Bonanza D. Ayo

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¿Adónde fue

a parar la bonanza?
UNA MIRADA DE UNA DÉCADA
AL “PROCESO DE CAMBIO” EN BOLIVIA (2006-2015)

La Paz - 2017
¿ADÓNDE FUE A PARAR LA BONANZA?
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)
Diego Ayo Saucedo (coordinador)

Fundación Vicente Pazos Kanki


San Miguel, calle Jaime Mendoza, edificio Josefina #28, Telf. 2971949

Diseño: Percy Mendoza


Impresión: Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

D.L. XXXXXXXXXXX
ISBN. XXXXXXXXXXXX

La Paz, 2016
INDICE

La bonanza en Bolivia 2006-2015. Una introducción con seis certezas


Diego Ayo Saucedo.....................................................................................................................................................X

Crecimiento, Distribución y Empleo:


¿Hacia una “Economía para la Gente”?
Enrique Velazco Reckling....................................................................................................................................X

Capitalismo de Estado y demanda interna:


Una aproximación desde el enfoque del PIB por tipo de gasto
Sergio G. Villarroel Böhrt.....................................................................................................................................X

Breve revisión de las contrataciones públicas de Bolivia entre 2004 y 2015


Enrique Aranibar Bacarreza...........................................................................................................................X

Evaluación del desempeño económico y de la inversión pública en el periodo


Evo Morales y la inversión en Educación y Salud
Mario Galindo Soza..................................................................................................................................................X

Endeudamiento público en el nuevo escenario post bonanza en Bolivia


Rubén Ferrufino Goitia.........................................................................................................................................X

C&T+I en tiempo de bonanza


Blithz Y. Lozada Pereira.......................................................................................................................................X

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AUTORES

Diego Ayo Saucedo: es Phd en Gobierno y Políticas Públicas por el Institu-


to Ortega y Gasset, cuenta con una maestría y licenciatura en el área de la
ciencia política. Fue profesor de la Universidad Católica en las Maestrías para
El Desarrollo y de los postgrados del CIDES de la Universidad Mayor de San
Andrés. Es profesor titular de la Carrera de Ciencias Políticas de esta misma
universidad. Fue profesor visitante de la Universidad de Mc Gill en Montreal
Canadá (2009).
Dirigió el Programa Televisivo “Juego de Espías” (de 2008 a 2009), cuyo
objetivo fue elaborar 15 mini-documentales sobre la historia de Bolivia en di-
versas áreas: democracia, agricultura, industria, policía y demás. Los ensayos y
guiones sobre estos quince temas fueron elaborados por Diego Ayo. Asimismo,
es autor de diversas publicaciones sobre democracia y descentralización. Des-
tacan sus libros “Democratizando la democracia. Una década y media de Par-
ticipación Popular en Bolivia (1994-2009)”, publicado por Naciones Unidas en
2010, sus recientes trabajos (de notable debate en los medios y en la redes) “El
Fondo Indígena en Bolivia: un modelo de “gestión pública viciosa”, “¿Qué hay
detrás de la CAMCE? Nuevo patrón”, y, en calidad de coordinador, la investiga-
ción “¿Adónde fue a parar la bonanza económica. Una mirada a una década de
auge económico de Evo Morales”, publicados por la Fundación Pazos Kanki en
2017; y su novela de sátira política sobre el denominado “proceso de cambio”
a la cabeza del presidente Evo Morales, “En la Cumbre”, publicada por Edito-
rial 3.600. Como profesor invitado de la Universidad Católica creó y dirigió el
postgrado “Historia del Siglo XX desde el cine político” (2009).

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

Fue Viceministro de Participación Popular además de haber ocupado di-


versos cargos en el área de 1995 a 2002. En la última fase de ese periodo,
2001 a 2002 fue miembro del equipo de diseño y consulta de la Ley del Diá-
logo Nacional (una ley de fortalecimiento de los municipios del país). Fue
Asesor de la Cámara de Diputados en el tema “Democracia y Descentraliza-
ción” de 2002 a 2003. También fue asesor en “Gobernabilidad y Descentrali-
zación” en USAID de 2003 a 2005 y en “Democracia y Gobernabilidad” en el
proyecto de Análisis Estratégico y Prospectivo del PNUD de 2008 a 2009. Fue
invitado en 2009 por el Gobierno de Evo Morales a formar parte del equipo
de elaboración de la Ley de Autonomías (descentralización), lo que le per-
mitió ocupar el cargo de Director de la Unidad de Investigación y Análisis
del Ministerio de Autonomías. Fue Coordinador del Área de Postgrados de la
Carrera de Ciencias Políticas desde junio de 2015 y Director de la Fundación
Pazos Kanki desde noviembre de 2015, encargada de realizar investigaciones
de análisis político.
Fue columnista de Los Tiempos de Cochabamba (2009 a 2011), de Página
Siete de La Paz (Suplemento Ideas) (2011 hasta el presente) y del Deber de
Santa Cruz (Suplemento Séptimo Día) (de 2014 hasta el presente).

José Velasco Reckling: Doctorado (cum laude) en Físico Química y Post Doc-
torado en Física Electrónica. Fundador y Director Ejecutivo de la Fundación
INASET desde 1986. Coordinador del “Programa de Reflexión Social para la
Producción y el Empleo Digno”.
Presidente de la Asociación de Pequeños Industriales de La Paz (ADEPI-La
Paz), de la Federación Boliviana de Pequeños Industriales (FEBOPI), de la
Confederación Andina de Pequeña y Mediana Industria (CONANPYMI), y Se-
cretario General deI Programa de Fomento a la Pequeña y Mediana Industria
en América Latina (FOPIAL).
A nivel internacional, fue galardonado por la Fundación RANK (Londres,
Inglaterra, 1991) con el Premio Rank en Optoelectrónica por su descubrimien-
to de novedosos sistemas de rayos LASER de la alta potencia con varias aplica-
ciones prácticas, aporte que fue considerado como una “sobresaliente contri-
bución a la ciencia de la Electro-óptica”.
En el ámbito privado, es docente invitado en programas universitarios de
Pos Grado, y es Consultor en temas de relacionados al desarrollo humano,
productivo y sostenible. Tiene un centenar de publicaciones (incluyendo li-
bros, ensayos, notas de opinión, y estudios) en ámbitos del desarrollo humano
productivo.

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Sergio Villarroel Böhrt: Ingeniero Industrial con maestrías en Economía Apli-


cada (Georgetown University) y Políticas Públicas (Universidad Católica Boli-
viana). Cuenta también con un posgrado en Macroeconomía (Harvard Univer-
sity) y otro en Gobernabilidad Local (Local Autonomy College–Japón). Sus 20
años de experiencia profesional fueron principalmente en áreas de desarrollo
económico y descentralización, habiendo trabajado para agencias de coopera-
ción como GIZ, AECID, CIDA, USAID, entre otras. Fue director de desarrollo
industrial en el ex Ministerio de Desarrollo Económico e imparte docencia en
la Universidad Católica Boliviana desde el 2010. También es miembro de la red
de expertos internacionales en descentralización del PNUD Panamá y de la red
de expertos latinoamericanos en tributación de la Friedrich Ebert Stiftung en
Colombia. Ha publicado dos libros y varios artículos especializados en revistas
locales y extranjeras.

Enrique Aranibar Bacarreza: De profesión economista con Maestría en Eco-


nomía de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, consultor de la Fun-
dación Milenio en diversos temas económicos, investigador independiente y
docente de la carrera de economía en la Universidad Mayor de San Andrés.

Mario Galindo Soza: Doctor en Ciencias Económicas y Administrativas del


programa doctoral de UNIVALLE/Carlos III de Madrid/Nacional de la Plata
Argentina. Doctorante en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de
la UMSA, La Paz. Master en Ciencias Sociales, mención Economía, en la New
School for Social Research, New York. USA. Varios Diplomados en educación
superior, economía de la salud, auditoria. Docente universitario en pre y post-
grado en universidades bolivianas y extranjeras. Investigador de CEBEM.

Rubén Ferrufino Goitia: De profesión economista, con maestría en la Univer-


sidad del Estado de Arizona, EEUU. Fue profesor en las Universidades Católica
y UPB, trabajo para Naciones Unidas en Chile y para la CAF en Venezuela.
Ejerció como Viceministro y Ministro Interino en las áreas de Finanzas Públicas
y Pensiones. En el sector privado fue ejecutivo en entidades de Microfinanzas
y organizaciones de representación empresarial. Publicó diversos artículos y
Libros en temas macroeconómicos, minería, pensiones, regulación laboral y
desarrollo empresarial.

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

Blitz Lozada Pereira: Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Len-


gua y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española. Miembro de 
Número de la Academia Boliviana de Educación Superior. Docente emérito
de la Carrera de Ciencia Política y Gestión Pública en la Facultad de Derecho
y Ciencias Políticas de la UMSA; y de las carreras de Historia y Filosofía en la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación; investigador titular del
Instituto de Estudios Bolivianos. Ha publicado 23 libros y 85 artículos para
revistas especializadas incluidos textos periodísticos en formato físico y elec-
trónico. Su producción intelectual ha sido merecedora de premios y ha ganado
múltiples felicitaciones. Es Licenciado en Filosofía con estudios de economía.
Tiene Maestría en Políticas,  Gestión y Organización de la Ciencia, la Tecno-
logía y la Innovación (CEUB-UMSS), también Maestría en Filosofía y Ciencia
Política (CIDES). Ha cursado el Diplomado en Educación Superior (FHCE-UM-
SA) y el Diplomado en Ciencias Sociales con Mención en Estudios de los Andes
Meridionales (FLACSO). Es Philosophical Doctor en Gestión del Desarrollo y
Políticas Públicas (FDCP-UMSA). Tiene una larga carrera profesional habiendo
ocupado importantes funciones directivas en instituciones educativas. Obtuvo
varias congratulaciones y fue miembro de los comités ejecutivos de la Confede-
ración Universitaria Boliviana en 1987 y de la Central Obrera Boliviana en 1989

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LA BONANZA EN BOLIVIA 2006-2015.
UNA INTRODUCCIÓN CON SEIS CERTEZAS

Diego Ayo Saucedo

Este ensayo introductorio tiene el propósito de ofrecer (algunas de) las conclu-
siones del evento organizado por la Fundación Vicente Pazos Kanki, La bonan-
za en Bolivia: ¿Adónde fue a parar?, realizado en el Salón Aurum del Stannum
Hotel en la ciudad de La Paz el día miércoles 3 de febrero de 2016. En aquella
jornada se dieron las disertaciones y la redacción final de los ensayos finales
tomó al menos medio año más. Asimismo, la enorme cantidad de cuadros y
gráficos demoró su edición. De ese modo, año y medio después damos a co-
nocer este conjunto de trabajos.
Las líneas generales se mantienen vigentes y eso motivó a que conside-
remos su publicación. La situación no ha cambiado. Todavía se priorizan los
coliseos, museos y/o palacios de gobierno por sobre la salud, la justicia y/o
la diversificación productiva. Se construyen obras que deben llamar nuestra
atención y que los ensayos de este volumen permiten interpretar. Una última
reflexión de octubre de 2017 pone en evidencia, de modo sintético, lo que
estos trabajos pretenden reflejar:1 el uso discrecional de los recursos públicos.
Contamos con una planta de úrea que ha sido construida lejos del mercado
brasilero al que se pretende exportar, una planta de azúcar que no dispone de
caña para producir (y hoy su capacidad instalada no rebasa el 10%), aeropuer-
tos sin pasajeros, como los de Oruro y Chimoré, un Museo (el Museo de Evo
Morales) sin turistas (la región es alejada de cualquier circuito turístico), esta-

1 Raúl Peñaranda, “Aeropuertos sin pasajeros, fábricas de azúcar sin azúcar”, en Página Siete, del 12 de
octubre de 2017.

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

dios sin espectadores (en Pucara se hizo un estadio para 1.500 personas en un
poblado de 1.500 personas; descontando que se pretende construir el Estadio
del Batán en Cochabamba para 40 mil espectadores, con público garantizado
para dos o tres días al año)
Ello, al margen del enorme listado de casos de corrupción: Lamia y uso de
influencias en la autorización de fungir como empresa privada, YPFB y Santos
Ramírez, YPFB y Achá, Camce, Fondo Indígena, Canal 7 y denuncia de ministra
López por desfalcos en esta agencia estatal, barcazas chinas, Caja Nacional de
Salud (clanes, sobresueldos, sobreprecios, etc), Boa y catering, Ostreicher y
gabinete paralelo, terreno con sobreprecio en el Mutún, Dirección de la Coca y
negociado con coca incautada, 33 camiones de Juan Ramón Quintana, EPSAS y
amiguismo (con sobre-empleo de clientelas leales), desfalco en gobernaciones
(con Alberto Aguilar en Oruro y principalmente con Lino Condori en Tari-
ja), Hugo Salvatierra y tractores, carreteras con sobreprecios (caso Corsacam),
quiebra de EBO (empresa boliviana del oro), uso de bienes en DIRCABI, Qui-
pus y uso dispendioso de recursos públicos, Papelbol y 12 millones de dólares
desaparecidos, creación y funcionamiento del “INRA paralelo”, “ineptitud” de
Ponchos Rojos en la Empresa de Correos, contrabando de oro en el Norte de
La Paz, quiebra de AMETEX, robo en el Banco de la Unión, entre muchos más.
Frente a esta abrumadora realidad, hoy es más urgente que nunca, contar
con reflexiones que respondan a una imprescindible pregunta: ¿cómo es que
llegamos a este uso tan pernicioso de los recursos? Y, sobre todo, en ese esce-
nario, ¿quiénes ganan y quiénes pierden? Para responder a estas preguntas ge-
nerales, el seminario buscó contestar otras preguntas no menos relevantes: la
bonanza, y su uso, ¿mejora y/o mejoró la vida de los pobres?, ¿se diferencia este
modelo “comunitario” del modelo neoliberal?, ¿ofrece y ofreció transparencia
en el uso de tanta plata?, ¿se preocupa y preocupó de que funcionen las auto-
nomías (fiscales)?, ¿es responsable con el endeudamiento y el manejo de otros
recursos públicos (aquellos tributarios, de las reservas internacionales, entre
otros), ¿y qué efectos generó su utilización en la mejora de la educación como
el pilar central del desarrollo de un país? Son algunas de las interrogantes que
se abordan en este volumen.
No hay duda que los dos primeros párrafos de esta introducción van dando
destellos de lo que efectivamente sucedió. Sin embargo, es mejor observarlo
detenidamente. Para ello los trabajos aquí compilados son de incuestionable
utilidad, precisamente por su capacidad de dar respuestas a este conjunto de
preguntas planteadas.

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

El gobierno de Bolivia nunca en su historia manejó tanto dinero. ¿Lo


usamos bien? Esa es la pregunta que se hace este volumen cuya re-
flexión abarca el manejo de la bonanza de 2006 a 2015. Son seis en-
sayos que cuestionan algunas certezas ampliamente publicitadas por
el gobierno. Conviene adentrarnos en ellas.

CERTEZA 1: “El MAS ayudó a los más pobres a lo largo de una década,
pero ayudó más a los ricos”

El ensayo de Enrique Velazco “Crecimiento, Distribución y Empleo: ¿Hacia una


“Economía para la Gente”?, cuestiona esta certeza.
La onerosa campaña publicitaria del presidente Morales mostró reiterada-
mente a un presidente abocado a los más pobres. Pero la realidad fue y es
diferente. ¿Crecimos durante esta década? No hay duda que sí, pero conviene
desgranar algunas cifras para conocer quiénes crecieron más y quiénes cre-
cieron menos. Quienes crecieron a tasas asiáticas de 10% en promedio son
los “servicios financieros”, el área de “impuestos”, “refinación de petróleo” y/o
“construcción”. Estos sectores de tan alto crecimiento aportan con el 52% del
PIB pero solamente con el 20% del empleo. Esto no es algo anómalo, en tanto
se trata de sectores “intensivos en capital”, caracterizados precisamente por
promover la concentración de la riqueza. Al no generar mucho empleo, apor-
tan sólo escasamente al ingreso de los hogares vía salarios y remuneraciones.
Como su reverso, están los sectores que crecieron a promedios menores al
4,5%. Generan el 80% del empleo y 53% del PIB. En este sector se incluye a
la industria y a la agricultura. ¿Qué sucedió con este sector durante la década?
Pues tuvo un crecimiento en este periodo de apenas un 2,5% (bastante menor
que el 4,5% establecido por el gobierno para posibilitar el pago del segundo
aguinaldo). ¿Qué significa esto? Es crucial decirlo del modo más enfático: la
economía de la bonanza no creció a favor de los más pobres. Vale decir, si bien
la economía boliviana creció a ritmos expectantes (cercanos al 5%), lo hizo
sobre la base de sectores que ya antes de comenzar el “proceso de cambio” se
encontraban entre los más favorecidos.
Debo añadir algo no menos importante: estos sectores (más) favorecidos ni
siquiera generan riqueza. No, no lo hacen. A decir en lenguaje de economistas

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

“no generan valor real a la economía”. Su aporte al PIB, siempre siguiendo a


Velazco Reckling se logra extrayendo aportes de los sectores de la economía
verdaderamente productivos. Veamos: de 2013 a 2014 los sectores que más cre-
cieron fueron “impuestos”, “administración pública” y “servicios financieros”,
en tasas de 12%, 8% y 14%, respectivamente. Ninguno de ellos crea riqueza.
Los impuestos extraen riqueza, la administración pública se la come y los ser-
vicios financieros, si bien pueden ayudar a que se generen emprendimientos
económicos, lo hacen fundamentalmente para ayudar a posibilitar una mayor
importación de productos extranjeros (la mayor parte de los créditos van a
actividades ligadas no con la producción y si con el comercio).
Asimismo, hasta el año 2000 el aporte de la producción nacional a la oferta
era de 78,5% mientras que las importaciones llegaban al 21,5%. A partir del
2000, la contribución de la producción interna cayó hasta el 72,9% en 2013, en
tanto que las importaciones subieron al 27,1%. En suma, desde 1990, hubo una
caída de casi 20 puntos porcentuales en el valor de la producción nacional a la
oferta final: del 73,8% en 1990, al 54,4% en 2013. Ya lo comentaba un experto
en la temática rural: “En la última década, con el objetivo de satisfacer la cre-
ciente demanda, se ha triplicado el valor de las importaciones de alimentos de
24 a 70 dólares per cápita”.2 Siguiendo con este intelectual, se puede afirmar
que “no obstante, en la última década se dio un salto en la expansión de siste-
mas de riego y ahora hay 330 mil hectáreas regadas. Se destinaron 357 millo-
nes de dólares al programa Mi Agua, se distribuyeron 3.500 tractores y equipos
por un valor de 60 millones de dólares y se duplicó la población rural con
acceso a luz eléctrica (del 33% al 61%). Debido principalmente a los bonos so-
ciales, las remesas y un acceso creciente a servicios de educación y salud, han
disminuido los indicadores de la extrema pobreza rural del 63 al 41%, Estos
son importantes logros, pero no forman parte de una planificación estratégica
e integral para el desarrollo del campo. En realidad jamás se privilegió la inver-
sión pública para el desarrollo rural sostenible. Por eso, 70% de la población
del altiplano y los valles sigue cultivando a secano y continúa siendo pobre”.
Reitero: no hubo una planificación estratégica (siquiera), el aparato produc-
tivo nacional, en especial el dirigido por el campesinado, fue vehementemente
relegado por las políticas desplegadas por el gobierno (desde las políticas
monetarias de apreciación del boliviano que inhiben el aparato productivo3
hasta las políticas de subsidio a los consumidores, más que a los productores

2 Miguel Urioste, “La marginalización de la agricultura campesina e indígena”, en Fundación Tierra


del 20 de abril de 2015, en http://www.ftierra.org/index.php/opinion-y-analisis/487-la-marginaliza-
cion-de-la-agricultura-campesina-e-indigena
3 Ver el trabajo de Carlos Gustavo Machicado (coordinador), Factores que inciden en el crecimiento y el
desarrollo en Bolivia. Análisis nacional y regional (1989-2009), PIEB, La Paz, 2012, p.11.

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

–Urioste señala que el último Plan de Desarrollo Agropecuario 2014-2018 asig-


na al sector un presupuesto de 1.162 millones de dólares, apenas 232 millones
de dólares por año, monto menor al de los subsidios anuales a los alimentos-,4
pasando por el establecimiento de un pacto productivos con la agroindustria
del Oriente, cuyo efecto mayor sería atraer grandes capitales transnacionales
de corporaciones como Monsanto, Cargil, Dreifus, Sygenta, Maggi, capaces de
subordinar nuestro desarrollo,5 y/o el marginamiento de los campesinos de
las compras estatales, las mismas que no suman ni el 1% de lo que el Estado
adquiere6.) y, lo que es peor, el gobierno “invirtió”, a lo largo de estos diez
años, 24.656 millones, o sea, 3.509 millones de dólares en los siguientes mi-
nisterios: Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Ministerio de
Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras y
Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente
Se debe partir de la constatación de que desde 1945 hasta 2010, Bolivia ha
tenido el peor crecimiento económico del continente. Su PIB creció en un 80%
en estos 70 años, frente al promedio de crecimiento latinoamericano de 300%.
De ese modo, si en 1945, el PIB de América Latina fue 1,35 veces mayor que
el de Bolivia, en 2010 llegó a ser 2,54 veces mayor. Sin embargo, de 2006 en
adelante, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Paraguay fueron las cuatro economías
de mayor crecimiento nominal al haber triplicado el PIB entre 2006 y 2014.
Ello mejoró su posición relativa respecto a las otras economías que, en la gran
mayoría de los casos, se “limitaron” a duplicar su tamaño. Es así que si en 2006
la economía sudamericana fue 280 veces mayor que la de Bolivia, en 2014 fue
sólo 180 veces mayor; la de la Argentina bajó de 23 a 16 veces más; la de Co-
lombia, de 14 a 11 veces y/o la del Perú de 8 a 6 veces, demostrando que se
estarían cerrando las brechas en el tamaño relativo de las economías.
Éxito, sin dudas, que merece destacarse. Empero, conviene hacer algunos
matices. Uno, siguiendo a Velazco Reckling, se debe señalar que si bien la eco-
nomía boliviana aumentó en 22.687 millones de dólares, países como Chile o
Perú aumentaron en más de 100.000 millones de dólares e incluso Paraguay
lo hizo en 20.339 millones. Lo que significa que el crecimiento de la economía
boliviana en valor absoluto, si bien es significativa respecto a su tamaño inicial,
tampoco es particularmente descollante respecto al resto de la región.

4 Ídem.
5 Miguel Urioste, ¿Qué pasa con el pacto del gobierno-agro empresa?, en Fundación Tierra del 29 de abril
de 2014, en http://www.ftierra.org/index.php/opinion-y-analisis/147-que-pasa-con-el-pacto-gobierno-
agro-empresa
6 Miguel Urioste, “Los campesinos están al margen de las compras estatales”, en Fundación Tierra del 24
de junio de 2014 http://www.ftierra.org/index.php/opinion-y-analisis/352-los-campesinos-estan-al-mar-
gen-de-las-compras-estatales-de-alimentos

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

Dos, aun reconociendo el éxito, se debe enfatizar que éste ha sido amplia-
mente compartido por nuestros vecinos. Mirarnos sólo el ombligo es útil, pues
resalta nuestros logros en comparación al pasado, pero indudablemente es
insuficiente. El gobierno apunta, por ejemplo, a que “con la puesta en vigencia
del nuevo Modelo Económico, Social, Comunitario y Productivo, el Gobierno
Nacional consiguió desde 2006 hitos históricos sin precedentes en Bolivia como
el crecimiento económico del 6,8% y la inversión pública (ejecutada) récord de
3.781 millones de dólares en la gestión 2013”7. ¿Falso? Posiblemente no, pero
es necesario conjugar esa exhibición altisonante con otras cifras. Precisamente
Velazco Reckling se concentra en los datos sobre la reservas internacionales,
basándose en estudios de la CEPAL: “Las RIN de América Latina subieron de
656.000 millones de dólares en 2010, a 845.000 millones en mayo de 2015; en
el mismo período, las RIN de Bolivia aumentaron en 4.918 millones de dólares.
Argentina y Venezuela bajaron sus reservas en montos equivalentes a cuatro y
dos veces la cantidad de reservas acumuladas por Bolivia; las RIN en Ecuador
y Paraguay aumentaron sólo en la mitad que Bolivia, mientras que en las 5
economías restantes las RIN aumentaron en: Chile y Uruguay, dos veces; Perú y
Colombia entre tres y cuatro veces; y Brasil, en casi 16 veces más que Bolivia”.
Ello pone en evidencia que este talante de “brillante socialista”8 es cierto
sólo en tanto compartan este laurel sus colegas (al menos) peruano, brasilero
y/o colombiano (dos de ellos, alejados de ser socialistas). Por eso, el autor re-
alza que “en síntesis, los datos muestran que el aumento de las RIN ha sido un
fenómeno bastante común en las economías latinoamericanas; está asociado
a la fuerte expansión del valor (y el volumen) de las exportaciones durante la
bonanza de precios de las materias primas y de las commodities. En el caso de
Bolivia, los casi 15.000 millones de las RIN (que superan sólo a Ecuador y Pa-
raguay) son significativas respecto al PIB, dado el modesto tamaño de nuestra
economía: al 2014, las RIN equivalían casi al 50% del PIB”.9

7 Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, http://www.economiayfinanzas.gob.bo/index.php?op-


cion=com_prensa&ver=prensa&id=3188&categoria=5&seccion=306
8 El Vicepresidente García Linera “El presidente aplicó en el Estado lo que le enseñó su madre y su pa-
dre, nos fue bien, los precios del barril de petróleo se dispararon a 130 dólares, ese dinero lo ahorró;
esa mente previsora permite que, actualmente, se tengan 13 mil millones de dólares como reservas
internacionales….es pues el socialista más inteligente del continente”; véase Vicepresidencia del Estado
Plurinacional de Bolivia en http://www.vicepresidencia.gob.bo/El-vicepresidente-aseguro-que-el-go-
bierno-de-Evo-Morales-se-destaca-en-America
9 Además es prudente mencionar que esta danza de cifras, no se compadece del uso que se vaya a dar
a las mismas. Es muy básico hablar de los aumentos sin mencionar la calidad en la gestión de estos
recursos fiscales incrementados. Una crítica al respecto la ofrece el doctor Juan Antonio Morales, ex
presidente del Banco Central, para quien el uso de este dinero en las empresas públicas no es lo más
conveniente; cf. Juan Antonio Morales, “Del buen uso de las reservas internacionales”, en Economía
Bolivia, en http://www.economiabolivia.net/2014/03/09/del-buen-uso-de-las-reservas-internacionales/
Asimismo, cabe destacar que “la disminución de las reservas internacionales, generaría una presión

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Y, tres, posiblemente el rasgo más descollante: aun de reconocer el efecti-


vo crecimiento que se ha dado, no se puede desconocer, con similar rigor, el
decrecimiento en curso, no menos generalizado en el continente: “según los
pronósticos, en la región se registrará una contracción del 1,3 % en 2016 tras
una disminución del 0,7 % en 2015, la primera vez en más de 30 años que se
registra una recesión en dos años consecutivos”.10 En ese escenario, el mismo
trabajo del Banco Mundial, Perspectivas económicas mundiales, se prevé para
Bolivia un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 3,7% en 2016, me-
nor al 5,01% proyectado por el Gobierno en el Presupuesto General del Estado.
Si bien este indicador es ponderable frente a la contracción continental del
2,8, es preciso verificar el descenso constante que venimos experimentando: el
2013 el crecimiento fue de 6,8% del PIB, el 2014 de 5,5%, el 2015 de 4,8%, el
2016 de 3,7% y se proyecta una nueva caída el 2018 al 3,4%.

CERTEZA 2: “El modelo económico liderado por Evo Morales, se basa en


el mercado interno, al igual que sucedió con el modelo neoliberal.”

Sergio Villarroel en su ensayo “Capitalismo de Estado y demanda interna: una


aproximación desde el enfoque del PIB por tipo de gasto”, cuestiona esta certeza.
Se cuestiona si el crecimiento de dicho PIB corresponde a la demanda in-
terna como asegura el gobierno, publicitando reiteradamente el “modelo de
desarrollo comunitario-productivo”.11 Se pregunta pues sobre cuál es la inci-
dencia de la demanda interna en el mencionado crecimiento. Comienza re-
cordándonos que las memorias anuales del Banco Central o el Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas señalan que el crecimiento del PIB real en la
gestión 2014 fue del 5,4%, la incidencia del consumo total a ese porcentaje fue
del 4,5%, de la inversión total del 2,5% y de las exportaciones netas del –1,6%.
Realizando este mismo análisis para los quince años anteriores al “Proceso de
Cambio”, se observa que la incidencia de la demanda interna en el crecimiento
fue variable. Por ejemplo, en 1999 la contribución de dicha demanda interna

sobre el tipo de cambio, a menos que se compense la salida de divisas con el ingreso de inversión ex-
tranjera y/o se obtenga financiamiento externo para financiar el déficit fiscal, ya que el financiamiento
interno no compensaría la salida de divisas”; cf. Fundación Milenio, “¿Está preparada la economía na-
cional para un escenario de crisis?”, Informe Nacional de Coyuntura del 29 de febrero de 2016; http://
www.fundacion-milenio.org/esta-preparada-la-economia-nacional-para-un-escenario-de-crisis/
10 El Banco Mundial revisa al alza el pronóstico de crecimiento de Bolivia para 2016 de 3,5 a 3,7%, en
Economía Bolivia, http://www.economiabolivia.net/2016/06/09/el-banco-mundial-revisa-al-alza-el-pro-
nostico-de-crecimiento-de-bolivia-de-35-a-37/
11 Luis Arce Catacora, El Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano, Ministerio de Eco-
nomía y Finanzas Públicas, La Paz, 2015.

15
¿Adónde fue a parar la bonanza?

fue negativa e igual a –2,2%, mientras que la demanda externa (o exporta-


ciones netas) fue positiva en 2,6%, con un saldo de crecimiento neto del PIB
de apenas 0,4%. Aunque en 2002 la situación fue otra: “La incidencia de la
demanda interna fue del orden de 4,5%, mientras que la demanda externa fue
en realidad la que perjudicó el crecimiento en –2,0%, obteniéndose al final un
crecimiento total de 2,5%”.
A esta variabilidad se añade, la usual práctica de agrupar datos de un lapso
determinado, sacando promedios de esos tiempos específicos. En ese entendi-
do, el gobierno agrupa las estadísticas del 2006 al 2014, señalando que la eco-
nomía creció durante este periodo a una tasa media de 5,1%, con aportes de la
demanda interna que llegan aproximadamente a 5,6% y de la demanda externa
equivalentes a –0,6%. ¿No ocurrió lo propio en el pasado? Pues sí: de 1997 a
2005, la economía creció en promedio a 3,2% con un empuje de la demanda
interna del 3,0% y del restante 0,2% de la demanda externa.
¿Qué quiere decir ello? Por un lado, en ambos periodos y no solamente en
los últimos años, el principal motor del crecimiento fue la demanda interna, y,
por otro lado, la incidencia de la demanda externa fue y es siempre marginal
y con valor negativo durante la actual gestión gubernamental (dato que resulta
políticamente conveniente para realzar el efecto positivo de la demanda inter-
na). En todo caso, cabe enfatizar que la elección de los periodos no deja de
ser subjetiva. En el afán de “empatar” con el gobierno se puede elegir el ciclo
1996-2000. En este periodo, el PIB creció en promedio 3,5%. ¿Cuál fue la inci-
dencia de la demanda interna? Fue enorme, del 4,6% frente al sector externo
que presentó un valor negativo de –1,1%. ¿Qué muestran estas cifras? Que en
esta fase histórica sucedió exactamente lo que hoy se pondera como un hecho
diferenciador del pasado: la demanda interna es decisiva y la dependencia de
las exportaciones es mínima.
En suma, queda una única certeza: con matices menores, aún en el periodo
neoliberal, la economía dependió de la demanda interna. No es un rasgo con-
substancial al actual “modelo” sino al tipo de desarrollo económico boliviano
(al menos desde 1985).

CERTEZA 3: “Los recursos de la bonanza no fueron manejados de un


modo transparente”

El ensayo de Enrique Aranibar “Breve revisión de las contrataciones públicas


de Bolivia 2004-2015” desmiente esta sentencia unilateral, afirmando que una
mejor inversión pública no depende solo del incremento de recursos. Es cierto

16
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

que hubo un enorme incremento en la inversión pública que promedió apro-


ximadamente 500 mil millones de dólares durante el periodo anterior (por
ejemplo, entre 1997 y 2005 pasó de 548 a 629 millones de dólares), frente a los
4.507 millones de 2014,12 el aumento de la renta hidrocarburífera de 858 millo-
nes a 4.012 millones de 2005 a 2014, de las remesas de 651 millones en 2010 a
más de los mil millones en los siguientes años y/o las reservas internacionales
que ascendieron de los 1.700 millones de dólares en 2005 a aproximadamente
15 mil millones de dólares en 2015.13 En suma, hubo más dinero. Sin embargo,
eso no es lo único. Aranibar deja en claro no sólo que hubo más dinero sino
que el gobierno gastó más que nunca: la tendencia fue claramente ascendente
pasando de un 34.1 por ciento del PIB en 2004, al 41.9 por ciento en 2007 y
superando el 50 por ciento en 2014.
De esta forma, el gasto estatal representó en los últimos años alrededor de la
mitad de la producción económica nacional. De ese modo, el gobierno manejó
más contratos que nunca en comparación a las tres décadas previas: mientras
en 2004 totalizaron 5,184 contratos, en 2006 subieron a casi 17 mil, en 2009 a
31,981 y ya en 2014 registraron la sorprendente cifra de 76,468 proyectos.
Asimismo, no se trató solo de manejar más proyectos sino de certificar que
dichos proyectos nunca en nuestra historia fueron tan caros. Si se divide el
monto total de las contrataciones directas entre la cantidad total de contratos
en la misma modalidad, como lo hace Aranibar, se tiene un ratio referencial
que muestra el valor promedio gastado por cada contrato. Considerando que
en 2004 solo hubo 2 contratos y un gasto total de 0.6 millones de bolivianos,
en promedio cada uno costó 0.3 millones de bolivianos; para 2008 este ratio
subió a 0.40; en 2009 a 0.71 y en 2015 a 1.03 poniendo en evidencia el enca-
recimiento de los proyectos en curso.
No es menor la certeza de que haber manejado más proyectos, cada vez
más onerosos, la impronta fue de hacerlo de modo cada vez menos transpa-
rente. ¿Qué fue lo que sucedió? Vemos a lo largo de esta década se dejó de
competir para ganar un contrato. Sí, los contratos ya no fueron ganados por li-
citación sino por la modalidad de “invitaciones directas”: de un 78.9 por ciento
del total que representaron las licitaciones en 2003, se pasó a 69.8 por ciento
en 2007; a 50.9 por ciento en 2009 y a 30,7 por ciento en 2011. En 2009 las
contrataciones directas superaron los 1,000 millones de bolivianos, en 2013 al-
canzaron el monto de 7,491.9 y en 2015 de 11,772.7 millones de bolivianos; en

12 Ver el portal del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, http://www.economiayfinanzas.gob.bo/


index.php?opcion=com_prensa&ver=prensa&id=3411&categoria=5&seccion=306.
13 Napoleón Pacheco, “Bolivia”, en : José Hidalgo Pallares y Felipe Hurtado Pérez (coordinadores), El so-
cialismo del siglo XXI tras el boom de los commodities, Fundación Konrad Adenauer/CORDES/SOPLA,
Santiago-Chile, s/f, pp. 92-3.

17
¿Adónde fue a parar la bonanza?

cambio las licitaciones se redujeron a 7,542.3 millones de bolivianos en 2009,


2,846.7 en 2013 y (la miserable cifra) de 4.8 en 2015. Vale decir, en promedio
entre 2005 y 2015 la tasa de crecimiento del valor de las licitaciones fue de
2.9 por ciento frente a similar tasa para las contrataciones directas que fue de
746.2 por ciento.
Finalmente, no se puede desconocer que las normas se flexibilizaron para
facilitar las invitaciones directas. En orden respectivo, durante el gobierno de
Evo Morales se promulgó,

• El decreto 181: que posibilitó la inclusión de “las contrataciones menores”


y “contrataciones directas” a las cuatro modalidades establecidas en el D.S.
29190.
• El decreto 1999 del 15 de mayo de 2014 cambió la excepción para las con-
vocatorias internacionales abreviando los plazos, quedando de la siguiente
forma: “Cuando una convocatoria internacional, hubiese sido declarada de-
sierta por segunda vez y en el caso de obras, cuando la primera convoca-
toria internacional hubiese sido declarada desierta”. (Si una convocatoria
queda desierta es por la falta de propuestas o porque el precio solicitado
por las empresas es muy alto o, en general, porque no se cumplen con los
requerimientos establecidos. Lo que se logra con esta norma es adjudicar
el contrato, de forma forzada, a una empresa que puede ser elegida discre-
cionalmente). Y,
• El decreto 1497 amplió la cuantía en los montos de la contratación menor
pasando del límite de Bs. 20,000 a Bs. 50,000. En todo caso, la reforma más
significativa estuvo, nuevamente, relacionada con las empresas públicas. En
el artículo 83 antes mencionado parte del texto modificado indica que “las
empresas públicas de acuerdo a su naturaleza jurídica, en base a su función
de producción y generación de excedentes, deberán realizar todos sus pro-
cesos de contratación de bienes y servicios de manera directa.” Aunque la
diferencia parece estar solamente en la redacción, hay un cambio en el uso
del término “podrán” por “deberán.

El ensayo de Sergio Villarroel corrobora esta reflexión. Villarroel afirma que la


mayor parte de estos contratos los viene realizando el gobierno consigo mis-
mo, agigantando la partida “compras de bienes y servicios”. Los montos asig-
nados a la compra de bienes y servicios aumentaron significativamente entre
2004 y 2015. Mientras en 2005 las contrataciones totalizaron 4,951.1 millones
de bolivianos en 2006 fueron 9,416.8 millones de bolivianos, en 2008 16,174.1
millones de bolivianos y desde 2012 superaron los 20,900 millones de bolivia-
nos equivalentes a aproximadamente 3,000 millones de dólares.

18
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Vemos pues un Estado omnipresente que con semejantes montos pudo


promover la industria, el agro y la investigación nacionales. ¿Fue así? Sabe-
mos que la productividad de la agricultura fue de 50 veces menos en rela-
ción al sector con la mayor productividad: la intermediación financiera.14 La
actual política monetaria agudizó esta orientación. El aumento en las im-
portaciones fue en parte consecuencia de esta medida cuyo principal efecto
fue priorizar la importación de productos y no así la promoción del aparato
productivo nacional.15
No es casual que las importaciones hayan rondado los 10 mil millones en
los últimos tres años. Ello condujo a que los rasgos clásicos de la economía
–la poca densidad de los entramados productivos y la debilidad en los esla-
bonamientos de las cadenas productivas- quedaran fortalecidos a causa de la
permisividad política visualizada desde 2005 con los sectores empresariales
dedicados a la importación.
Además, y sobre todo, debe tenerse en cuenta que esta importación es
mayormente en bienes intermedios y bienes de consumo, a diferencia de las
importaciones de 1998 que fueron principalmente en bienes de capital, redu-
ciendo así la capacidad productiva.16 Ello quedó ejemplificado en la anécdota
de un ministro disponiendo de los recursos nacionales en la compra de “alfom-
bras persas” destinadas a adornar su oficina.
Siguiendo el tenor de la crítica de Aranibar, es preciso añadir algunos ele-
mentos de crítica al exitismo gubernamental en torno a la inversión pública,
planteados por el Fondo Monetario Internacional.17
Cabe recordar que nuestras autoridades se ufanan que la economía está me-
jor que nunca, en tanto “hasta el FMI lo confirma”.18 ¿Es así? En este informe el
FMI puso sobre el tapete 15 indicadores para medir la buena o mala utilización
de la inversión pública. ¿Qué es lo que se vio? Bolivia tiene una calificación de
reprobación en 8 indicadores, en 6 la calificación es de “en cierta medida” (o
regular) y en solo 1 indicador la calificación es de “en mayor medida”.
¿En qué indicador aprobamos? En el de “disponibilidad de financiamiento”.
En otros, como ser la “planificación de la inversión pública” –lo que se planifi-
ca entre los niveles territoriales y/o con la empresa privada- la calificación es
de reprobación; o en el indicador “reglas fiscales”, la cosa no es mejor: por un

14 Alfredo Seoane y Fernanda Wanderley, La brecha ahorro-inversión y la olvidada agenda de transforma-


ción productiva con equidad (1989-2009), PIEB, La Paz, 2012, p. 82
15 Ibid., p. 102.
16 Ibid., p. 100.
17 Fondo Monetario Internacional, Perspectivas económicas. Las Américas, administrando transiciones y
riesgos, Fondo Monetario Internacional, Washington, 2016, pp.98-100.
18 Aseveración del ministro Arce Catacora en http://www.e-comex-plus.com/noticias/ministro-arce-afir-
ma-que-fmi-reconoce-bolivia-como-pa%C3%ADs-de-ingresos-medios

19
¿Adónde fue a parar la bonanza?

lado, se preserva el marco normativo del periodo neoliberal y, por otro, se le


van aumentando algunos decretos “presidencialistas” para facilitar los gastos
“ágiles” del presidente.
Sucede lo propio en los indicadores referidos al presupuesto. Se exhiben
cuatro indicadores en esta categoría: la “presupuestación plurianual”, la “ex-
haustividad presupuestaria”, la “integridad presupuestaria” y la “transparencia
en la ejecución”.
La calificación en estos indicadores fue de regular en los tres primeros
casos y de mala en el último. ¿Por qué? Pues no disponemos de un presupues-
to plurianual (prima el coyunturalismo anual), no existe transparencia en su
ejecución (hay que esperar los informes anuales presidenciales para conocer
cuánto y cómo se usó. No se tiene informes al día) y ésta –la ejecución- no llega
a ser plena (el 2015, por ejemplo, fue de 64%).
En definitiva, no basta festejar el aumento notorio de la inversión pública si
otros elementos quedan marginados (desde aquellos que se orientan a lograr
mayor transparencia en su uso hasta otros referidos al mejor manejo presu-
puestario).

CERTEZA 4: “Los abultados recursos de la bonanza fueron usados


para enaltecer la imagen presidencial, para lo cual emprendieron un
proceso de centralización anti-autonómico”.

El trabajo de Mario Galindo, “Evaluación del desempeño económico y de la in-


versión pública en el periodo Evo Morales y la inversión en Educación y Salud”,
sigue esta línea afirmando que el uso de los cuantiosos recursos fue expedito,
garantizando la reproducción ágil del capital. ¿Cómo se lo logró? De una doble
manera: “presidencializando” la utilización de ese excedente y centralizando su
manejo. Galindo muestra que durante estos diez años se contó con una inver-
sión pública agregada de 27 mil millones de dólares.
De esa cifra, una tercera porción de 9 mil millones de dólares fue destinada
a proyectos productivos frente a las otras dos terceras porciones de 18 mil mi-
llones que fueron orientadas a lo que el autor denomina “proyectos presiden-
ciales”, que incluyen desde el Teleférico hasta la infinita cantidad de estadios
pasando la compra de aviones o la construcción de palacios. Vale decir, el uso
de la bonanza se “presidencializó”, priorizando la imagen personal de Morales
por encima de las necesidades estratégicas.
Galindo también remarca la centralización de los recursos que caracteriza a
esta gestión. Antes de la Participación Popular el 85% de la plata se manejaba

20
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

desde la Plaza Murillo, luego de su implementación el porcentaje bajó al 45%


y hoy con Evo Morales volvió a centralizarse en aproximadamente dos tercios
de los recursos públicos (66%) (hasta 2015).
La enorme paradoja es que esta centralización tan marcada dio comienzo
en 2009, precisamente el año en que se promulgó la Ley de Autonomías. En
aquel año el 44% de los recursos eran manejados desde el nivel central, 28%
desde el departamental y 29% desde el municipal. En 2016, el 82%, 7% y 12%
se manejan en esos niveles respectivamente.19

CERTEZA 5: “El proceso de endeudamiento podría tornarse riesgoso si


sigue los patrones de crecimiento que el gobierno pretende alcanzar
hasta 2025”.

En el ensayo de Rubén Ferrufino, “Endeudamiento público en el nuevo escena-


rio post bonanza en Bolivia”, se analiza el proceso de endeudamiento. Ferrufi-
no considera que el manejo de la deuda ha sido responsable. Sin embargo, en
su modelación de posibles escenarios prospectivos pone en evidencia el riesgo
de un endeudamiento que corra a igual velocidad que el crecimiento que busca
alcanzar el gobierno en el siguiente quinquenio.
Un crecimiento basado no en la mayor productividad de nuestra economía
sino en el financiamiento externo: “el gobierno considera una senda acelerada
de crecimiento que parte de un 5% en 2016 y sube hasta llegar a una tasa de
5.8% en 2025.
Se trata de un crecimiento alto en un escenario de enfriamiento econó-
mico. Un enfriamiento visibilizado en el descenso de los precios de nuestras
materias primas en el mercado internacional. En semejante situación, la di-
námica del crecimiento se sustentaría en el endeudamiento. La voluminosa
inversión pública prometida hasta 2025 se sustentaría en el financiamiento
externo”.
Veamos qué más añade Ferrufino: “En este escenario se asume que los
recursos de financiamiento fluirán hasta llegar a un techo que representa una
acumulación de saldo equivalente al 50 por ciento del PIB en 2025. Es decir, la
deuda crecería a un ritmo importante para acompañar el proceso hasta llegar
a ese techo en 2025. Esto implicaría tasas de crecimiento nominal de deuda en
promedio cercanas al 25 por ciento anual.

19 Miguel Roca, Saludando con sombrero ajeno. Mitos y realidad de la inversión pública en el “proceso de
cambio” (2006-2016) (documento interno), Fundación Pazos Kanki, La Paz, 2017, p. 127.

21
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El año 2015 se partiría con cerca de 6.175 millones de dólares de deuda,


para cerrar el 2025 con 41.966 millones; en 2025, se lograría un PIB nominal
de 83.407 millones de dólares”, lo que acabaría por situar esta posible deuda
en el rango límite del 50% del PIB. De ese modo, se llegaría a niveles casi
comparables a los que prevalecieron a inicios de la década de los 2000 con la
posibilidad de poner en riesgo la sostenibilidad fiscal, en nombre del promete-
dor crecimiento de cara a 2025
¿Son los únicos recursos de los que pretende echar mano el gobierno para
preservar su modelo? No. Los recursos de deuda constituyen una de las fuen-
tes posibles. Existen otras. Indudablemente la recaudación tributaria es una
de ellas. Estas recaudaciones representaban en 2014 un abrumador 67% de las
recaudaciones tributarias de Estado boliviano frente al 28% que correspondía
al IDH y el 5% al IEHD.20
En los años 2011, 2012 y 2013 el Servicio de Impuestos Nacionales elaboró
un ranking sobre las 100 principales empresas bolivianas que pagaban más
impuestos en el país. Los montos recaudados por las mencionadas empresas
representaban 74,1%; 73,5% y 74,1% de la recaudación total, respectivamente.
Inclusive, de estas 100 empresas, la recaudación de las diez primeras alcanza-
ba el 55,4% del total percibido.21 Asimismo, quede remarcar que el 99% de las
recaudaciones provienen del Régimen General.
Los otros regímenes, el Régimen Tributario Simplificado, el Sistema Tribu-
tario Integrado y el Régimen Agropecuario Unificado no alcanzan siquiera el
1%.22 Por ende, si bien de 2005 a 2013 el gobierno ha recaudado el triple, lo
ha hecho a costa de un reducido sector formal de la economía que debe cargar
con todo el peso de este afán.
Asimismo, termina por decantarse este esfuerzo acumulativo del gobier-
no -esta necesidad por hacerse de recursos “rápidos”- al observarse que el
voluminoso incremento tributario no vino de la mano de reformas institu-
cionales estructurales: el Ranking “Paying Taxes 2015” del Banco Mundial,
califica a Bolivia como “el peor país del mundo en cuanto a facilidad para
pagar impuestos”.
Bolivia está en el puesto 189 de 189 y nuestra dramática situación refleja
cómo un contribuyente destina 1.025 horas anuales como siervo para cumplir
con sus obligaciones tributarias en 42 procedimientos, cuando el promedio
mundial muestra que los ciudadanos de otros países dedican 264 horas en 26

20 Miguel Lazcano, “Los ingresos tributarios aumentan en 10% hasta junio”, en La Razón, del 11 de agosto
de 2014.
21 Leonardo Ugarte, El sistema tributario en Bolivia. Análisis y propuestas para una reforma, Fundación
Jubileo, La Paz, 2014, pp.16ss
22 Ídem, p.18.

22
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

pasos”.23 Asimismo, en el informe del Banco Mundial Doing Business 2016


se reitera la última posición de Bolivia, poniendo en evidencia en el país se
pagan 42 impuestos por año, frente a 30,1 de promedio en Latinoamérica y
11,1 en la OCDE.24
Se observa pues que la intención del gobierno no es resolver las estructu-
rales trabas institucionales aún vigentes, sino facilitar la apropiación de exce-
dentes fiscales del modo más expedito posible.
Lo propio sucede con las reservas internacionales.25 Téngase en cuenta que
a diciembre de 2014, las reservas alcanzaron un pico de 15.123 millones de dó-
lares y sólo 12 meses después, en diciembre de 2015, el monto de esta partida
fue de 13.055 millones de dólares. La merma fue de 2068 millones de dólares,
a un promedio de 172 millones por mes. Y de esa cifra -13.055 millones de
dólares- se bajaron en los siguientes cinco meses a 11.796 millones de dólares,
una disminución de 1.259 millones de dólares en cinco meses, a un promedio
de 251 millones de dólares por mes, lo que supone un incremento de un 66%
por mes en 2016 en relación a 2015. Considerando que desde 2004 el ascenso
fue permanente (desde 1.123 millones de dólares a los 15.123 mencionados),
la merma es un rasgo inherente a este modelo.
Como se observa, la lógica gubernamental apunta precisamente a conse-
guir más recursos en el menor tiempo posible. No fue casual que, siguiendo
ese molde, echaran mano de 150 millones de dólares de recursos provenientes
del Fondo de Pensiones, destinándolos a la agropecuaria. La crítica tuvo un
asidero fundamental: “el gobierno no puede hacer uso de recursos privados”.
El propósito fue ofrecer este dinero a los empresarios agroindustriales del
oriente con el argumento de que “incentivarán la producción”. A decir de Gus-
tavo Rodríguez, investigador experto en pensiones se trata de una “subvención
encubierta al sector agropecuario con dinero de los trabajadores”. 26
En este escenario, aunque el manejo de la deuda ha sido responsable hasta
el presente, es preciso entender que se inscribe en un modelo mayor de capta-
ción ágil de recursos, no siempre cauteloso, y con efectos sociales impredeci-
bles aún. La advertencia de Ferrufino es pues pertinente.

23 Luis Christian Rivas Salazar, “El infierno fiscal”, en portal Economía Bolivia del 21 de abril de 2016, en
http://www.economiabolivia.net/2016/04/21/bolivia-el-infierno-fiscal/
24 El Día, “Bolivia cae en ranking Doing Business 2016”, del 28 de octubre de 2015.
25 En adelante, ver en La Razón http://www.paginasiete.bo/economia/2016/5/31/reservas-baja-
ron-1259-millones-cinco-meses-98203.html
26 Gustavo Rodríguez Cáceres, “El Crédito Blando para agroexportadores y la jubilación de trabajadores
¿qué esperar?”, en G. Colque y G. Rodríguez, Sistema de pensiones y crédito agropecuario, ¿por qué?,
CEDIB, Cochabamba, 2017, pp. 4-10.

23
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CERTEZA 6: “Los recursos de la bonanza no fueron usados en lo


esencial: la educación”

Blithz Lozada deja en claro en su ensayo “El estado de la ciencia, la tecnología


y la innovación en el periodo de bonanza en Bolivia (2006-2015)”, que los re-
cursos de la bonanza no fueron usados en “lo esencial”: la educación.
Este ensayo parecería haberse colado por su menor dedicación a lo fiscal.
Sin embargo, situamos a este trabajo, intencionadamente, al final de este volu-
men, partiendo de la tesis de que los usos no necesariamente adecuados de la
bonanza, analizados en los cinco primeros trabajos, dejan una profunda secue-
la, visualizada en el casi abandono de un campo tan decisivo en el destino del
país: la ciencia y la educación.
Los datos que ofrece Lozada son concluyentes. Más que repetirlos –véase el
último trabajo en este volumen– me interesa resaltar la tesis central:

“….el gobierno destina decenas de millones de dólares para emprendimientos


nuevos, y no fortalece instituciones con trayectoria y resultados. En lugar de fa-
vorecer (…) el trabajo de institutos de investigación de la universidad pública,
entidades que tienen décadas de historia y en algunos casos, han ofrecido al
país notables resultados; el gobierno prioriza los recursos para la creación de
nuevas entidades donde prevalecerán relaciones funcionales en línea, y cuyos
productos científicos son inciertos, al menos inicialmente (…) En los progra-
mas llamados “tran-sectoriales” y los sectoriales de investigación para encarar
las soluciones estratégicas en lo concerniente a la alimentación, el agua, los
biocombustibles, la erosión y la desertificación, la tecnología textil, los cueros y
los materiales de construcción; se da una situación similar. Pese a la existencia
de más de 160 institutos y centros de investigación del Sistema de la Universi-
dad Boliviana, el Plan no incluye la participación de ninguno de ellos”.

Quede pues esta certeza: las universidades han sido ignoradas a lo largo de esta
“década de cambio”. ¿Por qué? Es imprescindible hacer esta pregunta. ¿No es lo
obvio y sensato invertir en este campo? No hay duda que sí, sin embargo, el go-
bierno-y su modelo político- prefieren invertir en solidificar sus alianzas políticas:
Los militares vieron crecer su presupuesto en más del 300% en los últimos
10 años desde el 2004 hasta el 2014, de 2.360 millones de bolivianos a 7.255
millones de bolivianos; el 80% de los recursos que manejan es destinado a
sueldos;27 se les otorgó la gerencia de 10 empresas públicas, todas ellas sin re-

27 Datos Bolivia, “Incrementa en 14,7% presupuesto de defensa”, en http://www.datos-bo.com/Bolivia/


Especiales/Incrementa-en-147-presupuesto-de-defensa

24
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

lación con la defensa y con manejos poco auspiciosos como quedó demostrado
con la Empresa Naviera, la Empresa de Construcción y/o la Empresa Nacional
Automotriz28; y/o, los ministerios de Defensa, de Gobierno y/o de Presidencia,
reciben casi el 70% del presupuesto general frente a no más del 10% para Sa-
lud, Educación y Trabajo).29
Los campesinos fueron igualmente beneficiados. Lo sucedido con el Fondo
Indígena es verdaderamente elocuente de lo afirmado.30 No se trata sólo de
un hecho de corrupción por aproximadamente 180 millones de dólares, sino
del tenor clientelar que ha asumido el gobierno, preocupado de la fidelidad
indígena antes que por su desarrollo, como queda en evidencia con la pos-
tergación que se ha hecho de la justicia indígena,31 la marginalización de la
autonomía indígena,32 la invasión transnacional de los territorios indígenas,33 la
poca atención dada a 15 naciones indígenas en peligro de extinción,34 además
de un largo etcétera que incluye la destrucción de las organizaciones indígenas
matrices como la CONAMAQ y la CIDOB,35 suplidas por dirigentes dóciles y/o
la evidente postergación de la economía campesina36).
Los cocaleros fueron bendecidos con una aeropuerto de casi 20 millones de
dólares que casi no funciona;37 una planta de industrialización de la coca que
no funcionó nunca a pesar de haberse invertido 11 millones de bolivianos en

28 Esta es una reflexión de Rolando Morales, ex Superintendente de Empresas, “¿Están las Fuerzas Armadas
preparadas para manejar empresas públicas?”, en Página Siete del 1 de febrero de 2016.
29 El Deber, “Cuatro ministerios se reparten la mayor parte del presupuesto”, del 14 de marzo de 2015.
30 Diego Ayo, La verdad sobre el Fondo Indígena, Fundación Vicente Pazos Kanki, La Paz, 2016.
31 Cf. Boaventura de Sousa Santos y José Luis Exeni (editores), Justicia indígena, plurinacionalidad e in-
terculturalidad en Bolivia, Abya Yala/Fundación Rosa Luxemburg, Quito, 2012, especialmente el ensayo
de Martín Bazurco Osorio y José Luis Exeni, “Bolivia: Justicia indígena en tiempos de plurinacionalidad”,
pp. 49-147.
32 Xavier Albó, en entrevista con Animal Político, “Falta voluntad política y audacia”, en La Razón del 25
de enero de 2015, y, sobre todo de X. Albó, Tres municipios andinos camino a la autonomía indígena
(cuaderno de investigación No.78), CIPCA, La Paz, 2012, en especial la cuarta parte; y del mismo autor,
El Chaco Guaraní, camino a la autonomía originaria, Charagua, Gutiérrez y Proyección regional
(cuaderno de investigación No.78), CIPCA, La Paz, 2012, en especial la cuarta parte.
33 Georgina Jiménez, “Territorios Indígenas y Áreas Protegidas en la mira. La ampliación de la frontera de
industrias extractivas”, en Petropress No.31 de marzo-junio de 2013, CEDIB, Cochabamba, pp. 4-18.
34 Álvaro Diez Astete, Etnocidio y alta vulnerabilidad en las tierras bajas de Bolivia, FOBOMADE/Institu-
to de Investigaciones Arqueológicas-antropológicas-UMSA, La Paz, 2015, cap.5.
35 Xavier Albó, “El MAS fomentó la división en la CIDOB y CONAMAQ”, Erbol del 21 de mayo de
2014, http://www.erbol.com.bo/noticia/indigenas/21052014/el_mas_fomento_la_division_en_la_ci-
dob_y_el_conamaq
36 Al respecto el ilustrativo trabajo de Gonzalo Colque Miguel Urioste Jose Luis Eyzaguirre, Marginaliza-
ción de la agricultura campesina e indígena, Fundación Tierra, La Paz, 2015, en especial cap.4.
37 El gobierno dispuso de al menos 70 millones de dólares en la construcción de cuatro aeropuertos, entre
los que está Chimoré (en el trópico de Cochabamba) además de los turísticos Tito Yupanqui (Copacabana,
La Paz) y  “El Bañado” del municipio de Monteagudo (Chuquisaca). En cambio, el aeropuerto Juan Men-
doza de Oruro, que ya fue inaugurado en febrero 2013, hasta ahora luce como un “elefante blanco” sin ser
utilizado plenamente y muy distante de constituirse en los hechos como una terminal aérea internacional;
El Día, “Inutilidad de aeropuertos hace prever pérdidas”, en el Día del 21 de septiembre de 2015.

25
¿Adónde fue a parar la bonanza?

su puesta en marcha;38 una planta de úrea y amoniaco con una inversión de


aproximadamente 850 millones de dólares, pero de ubicación alejada de los
puertos y mercados, a pesar de que el 80% de la producción será exportada,39
con transferencias fiscales masivas al Chapare desde el gobierno central vía el
Programa Evo Cumple –Cochabamba recibió hasta 2011 una asignación de 113
millones de dólares, 16 millones más que La Paz y más del doble que Santa
Cruz–40, y/o invirtiendo en diversas empresas públicas como recordaba Iván
Arias: “Con un presupuesto que bordea los 7.806 millones de bolivianos, el go-
bierno ha instalado: la planta de  Lacteosbol en Ivirgarzama, con 21.5 millones
de bolivianos de inversión; la planta de cítricos en Villa 14 de Septiembre, con
7.0 millones de bolivianos; la empresa procesadora de Palmito en Shinahota
con 7.5 millones y la planta termoeléctrica en Entre Ríos con 595.0 millones
de bolivianos. También están en proceso de implementación, Papelbol en Villa
Tunari, con una inversión de 162.4 millones, la planta procesadora de hojas de
coca en Villa Tunari con 11.2 millones”.41 A este apoyo se suma, indudablemen-
te, la relativa permisividad con una coca que, de acuerdo a los reportes de la
ONU, no pasan en un 92% por mercados legales),42
Los maestros fueron parte de este combo de beneficios. La Reforma Edu-
cativa de 1995 se planteó la meta de que el gasto del sector educativo (sin
universidades) subiera al 7% del PIB y al 25% del Presupuesto General de la
Nación, respectivamente; hasta el año 2004, lo que se logró fue que el gasto en
educación ascendiera al 4,7% del PIB. Veinte años después se constata que el
presupuesto de educación no ha crecido sustancialmente. En efecto, el presu-
puesto del sector educativo en 2014 representó un 6% del PIB.43

Sin embargo, quitando el gasto de las universidades, la participación del


sector educativo se reduce al 4,5% del PIB, menor al dato referido al periodo
pre-Evo; asimismo, el 95% está destinado a sueldos y no queda casi nada para
invertir en innovaciones tecnológicas, capacitar a nuestros estudiantes para
que compitan en exámenes internacionales u ofrecer becas a los mejores estu-
diantes;44 por otro lado, se ha preservado la mayor prerrogativa magisteril: su
escalafón, que impide adentrarnos en un modelo educativo meritocrático; se

38 Los Tiempos, “Ebo-coca no funciona desde hace 5 años que fue inaugurada”, del 31 de marzo de 2014.
39 Fundación Milenio, “Amoniaco y úrea en Bulo Bulo, contra viento y marea”, Informe de Coyuntura 167
del 12 de octubre de 2012.
40 Unidad Nacional, La verdad sobre el Evo Cumple, Unidad Nacional, La Paz, 2013, p.27.
41 Iván Arias, El estado de las empresas del Estado, Fundación Milenio, La Paz, 2012, p.81.
42 Eju, “El 92% de la coca del Chapare va al narcotráfico”, en Eju del 25 del 6 de 2014, http://eju.tv/2014/06/
el-92-de-la-coca-del-chapare-va-al-narcotrafico/
43 Mario Galindo, “La calidad del gasto en educación”, en Página Siete, del 30 de agosto de 2015
44 Para ello el trabajo de Blithz Lozada en el presente libro.

26
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

ha re-centralizado el Servicio de Educación Departamental y se ha satanizado


cualquier forma de medición de la calidad como buscó hacerlo la Reforma Edu-
cativa de 1994 con la puesta en funcionamiento del Sistema de Medición de la
Calidad Educativa (el SIMECAL), entre otros actores, actuando bajo la misma
lógica de lealtades sólo tenuemente preocupadas por los resultados.
Los policías, a su vez, lograron en 2013 un acuerdo con el gobierno para
tener una jubilación con el 100% de sus salarios, le “jalaron” la Ley de 264 de
Seguridad Ciudadana que les permite contar con recursos “propios” (a pesar
de ser recursos canalizados a través de los gobiernos autonómicos) destinados
a compras en seguridad,45 vieron crecer el presupuesto para su institución de
672 millones a 2.035 millones, es decir, en 330% (el salario mínimo nacional su-
bió de 2006 a 2014 en 227%)46, además de haber sido beneficiados con helicóp-
teros, motocicletas y demás bienes largamente anhelados, algo que de por sí
debería ser positivo si viniese de la mano de un decremento en la inseguridad.
Desafortunadamente, no es el caso. Más “herramientas” no traen necesa-
riamente más seguridad: la tasa anual de criminalidad, medida en cantidad de
homicidios por cada 100.000 habitantes, ha crecido un 70% en los últimos 10
años (la tasa para 2015 fue de 10,8/100.000, lo que representa un aumento
de un 71% con respecto a 2006, cuando la tasa era de 6,28); los feminicidios
siguen creciendo: el 2015 a solo dos años de haberse promulgado la Ley 348
“Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, el in-
cremento fue mayor al 25%47; y/o aún se produce un 90% de coca destinada al
narcotráfico, con las inevitables secuelas de violencia que ello conlleva (se cal-
cula que sólo en Santa Cruz operan 3.000 narcos, disputándose este territorio
“de paso”, teniendo en cuenta que el 80% de la droga pasa al Brasil),48
Los cooperativistas mineros se suman a este grupo de aliados. Han teni-
do incidencia directa en el gabinete. En los 10 años de gobierno, el ministro
de Minería fue siempre un dirigente de FENCOMIN o fue avalado por los
dirigentes de los cooperativistas mineros49. Además de ello, o posiblemente
gracias a ello, la lógica respecto a este sector funcionó mermando sus cuotas

45 En una entrevista confidencial en el Municipio de Santa Cruz de la Sierra, un funcionario de la Alcaldía


afirmó que este porcentaje para seguridad es usado por la policía como fuente para llevar a cabo sus
propios negocios con la compra de indumentaria, armas o lo que se requiera. Se propician acuerdos
clandestinos con autoridades ediles para que estos últimos desembolsen los recursos en su totalidad a
cambio de que un porcentaje los beneficie.
46 Ver http://evopresidente.bo/el-salario-minimo-nacional-se-incremento-un-227-del-ano-2005-al-ano-2014/
47 Ver http://eju.tv/2016/07/bolivia-la-cifra-victimas-feminicidio-alcanza-45-primer-semestre-del-ano/
48 Ver http://es.insightcrime.org/noticias-del-dia/asesinatos-bolivia-enfatizan-papel-santa-cruz-comer-
cio-de-drogas
49 Las cuotas de poder de los cooperativistas mineros alcanzaron iincluso a áreas de gobierno ajenas al
sector, como el vocal Paredes del anterior Órgano Electoral Plurinacional, que debió renunciar al ser
encontrado in fraganti en un evento social del MAS.

27
¿Adónde fue a parar la bonanza?

impositivas y, simultáneamente, otorgándoles generosos préstamos. Vale de-


cir, permitiendo que paguen menos y reciban más. Respecto a los impuestos,
las cooperativas mineras pagan al país una ínfima porción de las ganancias
obtenidas: entre 1% y 0.5% a la Comibol por el canon de arrendamiento del
área minera que explota; 2.083% por impuesto anual a las utilidades y 3% por
concepto de regalías.
Estos tres tributos suman 6.33%, lo que significa que de cada 100 dólares,
dejan al país apenas seis dólares con 33 centavos. Los restantes 94 dólares que-
dan en beneficio de este sector. También es de destacar que el gobierno actuó,
y lo hace aún, de modo permisivo con este sector: las exportaciones bajo el
rótulo de “desperdicios y amalgamas”, más conocidas como de oro marginal,
se incrementaron al 96%. ¿Por qué este abrumador porcentaje? Pues el oro
fino paga una regalía del 7% mientras que el oro marginal entrega solamen-
te el 2,5%. Ergo: los cooperativistas hacen pasar su oro fino como marginal,
provocando una caída de regalías para el país por un valor aproximado de 65
millones de dólares como promedio en 2013 y 2014.
Por otra parte, desde agosto de 2009 hasta noviembre de 2015, el Fofim
otorgó créditos por 25,9 millones de dólares a FENCOMIN, contrató coopera-
tivistas para paliar situaciones de conflicto, sin que medie criterio de rentabili-
dad alguna (el caso emblemático es la mina Huanuni, a la que se incorporaron
4 mil cooperativistas haciendo a esta mina relativamente inviable), se les otor-
gó enormes concesiones50 (multiplicaron por cinco sus áreas de explotación.
En 2008 todo el sector poseía tan sólo 71 mil hectáreas en 400 concesiones
y contratos, lo que representaba apenas el 2,8 por ciento del total de la superfi-
cie otorgada para actividades mineras a nivel nacional. Ya en 2013 controlaban
361 mil hectáreas, mediante aproximadamente 1.300 concesiones y contratos,
lo que representa un 15 por ciento de la superficie entregada para actividades
mineras en todo el país), e incluso desde finales de 2015 logró la compra de
explosivos con una rebaja del 11% en función a un acuerdo suscrito con el
Ministerio de Defensa.
Finalmente, tampoco se puede obviar la permisividad gubernamental en
relación a sus obligaciones medioambientales: el 85% de las 1600 cooperativas
mineras no cuenta con el documento de licencia ambiental,51 y/o la abierta
orientación extractivista (ya no mera permisividad) del gobierno que apunta a
definir la “rezonificación” de las zonas de explotación minera en Áreas Prote-
gidas (AP), cuyo efecto inmediato es la otorgación de derechos preferenciales

50 Es lo que informa el CEDIB en http://www.conflictosmineros.net/contenidos/4-bolivia/13473-ce-


dib-las-cooperativistas-suben-areas-de-explotacion
51 Ver http://ftp.eldia.com.bo/index.php?c=Portada&articulo=80%-de-las-cooperativas-evade-licencia-am-
biental&cat=1&pla=3&id_articulo=158697

28
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

a los actores mineros privados (entre los que destacan los cooperativistas) por
sobre los indígenas que habitan estas regiones.52
A su vez, los gremialistas son alrededor de 1,5 millones de personas, pero
únicamente tributan bajo el Régimen Tributario Simplificado (RTS) 38.114 con-
tribuyentes. Su aporte en ningún caso supera el 1% del total de los impuestos
recaudados (téngase en cuenta que los poco más de 5000 “grandes contribu-
yentes” aportan aproximadamente el 85% del total de impuestos), lo que pone
en evidencia no sólo que la enorme mayoría de gremialistas no tributa sino que
algunos poderosos comerciantes se hacen pasar por pequeños comerciantes
con un capital menor a los 12 mil bolivianos. El gobierno no hace modificación
alguna al respecto.
También conviene mencionar a los transportistas. El gobierno ya les con-
cedió, sin que medie plan de transporte alguno, un crédito chino por valor de
100 millones de dólares a los choferes (precisamente cuando estaban en pugna
con el Gobierno Municipal de La Paz). En 2016, Evo les ofrece jubilación, luego
de arduas jornadas de bloqueos de camino.
Y con los adversarios, entre los que se encuentra, o puede encontrarse, la
misma universidad, la lógica sigue la pauta comentada:

• se abolió la Ley de Partidos para evitar otorgar recursos a los partidos ri-
vales,53
• se viene ofreciendo publicidad estatal a aquellos medios que se refieran
positivamente al proceso de cambio y se les priva de los mismos a quienes
critican (no es casual que medios como ATB, con una audiencia de no más
del 2% de la población boliviana recibe aproximadamente el 30% de la pu-
blicidad54),
• se coartó el apoyo de la cooperación internacional (crítica), no importando
si sus recursos coadyuvan al desarrollo (lo que vale no es su aporte sino su
posición político-ideológica. Por eso USAID fue expulsada, al margen del
análisis sobre su contribución al país),
• se “supervisa” a las ONGs para evitar que los recursos que reciben sirvan
para criticar al gobierno (el gobierno buscó aprobar una norma de super-
visión de las donaciones y posteriormente intentó promulgar una ley de

52 Este es el análisis de Marcos Gandarillas, el director del CEDIB respecto a la Ley Minera de 2014, ver
http://www.eldiario.net/noticias/2016/2016_05/nt160526/economia.php?n=14&-cedib-observa-rezoni-
ficacion-de-areas-protegidas-para-la-mineria
53 Salvador Romero Ballivián, “La corta y sobresaltada historia del financiamiento público a los partidos
políticos en Bolivia” en Pablo Gutiérrez, Daniel Zovatto, Financiamiento de los partidos políticos en
América Latina. México: OEA – IDEA – UNAM, 2011, p. 93 – 117.
54 Diego Ayo y Diego Massi, “Uso y abuso gubernamentales”, en Ideas de Página Siete, del 12 de octubre
de 2014.

29
¿Adónde fue a parar la bonanza?

