Significado de Libertad
Significado de Libertad
Significado de Libertad
Qué es la Libertad:
Libertad es la facultad o capacidad del ser humano de actuar según sus
valores, criterios, razón y voluntad.
Libertad es también el estado o la condición en que se encuentra un
individuo que no está en condición de prisionero, coaccionado o sometido a
lo que le ordene otra persona.
Asimismo, se utiliza la palabra libertad para referirse a la facultad que tienen
los ciudadanos de un país para actuar o no según su voluntad y lo establecido
en la ley.
Por otra parte, el significado de libertad también se relaciona con los términos
'confianza' y 'franqueza', especialmente, en su forma plural significa osada
familiaridad.
Libertad puede indicar también una falta de obligación. Sin embargo, cabe
destacar que la libertad no se refiere a hacer aquello que nos guste de manera
inconsciente y egoísta, sino a hacer lo que se debe por el bienestar propio y
común.
El valor de la libertad
La libertad es un valor amplio que se encuentra entre los valores sociales,
humanos, religiosos y democráticos. De allí que la libertad como valor que forme
parte de diversas áreas de estudio y análisis como la filosofía, la religión, la ética
o la moral, entre otras.
Sentirse libre forma parte de la naturaleza humana, más allá de que no exista
una libertad absoluta, ya que las personas se ven condicionadas por sus propias
capacidades y el entorno.
Libertad de expresión
La libertad de expresión es un derecho fundamental del ser humano que
consistente en la capacidad de difusión libre de la información e ideas por
distintos medios.
Por ejemplo, existe una serie de contenidos difundidos por diversas cadenas de
televisión que forman parte del conocido 'horario infantil'. En muchos países está
prohibido que durante la presentación de dicha programación la apología de la
violencia o la incitación al odio, lo cual, incluso, está penalizado por la ley.
Vea también:
Libertad de expresión.
Libertad de prensa.
Libertad de culto
La libertad de culto o libertad religiosa se refiere a la capacidad y criterio que
posee cada individuo para escoger y ser parte o no de una práctica religiosa,
incluso, de ser incrédulo sin que sea visto como una falta de respeto o crimen.
Libertad financiera
La libertad financiera se refiere, en principio, a la estabilidad económica que
procuran las personas sin tener que desarrollar ningún tipo de trabajo o
responsabilidad laboral, aunque no posean grandes fortunas o herencias.
El sentido positivo de la palabra libertad se deriva del deseo por parte del
individuo de ser su propio dueño. Quiero que mi vida y mis decisiones dependan
de mí mismo, y no de fuerzas exteriores, sean éstas del tipo que sean. Quiero
ser el instrumento de mí mismo y no de los actos de voluntad de otros hombres.
Quiero ser sujeto y no objeto, ser movido por razones y por propósitos
conscientes que son míos, y no por causas que me afectan,'. por decirlo así,
desde fuera. Quiero ser alguien, no nadie; quiero actuar, decidir, no que decidan
por mí dirigirme a mí mismo y no ser movido por la naturaleza exterior, o por
otros hombres como si fuera una cosa, un animal o un esclavo incapaz de
representar un papel humano; es decir, concebir fines y medios propios y
realizarlos. Esto es, por lo menos, parte de lo que quiero decir cuando digo que
soy racional y que ni¡ razón es lo que me distingue como ser humano del resto
del mundo. Sobre todo, quiero ser consciente de mí mismo como ser activo que
piensa y que quiere, que tiene responsabilidad por sus, propias decisiones, que
es capaz de explicarlas en función de sus propias ideas y propósitos. Yo me
siento libre en la medida en que creo que esto es verdad y me siento esclavizado,
en la medida en que me hacen darme cuenta de que no lo es.
La libertad que consiste en ser dueño de sí mismo y la libertad que consiste en
que otros hombres no me impidan decidir como quiera, pueden parecer a primera
vista conceptos que lógicamente no distan mucho uno del otro y que no son más
que las formas negativa y positiva de decir la misma cosa. Sin embargo, las ideas
positiva y negativa de libertad se desarrollaron históricamente en direcciones
divergentes, no siempre por pasos lógicamente aceptables, hasta que al final
entraron en conflicto directo la una con la otra.
