08 RESPUESTA SEXUAL HUMANA Documento de Trabajo para La Clase
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SEXUAL
HUMANA
ÍNDICE
Modelo de sexualidad
El placer femenino
La masturbación
El orgasmo
BIBLIOGRAFÍA ----------------------------------------------------------------------------------------- 17
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¿QUÉ ES LA SEXUALIDAD HUMANA?
Cada época, cada cultura, cada sociedad tiene una manera de entender la sexualidad,
muy relacionada con los valores predominantes en ese momento. Podríamos decir,
por tanto, que existen tantos modelos explicativos de sexualidad como modelos de
sociedad han existido. El concepto de sexualidad se ha ido transmitiendo y
modificando de generación en generación. Esta transmisión, si bien no se ha hecho de
manera formal, es decir, impartida por profesionales, sistemática y con unos objetivos
definidos, se ha ido realizando informalmente, a través de las actitudes, formas de
pensar, valores, opiniones...dando lugar a diferentes modelos de educación sexual.
En el lenguaje corriente la palabra sexo se usa con frecuencia para aludir al varón o a
la hembra (sexo biológico) o para referirse a una actividad física en la que interviene el
aparato genital (hacer el acto sexual). Por regla general, la palabra sexualidad se
emplea con un significado más amplio que el vocablo “sexo”, ya que pretende abarcar
todos los planos del ser sexual. Al hablar de sexualidad nos referimos a una
dimensión de la personalidad y no exclusivamente a la aptitud del individuo para
generar una respuesta erótica. Somos sexuados desde el punto de vista biológico,
psicológico y social (ver Tabla 1).
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Los sentimientos de ternura, de enamoramiento, de acariciarse, las fantasías, los
sueños eróticos, los besos, la masturbación, etc. son impulsos y conductas que todos
podemos sentir a medida que se desarrolla nuestra sexualidad. La forma en que cada
uno desee expresar su sexualidad es una decisión personal y respetable.
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En la primera infancia se establecen unos vínculos de afecto con los referentes más
próximos. Éstos generan sentimientos de protección y se comunican de forma íntima
(contacto corporal), proporcionando seguridad y estima hacia uno mismo. También se
aprende a reconocer y a expresar emociones. Hay estudios que demuestran que déficits
en la vinculación afectiva traen como consecuencia déficits en la sexualidad.
Desde los 2 a los 6 años, hay una serie de cambios fundamentales (motores e
intelectuales) para el desarrollo en general y que tendrán un significado especial para
el desarrollo sexual. Comienzan las actividades autoexploratorias y autoestimulatorias
que pueden generar angustia en los mayores y provocar reacciones reprobatorias
hacia el menor si no se contemplan como naturales. No se deben juzgar ni intentar
corregir. En esta etapa tiene una especial importancia el proceso de identificación e
imitación de modelos de conducta sexual, que comienzan a definir las actitudes ante la
sexualidad y los modos de relacionarse en los planos erótico y afectivo.
De los 7 a los 10 años el niño y la niña son más autónomos, se manejan mejor en el
mundo real y conocen su identidad sexual. Se reafirman en lo que conocen por
observación de la conducta de los adultos; son conscientes de las sensaciones físicas y
emocionales asociadas al contacto y la cercanía física; experimentan la excitación
sexual y la relación afectivo-sexual con su grupo de iguales. Por ello, las actitudes de
reprobación o castigo por su curiosidad pueden tener una influencia negativa en el
desarrollo posterior de la esfera psicosexual de la persona. La falta de respuestas ante
dudas sexuales convierte a lo sexual en lo prohibido. Es conveniente una buena
información sexual, animando a hablar de la sexualidad cuando se crea preciso.
Con los primeros años de la adolescencia llega la madurez sexual de los niños. La
adolescencia se inicia con la pubertad; es un proceso de desarrollo endocrino y corporal
que produce varios cambios físicos; las expectativas de los cambios pueden generar
mucha inseguridad. También pueden surgir conflictos entorno a la identidad sexual y la
orientación del deseo. Con el grupo de iguales el adolescente afianzará su identidad
sexual y su figura corporal le dará un prestigio social. Si no cumple con los cánones
impuestos, marcados por los medios de comunicación y las modas, puede
sentir malestar e inseguridad.
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completa satisfacción. Si en cualquier aspecto de la vida las creencias y la educación
moldean la conducta, en la sexualidad ocurre lo mismo. En la medida en que se logra
madurez para preguntarse sobre principios y normas relativas a la sexualidad, cada
persona adquiere la posibilidad de desarrollar su esfera sexual con total libertad y de
vivir de un modo pleno su orientación sexual.
