Modulo 3 (Unificado)
Modulo 3 (Unificado)
Modulo 3 (Unificado)
la vida
Teoria de la
argumentación
jurídica
Derecho a la vida
Este conflicto hizo que debieran pronunciarse tanto jueces como Audiencias provinciales,
en base a evaluar si cabía o no autorizar la alimentación forzada de dicho reos, en el
momento que se viera amenazada su salud, dada la prolongación de esta medida de
reclamo. Sin duda todo esto, trascendió y generó arduos debates en la opinión pública;
1
aunque no fue posible arribar a una misma conclusión, sino a tres de carácter
incompatible entre si, ellas son:
1) La administración está autorizada a alimentar a los presos por la fuerza, aún
cuando ellos manifiesten su negativa a hacerlo.
2) Sólo se pueden tomar medidas de esta clase cuando la persona esté inconsciente.
Otra línea de argumentación que también postula la prioridad del derecho a la vida
frente a los demás, basa su justificación en términos más bien positivos que
metafísicos como la anterior. Tal como lo muestra el Auto de la Sala segunda de la
Audiencia Provincial de Madrid. A grandes rasgos exponen que cualquier recluso
tiene derecho a la huelga de hambre, lo cual no significa que no pueda actuarse
sobre él. Si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la muerte del
mismo, ya que de otro modo cometería el delito de omisión del deber de socorro o
auxilio al suicidio en comisión por omisión. La razón de esto es que el bien jurídico
2
protegido1, es la solidaridad humana irrenunciable. Por lo tanto el bien se lesiona
de igual manera si el sujeto en peligro pone fin a su vida voluntariamente. La
obligación de actuar y los derechos del huelguista (al libre desarrollo de la
personalidad, a la vida, la libertad ideológica, etc.) son conciliables. Esto se logra
como expone el autor estudiado con el “ respeto absoluto a la manifestación del
sujeto de no alimentarse cuando de forma libre y consciente así lo haya asumido
(…) cuando esa situación llegue a poner en peligro su vida, surgirá la obligación
de la administración penitenciaria de asistirle” (Atienza: 2000,95).
Esta asistencia no tiene que estar relacionada con la obligación de consumir
alimentos por vía bucal, ya que el sujeto prologara su postura rebelde.
Una tercera posición tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como
un abuso de un derecho fundamental. Esto lo podríamos explicar considerando
que el problema planteado tiene que ver con el ejercicio del derecho a la vida y no
del derecho de huelga o libertad ideológica o de expresión. Esta facultad
fundamental que venimos analizando, es un auténtico derecho subjetivo, su
contenido atañe a vivir o dejar de vivir, situación similar a la que ocurre con los
otros derechos. El Estado no puede intervenir en tal contenido, por ello sería un
absurdo exponer que el gobierno debe preservar la vida de los presos.
Por otro lado todo derecho está limitado en cuanto a su ejercicio, es decir que se
lleve a cabo por medio de una actividad lícita y siguiendo fines avalados en el
ordenamiento jurídico. En definitiva la huelga de hambre no conforma un acto lícito
porque intenta presionar, abusando de los derechos fundamentales. El ejercicio
del derecho a la vida y el libre desarrollo a la personalidad de los huelguistas esa
limitado hasta hacerlo compatible con los bienes contenidos en la Constitución.
Por ello es legítimo imponer (siempre que no se atropelle la dignidad de la
persona) su alimentación obligatoria.
1
Son los valores que pretenden tutelar las normas penales: vida propiedad, honor, etc.
3
cumplimiento de la pena. El deber de asistencia que tiene la administración debe ceder
ante el derecho del reo a que se respete su decisión libre y voluntaria.
La alimentación forzada iría en contra la dignidad humana, conformando un trato
degradante, prohibido y tipificado como delito de coacciones hasta podría configurar un
delito de tortura. Es necesario velar por la salud de los internos cuando pierden la
conciencia, más allá que los rebeldes hubiesen manifestado su negativa al consumo de
alimentos llegada esta situación. Por lo tanto la alimentación en este estado posibilita el
respeto a la huelga de hambre, debido a que su capacidad de presión se mantendrá sino
se tolera la muerte del huelguista.
En otro orden esto también evita que surjan razones de Estado que tiendan a
desembarazarse por esta vía de reclusos considerados indeseables, como sucedió con
huelguistas del IRA en el gobierno de Thatcher.
Fuente: http://eltriangular.info/es/Historia/article/margaret-thatcher-la-dama-de-hierro
(02/03/2010)
Margaret Thatcher
Fue Primer Ministro de Reino Unido durante el periodo 1979-1990 y líder del Partido
Conservador, ocupó por más tiempo y en forma continua el poder, que casi todos los que
tuvieron idénticos puestos. La apodaron la “Dama de Hierro” debido a sus políticas
implementadas.
4
www.portalplanetasedna.com.ar/grupo01.htm
Un mural conmemorando a NICRA (asociación por los derechos civiles de Irlanda del
Norte). El movimiento por derechos civiles había infiltrado por elementos de IRA en los
años 60.
Posición crítica
5
Además según el autor esta invocación resultaría inútil y alcanzaría con remontarse a los
principios del iuspositivismo, presentes en la constitución y en otros textos legales. Sería
necesario demostrar que existe un principio del derecho natural que establece que el
derecho la vida:
Tiene un carácter de preeminencia frente a cualquier otro derecho.
6
considerando como nunca lícita a esta protesta, dado que quienes la llevan a adelante,
están dispuestos a morir para lograr su objetivo, aquél que lo movilizó a esa toma de
decisión.
Es interesante rescatar el concepto de Dworkin para quien tener un derecho significa
tener un triunfo frente a la mayoría, de este modo ninguna directriz política ni objetivo
social colectivo puede prevalecer frente a él. Por ello, si el derecho a la libertad de
expresión, puede ejercerse para presionar en las políticas gubernativas, sin dudas puede
hacerse lo mismo con el derecho a la vida.
Según Atienza, de estas visiones, la que juzga errada es la que expone la obligación de
alimentar a los presos por la fuerza en estados de inconsciencia. Porque si se aceptara
esto se debería alimentar por la fuerza también a los huelguistas que no estén recluidos
en prisión, ya que esta instancia no justifica una trato distinto en uno y otro caso.
7
Fuente: http://www.zumacaya.com/Gandhi1.jpg (03/02/2008)
Mahatma Gandhi
Fue uno de los líderes espirituales y politicos más respetados del siglo XX, luchó
en forma pacifica por la independencia de su país de la corona britanica. Varias
veces en su vida recurrió a los ayunos como medio de presión contra el poder,
para detener la violencia, conciliar las partes beligerantes, llamar la atención de las
masas etc. Sin duda los objetivos que inspiraron su protesta fueron muchos, llegó
a considerar el ayuno como un acto espiritual sinónimo de oración.
En 1948 a los 78 años comenzó un nuevo ayuno para detener el derramiento de
sangre de su pueblo, compuesto por hindúes y musulmanes. Logró que los líderes
de ambas facciones detuvieran la lucha, dias más tarde fue asesinado por un
fanático hindú que se oponía a la tolerancia religiosa.
Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de pérdida de
consciencia habría que rechazar el testamento vital. Este documento expresa la voluntad
de una persona que no desea ser mantenida con vida si llegara a verse en una situación
de enfermedad terminal, con graves padecimientos, etc. Persigue con ello que el individuo
pueda determinar la forma en que quiere vivir y también morir.
8
Fuente: http://blogs.cope.es/diosesprovidente/files/2010/03/eutanasia.jpg (22/11/2009)
Otros creen que el posicionamiento a favor está en contraposición con los ideales que
utiliza, van más allá de las condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado.
2
Etimológicamente significa una muerte dulce sin sufrimientos atroces.
9
Fuente: www.galeriasobrepont.com
La cuestión del aborto también genera debates entorno a la primacía del derecho a la vida
contrapuesto a la elección particular. Entre los argumentos que figuran en contra del
mismo, se suele mencionar la idea de protección de la vida humana inserta en Tratados
Internacionales como el de San José de Costa Rica. Por otro lado como el bien jurídico
protegido es la vida del feto, lo que se protege es la vida, que aunque se desarrolla en las
entrañas de la madre, merece una protección independiente de la vida misma de ésta.
En contraposición está la visión que hace hincapié en los derechos sexuales y
reproductivos de todo ser humano, a la libre disposición de la madre de su propio cuerpo,
esperar a poseer los medios necesarios para traer un hijo al mundo, no llevar a término
un embarazo fruto de una violación, que acarrearía un niño no deseado por su padres,
etc.
Es una temática muy compleja para la cual es necesario hacer un posicionamiento
ideológico y así ver cual de los derechos tiene primacía sobre otro, lo que configuraría un
caso difícil, para la órbita de la argumentación jurídica, como los que venimos tratando.
El autor observa que esta consideración además supone tomar una medida paternalista
injustificada según su juicio, porque se establece para obtener un bien para una persona
sin contar con su aceptación. No pone en duda que haya casos en donde se justifique
este accionar, considera que deben darse para ello los siguientes supuestos:
Que la medida esté encaminada hacia la consecución del bien objetivo de una
persona o grupo.
10
Los miembros a quienes se destina la medida no puedan prestar consentimiento
por poseer una incapacidad básica.
Si no estuvieran en esa condición aceptarían la intervención potencial.
El argumento que venimos analizando, presupone una concepción algo discutible de los
derechos fundamentales, debido a que si alguien tiene un derecho fundamental (vivir o
morir) quiere decir que contra el mismo, no es posible hacer prevalecer consideraciones
de interés general o conveniencia pública.
Esta última frase no fue la posición que adoptó el Tribunal, ya que se mostró partidario de
la primera de las soluciones que comentamos. Centró su argumentación en el derecho a
la integridad física y moral garantizada en el texto constitucional. Por ello la alimentación
forzada de los presos constituye una limitación de este derecho fundamental, pero la
considera justificada por la necesidad de preservar la vida humana.
Al aparecer el conflicto entre la vida y el valor de la autonomía persona, el tribunal se
inclina a favor de la primera basando en lo siguiente:
11
El derecho a la vida tiene un contenido de protección positiva que no hace posible
ubicarlo como un derecho de libertad, abarcativo éste del derecho a la propia
muerte.
12
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
13
Teoría de la
argumentación
jurídica
Teoria de la
argumentación
jurídica
Teoría de la argumentación
jurídica
Derecho y argumentación
Como ya vimos en el módulo anterior, encontramos tres contextos de argumentación: el
de la producción de normas, el de la aplicación de las mismas y el de la dogmática
jurídica.
Es notable que la mayoría de las teorías esbozadas al respecto no han focalizado su
interés en el primero de ellos, quizá por considerarlo más de índole político que jurídico.
Sí se concentraron en el segundo, que lleva adelante la resolución de los casos jurídicos.
Con respecto al tercero podemos decir que juega un papel muy importante, ya que su
actividad principal consiste en producir argumentos para la resolución de casos
individuales o genéricos, reales o ficticios.
Argumentar configura la actividad central de los juristas, muchas veces ha sido
visualizada como modelo, ante ello Toulmin expuso que “la lógica entera debía
considerarse como jurisprudencia generalizada” (Toulmin, 1958: 7).
Con su huelga de hambre los presos están poniendo en peligro sus vidas.
PREMISAS
CONCLUSIÓN
1
Otra forma:
La obligación de la Administración de velar por la vida de los presos implica que cuando
su salud corra riesgo, como consecuencia de una huelga de hambre, debe alimentarlos
por la fuerza.
La huelga de hambre de los presos del GRAPO los sitúa en una situación de grave riesgo
para su salud.
PREMISAS
CONCLUSIÓN
2
Estas consideraciones terminan siendo erradas porque se pretende contraponer la lógica
y la argumentación jurídica. Sin distinguir, por un lado lo que significa explicar y
justificar, y por otro lo que se denomina justificación interna y externa3.
Sin extendernos demasiado podemos decir que la lógica deductiva es suficiente para
justificar casos rutinarios, pero en los difíciles (de los que particularmente se ocupa la
teoría de la argumentación jurídica) en ellos el establecimiento de alguna de las premisas
resulta una cuestión problemática. Es útil presentar argumentos adicionales a favor de las
premisas, para mostrar su carácter más o menos fundado, aquí actúa la justificación
externa.
Luego que determinamos la clase de problema que tenemos deberemos, por ej. si se trata
de uno de interpretación, ver si éste surge por una insuficiencia de información (la norma
aplicable no cubre el caso discutido) o por un exceso de la misma (la norma es pasible de
entenderse de varias maneras incompatibles entre sí).
Seguidamente necesitaremos construir una hipótesis para solucionarlo, a través de
nuevas premisas. Luego habrá que justificarlas buscando argumentos en favor de la
interpretación. Por último deberemos pasar de las premisas a la conclusión, es decir
justificar internamente la misma.
3
Temática expuesta también en el módulo 2.
3
¿Puede equivocarse el Tribunal Constitucional?
4
En cuanto a 2) si el ejercicio de un derecho implica un freno a alguna política pública, esto
no puede ser una razón para limitar tal facultad, además habría que limitar también la
libertad de expresión, de manifestación, etc.
El último de los postulados cae, al considerar que las personas privadas de la libertad
tienen los mismos derechos que alguien libre, siempre que éstos sean compatibles con el
cumplimiento de la pena.
Con todo lo que hemos revisado, podemos observar que ante un mismo problema
tenemos más de una respuesta que busca ser la adecuada. Si apelamos a la comunidad
jurídica la misma se encuentra dividida, es decir que no podemos estar seguros de la
opinión de la mayoría se haya configurado de manera plenamente racional. Y es probable
que necesitemos apelar a alguna instancia ideal como la comunidad ideal de diálogo de
Habermas.
Entonces, como dice Atienza:
“La respuesta correcta sería aquella a la que llegaría un ser racional o el conjunto de
todos los seres racionales, o los seres humanos si respetasen las reglas del discurso
racional” (Atienza: 2000,136).
Si quisiéramos indagar acerca de que es la racionalidad práctica en la toma de decisiones
jurídicas es necesario que nos acotemos a los siguientes principios:
Estos requisitos ponen límites al momento de la toma de decisión pero son insuficientes
ya que su cumplimiento no determina una única respuesta. La razón práctica no puede
llevar a cabo juicios absolutos sobre fines últimos; solo juicios con pretensión de validez
objetiva, en cambio, en la racionalidad ética la dimensión crítica predomina sobre la
constructiva.
5
Concluyendo, si la razón no nos puede asesorar en cuanto a que decisión tomar en un
caso difícil, necesitaremos contar con alguna otra herramienta. Aquí entran en juego las
emociones, otras cualidades que podríamos enumerar:
Buen juicio
Perspicacia
Prudencia
Sentido de justicia
Humanidad
Valentía, etc.
Por lo tanto una teoría de la razón práctica debería ser complementada por una
correlativa de las pasiones.
Síntesis conceptual
La primera considera el carácter sagrado de la vida tenida, como un bien del que
no es posible disponer libremente e implica la obligación de conservarla; nadie es
dueño absoluto de su propia vida, dado que no la crea sino la recibe. Es un
derecho fundamental que se ubica sobre los demás, ya que estos no existirán sin
él.
6
La segunda también postula la prioridad del derecho a la vida frente a los demás,
basa su justificación en términos positivos. Cualquier recluso tiene derecho a la
huelga de hambre, pero si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la
muerte del mismo, sino se cometería el delito de omisión del deber de socorro o
auxilio al suicidio en comisión por omisión.
La tercera tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como un abuso de
un derecho fundamental. No es un acto lícito porque intenta presionar, por eso es
legítimo imponer su alimentación obligatoria.
Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de pérdida
de consciencia habría que rechazar el testamento vital.
7
Supone una medida paternalista injustificada.
Tenemos derecho a vivir o morir y los demás (en este caso el Estado) tienen
deberes negativos y positivos en orden de garantizarnos la vida.
Derecho y argumentación
8
¿Qué significa argumentar?
¿Es posible que un rol tan complejo se resuelva simplemente con un silogismo?
9
Atienza considera con respecto a la huelga de los GRAPO, que la decisión fue
definitiva pero equivocada. No quiere decir que el tribunal cometió un error de tipo
lógico, porque si se aceptan las premisas de las que el parte su decisión estará
justificada. Lo que sucede es que las premisas no parecen estar bien
fundamentadas, falla la justificación externa.
Ante un mismo problema tenemos más de una respuesta que busca ser la
adecuada. No podemos estar seguros, que la opinión de la mayoría, se haya
configurado de manera plenamente racional.
Principio de consistencia.
Principio de coherencia.
Necesitaremos contar con alguna otra herramienta, como son las emociones.
10
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
11
Razones para
la acción
Teoria de la
argumentación
jurídica
Razones para la acción
Texto bibliográfico: “La noción de razón para la acción en el análisis jurídico”,
Redondo, María Cristina. Presentación.
Introducción
Significado de razón
Comúnmente utilizamos esta palabra en diferentes sentidos, a través de los cuales se han
conformado distintas reflexiones filosóficas:
PRÁCTICA
2) Las razones para la acción
EXPLICACIÓN
JUSTIFICACIÓN
1
3) Las razones como premisas de un argumento ARGUMENTO PRÁCTICO
ARGUMENTO TEÓRICO
Fuente: www.definicionde/wpcontent/uploads/razon.jpg
Con respecto a ella encontramos diversas posiciones ideológicas, una de las mismas la
califica como la función capaz de relacionar ideas por medio de la aplicación de reglas,
hace posible la obtención del conocimiento a priori. Para poder especificarlo debemos
tener en cuenta tres distinciones:
Conocimiento a posteriori
2
Distinción metafísica Contingencia
Necesidad
Verdad sintética
La verdad será factible de garantizar dadas las relaciones formales que la razón establece
entre ellas y no en su correlato con los hechos. Las proposiciones pueden ser analíticas o
sintéticas4, ya que no debemos confundir el carácter formal de la razón, con la clase de
proposiciones a utilizar. Con respecto a estas últimas, podemos destacar, que su verdad
es condicional dado que depende de la verdad de los enunciados de los cuales se parte.
4
Son aquellas que agregan nueva información ya que el predicado no esta contenido en el sujeto,
son juicios universales y necesarios.
3
Fuente: zoltec.blogspot.es/img/Kant.jpg
Immanuel Kant
4
Placa en una pared de Kaliningrado en alemán y ruso con palabras
tomadas de la conclusión de la “Critica a la Razón Práctica” de Kant
5
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
6
Razón como
facultad práctica
Teoria de la
argumentación
jurídica
Razón como facultad práctica
Los ámbitos práctico y teórico
Este ejercicio supone la integración del discurso práctico al ámbito teórico, reconociendo
la existencia de hechos normativos, que dan el tinte de verdadero o falso a las
proposiciones. De esta manera si negamos el carácter práctico rechazaremos los
presupuestos que posibilitan la función teórica, es decir que pasaremos por alto la
existencia de hechos normativos y que la pregunta prescriptiva de la acción tenga una
respuesta verdadera o falsa.
Como expone Redondo “decir que la razón es una facultad práctica implica la aceptación
de una concepción metaética cognoscitivista, según la cual es posible conocer la verdad
de los enunciados de deber” (Redondo: 1996,20). Esto no conforma una ampliación de las
funciones de la facultad estudiada, sino una ampliación de su carácter ontológico. Desde
este punto de vista no estamos desafiando la concepción epistémica, sino ejerciendo la
misma capacidad, dado que este carácter (teórico o práctico) tiene directa relación con el
objeto de conocimiento más que con la razón.
Este enfoque difiere del anterior, ya que la calificación práctica no la entiende como un
reflejo de los tipos de contenidos con los que ella opera. Sino que se fundamenta en la
función que la razón desempeña vinculada con la acción.
Para ello tomamos el aporte de Audi, quien distingue que la razón puede ser:
1
Si observamos con atención en todos los casos que presentamos el carácter práctico de
la razón se configura en una relación indirecta con la acción, ya sea por medio del
conocimiento, la adopción o creación de normas que deben guiarla.
Lo novedoso de este aporte radica en que en el segundo caso la razón señala que
verdades deben ser tomadas como guías para el comportamiento y en el tercero
promulga los principios que deben regir la acción. Por lo tanto, se evidencia como la virtud
práctica de la razón, está dada por poder responder a la pregunta ¿cómo se debe actuar?
