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Revista Jurídica IUS Doctrina, No.

10, 2014, 146 - 163 ISSN 1659 -3685

RAÍCES DE LOS ESTUDIOS DE DERECHO ROMANO EN COSTA RICA

ROOTS OF ROMAN LAW STUDIES IN COSTA RICA

1
Dr. Jorge Francisco Sáenz Carbonell
Profesor Catedrático de la Universidad de Costa Rica, Costa Rica

2
Dr. Jeffry Antonio Chinchilla Madrigal
Profesor de Filosofía del Derecho en Universidad La Salle, Costa Rica

RESUMEN: El Derecho Romano fue el impartido en casi todas las universidades


europeas y americanas hasta el siglo XIX, y también en los primeros cursos de
Derecho que hubo en Costa Rica. Posteriormente, ya establecida la enseñanza
del Derecho nacional, la asignatura de Derecho Romano existió de modo
ocasional, hasta que a fines del siglo XIX adquirió estabilidad gracias a la labor de
don Antonio Zambrana, autor del primer texto publicado sobre esa materia.

PALABRAS CLAVE: Derecho Romano; Antonio Zambrana; enseñanza del


Derecho.

ABSTRACT: Roman Law was tought in almost every university in Europe and
America up until the XIX century, and also in the first Law courses that existed in
Costa Rica. Afterwards, when the teachings of national law were stablished, in only
appeared occasionally, it wasn’t until the end of the XIX century that it acquired
stability thanks to the work of Antonio Zambrana, who published the first text on the
matter.

KEYWORDS: Roman Law, Antonio Zambrana, legal education.

1
Licenciado en Derecho y doctor en Educación, catedrático de la Universidad de Costa Rica,
profesor de Historia del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica.
2
Licenciado en Derecho, con especialidad en Derecho Notarial, profesor de Filosofía del Derecho
en la Universidad de La Salle.
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Revista Jurídica IUS Doctrina, No.10, 2014, 146 - 163 ISSN 1659 -3685

Fecha de recepción: 12 de septiembre de 2013.

Fecha de aprobación: 27 de mayo de 2014.

INTRODUCCIÓN

El Derecho Romano sigue formando parte del programa de estudios de


muchas facultades y escuelas de Derecho en Costa Rica y en muchos otros
países cuyos ordenamientos son de raíces romanistas.

¿Por qué se sigue impartiendo esta materia? Entre las razones de su


importancia como asignatura se menciona que ayuda a comprender que el
Derecho es primordialmente un producto histórico en evolución constante y a
tomar conciencia de su relatividad. También se ha señala que es la base de los
ordenamientos jurídicos de la Europa continental e Iberoamérica y el punto de
partida para el estudio del Derecho comparado; que sirve eficazmente para el
adiestramiento del jurista de hoy en la técnica de la resolución del caso; que su
vocabulario es la base de la terminología jurídica; que es un antídoto contra
leguleyismo y contra los excesos del positivismo legalista; que constituye una
buena escuela para el aprendizaje de la exégesis de los textos jurídicos y que
resulta un excelente modelo en la técnica del razonamiento jurídico y en la
aplicación de la lógica del Derecho 3.

Nos ha parecido de interés hacer un breve recuento de los orígenes de la


enseñanza del Derecho Romano en Costa Rica y referirnos también al primer
texto que se publicó en Costa Rica sobre esa materia, obra del jurisconsulto
cubano don Antonio Zambrana y Vázquez.

3
GONZÁLEZ DE AUDICANA, J. M., “Derecho Romano”, pp. 200-201, en La enseñanza del
Derecho en España, Madrid, Editorial Tecnos, S. A., 1ª. ed., 1987, pp.197-205.

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EL DERECHO ROMANO Y SU ENSEÑANZA EN COSTA RICA

Costa Rica quedó integrada a la familia de los Derechos romanistas desde


el siglo XVI.

Con la implantación del dominio de la Corona de Castilla en el actual


territorio costarricense vino también el Derecho de estirpe romano-canónica,
representado principalmente por las Siete Partidas de Don Alfonso X el Sabio, que
de conformidad con lo prescrito por el Ordenamiento de Alcalá de 1348 se habían
convertido en fuente subsidiaria del Derecho castellano.

