Violencia Politica

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Facultad de Ciencias Históricos Sociales

Escuela Profesional de Trabajo Social

Violencia política y sus consecuencias

Asignatura: Campos de intervención del Trabajo Social

Docente: Dra. Lilia Calderón Núñez

Presentado por: Maria Alejandra Cruz Ccama

Año: 2do Sección: “B”

2018
Introducción

En la actualidad el hombre es un ser social, que ha pasado poco a poco a formar


parte de la sociedad, estando inmerso en cada cambio, es por ello que se le
denominara no solo un sujeto si no un sujeto social. El ser humano en el presente
se ha ido denominando poco a poco de diferentes formas, uno de ellos sujeto
social.

El hombre tiene el interés de conocerse, saber que formó parte de su pasado,


conocer y tener interés porque de tantas denominaciones, como trabajador
social entra también el estudio, como nos denominamos y tenemos que
denominar, que ha cambiado.

En el presente trabajo abarcaremos el concepto de sujeto social, para poder


conocer por que se le denomino así, como se fue construyendo el sujeto social,
que es lo que lo ha ido formando y como va a surgir el nuevo sujeto social, es
decir que ha contribuido para llamarlo “nuevo”.
1. ¿Qué es violencia política?

La violencia política es un medio común usado por los pueblos y gobiernos


de todo el mundo para lograr objetivos "políticos", esto es, relacionados con
los siguientes poderes; legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado. Se trata
de un concepto habitualmente utilizado en Ciencias sociales y políticas que
hace referencia a destrucciones o atentados físicos contra objetos,
instituciones o personas cuyo propósito, selección de daños y víctimas,
puesta en escena y efecto poseen una significación política y tienden a
modificar el comportamiento de los protagonistas en una situación de
negociación mediante una coerción consumada. Por lo general suele
calificarse por parte del poder constituido en legitimidad como delito de asalto
o vandalismo, pero sus fines (suponiendo que haya fines) son políticos,
aunque sus medios sean violentos.

1.1. Historia de violencia política

Como muchos grupos y personas creen que sus sistemas políticos no


responden a sus demandas políticas, recurren a uno de los Derechos
del hombre reconocidos, implícitamente, en la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos (1776) y, explícitamente, en las
Constituciones de la Revolución Francesa de 1789 y 1793, el de
Resistencia a la opresión, para cambiar la forma de gobierno en todo o
en parte (alguna disposición concreta) por medio de acciones de fuerza.
Es, pues, una forma de activismo, propaganda, presión o persuasión
entre muchos otros menos discutibles según criterios éticos, como la
desobediencia civil o la no violencia.

Han estudiado el papel de la violencia política en la historia teólogos,


filósofos, historiadores, politólogos y sociólogos como Tomás de Aquino,
que autorizó en el siglo XIII el levantamiento popular contra los gobiernos
tiránicos y en el siglo XVI, Nicolás Maquiavelo, para quien la razón de
estado justifica a veces realizar el mal menor para evitar el mal mayor y
la crueldad puede estar justificada en un buen gobierno, ya que la política
es una realidad ajena a toda moral, si es que es a hombres a los que hay
que gobernar. En el siglo XIX, Karl Marx afirmaba que "la violencia es la
comadrona de la Historia" y por lo tanto está autorizada por la lucha de
clases y el materialismo histórico, y su amigo y seguidor Friedrich Engels
escribió al respecto un ensayo no concluido, El papel de la violencia en
la Historia (1888). También estudió este fenómeno el sociólogo Georges
Sorel en sus Reflexiones sobre la violencia (1908), autorizando en cierta
manera el Terrorismo de fin político y social. La legitimidad de la acción
política violenta la ofrece a posteriori el éxito de la misma. Como escribió
Pedro Calderón de la Barca en su La vida es sueño, cuando en la tercera
jornada estalla la guerra civil, "a batallas tales / quienes vencen son
leales / los vencidos, los traidores".