Una manera de aclarar esto es hacer referencia al carácter de independencia
que adquirió la metáfora del ser dueño de uno mismo, que en sus comienzos
fue, quizá, inofensiva. Yo soy mi propio dueño; no soy esclavo de ningún hombre;
pero ¿no pudiera ser (como tienden a decir los platónicos o los hegelianos) que
fuese esclavo de la Naturaleza, o de mis propias desenfrenadas pasiones? ¿No
son éstas especies del mismo género esclavo,. unas políticas o legales y otras
morales o espirituales? ¿No han tenido los hombres la experiencia de liberarse
de la esclavitud del espíritu o de la Naturaleza y no se dan cuenta en el
transcurso de esta liberación de un yo que les domina, por una parte, y por otra,
de algo de ellos que desaparece? Este yo dominador se identifica entonces de
diversas maneras con la razón, con mi naturaleza superior, con el yo que calcula
y se dirige a lo que satisfará a largo plazo, con mi yo verdadero, ideal o
autónomo, o con mi yo mejor, que se contrapone por tanto al impulso raciona a
los deseos no controlados, a mi naturaleza inferior, a la consecución de los
placeres inmediatos, a mi yo empírico o heterónomo, arrastrado por todos los
arrebatos de los deseos y las pasiones que tiene que ser castigado rígidamente
si alguna vez surge en toda su Verdadera naturaleza. Posteriormente estos dos
pueden estar -representados como separados por una distancia aún mayor:
puede concebirse al verdadero yo como algo que es más que el individuo (tal
como-se entiende este término normalmente), como un todo social del que el
individuo es un elemento o aspecto: una tribu, una raza una iglesia, un estado, o
la gran sociedad de los vivos, de los muertos y de los que todavía no han nacido.
Esta entidad se identifica entonces como el verdadero yo, que imponiendo su
única voluntad colectiva u orgánica A sus recalcitrantes miembros, logra la suya
propia y por tanto una libertad superior para estos miembros. Frecuentemente
se han señalado los peligros que lleva consigo usar metáforas orgánicas para
justificar la coacción ejercida por algunos hombres sobre otros con el fin de
elevarlos a un nivel superior de libertad. Pero lo que le da la plausibilidad que
tiene a cable, coaccionar a los hombres en nombre de algún fin (digamos p.e. la
justicia o la salud públicas) que ellos mismos perseguirían, si fueran más cultos,
pero que no persiguen porque son ciegos, ignorantes o están corrompidos. Esto
facilita que yo conciba coaccionar a otros por su propio bien, por su propio
interés, y no por el mío. Entonces pretendo que yo sé lo que ellos
verdaderamente necesitan mejor que lo saben ellos mismos. Cuando más,, lo
que esto lleva consigo es que ellos no se me opondrían si fueran racionales, tan
sabios como yo, y comprendiesen sus propios intereses como yo los comprendo.
Pero puedo pretender aun mucho más que esto. Puedo decir que en realidad
tienden a lo que conscientemente se oponen en su estado de ignorancia porque
existe en ellos una entidad oculta -su voluntad racional latente, o su fin
verdadero-, que esta entidad, aunque falsamente representada por lo que
manifiestamente sienten, hacen y dicen, es su verdadero yo, del que el pobre yo
empírico que está en el espacio y en el tiempo puede que no sepa nada o que
sepa muy poco, y que este espíritu interior es el único yo que merece que se
tengan en cuenta sus deseos 11. En el momento en que adopto esta manera de
pensar, ya puedo ignorar los deseos reales de los hombres y de las sociedades,
intimidarlos, oprimirles y torturarlos en nombre y en virtud de sus verdaderos los,
con la conciencia cierta de que cualquiera que sea el verdadero fin del hombre
(la felicidad, el ejercicio del deber, la sabiduría, una sociedad justa, la
autorrealización) dicho fin tiene que identificarse con su libertad, la libre decisión
de su verdadero yo, aunque frecuentemente esté oculto y desarticulado.
Esta paradoja se ha desenmascarado frecuentemente. Una cosa es decir que
yo sé lo que es bueno para X, mientras que él mismo no lo sabe, e incluso ignorar
sus deseos por el bien mismo y por él bien de él, y otra cosa muy diferente es
decir que eo ipso lo ha. elegido, por supuesto no concientemente, no como
parece en la vida ordinaria, sino en su papel de yo racional que puede que no
conozca su yo empírico, el verdadero yo, que discierne lo bueno y no puede por
menos de elegirlo una vez que se ha revelado. Esta monstruosa personificación
que consiste en equiparar lo que X decidiría si fuese algo que no es, o por lo
menos no es aún, con lo que realmente quiere y decide, está en el centro mismo
de todas las teorías políticas de la autorrealización. Una cosa es decir que yo
pueda ser coaccionado por mi propio bien, para ver el cual yo estoy demasiado
ciego; en algunas ocasiones puede que esto sea para mi propio beneficio y
desde luego, puede que aumente el ámbito de mi libertad. Pero otra cosa es
decir que, si es mi bien, yo no soy coaccionado, porque lo he querido, lo sepa o
no lo sepa, y soy libre (o verdaderamente libre) incluso cuando mi pobre cuerpo
terrenal y mi pobre estúpida inteligencia lo rechazan encarnizadamente y luchan
con la máxima desesperación contra aquellos que, por muy benévolamente que
sea, tratan de imponerlo.
