inercia o abstención de pronunciamiento de los citados entes, en los
casos del literal “c” del mismo parágrafo y artículo.
173
protección contra hechos, actos u omisiones que amenacen o violen
derechos colectivos o difusos” (parágrafo quinto, art. 177).
De tal manera, si se analiza con detenimiento, la sentencia del juez que conoce
de algún procedimiento judicial de protección, ciertamente podrá confirmar,
modificar o revocar la medida que haya podido dictar algún órgano administrativo
del sistema, o suplir la abstención en que haya incurrido alguno, pero,
adicionalmente, en los casos citados en el párrafo anterior, no cabe duda acerca
de la mayor amplitud que puede llegar a tener la decisión; luego, en las
solicitudes que tengan por objeto evitar la desobediencia a dictámenes
administrativos o la satisfacción de intereses afines, o la tutela proteccionistas de
intereses de grupo, la sentencia tendría una amplitud mucho mayor que la
consagrada en la norma antes analizada.
50
En España, en la inminente Ley de Enjuiciamiento Civil Española, se dispone que la
sentencia definitiva dictada en el juicio ordinario en primera instancia,
174
búsqueda de modelos que se acerquen al desideratum de una verdadera tutela
judicial efectiva, se pronuncia por la abreviación del trámite y por el
fortalecimiento de la decisión de primera instancia. El soporte filosófico se
encuentra en la idea de hacer confiable en grado sumo a la sentencia del juez
que conoció en el primer grado de jurisdicción, verdadero artífice de la
inmediación; de otro canto, estadísticamente, en Alemania y España, sólo son
declaradas con lugar menos del 20% de las apelaciones 51; por estas razones, se
ha propuesto modificar el efecto típico de la apelación de las sentencias
definitivas y permitir que, pese a la apelación, se pueda ejecutar la decisión.
175
haya concluido en alzada y aún en el supuesto extraordinario de la revisión en
sede de casación, es el competente para ejecución de la sentencia
definitivamente firme.
Surgen, como fundamento certero, varios de los principios consolidados que rigen
la institución del proceso; entre otros, el de plenitud jurisdiccional, el de unidad del
proceso y el de unidad de jurisdicción.
52
La evolución de los procesos y los trámites judiciales es antigua. Cfr. Di Iorio, Alfredo.
“Lineamientos de la Teoría General del Derecho Procesal”. De Plama, Buenos Aires,
1997, p 4 y ss: “La importancia adicional del estudio del procedimiento en el derecho
romano radica en que el proceso actual, especialmente en legislaciones como la nuestra,
conserva aún instituciones derivadas de aquél. En la época más antigua se presentó la
defensa privada como derivación de la idea de venganza (autotutela). El paulatino
progreso de las comunidades espiritualizó el rudo mecanismo de las primeras épocas,
primero mediante la autocomposición y luego sustituyendo la actuación de las partes por
la de un tercero ajeno al conflicto. Luego, durante la República, y en la etapa de las
acciones de la ley (legis actiones) y luego en el procedimiento formulario, el
procedimiento que nace como arbitraje privado, se dividía en dos fases: a) In iure: ante
un magistrado (el pretor) con la finalidad de fijar los límites de la controversia, mediante
un acto de naturaleza contractual, la litis contetatio. b) Apud iudicium o in iudicium: ante
176
de tutela judicial efectiva, no es sorprendente que legislador haya dispuesto que
el “juez dictará las providencias de ejecución que fueren necesarias”,
surtiéndole de un amplio margen de actuación, limitado ciertamente por los
designios de su propio fallo, en atención a la efectividad del juzgamiento, sin el
cual, al final de cuentas, todo el sistema no tendría razón de ser.
Finalmente, no por falta de otros punto de interés sino por exigencias temáticas,
debe dedicarse un par de reflexiones a la disposición del artículo 326, cuyo
precepto, desafortunadamente, no es único ni novedoso en el ordenamiento
un juez privado (iudex) designado por las partes de común acuerdo con la finalidad de
resolver la controversia, pero sin imperium, es decir, sin la posibilidad de hacer cumplir su
mandato coativamente. En una segunda época de la historia romana, durante el
Imperior, desaparece la división del proceso en dos etapas reemplazado por el
procedimiento oficial de la extraordinaria cognitio. Todo se desarrolla bajo la dirección de
funcionarios y jueces estatales a quienes se transfiere la plenitud de la jurisdicción, con
atribuciones de impulso oficial y mayores poderes. Al desaparecer la necesidad de la
presencia del demandado, es posible la continuación del proceso en rebeldía. El
procedimiento es escrito y secreto. La sentencia final es impugnable por apelación y
recursos extraordinarios. Luego, el procedimiento formulario aparece otorgando un nuevo
concepto a las formas procesales, menos rígidas y más adaptadas a las condiciones de
vida antes desconocidas. Cuando se abandonó la formalidad de las instituciones
republicanas y se pasó a una forma de gobierno absolutista con un poder total del
emperador, al árbitro designado por las partes, fue reemplazado por un juez oficial,
desapareció la división del proceso en dos etapas, transformándose en un proceso
escrito, secreto, con mediación e impulso oficial. En proceso germano. La justicia estaba
puesta bajo el amparo de la divinidad, por lo que se recurría a ritos artificiales. La
sentencia la dictaba la comunidad, y el juez (el rey) se limitaba a dirigir el juicio. La
ejecución era privada. Luego en el período francio, como resultado del avance del poder
real, se desarrolló un proceso sobre la base de una autoridad judicial más fuerte, con
mayores poderes. Instituyó jueces a los funcionarios reales y los hizo participar en las
ejecuciones. Francia no escapó a esta evolución, y en el período antiguo el ordenamiento
procesal se caracterizaba por la diversidad y pluralidad de jurisdicciones. Se caracterizó
por la lentitud del proceso y los privilegios de la jurisdicción, cuyos cargos estaban
cubiertos por una clase social, la de los nobles, que accedían a los cargos mediante su
compra. Un cambio muy importante se produjo con la Revolución Francesa de 1790, que
constituye un ejemplo notorio de la influencia de las cambiantes circunstancias históricas
sobre el proceso. La fraternidad se tradujo en la importancia desmesurada otorgada al
arbitraje y a los jueces de paz, por el principio vigente en la época de que, como todos
los hombres eran hermanos, se entendían fácilmente. Estos principios impulsaron a que
en 1806 se sancionara el Código de Procedimientos que introdujo la oralidad, la
publicidad y recogió el principio dispositivo, sin perjuicio de los poderes del juez en la
admisión y producción de las pruebas, las que eran objeto de libre apreciación”.
177
jurídico venezolano53. Su pecado se conforma cuando en la búsqueda de
celeridad y mecanismos procesales expeditos, se desnaturalizan ciertas
instituciones que también contribuyen a determinados propósitos, tan deseables
como el de la simplicidad. En el caso de la norma citada, a más de relegar la
revocatoria al concepto de recurso, y como tal, a una expresión procesal del
poder jurídico de la acción, sin detenerse que se trata de una potestad judicial, y
por ende expresión procesal del poder jurídico de la jurisdicción, se permite que,
a solicitud de parte, o de oficio, el juez pueda revocar las resoluciones
interlocutorias que haya podido dictar, incluso durante o después de la
audiencia del juicio, pero antes de sentencia.
53
El artículo 85 del reglamento de la ley orgánica del trabajo, en el mismo sentido, prevé
una gruesa desnaturalización del principio de jerarquía en la revisión de las decisiones
judiciales, el cual basa su razón de ser en superiores fines de seguridad jurídica, con el
grave aditamento de equiparar, de forma peligrosa e inexplicable, los conceptos de
sentencia interlocutoria y auto de mera sustanciación.
178
decisiones que no versan sobre el fondo, pero que afectan la relación jurídica
procesal, puede constituir una inconveniente ventana por la que pueda
dispersarse la idea central que sostiene al procedimiento bajo estudio.
Sumario: I. - Las Defensorías del Niño y del Adolescente: 1.- Antecedentes. 2.-
Justificación e importancia. 3.- Concepto. 4.- Ubicación de la defensoría dentro
del Sistema de Protección Integral. Su relación con los órganos. 5.- Semejanzas y
diferencias de las defensorías con el Consejo de Protección. 6.- Clases de
defensoría. 7.- Servicios que ofrece. 8.- Principios que orientan la atención ante la
defensoría. 9.- Derechos que deben garantizarse en una defensoría.- 10.-
Usuarios de los servicios. 11.- Organización y ambiente para el funcionamiento.
12.- Registro. II - Los defensores de los niños y adolescentes. 1.- Clases de
defensores. 2.- Requisitos para ser defensor. 3.- Registro de los defensores. III -
Convenios de cooperación y la coordinación interinstitucional. IV - Procedimiento
para la atención de los casos ante una defensoría. V - Medidas que pueden ser
aplicadas a una defensoría y a un defensor. VI - Sanciones por violación de
derechos y garantías. VII - Acciones que pueden interponer una defensoría.
179
La Defensoría Municipal del Niño y del Adolescente -DEMUNA- como se le
denomina en Perú, es un servicio desarrollado y propuesto por la Organización
Radda Barnen de Suecia (con sede para América Latina en Lima-Perú) cuyo
propósito es la protección y promoción de los derechos del niño y adolescente.
Desde 1993, este servicio se ha extendido en Lima, y en la actualidad las
DEMUNAS cubren la casi totalidad de los Distritos de Lima y Callao y una
cantidad considerable de departamentos y provincias del Perú. Este servicio se
ha generalizado también a nivel internacional en Bolivia, Chile, Paraguay y otros
países de América Latina.
En Venezuela la Defensoría del Niño y del Adolescente ha sido promovida por los
Centros Comunitarios de Aprendizaje -CECODAP-, Asociación Civil sin fines de
lucro, educativa y de carácter social que tiene como misión "Promover y defender
los derechos de los niños, niñas y adolescentes contemplados en la Convención
Internacional sobre los Derechos del Niño". Esta labor de CECODAP ha podido
desarrollarse gracias al apoyo técnico y financiero de Radda Barnen.
I Etapa. 1995-1996
180
En donde se alcanzaron los siguientes objetivos:
II Etapa. 1996-1998
181
instancias naturales a las que tradicionalmente se acude para procesar
denuncias.
182
d) más explícitamente, en la Convención Internacional sobre los Derechos del
Niño se obliga a los Estados partes a la creación de instancias administrativas
para dar efectividad a los derechos reconocidos en la Convención (artículo 4);
Por otro lado, desde el punto de vista social en Venezuela los niños, niñas y
adolescentes se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad respecto a la
protección de sus derechos. Los niños y adolescentes son la población más
excluida. Es el sector que menos acceso tiene a las políticas de intervención para
mejorar su situación. Las instituciones que se dedican a la atención de los niños
adolescentes constituyen un sistema poco articulado, burocrático y con escasa
capacidad de gestión para proteger y promover los derechos de los niños y
adolescentes. Uno de los principales problemas es la ausencia de respuestas
oportunas a las necesidades de protección de los niños y adolescentes. Las
prácticas de atención son insuficientes o inadecuadas. Esto acompañado del
desconocimiento por parte de las instituciones y de la sociedad de los derechos
de los niños y adolescentes, y en consecuencia poca o ninguna información en
cuanto a las formas y procedimientos para procesar una denuncia.
183
c) construir como sociedad, soluciones oportunas a la situación de desprotección
de los niños y adolescentes de nuestro país;
3.- Concepto.
La Defensoría se dirige hacia la prevención de todo aquello que pueda afectar los
derechos de la niñez y adolescencia. En los casos que se detectan
transgresiones a la Ley, debe actuar para lograr se respeten los derechos de
niños, niñas y adolescentes, asumiendo el papel de denunciante para hacer
prevalecer lo que se ha definido como el Interés Superior del Niño.
Además, la Defensoría debe fortalecer los lazos familiares, pudiendo en los casos
que sea necesario, efectuar conciliaciones entre cónyuges, padres y familiares,
fijando normas de comportamiento y convivencia familiar. Esto permite que en
los casos de conflictos familiares exista un servicio a quien se reconoce como
alguien que puede ayudar a restablecer la comunicación en la familia y a
184
encontrar soluciones a los problemas que, finalmente, afectan a los niños, niñas y
jóvenes.
Establecer las directrices que deben seguir las Defensorías del Niño y del
Adolescente (art. 137, literal c).
185
municipio y extenderle las correspondientes tarjetas de identificación (art. 147,
literal g).
d) Consejo de Protección.
Conocer o recibir las denuncias remitidas por las Defensorías de casos que
ameriten la imposición de medidas de protección o de situaciones que configuren
infracciones de carácter administrativo penal o civil.
e) Ministerio Público.
a´) Conoce entre otras causas, la disconformidad de las Defensorías del Niño y
del Adolescente con las decisiones del Consejo de Derechos que nieguen o
revoquen el registro o inscripción (art. 177, parágrafo 3°, liter. d).
186
caso de amenaza o violación de los derechos y garantías de uno o varios niños o
adolescentes individualmente considerados (art. 158). Este enunciado sugiere
que entre esta instancia y las defensorías hay semejanzas que podrían inducir a
confusión. De allí la necesidad de dejar sentadas las características que las
diferencian.
b) Los Consejos de Protección deben funcionar solo por los municipios, las
Defensorías pueden ser desarrolladas por los municipios o por la sociedad; es
decir pueden ser públicas o privadas.
187
c) Los Consejos de Protección dictan medidas de protección que son de
obligatorio cumplimiento por las partes involucradas, las Defensorías son un
servicio que tiene un carácter fundamentalmente orientador y no impositivo.
a) Públicas.
Las Defensorías públicas tienen este carácter por el órgano que las crea. En este
caso la Ley prevé que las Defensorías pueden ser creadas por los Municipios.
b) Privadas.
Las Defensorías privadas son aquellas organizadas por la sociedad, como por
ejemplo organizaciones comunitarias, asociaciones de vecinos, etc.
La Defensoría del Niño y del Adolescente, señala la ley, pueden prestar a éstos y
a sus familias, entre otros, los siguientes servicios:
B) Denunciar:
188
a) Ante el Consejo de Protección o el Juez competente según sea el caso, de
casos que ameriten la imposición de medidas de protección;
C) Asistencia jurídica:
D) Conciliación:
E) Promoción:
189
d) Fomento y asesoría técnica para la creación de programas de protección en
beneficio de los niños y adolescentes;
F) Movilización social:
La prestación de los servicios por parte de una Defensoría, debe tomar en cuenta,
además de los principios generales contemplados en la LOPNA, los siguientes
principios:
Cualquier Defensor que quiera determinar el Interés Superior del Niño en una
situación concreta debe apreciar: la opinión de los niños y adolescentes, la
necesidad de equilibrio entre los derechos y deberes de los niños y adolescentes,
la necesidad de equilibrio entre las exigencias del bien común y los derechos del
niño o adolescente y la necesidad de equilibrio entre los derechos de las demás
personas y los derechos del niño o adolescente.
b) Gratuidad.
190
El servicio de la Defensoría es completamente gratuito. Pedir o aceptar pago va
en contra de la naturaleza de este servicio.
c) Confidencialidad.
191
La opinión del niño o adolescente sólo será vinculante cuando la Ley así lo
establezca. Los Defensores no podrán constreñir a los niños o adolescentes a
expresar su opinión.
Los niños y adolescentes tienen derecho a ser convocados a las reuniones que
se realicen al interior de las Defensorías.
Los niños y adolescentes tienen derecho a defender sus derechos por sí mismos.
La Defensoría debe garantizar a todos los niños y adolescentes el ejercicio
personal y directo de este derecho, ante cualquier persona, instancia, entidad u
organismo.
192
10.- Usuarios de los servicios de la Defensoría.
b) Los familiares;
c) Cualquier persona que tenga conocimiento de una situación que afecte los
derechos de los niños y adolescentes.
b) Los familiares:
Consagra la Ley a este respecto, que cuando el ejercicio personal del derecho a
ser oído del niño y del adolescente no resulte conveniente al Interés Superior del
Niño, éste se ejercerá por medio de sus padres, representantes o responsables,
siempre que no sean parte interesada ni tengan intereses contrapuestos a los del
niño o adolescente, o a través de otras personas que, por su profesión o relación
especial de confianza puedan transmitir objetivamente su opinión (art. 80
parágrafo 3°).
c) Cualquier persona que tenga conocimiento de una situación que afecte los
derechos de los niños y adolescentes:
En ese sentido la Ley contempla que todas las personas tienen derecho a
denunciar ante las autoridades competentes los casos de amenazas o violaciones
a los derechos o garantías de los niños y adolescentes (art. 91, primera parte).
193
El interés por el niño, niña y adolescente, sus derechos y su protección, es
responsabilidad de las sociedad en su conjunto. Por ello, es ideal que todo
ciudadano se convierta en un promotor de los derechos del niño, niña y
adolescente. El hecho de que alguien no esté registrado como tal, no le impide
presentar una denuncia. Todos debemos velar por los derechos de la infancia
y la adolescencia.
Bajo este principio, se debe entender que en los casos en que se contempla una
violación de los derechos del niño, niña y/o adolescente, cualquiera puede
presentar una denuncia, sin importar la relación con el niño, niña o adolescente
afectado. Los trabajadores de los servicios y centros de salud, de las escuelas,
planteles e institutos de educación, de las entidades de atención y de las
Defensorías del Niño y del Adolescente, tienen el deber de denunciar los casos
de amenaza o violación de derechos y garantías de los niños y adolescentes de
que tengan conocimiento, mientras prestan tales servicios. Antes de proceder a la
denuncia, estas personas deben comunicar toda la información que tengan a su
disposición sobre el caso a los padres, representantes o responsables, salvo
cuando sean éstos los que amenacen o violen los derechos a la vida, integridad y
salud del niño o adolescente. En estos casos, los padres deben ser informados
en las cuarenta y ocho horas siguientes a la denuncia (art. 91, seg. apar.).
En este orden de ideas contempla la LOPNA, que quien estando obligado por la
Ley a denunciar un hecho del que haya sido víctima un niño o adolescente, no lo
hiciere inmediatamente, será penado con prisión de tres meses a un año (art.
275).
Las Defensorías del Niño y del Adolescente deben tener un archivo de los casos
recibidos, resueltos y en trámite. Ello le permitirá llevar un registro de
presentación de denuncias o documentos en el cual se dejará constancia de
todos los escritos, peticiones o denuncias orales que se reciban. Debe dejar
constancia de las comunicaciones que puedan dirigir otras autoridades. Por otro
194
lado, es importante resaltar que el local donde funciona la Defensoría debe contar
con un ambiente privado, en el cual las personas que se acercan puedan sentirse
cómodas al momento de presentar sus problemas. La privacidad contribuye a
crear las condiciones ambientales para un acercamiento entre las partes
involucradas en el conflicto. El local debe dar facilidades para conversar por
separado con todos los que participan del problema. La ambientación con
afiches, carteleras, murales que ofrezcan información sobre la Defensoría o
carteles que señalan que el servicio es gratuito, contribuye a crear un ambiente
más agradable. Es necesario contar con materiales que permitan que los niños y
niñas se entretengan mientras se dialoga con los padres.
Las Defensorías del Niño y del Adolescente, sólo pueden funcionar después de
obtener su registro ante el Consejo de Derechos del municipio donde prestarán
sus servicios (art. 206).
c´) Listado de las personas que, aun cuando no presten directamente el servicio,
formarán parte del personal de la Defensoría del Niño y del Adolescente;
195
El criterio que debe prevalecer en esta materia es el de la máxima colaboración
entre la autoridad administrativa y la Defensoría, con la finalidad de hacer el acto
de registro más expedito.
b´) Las personas que se postulan como Defensores no reúnan los requisitos.
Consagra la Ley que cuando la carencia de requisitos afecte a una o sólo algunas
de las personas postuladas, el Consejo podrá registrar la Defensoría, negando el
registro al Defensor que no sea idóneo.
Para la Ley, el registro del Defensoría tendrá una vigencia de cinco años
renovables (art. 211).
196
Defensoría. La Ley establece que el registro de las Defensorías puede ser
revocado en cualquier momento por el Consejo Municipal de Derechos que lo
otorgó, si se comprueba grave violación de los derechos y garantías consagrados
en la Ley (art. 211).
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en el art. 208,
literal b, contempla dos tipos de Defensores:
Si fracasan los intentos de orientación o gestiones por parte del Defensor para la
solución de los problemas, se debe transferir los casos a la instancia
administrativa o judicial correspondiente, sin extralimitarse en sus funciones, ni
interferir en la Administración de la Justicia.
197
b) Las personas que, aún cuando no presten directamente el servicio, formarán
parte del personal de la Defensoría del Niño y del Adolescente.
La calificación como Defensor del Niño y del Adolescente, se produce una vez
que las personas que prestan sus servicios en la Defensoría, obtengan su registro
y la correspondiente tarjeta de identificación.
Señala la Ley en el art. 207 que para ser Defensor del Niño y del Adolescente se
requiere:
198
Dispone la Ley, que el Consejo Municipal de Derechos establecerá el
procedimiento para el registro de los Defensores del Niño y del Adolescente y
para la presentación del examen de suficiencia (art. 209).
Al igual que para el registro de la Defensoría, señala la Ley que dentro de las
setenta y dos horas siguientes de producido el registro del Defensor, el Consejo
Municipal de Derechos debe informar de ello al Consejo de Protección y al juez
de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección (art 209, seg. apar.).
Para la Ley, el registro del Defensor tendrá una vigencia de cinco años
renovables (art. 211).
La Ley contempla que las Defensorías del Niño y del Adolescente pueden
celebrar convenios de cooperación y asistencia con entes públicos, privados o
mixtos, nacionales o internacionales, para la organización y desarrollo de sus
actividades (art. 205).
199
Es fundamental que cada Defensoría tenga conocimiento de todos los
organismos, y programas de protección del niño y del adolescente que trabajan
en el Municipio o la parroquia. Esto le permitirá saber a quien acudir para remitir
aquellos casos en los que no pueda intervenir y qué acciones impulsar de manera
coordinada.
b) Responsable.
c) Dirección y teléfono.
d) Objetivos.
200
a) Recepción y entrevista.
e) Seguimiento.
201
a´) Seguimiento para verificar la situación del caso, cuyo propósito será declarar
el caso resuelto con cumplimiento total; mantenerlo en observación si el
cumplimiento es parcial o definirlo como desistido.
a) Advertencia;
a) Advertencia.
202
b) Suspensión provisional o definitiva del Defensor u otra persona que en la
respectiva Defensoría sea responsable del incumplimiento.
Quien incumpla un acuerdo conciliatorio realizado ante una Defensoría del Niño
o del Adolescente, será sancionado con multa de dos a seis meses de ingreso
(art. 245).
203
En cuanto a las sanciones penales, la ley prevé la omisión de denuncia de la
siguiente forma:
Quien estando obligado por ley a denunciar un hecho del que haya sido víctima
un niño o adolescente, no lo hiciere inmediatamente, será penado con prisión de
tres meses a un año (art. 275).
Dicha acción tiene como finalidad que el tribunal competente haga cesar la
amenaza u ordene la restitución del derecho, mediante la imposición de
obligaciones de hacer o de no hacer (art. 277). Las Defensorías están legitimadas
para intentarla directamente, cuando se trate de un servicio organizado por la
sociedad, y a través del Ministerio Público, cuando la Defensoría es Municipal.
BIBLIOGRAFIA.
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. Gaceta Oficial Nº
5.266. Caracas, 2 de octubre de 1998.
204
La Conciliación. Cuaderno de capacitación. Aspectos teóricos normativos. Radda
Barnen. Lima. Perú, 1996.
205
EL PROCEDIMIENTO CONCILIATORIO ANTE LAS DEFENSORÍAS DEL NIÑO
Y DEL ADOLESCENTE
Introducción.
*
Profesor de Procedimientos Alternativos de Resolución de Conflictos y de Filosofía del
Derecho. UCAB.
206
Alternativos de Resolución de Conflictos (PARC), enfocando la relación en su
contexto y su proyección en el tiempo, parece una herramienta de suma utilidad.
Ello cobra mayor relevancia si se toma en cuenta que los asuntos de familia,
niños y adolescentes, son de naturaleza compleja debido a la multiplicidad de
factores del más diverso orden que influyen en un problema dado. La regla en
esta materia es que cada problema tiene aspectos sociales, psicológicos,
emocionales o económicos, que difícilmente pueden ser claramente deslindados
los unos de los otros, y trascienden normalmente la capacidad reguladora del
derecho mediante sus mecanismos jurisdiccionales.
Es por ello que desde hace años esta área ha estado sometida a serias
revisiones y críticas que enfatizan la necesidad de estudiar sus instituciones
desde un punto de vista “interdisciplinario, global y comprensivo, concreto e inter-
relacionado.”54 La preocupación llegaba a tal punto que el maestro Chibly
Abouhamad ya escribía en 1977:
54
Abouhamad Obaica, Chibly. (1977) Nuevo enfoque del Derecho de Familia. Pág 75.
Editorial Sucre. 1977. Véase para una crítica del legalismo exacerbado en materia de
familia en Venezuela.
55
Idem. Pág 81
207
Aún cuando existen voces disidentes56, la mayoría de la doctrina es conteste en
que una forma de lograr mejores y más expeditas soluciones en materia de
familia, niños y adolescentes es abriendo oportunidades para resolver conflictos
sin acudir necesariamente a los tribunales.
56
En este sentido, Freeman Michael. Questioning the delegalization movement in family
law: Do we really want a family court? En The Settlement of Disputes.
208
En este último caso, la Defensoría del Niño y del Adolescente, en su
condición de conciliador, instará a las partes involucradas a iniciar tal
procedimiento, mediante citación personal, escrita u oral.”
57
Ver Carrillo P., Marcos. “La Conciliación como Procedimiento Alternativo de Resolución
de Conflictos.” Pág. 119. En La Ley Orgánica de la Justicia de Paz. EJV. 1996
209
decidida por las propias partes involucradas y no por un tercero adjudicador. Con
fundamento en este principio, puede comprenderse que si las partes no han
podido llegar a un acuerdo en torno al método para resolver su disputa, pareciera
mucho menos factible lograr consenso en cuanto a la solución final. El acuerdo
para resolver la disputa mediante el uso del procedimiento conciliatorio, termina
siendo un presupuesto para lograr su fin, el cual no es otro que una decisión
mutuamente aceptada por las partes involucradas.
En la justicia ordinaria la fuente de legitimidad viene dada por ser una institución
de origen constitucional que, por definición, es necesariamente independiente y
conocedora de la ley, lo cual garantiza la protección del ciudadano frente a
violaciones de las reglas de juego por parte tanto de particulares como del propio
Estado. Igualmente, el Estado, mediante su ordenamiento jurídico, debe ser
garante de la imparcialidad y equidad de los jueces que deciden en el ámbito de
la justicia ordinaria.58
En el caso del arbitraje, por ejemplo, la legitimidad viene dada, entre otras
razones, por el reconocimiento y credibilidad de la institución a la cual pertenece
el árbitro o las partes (por ejemplo, una cámara de comercio o una asociación de
arbitraje), por la experiencia y la experticia del tercero o porque así lo decidieron
de mutuo acuerdo.
58
Precisamente la falta de legitimidad por no cumplir, aparentemente, con los elementos
enumerados, ha sido uno de los factores que más ha influido en la poca confianza que el
ciudadano tiene frente a esta institución en la actualidad.
210
En el proceso conciliatorio la voluntariedad implica no sólo la mutua aceptación
del proceso sino también de la persona seleccionada para ser mediador, 59 lo que
descarta la mediación cuando sólo uno de los involucrados la desea.60
Aún cuando ambas partes deben acordar el uso de esta vía, la solicitud puede ser
hecha por sólo una de ellas. Esto es un hecho común que debe tomarse en
cuenta, pues normalmente habrá una parte que no desee involucrarse en un
principio. Este primer paso, unilateral, puede darse mediante un acercamiento de
una de las partes hacia la otra con el fin de proponerle esta forma de solventar el
problema y se podrá dar comienzo una vez que la parte reticente haya aceptado.
Para facilitar el proceso de aceptación es perfectamente factible que el
conciliador, en este caso la persona dispuesta por la DNA, realice encuentros
previos, conjunta o separadamente, donde se le aclare en qué consiste el
procedimiento, qué papel juega la DNA, haciendo énfasis en su neutralidad como
ente conciliador, o cualquier otra duda que las partes necesiten aclarar. 61
59
En este sentido Feinberg, Kenneth. Avoiding Litigation Through Nonbinding Mediation.
Aliance of American Insurance.1987.
60
Como se comprobará más adelante, la ley estableció una serie de disposiciones que
también dan legitimidad a las DNA y a los defensores que en ella trabajen. Sin embargo,
la escogencia voluntaria de una DNA o un defensor en particular es un elemento que
debe destacarse.
61
Feinberg, Kenneth, Op. Cit.. Igualmente véase el artículo 312 de la LOPNA..