Para aclarar el panorama podremos distinguir las distintas funciones de la razón de esta
manera:
Al exponer a la razón como normativamente práctica, estamos expresando que ella puede
acceder al conocimiento de proposiciones normativas, o que los estados mentales tienen
relevancia causal en la producción de la acción, por lo cual, siguiendo a Redondo, esta
calificación resulta ambigua, porque alude a funciones epistémicas y motivacionales,
además se corre el riesgo de superponer problemas lógicos, morales y psicológicos
subyacentes.
2
motivacional, da lugar a estados de cosas empíricos susceptibles de vincularse en una
relación causal.
Perspectivas de análisis
Tenemos diversas formas de ver como la razón motiva la acción, generalizando podremos
tener dos sentidos de esta cuestión:
Cabe mencionar que los estados cognoscitivos son los que se refieren a contenidos
normativos, algunos autores creen que la fuerza motivacional de la razón se evidencia
cuando puede conocer este tipo de contenidos, sin tener en cuenta su carácter moral, en
cambio otros la circunscriben sólo a las creencias de este último tipo. Más allá de esto,
como expresa Redondo “es unánime la opinión que no pueden constituir condiciones
suficientes para la realización de la acción” (Redondo: 1996,26).
Hay que rescatar que la capacidad motivacional se vincula, como ya vimos, con el sentido
psicológico y explicativo de “razón para la acción”, en cambio su capacidad epistémica
lo hace con el aspecto normativo y justificativo de la misma.
Esto nos lleva a concluir y exponer la separación entre los problemas empíricos, que se
relacionan con la noción motivacional y los de tipo ético que se vinculan con la
epistémica. La primera clase es relevante para el ámbito descriptivo de la explicación de
la acción, en cambio la segunda lo es para la esfera normativa de la justificación.
3
Estas clarificaciones nos muestran nuevamente la ambigüedad de la noción de razón que
ya habíamos expuesto, mientras se relacione con la idea de razón para la acción tendrá
una doble significación:
Por lo tanto, actuar racionalmente en el sentido explicativo del término, no implica actuar
racionalmente en el sentido justificativo del mismo.
Motivación
Síntesis conceptual
4
Razón como facultad humana: teórica y práctica.
5
Epistémicamente práctica
Legislativamente práctica
Constitutivamente práctica
Perspectivas de análisis
6
La idea de razón para la acción tiene una doble significación:
7
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
8
Klaus Günther 271
UN CONCEPTO NORMATIVO
DE COHERENCIA PARA UNA TEORÍA
DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
Presentación y traducción de
Juan Carlos Velasco Arroyo
Presentación
D
esde hace algunos años se ha venido reflexionando sobre el derecho a partir
de la teoría discursiva de Jürgen Habermas, empeño que ha acabado
cristalizando -aunque no exclusivamente- en su última obra aparecida en 1992:
Faktizität und Geltung. No es prematuro afirmar que la teoría crítica de la
sociedad de Habermas ha dado un nuevo impulso a la teoría y sociología del
derecho. Su original reflexión conjuga dos tipos de tratamiento frecuentemente separados:
un análisis sociohistórico de la evolución del sistema jurídico y un análisis epistemológico
del discurso jurídico. De este modo se indaga entre la relación entre la función social y la
normatividad del derecho en las sociedades modernas, por una parte, y el estatuto
epistemológico del discurso jurídico, por otra1. A este último aspecto se dedica el presente
artículo.
Como no cabía menos de una teoría que postula la comunicación como el lugar
natural de la razón en la elaboración de Faktizität und Geltung fueron importantes las
intensas discusiones mantenidas en el seno de un seminario sobre Teoría del Derecho que
tuvo lugar en la Universidad de Frankfurt entre 1985-1990, así como las distintas
monografías de los jóvenes investigadores que participaron en el mismo, de tal modo que
suministran un material imprescindible para la interpretación de aquella obra. Hasta el
momento, en castellano sólo están disponibles los principales escritos de Robert Alexy, al
que cabe el mérito de haber descubierto en Habermas un
1
Cfr. Hervé Pourtois: «Théorie sociale et jugement juridique. A propos de J. Habermas et
de Kl. Günther», en Archives de Philosophie du Droit, n.º 37 (1992), págs. 303-312.
272 Klaus Günther
2
Cfr. Jürgen Habermas: Die nachholende Revolution, Suhrkamp, Frankfurt, 1990 [existe
versión castellana: La necesidad de revisión de la izquierda, Tecnos, Madrid, 1991]; Erläuterungen
zur Diskurstheorie, Suhrkamp, Frankfurt, 1991; y Faktizität und Geltung, Suhrkamp, Frankfurt, 1992.
3
Klaus Günther: Der Sinn für Angemessenheit. Anwendungsdiskurse in Moral und Recht,
Suhrkamp, Frankfurt, 1988. Existe versión inglesa: The Sense of Appropiateness - Application
Discourses in Morality and Law, State University of New York Press, Albany, 1993.
4
John Rawls: Teoría de la justicia, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pág. 39
(cursivas de JCVA).
5
Ronald Dworkin: El imperio de la justicia, Gedisa, Barcelona, 1988, pág. 125.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 273
6
Versión original: Klaus Günther, «Ein normativer Begriff der Kohärenz für eine Theorie der
juristischen Argumentation», en Rechstheorie, n.º 20 (1989), págs. 163-190.
274 Klaus Günther
KLAUS GÜNTHER:
*
Versión ampliada y revisada de una conferencia pronunciada por el autor en el Simposio
«The Legitimacy of Law» celebrado en el Murikka-Institut. Agradezco a Robert Alexy, a Georg Henrik
von Wright y a Jerzy Wroblewski sus enriquecedoras contribuciones críticas a la discusión.
1
John Rawls: Teoría de la justicia, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pág. 35 y
ss.; Ronald Dworkin: Los derechos en serio, Ariel, Barcelona, 1984, págs. 146 y ss., págs. 276 y ss.;
Neil MacCornick: Legal Reasoning and Legal Theory, Oxford, 1978, págs. 152 y ss.; id.: «La “tesis
de los derechos” en serio», en id.: Derecho legal y socialdemocracia, Tecnos, Madrid, 1990, págs.
109-128; id.: «Coherence in Legal Justification», en Theorie der Normen (FS Weinberger), Berlín,
1984 y ss.; Joel Feinberg: Justice, Fairness and Rationality», en The Yale Law Journal, n.º 81 (1972),
págs. 1004 y ss.; Aulius Aarnio: Lo Racional como Razonable, Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, 1991; Aleksander Peczenik: Grundlagen derjuristischen Argumentation, Wien/New York,
1983, págs. 170 y ss.
2
John Rawls: «Esbozo de un procedimiento de decisión para la ética» en id.: Ética como
equidad, Tecnos, Madrid, 1986, págs. 1-17.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 275
3
Rawls (nota 1), pág. 38; Ernst Tugendhat: «Observaciones sobre aspectos metodológicos
de Una teoría de la justicia de Rawls», en id.: Problemas de la ética, Crítica, Barcelona, 1988, págs.
15 y ss. (pág. 17).
4
Rawls (nota 1), pág. 39.
5
Robert Alexy / Aleksander Peczenik: «The Concept of Coherence and Its Significance for
Discursive Rationality», comunicación al Simposio «The Legitimacy of Law», en el Murikka-Institut
de Finlandia, 4-7 agosto de 1988.
6
Tugendhat (nota 3), pág. 21.
7
Ibidem, pág. 18.
276 Klaus Günther
8
Rawls (nota 2); Norbert Hoerster: «John Rawls’ Kohärenztheorie der Normenbegründung»,
en O. Höffe (ed.): Über John Rawls’ Theorie der Gerechtigkeit, Francfort, 1977, págs. 57 y ss.; Ernst
Tugendhat (nota 3), pág. 23. Para ampliar el concepto de equilibrio reflexivo mediante la asunción de
teorías empíricas, cfr. Norman Daniels: «Wide Reflective Equilibrium and Theory Acceptance in
Ethics», en The Journal of Philosophy, 1979, pág. 256.
9
Feinberg (nota l), págs. 1019 y ss.; id.: Harm to Others, Oxford, 1884. Cfr. también el
concepto dworkiniano de «Integrity»: Ronald Dworkin: El imperio de la justicia, Gedisa, Barcelona,
1988, págs. 123 y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 277
de juicios y principios, esto es, en un caso donde emitimos un nuevo juicio. Pero si la
novedad del caso producida por la cambiante constelación de situaciones pone siempre de
nuevo en movimiento al equilibrio reflexivo, puede especificarse el principio de coherencia
en el caso mismo. Con esto se alcanza la «zona realmente productiva».
Si esta consideración es correcta, el principio de coherencia satisface una
expectativa que vinculamos a un juicio moral «reflexivo», sin que esto, desde luego, quedase
de manifiesto en los modelos propuestos hasta ahora. Esta expectativa conduce a la
«adecuación» de un juicio moral en la situación concreta, en la que emitimos este juicio o
a la que lo referimos. Cuantos más rasgos de la situación se consideran en nuestro juicio
intuitivo, tanto más elevada será la verosimilitud que con la adquisición del equilibrio
reflexivo hemos considerado todos los aspectos moralmente relevantes del caso particular.
Un juicio tal no ha de ser tomado solamente por eso como correcto, porque está apoyado en
principios válidos, sino también porque estos principios han sido aplicados adecuadamente
a la situación concreta. Por eso nos parece este juicio más adecuado que uno que se ha
efectuado a través de la aplicación «rigurosa» de sólo un principio o de sólo algunos.
Si uno reconstruye el principio de coherencia en base a esta experiencia que
hacemos en las situaciones de aplicación, se hará patente por qué la teoría de la coherencia
puede cumplir sólo de una manera limitada la tarea que tiene asignada de fundamentar la
corrección o validez de nuestros juicios y principios morales. Si es correcto que siempre
hacemos reflexiones sobre la coherencia tan pronto como en situaciones cambiantes
contamos con posibles nuevos significados de nuestros principios, la corrección de nuestros
juicios depende de la medida en que nuestros juicios intuitivos consideren diferentes rasgos
de la situación, y con eso cambia el contenido de los principios tomados por correctos y, por
tanto, el estado del equilibrio reflexivo. Si esto es así, entonces en el marco del modelo de
la coherencia ya no puede contestarse a la cuestión de cuándo podemos considerar como
correctos los principios independientemente de las posibles situaciones de aplicación.
A continuación quiero aclarar la propuesta de que los argumentos de coherencia son
esenciales sobre todo para la aplicación imparcial de normas. Para este fin introduciré y
justificaré por medio de la ética discursiva la diferenciación entre fundamentación y
aplicación de las normas (I). A continuación explicitaré el principio de la interpretación
coherente como aquel principio con el que podemos justificar en los discursos de aplicación
la pretensión de una aplicación adecuada de una norma válida (II). El modo de empleo del
principio de coherencia, reconstruido desde la perspectiva de un participante en una
argumentación moral, lo aplicaré finalmente a la argumenta-
278 Klaus Günther
ción jurídica (III). Ahí se mostrará que la teoría propuesta por Alexy de la argumentación
jurídica como caso especial del discurso práctico general debe ser revisada. Defenderé la
tesis de que la argumentación jurídica es un caso especial del discurso moral de aplicación,
en el que se trata la adecuación de la aplicación de normas.
Una fundamentación discursiva de normas válidas debe asegurar que una norma
exprese un interés general en su seguimiento general. Este interés general procede de la
consideración recíproca de los intereses de cada uno. La reciprocidad de la consideración
de intereses es proporcional a la fuerza de convicción de las razones que se introducen para
un seguimiento general de la norma. Una norma estará pues fundamentada si cada individuo
puede aprobarla con razones. Para que realmente sólo la fuerza de las razones y ningún otro
motivo logre validez, se tiene que poder suponer que se cumplen determinadas condiciones
idealizadas de la argumentación. A estas condiciones pertenecen, aparte de las reglas de
consistencia semántica y lógica que valen para todos los tipos de fundamentaciones, así
como ciertas reglas para ordenar las contribuciones de los interlocutores, la posibilidad de
participación libre e igual de todos los afectados. Sólo bajo este presupuesto mencionado
anteriormente ha de esperarse un consenso motivado racionalmente de modo no coactivo.
Por medio de esta condición se asegura la reciprocidad universal de la validez de la norma10.
Forma parte de estas condiciones ideales que los participantes puedan disponer de
un saber ilimitado y de un tiempo infinito11. Con estos presupuestos los participantes en el
discurso deben poder prever las consecuencias y efectos laterales de un seguimiento general
de la norma por cada cual en una posible situación de aplicación. El saber no estará limitado
a algunos tipos de situaciones que podamos dominar en el momento actual, y que podemos
utilizar de modo ilustrativo en el discurso para mostrar cuáles serán las consecuencias y
efectos secundarios que probablemente van a surgir en caso de un seguimiento general de
la norma. Más bien debe hacerse presente toda posible situación de aplicación con todos sus
posibles rasgos, esto es, una descripción completa. Sólo si se puede suponer que esta
10
Jürgen Habermas: «Ética del discurso. Notas sobre un programa de fundamentación», en
Conciencia moral y acción comunicativa, Península, Barcelona, 1985, págs. 57-134.
11
Klaus Günther: Der Sinn für Angemessenheit. Anwendungsdiskurse in Moral und Recht,
Francfort, 1988, págs. 37 y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 279
claro en nuestro uso coloquial de este predicado. Lo adjudicamos también a normas tales
que sabemos que pueden colisionar en algunas situaciones con otros intereses
generalizables. Así sabemos, por ejemplo (y podríamos también prever esto sin más en un
discurso sobre la validez de normas afectadas), que la norma «las promesas han de
mantenerse», en algunas situaciones colisiona con la norma «ayuda a tu prójimo, si se
encuentra en una situación de necesidad». Éste sería siempre el caso cuando en razón de
circunstancias especiales solamente puedo cumplir o una norma o la otra, pero no ambas a
la vez. Los intereses incorporados en ambas normas son generalizables sin problemas. A
pesar de que su colisión resulte muy probable, mantenemos ambos preceptos no como
inválidos; por el contrario, encontraríamos curioso que un discurso sobre la validez de una
de las dos normas se dirigiese al resultado opuesto a causa de esta posibilidad de colisión.
Diferente es si nos preguntamos por la validez de una norma como, por ejemplo,
«siempre que te proporcione una ventaja, está permitido no mantener una promesa». Aquí
podríamos prever igualmente sin dificultades que los efectos de un seguimiento general de
la norma lesionan un interés generalizable, por ejemplo, el interés de aquellos que confían
en el mantenimiento de una promesa. A diferencia del primer caso aceptaríamos esta colisión
de normas ahora empero como un argumento contra la universabilidad y, por eso, contra la
validez de la norma. Aunque en ambos casos las previsibles consecuencias y efectos
laterales de un seguimiento de normas colisionan con los intereses generalizables de otros,
sacamos otra consecuencia en cada caso: en el primer caso consideramos la norma como
válida a pesar de la colisión, en el segundo caso no.
La razón de este tratamiento diferenciado de casos de colisiones previsibles es
evidente. En el primer caso colisionan entre sí dos normas generalizables, en el segundo caso
es patente que sólo una de las dos normas que colisionan entre sí es generalizable. Esta
diferencia sugiere la sospecha de que la primera clase de colisión no es relevante para
argumentar sobre la validez de una norma, sino sólo la segunda. Desde la teoría del discurso
puede explicarse esta diferencia indicando que en ambos casos las previsibles colisiones de
intereses en la aplicación de normas juegan respectivamente papeles diferentes. En el primer
caso tiene lugar un cambio de perspectiva bajo la consideración de todas las circunstancias
de la situación de aplicación. Los participantes en el discurso se refieren aquí a una
situación en la que se encuentran por determinar qué intereses generalizables pueden ser
previsiblemente molestados por las consecuencias de la aplicación de una norma.
Independientemente de esta situación, en la que el precepto de veracidad colisiona con el
deber
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 281
de prestación de auxilio, puede pensarse colisiones con otras normas generalizables. Por
supuesto, ninguna de estas anticipaciones -en principio, indefinidas- de posibles casos de
colisión nos da una razón para reprobar una norma como inválida.
Por el contrario, en el segundo caso se trata exclusivamente de intereses tales que
en cualquier situación se ven afectados en la misma medida. En todas las situaciones en las
que se hace uso del permiso de romper una promesa son lesionados los intereses de aquellos
que habían confiado en su mantenimiento. Aquí se indica los intereses menoscabados
independientemente de las situaciones en las que los participantes en el discurso se
encuentran en el momento o pudieran encontrarse en un futuro. Necesitan referirse
recíprocamente a aquellos efectos que un seguimiento general de una norma tiene, bajo
circunstancias que permanecen iguales, en cualquier situación de aplicación. Si se muestra
que ya, bajo circunstancias que permanecen iguales, en cualquier situación se lesiona un
interés común, puede que la norma dudosa no sea válida. En este caso sólo se puede
generalizar realmente uno de los dos intereses que colisionan entre sí. El cambio de
perspectiva fuerza a los participantes en el discurso a tomar una decisión excluyente
(Entweder-Oder-Entscheidung). A continuación se hará referencia a esta clase como colisión
interna y a la primera, por contra, como externa. Las colisiones internas afectan a la validez
de una norma. Por medio de una negación son identificables independientemente de las
situaciones reales de aplicación. Por el contrario, las colisiones externas sólo pueden
identificarse en situaciones de aplicación12.
Si esta aclaración de la relación entre validez normativa y comportamiento colisivo
es sólida podemos reconocer no sólo el precepto de prestar ayuda sino también el de
veracidad como normas válidas, aunque sepamos que existen situaciones en las que
colisionan entre sí. Esta circunstancia no es relevante para la validez. No en toda situación
en la que alguien necesita ayuda, hemos de cumplir al mismo tiempo una promesa, y no en
toda situación en la que debemos cumplir una promesa, estamos obligados al mismo tiempo
a
12
Esta propuesta de comprobación de la colisión interna se corresponde con la de Albrecht
Wellmer de reconstruir la generalización moral de las formas de acción como una doble negación de
una máxima. Albrecht Wellmer: Ethik und Dialog, Francfort, 1986, pág. 22. La distinción entre
colisiones normativas internas y externas desplaza la distinción de Robert Alexy entre reglas y
principios desde la dimensión de la estructura normativa a la de la aplicación: el comportamiento
colisivo de reglas vale para todas las normas si se atiende al tipo de colisión interna; el
comportamiento colisivo de principios vale para todas las normas si se atiende al tipo de colisión
externa. Robert Alexy: Theorie der Grundrechte, Suhrkamp, Francfort, 1986, págs. 71 y ss.; Günther
(nota 11), págs. 268 y ss.
282 Klaus Günther
prestar ayuda. Por eso podemos argumentar que también los necesitados de ayuda tienen un
interés en que se mantengan las promesas, y viceversa.
13
Sobre el concepto de «situación moralmente compleja», cfr. Wellmer (nota 12), págs. 127
y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 283
situaciones colisionan con otras normas válidas. Si uno delimita el concepto de validez a las
circunstancias presupuestas por las normas como inalteradas, se torna comprensible que en
los casos de colisión más interesantes no se trata de la validez sino de la adecuación de una
norma aplicable prima facie. El ideal de una norma perfecta sub sume por error el concepto
de adecuación en aquel otro de validez. Esta diferenciación conceptual entre validez y
adecuación tiene aquel efecto lateral buscado de poder renunciar en el discurso de validez
a los requisitos irrealistas de saber ilimitado y tiempo infinito. Las consecuencias y efectos
laterales que se derivan de un seguimiento general de la norma bajo circunstancias que
permanecen iguales pueden determinarse casi siempre en base del saber disponible en un
espacio de tiempo limitado.