En lo sustancial, la normativa de las Partidas, estaba inspirada


principalmente en el Derecho Común, es decir, el Corpus Iuris Civilis de
Justiniano, el Corpus Iuris Canonici y la doctrina de diversos autores que
comentaban estos. En consonancia con eso, en la mayoría de las universidades
de la Europa continental e Hispanoamérica que impartían la carrera de Leyes,
(incluyendo la de San Carlos de Guatemala, única que existió en Centroamérica
hasta 1816, cuando se erigió la de la Inmaculada Concepción de León de
Nicaragua), una gran parte del programa de estudios se basaba en el estudio de
los textos y los principios del Derecho Romano4.

Esta tendencia a impartir en las universidades Derecho Romano y no


Derecho nacional remontaba sus orígenes a las universidades bajomedievales
europeas. La normativa y la ciencia jurídica romana se veían como algo común a
todos los pueblos de la Europa continental occidental, y ello, unido al hecho de
que la enseñanza se impartía en latín, lengua común a toda la intelectualidad
europea, permitía que en las aulas universitarias convergieran alumnos de
variados países. Estos, además de estudiar de los textos, aprendían a razonar
jurídicamente según las categorías y principios del Derecho Romano, que podían
después aplicar a la infinidad de ordenamientos nacionales, regionales y locales

4
GONZÁLEZ FLORES, L. F., Evolución de la instrucción pública en Costa Rica, 1ª. ed., San José,
Editorial Costa Rica, 1978, pp. 62-64.
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que había en Europa. Por consiguiente, el Derecho Romano y el Canónico eran


considerados lo fundamental en la formación jurídica, mientras que los
ordenamientos locales eran habitualmente ignorados o vistos como un accesorio.

La misma orientación presidió los primeros siglos de la enseñanza del


Derecho en Centroamérica. Al respecto indica el historiador guatemalteco Ramón
A. Salazar:

“Durante el primer siglo de la existencia de la Universidad


de Guatemala, no se exigió a los cursantes de derecho, otras
materias para obtener el título de bachiller en leyes, que las
siguientes: Instituta, o sea elementos de derecho romano;
Inforciado, o sea la segunda parte del digesto compilado, y
por último, Código, recopilación, etc., de los emperadores,
hecho así como las dos materias anteriores, en tiempo de
Justiniano… Se comprenderá que con un sistema tan
imperfecto de estudios, saldrían de la Universidad repletos
de datos de jurisprudencia romana, pero ayunos de
conocimientos de las leyes que regían la monarquía
española. Y este estado de cosas duró hasta el año de
1802…” 5

En Costa Rica, desde los primeros años de vida independiente se pensó en


impartir en la Casa de Enseñanza de Santo Tomás estudios de Derecho Romano.
Don Pedro Zeledón Mora, costarricense que se había graduado como bachiller en
Leyes en León, preparó en 1824 un proyecto de estatutos para la institución, en
cuyo texto se incluía la existencia de dos clases, una de Derecho Natural, Derecho
de Gentes, Derecho Público y Derecho Canónico y la otra de Instituciones
Romanas, Leyes de España y normativa centroamericana y costarricense6.
Empero, no fue sino hasta mayo de 1830 cuando se estableció en la Casa de
5
SALAZAR, R. A., Historia del Desenvolvimiento Intelectual de Guatemala, pp. 114-115, cit. en
Ibid., p. 68.
6
Ibid., p. 193.
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Enseñanza una cátedra de Derecho Civil, a cargo del bachiller nicaragüense


Rafael Francisco Osejo, quien fue por consiguiente el primer profesor que impartió
lecciones de Derecho en Costa Rica.

En enero de 1834 se trató de establecer en la Casa de Enseñanza la


cátedra de Instituciones de Derecho Romano que estaba planteada en los
estatutos, pero la idea no pudo materializarse por falta de fondos y porque los
textos que habían de utilizarse en la clase estaban en latín, idioma que solamente
conocían bien dos de los posibles alumnos 7.

