Resumen de Saussure

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SAUSSURE

INTRODUCCIÓN
Capítulo I. Ojeada a la historia de la lingüística

La ciencia que se ha constituido en torno de los hechos de lengua ha pasado por tres
fases sucesivas antes de reconocer cuál es su verdadero y único objeto:

- Se comenzó por organizar lo que se llamaba la «gramática». Este estudio, está


fundado en la lógica y desprovisto de toda visión científica y desinteresada de la
lengua misma. se propone únicamente dar reglas para distinguir las formas
correctas de las formas incorrectas.
- Después apareció la filología, que quiere sobre todo fijar, interpretar, comentar
los textos. La lleva a ocuparse también de la historia literaria, de las costumbres,
de las instituciones, etc. Usa el método que le es propio, que es la crítica.
- El tercer período comenzó cuando se descubrió que se podían comparar las
lenguas entre sí. Este fue el origen de la gramática comparada. Todas las lenguas
pertenecen a la misma familia.

Hasta 1870, más o menos, no se llegó a plantear la cuestión de cuáles son las
condiciones de la vida de las lenguas. Se advirtió entonces que las correspondencias que
las unen no son más que uno de los aspectos del fenómeno lingüístico, que la
comparación no es más que un medio, un método para reconstruir los hechos.

La lingüística propiamente dicha, nació del estudio de las lenguas romances y de las
lenguas germánicas. Los estudios románicos inaugurados por Diez —su Gramática de
las lenguas romances data de 1836-1838— contribuyeron particularmente a acercar la
lingüística a su objeto verdadero.
Poco después de 1875, se formó una escuela nueva, la de los neogramáticos. Su mérito
consistió en colocar en perspectiva histórica todos los resultados de la comparación, y
encadenar así los hechos en su orden natural. Gracias a los neogramáticos ya no se vio
en la lengua un organismo que se desarrolla por sí mismo, sino un producto del espíritu
colectivo de los grupos lingüísticos. Al mismo tiempo se comprendió cuán erróneas e
insuficientes eran las ideas de la filología y de la gramática comparada.
Capítulo II. Materia y tarea de la lingüística. Sus relaciones con las ciencias
La materia de la lingüística se constituye por todas las manifestaciones del lenguaje
humano, no solamente el lenguaje correcto, sino todas las formas de expresión.
La tarea de la lingüística es:
a. Reconstruir las lenguas madres de cada familia de las lenguas
b. Buscar aquello que interviene en todas las lenguas y sacar leyes generales.
c. Deslindarse y definirse ella misma.
La lingüística tiene conexiones muy estrechas con varias ciencias y los límites que la
separan de ellas no siempre se ven con claridad. Esto ocurre con la psicología social,
por ejemplo, ya que en el fondo todo es psicológico en la lengua, incluso sus
manifestaciones materiales y mecánicas, como los cambios fonéticos; y puesto que la
lingüística provee a la psicología social tan preciosos datos ¿no formará parte de ella?
Lógicamente, esta relación estrecha que la lingüística tiene con varias ciencias se debe a
que las cuestiones lingüísticas interesan a todos aquellos que tienen que manejar textos
(historiadores, filólogos, etc.). Más evidente todavía es su importancia para la cultura
general: en la vida de los individuos y la de las sociedades no hay factor tan importante
como el lenguaje. Sería inadmisible que su estudio no interesara más que a unos cuantos
especialistas: de hecho, todo el mundo se ocupa del lenguaje, ya sea poco o mucho.