Al concluir este apartado quiero discutir brevemente unas objeciones que pueden
dirigirse contra esta propuesta de reconstrucción: la primera se refiere a la obligatoriedad
o «normatividad» prima facie de las normas aplicables (a); la segunda a la presunta
superfluidad del discurso de aplicación (b); y la tercera al peligro de una relación circular
entre fundamentación y aplicación (c).
a) Que las normas de acción sólo sean aplicables prima facie no significa que la
razón práctica se suspenda en la aplicación. Si nos orientamos por el ideal de la norma
perfecta, se muestra que el carácter prima facie contiene un sentido racional. Los
participantes de un discurso de aplicación están obligados a considerar una norma aplicable
prima facie como razón para la fundamentación de un juicio particular. La reserva prima
facie significa meramente que para una justificación de un juicio particular no basta con
invocar que es aplicable una norma válida. Quien aduce una razón tal debe poder mostrar
en caso de duda que es compatible con todas las demás normas aplicables prima facie en
dicha situación. Con esta reserva prima facie se impone a los participantes en el discurso
una carga de argumentación recíproca, en virtud de la cual se obligan a fundamentar la
restricción o suspensión de una razón válida que era aplicable en una descripción completa
de la situación14.
14
Searle desarrolla con el concepto de implicador conversacional una obligación análoga.
Cfr. John Searle: «Prima Facie Obligations», en J. Raz (ed.): Practical Reasoning, Oxford, 1978,
págs. 81 y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 285
En los discursos de aplicación se presupone que las normas que empleamos como
razones prima facie para la justificación de un juicio particular son consideradas válidas. Los
participantes de un discurso de aplicación comparten de antemano un conjunto determinado
de razones normativas válidas. Están ya seguros de su reconocibilidad y están de acuerdo
con lo que quieren o no quieren desde el punto de vista racional bajo la consideración de
circunstancias que permanecen iguales. Al disponer del mismo sistema de reglas válidas,
examinan implícitamente qué razones deben ser presupuestas
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 287
El proponente de una norma aplicable prima facie no defiende pues la validez, sino
la adecuación de la aplicación de una norma sobre la que se apoya un juicio particular. El
oponente no duda de la reconocibilidad de la razón normativa misma, sino de su fuerza en
apoyo de un juicio particular. En nuestro ejemplo, la validez del deber de veracidad no lo
discute ningún participante. Pero no es claro que el juicio particular «X debe ir a la fiesta
de Smith» pueda ser justificado en esta situación adecuadamente a través de aquella norma.
No debe uno equivocarse con la importancia de este problema por una descripción
demasiado sencilla. El juicio particular «tú debes hacer p (aquí y ahora)» no se apoya sin
problemas en la norma «en la situación S se debe hacer X» y en la constatación «se da S».
Pero ya el traslado de este esquema a nuestro sencillo ejemplo explica que dudásemos si
el deber de veracidad había sido aplicado adecuadamente cuando extraíamos en esta
situación la conclusión de que «X debe ir a la fiesta de Smith».
El sencillo esquema es claro sólo porque supone la igualdad de significado de la
expresión «S», tal como se empleará en la norma y en la descripción de la situación. Esta
igualdad de significado no existe desde un principio, más bien es el resultado de un
precedente en el que «aplicamos» la norma y con ello al mismo tiempo destaca-
288 Klaus Günther
mos determinados rasgos de la situación como «relevantes» frente a otros. Esta actuación
selectiva puede criticarse de todas maneras. Un oponente podría preguntar: «¿Por qué te
refieres sólo a estas circunstancias de la situación y no a otras?». En nuestro ejemplo Jones
podría dirigir a X la pregunta, por qué considera sólo relevante el aspecto de la situación de
que ha prometido a Smith ir a su fiesta y no que su amigo se encuentra en una situación
desamparada. Esta pregunta no puede responderse con una referencia al deber de veracidad.
Tampoco es suficiente si X explica su comprensión del significado del deber de veracidad
remitiéndose a que el modo de la palabra dada a Smith puede caracterizarse como una
promesa y esta interpretación puede justificarse también con razones. Esta respuesta tan
escasamente suficiente sería la prueba de que la norma «se debe mantener las promesas»
puede ser fundamentada por principios o en un discurso de validez. Este modo de
justificación presupone una descripción de la situación ya seleccionada. No hay ningún
tránsito de esta norma a la otra norma aplicable prima facie que obliga a prestar ayuda. Tan
sólo obtenemos una visión de las normas que colisionan unas con otras en una situación de
aplicación si tematizamos las características selectivas de nuestra comprensión normativa
y no las presuponemos sencillamente. Para que una interpretación normativa pueda ser
tematizada como una actuación selectiva se precisa una descripción completa de la
situación.
de la regla de uso de las palabras puede ser tematizada como una regla de selección, porque
de otro modo las normas que colisionan externamente no son identificables como normas
aplicables prima facie. La tematización de una regla de uso de las palabras como regla de
selección presupone por eso una descripción completa de la situación.
La cuestión de qué interpretación concuerda con la descripción de la situación y
cómo ha de ser justificada, no puede separarse de la consideración de las otras normas
aplicables prima facie. Tampoco lo hacemos de un modo manifiesto cuando un oponente
objeta por qué consideramos esta circunstancia y no aquélla otra y respondemos que las
otras circunstancias «no son relevantes». Pues la consideración de las otras normas ha
pasado ya a formar parte de nuestra interpretación. En la teoría hermenéutica esto se designa
como «precomprensión» y en la teoría de la ciencia como «contexto de descubrimiento». Mi
tesis es que con el concepto de adecuación aquí desarrollado se puede reconstruir
racionalmente al menos un aspecto de este problema: la selectividad de la interpretación
requiere de justificación y tiene también capacidad justificatoria en los discursos de
aplicación.
pueden imaginarse diferentes justificaciones, de las cuales sólo una cumple el criterio de la
adecuación. Sería pensable justificar este juicio particular a través de una referencia a la
norma
compleja. Como la norma válida (NI) sólo es aplicable prima facie, y un oponente podría
por tanto preguntar por qué el proponente no sigue la otra norma igualmente aplicable prima
facie en la situación dada:
Dado que estamos obligados por la reserva prima facie a examinar todos los rasgos
de la situación, también debe introducirse esta norma aplicable prima facie en el discurso
de aplicación. Ella es válida tomada en sí misma y podría ser lesionada en la situación dada
si la norma (NI) fuera seguida. El proponente que quiere defender la adecuación de la
aplicación de (NI) ha de asumir ahora la carga de la argumentación. Pues como no puede
declarar la norma (NII) como inválida, no le cabe otra cosa que mostrar bajo qué condiciones
las normas (NI) y (NII) que colisionan entre sí en esta situación son compatibles entre sí. En
este nivel comienza la interpretación coherente de las normas aplicables en una descripción
completa de la situación. En nuestro simple ejemplo no es difícil anticipar el resultado de
esta interpretación. El resultado podría ser:
R.M. Hare: Moral Thinking, Oxford, 1981, págs. 117 y ss.; Günther Patzig: «El imperativo
15
con la premisa de que normas y principios significan lo mismo que valores y bienes, o que
por lo menos se pueden traducir por ellas. Sólo valores o bienes pueden ser medidos cuando
menos en un sentido metafórico, de tal modo que es posible una «ponderación» y con ella
una decisión en beneficio de uno de los valores que colisionan con los otros. En el presente
contexto no resulta posible discutir con la atención debida estas posiciones. Me gustaría sólo
cuestionar por qué debe abandonarse por esta razón la distinción entre enunciados
normativos y evaluativos.
No aceptada esta alternativa, sólo se ofrece la siguiente salida: si X acepta no sólo
el deber de veracidad sino también la obligación de prestación de auxilio, debería pues
poder mostrar en el caso de nuestro ejemplo con ayuda de qué otros principios ambos
preceptos podrían ser tan compatibles entre sí que el juicio particular «hay que prestar
auxilio a Jones» pudiera ser justificado como aquella norma que es adecuada a la situación.
La prioridad que adquiere en este caso la obligación de prestación de auxilio sobre el deber
de veracidad no vale como expresión de decisión de preferencias o como el resultado de una
ponderación de bienes, sino como el resultado de la mejor teoría de todos los principios
aplicables 16 . Esta teoría debería explicitar detalladamente el significado de estos principios.
La norma que ofrece aquella relación de prioridad no debería aparecer como la realización
óptima de los fines que concurren en referencia a todas las posibilidades, sino como el
agotamiento óptimo del sentido normativo de ambos principios bajo la consideración de
todas las circunstancias.
Contra este modelo puede hacerse dos objeciones: a) la interpretación coherente de
las normas que colisionan entre sí parece ser sólo un problema de autoconsistencia del
sujeto que actúa moralmente, para cuya solución no se requiere ningún discurso; y b) una
interpretación coherente como reconstrucción de un orden transitivo entre diferentes
principios parece no ser posible sin la construcción de nuevas normas y tampoco sin la
introducción de pretensiones de validez necesitadas de fundamentación, con lo que se
pondría en cuestión la distinción hecha anteriormente entre validez y adecuación. Estas
objeciones no son, sin embargo, justas.
16
Cfr. Dworkin (nota 1). Me ocuparé más detalladamente infra de las diferencias con la
concepción de Dworkin.
292 Klaus Günther
también consigo mismo, cuando ve que al actuar en una situación de determinada manera
que satisface un principio lesiona al mismo tiempo otro. Si X acepta el deber de veracidad
así como la obligación de prestación de auxilio, se porta incoherentemente tan pronto como
sin pormenorizar razones cumple en nuestro caso la promesa y va a la fiesta de Smith. El
principio de ordenar los principios que colisionan entre sí en un caso particular en una teoría
uniforme tiene su fundamento moral, aunque no solucione los problemas de consistencia
interna de las personas que actúan moralmente. Esto se comprende si ampliamos las
perspectivas: en las normas válidas podríamos suponer al menos que serían compartidas por
todos los afectados. Porque aceptamos las normas válidas, pero no en referencia a las
colisiones externas, no podemos excluir que cualquier individuo en base a normas válidas
comúnmente aceptadas llegue a diferentes juicios sobre lo adecuado en la situación «S»17.
Bajo la presuposición de que los participantes están de acuerdo con las normas aceptadas
como válidas que han introducido en el discurso de aplicación como razones prima facie,
puede ser justificada la teoría uniforme sólo como resultado de una empresa común de los
mismos implicados. Los participantes en un discurso de aplicación se respetan mutuamente
como personas que comparten unos con otros principios válidos y normas. Este respeto tan
sólo se expresa cuando cada cual considera los principios que colisionan entre sí en una
situación en la búsqueda común de una teoría uniforme. En otro caso trataríamos
arbitrariamente al participante no considerado que lo tenemos enfrente y aplicaríamos los
principios compartidos comúnmente de una manera unilateral y parcial.
b) Otra objeción podría decir que con esta propuesta de solución del problema de
las colisiones externas podría ahora allanarse la diferencia entre los discursos de
fundamentación y de aplicación. Finalmente es imprescindible para la reconstrucción de una
teoría uniforme el hallazgo y construcción de nuevas normas, que no pertenecerían al
conjunto de normas válidas comúnmente compartidas. Ninguna reconstrucción es posible sin
construcción. Por tanto se debería tener siempre otro nuevo discurso de fundamentación
antes de que se pueda aceptar las normas encontradas como elementos legítimos en las
múltiples relaciones de apoyo de la teoría uniforme que se construye. Éste no es, sin
embargo, tanto el caso en el que se mueve la interpretación en base a, y en los límites del
sentido de, las normas comúnmente aceptadas como válidas. En el interior de estos
17
Cfr. al respecto las experiencias que se relatan en las comisiones de ética, Alasdair
MacIntyre: «Does Applied Ethics Rest on a Mistake?», en The Monist (76), 1984, págs. 498 y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 293
límites perseguimos un sistema coherente ideal entre las normas que colisionan entre sí.
Todas las normas construidas de nuevo que sirven al establecimiento de relaciones de apoyo
en el interior de este sistema ideal buscado pertenecen al conjunto de normas aceptadas
comúnmente como válidas. Un criterio para ello, cuando ya no existe el caso, no puede
conducir desde fuera hasta la interpretación coherente. Sólo los implicados mismos podrían
juzgar si una nueva norma ya no pertenece a este sistema. Si es polémica la pretensión de
validez de esta norma, se podría aclarar en un discurso de fundamentación si la norma
encarna un interés general y si debe pertenecer al conjunto de normas aceptadas comúnmente
como válidas.
De este modo nos hemos acercado reconstructivamente a la idea que está asociada
al ideal de una norma perfecta: que su validez y su adecuación serían pues exactamente
idénticas si pudiéramos justificar su seguimiento general para cada caso particular de
aplicación pensable. Según el procedimiento aquí propuesto deberíamos aplicar una norma
como si hubiéramos podido prever la situación de aplicación bajo los requisitos de saber
exhaustivo y tiempo ilimitado. Éste es el sentido de la constatación de que una norma es en
esta situación la única adecuada. Pero esta pretensión no la podemos satisfacer en un
discurso de validez, porque sólo podemos considerar las circunstancias que permanecen
iguales en cualquier situación de aplicación. Por otro lado, si no queremos lesionar la idea
de imparcialidad en la aplicación de normas no podemos desistir de considerar al mismo
tiempo unilateralmente sólo determinados aspectos de la situación sin otra justificación. El
desempeño de la pretensión que pertenece a la idea de imparcialidad se desplaza en el eje
temporal en el discurso de aplicación. Si mantenemos ahora como válida una norma como
NI, aun cuando sabemos que existen algunas situaciones en las que puede colisionar con
normas como NII, suponemos contrafácticamente que todas las normas válidas forman
finalmente un sistema coherente ideal que permite exactamente una respuesta correcta; con
otras palabras: la razón práctica no se contradice. Los discursos de aplicación incorporan
aquel procedimiento con el que pretendemos desempeñar esta pretensión que alzamos con
cada norma válida.
Por supuesto que nunca podremos alcanzar fácticamente esta idea de un sistema
coherente de todas las normas válidas. En su establecimiento trabajamos en cada situación
de aplicación, cuya descripción completa cambia la matriz de las normas que potencialmente
colisio-
294 Klaus Günther
nan entre sí. Si cada norma válida precisa de un complemento de todas las otras normas
aplicables en una situación, entonces se cambia su significado en cada situación.
De este modo somos dependientes de la historia puesto que ella sólo nos produce
situaciones imprevisibles, que nos fuerza cada vez a una interpretación diferente del conjunto
de todas las normas válidas.
Desde la perspectiva de un observador, con este modelo se configura la imagen de
una forma de vida consistente en un conjunto desordenado de principios válidos que son
aceptados en gran parte por los participantes y que en cada situación de aplicación particular
se ordena mediante un esfuerzo reconstructivo común que facilita una respuesta adecuada.
Visto desde la perspectiva interna, el discurso de fundamentación sólo expresa el aspecto
de validez del principio de imparcialidad, pero no puede generar un conjunto coherente de
principios para todos los posibles casos de colisión. Aunque el discurso de aplicación hace
valer el punto de vista de la adecuación imparcial, sin embargo tan sólo puede exigir la
consideración completa de todos los rasgos de una descripción de la situación. Resulta claro
que difícilmente llevaríamos a la práctica una orientación moral bajo estos requisitos. En
lugar de este ideal disponemos de «paradigmas» o esquemas en los que las normas que aquí
y ahora mantenemos por válidas se colocan en un orden transitivo. Porque un orden como
el expuesto anteriormente no es construible sin referencia a las posibles situaciones de
aplicación, contienen estos paradigmas descripciones generalizadas de situaciones de una
determinada clase. Habitualmente recurrimos a tales órdenes sistematizados de un modo más
o menos fuerte cuando solucionamos casos de colisión típicos y esperables. Constituyen un
contexto de fondo en el que se insertan en cada caso nuestras apreciaciones de la situación
y los correspondientes juicios morales prima facie. Junto con otros saberes culturales de
orientación pertenecen estos paradigmas a la forma de vida en la que cada uno de nosotros
nos encontramos. Así, entre las formas modernas de vida cada una ha solucionado a su
manera la relación de prelación entre el principio de libertad e igualdad, sin que quepa
afirmar que los correspondientes paradigmas son inmodificables ni que prescriban siempre
una y la misma solución para cada caso de colisión. Al descargar a los participantes en una
determinada práctica social de tener que contentarse con un desordenado conjunto de
principios sólo aplicables prima facie, que deben ser aplicados en cada situación moralmente
relevante en un discurso de aplicación de modo adecuado a una descripción completa, tales
paradigmas son, por supuesto, también una fuente de prejuicios, valoraciones deformadas
de la situación y, por consiguiente, de una aplicación parcial y unilateral de las normas
válidas. Para que esto
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 295
III. Una propuesta para la interpretación del principio de coherencia en la teoría del
derecho
tivo y las sentencias firmes, a diferencia de las normas y juicios morales, no pretenden que
sean seguidas fácticamente por cada individuo sólo por motivos racionales. No pueden, sin
embargo, excluir un reconocimiento y seguimiento motivado racionalmente. Éste no ocurre
salvo en el caso de que cualquier individuo pudiera llegar al resultado basado en una
argumentación moral de que hay buenas razones para el reconocimiento de la validez y
adecuación de una norma. Por eso los procedimientos institucionalizados de establecimiento
y aplicación de normas no pueden excluir una argumentación moral sobre la validez y
adecuación de normas. De que modo esto es posible, deberá analizarse sólo para los
discursos jurídicos de aplicación. Para ello es preciso delimitar ante todo el modo propio
de la argumentación jurídica como un caso especial del discurso moral de aplicación: se
trata de un caso especial del discurso práctico general.
18
Robert Alexy: Teoría de la argumentación jurídica, Centro de Estudios Constitucionales,
Madrid, 1989, págs. 208, 213 y 274. [Para la comprensión de este tercer apartado es conveniente tener
en cuenta que el sustantivo alemán Geltung y el adjetivo correspondiente geltend incorporan
simultáneamente las acepciones de vigencia y validez, y está última no sólo en su sentido formal, sino
también en el normativo: por eso al hablar de «ordenamiento jurídico vigente (geltende
Rechtsordnung)» también se está mentando su corrección normativa. Por otra parte, la lengua alemana
dispone del término Gültigkeit para referirse exclusivamente a la idea de validez normativa (N. del
T.)].
19
Ibidem, pág. 350; e id. (nota 12), págs. 498 y ss.
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 297
20
Alexy (nota 18), págs. 274 y ss.
298 Klaus Günther
21
Ib., pág.. 274.
22
Ib., pág. 215.
23
Ib., pág. 213 (cursivas de K.G.).
Un concepto normativo de coherencia para una teoría... 299
un ordenamiento vigente puede ser, pues, tan sólo una fundamentación de la validez
convencional. Alexy ve, pues, también lo mismo, que «una racionalidad ilimitada de la
decisión jurídica» presupondría «la racionalidad de la legislación»24. Pero entonces la
argumentación jurídica no puede ser un «caso especial», sino solamente un aliud. Alexy
reconstruye la lógica de la argumentación jurídica sobre el modelo del discurso de
fundamentación.
b) Concebida, sin embargo, la argumentación jurídica en analogía con el discurso
de fundamentación, las restricciones específicas del derecho implican la abolición de la
discursividad. Esto se muestra en lo que Alexy denomina «coincidencia estructural de reglas
y formas» de ambas clases de discursos. Todas las reglas y formas, que Alexy enuncia,
carecen de la referencia al principio de universabilidad, que como regla de argumentación
es constitutivo del discurso práctico general.
Esto vale, en primer lugar, para las reglas y formas de la justificación interna, que
según Alexy están justificadas como casos de aplicación del principio semántico de
universabilidad en la versión de Hare (regla 1.3’)25. Tampoco bajo las reglas y formas de la
justificación externa se encuentra nada que introduzca en la argumentación jurídica el
principio de universabilidad propio de la ética discursiva como regla constitutiva.
Ahora bien, aunque estas reflexiones semánticas son una condición necesaria para
el discurso -pertenecen a la «lógica» de la argumentación-26, sin embargo, para tales
reflexiones semánticas es significativo que pueden llevarse a cabo monológicamente y no
exigen discurso alguno. Suficiente para el discurso es sólo aquella variante del principio de
universabilidad, que se aplica a la consideración recíproca de los intereses de todos los
afectados. Esto sucede en Alexy bajo las «reglas de fundamentación» del discurso práctico
general (regla 5.1.2), pero no bajo las reglas y formas de la argumentación jurídica. Según
lo dicho hasta ahora, esto tampoco tendría que sorprender, porque la argumentación jurídica
debe presuponer precisamente como dado aquello para cuya fundamentación fue concebido:
la validez de una norma.
Puede discutirse ciertamente sobre qué condiciones deben cumplirse para poder
hablar de una «coincidencia estructural». Que algu-
24
Ib., pág. 274.
