(N) El Embrion Humano, Una Cuestion Disputada - Rodrigo Guerra Lopez
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(N) El Embrion Humano, Una Cuestion Disputada - Rodrigo Guerra Lopez
[VERSIÓN 1.3]
INTRODUCCIÓN**
*
Doctor en Filosofía por la Academia Internacional de Filosofía en el Principado de Liechtenstein; Profesor-
investigador en UNIVA; Director del Centro de Investigación Social Avanzada (Querétaro); Miembro del
Círculo Latinoamericano de Fenomenología; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores-CONACYT,
nivel I. Autor de los libros: Como un gran movimiento, Fundación Rafael Preciado Hernández, México 2006;
Afirmar a la persona por sí misma, CNDH, México 2003; Volver a la persona, Caparrós, Madrid 2002;
coautor en los libros: Bioética personalista: ciencia y controversias, Eiunsa, Madrid 2007; La Bioética: un
compromiso existencial y científico.Vol. I. Fundamentación y reflexiones, UCSA, Murcia 2005; Temas
actuales de Bioética, Porrúa, México 1999; entre otros. Ha publicado artículos especializados en revistas
como: Medicina e Morale (Roma); Aquinas (Roma); Medicina y Ética; Nexos; Este país; Ars Iuris; Revista
Latinoamericana de Estudios Educativos, entre otras. E-mail: [email protected]
**
El presente texto fue presentado en una versión preliminar en el “Seminario de Bioética” organizado por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación el día 11 de diciembre de 2007. Posteriormente también fue expuesto
en el Seminario “Aborto: un debate abierto” en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM el día 22
de enero de 2008. La presente es una versión corregida y ligeramente ampliada.
1
Cf. BAZAN, B.C.- ZRANSEN, G.-WIPPEL, J.-F.- PACQUART, D. Les questions disputées et les questions
quodlibétiques dans le facultés de théologie, de droit et de médecine, Brepols, Turnhout 1985; LAWN, B. The
rise and decline of the scholastic “Quaestio Disputata”: with special emphasis on its use in the teaching of
medicine and science, E.J.Brill, Leiden-New York 1993.
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Rodrigo Guerra López
En esta ocasión intentaré hacer un ejercicio que busca recoger en parte la antigua tradición
de las cuestiones disputadas. En primer lugar formularemos una cuestión (si el embrión
humano en estadio unicelular es persona). En segundo término expondremos algunos de
los argumentos que se suelen esgrimir para resolver en sentido negativo la cuestión
(argumentos que niegan la condición personal del embrión humano en su estadio
unicelular). En un tercer momento ofreceremos una respuesta complexiva que permita
iluminar el tema en sí mismo considerado (qué es un embrión humano desde un punto de
vista biológico, filosófico y jurídico). Finalmente, en cuarto lugar, indicaremos cómo cada
uno de los argumentos en contra queda resuelto a la luz de la respuesta.
La pregunta que encabeza este primer apartado delimita la cuestión en su punto más álgido.
En el debate contemporáneo sobre las intervenciones biomédicas y biotecnológicas en la
vida humana naciente existen muchos elementos que exigen un discernimiento ético. Baste
pensar en el drama del aborto, en el que la situación que vive la mujer posee una intensidad
existencial y un conjunto de consecuencias humanas y sociales que invitan fácilmente a
realizar preguntas como ¿es legítimo abortar? ¿merece una mujer ser madre contra su
voluntad? ¿puede un puñado de células tener un derecho a la vida igual al de la madre? En
casos extremos ¿no es importante estar dispuesto a sacrificar a un recién concebido para
salvaguardar la existencia de la madre, de la comunidad, de la especie? En estas y otras
preguntas, hay un tema de fondo que aparece más pronto que tarde: ¿es el embrión humano
en sus primeras etapas de desarrollo un ser humano que deba ser respetado como usted y
como yo? ¿tiene el embrión humano la misma dignidad que un ser humano adulto? ¿es el
embrión humano un auténtico sujeto de derechos?