El adulto espera culminar durante esta etapa la orientación del deseo, el tipo de vida,
el estado civil y la estabilidad con la pareja, o, si se prefiere, en solitario. Todos ellos
son aspectos que tienen su repercusión en el comportamiento sexual, aunque no
desaparecen las condiciones anatómicas, psicológicas y emocionales, y siguen
presentes los recuerdos de etapas pretéritas, las fantasías, las asociaciones y
expectativas que conforman el entramado del que surge la conducta sexual.
A mucha gente se le hace difícil pensar que los hombres y mujeres de la tercera edad
tengan todavía sentimientos, necesidades y relaciones de tipo sexual, y esto viene
dado por la tradición cultural a la que se pertenece. En muchos casos o circunstancias,
tales como trastornos de la salud, pérdida del cónyuge, etc., se crea una base física y
social real que justifica la inexistencia de actividad sexual, pero no quiere decir que en
estas personas no continúe la existencia del interés sexual.
Existe una inquietante tendencia a equiparar la actividad sexual con la coital, mientras
que las necesidades emocionales del individuo de la tercera edad pueden cubrirse
completamente mediante una actividad sexual que no siempre lleva al coito. La
necesidad de relacionarse con otras personas, de expresar sentimientos, de recibir
afecto de la otra persona no se pierde por más viejos que seamos. Por ello se dice que
la tercera edad es la edad del erotismo, significando con esta expresión que al
desaparecer los intereses o las preocupaciones reproductoras, la sexualidad en esta
etapa de la vida tiene como único fin recibir y dar placer. Para disfrutar de una vida
sexual plena en la tercera edad se debe tener un estado de salud razonablemente
bueno, estar interesado en la sexualidad, y tener una pareja que le resulte interesante.
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Debe propagarse la idea de que la sexualidad en la tercera edad es algo bueno y
necesario si se desea.
Hay que tener en cuenta que los cambios o respuestas psicológicas, son más difíciles
de clasificar en tanto que son vividas de forma personal por cada ser humano en base a
sus experiencias, vivencias y aprendizajes a lo largo de la vida.
Fase de deseo
Se define como el interés que muestra una persona sobre la sexualidad, es decir,
procede de nuestros pensamientos la estimulación o la postergación de los impulsos
sexuales; estos pensamientos son inducidos por los órganos de los sentidos, en
especial la visión, la cual estimula zonas de ensoñación y la fantasía en el cerebro. A
su vez, existen conexiones con centros de control hormonal, que secretan
especialmente testosterona y luteína que aumenta el deseo sexual. No se observan
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cambios visibles en el cuerpo durante esta fase, ya que se trata solamente de un
proceso mental.
Fase de excitación
Comprende la respuesta anatómica y fisiológica que se produce como resultado de
una estimulación sexual que puede ser física o psíquica mediante pensamientos
sexuales. La respuesta de excitación es un reflejo de tipo neurovascular, donde la
mayoría de los cambios que se producen son el resultado de un mayor aflujo de
sangre a los órganos genitales y de los cambios locales de los vasos sanguíneos en
estos órganos. Además de los cambios genitales se producen cambios que afectan al
organismo en su totalidad. La duración de esta fase puede oscilar entre unos minutos, o
una media hora.
Fase de meseta
Es un estadio de alta tensión o excitación sexual, a lo largo del cual se suele producir
una nivelación y se alcanza el grado de excitación sexual necesario para que se
desencadene el orgasmo, es decir, en esta etapa, la intensidad de los signos de la
fase anterior aumenta, y la duración de esta fase es muy variable. En los dos sexos,
se da un aumento de la respuesta nerviosa simpática, lo que provoca la elevación de
la tensión muscular, de la respiración, de la presión y del ritmo cardíaco. También se
produce el rubor sexual, un enrojecimiento sobre todo del pecho y la cara, se debe a
un aumento de la circulación de la sangre bajo la piel.
En la mujer, la intensa vasocongestión prepara la plataforma orgásmica, que estrecha
en un 30% o más la abertura de la vagina; el útero se eleva y el clítoris se retrae
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contra el hueso púbico. Los labios menores se agrandan ostensiblemente; la areola
mamaria se agranda y como se ha dicho aparece el rubor sexual.
Fase de orgasmo
Es la más corta del ciclo de respuesta sexual, y dura de 3 a 15 segundos. En ésta las
pulsaciones y la respiración llegan a la máxima frecuencia e intensidad.
En la mujer, se caracteriza por contracciones rítmicas simultáneas del útero, el tercio
exterior de la vagina (plataforma orgásmica) y el esfínter anal.