En 1843 se fundó la Universidad de Santo Tomás y en 1844 se iniciaron en


sus aulas los estudios formales de Derecho como carrera universitaria. Ya para
entonces, en muchas universidades europeas e hispanoamericanas se estaba
dando preferencia al estudio del Derecho nacional, en gran parte debido al auge
del movimiento codificador, que en Costa Rica había tenido su primer hito con la
promulgación en 1841 del Código General (Civil, Penal y Procesal) de don Braulio
Carrillo.

Muy tempranamente se incluyó en el programa de estudios de la


Universidad de Santo Tomás la asignatura de Derecho Romano, ya que la cátedra
correspondiente fue confiada en 1850 a don Ramón Carranza Ramírez, primer
decano de la Facultad8, pero solamente se impartió en 18529. Habrían de pasar
casi veinte años para que se volviera a incorporar la asignatura al programa de
estudios.

En 1872 se restableció el curso de Derecho Romano, que esta vez logró


adquirir estabilidad y continuó impartiéndose hasta el cierre de la Universidad de

7
Ibid., p. 207; SÁENZ CARBONELL, J. F., Los sistemas normativos en la historia de Costa Rica,
1ª. ed., San José, Editorial ISOLMA, S. A., 2007, p. 613.
8
OBREGÓN LORÍA, R., Los Rectores de la Universidad de Santo Tomás de Costa Rica, 1ª. ed.,
San José, Editorial Universitaria, 1955, p. 117.
9
GONZÁLEZ VILLALOBOS, P., La Universidad de Santo Tomás, 1ª. ed., San José, Editorial de la
Universidad de Costa Rica, 1989, p. 111.
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Santo Tomás en 188810. Entre los profesores que tuvieron a su cargo la cátedra
durante esos años figuraron el doctor don Rafael Orozco González, presidente de
la Corte Suprema de Justicia de 1880 a 1886 y primer tratadista del Derecho
Penal costarricense 11 (nombrado como profesor de Derecho Romano en 1872 y
12
otra vez en 1882 ); el doctor don Jorge Milanés y Figueredo, jurisconsulto
13
cubano (1874-1875 y 1877-1878 ); el doctor don Antonio Zambrana y Vázquez,
14
también cubano ; y el licenciado don Rafael Machado y Jáuregui, guatemalteco
(1887-1888 15).

En el último decenio del siglo XIX, cuando la Escuela de Derecho había


pasado a depender del Colegio de Abogados debido a la clausura de la
Universidad de Santo Tomás, la cátedra de Derecho Romano volvió a ser
confiadas a don Antonio Zambrana y Vázquez, quien fue su titular hasta que
abandonó definitivamente el país en 1911. Lo sucedió como profesor de Derecho
Romano el licenciado don Francisco Aguilar Barquero, quien fue Presidente de la
República de 1919 a 192016.

La figura del doctor Zambrana es especialmente importante para la historia


de los estudios de Derecho Romano en Costa Rica, ya que fue el autor de la
primera obra publicada en el país sobre esa materia.

UN POLIFACÉTICO MAESTRO17

Don Antonio Zambrana y Vázquez nació el 19 de junio de 1846 en La


10
Ibid.
11
Sobre el doctor Orozco, V. SÁENZ CARBONELL, J. F., y MASÍS PINTO, M., Historia de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica, 1ª. ed., San José, EDITORAMA, 2006, p. 554.
12
GONZÁLEZ VILLALOBOS, 1989, p. 163.
13
GONZÁLEZ FLORES, L. F., Historia de la influencia extranjera en el desenvolvimiento
educacional y científico de Costa Rica, 1ª. ed., San José, Editorial Costa Rica, 1976, p. 113;
GONZÁLEZ VILLALOBOS, 1989, p. 163.
14
VARGAS ARAYA, A., El Doctor Zambrana: padre y maestro de la democracia republicana
costarricense, 1ª. ed., San José, EUNED, 2006, p. 37.
15
GONZÁLEZ VILLALOBOS, 1989, p. 163.
16
“Notas”, en El Foro, tomo VII, n° 3, 15 de julio de 1911, p. 111.
17
Los datos de esta reseña biográfica se toman de VARGAS ARAYA, 2006.
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Habana, en una familia de juristas e intelectuales. Cursó la enseñanza primaria y


secundaria en su ciudad natal, y se graduó en 1867 como licenciado en Derecho
Canónico y Derecho Mercantil y Penal en la Real Universidad Literaria de La
Habana, donde se doctoró en 1868. Durante sus años de universitario fue profesor
en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y entre sus discípulos estuvo
José Martí.

