La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos que inducen a los pacientes depresivos a verse a sí mismos, su futuro y experiencias de manera negativa: 1) una visión negativa de sí mismos, 2) la tendencia a interpretar experiencias de forma negativa, y 3) una visión negativa del futuro anticipando continuos sufrimientos. Los síntomas depresivos se consideran consecuencias de estos patrones cognitivos negativos.
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La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos que inducen a los pacientes depresivos a verse a sí mismos, su futuro y experiencias de manera negativa: 1) una visión negativa de sí mismos, 2) la tendencia a interpretar experiencias de forma negativa, y 3) una visión negativa del futuro anticipando continuos sufrimientos. Los síntomas depresivos se consideran consecuencias de estos patrones cognitivos negativos.
La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos que inducen a los pacientes depresivos a verse a sí mismos, su futuro y experiencias de manera negativa: 1) una visión negativa de sí mismos, 2) la tendencia a interpretar experiencias de forma negativa, y 3) una visión negativa del futuro anticipando continuos sufrimientos. Los síntomas depresivos se consideran consecuencias de estos patrones cognitivos negativos.
La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos que inducen a los pacientes depresivos a verse a sí mismos, su futuro y experiencias de manera negativa: 1) una visión negativa de sí mismos, 2) la tendencia a interpretar experiencias de forma negativa, y 3) una visión negativa del futuro anticipando continuos sufrimientos. Los síntomas depresivos se consideran consecuencias de estos patrones cognitivos negativos.
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La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al paciente
a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias de un modo idiosincrático. El
primer componente de la tríada se centra en la visión negativa del paciente acerca de sí mismo. El paciente se ve desgraciado, torpe, enfermo, con poca valía. Tiende a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo, de tipo psíquico, moral, o físico. Debido a este modo de ver las cosas, el paciente cree que, a causa de estos defectos, es un inútil, carece de valor. Tiende a subestimarse a criticarse a sí mismo en base a sus defectos. Por último, piensa que carece de los atributos que considera esenciales para lograr la alegría y felicidad. El segundo componente de la tríada cognitiva se centra en la tendencia del depresivo a interpretar sus experiencias de una manera negativa. Le parece que el mundo le hace demandas exageradas y/o le presenta obstáculos insuperables para alcanzar sus objetivos. Interpreta sus interacciones con el entorno, animado o inanimado, en términos de relaciones de derrota o frustración. Estas interpretaciones negativas se hacen evidentes cuando se observa cómo construye el paciente las situaciones en una dirección negativa, aun cuando pudieran hacerse interpretaciones alternativas más plausibles. La persona depresiva puede darse cuenta de que sus interpretaciones negativas iniciales estaban desviadas si se le anima a reflexionar sobre otras explicaciones alternativas menos negativas. En este sentido, puede llegar a darse cuenta de que estaba tergiversando los hechos para que se ajustasen a las conclusiones negativas que se había formado de antemano. El tercer componente de la tríada cognitiva se centra en la visión negativa acerca del futuro. Cuando la persona depresiva hace proyectos de gran alcance, está anticipando que sus dificultades o sufrimientos actuales continuarán indefinidamente. Espera penas, frustraciones y privaciones interminables. Cuando piensa en hacerse cargo de una determinada tarea en un futuro inmediato, inevitablemente sus expectativas son de fracaso. El modelo cognitivo considera el resto de los signos y síntomas del síndrome depresivo como consecuencia de los patrones cognitivos negativos. Por ejemplo, si el paciente piensa erróneamente que va a ser rechazado, reaccionará con el mismo efecto negativo (tristeza, enfado) que cuando el rechazo es real. Si piensa erróneamente que vive marginado de la sociedad, se sentirá solo. Los síntomas motivacionales (por ejemplo, poca fuerza de voluntad, deseos de escape y evitación, etc.) también pueden explicarse como consecuencia de las cogniciones negativas. La poca fuerza de voluntad viene provocada por el pesimismo y desesperación del paciente. Si esperamos un resultado negativo, no puede comprometerse a realizar una determinada tarea. Los deseos de suicidio pueden entenderse como expresión extrema del deseo de escapar a lo que parecen ser problemas irresolubles o una situación intolerable. El depresivo puede verse a sí mismo como una carga inútil y consecuentemente pensar que sería mejor para todos, incluido él mismo, si estuviese muerto.