El tema que señalo como asunto de fondo no es arbitrario. Una mirada atenta a los desafíos
que presenta la vida humana naciente, conduce a afrontar la pregunta sobre si existen
razones fundadas para el respeto del embrión humano y qué tipo de respeto es ese – igual,
mayor o menor – que el que merece un ser humano adulto. Cuando me pregunto ¿qué debo
de hacer con este embrión? La razón práctica está indagando si existen razones para la
acción que permitan privilegiar una opción, descartando otras. Dicho de otro modo, en
todos estos dilemas, la razón advierte, aunque a veces no sin cierta dificultad, que el punto
a dirimir es si existen una justificación racional que permita identificar al embrión humano
como persona, es decir, como sujeto de derechos, o no.
terapéutica o reproductiva, etc. – arguyen diversos tipos de razones por las que parece ser
que el embrión humano en sus etapas iniciales de desarrollo no puede ser considerado como
persona. A continuación señalamos algunos de los argumentos principales para sostener tal
postura. Los ordenamos de aquellos más generales y que niegan la condición personal en
etapas más tardías del desarrollo intrauterino a aquellos más particulares y que sostiene que
no hay persona en etapas más bien tempranas:
2
Cf. FRÍES, L. & CARRERA, C., “Mujeres, cuerpo, derechos y política”, en Foro, Santiago de Chile, 4, junio
2004, p. 7.
3
Cf. FERNÁNDEZ, A.M. & TAJER, D., Los abortos y sus significaciones imaginarias: dispositivos políticos
sobre los cuerpos de las mujeres, en CHECA, S. (COMP.), Realidades y conjeturas del aborto, Paidós, Buenos
Aires, 2006, pp. 33 y ss.
4
LAMAS, M., “Aborto, religión y derecho en el siglo XXI”, en Debate feminista, año 14, vol. 27, abril 2003,
pp. 139-164.
5
Ibidem.
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Rodrigo Guerra López
• EL EMBRIÓN HUMANO NO ES PERSONA SINO HASTA QUE SEA VIABLE FUERA DEL
ÚTERO: esto quiere decir, según los miembros del “Colegio de Bioética A.C.”, que
el embrión antes del sexto mes, “carece de vida independiente”10. Dicho de otro
modo, según algunos “desde el punto de vista científico, el ser humano, la persona,
es el resultado del desarrollo ontogénico cuando éste alcanza la etapa de autonomía
6
VALDES, M. “El problema del aborto: tres enfoques”, en VAZQUEZ, R. (COMP.), Bioética y derecho.
Fundamentos y problemas actuales, FCE, México 2004, p. 136.
7
TAPIA, R. “La formación de la persona durante el desarrollo intrauterino, desde el punto de vista de la
neurobiología”, s/f, s/e, publicado en www.colbio.org.mx Este texto se encuentra a la base de la exposición
que el propio Ricardo Tapia realizó para el Seminario de Bioética organizado por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el día 4 de diciembre de 2007.
8
Las cursivas son nuestras.
9
Sostiene esta misma postura, el DR. JORGE CARPIZO. Toda su argumentación se sostiene desde el punto de
vista “científico” en el documento antes citado del Dr. Ricardo Tapia. Véase: CARPIZO, J., “La interrupción
antes de las doce semanas”, en CARPIZO, J. – RALADÉS, D. Derechos humanos, aborto y eutanasia, UNAM,
México 2008.
10
COLEGIO DE BIOÉTICA A.C. “Desplegado a los integrantes de la Asamblea legislativa del Distrito Federal”,
publicado en diarios nacionales el 17 de abril de 2007. El desplegado aparece firmado por: Dr. Rubén Lisker,
Dr. Ruy Pérez Tamayo, Dr. Ricardo Tapia, Dr. Arnoldo Kraus, Lic. Pedro Morales, Dr. Rodolfo Vázquez,
Dra. Margarita Valdés, Dr. Salvador Armendares, Dr. Antonio Cabral, Dra. Patricia Grether González, Dr.