Capítulo III. Objeto de la lingüística


Definir el objeto de estudio de la lingüística es algo sumamente difícil, ya que, a
diferencia de otras ciencias que operan con objetos dados de antemano y que se pueden
considerar en seguida desde diferentes puntos de vista, no es así en la lingüística.
En esta ciencia, el objeto no precede al punto de vista, sino que es el punto de vista el
que crea el objeto.
Por otro lado, sea cual sea el punto de vista adoptado, el fenómeno lingüístico presenta
dos caras que se corresponden, que son el sonido y la articulación bucal, los sonidos no
existirían sin el aparato bucal. Así, se puede deducir que:
- El sonido no es el que hace al lenguaje, es solamente el instrumento de
pensamiento, y no existe por sí mismo, ya que necesita de los órganos.
- El sonido forma con la idea una unidad compleja, fisiológica y mental.
- El lenguaje tiene un lado individual y un lado social, no se puede concebir el
uno sin el otro.
- En cada instante, el lenguaje implica, a la vez, un sistema establecido y una
evolución.
En torno a todo esto, Saussure ofrece la siguiente solución: hay que colocarse desde el
primer momento en el terreno de la lengua y tomarla como norma de todas las otras
manifestaciones del lenguaje.
La lengua es un conjunto de convenciones adoptadas por la sociedad para permitir el
ejercicio del lenguaje.
El lenguaje es multiforme y heteróclito; la lengua, por el contrario, es una totalidad en sí
y un principio de clasificación.
Saussure afirma que el ejercicio del lenguaje se apoya en una facultad que nos da la
naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y convencional y debería quedar
subordinada al instinto natural. Además, la facultad de articular palabras no se ejerce
más que con la ayuda del instrumento creado y suministrado por la colectividad. Esto se
debe a que no es el lenguaje hablado el natural al hombre, sino la facultad de constituir
una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corresponden a ideas distintas.
Al separar la lengua del habla se separa, a la vez, lo que es social de lo que es
individual; lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental. La
lengua no es una función del sujeto hablante, es el producto que el individuo registra
pasivamente. El habla es, por el contrario, un acto individual de voluntad y de
inteligencia.

LUGAR DE LA LENGUA EN LOS HECHOS HUMANOS. LA SEMIOLOGÍA


La lengua, al ser un sistema de signos que expresan ideas, puede compararse a la
escritura, al alfabeto de los sordomudos, a las señales militares, etc., etc. Sólo que es el
más importante de todos esos sistemas. Se puede, entonces, concebir una ciencia que
estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. A esta ciencia la llaman
Semiología, y, a través de ella se ve en qué consisten los signos y cuáles son las leyes
que los gobiernan. Saussure dice que, si por vez primera hemos podido asignar a la
lingüística un puesto entre las ciencias es por haberla incluido en la semiología.
Para nosotros el problema lingüístico es primordialmente semiológico. Si se quiere
descubrir la verdadera naturaleza de la lengua, hay que empezar por considerarla en lo
que tiene de común con todos los otros sistemas del mismo orden.
Capítulo IV. Lingüística de la lengua y lingüística del habla

Al dar a la ciencia de la lengua su verdadero lugar en el conjunto del estudio del


lenguaje, hemos situado al mismo tiempo la lingüística entera. Todos los demás
elementos del lenguaje vienen por sí mismos a subordinarse a esta ciencia primera, y
gracias a tal subordinación todas las partes de la lingüística encuentran su lugar natural.

La actividad del sujeto hablante debe estudiarse en un conjunto de disciplinas que no


tienen cabida en la lingüística más que por su relación con la lengua.

El estudio del lenguaje comporta dos partes:


1. una, esencial, tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia,
independiente del individuo y su estudio es únicamente psíquico;
2. la otra, secundaria, tiene por objeto el habla, incluida la fonación, y es
psicofísica.

Ambos objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente: la lengua es


necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; pero el habla es
necesaria para que la lengua se establezca.
El habla es la que hace evolucionar a la lengua: las impresiones recibidas oyendo a los
demás son las que modifican nuestros hábitos lingüísticos. Hay, pues, interdependencia
de lengua y habla: aquélla es a la vez el instrumento y el producto de ésta. Pero eso no
les impide ser dos cosas absolutamente distintas.

Modo en que se presenta la lengua y el habla:


- La lengua se presenta a modo de acuñaciones depositadas en cada cerebro más
o menos como un diccionario cuyos ejemplares, idénticos, fueran repartidos
entre los individuos.
- El habla es la suma de todo lo que las gentes dicen, y comprende:
combinaciones
- Individuales voluntarias, y actos de fonación también voluntarios, necesarios
para ejecutar tales combinaciones.