Esta transformación mágica o juego de manos (por el que con tanta razón, se rió
William James de los hegelianos) sin duda alguna puede también perpetrarse
tan fácilmente con el concepto negativo de libertad en el que yo, que no debiera
ser violentado ya no es el individuo con sus deseos y necesidades reales tal
como se conciben, sino el verdadero hombre por dentro, identificado con la
persecución de algún fin ideal, no soñado por su yo empírico. E igual que en el
caso del yo positivamente libre, esta entidad puede ser hinchada hasta
convertirla en alguna entidad superpersonal -un estado, una clase, una nación o
la marcha misma de la historia-, considerada cómo sujeto de atributos más
verdadero que el yo empírico. Pero la concepción positiva de la libertad como
autodominio, con la sugerencia que lleva consigo de un hombre dividido que
lucha contra sí mismo, se ha prestado de hecho en la historia, en la teoría y en
la práctica, a esta división de la personalidad en dos: el que tiene el control
dominante y trascendente y el manojo empírico de deseos y pasiones que han
de ser castigados y reducidos. Este hecho histórico es el que ha tenido influencia.
Esto demuestra (si es que se necesita demostración para una verdad tan
evidente) que las concepciones que se tengan de la libertad se derivan
directamente de las ideas que se tengan sobre lo que construye al yo, a la
persona al hombre y de libertad para que signifique todo lo que quiera el
manipulador. La historia reciente ha puesto muy en claro que esta cuestión es
meramente académica.
Las consecuencias que lleva consigo distinguir dos yos se harán incluso mas
claras si se consideran las dos formas mas importantes que históricamente ha
tomado el deseo de auto dirigirse – dirigirse por el verdadero yo de uno mismo-
la primera, de la segunda, la de la autorrealización o total auto identificación con
un principio o ideal especifico con el fin de conseguir el propio fin.
8. Conclusiones
Por Miguel Tamanaja
Conocer si somos libres o no, o mejor dicho, conocer si podemos ser libres o no,
creo que es lo menos que como individuos pensantes podemos hacer. Saber si
lo que hemos realizado desde que usamos la razón o lo que tenemos planeado
realizar como proyecto de vida, fue o será producto del ejercicio de nuestra
libertad o tristemente resultado del movimiento de los hilos que Dios, el destino,
la naturaleza o como suela llamársele haga de nuestra vida – marioneta. He aquí
la importancia de saber si existe la libertad.
Y precisamente, en la búsqueda de tal conocimiento, uno se habrá de topar
siempre con un principio llamado "de causalidad", postulado que por siglos se
había aplicado a las ciencias naturales y que en estos días se ha extendido al
campo de las ciencias sociales para poner sobre relieve que la actividad humana,
ya sea su modo de pensar, de sentir, de actuar, de organizarse política y
socialmente, de comportarse moralmente, de todo cuanto haga se halla sujeto a
causas.
Porque sinceramente sería muy fácil decir que la libertad existe en cuanto que
no sufrimos coacción externa o interna de alguna clase y San se acabó. No. La
libertad es mucho más que eso. Hasta este punto lo único cierto es que se vive
en un mundo causalmente determinado y la incógnita por descifrar es si la
libertad y su existencia es compatible o no con este infinito causalismo: Si me
gustara la medicina no hubiera estudiado derecho, y si no hubiera estudiado
derecho tal vez me preocuparan más otros temas, y si me preocuparan más otros
temas quizá nunca hubiera elegido este trabajo de investigación, etcétera,
etcétera. Por algo sigo creyendo que mi conducta si está causalmente
determinada en cierto grado.
Ojeando un poco las distintas corrientes filosóficas, sobresalen tres posturas
fundamentales que tratan de esclarecer cómo en un mundo sujeto a relaciones
de causa – efecto, existe la libertad. Dichas posiciones son las siguientes: un
determinismo absoluto, un libertarismo absoluto y por último, un determinismo
compatible con cierta libertad, con la cual estoy de acuerdo.
Luego de un estudio al tema buenamente recopilado por mis compañeros, y
quien suscribe, seguro estoy que la libertad existe. Negar su existencia sería
tanto como afirmar que nuestra vida es el vivo retrato de una obra de teatro en
la cual el guión y el desenlace ya están escritos. Esto no es así.
Creo firmemente en la posibilidad de que el hombre y la sociedad sean los
arquitectos de su destino, al existir la libertad de elegir concientemente entre el
actuar en una o en otra dirección. Sin dicha conciencia de los móviles o causas
que lo impulsan a comportarse de cierta forma, si insinuaría que la conducta
humana es inmediata e irreflexiva. Esto tampoco es así.