Sergio Ponce de León, Dra. Paulina Rivero Weber, Dra. Laura Vargas Parada, Dr. Raymundo Canales, Dr.
Gerardo Barroso, Mtra. Mina Piekarewicz.
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fisiológica – la viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras tanto depende
totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer –.”11
Justo porque supuestamente hay una gran indiferenciación, porque aún no hay un
destino celular claramente definido, aparecería de cuando en cuando el fenómeno de
la gemelación monocigótica: con una sola fecundación, en algunas ocasiones, se
originan dos embriones unicelulares o cigotos, lo que parece indicar que la
individuación personal durante los primeros días del desarrollo embrionario no se
ha alcanzado totalmente. Si no hay individuo en sentido estricto, entonces, no existe
persona. En las versiones más elaboradas de este argumento se sostiene que en
principio es posible reconocer que un embrión dentro de los primeros 15 días de su
desarrollo goza de una cierta individualidad. Sin embargo, se afirma que no es claro
que esta individualidad sea la propia de la persona ya que gracias a las
especializaciones sucesivas, puede originarse más de un embrión. Un experimento
mental puede ayudar a apreciar este problema: dos gemelos monocigóticos adultos
pueden expresar su identidad individual diciendo «yo fui eso» al referirse a un
evento sucedido en el pasado de su propia vida. Sin embargo, ¿hasta dónde pueden
llegar en el acto de reconocer su identidad individual pasada? Alcanzado cierto
punto, - el momento de la fisión gemelar -, tendrán que aceptar que no pueden estar
ciertos de referirse a sí mismos con precisión12. Una postura más burda de esta
posición es la que sostiene el Dr. Ricardo Tapia, quien simplemente menciona que
antes del día 14, un embrión “puede dividirse para dar lugar a gemelos idénticos,
por lo que antes de este periodo es imposible hablar de individualidad”13.
11
TAPIA, R. op. cit.
12
Cf. FORD, N. M., When did I begin? Conception of the human individual in the history, philosophy and
science, Cambridge University Press, Cambridge 1988; MCCORMICK, R., “Who or What is a Preembryo?”, en
Kennedy Institute of Ethics Journal, 1991, n. 1, p.p. 1-15.
13
TAPIA, R. op. cit.
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Rodrigo Guerra López
Los conocimientos científicos actuales sobre el comienzo de la vida humana y sus primeras
fases son fruto de las adquisiciones ofrecidas por la biología del desarrollo e integran los
conocimientos de la embriología, la fisiología y la anatomía con los propios de la biología
molecular, de la biología celular, de la genética y de la inmunología16.
En la especie humana, como en todos los mamíferos, los gametos masculinos y femeninos
maduros, denominados espermatozoide y óvulo, provienen de células germinales
primordiales (PGC). Estas no poseen exactamente la misma información genética que los
organismos que las generan. Dicho de otro modo, las PGC son una novedad real en materia
de información. Esto es relevante debido a que entonces la originalidad génica del eventual
embrión aumenta dramáticamente. El embrión, aún desde el estadio unicelular (cigoto),
posee un genoma que evidencia por su estructura informacional la existencia de un factor
de individuación diverso al de sus progenitores.
14
Uno de los pocos casos de católicos que explícitamente han sostenido en una obra de bioética que el
genoma humano nos hace ser personas es el siguiente: “El conocimiento moderno de la biología molecular
nos permite constatar que todo ser vivo tiene un genoma propio de su especie; esto es precisamente lo que le
define como miembro de esa especie y no de otra. (…) Refiriéndonos concretamente al genoma humano, éste
nos hace ser personas y no pertenecer o dudar a qué especie pertenecemos; al mismo tiempo, la
individualidad del mismo nos hace únicos e irrepetibles”. (CALVA, P. “Genoma humano”, en SEPTIÉN, J. M.
(COORD.), El aborto. Ética, verdad y justicia, Diana, México 2003, p. 34. El subrayado es nuestro). Cabe
reconocer que la autora ha variado su postura en fecha reciente.
15
CARPIZO, J. op. cit. p. 5.