Cuando se intenta hacer la teoría del lenguaje topamos con una primera bifurcación: hay
que elegir entre dos caminos que es imposible tomar a la vez. Se puede conservar el
nombre de lingüística para cada una de estas dos disciplinas y hablar de una lingüística
del habla; pero con cuidado de no confundirla con la lingüística propiamente dicha, ésa
cuyo objeto único es la lengua. Saussure decide seguir el camino de la lengua.

Capítulo V. Elementos internos y elementos externos de la lengua


Nuestra definición de la lengua supone que descartamos de ella todo lo que sea extraño
a su sistema, todo lo que se designa con el término de «lingüística externa». Esta
lingüística externa se ocupa, sin embargo, de cosas importantes, y en ella se piensa
sobre todo cuando se aborda el estudio del lenguaje. Las lingüísticas externas son:
- En primer lugar, todos los puntos en que la lingüística toca a la etnología, todas
las relaciones que pueden existir entre la historia de una lengua y la de una raza
o de una civilización. Las dos historias se mezclan y guardan relaciones
recíprocas.
- En segundo lugar hay que mencionar las relaciones entre la lengua y la historia
política. Grandes hechos históricos, como la conquista romana, han tenido una
importancia incalculable para un montón de hechos lingüísticos. La colonización
transporta un idioma a medios diferentes, lo cual entraña cambios en ese idioma.
La política interior de los Estados no es menos importante para la vida de las
lenguas: ciertos gobiernos, como el suizo, admiten la coexistencia de varios
idiomas; otros, como Francia, aspiran a la unidad lingüística.
- En tercer lugar, las conexiones de la lengua con las instituciones de toda especie,
la Iglesia, la escuela, etc. La lengua literaria sobrepasa por todas partes los
límites que parece trazarle la literatura: piénsese en la influencia de los salones,
de la corte, de las academias. Por otra parte, aquí se plantea la gran cuestión del
conflicto que se alza entre la lengua literaria y los dialectos locales. El lingüista
debe también examinar las relaciones de la lengua de los libros y de la lengua
corriente; pues toda lengua literaria, producto de la cultura, llega a deslindar su
esfera de existencia de la esfera natural, la de la lengua hablada.
- Por último, todo cuanto se refiere a la extensión geográfica de las lenguas y a su
fraccionamiento dialectal cae en la lingüística externa. El fenómeno geográfico
está tan estrechamente asociado con la existencia de toda lengua; y, sin embargo,
la geografía no toca al organismo interno del idioma.
El estudio de todos estos fenómenos lingüísticos externos es muy fructífero; pero es
falso decir que sin ellos no se pueda conocer el organismo lingüístico interno.
La mejor prueba es que cada uno de ellos crea un método distinto. La lingüística externa
puede amontonar detalle sobre detalle sin sentirse oprimida en el torniquete de un
sistema. Para la lingüística interna la cosa es muy distinta: la lingüística interna no
admite una disposición cualquiera; la lengua es un sistema que no conoce más que su
orden propio y peculiar.
Es interno todo lo que concierne al sistema y a sus reglas. Si reemplazo unas piezas de
madera por otras de marfil, el cambio es indiferente para el sistema; pero si disminuyo o
aumento el número de las piezas tal cambio afecta profundamente a la «gramática» del
juego.

