Cuadernillo de Sexto Hojas Doble Faz

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Cuadernillo de LITERATURA 6° Año

Profesora Irene María Mora


Ironía:

Parodia: Farsa:

Sátira:

1
EL CASAMIENTO DE LAUCHA, Análisis por Marcela Ciruzzi.

La picaresca
El casamiento de Laucha es una novela picaresca que, más allá del pintoresquismo local que la individualiza, responde
cabalmente a las características de esta especie narrativa, según puntualiza acertadamente el crítico argentino Emilio Carilla: “La
novela picaresca es un relato autobiográfico (particularidad raras veces alterada). Esta esencial perspectiva repercute en la
narración: visión de un pícaro y su mundo acomodado, en lo posible, a la psicología del personaje. La vida del pícaro aparece
narrada desde su origen. Alusión a los padres, como si quisiera justificar ya a través de éstos la dirección de su vida.
El pícaro actúa en relación a una serie de amos. La galería de éstos es casi siempre variada. El pícaro actúa también en libertad
(o en aparente libertad), fuera de la tutela de un amo. Esto, a su vez, no quiere decir que viva de un trabajo regular.
La vida del pícaro está impulsada desde sus primeros años por estos dos ejes fundamentales: el hambre y el engaño. Mejor
dicho, el fiambre que la vida minúscula e irregular le presenta, trata de vencerla con el engaño. Después ya el engaño se extiende
a todos los «esquicios: apremio de ataque y defensa en un mundo de malicia y luchas.
No llega al crimen, y sólo circunstancialmente roza a la delincuencia organizada. Es que el pícaro -el pícaro literario- necesita
salvaguardar su “buen natural" -necesidad literaria-, aunque aparezca apabullado a menudo por las malandanzas.
Dentro de este mundo es natural que no brille la mujer ni el amor. V cuando aquella aparece lo hace ligada al engaño y a las bajas
pasiones.
Resaltan frecuentemente alusiones satíricas más o menos vetadas a ¡personajes y sucesos contemporáneos. Pero más valor
tienen las visiones amplias, en que se enjuicia desde el “abajo" de la picaresca (resentimiento, burla, desahogo) la sociedad del
momento."
También las críticas al clero son frecuentes en la picaresca; en la novela de Payró se dan por la presencia del pillo fraile Papagna.
Estructura y lengua de la obra
Esta novela de costumbres criollas nos resulta amena y agradable; pues está escrita con gracia y con chispa, lo que nos hace
olvidar un poco la conducta censurable del protagonista y de otros personajes.
La obra se compone de una brevísima introducción a cargo del narrador (3a. persona) en la que se presenta a Laucha; "Payró
recurre a la convención de un cronista oficioso”, observa Enrique Anderson Imbert; y se completa con diez capítulos a través de
los cuales el pícaro narra parte de su vida (1a. persona).
La amoralidad de Laucha (“ratón menudo") está manifestada con realismo; y de la realidad está tomado el lenguaje —los varios
tipos de lenguaje— que Payró maneja con conocimiento y autenticidad: lenguaje coloquial de la gente de campo, el refranero
popular, voces lunfardas, una castellano italianizado (doña Carolina), un dialecto napolitano cerrado (cura Papagna), etc., que
iremos destacando a lo largo del texto. I
El monólogo de Laucha resulta fluido y ameno, sólo interrumpido por observaciones o Interjecciones de los que escuchan
(posiblemente una rueda de paisanos).
Debe tenerse en cuenta la experiencia directa de nuestro escritor: sus recuerdos de Mercedes, de Lomas de Zamora y de Bahía
Blanca (su "Pago Chico"); la frecuentación de bares y cafés donde conoció a gente de mal vivir; y, según Arturo Berenguer
Carisomo, en la fugaz historia de Picardía, personaje de Martín Fierro de José Hernández

CONTENIDO
Laucha, aventurero y vividor como todo pícaro, relata sus andanzas entre la miseria y el hambre; pero tiene la fortuna de ser bien
acogido por una viuda, dueña de una pulpería, una italiana todavía joven y saludable. Un falso matrimonio sugerido por un cura
napolitano sin escrúpulos permite a Laucha Instalarse cómodamente en la posesión de la mujer, a quien su flamante esposo
conduce rápidamente a Ia ruina debido a su pasión por la bebida y el juego, además de su holgazanería habitual. Cuando todo se
ha perdido, el pillo revela la cruda verdad a Doña Carolina, que se hunde en la desesperación.
PERSONAJES
Laucha: pícaro, tramposo y vividor; criollo sin escrúpulos y enemigo del trabajo; "provinciano despabilado y libertino”; inmoral,
traicionero y egoísta; pendenciero, jugador y amigo de la bebida; cruel y desfachatado; vanidoso con aires de conquistador; burlón
y aprovechador"tiene un sentido festivo de la vida"; truhán, astuto e imprevisor; cínico y desconsiderado... Sin embargo, si logra
hacerse escuchar y si gana voluntades es por su espíritu jovial y vivaz, porque es hábil y tiene especial simpatía; no es
desdeñable su humorismo socarrón y picaresco; es chispeante e imaginativo, gracioso cuando habla. En cuanto al amor, “actúa
sin respeto y sin emoción”,"... y como para el pícaro no hay pecados —afirma Anderson Imbert— Laucha resulta absuelto,
purificado por el arte”.
Doña Carolina: italiana viuda (la "gringa"), dueña del almacén de campo o pulpería ("La Polvareda"); ha pasado los treinta años y
se conserva atractiva y rozagante; es trabajadora y ahorrativa, crédula y decente; su viudez —y por ende su soledad— le pesa y
desea volver a casarse; por ello, la llegada de Laucha, a quien protege y mima, le resulta providencial (y a la corta, catastrófica). A
veces —por su forma de hablar o de vestir— parece un tanto ridícula. Está ávida de amor y de ternura, pero junto a Laucha —que
la estafa vilmente— su vida se desquicia y se sume en la desolación.,
Ño Cipriano: viejo peón de campo que trabaja para doña Carolina; cuida a los chanchos cerca de un arroyo. Es la única compañía
para Carolina desde que ésta quedó viuda. En términos generales, puede decirse que siente cariño y simpatía por la gringa y
desea que sea feliz.
Papagna: cura deshonesto, simulador e interesado. Prevaricador (fragua el casamiento entre Laucha y Carolina, no lo asienta en

2
el libro correspondiente); se deja seducir por una coima. Habla un oscuro dialecto napolitano. Conseguidos sus propósitos,
regresa a su país.
Otros personajes secundarios:
Barraba: comisario de Pago Chico; se hace presente cuando muere Cipriano.
Doctor Calvo: médico forense.
Contreras: hombre peleador y pillo, amigo del juego, especialmente de las carreras de caballos.
Ferreiro: escribano sin escrúpulos.
Un chacarero (antiguo patrón de Laucha), un almacenero (dueño de la jardinera que transporta a Laucha), el pulpero, milicos.
Además del carácter picaresco, y por estar dentro de los cánones la corriente realista, esta novela es un acabado cuadro de
costumbres: así lo acreditan la descripción del pago, del almacén, de los bailes, de las carreras cuadreras, de las partidas de
naipes y de otros juegos, la presencia y el modo particular de hablar de cada uno de personajes presentados, las modalidades del
paisanaje, etc. Segun Anderson Imbert, esta novela “es la historia de una infamia, de una vileza, de una canallada”.
Análisis de Esperando la carroza de Jacobo Langsner

Por su relación con el sainete y el grotesco, muchos críticos han encuadrado aEsperando la carrozadentro
del "neosainete" o del "neogrotesco". Esta clasificación se sostiene en la idea de que Langsner actualiza,
bajo una nueva forma, las estructuras originales de uno y otro género.
Quienes la llaman "neosainete" consideran que los personajes de la familia de mamá Cora están
representados como los tipos del sainete, a través de una caricatura de la clase media porteña en la década
del sesenta (en su versión original, luego adaptada).

Como muchas obras teatrales argentinas, la de Langsner vuelve sobre el ámbito de la familia para describir,
como en un modelo en escala, los modos de vida de la sociedad en su conjunto. La familia es metáfora,
además, del país. Por otro lado, la casa donde se lleva a cabo el "velorio" de mamá Cora resulta un correlato
escénico del patio del conventillo.

Otros críticos, en cambio, prefieren poner el acento en el costado "negro" y violento de Esperando la carroza.
Observan que, mientras nos reímos de las situaciones cómicas que se despliegan ante nuestros ojos,
sentimos el dolor que implica contemplar las acciones de unos personajes tan hipócritas, egoístas y cínicos.
A Langsner le interesa especialmente mostrar el maltrato y la falta de respeto que reciben los ancianos en
la sociedad argentina, así como la falta de amor sincero entre las personas y la prioridad de los intereses
materiales. Entre todos los personajes, Langsner elige uno que le sirve para poner en evidencia su punto de
vista: se trata de Susana, quien cumple la función de desenmascarar a la familia y decirle lo que
verdaderamente es. En el final —uno de los momentos más tensos y dramáticos de la pieza—, Susana ríe
y llora al mismo tiempo, de acuerdo con la señalada fórmula del grotesco criollo.
Quienes sostienen que Esperando la carroza es un neosainete —y no un neogrotesco— ponen el acento en
el hecho de que, en la pieza de Langsner, no hay pérdida total para los personajes —como sucede en Mateo
o Stéfano, de Discépolo—. Una vez que reaparece mamá Cora, la vida de todos parece retomar su curso
anterior, sin castigo ni modificación... salvo para la lúcida Susana, que logra ver la ridícula tragedia en la que
se hallan inmersos.
En Esperando la carroza, aparece representado el llamado “medio pelo” argentino el cual presenta las
siguientes características, según lo expresa Arturo Jauretche (1901-1974):

Sainete y grotesco criollos


Esperando la carroza se relaciona estrechamente con ciertas formas de comicidad características del
teatro de Buenos Aires, en especial: el sainete y el grotesco criollos.

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El sainete es una pieza breve de tipo cómico — o tragicómico, ya que puede incluir episodios muy
dolorosos—, basada en la caricatura del costumbrismo urbano. A través de la presentación de tipos
populares —como "el tano", "el gallego", "el malevo", "la milonguita", "el turco", "el provinciano", etc., que
confluyen en los espacios del patio del conventillo, la calle o los salones de baile—, el sainete se convierte
en una de las expresiones que reflejan de manera más original la identidad de la cultura porteña en la etapa
de mayor afluencia inmigratoria. Por ello, la época de auge del sainete está comprendida entre los años
1890 y 1940. Y, si bien luego desapareció casi absolutamente en su forma originaria, su influencia
permaneció vigente debido a la recuperación de muchos de sus elementos en nuevas estructuras artísticas
del cine, la televisión y el teatro. A través de diversas transformaciones, el saínete ha continuado vivo hasta
nuestros días.
Entre los autores más destacados del sainete criollo cabe mencionar a Nemesio Trejo (1862-1916),
Ezequiel Soria (1873-1936), Carlos Mauricio Pacheco (1881-1924), Alberto Novión (1881-1937), Roberto
Cayol (1887-1927) y Alberto Vacarezza (1888-1959).
El sainete es una pieza breve. En algunos casos, su carácter es puramente cómico; otras veces, alterna
lo cómico con lo trágico o con lo dramático, siguiendo el modelo popular de "una de cal y una de arena", o
"cosas para reír y cosas para llorar". A diferencia del sainete, el grotesco fusiona íntimamente lo cómico
y lo dramático y, de este modo, logra que el espectador ría y llore simultáneamente, al experimentar el placer
de la risa y el dolor de la tragedia. El exponente más notable del grotesco criollo es Armando
Discépolo (1887-1971), especialmente en dos de sus obras: Mateo (1923) y Stéfano (1928), cuyas historias
terminan en la pérdida total de la honra social o en la muerte de sus protagonistas.

La nona es una tragicomedia del escritor argentino Roberto Cossa, que se publicó en 1980 aunque se estrenó por
primera vez el 12 de agosto de 1977 en el teatro Lasalle de Buenos Aires. Se trata de una de las obras más
trascendentales del teatro argentino. Se estrenó durante un periodo caracterizado por la inestabilidad política y
social argentina. Al contrario de la suerte que han sufrido otras obras escritas bajo algún tipo de censura, La
Nona supo salvar esa barrera gracias a su estilo simbólico y reflexivo, en el que subyace su carga crítica, y además
consiguió una gran acogida en las representaciones que se realizaron de ella. Es una pieza teatral de gran
transcendencia. En Argentina y otros países de Latinoamérica sigue representándose. Se ha traducido al inglés, el
alemán y el francés.
'La Nona' fue llevada al cine en 1979 por el director argentino Héctor Olivera. El guión fue escrito por Roberto Cossa
y protagonizada por Pepe Soriano en el papel de "La Nona". Dicha cinta ganó el premio Chacabuco en 2003, en la
ciudad de Mar de Plata.
Argumento
La obra se enmarca en los años 70 en Argentina. En el escenario de esta historia encontramos una familia de clase
trabajadora y pobre, que no es más que una muestra y ejemplo de la realidad del momento: encontramos unos
personajes arquetípicos que representan a toda una sociedad que lucha por salir adelante. El problema de esta
familia es la Nona, la abuela, cuyo apetito insaciable obliga a todos los miembros a tener que trabajar más y más, y
buscar medidas desesperadas y al límite de la razón para sobrevivir: Desde el desmesurado trabajo del padre y
cabeza de familia, hasta las más disparatadas ideas del hermano de este. Estas desesperadas soluciones, junto con el
personaje de la abuela, crean un ambiente tragicómico, grotesco, y casi surrealista y absurdo, que queda expresado
en los personajes y estilo de la obra. Son estas acciones, también, una búsqueda de intentar superarse que se
contraponen y quedan frustradas por la Nona, con una salud de hierro y un hambre insaciable, que va matando a
cada uno de los miembros de su familia. La Nona acaba con toda la familia.
Personajes
 María: Madre de Marta,esposa de Carmelo. Al finalizar la obra se va a Mendoza a vivir con sus hermanas.
 Nona: la abuela, que nunca deja de comer, personaje irreal el cual no puede morir.
 Chicho: hermano de Carmelo, nieto de la Nona y sobrino de Anyula. No quiere trabajar, pone cualquier excusa
para evitar dicha actividad.
 Carmelo: esposo de María, padre de Marta y nieto de la Nona. Es quien mantiene a la familia, es desdichado y
miserable.
 Anyula: hija de la Nona, tía de Chicho y de Carmelo.
 Francisco: vendedor del Kiosco.
 Marta: hija de Carmelo y Maria.

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ALEGORÍA
El concepto de alegoría deriva del latín allegoria y éste, por su parte, de un vocablo de origen griego. La noción
permite hacer mención a aquella ficción en la cual una idea, frase, expresión u oración posee un significado distinto
al que se expone. De igual manera, se conoce como alegoría a aquellos materiales literarios o creaciones artísticas
que poseen carácter alegórico.
La alegoría es un recurso usado desde tiempos remotos en el arte por su capacidad para traducir y comunicar
ideas abstractas, como puedan ser los vicios y las virtudes, en representaciones físicas concretas más familiares y
fáciles de asimilar. Una alegoría puede entenderse, en este sentido, como una temática artística o una figura literaria
utilizada para simbolizar una idea abstracta a partir de recursos que permitan representarla, ya sea apelando a
individuos, animales u objetos. Busca dar una imagen a lo que no que tiene imagen para que pueda ser mejor
entendido por la generalidad. Su objetivo es, entonces, dibujar lo abstracto, hacer “visible” lo que solo es conceptual.
Obedece a una intención didáctica

Por mencionar algunos ejemplos:


 
La imagen de una calavera con dos huesos cruzados constituye una alegoría de la piratería.


Un ejemplo de alegoría muy usado y asimilado en la cultura popular es el de la muerte como un esqueleto con túnica
 negra, guadaña y en ocasiones un reloj de arena.

Una mujer ciega con una balanza representa a la justicia.


Un niño pequeño con alas, portando  un arco y flechas que dispara a su antojo, es una representación del amor, un
sentimiento caprichoso y arbitrario.

En la literatura la alegoría es una figura retórica y una clase de relato siendo un ejemplo ampliamente conocido la
‘Alegoría de la caverna’ de Platón.

Rebelión en la granja del británico George Orwell. Publicada en 1945, la obra es una fábula mordaz
sobre cómo el régimen soviético de Iósif Stalin corrompe el socialismo. En la ficción de la novela un grupo
de animales de una granja expulsa a los humanos tiranos y crea un sistema de gobierno propio que acaba
convirtiéndose en otra tiranía brutal. Orwell, un socialista democrático y durante muchos años un miembro
del Partido Laborista Independiente, fue un crítico de Stalin. La novela fue escrita durante la Segunda

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Guerra Mundial y, aunque publicada en 1945, no comenzó a ser conocida por el público hasta finales de
los años 1950.
Además, la obra constituye un análisis de la corrupción que puede surgir tras toda adquisición de poder,
en cualquier nivel. Así, la obra posee un doble nivel de interpretación posible, por lo que su mensaje puede
trascender el caso particular del régimen soviético y ser captado incluso por niños que ni siquiera conocen
la historia de la Unión Soviética. Por esta razón el libro ha sido utilizado a menudo como herramienta
educativa incluso en los primeros años de la escolaridad de algunos países. Está considerada una de las
más demoledoras fábulas acerca de la condición humana.
Lejos de la intención de Orwell, que pretendía con esta alegoría, al igual que con su siguiente
novela, 1984, publicada en 1949, denunciar a los totalitarismos nazi y soviético,1 el libro fue utilizado, sobre
todo en los Estados Unidos, como propaganda en contra del comunismo en general.2
Argumento
Los animales de la Granja Solariega, alentados un día por el viejo "cerdo Mayor", que antes de morir
explicó a todos los animales su visión, llevan a cabo una revolución en la que consiguen expulsar al señor
Jones y crear sus propias reglas (los Siete Mandamientos) que escriben en una pared.
1. Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es amigo.
3. Ningún animal usará ropa.
4. Ningún animal dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá alcohol.
6. Ningún animal matará a otro animal.
7. Todos los animales son iguales
Al principio, la granja, que pasa a llamarse Granja Animal, es más próspera incluso que cuando el señor
Jones la administraba. Sin embargo, con el paso del tiempo los cerdos, que se habían autoerigido como
líderes por su inteligencia, empiezan a abusar de su poder y manipulan los mandamientos en su favor.
Dos de estos cerdos, [[Snowball (Rebelión en la granja)] y Napoleón, se muestran como los líderes, pero
empiezan a mostrar diferencias, que acaban cuando Napoleón lanza a los perros contra Snowball y este
huye de la granja.
A partir de ese momento Napoleón se erige como único líder. Los cerdos se constituyen como una élite
dentro de la Granja, y los demás animales se mantienen bajo la dictadura de Napoleón, amenazados por
los perros de éste. Poco a poco los cerdos adoptan los defectos del propio hombre por los cuales en su
día sustentaron la revolución. A lo largo de la novela, se efectúan ciertos cambios en los Siete
Mandamientos, que "justifican" las medidas que toma Napoleón y los actos de los cerdos:
 Ningún animal dormirá en una cama con sábanas
 Ningún animal beberá alcohol en exceso
 Ningún animal matará a otro animal sin motivo
Sucesivamente, todos los Siete Mandamientos van desapareciendo por orden de Napoleón, y con la
complicidad de los demás cerdos.
Finalmente, los cerdos modifican también sus conductas, empiezan a usar las ropas abandonadas por el
señor Jones y aprenden a caminar sólo sobre sus patas traseras (modificando para ello el primero de los
Siete Mandamientos). Después de que un ataque llevado a cabo por los humanos fuese repelido por
los perros, los granjeros de los campos vecinos deciden mantener relaciones amistosas con los animales
de la Granja Manor, felicitando a Napoleón por el éxito económico de la granja: los animales dirigidos por
Napoleón trabajan en larguísimas jornadas, alcanzan elevados niveles de productividad, se contentan con
raciones minúsculas de comida, y jamás se quejan ante los cerdos. Halagado, Napoleón y los cerdos
invitan a los humanos a almorzar en la granja Manor; los animales de allí, sorprendidos, advierten que sus
compañeros cerdos han copiado totalmente la conducta y aspecto de los humanos.
Al final de la novela, la dictadura de Napoleón y sus seguidores se consagra de modo absoluto cuando los
animales preguntan al burro Benjamín (uno de los pocos que sabe leer) sobre cuál es el único
mandamiento que queda escrito. Éste es el séptimo, convenientemente modificado por los cerdos:
 Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.
Significado
Orwell satiriza el régimen zarista, con el señor Jones y la monarquía con los humanos, y posteriormente
ironiza la revolución rusa hasta el periodo del estalinismo.
— El cerdo Mayor (Manor), representa en parte a Lenin pues él se cuestiona sobre la situación de su país,
crea una doctrina propia y además es el ideólogo de la revolución, él es el idealista; también apunta
hacia Karl Marx al ser el impulsor de la filosofía anti-capitalista (anti-humana, alegóricamente) y por fallecer
antes de que ocurriese la rebelión.
— El señor Jones sería el zar Nicolás II de Rusia, aunque su figura es más amplia y abarque a toda la
realeza, la nobleza y la burguesía, que fueron las clases derrocadas por la Revolución Rusa.

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— El cerdo Napoleón, con sus medidas para administrar la granja (apropiadas de Bola de Nieve) que
servirán para llevar a ésta a la prosperidad (aunque esta sólo mejorará su propia situación y la de los
demás cerdos), y su política de restricción de libertades, representa a Iósif Stalin. Otro punto que refuerza
esta teoría, es el hecho de que Napoleón ordenase el exilio de Bola de Nieve (Trotsky). En la primera
edición francesa se nombró a este cerdo como "Julio César".
— El cerdo Bola de Nieve (Snowball) sería Lev Trotsky, líder militar que posteriormente huye de la granja
al ser violentamente perseguido por los perros de Napoleón y cuya sola mención constituye un delito
grave. Una vez establecido el poder de Napoleón, todo animal que se considerara peligroso sería
ejecutado bajo la acusación de ser seguidor de Bola de Nieve.
— El cerdo Chillón (Squealer) es el intermediario de Napoleón ante los demás animales de la granja. Su
habilidad retórica y su hipocresía le permiten convencer al resto de la granja de la conveniencia de
cualquier decisión tomada por Napoleón. Posiblemente represente al aparato de propanganda de la
URSS: el periódico Pravda, o a Viacheslav Mólotov (ferviente partidario de Stalin).
— Bóxer, el caballo (Boxeador), siempre convencido de trabajar más y traicionado por Napoleón a pesar
de ello, representaría al proletariado. Su lema "Trabajaré más duro" y los constantes elogios que recibe de
los cerdos por su denodado esfuerzo y su sumisión sean probablemente una referencia al minero Alekséi
Stajánov.
— Las ovejas y las gallinas, analfabetas y acríticas con el régimen, personifican al campesinado, o bien, a
la "masa" que sigue al líder. Para ellos y los animales menos inteligentes se ingeniaron consignas
sencillas, como "Cuatro patas sí, dos pies no", que solían repetir todo el día.
— El cuervo Moses (Moisés) representa a la Iglesia ortodoxa, pues habla del cielo de los animales y recibe
trato favorable de los humanos ya que cumple una labor de apaciguamiento al servicio del señor Jones.
Más adelante, los cerdos toleran su presencia. Las relaciones entre el cuervo y la granja representa la
afinidad entre el clericato ruso y los distintos gobiernos de Rusia, primero bajo los zares, y luego bajo el
estalinismo.
— El burro Benjamín es el intelectual que especula.
— Los perros representan la policía secreta stalinista, la NKVD. Son los encargados de expulsar
violentamente a Bola de Nieve de la Granja. La nueva generación de perros es educada por Napoleón
desde cachorros, cumpliendo también la función de guardia personal y de verdugo para los animales que
"traicionan" a la granja en nombre de Bola de Nieve.
— El Señor Fedrerick, que durante la fábula pretende una alianza con el cerdo Napoléon, representa
a Adolf Hitler, quien firmó un pacto de no agresión con el régimen estalinista de la URSS.
— La yegua Mollie, que apenas se interesa por la revolución animal y aún menos por trabajar, representa
a las clases nobles zaristas que ven en la nueva política comunal el fin de sus privilegios. Prueba de ello lo
tenemos cuando Mollie, una vez que descubren que ha confraternizado con un mozo de una granja
vecina, abandona la granja para servir de nuevo a los humanos.
-El señor pilkington, Winston Churchill, al final de la historia se muestra su "alianza" demostrada en un
juego de naipes con napoleón junto a humanos y cerdos, donde esta termina con una fuerte discusión,
dado que napoleón y este (pilkington), destapan un as de espadas simultáneamente (señal de trampa),
esto nos muestra la inestabilidad de la supuesta alianza entre la URSS e Inglaterra.
Orwell también muestra de una manera muy cruda la relación entre animales y seres humanos, dándole a
los primeros una personalidad y poniéndolos al mismo nivel intelectual y racional que el hombre, para así
representar la brutalidad sufrida por ellos en la Granja.
Rebelión en la granja como alegoría
El término alegoría se refiere a una ficción que representa otra cosa, una idea o conjunto de ideas
abstractas que aparecen a través de otra forma u otro sentido. Este término se encuentra íntimamente
ligado al concepto de metáfora. De esta forma, Rebelión en la granja se muestra claramente como una
alegoría que a partir de personajes animales que van cambiando su esencia, su ser a lo largo de la obra
representan a los humanos y sus cambios con respecto al poder. Alrededor del tema del poder (poderosos
y oprimidos) van cambiando sus ideales comunes y puros en ideas individualistas y tiránicas. Una alusión
clara del poder y su influencia en los seres humanos.

LA ESPERA TRÁGICA de Eduardo Pavlovsky (1962)

Al comenzar la obra y al levantarse el telón, deben estar en escena ÉL y ELLA. Estarán sentados en un sillón colocado a la derecha
del escenario. Están en una reunión social. Debe oírse una música muy suave. La sala y lugar de la reunión debe ser un lugar como
“cualquiera” de “cualquier” reunión burguesa actual. Los demás personajes que ocupan la escena son invisibles. Los personajes
invisibles deben ser 27 -13 hombres y 14 mujeres-. Estos personajes, naturalmente, no se ven. Solo deben verse ÉL y ÉLLA.

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ELLA.- Lo estrictamente cierto es que por pura casualidad nos hemos vuelto a encontrar después de tantos años. No tiene idea de
la alegría que me da este encuentro.
ÉL.- Es verdad; es verdad, es realmente sorprendente. (Muy distraído)Perdón. (Cuando pide perdón es para saludar
continuamente a invitados que están en la reunión. Saluda a alguien cortésmente con una sonrisa y un movimiento de la mano.)
ELLA.- La verdad es que usted no ha cambiado nada.
ÉL (distraídamente).- Sí…
ELLA.- ¿Sí o no?
ÉL.- Sí, No. Digo que sí, que no he cambiado nada o, mejor dicho, que he cambiado. ¿O no? Perdón. (Nuevo saludo de ÉL muy
cortésmente a otra persona. En este momento alguien le ofrece una fuente con masas que él toma. Todo esto debe marcarse muy
bien con mímica. ÉL hace como que le ofrece.) ¿Prefiere comer o seguir hablando?
ELLA (Como si le hubiera oído).- No me extraña su parecido con mi primo José. José hace veinte años se parecía
extraordinariamente a Ud.(Pausa) Ahora diría que Ud. Se parece extraordinariamente a él.
ÉL.- ¿No es lo mismo? (indiferente, come otra masa.) Perdón. (Saluda.)
ELLA.- Podría ser, pero es completamente diferente.
ÉL.- Claro, completamente diferente.
ELLA.- En ese caso…
ÉL.- En ese caso… (Repite muy distraído)
ELLA.- ¿En qué caso? (Vivaz.)
ÉL.- No, todavía estoy soltero, semejante paso todavía no me animo a dar. (Se ríe.) Perdón. (Come otra masa y se llena la boca.)
ELLA.- Pero mi primo José se casó y tiene dos hijos. Se llaman Ruperto y Aníbal. (En este momento él se levanta a buscar algo
para tomar. Da unos pasos y choca con alguna de las parejas invisibles que deben estar bailando. Se debe disculpar
exageradamente con gestos y modales adecuados. Se sienta otra vez.) Aníbal es muy atractivo, casi diría sorprendentemente
atractivo, muy inteligente. Hubiera sido el mejor ingeniero del barrio de no haberlo aplazado la maestra de 1° inferior. Fue
abanderado del colegio. Recuerdo con qué amor su madre le lustraba los botines en los días de fiesta.
ÉL.- Los tengo desprendidos. (Se los ata.) Perdón.
ELLA (Extrañada).- ¿Qué es lo que tiene desprendido?
ÉL.- Ya nada.
ELLA.- ¿Nada tiene desprendido?
ÉL (Confundido).- ¿Debería tener acaso?
ELLA (Atrevida).- Es que ustedes los franceses… son tan distraídos.
ÉL (ruborizándose).- ¡Oh, perdón! Es que estoy solo y no sé coser bien.
ELLA.- Debería haberme pedido a mí. Yo sí sé coser. O a mi tía Eustaquia, o a Josefina o a Ramira.
ÉL.- No las conozco bien. No sé…
ELLA.- No se preocupe, yo tampoco… Pero me han dicho que son buenas y que… (De repente se queda como sorprendida
mirando fijamente a uno de los personajes invisibles). ¡Oh, increíble! Estaba recién hablando de Tía Eustaquia y esa señora que
está allí es completamente diferente de ella.
ÉL.- Que casualidad. Yo tampoco lo había notado. (Debe haber una pequeña pausa y ÉL debe hacer un cierto gesto de dolor.)
ELLA.- ¿Qué le pasa?
ÉL.-Nada, tengo colitis.
ELLA.- En ese caso debería tratarse.
ÉL.- ¿Y en otro caso?
ELLA.- ¿Qué otro caso?
ÉL (Muy entusiasmado).-El caso del cuarto amarillo. ¿No leyó en el diario? (Come otra masa, se llena la boca y no puede hablar)
ELLA.-Mejor que trague. (Le mete los dedos en la boca para empujar la masa.)
ÉL (tragando con gran esfuerzo).-Gracias. ¿De qué estaba hablando?
ELLA.- ¿De qué estaba hablando?
ÉL.- ¿No lo recuerda?
ELLA.-Ah, sí, ahora recuerdo. Le estaba contando del cumpleaños de mi tía Eustaquia. Ayer festejó sus doce años y con motivo
de su casamiento el padre le regaló un hijo. Fue una ceremonia muy linda. Todos los niños estaban vestidos de blanco.
ÉL.- ¡Qué barbaridad!
ELLA.-Con lo caro que está actualmente el blanco. ¿Leyó el diario? Aumentó quince pesos el kilo.
ÉL.- A mí no me preocupa porque estoy a régimen. (Come otras dos masas rápidamente.)
ELLA (Lo mira enternecida).- Es realmente usted un hombre interesante. Jamás olvidaré esta inolvidable velada…
ÉL.- Yo tampoco la olvidaré.
ELLA.- De nada.
ÉL.- Gracias. (Silencio. Deben comer rápidamente sándwiches –pueden ser masas- al mismo tiempo y al mismo ritmo. El ritmo
debiera ser desparejo: una vez rápidamente, dos veces lentamente. Luego deben comenzar a hablar al mismo tiempo y a decir lo
mismo).
ELLA Y ÉL.- Según las condiciones meteorológicas mañana será nublado en la mitad izquierda del país, no así en la derecha.
ELLA. - ¡Oh!, perdón. Dijimos lo mismo. (Coqueta)

32
ÉL.- No era lo mismo. Usted dijo que según las condiciones meteorológicas mañana será nublado en la mitad izquierda del país,
no así en la derecha, y yo dije que las condiciones meteorológicas indican que será nublado en la mitad derecha, y no en la
izquierda.
ELLA.- Ojalá tenga usted razón.
ÉL.- ¿Por qué?
ELLA.- Porque mañana debo concurrir a un pic-nic en la mitad izquierda y no tengo impermeable.
ÉL.- ¡Ah!
ELLA.- Gracias.
(En este momento debe aparecer en escena como saliendo de entre los invitados, un hombre de bigotes, con rasgos muy
masculinos y anchos hombros. Preferentemente corpulento.)
ÉL.- ¡Oh, qué emoción! Mi maestra de primero inferior. ¡Señora Eustaquia! ¿No me recuerda? Soy Jorge Ottis, el mejor alumno de
su primer grado inferior B, el que le llevaba una manzana con gusanos gordos los martes a las 7 y 10.
EL DESCONOCIDO.- ¡Oh! Perdón. Usted me confunde. Jamás fui maestra de ningún primer grado inferior B.
ÉL.- ¡Oh! Disculpe. Es asombrosamente parecido.
ELLA.- ¿A quién? ¿A mi tía?
EL DESCONOCIDO.- Solo fui maestra de primero inferior A-.
(Se siente entre los dos quedando los tres muy apretados. Hay espacio en el sillón como para que se sienten cómodamente.
Están apretadísimos. Se mueven oscilando como si estuviesen en un colectivo).
ELLA.- Ya no se puede viajar así.
EL DESCONOCIDO.- Yo por eso siempre viajo en taxi.
ÉL.- ¡Oh! Perdón, señorita. (Silencio)
ELLA.- Papá es gerente de una fábrica.
EL DESCONOCIDO.- Papá no es gerente de una fábrica.
ÉL.- Mamá es gerente de una fábrica y no le gusta el jamón cocido. (Silencio de unos cinco segundos.)
ELLA.- Todos los árboles son vegetales.
EL DESCONOCIDO (se levanta indignado).- ¡Mentira!
ÉL.- ¡Oh!, perdón
(EL DESCONOCIDO se vuelve a sentar y le pisa el pie a ELLA, que grita.)
ELLA.- ¡Ay! ¡Ay!
ÉL.- ¿Qué le pasa? ¿Le duelen los pies?
EL DESCONOCIDO.- Lo lamento sinceramente, pero no lo puedo remediar, siempre los jueves me pasa lo mismo.
ELLA.- ¿Qué le pasa? ¿Pisa a la gente?
EL DESCONOCIDO.- ¿Qué hora es?
ÉL.- Hace media hora que son las tres y media.
ELLA.- A mí me duelen los pies.
ÉL.- ¿Con la humedad?
ELLA.- No, con los pisotones.
(Debe establecerse un diálogo rapidísimo entre los dos. EL DESCONOCIDO está entre ellos y no habla, mira hacia adelante con
la vista perdida- Para hablar, tanto ÉL como ELLA deben esforzarse para poder verse, pues el perfil de EL DESCONOCIDO los
tapa.)
ELLA.- Tiene usted aspecto de vigilante.
ÉL.- Lo era, pero renuncié hace un rato. No me gustan los calcetines rojos.
ELLA.- Mi madre también.
ÉL.- ¿Era vigilante?
ELLA.- No, no le gustaban los calcetines rojos.
ÉL.- ¡Ah!
ELLA.- ¡Ah!
EL DESCONOCIDO.- ¡Ah!
(ELLA y ÉL deben mirar a EL DESCONOCIDO como extrañados.)
ÉL.- ¿habló usted?
ELLA.- ¿Habló usted?
EL DESCONOCIDO.- ¿Habló usted?
ELLA.- Diga algo usted.
EL DESCONOCIDO.- Diga algo usted.
ÉL.- Algo.
ELLA.- ¿Yo?
EL DESCONOCIDO.- ¿Yo?
ÉL.- ¿Yo?
ELLA.- ¿Mi?
ÉL.- ¡Viva la patria!

