Americanidad Concepto-Quijano Wallerstein
Americanidad Concepto-Quijano Wallerstein
Americanidad Concepto-Quijano Wallerstein
Ilustraciones:
Portada:
Representación del dios precolombino
Quctzalcoatl (Códice Magliabechiano, f. 61). D e la
obra L'Amérique de la conquête pinte par les
Indiens du Mexique, de Serge Gruzinski,
Éditions Flammarion, 1991.
A la derecha:
«Los primeros habitantes de America», de un
grabado sobre madera de 1497, Museo de
La Plata, México, Rogcr-víoiict.
2 2 DEC. 1992
Diciembre 1992
Trayectorias históricas
Aldo Ferrer El desarrollo económico de Argentina:
una perspectiva histórica 491
Luiz Vasconcelos Brasil: quinientos años de historia 501
y Vania Cury
Osear M u ñ o z Economía y sociedad en Chile: frustación y
cambio en el desarrollo histórico 517
Serge Gruzinski Colonización y guerra de imágenes en el México
colonial y moderno 533
R . T . Naylor Canadá en la era poscolombina 549
Stuart Bruchey Las bases del desarrollo económico de los
Estados Unidos 563
tió en el patrón, en el modelo del entero siste- sistema de ranking mismo. Las fronteras ad-
m a mundial. ministrativas establecidas por las autoridades
¿En qué consistía esta «novedad»? Las no- coloniales requerían tener cierta fluidez, de
vedades fueron cuatro, una pegada a la otra: m o d o tal que desde la perspectiva de la metró-
colonialidad, etnicidad, racismo y el concepto poli, la línea fronteriza esencial fuera la del
de la novedad misma. imperio frente a los otros imperios metropoli-
La colonialidad se inició con la creación de tanos. Fue la descolonización la que fijó la
un conjunto de estados reunidos en un sistema situación estatal de los estados descoloniza-
interestatal de niveles jerárquicos. Los situa- dos. Los virreinatos españoles fueron compar-
dos en la parte m á s baja eran formalmente las tidos en el proceso de las guerras de indepen-
colonias. Pero eso era sólo una de sus dimen- dencia hasta erigir, m á s o menos, los estados
siones, ya que incluso una vez acabado el sta- que hoy conocemos. Trece de las más de trein-
tus formal de colonia, la colonialidad no ter- ta colonias de la corona británica pelearon
minó, ha persistido en las jerarquías sociales y juntas en una guerra de independencia y se
culturales entre lo europeo y lo no europeo. Es convirtieron en un nuevo estado, los Estados
importante entender que todos los estados de Unidos de Norteamérica. Las independencias
este sistema interestatal eran creaciones nove- cristalizaron la situación de estos estados
dosas -desde aquellos situados en la cúspide c o m o el medio por el cual el sentimiento co-
hasta aquellos situados en la parte m á s baja. m ú n de nacionalismo podía cultivarse y flore-
Las fronteras de estos estados han cambiado cer. Reafirmaron a los estados en su jerarquía.
constantemente a lo largo de los siglos, a veces La independencia no deshizo la colonialidad;
en mayor medida, casi siempre en menor m e - sencillamente transformó su contorno.
dida. A veces las fronteras mostraban algún Fue la estadidad de los estados, y ante todo
tipo de continuidad histórica con los sistemas la de los estados de las Américas, producida en
políticos premodernos; pero por lo general no las condiciones de la colonialidad, la que hizo
lo hacían. En América todas las fronteras eran posible que la etnicidad emergiera c o m o un
nuevas. Y durante los tres primeros siglos del elemento constitutivo del moderno sistema
moderno sistema mundial, todos los estados mundial. L a etnicidad es el conjunto de lími-
de América fueron colonias formales, subordi- tes comunales que en parte nos colocan los
nadas políticamente a un puñado de estados otros y en parte nos los imponemos nosotros
europeos. mismos, c o m o forma de definir nuestra identi-
La jerarquía de la colonialidad se manifes- dad y nuestro rango con el estado. Los grupos
taba en todos los dominios -político, econó- étnicos reivindican su historia. Pero ellos
mico, y no menos en lo cultural. La jerarquía crean su historia, en primer término. Las etni-
se reprodujo a través de los años, aunque cidades son siempre construcciones contempo-
siempre fue posible para algunos estados esca- ráneas, de manera que son siempre cambian-
lar de rango en la jerarquía. Pero un cambio en tes. Pero todas las grandes categorías por
el orden jeráquico no alteraba la continua exis- medio de las cuales dividimos hoy en día a
tencia de lo jerárquico. América se convertiría América y el m u n d o (americanos nativos o
también en el primer c a m p o experimental «indios», «negros», «blancos» o «criollos»/
para que algunos, nunca sino unos pocos, pu- europeos, «mestizos» u otro nombre otorgado
dieran alterar su lugar en el ranking. La instan- a las supuestas categorías «mixtas»), eran ine-
cia ejemplar fue la bifurcación de los caminos xistentes antes del moderno sistema mundial.