16
La información biológica que resumo a partir de aquí esta basada en un trabajo conjunto preparado por la
DRA. ALEJANDRA H UERTA (Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM), la D RA. MARÍA ELENA
TORRES (Instituto de Genética y Biología Molecular y Celular, Estrasburgo) y DR. RODRIGO GUERRA LÓPEZ
(Centro de Investigación Social Avanzada, Querétaro). El texto se intitula: "Descripción de los elementos
biológicos implicados en el inicio de un nuevo organismo. Revisión de investigaciones contemporáneas sobre
el desarrollo embrionario temprano", en Revista Ginecología y Obstetricia de México, Vol. 76, n. 1, enero
2008, p.p. 52-64. La versión completa está disponible también en: www.actualizacionmedica.com.mx
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Rodrigo Guerra López
17
PIOTROWSKA, K. & ZERNICKA-GOETZ, M. “Role of sperm in spatial patterning of the early Mouse
embryo”, Nature, 409, 2001, p.p. 517-521.
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Así mismo, cuando uno mira con atención los resultados de las investigaciones
contemporáneas sobre biología del desarrollo en mamíferos es posible detectar que el
cigoto, es decir, el embrión unicelular desde el momento de la fecundación posee una
membrana que lo distingue no como una célula del progenitor sino como un organismo
diferenciado del mismo. Esta biomembrana incorpora moléculas nutricias que sintetiza, es
decir, ensambla, reacomoda y desmantela componentes que permiten un
18
GARDNER, R. L. “Specification of embryonic axes begins before cleavage in normal mouse development”,
Development, 128, 2001, p.p. 839-847; ZERNICKA-GOETZ, M. et al. “The first cleavage of the mouse zygote
predicts the blastocyst axis”, Nature, 434, March 17, 2005, p.p. 391-395.
19
ZERNICKA-GOETZ, M. et al. “Downregulation of Par3 and aPKC function directs cells towards the ICM in
the preimplantation mouse embryo”, Journal of Cell Science, 118, 2004, p.p. 505-515.
EL EMBRIÓN HUMANO: UNA CUESTIÓN DISPUTADA 9
Rodrigo Guerra López
Este comportamiento peculiar del embrión unicelular o cigoto nos permite decir que es un:
funciones diferenciadas manteniendo unidad. Esto quiere decir que cumple con las
características de un todo integrado por partes20.
• SISTEMA UNITARIO: la contiguidad de las partes y una cierta relación entre ellas no
justifican la unidad propia de un sistema como el que mencionamos. La unidad de
la que hablamos es la que hace de cada una de las partes un elemento de un sujeto
al que en sentido propio se le puede atribuir una característica o grupo de
características. Dicho de otra manera, pueden existir sistemas de orden, cuyo factor
de unidad no es tan grande que haga que las partes estén interpenetradas formando
un continuo al que se le pueden adscribir proprie dicitur características y
perfecciones diversas. Un cigoto, no es un sistema de orden (todo de orden) sino
una unidad discreta verdadera. El cigoto es un todo unitario, es decir, posee
características diferenciadoras y unidad intrínseca reales tanto a nivel estructural,
como a nivel funcional.
20
Von Bertalanffy buscó sustituir el uso de las nociones de “todo” y “partes” por “sistema” y “medio
ambiente”. Sin embargo, no es difícil percibir que aún con este cambio los problemas de “todos” y “partes”
emergen nuevamente. En la presente exposición no abundamos más sobre esta polémica: VON BERTALANFFY,
L., General System Theory, Georges Braziller, New York 1969; IDEM, Perspectivas en la teoría general de
sistemas, Alianza, Madrid 1979.
21
Este comentario sobre los “planos de construcción” lo adaptamos de: SERANI, A. El viviente humano,
Eunsa, Pamplona 2000, p. 69.
22
Cf. MATURANA, H.; VARELA, G. De máquinas y seres vivos. Autopoiésis: la organización de lo vivo,
Lumen, 2004. Esta nueva edición incluye dos importantes nuevos prefacios escritos por los autores.