33
(Deben aplaudir los tres durante tres segundos, volviendo a la posición habitual)
ELLA.- No puedo hablar.
EL DESCONODICO.- Yo sí puedo hablar.
ÉL.- ¿Y por qué no habla?
ELLA.- ¿Y por qué no habla?
EL DESCONOCIDO.- No puedo hablar.
ÉL.- Yo sí puedo hablar.
ELLA.- Yo sí puedo hablar.
EL DESCONOCIDO.- ¿Y por qué no habla?
ÉL.- No puedo hablar.
ELLA:- Todos los hombres son iguales.
EL DESCONOCIDO.- ¿Todos los hombres?
ÉL.- ¿Son iguales?
ELLA.- Estoy angustiado. Estoy sofocada.
EL DESCONOCIDO.- Al revés.
ÉL.- Al derecho.
(Silencio. Deben beber los tras al mismo tiempo en forma rítmica)
LOS TRES.- Realice en forma sistemática las diversas tareas que se le presenten ineludiblemente todas las mañanas. No las deje
amontonar ni las descuide. Yo dije que los objetos de metal, cobre, bronce, lámparas y platería, también deben ser agrupados
para su limpieza ¿qué se yo?
ELLA.- Los que dije yo, ¿o no?
ÉL.- ¿Qué dijo usted?
ELLA (muy contenta).- El planchado bien organizado toma menos tiempo que si se lo realiza sin un plan establecido.
EL DESCONOCIDO.- Eso no se oyó. Se oyó lo que dije yo.
ELLA Y ÉL.- (asombradísimos).- ¿Y qué dijo usted?
EL DESCONOCIDO.- Nada.
ELLA.- ¿No se oyó nada?
EL DESCONOCIDO.- No, se oyó nada.
ÉL.- ¿Se oyó algo?
ELLA.- No se oyó nada. (Pausa) Estoy angustiada.
EL DESCONOCIDO.- Deberíamos preguntar.
ÉL.- ¿A quién?
(En estos momentos debe entrar una señora de unos sesenta años con un gato de juguete. Irá vestida de muy mal gusto con un
sombrero muy llamativo.)
ELLA.- Pregúntele a ese señor.
EL DESCONOCIDO.- Señor, ¿Oyó algo?
LA SEÑORA.- ¿Qué?
ÉL.- Lo que hablábamos.
LA SEÑORA.- Perfectamente, justamente me llamó poderosamente la atención que hablasen de política. Es tan peligroso.
(Se sienta a la derecha de ELLA. Están los cuatro muy apretados)
EL DESCONOCIDO.- ¿Qué se oyó?
LA SEÑORA.- Lo de Fidel Castro.
ELLA (Asombradísima).- ¿Fidel Castro?
ÉL.- ¿Fidel castro?
EL DESCONOCIDO.- ¿Fidel Castro?
LA SEÑORA (Asombradísima).- ¿Fidel Castro? Ah, sí, lo recuerdo perfectamente. Ustedes dijeron al mismo tiempo: Fidel Castro
es un barbudo.
ELLA.- ¡Oh!
ÉL.- ¡Oh!
EL DESCONOCIDO.- ¡Oh!
LA SEÑORA.- O, pero sin hache.
ÉL.- Mentira, yo no dije eso.
ELLA.- Yo tampoco
EL DESCONOCIDO.- Yo también
ÉL.- Yo dije que Fidel Castro era rojo.
ELLA.- Yo dije que Fidel Castro era amarillo.
EL DESCONOCIDO.- Yo dije que Fidel Castro era verde.
ELLA.- Ah, pero entonces fue usted.
LA SEÑORA.- Sí, fui yo.
EL DESCONOCIDO.- Claro que fui yo.

34
ÉL.- Debería darles vergüenza.
LA SEÑORA.- Les voy a contar un cuento. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
EL DESCONOCIDO.- Increíble.
ELLA.- Increíble.
ÉL.- Creíble
LA SEÑORA.- ¿Otro cuento?
EL DESCONOCIDO.- Sí, sí, por favor. (Entusiasmado)
ELLA (Entusiasmada).- Sí, sí, por favor.
ÉL.- no, no por favor.
LA SEÑORA.- como quieran: clasifíquenlas, agrúpenlas por categorías y decidan el día que más les conviene dedicarse a ellas.
ELLA.- ¿A nosotros?
EL DESCONOCIDO.- ¿A nosotros?
ÉL.- A mí.
LA SEÑORA.- No, a mamá, a mi hermana menor, y a mi primo Jorge que ayer no se operó de apendicitis.
EL DESCONOCIDO.- Qué casualidad! No lo conozco (Pausa)
¡Cómo habrá sufrido!
ÉL.- Yo también.
LA SEÑORA.- También se llama José.
EL DESCONOCIDO.- ¿Fuma usted?
LA SEÑORA.- No, todavía no. Prefiero chupete. (Saca un enorme chupete que se pone en la boca y dice en voz alta, tomando el
chupete con la mano izquierda) Ser o no ser. Vamos Lucrecia. (Se lleva el gato. Al retirarse debe hacer que se roza con los
invitados que están bailando y hace algunos saludos).
EL DESCONOCIDO.- ¿Por qué se fue?
ELLA.- No se fue.
ÉL.- ¿No se fue?
EL DESCONOCIDO.- Si se fue.
ELLA.- ¿Qué es fue?
ÉL.- ¿Fue-fue-fue? En mis treinta años nunca pensé en la palabra fue. Es bonita. ¿Eh? Efe –u –e. Efe-u-e.
ELLA.- ¿Cómo efe-u-e? ¿Efe-u-e? ¿Cómo? Que angustia. Estoy sofocada. Nunca imaginé que se pudiera pensar tanto en las
letras que forman las palabras. Si yo digo fideo, no pienso en efe-i-de-e-o, pienso en la comida fideos, no en las letras.
EL DESCONOCIDO (aislado).- A mí también me gusta la sopa de letras.
ÉL.- Yo estoy a régimen, por eso pienso en las letras y no en la comida. Así, cuando tengo ganas de comer una torta de frutillas
no pienso en una torta de frutillas sino en las letras. Así como las letras y no engordo. Es por prescripción médica.
ELLA.- ¡Qué horror!
EL DESCONOCIDO.- ¡Qué horror! Comerse una prescripción médica.
ÉL.- Debe usted ir a visitarlo. Es el mejor dietista de todo el país.
ELLA.- ¿Quién, su médico? ¿Qué dirección tiene?
ÉL.- Ya es tarde.
ELLA.- ¿Tarde?
EL DESCONOCIDO.- ¿Tarde? Me voy. (Intenta pararse y ÉL lo detiene tomándole del brazo).
ÉL.-No, no se vaya usted, mi buen sombrero, digo que es tarde para ver a mi médico. (Conmovido) Murió pasado mañana en un
accidente. Un tren atropelló su auto. Menos mal que él pudo saltar a tiempo y salvarse.
ELLA.- Pobre.
EL DESCONOCIDO.- Rico.
(Los tres deben comer al mismo tiempo y tomar rítmicamente. De pronto los tres deben decir al mismo tiempo lo que sigue)
LOS TRES.- Hay mucha gente, ¿no? (En tono debe ser muy logrado, deben tratar de no superponerse hablando).
LOS TRES.- ¡Qué casualidad, qué casualidad! (Pausa)
LOS TRES.- ¿Quién habla, usted o yo? (EL DESCONOCIDO, que debe estar en el medio, no debe mirarlos, debe mirar hacia
adelante. ÉL y ELLA se deben mirar extrañados. Están confusos.)
LOS TRAS.- Cállense (pausa) quiero decirles una cosa. Por favor. Escúchenme. No puedo más. ¿Quién habla? (EL
DESCONOCIDO debe estornudar tres veces seguidas).
LOS TRES.- Salud.
LOS TRES.- Gracias-
LOS TRES.- Este chaleco es una de las prendas más indispensables para vestir bien.
LOS TRES.- Si no me escuchan a mí me voy. Estoy harto de oír hablar a ustedes dos. (Pausa. Deben comer los tres
rítmicamente).
LOS TRES.- Oigan, ¿Me dejan hablar a mí?
LOS TRES.- ¿A usted?
LOS TRES- Sí, a mí.
LOS TRES.- Bueno, hable.

35
LOS TRES.- Gracias, muy amable. Sabía que terminaríamos por entendernos. Con gente civilizada no puede ocurrir otra cosa.
LOS TRES.- Gracias por lo de gente civilizada.
LOS TRES.- De nada. (Los tres deben bostezar y en pleno bostezo los debe interrumpir una explosión. Temblarán como si el piso
se les moviera)
ELLA.- ¿Qué fue eso?
ÉL.- Qué mal chiste, señorita. Esos chistes no se deben hacer nunca en reuniones sociales.
EL DESCONOCIDO.- ¿Fue un chiste o una bomba?
ÉL.- ¿Y no es lo mismo? No le da vergüenza hacerse la desentendida(indignado) ¡Quién iba a suponer que usted era anarquista!
ELLA.- Yo no puse ninguna bomba.
EL DESCONOCIDO.- ¿De crema?
ÉL.-Es lo mismo. De todos modos esas cosas no se deben hacer. Por lo menos nos debía haber prevenido.
EL DESCONOCIDO.- La política debe dejarse a un lado, totalmente a un lado.
ÉL.- ¿De qué lado?
EL DESCONOCIDO.- A la derecha, a unos treinta metros de la estación.
ELLA.- Ustedes no me hubieran entendido jamás. (Con tono melancólico) Por eso no les avisé. Jamás hubieran aceptado ser
amigos míos si yo les hubiera dicho la verdad.
ÉL Y EL DESCONOCIDO.- (Sentenciosos) La verdad es siempre la verdad.
ELLA.- Lamentablemente la vida es así, cuesta mucho hablar y ser escuchada. Algo pasa con la gente. ¿Por qué no nos
entendemos? ¿Por qué yo no lo entiendo a usted y usted no me entiende a mí? (Con tono amargo)
ÉL.- Porque usted habla francés y yo Ingles.
EL DESCONOCIDO.- Hubieran avisado, yo solo hablo el español. Con razón no entiendo nada.
ELLA.- De todos modos no nos entenderíamos aunque hablásemos el mismo idioma. Algo pasa con la gente. ¿Creen ustedes que
se entienden, por ejemplo, todos los que están en esta reunión? En esta amable reunión. Miren esa pareja. (Los tres deben mirar
hacia una de las parejas invisibles) ¿Harán algún esfuerzo por entenderse? ¿Por comprenderse?
ÉL.- Yo no puedo hacer esfuerzos porque tengo una hernia inguinal. Me lo prohibió el médico.
EL DESCONOCIDO.- ¿Cuál? ¿El que murió mañana a la mañana?
ÉL.- No, el hermano.
ELLA.- Algo pasa con la gente. Algo pasa con las palabras. Decimos palabras y las palabras no nos unen, nos separan. Las
palabras forman puentes que nos separan.
EL DESCONOCIDO.- El puente de Waterloo. Yo vi esa película con mi novio.
ÉL.- Yo también.
EL DESCONOCIDO (celoso).- ¿Con mi novio?
ÉL (con miedo a la reacción de EL DESCONOCIDO).- No, sin mi hermano.
ELLA (Intrigada. Debe hablar como indiferente al diálogo de ellos).-¿Para qué decimos tantas palabras? ¿Para qué hablamos
tanto? Mejor no hablar. Solo se puede hablar si podemos comunicarnos hablando, de lo contrario mejor es callar. No nos
entendemos.
EL DESCONOCIDO (Conmovido y mirándola).- No se preocupe, este año comienza un curso acelerado de francés y creo que al
finalizar vamos a poder entendernos.
ÉL.- Yo también estudiaré francés (con ternura) Es muy lindo idioma.
ELLA.- Gracias, muchas gracias, amigos míos. No saben cuánto se los agradezco. Da alegría ver que todavía hay gente buena
como ustedes. Pero me temo que ya sea demasiado tarde.
EL DESCONOCIDO.- Cierto. Me voy a tener que ir yendo.
ÉL (deteniéndolo).- ¿Adónde?
EL DESCONOCIDO.- No lo sé, pero hace un rato lo sabía.
(ELLA queda pensativa, mientras ÉL y EL DESCONOCIDO dialogan. Da la impresión de que empiezan a entenderse por
momentos)
ÉL.- ¿No tiene casa?
EL DESCONOCIDO.- Nunca tuve.
ÉL.- ¿Y dónde va a dormir?
EL DESCONOCIDO.- No duermo.
ÉL (absorto).- Y si se cae.
EL DESCONOCIDO.- Me levanto.
ÉL.- ¿Y si se vuelve a caer?
EL DESCONOCIDO.- Entonces no me levanto.
ÉL.- ¿Y qué hace?
EL DESCONOCIDO.- Duermo. Son las mejores siestas.
ÉL.- ¡Cómo se aprende en la universidad!
EL DESCONOCIDO (muy serio).- No, disculpe. Eso no lo aprendí en la universidad; eso me lo enseño la vida.
ELLA (súbitamente).- ¿La vida misma? ¿Usted cree que la vida enseña algo?
EL DESCONOCIDO.- Estoy convencido.

36
ELLA.- ¿Qué enseña? (ÉL debe comenzar a preocuparse por el diálogo, a dejar el tono indiferente del comienzo)
EL DESCONOCIDO.- Enseña a sufrir y a gozar, por ejemplo.
ÉL.- ¿Enseña a sufrir?
ELLA.- ¿Usted cree que se puede aprender a sufrir?
EL DESCONOCIDO.- Estoy convencido que sí. (En este momento deben estar más separados que al comienzo.)
ÉL.- ¿Cómo?
EL DESCONOCIDO: Después de veinte años de sufrimientos diarios uno aprende a sufrir. Hay diversos grados de sufrimientos.
El que ha sufrido mucho los conoce como la palma de la mano (muestra la palma). A mí me costó mucho aprenderlo. Pero a
fuerza de voluntad lo logré.
ÉL.- ¿Y de qué le sirvió todo eso?
EL DESCONOCIDO.- ¡Oh! ¡Inmensamente!. Todos sufrimos, pero no todos sabemos sufrir. Yo al principio lloraba. Ahora el
sufrimiento es un gran amigo mío.
ÉL.- También, después de veinte años se habrán hecho íntimos.
EL DESCONOCIDO.- Fuimos al colegio juntos. Somos más que íntimos, a veces nos confundimos, no sé si es el sufrimiento, soy
yo, o es él.
ÉL.- Debe ser desagradable. Sobre todo cuando se tiene hambre.
EL DESCONOCIDO.- No, el sufrimiento no come como nosotros. Él se alimenta de nosotros mismos.
ÉL.- Con razón está usted tan demacrado.
EL DESCONOCIDO.- ¿Se nota?
ELLA.- Tengo la impresión de que ya no es necesario que aprendan francés para que nos comprendamos.
EL DESCONOCIDO (conmovido) ¿Le parece?
ELLA.- No es el idioma ni las palabras lo que hace que nos comprendamos. Es el sufrimiento lo que nos hace unir.
EL DESCONOCIDO.- Es verdad, ya ve usted que es un buen amigo.
ÉL (distraído).- Fueron al colegio juntos… ¿Me lo presenta? Yo no lo conozco.
ELLA Y EL DECONOCIDO.- Se nota que no lo conoce.
(De repente deben entrar en escena dos vigilantes. Al entrar deben hacer como que caminan con mucha dificultad entre la gente
que está en la reunión. Esto debe ser hecho con mucha mímica. Uno de ellos se acerca al grupo por detrás del sillón. El otro debe
permanecer más alejado. El primer vigilante se debe colocar detrás de ÉL. Tanto ÉL como ELLA y EL DESCONOCIDO, no deben
mirar hacia atrás)
VIGILANTE 1.-Entregáte, Jorge Ottis. Sabemos que sos responsable del atentado. (ÉL se va a levantar, pero todo queda en un
primer movimiento. Tanto el vigilante 1 como el 2 súbitamente se dirigen hacia ELLA)
(ELLA debe levantarse como resignada y ser llevada por detrás del sillón por ambos vigilantes. Deben otra vez eludir a los
invitados. EL y EL DESCONOCIDO deben mirar la escena asombradísimos, luego se encuentran con la mirada.)
ÉL.- ¡Qué confusión! Hasta hace un momento creí que yo me llamaba Jorge Ottis.
EL DESCONOCIDO.- No, no puede ser.
ÉL.- ¿Por qué?
EL DESCONOCIDO.- Porque yo me llamo Jorge Ottis.
TELÓN RÁPIDO
1

37
Esperando a Godot VL. - ¿Te encuentras mal?
Samuel Beckett EST. - ¡Mal! ¡Me preguntas si me encuentro mal!
Personajes VL. - (Acalorado.) ¡Tú eres el único que sufre! Yo
Estragón no importo. Sin embargo, me gustaría verte
Vladimiro en mi lugar. Ya me lo dirías.
Pozzo EST. - ¿Has estado malo?
Lucky VL. - ¡Malo! ¡Me preguntas si he estado malo!
Muchacho EST. - (Señalando con el índice.) Eso no es una
1° Acto razón para que no te abroches.
Camino en un descampado, con árbol. Atardecer. Estragón, sentado VL. - (Inclinándose.) Es verdad. (Se abrocha.) No
en el suelo, trata de hay que descuidarse en los pequeños
descalzarse con ambas manos. Se detiene, agotado; descansa, detalles.
jadeando; vuelve a empezar. Igual EST. - ¿Qué quieres que te diga? Siempre
juego. Entra Vladimiro esperas a última hora.
EST. - (Renunciando nuevamente.) No hay nada VL. - (Ensoñadoramente.) A última hora...
que hacer. (Medita.) Tardará; pero valdrá la pena.
VL. - (Acercándose a pasos cortos y rígidos, ¿Quién decía esto?
separadas las piernas.) Empiezo a creerlo. EST. - ¿No quieres ayudarme?
(Queda inmóvil) Durante mucho tiempo me he VL. - A veces me digo que, a pesar de todo, llegará.
resistido a creerlo, diciéndome “Vladimiro, sé Entonces todo me parece extraño. (Se
razonable; aún no lo has intentado todo” Y quita el sombrero, mira dentro, pasa la mano
reemprendía la lucha. (Se reconcentra, por el interior, lo agita y vuelve a ponérselo.)
pensando en la lucha. A Estragón) ¿Así que ¿Cómo lo diría? Aliviado y, al mismo tiempo...,
otra vez ahí? (Busca.) espantado. (Con énfasis.) Espantado!
EST. - ¿Te parece? (Se quita otra vez el sombrero y vuelve
VL. - Me alegra volver a verte. Creía que te a mirar en el interior.) ¡Lo que faltaba! (Golpea
habías ido para siempre. encima como que caiga algo, mira
EST. - Y yo. nuevamente al interior y vuelve ponérselo.)
VL. - ¿Cómo celebraremos este encuentro? Así que...
(Reflexiona) Ven que te bese. (Tiende la EST. - ¿Qué? (A costa de un esfuerzo su
mano a Estragón) consigue sacarse el zapato. Mira dentro, mete
EST. - (Irritado) Luego, luego. 2
(Silencio) la mano, la saca, sacude el zapato, mira por
VL. - (Molesto, fríamente.) ¿Puede saberse el suelo por si ha caído algo; no encuentra
dónde ha pasado la noche el señor? nada, vuelve a pasar la mano zapato, mirando
EST. - En la cuneta. vagamente.) Nada.
VL. - (Sorprendido) ¿Dónde? VL. - Déjame ver.
EST. - (Inmutable.) Por ahí. EST. - No hay nada que ver.
VL. - ¿Y no te han sacudido? VL. - Trata de ponértelo.
EST. - Sí... , no mucho. EST. - (Tras examinar su pie.) Voy a dejarle que
VL. - ¿Los de siempre? se oree un poco.
EST. - ¿Los de siempre? No lo sé. VL. - He ahí un hombre de una pieza que la toma
(Silencio) con su calzado cuando la culpa la tiene el pie.
VL. - Cuando pienso... , desde siempre... me (Vuelve a quitarse el sombrero, mira e! interior
pregunto qué habría sido de ti... sin mí... (Con pasa la mano, lo sacude, golpea encima,
decisión.) Sin duda, no serías ahora más que sopla dentro, vuelve a ponérselo.) Esto
un montón de huesos. empieza a ser inquietante. (Silencio. Estragón
EST. - (Herido en lo vivo.) ¿Y qué más? mueve el pie, separando los dedos para que
VL. - (Anonadado.) Es demasiado para un hombre circule mejor el aire.) Uno de los ladrones se
solo. (Pausa. . Vivazmente.) Por otra salvó. (Pausa.) Es una proporción aceptable.
parte, ¿por qué desanimarse en este (Pausa.) Gogo...
momento? Es lo que yo me pregunto. Hubiera EST. - ¿Qué?
sido necesario pensarlo hace una eternidad, VL. - ¿Y si nos arrepintiéramos?
hacia mil novecientos. EST. - ¿Y de qué?
EST. - Basta. Ayúdame a quitar esta porquería. VL. - Pues... (Titubeando.) No hace falta
VL. - Juntos, hubiéramos sido los primeros en entrar en detalles.
arrojarnos desde la torre Eiffel. Entonces sí EST. - ¿De haber nacido?
que lo pasábamos bien. Ahora ya es (Vladimiro Comienza a reírse a mandíbula
demasiado tarde. Ni siquiera nos dejarían batiente, pero inmediatamente se contiene,
subir. (Estragón vuelve a su calzado.) ¿Qué llevándose la mano a la entrepierna Con gesto
haces? impaciente.)
EST. - Me descalzo. ¿No lo has hecho tú nunca? VL. - Ni siquiera nos atrevemos a reír.
VL. - Hace tiempo que te digo que es necesario EST. - Vaya privación!
descalzarse todos los días. Más te vendría VL. - Sonreír solamente. (Cuaja en su rostro una
escucharme. suprema sonrisa, que tras un momento se
EST. - (Débilmente.) ¡Ayúdame! extingue súbitamente.) No es lo mismo.
Bueno... (Pausa) Gogo...

38
EST. - (Molesto.) ¿Qué pasa? lateral izquierdo, se detiene, mira a lo lejos,
VL. - ¿Has leído la Biblia? protegiendo con la mano los ojos; se vuelve,
EST. - La Biblia... Le he echado un vistazo, va hacia el lateral derecho mira a lo lejos.)
seguramente. (Vladimiro le mira, después coge el zapato, mira
VL. - (Sorprendido) ¿En la escuela laica? dentro, lo tira precipitadamente.)
EST. - Cualquiera sabe si lo era o no. VL. - ¡Puff! (Escupe)
VL. - Debes confundirla con la prisión juvenil (Estragón se dirige al centro del escenario y
EST. - Quizá. Recuerdo los mapas de la Tierra mira al fondo.)
Santa. En colores. Muy bonitos. El Mar EST. - ¡Hermoso lugar! (Se devuelve, avanza
Muerto era azul pálido. Nada más mirarlo, me hasta la batería y mira hacia el público.)
entra en sed. Pensaba: “Ahí iremos a pasar Rostros sonrientes. (Se vuelve hacia
nuestra luna de miel. Nos bañaremos. Vladimiro.) Vámonos.
Seremos felices. ” 3
VL. - Tenías que haber sido poeta. VL. - No podemos.
EST. - Lo he sido. (Señalando sus harapos.) ¿Es EST. - ¿Por qué?
que no se nota? (Silencio) VL. - Esperamos a Godot.
VL. - ¿Qué estaba diciendo? ... ¿Cómo sigue tu EST. - Es verdad. (pausa.) ¿Estás seguro de que
pie? es aquí?
EST. - Se está hinchando. VL. - ¿EI qué?
VL. - ¡Ah! Ya recuerdo: la historia de los ladrones. EST. - Donde hay que esperar.
¿Recuerdas? VL. - Dijo delante del árbol. (Miran el árbol.) ¿Ves
EST. - No. algún otro?
VL. - Así matamos el tiempo. (Pausa) Eranse dos EST. - ¿Qué es?
ladrones crucificados al mismo tiempo que el VL. - Yo diría que un sauce llorón.
Salvador. Se... EST. - ¿Dónde están las hojas?
EST. - ¿Qué quien? VL. - Debe de estar muerto.
VL. - El Salvador. Dos ladrones. Se dice que uno EST. - Se acabó su llanto.
de ellos fue salvado, y el otro (Busca la VL. - . A menos que no sea tiempo.
expresión contraria.) condenado. EST. - ¿Y no sería más bien un arbolillo?
EST. - Salvado, ¿de qué? VL. - Un arbusto.
VL. - Del infierno. EST. - Un arbolillo.
EST. - Me voy. (Queda quieto.) VL. - Un... (Se contiene.) ¿Qué quieres insinuar?
VL. - Y, sin embargo... (Pausa) ¿Cómo es posible ¿Que nos hemos equivocado de sitio?
que. . .? Supongo que no te aburro. EST. - Ya tendría que estar aquí.
EST. - No escucho. VL. - No aseguró que viniera.
VL. - ¿Cómo es posible que, de los cuatro EST. - ¿Y si no viene?
evangelistas, solo uno cuente los hechos de VL. - Volveremos mañana.
esta forma? No obstante, los cuatro estaban EST. - Y, después, pasado mañana.
allí; vamos... , no muy lejos. Solo uno habla VL. - Quizá.
de un ladrón salvado. (Pausa) Bueno, Gogo: EST. - Y así sucesivamente.
de cuando en cuando podías meter baza. VL. - ES decir...
EST. - Escucho. EST. - Hasta que venga.
VL. - De los cuatro, solo uno. De los tres, dos ni VL. - Eres inhumano.
siquiera lo mencionan, y el tercero dice que EST. - Ya vinimos ayer.
ambos le insultaron. VL. - ¡Ah, no! en eso te equivocas.
EST. - ¿Quién? EST. - ¿Qué hicimos ayer?
VL. - ¿Cómo? VL. - ¿Que qué hicimos ayer?
EST. - No entiendo nada. (Pausa) Insultar, ¿a EST. - Sí.
quién? VL. - Pues, pues... (Enojándose.) Nadie como tú
VL. - Al Salvador para no entenderse.
EST. - ¿Por qué? EST. - Yo creo que estuvimos aquí
VL. - Porque no quiso salvarlos. VL. - (Mirando alrededor.) ¿Te resulta familiar el
EST. - ¿Del infierno? lugar?
VL. - ¡No, hombre, no! De la muerte. EST. - Yo no he dicho eso.
EST. - ¿En ese caso. . .? VL. - ¿Entonces?
VL. - Los dos bebieron ser condenados. EST. - Eso no tiene nada que ver.
EST. - ¿Y después? VL. - No obstante... , este árbol... , ( al público.)
VL. - Pero uno de los evangelistas dice que uno esa turbera...
se salvó EST. - ¿Estás seguro de que era esta noche?
EST. - Vaya, no están de acuerdo; nada más. VL. - ¿El qué?
VL. - Allí estaban los cuatro. Y solo uno habla de Estragón. Que debíamos esperarle.
un ladrón salvado. ¿Por qué creer a uno más VL. - Dijo el sábado. (Pausa.) Según creo.
que a los otros? EST. - Después del trabajo.
EST. - ¿Quién le cree? VL. - Debí apuntarlo. (Revuelve en sus bolsillos,
VL. - Pues todos. Solo se conoce esta versión. repletos de toda clase de porquerías.)
EST. - La gente es tonta. (Se levanta EST. - Pero ¿qué sábado? ¿Es hoy sábado? ¿No
dificultosamente. Cojeando, se dirige hacia el será más bien domingo? ¿O lunes? ¿O