25
Ib., pág. 219. Véase también Aulius Aarnio/Robert Alexy/Aleksander Peczenik: «Grundlage
der juristischen Argumentation», en W. Krawietz/R. Alexy (eds.): Metatheorie der juristischen
Argumentation (Schriften zur Rechtstheorie, Cuaderno 108), págs. 9 y ss.
26
Habermas (nota 10), pág. 110.
300 Klaus Günther
nas de las reglas y normas que pertenecen a la justificación interna o externa de los
enunciados normativos jurídicos también figuren en el discurso práctico no fundamenta
todavía una coincidencia de la clase que permite la calificación de la argumentación jurídica
como un «caso especial». Si tan sólo el principio de universabilidad de la ética discursiva
no sólo es necesario, sino también suficiente para la pertenencia de un tipo de argumentación
al discurso práctico general, el discurso jurídico no puede tratarse de un caso especial,
porque la única regla que constituye al discurso de fundamentación como tal no existe en
la argumentación jurídica, y tampoco puede existir.
III.2. Argumentación jurídica como caso especial del discurso moral de aplicación
las normas, que se encuentra asociado a la elección de una regla de uso de las palabras, no
se puede excluir a través de reglas y formas que exclusivamente complican el principio
semántico de universabilidad propuesto por Hare.
Si esta hipótesis es correcta, las denominadas por Alexy reglas y principios de la
interpretación, de la argumentación dogmática y del uso del precedente así como los
principios prácticos generales y argumentaciones empíricas, deberían reconstruirse de
manera tal que recibieran su sentido de la tarea de justificar coherentemente una aplicación
normativa a la vista de una situación descrita completamente. Así se podrían entender los
cánones de la interpretación como reglas que prescriben la consideración de principios en
la implantación de un significado. El papel del precedente como argumento para una
argumentación guiada por principios en la aplicación de normas ha sido mostrado sobre todo
por Dworkin y MacCormick27. Si los distintos casos pueden compararse en referencia a tales
rasgos que permiten la aplicación de un principio común, esto sólo puede fundamentarse a
través de una descripción completa de la situación, que posibilita una consideración de todos
los principios que colisionan entre sí. Con los enunciados de la dogmática se puede dilucidar
el carácter paradigmático de las interpretaciones coherentes en referencia a las descripciones
generalizadas de la situación.
Distintas teorías del derecho han reconocido entretanto que el principio de
coherencia juega en la justificación de las interpretaciones de normas al menos el papel de
una condición necesaria. Se diferencian sobre todo por la importancia que prestan a ese
principio en relación a los otros principios con los que se encuentra vinculado de modo
complementario. A menudo se le asocia al más estricto principio de consistencia y a un
principio normativo más sustantivo, que debe posibilitar una decisión entre dos conjuntos
de principios justificados coherentemente que colisionan entre sí: MacCormick complementa
el principio de coherencia con un principio consecuencialista de ponderación de los bienes
colectivos; Aamio y Peczenik se refieren a la forma de vida de un auditorio que dispone de
un orden preferencial de valores28; Dworkin defiende una teoría radical de coherencia según
la cual la justificación coherente de una interpretación normativa es al mismo tiempo una
condición suficiente para la única respuesta correcta. Claro está que él eleva la exigencia
de coherencia a una tarea infinita que requeriría un «juez Hércules» con capacidades
sobrehumanas29.
27
Dworkin (nota 1), págs. 182 y ss.; MacCormick (nota 1), págs. 155 y ss.
28
MacCormick (nota 1), págs. 129 y ss.; Aarnio (nota 1), págs. 221 y ss.; id. y otros (nota 25),
págs. 75 y ss.; Peczenick (nota 1), págs. 197 y ss.
29
Dworkin (nota 1), págs. 177 y ss.
302 Klaus Günther
Presentación al núm.15.
ISABEL GONZÁLEZ RÍOS
RESEÑAS
Prueba de la apertura de la revista al exterior es que junto al Comité Científico Nacional, cuenta
con un Comité Científico Internacional formado por profesores de Bulgaria, Canadá, Chile,
Estados Unidos, Ecuador, Francia, Hungría, Italia, Polonia y Portugal.
Directora
Isabel González Ríos
[email protected]
Secretaria
Carmen María Ávila Rodríguez
[email protected]
Promotor
Grupo de innovación docente
PIE 017/08.UMA
Editor ejecutivo
Juan Carlos Martínez Coll
ISSN
1989-8754
www.eumed.net/rev/rejie
2
Número 15
Enero 2017
3
4
5
La Revista Jurídica de Investigación e Innovación Educativa (REJIE) se encuentra
indizada en el catálogo de revistas Latindex, Dice, Isoc e IdeasRePec.
Consejo de redacción
Comité científico
Comité científico nacional
6
Comité científico internacional
7
Sumario
Presentación al núm.15
ISABEL GONZÁLEZ RÍOS……………………………………………………………….…
9
La sala de vistas en la Facultad de Derecho: un espacio “real” para la práctica de la
oratoria.
CRISTINA GIL MEMBRADO ………………………………………………………………… 11
La enseñanza de Derecho financiero y tributario: problemáticas en su configuración y
una especificación para el grado de Derecho en la Universidad de Málaga.
IGNACIO CRUZ PADIAL ……………………………………………………………………..
31
La profesión docente como base del pensamiento y la investigación como sostén del
buen docente.
MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ SALADO ……………………………………………………………. 47
La razón práctica a partir del iuspersonalismo.
GERARDO MUÑOZ LÓPEZ ….…………….…………………………………………………..
57
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º
companhia de polícia militar ambiental – uma realidade regional
SANDRO LUIZ BAZZANELLA, DANIELLY BORGUEZAN, FLÁVIO HENRIQUE MAYER…………
75
RESEÑAS
8
PRESENTACIÓN AL NÚMERO 15
Como colofón a este número se incorporan tres reseñas con las que se da noticia al
lector del libro del profesor Pérez Gómez sobre el portafolios educativo como herramienta
para la evaluación de los estudiantes; de la obra del profesor Rodríguez de Santiago sobre
la metodología del Derecho Administrativo, centrándose en las reglas de racionalidad en la
adopción de decisiones administrativas y en su control; y , del trabajo del profesor
Gutiérrez Bengoechea sobre aspectos sectoriales del impuesto de la renta de las personas
físicas.
Directora de la REJIE
10
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO
“REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
Este Proyecto no hubiera sido posible sin la colaboración de compañeros, amantes inquietos de la
docencia: Santiago José Cavanillas Múgica, Francisco López Simó y Mª Nélida Tur Faúndez; de los
abogados y profesores asociados, que han acercado a los estudiantes su profesión: Íñigo Casasayas
Talens, Miguel Reus Méndez y Carlos Tur Faúndez; del juez que nos ha regalado convertir nuestra
Sala de Vistas en un escenario real: Jaime Gibert Ferragut; y de la experta en oratoria Xesca Vidal
Riera. Ni que decir tiene, que tampoco hubiera sido posible sin los protagonistas de la aventura: los
estudiantes.
This paper wants to narrate the experience seen from the eyes of those who enjoy
working in the classroom. See the result and the skills acquired by students is our
greatest satisfaction.
1. Introducción
12
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
El docente debe dejar de ser un mero transmisor de materia y pasar a ser un orientador
de modo que el estudiante pase a ser el principal protagonista de su proceso de
aprendizaje.
El estudiante necesita interesarse y apasionarse por el Derecho. Esto solo se logra con
una implicación personal promovida por el protagonismo del estudiante en el
procedimiento, que, en este proyecto se materializa en la dirección de un caso real que
desembocará en la vista oral. Mediante la fórmula de la simulación se supera el mero
análisis y el estudio de un caso que el estudiante no siente como propio.
3. Objetivos
El aval para solicitar este proyecto con el que concurrimos a las ayudas es el resultado
obtenido por la experiencia de innovación docente a través de la cual pretendíamos
implantar una actividad evaluable en la modalidad de debate con el propósito de que el
aprendizaje del estudiante superara el contenido de las asignaturas – se trabajaron de
modo transversal cuatro asignaturas del primer semestre del curso primero- y se
13
Cristina Gil Membrado
Tal y como figuraba en la memoria de solicitud del proyecto “El Club de Debate en
Primero del Grado en Derecho”, la valoración de la experiencia docente se realizaría
mediante un cuestionario del grado de satisfacción de los estudiantes participantes que
en particular recogiera su opinión sobre las destrezas y habilidades adquiridas. Para ello
se encuestó de modo anónimo a los participantes concluyendo de sus manifestaciones
que la oratoria habría de considerarse como una asignatura y evaluarla en todas, así
como la urgencia de que la oratoria fuera parte del plan de estudios y cuanto menos
establecer la continuidad de este tipo de experiencias docentes. En relación a los
profesores participantes vieron cumplidas sus expectativas y calificaron la experiencia
como muy positiva.
5. Participantes
Los destinatarios han sido los estudiantes de tercer curso del Grado de Derecho. Los
motivos de esta elección son que en tercer curso del Plan de Estudios se cursa la
asignatura “El Proceso Civil de Declaración”, que será el eje central atendiendo a la
finalidad del Proyecto. Se trata de una asignatura de carácter procesal dirigida a
estudiantes que cuentan con conocimientos procesales y sustantivos suficientes como
para poder cumplir satisfactoriamente el objetivo. Desechamos dirigirla a los alumnos
de cuarto curso, porque no está prevista en nuestro Plan una asignatura específica de
carácter procesal y, además, en caso de que la hubiera, la concurrencia en este curso con
el Trabajo Fin de Grado para los estudiantes del Grado de Derecho, y la dedicación que
el mismo requiere, no propiciaría la participación y la dedicación necesaria.
6. Competencias
1
QUÍLEZ, J. M., MARTÍNEZ, M. J., DE PAREDES, C. (2014) Aprendizaje a través de competición jurídica entre
estudiantes con simulación de proceso. XI Jornadas Internacionales de Innovación Universitaria. Educar para
transformar. Disponible en http://hdl.handle.net/11268/3709.
14
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
Las competencias trabajadas a través de “La Sala de Vistas en la Facultad” han sido las
siguientes:
Por otro lado, exige destrezas en el manejo del sistema de fuentes del Derecho, para
identificar la vigencia y eficacia de una norma en el sistema de fuentes.
Para ello ha tenido que articular el ámbito procesal y el material propios del conflicto
planteado, por lo que ha superado la perspectiva segmentada, que es habitual al
estructurar los estudios por asignaturas.
15
Cristina Gil Membrado
6.4. Comunicación
Esta competencia, tiene que ser asumida de modo transversal por todas las asignaturas.
La experiencia docente ha contribuido a adquirir y a ejercitar esta competencia, para lo
cual en el propio Plan de Estudios se recomienda la coordinación entre asignaturas para
asumirla.
Implica esta competencia desarrollar en equipo tareas jurídicas, en especial las que
implican interdisciplinariedad, lo que incluye tanto el liderazgo como la colaboración
adecuada en tareas colectivas.
7. Objetivos
16
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
El poder ver con posterioridad la intervención permite el estudio del lenguaje verbal y
no verbal utilizado y la posibilidad de corregir los errores o defectos en la exposición
logrando así la conveniente retroacción.
9. Metodología
9.1. El caso
Es inventado y mínimamente esbozado –un coche sufre un accidente parece ser que a
consecuencia de una rama de un árbol desprendida de la finca contigua. El resultado es
un muerto y un herido-. Son las partes las que tienen que preguntar a los clientes -
representados por los profesores integrantes del proyecto- los pormenores del mismo.
Los profesores se coordinan de modo que las cuestiones sustantivas y procesales que
deriven tengan una cierta complejidad técnica que propicien la argumentación y la
contraargumentación por las partes en litigio.
Los medios de prueba documentales que las partes solicitan se suplen por lo que
llamamos “vales de prueba”, que las partes solicitan y el equipo de profesores
confecciona.
9.2. Intervinientes
17
Cristina Gil Membrado
9.2.1. Estudiantes
Los estudiantes se agrupan de modo voluntario, lo que facilita contar con equipos
motivados y armoniosos. No obstante TOMÁS y CASTILLO, si bien recomiendan para
este tipo de actividades la participación de voluntarios, a consecuencia de que la
preparación de la simulación requiere un esfuerzo considerable que no todos los
estudiantes están dispuestos a asumir, señalan que la actividad puede plantearse como
un instrumento de motivación de estudiantes que muestran una actitud distante y pasiva
a las clases tradicionales, de modo que puede ser recomendable para “recuperarlos”2.
9.2.2.1. Profesores
Aportarán el esbozo de un caso que se presentará a los alumnos que constituirá el punto
de partida para comenzar a trabajar en equipos asumiendo cada uno de ellos un rol de un
operador jurídico que habitualmente concurre en la Sala de Vistas de un Juzgado.
2
TOMÁS, S., CASTILLO, R. (2014) La simulación de juicios en la asignatura de Derecho Procesal III: algunas
propuestas metodológicas. XII Jornadas de Redes de Investigación en Docencia Universitaria, Universidad de Alicante,
pág. 1336 http://hdl.handle.net/10045/41966
18
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
DEMANDANTE
DEMANDADOS
19
Cristina Gil Membrado
9.2.3.2. Juez
10. Planificación
El proyecto
royecto se desarrolla en el segundo cuatrimestre del tercer curso.
curso. Los estudiantes
cursan “El Proceso Civil de Declaración”
Declaración” en el primer cuatrimestre y consideramos
necesario
sario para la consecución la asunción de esta materia. En cuanto a la materia
sustantiva, si bien el proyecto se desarrolla en paralelo a la asignatura
asignatura “Responsabilidad
Contractual y Extracontractual”,
ontractual”, con carácter previo, en segundo curso del Grado,
asumieron los contenidos de la asignatura “Obligaciones y Contratos”. Al ser el caso
planteado propio de la materia de la asignatura
asignatura “Responsabilidad Contractual y
20
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
Como soporte virtual del proyecto se crea un curso a través de la plataforma Campus
Extens al que acceden el equipo investigador y los estudiantes participantes.
Por último, el aula virtual del Proyecto permite hacer público el plan de la actividad, el
cronograma, los criterios de evaluación y la documentación que a modo de FAQS
21
Cristina Gil Membrado
resume los aspectos más relevantes a tener en cuenta para el buen desenlace de la
experiencia.
12. Evaluación
22
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
12.2.1. Estudiantes
Se planteó una encuesta anónima que contestaron seis de los nueve estudiantes
participantes conformada por nueve cuestiones a responder cada una de ellas desde A)
hasta D), teniendo en cuenta que A) es lo más y D) lo menos3. Cada pregunta contiene
3
Ejemplo: A) respondería: mediante esta actividad he aprendido MUCHO y D) NO he aprendido NADA.
23
Cristina Gil Membrado
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
“Desde mi punto de vista considero que hubiese sido más provechoso dedicar
algunas horas más a preparar las fases tanto de la Audiencia Previa como del
Juicio Oral, ya que durante las clases de oratoria, no sabíamos muy bien que
orden seguir”.
24
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
Comentarios: “Falta comprobar que todos los miembros del grupo trabajen por
igual ya que la nota es conjunta”
“Falta comprobar un poco más que todos los miembros del grupo trabajan o
trabajan por igual ya que la nota es conjunta”
“Sí, aunque he de decir que el trabajo en grupo es algo que con otras asignaturas
ya hemos trabajado pero aquí aun más y en especial aprender de los demás”
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
“Las horas de oratoria han sido muy productivas para saber manejar los nervios
durante el acto del juicio y la audiencia”
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
25
Cristina Gil Membrado
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
6
5
4 A
3 B
2 C
1
D
0
JUEZ PROFESIONAL LETRADOS
ORATORIA ASESORES
Comentarios: ”Ha sido todo mucho más real (respecto al Juez), íbamos mucho más
preparados (oratoria) y si teníamos dudas podíamos consultar con el abogado.
También hay que tener en cuenta a los profesores que han hecho de perito,
Catalina, Angustias…”
“Las clases de oratoria han sido muy útiles debido a que es una competencia poco
trabajada y es más importante de lo que creemos en nuestro futuro profesional.
Por otro lado contar con un Juez real ha ayudado a dar verosimilitud al proceso”
26
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
ayudado más. Estaban muy limitados. La experta en oratoria debería haber hecho
más práctica sobre el juicio oral”.
6
5 A
4
B
3
2 C
1 D
0
“Sí, ya que adquirir conceptos de esta forma es mucho más asequible y didáctico
que estudiar páginas y páginas de un manual de memoria”
“Sí, es muy importante ponerse en escena para ver cómo es la vida real”
“Poder acercarme un poco más a la realidad que nos espera al acabar la carrera y
poder ver de primera mano un proceso desde su inicio hasta su fin”
“Ha sido una experiencia nueva y muy enriquecedora a nivel didáctico. Hemos
profundizado, mejorado e incluso aprendido ciertos conocimientos jurídicos gracias
a la puesta en práctica de los mismos. Además, hemos podido gozar de clases de
27
Cristina Gil Membrado
oratoria, actividad que resulta esencial para ser un buen jurista. La única objeción
sería lo corto e intenso de la experiencia, que repetiría sin duda alguna”.
“Una actividad para ver de cerca el trabajo diario de un abogado y darme cuenta
de la carga de trabajo que ello conlleva. Pero de esa forma he podido adquirir y
utilizar conocimientos que no sabía que tenía y que ha hecho sacarlos a flote”.
13. Conclusión
Para el docente estas actividades constituyen el feedback de los resultados del trabajo en
el aula y una oportunidad para transmitir el Derecho de modo transversal.
14. Bibliografía
28
LA SALA DE VISTAS EN LA FACULTAD DE DERECHO: UN ESPACIO “REAL” PARA LA PRÁCTICA DE LA ORATORIA
AGUILAR, M.M., TOMÁS, S., (2011) “La simulación de juicios como herramienta
docente en el espacio europeo de educación superior”, IV Congreso Nacional de
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de la enseñanza universitaria, Barcelona, Bosch.
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jurídicas. La compatibilidad entre la adquisición de competencias profesionales
específicas y el cumplimiento de los objetivos globales”, Revista de Educación y
Derecho, núm. 1. [En línea] http://www.raco.cat/index.php/RED/article/view/255010
29
Cristina Gil Membrado
GUTIÉRREZ, A., DE PRADA, M., CUBILLO, I. (2010) Las visitas a los juzgados
como actividad práctica para la docencia del Derecho Procesal, Revista Jurídica de
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[En línea] http://www.eumed.net/rev/rejie/02/brl.pdf
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Simulación de juicios en la asignatura de Derecho Procesal, Revista Electrónica de
Derecho de la Universidad de la Rioja, nº 11.
[En línea] http://www.unirioja.es/dptos/dd/redur/numero11/lasheras-ocon.pdf
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Docente, UPO INNOVA, vol. 1.
[En línea] http://www.upo.es/revistas/index.php/upoinnova/article/view/124/119
30
LA ENSEÑANZA DEL DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO:
PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN
PARA EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Universidad de Málaga
Abstract:
On the basis of the configuration that traditionally the teaching program of Financial
and Taxation Law has had, and reviewing the most common problems that have arisen
in the discipline, the objective of this study is to reform the programmes subjects of the
area in the degree in Law.
We consider that the contents of the discipline present lack of adaptation to the
environment and social reality; once the approaches in respect of the autonomy of the
discipline its precision and the delimitation of tax principles have been overcome, the
program should establish minimum contents that allow teachers to impart the subjects
that are more in line with their researches.
That is why, so a rearrangement of the contents is proposed to be included in the
compulsory and optional subjects of Financial Law in the Law Degree.
Palabras clave: Derecho Financiero y Tributario, programación docente, propuestas de
contenidos
Keywords: Financial and Taxation Law, teaching program, content proposal
1. Introducción.
En la disciplina de Derecho Financiero y Tributario, tradicionalmente los programas
docentes han recogido los contenidos de la Hacienda Pública, en lo que a vertiente de
los ingresos se refiere que se recogía en el artículo 22 del Texto Refundido de la Ley
General Presupuestaria (LGP), RDL 1091/1988, en la norma se realizaba una
parcelación de los ingresos públicos que distinguía entre: a) los tributos, clasificados en
impuestos, contribuciones especiales, tasas y exacciones parafiscales; b) los
rendimientos procedentes de su patrimonio; c) los productos provenientes de las
operaciones de deuda pública y los demás recursos que obtenga la Hacienda Pública.