Respecto a ésta, una vez se llega a la fase más avanzada de la excitación o lo que para
otros sería la primera fase del orgasmo, es importante que no se detenga la estimulación
si se pretende llegar al orgasmo.
Los orgasmos varían no sólo en cada hombre o mujer en particular, sino en distintos
momentos de un mismo individuo.
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Fase de resolución
Durante esta fase, los cambios fisiológicos y anatómicos que aparecieron en las tres
fases anteriores vuelven a su estado normal previo a la excitación, pero, además, esto
se acompaña de una sensación de relajación y de bienestar.
La rapidez de esta fase varía según la naturaleza del resto del ciclo de respuesta
sexual y de otros factores como la edad, velocidad del ciclo de respuesta sexual, etc.
En las tablas 2 y 3 se recogen los cambios que tienen lugar en el hombre y la mujer
durante cada una de las fases de la respuesta sexual (genital y extragenital):
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Tabla 2: Respuesta genital en ambos sexos
RESPUESTA GENITAL
Respuesta masculina Respuesta femenina
- Lubricación vaginal
- ↑ el tamaño y longitud de la vagina
- Erección del pene, el cual se agranda - El glande del clítoris se hace más
- Los testículos ↑ de tamaño y se grande y sale del capuchón
elevan - Separación y aplanamiento de los
- Los genitales se oscurecen labios mayores, que engrosan y
- Secreción de las glándulas de enrojecen
Cowper - ↑ de tamaño de los labios menores y
- Cierre del esfínter interno de la vejiga de su congestión vascular
- Eyaculación - Elevación del útero
- Enrojecimiento de los labios menores y
la pared vaginal
RESPUESTA EXTRAGENITAL
Respuesta masculina Respuesta femenina
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LA SEXUALIDAD DE LA MUJER
MODELO DE SEXUALIDAD
Por todo ello, las mujeres no han sido educadas para ser dueñas de su sexualidad y
se desconoce muchas cosas sobre ella y esto es la causa de la mayoría de los mitos,
dudas y de los problemas que existen entorno al placer femenino. Muchas mujeres no
están satisfechas con sus relaciones, ya sea por la falta de orgasmos, por sentirse
incómodas con sus cuerpos, por rutina y aburrimiento, por miedo a experimentar, por
no decir lo que quieren, por pura ignorancia e incluso por sentimientos de culpa.
Las diferencias entre la sexualidad masculina y femenina surgen desde que nacemos:
si el bebé es varón, los padres están orgullosos con su pene y aprueban su futura vida
sexual, sin embargo, si es niña, suelen ocultarle u omitir el sexo, por temor a un
embarazo precoz. También podemos observar diferencias en la entrada a la
sexualidad masculina y femenina, ya que vemos cómo ellos con sus primeras poluciones
nocturnas, están orgullosos y alardean de ello, sin embargo, para las mujeres la
menarquia es un hecho negativo, les provoca vergüenza y la intentan ocultar.
Por todo ello, debemos cuestionar el modelo de sexualidad dominante e intentar abolirlo.
Además, esto también les beneficia a ellos, porque no es justo que se les haga creer
que su masculinidad depende de su pene y de sus logros en la cama. Así que, el nuevo
modelo de sexualidad debería ser más justo y que nos satisfaga a todos.
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forma. En ocasiones suele ser dolorosa porque la chica está nerviosa, ya sea por
miedo a que le duela, a sangrar o a que se produzca un embarazo no deseado, pues
los nervios favorecen la tensión de los músculos que rodean la vagina, contrayéndola e
impidiendo la penetración. También el dolor puede ser debido a la falta de
lubricación de la mujer o a que el lugar elegido para mantener relaciones sexuales no
sea confortable o tenga falta de intimidad.
EL PLACER FEMENINO
La práctica sexual por excelencia es el coito, aunque debemos saber que el sexo y el
coito no son sinónimos, como anteriormente hemos mencionado. Otras prácticas
sexuales que satisfacen a las mujeres igual o más que el coito son, el sexo oral, de
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hecho el cunnilingus se está convirtiendo en la práctica sexual favorita de las mujeres;
el sexo anal, aunque esta práctica aún está rodeada de muchos absurdos tabúes y la
masturbación, de la que hablaremos posteriormente. Hemos de ser conscientes de
que no existe una práctica sexual mejor que las demás, lo ideal es actuar según el día y
las ganas de cada uno, siempre respetándose mutuamente.