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viernes? Silencio. Otro paso.) Perdona. (Silencio. Otro
VL. - (Mirando enloquecido alrededor suyo como paso. Le toca el hombro.) Vamos, Didi.
si la fecha estuviese escrita en el paisaje.) No (Silencio.) Dame la mano! (Vladimiro se
es posible. vuelve.) ¡Dame un abrazo! (Vladimiro se
EST. - O jueves. yergue) ¡Venga, hombre! (Vladimiro cede. Se
VL. - ¿Qué hacemos? abrazan. Estragón se echa atrás.) ¡Apestas a
EST. - Si anoche se molestó en balde, ya puedes ajo!
estar seguro de que hoy no vendrá. VL. - Es para los riñones. (Silencio. Estragón mira
VL. - Pero dices tú que nosotros hemos venido el árbol atentamente.) ¿Qué hacemos ahora?
anoche. EST. - Esperamos.
EST. - Puedo equivocarme. (Pausa.) ¿Quieres VL. - Sí; pero mientras esperamos...
que nos callemos un poco? EST. - ¿Y si nos ahorcáramos?
VL. - (Débilmente.) Bueno. (Estragón se sienta en VL. - Sería una manera de ponerse cachondos.
el suelo. Vladimiro recorre con pasos largo la EST. - ¿Se pone uno cachondo?
escena agitadamente. De cuando en cuando VL. - Con todas las consecuencias. Y donde cae
se detiene para otear el horizonte. Estragón eso, crecen mandrágoras. Por eso, cuando se
se duerme. Vladimiro se para ante Estragón.) las arrancan gritan. ¿No lo sabías?
Gogo... (Silencio.) Gogo... (Silencio.) ¡Gogo! EST. - Ahorquémonos ahora mismo.
(Estragón Se despierta sobresaltado.) VL. - ¿En una rama? (Se acercan al árbol y
EST. - (Volviendo a todo el horror de su contemplan.) No me fío.
situación.) Dormía. (Con reproche.) ¿Por qué EST. - Podemos intentar.
no me dejas dormir nunca? VL. - Prueba.
VL. - Me sentía solo. EST. - Primero, tú.
EST. - He tenido un sueño. VL. - NO, no; tú primero.
VL. - No me lo cuentes. EST. - ¿Por qué?
EST. - He soñado que. . VL. - Porque pesas menos que yo.
VL. - ¡No me lo cuentes! EST. - Justamente.
EST. - (Con un gesto hacia cuanto les rodea.) VL. - No comprendo.
¿Esto te basta? (Silencio.) Didi, no eres EST. - Piensa un poco, ¡ea! (Vladimiro reflexiona)
bueno. ¿A quién sino a ti quieres que cuente VL. - (Concluyente.) No comprendo.
mis pesares íntimos? EST. - Te lo explicaré. (Medita.) La rama... , la
VL. - Que sigan siendo íntimos. Ya sabes que no rama... (Airado.) Pero ¡intenta comprenderlo!
puedo soportarlo. VL. - Solo te tengo a ti.
EST. - (Fríamente.) A veces me pregunto si no EST. - (Esforzándose.) Gogo, ligero, No se
sería mejor que nos separáramos. rompe la rama; Gogo, muerto, Didi pesado; se
VL. - No irías muy lejos. rompe la rama; Didi, solo... (Busca la
EST. - Eso sería, en efecto, un grave expresión precisa.) Mientras que... (Busca la
inconveniente (Pausa.) ¿No es verdad, Didi, expresión precisa.)
que eso sería un grave inconveniente? VL. - No había pensado en esto.
(Pausa.) Dada la hermosura del camino EST. - (Que ha encontrado la frase que
(Pausa.) Y la bondad de los viajeros. (Pausa. buscaba.) Quien puede lo más, puede lo
Zalamero.) ¿No es verdad, Didi? menos.
VL. - Calma. VL. - Pero ¿peso yo más que tú?
EST. - (Con voluptuosidad.) Calma... Calma... EST. - Eres tú quien lo dice. Yo no sé nada. Hay
(Ensoñador.) Los ingleses dicen «caaalm». una probabilidad entre dos. O casi.
Son gentes «caaalms». (Pausa.) ¿Sabes la VL. - Así, pues, ¿qué hacemos?
historia del inglés en el prostíbulo? EST. - No hagamos nada. Es más prudente.
VL. - Sí. VL. - Esperemos a ver qué nos dice.
EST. - Cuéntamela. EST. - ¿Quién?
VL. - Déjame. VL. - Godot.
EST. - Un inglés borracho va a un prostíbulo. La EST. - ¡Vaya!
encargada le pregunta si quiere una rubia, VL. - Esperemos, ante todo, para estar seguros.
una morena o una pelirroja. Sigue. EST. - Por otra parte, más vale hacer las cosas
VL. - ¡Déjame! (Sale.) en caliente
(Estragón se levanta y le sigue hasta el límite de VL. - Tengo curiosidad por saber lo que nos va a
la escena. Mímica de Estragón, semejante a la decir. Eso no nos compromete a nada.
que un boxeador provoca entre los espectadores. EST. - Pero, exactamente, ¿qué es lo que se le
Vladimiro vuelve, pasa ante Estragón, cruza la ha pedido?
4 VL. - ¿No estabas allí?
escena con la vista baja. Estragón se encamina EST. - No presté atención.
hacia él, pero se detiene.) VL. - Pues... Nada en concreto.
EST. - (Dulcemente.) ¿Querías hablarme? EST. - Una especie de súplica.
(Vladimiro no contesta. Estragón avanza un VL. - Eso es.
paso.) ¿Tenías algo que decirme? (Silencio. EST. - Una súplica vaga.
Avanza otro paso.) Habla, Didi. VL. - Sí, si quieres.
VL. - (Sin volverse.) No tengo nada que decirte. EST. - ¿Y qué contestó?
EST. - (Avanza otro paso.) ¿Te has enojado? ( VL. - Que ya vería.

40
EST. - Que no podía prometer nada. Estragón.) Gracias. (Lo muerde.
VL. - Que necesitaba reflexionar. Lamentándose.) ¡Es un nabo!
EST. - Serenamente. VL. - Oh, perdona! juraría que era una zanahoria.
VL. - Consultar con su familia. (Busca de nuevo en sus bolsillos y solo
EST. - Con sus amigos. encuentra nabos.) Solo hay nabos. (Sigue
VL. - Con sus agentes buscando.) Tú has debido comerte la última.
Estragón- . Con sus representantes. (Busca.) Espera, aquí hay una. (Saca, al fin,
VL. - Sus archivos. una zanahoria y Se la da a Estragón.) Toma,
EST. - Su cuenta corriente. amigo mío. (Estragón la limpia con la manga y
VL. - Antes de decidirse. comienza a comerla.) Devuélveme el nabo.
EST. - Es natural. (Estragón se lo devuelve.) Aprovéchala bien,
VL. - ¿No es verdad? que no hay más.
EST. - Eso me parece. EST. - (Sin dejar de comer.) Te he hecho una
VL. - A mí también. (pausa.) pregunta.
EST. - ¿Y nosotros? VL. - ¡Ah!
VL. - ¿Cómo? EST. - ¿Me has contestado?
EST. - Decía: ¿y nosotros? VL. - Está buena tu zanahoria?
VL. - No entiendo. EST. - Sabe dulce.
EST. - ¿Y qué representamos nosotros en todo VL. - Mejor, mejor. (Pausa.) ¿Qué querías saber?
esto? EST. - Ya no me acuerdo. (Come.) Y eso es lo
VL. - ¿Que qué representamos? me fastidia. (Mira la zanahoria con aprecio y
EST. - Cógelo con tiempo. la hace girar en el aire con la punta de los
VL. - ¿Nuestro papel? Es el del suplicante. dedos.) Es deliciosa tu zanahoria. (Chupa
EST. - ¿Hasta ese extremo? meditativamente 1a punta.) ¡Escucha, ya me
VL. - ¿El señor se muestra exigente? acuerdo! (Da un gran bocado.)
EST. - ¿Y ya no tenemos derechos? VL. - ¿Qué era?
(Vladimiro ríe y cesa bruscamente, como antes. EST. - (Con la boca llena, distraído.) ¿No
Igual juego, menos la sonrisa.) estamos atados?
VL. - Serías capaz de hacerme reír. VL. - No entiendo nada.
EST. - ¿Los hemos perdido? EST. - (Come, traga.) Pregunto si estamos
VL. - (Abiertamente.) Los hemos liquidado. atados.
(Silencio. permanecen inmóviles, con los brazos VL. - ¿Atados?
colgando, la cabeza sobre el pecho y las rodillas EST. - Atados.
juntas.) VL. - ¿Cómo atados?
EST. - (Débilmente.) ¿Estamos comprometidos? EST. - De pies y manos.
(Pausa.) ¿Eh? VL. - Pero ¿a quién? ¿Por quién?
VL. - (Levantando la mano.) ¡Escucha! EST. - A tu buen hombre.
(Escuchan grotescamente rígidos.) VL. - ¿A Godot? ¿Atados a Godot? Vaya idea! En
EST. - No oigo nada. absoluto. (Pausa.) Todavía no.
5 EST. - ¿Se llama Godot?
VL. - Chiss! (Escuchan. Estragón pierde el VL. - Eso creo.
equilibrio y está a punto de caer. Se coge del EST. - Vaya! (Levanta los restos de la zanahoria
brazo de Vladimiro que se tambalea. por sus hojas secas y los hace girar ante sus
Escuchan, apretándose el uno contra el otro y ojos.) Es curioso; cuanto más se come,
mirándose a los ojos.) Yo tampoco. (Suspiro menos gusta.
de alivio. Pausa. Se separan.) VL. - A mí me pasa lo contrario.
EST. - Me has asustado. EST. - ¿O sea?
VL. - Creí que era él. VL. - YO, cuanto más como, más me gusta.
EST. - ¿Quién? EST. - (Que ha meditado largamente.) ¿Y eso lo
VL. - Godot. contrario?
EST. - Bah! El viento entre los cañaverales. VL. - Cuestión de temperamento.
VL. - Hubiera jurado que eran gritos. EST. - De carácter.
EST. - ¿Y por qué había de gritar? VL. - NO hay nada que hacer.
VL. - A Su caballo. (Silencio.) EST. - Por mucho que uno se mueva.
EST. - ¿Nos vamos? VL. - Cada uno es como es.
VL. - ¿Adónde? (Pausa.) Quizá esta noche durmamos EST. - Y no sirve darle vueltas.
en su casa, al calar, bajo techado, VL. - EI fondo no cambia.
con la tripa llena, sobre paja. Vale la pena que EST. - No hay nada que hacer. (Ofrece a
esperemos, ¿no? Vladimiro lo que queda de zanahoria)
EST. - Pero no toda 1a noche. ¿Quieres acabártela?
VL. - Aún es de día. (Silencio.) (Se oye muy cerca un grito terrible. Estragón suelta la zanahoria.
EST. - Tengo hambre. Quedan rígidos y después se
VL. - ¿Quieres una zanahoria? precipitan hacia los laterales. Estragón se detiene a medio camino,
EST. - ¿No tienes otra cosa? vuelve hacia atrás, coge la zanahoria,
VL. - Debo tener algunos nabos. la guarda en el bolsillo, se abalanza hacia Vladimiro, que le espera,
EST. - Dame una zanahoria. (Vladimiro hurga en vuelve a pararse, regresa,
sus bolsillos, saca un nabo y se lo da a

41
coge su zapato, luego corre a unirse a Vladimiro. Cogidos por la EST. - Pero, vamos, no le conocemos casi.
cintura, la cabeza sobre los VL. - Evidentemente... , no le conocemos muy
hombros, de espaldas a! a amenaza, esperan. Entran Pozzo y Lucky. bien... ; no obstante...
Aquel dirige a este mediante EST. - Yo, desde luego, no le reconocería.
una cuerda alrededor del cuello, de forma que al principio solo se ve a PZ . - Ustedes me han confundido con él.
Lucky, seguido de la cuerda, EST. - Bueno... , la oscuridad, el cansancio... , la
lo suficientemente larga como para que pueda llegar al centro de le debilidad... . la espera... ; reconozco... que por
escena antes que Pozzo asome un momento... he creído...
por el lateral. Lucky lleva una pesada maleta, una silla de tijera, un VL. - ¡No le haga caso, señor, no le haga caso!
cesto con comida y, en el brazo, PZ . - ¿La espera? Entonces, ¿le esperaban?
un abrigo; Pozzo , un látigo.) VL. - Es decir...
PZ . - (Dentro.) ¡Más rápido! (Chasquido de PZ . - ¿Aquí? ¿En mis tierras?
látigo. Entra Pozzo . Cruzan la escena. Lucky VL. - No pensábamos hacer nada malo.
pasa ante Vladimiro y Estragón y sale. Pozzo EST. - Teníamos buenas intenciones.
, al ver a Vladimiro y Estragón, se detiene. La PZ . - El camino es de todos.
cuerda se tensa. Pozzo tira violentamente.) VL. - ES lo que nos decíamos.
Atrás! PZ . - Es una vergüenza, pero es así.
6 EST. - NO hay nada que hacer.
(Ruido de caída. Lucky ha caído con toda su carga. Vladimiro y PZ . - (Con un gesto amplio.) No hablemos más
Estragón le miran, vacilando entre de eso. (Tira de la cuerda.) ¡De pie! (Pausa.)
socorrerle y el temor de meterse en lo que no les importa. Vladimiro Cada vez que se cae, se queda dormido. (Tira
avanza un paso hacia Lucky, de la cuerda.) ¡De pie, carroña! (Ruido de
Estragón le coge por la manga.) Lucky, que se levanta y coge su carga. Pozzo
VL. - ¡Déjame! tira de la cuerda.) ¡Atrás! (Lucky entra
EST. - Ten calma. reculando.) ¡Quieto! (Lucky Se para.)
PZ . - ¡Cuidado! Es malo. (Estragón y Vladimiro le ¡Vuélvete! (Lucky se vuelve. A Vladimiro y
miran.) Con los extraños. Estragón, amablemente.) Amigos míos: me
EST. - (Bajo.) ¿Es él? siento feliz por haberles encontrado. (Ante su
VL. - ¿Quién? expresión de incredulidad.) ¡Pues claro,
EST. - ¿Quién va a ser! verdaderamente feliz! (Tira de la cuerda.)
VL. - ¿Godot? ¡Más cerca! (Lucky avanza.) ¡Quieto! (Lucky
EST. - Claro. se detiene. A Vladimiro y Estragón.) Ya Se
PZ . - Me presento: Pozzo . sabe, el camino es largo cuando se anda solo
VL. - ¡Que va! durante... (Consulta su reloj.) , durante...
EST. - Ha dicho Godot. (Calcula.) seis horas, sí, justamente seis
VL. - ¡Qué va! horas seguidas sin encontrar un alma. (A
EST. - (A Pozzo .) ¿No es usted el señor Godot, Lucky.) ¡Abrigo! (Lucky pone la maleta en el
señor? suelo, avanza, entrega el abrigo, retrocede,
PZ . - (Con voz terrible.) ¡Soy Pozzo! (Silencio.) vuelve a coger la maleta.) Toma. (Pozzo le
¿No les dice nada este nombre? (Silencio.) tiende el Látigo. Lucky avanza y, al no tener
Les pregunto si no les dice nada este nombre. más manos, se inclina y coge el látigo entre
(Vladimiro y Estragón se consultan con la los dientes y después retrocede. Pozzo
mirada.) comienza a ponerse el abrigo, pero se
EST. - (Como quien busca.) Bozzo... , Bozzo. detiene.) ¡Abrigo! (Lucky lo deja todo en el
VL. - (Igual.) Pozzo . suelo, avanza, ayuda a Pozzo a ponerse el
PZ . - ¡Pozzo! abrigo, retrocede y vuelve a cogerlo todo.) El
EST. - Ah! , Pozzo , ya, ya... Pozzo ... aire es fresco. (Acaba de abotonarse el
VL. - ¿Es Pozzo o Bozzo? abrigo, se inclina, se mira, se yergue.) Látigo!
EST. - Pozzo ... ; no, no me dice nada. (Lucky avanza, Se inclina, Pozzo le arranca el
EST. - (Conciliador.) Conocí una familia Gozzo. látigo de la boca, Lucky retrocede.) Ya ven,
La madre bordaba. amigos no puedo permanecer mucho tiempo
(Pozzo avanza, amenazador.) sin la compañía de mis semejantes (Mira a
EST. - (Vivamente.) Nosotros no somos de aquí, sus dos semejantes.) , aunque solo muy
señor. imperfectamente se me asemejen. (A Lucky.)
PZ . - (Deteniéndose.) Sin embargo, son seres ¡Silla! (Lucky deja la maleta y la cesta,
humanos. (Se pone las gafas.) Al menos por avanza, abre la silla de tijera, la coloca,
lo que veo. (Se quita las gafas.) De igual retrocede y vuelve a coger maleta y cesto.
especie que la mía. (Suelta una enorme Pozzo mira la silla.) ¡Más cerca! (Lucky
carcajada.) ¡De la misma especie que Pczzo! deposita maleta y cesto. Avanza, mueve la
¡De origen divino! silla, retrocede, vuelve a coger maleta y cesto.
VL. - O sea. 7
PZ . - ( Tajante.) ¿Quién es Godot? Pozzo se sienta, apoya el extremo de su
EST. -¿Godot? latigo en el pecho de Lucky y empuja.) ¡Atrás!
PZ . - Ustedes me han tomado por Godot. (Lucky retrocede.) ¡Más atrás! (Lucky vuelve a
VL. - ¡Oh, no señor! Ni por un momento, señor. retroceder.) ¡Quieto (Lucky se detiene. A
PZ . - ¿Quién es? Vladimiro y Estragón.) Por eso, con su
VL. - Pues es un... , es un conocido. permiso, me quedaré un rato junto a ustedes,

42
antes de aventurarme más adelante. (A pipa.) ¡Cesto! (Lucky no se mueve, Pozzo
Lucky.) ¡Cesto! (Lucky avanza entrega el arroja la cerilla con rabia y tira de la cuerda.)
cesto, retrocede.) El aire abre el apetito. (Abre ¡Cesto! (Lucky, a punto de caer, se
el cesto, saca un trozo de pollo, un trozo de reincorpora, avanza, guarda! a botella en el
pan y una botella de vino. A Lucky.) ¡Cesto! cesto, vuelve a su sitio y se pone como
(Lucky avanza, coge el cesto, retrocede y estaba. Estragón mira los huesos, Pozzo saca
queda inmóvil.) ¡Más lejos! (Lucky retrocede). otra cerilla y enciende su pipa.) Qué quieren
¡Ahí! (Lucky se detiene.) ¡Apesta! (Bebe un ustedes, no es su oficio. (Aspira una
trago en la mis ma botella.) ¡A nuestra salud! bocanada, estira Las piernas.) ¡Ah! , ahora
(Deja la botella y se pone comer.) estoy mejor.
(Silencio. Estragón y Vladimiro, envalentonándose poco a poco, giran EST. - ( Tímidamente.) Señor...
alrededor de Lucky y le miran PZ . - ¿Qué hay, amigo?
por todas partes. Pozzo muerde con voracidad el trozo de pollo y EST. - Esto... , ¿usted no come... esto... , no
arroja los huesos después de necesita... los huesos... , señor?
chuparlos. Lucky se doblega lentamente hasta que la maleta loca el VL. - (Irritado.) ¿No podías esperarte?
suelo, se incorpora bruscamente PZ . - Pues, no; claro que no, es natural. ¿Que si
y comienza otra vez a doblegarse siguiendo el ritmo de quien duerme necesito los huesos? (Los mueve con la punta
de pie.) del latigo.) No, personalmente no los necesito.
EST. - ¿Qué tiene? (Estragón da un paso hacia los huesos.) Pero.
VL. - Tiene aspecto cansado. . - (Estragón se detiene.) pero, en principio,
EST. - ¿Por qué no deja el equipaje? los huesos pertenecen al que los ha llevado.
VL. - ¿Y yo qué sé? (Se arriman a a él) ¡Cuidado! Por tanto, es a él a quien tienen que
EST. - ¿Y si le habláramos? preguntárselo. (Estragón se vuelve hacia
VL. - ¡Mira eso! Lucky, vacila.) Pregúnteselo, pregúnteselo, no
EST. - ¿El qué? tenga miedo, él se lo dirá.
VL. - (Señalando.) El cuello. (Estragón se dirige hacia Lucky, se detiene ante
EST. - (Mirando el cuello.) No veo nada. él.)
VL. - Ponte aquí. (Estragón se pone en el lugar EST. - Señor. - -, perdón, señor...
de Vladimiro (Lucky permanece impasible. Pozzo hace cha
EST. - Es verdad. quear su látigo. Lucky levanta la cabeza.)
VL. - En carne viva. PZ . - Te están hablando, cerdo. Contesta. (A
EST. - ES la cuerda. Estragón.) Ande.
VL. - De tanto rozarle. EST. - Perdón, señor, ¿quiere usted los huesos?
EST. - Ya ves. (Lucky mira a Estragón fijamente).
VL. - Es el nudo. PZ . - (A sus anchas.) ¡Señor! (Lucky baja la
EST. - Es fatal. (Reanudan su inspección; se cabeza. ¡Contesta! ¿Los quieres o no?
detienen en el rostro.) 8
VL. - No está mal. (Silencio de Lucky. A Estragón.) Son para
EST. - (Encogiéndose de hombros, poniéndose usted. (Estragón se abalanza sobre los
de morros.) ¿Te parece? huesos, los recoge y comienza a roerlos.) Es
VL. - Un poco afeminado. extraño. Esta es la primera vez que me
EST. - Babea. rechaza un hueso. (Mira inquietamente a
VL. - Es natural. Lucky.) Espero que no me hará la faena de
EST. - Echa espuma. ponerse malo. (Chupa la pipa.)
VL. - Quizá sea un idiota. VL. - (Estallando.) ¡Es una vergüenza!
EST. - Un cretino. (Silencio. Estragón, estupefacto, cesa de roer y
VL. - (Adelantando la cabeza.) Parece un escrofuloso. mira alternativamente a Vladimiro y a Pozzo.
EST. - (Lo mismo.) No es seguro. Pozzo, muy tranquilo. Vladimiro, en creciente
VL. - Jadea. agitación.)
EST. - Es lo normal. PZ . - (A Vladimiro.) ¿Se refiere usted a algo en
VL. - ¡Y sus ojos! particular?
EST. - ¿Qué tienen? VL. - (Decidido, farfullando.) ¡Tratar a un hombre
VL. - Se le salen. (Señala a Lucky.) así... lo encuentro... un ser
EST. - Para mí que está a punto de reventar. humano... no... es una vergúenza!
VL. - No se sabe. (Pausa.) Pregúntale algo. EST. - (Haciéndole coro.) Un escándalo! (Vuelve
EST. - ¿Tú crees? a roer.)
VL. - ¿Qué se pierde con ello? PZ . - Son ustedes duros. (A Vladimiro.) Si no es
EST. - (Tímidamente.) Señor. . - indiscreción, ¿qué edad tiene usted?
VL. - Más alto. (Silencio.) ¿Sesenta? ¿Setenta? ... (A
EST. - (Más alto.) Señor. . Estragón.) ¿Cuántos años puede tener?
PZ . - ¡Déjenlo en paz! (Se vuelven hacia Pozzo , EST. - Pregúnteselo a él.
que ha terminado de comer y se limpia la PZ . - Soy indiscreto. (Vacia, golpeándola con el
boca con el dorso de la mano.) ¿No ven que látigo, la pipa; se levanta.) Los dejo. Gracias
quiere descansar? (Saca la pipa y empieza a por haberme hecho compañía. (Reflexiona.) A
llenarla. Estragón ve los huesos de pollo por no ser que me quede con ustedes a fumarme
el suelo y los contempla ávidamente. Pozzo otra pipa. ¿Qué les parece? (Callan.) ¡Oh! ,
enciende una cerilla y empieza a encender su soy un fumador regular, un fumador muy

43
regular; no estoy acostumbrado a fumarme VL. - Me parece que te escucha.
dos pipas seguidas, eso (Se lleva la mano al EST. - (Que ha vuelto a girar en torno a Lucky)
corazón.) me produce palpitaciones. (Pausa.) ¿Qué?
Es la nicotina; uno se la traga a pesar de VL. - Pregúntale ahora. Está preparado.
todas las precauciones. (Suspira.) ¿Qué les EST. - ¿Que le pregunte qué?
parece? (Silencio.) Pero quizá ustedes no VL. - ¿Por qué no suelta la carga?
sean fumadores. ¿Sí? ¿No? Bueno, es un EST. - Es lo que yo quisiera saber
detalle. (Silencio.) Pero ¿cómo me sentaré VL. - Anda, pregúntaselo
con naturalidad ahora cuando ya me había PZ . - (Que ha seguido su diálogo con atención
levantado? Parecería que… ¿cómo expectante, temiendo que la pregunta se
decirlo?..., claudico. (A Vladimiro.) ¿Decía pierda.) Me preguntan ustedes que por qué
usted? (Silencio.) ¿No decía usted nada? no suelta su carga, como ustedes dicen.
(Silencio.) No tiene importancia. Veamos... VL. - Eso.
(Reflexiona.) PZ . - (A Estragón.) ¿Está usted de acuerdo?
EST. - Ah! , ahora me encuentro mejor. (Arroja EST. - ( Que sigue girando en torno a Lucky.) Resopla
los huesos.) como una foca.
VL. - Vámonos. 9
EST. - ¿Ya? PZ . - Voy a contestarles. (A Estragón.) Pero
PZ . - ¡Un momento! (Tira de la cuerda.) ¡Silla! estese quieto, se lo suplico, me pone usted
(La señala con el látigo, Lucky la aparta.) nervioso.
¡Más! ¡Allí! (Vuelven a sentarse. Lucky VL. - Ven aquí.
retrocede y coge de nuevo la maleta y el EST. - ¿Qué pasa?
cesto.) Ya estoy otra vez instalado! (Empieza VL. - Va a hablar (Inmóviles, pegados el uno al
a cargar su pipa) otro, escuchan.)
VL. - Vámonos. PZ . - Perfecto. ¿Están todos? ¿Me miran todos?
PZ . - Confío en que no se irán por mí. Quédense (Mira a Lucky, tira de la cuerda. Lucky levanta
un poco más, no lo lamentarán. la cabeza.) Mírame, cerdo. (Lucky le mira.)
EST. - (Oliéndose la limosna.) Tenemos tiempo Perfecto. (Guarda la pipa en el bolsillo, saca
PZ . - ( Que ha encendido su pipa.) La segunda un pulverizador, se rocía la garganta y vuelve
siempre es peor (Se quita la pipa de la boca, a guardarlo en el bolsillo, carraspea, escupe,
la contempla. ¡que la primera, quiero decir. vuelve a sacar el pulverizador, se rocía la
(Vuelve a llevarse la pipa a la boca.) Pero garganta y vuelve a guardarlo en el bolsillo.)
también es buena. Estoy preparado. ¿Me escuchan todos? (Mira
VL. - Me voy. a Lucky y tira de la cuerda.) ¡Avanza! (Lucky
PZ . - No puede soportar mi presencia. Sin duda avanza.) ¡Ahí! (Lucky se detiene.) ¿Están
soy poco humano, pero ¿es eso una razón? todos preparados? (Mira a los tres, en último
(A Vladimiro.) Piénselo, antes de cometer una lugar a Lucky, y tira de la cuerda.) ¿Ahora?
imprudencia. Supongamos que se va usted (Lucky levanta la cabeza.) No me gusta
ahora, que aún es de día, porque, a pesar de hablar sin que me escuchen. Bueno. Veamos.
todo, aún es de día. (Los tres miran hacia lo (Reflexiona.)
alto. . ¿Qué pasa en ese caso... (Se quita la EST. - Me voy
pipa de la boca, la mira.) ... , se me ha PZ . - ¿Qué es exactamente lo que me han
apagado (Enciende la pipa.) , en ese caso... , preguntado?
Godet... , Godot... , Godin... (Silencio.) ; VL. - ¿Por qué?
bueno, ya saben ustedes a quien me refiero, PZ . - (Colérico.) ¡No me interrumpan! (Pausa.
del que depende su por venir. . - (Silencio.) , Más tranquilo.) Si hablamos todos a un
bueno, su porvenir inmediato? tiempo, no acabaremos nunca. (Pausa.) ¿Qué
EST. - Tiene razón. estaba diciendo? (Pausa. Más alto.) ¿Qué
VL. - ¿Cómo lo sabía usted? estaba diciendo?
PZ . - ¡Vaya, hombre! ¡Ya vuelve a dirigirme la (Vladimiro imita a alguien que lleva una pesada
palabra! Acabaremos por cogernos caríño. carga. Pozzo le mira sin comprender.)
EST. - ¿Por qué no suelta la carga? EST. - (Con fuerza.) ¡Carga! (Señala hacia
PZ . - A mí también me gustaría encontrarle. Lucky) ¿Por qué la lleva siempre. (Imita al
Cuanta más gente encuentro, más feliz soy. que se inclina por el peso, jadeando.) Nunca
Con la criatura más insignificante uno la deja. (Abre las manos y se levanta,
aprende, se enriquece, saborea mejor su aliviado.) ¿Por qué?
felicidad. Ustedes (Los mira detenidamente PZ . - Ya caigo. Haberlo dicho antes. ¿Por qué no
un tras otro para que ambos se sepan se pone cómodo? Tratemos de ver claro. ¿No
mirados.) , ustede mismos, ¿quién sabe?, es tiene derecho? Sí. Entonces, ¿es que no
posible que me hayan dado algo. quiere? El razonamiento es válido. ¿Y por qué
EST. - ¿Por qué no suelta la carga? no quiere? (Pausa.) Señores, se lo voy decir.
PZ . - Pero eso me extrañaría. VL. - ¡Atención!
VL. - Se le ha hecho una pregunta. PZ . - Para impresionarme, para que no le
PZ . - (Absorto.) ¿Una pregunta? ¿Quién? despida
¿Cuál? (Silencio.) Hace un momento me EST. - ¿Qué?
llamaban señor, temblado. Ahora me hacen PZ . - Quizá me haya explicado mal. Intenta
preguntas. Esto va a acabar mal. inspirarme compasión para que renuncie a