Esta clasificación que desaparece con la vigente Ley General Presupuestaria (Ley
47/2003 de 26 de noviembre) que en su artículo 4.2 abarca otros ingresos
tradicionalmente excluidos del Derecho Financiero, lo que viene a confirmar la ausencia
de homogeneidad del derecho de los gastos y los ingresos.
Pues bien, podemos preguntarnos el sentido actual de esta división, por varias razones,
así, podríamos decir que la principal sería hallar la dificultad en hallar una unidad entre
los ingresos públicos que se consideran en cuanto a los principios que le son aplicables,
así como por qué se incluyen unos ingresos públicos y otros no, como podrían ser los
fondos y subvenciones provenientes de la Unión Europea, aspecto éste último que
después consideraremos cuando analicemos esta casuística de forma específica en las
asignaturas del Grado.
De otra parte, la conexión entre ingreso y gasto público, cristalizada en el artículo 31.2
de la Constitución sienta un principio de justicia financiera que obliga a pensar no sólo
en la justicia de los tributos sino también en la del gasto.
En todo caso, lo relevante sería plantear si esta situación debe implicar que el análisis
del régimen jurídico del gasto público se integre en el contenido docente de la disciplina
o bien que sea desde la perspectiva investigadora cuando se examinen en conjunto; o lo
que es igual, siendo evidente la conexión entre ingresos y gastos ello no debe
predeterminar de antemano los planteamientos docentes.
Por otro lado, y aunque esto no es un argumento en sí mismo, tengamos en cuenta que si
prescindimos de los descriptores y programas de las asignaturas publicados, para prestar
atención a lo que se enseña en la práctica por un lado, y a lo que se publica por otro, se
llega a una conclusión evidente: el profesorado, en su labor de enseñantes y de
investigadores han optado por reorientar el contenido de la disciplina de manera
fehaciente hacia el Derecho Tributario.
32
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
Poner de manifiesto como al mayor desarrollo del Derecho Tributario, respecto del resto
de ramas del Derecho Financiero, podemos encontrarle una explicación histórica
evidente. La idea de una distribución de las cargas del Estado atendiendo a una
capacidad económica personal, surge en siglo XIX y viene a coincidir con las primeras
propuestas de impuestos sobre la renta personal, si bien no es menos cierto que su
desarrollo y proliferación en los Estados de nuestro entorno no tiene lugar hasta la
finalización de la segunda guerra mundial, lo que se explica por las necesidades
financieras para la reconstrucción, pero entendemos que también obedece a los
incipientes medios del Estado del Bienestar, es por ello que es a partir de ese momento
por lo que los tributos pasan a ser la mayor fuente de ingresos de los Estados.
Si como consecuencia de la cada vez mayor intervención del Estado en las diferentes
áreas de la vida social, el gasto público experimenta un considerable aumento, es
también clara la necesidad de una fuente de financiación estable y fluida que tiene que
ser proporcionada por un sistema tributario convenientemente estructurado, de ahí la
prevalencia del Derecho Tributario en el ámbito de la tributación.
33
Ignacio Cruz Padial
De forma adicional esta concentración en la esfera tributaria debería traer consigo una
mayor concreción y especialización de la disciplina. De forma evidente nos referimos a
las profundas transformaciones que se han producido consecuencia de la internalización
de la economía y de integración europea, ello es así hasta tal punto que es de general
aceptación que el Derecho Tributario es una de las ramas más afectadas en ese proceso
de mutación que es consecuencia de la integración.
Es por ello que cualquier reforma interna del ordenamiento jurídico-financiero resulta al
día de hoy incomprensible desde cualquier perspectiva docente o investigadora sin tener
en cuenta la referencia internacional.
Esta situación nos lleva a contextualizar algunos aspectos a considerar en el
planteamiento que debemos realizar en la docencia del Derecho Financiero y Tributario,
y a ello vamos a referirnos:
1) El actual contexto de internacionalización o globalización económica está
suponiendo una mutación en los sistemas tributarios internos, ello implica una
progresiva modificación de las fuentes del Derecho Tributario como de muchos otros
institutos jurídicos tributarios y de sus elementos esenciales que deben configurar la
nueva realidad que acontece; este fenómeno podríamos decir que es relativamente
nuevo en nuestro país pero no así en otros Estados miembros.
Los resultados de la globalización sobre la esfera tributaria son visibles en gran parte de
los elementos esenciales de los principales impuestos de nuestro sistema tributario, en
especial, Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), Impuesto sobre
Sociedades (IS) e Impuesto sobre la Renta de No Residentes (IRNR). Todos ellos
reciben contenidos por la aplicación de todo tipo de normativa comunitaria, lo que
produce un poli-centrismo de fuentes, entre las que tenemos que considerar las
tradicionales (hard-law) así como toda una serie de informes y directrices que
conforman lo que se conoce como (soft-law) derecho blando y que dada su generalizada
aceptación y adopción por los Estados ha ido adquiriendo un status de semi hard law o
derecho impropio.
34
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
En principio las materias sobre las que está permitido incidir al Derecho de la Unión
Europea han sido objeto de una precisa delimitación en los Tratados. De esta limitación
competencial resulta una asimetría en el Derecho Tributario, de forma que por una parte
hay tributos regulados directamente por normas comunitarias (Arancel aduanero y
exacciones agrícolas) y otros armonizados de forma que admiten intervención de las
instituciones estatales (IVA e Impuestos Especiales) y finalmente se produce una
incidencia desde diversas perspectivas, a partir de las notas esenciales de la primacía, el
efecto directo y la responsabilidad de los Estados.
Todo ello tiene una incidencia decisiva en la configuración de los principios propios del
Derecho Tributario, que hemos empezado a analizar en un tiempo relativamente
reciente y que en gran medida se encuentran todavía un poco al margen de nuestra
actividad docente.
35
Ignacio Cruz Padial
Si nos centramos en los tributarios, existe acuerdo en que los diferentes principios
contenidos en nuestro artículo 31.1. de la Constitución pivotan en torno a dos centrales:
la capacidad económica como principio central de justicia financiera y la legalidad
financiera como garantía del proceso democrático para el establecimiento y regulación
de los tributos.
Ese hecho plantea diversos tipos de problemas, entre ellos podemos considerar:
Todo lo cual no es óbice para asumir que las tasas, así como las contribuciones
especiales no responden al principio de capacidad económica, toda vez que su
establecimiento y estructura se basan en la equivalencia.
36
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
estudio de las relaciones entre estas; un sistema compuesto por impuestos que
respondan individualmente a los principios de justicia tributaria, puede ser injusto
consecuencia de las relaciones entre estos por gravar capacidades económicas similares
de forma distinta consecuencia de la descoordinación entre distintos impuestos.
Una visión optimista del tema seria entender que el principio de capacidad económica
está siendo adoptado por el Tribunal de Justicia mediante la protección de la igualdad
tributaria, o bien que como este principio de capacidad económica es común en las
Constituciones de los Estados miembros adquiera una relevancia fundamental en el
Derecho comunitario frente a las normas de naturaleza tributaria.
Es en este contexto, en el que más que analizar los contornos dogmáticos del principio o
someter a éste a una elasticidad y polifuncionalidad acusada, resulta necesario una
reflexión profunda sobre el conjunto del sistema tributario y el papel que éste tiene en la
distribución de los ingresos públicos.
Por este motivo, vamos a tratar de poner de manifiesto las limitaciones que dicho
método presenta y que obliga a reconsiderar la resolución de los temas, y ello en
definitiva, debe llevarnos a replantear los programas de las asignaturas de Derecho
Financiero en el Grado de Derecho, en cuanto a sus contenidos, competencias y
37
Ignacio Cruz Padial
38
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
problemas que deberían conocerse para los alumnos o futuros profesionales del
Derecho.
Es por ello necesario elegir un mínimo de contenido cuya enseñanza sea plausible y
realizable, no puede olvidarse que un programa docente es ante todo una materia
acotada en el tiempo (según el diccionario de la RAE un “sistema y distribución de las
materias de un curso o asignatura, que forman y publican los profesores encargados de
explicarlas”), de ahí que su contenido debe ser por tanto creíble y practicable, aun
contando con que tenga algo de ilusorio en cuanto a la explicación total, éste debería
tener capacidad de adaptación.
En definitiva, queremos poner el énfasis en que hay que optar por las materias y
seleccionar los contenidos, si bien estos no tienen que suponer una delimitación de las
materias de investigación.
Si la finalidad de estas líneas es invitar a la reflexión sobre el futuro de nuestra
disciplina, tanto en lo que se refiere a docencia como a investigación, dejando a un lado
el aspecto investigador del que ya hemos indicado su derivación hacia el Derecho
Tributario y porque ello es competencia específica de cada uno en su faceta
investigadora, en lo que se refiere a la actividad docente me voy a permitir resaltar
alguno de los aspectos que me suscita el proceso en cuanto a las interpretaciones que del
mismo se derivan.
Así, en primer lugar, si las circunstancias supra mencionadas justifican una
reorientación de la disciplina hacia el Derecho Tributario, nos planteamos el sentido que
tiene seguir manteniendo un programa único en todas las Universidades o incluso
dentro de la propia Universidad. En efecto si uno de los objetivos primordiales que se
persigue con el EEES es propiciar un marco de competencia de las Universidades
europeas frente a las norteamericanas, canadienses e inglesas, cuya capacidad para
atraer estudiantes internacionales de todo el mundo es bien conocida, entendemos que
es necesario permitir y dotar a los centros universitarios de mayor creatividad en el
marco de una mejora en la especialización.
La situación que se está produciendo es justo la inversa, puesto que estando las
asignaturas de Derecho Financiero y Tributario legal y previamente determinadas, así
como existiendo una tendencia a establecer los mismos programas docentes o muy
similares en la mayoría de Universidades, en aras de las compatibilidades para
convalidaciones, estamos en la línea contraria de aquellos centros de demostrada
excelencia con los que pretendemos competir.
Es por ello por lo que nos está resultando paradójico que estando, hasta donde sabemos,
reconocida la libertad de cátedra, la interpretación que, a mi entender, se está o estamos
haciendo de lo que en su espíritu era el EEES es errónea, ya que se está produciendo
una uniformidad de clases, métodos y contenidos, con independencia de quien, cuando
y como se imparte la materia, ello nos lleva a la figura del profesor autómata impartidor
de clases, como si fuera una estampa intercambiable con cualquier otro, y todo ello con
el agravante de que su faceta investigadora seguramente irá en consonancia con
materias, que en la mayoría de las ocasiones no podrá compartir con el alumnado
porque se lo impedirá el programa, el método o el cronograma de turno correspondiente.
39
Ignacio Cruz Padial
En síntesis, creemos que la obsesión por programa y métodos uniformes son elementos
que entran en una abierta contradicción con los modelos de excelencia con los que
pretendemos competir; no deja de ser significativo el lugar que ocupa la Universidad
Española en los ranking de excelencia universitario, y en el ámbito interno se ha
conocido recientemente que la Universidad de Málaga no está precisamente en el lugar
que por alumnado y población debería.
Es por ello, por lo que pensamos que deberíamos ir a una especialización tanto docente
como investigadora y adecuar el contenido de los programas docentes a la investigación
de quien vaya a impartir las asignaturas, dando autonomía en la confección del
programa para que éste puede ser adaptado a las especialidades de quien lo imparte, e
incluso dejando margen de discrecionalidad si la misma disciplina es impartida por dos
o más profesores.
Con ello no queremos llevar la discrecionalidad a unos límites que puedan ser
considerados impropios, ni que los programas docentes se realicen sin ningún límite o
consenso por parte de quienes los imparten; aquí querríamos distinguir entre lo que sería
docencia obligatoria recogida en los planes de estudios de lo que puede ser la docencia
recogida en asignaturas optativas, en las que el tratamiento a otorgar no tiene por qué
ser el mismo.
Respecto de los programas docentes de las asignaturas troncales o obligatorias
recogidas en los planes de estudios oficialmente aprobados, consideramos que como
estas suelen tener un título y un descriptor de índole generalista, se hace necesario
acotar unos mínimos en cuanto a elementos básicos de la disciplina para alcanzar un
mínimo de uniformidad; a partir de ahí el enfoque que se le otorgue al programa de la
materia debería ir acorde con las líneas de investigación de quién la imparte, lo que
entendemos redunda en un mayor beneficio en un doble sentido, para el docente que
aplica su investigación a la docencia y al discente que le permitirá discernir según
programa específico curso o grupo al que adherirse.
En cuanto a las asignaturas optativas, creemos que el margen de autonomía para el
docente debe ser máximo, en ese aspecto de la optatividad, lo que si se debería
consensuarse es que asignaturas van a conformarla en función de las líneas de
investigación del profesorado que las imparte y también no deberíamos olvidar el
entorno en el que está ubicada la Universidad, puesto que no debe tener la misma
optatividad una Universidad ubicada en un entorno más cosmopolita con mucha
influencia exterior, que otra ubicada en un entorno más cerrado y con menos
interrelaciones por su ubicación geográfica; en ambos casos habría que considerar como
se desarrolla la actividad económica de la zona para ser tenida en cuenta, lo que nos
permitirá ser más acordes con la realidad social en la que nos desenvolvemos.
Esta situación descrita otorgaría al alumnado la oportunidad de optar por aquellas
materias que le sean de interés y le ofrecería la posibilidad de tener un amplio abanico
de opciones a la hora de elegir dentro de una disciplina, lo que le podría permitir ir
buscando una especialización de su futura actividad profesional.
5. Planificación de las asignaturas de Derecho Financiero y Tributario en el Grado
de Derecho
40
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
41
Ignacio Cruz Padial
La relación jurídico-tributaria
Otros vínculos jurídicos de naturaleza tributaria
En esta asignatura por ser el soporte de los elementos esenciales del Derecho Financiero
y Tributario, en la parte libre del programa se deja margen de discrecionalidad, pero
siempre dentro de un marco de referencia más estricto que en el resto de asignaturas.
b) Derecho Financiero II
Esta asignatura ya supone una concreción en el Derecho Tributario y dentro de él en la
figura del impuesto. Aquí consideramos que se debe partir de un planteamiento general
de lo que es la imposición, no por impuesto, sino de forma genérica, es decir planteando
como se grava la Renta, el Capital, el Patrimonio, el Consumo, y a quienes afecta en
cada caso.
Esta parte estimamos debería ser 1/3 del programa que es lo que consideramos debe ser
la base o contenido mínimo de la asignatura que debe estar consensuado; a partir del
mismo se establecería la opción de trabajar con impuestos específicos, Renta,
Sociedades, No Residentes, Sucesiones y Donaciones, Patrimonio, IVA, Transmisiones
Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, Haciendas Locales….; esta última parte
constituiría los 2/3 del programa y aquí según quien lo impartiera prestaría mayor o
menor atención a cada uno de estos impuestos.
Programación docente base o de mínimos:
- Esquema básico del Sistema Tributario
- Como se grava la Renta, el Capital, el Patrimonio, el Consumo
- Especial referencia a los no residentes; este aspecto lo consideramos esencial por
la cantidad de ciudadanos que no tienen residencia fiscal y están establecidos en
nuestro entorno geográfico más cercano.
42
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
incluso ocurrir que se trataran impuestos distintos en cada uno de los grupos que
conformaran la asignatura en el Grado; si ello es consecuencia de la especialización del
profesorado, creemos que el resultado sería satisfactorio.
43
Ignacio Cruz Padial
A esta parte le dedicamos un 1/3 del programa y el resto, que en muchos aspectos
consistirá en desarrollar lo establecido como contenidos mínimos le dedicamos 2/3 de la
programación de la asignatura.
Programación docente base o de mínimos:
- Fuentes del Derecho Fiscal Internacional
- Criterios de sujeción en la imposición
- Planificación Fiscal
- Resolución de conflictos: mecanismos y alternativas
- Organismos con trascendencia en fiscalidad internacional: OCDE, UE, TJUE
Programación docente con autonomía:
Desarrollo de los mecanismos de planificación fiscal y análisis y puesta al día de
la normativa UE y de los programas y planes de la OCDE, por la incidencia que estos
tienen en la fiscalidad internacional y su puesta en común con las normas de desarrollo
que se realicen por la UE.
Asimismo, especial atención a la Jurisprudencia comunitaria y de forma
primordial la que se refiere a los principios comunitarios básicos como son el de no
discriminación y el de libertad de establecimiento, por las especiales repercusiones y
afectación que estos tienen en los aspectos tributarios y por la prevalencia que presentan
sobre los principios establecidos en los ordenamientos internos.
6. A modo de síntesis
Hemos tratado de establecer el origen y la configuración que tradicionalmente han
tenido los programas de Derecho Financiero y Tributario, delimitando las casuísticas y
problemas que acontecen en la disciplina, hasta llegar a la situación actual recogida en
la programación docente del área.
Asimismo, hemos abordado la problemática que, en nuestra opinión, se ha producido en
el Derecho Financiero y Tributario, con motivo de las transformaciones que ha
experimentado consecuencia de nuestra integración en la Unión Europea y por el
proceso de globalización económica.
Aspectos que necesariamente influyen en la configuración de esta disciplina; haciendo
especial mención e insistiendo en los principios tributarios que han sido considerados
referentes para la construcción del Derecho Financiero y Tributario, como han sido la
capacidad económica, la justicia y la legalidad.
También hemos considerado que dentro de los procesos de globalización económica,
hemos precisado las limitaciones que el método jurídico interdisciplinar puede plantear
para resolver las casuísticas que en la actualidad se suscitan, lo que nos conduce a la
necesidad de utilizar un análisis más multidisciplinar y a juridificar la realidad
económica.
De forma más específica, en el plano docente hemos querido poner de manifiesto como
la aplicación que se está realizando del EEES, para nosotros no se están materializando
como en su espíritu está implícito, sino que estamos yendo a una homogeneización
44
LA ENSEÑANZA DE DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO: PROBLEMÁTICAS EN SU CONFIGURACIÓN Y UNA ESPECIFICACIÓN PARA
EL GRADO DE DERECHO EN LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA.
7. Bibliografía
45
Ignacio Cruz Padial
46
LA PROFESIÓN DOCENTE COMO BASE DEL PENSAMIENTO Y LA
INVESTIGACIÓN COMO SOSTÉN DEL BUEN DOCENTE
Abstract: In the present work, the teaching is studied as a keystone of thinking and it is
committed to a balance between teaching and research. In a first section, the teaching
profession is described. In the following section, the teaching profession is presented as
the basis of thinking. Finally, the research is analyzed as support of the good professor.
The final reflection is that a privileged formula of pedagogical renewal can be formed,
as well as professional development of vocational professors, educational innovation
and quality of the education system.
Bajo el rótulo «La profesión docente», se engloba una cuestión que se extiende a
todos los países y que tiene varios sentidos o acepciones, que aunque no coincidan
estrictamente, guardan entre sí un vínculo muy próximo. La Real Academia Española
concibe habitualmente la docencia o profesión docente como la «práctica y ejercicio del
docente»1, es decir, como la práctica y el ejercicio de aquella persona que se dedica a
enseñar y que pertenece a la comunidad educativa.
Hay autores, como Jover, que hablan de profesión docente, de un modo más
específico como aquella profesión que «implica, además de un saber y un saber hacer,
una preocupación ética que consolida y justifica su actuación ante la sociedad»3.
Aunque otras veces se emplea este término, tal y como hace la Federació de Moviments
de Renovació Pedagògica de Catalunya4, como «práctica educativa que no podemos
aislar del complejo entramado comunitario y social que incide también en la
educación, (por lo que) hay que tenerlo en cuenta y hallar la máxima coherencia ética.
Hay que ser conscientes de qué ciudadanía estamos formando y cuál queremos formar
en nuestro contexto socioeconómico local y global»5.
1
Real Academia Española. (s. f.). Docencia. En Diccionario de la lengua española. Recuperado de:
http://www.rae.es/
2
MECD (2015): La profesión docente en Europa. Prácticas, percepciones y políticas, Madrid: Ministerio
de Educación Cultura y Deporte, y Subdirección General de Documentación y Publicaciones, pág. 3.
3
JOVER OLMEDA, G. (2013): «El código deontológico de la profesión docente: evolución y
posibilidades», Edetania: estudios y propuestas socio-educativas, núm. 43, pág. 114.