El 1° de junio de 1868 contrajo nupcias en La Habana con doña Amalia


Betancourt y Salgado. Al poco tiempo, cuando comenzó la guerra por la
independencia cubana, se trasladó a islas las Bahamas y regresó a Cuba en la
famosa expedición del pailebote Galvanic, organizada por los insurgentes. Fue
elegido como delegado a la Asamblea Constituyente de 1869, en la que tuvo una
destacada actuación y fue uno de los redactores de la llamada Constitución de
Guáimaro, primera Constitución republicana de Cuba. Posteriormente fue miembro
de la Cámara de Representantes de la República en armas, y entre 1873 y 1876
viajó por diversos países de América y Europa para defender la causa de la
independencia cubana.

En 1876 se estableció en Costa Rica. El 6 de junio de ese año convalidó su


título de abogado ante la Corte Suprema de Justicia y abrió bufete. También
laboró como profesor en la Universidad de Santo Tomás, donde impartió, entre
otras, la asignatura de Derecho Romano. Entre sus alumnos estuvieron varios
futuros presidentes de la República, como don Ricardo Jiménez Oreamuno y don
Cleto González Víquez. Sobre ellos y otros muchos de sus estudiantes, Zambrana
tuvo una enorme influencia, como difusor de las ideas del liberalismo y el
positivismo. También fue profesor en el Instituto Nacional, estableció una
Academia de Ciencias Sociales para muchachos y señoritas, editó el semanario
literario Un Periódico Nuevo y trabajó en la redacción de varias leyes importantes,
entre ellas la de Sucesiones de 1881, que terminó con el viejo sistema castellano
de herederos forzoso y estableció la libre testamentifacción, y fue reproducida casi
íntegramente en el Código Civil de 1888, vigente aún hoy.

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El doctor Zambrana fue uno de los organizadores del Colegio de Abogados


de Costa Rica, inaugurado el 20 de agosto de 1881, y en ese año formó parte de
su primera junta directiva. Sin embargo, a causa de algunos de los conceptos que
expuso en un discurso pronunciado en el acto inaugural del Colegio, el presidente
don Tomás Guardia lo expulsó del país a principios de 1882. Se trasladó a
Nicaragua, de donde volvió poco después del fallecimiento de Guardia. En 1883
fue nombrado enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Costa Rica en
Nicaragua, cargo en cuyo desempeño firmó el tratado de límites Zambrana-
Álvarez, que no llegó a ser ratificado. En 1884 viajó a los Estados Unidos, como
comisionado de Nicaragua; después residió en México y finalmente regresó a
Cuba. Ingresó en el Partido Autonomista y fundó el periódico El Cubano, que
dirigió hasta 1887. Fue elegido como diputado a las Cortes españolas por el
Partido Autonomista, pero no pudo ejercer funciones como tal, ya que su
credencial fue anulada en razón de haber aceptado años atrás un cargo de otro
gobierno (el de ministro plenipotenciario de Costa Rica en Nicaragua) sin la previa
autorización del gobierno español. Volvió a Cuba en 1888, y allí ejerció como
abogado y colaboró en el periódico autonomista La Paz.

En marzo de 1891 volvió a radicarse en Costa Rica. En San José laboró


como profesor de segunda enseñanza, fue presidente de la Junta de Educación,
organizó la Sociedad de Seguros Nacionales, participó en la fundación del Ateneo
y otras actividades culturales e impartió lecciones en varias cátedras de la Escuela
de Derecho. Además ejerció su profesión en forma liberal, presidió el Colegio de
Abogados en 1902, y fue designado magistrado propietario de la Sala de Casación
para el período 1904-1908. Fue reelegido para el período 1908-1912, pero en
junio de 1911 renunció y abandonó definitivamente Costa Rica. Regresó a Cuba y
posteriormente residió en Colombia y en Ecuador. En este último país fue durante
un corto tiempo ministro plenipotenciario de Cuba. Volvió a su país natal en 1912 y
murió en La Habana el 27 de marzo de 1922, a los 75 años de edad.