44
separarme de él. No, no es exactamete esto. sustuido en cierto modo. Las lágrimas del
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? mundo son inmutables. Por cada uno que
PZ . - El quiere quedarse conmigo, pero no se empieza a llorar, en otra parte hay otro que
quedará. cesa de hacerlo. Lo mismo pasa con la risa.
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? (Ríe.) No hablemos, pues, mal de nuestros
PZ . - Piensa que, viéndole tan buen cargador, le tiempos; son peores que los pasados.
colocaré como tal. (Silencio.) Claro que tampoco debemos
EST. - ¿NO quiere usted? hablar bien. (Silencio.) No hablemos.
PZ . - En realidad, carga como un cerdo. No es (Silencio.) Es cierto que la población ha
su oficio. aumentado.
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? VL. - Intenta andar.
PZ . - Se imagina que, al verle infatigable, me (Estragón anda cojeando, se detiene ante Lucky
arrepentiré. Ese es su miserable cálculo. y le escupe; después va a sentarse donde estaba
¡Como si me faltaran a mí peones! (Los tres al levantarse el telón.)
miran a Lucky.) ¡Atlas, hijo Júpiter! (Silencio.) PZ . - ¿Saben ustedes quién me ha enseñado
Y ya está. Yo creo que he contestado a su todas estas cosas tan hermosas? (Pausa.
pregunta, ¿Tienen ustedes alguna otra que Apuntando su dedo hacia Lucky.) ¡El!
hacer? (Juego del pulverizador.) VL. - (Mirando al cielo.) ¿No llegará la noche
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? nunca?
PZ . - Piensen que yo hubiera podido estar en su PZ . - Sin él, jamás habría pensado ni sentido
lugar y él en el mío. Si el azar no se hubiera más que cosas bajas relacionadas con mi
opuesto. A cada cual lo que se merece. oficio de... , no importa qué. Me sabía incapaz
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? de la belleza, la gracia, la verdad suprema.
PZ . - ¿Qué dice usted? Entonces cogí un «knut».
VL. - ¿Quiere usted desprenderse de él? VL. - (A pesar Suyo, dejando de contemplar
PZ . - Efectivamente. Pero en lugar de echarle, cielo.) ¿Un «knut»?
como hubiera podido hacer, quiero decir, en PZ . - Pronto hará sesenta años de esto...
lugar de ponerle simplemente en la puerta a (Calcula mentalmente.) , sí, muy pronto,
patadas en el culo, es tal mi bondad, que lo sesenta. (Se yergue gallardamente.) No los
llevo al mercado de San Salvador, donde aparento, ¿verdad? (Vladimiro mira a Lucky.)
espero sacar algo de él. Aunque, a decir Al lado de él, yo parezco un hombre joven,
verdad, a seres como este no se les puede ¿no? (Pausa. A Lucky.) ¡Sombrero! (Lucky
echar. Para hacerlo bien, habría que deja el cesto y se quita el sombrero. Por Su
matarlos. (Lucky Llora.) rostro cae una espesa cabel blanca. Coge el
EST. - Llora. sombrero bajo el brazo y vuelve a coger el
PZ . - Los perros viejos tienen más dignidad. (Le cesto.) Ahora, miren. (Pozzo se quita su
da su pañuelo a Estragón.) Puesto que le sombrero. Es completamente calvo. Vuelve a
compadece, consuélelo. (Estragón vacila.) ponerse el sombrero.) ¿Han visto ustedes?
Tome. (Estragón coge el pañuelo.) Séquele VL. - ¿Qué es un knut?
los ojos. Así se sentirá menos abandonado. PZ . - Ustedes no son de aquí. ¿Son ustedes de
(Estragón sigue vacilando.) estos tiempos? Antiguamente había bufones.
VL. - Dame, lo haré yo. Ahora se tienen «knuts». Quienes pueden
(Estragón no quiere darle el pañuelo. Gestos permitírselo.
infantiles.) VL. - ¿Y ahora lo echa? ¿A un servidor tan viejo,
PZ . - Venga, venga. Pronto ya no llorará. tan fiel?
(Estragón Se acerca a Lucky y se dispone a EST. - Basura. (Pozzo , cada vez más agitado.)
secarle los ojos. Lucky le pega una violenta VL. - Después de haberle chupado la sangre lo
patada en las tibias. Estragón suelta el tira como una. . - (Busca la expresión.) , como
pañuelo, se echa atrás y da la vuelta al una piel de p]átano. Confiese que. .
escenario cojeando y gritando de dolor.) PZ . - (Gimiendo, llevándose las manos a la
Pañuelo. (Lucky deja la maleta y el cesto, cabeza.) No puedo... sopartar. . lo que
coge el pañu&o, avanza, se lo entrega a hace..., no pueden saber..., es horrible..., es
Pozzo , retrocede y coge la maleta y el cesto.) necesario que se vaya... (Levanta los brazos.),
EST. - Cochino! ¡Animal! (Se levanta el pantalón.) me vuelvo loco. (Queda abatido, con la
¡Me ha baldado! cabeza entre los brazos.) No puedo más..., no
PZ . - Ya les advertí que no le gustaban las puedo más... (Silencio. Todos miran a Pozzo .
personas extrañas. Lucky se estremece.)
VL. - (A Estragón.) Déjame ver. (Estragón le VL. - No puede más.
enseña su pierna. A Pozzo , con cólera.) EST. - ES horrible.
¡Sangra! VL. - Se vuelve loco.
PZ . - Eso es buena señal. EST. - Es repugnante.
EST. - (Con la pierna herida descubierta.) ¡Ya no VL. - (A Lucky.) ¿Cómo se atreve? ¡Es vergonzoso!
podré andar! ¡Un amo tan bueno! ¡Hacerle sufrir así!
10 ¡Al cabo de tantos años! Verdaderamente! ...
VL. - (Tiernamente.) Yo te llevaré. (Pausa.) caso PZ . - (Sollozando.) Antes... era amable..., me
necesario. ayudaba..., me distraía..., me hacía mejor...;
PZ . - Ya no llora. (A Estragón.) Usted le ha ahora... me ha asesinado...

45
EST. - (A Vladimiro.) ¿Quiere sustituirle? EST. - Es decir... , comprenda usted.
VL. - ¿Cómo? PZ . - Es natural, todo es natural. En su lugar, yo
EST. - No he entendido si quiere sustituirle o si mismo, si estuviera citado con un Godin... ,
no lo quiere a su lado. Godet... , Godot, bueno, ya saben ustedes a
VL. - No lo creo. quién me refiero, esperaría a que cerrara la
EST. - ¿Cómo? noche antes de marcharme. (Mira la si! la.)
VL. - No sé. Me gustaría mucho volver a sentarme, pero
EST. - Hay que preguntárselo. no se cómo hacerlo.
PZ . - (Tranquilo) Señores, no sé qué me ha EST. - ¿Puedo ayudarle?
pasado. Les pido perdón. Olviden todo esto. PZ . - Si me lo pidiera, quizá.
(Cada vez más dueño de sí.) No se muy bien EST. - ¿Qué?
que he dicho, pero pueden tener la seguridad PZ . - Si me pidiera que me siente.
de que no ha habido ni una palabra de verdad EST. - ¿ESO le ayudaría?
en todo esto. (Se levanta y se golpea el Pozzo . Me parece que sí.
pecho.) ¿Tengo el aspecto de un hombre a EST. - Pues, entonces, siéntese, señor, se lo
quien se hace sufrir? ¡Vamos! (Hurga en sus ruego.
bolsillos.) ¿Qué ha sido de mi pipa? PZ . - No, no, no vale la pena. (Pausa. En voz
VL. - Encantadora reunión. baja). Insista un poco.
EST. - Inolvidable. EST. - Pero, vamos, no se quede de pie, va a coger
VL. - Y aún no ha terminado. frío.
EST. - Eso parece. PZ . - ¿Usted cree?
VL. - NO ha hecho más que empezar. EST. - Estoy absolutamente seguro.
EST. - Es terrible. PZ . - Sin duda tiene usted razón. (Vuelve a
VL. - Se diría que estamos en un espectáculo sentarse.) Pero tengo que dejarles si no
EST. - En el circo. quiero retrasarme.
VL. - En una revista. VL. - El tiempo se ha detenido.
EST. - En el circo. PZ . - (Acercandose el reloj al oido) No lo crea,
PZ . - Pero ¿qué ha sido de mi pipa? señor. (Guarda el reloj en el bolsillo.) Todo lo
EST. - Qué juerga! Ha perdido su cachimba. (Ríe que usted quiera, menos eso.
ruidosamente.) EST. - (A Pozzo .) Hoy todo lo ve negro.
VL. - Ahora vuelvo. (Se dirige hacia los PZ . - Salvo el firmamento. (Rie, contento de la
bastidores.) frase feliz.) Paciencia, ya llegará. Pero ya sólo
EST. - Al fondo del pasillo, a la izquierda. que pasa: ustedes no son de aquí y aún no
VL. - Guárdame el sitio. (Sale.) saben cómo son nuestro crepúsculos.
PZ . - ¡He perdido mi Abdula! ¿Quieren que se lo diga? (Silencio. Estragón
EST. - (Retorciéndose.) ¡Es para troncharse! y Vladimiro se ponen a examinar, aquel su
PZ . - (Levantando la cabeza.) Ustedes no habrá zapato y este su sombrero. El sombrero de
visto... (Se da cuenta de la ausencia de Lucky cae, sin que se dé cuenta.) Me gustaría
Vladimiro.) ¡Oh, se ha marchado! ... Sin satisfacerlos. (Juego de pulverizador.) Por
decirme adiós. Eso no está bien. Hubiera favor, un poco de atención. (Estragón y
usted debido retenerle. Vladimiro continúan en lo suyo. Lucky está
EST. - No ha hecho falta. medio dormido Pozzo restalla el Látigo, que
PZ . - ¡Oh! (Pausa.) Menos mal. produce un ruido muy débil) ¿Qué le pasa a
EST. - Venga aquí. este látigo? (Se levanta y le hace restallar con
11 más fuerza, con éxito al fin. Lucky se
PZ . - ¿Para qué? sobresalta. A Estragón y Vladimiro se les
EST. - Ya verá. caen el zapato y el sombrero
PZ . - ¿Quiere que me levante? respectivamente. Pozzo arroja el látigo.) Este
EST. - Venga... , venga, de prisa. látigo ya no vale para nada. (Mira a Su
(Pozzo se levanta y se dirige hacia Estragón) auditorio.) ¿Qué estaba diciendo?
EST. - ¡Mire! VL. - Vámonos.
PZ . - ¡Vaya, vaya! EST. - Pero no se quede ahí de pie, va a
EST. - Se acabó. enfermar
(Vladimiro vuelve, serio; empuja a Lucky, tira la PZ . - Es verdad. (Vueive a sentarse. A Estragón)
silla plegable de una patada y camina por el ¿Cómo se llama usted?
escenario agitadamente.) EST. - (Sin vacilar.) Cátulo.
PZ . - ¿No está contento? PZ . - (Que no ha escuchado.) ¡Ah, sí, la noche!
EST. - Te has perdido algo estupendo. ¡Qué lástima! (Levanta la cabeza.) Pero presten un poco
(Vladimiro se detiene, levanta la silla pleglable y más de atención si no, no acabaremos nunca.
vuelve a recorrer el escenario, más tranquilo.) (Mira al cielo.) Miren. (Todos miran, excepto
PZ . - Se calma. (Mira alrededor.) Por otra parte, Lucky, que ha vuelto a adormecerse. Pozzo
todo se calma, lo percibo. Se hace una gran se da cuenta y tira de la cuerda.) ¿Quieres
paz. Escuchen. (Levanta la mano.) Pan mirar al cielo, cerdo? (Lucky vuelve la
duerme. cabeza.) Bueno, basta. (Bajan la cabeza.)
VL. - (Deteniéndose.) ¿No acabará de llegar la ¿Qué tiene de extraordinario? ¿Cómo cielo?
noche? (Los tres miran al cielo.) Es palido y luminoso, como cualquier otro
PZ . - ¿No les conviene marcharse antes? cielo a esta misma hora. (Pausa.) En estas

46
latitudes. (Pausa) Cuando hace buen tiempo. Les he dado huesos, les he hablado de
(Su voz adquiere un tono cantarino.) Hace multitud de cosas, les he explicado el
una hora (Mira su reloj; en tono prosaico.) crepúsculo, de acuerdo. Pero veamos: ¿es
aproximadamente (Otra vez en tono lírico.) , esto suficiente... , esto es lo que me tortura...,
después de habernos enviado desde... es suficiente?
(Vacila, en tono bajo.) pongamos las diez de EST. - Aunque solo fueran unas perras.
la mañana... (Levanta la voz.) , sin cesar VL. - ¡Cállate!
torrentes de luz roja y blanca, ha comenzado EST. - Me voy
a perder su resplandor, a palidecer (Gesto PZ . - ¿Basta esto? Sin duda. Pero yo soy
con las dos manos, que baja generoso. Es mi temperamento. Hoy. Peor
escalonadamente.) , a palidecer, siempre un para mí. (Tira de la cuerda. Lucky le mira.)
poco más, un poco más, hasta que (Pausa Porque voy a sufrir, no cabe duda (Sin
dramática, ancho gesto horizontal con ambas levantarse, se inclina y coge el látigo.) ¿Qué
manos que se separan.) , ¡zas! , ¡se acabó! , prefieren ustedes? ¿Que baile, que cante,
¡ya no se mueve! (Silencio.) Pero (Levanta la que recite, que piense, que...
mano como advertencia.) , pero tras ese velo EST. - ¿Quién?
de dulzura y calma (Levanta los ojos hacia el PZ . - ¡Quién! ¿Ustedes saben pensar?
cielo, imitándole los demás, excepto Lucky.) VL. - ¿El piensa?
la noche galopa (La voz se hace más vibrante.) PZ . - Perfectamente. En voz alta. Antes, incluso
y vendrá a arrojarse sobre nosotros pensaba bellamente y yo podía escucharle
(Chasquea los dedos.), ¡paff!, así (Se le va la durante horas y horas. Ahora... (Se
inspiración.) , cuando menos esperemos. estremece.) Bueno, mala suerte. Así pues,
(Silencio. Voz taciturna.) Eso es lo que pasa ¿quieren ustedes que nos piense algo?
en esta puta tierra. EST. - A mí me gustaría más que que bailara;
12 sería más divertido.
(Largo silencio.) PZ . - No tiene por qué serlo.
EST. - Desde el momento en que Se está prevenido... EST. - ¿No es verdad, Didi, que sería más divertido?
VL. - Se puede esperar VL. - A mí me gustaría más oírle pensar.
EST. - Ya sabemos a qué atenernos. Estragón-- ¿Y no podría primero bailar y después
VL. - No hay por qué inquietarse pensar? Si no es mucho pedirle.
EST. - No hay más que esperar VL. - (A Pozzo .) ¿Es posible?
VL. - Estamos acostumbrados. (Recoge su PZ . - Naturalmente, nada más fácil. Además, es
sombrero, mira en su interior, lo sacude y se el orden natural. (Risa corta.)
lo pone.) VL. - Entonces, que baile. (Silencio.)
PZ . - ¿Qué les ha parecido? (Estragón y PZ . - (A Lucky.) ¿Has oído? EST. - ¿Nunca se
Vladimiro se miran sin comprender.) ¿Bien? niega?
¿Regular? ¿Pasable? ¿Cualquier cosa? PZ . - Ahora mismo se lo explicaré. (A Lucky.)
¿Francamente mal? ¡Baila, asqueroso!
VL. - (Comprendiendo en seguida.) ¡Oh, muy (Lucky deja la maleta y el cesto, avanza un poco
bien, francamente bien! hacia la batería y se vuelve hacia Pozzo .
PZ . - (A Estragón.) ¿Y a usted, señor? Estragón se levanta para verlo mejor. Lucky
EST. - (Con acento inglés.) ¡Oh muy bueno, muy, baila. Se detiene.)
muy, muy, bueno! EST. - ¿Eso es todo?
PZ . - (En un arranque.) ¡Gracias, señores! PZ . - ¡Sigue!
(Pausa.) ¡Tengo tanta necesidad de estímulo! (Lucky repite los mismos movimientos; se detiene.)
(Medita). Al final estuve un poco más flojo. EST. - ¡Vaya, cerdito! (imita los movimientos de
¿No se han dado cuenta? Lucky.) Eso lo hago yo. (Le imita y está a
VL. - ¡Oh, quizá un poquitín! punto de caer.) Con un poco de
EST. - Creí que lo hacía adrede. entrenamiento.
PZ . - Es que tengo mala memoria. (Silencio.) VL. - Está cansado.
PZ . - (Desolado.) ¿Se aburre usted? PZ . - Antes bailaba la farandola, la almea, el
EST. - Más bien, sí. vaivén, la giga, el fandango e incluso el
PZ . - (A Vladimiro.) ¿Y usted, señor? «hornpipe». Saltaba. Ahora ya solo hace esto.
VL. - No lo encuentro alegre. (Silencio. Pozzo ¿Saben cómo se llama?
lucha interiormente.) EST. - “La muerte del lamparero”.
PZ . - Señores, han estado ustedes conmigo. VL. - “El cáncer de los ancianos”.
(Busca la palabra.) atentos. PZ . - “La danza de la red”. Se cree cogido en
EST. - Qué va! una red.
VL. - ¡Vaya ideas! VL. - (Con un gesto de entendimiento.) Hay
PZ . - Pues claro que sí, han estado ustedes algo... (Lucky se dispone a volver hacia su
correctos. De tal forma, que me pregunto: carga.)
¿Qué podría hacer yo por estas excelentes PZ . - (Como un caballo.) ¡Sooo! (Lucky queda
personas que se aburren? inmóvil)
EST. - No nos vendría mal una propina. EST. - ¿Nunca se niega?
VL. - NO somos mendigos. PZ . - Se lo voy a explicar. (Busca en sus
PZ . - Lo que yo me pregunto es qué puedo hacer bolsillos.) Esperen. (Busca.) ¿Dónde está mi
para que el tiempo se les haga menos largo. perilla? (Sigue buscando.) Lo que me faltaba!

47
13 EST. - (Juntando las manos.) Se lo ruego, señor,
(Levanta la cabeza estupefacto. Con voz continúe su relato.
moribunda.) He perdido mi pulverizador! PZ . - ¿Dónde estaba?
EST. - (Con voz moribunda.) Mi pulmón izquierdo VL. - Usted le pedía que bailara.
está muy débil. (Tose débilmente. Con voz de EST. - Que cantara.
trueno.) Pero mi pulmón derecho está PZ . - Eso es, le pido que cante. ¿Qué ocurre? O
perfectamente! bien canta, como le pido, o bien, en lugar de
PZ . - (Con voz normal.) Que se fastidie, cantar, como le había pedido, se pone a
prescindiré de él! ¿Qué estaba diciendo? bailar, por ejemplo, o a pensar, o a.
(Reflexiona.) Lo que me faltaba! (Levanta la VL. - Está claro, está claro, coordínelo.
cabeza.) Ayúdenme. EST. - Basta!
EST. - Estoy buscando. VL. - Sin embargo, esta noche hace todo lo que
VL. - YO también. le pide.
PZ . - ¡Miren! PZ . - Es para enternecerme, para que le
(Los tres se descubren simultáneamente, se conserve a mi lado.
llevan la mano a la frente y se concentran EST. - Todo esto son cuentos.
impacientes. Largo silencio.) VL. - No es seguro.
EST. - (Triunfalmente.) ¡Ah! EST. - En seguida nos dirá que en todo esto no
VL. - Lo ha encontrado. ha habido una palabra de verdad.
PZ . - (Impaciente.) ¿Qué hay? VL. - ¿NO protesta?
EST. - ¿Por qué no deja los butos en el suelo? PZ . - Estoy cansado. (Silencio.)
VL. - Nada de eso. EST. - No pasa nada, nadie viene, nadie se va.
PZ . - ¿Está usted seguro? Es terrible.
VL. - Vamos, si ya nos lo ha dicho. VL. - (A Pozzo .) Dígale que piense.
PZ . - ¿Se lo he dicho ya? PZ . - Déle su sombrero.
EST. - ¿NOS lo ha dicho ya? VL. - ¿Su sombrero?
VL. - Por lo demás los ha dejado. PZ . - No puede pensar sin sombrero.
EST. - ( Mira hacía Lucky.) Es verdad. VL. - (A Estragón.) Dale su sombrero.
¿Entonces? . EST. - ¡Yo! Después del golpe que me ha dado!
VL. - Puesto que ha dejado los bultos en el suelo, ¡Nunca!
es imposible que hayamos preguntado por VL. - Se lo daré yo. (No se mueve.)
qué no deja. EST. - Que vaya él a buscarlo.
PZ . - Muy bien razonado. PZ . - Es mejor dárselo.
EST. - ¿Y por qué lo has dejado? VL. - Se lo voy a dar. (Coge e! sombrero y se lo
PZ . - Eso. ofrece a Lucky con el brazo extendido. Lucky
VL. - Para bailar. no se mueve.)
EST. - Es verdad. PZ . - Es necesario ponérselo.
PZ . - (Levantando la mano.) ¡Escuchen! (Pausa.) EST. - (A Pozzo .) Digale usted que lo coja.
No digan nada. (Pausa.) Eso es. (Se pone su PZ . - Es mejor ponérselo.
sombrero.) Ya estoy. VL. - Voy a ponérselo. (Rodea a Lucky con
(Estragón y Vladimiro se vuelven a poner sus precaución, acercándose dulcemente por
sombreros.) detrás;! e pone el sombrero y retrocede
VL. - Lo ha encontrado. prontamente. Lucky no se mueve. Silencio.)
PZ . - Vean cómo ocurre esto. EST. - ¿Qué espera?
EST. - ¿De qué se trata? PZ . - ¡Aléjense! (Estragón y Vladimiro se alejan
PZ . - Ahora lo verán. Pero es muy difícil decirlo. dd Lucky. Pozzo tira de la cuerda. Lucky le
VL. - NO lo diga. mira.) Piensa cerdo! (Pausa. Lucky empieza a
PZ . - ¡Oh! , no tengo miedo, llegaré. Pero quiero bailar.) ¡Párate! (Lucky, se detiene.)
ser breve porque se hace tarde. Díganme el 14
medio de ser breve y al mismo tiempo claro. ¡Acércate! (Lucky se dirige hacia Pozzo .)
Déjenme reflexionar. ¡Ahí! (Lucky se para.) ¡Piensa! (Pausa.)
EST. - Sea largo, eso será menos largo. LK. - Por otra parte, por lo que respecta...
PZ . - ( Que ha reflexionado.) Eso será. Piensen PZ . - ¡Párate! (Lucky Se calla.) Atrás! (Lucky
ustedes, una de dos. retrocede.) Ahí (Lucky se para.) Riá (Lucky se
EST. - Es el delirio. vuelve hacia el público.) ¡Piensa!
PZ . - O le pido cualquier cosa: bailar, cantar, LK. - (En tono monotono) Dada la existencia tal
pensar. como surge de los recientes trabajos públicos
VL. - Eso, eso, hemos comprendido. de Pinçon y Wattmann de un Dios personal
PZ . - O no le pido nada. Bueno. No me cuacuacuacua barba blanca cuacua fuera del
interrumpan. Supongamos que le pido... tiempo del espacio que desde lo alto de su
bailar, por ejemplo. ¿Qué ocurre? divina apatía su divina atambía Su divina
EST. - Se pone a silbar. afasia nos ama mucho con algunas
PZ . - (Irritado.) No diré una palabra más. excepciones no se sabe por que pero eso
VL. - Continúe, se lo ruego. llegará y sufre tanto como la divina Mirando
PZ . - Me interrumpen constantemente. con aquellos que son no se sabe porque pero
VL. - Siga, siga, es apasionante. se tiene tiempo en el tormento en los fuegos
PZ . - Insistan un poco. cuyos fuegos las llamas a poco que duren

48
todavía un poco y quien puede dudar mismo y la tierra asaber el aire y la tierra por
incendiarán al fin las vigas asaber llevaran el los grandes fríos el aire y la tierra hechos para
infierno a las nubes tan azules por momentos las piedras por los grandes fríos ay en la
aun hoy y tranquilas tan tranquilas con una séptima de su era el eter la tierra el mar para
tranquilidad que no por ser intermitente es las piedras por los grandes fondos los
menos bienvenida pero no anticipemos y grandes fríos sobre mar sobre tierra y en los
considerando por otra parte que como aires poco - querido vuelvo no se sabe por
consecuencia de las investigaciones qué a pesar del tennis los hechos están ahí
inacabadas no anticipemos las búsquedas no se sabe por qué vuelvo al siguiente en una
inacabadas pero sin embargo coronada por la palabra en fin ay al siguiente por las piedras
Acacacacademia de Antoropopopometría de que puede dudar vuelvo pero no anticipemos
Berna en Bresse de Testu y Conard Se ha vuelvo la cabeza la cabeza en Normandía a
establecido sin otra posibilidad de error que pesar del tenis los trabajos abandonados
lareferente a los cálculos humanos que como inacabados más grave las piedras en una palabra
consecuencia de las investigaciones inacabadas vuelvo ay ay abandonados inacabados
inacabadas de Testu y Conard ha la cabeza la cabeza en Normandía a pesar
quedado establecido tablecido tablecido lo del tenis la cabeza ay las piedras Conard
que sigue que sigue que Sigue asaber pero Conard. (Mèlée. Lucky lanza aún algunos
no anticipemos no se sabe porque como consecuencia gritos.) ¡Tenis! . . . ¡Las piedras!!! . . . ¡Tan
de los trabajos de Pincon y tranquilas! . . . ¡Conard! . . . ¡Inacabados! ...
Wattmann resulta tan claro tan claroque en PZ . - Su sombrero.
vista de los trabajos de Fartov y Belcher (Vladimiro se apodera del sombrero de Lucky,
inacabados inacabados no se sabe por qué que se calla y cae. Gran silencio. Los vencedores
de Testu y Conard inacabados incabados jadean.)
resulta que el hombre contrariamente a la EST. - Estoy vengado.
opinión contraria que el hombre en Bresse de (Vladimiro contempla el sombrero de Lucky y
Testu y Conard que el hombre en fin en una mira adentro.)
palabra que el hombre en una palabra en fin a 15
pesar de los progresos de la alimentación y PZ . - ¡Déme eso! (Le arranca el sombrero a
de eliminación de los residuos está a punto de Vladimiro,! o arroja al sue! o y lo pisotea.) ¡Así
adelgazar y al mismo tiempo paralelamente no pensará más!
no se sabe por qué a pesar del impulso de la VL. - Pero ¿podrá orientarse?
cultura física de la práctica de los deportes PZ . - Yo le orientaré. (Pega paladas a Lucky.)
tales tales tales como el tennis el fútbol las ¡De pie! ¡Puerco!
carreras y a pie y en bicicleta la natación la EST. - Quizá esté muerto.
equitación la aviación la conación el tennis el VL. - Va usted a matarlo.
remo el patinage y sobre hielo y sobre asfalto PZ . - ¡De pie! ¡Carrofla! (Tira de la cuerda. Lucky
el tennis la aviación los deportes los deportes resbala. A Estragón y Vladimiro.) ¡Ayúdenme!
de invierno de verano de otoño el tennis sobre VL. - Pero ¿cómo?
hierba sobre abeto sobre tierra firme la PZ . - ¡Levántenlo!
aviación el tennis el hockey sobre tierra sobre (Estragón y Vladimiro ponen en píe a Lucky, le
mar y en los aires la penicilina y sucedáneos sostienen un momento, después le dejan. Vuelve
en una palabra vuelvo al mismo tiempo a caer.)
paralelamente a reducir no se sabe por qué a EST. - Lo hace adrede.
pesar el tenis vuelvo la aviación el golf tanto a PZ . - Hay que sostenerle. (Pausa.) ¡Venga,
nueve como a dieciocho hoyos el tenis sobre venga, levántenlo!
hielo en una palabra no se sabe por qué en EST. - ¡Estoy harto!
Seine Seie-et-Oise Seine-et-Marne Marne-et- VL. - Vamos, probemos otra vez.
Qise asaber al mismo tiempo paralelamente EST. - ¿Por quién nos ha tomado?
no se sabe por qué de adelgazar encoger VL. - Vamos
vuesvo Qise Marne en una palabra la pérdida (Ponen a Lucky en pie, lo sostienen.)
seca por barba desde la muerte de Voitaire PZ . - ¡No lo suelten! (Estragón y Vladimiro vacilan.)
siendo del orden de dos dedos cien gramos ¡Esténse quietos! (Pozzo coge la maleta
por barba aproximadamente por término y el cesto y los lleva hacia Lucky.) ¡Sujétenlo
medio poco más o menos cifras redondas bien! (Pone la maleta en la mano de Lucky, el
buen peso desvestido en Normandía no se cual la tira inmediatamente.) ¡No le suelten!
sabe por qué en una palabra en fin poco (Vuelve a empezar. Poco a poco, al contacto
importan los hechos está ahí y considerando con la maleta, Lucky vuelve en sí y sus dedos
por otra parte lo que todavía es más grave acaban por cerrarse en torno al asa.) ¡No lo
que surge lo que todavía es más grave a la suelten! (Igual juego con el cesto.) ¡Ea! , ya
luz la luz de las experiencias actuales de pueden soltarlo. (Estragón y Vladimiro se
Steinweg y Peterman surge lo que todavía es separan de Lucky, que da un traspié, vaciLa,
más gran que surge lo que todavía es más se dobla, pero consigue mantenerse en pie
grave a la luz de la luz de las experiencias con la maleta y el cesto en las manos. Pozzo
abandonadas de Steinweg y Peterman que en retrocede, y restalla el látigo.) ¡Adelante!
el campo en la montaña y a orilla del mar y de (Lucky avanza.) ¡Atrás! (Lucky retrocede.)
los cursos de agua y de fuego el aire es el ¡Vuélvete! (Lucky se vuelve.) ¡Ya está, puede

49
andar! (Volviéndose hacia Estragón y Lucky, que cae.) ¡Mi silla! (Vladimiro va a
Vladimiro.) Gracias, señores, y permitanme... buscar la silla y se la da a Pozzo , quien la
(Rebusca en sus bolsillos.) desearles. -. arroja hacia Lucky.) ¡Adiós!
(Rebusca.) . desearles... (Rebusca.) Pero EST y VL. - (Agitando las manos.) ¡Adiós! ¡Adiós!
¿dónde tengo mi reloj? (Rebusca.) ¡Lo que PZ . - ¡En pie! ¡Puerco! (Ruido de Lucky, que se
faltaba! (Levanta la cabeza, derrotada.) Un levanta.) ¡Adelante! (Pozzo sale. Ruido del
auténtico reloj de tapa. Señores, con 16
minutero. Me lo dio mi compadre. (Rebusca.) látigo.) ¡Adelante! ¡Adiós! ¡Más de prisa!
Puede que se haya caído. (Busca por el ¡Puerco! ¡Arre! ¡Adiós! (Silencio.)
suelo, así como Vladimiro y Estragón. Pozzo VL. - Nos ha hecho pasar el rato.
revuelve con el pie los restos del sombrero de EST. - Sin esto hubiera pasado igual.
Lucky.) ¡Lo que faltaba! VL. - SI, pero más despacio. (Pausa.)
VL. - Quizá esté en su bolsillito EST. - ¿Qué hacemos ahora?
PZ . - ¡Esperen! (Se inclina, y, aproximando su VL. - No sé.
cabeza al vientre, escucha.) ¡No oigo nada! EST. - Vámonos.
(Les hace señal de que se acerquen.) Vengan VL. - NO podemos,
a ver. (Estragón y Vladimiro van hacia él y se EST. - ¿Por qué?
inclinan sobre el vientre. Silencio.) Se debería VL. - Esperamos a Godot.
oír el tictac. EST. - Es verdad. (Pausa.)
VL. - ¡Silencio! (Todos escuchan inclinados.) VL. - Han cambiado mucho.
EST. - Yo oigo algo. EST. - ¿Quién?
PZ . - ¿Dónde? VL. - Esos dos.
VL. - En el corazón. EST. - ESO es. Charlemos un poco.
PZ . - (Decepcionado.) ¡A la mierda! VL. - ¿No es verdad que han cambiado mucho?
VL. - ¡Sí1encio! (Escuchan.) EST. - Es probable. Solo nosotros no
EST. - Quizá se haya parado. (Se yerguen.) cambiamos.
PZ . - ¿Quién de ustedes huele tan mal? VL. - ¿Probable? Sin duda. ¿Los has visto bien?
EST. - A este le huele la boca, a mí los pies. EST. - Como quieras. Pero no los conozco.
PZ . - Les dejo. VL. - Pues claro que los conoces.
EST. - ¿Y su reloj? EST. - Pues claro que no.
PZ . - He debido de dejarlo en el castillo. VL. - Te digo que los conocemos. Te olvidas de
EST. - Entonces, adiós, todo. (Pausa.) A menos que no sean los
PZ . - Adiós. mismos.
VL. - Adiós. EST. - La prueba es que no nos han reconocido.
EST. - Adiós. (Silencio. Nadie se mueve.) VL. - Eso no tiene nada que ver. Yo también he
VL. - Adiós. hecho como que no los reconocía. Además, a
PZ . - Adiós. nosotros nunca nos reconocen.
EST. - Adiós. EST. - Basta! ¡Lo que faltaba! ¡Ay! (Vladimiro no
PZ . - Y gracias. se mueve.) ¡Ay!
VL. - A usted. VL. - A menos que no sean los mismos.
PZ . - De nada. EST. - Didi! ¡Es el otro pie! (Se dirige cojeando
EST. - Sí, sí. hacia el lugar en que estaba sentado al
PZ . - No, no. levantarse el telón.)
VL. - SI, sí. MU. - (Dentro.) ¡Señor!
EST. - No, no. (Estragón Se detiene. Ambos miran hacia donde
PZ . - No acabo... (Vacila.) de marcharme. sonó la voz)
EST. - Así es la vida! (Silencio.) EST. - Esto vuelve a empezar.
(Pozzo se vuelve, se aleja de Lucky, hacia el VL. - Acércate, Muchacho.
lateral, tensardo La cuerda a medida que (Entra temerosamente Muchacho. Se detiene.)
avanza.) MU. - ¿El señor Alberto?
VL. - Se ha equivocado de camino VL. - Soy yo.
PZ . - Necesito carrerilla. (Al llegar al extremo de EST. - ¿Qué quieres?
cuerda, es decir, al bastidor, se detiene, se VL. - Ven aquí.
vuelve y grita:) ¡Apártense! (Estragón y (El Muchacho no se mueve.)
Vladimiro se van al fondo, mirando hacia EST. - (Con energía.) ¡Ven aquí, te digo!
Pozzo . Ruido de latigo.) ¡Adelante! (Lucky no (El Muchacho avanda temerosamente, se detiene.)
se mueve.) VL. - ¿Qué pasa?
EST. - ¡Adelante! MU. - El señor Godot. (Se calla.)
VL. - ¡Adelante! VL. - Naturalmente. (Pausa.) Acércate.
(Ruido de látigo. Lucky se pone en marcha.) (El muchacho no se mueve.)
PZ . - ¡Más de prisa! (Sale del lateral, atraviesa la EST. -(Con energía.) ¡Te dicen que te acerques!
escena tras Lucky. Estragón y Vladimiro se (El Muchacho avanza temerosamente, se
descubren, agitan las manos. Lucky sale. detiene.) ¿Por qué vienes tan tarde?
Pozzo hace sonar La cuerda y el Látigo:) VL. - ¿Tienes un mensaje del señor Godot?
¡Más de prisa! ¡Más de prisa! (En el momento MU. - Sí, señor.
en que va a desaparecer, Pozzo se detiene y VL. - Pues venga, dilo.
se vuelve. La cuerda se tensa. Ruido de EST. - ¿Por qué vienes tan tarde?