211
De lo expuesto puede concluirse que, si bien en un principio puede haber
distintos modos de acercamiento a la conciliación, sea por voluntad de una de las
partes o por requerimiento de una DNA, sólo se podrá iniciar el procedimiento
cuando todos los involucrados en él hayan aceptado la utilización de la mediación
como mecanismo para resolver su disputa.
Existen materias que por su naturaleza no son relajables por acuerdo de partes,
como son aquellas en las que están interesados el orden público o las buenas
costumbres.62 En cuanto a éstas, existe un impedimento de fondo que prohibe
que cualquier asunto de esta índole pueda ser resuelto por conciliación. Así,
materias como las relativas al estado y capacidad de las personas no podrían ser
resueltas por el procedimiento en estudio y debe evitarse entrar a conocer casos
que las tengan por objeto, pues son un ejemplo de materias no disponibles.
62
En este sentido artículo 6 del Código Civil.
212
de motivos de la ley la mencionada doctrina hace referencia a “un conjunto de
instrumentos jurídicos internacionales que constituyen su marco de referencia.
Tiene su antecedente directo en la Declaración Universal de los Derechos del
Niño y se condensa en seis instrumentos básicos, a saber: la Convención
Internacional de los Derechos del Niño, las Reglas Mínimas de las Naciones
Unidas para los Jóvenes Privados de Libertad, las Directrices de las Naciones
Unidas para los Jóvenes Privados de Libertad, las Directrices de las Naciones
Unidas para la Administración de Justicia Juvenil (Directrices de Riyadh), el
Convenio N° 138 y la Recomendación N° 146 de la Organización Internacional del
63
trabajo y la Carta de la UNESCO sobre la educación para todos.”
Igualmente, deben respetarse una serie de principios rectores que son los pilares
fundamentales de la ley, estos son : El niño como sujeto de derechos ( lo que
incluye derechos reconocidos por la Convención Sobre los Derechos del Niño y
que se agrupan en cuatro categorías: Derecho de Supervivencia, Derecho al
Desarrollo, Derecho a la Protección y Derecho a la Participación), el interés
superior del niño dispuesto en el artículo 3 de la Convención Sobre los Derechos
del Niño y el artículo 8 de la LOPNA, La prioridad absoluta del niño en el marco
de la ley, y el rol fundamental de la familia en la garantía de los derechos de los
niños y adolescentes.64
63
Exposición de Motivos LOPNA, sección III.
64
Idem.
213
son inherentes a la persona humana y en consecuencia son: de orden público,
intransigibles, irrenunciables, interdependientes entre sí e indivisibles.
De allí, que cuando un caso relacionado con estas materias sea presentado por
ante una DNA, podría comenzar el proceso de mediación; pero si la solución a la
que se pretende llegar violenta las normas comentadas, la DNA, en aplicación del
artículo 309, podría denegar la solución a que se llegó.
Esta propuesta tiene por objeto dar una interpretación amplia a las normas de los
artículos 308 y 309, de modo que, dentro de los parámetros establecidos en las
leyes y convenios internacionales, pueda utilizarse esta vía expedita para ayudar
a proteger los derechos de los niños y adolescentes.
“…cuando éste vulnere los derechos de los niños y adolescentes, trate asuntos
sobre los cuales no es posible la conciliación, por estar referidos a materias no
disponibles o derechos irrenunciables, o verse sobre hechos punibles.”
1.- Las Defensorías del Niño y del Adolescente (DNA) como Entes Conciliadores.
214
“...ante la cual se tramite un asunto de naturaleza disponible que pueda ser
materia de conciliación.”
Para definir dicho ente, la ley dispuso en el artículo 201 eiusdem que, “(l)a
Defensoría del Niño y del Adolescente es un servicio de interés público,
organizado y desarrollado por el municipio o por la sociedad, con el objetivo de
promover y defender los derechos de niños y adolescentes. Cada Defensoría
tendrá un responsable, a los efectos de esta Ley.”
De la norma transcrita resalta el hecho de que las DNA son un servicio de interés
público que puede ser prestado, no sólo por entes de carácter público, sino
también por organizaciones privadas surgidas de la sociedad civil, que estén en
capacidad de llevar a cabo los servicios que pueden prestar de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 202 y hayan cumplido con las formalidades de registro
dispuestas en los artículos 206 al 211 de la Ley.
Entre los servicios que prestan las DNA vale la pena resaltar que ellas están
llamadas a promover “el estímulo al fortalecimiento de los lazos familiares, a
través de procesos no judiciales, para lo cual podrá promover conciliaciones entre
cónyuges, padres y familiares, conforme al procedimiento señalado en la sección
cuarta del Capítulo XI, en el cual las partes acuerden normas de comportamiento
en materias tales como: obligación alimentaria y régimen de visitas, entre otras”
(artículo 202 literal F, subrayado agregado.)
65
Como por ejemplo CECODAP, donde desde hace tiempo se vienen resolviendo
problemas relacionados con niños y adolescentes por la vía de la conciliación.
215
instituciones no son una creación, de matiz caprichoso, que pretende
instrumentalizarse mediante una norma legal, sin tomar en cuenta una realidad
social, sino que, por el contrario, lo que se pretende es reforzar la actividad, que
desde antes de entrar en vigencia la ley, venían prestando determinadas ONG´s
como respuesta a necesidades de la sociedad que podían ser atendidas en forma
correcta por parte de la sociedad civil organizada. Pareciera, tomando en cuenta
que de lo que se trata es de desarrollar una experiencia previa exitosa, que de
esta forma se podría minimizar el defecto del cual adolecen muchas de nuestras
leyes al tratar de imponer pretendidas soluciones que no toman en cuenta
factores extra-legales que impiden el logro de los resultados deseados. El hecho
de tener este fundamento, si es debidamente complementado con la
implementación de las debidas políticas y adaptación a los nuevos requerimientos
sociales, parece ser un paso adelante para desprenderse, al menos en lo
concerniente al aspecto estudiado, del “instrumentalismo jurídico ingenuo” 66, el
cual pretende que con cambiar la ley se cambia la sociedad, que ha predominado
en nuestra sociedad y no siempre produce los resultados esperados. 67
66
Expresión utilizada por Summers, R. A . en “Naive Instrumental, SM and the law.
67
Al respecto véase Carrillo, Marcos. “El derecho como Discurso Autopoético” y la
bibliografía de Niklas Luhmann y Gunter Teubner citada en el mismo. Por ser publicado
en la Revista de Derecho de la UCAB.
216
el sentido de que dejaran en manos de los jueces la posibilidad de llevar a cabo
actos conciliatorios. En este sentido expresaba:
A pesar de este movimiento hacia los métodos de conciliación por parte de los
jueces, Roche afirma percibir que “la conciliación que hacen éstos jueces, con
algunas excepciones, no pretende tanto conseguir que las partes lleguen a un
acuerdo por ser más beneficioso para ellas que una sentencia, sino más bien lo
consideran necesario para lograr el cumplimiento de la ley.”71
68
Abouhamad Obaica, Chibly. Op Cit. Pág. 93.
69
Art. 140 de la Ley tutelar de Menores del 30-12-80.
70
Véase Roche, Carmen Luisa. “Un diagnóstico Sobre la Mediación Como Vía Alternativa
de Resolución de Conflictos Jurídico-Parentales en Venezuela.” Pág 353 a 355. En
Revista de la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas. UCV. Caracas.1995.
71
Idem. Pág. 355-356.
217
Una apreciación parecida pude notar en una materia relativa a la conciliación
dictada en el Curso de Formación de Jueces en la LOPNA, dictado a jueces de
menores provenientes de todo el país donde, casi en su totalidad, los jueces
manifestaron utilizar de forma frecuente y prioritaria la conciliación para llegar a
un arreglo amigable, con el fin de que se pudiera dar cumplimiento a las
disposiciones legales.72 Igualmente, en su totalidad manifestaron no haber
recibido entrenamiento previo como mediadores y, al ser entrevistados y evaluada
su actuación durante un ejercicio de mediación realizado durante el curso, se
mostraron altamente interesados y con cierta experiencia. Sin embargo, se
observó que en la mayoría de los casos, mantuvieron un rol como directores y
orientadores del proceso, lo que corrobora los estudios de la profesora Roche.
72
II Curso de Formación de Jueces en la LOPNA. Consejo de la Judicatura, Diciembre
1999.
73
No obstante, en los últimos años se ha hecho cada vez más frecuente el uso de PARC,
dentro de los tribunales o directamente relacionados y dependientes de éstos. Para un
recuento de la multiplicidad de formas en que pueden aparecer los PARC dentro y fuera
de los tribunales véase Guerón, Eva. “Los Procedimientos (Alternativos) para la
Resolución de Conflictos en la Cambiante Relación entre lo Público y lo Privado. En Lo
Público y lo Privado. Fundación Manuel García Pelayo.1996.
218
En efecto, la confluencia del rol de mediador y el de juez en una misma persona,
puede acarrear algunas consecuencias que podrían comprometer el debido
ejercicio de cualquiera de las dos actividades.
74
Roberts, Simon. “Mediation in Family Disputes”. En 46 The Modern Law Review. 1983.
Pág. 555
219
alguna de las partes involucradas para lograr el resultado sugerido por el juez-
mediador. 75
De lo expuesto, parece que es una medida sana que la ley haya separado la
función de conciliar, concentrándola en las DNA, de la función adjudicadora que
deben cumplir los jueces competentes en la materia, evitando así algún conflicto
de responsabilidades o intereses.76
75
Para una discusión más detallada del juez como mediador en asuntos familiares véase
Roberts, Simon, Mediation in Family Disputes.
76
No obstante, como se comentará más adelante, las funciones de las DNA pueden
presentar algunos problemas relacionados con la conciliación y otros intereses y
funciones de las mismas. Ver sección III-1 de este trabajo.
220
resolución de conflictos.77 No obstante, nada puede impedir que se lleven a cabo
tales programas de adiestramiento y mejoramiento profesional en esta área, y el
artículo 205 eiusdem abre una clara compuerta en este sentido, al disponer que
las DNA “…pueden celebrar convenios de cooperación y asistencia con entes
públicos, privados o mixtos, nacionales o internacionales, para la organización y
desarrollo de sus actividades”, entre las que, obviamente, se pueden incluir las de
capacitación.
77
Experiencias similares en Venezuela, como la Ley Orgánica de la Justicia de Paz, si
contienen este tipo de normas. Ver en particular, artículos 24 y 25 eiusdem.
221
ser un defensor de niños o adolescentes, tener formación profesional o
experiencia previa en el área de protección de los derechos de niños y
adolescentes, así como aprobar un examen de suficiencia en el conocimiento del
contenido de esta Ley. Es por ello que, aún cuando no existiera asesoría por
parte de un abogado los involucrados en el proceso de mediación tendrían cierta
garantía de que quien funge de mediador tiene conocimientos suficientes como
para garantizar el respeto a la ley, sin que ello implique una solución de carácter
legalista.
No obstante, las partes pueden ser asesoradas por abogados en cualquier etapa
del procedimiento. Si bien, a primera vista, esta opción pareciera beneficiar un
resultado deseable en el procedimiento estudiado, en materia de familia y
menores las experiencias estudiadas llevan a pensar lo contrario. Así, por
ejemplo, en el estudio llevado a cabo por Carmen Luisa Roche los jueces
entrevistados consideraron como negativa la intervención de los abogados
asesores de alguna de las partes en la conciliación. Concretamente, se plantea
en el estudio que “salvo excepciones, los abogados están sobre todo interesados
en sus honorarios y por ello suelen influir negativamente sobre sus clientes o, en
todo caso, no están interesados en que éstos se pongan de acuerdo con su
contraparte “78.
En la actitud descrita, más allá del interés pecuniario, subyace una actitud
adversarial propia de la formación de la mayoría de los abogados, la cual, lejos de
buscar un arreglo a los conflictos, normalmente termina exacerbándolos para
luego llegar a una solución a través de un litigio, siendo éste el único medio de
resolución de disputas, hasta hace poco estudiado en las facultades de derecho
y, por lo tanto, la única herramienta con la que contaban. De allí, que se corra el
peligro de que el proceso conciliatorio termine sufriendo una metamorfosis
transformándose, eventualmente, en una solución de orden jurisdiccional, lo cual,
en última instancia es precisamente lo que se pretende evitar. Además, de lo
78
Roche, Carmen Luisa. Op. Cit. Pág. 358.
222
expuesto, puede suceder que los abogados tomen la dirección del proceso, lo
que podría distorsionar la decisión consensual de las partes para resolver el
conflicto (característica esencial de la conciliación), en un momento dado en el
que, por ejemplo, los abogados canalizaran por completo las opiniones y
decisiones de las partes, moviendo el caso de un problema a ser resuelto por vías
extra-legales, a un caso que se acercaría más al ámbito de lo legal. 79
Es por ello, que a la hora de utilizar la opción propuesta en la norma del artículo
311 de la ley, habrá que tomar en cuenta los elementos comentados para que,
tanto las partes como el mediador, puedan tomar la decisión más acertada en
este tema, teniendo en cuenta que un resultado satisfactorio mediante una
decisión tomada por las partes, es central para el éxito de la conciliación.
79
Sobre los abogados en los procesos de mediación familiar ver Robert, Simon.
Mediation in Family Disputes. Pás 554 a 556.
80
En este sentido: Davis. “Conciliation and the Professions” citado por Robert, Simon.
Op. Cit. Pág 555
223
De conformidad con lo comentado anteriormente, en cuanto a la voluntariedad de
la conciliación, un elemento que destaca en la fase preliminar dispuesta por la
Ley es la necesidad de informar a los involucrados en torno a “…los elementos
que caracterizan el procedimiento conciliatorio y la conveniencia de llegar a un
acuerdo de naturaleza extrajudicial.” (artículo 312 LOPNA)
81
Folberg, Jay y Taylor, Alison. Mediación de Conflictos sin Litigio. Pág. 55. Editorial
Limusa. 1992
224
consecuencia de la voluntariedad, tampoco estarían obligados a suscribir ninguna
solución con la que ellos no se sientan enteramente satisfechos.
82
Véase sección II-1 de este trabajo.
83
La literatura sobre PARC se ha fundamentado tradicionalmente en estos argumentos
de orden práctico para justificar sus preferencias. Sin embargo, el debate sobre las
ventajas y desventajas de los PARC y los tribunales es largo y complejo. Para un
recuento de las pricipales posiciones a favor o en contra de los PARC y sus
justificaciones véanse Palmer, Michael y Roberts, Simon (1999). Dispute Processes.
Capítulo 2 Murray, Rau y Sherman. Processes of Dispute Resolution. Capítulo I
225
La propia Ley establece la posibilidad de que el conciliador se entreviste por
separado con cada una de las partes, si lo considera necesario (Artículo 312).
Esta alternativa es de mucha utilidad en un principio ya que los interesados
pueden exponer información al mediador la cual no deseen que sea conocida por
su contraparte, lo cual le daría al conciliador una serie de elementos positivos
para eventualmente solventar la disputa. Aún cuando la Ley es clara al disponer
que en última instancia la decisión de utilizar los encuentros privados puede ser
tomada unilateralmente por el conciliador, sin necesidad de consulta a las partes,
sería prudente que tales reuniones se lleven a cabo previa solicitud de permiso a
aquéllas, pues ello dará legitimidad a las mismas y evitaría suspicacias de parte
de alguno de los involucrados. También será necesario que el conciliador solicite
permiso para utilizar la información que las partes le han dado de forma
confidencial. No obstante, aún cuando no la pueda develar, tal información puede
ayudar al conciliador a tener un cuadro más completo del problema y, en
consecuencia, poder colaborar a impulsar el procedimiento hacia una solución de
forma más expedita.
Aun cuando la ley no establece expresamente esta fase, debe acotarse que en
todo proceso conciliatorio, luego de establecidos los extremos expuestos en la
fase preliminar, ocurre lo que puede denominarse el proceso medular de la
conciliación, y en general de todo proceso de negociación, que es el intercambio
de información entre las partes.
sección B: Courts and the Litigation Process. Foundation Press . 1989. Igualmente,
Abel,Richard. “The Contradictions of Informal Justice” en The Politics of Informal
Justice.
84
Gulliver, P.H.. Negitiation….
85
Palmer, Michel y Roberts S. Op. Cit.
226
integrativa,86 o como aislamiento sistemático de los problemas con el objeto de
conseguir opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo que se
ajuste a las necesidades.87 Todas estas expresiones centran el problema en el
estudio del intercambio de información entre las partes.
86
Fisher, R. Y Ury, W. Getting to Yes.Negotiating Agreement Without Giving In.
87
Folberg, Jay y Taylor, Alison. (1992) Mediación: Resolución de Conflictosd sin
Litigio.
227
fortalezas, utilizando estrategias y tácticas, así como creándose una idea de
quien es su oponente.88
En esta fase el conciliador debe ayudar a que los puntos mencionados fluyan de
tal forma que los acerquen hacia la solución de mutuo acuerdo del problema, lo
más expeditamente posible.
Para que la formalización sea exitosas debe contar con una serie de elementos
que eviten confusiones y promuevan la claridad en el acuerdo. Con este fin la
norma contenida en el artículo 313 de la Ley establece una serie de requisitos
indispensables que debe contener todo acuerdo conciliatorio elaborado por las
DNA en el contexto de esta Ley, a saber:
88
Para exposición detallada de los puntos enumerados ver Gulliver, P.H. Op. Cit.
89
Gulliver, P. H.. Op. Cit.
228
e) Lugar y fecha del acuerdo;
En este punto debe destacarse que además de las normas transcritas, el acuerdo
debe responder, en todos los casos, al principio de proteger el interés superior del
niño, de obligatorio cumplimiento en la toma de todas las decisiones
concernientes a los niños y adolescentes (Artículo 8 eiusdem).
El acuerdo así celebrado surtirá, efecto inmediato entre las partes. No obstante
para que surta efectos erga omnes deberá ser homologado por el juez
competente.
Puede suceder que el acuerdo a que se llegue sea sólo sobre alguno de los
puntos en controversia. En éstos casos la Ley dispone en su artículo 314 que
“…se debe dejar constancia de tal hecho en el acta conciliatoria en la cual deben
indicarse, además, los puntos sobre los que no hubo acuerdo. En este último
caso, las partes conservan la posibilidad de acudir a las instancias judiciales
correspondientes o continuar con los litigios pendientes, a los efectos de ventilar
los extremos sobre los que no hubo acuerdo.”
229
las cuarenta y ocho horas siguientes a la recepción del acuerdo
conciliatorio.”
1.- Problemas relacionados con el rol de las Defensorías del Niño y del
Adolescente.
230
Como todo mediador, quien actúe como tal en los conflictos presentados ante las
DNA, tendrá que enfrentar los problemas relativos a su legitimidad cuando haya
sido una de las partes la que haya solicitado la conciliación o cuando se haya
propuesto a instancia de la propia DNA. En este último caso el “dilema de la
imparcialidad”90 se presenta como especialmente complicado. Cuando una DNA
decide unilateralmente que debe intervenir para resolver, por vía de conciliación,
un problema relacionado con un niño o adolescente, la Defensoría parece haber
asumido, de antemano, una posición que determinó su intervención en el asunto.
Esto podría, eventualmente, promover ideas preconcebidas sobre la naturaleza
del problema y sobre la determinación de un “culpable” de la situación,
alterándose de antemano la posición de neutralidad que debe caracterizar a un
mediador y poniéndose en peligro la imparcialidad en el proceso.
La gama de servicios que prestan las DNA puede ser fuente de contradicciones
en un momento dado, a la hora de participar en un acto conciliatorio. Así, por
ejemplo, la capacidad para denunciar ante el Consejo de Protección o el juez
competente, según sea el caso, de las situaciones que ameriten la imposición de
90
Guerón, Eva. “De La Ley Orgánica de Tribunales y Procedimientos de Paz a la Ley
Orgánica de la Justicia de Paz” En La Ley Orgánica de la Justicia de Paz. EJV. 1996
231
medidas de protección o que constituyan infracciones de carácter civil,
administrativo o penal, a fin de orientarlos a la autoridad competente (Artículo
202, literales d y b LOPNA), podría colidir con el planteamiento relativo al
“estímulo al fortalecimiento de los lazos familiares, a través de procesos no
judiciales, para lo cual podrán promover conciliaciones entre cónyuges, padres y
familiares…” (artículo 202 literal f, eiusdem). Para responder a tales conflictos las
DNA deberán definir cuál es el enfoque que pretenden darle a los problemas que
se le planteen, estableciendo si han de inclinarse por soluciones trabajadas en el
ámbito de la conciliación y la potenciación de soluciones a través del diálogo, o si,
por el contrario, el reenvío del caso a instituciones con procedimientos de distinta
índole son la solución adecuada. Para ello, podrán haber determinado una
política predefinida o tomar soluciones con fundamento en las circunstancias
relevantes de cada caso específico que se vaya presentando.
232
Aun cuando se pueden ensayar respuestas para los problemas descritos, un
análisis empírico de las experiencias que se vayan desarrollando será
determinante para una correcta aproximación a tan complejas disyuntivas.
Se ha dicho que uno de los roles que debe cumplir quien concilia es “informar
sobre los elementos que caracterizan el procedimiento conciliatorio y la
conveniencia de llegar a un acuerdo de naturaleza extrajudicial.” (Artículo 312
LOPNA.) Cuando el conciliador lleve a cabo esta tarea, es muy probable que su
exposición ejerza cierta influencia en cuanto a las preferencias y las opciones que
se habían propuesto las partes. Así, el mediador, de entrada, puede estar
definiendo una nueva forma de ver el conflicto o estimulando el uso de ciertos
elementos con preferencia sobre otros. El grado de influencia que puede tener el
conciliador puede llegar a ser muy grande, aún sin él proponérselo, lo cual puede
233
ser beneficioso en algunos casos, pero de ser mal manejado puede llegar a
distorsionar los planteamientos de forma que terminaría creando mayores
problemas en el flujo de la comunicación. En última instancia, cuando interviene
un tercero como mediador, las partes terminan perdiendo alguna parte del
control.92
Distinguir el tipo de actuación que debe tener el conciliador en los asuntos que
conciernen a la ley es otro de los elementos a tomar en cuenta. En materia de
familia es muy frecuente que confluyan los papeles de facilitar el proceso de toma
de decisiones sobre puntos concretos que separan a las personas en un
momento dado (trabajo propio del mediador), con otros íntimamente ligados al
problema que se trate, como pueden ser la ayuda psicológica o asuntos
concernientes al trabajo social.
91
Roberts, Simon. Towards a Minimal Form of Alternative Intervention. Mediation
Quarterly.
92
Roberts, Simon. Mediation in Family Disputes. Pág. 553
234
fuera tratado por el mismo conciliador o no. O si los diferentes aspectos, valga
decir, psicoterapia, mediación o trabajo social, deben ser combinados en la
misma reunión o si por el contrario es más beneficioso tratar los asuntos por
separado. ¿Cómo pueden manejarse las transiciones de un modo de enfocar el
problema a otro? ¿Estas distinciones se plantearán del mismo modo en la mente
de los involucrados en la disputa?94
Otro problema que puede presentarse será el relativo a la relación que tendrán
las DNA con la aplicación de la ley y con los jueces.
93
En este sentido Davis Gwynn. “Conciliation and the Professions” (1983) 13 Family Law.
94
Preguntas originalmente formuladas por Simon Roberts en Op. Cit. Pág. 553, que
consideramos relevantes para el caso que nos ocupa.
95
Ver Mnookin y Kornhauser. “Bargaining in the Shadow of the Law: The case of Divorce”
(1979) 88 Yale Law Journal. Igualmente Galanter, Marc. “The Landscape of Disputes…”
96
Una información de prensa recientemente publicada expresaba que los abogados de
una firma habían introducido una demanda reclamando pagos adeudados con el fin de
“presionar a la gerencia de Avensa a que pague o a que firme un nuevo convenio de
pagos.” Además se informaba que se sostendrían reuniones con el presidente de la
comisión legislativa (el denominado Congresillo) para que ayudara a solventar el asunto.
Nótese que, según se expresa en la información, el objeto de la demanda no es el de
obtener una decisión favorable del tribunal sino el de presionar el pago o la subscripción
de un acuerdo. Esta es una práctica común en el ejercicio del derecho donde se utiliza la
ley y los tribunales, no como forma de resolver la controversia sino como mecanismo de
presión para producir resultados en un proceso de negociación. Ver El Nacional del 02-
02-2000. página D6.
235
cuenta y será una herramienta a utilizar tanto por los involucrados como por el
conciliador. Como se ha dicho, las decisiones que se tomen no tienen necesidad
de fundamentarse en normas jurídicas pero, de alguna manera, éstas ejercerán
influencia en el resultado, sin que ello implique que la ley sea el elemento
determinante para tomar la decisión que las partes consideren más adecuada. La
ley y la amenaza de acudir a tribunales, pueden ser elementos de presión a ser
utilizado para forzar un resultado dado o provocar un cambio de actitud en
alguna de las partes.
De la norma se deriva que el juez sólo tiene facultades para no homologar los
acuerdos conciliatorios sólo si se viola alguno de los supuestos de la norma. Por
lo tanto, un acuerdo que no vulnere tales principios debe homologarse aún
cuando se fundamente en razones meta-jurídicas.
97
Véanse los comentarios relativos a este artículo en la sección I-3 de este trabajo.
236
funciones. Sin embargo, habrá que estudiar empíricamente la forma en que se
desarrollarán las relaciones entre las DNA y los Tribunales para determinar la
evolución de la interacción entre estas instituciones.
Conclusión
La LOPNA tiene como primera intención crear un nuevo marco regulatorio para la
protección de los niños y los adolescentes. Con este norte, la Ley ha creado
instituciones que pretenden instrumentar funciones que conlleven el cumplimiento
del objetivo trazado, no solo a través de los tribunales de justicia sino mediante
procesos de desjudicialización. Entre estas instituciones la conciliación ha sido
uno de los planteamientos más novedosos y adecuados para enfrentar los
problemas objeto de la Ley, pues por este medio se pueden atender los conflictos
no sólo desde una perspectiva legalista, sino tratando de enfocar la situación en
su contexto, tomando en cuenta elementos que trascienden un análisis
meramente normativo.
237
Si bien la ley crea un sistema para supervisión y control de las DNA, su
legitimidad dependerá en gran medida de la forma en que lleven a cabo estos
procedimientos, y el monitoreo de sus actividades será determinante en la
evolución, evaluación y correcta aplicación del procedimiento conciliatorio en el
desarrollo de sus funciones.
La relación con la ley, los jueces y los abogados será un elemento que
condicionará los acuerdos a que se puedan llegar en un procedimiento
conciliatorio y, si bien no hay por qué fundamentar una decisión sobre normas
legales, nunca se podrá vulnerar alguno de los principios expuestos en la Ley.
Ello no debe menoscabar la capacidad de lograr acuerdos entre las partes pues
238
es éste el principio que motoriza toda conciliación y sin el cual se correría el
riesgo de mermar la eficacia de la institución.
239
LAS INFRACCIONES A LA PROTECCIÓN DEBIDA Y LAS SANCIONES EN LA
LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Introducción
240
propia ley. Me impresiono debido a que, como cualquier abogado, he tenido que
interpretar leyes, y a sabiendas de que cualquier producto humano, es siempre
perfectible.
Su “magia”, por qué no decirlo, también está relacionada con los principios
rectores de la doctrina de la protección integral del niño y del adolescente y sobre
todo con la consagración del principio del “interés superior del niño” (artículo 8 de
la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente, en lo adelante LOPNA)
como “un principio de interpretación y aplicación de esta Ley, el cual es de
obligatorio cumplimiento en la toma de todas las decisiones concernientes a los
niños y adolescentes...” (artículo 8 LOPNA).
241
las sanciones que han de imponerse cuando se ha producido la amenaza o
violación a dichos derechos y garantías.
242
enumeración de las conductas que conforman un ilícito penal. En el presente
trabajo nos referiremos especialmente a las primeras tres secciones antes
enunciadas.
243
compensatorio o indemnizatorio del daño causado, tal como expondremos más
adelante.
El artículo 218 de la Ley contiene una disposición cuyo análisis merece especial
atención. En ella, el legislador estableció que cuando otra disposición legislativa
contenga sanciones más severas a las allí previstas para las infracciones
reseñadas en la LOPNA, dichas sanciones más severas se aplicarán con
preferencia a las contenidas en esta última norma. Así, el legislador quiso dejar a
salvo la posibilidad de que otras normas consagren sanciones más graves para
244
infracciones contra niños y adolescentes que las contenidas en la LOPNA y
obviar así la posibilidad de que este último texto legal pueda convertirse en un
instrumento de escape para la aplicación de la sanción más fuerte.