ONGs. Finalmente, promulgó la Ley 353 que vela por una “regulada” ins-
cripción de estas organizaciones a través del Ministerio de Autonomías. El
gobierno se niega a dar esa personería a 38 ONGs críticas, entre las que
destacan el CEDIB, CEDLA, Fundación Tierra o Fundación Milenio.55 El
propósito es impedir que un flujo de recursos relativamente alto. En 2008
se invirtieron 228 millones de dólares56),
• se acepta a aquellas empresas que ganen dinero pero permanezcan calladas
(no es casual que el gobierno sea inclusive más receptivo con las transna-
cionales y con los empresarios del oriente) y aporten al fisco nacional (las
100 empresas privadas más grandes del país, entre las que destaca la Cer-
vecería, Tigo, Embotelladoras Bolivianas Unidas o Empresa Manquiri, entre
otras, aportan con aproximadamente, un tercio del total de impuestos: en
2013, por ejemplo, el total recaudado fue de 17.682 millones de dólares, de
los que YPFB, Entel y Comibol recaudaron aproximadamente dos tercios),57
• e incluso se planteó desde el gobierno en 2008-9 el cobro de impuestos
a la Iglesia (el clero tiene 1.469 establecimientos educativos, 178 centros
hospitalarios, 262 centros asistenciales y 250 hogares. Además cuenta con
1.600 parroquias). Si bien la intención no se consumó se logró, en buena
cuenta, amedrentar a este actor.

No es pues extraño que la ciencia y educación, que potencialmente generan


crítica –ese es precisamente su producto- no formen parte del combo de be-
neficiados.

55 Marco Antonio Gandarillas, “Periodistas, ONG´s e indígenas”, en La Razón (suplemento Animal Político),
del 1 de noviembre de 2015)
56 Daniel Freiherr, “Financiamiento de las ONGs en Bolivia”, en Roberto Laserna (ed.), Filantropía y desa-
rrollo. Ensayos para potenciar el aporte de las ONGs en Bolivia, La Paz, 2011, p. 6.
57 Ver http://www.economiabolivia.net/2013/07/31/ypfb-tigo-cbn-comibol-liderizan-pago-de-impuestos/

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

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34
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CRECIMIENTO, DISTRIBUCIÓN Y EMPLEO:


¿HACIA UNA ECONOMÍA PARA LA GENTE?

Enrique Velazco Reckling

1. Introducción

Los organismos internacionales celebran la fortaleza y la salud de la macro-


economía boliviana, recomiendan controlar la inflación y fortalecer el sistema
financiero como las prioridades, y consideran que satisfacer las necesidades de
desarrollo y lograr avances en la reducción de la pobreza, se mantienen como
objetivos a mediano plazo.
Por su parte, desde 2007 el gobierno ha posicionado la tasa de crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB) como el indicador de éxito del Modelo Eco-
nómico Social Comunitario y Productivo (MESCP). Las políticas públicas pri-
vilegian el desarrollo de los sectores estratégicos (recursos naturales) como la
principal fuente de la renta y la riqueza; emplean la aritmética del crecimiento
–que sustenta el supuesto de que el nivel de la inversión determina el ritmo y
la calidad del crecimiento–; y privilegian la redistribución del excedente como
las bases para la toma de decisiones y el diseño de las políticas de desarrollo.
El presente ensayo pone a prueba estas miradas optimistas –y ocasionalmente
demasiado exitistas− a partir de las conclusiones de un largo proceso de reflexión
participativa que se desarrolla desde hace 12 años dentro el “Programa de Re-
flexión Social para la Producción y el Empleo Digno” (PRSPPED) de la Fundación
INASET. El programa ha convocado a una gran diversidad de actores sociales,
académicos, políticos y económicos en varias ciudades del país, y ha generado
publicaciones con las conclusiones sobre diferentes temasen las que predomina
el “sentido común de la gente de a pie” antes que las teorías o ideologías.

35
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La mayoría de las publicaciones, conclusiones y recomendaciones del pro-


grama han sido presentadas por las organizaciones de la sociedad civil o por la
Fundación a los correspondientes niveles políticos de toma de decisiones, en
diferentes oportunidades.
El ensayo actualiza algunos de esos trabajos con la información más re-
ciente disponible y los aprovecha para analizar puntualmente la medida en
que el modelo de crecimiento vigente durante el período de bonanza es un
instrumento idóneo para construir una economía para la gente −“post y anti
neoliberal”−, en la que el esfuerzo y la creatividad humana sean las bases de
la generación de la riqueza, y las personas sean las beneficiarias directas y
preferentes del crecimiento.
Si bien se aprovechan aquí muchas opiniones y reflexiones individuales y
grupales, el contenido y las opiniones vertidas en el ensayo son de exclusiva
responsabilidad del autor.

2. Antecedentes

El pasado 22 de enero, el “Proceso de Cambio” cumplió 10 años. Los logros


del proceso y la necesidad de profundizarlos fueron elementos centrales de
la campaña oficial por la opción del SI en el referendo “21F” sobre la modifi-
cación de la Constitución Política del Estado, al extremo que el fuerte énfasis
en estos elementos dio al referendo un carácter plebiscitario en torno a Evo
Morales y a los logros de su década de gobierno.
Entre los muchos aspectos mencionados como aportes del proceso al desa-
rrollo nacional, el comportamiento y la magnitud de los indicadores macroeco-
nómicos fueron, sin duda, particularmente destacados, citando, al efecto, las
opiniones favorables expresadas en los últimos años por los representantes de
organismos multilaterales como el BM, FMI, CAF y CEPAL. Esas opiniones y las
evaluaciones del Gobierno Nacional, coinciden en que la salud macroeconómi-
ca y el buen desempeño de la economía estarían plenamente respaldados por
indicadores como los siguientes:

• Bolivia registra las mayores tasas de crecimiento en América Latina, y es-


pera superar nuevamente el 5% en la presente gestión, mientras que los
organismos multilaterales estiman que estará en el 3% o menos;
• la inflación está plenamente controlada, se ha cerrado en 2015 debajo del 3%;
• a pesar de la crisis global, el país todavía tiene Reservas Internacionales
Netas (RIN) que son del orden del 40% del PIB;

36
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

• la población en condiciones de pobreza extrema se habría reducido del


45% al 20% de la población total, logro que se atribuye a las trasferencias
que el Estado realiza a varios sectores de la población mediante la Renta
Dignidad y los bonos Juancito Pinto y Juana Azurduy;
• el Sistema financiero es sólido y logra utilidades inéditas: captaciones to-
tales de más de 20 mil millones de dólares –colocaciones cercanas a esa
cifra–, generando utilidades al Sistema Financiero de unos 300 millones de
dólares anuales;
• se ha “bolivianizado” la economía, toda vez que las captaciones bancarias y
el ahorro son en moneda nacional en más del 90%; y,
• la tasa de desempleo abierto es menor al 4%.

En síntesis, a la luz de estos indicadores y frente a la crisis global −que podría


incluso ser más larga de lo que se anticipaba− se concluye que la economía
tiene una envidiable salud y no hay mucho por hacer respecto al enfoque y al
manejo general de la macroeconomía; las tareas pendientes serían la industria-
lización de los recursos naturales implementando los proyectos estratégicos
identificados en la Agenda Patriótica 2025 (AP2025).
Todos estos datos significarían que Bolivia ha alcanzado el hito −hasta aho-
ra, el más elusivo− en la historia económica moderna: encontrar el modelo de
economía (normas, políticas y la gestión pública) que lleva a la reducción de la
pobreza y de la desigualdad, y al desarrollo inclusivo en el marco de las teorías
vigentes sobre el crecimiento económico. Este no sería un logro menor. Desde
hace 70 años, los teóricos del crecimiento y del desarrollo buscan modelos que
guíen las políticas económicas para que las sociedades avancen, de manera
sostenida, hacia el bienestar generalizado de la población.
Una enseñanza de los persistentes fracasos en esos modelos es que el creci-
miento (un resultado “macro”) puede deberse a diferentes realidades y resulta-
dos de las actividades económicas (contexto “micro”) o a factores externos, por
lo que crecimiento no significa necesariamente bienestar, ni todas las formas
de crecer tienen el mismo efecto social.
Por ello, si se puede encontrar evidencia de la realidad (empírica) que
apoye la idea de que el modelo y las políticas aplicadas fueron efectivamente
las razones que permitieron alcanzar los logros que reivindica la experiencia
boliviana de la última década, podrían ser la esperada base conceptual y el
ejemplo concreto que permitan ajustar los modelos de crecimiento y revisar las
teorías de desarrollo que hasta ahora, siempre han fracasado.
Considerando las experiencias mundiales en más de medio siglo, miradas
algo más cautas alertan que la frustración es siempre el resultado natural del
optimismo infundado. De ahí que, tanto para economistas como para los no

37
¿Adónde fue a parar la bonanza?

“iniciados” en economía, está pendiente una respuesta coherente a la pregunta:


¿qué explica el crecimiento actual de la economía boliviana, cuál su sostenibi-
lidad, y que significa este tipo de crecimiento para la gente?
El presente ensayo es una aproximación de respuesta a esa pregunta. Bus-
ca evidencia sobre la calidad y la pertinencia del desempeño económico para
el beneficio de la gente considerando dos factores: el tipo de Crecimiento y la
Distribución del ingreso.
Con este propósito, como guías al análisis, el ensayo aborda tres preguntas:

• ¿Es el crecimiento de la economía boliviana producto de un modelo parti-


cularmente exitoso en América Latina?

Responder la pregunta implica establecer, primero, si el crecimiento boli-


viano supera las tendencias medias en la región, para lo que se compara
el desempeño relativo de las economías en América Latina y el mundo, y
se buscan posibles correlaciones entre el desempeño y los modelos econó-
micos adoptados; y, segundo, hallar evidencias que asocien los avances en
indicadores sociales, con el desempeño de la economía.
Con este fin, el ensayo compara series del Producto Interno Bruto per
cápita (PIBpc) entre 1945 y 2011 para una muestra de países con énfasis en
América Latina y el Asia (por lo significativo del “milagro asiático”); también
revisa la evolución de indicadores socio-económicos relacionados al primer
Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) en América Latina durante la
última década: erradicar la pobreza extrema y el hambre.

• Si la economía crece, ¿qué crece y cuán sostenible es ese crecimiento?

Las economías tienen un comportamiento cíclico; la duración de los ciclos de-


pende de factores globales y otros que son propios de cada realidad nacional.
En la medida que el crecimiento esté fuertemente correlacionado con factores
externos (sobre los que las políticas nacionales tienen poca o nula influencia),
las estrategias nacionales de desarrollo y los modelos de crecimiento serán
menos efectivas para el mantenimiento de ciclos de alto crecimiento.
En este contexto, el ensayo revisa someramente las contribuciones sec-
toriales a la estructura del PIB; al analizar la magnitud y las tasas de cre-
cimiento de los aportes de los diferentes sectores de actividad, el ensayo
establece criterios e indicadores que vinculan el crecimiento del PIB con
el aporte y desarrollo de los sectores y actividades que son fundamentales
para la generación de empleo, la inclusión socio-económica y la reducción
de la desigualdad a través de la equitativa distribución del ingreso.

38
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

• ¿Cómo el modelo y el tipo de crecimiento se reflejan en “la gente”?

Finalmente, también de manera muy somera e indicativa, el ensayo revisa


algunos componentes de las cuentas nacionales buscando indicadores que
permitan asociar los comportamientos macro analizados al responder a las
dos primeras preguntas, con efectos sobre el bienestar de los hogares y de
las personas.

3. El desempeño relativo de la economía boliviana

Las economías con mejor desempeño desde 1945 no muestran correlación alguna entre ideologías,
modelos y resultados económicos.
En los últimos setenta años, a pesar de los amplios virajes en lo ideológico y en los modelos
económicos aplicados en Bolivia, el desempeño de su economía y su crecimiento están por debajo de
la media de América Latina.

3.1. Las tendencias de largo plazo: 1945-2010

En 1945, el ingreso medio de los bolivianos era comparable o superior al de


países cuyas economías hoy nos superan ampliamente, como muestran los da-
tos sobre el Producto Interno Bruto per cápita (PIB pc),en el Cuadro1.
Los datos fueron tomados de la Base de Datos del Proyecto Maddison58
que compila series históricas del PIB a nivel mundial medidos en dólares in-
ternacionales de 1990 (que están ajustados para reflejar la paridad de poder de
compra). Es evidente que entre 1945-1950los bolivianos teníamos un ingreso
promedio entre cuatro y cinco veces superior al de los chinos, dos y media
veces mayor al de los coreanos o los vietnamitas, y un 20% superior al de
ecuatorianos, brasileros o japoneses. El ingreso por persona de españoles, co-
lombianos o mexicanos era no más de un 25% superior al boliviano, el de los
chilenos era el doble y el de los venezolanos era el triple.
Algo más de medio siglo después, en 2010, mientras el PIBpc de los bolivia-
nos aumentó en 80% respecto a 1945, en promedio los países latinoamericanos
más que lo triplicaron; el de los malasios, indonesios, irlandeses y españoles
se multiplicó entre cinco y ocho veces; en Japón y China en unas 18 veces;
y, finalmente, en Corea del Sur y Taiwán, en más de 25 veces. De los casi 30
países considerados en la muestra, el desempeño del PIBpc boliviano solo ha
superado al de Nicaragua y al de Haití.

58 The Maddison-Project, http://www.ggdc.net/maddison/maddison-project/home.htm, 2013 version

39
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Para comparar estos indicadores respecto al desempeño boliviano, la últi-


ma columna del Cuadro 1 muestra el aumento del PIBpc de cada país entre
2010 y 1945 divido por lo que ha logrado por Bolivia en ese mismo período
(1,81). Esa columna muestra, por ejemplo, que Taiwán creció 16 veces más y
que el promedio de América Latina creció a casi el doble que Bolivia.

CUADRO 1: PIBPC (INT. $US, 1990) en Países Seleccionados (1945-2010)


Respecto a
1945 1950 2008 2010 10/45(*)
Bolivia (#)
Taiwán 916 21.554 23.292 25,43 15,93
Corea del Sur 854 20.454 21.701 25,41 15,92
China 448 6.725 8.032 17,93 11,23
Japón 1.346 1.921 22.175 21.935 16,29 8,99
España 2.102 2.189 17.734 16.797 7,99 4,41
Irlanda 3.019 3.453 24.324 22.013 7,29 4,02
Malasia 1.559 9.880 10.094 6,47 4,06
Indonesia 817 4.354 4.722 5,78 3,62
Costa Rica 1.614 1.963 7.990 7.997 4,95 2,73
Brasil 1.390 1.672 6.542 6.879 4,95 2,73
Vietnam 658 2.926 3.217 4,89 3,06
Ecuador 1.181 1.607 5.005 5.050 4,28 2,36
Chile 3.471 3.670 13.479 13.883 4,00 2,21
Colombia 1.899 2.153 6.840 7.063 3,72 2,05
México 2.134 2.365 7.978 7.716 3,62 1,99
América Latina 2.304 2.696 7.639 7.770 3,37 1,86
Panamá 2.113 1.916 6.675 3,16 1,81
Uruguay 3.764 4.659 10.405 11.526 3,06 1,69
Perú 1.964 2.308 5.376 5.774 2,94 1,62
El Salvador 1.091 1.489 2.940 2,70 1,54
Guatemala 1.732 2.085 4.491 4.454 2,57 1,42
Argentina 4.356 4.987 9.972 10.256 2,35 1,30
Cuba 1.776 2.046 3.764 2,12 1,21
Paraguay 1.690 1.584 3.295 1,95 1,12
Venezuela 5.102 7.462 10.672 9.874 1,94 1,07
Honduras 1.219 1.313 2.323 1,91 1,09
Bolivia 1.690 1.919 2.950 3.064 1,81 1,00
Nicaragua 1.423 1.616 1.674 1,18 0,67
Haití 1.045 1.051 686 0,66 0,38
Notas: (*) Relación entre el último y el primer año disponibles; (#) [(País/Bolivia) 2010/(País/Bolivia) 1945].
Fuente: The Maddison-Project, 2013 version.

40
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

FIGURA 1.AMÉRICA LATINA Y BOLIVIA: EVOLUCIÓN DEL PIBPC

8000
América Latina
7000
Bolivia
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
1945 1955 1965 1975 1985 1995 2005 2015

La Figura 1 compara la evolución del PIBpc de Bolivia con el promedio de


América Latina. En 1945, el PIBpc de América Latina era 1,35veces mayor que
el de Bolivia mientras que, en 2010, llega a ser 2,54 veces mayor; es decir, hace
70 años el ingreso promedio de los latinoamericanos era un 30% mayor que el
de los bolivianos pero, para el 2010, llega a ser dos y media veces mayor.
También resalta la lenta recuperación del ingreso en Bolivia. Por ejemplo,
el PIBpc en 1952 era de 2.031 dólares internacionales; luego de la caída del
ingreso por los efectos políticos y sociales de la revolución de1952, recién en
1969 −17 años después− se recupera el ingreso de1952. En 1978, al iniciar la
crisis del estaño, el PIBc era 2.715 dólares; tomó casi 30 años, hasta el 2006,
recuperar ese nivel de ingreso.
Los datos permiten concluir que, entre la mitad del siglo XX y la primera
década del siglo XXI, el desempeño relativo de la economía boliviana ha es-
tado por debajo de la media latinoamericana, lo que explicaría los recurrentes
fracasos en la lucha contra la pobreza.
Es razonable asumir –como sugiere el sentido común y respalda la evi-
dencia empírica− que las economías nacionales no se comportan rígidamente
siguiendo un modelo teórico. Las características de cada país son factores de-
terminantes en sus procesos de desarrollo; algunos adoptaron economías de
mercado, otros optaron por mercados controlados o por modelos comunistas;
unos siguieron lineamientos políticamente democráticos, otros eran (son) de-
mocracias populares, dictaduras militares o regímenes religiosos y conserva-
dores. En términos cuantitativos, Singapur, Malasia y Corea del Sur tienen el
mismo desempeño que el boliviano hasta 1965-70.

41
¿Adónde fue a parar la bonanza?

3.2. Bolivia en el contexto latinoamericano: del año 2005 al presente

La datos sobre el ingreso por habitante (PIBpc) entre 1945 y 2011−con valores
constantes o ajustados por paridad de poder de compra−,muestran que el des-
empeño boliviano, lejos de ser descollante, ha sido más bien bastante pobre a lo
largo de estos casi 70 años. Pero, para el objetivo del ensayo, interesa el compor-
tamiento de la economía desde 2005al presente a fin de establecer si en esta déca-
da hay un significativo “quiebre positivo” con respecto a la tendencia observada.
En esta perspectiva, los indicadores sobre el comportamiento macroeco-
nómico boliviano que todos los organismos internacionales resaltan, son el
crecimiento global del PIB y la magnitud de las Reservas Internacionales Netas,
RIN. En el Cuadro 2 reproducimos datos del “Estudio Económico para Améri-
ca Latina y el Caribe (2015)” publicado por la CEPAL, con los valores (en $us
corrientes) del Producto Interno Bruto (entre 2006 y 2014).

CUADRO 2: AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: PRODUCTO INTERNO BRUTO (En millones de dólares corrientes)
PAÍS 2006 2014 Diferencia 2014-2006
América Latina y el Caribe 3.270.804 6.243.353 2.972.549
América Latina 3.218.387 6.172.188 2.953.801
Brasil 1.107.787 2.345.894 1.238.107
Venezuela 183.478 567.997 384.519
México 965.281 1.291.062 325.781
Argentina 264.738 543.490 278.752
Colombia 162.590 377.740 215.150
Perú 88.659 202.098 113.439
Chile 154.412 258.062 103.650
Ecuador 46.802 100.543 53.741
Uruguay 19.579 57.471 37.892
Guatemala 30.231 58.728 28.497
Panamá 18.287 46.515 28.228
Costa Rica 22.526 49.553 27.027
Cuba 52.743 78.810 26.067
República Dominicana 38.040 63.969 25.929
Bolivia 11.452 34.139 22.687
Paraguay 10.646 30.985 20.339
Honduras 10.918 19.565 8.647
El Salvador 18.551 25.164 6.613
Nicaragua 6.786 11.806 5.020
Haití 4.880 8.599 3.719
Fuente: CEPAL, 2015

42
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

En esta muestra de 20 países de América Latina y el Caribe, en 2014 Bolivia y


el Paraguay son las economías más pequeñas de Sudamérica; superan solo a
Honduras, El Salvador, Nicaragua y Haití en la muestra de América Latina.
En la columna final en el Cuadro precedente, figura el aumento neto del
PIB (en dólares corrientes) entre 2006 y 2014. Este dato muestra que la eco-
nomía boliviana aumentó en 22.687 millones de dólares (Paraguay en 20.339
millones), mientras que la de América Latina lo hizo en 2.972.549 millones y
países como Chile o Perú aumentaron en más de 100.000 millones de dólares.
Es decir, el crecimiento de la economía boliviana en valor absoluto, si bien es
significativa respecto a su tamaño inicial, tampoco es particularmente desco-
llante respecto al resto de la región.
Con relación al tamaño relativo de sus economías en 2006, Venezuela, Bo-
livia, Uruguay y Paraguay son las cuatro economías de mayor crecimiento no-
minal al haber triplicado el PIB entre2006y 2014, lo que mejora su posición
relativa respecto a las otras economías que, en la gran mayoría de los casos,
han poco más que duplicado su tamaño (Cuadro 3).

CUADRO 3: EVOLUCIÓN DEL PIB (PAÍSES SUDAMERICANOS) (Índice 2006 = 100)


2006 2010 2014
Venezuela 100 131 310
Bolivia 100 172 298
Uruguay 100 206 294
Paraguay 100 188 291
Colombia 100 177 232
Perú 100 166 228
Ecuador 100 149 215
Brasil 100 199 212
Argentina 100 176 205
América Latina 100 157 192
Chile 100 141 167
Fuente: Elaboración propia con datos de la CEPAL

Por ejemplo, en 2006 la economía de Sudamérica era280 veces mayor que la de


Bolivia, mientras que en 2014 era solo 180 veces mayor; la de la Argentina baja
de 23 a 16 veces mayor; la de Colombia, de 14 a 11 veces; la del Perú de 8 a
6 veces, etc., con lo que se estarían cerrando las brechas en el tamaño relativo
de las economías.

43
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Algo similar se observa respecto a las Reservas Internacionales Netas (RIN).


Nuevamente, con los datos del mencionado estudio de la CEPAL, el Cuadro
4 muestra al valor total de las RIN para las economías de Sudamérica entre
diciembre de 2010 y mayo de 2015, así como la diferencia absoluta de las re-
servas en este período.

CUADRO 4: EVOLUCIÓN DE LAS RIN (Millones de Dólares corrientes)


  2010 2015 Variación 2015-2010 Var / Bolivia
América Lat. el Caribe 655.672 844.903 189.231 38,5
Brasil 288.575 366.647 78.072 15,9
Colombia 28.464 47.013 18.549 3,8
Perú 44.150 60.479 16.329 3,3
Chile 27.864 38.723 10.859 2,2
Uruguay 7.743 18.485 10.742 2,2
Bolivia 9.730 14.648 4.918 1,0
Paraguay 4.169 7.077 2.908 0,6
Ecuador 2.622 4.567 1.945 0,4
Venezuela 27.911 17.611 -10.300 -2,1
Argentina 52.145 33.283 -18.862 -3,8
Fuente: Elaboración propia con datos de la CEPAL

Las RIN de América Latina subieron de $us656.000 millones en 2010, a 845.000


millones en mayo de 2015; en el mismo período, las RIN de Bolivia aumenta-
ron en 4.918 millones de dólares. Argentina y Venezuela bajaron sus reservas
en montos equivalentes a cuatro y dos veces la cantidad de reservas acumula-
das por Bolivia; las RIN en Ecuador y Paraguay aumentaron solo en la mitad
que Bolivia mientras que en las cinco economías restantes las RIN aumentaron
en: Chile y Uruguay, dos veces; Perú y Colombia entre tres y cuatro veces; y
Brasil, en casi 16 veces más que Bolivia.
En síntesis, los datos muestran que el aumento de las RIN ha sido un fe-
nómeno bastante común en las economías latinoamericanas; está asociado a
la fuerte expansión del valor (y el volumen) de las exportaciones durante la
bonanza de precios de las materias primas y de las commodities. En el caso de
Bolivia, los casi 15.000 millones de las RIN (que superan solo a Ecuador y Pa-
raguay) son significativas respecto al PIB dado el modesto tamaño de nuestra
economía: al año 2014, las RIN equivalían casi al 50% del PIB.
Recapitulando: entre 1945 y el primer lustro del siglo XXI, la economía
boliviana ha estado virtualmente estancada respecto a las economías más diná-
micas del mundo y rezagada en relación a las economías regionales, especial-

44
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

mente en el ingreso por habitante; desde 2006 se evidencia una aceleración del
crecimiento del PIB nominal y de las RIN, pero no como un fenómeno priva-
tivo de Bolivia, sino como algo relativamente generalizado y que es indepen-
diente de las líneas ideológicas y de los modelos económicos como muestran
los ejemplos de Bolivia, Perú, Paraguay, Uruguay, Colombia o Panamá.
Esto implica que, cuando menos en el contexto regional, el crecimiento
que ha experimentado Bolivia en la última década no es un caso aislado de
éxito económico ni está asociado inequívocamente a un modelo particular de
crecimiento.
Por supuesto, hay un tercer elemento a considerar para tener una primera
aproximación válida de respuesta a la pregunta de si el crecimiento boliviano
es resultado de un modelo particularmente exitoso en América Latina: el efecto
del crecimiento en el bienestar social.
Este aspecto se desarrolla puntualmente en el acápite5 de este ensayo. Sin
embargo, de las conclusiones que emergen de ese análisis se infiere como una
característica general, que el resultado “social” de la economía no depende de
las ideologías políticas, de las teorías económicas ni de los modelos estereoti-
pados: la evidencia sugiere que es la claridad de las políticas internas y su
pertinencia para lograr los objetivos sociales la que determina el buen o
mal desempeño social de la economía.

4. Crecimiento: ¿qué crece y cuán sostenible es el crecimiento?

El pensamiento neoliberal ha posicionado la idea de que el crecimiento es la condición necesaria y


suficiente para reducir la pobreza: “cuando la marea sube, todos los barcos suben”. Es el fundamento
de la “teoría del goteo”.

La realidad muestra que el crecimiento, por sí mismo, está acompañado de mayor desigualdad, precariedad
del empleo, exclusión y pobreza. Para reducir la pobreza, el crecimiento debe sustentarse en la creación de
empleo digno y en la distribución del ingreso, rasgos que definen la CALIDAD del crecimiento.

4.1. Los aportes sectoriales y regionales al crecimiento de la economía

Los valores absolutos del crecimiento de la economía o del aumento de las RIN
en Bolivia no son particularmente significativos en relación a otras economías
de la región (o del mundo). Pero, es innegable que la tasa de crecimiento de la
economía boliviana se sitúa entre las más altas de la región en los últimos años.
Este crecimiento se debería al dinamismo y a la demanda del mercado interno,
explicación respaldada por los organismos internacionales.

45
¿Adónde fue a parar la bonanza?

De ser esta explicación plausible y válida, se esperaría que sean los sectores
intensivos en mano de obra y con producción destinada al mercado interno
los que más aporten al crecimiento de la economía. Sin embargo, el Cuadro 5
muestra que crecimiento boliviano reciente no está centrado en los sectores
creadores de valor agregado y de empleo digno.

CUADRO 5. SECTORES CON CRECIMIENTO MAYOR AL 4,5% (Promedio 2013 y 2014)


Tasa Crec. Aporte (%) al
(%) PIB Empleo
TOTAL 51,8 20,2
Servicios Financieros 13,9 4,9 0,3
IVA, IT y otros Imp. 12,0 11,7
Refinación de Petróleo 11,7 2,0
Construcción 9,8 3,8 7,3
Petróleo y Gas 8,7 7,1 0,3
Administración Pública 8,0 9,4 9,7
Prod. Minero no Metálicos 7,7 2,0 0,1
Transporte y Almacenamiento 6,4 8,7 1,9
Electricidad, Gas y Agua 6,4 2,1 0,6
Fuente: Elaboración propia con datos del INE y Ministerio de Economía y Finanzas

Las tasas de crecimiento del Cuadro anterior son promedios departamentales


(para2013-14) del crecimiento de los sectores/subsectores de actividad men-
cionados; el Gobierno Nacional ha definido el 4,5% como el criterio entre creci-
miento “alto” y “bajo” (esa cifra porcentual determina si los trabajadores tienen
o no el beneficio del doble aguinaldo).
Los sectores que crecieron en promedio a tasas de 10% o más son: Servicios
Financieros, Impuestos (IVA, IT y otros Impuestos indirectos), Refinación de
Petróleo y Construcción. En general, los sectores de alto crecimiento significan
el 52% del PIB pero solamente el 20% del empleo; es decir, las actividades de
alto crecimiento están en sectores “intensivos en capital”, que se caracterizan
precisamente por promover la concentración dela riqueza porque, como no ge-
neran mucho empleo, no aportan significativamente al ingreso de los hogares
vía salarios y remuneraciones.
Además, el crecimiento de estos sectores no es uniforme en todo el país, lo
que implica un crecimiento regional desigual como evidencian los diagramas
siguientes que muestran las tasas de crecimiento de los sectores de actividad
por departamento.

46
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CRECIMIENTO MAYOR A 4,5%

Notamos que la mitad de los aportes al PIB de estos sectores de alto crecimien-
to (el 26% que suma Administración Pública, Impuestos y Servicios Financie-
ros) no generan valor real a la economía: su aporte al PIB, en realidad, se lo
logra “extrayendo” aportes de los otros sectores efectivamente productivos (ver
el siguiente recuadro).

47
¿Adónde fue a parar la bonanza?

¿Cómo aportan al PIB los Impuestos, la Administración Pública y los Servicios Financieros?

De acuerdo con las cuentas nacionales, en el promedio para 2013 y 2014, estos tres sectores están entre los de más alto crec-
imiento, con 12%, 8% y 14% de crecimiento respectivamente.
Los impuestos no representan un aporte directo de “valor” a los ingresos en la economía: no aumentan ni la cantidad, el
volumen o el valor de lo producido. El Estado aplica los impuestos al valor generado por las actividades de la “economía real” o
a la parte de ese valor que se destina al ingreso de las personas como salarios y remuneraciones; es decir, el impuesto captura
una parte del valor agregado que generan las actividades que efectivamente producen los bienes y servicios que se compran y
venden en los mercados y en las transacciones comerciales.
Por ello, las cuentas nacionales distinguen el Producto Interno Bruto a “precios básicos (pb)” que mide el valor agregado
efectivo (real, que queda en los actores económicos como “excedente” para cubrir tanto las necesidades y utilidades de las
empresas, como las remuneraciones a los trabajadores), y el PIB a “precios de mercado (pm)” que incluye los impuestos (directos
e indirectos) con los que el Estado grava los bienes, servicios y el ingreso de las personas:

PIBpm = PIBpb + Impuestos.

A primera vista, el PIBpm representa efectivamente el tamaño total de la economía, porque tanto el PIBpb como los impuestos
se generan con el valor agregado de las actividades económicas. Los impuestos afectan el tamaño de la economía porque
aumentan los precios con los que se transan los bienes y servicios; pero este aporte al PIB no es en más productos (la creación
productiva de valor). De hecho, cuando la demanda del mercado es limitada, sea por competencia externa o por la capacidad
de consumo, si los impuestos crecen a una tasa mayor que la “economía real”, necesariamente el mayor impuesto debe salir
de reducir la capacidad de generar ahorros e inversión en las empresas o, más comúnmente, de afectar negativamente las
remuneraciones de los trabajadores.
En resumen, el crecimiento de los impuestos puede ayudar a aumentar el PIBpm a corto plazo, pero en la medida que obligue
a modificar las estrategias empresariales de inversiones o de remuneración al trabajo, tiene efectos muy adversos a mediano y
largo plazo. En tales condiciones, no es el indicador adecuado para reflejar el comportamiento de la economía real.
El segundo sector es la Administración Pública, AP. Por definición, los servicios de la AP no agregan valor y su aporte al PIB
es solamente la suma de salarios y remuneraciones del sector. Pero las remuneraciones a la AP se las paga con los impuestos
que recauda el Estado, de manera que un alto crecimiento de este sector, especialmente si se traduce en mayor burocracia e
ineficiencia, está lejos de ser un indicador de buena salud macroeconómica.
Finalmente, el Sistema Financiero presenta la mayor tasa de crecimiento. Desde 2005, el Sistema Financiero tiene resultados
operativos que determinan inéditas utilidades. Estos resultados reflejan la diferencia entre ingresos financieros (determinados
por la tasa de interés a los créditos) y los gastos financieros (pago por los intereses a las captaciones). Es decir, los ingresos
financieros netos se extraen de la actividad de la economía real, lo que significa que los ingresos del sector financiero se generan
a costa de reducir el ingreso (aumenta los costos y reduce la productividad) de los otros actores económicos.
Esta realidad se reconoce al calcular el PIB. La metodología de las cuentas nacionales considera los ingresos financieros
como “producción imputada o ficticia”; se la incluye como el “valor agregado” del sector, pero luego se lo resta del valor agre-
gado global mediante el “ajuste por intermediación financiera” o “servicios bancarios imputados” (ver Cuadro 7). En promedio
entre 2013 y 2014, este ajuste redujo el PIBpb en 4,5%, unos 1.600 millones de dólares.
La intermediación financiera no un producto final, por lo que es, estrictamente, un costo. Es decir, no es en sí misma una
actividad que agrega valor: su rentabilidad y su crecimiento pueden ser, en realidad, negativos para otros sectores o para toda
la actividad productiva. Por ejemplo, el micro financiamiento alimenta a las actividades de micro-comercio que actúan como
canales de distribución de grandes importaciones, legales o no, generando competencia desleal a la producción interna. Cuando
las actividades productivas cierran por efecto de esa competencia, la economía pierde empleos de relativamente alta productiv-
idad y la gente debe buscar ocupación en otras de muy baja productividad: la economía global pierde. Sin embargo, el sistema
financiero crece y aumenta sus utilidades.
En consecuencia, en la medida que el financiamiento no contribuya a desarrollar actividades económicas que generen
un valor agregado global mayor al ingreso financiero, el aporte del financiamiento al desarrollo será nulo o negativo aunque
las utilidades y el patrimonio del sector financiero crezcan. Implica que no es suficiente canalizar crédito a “lo productivo”; el
sistema financiero, debe ofrecer servicios especializados y tecnologías que permitan financiar proyectos sobre la base de sus
propios méritos y por su potencial de aporte al desarrollo económico productivo total. Solo entonces los ingresos del sistema
financiero serán un justo pago por servicios que habiliten nuevas operaciones en sectores con mayor capacidad de agregar valor
y de crear empleo digno.

48
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Los sectores que crecieron menos del 4,5% significan el 80% del empleo y el
53% del PIB, e incluyen prácticamente a todas las actividades de la “economía
real”; en promedio, tienen un crecimiento en el período de apenas el 2,5%, va-
lor bastante inferior al criterio de 4,5% establecido por las normas nacionales
como umbral de alto crecimiento.
Comparando los Cuadros 5 y 6, se llegaría a concluir que, si bien la econo-
mía boliviana ha crecido, lo ha hecho sobre la base de sectores que no nece-
sariamente expresan una salud macroeconómica compatible con los objetivos
de erradicación de la pobreza.

CUADRO 6. SECTORES CON CRECIMIENTO MENOR AL 4,5% (Promedio 2013 y 2014)

Tasa Crec. Aporte (%) al


(%) PIB Empleo
 T O T A L 48,2 79,9
Agricultura 3,1 11,9
Prod. Agrícolas no Industriales 2,3 5,1
Prod. Agrícolas Industriales 3,4 2,2 29,9
Silvicultura, Caza Pesca 1,0 0,8
Productos Pecuarios 3,8 3,7
Minería 3,8 5,3 1,8
Industria Manufacturera 3,1 16,3
Productos Alimenticios 1,9 5,7
Textiles.. 1,3 1,3
10,0
Madera y Productos de Madera 0,1 1,0
Otras Industrias 2,6 1,7
Bebidas y Tabaco 2,2 2,8
Comunicaciones 2,6 2,2 2,0
Serv. Comunit, Sociales y Personales 3,4 3,8
Propiedad de Vivienda 3,2 3,8 12,7
Servicios a Empresas 3,0 3,2
Comercio 2,6 7,7
23,5
Restaurantes y Hoteles 3,0 2,4
SERV. BANCARIOS IMPUTADOS 12,4 -4,5
Fuente: Elaboración propia con datos del INE y Ministerio de Economía y Finanzas

En la última fila del Cuadro 6, figuran los “Servicios Bancarios Imputados”, que
muestran una alta tasa de crecimiento (12,4%) pero un aporte negativo al PIB
(-4,5%). Con este detalle, las Cuentas Nacionales están restando al conjunto de
la economía el aporte que en el Cuadro 5 aparece como aporte de los Servicios

49
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Financieros al PIB (+4,9%). Es decir, se acepta que la canalización de financia-


miento que hace el sistema bancario, en realidad, no crea ni aporta valor algu-
no; la diferencia entre los ingresos que perciben por los intereses que cobran
a las colocaciones, menos los que pagan por las captaciones, salen de reducir
el valor agregado “disponible” de las actividades productivas (ver el recuadro
anterior: ¿Cómo aportan al PIB los Impuestos, la Administración Pública y los
Servicios Financieros?).
Al igual que para los sectores de alto crecimiento, el comportamiento de
estos sectores de bajo crecimiento tampoco es uniforme en todas las regiones
del país, como se evidencia en los siguientes diagramas.

CRECIMEIENTO MENOR AL 4,5%

50
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CRECIMEIENTO MENOR AL 4,5%

La línea punteada, en todos los casos, muestra el nivel referencial del 4.5% de crecimiento del PIB

51
¿Adónde fue a parar la bonanza?

4.2 Las incidencias sectoriales en la tasa de crecimiento del PIB

La tasa de crecimiento por sectores de actividad económica que revisa el ante-


rior acápite, no es el mejor criterio para interpretar correctamente el crecimien-
to, en su magnitud y su calidad. Por ejemplo, la refinación de petróleo creció a
casi el 12% (promedio 2013-2014) pero solo representa un 2% del PIB total y
“aporta” a solo dos ciudades.
Las “incidencia” de un sector al crecimiento del conjunto de la economía, es
una medida que considera la tasa de crecimiento de cada sector, pero ajustado
por su tamaño relativo respecto a toda la economía. Es decir, la tasa total del
crecimiento de la economía es la suma de las incidencias sectoriales.
El siguiente Panel, muestra el PIBpm (PIB a precios de mercado) como la
suma de la incidencia que cada sector tiene para dos períodos relevantes al
debate sobre el segundo aguinaldo: el registrado entre julio de 2014 y junio
de 2015 (12 meses); y, el crecimiento en el primer semestre de 2015 (2015-I).

CRECIMIENTO DEL PIB…


6,0% Servicios Banc. Imp.
5,23%
5,5% 4,79% Otros servicios
5,0% Administración pública
4,5% Estab financieros...
4,0% Transporte y comunición
3,5% Comercio
3,0% Construcción
2,5% Electricidad, gas y agua
2,0% Industria
1,5% Minerales
1,0% Petróleo y gas
0,5% Agricultura
0% Impuestos
-0,5% 12 meses 2015 - I

…SIN IMPUESTOS…
6,0% Servicios Banc. Imp.
5,5% Otros servicios
5,0% 4,28% Administración pública
4,5% 3,93%
Estab financieros...
4,0%
Transporte y comunición
3,5%
3,0% Comercio
2,5% Construcción
2,0% Electricidad, gas y agua
1,5% Industria
1,0% Minerales
0,5% Petróleo y gas
0% Agricultura
-0,5% 12 meses 2015 - I

52
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

… SIN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA…

6,0% Servicios Banc. Imp.


5,5% Otros servicios
5,0%
Estab financieros...
4,5%
4,0% 3,59% Transporte y comunición
3,30%
3,5% Comercio
3,0% Construcción
2,5% Electricidad, gas y agua
2,0%
Industria
1,5%
1,0% Minerales
0,5% Petróleo y gas
0% Agricultura
-0,5% 12 meses 2015 - I

… Y SIN SERVICIOS FINANCIEROS

6,0% Otros servicios


5,5%
5,0% Transporte y comunición
4,5% Comercio
4,0%
3,5% 3,23% Construcción
2,91%
3,0% Electricidad, gas y agua
2,5%
2,0% Industria
1,5% Minerales
1,0%
Petróleo y gas
0,5%
0% Agricultura
-0,5% 12 meses 2015 - I

Es evidente, por ejemplo, que sin la incidencia de impuestos, el crecimiento del


PIBpb (PIB a precios básicos) en ambos casos es menor al 4,5%, por lo que no
habría correspondido el pago del segundo aguinaldo; sin el aporte de la Ad-
ministración Pública, el crecimiento es solo del orden del 3,5%, y sin el sector
financiero, en el primer semestre de 2015 cae por debajo del 3%.

53
¿Adónde fue a parar la bonanza?

TARIJA: Incidencias sectoriales en la estructura del PIB Departamental

1. TARIJA: CRECIMIENTO DEL PIB…

30
8,62 -0,32 4,20 25,42 7,23 4,98
11. Administración Pública
25
10. Restaurantes Hoteles
20 9. Servicios Com…
8. Estab financiero
15
7. Transporte
10 6. Comercio
5. Construcción
5
4. Electricidad
0 3. Industrias
2. Extractivo
-5 1. Agricultura
-10 1990 1995 2000 2005 2010 2014 Impuestos

2. … SIN IMPUESTOS…

30
6 ,10 -0.27 3,34 14,69 6,52 3,80
11. Administración Pública
25
10. Restaurantes Hoteles
20 9. Servicios Com…
15 8. Estab financiero
7. Transporte
10
6. Comercio
5 5. Construcción
4. Electricidad
0
3. Industrias
-5 2. Extractivo
-10 1990 1995 2000 2005 2010 2014 1. Agricultura

3. … SIN SECTOR EXTRACTIVO (GAS)…

30
3,91 1,58 -0,24 1,05 1,54 1,14
11. Administración Pública
25
10. Restaurantes Hoteles
20
9. Servicios Com…
15 8. Estab financiero
10 7. Transporte
6. Comercio
5
5. Construcción
0 4. Electricidad
-5 3. Industrias

-10 1990 1995 2000 2005 2010 2014 1. Agricultura

54
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

4. … SIN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

30
4,11 1,29 -0,14 0,84 1,35 0,77
10. Restaurantes Hoteles
25
9. Servicios Com…
20
8. Estab financiero
15
7. Transporte
10 6. Comercio
5 5. Construcción
0 4. Electricidad

-5 3. Industrias
1990 1995 2000 2005 2010 2014 1. Agricultura
-10

5. CRECIMIENTO SOSTENIBLE…

30
4,11 1,29 -0,14 0,84 1,35 0,77
10. Restaurantes Hoteles
25
9. Servicios Com…
20
8. Estab financiero
15
7. Transporte
10 6. Comercio
5 5. Construcción
0 4. Electricidad

-5 3. Industrias
1990 1995 2000 2005 2010 2014 1. Agricultura
-10

6. … ¿SOBRE QUÉ BASES?

30
4,11 1,29 -0,14 0,84 1,35 0,77
10. Restaurantes Hoteles
25
9. Servicios Com…
20
8. Estab financiero
15
7. Transporte
10 6. Comercio
5 5. Construcción
0 4. Electricidad

-5 3. Industrias
1990 1995 2000 2005 2010 2014 1. Agricultura
-10

55
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El Panel anterior ilustra, con el ejemplo del crecimiento del Departamento de


Tarija entre 1990 y 2014, la incidencia de los diferentes sectores de actividad
en el crecimiento, y las fuertes distorsiones que estas pueden implicar desde
la perspectiva de un desarrollo más sostenido (y sostenible) con horizontes de
mediano y largo plazo.
La primera figura muestra las tasas anuales de crecimiento de Tarija (del
INE) para los años 1990, 1995, 2000, 2005, 2010 y 2014. Con excepción de
1995, el crecimiento siempre ha estado alrededor o por encima del 5%; en
2005, alcanza la increíble tasa de 25,42% superando por mucho incluso el
asombroso crecimiento del milagro de la China que, por varios años, se situaba
en la cercanía del 14%.
Lamentablemente, ese crecimiento no es el nacimiento del “milagro tarije-
ño”; tiene que ver con el gran aumento de las recaudaciones de impuestos a
las actividades extractivas (gas) como resultado de la promulgación de la Ley
de Hidrocarburos, como se muestra en la Figura 2 del Panel en la que se ha
suprimido la incidencia de los impuestos.
El crecimiento de 2005, sin impuestos, está todavía al nivel de los mejores
crecimientos de la China. Sin el aporte del gas –sector extractivo, en general,
Figura 3 en el Panel−, el crecimiento del 15% en 2005 cae al 1%, nivel que se
mantiene hasta la fecha. El aporte de Administración Pública, que desde 1990
y hasta el 2010 había sido en promedio del 0,2%, se duplica a 0,4% en 2014,
como muestra la Figura 4 del Panel.
La Figura 5 del panel repite la Figura 4, pero identificando los sectores y sus
incidencias. En la Figura 6, para una mejor visualización, se expande la escala
vertical. Es notorio que en los años 90, la industria aportaba una base de 2%
al crecimiento tarijeño, aporte que prácticamente desaparece desde 2005. En
2014, el crecimiento de la actividad económica “propiamente tarijeña” llega al
0,77%, del cual0, 35%“aporta” el Sector Financiero, 0,32% el transporte, y 0,2%
la agricultura. [0,35 + 0,32 + 0,2 = 0,87]
De acuerdo con los datos revisados en este somero análisis, la economía
real en Tarija se ha estancado desde 2005, reflejando la baja capacidad de crear
empleo digno, productivo y sostenible fuera del sector público.
Sin embargo, las miradas superficiales a los datos generales del crecimien-
to, se quedan con la idea de que el ingreso por persona en Tarija es el de mayor
crecimiento en el país, lo que, en esa mirada lineal, implicaría que las y los
tarijeños ya estarían superando el nivel promedio de vida de América Latina,
lejos de la pobreza que afectan al resto del país.
En resumen, el crecimiento de la economía está desproporcionadamente
influido (y, de hecho, distorsionado) por la incidencia de los impuestos (de tipo
regresivo en el mercado interno, lo que reduce la capacidad de consumo de

56
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

los hogares), la Administración Pública (que, por definición no aporta valor


agregado), la intermediación financiera (un costo para las actividades pro-
ductivas) y la extracción de gas/hidrocarburos.

INCIDENCIA DE IMPUESTOS, ADMINISTRACIÓN PÚBLICA Y EXTRACCIÓN DE GAS EN CRECIMIENTO DEL PIB


Bolivia CHQ LPZ CBB ORU POT TAR SCZ BEN PAN
PIBpm 6,80% 11,0% 5,62% 5,47% 4,44% 5,57% 11,2% 7,16% 4,59% 3,02%
PIBpb 5,61% 9,65% 4,46% 4,51% 3,92% 5,40% 7,97% 6,17% 4,49% 1,91%
2013

PIBpb - Adm Pub 4,74% 8,21% 3,31% 3,73% 2,90% 4,20% 7,38% 5,52% 3,77% 1,44%
PIBpb - A.Pub - HC 3,80% 3,14% 3,31% 3,97% 2,90% 4,20% 0,77% 5,50% 3,77% 1,44%

PIBpm 5,46% 7,71% 5,44% 4,96% 2,57% 4,40% 4,98% 6,49% 3,19% 4,84%
PIBpb 4,42% 7,05% 4,13% 4,40% 2,07% 4,24% 3,80% 5,02% 3,05% 4,47%
2014

PIBpb - Adm Pub 3,77% 6,20% 3,32% 3,72% 1,15% 3,45% 3,43% 4,53% 2,32% 3,52%
PIBpb - A.Pub - HC 3,36% 3,03% 3,32% 4,24% 1,15% 3,45% 0,78% 4,43% 2,32% 3,52%
PIBpm= Producto Interno Bruto a precios de mercado
PIBpb= Producto Interno Bruto a precios básicos (no incluye derechos sobre importaciones, IVA, IT y otros Impuestos Indirectos)
PIBpb -Adm Pub = PIBpb menos la contribución de los Servicios de la Administración Pública
PIBpb -Adm Pub – HC= PIBpb sin Administración Pública ni aportes del Sector Extractivo de Hidrocarburos

En 2013, el PIBpm de Oruro (ORU) y Pando (PAN) fue inferior el 4,5%. A pre-
cios básicos (sin impuestos) ORU, PAN, LPZ y BEN tienen crecimiento menor al
4,5%; descontando el aporte de la Administración Pública –que, por definición,
no crea valor y solo consume una parte de los impuestos recaudados–, solo el
PIB nacional y el de los departamentos de CHQ, TAR y SCZ crece a más del 4,5%.
Finalmente, descontando el aporte de la extracción de hidrocarburos (que se re-
fleja en el PIB de estos tres Departamentos), solo SCZ crece por encima del 4,5%.
En 2014, a precios básicos únicamente CHQ y SCZ crecen por encima del
4,5%; y después de descontar la incidencia de la Administración Pública, el
crecimiento de la “economía real” no habría superado el 3,8%. Finalmente, sin
el aporte del sector de hidrocarburos en 2014, el crecimiento del PIB nacional
está por debajo del 3,4% y solo Santa Cruz habría superado el 4% (pero sin
alcanzar el 4,5%).

4.3. A manera de conclusiones sobre el crecimiento del PIB

Los organismos internacionales celebran la fortaleza y la salud macroeconómi-


ca que los recursos naturales han brindado a Bolivia, y no anticipan mayores

57
¿Adónde fue a parar la bonanza?

sobresaltos en el futuro inmediato; recomiendan controlar la inflación y for-


talecer el sistema financiero como las prioridades; y consideran que satisfacer
las necesidades de desarrollo y lograr avances en la reducción de la pobreza
se mantienen como objetivos a mediano plazo. En el debate internacional, esos
mismos organismos internacionales reconocen las muchas limitaciones de la
teoría económica dominante y de la macroeconomía para promover el creci-
miento sostenido, y, en especial, se declaran incapaces de explicar la creciente
desigualdad y el insuficiente crecimiento frente al que se necesita para superar
la pobreza.
La política pública nacional privilegia los sectores estratégicos −centrados
en explotación e industrialización de los recursos naturales, mediante procesos
altamente intensivos en capital− como fuente de la renta y la riqueza, y adop-
tan la aritmética del crecimiento (el supuesto de que la inversión determina el
crecimiento) y la redistribución del excedente como las políticas básicas para
la toma de decisiones y el diseño de planes de desarrollo.
Pero el análisis del patrón de crecimiento resultante, muestra que se esta-
rían generando severas distorsiones. Si realmente queremos construir la eco-
nomía para la gente que nos permita soñar con el vivir bien, el análisis sugiere
que lo que está creciendo en la economía boliviana es precisamente lo que
menos debería crecer.
Una economía solo es saludable si responde a las necesidades y expectati-
vas de la gente. Y en tanto en Bolivia no cambiemos estructuralmente la forma
de generar riqueza, ni adoptemos las prioridades correctas para distribuirla
con equidad, los episodios de éxito “macro” no dejarán de ser eventos aislados
que no tocan las causas de la pobreza.
Como muestran otros Ensayos para el Debate de la Fundación INASET, el
crecimiento solo será inclusivo y sostenible superando el extractivismo rentista
–el origen de la desigualdad− con el empleo digno como la fuente de la crea-
ción de valor, y con el ser humano como el destinatario directo y final de los
beneficios del crecimiento.
Lograrlo requiere de un “realismo cercano a la desesperación.” Lamentable-
mente, en los últimos 50 años el optimismo infundado nos ha llevado a más de
una gran frustración, que siempre queremos revertir con soluciones “políticas”
de coyuntura que, en la práctica, son las que impiden crear las condiciones
reales para el desarrollo con crecimiento sostenido.

58
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

5. ¿Cómo se reflejan en “la gente “el modelo y el tipo de crecimiento?

El crecimiento sostenido e inclusivo de la economía, requiere el equilibrio entre lo que se produce y lo que
la sociedad demanda, lo que implica necesariamente la distribución del ingreso (producto); no la re-distri-
bución de la riqueza acumulada, sino la distribución directa del valor conforme se lo crea en los procesos
productivos, para poder así garantizar una capacidad de consumo compatible con la capacidad real de
oferta del aparato productivo. (M. Eccles)

5.1. Los efectos sociales del crecimiento: Reducción de la Desigualdad

Este ensayo explora las evidencias empíricas buscando evidencias que puedan
correlacionar el buen desempeño y el crecimiento de la economía, con carac-
terísticas específicas del modelo de desarrollo social, comunitario y productivo
boliviano, y considerando la calidad del crecimiento y la distribución del ingre-
so, es decir, los efectos sociales tangibles del modelo.
Encontramos que, más allá de las relativamente altas tasas nominales de
crecimiento o de la magnitud de las RIN frente al PIB, el desempeño econó-
mico boliviano, en el contexto latinoamericano, no es particularmente des-
collante; que tampoco se encuentra evidencia, a priori, de que los resultados
alcanzados en Bolivia –entre las 30 economías latinoamericanas–puedan estar
directamente asociados a algún modelo de desarrollo en particular.
Abordamos aquí, finalmente, la tercera pregunta relacionada con los efec-
tos sociales del crecimiento. El tema es, sin duda, amplio y complejo; para los
fines y los alcances de la reflexión del presente ensayo, centramos la atención
fundamentalmente en el tema de la distribución del ingreso.
Según las cifras oficiales, la pobreza cayó del 63% de la población en 2004
al 45% en 2011; la pobreza extrema del 54% al 37%, y el índice de Gini del
0.61% en 2002 al 0.47% en 2011. En menos de diez años, Bolivia habría redu-
cido la pobreza y la desigualdad en un tercio, metas que eran totalmente elusi-
vas a todos los modelos, políticas y estrategias de desarrollo en los últimos 60
años. En especial, los datos del INE, actualizados con el Censo 2012, colocan
la pobreza extrema en 21%, con lo que Bolivia habría cumplido la Meta del
Milenio sobre reducción de la pobreza.
¿Es Bolivia un ejemplo en la reducción de la pobreza y de la desigualdad?
El “Estudio Económico para América Latina y el Caribe (2013)” de la CEPAL
muestra que la caída en la desigualdad –medida con el coeficiente de Gini− ha
sido un proceso generalizado en la región (y el mundo en desarrollo), como
muestra la figura siguiente tomada del Estudio referido.

59
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CEPAL: EVOLUCIÓN DEL COEFICIENTE DE GINI

0,65

0,60

0,55

0,50

0,45

0,40

0,35
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Ecuador Boilivia (Est.Plur.) Venezuela (Rep. Bol.)
Uruguay Perú

Fuente: CEPAL, “Estudio económico...” (2013).

Nuevamente, la evidencia muestra que, si bien Bolivia ha avanzado efectiva-


mente en la reducción de la desigualdad, este logro no es privativo de nuestro
país ni constituye un hito de referencia para la región.
De hecho, evaluaciones del Banco Mundial y del FMI en los últimos diez
años encuentran también significativos avances en la reducción del Gini en el
África, región que tenía a la pobreza y a la desigualdad como problemas en-
démicos.
Pero desde una mirada más larga (y estructural), la reducción de la des-
igualdad, sea que se mida por el índice de Gini u otros indicadores, debe sus-
tentarse en la eliminación de las causas-raíz de la desigualdad, es decir, el acce-
so a servicios básicos, o a los sistemas de salud, educación, etc., que si bien son
factores que se incluyen entre los rasgos sintomáticos de las condiciones de
desigualdad, no son por si mismos factores determinantes de la desigualdad.
Es evidente que, más allá del acceso a servicios, el ingreso real de los ho-
gares y personas está entre los elementos más determinantes de la desigualdad
(ver el siguiente recuadro: Reducir la desigualdad requiere claridad y decisión
política).
En este sentido, otro reciente informe, también de la CEPAL (“América La-
tina y el Caribe: una mirada al futuro desde los Objetivos de Desarrollo del Mi-
lenio”, 2015), muestra que Bolivia es uno de los dos únicos países en América
Latina (el otro es Paraguay) que ha retrocedido en cuando a la población que
vive con menos de 1,25 dólares al día.

60
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CEPAL: AVANCES EN POBLACIÓN QUE VIVE CON MENOS DE 1,25 DÓLARES/DÍA


América Latina (18 países): población que vive con menos de 1,25 dólares PPA (poder de paridad adquisitivo)
por día y situación respecto de la meta de reducción de la pobreza, alrededor de 1990-alrededor de 2012
(en porcentajes)

1990 Meta 2012

Honduras 46,91 (1990) 16,48 (2011)


Nicaragua 32,73 (1993) 8,54 (2009)
Panamá 20,89 (1991) 3,99 (2012)
Guatemala 28,36 (1989) 13,70 (2011)
El Salvador 17,07 (1991) 2,53 (2012)
Brasil 16,23 (1990) 3,75 (2012)
Ecuador 14,59 (1994) 3,95 (2012)
Rep. Dominicana 12,17 (1989) 2,25 (2012)
Costa Rica 8,45 (1990) 1,35 (2012)
Perú 9,81 (1994) 2,89 (2012)
México 7,95 (1989) 3,26 (2012)
Chile 4,91 (1990) 0,83 (2012)
Colombia 8,18 (1991) 5,63 (2012)
Uruguay 0,45 (1989) 0,31 (2012)
Argentina 0,97 (1991) 1,41 (2012)
Paraguay 1,05 (1990) 3,03 (2012)
Bolivia (Est. Plur.de) 5,24 (1991) 7,98 (2012)
América Latina
y el Caribe 12,63 (1990) 4,63 (2011)

Puntos porcentuales para llegar a la meta Puntos porcentuales por sobre la meta

20
5 25 10 15 50 15 10 25 2
Punto de partida 1990
Punto de llegada 2012 Retrocedió Se mantuvo Avanzó pero no alcanzó la meta Alcanzó la meta

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), base de datos CEPALSTAT, sobre la base de Naciones Unidas, Base de datos de
indicadores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio [en línea] http://mdgs.un.org/unsd/mdg/Home.aspx.

¿Qué podría explicar la reducción de la desigualdad, por un lado, y el incremento


de la población que viven con menos de 1,25 dólares por día?

61
¿Adónde fue a parar la bonanza?

REDUCIR LA DESIGUALDAD REQUIERE CLARIDAD Y DECISIÓN POLÍTICA

Otro estudio reciente, también de la CEPAL (“Desarrollo social inclusivo, una nueva generación de políticas para superar la pobreza
y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe”, 2015), explora el tipo de políticas públicas empleadas para reducir la
desigualdad en América Latina. Presenta los dos gráficos que reproducimos a continuación.

A. Coeficiente de Gini antes y después de la política fiscal y del gasto social en educación y salud
0,60
0,55 0,51
0,47 0,49
0,50
0,48
0,45
0,40 0,42
0,35
0,30 0,30
0,30
0,25
0,24 0,23
0,20
Argentina

Colombia

Paraguay

(Est. Plur. de)


Brasil
República
Dominicana

Honduras

Chile

Panamá

Costa Rica

Bolivia

México

Perú

Ecuador

Nicaragua

Uruguay

El Salvador

América
Latina

OCDE

Unión
Europea
Ingreso disponible extendido Ingreso disponible en efectivo Ingreso de mercado

Por simple inspección del gráfico, resulta aparente que, en Bolivia, las políticas públicas no tienen un marcado efecto en la reducción
de la desigualdad si se los compara con los casos de Brasil, Argentina, Uruguay, México, Chile, Costa Rica o Panamá; y todos estos es-
tán aún muy lejos de lograr los efectos que tienen las políticas públicas en la OCDE o en la Unión Europea para reducir la desigualdad.
De hecho, en el caso particular de Bolivia, los principales instrumentos de política fiscal que contribuyen a reducir el coeficiente
de Gini, son los gastos en educación y salud; no contribuyen los aportes al sistema de pensiones, los impuestos a los altos ingresos
o las transferencias en efectivo (gráfico siguiente). Es evidente, y así se reconoce, que el solo acceso a educación y salud –especial-
mente cuando son sistemas “pobres”, más allá de lo que estos le cuestan al Estado−, no se puede realmente considerar como un
avance en la reducción estructural de la desigualdad.
Como resultado, la reducción en el Gini en Bolivia está por debajo de lo logrado en el promedio en América Latina, y es casi la
mitad (en puntos porcentuales) de la reducción lograda en Brasil, Argentina, Uruguay o Costa Rica.

B. Reducción del coeficiente de Gini según instrumentos de la política fiscal (en puntos porcentuales)
17 16,4
16
15 14,8
14 13,6
13 12,1 11,9 11,8
12
11
10 9,9
9 8,5 9,1
8 7,06 ,9
7
6 6,05 ,85,85 ,6 5,3
5 5,0
4
3
2
1
0
-1
Brasil

Argentina

Colombia

Dominicana
Uruguay

Costa Rica

Chile

México

Panamá

Bolivia
(Est. Plur. de)

Perú

Ecuador

El Salvador

Honduras

Rep.

Nicaragua

Paraguay

América
Latina

Pensiones públicas Otras transferencias en efectivo


Impuesto sobre la renta personal y Gasto en educación
contribuciones a la seguridad social Gasto en salud

En particular, la baja incidencia o la ausencia de las políticas públicas para reducir la desigualdad mediante la mejora del ingreso
disponible –para lo que los ingresos laborales son fundamentales– podría explicar el por qué existe la contradicción entre la
reducción de la desigualdad (basada en la ampliación de la cobertura y acceso a los servicios) y el aumento de gente que viven
con menos de 1,25 dólares al día.

62
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

5.2. La Distribución (Primaria) del Ingreso

Una de las causas más relevantes para explicar la evidente desconexión entre
crecimiento económico y la reducción de la desigualdad y la pobreza, es la
baja productividad del trabajo que determina bajos salarios y remuneracio-
nes. Como muestra la Figura siguiente −tomada también del “Estudio econó-
mico… (2013)” de la CEPAL−, Bolivia ocupa el último puesto en productivi-
dad laboral.

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (25 PAÍSES): PRODUCTIVIDAD LABORAL MEDIA, 2012


(en miles de dólares de 2005)

50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Bahamas
Barbados
Trinidad y Tobago
Chile
México
Panamá
Santa Lucia
Argentina
Venezuela
Uruguay
Costa Rica
Rep. Dominicana
Brasil
Cuba
Belice
Jamaica
Colombia
Ecuador
Perú
El Salvador
Guatemala
Paraguay
Honduras
Nicaragua
Bolivia

La baja productividad está asociada a la precariedad del empleo, la baja tecni-


ficación del trabajo y de los procesos productivos, el bajo valor de los produc-
tos, etc., que en general resultan en una muy limitada capacidad de agregar
de valor a través del trabajo; si el valor agregado en la producción es bajo, la
remuneración al trabajo (los salarios) es también baja, configurándose un ciclo
vicioso de pobreza, empleo precario, baja productividad, bajo valor agregado,
y bajos salarios que refuerzan la incidencia de la pobreza.
El Cuadro 8 siguiente muestra la evolución del salario medio real (ajustado
por paridad de poder de compra, PPP) para una muestra de países latinoame-
ricanos. En la muestra, el índice del salario medio real en Bolivia ocupa, junto
con El Salvador, el último lugar en la muestra, con un aumento del 1% entre
2010 y 2014, que en la práctica es un estancamiento en el ingreso y en la ca-
pacidad de consumo de los hogares.

63
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Al otro extremo de la muestra, la mejora en los salarios medios reales está


liderada por Perú y Uruguay que incrementaron el salario medio real en un
20% entre 2010 y 2014; Chile, Costa Rica y Panamá en un 10%. En consecuen-
cia, no es sorprendente que Bolivia hubiera retrocedido en la pobreza asociada
al ingreso laboral.

CUADRO 8. AMÉRICA LATINA: SALARIO MEDIO REAL (PPP, Índices 2010=100)


Fuente: CEPAL 2007 2010 2013 2014
Perú 97,9 100,0 114,7 117,9
Uruguay 87,1 100,0 111,7 115,4
Chile 93,6 100,0 109,9 111,9
Costa Rica 92,8 100,0 108,5 110,7
Panamá 94,7 100,0 103,8 109,5
Brasil 94,3 100,0 107,1 108,8
Paraguay 95,7 100,0 105,7 107,1
Guatemala 99,7 100,0 104,3 106,8
Venezuela 117,4 100,0 104,3 ,,,
Colombia 97,6 100,0 104,0 104,5
Cuba 92,7 100,0 101,2 ,,,
Nicaragua 97,2 100,0 100,7 102,4
México 101,7 100,0 100,9 101,3
Bolivia 102,2 100,0 100,3 100,9
El Salvador 98,7 100,0 97,8 98,5
Fuente: CEPAL, “Estudio económico… (2015)”.

En los acápites precedentes, sostenemos que la reducción estructural y soste-


nida de la pobreza y la desigualdad debe reflejarse en un mayor aporte al PIB
de las actividades que generan empleo productivo (de mayor valor agregado);
y, en general, en la diversificación articulada del aparato productivo, que es la
condición necesaria para mejorar la calidad del empleo y el nivel de los ingre-
sos. Pero la condición crítica es la mejor distribución del ingreso (el aumento
de la parte del PIB destinada a remunerar a los empleados).

64
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

TRABAJO, VALOR AGREGADO, SALARIOS, CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN

En una economía saludable, el Valor Agregado (VA) es la diferencia entre el valor de venta de los productos (por ejemplo, cam-
isas) menos el costo de los insumos incorporados (tela, hilo, botones, etc.). El VA sirve para remunerar las contribuciones de los
diferentes actores que contribuyen a crearlo y debería distribuirse equitativamente entre ellos. El esquema siguiente muestra la
estructura del VA y bajo qué formas este se distribuye para remunerar los aportes de quienes aportan a los procesos.

Agentes Aportes Retribución


Accionistas/dueño Capital de riesgo Dividendos/utilidad U
Empleados/trabajadores Trabajo Salario, horario MO
Empresa Activos Depreciación
Gobierno Bienes públicos Impuestos
CO
Instituciones financieras Recursos financieros Intereses
Agentes externos Otros activos Alquileres
Clientes Demanda efectiva Satisfacción y bienestar
Fuente: CNP/JETRO
VA = V – CT = MO + CO + U

El concepto del Valor Agregado resalta que la creación de valor debe beneficiar a la sociedad y vincula los tres aspectos básicos
de la economía: la producción, el consumo y la distribución del ingreso. En particular, la justa y equitativa remuneración al trabajo
es el mecanismo directo de distribución del ingreso y una condición para la sostenibilidad de la economía…
Adaptado de CNP/JETRO
El PIB es la suma del VA que generan las organizaciones económicas individuales; mientras mayor es el VA en cada unidad
económica, mayor es el PIB. En particular, mientras mayor es la participación de la Mano de Obra (MO) en el Valor Agregado,
mayor es el ingreso (y consumo) de los hogares, y más directamente se refleja el crecimiento en el bienestar y satisfacción de
las personas.
VA = Ventas – Costos Incorporados = MO + CO + U = MO + EB (Excedente Bruto)
PIBpb = Suma de VA = Suma MO + Suma EB = REM + EBE
PIBpm = PIBpb+ Impuestos Indirectos = REM + EBE + IMP
La distribución primaria del ingreso mide cómo el PIBpm se distribuye entre la Remuneración al Trabajo (REM), los Impuestos
(IMP) y el Excedente Bruto de las Empresas (EBE).
Las cuentas nacionales registran en las cuentas del ingreso del PIB la Remuneración a los Empleados (REM), el Excedente Bruto
de las Empresas (EBE) y los impuestos (y subsidios) a la producción, las importaciones, las empresas y las personas (IMP):
PIB = REM + EBE + IMP
En las economías en la que predominan procesos intensivos en capital, el Valor Agregado estará destinado a retribuir mayor-
mente al capital (utilidades), a la depreciación y otros componentes operativos, es decir, se concentra en el Excedente Bruto (EB)
de las empresas, por lo que el crecimiento global de la economía no se reflejará necesariamente en una mejor calidad de vida.

Las cuentas nacionales registran en las cuentas del ingreso de PIB la Remu-
neración a los Empleados (REM), el Excedente Bruto de las Empresas (EBE) y
los impuestos (y subsidios) a la producción y las importaciones (IMP) (ver el
anterior recuadro):

PIB = REM + EBE + IMP

65
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El comportamiento de REM respecto al PIB (el cociente REM/PIB) es un in-


dicador de la participación del trabajo en la distribución primaria del ingreso.
Desde 2008, el Programa de Reflexión Social para la Producción y el Empleo
Digno de la Fundación INASET, mide regularmente este indicador. En 2013,
la CEPAL ha incluido en el Estudio referido este indicador (además de los co-
rrespondientes para EBE/PIB e IMP/PIB) para varios países en tres períodos
(1980-1989; 1990-2002; y 2003-2010); el Cuadro7muestra los datos de la CEPAL
para el componente de “Remuneración de los asalariados”.
Con base en los datos del Cuadro 7, hemos calculado las tasas de variación
de estos indicadores entre los períodos considerados para estimar las tenden-
cias dominantes en la distribución relativa, es decir, establecer si mejora la
equidad (si aumenta la participación de la REM), si aumenta la concentración
de la riqueza (si sube la participación del EBE) o, finalmente, si hay una mayor
apropiación del Valor Agregado por parte del Estado vía las recaudaciones (si
aumenta la participación del IMP). El Cuadro 8, muestra la variación (porcen-
tual) entre los períodos 1990-2002 y 2003-1010 para los tres componentes del
PIB que se incluyen en las cuentas del ingreso.

CUADRO 7. CEPAL: PARTICIPACIÓN DE LOS ASALARIADOS EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO


Remuneración de los asalariados
1980-1989 1990-2002 2003-2010
Argentina 35,5 32,0 52,8
Bolivia (Estado Plurinacional de) 35,5 34,8 28,9
Brasil 36,6 42,0 40,9
Chile 35,9 37,6 37,4
Colombia 40,8 37,9 32,5
Costa Rica 45,7 46,0 47,8
Ecuador 23,6 ... 32,5
Guatemala ... 32,9 31,3
Honduras 48,6 43,9 45,3
Jamaica 32,6 34,7 ...
México 30,8 31,6 29,1
Nicaragua … 32,7 35,9
Panamá 50,5 43,1 32,9
Paraguay 31,5 33,7 32,8
Perú ... 25,4 22,5
Suriname 57,0 42,6 ...
Trinidad y Tabago 55,3 46,8 ...
Uruguay 35,1 40,0 33,7
Venezuela (República Bolivariana de) 38,3 32,7 30,9
América Latina 39,8 37,4 34,2
Fuente: CEPAL, “Estudio Económico…” (2013).

66
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CUADRO 8. VARIACIONES DE LAS PARTICIPACIONES EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO


REM EBE IMP
Ecuador 37,7 -5,9 -22,5
Nicaragua 9,8 -8,5 5,9
Costa Rica 3,9 -5,0 3,4
Honduras 3,2 17,6 -21,9
Chile -0,5 14,4 -16,5
Brasil -2,6 -1,4 11,7
Paraguay -2,7 -6,0 19,8
Guatemala -4,9 3,7 -9,5
Venezuela -5,5 1,1 31,9
México -7,9 4,4 10,3
América Latina -8,6 9,4 9,7
Argentina -9,9 -0,9 34,2
Perú -11,4 6,4 -9,9
Colombia -14,2 4,6 5,1
Uruguay -15,8 9,5 13,9
Bolivia -17,0 0,2 49,6
Panamá -23,7 27,3 -4,7
Fuente: Elaboración propia con datos de la CEPAL.