50
(El Muchacho los mira uno tras otro, sin saber a MU. - A mi hermano, señor.
cuál de los dos contestar.) VL. - ¡Ah! ¿tienes un hermano?
VL. - ( A Estragón.) Déjale tranquilo. MU. - Sí, señor.
EST. - (A Vladimiro.) ¡A mí déjame en paz! (Dirigiéndose VL. - ¿Y qué hace?
hacia el Muchacho.) ¿Sabes qué MU. - Cuida de las ovejas, señor.
hora es? VL. - ¿Y por qué a ti no te pega?
MU. - (Retrocediendo.) Yo no tengo la culpa, MU. - No lo sé, señor.
señor. VL. - Debe de quererte.
EST. - La tendré yo, entonces. MU. - No lo sé, señor.
MU. - Tenía miedo, señor. VL. - ¿Te da bien de comer? (El Muchacho duda.)
EST. - ¿Miedo de quién? ¿De nosotros? (Pausa.) Que si te da bien de comer.
¡Contesta! MU. - Muy bien. señor.
VL. - Ya sé de qué se trata; los otros eran los que VL. - ¿No eres desgraciado? (El Muchacho
le daban miedo. duda.) ¿Me comprendes?
EST. - ¿Cuánto tiempo hace que estás ahí? MU. - Sí, señor.
MU. - Hace un momento, señor. VL. - Pues ¿entonces?
VL. - ¿Te daba miedo el látigo? MU. - NO sé, señor.
MU. - Sí, señor. VL. - ¿NO sabes si eres desgraciado o no?
VL. - ¿Los gritos? MU. - NO, señor.
MU. - Sí, señor. VL. - Como yo. (Pausa.) ¿Dónde duermes?
VL. - ¿LOS dos señores? MU. - En el granero, señor.
MU. - Sí, señor. VL. - ¿Con tu hermano?
VL. - ¿LOS conoces? MU. - Sí, señor.
MU. - NO, señor. VL. - ¿En el heno?
EST. - Todo esto es una mentira! (Coge al MU. - Sí, señor. (Pausa.)
Muchacho por el brazo, le zarandea.) ¡Dínos VL. - Bueno, vete.
la verdad! MU. - ¿Qué tengo que decirle al señor Godot
MU. - (Temblando.) ¡Pero si es la verdad, señor! señor?
VL. - ¡Déjale en paz de una vez! ¿Qué te pasa? VL. - Dile... (Vacila.) Dile que nos has visto
(Estragón suella al Muchacho, retrocede, se (Pausa.) Nos has visto perfecmente, ¿no es
lleva las ma-nos a la cara. Vladimiro y el verdad?
Muchacho le miran. Estragón descubre su MU. - Si, señor. (Retrocede, vacila, se vuelve
cara, descompuesta.) ¿Qué te pasa? sale correndo.)
EST. - Soy desgraciado. (La luz empieza a descender bruscamente. En un
VL. - ¡Fuera bromas! ¿Desde cuándo? momento ha cerrado la noche. La luna se
EST. - Lo había ovidado. levanta, al fondo, sube al firmamento, se
VL. - La memoria nos hace estas jugarretas. inmoviliza, inundando la escena de una plateada
(Estragón quiere hablar y renuncia, va claridad.)
cojeando a sentarse v comienza a VL. - ¡Bueno! (Estragón se levanta y se dirige
descalzarse. Al Muchacho.) Bueno... hacia Vladimiro, con los dos zapatos en la
MU. - El señor Godot... mano. Los pone junto a la batería, se yergue
VL. - (Interrumpiendole.) Ya te he visto otra vez, y mira a la luna.) ¿Qué hace?
¿no? EST. - Como tú, contemplo la luna.
MU. - No sé, señor. VL. - Quiero decir, con tus zapatos.
VL. - ¿No me Conoces? EST. - Los dejo ahí. (Pausa.) Alguien vendrá
MU. - No, señor. tan... tan... como yo, pero calzando un
VL. - ¿No viniste ayer? número menor y le harán feliz.
MU. - No, señor. VL. - Pero tú no puedes andar descalzo.
VL. - ¿ES la primera vez que vienes? EST. - Jesús lo hizo.
MU. - Sí, señor. (Silencio.) VL. - ¡Jesús! ¿Y qué tiene que ver? ¡No irás
VL. - ¡Qué bien te sabes el papel! (Pausa.) Bueno, compararte con él!
sigue. EST. - Toda ml vida me he comparado con él.
17 VL. - Pero allá hacía calor. ¡Hacía buen tiempo!
MU. - (De un tirón.) El señor Godot me ha dicho EST. - Sí. Y al menor descuido, crucificaban.
que les diga que no vendrá esta noche, sino VL. - Ya no tenemos nada que hacer aquí.
que seguramente mañana. EST. - Ni en ninguna parte.
VL. - ¡Eso es todo? VL. - Vamos, Gogo, no seas así. Mañana será
MU. - Sí, señor. otro día.
VL. - ¿Trabajas para el señor Godot? EST. - ¿Cómo?
MU. - SI, señor. VL. - ¿No has oído lo que ha dicho el Muchacho?
VL. - ¿Qué haces? EST. - No.
MU. - Cuido de las cabras, señor. VL. - Ha dicho que Godot seguramente vendrá
VL. - ¿Es amable contigo? mañana. (Pausa.) ¿No te dice nada eso?
MU. - Si, señor. EST. - Entonces, hay que esperar aquí.
VL. - ¿No te pega? VL. - ¡Estás loco! ¡Hay que cobijarse! (Coge a
MU. - NO, señor, a mí no. Estragón por el brazo.) Ven. (Lo conduce. Al
VL. - ¿A quién pega? principio, Estragón Se deja llevar, después se

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resiste. Se detienen.) enteran, de prisa lo han enterrado...
EST. - (Mirando el árbol.) ¡Qué pena que no tengamos (Se detiene. Igual juego. Más bajo.) (Se calla, permanece inmóvil un
un poco más de cuerda! momento, después vuelve a
VL. - Ven. Empieza a hacer frío. (Lo conduce. recorrer febrilmente el escenario en todas direcciorees. Nuevamente
Igual juego.) se detiene ante el árbol, va de
EST. - Recuérdame mañana que traiga una un lado para otro, se detiene ante los zapatos, va de un lado para otro,
cuerda. corre al lateral izquierdo, mira
VL. - Sí. Ven (Lo conduce. Igual juego.) a lo lejos, luego corre hacia el derecho, mira a lo lejos. En este
EST. - ¿Cuánto tiempo hace que estamos momento entra Estragón por el lateral
siempre juntos? izquierdo, descalzo, cabizbajo, y cruza lentamente el escenario.
VL. - NO sé. Quizá cincuenta años. Vladimiro se vuelve y le ve.)
EST. - ¿Te acuerdas del día que me arrojé al río? VL. - ¡Otra vez tú! (Estragón se para, pero no
VL. - Estábamos en la vendimia. levanta la cabeza. Vladimiro se dirige hacia
EST. - Tú me sacaste. él.) Ven que te bese!
VL. - Quién se acuerda de eso! EST. - No me toques! (Vladimiro, afligido, frena
EST. - Mi ropa se secó al sol. su impulso. Silencio.)
VL. - No pienses más. Ven. (El mismo juego.) VL. - ¿Quieres que me vaya? (Pausa.) Gogo!
EST. - Espera. (Pausa. Vladimiro le mira atentamente.) ¿Te
VL. - Tengo frío. han sacudido? (Pausa.) Gogo! (Estragón
EST. - Me pregunto si no hubiera sido mejor que sigue callado, cabizbajo.) ¿Dónde has pasado
cada uno fuera por su lado. (Pausa.) Quizá no la noche? (Silencio. Vladimiro avanza.)
estemos hechos el uno para el otro. EST. - No me toques! ¡No me preguntes nada!
VL. - (Sin enfadarse.) No se sabe. ¡No me digas nada! ¡Quédate conmigo!
EST. - NO, no se sabe nada. VL. - ¿Te he dejado alguna vez?
VL. - Aún estamos a tiempo de separarnos si EST. - Me has dejado ir.
crees que es mejor. VL. - ¡Mírame! (Estragón no se mueve. Con voz
EST. - Ahora, ya no vale la pena. potente.) ¡Te digo que me mires!
(Silencio) (Estragón levanta la cabeza. Se mira largamente retrocediendo,
VL. - Es verdad, ahora ya no vale la pena. avanzando e inclinando la cabeza
(Silencio.) como ante una obra de arte, cada vez más temblorosamente va el uno
EST. - Qué! , ¿nos vamos? hacia el otro; después,
VL. - Vámonos. (No se mueven.) súbitamente, se abrazan y se dan palmadas en la espalda. Concluye
18 el apretón. Estragón, sin apoyo,
Telón se tambalea.)
2° Acto EST. - ¡Vaya día!
Al dia siguiente. A la misma hora. En el mismo lugar. Junto a la VL. - ¿Quién te ha zurrado? Cuéntame.
batería, los zapatos de Estragón EST. - Vaya, ya pasó otro día!
pegados por los talones separados por las puntas. El sombrero de VL. - Todavía no.
Lucky, en el mismo lugar. El árbol EST. - Pase lo que pase, para mí ha pasado. (Silencio.)
está cubierto de hojas. Te oí cantar hace un momento.
Entra Vladimiro rápidamente. Se detiene y mira despacio al árbol. VL. - ES verdad, lo recuerdo.
Después, bruscamente, comienza RST. - Me ha producido pena. Me decía: “Está
a recorrer la escena en todas direcciones. Queda inmóvil nuevamente solo, me cree ido para siempre y canta. ”
ante los zapatos, Se inclina, VL. - NO podemos mandar en nuestro estado de
coge uno, lo examina, lo huele y vuelve a dejarlo cuidadosamente en ánimo. Durante todo el día me he sentido
su sitio. Reanuda sus paseos extraordinariamente bien. (Pausa.) En toda la
por la escena. Se detiene junto al lateral derecho, mira durante buen noche no me he levantado una sola vez.
rato a lo lejos, con la mano EST. - ¿Lo ves? Meas mejor cuando yo no estoy.
como pantalla. Va de un lado para otro. Se detiene junto al lateral VL. - Faltabas tú y, al mismo tiempo, estaba contento.
izquierdq; igual juego. Va de un ¿No es curioso?
lado para otro. Se detiene bruscamente, junta las manos sobre el EST. - (Enfadado.) ¿Contento?
pecho, echa la cabeza hacia atrás VL. - (Tras reflexionar.) Quizá no sea esa la palabra.
y comienza a cantar a voz en grito: EST. - ¿Y ahora?
VL. - Un perro fue a la despensa, (Ha empezado VL. - (Pensándolo.) Ahora... (Alegre.) estás
demasiado bajo; se detiene, tose y canta más aquí... (Indiferente.) , estamos aquí... .
alto:) Un perro fue a la despensa, le echó el (Triste.) estoy aquí.
diente a una salchicha, y a golpes de EST. - ¿Lo ves? Estás peor cuando estoy aquí.
cucharón le hizo el cocinero trizas. Los otros También yo me encuentro mejor solo.
perros se enteran, de prisa lo han enterrado... VL. - (Ofendido.) Entonces, ¿por qué has vuelto?
(Se detiene, se encoge y después sigue.) Los 19
otros perros se enteran, de prisa lo han EST. - No lo sé.
enterrado bajo una cruz de madera donde et VL. - Pero yo sí lo sé. Porque no sabes defenderte.
caminante lee: Un perro fue a la despensa, le Yo no hubiera dejado que te pegaran.
echó el diente a una salchicha y a golpes de EST. - No habrías podido impedirlo.
cucharón le hizo el cocinero trizas. Los otras VL. - ¿Por qué?
perros se enteran, de prisa lo han enterrado... EST. - Eran diez.
(Se detiene. Igual juego.) Los otros perros se VL. - No, hombre, no; quiero decir que habría

52
impedido que te expusieras a que te pegaran. ¡Mira esta basura! ¡Nunca me he movido de
EST. - Yo no hacía nada. ella!
VL. - Entonces, ¿Por qué te han pegado? VL. - Tranquilízate, tranquilízate.
EST. - No lo se. EST. - Así que déjame en paz con tus paisajes!
VL. - No, Gogo, mira; hay cosas que a ti se te Háblame de las alcantarillas!
escapan y a mí no. Debes darte cuenta. VL. - ¡Sin embargo, no irás a decirme que esto
EST. - Te digo que no hacía nada. (Gesto.) se parece al Vaucluse! Hay una gran
VL. - Puede que no. Pero hay formas, hay formas, diferencia.
cuando uno quiere cuidar su pellejo. EST. - ¡EJ Vaucluse! ¿Quién te habla del Vauluse?
Bueno, no hablemos más de esto. Has vuelto VL. - Pues tú has estado en el Vaucluse.
y estoy muy contento. EST. - No, nunca he estado en el Vaucluse. Te
EST. - Eran diez. digo que me he pasado toda mi perra vida
VL. - Tú también debes estar contento en el fondo, aquí. ¡Aquí! En el Mierdacluse
reconócelo. VL. - Sin embargo, hemos estado juntos en el
EST. - Contento, ¿de qué? Vaucluse; pondría la mano en el fuego.
VL. - De haber vuelto a encontrarme. Hicimos la vendimia, acuérdate, en casa de
EST. - ¿Te parece? un tal Bonelly, en el Rosellón.
VL. - Dilo, aunque no sea verdad. EST. - (Más tranquilo.) Quizá. No noté nada.
EST. - ¿Qué tengo que decir? VL. - ¡Allí todo es rojo!
VL. - Di estoy contento. EST. - Te digo que no noté nada.
EST. - Estoy contento. (Silencio. Vladimiro suspira profundamente.)
VL. - Yo también. VL. - Eres un hombre difícil, Gogo.
EST. - Yo también. Estragón -Lo mejor será separarnos.
VL. - Estamos contentos. VL. - Siempre dices lo mismo. Y siempre vuelves.
EST. - Estamos contentos. (Silencio.) ¿Y qué hacemos (Silencio.)
ahora que estamos contentos? EST. - El único remedio sería matarme, como al
VL. - Esperamos a Godot. otro.
EST. - ES verdad. (Silencio) VL. - ¿Qué otro? (Pausa.) ¿Qué otro?
VL. - Hay novedades aquí desde ayer. EST. - Como a billones de otros.
EST. - ¿Y si no viene? VL. - (Sentenciador.) A cada cual, su cruz. (Suspira.)
VL. - (Después de un momento de Al principio se sufre, pero la muerte lo
incomprensión.) Avisaremos. (Pausa.) Te digo remedia todo.
que hay noveades aquí desde ayer. EST. - Mientras, intentemos hablar sin
EST. - Todo rezuma. exaltarnos, ya que somos incapaces de
VL. - Mira el árbol. estarnos callados.
EST. - No se cae dos veces en la misma VL. - ES verdad, somos incansables.
porquería. EST. - Es para no pensar.
VL. - Te digo que mires el árbol. (Estragón mira el 20
árbol) VL. - Está justificado.
EST. - ¿No estaba ayer? EST. - Es para no escuchar.
VL. - Pues claro que sí. No te acuerdas. Y por un VL. - Tenemos nuestras razones.
pelo no nos ahorcamos. (Reflexiona.) Sí, EST. - Todas las voces muertas.
exactamente (Separando las palabras.) , no... VL. - ES como un ruido de alas.
nos... ahorcamos. Pero tú no quisiste. ¿Te EST. - De hojas.
acuerdas? VL. - De arena.
EST. - Lo has soñado. EST. - De hojas. (Silencio)
VL. - ¿Es posible que ya lo hayas olvidado? VL. - Hablan todas al mismo tiempo.
EST. - Soy así. U olvido en seguida o no olvido EST. - Cada una para sí. (Silencio.)
nunca. VL. - Más bien cuchichean.
VL. - Y Pozzo y Lucky, ¿los has olvidado también? EST. - Murmuran.
EST. - ¿Pozo y Lucky? VL. - Susurran.
VL. - ¡Lo has olvidado todo! EST. - Murmuran. (Silencio)
EST. - Me acuerdo de un energúmeno que me VL. - ¿Qué dicen?
pegó patadas. Después hizo el tonto. EST. - Hablan de su vida.
VL. - Era Lucky. VL. - NO les basta haber vivido.
EST. - De eso me acuerdo. Pero ¿cuándo fue? EST. - ES necesario que hablen.
VL. - Y del que le llevaba, ¿te acuerdas? VL. - NO les basta con haber muerto.
EST. - Me dio huesos. EST. - No es suficiente. (Silencio.)
VL. - Era Pozzo . VL. - ES como un ruido de plumas.
EST. - ¿Y dices que todo eso fue ayer? EST. - De hojas.
VL. - Pues claro. VL. - De cenizas.
EST. - ¿Y aquí mismo? EST. - De hojas. (Largo Silencio.)
VL. - ¡Claro que sí! ¿No lo reconoces? VL. - ¡Di algo!
EST. - (Repenlinamente furioso.) ¡Reconoces! EST. - Estoy pensando. (Largo silencio.)
¿Qué hay que reconocer? ¡He tirado mi VL. - (Angustiado.) ¡Di cualquier cosa!
aperreada vida en medio de la arena! ¡Y EST. - ¿Qué hacemos ahora?
quieres que vea matices! (Mirada alrededor.) VL. - Esperamos a Godot.

53
EST. - ES verdad. (Silencio.) VL. - Al principio justamente.
VL. - ¡Qué difícil resulta! EST. - ¿Al principio de qué?
EST. - ¿Y si cantaras? VL. - Esta noche. Decía... , decía...
VL. - NO, no. (Piensa.) Lo que hay que hacer es EST. - Caramba! Me pides demasiado.
empezar de nuevo. VL. - Espera... Nos hemos abrazado... , estábamos
EST. - Eso no me parece difícil, desde luego. contentos... , contentos. - - ¿Qué se hace
VL. - Lo difícil es empezar. cuando se está contento? ... Se espera... ,
EST. - Se puede empezar con cualquier cosa. veamos... , ya está... , se espera... Ahora que
VL. - Sí, pero hay que decidirse. estamos contentos... , esperamos... Veamos.
EST. - ES verdad. (Silencio.) . . ¡Ah! ¡El árbol!
VL. - ¡Ayúdame! EST. - ¿EI árbol?
EST. - Estoy pensando. (Silencio.) VL. - ¿No te acuerdas?
VL. - Cuando se piensa, se oye. EST. - Estoy cansado.
EST. - Es verdad. VL. - Míralo.
VL. - Eso impide hallar la solución. (Estragón mira el árbol.)
EST. - Ya está. EST. - No veo nada.
VL. - Eso impide pensar. VL. - Pues anoche estaba negro y esquelético.
EST. - A pesar de todo se piensa. ¡Hoy está cubierto de hojas!
VL. - Ni hablar, es imposible. 21
EST. - Ya está, contradigámonos. EST. - ¿De hojas?
VL. - Imposible. VL. - ¡En una sola noche!
EST. - ¿Te parece? EST. - Debe ser primavera.
VL. - Ya no nos arriesgamos a no pensar. VL. - Pero ¡en una sola noche!
EST. - Entonces, ¿de qué nos quejamos? EST. - Te digo que anoche no estuvimos aquí. Lo
VL. - Eso no es lo peor, de pensar. has soñado.
EST. - Claro, claro, pero algo es algo. VL. - Y, según tú, ¿dónde estábamos anoche?
VL. - ¿Por qué algo es algo? EST. - NO lo sé. En otra parte. En otro compartimiento.
EST. - Eso, eso, hagámonos preguntas. No es el vacío lo que falta.
VL. - ¿Qué quieres decir con algo es algo? VL. - (Seguro de lo que dice.) Bueno. No estuvimos
EST. - Que es algo, pero menos. ayer aquí. En ese caso, ¿qué hicimos
VL. - Evidentemente. anoche?
EST. - Así, pues, ¿y si nos creyéramos dichosos? EST. - ¿Que qué hicimos anoche?
VL. - LO terrible es haber pensado. VL. - Trata de recordarlo
EST. - Pero ¿nos ha ocurrido alguna vez? EST. - Pues. -. Estaríamos charlando.
VL. - ¿De dónde llegan esos cadáveres? VL. - (Dominándose.) ¿Sobre qué?
EST. - Esas osamentas. EST. - Oh! ... , de todo un poco; nos iríamos por
VL. – Eso es. los cerros de Ubeda. (Con seguridad.) Ya
EST. - Evidentemente. está, ya me acuerdo: anoche estuvimos
VL. - Hemos debido pensar un poco. charlando a tontas y a locas. Hace medio
EST. - Justamente al principio. siglo que nos ocurre lo mismo.
VL. - Un osario, un osario. VL. - ¿No te acuerdas de ningún hecho, de ninguna
EST. - No hay más que no mirar. circunstancia?
VL. - No se puede evitar. EST. - (Cansado.) No me atormentes, Didi.
EST. - Es verdad. VL. - ¿EI sol? ¿La luna? ¿No recuerdas?
VL. - Por algo Se tienen ojos. EST. - Debían estar allí, como de costumbre.
EST. - ¿Cómo? VL. - ¿NO notaste nada especial?
VL. - Por algo Se tienen ojos. EST. - Vaya!
EST. - ES necesario volverse de una vez a la VL. - ¿Y Pozzo? ¿Y Lucky?
Naturaleza. EST. - ¿Pozzo?
VL. - Ya lo hemos intentado. VL. - Los huesos.
EST. - Es verdad. EST. - Pues parecían raspas.
VL. - ¡Oh! , no es eso lo peor, desde luego. VL. - Pozzo te los dio.
EST. - Entonces, ¿qué? EST. - NO lo sé.
VL. - Haber pensado. VL. - Y la patada.
EST. - Evidentemente. EST. - ¿La patada? Es verdad, me pegaron
VL. - Hubiéramos podido no hacerlo. patadas.
EST. - ¡Qué quieres! VL. - Lucky te las pegó.
VL. - Claro, claro. (Silencio.) EST. - ¿Y todo eso fue ayer?
EST. - No estaba mal para empezar. VL. - Déjame ver tu pierna.
VL. - Sí, pero ahora habrá que encontrar otra EST. - ¿Cuál?
cosa. VL. - Las dos. Súbete el pantalón. (Estragón,
EST. - Veamos. apoyado en un pie, tiende la pierna hacia
VL. - Veamos. Vladimiro y está a punto de caer. Vladimiro le
EST. - Veamos. (Reflexionan. .) coge la pierna. Estragón vacila.) Súbete el
VL. - ¿Qué estaba diciendo? Podríamos volver a pantalón.
lo mismo. EST. - (Vacilando). No puedo.
EST. - ¿Cuándo? (Vladimiro levanta el pantalón, mira la pierna y la

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deja. Estragón está a punto de caer) EST. - Todavía no. (Silencio.)
VL. - La otra. (Estragón le ofrece la misma pierna.) VL. - ¿Y si te los probaras?
¡Te digo que la otra! (Igual juego con la EST. - Ya lo he probado todo.
otra pierna.) Vaya, la herida está a punto de VL. - Me refiero a los zapatos.
infectarse. EST. - ¿Te parece?
EST. - ¿Y qué? VL. - Así pasaremos el tiempo. (Estragón duda.)
VL. - ¿Y tus zapatos? Será un entretenimiento, ya verás.
EST. - He debido tirarlos, VL. - Una distracción.
VL. - ¿Cuándo? EST. - Un descanso.
EST. - No sé. VL. - Inténtalo.
VL. - ¿Por qué? EST. - ¿Me ayudarás?
EST. - No recuerdo. VL. - Naturalmente.
VL. - No, quiero decir que por qué los has tirado. EST. - NO nos las arreglamos mal juntos,
EST. - Me hacían daño. ¿verdad, Didi?
VL. - (Enseñándole los zapatos.) Míralos. VL. - Pues claro. Anda, prueba primero el izquierdo.
(Estragón mira los zapatos.) En el mismo sitio EST. - ¿Verdad, Didi, que siempre hay algo que
en que los dejaste anoche. os da la sensación de existir?
(Estragón se dirige hacia los zapatos, se inclina y VL. - (Impaciente.) Pues claro, claro, somos
los mira de cerca.) magos. Pero no nos descuidemos de lo que
EST. - No son los míos. llevamos entre manos. (Coge un zapato.)
VL. - ¿Que no son los tuyos? Ven, dame el pie. (Estragón se acerca y
EST. - Los míos eran negros. Estos son levanta el pie.) El otro, cerdo! (Estragón
amarillos. levanta el otro pie.) ¡Más alto! (Pegados el
VL. - ¿Estás seguro de que los tuyos eran negros? uno al otro, recorren tambaleantes toda la
EST. - ES decir, eran grises. escena. Al fin, Vladimiro consigue ponerle el
VL. - ¿Y estos son amarillos? A ver. zapato.) Trata de andar. (Estragón anda.)
EST. - (Levantando un zapato.) Bueno, son verdosos. ¿Qué tal?
VL. - (Avanzando.) A ver. (Estragón le da el zapato. EST. - Me está bien.
Vladimiro le mira y le tira indignado.) VL. - (Sacando cordón del bolsillo.) Vamos a
¡Vaya, hombre! tarle.
EST. - Estos son los... EST. - (Vehementemente.) No, no; nada de
VL. - Ya veo lo que es. Sí, ya veo lo que ha ocurrido. lazos, nada de lazos.
EST. - Estos son los... VL. - Te equivocas. Probemos el otro. (IguaL juego.)
VL. - Está más claro que el día. Llegó un individuo, ¿Qué tal?
cogió los tuyos y dejó los suyos. EST. - También me está bien.
EST. - ¿Por qué? VL. - ¿NO te hacen daño?
VL. - Los suyos no le iban bien. Y entonces cogió EST. - (Dando algunos pasos fuertes.) Todavía
los tuyos. no.
EST. - Pero los míos eran muy pequeños. VL. - Entonces puedes quedártelos.
VL. - Para ti. No para él. EST. - Son demasiado grandes.
EST. - Estoy cansado. (Pausa.) Vámonos. VL. - Algún día quizá tengas calcetines.
VL. - NO podemos. EST. - Es verdad.
EST. - ¿Por qué? VL. - Así, pues, ¿te quedas con ellos?
VL. - Esperamos a Godot. EST. - Ya hemos hablado demasiado de estos
EST. - Es verdad. (Pausa.) Entonces, ¿qué hacemos? zapatos.
VL. - No hay nada que hacer. VL. - Sí, pero...
EST. - Yo no puedo más. EST. - ¡Basta! (Silencio.) Ahora mismo voy a
VL. - ¿Quieres un rábano? sentarme.
EST. - ¿NO hay otra cosa? (Busca lugar donde sentarse y después lo hace
VL. - Hay rábanos y nabos. en donde estaba al empezar el primer acto.)
EST. - ¿No quedan zanahorias? VL. - Ahí estabas sentado anoche.
VL. - No. Además, eres un exagerado con las zanahorias. (Silencio.)
EST. - En ese caso, dame un rábano. (Vladimiro EST. - Si pudiera dormir...
hurga en sus bolsillos y no encuentra más VL. - Anoche dormiste.
que nabos; extrae finalmente un rábano y Se EST. - Voy a intentarlo.
lo da a Estragón, quien lo examina y lo huele.) (Adopta una postura uterina, con la cabeza entre
¡Es negro! las piernas.)
VL. - Es un rábano. VL. - Escucha. (Se acerca a Estragón y comienza
EST. - Solo me gustan los rosados, ya lo sabes. a cantar en voz alta.) ¡Ea! ¡Ea!
VL. - Así, pues, ¿no quieres? EST. - (Levantando la cabeza.) Más bajo.
EST. - ¡Solo me gustan los rosados! VL. - (Bajando el tono.) ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea! ¡Ea!
22 ¡Ea! ¡Ea!
VL. - Entonces, ¡devuélvemelo! (Estragón queda dormido. Vladimiro se quita la
(Estragón se lo devuelve.) chaqueta y le tapa los hombros; después camina
EST. - Voy a buscar una zanahoria. de un lado para otro, moviendo los
(No se mueve.) brazos para calentarse. Estragón se despierta
VL. - Esto se está haciendo insignificante. sobresaltado, se levanta y da algunos pasos