4
En castellano: Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de Cataluña.
5
FEDERACIÓ DE MOVIMENTS DE RENOVACIÓ PEDAGÒGICA DE CATALUNYA (2011):
Compromiso Ético del Profesorado, Barcelona: Federació de Moviments de Renovació Pedagògica de
Catalunya, pág. 9.
48
LA PROFESIÓN DOCENTE COMO BASE DEL PENSAMIENTO Y LA INVESTIGACIÓN COMO SOSTÉN DEL BUEN DOCENTE
Quizás no hay palabras más adecuadas para sintetizar la manera en la que José
Manuel Esteve veía la profesión docente: es aquella que posee un notable papel en la
sociedad y que implica la necesidad de ser ejercida con esperanza en tiempos de
desconcierto y crítica social hacia la enseñanza9.
6
TRUJILLO SÁEZ, F. (2015): «Horizontes de futuro para la profesión docente: entre la automatización y
la excelencia de los Centros Finlandia», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, núm. 100, págs. 31-
50.
7
ESTEVE. J. M. (1995): Los profesores ante el cambio social: repercusiones sobre la evolución de la
salud de los profesores, Barcelona: Anthropos, pág. 30.
8
En la redacción de este documento se ha utilizado el genérico masculino «alumno», «profesor»,
«compañero», «empresario», «trabajador»…, y no la acepción «alumno/a», «profesor/a», «compañero/a»,
«empresario/a», «trabajador/a», sin ánimo de discriminación por razón de género y con el único objetivo
de facilitar la lectura del texto.
9
VERA VILA, J. (2013): «José Manuel Esteve: sus contribuciones al estudio de la profesión docente»,
Revista española de educación comparada, núm. 22, pág. 220.
10
DÍEZ PRIETO, A. (2015): «El “libro blanco de la profesión docente y su entorno escolar”»,
Educar(nos), núm. 72, pág. 63.
49
Miguel Ángel Gómez Salado
Para enseñar a pensar, lo primero que tiene que considerar un docente es que sus
alumnos son capaces de hacerlo.
Puede decirse, en palabras de López, que enseñar a pensar implica una serie de
actuaciones dirigidas a incrementar el desarrollo de la estimulación cognitiva de los
alumnos13, de ahí que estos deban aprender a pensar para así poder desenvolverse con
soltura en el mundo que les rodea.
11
Real Academia Española. (s. f.). Pensamiento. En Diccionario de la lengua española. Recuperado de:
http://www.rae.es/
12
SAIZ SÁNCHEZ, C. (2002): «Enseñar o aprender a pensar», Escritos de psicología, núm. 6, pág. 55.
13
LÓPEZ, F. (2009): «Técnicas para enseñar a pensar y métodos de aprender a aprender», en Innovación
y experiencias educativas. Disponible en.
<http://www.csicsif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_15/FRANCISCO_LOPEZ_2.pd
f>.
50
LA PROFESIÓN DOCENTE COMO BASE DEL PENSAMIENTO Y LA INVESTIGACIÓN COMO SOSTÉN DEL BUEN DOCENTE
Para concluir, tal y como afirman Trianes, Luque y Fernández, la magia está en
los alumnos y el docente desempeña un papel fundamental17, es decir, enseñando a los a
los primeros a adquirir conocimientos, a razonar y a buscar la solución a las cuestiones
que se planteen, representando el docente un mero guía.
14
GONZÁLEZ ZARAGOZA, M. J. (2015): «Enseñar a pensar», Revista de la Consejería de Educación
de la Embajada de España en Andorra, núm. 11, pág. 107.
15
SCHANK, R. (2013): Enseñando a pensar, Barcelona: Erasmus, pág. 10.
16
MARRERO, H. (1989): Inteligencia Humana: Más alla de lo que miden los tests. Barcelona: Labor,
pág. 135.
17
TRIANES, M. V., LUQUE, D. J., y FERNÁNDEZ, F. J. (2014): «Procesos cognitivos complejos:
enseñar a pensar», en Psicología de la Educación para el Grado en Psicología, Málaga: Universidad de
Málaga.
51
Miguel Ángel Gómez Salado
18
HERNÁNDEZ PINA, F. (2002): «Docencia e investigación en educación superior», Revista de
Investigación educativa, vol. 20, núm. 2, pág. 288.
19
HERNÁNDEZ PINA, F. (2002): «Docencia e investigación…», op. cit., pág. 275.
20
STENHOUSE, L. (2004): La investigación como base de la enseñanza (5ª edición), Madrid: Morata,
pág. 69.
21
STENHOUSE, L. (2004): La investigación como base…, op. cit., pág. 69.
52
LA PROFESIÓN DOCENTE COMO BASE DEL PENSAMIENTO Y LA INVESTIGACIÓN COMO SOSTÉN DEL BUEN DOCENTE
interés más relevante para la investigación, en la medida en que es el medio a través del
cual se comunica el conocimiento.
22
ORTIZ CASTRO, J. I. (2002): «Docencia e investigación», Opinión Jurídica, vol. 1, núm. 1, págs.. 9-
10.
23
LATORRE, A. (2003): La investigación-acción: Conocer y cambiar la práctica educativa, Barcelona:
Graó, pág. 49.
53
Miguel Ángel Gómez Salado
INVESTIGACIÓN
TRIÁNGULO DE
LEWIN
ACCIÓN FORMACIÓN
24
LEWIN, K. (1946): «Action research and minority problems», Journal of Social Issues, vol. 2, núm. 4,
págs. 34-46.
25
LATORRE, A. (2008): La investigación-acción: Conocer y cambiar la práctica educativa, Barcelona:
Graó, pág. 27.
26
LEWIN, K. (1946): «Action research and…», op. cit., págs. 34-46.
54
LA PROFESIÓN DOCENTE COMO BASE DEL PENSAMIENTO Y LA INVESTIGACIÓN COMO SOSTÉN DEL BUEN DOCENTE
universidades, así como para alcanzar una mejor formación de los docentes. En esta
línea, afirma Pérez-Serrano que la investigación-acción puede conformar una formula
privilegiada de renovación pedagógica, así como de perfeccionamiento del docente, de
innovación educativa y de calidad del sistema educativo27.
4. Bibliografía
27
PÉREZ SERRANO, G. (1990): Investigación-acción: aplicaciones al campo social, Madrid: Dykinson,
pág. 53.
28
HERNÁNDEZ PINA, F. (2002): «Docencia e investigación…», op. cit., pág. 296.
55
Miguel Ángel Gómez Salado
LEWIN, K. (1946): «Action research and minority problems», Journal of Social Issues,
vol. 2, núm. 4.
MARRERO, H. (1989): Inteligencia Humana: Más alla de lo que miden los tests.
Barcelona: Labor.
56
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
Resumen: En el presente trabajo pretendo esbozar el papel que juega la razón práctica en
el ámbito jurídico, a partir del iuspersonalismo; ya que, desde mi punto de vista, aquélla
provee principios epistemológicos lo suficientemente consistentes como para evitar que el
concepto de racionalidad jurídica se colapse, como lo hizo en el racionalismo ilustrado
(positivismo).
1
Licenciado en Derecho y Especialista en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de Querétaro.
Secretario de Acuerdos, adscrito al Juzgado Octavo de Primera Instancia Civil del Tribunal Superior de
Justicia de Querétaro. Titular de la cátedra de Practica Forense en Materia de Amparo, en la Universidad del
Valle de Atemajac, Campus Querétaro.
con el ofendido, y de todas aquellas pequeñas fuerzas que cambien las apariencias de los
objetos con el ánimo fluctuante del hombre2. En esos términos, Montesquieu definió al juez
como "el instrumento que pronuncia las palabras de la ley, seres inanimados que no pueden
moderar ni la fuerza ni el rigor de las leyes"3.
La exégesis-formalista tuvo acogida en aquel Estado que se forjó a partir de la
Revolución Francesa y que proliferó hasta después de la Segunda Guerra Mundial -
denominado por Luis Vigo como “Estado de derecho legal”- y cuyas principales
características fueron las siguientes: 1) El derecho se constituye por la voluntad del
legislador nacional, por ende, no hay derecho antes, arriba o después de la ley; 2) Ese
derecho alcanza la previsión completa de eventuales y futuros casos jurídicos; es decir, no
existe la posibilidad de lagunas jurídicas; y 3) El derecho se identifica con normas y
excluye toda concepción axiológica, lo cual era facilitado porque las constituciones
decimonónicas europeas no son una fuentes de derecho, sino estructuras del poder estatal o
un programa político dirigido sólo al legislador4.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, particularmente después de Nuremberg, el
modelo exegético-formalista comenzó a colapsarse. A manera de ejemplo, al amparo de la
fórmula Radbruch5, diversos funcionarios y autoridades de la Alemania nazi fueron
sancionados penalmente por realizar conductas ilícitas, a pesar de haber cumplido con una
ley vigente y válida; fue entonces cuando comenzó a evidenciarse que los jueces podían -y
en algunos casos debían- realizar su labor a la luz del Derecho y la justicia, en vez de la ley
promulgada por un Estado determinado.
Como consecuencia de lo anterior, fueron inevitables las críticas al modelo
exegético-formalista, así como el surgimiento de posicionamientos que contradijeron sus
principales pilares teóricos, tales como la "Tópica" de Viehweg, la "Nueva retórica" de
Perelman, y el “Modelo argumentativo” de Toulmin.
El surgimiento de las teorías señaladas, de algún modo coincidió con el cambio del
paradigma del Estado, dado que fue en la década de los cincuentas del siglo pasado, cuando
el “Estado de derecho constitucional” sustituyó paulatinamente al “Estado de derecho
legal”. Esto se debió a que fue insostenible seguir identificando el concepto de ley con el de
Derecho; confiar en que la voluntad legislativa es infalible; considerar al Derecho
piramidalmente como un sistema de reglas completo, jerárquico y coherente; pretender que
el único saber jurídico es aquél que se limita a describir sistemática y escépticamente al
derecho positivo; o pensar que los jueces se limitan a aplicar el derecho silogísticamente6.
2
Beccaria, C., De los delitos y de las penas. Barcelona: Editorial Altaya, 1994, p. 31 y 32.
3
Montesquieu, El espíritu de las leyes. Madrid: Tecnos, 1972, p. 156.
4
Vigo, L. Rodolfo, Reflexiones iusfilosóficas de una decisión judicial. Suplencia de la queja total en los
juicios electorales. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2009, p. 29.
5
Para un estudio más profundo sobre este tema puede revisarse a Alexy, Robert, Una defensa de la fórmula
de Radbruch, en Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Coruña, No. 5, 2001, pp. 75-96. Sin
embargo, a manera de simple ilustración, se transcribe la famosa fórmula, citada por el propio Alexy en la
obra señalada, que dice: “El conflicto entre la justicia y la seguridad jurídica puede ser solucionado en el
sentido de que el derecho positivo asegurado por su sanción y el poder tiene prioridad aun cuando su
contenido sea injusto y disfuncional, a menos que la contradicción entre ley positiva y la justicia alcance una
medida tan insoportable que la ley, en tanto ‘derecho injusto’, tenga que ceder ante la justicia.”
6
Vigo, op. cit., p. 28.
58
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
Independientemente del punto de vista jurídico, también es importante resaltar que las
sociedades democráticas que surgieron a partir de la segunda mitad del siglo XX, ya no
consideran como fuente de legitimación o de consenso cosas tales como la remisión a la
autoridad, o a las estructuras formales -tan invocadas en el Estado de derecho legal-, ni la
mera referencia literal a los textos de la ley. Ahora las sociedades piden más y no en pocas
ocasiones preguntan por qué se decide de determinada manera, esperan que la autoridad
delibere tomando como base la razón.
Existen numerosas y diferentes causas que explican este cambio de actitud, como
ejemplo, podríamos indicar el explosivo aumento del conocimiento científico y del nivel de
educación, así como la secularización general que resulta del desarrollo social. En la
actualidad nos encontramos con que la gente simplemente no cree en nada8, o mejor dicho,
la gente se resiste a creer en algo, hasta en tanto el conocimiento de ese algo quede
plenamente demostrado.
La administración de justicia, no ha quedado al margen de estas exigencias, la
responsabilidad del juez consiste ahora en justificar sus decisiones, y la base para el uso del
poder por parte de aquél reside en la aceptabilidad de esas decisiones, no en la posición
formal de poder que pueda tener.
Desde el punto de vista que se aborda en el presente trabajo, los detalles y las
razones de este fenómeno tienen una importancia secundaria; lo esencial radica en que
observemos que, hoy por hoy, la exigencia de la justificación fáctica ha desplazado a la fe
en el poder mismo.
Asimismo, los ciudadanos esperan que los encargados de la administración de
justicia cumplan con una expectativa de certeza jurídica; es decir, que las interpretaciones -
y los juicios que se basan en ellas- garanticen la predecibilidad y que la conclusión final
alcance los estándares característicos del ideal jurídico occidental. Peces-Barba señala que
se puede “hablar respectivamente de seguridad frente al poder, para evitar el miedo y
7
Ibíd., p. 30.
8
Aarnio, Aulis, Derecho, racionalidad y comunicación social. En “Ensayos sobre filosofía del derecho”.
México: Fontamara, 1995, p. 15.
59
Gerardo Muñoz López
Con base en lo señalado hasta ahora, hemos de destacar que el principal elemento de
legitimación con el que cuentan los órganos encargados de la impartición de justicia, así
como la principal garantía de certeza que aquéllos pueden brindar a la ciudadanía, consiste
en la justificación racional de las decisiones que toman, pues ésta se sitúa como un punto
intermedio entre la evidencia y la arbitrariedad, ya que pretende mostrar que es posible
formular enunciados que pueden presentarse como intersubjetivamente válidos y
aceptables.
Ahora bien, aún hoy en día resulta poco claro a qué hace referencia el concepto de
razón o cuál es la relación que guarda con el Derecho; por ejemplo, si preguntamos a un
juez o a un abogado ¿cuáles son las razones del derecho? o ¿qué es lo razonable en el
derecho? probablemente reaccione con un perplejo silencio o una risa nerviosa.
En parte, la dificultad para explicar lo señalado, se debe a que las personas tienen
creencias contradictorias sobre lo que es en realidad el concepto de razón; lo cual ha venido
propiciándose porque aquél ha sufrido duros reveses: los escépticos, dogmáticos,
subjetivistas, relativistas, posmodernos, racionalistas… han caído en el fango de la
“sofística del todo o nada”11.
Por ello, de manera introductoria, creo pertinente remitirme a la Grecia Clásica, con
la finalidad de hacer patente la propuesta que el Estagirita realizó de aquello que debía
entenderse por razón, pues considero que desde los postulados que esboza sobre este último
concepto, puede lograrse un entendimiento a cabalidad de la realidad jurídica en toda su
extensión, tal y como se explicará en párrafos subsecuentes. Aristóteles refirió:
Sin duda en el hombre sí hay una función propia... Debemos dejar, pues, de lado la
vida de nutrición y crecimiento. Seguirá después la sensitiva, pero parece que
también esta es común al caballo, al buey y a todos los animales. Resta, pues, cierta
9
Peces-Barba, Gregorio, Cursos de teoría del Derecho. Madrid: Marcial Pons, 2000, p. 253.
10
Aarnio, op. cit., p. 53
11
Gensollen, Mario, Argumentación e incertidumbre. ¿Es posible una teoría unificada de la argumentación?,
en Open Insight, volumen VI, número 9, enero 2015, p. 73.
60
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
actividad del ente que tiene logos. Pero aquél, por una parte, obedece al logos, y por
otra, lo posee y piensa12.
Así pues, uno y otro -es decir, intelecto y deseo- son principio del movimiento local;
pero se trata en este caso del intelecto práctico, es decir, aquel que razona con vistas
a un fin: es en su finalidad en lo que se diferencia del teórico. Todo deseo tiene
también un fin y el objeto deseado constituye en sí mismo el principio del intelecto
práctico, mientras que la conclusión del razonamiento constituye el principio de la
conducta. Con razón, por consiguiente, aparecen como causantes del movimiento
los dos, el deseo y el pensamiento práctico: efectivamente, el objeto deseable mueve
12
Aristóteles, Ética Nicomáquea. Madrid: Editorial Gredos, traducción Julio Pallí Bonet, 1998, I, 1097b 25.
13
Aristóteles, Política. Madrid: Editorial Gredos, traducción Manuela García Valdés, 1988, I, 1253a, 10.
14
En efecto, Juan Fernando Sélles, menciona que “el entendimiento no es la totalidad del alma, sino una
potencia suya. Eso es así porque en el alma hay otras facultades que no son el entendimiento. Si lo propio de
esta facultad es entender, es evidente que no todo en nosotros es entender, puesto que también queremos,
oímos, vemos, etc.”, véase Sélles, Juan Fernando, Curso breve de teoría del conocimiento. Bogotá:
Universidad de la Sabana, 1997, p. 41.
61
Gerardo Muñoz López
Así pues, puesto que la virtud de la ética es un modo de ser relativo a la elección, y
la elección es un deseo deliberado, el razonamiento por esta causa debe ser
verdadero, y el deseo recto, si la elección ha de ser buena, y lo que <la razón> diga
<el deseo> debe perseguir. Esta clase de entendimiento y de verdad son prácticos.
La bondad y la maldad del entendimiento teórico y no práctico ni creador son
respectivamente, la verdad y la falsedad (pues ésta es la función de todo intelecto)16.
Aristóteles mostró que la división primera del saber es la que lo distingue en saber
especulativo o teórico y saber práctico. Esa distinción puede ser explicada de la siguiente
manera: por conocimiento especulativo o teórico debe entenderse cuando el acto de conocer
busca como única finalidad captar la realidad tal cual es, con el propósito de conocerla, de
contemplarla; es por tanto, un conocimiento que tiene en mente un objeto inteligible, uno
que ya es. En efecto, en este tipo de saber el espíritu se vuelca hacia la realidad y,
penetrando los datos sensibles, hace surgir núcleos de inteligibilidad, con la única finalidad
de descansar en su conocimiento17.
Por el contrario, el conocimiento de naturaleza práctica busca conocer la realidad,
con la finalidad de orientar la voluntad humana. Es decir, este conocimiento no persigue un
fin meramente contemplativo, busca un saber ordenado a la acción, que compromete la
propia voluntad al querer las cosas que se persiguen. El objeto de este tipo de conocimiento
no es un inteligible plenamente formado, sino un operable, un objeto que todavía no es,
sino que está a punto de realizarse. Si el entendimiento conoce entonces ese objeto, no es
sólo para entenderlo y descansar en su contemplación, sino para utilizar ese conocimiento
con vistas a la acción18.
Respecto de tal división, Martínez Doral refiere:
La división tiene en cuenta el fin que nos proponemos al conocer: del mismo modo
que podemos servirnos de los ojos para ver u gozar de la contemplación de las cosas,
o bien para alguna utilidad de la vida práctica, así podemos emplear nuestra facultad
cognoscitiva para una de estas dos finalidades: conocer, por el solo placer de conocer
y gozar de la contemplación de la verdad, o conocer para procurarnos un bien distinto
de la pura especulación de las cosas, para procurarnos a través de la conducta un bien
de la vida.19
15
Aristóteles, Acerca del alma. Madrid. Editorial Gredos, traducción Tomás Calvo Martínez, 1978, III, 433a
14.
16
Aristóteles, Ética, op.cit, VI, 1139a 25.
17
Martínez Doral, José María, La estructura del conocimiento científico. Pamplona: Universidad de Navarra,
1963, p. 13.
18
Ibíd., p. 15.
19
Ibíd., p. 13.
62
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
Sin embargo, se tiene que precisar que lo inteligible y lo realizable como objetos del
conocimiento, no son alcanzados por formas distintas del conocer, como si de dos potencias
cognoscitivas se tratara; la facultad intelectual es una sola (el logos), sin embargo, se ejerce
de manera distinta dependiendo de la intención que la persona tiene al momento que se
propone conocer algo. Así, lo ha advirtió el Aquinate al momento de comentar a
Aristóteles: “El entendimiento práctico y el especulativo no son potencias diversas. El
porqué de esto radica en que, como se dijo (q.77 a.3), lo que es accidental con respecto a la
formalidad del objeto a la que está referida una potencia, no diversifica dicha potencia”20.