Encontramos que (Cuadro 8), entre el período 1990-2002 y 2003-2010, Bolivia


muestra la segunda mayor caída relativa en la participación de la remuneración
a los trabajadores REM (-17%), en la distribución del ingreso, solo superada
por Panamá con el -24%; la participación del Excedente Bruto de las Empresas
(EBE) permanece constante, pero el aumento de la participación los impuestos
(IMP) es, de lejos la más alta: 50%
Siendo que la “torta” del PIB (por el lado del ingreso) se distribuye solo en-
tre tres “tajadas” (REM, EBE e IMP), las estimaciones realizadas sugieren que si
la participación del EBE se ha mantenido constante respecto a los años 90, el
significativo aumento en recaudaciones fiscales y tributos (IMP) ha sido posible
fundamentalmente a costa de los ingresos de las personas asalariadas (REM).
Esta tendencia de la distribución del ingreso en Bolivia ya había sido identi-
ficada desde 2008 en los Ensayos para el Debate de la Fundación INASET, y fue
alertada oportunamente a los niveles gubernamentales correspondientes por
varias organizaciones de la sociedad civil. Con el fin de facilitar la visualización
de la evolución de la distribución del ingreso en una economía, desarrollamos
el siguiente “Diagrama General de Distribución del Ingreso” que muestra la
Figura siguiente.

67
¿Adónde fue a parar la bonanza?

ESQUEMA GENERAL DE DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO

100
90
80 B
MO EB IM

I
7 0 del P
25 55 20

60 mo %
30 52 18
50 dos co C
35 50 15
40 mplea

A B 40 47 13
e

45 45 10
30 ón a
i
20 nerac

50 43 7
u

55 40 5
Rem

60 38 2
10

65 35 0
0

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Excedente bruto como % del PIB

El diagrama está diseñado en forma triangular para asegurar que cada punto co-
rresponda a una distribución específica del ingreso. Por ejemplo, en el esquema
de la figura, el punto resaltado corresponde a una participación del 25% del PIB
para la remuneración del trabajo (REM, eje izquierdo), y 55% para el EBE (eje
inferior); por diferencia, queda 20% para la participación de los Impuestos.
En economías con más éxito en la lucha contra la pobreza y la desigualdad,
la participación efectiva de las remuneraciones en el ingreso puede ser del or-
den del 50% al 60% del PIB. Distribuciones de estas características correspon-
derían a todos los puntos ubicados en la zona coloreada con verde.
Las flechas muestran que cualquier camino para avanzar de la situación
marcada por el punto de referencia a la zona de distribución equitativa (verde),
necesariamente debe afectar a las tres partes; es decir, no se puede mejorar la
REM sin aportes proporcionales del EBE e IMP; para un equitativa distribución,
el Estado no puede seguir aumentando los impuestos y dejar que los aumentos
salariales sean pugna de los trabajadores con las empresas. Como ejemplo, la
tabla en la parte superior del esquema muestra posibles pasos para mejorar la
participación de la remuneración al trabajo en un camino “vertical” hasta que
las remuneraciones sean el 65% del PIB (punto C).
El diagrama siguiente muestra la evolución de la distribución del ingreso en
Bolivia entre 1990 y 2013. La REM a los asalariados en 1990, era el 34,9% del
PIB, la participación del EBE el 56,5% y los IMP el 8,6%; en el año 2000, hay
una mejora para los asalariados, cuya participación sube al 36,1%, la del EBE
cae al 50,0%, mientras que la de IMP sube al 13,9%.

68
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

BOLIVIA: EVOLUCIÓN DE LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO, 1990 – 2013

70
60 B
PI
del
50 mo %
co

1990 2000 2013


os
d
40 mplea

IMP 8,6% 13,9% 25,4%


e

REM 34,9% 36,1% 25,1%


na

2000
30 nerac

EBE 56,5% 50,0% 49,5%


36,1 13,9
34,9 8,6
u
Rem

1990

25,1 25,4
2013
50,0
20

49,5
30 40 50 60 70 80
Excedente bruto como % del PIB

FUente: Elaboración propia con datos del INE.

Este cambio entre 1990 y 2000 apunta en la dirección correcta, toda vez que,
aunque de manera muy modesta, se habría avanzado hacia la zona de “equidad
distributiva” a costa de reducir el excedente empresarial, aunque los impuestos
se llevan la mayor parte.
Este avance se revierte drásticamente en el año 2013: la participación de
las REM cae al 25,1%, la del EBE se mantiene relativamente constante con el
49,5%, pero la de IMP se dispara al 25,4%, una de las presiones tributarias más
altas de la región.
Según estas cifras, en 2013Bolivia es un insólito ejemplo (todavía no he-
mos encontrado otro) de contrasentido en términos de equidad: la “tajada” del
trabajo en la distribución del ingreso es la mitad de la del excedente de las
empresas, y es incluso menor que la de los impuestos. Si además tomamos en
cuenta que los impuestos en el mercado interno son mayormente indirectos (y
regresivos), y que las personas son las que más aportan, se podría inferir que
la capacidad de consumo de los asalariados de la economía formal está severa-
mente limitada por las políticas fiscales, esencialmente recaudatorias. Incluso
si se descuenta el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) −que lo pagan
los mercados de destino del gas exportado−, las recaudaciones en el mercado
interno son un 20% del PIB.
Como un comentario final en relación a este sorprendente hallazgo, se
podría argumentar que la significativa reducción en la participación de las

69
¿Adónde fue a parar la bonanza?

remuneraciones en la distribución del ingreso, se debería aque muchas per-


sonas han salido de la condición de asalariados dependientes, para iniciar sus
propios emprendimientos; por ello, no debería sorprender la reducción en las
remuneraciones, porque estas pasarían a ser parte del Excedente.
Si este fuera el caso, primero, aumentaría el EBE, cosa que no se observa
(se mantiene constante); segundo, habría un mayor aumento relativo en los
aportes al PIB (y al empleo agregado) de sectores con igual o mayor produc-
tividad que los sectores asalariados. Entre 2010 y 2012 el PIB creció en pro-
medio 1,05% más que entre 2003 y 2005 (4,82% frente a 3,77%); sin embargo,
la diferencia se explica casi totalmente por el crecimiento de los Servicios Fi-
nancieros (no genera empleo), un aporte menor del sector de la Construcción
(empleo de baja productividad) e Impuestos (limita el empleo formal); por
el contrario, cae la incidencia de los sectores clave para el empleo y la distri-
bución, como la agricultura, los servicios y la manufactura. La incidencia del
comercio no cambia.

LOS IMPUESTOS: ¿ACENTÚAN LA DESIGUALDAD?

Según las identidades contables básicas, el PIB a precios de mercado (PIBpm) es:
PIBpm = REM + EBE + IMP
En la metodología del INE, el PIBpm, IMP y REM se calculan directamente a partir de los datos del gasto, recaudaciones y la
remuneración a empleados (incluye sueldos, salarios y aportes de empleadores a la seguridad social). El valor de EBE se obtiene
por diferencia:
EBE = PIBpm – REM – IMP
Si esto es así, el Excedente Bruto en las cuentas nacionales es “neto de impuestos”, es decir, ya están deducidos todos los
impuestos que hubieran pagado las empresas. Pero en el caso de la REM, esta es la suma de los sueldos, salarios y aportes de
empleadores “en planilla”, lo que corresponde a un ingreso bruto del que los hogares pagan posteriormente impuestos y las
prestaciones a la seguridad social. Es decir, la remuneración neta de los asalariados REMn es menor que la REM en proporción
a los impuestos netos IMPnt que pagan los asalariados:
REMn = REM – IMPnt
En consecuencia, podría haber dos efectos pertinentes al análisis. Primero, la inequidad en la distribución del ingreso estaría
acentuada respecto a la estimada inicialmente porque la REMn es aún menor que la REM; por ello, el aumento de las recau-
daciones tributarias en el mercado interno por concepto de los impuestos (indirectos) estarían acentuando la desigualdad en
la distribución del ingreso. Y, segundo, posiblemente habría una sobre estimación del PIB porque los impuestos de los hogares
(incluidos en la REM) estarían contabilizados tanto en las remuneraciones como en las recaudaciones.
En resumen, los datos agregados de las Cuentas Nacionales del Ingreso proporcionan una fuerte evidencia de la desigual dis-
tribución del ingreso. Muestran además que los salarios y las remuneraciones totales de los empleados y trabajadores no están
creciendo a la par que crece la economía o la productividad del trabajo, a pesar de las reposiciones anuales por la inflación.
Finalmente, sugiere también que una mayor contribución del Estado al seguro social y las pensiones podría ser una acertada
acción correctiva para reducir el IMPnt.

70
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

5.3. La Oferta y la Demanda finales

Al analizar en el acápite4 las contribuciones e incidencias de los sectores al


crecimiento de la economía, observamos que una alta tasa de crecimiento de
los impuestos –si bien se refleja en el crecimiento del PIBpm– no significa ne-
cesariamente que hubiera aumentado la cantidad (valor) de bienes producidos
(el PIBpb) en la misma proporción.
El comportamiento de la producción nacional respecto a la oferta total
disponible en el mercado interno sugiere que este puede ser el caso, como
veremos a continuación.
La oferta de bienes y servicios en el mercado nacional es la suma de lo que
produce la economía boliviana, más lo que importamos. Como se observa en
el gráfico siguiente, hasta el año 2000 el aporte de la producción nacional a la
oferta era de 78,5% mientras que las importaciones llegaban al 21,5%. A partir
del 2000, la contribución de la producción interna cae hasta el 72,9% en 2013,
en tanto que las importaciones suben al 27,1%; esto significa que las importa-
ciones están sustituyendo a la producción nacional para satisfacer la demanda
en el mercado interno.
Para apreciar más específicamente el aporte de la producción neta, la figura
siguiente (Bolivia: Estructura de la Oferta Final) incluye el PIBpb. Desde 1990,
hay una caída de casi 20 puntos porcentuales en aporte del valor de la produc-
ción nacional a la oferta final: del 73,8% en 1990, al 54,4% en 2013.

BOLIVIA: ESTRUCTURA DE LA OFERTA FINAL

90
80,7 78,6 78,5
80 75,7
73,8 74,5 72,9
69,1 67,6
70
61,7 59,9
60 54,4
50
40
30 25,6 27,1
24,3
19,3 21,4 21,5
20
10
0
1990 1995 2000 2005 2010 2013
PIB PIBpb Impot B/S

Fuente: Elaboración propia con datos del INE.

71
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Frente a las tendencias observadas en la Oferta Final, ¿cuál es el comporta-


miento de la Demanda Final, es decir, de la suma de lo que consumimos inter-
namente más lo que exportamos? El gráfico siguiente (Bolivia: Estructura de la
Demanda Final) muestra los datos del INE para la demanda final.

BOLIVIA: ESTRUCTURA DE LA DEMANDA FINAL (en porcentajes)

80
71,5 70,3 71,4
70
62,3
60 56,7
54,0
50
40
30,7 32,2
30 26,9
20 18,4 17,7
12,2 14,114,4 12,3 13,9
10,1 9,8
10
0
1990 1995 2000 2005 2010 2013
Consumo FBKF Export

Fuente: Elaboración propia con datos del INE

La Demanda Final está compuesta por el consumo interno (público y privado)


más las inversiones (la Formación Bruta de Capital Fijo, FBKF) más la demanda
externa (que son las exportaciones). En el gráfico se aprecia que el consumo
interno ha sido relativamente constante hasta el año 2000, con un nivel del
71% de la demanda final; desde entonces, ha caído sistemáticamente al 54% en
2013. La FBKF se sitúa alrededor del 12%, pero las exportaciones se duplican
desde el 2000, desde un 16% (en promedio), al 32,2% en 2013.
Por otra parte, el comportamiento de la distribución del ingreso muestra
que, respecto al tamaño de la economía, los asalariados tienen cada vez menos
ingresos, lo que implicaría una menor capacidad de compra. Como se aprecia
en el gráfico siguiente (Bolivia: Estructura del Consumo Final9, esto se refleja-
ría en el comportamiento del consumo final.
Desde 1990, el consumo del sector público se ha mantenido relativamente
constante en un 10% del consumo final. Sin embargo, el consumo privado cae
del 60% que mantenía a lo largo de los años 90, al 44,3% en el 2013: toda la
caída en la participación del consumo interno en la demanda final se explica
por la caída del consumo privado (de los hogares), hecho que es consistente
con la reducción del ingreso real disponible.

72
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

BOLIVIA: ESTRUCTURA DEL CONSUMO FINAL

80
71,5 70,3 71,4
70
62,5 59,6 60,0 62,3
60 56,7 54,7
50,2
50 64,4 44,3
40
30
20
9,5 10,7 11,4 12,1 10,3 10,4
10
0
1990 1995 2000 2005 2010 2013
Consumo final Público Privado

Fuente: Elaboración propia con datos del INE

5.4. El Aporte de los Bonos y Transferencias

Finalmente, cerramos este somero análisis de la distribución del ingreso comen-


tando, de manera también breve, la posible incidencia de los Bonos y Transfe-
rencias como medio para mejorar la distribución y promover el consumo.
En general, los bonos y otras transferencias en efectivo son instrumentos
ampliamente empleados en América Latina en la primera década del siglo XXI
como políticas públicas orientadas a mitigar ciertas manifestaciones de la po-
breza y de la desigualdad.
Los dos Cuadros siguientes, tomados del estudio sobre “Desarrollo Inclusi-
vo” de la CEPAL (2015) que ya hemos citado, muestran, primero, la cobertura
de los principales programas de transferencias en América Latina (entre 2010
y 2013) y, posteriormente, una comparación de los montos mensuales de estas
transferencias por persona beneficiaria.

73
¿Adónde fue a parar la bonanza?

AMÉRICA LATINA (16 PAÍSES): COBERTURA DE LOS PROGRAMAS DE TRANSFERENCIAS


CONDICIONADAS, 2010-2013 (En porcentajes de la población indigente y pobre)
>100
>100

>100
>100

>100
>100

>100

>100

>100

>100

>100

>100

>100

>100
97,7
100

77,6
78,5

71,3
80

69,3
58,0

52,3
60

52,3

47,7

46,4
42,7

41,4
36,4
40

26,9
20,6
19,0

17,8
14,6
20

0
Uruguay
(2012)

Argentina
(2012)

Brasil
(2013)

Ecuador
(2013)

Rep. Dominicana
(2013)

Colombia
(2013)

México
(2012)

Guatemala
(2013)

Chile
(2013)
Bolivia
(Est. Plur. de)
(2011)
Perú
(2013)

Panamá
(2013)

El Salvador
(2013)

Costa Rica
(2012)

Paraguay
(2012)

Honduras
(2010)
Población indigente Población pobre

AMÉRICA LATINA (10 PAÍSES): MONTO PER CÁPITA MENSUAL DE LAS TRANSFERENCIAS
CONDICIONADAS, BASADO EN ENCUESTAS DE HOGARES, ALREDEDOR DE 2011 Y 2013
(En dólares de 2005 y como porcentaje de las líneas de indigencia y de pobreza)

Monto como Monto como


Dólares de 2005 porcentaje de la línea porcentaje de la línea
País y programa de indigencia de pobreza
2011 2013 2011 2013 2011 2013
Bolivia (Estado Plurinacional de), Bono
Juancito Pinto o Bono Madre Niño-Niña
“Juana Azurduy de Padilla” 0,57 0,51 2,4 2,0 1,4 1,2
Chile, Asignación Social 10,67 9,16 22,9 18,4 13,7 11,4
Colombia, Familias en Acción 11,98 … 44,6 … 23,4 …
Ecuador, Bono de Desarrollo Humano 8,33 10,17 25,0 29,1 15,3 17,6
Honduras, Programa de Asignación
3,67 … 11,6 … 6,6 …
Familiar (PRAF)
México, Oportunidades 10,29 10,20 16,1 14,5 9,8 9,1
Panamá, Red de Oportunidades 6,84 5,76 18,3 14,6 11,1 9,1
Paraguay, Tekoporã 4,99 3,48 16,7 11,6 10,4 7,2
Perú, Juntos 4,87 4,70 18,5 18,7 8,9 8,7
Uruguay, Tarjeta Uruguay Social 31,94 41,19 68,2 83,8 37,2 46,0
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de procesamientos especiales de las encuestas de hogares de los
respectivos países.

74
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Como referencia para comparar los bonos y transferencias vigentes en Bolivia


con los que aplican otros países, los Cuadros precedentes señalan que las co-
berturas en Bolivia se sitúan por debajo de la media de la muestra. Respecto a
la magnitud de las transferencias, según el segundo Cuadro, las transferencias
en Bolivia son las más bajas de la muestra, y son equivalentes a menos de la
décima parte de las de los otros países, tanto en el valor monetario como en su
proporción relativa a las líneas de pobreza y de indigencia.
El valor absoluto de las transferencias puede, ciertamente, depender y ser
influido por el tamaño de las economías; para el caso boliviano, podemos tener
una idea general de las magnitudes relativas comparando el monto total que
el Estado ha desembolsado entre 2006 y 2013 en la Renta Dignidad, el Bono
Juancito Pinto y en el Juana Azurduy de Padilla, con el volumen de la remune-
ración a los asalariados que estimamos en la distribución primaria del ingreso.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Economía y Finanzas, eltotal-
pagadoentre2006y2013por la Renta Dignidad, Bonos Juancito Pinto y Juana
Azurduy, alcanza a los Bs.14.000millones (unos 2.000 millones de dólares).
Si en el mismo período se hubiera mantenido la participación de las remu-
neraciones en el nivel que se tenía en 2000 (el 36,1% del PIB), los asalariados
habrían recibido Bs.141.000 millones más que lo realmente recibido: significa
10vecesmásquetodoslosbonosytransferencias. Incluso con el nivel de la distri-
bución del 2005 (30,8%), el total de las remuneraciones pagadas habría sido de
70.000 millones adicionales lo que percibieron efectivamente los asalariados,
es decir cinco (5) veces más que el total de los bonos y las transferencias. Estas
estimaciones están resumidas en el Cuadro siguiente.

ESTIMACIÓN DEL MONTO DE LAS REMUNERACIONES “CONFISCADAS” POR EFECTO


DE LA CAÍDA EN LA PARTICIPACIÓN DE REM EN LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO
Monto Adicional de REM, Bs
Distr. 2000 Distr. 2005
2006 8.086 3.258
2007 9.345 3.925
2008 13.339 6.989
2009 10.089 3.684
2010 13.246 5.992
2011 16.523 7.782
2012 20.311 10.470
2013 23.236 12.110
2014 26.522 14.216
TOTAL 140.698 68.426
Fuente: Elaboración propia con datos del INE

75
¿Adónde fue a parar la bonanza?

En consecuencia, podemos afirmar que los Bonos y Transferencia vigentes en


Bolivia son menos significativos que los vigentes en otras economías y que,
además, las transferencias se podrían haber quizás obviado −y el ingreso de
los hogares se habría multiplicado en varias veces el equivalente de las transfe-
rencias−de haberse mantenido la participación de la REM de los años 2000 (o
2005) ella distribución del ingreso.

6. A manera de conclusiones: ¿una macroeconomía en “Contra Ruta”?

¿Qué explica el crecimiento actual de la economía boliviana, cuál su sostenibilidad, y qué significa este tipo
de crecimiento para la gente?

La búsqueda de respuestas a las preguntas que en los dos últimos acápites se


han planteado (¿qué crece? y ¿cómo afecta la magnitud y la calidad del cre-
cimiento?), lleva a concluir que hay un divorcio entre las altas tasas de creci-
miento y los efectos y resultados que se deducen a partir de los datos de las
cuentas nacionales.
El ensayo considera aspectos muy puntuales en relación al crecimiento y a
la distribución del ingreso, pero incluso este rápido análisis pone en el tapete
de la reflexión elementos que merecen consideraciones adicionales, pero que
exceden los alcances propuestos para el ensayo. Por ejemplo, a título puramen-
te enunciativo:

• El énfasis recaudatorio de las políticas tributarias ha llevado al límite la


credibilidad en los principios de igualdad, proporcionalidad, universalidad,
sencillez administrativa, etc., que deberían regir la política fiscal; el modelo
desincentiva, penaliza y reduce la productividad y la competitividad de las
actividades formales generadoras de valor agregado y empleo productivo.
• De hecho, el aumento de recaudaciones puede en realidad ser contrapro-
ducente en ausencia de claras políticas y objetivos de gasto; o si la base de
contribuyentes es reducida; si la pobreza es muy extendida y la producción
nacional pierde el mercado interno; si la estructura tributaria regresiva redu-
ce la capacidad de consumo de la gente; y, especialmente, si la presión re-
caudatoria acentúa la inequidad y desigualdad en la distribución del ingreso.
• La intermediación financiera y la bancarización extraen unos $us2.000 mi-
llones al año de las actividades productivas, de los cuales 300 millones son
utilidades para el sistema bancario, pero la economía real no crece a las

76
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

tasas que lo hace el sistema financiero; de hecho, no hay evidencia de co-


rrelación directa entre el financiamiento y el crecimiento, muy especialmen-
te en las actividades creadoras de valor agregado y de empleo de calidad.
• La evolución de la oferta final muestra que las importaciones tienen un
crecimiento sostenido, y se acepta el uso de las importaciones como me-
canismo de control de los precios internos, aunque sea una competencia
desleal a la producción nacional. De hecho, privilegiar hoy el control de la
inflación a costa de la diversificación productiva puede ser una muy peli-
grosa apuesta para el desarrollo a largo plazo.

Lo anterior muestra que, aunque se consideraron aspectos muy puntuales en


búsqueda de respuesta a las preguntas guía, son muy obvias las interrelaciones
con muchos otros aspectos que no siempre son parte de las consideraciones
habituales en los debates en torno al crecimiento, la distribución y el empleo
productivo.
Partiendo de las identidades y las relaciones económicas más elementales,
es evidente que las políticas que aumentan la productividad y la remuneración
neta al trabajo (sea asalariado o auto-empleado) necesariamente contribuirán
al crecimiento económico con reducción de la pobreza, en tanto que, las que
la deprimen, tienen el efecto contrario.
La remuneración laboral se origina en el valor que el trabajo contribuye
a generar en los procesos de producción. Tres factores contribuyen a incre-
mentan la remuneración neta de los trabajadores y los (auto) empleados: i) la
distribución primaria de la renta (cómo se divide, en las unidades económicas,
el valor agregado entre remuneraciones al trabajo y la utilidad bruta); ii) el
aumento del valor agregado y la productividad; y, iii) la creación de puestos de
trabajo para ocupar productivamente la fuerza laboral.
En Bolivia, la distribución primaria de la renta está entre las más inequitati-
vas del mundo: mientras en las economías con mejor calidad de crecimiento la
remuneración al trabajo puede superar el 60% del valor agregado, en Bolivia,
en los últimos 15 años, optamos por los aumentos nominales de los salarios
que ocultan un fuerte y sostenido deterioro del salario real, y de la participa-
ción del trabajo en la distribución del ingreso, que ha pasado del 36.1% en el
2000 al 25,1% en 2013.
La razón para ello, es que las políticas públicas ha preferido tradicional-
mente el fácil expediente de “decretar” los aumentos salariales en lugar de pro-
mover las condiciones para mejorar los salarios y las remuneraciones sobre la
base aumento sostenido del valor agregado, de la productividad, y de la equi-
tativa distribución del ingreso. Esto último demanda claridad en los objetivos y
propósitos definidos en las políticas públicas.

77
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La desproporción entre la participación del excedente bruto (respecto a


la remuneración del trabajo) en la desigual distribución primaria de la renta,
alienta el consumo suntuario y deprime la remuneración al trabajo. La acumu-
lación de ahorro especulativo no productivo y el fortalecimiento de tendencias
e incentivos al mercantilismo y el comercio (formal e informal), las inversiones
en sectores como el inmobiliario, importaciones de vehículos y ropa usados,
etc., son todas actividades que generan utilidades, por un lado, y acentúan la
precariedad del empleo, por otro.
En el origen de esta compleja realidad está la muy baja productividad la-
boral que, con los datos de CEPAL que el ensayo ha revisado, ocupa el último
lugar en Latinoamérica. Frente a tal evidencia, tampoco se han aplicado polí-
ticas concretas para mejorar la productividad eliminando costos espurios que
afectan la creación de valor y el empleo; por el contario, nuevas medidas y
regulaciones a los emprendimientos incrementan los costos directos y los de
transacción, reduciendo el valor agregado y la productividad.
Por último, fuera de proyectos de empleo de emergencia, Bolivia no ha en-
carado políticas reales de creación de puestos de trabajo con incentivos para la
justa remuneración del empleo y la equitativa distribución del producto, sien-
do la tendencia, por el contrario, la de promover el “cuenta-propismo forzado”
bajo el eufemismo de “microempresas” de productividad muy baja y con alta
precariedad del empleo.
Entre los factores que reducen o limitan la remuneración al trabajo (y el
consumo de los hogares), están las políticas fiscales y tributarias; el nivel de
consumo y el ahorro no productivo (acumulación de la riqueza) de los dueños
del capital; el nivel y naturaleza de las inversiones; la estructura de las expor-
taciones; y el saldo fiscal.
La participación de los impuestos en la distribución del ingreso está total-
mente fuera de proporción y racionalidad. Las políticas tributarias son muy re-
gresivas, inequitativas y estrictamente recaudatorias, por lo que generan fuer-
tes desincentivos a las actividades creadoras de valor y de empleo. En general,
el manejo fiscal ha respondido a las metas de recaudación, pero no se plantean
claras metas de gasto que reflejen claridad y coherencia en la estrategia de
desarrollo.
La prioridad, sigue siendo el crecimiento centrado en exportaciones de
recursos naturales; para ello, la inversión (pública y privada) se concentra en
sectores intensivos en capital, en infraestructura física o en servicios sin capa-
cidad de generar empleos permanentes ni de mejorar las remuneraciones para
amplios sectores de la población; por el contrario, ocasionan distorsiones (tipo
de cambio, apertura comercial irrestricta, costos directos y de transacción, en-
fermedad holandesa, etc.) que afectan particularmente a las actividades de la

78
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

producción interna que tendrían mayor potencial para aportar con valor agre-
gado, y a la diversificación del aparato y de la capacidad productiva.
En síntesis, hemos justificado la mala distribución primaria porque “el capital
es el factor escaso” en los procesos productivos; congelamos los salarios “por
austeridad y para evitar inflación”; celebramos el cuenta-propismo forzado (ocu-
paciones precarias por la falta de oportunidades), como expresión de “empren-
dedorismo”; promovemos la “profundización financiera” como rasgo de moder-
nidad y de acceso a las oportunidades; ahogamos a los contribuyentes capaces
de crear valor y empleo, pero cumplimos “metas de recaudación”; persistimos
en el patrón extractivista “para re-distribuir los excedentes”; y aspiramos a diver-
sificar la producción, pero buscamos autonomía en política monetaria para con-
trolar la inflación y fortalecer el boliviano a fin de “abaratar las importaciones”.
Al final del día, no se encuentran evidencias razonables que permitan su-
poner que, al fin, estamos en el camino correcto para resolver, definitivamente,
los grandes problemas y los desafíos que implican la pobreza y la desigualdad.
Parecería que desde la perspectiva del desarrollo humano, dadas la magnitud
y la calidad del crecimiento reciente en Bolivia, nuestra economía está metida
en un profundo pozo, pero sigue cavando porque la teoría, las prioridades po-
líticas y el optimismo infundado, sostienen que “hay salida al otro lado”.
A pesar de los “podios” logrados en crecimiento, tenemos en realidad un
serio problema de crecimiento: para un desarrollo humano y productivo eco-
nómicamente competitivo, socialmente equitativo y ambientalmente compro-
metido, en Bolivia está creciendo lo que no debería crecer. Es decir, los rasgos
del crecimiento, las causas de la estabilidad económica y la profundización
financiera que hoy muestra la realidad nacional, son resultado de prioridades
políticas, pero no son los rasgos más deseables que tendría una economía para
la gente, con sostenibilidad y crecimiento inclusivo a largo plazo.
Nuevamente, parecemos incapaces de cambiar la realidad que nos estanca
desde hace más de medio siglo por las restricciones y por las prioridades po-
líticas que adoptamos. Es decir, las experiencias de los últimos setenta años,
muestran que el desarrollo no es simplemente un tema económico que pueda
resolverse con medidas económicas: es, en esencia, un desafío político por lo
que, para cambiar los resultados de la economía, es necesario cambiar la visión
y las prioridades de la POLÍTICA.
El nuevo contexto “post F21” es la oportunidad para que los gobernantes
corrijan el exitismo al que llevaron las altas tasas de crecimiento de la bonanza
y promuevan una amplia y abierta discusión sobre la realidad y la crudeza de
los desafíos, sin cegueras teóricas, ideológicas o políticas. De ello depende que
se puedan sentar las bases sólidas para construir los objetivos de una Agenda
2025, realista y factible.

79
¿Adónde fue a parar la bonanza?

BIBLIOGRAFÍA

Ensayos para el Debate, Fundación INASET


• ¿Y si la Inversión no determina el crecimiento?
• ¿Cómo se priorizan las políticas? De la Contabilidad del Crecimiento a la
Contabilidad Social del Crecimiento
• Políticas públicas: la causa de la desigualdad, del bajo crecimiento y de la
precariedad del empleo
• Lineamientos para la reforma de la estructura tributaria
• Apuntes y comentarios sobre la reducción de la pobreza 2005 – 2009
• Desarrollo Productivo y Financiamiento: Conflictos Estructurales
• ¿Quo Vadis financiamiento?
• Captaciones, colocaciones y endeudamiento neto
• Emprendedorismo, Cultura y Desarrollo Productivo: Conceptos y Realidades
• La inequidad en la distribución del ingreso: origen de los conflictos por
salarios y pensiones
• Realidad, Raíces, Desafíos y Proyecciones en el marco de la Economía Plu-
ral y del Nuevo Estado Autonómico

Secretaría Técnica de la Mesa Permanente de Concertación Productiva de


El Alto
• Hacia una agenda integral de desarrollo productivo
• ¿Es el Proyecto de Ley de Servicios Financieros pertinente para reducir
los Obstáculos Estructurales al Desarrollo Productivo nacional?
• La injusta presión tributaria al Departamento de La Paz: ¿causa el bajo
crecimiento de la población y de la des-industrialización de El Alto?
• De la Economía Plural a una Economía para la Gente
• La Economía Plural, frente al extractivismo, en el Estado Autonómico

Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL


• Estudio Económico para América Latina y el Caribe, Años 2013 y 2015
• Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, 2015
• Desarrollo social inclusivo: Una nueva generación de políticas para su-
perar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe,
2015
• América Latina y el Caribe: una mirada al futuro desde los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, Informe regional de monitoreo de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) en América Latina y el Caribe, 2015
• Desarrollo Mundial en Crisis

80
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Fondo Monetario Internacional


• Bolivia: 2015 article iv consultation: staff report; and statement by the exe-
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¿Adónde fue a parar la bonanza?

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82
CAPITALISMO DE ESTADO Y DEMANDA INTERNA:
UNA APROXIMACIÓN DESDE EL ENFOQUE
DEL PIB POR TIPO DE GASTO

Sergio G. Villarroel Böhrt

1. Introducción

Es indudable que la actual administración gubernamental ha otorgado al Es-


tado un papel protagónico en la economía, ya sea como principal inversor,
regulador, redistribuidor, comprador o propietario de empresas productivas en
distintos rubros (lácteos, azúcar, papel, etc.), no necesariamente estratégicos
(como hidrocarburos o minería).Junto a esta nueva visión de Capitalismo de
Estado, una línea comunicacional importante que se maneja desde el gobierno
es que dicha intervención activa del ente estatal dinamiza la demanda interna,
la cual habría pasado a ser más importante que la demanda externa y, por
ende, la principal fuerza motora del crecimiento.
Respaldando esta postura, el texto de presentación de la Memoria 2014
del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas señala que fue gracias a la
demanda interna (olvidada y rezagada desde mediados de los años ochenta
hasta el año 2005) que el país pudo enfrentar con éxito los embates de la
crisis económica internacional y la caída de precios de commodities, logros
reconocidos incluso por organismos internacionales (como el Fondo Mone-
tario Internacional y el Banco Mundial) afines al enfoque de crecimiento
orientado hacia afuera.
El objetivo que persigue el presente ensayo es desmenuzar y ampliar la
comprensión sobre estas aseveraciones, empleando como marco analítico la
estructura del Producto Interno Bruto (PIB) por tipo de gasto y su repercu-
sión sobre la reasignación de recursos al interior de los sectores económi-

83
¿Adónde fue a parar la bonanza?

cos. Algunas de las interrogantes que se intenta esclarecer son: ¿Cuál es el


cambio radical que ha experimentado la economía boliviana en lo que a la
estructura del PIB por tipo de gasto se refiere?; ¿tiene dicho cambio alguna
implicancia sobre las ramas de actividad de la economía?;¿ha cobrado la de-
manda interna mayor relevancia gracias a la actual gestión gubernamental?;
¿cuál es el papel que juegan al interior de la demanda interna la inversión
pública y el gasto de consumo del gobierno?; ¿podrá este shock interno
neutralizar los efectos del shock externo negativo que se avizora para los
próximos años?
Otro aspecto que vale la pena resaltar es que, metodológicamente, el pre-
sente ensayo intenta construir un puente entre la visión macroeconómica key-
nesiana de corto plazo, por un lado, y la visión más clásica de largo plazo por
el otro, empleando para tal efecto la herramienta económica del triángulo de
Hayek, concebida bajo la doctrina austriaca.
Para alcanzar las metas trazadas, el documento cuenta con cinco grandes
secciones. Luego de esta breve introducción, la segunda sección analiza los
componentes del PIB por tipo de gasto, desagregando las tendencias y evo-
lución de la demanda interna y externa, así como también los resultados de
documentos de investigación que exploraron anteriormente la influencia de
ambos componentes en el desenvolvimiento de la economía boliviana. La ter-
cera sección explora las implicancias de la recomposición del PIB por tipo de
gasto en la reasignación de recursos entre los sectores económicos, todo des-
de la corriente ideológica austriaca y el triángulo de Hayek. La cuarta sección
ahonda un poco más en las características de gasto público en bienes y servi-
cios, comparando magnitudes con los montos destinados a las transferencias
condicionadas en efectivo. Por último, la quinta sección cierra con algunos
comentarios finales.

2. PIB por tipo de Gasto y Demanda Interna

Una de las formas de obtención del PIB es por la vía del gasto. Bajo este en-
foque, dicho PIB es el resultado de todos los gastos que efectúan los distintos
agentes en la economía, como ser familias, gobierno y sector externo (en el
caso de este último agente se trata del resto de países que compran la produc-
ción nacional en forma de exportaciones, descontando los bienes que venden
al país en forma de importaciones).

84
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

El gasto puede descomponerse en erogaciones efectuadas para bienes de


consumo59 (C) o adquisición de bienes de capital60, que viene a ser lo mismo
que inversión (I). Esta inversión se subdivide en Formación Bruta de Capital
Fijo (FBKF) y variación de existencias61. De este modo, la suma de consumo
e inversión (C + I) es lo que se conoce como demanda interna o absorción, y
la diferencia entre exportaciones e importaciones (X – M), o gasto del sector
externo, viene a ser la demanda externa o balanza comercial, comúnmente
simplificada a través de la expresión exportaciones netas (XN).Existe además
una demanda interna privada o de los hogares62 (Cp + Ip) y una demanda
interna pública o de gobierno (Cg + Ig) en los tres niveles (nacional, depar-
tamental y municipal), también llamada gasto público63 (G). La identidad del
PIB por tipo de gasto, por tanto, tiene la forma mostrada en cualquiera de las
siguientes ecuaciones:

PIB = (Cp + Ip) + (Cg + Ig) + (X – M) (1)

PIB = [GCFH + (FBKFp + ΔExist.)] + [Cg + (FBKFg + ΔExist.)] + XN (2)

Esta información del PIB por tipo de gasto es procesada por las instancias gu-
bernamentales, ya sea empleando valores a precios corrientes o constantes (en
este último caso descontando la inflación).

2.1. Composición y tendencias del PIB por tipo de gasto

Es importante hacer notar que una forma muy útil de expresar los compo-
nentes de las referidas Ecuaciones (1) y (2) es dividiéndolos entre el mismo
PIB, obteniéndose así proporciones como porcentaje del PIB. Estas propor-
ciones reflejan patrones de comportamiento o tendencias en el tiempo, más
que simplemente valores numéricos que pueden variar de un año a otro. Ha-
ciendo una analogía con el ingreso que percibe una persona, si este ingreso
aumenta considerablemente de un año a otro pero la persona incrementa en

59 Por ejemplo bienes no duraderos (vestimenta, alimentos, etc.), duraderos (automóviles, electrodomésti-
cos, etc.) o servicios (peluquería, transporte, etc.).
60 Por ejemplo maquinaria, inmuebles, equipo, etc.
61 Las existencias pueden ser materias primas (aun no incorporadas al proceso productivo), bienes en
proceso de fabricación o productos terminados que hacen parte del inventario en almacén.
62 En términos prácticos, el Cp es lo que se conoce como Gasto de Consumo Final de los Hogares e ISFLSH
(Instituciones Sin Fines de Lucro que sirven a los Hogares).
63 Nótese que este gasto público no incluye transferencias ni intereses pagados por deuda pública, ya que
ambos no constituyen compras de bienes o servicios.

85
¿Adónde fue a parar la bonanza?

la misma medida sus gastos, entonces estructuralmente el comportamiento


no habría variado64.
Algo similar sucede con la economía, ya que el PIB puede experimentar
crecimientos significativos en diferentes periodos en valores (corrientes o
constantes) pero los porcentajes de asignación según componentes no nece-
sariamente se mueven en la misma dirección, dejando entrever patrones de
conducta dominantes. El elemento clave está entonces en la interpretación
y presentación de los datos. Por ejemplo, el consumo privado (Cp) eviden-
temente ha aumentado de forma significativa en los últimos años de 51.080
millones de Bs. corrientes el año 2005 (o 18.755 millones de Bs. constantes),
hasta 127.191 millones de Bs. corrientes el año 2013 (o 26.932 millones de
Bs. constantes).
Esto equivale a que se multiplicó por un factor de 2,5 en términos co-
rrientes (o por un factor de 1,4 en términos constantes si se controla por la
inflación). Pero en porcentaje con respecto al PIB no se observa la misma
tendencia, ya que la proporción se movió en la dirección opuesta y más bien
disminuyó de 66,3% el año 2005 si se emplean datos en términos corrientes (o
72,1% si se emplean datos en términos constantes) a 60,2% el año 2013 (o 70%
en términos constantes).
Esto significa que, aun cuando el valor en Bs. de dicho consumo privado se
incrementó de forma importante, el aporte de este componente al PIB es cada
vez menor, develando así un cambio estructural en la composición del mencio-
nado PIB(más adelante, en la Sección III, se analizarán los posibles impactos
de esta disminución del peso relativo del consumo privado dentro del PIB).Las
Gráficas 1 y 2 mostradas a continuación, presentan el detalle de los componen-
tes que forman parte de la Ecuación (2) pero expresados como porcentaje del
PIB, ya sea empleando datos a precios constantes o corrientes.

64 Supóngase por ejemplo que la persona recibe un ingreso anual de Bs10.000 y destina Bs4.000 a
alimentación (40%), Bs1.000 a vestimenta (10%), Bs1.000 a transporte (10%), Bs2.000 Bs a educa-
ción (20%), Bs1.000 a servicios de salud (10%) y Bs1.000 a servicios de entretenimiento (10%). Al
año siguiente su ingreso se duplica y la persona recibe Bs20.000. Con este dinero la persona acude
a restaurantes más caros y gasta Bs8.000 (40%), compra más ropa y de mejor calidad que le cuesta
Bs2.000 (10%), ahora prefiere movilizarse en taxis que le representan Bs2.000 (10%), acude a cursos
y seminarios adicionales que le incrementan el gasto en educación hasta Bs4.000 (20%), decide ha-
cerse exámenes de salud complementarios que ascienden a Bs2.000 (10%) y, finalmente, decide viajar
y destina Bs2.000 para su entretenimiento (10%). Como se puede apreciar la persona percibió más
ingresos pero también gastó más, sin embargo, las proporciones o porcentajes de asignación según
rubros se mantuvieron invariables. Esto permite inferir que, estructuralmente, la persona no modificó
sus hábitos o patrones de conducta, sino que simplemente redistribuyó el excedente según sus ten-
dencias habituales.

86
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

GRÁFICA 1. COMPOSICIÓN DEL PIB POR TIPO DE GASTO


(Tomando en cuenta datos a precios constantes)

80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0
1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
-10%
-20%
Consumo público Consumo privado FBKF pública
FBKF privada Exportaciones netas
Fuente: MEFP (2014b; Cuadro: A.8). La desagregación de FBKF fue efectuada con datos del INE.

GRÁFICA 2. COMPOSICIÓN DEL PIB POR TIPO DE GASTO


(Tomando en cuenta datos a precios corrientes)

90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
-10%
-20%
Consumo público Consumo privado FBKF pública
FBKF privada Exportaciones netas
FUENTE: MEFP (2014b; Cuadro: A.12). La desagregación de FBKF fue efectuada con datos del INE.

Como se puede observar en las Gráficas, existen varios aspectos relevantes que
se desprenden de la composición del PIB por tipo de gasto:

• El primer aspecto sobresaliente es que la demanda interna total (C + I),


pública y privada, siempre contribuyó en mayor medida al PIB que el com-
ponente de exportaciones netas (XN) o demanda externa (durante los 19
años de análisis desde 1995 hasta 2013), y no únicamente a partir del año
2006.Dicha demanda externa o fue negativa o nunca sobrepasó el 9,4% si
se calcula la proporción en términos corrientes (o el 4,1% si se emplean

87
¿Adónde fue a parar la bonanza?

datos constantes), llamando más bien la atención que dichos porcentajes


pico fueron alcanzados después del año 2005, gracias al fuerte shock ex-
terno positivo (de precios internacionales altos de commodities). Pero de
cualquier manera, aun con una demanda externa próxima al 9%, esta fue
ampliamente opacada solo por el consumo privado, el cual nunca bajó del
60% si se toman cifras corrientes (o 70% para el caso de datos constantes).
En la próxima Sección II se ampliará el análisis sobre esta histórica prepon-
derancia de la demanda interna como factor más relevante del PIB.
• Como ya se adelantó al inicio de este subtítulo, el aporte del consumo pri-
vado (Cp) al PIB es cada vez menor (recuérdese que, en valor, el compor-
tamiento es más bien fuertemente ascendente), aunque más pronunciado
en términos corrientes que en constantes, lo cual es llamativo puesto que
dicho componente tiende a ser sumamente estable en la mayoría de los
países. Una posible implicancia de esta reducción en la proporción de Cp,
desde la corriente teórica austriaca, será planteada más adelante en el sub-
título 3.2.
• En lo que a la demanda interna pública se refiere (Cg + Ig), el gasto de
consumo del Estado se ha mantenido bastante estable a lo largo de todo
el periodo de análisis, tanto si se emplean datos corrientes (alrededor de
14% en promedio) como constantes (alrededor de 11% en promedio), pero
cabe hacer notar que la proporción de dichos gastos de consumo es mucho
mayor que la proporción de la inversión pública (Ig ó FBKFg) independien-
temente de los datos que se tomen (cerca de 7% en promedio), aunque
desde la actual administración gubernamental la tendencia de esta última
ha sido fuertemente ascendente y la brecha tiende a cerrarse, dado que en
valores el aumento fue significativo (de cerca de 629 millones de dólares
en 2005 a 6.179 millones de dólares en 2015)65debido al fuerte Capitalismo
de Estado implementado. Si la inversión pública llega a sobrepasar al gasto
público en proporciones con respecto al PIB en los próximos años (lo cual
es muy probable), esto representará un cambio significativo en el patrón
de comportamiento de la economía boliviana. En la Sección IV se ahondará
más sobre las características del gasto público en bienes y servicios.
• La inversión privada (Ig ó FBKFg) ha sido el componente más volátil y desde
la actual administración gubernamental ha pasado a tener un menor peso
relativo en el PIB que la inversión pública, aunque cabe destacar que dicha
inversión privada ha experimentado también una tendencia ascendente en
los últimos años que deja entrever un posible efecto de arrastre liderado
por la inversión pública.

65 El monto del 2015 corresponde al Presupuesto General del Estado.

88
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Todo este análisis pone de manifiesto, una vez más, que no es lo mismo hablar
en valores en Bs. (ya sean constantes o corrientes), que en porcentajes con res-
pecto al PIB, ya que si bien los primeros pueden haber experimentado creci-
mientos importantes, los segundos (que reflejan mejor patrones de conducta o
comportamiento) no necesariamente varían en la misma dirección y magnitud.

2.2. El papel histórico de la demanda interna en el PIB

Hasta ahora se ha analizado la demanda interna en términos de su participa-


ción o aporte estructural al PIB. Otra opción es evaluar cuánto del crecimiento
de dicho PIB corresponde a la demanda interna o, dicho de otro modo, cuál es
la incidencia de la demanda interna en el mencionado crecimiento. Este tipo
de análisis es el que normalmente se introduce en las memorias anuales del
Banco Central o el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Por ejemplo, el
crecimiento del PIB real en la gestión 2014 fue del 5,4% y ambas instituciones
reportaron (ver MEFP, 2014b; y BCB, 2014) que la incidencia del consumo total
a ese porcentaje fue del 4,5%, la de la inversión total fue del 2,5% y la de las
exportaciones netas del –1,6%(nótese que de la suma aritmética de estos tres
porcentajes se obtiene 5,4%).
Si se efectúa este mismo análisis para los quince años previos a la llegada
de la actual gestión gubernamental, se puede ver que la incidencia de la de-
manda interna en el crecimiento fue muy variable dependiendo del año. Por
ejemplo, en 1999 la contribución de dicha demanda interna fue negativa e
igual a –2,2%, mientras que la demanda externa (o exportaciones netas) fue lo
que jaló la economía en 2,6%, llegándose así a un crecimiento neto del PIB de
apenas 0,4%. Pero tres años después, en 2002, la situación fue muy distinta, ya
que la incidencia de la demanda interna fue del orden de 4,5%,mientras que
la demanda externa fue en realidad la que perjudicó el crecimiento en –2,0%,
obteniéndose al final un crecimiento total de 2,5% (ver MEFP, 2014b).
Una práctica común consiste en agrupar los datos en determinadas fases y
sacar incidencias promedio. Es empleando este enfoque que el gobierno suele
reunir su gestión desde el año 2006 hasta el año2014, señalando que la econo-
mía creció durante este periodo a una tasa media de 5,1%, con aportes de la
demanda interna que llegan aproximadamente a 5,6% y de la demanda externa
equivalentes a –0,6%.
En cambio, en un periodo previo de duración igual en años, desde 1997
hasta 2005, la economía creció en promedio solo en 3,2%, gracias a la demanda
interna en 3,0% y con la demanda externa que influyó en 0,2%. Dos conclu-
siones emergen de esta forma de presentación de datos del gobierno actual:

89
¿Adónde fue a parar la bonanza?

i) en ambos periodos no solamente en los últimos años, la demanda interna


es indudablemente el principal motor del crecimiento; y ii) la incidencia de la
demanda externa es siempre marginal y con valor negativo durante la actual
gestión gubernamental, lo cual resulta conveniente si se tiene la intención de
desmerecer a este componente.
Pero la elección de los periodos no deja de ser subjetiva, pues, por ejemplo,
podría tomarse como referencia el ciclo 1996-2000 en el cual el PIB creció en
promedio 3,5%, con una incidencia de la demanda interna del 4,6% (clara-
mente la más importante) y un sector externo que presentó un valor negativo
(tal como sucede en la actual gestión gubernamental) de –1,1% (ver Humérez,
2014).
Una forma de evitar estos sesgos de elección discrecional de periodos y
análisis en función a promedios, es recurrir a la econometría y construir mo-
delos que identifiquen con mayor consistencia cuáles son verdaderamente los
determinantes del crecimiento económico en una serie de tiempo. La literatura
sobre estos determinantes de largo plazo del crecimiento está fuertemente
dominada por la técnica de contabilidad del crecimiento y la estimación de
funciones de producción, en las que el PIB está en función al capital físico (K)
y el trabajo (L), combinados con la productividad total de factores (PTF)66.Sin
embargo, existen también modelos econométricos por el lado de la demanda
que son los que mejor se acomodan al enfoque empleado en el presente do-
cumento.
Si bien no son muchos los esfuerzos realizados en este sentido a nivel na-
cional, existen al menos tres documentos cuyas conclusiones vale la pena traer
a colación. El Cuadro 1 siguiente presenta el resumen de los mismos.

CUADRO 1. ESTUDIOS SOBRE DETERMINANTES DEL CRECIMIENTO DEL PIB (Por el lado de la demanda)
Documento Periodo Analizado Factores determinantes
Inversión privada en capital físico (elasticidad inversión privada
Ramírez (1992) 1970-1990
al crecimiento = 1,441) importante para el crecimiento del PIB.
Tasa de crecimiento de consumo de gobierno es una de las
Humérez & Dorado (2006) 1992, 1996 y 2001 (panel) variables más importantes que influye positivamente en el
crecimiento del PIB.
La demanda interna es, en el largo plazo, la fuente más impor-
tante del PIB. En el corto plazo, los shocks de demanda interna
Humérez (2014) 1991-2012
tienen también un alto impacto. La demanda externa muestra
un efecto reducido en el PIB.
FUENTE: Ramírez (1992); Humérez & Dorado (2006); y Humérez (2014).

66 Para un análisis del caso boliviano empelando esta técnica ver Machicado et. al. (2012).

90
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

El primer documento es el de Ramírez (1992), quien empleando una base de


datos de 1970 hasta 1990, y recurriendo a un modelo econométrico simultaneo
compuesto por un sistema de tres ecuaciones (que especifican el comporta-
miento endógeno de la inversión privada, la rentabilidad de la inversión y el
crecimiento económico), encuentra que la elasticidad de la inversión privada
al crecimiento del PIB es igual a 1,441. Esto significa que un incremento de la
inversión privada (que hace parte de la demanda interna) da lugar a un creci-
miento del producto más que proporcional.
El segundo documento clave es el de Humérez & Dorado (2006). Estos
autores utilizan una base de datos de panel67 (considerando los nueve depar-
tamentos del país) para las gestiones 1992, 1996 y 2001, es decir hasta poco
antes del inicio de la actual gestión gubernamental. Sus hallazgos indican que
el consumo de gobierno68afecta positivamente el crecimiento, siendo una de
las variables más importantes por la magnitud de su coeficiente, lo que les per-
mite inferir que la demanda agregada doméstica tiene gran importancia para
el crecimiento.
El tercer y más completo análisis es el de Humérez (2014). Recurriendo a
modelos de vectores de corrección de errores (VEC) y vectores autor regresivos
bayesianos (VAR)69 para una pequeña economía abierta en el periodo 1991-
2012, se encuentra que, en el largo plazo, la demanda interna es la fuente más
importante del PIB. En el corto plazo, los shocks de demanda interna tienen
también un alto impacto en dicho PIB (empleando funciones impulso-respues-
ta). Por su parte, la demanda externa muestra un efecto reducido en el PIB,
independientemente del horizonte temporal que se considere.
En síntesis, todos estos documentos muestran evidencia empírica fehaciente
de que los componentes de la demanda interna fueron, desde hace varias déca-
das atrás, y no únicamente desde el ingreso de la actual gestión gubernamental,
los factores más determinantes del crecimiento económico boliviano. Otra cosa
es que, en su discurso, varios de los gobiernos previos a 2006 hayan pretendido
dar un papel más preponderante a la demanda externa o al crecimiento guiado
por las exportaciones (también llamado modelo orientado hacia afuera), lo cual
en la práctica nunca pasó de ser un simple deseo o anhelo, ya que el papel que
jugó siempre dicha demanda externa fue marginal y muy errático.

67 El documento contiene también un modelo de series temporales para el periodo 1960-2004, en el que la
inversión, la tasa de crecimiento del consumo de gobierno, las exportaciones y el déficit fiscal, afectan
positivamente y de manera significativa el crecimiento del PIB. Sin embargo, la alta probabilidad de
presencia de sesgo de simultaneidad (y la ausencia de variables instrumentales para corregir tal sesgo),
hacen que los resultados de este modelo solo puedan ser utilizados como preliminares u orientativos.
68 Medido a través del cociente entre el gasto en construcción y el PIB como variable proxy.
69 Al emplear este tipo de modelos se evita la correlación de los regresores endógenos con los términos
de perturbación.

91
¿Adónde fue a parar la bonanza?

2. Reasignación de Recursos Intersectorial

El cambio en la contribución del consumo al PIB por tipo de gasto, mostrado


al inicio de la Sección anterior, tiene una interpretación muy interesante si se lo
aborda desde la corriente de pensamiento austriaca. No obstante, al ser dicha
corriente poco conocida, se hace necesaria la descripción de algunos antece-
dentes básicos.

2.1. Aproximaciones desde la doctrina austriaca

Aunque hoy en día el pensamiento de la Escuela Austriaca de Economía está


más difundido, todavía prevalece en la bibliografía especializada en macro-
economía un claro sesgo hacia el enfoque tradicional keynesiano, el cual es
ampliamente utilizado en la mayoría de las universidades. Una buena revisión
histórica de esta Escuela es la que hace von Mises (1969).En ella se establece
que Carl Menger fue el fundador de este pensamiento y que su primera obra
(Principios de Economía, 1871) cuestionó fuertemente a los economistas clási-
cos de la época. En un segundo momento, cerca de 1884, el economista Eugen
von Böhm-Bawerk fue el que aportó más a seguir propagando el enfoque de
Menger, aunque también fue muy popular por su teoría del interés y por atacar
enfáticamente las contradicciones de la tesis marxista.
Dentro de la tercera generación de economistas austríacos aparece Ludwig
von Mises, quien habiendo participado en seminarios de Böhm-Bawerk, pasó a
convertirse en el difusor más destacado de las ideas de Menger. Allá por 1920,
von Mises dictaba seminarios en la Cámara de Comercio Austriaca y uno de
los miembros notables era Friedrich von Hayek, que se encargó de continuar
enérgicamente esta línea de pensamiento austriaca ortodoxa.
Resulta conveniente detener esta línea de economistas austríacos en Hayek
porque fue precisamente él quien desarrolló el concepto del triángulo que será
abordado en el siguiente subtítulo. También es importante recordar que, poco
después de la muerte de Mises, Hayek fue galardonado con el premio Nobel de
Economía en 1974 por su trabajo pionero en teoría del dinero y fluctuaciones
económicas.
En la corriente keynesiana, fuertemente dominada por un enfoque de de-
manda, la atención está puesta en el corto plazo y en el comportamiento del
consumo y la inversión (que se asume siguen la misma dirección). Además,
los precios son rígidos por ineficiencias en el mercado y el desempleo es una
consecuencia involuntaria de desequilibrio. Por su parte, el énfasis de los eco-
nomistas clásicos está más bien en el largo plazo y en el lado de la oferta, don-

92
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

de la economía alcanza siempre el pleno empleo, los mercados son eficientes


con precios flexibles y tienden a vaciarse. Una de las virtudes de la doctrina
austríaca, y particularmente del trabajo de Hayek, es que intenta unir o acoplar
estas visiones de corto y largo plazo, llegando a un planteamiento inter-tem-
poral de la estructura del capital. En última instancia, de lo que se trata es de
una reasignación de recursos al interior de la economía, que es precisamente
lo que trata de mostrar el triángulo de Hayek.

2.2. Implicancias desde la perspectiva del triángulo de Hayek

Los fundamentos del triángulo están en los estudios de Hayek (1931, 1933 y
1966) y un análisis muy lúcido de las implicancias del mismo puede ser en-
contrado en Garrison (2001). Los cimientos teóricos sobre los que descansa
el modelo son: i) el funcionamiento de mercados de fondos prestables; ii) la
frontera de posibilidades de producción; y iii) una estructura de producción
inter-temporal representada por el triángulo. Los macroeconomistas tradicio-
nales están familiarizados con los dos primeros pero no necesariamente con el
tercero. Toda la estructura está pensada para explicar los procesos de mercado
que guían la asignación de recursos al interior de la economía, más que para
la determinación de valores de equilibrio.
Por razones de espacio y en aras de una mayor claridad, en este documen-
to se recurrirá al análisis gráfico, haciendo abstracción del funcionamiento de
mercados de fondos prestables.

Frontera de Posibilidades de Producción (FPP)

Típicamente, los textos de economía emplean esta herramienta para mostrar las
distintas combinaciones eficientes de producción de bienes que pueden obtener-
se usándolos factores disponibles. En términos macroeconómicos, una opción es
separar la producción agregada (que vendría a ser el PIB) en bienes de consumo
y bienes de capital, asumiendo que dicha producción crecerá en la medida en
que se empleen los recursos o factores para producir más bienes de capital, en
vez de bienes de consumo. En estos términos, la expansión anual de la FPP (en
este caso del PIB) depende de cómo se haya distribuido la producción entre
ambos bienes; por ejemplo, Japón, después de la guerra, optó por sacrificar la
producción de bienes de consumo en favor de los bienes de capital y creció más
rápido (en el período 1950-1970) que Estados Unidos, donde la elección fue a
la inversa y el crecimiento experimentado fue más lento (Garrison, 2001). En el
modelo austriaco la producción de bienes de capital se equipara a la inversión

93
¿Adónde fue a parar la bonanza?

privada (tanto en términos de expansión de capital como de mantenimiento del


mismo), dando así lugar a una FPP que visibiliza la disyuntiva entre consumo
privado (Cp) e inversión privada (Ip).Para incorporar el efecto del gobierno, se
opta por adicionar al eje de la inversión privada el gasto de dicho sector (G),
llegándose así la dicotomía Cp vs. (Ip + G). Nótese, además, que contrariamente
a la visión keynesiana, el enfoque de FPP permite analizar escenarios en los que
la inversión y el consumo se mueven en distintas direcciones.

Estructura de Producción Inter-temporal

Este componente está representado a través del triángulo y es lo que hace úni-
co al enfoque macroeconómico austriaco. En la visión tradicional se prioriza
el aspecto de “valor agregado”, pero se deja de lado la dimensión temporal de
la estructura de producción. En cambio, en el modelo de Hayek se incorpora
dicha dimensión temporal del proceso, llegándose así a una herramienta (el
triángulo) que combina valor agregado (inmerso en el bien final de consumo)
del proceso productivo y temporalidad entre las distintas fases de transforma-
ción, no expresada en unidades de tiempo tradicionales (años, meses, etc.)
sino simplemente dando la noción de que hay sectores en la economía (secto-
res extractivos) cuyos bienes deben todavía esperar a que transcurra el tiempo
y se siga agregando valor en fases subsiguientes, mientras que hay otros secto-
res (servicios) cuyo producto ya está a punto de ser consumido. De este modo,
el eje horizontal del triángulo representa dicha dimensión temporal, mientras
que el eje vertical viene a ser el valor de los bienes de consumo final. Entonces,
en la parte extrema izquierda del eje temporal están los sectores extractivos o
primarios (minería, hidrocarburos y actividad agropecuaria), pasando secuen-
cialmente a los sectores de transformación (manufactura) y servicios de venta
final a medida que se avanza hacia la derecha. Recuérdese una vez más que
los bienes a los que se les está agregando valor en las etapas extractivas están
todavía distantes en tiempo de llegar a manos del consumidor final. Además,
las distancias verticales del eje temporal hacia la hipotenusa del triángulo re-
presentan el valor de los bienes en proceso. En este caso se asumirá que el
consumo de los bienes es instantáneo y no consume tiempo70.
La unión entre la FPP y el triángulo se da a través del componente del
consumo, tal como muestra el Diagrama 1. En todos los casos, las variables
han sido tomadas en proporciones o porcentajes con respecto al PIB (para los
cálculos se han empleado datos precios corrientes y constantes).

70 Existe una versión ampliada en la que el consumo final se da también a través del tiempo, juntando dos
triángulos rectángulos a través del eje vertical. Para mayores detalles ver Garrison (2001).

94
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

DIAGRAMA1. PATRÓN DE REASIGNACIÓN DE RECURSOS INTERSECTORIAL


(Variables en porcentajes respecto al PIB)
Cp

2005
(72,1%) Const. (66,3%) Corr.

2014
(70,0%) Const. (62,9%) Corr.
.

2005 2005 Ip + G
Sect. Extractivo Agropecuario Manufactura Otros Impuestos
(9.9%) Corr. (11.8%) Corr. (11.6%) Corr. (48.7%) Corr. (18%) Corr.
(10.8%) Const. (14.5%) Const. (16.5%) Const. (48.6%) Const. (9.6%) Const.
2014 2014
Sect. Extractivo Agropecuario Manufactura Otros Impuestos
(13.7%) Corr. (9.7%) Corr. (9.7%) Corr. (41.8%) Corr. (25%) Corr.
(12.5%) Const. (11.9%) Const. (16.2%) Const. (47.6%) Const. (11.9%) Const.
Fuente: Basado en Hayek (1931, 1933) y Garrison (2001). Los datos son de MEFP (2014b; Cuadros A.4, A.8, A.10 y A.12 )

Como se puede apreciar en el Diagrama, el cambio estructural que representa


la disminución en el aporte al PIB del consumo privado71 (Cp), de 66,3% el
año 2005 a 62,9% el año 2014 si se emplean datos en términos corrientes (o
de 72,1% a 70% si se empelan datos en términos constantes),estaría inducien-
do una reasignación de recursos hacia el sector extractivo en desmedro de
la rama agropecuaria y la industria manufacturera, lo cual se corrobora a tra-
vés de la composición del PIB por actividad económica, ya que en el mismo
período los sectores extractivos72estarían contribuyendo más y los sectores
agropecuario73 y manufacturero menos (independientemente de si se toman
valores corrientes o constantes). Por su parte, el peso relativo del resto de
sectores terciarios o de servicios (agrupados en el Diagrama bajo el rótulo de
Otros) también habría bajado, a diferencia de los impuestos indirectos cuya
tendencia sí ha sido creciente en los últimos años.

71 Recuérdese que, tal como se mencionó anteriormente en el Subtítulo 2.1, el valor nominal del consumo
privado ha crecido importantemente en los últimos años de 51.080 millones de Bs. corrientes en 2005 (o
18.755 millones de Bs. constantes), hasta 143.424 millones de Bs. corrientes en 2014 (o 28.388 millones
de Bs. constantes), no obstante, la importancia de este componente dentro del PIB por tipo de gasto ha
experimentado una tendencia decreciente, que es lo que se mostró en las Gráficas 1 y 2.
72 Incluye: i) Petróleo crudo y gas natural; y iii) Minerales metálicos y no metálicos.
73 Incluye: i) Agricultura, silvicultura, caza y pesca.

95
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Toda esta modificación tiene sus orígenes en el fuerte Capitalismo de Esta-


do implantado por el actual gobierno, puesto que la inversión pública ha esta-
do mayormente centrada en infraestructura (nótese que, de acuerdo a Garrison
2001, la inversión en infraestructura consume mucho tiempo y está en esencia
más próxima al lado izquierdo del eje horizontal del triángulo) y en el apoyo a
la nacionalización de empresas estratégicas del sector primario.
Esto va en línea opuesta a uno de los objetivos que se planteó la actual
gestión gubernamental (en el marco del llamado Modelo Económico Social
Comunitario Productivo), como es el de captar excedentes del sector primario
estratégico y dirigirlos a la industria manufacturera y agropecuaria74. Con las
proporciones de asignación respecto al PIB se puede ver que en los últimos
diez años de gestión la economía se volvió, estructuralmente, más extractivista
y menos industrializada. El peligro de este esquema es que, con los precios de
materias primas en descenso, la reasignación de recursos de todos estos años
hacia los sectores primarios no rendirá los frutos esperados y, a futuro, la posi-
bilidad de dirigir mayores flujos a dichos sectores manufacturero y agropecua-
rio, será aún más complicada.

3. Gasto Público en Bienes y Servicios

Como se vio en la Sección II, después de los gastos de consumo privado (Cp)
vienen, en términos de porcentaje respecto al PIB, los gastos de consumo de
gobierno (Cg), los cuales son incluso mayores a la inversión de gobierno (Ig).
Otra forma de aproximarse a esta variable de gasto de gobierno es a través de
los Egresos Corrientes, principalmente la cuenta Bienes y Servicios (B&S) del
Sector Público No Financiero, la cual comprende (según MEFP, 2013) Servicios
no Personales(destacan Servicios Básicos, Servicios de Transporte y Servicios
Profesionales), Bienes de Consumo Final (sobresalen Alimentos, Material de
Escritorio y Herramientas) y Bienes de Consumo Intermedio (incluyen Materia
Prima y Gastos Generales de Fabricación).

3.1. Estructura del gasto

El crecimiento estructural de la proporción de estos gastos en B&S con respec-


to al PIB ha sido impresionante desde el año 2005, habiéndose casi quintupli-

74 Ver este objetivo por ejemplo en MEFP (2014a, p. 15).

96
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

cado de 3,1% en ese año a 16,2% el año 2014 (BCB, 2014). Esto es consistente
con la visión de Capitalismo de Estado, ya que un sector público más grande y
activo requiere necesariamente de mayores gastos en B&S.
Sin embargo, es bueno resaltar que en el caso de gastos en Servicios Perso-
nales (es decir remuneraciones y aportes de empleados públicos permanentes
y no permanentes), si bien el monto en Bs. corrientes ha experimentado un
crecimiento importante (llegando a más que triplicarse de 8.007 millones de
Bs. el año 2005 a 25.382 millones de Bs. el año 2014) el crecimiento estructu-
ral en porcentaje respecto al PIB ha sido bastante moderado y hasta ejemplar,
ya que apenas subió de 10,4% el año 2005 a 11,1% el año 2014 (ver BCB,
2014). Esto significa que la contratación de mayor personal y crecimiento de
la planilla del sector público fue más o menos equiparable al crecimiento de
la economía en su conjunto, lo cual es bastante sano. Pero el desproporcional
crecimiento del gasto en B&S sí llama la atención y deja mucho que desear de
cuán eficiente y poco austero es este nuevo gran aparato estatal.
Pero es necesario hacer una puntualización al respecto, y es que parte del
incremento en gasto en B&S se explica por el crecimiento en la actividad de
mayoreo que realiza YPFB, referida a la intermediación de combustibles y lu-
bricantes en el mercado interno (nótese que la ampliación de la demanda de
combustible trae consigo mayores volúmenes de importación de diesel y gaso-
lina, que además se complica por la subida de precios del petróleo) y también
por el mayoreo de otras empresas como la Empresa Metalúrgica Vinto. Este es
un gasto inercial y en gran medida justificable, así que aislando el efecto de
este mayoreo se obtiene la tendencia mostrada en la Gráfica 3.

GRÁFICA 3. CRECIMIENTO DEL GASTO EN BIENES Y SERVICIOS


(Sin mayoreo y como porcentaje del PIB)

12%
9,9%
10%
7,6%
8%
6,6%
6%
4,6% 4,5%
5,4% 3,6%
4%
2,5% 2,7% 2,6% 4,1%
3,4% 3,4%
2% 2,8%

0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Nivel Nacional (*) Gobiernos Subnacionales y Universidades


Fuente: MEFP (2013), BCB (2014) e INE.
(*) El Nivel Nacional incluye: TGN, ABC, Empresas Públicas, Seguridad Social y Resto del Gobierno General Nacional, todo sin mayoreo.

97
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La Gráfica muestra dos patrones claros de comportamiento, tomando en cuen-


ta únicamente el nivel nacional que es el más relevante. En los seis años ante-
riores a 2006, el gasto en B&S aumentaba en valores corrientes pero su parti-
cipación con respecto al PIB era marcadamente descendente (ya que se redujo
en tres cuartas partes: de 9,9% a 2,5%), mostrando un sector público orientado
a buscar más eficiencia en la gestión del gasto. En cambio, a partir del año
2006 la tendencia se revierte y el gasto no solo aumenta considerablemente en
valores corrientes, sino que además empieza a cobrar mayor importancia en la
relación respecto al PIB, destinándose así proporcionalmente mayores recur-
sos a este ítem incluso sin considerar las operaciones de mayoreo.
Una de las repercusiones de este Estado gastador, es que sin lugar a dudas
moviliza a una gran cantidad de empresas productivas y de servicios encarga-
das de abastecerlo, las cuales, aun si se consideraran adjudicaciones solamente
vía licitación, entran en la misma dinámica del Capitalismo de Estado pero bajo
una condición peligrosa de dependencia.
También se podría pensar que esta enorme demanda estatal trajo consigo
un renovador impulso y reasignación estructural de recursos hacia los sectores
secundario y terciario (servicios) de la economía, pero las proporciones res-
pecto al PIB presentadas en el Diagrama 1 muestran que dicho impulso se vio
opacado por el gran flujo de capital hacia el sector extractivo.

3.2. Comparación con transferencias condicionadas en efectivo

Para concluir, resulta interesante comparar cuál es la relación entre la magni-


tud de recursos destinados al creciente gasto en B&S y las Transferencias Con-
dicionadas en Efectivo75 (TCE), que es otro de los pilares de la actual gestión
gubernamental.
Los debates sobre la pertinencia y efectividad de las TCE continúan hoy en
día y no es el objetivo de este documento profundizar sobre el tema76. Simple-
mente se considerará que un esfuerzo como el de dichas TCE es mucho más
justificable que las grandes erogaciones destinadas a B&S.
Según el MEFP (2013), el monto de las TCE ascendió el año 2013 a 4.560
millones de Bs., mientras que el año 2012 fue de 3.616 millones de Bs. La
equivalencia de ambas cifras en porcentajes respecto al PIB está incluida en el
Cuadro 2.

75 Específicamente, se trata de la Renta Dignidad, el Bono Juana Azurduy y el Bono Juancito Pinto.
76 Ver por ejemplo las distintas posturas al respecto en: Castellani y Zenteno (2015), Banco Mundial (2014)
y McGuire (2013).

98
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CUADRO 2. GASTO EN BIENES Y SERVICIOS DEL NIVEL NACIONAL Y TRANSFERENCIAS


CONDICIONADAS EN EFECTIVO (Como porcentaje del PIB)
Cuenta 2012 2013
Gasto en B&S (Nivel nacional sin mayoreo) 4.5% 4.1%
Transferencias Condicionadas en Efectivo 1.9% 2.2%
FUENTE: MEFP (2013) e INE.

Como se puede apreciar, la tendencia es a gastar en B&S más o menos el doble


de lo que se destina a las TCE. Es decir que cada año ingresan a las licitaciones
o invitaciones directas manejadas por el Estado, el doble de recursos de lo que
cerca del 40% de la población (aproximadamente 4,5 millones de personas)
en sectores vulnerables (niños de escuelas públicas, mujeres en gestación y
adultos mayores) reciben.
En otras palabras, por cada boliviano que gasta la gran burocracia estatal
de hoy en día, destina en contrapartida apenas cincuenta centavos para paliar
las necesidades de los más necesitados. Esto también es equivalente a tener
300 Bs. disponibles, gastar 200 Bs. en pasajes, alimentación, etc. para trasla-
darse a una zona rural pobre, donar 100 Bs. a los sectores vulnerables y luego
retornar, cuando claramente podía haber sido más eficiente gastar solo 100 Bs.
en la logística de movilización y más bien donar 200 Bs., con lo que el impacto
sería sin duda mayor.