23
Es evidente que existen fenómenos de autopoiesis en sistemas no-vivos, por ejemplo, en la dinámica interna
de las sociedades. Por ello, mencionamos que la base molecular que se da en este sistema unitario e individual
es muy importante para caracterizarlo como “vivo”, entendiendo por “vida”, la vida “biológica”, la vida
“orgánica” que es la que de momento nos encontramos estudiando.
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Rodrigo Guerra López
La direccionalidad que existe en este proceso es real pero es compatible con cierto
grado de espontaneidad de tipo “autopoiético”. Esta espontaneidad define
24
Cf. QUINE, W. V. O. “Natural Kinds”, en Ontological Reality and Other Essays, Columbia University
Press, Washington 1969.
25
Cf. KRIPKE, S. El nombrar y la necesidad, FCE, México 2005.
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Rodrigo Guerra López
La naturaleza y la singularidad denotan a su vez una unidad estructural tanto esencial como
individuante que organiza las partes dentro del todo (unidad sincrónica) y organiza las
etapas del proceso de desarrollo (unidad diacrónica). Este ente posee ser propio, lo que lo
distingue netamente de sus progenitores y nos permite identificarlo como verdadero sujeto
de atribución de propiedades, características y operaciones.
Así las cosas, soy de la opinión que el cigoto humano posee subsistencia, subjetualidad y
unidad esencial e individuante lo que lo coloca en la categoría de las sustancias
individuales. La clase natural de su esencia al ser propiamente humana no nos deja dudas
de poderlo definir como una sustancia individual de naturaleza humana, y por ende, como
un auténtico sujeto de derechos.
A LA PRIMERA HAY QUE DECIR: en efecto, toda mujer goza de una debida autonomía
decisional. Sin embargo, los límites de la autonomía no son constructivistamente
determinados sino que han de responder a la verdad sobre sí misma y sobre su prójimo.
Dicho de otra manera, la única manera de evitar que la autonomía no devenga en dominio
despótico de un ser humano sobre otro es que reconozca obligaciones causadas por la
consistencia del otro, que merece también poder vivir autónomamente. Una autonomía sin
este parámetro, construida sólo a partir del límite que le brinda otra autonomía en ejercicio,
deviene en conflicto de poder y no en relación interpersonal propiamente hablando.
El embrión humano, aún en su etapa unicelular, es un otro al que la libertad se debe. Esto
lo podemos afirmar con seguridad debido a que biológicamente es determinable como un
organismo diverso a la madre, con genotipo propio, metabolismo propio, sistema
inmunológico propio y comportamiento de la membrana celular “sui géneris”. La falta de
despliegue decisional del embrión humano no merma en nada su consistencia ontológica, y
por ende, su condición de otro.
A LA SEGUNDA HAY QUE DECIR: es verdad que el elemento diferenciador por excelencia del
ser humano son sus procesos mentales. Sin embargo, este factor diferenciador es un
elemento manifestativo y no constitutivo de la condición personal. Ser-persona, significa
ser-sujeto de imputación de actos, por ejemplo, de elecciones, actos de habla, actos
reflexivos puramente inmanentes, etcétera. Por ello, toda actividad conciencial, perceptiva
o intelectual supone la realidad en acto del ser-personal, y no viceversa. Quien sostenga
que un cierto estándar de eficiencia mental o neurobiológica constituye la condición
personal introduce un criterio de racionalidad instrumental al interior de la ontología de la
persona. Este tipo de criterios más allá de su refutación teorética, han sido prácticamente
rechazados, por ser falsos y generadores de las más graves violencias del pasado siglo.