Por ello, cuando la razón cumple una función práctica –un operable- no imposibilita
la capacidad que la propia razón tiene para especular sobre los medios necesarios para
realizar la acción concreta, más bien, esa potencia cognoscitiva, atiende a su naturaleza
dinámica, transcurrirá por momentos meramente contemplativos de la realidad, a pesar de
que tiene como finalidad la realización de algo.
Ahora bien, en el ámbito del conocimiento práctico, que es el que interesa al
presente estudio, es posible hablar de una distinción más. Esta última separación depende
de si la realización del objeto consiste en una obra exterior juzgada según ella misma o,
cuando la realización del objeto consiste en una obra exterior que, a pesar de ello, es
juzgada de acuerdo a la rectitud interna de la persona. Así lo refiere Tomás de Aquino:
20
Aquino, Tomas, Suma Teológica, Parte I. Madrid: Biblioteca de autores cristianos, 2001, I, q. 79, a 11.
21
Aquino, Op. cit., I, q. 79, a 11
63
Gerardo Muñoz López
Una vez que hemos establecido el concepto de razón y la distinción de los tipos de
conocimiento al que podemos acceder mediante ésta, debemos precisar la naturaleza del
conocimiento jurídico, con la finalidad de descubrir la clase de razonamiento que nos
permitirá acceder a aquél. Para lograr lo anterior, creo que en primer lugar, será importante
realizar un esfuerzo por delimitar lo que debe entenderse, de suyo, por lo jurídico (por el
Derecho), lo cual haremos echando mano de las reflexiones que Mora Restrepo ha
realizado sobre el tema.
El autor afirma que la visión de lo jurídico sólo puede ser abordada desde una doble
caracterización, a saber, como modo de compresión de una realidad humana y como modo
prescriptivo de su organización:
El saber jurídico es, según lo primero, el saber acerca del derecho vigente de un
conglomerado humano; según lo segundo, la propuesta de ese saber para ordenar la
sociedad hacia una realización del orden de la justicia. Ambos aspectos están
íntimamente entrelazados en la medida en que el saber acerca del derecho es
esencialmente un saber decir y hacer lo justo, (un saber ordenado a la realización de
la justicia) en las relaciones humanas23.
En esta premisa, Mora Restrepo sostiene que el conocimiento jurídico supone una
realidad; tesis que incluso fue sostenida por positivistas de la talla de Kelsen, quien en su
momento refirió que el derecho estudia “realidades”, “tiene que describir su objeto tal como
realmente es, y no prescribir como debiera o no debiera ser desde el punto de vista de
determinados juicios estimativos”24.
Con base en lo anterior, Mora Restrepo afirma que el estudio de la realidad jurídica
debe realizarse desde un punto de vista específico, es decir, desde su objeto, tanto formal
como material; el primero, entendido como la realidad social integrada por cosas justas,
normas, facultades, relaciones, es decir, la vida del hombre en sociedad en lo que atañe o
hace relación con los bienes de la persona; y el segundo, como lo justo, aquello que se debe
a cada persona. Así lo afirma:
22
Hervada, Javier, Lecciones propedéuticas de filosofía del derecho. Pamplona: Ediciones Universidad de
Navarra, S.A., p. 15.
23
Mora Restrepo, Gabriel, Estatuto epistemológico del conocimiento científico, en Dikaion, volumen 9, año
2000, p. 26.
24
Kelsen, Hans, Teoría general del derecho y del Estado. México: Universidad Nacional Autónoma de
México, p. 8.
64
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
La realidad jurídica está caracterizada por todo aquello que pueda ser entendido como
debido o susceptible de reclamo en una relación de justicia. Coincidimos con Vigo cuando
escribe que los problemas jurisprudenciales son, en lo más profundo, problemas de
principios morales, no de hechos legales ni de estrategia, y que cualquier teoría del derecho
competente debe ser ella misma un ejercicio de teoría moral y política normativa28.
Por ello, afirmamos que la cuestión jurídica envuelve la aplicación de principios de
moralidad y justicia; pues sólo éstos permitirán superar las indeterminaciones que el propio
sistema jurídico presenta; y en esa tesitura, es innegable que el concepto de justicia y, por
ende, también el de Derecho, tienen profundas connotaciones éticas. En ese sentido se ha
pronunciado Karl Larenz al referir:
Concierne por igual a filósofos y juristas la cuestión de determinar los requisitos que
un ordenamiento jurídico tiene que llenar para poder ser considerado como un
<<Derecho justo>> o, lo que es lo mismo, conforme con la justicia en la medida de
lo posible [...] porque por lo menos desde Platón el tema de los contenidos de
25
Mora Restrepo, Gabriel, Razón práctica y teoría del derecho: a propósito del oficio del jurista. En Dikaion,
año 20, número 15, p. 316.
26
Zagrebelsky, Gustavo, El derecho dúctil. Ley, derechos y justicia. Madrid: Trotta, 2011, p. 123.
27
Martínez Doral, Op. Cit., p. 16 y 17.
28
Vigo, L. Rodolfo, Los principios jurídicos. Perspectiva jurisprudencial, Buenos Aires: Depalma, 2000, p.
50.
65
Gerardo Muñoz López
29
Larezn, Karl, Derecho justo. Fundamentos de ética jurídica. Madrid: Civitas, 2001, p. 19.
30
Para profundizar en estas reflexiones, se puede consultar la obra Mora Restrepo, Gabriel, Ciencia jurídica y
arte del derecho, Colombia: Universidad de La Sabana, Ediciones Jurídicas, 2005. Según el autor: “Cuando
se comprende que los saberes prácticos no son, en rigor, entera o exclusivamente prácticos, sino más bien
especulativamente prácticos, y que “lo práctico” no debe ser mirado como una función de una potencia
(racional) distinta de la especulativa o teórica. Cuando la razón cumple una función práctica significa que
“opera dirigiéndose a la acción”, sin que ello suponga una suerte de incapacidad racional de “pensar”,
“reflexionar”, “justificar”, “fundamentar” o “especular” sobre los medios adecuados, necesarios y
consistentes para llevar a cabo la acción concreta; más bien, se mira la potencia desde y un punto de vista
dinámico en virtud del cual aparecerán “momentos” de intelección propios de un hábito racional en medio de
una estructura que, en cuanto es de naturaleza práctica, está ordenada a la producción de algo.”
31
Tamayo y Salmorán, Rodolfo, Razonamiento y argumentación jurídica. El paradigma de la racionalidad y
la ciencia del derecho. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, p. 94.
66
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
Una regla del discurso que expresara que los participantes deban “respetar los
derechos humanos” queda sometida, desde el propio discurso (que en este ejemplo,
generalmente articula razones de régimen político, circunstancias externas como la
práctica social, ventajas sociales, acuerdos y convenciones, etc.), y no a partir o desde
lo “humano”, como debiera ser –entiéndase: a partir/desde la naturaleza humana
como principio de operación y movimiento-32.
Por ello, en el caso concreto, trataremos de abrazar una razón práctica diferente a la
establecida mediante un discurso argumentativo racional, es decir, partiremos de una razón
que pretenda ponerse al servicio de la acción dirigiendo la voluntad hacia lo bueno y, cuyos
actos propios serán imperativos orientando sus normas a la voluntad y señalando el camino
del buen hacer -pues el ejercicio de la razón práctica implica partir del deseo de un fin-33; a
partir de la cual, se desprenderá un principio básico, que podrá servir de referente primario,
de justificación radical para toda decisión jurisdiccional.
Ahora bien, a partir de lo que se ha dicho con anterioridad, proponemos que la razón
práctica debe entenderse en el siguiente sentido: como la función intelectual que se hace
cargo de la dirección de nuestra vida tensada en el tiempo -referida desde un pasado a un
32
Mora Restrepo, Ciencia jurídica, op.cit., p. 59.
33
Betanzos, Eber, Introducción a la Ética. México: Porrúa-Centro de Investigaciones e Información Jurídica,
2012, p. 3.
67
Gerardo Muñoz López
futuro- que se ocupa de descubrir la verdad sobre el bien que requiere la voluntad para
autodeterminarse, la cual le permitirá al “yo” afrontar la aspiración de perfeccionamiento
dinámico de sí mismo, a través de la apertura trascendental a la realidad de la acción y sus
desafíos.
No es, por tanto, la voz genérica que arranca del trasfondo espiritual de nuestra
inteligencia, llamada intelecto moral (sindéresis), pues el conocimiento inmediato e
intuitivo de los primeros principios morales que el intelecto moral suministra es todavía
demasiado abstracto y general para conducir los actos concretos de nuestra existencia
cotidiana34.
En efecto, la lógica inmanente de la naturaleza humana es incapaz de descubrirnos
el fundamento de la moralidad y de la juricidad, toda vez que no puede mostrarnos qué
debemos hacer, por el contrario sólo nos muestra una generalidad no obligante35.en efecto,
las tendencias e inclinaciones intrínsecas a nuestra esencia, si bien están ordenadas
intencionalmente a ciertos objetos, necesitan del concurso de la razón práctica –como una
especie de gramática de la acción- para discernir cuáles son los valores que son precisos
afirmar al momento, cuando las inclinaciones parecieran señalar un cierto bien a realizar.
Así lo afirma Rodrigo Guerra:
Lo importante es descubrir con la razón que así como el lenguaje requiere de una
gramática que delimita de manera normativa los usos sintácticos y semánticos de las
palabras y sus construcciones, la acción humana también necesita de una peculiar
gramática que saque a la luz las reglas racionales y los significados fundamentales
que, más allá de determinados contextos, transhistóricamente regulan la acción
humana. A esto es a lo que tradicionalmente se le ha denominado lex naturalis, ley
natural36.
34
Cruz-Cruz Juan, Reivindicación de la razón práctica (para una superación de la utopía). En Persona y
Derecho, volumen 9, 1982, p. 182.
35
Guerra López, Rodrigo, Libertad para creer. Fundamentos filosóficos del derecho humano a la libertad
religiosa. San José, Costa Rica: Consejo Episcopal Latinoamericano, 2012, p. 4.
36
Ídem.
37
Guerra López, Rodrigo, Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos
de la persona. México: Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2003, p. 39.
68
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
Ahora bien, una vez que la experiencia humana nos descubre el yo personal,
debemos decir que, la manera en que este yo se revela ante sí y ante los demás es a través
de la acción; en efecto, la acción se muestra como un momento predilecto para analizar a la
persona en su esencia y de esa manera comprenderla mejor; el hombre experimenta que es
persona y se convence de ello a través de las acciones que realiza. En ese sentido Karol
Wojtyla refiere:
Las acciones son un momento privilegiado para ver a la persona y, por tanto, para
conocerla experimentalmente. Constituyen algo así como el punto de partida más
adecuado para comprender su naturaleza dinámica; y la moralidad, en cuanto
propiedad intrínseca de las acciones, nos conduce a eso mismo de una manera aún
más específica41.
38
Wojtyla Karol, Persona y acción. Madrid: Biblioteca Palabra, 2011, p. 31.
39
Burgos, Juan Manuel, Prólogo. En Persona y acción, de Karol Wojtyla. Madrid: Biblioteca Palabra, 2011,
p. 17.
40
Guerra López, Rodrigo, Bioética y racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte
de la razón en la fundamentación bioética, en Cuadernos de Bioética, Vol., XXIV, número 1, enero-abril,
2013, p. 6.
41
Wojtyla, op. cit., p. 44.
69
Gerardo Muñoz López
Pero suponiendo que haya algo cuya existencia en sí misma posea un valor absoluto,
algo que, como fin en sí mismo, pueda ser fundamento de determinadas leyes,
entonces en ello y sólo en ello estaría el fundamento de un posible imperativo
categórico, es decir, de la ley práctica. Ahora yo digo: el hombre, y en general todo
ser racional, existe como fin en sí mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera
de esta o aquella voluntad; debe en todas sus acciones, no sólo las dirigidas a sí
mismo, sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser considerado siempre al
mismo tiempo como fin. Todos los objetos de las inclinaciones tienen sólo un valor
condicionado, pues si no hubiera inclinaciones y necesidades fundadas sobre las
inclinaciones, su objeto carecería de valor. Pero las inclinaciones mismas, como
fuentes de las necesidades, están tan lejos de tener un valor absoluto para desearlas,
que más bien debe ser el deseo general de todo ser racional el librarse enteramente de
ellas. Así, pues, el valor de todos los objetos que podemos obtener por medio de
nuestras acciones es siempre condicionado. Los seres cuya existencia no descansa en
nuestra voluntad, sino en la naturaleza, tienen, empero, si son seres irracionales, un
valor meramente relativo, como medios, y por eso se llaman cosas; en cambio, los
seres racionales llámanse personas porque su naturaleza los distingue ya como fines
en sí mismos, esto es, como algo que no puede ser usado meramente como medio, y,
por tanto, limita en ese sentido todo capricho (y es un objeto del respeto). Éstos no
son, pues, meros fines subjetivos, cuya existencia, como efecto de nuestra acción,
tiene un valor para nosotros, sino que son fines objetivos, esto es, cosas cuya
existencia es en sí misma un fin, y un fin tal, que en su lugar no puede ponerse ningún
otro fin para el cual debieran ellas servir de medios, porque sin esto no hubiera
posibilidad de hallar en parte alguna nada con valor absoluto; mas si todo valor fuero
condicionado y, por tanto, contingente, no podría encontrarse para la razón ningún
principio práctico supremo42.
42
Kant, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Madrid: Ediciones encuentro, 2003,
pp. 65 y 66.
70
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
derivado de esa situación, el cual radica en que cada persona, por sí misma, vale como un
fin.
Ahora bien, de la condición axiológica de fin que tiene la persona, se deriva un deber
ser que surge de ella, el cual se traduce en que, la única conducta adecuada ante mi ser y
ante el ser de los otros es que seamos respetados como fines y nunca usados como meros
medios. Este descubrimiento invita y guía a la razón práctica a formular un imperativo
concreto que servirá como norma básica de toda planteamiento tanto jurídico como moral,
que no es otra cosa que la norma personalista de la acción: hay que afirmar a la persona
por sí misma, nunca hay que usarla como fin. Así lo dice Wojtyla:
Kant formuló este principio del orden moral en el imperativo: <<Obra de tal manera
que nunca trates a otra persona sencillamente como un medio, sino siempre, al mismo
tiempo, como el fin de tu acción>>. A la luz de tales consideraciones, este principio
no tendría que ser a la manera de Kant, sino más bien como sigue: <<Cada vez que en
tu conducta una persona sea el objeto de tu acción, no olvides que no has de tratarla
solamente como un medio, como un instrumento, sino que ten en cuenta que ella
misma posee, o por lo menos debería poseer, su fin>>. Así formulado, este principio
se encuentra en la base de toda libertad entendida, en particular, de la libertad de
conciencia43.
Ahora bien, al afirmar a la persona por sí misma y no en alguna cosa diversa de ella
misma, se evita la formulación de cualquier imperativo hipotético y, por tanto, se evidencia
el carácter imperativo y categórico que la norma personalista tiene. Por esa razón, también
se afirma que la norma personalista de la acción no opera dando un salto del ser al deber-
ser, sino que el deber ser lo encuentra desde un inicio en la experiencia. Dice Guerra:
El percibir esta estructura ayuda a entender por qué desde un punto de vista
estrictamente racional el motivo principal para afirmar a una persona no radica en el
fin último objetivo que posee (Dios), ni en el efecto formal primario que acontece en
el sujeto al encuentro del fin último (felicidad), ni en las consecuencias positivas en el
orden práctico que esto conlleve (utilidad), ni en el placer que eventualmente pueda
producir (satisfacción subjetiva), ni por algún premio asociado a ello (como el bien
objetivo para la persona), ni por cualquier otra razón que no sea propter seipsam, por
ella misma44.
43
Wojtyla Karol, Amor y responsabilidad. Madrid: Biblioteca Palabra, 2008, p.36
44
Guerra López, Rodrigo, Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos
de la persona. México: Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2003, p. 146.
71
Gerardo Muñoz López
base de esa dimensión de la persona que es de algún modo afirmada por todas las
doctrinas y que posee una gran relevancia en el campo de la ética: la autonomía, el
ser sui iuris, dueña y señora de sus actos, con la exigencia de atenerse a esa
condición en sí mismo y en los demás45.
Desde este punto de vista, afirmamos que sin la persona -como sujeto con dignidad-
simplemente no existirá una realidad jurídica que conocer. La persona constituye el
fundamento del Derecho y de todo el orden jurídico y, a su vez, en ella radica la razón de
ser de la labor del jurista. El Derecho, entendido de esta manera, devela que su fundamento
ontológico es la dignidad personal y la incursión epistemológica que se realice a partir ésta,
se le denomina, como lo ha propuesto Rodrigo Guerra, iuspersonalismo:
Por ello, el que esta dignidad sea una perfección que posee el ser humano por el
hecho de tener un acto de ser intensivo y participado que lo constituye como ente
per se, no significa que sólo aceptando la existencia de Dios como fundamento
ontológico de la persona sea entonces obligante el respeto absoluto que se le debe.
En términos de la experiencia de la acción basta el encuentro con la persona para
que el imperativo absoluto que se desprende de su dignidad obligue
incondicionalmente. Precisamente por esta razón es que preferimos calificar a
nuestra propia posición como “iuspersonalismo” en lugar de “iusnaturalismo”46.
45
Legaz Lacambra, Luis, Filosofía del derecho. Barcelona: Bosch, 1972, p. 266.
46
Guerra, ibídem, p. 197.
47
Mora Restrepo, Gabriel, Justicia constitucional y arbitrariedad de los jueces. Buenos Aires: Marcial Pons,
2009, p. 283.
72
LA RAZÓN PRÁCTICA A PARTIR DEL IUSPERSONALISMO.
5. Conclusión
73
Gerardo Muñoz López
74
AS INFRAÇÕES ADMINISTRATIVAS AMBIENTAIS NA ÁREA DE
ABRANGÊNCIA DA SEDE DA 6º COMPANHIA DE POLÍCIA MILITAR
AMBIENTAL – UMA REALIDADE REGIONAL (ESTADO DE SANTA CATALINA)
DANIELLY BORGUEZAN 2
Professora e Coordenadora do Curso de Direito da Fundação Universidade do Contestado
[email protected]
Universidade do Contestado
Abstract: This paper aims, with doctrinal grounds, legal contributions, and data provided by
the Environmental Police of Santa Catarina, analyzing the administrative environmental
offenses caught by the headquarters of the 6th of Environmental Military Police Company in
Canoinhas and its catchment area, which includes nine municipalities that occurred between
the years of 2012, 2013 and 2014. Through this study we can see that the Administrative Law
and Environmental Law contribute with all its effectiveness in protecting the environment,
given that the exploitation of resources natural are in focus today. The Environmental Police
of Santa Catarina institution has an extremely important role in the surveillance process in
environmental offenses, since it has legal authority to act both preventively and in repressive
manner towards the environment and the community. This paper proposes to introduce the
reader to a regional reality with regard to environmental administrative offenses caught in the
years 2012, 2013 and 2014 the headquarters of the 6th SC Company, as well as a brief
comparative approach between periods, thus demonstrating that malpractices tend to have
higher or lower incidence in our region.
1. Introdução
A argumentação que estrutura o presente artigo científico parte do pressuposto de que
toda relação com o Meio Ambiente e todo o dano ambiental nele provocado, tem suas normas
contidas na Lei nº 9.605/98, que dispõe sobre as sanções penais e administrativas derivadas de
condutas e atividades lesivas ao mesmo. Tal regulamento visa prescrever um comportamento
e uma penalização para àquele que causar algum dano ao meio, independente deste obter ou
não retorno lucrativo, podendo ser pessoa física ou jurídica, capaz de responder de maneira
direta e pessoal perante os órgãos de fiscalização, isto é, a Polícia Militar Ambiental de Santa
Catarina.
76
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
77
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
78
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
instituiu o Código Estadual do Meio Ambiente em Santa Catarina e selou em seu artigo 15
suas competências e atribuições:
Art. 15 (...)
