Los 33 Grados de La Masoneria Mas Explicacion
Los 33 Grados de La Masoneria Mas Explicacion
Los 33 Grados de La Masoneria Mas Explicacion
Un gran combate está por librarse pero tendrá lugar dentro de nosotros mismos. Es la Gran Batalla
que menciona el Bhagavad Gita y la Gran Guerra Santa de la que habla el Corán. El esfuerzo debe
ser hecho ahora por cada uno: es la Ley de la Vida.
Que representa esto? La dama rechaza al caballero arrodillado con un fuerte puntapié y él, en el
interiń , ha volcado su copa...
Ella es la Sabiduriá Tradicional, la Iniciación misma que rechaza al racionalista que se le acerca
henchido de soberbia y de saber profano.
El tiene un libro en la mano, al que sostiene con cuidado pues cree que su tesoro es la ciencia vulgar
y materialista pero ha desdeñado lo más valioso, volcando la copa que contiene el néctar de la
Sabiduriá Espiritual. Su orgullo y suficiencia lo pierden y descalifican. Cree saberlo todo y en
realidad lo ignora todo. Su humildad es fingida y aún cuando implora de rodillas él es bruscamente
rechazado. Nadie engaña a Dama Sabiduría y ella sabe que él ha derramado el nectar de la
inmortalidad, negándose a conocerse a sí mismo. Esto último le inspira mucho temor a tal sujeto
pues le horroriza enfrentarse a sús múltiples flaquezas. No es más que un usurpador burlado y que
se aferra a la letra que mata, rechazando e ignorando al espiŕ itu que vivifica.
Ignora este personaje que la materia es solo materia, pues él se halla prisionero de la ilusión, lo que
le impide iniciar el sendero de retorno a la verdadera patria del hombre. Los falsos valores
oscurecen su pensamiento y hacen sombrío su semblante. Rechaza la verdadera vida y acumula lo
que le hace morir, lo que le asfixia.
Que bien hariá este hombre en reflexionar las palabras que pronunció Sócrates en el mercado de
Atenas: “Cuantas cosas hay aquí que no preciso!”
Por ello es necesario desembarazarse, despojarse de los metales viles para entrar al Templo a buscar
el oro espiritual. Solo venciendo la codicia de bienes materiales, la avaricia sórdida se puede
transmutar en gloria espiritual. La verdadera y más elevada alquimia, es la que produce el oro
filosófico y no el oro vil. Esta Alquimia le es comunicada al disciṕ ulo digno cuando el Maestro lo
vé preparado para ello. Sin duda por esto es que los Grandes Maestros son comparados, en la
Tradición Esotérica, a montañas de oro que esclarecen al mundo entero. Pero su transmutación es
interior. La materia de sus cuerpos fiś ico y sutiles se torna primero materia gloriosa (Esha - o
Kalyani - Prakriti) y luego materia divina (Dalvi - Prakriti).
He aquí al pequeño idólatra fanático que se cree dueño de la verdad. El se aferra a sus creencias y
sectarismos sin querer ir más lejos. El solamente cree pero no sabe. Bueno seriá que supiera que
solo cree, en vez de tontamente, solo creer que sabe. Pues quien en realidad sabe, no necesita creer.
La creencia y la ignorancia son hermanas inseparables. Jamás comprenderá un ser tan limitado, ni
lo necio de sus dogmas ni tampoco que existen verdades y órdenes de la realidad más elevados y
que se le escapan completamente. Vive prisionero de su credo, como en una casa sin ventanas. La
sabiduriá y la Iniciación no se han hecho para él. Su actitud deforma su mente y lo torna esclavo de
los falsarios los que, revistiendo pretendida autoridad espiritual, solo aspiran en realidad al poder
temporal. Dejémosle en paz con sus falsas y limitadas doctrinas con las que pretende poseer la
verdad total y definitiva. Es un ciego que no quiere y no puede ver. Mal podriá apercibirse de los
signos que Dios ha puesto en el mundo, pues con Salustio cabe afirmar “El mundo es un objeto
simbólico”. De hecho es menester coincidir además con Jules Le Bêle en cuanto que cada objeto
manifestado es un signo natural y sensible de una verdad en el orden metafiś ico.
Pero nada de esto es para los idólatras fanáticos. Quien tiene demasiada fijación y confianza en sus
propias ideas, cualesquiera que éstas sean, está incapacitado para descubrir la verdad. Bien afirmaba
Antonio Porchia “Si yo fuera como una roca y no como una nube, mi pensar, que es como el viento,
me abandonariá ”.
Pero tal vez lo más terrible es lo que se representa claramente en este relieve de la Catedral de Metz.
Se trata de la idea pequeña y despreciable de Dios que tienen estos fanáticos. Su concepción es tan
grosera y mezquina que en realidad ya no adoran a un dios sino a un demonio. Ya lo dijo
magníficamente Jerónimo Savonarola, mártir de los fanáticos ignorantes, en estos versos
inmortales:
DIOS
“Dicen que no comprendo Tu Existencia, que el fuego de los réprobos me quema, que mi lengua sin
cesar blasfema
y que no entiendo la pálabra DIOS.
Dicen que no Te busco ni Te imploro Ni Tus Grandezas infinitas veo, Dicen que tengo el corazón
de ateo Y que mi labio te maldice. NO!
El Universo es el augusto templo donde te encuentra absorta la mirada, el Sol es una lámpara
colgada
que derrama su luz sobre Tu altar.
Eres la Voluntad Inquebrantable, el Bien Eterno, la Virtud Potente, de la Verdad inagotable fuente
porque eres la Razón Universal.
Eso no es Dios! El Dios en quien yo creo tener no puede la ambición del oro,
El Dios Bondad, el Dios a quien yo adoro No cambia Sus Bondades por metal!”