Pero la norma del artículo 218 también nos da luces sobre la intención del
legislador: Las sanciones contenidas en la LOPNA constituyen, desde el punto de
vista patrimonial, el mínimo pero no el máximo al cual puede ser condenado el
infractor de la protección debida a niños y adolescentes. Vale decir, así como un
mismo sujeto puede ser objeto de una multa, de acuerdo a la Sección Segunda
del Capítulo IX de la LOPNA, y al mismo tiempo estar incurso en un ilícito penal
por el que se le sancione a pena privativa de libertad, del mismo modo una
persona a la que se le haya impuesto una multa, en base a la misma Sección
Segunda, puede serle impuesta otra sanción de carácter indemnizatorio,
restitutorio o compensatorio que afecte igualmente su patrimonio sin que, en mi
opinión, pueda alegarse, en este caso, que se está violando el principio de un
solo tipo de sanción para cada tipo de ilícito.
245
tendría carácter compensatorio pues de lo que trata es de resarcir el daño
inflingido.
El no aceptar esta solución y por ende alegar que la imposición de una multa o el
cierre de un local, espectáculo o medio de comunicación, que son básicamente
las sanciones previstas en la Sección Segunda del Capítulo IX del Título III de la
LOPNA, colman las posibilidades de pérdida pecuniaria que puede sufrir el
infractor de una conducta debida frente a niños o adolescentes, implicaría
desconocer el principio principal de interpretación de la LOPNA, cuál es el del
interés superior del niño y del adolescente; consagrar una solución específica
para los niños y adolescentes frente a los adultos y desconocer el efecto distinto
que tiene la imposición de las sanciones contempladas en la Sección Segunda
del Capítulo IX del Título III frente a las de carácter restitutorio que pueden
encontrarse en textos de derecho común.
246
Por otra parte, dada la tipología de la multa a la cual sólo hemos calificado de civil
por el carácter del órgano jurisdiccional que la dicta, pero no por su carácter de
indemnización patrimonial, que es el rasgo fundamental de las sanciones civiles,
el establecimiento de un límite mínimo y uno máximo para estas multas entre
cuyos dos polos el juez de la causa tendrá que decidir, de acuerdo a la gravedad
de la conducta ilícita, implica que la sanción no tiene, ni pretende tener, carácter
de indemnización para con el niño o adolescente agraviado, sino sólo significa la
imposición de una sanción patrimonial para el agente agraviante, que no debe ni
tiene por qué socavar el derecho de ese mismo niño o adolescente a ser
compensado del daño que le ha ocasionado la conducta ilícita, si tal conducta
ilícita está subsumida dentro de alguno de los supuestos a que se refiere otra
normativa distinta a la LOPNA.
247
públicas o privadas, excepto las previstas en la Sección 4° del Capítulo IX de este
Título...” o lo que es lo mismo, excepto las sanciones de tipo penal. Según el
artículo 178 “los jueces conocerán de los distintos asuntos y de los recursos,
conforme al procedimiento que, en cada caso, prevé esta Ley y, en su defecto,
conforme a las disposiciones del Código de Procedimiento Civil”. En esta materia,
el Capítulo XII del mismo Título III establece el procedimiento que se aplicará a
los asuntos previstos en los parágrafos tercero y quinto del artículo 177 de esta
ley, entre los cuales se encuentran la imposición de sanciones por infracciones a
la ley bajo comentario (artículo 318)
248
para la causa, y decide en consecuencia no instaurar el procedimiento, el juez lo
declarará desistido. Por el contrario, la ausencia del requerido no paraliza el curso
de la causa (artículo 323, letra a).
La sentencia dictada por el juez del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente puede ser recurrida por ante el ante la Sala de Apelación
correspondiente de la Corte Superior del mismo Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente (artículo 175), dentro de los tres días siguientes a aquél en que la
sentencia fue dictada y sólo se admitirá en el efecto devolutivo (artículo 327). Sin
249
embargo, en el caso de que la sentencia haya condenado al pago de una multa,
la apelación no suspende los efectos del acto (artículo 252).
250
inmediatez, concentración y celeridad procesal; la identidad física del juzgador; la
igualdad de las partes; la búsqueda de la verdad real por sobre la mera verdad
procesal; la amplitud de los medios probatorios; la preclusión y la moralidad y
probidad procesal, son también principios que regirán el proceso para la
imposición de sanciones por conductas ilícitas contra niños y adolescentes.
Con relación a los tipos de infracciones y las sanciones a ser impuestas, tenemos
que la LOPNA prevé varias conductas ilícitas y para cada una de ellas establece
la respectiva sanción. Así ,encontramos:
Esta norma tiene relevancia por cuanto el sujeto activo de la infracción es una
persona que mantiene una relación laboral con una entidad de atención, una
Defensoría del Niño y del Adolescente, una escuela, plantel o instituto de
educación o centro de desarrollo infantil o de adolescentes, vale decir, un
establecimiento que, por propia definición, está llamado a ser banderín y nave
insignia en la defensa de tales derechos y garantías. Dado ésto, y la gran
responsabilidad que implica el aceptar un cargo en este tipo de instituciones, el
legislador ha querido ser principalmente estricto y consagró una multa que puede
ir, dada la gravedad de la falta, desde los tres meses de ingreso hasta el ingreso
de medio año.
251
niños o adolescentes fuera de la entidad de atención, la Defensoría del Niño y del
Adolescente, la escuela, plantel, instituto de educación o centro de desarrollo
infantil o de adolescentes, estará igualmente incurso en este tipo de infracción.
De la misma manera, el legislador no ha calificado el sujeto pasivo de la
infracción como un niño o adolescente que necesariamente tenga que vivir o ser
sujeto de atención en la específica institución donde el sujeto activo labore. Es
decir, no tiene que haber necesariamente una coincidencia entre el lugar donde
trabaja el sujeto activo, el sitio donde el sujeto pasivo recibe su atención y el lugar
donde se comete la infracción para que esta última se produzca.
252
sindicalizarse en los términos consagrados en la propia ley (artículos 82, 83, 84 y
101 LOPNA). Por tanto, la violación de este derecho implica la imposición de una
multa que va desde un mínimo de un mes hasta un máximo de tres meses de
ingreso de la persona que cometió la infracción.
253
debida. Insistimos en que, en el caso de las multas, aún cuando las mismas han
sido calificadas como sanciones civiles por las razones antes citadas, se trata de
dos obligaciones civiles que nacen para el obligado alimentario: Una por el hecho
de su carácter, está en la obligación de prestar los alimentos, y por la otra, en su
condición de infractor de la obligación, la ley lo sanciona con una multa, que
necesariamente tiene carácter adicional a su obligación de prestación alimentaria
originaria.
En este caso, como la propia ley establece las personas sobre quienes recae la
obligación de dotar a todo niño o adolescente de sus documentos de identidad, la
LOPNA sí califica al posible sujeto activo de esta infracción como el padre,
representante o responsable del respectivo niño o adolescente.
Sin embargo, como quiera que actualmente en nuestro país éste es uno de los
principales problemas que confrontamos debido, en no pocos casos, a la
ignorancia de los padres, representantes o responsables, la LOPNA, en aras del
interés superior del niño y del adolescente y en procura de maximizar los posibles
beneficios de la ley, a través de un número cada vez mayor de niños y
adolescentes con documentos de identidad, quiso evitar, al máximo, ser muy
punitiva con estas personas, para que esta sanción no se convierta, aún sin
desearlo el legislador, en una traba para el cumplimiento de esta obligación por
parte de padres, representantes o responsables, por temor a la sanción que se
les impondría, en el caso de confesar o hacerse patente su infracción.
254
Por ello, el legislador optó por establecer, como segundo requisito para la
procedencia de la sanción aquí prevista, el que dicho padre, representante o
responsable, aún cuando haya sido requerido a hacerlo, no hubiera cumplido con
su obligación de inscribir al niño o adolescente sobre el cual mantiene la guarda.
El legislador, sin embargo, no califica tal requerimiento ni entra a establecer la
persona o personas de quienes éste deba partir, ni una forma específica para el
mismo. Estos son elementos que deberán ser consagrados por la jurisprudencia.
Sin embargo, la idea del legislador fue que el requerimiento puede provenir de
cualquier persona y por cualquier medio, por lo cual la comprobación de si el
requerimiento se produjo o no, será cuestión de prueba ante la Sala de Juicio
donde se ventile la causa.
255
El legislador ha establecido, en este supuesto, una sanción que puede ir desde
uno a seis meses de ingreso para toda persona que indebidamente impida la
inscripción o ingreso de un niño o adolescente en una escuela, plantel o
institución de educación, o su permanencia en el mismo.
256
con espacios físicos, instalaciones y recursos pedagógicos necesarios (artículo 53
LOPNA), pero dejó a salvo la posibilidad, para estos mismos niños y
adolescentes de tener acceso a la educación privada, a los programas de
subvenciones, de carácter público o privado y a la educación especializada.
Todo ello, en mi opinión, sólo tiende a reiterar que cada ser humano es único; con
diverso potencial, inquietudes y gustos; que la educación a recibir, luego de
cumplir los requisitos mínimos propuestos por la educación básica y media, debe
ir acorde con tal potencial, inquietudes y gustos; que en definitiva no todos
podemos ni debemos recibir el mismo tipo de educación; lo cual en definitiva sólo
servirá para dignificar y clarificar, de una vez por todas, la idea de que los
diversos trabajos que un ser humano realiza son necesarios y útiles, todos y cada
uno de ellos, para la sociedad.
257
a) El legislador no ha calificado el sujeto activo de la infracción. Por ello, puede
tratarse de un funcionario o persona directamente involucrada en el
procedimiento policial, administrativo, civil o judicial, o bien de una persona ajena
a tal proceso que obtenga la información y luego la divulgue. Podría pensarse, sin
embargo, que en el caso de estos últimos habría que probar, adicionalmente, la
ilicitud de los medios utilizados para obtener tal información. En mi opinión ello no
sería necesario. En efecto, en el caso de procedimientos policiales,
administrativos, civiles o judiciales relativos a niños o adolescentes, la manera por
la que se obtuvo la información con miras a establecer el carácter ilícito de la
conducta no procede, puesto que todos los procesos que involucren a niños o
adolescentes tienen carácter confidencial. Por ello, el mero hecho de que una
persona ajena a tal proceso obtenga información sobre el mismo es de por sí
antijurídico. Por tanto, la sola divulgación de la información contenida en uno
cualquiera de este tipo de procesos, ya lo hace incurso en los supuestos previstos
en el artículo 227.
258
adolescentes que se encuentren muertos en el momento en que se produzca la
exhibición o divulgación total o parcial de cualquier acto, declaración o documento
impreso o fotográfico contenido en procedimiento policial, administrativo, civil o
judicial en el cual estuvieron inmersos en vida. Ello por cuanto el derecho al
respeto al honor, la reputación, la vida privada y la intimidad familiar son derechos
que trascienden la vida física de una persona.
El artículo 228 constituye una especie de apéndice del 227, pero prevé una multa
diferente e independiente de la contenida en el artículo 227 para el medio de
comunicación a través del cual se haya divulgado o exhibido, total o parcialmente,
cualquier acto, declaración o documento impreso o fotográfico contenido en
procedimiento policial, administrativo, civil o judicial relativo a niños o
adolescentes, sujetos activos o pasivos de un hecho punible, o fotografías o
ilustraciones de tales niños o adolescentes, que permitan, en forma directa o
indirecta, su identificación. En este supuesto, la LOPNA consagra una sanción
adicional al prever la suspensión, hasta por dos días continuos, de la transmisión
o publicación, dependiendo de si trata de medio de comunicación audiovisual o
impreso.
259
del medio de comunicación en referencia, de los responsables designados por
dichos representantes o en definitiva de las personas, que de acuerdo a sus
funciones en el respectivo medio de comunicación, tienen la obligación de impedir
la comisión de este tipo de infracciones, o bien haya implicado la aquiescencia de
tales medios.
260
las personas que trabajen en dichos establecimientos, y a cuyo cuidado se haya
dejado la entrada de los clientes al local de que se trate, sino a toda persona,
incluidos los padres, representantes o responsables del propio niño o
adolescente, que propicien y permitan la entrada de estos últimos a este tipo de
establecimientos.
261
Alojamiento ilegal de un niño o adolescente (artículo 230):
Dadas las graves repercusiones que puede tener el que un niño o adolescente se
encuentre sin sus padres, representantes o responsables en un hotel, pensión,
motel o establecimiento semejante, el legislador ha sancionado con multa de uno
a tres meses de ingreso a quien aloje, en tales establecimientos, a un niño o
adolescente desacompañado por aquéllos, o sin la autorización escrita de éstos
mediante documento autenticado, o de autoridad competente, entiéndase el
Consejo de Protección del Niño y del Adolescente o una jefatura civil (artículo 391
de la LOPNA). En este caso, como el legislador no distingue el sujeto activo de la
infracción será tanto la persona, distinta de los padres, representantes o
responsables, que sin estar autorizada traslade y aloje en un hotel, pensión, motel
o establecimiento semejante a un niño o adolescente, como la persona que,
dentro de tales establecimientos, proporcione el alojamiento.
Los artículos 391, 392 y 393 de la LOPNA señalan que para que un niño o
adolescente pueda ser trasladado lícitamente dentro o fuera del territorio nacional
deben cumplirse ciertos requisitos: Que el traslado sea efectuado por ambos
padres, por el representante o el responsable; que el traslado lo realice uno de los
padres, con la autorización por documento autenticado del otro, en el caso de
viaje al exterior; que el traslado, cuando es efectuado por un tercero distinto a los
padres, representantes o responsables, haya sido por éstos autorizado mediante
262
documento autenticado, o por el Consejo de Protección del Niño y del
Adolescentes; y por último que el traslado sea autorizado por el juez. La Ley, en
esta materia, ha sido especialmente restrictiva entre otras cosas para evitar, en lo
posible, el tráfico de niños y las adopciones ilegales. Por tanto, la Ley sanciona
con multa de uno a diez meses de ingreso a quien transporte dentro o fuera del
territorio nacional a un niño o adolescente, sin la debida autorización.
263
naturaleza judicial y de carácter excepcional, supone que previamente ha habido
una violación o amenaza de violación de sus derechos o garantías y que tal
medida fue dictada con el objeto de preservarlos o restituirlos. Por tanto, todas las
personas que presten sus servicios en una entidad de atención o en el lugar
donde se ejecuta la medida de colocación familiar deben respetarla, aún en
presencia de los padres de origen, siempre en beneficio del interés superior del
niño o adolescente.
El legislador busca proteger con este artículo el derecho que tiene todo niño o
adolescente a presenciar los espectáculos acordes con su edad. En este caso, el
legislador sí calificó el sujeto activo de la infracción y determinó que es el
“responsable” del espectáculo público de que se trate,en caso de que se omita la
colocación, en un lugar visible y de fácil acceso, en la entrada del local de
exhibición, de la información sobre su naturaleza y acerca de la edad cronológica
permitida para su acceso.
264
en medios dirigidos a niños o adolescentes) o 79 (prohibiciones para la protección
de los derechos de información y a un entorno sano) de la LOPNA para
aprehender los posibles supuestos de infracción.
265
supuesto de que la transmisión en sí se efectuara en horario no especialmente
clasificado para niños o adolescentes, por cuanto la conducta ilícita se realizó en
el momento en que se admitió al espectáculo no adecuado para su edad a niños
o adolescentes, aun cuando tal espectáculo haya sido planificado para ser
difundido con posterioridad en horario no especificamente destinado a menores
de edad.
266
El artículo 78 garantiza el derecho de todo niño o adolescente a no tener acceso
a los juegos computarizados, electrónicos o multimedias que sean nocivos para
su salud o desarrollo. Por ello, la contravención a esta norma ha sido sancionada
con la multa antes referida. Como en el caso anterior, impuesta la multa, procede
igualmente el cierre del establecimiento en el cual la venta o el alquiler se llevó a
cabo, por un período de hasta cinco días, según la gravedad de la falta.
267
Se ha dicho que la LOPNA establece, en materia laboral, una radical diferencia
en el tratamiento a niños y adolescentes. En el caso de los primeros, el trabajo
está prohibido. En el caso de los segundos, el legislador permite el trabajo
sometido a ciertos requisitos, como por ejemplo estar para ello autorizados,
cuando tienen entre doce a quince años de edad y estar inscritos en el Registro
de Adolescentes Trabajadores, cuando se trata de adolescentes entre quince y
dieciocho años de edad. Por tanto, quien admita a trabajar en su establecimiento
a un niño de ocho a doce años de edad u obtenga algún provecho o lucro del
trabajo de un niño de ocho a doce años de edad será sancionado con multa de
tres a seis meses de ingreso. Por su parte, quien admita a trabajar a un
adolescente sin la debida autorización tendrá multa de dos a cuatro meses de
ingreso, siendo dicha multa de uno a tres meses de ingreso para el supuesto de
quien admita a trabajar a un adolescente de quince a dieciocho años, sin
inscripción en el mencionado registro. En este último caso, el legislador no
contempló como sujeto activo al que obtenga lucro por el trabajo de adolescentes
de quince a dieciocho años, por cuanto sobreentiende que estas son edades en
las cuales la capacidad de discernimiento y por tanto las posibilidades de defensa
son mucho mayores que para un adolescente de doce, trece o catorce años.
268
La idea principal contenida a lo largo de la LOPNA es la protección integral del
niño y del adolescente y la prioridad absoluta de sus derechos. Igualmente, y
como parte esencial de la garantía de estos derechos, la Ley redujo al máximo los
plazos en los procedimientos en los cuales intervengan niños o adolescentes y
estableció pautas específicas, de obligatorio cumplimiento, en el supuesto de
niños o adolescentes transgresores de la ley. Si la doctrina de la situación
irregular, con su carácter tutelar, dejaba al arbitrio del juez la suerte de los
menores transgresores, la doctrina de la protección integral delimita los pasos a
seguir y las medidas a las cuales deben aquéllos ser sometidos y, entre ellas, fija
que los adolescentes sólo pueden ser privados de libertad bajo determinadas
circunstancias y por tiempos perfectamente definidos por la ley. Por ello, el
incumplimiento de alguno de los plazos que han sido delimitados en la ley, a favor
de un adolescente privado de libertad es sancionado con multa de dos a seis
meses de ingreso.
269
de niños o adolescentes. Ello por cuanto, a pesar del carácter obligatorio para las
partes de los acuerdos conciliatorios celebrados ante un Defensor del Niño y del
Adolescente, los mismos, por no haber sido celebrados ante autoridad judicial, no
son títulos ejecutivos. Ante ello, la LOPNA estipula dos vías de solución: En
primer lugar, el legislador sancionó que la homologación ante un juez de un
acuerdo conciliatorio le da dicho carácter ejecutivo, sin necesidad de juicio. En
segundo término, el legislador sanciona con multa de entre dos a seis meses de
ingreso a toda persona que incumpla un acuerdo de esta naturaleza, realizado
ante una Defensoría del Niño y del Adolescente.
270
Con relación a este Parágrafo Primero, pudiera presentarse la duda acerca de la
necesidad de que la persona que entorpezca un trámite judicial que involucre a
un niño o adolescente haya sido la misma que haya instaurado dicho proceso,
toda vez que en el encabezamiento del artículo la conjunción “y” conecta los
elementos “quien injustificadamente abandone un trámite judicial”, “que hubiere
instado” y “que involucre a un niño o adolescente”. La duda podría presentarse
por cuanto el supuesto del Parágrafo Primero del mismo artículo hace referencia
a quien de mala fe haya instado, desistido o entorpecido “el referido trámite”, con
lo cual se llevaría al intérprete al trámite judicial referido en el encabezamiento del
artículo, que no es otro que el que une indisolublemente las condiciones de que la
misma persona haya instaurado el trámite judicial que involucre a niños o
adolescentes y que después sea la misma que lo abandone en forma
injustificada. Según esta primera interpretación, sólo sería entonces sancionado
aquél que abandone un trámite judicial que él mismo hubiere instaurado, siempre
que tal trámite involucre a un niño o adolescente. Sin embargo, la propia ley
(artículo 8 LOPNA) señala como uno de los principios básicos de su
interpretación el interés superior del niño o adolescente por lo cual, en mi opinión,
la sanción también podría ser aplicada a toda persona que entorpezca un trámite
judicial que involucre a un niño o adolescente, aun cuando la persona que efectúe
la acción entorpecedora no sea la misma que inició dicho trámite. Con ello, se
estaría previendo la posibilidad de sancionar a personas inescrupulosas que, por
ejemplo, dentro de la propia Sala de Juicio, incurran en dicha conducta
entorpecedora en el curso de un procedimiento en el cual esté involucrado un
niño o adolescente.
271
sancionada en su texto. Como quiera que los miembros del Consejo de
Protección del Niño y del Adolescente han sido nombrados para proveer justicia
en sede administrativa, su abstención en decidir en los plazos fijados por la ley es
sancionada con multa que va desde uno a tres meses de ingreso.
Como quiera que siempre existe la posibilidad de que la infracción sea cometida
por personas naturales, pero en función de los servicios que presten a personas
jurídicas, la LOPNA previó que si las infracciones a que se refiere la Sección
Segunda del Capítulo IX del Título III son realizadas por personas naturales, que
trabajen para personas jurídicas y en razón de sus funciones, se le impondrá, a
esta última, una multa equivalente a la infracción correspondiente, calculada en
base al ingreso más alto de su nómina (artículo 249). En este supuesto, sería
272
aplicable en forma concomitante, tanto la multa para la persona natural que
cometió la infracción,como para la persona jurídica para la cual aquélla trabaja.
273
Con relación a la forma de pago y el plazo para cancelar una multa impuesta, los
artículos 251 y 252 disponen que el monto de dichas multas debe ser enterado en
cualquier institución financiera autorizada y deberán ser acreditadas al Fondo de
Protección del Niño y del Adolescente que corresponda, es decir aquél que
funcione en el municipio donde la infracción se cometió, salvo el caso de medio
de comunicación de alcance nacional, supuesto en el cual dicho monto será
pagado a beneficio del Fondo Nacional de Protección del Niño y del Adolescente
(artículo 250). Las multas deben ser pagadas en un plazo máximo de ocho días
hábiles, contados a partir del momento en que se produzca la notificación de su
imposición al infractor, so pena de ser gravadas con un recargo del doce por
ciento anual sobre el monto original, en carácter de mora (artículo 252).
Por último, no escapa a quien esto suscribe, que varios de los puntos aquí
tratados deberán ser objeto de análisis por parte de los jueces que actúen en
estas causas, los cuales, en definitiva, sentarán el camino por el cual debe
interpretarse la LOPNA. Otros, deberán aún ser materia de reglamentación. Por
ello, los comentarios anteriores sólo han sido un primer intento de fijar, o
simplemente compartir con el lector, las ideas que surgieron en quienes
participamos en su proceso creador y aquéllas que han ido apareciendo en el
curso de estos casi dos años desde su promulgación.
Nuestro gran poeta Andrés Eloy Blanco dijo una vez en su poemario Giraluna:
...
y el corazón afuera...”
274
¿Teníamos que esperar que apareciera esta Ley Orgánica de Protección del Niño
y del Adolescente para entender una verdad tan simple y que ya nos había sido
revelada desde hace tantos años? Lamentablemente parece que sí. En todo
caso, más allá del análisis jurídico, esta ley que entrará en vigencia el próximo
abril, debe ser interpretada como para ser aplicada a cada uno de nuestros
propios hijos. Sólo así podrá aflorar toda la “magia” en ella contenida.
275
LAS SANCIONES PENALES EN LA LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN
DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
276
II
De este modo, sólo los altos funcionarios señalados en los ordinales 2° y 3° del
artículo 266 de la nueva Constitución de la República, son objeto de la
277
declaratoria de mérito para el enjuiciamiento, por parte del Tribunal Supremo de
Justicia.
278
d) La disposición de privilegiar la aplicación del tipo más gravoso, ante la
concurrencia de varios tipos penales que definan y castiguen la misma conducta
en perjuicio de un niño o de un adolescente (art. 218 de la LOPNA).
Se entiende por concurso de tipos el fenómeno en virtud del cual una misma
conducta parece subsumirse, a la vez, en diversos tipos penales de tal manera
que el juez, no pudiendo aplicarlos correctamente, sin violar el principio del non
bis in ídem, debe resolver concretamente a cual de ellos se adecua el
comportamiento.
Surge el problema de los padres que dejan morir a los hijos de inanición; o de
otro responsable que cause el mismo resultado por falta de atención; o de quien
provoca un peligro y cuando éste se concreta contra alguien, no evita que sea
víctima de él. En propiedad, no se ha accionado un arma para matar o se ha
producido un naufragio con el mismo propósito. Sin embargo ocurre el resultado
muerte.
La razón indica que no es lo mismo que un padre deje morir a un niño, a que la
vecina, sabiendo que esto probablemente ocurrirá porque aquél no lo alimenta,
279
tampoco lo haga. Y ello es así por cuanto el padre tiene la obligación de alimento
y cuido y la vecina, tan solo, el deber de denunciar la situación de peligro. Ambos
dejaron de hacer lo que debían, pero el primero ha matado y la segunda sólo ha
omitido denunciar. Esta asimilación de la omisión a la acción permite el castigo de
los delitos de omisión, cuando se atribuyan al obligado legal o contractual o al
provocador correspondiente, es decir a quien quebrante su posición de garante
de la integridad de la víctima, en este caso un niño o adolescente.
El art. 684 de la LOPNA deroga los arts. 413 y 439 del C. Penal que tipifican el
infanticidio y el abandono por honor, por ser evidentemente discriminatorios.
III
La LOPNA define y castiga con pena de prisión, veintitrés tipos delictivos, varios
de los cuales tienen su antecedente en el Código Penal, pero han sufrido alguna
modificación y otros, son incluidos por vez primera en el derecho positivo.
Dentro de la escala de protección de los bienes jurídicos a los que atiende la ley,
se recurre en primer término a sanciones civiles, con la ventaja de que el espectro
de medidas va más allá de las multas y permite la intervención del juez de
protección en el cierre de locales, suspensión de programas, retiro de circulación
de impresos y videos, incautaciones, restituciones, revocatoria de licencias y
permisos, etc. Sólo los atentados más violentos o fraudulentos contra los bienes
jurídicos fundamentales son objeto de sanción penal.
Así, se penaliza por vez primera la tortura bajo esta denominación (art. 253 de la
LOPNA), dejando atrás el recurso de incluirla como violencia privada, coacción,
lesiones u homicidio, según el caso. Esta disposición y el trato cruel (art. 254 de
280
la LOPNA) diferencian la coacción física o psíquica que inflinge el funcionario
público, con el propósito de obtener información, de otras violaciones menores
ocurridas en entidades de atención u otras instituciones, o en el curso de
procedimientos administrativos o judiciales que se sancionan civilmente (arts. 220
y 221 de la LOPNA).
281
psíquica, como algunos pegamentos de los que frecuentemente se abusa, y las
bebidas alcohólicas, en sintonía con el art. 51 de la LOPNA, que consagra la
protección contra las mismas. En relación a los fuegos artificiales, si bien se
utilizan comúnmente con fines de diversión y ornamento en especiales ocasiones,
pese a la prohibición administrativa que de ordinario se produce, los
expendedores no tienen reparo alguno en venderla a niños y adolescentes, que al
manipularlas incorrectamente se causan severos daños o los causan a terceros y
a la propiedad, por lo que se optó por sancionar penalmente tal conducta.
Así por vía de ejemplo, si A forma parte de una asociación criminal que incluye a
un adolescente, suministra a ese adolescente un arma y comete con él un robo,
responderá por los delitos de robo agravado, suministro de arma, uso del
adolescente para delinquir e inclusión de adolescente en grupo criminal, todos en
concurso real o material.
282
lucro por entrega y sustracción y retención de niños y adolescentes (arts. 266,
267 y 272).
283
obligación de hacerlo (art. 275 de la LOPNA). Cabría recordar que por regla
general la denuncia no es sino un deber moral, salvo en aquellos casos en que se
disponga expresamente como obligación legal, tal es el caso de los Consejos de
Protección, que tienen como atribución denunciar ante el Ministerio Público,
cuando conozcan o reciban información de situaciones que configuren
infracciones de carácter administrativo, penal o civil contra niños y adolescentes
(art. 160, literal d).
IV
De allí derivó que se haya elegido, en cada caso, la intervención estatal que
menos grave sea al ciudadano interesado y que ofrezca al mismo tiempo grandes
posibilidades para obtener tal finalidad.
284
PREVISION Y APROVISIONAMIENTO DE RECURSOS ECONOMICOS.
Introducción
Entre las previsiones de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente (LOPNA), contenidas en el Título III - Sistema de Protección -, y
destinadas a garantizar los derechos difusos e individuales de niños y
adolescentes, se encuentran una serie de estrategias para la ejecución de
programas, acciones o servicios de protección y atención al niño y al adolescente,
y en particular, regulaciones relativas a los recursos financieros y no financieros.
En efecto, el proceso de transferencia de competencias y servicios, en materia
de niños y adolescentes, del poder nacional a estados y municipios, requiere de
grandes recursos. Para asegurarlos, la Ley - en el Capítulo XIII del Título III,
artículos 331 al 343 creó un sistema de Fondos de Protección del Niño y del
Adolescente, que deberán operar de acuerdo a los extremos por ella definidos, y
285
que, en consecuencia, crean derechos subjetivos 98 e intereses legítimos a favor
de los niños y adolescentes.