Capítulo VI. Representación de la lengua por la escritura


El objeto concreto de nuestro estudio es la lengua, es decir, el producto social
depositado en el cerebro de cada uno.
Ahora bien, la mayor parte de las lenguas no las conocemos más que por la escritura.
Para disponer en todos los casos de documentos directos sería necesario que se hubiera
hecho en todo tiempo una colección de muestras fonográficas de todas las lenguas. Y
todavía tendríamos que recurrir a la escritura para hacer conocer a los demás los textos
consignados de esta manera.
Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos. Saussure afirma que la escritura
solo se utiliza para representar a la lengua. Así, el objeto lingüístico se constituye por la
palabra hablada. Pero la palabra escrita se mezcla tan íntimamente a la palabra hablada
que acaba por usurparle el papel principal (Es como si se creyera que, para conocer a
alguien, es mejor mirar su fotografía que su cara).
La lengua tiene una tradición oral independiente de la escritura, pero el prestigio de la
forma escrita nos estorba el verla. Los primeros lingüistas se equivocaron en esto. Ni el
mismo Bopp hace distinción clara entre la letra y el sonido; al leerle, se creería que una
lengua es inseparable de su alfabeto.
¿Por qué hay un prestigio de la escritura?:
o En primer lugar, porque la imagen gráfica de las palabras nos impresiona como
un objeto permanente y sólido, más propio que el sonido para constituir la
unidad de la lengua a través del tiempo.
o En segundo lugar, porque en la mayoría de los individuos las impresiones
visuales son más firmes y durables que las acústicas.
o Y en tercer lugar, porque la lengua literaria agranda todavía la importancia
inmerecida de la escritura. Existen los diccionarios, los libros sobre ortografía y
aprendemos con libros en la escuela.
Se olvida que se aprende a hablar antes que a escribir, y la relación natural queda
invertida.
Existen dos sistemas de escritura:
1. El sistema ideográfico, en el cual la palabra está representada por un signo único
y ajeno a los sonidos de que se compone (la escritura china).
2. El sistema llamado «fonético», que aspira a reproducir la serie de sonidos que se
suceden en la palabra.
Causas de desacuerdo de la grafía y la pronunciación:
o Primero, la lengua evoluciona sin cesar, mientras que la escritura tiende a quedar
inmutable. De aquí que la grafía acabe por no corresponder ya a lo que debe
representar.
o En muchos casos, se han conservado grafías que ya no tienen razón de ser. En
francés por ejemplo, se escribe mais y fait lo que los franceses pronuncian mè y f
è.
o Cuando un pueblo toma de otro su alfabeto, suele suceder que los recursos de
ese sistema gráfico no se adaptan bien a la nueva función; entonces hay que
recurrir a expedientes: por ejemplo, hay que servirse de dos letras para designar
un solo sonido. Es el caso para la z (castellana actual]) de las lenguas
germánicas: como el alfabeto latino no ofrecía ningún signo para representarla,
se la representó con th.

Saussure denomina “inconsecuencias de la escritura” a las irregularidades que plantea la


regla general de que a cada fonema le corresponde un grafema diferente. Puede suceder
que un mismo fonema se corresponda con dos grafemas distintos como sucede con el
fonema /b/ que en ciertos vocablos se escribe con “b” (burro) y en otros con “v”
(vaca). O también puede pasar que un mismo grafema se corresponda con dos fonemas
juntos (el grafema X se representa con /KS/); el grafema “h” que no representa a
ningún fonema, etc.

La conclusión evidente de todo esto es que la escritura vela y empaña la vida de la


lengua. Bien lo muestra la ortografía de la palabra francesa oiseau, donde ni uno solo de
los sonidos de la palabra hablada (wazó) está representado por su signo propio: de la
imagen de la lengua no queda nada.
Lo que fija la pronunciación de un vocablo no es su ortografía, es su historia. Lo único
que hay que considerar, y lo que más se olvida, es la ascendencia de la palabra, su
etimología.

