Mareas
Mareas
Mareas
La marea es el cambio periódico del nivel del mar producido principalmente por las fuerzas de
atracción gravitatoria que ejercen el Sol y la Luna sobre la Tierra. Aunque dicha atracción se
ejerce sobre todo el planeta, tanto en su parte sólida como líquida y gaseosa, nos referiremos
en este artículo a la atracción de la Luna y el Sol, juntos o por separado, sobre las aguas de los
mares y océanos. Sin embargo, hay que indicar que las mareas de la litosfera son prácticamente
insignificantes, con respecto a las que ocurren en el mar u océano (que pueden modificar su
nivel en varios metros) y, sobre todo, en la atmósfera, donde puede variar en varios km de altura,
aunque en este caso, es mucho mayor el aumento del espesor de la atmósfera producido por la
fuerza centrífuga del movimiento de rotación en la zona ecuatorial (donde el espesor de la
atmósfera es mucho mayor) que la modificación introducida por las mareas en dicha zona
ecuatorial.
Otros fenómenos ocasionales, como los vientos, las lluvias, el desborde de ríos y
los tsunamis provocan variaciones del nivel del mar, también ocasionales, pero no pueden ser
calificados de mareas, porque no están causados por la fuerza gravitatoria ni tienen
periodicidad.
Historia
El fenómeno de las mareas es conocido desde la antigüedad. Parece ser que Piteas (siglo IV a. C.)
fue el primero en señalar la relación entre la amplitud de la marea y las fases de la Luna, así
como su periodicidad. Plinio el Viejo (23-79) en su Naturalis Historia describe correctamente el
fenómeno y piensa que la marea está relacionada con la Luna y el Sol. Mucho más
tarde, Bacon, Kepler y otros trataron de explicar ese fenómeno, admitiendo la atracción de la
Luna y del Sol. Pero fue Isaac Newton en su obra Philosophiae Naturalis Principia
Mathematica («Principios matemáticos de la Filosofía Natural», 1687) quien dio la explicación
de las mareas aceptada actualmente. Más tarde, Pierre-Simon Laplace (1749-1827) y otros
científicos ampliaron el estudio de las mareas desde un punto de vista dinámico.
Terminología
Se considerará que la Tierra es una esfera sin continentes rodeada por una hidrosfera y que gira
alrededor del Sol en una trayectoria elíptica sin girar sobre su eje. Por ahora no se tendrá en
cuenta la Luna.
Cuando un astro está en órbita alrededor de otro, la fuerza de atracción gravitacional entre los
dos viene dada por la ley de gravitación de Newton:
𝑀1 𝑀2
𝐹𝑔 = 𝐺
𝑑2
Donde:
𝑁.𝑚2
G= 6.67 10−11
𝑘𝑔2
𝑀1 𝑀2
𝐹𝑐 = 𝑀2 𝜔2 𝑅1 = 𝐺
𝑑2
Donde
Existe otra fuerza, del mismo orden de magnitud, debida al hecho que las fuerzas de atracción
convergen hacia el centro del Sol, que se encuentra situado a una distancia finita. Se describirá
más adelante.
En algunas fuentes se comete el error de añadir las aceleraciones centrífugas. Si se opta por
utilizar un sistema de referencia inercial (inmóvil respecto a la estrellas), no se deben tener en
cuenta las fuerzas centrífugas, que son fuerzas ficticias y que sólo aparecen en sistemas de
referencia acelerados. Un observador en la Tierra ve fuerzas centrífugas porque la Tierra está en
caída libre hacia el Sol. En cambio, para un observador exterior fijo, solo existen las fuerzas
reales, como la fuerza de atracción que constituye la fuerza centrípeta.2
El resultado de este pequeño desequilibrio de fuerzas es que el agua de los océanos situada en
el lado opuesto al Sol siente una fuerza que la empuja hacia el exterior de la órbita, mientras
que el agua situada en el lado orientado hacia el Sol siente una fuerza que la empuja hacia dicho
astro. La consecuencia es que la esfera de agua que recubre a la Tierra se alarga ligeramente y
se transforma en un elipsoide de revolución cuyo eje mayor está dirigido hacia el Sol. Se verá
que este alargamiento relativo es muy pequeño: del orden de uno entre diez millones.