Don Antonio fue colaborador de numerosos periódicos en Cuba, Costa Rica


y otros países. Publicó estudios de carácter jurídico y político y de crítica filosófica
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y también escribió numerosos ensayos, conferencias, discursos y críticas, así


como algunos poemas y cuentos. Entre sus obras cabe mencionar La República
de Cuba (1873), impresa en Nueva York (1873), y La cuestión de Cuba (1874) y El
negro Francisco (1875), impresas en Chile. En Costa Rica publicó los libros Ideas
de Estética, Literatura y Elocuencia (1896), La administración: un estudio (1897),
La poesía de la historia: miscelánea (1900), Estudios Jurídicos (1907) y El secreto
de oro (1911); en Ecuador una recopilación de textos suyos con el nombre de
Prensa y tribuna (1912), y en Cuba las obras Una visita a la metrópoli (1888),
Ignacio Agramonte (1913) y Voces de combate (1916). En forma póstuma
apareció en La Habana su obra Resplandores verbales (1937).

LAS LECCIONES DE DERECHO ROMANO DEL DOCTOR ZAMBRANA

El célebre intelectual cartaginés don Mario Sancho, quien ingresó a la


Escuela de Derecho en 1909, recordó en sus Memorias las lecciones de Derecho
Romano de don Antonio Zambrana, correspondientes a los últimos años del ilustre
profesor en Costa Rica:

“Las lecciones del doctor Zambrana, con todo y versar


sobre un Derecho Romano más literario que jurídico,
lograron interesarnos un poco más…” 18

En otro de sus escritos, don Mario recordó además que


“El doctor Zambrana también era muy corriente que se
saliera del programa para comentar el acontecimiento del día
o discutir los grados de inteligencia de los hombres del
momento, pero si vamos a decir verdad, a nosotros no nos
disgustaban esas digresiones por el campo de nuestra
política. Nos encantaba sobre todo oírle perorar de arte y
literatura, subrayando sus opiniones con gestos de olímpico

18
SANCHO, M., Memorias, 1ª. ed., San José, Editorial Costa Rica, 1961, p. 57.
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desdén o de arrebatado entusiasmo. ¡Qué admirable


facundia la suya! De Fray Luis de Granada se dijo que nunca
se apeaba del púlpito. De Zambrana podía decirse otro tanto:
hablaba siempre como teniendo debajo una tribuna. Sus
lecciones de Derecho Romano eran las mismas que corren
impresas en un folleto. Quien quiera saber si ellas agotaban
la materia no tiene más que leerlas.

Los más ambiciosos entre nosotros de conocer la


sabiduría jurídica de los romanos consultaban a Heineccio en
una traducción desechada en España por insuficiente hacía
más de medio siglo…” 19

En 1905 hubo un cruce de cartas entre Zambrana y el pedagogo español


don Valeriano Fernández Ferraz, quien en un artículo periodístico publicado el 27
de marzo se refirió a la necesidad de que los profesores y alumnos de Derecho
Romano supieran latín antes de que se impartiera el curso correspondiente.
Fernández Ferraz también criticó el uso en esa asignatura de la obra de Heineccio
(Johann Gottlieb Heinecke o Heineccius, jurista alemán del siglo XVIII) en su vieja
traducción española20. Como Zambrana era el titular de esa cátedra, en una carta
pública aparecida en La Prensa Libre el 2 de abril de ese año, le pidió a don
Valeriano que precisara si sus críticas podían condensarse diciendo “Sin que
profesor y alumnos posean el latín a fondo no pueden enseñar el uno y aprender
los otros el Derecho Romano” y añadió que “De cierto libro que usted menciona y

