DOCETISMO
DOCETISMO
DOCETISMO
DEFINICION
Herejía que niega la realidad carnal del cuerpo de Cristo. Por su etimología
viene de la voz griega dokéo, parecer, dókesis, apariencia. Sirve para designar
el error de los que se niegan a admitir que Jesucristo ha sido hombre
verdadero, con cuerpo de carne como el nuestro. Por consiguiente, sería pura
ilusión o apariencia todo lo que los Evangelios cuentan y la Iglesia enseña
sobre la concepción humana de Cristo, su nacimiento y su vida, sobre su
pasión, muerte y resurrección (v. voces correspondientes).
ORÍGENES.
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dificultades era explicar el origen y la existencia del mal en el mundo. Partía del
hecho de que la materia es esencialmente mala y causa del pecado. Era
imposible concebir, por tanto, que Dios, la santidad misma, haya podido entrar
en contacto inmediato con ella, sea para crear, sea para redimir a la
humanidad. La unión real de la naturaleza divina con la humana en la persona
de Cristo, como lo enseña el Cristianismo, no eran admisibles. Rechaza, por
tanto, como una cosa inconcebible que el Salvador, de cualidad superior y
divina haya podido nacer como hombre, comer, sufrir y morir. Ni la
Encarnación, ni la Redención, según el sentido de estas teorías, eran
admisibles. Mas, por otra parte, el d. no se podía conformar con una negación,
sino que debía proponer su doctrina.
PRINCIPALES REPRESENTANTES
BIOGRAFIA DE MARCION
Nacido en Sinope, en Asia Menor (hoy Sinop, Turquía), hijo de un obispo que
fue excomulgado, Marción prosperó como comerciante y naviero. Viajó
a Roma entre 135 y 140 d.C. buscando ser nombrado dignatario de la Iglesia,
sin lograrlo.
Fue declarado hereje y excomulgado en 144 de nuestra era. En el momento de
su muerte (150) había logrado exitosamente el primer cisma del Cristianismo,
cuyos efectos se prolongarían hasta el siglo III. Elaboró la primera
gran herejía cristiana y redactó el primer canon del Nuevo Testamento,
sistemáticamente organizado conforme a su propio dogma. A pesar de que
suele atribuírsele el carácter de “gnóstico” nunca tuvo ese carácter, no obstante
su cercanía, antes de elaborar su propio cuerpo doctrinal, con la herejía
Docética.
Este primer canon de "su nuevo testamento", ayudó a la iglesia cristiana del
segundo siglo a motivarse rápidamente para preparar el canon auténtico de los
libros del Nuevo Testamento. Hasta entonces se leía el Antiguo Testamento,
porciones del Nuevo Testamento y cartas del apóstol Pablo en las
congregaciones, pero no había un canon del Nuevo Testamento como tal.
Influido por la herejía docética y por el platonismo, Marción considera que la
carnalidad es corrupta, o un simple reflejo de la realidad, por ello ordena la
abstinencia carnal, rechaza el placer en cualquier forma, obligando a los
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creyentes de su Iglesia a una vida de pobreza y privación extrema, la cual fue
parte importante para el fin de esta herejía, pues incluso se opuso al placer
sexual dentro del matrimonio.
En lógica con lo anterior y no obstante que el rito de la Iglesia marcionita
copiaba el rito católico, difería en la pobreza de los hábitos y en que, en lugar
del vino se utilizaba agua, pues la asociación del vino con la sangre era
contraria con la parte gnóstica que influyó en menor grado, pero que
definitivamente se aprecia en estos dos aspectos del ritual.
4) Sobre la Cruz murió un hombre realmente, pero no fue Jesús, sino Simón de
Cirene, en el cual Jesús había dejado sus rasgos y aquél sustituyó a Jesús (cfr.
S. Ireneo, Adversus haereses, 1,24,4; 3,16,1: PG 7,677-920 ss.).
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es fácil desviarse hacia doctrinas docetas, por el de no centrarse tanto en el Dios
encarnado, cuanto en la unión directa con Dios. Esta tentación es de las más
peligrosas por disfrazarse con visos de piedad y misticismo. Toda negación o
atenuación de la importancia salvífica de la humanidad de Cristo en principio
tiene un matiz doceta.
