ANTIJURICIDAD
ANTIJURICIDAD
ANTIJURICIDAD
CUESTIONES PRELIMINARES
ANTECEDENTES:
El término antijuridicidad es un neologismo que representa el
intento de traducir la expresión alemana Rechtswidrigkeit, que
significa "contrario al Derecho".
Aunque se ha sostenido que podría haber sido utilizado
en español el término "ilícito" "ilicitud" o "contrario a la ley",
se ha estimado que este último podía resultar un concepto demasiado
amplio o vago, por cuanto suele trascender el ámbito meramente
jurídico.
Antijurídica término creado por el civilista alemán Rudolf
von Ihering, que lo invocaba para describir cualquier acto
contrario a derecho. Tras su adopción por la doctrina penalista,
particularmente por la Escuela Penal Alemana, seguidores de
la teorías causalistas y neocausalistas del delito, como por
ejemplo Franz von Liszt, Ernest von Beling, Gustav Radbruch,
, Edmund Mezger, se comienza a definir el delito como una acción
típica, antijurídica y culpable.
CARACTERIZACION
Superando la discusión lingüística en torno al concepto
"antijuridicidad", se le ha hecho una importante crítica de fondo.
Se ha indicado que el delito en realidad no es un
hecho antijurídico, sino todo lo opuesto, al ser precisamente un
hecho jurídico.
En respuesta a lo anterior, se ha señalado que el delito es
un hecho antijurídico en cuanto es contrario a las normas del
ordenamiento y, a la vez, es un hecho jurídico, en cuanto produce
efectos jurídicos. Es decir, el término tendría dos acepciones: la
primera en referencia a la calificación del hecho y la segunda a
sus efectos o consecuencias jurídicas.
Por otro lado, autores, especialmente italianos, han negado que la
antijuridicidad constituya un elemento de la estructura del
delito. Por ejemplo, Antolisei decía que dado que "el delito es
infracción de la norma penal y en tal relación se agota su esencia,
la ilicitud no puede considerarse un elemento que concurra a formar
el delito, sino ha de entenderse como una de sus características:
más áun, característica esencial".1
En doctrina, dicha posición es relativamente aislada y se le
considera errónea, pues la ilicitud es una sola, en todas las áreas
del ordenamiento jurídico, o sea, no existe una "ilicitud penal".
Además, la antijuridicidad no es la nota característica del delito,
ya que existe un enorme número de conductas que, estando prohibidas
(es decir, son antijurídicas), no constituyen delitos.
La antijuridicidad supone un desvalor. Ello por cuanto
el legislador, al dictar la ley, realiza una selección de
los bienes o intereses que desea proteger o resguardar, efectuando
una valoración que plasma en la norma legal, al declarar
jurídicamente valioso un bien o interés y, a su vez, disvalorando
las conductas que atenten contra éste.
Debido a que la valoración legislativa, antes mencionada, es
general y abstracta, pues el mandato de respeto al bien jurídico
y la prohibición de atentados contra él está dirigida a
toda persona, el juicio para determinar la antijuridicidad de una
conducta es meramente objetivo; sin perjuicio que el objeto del
juicio se compone de elementos físicos y síquicos (objetivos y
subjetivos).
Ahora bien, hay quienes cuestionan la antijuridicidad como
elemento dentro de la estructura del delito dado el juicio de valor
que comporta su contenido, promoviendo su abandono y el traslado
de las causas de justificación a la culpabilidad (para
considerarlas ahora como causa de inculpabilidad), pues se afirma
que ellas no logran desvanecer la tipicidad del hecho imputado.
Por tanto, hay quienes bajo tal óptica plantean redefinir el delito
como la acción típica, culpable y punible. Sencillamente porque
la pena es la consecuencia jurídica o conclusión final, luego de
culminados los juicios de valor que comportan cada uno de los
elementos que componen la estructura del delito
Tradicionalmente dentro de la antijuridicidad se ha
distinguido dos clases: la antijuridicidad formal y
la antijuridicidad material. Esta distinción proviene de la
discusión filosófica en torno a si el legislador puede
valorar arbitrariamente las conductas (ordenando o prohibiéndolas
sin limitaciones) o está sometido a restricciones derivadas de
la naturaleza o estado de las cosas.