4. Comentarios finales

El actual Capitalismo de Estado, basado en el Modelo Económico Social Co-


munitario Productivo, está después de diez años empezando a develar ciertos
patrones de comportamiento no necesariamente congruentes con la posición
mostrada por el oficialismo.
Este documento plantea que la tan mentada demanda interna nunca estuvo
en realidad olvidada o rezagada, como se menciona en el texto de presentación
de la Memoria 2014 del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, sino que
la misma viene contribuyendo en mayor medida al PIB desde mucho antes de
la llegada del actual gobierno. La proporción de exportaciones netas (demanda
externa) o fue negativa o nunca sobrepasó el umbral del 10%, alcanzando más
bien los porcentajes pico después del año 2005 (gracias al fuerte shock externo
positivo de altos precios internacionales de commodities).

99
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La controversia surge en gran medida debido a la existencia de dos meto-


dologías distintas de análisis, una basada en la incidencia que tiene la demanda
interna en el crecimiento del PIB de un año a otro (comúnmente adoptada por
el gobierno), y otra más estructural centrada en la proporción o aporte porcen-
tual de la demanda interna al PIB por tipo de gasto (priorizada en el presente
documento y más adecuada para identificar patrones de comportamiento).
El problema de la primera es que la acción de agrupar datos en determina-
dos periodos y sacar promedios representativos puede llegar a ser muy subje-
tiva, resultando mejor recurrir a dichas incidencias sobre el crecimiento pero a
través de modelos econométricos más elaborados. En Bolivia existen solo tres
documentos que emplearon esta técnica para periodos anteriores al año 2006 y
todos ellos muestran evidencia empírica fehaciente de que los componentes de
la demanda interna fueron, desde hace varias décadas atrás, los factores más
determinantes del crecimiento económico boliviano. Otra cosa es que, en el
discurso, varios de los gobiernos previos al año 2006 hayan pretendido dar un
papel más preponderante a la demanda externa o al crecimiento guiado por las
exportaciones (también llamado modelo orientado hacia afuera), lo cual en la
práctica nunca pasó de ser un simple deseo o anhelo, ya que el papel que jugó
siempre dicha demanda externa fue marginal y muy errático.
Otro aspecto crucial que emerge del análisis estructural del PIB por tipo de
gasto, es que el aporte del consumo privado al mencionado PIB es cada vez
menor (aunque en valor el comportamiento es más bien fuertemente ascen-
dente), lo cual no deja de ser llamativo puesto que dicho componente tiende a
ser sumamente estable en la mayoría de los países. La implicancia de este fe-
nómeno se aborda desde la corriente teórica austriaca y, más específicamente,
desde lo que se conoce como el triángulo de Hayek.
El resultado encontrado es que esta reducción del consumo privado estaría
induciendo una reasignación de recursos hacia el sector extractivo en desme-
dro de la rama agropecuaria y la industria manufacturera (lo cual se corrobora
a través de la composición del PIB por actividad económica), puesto que la
inversión pública ha estado mayormente centrada en infraestructura y en el
apoyo a la nacionalización de empresas del sector primario. Esto va en línea
opuesta a uno de los objetivos que se planteó la actual gestión gubernamental,
como es el de captar excedentes del sector primario estratégico y dirigirlos a la
industria manufacturera y agropecuaria.
Con las proporciones de asignación respecto al PIB se puede ver que en los
diez años de gestión la economía se volvió, estructuralmente, más extractivista
y menos industrializada. El peligro de este esquema es que, con los precios de
materias primas en descenso, la reasignación de recursos de todos estos años
hacia los sectores primarios no rendirá los frutos esperados y, a futuro, la posi-

100
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

bilidad de dirigir mayores flujos a dichos sectores manufacturero y agropecua-


rio será aún más complicada.
También a partir del análisis estructural del PIB por tipo de gasto surge
otro elemento, que es el de mayor relevancia del gasto de consumo del Estado
respecto a la inversión pública, aunque desde la actual administración guber-
namental la tendencia de esta última variable ha sido fuertemente ascendente y
la brecha tiende a cerrarse(nótese que si a futuro dicha inversión pública llega
a sobrepasar al gasto de consumo, esto representará un cambio trascendental
en la estructura de funcionamiento de la economía).
Otra forma de aproximarse a esta variable de gasto de gobierno es a través
de los Egresos Corrientes, principalmente la cuenta Bienes y Servicios. En los
seis años anteriores a2006, dicho gasto aumentaba en valores corrientes pero
su participación con respecto al PIB era marcadamente descendente (ya que se
redujo en tres cuartas partes), mostrando un sector público orientado a buscar
más eficiencia en la gestión del gasto.
En cambio, a partir del año 2006 la tendencia se revierte y el gasto no solo
aumenta considerablemente en valores corrientes, sino que además empieza a
cobrar mayor importancia en la relación respecto al PIB. Una de las repercu-
siones de este Estado gastador, es que sin lugar a dudas moviliza a una gran
cantidad de empresas productivas y de servicios encargadas de abastecerlo, las
cuales, aun si se consideraran adjudicaciones solamente vía licitación, entran
en la misma dinámica del Capitalismo de Estado pero bajo una condición pe-
ligrosa de dependencia.
Por último, comparando este gasto en Bienes y Servicios con las Trans-
ferencias Condicionadas en Efectivo (Renta Dignidad, Bono Juancito Pinto y
Bono Juana Azurduy), se pudo ver que el monto asignado en el primer caso es
más o menos el doble de lo que se otorga al segundo. En otras palabras, por
cada boliviano que gasta la gran burocracia estatal de hoy en día, se destinan
en contrapartida apenas cincuenta centavos para paliar las necesidades de cer-
ca del 40% de la población boliviana. De más está decir que una inversión de
esta proporción sería claramente recomendable en aras de una mayor eficien-
cia y equidad en el gasto.

101
¿Adónde fue a parar la bonanza?

BIBLIOGRAFÍA

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103
BREVE REVISIÓN DE LAS CONTRATACIONES
PÚBLICAS DE BOLIVIA ENTRE 2004 Y 2015

Enrique Aranibar Bacarreza

1. Introducción

Durante casi una década, y como producto de un contexto externo altamente


favorable, Bolivia obtuvo una gran cantidad de recursos que fueron utilizados
por el gobierno. Así como aumentó la participación y el tamaño del Estado en
la economía nacional, también crecieron sus requerimientos: Un Estado más
grande necesita más recursos. El dinero gastado por todo gobierno debe ser
cuidadosamente asignado ya que ese dinero pertenece a un país y no a un
grupo de personas. No solo se trata de gastar sino de hacerlo de la manera más
adecuada posible, algo que se complica a medida que el Estado se agranda.
Una forma de analizar esto es mediante las contrataciones estatales y la forma
en que fueron realizadas, es decir, sus diversas modalidades.
En la primera parte de este documento se revisa brevemente el gasto del
Sector Público No Financiero de Bolivia, mostrando su continuo incremento
desde 2004 para lo cual incluso recurrió a déficits fiscales tanto en 2014 como
en 2015. En la segunda parte se explica la lógica de las licitaciones para luego
pasar a revisar lo más relevante de la normativa referida a la contratación de
bienes y servicios bajo el gobierno de Evo Morales Ayma.
Finalmente, en la cuarta parte, se analiza el comportamiento de la contra-
tación de bienes y servicios por parte del Estado boliviano desde 2004 hasta
2015 (parte central del presente trabajo) considerando tanto la cantidad de
contratos firmados como los montos asignados. Se cierra el trabajo con el de-
talle de las principales conclusiones inferidas del análisis previo.

105
¿Adónde fue a parar la bonanza?

2. Gasto público

Como producto de un contexto internacional altamente favorable expresado en al-


tos precios de los principales productos de exportación del país, Bolivia recibió una
cantidad importante de recursos para el Estado. Los ingresos del Sector Público
No Financiero (SPFN) se incrementaron de forma importante, así como también
lo hicieron sus gastos, mostrando, desde 2006, un superávit fiscal que se mantuvo
hasta 2013 (ver Gráfico 1).En 2014 se tuvo un déficit fiscal que se repitió en 2015;
según el informe presidencial de enero de 2016, el déficit se habría duplicado en
comparación al año previo77. Esto quiere decir que el Estado gastó más recursos de
los que recibió en los últimos dos años.

GRÁFICO 1. EVOLUCIÓN DE LOS INGRESOS Y GASTOS DEL SPNF AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos)

130.000

10.000

90.000

70.000

50.000

30.000

10.000
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015*
Ingresos Gastos
Fuente: elaboración propia en base a datos del Banco Central de Bolivia.
* El dato corresponde al perioda enero - noviembre.

El gasto del SPNF totalizó Bs 23.710,4 millones en 2004, Bs 31.727,8 millones


en 2006, Bs 74.232,5 millones en 2011 y Bs 124.946,7 millones en 2014 (ver
Gráfico 2). El crecimiento acelerado del gasto público se produjo tanto en gas-
tos corrientes como en gastos de capital, aunque a mayores tasas en el caso
de estos últimos. Pese a esto, la composición del gasto no cambió significati-
vamente, manteniéndose en alrededor del 70 por ciento el correspondiente al
gasto corriente.

77 Página Siete. El déficit fiscal se incrementó de 3.4%a 6.6% “por la inversión”. 23 de enero de 2016. http://
www.paginasiete.bo/nacional/2016/1/23/deficit-fiscal-incremento-34-66-por-inversion-84321.html

106
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

GRÁFICO 2. EVOLUCIÓN DEL GASTO DEL SECTOR PÚBLICO NO FINANCIERO, AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos)

140.000
124.946,7
120.000
102.362,7 98.991,4
100.000

80.000 74.232,5

56.584,1
60.000

40.000 31.727,8
23.710,4
20.000

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015*
Capital Corriente Total
Fuente: elaboración propia en base a datos del Banco Central de Bolivia.
* El dato corresponde al perioda enero - noviembre.

Los montos totales de los egresos fueron sumamente altos en los últimos años,
incluso si se los compara con el tamaño de la economía boliviana mediante el
Producto Interno Bruto (PIB). La tendencia fue claramente ascendente pasan-
do de un 34,1 por ciento del PIB en 2004 a 41,9 por ciento en 2007 y superan-
do el 50 por ciento en 2014 (ver Gráfico 3);es muy probable que el dato del
año 2015 sea similar al de 2014. De esta forma,el gasto estatal representó en
los últimos años alrededor de la mitad de la producción económica nacional,
un monto de recursos nada despreciable.

GRÁFICO 3. TAMAÑO DEL GASTO DEL SECTOR PÚBLICO NO FINANCIERO, AÑOS 2004 - 2015
(porcentaje del PIB)

60
54,8
55

50
46,5
45,1 44,7 45,3
48,3
45
41,9 45,6
43,0
40
34,1 33,9 34,6
35

30
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015*
Fuente: elaboración propia en base a datos del Banco Central de Bolivia.
* El dato corresponde al perioda enero - noviembre.

107
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Gran parte del incremento del gasto se originó en las empresas públicas. Des-
pués de un periodo caracterizado por la menor participación del Estado en la
economía nacional que se inició con el proceso de capitalización a mediados
de la década de1990, hubo una reversión significativa desde mediados de los
años 2000. El presidente Evo Morales Ayma y su gobierno decidieron imple-
mentar un modelo económico basado en una fuerte presencia estatal en todos
los sectores de la economía. Una de las primeras medidas en este sentido fue
la denominada “nacionalización” de las empresas del sector petrolero y otras
más de los sectores eléctrico y minero. Posteriormente se crearon empresas es-
tatales en sectores tan diversos como los alimentos y el turismo, entre muchos
otros. Fue inevitable, por tanto, incrementar de manera continua el gasto para
financiar requerimientos igualmente mayores.
Con este panorama, vale la pena preguntarse sobre el alcance del Estado
en la economía en general y su gasto en particular: ¿Es deseable un Estado
grande y que intervenga en todos los sectores de la economía? Parecer difícil
responder a esta pregunta, pero la literatura económica muestra que, más allá
de cierto nivel, resulta contraproducente mantener un gobierno con gran tama-
ño y alto gasto cuando el costo es mayor que el beneficio78.
Al menos dos problemas se hacen evidentes a medida que el tamaño y el
gasto del Estado crecen: la falta de eficiencia del gasto y la competencia por
recursos con los privados. Cuando crece la inversión pública se corre el riesgo
de desplazar a la iniciativa privada, por lo que el sector público puede mermar
los recursos que van hacia este sector y, de esta forma, competir por ellos. Esto
se conoce como efecto crowdingout o expulsión. En los últimos años, dadas
las características de la inversión en Bolivia, este efecto habría ocurrido en el
país79.Llama la atención, al mismo tiempo, que la inversión pública en el sector
productivo haya tenido efectos negativos —o al menos nulos— sobre el cre-
cimiento de la economía, lo que demostraría, en parte, la ineficiencia de este
gasto que es prioritario para el gobierno.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, a fin de analizar la eficiencia
de la política fiscal en Bolivia, estimó el multiplicador del gasto fiscal, es decir,
en este caso, la proporción en la que se ve afectado el PIB ante una variación
del gasto fiscal. El resultado al que se llegó, mediante un modelo de vectores
auto regresivos estructurales, fue el siguiente: “En Bolivia el tamaño del mul-
tiplicador del gasto fiscal para el periodo 2006-2014 es 1,3. Es decir, un au-
mento en el gasto público en términos reales de Bs1.- tiene un efecto positivo

78 Michael D. Tanner. Deficits, Debt, and the Entitlement Crisis. Going for Broke. Washington, D. C., 2015.
79 José Gabriel Espinoza Yáñez. “La inversión pública y el crecimiento en Bolivia. Análisis de la inversión
presupuestada en el PGE 2013”, en Fundación Milenio. ¿Qué dice el gasto fiscal? Examen del Presupues-
to General del Estado 2013. Coloquios Económicos, Nº 25. La Paz, abril de 2013.

108
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

inmediato de Bs 1,3 en el PIB”80. Este resultado, sin embargo, es debatible, más


aún si se considera que en 2014 y 2015 se recurrió a déficits crecientes para
mantener el gasto del gobierno y que la tasa de crecimiento del PIB en esos
dos años fue menor en relación a la de los periodos previos.
Tanto para 2015 como para 2016, el gobierno anunció un gasto en inver-
sión pública bastante elevado llegando a niveles récord, pero los datos de
ejecución de 2015 dan cuenta de que no se logró llegar al monto presupues-
tado, pues los valores de ejecución presupuestaria se aproximaron a los de
la gestión 2014, otra muestra de los límites del Estado y de problemas de
eficiencia.
Pero no basta con ejecutar esos recursos, sino que se los debe asignar de la
mejor manera posible. Existe una gran diversidad de formas en las que se pue-
de gastar el dinero del Estado, dependiendo principalmente de sus objetivos,
prioridades y de una serie de factores, pero ciertamente algunas asignaciones
son más eficientes que otras. Para tener una aproximación al tema de la efi-
ciencia del gasto público en Bolivia, en este estudio se analiza la contratación
de bienes y servicios tomando en cuenta tanto el número de contratos como
los montos registrados desde 2004.

3. Licitaciones

La decisión en la asignación de recursos de un agente privado difiere sustan-


cialmente de la decisión que pudiera tomar la administración pública. Mientras
los primeros se guían principalmente por las referencias que tienen del mer-
cado mediante el sistema de precios, el Estado lo hace en función de criterios
inicialmente políticos antes que económicos. No es lo mismo que un individuo
decida cómo gastar su dinero a que lo haga, por ejemplo, el órgano ejecutivo o
legislativo, ya que se supone que el dinero que manejan pertenece a todos los
contribuyentes y no a un individuo en particular81.
Existe la posibilidad de que, dado nuestro sistema político, una mayoría in-
tente redistribuir los ingresos del país a su favor y en detrimento de la minoría,
que determinados grupos de poder presionen para favorecerse del gobierno
o que sus representantes consigan ingresar al gobierno. Así, algunos grupos
pequeños pueden tener una gran influencia en este tipo de decisiones. Para
evitar o al menos minimizar este riesgo, es necesario imponer restricciones a

80 Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Presentación: Memoria de la economía boliviana 2014. 30


de abril de 2015.
81 Joseph E. Stiglitz. La economía del sector público. Antoni Bosch editor, tercera edición, 2000.

109
¿Adónde fue a parar la bonanza?

los gobiernos, limitando su poder mediante diversas leyes, comenzando por la


Constitución Política del Estado.
Dentro de la función pública existe el riesgo de que aprovechando la asi-
metría de acceso a la información, por ejemplo, se contrate a una empresa de
interés de uno o un grupo de funcionarios en vez de aquella que tenga la mejor
propuesta. Un mecanismo de mucha utilidad que restringe la discrecionalidad,
controla estos problemas y posibles sobornos, es la licitación pública, una bue-
na opción no solo en el sentido económico sino también legal.
La licitación pública puede definirse como “un acto administrativo uni-
lateral, por el cual el funcionamiento que asegura la competencia, establece
el contrato entre la persona pública y el licitador que presentó la oferta más
ventajosa”82. Mediante las licitaciones se procura disminuir el gasto, facilitar
la ejecución de las obras y evitar el despilfarro de recursos estatales, es decir,
de los recursos de la población en general. Este procedimiento no es nuevo,
sus orígenes se remontan al derecho romano e incluso hay quienes creen
que fue utilizado antes en China, cuya legislación tuvo como base el Código
de Hammurabi.
Entre las ventajas de la licitación están las siguientes: ofrece mejores condi-
ciones para la administración pública en términos de calidad y financiamiento,
y principalmente de precio (precio más bajo); evita la colusión entre contra-
tantes y administradores, es decir, evita que los funcionarios encargados de
las contrataciones y particulares tengan un pacto entre ellos; con la licitación
resulta más difícil acusar a los funcionarios de corrupción; la licitación fomen-
ta la competencia, puesto que se trata de solicitar oferentes en un número
ilimitado; permite, además, un mejor sistema de control, tanto por parte de la
administración pública como de los privados.
La licitación, como modalidad de contratación, no está exenta de críticas y
desventajas, como por ejemplo la posibilidad de toparse con proponentes poco
serios, la de provocarle incremento de la cotización de la obra, no conseguir
efectivamente un precio bajo o la de perder propuestas por el tiempo que exi-
ge su tramitación (burocracia). Pese a estas observaciones, la licitación resulta
ser una modalidad de contratación muy adecuada cuando se quiere reducir los
riesgos de un mal manejo de los recursos estatales, y además porque ofrece la
posibilidad de realizar los ajustes necesarios de manera continua para mejorar
su funcionamiento.

82 José Pedro López-Elías. Aspectos jurídicos de la licitación pública en México. UNAM. México D.F.,
1999. p53.

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Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

4. La normativa boliviana

Después de un periodo bastante turbulento ocurrido durante la primera mitad


de la década de 1980, principalmente en el campo económico, el gobierno de
Víctor Paz Estenssoro implementó lo que se denominó “Nueva Política Eco-
nómica”, aquella que incluyó el Decreto Supremo (D.S.) 21060 y otros ajustes
más, tratando de estabilizar la economía nacional83. Las reformas fueron diver-
sas y se ejecutaron durante varios años.
En mayo de1989, momento en que se disolvió el llamado “Pacto por la
Democracia”, que estuvo vigente durante cuatro años, se convocó a una
nueva elección presidencial. Pese a quedar en tercer lugar en esos comicios,
el Congreso Nacional eligió a Jaime Paz Zamora como el nuevo presidente
de la República. Una de las medidas más importantes de su gobierno fue la
promulgación de la Ley Nº 1178, Ley de Administración y Control Guberna-
mentales (SAFCO), el 20 de julio de 1990.Los principales propósitos de esta
norma fueron: el uso eficaz y eficiente de los recursos públicos; la disponi-
bilidad de información confiable; la asignación de responsabilidades a los
acto de los funcionarios públicos sin distinción de su jerarquía; y, con todo
ello, impedir el mal manejo de los recursos estatales84. Desde entonces la
ley SAFCO fue una guía importante en la administración pública, pese a las
críticas que se le pudieran hacer, en ocasiones, a la falta de entendimiento
de sus alcances85.
La norma divide a la Administración Pública en sistemas que se interrela-
cionan. El artículo 2 de la ley establece que los sistemas que se regulan per-
mitirán: a) programar y organizar las actividades; b) ejecutar las actividades
programadas; y c) controlar la gestión del sector público. En el segundo de
estos ámbitos (el área de ejecución de las actividades) se encuentra el Sistema
de Administración de Bienes y Servicios (SABS), que “establecerá la forma de
contratación, manejo y disposición de bienes y servicios”86 para lo cual se ne-
cesita de un reglamento. Así es que nacen las Normas Básicas del Sistema de
Administración de Bienes y Servicios (NB-SABS).
Durante más de dos décadas, las NB-SABS han sido modificadas en diversas
ocasiones, procurando adecuar la administración de los bienes y servicios a
los requerimientos del país. Bajo el mandato del presidente Evo Morales Ayma
se hicieron dos modificaciones y varios ajustes a la norma. La primera de esas
modificaciones fue establecida en el Decreto Supremo (DS) Nº 29190 de 11 de

83 Juan Antonio Morales. La política económica boliviana 1982 – 2010. La Paz, 2012. pp.52-53.
84 Ley Nº 1178. Ley de administración y control gubernamentales (SAFCO).
85 Ibid. P. 254.
86 Ley Nº 1178.

111
¿Adónde fue a parar la bonanza?

julio de 2007, y la segunda a través del DS Nº 181, dos años después, el 28 de


junio de 2009. El DS Nº1497, finalmente, autorizo ajustes en la cuantía de los
montos de contratación.

4.1. Decreto Supremo Nº 29190

Una parte del SABS se refiere al subsistema de contratación de obras, bienes,


servicios generales y servicios de consultoría. Este subsistema establece los
principios que rigen la contratación de bienes y servicios. Igualmente, allá
se establecen una serie de principios que orientan las NB-SABS: solidaridad,
participación, transparencia, equidad, economía, eficacia, eficiencia, libre par-
ticipación, responsabilidad y buena fe.
Las principales modificaciones que conlleva este DS, en comparación a lo
establecido previamente en normativas como el DS Nº25964 (Hugo Banzer
Suárez) y el DSNº 27328 (Carlos Mesa Gisbert), tienen relación con las moda-
lidades de contratación. En el capítulo quinto del DS Nº 29190 se establecen,
como modalidades vigentes, las siguientes: a) apoyo nacional a la producción y
empleo; b) licitación pública; c) contratación por excepción; y d) contratación
por emergencia. Desglosaremos a continuación, cada una de esas modalidades
de contratación.

a) Apoyo nacional a la producción y empleo. Destinada a dar mayor parti-


cipación a los productos nacionales; disponía las contrataciones direc-
tas y las contrataciones por cotizaciones cuando el monto sea mayor a
Bs5.000.- y menor a Bs200.000.-; definía también las contrataciones por
requerimiento de propuestas técnicas cuando el monto sea superior a
Bs200.000.- y menor a Bs500.000.-.
b) Licitaciones públicas. Caracterizadas por procurar tener un número ele-
vado de participantes para lo cual se realiza una convocatoria pública
en diversos medios. Aplicaba para montos superiores a los Bs500.000.-.
Estas licitaciones se dividían en convocatorias públicas nacionales (entre
Bs500.001.- y Bs40.000.000.-) y convocatorias públicas internacionales
(desde Bs40.000.001.-).
c) Por excepción. Como su nombre lo indica, esta modalidad de contratación
procedía únicamente en casos excepcionales y que no estuvieran en otras
modalidad; esos casos eran detallados en 16 incisos de los cuales citamos
los siguientes: contratación de armamento, pertrechos, sistemas de control
y comunicaciones requeridos por la Policía Nacional; contratación de ar-
mamento y sistemas de comando, control y comunicaciones para las Fuer-

112
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

zas Armadas; adquisición de maquinaria reacondicionada por las Fuerzas


Armadas en determinados casos; bienes y servicios generales cuando no
exista otra opción; ante incumplimiento de contrato y por necesidad de
contar impostergablemente con el bien o servicio; contratación de acceso-
rios o repuestos del proveedor; adquisición de obras de arte; adquisición
de víveres (arroz, fideo, etc.) para el ejército y la policía; etc.
d) Por emergencia. Modalidad aplicable única y exclusivamente a la reduc-
ción de riesgos y atención de desastres, siempre y cuando se haya decla-
rado una emergencia nacional, departamental y/o municipal mediante los
mecanismos legales correspondientes.

Una de las modificaciones más significativas en el Nº 29190 fue la introducción


de un artículo que permitió la contratación por excepción en empresas públi-
cas y que se definía así: “La modalidad que permite a las empresas públicas
nacionales estratégicas87 la contratación directa de maquinaria y equipo, ma-
terias primas o insumos necesarios para la producción, en base a su función
de producción y generación de excedentes”88. Este fue el primer paso de una
tendencia que se reafirmó poco después.
En el DS Nº 29190, por otra parte, se establecen también otro tipo de con-
trataciones con objetivos específicos: contratación de auditorías para control
gubernamental; contrataciones con financiamiento del proponente; contrata-
ciones llave en mano; contrataciones realizadas en países extranjeros; contrata-
ción de concesiones; contratación de seguros; contratación de alimentos para
desayuno escolar y programas de nutrición; contratación de productos farma-
céuticos; contratación directa de bienes y servicios; y contratación de servicios
recurrentes.
Un punto favorable sobre la contratación directa en esta normativa fue que
se limitaron a siete casos concretos: para bienes con tarifas reguladas por el
Estado; servicios públicos (agua, luz, etc.); servicios de publicidad; provisión
de pasajes aéreos en rutas nacionales; arrendamiento de bienes por razones de
fuerza mayor; suscripción a medios de comunicación escrita; y la contratación
de transporte de la tropa policial. Así, los recursos destinados para contratacio-
nes directas difícilmente podrían representar una cifra significativa del erario
nacional.

87 Una empresa pública de carácter estratégico, según la Ley de la Empresa Pública, es aquella que desa-
rrolla sus actividades empresariales en sectores estratégicos con el objetivo de generar una rentabilidad
económica. Estos sectores estratégicos son Hidrocarburos, Minería, Electricidad y Recursos Ambientales.
88 Artículo 54 del DS Nº 29190.

113
¿Adónde fue a parar la bonanza?

4.2. Decreto Supremo Nº 181

Los cambios relacionados al subsistema de contratación de bienes y servicios,


insertas en el DS Nº 181, fueron mucho más importantes, pues se abrió un
mayor espacio a la discrecionalidad en el uso de los recursos estatales. Los
principios declarados en la norma fueron los mismos que los del DSNº 29190,
pero se añadió uno más, el del control social.
A las cuatro modalidades establecidas en el DSNº 29190 (apoyo nacional a
la producción y empleo, licitación pública, contratación por excepción y con-
tratación por emergencia) se sumó la contratación menor y la contratación
directa que dejó de figurar en las “otras contrataciones con objetivos específi-
cos”. Adicionalmente, en este DS se diferencia a los municipios con un elevado
índice de pobreza, los cuales cuentan con las mismas modalidades de contra-
tación, a excepción de la licitación pública, que queda excluida:

a) Modalidad de contratación menor. Para contrataciones de hasta


Bs20.000.- sin la necesidad de recurrir a cotizaciones ni propuestas, reu-
niendo las condiciones de calidad, además de poder conseguirse de forma
ágil y oportuna.
b) Modalidad de apoyo nacional a la producción y empleo. Permite la parti-
cipación de varios proponentes y sube los montos para las contrataciones,
situándose entre los Bs20.001.- y Bs1.000.000.-.Se menciona el principio
de control social, que podrá ser ejercido por representantes de la sociedad
que participen en los actos públicos.
c) Modalidad licitación pública. Para contrataciones estatales superiores a
Bs1.000.000.-hasta Bs40.000.000.- para las licitaciones públicas nacionales,
y cuando ese monto sea superior se procederá con la licitación pública in-
ternacional.
d) Modalidad de contratación por excepción. No existe un monto límite para
la contratación en esta modalidad. Aunque se mantienen los casos excep-
cionales previstos en el DS Nº 29190, se implementaron otros, entre los
que destacan tres: “o) Contratación de profesionales abogados, en función
de criterios que beneficien intereses estatales, previa justificación de que
el proceso no pueda ser atendido por la Dirección General de Asuntos
Jurídicos de la entidad; p) Cuando una convocatoria internacional hubiese
sido declarada desierta por segunda vez; q) Cuando una convocatoria na-
cional hubiese sido declarada desierta por tercera vez”.

Adicionalmente, el DS Nº 1999, de 15 de mayo de 2014, cambió la excepción


para las convocatorias internacionales abreviando los plazos: “p) Cuando una

114
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

convocatoria internacional hubiese sido declarada desierta por segunda vez y


en el caso de obras, [y] cuando la primera convocatoria internacional hubiese
sido declarada desierta”.
Llama la atención, en esta norma, la inclusión de los servicios de abogados:
cabe preguntarse cuál es la urgencia e incidencia de estos profesionales en los
asuntos estatales para tener un trato particular y ser contratados de esta forma.
Los otros dos incisos mencionados están relacionados a la declaratoria desierta
de convocatorias, algo que, sumado a la falta de límites en los montos que pue-
den manejarse, preocupa, tomando en cuenta que las convocatorias nacionales
e internacionales corresponden a la modalidad de licitación pública. Esta me-
dida deja espacio para manejar montos superiores a un millón de bolivianos.
Si una convocatoria queda desierta es por la falta de propuestas o porque
el precio solicitado por las empresas es muy alto o, en general, porque no se
cumplen con los requerimientos establecidos. Lo que se logra con el DS Nº
181y el DS Nº 1999 es adjudicar el contrato, de forma forzada, a una empresa
que puede ser elegida discrecionalmente sin criterios económicos, dejando de
lado un análisis más profundo sobre las razones por las que la convocatoria fue
declarada desierta. Recurrir a la contratación por excepción cuando la primera
convocatoria internacional resultó desierta, representa un riesgo enorme para
la administración de los recursos nacionales con un potencial daño a las arcas
del Estado dado que cada contrato firmado es de por lo menos Bs40 millones.

e) Modalidad de contratación por desastres y/o emergencias. En esta moda-


lidad no hay cambios: es aplicable únicamente para enfrentar desastres
cuando así haya sido declarado por el gobierno.
f) Modalidad de contratación directa. Igualmente, en esta modalidad no
existe límite en el monto de contratación. Inicialmente mantiene los cau-
sales manifestados en la normativa previa, pero en una segunda parte
añade una novedad: las empresas públicas. Se abre la posibilidad a que
las entidades públicas contraten, de manera directa, a las empresas públi-
cas, cuando estas tengan la capacidad para hacerlo. De esta forma se deja
que el Estado se proporcione bienes y servicios a sí mismo, limitando la
competencia y libre participación de los privados.
g) Contrataciones con objetos específicos. Entre estas contrataciones destaca
la mencionada en el artículo 83 que se refiere a las Empresas Públicas
Nacionales Estratégicas (EPNE), dando cuenta que estas podrán “realizar
sus procesos de contratación de bienes y servicios de manera directa”, así
como también importar bienes para acopio y comercialización, y ejecutar
directamente obras de infraestructura productiva.

115
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Como se aprecia, el DS Nº 181 relajó ampliamente la normativa de contratación


de bienes y servicios en comparación a las normas previas. Las modalidades
de contratación por excepción y directa quedan con un campo de acción ma-
yor, logrando no solo que las empresas públicas sean contratadas de manera
directa, sino que también hagan sus contrataciones de la misma forma, lo que
sumado a la falta de límites en los montos contratados en estas modalidades
deja un gran espacio la discrecionalidad del gasto.
El Estado, por ello, estaría en el papel tanto de demandante (unidad soli-
citante) como de oferente (proponente) de bienes y servicios para el sector
público. Se percibe que, en los hechos, los principios de solidaridad, partici-
pación, economía, eficiencia, equidad y libre participación establecidos en la
norma quedan, por decir lo menos, seriamente dañados y cuestionados.

4.3. Decreto Supremo Nº 1497

Las modificaciones incorporadas por el DS Nº 181 no fueron las únicas, pero sí


las más importantes en lo que respecta a las modalidades de contratación esta-
tal en el subsistema de contratación de bienes y servicios, el centro de atención
del presente trabajo.
Dentro de las modalidades ya establecidas, con el DS Nº 1497 se decidió
ampliar la cuantía en los montos de la contratación menor pasando del límite
de Bs20.000.- a Bs 50.000.-; esto, automáticamente, amplía el monto de los con-
tratos de apoyo nacional a la producción y empleo, que se fijó en Bs50.001.-
como monto mínimo. Igualmente, las convocatorias públicas nacionales au-
mentarían su límite hasta Bs70.- millones, a partir de lo cual correspondería
una convocatoria internacional. El resto de las modalidades no sufrieron cam-
bios en las cuantías (ver Cuadro 1).

CUADRO 1. COMPARACIÓN DE LAS MODALIDADES DE CONTRATACIÓN. D.S. 181 Y D.S. 1497


Cuantía
Modalidad
D.S. 181 (28/6/2009) D.S. 1497 (20/2/2013)
Contratación menor De Bs 1 a Bs 20.000 De Bs 1 a Bs 50.000
Apoyo nacional a la producción y empleo De Bs 20.001 a Bs 1.000.000 De Bs 50.001 a Bs 1.000.000
Licitación pública De Bs 1.000.001 adelante De Bs 1.000.001 adelante
Contratación por excepción Sin límite de monto Sin límite de monto
Contratación por desastre y/o emergencias Sin límite de monto Sin límite de monto
Contratación directa de bienes y servicios Sin límite de monto Sin límite de monto
Fuente: elaboración propia en base a información de los decretos 181 y 1497

116
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Pero la reforma más significativa del DS Nº 1497 estuvo, nuevamente, relacio-


nada con las Empresas Públicas Nacionales Estratégicas, EPNE. En el artículo
83 modificado indica que “las EPNE, de acuerdo a su naturaleza jurídica, en
base a su función de producción y generación de excedentes, “deberán”
realizar todos sus procesos de contratación de bienes y servicios de manera
directa”. En el mismo artículo del DS Nº 181 se utilizaba el término “podrán”.
No es solo un cambio de términos en la redacción del texto, pues de esta
forma las compras de las EPNE se simplifican de sobremanera, entendiéndo-
se que pasan de la posibilidad a la obligatoriedad de las compras directas,
obviando diversos mecanismos de control con los que se debiera contar para
garantizar el uso adecuado de los recursos del Estado, como por ejemplo en
una convocatoria pública.

5. Contrataciones públicas en Bolivia

Para esta parte del trabajo se utilizó la información disponible en el Sistema


de Contrataciones Estatales (SICOES) que “es el único sistema oficial de publi-
cación y difusión de información de los procesos de contratación de las enti-
dades públicas del Estado Plurinacional de Bolivia, establecido y administrado
por el Órgano Rector”89. A pesar de que las entidades públicas solo están obli-
gadas a publicar todas las contrataciones superiores a Bs20.000.-, el SICOES
resulta una buena fuente de información agregada. Las cifras fueron relevadas
entre el 11 y el 17 de enero de 2016. En determinados casos se observó la in-
consistencia de algunos datos en lo referido a los montos, por lo que fueron
ajustados para su mejor análisis90.De todas formas, al lector le puede resultar
más interesante observar los cambios presentados a los largo de los años, por
lo que se aconseja poner más atención en la tendencia de los datos relativos
(porcentuales) que en los datos absolutos y totales.

89 Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. SABS. Manual de operaciones del Sistema de Contratacio-
nes del Estado SICOES. Aprobado mediante Resolución Ministerial Nº 274 de 9 de mayo de 2013. p. 2.
90 Clara muestra de esas variaciones e inconsistencias son los datos reportados entre 2012 y 2015 que
incluso presentaron cifras negativas, algo que podría interpretarse como que las empresas pagaron al
Estado por ser contratadas, situación que simplemente no es posible. Para un mejor análisis se realiza-
ron los siguientes ajustes: 1) En el caso de los valores de 2012 a 2015 se optó por considerar que todas
las cifras reportadas eran positivas; aquellas que figuraban como negativas fueron cambiadas de signo;
2) para las cifras totales de 2015 se descartó el monto correspondiente a la Empresa Metalúrgica Vinto
nacionalizada, ya que reportaba un dato total extremadamente alto, obviamente erróneo, que distorsio-
naba la información agregada.

117
¿Adónde fue a parar la bonanza?

5.1. La cantidad de contratos

Entre los años 2004 y 2015 existió un marcado ascenso de los procesos de
contratación efectivos por parte del Estado, es decir, aquellos contratos que se
adjudicaron sin tomar en cuenta los declarados desiertos. Mientras que en 2004
se totalizaron 5.184 contratos, en 2006 se registraron casi 17 mil contratos; en
2009el número de contratos llegó a 31.981, pero fue en 2014 cuando se alcan-
zó la mayor cantidad de contrataciones de bienes y servicios con un total de
76.468 (ver Gráfico 4).

GRÁFICO 4. EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE CONTRATACIONES DE BIENE Y SERVICIOS, AÑOS 2004 - 2015
(número de contratos)

80.000
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).

Esa importante cantidad de contratos es coherente con una mayor cantidad de


ingresos, pero particularmente con mayores gastos estatales. Al ser un Estado
cada vez más grande, con una importante intervención y constante creación de
empresas estatales, sus requerimientos de bienes y servicios, consecuentemen-
te, se hicieron significativamente mayores.
La distribución de los contratos, según la modalidad con que fueron eje-
cutados, muestra que una parte menor correspondió a contratos por licita-
ción; la contratación por excepción y contratación directa fueron las modali-
dades más utilizadas. Desde 2007, año de la promulgación del DS Nº 29190,
la contratación para el apoyo nacional a la producción fue la más importante,
aunque desde 2013 hasta 2015 perdió preponderancia. La cantidad de lici-
taciones, como proporción del total, tendió a bajar desde 2005 hasta 2015:
mientras que en 2004 representó el 23,6 por ciento del total de contratacio-
nes, en 2006 representó el 14,0 por ciento, en 2009 el 5,1 por ciento y en

118
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

2015 solo el 1,8 por ciento del total. En sentido contrario, la cantidad de con-
trataciones directas aumentó casi en la misma proporción en la que bajaron
los contratos por licitación, pasando del 3,4 por ciento en 2008 al 20,1 por
ciento en 2015 (ver Gráfico 5).

GRÁFICO 5. PARTICIPACIÓN EN EL TOTAL DE CONTROS POR MODALIDAD, AÑOS 2004 - 2015


(en porcntajes)

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Resto Apoyo nacional a las producción Definidas por el organismo financiador o normativa
Por exepción Directa Licitación pública
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).

Los contratos por excepción, por su parte, se mantuvieron relativamente cons-


tantes, nunca tuvieron una participación mayor al 3,9 por ciento en el periodo
de estudio. El SICOES reporta también la categoría denominada “otras moda-
lidades (definidas por el organismo financiador o normativa)”, categoría que
empezó a crecer en 2007con una participación promedio, entre ese año y 2015,
del 3,2 por ciento.
En términos absolutos, el total de contratos por licitación pública se man-
tuvo relativamente constante. Dado el continuo aumento de las contrataciones
en el país, esto explicaría la pérdida de su importancia respecto al total de con-
tratos. La categoría “otras modalidades”, en cambio, pasó de ser casi inexistente
en 2005 con dos contratos, a 121 en 2007, más de 1.000 en 2010 y más de 2.200
desde 2012 hasta 2015. Asimismo, los contratos por modalidad de excepción
y, principalmente, por contratación directa, crecieron marcadamente desde el
año 2007 (ver Gráfico 6).

119
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRÁFICO 6. CANTIDAD DE CONTRATOS DE BIENES Y SERVICIOS


DE ALGUNAS MODALIDADES, AÑOS 2004 - 2015 (número de contactos)

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Otras modalidades (definidas por el organismo financiador o normativa)
Licitación pública Por exepción Directa
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).

La compra de bienes y servicios de forma directa registró dos contratos en 2004, cifra
que refleja su carácter excepcional y, como se mostró previamente, su baja incidencia
en las contrataciones estatales. En 2006 esta situación no cambió significativamente:
se firmaron siete contratos; el siguiente año, sin embargo, y coincidentemente con el
cambio de norma, el número de este tipo de contratos subió hasta 127, lo que significa
una variación relativa de 1.714,3 por ciento. Desde entonces las contrataciones direc-
tas ascendieron de manera constante hasta llegar a un máximo de 14.908 en 2014,
con tasas de crecimiento anuales superiores al 50 por ciento, con excepción de los
años 2012y 2015 en que esa tasa de crecimiento fue menor (ver Gráfico 7).

GRÁFICO 7. NÚMERO DE CONTRATOS POR MODALIDAD DE LICITACIÓN


PÚBLICA Y DIRECTA, AÑOS 2004 - 2015 (número de contactos)

16.000
14.000
12.000
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

Licitación pública Directa


Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).

120
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

El número de licitaciones públicas, a su vez, creció entre los años2004 a 2007


para luego descender en 2010, año en que por primera vez las contrataciones
directas superaron al número de licitaciones. Entre 2005 y 2015, el crecimiento
promedio de las primeras (contrataciones directas) fue de 297,2 por ciento,
comparado con el 8,2 por ciento de las segundas (licitaciones).
De forma agregada, entre 2004 y 2015, la modalidad de contratación para
el apoyo nacional a la producción fue las más usada por el gobierno, seguida
de las modalidades directa, licitaciones públicas, otras modalidades y por ex-
cepción (ver Gráfico 8). El cambio en el comportamiento de las contrataciones
públicas, después de las modificaciones hechas a la norma, hicieron posible
que esa modalidad de contratación, la de apoyo nacional a la producción –que
debiera ser limitada y excepcional– fuera ampliamente utilizada hasta el grado
de doblar, en número de contratos, a la modalidad más adecuada para las con-
trataciones del Estado: las licitaciones públicas.

GRÁFICO 8. COMPSICIÓN DE LAS CONTRATACIONES PÚBLICAS POR MODALIDAD, AÑOS 2004 - 2015
(número de contactos)

450.000
Resto
400.000
350.000 Por exepción
300.000 13.799 7.830
21.013
250.000 Otras modalidades (definidas por el
52.508 organismo financiador o normativa)
200.000
Licitación pública
150.000
100.000 223.139 Directa
50.000
Apoyo nacional a las producción
0
2004 - 2015
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).

5.2. Los montos de las contrataciones

Al igual que la cantidad de contratos, los montos asignados a la compra de bie-


nes y servicios aumentaron significativamente entre 2004 y 2015. Mientras en
2005 las contrataciones totalizaron Bs 4.951,1 millones, en 2006 esa cifra llegó
a Bs 9.416,8 millones; en 2008 esos montos alcanzaron a Bs 16.174,1 millones,
y desde 2012 superaron los Bs 20.900.- millones, equivalentes a aproximada-
mente a tres mil millones de dólares (ver Gráfico 9).

121
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRÁFICO 9. EVOLUCIÓN DEL VALOR DE LAS CONTRATACIONES PÚBLICAS, AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos)

40.000
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo). *Datos ajustados.

La mayor parte de los recursos, inicialmente, se destinaron a contrataciones


por licitaciones públicas; el resto de las modalidades, en ese periodo inicial,
siempre fue menor, algo que debe destacarse ya que refleja la importancia y
cuidado que se tuvo en la asignación de los recursos públicos. Desde el año
2008 las contrataciones directas, las “otras modalidades” (definidas por el or-
ganismo financiador o normativa) y las contrataciones por excepción ganaron
preponderancia a un ritmo acelerado, con montos mucho mayores a los de las
licitaciones (ver Gráfico 10). Y no solamente aumentaron los montos destina-
dos a las modalidades que no requieren convocatoria pública, sino que caye-
ron notablemente los de las licitaciones.

GRÁFICO 10. EVOLUCIÓN DE LAS CONTRATACIONES ESTATALES POR MODALIDAD, AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos)

35.000

30.000

25.000

20.000

15.000

10.000

5.000

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Resto Definidas por el organismo financiador o normativa Apoyo nacional a las producción
Directa Por exepción Licitación pública
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo). *Datos ajustados.

122
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

El gasto destinado a las contrataciones de bienes y servicios por licitación


fue casi nulo en 2014 y 2015, lo que llama poderosamente la atención ya
que la cantidad de recursos totales para este fin creció principalmente desde
2006, año en que asumió la presidencia Evo Morales Ayma. En 2009 cambió
la tendencia de las modalidades, así como su participación, una vez modifica-
das las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bienes y Servicios
(NB-SABS).
De un 78,9 por ciento del total de modalidades de contratación bajo licita-
ción pública en 2003, se pasó a 69,8 por ciento en 2007, a 50,9 por ciento en
2009, y a 30,7 por ciento en 2011. Desde 2012, la participación de las licitacio-
nes en las contrataciones se mantuvo por debajo del 10 por ciento (ver Gráfico
11). Hay que recordar, nuevamente, que en 2007 se realizó el primer cambio
importante a las NB-SABS, pero fue fundamentalmente en 2009 cuando se
dieron mayores facilidades a las modalidades directas y por excepción, princi-
palmente a través de las Empresas Públicas Nacionales Estratégicas (EPNE). Tal
parece que esas modificaciones tuvieron un efecto directo en la composición
de las contrataciones con una caída importante en el valor de las licitaciones
públicas desde 2009.

GRÁFICO 11. PARTICIPACIÓN DE LAS LICITACIONES RESPETO AL TOTAL, AÑOS 2004 - 2015
(porcentaje)

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Resto Licitación pública
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Así como los montos usados en compras mediante licitación cayeron significa-
tivamente, el resto de las modalidades fueron ganando espacio paulatinamen-
te, en especial las contrataciones directas, las contrataciones por excepción
y las “otras modalidades” (aquellas definidas por el organismo financiador o

123
¿Adónde fue a parar la bonanza?

normativa); en estas tres últimas modalidades no existe la obligación de reali-


zar convocatorias públicas. En 2004, 2005 y 2006 no se hicieron contrataciones
directas; en 2007el 0,3 por ciento de los recursos destinados a compra de bie-
nes y servicios para el Estado sí correspondió a este tipo de modalidad que, en
los siguientes años, creció hasta superar el 20 por ciento del total de contrata-
ciones. Las compras por excepción, si bien estuvieron por encima del 10 por
ciento los últimos años, no tuvieron un cambio significativo en su participación
hasta 2011(ver Gráfico 12).

GRÁFICO 12. COMPOSICIÓN DE LAS CONTRATACIONES POR MODALIDAD, AÑOS 2004 - 2015
(porcentaje)

100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Resto Definidas por el organismo financiador o normativa
Directa Por exepción Licitación pública
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Una de las modalidades de compra de bienes y servicios usada desde 2007,


pero con mayor frecuencia desde 2009, es la que bajo el denominativo “Otras
modalidades”, es decidida “por el organismo financiador o normativa”. En el
periodo analizado se observa un impresionante ascenso de esta modalidad de
contratación que incluso llega a representar casi la mitad del valor total de las
contrataciones estatales.
Efectivamente, entre 2004 y 2015 las empresas del Estado representaron
alrededor del 40 por ciento del monto total de este tipo de contrataciones
(pero apenas el 6,5 por ciento del número total de contratos firmados: el lector
agradecerá, seguramente, que se le aclare cómo es posible que se ejecuten con-
tratos sin firmarlos), y es Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB),
la empresa estatal más importante del país, la que en dicho periodo utilizó esa
categoría de contratación de bienes y servicios –“Otra modalidades” (definidas

124
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

por el organismo financiador o normativa)–para el 97,3 por ciento del valor


total contratado. Ya se mencionó aquí, en la descripción de los cambios de la
normativa ejecutados por el actual gobierno, que el DS Nº 181 de 2009 permi-
tió abrir la posibilidad de las contrataciones directas por parte de las Empresas
Públicas Nacionales Estratégicas (EPNE), algo, que posteriormente se convirtió
en un hecho con el DS Nº 1497. Esto permite suponer que casi la totalidad de
las compras de bienes y servicios de YPFB –el 97,3 por ciento–se llevaron a
cabo sin una convocatoria pública.
Comparativamente, en Bolivia las contrataciones directas se tornaron
más importantes que las licitaciones públicas superándolas en valor desde
2012. En 2004 la cuantía de las licitaciones y las contrataciones directas fue
de Bs 3.776,9 millones y Bs 0,6 millones, respectivamente, una diferencia
significativa favorable a las licitaciones. Esta situación cambió progresiva-
mente: en 2009 las contrataciones directas superaron los Bs1.000.- millones,
en 2013 fueron de Bs 7.491,9 millones y en 2015 de Bs 11.772,7 millones;
las licitaciones, en cambio, se redujeron de Bs 7.542,3 millones en 2009 a
Bs2.846,7 millones en 2013 y a Bs 4,8 millones en 2015, según la informa-
ción reportada por el SICOES (ver Gráfico 13).Con esta información se tiene
que, en promedio, entre 2005 y 2015 la tasa de crecimiento del valor de las
licitaciones fue de 2,9 por ciento, muy por debajo del 746,2 por ciento de las
contrataciones directas.

GRÁFICO 13. VALOR DE LAS CONTRATACIONES DIRECTAS Y POR LICITACIÓN PÚBLICA,


AÑOS 2004 - 2015 (millones de bolivianos)

100
90
80 Directa
70 Licitación pública
60
50
40
30
20
10
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Pero no solo aumentó el valor de las compras bajo la modalidad de con-


tratación directa, sino también los contratos efectivamente firmados, tanto

125
¿Adónde fue a parar la bonanza?

en términos absolutos como relativos (medidos en relación al total de las


contrataciones).Desde 2004 hasta 2007la modalidad de contratación directa
prácticamente no existía, pero en 2009 representó el 4,6 por ciento y 7,1 por
ciento del número de contratos y el monto asignado respectivamente (ver
Gráfico 14).

GRÁFICO 14. PARTICIPACIÓN DIRECTA RESPECTO AL TOTAL DE CONTRATACIONES EN VALOR


Y NÚMERO DE CONTRATOS, AÑOS 2004 - 2015 (porcentaje)

70

60

50 Monto
40 Contrato

30

20

10

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Por otra parte, y si bien el aumento de la incidencia de las contrataciones


directas fue constante en ambos casos –en el número de contratos y en los
montos de estos contratos—,destacó el referido al significativo crecimiento
del monto contratado, lo que indica que el valor de cada contrato fue cada
vez mayor. Si se divide el monto total de las contrataciones directas entre
la cantidad total de contratos en la misma modalidad, se obtiene un ratio
referencial que muestra el valor promedio gastado por cada contrato. Así,
considerando que en 2004 solo existieron dos contratos y un gasto total de
Bs 0,6 millones, entonces en promedio cada uno de esos contratos costó Bs
0,3 millones; para 2008, este ratio subió a 0,40; en 2009 a 0,71; y en 2015 a
1,03 (ver Gráfico 15). Puede concluirse, por tanto, que las compras directas
resultan cada vez más onerosas.

126
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

GRÁFICO 15. MODALIDAD DIRECTA: RATIO DE COSTO PROMEDIO, AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos por contrato)

1,4

1,2

1,0

0,8

0,6

0,4

0,2

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Del resto de las modalidades las que tuvieron mayor variación fueron las de-
finidas por el organismo financiador o normativa (“Otras modalidades”), las
contrataciones por excepción y la licitación pública con ratios superiores al
caso de las contrataciones directas. Nuevamente puede observarse que el año
2009 hubo un cambio importante en la tendencia, como se observa con las
licitaciones que pasaron de tener el ratio más alto –7,6 en 2009– a ser práctica-
mente inexistentes en 2015. En sentido contrario, los contratos por excepción
y los contratos sujetos a “otras modalidades” crecieron sustancialmente hasta
alcanzar un ratio superior al 5,0 (ver Gráfico 16).

GRÁFICO 16. RATIO DE COSTO PROMEDIO POR MODALIDAD DE CONTRATACIÓN, AÑOS 2004 - 2015
(millones de bolivianos por contrato)

9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012* 2013* 2014* 2015*
Directa Por exepción Licitación pública Definidas por el organismo financiador o normativa
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

127
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Tomando en cuenta la suma total de los valores de las contrataciones entre


2004 y 2015,se tiene que la mayor parte de esos valores se desembolsó a través
de licitaciones públicas con Bs57.753,6 millones; el segundo lugar lo ocupan
las contrataciones mediante “otras modalidades (las definidas por el organismo
financiador o normativa) con Bs51.662,9 millones; las contrataciones directas
alcanzaron un valor de Bs49.992,8 millones; y, finalmente, las contrataciones
por excepción Bs18.772,3 millones. Si solamente se considera el periodo 2006-
2015, el periodo de gobierno de Evo Morales Ayma, no hay cambios signifi-
cativos, a excepción de las licitaciones que habrían sido menores, pasando a
ser la tercera modalidad más usada después de las definidas por el organismo
financiador o normativa y las contrataciones directas (ver Gráfico 17).

GRÁFICO 17. COMPOSICIÓN DEL VALOR DE LAS CONTRATACIONES PÚBLICAS TOTALES,


AÑOS 2004 - 2015 (millones de bolivianos)

200.000
180.000
18.772,3 Resto
160.000 17.780,1
140.000 Por exepción
48.150,6 57.753,6
120.000
100.000 Licitación pública
80.000 49,992,2 49.992,8 Directa
60.000
40.000 Definidas por el organismo financiador
20.000 51.662,6 51,662,9 o normativa
0
2006 - 2015* 2004 - 2015
Fuente: elaboración propia en base a datos del SICOES del 11 al 17 de enreo de 2016 (www.sicoes.gob.bo).
*Datos ajustados.

Resulta sumamente sugerente que aquella modalidad que debiera ser la prin-
cipal en las compras de bienes y servicios por parte del Estado solo haya re-
presentado 1/4 del total al igual que las contrataciones directas entre 2004 y
2015, pero si además se suman a esta última las compras por excepción, estas
se convierten en la categoría más importante con 1/3 del total. Es innegable
que gran parte de las contrataciones de la administración pública boliviana no
requirieron convocatorias públicas.
La modalidad de contratación con el mayor número de contratos no fue la
misma que obtuvo el monto más alto asignado. Aquellas cuatro modalidades
que representaron menos del 30 por ciento de los contratos totales (licitación
pública, contratación directa, por excepción y definidas por el organismo fi-
nanciador o normativa) representaron alrededor del 90 por ciento del monto

128
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

total de compra de bienes y servicios, lo que quiere decir que una gran parte
de este gasto del gobierno se concentró en un número reducido de contratos
que, dadas sus características, debieron ser canalizadas mediante licitaciones.

6. Conclusiones

• Los cambios en las Normas Básicas del Sistema de Administración de Bie-


nes y Servicios (NB-SABS) en el gobierno de Evo Morales Ayma tuvieron
un impacto notorio en las contrataciones estatales modificando su compo-
sición y tendencia.
• La actual normativa para la contratación de bienes y servicios dejó un am-
plio espacio a las modalidades de contratación sin convocatoria pública, lo
que derivó tanto en la reducción de las contrataciones por licitación como
en el crecimiento significativo de las modalidades de contratación directa
y por excepción, ya sea en el número de contratos como en los montos de
esos contratos.
• El cambio más dramático se dio en las licitaciones públicas, que pasaron de
representar alrededor del 78 por ciento del monto total de las contratacio-
nes de bienes y servicios en 2003, a ser prácticamente inexistentes en 2015.
• Las empresas públicas fueron las más beneficiadas con los ajustes de la
normativa: fueron reconocidas para ofrecer sus bienes a la administración
pública, además de flexibilizar sus compras. En el caso de las Empresas
Públicas Nacionales Estratégicas (EPNE), estas deben realizar sus contrata-
ciones de manera directa, lo que creó un escenario propicio para hechos
irregulares en las contrataciones.
• Entre 2004 y 2015 alrededor del 40 por ciento del valor de las compras es-
tatales correspondieron a empresas estatales (pero apenas el 6,5 por ciento
del número total de contratos firmados).Entre esas empresas destaca YPFB,
con el 97,3 por ciento de sus contratos bajo la modalidad definida “por el
organismo financiador o normativa”.
• Todas estas compras directas y por excepción en la última década, si bien
fueron legales, difícilmente pueden considerarse como una asignación efi-
ciente de recursos. Al no haberse licitado, con muchos de estos contratos
se fomentó la elección discrecional de las empresas sin tener la posibilidad
de comparar el precio y las características técnicas de otros proponentes.
• Gran parte de las contrataciones de bienes y servicios para el sector público,
en los hechos, habrían afectado los principios de solidaridad, participación,
economía, eficiencia, equidad y libre participación establecidos en la norma.

129
¿Adónde fue a parar la bonanza?

• La flexibilización de la normativa de contratación y la consecuente pérdida


de eficiencia se produjo principalmente bajo un contexto externo altamente
favorable y de constante incremento de ingresos hasta 2013.
• Ante las características del gasto realizado en la contratación de bienes y
servicios entre 2004 y 2015, resulta difícil creer que ese gasto tuviera un
impacto positivo significativo en el PIB. Aun si se toma como cierto el mul-
tiplicador del gasto estimado con un valor de 1,3, esto demostraría que,
muy probablemente, se podría haber tenido el mismo resultado con un
gasto menor, ya que en muchos casos la asignación de los recursos no fue
la adecuada.

130
EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO ECONÓMICO
Y DE LA INVERSIÓN PÚBLICA EN EL PERIODO EVO MORALES
Y LA INVERSIÓN EN EDUCACIÓN Y SALUD

Mario Galindo Soza

El propósito de este ensayo es establecer una valoración de los avances eco-


nómicos logrados en el decenio 2006-2015 en Bolivia, con especial énfasis en
la inversión pública. Se parte de establecer que en ese período la economía
boliviana creció –tomando el Producto Interno Bruto (PIB) como indicador– a
un promedio de 5% anual; que el mismo PIB saltó de $us8.000 a $us38.00091,
lo que implica que el PIB per cápita creció de $us800 a $us3.500 en el mismo
período; el PIB real, y por tanto los ingresos de la nación, crecieron en esa
proporción. Además, si las Reservas Internacionales Netas (RIN) crecieron de
un nivel de $us3.000 millones del 2005 a más de $us15.000 millones el 2015,
se ve que hubo ahorro y acumulación fiscal, lo que se refleja en el crecimiento
de la inversión pública: de un nivel de $us500 millones en 2005 a una progra-
mada de $us8.000 millones en 2015, y con un nivel de ejecución de $us6.000
millones.
Por todo ello, cabe preguntarse: ¿dónde fue ese excedente económico?,
¿las inversiones públicas han redituado a la economía boliviana dividendos y
crecimiento de otras variables como empleo, ingresos familiares, condiciones
de vida, etc.? En torno a estas preguntas, debe señalarse que si se busca que la
inversión pública tenga repercusiones en el mejoramiento de otros indicadores
macroeconómicos, esa inversión debió orientarse a apoyar la producción, el
sector real de la economía.

91 El FMI establece en $us34.425 millones el PIB de 2014, y un crecimiento de 5,09% en 2015.

131
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Para abordar la problemática que se plantea este estudio, es necesario exa-


minar con el mayor detalle posible este destino de los recursos con los que
contó el país en el decenio 2006-2015, y con ello ver si los montos ahorrados
en este periodo pudieron emplearse de mejor manera en otros ámbitos, aque-
llas que puedan ser más sostenibles y que generen mejoras en el capital hu-
mano, que en última instancia es el que garantiza crecimiento de largo plazo.
Por tanto, es prudente ver si las inversiones en los sectores de Salud y Educa-
ción, por ejemplo, pudieron haber tenido un mayor impacto. Se toman estos
dos sectores porque se ha comprobado que son los motores de crecimiento
y desarrollo de largo plazo, más aun, del desarrollo humano en general, y si
se quiere, del desarrollo comunitario o de lo que el Gobierno Nacional gusta
señalar como “Vivir Bien”.
Por otra parte, las nuevas teorías económicas relacionadas al crecimiento
y al desarrollo, especialmente las de la escuela neo-institucionalista, señalan
que los procesos de crecimiento deben acompañarse con la generación de
instituciones que garanticen sostenibilidad a esos procesos. Por tanto, la ins-
titucionalidad surge de inversiones en capital humano y en otros ámbitos que
permiten contar con condiciones de desarrollo. ¿Ha sucedido eso en estos diez
últimos años en Bolivia?

1. Situación económica del 2006 al 2015

La reciente formulación del Presupuesto General del Estado (PGE) recogió


cifras oficiales para el período 2006-2015, periodo en el que gobernó Evo Mo-
rales92. Las variables macroeconómicas estimadas para el PGE 2016, utilizadas
en las proyecciones aquí realizadas, aparecen en el Cuadro 1.

CUADRO 1. VARIABLES MACROECONÓMICAS PROMEDIO 2006-2015 Y 2016


Descripción Prom. 2006-2015 2016 Diferencia
Tasa de crecimiento del PIB (en %) 5,07 5,01 -0,06
Tasa de inflación (% fin de periodo) 6,47 5,30 -1,17
Resultado fiscal (% del PIB) 0,75 -4,50 -5,25
Presupuesto consolidad del gasto (en millones de Bs.) 102.797,15 217.139,60 114.342,45
Fuente: Presentación del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

92 Evo Morales asumió la Presidencia el 21 de enero de 2006.

132
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Para el año 2015, la inversión pública fue de $us 6.178,9 millones, con un de-
crecimiento de -2,5%, (agregando las inversiones de las empresas YPFB-Chaco,
YPFB-Andina, ENTEL y de otras que tienen capital estatal, pero tienen per-
sonería jurídica diferente y no entran en el PGE), sin considerar la inversión
privada, estimada en $us 3.000 millones93.
Cabe destacar el crecimiento acelerado del Producto Interno Bruto (PIB) en los
últimos años, que se triplicó en tan solo siete años (2005-2012). La razón del
crecimiento económico en Bolivia durante los últimos cinco años (2010-2014) se
debe a que el PIB creció a un promedio de 5,3% anualmente (Gráfico 1).

GRÁFICO 1. CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO DE BOLIVIA 2000 - 2014

36.000 34.425
30.824
30.000
27.265
24.121
24.000
19.786
18.000 16.792 17.464
13.216
12.000 11.520
8.385 8.155 7.917 8.092 8.785 9.573
6.000

0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Fuente: Fondo Monetario Internacional

La economía boliviana ha tenido un comportamiento singular. El PIB, que en


2005 era de $us9.573 millones, ha llegado a $us33.765millones en 2015; A su
vez, el PIB per cápita de $us1.037 en 2005, creció a $us3.119 en 2015; las ex-
portaciones, que en 2005 superaban los $us2.800 millones, llegaron a más de
$us12.000 millones en 2014 y a más de $us8.700 millones en 2015. Se ha pro-
ducido un conjunto de cambios sustanciales, fruto del incremento de precios
de los commodities (materias primas), como ser los minerales (incluido el oro
que mejoró de calidad además de incrementar su cantidad), el gas y el petró-
leo (más el gas que el petróleo) y la madera. A ello se suma un incremento
de los volúmenes producidos y exportados de los bienes transables, así como
un incremento de la producción de productos no tradicionales como la soya/
aceite, la caña de azúcar/azúcar, la quinua y la propia economía de la coca/

93 La inversión privada se calcula en 8% del PIB de 2014, en el World Economic Outlook del FMI, lo que
equivale a $us2.700 millones para ese año.

133
¿Adónde fue a parar la bonanza?

cocaína, de acuerdo a reportes oficiales, en los primeros casos, y extraoficiales


en el tercero y en el del comercio ilegal (contrabando). Otra fuente de recursos
fueron las remesas de migrantes bolivianos en el exterior, que en los últimos
años han llegado a un promedio de $us1.000 millones anuales.
Reportes del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas dan cuenta de tres
fenómenos claves:

a. Incremento de las exportaciones e importaciones (Gráfico 2)


b. Crecimiento de las Reservas Internacionales Netas (Gráfico 3)
c. Recaudaciones tributarias in crescendo(Gráfico 4)

Estos tres elementos han provocado que Bolivia tenga superávit fiscal en va-
rios años del periodo en estudio, excepto en los años 2014 y 2015, cuando se
registró un déficit.
Además, el conjunto de esos tres fenómenos otorgaron recursos para una
mayor intervención del Estado en la economía, con recursos propios, fuera de
los que provengan de la deuda externa. El análisis de la inversión pública es el
objeto del presente ensayo.
Es evidente que un proceso de crecimiento económico como el que vivió
Bolivia debe provocar también reducciones importantes en los niveles de des-
empleo. Sin embargo, en esto se presentan datos un tanto contradictorios. Este
tema también se analiza más adelante.

GRÁFICO 2. BOLIVIA: EXPORTACIONES E IMPORTACIONES, 2000 –2014(p)


PRIMER SEMESTRE, 2014 –2015(p)
(en millones de $us)

EXPORTACIONES

5% 12.893
14.000
12.208
12.000 11.815
2.035 3.635
1.966 2.877
2.077 3.337

10.000 Agropecuaria 9.146


Industria Manufacturera
2.427 2.262

8.000
Extracción de Minerales
6.933 6.966 6.603-30%
1.654

2010 2.984 1.8611.840

6.000 Extracción de hidrocarburos 4.822


4.598
1.505

4.000 2.867
6.625
6.596
5.871

1.320
4.112

2.000 923 1.090 1.108


3.483

3.475

741
2007 2.240

2015 2.214
2009 2.107
2006 2.011
20051.400
2004815

0
2013(p)
2014(p)
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2008

2011
2012

2014

A Junio

134
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

IMPORTACIONES

12.000
13% 10.560
10.000 9.353
8.590

3.495
8.000 Bienes de Capital 7.936

2913
2.432
Materias Primas y Productos Intermedios -3 %

2.245
5.604
4.784
6.000 Bienes de Consumo 5.100
4.629

20101.201 2.803 1.545

4.817
20081.119 2.599 1.315
Otros

4.388
3.588

4.204

20141.0082.225 1.530
2009 928 2.305 1.274
4.000

20151.0152.035 1.556
3.844
2.451 1.920
1.926 2.020 1.832
2.000

1.770
994 1.177

2006 1.467
2005 1.281

2014(p) 2.198
2013(p) 1.994
2012 1.882
2011 1.817
2004 997
0
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003

2007
A Junio
(p) Preliminar
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

GRÁFICO 3. BOLIVIA: RESERVAS INTERNACIONALES NETAS DEL BCB 1976 – 2015*


(en millones de $us)

16.000
AMÉRICA LATINA: RESERVAS INTERNACIONALES, JUNIO 2015
(En porcentaje del PIB)

15.123
14.410
14.430
13.000

13.927
12.019

10.000
9.730
8.580

7.000
7.722
5.319

4.000

1.000
-45
1980 -102
1981 -264
1982 -327

-2.000
1976
1977
1978
1979

1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
agosto

Fuente: Banco Central de Bolivia (BCB) y bancos centrales de cada país


Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

135
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRÁFICO 4. BOLIVIA: RECAUDACIONES TRIBUTARIAS, 1990 – 2014


ACUMULADO ENERO A JULIO, 2014 Y 2015 (en millones de Bs.)

70.000 8%
64.452
59.883

15.602
60.000

15.543
50.000 49.674
-1%

12.111
41.549 40.458 40.063
40.000

8.996

7.143
9.051
29.758 31.648

6.744
30.000

6.465
6.644

48.850
24.308

44.340
18.353 5.954
21.321

37.563
20.000 5%

32.552
2006 15.824 5.497
16.000

32.921
24.903

31.406
23.695
23.114
11.352
10.000 6.916 7.914 8.287

2005 13.672
2004 11.352
3.515 4.867

2003 8.752
2002 8.287
2000 7.914
2001 7.764
1.277 2.349
0
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999

2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014(p)

2014(p)
2015(p)
IDH Impuestos sin IDH Ene -Jul
Nota: En 2009 y 2010 se realiza una corrección estadística por la acción de repetición en el pago por concepto de IUE de YPFB efectuado en 2009
Fuente: Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), Aduana Nacional de Bolivia (AN)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Financieros (UAEF).

Es importante reiterar, como parte del análisis, que en 2014 se ha presentado


el primer déficit fiscal, y que se ha reproducido el 2015, en el orden del 3,4%
del PIB94. Y hay que señalar también que subieron los coeficientes de inver-
sión doméstica, las tasas de crecimiento del PIB y los volúmenes de inversión
pública (Cuadro 2)95.

CUADRO 2. CRECIMIENTO DEL PRODUCTO Y COEFICIENTE DE INVERSIÓN 1951-2009


DÉCADA PIB (porcentaje) Coeficiente de inversión
1951-1959 0,1 16,1
1960-1969 5,5 15,5
1970-1979 5,0 19,5
1980-1989 (0,2) 12,4
1990-1999 4,0 16,6
2000-2009 3,7 14,9
TOTAL 2,9 16,6
∆ del Coeficiente de inversión 0,015
Fuente: Rolando Morales, 2013.

94 FMI, Bolivia: Staff Report and Statement. Washington, December 2015..


95 Rolando Morales: “Goni y Evo. Restricciones y oportunidades”. En Estatismo y liberalismo. Experiencias
en desarrollo, Fundación Milenio, pág. 43. La Paz, 2013.

136
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Y en el mismo plano del análisis resulta también importante comparar el cre-


cimiento del PIB con la inversión total (FBKF), entre gestiones o periodos de
tiempo más cortos, tal como se observa en el Cuadro 3.

CUADRO 3. COMPARACIÓN DE CRECIMIENTO E INVERSIÓN 1990-2014


GESTIÓN CRECIMIENTO DEL PIB FBKF
1990-1992 3,85 12,88
1993-1998 4,66 11,08
1999-2005 2,62 9,64
2006-2009 4,76 13,05
2010-2014* 5,01 14,12
Fuente: Rolando Morales, 2013.
*Estimación propia

En cuanto a la inversión pública en los períodos analizados, cabe señalar


que, durante los gobiernos de Sánchez de Lozada y de Morales, en térmi-
nos porcentuales y con relación al PIB, esa inversión fue más o menos la
misma, con excepción del último período de Morales, altamente beneficiado
por los precios de los productos exportables. En ese mismo periodo cayó la
inversión extranjera directa y creció significativamente la inversión pública;
en cuanto a la inversión privada nacional, esta fue ligeramente superior en
ese periodo. Las cifras de los dos periodos de gobierno son similares porque
cuando el crecimiento del PIB se mide en términos porcentuales no se hace
evidente el crecimiento sustancial dela inversión pública. Efectivamente, el
PIB creció a más de $us30.000 millones desde el año 2012.La Inversión Ex-
tranjera Directa (IED), a su vez, se mantuvo en niveles inferiores a $us1.000.-
millones anuales.
Otro indicador del crecimiento de la inversión privada es el crecimiento
de los depósitos bancarios, primero, y luego el de la cartera del sistema fi-
nanciero, que también tuvo un crecimiento significativo, como muestran los
Gráficos 5 y 6.

137
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRÁFICO5. BOLIVIA: DEPÓSITOS Y AHORRO EN EL SISTEMA FINANCIERO 1997 - JULIO 2015


(en millones de $us)

5%

20.997
19.983
22.000

16.645
20.000
18.000

13.593
16.000

11.303
14.000

9.346
12.000

8.911
7.436
10.000

5.565
8.000

4.361
4.256
4.146

4.051
4.014

3.826
3.799

3.668
3.652

3.601
6.000
4.000
2.000
0
1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015
julio
Depósitos Títulos BCB

Depósitos: Depósitos Vista + Caja de Ahorros + DPF + Otros + Depósitos de Empresas con Participación Estatal
Títulos BCB: CD emitidos por el BCB para las AFP y las Compañías de Seguro + Títulos del BCB en poder del sector privado no financiero (Bonos BCB
Directo, BCB Aniversario, BCB Navideño y BCB Plus)
Fuente: Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) y Banco Central de Bolivia (BCB)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

GRÁFICO 6. BOLIVIA: CARTERA BRUTA Y PORCENTAJE DE MORA


DEL SISTEMA FINANCIERO, 1997 - JULIO 2015
(en millones de $us y porcentaje)

16.000 18,0
16,5 9%
15.437

14.000 16,0
14.187

15,0
14,3 14,0
12.000
12.198

12,2 12,0
10.000 10,1
10.232

10,3 10,0
8.000
8.499

7,7 8,0
7,3
6.000
6.767

5,3 5,4 5,1 6,0


5.600
4.981
4.911

4.000
4.678

4,0
4.211
4.232
4.056

3.674

3.617

3,7
3.360
3.314

3.272

3.223

2.000 3,1 2,0


2,1 1,6 1,7
1,5 1,5 1,5
0 0,0
1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014
2015
julio

Cartera Bruta Mora (Eje Der.)