19
SANCHO, M., El doctor Ferraz, 2ª. ed., San José, EUNED, 2003, p. 35. De este párrafo parece
deducirse que el texto de las Lecciones de Zambrana, además de aparecer en la revista El Foro,
se publicó en algún momento como folleto impreso. No hemos podido encontrar ningún ejemplar
de esa supuesta publicación, ni otra referencia que la confirme.
20
Ibid., pp. 35-36. La obra de Heineccio más conocida en las universidades hispanoamericanas fue
Recitaciones del Derecho Civil según el orden de la Instituta, traducida al español por Luis de
Collantes y Bustamante y publicada por primera vez en Madrid en 1830 el primer tomo y en 1835 el
segundo. Se reimprimió muchas veces; en la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica
se conserva un ejemplar de una edición de 1875. El texto completo de esta obra (HEINECCIO, J.
G., Recitaciones del Derecho Civil según el orden de la Instituta, 3ª. ed., París, Librería de Garnier
Hermanos, 1888, 2 vols.), puede consultarse en
http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080006429_C/1080006429_C.html . Consultado el 20 de enero de
2012.
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21
de que hice uso en mis clases, trataremos después” . Fernández Ferraz
manifestó el 4 de abril, en otra carta pública, que en su artículo no había hablado
contra la enseñanza impartida por don Antonio y dio por terminado el asunto
manifestando:

“Yo entiendo que ni vamos a discutir, ni ese es el camino.


No hay, pues, “controversia” posible, amigo mío, sobre cosas
tan de clavo pasado como una preparación filosófica en
general, y particularmente de Derecho en los distintos ramos,
para estudiar la Filosofía del derecho, y un mediano
conocimiento del latín –nunca he dicho “poseer el latín a
fondo” –para enseñar o aprender, o dígase para estudiar
inteligentemente, positivamente, racionalmente, el Derecho
Romano.” 22

En 1907, el doctor Zambrana publicó en San José un volumen titulado


Estudios jurídicos, que contenía catorce ensayos sobre temas de Derecho, política
y otras materias afines, y en cuya parte final, en ciento doce páginas, se
consignaba además el texto de unas conferencias sobre Historia jurídica
impartidas en 1892, con el subtítulo Conferencias sobre Historia del Derecho en la
Escuela del ramo23. Una de ellas estaba dedicada al Derecho Romano y se
iniciaba con el siguiente párrafo:

“En Roma, tanto el Derecho Civil como el Político, tuvieron


un desarrollo singular. Allí encontramos la monarquía
moderada y la absoluta, la dictadura, la república
aristocrática y la popular: allí aparecen los tribunos de la
plebe; las tutelas, las herencias testadas e intestadas, todos

21
SANCHO, El doctor Ferraz, op.cit., pp. 36-37.
22
Ibid., pp. 37-38.
23
ZAMBRANA, A., Estudios jurídicos, 1ª. ed., San José, Imprenta Nacional, 1907. Las
Conferencias sobre Historia del Derecho se publicaron nuevamente en 2012 como obra
independiente (ZAMBRANA, A., Conferencias sobre Historia del Derecho en la Escuela del ramo,
1ª. ed., San José, ISOLMA, S. A., 2012).
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los contratos ya existentes en Grecia, reciben su completo


desenvolvimiento. Hay una literatura jurídica enorme y
admirable. Nace y llega a cabal desarrollo la ciencia del
jurisconsulto. Surge, bajo la influencia de la filosofía estoica,
la ciencia abstracta del Derecho. En la Roma pagana
encontramos aun los institutos de la beneficencia pública,
que los poco enterados creen una invención del Cristianismo.
En cuanto a la averiguación judicial, todo viene de allí: la
distinción entre la cuestión de hecho y la de Derecho, la
primera encargada a verdaderos jurados, la segunda a la
resolución del Magistrado, llamado así porque se sienta en
un estrado superior, magis strata; el Magistrado es quien dice
el Derecho, y de ahí la jurisdicción, desde entonces
diversificada en voluntaria y contenciosa. Las distinciones
entre la acción y la excepción, entre la deserción y la
rebeldía, entre los diversos medios de probar, -todo lo que
constituye la esencia de los procedimientos jurídicos de hoy,
aparece en Roma. Y no es solo eso lo que en esta materia
puede estudiarse con provecho, sino la evolución prodigiosa
en virtud de la cual el Derecho se desenvuelve y se
organiza.” 24