Mareas solares
Para calcular la amplitud de las mareas solares, se construyen dos pozos imaginarios desde la
superficie hasta el centro de la Tierra. Uno es paralelo a la recta que une la Tierra y el Sol y el
otro es perpendicular.
La fuerza y la aceleración que siente el agua en el pozo perpendicular son casi paralelas al eje
Tierra-Sol, pero no exactamente. La razón es que el Sol está a una distancia finita y las fuerzas
están dirigidas hacia el centro del Sol y no son totalmente paralelas. Calculemos la componente
de la aceleración de gravedad perpendicular al eje Tierra-Sol , ∆𝑎𝑠 , que experimenta el agua
situada a una distancia r del centro de la Tierra. Sin más que proyectar el vector de aceleración,
se llega a que:
∆𝑎𝑠 𝑟
=
𝑎𝑠 𝑑
𝑀𝑆
𝑎𝑠 = 𝐺
𝑑2
En esta última fórmula, 𝑀𝑆 = 1.987 1030 𝑘𝑔es la masa del Sol y d=150 109 es la distancia de la
Tierra al Sol. Por su parte, la componente perpendicular al eje queda:
𝑀𝑆 𝑟
∆𝑎𝑠 = 𝐺
𝑑2 𝑑
Esta aceleración varía linealmente entre el centro de la Tierra y la superficie. El valor medio se
𝑅
obtiene reemplazando r por 2
donde R = 6.366 106 𝑚 es el radio de la Tierra. Esta aceleración
añade un "peso" adicional a la columna de agua del pozo y hace que la presión en el fondo
aumente una cantidad p∆𝑎𝑠 𝑅, donde p es la densidad del agua. Este aumento de la presión,
transmitido a la superficie del océano, se corresponde con una variación h del nivel del océano
dada por la fórmula P=pgh (donde g=9.81 m/𝑠 2 es la aceleración de gravedad terrestre):
𝑀𝑆 𝑅 2
ℎ=𝐺
𝑑3 2𝑔
𝑀𝑆 𝑀𝑆 𝑀𝑆 𝑀𝑆 𝑟
𝑎𝑔 = 𝐺 2
=𝐺 2 =𝐺 2 ≅ 𝐺 3 (1 − 2 )
(𝑑 + 𝑟) 𝑑 + 2𝑟𝑑 + 𝑟 2 𝑟 𝑟 𝑑 𝑑
𝑑 2 (1 + 2 + ( )
𝑑 𝑑
El primer sumando se corresponde con la aceleración para un cuerpo situado a una d. Por tanto,
la disminución de la aceleración es:
𝑀𝑆 𝑟
∆𝑎𝑔 = 𝐺 2
𝑑2 𝑑
𝑀𝑆
∆𝑎𝑔 = 𝐺 𝑅
𝑑3
𝑀𝑆 𝑅 2
ℎ=𝐺
𝑑3 𝑔
Mareas lunares
La Luna gira alrededor de la Tierra, pero esta última no está inmóvil. En realidad, tanto la Luna
como la Tierra giran alrededor del centro de masas de los dos astros. Este punto se sitúa
aproximadamente a 4.670 km del centro de la Tierra, medido en el lugar de la superficie
terrestre que se desplaza de oeste a este con el movimiento de traslación lunar, donde la
atracción de nuestro satélite es mayor en un momento dado. Como el radio medio de la Tierra
es de 6.367,5 km, el centro de masas se encuentra a unos 1.700 km de profundidad bajo su
superficie. La Luna tiene una masa 𝑀𝜀 = 7.349 1022kg y está a una distancia media de la Tierra
de 𝑑𝜀 = 3.84 108 m. El cálculo de las mareas lunares es similar al cálculo de las mareas solares.