Como resultado, personas, grupos, religiones y algunos regímenes


políticos suelen creer que algunos o todos los distintos tipos de violencia
política no sólo están justificados, sino que son necesarios para lograr
objetivos políticos y algunos gobiernos los utilizan para intimidar a sus
poblaciones e inclinarlas a la aquiescencia. La inacción o pasividad de
un gobierno también puede ser tomada como una forma de violencia
política, por ejemplo cuando, en vísperas de la Guerra Civil Española, el
Gobierno republicano adoptó una actitud de no intervención ante el
incendio y pillaje de iglesias y, posteriormente, no reprimió sino muy
tarde los actos violentos de los grupos paramilitares comunistas y
anarquistas que se levantaron contra los levantados y a los que ella
misma permitió que se les diesen armas. En el curso de la historia, el
siglo XX ha sido probablemente el siglo con más violencia de esta clase
que ha existido nunca. Sin embargo, al menos en el campo de la
izquierda, hubo un Revisionismo de la filosofía política marxista por parte
de Eduard Bernstein y Jean Jaurès que excluyó la idea de la revolución
violenta para alcanzar el socialismo y optó por la evolución para llegar a
él mediante el sindicalismo y la acción política.

1.2. Tipos de violencia

1.2.1. Violencia Directa

Según Galtung: “La violencia directa es un concepto muy


relacionado con dos concepciones erróneas: la identificación de
la violencia con la ausencia de paz (donde no hay paz, hay
violencia) y con la concepción del conflicto humano, social o
natural como algo totalmente negativo.” Son visibles en forma de
conductas, Responde a actos de violencia, Y se concreta en
comportamientos. Es la que realiza un emisor o actor
intencionado (en concreto, una persona), y quien la sufre es un
ser vivo dañado o herido física o mentalmente. Tiene como
principal característica diferenciadora que es una violencia visible
en lo que se refiere a muchos de sus efectos; básicamente los
efectos materiales. Sin embargo, también es cierto que algunos
efectos aparecen más o menos invisibles, tales como: Odios
Traumas psicológicos Sufrimientos Relaciones internacionales
injustas Adicción a una cultura violenta

De violencia directa podemos diferenciar tres tipos, dependiendo


contra quien atente:

 Toda aquella acción agresiva o destructiva contra la


naturaleza (daños contra la biodiversidad, contaminación de
espacios naturales, etc.).
 Contra las personas (violaciones, asesinatos, robos, violencia
de género, violencia en la familia, violencia verbal y/o
psicológica, etc.)
 Contra la colectividad (daños materiales contra edificios,
infraestructuras, guerras, etc.).

1.2.2. Violencia Estructural

Según Galtung: “Las dos principales formas de violencia


estructural externa, a partir de la política y la economía son:
represión y explotación. Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente;
y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente
son intencionadas.” Es aplicable en aquellas situaciones en las
que se produce un daño en la satisfacción de las necesidades
humanas básicas: Supervivencia Bienestar Identidad Libertad
Como resultado de los procesos de estratificación social, por
tanto, no hay la necesidad de violencia directa. El término
violencia estructural remite a la existencia de un conflicto entre
dos o más grupos sociales (normalmente caracterizados en
términos de género, etnia, clase nacionalidad, edad u otros) en el
que el reparto, acceso o posibilidad de uso de los recursos es
resuelto sistemáticamente a favor de alguna de las partes y en
perjuicio de las demás, debido a los mecanismos de
estratificación social.

La violencia estructural se subdivide en:

 Violencia Interna: Emana de la estructura de la personalidad


de cada uno.
 Violencia Externa: Proviene de la propia estructura social, ya
sea entre seres humanos o sociedades.

Por otro lado, también se han descrito dos tipos de violencia


estructural:

 Vertical: Es la represión política, la explotación económica o la


alienación cultural, que violan las necesidades de libertad,
bienestar e identidad, respectivamente.
 Horizontal: Separa a la gente que quiere vivir junta, o junta a
la gente que quiere vivir separada. Viola la necesidad de
identidad.

1.3. Clases de violencia política

 Genocidio, o destrucción deliberada y sistemática, en todo o en parte,


de una etnia, raza, religión o grupo nacional. Por ejemplo, el
Genocidio armenio
 Violaciones de los derechos humanos, reconocidos en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de los países inscritos en la
ONU, como la esclavitud, la violencia de género, la discriminación
racial, el acoso, etcétera
 Guerras de distinto tipo.
 Brutalidad policial y también paramilitar u organizada.
 Hambre, por ejemplo la hambruna decretada por Stalin para
exterminar a siete millones de ucranianos.
 Insurgencia, guerrilla, guerrilla urbana o rebeldía violenta de los
nativos de un país contra su Gobierno o forma política.
 Contrainsurgencia, o represión violenta de la insurgencia por parte
del estado, también llamado Terrorismo de estado, recurriendo a
procedimientos como el asesinato político o la ejecución extrajudicial
o secuestro o encarcelamiento extrajudicial o por orden reservada.
 Terrorismo, en realidad una forma de insurgencia.
 Tortura
 Pena de muerte o capital.
 Migraciones forzosas, Desplazados internos y refugiados.
 Lavado de cerebro o "Reeducación política"