En 1908 el doctor Zambrana empezó a publicar por entregas, en la revista


jurídica mensual El Foro, el texto de las lecciones de Derecho Romano que
impartía en la Escuela de Derecho. La obra revela importante influencia del texto
de Derecho Romano de Heineccio, ya que trata prácticamente los mismos temas,
aunque de modo mucho más resumido; sigue su mismo orden de materias y
recoge varios de los comentarios del tratadista alemán. A pesar de tratarse de un
texto sintético, según lo expresado por el mismo Zambrana, en él se denota el
conocimiento que tenía de los temas tratados. Además, la obra da testimonio del
excelente dominio del idioma castellano que caracterizaba al maestro cubano,

24
Ibid., pp. 147-148.
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escritor de rico y elegido vocabulario y manifiesta habilidad para la exposición de


sus ideas.

La publicación se inició en agosto de 1908, con un texto relativo a las


obligaciones y los contratos, cuya segunda parte apareció en el ejemplar de
setiembre. La obra continuó en el número de octubre, con el capítulo
correspondiente a los procedimientos judiciales. Curiosamente, esos temas son
los últimos tratados en las Recitaciones de Heineccio, y no conocemos el motivo
por el cual Zambrana inició la publicación de su obra con estos capítulos que más
bien parecen destinados a cerrarla. Es posible que se haya tratado de un error de
la revista o del autor, aunque en tal hipótesis posiblemente se hubiera hecho
después alguna aclaración, lo que no ocurrió. En todo caso, después de ellos la
publicación se interrumpió, y no se reanudó sino hasta julio y agosto de 1909,
cuando aparecieron en El Foro una serie de textos que llevaba el título general de
Introducción histórica al estudio del Derecho Romano, y que contenía un resumen
del desarrollo del sistema jurídico romano en la época de la Monarquía, la de la
República y la del Imperio.

El número de El Foro correspondiente a agosto de 1909, además de incluir


la conclusión de la Introducción histórica, contenía el comienzo de la siguiente
parte de la obra, titulada Lecciones sintéticas de Derecho Romano. Esta
comprendía un total de seis capítulos, referidos el primero al Derecho en general
(agosto de 1909), el segundo al tema de las personas (agosto de 1909), el tercero
al Derecho de Familia (setiembre de 1909), el cuarto al de la tutela y la curatela
(setiembre de 1910), el quinto al de los derechos reales (marzo y abril de 1910) y
el sexto al de las sucesiones (mayo y julio de 1910). Como indicamos
anteriormente, lo lógico hubiera sido que a continuación aparecieran los referidos
a las obligaciones, los contratos y los procedimientos judiciales, en lugar de
haberse publicado en 1908, antes incluso que la Introducción.

Con el paso del tiempo y la utilización de nuevos textos para la enseñanza


del Derecho Romano en Costa Rica, fueron quedando en el olvido las Lecciones
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del doctor Zambrana, y lo mismo fue ocurriendo gradualmente con el autor mismo,
a pesar de sus invaluables aportes al desarrollo del pensamiento nacional y de
haber sido mentor de varias generaciones de abogados costarricenses.
Correspondió al distinguido periodista y escritor don Armando Vargas Araya, en
2006, rescatar la figura de este eminente jurista y pensador, en una copiosa y bien
documentada biografía titulada El Doctor Zambrana: padre y maestro de la
democracia republicana costarricense.

Hasta 2012, las obras del doctor Zambrana nunca habían sido reimpresas
en Costa Rica, a pesar de revestir un significativo interés histórico y filosófico y de
que su publicación y difusión podía contribuir al enriquecimiento de la formación
de estudiantes y profesionales en Derecho. Con ese convencimiento, con la
participación de varios profesores de Historia del Derecho de la Universidad de
Costa Rica se publicaron nuevamente en 2012 sus Conferencias sobre Historia
del Derecho en la Escuela del ramo y el texto de sus lecciones de Derecho
25
Romano , este último concordado por los suscritos con la normativa
costarricense de hoy, jurisprudencia y la doctrina civilista contenida en las obras
26
de don Alberto Brenes Córdoba (Tratado de los bienes , Tratado de las personas
27 28
y Tratado de las obligaciones y contratos ) y otros tratadistas nacionales, a fin
de que pueda ser de utilidad práctica como texto auxiliar en la asignatura
universitaria correspondiente.