Fuente: Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

138
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

A ello se añade que la mora del sistema financiero, reducida a menos del 2%,
un dato que muestra que existe una circulación y velocidad en el uso de recur-
sos prestados por parte de los inversores. Un sector muy activo en el uso de
recursos del sistema financiero es el de la construcción, que ha mostrado una
importante dinámica en la realización de los bienes raíces que se han introdu-
cido al mercado inmobiliario, lo que provoca esa baja en la mora del sistema.
En términos comparativos, Bolivia tiene indicadores de crecimiento que
son más eficientes que los de otros países latinoamericanos, como en el caso
del indicador de inversión como porcentaje del PIB.
A pesar de ello, mientras Bolivia crece al 5,1% en el último decenio, algunos
de nuestros vecinos latinoamericanos crecen con mayor rapidez y más soste-
nidamente. Chile, por ejemplo, ha estado creciendo a razón de 5,3% y 5,8% en
los últimos cinco años. Perú, a su vez, ha crecido en razón de 4 y 9,8% durante
el decenio 2003-2013. A la luz de estos contrastes, no es posible asegurar que
el crecimiento boliviano sea espectacular.
El tipo de crecimiento que Bolivia requiere es, sin lugar a ninguna duda, un
crecimiento enfocado en la disminución de la pobreza. La persistencia y profun-
didad de la pobreza, como se la mida, es un dato que los bolivianos deberemos
enfrentar, tarde o temprano. Se ha comprobado que si el crecimiento solo bene-
ficia a los más ricos es poco duradero y es, a la larga, un boomerang. Conviene
entender, asimismo, que el gasto público en sí mismo no tiene el poder de ge-
nerar mayor crecimiento. Las importaciones, cuando se destinan a la formación
de capital fijo, suelen ser benéficas al crecimiento. Este, sin embargo, no es el
caso boliviano porque nuestras importaciones son mayormente suntuosas. Es
necesario, además, que el crecimiento en Bolivia esté basado en instituciones
inclusivas. Si estas no existen, el crecimiento es socialmente ineficaz.
Los datos de reducción de pobreza, en cifras oficiales, figuran en el Gráfico 7.
Ahora bien, debe señalarse que la información que se presenta en el Grá-
fico 7 sobre la pobreza extrema está medida en términos de Necesidades Bá-
sicas Insatisfechas (NBI), en las categorías de Indigencia y Marginalidad, o
en términos de ingresos, es decir de quienes tienen menos de $us1/día como
ingreso. Esto se debe matizar señalando que, en el ámbito urbano, la pobreza
(no la pobreza extrema, que es la suma de la pobreza moderada y las dos ca-
tegorías ya señaladas), se ha reducido desde el Diálogo Nacional y el HIPC I y
II de niveles del 85% el año 2000, a menos del 40% el 2010, y a menos del 20%
el 2015; mientras que la pobreza rural, de niveles del 95%, se ha reducido a un
poco menos del 80%96. Esto último demuestra que la pobreza no ha descendido
gravitantemente en el área donde tiene mayor presencia tiene, en el área rural,

96 Estudios de pobreza de la CEPAL 2013, 2014 y de NNUU 2014.

139
¿Adónde fue a parar la bonanza?

pese al descenso de esta población: del44%, en el Censo de 1992, al 36% en el


Censo de 2001 y al 30% en el Censo de 2012.

GRÁFICO 7. NOTABLE REDUCCIÓN DE LA POBREZA EXTREMA

BOLIVIA: NIVELES DE POBREZA EXTREMA 1999 – 2014(p)


(en porcentaje)

50,0
45,2
45,0
39,5
40,0 40,7 38,2 37,7

35,0 38,8
37,7
34,5
30,1
30,0
26,1
25,0 21,6
18,8
20,0 17,8
20,9
15,0
1999

2000

2001

2002

2003-2004

2005

2006

2007

2008

2009

2011

2012

2013

2014(p)
AMÉRICA LATINA: POBREZA EXTREMA
(en porcentaje)

2005 2013
Chile 3,2 Uruguay 0,9
Uruguay 4,1 Argentina(a) 1,7
México 8,7 Chile 2,5
Argentina 9,6 Perú 4,7
Brasil 10,7 Brasil 5,9
Colombia 13,9 Colombia 9,1
Venezuela 15,9 Venezuela 9,8
Ecuador 21,2 Ecuador 12,0
Perú 21,4 México(a) 14,2
Paraguay 27,6 -19,4 pp Bolivia 18,8
Bolivia 38,2 Paraguay 19,2
0 20 40 60 0 10 20 30

(a) Dato más cercano 2012. (p) Preliminar


Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE); CEDLA; Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

140
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Por otro lado, siempre con cifras oficiales, en el Gráfico 8 se presentan las ci-
fras de descenso del desempleo.

GRÁFICO 8. LA TASA DE DESEMPLEO MÁS BAJA

BOLIVIA: TASA DE DESEMPLEO 1999 - 2014(p)


(en porcentaje)

10,0
9,0 8,5 8,7 8,7
8,1
8,0
8,0 7,2 7,7
7,0 7,5
6,0
4,9
5,0
4,0
3,8
4,0 4,4
3,0 3,5
3,2
2,0
1999

2000

2001

2002

2003

2005

2006

2007

2008

2009

2011

2012

2013

2014(p)
AMÉRICA LATINA: TASA DE DESEMPLEO
(en porcentaje)

2005 2014(p)
México 4,7 -4,6 pp Bolivia 3,5
Paraguay 7,6 Brasil 4,9
Bolivia 8,1 Ecuador 5,3
Ecuador 8,5 México 6,1
Chile 9,2 Perú 6,1
Perú 9,6 Chile 6,4
Brasil 9,8 Uruguay 6,9
Argentina 11,6 Venezuela 7,3
Uruguay 12,2 Argentina 7,4
Venezuela 12,3 Paraguay 8,5
Colombia 13,9 Colombia 10,1
05 10 15 05 10 15

(p) Preliminar
Fuente: UDAPE en base a Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE); CEDLA; Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

141
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Hay que añadir que la tasa de desempleo es un indicador que se ha medido


siempre en base a cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE)
que, en el caso de Bolivia, son las Encuestas de Hogares, las que se disconti-
nuaron en 2008 hasta el 2012. Por ello es bueno comparar esas cifras con otras
no oficiales, que en este caso corresponden a una institución experta en temas
de empleo, como es el Centro de Estudios para el Desarrollo Labora y Agrario,
CEDLA. En el Cuadro 4 se muestran ambas fuentes y en diferentes años.

CUADRO 4. TASA DE DESEMPLEO ABIERTO 2000-2015


Años INE CEDLA
2000 7,5% 10%
2005 8,1% 11%
2010 4,9% 9%
2015 3,8%(p) 9%
Fuente: INE, CEDLA.

Cabe explicar que los datos del Cuadro 4 corresponden a porcentajes de Des-
empleo Abierto de la Población Económicamente Activa (PEA), estimada en
alrededor o poco más de cuatro millones de personas el 2015. Esta población
refiere a las personas que no tuvieron trabajo ni la semana ni el mes anterior
y que buscaron trabajo y no lo consiguieron. Pero, en las categorías de subem-
pleo, o empleos de tiempo parcial, que son quienes trabajan menos de ocho
horas o están en trabajos secundarios, se encuentra algo más del 20% de esa
población, según el CEDLA. El INE no mide estas categorías, y menos aún la de
empleo “disfrazado”, que corresponde a quienes tienen un empleo en una ac-
tividad que no corresponde a sus capacidades o formación técnica, académica
o profesional, que ejercen oficios eventuales como taxistas, transportistas o co-
merciantes, y que tiene mejores capacidades de las que realizan en su empleo.
Este indicador llega hasta el 40%. En Bolivia, además, el empleo en el sector
informal alcanza el 82% y por ende muestra el alto número de trabajadores por
cuenta propia que existe en el país. De ese 82%, casi el 80% (78% en el último
Censo de 2012) trabaja en el comercio.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece que se debe pro-
pender Trabajo Decente o al empleo digno97, que es el que permite que el

97 La  Organización Internacional del Trabajo (OIT)    define al trabajo como “el conjunto de actividades
humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, o que satisfacen las
necesidades de una comunidad o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos. No
es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni
el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género

142
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

trabajador cuente con seguridad de corto y largo plazo, además de seguros de


accidentes de trabajo y otros beneficios como vacaciones, etc. En Bolivia, si
tomamos los datos del Instituto Nacional de Seguros de Salud (INASES)98, que
establece que la cobertura del sistema de seguridad social es del 28%, se pue-
de deducir que más del 70% de los trabajadores en Bolivia no tienen empleo
digno. Este indicador puede crecer dramáticamente si se toma en cuenta el de
los afiliados al sistema de pensiones y más todavía si se considera a quienes no
están amparados por normas de trabajo digno.
Esto lleva a señalar que el corazón del famoso Decreto Supremo 21060, que
es el de la flexibilización laboral y que podría calificarse como el mayor ele-
mento representativo de una política neoliberal, sigue plenamente vigente. Y
hay que añadir que los otros aspectos de una política neoliberal, los relaciona-
dos a estabilización macroeconómica, más que neoliberales, son neokeynesia-
nos y, por tanto, aplicables desde distintos modelos políticos. Pero lo esencial
del neoliberalismo no solo que se ha defendido sino que se ha profundizado
en Bolivia. El presidente Evo Morales, al reducir su salario y establecer que
nadie podía ganar más que él, provocó una reducción de salarios que afectó a
los trabajadores asalariados. Eso es una expresión neoliberal muy clara.
Sin embargo, el gobierno gusta mostrar cómo se mejoró la redistribución
del ingreso y se redujo el índice de Gini (Gráficos 9 y 10).

GRÁFICO 9. RELACIÓN DE INGRESOS ENTRE EL 10% MÁS RICO


Y 10% MÁS POBRE A NIVEL NACIONAL 2005 Y 2013(p) (en número de veces)

180
160 157
En 2005, el 10% más rico tenia
140 128 128 veces más ingreso
120 que el 10% mas pobre
100
80
63
60 Para el año 2013, esta
42
40 35 diferencia se redujo a
17 42 veces
20
0
NacionalU rbano Rural
2005 2013(p)
Fuente: Unidad de Análisis y Políticas Económicas (UDAPE)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni aquel que excluye el diálogo
social y el tripartismo”.
98 Instituto Nacional de Seguros de Salud (INASES). Audiencia Pública de Rendición de Cuentas Parcial
2015, La Paz, diciembre de 2015.

143
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRÁFICO 10. NIVELES DE DESIGUALDAD “ÍNDICE DE GINI”

BOLIVIA: ÍNDICE DE GINI 1999 – 2012(p)


(en valores entre 0-1)

0,65
0,63
0,61 0,60
0,60 0,59
0,59 0,56
0,55 0,58
0,53
0,50 0,50
0,47
0,45 0,46

0,40
1999

2000

2001

2002

2005

2006

2007

2008

2009

2011

2012(p)
BOLIVIA: ÍNDICE DE GINI 1999 – 2012(p)
(en valores entre 0-1)

2005 2012(p)
Uruguay(d) 0,46 Uruguay 0,38
Costa Rica 0,47 Venezuela 0,41
Venezuela 0,49 El Salvador 0,44
El Salvador(b) 0,49 Perú 0,45
Perú(d) 0,50 Ecuador 0,47
Chile(a) 0,52 Bolivia 0,47
Paraguay 0,53 México 0,49
México 0,53 Costa Rica 0,50
Panamá 0,53 Chile(c) 0,52
Ecuador 0,53 Rep. Dominicana 0,52
Colombia 0,55 Panamá 0,53
Rep. Dominicana 0,57 Colombia 0,54
Bolivia 0,60 Paraguay(c) 0,55
Brasil 0,61 Brasil 0,57
0,30 0,40 0,50 0,60 0,70 0,30 0,40 0,50 0,60

(p) Preliminar
(a) Dato más cercano 2006
(b) Dato más cercano 2004
(c) Dato más cercano 2011
(d) Dato más cercano 2007
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

144
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Es obvio que si se toman cifras globales –si se toma el PIB que creció sustan-
cialmente y se lo divide entre el número de habitantes–, el ingreso en el país
ha crecido en la misma proporción que creció el PIB. Pero en Bolivia nunca
no hemos tenido una Encuesta de Presupuestos Familiares a nivel nacional.
Más aún, la que se hizo el año 1966 para medir la línea de base para el Ín-
dice de Precios al Consumidor en el INE, solo cubría a La Paz. Se hicieron
otras en los años 2004 y 2009 que incluyeron Santa Cruz y Cochabamba.
Más nunca se tuvo una encuesta nacional completa y actualizada para medir
estos datos. Con encuestas parciales, se ha visto que hay una mejora en la
redistribución del ingreso, pero en una proporción más modesta que la se-
ñalada en cifras oficiales.
El mismo CEDLA calcula que se ha avanzado en un 35% y no en un
200%, y que en el índice de Gini el avance llega no a 0,47, sino que alcanza
a un poco más de 0,50. Más serio es tomar el Informe de Desarrollo Huma-
no de PNUD99, que señala que Bolivia redujo su índice de pobreza en 32%
(2000-2012). En Bolivia, el crecimiento del consumo para el 40% de la po-
blación más pobre ha sido más rápido que para el resto de la población. La
situación del 16% de la población que salió de la pobreza es vulnerable y no
tiene perspectiva sostenible. La razón es que se trata de población que salió
de la pobreza en base a haber incursionado en actividades de comercio (lí-
cito e ilícito) y de ser receptor de bonos y de subvenciones (que dependen
de los excedentes económicos100 que reciba el Estado por altos precios de
los RRNN).
Finalmente, la deuda externa se ha convertido en un tema controversial
en Bolivia. Poco después de concluida la dictadura de Banzer (1971-1978),
en el juicio de responsabilidades que inició Marcelo Quiroga Santa Cruz en
la legislatura de 1979, un tema central lo constituyó el hecho de que Banzer
había iniciado su mandato con una deuda externa de $us3.000 millones y
que en 1978 la misma había crecido a $us5.000. Se propuso que esa deuda,
calificada entonces de ilegítima, no se pagara, lo que representó en su mo-
mento un escándalo político y económico de proporciones. Morales recibió
el país con una deuda externa de $us3.000 millones, y fruto de sus raids in-
ternacionales101, de señalar que era la primera vez que en Bolivia gobernaba

99 PNUD: Sostener el Progreso Humano, reducir vulnerabilidades y construir resiliencia. New York. 2014.
100 En su reciente libro, El modelo social comunitario productivo boliviano (La Paz, 2015), el ministro Luis
Arce Catacora, sostiene que el concepto de excedente es marxista, y que es la base para que se entienda
la incapacidad de los neoliberales de abordar el tema de la redistribución del ingreso. El excedente
económico es un concepto de la economía política clásica, presente en las obras de Smith y Ricardo y
adoptada por Marx en la construcción de su teoría del valor.
101 En 10 años de gobierno, el Presidente Evo Morales viajó 178 veces fuera de Bolivia y 4.624 dentro del país.

145
¿Adónde fue a parar la bonanza?

un indígena102 y que los pobres merecían una oportunidad, redujo la misma


a $us2.000 millones, con perdones y concesiones. Pero luego, la deuda ex-
terna creció sustancialmente, y hoy, a 2016, se encuentra en $us6.000 millo-
nes y tiene otros $us5.000 millones de créditos comprometidos (el de China,
entre los más relevantes). Pero además, la deuda interna, que en el tiempo
de Banzer nunca sobrepasó los $us1.000 millones y que Evo Morales recibió
en ese nivel, hoy se encuentra por encima de los $us8.000 millones, lo que
hace que incluso el incremento de Reservas Internacionales Netas, comen-
tado anteriormente, quede en entredicho, ya que con cargo a las mismas, el
Banco Central de Bolivia, que ha perdido totalmente su autonomía, como
manda su norma orgánica, ha cedido a todos los requerimientos del Ministro
de Economía y Finanzas Públicas103, que se ha convertido en el dueño de las
finanzas del país.
El gobierno argumenta, por su parte, que la proporción de deuda externa
con relación al PIB es menor hoy que en el pasado o que en otros países de
Latinoamérica (Gráfico 11).Esta explicación es también relativa, ya que, al igual
que en el caso de los ingresos, si creció el PIB, el indicador de deuda con rela-
ción al PIB también se reducirá.

GRÁFICO 11. BOLIVIA: DEUDA PÚBLICA EXTERNA


DE MEDIANO Y LARGO PLAZO 1980 –JUNIO2015(p)

EN MILLONES DE $US

7.000

5.890
5.736
5.262

6.000
5.142
5.046
4.942
4.791

4.659
4.643

4.573
4.532

4.497
4.479

4.460

4.400
4.289

4.196

5.000
4.070

4.003
3.779

3.785
3.643

3.628
3.492

3.492
3.294

3.248
3.208

4.000
3.176

2.891
2.803
2.653

2.601
2.443
2.312

2.208

3.000

2.000

1.000

0
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
junio

102 Hecho cuestionable, ya que Andrés de Santa Cruz y Calahumana se puede calificar como el primer
indígena que gobernó Bolivia. En América latina sobran otros ejemplos, pero el más notable es el de
Benito Juárez en México.
103 El ministro Luis Arce Catacora ha sido premiado por el FMI en dos oportunidades (2012 y 2013). La
institución calificada de neoliberal per excellance, lo premia por seguir las reglas del manual: control
del gasto público, incremento de reservas, control de inflación, reducción de salarios, etc., y le perdona
nacionalizaciones a medias.

146
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

EN PORCENTAJE DEL PIB

110
99
100 92
89
90
80 74 78 75 71
70 68 67 70
63 64
57 55 55 58
60 53 55 56 52
50
40
29
30
20 17 15 15 15 15 16 17 18 17
10
0
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
junio
(p) Preliminar
Nota: PIB 2015 estimado
Fuente: Banco Central de Bolivia (BCB)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

Ahora bien, para cerrar este análisis, debe decirse que el crecimiento del PIB
que se basa en incremento de precios de recursos naturales exportados es fe-
ble, no tiene sostenibilidad. Ese crecimiento deja de existir cuando se caen los
precios de esos recursos naturales. El blindaje de la economía boliviana solo
existirá cuando esa economía se industrialice. La industrialización en Bolivia
debió partir con el proyecto del Mutún y de la petroquímica. El primero se cayó
cuando Jindal, empresa hindú, dejó de cumplir su compromiso de inversión
de más de $us2.000 millones,104 por razones ambientales; el segundo proyecto
nunca avanzó, pues fuera de una planta de conversión de gas en Santa Cruz no
se tiene ninguna otra inversión en esta dirección. Por otro lado, ni la inversión
pública ni la privada incursionaron en la industrialización básica, en la quími-
ca básica, eje de otras industrias. La industria boliviana depende en el 80% de
insumos importados, de los cuales el 70% son químicos básicos, que sirven
para producir medicamentos, plásticos, fertilizantes, pesticidas, alimentos ba-
lanceados, conservantes, químicos para materiales de construcción, etc. Este es
el principal desafío de la inversión nacional.
El crecimiento del PIB basado en incremento de producción industrial,
sostenible, en incremento de productividad de la mano de obra y del capital, y
en mayor tecnologización de la producción, es el sostenible, ese no es el caso
boliviano.

104 En su momento, el vicepresidente García Linera afirmó que ni la capitalización de Sánchez de Lozada
había logrado tanta inversión privada en una sola empresa.

147
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Los avances en los cuatro tipos de economía establecidos en la nueva CPE

La nueva Constitución Política del Estados (CPE) define que existen cuatro
tipos de economía:

• Economía estatal
• Economía de mercado (privada)
• Economía social cooperativa
• Economía comunitaria

Es posible, sin embargo, pensar en que habrá una forma mixta de economía,
en la que se combinen esas cuatro señaladas105.
La pretensión del gobierno es transitar de una economía neoliberal a una
economía plural, pero predominantemente social comunitaria, que es las que
se busca privilegiar, encabezada por la economía estatal, que es la que preser-
va la propiedad de los recursos naturales en manos de los bolivianos, tal como
predica la nueva CPE (Gráfico 12).

GRÁFICO 12. MODELOS ECONÓMICOS EN BOLIVIA


Modelo Económico
Modelo Económico
Social Comunitario
Neoliberal
Productivo
Estado observador y pasivo, y Estado activo, promotor de la
una economía centralizada en economía plural
la iniciativa privada.

Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

105 Justamente el conflicto en la Ley de Minería con el sector de cooperativistas mineros fue porque ellos
pretendían incorporar un artículo que permita realizar acuerdos con empresas mineras internacionales
o transnacionales, manteniendo sus privilegios en lo que hace al pago de obligaciones tributarias, de
regalías y de pago por concesiones mineras, que es menor que el que se aplica a las empresas mineras
privadas. Al final, la ley se negoció en una concesión a medias sobre esta pretensión.

148
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Asimismo, se clasifica la economía en un sector generador de excedentes que


deben ser distribuidos entre los bolivianos, bajo el principio de la redistribución
de ingresos, es decir, más a los más pobres y menos a los más ricos (Gráfico 13).

GRÁFICO 13. SECTOR ECONÓMICOGENERADOR DE EXCEDENTES EN BOLIVIA

Sector generador de excedentes


ECONOMÍA Y FINANZAS PÚBLICAS

Fomento y definición de política: • Nacionalización de hidrocarburos


MINISTERIO DE

• Recuperación de la mina Huanuni


Hidrocarburos • Recuperación de la planta Fundidora
ECONOMÍA Y FINANZAS PÚBLICAS

Vinto
Minería • Recuperación de Tierra
• Nacionalización de ENTEL
• Retoma de control de ENDE
Recursos Hídricos • Nacionalización de ENFE
SECTOR • Rescisión de contrato con Aguas del
GENERADOR Energía Illimani y creación de EPSAS
DE
EXCEDENTES Recursos forestales

Tierra y Territorio
MINISTERIO DE

RRNN de propiedad y dominio directo, indivisible e


imprescriptible del pueblo boliviano

Participación del Estado en la cadena productiva

Industrialización y comercialización
5 de los RRNN como prioridad del Estado

Fuente: Nueva Constitución Política del Estado


Elaboración: Red de Análisis Fiscal (RAF)

Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas-

Este sector, el generador de excedentes, se complementa con otro que es gene-


rador de empleo e ingresos, tal como se describe en el Gráfico 14.

GRÁFICO 14. SECTOR ECONÓMICOGENERADOR DE EMPLEO E INGRESOS

Sector generador de empleo e ingresos


ECONOMÍA Y FINANZAS PÚBLICAS

La protección y fomento:
MINISTERIO DE

Aparato industrial
ECONOMÍA Y FINANZAS PÚBLICAS

Micro, pequeñas y medianas


empresas comunitarias
SECTOR agropecuarias
GENERADO
R DE Producción manufacturera
EMPLEO E Producción artesanal
INGRESOS
Ø Acceso al crédito del
Producción agrícola y pecuaria BDP
Todas las
formas de Producción agroindustrial Ø EMAPA
organización
MINISTERIO DE

Ø Fondo de apoyo a la
económica Producción forestal mediana y gran
tienen la empresa
obligación de Turismo
generar Ø Mi primer empleo
Sector gremial, trabajo por digno
trabajo digno
cuenta propia, comercio Ø Empresas Públicas
6
minorista productivas y de
Fuente: Nueva Constitución Política del Estado
Elaboración: Red de Análisis Fiscal (RAF) servicios

Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas.

149
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Con todo ello, cabe hacer un cálculo de los alcances de cada uno de los tipos
de economía, tal como se observa en el Cuadro 5.

CUADRO 5. DISTRIBUCIÓN DE LOS TIPOS DE ECONOMÍA EN EL PIB


Años Privada Estatal Comunitaria Social Coop.
2000 73% 7% 12% 8%
2010 51% 28% 14% 7%
2014(p) 32% 44% 14% 10%
Fuente: Elaboración propia en base a:
Año 2000: estadisticas de UDAPE
Año 2010: declaración de Álvaro García Linera y sus proyecciones al 2014, final del período de gobierno de Evo Morales

Al inicio de la gestión 2016, el vicepresidente Álvaro García Linera había anun-


ciado que el objetivo de esta gestión de gobierno era lograr que se transite de
una economía estatal, que llegaba a controlar el 28% del PIB, a una economía
estatal que controle el 40% del PIB. En el discurso del estado de la Nación de
31 de diciembre de 2014, el presidente Evo Morales anunció que se pretendía
alcanzar ese año 2014 el 45% del PIB en manos de la economía estatal. Este
avance de la economía estatal, naturalmente, va en detrimento de la economía
privada o de mercado, que sigue siendo muy importante, pero menor ahora a
la economía estatal. Este objetivo se habría conseguido ya ese año.
Pero lo que sorprende es que la economía comunitaria se mantiene en el
mismo porcentaje con relación al PIB. Otra economía afectada por el avance
de la encomia estatal es la economía social cooperativa, una de las prioriza-
das por la gestión de gobierno. Esto responde a la estatización de coopera-
tivas de servicios públicos de luz (ELFEC de Cochabamba), agua y teléfonos
(COTEAUTRI de Trinidad) y otras más. Esta estatización de la economía está
llevando, por tanto, a efectos no deseados y a distorsiones importantes, que
confluyen en un capitalismo de Estado, tal como el que se vivió en el periodo
1952-1964. Por otro lado, la informalización de la economía privada se va
incrementando cada día106.
La situación es más grave aún si se clasifica la economía en economía pú-
blica, economía privada, trabajo no mercantil, externalidades y economía su-
mergida delictiva. Esta última genera también externalidades, y además se basa
en el contrabando y el narcotráfico, básicamente, además del lavado de divisas,
generando también una espuma de divisas, valores, inmuebles e irrepetibles

106 En 2015 se duplicó el número de empresas que cancelaron sus matrículas de funcionamiento en el Re-
gistro de Comercio (La Razón, 24 de enero de 2016, pág.B8). Las empresas dedicadas a la construcción
también se redujeron en más del 23% el 2015 (La Razón, 24 de enero de 2016, pág.A12).

150
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

intangibles, que distorsionan la distribución de la riqueza y el normal funcio-


namiento de la economía boliviana. No hay mediciones de cuentas nacionales
confiables que permitan medir qué porcentaje del PIB representan cada una de
estas clasificaciones. Lo que sí es posible suponer es que el trabajo mercantil
simple es el que menos valor agregado aporta, por tanto el sector agropecuario
individual no empresarial y comunitario e indígena originario campesino, no
supera el 5% del PIB. Lo mismo en relación al sector privado que se ha visto re-
ducido, y el público que se ha visto incrementado. Lo que no se puede calcular
es esta economía sumergida delictiva, que puede penetrar tanto a la economía
pública como a la privada, por supuesto (Gráfico 15).

GRÁFICO 15. SECTORES ECONÓMICOS POR TIPO DE ECONOMÍA

Infra
Conta-
Recubrimiento
DIVISAS ECONOMÍA bilizada
Mercado de
VALORES FINANCIERA Sobrere- Crema-
productos munerada tística
no producidos INMUEBLES
Principio IRREPETIBLES
calidad
Conta-
ECONOMÍA bilizada
Tercer piso. Mercado SECTOR PRIVADO PRODUCTIVA Remune-
de bienes y servicios rada
Relleno SECTOR PÚBLICO ECONOMÍA no conta.
Ilegalidad SUBTERRANEA Remuner.
SUMERGIDA/DELICTIVA

Segundo piso ECONOMÍA


Don y reciprocidad No conta-
TRABAJO NO VERNACULA
bilizada Oiko-
MERCANTIL No remu- nomía
Principio nerada
calidad Primer piso ECONOMÍA
Pachamama ECOLÓGICA
EXTERNALIDADES

Fuente: Elaboración propia.

Finalmente, se debe señalar que el desempeño de las empresas públicas en


2015 no ha sido el mejor. La deuda de estas empresas ha crecido mucho, es-
pecialmente la de la Industria Azucarera de san Buenaventura. La pregunta
es: ¿Cuál es el umbral límite de las estatizaciones? De continuar este ritmo,
¿se animará el gobierno a incursionar en estatizaciones en el sector privado
de menor tamaño?, ¿lo hará también en el sector comercial, lleno de cuenta-
propistas?

151
¿Adónde fue a parar la bonanza?

2. Principales inversiones del período 2006-2015

El comportamiento de la inversión pública en el periodo 2006-2015 es altamen-


te significativo. En cifras oficiales, este crecimiento –que ha saltado de $us500
millones anuales promedio antes del 2005 a más de $us6.000 millones desde el
2015 (Gráfico 16) – es fruto de un excedente económico que es muy particular.

GRAFICO 16. AMÉRICA DEL SUR: INVERSIÓN PÚBLICA EN PORCENTAJE DEL PIB 2005 – 2015(e)

18,0 17,4
16,0 15,0
14,0
12,0
10,0
8,0 6,6 6,8
6,0 5,0
4,7 4,9
4,0 3,4 4,0
3,2
2,5
2,0 1,8 2,2
1,2
0,0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014(e) 2015(e)

Bolivia(*) Uruguay Chile


Colombia Perú Ecuador
Argentina Brasil Paraguay
(*) La serie para Bolivia proviene del Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo (VIPFE)
(e) Estimado por el FMI
Fuente: “Informes del Artículo IV” de cada país del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central de Ecuador, Secretaría de Hacienda de Argentina
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

Bolivia muestra indicadores de inversión pública –en porcentaje del PIB– mucho
más altos que los de otros países de Latinoamérica, como resultado de la política
de intervención estatal en la economía y de altos excedentes disponibles.
Ahora bien, las diferencias entre la inversión pública programada y la eje-
cutada han sido altas en el periodo 2006-2015. Los últimos años se ha reducido
esa brecha. Pero aun así al menos en niveles subnacionales alcanza entre el
40 y el 30%. Esto quiere decir que se programa más de lo que se ejecuta. La
explicación de los funcionarios de nivel subnacional es que los desembolsos,
especialmente del IDH, les llegan recién en los meses de octubre, noviembre y
diciembre107, lo que no les da tiempo de cumplir con los procedimientos de la
norma del Sistema de Administración de Bienes y Servicios (SABS), para mejo-

107 Una explicación de este desfase, a mayor detalle, se tiene en: CEBEM, Construcción de Agenda Pública
Alternativa. Oxímoron: Las Autonomías Centralistas de Bolivia o de las Autonomías A La Heteronomía.
CEBEM, Editorial Punto de Encuentro, La Paz, octubre de 2013.

152
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

rar su ejecución108. Estos procedimientos exigen 15 días para publicar la licita-


ción, 15 días para recibir propuestas, 15 días para calificar propuestas, 10 días
para impugnaciones, etc. El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas señala
que los desembolsos se realizan en función a los pagos que hacen Argentina
y Brasil, especialmente, por el gas exportado. Pero aun así, no se justifica el
bajo porcentaje de ejecución del nivel nacional y de las empresas públicas, que
oscila en el 70% en los últimos cinco años del periodo de análisis.
Los datos de la inversión pública, en detalle, aparecen en el Gráfico 17.

GRAFICO 17. BOLIVIA: INVERSIÓN PÚBLICA EJECUTADA POR NIVEL INSTITUCIONAL 1997 – 2015(PGE)
(en millones de $us)
6.179
6.200 Inversión Pública ejecutada
37 %
A julio de 2014 y 2015
787
9%
4.960 2.077 4.507

974
1.903
275 241 3.781
339 765
3.720 385
1.355 2.897 680

1.208
1.110
2.480 2.182 485 938

4.108
Jul 2014 Jul 2015
1.439 1.521 344 687
1.351
504

2.198
1.240 1.005 398 271

1.892
879 324
1.534
583 639 585 500 602 629 357 409
2011 1.157

326 493 423


202 266 690
281 327 461 511
0
2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2012

2013

2014

2015
(PGE)
Adm. Central Adm. Local Adm. Departamental Cof. Regional Universidades
(PGE) Presupuesto General del Estado
Fuente: Viceministerio de Inversión Pública y Financiamiento Externo (VIPFE)
Elaboración: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Unidad de Análisis y Estudios Fiscales (UAEF)

Como observamos, la inversión pública hoy en Bolivia es: altamente centralizada


desde el Gobierno Nacional, esto ha destruido los avances de descentralización
fiscal financiera logrados desde la Participación Popular en 1994; es una inversión
orientada de manera discrecional en transferencias intergubernamental asistemá-
ticas no condicionadas y en programas como el Evo Cumple que intervienen e

108 Esto ha llevado a que se flexibilicen las normas SABS con los DS 21190 de julio de 2007, DS 0181 de
junio de 2008 y DS 1497 de febrero de 2013, que ha dado como resultado que ahora sean adjudicas
las obras y contratos del Estado mayoritariamente por Contratación Directa, Otras (definidas por el fi-
nanciador), y Por Excepción, más que por Licitación, que ahora son las menos, según datos del Sistema
de Contrataciones del Estado (SICOES), disponibles en la web. Esto incluye la actualización de costos
de obras y contrataciones, con una metodología recientemente incorporada al arsenal de normas que
regularizan estas modalidades de contratación: Validación Y Actualización de costos (VYA). Estas modifi-
caciones a la norma han dado pie a que se produzcan un número mayor al 90% de invitaciones directas,
con relación a las licitaciones públicas (ver el análisis de Enrique Aranibar Bacarreza en este volumen).

153
¿Adónde fue a parar la bonanza?

invaden competencias autonómicas de niveles de Gobierno Subnacional; es una


inversión que no coordina ni concurre con esos niveles de gobierno, ni siquiera
en competencias compartidas y/o concurrentes (Cuadro 6);es una inversión que
no tiene los debidos controles, generando opción a acciones fuera del control
gubernamental, que han dado lugar a hechos hoy procesados por corrupción109.

CUADRO 6. INVERSIÓN PÚBLICA POR NIVEL DE GOBIERNO


Años Nacional Departamental Municipal
1993 80% 17% 3%
1995 45% 35% 20%
2000 40% 40% 20%
2005 45% 38% 17%
2010 50% 29% 21%
2015 72% 17% 11%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del MEFP 2015.

La descentralización de la inversión pública es el primer paso de una real des-


centralización fiscal financiera y el indicador más claro, en relación a la inde-
pendencia fiscal de las entidades autónomas.
A este cuadro se debe añadir la inversión pública realizada por empresas
con participación del Estado (Cuadro 7).

CUADRO 7. INVERSIÓN PÚBLICA EMPRESAS CON PARTICIPACIÓN DEL ESTADO


Años Inversión pública de empresas del Estado Crecimiento
(Millones de $us) %
2005 0
2006 139 1.390%
2007 190 37%
2008 285 50%
2009 528 21%
2010 459 -15%
2011 751 64%
2012 752 0,1%
2013 796 6%
2014 1121 41%
2015 1093 -2,5%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del MEFP 2015.

109 Hay varios informes internacionales que revelan un incremento en la corrupción en el periodo 2006-2015
(Transparencia Internacional, por ejemplo) e informes nacionales independientes (Jubileo, CEDLA, etc.).

154
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Esta inversión, la de las empresas con participación del Estado, es también


atribuible al Gobierno Central e incrementa el porcentaje de inversión que co-
rresponde al nivel nacional. Son inversiones nacionales.

La inversión y el desarrollo económico

Dado que la inversión pública es hoy mucho más alta que la inversión priva-
da, cabe realizar un análisis de la misma, desde una perspectiva descentrali-
zada. En todo caso, se observará también la inversión pública del Gobierno
Central, aunque la misma está dedicada a dos rubros de manera mayoritaria:
infraestructura y sector productivo de hidrocarburos y minería. Las inversio-
nes e infraestructura se dividen en dos: la de caminos y la social, que impli-
ca construcción de infraestructura en el sector Salud, ya que Educación es
competencia municipal. Aunque las inversiones de Salud en el tercer nivel es
competencia departamental, y en el segundo y primer nivel es municipal, el
programa Evo Cumple ha hecho inversiones en Salud igualmente, de manera
directa o vía gobiernos municipales. En el ámbito productivo, la inversión ha
tenido varias características, pero casi siempre es intensiva en uso de tecno-
logía y no de mano de obra.
Con la información disponible, se ha podido construir el Cuadro 8.

CUADRO 8. INVERSIÓN PÚBLICA DEPARTAMENTAL Y MUNICIPAL 2013


(en millones de Bs.)
Inversión de Gobiernos Municipales* Inversión de Gobernaciones Departamentales
Departamento
Total Productiva % Total Productiva %
Chuquisaca 900 80 9 600 57 9
La Paz 1.395 27,5 2 561 50 10
Cochabamba 1.288 64,4 5 910** 50 6
Oruro 350 30 8,5 210 37 17,6
Potosí 400 5 1,25 783 165 21
Santa Cruz 1.500 75 5 1.020 144 14
Tarija 800 360 45 1.400 630 45
Beni 30 1,45 5 150 7 5
Pando 55 5 9 181 25,1 13,8
*Sólo capitales de departamento
**Estimado a fin de año
Fuente: Información obtenida directamente de las ETA, de investigación propia.

155
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Como se observa en el Cuadro 8, fuera de Tarija la inversión pública no va al


sector productivo a nivel subnacional: la inversión pública se ha re-centraliza-
do después del proceso de la Participación Popular que logró un incremen-
to en la inversión departamental y municipal en términos porcentuales. Hoy,
más de dos tercios de la inversión pública es nacional, con fuerte tendencia
centralista, fruto de inversiones discrecionales y de decisiones presidenciales
altamente personalizadas y fuera de cualquier planificación o proceso de insti-
tucionalización del desarrollo.
Un estudio reciente110 señala que la inversión pública y los PIB departa-
mentales son bastante asimétricos en Bolivia. Pero también, según algunos
autores111, se sostiene que elevados niveles de desigualdad generan un freno
al crecimiento, lo que aplicado a la inversión pública subnacional equivale a
señalar que el elevado crecimiento de departamentos como Santa Cruz y Tarija
puede detener el crecimiento de otros como Pando y Chuquisaca.
El PIB per cápita muestra que, de lejos, Tarija tiene el más alto, debido so-
bre todo a su baja población, pero también a su creciente producción hidrocar-
burífera. En cambio, La Paz, Potosí y Cochabamba, solo tienen por debajo de
este PIB a Chuquisaca y Beni. La inversión pública per cápita muestra también
que La Paz, Santa Cruz y Cochabamba tienen los niveles más bajos de Bolivia,
por su elevada población, sobre todo, y pese a que tienen índices de inversión
pública alta. Esto refleja, desde otra visión, las inequidades fiscales y de inver-
sión departamental.

CUADRO 9. INVERSIÓN PÚBLICA 2012 (en millones de $us y %) e Inversión Pública Ejecutada 2012 (en %)
Departamento Total Productiva % Total
Chuquisaca 149,44 5,2 112,03 5,2
La Paz 580,51 20,2 435,19 20,2
Cochabamba 479,92 16,7 359,78 16,7
Oruro 183,92 6,4 138,88 6,4
Potosí 270,14 9,4 202,51 9,4
Santa Cruz 385,09 13,4 288,69 13,4
Tarija 442,57 15,4 331,78 15,4
Beni 109,20 3,8 81,87 3,8
Pando 60,35 2,1 45,24 2,1
Nacional 215,54 7,5 161,58 7,5
Bolivia 2.873,80 100 2.154,40 100
Fuente: Fundación Milenio. Informe sobre de la Economía gestión 2012.

110 Rubén Ferrufino, Iván Velásquez, Marco Gavincha: “Suficiencia y Eficacia de la inversión en Bolivia
(1989-2009)”. En Gasto Fiscal y Bien Común. Fundación Milenio. 2012.
111 Robert Barro, X. Sali-i-Martin.Economic Growth. New York. Mac Graw.Hill. 1995.

156
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Otra información es la que agrega la inversión departamental con la municipal,


en términos globales, es decir, tomando en cuenta la información de todos los
gobiernos municipales de los departamentos, más la información de la Gober-
nación Departamental (Cuadro 9).
Se ha conocido, por otra parte, y en base a la información analizada, que
con esos niveles de inversión pública ejecutada en 2012 la inversión pública
impacta en la generación de empleo hasta en un punto porcentual de la tasa
de desempleo abierto.
Las inversiones realizadas durante el gobierno de Morales se resumen en
el Cuadro 10.

CUADRO 10. INVERSIÓN PÚBLICA DEL GOBIERNO NACIONAL


EN LOS GOBIERNOS DE EVO MORTALES
(en miles de millones de $us)
Años Inversión Pública Tasa de crecimiento anual (%)
2006 879
2007 1.005 14,33
2008 1.351 34,42
2009 1.439 6,51
2010 1.521 5,69
2011 2.182 43,45
2012 2.897 32,77
2013 3.781 30,51
2014 4.507 19,20
2015 (p) 6.179 37,50
Total 25.741
Fuente: Elaboración propia en base a datos del MEFP 2015.

Como se observa en el Cuadro 10, el total de la inversión pública del Gobierno


Ventral ha sido de $us25.741 millones, en cifras oficiales. El crecimiento pro-
medio de la inversión pública ha sido del 22,43%. Cabe preguntarse si estas
inversiones fueron de apoyo a la producción, ya que las productivas se ejecu-
taron mediante las empresas públicas y no figuran en el Presupuesto General
del Estado.
Las inversiones en caminos, que se contabilizan como de apoyo a la pro-
ducción, se contabilizan los proyectos que aparecen en el Cuadro 11

157
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CUADRO 11. PROYECTOS DE INVERSIÓN PÚBLICA DE APOYO


A LA PRODUCCIÓN EN INFRAESTRUCTURA VIAL 2006-2015
(en miles de millones de $us)
Pavimentados de:  Millones de $us
Doble vía La Paz-Oruro 312,5
Huanuni-Llallagua 24
Sucre - Ravelo 34,4
Zudañez-Tomina-Padilla 32,1
Potosí-Villazón 53,2
Potosí-Tarija 226
Santa Cruz-Puerto Suarez 450
Riberalta-Guayaramerín 56
Porvenir-Puerto Rico 180
Oruro-Pisiga 125,9
Potosí-Uyuni 108,1
Construcción de:  
Rurrenabaque - Riberalta 600
San Ignacio de Moxos-Trinidad 76
San Borja - San Ignacio de Moxos 245,8
Fuente: Ministerio de Planificación.

En otros sectores, pero también bajo el rótulo de apoyo a la producción, se


tienen los proyectos que figuran en el Cuadro 12.

CUADRO 12. PROYECTOS DE INVERSIÓN PÚBLICA DE APOYO A LA PRODUCCIÓN 2006-2015


(en miles de millones de $us)
Telecomunicaciones:   Millones de $us  Observación
Ampliación de red de fibra óptica ENTEL 350 Programado
Agropecuario    
Sistemas de riego 75  
Semillas y otros insumos 3,1  
Silos e infraestructuras de acopio 20  
Inversiones en represas 3,8  
Fuente: Ministerio de Planificación.

No pueden faltar, en este recuento de la inversión pública, aquellos proyectos


que corresponde a decisiones altamente centralistas, presidenciales y verticales
(Cuadro 13).

158
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CUADRO 13. PROYECTOS DE INVERSIÓN PÚBLICA PRESIDENCIAL 2006-2015


(en miles de millones de $us)
Telecomunicaciones: Millones de $us   Observación
Satélite Tupak Katari 300  
Equipos en red de radios comunitarias (30 radios comunitarias) 2  
Energía    
Proyectos hidroeléctricos (Rositas 1000- El Bala 7000 millones de $us) 8.000  
Nacionalización de ENDE 36  
Inversión en energía nuclear 2.000 Hasta el 2025
Inversiones en energía evaporítica en Uyuni 925,2  
Inversiones en energía eólica en Cochabamba 7,6  
Nacionalización de Iberdrola (Electropaz, Elfeosa, Cadeb y Edeser) 53,6  
Hidrocarburos    
Planta separadora de líquidos en el Chaco 603,9  
Planta de Urea y Amoniaco de Bulo Bulo1 843,9  
Planta Separadora de Líquidos Gran Chaco 609  
Planta Separadora de Líquidos en Rio Grande 160  
Compra de avión para buscar hidrocarburos 16,5  
Minería y metalurgia    
Inversiones en Karachipampa 0,75  
Inversiones en reconversión y preservación de Cerro Rico de Potosí 3,2  
Agropecuario    
Seguro Agrario 3,4  
Transporte    
- Teleférico La Paz primera fase 236  
- Teleférico La Paz segunda fase 450  
- Tren eléctrico Santa Cruz (ejecutado y proyectado) 750  
- Tren eléctrico Cochabamba (ejecutado y proyectado) 500  
BOA (15 millones de $us capital de creación, 80 millones de $us com-
pra de cuatro aviones chinos, 10 millones de $us escuela de pilotos, 117  
12 millones de $us aviones para vuelos regionales)
Defensa    
Barcazas chinas 30  
Aviones caza (inversión programada aún no se compraron) 200  
Armamento 140  
Compra de radares (Euros) 200  
Saneamiento Básico    
Mi agua I: Bs781.720.290.-; Mi
Mi Agua I, II y III2 403,8 agua II: Bs.1.148.113.493.-; Mi
agua III: Bs. 885.134.417.
Vivienda    
Vivienda social 569

159
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Otros
Construcción Palacio de Gobierno 33  
Avión presidencial 38,7  
Dos helicópteros, cada uno a 5,5 millones de $us 11  
Terminal aérea presidencial 1,5  
Museo de la Revolución Democrática en Orinoca 6,7  
Stadium en Chimoré 2,9  
Vehículos presidenciales 0,86  
Aeropuerto internacional de Chimoré 36,5  
Fuente: Ministerio de Planificación del Desarrollo.

Los datos del Cuadro 13 señalan que –en los diez años de gobierno de Evo
Morales– del total de proyectos de inversión pública cuyo monto total fue de
$us25.741 millones, el 67,18% se destinó a proyectos presidencialistas de ningún
impacto económico con un monto de $us17.292,1. Esto quiere decir quedos ter-
cios de la inversión pública nacional fueron destinados a este tipo de proyectos.
En esta cifra, además, no se toman en cuenta muchos proyectos de montos bajos,
y de los que no se tiene una estadística fiel para sumarlos: canchas de césped
sintético, coliseos polifuncionales, sedes sindicales, sedes para movimientos so-
ciales, etc. Se estima que estas inversiones suman un monto equivalente al 1%
del total de la inversión pública en el periodo112, es decir, alrededor de $us 263
millones, con lo que los proyectos sin trascendencia económica ascienden a $us
17.555,1, lo que representa el 68,2% del total de la inversión pública en el perio-
do 2006-2015: más de dos tercios de la inversión pública nacional.
Por otra parte, si se considera el programa Evo Cumple que abarcó $us
1.428 millones en 6.475 proyectos, casi todos invadiendo competencias au-
tonómicas subnacionales, se puede considerar que la cifra sube más aún, ya
que excluyendo el 1% anteriormente calculado, y sumando a los proyectos ya
listados, se obtiene una cifra de $us 18.720,1, que representan el 72,72% del
total de la inversión pública nacional. Y si al monto del programa Evo Cumple
se le resta los proyectos productivos, de infraestructura vial y de riego, ligados
a la producción, que suman $us 231 millones, se tienen $us 1.197, que sumado
a los proyectos listados en el Cuadro 13 dan como resultado la suma de $us
18.489,1 millones, que representa el 71,82%, de la inversión pública no desti-
nada a la producción, y que se sujetó a un centralismo operativo y decisorio
concentrado en la Presidencia del Estado Plurinacional.

112 Monto muy conservador, ya que solo en infraestructura deportiva, tinglados, coliseos, canchas con cés-
ped sintético, etc., se gastó Bs2.644 millones, equivalente a $us383 millones.

160
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

CUADRO 14. INVERSIÓN PÚBLICA NACIONAL Y LA CENTRALIZADA EN LA PRESIDENCIA


(en millones de $us)
Inversión Publica Monto Porcentaje
Inversión total 25.741 100
inversión presidencial 17.292,1 67,18%
inversión presidencial más la de menor monto 17.555,1 68,2%
Inversión presidencial con Evo Cumple 18.720,1 72,72%
Inversión presidencial con Evo Cumple sin producción 18.489,1 71,82%
Fuente: Elaboración propia.

Los ingresos por concepto de exportaciones de gas llegaron a $us125.000 mi-


llones113. De estos, las inversiones totales representaron $us25.741 millones, y
las que se han calificado como desligadas del apoyo a la producción y de gene-
ración de condiciones de sostenibilidad del crecimiento económico, represen-
tan el 67%; si al monto señalado se le suman las inversiones menores, de poca
o ningún impacto en términos económico sociales, la cifra porcentual llega al
68%, que representan más de dos tercios del total de la inversión. El saldo entre
lo recibido por hidrocarburos y el monto dirigido a inversión, se destinó a al
gasto corriente en general (cada vez más alto debido al incremento sustancial
de empleados y funcionarios públicos)114 y a aumentar las RIN del BCB.

3. Costo de oportunidad en términos de inversiones en Educación y Salud

Bajo la información utilizada para describir el actual escenario nacional, desde


el punto de vista de la inversión pública en el periodo 2006-2015, cabe pregun-
tarse si esa inversión pudiera haber servido para mejorar los sectores de Salud
y Educación que, en términos de fortalecer y mejorar el capital humano de Bo-
livia, son los sectores que representan la sostenibilidad del crecimiento futuro.
Varios autores consideran que las inversiones en Educación y Salud cons-
tituyen factores de impulso al crecimiento económico: El trabajo de T. W.
Schultz115, por ejemplo, despertó en interés actual por la educación. Uzawa,

113 Según Humberto Vacaflor, son $us140.000 millones (Vacaflor.obolog.com).


114 El número de asalariados del sector púbico era de 50.000 el 2005 y hoy sobrepasa los 350.000. Con el
tema del doble aguinaldo, se calculó el mismo significaba $us240 millones de dólares al Estado. Costo
similar al de la construcción de 40 hospitales de segundo nivel. Alrededor de un millón de personas
reciben aguinaldo. Los datos del CEDLA calculan que la masa trabajadora en el país es de más de 4
millones de trabajadores, de esos, un poco menos de 1 millón reciben aguinaldo.
115 Shultz, T.W. Capital Formation By Education. Journal of Political Economy. Vol. LXVII, 1960, pp. 571-587.

161
¿Adónde fue a parar la bonanza?

a su vez, incluyó sus estudios bajo el contexto de la teoría neoclásica del cre-
cimiento116. El trabajo de Phelps, a su vez, es esencialmente un esfuerzo para
encontrar una “función tecnológica” satisfactoria para ser incorporada al mo-
delo simple de Solow117; esta función explica el origen del aumento técnico
endógeno del progreso en un sistema económico.

Educación

Iniciamos el análisis con la presentación de algunos indicadores (Cuadro 15).

CUADRO 15. INDICADORES DE EDUCACIÓN


Indicador Indicador PNUD Indicador Bolivia 2015
Alumnos por maestro 25 35
Tasa de analfabetismo 0% 2,3%
Tasa de deserción escolar 0% 1,2%
Tasa de deserción escolar de niñas 0% 6%
Gasto en educación 15% del PIB 7% del PIB
Inversión en educación 25% de la IP 11,5% de IP
Fuente: Elaboración propia en base a datos de UNESCO, PNUD y Ministerio de Educación.

Está claro, como se observa en el Cuadro, que los indicadores de Educación en


Bolivia han mejorado substancialmente. En el indicador de analfabetismo, de un
nivel de casi el 6% en 2005 se llegó al 2,3% en 2016, aunque no se ha medido el
analfabetismo funcional y el analfabetismo retrotraído (la falta de práctica) que
pueden elevar esa tasa a casi el 10%. La tasa de abandono o deserción escolar,
asimismo, ha descendido de un nivel de más del 6% al 1,2%, tal como señala las
cifras oficiales a 2016. Este logro, sostiene el gobierno, se debe, entre otras polí-
ticas, al Bono Juancito Pinto y otras medidas como el diploma de bachiller gra-
tuito, becas solidarias, telecentros educativos comunitarios, computadoras para
docentes y estudiantes y la certificación de competencias laborales técnicas. Los
avances del sector educativo en los últimos 25 años son, efectivamente, significa-
tivos: la cobertura escolar mejoró, la tasa neta de asistencia escolar aumento del
69% al 87% y el rezago escolar se redujo del 43% al 19%.

116 Uzawa. H. Optimum Technical Change In Aggregate Model Of Economic Growth. International Econo-
mic Review. Volumen XXXIII. 1965, pp. 133-45.
117 Phelps, E.S. Model Of Technical Progresss And The Golden Rule Of Research. Review of Economic Stu-
dies. Vol. XXXIII, 1966.

162
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Donde no existen mejoras sustanciales es en los niveles de gasto e inver-


sión en Educación, hasta el grado en que se puede afirmar que esos niveles son
muy bajos. Y es en esto donde en este estudio se quiere hacer énfasis, porque
los gastos en las políticas de Educación fueron particularmente exiguos si se
los compara con el volumen de proyectos de inversión pública centralizados,
que no incidieron en la producción y que al menos pudieron haber contribuido
al sector de Educación, pues solo así, creemos, mejorará en el largo plazo el
desarrollo económico y humano en el país.
Hay dos características centrales en el gasto corriente en el sector Edu-
cación. Si se toman las cifras de los últimos 20 años, el gasto corriente (sin
universidades, cuyo gasto, en realidad, no modifica sustancialmente el gasto
total) siempre tuvo un componente del 99% destinado a salarios; el año 2008
ese componente del presupuesto llegó al 97%, pero no porque se hay gastado
más en materiales educativos, sino porque el pago de los servicios básicos
de las escuelas (luz, agua) fueron cubiertos por los gobiernos municipales. El
incremento del gasto corriente en materiales educativos es un factor clave en
la mejora del sector; en los últimos diez años esos gastos se cubren solamente
con la inversión proveniente de la aplicación de la LASEP (Ley Nº70 de Educa-
ción “Avelino Siñani y Elizardo Pérez”) y las políticas públicas ya mencionadas.
La segunda característica importante del gasto corriente es que no crece
sustancialmente. Si la Reforma Educativa de 1995 se planteó que el gasto del
sector (sin universidades) debía subir al 7% del Producto Interno Bruto (PIB) y
a 25% del Presupuesto General de Educación (PGN) hasta el 8vo año de prima-
ria, que se cumplió el año 2004, lo que se tiene como resultado a ese año(2004)
es que el gasto en Educación estuvo en 4,7% del PIB, el 14,7% del PGN 2004
programado y el 13% del ejecutado. En el año 2008 se gastaron Bs7.559 millo-
nes, y la inversión fue de solamente Bs774 millones118. El 2015 se mencionan
Bs20.700 millones de inversión119.
En realidad, no hay mucha diferencia entre los presupuestos programados
y ejecutados, ya que la variable salarios es inflexible, y por eso se gasta casi
todo lo que se programa en el sector.
Es necesario ahora, reparar en los datos más recientes, aquellos que per-
miten observar la composición del gasto en Educación en función al salario
(Cuadro 16).

118 Murillo Zambrana, Orlando: Análisis Del Financiamiento De La Educación En Bolivia. Observatorio So-
cial de Políticas Educativas de Bolivia (OSPE-B) La Paz. 2010. Ver también: Mario, Galindo (coordinador):
Los desafíos de la educación en el proceso autonómico boliviano, Programa de Investigaciones Estratégi-
cas de Bolivia PIEB/ Ministerio de Educación. Serie 100 Años de Educación en Bolivia. La Paz, 2011.
119 Informe Presidencial 2006-2015 de 22 de enero de 2016. Esto representó el 48,55% de la inversión
pública del año, lo que resulta difícil de creer (no figura así en la lista de proyectos del SNIP) y no es
coherente con el resto del Informe presidencial.

163
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CUADRO 16. COMPOSICIÓN DEL GASTO EN EDUCACIÓN EN FUNCIÓN AL SALARIO


Componente 2000 2004 2008 2015
Sueldos y salarios 77% 76% 68% 70%
Inversión 7% 11% 10% 11,5%
Otros 16% 13% 22% 18,5%
Total 100% 100% 100% 100%
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Murillo Zambrana (2010), a partir de información del Compendio Estadístico de Inversión Social en
Niñez y Adolescencia de UDAPE.

Como se puede ver, el total del gasto en Educación muestra, primero, que los
sueldos y salarios en el sector constituyen una variable inflexible; luego, como
se ha señalado, si se toma solo el gasto corriente, es cifra porcentual supera
el 90%. El gasto denominado “Otros”, por su parte, representa el gasto en luz,
agua, servicios de gas, algún equipamiento, que usualmente es cubierto con
recursos municipales o departamentales.
En el tema salarial en el sector, por otra parte, está directamente relacio-
nado con la conflictividad social, paros que, según información oficial, repre-
sentaron 40 días en el periodo 2006-2015 y 10 días en el periodo 2003-2005120.
Si se observa los datos que se presentan en el Cuadro 17, se puede llegar a
mayores conclusiones.

CUADRO17. GASTO EN EDUCACIÓN COMO PORCENTAJE DEL PIB


Años Gasto en Educación Gasto corriente Inversión
1995 4,5% 3,5% 0,8%
2002 6% 4,1% 1,5%
2010 5,2% 3,6% 1,58%
2015 5,8% 4,3% 1,5%
Fuente: Actualización propia en base a Oswaldo Nina, Conferencia sobre Calidad en la Educación, Hotel Europa, 25 de agosto de 2010.

Está claro que para mejorar la educación en Bolivia se debe atacar el tema de
los salarios y el número de ítems para los maestros, ambos factores insuficien-
tes hasta la fecha. Esto implica que llegar al 25% del Presupuesto General del
Estado PGE calculado para el 2016 en Bs217.139,6 millones, monto que equi-
vale a Bs54.284,9 millones o $us7.867,4 millones. Esto implica un incremento,
por la vía del PIB, de al menos $us1.540 millones, y por la vía del PGE de
$us2.300 millones.

120 Informe Presidencial 2006-2015 de 22 de enero de 2016.

164
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Ahora bien, previendo un incremento salarial al Magisterio de al menos


el 50% –que representa subir el gasto en Educación a $us10.000 millones y
un gasto de inversión en infraestructura y en equipamiento de $us3.000 mi-
llones– implica que esa inversión pública presidencial, que en 10 años ronda
los $us18.000 millones, era suficiente para cubrir estas necesidades, logando
que la educación en Bolivia alcance niveles de excelencia y de mayor calidad
a nivel internacional.

Salud

Existen autores que afirman que la inversión o gasto en el sector Salud redunda
en la existencia y sostenimiento de una población que aporta con una mayor
productividad del trabajo y del capital a la generación del producto121. Los es-
tudios revisados por este trabajo tienen aplicación directa en el caso boliviano.
Iniciamos el análisis con un conjunto de indicadores (Cuadro 18).

CUADRO 18. INDICADORES DE SALUD


Indicador Indicador OPS Indicador Bolivia 2015
Médicos por mil habitantes 2 1
Personal de salud por mil habitantes 14 7
Mortalidad infantil por mil nacidos vivos 7* 55**
Mortalidad materna por 100.000 nov. 2 72
Gasto en salud 6% del PIB 6,1% del PIB3
Inversión en salud 20% de la IP 50%4
Fuente: Elaboración propia en base a datos de OPS/OMS y Ministerio de Salud.
*Es el indicador más bajo de América latina y le corresponde a Cuba.
**Rural 85, urbana 40.

Bolivia es un caso paradigmático en América Latina cuando se combinan los


bajos niveles de desarrollo humano con los altos niveles de desigualdad y
pobreza. Las clásicas dicotomías campo-ciudad u oriente-occidente presentan,
en el caso del país, nuevos matices. Como se observa en los indicadores del
Cuadro 18, hay un bajo índice de médicos y de personal de salud por habitan-
te. En cuanto a las patologías, estas son combinadas. El perfil epidemiológico
de Bolivia combina enfermedades de la pobreza y de la globalización: malaria,
chagas, tuberculosis, además de cáncer, hipertensión arterial, insuficiencia car-

121 Ignarro Louis; Myers, Andrew. La Salud Es Riqueza. Health Value Publications. USA. 2009.

165
¿Adónde fue a parar la bonanza?

diaca y diabetes. La mortalidad infantil y la materna han descendido gracias a


una política de Estado denominada Seguro Universal de Salud, convertida en
Seguro Integral de Salud el 2014, con la Ley 475.

GRÁFICO 18. COMPARACIÓN INTERNACIONAL INDICADORES 2013

Gasto total en salud Gasto total en salud


(CHA 1.0) en % del PIB (SHA 1.0) per cápita
8% 2.500

2.000
7%
1.500
7,9 $2428 (PPA)
1.000 o us$ 2434
6%
6,1 6,2 500 $ 918 (PPA)
$ 390 (PPA) o us$ 608
o us$ 184
5% 0
Bolivia Otros países Países con Bolivia Otros países Países con
andinos (p) C.U.* (p) andinos (p) C.U.* (p)

Gasto público en salud Gasto público en salud


en % del gasto Gob. general (SHA 1.0) per cápita
14% 2.000

13% 1.500

12% 13,9 1.000 $1837 (PPA)


o us$ 1860

11% 500
11,7 11,8 $ 265 (PPA) $ 479 (PPA)
o us$ 125 o us$ 310
10% 0
Bolivia Otros países Países con Bolivia Otros países Países con
andinos (p) C.U.* (p) andinos (p) C.U.* (p)

*Lista de países elaborada en base a datos ISSA, OMS, etc.


Fuente: Cuentas de Salud 2013 (Ministerio de Salud) y WHO Global Health Expenditure Database.

En cuanto al gasto, y en relación al PIB, Bolivia está por debajo del promedio
latinoamericano; lo mismo sucede si se relaciona el gasto público en Salud
como porcentaje del gasto del Gobierno Central, pues el gasto per cápita en
Salud es de $us184, cuando el promedio mundial es de $us2.428, y el gasto pú-
blico en salud per cápita es de $us265 cuando el internacional es de $us1.837.
El gobierno, sin embargo relieva como su mayor logro el hecho de que el 44%
de los ítems de este sector se asignaron en su gestión.
Los niños/as de Bolivia representan el 44% de la población nacional. En
el aspecto que más nos atañe, en el socio-sanitario, los niños/as no lo tienen
fácil. Actualmente, 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes requieren una

166
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

atención especial a su salud sobre todo centrada en los primeros años de


atención oportuna y de calidad, desde el parto hasta las enfermedades de
tipo infecciosas agudas como las diarreas y neumonías. Uno de los grandes
problemas de los grupos de la infancia más vulnerable es la desnutrición
crónica.
El gasto medio de bolsillo (gasto por cada persona o familia) en Salud
es otra barrera financiera importante en el acceso a este servicio básico. El
gasto de bolsillo se estima en un 30% del gasto total en salud. Esto es una
privatización de facto. El gasto catastrófico –gasto añadido en las familias en
sanidad privada– permite señalar que del 100% de hogares que tuvieron que
enfrentar un gasto catastrófico en salud, el 63% pertenece al área urbana y el
37% reside en el área rural. En el Cuadro 19 se presentan los datos del Gasto
en salud por servicios.

CUADRO 19. GASTO EN SALUD POR SERVICIOS EN PORCENTAJE


Servicios 1998 2005 2015 (e)
Servicios Ambulatorios 37% 36% 35%
Servicios Hospitalarios 18% 20% 25%
Servicios De Prevención Y Promoción 4% 5% 10%
Otros 37% 35% 30%
No Asignables 4% 4% 0%
Total 100% 100% 100%
Fuente: Elaboración propia en base a datos de OPS/OMS y Ministerio de salud.
(e) Estimado

En cuanto a la cobertura de los sistemas de salud, estos son los datos más ge-
nerales: solo el 26% de la población boliviana está cubierta por el sistema de
seguros de salud (21% la Caja Nacional de Salud y 5% distintas Cajas pequeñas)
y más de la mitad de la población acude habitualmente a la medicina tradicio-
nal; se estima que entre el 5 y el 10% de la población demanda servicios del
sector privado, por lo que el 70% restante de la población debe ser cubierta
por el sector público de Salud; la fragmentación del sistema de salud (Gráfico
19), finalmente, constituye una de las mayores dificultades para el logro de una
cobertura universal de este servicio básico.

167
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRAFICO 19. FRAGMENTACIÓN DEL SISTEMA DE SALUD, 2013

Gasto per cápita (afiliados) en US$, seguridad social

500
Formación de capital en salud 129
Gasto corriente en salud 55
400 33
6

300 24
29
200 17 358 348 360 322
11 255
100 8 203
152
75 92
0
CNS SSUs CSSNC... CORDES COSS... CBES SINEC CSBP CPS

Gasto per cápita (población no afiliada) en US$, gobiernos territoriales (subsector público)

250
Formación de capital en salud 58
200 Gasto corriente en salud
36
23 37
150
37
18
100 17 13
11
136 123 141 167
50 83 89 92
65 70
0
Cochabam. Potosí La Paz Sta. Cruz Oruro Beni Chuquisaca Pando Tarija
Fuente: Cuentas de Salud 2013 (Ministerio de Salud).

En el Cuadro 20 se presenta el gasto en Salud por servicios.

CUADRO 20. GASTO EN SALUD POR SERVICIOS EN PORCENTAJE


Servicios 1998 2005 2015
Servicios Ambulatorios 37% 36% 35%
Servicios Hospitalarios 18% 20% 25%
Servicios De Prevención Y Promoción 4% 5% 10%
Otros 37% 35% 30%
No Asignables 4% 4% 0%
Total 100% 100% 100%
Fuente: Elaboración propia en base a datos de OPS/OMS y Ministerio de Salud.

168
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Como se puede constatar, los agentes de salud en Bolivia destinaron en 1998


una mayor proporción de recursos a gastos de servicios ambulatorios (el 37%
frente al 35% en 2015), y estos se mantuvieron en el tiempo; en cuanto a los
servicios hospitalarios, estos llegaron en 2015 al 25% del gasto total y crecieron
muy poco porcentualmente; los servicios de prevención y promoción, que en
1998 solo alcanzaron el 4%, sí crecieron significativamente (llegaron al 10% en
2015). La categoría de gasto “otros” que incluye principalmente el gasto de ho-
gares con medicamentos y transporte (el 37% en 1998), disminuyó muy poco
en el tiempo (30% en 2015); los gastos no asignables, a su vez, se redujeron a
cero. En lo que respecta a gastos en programas de prevención y promoción, el
sub-sector público es el que realiza mayores gastos, ya que cubre casi el 97%
de los gastos realizados en este tipo de programas.
En el Gráfico 20 se presentan el gasto corriente total público en el sector
Salud.

GRAFICO 20. GASTO CORRIENTE TOTAL Y PÚBLICO EN SALUD


(en millones de US$)

1.800
Gasto corriente total en salud 1.642
1.600
Gasto corriente en salud del Gobierno general 1.368
1.400
1.205
1.200
1.051
1.000
845
800 751
600
405
400
251
200
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Gasto corriente
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
per cápita (US$)
Gasto total 47 46 55 58 63 80 94 02 122 136 161
Gasto público 29 27 35 35 39 50 59 63 76 84 103
Fuente: Cuentas de Salud 2011, 12 y 13 y análisis del gasto en salud 2003-11 (Mininterio de Salud - OPS/OMS)

El gasto corriente total y público en salud, muestra que el sector público cubre
el 62% del mismo, y ese gasto es básicamente el relacionado a sueldos y sala-
rios (Recursos Humanos) (Gráfico 21). Su evolución tiene una tasa de cerca al
15% promedio anual.

169
¿Adónde fue a parar la bonanza?

GRAFICO 21. GASTO TOTAL Y GASTO PÚBLICO EN SALUD


(en porcentajes del PIB)

7,0%
Gasto total en salud (corriente + capital)
6,5%
Gasto total en salud (corriente + 6,1
6,0% capital) del Gobierno general
5,5 5,6
5,5% 5,3
5,0%
4,5% 4,1
4,0%
3,6 3,6
3,5% 3,4

3,0%
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Gasto público en 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
salud en % del gasto
total de Gob. general 10,7% 10,6% 11,4% 11,6% 10,8% 10,0% 10,9% 11,4% 10,5% 10,8% 11,7%
Fuente: Cuentas de Salud 2011, 12 y 13 y análisis del gasto en salud 2003-11 (Mininterio de Salud - OPS/OMS)

El Gráfico 21 explica claramente que el 6,1% del PIB destinado al sector Salud
es el del gasto corriente del Gobierno central más el de las gobernaciones y los
gobiernos municipales: estos dos últimos gastan entre cerca del 50% del gasto
del Gobierno Nacional yel 33% del gasto total en Salud.

CUADRO 21. GASTO POR AGENTE DE FINANCIAMIENTO, 2013


(en millones de dólares)
Gasto Formación
Agente de financiamiento (FA) Total (C+K)
corriente de capital
FA.1. Gobierno general 1.051,3 223,7 1.275,0
1.1. Administración central 85,1 14,2 99,3
MInisterio de Salud y Deportes 84,4 8,2 92,6
Las demás entidades del nivel central 0,7 6,0 6,7
1.2. Administración territorial 556,7 123,7 680,4
Gobiernos autónomos departamentales 370,5 26,8 397,4
Gobiernos autónomos municipales 186,2 96,9 283,1
1.3. Instituciones estatatales de seguridad social de corto plazo 398,4 67,4 465,9
Corporación del Seguro Social Militar (COSSMIL) 19,3 1,8 21,1
Caja Nacional de Salud (CNS) 234,7 26,4 261,1
Caja Petrolera de Salud (CPS) 78,8 31,4 110,2
Caja Bancaria Estatal de Salud (CBES) 2,0 0,0 2,0
Caja de Salud del Servicio Nacional de Caminos y Ramas Anexas (CSSNCRA) 8,3 0,9 9,3
Caja de Salud CORDES 17,2 2,4 19,6
Seguro Integral de Salud (SINEC) 4,3 0,4 4,7

170
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Seguros Sociales Universitarios 33,8 4,0 37,8


1.9. Las demás entidades del gobierno 11,0 18,4 29,4
Instituciones públicas descentralizadas 3,4 16,9 20,3
Universidades públicas 7,6 1,5 9,1
FA.2. Compañias de seguros comerciales y sociales privados 102,0 4,6 106,6
2.1. Compañias de seguros comerciales 58,1 0,0 58,1
2.3. Entes gestores privados de la seguridad social de corto plazo 43,9 4,6 48,5
Caja de Salud de la Banca Privada 29,7 4,5 34,2
Seguros Médicos Delegados 14,2 0,0 14,2
FA.4. Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares 37,8 4,4 42,2
FA.5. Hogares 447,8 0,0 447,8
FA.6. Resto del mundo 2,8 0,3 3,1
Gasto total en salud 1.641,7 233,0 1.874,7
Total subsector público (FA. 1.1+1.2+1.9) 652,8 156,3 809,1
Total seguridad social (FA. 1.3+2.3) 442,4 72,0 714,4
Total subsector privado (otros agentes, incluye FA.6) 546,5 4,7 551,2
Fuente: Cuentas de Salud 2013 (Ministerio de Salud).