55
sin sentido. Vladimiro corre hacia él y le se pone su sombrero en lugar del de Estragón, que le olrece a este.
abraza.) Estragón coge su sombrero.
VL. - Aquí... , aquí... estoy aquí... , no tengas Vladimiro se coloca con ambas manos su sombrero. Estragón se pone
miedo. su sombrero en Lugar del de
EST. - ¡Ah! Lucky, el cual le ofrece a Vladimiro. Vladimiro coge el sombrero en
VL. - Aquí, aquí... , se acabó. lugar del de Estragón, que le
EST. - Me caía. ofrece a con ambas manos. Vladimiro se pone el sombrero de Lucky
VL. - Se acabó. No pienses más. en lugar del suyo, el cual le
EST. - Estaba sobre un... ofrece a Estragón. Estragón coge el sombrero de Vladimiro. Vladimiro
VL. - No, no, no digas nada. Ven, caminemos un se co! oca con ambas manos
poco. el sombrero de Lucky. Estragón ofrece a Vladimiro el sombrero de
(Coge del brazo a Estragón y le hace andar de un este, quien lo coge y lo ofrece a
lado para otro, hasta que este se niega a seguir.) Estragón, quien lo coge y se lo ofrece a Vladimiro, quien lo coge y lo
EST. - ¡Basta! Estoy cansado. tira. Todo esto, con movimientos
VL. - ¿Prefieres estar ahí, plantado, sin hacer muy rapidos.)
riada? VL. - ¿Me está bien?
EST. - Sí. EST. - No lo sé
VL. - Como quieras. VL. - No, pero ¿qué te parece?
(Deja a Estragón. Coge su chaqueta y se la (Gira coquetonamente la cabeza de derecha a
pofle.) lzquierda, y adopta actitudes de maniquí.)
EST. - Vámonos. EST. - Horroroso.
VL. - No podemos. VL. - Pero, ¿más que de costumbre?
EST. - ¿Por qué? EST. - Lo mismo.
VL. - Esperamos a Godot. VL. - Entonces puedo quedármelo. El mío me
EST. - Es verdad. (Vladimiro vuelve a su deambular.) hacía daño. (Pausa.) ¿Cómo lo diría?
¿No te puedes estar quieto? (Pausa.) Me aranaba.
VL. - Tengo frío. EST. - Me voy.
EST. - Hemos venido demasiado temprano. VL. - ¿No quieres jugar?
VL. - Siempre venimos al anochecer. EST. - ¿A qué?
EST. - Pero la noche no cierra. VL. - Podríamos jugar a Pozzo y Lucky.
VL. - Cerrará de pronto, como ayer. EST. - NO sé.
EST. - Y después será de noche. VL. - YO haré de Lucky; tú, de Pozzo . (Adopta la
VL. - Y podremos marcharnos. actitud de Lucky, doblándose al peso de su
EST. - Y después, otra vez el día. (Pausa.) ¿Qué carga. Estragón le mira estupefacto.) ¡Ven!
hacemos, qué hacemos? EST. - ¿Qué debo hacer?
VL. - (Deteniendo su caminar, con violencia) Has VL. - Insúltame.
acabado de quejarte? Yo me estoy hartando EST. - Puerco!
de tus quejidos VL. - ¡Más fuerte!
EST. - Me voy. Estragón . - ¡Basura! ¡Crápula!
VL. - (Viendo el sombrero de Lucky.) ¡Mira! (Vladimiro avanza, siempre doblado.)
EST. - ¡Adiós! VL. - Dime que piense.
23 EST. - ¿Cómo?
VL. - ¡El sombrero de Lucky! (Se acerca.) ¡Hace VL. - Di: “ ¡Piensa, guarro! ”
una hora que estoy aquí y no lo había visto! EST. - ¡Piensa, guarro! (Silencio.)
(Muy contento) ¡Estupendo! VL. - NO puedo.
EST. - No me volverás a ver. EST. - BAsta.
VL. - Así, pues, no me he equivocadp de Lugar. VL. - Dime que baile.
Ya estamos tranquilos (Coge el sombrero de EST. - Me voy.
Lucky, Lo mira y lo arregla.) Debió ser un VL. - ¡Baila, cerdo! (Se retuerce. Estragón sale
magnífíco sombrero. (Se lo pone en lugar del precipitadamente.) ¡No puedo más! (Levanta
suyo, entregándole este a Estragón.) Toma. la cabeza ve que Estragón no está y lanza un
EST. - ¿Qué? grito desgarrado.) ¡Gogo! (Silencio. Recorre la
VL. - Cógeme esto. escena de un lado a otro, corriendo casi.
(Estragón coge el sombrero de Vladimiro. Vladimiro se coloca con Estragón vuelve precipitadamente, agotado, y
ambas manos el sombrero de corre hacia Vladimiro. Se detienen uno cerca
Lucky. Estragón se pone el sombrero de Vladimiro en lugar del suyo, del otro.) ¡Por fin has vuelto!
el cual le ofrece a Vladimiro. EST. - (Jadeante.) ¡Estoy maldito!
Vladimiro coge el sombrero de Estragón. Estragón se coloca con VL. - ¿Dónde has estado? Creí que te habías ido
ambas manos el sombrero de para siempre.
Vladimiro. Vladimiro se pone el sombrero de Estragón en lugar del de EST. - En el borde del precipicio. Vienen.
Lucky, el cual se lo ofrece a VL. - ¿Quién?
Estragón. Estragón coge el sombrero de Lucky. Vladimiro se coloca EST. - No sé.
con ambas manos el sombrero VL. - ¿Cuántos?
de Estragón. Estragón se pone el sombrero de Lucky en lugar del de EST. - No sé.
Vladimiro, que ofrece a este. VL. - (Triunfal.) ¡Es Godot! ¡Al fin! (Abraza
Vladimiro coge su sombrero. Estragón se coloca con ambas manos el efusivamente a Estragón.) ¡Gogo! ¡Es Godot!
sombrero de Lucky. Vladimiro ¡Estamos salvados! ¡Vamos a su encuentro!

56
¡Ven! (Tira de Estragón hacia el lateral. (Se miran coléricos.)
Estragón resiste, se suelta y sale corriendo en VL. - Vamos a ver, fuera ceremonias.
dirección contraria.) ¡Gogo! ¡Vuelve! (Silencio. EST. - No seas cabezota.
Vladimiro corre hacia el bastidor por donde VL. - (Con fuerza.) Acaba lo que ibas a decir,
Estragón regresó y mira a lo lejos. Estragón anda.
vuelve precipitadamente y corre hacia EST. - Acábalo tú. (Silencio. Van el uno hacia el
Vladimiro, que se vuelve.) ¡Por fin has vuelto! otro. Se detienen.)
EST. - Estoy condenado. VL. - ¡Miserable!
VL. - ¿Has ido lejos? EST. - Eso, insultémonos! (Intercambio de insultos.
EST. - Hasta el borde del precipicio. Siencio.)
VL. - Efectivamente, estamos sobre una plata VL. - Ahora hagamos las paces. ¡Gogo!
forma. No cabe duda, estamos servidos en EST. - Didi
bandeja. VL. - ¡La mano!
EST. - También viene por allí. EST. - ¡Aquí está!
24 VL. - ¡Venga un abrazo!
VL. - Estamos rodeados. (Estragón, alocado, se EST. - ¿Un abrazo?
precipita sobre el telón de fondo, con el que VL. - (Abriendo los brazos.) ¡Aquí dentro!
choca y cae.) ¡Imbécil! ¡Por ahí no hay salida! EST. - Venga. (Se abrazan. Silencio).
(Vladimiro acude a le vantarle y le dirige hacia VL. - ¡Cómo pasa el tiempo cuando uno se
la batería. Gesto hacia el públi co.) Allí no hay divierte! (Silencio.)
nadie. Sálvate por ahí. Anda. (Le empuja EST. - ¿Qué hacemos ahora?
hacia el fondo. Estragón retrocede VL. - Esperar.
espantado.) ¿No quieres? Se comprende, EST. - Esperar. (Silencio.)
caramba. Veamos. (Medita.) Tienes que VL. - ¿Y si hiciéramos gimnasia?
desaparecer. EST. - Nuestros ejercicios.
EST. - ¿Dónde? VL. - De agilidad.
VL. - Tras el árbol. (Estragón corre y Se oculta EST. - De relajación.
tras el árbol. que no le tapa sino muy VL. - De rotación.
imperfectamente. ¡No te muevas! (Estragón EST. - De relajación.
sale de detrás del árbol.) Decididamente, este VL. - Para entrar en calor.
árbol no nos sirve para nada. (A Estragón.) EST. - Para tranquilizarnos.
¿No estás loco? VL. - Venga. (Empieza a saltar. Estragón le imita)
EST. - (Más tranquilo.) He perdido la cabeza EST. - ( Deteniéndose.) ¡Basta! Estoy cansado.
(Baja vergonzosamente la cabeza.) VL. - (Deteniéndose.) No estamos en forma. Sin
¡Perdóname! (Yergue altivamente la cabeza.) embargo, hagamos algunos ejercicios
¡Se acabó! ¡Ahora verás! Dime lo que hay que respiratorios.
hacer. EST. - Yo no quiero respirar
VL. - ¡No hay nada que hacer! VL. - Tienes razón. (Pausa.) Hagamos aunque
EST. - Tú te pones allí. (Arrastra a Vladimiro sea el árbol, para el equilibrio.
hacia el lateral izquierdo y le coloca en el EST. - ¿El árbol? (Vladimiro, vacilando, hace el
centro del camino, vuelto de espaldas.) Ahí, árbol)
no te muevas, y ten los ojos abiertos. (Corre VL. - (Deteniéndose.) Ahora, tú. (Estragón,
hacia el otro lateral. Vladimiro le mira por vacilando, hace el árbol)
encima del hombro. Estragón se detiene, mira EST. - ¿Crees que Dios me ve?
a lo lejos y se vuelve. Ambos se miran por VL. - Hay que cerrar los ojos. (Estragón cierra los
encima del hombro.) ¡Hombro a hombro, ojos y vacila más intensamente.)
como en los viejos tiempos! . (Continúan EST. - (Deteniéndose, amenaza con los puños, a
mirándose durante un instante y después cada voz en grito.) ¡Dios, ten piedad de mí!
uno vuelve a su vigilancia. Largo silencio.) VL. - (Ofendido.) ¿Y de mí?
¿Ves algo? EST. - ¡De mí! ¡De mí! ¡Piedad! ¡De mí!
VL. - ( Volviéndose.) ¿Qué? (Entran Pozzo y Lucky. Pozzo se ha vuelto ciego. Lucky, cargado,
EST. - ¿Ves algo? como en el primer acto. Cuerda
VL. - No. como en e! primer acto, pero mucho más corta para permitir a Pozzo
EST. - Yo tampoco. (Vuelven a su vigilancia. seguir más cómodamente.
Largo silencio.) Lucky, tocado con un nuevo sombrero. Al ver a Vladimiro y Estragón
VL. - Has debido equivocarte. se detiene. Pozzo sigue su
EST. - (Volviéndose.) ¿Qué? camino y tropieza con él. Vladimiro y Estragón retroceden.)
VL. - (Más alto.) Que te has debido equivocar. 25
EST. - No grites. (Vuelven a su vigilancia. Largo PZ . - (Agarrándose a Lucky, que con el peso se
silencio.) tambalea.) ¿Qué pasa? ¿Quién ha gritado?
VL y EST. - (Volviéndose al mismo tiempo.) Es... (Lucky cae, soltándolo todo, y arrastra a Pozzo
VL. - ¡Oh, perdona! en su caída. Quedan tendidos, inmóviles entre
EST. - Te escucho. los bultos.)
VL. - No, no. EST. - ¿ES Godot?
EST. - Sí, sí. VL. - En buen momento llega. (Se dirige al grupo,
VL. - Te he interrumpido. seguido de Estragón.) Aquí están los
EST. - Al revés. refuerzos.

57
PZ . - (Con voz inexpresiva.) ¡Socorro! EST. - Te digo que fueron diez.
EST. - ¿Es Godot? VL. - No, hombre, antes: el que te pegó las patadas.
VL. - Empezábamos a flaquear. Ya tenemos asegurado EST. - ¿Está ahí?
el espectáculo. VL. - Mira. (Gesto.) Ahora está inmóvil. Pero de
PZ . - ¡Ayúdenme! un momento a otro puede ponerse en
EST. - Pide ayuda. movimiento.
VL. - Ya no estamos solos para esperar la noche, EST. - ¿Y si le diéramos un escarmiento entre los
para esperar a Godot, para esperar... , para dos?
esperar. Todo el crepúsculo hemos luchado VL. - ¿Quieres decir, si nos tiráramos encima de
con nuestros propios medios. Ahora se él mientras duerme?
acabó. Ya es mañana. EST. - Sí.
EST. - Pero solo están de paso. VL. - Es una buena idea. Pero ¿somos capaces?
PZ . - ¡Ayúdenme! ¿Está dormido de verdad? (Pausa.) No; lo
VL. - Ahora el tiempo pasa de otro modo. El sol mejor sería aprovechar que Pozzo pide auxilio
se pondrá, se levantará la luna y nos para socorrerle, haciéndonoslo agradecer.
marcharemos... de aquí. EST. - Ya no pide nada.
EST. - Pero si solo están de paso. VL. - Es que ha perdido la esperanza.
VL. - Será suficiente. EST. - Quizá. Pero...
PZ . - ¡Piedad! VL. - NO perdamos el tiempo en discusiones inútiles.
VL. - ¡Pobre Pozzo! (Pausa. Con vehemencia :) Hagamos
EST. - Sabía que era él. algo, ahora que se presenta la ocasión. No
VL. - ¿Quién? siempre nos necesitan. La verdad es que no
EST. - Godot. se nos necesita. Otros lo harían igual que
VL. - Pero si no es Godot. nosotros, si no mejor. La llamada que
EST. - ¡No es Godot! acabamos de escuchar va dirigida a toda la
VL. - NO es Godot. Humanidad. Pero en este lugar, en este
EST. - Entonces, ¿quién es? momento, nosotros somos la Humanidad,
VL. - Es Pozzo . queramos o no. Aprovechemos la ocación
PZ . - ¡Soy yo! ¡Soy antes que sea tarde. Representemos
VL. - NO puede levantarse dignamente por una vez la escoria en que la
EST. - Vámonos. desgracia con ha simido. ¿Qué te parece?
VL. - NO podemos. EST. - No te escuchaba.
EST. - ¿Por qué? VL. - Bien es verdad que quedándonos de brazos
VL. - Esperamos a Godot. cruzados, pesando los pros y los contras,
EST. - Es verdad. también hacemos honor a nuestra condición.
VL. - Quizá aún tenga huesos para ti. El tigre se precipita en auxilio de sus
EST. - ¿Huesos? semejantes sin pensarlo. O se refugia en lo
VL. - De pollo. ¿No te acuerdas? 26
EST. - ¿Era él? más espeso de la selva. Pero la cuestión no
VL. - Sí. es esta. “ ¿Qué hacemos aquí? ”, es lo que
EST. - Pregúntaselo. tenemos que preguntarnos. Tenemos la
VL. - ¿Y si le ayúdaramos primero? suerte de saberlo. Sí; en medio de esta
EST. - ¿A qué? inmensa confusión, una sola cosa está clara:
VL. - A levantarse. esperamos que venga Godot.
EST. - ¿NO puede levantarse? EST. - Es verdad.
VL. - Quiere levantarse. VL. - O que caiga la noche. (Pausa.) Tenemos
EST. - Pues que se levante. una cita, y se acabó. No somos santos; pero
VL. - No puede. hemos acudido a la cita. ¿Cuántos pueden
EST. - ¿Qué le pasa? decir lo mismo?
VL. - No sé. EST. - Multitudes.
(Pozzo se retuerce, gime y da puñetazos en el VL. - ¿Te parece?
suelo.) EST. - NO sé.
EST. - ¿Y si antes le pidiéramos los huesos? Si VL. - ¡Quizá!
no nos los da, le dejamos ahí. PZ . - ¡Socorro!
VL. - ¿Quieres decir que está en nuestras VL. - Lo evidente es que el tiempo, en estas condiciones,
manos? pasa despacio y nos lleva a llenarlo
EST. - Sí. con acciones que, ¿cómo diría? . a primera
VL. - ¿Y que tenemos que poner precio a nuestros vista pueden parecer razonabIes, y a las
servicios? cuales estamos acostumbrados. Me dirás que
EST. - Sí. es para impedir que nuestra razón se nuble.
VL. - Está bien pensado, desde luego. Pero hay De acuerdo. Pero he aquí lo que me pregunto
algo que temo. a veces: ¿no anda errante ya en la continua
EST. - ¿EI qué? noche de los grandes abismos? ¿Sigues mi
VL. - Que de golpe Lucky se levante. Entonces la razonamiento?
habríamos fastidiado. EST. - Todos nacemos locos. Algunos siguen
EST. - ¿Lucky? siéndolo.
VL. - El que te atacó ayer. PZ . - ¡Socorro! ¡Les daré dinero!

58
Estragón . - ¿Cuánto? VL. - Somos hombres. (Silencio)
PZ . - Diez pesetas. EST. - ¡Qué bien se está en el suelo!
EST. - Es poco. VL. - ¿Puedes levantarte?
VL. - No serás capaz. EST. - No se.
EST. - ¿Te parece bastante? VL. - Prueba.
VL. - No; quiero decir que no serás capaz de EST. - En seguida, en seguida. (Silencio)
sostener que cuando vine al mundo ya estaba PZ . - ¿Qué ha ocurrido?
mal de la cabeza. Pero la cuestión no es esta. VL. - (En alto.) ¿Te quieres callar de una vez
PZ . - Veinte pesetas. ¡Vaya perra! Solo piensa en él.
VL. - Estamos esperando. Nos aburrimos como EST. - ¿Y si intentáramos dormir?
ostras, qué duda cabe. Bueno. Se nos VL. - ¿Has oído? ¡Quiere saber lo que ha
presenta una diversión, y ¿qué hacemos? La pasado!
dejamos que se pudra. Venga; manos a la EST. - ¡Déjale! Duerme.
obra. (Avanza hacia Pozzo , se detiene.) PZ . - ¡Piedad! ¡Piedad!
Dentro de un momento todo habrá pasado. EST. - (Sobresaltado.) Qué, ¿qué pasa?
Estamos otra vez solos en medio de las VL. - ¿Dormías?
soledades. (Piensa.) EST. - Creo que sí.
PZ . - Veinte pesetas. VL. - ¡Otra vez ese asqueroso Pozzo!
VL. - Ya vamos. 27
(Trata de levantar a Pozzo , pero no lo consigue. EST. - ¡Dile que se calle! ¡Partele la boca!
Redobla sus esfuerzos, tropieza con los VL. - (Pegado a Pozzo .) ¿Has acabado?
bultos, cae, trata de levantarse sin ¿Quieres callarte? ¡Sabandija! (Pozzo se
conseguirlo.) desprende, lanzando gritos de dolor, y se
EST. - ¿Qué os pasa a todos? aleja, arrastrándose. De cuando en cuando se
VL. - ¡Socorro! para, tienta el aire con gestos de ciego,
EST. - Me voy. llamando a Lucky. Vladimiro, apoyado en un
VL. - ¡No me abandones! Me matarán! codo, le sigue con la vista.) ¡Se ha escapado!
PZ . - ¿Dónde estoy? (Pozzo se desploma. Silencio.) ¡Se ha caído!
VL. - ¡Gogo! EST. - ¿ES que se había levantado?
PZ . - ¡A mí! VL. - NO.
VL. - ¡Ayúdame! EST. - Y, sin embargo, dices que se ha caído.
EST. - Yo me voy. VL. - Estaba a gatas. (Silencio.) Quizá nos hemos
VL. - Primero ayúdame. Después nos marcharemos excedido.
juntos. EST. - NO tenemos demasiadas oportunidades.
EST. - ¿Me lo prometes? VL. - Ha pedido nuestra ayuda, No le hemos
VL. - ¡Te lo juro! hecho caso. Le hemos maltratado.
EST. - ¿Y no volveremos nunca? EST. - Es verdad.
VL. - ¡Nunca! VL. - NO se mueve. Quizá esté muerto.
EST. - Nos iremos al Sur. EST. - Por haber querido ayudarle, estamos
VL. - A donde quieras. ahora en este atolladero.
PZ . - ¡Treinta! ¡Cuarenta! VL. - Es verdad.
EST. - Siempre he tenido ganas de pasearme por EST. - ¿No has golpeado demasiado fuerte?
el Sur. VL. - Le he sacudido unos cuantos golpes.
VL. - Te pasearás. EST. - NO debiste hacerlo.
EST. - ¿Quién se ha ido sin decir adiós? VL. - Tú lo quisiste.
VL. - Ha sido Pozzo . EST. - ES verdad. (Pausa.) ¿Qué hacemos
PZ . - ¡He sido yo! ¡He sido yo! ¡Piedad! ahora?
EST. - ES repugnante. VL. - Si pudiera arrastrarme hasta él.
VL. - ¡Pronto! ¡Pronto! Dame la mano! EST. - No me dejes!
EST. - Me voy. (Pausa. Más fuerte.) Me voy. VL. - Y si le llamara?
VL. - Al fin y al cabo, acabaré por levantarme EST. - Eso, llámale.
solo. (Trata de levantarse, vuelve a caer.) VL. - ¡Pozzo! (Pausa.) Pozzo! (Pausa.) No
Tarde o temprano. contesta.
EST. - ¿Qué te pasa? EST. - Los dos a la vez.
VL. - ¡Déjame en paz! VL y EST. - ¡Pozzo! ¡Pozzo!
EST. - ¿Te quedas aquí? VL. - Se ha movido.
VL. - De momento. EST. - ¿Estás seguro de que se llama Pozzo?
EST. - Levántate, anda; vas a coger frío. VL. - (Angustiado.) ¡Señor Pozzo! Vuelve! ¡No te
VL. - NO te preocupes por mí. haremos daño! (Siencio.)
EST. - Pero, hombre, Didi, no seas cabezota EST. - ¿Y si probáramos con otros nombres?
(Tiende la mano a Vladimiro, que la coge VL. - Me temo que la cosa sea grave.
rápidamente) ¡Venga, arríba! EST. - Sería divertido.
VL. - ¡Tira! VL. - ¿El qué sería divertido?
(Estragón tira, tropieza, cae. Largo silencio EST. - Probar con otros nombres, uno tras otro.
PZ . - ¡A mí! Nos haría pasar el rato. Acabaríamos por dar
VL. - Estamos aquí. con el auténtico.
PZ . - ¿Quiénes son ustedes? VL. - Te digo que se llama Pozzo .

59
EST. - Vamos a verlo. Veamos. (Medita.) ¡Abel! PZ . - ¿Oué hora es?
¡Abel! EST. - (Oteando el cielo.) Vamos a ver.
PZ . - ¡A mí! VL. - ¿Las siete? ¿Las ocho?
EST. - ¿Lo ves? EST. - Depende de la estación.
VL. - Ya me estoy hartando. PZ . - ¿Es de noche? (Silencio. Vladimiro y
EST. - Quizá el otro se llame Cain. (Llama.) Estragón miran la puesta del sol.)
¡Cain! ¡Cain! EST. - Se diría que vuelve a subir.
PZ . - ¡A mí! VL. - NO es posible.
EAT. - ES toda la Humanidad. (Silencio.) Mira EST. - ¿Y si fuera la aurora?
esa nubecilla. VL. - NO digas tonterías. Aquello es el Oeste.
VL. - (Levantando la vista.) ¿Dónde? EST. - ¿Qué sabes tú?
EST. - AllÍ, en el cenit. PZ . - (Angustiado.) ¿Es de noche?
VL. - ¿Y qué? (Pausa.) ¿Qué tiene de particular? VL. - Por ora parte, no se ha movido.
(Silencio.) EST. - Te digo que vuelve a subir.
EST. - ¿Hacemos otra cosa ahora? PZ . - ¿Por qué no me contestan?
VL. - Era justamente lo que iba a decirte. EST. - No quisiéramos decirle ninguna tontería.
EST. - Bueno; pero ¿qué? VL. - (Tranquilizador.) Es de noche, señor; ya ha
VL. - ¡Ahí está el asunto! (Silencio.) anochecido. Mi amigo trata de hacerme
EST. - ¿Y si empezáramos a levantarnos? dudar, y debo reconocer que por un momento
VL. - Probemos. (Se levantan.) lo ha conseguido. Peró no en balde he vivido
EST. - Bien fácil ha sido. este largo día, y puedo asegurarle que está
VL. - Querer es poder. dando las últimas boqueadas. (Pausa.) Y
EST. - Y ahora, ¿qué? hablando de otra cosa: ¿cómo se encuentra
PZ . - ¡Socorro! usted?
EST. - Vámonos. EST. - ¿Cuánto tiempo nos queda aún de aguantarlo?
VL. - No podemos. (Le sueltan un poco, y vuelven a
EST. - ¿Por qué? cogerlo al ver que se cae.) No somos
VL. - Esperamos a Godot. cariátides.
EST. - Es verdad. (Pausa.) ¿Qué hacemos? VL. - Si he oído bien decía usted que antes tuvo
PZ . - ¡Socorro! usted una vista excelente.
VL. - ¿Y si le socorriéramos? PZ . - Sí, muy buena. (Silencio.)
EST. - ¿Qué hay que hacer? EST. - (Irritado.) ¡Explíquese, explíquese!
VL. - Quiere levantarse. VL. - Déjale en paz. ¿No ves que está recordando
EST. - ¿Y después? su dicha? (Pausa.) “Memoria praeterítorum
VL. - Quiere que le ayudemos a levantarse. bonorum” ... , debe de ser muy triste.
EST. - Bueno, ayudémosle. ¿A qué esperamos? PZ . - Sí, muy buena.
(Ayudan a Pozzo a levantantarse, se separan de VL. - ¿Y esto le ha ocurrido de repente?
él. Vuelve a caer.) PZ . - Muy buena.
VL. - Hay que sostenerle. (Igual juego. Pozzo se VL. - Le pregunto si esto le ha ocurrido de
sostiene entre ambos colgado de su cuello.) repente.
Tiene que volver a acostumbrarse a estar en PZ . - Un buen día me desperté ciego como el
pie. (A Pozzo .) ¿Cómo va eso? Destino. (Pausa) A veces me pregunto si no
PZ . - ¿Quiénes son ustedes? estaré durmiendo.
VL. - ¿No nos reconoce? VL. - ¿Cuándo fue eso?
PZ . - Soy ciego. (Silencio.) PZ . - No sé.
EST. - Puede que vea más adelante. VL. - Pero lo más tarde, ayer.
VL. - ¿Desde cuándo? PZ . - No me pregunten. Los ciegos no tienen la
PZ . - Yo tenía muy buena vista; pero ¿ustedes noción del tiempo. (Pausa.) No ven las cosas
son amigos? del tiempo.
EST. - ¡Nos pregunta si somos amigos! VL. - ¡Vaya! ¡Hubiera jurado todo lo contrario!
VL. - NO; quiere decir si somos amigos suyos. EST. - Me voy.
EST. - ¿Y qué? PZ . - ¿Dónde estamos?
VL. - La prueba es que le hemos ayudado. VL. - No se.
EST. - Eso! ¿Le habríamos ayudado si no fuésemos PZ . - ¿No estaremos en el lugar llamado Las
sus amigos? Tablas?
VL. - Quizá. VL. - No lo conozco.
EST. - Evidentemente. PZ . - ¿A qué se parece esto?
VL. - Eso no se discute. VL. - (Mirada alrededor.) No puede describirse.
PZ . - ¿No son ustedes bandoleros? No se parece a nada. No hay nada. Hay un
EST. - ¡Bandoleros! ¿Tenemos aspecto de árbol.
bandoleros? PZ . - Entonces, no es Las Tablas.
VL. - ¡Bueno! Es ciego. EST. - (Doblándose.) ¡Vaya diversión!
EST. - Anda! Es verdad. (Pausa.) Según él. PZ . - ¿Dónde está mi criado?
PZ . - No me dejen. VL. - Allí.
VL. - Nadie piensa en ello. PZ . - ¿Por qué no contesta cuando le llamo?
28 VL. - No sé. Parece dormir. Quizá esté muerto.
EST. - De momento. PZ . - ¿Qué ha pasado, exactamente?

