Ensayo 1000 Palabras

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La postura sociocultural de la educación matemática

Y sus implicaciones en la escuela

Andrés Julián Taborda Serna

Entender que el aprendizaje de la matemática se fundamenta en la programación de procesos


flexibles y estructurados conforme a la realidad social y cultural que vive cada estudiante, es
un ejercicio pragmático que es directamente proporcional a la necesidad e importancia de la
misma matemática en la vida de cada persona, puesto que, para la mayoría de los estudiantes,
ésta ha sido catalogada como una tarea que se debe cumplir en la escuela, y no como una
actividad que repercute significativamente en lo que hacemos cotidianamente.

Ahora bien, si consideramos la idea de que la matemática en la escuela ha trascendido a una


actividad humana que resulta propiamente de las necesidades culturales y sociales que
existen en el medio donde se relacionan constantemente los educandos; se puede decir
entonces que, el aprendizaje de la matemática no requiere necesariamente de procesos
mentales que el individuo pueda llevar a cabo, sino que también requiere de factores
cotidianos y formales que repercuten en las acciones multiculturales de contextos específicos
en lo que se desenvuelve el sujeto.

Teniendo en cuenta que, la educación matemática debería conducir al estudiante a la


apropiación de los elementos de su cultura y a la construcción de significados socialmente
compartidos, desde luego sin dejar de lado los elementos de la cultura matemática universal
(Ministerio de Educación Nacional, 1998: 30), nos remite a pensar entonces que, el sentido
de las matemáticas en la escuela hoy en día es orientar a los estudiantes hacia la construcción
de experiencias prácticas a partir de los aspectos culturales que guardan profunda relación
con lo que acontece en su realidad (como lo es, la oportunidad de entender el lenguaje
matemático a medida que un estudiante se relaciona con sujetos que pertenecen a
comunidades diferentes en la cual se desenvuelve), con el fin de desarrollar en ellos una
mente más abierta, y un pensamiento más abstracto.

No obstante, hay que tener presente que elementos básicos de la matemática (como las
operaciones básicas, el cálculo, la estadística o la representación de figuras geométricas),
influyen constantemente en nuestro quehacer cotidiano, sin embargo, en ocasiones esto
tiende a ser desmeritado por el desconocimiento que tenemos a la hora de aplicar estos
procesos a lo que hacemos diariamente.

En este sentido, uno de los puntos fuertes que expone Hilbert Blanco Álvarez, en su artículo
(la postura sociocultural de las matemáticas y sus implicaciones en la escuela), tiene que ver
con los lineamientos curriculares y los estándares básicos de competencia, en los cuales se
invita a los maestros a pensar las matemáticas como un constructo social y humano:

Una nueva visión de las matemáticas como actividad humana, resultado de la actividad de
grupos culturales concretos (ubicados en una sociedad y en un periodo de tiempo
determinado) y, por tanto, como una disciplina en desarrollo, provisoria, contingente y en
constante cambio (Ministerio de Educación Nacional, 2006: 48).

Esto nos lleva a pensar que, a partir de un consentimiento cultural (del cual cada estudiante
está integrado o vinculado de manera directa), se puede guiar un proceso de transformación
y generalización de conceptos que influyen en las condiciones sociales de cada estudiante,
puesto que, la relación que guardan determina el papel que tome ésta en la vida de cada quien.

Por su parte, al considerar entonces que el papel de las matemática en la escuela va más allá
de que los estudiantes aprendan a contar, sumar, calcular y conocer fórmulas para el
desarrollo de ejercicios matemáticos, es necesario realizar transformaciones o
modificaciones en los currículos que se diseñan en los establecimiento educativos, puesto
que, cada institución debe asumir una postura metodológica que se atribuya a los
componentes esenciales de las demandas y exigencias sociales-culturales que guardan
profunda relación con elementos netamente existentes en el campo de las matemáticas, como
por ejemplo: la medición, la localización, la agrupación, entre otros.

En este orden de ideas, cabe indicar que para poder generar un aprendizaje en los estudiantes,
el docente al interior del aula debe recrear espacios de democracia, donde la participación
sea uno de los principios que constituyan el saber matemático, pues, es necesario que cada
uno de los estudiantes comparta su pensamiento acerca de la temática que se está
desarrollando, que discuta, debata e intercambie saberes con sus demás compañeros para que
haya un ambiente de construcción colectiva entorno a un aprendizaje matemático hablado en
un lenguaje que todos comprenden y entienden efectivamente.

Por otro lado, esta postura toma la clase de matemáticas y la institución como una
microsociedad, donde […] cada interacción entre sujetos individuales modificará a uno con
respecto al otro. Cada relación social constituye una totalidad en sí misma, que produce
caracteres nuevos y transforma al individuo en su estructura mental (Rocher, 1996: 20). Lo
que nos da a entender, que enseñar matemática requiere también de la creación de espacios
donde los estudiantes, al relacionarse con sus compañeros, compartir con ellos, y vivenciar
una misma realidad social de carácter general; logren fundir unas bases sólidas con relación
a lo que van a aprender y sus conocimientos previos.

A manera de conclusión, se puede decir que la enseñanza de las matemáticas en las escuelas
de hoy en día, requiere de acciones metodológicas y procedimientos asociados a las
condiciones de aprendizajes de los estudiantes, donde el docente diseñe situaciones
problemáticas, tomando en cuenta aspectos sociales y culturales de su entorno; privilegiando
de esta manera un ejercicio práctico y dinámico, en el cual cada uno de los estudiantes a partir
de la experiencia, y la relación con sus compañeros pueda construir colectivamente un
aprendizaje significativo, donde adquiera valores democráticos y respeto por las ideas
matemáticas del otro, y en el cual, de alguna manera u otra encuentre mayor vínculo de las
matemáticas con la vida cotidiana.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
Blanco Álvarez, Hilbert, “La postura sociocultural de la educación matemática y sus
implicaciones en la escuela”, Revista Educación y Pedagogía, Medellín, Universidad de
Antioquia, Facultad de Educación, vol. 23, núm. 59, enero-abril, 2011, pp. 59-66.

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