Basta con reemplazar la masa y la distancia del Sol por las de la Luna. La diferencia de altura del
océano debida al no paralelismo de las fuerzas es:
𝑀𝜀 𝑅 2
ℎ=𝐺
𝑑3 𝜀 2𝑔
La diferencia de altura del océano provocada por la diferencia de atracción debida a las
distancias diferentes respecto a la Luna es:
𝑀𝜀 𝑅 3
ℎ=𝐺 3
𝑑 𝜀 𝑔
Cuando la Luna y el Sol están alineados, los elipsoides (en punteado) se refuerzan y las mareas
son más grandes. Cuando la Luna está en cuadratura con el Sol, los elipsoides se cancelan
parcialmente y las mareas son pequeñas.
El elipsoide debido a las mareas solares tiene el eje mayor dirigido hacia el Sol. El elipsoide
debido a las mareas lunares tiene el eje mayor dirigido hacia la Luna. Como la Luna gira alrededor
de la Tierra, los ejes mayores de los elipsoides no giran a la misma velocidad. Con respecto a las
estrellas, el periodo de rotación del elipsoide solar es de un año. El elipsoide de la Luna es de
27,32 días. El resultado es que los ejes de los dos elipsoides se acercan cada 14,7652944 días.
Cuando los ejes mayores de los dos elipsoides están alineados, la amplitud de las mareas es
máxima y se llaman mareas vivas o mareas sizigias. Esto sucede en las lunas nuevas y en
las lunas llenas. En cambio, cuando el eje mayor de cada elipsoide está alineado con el eje menor
del otro, la amplitud de las mareas es mínima. Esto sucede en los cuartos menguantes y los
cuartos crecientes. Estas mareas se llaman mareas muertas o mareas de cuadratura.
Inclinación del eje de la Tierra
Hasta ahora se ha ignorado el hecho de que el eje de rotación de la Tierra está inclinado unos
23,27° con respeto a la eclíptica (el plano que contiene la órbita de la Tierra y el Sol). Además, el
plano de la órbita de la Luna está inclinado unos 5,145° con respecto a la eclíptica. Esto significa
que el Sol ocupa posiciones que van desde 23,44° al norte del plano ecuatorial hasta 23,44° al
sur del mismo plano. La Luna puede ocupar posiciones desde 28,6° hasta -28,6°. La consecuencia
de esto es que los ejes mayores de los elipsoides que se han utilizado raramente coinciden con
el plano del ecuador terrestre.
Esta alternancia diurna entre pleamares grandes y pequeñas hace pensar en la suma de dos
periodicidades: una diurna y otra semidiurna. Se habla entonces de ondas de marea diurna y
semidiurna, tanto lunar como solar. Esto se corresponde con un modelo matemático y no con
la realidad física.
Nótese que el punto u y las localizaciones situadas más al norte, solo ven una pleamar por día.
Cuando deberían estar en la pequeña pleamar, están aún en el mismo lado del elipsoide. Una
situación similar se produce en el Hemisferio Sur. Matemáticamente, la amplitud de la onda
semidiurna es demasiado pequeña para que pueda crear máximos o mínimos adicionales.
Las mareas son máximas cuando las dos pleamares son iguales. Eso solo ocurre cuando el eje
mayor de los elipsoides es paralelo al plano ecuatorial. Es decir, cuando el sol se encuentra en
el plano ecuatorial. Esto ocurre durante los equinoccios. Las mareas de equinoccio son las
mayores del año.
Otras causas de variación
Varios factores adicionales también contribuyen a la amplitud de la marea:
En la imagen de la derecha se puede ver que la altura de los océanos no sigue una onda que se
desplaza de derecha a izquierda (hacia el Oeste). El desplazamiento del agua y de los máximos
y mínimos es mucho más complicado.
En un modelo sin continentes, las líneas cotidales coinciden con los meridianos. En la imagen de
la derecha en color están representadas las líneas cotidales del planisferio y el color del fondo
corresponde a la amplitud de mareas. Estas líneas cotidales se corresponden con una situación
astronómica particular (Luna creciente, equinoccios, etc.) y cambian con el tiempo. En las dos
imágenes se observa que hay líneas cotidales que convergen hacia puntos anfidrómicos, en los
cuales la amplitud de la marea es igual a cero.
La situación es aún más marcada en los mares interiores, cuyas dimensiones son aún menores
que las de los océanos. Así, el Atlántico no puede llenar o vaciar el Mar Mediterráneo a través
el estrecho de Gibraltar. Las aguas del Mediterráneo solo pueden desplazarse hacia el Este o
hacia el Oeste, subiendo en un extremo y bajando en el otro. El resultado final se complica por
la forma de las costas que limitan y desvían ese movimiento lateral.
En mayor o menor grado,todos los mares interiores y los mares abiertos (aunque en menor
grado) presentan un movimiento circular, tanto en las corrientes marinas como en las corrientes
de marea y estas corrientes pueden girar en sentido horario en las latitudes intertropicales del
hemisferio norte y en sentido antihorario en la zona templada del hemisferio norte. En el caso
del hemisferio sur se invierten dichos movimientos giratorios aunque no podemos hablar en
este caso de mares, pero es la misma situación con porciones latitudinales de los propios
océanos.
Se explica ahora cómo una marea de menos de un metro en alta mar puede crear una marea de
varios metros en la costa. La razón es la resonancia de la capa de agua situada sobre
la plataforma continental. Esta capa es poco profunda (menos de 200 m) y, en algunos casos,
tiene una gran extensión hasta el talud continental. Por ejemplo, el Canal de la Mancha es una
capa de agua de 500 km de largo (desde la entrada hasta el Paso de Calais), 150 km de ancho y
solo 100 m de profundidad. A escala, eso se corresponde con una masa de agua de 50 metros
de largo y de 1 cm de profundidad. Cuando el nivel del mar aumenta en la entrada, el agua entra
en el Canal de la Mancha. Como la extensión es grande y la profundidad pequeña, la velocidad
del agua aumenta hasta unos 4 a 5 nudos (2 a 2,5 m/s). Alcanzar esa velocidad toma su tiempo
(unas tres horas en el caso del Canal de la Mancha), pero detenerse también requiere un período
similar. Una vez lanzada, el agua continúa avanzando, transcurriendo otras tres horas hasta que
se para e invierte su dirección. El comportamiento oscilatorio se debe a la inercia y al retardo
que tiene la capa de agua para responder a la excitación: la variación de altura del océano más
allá del talud continental. La marea será más grande en función de que el período de
oscilación propio de la zona sea más próximo al periodo de la excitación externa, que es de 12
horas y 25 minutos.
En la imagen se pueden observar las líneas cotidales en el Canal de la Mancha. Los números de
cada línea corresponden al retardo de pleamar con respecto a una referencia. Obsérvese que
hay 6 horas de diferencia entre las pleamares de la entrada del Canal de la Mancha y el Paso de
Calais. También hay seis horas entre la entrada de la Mancha y el Mar de Irlanda (entre Irlanda
e Inglaterra). Hay un punto anfidrómico (en anaranjado) en la entrada del Mar del Norte, frente
a Holanda.
El motivo de la escasa amplitud de las mareas en la zona intertropical se debe a que es la zona
donde los efectos del movimiento de la rotación terrestre son mayores por la fuerza centrífuga
generada por dicho movimiento. Debido a la fuerza centrífuga, el nivel del mar es mucho mayor
en el ecuador que en las zonas templadas y, sobre todo, en las polares .Como resulta obvio, la
mayor altura de las aguas ecuatoriales por la fuerza centrífuga impide que las mareas sean
claramente notorias ya que esa fuerza centrífuga se ejerce por igual en toda la circunferencia
ecuatorial mientras que las mareas sólo aumentan ese nivel donde se encuentra el paso de la
Luna y el Sol, y es un aumento de nivel mucho menor.
Corrientes de marea
Como se ha dicho, la variación de nivel del mar sobre la plataforma continental exige un
movimiento alternativo del agua hacia la costa y hacia el mar. Como la profundidad del agua no
es la misma cuando la marea sube que cuando baja, la forma de los obstáculos no es la misma,
y la dirección y la velocidad de la corriente tampoco es la misma. El vector velocidad dibuja una
especie de elipsoide cuyo eje mayor es más o menos paralelo a la costa.
En sitios donde las mareas tienen gran amplitud, las velocidades del mar también pueden ser
muy grandes. Por ejemplo, en el Canal de la Mancha, en el Raz de Sein (en el extremo oeste de
Bretaña, en Francia) y en el Raz Blanchard (al norte de la península del Cotentín, también en
Francia), la corriente sobrepasa los 10 nudos (18 km/h) durante las grandes mareas. En el
estrecho de Mesina, la corriente puede llegar a 5 nudos.
Centrales mareomotrices
La energía de las mareas ha sido utilizada desde la edad media en Inglaterra, Francia, España y
probablemente otros países. Los molinos de mareas de esa época solo funcionaban en reflujo.
Estos, como muchos otros molinos hidráulicos, dejaron de utilizarse con la aparición de motores
eléctricos.
Mareas terrestres
Las fuerzas de gravedad que provocan las mareas de los océanos también deforman la corteza
terrestre. La deformación es importante y la amplitud de la marea terrestre llega a unos 25 a
30 cm en sizigia y casi 50 cm durante los equinoccios.
Mareas atmosféricas
Al ser el aire atmosférico un fluido, como sucede con las aguas oceánicas, también las
dimensiones de la atmósfera sufren la acción de las mareas, afectando su espesor y altura y, por
consiguiente, la presión atmosférica. Así, la presión atmosférica disminuye considerablemente
durante las fases de luna llena y luna nueva, al ser atraída la columna de aire por el paso,
combinado o no, de la luna y el sol por el cenit y/o el nadir. Como hemos visto con las mareas
oceánicas, el nivel del mar puede ascender o bajar varios metros cada día en los lugares más
propicios (estuarios o bahías). Pero en el caso de la atmósfera su nivel puede ser modificado por
la atracción de la luna y el sol en varios km. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la
atmósfera tiene un mayor espesor en la zona ecuatorial en especial y en la zona intertropical en
general, por la fuerza centrífuga del movimiento de rotación terrestre, por lo que la intensidad
de las mareas vendría a superponerse a dicha fuerza centrífuga y, lo mismo que sucede con las
mareas oceánicas en la zona intertropical, sus efectos no son tan notorios ya que quedan
enmascarados por dicha fuerza centrífuga. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el
aumento del espesor de la atmósfera por la atracción solar y/o lunar contribuye a la disminución
de la presión, a la disminución de la velocidad de los vientos (de ahí el término de calmas
ecuatoriales que, aun siendo correcto, se ha venido quedando en desuso) y al aumento de la
condensación y de las lluvias.
En la zona intertropical, los cambios de la presión atmosférica durante las mareas atmosféricas
dan origen a notables cambios de temperatura que se notan con un simple termómetro y que
no se explicarían de otra forma: en luna llena o luna nueva, por ejemplo, puede fácilmente subir
un grado o más cerca del mediodía o de la medianoche y en este último caso no tendría
explicación si no tuviéramos en cuenta el calentamiento por condensación al disminuir la
presión del aire y elevarse. No sólo la presión atmosférica se modifica con las mareas
atmosféricas, sino también la intensidad de las lluvias. Un estudio meteorológico del mes de
octubre de 2012 nos mostraría una alta correlación entre las fases lunares con la mayor
intensidad de los huracanes (Nadine, Rafael y Sandy) y/o su disipación. En este último caso, las
graves inundaciones causadas por Sandy en New Jersey y Nueva York resultaron de la
combinación de la intensa marea producida por la luna llena (el 29 de octubre) y el mar de leva
producido por el propio huracán al entrar en la costa de dichos estados, factor explicado en un
artículo del NHC (National Hurricane Center) cuya lectura es muy apropiada para la comprensión
de este tema:
La Tierra ejerce el mismo momento sobre la Luna que el que la Luna ejerce sobre la Tierra. El
momento que la Tierra ejerce sobre la Luna le comunica energía. Como la Luna está en órbita
alrededor de la Tierra, ese aumento de energía se traduce en un aumento de la distancia entre
los dos astros y un aumento de la duración del mes lunar. La distancia Tierra-Luna aumenta unos
38 mm por año.
De la misma manera que la Luna crea mareas en la Tierra, tanto acuáticas como terrestres, la
Tierra también ejerce mareas sobre la Luna. La fricción debida a esas mareas frenó la rotación
de la Luna, provocando que ésta presente siempre la misma cara hacia la Tierra, aunque es justo
señalar que este hecho se ha interpretado como el posible origen terrestre de nuestro satélite:
siendo la Tierra aún un cuerpo semifluido o incandescente, el movimiento de rotación habría
producido una protuberancia que iría aumentando de velocidad por el incremento de la fuerza
centrífuga. Con el tiempo, se habrían separado los dos astros, manteniendo la misma cara lunar
visible desde la Tierra. En otros satélites del sistema solar que aún giran, la energía disipada por
las deformaciones debidas a la marea genera actividad volcánica.
Plinio, pensador latino nacido en el año 23 y muerto en la erupción volcánica que destruyó
Pompeya, describe en su obra Historia naturalis sus observaciones sobre las mareas, señalando
que la circunstancia más extraordinaria que se presenta en las aguas del mar es el flujo y reflujo
alternado con las mareas, causado por la acción que ejercen el Sol y la Luna sobre el agua del
mar: la marea fluye y refluye dos veces entre dos salidas de la Luna, siempre en un espacio de
veinticuatro horas. Primero, la Luna hace crecer la marea y, cuando llega al cenit, declina y se
pone, hace que la marea descienda, y al presentarse el Sol, la marea crece de nuevo; después
de lo cual cede y vuelve a subir cuando aparece nuevamente la Luna.
Las observaciones sobre las mareas realizadas por los pensadores de aquella época se realizaron
principalmente en el Mar Mediterráneo y fueron aumentando cuando se iniciaron los viajes en
todos los mares del planeta; sin embargo, muchos de estos informes fueron relatos hechos con
grandes fantasías, sobre las mareas que se presentaban en las costas a las que iban llegando.
Una nota curiosa de aquellas épocas, es la que narra que cuando César realizó su primera
invasión de Britania, no tomó en cuenta las mareas que se presentaban en las costas de Kent,
lugar que seleccionó para el desembarco, y cuando estuvo frente a ellas la marea alta se produjo
una hora antes de la medianoche y llegó a una altura superior a la normal, por ser una marea de
plenilunio, lo que provocó que la mayor parte de su flota sufriera daños, por lo cual César tuvo
que retirarse para planear su desembarco tomando en cuenta el comportamiento del mar.
Si César hubiera efectuado cuidadosas observaciones sobre los fenómenos de la marea durante
un periodo razonablemente largo, habría descubierto que el mar crece, a lo que se le
llama pleamar, y se retira dos veces por día. Existen generalmente cuatro mareas de diferente
nivel diariamente: 2 mareas altas y 2 mareas bajas. La diferencia entre la pleamar y la bajamar
recibe el nombre de amplitud de marea.
Las mareas presentan gran diversidad de comportamiento, lo que hace que su estudio sea
fascinante, ya que las condiciones locales y la configuración del terreno pueden originar que el
ascenso y descenso de las aguas presente un curso poco usual. En algunos lugares hay una sola
marea por día. En otros no se puede hablar de marea en el sentido de pleamar y bajamar, pero
en cambio enormes corrientes avanzan o retroceden, influyendo en grandes extensiones de la
costa y produciendo gigantescas olas de marea.
El estudio científico del comportamiento de las mareas se debe a Isaac Newton, que lo analiza
en su obra Principios matemáticos de la Filosofía natural (1686). En esta obra Newton, con su
ley de gravitación, calculó la altura de la marea según la fecha del mes, la época del año y la
latitud. Sin embargo, en muchos de sus estudios considera que las mareas representan un
equilibrio y no tomó en cuenta que las mareas representan un fenómeno dinámico. Fue el sabio
Simón Laplace quien en su obra Mecánica celestecomplementó las teorías de Newton.
La elevación y caída del nivel del mar se presentan de manera periódica y son más notables a lo
largo de las líneas de costa del planeta. El intervalo entre una pleamar y la siguiente
generalmente no es doce horas, sino de alrededor de doce horas y veinticinco minutos, por lo
cual la pleamar se atrasa todos los días y está relacionada con el hecho de que la Luna también
alcanza su punto más alto cerca de los quince minutos más tarde cada día. Esto implica que los
dos fenómenos se presenten en diferente momento; la marea alta se produce, en general,
algunas horas antes o después del paso de la Luna, y esta variación de tiempo depende además
de la fecha del mes en que ocurra.
Como se sabe, no sólo es la Luna la que causa este interesante fenómeno, sino que también el
Sol interviene de manera directa en su producción; sin embargo, el período de las mareas solares
sólo es de 24 horas. Todos los principios señalados para los efectos de la gravedad lunar sobre
el océano pueden aplicarse al Sol, aunque su masa sea mayor (alrededor de 27 millones de veces
la de la Luna) ya que está unas 400 000 veces más lejos, y por esta razón el efecto que la Luna
ejerce sobre las aguas del océano es dos veces mayor que el provocado por el Sol. Las fuerzas
de marea del Sol sólo representan el 46 por ciento en relación con las producidas por la Luna.
Otro aspecto que se tiene que tomar en cuenta en el comportamiento de las mareas es su altura.
Por ejemplo, en ciertos lugares la marea nocturna es más alta que la diurna; en otros, un arrecife
de coral que cierto día, aun en la baja mar, quedó bien cubierto, puede quedar completamente
expuesto quince días después. Esta variación quincenal está relacionada con los movimientos
lunares: cuando la Luna está llena, la amplitud de las mareas es mayor, y cuando está en cuarto
menguante o creciente, es mínima.
Las mareas que se producen durante el periodo de cada mes lunar, en el que el Sol, la Luna y la
Tierra se encuentran en línea recta, tienen mayor diferencia de nivel entre la marea más alta de
la pleamar y la marca mínima de la bajamar, debido a que los efectos de la gravedad del Sol y la
Luna se suman y son más fuertes. Estas mareas se denominanmareas vivas de primavera o
equinocciales.
Los efectos opuestos ocurren cuando el Sol y la Luna están colocados formando un ángulo recto
en relación con la Tierra, lo cual anula parcialmente la acción de la gravedad, resultando mareas
más débiles que presentan poca diferencia entre los niveles más alto y más bajo de la marea.
Éstas se denominan mareas muertas o de cuadratura.
Cada mes lunar consta de dos series de mareas equinocciales que alteran con dos series de
mareas muertas, y entre ellas existen algunos días de transición que presentanmareas
intermedias.
Cuando se miden los niveles de las mareas, se toma en cuenta que el océano está sometido a
diversas fuerzas, como las influencias gravitatorias de los astros, los vientos predominantes, la
densidad variable de las masas de agua, etcétera. Además se tiene que considerar que el nivel
del mar es diferente en los distintos océanos: es más alto en la costa del Océano Pacífico que en
la del Atlántico, diferencia que puede deberse a la menor densidad del agua del Pacífico, e
influye en la intensidad de las mareas.
La manera más simple para efectuar mediciones de las mareas consiste en introducir una regla
de madera graduada en un lugar poco profundo de la costa pero para poder registrar, lo más
exacto posible, el lento cambio de la marea, se tienen que evitar las variaciones de nivel del mar
en el periodo corto durante el que se mide, ya que el mar nunca está quieto; aun en la más
completa calma se agita y se levanta formando olas.
Para iniciar este tipo de medición generalmente se utiliza la bajamar media, como nivel de
referencia, que se encuentra registrada en la mayor parte de las cartas de navegación. Esto
permite contar con un punto de partida para hacer las observaciones.
Las mediciones de la marea permiten calcular la frecuencia con que se presentan los cambios
de ellas, es decir, hacer la predicción de las mareas. Hasta hace pocos años, los aparatos para
predecir las mareas eran mecánicos; ahora se utilizan computadoras electrónicas que hacen el
trabajo de manera más rápida y eficiente y se programan para que impriman automáticamente
las tablas de marea.