El artículo 331 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
define el Fondo de Protección, como “ el conjunto de recursos, financieros y no
financieros, que a nivel nacional, estadal y municipal queda vinculado, ...a la
ejecución de programas, acciones o servicios de protección y atención al niño y al
adolescente”. En esta forma, el Fondo se concibe, ante todo, como un conjunto
de recursos, como el medio económico del Sistema de Protección, que permite
ejecutar los programas y servicios dirigidos a la infancia y juventud.
Este Fondo debe existir en los tres niveles de gobierno. En consecuencia, por
mandato de la Ley, debe crearse a nivel central, un Fondo Nacional de
Protección; los Fondos Estadales de Protección, a nivel estadal y los Fondos
Municipales de Protección, en los municipios.
Los servicios autónomos, sin personalidad jurídica, tienen las siguientes carac-
terísticas:
98
Derecho Subjetivo: Poder o facultad concedido a una persona (individual o colectiva)
por el derecho objetivo, de hacer, poseer o exigir algo. Derecho Objetivo: Conjunto de
normas imperativas atributivas que rigen la conducta humana en la vida social.
286
Implica una excepción al principio de la universalidad presupuestaria.
Se supone que el legislador optó por decretar los Fondos de Protección como
servicios autónomos, sin personalidad jurídica, a fin de asegurar recursos que se
asignaran a la protección y atención de niños y adolescentes específicamente y
que no se utilizaran para otros propósitos.
287
3.- Objetivo del Fondo.
La ley asegura, en todo caso, que los recursos sean destinados exclusivamente
al financiamiento de programas, acciones o servicios específicos a la protección y
atención al niño y adolescente, por lo que los recursos del Fondo no pueden ser
reasignados a otros programas, proyectos o partidas.
288
asignados al Fondo de Protección para atender otras necesidades, puesto que
estos recursos se encuentran fuera de la órbita del presupuesto, correspondiendo
exclusivamente a programas, acciones o servicios de atención y protección de
niños y adolescentes.
289
Los recursos se deben destinar únicamente a programas específicos cuyo objeto
sea la protección y atención de la infancia y juventud,.
5.-Obligación de aprovisionamiento.
6.-Fuentes de Aprovisionamiento.
290
promoción o capacitación de personas, en relación a los derechos y garantías
contenidos en la ley;
También forman parte de los recursos de los Fondos, los intereses devengados
por los recursos administrados.
7.-Adscripción y administración.
El artículo 337 prescribe que el Fondo Nacional de Protección del Niño y del
Adolescente estará adscrito al Consejo Nacional de Derechos y su administración
estará a cargo de la persona que este último designe.
291
En cuanto a la adscripción de los Fondos estadales y municipales, la LOPNA no
hace mayores especificaciones, razón por la cual es de suponer que también
estarán adscritos a los respectivos Consejos de Derecho.
292
Ley Orgánica de Salvaguarda de Patrimonio Público.
293
h) Autorizar expresa y específicamente la utilización excepcional de los recursos
del respectivo Fondo en el financiamiento de políticas sociales básicas;
La regla del artículo 340 de la LOPNA explica ,de manera precisa, la forma de
elaborar el plan de acción y de aplicación. Así mismo, este artículo señala lo que
se deberá entender por plan de acción y de aplicación. Por plan de acción se
entiende la definición de objetivos y metas, con especificación de prioridades,
sobre la base de necesidades y propósitos establecidos por el correspondiente
Consejo de Derechos; y por plan de aplicación, la distribución de recursos por
áreas prioritarias, que atienden a los objetivos y metas de la política definida en el
respectivo plan de acción.
294
traduzcan en logros, hay que establecer las metas, es decir, indicar cuanto se
quiere hacer o lograr, servicios que se prestarán y/o necesidades que se cubrirán.
La ejecución de objetivos y metas presupone la concreción de acciones, y estas,
a su vez ,de una serie de actividades que implican la realización de un conjunto
de tareas concretas. Esto significa que se ha de indicar, de manera específica
cuales son las acciones y actividades que deberán ejecutarse, para alcanzar las
metas y objetivos propuestos en el plan de acción. Gráficamente, podría reflejarse
en cuadros, como los siguientes:
PLAN DE ACCION
Necesidades Prioridad
295
PLAN DE APLICACIÓN
O A Activida Resp R R R R T
b c des onsa H M F T i
j ci ble e
Por
e ó m
cada
t n p
acción
i o
v
o
296
f) Colocar los recursos en inversiones no riesgosas, rentables y de fácil
liquidación;
Las normas de funcionamiento del Fondo Nacional de Protección del Niño y del
Adolescente, de acuerdo al artículo 342 están contenidas en la LOPNA, y en las
que dicte el Consejo Nacional de Derechos en su ámbito de competencia.
La disposición del artículo 343 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, con relación a otras fuentes de aprovisionamiento, señala que,
complementariamente a las fuentes de aprovisionamiento de recursos señaladas
en el artículo 336 de la Ley, los Fondos Estadales de Protección del Niño y del
Adolescente también cuentan, entre sus recursos, con las transferencias
provenientes del Fondo Nacional de Protección del Niño y del Adolescente.
297
De igual modo, en el caso de los Fondos Municipales de Protección del Niño y del
Adolescente, sus recursos pueden provenir de transferencias del Fondo Nacional
y del correspondiente Fondo Estadal de Protección.
99
Ley de Impuesto sobre la Renta, artículo 27, parágrafo Decimotercero: “También se
podrán deducir de la renta bruta las liberalidades efectuadas en cumplimiento de fines de
utilidad colectiva y de responsabilidad social del contribuyente y las donaciones
efectuadas a favor de la Nación, los Estados, las Municipalidades y los institutos oficiales
autónomos¨.
298
INSTITUCIONES FAMILIARES
Georgina Morales
Introducción.
La Convención Sobre los Derechos del Niño, aprobada por ley expresa en
Venezuela el 28 de agosto de 1990, destaca la importancia de la familia en la
educación de los niños en su propio Preámbulo y en el artículo 9. La Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, promulgada el 2 de
octubre de 1998 y que entrará en vigencia el 1 de abril del año 2000, consagra en
el artículo 26 el derecho del niño a ser criado y desarrollarse en el seno de su
familia de origen, dejando la familia sustituta para los casos excepcionales.
Finalmente, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada
por referéndum del 15 de diciembre de 1999, establece también en el artículo 75
299
el derecho de los niños y adolescentes a crecer y desarrollarse en su familia de
origen.
100
Vocablo que los textos legales han utilizado uniformemente.
101
"La filiación jurídica es el vínculo jurídico existente entre padres e hijos derivado de la
relación biológica que supone la generación. El vínculo jurídico de filiación tiene su
fundamento en el vínculo natural de la sangre. No obstante, no siempre hay equivalencia
entre la filiación real o natural y la filiación legal..." GRISANTI. Página 335.
300
"reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su
personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad,
amor y comprensión", es decir, se atribuye a la familia el rol preferente para la
atención y educación de los niños ya que es el medio natural y primario para su
educación y protección. Este planteamiento inicial constituye la base para la
elaboración de la supremacía de la familia de origen en la formación y educación
de los niños.
Por su parte, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
consagra el derecho del niño a permanecer con su familia de origen en el artículo
26. Se trata de una disposición muy rica y contundente en relación a este
derecho, que no deja duda alguna sobre la prioridad del grupo familiar de
origen103 como medio ideal para la formación y crecimiento de los niños. Dicho
artículo expresa:
102
Artículo 9 de la Convención sobre los Derechos del Niño: "1. Los Estados Partes
velarán porque el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de éstos,
excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades competentes determinen,
de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es
necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria en
casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de maltrato o
descuido por parte de sus padres o cuando éstos vivan separados y debe adoptarse una
decisión acerca del lugar de residencia del niño..."
Lo cual resulta de suma importancia, por ejemplo, en los casos en los cuales se
vislumbre una rápida decisión de dar un niño en adopción, sin haber analizado la
posibilidad de que, con ayuda al grupo familiar, el niño pueda permanecer con su familia
de origen.
301
"Todos los niños y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados y desarrollarse
en el seno de su familia de origen. Excepcionalmente, en los casos en que ello
sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a vivir, ser
criados y desarrollarse en una familia sustituta, de conformidad con la ley.
104
Arts. 84, 88 y 89 de la Ley Tutelar de Menores.
302
improcedencia de la privación de patria potestad por razones económicas (art.
354).
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y
a desarrollarse en el seno de su familia de origen. Cuando ello sea imposible
o contrario a su interés superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de
conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y se
establece siempre en beneficio del adoptado o de la adoptada, de conformidad
con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la nacional." (Negritas
nuestras).
En cuanto a qué debe ser considerado como familia de origen, el artículo 345 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente precisa que se
entiende por ella, al indicar:
303
Artículo 345.- Familia de origen.-
"Se entiende por familia de origen la que está integrada por el padre y la madre, o
por uno de ellos y sus descendientes, ascendientes y colaterales hasta el cuarto
grado de consanguinidad".
Esta definición acoge una noción de familia extendida que no se corresponde con
la tradición legislativa en Venezuela, ya que nuestro modelo jurídico-familiar,
establecido en los sucesivos códigos civiles, es el de la familia nuclear basada en
el matrimonio monogámico, con una apertura en la reforma del año 1982 hacia la
aceptación de otro tipo de familia extramatrimonial o concubinaria, que bien
sabemos tiene gran repercusión en nuestra realidad social105.
105
Sobre este tema recomendamos la lectura de ROCHE, Carmen Luisa. "Patria Potestad
y Matricentrismo en Venezuela". Ver bibliografía.
106
Históricamente han existido dos modelos de familia, desde el punto de vista de las
funciones que ha cumplido dentro de la sociedad global de la cual forma parte, la familia
extensa y la familia nuclear. La primera, que abarca la amplia parentela, tenía la función
protectora y socializadora de los niños y de los ancianos y era una unidad de producción
y consumo, además cumplía funciones religiosas y políticas. Mientras que la familia
nuclear, más aislada de la parentela y típica de las sociedades industrializadas, cumple
funciones de socialización primaria de los niños y de estabilización de las personalidades
adultas. ROCHE, Carmen Luisa. Páginas 28 y siguientes.
304
que a pesar de una aparente disconformidad entre los dos textos, pareciera que
la intención del legislador ha sido la de considerar que el derecho del niño a
permanecer y ser criado en su familia de origen, no se agota hasta que no se
examine la idoneidad de parientes extendidos, y solamente después de
descartados éstos, es cuando se ubicaría al niño en una familia sustituta.
Los padres son las personas naturalmente llamados a proteger a sus hijos,
107
En lo adelante LOPNA.
108
Artículo 261 del Código Civil.
109
La patria potestad es quizás la institución familiar que más tiempo ha permanecido sin
grandes cambios a lo largo de los siglos, y a su vez, que más ha evolucionado en el
305
1) La patria potestad es exclusiva del padre y la madre y su ejercicio puede ser
conjunta o individualmente.
306
B- Guarda
D.- Visitas
"Se entiende por patria potestad el conjunto de deberes y derechos de los padres
en relación con los hijos que no hayan alcanzado la mayoridad, que tiene por
objeto el cuidado, desarrollo y educación integral de los hijos".
307
no se puede seguir considerando el contenido de la patria potestad en función de
lo que convenga a los padres, sino en interés de los hijos sometidos a ella..."
"La patria potestad sobre los hijos comunes corresponde al padre y a la madre
durante el matrimonio, y la misma se ejerce de manera conjunta,
fundamentalmente en interés y beneficio de los hijos. En caso de desacuerdo
respecto a lo que exige el interés de los hijos, los padres deben guiarse por la
práctica que les haya servido para resolver situaciones parecidas. Si tal práctica
no existe o hubiese duda bien fundada sobre su existencia, cualquiera de los
padres puede ocurrir ante el Juez de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente, quién decidirá, previo intento de conciliación entre las
partes."
308
en primer término, procurar personalmente un acuerdo entre los progenitores. La
decisión judicial solo procederá cuando habiéndose intentado la conciliación, ésta
fuere infructuosa.
"En el caso de hijos comunes habidos fuera del matrimonio, la patria potestad
corresponde conjuntamente al padre y a la madre cuando la filiación se establece
simultaneamente respecto de ambos; si la filiación se establece de manera
separada, el padre que reconozca a los hijos, con posterioridad, compartirá el
ejercicio de la patria potestad, si dicho reconocimiento se produce dentro de los
seis meses siguientes al nacimiento del respectivo hijo.
111
Por ejemplo, recurrir al consejo de un pariente, acudir a consultas psicológicas.
309
Esta disposición legal trae varios aspectos a comentar, en primer lugar, confirma
el principio general del ejercicio conjunto de la patria potestad a los progenitores,
en los hijos habidos fuera del matrimonio, en los mismos términos del artículo 261
del Código Civil, es decir, cuando la filiación la establecieron simultáneamente,
sin embargo, permite que el padre que haga el reconocimiento posteriormente,
también comparta su ejercicio si lo hace dentro de los seis meses siguientes al
nacimiento, dándole entonces una oportunidad a ese progenitor que por alguna
circunstancia no le fue posible efectuar el reconocimiento antes. Entonces, el
ejercicio individual de la patria potestad va quedando casi reservado al caso de
filiación única.
Cabe destacar en esta norma el ejercicio del derecho a opinar del hijo 112 en los
casos del reconocimiento paterno tardío, a los efectos de que ese progenitor
sobrevenido ejerza la patria potestad conjuntamente con el primero que
estableció la filiación. En estos casos el juez debe intervenir necesariamente,
oyendo al progenitor que ejerce la patria potestad y al hijo y, constatando que el
solicitante goza de posesión de estado respecto al hijo. Si de lo determinado se
aprecia que resulta conveniente a los intereses del hijo, el juez podrá conferir la
patria potestad al padre sobrevenido. En consecuencia la tendencia de nuestro
112
Esta obligación del juez se desprende del derecho a opinar del niño y del adolescente
consagrado en el artículo 80 de la LOPNA. Por otra parte es pertinente también el
artículo 221 de dicha Ley en cuanto a la sanción de multa prevista por la violación de este
derecho.
310
legislador es a la consagración absoluta del principio del ejercicio conjunto de la
patria potestad por parte de los progenitores, aún en los hijos habidos fuera del
matrimonio.
311
6º del artículo 185 del Código Civil, se declarará privado de la patria potestad al
cónyuge que haya incurrido en ellas, en cuyo caso, la patria potestad la ejercerá
exclusivamente el otro padre. Si éste se encuentra impedido para ejercerla o está
afectado por privación o extinción de la misma, el juez abrirá la tutela y, de ser el
caso, dispondrá la colocación familiar."
Se recogen en una sola disposición todos los supuestos de disolución del vínculo
matrimonial y las decisiones que debe tomar el juez durante el curso del proceso
en relación a los hijos, no solo en cuanto a la patria potestad y sus atributos, sino
también en cuanto a las visitas al progenitor no guardador y la pensión
alimentaria para la manutención de los hijos. Esta regulación legal, si bien no es
nueva, es francamente más completa y sistematizada que como se encontraba
en el Código Civil, dispersa en los artículos 191 ordinal 2º, 192 y 128. Dice la
Exposición de Motivos de la LOPNA "...Debido a la conveniencia de agrupar en el
proyecto todas las disposiciones que se refieren a la patria potestad, se incorporó
la previsión contenida en el artículo 192 del Código Civil en cuanto se refiere a las
medidas en caso de divorcio, separación de cuerpos o nulidad de matrimonio,
dentro de las cuales se estimó importante que el juez tuviese en cuenta las
previsiones de los cónyuges en materia de guarda, visitas y obligación
alimentaria, cuando el divorcio se solicita con base a la causal contenida en el
artículo 185-A..."
Cabe también destacar en la disposición legal que comentamos, que las medidas
a tomarse en relación a los hijos no sólo se refieren a los menores de 18 años
sino que, en forma expresa, también puede extenderse a los hijos incapacitados
por razones físicas o mentales. En estos casos es importante la previsión por
cuanto no ameritaría una declaratoria previa de incapacidad judicial por
interdicción. En nuestro criterio creemos que el juez, en conocimiento de causa,
incluiría en su decisión tanto a los hijos menores de edad como a los mayores en
condiciones de minusvalía física o mental graves, debidamente demostradas.
312
Consecuente con todo el articulado, el legislador privilegia los acuerdos de las
partes, prefiriéndose siempre lo que las partes hayan convenido o se encuentren
experimentando en relación a sus hijos, en su proceso de separación de hecho.
"El padre o la madre o ambos pueden ser privados de la patria potestad respecto
de sus hijos cuando:
j) inciten, faciliten o permitan que el hijo ejecute actos que atenten contra su
integridad física, mental o moral.
313
Las causales de privación de la patria potestad se han ampliado al incluirse,
además de los cinco supuestos establecidos en el artículo 278 del Código Civil,
otros supuestos menos infamantes. De alguna manera esta nueva consagración
de las causales, implica una mayor injerencia del Estado, a través del órgano
judicial, en la esfera de lo privado e íntimo de la vida familiar y en particular, sobre
la manera de dirigir la educación y la conducción de los hijos. Esta evolución cada
vez más interventora del Estado se viene paulatinamente produciendo, desde la
consagración de la privación de la patria potestad en el Código Civil de 1867,
momento en que se incluye por primera vez la idea de que un padre en ejercicio
de la patria potestad puede ser cuestionado en su ejercicio y, si es el caso, ella le
puede ser retirada113.
113
El artículo 166 del Código Civil de 1867 estableció "Los Tribunales con conocimiento
de causa, podrán privar al padre de la patria potestad, o modificar su ejercicio si tratare a
sus hijos con excesiva dureza, o si siendo viudo, les diere preceptos, consejos o
ejemplos corruptores" El Código Civil de 1873 consagra causales por primera vez, así el
artículo 248 rezaba "El padre será privado de la patria potestad: 1) Cuando maltrata
habitualmente al hijo en términos de poner en peligro su vida, o causarle grave daño. 2)
Cuando el padre ha abandonado al hijo. 3) Cuando tratare de corromper a los hijos o
prostituir a las hijas, o fuere connivente en su corrupción o prostitución." Estas tres
causales se mantienen en los sucesivos códigos civiles, hasta el de 1942 en cuyo artículo
278 se llevan las causales a cinco, a saber, 1) Cuando maltraten habitualmente a los
hijos. 2) Cuando los han abandonado. 3) Cuando trataren de corromperlos o prostituirlos
o fueren conniventes en su corrupción o prostitución. 4) Cuando por sus malas
costumbres, ebriedad habitual u otros vicios pudiesen comprometer la salud, la seguridad
o la moralidad de los hijos. 5) Cuando fueren condenados por un hecho punible cometido
intencionalmente contra el hijo. La reforma del Código Civil de 1982 mantiene las mismas
cinco causales. De manera que el artículo 352 de la LOPNA es francamente importante
en este proceso evolutivo.
314
El artículo debe ser considerado en concordancia con el 271 de la LOPNA que se
refiere a la sanción penal por el falso testimonio dado en los procedimientos
previstos en dicha ley.
"La privación de la patria potestad debe ser declarada por el juez a solicitud de
parte interesada. Se considera parte interesada para interponer la
correspondiente acción: el otro padre respecto al cual la filiación esté legalmente
establecida, aún cuando no ejerza la patria potestad y el Ministerio Público,
actuando de oficio o a solicitud del hijo a partir de los doce años, de los
ascendientes y demás parientes del hijo dentro del cuarto grado en cualquier
línea, de la persona que ejerza la guarda, y del Consejo de Protección.
En todos los casos, la decisión judicial debe estar fundada en la prueba de una o
más de las causales previstas en el artículo anterior."
315
Artículo 354.- Improcedencia de la privación de la patria potestad por
razones económicas.-
"La falta o carencia de recursos materiales no constituye, por sí sola, causal para
la privación de la patria potestad. De ser éste el caso, el niño o el adolescente
debe permanecer con sus padres sin perjuicio de la inclusión de los mismos en
uno o más de los programas a que se refiere el artículo 124 de esta Ley."
114
Ello se desprende de la concatenación de los artículos 84, 88 y 89 de la Ley Tutelar de
Menores.
316
carencia de recursos materiales. En tal caso, se considera que la solución es
mantener al niño o adolescente con sus padres, a los cuales deberá incluirse en
un programa que ayude a resolver la problemática familiar..."
Los literales c) y g) del artículo 170 de la LOPNA concuerdan con esta notificación
al Ministerio Público, en la medida de que entre sus atribuciones está el
salvaguardar el interés de los niños. La norma resalta, en forma expresa, la
conveniencia de oír la opinión del hijo, del otro padre o del guardador, además de
que se hayan aportado a los autos, los elementos de prueba que demuestren la
rehabilitación del padre solicitante. Consideramos que el juez, en su análisis, no
deberá perder de vista la gravedad de la causal específica que llevó a ese padre
a ser privado de su patria potestad, por ejemplo, el abuso sexual.
317
b) emancipación del hijo;
En los casos previstos en las letras c), d) y e), la patria potestad puede extinguirse
respecto a uno sólo de los padres."
"La privación, extinción y restitución de la patria potestad deben ser decididas por
el Juez de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente,
siguiéndose, para ello, el procedimiento previsto en el Capítulo IV de este Título."
318
Se reúnen las normas dispersas en el Código Civil vigente y de la Ley Tutelar de
Menores en un articulado que contempla todos los aspectos de la guarda.
Veamos a continuación el régimen legal:
115
Artículos 265 del Código Civil y 37 de la Ley Tutelar de Menores.
319
hijo, sin dejarle al otro progenitor las referencias pertinentes, que lo esconda y
pretenda cercenar el derecho que tienen padre e hijo de frecuentarse
regularmente. El derecho del niño de mantener relaciones personales con aquel
de sus progenitores con quién no convive, contenido en el artículo 27 de la
LOPNA no puede verse afectado.
"El padre y la madre que ejerzan la patria potestad tienen la guarda de sus hijos y
son responsables civil, administrativa y penalmente por el adecuado cumplimiento
de su contenido.
116
Es decir, la custodia del hijo, su asistencia material, vigilancia, orientación moral y
educativa y facultades de corrección.
320
novedoso la imposición al juez de ensayar, como punto previo a su decisión, la
conciliacíón entre las partes y la audición del hijo para el ejercicio de su derecho a
opinar por cuanto se trata de un asunto que le concierne. Se mantiene la negativa
del recurso de apelación para esta decisión judicial. Se entiende esta negativa por
cuanto se considera que el progenitor no satisfecho con la decisión judicial de una
única instancia, tendría la vía contenciosa para intentar la privación de la guarda
del hijo.
117
La Ley Tutelar de Menores y la práctica judicial denomina este desacuerdo
321
menores de siete años, en caso de estar ella imposibilitada o si ella misma así lo
solicita, la guarda se atribuirá al padre de ser ello posible, de lo contrario el niño
será objeto de colocación familiar. Entendemos que el legislador no ha querido
servirse de la figura que existe en otras legislaciones de "delegación de guarda" a
terceros, es decir, pareciera, de acuerdo a la redacción, que la guarda sólo podrá
ser ejercida por el padre o la madre, fuera de ellos lo que procede es la
colocación familiar118.
"modificación de guarda"
118
Es decir, en familia sustituta, trátese o no de parientes del niño.
119
Artículo 38 de la Ley tutelar de Menores: "La guarda de los hijos menores de siete (7)
años será ejercida por la madre, salvo que por graves motivos, el Juez competente
tome otra providencia."(Negritas nuestras).
322
incompetencia, lo que convertía estos debates judiciales en contenciosos muy
agresivos para la madre. La redacción de la LOPNA elimina esa situación, por
cuanto el propio texto recoge una expresión menos agresiva y menos
estigmatizante para ella ..."por razones de salud o de seguridad resulte
conveniente que se separen temporal o indefinidamente de ella.", moderándose
así el discurso legal.120
"El juez puede revisar y modificar las decisiones en materia de guarda, a solicitud
de quien está sometido a la misma, si tiene doce años o más, o del padre o de la
madre, o del Ministerio Público. Toda variación de una decisión anterior en esta
materia, debe estar fundamentada en el interés del hijo, quien debe ser oído si la
solicitud no ha sido presentada por él. Asimismo, debe oírse al Fiscal del
Ministerio Público."
"Al padre o la madre a quien le haya sido impuesto por vía judicial el cumplimiento
de la obligación alimentaria, por haberse negado injustificadamente a cumplirla,
pese a contar con recursos económicos, no se le concederá la guarda
323
padre ha cumplido fielmente, durante un año, los deberes inherentes a la
obligación alimentaria."
"La representación y la administración de los bienes del hijo se regirán por las
disposiciones contenidas en los artículos 267 y siguientes del Código Civil."
324
En materia de obligación alimentaria la LOPNA reforma algunos aspectos
tomando en consideración la experiencia judicial ocurrida en los años de
vigencia de la Ley Tutelar de Menores. Por otra parte, se quiso reunir todas
las disposiciones que en materia alimentaria se encontraban contenidas
tanto en dicha ley como en el Código Civil. Dice la Exposición de Motivos:
"...En cuanto a la obligación alimentaria, tratada en la Sección 3a, si bien se
mantienen algunas de las soluciones que están previstas en la Ley Tutelar
de Menores y en el Código Civil, se introdujo importantes modificaciones
con miras a hacer más efectivo su cumplimiento y dar respuesta más
adecuada a los intereses en juego..." El articulado es el siguiente:
325
concepto, en la oportunidad que se dicte la sentencia de privación o extinción de
la patria potestad, o se dicte alguna de las medidas contempladas en el artículo
360 de esta Ley."
Se deja sentado que la obligación alimentaria que tienen los progenitores con sus
hijos menores de dieciocho años es de carácter general y existe aún en los casos
en que no haya ejercicio de la patria potestad o no se tenga la guarda del hijo, es
decir, el padre no se libera de esta obligación ni siquiera cuando se encuentre
perturbado en el ejercicio de ella.
326
"Si el padre o la madre han fallecido, no tienen medios económicos o están
impedidos para cumplir la obligación alimentaria, ésta recae en los hermanos
mayores del respectivo niño a adolescente; los ascendientes, por orden de
proximidad, y los parientes colaterales hasta el tercer grado.
Por otra parte resulta novedosa la inclusión de terceras personas como obligadas
alimentarias, ajenas al círculo familiar, como podría ser el caso de las
colocaciones familiares donde se prevea tal obligación.
121
Artículo 283 del Código Civil: "Si el padre y la madre han fallecido, no tienen medios o
están impedidos para cumplir con las obligaciones contempladas en el artículo anterior,
éstas pasan a los otros ascendientes, maternos y paternos, por orden de proximidad."
327
"El juez debe tomar en cuenta, para la determinación de la obligación alimentaria,
la necesidad e interés del niño o del adolescente que la requiera y la capacidad
económica del obligado.
328
prudente esperar la experiencia en esta materia, pero creemos que una práctica
sistemática de este ajuste inflacionario pudiere prestarse a injusticias, ya que los
incrementos de salario del obligado no necesariamente van a ser ajustados
automáticamente con el índice de inflación. Tal vez hubiese sido más conveniente
el haberse establecido el monto alimentario a través de un porcentaje, el cual se
incrementaría automáticamente de acuerdo al aumento de sueldo que tuviese el
obligado, y que en la práctica ha sido el criterio de algunos tribunales con
resultados satisfactorios, puesto que evita las revisiones de pensiones
alimentarias en caso de incrementos de sueldo del obligado.
Este artículo debe concordarse con el artículo 271, el cual penaliza el falso
testimonio, agravándolo cuando el dicho falso genera una determinación indebida
de la obligación alimentaria.
Con esta norma, que ya existía en forma similar en el artículo 288 del Código
Civil, se pretende evitar que las circunstancias del cumplimiento de la obligación
alimentaria conduzcan a una modificación obligada de la guarda del niño o del
adolescente.
329
Artículo 372.- Prorrateo del monto de la obligación.
"El monto de la obligación alimentaria puede ser prorrateado entre quienes deben
cumplirla, cuando éstos se encuentran materialmente impedidos de hacerlo en
forma singular.
"El niño o el adolescente que, por causa justificada, no habite conjuntamente con
su padre o con su madre, tiene derecho a que la obligación alimentaria sea,
respecto a él, en calidad y cantidad igual a la que corresponde a los demás hijos
o descendientes del padre o de la madre que convivan con éstos."
122
Artículo 346.- Unidad de la filiación. "Los hijos, independientemente de cual fuere
su filiación, tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones en relación a su padre
y a su madre."
330
"El pago de la obligación alimentaria debe realizarse por adelantado y no se
puede pedir la restitución de aquella parte que, habiéndose pagado, no se haya
consumido por haber fallecido el niño o el adolescente. El atraso injustificado en
el pago de la obligación ocasionará intereses calculados a la rata del doce por
ciento anual".