El placer es una experiencia subjetiva, lo incluye todo, se expande por todo el cuerpo,
por ello toda la piel es susceptible de provocar excitación sexual y la obsesión por la
genitalidad hace que se descuiden otras partes del cuerpo. Para muchas mujeres el
periné y el ano son áreas de gran sensibilidad. Una zona controvertida es el punto G,
la mayoría de sexólogos defienden su existencia, es una zona eréctil situada en la
pared anterior de la vagina, a unos tres a cinco centímetros de su apertura, aunque no
resulta fácil de encontrar y no satisface a todas las mujeres por igual. Dos zonas
altamente sensibles son el cuello uterino y el fondo de saco vaginal posterior, ambas
situadas en la parte superior de la vagina. También, alrededor de la uretra existe un
tejido esponjoso muy vascularizado que puede causar placer, esta zona se conoce
como el punto U.
LA MASTURBACIÓN
En el pasado se pensaba que la masturbación era “pecado” y se castigaba
severamente. Consideraban que era cosa de hombres y se suponía que las mujeres
no lo hacían. De hecho, aún hoy, debido a nuestra mala educación sexual, parece que
lo sea, ya que apenas se habla de masturbación femenina y, cuando se hace, todavía
nos resulta violento.
Existen muchos mitos y falsas creencias entorno a la autosatisfacción. Por ejemplo,
pensamos que al tener pareja hemos de renunciar a nuestra individualidad sexual, ya
que creemos que autosatisfacerse significa estar descontento con nuestra vida
sexual, cuando en realidad, la masturbación debería formar parte de nuestro repertorio
sexual de pareja. También pensamos que las mujeres se masturban menos que los
hombres, cuando en realidad, tanto chicos como chicas se masturban.
Las caricias genitales comienzan desde el primer año de vida. Lo que ocurre es que
ellos tienen a la vista el pene y se lo tocan constantemente, por lo que suelen empezar
antes que ellas a masturbarse. Sin embargo, las mujeres tienen sus órganos sexuales
menos accesibles y son más complejos y en muchos casos descubren la
masturbación de manera accidental, cuando se dan cuenta de que obtienen cierto placer
al ducharse, al miccionar y retener la orina o al juntar las piernas con fuerza. Lo que
sucede es que las mujeres no lo reconocen y no hablan tan abiertamente del tema,
ya que en nuestra sociedad nunca se ha visto con buenos ojos el que una mujer
se masturbe y por ello, algunas mujeres se sienten cohibidas y no lo dicen por lo que
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se pueda pensar de ellas y muchas se sienten culpables después de masturbarse por
la educación que han recibido.
Por tanto, la masturbación debería considerarse algo natural que forma parte de
nuestras vidas, es una práctica sana, liberadora y divertida. Ésta favorece una actitud
abierta a la sexualidad y ofrece la posibilidad de que la persona conozca su propio
cuerpo y cómo este responde a la estimulación sexual. Además, debería ser algo
comúnmente aceptado y enseñado, de hecho tiene la aprobación de la Organización
Mundial de la Salud y los terapeutas sexuales recomiendan su práctica.
ELORGASMO
Hay confusión en cuanto al orgasmo femenino, ya que muchas personas creen que
hay dos tipos de orgasmos, el clitoriano y el vaginal, pero esto no es cierto; de estos
dos, sólo existe el clitoriano y se puede llegar a él de diversas formas, tales como, la
penetración, la estimulación directa del clítoris o por otro medio físico o psíquico. A
pesar de esto, hay mujeres que piensan que algo va mal si no alcanzan el orgasmo
vaginal, esto se debe al descrédito del clítoris que existe en nuestra sociedad, provocado
por el miedo que tienen los varones de perder el protagonismo, por nuestra deficiente
educación sexual, por la exagerada importancia del coito y por el conformismo de las
mujeres. Pero lo cierto es que el clítoris es el único órgano humano que sólo existe
para recibir y transmitir estímulos sexuales, además, el pene equivale al clítoris y no a
la vagina, por ello es normal que para la mayoría de mujeres la penetración vaginal no
es suficiente para alcanzar el clímax. De hecho, seis o siete mujeres de cada diez
necesitan estimulación directa del clítoris para lograr el orgasmo. Entre la mitad y un
tercio de las mujeres son multiorgásmicas, pero esto no se debe convertir en una
obsesión, porque todas las mujeres pueden llegar al orgasmo, salvo causas de fuerza
mayor como pudiera ser una enfermedad física o mental grave. Para la mayoría de
hombres el objetivo del sexo es llegar al orgasmo y por ello hay una enorme presión
ejercida para que las mujeres tengan un orgasmo durante el coito y por ello muchas
fingen e incluso, en ocasiones ellos también lo hacen por no quedar mal o para no herir
los sentimientos de la pareja, algo completamente erróneo y perjudicial para ambos.