de Norteamérica y de América Latina, desde Son parte de lo que conformó la americani-
el siglo xviii. dad. Se han convertido en la matriz cultural
La colonialidad fue un elemento esencial del entero sistema mundial.
en la integración del sistema interestatal, Q u e ninguna de estas categorías está ancla-
creando no sólo un escalafón sino conjuntos da ni en lo genético, ni en una antigua historia
de reglas para la interacción de los estados cultrural, es evidente con sólo mirar las modi-
entre ellos mismos. Fue así c o m o el denotado ficaciones de sus usos en las Américas, estado
esfuerzo de aquellos situados en la parte m á s por estado y siglo por siglo. La categorización
baja del escalafón por ascender en el ranking, entre cada estado en un determinado m o m e n -
sirvió de diversas maneras para consolidar al to fue compleja o simple según la situación
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 585
Grabado de Chapuis, 1886, representando una estatua de Cristóbal Colón, en Colón (Panamá). Rogcr-víoiiet.
588 Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein
terminar el colonialismo ibérico, en las ex- talista de Estados Unidos, que ya a fines del
colonias no están presentes fuerzas sociales s. xix le permite competir con Europa y con
hegemónicas o capaces de articular y dirigir Inglaterra en particular. D o s , su asociación
coaliciones hegemónicas para preservar la uni- hegemónica con Inglaterra después de la Pri-
dad política del área iberoamericana, y ni si- mera Guerra Mundial frente a Europa y A m é -
quiera para erigir y sostener establemente un rica Latina, lo que finalmente llevará al apoyo
estado local. El caso de Brasil fue diferente. británico a la hegemonía mundial de los Esta-
Pero no se independizó sino m u c h o m á s dos Unidos.
tarde. Durante el m i s m o período, América Latina
En cambio, las ex-colonias britanoamerica- se «balcaniza»; se desangra en guerras de fron-
nas se organizan inmediatamente c o m o los tera y en guerras civiles en cada país; el poder
Estados Unidos de América, con un orden se organiza sobre bases señorial-mercantiles;
político bajo una hegemonía social m u y clara, se estanca el desarrollo del capital y de sus
con un estado fuerte, pero con una sociedad respectivas relaciones sociales. El pensamiento
civil provista de mecanismos para regular sus moderno, en esas condiciones, sufre la kafkia-
relaciones con las instituciones estatales. La na tortura del exilio interior o de la fuga utópi-
independencia combina las exigencias del de- ca. Las clases dominantes, eurocentristas,
sarrollo capitalista nacional y las del debate adoptan el mistificado modelo europeo de es-
político ordenado sobre las nuevas bases de tado-nación, para sociedades cuyo rasgo fun-
modernidad/racionalidad. N a d a sorprendente, dante es aún la colonialidad entre lo europeo y
en consecuencia, que en la perspectiva nortea- lo no-europeo; y el modelo liberal de orden
mericana la independencia tenga el lugar de político, para sociedades dominadas mercan-
toda una revolución: la Revolución Ameri- til-señorialmente. T o d o ello permite la perdu-
cana. ración del carácter dependiente del patrón de
Las dos Américas ingresaron en el s. xix desarrollo histórico y la subordinación al im-
son m u y desiguales condiciones y por caminos perialismo europeo, primero, y estadouniden-
m u y distintos. se después.