Esta novedosa norma es una de las diferentes vías que en lo sucesivo tendrá el
acreedor alimentario para procurar el pago oportuno de su obligación. Tratándose
de una obligación generada por una necesidad imperiosa, como es la
manutención de un niño o adolescente, su pago debe ser por adelantado. El juicio
de incumplimiento alimentario previsto en la Ley Tutelar de Menores desaparece
en la LOPNA y, en su defecto, se establecen varias alternativas sancionatorias
para el incumplimiento de la obligación. La aquí prevista es una suerte de sanción
pecuniaria ante el atraso injustificado, que consiste en el pago de intereses
moratorios calculados en base al doce por ciento anual.
"El monto a pagar por concepto de obligación alimentaria, así como la forma y
oportunidad de pago pueden ser convenidos entre el obligado y el solicitante. En
estos convenios debe preverse lo concerniente al incremento automático del
monto fijado y los mismos deben ser sometidos a la homologación del juez, quien
cuidará siempre que los términos convenidos no sean contrarios a los intereses
del niño o del adolescente. El convenimiento homologado por el juez tiene fuerza
ejecutiva."
331
importancia, se permite la solución del caso entre las partes sin intervenciones de
terceros o a través de las Defensorías y Defensores del Niño y del Adolescente. A
la fijación por convenimiento de las partes se incorporó lo relativo al incremento
automático del monto para evitar que las partes tengan que modificar el convenio
solo con ese fin..."
"La solicitud para la fijación de la obligación alimentaria puede ser formulada por
el propio hijo si tiene doce años o más, por su padre o su madre, por quien lo
represente, por sus ascendientes, por sus parientes colaterales hasta el cuarto
grado, por quién ejerza la guarda, por el Ministerio Público y por el Consejo de
Protección."
Se mantiene una amplia gama de legitimados activos para intentar la solicitud, tal
como se encuentra previsto en la Ley Tutelar de Menores, sin embargo, resulta
novedoso el que el adolescente pueda intentar por sí mismo la solicitud y que el
juez no pueda iniciarla de oficio.
332
"El derecho a exigir el cumplimiento de la obligación alimentaria es irrenunciable e
inalienable, no puede trasmitirse por causa de muerte, ni oponérsele
compensación. En caso de fallecimiento del obligado, los montos adeudados por
concepto de obligación alimentaria, para la fecha de su muerte, formarán parte de
las deudas de la herencia."
333
"El empleador o quien haga sus veces, los administradores o directivos de las
personas jurídicas que tengan a su cargo la administración, depósito o custodia
de bienes pertenecientes al obligado alimentario, serán solidariamente
responsables con el obligado por dejar de retener las cantidades que les señale el
juez, o por ocultar el verdadero monto de los sueldos, salarios y demás
remuneraciones del obligado, así como de los capitales, rentas, intereses o
cualquier beneficio económico que le pertenezca a éste, sin perjuicio de las
demás responsabilidades que pudiera ocasionar su conducta."
334
niño o a un adolescente. Se considera probado el riesgo cuando, habiéndose
impuesto judicialmente el cumplimiento de la obligación alimentaria, exista atraso
injustificado en el pago correspondiente a dos cuotas consecutivas."
"El juez puede autorizar, a solicitud del obligado, oída la opinión del Ministerio
Público y siempre que resulte manifiestamente favorable al Interés Superior del
Niño, que el cumplimiento de la obligación se haga efectivo a través de otros
medios, tales como:
123
Kemelmajer de C. Aída. "Algunos aspectos referidos a la eficacia del llamado "proceso
familiar". Ver bibliografía páginas 86 y siguientes.
335
a) constitución de usufructo sobre un bien del obligado, el cual debe encontrarse
libre de toda deuda y gravamen y totalmente saneado. En su condición de
usufructuario, el niño o adolescente no queda sujeto a las obligaciones previstas
por la ley para tales casos;
b) designación del niño o del adolescente como beneficiario de los intereses que
produzca un determinado capital, o las utilidades, rentas o beneficios que
produzcan acciones, participaciones y cualquier título valor."
336
requerimientos y necesidades, aún cuando de hecho subsiste la obligación moral
de los padres de continuar en la manutención de los hijos que no se encuentren
económicamente independizados. La norma recoge la práctica judicial de
pretensiones planteadas frecuentemente, en el sentido de que se extienda el
deber alimentario, después de alcanzada la mayoridad, cuando el hijo se
encuentre en pleno período de formación educativa, de manera de que no se
vean perturbados los estudios por el cese de la cuota de manutención que viene
aportando el progenitor no guardador. Esta extensión la establece el legislador
hasta un máximo de los veinticinco años de edad, debidamente aprobada por el
juez.
337
ejecutiva deben ser homologados por el juez124. Ahora bien, todo desacuerdo en
relación al tema alimentario debe ser dilucidado a través de la instancia judicial
siguiéndose el procedimiento previsto en los artículos 511 a 525 de la LOPNA.
124
Artículo 375 LOPNA.
125
La Exposición de Motivos del Proyecto de Ley Tutelar de Menores señala al respecto:
"...con el propósito de hacer efectivo el cumplimiento de la pensión de alimentos en favor
de los menores, se establecen sanciones para quién injustificadamente incumpla con la
obligación alimentaria. Se concede apelación en ambos efectos de la decisión sobre la
sanción, para evitar posibles daños irreparables..." LEY TUTELAR DE MENORES.
Imprenta del Congreso de la República. Caracas, Venezuela 1982. Página 25.
126
Además de otras razones de orden constitucional, por ejemplo, un juez civil aplicando
sanciones de privación de libertad, sin los beneficios y garantías que brinda la jurisdicción
penal.
338
cumplimiento de la obligación o, si fuere el caso, la sanción penal, administrativa
o familiar del deudor alimentario que injustificadamente deje de cancelar su
obligación de manutención a los hijos, veamos cuales:
3) Sanción genérica penal por desacato a la autoridad conforme al artículo 270 129
que la impone la jurisdicción penal ordinaria conforme lo señala el artículo 214.
127
Artículo 223 de LOPNA: "Violación de obligación alimentaria. El obligado
alimentario que incumpla injustificadamente, será sancionado con multa de uno (1) a diez
(10) meses de ingreso."
128
Artículo 245 de LOPNA: "Incumplimiento de los acuerdos conciliatorios. Quién
incumpla un acuerdo conciliatorio realizado ante una Defensoría del Niño o del
Adolescente, será sancionado con multa de dos (2) a seis (6) meses de ingreso."
129
Artículo 270 de LOPNA: "Desacato a la autoridad. Quien impida, entorpezca o
incumpla la acción de la autoridad judicial, del Consejo de Protección del Niño y del
Adolescente o del Fiscal del Ministerio Público, en ejercicio de las funciones previstas en
esta Ley, será penado con prisión de seis (6) meses a dos (2) años."
130
Artículo 271 de la LOPNA: "Falso testimonio. Quién dé falso testimonio en
cualesquiera de los procedimientos previstos en esta Ley será penado con prisión de seis
(6) meses a dos (2) años... Parágrafo Segundo: Si la falsedad es causa de la privación
o extinción de la patria potestad o de una determinación indebida de la obligación
alimentaria, la prisión será de uno (1) a tres (3) años..."
131
Artículo 374 de la LOPNA: "Oportunidad del pago. ...El atraso injustificado en el
pago de la obligación ocasionará intereses calculados a la rata del doce por ciento
anual."
339
6) Tutela judicial efectiva a través de una medida cautelar independiente, ante el
132
Artículo 381 de la LOPNA: "Medidas cautelares. El juez puede acordar cualquier medida cautelar
destinada a asegurar el cumplimiento de la obligación alimentaria, cuando exista riesgo manifiesto de que el
obligado deje de pagar las cantidades que, por tal concepto, correspondan a un niño o a un adolescente. Se
considera probado el riesgo cuando, habiéndose impuesto judicialmente el cumplimiento de la obligación
alimentaria, exista atraso injustificado en el pago correspondiente a dos cuotas consecutivas."
Artículo 352 de la LOPNA. “Privación de la patria potestad. El padre o la madre o ambos pueden ser
privados de la patria potestad respecto de sus hijos cuando: ...i) se nieguen a prestarles alimentos...”
134
Artículo 362 de la LOPNA: "Improcedencia de la concesión de la guarda. Al padre o a la madre a quién
se le haya impuesto por vía judicial el cumplimiento de la obligación alimentaria, por haberse negado
injustificadamente a cumplirla, pese a contar con recursos económicos, no se le concederá la guarda del
respectivo hijo, a menos que se declare judicialmente su rehabilitación y sea conveniente al interés del
hijo..."
135
Artículo 389 de la LOPNA: "Improcedencia del régimen de visitas. Al padre o a la madre a quien le
haya sido impuesto por vía judicial el cumplimiento de la obligación alimentaria, por haberse negado a
cumplirla injustificadamente, pese a contar con recursos económicos, no se le concederá un régimen de
visitas, a menos que se declare judicialmente su rehabilitación y sea conveniente al interés del hijo..."
340
El derecho del niño a mantener relaciones personales con sus padres y a tener
contacto directo con ellos en forma regular y permanente, aun cuando se
encuentren separados, consagrado en el artículo 27 de la LOPNA, determinó la
nueva consagración de las visitas, en el sentido de que , en lo adelante, no solo
se trata del derecho del padre a visitarlo, sino también al derecho del hijo a ser
visitado. Veamos el articulado que regula las visitas del progenitor no guardador
del niño o del adolescente.
"El padre o la madre que no ejerza la patria potestad, o que ejerciéndola no tenga
la guarda del hijo, tiene derecho a visitarlo, y el niño o adolescente tiene derecho
a ser visitado."
341
realmente con su contenido. El derecho de visitas constituye la garantía para el
niño de conservar a sus dos padres luego de ocurrida una separación, lo cual
implica que la frecuentación con ambos sea, en la medida de lo posible, casi
igual. Su contenido es por lo tanto ilimitado ya que padre e hijo se necesitan
aunque residan separados. Bajo esta concepción la nomenclatura del derecho es
inapropiada, por lo simbólico de su significado, pudiendo permitir a aquellas
madres guardadoras que no han asimilado desde el punto de vista psíquico la
ruptura con su ex-pareja, el acogerse al término literal "visitas" bajo su vigilancia o
la de un aliado136.
"El régimen de visitas debe ser convenido de mutuo acuerdo entre los padres,
oyendo al hijo. De no lograrse dicho acuerdo o si el mismo fuese incumplido
reiteradamente afectándose los intereses del niño o adolescente, el juez, en
atención a tales intereses, actuando sumariamente, previos los informes técnicos
que considere convenientes y oída la opinión de quien ejerza la guarda del niño o
adolescente, dispondrá el régimen de visitas que considere más adecuado. Dicho
régimen puede ser revisado, a solicitud de parte, cada vez que el bienestar y
seguridad del niño o adolescente lo justifique, para lo cual se seguirá el
procedimiento aquí previsto."
136
MORALES, Georgina. "El Derecho del Hijo a Relacionarse con su Padre (Mal llamado
342
niño, podrá tomarse la decisión respecto a las modalidades del régimen de
visitas. Consideramos que el juez, aún cuando la norma no lo contempla, pudiera
abrir la causa a pruebas si la litigiosidad y particularidades del caso lo ameritan, y
si así lo requiere cualquiera de las partes, a los fines de demostrar algún aspecto
controvertido.
"El régimen de visitas acordado por el juez puede extenderse a los parientes por
consanguinidad o por afinidad del niño o adolescente, y aún a terceros, cuando el
interés del niño o adolescente lo justifique, para lo cual se seguirá el
procedimiento aquí previsto."
"Al padre o la madre a quien le haya sido impuesto por vía judicial el cumplimiento
de la obligación alimentaria, por haberse negado a cumplirla injustificadamente,
pese a contar con recursos económicos, no se le concederá un régimen de
visitas, a menos que se declare judicialmente su rehabilitación y sea conveniente
al interés del hijo.
343
LOPNA. En este sentido, cabría preguntarnos, que ocurriría si el niño o el
adolescente es quién toma la iniciativa de ejercer su derecho de visitas frente a
un padre que incumple con la obligación alimentaria?. Por otra parte, esta norma
no se corresponde con la doctrina toda que sustenta la ley, en cuanto a procurar
la armonía y la paz familiar a través de la búsqueda permanente de fórmulas de
conciliación, nada compatibles con esta disposición que introduce, mas bien,
elementos de conflicto. Aún cuando entendemos que la intención del legislador
ha sido procurar por todos los medios el cumplimiento de la obligación alimentaria
por parte del progenitor obligado, el discurso de la negociación visitas-pensión
alimentaria responde a la idea popular "si no pagas, no lo ves". Si bien el niño
necesita la pensión de alimentos, también necesita frecuentar a su padre. En
consecuencia no compartimos este mecanismo de presión para lograr el
cumplimiento alimentario.
La retención del hijo, ahora prevista para el supuesto del progenitor que
indebidamente retenga a su lado el hijo en el supuesto del ejercicio de las visitas,
guarda una redacción parecida a la de la Ley Tutelar de Menores en cuanto al
procedimiento a seguirse. La práctica judicial no ha sido uniforme en cuanto a si
la orden de devolución del niño es de inmediato o si debe ser respetado el
derecho a la defensa, oyendo previamente al supuesto retenedor del niño.
Consideramos, que diversas razones apoyan el criterio de que debe
salvaguardarse el derecho a la defensa en las solicitudes judiciales presentadas
con fundamento en este artículo, entre ellas, el ejercicio del derecho del niño a
344
opinar al respecto, que el juez pueda apreciar el carácter "indebido" de la
retención, el establecimiento de sanciones pecuniarias y, hasta la sanción penal
establecida en el artículo 242 de la LOPNA y, en fin, la severa contención que
reina en los desacuerdos de guarda de los hijos amerita, que el juez en
conocimiento de la solicitud, convoque al progenitor-retenedor para oir su versión
de los hechos y al niño o adolescente para que opine 137.
137
Sobre este tema ver MORALES, Georgina. "El Derecho a la Defensa en la
Jurisdicción de Familia y Menores (La retención indebida del niño por uno de los
progenitores y su restitución al legítimo guardador)" Ver bibliografía.
138
Concretamente el Convenio relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en
materia de Adopción Internacional o Convención de La Haya de 1993, el cual forma
parte del derecho interno de nuestro país a partir de la Ley Aprobatoria promulgada en
octubre de 1996. G.O. Nº 36.060 del 8 de octubre de 1996.
345
"Los niños y adolescentes pueden viajar dentro del país acompañados por sus
padres, representantes o responsables. En caso de viajar solos o con terceras
personas requieren autorización de un representante legal, expedida por el
Consejo de Protección del Niño y del Adolescente, por una jefatura civil o
mediante documento autenticado."
"Los niños y adolescentes pueden viajar fuera del país acompañados por ambos
padres o por uno sólo de ellos, pero con autorización del otro expedida en
documento autenticado, o cuando tienen un solo representante legal y viajen en
compañía de éste.
Las dos normas transcritas contemplan los viajes de niños y adolescentes dentro
y fuera del país, materia que en lo sucesivo estará excluida de la competencia del
órgano judicial. Le corresponderá al Consejo de Protección del Niño y del
Adolescente el otorgar tales autorizaciones a requerimiento del representante
legal, o bien éste podrá expedir la autorización en un documento debidamente
autenticado, apreciándose un mayor control para la salidas fuera del país.
346
que exista desacuerdo entre las personas llamadas por la ley a otorgar la
respectiva autorización o se nieguen a darla, legitimándose al hijo, si es un
adolescente o al padre que autorice el viaje, para solicitar tal intervención..."
139
Artículo 502 de la LOPNA: Autorización de salida del país. "Si se trata de una
adopción internacional, una vez decidida favorablemente la colocación, el juez autorizará
la salida del país del candidato a adopción, a fin de que se realicen los trámites ante las
autoridades nacionales competentes."
140
Artículo 231 de la LOPNA: Transporte ilegal de un niño o adolescente. "Quien
transporte dentro o fuera del territorio nacional a un niño o adolescente, que no cuente
con la debida autorización, será sancionado, según la gravedad de la infracción, con
multa de uno (1) a diez (10) meses de ingreso."
141
Artículo 232 de la LOPNA: Entrega ilegal. "Quien teniendo a un niño o adolescente
bajo patria potestad, tutela, en colocación familiar o en entidad de atención, lo entregue a
un tercero sin autorización judicial, será sancionado con multa de uno (1) a diez (10)
meses de ingreso."
142
Artículo 266 de la LOPNA: Tráfico de niños y adolescentes. " Quién promueva,
auxilie o se beneficie de actos destinados al envío de un niño o adolescente al exterior,
sin observancia de las formalidades legales con el propósito de obtener lucro indebido,
será penado con prisión de dos (2) a seis (6) años. Artículo 267 de la LOPNA: Lucro por
entrega de niños o adolescentes. "Quien prometa o entregue un hijo, pupilo o guardado a
347
una familia sustituta en el caso de que aquella no exista o sea contrario a su
interes superior. Debemos destacar la importancia que reviste, en el nuevo
tratamiento legal, la conciliación como mecanismo de primer orden para la
resolución de los conflictos familiares143, así como la presencia del juez como
figura última para decidir tales conflictos.
BIBLIOGRAFÍA
un tercero, mediante pago o recompensa, será penado con prisión de dos (2) a seis (6)
años. Quien ofrezca o efectúe el pago o recompensa incurre en la misma pena."
143
MORALES, Georgina.- "La Mediación como fórmula para la resolución de Conflictos
Familiares". Ver bibliografía.
348
MORALES, Georgina "El Derecho del Hijo a relacionarse con su Padre (Mal
llamado Derecho de Visitas). En "De los Menores a los Niños...una larga
trayectoria. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas. Caracas, 1999.
349
COLOCACION FAMILIAR O EN ENTIDAD DE ATENCION EN LA LOPNA.
Haydée Barrios
350
establece, en su primer parágrafo, que la separación de los niños y adolescentes
de su medio familiar solo podrá hacerse en aquellos casos en que sea
estrictamente necesario para preservar su interés superior, para lo cual deben
atenderse los requisitos y procedimientos establecidos en la propia Ley. Uno de
estos requisitos es el ambiente de seguridad y afecto que toda familia, sea de
origen o sustituta, debe ofrecer a los niños y adolescentes, a fin de permitir su
desarrollo integral (segundo parágrafo del artículo 26). El Estado, contando con la
activa participación de la sociedad, esta obligado a garantizar programas y
medidas de protección especiales para los niños y adolescentes privados
temporal o permanentemente de su familia de origen (tercer parágrafo del artículo
26). Entre estos programas se prevén los de colocación familiar, que tienen por
objeto organizar la colocación de niños y adolescentes en familias sustitutas
mediante un proceso de selección, capacitación y apoyo a quienes se dispongan
a incorporarse en el programa (artículo 401 de la LOPNA).
351
de materias, distintas entre sí, existe una estrecha relación entre sus
disposiciones, de tal manera que se configura todo un sistema que obliga a tener
presente para el análisis de sus normas a más de una disposición a la vez.
Dichos bloques de materias son: Los Principios Generales, Derechos, Garantías y
Deberes; el Sistema de Protección; las Instituciones Familiares y el Sistema
Penal de Responsabilidad del Adolescente; de estos la colocación familiar o en
entidad de atención forma parte del tercer bloque. A su vez, las mencionadas
materias se encuentran distribuidas en seis Títulos, siendo el Título IV el de las
Instituciones Familiares, antes mencionado. En la Exposición de Motivos de la
LOPNA, la cual fue publicada conjuntamente con el texto de la Ley, se advierte
que la misma, constituye este sistema de normas en el que cada una de las
partes que la integran esta cabalmente desarrollada y se complementa
necesariamente con las restantes, de manera que son interdependientes entre si.
“Separarlas implicaría el desmembramiento de todo el sistema propuesto como
nuevo paradigma”(Gaceta Oficial No. 5266 Extraordinario, de fecha 2 de octubre
de 1998, pag. 3)
352
colocación señalando que esta supone “la ubicación del menor en un hogar
distinto del de sus padres o tutores, con la finalidad de protegerlo de riesgos
materiales, afectivos y morales.” Si bien a simple vista pareciera que ambas
figuras coinciden en el aspecto de protección de determinados sujetos y en el
requerimiento de una familia distinta a la propia, al analizar sus aspectos más
relevantes nos daremos cuenta de las profundas diferencias entre una y otra
regulación. En primer lugar, la LTM prevé dos vías distintas para decidir una
colocación familiar: por vía judicial, a través de los Jueces de Menores y, por vía
administrativa, a través del Instituto Nacional del Menor (primer aparte del artículo
111). Por su parte, la LOPNA concede competencia exclusiva al Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente para dictar la medida, quedando por tanto
excluida cualquier posibilidad de intervención de órgano administrativo alguno
(artículo 129 en concordancia con el artículo 394 de la LOPNA). En segundo
lugar, la LTM orienta la concesión de la colocación familiar especialmente con
miras a la adopción (artículo 113), mientras que en la LOPNA se concibe la
institución como una medida de protección completamente autónoma, que podría
o no conducir a una adopción, pero que, en todo caso, permitiría proteger a quien
no resulta adoptable, bien por no llenar los requisitos para ello o porque
llenándolos no se encuentren las personas interesadas en llevar a cabo tal
adopción (artículo 397 y ss ). En este mismo sentido, la colocación familiar o en
entidad de atención tiene requerimientos propios y distintos de los exigidos para
la adopción, aun cuando los principios fundamentales que debe tener en cuenta
el juez que decide la medida de protección más adecuada para el caso concreto,
son comunes para todas las fórmulas de familia sustituta (artículo 395 LOPNA).
En tercer lugar, para la LTM la colocación familiar recae en menores declarados
en situación irregular o respecto de quienes se haya iniciado el procedimiento
correspondiente para tal declaratoria. Estos menores, que carecen de los
recursos económicos para abrirles una tutela ordinaria de menores, están
sometidos a la tutela del Estado, el cual la ejerce a través del Presidente del
Instituto Nacional del Menor (artículo 4 de la Ley del Instituto Nacional del Menor).
353
En la LOPNA desaparece la figura estigmatizante de la declaratoria en estado de
abandono, siendo sustituida por la determinación de niños y adolescentes que
requieren protección, la cual debe brindárseles previo estudio de cada caso
concreto. Asimismo, desaparece la tutela del Estado, pues su responsabilidad no
puede estar reducida a velar por determinados niños, sino que le corresponde
"tutelar los derechos de todos los niños en general" (Exposición de Motivos de la
LOPNA, pág. 10). Finalmente, la LTM solo se refiere a la colocación familiar,
desconociendo, por tanto, la posibilidad de la colocación en entidad de atención,
tal como lo prevé la LOPNA.
354
naturaleza, opine al respecto y si tiene la edad allí indicada, dé incluso su
consentimiento. El derecho a ser oído comprende el de expresar libremente su
opinión en los asuntos en que tengan interés, así como el que estas opiniones
sean tomadas en cuenta en función del desarrollo de cada niño o adolescente.
Esto último quiere decir que la Ley no consideró conveniente establecer un límite
de edad mínima para oír a estas personas, ya que se corre el riesgo de afectar el
derecho de aquellos que tienen un especial y más avanzado grado de desarrollo
mental, lo cual se presenta cada vez con mayor frecuencia gracias a las técnicas
de estimulación precoz, cuyos resultados reconoce la ciencia médica, o de
exponer a quienes sufren cierto retardo. En el citado artículo 80, parágrafo
primero, se garantiza a todos los niños y adolescentes el ejercicio personal y
directo de ese derecho, en especial en los procedimientos judiciales y
administrativos que culminen con una decisión que afecte sus derechos,
garantías e intereses, con el solo límite de su interés superior. A los fines de
materializar esta garantía, la LOPNA en su artículo 221 establece la sanción de
multa de uno a tres meses de ingreso, para quien viole este derecho en los
términos indicados, todo ello sin perjuicio de la declaratoria de nulidad del
proceso, en caso de que este exista. Alude igualmente la LOPNA ( parágrafo
segundo del artículo 80) a que la comparecencia del niño o adolescente en caso
de tales procedimientos, debe realizarse en la forma más adecuada a su
situación personal y desarrollo. De tal manera que, si se trata de un niño o
adolescente con necesidades especiales, debe garantizársele la asistencia de
personas que por su profesión o relación de confianza con el mismo, puedan
transmitir objetivamente su opinión. Por supuesto, corresponde al respectivo juez
tomar todas las medidas necesarias para que esta garantía sea efectiva en cada
caso, pudiendo decidir, por ejemplo, oír al niño en un lugar menos atemorizante
para este de lo que puede resultar la propia sede del Tribunal, siempre que se
tomen las medidas necesarias para preservar la verdad de lo que va a ser dicho
por el niño o adolescente.
355
b) Resulta conveniente que existan vínculos de parentesco, sea por
consanguinidad o por afinidad, entre el niño o adolescente y la persona o
personas que puedan constituirse en familia sustituta.
Este principio nos lleva a conectar la familia de origen con la familia sustituta, ya
que si bien es cierto que, de conformidad con el artículo 345 de la LOPNA, la
familia de origen esta constituida por el padre y la madre, o por uno de ellos y sus
descendientes, ascendientes y colaterales hasta el cuarto grado de
consanguinidad, correspondiéndole a estas personas una serie de obligaciones
conforme a la Ley (como por ejemplo, lo que establece en materia de obligación
alimentaria, el artículo 368 de la LOPNA), cuando se trata de asumir por parte de
estas personas (abuelos, hermanos, tíos) especiales facultades de decisión y
responsabilidad sobre la persona del niño o adolescente, como lo serían las que
entrañan las modalidades de familia sustituta (colocación familiar, tutela,
adopción), estos parientes por consanguinidad se constituirían, además, a los
efectos legales, en familia sustituta. Solo así podría hacérseles las especiales
exigencias de cuidado y protección que conlleva una concesión de guarda o de
representación, concedida a personas distintas de los padres.
356
dejando al colocado al cuidado de otra persona, que no ha sido debidamente
estudiada por el tribunal para ver si llena los requisitos exigidos para asumir esta
responsabilidad, comprometiéndose así los resultados de la medida de protección
dictada. Debido a la importancia de este principio en el caso de la colocación
familiar, existen una serie de previsiones dentro de su regulación, especialmente
dirigidas a evitar que se diluya la responsabilidad de la persona escogida para tal
fin, resultando además, en este caso, aplicable lo dispuesto en el artículo 270 de
la LOPNA que sanciona con prisión de seis meses a dos anos a quienes impidan,
entorpezcan o incumplan la acción de las autoridades competentes y, entre ellas,
la judicial.
357
e) No puede constituir causal para descalificar a quien pueda desempeñarse
eficazmente como familia sustituta la carencia de recursos económicos de la
misma.
Este principio está orientado a hacer posible que todas aquellas personas que
pudieran tener condiciones para resultar exitosas como familia sustituta, no sean
rechazadas o desistan de serlo debido a no contar con los recursos económicos
necesarios para ello. Una solución orientada en el mismo sentido esta contenida
en el artículo 354 de la LOPNA, el cual dispone que la falta o carencia de
recursos materiales no constituye, por sí sola, causal para la privación de la patria
potestad. Se trata en este último caso de no penalizar la pobreza y de preservar
el cumplimiento del derecho de todo niño o adolescente a ser criado por su
familia de origen, cuando ello se dificulta por carecer los padres de los recursos
económicos necesarios para dotar al hijo de la educación necesaria y del nivel de
vida que ellos desean para este. En efecto, en no pocas ocasiones los padres
pueden sentirse abrumados por la carencia de recursos y asumen una conducta
que afecta su relación con los hijos, pudiendo esto llegar a constituir una causal
de privación de la patria potestad que, al ser debidamente estudiada, puede
revelar como problema de fondo el aspecto económico. Tal sería el caso de las
ausencias prolongadas del hogar en busca de recursos económicos para el grupo
familiar y, hasta situaciones mucho más directas, en las cuales los progenitores
consideran que el hijo estaría mejor con otras personas que le satisfagan las
necesidades materiales mínimas, ya que ellos no pueden hacerlo. Como
respuesta a esta situación, la LOPNA dispone en el último de los artículos
mencionados, que el niño o adolescente debe permanecer con sus padres, sin
perjuicio de que estos sean incluidos en uno o más de los programas que prevé la
propia Ley en su artículo 124, cuya letra a), está referida a los programas de
asistencia destinados a satisfacer las necesidades de los niños, adolescentes y
sus familias, que se encuentren en situación de pobreza. En el caso de la familia
sustituta, lo que se propone el legislador es tratar de lograr la participación de
aquellos parientes del niño o del adolescente que podrían asumir la guarda y
358
representación del mismo, pero que carecen de recursos económicos para velar
por su manutención en general; asimismo estaría comprendido aquí el caso de
otras personas ajenas a la familia de origen, que poseen las condiciones
humanas, morales y de cualquier otra índole que pudieran requerirse para
proteger a un determinado niño o adolescente, pero que encontrándose en
precarias condiciones económicas no se presentan como candidatas a familia
sustituta. También en este caso, lo que se pretende es que los mismos
programas que se prevén en la letra a, del artículo 124, antes mencionado,
puedan aplicarse para aprovechar este recurso humano tan valioso en la solución
del problema de desprotección de niños y adolescentes. Es importante destacar
que, por otra parte, en el caso concreto de la colocación familiar o en entidades
de atención, en la LOPNA se omitió conscientemente la alusión a cualquier
beneficio económico que se pudiera obtener por el desempeño del rol de familia
sustituta, para evitar que se deformara la concepción de la figura y esta pudiese
ser vista, por algunos, como una simple fuente de ingreso, objetivo este
totalmente ajeno al verdadero interés que deben tener las personas llamadas a
constituirse en soluciones reales para la protección de niños y adolescentes que
así lo requieran. En tal sentido, es oportuno señalar que no existe disposición
alguna en la LOPNA, que prohiba la asignación de recursos económicos para
quienes se desempeñen como familia sustituta. Este aspecto será necesario
reglamentarlo debidamente, para evitar los abusos y distorsiones que pueden
darse en la práctica, de lo cual hay numerosos ejemplos.