Otro actor institucional relevante en el sector es la seguridad social. Si se com-


para el gasto en seguridad social con el gasto del Sector Público, se tiene que
el gasto de este sector por cada una de las personas no afiliadas a la seguridad
social en 2013 superó al de la seguridad social ($us72.- per cápita en el caso
del primero, y $us68 en el segundo (Gráfico 22).

GRÁFICO 22. SUBSECTOR PÚBLICO Y SEGURIDAD SOCIAL


(gasto en salud per cápita en US$ constantes de 2003)

80
72
70
60 58 68
Crecimiento real
50 1,5% anual Crecimiento real
1,5% anual
40
30
22
20
Gasto total del Subsector público por no afiliado
10
Gasto total de la Seguridad Social por afiliado
0
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Gasto per cápita


2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
(US$ corriente)
Subsector público 22 24 32 35 42 53 64 67 84 100 133
Seguridad social 58 59 64 66 63 76 88 87 103 106 124
Fuente: Cuentas de Salud 2011, 12 y 13 y análisis del gasto en salud 2003-11 (Mininterio de Salud - OPS/OMS)

171
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Por otra parte, la estructura del gasto corriente del Sector Público por factor,
muestra que las remuneraciones representan el 65% del gasto total en Salud
(Gráfico 23).

GRÁFICO 23. ESTRUCTURA GASTO PÚBLICO CORRIENTE POR FACTOR, 2013

Otros productos
Servicios Productos sanitarios
de salud farmacéuticos 1,1%
10% 9,8%

Bienes y servicios
no sanitarios
13,1% Otras partidas de
gasto corriente
0,7%

Remuneración
RR.HH.
65,5%

Fuente: Cuentas de Salud 2013 (Ministerio de Salud).

Debe mencionarse, además, que el nuevo modelo sanitario de Bolivia, deno-


minado “Modelo de Salud Familiar Comunitario Intercultural” (SAFCI), define
como objetivo contribuir a la eliminación de la exclusión social sanitaria, rei-
vindicar y fortalecer la participación social efectiva en la toma de decisiones
en la gestión de la salud (buscando la autogestión). Asimismo, busca brindar
servicios de salud que tomen en cuenta a la persona, familia y comunidad,
además de aceptar, respetar y valorar la medicina biomédica y los métodos cu-
rativos tradicionales. Por último, el Sistema Nacional de Salud (SNS) establece
cuatro ámbitos de gestión: el local, el municipal, el departamental y el nacional.
Asimismo, en el sector Salud se están implementando políticas públicas
destinadas a resolver problemas como el de evitar que las mujeres no asistan a
su cuarto control prenatal. Para ello se ejecutan acciones como el Bono Juana
Azurduy, el programa Desnutrición Cero (para la temática nutricional), y la ya
mencionada Ley 475122 para niños menores de cinco años, mujeres embaraza-
das, personas con discapacidad y mayores de 65 años.

122 Podemos decir que ésta es la única política de Estado que Morales ha continuado. Empezó como Seguro
Nacional de Maternidad y Niñez en 1995, continuó como Seguro Básico de Salud en 1997, luego se
transformó en Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) en 2003 y finalmente hoy, y desde 2014, se la
conoce como Seguro Integral, Ley 475.

172
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Puede afirmarse, por tanto, que si en Salud se cumple el porcentaje del PIB
para destinado al gasto en este sector, queda en evidencia también que los
indicadores de gasto per cápita y de profesionales y equipamientos para las
inversiones proyectadas en infraestructura, están muy por debajo de lo plan-
teado. Peor aún si se considera que los salarios también son un problema, ya
que el año 2013 se tuvo 40 días de huelga por el tema salarial, por las horas
trabajadas123 y por el número de ítems asignados al sector.
Haciendo una proyección de manera tal que el gasto en recursos huma-
nos en el sector Salud se duplique (incrementando el salario en un 50% y
aumentando los ítems en un 30%), se tiene que se presenta un déficit de $us
1.080 millones, a los que se debe sumar un monto para equipamientos del
valor del 45% sobre la inversión en infraestructura que se tiene proyectada
(indicador internacional de la OPS), lo que representa un monto de $us 730,8
millones. Con ello, el gasto suma $us 1.810,8 millones, lo que implica el 5,1%
del PIB. Para llegar al 6% del PIB, por tanto, se debiera considerar un gasto
de $us 2.127 millones. Este gasto está por demás justificado, entendiendo que
la Cobertura Universal de Salud representa un monto del 65% del gasto en
Salud, lo que implica un monto de $us3.510 millones. Si se suma el gasto de
$us2.127 millones y la inversión en equipamientos y la infraestructura en salud
proyectada por el gobierno, se obtiene la cifra de $us3.434 millones, lo que es
coincidente con el cálculo anteriormente realizado. Este monto también está
dentro de los parámetros de la inversión pública del periodo 2006-2015, y se
debió desembolsar para contar con un sistema de salud de excelencia, a fin de
mejorar el capital humano y darle sostenibilidad al desarrollo de Bolivia, en
vez de las inversiones centralizadas y discrecionales asumidas en el período,
ya analizadas anteriormente.

4. Conclusiones

Si se suma la inversión en salud y educación, bajo la propuesta de que ambos


sectores alcancen altos niveles de competitividad y rendimiento, se tiene que
en educación se debe gastar $us13.000.- millones y en salud $us3.510.- millo-

123 Los médicos y enfermeras se movilizaron amparados por una norma derivada del Código de Seguridad
Social de 1956 que establece que el personal de salud relacionado a cirugías y otras intervenciones
intensivas solo trabajan seis horas; el personal de salud no relacionado a estas actividades también se
sumó a la huelga, entendiendo que dedican dos horas a capacitación y actualización. Evidentemente,
esto genera que muchos profesionales de salud trabajen fuera de las instituciones médicas públicas, e
incluso es el origen de la transferencia de pacientes del sistema público al privado, de manera no legal.

173
¿Adónde fue a parar la bonanza?

nes, lo que representan $us16.510.- millones. Este monto es inferior a los $us
18.489,1 millones que se invirtieron en proyectos no ligados a la producción y
con Evo Cumple, sin tomar proyectos ligados a la producción.
Esto implica que se pudiera mejorar la productividad del trabajo, con traba-
jo más capacitado, se puede tener más alta productividad del capital y por ende
mejorar los niveles de crecimiento sostenidamente, por encima del 5% anual,
sin depender de precios de los RRNN.
Otra opción hubiera sido dedicar esta inversión pública improductiva del
periodo2006-2015 a la industrialización de los RRNN. Pero ese es otro análisis
que pasa por la instalación de química básica, siderurgia y petroquímica.

174
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

BIBLIOGRAFÍA

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¿Adónde fue a parar la bonanza?

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www.ministeriodeeconomiayfinanzaspublicas.gob.bo
www.udape.gob.bo
Vacaflor.obolog.com

Artículos de prensa
La Razón 24 de enero de 2016, pag.A12
La Razón 24 de enero de 2016, pag.B8

176
ENDEUDAMIENTO PÚBLICO EN EL NUEVO ESCENARIO
POST BONANZA EN BOLIVIA

Rubén Ferrufino G.

1. Contexto

El año 2015 marca un punto de inflexión en la evolución de la economía boli-


viana, que venía creciendo de manera acelerada en un escenario favorable de
precios externos, especialmente del petróleo y gas natural, además de minera-
les y otros productos primarios como las oleaginosas. Fueron años de mucha
dinámica: los ingresos de divisas se multiplicaron, los saldos fiscales se hicie-
ron superavitarios por varios años, y los de la Balanza de Pagos reportaron una
buena salud en el sector externo de la economía. Una importante parte de la
inversión pública, que se multiplicó por casi 10 veces, fue financiada con in-
gresos propios, captados con las rentas asociadas al sector Hidrocarburos. Esto
contrastó con el pasado en el que gran parte de esa inversión fue financiada
con crédito externo.
En efecto, los dos principales balances macroeconómicos alcanzaron niveles
de privilegio, incluso considerando el desempeño en otros países que también
se beneficiaron del contexto. El superávit fiscal, y en especial el de Balanza de
Pagos, permitieron una importante acumulación de Reservas Internacionales
en el Sistema Financiero y en el Banco Central. Se llegó a un ratio cercano al 50
por ciento de RIN/PIB, dato sin duda inusual en la historia económica de país.
Hasta mediados de la década iniciada el año 2000, Bolivia había tenido una
economía con limitaciones comunes a países en desarrollo de bajo a mediano
ingreso: aparatos productivos todavía poco diversificados, bajos niveles de in-
dustrialización y procesos básicos de generación de valor agregado. El sector

177
¿Adónde fue a parar la bonanza?

privado de entonces invertía modestamente, había ausencia de un sector ex-


portador amplio, capaz de generar flujos crecientes de divisas.
Al cierre de 2015, luego de transcurridos los años de bonanza, corresponde
preguntarse si la caracterización de la economía ha cambiado de manera sus-
tantiva o, al contrario, si permanece esencialmente igual. Es decir, si el aparato
productivo es fundamentalmente el mismo, con modestos los avances en mate-
ria de industrialización (especialmente en el ámbito privado) y si más bien hoy
las importaciones son más importantes que en el pasado.
En cuanto a recursos estratégicos, antes de la bonanza se tenía ya en mar-
cha un contrato de exportación de gas a Brasil, sustentado en un proceso de
exploración y certificación de reservas que había comenzado en la segunda
mitad de la década de 1990. Es cierto que los volúmenes de producción y los
precios de exportación se dinamizaron dramáticamente a partir de 2006 y co-
rresponde reconocer el rol que cumplió principalmente la Ley 3058 (Hidrocar-
buros) que creó el IDH y permitió una mayor participación estatal en la renta
petrolera, junto a la “nacionalización” que complementó ingresos a lo anterior.
Una característica común con otras economías en desarrollo había sido el
alto nivel de endeudamiento público. El ratio de saldo de deuda pública a PIB
en Bolivia había llegado a niveles altos. Por ejemplo, en 1996 se cerró con un
cociente de 63 por ciento, lo que denotaba problemas de solvencia que impul-
saron tanto al país como a sus propios acreedores a reprogramar y condonar
deuda externa, en el convencimiento de las grandes dificultades para el repago
de la misma. A diciembre de 2005 este indicador había llegado a 52 por ciento
y tan solo 12 meses después, a finales de 2006, había caído sorprendentemente
a 28 por ciento. ¿Cómo sucedió eso?
Desde los años 2000 el país había participado de procesos como el HIPC
(iniciativa para la condonación de deuda en países altamente endeudados) y
otros programas en el marco de acreedores como el Club de París y el Alivio
de Deuda Multilateral. La deuda bilateral con gobiernos también venía siendo
condonada y durante el año 2006 los acreedores (bilaterales y multilaterales)
concretaron el borrón de $us3.000 millones, que en su momento representó el
24 por ciento del PIB. Entonces, un primer componente central para entender
los cocientes actuales de deuda a producto es el bajo punto de partida, el mis-
mo que resultó de una situación en la que se calificó a la economía boliviana
con problemas de repago –de ahí es que se transitó hasta la condonación–.
Entonces, también incluyó en la decisión el criterio de apoyar a los países para
alcanzar las Metas del Milenio.
En 1997 el servicio de la deuda representaba el equivalente al 30 por ciento
del valor de las exportaciones totales, cifra que mostraba la dificultad de liqui-
dez para honrar obligaciones que en su mayoría eran de carácter concesional,

178
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

con tasas de interés bajas y periodos de gracia amplios haciendo que el valor
presente de dicha deuda sea inclusive menor al valor nominal.
A partir de la bonanza externa, que se acentuó en 2006, la deuda que había
sido beneficiada con la condonación se mantuvo en niveles bajos. Los grandes
flujos del gas y otras materias primas fueron tales que el país no requirió fi-
nanciar sus proyectos con recursos de deuda externa. Así, dada una trayectoria
de expansión nominal de la deuda, hasta el 2010 inclusive, el PIB creció con
mayor dinámica, las exportaciones igualmente y por supuesto las reservas in-
ternacionales además del saldo fiscal. Todo esto sumó para lograr una posición
de privilegio en materia de indicadores de deuda. En 2008, el cociente de deu-
da a PIB cerró en 14,5 por ciento y el servicio de la deuda fue equivalente a
3,7 por ciento de las exportaciones. Sin duda alguna, ambas cifras reportan un
margen muy amplio hacia adelante dentro el cual el manejo de la deuda puede
ser totalmente sostenible.
En suma, para esa situación convergieron importantes factores: i) la con-
donación por un lado, que permitió un punto de partida con muy buena po-
sición de deuda, y ii) el crecimiento de la economía y las exportaciones, que
naturalmente contribuyeron a la mejora en todos los indicadores de solvencia
y liquidez.
Por otra parte, durante los pasados años se incrementó el uso del endeuda-
miento interno como una herramienta de estabilización monetaria y en ocasio-
nes como mecanismo de financiamiento del Sector Público. Prácticamente toda
esta deuda es denominada en moneda nacional y los principales acreedores
también son nacionales. Este tipo de endeudamiento permite recoger liquidez
de la economía y de esa manera controlar presiones sobre precios, mientras
que en su componente de financiamiento se trata de deuda de Tesorería, a
corto plazo, con el BCB (aproximadamente 3,5 por ciento del PIB). Existe un
componente con las AFP, en moneda local y a plazos extensos, que se redime
lentamente, en función de las necesidades de pago de rentas del sistema.
Se han relajado también las disposiciones por las que el BCB no podría fi-
nanciar al SPNF (Sistema Público No Financiero), de modo que existen compo-
nentes de financiamiento presupuestario, por ejemplo a las empresas públicas.
Con todo, siendo esta deuda en moneda nacional, los riesgos son diferentes
a los que se presentan con la deuda externa y no resulta conveniente evaluar
ambos pasivos bajo un solo criterio. No obstante, en el presente trabajo se toca
este punto con la información disponible.
Con la caída del precio de las materias primas el contexto ha cambiado
sustancialmente y de superávits gemelos se pasará con seguridad a déficits.
En el sector externo el golpe más fuerte es la caída de las exportaciones de
hidrocarburos, pero de manera más general una contracción también en otros

179
¿Adónde fue a parar la bonanza?

rubros tradicionales y no tradicionales. Al tiempo, si bien las importaciones


han bajado en 2015, las cifras reportan un cambio más que proporcional a
la bajada en exportaciones, de modo que el saldo en la cuenta corriente será
adverso. En el balance fiscal los componentes de mayor efecto negativo son la
caída en el IDHy los ingresos por ventas de gas, frente a un conjunto de gastos
que se han convertido en inflexibles a la baja.
En perspectiva, uno de los principales factores de riesgo que condicionará
las capacidades de contratación de deuda futura está ligado a la disponibilidad
de reservas certificadas de gas para exportación. Al final del día, esos ingresos
son los que conforman una parte importante de la fuente de repago. Al ritmo
actual de agotamiento, las reservas se consumirían en un horizonte de 10 años
más, pues se calcula que se tiene cerca de 10 trillones de pies cúbicos y se
consume un poco más de un trillón cada año. A lo anterior cabe considerar la
posibilidad (real a criterio de organismos especializados) de que el precio de
los hidrocarburos, y del petróleo en particular, se mantenga en niveles bajos. A
tiempo de la preparación de este reporte el precio relevante se situó cercano
a los 30 dólares el barril.
Sin duda que en el horizonte no es posible visualizar una reedición del
efecto combinado de bonanza externa (precios y demanda) con capacidad de
producción/exportación, como sucedió con el gas natural en los pasados nue-
ve años. No parece razonable pensar que el sector hidrocarburos funcione nue-
vamente como un turbo alimentador de la economía, pues el súper efecto de
alzada de volumen no se repetirá (certificación de reservas) y la perspectiva de
precios de $us140 el barril es lejana. El sector hidrocarburos podrá no ser más
la palanca de crecimiento, pero constituye un soporte clave; un deterioro ma-
yor (precios bajos, agotamiento de reservas, etc.), podría complicar el estado
general de la economía.
Durante los años pasados, las perspectivas de crecimiento se afincaron
fuertemente en los recursos de la renta del gas y en la inversión pública. Hacia
adelante, esta fuente de financiamiento tendrá limitaciones; los procesos de
exploración, certificación y desarrollo de reservas toman tiempo y demandan
inversiones que se hacen menos atractivas con precios bajos.
Conceptualmente, el endeudamiento público es una herramienta que pue-
de suplir parte del financiamiento, pero es claro que tiene límites y estos se
hacen más cercanos en la medida que hay: i) menos holgura externa, que es la
que genera las divisas para el repago de deuda, y ii) menos holgura fiscal, que
condiciona las capacidades de repago del deudor directo de los empréstitos
externos.
Luego de las condonaciones, el nivel más bajo de deuda se registró en
2007 con $us2.207 millones. Al cierre de noviembre de 2015 el valor subió

180
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

a $us6.147, de modo que se tiene una tasa de crecimiento interanual de 14


por ciento en términos nominales o de 19 por ciento si se considera que a la
fecha indicada existían recursos ya contratados en deuda por desembolsar,
por un monto de $us3.253 millones (haciendo un total esperado de $us9.400
millones). Entonces, cabe la pregunta natural respecto de si tal ritmo de endeu-
damiento es sostenible, particularmente en un escenario adverso que puede
extenderse varios años.
El endeudamiento es totalmente positivo en la medida que se cumplen dos
criterios importantes. El primero es que el destino de los recursos permita a la
economía desarrollar sectores capaces de generar ingresos a futuro. Es decir,
que los recursos sean invertidos en una secuencia ordenada de proyectos que
hacen un plan donde se tiene previsto desarrollar capital humano, capital físi-
co y/o financiero. El segundo criterio es que la senda de endeudamiento sea
sostenible; que el servicio de esa deuda no se convierta en una merma de re-
cursos que la economía requiere para funcionar; por ejemplo importar bienes
de capital o intermedios.
Dicho lo anterior, corresponde remarcar que el punto de partida es muy
positivo y la holgura amplia. Al noviembre de 2015 el stock de deuda no había
superado el 18 por ciento respecto del PIB, mientras que los indicadores están-
dar internacionales alertan cuando este cociente sobrepasa el 50 por ciento. El
servicio de la deuda representó el 6,4 por ciento de las exportaciones, cuando
los umbrales de alerta están en cerca de 20 por ciento.
Sin embargo, también es pertinente anotar las decisiones que se han to-
mado en los últimos meses para acceder a montos significativos de crédito de
parte de multilaterales y bilaterales. En el último caso destaca un compromiso
de préstamo por $us7.200 millones con la República Popular China además de
otros de menor cuantía con el mismo acreedor.
En diciembre de 2015 se aprobó el Plan de Desarrollo 2016-2020 donde
se define como meta un crecimiento de 5,8 por ciento anual, cifra que repre-
senta un gran desafío para todos. Más aún, podría ser considerada como alta
si se verifica que durante los años de la bonanza (2006 a 2014) el promedio
alcanzado fue de 5,06 por ciento. Entonces, se plantea crecer a un ritmo mayor
al logrado en los buenos años, pero en un escenario totalmente diferente. El
vacío que dejan las rentas del gas en los presupuestos de inversión pública,
en el gasto corriente que impulsa el consumo y en la holgura de las reservas
internacionales, tiene que ser sustituido, pero también es necesario que los
balances fiscales se acomoden a una nueva realidad.
El presente trabajo explora las implicaciones –desde la perspectiva de sos-
tenibilidad fiscal y de endeudamiento–de lograr las metas de crecimiento plan-
teadas. ¿Cuáles son las fuentes de financiamiento para este nuevo sendero de

181
¿Adónde fue a parar la bonanza?

crecimiento? ¿Si ya no será la renta de los RRNN, podría ser el financiamiento


externo? ¿Cuál sería la situación fiscal si se define crecer a ese ritmo, principal-
mente con deuda externa de mediano y largo plazo? ¿Cómo afectaría eso a la
sostenibilidad de la deuda en un horizonte de tiempo, por ejemplo, al 2025?
¿Es posible pensar en un sendero de crecimiento quizás un tanto más modesto,
pero más saludable para el balance externo y fiscal? ¿El escenario es tal que
existe poco margen para evadir la necesidad de ajustes en ámbito fiscal, por
ejemplo subiendo ingresos no relacionados al gas y/o bajando algunos gastos
para eventualmente lograr un balance fiscal primario en equilibrio? Esas son
algunas de las preguntas que motivan a la reflexión en lo que sigue.
El estudio está organizado en seis secciones. La segunda sección presen-
ta un resumen de la evolución de la deuda externa en el periodo previo a la
bonanza (2006-2014); la senda que se registró para llegar a niveles altos que
eventualmente condujeron a calificar dicha deuda como poco sostenible y por
lo tanto elegible para condonación; esta parte del trabajo se cierra discutiendo
el punto de partida para la deuda en el periodo de bonanza, que es la base
para la proyección hacia 2025.
La tercera sección es conceptual e indispensable para entender, primero, la
vinculación entre la deuda externa y el balance fiscal; en esta sección se discu-
te el concepto de sostenibilidad. La cuarta sección es la central del estudio, y
presenta dos escenarios en una proyección de indicadores de deuda, balance
fiscal y sostenibilidad; el primer escenario “caso base” contempla el crecimien-
to acelerado que se plantea en el Plan de Desarrollo bajo el supuesto que no
será parte de la política pública un esfuerzo de reacomodo al nuevo contexto
permanente de post bonanza; en el segundo escenario se despliega el “caso
alternativo” en el cual el crecimiento meta es un tanto más modesto, pero ge-
nera mejores probabilidades de lograr y mantener un balance fiscal. La quinta
sección del documento presenta una valoración cualitativa sobre el destino de
la deuda externa; se plantean los dilemas centrales que enfrenta Bolivia en
cuanto a invertir en sectores de riesgo pero generadores de divisas, como los
hidrocarburos, frente a inversiones indispensables en capital humano o físico,
pero que tienen retornos en divisas menos inmediatos y tangibles. Las conclu-
siones conforman la última sección del estudio.

2. Evolución y punto de partida

Existen diversas metodologías para medir el peso relativo de la deuda, par-


tiendo de los cocientes que reflejan el saldo como porcentaje del tamaño de

182
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

la economía, hasta aquellos más precisos que intentan medir el efecto de esta
deuda sobre la capacidad de repago del deudor, que en la mayoría de los casos
es el Sector Público No Financiero, SPNF.
En esta sección se presentarán ambos grupos de indicadores para el perio-
do 2001-2014124; primero los indicadores más generales que miden la importan-
cia y peso de la deuda en relación a toda la economía, y luego los indicadores
fiscales miden el peso de esta respecto de las capacidades del deudor directo.
El peso la deuda fue regularmente importante en el caso de Bolivia; el co-
ciente entre el saldo y el PIB, ambos medidos en dólares corrientes, reporta un
promedio superior al 55 por ciento desde mediados de la década de 1990 hasta
2003 inclusive (Gráfico 1).

GRÁFICO 1. SALDO DEUDA/PIB%

70%
64
60% 57
52
50%

40%

30%

20% 18
17
10%

0
1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015
Fuente: Elaborado con datos BCB e INE

Tal como es posible apreciar en el gráfico, el año 2003 marca el punto más alto
en el cual la deuda representó ciertamente un pasivo de gran importancia para
el conjunto de la economía (64 por ciento). En los siguientes años el indicador
comenzó a bajar hasta llegar a un piso en 2007, producto de un doble efecto: i)
la condonación de saldos de deuda y ii) la importante crecida del PIB nacional.
Así, desde la perspectiva general de la economía, la deuda pública pasó a ser
una variable totalmente controlada y dentro los límites que han definido varios
organismos internacionales (50por ciento) como seguro.
En el Gráfico 2 se presenta el detalle de los componentes del cociente pre-
vio; el crecimiento nominal de la deuda pública ha sido importante y fue cerca-
no a los $us 4.000 millones entre 2007 y 2015. Sin embargo, el crecimiento del

124 En el caso de los indicadores más generales, se presentan datos a noviembre de 2015.

183
¿Adónde fue a parar la bonanza?

PIB nominal fue igualmente importante de modo que el peso relativo se man-
tuvo muy similar a lo logrado inmediatamente después de las condonaciones.

GRÁFICO 2. PIB Y SALDO DEUDA US$ MM

40.000 7.000
34.459
35.000 6.000
5.142 6.175
30.000 4.942
4.532 5.000
25.000
4.000
20.000
3.000
15.000
10.000 2.208 2.000

5.000 1.000

0 0
1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

2015
La línea punteada corresponde al PIB Nominal en $us.
Fuente: Elaborado con datos BCB, 2015; datos a noviembre.

Estas cifras incorporan un saldo de $us1.000 millones de deuda privada emiti-


da en dos tramos de $us500 millones. Al respecto, varios analistas cuestionaron
la decisión de emisión de deuda siendo que en los periodos respectivos se
logró superávit fiscal. Sin embargo, cabe puntualizar que los balances fiscales
positivos representan un flujo que naturalmente es menor al stock de la deuda
contratada, de modo que normalmente uno no puede sustituir al otro, menos
cuando se busca financiar proyectos de magnitud.
Desde la perspectiva del monitoreo y la calificación internacional, la emi-
sión puede también ser considerada como positiva en la medida que impone
restricciones al propio SPNF, que debe mantener un perfil de sostenibilidad
importante que es monitoreado ampliamente por los acreedores externos125.
En suma, los pasados años el incremento nominal de la deuda fue mayor
al total de la condonación lograda entre 2003 y 2007, lo que no generó ningún
deterioro en este indicador debido a la importante dinámica de expansión de
la economía. Otro conjunto de indicadores generales está asociado a la dispo-
nibilidad de divisas requeridas para amortizar la deuda y cancelar los intereses;
es decir, los cocientes de deuda respecto de las exportaciones.
El Gráfico 3 presenta el cociente entre el total la deuda pública externa de
MyLP (mediano y largo plazo) y dos expresiones de exportaciones. La prime-

125 De hecho, conlleva una calificación de riesgo realizada por entidades especializadas internacionales.

184
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

ra, en línea punteada, corresponde a las exportaciones totales, y la segunda,


en línea sólida, excluye las exportaciones de hidrocarburos. En este segundo
caso se busca aislar del cálculo el efecto de las ventas de gas natural durante
los años de bonanza.
La tendencia para ambos cocientes es positiva e informa de un contexto
en el que la deuda acumulada es mucho más manejable que en el pasado,
inclusive aislando el efecto importante de las exportaciones de gas. En el año
2001 la deuda era tal que se requería un flujo de divisas equivalente a más
de cuatro años completos de exportaciones para poder pagarla, mientras que
al cierre de 2014 hacía falta un flujo equivalente a 82 por ciento de lo que
se exportó en ese año (es decir menos de un año). Este es un avance impor-
tante y cabe nuevamente anotar que el cálculo no toma en cuenta el impulso
extraordinario del gas.
La línea punteada toma en el denominador las exportaciones totales y la
tendencia general se repite, pero además llega a un cociente que es la mitad
del anterior (44 por ciento). Es decir, con los datos a 2014, considerando el
total de las exportaciones del país, se requeriría menos de medio año de flujo
de divisas por exportaciones para cancelar el total de la deuda acumulada a
ese periodo.

GRÁFICO 3. DEUDA Y EXPORTACIONES

450%
405
400%
350%
332 XP’s Sin Hidro.
300%
250%
200%
XP’s Totales
150%
100%
63 82
50% 44
0
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Fuente: Elaborado con datos BCB e INE.

Si bien es destacable la tendencia positiva en ambos indicadores, cabe anotar


que la inclusión/exclusión de gas explica una diferencia de casi el doble hacia
el 2014, aspecto que devela la importancia de estas ventas externas en los in-
dicadores.

185
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Lo anterior se puede complementar con el análisis del flujo que genera el


servicio de la deuda respecto de las exportaciones; en este caso se toma los
pagos de intereses más las amortizaciones a capital, como porcentaje de las ex-
portaciones. En la medida que este indicador baje, las obligaciones por deuda
externa tendrían un peso menor en las asignaciones de divisas que demanda-
rían las cancelaciones.
El Gráfico 4 reporta dos cocientes considerando nuevamente las exporta-
ciones totales y las que excluyen el gas natural. Como en el caso anterior, lo
primero a remarcar es la mejora en la posición de servicio de deuda expresada
en una baja de cerca de 23 por ciento a 5,3 por ciento. Es decir, en 2001 y 2002,
el servicio de la deuda requería un total de divisas que representaba cerca del
25 por ciento de las exportaciones de esos años, mientras que a finales de 2014
tal requerimiento llegó solamente al 5,3 por ciento, inclusive considerando
como denominador las exportaciones que excluyen las ventas de gas natural.
Si se toman estas últimas, el dato baja más aún (a 2,9 por ciento), de modo que
el margen es amplio; sin embargo, igualmente corresponde prestar atención a
la diferencia sustancial que se genera cuando se incluyen o excluyen las ventas
de gas y ello resulta relevante en un contexto post bonanza en el que los pre-
cios bajan y también este componente central de las ventas al exterior.
En suma, desde la perspectiva más general de la economía se puede con-
cluir que los indicadores reportan una posición muy favorable hacia finales
de 2014, luego que convergieran varios factores, incluyendo la condonación
previa, el crecimiento acelerado del PIB en el periodo de bonanza al igual que
las exportaciones. Adicionalmente, cabe mencionar que el stock de Reservas
Internacionales del BCB cubría a finales de 2014 ampliamente la totalidad de
la deuda; $us 15.084 millones frente a una deuda total de $us5.736.

GRÁFICO 4. SERVICIO DE DEUDA Y EXPORTACIONES


30%

25% 23
XP’s Sin Hidro.
20%
18,9
15%
XP’s Totales
10%

5% 5,3
2,9
0
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Fuente: Elaborado con datos BCB e INE

186
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Hasta aquí, el análisis muestra que la deuda y su servicio no comprometen


al sector externo. La economía es capaz de generar una cantidad importante
de recursos y divisas en particular, de las cuales solo pequeñas porciones son
requeridas para cumplir con el pago de obligaciones externas por empréstitos.
Con ese antecedente positivo, el siguiente paso es notar que el titular de la
deuda pública de MyLP es el sector público y en particular el Tesoro General
de Estado; así, importa valorar el efecto sobre la capacidad de repago del SPNF
y ello conlleva a preguntas respecto de la situación fiscal durante el periodo
analizado.
El Gráfico 5 muestra dos indicadores iniciales que son el cociente entre el
total de ingresos del SPNF y el saldo de la deuda; en la medida en que este
indicador sube se entiende que el peso de la deuda es menor frente al flujo de
ingresos que capta el sector público. Se presentan cocientes considerando dos
casos: el primero toma en consideración el ingreso fiscal total, y el segundo
solamente los ingresos corrientes, excluyendo aquellos que se generan a partir
del sector Hidrocarburos.
En el año de partida (2001), los ingresos fiscales totales representaron cerca
de la mitad del saldo de la deuda y hacia 2014 el valor respectivo subió a cerca
de 300 por ciento. Esto muestra claramente que el peso de la deuda se ha re-
ducido frente a la capacidad general del SPNF para generar recursos. Ahora, si
se excluye nuevamente el componente relativo a la renta del gas, se tiene una
subida de cerca de 36 a 158 por ciento, aspecto nuevamente positivo.

GRÁFICO 5. INGRESOS FISCALES SPNF/DEUDA

400%
350% 334
300%
298
250%
200% 168
150% 158
100%
55
50%
36
0
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Ing. Fisc. Tot/Deuda Ing. Ctes. sin hidro/Deuda

Fuente: Elaborado con datos del Ministerio de Economía y Finanzas y BCB.

187
¿Adónde fue a parar la bonanza?

En el Gráfico 6 se muestra el indicador que contrasta los ingresos corrientes,


excluyendo de una vez los relativos a Hidrocarburos, respecto de la suma del
pago de capital e intereses de la deuda externa. Mientras que en 2001 estos
ingresos representaban seis veces las obligaciones de servicio de deuda, en
2014 llegaron a 24 veces, monto que deja claro una mejor posición relativa
en lo fiscal.

GRÁFICO 6. INGRESOS FISCALES SPNF/SERVICIO DEUDA

30%

25%
24,22
20%
14,88
15%

10%

5% 6,34

0%
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014
Fuente: Elaborado con datos del Ministerio Economía y Finanzas y BCB.

En lo anterior se emplea expresamente el concepto “relativo” pues lo importan-


te es el peso que tiene tanto la deuda como su servicio respecto de Resultado
Fiscal y en particular el Resultado Primario que es aquél que no incluye aún el
servicio de la deuda como gasto del periodo. Entre 2006 y 2013 se ha reporta-
do superávit fiscal, llegando a valores significativos como en 2006 con 4,5 por
ciento del PIB o en 2008 con 3,2 por ciento. Esto se transmite a los indicadores
de Resultado Primario respecto del saldo y el servicio de la deuda de acuerdo
al contenido del Gráfico 7.
En este gráfico se presenta el cociente de Resultado Primario respecto del
Saldo (línea punteada) y respecto del Servicio (línea entera). En ambos casos el
indicador se hace inicialmente positivo y luego cae nuevamente producto del
desempeño fiscal general que a partir de 2014 nuevamente se hace deficitario.
Esto permite contrastar el buen desempeño de los indicadores previos con una
incontrastable realidad que es la subida del gasto público (de capital y corrien-
te) con cargo a financiamiento significativo de una fuente volátil, como son los
ingresos relacionados a los hidrocarburos y otras materias primas.

188
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Entonces la pregunta inmediata es si esto cuestiona e invalida todas las me-


joras previamente reportadas, y la respuesta es que no es necesariamente así.
Un avance sustancial es que, en general, aun cuando en los últimos periodos se
regresa a un problema de déficit, las cifras de deuda y su servicio son menores
respecto de lo que se tenía al inicio del periodo. Esto es importante pues im-
plica mayores capacidades para generar liquidez. La situación de dos deudores
es diferente aun cuando eventualmente ambos pueden estar con problemas de
liquidez. El que debe un saldo pequeño respecto de su capacidad de ingresos
(por ejemplo ingresos corrientes), estará claramente en mejor posición que
aquél que debe un equivalente grande.

GRÁFICO 7. RESULTADO PRIMARIO/DEUDA (SALDO Y SERVICIO)

3 30%
25%
2 20%
1 15%
10%
0 5%
0%
-1 -5%
-2 -10%
-15%
-3 -20%
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014
Res. Prim./Saldo Res. Prim./Servicio (eje derecho)
Fuente: Elaborado con datos del Ministerio Economía y Finanzas y BCB.

Por otra parte, cabe anotar que la presencia de déficit global y/o primario no
necesariamente corresponde a un problema terminal y menos cuando existe el
potencial de lograr en algunos periodos saldos positivos (balance inter-tempo-
ral). De hecho, las condiciones de financiamiento del déficit son muy impor-
tantes y en la medida que este se asocia a financiamiento con tasas menores de
interés al crecimiento de la economía, la conclusión seguirá siendo favorable.
En contraste, cuando las condiciones son tales que se consolida un resul-
tado primario negativo y recurrente, y a ello se suma un problema de creci-
miento lento de la economía, se incurre en una situación en la que una parte
creciente de los nuevos desembolsos se tiene que dedicar a pagar las amortiza-
ciones y e intereses de la deuda vigente. Este es el estado que en la literatura
se denomina como “Ponzi”, que describe el efecto de “bola de nieve” que crece
de manera automática a través del tiempo.

189
¿Adónde fue a parar la bonanza?

En síntesis: en la presente sección se ha verificado una evolución favorable


tanto en los indicadores que miden el peso de la deuda externa respecto de
la posición externa, particularmente de la disponibilidad de divisas para su
servicio, como también una tendencia positiva cuando se la contrasta con el
balance fiscal y sus principales variables. Viendo hacia adelante, desde 2014 y
2015, se concluye que el punto de partida implica un peso relativo muy bajo
de la deuda frente a los dos criterios de balance externo y fiscal.

3. Deuda externa, balance fiscal y sostenibilidad

3.1. Vinculación Deuda Externa y Balance Fiscal

La sostenibilidad de la deuda está naturalmente ligada a las perspectivas de


repago del deudor que en el caso que se analiza es el Sector Público No Finan-
ciero, de forma tal que no es posible desligar en el análisis de sostenibilidad la
situación y perspectiva del sector fiscal de la economía. Un escenario de déficit
recurrente y de desbalance crónico puede conducir a situaciones de crisis que
eventualmente contagian problemas desde lo fiscal hacia lo monetario y a la
subida de precios.
Bolivia no es ajena a esa experiencia y cabe recordar que el agresivo en-
deudamiento de la década de1970 implicó luego una solución por el desastre
a principios de la década de 1980. Luego, la débil posición fiscal de la década
de 1990 condujo a una importante condonación de deuda en la perspectiva
de evitar nuevamente la repetición del ciclo. Hoy el punto de partida es total-
mente diferente y las condiciones para encaminar una senda de financiamiento
externo productivo y sostenible son las mejores.
Blanchard (1990) definió que una política fiscal es sostenible si los niveles
de déficit y de deuda del país no exigen cambios drásticos en los gastos y los
ingresos. Su análisis de sostenibilidad y de solvencia parte de una restricción
presupuestaria inter-temporal. Así, la Solvencia se refiere a la capacidad del go-
bierno para generar en el futuro los suficientes superávit primarios126que igua-
len a valor presente el saldo de la deuda. Lo anterior implica que no es posible
lograr sostenibilidad de deuda y fiscal, si de manera permanente se incurre en
déficit primario; en algún momento en el futuro se deben generar excedentes
suficientes para saldar la deuda contraída en el presente.

126 El Superávit Primario es el Saldo Fiscal Global antes del pago de intereses sobre la deuda.

190
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

La condición de solvencia es la restricción según la cual la deuda pública


descontada en el último período sea igual a cero, para lo cual el saldo no debe
crecer exponencialmente en el largo plazo, evitándose así que la nueva deuda
se dedique al pago de la deuda pendiente. El crecimiento futuro de la deuda
debe ser menor que el crecimiento futuro de la economía en un horizonte de
tiempo dado, limitando la dinámica de la deuda para evitar que se torne ex-
plosiva.
Desde la perspectiva nacional, lo anterior induce a pensar en políticas para
incrementar los ingresos fiscales no asociados a rentas de recursos naturales y
gas en particular, ante la evidencia de que estos vienen contrayéndose inevita-
blemente. Esto induce a reflexionar sobre la dinámica de expansión del gasto
público, particularmente el corriente, dada su característica de inflexibilidad a
la baja y la inercia que crea en el déficit fiscal. Supone considerar un “acomo-
do” de la trayectoria de las variables fiscales a un escenario diferente, donde
las aspiraciones de crecimiento no solamente pueden estar sustentadas en la
inversión pública sino también la privada.
En contraste con algunos valores culturales prevalecientes aún en Bolivia,
cabe señalar que el endeudamiento es positivo e indispensable si el objetivo
es dar saltos importantes en el desarrollo. La deuda permite encarar proyectos
que serían imposibles de ejecutar con el solo flujo fiscal corriente, y manejada
de forma adecuada, la deuda puede ser un factor clave en la expansión de la
inversión pública.
Sin embargo, lo fundamental es lograr combinar financiamiento y políticas
con lo cual se genera un círculo virtuoso donde la inversión productiva y el
crecimiento creen las condiciones que permitan atender el servicio de la deuda
en forma suficiente y holgada. Este es el tipo de resultado que se ha venido
logrando durante los años de bonanza en Bolivia, pero el reto inmediato es
pensar en cómo garantizar que en los siguientes años, con vientos menos fa-
vorables, se pueda mantener un balance adecuado entre las aspiraciones de
crecimiento, el endeudamiento requerido y la salud fiscal correspondiente.

3.2. El concepto de sostenibilidad

La deuda es sostenible en el largo plazo en la medida que en el tiempo se logre


un saldo fiscal primario que sea suficiente para cubrir el pago de los intereses
que devenga el total de la deuda contraída. Al contrario, cuando se llega al
escenario en el que no es posible cubrir el gasto público y la nueva deuda es
directa o indirectamente usada para cubrir los intereses de la deuda previa, se
incurre en un sendero de insostenibilidad. Se cava un hueco para tapar otro.

191
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Autores como Londoño (2014) y Cardona (2010) aplican los criterios de


sostenibilidad en base a identidades que formalizan lo previamente anotado:
1) Δdt= dt-dt-1. Es la variación de la deuda como porcentaje del PIB, donde
dt es el saldo de la deuda del periodo como porcentaje del PIB y dt-1co-
rresponde a similar concepto pero para el periodo anterior.
2) bpt= It–Gt+Rt. Es el balance o resultado fiscal primario. It son los ingresos
fiscales totales, Gt son la totalidad de los gastos, incluyendo los gastos de
capital (inversión) y Rt es la suma de los intereses pagados por el servicio
de la deuda vigente. Básicamente este es el déficit fiscal antes de pagar
los intereses de la deuda, con todos sus componentes expresados como
porcentaje del PIB.
3) r es la tasa de interés real que se paga por la deuda vigente y corresponde
a la expresión r = (Rt/dt-1)/ (1+π), donde π es la inflación.
4) g = tasa de crecimiento real del PIB

(5) bpt= dt-1(r-g/1+g)-Δdt

El término dt-1(r-g/1+g) es el servicio (intereses) de la deuda previamente


contratada que se corrige por el crecimiento real de la economía. A mayor
crecimiento económico, menor el peso de este costo. A mayor tasa de interés,
mayor es el costo.
A efectos de simplicidad se puede asumir por un momento que el incre-
mento en la deuda externa (como proporción del PIB) es cero. Es decir, la deu-
da puede estar subiendo o bajando pero siempre de la mano del PIB, de modo
que el cociente se mantiene constante y ello configura el escenario de plena
sostenibilidad. Por lo tanto, el término derecho de la identidad desaparecería,
quedando la expresión en:

(6) bpt = dt-1(r-g/1+g)

En este caso, el criterio de sostenibilidad se cumpliría cuando el balance pri-


mario fiscal sea suficiente (igual) al pago del servicio de la deuda previamente
contratada. Es decir, la deuda no se acumularía como se describe típicamente
en un efecto bola de nieve.
La identidad (5) también puede expresarse en los siguientes términos:

(7) Δdt= dt-1(r-g/1+g)-bpt

192
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Entonces es posible pensar que entre un periodo y el siguiente el saldo de la


deuda, como porcentaje del PIB, suba. Para que ello suceda dt-1(r-g/1+g)>bpt
(el servicio de la deuda es mayor al saldo primario). La deuda crece Δdt> 0
porque el gasto público está creciendo a un ritmo superior al que es compati-
ble con el crecimiento de la economía, o por rezago de los ingresos, o por una
combinación de ambas fuerzas. Cualquiera que sea el caso la consecuencia es
que el superávit primario no alcanza a cubrir la totalidad de los intereses y
la deuda se encuentra bajo un esquema Ponzi; una parte o la totalidad de
los intereses se están pagando con nueva deuda y por tanto ésta se hace
insostenible.
De hecho, si el desbalance fiscal es permanente y con tendencia al dete-
rioro, el término bpt se haría negativo y con magnitud, de modo que la única
manera de cubrir la brecha sería con una crecida importante de la deuda. Pero
esta no puede crecer de manera ilimitada en el tiempo.
La identidad 7 resulta útil para evaluar los límites al crecimiento de la
deuda medida como proporción del PIB. Si el balance fiscal primario se hace
cero, no se cumplirá el servicio de la deuda y esta crecerá en tal proporción.
Si el balance fiscal se hace negativo, la deuda crecerá para cubrirlo sumando
al monto de los intereses no pagados (insostenible). Si el balance primario es
positivo, existiría un margen que debería permitir reducir el saldo de la deuda
a un nivel menor.
Retomando la expresión 5 se verifica que el punto de sostenibilidad se al-
canza cuando el crecimiento de la deuda como porcentaje del PIB se hace cero
y consecuentemente el balance primario mínimo requerido cubre el servicio de
la deuda, de modo que esta no se acumula en el tiempo.
Corresponde anotar que los indicadores rápidos de sostenibilidad de
deuda que enfatizan en la medición del peso de esta respecto del PIB, del
servicio de esta respecto de las exportaciones o de su dimensión respecto
de las Reservas Internacionales son útiles, pero parciales. Permiten contras-
tar la capacidad de la economía para generar divisas que serán necesarias
para el repago, pero no necesariamente muestran la situación y capacidad
de repago del deudor.
Inclusive aquellos que contrastan la deuda contra las variables fiscales,
siendo que el SPNF es el deudor, y comparan el saldo y/o su servicio contra
el total de ingresos fiscales o contra el resultado fiscal global, son parciales.
Permiten visualizar con rapidez la situación y, como en la sección anterior
de este estudio, ayudan a valorar tendencias generales. Sin embargo, no
ayudan a concluir con mayor rigor sobre la sostenibilidad en el repago de
estos pasivos.

193
¿Adónde fue a parar la bonanza?

4. Escenarios de sostenibilidad 2016-2025

En esta sección se presentan dos escenarios de evolución de la deuda, en un


ejercicio que considera el periodo 2015-2025. Se trata de valorar cual podría
ser el comportamiento de la deuda y su interrelación con el saldo fiscal pri-
mario bajo dos conjuntos diferentes de supuestos sobre variables clave como
el crecimiento del producto, el ritmo de crecimiento del saldo de la deuda y
resultado fiscal primario.
Es importante distinguir el término de sostenibilidad del referido a la via-
bilidad. Cuando se menciona esta última no se refiere a su necesidad sino su
aplicabilidad, es decir a la forma en que se invierten o gastan los recursos que
fueron adquiridos mediante Deuda Pública.
Al respecto, el principio general es que el financiamiento debe dirigirse a
cubrir gastos de inversión que no son recurrentes (no crean una inercia propia
como sucede con el gasto corriente) y deben balancear adecuadamente su des-
tino entre inversiones clave y de largo plazo como la educación, con otras in-
versiones que aporten, en plazos más cercanos, al incremento del ingreso fiscal.
Sin duda que la inversión en una carretera contribuye a una mayor dinámi-
ca económica, y eventualmente esto retornará en mayores impuestos al Sector
Público. Pero en el caso de Bolivia, donde el Estado es inversionista en sectores
estratégicos, se presenta una dimensión adicional. Por ejemplo, la inversión en
una planta separadora de líquidos de hidrocarburos puede generar retornos
importantes en plazos más cortos. Lo propio se podría pensar en materia de
inversiones en generación de electricidad para la exportación.
La necesidad de endeudamiento surge en el momento en que se presenta
el déficit fiscal. Por ejemplo: cuando se formula el presupuesto público y se
anticipa que los gastos serán mayores a los ingresos, entonces se planifica
equilibrar tal presupuesto con financiamiento externo. Así, la deuda que se
desembolsará en el periodo será la variable necesaria para el equilibrio. Al
contrario, si luego de considerados todos los gastos en el presupuesto –gastos
corrientes y de capital–, y se anticipa un superávit, como sucedió en 2006, un
endeudamiento adicional seria innecesario.
Cuando se analiza la sostenibilidad de la deuda se hace alusión a la ca-
pacidad del deudor (que es el Estado) para cumplir con el pago de la deuda
vigente, lo cual se asegura con un monto de ingresos y gastos futuros que
posibiliten la obtención de superávit necesario para pagarla. Sin embargo, la
sostenibilidad de la Deuda pública contempla diversos factores macroeconó-
micos y fiscales inciertos.
Frente a ello existe una certeza concreta que vale la pena remarcar: al pre-
sente, la deuda externa pública NO es un problema. Sea por condonación ini-

194
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

cial y luego por una dinámica importante en el resto de la economía, el hecho


es que los indicadores reflejan una posición de partida con mucha holgura que
puede ser aprovechada a favor en el nuevo escenario post bonanza.
Otra certeza es que el Estado tiene la responsabilidad de diseñar, imple-
mentar y monitorear estrategias para enfrentar los probables escenarios adver-
sos, derivados, por ejemplo, de la caída de los precios, la subida de las tasas de
interés internacionales o el efecto de la deuda en las finanzas públicas.
En ese marco, lo que se plantea en esta sección son dos ejercicios de pro-
yección para caracterizar dos senderos diferentes en cuanto a la evolución de
la economía y sus necesidades de financiamiento. Se busca explorar la sosteni-
bilidad de la deuda, lo que solo es posible en términos cuantitativos, contras-
tándola con el ámbito externo y fiscal.

4.1. El caso base: Crecimiento acelerado, sin balance fiscal

El caso base considera una senda acelerada de crecimiento que parte en 5


por ciento en 2016 y sube hasta llegar a una tasa de 5,8 por ciento en 2025.
Se trata de un crecimiento alto en un escenario de precios internacionales
que no anticipa una recuperación, sino un enfriamiento en la mayoría de
los países de Latinoamérica. En gran medida, la dinámica del crecimiento
en Bolivia se sustentaría en la inversión pública y el financiamiento externo
de esta.
En este escenario se asume que los recursos de financiamiento fluirán hasta
llegar a un techo que representa una acumulación de saldo equivalente al 50
por ciento del PIB en 2025. Es decir, la deuda crecería a un ritmo importante
para acompañar el proceso hasta llegar a ese techo en 2025. Esto implicaría
tasas de crecimiento nominal de deuda en promedio cercanas al 25 por ciento
anual. El año 2015 se partiría con cerca de $us6.175 millones, para cerrar en
2025 con $us41.966 millones de deuda; en 2025, se lograría un PIB nominal
de $us83.407 millones.
Desde la perspectiva del indicador estándar de stock de deuda a PIB se
habría llegado al umbral que se considera prudente, de acuerdo a los criterios
manejados por diversos organismos internacionales especializados en la mate-
ria. Sin embargo, desde la perspectiva fiscal este escenario implicaría un déficit
global y primario a lo largo de todo el periodo. De hecho, en este esquema
sería poco probable un “acomodo” gradual de las finanzas públicas al escena-
rio post bonanza; la deuda como proporción del PIB subiría en cada periodo y
lógicamente el balance primario sería deficitario (ver Cuadro 1).

195
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CUADRO 1. BOLIVIA: INDICADORES DE DEUDA Y FISCALES


2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023 2024 2025
Saldo deuda pública externa/1 US$ 6.175 8.469 11.142 12.704 14.653 17.086 20.124 23.917 28.655 34.573 41.966
PIB dólares corrientes 34.459 36.504 39.863 43.572 47.671 52.205 57.226 62.788 68.956 75.802 83.407
Saldo deuda/PIB% 17,9 23 28 29 31 33 35 38 42 46 50
Crecimiento del PIB real% 4 5 5 5,1 5,2 5,3 5,4 5,5 5,6 5,7 5,8
Inflación % 4,2 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4
Tipo de cambio nominal 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9
Deflactor implicito del PIB 5,6 5,7 5,9 6,1 6,4 6,6 6,9 7,1 7,4 7,7 8
Crecimiento del PIB nominal
3,7 5,9 9,2 9,3 9,4 9,5 9,6 9,7 9,8 9,9 10
USS$MM %
Crecimiento del saldo deuda% 7,6 14,5 20 25 25 25 25 25 25 25 25
Tasa de interés implicita % 1,7 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Deficit fiscal SPNF primario % -6,32 -3,48 -5,30 -1,90 -2,33 -2,81 -3,34 -3,93 -4,58 -5,31 -6,13
Deficit fiscal global SPNF % -6,60 -3,96 -5,83 -2,54 -3 -3,51 -4,08 -4,73 -5,45 -6,26 -7,17
Fuente: Proyecciones en base a supuestos del “caso base”.

El resultado primario sería negativo durante todo el periodo, aspecto que resul-
ta en la proyección empleando las identidades de la sección previa (III.2). La
deuda se acumularía puesto que una parte de los nuevos desembolsos serviría
para el pago de obligaciones generadas por la deuda previamente contratada.
Siendo recurrente el déficit primario, la única forma de atender estas obligacio-
nes sería tomando parte de los nuevos recursos de deuda, de modo que bajo
esta dinámica esta se haría insostenible, aun cuando el indicador estándar la
ubica por dentro el umbral del 50 por ciento.
Por supuesto que el resultado fiscal global sería más negativo, debido a
que el pago del servicio de la deuda sería un componente de gasto adicional
sin contraparte de ingresos fiscales; se paga con recursos de financiamiento
del déficit.
El déficit primario alcanzaría al 6,13 por ciento del PIB en 2025, mien-
tras que, considerando el servicio de la deuda, ese valor subiría al 7,17 por
ciento; durante todos los años de la proyección, esos déficits deberían ser
cubiertos con nuevos desembolsos, y ello explica la subida del saldo a lo
largo del periodo.
Considerando esta proyección, junto a la evolución real de la deuda has-
ta 2015, se tendría la trayectoria que se muestra en el siguiente gráfico, el
Gráfico 8.

196
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

GRÁFICO 8. DEUDA/PIB
70%
64
60% 55
50
50%

40%

30%

20%
17,9
10% 15

0
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024
2025
Fuente: En base a los datos reales INE, BCB y proyecciones del “caso base” del presente estudio.

Como se observa en el Gráfico, se llegarían a niveles casi comparables a los que


prevalecieron a inicios de la década de los 2000, con el efecto respectivo sobre
la sostenibilidad fiscal. En Gráfico 9 se presenta la serie completa para el balance
primario y global, considerando la evolución real y la proyección respectiva.

GRÁFICO 9. INDICADORES FISCALES

8%
5,6
6%
4%
2%
0
-2%
-4%
-6,1
-6%
-8% -6,6
-7,8
-10%
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024
2025

Res. Prim./PIB Res. Prim.Gob./PIB


Fuente: En base a los datos reales INE, BCB y proyecciones del “caso base” del presente estudio.

Observamos en el Gráfico 9 que el pico de superávit fiscal corresponde a la


gestión 2006 y los datos positivos se extienden hasta 2013. En las gestiones
2014 y 2015 retorna el déficit y en la proyección el sendero del endeudamiento
conduce a un pronunciamiento del desbalance fiscal.

197
¿Adónde fue a parar la bonanza?

En conclusión: la continua expansión de la deuda requerida para finan-


ciar un crecimiento alto cercano al 5,8 por ciento dejaría un desbalance fiscal
importante. Esta senda no permitiría, dentro el periodo de la proyección, que
se llegue a un punto de sostenibilidad; la deuda crece con el efecto bola de
nieve “Ponzi” y se tendría que asumir que luego del 2025 tendrían que tomarse
las medidas para generar excedentes primarios que permitan encarar un pe-
riodo donde se pague la deuda con recursos fiscales corrientes. Los años de
expansión se financiarían fuertemente con deuda y se dejaría para después los
ajustes fiscales necesarios que seguramente serían duros y difíciles desde una
perspectiva de economía política.
Implícitamente, en este escenario y en el siguiente que se presenta se asu-
me que la mayor parte del esfuerzo de inversión para lograr el crecimiento del
producto es realizado por el Sector Público. Lo dicho se sustenta en dos crite-
rios. El primero de ellos es que la inversión privada en el nuevo contexto post
bonanza enfrentará con seguridad variables como el consumo y la demanda
interna, con menor dinámica. La situación para el sector exportador no tradi-
cional posiblemente sea peor, considerando la previsión de deterioro en los
principales socios comerciales. En consecuencia, la inversión privada podría
ser cautelosa como lo ha sido en el pasado.
El segundo criterio tiene relación con la visión de liderazgo económico que
prevalece en el actual modelo económico-político en el país, aspecto que ade-
más guarda consistencia con un elemento crítico que es la exploración y cer-
tificación de reservas en el Sector Hidrocarburos. El marco normativo de este
sector, junto al deterioro de los precios internacionales, además de los avances
tecnológicos que hacen incrementar la oferta mundial, conducen a que sean
menos los operadores privados interesados en realizar inversiones cuantiosas.
Entonces, es principalmente el Estado el que debe encarar el trabajo de repo-
ner reservas para asegurar condiciones para renegociar contratos con el Brasil
y luego con la Argentina.

4.2. El caso alternativo: Crecimiento medio, con balance fiscal

El caso alternativo considera una senda de crecimiento del PIB más modesta y
sintonizada con el contexto internacional. Organismos como la CEPAL, el FMI
y el Banco Mundial, han presentado proyecciones con crecimiento modesto e
inclusive contracción para la mayor parte de los países de Latinoamérica. El
criterio, en general, señala que concluido el súper ciclo de precios de materias
primas, la realidad exige que el nuevo crecimiento de la región se sustente en
la profundización de esfuerzos por la diversificación, las exportaciones con
valor agregado y la innovación, entre otros factores.

198
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Dentro ese contexto, las previsiones para Bolivia son positivas al punto
que el país podría estar entre los más dinámicos de la región. Aun así, tales
proyecciones son sustancialmente menores a las que se plantean en el caso
anterior (que deliberadamente intentan coincidir con las planteadas en el Plan
de Desarrollo 2016-2020).
En este escenario, el PIB crecería de manera sostenida a una tasa de 3,5
por ciento hasta el 2025; la deuda pública de MyLP crecería de manera más
lenta y en ningún momento excedería el 29 por ciento del PIB. Al inicio de la
proyección, entre 2016 y 2018, habría un mayor ritmo de endeudamiento, pero
menor al contemplado en el caso base. Esto obedece a dos factores: el prime-
ro es que existe a 2015 un monto contratado y no desembolsado importante
($us3.253 millones); esos recursos se desembolsarían en este tramo inicial de
la proyección. Por otra parte, el esquema considera que los primeros años será
más necesario el financiamiento externo puesto que la brecha que deja la renta
del gas no se podría sustituir de inmediato. Luego, la deuda crece a un ritmo
menor debido a que este escenario asume que se realizará un trabajo de “aco-
modo” de las cuentas fiscales a la nueva situación.

CUADRO 2. BOLIVIA: INDICADORES DE DEUDA Y FISCALES


2015 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023 2024 2025
Saldo deuda pública externa (US$
6.175 8.469 10.859 12.055 13.062 13.886 14.455 15.047 15.664 16.307 16.976
MM)
PIB dólares corrientes (US$ MM) 34.459 35.983 38.732 41.691 44.876 48.305 51.996 55.968 60.244 64.847 69.801
Saldo deuda/PIB% 18 24 28 29 29 29 27,8 26,9 26 25,1 24,3
Crecimiento del PIB real% 4 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5 3,5
Inflación % 4,2 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4
Tipo de cambio nominal 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9 6,9
Deflactor implicito del PIB 5,6 5,7 5,9 6,1 6,4 6,6 6,9 7,1 7,4 7,7 8
Crecimiento del PIB nominal% 3,7 4,4 7,6 7,6 7,6 7,6 7,6 7,6 7,6 7,6 7,6
Crecimiento del saldo de la
7,6 14,5 14,5 20 14 10 6,2 6,1 6 5,9 5,8
deuda% (Mult).
Tasa de interés implicita % 1,7 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5 2,5
Deficit fiscal SPNF primario % -6,32 -3,53 -4,73 -1,15 -0,47 0,08 0,67 0,65 0,62 0,60 0,58
Deficit fiscal global SPNF % -6,60 -4,02 -5,27 -1,80 -1,14 -0,60 0 0 0 0 0
Fuente: En base a los datos reales INE, BCB y proyecciones del “caso alternativo” del presente estudio.

En este esquema la inversión pública es menor, pero también existe un com-


ponente por el que los ingresos fiscales (por ejemplo los no relativos al gas)
suben mientras que se ponen ciertos frenos al crecimiento del gasto fiscal. El

199
¿Adónde fue a parar la bonanza?

esquema de adaptación es gradual y ello se aprecia en el déficit global, déficit


que parte negativo en 2015 y se mantiene negativo y alto entre 2016 y 2017.
Para el periodo 2018 a 2020 se fijan también, como meta, déficits, pero meno-
res, hasta que a partir de 2021 la meta sería un balance, lo que implica generar
superávits primarios suficientes para pagar el servicio de la deuda, de modo
que esta sea totalmente sostenible (Cuadro 2)
Así, el cociente Deuda/PIB cerraría en 2025 en 24,3 por ciento, frente a
un valor que es el doble en el caso anterior, el caso base. Los supuestos de
inflación, tipo de cambio nominal y tasa de interés implícita son los mismos
que en el caso anterior. El crecimiento del saldo nominal de la deuda se
estabilizaría alrededor del 6 por ciento, mientras que en el caso anterior se
mantiene alto (25 por ciento anual).
En esta proyección se plantea un movimiento gradual hasta que se logre
la condición de sostenibilidad de deuda por la cual se logra un resultado
primario suficiente para cubrir el servicio de intereses de la deuda. En con-
secuencia, luego hechos estos pagos, ese resultado primario llega a un saldo
global de déficit fiscal igual a cero. Es importante notar que todas las varia-
bles están expresadas como porcentaje del PIB, de modo que el equilibrio
no es estático sino se mueve acompañando al PIB. En la medida que el PIB
sube, mayor será en valor nominal la deuda y el financiamiento disponible,
mayor será también el margen de gastos y, por supuesto, mayores los ingre-
sos. En valor absoluto la deuda se expande en $us11 mil millones en los 10
años proyectados, cifra que es importante, pero claramente requiere de la
generación de márgenes adicionales a partir de recursos propios, además de
movilizar la inversión privada.
Este esquema supone un crecimiento medio (en contraste con el caso
anterior), pero posiblemente dinámico considerando lo que se espera en los
países vecinos. Una importante cualidad, en este caso, es que la proyección
planteada es consonante con una trayectoria hacia balance fiscal y un creci-
miento controlado del financiamiento externo. Bajo este esquema, el indica-
dor rápido de límite a la deuda sería un techo de 30 por ciento respecto del
PIB y con tendencia a estabilizarse alrededor del 25 por ciento, en vez del 50
por ciento que se ha mostrado en el caso base y que podría conducir a un
problema de sostenibilidad.
En el Gráfico 10 se aprecia la trayectoria esperada para el cociente de
deuda resultante. Es interesante notar que se parte de un valor real bajo en
2015, y ello permite subir, en un primer tramo, hasta 29 por ciento.

200
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

GRÁFICO 10. DEUDA/PIB

70%
64
60% 57

50%

40%
29
30%

20% 24,3

10% 15

0
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
2023
2024
2025
Fuente: En base a los datos reales INE, BCB y proyecciones del “caso alternativo” del presente estudio.

En el Gráfico 11 se presentan los indicadores fiscales que resultan de este es-


cenario alternativo y vale la pena remarcar que la llegada al equilibrio es gra-
dual, luego de un deterioro inicial durante el cual se siente con fuerza la baja
en ingresos por rentas del gas. La meta de llegar al balance se plantea como
una acumulación gradual de capacidades para sustituir ingresos y un cuidado
especial en cuanto al crecimiento de los egresos, de modo que este proceso
debería ser posible dentro el tiempo de seis años hasta el año 2021.

GRÁFICO 11. IDICADORES FISCALES

2
1
0,58
0
0
-1
-2
-3
-4
-4,73
-5
-6
-6,32
-7
2015e

2016

2017

2018

2019

2020

2021

2022

2023

2024

2025

Res. Prim./PIB Res. Gob./PIB

Fuente: En base a los datos reales INE, BCB y proyecciones del “caso alternativo” del presente estudio.

201
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La variable de ingresos fiscales vinculados a los hidrocarburos es central en


el ajuste debido a la gran importancia que tienen estas rentas en el total de
ingresos del Sector Público. Durante los años de buenos precios y subida de
volúmenes exportados, los ingresos asociados a estas rentas subieron hasta
representar la mitad del total de los ingresos y un tanto más todavía, si se con-
sideran solo los ingresos corrientes del SPNF.
El impulso a la subida fue muy fuerte y las rentas se multiplicaron por casi
11 veces, creando al inicio resultados superavitarios positivos. Sin embargo,
estos ingresos también crearon las condiciones para que el gasto se incremente
en gestiones posteriores, generando una inercia propia y la típica inflexibilidad
a la baja. En consecuencia, la complejidad de la adaptación de las cuentas fis-
cales a un escenario de caída de ingresos de rentas del gas dependerá de las
proporciones que resulten de la combinación de precios y volúmenes.
En relación a la primera variable, la perspectiva hacia la recuperación de
valores por encima de los $us100 el barril no parece posible; en relación a la
segunda variable, la preocupación surge cuando desde el propio Estado se re-
conocen los problemas en materia de reservas de gas.
El Gráfico 12 muestra la evolución nominal de los ingresos asociados los
hidrocarburos (línea punteada) y el cociente de estos respecto del total de
ingresos fiscales (línea solida). Lo que queda evidente es que estas rentas son
muy importantes en la estructura de ingresos totales, y que como es natural
esperar, una baja en ellos puede conducir a una situación difícil de cubrir en
el corto plazo.

GRÁFICO 12. INGRESOS FISCALES ASOCIADOS A HIDROCARBUROS


(millones de Bs.)

60% 60.000
49,5 55.198,8
50% 50.000
47,1
40% 40.000

30% 30.000

20% 20.000

10% 5.704,6 23,5 10.000

0 0
2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014(p)

Ing. Hidro/Ing. Total Ing. Hidrocarb.

Corresponde a la suma de Impuestos y Regalías, más los ingresos por ventas.

202
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Las autoridades han reconocido que existe una brecha de ingresos y anuncia-
ron que están estudiando iniciativas para poder reponerlos; en esa línea se
discuten temas como: i) el incremento de volúmenes de gas a exportar; ii) el
incremento de otros derivados: GLP, Gas Natural Vehicular, Urea y Amoniaco;
y iii) la exportación de energía eléctrica. Sin duda todas las alternativas que se
puedan pensar tienen potencialidades y limitaciones; en todo caso, es impor-
tante notar que existe un reconocimiento del problema y se trabajan iniciativas
para enfrentarlo.
Por último, valga anotar que lo que se plantea en este estudio está dentro
una reacción compartida por varios países que también se ven afectados por
el entorno adverso. En el caso de la economía más grande la región (Brasil), a
inicios de 2016 la presidenta de entonces anunció que su gobierno se empeña-
rá en 2016 por alcanzar un reequilibrio fiscal como herramienta para retomar
el crecimiento de esa economía, actualmente en recesión.
La jefa de Estado aseguró que el “gobierno trabajará con las metas de termi-
nar este año con un superávit fiscal primario equivalente al 0,5 % del Producto
Interior Bruto (PIB) y con una inflación próxima al techo máximo tolerado por
el Gobierno (6,5 %)”127.

5. Valoración cualitativa del destino de la deuda

El componente más importante en la estructura de la deuda pública es el


que es contraído con acreedores multilaterales; a noviembre de 2015 el saldo
con estos proveedores de financiamiento representó el 73 por ciento del total,
mientras que los bilaterales sumaron el 11 por ciento y la deuda con acreedo-
res privados el 16 por ciento (Cuadro 3).
Sin duda que la ventana de mayor acceso a financiamiento es la multila-
teral y también es la que mayores consideraciones de concesionalidad puede
incluir en el trato a Bolivia. El país ya no califica para fondos especiales en la
totalidad de los préstamos a los que accede y gradualmente se tiende a utilizar
recursos ordinarios de estos organismos. Aun así, las condiciones de la banca
multilateral de desarrollo son mucho más ventajosas que lo prevalente en la
deuda privada.

127 http://www.la-razon.com/mundo/brasil-rousseff-reequilibrio-fiscal-Recesion_0_2413558686.html

203
¿Adónde fue a parar la bonanza?

CUADRO 3. BOLIVIA: RESUMEN DE LA DEUDA EXTERNA PÚBLICA


DE MEDIANO Y LARGO PLAZO (US$ millones de corrientes)
Nov. 2015 %
FMI 0 0
Multilateral 4503,1 73
Bilateral 671,5 11
Privado 1000 16
Total 6.174,6 100
Fuente: Informe de Deuda BCB Nov. 2015.

Dicho lo anterior, también cabe mencionar que los proveedores multilaterales


tienen ciertas especialidades u orientaciones de política crediticia hacia sus
países miembros.
Unos organismos son más proclives a financiar infraestructura como cami-
nos, aeropuertos, etc. En cambio, otros son más proactivos en el financiamien-
to social, priorizando la otorgación de préstamos para salud, educación, sa-
neamiento y fortalecimiento de capacidades locales, entre otros. Sin embargo,
ninguno de los dos principales proveedores multilaterales128 tiene exposición
relevante cuando se trata del financiamiento de iniciativas empresariales-pro-
ductivas delos gobiernos. Así, no resulta fácil acceder a recursos externos, me-
nos concesionales, para impulsar empresas públicas.
En cuanto al destino de la deuda externa de mediano y largo plazo, el Cuadro
4 reporta que la mayor concentración está en infraestructura vial (50 por ciento).
La otra mitad está distribuida en otros ámbitos importantes como el saneamiento
básico, el fortalecimiento institucional, el sector agropecuario y otros.

CUADRO 4. ESTRUCTURA DE LA DEUDA EXTERNA DE MEDIANO


Y LARGO PLAZO POR SECTOR ECONÓMICO (en US$ MM)
Sector económico Saldo a 30 junio 2015 Part. % sobre saldo
infraestructura vial 2.993,9 50,8
Multisectorial 647 11
Saneamiento institucional 338,9 5,8
Agropecuario 248,4 4,2
Energía 246,3 4,2
Comunicaciones 239,1 4,1
Ajuste estructural 118,8 2
Otros 645,8 11
Total 5.893,2 100
Fuente: Informe de deuda externa junio 2015. BCB.

128 CAF y BID.

204
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

En consecuencia, el grueso del financiamiento externo está dirigido a la crea-


ción de capital físico y en segundo orden de magnitud capital humano. Ambos
tienen rendimientos importantes en el mediano y largo plazo. Muy poco del
financiamiento externo multilateral –prácticamente nada– es de libre dispo-
nibilidad; son créditos con garantía soberana que regularmente se inscriben
dentro las líneas estratégicas de los financiadores y también deberían ser parte
de los planes de desarrollo nacional.
Lo descrito permite entender que el rendimiento de las inversiones finan-
ciadas con deuda externa de MyLP no necesariamente calza con el concepto
de proyectos que puedan generar –más o menos rápido– retornos importantes
en ingresos fiscales vía impuestos corrientes, regalías o crecientes ventas y uti-
lidades de empresas estatales. También es evidente que es necesario financiar
esos sectores llamados estratégicos para que puedan generar excedentes que
sean parte del ingreso necesario para llegar al balance fiscal y la sostenibilidad.
¿Cuál es la fuente de financiamiento para estas inversiones?
Durante los años de bonanza, el BCB ha acumulado reservas internacionales
en proporciones importantes y, de acuerdo a estudios como el de Evia (2009), los
saldos han rebasado lo que se podría denominar como nivel óptimo consideran-
do las necesidades regulares de la economía, las contingencias y riesgos. En una
visión principista y de largo plazo, la función fundamental de un Banco Central
debería ser precautelar la salud monetaria y la estabilidad de la moneda; eso de-
bería valer también para Bolivia. Así, el BCB no debería asumir las funciones de
entidad crediticia con empresas estatales como lo ha venido haciendo.
Sin embargo, el mismo estudio establece que al acumular reservas se gene-
ran beneficios relacionados al objetivo de “suavizar” la absorción (el consumo
y la inversión) de la sociedad, ante la repentina desaparición del financiamien-
to. Cita a Jeanne y Ranciere (2005) quienes desarrollan un modelo en el que
las reservas permiten suavizar la absorción ante una reducción repentina de
los flujos de capitales.
La caída de financiamiento tendría el efecto de reducir la absorción de la
economía directamente por su impacto sobre la disponibilidad de bienes, e in-
directamente, debido a la reducción del producto. Evia dice que “si esta socie-
dad hubiese acumulado reservas, podría utilizarlas en un período de crisis para
atenuar el efecto de la reducción de los flujos de capitales. La acumulación de
reservas es equivalente a la obtención de un seguro a ser utilizado frente a la
reducción súbita del influjo de capitales”.
En suma, lo que se está planteando es la posibilidad de que, excedido un
umbral de seguridad, el Banco Central pueda conceder crédito… que permita
financiar el ingreso de bienes y así atenuar la absorción. Entonces, bajo ese
criterio se podría entender las acciones del BCB al presente.