Capítulo VII. La fonología


El primer paso hacia la verdad es el estudio de los sonidos por los sonidos mismos.
Fonología – fonética:
La fisiología de los sonidos se suele llamar fonética. Este término nos parece impropio,
y lo reemplazamos por el de fonología.
- La fonética es ciencia histórica, que analiza acontecimientos, transformaciones,
y se mueve en el tiempo. La fonología está fuera del tiempo, ya que el
mecanismo de la articulación queda siempre semejante a sí mismo.
- La fonética es una de las partes esenciales de la ciencia de la lengua. la
fonología, en cambio, no es más que una disciplina auxiliar y no se refiere más
que al habla.
La escritura fonológica
Una escritura fonológica debe procurar representar con un signo cada elemento de la
cadena hablada. Sin embargo, no siempre se tiene en cuenta esta exigencia.
Queda la cuestión de la lectura. Se lee de dos maneras: la palabra nueva o desconocida
la deletreamos letra a letra; pero la palabra usual y familiar se abarca de una sola ojeada,
la imagen de esa palabra adquiere para nosotros un valor ideográfico.
El testimonio de la escritura sólo tiene valor a condición de ser interpretado. Cada
lengua opera con un número determinado de fonemas bien diferenciados. La única
realidad que interesa al lingüista es este sistema. Los signos gráficos no son más que la
imagen cuya exactitud hay que determinar.
Recursos que utilizamos para establecer el sistema fonológico:
1. Los indicios externos, sobre todo el testimonio de los coetáneos que han descrito
los sonidos y la pronunciación de la época. Pero esta fuente de información es
muy poco segura, porque las descripciones se hacen con términos azarosos, sin
rigor científico.
2. Se pueden encontrar enseñanzas más seguras combinando estos primeros datos
con los indicios internos, que clasificaremos en dos rúbricas:
a) Indicios sacados de la regularidad de las evoluciones fonéticas.
Cuando hay que determinar el valor de una letra, es muy importante saber qué es lo que
ha sido en una época anterior el sonido que representa. Si, además del punto de partida,
se conoce también la evolución paralela de sonidos análogos de la misma lengua en la
misma época, se puede razonar por analogía y establecer una proporción. Por ejemplo:
no sabemos exactamente qué es lo que representaban la z de una palabra como el
antiguo alto alemán wazer; pero los puntos de referencia son, de un lado, el más antiguo
water, y de otro la forma moderna wasser.
Esa z debió, pues, representar un sonido intermedio entre t y s.
b) Indicios coetáneos. Son de muchas especies.
Por ejemplo, la diversidad de grafías: encontramos escrito en cierta época del antiguo
alto alemán wazer, zehan, ezan, pero nunca wacer, cehan, etc. Si, por otro lado,
encontramos también esan, essan, waser, wasser, etc., se llegará a la conclusión de que
esa z tenía un sonido muy vecino al de la s, pero bastante diferente del que se
representaba con c en la misma época.
Los textos poéticos son documentos preciosos para el conocimiento de la
pronunciación.

Cuando la estudiada es una lengua viva, el único método racional consiste: a) en


establecer el sistema de sonidos tal como resulta de la observación directa; b) en
observar el sistema de signos que sirven para representar los sonidos.
Muchos gramáticos se encastillan todavía en el viejo método, criticado arriba, que
consiste en decir cómo se pronuncia cada letra en la lengua que quieren describir. Por
este medio es imposible presentar claramente el sistema fonológico de un idioma.

PRIMERA PARTE – PRINCIPIOS GENERALES


SIGNO LINGÜÍSTICO: formado por un significado (concepto) y un significante
(imagen acústica)

Principios: el signo es arbitrario, lineal, mutable e inmutable.

- Inmutabilidad: El signo es inmutable porque es impuesto, se transmite de


generación en generación, decimos perro porque antes se decía perro. Entonces,
el signo es inmutable porque existe una convención social que impuso que tal
significante se represente por tal significado.
- Mutabilidad: signo está en condiciones de alterarse porque se continúa. Con el
paso del tiempo, existe un desplazamiento de la relación entre significante y
significado. El sistema no se modifica directamente nunca; en sí mismo, el
sistema es inmutable; sólo sufren alteración ciertos elementos, sin atención a la
solidaridad que los ata al conjunto.

Debido a la multiplicidad de signos, surgen dos ramas de la lingüística: sincrónica y


diacrónica.

- Sincronía: estudio de la lengua de acuerdo al aspecto estático.