I - exercer o policiamento do meio ambiente e atividades na área de
inteligência ambiental, utilizando-se de armamento apenas em
situações de comprovada necessidade;
II - estabelecer ações de policiamento ambiental nas unidades de
conservação estaduais, de guarda de florestas e outros ecossistemas;
III - lavrar auto de infração em formulário único do Estado e
encaminhá-lo a FATMA (Fundação do Meio Ambiente), para a
instrução do correspondente processo administrativo;
IV - apoiar os órgãos envolvidos com a defesa e preservação do meio
ambiente, garantindo-lhes o exercício do poder de polícia de que são
detentores;
V - articular-se com a FATMA no planejamento de ações de
fiscalização e no atendimento de denúncias;
VI - realizar educação ambiental não formal;
VII - estimular condutas ambientalmente adequadas para a população;
VIII - estabelecer diretrizes de ação e atuação das unidades de
policiamento ambiental;
IX - estabelecer, em conjunto com os órgãos de meio ambiente do
Estado, os locais de atuação das unidades de policiamento ambiental;
X - propor a criação ou a ampliação de unidades de policiamento
ambiental;
XI - estabelecer a subordinação das unidades de policiamento
ambiental;
XII - desenvolver a modernização administrativa e operacional das
unidades de policiamento ambiental; e.
XIII - viabilizar cursos de aperfeiçoamento técnico, na área de
policiamento ambiental, dentro e fora da corporação.
4
Em seu artigo, intitulado: “A competência da polícia militar ambiental de Santa Catarina para
realizar exame pericial ambiental no processo penal”.
79
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
5
Em sua obra: Direito administrativo brasileiro.
80
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
Por sua vez, no ano de 2013, houve um aumento de 26,7%, quando comparado às
infrações de 2012. Neste sentido, foram flagradas 233 infrações administrativas ambientais,
sendo 178 ocorrências envolvendo a flora, 20 ocorrências envolvendo a fauna, 28 ocorrências
de poluição ambiental, 6 ocorrências relacionadas a infrações contra a administração
ambiental e, 1 ocorrência relacionada ao ordenamento urbano, conforme gráfico abaixo.
6
É importante esclarecer que no presente artigo, estão sendo demonstrados os atendimentos de
ocorrências que resultaram em infrações administrativas ambientais, não considerando, portanto, outras práticas
danosas ao meio ambiente.
81
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
3.2 Infrações ambientais flagradas no município de Canoinhas-sc nos anos de 2012, 2013 e
2014
82
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
83
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
84
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
85
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
Gráfico comparativo das infrações ambientais flagradas no município de Canoinhas nos anos
de 2012, 2013 e 2014
Outrossim, nos anos de 2012, 2013 e 2014, tomando como aspecto a jurisdição da 6ª
Cia/BPMA, através dos dados por ela fornecidos, das infrações flagradas nos 9 municípios,
verifica-se que Canoinhas-SC, foi o município que mais cometeu infrações ambientais
administrativas, tendo o total 118 infrações, seguido pelo município de Itaiópolis-SC com
113, Mafra-SC com 111, Rio Negrinho-SC com 102, Papanduva-SC com 49, Major Vieira-
SC com 44, Monte Castelo-SC com 32 e Três Barras-SC e Santa Cecília-SC totalizando 30
infrações administrativas cada, conforme pode ser observado no gráfico 2, abaixo:
Considerações finais
87
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
7
Destaca-se, que o artigo foi circunscrito ao município de Canoinhas-SC. Neste sentido, contatou-se
que que nos três anos de analisados, apenas 3 infrações administrativas ambientais, foram cometidas por
pessoas jurídicas. Detalhando as infrações, no ano de 2012, do total de 51 infrações constatadas todas foram
cometidas por pessoas físicas. Por sua vez, no ano de 2013, do total de 27 infrações constatadas 26 foram
cometidas por pessoas físicas e 1 foi cometida por pessoa jurídica. No mesmo sentido, foi constatado que no
ano de 2014, do total de 39 infrações ambientais flagradas, 37 infrações foram cometidas por pessoas físicas e 2
infrações cometidas por pessoa jurídica.
8
Canoinhas-SC à Santa Cecília-SC em linha reta 478,56 km aproximadamente; Canoinhas-SC à
Mafra-SC em linha reta 58,98 km aproximadamente; Canoinhas-SC a Três Barras-SC em linha reta 10,21 km
aproximadamente; Canoinhas-SC à Itaiópolis-SC em linha reta 52,10 km aproximadamente; Canoinhas-SC à
Papanduva-SC em linha reta 36,86 km aproximadamente; Canoinhas-SC à Rio Negrinho-SC em linha reta
88,00 km aproximadamente;Canoinhas-SC à Major Vieira-SC em linha reta 22,68 km
aproximadamente;Canoinhas-SC à Monte Castelo-SC em linha reta 35,49 km aproximadamente.
88
As infrações administrativas ambientais na área de abrangência da sede da 6º companhia de polícia militar ambiental – uma realidade
regional (Estado de Santa Catalina)
Referências
89
Sandro Luiz Bazzanella, Danielly Borguezan, Flávio Henrique Mayer
MEIRELLES, Hely Lopes. Direito administrativo brasileiro. 23º ed. São Paulo: Malheiros,
1998.
90
Recensión Presunciones y figuras afines en el Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas, Gutiérrez Bengoechea, M., Comares, ISBN: 978-84-9045-435-0, 144
pp.
Guillermo Sánchez-Archidona Hidalgo
Doctorando
Área de Derecho Financiero y Tributario
Universidad de Málaga
91
Guillermo Sánchez-Archidona Hidalgo
presunciones stricto sensu. Además, realiza un análisis certero sobre una serie de
cuestiones: la consideración de las ficciones como categoría autónoma en el
ordenamiento tributario; su incidencia sobre el principio de capacidad económica
recogido en el artículo 31 de la Constitución Española; la posible cobertura de las
ficciones tributarias para encubrir una doble imposición de las rentas; y otros casos
sobre la utilización de la ficción tributaria en la prevención del fraude de ley.
Por último, en el capítulo tercero, el más extenso, se adentra en las presunciones
y ficciones que se encuentran en relación con el IRPF, analizando varios aspectos: desde
la configuración del elemento subjetivo del hecho imponible como una ficción jurídica,
hasta otra serie de ficciones subsumidas en aspectos particulares del impuesto, v. gr., en
los rendimientos de actividades económicas, en las operaciones vinculadas, o en la
transmisión de bienes y derechos a efectos tributarios en el IRPF.
A nuestro juicio, este es el capítulo que entraña una mayor complejidad técnica y
científica, puesto que, como bien aclara el autor, ‘’la fecunda regulación de
presunciones y ficciones en el IRPF obedece, en última instancia, a cuestiones
estrictamente presupuestarias tendentes a esclarecer y someter a gravamen capacidades
económicas de determinados actos, hechos o negocios jurídicos tendentes al fraude
tributario’’, es decir, que proliferan, especialmente en las últimas décadas, las
presunciones y ficciones en el ordenamiento jurídico, y destacan, más que por su
eficacia, por su carácter abundante y a veces excesivo.
No está de menos decir que el estudio de las presunciones y ficciones tributarias
es una especialidad del doctor Gutiérrez Bengoechea, y como muestra de ello, su obra
Las presunciones y ficciones en el ámbito tributario y su aplicación a las rentas
societarias, publicado por la editorial Comares en 2012, que no hace más que
enriquecer y aportar motivos suficientes para que la obra reseñada sea de obligada
lectura, puesto que si bien existen algunos estudios doctrinales sobre esta temática, a
nuestro juicio, el enfoque empleado por el autor, por un lado, claramente didáctico pero
aunando componentes técnicos en su redacción, y por otro, la profundidad del estudio
recogiendo multitud de casuísticas no abordadas previamente por la doctrina, hacen
obligada su recomendación.
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Recensión El portafolios educativo en Educación Superior, Pérez Gómez, Á. I.
(director) Editorial Akal, Madrid, 2016, 165 págs. ISBN: 978-84-460-4245-7.
El presente trabajo es una obra colectiva dirigida por Angel I. Pérez Gómez y
que supone un estudio sobre la utilidad del portafolios educativo como estrategia o, más
bien, como sistema de evaluación en el ámbito del EEES.
La introducción de esta obra, a cargo de su director, nos coloca ante una de los
retos de la educación en nuestros días. La entrada de las nuevas tecnologías (TIC´s) en
todos los niveles del ámbito educativo y la revolución que ello supone de las
tradicionales técnicas de aprendizaje y evaluación en todo el ámbito de la educación
superior y, en especial, en la enseñanza universitaria.
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integrar el portafolios. En primer lugar, debe estar inspirado por los principios de
autonomía y responsabilidad por parte de los estudiantes. La función tutorial del
portafolios es asimismo relevante. Por ello, el docente universitario debe dejar de ser un
mero transmisor estático de conocimientos para asumir el rol de orientador del proceso
de aprendizaje del alumnado. El tercero de los principios es la necesidad de clarificación
y negociación de propósitos y criterios. Con ello se pretende la creación de un
compromiso de transparencia entre profesor y estudiantes durante todo el curso y que
sobrepasa la mera explicación de los contenidos y finalidades de la asignatura en una
primera sesión al inicio de curso. Como cuarto principio encontramos la comunicación
y cooperación, estando el docente obligado a crear canales de comunicación entre el
alumnado para que puedan compartir y retroalimentarse con sus experiencias de
aprendizaje. Por último, es de vital importancia que el portafolios educativo favorezca el
desarrollo del espíritu crítico del estudiante, debiendo poner a disposición de este
métodos científicos para recoger y analizar la información, no debiendo quedar estos
últimos únicamente relegados al ámbito académico.
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Noelia Corral Maraver
En el capítulo sexto Encarnación Soto Gómez nos ilustra sobre el peso que la
reflexión profunda tiene respecto del portafolios educativo. Sin reflexión el portafolios
se reduce a un mero archivo de experiencias, pero con ella se convierte en un
instrumento de aprendizaje. El portafolios favorece que el estudiante reflexione, tome
conciencia de sus recursos y conocimientos. La autora se centra posteriormente en
proponer y detallar una serie de estrategias para el desarrollo de la competencia
reflexiva: el diario reflexivo, la retroalimentación o feedback y el diálogo o contraste
entre iguales. Finalmente se relatan una serie de experiencias prácticas en que se ponen
en marcha este tipo de estrategias para fomentar el pensamiento reflexivo entre los
estudiantes en el contexto del portafolios educativo.
La tercera y última parte de esta obra está desarrollada por Encarnación Soto
Gómez, Javier Barquín Ruiz y Manuel Fernández Navas y está dedicada
específicamente a una tipología concreta de portafolios educativo: el portafolios
electrónico o e-portafolios. No existe una definición común de portafolios electrónico,
lo cual, según los autores, da lugar a confusión y simplificación en cuanto a su
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contenido. El e-portafolios no es sólo un sistema o software electrónico, sino también
un contenedor digital capaz de almacenar contenidos del proceso de aprendizaje y
posibilitar la evaluación. Entre los principios que debe seguir dicho portafolios
electrónico cabe destacar la necesidad que te tenga un carácter privado, que respete las
reglas de propiedad intelectual, que establezca una comunicación bidireccional entre
alumnos y docente, etc. En cuanto a los requisitos técnicos, debe ser de fácil uso, debe
disponer de diversas herramientas y espacios interconectados, etc. Respecto al software
a usar para el desarrollo del e-portafolios, los autores exploran muy detenidamente
diversas opciones, que van desde el uso de un software comercial, a otros desarrollados
por las universidades o instituciones de Educación Superior o herramientas con código
abierto, teniendo cada sistema sus ventajas e inconvenientes.
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Noelia Corral Maraver
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Recensión de Metodología del Derecho administrativo. Reglas de racionalidad
para la adopción y el control de la decisión administrativa. Rodríguez de Santiago,
J. M.. Marcial Pons. Madrid 2016. ISBN: 978-84-9123-002-1.
1. Aspectos generales
La obra “Metodología del Derecho administrativo. Reglas de racionalidad para la
adopción y el control de la decisión administrativa” ha sido recientemente publicada
por la editorial Marcial Pons y constituye el último trabajo del Catedrático de Derecho
administrativo de la Universidad Autónoma de Madrid José María Rodríguez de
Santiago, que a lo largo de su carrera ha abordado numerosos aspectos de esta rama del
Derecho caracterizados por su transcendencia práctica, como el urbanismo, la
ponderación de bienes e intereses, las declaraciones de derechos en los estatutos de
autonomía y ahora, la metodología en la adopción de decisiones administrativa.
La idea de la realización de este trabajo nace en 2012 de la vocación del autor de llevar
a cabo un manual tanto de metodología aplicativa como académica y del posterior
impulso recibido por el Seminario de Teoría y Método (STEM) organizado por
Francisco Velasco y Gabriel Doménech desde 2013. Como apunta el autor, algunas de
sus ponencias han dejado su impronta en varios capítulos de este libro.
La monografía que tengo ocasión de reseñar tiene un doble propósito. El primero de
ellos, ser un manual de metodología aplicativa del Derecho administrativo, con la
intención de identificar reglas de racionalidad para la adopción de decisiones por parte
de la Administración pública. Así, el autor trata de establecer controles desde una
perspectiva ex ante a la institución pública, tema que plantea numerosos problemas
prácticos pero que no ha sido analizado con suficiente profundidad por la doctrina. El
segundo de ellos, es analizar el tema de la discrecionalidad administrativa que ejercen
los tribunales desde un punto de vista ex post, es decir, de la función de control de
legalidad de las decisiones administrativas que, si bien ha sido uno de los grandes ejes
temáticos del Derecho administrativo y ha sido profundamente trabajado por la doctrina,
es abordado por el autor desde una perspectiva diferente, a través del binomio
conceptual “norma de conducta-norma de control” y mediante la realización de un
juicio de contraste entre ambas a través de la ponderación.
Si la doctrina tradicional se ha centrado sobre el segundo de los objetivos expuestos
dejando a un lado el tema de la racionalidad en la toma de decisiones administrativas se
debe a que todavía sigue muy presente la vieja idea de que se trata de un ámbito
reservado a la pura preferencia política y no sometido a control. Sin embargo, a través
de su propuesta, el autor no trata de coartar ese margen de discrecionalidad, tan
peligroso pero tan necesario de la Administración, sino evitar que desde la institución
pública se tomen decisiones sin tener en cuenta toda la información necesaria sobre los
aspectos importantes de la misma con carácter previo. Se trata de que de la resolución se
pueda predicar no sólo su legalidad sino su “corrección administrativa”.
El autor, consciente de la diferente problemática que atañe a ambos objetivos, recurre en
cada caso a una metodología diferente. La primera de ellas, pone el énfasis en lo que la
Administración, desde un punto de vista positivo, debe hacer a la hora de tomar una
decisión. Para ello, utiliza criterios de oportunidad ajenos a los estrictamente jurídicos
como la optimización de intereses, la aceptabilidad de sus decisiones, el consenso de sus
destinatarios, la eficiencia y la eficacia…, aspectos que difícilmente podrían ser tenidos
en cuenta desde una perspectiva del control judicial, dado que el artículo 106.1 de la
Constitución prohíbe expresamente enjuiciar aspectos que no se circunscriben
estrictamente a la legalidad. La segunda de ellas, es una metodología que aborda la
decisión administrativa desde una perspectiva estrictamente negativa, atendiendo a
aquello que la Administración no puede hacer a la hora de decidir. Es decir, se limita al
binomio validez-invalidez de la decisión, empleando criterios estrictamente jurídicos.
2. Estructura
Teniendo como referencia los dos objetivos principales de la obra, “Metodología del
Derecho administrativo. Reglas de racionalidad para la adopción y el control de la
decisión administrativa” se encuentra estructurada en dos grandes bloques. Al margen
del capítulo uno, que es meramente introductorio y sirve para aclarar conceptos, los
capítulos dos, tres y cuatro se encuentran insertados en el bloque sobre metodología
aplicativa del Derecho administrativo y la adopción racional de decisiones, mientras que
el capítulo cinco se destina al análisis del control de la discrecionalidad administrativa
en sede judicial. Por consiguiente, ya la propia división de los capítulos revela que el
primero de los objetivos ha sido claramente prioritario, lo que también se refleja en las
propias palabras del autor cuando señala que el libro versa sobre “metodología de la
discrecionalidad administrativa (y de su control judicial)”.
Por su parte, el segundo capítulo hace alusión al tema de los hechos con los que la
institución pública se encuentra en la toma de decisiones y las reglas que garantizan la
racionalidad y el rigor a la hora de elaborar la información fáctica. Para ello se acudirá
expresamente al principio de investigación de oficio que tiene la propia Administración,
la información con la que hay que trabajar, la certeza y la prueba, e incluso, la
inseguridad sobre los hechos en la gestión de riesgos.
Una vez identificados los hechos relevantes para la adopción de decisiones
administrativas, el siguiente paso es encontrar la norma bajo la que esos hechos deben
ser subsumidos por eso, el tercer capítulo está dedicado a la configuración de la norma
de conducta. A lo largo del mismo, se destaca la importancia no solo de la norma
material sino también de aquellas relativas al procedimiento y a la organización
administrativa, pues éstas “son la mejor garantía de que las decisiones individuales
serán también acertadas materialmente”. El principal aspecto de este capítulo y la gran
aportación al tema de la discrecionalidad administrativa es la identificación de una serie
de reglas de racionalidad para la construcción de una norma de conducta en el ámbito
específico administrativo. En este capítulo el autor señala criterios de oportunidad, de
soft law, lex artis y aquellos relativos a la eficacia y eficiencia. Además, no se conforma
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con la descripción de dichos criterios, sino que va más allá, poniendo de manifiesto cuál
de ellos podrá filtrarse y en qué medida a la norma de control y ser sometido a examen
por parte de los tribunales.
Si en los capítulos dos y tres se ha hecho referencia a los datos fácticos y normativos
que deben ser tenidos en cuenta a la hora de tomar una decisión, el capítulo cuatro se
dedica a profundizar sobre el procedimiento mismo de toma de decisión, que podrá
hacerse a través de dos métodos, el tradicional, por “subsunción” o recurrir a la
“ponderación”, método por el que claramente apuesta el autor, sobre el que se detiene a
explicar en profundidad y repasar sus pases. Del estudio que hace el autor sobre este
método de aplicación del Derecho debe destacarse como ventaja la incorporación de
instrumentos propios del análisis económico del Derecho.
Finalmente, el capítulo cinco se dedica a la norma de control y a la revisión de legalidad
que realizan los tribunales en caso de ejercicio de potestades discrecionales por parte de
la Administración pública. Para realizar esta tarea, los tribunales llevan a cabo una
aplicación de la norma en sentido indirecto, a diferencia de la Administración pública,
que aplica la norma directamente. Por tanto realiza un juicio de contraste entre la
decisión adoptada y la norma de conducta, que se basa sobre todo en el criterio de
arbitrariedad establecido en el artículo 9.3 de la Constitución y que atiende
principalmente a si la decisión adoptada está “suficientemente y convincentemente
motivada por la Administración”. Además de destacar la importancia de la motivación
como herramienta de control de las decisiones administrativas, el autor expone en el
epígrafe final los pasos que desde la jurisprudencia española, y especialmente desde el
Tribunal Supremo, se están dando hacia un control jurisdiccional basado en el método
de la ponderación.
3. Comentario personal
La elección del tema pero, sobre todo, la perspectiva desde la que lo aborda el autor así
como su completa bibliografía tanto en español como en alemán, son aspectos que
hacen más que recomendable la lectura de la obra “Metodología del Derecho
administrativo. Reglas de racionalidad para la adopción y el control de la decisión
administrativa”. Como ventaja adicional al interesante tratamiento sobre la
discrecionalidad administrativa, se puede destacar de la obra su claridad expositiva.
Muestra de ello es el hecho de que el autor nutra el texto continuamente con numerosos
ejemplos, tanto de la jurisprudencia como de su propia cosecha, sobre temas
profundamente trabajados por él como el Derecho Urbanístico y el sistema de
acreditación de la carrera docente, aspectos que convierten a esta monografía en un
manual de metodología de lectura fácil y de interés, no sólo para académicos sino para
cualquier operador jurídico.
En definitiva, estamos ante una obra fundamental que aborda un tema clásico del
Derecho administrativo desde una perspectiva diferente y que, por ello, se erige como
una aportación indispensable al tema de la racionalidad en las decisiones
administrativas. Asimismo, la situación actual de crisis económica que afecta a las
administraciones públicas, así como la cada vez más creciente preocupación de la
ciudadanía por la corrupción y la mala gestión del patrimonio público son aspectos que
contribuyen a que este libro irrumpa en el mercado en el momento más idóneo.
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