A LA TERCERA HAY QUE DECIR: es verdad que el embrión humano es altamente dependiente
del nicho en el que se encuentra, por ejemplo, desde un punto de vista nutricional el útero
es importantísimo. Sin embargo, esto parece mantenerse y en cierto sentido ampliarse en la
vida humana extrauterina. Los seres humanos adultos somos animales racionales
dependientes26. La independencia respecto de otros no sólo no es lograble sino que en
muchos aspectos no es deseable. Las profundas dependencias que desarrolla el ser humano
respecto de su ambiente, su prójimo y otros factores como el cultural, no disminuyen en
ningún sentido su autonomía dinámica, su capacidad autopoiética auténtica, su peculiar
causalidad inmanente que posibilita los procesos auto-organizativos. En una palabra, no
hay que confundir autonomía con independencia. El embrión humano desde su estadio
unicelular es un sistema auténticamente autónomo – en tanto que autopoiético – y
simultáneamente dependiente. Posee su propio genoma, su propio metabolismo, su propio
sistema inmunológico y su propio proceso de desarrollo ontogenético.
A LA CUARTA HAY QUE DECIR: individuación no significa indivisión. Los entes individuales
pueden ser perfectamente divisibles sin por ello perder su individuación originaria. Todos
los organismos que se reproducen asexuadamente son casos en los que un individuo da
lugar a otro sin perder su individualidad o sin presuponer que antes no la tenía. La
gemelación monocigótica, sin bien entraña varios procesos aún no perfectamente
estudiados en el ámbito biológico, es un caso que no violenta la individuación real de un
organismo. Cuando dos hipotéticos gemelos monocigóticos adultos no logran reconocerse
con claridad en el embrión no-fisionado que les dio origen, el problema corresponde al
observador y no a la cosa observada. El problema es de identificación, no de identidad.
A LA QUINTA HAY QUE DECIR: en efecto, el genoma humano es una condición necesaria
pero no suficiente para lograr identificar a un ser humano como persona. Tienen razón
quienes dicen que el genoma completo caracteriza a todas las células somáticas del ser
humano. Para que una célula pueda ser calificada propiamente como embrión unicelular
humano requiere cumplir las condiciones de un sistema causal autónomo de base
biomolecular, con genotipo humano, destino celular finamente regulado y orientación
26
Cf. MACINTYRE, Animales racionales y dependientes, Paidós, Barcelona 2001.
EL EMBRIÓN HUMANO: UNA CUESTIÓN DISPUTADA 15
Rodrigo Guerra López
Esto nos permite afirmar que la vida del embrión humano, en todas sus fases de desarrollo,
es propiamente humana. Esta vida la realiza un sujeto del que se pueden predicar diversas
actividades a lo largo del tiempo. Todas estas actividades son manifestativas del ser que es,
no son constitutivas. Confundir los manifestativo con lo constitutivo conduce a aporías
contrafácticas absurdas, como ya hemos señalado. El embrión humano en todas sus etapas
de desarrollo – incluido su estadio unicelular – es una persona, posee dignidad y merece
respeto.
Existen tres posturas prácticas que es posible asumir en la controversia sobre el estatuto del
embrión humano.
• PRIMERA POSTURA: Desde nuestro punto de vista existe evidencia empírica directa
respecto que el embrión humano es auténtico sujeto de derecho. Esta evidencia es
suficiente para considerar que el aborto comporta un grave problema ético y jurídico
ya que termina con la vida de una persona humana, la vida del embrión. Todo ser
humano independientemente de su posición social, condición económica,
educación, filiación política, preferencia sexual, creencia religiosa o edad merece
ser respetado como fin, como sujeto con dignidad, y por ello, como sujeto real de
derechos27.
• TERCERA POSTURA: Quién de manera tácita o explícita afirme que no existe más
controversia sobre el estatuto del embrión humano y que está totalmente
demostrado que no es un sujeto personal, caería en un grave error científico y en
una grave falta ética y jurídica. Esta postura no es argumentable al día de hoy de
ningún modo racional. Sólo es posible sustentar este tipo de convicción desde la
voluntad: querer que así sean las cosas aunque la evidencia empírica indique en
muchos casos lo contrario. La historia de la ciencia muestra de modo elocuente que
proceder desde cualquier instancia – política, económica, religiosa o cultural – de
este modo es siempre contraproducente tanto para el desarrollo científico como para
la maduración de una sociedad más humana, más tolerante, más respetuosa de la
dignidad de las personas, en especial, de los más débiles.