205
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La realidad es que el BCB actúa financiando las necesidades de inversión


en los llamados sectores estratégicos; la totalidad de los financiamientos son
en moneda nacional, pero es claro que parte de estos recursos presionan sobre
reservas cuando se requieren productos importados en la ejecución de los pro-
yectos en estas empresas estatales. El Cuadro 5 presenta el detalle de la cartera
de crédito expresada en dólares americanos.

CUADRO 5. BCB: CARTERA DE CRÉDITOS A EMPRESAS PÚBLICAS


(en US$ MM)
Saldo a junio 2015
YPFB 1.661,8
EBIH 0,1
ENDE 613,1
COMIBOL 313,3
EASBA 206,0
Total 2.794,3
Fuente: En base a datos del BCB. Inf. Pol. Monetaria

El saldo a junio de 2015 es equivalente a casi la mitad del total de la deuda


externa de MyLP a la misma fecha. Estos créditos del BCB son deuda del SPNF
donde se incorporan las empresas estatales y tienen impacto sobre la sosteni-
bilidad fiscal129.
Con todo lo anterior expuesto, no es mucho lo que se puede observar res-
pecto del destino de la deuda externa de MyLP, particularmente multilateral.
Sin embargo, en el caso de la deuda interna con el BCBsí corresponden algu-
nas inquietudes.
Un primer criterio tiene que ver con la rentabilidad de las empresas estata-
les y la posibilidad de que los ingresos del SPNF puedan mejorar relativamente
rápido con estas inversiones. El caso de COMIBOL llama la atención debido al
contexto de bajada en los precios de los minerales y la calidad de la gestión. Es
claro que el principio inviolable debería ser que e BCB presta solo a proyectos
de alta rentabilidad; solo así se puede asegurar un retorno que contribuya al
balance fiscal.
El BCB ha concedido créditos a la estatal minera en un contexto adverso de
precios y problemas de gestión como el exceso de empleados con poca produc-

129 En particular si se considera que la práctica de créditos del BCB a tesorería tiene un límite, cuando
comienza a percibirse un incremento en precios debido al exceso de liquidez y/o se acelera el deterioro
del saldo de reservas. En el caso boliviano, además, está el trauma de la desdolarización que puede ha-
cer que la liquidez no solo se traduzca en inflación sino también en un retroceso en la bolivianización.

206
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

tividad. Entonces, ¿es razonable esperar que estos créditos generen resultados
positivos que contribuyan a la sostenibilidad del total de la deuda? Al respecto,
los propios trabajadores de una de las empresas más importantes de COMIBOL
reportó que el año 2015 se cerró con pérdidas de más de $us26 millones130.
En el caso de la Empresa Azucarera San Buenaventura corresponde pre-
guntarse si la rentabilidad no será afectada por el ingreso de azúcar de países
vecinos donde el rendimiento de cultivos de caña es mayor y donde se tiene
una ventaja por el rezago cambiario en Bolivia. Pero también cabe mencionar
las preocupaciones de los cañeros y las autoridades locales sobre la insuficien-
cia de materia prima para la planta procesadora.131
El caso de YPFB es complejo por varias razones. La primera de ellas es que
se requieren importantes inversiones en exploración para asegurar la dispo-
nibilidad de hidrocarburos; caso contrario, las variaciones en precios a futu-
ro tendrán un segundo orden de preocupación puesto que habría poco para
exportar. La segunda es que estas inversiones en exploración son altamente
riesgosas y en un contexto de precios bajos cada vez menos viables. Proyectos
que a ciertos precios fueron rentables ahora no lo son, menos en la perspecti-
va de un alza internacional en las tasas de interés. Las empresas privadas con
presencia en Bolivia han estado participando con menos de un tercio de las
demandas sectoriales y la diferencia la asumió YPFB y sus subsidiaras. Durante
los últimos años, solo dos empresas nuevas llegaron a Bolivia: PDVSA de Vene-
zuela, con dificultades de diversa índole, desde lo financiero hasta lo político,
y la rusa Gazprom.
Según las autoridades y el Plan de Desarrollo, las inversiones en hidrocar-
buros podrían estar entre $us18 mil millones (si se considera el horizonte al
2020$us3.600 millones promedio año) y $us30 mil millones (si se considera
el horizonte 2025, $us3.000 promedio año). Son cifras elevadas y difíciles de
financiar, particularmente si el actor más importante es YPFB, si no se logra
atraer más capital privado internacional, y si las alternativas de financiamiento
quedan limitadas al BCB.
La tercera razón es que varias de las inversiones en proceso como la planta
de urea y amoniaco, los proyectos de polipropileno y/o las separadoras, fun-
cionan en la medida que tienen la materia prima que es el gas natural. Sin em-
bargo, las inversiones en exploración no están siendo suficientes para certificar
nuevos reservorios, lo que eventualmente podría conducir a un escenario de
baja rentabilidad debido a la insuficiencia de materia prima.

130 http://www.la-razon.com/economia/Situacinon-minera-Huanuni-cerro-perdidas_0_2415958539.html
131 “No vemos que haya caña para que trabaje el ingenio  en la cantidad que debe tener”, dijo el secretario
general   de la Asociación   Belén, Pablo Mamani (declaración extraída del periódico Pagina Siete de
fecha 08 de julio de 2015).

207
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El Plan de Inversiones de YPFB132 contempla una demanda de gas, produc-


to de estos proyectos de industrialización, que llegaría a 40 millones de metros
cúbicos día en 2025. La demanda total, considerando el consumo interno y los
mercados de exportación, podría llegar a 100 MMmcd, cifra que representa un
incremento de 66 por ciento en la producción respecto de 2015.
En suma, el escenario es tal que no será fácil sustituir la baja en las rentas de
hidrocarburos, lo que debe preocupar a todos. Si a ello se agregan malas deci-
siones de financiamiento con recursos limitados, el resultado se puede complicar
más, haciendo aún más difícil llegar en un plazo razonable a la senda del balance
fiscal, lo que a su turno puede afectar la sostenibilidad general de la deuda.
¿Cuáles podrían ser algunos lineamientos generales de acción frente a la
problemática que se describe? Desde la perspectiva de la gestión de la deuda,
tema del presente documento, se podrían discutir acciones administrativas que
apunten a que la política de créditos del BCB sea más exigente en cuanto a
selección de proyectos y retornos. Ello puede implicar la separación de funcio-
nes, tanto en el proceso de decisiones (gobernanza) como en lo administrati-
vo y contable. Desde esta perspectiva, el SPNF necesita financiar proyectos y
empresas que le ayuden a generar ingreso fiscal relativamente pronto; no sería
aceptable que además de asignar escasos recursos con este tipo de financia-
miento, el efecto final de las empresas estatales sobre el SPNF sea deficitario.

6. Conclusiones

1. En Bolivia se han producido con cierta frecuencia ciclos que describen pri-
mero un crecimiento bajo, luego una subida en los precios de productos de
exportación y la mejora en los términos de intercambio (periodos de “vacas
gordas”). Es en esas coyunturas que se produce la expansión del gasto pú-
blico, el expendio es generoso, la política salarial igualmente desprendida
y el empleo, particularmente estatal, dinámico133. Así, la siguiente estación
del ciclo describe shocks externos (como la caída del Estaño en la década
de 1980), la imposibilidad de realizar ajustes en lo fiscal y, al final del día,
el crecimiento de la deuda a un nivel poco sostenible.
2. El súper ciclo de la década de 1970 se acomoda a la descripción hecha:
precios altos para el petróleo y los minerales, además de la fuerte presencia

132 http://www.ypfb.gob.bo/es/otros/97-plan-de-inversiones
133 Muchas políticas de gasto se repiten; en el pasado existieron pagos extraordinarios como el Bono Pa-
triótico. Hoy también existen reconocimientos extraordinarios como el segundo aguinaldo “Esfuerzo
por Bolivia”.

208
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

de prestamistas (privados, bilaterales y multilaterales). Se produjo el creci-


miento de los pasivos hasta el momento del choque fiscal que fue la caída
abrupta del precio del estaño. Se cayó en una crisis de deuda que luego de
algunos años impulsaría la búsqueda de la condonación. La inviabilidad fis-
cal se construyó gradualmente con deuda durante la segunda mitad de los
años setenta y fue después, bajo otra administración gubernamental, que se
agudizó hasta el punto de la crisis.
3. Entre 2006 y 2008 Bolivia concretó la condonación de más de tres mil millo-
nes de dólares y con eso logró bajar el peso de la deuda externa de MyLP,
respecto del PIB, de más de 60 por ciento a cerca de 15. De entrada, esto dejó
a la economía en una posición de deuda muy holgada, pero además los años
de bonanza (2006-2015) y sus resultados económicos positivos complemen-
taron lo anterior. La dinámica hizo crecer el PIB, las exportaciones, los ingre-
sos fiscales y el superávit, de modo que cualquier indicador de sostenibilidad
se tornó favorable. Es importante anotar que esta propicia posición de deuda
se mantiene hasta el presente incluso luego de acceder a montos importantes
de financiamiento externo, particularmente de MyLP multilateral.
4. El nuevo escenario post bonanza y la caída del precio del petróleo que in-
fluye en la renta del gas caracterizan la inflexión del ciclo. Si se repitiera el
rumbo sin el aprendizaje de los errores del pasado, lo previsible sería que
el endeudamiento crezca para luego hacerse otra vez insostenible, y quizás
después de varios dolores se llegaría nuevamente a una condonación.
5. La realidad es que los indicadores describen un punto de partida con mar-
gen de maniobra. Desde esa perspectiva, la deuda externa de MyLP es no
es un problema sino posiblemente una oportunidad para que el ciclo típico
descrito previamente sea sustituido por una historia de sostenibilidad y
balance fiscal. Al cierre de 2015 el saldo de la deuda representó el 18 por
ciento del producto y menos de la mitad de las exportaciones totales de un
solo año, lo que contrasta con los valores críticos previos.
6. La perspectiva fiscal es importante pues refleja la capacidad de repago del
deudor que es el SPNF. En este ámbito, la dinámica de los pasados años ha
significado una subida en ingresos que se ha traducido en superávit fiscal
(ocho años consecutivos entre 2006 y 2013). Los ingresos fiscales se mul-
tiplicaron: mientras que en 2001 representaban un peso equivalente al 55
por ciento del saldo de la deuda, en 2014 representan casi el 300 por ciento.
Es como pensar que en 2001 los ingresos fiscales podrían haber pagado
toda la deuda en dos años, mientras que en 2014 haría falta solamente un
trimestre para liquidar este pasivo.
7. Sin embargo, al final del día lo que interesa en términos de sostenibilidad
de deuda es que se logre un resultado fiscal primario positivo y suficiente

209
¿Adónde fue a parar la bonanza?

para pagar los intereses, de modo que esa deuda no se acumule o se tenga
que acudir a nueva deuda para cubrir las obligaciones previas. Mirando esta
condición con algo de detenimiento, resulta que, a pesar de lo positivo de
los otros indicadores fiscales, el relativo al saldo primario alerta sobre la
necesidad de lograr un equilibrio en el tiempo. Cuando se llega al escenario
en el que no es posible cubrir el gasto público y la nueva deuda es directa
o indirectamente usada para cubrir los intereses de la deuda previa, se in-
curre en un sendero de insostenibilidad. Se cava un hueco para tapar otro.
8. El presente estudio ha desarrollado dos escenarios de proyección de la
sostenibilidad para el periodo 2015-2025. Se evaluó cuál podría ser el com-
portamiento de la deuda y su interrelación con el saldo fiscal primario
bajo dos conjuntos diferentes de supuestos sobre variables clave como el
crecimiento del producto, el ritmo de crecimiento del saldo de la deuda y
resultado fiscal primario.
9. En el primero de esos escenarios, el caso base, se considera una senda agre-
siva de crecimiento que parte en 5 por ciento en 2016 y llega a 5,8 en 2025.
Este es el tipo de crecimiento que se plantea en el Plan de Desarrollo 2016-
2020. Es un crecimiento alto en un escenario de precios internacionales que
no anticipa una recuperación, sino más bien un enfriamiento en la mayoría
de los países de Latinoamérica y los socios comerciales. Esta ruta demandaría
un esfuerzo importante de inversiones, financiamiento y deuda, dado que el
acceso a abundantes recursos de la renta de gas ya no sería posible.
10. En este escenario se asume que el endeudamiento llegaría al techo de 50
por ciento del PIB en 2025; supone tasas de crecimiento anuales de 25 por
ciento en el saldo deudor para llegar a un valor final $us41.966 millones.
Así, se habría llegado al umbral de seguridad respecto del PIB, pero desde
la perspectiva fiscal implicaría un déficit global y primario a lo largo de
todo el periodo. En este esquema sería poco probable un “acomodo” gra-
dual de las finanzas públicas al escenario post bonanza. La deuda se acu-
mularía puesto que una parte de los nuevos desembolsos serviría para el
pago de obligaciones generadas por la deuda previamente contratada; en lo
formal, se incurriría en un esquema Ponzi o crecimiento de bola de nieve.
El déficit primario alcanzaría al 6,13 por ciento del PIB en 2025, mientras
que considerando el servicio de la deuda el valor subiría a 7,17 por ciento;
todos los años de la proyección esos déficits deberían ser cubiertos con
nuevos desembolsos, y ello explica la subida del saldo a lo largo del perio-
do. En suma, se estaría repitiendo el ciclo desde la bonanza, pasando por
el endeudamiento para volver a la crisis.
11. El segundo escenario, el caso alternativo, considera una senda de crecimien-
to del PIB más modesta y sintonizada con el contexto internacional, llegán-

210
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

dose a una tasa de 3,5 por ciento anual sostenida hasta 2025. Este tipo de
crecimiento demandaría un esfuerzo de inversión menor respecto del caso
anterior, al punto que el saldo de la deuda no excedería del 29 por ciento del
PIB e inclusive podría estabilizarse alrededor del 25. Los primeros años será
más necesario el financiamiento externo puesto que la brecha que deja la
renta del gas no se podría sustituir de inmediato. Luego, la deuda crece a un
ritmo menor debido a que este escenario asume que se realizará un trabajo
suave de “acomodo” de las cuentas fiscales al nuevo escenario.
12. En este esquema la inversión pública es menor, pero también se impulsa-
rían políticas para subir los ingresos fiscales no relativos al gas, además de
ciertos frenos al crecimiento del gasto. Se pondría en marcha un programa
de adaptación fiscal gradual. Recién a partir de 2021 se alcanzaría la meta
de balance, generando superávits primarios suficientes para pagar el servi-
cio de la deuda. El cociente Deuda/PIB cerraría en 2025 en 24,3 por ciento,
frente a un valor que es el doble en el caso base. El crecimiento del saldo
nominal de la deuda se estabilizaría alrededor del 6 por ciento, mientras
que en el caso anterior se mantiene alto (25 por ciento anual).
13. El aporte de este ejercicio numérico consiste en hacer visibles dos trayec-
torias de expansión de la deuda, partiendo de datos observables y reales
que informan de una situación inicial muy favorable. El mensaje central
tiene que ver con la necesidad de lograr sostenibilidad en la deuda, hecho
que es posible cuando ésta crece dentro parámetros que permiten que los
resultados fiscales sean suficientes.
14. La inversión pública con financiamiento multilateral estaría asegurando la
acumulación de capital físico y humano en el mediano y largo plazo. Entre-
tanto, la inversión en las empresas estratégicas estaría buscando rentas para
financiar equidad y asegurar la estabilidad fiscal en el tiempo. Esto denota
la importancia que debe tener el proceso de asignación de recursos limita-
dos y la necesidad de lograr retornos efectivos. Exploradas las alternativas,
son pocas las fuentes de financiamiento para estas inversiones: la emisión
de deuda privada (que es la más costosa) y/o el acceso a financiamiento del
BCB, que no es ilimitado, y la inversión extranjera que tiene limitaciones
normativas para desarrollarse en estos sectores estratégicos.
15. La deuda del SPNF (empresas estatales) con el BCB ya es considerable;
equivale a la mitad del total de la deuda externa del país con el resto del
mundo y posiblemente los márgenes de maniobra son limitados en con-
traste a lo que sucede con la deuda externa. La baja de reservas acelera la
llegada a los límites de crédito al tiempo que una lenta subida de precios,
por exceso de liquidez, pueden ser otra luz de alerta.

211
¿Adónde fue a parar la bonanza?

BIBLIOGRAFÍA

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Londoño, F.A. (2014) “Viabilidad y sostenibilidad de la deuda pública en Co-


lombia de acuerdo a su composición y comportamiento presentado en la dé-
cada 2002 a 2012”. Universidad militar Nueva Granada Facultad de Ciencias
Económicas. Colombia.

212
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

C&T+I EN TIEMPO DE BONANZA

Blithz Y. Lozada Pereira

El presente ensayo muestra que en más de diez años de gestión gubernamen-


tal referida a la planificación, ejecución y evaluación de políticas científicas y
tecnológicas, el Movimiento Al Socialismo, disponiendo de ingentes recursos
financieros para desplegar y proyectar tales políticas, ha perdido una oportuni-
dad única en la historia de Bolivia. No ha proyectado la ciencia, la tecnología
y la innovación (C&T+I) en la dinamización económica de un ciclo ascendente.
La ausencia de diseño, priorización, ejecución, evaluación y reconducción de
las mencionadas políticas evidencian un grave desconocimiento de su impacto
estratégico a largo plazo. La gestión en el rubro durante más de una década
a cargo del gobierno del mismo partido muestra una innegable carencia de
visión y de voluntad política para implementar políticas públicas expectables,
sin que haya encaminado al país a escenarios deseables marcados por el desa-
rrollo económico sustentable, en procura de mejores condiciones de vida y de
bienestar social.
El autor asevera que como fue ingente el flujo de recursos financieros, así
también es gigantesca la responsabilidad de los funcionarios de gobierno que
cancelaron las ocasiones del momento, cuando debían asentar las bases de
previsión y perspectiva estratégica de la C&T+I, para que graviten en forjar una
nueva y expectable historia del país. El texto pone en evidencia la magnitud
de dicha responsabilidad y del escenario que precipitó: la necesidad de que
las futuras generaciones tengan que pagar el costo de las omisiones y errores
del presente.

213
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El lector encontrará en el texto cómo el conocimiento científico y la tec-


nología tienen relevancia política y estratégica para la sociedad, cómo son
factores determinantes para promover el desarrollo y la gratificación de la
población; y cómo el gobierno actual los ha abordado. Se trata de las secuelas
y efectos socio-económicos a los que dan lugar las políticas científicas y tecno-
lógicas de los gobiernos; cómo los gobiernos despliegan sus políticas cuando
las tienen; con qué intenciones y según qué intuiciones. Se trata de cómo las
conciben, auspiciosa o demagógicamente; si las proyectan a mediano y largo
plazo, o si solo las usan como una ventaja instantánea. Este ensayo muestra
el conocimiento bajo la lupa de la evaluación de las políticas científicas y tec-
nológicas del gobierno; que en el caso boliviano se acerca actualmente a una
docena de años de gestión.
El gobierno del Movimiento Al Socialismo perdió la gran oportunidad histó-
rica brindada por la bonanza que se produjo por más de diez años. Solo ha se-
guido un guion marcado por el enfrentamiento ideológico, el descrédito de las
universidades públicas y el desprecio del conocimiento científico y tecnológico
universal. En lugar de incrementar los recursos del Estado invirtiendo progre-
sivamente mayores caudales financieros en investigación y desarrollo experi-
mental (I+D); en vez de procurar la mejora de la calidad de la educación con
esencia científica en el nivel secundario; en lugar de estimular la competencia
de conocimiento científicos promoviendo los talentos individuales; en vez de
aunar los esfuerzos de la universidad, la empresa y el Estado para desplegar
servicios técnicos y científicos; en lugar de generar condiciones propicias para
la innovación; en fin, en vez de crear mecanismos institucionales adecuados,
legales y administrativos que permitan la promoción y el resguardo de C&T+I;
el gobierno ha asfixiado las posibilidades auspiciosas de desarrollo, ha malgas-
tado los recursos financieros y ha restringido un rubro de importancia estraté-
gica a un plano ramplón de intereses ideológicos y de culto a la personalidad.
Es lamentable que una oportunidad histórica como fue la bonanza de una
década no haya sido encauzada con la asignación de recursos financieros y
la implementación de políticas públicas para la formación de alto nivel y el
estímulo del factor humano, principal componente del desarrollo. En lugar de
la promoción de talentos como política indispensable orientada a generar co-
nocimiento científico y tecnológico; en vez de promover la investigación y la
implementación de cadenas productivas prioritarias; durante diez años y más,
ha prevalecido la retórica, la instrumentación propagandística y la primacía
de intereses simbólicos y electorales, condenando a que independientemente
de los ciclos globales, Bolivia no consolide expectativas macro-económicas
sustentadas en su propia capacidad cognoscitiva orientada a la competencia
global.

214
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Como todo país, Bolivia tiene potencialidades y oportunidades en lo con-


cerniente tanto al factor humano como a la riqueza natural. Sin embargo, para
que su potencial latente se dinamice en pro del desarrollo, el crecimiento, la
prosperidad y el bienestar son imprescindibles políticas inteligentes y transpa-
rentes con prospectiva a largo plazo. La situación creada por el gobierno sobre
el estado de la C&T+I en más de diez años de gestión no proyecta independen-
cia alguna del nuevo imperio chino ni del remozado imperio ruso, no cristaliza
logros para revertir la dependencia tecnológica obsolescente, no ha construido
estructuras económicas con valor cognoscitivo alternativas al extractivismo;
no ha enfrentado la pobreza, la informalidad ni el subdesarrollo del país con
visión estratégica ni ha forjado la cultura boliviana asertivamente con una iden-
tidad que se sienta capaz de competir en cualquier escenario mundial ante el
actor internacional que se presente.
Una evidencia de que el gobierno es consciente de que no ha promovido
eficientemente el ciclo de gestión de las políticas C&T+I es su renuencia a ela-
borar indicadores y de remitirlos a las entidades internacionales, porque al com-
pararlas con cualquier país sudamericano pondrían al descubierto su deficiencia
e incompetencia en el rubro. Se niega a elaborar indicadores sobre el gasto en
I+D, información pública de solicitud y otorgamiento de patentes, cantidad de
profesionales titulados a nivel de postgrado e investigadores en ejercicio a tiem-
po completo y dedicación exclusiva. Complementaria a tales carencias, tampoco
existen cifras por ejemplo de medición de las competencias científicas de los
estudiantes de secundaria ni de la evaluación de los bachilleres.
Con la negativa del gobierno, Bolivia aparece en blanco en los cuadros de
datos internacionales; en tanto que la carencia de una agenda pública en el
rubro, permite al gobierno llevar a cabo discrecionalmente cualquier actividad
que rinda utilidad instantánea, manipulando cualquier imagen como si fuese
una encomiable concreción científica o tecnológica. La renuencia a la transpa-
rencia, la falta de información y la carencia de planificación condenan al país a
cancelar cualquier gestión de conocimiento, racional y moderna, manteniendo
la esmirriada producción científica, mayoritariamente universitaria, como un
factor despreciable, inútil para cambiar una estructura económica anquilosada
y una cultura política conservadora y tradicional.
Si ha de existir algún futuro científico y tecnológico expectable para Boli-
via, un futuro marcado por la investigación como medio y fin en sí misma; si
existiese un escenario de invención e implementación de procesos de innova-
ción; un mundo en el que el Bolivia no dependa política ni económicamente
de ninguna potencia tecnológica, un escenario en el que compita con los paí-
ses de mayor desarrollo de la sociedad del conocimiento; con certeza cabe afir-
marse que dicho futuro no será el resultado de las acciones del actual partido

215
¿Adónde fue a parar la bonanza?

gobernante durante más de diez años. Es decir, hipotética y remotamente, si


por cambios afortunados y acontecimientos azarosos se prefigurara un cuadro
de sustento cognitivo, proyectándose un escenario propicio para las próximas
generaciones de bolivianos; entonces ese logro venturoso no será el producto
de la gestión del MAS, régimen que permaneció en el gobierno el mayor tiem-
po en la historia de Bolivia.

1. Relevancia histórica de la C&T+I

Dimensionar objetivamente el impacto de una gestión planificada, honesta


e inteligente de la C&T+I solo es posible si se comprende su relevancia en
ciclos económicos de larga duración. Los contenidos esenciales de la teoría
de los ciclos económicos han sido desarrollados por varios pensadores de
muy distintos contextos, tanto en el siglo XX como en la actualidad. Entre
ellos destacan, por ejemplo, el ruso Nicolai Kondratieff (1935) asesinado por
la dictadura de Stalin a fines de los años treinta; el austriaco Joseph Schum-
peter (1939) que descolló en la misma década y en los años cuarenta; el
economista, historiador y político belga de tendencia marxista Ernest Mandel
(1979) que escribió en los años ochenta; y recientemente, los alemanes Leo y
Simone Nefiodow (2014). Se incluyen en la lista Clement Juglar que extendió
las ondas económicas a la sociedad; además de Arthur Spiethoff y Joseph Kit-
chin (Dos Santos, 1997; Kalecky, 1954) que se ocuparon de las ondas largas
y cortas, respectivamente.
La teoría de los ciclos ofrece una explicación histórica y estadística de los
movimientos económicos como un sistema de alternancia global. En la eco-
nomía mundial, a un periodo de prosperidad seguiría otro, invariablemente
de depresión; aunque es necesario distinguir que los procesos macroscópicos
incluirían ciclos cortos con sus propios altibajos de carácter microscópico. Lo
importante respecto de la gestión de la C&T+I, es que la prosperidad se di-
namizaría gracias al conocimiento científico, al desarrollo tecnológico y a las
innovaciones que diferentes actores llevarían adelante. Así, por ejemplo, los
empresarios constituirían un factor dinámico clave para las economías locales.
Hay varios ejemplos en los que se apoya esta teoría. Después de la gestación
y profusión de los ferrocarriles en Estados Unidos e Inglaterra, la innovación
produjo un auge económico de tal magnitud, que en pocos años se transforma-
ron definitivamente, la agricultura y la industria; dándose cambios inmensos en
la población, la economía y la vida social, con impacto notorio en la creación
de plantas de accesorios y de unidades subsidiarias.

216
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Pese a las diferencias entre los distintos teóricos de los ciclos económicos;
los procesos hasta la actualidad desde el surgimiento del capitalismo, habrían
desplegado cinco grandes ondas, de manera que estaríamos viviendo la sexta.
Se las llama “ondas K” en honor a Kondratieff. Cada proceso de ascenso de la
economía habría estado precedido por decisivos descubrimientos científicos,
desarrollo tecnológico y la afirmación social exitosa de innovaciones clave.
La primera onda K de 1780 a 1850, coincidió con la Revolución Industrial; la
segunda, de 1850 a 1890, fue la era mecánica con el ferrocarril como su em-
blema; la tercera onda K, de 1890 a 1935, fue la era de la electricidad y la quí-
mica forjada con la innovación de la electrotécnica. La cuarta onda K, de 1935
a 1980, es la era de la auto-locomoción, la petroquímica y la química orgánica
basada en el petróleo; estos factores dinamizaron la producción agrícola, los
semiconductores, los plásticos, las fibras sintéticas y los fertilizantes; además
de la televisión, la electrónica y la industria nuclear, con repunte de la aviación
comercial, el aire acondicionado y la revolución verde. También se dio el desa-
rrollo intensivo de complejos industriales y militares.
En la quinta onda K, de 1980 a 2010, se dieron las tecnologías de la infor-
mación y la comunicación, además de las innovaciones en ordenadores, redes
y telecomunicaciones. Es la era de la fibra óptica e Internet; los robots indus-
triales y la inteligencia artificial; la era de las computadoras personales, el co-
mercio electrónico, la comunicación inalámbrica y la búsqueda de supremacía
fuera del planeta, teniendo relevancia la ocupación con la salud. Finalmente, la
sexta onda K se desarrollaría después de la crisis de 2008; los factores que la
dinamizarían presentándose como los rubros decisivos del futuro serían la tec-
nología medio-ambiental, la nano-bio-tecnología y el dominio completo de la
salud. Así serán decisivas la manipulación de las estructuras moleculares para
tener nuevos materiales y máquinas; la obtención de productos a partir del uso
celular de organismos vivos, la producción inédita de energía y la creación, al-
macenamiento, protección, uso, procesamiento, recuperación y transmisión de
datos, además de la info-tecnología (Ferrer, 2013; Fernós, 2005).
Respecto de los ámbitos de investigación científica del futuro cabe remarcar
lo siguiente: el tiempo actual es la era de los aerogeneradores, de las sondas
espaciales y de los microchips con múltiples y al parecer, infinitas aplicaciones;
es la era de las impresoras 3D capaces de “imprimir” partes biológicas, de la
decodificación completa del genoma humano y de los implantes electrónicos
biodegradables; es el mundo de la fibra óptica y la comunicación inalámbrica,
las mega-construcciones monstruosas e imbatibles, de las más sofisticadas y
diminutas cámaras y teléfonos inteligentes, y de una inacabable diversidad de
naves, dispositivos y artefactos, sean terrestres, subterráneos, aéreos, marinos,
submarinos o espaciales.

217
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Respecto de las profesiones decisivas para el desarrollo económico futuro


y el bienestar social, serían las siguientes: agrónicos (agricultores que aplican
la informática), acuicultores (expertos en crianza de plantas o animales en el
agua); holografistas (expertos en información y comunicación tridimensional);
moleculistas (manipuladores de nuevos materiales y fibras sintéticas); ciber-
nautas (informáticos de redes virtuales); clonadores (creadores de réplicas ge-
néticas de alimentos, animales o seres humanos); y psico-estetas (que cambian
el aspecto y carácter de las personas). Además, se incluirían muchos otros
como los recicladores, los técnicos en robótica, los bio-tecnólogos, los expertos
en combustibles no fósiles, los farmacólogos y los epidemiólogos de campo.
En resumen, conocer las tendencias de las ondas K es la base para generar
e implementar políticas científicas y tecnológicas de cara al futuro; es impres-
cindible saber qué hay que investigar para el mundo de mañana; por ejemplo,
que la era del petróleo llegará a su fin relativamente pronto, que la energía
nuclear no es rentable y que los países que formen a sus científicos, ingenieros
y técnicos en las disciplinas y sub-disciplinas cruciales, ocuparán los sitiales su-
periores en el desarrollo económico, el crecimiento y el bienestar. Sobra como
ejemplos ostensivos, que la Fundación Rockefeller por ejemplo, después de un
siglo y varias décadas de una historia de poderío económico mundial abando-
na hoy el negocio del petróleo y que la economía más desarrollada de Europa,
la alemana, está incentivando financieramente, la investigación e inversión en
energías limpias en detrimento de la energía de origen fósil; se apresura en
abandonar el rubro emblemático y representativo de la cuarta ola ubicándose
en el primer lugar mundial de fomento de la energética sustentable.
Quienes creen que el “progreso” o la supuesta “liberación” científica radica
solamente en multiplicar símbolos desarrollistas como un satélite o un centro
nuclear, desconocen, sin duda, el contenido de la teoría de las ondas K. Sus
acciones están condenadas a que no tengan relevancia sostenible, sean social-
mente inútiles para el futuro y que atenten contra cualquier posibilidad de
bienestar, con el riesgo agravante de daño al medio ambiente y a la población.
Además, tales decisiones condenan a la sociedad a que sufra las consecuencias
de acciones marcadas por la ausencia de preparación y conocimiento, motiva-
das por el interés inmediato de facciones o personas, que aparece ajeno a las
proyecciones sociales sustentables y al quehacer de la C&T+I; medios que son
decisivos e imprescindibles para construir el bienestar futuro.
Que las acciones ignaras e irresponsables se den en un contexto de bonan-
za, agrava todavía más la situación, debido a que los recursos financieros que
podrían haber servido para el desarrollo de la C&T+I en prospectiva de mejo-
rar la docencia, proyectar estratégicamente la investigación y hacer de los ser-
vicios útiles actividades de mejora de la calidad de vida, no se han empleado

218
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

inteligente ni estratégicamente, negando el futuro auspicioso para el país y la


población. Acciones rebosantes de propaganda que hacen un culto desmesura-
do a la personalidad, apenas son gastos fútiles mostrativos de la megalomanía,
la zalamería y la ceguera de quienes los deciden. Así, quienes toman decisio-
nes políticas deben saber que a los periodos de ascenso económico siguen
invariablemente los ciclos de depresión, y que después de la bonanza se dará
históricamente la escasez; y que lo que su estulticia no previó en el momento
indicado anticipando las situaciones indeseables después de la bonanza, la pa-
garán los ciudadanos en el futuro, soportando la depresión, la crisis, el pánico,
la escasez y todos los contenidos detestables en la debacle del ciclo.
El estudio en larga duración de la economía muestra la inevitabilidad de los
periodos de descenso. La debacle puede darse cada tres, nueve, 17, 25, 50, 250
o 500 años aconteciendo en países centrales o en la periferia. Si se trata de la
depresión general, los ascensos son débiles y cortos, con crisis muy fuertes y
recesiones prolongadas. El Pánico de 1873 en Estados Unidos fue contra-cíclico
de la economía global y estuvo marcado por la guerra civil; por otra parte, hay
varios casos locales en el siglo XX que muestran tasas de crecimiento sostenido
mientras que a nivel macroscópico se dieron periodos globales de descenso
de la economía. Por lo demás, la Gran Depresión de 1929 consumió la tercera
onda larga de la economía mundial afectando la economía hasta el inicio de
la Segunda Guerra Mundial. Se caracteriza porque hubo la abrupta reducción
de la renta nacional y el desmoronamiento de los precios, el comercio y los
ingresos. La industria pesada y la construcción se paralizaron, la agricultura
tuvo precios bajos, colapsó el patrón oro y se dieron fugas inmensas de capital;
los precios de las materias primas se desplomaron y los países de la periferia
perdieron sus reservas y depreciaron sus monedas.
Las crisis del petróleo de 1973 y 1980 expresaron la debacle de la cuarta
onda K; en tanto que la crisis financiera de 2008 fue de la debacle de quinta
onda K. En 1973, el precio del petróleo se cuadruplicó con inflación y recesión
en varios países embargados, recayendo los efectos con mayor gravedad sobre
los grupos marginados, los ancianos y los trabajadores jóvenes; hubo despidos
masivos, se redujo la producción y se dio el cierre de instituciones. La segunda
crisis del petróleo en 1979 y en 1980 dio lugar a que se restringiera el consu-
mo de gasolina, la especulación cundiera y los precios se dispararan. La crisis
financiera de 2008 es la debacle de la quinta onda K, dio lugar al colapso de la
economía por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2006 y de la crisis de
las hipotecas en 2007. Hubo pérdidas, quiebra de bancos, iliquidez, múltiples
derrumbes bursátiles y escasez alimentaria. También inflación, incremento del
precio del petróleo y estancamiento del crédito en un contexto de desconfianza
y caída de mercados de valores. La recesión, la pérdida de empleo, las quiebras

219
¿Adónde fue a parar la bonanza?

de bancos de inversión y el incremento del costo de vida fueron galopantes.


Cundió la especulación, peligraron las sociedades hipotecarias, hubo pánico
financiero, compras de bancos a mitad de precio y colapso generalizado en
varias partes del mundo. Se nacionalizaron bancos, cayeron los precios de las
viviendas y el dólar se depreció. Millones de personas perdieron sus hogares,
la bancarrota fue inevitable, numerosas trasnacionales quebraron y cundió la
desconfianza en el sistema financiero, dándose inclusive el rescate de econo-
mías europeas.
Por lo demás, sin embargo, cabe remarcarse que los más importantes pro-
totipos científicos no proceden de una gestión para la paz y el bienestar, sino
de la planificación para la guerra en contextos militares. Desde el proyecto
Manhattan realizado a mediados de los años cuarenta (Busch: 1944), varios
programas se llevaron a cabo intensivamente con el propósito de alcanzar su-
premacía militar. El ejemplo típico se refiere a la bomba atómica, apareciendo
bastante tarde, el uso civil de la energía nuclear. Lo propio aconteció respecto
de lo que serían posteriormente las computadoras e inclusive el Internet. Y la
lista parece no tener fin: el radar, los submarinos, los vehículos todo terreno,
las radios de comunicación, los drones y el GPS; además de la inmensa e in-
acabable variedad de armas, bombas, proyectiles, aviones, barcos y tanques de
guerra. Tales invenciones se desplazaron con celeridad al mundo civil, inclu-
yendo otras como la gabardina, la comida enlatada y los bolígrafos. Esto de-
muestra en contra de cualquier visión ingenuamente maniquea, que no existe
en sí, ciencia “buena” ni ciencia “mala”: finalidades políticas y militares pueden
auspiciarla intensivamente teniendo a ultranza, utilidad civil.
El conocimiento científico ha sido en gran medida auspiciado bélicamente
en la historia, porque su valor radica en las aplicaciones inmediatas que emer-
gen como tecnología militar. No existe una ciencia para la “opresión” y otra
para la “liberación”. El conocimiento ha sido una competencia por el poder
y lo que está en juego no es la verdad por sí misma, sino el poderío militar
como base del dominio político. Sociedades dependientes, carentes de inven-
tiva, carentes de planificación, gestión y auspicio del conocimiento científico
con aplicaciones bélicas, apenas son históricamente, sociedades subsidiarias,
derrotadas y colonizadas que jamás competirán con las grandes potencias de
la historia, y a lo sumo apenas podrán alinearse con alguna. Solamente podrán
aspirar a depender de otro imperio en reemplazo del anterior; eternizando que
sus dirigentes a lo único que aspiren sea a prorrogarse en el poder para satis-
facer sus ansias de enriquecimiento propio y de sus adláteres. Así, no resulta
extraño sino perfectamente comprensible, que en tales sociedades desdichadas
cunda la demagogia y que las “acciones de gobierno” apenas sean hipérboles
de lo que debía crearse e implementarse como políticas científicas y tecno-

220
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

lógicas serias. Estas sociedades, gracias a sus líderes, están condenadas a ser
históricamente o las víctimas sempiternas de la dominación y el colonialismo
impuesto por unos y otros; o los recintos de la dependencia, el retraso, la de-
magogia y la incapacidad absoluta de competir efectivamente, contra los due-
ños del mundo en el ámbito que pone en juego las capacidades individuales
y colectivas: la ciencias y la tecnología (Galindo et al, 2012; Credé et al, 1998;
Genta, 2008; Sen, 1998; Sebastián, 1997).
Por otra parte, cabe también afirmar que el azar es también un factor de
descubrimiento científico. Al respecto, cabe hacer una digresión. Quienes des-
cubrieron alguna ley científica o desarrollaron un prototipo tecnológico por
casualidad, no lo hicieron en contextos desvinculados a la investigación y el
conocimiento. Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X mientras realizaba sus
pesquisas como científico, lo propio se debe decir de Sir Alexander Fleming
que descubrió la penicilina, Charles Goodyear que encontró casualmente la
fórmula de la vulcanización, Percy Spencer que inventó el horno a microondas
y Jacques Brandemberg que descubrió el papel celofán. Inclusive las pastillas
de viagra fueron descubiertas por casualidad. Cabe también hacer mención
al sueño de August Kekule que le inspiró elaborar la fórmula del benceno: el
tema lo obsesionaba.
Además, hay algunos casos que son el producto de la tenacidad, de la pla-
nificación detallada y la ejecución minuciosa de métodos obsesivos. En estos
casos, el resultado muestra procesos que tratan de cubrir todas las posibilida-
des hasta llegar a lo esencial; considérese al respecto, por ejemplo, la bombilla
eléctrica de Thomas Alba Edison. Así, hay muchos descubrimientos significati-
vos porque los científicos los plasmaron por la observación, inspiración y crea-
tividad, dando lugar a nuevos conocimientos; considérese por ejemplo, la in-
vención del teléfono a partir de las observaciones que hizo Alexander Graham
Bell de los huesecillos del oído; o la formulación de la ley del péndulo gracias
a las observaciones de Galileo del movimiento de una lámpara en la catedral
de Pisa. En todos los casos, para que se dé el azar, se requiere de científicos
talentosos ocupados en la investigación. Si la sociedad no promueve la investi-
gación y el trabajo en centros, talleres y laboratorios, es obvio que no habrá ni
por casualidad ni por sueño alguno, ningún descubrimiento. Si la sociedad lo
hace marginal o demagógicamente, dada la distribución estadística de talentos,
siempre aparecerá algún genio pese a las circunstancias adversas. Pero, queda
absolutamente claro que el talento no representa en ninguna medida, el pro-
ducto de cualesquier políticas de gobierno; al contrario, tal genialidad se daría
a pesar de la eventual estulticia gubernamental.
Que las grandes innovaciones que afirmaron el capitalismo, por ejem-
plo de Estados Unidos, estuvieron dirigidas por intereses económicos de

221
¿Adónde fue a parar la bonanza?

personajes ambiciosos e inescrupulosos; tampoco invalida la necesidad de


diseñar y llevar a cabo políticas científicas y tecnológicas. Por el contrario,
que Cornelius Vanderbilt, John Rockefeller, Andrew Carnegie, J. P. Morgan y
Henry Ford hayan dinamizado la economía de Estados Unidos durante más
de un siglo y todavía sus corporaciones tengan enorme poder económico y
político hoy día, muestra que no es la planificación centralizada por el Estado
sobre contenidos impuestos lo que produce innovaciones, grandes ganancias
y cambios sociales de envergadura.
La codicia, las luchas de poder que incluyeron la posibilidad de impo-
ner presidentes, la concentración inaudita de la riqueza, la competencia y
la destrucción de los competidores han sido entre otras acciones y actitudes
extremas, las causas para que se constituya el poder económico y cognitivo
estadounidense. Tal es el origen y afirmación histórica de industrias dedica-
das a la navegación, los ferrocarriles, el petróleo, el acero, la energía eléctrica,
los automóviles y las finanzas. Como se consolidó la acumulación originaria
de capital en el siglo XVI, impregnada de la sangre y el lodo de la explotación
y el colonialismo; así también las innovaciones tecnológicas y el desarrollo
de las principales industrias del capital en los siglos XIX y XX en Estados
Unidos está teñido con las acciones inescrupulosas, cínicas y hasta criminales
de los grandes forjadores de fortunas privadas; asentándose las bases sólidas
de la modernidad capitalista. No conocer o peor, no reconocer esto, es lo que
lleva a la demagogia convirtiendo al progreso científico en un presuntuoso
discurso pletórico de ficción. Por el contrario, hoy más que en cualquier otra
época, las políticas del rubro deberían estimular la competencia, y aunque
integren los intereses codiciosos de los empresarios, deberían regular su en-
riquecimiento, generando efectos multiplicadores que tengan impacto eco-
nómico, tanto inmediatamente como en el futuro. Esto es lo que no se logra
con decisiones centralizadas, con la exclusión de actores y con la fanfarria de
actividades destinadas a confundir y a seducir a quienes no tienen la mínima
capacidad de ver más allá de las apariencias, descubriendo el costo social de
determinadas políticas o denunciando las tácticas inconsecuentes y de mani-
pulación de otras.

2. Elaboración de indicadores de C&T+I

Para toda política pública, incluidas las que conciernen a la C&T+I, son múlti-
ples los beneficios y los usos a los que dan lugar los indicadores. Tener infor-
mación, procesarla como datos y sistematizarla de manera notable y clara sirve
para definir, contrastar, implementar y evaluar las políticas. Los datos facilitan

222
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

una visión objetiva de parte de la realidad y descubren las necesidades en dis-


tintos ámbitos y según diferentes puntos de vista.
El diagnóstico de problemas permite la formulación de políticas que se
articulan de acuerdo a la visión y prioridad de la autoridad política. Reali-
zar actividades de gobierno sin contar con dicha información y construcción
de datos, supone invariablemente, que las decisiones se tomen intuitivamente
respondiendo sea a intereses personales o de facción de cualquier tipo, o sea
para amenguar el clima de demandas, presiones y movilizaciones que se anun-
cie y avecina. En un contexto social marcado por la irrupción, el apremio y la
coacción social; sin duda que parte de las acciones gubernamentales deben
considerar como urgente responder a tal apronte. Sin embargo, que cualquier
gobierno solo se conduzca por intuición sin atender a los datos estadísticos
que provean imágenes parcialmente objetivas, convierte a su gestión en una
sucesión de actividades que es posible que tengan rédito por ser asistencialis-
tas, que constituyan clientes por su carácter de prebenda y que inclusive tejan
eficientes redes de corrupción; pero es imposible afirmar que dicha gestión
realice políticas públicas de manera racional y moderna.
Los datos sirven para evaluar la efectividad de las políticas públicas de
acuerdo a las metas inicialmente proyectadas y las efectivamente alcanzadas.
Una buena gestión, racional y moderna, obtiene información y la cristaliza en
expresiones concisas de datos, como info-grafías por ejemplo, mostrando la
eficiencia de la administración que habría realizado. Definidas las políticas gra-
cias al diagnóstico de la realidad social, implementadas según las prioridades
de su propia visión ideológica, el gobierno es el actor institucional más intere-
sado en obtener nuevos datos que le muestren la efectividad de su gestión y la
corrección de su elección al preferir las políticas que implementó y desechar
las que desestimó. Sea que los nuevos datos muestren o no una situación ex-
pectable según las esperanzas de las propias políticas, evaluarlas es razonable
solo contando con indicadores que permitan advertir la variación de la situa-
ción inicial respecto de la final. Si el cambio es encomiable, la prosecución de
las mismas políticas o de otras de continuación a las primeras, es un imperativo
para el gobierno; de esta manera, se trazan políticas de largo alcance que con-
soliden efectivamente nuevas realidades sociales, ideológicas y económicas. Si
los resultados no satisficiesen las mínimas expectativas inicialmente proyecta-
das, la evaluación también sería provechosa porque pondría en evidencia al
gobierno y a la sociedad el error de haberlas elegido e implementando siendo
evidente la necesidad de cambio de marcha en el rubro respectivo.
En resumen, los datos evidenciados en indicadores son imprescindibles
para los procesos cíclicos de construcción de políticas públicas, para la de-
finición de su elección y prioridad y para la evaluación de su implementa-

223
¿Adónde fue a parar la bonanza?

ción. No construirlos por el contrario, apaña la arbitrariedad, hace perder de


vista las metas, objetivos y propósitos de las tareas, actividades, proyectos
y programas gubernamentales; y ofrece el escenario más cómodo para que
el gobierne no ceje en su propósito de elogiarse a sí mismo, haciendo refe-
rencia solo a aspectos susceptibles de ser sesgados. Así, el gobierno aplasta
la transparencia y precipita las consecuencias de la venalidad potencial y el
alto riesgo, volviéndose invulnerable a las críticas, puesto que no existe un
tribunal racional de comparecencia que juzgue su eficiencia o incompetencia,
tribunal en el que las pruebas serían para uno u otro propósito, la existencia
de datos e indicadores.
Probablemente, la inexistencia, falsificación, manipulación o tergiversación
de la información, los datos y los indicadores, ofrece su más expectable be-
neficio para ejercer funciones marcadas por la opacidad en lo concerniente a
la comparación y contraste con otros actores y resultados de similar valor en
el mismo nivel. En este sentido, por ejemplo, si un país no tiene indicadores
estandarizados referidos a la capacidad de los estudiantes de 15 años de com-
prender un texto en su lengua materna (la prueba PISA para poner el caso);
es imposible comparar la calidad de la educación. Lo propio vale si tales estu-
diantes son capaces o no de realizar, por ejemplo, cálculo elemental de regla
de tres. El ambiente de cultura institucional que crea la omisión, es el mejor
para no explicitar las debilidades de la educación científica. Todos, el gobier-
no, el sindicato, los profesores, los padres de los estudiantes, los alumnos y el
conjunto de la comunidad educativa se miente y se sienten impávidos frente a
una realidad vergonzosa: los jóvenes próximos a ser bachilleres no saben leer,
escribir y son incapaces de realizar operaciones aritméticas elementales.
Evadir la comparación internacional que solo se da a través de indicado-
res estandarizados, es la forma más cómoda de regodearse en la paupérrima
calidad científica de la educación, dándose la posibilidad de la mayor y extre-
ma obsecuencia y cinismo. Esto se produce al pretender convertir semejante
situación vergonzosa en una virtud. Es la mejor manera de promover el con-
servadurismo e inclusive la decadencia, es el modo efectivo cómo actividades,
gestiones y desempeños mediocres ocultan su clientelismo, arbitrariedad y
demagogia sin que se advierta de modo alguno, el mínimo rasgo de valen-
tía para ver cuán extrema es la realidad inmediata, lo que solo se consuma
al compararla internacionalmente. Que a renglón seguido los politicastros se
engolosinen con discursos retóricos que nadie cree y muchos repiten es una
consecuencia invariable de la cultura institucional forjada y manipulada. Tal es
el secreto detrás de la supuesta aversión a los indicadores.
Pese a que Bolivia es parte de varias redes internacionales y ha suscri-
to acuerdos con las naciones del mundo orientadas a cimentarse de modo

224
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

racional y moderno, las autoridades encargadas del país se han negado sis-
temáticamente y sin excepción desde 2003, a elaborar indicadores de I+D.
Hay varias entidades internacionales encargadas de la sistematización de la
información como datos útiles para las políticas de C&T+I; cabe mencionar
por ejemplo, a la Organización de Estados Iberoamericanos, la UNESCO, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la Comisión
Económica para América Latina, el Banco Mundial, el Mercosur y otras. Por
lo demás, si bien hay una cantidad grande de entidades ocupadas también
en comparar los indicadores a nivel internacional; su construcción y estanda-
rización ha tenido como actor protagónico en la región desde mediados de
los años noventa, a la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoame-
ricana/Interamericana. Con sede en Buenos Aires, dicha Red ha articulado
el trabajo institucional de la Organización de los Estados Americanos y ha
recibido el apoyo financiero del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tec-
nología para el Desarrollo con sede en España.
La Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interame-
ricana (RICyT) ha publicado regularmente desde los años noventa y actualmen-
te lo hace de modo permanente en su sitio web, indicadores estandarizados
de América Latina y el Caribe (ALC) que corresponden a 24 países, incluyendo
Estados Unidos, Canadá, España y Portugal. La publicación electrónica tiene
dos años de retraso, quedando actualmente a disposición gratuita del usuario,
los datos a veces desde 1990 hasta el año 2015. Comprenden seis ámbitos de
indicadores estandarizados de I+D que se distribuyen según lo siguiente:
En primer lugar, los indicadores de contexto que abarcan información
sobre el Producto Interno Bruto (PIB) y la población del país, diferencian-
do la población económicamente activa (PEA). En segundo lugar están los
indicadores de insumo, es decir, los datos referidos a lo que las Actividades
Científicas y Tecnológicas (ACT), la C&T y la I+D absorben en recursos fi-
nancieros (donde son relevantes el porcentaje de gasto del PIB para C&T, el
gasto en I+D y el gasto en ACT por sector de ejecución), y en recursos huma-
nos (aquí destaca el personal en C&T equivalente a jornada completa (EJC)
y los investigadores por sector de empleo, disciplina científica y nivel de
formación). El tercer grupo de indicadores estandarizados se refiere al núme-
ro de graduados en educación superior, desglosándose los datos en el nivel
de licenciatura, maestría y doctorado. Los indicadores de patentes incluyen
la información de solicitud de patentes, número de patentes otorgadas, tasa
de dependencia, tasa de inventiva y coeficiente de invención. Finalmente, el
quinto grupo de indicadores es el bibliométrico. Incluye datos referidos a
publicaciones indexadas en distintos índices, por ejemplo, Science Citation
Index (SCI), Pascal, Compendex, Chemical Abstracts, Medline y otros. Aparte

225
¿Adónde fue a parar la bonanza?

del número absoluto de publicaciones anuales por disciplina, los datos inclu-
yen relaciones porcentuales considerando por ejemplo, la población del país
y las publicaciones por cada cien investigadores. También los datos muestran
el costo de cada artículo indexado respecto al PIB y en comparación al pre-
supuesto de I+D.
Desde fines de los noventa hasta el año 2002, la Secretaría de Ciencia y
Tecnología dependiente del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana
(CEUB) ha remitido a la RICyT información sobre los indicadores del ru-
bro. Fue el esfuerzo personal a la cabeza de una unidad universitaria ante
la carencia de atención y cumplimiento de funciones de parte de instancias
gubernamentales. Por lo demás, dicha información no fue elaborada de ma-
nera rigurosa siguiendo por ejemplo los lineamientos del Manual de Frascati
(OCDE, 2015) habiendo sido criticada. Con todo, es información oficial que
puso a Bolivia en el mapa regional de la C&T. Sin embargo, desde 2003, se
ha dado una carencia permanente e intencional de elaboración y remisión de
indicadores de I+D. La RICyT frente a esta situación que se extendió durante
seis años seguidos, realizó estudios y consultas para obtener datos “proxi”
que permitiesen estimar ciertos indicadores. Así, los años 2009 y 2010 en
algo cambió la situación anteriormente prevalente. Cabe destacarse, por otra
parte, que algunos indicadores se construyen independientemente de la ela-
boración u omisión del gobierno. Tal es el caso de los datos bibliométricos
(RICyT, 2001) que refieren las publicaciones indexadas en periodos anuales.
Son los propios índices de inclusión de artículos científicos, por ejemplo SCI,
los que tienen la información respectiva. De todas formas, de los 24 países
en la red, Bolivia es el que presenta la menor cantidad de datos e indicadores
con el agravante de que la información disponible no está exenta de escepti-
cismo respecto a su valor y fidelidad.
En lo concerniente al periodo de 2006 a 2015, la información de la RICyT
sobre Bolivia presenta las siguientes características en sus cuadros compa-
rativos. Respecto de los indicadores de contexto, la información de Bolivia
está completa porque se trata de datos macroeconómicos y demográficos
que, en esta parte, no están relacionados con el rubro. En el segundo gru-
po de datos, los indicadores de insumo, el gasto de cada país en ciencia y
tecnología o el porcentaje de la inversión del PIB en C&T ofrecen escasa
información: el último dato es de 2009 (0,16% del PIB). El reciente libro
anual de la RICyT, El estado de la ciencia 2016, en la info-grafía copiada a
continuación, excluye a Bolivia porque los datos de la mayor parte de los
países corresponden a 2014.

226
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

INVERSIÓN DEL PORCENTAJE DEL PIB EN I+D DE 27 PAÍSES DEL MUNDO EN 2014

Corea 4,29%
Israel 4,10%
Japón 3,58%
Finlandia 3,17%
Alemania 2,86%
Estados Unidos 2,73%
Francia 2,25%
China 2,04%
Canadá 1,61%
Portugal 1,28%
Italia 1,28%
Brasil 1,24%
España 1,23%
Iberoamérica 0,86%
ALC 0,75%
Argentina 0,64%
Costa Riaca 0,56%
México 0,54%
Puerto Rico 0,44%
Cuba 0,42%
Chile 0,39%
Ecuador 0,35%
Uruguay 0,34%
Colombia 0,25%
Perú 0,14%
Paraguay 0,10%
El Salvador 0,08%
Trinidad y Tobago 0,08%
Panamá 0,07%
0 0,50% 1,00% 1,50% 2,00% 2,50% 3,00% 3,50% 4,00% 4,50%
Fuente: El estado de la ciencia 2016 (RICyT, 2016: 21).

Nótese que la gráfica no indica “gasto” sino “inversión”, entendiendo precisa-


mente que los recursos destinados a la ciencia y la tecnología reditúan con
creces, beneficios no solo de orden financiero, sino en la formación del factor
humano, el desarrollo y el bienestar. En segundo lugar, corresponde a los paí-
ses industrializados el empleo de mayor porcentaje del PIB para I+D. Tal es el
caso, por ejemplo, de Corea del Sur, Israel, Japón, Finlandia, Alemania y Esta-
dos Unidos entre otras potencias. Portugal y España se encuentran también en
una ubicación expectable. Por su parte, Brasil como la primera economía de
la región, integrante de los países emergentes del grupo BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica) destina el más alto porcentaje de su PIB para I+D
entre los países de América Latina y el Caribe, superando inclusive a España.

227
¿Adónde fue a parar la bonanza?

En el grupo de indicadores de insumo, la información disponible de Bolivia


sobre el gasto en I+D por investigador, ofrece solamente el dato del año 2009
en el periodo estudiado. Bolivia gastó la cifra más baja de ALC en C&T per cá-
pita de investigador EJC: 25 mil dólares anuales. Brasil gastó cerca de 185 mil
dólares; y Chile, 127 mil. La inversión de España disminuyó de 140 mil en 2013
a 119 mil en 2015 por investigador (la media iberoamericana en 2015 fue de
126 mil). La misma carencia de datos se da en los cuadros desagregados, por
ejemplo, respecto al tipo de investigación, advirtiéndose que ninguno de los 23
países incluidos en los indicadores, destinó como Bolivia alrededor del 70% de
sus recursos a la investigación básica. Cuba ha destinado frecuentemente alre-
dedor del 15% (lo mismo que Estados Unidos) incrementando su presupuesto
al 20% en 2015. Argentina tiene el porcentaje más alto (34%) a distancia consi-
derable de México (28%) y Perú (26%); en tanto que Guatemala y Paraguay no
llegan al 3% ni al 14% respectivamente.

NÚMERO DE INVESTIGADORES EJC Y GASTO ANUAL EN DÓLARES


PARA CADA UNO, DE 10 PAÍSES DESDE 2006 HASTA 2015
Inv.EJC & Gasto 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Nº de inv. EJC 35040 38681 41523 42136 46199 49029 50489 50785 51665 52970
Argentina
Gasto/inv.EJC 30052 34245 41198 46623 51857 61272 73349 74933 65029 75307
Nº de inv. EJC 1080 1367
Bolivia
Gasto/inv.EJC 25389
Nº de inv. EJC 112318 116270 120529 1291021 38653
Brasil
Gasto/inv.EJC 97439 129940 158857 144444 184784
Nº de inv. EJC 5551 5959 5085 5674 6078 6798 5893 7585 8175
Chile
Gasto/inv.EJC 96817 113035 119347 126900 145848 142325 183624 128819 113583
Nº de inv. EJC 6019 6821 7490 7813 9082 9120 8813 7820 5651 6364
Colombia
Gasto/inv.EJC 40140 53828 62819 56769 59843 74651 91687 132722 201758 131749
Nº de inv. EJC 985 924 1491 1739 2110 2736 4351 5508 6373
Ecuador
Gasto/inv.EJC 61117 72336 94330 141899 132820 98475 67166 65613 70663
Nº de inv. EJC 115798 122624 130986 133803 134653 130235 126778 123225 122235 122437
España
Gasto/inv.EJC 128005 148929 164400 151401 143498 151394 135721 140202 139106 119269
Nº de inv. EJC 36326 37950 37639 42973 38497 39826 29094 29921
México
Gasto/inv.EJC 99138 118185 138821 108236 146453 151597 200389 212545
Nº de inv. EJC 1130182 1133557 1191024 1250984 1198280 1252948 1265064
EE.UU.
Gasto/inv.EJC 311956 334946 341395 323530 340240 341724 357734
Nº de inv. EJC 917 1617 1853 1777 1825 1803 1724 1799
Uruguay
Gasto/inv.EJC 125747 80771 74167 94116 92024 102469 111482 107929
Nº de inv. EJC 220432 214280 224568 242722 256206 276549 272384 277805 278338 281512
ALC
Gasto/inv.EJC 77405 105064 125102 115768 150466 160618 157573 158033 164095 137098
Nº de inv. EJC 350882 365080 395963 416359 432382 450840 441660 438843 438729 442620
Iberoamérica
Gasto/inv.EJC 96460 118998 134825 125312 142212 150085 142787 146129 149092 125656
Fuente: Elaboración propia a partir de la información en línea de la RICyT

228
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Bolivia asignaría la mayor cantidad de su presupuesto, casi el 41%, a las ciencias


agrícolas (2009). Solo Trinidad y Tobago superaría ese porcentaje con el 51%
(2015). Ningún otro país haría una asignación tan concentrada, salvo Portugal,
con cerca del 41%, pero a tecnología e ingeniería. A excepción de El Salvador
que duplica la asignación porcentual del país andino, Bolivia es el único entre
los 13 reportados por la RICyT que haría una asignación tan diminuta como la
que concede al área de las disciplinas humanísticas: 0,02% de los recursos finan-
cieros para I+D (2009). En comparación, Argentina asignaría a dicha área casi el
6% de su presupuesto (2015) y los países de la península ibérica, alrededor del
7%. Sobre los recursos humanos, los datos de Bolivia señalan información sola-
mente de los años 2009 y 2010, tanto de personas físicas como EJC.
Comparadas con la media iberoamericana (0,92) Bolivia y Colombia ocupa-
rían los últimos lugares en cantidad de investigadores EJC por cada mil perso-
nas de la población económicamente activa: 0,29 (2010) y 0,26 (2015) respecti-
vamente; aunque las poblaciones de ambos países difieren en una proporción
de uno a cinco. Es decir, Colombia tendría cinco veces más la población de
Bolivia con 26 investigadores por cada cien mil personas de la PEA. Por su
parte, el indicador más alto es de Portugal: habría 744 investigadores por cada
cien mil personas de la PEA.
La mayoría de los investigadores bolivianos trabajarían en disciplinas de
las ciencias naturales y exactas (34% en 2010) y de la ingeniería y la tecnolo-
gía (20%). Sin embargo, la mayor distribución de los recursos (41%) se daría a
favor de las ciencias agrícolas, donde solo estaría el 13% de los investigadores.
Por su parte, quienes despliegan sus esfuerzos en las disciplinas de humani-
dades (casi el 5% de los recursos humanos) tendrían que arreglárselas apenas
con el 0,02% del presupuesto. Sobre el grado de formación de los científicos
e investigadores, el último dato de Bolivia es de 2002, por lo que no procede
ninguna comparación con los datos de 2015 del entorno regional; sin embargo,
cabe mencionar por ejemplo, que en Chile cerca del 40% de los investigadores
EJC son profesionales con título de doctorado como mínimo.
En la mayor parte de los países de la región, incluido Bolivia, la concentración
de la actividad de investigación y desarrollo experimental se daría en las univer-
sidades públicas. El porcentaje de investigadores universitarios en el país andino
superaría el 83% (2010), igual al porcentaje verificado en Uruguay en 2015. A am-
bos países seguiría Venezuela con cerca del 74% (2015), siendo superados todos
por Colombia que rondaría el 90%. El porcentaje de Ecuador es de 71% en 2014
y la media de ALC es de 60% en 2015. Los casos de Panamá y Puerto Rico apare-
cen como extremos porque el 80% de los investigadores en el primer caso (2011)
radicaría en entidades del gobierno; mientras que el 96% de los investigadores
puertorriqueños se ubicaría en empresas públicas y privadas. Sobre la distribu-

229
¿Adónde fue a parar la bonanza?

ción de género en la ciencia y la tecnología, Bolivia sería el único país entre los 20
reportados por la RICyT, en el que habría más mujeres que hombres: tanto en ge-
neral (61%), como en las categorías estandarizadas. Es decir, como investigadoras
(65%), técnicas (70%), becarias (52%) y como personal de apoyo (también 52%).
Del tercer grupo de indicadores, los dedicados al nivel académico de los
investigadores y de quienes se ocupan con las ACT, la RICyT carece, en general,
de datos de Bolivia. En el caso de la información sobre el número de doctores
titulados, de un rango temporal que supera el cuarto de siglo, solo hay dos datos
que corresponden a los años 2001 y 2002. Sobre la titulación de postgraduados
con el título de maestría, la información incluye solo siete años hasta 2002. El
volumen de la información de los titulados anualmente en el país andino con
grado de licenciatura es significativamente mayor: se extiende desde 1990 hasta
2002. Se advierte que la información existente expresa la labor de la Secretaría
Nacional de Ciencia y Tecnología del Comité Ejecutivo de la Universidad Bolivia-
na, entidad que sistematizó los datos y los remitió a la red regional.

NÚMERO DE TITULADOS CON DOCTORADO Y LICENCIATURA


DE 10 PAÍSES, DESDE 2006 HASTA 2015
Ph.D & Lic. 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Nº de Ph.D 416 696 746 937 1504 1673 1791 2088 2176 2406
Argentina
Nº de Lic. 84785 86528 94909 98129 99431 109344 110348 117709 120617 124948
Nº de Ph.D
Bolivia
Nº de Lic.
Nº de Ph.D 9366 9915 10711 11368 11314 12321 13913 15585 17048 18625
Brasil
Nº de Lic. 736829 756799 800318 826928 829286 865161 876091 829938 837284 916363
Nº de Ph.D 249 307 376 369 433 474 584 629 646 685
Chile
Nº de Lic. 45578 50793 54705 64857 60695 62585 65182 76297 78597 82892
Nº de Ph.D 91 94 134 173 211 276 339 330 408 466
Colombia
Nº de Lic. 91016 103352 114710 117981 120737 132839 153573 161732 167831 178379
Nº de Ph.D 6 9 53 7 7 14 6 2 17
Ecuador
Nº de Lic. 51497 50410 48911 40739 49550 48244 47909 50542 59957
Nº de Ph.D 7159 7150 7302 7915 8596 8915 9483 10889 11316 14694
España
Nº de Lic. 103241 96621 96119 98291 102206 119452 127365 167239 201387 203253
Nº de Ph.D 2800 2950 3498 4099 4167 3795 5119 5380 4541 5798
México
Nº de Lic. 307188 311463 308590 333378 344651 371451 395428 412038 394647 413201
Nº de Ph.D 56067 60616 63712 67716
EE.UU.
Nº de Lic. 1502922 1541704 1580036 1601368
Nº de Ph.D 21 19 28 24 39 36 53 46 56 60
Uruguay
Nº de Lic. 4858 4760 4979 5554 5450 5893 7263 7256 6570 6891
Nº de Ph.D 13971 14943 16287 17800 18465 19998 22590 24610 25875 29223
ALC
Nº de Lic. 1629759 1705783 180250 1907433 1963018 2060381 2161932 2157416 2162520 2261847
Nº de Ph.D 22350 23434 26422 29288 29456 31423 34132 38591 40158 46918
Iberoamérica
Nº de Lic. 1788744 1869619 1990680 2052967 2110026 2220024 2329429 2369709 2404447 2505472

230
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Durante más de una década, la unidad referida del Sistema de la Universidad


Boliviana sustituyó el trabajo y la responsabilidad que corresponde a entidades
del gobierno, generando información del país andino comparable con los da-
tos de 25 países de la región, donde la labor la realizan consejos, observatorios,
agencias naciones de C&T, institutos de estadística o unidades de los ministe-
rios especialmente encargadas. En Bolivia, con la multiplicación de la oferta
de pre- y postgrado, y el inusitado producto de las universidades privadas; los
datos del CEUB resultaron parciales y dejaron de ser la suplefaltas del gobierno
desde el año 2003, repitiéndose una notoria y extendida carencia.
La ausencia de indicadores remitidos a la RICyT es la característica de casi
doce años de gestión gubernamental del MAS, pese a que en los créditos res-
pectivos de, por ejemplo, la publicación anual El estado de la ciencia, cuyo
último volumen corresponde al año 2016, aparece el nombre de una funciona-
ria del Viceministerio de Ciencia y Tecnología de Bolivia como encargada de
efectuar el “enlace” nacional con la red. Es decir, ella debería ser la proveedora
de información según los indicadores internacionalmente estandarizados. El
cuadro anterior es un ejemplo que permite apreciar la imagen internacional
que Bolivia proyecta debido a la ausencia de información incorporada en la
RICyT; no solo en lo referido al nivel de formación de los investigadores y
personal de C&T, sino en la mayoría de los datos donde una gran cantidad de
celdas está en blanco.
El cuarto grupo de indicadores trata las patentes. De Bolivia no existe ni
un dato del periodo estudiado desde 2002 hasta 2015. La información de cinco
indicadores -solicitud de patentes, número de patentes otorgadas, tasa de de-
pendencia, tasa de inventiva y coeficiente de invención- solo se extiende desde
1990 hasta 2001, quedando en blanco todos los demás años. Es notorio cómo
las decisiones gubernamentales en lo concerniente a C&T se tomaron desde
inicios del presente siglo, sin considerar esta información. La desvaloración de
las tasas y coeficientes muestra la incapacidad de los gobiernos desde 2002
hasta la fecha, de generar información que les permita tomar decisiones sobre
la inventiva, los rasgos de la producción científica y tecnológica en el país,
los talentos de los residentes, y la presencia de extranjeros que patentan sus
inventos.
Por otra parte, existe un nuevo indicador de la RICyT en este grupo, se trata
de las patentes PCT; se trata de las solicitudes de patentes siguiendo el Tratado
de Cooperación en materia de Patentes (Patent Cooperation Treaty) que esta-
blece un procedimiento único a nivel mundial para solicitar patentes y prote-
ger las invenciones en alrededor de 150 países que suscriben el tratado. Como
el registro es mundial, la RICyT tiene datos de Bolivia desde 1990, como del
conjunto de 26 países iberoamericanos. En más de un cuarto de siglo, siguien-

231
¿Adónde fue a parar la bonanza?

do tal procedimiento, en Bolivia se habrían efectuado solo 27 solicitudes PCT


que contrastan con casi un millón que hubo en Estados Unidos en el mismo
lapso. El total de Iberoamérica está cerca de 42 mil; en tanto que ALC acumula
más de 18 mil. Canadá suma más de sesenta y un mil solicitudes; España tiene
más de 25 mil; Brasil, cerca de ocho mil; México, tres mil cuatrocientas y Portu-
gal, mil novecientas. En contraste, los países con menos cantidad de solicitudes
que las acumuladas en Bolivia son El Salvador (24), Jamaica (22), República
Dominicana (20), Paraguay (15), Nicaragua (12), Honduras (4) y Haití (2).
Más acá de la opípara retórica del gobierno boliviano que inventa conceptos
inéditos, ambiguos, incomparables y cómodamente arbitrarios; sus acciones en
torno a la C&T no consideran, por ejemplo, el coeficiente de invención de los
bolivianos. Este indicador es el cociente que se obtiene de dividir el número
de solicitudes de patentes realizadas por personas residentes en el país entre
cien mil habitantes. Naturalmente, su propósito es comparativo; pero muestra
el talento estadístico distribuido en la población, de modo que cuanto mayor
sea su valor; la capacidad creativa de generar prototipos tecnológicos, efectuar
aplicaciones científicas, remodelar, adecuar, adaptar, combinar e inventar arte-
factos para distintos fines, es también mayor.
Pareciera que el gobierno desconoce también la utilidad de la tasa de de-
pendencia, entendida como el cociente que se obtiene al dividir el número de
solicitudes de patentes de personas no residentes en el país, entre las solicitu-
des de personas residentes. Es decir, se advierte que no aprecia que el valor
mayor a uno muestra la dependencia del país de solicitudes de extranjeros,
en tanto que el valor menor a uno, patentiza la independencia de inventiva
con más solicitudes de residentes. Si comprendiese esto, tomaría decisiones
para fortalecer la internacionalización del conocimiento, la formación de los
talentos nacionales y la definición de una estructura normativa que regule la
obtención de patentes para beneficio del país. Finalmente, también el gobierno
prescinde de la utilidad de la tasa de autosuficiencia. Dicha tasa es el cociente
entre las patentes solicitadas por los residentes entre el total de patentes solici-
tadas. El valor mayor de dicha tasa supone la mayor participación de residentes
en I+D en comparación a la labor de los extranjeros.
Como evidencia recurrente, el siguiente cuadro referido al coeficiente de
invención y la tasa de dependencia de diez países en el periodo estudiado,
muestra una vez más que Bolivia carece de datos. De los nueve países que
ofrecen información del año 2015 o el más próximo, los que tienen la más alta
inventiva son Estados Unidos (91 solicitudes de patentes de residentes cada
cien mil habitantes en 2013) y Brasil, en 2015 con cerca de cuatro solicitudes.
En contraste, el mismo año, los países con indicadores más bajos son México
(1,12), Uruguay (0,81) y Colombia (0,66). En lo que respecta a la tasa de de-

232
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

pendencia, en 2015, Uruguay es dependiente de la inventiva de extranjeros


(19,74) casi cuatro veces más que la media de ALC (5,39). Muy debajo del país
charrúa, están México (12,24), Argentina (6,55), Chile (6,39) y Colombia (6).
Por el contrario, el país que inventa más como producto del trabajo de sus ta-
lentos residentes en él mismo, es Estados Unidos con una tasa de 0,99 el año
2013. De Bolivia, otra vez, no se dispone de información alguna.