359
Tal limitación persigue evitar las equívocas soluciones que se han pretendido dar,
en ocasiones, cuando detrás de una colocación familiar se encuentra encubierta
una adopción internacional, para la cual los interesados no llenan los requisitos
exigidos por la legislación venezolana.
b) Contenido.
360
concedidas al tutor, no solo la guarda y representación del pupilo, sino también la
administración de sus bienes, aun cuando sometida a una serie de controles que
la diferencian, entre otros aspectos, de la patria potestad. En cuanto a la
adopción, la misma produce legalmente efectos similares a los de la filiación y,
por tanto, a los adoptantes se les concede la patria potestad sobre el adoptado,
motivo por el cual los primeros de los nombrados se convierten en padre y madre,
respectivamente, o en uno de ellos al menos, y les corresponde la titularidad y el
ejercicio de la guarda, representación y administración de los bienes del hijo
adoptado.
c) Terminación.
d) Prelación.
361
administración, pero el adoptante no puede convertirse en ningún caso en tutor
del adoptado, ni en responsable del mismo en virtud de una colocación familiar.
En cuanto a los instrumentos donde están contenidas las normas que regulan
cada una de las instituciones mencionadas, es necesario advertir que las
previsiones sobre colocación familiar o en entidad de atención, y sobre adopción
están contenidas en la LOPNA. La regulación sobre la tutela ordinaria de
menores esta prevista en el Código Civil, si bien es oportuno señalar que la
misma hace ya mucho tiempo que resulta totalmente inadecuada a la realidad
venezolana y requiere de una urgente revisión para que pueda responder a los
problemas de protección que plantean nuestra infancia y adolescencia.
362
separado, debido a la conexión que puede presentar, en ocasiones, con la
colocación familiar, al convertirse en esta última modalidad de protección.
Con ocasión de las múltiples discusiones que se llevaron a cabo por los grupos
que intervinieron en la redacción de la LOPNA, se evaluó detenidamente la
conveniencia de consagrar una medida de protección que, aun cuando recayera
directamente sobre la persona de un niño o adolescente, pudiese ser dictada en
sede administrativa por los Consejos de Protección, en todos aquellos casos en
que por la inminencia del riesgo o la breve duración que en el tiempo podría
tener la medida, así se justificase. Como consecuencia de esto surgió la
institución contenida en el artículo 127 de la LOPNA, el cual en su primera parte
la define como: "una medida provisional y excepcional, dictada en sede
administrativa por el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente , que se
ejecuta en familia sustituta o en entidad de atención, como forma de transición a
otra medida administrativa de protección o a una decisión judicial de colocación
familiar o en entidad de atención o de adopción, siempre que no sea posible el
reintegro del niño o adolescente a la familia de origen". No se trata pues de una
colocación familiar o en entidad de atención, sino de ejecutar otra medida de
protección, que se denomina "abrigo", valiéndose para ello de familias sustitutas
dispuestas a colaborar con esta clase de medidas, las cuales deben haber sido
previamente seleccionadas y capacitadas, o bien de entidades de atención, cuya
disponibilidad haya sido también determinada con anterioridad. Por otra parte, la
duración de esta medida no puede ser superior a los treinta días, tal como lo
prevé la segunda parte de la norma citada, la cual añade que, si vencido ese
plazo no se resuelve el caso por vía administrativa, el Consejo de Protección
debe dar aviso al juez competente, para que éste dictamine lo conducente.
Cuáles podrían ser estos supuestos que requieren tan urgente solución y que
justifican el ser sustraídos al inmediato conocimiento del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente. Si bien los ejemplos podrían abundar, nos referiremos
aquí a los dos ejemplos más ilustrativos que se aportaron en las discusiones y
363
que fueron determinantes para la incorporación de la institución a la LOPNA,
estos son los siguientes: en primer lugar, el caso de uno o más niños cuya
vivienda ha sido afectada por alguna lluvia torrencial que cayese durante altas
horas de la noche de un día viernes o sábado por la noche, y cuyos padres no se
encontraban en el lugar, desconociéndose su paradero o estuviesen lesionados
con motivo de los hechos ocurridos. Estos niños necesitarían de la inmediata
actuación de un órgano del Poder Público que, a pesar del día y de la hora, les
acuerde una inmediata protección y les provea de un lugar donde permanecer,
cama, comida y cuidados acordes con su edad, ya que el interés de estos niños
no podría esperar a que llegara el día laborable más inmediato a lo acontecido,
para que los Tribunales competentes conocieran del caso y decidiesen la medida
de protección más adecuada. Tal actuación correspondería cumplirla a los
Consejos de Protección, en su condición de órganos administrativos que, en cada
Municipio, tienen a su cargo asegurar la protección, en caso de amenaza o
violación de los derechos y garantías de uno o varios niños o adolescentes,
individualmente considerados (artículo 158 de la LOPNA). Estos Consejos
funcionan de manera permanente y sus miembros tienen un sistema rotativo de
guardias, conforme lo dispone la segunda parte del artículo 166, motivo por el
cual pueden atender, de inmediato, cualquier emergencia como la descrita que
afecte a uno o más niños o adolescentes del respectivo Municipio, dictando una
medida de abrigo que les permita proveer lo conducente para la inmediata
protección del niño o niños afectados, ubicando a la familia sustituta o la entidad
de atención a la que serian llevados esa misma noche, gracias a la información
que debe constar en los registros que se lleven para tales efectos. La medida
dictada tendrá una duración máxima de 30 días, durante los cuales deben
realizarse todas las gestiones necesarias para la localización de los padres, o
lograr su restablecimiento para que puedan hacerse nuevamente cargo de sus
hijos; de no ser así, esto es, si ese lapso de tiempo es insuficiente, el respectivo
Consejo de Protección debe hacer del conocimiento del juez competente la
situación , a fin de que este determine la solución apropiada para dicho caso. El
364
segundo ejemplo está relacionado con la eventual necesidad que puede tener un
determinado progenitor de ausentarse de su hogar por un determinado periodo
de tiempo, por razones de salud (tratamiento médico o intervención quirúrgica de
importancia), a lo cual no ha podido atender por tener hijos de corta edad a
quienes no puede dejar desamparados. También, en este caso, el respectivo
Consejo de Protección podría, a través del abrigo, ubicar e estos niños en una
familia sustituta o en una entidad de atención que cuiden de su bienestar y
seguridad, mientras el progenitor resuelve su problema de salud. Por supuesto
que, también en este caso, la ausencia del progenitor no podrá exceder de los 30
días y la solución para el problema de protección de los niños mediante el abrigo
evitaría que se ponga en riesgo su seguridad, y la indebida utilización de un
mecanismo sumamente costoso y normalmente recargado como lo es la vía
judicial.
De lo expuesto surgen pues las diferencias entre las instituciones del abrigo y la
colocación familiar, las cuales son medidas de protección con supuestos
diferentes, llamadas a complementarse en un momento dado, ya que lo decidido
provisionalmente por el Consejo de Protección pueden mantenerse a través de la
decisión de colocación familiar que dicte el juez, dictadas por órganos diferentes,
con una duración muy corta la primera de ellas, la cual, además, no supone
conferimiento de facultad alguna sobre la persona de los niños o adolescentes
sobre los cuales recaiga, pues se limita exclusivamente a proveer a su inmediata
y urgente protección material. Siendo la única semejanza la finalidad de
protección que persiguen respecto a los sujetos sometidos a las mismas.
365
a los que se aludió en el número anterior, tal situación se daría si los padres
no aparecen en ese tiempo o la afectación a su salud requiere de un tiempo
mayor para su total restablecimiento o fallecen y, en el segundo caso, si el
problema del progenitor se complica o también fallece. En ambos casos, si lo
que se requiere es un poco más de tiempo, el juez podrá decidir que los niños
continúen en la familia sustituta o en la entidad de atención, donde fueron
ubicados por el Consejo de Protección, y de requerirse una medida de
protección de mayor duración decidirá la que mejor convenga al caso, siendo
una de estas opciones la colocación familiar o en entidad de atención..
366
7.-Orden de prelación. La denominación de esta medida de protección podría
conducir a pensar que resulta indiferente que se coloque al niño o adolescente
que requiere de protección, sea en una familia sustituta o en una entidad de
atención. Tal conclusión no es cierta. Uno de los cambios más importantes que
trae la LOPNA es la eliminación del Instituto Nacional del Menor (INAM) y su
sustitución por un Sistema de Protección, cuyos órganos administrativos son los
Consejos de Derechos (artículos 133 y ss. de la LOPNA) y los Consejos de
Protección (artículos 158 y ss de la LOPNA). La desaparición del INAM trae
consigo la desaparición de los centros de reclusión, donde han sido
institucionalizados los niños y adolescentes declarados en situación irregular o en
vías de serlo, y sobre los cuales han recaído las medidas que, con arreglo a la
LTM, han sido dictadas por los Jueces de Menores, con excepción de aquellos
que lograron ser adoptados. Son pues los pupilos del Estado quienes han
plenado estos lugares, en una situación de privación de libertad que podría
asemejarse a una condena a prisión, con la diferencia que no han tenido ninguna
de las garantías procesales que tienen las personas procesadas de acuerdo con
la ley penal. Habiendo cambiado el paradigma de la situación irregular de los
menores por el de la protección integral de los niños y adolescentes, se considero
totalmente contrario a los principios contenidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño (1989), que se mantuviese tal situación que atentaba contra
los más elementales derechos de los niños y adolescentes que se veían
obligados a soportarla. A tales efectos, la solución que contempla la LOPNA esta
orientada a terminar con la institucionalización de niños y adolescentes y
proporcionarles una familia sustituta, a quienes requieren ser protegidos por estar
privados temporal o permanentemente de su familia de origen. Estas
modalidades de familia sustituta que, como se ha dicho, son la colocación familiar
o en entidad de atención, la tutela ordinaria de menores y la adopción, pretenden
recrear de la manera más fiel posible el ambiente de una familia en la que pueda
insertarse al niño o adolescente protegido, con excepción de aquellos
adolescentes que, de acuerdo a las previsiones de la ley, deba aplicárseles una
367
sanción de privación de libertad. Al considerar la figura de la colocación familiar
como medida de protección, resultó imperativo admitir la necesidad de incorporar
una figura subsidiaria constituida por la opción de la colocación en entidad de
atención, ya que probablemente resulte imposible encontrar familias que quieran
acoger en su seno a todos aquellos niños y adolescentes que se encuentran en el
país y que requieren de una familia sustituta, a quienes, además, no se les
puede abrir la tutela ordinaria de menores porque no se dispone del número de
personas que la misma requiere, y no pueden ser dados en adopción porque no
hay personas interesadas en adoptarlos. Estos niños o adolescentes tienen, sin
embargo, todo el derecho de vivir en un ambiente familiar y a no ser recluidos en
instituciones que les afecta su derecho a vivir en libertad. Para estos niños o
adolescentes la colocación en entidad de atención es la formula que les permite
estar bajo la guarda de una persona física o natural, que será el responsable de
la respectiva entidad o alguna de las personas que allí trabajen, y quienes deben
llenar todos los requisitos para erigirse como tales guardadores y representantes
del respectivo niño o adolescentes, teniendo en cuenta el interés superior de los
mismos. Resulta así, por tanto, más fácil de entender el contenido del artículo 398
de la LOPNA, cuando dispone que deben agotarse las posibilidades de que la
colocación se realice en una familia sustituta, y solo si ello no puede lograrse
(porque no existe la familia que quiera recibir a ese niño o adolescente), se
dispondrá la colocación en la entidad de atención más apropiada a las
características y condiciones del respectivo niño o adolescente.
368
éxito de la gestión que estos responsables de las entidades de atención o de
quienes laboren en ellas y deseen convertirse, a su vez, en guardadores y
representantes de otros niños, el juez debe tener en cuenta el número de niños y
adolescentes que se encuentren bajo la guarda y representación de estas
personas. Esta última previsión tiene por objeto evitar que se burle el verdadero
propósito de la colocación, pues difícilmente se le puede prestar la misma
atención y cuidado a un número grande de personas, especialmente si estas son
niños y adolescentes con quienes se está conviviendo en un ambiente que se
asemeje al de una familia.
369
órgano del Poder Publico, etc. En cuanto a la colocación en entidad de atención,
esta conlleva, como se dijo, la atribución de ambas facultades al guardador
(artículo 398 de la LOPNA).
370
la madre. Esta es la solución que prevé la segunda parte del artículo 394 de la
LOPNA en cuanto a la familia sustituta en general, y es la contenida en el artículo
399 ejusdem, en cuanto a la colocación familiar en particular. En efecto, el último
de los artículos citados establece que ”la colocación familiar puede ser otorgada a
una sola persona, o a una pareja de cónyuges”. Se exige pues la existencia del
vínculo conyugal para los casos en que la colocación se conceda a una pareja, lo
cual deja fuera la posibilidad de conceder la colocación familiar a las parejas de
concubinos o a las integradas por personas del mismo sexo. Asimismo, la
disposición hace referencia a que estas personas deben poseer las condiciones
que hagan posible la protección física del niño o adolescente y su desarrollo
moral, educativo y cultural. Dichas condiciones serán evaluadas por el juez en
cada caso y, para tal evaluación, resultará muy importante la participación y
opinión del equipo multidisciplinario del cual debe servirse el juez, siguiendo para
ello lo que dispone el principio fundamental contenido en la letra d) del artículo
395 de la LOPNA.
La realidad nos demuestra que, en algunos casos, los propios padres han
entregado al niño o al adolescente a una tercera persona para que esta se ocupe
de la crianza del hijo. Tales situaciones conllevan a que se establezcan
determinadas relaciones personales entre el niño o adolescente cuya
preservación puede convenir al interés superior del niño o del adolescente. En
otras ocasiones puede resultar todo lo contrario. Sin embargo, lo importante a
tener en cuenta aquí es que se trata de una situación de hecho que debe ser
evaluada por el Tribunal, a los efectos de determinar si esa persona es apta o no
para ejercer la guarda del niño o adolescente y, de nuevo, encontramos aquí una
importante función a cumplir por el equipo multidisciplinario del que dispone el
Tribunal. En caso de considerarse apta a dicha persona, será esta la primera
opción que tendrá en cuenta el juez al conceder la colocación familiar de ese niño
o adolescente (artículo 400 de la LOPNA).
371
d) Requisitos para que pueda ser concedida la colocación familiar. La selección
de quienes aspiran convertirse en familia sustituta por la vía de una colocación
familiar, puede resultar bastante complicada, especialmente si se espera el último
momento para su elección, y supera los posibilidades de tiempo y recursos que
pueda tener el Tribunal, aún con el apoyo del equipo multidisciplinario. Ello quiere
decir, que tal selección debe estar a cargo de personas especialmente
adiestradas para tal fin y que puedan hacerse cargo, a su vez, para adiestrar a
quienes están interesadas en participar como familia sustituta, obteniendo una
colocación familiar para lo cual no saben como proceder. Por ello, el artículo 401
de la LOPNA ha dispuesto que estas personas deben inscribirse previamente en
un programa de colocación familiar, en el cual se las capacite y supervise. En la
práctica, tales programas de colocación familiar deben ofrecerse en los diversos
municipios, a fin de que los Consejos de Protección puedan ayudar a sensibilizar
a la población del área geográfica donde operen para que participen en la
solución de los casos de niños o adolescentes que requieran ser protegidos. Sin
embargo, tampoco podría pensarse que las autoridades municipales están en
mejores condiciones que los Tribunales para el adiestramiento de estas personas.
Como respuesta a esto, la LOPNA prevé la existencia de estos programas en la
letra c) del artículo 124, disposición esta que se refiere, de manera general y a
título enunciativo, a los tipos de programas que pueden ofrecerse para alcanzar
los objetivos de la ley. Dicha letra los describe como programas para organizar la
colocación de niños y adolescentes en familias sustitutas, mediante un proceso
de selección, capacitación y apoyo a quienes se dispongan a incorporarse al
programa específico de colocación. De las personas que se capacite para poder
desempeñarse como familia sustituta en la modalidad de colocación familiar, se
debe llevar un registro por el respectivo Consejo de Protección, así como también
de aquellas personas a quienes se les ha otorgado un niño o adolescente en tal
condición, y de los respectivos programas que se desarrollen en el municipio
correspondiente (artículo 402 de la LOPNA). De manera excepcional, el juez
puede otorgar una colocación familiar a una persona o personas no inscritas en el
372
programa respectivo, en cuyo caso estas deberán proceder de inmediato a
inscribirse, a los fines consiguientes. Esta situación concuerda con el contenido
del artículo 400 de la LOPNA, que contempla la posibilidad de otorgar la
colocación familiar de un niño o adolescente a la persona con la cual lo han
dejado sus progenitores, a pesar de que la misma no esté inscrita en el respectivo
programa y siempre que se den las condiciones previstas en la misma norma.
También procedería en aquellos casos en que no habiéndose inscrito persona
alguna en el registro especial al cual se refiere el artículo 402, a la que pudiese
otorgarse de inmediato una determinada colocación, se presente un interesado
que satisfaga los requerimientos del caso y este dispuesto, de inmediato, a
inscribirse en el programa en cuestión. Evidentemente, todos estos aspectos
deben constar en el expediente respectivo a fin de garantizar que se dará
cumplimiento a los compromisos que está contrayendo frente al tribunal la
persona responsable por la guarda del niño o del adolescente.
373
hecho, ocurre en estos casos. En efecto, dicho artículo prevé que las decisiones
que tome la persona responsable de la guarda del niño o adolescente, en relación
a este y en virtud de una colocación familiar o en entidad de atención, se
aplicaran con preferencia a lo que sobre los mismos aspectos opinen los
progenitores del guardado. Con esta previsión se desea corregir la anormal
situación que puede presentarse en ocasiones, en la cual los padres pretenden
interferir en el ejercicio de la guarda que tiene conferida otra persona por decisión
judicial, a pesar de que ha sido su conducta, respecto al hijo, la que ha
conducido a una afectación en el ejercicio de la guarda o de la patria potestad
que les correspondía sobre el mismo. No puede dar lugar a dudas que si el
guardador decide un instituto educacional para el niño y los padres no están de
acuerdo, sea la opinión del guardador la que prevalezca, ya que la
responsabilidad por los resultados que se obtengan le corresponderá también a
él, lo mismo sucedería con los deportes que practique el niño, o con la religión
que estuviere profesando. En todo caso, estos padres, aún afectados en estas
facultades que les concede la ley, pueden dirigirse al Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente para hacer del conocimiento del mismo la situación y los
argumentos en que basan su opinión, si es que esta orientada en beneficio del
respectivo niño o adolescente. También podrían dirigirse al Ministerio Publico a
los mismos fines, en cuyo caso le corresponderá a este disponer las
averiguaciones que se ameriten, haciendo uso para ello de las facultades que le
confiere el artículo 171 de la LOPNA. El Tribunal, de ser el caso, siempre podrá
interferir en lo decidido por el guardador en una colocación familiar o en entidad
de atención, sobre la base del interés superior del guardado.
374
plenitud de facultades que conlleva la patria potestad. En defecto de esta primera
posibilidad, podría darse una segunda, que consistiría en dar por finalizada la
colocación para sustituirla por una modalidad de protección permanente para el
niño o adolescente. Este seria el caso en que se concediese la adopción, bien
sea a la persona o personas que tenían conferida la colocación, o a otra persona
interesada en adoptar al niño o adolescente y dicha adopción resultase más
conveniente para el interés del guardado. En estos dos casos, la colocación
desaparecería totalmente como medida de protección, dando paso a instituciones
más garantistas, por su permanencia, a los intereses del respectivo niño o
adolescente.
375
artículo 404, los artículos 232 y 270 de la LOPNA establecen sanciones en caso
de su incumplimiento. El primero de estos artículos se refiere a la entrega ilegal a
un tercero, de un niño o adolescente que se tenga bajo patria potestad, tutela,
colocación familiar o en entidad de atención, la ilegalidad proviene de la ausencia
de autorización judicial para dicha entrega. En tal caso, estas conductas pueden
dar lugar a multa de uno a diez meses de ingreso. En cuanto al artículo 270, la
conducta a ser sancionada es el desacato a la autoridad al impedirse,
entorpecerse o incumplirse la acción judicial con la entrega del niño o adolescente
a una persona distinta de aquella que dispuso el Tribunal. En este último caso, la
sanción podrá ser de prisión de seis meses a dos años.
376
que viva en las inmediaciones del lugar donde se encuentre el afectado, En todo
caso, es oportuno tener presente que las sanciones previstas en el artículo 271
de la LOPNA para los casos de falso testimonio, pueden desestimular a quienes
se sientan tentados de hacerlo, y pretendan afectar con ello los intereses de una
persona inocente del hecho que se le imputa. En dicho artículo la pena para el
que de un dato falso al Tribunal es de prisión de seis meses a dos años.
377
POLÍTICA SOCIAL, POLÍTICA CRIMINAL Y LA CONVENCIÓN SOBRE LOS
DERECHOS DEL NIÑO
Hoy día sabemos que no basta, ni aparece como lo más acertado y justo, que la
política criminal de los Estados esté destinada a uno sólo de los aspectos de su
función, porque quedaría incompleta, dando respuesta solo al hecho criminal ya
producido, sin avanzar en la construcción de un sistema integral de protección-
prevención, que garantice reducir al mínimo posible, o por lo menos aceptable, la
incidencia de estos hechos dentro de las sociedades contemporáneas. En fin,
sabemos que toda política criminal seria debe estar encaminada tanto a prohibir
un comportamiento o conducta determinada, con efectos sancionatorios ante su
incumplimiento, como a allanar socialmente las posibilidades de que esas
conductas ocurran, a través de la ruptura de las causas sociales que las originan,
fundamentada, por lo genera, en la insatisfacción de los derechos humanos de
los niños, niñas, adolescentes y de las familias. Por tanto, a mi manera de ver, la
respuesta no pertenece sólo y exclusivamente al mundo específico, de la justicia
378
penal, puesto que no se trata nada más del diseño de un sistema judicial que
procese y condene, de ser necesario, los hechos que aparezcan como contrarios
a las conductas que la sociedad aprueba. Sin restar importancia al diseño y
realización estricta de un justo sistema penal de responsabilidad juvenil, la
respuesta pertenece también, y quizás con mayor fuerza, al ámbito de lo social, y
esto es así, porque la administración de justicia penal, ya sea para jóvenes o para
adultos, no es más que un subsistema que debe formar parte del conjunto de
elementos y acciones interrelacionadas con la política criminal. Y ¿qué tiene que
ver la Convención Internacional Sobre Derechos del Niño con esta política de
justicia penal juvenil integral, de protección-prevención ?
379
ejemplo, la legítima defensa), siempre que la personalidad del joven indique
causas “patológicas”, habrá que sancionarle. Este profundo arraigo de la teoría
peligrosista en los sistemas de justicia juvenil ha formado parte de la doctrina de
la situación irregular, develando secuencialmente la negación de toda garantía
durante el proceso a que se le somete.
Está definida como contravención a las leyes penales. Por tanto es violatoria del
principio universal de la legalidad de los delitos y de las penas.
380
3) Como bien lo indica Emilio García Méndez144, el concepto de “acto antisocial” y
la competencia ilimitada de los Jueces de Menores, son dos aspectos que se
complementan y refuerzan mutuamente, contribuyendo decisivamente a la
consideración del menor como un objeto, a veces de la compasión a veces de la
represión. Por lo que “es posible que, en estricto cumplimiento de la ley, un
adolescente - generalmente perteneciente a los sectores medios o altos - que
haya cometido un delito gravísimo y de naturaleza dolosa, no reciba ningún tipo
de respuesta por el acto cometido. El hecho de poseer un entorno familiar, por lo
menos formalmente bien estructurado, la asistencia a una institución educativa,
se convierten muchas veces en garantías de impunidad...Por el contrario, es
posible que un menor - generalmente perteneciente a los sectores más bajos y
desprotegidos de la sociedad - que haya cometido un hecho banal o de bagatela,
o incluso un acto “antisocial”, sólo posible de ser establecido en la cabeza de
quien lo define, sea institucionalizado (un mero eufemismo para designar a la
privación de libertad) por años, ya que desde los parámetros normativos de las
leyes basadas en la doctrina de la situación irregular, dicho menor se encontraba
en peligro moral o material...”
Estas tres consideraciones son las de mayor importancia para definir el carácter
injusto y contrario a derecho de los sistemas correccionales de menores.
144
GARCIA MENDEZ, Emilio: Foro en el “1er. Encuentro de Jueces y Procuradores de
Menores de Venezuela” realizado el día 06 de diciembre de 1996 en la ciudad de
Caracas, Venezuela.
381
Primer Momento: La prevención como control social activo:
382
defensa de los derechos humanos y la creación de instrumentos y mecanismos
adecuados para tal fin, con la participación de la comunidad y la familia.
383
penalizadas), como del adjetivo (proceso judicial), están contenidos en las Reglas
Mínimas sobre Administración de Justicia, conocidas como “Reglas de Beijing” y
principalmente en la Convención Internacional Sobre los Derechos del Niño.
Aunque el primero (Las Reglas de Beijing) no constituye un instrumento
contractual internacional, su reconocimiento en el Preámbulo de La Convención
sobre Derechos del Niño, vincula a los Estados Partes de esta última, como paso
a cumplir en el consenso y la voluntad manifiesta al suscribir la Convención.
3) Los menores de 12 años, no sólo son inimputables sino que además son
penalmente irresponsables. Cuando un menor de 12 años, comete un hecho
(debidamente comprobado), que si cometido por un adolescente pudiera
384
constituir una infracción penal, no corresponde en estos casos una medida socio-
educativa, sino una medida de protección penal.
385
Salvador”, que en su art. 54 establece que el Juez podrá ordenar la privación de
libertad cuando se establezca la existencia de una infracción penal para la cual la
conducta delictiva estuviese sancionada en la legislación penal con pena de
prisión cuyo mínimo sea igual o superior a dos años.
386
concentrarse en asegurar la transparencia de todo aquello que acontece dentro
de la institución, jugando un papel de control y verificación del cumplimiento (y
violación) de los derechos humanos específicos de niños y adolescentes privados
de libertad.
387
5.- Principio de inviolabilidad de la defensa.
En este punto y bajo este larguísimo subtítulo pretendo tratar el tercer momento
constitutivo del sistema de responsabilidad penal juvenil. A mi manera de ver,
este tercer momento contiene, a su vez, dos aspectos dignos de preocupación:
El primero tiene que ver con las medidas, que a través de un debido proceso,
sean impuestas a los jóvenes que infrinjan las leyes penales. ¿Qué debe suceder,
luego de pronunciada una sentencia condenatoria a los jóvenes que han
contravenido las leyes penales? No se trata solamente de la forma y lugar en que
se ejecutarán o se dará cumplimiento a las medidas, sino más bien a cómo
cumplir el fin último perseguido por la adopción de una medida determinada.
Finalidad que, en el caso de los jóvenes y de cualquier otro ser humano, no
puede ni debe continuar siendo la venganza de la sociedad que los relega, para
cobrarse el hecho por el cual se les ha condenado.
En este sentido, teniendo como principio que la privación de libertad debe ser
utilizada sólo como último recurso, en el caso de que la medida tomada por la
jurisdicción penal sea ésta, conviene definir si la medida misma consiste en la
privación de libertad, o si ésta es sólo un medio para el cumplimiento de los fines
pedagógicos y sociales, logrando que el joven asuma la responsabilidad por el
hecho cometido, entienda el daño que con él ha ocasionado a la sociedad,
comprenda que con su conducta ha violado los valores y derechos de otros, y lo
388
más importante, que dimensione los valores educativos que tienen que ver con el
hecho cometido.