Además, los sexólogos advierten que la fase del deseo es la mejor parte de las
relaciones sexuales y el prolongar la excitación hace que el orgasmo sea más
placentero.
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poco más tarde. Masters y Johnson explican que las mujeres se excitan más rápida e
intensamente en este período, sobre todo si ya han tenido varios hijos, ya que se cree
que tras un parto aumenta el riego sanguíneo en la zona pélvica. A partir de ese
momento su capacidad sexual empieza a disminuir gradualmente, a un ritmo más
lento que el de los hombres, y no desaparece. A diferencia de lo que les sucede a
ellos, la edad no tiene porqué afectar a la capacidad orgásmica (aunque a partir de los
sesenta los orgasmos descienden en intensidad) y tampoco necesitan de un periodo
refractario cada vez más largo.
Hay que acabar con la falsa creencia de que con la llegada de la menopausia se
tienen que despedir del sexo. Múltiples estudios demuestran que las mujeres que han
sido activas, pueden seguir siéndolo, incluso pueden aumentar su deseo debido a los
cambios hormonales, la mayor seguridad en sí mismas, la pérdida de inhibiciones o la
imposibilidad de un embarazo no deseado.
Además de su función procreadora, las relaciones sexuales son una forma esencial de
expresión de la vida en pareja. De hecho, frecuentemente se consideran como un
indicador de la marcha global de la relación de convivencia entre dos personas. El ser
humano busca la felicidad y el bienestar, y en este sentido, múltiples estudios han
concluido que unas relaciones sexuales satisfactorias producen los siguientes
beneficios:
Es frecuente que una pareja, a lo largo de su vida, sufra algún tipo de problema en sus
relaciones sexuales. Las causas pueden ser múltiples, pero vamos a centrar la
atención en un problema concreto, las relaciones sexuales insatisfactorias.
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Este es el caso de las parejas cuya relación sexual se limita a realizar el coito de forma
rápida, mecánica y rutinaria, con el objeto de alcanzar el orgasmo (el hombre en
mayor medida que la mujer). Debido a que la mujer, por su fisiología, tiene un ritmo
sexual más lento que el del hombre, se hace difícil que ella pueda alcanzar el orgasmo
en poco tiempo, lo que le genera frustración. A veces, la mujer finge el orgasmo para
que el hombre acabe cuanto antes con algo que a ella le genera rechazo. Algunos
hombres pueden, por egoísmo o desinformación, no preocuparse siquiera de procurar
que la mujer obtenga satisfacción sexual. A menudo, la situación descrita va
acompañada de una falta de muestras de afectividad (besos, caricias, gestos y palabras
de cariño y sensibilidad). El resultado de mantener este tipo de relaciones es la
frustración e insatisfacción, especialmente de la mujer. A la larga, se resienten el
bienestar personal y la relación de pareja.
Son cuatro los elementos indispensables para lograr una exitosa vida sexual: educación,
confianza, comunicación y complicidad. Con educación nos referimos a ‘limpiar’ la
sexualidad de tabúes, de las imposiciones culturales que por generaciones han
destruido la vida de pareja. Esa educación da la confianza para comunicarse y,
finalmente, el diálogo lleva a la complicidad.
Expresiones como “me duele” o “me gusta” equivalen a dar el primer paso en el
camino de esas ‘conversaciones’ necesarias para alcanzar una vida sexual exitosa.
Muchas mujeres aún ocultan que no disfrutan de orgasmos en las relaciones y ellos no
comentan con sus amigos que padecen una disfunción y no saben cómo o a dónde
acudir. Nos da vergüenza nombrar estas situaciones. Así se da el anacronismo de
parejas de todas las edades que, cansados de practicar sexo, no saben cómo hacer
disfrutar a la otra persona o, aún peor, cómo disfrutar plenamente de la propia
sexualidad. La comunicación sexual es una doble vía en la que públicamente se hacen
chistes fuertes y en la intimidad no se toca el tema; el silencio es cómplice de los
inconformismos y las frustraciones.
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BIBLIOGRAFÍA
• De Béjar S. Tu sexo es tuyo. Todo lo que hay que saber sobre la sexualidad
femenina. 4ª ed. Barcelona: Debolsillo; 2005.
http://www.fsyc.org/epf/Materiales/sexualitatcast.pdf
http://www.cepvi.com
http:/ www.Sexualidad.ws/
http://www.sidalava.org/WEBcastellano/4_sexualidad.htm
http://www.sexologia.org/respuesta-sexual-humana.html
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