1.4. Escala

El espectro de acciones y eventos cubiertos por el concepto de


violencia política es muy amplio. Se presenta en la tabla siguiente
establecida por Paul Wilkinson

Gran escala Pequeña escala

* Revueltas y violencia * Actos aislados de sabotaje o ataque a


callejeras propiedades

* Rebelión armada o resistencia * Intento aislado de asesinato

* Revolución o contrarrevolución * Guerra de clanes y vendettas

* Terrorismo de estado o
* Terrorismo político
represión

* Guerra civil * Guerrilla local o a pequeña escala

* Guerra limitada * Terrorismo transnacional e internacional

* Incursiones, raids, razzias o algaras de


* Guerra nuclear
tipo guerrilla sobre estados extranjeros
1.5. Organizaciones contra la violencia política

Las violaciones de los derechos humanos son supervisadas por comités


de las Naciones Unidas (Consejo de Seguridad, Asamblea General), por
el Tribunal Penal Internacional de La Haya, las instituciones nacionales,
muchos gobiernos y organizaciones no gubernamentales
independientes, como Amnistía Internacional, la Federación
Internacional de los Derechos Humanos, Human Rights Watch, la
Organización Mundial Contra la Tortura, la Casa de la Libertad, la
Antiesclavitud Internacional etcétera. Estas organizaciones reúnen
pruebas y documentación de las presuntas violaciones de los derechos
humanos y ejercen presión para hacer cumplir las leyes de derechos
humanos.

1.6. Estado y violencia política

El principal organizador y concentrador de la violencia estructural es el


Estado, de manera que cualquier intento por legitimar y justificar la
violencia ejercida por la clase en el poder, pasa por legitimar el Estado.
El objetivo básico que se persigue es despolitizar, desideologizar y
neutralizar el Estado, presentarlo como el sintetizador del "bien común"
y garante de la "ley y el orden". Para ello es imperativo la imposición de
una visión histórica de la naturaleza humana, la sociedad y elaborando,
simultáneamente, conceptos abstractos de nación, interés nacional,
estabilidad y paz social.

Este tipo de Estado se justificaría por el posible "caos" que devendría en


la sociedad humana por el hecho de su inexistencia. Fenómeno que
hace más de tres siglos ya debatían los grandes pensadores filósofos y
políticos. Según esta corriente teórica -que de una u otra forma sigue
vigente- la naturaleza humana es esencialmente egoísta y utilitaria, cada
ser lucha por su propia subsistencia, por la satisfacción de sus propios
intereses, lo que inevitablemente le lleva a la confrontación permanente
con otros seres humanos. Esta situación es la que Hobbes describió
como "la guerra de todos contra todos". Situación superable sólo con
apego a un ente no-utilitario, a un órgano que no buscase la satisfacción
de intereses particulares, sino que comunes, generales. De allí surge la
noción básica y la materialización del concepto del Estado actual como
el único capaz de imponer el orden en medio del "caos natural". Es decir,
ser un "administrador neutro del conflicto social".

Dicha tesis amerita al menos dos consideraciones. En primer lugar, la


naturaleza humana no es egoísta, ni altruista, ni agresiva ni pacífica, ni
buena ni mala en sí misma, sino que simplemente sintetiza el sistema de
relaciones sociales prevaleciente en un momento histórico determinado.
La esencia humana en abstracto no existe, esta es concreta y, por sobre
todo, dinámica, cambiante, de modo que la hipótesis de una situación
natural de guerra permanente solo sirve para justificar la creación y
consolidación de un complejo aparato de dominación de clase como es
el Estado (analícese, en un grado menor, la lucha contra la delincuencia),
además de proyectar la idea de la imposibilidad de transformar el
sistema o luchar por una sociedad igualitaria, puesto que el ser humano
sería individualista y egoísta en esencia y jamás podría cambiar.