389
entorno, las carencias socio-educativas y las condiciones particulares de la
sociedad en que se desenvuelve, más allá de la propia educación formal.
e) Crear las condiciones básicas para la integración del joven al seno familiar, si
éste existe, y a la sociedad. Para ello, es imprescindible el contacto y la
comunicación permanente con y desde el mundo exterior, pero esencialmente,
juega papel indiscutible el trabajo sensibilizador y de orientación hacia la familia.
Por ser la sociedad la primera interesada en la integración de los jóvenes al
mundo exterior; la comunidad debe tener acceso a los programas, debe vigilar
que en las instituciones se respeten los derechos humanos de los jóvenes
privados de libertad.
390
g) Debe permitirse y estimularse la asociación como derecho humano particular y
social, lo cual, a su vez, tiene una tremenda importancia pedagógica para la
integración social del joven que ha violado una norma penal. A tales efectos, las
instituciones deben asegurar y crear las condiciones necesarias para el desarrollo
de este derecho humano en particular.
El segundo aspecto de este tercer momento tiene que ver con los beneficios de
libertad anticipada o el cumplimiento condicional de una medida impuesta a un
joven. ¿Los jóvenes son o no acreedores de beneficios, tales como el
cumplimiento condicional de la medida de privación de libertad, aunque la medida
originalmente hubiese sido impuesta por un tiempo determinado?
Las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados
de Libertad, en su numeral 79 expresa que: “ Todos los menores deberán
beneficiarse de medidas concebidas para ayudarles a reintegrarse en la
sociedad, la vida familiar y la educación o el trabajo después de ser puestos
en libertad”, y añade que “a tal fin, se deberán establecer procedimientos,
inclusive la libertad anticipada...” y en su numeral 2 es más claro cuando
establece que “la duración de la sanción debe ser determinada por la
autoridad judicial sin excluir la posibilidad de que el menor sea puesto en
libertad antes de tiempo”. De estas Reglas se desprende, sin dudas, la
consideración de que el joven que ha incurrido en la violación de una norma
penal, puede gozar del beneficio de libertad, aún cuando el tiempo o la duración
de la privación de libertad no se haya cumplido. Y esto es así, y debe ser así,
puesto que si partimos de que la privación de libertad se ejecuta con el fin de dar
cumplimiento apropiado a una medida, y sólo como último recurso, es indudable
391
que proceden beneficios tales como la libertad anticipada, en caso de que la
medida haya cumplido su fin de reintegrar al joven a la sociedad, antes del
término que haya fijado el Juez. Incluso se puede otorgar el beneficio para el
cumplimiento de la medida en libertad, fijando un término en el que el joven se
haría acreedor de ella. Por ejemplo, si se impone una medida para ser cumplida
en cinco años, de acuerdo al progreso alcanzado en la labor pedagógica, a los 4
años podría el joven obtener la libertad y culminar el cumplimiento de la medida
en medio abierto. Un verdadero sistema de responsabilidad penal puede
distinguir fácilmente el momento y las condiciones en que ha de cumplir el joven
el resto de la medida.
392
ADOLESCENTES EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL. RESPONSABILIDAD,
SANCIONES Y EJECUCIÓN EN LA LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN
DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Introducción
145
Se entiende por niño toda persona con menos de doce años de edad. Se entiende por
adolescente toda persona con doce años o más y menos de dieciocho años de edad
(artículo 2° de la LOPNA).
393
Contrariamente a lo que se suele afirmar, el niño no es el ciudadano del futuro,
sino que es un ciudadano hoy. Desde hace 10 años, cuando, mediante la nueva
legislación internacional, cambió la antigua visión del niño como objeto de
tutela146, se introduce una nueva dimensión de la ciudadanía: la social (Seda,
1998, p.10, ss.)
146
Este cambio paradigmático se da, mediante la sustitución de la conocida Doctrina de
la Situación Irregular, que inspiró toda la legislación de menores entre los años 1919 y
1938, por la Doctrina de la Protección Integral que tiene su marco de referencia en un
conjunto de instrumentos jurídicos internacionales, básicamente, la Convención sobre los
Derechos del Niño; las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de
la Justicia Juvenil (Reglas de Beijing), las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
los Jóvenes Privados de Libertad, y las Directrices de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia Juvenil (Directrices de Riyadh). Según lo expresado en la
exposición de motivos de la LOPNA, estos instrumentos contienen disposiciones idóneas
y suficientes que permiten construir un nuevo derecho para niños y adolescentes y
propiciar un cambio en las instituciones sociales, a fin de activar ese derecho y pasar del
reproche individual de la situación del niño a una consideración estructural del problema.
394
Tornarse sujeto de derechos o sujeto de ciudadanía implica tornarse
sujeto de deberes, es decir, así como los ciudadanos pueden exigir de la
sociedad y del Estado, también pueden ser exigidos por ambos. En el
caso de los menores de edad las obligaciones deben corresponder al
mismo concepto de progresividad: es decir, se debe demandar de niños y
adolescentes lo que su nivel de desarrollo permita sea demandado”.
(INNFA, p.13, s.).
Estas son las premisas básicas sobre las cuales se asienta la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente y que permitieron construir un Sistema
Penal de Responsabilidad del Adolescente en conflicto con la ley penal.
395
todos los derechos y garantías inherentes a la persona humana que no
figuren expresamente en esta Ley o en el ordenamiento jurídico”.
Obsérvese que estos tres últimos derechos, más el derecho a la libertad personal
se refieren particularmente a los adolescentes en conflicto con la ley penal.
Ahora bien, el hecho de reconocer que los niños y adolescentes son sujetos de
derechos, obliga a crear vías efectivas para garantizarlos, así como el hecho de
que adolescentes cometan delitos o faltas previstas en el Código Penal, exige
concebir una estructura capaz de establecer la responsabilidad del adolescente
por los hechos punibles en los que incurran y para la aplicación y control de las
sanciones correspondientes. Es así como la Ley crea dos sistemas claramente
396
diferenciados: el Sistema de Protección del Niño y del Adolescente147
desarrollado a lo largo del Título III (artículos 117 al 344) y el Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente, previsto en el Título V (artículos 526 al 671).
Cada uno tiene su objetivo particular, diferentes integrantes y funciona con su
propia lógica. El Sistema de Protección se destina a los niños y adolescentes que
son víctimas, es decir aquellos a quienes se amenaza o violan derechos, al paso
que el Sistema Penal, se destina a los victimarios, es decir, a los que violan los
derechos de los demás.
Cuando la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente establece
los deberes que éstos tienen, no está haciendo otra cosa que reforzar el
reconocimiento de su ciudadanía. Según el artículo 93, todos los niños y
adolescentes deben: honrar a la patria y sus símbolos; respetar, cumplir y
obedecer todas las disposiciones del ordenamiento jurídico y las órdenes
legítimas que en la esfera de sus atribuciones, dicten los órganos del poder
público; respetar los derechos y garantías de las demás personas; honrar,
respetar y obedecer a sus padres, representantes o responsables, siempre que
sus órdenes no violen sus derechos y garantías o contravengan el ordenamiento
jurídico; ejercer y defender activamente sus derechos; cumplir sus obligaciones
en materia de educación; respetar la diversidad de conciencia, pensamiento,
religión y culturas; conservar el medio ambiente.
147
El Sistema de Protección del Niño y del Adolescente es una estructura conformada
por órganos (administrativos y judiciales), entidades y servicios que formulan, coordinan,
integran, orientan, supervisan, evalúan y controlan las políticas, programas y acciones
destinadas a la protección de los niños y adolescentes (artículos 117, 118 y 119). Para
garantizar su eficacia, esta estructura es descentralizada y participativa (Estado, familia y
sociedad son responsables de forma concurrente de tal garantía). La ley establece
claramente actores, estrategias y procedimientos idóneos para lograr su objetivo; se
prevé un conjunto de medidas sancionatorias para quienes, estando obligados a ello, no
garanticen, amenacen o violen derechos de niños y adolescentes; se prevé los
mecanismos que garanticen los fondos necesarios para brindar protección integral a los
niños y adolescentes.
397
Obsérvese que algunos de estos deberes introducen, desde el punto de vista
legal, más allá de cualquier planteamiento doctrinario, la responsabilidad de los
adolescentes por el quebrantamiento de la ley, puesto que los niños y
adolescentes deben respetar, cumplir y obedecer todas las disposiciones
legales, (letra b), entre las cuales se encuentran las del Código Penal y respetar
los derechos y garantías de las demás personas (letra c), entre los cuales se
encuentran el derecho a la vida, a la propiedad, a la libertad, al honor, etc.
El artículo 528 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
establece:
148
En el siglo pasado, los niños y adolescentes infractores recibían igual tratamiento que
los adultos, siendo juzgados, por los mismos jueces y enviados a las mismas cárceles.
Se les aplicaba el Derecho Penal de adultos. A finales de siglo, para asegurar a los
menores un tratamiento específico y diferenciado, se crea una justicia especializada en
398
En un primer sentido, la imputabilidad es la capacidad propia de un individuo para
que se le atribuya, plenamente, las consecuencias de actos que constituyan
conductas tipificadas en la ley penal como delitos o faltas. Por el contrario, la
inimputabilidad supone que, por razones previamente establecidas en la ley,
(edad, salud mental, etc,), al sujeto no se le puede atribuir las mismas
consecuencias que el Código Penal o leyes conexas, prevén para aquellos indivi-
duos considerados imputables (García Méndez, 1996, p.39). La imputabilidad se
traduce en la responsabilidad penal que significa ser sujeto a las sanciones
(penas) previstas en el derecho penal general.
399
aplicado. Sí se entiende, que la esencia del Derecho Penal consiste en imponer
coactivamente restricciones de libertad o de derechos a determinados individuos,
por el hecho de haber violado o transgredido determinadas normas consideradas
básicas para la sociedad y previstas como delito (Funes, 1996, p.317), se debe
convenir que ambas características -violación de normas y restricción de libertad-
están presentes en nuestra Ley Tutelar de Menores (L.T.M.) aún vigente 150.
La lógica de este modelo se plantea así: El “menor infractor”, con su delito o falta,
revelaría síntomas de patología, razón por la cual no debe ser punido, sino
sometido a tratamiento. Por ser considerado peligroso para sí mismo y para la
sociedad, debe ser curado y reeducado en instituciones donde se investiga, de
forma inquisitiva, los diversos aspectos de su personalidad. Este tratamiento es
coactivo y por tiempo indeterminado, pues su permanencia en el centro de
rehabilitación depende de sus propias necesidades de curación. Si el “menor” se
asimila al enfermo y debe ser curado mediante su reeducación, no es necesario
un proceso judicial, ni el establecimiento de requisitos legales. Como se trata de
rehabilitar y no de reprimir, casi todo está permitido, no hay necesidad de respetar
las garantías jurídicas.
150
En efecto, el artículo 86 de la L.T.M. define los menores infractores como “quienes
incurran en cualquier hecho sancionado por leyes penales u ordenanzas policiales”, con
400
se diga que es inimputable, irresponsable, que no tiene culpa, que solo necesita
rehabilitación, sufre las consecuencias de un internamiento que en nada se
diferencia de la privación de libertad de los adultos, a consecuencia de la
imposición de una pena (Palomba, 1995, p.11, ss.).
lo cual se hace presente la posible violación de las normas y los artículos 107 (numeral 2
y 4), 108 y 118, prevén la privación o restricción de libertad como sanciones.
151
La responsabilidad penal del adolescente es de la misma naturaleza de la
responsabilidad del adulto, aunque atenuada. En ambos casos se está en presencia de
la realización culpable de una figura delictiva y de una restricción de derechos como
consecuencia. La diferencia entre ambas es una diferencia de grado (Baratta, 1995,
p.53).
401
comete. A su vez, se reconoce sus especiales derechos cuando se le imputa o se
le declara responsable por una infracción a la ley penal. De acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 4° de la Convención Sobre los Derechos del Niño, el
adolescente en conflicto con la Ley Penal tiene derecho a una respuesta social
que tome en cuenta su edad, fomente su dignidad y el respeto por el derecho de
los demás y lo integre de forma constructiva a la sociedad. Tiene, además, el
derecho a un juicio justo.
402
desarrollo, la adopción de cualquier tipo de sanción. Garantizar supone respetar
los derechos que los adolescentes tienen como ciudadanos, especialmente el
derecho a un proceso rápido, comprensible para ellos y con todas las garantías
que se conceden a los adultos. Adecuar la respuesta penal a la fase evolutiva del
adolescente, significa excluir de la justicia de adolescentes al automatismo que
asocia, inevitablemente, determinada pena al correspondiente delito, e introducir
criterios de enjuiciamiento y adopción de sanciones, que llevan en consideración
la gravedad del hecho cometido, pero también las circunstancias propias del
adolescente como persona en desarrollo. Esto supone contar con un elenco de
sanciones, amplias, flexibles (pero siempre determinadas en el tiempo) dotadas
de contenido educativo y preferentemente no institucionalizantes. Implica,
además, estimular la participación social en la ejecución de las sanciones, a fin de
facilitar la inserción social de los adolescentes.
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente recoge, elabora y
hace suyos todos estos planteamientos, tal como se verá en los sucesivos
acápites.
152
Las Medidas de Protección son las órdenes que emanan de la autoridad competente
(administrativa o judicial), cuando se produce en perjuicio de uno o varios niños o
adolescentes individualmente considerados, la amenaza o violación de sus derechos o
garantías, con el objeto de preservarlos o restituirlos (artículo 125 de la LOPNA). Estas
medidas pueden ser, por ejemplo, la inclusión del niño o del adolescente y su familia, en
forma conjunta o separada en algún programa; cuidado en el propio hogar del niño o del
adolescente, apoyando y orientando a los padres, representantes o responsables, a
través de un programa; declaración de los padres, representantes o responsables, según
sea el caso, reconociendo responsabilidad en relación al niño y al adolescente; orden de
tratamiento médico, psicológico o psiquiátrico, ambulatorio o en régimen de internación
en centros de salud, al niño o al adolescente que así lo requiera o a sus padres o
403
cual se puede enfrentar la capacidad de respuesta del sujeto con las exigencias
del ordenamiento jurídico. Adopta entonces el criterio, según el cual solo se
puede exigir a alguien una determinada capacidad de respuesta, a medida que se
le haya dado las bases de una formación que se corresponda, por lo menos, con
la enseñanza básica. Por lo demás, aplicar una sanción penal a un niño implicaría
una grave perturbación de su formación y desarrollo (Bustos, 1996, p.338). En
esta ley venezolana, las medidas de protección aplicadas al niño victimario, se
equiparan a las concedidas al niño víctima de violación de sus derechos.
representantes, en forma individual o conjunta, según sea el caso (artículo 126, literales
a), c), d) y e).
153
El artículo 526 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente define
el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente como “el conjunto de órganos y
entidades que se encargan del establecimiento de la responsabilidad del adolescente por
los hechos punibles en los cuales incurran, así como de la aplicación y control de las
sanciones correspondientes”. Dicho sistema se integra por la Sección de Adolescentes
del Tribunal Penal; Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia; Ministerio
Público; defensores públicos; policía de investigación; programas y entidades de atención
(artículo 527)
404
a) Consagra el derecho a la integridad personal, proscribiendo las torturas y
otras penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (artículo 32). Es más, la
LOPNA tipifica los delitos de tortura (artículo 253) y trato cruel (artículo 254), en
los cuales puede incurrir el funcionario público que ejecute contra algún niño o
adolescente actos que produzcan graves sufrimientos o dolor con el propósito de
obtener información (tortura), o el que los someta a vejación física o psíquica
(trato cruel).
405
la proporcionalidad. Las sanciones deben ser racionales, en proporción al
hecho y a sus consecuencias (artículo 539).
406
la separación de los adultos, cuando el adolescente esté en prisión
preventiva o cumpliendo sanción privativa de libertad (artículo 549).
Ahora bien, este procedimiento similar al previsto para los adultos, es realizado
dentro de una estructura judicial “del y para” el adolescente, es decir, una justicia
especializada, integrada por la Policía de Investigación, Ministerio Público y los
órganos jurisdiccionales: la Sección de Adolescentes del Tribunal Penal y la Sala
de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia. La Sección de Adolescentes
del Tribunal Penal se integrará con Jueces de Control, de Juicio y de Ejecución y
407
en cada tribunal funcionará una Corte Superior, constituida por una o más Salas
de Apelación (artículo 666). Se prevé la participación ciudadana en los juicios
contra adolescentes, mediante los escabinos, para los casos en los que el
adolescente imputado haya cometido delitos para los cuales se prevea la
privación de libertad como sanción (artículo 584).
408
frente a su conducta delictiva será, desde el punto de vista sustancial, una
sanción o un castigo” (BELOFF, 1997, p.32).
409
c) Las tareas que se asigne al adolescente deberán:
410
Las definiciones de la LOPNA permiten clasificar las sanciones, básicamente, en:
privativas de libertad (artículo 628); restrictivas de libertad, entre las que se
incluye la semi-libertad (artículo 627) y la libertad asistida (artículo 626);
restrictivas de derecho, entre las que se encuentran la imposición de reglas de
conducta (artículo 624) y servicios a la comunidad (artículo 625).
411
Ley”. En efecto, el principio de la legalidad de la ejecución se enuncia del
siguiente modo:
d) Las condiciones que deben reunir los lugares de internamiento (artículos 634 y
636).
e) El perfil del personal que debe trabajar en estas instituciones (artículo 637).
154
Las medidas no privativas de libertad, es decir imposición de reglas de conductas,
libertad asistida, la semi-libertad y la prestación de servicios a la comunidad, suponen la
inclusión del adolescente en programas socio-educativos, tanto públicos como privados.
Esto significa que la sociedad civil, puede “integrarse a esa tarea fundamental de rescate
del adolescente infractor, para sí mismo, su familia y su comunidad” (Exposición de
412
Los adolescentes infractores son sujetos de varias categorías de derechos: los
fundamentales, inherentes a la persona humana, reconocidos en Convenios y
Pactos Internacionales, consagrados en la Constitución a favor de todas las
personas de cualquier edad y que no se pierden por efectos de la condena; los
reconocidos en la LOPNA a favor de todos los niños y adolescentes, que tampoco
se pierden por la sentencia condenatoria y los que se derivan de su propia
condición de sancionados. Entre los primeros, se encuentran el derecho a la vida,
a la integridad física, psíquica y moral, a la dignidad humana, al honor, a la
libertad de conciencia y religión, a la salud, a la educación, etc. Estos derechos
están desarrollados en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, donde también se encuentran otros derechos que les son
reconocidos específicamente por su condición de tal, como por ejemplo: el de
estar protegidos contra la explotación económica y el desempeño de cualquier
trabajo que pueda entorpecer su educación, sea peligroso o nocivo para su salud
o para su desarrollo integral (artículo 94); el derecho a participar en su proceso de
educación (artículo 55);el de ser respetados por sus educadores (artículo 56); a
ser informados y educados, de acuerdo a su desarrollo, en salud sexual y una
maternidad y paternidad responsables, sana, voluntaria y sin riesgos (artículo 50);
derecho a ser vacunado (artículo 47): a estar protegido contra abuso y
explotación sexual (artículo 33).
Motivos). Ahora bien, todos los programas socio-educativos, sean públicos o privados
deben ser elaborados siguiendo los parámetros indicados en el artículo 191 y ser
registrados conforme lo previsto en el artículo 186 ante el respectivo Consejo Municipal
de Derechos, que es un órgano administrativo para la protección de los derechos difusos
o colectivos de niños y adolescentes (artículos 133 y 147).
413
En el artículo 630 se encuentran los derechos de los sancionados con cualquiera
de las medidas previstas en el artículo 620. Estos derechos son:
414
que el lugar de internamiento satisfaga las exigencias de higiene, seguridad
y salubridad, cuente con acceso a los servicios públicos esenciales y sea
adecuado para lograr su formación integral;
415
mantener la posesión de sus objetos personales y disponer de local seguro
para guardarlos, recibiendo comprobante de aquellos que hayan sido
depositados en poder de la institución;
416
a) vigilar que se cumplan las medidas de acuerdo con lo dispuesto en la
sentencia que las ordena;
c) vigilar que el plan individual para la ejecución de las sanciones esté acorde con
los objetivos fijados en la ley;
e) revisar las medidas por lo menos una vez cada seis meses, para modificarlas o
sustituirlas por otra menos gravosa, cuando no cumplan con los objetivos para los
que fueron impuestas o por ser contrarias al proceso de desarrollo del
adolescente;
155
El COPP no atribuye expresamente al Juez de Ejecución la competencia para
salvaguardar los derechos de los adultos condenados a pena privativa de libertad. En
este aspecto, el Código es timorato porque dicha atribución hay que deducirla de su
artículo 471.
417
adolescentes que hayan de cumplir cualquier medida, máxime la que deba
ejecutarse en un centro de internamiento (literales b y d).
Las sanciones deben ser idóneas para lograr su objetivo fundamental: coadyuvar
al desarrollo integral del adolescente, fomentándole su sentido de responsabilidad
personal y social. Por ello, el Juez de Ejecución debe revisar la sanción
inicialmente aplicada, por lo menos cada seis meses, según el mandato del literal
e) del artículo 647, de acuerdo a la circunstancia particular, a la evolución de cada
caso.
BIBLIOGRAFIA
418
ALBERGARIA, Jason. (1991). Comentarios ao Estatuto da Crianca e do
Adolescente. Río de Janeiro: Aide.
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responsabilidad. Ed. Hombres de Maíz. San Salvador, pp.63-82.
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del Niño: del menor como objeto de la compasión-represión a la infancia-
adolescencia como sujeto de derechos”, en Derecho de la Infancia.
Adolescencia en América Latina, Ed.Forum Pacis. Bogotá, pp.73-87.
420
SISTEMA PENAL DE RESPONSABILIDAD DEL ADOLESCENTE
Introducción
421
entidades, sanciones y procedimientos, que tienen como finalidad materializar el
ejercicio de los derechos y garantías consagrados en esta Ley. Tanto el
Sistema de Protección del Niño y del Adolescente, como el Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente, constituyen la columna vertebral de la
LOPNA, por cuanto ambos sistemas concretan el efectivo cumplimiento de
los derechos y garantías del niño y del adolescente y la exigencia de
responsabilidad que tienen ambos ante la familia, la sociedad y el Estado, si se
determina su participación en la comisión de algún hecho punible. En estos
casos, el niño que incurra en una falta o delito será objeto de una medida de
protección y al adolescente, a partir de los 12 años hasta los 18, le será
impuesta una sanción o medida educativa. En ambos supuestos está presente
el deber que tienen todos los niños de respetar, cumplir y obedecer todas las
disposiciones del ordenamiento jurídico y de respetar los derechos y
garantías de las demás personas, de acuerdo a lo establecido en el artículo 93
de la LOPNA. La existencia de ambos sistemas nos indica claramente que el
manejo y tratamiento de una situación que afecte los derechos y garantías de un
niño o adolescente corresponde al Sistema de Protección del Niño y del
Adolescente, en tanto que, si se trata de la participación de un adolescente en
la comisión de un delito, tanto la investigación del hecho punible y la
determinación de la responsabilidad del adolescente como la aplicación y
control de las sanciones correspondientes, concierne al Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente.
422
necesarias para abordar con criterio transformador el manejo de la
problemática generada por el aumento de la delincuencia juvenil, al admitir la
responsabilidad penal del adolescente infractor, sin eufemismos ni
ambigüedades, característicos de la legislación tutelar. Eso sí, garantizando el
ejercicio de los derechos fundamentales del adolescente como sujeto de pleno de
Derecho y no como objeto de compasión o represión, y la determinación de su
responsabilidad a través de un proceso ajustado a las características de un ser
humano que, aun cuando no esté plenamente presente en él la capacidad de
entender y de obrar conforme a esa comprensión, hay ya un proceso de
maduración que permite reprocharles el daño social que causen (Exposición
de Motivos de la LOPNA). Y, en tercer lugar, transmite señales claras a la
sociedad al diseñar un sistema de responsabilidad penal del adolescente
infractor, el cual, de ser aplicado con apego a la normativa propuesta, permitiría
acabar con la impunidad en que han permanecido los hechos punibles
cometidos por “menores” infractores, mediante la creación de una jurisdicción
especializada que tendrá la responsabilidad fundamental de juzgar al
adolescente incurso en la comisión de algún delito; la asignación al fiscal del
Ministerio Público especializado, del monopolio del ejercicio de la acción penal
pública para exigir la responsabilidad del adolescente en conflicto con la ley
penal; el establecimiento de una estructura capaz de concretar la realización del
derecho a la defensa, igualmente de carácter especializado; la renovación del
papel de la víctima, con derecho a intervenir activamente en el proceso y a
obtener, eficazmente, la reparación del daño sufrido; y la creación de un
repertorio de medidas, auténticas sanciones, entendidas como medio para
lograr, por una parte, la conscientización y reinserción en la sociedad del
adolescente infractor de la ley penal y por la otra, dar respuesta a la
sociedad que exige seguridad y para ello, contención del fenómeno criminal
(Exposición de Motivos de la LOPNA). La Convención Sobre los Derechos del
Niño, establece que los “Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de
quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o
423
se declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera
acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que
fortalezcan el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades
fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y
la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma
una función constructiva en la sociedad” (Artículo 40.1).
principio de legalidad;
presunción de inocencia;
audiencia equitativa;
impuestas;
424
El Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente, al acoger los
principios reguladores contenidos en la Convención y agregar otros provenientes
de los demás instrumentos jurídicos que integran la Doctrina de la Protección
Integral, la cual significa un salto cualitativo fundamental en la consideración
social de la infancia, supera el viejo paradigma de la Situación Irregular. El
siguiente esquema comparativo se propone señalar algunas diferencias:
Situación Irregular:
425
En consecuencia se genera confusión entre los roles que el juez, el
fiscal y el abogado defensor deben desempeñar, lo que produce, en
numerosas oportunidades, injustas privaciones de libertad por infracciones
de escasa gravedad, las cuales generalmente afectan a los menores
marginales o carentes de recursos, conformándose una situación perenne
de “criminalización de la pobreza”.
426
Se ocupa de resolver la situación irregular del Estado, la sociedad y la
familia, de superar la incapacidad de dar respuestas a las necesidades
sociales del niño y del adolescente, en atención a sus características
particulares;
427
Consagra el principio de legalidad –nullum crimen nulla poena sine
lege- y el principio de legalidad del procedimiento.
428
los datos del proceso; la excepcionalidad de la privación de libertad; la
separación de adultos cuando se esté detenido y, algo de gran
importancia, la consideración de los usos y costumbres de adolescentes
pertenecientes a comunidades indígenas, cuando se trate de establecer su
responsabilidad penal, (Exposición de Motivos de la LOPNA). La LOPNA
establece manera expresa los derechos de todo adolescente señalado
como presunto autor o partícipe de un hecho punible, desde el primer
acto de procedimiento, es decir, desde la primera indicación policial,
administrativa, del Ministerio Público o judicial en ese sentido. También
importa destacar la preocupación legal por asignar al adolescente
señalado un defensor, además de la posibilidad que otorga a sus
padres, representantes o responsables de coadyuvar en la defensa.
429
sino educativo, porque tal intervención reserva la privación de libertad
como sanción en los casos más graves, y porque busca la disminución
de la violencia institucional de perversos resultados ahora y siempre.
430
b) solicitar la suspensión del proceso a prueba, cuando se haya
logrado un preacuerdo conciliatorio entre las partes;
431
a lo insignificante del hecho (criminalidad de bagatela) o a la mínima
participación del adolescente. También como recompensa a una
contribución decisiva en la investigación que permita evitar la comisión
de otros hechos punibles, esclarecerlos o determinar la participación de
otras personas, caso típico del crimen organizado y de las pandillas,
que utilizan adolescentes entre sus miembros, para la perpetración de
crímenes de toda especie. Otro supuesto ocurre cuando el adolescente,
a consecuencia del hecho, ha sufrido un daño físico o moral grave,
caso que se presenta, por ejemplo, cuando hurtando o robando es
gravemente herido o cuando por conducir, sin licencia y con descuido,
sufre un accidente en el que muere o sufre una severa lesión un ser
querido o resulta el mismo con secuelas significativas de daño físico o
moral. Finalmente, cuando la sanción que se espera, por el hecho de
cuya persecución se prescinde, carece de importancia en relación a la
sanción ya impuesta o a la que cabe esperar por los restantes hechos;
caso que se presenta cuando, por ejemplo, cumpliendo sanción de
privación de libertad por un robo agravado se descubre que también el
adolescente había cometido un hurto simple que en su momento no fue
conocido o que, siendo enjuiciado por varios hechos punibles, alguno o
algunos resulten de menor importancia frente a otro u otros más
graves, cuya sanción se estime suficiente. Estos supuestos,
fundamentados en los principios de humanidad y proporcionalidad
permiten no sancionar la criminalidad de bagatela o la culpabilidad
exigua y decantar el proceso de modo de elevar a juicio sólo lo más
significativo del resultado de una investigación. (Exposición de Motivos de
la LOPNA).
432
LOPNA. Mediante la acusación, el fiscal del Ministerio Público solicita el
enjuiciamiento del adolescente imputado, determinando el objeto del juicio
y calificándolo jurídicamente. Llega a esa determinación si estima que la
investigación proporciona fundamento suficiente. En ese momento debe
haber investigado tanto los hechos y circunstancias útiles para el
ejercicio de la acción, como los que obren a favor del adolescente
sospechoso (Artículo 554). Si actúa de otra manera, estaría afectando
las garantías del adolescente sometido al Sistema Penal de
Responsabilidad del Adolescente, contenidas en el artículo 90 de la
LOPNA, según el cual todos los adolescentes que, por sus actos, tienen
derecho a las mismas garantías sustantivas, procesales y de ejecución
de la sanción, que las personas mayores de dieciocho años, además
de aquellas que les corresponden por su condición específica de
adolescentes. En este sentido, conviene tener presente lo establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal, con respecto a la buena “fe: las
partes deben litigar con buena fe, evitando los planteamientos dilatorios,
meramente formales y cualquier abuso de las facultades que este
Código les concede.” (Artículo 99). Al no dar cumplimiento el fiscal al
deber impuesto en la norma del 554, atropella el derecho de defensa
del adolescente imputado y ello acarrearía el rechazo total de la
acusación y el sobreseimiento definitivo. Según el artículo 570 de la
LOPNA, la acusación debe contener la identidad y residencia del
adolescente acusado, así como sus condiciones personales. Se busca
individualizar a la persona cuyo enjuiciamiento se solicita y determinar el
lugar donde puede ser citado o notificado. También se exige la relación
de los hechos imputados con indicación, si es posible, del tiempo,
modo y lugar de ejecución. Estos datos permitirán al adolescente
acusado y a su defensor conocer cuál es el hecho por el que se
pretende enjuiciarle y, en consecuencia, preparar su defensa. El literal c)
indicación y aporte de las pruebas recogidas en la investigación y el
433
literal h) ofrecimiento de la prueba que se presentará en juicio, de la
disposición en análisis, garantizan el derecho de defensa del adolescente
acusado pues le permiten conocer, por anticipado, los medios de
prueba que el fiscal del MInisterio Público utilizará para intentar se le
declare culpable y aplique una sanción y preparar los medios de
defensa que destruirán la pretensión fiscal. La expresión precisa de la
calificación jurídica objeto de la imputación con indicación de las
disposiciones legales aplicables (literal d) y la indicación alternativa de
figuras distintas para el caso en que no resultaren demostrados en el
juicio los elementos que componen la calificación principal, cumplen con
el objeto de posibilitar la correcta defensa del imputado. Ambas
exigencias materializan el mandato de la Convención de que no se
alegue que ningún niño ha infringido las leyes penales, ni se acuse o
declare culpable a ningún niño de haber infringido esas leyes por actos
u omisiones que no estaban prohibidos por las leyes nacionales o
internacionales en el momento en que se cometieron. ( Artículo 40,
numeral 2, literal a), sí como la disposición de la LOPNA que establece
que ningún adolescente puede ser procesado ni sancionado por acto u
omisión que, al tiempo de su ocurrencia, no esté previamente definido
en la ley penal, de manera expresa e inequívoca, como delito o falta, y
finalmente, la norma prevé que tampoco puede ser objeto de sanción si
su conducta está justificada o no lesiona o pone en peligro un bien
jurídico tutelado. (Artículo 529). Puede suceder que, en el auto de
enjuiciamiento, el Juez de Control se aparte de la acusación,
modificando la calificación jurídica del hecho punible, lo que demuestra
que la imputación fiscal no tiene carácter vinculante e incluso puede
sobreseer si la rechaza. El literal f) nos dice que la acusación contendrá
la solicitud de la medida cautelar para asegurar la comparecencia a
juicio del imputado. Estas medidas cautelares pueden ser declaradas
procedentes o rechazadas por el Juez de Control, o ser sustituidas por
434
otras, ordenando, si fuere el caso, la libertad del imputado. Y el literal
g) exige que se especifique, en la acusación, la sanción definitiva que
se pide y el plazo de cumplimiento, con lo cual se da cumplimiento al
artículo 529 de la LOPNA, en cuanto al principio de legalidad de la
sanción.
Las facultades y deberes que tienen las partes dentro del plazo
fijado para la celebración de la audiencia preliminar, deben
materializarse por escrito. En primer lugar, el señalamiento de vicios
formales o la falta de fundamento de la acusación y la oposición de
excepciones, busca la depuración del proceso. Esto nos remite al
Código Orgánico Procesal Penal, el cual se refiere a las excepciones
oponibles por incompetencia del tribunal, acción no promovida conforme
a la ley y la extinción de la acción penal: (Artículos 27, 44 y 64 y
siguientes). En ejercicio del derecho a la defensa pueden solicitar el
sobreseimiento o proponer acuerdo conciliatorio que, como vimos antes,
es una de las fórmulas de solución anticipada. También es propicia la
oportunidad para solicitar la imposición, revocación o sustitución de una
medida cautelar o la aplicación del procedimiento por admisión de los
hechos, descrito en el Artículo 583 de la LOPNA, que acarrearía la
imposición inmediata de la sanción, con una notable reducción de su
severidad. También durante este período puede solicitarse la práctica de
una prueba anticipada, según lo establecido en el Artículo 316 del
Código Orgánico Procesal Penal. Pueden las partes plantear cualquier
otra cuestión incidental que permita una mejor preparación del debate y
ofrecer los medios de prueba necesarios para resolver las cuestiones
propias de la audiencia preliminar. Finalmente, el adolescente imputado
y su defensor deben proponer la prueba que presentarán en el juicio.
Esta carga que recae sobre el imputado permite “filtrar” el proceso,
pues si se trata de una prueba contundente, se está en la oportunidad
435
procesal adecuada para poner en práctica alguna fórmula de solución
anticipada o alguna otra de las alternativas procesales.
436
que integrarán el Tribunal, según se trate de un juez profesional o de
un Tribunal de Juicio integrado por tres jueces, un profesional y dos
escabinos, cuando la sanción solicitada en la acusación sea la
privación de libertad. Todo lo relativo a la integración del Tribunal de
Juicio con escabinos está regulado por las disposiciones acerca de los
órganos jurisdiccionales (artículos 665 y siguientes de la LOPNA) que a
su vez remiten a lo dispuesto por el Código Orgánico Procesal Penal,
en el Título de la Participación Ciudadana, artículos 146 al 163. La
constitución del Tribunal de Juicio conlleva la posibilidad de plantear
recusaciones, es decir, promover incidencias de separación de todos o
algunos de los jueces del caso, facultad de las partes que se regula
según lo establecido en los Artículos 82 y siguientes del Código
Orgánico Procesal Penal, donde se enumeran las causales de
recusación, basadas en el parentesco, la amistad, la comunicación con
una de las partes en ausencia de la otra, haber emitido opinión,
interés, las cuales, en general, se fundan en el temor de que el juez
o los jueces no actúen con imparcialidad. La Convención - recordemos
- exige a los Estados Partes la garantía de que la causa será dirimida
sin demora por una autoridad u órgano judicial competente,
independiente e imparcial... (Artículo 40, numeral 2,, literal a.III). Dentro
de las actuaciones previas, igualmente se encuentra la posibilidad que
tiene el imputado, de promover nueva prueba o reiterar la promoción
de la declarada inadmisible y el fiscal y el querellante de reiterar la
declarada inadmisible, siempre y cuando tal solicitud se haga dentro de
los cinco días siguientes a la fijación del juicio y será providenciada
por el juez o presidente del Tribunal colegiado. Esta actuación previa,
de promoción de nueva prueba o de reiteración de la declarada
inadmisible, amplía la garantía de la defensa en juicio, a través de la
ampliación de la prueba. Finalmente, dentro de las actuaciones previas
también se plantea la posibilidad de que el Tribunal ordene que se
437
efectúen los exámenes psiquiátricos, físicos, químicos o toxicológicos,
cuando del resultado de la investigación se evidencian hechos que
aconsejan someter al adolescente a tales experticias. Una consecuencia
importante de la oportuna realización de los exámenes psiquiátricos se
refleja en el Artículo 619 de la LOPNA. El segundo momento es la
audiencia del juicio oral. Ésta será oral, continua y privada, so pena de
nulidad. Así lo establece la LOPNA. Tales características corresponden
a la materialización de los principios de oralidad, continuidad,
inmediación y privacidad. El principio de oralidad consiste en que los
alegatos de las partes, las declaraciones del acusado, las declaraciones
de los testigos y expertos y las determinaciones del tribunal, deben
hacerse en forma verbal. Se trata de un mecanismo económico y
simple que permite obtener una justicia más pronta. Lo único escrito
del juicio oral es el acta que recoge lo sucedido (Vecchionacce,
1998:229). El principio de continuidad impulsa la prontitud del juicio.
Señala la norma que si el juicio no puede realizarse en una sola
audiencia, continuará durante todas las audiencias consecutivas que
fueren necesarias, hasta su conclusión. La oralidad se extiende,
inclusive, al pronunciamiento judicial a que haya lugar, si durante la
audiencia se produce la impugnación de algún auto de sustanciación y
de mero trámite, a través del respectivo recurso de revocación. Así
queda establecido en el Artículo 607 de la LOPNA. Según la norma
del 588, la audiencia del juicio sólo podrá suspenderse por un plazo
máximo de diez días, en los casos previstos en el Artículo 337 y
siguientes del Código Orgánico Procesal Penal. La interrupción por más
tiempo conlleva a la nueva realización del debate desde su inicio. Se
realizará con la presencia del imputado, del fiscal del Ministerio Público,
del querellante en su caso y del defensor; con la presencia
ininterrumpida del o los jueces que integren el Tribunal y del Fiscal del
Ministerio Público - reitera el Artículo 589 de la Ley - so pena de
438
nulidad. Esta disposición tiene que ver con el principio de inmediación.
Inmediación significa presencia. De la importancia de este principio se
desprende la nulidad que recae sobre el proceso si se verifica la
ausencia de las partes y de las personas que deban intervenir, pues
no tendrían validez los actos cumplidos en contravención o con
inobservancia de las formas y condiciones previstas en la ley. El juicio
oral del adolescente acusado es privado. Al mismo sólo deben
comparecer quienes deben intervenir. El Artículo 545 de la LOPNA,
advierte acerca de la publicación de datos de la investigación o del
juicio, que directa o indirectamente, posibiliten identificar al adolescente.
El Artículo 546, establece que el proceso penal de adolescentes es
oral, reservado, entre otros. Por otra parte, al enunciar los derechos,
garantías y deberes, se establece que todos los niños y adolescentes
tienen derecho al honor, reputación y propia imagen. Añade el Artículo
65, Parágrafo segundo, que está prohibido exponer o divulgar, por
cualquier medio, datos, informaciones o imágenes que permitan
identificar, directa o indirectamente, a los niños y adolescentes que
hayan sido sujetos activos o pasivos de hechos punibles, salvo
autorización judicial fundada en razones de seguridad u orden público.
Estas disposiciones lucen necesarias dada la estigmatización que podría
recaer sobre el adolescente acusado, la cual alejaría notablemente las
esperanzas de facilitar el pleno desenvolvimiento de sus capacidades y
la adecuada convivencia con sus familiares y demás integrantes de su
entorno social. La LOPNA establece que durante esta fase del proceso
se escucharán las exposiciones iniciales del fiscal del Ministerio Público,
del querellante en su caso, del defensor y del imputado. La finalidad
que se persigue es la fijación del objeto del debate. Cada una de las
partes expone su hipótesis, cada uno de los actores presenta al juez o
jueces el ángulo más favorable a su posición en el proceso, el fiscal
presenta su acusación o hipótesis inculpatoria, el defensor explica su
439
hipótesis exculpatoria, el imputado rechaza la acusación, etcétera, todos
con la intención de atraer a su lado el interés positivo de los
juzgadores. Pero, de nada sirve la fuerza, la contundencia de los
argumentos si estos no tienen el respaldo probatorio necesario.
Arribamos así al tercer momento de la audiencia oral: la recepción de
las pruebas. A través de testigos (personas que han obtenido la
información mediante su percepción directa), peritos (personas
especialmente calificadas con relación a un conocimiento particular, que
explican un fenómeno que no es asequible al tribunal según su
capacidad de análisis común), documentos (cualquier tipo de soporte
material - papel, cinta, electrónico, vídeo, etc. - que contiene
información), cosas (elementos materiales que han tenido alguna
vinculación con los hechos que se intenta comprobar). En principio, es
admisible cualquier otro canal de información siempre que no sea
ilícito, que sea susceptible de control por parte de los sujetos
procesales y no afecte la dignidad de las personas. (Binder, 1999:263)
La LOPNA confiere a las partes amplias facultades para examinar
exhaustivamente todos los medios de prueba incorporados al proceso
durante el debate probatorio. En el Artículo 598 se establece el
principio contradictorio: El juez o el presidente del Tribunal, después de
interrogar al experto o testigo sobre su identidad personal y las
circunstancias necesarias para valorar su testimonio, concederá el
interrogatorio a la parte que lo propuso y con posterioridad a las
demás partes que deseen interrogar, en el orden que considere
conveniente. Por último, los miembros del tribunal podrán interrogar al
experto o testigo, sólo para esclarecer puntos dudosos pero sobre
hechos o circunstancias sobre los cuales ya hayan sido inquiridos por
las partes. La Convención faculta al adolescente para interrogar o
hacer que se interrogue a testigos de cargo y obtener la participación
y el interrogatorio de testigos de descargo en condiciones de igualdad.
440
Dada la trascendencia de esta fase del proceso, la LOPNA la ha
rodeado de las máximas condiciones de orden, eficacia e igualdad.
Puede ocurrir que, en el curso de la audiencia se constate la
necesidad de producir nuevas pruebas que aparezcan como
indispensables para el esclarecimiento de los hechos; de ser así, la
parte interesada puede promover su recepción y el Tribunal, por vía de
excepción, podrá ordenarla. Terminada la recepción de las pruebas, el
Tribunal concederá la palabra a las partes para que emitan sus
conclusiones. Ésta es una fase de confrontación, donde cada una de
las partes hace un análisis de lo ocurrido y de las normas aplicables
al caso. Se produce una discusión acerca de la naturaleza de los
hechos en examen, las pruebas recibidas y las cuestiones a resolver.
Los argumentos de cada parte pueden ser refutados mediante la
réplica pero ésta queda limitada a los que no hayan sido objeto de
conclusiones, de manera de evitar repeticiones estériles. El debate
termina con la intervención de la víctima y del imputado, verdaderos
protagonistas del conflicto que se está tratando de resolver. Entramos
así al momento final del juicio oral: la deliberación y la decisión. La
deliberación tiene carácter secreto y sirve para apreciar la prueba
según la libre convicción razonada, extraída de la totalidad del debate.
En el caso del tribunal colegiado la decisión se tomará por mayoría.
En esta fase se genera una discusión y deben ser analizados
exhaustivamente todos los elementos que pueden concurrir en la
solución del caso. Realizado el análisis se procederá a la valoración de
la prueba mediante el sistema de la libre convicción razonada. Significa
que el juez o los jueces emplean su raciocinio para vincular las
hipótesis formuladas por las partes con las pruebas presentadas en el
curso del debate y llegar así, libremente, a la convicción de lo
ocurrido. Alcanzar la convicción es llegar al convencimiento de que
alguna de las hipótesis, sea la del fiscal o del querellante en su caso,
441
sea la del defensor, ha sido racionalmente probada de forma tal que
no puede ser negada. El juez o jueces no tienen que explicar el
camino utilizado para obtener ese convencimiento, sin embargo tendrán
que expresar las razones en que se han apoyado para absolver o
condenar al acusado. Estas razones se extraerán de las pruebas
incorporadas al juicio durante el debate probatorio. Si el
pronunciamiento es condenatorio, el juez profesional será responsable
de la decisión sobre la calificación jurídica y la sanción imponible. La
sentencia absolutoria se fundará en las razones enumeradas en el
Artículo 602 de la LOPNA. La inexistencia del hecho o no haber sido
probada su existencia, no está tipificado, está probado que el
adolescente no participó en el hecho o no fue probada su
participación, su conducta está justificada (legítima defensa, estado de
necesidad, etc.), no haber comprendido el adolescente que su conducta
era ilícita o no le era exigible otra conducta - opciones de
comportamiento lícito – o la concurrencia de una de las causales de
exclusión de la culpabilidad o de la pena, de extinción o caducidad de
la acción penal o de procedencia de la remisión. La sentencia
condenatoria debe ser congruente con el auto de enjuiciamiento o con
la ampliación de la acusación; la congruencia radica en que la
sentencia de condena no podrá sobrepasar el hecho y las
circunstancias descritas en el auto de enjuiciamiento o, en su caso, en
la ampliación de la acusación. Otra posibilidad consiste en dar al
hecho otra calificación jurídica distinta a aquella de la acusación o del
auto de enjuiciamiento, o aplicar sanciones más graves. Sin embargo,
el acusado no puede ser condenado en virtud de un precepto penal
distinto del invocado en la acusación, comprendida su ampliación, o en
el auto de enjuiciamiento, si previamente no fue advertido acerca de la
modificación posible de la calificación jurídica. Siempre fijará con
precisión y claridad la sanción impuesta y el plazo de cumplimiento. La
442
LOPNA señala una serie de requisitos de la sentencia. La correcta
identificación del tribunal, del acusado; la enunciación de los hechos y
circunstancias juzgados, la determinación precisa de los hechos
probados, una exposición concisa de los fundamentos de hecho y de
derecho (motivación), la parte dispositiva, mencionando las disposiciones
legales aplicadas y la firma de los jueces. La sentencia será dictada y
leída en la misma audiencia. Si lo avanzado de la hora o la
complejidad del asunto obligan a diferir la redacción de la sentencia, se
leerá sólo la parte dispositiva y el presidente del Tribunal explicará al
adolescente y a la audiencia, los fundamentos de hecho y de derecho
que motivaron la decisión. A continuación se suscribe el acta del
debate con los requisitos de contenido señalados en el Artículo 606 de
la LOPNA.
443
de sus derechos por asociaciones de protección o de ayuda a las
víctimas, son las características resaltantes de un nuevo enfoque de la
persona que ha sufrido, directa o indirectamente, el impacto de la
acción dañina.
444
inmediato. Sólo así será posible efectuar los ajustes necesarios. Siempre y
cuando se dote al Sistema de los recursos necesarios para su
funcionamiento cabal. La sociedad venezolana del tercer milenio merece un
presente y un futuro mejores. En función de ello reclama el mejor aporte
de todos sus integrantes. Hagámoslo.
BIBLIOGRAFÍA
445
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente: un reto que
obliga a aproximar el Derecho con la Psicología del Desarrollo.
Introducción
446
Tutelar de Menores, vigente desde 1980, y sustituirla por otra radicalmente
diferente que transforma necesidades evolutivas en derechos y
responsabilidades, con base en una serie de principios rectores: el niño como
sujeto de derecho (art.10); el interés superior del niño (art.8); prioridad absoluta
(art.7); participación (art.6) y el rol fundamental de la familia (art. 5). Este cambio
de paradigma legal es un reto para las disciplinas sociales y obliga a un
encuentro entre ellas, especialmente entre el derecho y la psicología del
desarrollo, tema del presente artículo.
En este capítulo ofrecemos una comparación entre los paradigmas que subyacen
a La Ley Tutelar del Menor y La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente (LOPNA), a la luz de los avances de la psicología del desarrollo y se
analizan sus implicaciones para la LOPNA; se introduce el concepto del
desarrollo infantil integral destacando la interacción entre las áreas y los factores
que lo determinan, con énfasis en la calidad de los ambientes familiar, escolar y
comunitario que rodean al niño y se ofrece una aproximación a los cambios
típicos del proceso de desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes, como
marco de referencia para incorporar la importante relatividad evolutiva en el
proceso de toma de decisiones jurídicas y sociales que exige La Ley, lo cual se
ejemplifica con el ejercicio del derecho a la participación. Concluimos con las
posibilidades y las limitaciones del papel mediador que deben desempeñar los
adultos y la sociedad que rodea al niño, la niña y el adolescente.
447
En la psicología del desarrollo actual hemos pasado de atender a los niños
problemas (intervención terciaria) a atender a todos los niños (intervención
primaria y secundaria) (Stilwell y otros, 1985). El cambio de paradigma legal
pasa de atender al menor en situación irregular, como objeto de tutela de
parte del estado, al niño y al adolescente como sujetos con plenos derechos y
responsabilidades, cuyo respeto debemos garantizar así como proteger el
desarrollo integral de todos los niños sin discriminación alguna.
448
tanto del niño, niña y adolescente en cuestión, como de sus adultos
significativos.
449
introducir el tema evolutivo en el terreno legal y de ampliar la perspectiva en
cuanto a análisis familiar y social se refiere.
450
Los avances de la psicología del desarrollo y las demandas de la LOPNA
plantean la necesidad de disponer de una definición que se caracterice por
describir un:
Compensatorio: ya que si bien todo niño tiene el derecho a que los adultos
significativos cubran sus necesidades básicas y afectivas,
desafortunadamente no siempre es así y en esos casos es importante
detectar la presencia en su entorno de factores protectores, dado su poder
para minimizar los efectos nocivos de los múltiples factores de riesgo que
enfrentan los niños, niñas y adolescentes.
451
que en la actualidad la edad sólo se utiliza como un criterio organizador de
destrezas esperadas dentro de cada cultura y finalmente
452
"Proceso secuenciado de adquisición de conductas-producto de la
interacción entre el organismo, el ambiente y la calidad de la
instrucción ofrecida al niño- que se organiza desde lo más sencillo
hasta los más complejo, de lo más global a lo más específico y de
menor a mayor grado de diferenciación, descrito en ocho áreas
interrelacionadas de desarrollo: física, motora, cognitiva, moral,
social, afectiva, sexual y de lenguaje." (León 1995 pag.30).
Figura N° 1
Lenguaje Física
Sexual Motora
AMBIENTE
AMBIENTE
ESCOLAR
FAMILIAR
Afectiva Cognitiva
Social Moral
Académica
AMBIENTE COMUNITARIO
453
destreza de desarrollo esta precedida por otras y estas a su vez preceden otras
más complejas. De allí la necesidad de identificar este proceso, definir las macro-
necesidades evolutivas de cada período del ciclo vital, identificar las áreas más
importantes para cada uno y ajustar a ello las estrategias de fortalecimiento social
y de capacitación de los adultos mediadores de desarrollo, quienes son garantes
de los derechos y deberes de los niños y adolescentes.
454
expresión, (art. 13); a expresar su opinión y ser escuchado en asuntos que le
conciernen (art. 12); derecho a la libre asociación y libertad de celebrar
reuniones pacificas (art. 15) el derecho a desempeñar un papel activo en la
sociedad en general, los cuales están estrechamente vinculados con el logro
de un desarrollo integral optimo en cualquier edad. Los derechos y
responsabilidades son los mismos independientemente de la edad pero la
forma de ejercerlo varia acorde a las posibilidades y a las limitaciones que le
imponen los cambios evolutivos y a las expectativas culturales de su entorno.
Concepción
Este período esta estrechamente vinculado con la psicología del desarrollo del
adulto y desafortunadamente del adolescente. La concepción se caracteriza
por ser un proceso biológico, afectivo que exige el compromiso y la
responsabilidad de la pareja ante la consecuencia del acto sexual. El niño no
pide venir al mundo y paradójicamente no puede participar en la decisión mas
importante que le concierne.
455
ginecológicos, urológicos y genéticos, así como educar masivamente para una
paternidad responsable, en el momento y condiciones adecuadas, etc.…
Prenatal
456
Perinatal y neonato
457
Infancia (1 mes -2 años)
458
sociedad, su lenguaje incipiente le permite expresar su opinión y aceptar o
rechazar un alimento, manifestar mayor apego ante sus figuras mas
significativas, elementos que debe observar el adulto cuando juzga si a un
niño se le esta permitiendo ejercer su derecho a la participación, vital en este
periodo ya que es cuando define su YO separándose de los cuidadores. ¡Por
eso tienen tantas pataletas!
Preescolar (2 a 6 años)
459
conductas prosociales, respetando siempre sus diferencias individuales, ya
que en este período queda definido su estilo individual y por ello es el
momento de canalizar conductas inadecuadas y cultivar las adecuadas dentro
de su realidad sociocultural.
460
actividades grupales con pares de su edad e incluir siempre sus sugerencias,
guiar sus aportes, así como fomentar la culminación de proyectos personales
vinculados con las necesidades de su familia, escuela, comunidad y país.
Los logros desde infancia hasta el escolar preparan al adolescente para que
enfrente adecuadamente la crisis de identidad que debe resolver, bajo los
efectos de acelerados cambios físicos, endocrinológicos y afectivos que
interfieren sus capacidades cognitivas de razonamiento hipotético y abstracto.
De allí que el manejo del adolescente se debe apoyar en el logro de la buena
autoestima de los años escolares, es necesario canalizar su motivación
personal y buscar vías de inserción social con el fin de introducirlo
progresivamente a un mundo adulto donde la prioridad sea su ajuste personal
y social. La adolescencia es un período muy constructivo y útil para la
sociedad cuando el joven ha alcanzado adecuadamente los retos de
desarrollo de su ciclo vital, de allí que cuando abordamos los problemas del
adolescente, por ejemplo, droga, delincuencia, embarazo precoz,
adolescentes de la calle, estas no son más que señales que indican que no
recibió el apoyo adecuado y pertinente en el momento que lo necesitaba. Se
perdieron momentos críticos de estimulación y al rescatarlo en adolescencia
debemos también dirigir esfuerzos hacia la satisfacción de necesidades
evolutivas que no fueron cubiertas en su historia de desarrollo.
461
Por ello ante una decisión familiar, escolar o judicial, relacionado con la
pérdida de algún derecho individual, es necesario analizar retrospectivamente
los factores que intervinieron en su historia de desarrollo y actuar a futuro en
la promoción de los derechos colectivos y difusos desde edades tempranas,
minimizando con ello el alto costo social que tiene el no invertir en niñez. La
atención de la población adolescente exige combinar alternativas grupales y
situaciones de análisis individual donde se valoricen sus opiniones y se
negocien vías de inserción social, con base en las redes de apoyo local para
jóvenes con diferentes niveles educativos, Cada uno llega hasta donde su
dotación personal y el enriquecimiento ambiental le ha permitido. Es un error
exigir responsabilidades en forma abrupta en este confuso periodo de crísis
de identidad individual. Lo que el joven con presunta responsabilidad penal
requiere es soporte psicológico, social, educativo y legal para ejercer sus
derechos en forma constructiva y actuar con responsabilidad. Esta ha sido la
edad tradicional en la que, bajo el viejo paradigma tutelar, se comenzaban a
oír sus opiniones, a permitirle expresar sus deseos bajo la oídos críticos de
adultos de quienes lo separa una amplia brecha generacional.
462
La Ley requiere de adultos, profesionales y no profesionales, que en la
cúspide de su ciclo vital hayan alcanzado la realización plena y el sentido de
generatividad para llegar a ser buenos mediadores de desarrollo integral. Si
ellos no han logrado este clímax en su desarrollo, ni están ubicado en la
sociedad, si han perdido el sentido de individualidad, intimidad y el
compromiso social con su país ¿cómo podemos pedirles que atiendan
adecuadamente a nuevas generaciones? ¿cuales serán los modelos que los
niños y jóvenes pueden seguir? ¿serán capaces de guiar los principios que
subyacen a la nueva Ley, en especial el derecho a la participación? Tras la
problemática de la infancia en el país está la no satisfacción de las
necesidades evolutivas de los adultos, y dado que el proceso de desarrollo
humano es toda una experiencia acumulativa y a la vez cíclica, consideramos
de alta importancia que los juristas aborden los problemas de la infancia y de
la adolescencia bajo una amplia perspectiva evolutiva y concluyan que solo
es posible romper el círculo de indicadores sociales nefastos si algunos
esfuerzos se dirigen hacia la prevención, intervención temprana y
capacitación en desarrollo infantil integral.
Ante este complejo tema ¿qué puede hacer un abogado que asume algún cargo
en las instancias judiciales y administrativas a donde se puede acudir cuando no
se respetan los derechos de los niños?
463
Revisar los conceptos genéricos sobre el período del ciclo vital en que
se encuentra el niño y analizar sus factores protectores y de riesgo tanto
orgánicos como ambientales.
Orientar a los mediadores inmediatos del niño sobre como ejercer los
roles que la Ley le asigna y capacitar a los operadores de la misma.
464
Darle prioridad a fortalecer la familiar y mejorar las redes de apoyo local
a nivel recreativo, educativo y social.
Bibliografía
465
Cole, M. (1996) Cultural Psychology Cambridge: Harvard University Press
Cecodap (1999). Todo lo que queremos saber sobre la Ley Organica para la
Protección del Niño y del Adolescente, Caracas: Cecodap
466
Medina, S. y León, C. (1996b) Promoviendo el desarrollo infantil en la casa y en la
comunidad. Caracas: Cecodap.
467