- Diacronía: fase de evolución de la lengua

La lengua es un sistema en el que todas las partes pueden y deben considerarse en su


solidaridad sincrónica. El aspecto sincrónico prevalece sobre el otro, ya que para la
masa hablante es la verdadera y única realidad.

Los métodos de cada orden difieren de dos maneras:

- La sincronía no conoce más que una perspectiva, la de los sujetos hablantes, y


todo su método consiste en recoger su testimonio; para saber en qué medida una
cosa es realidad será necesario y suficiente averiguar en qué medida existe para
la conciencia de los sujetos hablantes.
- La lingüística diacrónica, por el contrario, debe distinguir dos perspectivas: una
prospectiva, que siga el curso del tiempo, la otra retrospectiva, que lo remonte:
de ahí un desdoblamiento del método. El estudio sincrónico no tiene por objeto
todo cuanto es simultáneo, sino solamente el conjunto de hechos
correspondientes a cada lengua; según lo requiere la necesidad, la separación
iráhasta los dialectos y subdialectos, Si se habla de ley en sincronía, es en el
sentido de orden y arreglo, de principio de regularidad, la diacronia supone, por
el contrario, un factor dinámico por el cual se produce un efecto, un algo
ejecutado.
- Resumiendo: los hechos sincrónicos presentan cierta regularidad, pero no tienen
carácter alguno imperativo; los hechos diacrónicos, por el contrario, se imponen
a la lengua, pero nada tienen de general. CONCLUSIÓN: La lingüística
sincrónica se ocupará de las relaciones lógicas y psicológicas que unen términos
coexistentes y que forman sistema, tal como aparecen a la conciencia colectiva.
La lingüística diacrónica estudiará las relaciones que unen términos sucesivos no
percibidos por una misma conciencia colectiva, y que se reemplazan unos a
otros sin formar un sistema entre sí.

Generalidades de la lingüística sincrónica:

- El objeto de la lingüística sincrónica general es establecer los principios


fundamentales de todo sistema idiosincrónico, los factores constitutivos
de todo estado de lengua.
- Todo lo que se llama «gramática general» pertenece a la sincronía, pues
solamente por los estados de lengua se establecen las diferentes relaciones
que incumben a la gramática.
- Se podría decir también que la lingüística estática se ocupa de épocas; pero
estado es preferible; el comienzo y el fin de una época se señalan generalmente
por alguna revolución más o menos brusca que tiende a modificar el estado de
cosas establecido.

Entidades concretas: son los signos lingüísticos y sus relaciones.

Principios:

- La entidad lingüística no existe más que gracias a la asociación del significante y


del significado.
- La entidad lingüística no está completamente determinada más que cuando está
deslindada, separada de todo lo que la rodea en la cadena fónica. Estas entidades
deslindadas o unidades son las que se oponen en el mecanismo de la lengua.

Método de delimitación: quien posee una lengua deslinda sus unidades con un método
muy sencillo, por lo menos en teoría. Tal método consiste en colocarse en el habla,
mirada como documento de lengua, y representarla con dos cadenas paralelas, la de los
conceptos y la de las imágenes acústicas.

CONCLUSIÓN: La lengua presenta, pues, el extraño y sorprendente carácter de no


ofrecer entidades perceptibles a primera vista, sin que por eso se pueda dudar de que
existan y de que el juego de ellas es lo que la constituye.
Valores

El valor de todo término está determinado por lo que lo rodea. Cuando se dice que los
valores corresponden a conceptos, se sobreentiende que son puramente diferenciales,
definidos no positivamente por su contenido, sino negativamente por sus relaciones con
los otros términos del sistema. Su más exacta característica es la de ser lo que los otros
no son. Esto es más cierto todavía en el significante lingüístico; en su esencia, de ningún
modo es fónico, es incorpóreo, constituido, no por su sustancia material, sino
únicamente por las diferencias que separan su imagen acústica de todas las demás.