Independientemente del grado de conciencia de los motivos, fines o carácter que
llevan al hombre a realizar una acción, no puede existir libertad al margen del
causalismo.
Asimismo, el hecho de que la libertad implique cierta autodeterminación del
sujeto para decidirse por la forma de comportamiento más adecuada elegida de
entre varias, tampoco significa que dicha autodeterminación se realice al margen
de una conexión causal.
En pocas palabras, el hombre es libre de decidir y de actuar sin que su decisión
y acción dejen de estar causadas. Es imposible que nos sustraigamos al contexto
histórico - social imperante, generalmente se va a actuar o decidir conforme a
ciertas pautas, influencias o posibilidades de acción que nos ofrece el entorno.
Después de todo sigo pensando que la libertad es ilimitada, pero dentro de
ciertos límites.
Por Spencer Zapata :
Bueno en conclusión, yo diría, que la libertad es la capacidad exclusiva de todo
hombre. ¿y porque? Porque el hombre es el único con la capacidad de elegir
haciendo uso de su razón e inteligencia; esta razón e inteligencia es lo que nos
hace libres porque a través de ella nosotros podemos elegir entre lo que se
consideramos bueno o dentro de lo que se consideramos malo, obviamente y
lógicamente lo hacemos en función a ciertos valores que se han interiorizado,
que se han asimilado previamente.
A mi parecer, la libertad si existe pues mi posición es totalmente contraria a los
deterministas que niegan la existencia de la libertad.
Si bien es cierto muchas veces, y en eso coincido con los deterministas, el
hombre ignora las causas ocultas de su propia conducta por consiguiente se cree
que elegimos libremente cuando no se tiene conciencia de las causas más
profundas de nuestra conducta. Pero no todas las conductas son condicionadas
o inclinaciones sugeridas por el inconsciente, existen también conductas que
está libres de todo condicionamiento, por tanto, el hombre es libre cuando actúa
o elige en función a sus valores, éticos y morales, y no en función a sus instintos,
condicionamientos, hábitos, reflejos, pasiones externas, etc.
Libre no es quien hace lo que quiere si no quien hace lo que debe hacer. Muchas
veces la libertad suele ser confundida con un " yo hago lo que quiero" pues esta
es una confusión entre el uso de la libertad y el libertinaje. No es libre quien hace
lo que quiere pues la auténtica libertad se manifiesta en aquel que hace lo que
debe hacer, haciendo uso de valores morales y éticos.
Por Janeth Rubio
Por Suray Cortina
No es difícil definir la libertad. Lo difícil es entenderla. Entender que mi libertad
no termina donde comienza la de los demás, sino que todos tienen una libertad
propia y en conjunto tal vez. Y estas dos debe de funcionar en armonía para
existir. Si yo deseo hacer algo que dañaría la libertad de alguien mas, debo evitar
hacerlo y buscar una alternativa a esa acción. O bien negociar con ese individuo
para no dañar su libertad.
Es fácil definir la "no libertad", es decir aquellas cosas que se hacen no por
voluntad propia y que nos desagradan. Pensemos entonces que para ser libre
se tiene que tener conciencia de uno mismo y voluntad para realizar las acciones
que queremos.
Existe algo denominado el libertinaje. Esto es el "exceso de libertad". Eso no
existe. El libertinaje mas correctamente lo definiría como el usar de pretexto la
libertad para aprovecharse de uno mismo y los demás. Para permitirse hacer lo
que sea sin importar nada, ni uno mismo ni los demás. Es el poner el placer
personal sobre todo lo demás omitiendo así ideas propias y ajenas. El hombre
necesita hacer una redefinición de sus valores morales, principalmente de la
libertad, para poder así llegar al avance evolutivo como raza del que tanto
presume. Es deprimente y penosos el saber que hay países donde aún existe la
esclavitud, donde no se pueden expresar loas personas sin sentir miedo, donde
ni siquiera existe la posibilidad de saber el significado de libertad. Señores,
damas, hablo de México, no de un país africano o sudamericano. En nuestro
país se siguen vendiendo a las mujeres. Se siguen reprimiendo a escritores y
comunicadores en general. Hay censura donde ni siquiera debería de existir. Aun
hay gente que por no saber leer y escribir no puede trabajar y tener una vida
digna. Ese es el mejor modo de coartar la libertad de alguien Haciéndolo
ignorante de lo que es la libertad. Es importante que sepan que es la libertad,
pero es imposible o inútil decir que es a un nivel diferente del personal. Lo
anterior solo es una opinión y unas ideas propias bajo las que yo me rijo. Solo el
yo puede decir que es su libertad. Es indispensable que busquemos dentro de
nosotros mismos ser libres, pues solo a través de esta búsqueda personal es
como llegaremos juntos al valor humano del que mas nos sentimos orgullosos: