Tema 4el Sexenio Revolucionario (1868-1874) Intentos Democratizadores
Tema 4el Sexenio Revolucionario (1868-1874) Intentos Democratizadores
Tema 4el Sexenio Revolucionario (1868-1874) Intentos Democratizadores
DEMOCRATIZADORES.
Los seis años y tres meses que transcurren entre septiembre de 1868 y diciembre de
1874 son sin duda alguna los que encierran los acontecimientos más variados de la Edad
Contemporánea en España. En este lapso de tiempo se suceden una revolución, un
destronamiento, un régimen provisional, una regencia, una monarquía democrática, una
abdicación, una república unitaria, una república federal, una insurrección en Cuba, dos
guerras civiles distintas y simultáneas en la Península, un golpe de estado, otro régimen
provisional, un nuevo intento de regencia, y finalmente la restauración de la monarquía
derribada en un principio. Todo ello, no lo olvidemos en el plazo de seis años.
LA REVOLUCIÓN DE 1868.
Dada la situación de crisis que se vivía en España y una vez que se han producido los
sucesos de la noche de San Daniel en 1865, cuando la policía disparó contra estudiantes
que se manifestaban en apoyo del rector destituido por el Gobierno, y mató a nueve de
ellos. Y la sublevación del cuartel de San Gil en junio de 1866, dirigida por los
suboficiales y propiciada por los progresistas que fue sofocada por tropas leales al
Gobierno. En agosto de 1866 representantes progresistas, demócratas y republicanos
llegaron a un acuerdo, el Pacto de Ostende, para coordinar la oposición, con dos
objetivos: el destronamiento de Isabel II y la convocatoria de Cortes Constituyentes por
sufragio universal. Prim fue puesto al frente de la conspiración. Una vez fallecidos
O’Donnell y Narváez la reina se encontró sola.
La Revolución de 1868 tuvo un carácter exclusivamente político, y así, los objetivos
del frente revolucionario fueron muy limitados y siguieron las líneas pactadas en
Ostende: en concreto, derrocar a Isabel II e instalar el Sufragio Universal. Las fuerzas
políticas participantes eran el Partido Progresista Liberal, liderado por el general Juan
Prim, el Partido Demócrata, dirigido por Ruiz Zorrilla, el Partido Unionista, dirigido
por el general Serrano y los republicanos con Castelar y Figueras entre otros.
El movimiento cuyo lema fue el de “España con honra”, se inició con un
pronunciamiento militar, pero lo que se aseguró fue la intervención unánime de las
masas de pequeños burgueses y obreros de las ciudades. Se manifestaron en la calle
ayudando a las guarniciones pronunciadas. Reclamaban su participación en el Gobierno.
El pronunciamiento militar se inicia el 17 de septiembre en la Bahía de Cádiz al
mando del almirante Topete con los objetivos de una reforma constitucional y el respeto
a unos derechos individuales, y se generalizaba en Andalucía. La aparición de otros
focos revolucionarios en distintos lugares de la Península movió al Gobierno a adoptar
la decisión de atacar a los sublevados en su propio ámbito. Así, las fuerzas isabelinas,
dirigidas por el Marques de Novaliches, combatieron a los sublevados en el Puente de
Alcolea el 28 de septiembre., lugar escogido por el general Serrano. La lucha terminó
con unas grandes pérdidas por parte del ejército isabelino. Ante el fracaso, el Marques
de Novaliches prefirió negociar con el general Serrano las condiciones de su adhesión a
la Revolución, mientras Isabel II que veraneaba en el Cantábrico buscaba el refugio en
Francia al día siguiente.
Se formó una Junta Revolucionaria en Madrid compuesta por unionistas y
progresistas. Los demócratas, excluidos, formaron su propia Junta. Para evitar el peligro
de enfrentamientos, ambas Juntas acordarán convocar elecciones para, por Sufragio
Universal, designar una Junta única. Así sucedió en otras muchas ciudades. La Junta
resultante en Madrid confió a Serrano la formación de un Gobierno Provisional.
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EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1869-1874)
Una vez aprobada la Constitución de 1869 fue nombrado Serrano como regente y
Prim como jefe de gobierno. Durante un año y medio, se aprobó una amplia legislación
encaminada a desarrollar la Constitución (ley electoral, junio de 1870, ley de orden
público, abril de 1870, etc.). En el terreno económico se adoptó una política
librecambista con el objetivo de relanzar la economía, pero que enfrentó al nuevo
régimen con terratenientes e industriales. E igualmente se adoptó una reforma monetaria
que dio la exclusiva de la emisión al Banco de España y puso en circulación la peseta.
El nuevo régimen, sin embargo, tuvo que enfrentarse desde el mismo momento de la
revolución a una doble crisis: la guerra en Cuba y el clima de agitación social. La crisis
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cubana se venía gestando años atrás: el crecimiento económico de la isla hacía cada vez
más inaceptables para los criollos la presencia de plantadores y comerciantes azucareros
peninsulares, así como el monopolio comercial.
En octubre de 1868 una junta revolucionaria, dirigida por el coronel Céspedes, se
sublevó contra el Gobierno colonial. Pronto, la revuelta se extendió hasta desembocar
en una guerra civil que se prolongaría diez años. El conflicto cubano acabó por
hipotecar la Hacienda y la acción de gobierno en España, impidiendo en parte la
aplicación de las reformas prometidas durante la revolución.
El desengaño político, la persistencia de la depresión económica y la acción
republicana y obrera se tradujeron en un clima social de continua agitación con
levantamientos campesinos en Andalucía e intentonas republicanas.
Puesto que Prim se negó rotundamente a que otro Borbón, en este caso Alfonso, el
hijo de Isabel II, alcanzase el trono, las Cortes escogieron, por algo más de dos tercios
de los diputados, finalmente a Amadeo de Saboya.
El reinado de Amadeo I significará el fracaso del primer experimento político de
monarquía democrática en España. El nuevo rey, a pesar de sus cualidades personales y
de su buena voluntad, nunca logró hacerse popular y en su contra tuvo una oposición
cada vez más numerosa formada por:
- Los carlistas, todavía activos cuarenta años después del inicio del conflicto.
- Los partidarios de Isabel II y de su hijo Alfonso.
- Los republicanos.
En el momento en que Amadeo desembarcaba en Cartagena el 30 de diciembre de
1870, recibía la noticia del asesinato del general Prim, clave del nuevo sistema político
surgido tras la Revolución, en un atentado ocurrido tres días antes. La nueva monarquía
nació muy debilitada por este suceso.
El reinado de Amadeo I fue un fracaso. En ello tuvo mucho que ver la ausencia de
Prim, principal promotor de su llegada y el hombre que mantenía unidos a los
progresistas y a la coalición gobernante.
En realidad, nadie creía que Amadeo fuera la solución para los problemas del país.
Las clases dirigentes le identificaban con la democracia, el desorden social y con la
dinastía que mantenía al Papa prisionero en el Vaticano. Le hicieron el vacío en la Corte
y le aislaron. Poco a poco, el apoyo al príncipe Alfonso, el hijo de Isabel II cuyos
intereses representaba en España Antonio Cánovas, se fue abriendo camino entre las
elites del país que se hicieron alfonsinas.
También le rechazaron los industriales y financieros que estaban preocupados por el
crecimiento del movimiento obrero y no creían que el rey diera estabilidad al país. Y el
rechazo se extendió también a los carlistas aunque obviamente por razones distintas.
Fueron dos años de gobiernos inestables, con muchos problemas sin resolver
(cambios de gobiernos, mociones de censura, escándalos y manipulación electoral).
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En el segundo año la situación empeoró. El conflicto cubano se agravó, y se añadió el
estallido de la tercera guerra carlista en el País Vasco, que en el verano se extendió a
Cataluña.
Amadeo I sólo esperaba el momento propicio para abdicar. Aprovechó una grave
crisis entre el jefe de Gobierno y el cuerpo de artillería. El rey se encontró en un callejón
sin salida puesto que debía respaldar al Gobierno pero no estaba de acuerdo con la
decisión tomada por éste. Así que presentó su abdicación el 11 de febrero de 1873. Esa
misma noche, el Congreso y el Senado se reunieron en sesión conjunta y proclamaron la
República.
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Constitución, muy influida por la de EEUU, daba grandes competencias al presidente,
que ejercería, además, el llamado “poder de relación” entre los poderes y entre los
Estados, y que sería elegido mediante un complejo sistema de sufragio indirecto.
La Constitución contaba además con una extensa declaración de derechos al estilo de
la de 1869 aunque por primera vez se habla de un Estado laico y de soberanía popular.
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DOCUMENTOS TEMA 4
3. “Dos años largos hace que ciño la Corona de España, y España vive en constante
lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente
anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos
soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos, pero todos los
que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetran los males de la
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nación, son españoles. Todos invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se
agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y
contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la
opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar
el remedio para tamaños males.
Lo he buscado ávidamente dentro de la ley, y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de
buscarlo quien ha prometido observarla.
Estas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver a la nación, y en su
nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo renuncia de ella
por mí, por mis hijos y sucesores.”
Guía de composición.
1.- ¿Cómo llegó Amadeo de Saboya al trono de España?
2.- ¿Qué frases hay en el texto que demuestran el talante democrático de Amadeo de
Saboya?
3.- ¿Cuáles son los problemas con los que se encuentra Amadeo de Saboya en su
reinado? ¿Cómo los resume él?
4.- ¿Cuáles eran las distintas opciones políticas que se daban en el reinado de Amadeo
de Saboya y cuyas disputas son la causas de su renuncia?
5.- ¿Qué ocurrió después de la marcha de Amadeo de Saboya?
5. "Señores diputados: Aquí, el partido republicano reivindica la gloria que sería haber
destruido la monarquía; no os echéis en cara la responsabilidad de este momento
supremo. No; nadie ha matado. Yo, que tanto he contribuido a que llegase este
momento, debo decir que no siento, no, en mi conciencia, mérito alguno de haber
concluido con la monarquía. La monarquía ha muerto sin que nadie, absolutamente
nadie, haya contribuido a ello, más que la Providencia. Señores: con Fernando VII
murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria, y
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con la renuncia de Amadeo, nadie ha acabado con ella. Ha muerto por sí misma. Nadie
trae la República; la traen las circunstancias; la trae una conspiración de la Sociedad, de
la Naturaleza, de la Historia. Señores: saludémosla, como el sol que se levanta pro su
propia fuerza en el cielo de nuestra patria".
Discurso de Emilio Castelar en la Cámara de Diputados el 11 de febrero de 1873
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