Teniendo en cuenta esto, el sistema lingüístico es una serie de diferencias de sonidos


combinados con una serie de diferencias de ideas; pero este enfrentamiento de cierto
número de signos acústicos con otros tantos cortes hechos en la masa del pensamiento
engendra un sistema de valores; y este sistema es lo que constituye el lazo efectivo entre
los elementos fónicos y psíquicos en el interior de cada signo.

Relaciones sintagmáticas y asociativas

Por un lado, las palabras contraen entre sí relaciones fundadas en el carácter lineal de la
lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos elementos a la vez. Los elementos
se alinean uno tras otro en la cadena del habla. Estas combinaciones se pueden llamar
sintagmas.

Por otra parte, fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo de común se asocian en
la memoria, y así se forman grupos en el seno de los cuales reinan relaciones muy
diversas. Las llamaremos relaciones asociativas (paradigmas). La conexión sintagmática
es “en presencia”, se apoya en dos o más términos igualmente presentes en una serie
efectiva. Por el contrario, la conexión asociativa une términos “en ausencia” en una
serie mnemónica virtual.

Relaciones sintagmáticas

Relaciones asociativas: Los grupos formados por asociación mental no se limitan a


relacionar los dominios que presentan algo de común; el espíritu capta también la
naturaleza de las relaciones que los atan en cada caso y crea con ello tantas series
asociativas como relaciones diversas haya. Mientras que un sintagma evoca en seguida
la idea de un orden de sucesión y de un número determinado de elementos, los términos
de una familia asociativa no se presentan ni en número definido ni en un orden
determinado.

Las solidaridades sintagmáticas: casi todas las unidades de la lengua dependen de lo


que las rodea en la cadena hablada, y de las partes sucesivas de que ellas mismas se
componen. Es un producto, una combinación de dos elementos solidarios, que sólo tiene
valor por su acción recíproca en una unidad superior. La totalidad vale por sus partes,
las partes valen también en virtud de su lugar en la totalidad, y por eso la relación
sintagmática de la parte y del todo es tan importante como la de las partes entre sí.

Entre los agrupamientos sintagmáticos, así constituidos, hay un lazo de


interdependencia; se condicionan recíprocamente. En efecto, la coordinación en el
espacio contribuye a crear coordinaciones asociativas, y éstas a su vez son necesarias
para el análisis de las partes del sintagma.

Signo relativamente motivado

El principio fundamental de lo arbitrario del signo no impide distinguir en cada lengua


lo que es decir inmotivado, de lo que no lo es más que relativo. Sólo una parte de los
signos son absolutamente arbitrarios; en otros interviene un fenómeno que permite
reconocer grados en lo arbitrario sin suprimirlo: el signo puede ser relativamente
motivado. La noción de lo relativamente motivado implica:

1- El análisis del término dado, por consiguiente, una relación sintagmática;


2- La evocación de uno o varios términos, por consiguiente una relación asociativa.

No es esto otra cosa que el mecanismo por el que un término cualquiera se presta para la
expresión de una idea. Hasta aquí las unidades se nos aparecen como valores, es decir,
como elementos de un sistema, y nosotros las hemos considerado sobre todo en sus
oposiciones; ahora reconocemos las solidaridades que los atan; solidaridades que son de
orden asociativo y de orden sintagmático; ellas son las que limitan lo arbitrario.

La gramática y sus divisiones


La gramática estudia la lengua como sistema de medios de expresión; quien dice
gramatical dice sincrónico y significativo. Incorpora a la morfología, sintaxis y
lexicología.

- Desde un aspecto asociativo, se puede decir que la suma de clasificaciones


conscientes y metódicas hechas por el gramático que estudia un estado de lengua
debe coincidir con la suma de las asociaciones, conscientes o no, puestas en
juego en el habla. Ellas son las que fijan en nuestro espíritu las familias de
palabras, los paradigmas de la flexión, los elementos formativos: radicales,
sufijos, desinencias, etc. Asociaciones del mismo orden, pero más amplias
todavía, unen todos los sustantivos, adjetivos, etc., y fijan la noción de las partes
de la oración. Las entidades abstractas descansan siempre en entidades
concretas. Ninguna abstracción gramatical es posible sin una serie de elementos
materiales que le sirvan de substrato, y a esos elementos es a los que hay que
volver siempre, a fin de cuentas.