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manjares e imponía la observancia del sábado. Los elementos especulativos
(que denominaban «filosofía») no eran otra cosa que fantasías, análogas a las
que poco después forjarían los gnósticos. Lo más irritante eran las deficiencias
que suponían en la persona y obra de Cristo. «Mirad que nadie os engañe con
filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos
del mundo y no en Cristo. Pues en Cristo habita toda la plenitud de la divinidad
corporalmente» (Col 2,8.9). Es una clara alusión a los brotes gnóstico-
docetistas. Cristo no es un demiurgo, sino que es igual a Dios y corporalmente,
en su cuerpo mortal, siguió siendo Dios. El peligro no estaba solamente en
poner en duda su divinidad, sino en no dar la realidad exacta a la naturaleza
humana y a su muerte sangrante. Ésta hace pensar que lo que aquí combate
es el d. junto con otros errores. Insiste hasta tres veces, con alguna línea de
distancia para afirmar que Cristo posee la plenitud de Dios y que habita en Él
corporalmente. Por otra parte, tiende a reafirmar la reconciliación de los
hombres con Dios por la sangre de la Cruz, por la muerte de Cristo en su
cuerpo carnal (Col 1,20.22). Quiere afirmar una y otra vez la realidad de la
Encarnación y de la Redención. El tipo de estos gnósticos con tendencias
docetistas es más acusado en las Pastorales. Escribiendo a Timoteo le avisa
para que evite todo lo que opone una ciencia que no merece este nombre (1
Tim 6,20), afirme solamente que hay un solo mediador entre Dios y los
hombres, Cristo Jesús hecho hombre. Es obvia la intención de Basílides y
Marción de rechazar las Epístolas Pastorales del canon del N. T.
S. Juan, en el cuarto Evangelio combate a Cerinto, que negaba la divinidad
de Cristo. S. Juan tiene además rasgos de combatir un error lleno de d.
Acentúa muchas veces: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (lo
1,14). El hincapié que hace al hablar del Señor en su carne, su naturaleza
humana (lo 19,34). En su epístola es claro que combate el d.: «Todo espíritu
que confiese que Jesucristo ha venido en carne es de Dios, y todo espíritu que
no confiese a Jesús, ése no es de Dios, es del anticristo» (1 lo 4,2.3). «Muchos
seductores se han levantado en el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha
venido en carne...» (2 lo 7). Estas alusiones eran claras para los destinatarios
de las cartas y designan suficientemente que tropezaban con los mismos
errores (1 lo 1,1). Otros pasajes (no menos significativos) hacen pensar en el d.
(1 lo 4,15; 5,1). ¿Quiénes eran estos docetas? Sin duda, el mismo Cerinto, que
distinguía el Cristo de Jesús. Pero también otros, porque el acento del Apóstol
lleva a defender con energía la carne real de Cristo. Entre ellos estaban los
judeocristianos, combatidos también por S. Pablo.
Posteriormente el d. es combatido por S. Ignacio de Antioquía (v.). En las
cartas que escribe a las iglesias de Asia les aconseja acerca de su conducta
con los herejes y más en concreto contra las corrientes gnósticas impregnadas
de d. Los principios docetistas se encuentran también en las ideas de los
principales jefes gnósticos: Simón Mago, Basílides, Valentín (v.), Marción (v.),
Manes y maniqueos (v.). La refutación de los fundamentos docetistas (por el
hecho de encontrarse englobados en otros errores) no ha sido objeto de una
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refutación especial por parte de los Padres de la Iglesia. Tres personajes
sobresalen al combatir sus principios: S. Ireneo (v.), contra los gnósticos en
general, sale al paso de la distinción sutil de ver dos personajes en Cristo.
«Jesús y el Cristo (dice) no forman sino un solo hombre-personaje: El Hijo de
Dios encarnado» (PL 7,919-955 y 1027). Tertuliano (v.) contra los marcionitas.
Sus afirmaciones más importantes van a probar que Cristo ha nacido de la
Virgen (cfr. PL 2,581582; 764-785). S. Agustín (v.), contra los maniqueos. Sus
afirmaciones principales tienden a rebatir las pruebas que sacan de la S. E.
para probar que Cristo no podía encarnarse, son fantásticas e ilusorias (PL
42,37-38). Ciertos Padres de la Iglesia, concretamente Clemente de Alejandría
(v.) y Orígenes (v.) han sido acusados de d. (cfr. DTC 4,149-151). La acusación
nace de ciertos pasajes del Hypothyposes. Esta obra del doctor alejandrino se
ha perdido y actualmente es imposible controlar o verificar semejante
acusación a base de este escrito. Pero no deja lugar a dudas acerca de la
realidad del nacimiento, de la vida humana y de la muerte de Cristo. A menos
que se descubran nuevos textos, los que en la actualidad poseemos, unidos a
los del Pedagogo y Stromata, son suficientes para demostrar que en estas
obras Clemente es extraño al d. Orígenes recibió también la acusación de d.
Modernamente hay que pronunciarse por la negativa (PG 27, 809-913). La
verdad es que los dos han combatido a los gnósticos y han mantenido la
ortodoxia de la fe sobre la realidad de la Encarnación y de la Redención hecha
por Cristo, que presupone y comprende que Cristo era Hijo de Dios, la verdad
sobre el nacimiento y la vida humana, de la pasión y de la muerte en la Cruz.
Las expresiones recriminadas se explican muy bien como intemperancias
polémicas, debidas a la imprecisión con la cual entonces se formulaban los
principales dogmas cristológicos y soteriológicos.
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CONCLUSIÓN
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ANEXO:
MARCION
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BIBLIOGRAFIA
https://mercaba.org/Mundi/2/docetismo.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Docetismo
https://mercaba.org/Rialp/D/docetismo.htm
https://ec.aciprensa.com/wiki/Docetas