60
EST. - ¡Exactamente! PZ . - ¿Y Lucky?
VL. - Se han caído ustedes dos. VL. - ¿Así que es él?
PZ . - Vayan a ver si está herido. PZ . - ¿Cómo?
VL. - Pero no podemos dejarle a usted. VL. - ¿Que es él?
PZ . - No tienen necesidad de ir - os dos. PZ . - No comprendo.
VL. - (A Estragón.) Ve tú. VL. - ¿Y usted es Pozzo?
PZ . - Eso es, que vaya su amigo. Apesta. PZ . - Desde luego, soy Pozzo .
VL. - Ve a despertarle. VL. - ¿Los mismos de ayer?
EST. - ¡Después de lo que me hizo! ¡En mi vida! PZ . - ¿De ayer?
VL. - ¡Ah! ¿Ya te acuerdas de que te hizo algo? VL. - Nos vimos ayer. (Silencio.) ¿No se acuerda
EST. - No me acuerdo muy bien. Tú me lo has usted?
dicho. PZ . - No me acuerdo de haber encontrado ayer a
VL. - Es verdad. (A Pozzo) Mi amigo tiene miedo. nadie. Pero mañana no me acordaré de haber
PZ . - No tiene que temer nada. encontrado nadie hoy. Así que no cuente
VL. - (A Estragón.) A propósito: la gente que tú conmigo para enterarse. Y basta. ¡En pie!
has visto, ¿por dónde ha pasado? VL. - Usted le conducía a San Salvador para
EST. - No sé. venderlo. Nos habló. El bailó. Pensó. Usted
VL. - Quizá estén escondidos en alguna parte veía.
espiándonos. PZ . - Si usted lo dice... Déjeme, haga el favor.
EST. - Eso. (Vladimiro se aparta.) ¡En pie!
VL. - Quizá, simplemente, se hayan parado. VL. - Se levanta.
Estragón -Eso. (Lucky se levanta y coge los bultos.)
VL. - Para descansar. PZ . - Hace bien.
EST. - Para comer. VL. - ¿Adónde va usted?
VL. - Quizá hayan vuelto sobre sus pasos. PZ . - Yo no me ocupo de eso.
EST. - Eso. VL. - ¡Cómo ha cambiado!
VL. - Quizá fue una visión. (Lucky, cargado con los bultos, se coloca delante
EST. - Una ilusión. de Pozzo .)
VL. - Una alucinación. PZ . - ¡Látigo! (Lucky deja los bultos, busca el
EST. - Una ilusión. látigo, lo encuentra, se lo da a Pozzo y vuelve
PZ . - ¿Qué espera? a coger los bultos.)
VL. - (A Estragón.) ¿Qué esperas? VL. - ¿Qué hay en esa maleta?
EST. - Espero a Godot. PZ . - Arena. (Tira de la cuerda.) ¡En marcha!
VL. - (A Pozzo .) Le he dicho que mi amigo tiene (Lucky se pone en movimiento, seguido de
miedo. Ayer su criado le atacó cuando lo Pozzo.)
único que pretendía mi amigo era enjugarle VL. - Un momento.
las lágrimas. (Pozzo se detiene. Queda la cuerda tensa. Lucky
PZ . - ¡Ah! , nunca hay que portarse bien con cae, tirándolo todo. Pozzo se tambalea, suelta
gentes como estas. No lo soportan. la cuerda y vacila. Vladimiro le aguanta.)
VL. - Entonces, ¿qué tiene que hacer exactamente? PZ . - ¿Qué pasa?
PZ . - Pues, en primer lugar, tirar de la cuerda, VL. - Se ha caído.
cuidando, claro está, de no ahogarle. PZ . - Pronto, levántenlo antes que se duerma.
Generalmente, eso le hace reaccionar. Si no, VL. - ¿No se caerá usted si le suelto?
que le pegue patadas en el bajo vientre y en PZ . - No creo.
la cara, si es posible. (Vladimiro pega patadas a Lucky.)
29 VL. - ¡En pie! ¡Cerdo! (Lucky Se levanta y coge
VL. - (A Estragón.) ¿Lo ves? No tienes que temer los bultos.) Ya está en pie.
nada. Incluso es una ocasión para vengarte. PZ . - (Tendiendo la mano.) ¡Cuerda!
EST. - ¿Y se defiende? (Lucky deja los bultos, pon-e el extremo de la
PZ . - No, no, nunca se defiende. cuerdti en la mano de Pozzo y vuelve a coger
VL. - YO acudiría en tu auxilio. tos bultos.)
EST. - NO me pierdas de vista. (Va hacia Lucky.) VL. - No se marche todavía.
VL. - Primero, mira si está vivo. Si está muerto, PZ . - Me voy.
no vale la pena golpearle. VL. - ¿Qué hacen cuando caen en donde no hay
EST. - (Inclinandose sobre Lucky.) Respira. quien pueda ayudarles?
VL. - Pues ¡hala! PZ . - Esperamos poder levantarnos. Y después,
(Enfurecido súbitamente, Estragón, aullando, nos vamos.
pega patadas a Lucky. Pero se hace daño en VL. - Antes de irse, dígale que cante.
un pie y se aleja cojeando y quejándose. PZ . - ¿A quién?
Lucky reacciona.) VL. - A Lucky.
EST. - (Apoyándose sobre una pierna.) ¡Qué bestia! PZ . - ¿Cantar?
(Se sienta y trata de quitarse los zapatos. VL. - Sí. O que piense. O que recite.
Pero renuncia en seguida y mete la cabeza PZ . - Pero ¡si es mudo!
entre las piernas y los brazos delante de la VL. - ¡Mudo!
cabeza.) PZ . - Totalmente. Ni siquiera puede gemir.
PZ . - ¿Qué pasa ahora? VL. - ¡Mudo! ¿Desde cuándo?
VL. - Mi amigo se ha hecho daño. PZ . - (Repentinamente furioso.) ¿No ha

61
terminado de envenenarme con sus historia duerme. ” (Pausa.) No puedo continuar.
sobre el tiempo? ¡Es insensato! ¿Cuándo! (Pausa.) ¿Qué he dicho? (Va de un lado a
¡Cuándo! Un día, ¿no le basta? , un día como otro agitadamente; al fin se para junto al
los demás, se volvió mudo, un día me volví lateral izquierdo y mira a lo lejos.)
ciego, un día nos volveremos sordos, un día (Por la derecha entra el Muchacho del día anterior.
nacimos, un día moriremos, el mismo día, el Se para. Silencio.)
mismo instante, ¿no le basta esto? (Más MU. - Señor... (Vladimiro se vuelve.) Señor Alberto...
reposado.) Dan a luz a caballo sobre una VL. - Vuelta a empezar. (Pausa. Al Muchacho.)
tumba, el día brilla por un instante y, después, ¿Me reconoces?
otra vez la noche. (Tira de la cuerda.) ¡En MU. - NO, señor.
marcha! VL. - ¿Viniste ayer?
(Salen. Vladimiro los sigue hasta el lateral y les ve alejarse. Un ruido MU. - No, señor.
de caída. subrayado por los VL. - ¿Es la primera vez que vienes?
gestos de Vladimiro, anuncia que han vuelto a caer. Silencio. Vladimiro MU. - Sí, señor. (Silencio.)
se dirige hacia Estragón, que VL. - ¿De parte de Godot?
duerme, le mira un instante y después le despierta.) MU. - Sí, señor.
EST. - (Gestos alocados, palabras incoherertes VL. - ¿No vendrá esta noche?
Por último:) ¿Por qué nunca me dejas dormir? MU. - NO, señor.
VL. - Me sentía solo. VL. - Pero ¿vendrá mañana?
EST. - Soñaba que era feliz. MU. - Sí, señor.
30 VL. - ¿Con toda seguridad?
VL. - Esto ha hecho pasar el tiempo. MU. - Sí, señor. (Silencio.)
EST. - Soñaba que... VL. - ¿Te has encontrado con alguien?
VL. - ¡Calla! (Silencio.) Me pregunto si verdaderamente MU. - No, señor.
es ciego. VL. - Otros dos... (Duda.) hombres.
EST. - ¿Quién? MU. - No he visto a nadie, señor. (Silencio.)
VL. - ¿Un verdadero ciego diría que carece de la VL. - ¿Qué hace el señor Godot? (Pausa.)
noción del tiempo? ¿Oyes?
EST. - ¿Quién? MU. - Sí, señor.
VL. - Pozzo . VL. - Y ¿qué?
EST. - ¿Está ciego? MU. - No hace nada, señor. (Silencio.)
VL. - Nos lo ha dicho. VL. - ¿Cómo está tu hermano?
EST. - ¿Y qué? MU. - Está enfermo, señor.
VL. - Me ha parecido que nos veía. VL. - Quizá fuera él quien vino ayer.
EST. - Lo has soñado. (Pausa.) Vámonos. No MU. - No lo sé, señor. (Silencio.)
puedo más. Es verdad. (Pausa.) ¿Estás VL. - ¿Tiene barba el señor Godot?
seguro de que no era él? MU. - Sí, señor.
VL. - ¿Quién? VL. - ¿Rubia o... (Duda.) morena?
EST. - Godot MU. - (Dudando.) Me parece que es blanca,
VL. - Pero ¿Quién? señor. (Silencio.)
EST. - Pozzo . VL. - Misericordia. (Silencio.)
VL. - ¡No, hombre, no! (Pausa.) ¡Que no! MU. - ¿Qué debo decirle al señor Godot, señor?
EST. - De todas formas, me voy a levantar. (Se VL. - Dile... (Se corta.) dile que me has visto y
levanta penosamente.) ¡Ay! que... (Medita.) , que me has visto. (Pausa.
VL. - Ya no sé qué pensar. Vladimiro avana y el Muchacho retrocede.
EST. - ¡Mis pies! (Vuelve a sentarse e intenta Vladimiro se para y el Muchacho también.)
descalzarse.) ¡Ayúdame! Dime: ¿estás seguro de haberme visto?
VL. - ¿Habré estado durmiendo mientras los (Silencio. Vladimiro da un repentino salto hacia delante y el Muchacho
otros sufrían? ¿Estaré durmiendo en este se escapa como una flecha.
momento? ¿Qué diré mañana, cuando crea Silencio. El sol se pone; sale la luna. Vladimiro inmóvil. Estragón se
despertar, de este día? ¿Que he esperado a despierta, se descalza, se
Godot, en este lugar, con mi amigo Estragón, levanta con los zapatos en la mano y los pone ante la batería; va hacia
hasta la caída de la noche? ¿Que ha pasado Vladimiro y le mira.)
Pozzo , con su porteador, y que nos ha EST. - ¿Qué te pasa?
hablado? Sin duda. Pero, en todo esto, ¿qué VL. - No me pasa nada.
habrá de cierto? (Estragón, que ha insistido EST. - Me voy.
vanamente en descalzarse, se ha vuelto a VL. - Yo también. (Silencio.)
dormir. Vladimiro le mira.) El no sabrá nada. EST. - ¿Hace mucho tiempo que me he dormido?
Hablará de los golpes recibidos y yo le daré VL. - No sé. (Silencio.)
una zanahoria. (Pausa.) A caballo sobre una EST. - ¿Adónde iremos?
tumba y un parto difícil. En el fondo del VL. - No muy lejos.
agujero, ensoñadoramente, el enterrador EST. - ¡No, no, vámonos lejos de aquí!
prepara sus herramientas. Hay tiempo para VL. - No podemos.
envejecer. El aire está lleno de nuestros 31
gritos. (Escucha.) Pero la costumbre los EST. - ¿Para qué?
acalla. (Mira a Estragón.) A mí también me VL. - Tenemos que volver mañana.
mira otro, diciéndose: “Duerme y no sabe que EST. - ¿Para qué?

62
VL. - Para esperar a Godot. Miran la cuerda.) Yo creo que puede servir.
EST. - ES verdad. (Pausa.) ¿No ha venido? Pero ¿será fuerte?
VL. - NO. EST. - Vamos a ver. Toma.
EST. - Y ahora ya es tarde. (Tiran cada uno de la cuerda. La cuerda se
VL. - Sí, es de noche. rompe. Están a punto de caer.)
EST. - ¿Y si no le hiciéramos caso? (Pausa.) ¿Si VL. - No vale. (Silencio.)
no le hiciéramos caso? EST. - ¿Dices que tenemos que volver mañana?
VL. - Nos castigaría. (Silencio. Mira el árbol.) Solo VL. - Sí.
el árbol vive. EST. - Entonces nos traemos una buena cuerda.
EST. - (Mirando el árbol.) ¿Qué es? VL. - Eso es. (Silencio.)
VL. - EI árbol. EST. - Didi.
EST. - Sí, pero ¿de qué clase? VL. - ¿Qué?
VL. - NO sé. Un sauce. EST. - No puedo continuar así.
EST. - Vamos a ver. (Lleva a Vladimiro hacia el VL. - Eso se dice fácilmente.
árbol y quedan ante él. Silencio.) ¿Y si nos EST. - ¿Y si nos separásemos? Quiza nos fuera
ahorcáramos? mejor.
VL. - ¿Con qué? VL. - Mañana nos ahorcaremos. (Pausa) A no ser
EST. - ¿No tienes un trozo de cuerda? que venga Godot.
VL. - No. EST. - ¿Y si viene?
EST. - Entonces no podemos. VL. - Estaremos salvados. (Coge su sombrero -
VL. - Vámonos. el de Lucky- mira en el interior, pasa la mano,
EST. - Espera, tenemos mi cinturón. lo sacude y se lo vuelve a poner.)
VL. - Es demasiado corto. EST. - Entonces, ¿nos vamos?
EST. - Tú me tiras de las piernas. VL. - Súbete los pantalones.
VL. - ¿Y quién tira de las mías? EST. - ¿Qué?
EST. - ES verdad.
VL. - De todas formas, déjame ver. (Estragón se EST. - Vámonos. (No se mueven. Telón.
descta la cuerda que sujeta su pantalón. Este,
demasiado ancho, se le cae sobre los tobillos.
VL. - Súbete los pantalones.
EST. - ¿Que me quite los pantalones?
VL. - Que te los subas.
EST. - Es verdad. (Se sube tos pantalones.
Silencio.)
VL. - Entonces ¿nos vamos?

HISTORIA DE LOS DOS QUE SOÑARON Jorge Luis Borges

Cuentan hombres dignos de fe que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió
menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan.
Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la
boca una moneda de oro y le dijo: "Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla". A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el
largo viaje y afrontó los peligros del desierto, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.
Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la
mezquita, una casa y por decreto de Alá Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas
que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los
serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.
El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo
cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El capitán lo mandó buscar y le dijo: "¿Quién eres y cuál es tu patria?" El otro
declaró: "Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí". El Capitán le preguntó: "¿Qué te trajo a Persia?" El otro
optó por la verdad y le dijo: "Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo
que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste".
Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decrile: "Hombre desatinado y crédulo, tres veces
he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una
higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de
mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas
monedas y vete."
El hombre las tomó y regresó a su patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Alá le dio
bendición y lo recompensó.

Ajedrez Borges En su grave rincón, los jugadores


I rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo

63
ámbito en que se odian dos colores. reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
Adentro irradian mágicos rigores buscan y libran su batalla armada.
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero, No saben que la mano señalada
oblicuo alfil y peones agresores. del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
Cuando los jugadores se hayan ido, sujeta su albedrío y su jornada.
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito. También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
En el Oriente se encendió esta guerra de negras noches y de blancos días.
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito. Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
II de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada


NOCTURNO de Oliverio Girondo
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme
ESPANTAPAJAROS de Girondo

Yo no sé nada
Tú no sabes nada
Ud. no sabe nada
Él no sabe nada
Ellos no saben nada
Ellas no saben nada
Uds. no saben nada
Nosotros no sabemos nada.
La desorientación de mi generación tiene su expli-
cación en la dirección de nuestra educación, cuya
idealización de la acción, era —¡sin discusión!—
una mistificación, en contradicción
con nuestra propensión a la me-
ditación, a la contemplación y
a la masturbación. (Gutural,
lo más guturalmente que
se pueda.) Creo que
creo en lo que creo
que no creo. Y creo
que no creo en lo
que creo que creo.

64
" Cantar de las ranas "
¡Y ¡Y ¿A ¿A ¡Y ¡Y
su ba llí llá su ba
bo jo es es bo jo
las las tá? tá? las las
es es ¡A ¡A es es
ca ca quí cá ca ca
le le no no le le
ras ras es es ras ras
arri aba tá tá arrí aba
ba!... jo!... !... !... ba!... jo!...

RÍO DE JANEIRO
La ciudad imita en cartón, una ciudad de pórfido.
Caravanas de montañas acampan en los alrededores.
El “Pan de Azúcar” basta para almibarar toda la bahía...
El “Pan de Azúcar” y su alambre carril, que perderá el equilibrio por no usar una sombrilla de papel.
Con sus caras pintarrajeadas, los edificios saltan unos encima de otros y cuando están arriba, ponen el lomo, para que las palmeras les den un
golpe de plumero en la azotea.
El sol ablanda el asfalto y las nalgas de las mujeres, madura las peras de la electricidad, sufre un crepúsculo, en los botones de ópalo que los
hombres usan hasta para abrocharse la bragueta.
¡Siete veces al día, se riegan las calles con agua de jazmín!
Hay viejos árboles pederastas, florecidos en rosas té; y viejos árboles que se tragan los chicos que juegan al arco en los paseos. Frutas que al
caer hacen un huraco enorme en la vereda; negros que tienen cutis de tabaco, las palmas de las manos hechas de coral, y sonrisas
desfachatadas de sandía.
Sólo por cuatrocientos mil reis se toma un café, que perfuma todo un barrio de la ciudad durante diez minutos

CROQUIS EN LA ARENA
La mañana se pasea en la playa empolvada de sol.
Brazos.
Piernas amputadas.
Cuerpos que se reintegran. Cabezas flotantes de caucho.
Al tornearles los cuerpos a las bañistas, las olas alargan sus virutas sobre el aserrín de la playa.
¡Todo es oro y azul!
La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. Mi alegría, de zapatos de goma, que me hace rebotar
sobre la arena.
Por ochenta centavos, los fotógrafos venden los cuerpos de las mujeres que se bañan.
Hay quioscos que explotan la dramaticidad de la rompiente. Sirvientas cluecas. Sifones irascibles, con extracto de mar. Rocas con pechos
algosos de marinero y corazones pintados de esgrimista. Bandadas de gaviotas, que fingen el vuelo destrozado de un pedazo blanco de papel.
¡Y ante todo está el mar!
¡El mar!... ritmo de divagaciones. ¡El mar! con su baba y con su epilepsia.
¡El mar!... hasta gritar
¡basta!
como en el circo.

65
Para hacer un poema dadaísta de Tristán Tzara
Tome un periódico. Tome unas tijeras.

Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema. Recorte el artículo.

Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.

Agítela suavemente.

Ahora saque cada recorte uno tras otro. Copie


concienzudamente

en el orden en que hayan salido de la bolsa. El poema se parecerá


a usted.

Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.

“EL MANIFIESTO FUTURISTA” (1909) por FILIPPO TOMMASO MARINETTI.-

66
1. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.

2. El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía.

3. La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio
febril, el paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.

4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un coche de carreras
con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo… un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga,
es más bello que la Victoria de Samotracia.
5. Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la tierra, lanzada también ella a la carrera, sobre el circuito de
su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, boato y liberalidad, para aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.
7. No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe
ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre.

(…)

El “Manifiesto de Martín Fierro” (Atribuido a Oliverio Girondo)


Frente a la impermeabilidad hipopotámica del “honorable público”.
Frente a la funeraria solemnidad del historiador y del catedrático, que momifica cuanto toca. Frente al recetario que
inspira las lucubraciones de nuestros más 'bellos' espíritus y a la afición al
ANACRONISMOS y al MIMETISMO que demuestran.
Frente a la ridícula necesidad de fundamentar nuestro nacionalismo intelectual, hinchando valores falsos que al primer
pinchazo se desinflan como chanchitos.
Frente a la incapacidad de contemplar la vida sin escalar las estanterías de las bibliotecas.
Y sobre todo, frente al pavoroso temor de equivocarse que paraliza el mismo ímpetu de la juventud, más anquilosa que
cualquier burócrata jubilado:
MARTÍN FIERRO siente la necesidad imprescindible de definirse y de llamar a cuantos sean capaces de percibir que nos
hallamos en presencia de una NUEVA sensibilidad y de una NUEVA comprensión, que, al ponernos de acuerdo con nosotros
mismos, nos descubre panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión.
MARTÍN FIERRO acepta las consecuencias de localizarse, porque sabe que de ellos depende su salud. Instruido de sus
antecedentes, de su anatomía, del meridiano en que camina: consulta el barómetro, el calendario, antes de salir a la calle a vivirla con sus
nervios y con su mentalidad de hoy.
MARTÍN FIERRO sabe “que todo es nuevo bajo el sol” si todo se mira con unas pupilas actuales y se expresa con un acento
contemporáneo.
MARTÍN FIERRO, se encuentra, por eso, más a gusto, en un trasatlántico moderno que en un palacio renacentista, y sostiene que un
buen Hispano-Suiza es una OBRA DE ARTE muchísimo más perfecta que una silla de manos de la época de Luis XV. (…)
MARTÍN FIERRO cree en la importancia del aporte intelectual de América, previo tijeretazo a todo cordón umbilical. Acentuar y
generalizar, a las demás manifestaciones intelectuales, el movimiento de independencia iniciado, en el idioma, por Rubén Darío, no
significa, empero, que habremos de renunciar, ni mucho menos finjamos desconocer que todas las mañanas nos servimos de un dentífrico
sueco, de unas toallas de Francia y de un jabón inglés.
MARTÍN FIERRO tiene fe en nuestra fonética, en nuestra visión, en nuestros modales, en nuestro oído, en nuestra capacidad
digestiva y de asimilación.
MARTÍN FIERRO artista se refriega los ojos a cada instante para arrancar las telarañas que tejen de continuo el hábito y la
costumbre. ¡Entregar a cada nuevo amor una nueva virginidad, y que los excesos de cada día sean distintos a los excesos de ayer y de
mañana! ¡Ésta es para él la verdadera santidad del creador!... ¡Hay pocos santos!
MARTÍN FIERRO crítico sabe que una locomotora no es comparable a una manzana y el hecho de que todo el mundo compare una
locomotora a una manzana y algunos opten por la locomotora, otros por la manzana, rectifica para él, la sospecha de que hay muchos más
negros de lo que se cree. Negro el que exclama ¡colosal! Y cree haberlo dicho todo. Negro el que necesita encandilarse con lo coruscante y
no está satisfecho si lo encandila lo coruscante. Negro el que tiene las manos achatadas como platillos de balanza y lo sopesa todo y todo lo
juzga por el peso. ¡Hay tantos negros!...
MARTÍN FIERRO sólo aprecia a los negros y a los blancos que son realmente negros o blancos y no pretenden en lo más
mínimo cambiar de color.
¿
<¿Simpatiza Ud. con "Martín Fierro"? ¡Colabore Ud. en "Martín
Fierro"! ¡Suscríbase Ud. a "Martín Fierro"!

coloca paralela a este plano, para dar paso a uno de estos peldaños, formados como se ve
INSTRUCCIONES PARA SUBIR una nueva perpendicular, conducta que se por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba
UNA ESCALERA - Julio Cortázar repite en espiral o en línea quebrada hasta y adelante que el anterior, principio que da
alturas sumamente variables. Agachándose y sentido a la escalera, ya que cualquiera otra
Nadie habrá dejado de observar que poniendo la mano izquierda en una de las combinación producirá formas quizá más bellas
con frecuencia el suelo se pliega de manera tal partes verticales, y la derecha en la horizontal o pintorescas, pero incapaces de trasladar de
que una parte sube en ángulo recto con el correspondiente, se está en posesión una planta baja a un primer piso.
plano del suelo, y luego la parte siguiente se momentánea de un peldaño o escalón. Cada

67
Las escaleras se suben de frente, INSTRUCCIONES PARA batiente recién pintado que alguien se olvidó de
pues hacia atrás o de costado resultan DAR CUERDA AL RELOJ - cerrar le habría hecho esa herida. Dahlmann
particularmente incómodas. La actitud natural Julio Cortázar logró dormir, pero a la madrugada estaba
consiste en mantenerse de pie, los brazos despierto y desde aquella hora el sabor de
colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida Allá al fondo está la muerte, pero no todas las cosas fue atroz. La fiebre lo gastó y
aunque no tanto que los ojos dejen de ver los tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, las ilustraciones de Las Mil y Una Noches
peldaños inmediatamente superiores al que se tome con dos dedos la llave de la cuerda, sirvieron para decorar pasadillas. Amigos y
pisa, y respirando lenta y regularmente. Para remóntela suavemente. Ahora se abre otro parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa
subir una escalera se comienza por levantar plazo, los árboles despliegan sus hojas, las le repetían que lo hallaban muy bien. Dahlmann
esa parte del cuerpo situada a la derecha barcas corren regatas, el tiempo como un los oía con una especie de débil estupor y le
abajo, envuelta casi siempre en cuero o abanico se va llenando de sí mismo y de él maravillaba que no supieran que estaba en el
gamuza, y que salvo excepciones cabe brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra infierno. Ocho días pasaron, como ocho siglos.
exactamente en el escalón. Puesta en el primer de una mujer, el perfume del pan. Una tarde, el médico habitual se presentó con
peldaño dicha parte, que para abreviar ¿Qué más quiere, qué más quiere? un médico nuevo y lo condujeron a un sanatorio
llamaremos pie, se recoge la parte equivalente Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en de la calle Ecuador, porque era indispensable
de la izquierda (también llamada pie, pero que libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra sacarle una radiografía. Dahlmann, en el coche
no ha de confundirse con el pie antes citado), y las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y de plaza que los llevó, pensó que en una
llevándola a la altura del pie, se le hace seguir fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, habitación que no fuera la suya podría, al fin,
hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá dormir. Se sintió feliz y conversador; en cuanto
cual en ‚este descansará el pie, y en el primero en el fondo está la muerte si no corremos y llegó, lo desvistieron; le raparon la cabeza, lo
descansará el pie. (Los primeros peldaños son llegamos antes y comprendemos que ya no sujetaron con metales a una camilla, lo
siempre los más difíciles, hasta adquirir la importa. iluminaron hasta la ceguera y el vértigo, lo
coordinación necesaria. La coincidencia de auscultaron y un hombre enmascarado le clavó
nombre entre el pie y el pie hace difícil la El sur de Jorge Luis Borges una aguja en el brazo. Se despertó con
explicación. Cuídese especialmente de no náuseas, vendado, en una celda que tenía algo
levantar al mismo tiempo el pie y el pie). El hombre que desembarcó en Buenos Aires en de pozo y, en los días y noches que siguieron
1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era a la operación pudo entender que apenas
pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de había estado, hasta entonces, en un arrabal del
Llegado en esta forma al segundo sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de infierno. El hielo no dejaba en su boca el menor
peldaño, basta repetir alternadamente los una biblioteca municipal en la calle Córdoba y rastro de frescura. En esos días, Dahlmann
movimientos hasta encontrarse con el final de se sentía hondamente argentino. Su abuelo minuciosamente se odió; odió su identidad, sus
la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un materno había sido aquel Francisco Flores, del necesidades corporales, su humillación, la
ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera barba que le erizaba la cara. Sufrió con
que no se moverá hasta el momento del de Buenos Aires, lanceado por indios de estoicismo las curaciones, que eran muy
descenso. Catriel: en la discordia de sus dos linajes, Juan dolorosas, pero cuando el cirujano le dijo que
PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre había estado a punto de morir de una
PARA DAR CUERDA AL RELOJ - Julio germánica) eligió el de ese antepasado septicemia, Dahlmann se echó a llorar,
Cortázar romántico, o de muerte romántica. Un estuche condolido de su destino. Las miserias físicas y
con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo la incesante previsión de las malas noches no
Piensa en esto: cuando te regalan un y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje le habían dejado pensar en algo tan abstracto
reloj te regalan un pequeño infierno florido, una de ciertas músicas, el hábito de estrofas del como la muerte. Otro día, el cirujano le dijo que
cadena de rosas, un calabozo de aire. No te Martín Fierro, los años, el desgano y la soledad, estaba reponiéndose y que, muy pronto, podría
dan solamente el reloj, que los cumplas muy fomentaron ese criollismo algo voluntario, pero ir a convalecer a la estancia. Increíblemente, el
felices y esperamos que te dure porque es de nunca ostentoso. A costa de algunas día prometido llegó.
buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te privaciones, Dahlmann había logrado salvar el A la realidad le gustan las simetrías y los leves
regalan solamente ese menudo picapedrero casco de una estancia en el Sur, que fue de los anacronismos; Dahlmann había llegado al
que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Flores: una de las costumbres de su memoria sanatorio en un coche de plaza y ahora un
Te regalan — no lo saben, lo terrible es que no era la imagen de los eucaliptos balsámicos y de coche de plaza lo llevaba a Constitución. La
lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y la larga casa rosada que alguna vez fue primera frescura del otoño, después de la
precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no carmesí. Las tareas y acaso la indolencia lo opresión del verano, era como un símbolo
es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con retenían en la ciudad. Verano tras verano se natural de su destino rescatado de la muerte y
su correa como un bracito desesperado contentaba con la idea abstracta de posesión y la fiebre. La ciudad, a las siete de la mañana,
colgándose de tu muñeca. Te regalan la con la certidumbre de que su casa estaba no había perdido ese aire de casa vieja que le
necesidad de darle cuerda todos los días, la esperándolo, en un sitio preciso de la llanura. infunde la noche; las calles eran como largos
obligación de darle cuerda para que siga siendo En los últimos días de febrero de 1939, algo le zaguanes, las plazas como patios. Dahlmann la
un reloj; te regalan la obsesión de atender a la aconteció. reconocía con felicidad y con un principio de
hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el Ciego a las culpas, el destino puede ser vértigo; unos segundos antes de que las
anuncio por la radio, en el servicio telefónico. despiadado con las mínimas distracciones. registraran sus ojos, recordaba las esquinas,
Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo Dahlmann había conseguido, esa tarde, un las carteleras, las modestas diferencias de
roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. ejemplar descabalado de Las Mil y Una Noches Buenos Aires. En la luz amarilla del nuevo día,
Te regalan su marca, y la seguridad de que es de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no todas las cosas regresaban a él.
una marca mejor que las otras, te regalan la esperó que bajara el ascensor y subió con Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado
tendencia de comparar tu reloj con los demás apuro las escaleras; algo en la oscuridad le de Rivadavia. Dahlmann solía repetir que ello
relojes. No te regalan un reloj, tú eres el rozó la frente, ¿un murciélago, un pájaro? En la no es una convención y que quien atraviesa
regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del cara de la mujer que le abrió la puerta vio esa calle entra en un mundo más antiguo y más
reloj. grabado el horror, y la mano que se pasó por la firme. Desde el coche buscaba entre la nueva
frente salió roja de sangre. La arista de un

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edificación, la ventana de rejas, el llamador, el humanos. Todo era vasto, pero al mismo tres: dos parecían peones de chacra: otro, de
arco de la puerta, el zaguán, el íntimo patio. tiempo era íntimo y, de alguna manera, secreto. rasgos achinados y torpes, bebía con el
En el hall de la estación advirtió que faltaban En el campo desaforado, a veces no había otra chambergo puesto. Dahlmann, de pronto, sintió
treinta minutos. Recordó bruscamente que en cosa que un toro. La soledad era perfecta y tal un leve roce en la cara. Junto al vaso ordinario
un café de la calle Brasil (a pocos metros de la vez hostil, y Dahlmann pudo sospechar que de vidrio turbio, sobre una de las rayas del
casa de Yrigoyen) había un enorme gato que viajaba al pasado y no sólo al Sur. De esa mantel, había una bolita de miga. Eso era todo,
se dejaba acariciar por la gente, como una conjetura fantástica lo distrajo el inspector, que pero alguien se la había tirado.
divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el gato, al ver su boleto, le advirtió que el tren no lo Los de la otra mesa parecían ajenos a él.
dormido. Pidió una taza de café, la endulzó dejaría en la estación de siempre sino en otra, Dalhman, perplejo, decidió que nada había
lentamente, la probó (ese placer le había sido un poco anterior y apenas conocida por ocurrido y abrió el volumen de Las Mil y Una
vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba Dahlmann. (El hombre añadió una explicación Noches, como para tapar la realidad. Otra bolita
el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio que Dahlmann no trató de entender ni siquiera lo alcanzó a los pocos minutos, y esta vez los
y que estaban como separados por un cristal, de oír, porque el mecanismo de los hechos no peones se rieron. Dahlmann se dijo que no
porque el hombre vive en el tiempo, en la le importaba). estaba asustado, pero que sería un disparate
sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, El tren laboriosamente se detuvo, casi en que él, un convaleciente, se dejara arrastrar por
en la eternidad del instante. medio del campo. Del otro lado de las vías desconocidos a una pelea confusa. Resolvió
A lo largo del penúltimo andén el tren esperaba. quedaba la estación, que era poco más que un salir; ya estaba de pie cuando el patrón se le
Dahlmann recorrió los vagones y dio con uno andén con un cobertizo. Ningún vehículo acercó y lo exhortó con voz alarmada:
casi vacío. Acomodó en la red la valija; cuando tenían, pero el jefe opinó que tal vez pudiera -Señor Dahlmann, no les haga caso a esos
los coches arrancaron, la abrió y sacó, tras conseguir uno en un comercio que le indicó a mozos, que están medio alegres.
alguna vacilación, el primer tomo de Las Mil y unas diez, doce, cuadras. Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora,
Una Noches. Viajar con este libro, tan vinculado Dahlmann aceptó la caminata como una lo conociera, pero sintió que estas palabras
a la historia de su desdicha, era una afirmación pequeña aventura. Ya se había hundido el sol, conciliadoras agravaban, de hecho, la
de que esa desdicha había sido anulada y un pero un esplendor final exaltaba la viva y situación. Antes, la provocación de los peones
desafío alegre y secreto a las frustradas silenciosa llanura, antes de que la borrara la era a una cara accidental, casi a nadie; ahora
fuerzas del mal. noche. Menos para no fatigarse que para hacer iba contra él y contra su nombre y lo sabrían los
A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en durar esas cosas, Dahlmann caminaba vecinos. Dahlmann hizo a un lado al patrón, se
suburbios; esta visión y luego la de jardines y despacio, aspirando con grave felicidad el olor enfrentó con los peones y les preguntó qué
quintas demoraron el principio de la lectura. La del trébol. andaban buscando.
verdad es que Dahlmann leyó poco; la montaña El almacén, alguna vez, había sido punzó, pero El compadrito de la cara achinada se paró,
de piedra imán y el genio que ha jurado matar los años habían mitigado para su bien ese color tambaleándose. A un paso de Juan Dahlmann,
a su bienhechor eran, quién lo niega, violento. Algo en su pobre arquitectura le lo injurió a gritos, como si estuviera muy lejos.
maravillosos, pero no mucho más que la recordó un grabado en acero, acaso de una Jugaba a exagerar su borrachera y esa
mañana y que el hecho de ser. La felicidad lo vieja edición de Pablo y Virginia. Atados al exageración era otra ferocidad y una burla.
distraía de Shahrazad y de sus milagros palenque había unos caballos. Dahlmam, Entre malas palabras y obscenidades, tiró al
superfluos; Dahlmann cerraba el libro y se adentro, creyó reconocer al patrón; luego aire un largo cuchillo, lo siguió con los ojos, lo
dejaba simplemente vivir. comprendió que lo había engañado su parecido barajó e invitó a Dahlmann a pelear. El patrón
El almuerzo (con el caldo servido en boles de con uno de los empleados del sanatorio. El objetó con trémula voz que Dahlmann estaba
metal reluciente, como en los ya remotos hombre, oído el caso, dijo que le haría atar la desarmado. En ese punto, algo imprevisible
veraneos de la niñez) fue otro goce tranquilo y jardinera; para agregar otro hecho a aquel día ocurrió.
agradecido. y para llenar ese tiempo, Dahlmann resolvió Desde un rincón el viejo gaucho estático, en el
Mañana me despertaré en la estancia, comer en el almacén. que Dahlmann vio una cifra del Sur (del Sur
pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos En una mesa comían y bebían ruidosamente que era suyo), le tiró una daga desnuda que
hombres: el que avanzaba por el día otoñal y unos muchachones, en los que Dahlmann, al vino a caer a sus pies. Era como si el Sur
por la geografía de la patria, y el otro, principio, no se fijó. En el suelo, apoyado en el hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el
encarcelado en un sanatorio y sujeto a mostrador, se acurrucaba, inmóvil como una duelo. Dahlmann se inclinó a recoger la daga
metódicas servidumbres. Vio casas de ladrillo cosa, un hombre muy viejo. Los muchos años y sintió dos cosas. La primera, que ese acto
sin revocar, esquinadas y largas, infinitamente lo habían reducido y pulido como las aguas a casi instintivo lo comprometía a pelear. La
mirando pasar los trenes; vio jinetes en los una piedra o las generaciones de los hombres segunda, que el arma, en su mano torpe, no
terrosos caminos; vio zanjas y lagunas y a una sentencia. Era oscuro, chico y reseco, y serviría para defenderlo, sino para justificar
hacienda; vio largas nubes luminosas que estaba como fuera del tiempo, en una que lo mataran. Alguna vez había jugado con
parecían de mármol, y todas estas cosas eran eternidad. Dahlmann registró con satisfacción un puñal, como todos los hombres, pero su
casuales, como sueños de la llanura. También la vincha, el poncho de bayeta, el largo chiripá esgrima no pasaba de una noción de que los
creyó reconocer árboles y sembrados que no y la bota de potro y se dijo, rememorando golpes deben ir hacia arriba y con el filo para
hubiera podido nombrar, porque su directo inútiles discusiones con gente de los partidos adentro. No hubieran permitido en el sanatorio
conocimiento de la campaña era harto inferior del Norte o con entrerrianos, que gauchos de que me pasaran estas cosas, pensó.
a su conocimiento nostálgico y literario. ésos ya no quedan más que en el Sur. -Vamos saliendo- dijo el otro.
Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el Dahlmann se acomodó junto a la ventana. La Salieron, y si en Dahlmann no había
ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de oscuridad fue quedándose con el campo, pero esperanza, tampoco había temor. Sintió, al
las doce del día era el sol amarillo que precede su olor y sus rumores aún le llegaban entre los atravesar el umbral, que morir en una pelea a
al anochecer y no tardaría en ser rojo. También barrotes de hierro. El patrón le trajo sardinas y cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera
el coche era distinto; no era el que fue en después carne asada; Dahlmann las empujó sido una liberación para él, una felicidad y una
Constitución, al dejar el andén: la llanura y las con unos vasos de vino tinto. Ocioso, fiesta, en la primera noche del sanatorio,
horas lo habían atravesado y transfigurado. paladeaba el áspero sabor y dejaba errar la cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él,
Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba mirada por el local, ya un poco soñolienta. La entonces, hubiera podido elegir o soñar su
hacia el horizonte. No turbaban la tierra lámpara de kerosén pendía de uno de los muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido
elemental ni poblaciones ni otros signos tirantes; los parroquianos de la otra mesa eran o soñado.