Lingüística diacrónica

Generalidades

La lingüística diacrónica estudia las relaciones entre términos sucesivos que se


sustituyen unos a otros en el tiempo. La fonética es el primer objeto de la lingüística
diacrónica.

Los cambios fonéticos

El cambio fonético no afecta a las palabras, sino a los sonidos. Lo que se transforma es
un fonema: suceso aislado, como todos los sucesos diacrónicos, pero que tiene por
consecuencia el alterar de manera idéntica todas las palabras donde figure el fonema en
cuestión; y en este sentido los cambios fonéticos son absolutamente regulares. Los
fenómenos fonéticos están ligados a condiciones determinadas: no es la especie
fonológica la que se transforma sino el fonema tal como se presenta en ciertas
condiciones de contexto, de acentuación, etc.

- Fenómenos fonéticos espontáneos: cuando se producen por una causa interna,


- Fenómenos fonéticos combinatorios: cuando resultan de la presencia de otro o
de otros fonemas.
Para distinguir bien lo que es espontáneo de lo que es combinatorio, hay que analizar las
fases de la transformación y no tomar el resultado mediato por el inmediato. Si se
intenta valuar el efecto de esos cambios, se ve en seguida que es ilimitado e
incalculable, es decir, que no se puede prever dónde se detendrán.

El fenómeno fonético afecta a cualquier especie de signo, sin hacer distinción entre un
adjetivo, un sustantivo, una desinencia, etc. Consecuencias gramaticales:

- Ruptura del vínculo gramatical


- Olvido de la composición de la palabra
- No hay dobletes fónicos
- La alternancia: dos términos vecinos sólo difieren por uno o dos elementos
fácilmente reconocibles, y es misma diferencia se repite regularmente en una
serie de parejas paralelas.

Analogía

Son aquellas modificaciones del aspecto exterior de las palabras que no son de
naturaleza fonética. Las construcciones de la analogía son racionales. Cuando un sujeto
hablante, olvidando la existencia de surdité, crea analógicamente la palabra sourdité, es
porque ha deformado la primera palabra por recuerdo del adjetivo sourd.

Una forma analógica es una forma hecha a imagen de otra o de otras muchas según una
regla determinada. La analogía se ejerce en favor de la regularidad y tiende a unificar
los procedimientos de formación y de flexión. Todo hecho analógico es un drama de
tres personajes: 1° el tipo transmitido, legítimo, hereditario (por ejemplo, honos); 2° el
concurrente (honor); 3° un personaje colectivo, constituido por las formas que han
creado al concurrente (honorem, orator, oratorem, etc.).

La analogía es de orden gramatical: supone la conciencia y la comprensión de una


relación que una las formas entre sí. Mientras que la idea no supone nada en el
fenómeno fonético, su intervención es necesaria en materia de analogía. Pertenece al
habla. El efecto más sensible y más importante de la analogía es el de suplantar antiguas
formaciones, irregulares y caducas, con otras más normales, compuestas de elementos
vivos.

Etimología popular
Se trata de una deformación de la palabra cuya forma y sentido son poco familiares, y
que luego, a través del uso, se consagra esta deformación. A diferencia de la analogía
que construye las palabras racionalmente, la etimología popular procede un poco al
azar.

La palabra recibe una interpretación nueva sin que cambie su forma.

La etimología popular no actúa, pues, más que en condiciones particulares y no afecta


más que a las palabras raras, técnicas o extranjeras, que los sujetos asimilan
imperfectamente.

La aglutinación

La aglutinación consiste en que dos o más términos originariamente distintos, pero que
se encuentran juntos frecuentemente en sintagma en el seno de la oración, se sueldan en
una unidad absoluta o difícilmente analizable. Entonces, la aglutinación es la la síntesis
de los elementos del sintagma en una unidad nueva.

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