En segundo lugar, es necesario puntualizar que el Estado no es un ente


que esté por sobre las clases y la sociedad. Ninguna institución es neutra
o poseedora de poder propio, más bien expresa poder social de clase.
Es por ello que conceptos y prácticas tales como orden, legalidad,
estabilidad, paz social, civilismo, etc., son de carácter tan determinado;
la sociedad virtual no existe, ni ha existido, solo existe la sociedad
históricamente concreta, de manera que el orden y la estabilidad que se
defiende hoy, es el orden y la estabilidad del neoliberalismo. El Estado
no es ningún sintetizador del bien común y del interés de un país, sino
que de violencia política y, por consiguiente, de poder de un sector de la
sociedad sobre otro.
2. Consecuencias de la violencia política

2.1. Dolor por perdidas, duelo, silencio, síndrome del susto

Perdidas de diverso tipo. El problema de la dificultad para elaborar el


duelo y superar el dolor. El silencio ante el temor y la impotencia. El
síndrome de lo que se llama “la teta asustada” o síndrome del susto o
enfermedad de la tristeza.

2.2. Cultura de la desconfianza

Toda esta violencia solo ha generado una cultura de la desconfianza con


grados cada vez más elevados y que se generaliza a todos los ámbitos.
Violencia es también lo que se ve en los video audios que hicieron
Fujimori y Montesinos.

2.3. Desesperanza aprendida, fatalismo

A la desesperanza existente por las sucesivas frustraciones históricas se


ha añadido más desesperanza e incremento del fatalismo.

2.4. Baja autoestima nacional

La autoestima nacional se ha afectado más aún en todos los sectores y


ha repercutido a nivel mundial donde están presentes ciudadanos
peruanos.

2.5. Heridas y cicatrices psicológicas

Son heridas muy graves y cicatrices muy difíciles de superar que


repercute en diversos ámbitos. El dolor generado no tiene justificación.

2.6. Desplazamientos desintegración comunal marginación desarraigo


cultural

Producto de la violencia se dio masivos desplazamientos, generando


desintegración comunal. Mayor marginación de la existente y desarraigo
cultural.
2.7. Desintegración y violencia familiar

La violencia generó desintegración familiar y la violencia familiar que


ahora es amplia y grave en los hogares. La violencia llegó a las calles y
a los hogares.

2.8. Estrés, somatización, estrés postraumático

Han sido muy generalizados los casos de estrés y de somatizaciones en


las víctimas y en situaciones más graves la presencia del estrés
postraumático.

2.9. Guerra psicológica

Esta es el disparo de un mensaje destructivo al cerebro de una persona


con fines de manipularla o anular su voluntad. Esta se ha dado en sus
diversos tipos pero sobre todo de un grupo contra otro grupo (entre
fuerzas en conflicto), de un grupo contra un individuo (FFAA o sendero
contra una persona o su familia), de un individuo contra sí mismo
(cuando se le lava el cerebro)

2.10. Otras violencias: pandillas, barras bravas, etc.

Se ha dado una cotidianización de la violencia. Como la delincuencia


que nos agobia. Si los que pertenecen a estas pandillas o barras bravas
solo allí van a encontrar padres, amigos, pareja, afecto,
reconocimiento, grupo; pues como no van a pertenecer a ellas.

3. Violencia política y Trabajo social

Al enfocar el ejercicio profesional hacia la búsqueda de condiciones que


posibiliten a hombres y mujeres, individual y colectivamente, lograr la
capacidad de actuar, de ejercer la autonomía y como mínimo, de estar a
cargo de su propia vida para elegir el tipo de vida que desean, se plantean
varias exigencias:

 Comprender las formas y maneras de habitar el mundo por parte de


comunidades e individuos, y desentrañar las cosmovisiones en las que se
sustentan, a fin de evitar la imposición o determinación a priori de lo que
estimamos como necesario, deseable y pertinente. Este análisis debe
necesariamente situar los hechos y significaciones dentro de procesos
históricos y sociales, en donde incluso lo “natural”, es construcción y
configuración de las acciones y relaciones sociales.
 Desde la perspectiva de un Trabajo Social en contextos de conflicto, es
necesario entonces interrogarse por las condiciones que hacen posible la
guerra, por los intereses que se disputan, por el papel que desde la lógica
militar adquieren las comunidades, por la forma como las dinámicas de la
guerra afectan los vínculos, los lazos, las creencias, las certezas y las
seguridades. Interrogarse por el tipo de opciones y necesidades que la
guerra crea y en últimas, por las situaciones que hacen posible que
individuos y comunidades sean despojados de sus recursos (materiales y
simbólicos), así como de sus redes de protección para caer en la
dependencia, en la enfermedad, en la pasividad.
 Trabajar desde la perspectiva de libertad y de dignidad implica reconocer
con las comunidades y los individuos, los recursos despojados y
expropiados, y también, los que se han mantenido y los que están por
desplegarse. Implica reconocer, redefinir y reconstruir los proyectos
truncados, en un ejercicio que permita el rescate y la emergencia de
lenguajes que den cuenta de capacidades, responsabilidades, recursos,
y en donde las categorías de “afectados”, “traumatizados”, “enfermos” y
“desvalidos” sólo se usen para reivindicar los derechos a la reparación y
a la restitución, y para reconocer a través de ellos a los actores e intereses
que dieron lugar a la vulneración.

En consecuencia, la auto-dependencia, la autonomía, la capacidad de


agencia, no se “entregan” en paquetes de alimentos, en capitales “semilla”,
en bienes y en servicios; se permiten, se hacen posibles, se dejan ser y se
potencian en la medida en que las comunidades y los individuos se auto-
reconocen y son reconocidos por los otros como sujetos afectados por la
acción de la guerra, pero habilitados para determinar tanto el daño, como el
proceso de recuperación; en la medida en que se reconstruyen y establecen
nuevos vínculos que hacen posible la protección y la seguridad para habitar
el mundo; asimismo, en la medida en que se transforman las situaciones y
dinámicas que permiten que a nombre del “desarrollo” o la “seguridad”, se
rompan relaciones, se desestructuren vínculos, y se impongan reglas,
actividades, necesidades y consumos que violentan valores, costumbres y
proyectos.

La relación que se establece con comunidades y personas afectadas por la


guerra, implica reconocer en ellas su condición de víctimas, término que
define un horizonte metodológico y ético. Las víctimas, aquellos seres
humanos a quienes se les arrebata la posibilidad de contar con las certezas
y certidumbres mínimas que emergen de cierto ordenamiento institucional,
social y simbólico, no son por lo tanto “pacientes”, “dolientes”, “clientes”, con
quienes nos podemos relacionar desde la distancia y la indolencia, desde la
objetividad y la asepsia. Las víctimas nos interpelan, nos revelan los quiebres
éticos de la sociedad de la que hacemos parte, nos reclaman solidaridad, nos
demandan “agencia”, nos despojan de seguridades y confianzas, y nos
ponen de presente la vulnerabilidad de nuestras vidas, es decir, nos señalan
nuestra situación de potenciales víctimas.

Desde la perspectiva del trabajo social, trata de comprenderse que las


víctimas no existen por su “incapacidad”, por sus características “subjetivas”.
El trabajo en consecuencia, debe ser un aporte para que se identifiquen las
condiciones que los “colocan” en dicha situación.

Este reconocimiento implica por tanto un rechazo a la caridad y a la asistencia


(que ve en el otro al desvalido), a la imposición de modelos de otros contextos
y épocas, a la determinación a priori y desde fuera (por otros) del daño y de
la salida. Implica también un trabajo por ubicar y reconstruir las identidades,
a partir de las responsabilidades propias y de los otros, lo cual supone
desplegar y potenciar recursos y exigir derechos.
Conclusiones

PRIMERA: El sujeto social se denomina a la persona vinculada con la sociedad,


las personas tenemos que interactuar es innato, nos comunicamos
queremos que nos escuchen y escuchar también.

SEGUNDA: La construcción de un sujeto social, se forma del pasado y del


presente, de todos los saberes, los avances, las modificaciones, la
cultura, las costumbres, la problemática social, todo lo que ocurre
en el mundo, el cambio climático, como contribuir, en que poder
aportar y actuar.

TERCERA: El nuevo sujeto social nace por los cambios y los nacimiento de
problemáticas sociales, lo que afecta a la sociedad, nace de poder
dar a conocer lo que piensa el sujeto social de todo lo que acontece
y de lo que está de acuerdo o no.
Referencia Bibliográfica

Barboza (2011). La construcción de los sujetos sociales: entre Hegel y Althusser.


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