COEFICIENTE DE INVENCIÓN Y TASA DE DEPENDENCIA DE 10 PAÍSES, DESDE 2006 HASTA 2015


Cf.Inv. & Tasa
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Dep.
Coef. de invención 2,66 2,42 2,04 1,61 1,38 1,70 1,70 1,55 1,21 1,29
Argentina
Tasa de depend. 4,51 5,13 5,97 6,78 7,55 6,01 5,91 6,42 8,20 6,55
Coef. de invención
Bolivia
Tasa de depend.
Coef. de invención 3,84 3,87 4,03 3,98 3,71 3,95 3,92 3,97 3,65 3,59
Brasil
Tasa de depend. 2,22 2,39 2,45 2,35 2,87 3,09 3,29 3,27 3,49 3,50
Coef. de invención 1,78 2,44 3,18 2,03 1,92 1,96 1,93 1,93 2,54 2,46
Chile
Tasa de depend. 10,05 8,44 6,44 4,01 2,28 7,24 7,99 8,04 5,87 6,39
Coef. de invención 0,39 0,31 0,28 0,28 0,28 0,44 0,45 0,51 0,56 0,67
Colombia
Tasa de depend. 11,42 13,85 15,25 13,19 14,47 9,40 9,65 8,01 7,26 6,00
Coef. de invención 0,06 0,07 0,17 0,11 0,18 0,29
Ecuador
Tasa de depend. 74,33 70,10 25,27 36,35 15,68 9,00
Coef. de invención 6,93 7,18 7,80 7,64 7,53 7,20 6,81 6,34 6,20 5,92
España
Tasa de depend. 0,08 0,06 0,05 0,04 0,04 0,04 0,04 0,05
Coef. de invención 0,55 0,61 0,64 0,76 0,85 0,92 1,10 1,02 1,04 1,13
México
Tasa de depend. 26,00 24,90 23,21 16,37 14,33 12,20 10,85 11,75 11,97 12,25
Coef. de invención 74,22 79,99 75,97 73,15 78,03 79,48 85,57 90,94
EE.UU.
Tasa de depend. 0,92 0,89 0,97 1,03 1,03 1,03 1,02 0,99
Coef. de invención 0,94 1,06 1,00 0,79 0,61 0,61 0,42 0,64 1,06 0,82
Uruguay
Tasa de depend. 23,39 21,14 21,39 28,92 38,25 33,40 49,21 31,90 18,40 19,74
Coef. de invención 1,80 1,78 1,83 1,77 1,66 1,79 1,81 1,80 1,70 1,70
ALC
Tasa de depend. 4,96 5,23 5,22 4,63 5,00 5,00 5,13 5,11 5,37 5,40
Coef. de invención 2,21 2,22 2,34 2,30 2,18 2,28 2,27 2,23 2,13 2,10
Iberoamérica
Tasa de depend. 19,58 20,52 19,64 18,18 20,74 20,50 21,49 22,19 23,64 23,58
Fuente: Elaboración propia a partir de la información en línea de la RICyT

En lo concerniente al quinto grupo de indicadores, los bibliométricos, en gene-


ral, la disposición de información es diferente a los anteriores casos. Pese a la
negligencia o incompetencia gubernamental para elaborar indicadores de C&T
y remitirlos a la red regional, estos indicadores aparecen regularmente cada
año; se trata de la sistematización de registros internacionales incluidos en ba-
ses de datos. Las bases muestran índices anuales donde aparecen las publica-
ciones de revistas especializadas avaladas como científicas en todo el mundo.

233
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Sobre Bolivia, la información de la RICyT es bastante completa, encontrándose


datos en algunos casos, desde hace más de un cuarto de siglo.
Trece son las bases de datos que la red regional ha elaborado regularmente
sobre publicaciones indexadas de 24 países de ALC, sumados España, Portugal,
Estados Unidos y Canadá. Entre ellas, la más importante es la base de datos
estadounidense Science Citation Index (SCI). Además, recientemente se ha in-
cluido en la sistematización de información de la RICyT, la base Scopus. De
todas, la RICyT ofrece información no solo sobre el volumen anual de publica-
ciones indexadas, sino también la proporción de publicaciones considerando
la población de cada país, el costo de cada artículo indexado teniendo en cuen-
ta el PIB, el volumen de artículos en relación con el gasto anual en I+D y el
número de publicaciones indexadas en revistas científicas reconocidas por las
bases de datos en proporción a cada cien investigadores que trabajen con EJC.

NÚMERO DE PUBLICACIONES EN SCI Y PROPORCIÓN DE ARTÍCULOS


POR CADA 100 INVESTIGADORES EJC DE 10 PAÍSES, DESDE 2006 HASTA 2015
Pup. en SCI &
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
/100 EJC
Pup. en SCI 6967 7538 8867 9038 9821 10291 10765 11306 11540 11784
Argentina
/100 Inv.EJC 19,88 19,49 21,35 21,45 21,26 20,99 21,32 22,26 22,34 22,25
Pup. en SCI 158 201 238 229 220 248 242 283 273 386
Bolivia
/100 Inv.EJC 21,20 16,09
Pup. en SCI 25378 31934 38351 41475 43466 45473 49758 52406 53946 56770
Brasil
/100 Inv.EJC 22,59 27,47 31,82 32,13 31,35
Pup. en SCI 4320 4841 5536 6391 6574 7209 7991 8412 9432 10610
Chile
/100 Inv.EJC 87,21 92,90 125,69 115,86 118,60 117,55 142,75 124,35 129,78
Pup. en SCI 1480 2080 2949 3240 3741 4054 4700 5216 5163 6116
Colombia
/100 Inv.EJC 24,59 30,50 39,37 41,47 41,19 44,45 53,33 66,70 91,36 96,10
Pup. en SCI 226 287 344 408 350 366 468 542 614 1440
Ecuador
/100 Inv.EJC 22,94 31,06 23,06 23,47 16,59 13,38 10,76 9,84 9,64
Pup. en SCI 46431 53346 58384 65464 67605 71826 75465 79326 80976 83201
España
/100 Inv.EJC 40,10 43,50 44,57 48,93 50,21 55,15 59,53 64,38 66,25 67,95
Pup. en SCI 8592 9992 10758 10765 10998 11462 12314 13321 14235 15006
México
/100 Inv.EJC 23,65 26,33 28,58 25,05 28,57 28,78 42,32 44,52
Pup. en SCI 482431 488160 497198 491950 522073 547933 579112 595399 636435 629496
EE.UU.
/100 Inv.EJC 42,69 43,06 41,75 39,33 43,57 43,73 45,78
Pup. en SCI 479 518 675 686 720 818 896 1066 1314 1348
Uruguay
/100 Inv.EJC 73,61 42,42 38,86 46,03 49,10 59,12 76,22 74,93
Pup. en SCI 48196 52750 68282 71540 75564 81061 89225 94593 98316 104297
ALC
/100 Inv.EJC 22,90 24,62 30,41 29,47 29,49 29,31 32,76 34,05 35,32 37,05
Pup. en SCI 105586 123641 143288 155331 162365 171855 185027 196044 201697 211319
Iberoamérica
/100 Inv.EJC 30,09 33,87 36,19 37,31 37,55 38,12 41,89 44,67 45,97 47,74
Fuente: Elaboración propia a partir de la información en línea de la RICyT

234
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Pese a la completitud relativa de la información gracias a los registros de las


bases de datos internacionales que muestran las publicaciones científicas in-
dexadas en revistas científicas; no se tienen algunas proporciones de Bolivia,
por carecer de información complementaria que permita calcularla. Por la ca-
rencia de datos sobre el número de investigadores, en el cuadro anterior sobre
las publicaciones indexadas en SCI no se tienen los indicadores de ocho años
en un periodo de diez.
Sobre el volumen de ALC, comprende 104.3 mil publicaciones científicas el
año 2015, de las que Bolivia apenas aporto con el 0,37% (386 publicaciones in-
dexadas en SCI). De la región, si se aísla a Brasil, resulta que 23 países apenas
llegan al 46% del total, y que el gigante amazónico produjo en conocimiento
científico y tecnológico nuevo el 54% restante en 2015. Por otra parte, los 24
países de ALC en comparación a España y Portugal sumados, representan so-
lamente el 49% de las publicaciones indexadas; mientras que a los dos países
de la península ibérica les corresponde el 51%. Iberoamérica en conjunto,
en comparación a Estados Unidos y Canadá representa apenas el 29% de la
producción científica, con relación al 71% de ambos países de Norteamérica.
Bolivia comparada con Estados Unidos, representa la contribución de un artí-
culo científico indexado por cada 1631 artículos estadounidenses publicados
el mismo año 2015.
Para medir la productividad de los investigadores, los datos incompletos de
Bolivia solo permiten efectuar comparaciones de 2009 y 2010. En ambas gestio-
nes, Bolivia ocupa el último lugar de los diez países seleccionados en el cuadro.
En comparación a Chile, por ejemplo, en Bolivia mil investigadores EJC reunidos
solo publicaron 161 artículos científicos indexados, es decir, reconocidos como
contribuciones en disciplinas científicas el año 2010; mientras que el país ma-
puche, el mismo número de investigadores publicó 1160 textos. Esto equivale a
que cada treinta investigadores EJC en Bolivia escribieron cinco artículos el año
referido; mientras que doce científicos chilenos publicaron catorce artículos de
contribución avalada. La media de ALC el año 2015, fue de ocho investigadores
EJC que publicaron tres artículos científicos, correspondiéndole a Chile, que
cada tres investigadores publicaron cuatro artículos indexados en SCI.
Otros datos de la RICyT permiten establecer las siguientes comparaciones.
Según la información de CAB International, el año 2015, las 55 publicaciones
indexadas de Bolivia representan solo el 0,17% del aporte científico en la región
concerniente a agricultura, el sector forestal y ramas afines. Por lo demás, según
la red, ese año Bolivia registró los siguientes volúmenes de publicaciones en
bases de datos especializadas. En Pascal, dedicada a las ciencias, la tecnología y
la medicina, 39 artículos científicos (0,47% del volumen de ALC); en Inspec, de
física, electrónica e informática, 70 artículos (0,25% de la región); en Compen-

235
¿Adónde fue a parar la bonanza?

dex, de ingeniería y tecnología, 86 (0,25%); en Chemical Abstracts Service con


datos de 2010, Bolivia registra 25 artículos que representan el 0,1% regional. En
Biosis Citation Index, ocupado con las ciencias de la vida, 66 artículos en 2015
(0,2% del volumen de ALC); en Medline del área de salud, 130 artículos (0,3%);
en Periódica sobre C&T en ALC, 14 artículos (0,2% del total regional); en Clase de
ciencias sociales y humanidades, 11 artículos (0,15% del volumen de ALC) y en
Lilacs del área de la salud en ALC, 71 artículos (0,32%). Finalmente, en Scopus,
recientemente incorporada a la base de datos de la RICyT y que abarca las áreas
de la ciencia en general y de la tecnología, la medicina, las ciencias sociales, las
artes y las humanidades, en 2015 Bolivia registra 316 publicaciones científicas
que corresponden al 0,25% del volumen total de América Latina y el Caribe.
El rubro que absorbe el 41% del presupuesto de C&T según prioridad del
gobierno (con datos de 2009 que son los últimos disponibles), aporta apenas el
14% de producto científico reconocido internacionalmente. Estos datos debe-
rían servir para reconducir las prioridades de inversión y distribuir los recursos
financieros favoreciendo a los sectores que garanticen mejores y más abundan-
tes productos, en proporción razonable respecto del gasto público.
Según el número de publicaciones por cada millón de dólares del PIB, y
por cada millón de dólares del presupuesto de I+D, de acuerdo a la informa-
ción parcial que se dispone de Bolivia; el país andino ocupa situaciones dife-
rentes en comparación a la media de ALC. Según el registro de SCI, mientras
la media de la región el año 2015 es de 18,6 artículos científicos publicados
por cada millón de dólares del PIB en cada país, Bolivia llega a 11,7 artículos
anuales. Esta situación cambia respecto del número de artículos publicados
relacionado por cada millón de dólares invertido en I+D. Según SCI, el año
2009 –Bolivia tiene ese único dato del periodo estudiado- la media de ALC del
número de artículos científicos por cada millón de dólares para I+D fue dos;
en tanto que la información de Bolivia señala 8,3 artículos. Así, pese a que los
recursos para I+D son escasos en el país andino, existen pocos investigadores
y las condiciones de trabajo son incomparablemente desventajosas respecto de
los demás países; los investigadores bolivianos, en su mayoría universitarios,
optimizaron al menos el año indicado, los recursos financieros que disponían.

3 Políticas públicas y buenas intenciones

Hay pocas publicaciones que analizan el diseño, implementación y evaluación


de las políticas públicas en el rubro de la C&T+I. De parte del gobierno del
Movimiento Al Socialismo una referencia obligada es el Plan Nacional de De-

236
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

sarrollo: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para vivir bien.


Lineamientos estratégicos: 2006-2011, elaborado por el Ministerio de Plani-
ficación del Desarrollo a mediados del año 2006 y promulgado como ley en
2007 (MPD, 2006). Se trata de un documento de ocho partes donde el quinto
parágrafo titulado “Bolivia productiva” es el apartado principal referido al fu-
turo científico y tecnológico del país. Después del mencionado documento, el
gobierno elaboró la versión actualizada del Plan Nacional de Desarrollo 2010-
2015 que constituye una ampliación, actualización y complementación del que
fuera publicado en 2006.
A continuación se ofrece un resumen analítico y una crítica al documento
de 2006 en lo concerniente a las políticas científicas y tecnológicas (Lozada,
2011: 59 ss.). Desde el punto de vista teórico, el documento une arbitraria y
eclécticamente el enfoque neoclásico de cambio tecnológico que desprecia el
papel institucional, con la concepción de “sistema de innovación”, entendida
desde una perspectiva vinculacionista-productiva. También une la visión evo-
lucionista con la sistémica. El parágrafo titulado “Bolivia productiva” del Plan,
concibe el cambio tecnológico supeditado a la economía concibiéndolo como
endógeno. El documento atribuye a la dependencia colonial la ausencia relati-
va de producción científica y tecnológica en Bolivia, anunciando con exceso de
optimismo que desde la redacción del Plan 2006, los actores sociales e indíge-
nas del país comenzarían a producir ciencia y tecnología como nunca antes en
la historia, con el beneficio adicional de que tal conocimiento serviría para el
desarrollo productivo del país.
Hay una sobrecarga de lo endógeno, signos de un lamentable complejo de
inferioridad y una actitud que desprecia y denigra el conocimiento científico
y tecnológico universal. Solo los países ricos, colonialistas por excelencia, pro-
ducirían conocimiento para aumentar su riqueza y poder; mientras que los de-
más, minusválidos por definición, tendrían que soportar las consecuencias de
ser colonias remozadas: su destino estaría marcado por recibir tecnología obso-
leta, tener una dependencia creciente y la subsistencia indefinida de pobreza.
Así, el discurso de valoración de los saberes silenciados, aplastados y despre-
ciados de las culturas tradicionales se convierte en abiertamente chauvinista,
despreciando lo universal y se lo presenta como superior, previéndose un
futuro ineluctable de abundancia de innovaciones promisorias. Sin embargo, el
texto no menciona la necesidad de creación de prototipos tecnológicos, el res-
guardo inteligente y eficaz de los derechos étnicos respecto de los contenidos
cognitivos colectivos ni las condiciones jurídicas indispensables y la protección
pública que precautelen las patentes privadas en el mercado. Tampoco hace
referencia a la necesidad de realizar investigación y desarrollo experimental en
las fronteras de la ciencia, con expertos del más alto nivel.

237
¿Adónde fue a parar la bonanza?

El modelo de Jorge Sabato y Natalio Botana (1968) es simplificado al extre-


mo por el Plan 2006 y las relaciones entre los tres subsistemas de la triple héli-
ce quedan ignoradas o desvirtuadas. Tampoco refiere el entorno tecnológico ni
los servicios avanzados. No valora el contexto científico de investigación básica
y el entorno financiero queda restringido a los “soportes” del gobierno exento
de cumplir una planificación racional y moderna incluyente del mercado, la
dinámica productiva en las universidades y la participación amplia de actores
sociales incluidas las empresas. El texto no menciona las normas de uso del
conocimiento tecnológico en beneficio de los científicos, inventores y los suje-
tos sociales que buscan el lucro; tampoco considera las relaciones externas ni
internas entre las instituciones y los participantes. En resumen, el texto simpli-
fica, mezcla y pervierte contenidos teóricos y los modelos de innovación exis-
tentes; generando condiciones propicias para evitar la responsabilidad de la
gestión gubernamental en C&T+I y para promover la discrecionalidad opaca a
través de una visión miope que restringe el rubro al vínculo con la producción.
En ninguna parte del Plan 2006 se advierte que quienes lo elaboraron
consideren a la ciencia y a la tecnología como los factores clave del desarrollo
económico y el bienestar social para el futuro. Como suplefaltas a esta carencia
teórica, aparecen recursos retóricos y lugares comunes remarcándose la necesi-
dad de septuplicar los fondos para incrementar los gastos de I+D de unidades
burocráticas e instancias administrativas, alcanzando la cifra de 164 millones
de dólares en el periodo. Con todo, el documento establece las siguientes tres
políticas:
La primera política titula “C&T+I en la integración nacional para el desarro-
llo productivo con soberanía e inclusión social”, refiere la creación del “Sistema
Boliviano de Innovación” sustentado en un “Banco de Tecnología” y en la crea-
ción de “Centros de ciencia y tecnología”, “Entidades productivas”, “Estructuras
de interfaz”; además de otras actividades.
La segunda política es “Cultura científica inclusiva para la construcción de
una sociedad del conocimiento”. Incluye una “Cultura científico-tecnológica
inclusiva y equitativa” creando un “Sistema Nacional de Información Científi-
ca y Tecnológica”, una “Unidad de Apoyo a la Política Tecnológica” y cuatro
programas que son “Popularización de la C&T”, “Movilización y formación de
recursos humanos en investigación e innovación”, “Creación de Centros de for-
mación tecnológica” y “C&T+I como herramienta para orientar la educación a
la producción y la interculturalidad”.
La tercera política es la “Recuperación, protección y utilización de los sa-
beres locales y los conocimientos técnicos y ancestrales”. Incluye programas
como la “Ley de protección del conocimiento indígena” y la industrialización y
comercialización de la hoja de coca. Los programas de investigación sectorial

238
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

refieren 45 proyectos en Salud, Desarrollo rural, Minería, Hidrocarburos, Elec-


tricidad y energía, Educación y cultura, Trabajo, Defensa y Justicia. Al parecer,
según la información disponible, el programa de la coca habría tenido la ma-
yor atención el momento cercano a la conclusión del quinquenio del Plan de
Desarrollo 2006-2011.
En el documento no hay estímulo a los talentos científicos, no se menciona
ni la posibilidad de promulgación de una “Ley de C&T+I” que reemplace la de
2001 y tampoco aparece la cooperación internacional para el conocimiento
científico y tecnológico. No hay atisbos que descubran la necesidad específica
de elaborar un “Plan nacional de I+D”, ni formas efectivas de promover la inno-
vación con las universidades y las empresas como principales actores sociales.
En suma el “nuevo” sistema es una diluida proyección demagógica para que las
reformas estatales consoliden burocracias pesadas e inoperantes, con funcio-
narios poco competentes para encarar los desafíos globales de las sociedades
del conocimiento (Drucker, 1985; Albornoz, 2002).
La actualización del mencionado plan la realizó el Ministerio de Planifi-
cación del Desarrollo con la publicación del Plan de Desarrollo 2010-2015.
En este, en más de diez páginas, el capítulo “Bolivia productiva” desarrolla el
acápite “Apoyo a la producción” (MPD, 1985: 180 ss.) que enuncia la visión y
proyección gubernamental sobre la C&T+I reiterando los contenidos del Plan
de 2006. El documento vuelve a descalificar el conocimiento universal, insiste
en la dependencia y el colonialismo; critica la concepción desarrollista y seña-
la que la escasa C&T+I de Bolivia, serían inútiles para la producción. Expresa
contenidos arbitrarios sobre la innovación desconociendo la constatación his-
tórica reiterativa de que se trata del éxito en el mercado. Extrañamente, dice
que economías exportadoras de carácter primario no incorporan conocimiento
científico y que la innovación no coadyuva al desarrollo; además, esta solo po-
dría darse desde el Estado. De modo restrictivo, enuncia que la C&T+I servirían
apenas para disminuir el costo de producción de bienes y servicios; e implíci-
tamente abre las puertas a la discrecionalidad y opacidad de la administración
de gobierno.
Pero lo más curioso de las afirmaciones confusas del acápite radica en que
reclama que la gestión de la C&T+I se realice “científicamente”. Es decir, se
realice por expertos con base empírica sólida. Esto que aparentemente es un
desiderátum encomiable, se descubre apenas como otro recurso retórico más,
por el uso de estadísticas sin respaldo institucional de la red regional, y peor,
por la negativa a elaborar los indicadores que inobjetablemente son la base
para una gestión moderna, racional y científica en este y otros rubros. Es decir,
el efecto producido por la incapacidad del gobierno de elaborar indicadores
en cinco años, aparece cínicamente como una falacia. El objeto de la crítica del

239
¿Adónde fue a parar la bonanza?

propio gobierno es a algo de su absoluta competencia y responsabilidad: ge-


nerar políticas con base empírica e información fiable. No cumple lo que debe
hacer y responsabiliza a la sociedad de no realizar lo que él mismo debería
diseñar, implementar y evaluar.
Además, como resultado de su ignorancia histórica, la innovación y el co-
nocimiento científico y tecnológico para el Plan 2010, no tendrían valor por
sí mismos, sino solo en cuanto servirían a la “producción”. Negando la posi-
bilidad del libre mercado que es la condición que permite la competitividad
capitalista y hace que el conocimiento científico y tecnológico sea la base de
los ciclos económicos globales dinamizando los procesos de ascenso; el docu-
mento condena tal conocimiento a lo que el propio texto critica: la inutilidad
de la C&T en una sociedad que no puede gobernarse para generar indicadores
de competencia con la región y el mundo. Así, en un contexto de venalidad
endémica, sin políticas que alienten el conocimiento científico, el despliegue
tecnológico propio, ni el incentivo a la innovación como objetivo estratégico;
el desarrollo económico a través de la industria sustentable y el crecimiento del
sector terciario de la economía quedan cancelada. El único futuro entreabierto
para una gestión centralizada es que promueva prioritariamente el enriqueci-
miento de facciones adláteres de toda jaez e implica la dependencia obsoles-
cente de los imperios emergentes, el chino y el ruso.
El Plan 2010 dice que el Estado apenas invierte 23 millones del PIB en C&-
T+I, sin señalar a qué año corresponde ese dato. Como fuente, el Plan indica la
“Red de Información Ciencia y Tecnología”. Si la fuente es la RICyT y si el dato
de Bolivia fuese de 1993, entonces se referiría a la C&T, no a la innovación. Sin
embargo, estas conjeturas parece que no son correctas puesto que el cuadro
que ofrece el Plan tiene otros datos, al parecer del mismo año, de Argentina,
Chile, México y ALC; pero que no coinciden con la información de la RICyT.
Tal anomalía se repite en lo que concierne a la inversión en C&T como
gasto porcentual del PIB medido según la paridad del poder adquisitivo: son
datos incongruentes, al menos si se los contrasta con la información internacio-
nal provista por la Red. Similares discrepancias aparecen en los datos del Plan
2010 en lo que respecta al número de investigadores por cada mil personas
de la población económicamente activa. Para colmo, el Plan no especifica si se
trata de personas físicas o de EJC. En suma, son datos sin respaldo internacio-
nal, les falta fecha y especificaciones técnicas, y no coinciden con los que se
emplea internacionalmente para hacer comparaciones entre países.
El documento dice que la producción científica, dada en su mayor parte en
las universidades públicas bolivianas, estaría “estrangulada” por la falta de he-
rramientas de C&T+I, siendo necesaria la cooperación internacional. Los cen-
tros no responderían, en general, a las necesidades de desarrollo ni emplearían

240
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

su capacidad instalada. Pese a que según el Plan 2006, el Sistema Boliviano


de Innovación debería estar consolidado hasta fines de la primera década del
milenio, para el Plan 2010 seguiría siendo un propósito. Por lo demás, abun-
dan en el texto las referencias a las “potencialidades”, las “oportunidades” y los
proyectos pletóricos de “buenas intenciones”, entre los que destacan las incon-
mensurables expectativas de los saberes locales y los conocimientos populares
e indígenas que como “aporte” de una “amplia población” serían la panacea
para resolver todos los problemas nacionales, incluidos los “más grandes”: la
sempiterna dependencia tecnológica colonial y la cultura científica prevale-
ciente en el país. El papel de las universidades en tal discurso, queda implícito
y, en general, poco estimado o silenciado.
El documento repite y desarrolla las tres políticas del año 2006. La primera,
referida a la C&T+I “en la integración nacional para el desarrollo productivo
con soberanía e inclusión social”, reitera como política de Estado, la centralidad
del Sistema Boliviano de Innovación (SBI) que implicaría la constitución de en-
tidades burocráticas con distintas categorías de participantes, por ejemplo, las
ONG. Este sistema se extendería a nivel departamental, pero sin una efectiva
descentralización; en el plano nacional, ejercería hegemonía inclusive sobre
el financiamiento externo. Desconociendo el sentido competitivo y universal
de la ciencia, el Plan 2010 insiste en la “independencia” de tal conocimiento
restringiendo su valor a un enfoque chauvinista meramente “vinculacionista”.
Vuelve a mostrar como una gran tarea, la creación del Banco Nacional de Tec-
nología, y refiere el mercado atribuyendo al Sistema Boliviano de Innovación,
la solución de los problemas sobre a la participación y relación entre los acto-
res de la triple hélice.
Destaca la centralidad del gobierno en las actividades y dinámica del Esta-
do, advirtiéndose su hegemonía, incluida la creación del parque tecnológico
y la validación de programas, proyectos y prospectiva prioritaria en áreas de
trabajo. La labor de las Unidades de Interfaz, altamente significativa en otros
contextos, podría atribuirse a intermediarios privados guiados por intereses de
lucro, sin reconocer la historia, el potencial y las actividades del Sistema de la
Universidad Boliviana que no es mencionado en ninguno de los dos planes
de desarrollo. Así, se ratifica que las universidades privadas quedan liberadas
de la obligación de invertir en investigación y desarrollo experimental. Como
un gran logro, el segundo documento señala la creación de un banco de datos
sobre los centros de C&T y los requerimientos tecnológicos de las empresas.
La suma del presupuesto para la primera política del Plan 2010, supera
los 76 millones de dólares. Sin embargo, el presupuesto de la segunda política
denominada “Cultura científica inclusiva para la construcción de una sociedad
del conocimiento con características propias” es todavía mayor: son 92 millo-

241
¿Adónde fue a parar la bonanza?

nes y medio de dólares. Es decir, las dos primeras políticas con un total de 53
programas y proyectos, tendrían el presupuesto de 168,5 millones de dólares,
similar al presupuesto de todo el rubro manifiesto en el Plan 2006.
De la información de programas y proyectos, el desarrollo del SBI exige el
mayor presupuesto con más de 35 millones de dólares; aunque también cabe
destacar el proyecto de creación del Instituto Boliviano de Investigación de
la Biodiversidad para el Desarrollo con 10 millones de dólares, pese a que en
Bolivia existen 20 institutos universitarios del área (Lozada, 2011: 167-9) y un
fondo de 25 millones de dólares para proyectos relacionados con la biodiversi-
dad, la agricultura, los recursos forestales y el bio-comercio. En lo que respecta
a los proyectos de más alto presupuesto de la segunda política cabe mencionar
la creación del Instituto Bolivia Mar con 25 millones de dólares; la creación
de los Institutos Porvenir, uno en Santa Cruz y otro en Tarija con un costo de
18 millones de dólares cada uno; y el establecimiento de institutos similares
en Oruro, Cochabamba, Potosí, Chuquisaca y Pando. Además, el proyecto de
creación de la Unidad de Apoyo a la Política Tecnológica del Viceministerio de
Ciencia y Tecnología –que no prevé construir indicadores internacionalmente
establecidos- tiene una asignación presupuestaria de 10 millones de dólares.
En resumen, el gobierno destina decenas de millones de dólares para em-
prendimientos nuevos, y no fortalece instituciones con trayectoria y resultados.
En lugar de favorecer la formación de investigadores y del personal ocupado
con C&T+I (recuérdese que tampoco se dispone de esos datos), en vez de
fortalecer el trabajo de institutos de investigación de la universidad pública,
entidades que tienen décadas de historia y en algunos casos, han ofrecido al
país notables resultados; el gobierno prioriza los recursos para la creación de
nuevas entidades donde prevalecerán relaciones funcionales en línea, y cuyos
productos científicos son inciertos, al menos inicialmente. Además, es evidente
que tales unidades requerirán en lo sucesivo más presupuesto para su conso-
lidación académica, restando oportunidades a las entidades autónomas univer-
sitarias que se caracterizan, en general, por ser críticas al gobierno y que en
varios casos, mostraron calidad y eficiencia.
En los programas llamados “tran-sectoriales” y los sectoriales de investiga-
ción para encarar las soluciones estratégicas en lo concerniente a la alimenta-
ción, el agua, los biocombustibles, la erosión y la desertificación, la tecnología
textil, los cueros y los materiales de construcción se da una situación similar.
Pese a la existencia de más de 160 institutos y centros de investigación del
Sistema de la Universidad Boliviana (Lozada, 2011: 163) el Plan no incluye la
participación de ninguno de ellos, proyectándose en cambio, la creación de
nuevas entidades, presumiblemente más burocráticas que científicas, sobre te-
máticas que ya son desarrolladas por los institutos de investigación existentes.

242
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

Por lo demás, el Plan 2010 apenas refiere la labor excluyente de una veintena
de entidades gubernamentales que no funcionarían con autonomía ni por mé-
ritos científicos.
Finalmente, respecto de la tercera política, denominada en ambos planes
“Recuperación, protección y utilización de los saberes locales y conocimientos
técnicos y ancestrales”, el presupuesto del Plan 2010 es significativamente
exiguo en comparación al presupuesto de las dos políticas anteriores (570 mil
dólares); aunque se debe resaltar que entre otras, en el documento aparecen
nueve políticas de investigación sectorial (en salud, desarrollo rural, minería,
hidrocarburos, electricidad y energía, educación y culturas, trabajo, defensa y
justicia) sin que se explicite su presupuesto.
Pese a que los dos planes quinquenales han llegado al término cronológi-
co que ellos mismos establecieron, lamentablemente, solo se han encontrado
rendiciones de cuentas parciales sin que haya auto-crítica alguna respecto de
su implementación. Este hecho cuestiona la profesionalidad de la gestión en
el rubro; no obstante, el Viceministerio de Ciencia y Tecnología dependiente
del Ministerio de Educación, ofrece en su sitio web un recuento de las tareas
concluidas entre las que destacan las siguientes: Los más importantes logros
se habrían dado en lo concerniente al Sistema Boliviano de Innovación, par-
ticularmente, la implementación de centros de innovación tecnológica, la for-
mación de plataformas de innovación, la conformación de redes de centros e
institutos, la elaboración de proyectos sobre saberes locales y tradicionales; y,
finalmente, la creación del sistema de información científica, tecnológica y de
innovación.
En lo concerniente al fortalecimiento de la información, el Viceministerio
hace referencia a las bibliotecas virtuales, el apoyo de C&T a la educación, y los
avances de la red académica nacional. Igual encomio deja advertir respecto de
los proyectos relacionados con las tecnologías de información y comunicación,
el desarrollo del portal “educa-Bolivia”, la articulación de 200 investigadores
en redes, la disposición de recursos electrónicos para la información C&T y la
implementación de unidades de telecentros educativos comunitarios. En lo que
respecta a los servicios técnicos para la producción, destaca la investigación
en la Amazonia, la reforestación del altiplano y la innovación en quinua. De
acuerdo a dicha la página web, serían proyectos de ejecución futura, la ley de
ciencia y tecnología y la constitución de un fondo para llevar a cabo proyectos
de C&T+I.
A fines de 2015, el Ministerio de Educación entregó los galardones del II
Premio Plurinacional de Ciencia y Tecnología convocado para ocho áreas (Sa-
lud, Desarrollo agropecuario, Transformación industrial y manufacturera, Sa-
beres locales y conocimientos ancestrales, Recursos naturales, medio ambiente

243
¿Adónde fue a parar la bonanza?

y biodiversidad, Energías, Minería y Tecnologías de información y comunica-


ción). Es un concurso nacional anual que dura cinco meses y que tiene por
objetivo “reconocer e incentivar el trabajo de investigadores y tecnólogos cuyos
resultados sean de impacto, desarrollo y fortalecimiento de C&T, en beneficio
de sectores sociales y productivos del Estado Plurinacional de Bolivia”. La
primera versión otorgó estímulos pecuniarios de hasta 30 mil Bs.; sin embar-
go, en la segunda versión los premios fueron medallas, placas y diplomas de
reconocimiento. Esto muestra la cultura institucional prevaleciente, donde una
entidad que dispone de más de 30 funcionarios y organiza actos de premiación
en hoteles lujosos, estimula los más importantes productos de I+D, apenas con
montos simbólicos o simples reconocimientos escritos.

4. Educación científica y acciones del gobierno

Similar situación respecto de la precariedad de los premios, se ha dado en


cinco años hasta 2015, en los que se organizaron las Olimpiadas Científicas
Plurinacionales de Bolivia. Se trata de un evento coauspiciado por la Universi-
dad Mayor de San Andrés, está dirigido a estudiantes de secundaria de distintos
grados y tiene una larga ejecución consistente en cuatro fases durante ocho
meses. Incluye la constitución de equipos de estudiantes organizados en sus
colegios, y la realización de exámenes en las áreas de Astronomía y astrofísi-
ca, Biología, Matemática, Física, Informática, Robótica, Geografía y Química.
El único aliciente expectable es el ingreso directo a las Carreras de la UMSA
que auspician la Olimpiada respectiva, puesto que de parte del Viceministerio,
los premios son apenas diplomas y medallas sin valor monetario. En lugar
de becas o estímulos económicos permanentes para recorridos de formación
profesional al más alto nivel, el Estado boliviano apenas “premia” a los mejo-
res talentos del país con reconocimientos simbólicos, dificultando inclusive la
conformación de delegaciones nacionales subvencionadas que representen al
país en eventos internacionales.
Con gran despliegue propagandístico, en 2014 y 2015 el gobierno emitió
la convocatoria para 100 becas de maestría y doctorado llamadas “para la so-
beranía científica y tecnológica”. En la última que tuvo una ampliación por la
ausencia de postulantes para 80 becas de maestría, se establecieron las áreas
de Petroquímica, Geología y petróleo, Ingeniería petrolera, Mantenimiento y
procesos de gas y petróleo, Producción e industria minero metalúrgica, Recur-
sos evaporíticos, TIC, Energías, Sistemas de producción e industrialización agrí-
cola, Biodiversidad y medio ambiente, y Aeronáutica y aviónica. Para el nivel

244
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

de doctorado se fijaron 20 becas en las áreas de Energías, Alimentos, Recursos


evaporíticos, Biodiversidad y TIC.
El gobierno destinó con absoluta pertinencia, diez millones de dólares para
solventar en 2014, los gastos de 100 becarios en las mejores universidades
europeas y de Estados Unidos. Las áreas fijadas muestran las prioridades gu-
bernamentales que son legítimas, aunque con algunas variaciones respecto
de otras actividades. Sin embargo, lo que decidió que solo cuatro postulantes
fueran aceptados por las universidades de destino iniciando sus estudios en el
extranjero a partir de la primera convocatoria de 2014 -a la que se presentaron
640 candidatos-134, fue los bajos promedios de calificación (85% fue el míni-
mo requerido), la baja formación científica de los postulantes y, en general, la
extendida y reiterada incompetencia comunicativa en inglés. En 2015, de 50
postulantes habilitados en un largo proceso de selección, solo diez lograron
ser aceptados por las universidades de destino.
En suma, para formar una masa crítica de científicos y técnicos es indis-
pensable que los bachilleres de secundaria tengan absoluto dominio del inglés
y que los conocimientos adquiridos, por ejemplo, en asignaturas como física
o matemática en secundaria, tengan absoluta solvencia científica. Para lograr
tales metas, es imprescindible no solo destinar dinero para becas de postgrado,
sino cambiar sustantivamente la calidad de formación científica que ofrecen
docentes en los colegios; es necesario instituir evaluaciones de los estudiantes,
por ejemplo, a través de las pruebas PISA o MERCOSUR y utilizar el tiempo
valioso del tramo de secundaria para desplegar un proceso docente educativo
focalizado a la enseñanza de la ciencia, libre de las rémoras ideológicas. Pese a
las críticas contra la universidad, especialmente contra la pública135, está claro
que el problema crucial de la educación boliviana radica en la formación que
ofrece el nivel de secundaria.
En 2014 y 2015, el gobierno regaló computadoras portátiles a profesores y
estudiantes de colegios fiscales. A los primeros, les otorgó cerca de 130 mil uni-
dades con un valor aproximado a los 60 millones de dólares. A los segundos,
les entregó alrededor de 120 mil aparatos ensamblados en Bolivia. La iniciativa
del ensamblaje es encomiable desde todo punto de vista136; sin embargo no
puede constituirse en un fin en sí mismo. El desarrollo tecnológico subsecuen-
te tendría que avizorar la producción de partes. Con todo, las máquinas ensam-
bladas contienen software de biología, matemáticas, física, química y finanzas;
además de una biblioteca digital de dos mil libros de literatura universal. Tam-

134 “Cuatro bolivianos becados al exterior”. El Diario, miércoles 18 de marzo de 2015.


135 “De 50 profesionales becarios calificados solo diez fueron aceptados por universidades prestigiosas”.
Página Siete, miércoles 8 de abril de 2015.
136 “Evo da inicio al ensamblaje de computadoras portátiles”. Página Siete, miércoles 14 de mayo de 2014.

245
¿Adónde fue a parar la bonanza?

bién tienen acceso a Internet, pantalla táctil, lápiz óptico, cámara web giratoria,
hardware anti-robos, y el dispositivo de cambio de notebook a tablet137.
Gran parte de las máquinas entregadas a los profesores tenían impresa la
imagen del presidente, advirtiéndose una forma populista de propaganda y
una expresión de culto a la personalidad. Respecto de los equipos entregados
a los estudiantes, hubo muchas críticas138. Se mencionó, por ejemplo, que la
propaganda que difunde el beneficio a cada estudiante es falaz. En verdad,
las máquinas se quedaron en las unidades educativas. Tal localización dio
lugar a que no haya computadoras suficientes para los estudiantes; además,
no sería posible guardar documentos en ellas y para colmo, varias unidades
educativas no dispondrían de condiciones indispensables para su funciona-
miento: carecerían de ítems, de ambientes, de electricidad e insumos y de
conexión a Internet. Además, la seguridad sería deplorable y varios docentes
no sabrían cómo usarlas.
Aparte de lo mencionado, muchas son las acciones del gobierno que
podrían analizarse críticamente relacionadas con la gestión de diez años en
el rubro de la C&T+I. En este acápite es conveniente ver algunos ejemplos,
analizándolos como concreciones densas que descubren el estilo de la prác-
tica y la visión del gobierno, asumiéndolos como pautas que anticipan las
proyecciones y limitaciones de lo que probablemente, seguirá produciéndose
los próximos años.
Un aspecto fundamental de las políticas C&T+I es la mejora de la calidad
científica de la educación. Aparte de lo mencionado sobre la ausencia de in-
dicadores al respecto; por ejemplo, los que se establecen con la prueba PISA
y las evaluaciones de MERCOSUR; es inobjetable establecer que el nivel de
enseñanza científica en secundaria –fundamental para trazar recorridos forma-
tivos y proyectos de vida futura de los estudiantes- depende del dominio y la
enseñanza de conocimientos científicos de parte de los profesores. Es decir,
los profesores de secundaria que no conozcan a profundidad y con conteni-
dos actualizados, las disciplinas específicas que imparten; es muy difícil que
promuevan en sus alumnos una comprensión científica del mundo, y menos
aún, el amor a la ciencia, la inventiva y la creatividad. A este respecto, algunas
disciplinas son especialmente importantes para medir el aprovechamiento es-

137 “En colegios, Ministerio de Educación instruye uso obligatorio de computadoras”: Página Siete, lunes 6
de abril de 2015.
138 Véanse los siguientes artículos: “Computadoras entregadas a escolares aún no funcionan”: La Patria,
lunes 7 de septiembre de 2015. “Colegios de La Paz atraviesan 14 problemas para usar las computadoras
quipus”: Correos del Sur, jueves 13 de agosto de 2015. “Servidor apagado: causa del defecto técnico en
quipus”: El Diario, sábado 15 de agosto de 2015. “Internet dificulta uso de computadoras kuaa”: Ea-Bo-
livia, martes 7 de abril de 2015. “Estudiantes y padres exigen que las lap-top sean de su propiedad”:
Página Siete, jueves 11 de septiembre de 2014.

246
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

tudiantil de las asignaturas, gracias a la preparación científica de los docentes


y el despliegue del proceso docente educativo. Una de ellas es Física.
Dicho brevemente, si el gobierno implementaría una formación científica
seria, dedicada, profunda y relevante, por ejemplo, para los profesores de fí-
sica; en una década como máximo, habría en el país ingentes cantidades de
bachilleres formados para dedicarse a la investigación científica, postulantes a
estudios superiores para ser ingenieros y técnicos, candidatos interesados en
desarrollar la inventiva y personas deseosas de proyectar su vida orientándo-
la a los descubrimientos, la creatividad y la innovación tecnológica. Pero, la
gestión de gobierno los últimos diez años no fue así: tales profesores conocen
menos la ciencia física universal; su formación se ha dispersado con predo-
minio de contenidos doctrinarios y se ha deteriorado por el discurso de la
integralidad y la atención hiperbólica a temáticas culturales y pedagógicas en
detrimento de la ciencia. Así, la formación científica de los estudiantes en la
disciplina es de baja calidad, lo que se agrava con la negativa del gobierno y
del gremio docente a seguir procesos de evaluación externa.
La formación inicial impartida actualmente a los futuros profesores de física
en las Escuelas Superiores de Formación de Maestras y Maestros, pese a ha-
berse incrementado en dos años (antes era de seis semestres y terminaba con
la extensión del título de profesor de Estado equivalente a técnico superior,
siendo ahora de cinco años que finalizan con el título de licenciatura) se ha
deteriorado en cuanto al conocimiento científico del docente. El incremento de
tiempo de estudio no ha permitido alcanzar el propósito de mejorar la prepa-
ración científica de los profesores de física; al contrario, la minimizó facilitando
la extensión de títulos a los estudiantes de las Escuelas Superiores que corres-
ponden a un nivel mayor al que antes se otorgaba; pese a que actualmente,
los conocimientos y, por tanto, las competencias de enseñanza científica de los
titulados son menores.
En el caso de la ciudad de La Paz, hasta inicios de 2006, la Universidad
Mayor de San Andrés gestionó académica y administrativamente el funcio-
namiento del Instituto Normal Superior Simón Bolívar. Dicha administración
estableció que en tres años, el futuro profesor de física, debía aprobar 42 asig-
naturas semestrales de las que 11 (26%) eran troncales de física; ocho tenían
contenido científico y matemático (19%); y siete eran talleres experimentales
(17%). En suma, la formación científica especializada del profesor de física para
secundaria incluía 26 asignaturas (67%) en seis semestres, en tanto que solo
16 asignaturas (33%) correspondían a las áreas complementarias de pedagogía,
psicología, didáctica, lenguaje, gestión educativa y otras disciplinas (INSSB,
2004: 299 ss.). Además, al futuro profesor de física, lo formaban licenciados e
inclusive doctores en física y otras ciencias, preparándolo para que su desem-

247
¿Adónde fue a parar la bonanza?

peño futuro esté marcado por la enseñanza a sus estudiantes de contenidos


que les motiven a encaminarse a la reproducción de C&T.
Hoy, gracias a la ley 70 promulgada por el gobierno, la Escuela Superior
de Formación de Maestras y Maestros de la ciudad de La Paz imparte conte-
nidos para que los futuros licenciados –ya no se trata de técnicos superiores
como antes- cumplan funciones en la enseñanza no solo de la ciencia física;
sino también de la química, simultáneamente, la misma persona. Es decir, se
ha reducido a cinco años lo que en el periodo de administración universitaria
correspondía a dos carreras distintas, y por lo tanto, el equivalente a seis años
de formación.
Pero lo más grave radica en que las 26 asignaturas científicas orientadas a la
formación especializada de profesores de física bajo la gestión académica de la
UMSA, se han limitado ahora a solamente cinco de física (10%) y a otras cuatro
asignaturas (8%) que unen la física con la ciencia química. Aparte, en cinco
años de formación, el futuro profesor de física y química debe aprobar 10 asig-
naturas dedicadas al aymara y el castellano (20%); otro 20% son asignaturas de
psicología y educación; el 14% está dedicado a “producir conocimiento en el
aula” y cinco asignaturas son sobradamente ideológicas con contenidos repeti-
tivos sobre la “educación revolucionaria, productiva, comunitaria y descoloni-
zadora” (Ministerio de Educación, 2010: 8)139. Así, para el actual estudiante que
será profesor de física y química con el título de licenciado, es imprescindible
que aprenda y apruebe, por ejemplo, “Sociopolítica descolonizadora”, “Estado
y educación”, “Salud familiar y comunitaria”, “Formación en valores comunita-
rios” y “Cosmovisión y filosofías”.
Aparte, al lado de las escasas cinco asignaturas de física y otras cuatro de
física y química; aparecen 12 asignaturas dedicadas a la matemática, la quí-
mica, la biología, la geología y la geografía. En comparación, según el diseño
curricular de la administración académica universitaria, las once asignaturas
científicas especializadas en física que antes aprobaba el futuro profesional
con nivel de técnico superior a las que se añadían siete talleres experimen-
tales (43% de la carga horaria formativa); se han reducido gracias a la nueva
ley, a cinco asignaturas que representan el 10% de su carga formativa. Por lo
demás, la apariencia de conocimiento científico nuevo y propio en física se
manifiesta en el cambio de nombre de algunas asignaturas duras, dando lugar

139 El objetivo estratégico Nº 3 del Plan Estratégico Institucional 2010-2014 del Ministerio de Educación
del Estado Plurinacional de Bolivia señala lo siguiente: “Desarrollar y promover procesos de transforma-
ción base en la nueva visión de educación revolucionaria, productiva, comunitaria y descolonizadora;
que se articule y responda al desarrollo de la ciencia y tecnología, a las demandas regionales, al desa-
rrollo socio-económico, cultural, espiritual y político; con participación real y estratégica de sectores
sociales y del Estado”.

248
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

a nominaciones como “Biofísica para vivir bien”, “Mecánica de las partículas


en la madre tierra”, “Ondas, sonido y luz en el cosmos” y “Mecánica de sólidos
y fluidos para la producción”. Finalmente, el desconocimiento chauvinista y la
desvaloración de la ciencia universal se expresa también con nombres creados
para asignaturas vinculadas a disciplinas como la biología y la geología. De
manera inédita y sin contribución científica alguna, el plan curricular incluye
asignaturas como “Biología de la madre tierra”, “Geología y geografía para la
vida”, “Hidrocarburos de la madre tierra” y “Bases físico-químicas de la medici-
na tradicional” (Dirección General de Formación de Maestros, 2012: 18).
Honrando la práctica de la endogamia académica en las escuelas de forma-
ción inicial; los licenciados externos, los profesionales titulados con maestría y
los doctores en física están vetados de modo absoluto y definitivo para impartir
clases a los futuros profesores de física. Es decir, gracias a la nueva ley, en las
escuelas de formación inicial, la reproducción científica está cautiva a los ítems
exclusivos para los docentes que necesariamente deben ser egresados de tales
escuelas. Así, como es obvio, la reproducción de la calidad y el nivel científico,
es cíclicamente peor, con las consecuencias inevitables en la formación de los
futuros bachilleres en secundaria.
Con el beneficio de la duda, se podría conjeturar que semejante organiza-
ción y plan de estudios que son parte de la política del gobierno, quizás darían
eventualmente algún resultado expectable. Pero confirmar o falsear tal presun-
ción no es posible, porque toda evaluación de los estudiantes está cancelada.
Es decir, el gobierno y el gremio solo admiten su propia auto-evaluación en
la que abunda el exitismo del proceso de adoctrinamiento, presumiéndose
como expectable la formación científica de los estudiantes de colegio. Pero,
si se refiere indicadores comparativos a nivel internacional, toda evaluación
está cancelada. Es decir, no hay ni habrá evidencias que muestren irrefutable-
mente en comparación de las competencias de los bachilleres de la región, los
encomiables o deplorables efectos de la transformación curricular auspiciada
por el gobierno como “revolución cultural”. No se dispone en el presente ni
en el futuro de información específica que mida si los bachilleres bolivianos
tendrían o no la formación científica indispensable para continuar estudios
que contribuyan al desarrollo del país, a la par de cualquier otro bachiller de
la región o el mundo.
Cabe contrastarse, finalmente, las diferencias entre un licenciado titulado
por las Escuelas Superiores de Formación de Maestras y Maestros, por ejemplo,
en la enseñanza de la física y la química; con el perfil científico de un licen-
ciado en Física, titulado por la universidad pública y autónoma. Al respecto,
tal comparación descubre lo siguiente: Las cinco asignaturas de física que el
futuro licenciado de la escuela de formación inicial debe aprobar según la

249
¿Adónde fue a parar la bonanza?

“revolución cultural”, contrastan con las 26 asignaturas troncales de física que


debe aprobar el futuro licenciado en Física; por ejemplo, para titularse en la
Universidad Mayor de San Andrés. Es decir, la formación especializada en la
ciencia física del estudiante universitario comprende el 68% de la carga hora-
ria; restando el 32%, a 12 asignaturas científicas, especialmente de matemática
(Universidad Mayor de San Andrés, 2010: 27). Así, en cuatro años de estudio,
se forma el futuro licenciado en Física de la UMSA, teniendo la opción de con-
tinuar sus estudios en la misma universidad, gracias a la oferta académica tanto
del nivel de maestría como de doctorado.
Cabe destacarse que la entidad autónoma mantiene y mejora su nivel por-
que no hubo injerencia foránea, siendo una de las mejores carreras de Bolivia.
Cerca del 80% de su plantel docente está constituido por doctores en física; y
su política de admisión de nuevos estudiantes incluye exámenes de alto nivel,
cursos exigentes o el reconocimiento de vencer en la olimpiada de física; sin
que ninguna medida de presión de los postulantes reprobados para ingresar
a la carrera obligue a la institución a recibirlos. También cabe remarcarse que
la oferta de especialización científica de cuatro años de estudio para la licen-
ciatura, incluye ocho campos y alrededor de 150 asignaturas opcionales, todas
con alto nivel científico y articuladas con los niveles de maestría y doctorado.
En resumen, tas Carrera de Física es ejemplo de calidad de formación cien-
tífica de futuros profesionales reconocidos en todo el mundo como la van-
guardia para la investigación científica y tecnológica; lo que contrasta con las
“políticas” de pesado contenido ideológico que se niegan a establecer indica-
dores, que repudian todo tipo de evaluación externa de las competencias de
los bachilleres y que deterioran la educación científica en secundaria, debido
a una deficiente formación inicial de los profesores de física y química, par-
ticularmente en sus conocimiento científicos y competencias didácticas, por
ejemplo, para la reproducción de la ciencia física.
Respecto de la formación continua de los docentes en ejercicio, las políticas
de gobierno tampoco han redundado en mejorar la educación científica de los
bachilleres a través de la actualización de los conocimientos científicos de los
profesores. Un caso ostensivo es el Programa de Formación Complementaria
para Maestras y Maestros en Ejercicio (Profocom, 2011) actualmente en vigen-
cia. Se trata de un programa que otorga el título de licenciado a profesores en
ejercicio después de aprobar 16 módulos y de realizar un trabajo de gradua-
ción en el plazo hipotético de un año. Los asistentes no son egresados recien-
tes de los centros de formación docente, sino profesores con años, lustros e
inclusive décadas de experiencia.
Aparentemente, es encomiable que quienes trabajan por lo general en dos
turnos, mañana y tarde; quienes dedican gran parte de su tiempo en sus ca-

250
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

sas para efectuar actividades docentes, tengan la oportunidad de mejorar su


formación profesional. Más, si cada gestión lectiva están a su cargo varios cen-
tenares de estudiantes. Inclusive por sentido común, la mejora de su desempe-
ño no implica que tales profesores de larga trayectoria, sean los destinatarios
de adoctrinamiento ideológico; sino, que reciban como esencial, actualización
científica relevante en las disciplinas que enseñan. Sin embargo, no es así. Los
resultados que logra el PROFOCOM en nada contribuyen a mejorar el desem-
peño docente como enseñanza de las ciencias a los futuros bachilleres. Y es
que su diseño curricular, constituido por 16 módulos impartidos en alrededor
de un año y medio, está marcado eminentemente por el desprecio del conoci-
miento científico universal.
Resulta absurdo que un profesor de Estado, por ejemplo, con veinte años
de ejercicio docente, reciba “capacitación” excesiva y repetitiva de “facilitado-
res” –jerga que elude la reproducción científica reglada y rigurosa- sobre ges-
tión educativa, pedagogía, didáctica, psicología, currículum y evaluación. Pero,
es así. Los profesores asistentes al programa reciben la misma “capacitación”
distribuida en 13 módulos, independientemente de su experiencia, formación y
del sistema y nivel en el que trabajen –educación regular, educación especial o
educación técnica-. Solo tres módulos están dedicados a su actualización cien-
tífica140; los otros 13 tienen un pesado contenido ideológico y se desarrollan
como adoctrinamiento o repetición teórica de contenidos que los profesores
han llevado a la práctica docente durante años. Los nombres de los módulos
del PROFOCOM incluyen lo siguiente: “Modelo educativo socio-comunitario
productivo”, “Estructura curricular y elementos en la diversidad: saberes y co-
nocimientos propios”, “Estrategias de desarrollo curricular socio-productivo:
Comprendiendo la estructura curricular” y “Medios de enseñanza en el apren-
dizaje comunitario: Planificación curricular”.
La formación científica de calidad de los bachilleres debería ser una política
de Estado para el futuro de las próximas generaciones, para la producción de
C&T+I y para que el conocimiento esté al servicio del desarrollo económico y
el bienestar de la sociedad. Sin embargo, en lugar de que al menos 10 módulos
sean de actualización científica y el resto de contenidos complementarios que
permitan sistematizar las experiencias docentes de los asistentes al PROFO-
COM generando conocimiento propio; los escasos tres módulos para los pro-
fesores de física que se titulan en dicho programa como licenciados, incluyen
apenas 70 páginas de los cuadernillos que aparecen como manuales de texto
no solo de física, sino de física y química.

140 Véanse el texto Nº 13 de Física-química: Convivencia y armonía en la madre tierra y el cosmos; el texto
Nº 14, La física-química fisiológica en la salud comunitaria; y el texto Nº 15, Modelización matemática
e informática en el aprendizaje de la física-química.

251
¿Adónde fue a parar la bonanza?

Las 16 unidades de formación para los asistentes al PROFOCOM, desarro-


llan un denso adoctrinamiento ideológico plasmado en el 44% de los conteni-
dos; en tanto que el 38% está dedicado a temas pedagógicos y afines. Solo el
19% se reserva para la capacitación científica. Tal capacitación no es impartida
por doctores o profesionales con títulos de maestría en las disciplinas científi-
cas correspondientes, sino por los hijos de la endogamia académica que en el
caso de la ciencia física, la imparten mezclándola con información de química
elemental. En definitiva, cabe preguntarse que con semejante implementación
curricular de formación continua y la descrita referida a la formación inicial,
¿qué puede esperarse del nivel de formación científica alcanzado por los ba-
chilleres dado el desempeño docente en las aulas de los colegios fiscales? La
respuesta a esta pregunta muestra los efectos de las acciones gubernamenta-
les en lo concerniente a la calidad científica de la preparación docente para
secundaria. Tales acciones difícilmente podrían calificarse de “políticas” que
fomenten el desarrollo de la C&T+I.

5. Otras acciones gubernamentales deplorables

En más de diez años de gobierno, se advierte otras acciones que fueron su-
plefaltas a las inexistentes políticas de C&T+I. Son acciones que ensombrecen
la carencia de cualquier prospectiva orientada al desarrollo y el bienestar con
base en el conocimiento científico. Tales acciones rebosan de efecto simbólico
gracias a una apabullante apariencia propagandística, generando la creencia
de que el gobierno tuviese una visión o una idea de planificación estratégica.
Lamentablemente, no es así; y basta analizar algunos ejemplos que develan tal
apariencia.
Por ejemplo, la compra del satélite chino nombrado Túpac Katari es solo
eso, la adquisición onerosa por 302 millones de dólares de un artefacto tecno-
lógico. Sería erróneo considerar tal decisión como una “política C&T+I”. Por lo
demás, su precio ha sido criticado, puesto que Perú compró posteriormente,
otro satélite de última generación por casi 90 millones de dólares menos141. La
adquisición representa una deuda para el Estado por quince años, de un arte-
facto que solo repite señales de televisión de baja calidad; siendo, al parecer,
inútil para actividades relacionadas con la educación, la agricultura, el clima,
el GPS, los usos militares o la fotografía satelital. Adicionalmente, se requiere

141 Véanse los siguientes artículos: “¿Estafa? Perú compra satélite más moderno y barato que el Túpac Katari
de Bolivia”: Agencia de Noticias Fides, martes 6 de mayo de 2014. “Perú compra satélite más moderno
y barato que el Túpac Katari”: Página Siete, martes 6 de mayo de 2014.

252
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

técnicos que lo operen, el clima desfavorable puede afectarlo y su vida útil no


superaría los 15 años convirtiéndose después, indefectiblemente, en chatarra
espacial.
La opinión de los expertos ha sido lapidaria. Margaret Rouse142 dijo que
es una estafa y para Francesco Zaratti Sacchetti143 no hubo necesidad alguna
de efectuar tal compra; caracterizada como incierta, costosa y larga. Además,
parecería que se hubiese decidido por utilidad electoral. El artefacto no ten-
dría valor social, sino solo comercial y, según Luis Núñez144, serviría para que
el gobierno controle las comunicaciones. Otros expertos opinaron que por
el precio, hubiese sido posible tender cableado estructural de fibra óptica en
varias ciudades intermedias y pequeñas, con excelente velocidad para Internet
y telefonía, sin que haya afectación del clima y con una vida útil de 50 años.
La preparación de 68 técnicos bolivianos en China es, al parecer, la única
consecuencia encomiable de la decisión de la compra; aunque se trata de ca-
pacitación para operar el satélite sin que represente transferencia tecnológica
alguna, ni siquiera residual. Sin embargo, como el propio artefacto, la capaci-
tación resultó extremadamente onerosa, dándose críticas en sentido de que los
técnicos bolivianos no estuvieron en contacto físico con el satélite. Además,
los anuncios de disminución del costo de Internet, la ampliación del uso del
satélite para telefonía, educación y tele-medicina, no se habrían consumado145.
La retórica reiterada en torno al satélite, en especial, respecto de que Bolivia
estaría en la “era espacial”, justificaría la compra de otro aparato similar en
condiciones parecidas; aunque, en verdad, no existe ningún mérito tecnológico
boliviano en la transacción comercial efectuada. Tampoco existe logro cientí-
fico alguno que coloque al país en calidad de competidor con otros países en
dicha era. Se trata, simplemente, de la compra de un objeto fútil, con escasa
utilidad y a un precio exorbitante que el Estado seguirá pagando hasta el día
que el dispositivo ya superado tecnológicamente hoy día, sea chatarra espacial.
Otra bizarría científica y tecnológica útil para la retórica desarrollista, esta
vez enfocada a la “era nuclear”, es la decisión gubernamental de construir un
centro nuclear146. No sería una planta, aunque también generaría energía con
la inversión de dos mil millones de dólares que podría ampliarse a seis mil

142 “ABE: No tiene sentido que el satélite Túpac Katari tenga cámaras de observación”: Opinión, martes 28
de abril de 2014.
143 “El satélite Túpac Katari está listo, pero sin utilidad”: El Día, lunes 18  de noviembre de 2013.
144 “Satélite criticado”: El Día, jueves 13 de enero de 2011.
145 “Usuarios critican servicio de móvil e Internet”: Los Tiempos, viernes 5 de septiembre de 2014.
146 Saúl Escalera destaca que el propósito del gobierno es: 1) crear un ciclotrón para diagnósticos médicos;
2) crear un radiador gama para esterilizar alimentos, mejorar semillas y aumentar la productividad; 3)
crear una central nuclear para generar energía eléctrica; 4) cuantificar la presencia de uranio y torio en
el país; y 5) crear un reactor con fines investigativos. Cfr.: “Energía nuclear vs. siderurgia en Bolivia”: El
periódico digital.

253
¿Adónde fue a parar la bonanza?

millones147. Dependería de la adquisición de uranio enriquecido de los países


desarrollados que lo producen, pese a que su agotamiento en la naturaleza está
previsto después de un siglo; y pese a que tal adquisición generaría filiación
permanente con grave suspicacia política.
Argumentar que el centro procuraría la capacitación técnica para fines no
bélicos en el futuro, carece de verosimilitud. Es poco creíble y nada factible,
formar técnicos e ingenieros nucleares en momentos en los que el mundo pier-
de exponencialmente interés en la energía nuclear. Disponer de 200 personas
que sean físicos e ingenieros, expertos, y técnicos especializados en seguridad,
mantenimiento y reparación, es un despropósito de alto costo para algo incier-
to como es la medicina física, inclusive en los países que realizan investigacio-
nes de vanguardia en este campo.
La energía nuclear ya no es una alternativa sustentable. A tal punto esto es
un lugar común para cualquier persona informada, que los emporios económi-
cos y políticos del mundo han desplazado el rubro hacia el campo de energías
limpias y alternativas; pues es ampliamente entendido que los desechos nu-
cleares generados por plantas y centros ocasionan un costo ambiental impaga-
ble que daña drástica e irremediablemente a las futuras generaciones. Tanto es
así que, actualmente, los desechos constituyen una carga ambiental imposible
de liberar. Por lo demás, suponer que en veinte o treinta años habrá similares
requerimientos de energía nuclear de parte de los países vecinos, equiparables
a los que se supone hay actualmente, pese a los accidentes recientes, muestra
desconocimiento de la prospectiva tecnológica y energética global. Bolivia no
requiere de energía nuclear porque dispone de otras fuentes limpias y alter-
nativas que deberían ser investigadas en la frontera de la ciencia, como en lo
que concierne a la implementación de los complejos respectivos. En lugar del
exotismo retórico e inane del centro nuclear es preferible, inteligente y acorde
a las necesidades e intereses nacionales invertir en investigación de energías
renovables al alcance del país, como la hidroeléctrica, la termoeléctrica o la
eólica. Tales investigaciones y generación de energía deberían priorizar, como
ha demostrado Saúl Escalera por ejemplo, el funcionamiento del Complejo Si-
derúrgico de El Mutún, gracias al que Bolivia podría producir y exportar hierro
fundido.
Es necesario remarcar, finalmente, que 59 expertos e intelectuales de todo
el mundo, entre ellos, dos que recibieron el Premio Nobel de la Paz, escri-
bieron al Presidente Evo Morales señalando afirmaciones tan taxativas como
las siguientes: “la energía nuclear es una decisión sin vuelta y sin salida”, “la

147 “Si Bolivia quiere tener un reactor nuclear, debe decidir qué hacer con sus residuos tóxicos”: Página
Siete, viernes 22 de mayo de 2015.

254
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

seguridad de una central nuclear es un mito” y tal emprendimiento estaría “pe-


ligrosamente sometido al riesgo de atentados terroristas”. Por su parte, según
el físico Francesco Zaratti, el proyecto carecería de transparencia y la intención
encubierta del gobierno parecería ser el propósito de tener una planta nuclear.
Por último, Saúl Escalera enfatizó que se trata de un emprendimiento de dudo-
sa utilidad para los bolivianos.
En fin, gastar los recursos de la bonanza económica en proyectos elefantiá-
sicos y absurdos como el de marras, solo descubre el desprecio por el riesgo de
someter el país a nuevos imperios, la preeminencia de intereses de facciones
que no coinciden con las necesidades nacionales y la megalomanía estrambó-
tica que aparece como expresión del oscurantismo.
Por último, cabe referirse a que los primeros días del mes de diciembre
de 2015, el gobierno llevó a cabo el I Encuentro de Científicos Bolivianos
Radicados en el Exterior, evento que puso en evidencia la confusión respecto
de la diferencia entre la producción de conocimiento científico y tecnológico;
y, por otra parte, la gestión C&T+I. El evento sirvió para reiterar la trabilla
que supone la existencia de una ciencia opresiva en oposición a otra de ca-
rácter liberador, con la repetición de consignas como “revolución científica”,
“liberación científica y tecnológica” y “consolidación plena y soberana del
conocimiento”148. El Estado subvencionó el viaje y la estadía de más de medio
centenar de científicos provenientes de Europa y otros continentes (44% de
Europa; 28% de América Latina y el Caribe; 20% de Norte América y 8% del
continente asiático), habiéndose presentado más de 330 postulantes radica-
dos en el exterior.
Como es obvio para todo gestor de políticas C&T+I, inquirir a cualquier
científico acerca de qué debe hacer el gobierno para desarrollar el rubro, im-
plica en general, obtener la respuesta del interlocutor relevando la necesidad
de cultivar, asignar recursos y desarrollar proyectos en su propio campo de
trabajo. Así lo ratificó el evento, en medio de una enorme dispersión de espe-
cialidades, ante la ausencia de coincidencias profesionales de los participan-
tes y la asistencia de solo dos personas con experiencia de gestión en C&T+I.
Una propuesta reiterada, referida a la creación de alguna entidad estatal, por
ejemplo, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, careció de originalidad. En
verdad, tal idea ya fue verbalizada a principios de siglo por gobiernos ante-
riores al actual, como también se expusieron y discutieron tópicos como la
promulgación de una ley de C&T, la definición prioritaria de cadenas produc-
tivas, la elaboración de un Plan de I+D y la preeminencia de financiamiento
para la formación del factor humano.

148 “Perfilan Ministerio de Ciencia y nace una plataforma de trabajo”, Opinión, viernes 8 de enero de 2016.

255
¿Adónde fue a parar la bonanza?

La gestión que implica el diseño, la decisión, la ejecución y la evaluación de


políticas C&T+I no se ha realizado apropiadamente por el actual gobierno, ge-
nerándose escenarios de gastos inadecuados para el Estado. Según lo expues-
to, quienes elaboran propuestas de políticas en el rubro son los especialistas
en gestión y al gobierno le corresponde elegir las propuestas que considere
prioritarias según su visión ideológica. Decididas estas políticas y los proyectos
y programas que comprenden; corresponde a los científicos, ingenieros y téc-
nicos llevarlas a cabo. Por último, la evaluación para continuar tales políticas,
cancelarlas o reajustarlas, es una tarea que concierne a múltiples actores socia-
les, incluidos los gobernantes, los ejecutores, los beneficiarios y los gestores.
En consecuencia, solicitar a los científicos asistentes a un evento, que establez-
can qué debe hacer el gobierno en el rubro; tergiversa los roles, confunde las
actividades de gestión y precipita gastos de escasa utilidad.
Es una responsabilidad importante del gobierno definir las políticas C&T+I
prioritarias para el país; esto implica entre otras cosas, la asignación de recur-
sos para la activación de cadenas productivas jerárquicas, incluyendo proyec-
tos y programas. Para ejecutarlos con la participación de los mejores talentos
bolivianos radicados en el exterior, es imprescindible establecer ofertas de
trabajo y salario, especiales para los científicos. Solo después sería aconsejable
invitarlos a responder a las propuestas laborales de manera que realicen las
tareas de los programas y proyectos prioritarios.
Varias sugerencias que emergieron de dos días de reunión fueron lugares
comunes para la gestión moderna de C&T+I. Tales son los casos, por ejemplo,
de “incrementar la inversión del PIB en I+D”, promover la “internacionaliza-
ción de la investigación”, mejorar la “oferta de becas y estudios de postgrado”
y generar sistemas convenientes para las patentes, resguardando la propiedad
intelectual. En este sentido, el evento de diciembre careció de originalidad.
Otras recomendaciones no obstante, tuvieron genuinidad por su valor especí-
fico, con la posibilidad de que los intereses de quienes las propusieron coin-
cidan con las prioridades nacionales de investigación. Tales son, por ejemplo,
las sugerencias de “diseñar procesos de la industria química”, “aumentar el uso
de la biotecnología”, “crear una red de datos soberana”, “crear un centro de
telecomunicaciones” e “implementar software educativo”. Por lo demás, otras
propuestas tuvieron carácter micro-lógico aunque adquirirían relevancia si se
las ejecutara a escala mayor. Tales fueron, por ejemplo, “llevar la tecnología al
alcance de niños”, “instalar escuelas de verano”, “dar fluidez a la información
en inglés” y “promover el interés de las mujeres en la tecnología”.
Independientemente del valor original de las propuestas, las seis áreas se-
ñaladas en la convocatoria al encuentro no determinaron los campos temáticos
de los proyectos y programas (1. salud e industria del medicamento; 2. biodi-

256
Una mirada de una década al “proceso de cambio” en Bolivia (2006-2015)

versidad, medio ambiente, desarrollo agropecuario y tecnología de alimentos;


3. energías e hidrocarburos, minería y metalurgia; 4. industrialización; 5. tecno-
logías de información y comunicación; y 6. desarrollo de software y hardwa-
re)149. Y es que, comparando la enunciación gubernamental de sus políticas, las
áreas citadas no son explícitamente las prioridades de las políticas del rubro.
Con todo, al parecer, el beneficio principal del Encuentro fue la constitución
de redes que tenderían vínculos entre los investigadores radicados en distintos
países para que efectúen labores colectivas y proyectos de interés común que,
eventualmente, podrían coincidir con las expectativas del actual gobierno y las
necesidades nacionales.

149 “Gobierno anuncia crear agencia de ciencia y repatriar a cerebros”: Opinión, sábado, enero 9 de 2016.

257
¿Adónde fue a parar la bonanza?

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