Estados Unidos siguió un patrón de desa- Durante el siglo xx, América Latina ha
rrollo, de nuevo, excepcional: se fue constitu- permanecido en gran medida apresionada en
yendo c o m o nación al m i s m o tiempo que el nudo histórico formado por el entrelaza-
c o m o centro hegemónico imperial. D e ello, el miento entre las cuestiones de nación, identi-
«destino manifiesto» es una ceñida expresión dad y democracia; cuestiones y problemas que
ideológica. en otros contextos, c o m o los europeos, se suce-
Ese patrón ha tenido varias etapas y m o d a - dieron en etapas. El desenlace o corte de tal
lidades históricas. Primera, la expansión terri- nudo histórico pareció comenzar con la revo-
torial violenta que permitió a Estados Unidos lución mexicana; pero la derrota de la revolu-
duplicar en menos de 80 años el territorio ción democrático-nacional en los demás paí-
continental heredado, a costa del territorio de ses, no solamente no resolvió el problema,
los «indios» del Oeste y de la mitad del mexi- sino que abrió una crisis de poder no resuelta,
cano. Segunda, la imposición de un cuasi- cuya más ajustada expresión es, seguramente,
protectorado sobre los países del Caribe y la perduración de ese peculiar animal político,
Centroamérica, incluyendo el «rapto» de Pa- específicamente latinoamericano: nacionalis-
n a m á y la construcción y control del Canal de ta-populista-desarrollista-socialista, cuyos
P a n a m á , así c o m o sobre Filipinas y G u a m . componentes se combinan de muchos m o d o s
Tercera, la imposición de una hegemonía eco- en cada país y en cada situación.
nómica y política sobre el resto de América
Latina, desde el fin de la Primera Guerra
Mundial. Cuarta, desde la Segunda Guerra Ill
Mundial, la imposición de su hegemonía sobre
todo el m u n d o , conduciéndolo a integrarse en Las Américas se preparan a ingresar en el siglo
un orden global de poder. XXI casi con las mismas desigualdades que en
D o s factores decisivos deben ser anotados el siglo xix. Pero a diferencia de entonces, no
a ese respecto. U n o , el rápido desarrollo capi- lo harán ni separadas, ni por caminos diferen-
La americanidad como concepto, o América en el moderno sistema mundial 591
tes, sino c o m o partes de un m i s m o orden m u n - los, a las utopías americanas, es lícito admitir
dial en el cual Estados Unidos ocupa, aún, el el tiempo de maduración de ese patrón autó-
lugar primado, y América Latina, un lugar n o m o , la presencia de u n proceso de re-
subordinado y está afectada por la crisis m á s originalización de la cultura en las Américas.
grave de su historia postcolonial. Eso es lo que podemos llamar la americaniza-
En la perspectiva americana del futuro, ción de las Américas. El proceso es apoyado
ciertos procesos merecen ser puestos de relie- por la crisis del patrón europeo.
ve. U n o , la tendencia a una m á s sistemática La formación de Estados Unidos directa-
articulación entre las Américas, bajo la hege- mente c o m o sociedad directamente capitalis-
monía de América del Norte (lo que incluye ta, fundó allí la utopía de la igualdad social y
tan secundaria c o m o tardíamente a Canadá). de la libertad individual. Esas imágenes velan,
Eso incluye el creciente flujo migratorio desde por supuesto, las m u y reales jerarquías socia-
todas las Américas hacia el Norte y en particu- les y su articulación en el poder; pero también
lar hacia Estados Unidos. D o s , la mayor arti- impiden su sacralización y mantienen el espa-
culación interna de América Latina, a pesar de cio del debate y legitiman la capacidad de
las presiones en contra desde el capital global, regular desde la sociedad la acción del estado.
Europa, Japón, Estados Unidos. Tres, el desa- E n América Latina, la persistencia del imagi-
rrollo de la descolonización en la producción nario aborigen bajo las condiciones de la do-
de la cultura, del imaginario, del conocimien- minación, ha fundado la utopía de la recipro-
to. En breve, la maduración de la americaniza- cidad, de la solidaridad social y de la democra-
ción de las Américas. cia directa. Y bajo la crisis presente, una parte
Las Américas son el producto histórico de de los dominados se organiza en torno de esas
la dominación colonial europea. Pero no fue- relaciones, dentro del marco general del mer-
ron nunca sólo una prolongación de Europa, cado capitalista.
ni siquiera en el área britanoamericana. Son Tarde o tempano, esas utopías americanas
un producto original, cuyo propio y sui generis se encontrarán para formar y ofrecer al m u n d o
patrón de desarrollo histórico, ha tardado en la específica utopía americana: La migración
madurar y abandonar su condición dependien- de pueblos y de culturas entre las Américas y
te de su relación con Europa, sobre todo en la gradual integración de todas ellas en un
América Latina. Pero actualmente, si se atien- único marco de poder, es o puede ser uno de
de a los sonidos, a las imágenes, a los símbo- sus vehículos m á s eficaces.
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