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Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que Ejerce no sé qué cargo subalterno en una -Estrofa a todas luces interesante -dictaminó-.
acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura. biblioteca ilegible de los arrabales del Sur; es El primer verso granjea el aplauso del
autoritario, pero también es ineficaz; catedrático, del académico, del helenista,
El Aleph. Jorge Luis Borges aprovechaba, hasta hace muy poco, las noches cuando no de los eruditos a la violeta, sector
y las fiestas para no salir de su casa. A dos considerable de la opinión; el segundo pasa de
O God, I could be bounded in a nutshell generaciones de distancia, la ese italiana y la Homero a Hesíodo (todo un implícito
and count myself a King of infinite space. copiosa gesticulación italiana sobreviven en él. homenaje, en el frontis del flamante edificio, al
Su actividad mental es continua, apasionada, padre de la poesía didáctica), no sin remozar
Hamlet, II, 6
versátil y del todo insignificante. Abunda en un procedimiento cuyo abolengo está en la
La candente mañana de febrero en que Beatriz inservibles analogías y en ociosos escrúpulos. Escritura, la enumeración, congerie o
Viterbo murió, después de una imperiosa Tiene (como Beatriz) grandes y afiladas manos conglobación; el tercero -¿barroquismo,
agonía que no se rebajó un solo instante ni al hermosas. Durante algunos meses padeció la decadentismo; culto depurado y fanático de la
sentimentalismo ni al miedo, noté que las obsesión de Paul Fort, menos por sus baladas forma?- consta de dos hemistiquios gemelos; el
carteleras de fierro de la Plaza Constitución que por la idea de una gloria intachable. “Es el cuarto, francamente bilingüe, me asegura el
habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos Príncipe de los poetas de Francia”, repetía con apoyo incondicional de todo espíritu sensible a
rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que fatuidad. “En vano te revolverás contra él; no lo los desenfadados envites de la facecia. Nada
el incesante y vasto universo ya se apartaba de alcanzará, no, la más inficionada de tus diré de la rima rara ni de la ilustración que me
ella y que ese cambio era el primero de una saetas.” permite, ¡sin pedantismo!, acumular en cuatro
serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, El treinta de abril de 1941 me permití agregar al versos tres alusiones eruditas que abarcan
pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo alfajor una botella de coñac del país. Carlos treinta siglos de apretada literatura: la primera
sé, mi vana devoción la había exasperado; Argentino lo probó, lo juzgó interesante y a la Odisea, la segunda a los Trabajos y días,
muerta yo podía consagrarme a su memoria, emprendió, al cabo de unas copas, una la tercera a la bagatela inmortal que nos
sin esperanza, pero también sin humillación. vindicación del hombre moderno. depararan los ocios de la pluma del
Consideré que el treinta de abril era su -Lo evoco -dijo con una animación algo saboyano… Comprendo una vez más que el
cumpleaños; visitar ese día la casa de la calle inexplicable- en su gabinete de estudio, como arte moderno exige el bálsamo de la risa,
Garay para saludar a su padre y a Carlos si dijéramos en la torre albarrana de una el scherzo. ¡Decididamente, tiene la palabra
Argentino Daneri, su primo hermano, era un ciudad, provisto de teléfonos, de telégrafos, de Goldoni!
acto cortés, irreprochable, tal vez ineludible. De fonógrafos, de aparatos de radiotelefonía, de Otras muchas estrofas me leyó que también
nuevo aguardaría en el crepúsculo de la cinematógrafos, de linternas mágicas, de obtuvieron su aprobación y su comentario
abarrotada salita, de nuevo estudiaría las glosarios, de horarios, de prontuarios, de profuso. Nada memorable había en ellas; ni
circunstancias de sus muchos retratos. Beatriz boletines… siquiera las juzgué mucho peores que la
Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz, con Observó que para un hombre así facultado el anterior. En su escritura habían colaborado la
antifaz, en los carnavales de 1921; la primera acto de viajar era inútil; nuestro siglo XX había aplicación, la resignación y el azar; las virtudes
comunión de Beatriz; Beatriz, el día de su boda transformado la fábula de Mahoma y de la que Daneri les atribuía eran posteriores.
con Roberto Alessandri; Beatriz, poco después montaña; las montañas, ahora, convergían Comprendí que el trabajo del poeta no estaba
del divorcio, en un almuerzo del Club Hípico; sobre el moderno Mahoma. en la poesía; estaba en la invención de razones
Beatriz, en Quilmes, con Delia San Marco Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan para que la poesía fuera admirable;
Porcel y Carlos Argentino; Beatriz, con el pomposa y tan vasta su exposición, que las naturalmente, ese ulterior trabajo modificaba la
pekinés que le regaló Villegas Haedo; Beatriz, relacioné inmediatamente con la literatura; le obra para él, pero no para otros. La dicción oral
de frente y de tres cuartos, sonriendo, la mano dije que por qué no las escribía. de Daneri era extravagante; su torpeza métrica
en el mentón… No estaría obligado, como otras Previsiblemente respondió que ya lo había le vedó, salvo contadas veces, trasmitir esa
veces, a justificar mi presencia con módicas hecho: esos conceptos, y otros no menos extravagancia al poema1.
ofrendas de libros: libros cuyas páginas, novedosos, figuraban en el Canto Augural, Una sola vez en mi vida he tenido ocasión de
finalmente, aprendí a cortar, para no Canto Prologal o simplemente Canto-Prólogo examinar los quince mil dodecasílabos
comprobar, meses después, que estaban de un poema en el que trabajaba hacía muchos del Polyolbion, esa epopeya topográfica en la
intactos. años, sin réclame, sin bullanga ensordecedora, que Michael Drayton registró la fauna, la flora,
siempre apoyado en esos dos báculos que se la hidrografía, la orografía, la historia militar y
Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces, llaman el trabajo y la soledad. Primero, abría monástica de Inglaterra; estoy seguro de que
no dejé pasar un treinta de abril sin volver a su las compuertas a la imaginación; luego, hacía ese producto considerable, pero limitado, es
casa. Yo solía llegar a las siete y cuarto y uso de la lima. El poema se titulabaLa Tierra; menos tedioso que la vasta empresa
quedarme unos veinticinco minutos; cada año tratábase de una descripción del planeta, en la congénere de Carlos Argentino. Éste se
aparecía un poco más tarde y me quedaba un que no faltaban, por cierto, la pintoresca proponía versificar toda la redondez del
rato más; en 1933, una lluvia torrencial me digresión y el gallardo apóstrofe**. planeta; en 1941 ya había despachado unas
favoreció: tuvieron que invitarme a comer. No Le rogué que me leyera un pasaje, aunque hectáreas del estado de Queensland, más de
desperdicié, como es natural, ese buen fuera breve. Abrió un cajón del escritorio, sacó un kilómetro del curso del Ob, un gasómetro al
precedente; en 1934, aparecí, ya dadas las un alto legajo de hojas de block estampadas norte de Veracruz, las principales casas de
ocho, con un alfajor santafecino; con toda con el membrete de la Biblioteca Juan comercio de la parroquia de la Concepción, la
naturalidad me quedé a comer. Así, en Crisóstomo Lafinur y leyó con sonora quinta de Mariana Cambaceres de Alvear en la
aniversarios melancólicos y vanamente satisfacción: calle Once de Septiembre, en Belgrano, y un
eróticos, recibí las graduales confidencias de He visto, como el griego, las urbes establecimiento de baños turcos no lejos del
Carlos Argentino Daneri. de los hombres, acreditado acuario de Brighton. Me leyó ciertos
los trabajos, los días de varia luz, el laboriosos pasajes de la zona australiana de su
Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente hambre; poema; esos largos e informes alejandrinos
inclinada; había en su andar (si el oxímoron* es no corrijo los hechos, no falseo los carecían de la relativa agitación del prefacio.
tolerable) una como graciosa torpeza, un nombres, Copio una estrofa:
principio de éxtasis; Carlos Argentino es pero el voyage que narro, Sepan. A manderecha del poste
rosado, considerable, canoso, de rasgos finos. es… autour de ma chambre. rutinario

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(viniendo, claro está, desde el a los otros el sitio de un tesoro”. Acto continuo No me resultó muy difícil compartir su congoja.
Nornoroeste) censuró la prologomanía, “de la que ya hizo Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio
se aburre una osamenta -¿Color? mofa, en la donosa prefación del Quijote, el es un símbolo detestable del pasaje del tiempo;
Blanquiceleste- Príncipe de los Ingenios”. Admitió, sin además, se trataba de una casa que, para mí,
que da al corral de ovejas catadura embargo, que en la portada de la nueva obra aludía infinitamente a Beatriz. Quise aclarar
de osario. convenía el prólogo vistoso, el espaldarazo ese delicadísimo rasgo; mi interlocutor no me
-Dos audacias -gritó con exultación-, firmado por el plumífero de garra, de fuste. oyó. Dijo que si Zunino y Zungri persistían en
rescatadas, te oigo mascullar, por el éxito. Lo Agregó que pensaba publicar los cantos ese propósito absurdo, el doctor Zunni, su
admito, lo admito. Una, el epíteto rutinario, que iniciales de su poema. Comprendí, entonces, la abogado, los demandaría ipso facto por daños
certeramente denuncia, en passant, el singular invitación telefónica; el hombre iba a y perjuicios y los obligaría a abonar cien mil
inevitable tedio inherente a las faenas pedirme que prologara su pedantesco fárrago. nacionales.
pastoriles y agrícolas, tedio que ni las geórgicas Mi temor resultó infundado: Carlos Argentino El nombre de Zunni me impresionó; su bufete,
ni nuestro ya laureado Don Segundose observó, con admiración rencorosa, que no en Caseros y Tacuarí, es de una seriedad
atrevieron jamás a denunciar así, al rojo vivo. creía errar en el epíteto al calificar de sólido el proverbial. Interrogué si éste se había
Otra, el enérgico prosaísmo se aburre una prestigio logrado en todos los círculos por encargado ya del asunto. Daneri dijo que le
osamenta, que el melindroso querrá Álvaro Melián Lafinur, hombre de letras, que, si hablaría esa misma tarde. Vaciló y con esa voz
excomulgar con horror pero que apreciará más yo me empeñaba, prologaría con embeleso el llana, impersonal, a que solemos recurrir para
que su vida el crítico de gusto viril. Todo el poema. Para evitar el más imperdonable de los confiar algo muy íntimo, dijo que para terminar
verso, por lo demás, es de muy subidos fracasos, yo tenía que hacerme portavoz de el poema le era indispensable la casa, pues en
quilates. El segundo hemistiquio entabla dos méritos inconcusos: la perfección formal y un ángulo del sótano había un Aleph. Aclaró
animadísima charla con el lector; se adelanta a el rigor científico, “porque ese dilatado jardín de que un Aleph es uno de los puntos del espacio
su viva curiosidad, le pone una pregunta en la tropos, de figuras, de galanuras, no tolera un que contienen todos los puntos.
boca y la satisface… al instante. ¿Y qué me solo detalle que no confirme la severa verdad”. -Está en el sótano del comedor -explicó,
dices de ese hallazgo, blanquiceleste? El Agregó que Beatriz siempre se había distraído aligerada su dicción por la angustia-. Es mío, es
pintoresco neologismo sugiere el cielo, que es con Álvaro. mío: yo lo descubrí en la niñez, antes de la
un factor importantísimo del paisaje Asentí, profusamente asentí. Aclaré, para edad escolar. La escalera del sótano es
australiano. Sin esa evocación resultarían mayor verosimilitud, que no hablaría el lunes empinada, mis tíos me tenían prohibido el
demasiado sombrías las tintas del boceto y el con Álvaro, sino el jueves: en la pequeña cena descenso, pero alguien dijo que había un
lector se vería compelido a cerrar el volumen, que suele coronar toda reunión del Club de mundo en el sótano. Se refería, lo supe
herida en lo más íntimo el alma de incurable y Escritores. (No hay tales cenas, pero es después, a un baúl, pero yo entendí que había
negra melancolía. irrefutable que las reuniones tienen lugar los un mundo. Bajé secretamente, rodé por la
Hacia la medianoche me despedí. jueves, hecho que Carlos Argentino Daneri escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el
Dos domingos después, Daneri me llamó por podía comprobar en los diarios y que dotaba de Aleph.
teléfono, entiendo que por primera vez en la cierta realidad a la frase.) Dije, entre -¿El Aleph? -repetí.
vida. Me propuso que nos reuniéramos a las adivinatorio y sagaz, que antes de abordar el -Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos
cuatro, “para tomar juntos la leche, en el tema del prólogo, describiría el curioso plan de los lugares del orbe, vistos desde todos los
contiguo salón-bar que el progresismo de la obra. Nos despedimos; al doblar por ángulos. A nadie revelé mi descubrimiento,
Zunino y de Zungri -los propietarios de mi casa, Bernardo de Irigoyen, encaré con toda pero volví. ¡El niño no podía comprender que le
recordarás- inaugura en la esquina; confitería imparcialidad los porvenires que me quedaban: fuera deparado ese privilegio para que el
que te importará conocer”. Acepté, con más a) hablar con Álvaro y decirle que el primo hombre burilara el poema! No me despojarán
resignación que entusiasmo. Nos fue difícil hermano aquel de Beatriz (ese eufemismo Zunino y Zungri, no y mil veces no. Código en
encontrar mesa; el “salón-bar”, explicativo me permitiría nombrarla) había mano, el doctor Zunni probará que
inexorablemente moderno, era apenas un poco elaborado un poema que parecía dilatar hasta es inajenable mi Aleph.
menos atroz que mis previsiones; en las mesas lo infinito las posibilidades de la cacofonía y del Traté de razonar.
vecinas, el excitado público mencionaba las caos; b) no hablar con Álvaro. Preví, -Pero, ¿no es muy oscuro el sótano?
sumas invertidas sin regatear por Zunino y por lúcidamente, que mi desidia optaría por b. -La verdad no penetra en un entendimiento
Zungri. Carlos Argentino fingió asombrarse de A partir del viernes a primera hora, empezó a rebelde. Si todos los lugares de la tierra están
no sé qué primores de la instalación de la luz inquietarme el teléfono. Me indignaba que ese en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias,
(que, sin duda, ya conocía) y me dijo con cierta instrumento, que algún día produjo la todas las lámparas, todos los veneros de luz.
severidad: irrecuperable voz de Beatriz, pudiera rebajarse -Iré a verlo inmediatamente.
-Mal de tu grado habrás de reconocer que este a receptáculo de las inútiles y quizá coléricas Corté, antes de que pudiera emitir una
local se parangona con los más encopetados quejas de ese engañado Carlos Argentino prohibición. Basta el conocimiento de un hecho
de Flores. Daneri. Felizmente, nada ocurrió -salvo el para percibir en el acto una serie de rasgos
Me releyó, después, cuatro o cinco páginas del rencor inevitable que me inspiró aquel hombre confirmatorios, antes insospechados; me
poema. Las había corregido según un que me había impuesto una delicada gestión y asombró no haber comprendido hasta ese
depravado principio de ostentación verbal: luego me olvidaba. momento que Carlos Argentino era un loco.
donde antes escribió azulado, ahora abundaba El teléfono perdió sus terrores, pero a fines de Todos esos Viterbo, por lo demás… Beatriz (yo
en azulino, azulenco y hasta azulillo. La octubre, Carlos Argentino me habló. Estaba mismo suelo repetirlo) era una mujer, una niña
palabra lechoso no era bastante fea para él; en agitadísimo; no identifiqué su voz, al principio. de una clarividencia casi implacable, pero
la impetuosa descripción de un lavadero de Con tristeza y con ira balbuceó que esos ya había en ella negligencias, distracciones,
lanas, prefería lactario, lacticinoso, lactescente, ilimitados Zunino y Zungri, so pretexto de desdenes, verdaderas crueldades, que tal vez
lechal… Denostó con amargura a los críticos; ampliar su desaforada confitería, iban a reclamaban una explicación patológica. La
luego, más benigno, los equiparó a esas demoler su casa. locura de Carlos Argentino me colmó de
personas, “que no disponen de metales -¡La casa de mis padres, mi casa, la vieja casa maligna felicidad; íntimamente, siempre nos
preciosos ni tampoco de prensas de vapor, inveterada de la calle Garay! -repitió, quizá habíamos detestado.
laminadores y ácidos sulfúricos para la olvidando su pesar en la melodía. En la calle Garay, la sirvienta me dijo que
acuñación de tesoros, pero que pueden indicar tuviera la bondad de esperar. El niño estaba,

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como siempre, en el sótano, revelando está en todas partes y la circunferencia en un cajón del escritorio (y la letra me hizo
fotografías. Junto al jarrón sin una flor, en el ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas,
piano inútil, sonreía (más intemporal que que a un tiempo se dirige al Oriente y al que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino,
anacrónico) el gran retrato de Beatriz, en torpes Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la
colores. No podía vernos nadie; en una rememoro esas inconcebibles analogías; reliquia atroz de lo que deliciosamente había
desesperación de ternura me aproximé al alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi
retrato y le dije: dioses no me negarían el hallazgo de una oscura sangre, vi el engranaje del amor y la
-Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, imagen equivalente, pero este informe modificación de la muerte, vi el Aleph, desde
Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, quedaría contaminado de literatura, de todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la
soy yo, soy Borges. falsedad. Por lo demás, el problema central es tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi
Carlos entró poco después. Habló con irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo
sequedad; comprendí que no era capaz de otro un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto
pensamiento que de la perdición del Aleph. he visto millones de actos deleitables o atroces; secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los
-Una copita del seudo coñac -ordenó- y te ninguno me asombró como el hecho de que hombres, pero que ningún hombre ha mirado:
zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito todos ocuparan el mismo punto, sin el inconcebible universo.
dorsal es indispensable. También lo son la superposición y sin transparencia. Lo que Sentí infinita veneración, infinita lástima.
oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación vieron mis ojos fue simultáneo: lo que -Tarumba habrás quedado de tanto curiosear
ocular. Te acuestas en el piso de baldosas y transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es. donde no te llaman -dijo una voz aborrecida y
fijas los ojos en el decimonono escalón de la Algo, sin embargo, recogeré. jovial-. Aunque te devanes los sesos, no me
pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te En la parte inferior del escalón, hacia la pagarás en un siglo esta revelación. ¡Qué
quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, observatorio formidable, che Borges!
empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El de casi intolerable fulgor. Al principio la creí Los zapatos de Carlos Argentino ocupaban el
microcosmo de alquimistas y cabalistas, giratoria; luego comprendí que ese movimiento escalón más alto. En la brusca penumbra,
nuestro concreto amigo proverbial, el multum in era una ilusión producida por los vertiginosos acerté a levantarme y a balbucear:
parvo! espectáculos que encerraba. El diámetro del -Formidable. Sí, formidable.
Ya en el comedor, agregó: Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el La indiferencia de mi voz me extrañó. Ansioso,
-Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de Carlos Argentino insistía:
invalida mi testimonio… Baja; muy en breve tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, -¿Lo viste todo bien, en colores?
podrás entablar un diálogo con todas las digamos) era infinitas cosas, porque yo En ese instante concebí mi venganza.
imágenes de Beatriz. claramente la veía desde todos los puntos del Benévolo, manifiestamente apiadado,
Bajé con rapidez, harto de sus palabras universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la nervioso, evasivo, agradecí a Carlos Argentino
insustanciales. El sótano, apenas más ancho tarde, vi las muchedumbres de América, vi una Daneri la hospitalidad de su sótano y lo insté a
que la escalera, tenía mucho de pozo. Con la plateada telaraña en el centro de una negra aprovechar la demolición de la casa para
mirada, busqué en vano el baúl de que Carlos pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi alejarse de la perniciosa metrópoli, que a nadie
Argentino me habló. Unos cajones con botellas interminables ojos inmediatos escrutándose en ¡créame, que a nadie! perdona. Me negué, con
y unas bolsas de lona entorpecían un ángulo. mí como en un espejo, vi todos los espejos del suave energía, a discutir el Aleph; lo abracé, al
Carlos tomó una bolsa, la dobló y la acomodó planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio despedirme, y le repetí que el campo y la
en un sitio preciso. de la calle Soler las mismas baldosas que hace serenidad son dos grandes médicos.
-La almohada es humildosa -explicó-, pero si la treinta años vi en el zaguán de una casa en En la calle, en las escaleras de Constitución, en
levanto un solo centímetro, no verás ni una Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de el subterráneo, me parecieron familiares todas
pizca y te quedas corrido y avergonzado. metal, vapor de agua, vi convexos desiertos las caras. Temí que no quedara una sola cosa
Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta ecuatoriales y cada uno de sus granos de capaz de sorprenderme, temí que no me
diecinueve escalones. arena, vi en Inverness a una mujer que no abandonara jamás la impresión de volver.
Cumplí con sus ridículos requisitos; al fin se olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo Felizmente, al cabo de unas noches de
fue. Cerró cautelosamente la trampa; la cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo insomnio, me trabajó otra vez el olvido.
oscuridad, pese a una hendija que después de tierra seca en una vereda, donde antes hubo
distinguí, pudo parecerme total. Súbitamente un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar Posdata del primero de marzo de 1943. A los
comprendí mi peligro: me había dejado soterrar de la primera versión inglesa de Plinio, la de seis meses de la demolición del inmueble de la
por un loco, luego de tomar un veneno. Las Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de calle Garay, la Editorial Procusto no se dejó
bravatas de Carlos transparentaban el íntimo cada página (de chico, yo solía maravillarme de arredrar por la longitud del considerable poema
terror de que yo no viera el prodigio; Carlos, que las letras de un volumen cerrado no se y lanzó al mercado una selección de “trozos
para defender su delirio, para no saber que mezclaran y perdieran en el decurso de la argentinos”. Huelga repetir lo ocurrido; Carlos
estaba loco, tenía que matarme. Sentí un noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi Argentino Daneri recibió el Segundo Premio
confuso malestar, que traté de atribuir a la un poniente en Querétaro que parecía reflejar Nacional de Literatura2. El primero fue otorgado
rigidez, y no a la operación de un narcótico. el color de una rosa en Bengala, vi mi al doctor Aita; el tercero, al doctor Mario
Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph. dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Bonfanti; increíblemente, mi obra Los naipes
Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos del tahúr no logró un solo voto. ¡Una vez más,
empieza, aquí, mi desesperación de escritor. que lo multiplican sin fin, vi caballos de crin triunfaron la incomprensión y la envidia! Hace
Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo arremolinada, en una playa del Mar Caspio en ya mucho tiempo que no consigo ver a Daneri;
ejercicio presupone un pasado que los el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi los diarios dicen que pronto nos dará otro
interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a a los sobrevivientes de una batalla, enviando volumen. Su afortunada pluma (no entorpecida
los otros el infinito Aleph, que mi temerosa tarjetas postales, vi en un escaparate de ya por el Aleph) se ha consagrado a versificar
memoria apenas abarca? Los místicos, en Mirzapur una baraja española, vi las sombras los epítomes del doctor Acevedo Díaz.
análogo trance, prodigan los emblemas: para oblicuas de unos helechos en el suelo de un Dos observaciones quiero agregar: una, sobre
significar la divinidad, un persa habla de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, la naturaleza del Aleph; otra, sobre su nombre.
pájaro que de algún modo es todos los pájaros; marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas Éste, como es sabido, es el de la primera letra
Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en del alfabeto de la lengua sagrada. Su aplicación

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al disco de mi historia no parece casual. Para 2. “Recibí tu apenada congratulación”, me
la Cábala, esa letra significa el En Soph, la escribió. “Bufas, mi lamentable amigo, de
ilimitada y pura divinidad; también se dijo que envidia, pero confesarás -¡aunque te ahogue!-
tiene la forma de un hombre que señala el cielo que esta vez pude coronar mi bonete con la
y la tierra, para indicar que el mundo inferior es más roja de las plumas; mi turbante, con el más
el espejo y es el mapa del superior; para califa de los rubíes.”
la Mengenlehre, es el símbolo de los números
transfinitos, en los que el todo no es mayor que * Oxímoron: Combinación en una misma
alguna de las partes. Yo querría saber: ¿Eligió estructura sintáctica de dos palabras o
Carlos Argentino ese nombre, o lo expresiones de significado opuesto, que
leyó, aplicado a otro punto donde convergen originan un nuevo sentido. Ejemplo: “un
todos los puntos, en alguno de los textos silencio atronador”.
innumerables que el Aleph de su casa le ** Apóstrofe: Figura que consiste en dirigir la
reveló? Por increíble que parezca, yo creo que palabra con vehemencia en segunda persona
hay (o que hubo) otro Aleph, yo creo que el a una o varias, presentes o ausentes, vivas o
Aleph de la calle Garay era un falso Aleph. muertas, a seres abstractos o a cosas
Doy mis razones. Hacia 1867 el capitán Burton inanimadas, o en dirigírsela a sí mismo en
ejerció en el Brasil el cargo de cónsul británico; iguales términos.
en julio de 1942 Pedro Henríquez Ureña
descubrió en una biblioteca de Santos un
manuscrito suyo que versaba sobre el espejo
que atribuye el Oriente a Iskandar Zú al-
Karnayn, o Alejandro Bicorne de Macedonia.
En su cristal se reflejaba el universo entero.
Burton menciona otros artificios congéneres -la
séptuple copa de Kai Josrú, el espejo que Tárik
Benzeyad encontró en una torre (1001 Noches,
272), el espejo que Luciano de Samosata pudo
examinar en la luna (Historia verdadera, I, 26),
la lanza especular que el primer libro
del Satyricon de Capella atribuye a Júpiter, el
espejo universal de Merlin, “redondo y hueco y
semejante a un mundo de vidrio” (The Faerie
Queene, III, 2, 19)-, y añade estas curiosas
palabras: “Pero los anteriores (además del
defecto de no existir) son meros instrumentos
de óptica. Los fieles que concurren a la
mezquita de Amr, en el Cairo, saben muy bien
que el universo está en el interior de una de las
columnas de piedra que rodean el patio
central… Nadie, claro está, puede verlo, pero
quienes acercan el oído a la superficie,
declaran percibir, al poco tiempo, su atareado
rumor… La mezquita data del siglo VII; las
columnas proceden de otros templos de
religiones anteislámicas, pues como ha escrito
Abenjaldún: En las repúblicas fundadas por
nómadas es indispensable el concurso de
forasteros para todo lo que sea albañilería“.
¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra?
¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he
olvidado? Nuestra mente es porosa para el
olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo,
bajo la trágica erosión de los años, los rasgos
de Beatriz.

1. Recuerdo, sin embargo, estas líneas de una


sátira que fustigó con rigor a los malos poetas:
Aqueste da al poema belicosa armadura
De erudicción; estotro le da pompas y galas.
Ambos baten en vano las ridículas alas…
¡Olvidaron, cuidados, el factor
HERMOSURA!
Sólo el temor de crearse un ejército de
enemigos implacables y poderosos lo disuadió
(me dijo) de publicar sin miedo el poema.

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