CONCLUSIONES

El Derecho Romano fue durante muchos siglos la columna vertebral de la


formación de los abogados en todos los países cuyos ordenamientos derivaban

25
ZAMBRANA, A., Derecho Romano, 1ª. ed., San José, ISOLMA, S. A., 2012.
26
BRENES CÓRDOBA, A., Tratado de los bienes, 2ª. ed., San José, Imprenta Trejos Hermanos,
1927.
27
BRENES CÓRDOBA, A., Tratado de las personas, 1ª. ed., San José, Imprenta Trejos Hermanos,
1925.
28
BRENES CÓRDOBA, A., Tratado de las obligaciones y contratos, 2ª. ed., San José, Librería e
Imprenta Lehmann, 1936. En ediciones recientes esta obra se ha publicado en dos textos distintos,
con los títulos de Tratado de las obligaciones y Tratado de los contratos.
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del sistema de Derecho Común o sistema romano-canónico, como fue el caso de


Castilla y de los dominios de la Corona de Castilla en América.

En el caso de Costa Rica, si bien en los primeros años la enseñanza del


derecho se basó también en el Derecho Romano justinianeo, en la Universidad de
Santo Tomás la asignatura de Derecho Romano como parte de la carrera de
Derecho propiamente dicho solamente existió de modo ocasional e intermitente.
Fue en la época de la Escuela de Derecho dependiente del Colegio de Abogados
cuando la asignatura se incorporó de modo estable y definitivo al programa de
estudios de Leyes, especialmente gracias a la labor del jurisconsulto cubano don
Antonio Zambrana y Vázquez, quien tuvo a su cargo la cátedra de Derecho
Romano durante muchos años. El doctor Zambrana fue también autor del primer
texto de esta materia que se publicó en Costa Rica, mediante entregas en la
revista El Foro, entre 1908 y 1910.

La obra del doctor Zambrana, con el título de Derecho Romano, fue


publicada nuevamente en 2012. Es de esperar que el rescate de esta obra ayude
a reafirmar la importancia del Derecho Romano en la formación y en la cultura de
los abogados costarricenses.

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes impresas

BRENES CÓRDOBA, Alberto,

Tratado de las obligaciones y contratos, 2ª. ed., San José, Librería e


Imprenta Lehmann, 1936.

Tratado de las personas, 1ª. ed., San José, Imprenta Trejos Hermanos,
1925.
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GONZÁLEZ FLORES, Luis Felipe,

Evolución de la instrucción pública en Costa Rica, 1ª. ed., San José,


Editorial Costa Rica, 1978.

Historia de la influencia extranjera en el desenvolvimiento educacional y


científico de Costa Rica, 1ª. ed., San José, Editorial Costa Rica, 1976.

GONZÁLEZ VILLALOBOS, Paulino, La Universidad de Santo Tomás, 1ª. ed., San


José, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1989.

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Costa Rica, 1ª. ed., San José, Editorial Universitaria, 1955

SÁENZ CARBONELL, Jorge Francisco, Los sistemas normativos en la historia de


Costa Rica, 1ª. ed., San José, Editorial ISOLMA, S. A., 2007.

SÁENZ CARBONELL, Jorge Francisco, y MASÍS PINTO, Mauricio, Historia de la


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democracia republicana costarricense, 1ª. ed., San José, EUNED, 2006.

ZAMBRANA, Antonio,

Conferencias sobre Historia del Derecho en la Escuela del ramo, 1ª. ed.,
San José, ISOLMA, S. A., 2012

Derecho Romano, 1ª. ed., San José, ISOLMA, S. A., 2012.

Estudios jurídicos, 1ª. ed., San José, Imprenta Nacional, 1907.

Fuentes electrónicas

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http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080006429_C/1080006429_C.html . Consultado el
20 de enero de 2012.

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