¿Qué Es Investigar ?
¿Qué Es Investigar ?
¿Qué Es Investigar ?
¿Qué es “investigar”?
Reflexiones introductorias(*)
(*)
Elaborado por Diego Antonio Pineda R., Profesor Asociado Facultad de Filosofía Pontificia Universidad
Javeriana y Profesor de la Maestría en Docencia e Investigación Universitaria de la Universidad Sergio
Arboleda. No se puede reproducir sin autorización.
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Tal es el sentido general del término “investigación” según lo define el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua: “hacer diligencias para descubrir una cosa”.
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a. algo que se pretende averiguar: es decir, hay un problema que la investigación quiere
clarificar y ayudar a resolver (cuánto ha perdido su departamento a causa de la
corrupción en los últimos 10 años, cómo es la violencia intrafamiliar en los hogares
de una zona de alta violencia, el incremento del gasto militar en relación con el
presupuesto general de la nación en los últimos 16 años, cuáles son las necesidades
humanas básicas más pobremente satisfechas en un municipio del país, qué relación
existente entre ciertas expresiones físicas y ciertos estados de ánimo de los
perros).
b. un modo de averiguarlo: esto es, un método a través del cual se examina el problema,
el cual se compone a su vez de una serie de procedimientos y técnicas que permiten
determinar y someter a examen dicho problema (estudio de archivos y elaboración
de tablas estadísticas, recolección de historias y “narraciones en vivo” de los
protagonistas del fenómeno a ser estudiado, lectura y examen de diversidad de
documentos y análisis de porcentajes de participación, elaboración de un diagnóstico
de una población determinada, observación directa acompañada de descripciones
precisas e ilustraciones llamativas).
c. un motivo o razón para averiguarlo: por lo tanto, una finalidad que tiene el
investigador, que bien puede ser marcada por expectativas personales, o por
intereses institucionales o sociales más amplios (reducir la corrupción en una
administración departamental, encontrar caminos para enfrentar la violencia en el
ámbito familiar, someter a discusión el continuo incremento de la participación del
gasto militar en el presupuesto general de la nación, determinar las principales
necesidades insatisfechas de una comunidad y sugerir alternativas de solución,
hacernos conscientes de que los perros manifiestan ciertos estados de ánimo
mediante posturas físicas).
No pretendo afirmar que se trate, pues, de investigaciones completas, pero sí
que, por lo menos en un sentido general, hay aquí una investigación en ciernes y cada una
de las actividades analizadas puede marcar el camino por el cual llegamos a una
investigación más sistemática, pues en cada uno de estos casos se dan los tres elementos
básicos para que haya investigación: un problema a examinar, un método para examinarlo
y una finalidad a corto o largo plazo que se persigue con la investigación.
Hay, sin embargo, dos preguntas que a esta altura de nuestra reflexión nos
asaltan: (a) ¿para qué investigamos?, ¿qué es lo que logramos con ello?; y (b) ¿cuándo una
investigación puede ser llamada propiamente “científica”? Abordémoslas aunque sea de
un modo general.
Es claro que si la investigación no fuera más que una contemplación desinteresada
del mundo no pondríamos tanta atención ni gastaríamos tantas energías en ella. Si
investigamos, pues, es porque ello nos puede ayudar de algún modo a comprender mejor
y/o a comportarnos más racionalmente respecto de aquello que hemos sometido a
indagación.
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La investigación, entonces, nos lleva a establecer una nueva relación con el objeto
investigado por lo menos en dos puntos esenciales: por una parte, cambia nuestra
percepción de aquello que hemos investigado (la relación que un científico social
establece con un entorno que investiga es bien distinta de la del que se sitúa ingenua y
desapercibidamente en él, e incluso de la que él mismo tenía al comenzar su
investigación); por la otra, la realidad investigada también se encuentra
transformada, pues ahora hay en ella muchos menos aspectos indeterminados y están
también más claramente establecidas las relaciones entre los elementos que la
componen. Como bien dijera el filósofo norteamericano John Dewey:
La investigación es la transformación controlada o dirigida de una situación
indeterminada en otra que es tan determinada en sus distinciones y relaciones
constitutivas que convierte los elementos de la situación original en un todo
unificado 2.
Ahora bien -y con ello comenzamos a abordar nuestra segunda pregunta-, es
evidente que no toda investigación es necesariamente una investigación científica, esto
es, una investigación cuya finalidad principal es la de la producción de un conocimiento
nuevo. Para que ello se dé no basta con “recoger datos”3, o con relatar historias -así sea
en las propias voces de los protagonistas-, o con analizar estadísticas, o hacer
diagnósticos, observaciones y descripciones, por más precisas que ellas sean. Tales
actividades sólo alcanzan su verdadera relevancia cuando están claramente establecidos
los aspectos más fundamentales de una investigación: el problema a indagar, una
hipótesis de trabajo (es decir, una respuesta provisional al asunto que habremos de
confrontar con los datos, observaciones, historias, etc. que nos proponemos producir), un
método que articula coherentemente las actividades a realizar y un resultado que
esperamos alcanzar con el proceso a desarrollar. La investigación científica ha de ser,
pues, el ejercicio sistemático de “perseguir”4 metódicamente un problema mediante el
uso de diversas técnicas de observación, rastreo y registro, con el fin de adquirir y
ofrecer una comprensión integradora y compleja de un determinado asunto.
2
DEWEY, John: Lógica: teoría de la investigación, México, F. C. E., 1.950, p. 123.
3
Habría que decir que, en sentido estricto, los datos no se recogen, sino que se producen, y que la
observación es precisamente una operación activa de “producción de datos”. Al respecto, cfr. IBAÑEZ,
Jesús: Del algoritmo al sujeto, Madrid, Siglo XXI, 1.985, pp. 226 y ss.
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Conviene aquí recordar que el término “investigación” tiene su raíz en la palabra latina “vestigium” (huella,
pisada, vestigio), y que, por tanto, hace referencia a aquella actividad por la cual “persigo” o “sigo las
huellas” de algo. Investigar es, pues, “seguir la pista” o “seguir las huellas” de algo que deseo descubrir o
conocer. En tal sentido, una buena manera de introducirse en el sentido general de la investigación es la
lectura de ciertas historias policíacas -como las que tienen por protagonista a Sherlock Holmes-, en las
cuales el famoso detective emprende una investigación con el fin de encontrar a un criminal “siguiendo sus
huellas”.