En todos los países con costa existen instituciones que registran las mareas y publican tablas con
esta información con el fin de que sea aprovechada; por ejemplo, en México, el Instituto de
Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México publica las de sus costas; en los
Estado Unidos se registran en cuatro volúmenes: el primero para las costas de Europa, el
Mediterráneo y la costa Oeste de África; el segundo para la costa este de Norte y Sudamérica;
el tercero para la costa oeste de Norte y Sudamérica, y el cuarto para los océanos Pacífico e
Índico; en Inglaterra las tablas de mareas ofrecen predicción detallada para 130 puertos
patrones y permiten calcular las de 10 mil puertos del mundo; y en España aparece el Anuario
de mareas editado por el Instituto Hidrográfico de la Marina.
En las diferentes playas del mundo las mareas presentan características específicas, sobre todo
en cuanto a su amplitud; tal es el caso de Puerto Peñasco, Sonora, en donde ésta alcanza 8
metros; los puertos de Liverpool y Bristol en Inglaterra tienen mareas vivas que producen
ascensos y descensos de 9 a 10 metros; en Braunagar, India, la amplitud llega a 12.5 metros; en
la Bahía de Mont-Saint-Michel, Francia, a 15 metros, y en la Bahía de Fundy, Canadá, es de 19.5
metros. Esta característica de las mareas presenta una serie de problemas para los diferentes
tipos de puertos, ya que hace muy difícil el manejo de los barcos.
Esta energía de los mares es aprovechada por el hombre de diferentes maneras, por ejemplo,
se utiliza para mover ruedas hidráulicas, lo que se conoce desde los comienzos de la historia de
la humanidad, que sirven para irrigar los campos o para el molido de los cereales, como las
cuatro ruedas hidráulicas empleadas para moler especias, en Chelsea, Massachusetts, donde
con la máxima amplitud de la marea generan alrededor de 50 caballos de fuerza, o para fabricar
hielo, como la de Ploumanach, que en 1898 producía 450 kilogramos diarios.
El lugar seleccionado para montar una central mareomotriz debe contar con fuertes mareas para
que la amplitud sea grande, con un gran depósito de agua, y con que las mareas se presenten
en áreas restringidas para que la obra a realizar tenga las menores dimensiones, con el fin de
que el costo sea bajo.
Se han estudiado muchos lugares de las costas para el establecimiento de este tipo de centrales,
y algunas se han instalado en plan piloto, como la que se construyó en Francia, en las costas
bretonas de la Bahía Mont-Saint-Michel; la de la desembocadura del Devern, en Gran Bretaña;
en las costas del Mar Blanco, en la Unión Soviética; en el Golfo de Cambay en India; en la Bahía
Fundy en Canadá, y en las costas de la Patagonia en Argentina.
Actualmente se cuenta con una central de aprovechamiento de la energía de la marea a escala
industrial, construida en una barrera a través de la entrada del estuario del río Rance, en
Bretaña, Francia, el cual desemboca en el Canal de la Mancha entre Saint-Malo y Dinard. En este
lugar la amplitud de la marea es de 13.50 metros y el agua entra y sale del estuario a razón de
18 000 metros cúbicos por segundo, produciéndose un volumen útil de más de 170 millones de
metros cúbicos; además, su depósito puede contener 184 millones de metros cúbicos de agua.
Las instalaciones constan de cuatro partes principales: la represa, la central generadora de
energía, las esclusas para la navegación y una serie de canales con válvulas reguladoras para
acelerar el llenado y el vaciado del depósito, a través de un dique que une a las dos orillas que
se encuentran a 750 metros de distancia.
ada una de las 24 máquinas generadoras de energía que quedaron instaladas en 1967 en el
Rance, puede producir 10 000 kilowatts; por lo tanto, la producción máxima de potencia es de
240 000 kilowatts y en el año puede llegar alrededor de 670 millones de kilowatts-hora.
Por lo costeable de la producción de energía eléctrica por medio de las mareas, ya que la
utilización del agua casi no cuesta, se están elaborando otros proyectos en los lugares del
planeta en donde se presentan mareas de gran amplitud.