Palma, El Bien Común
Palma, El Bien Común
Palma, El Bien Común
INTRODUCCIÓN
1 La palabra bien tiene un sentido objetivo y universal, en tanto que el término valor posee un carácter más
subjetivo.
2 Cfr. GS, n. 36.
3 Cfr. PT: AAS 55 (1963) 259.
4 Cfr. RH, n. 16.
5 Cfr. PT: AAS 55 (1963) 265 ss; JUAN PABLO II, Enc. Dives in misericordia (30-XI-1980)12: AAS 72 (1980) 1215; LC, n. 3, 4, 26, 57:
AAS 79 (1987) 556 ss. 564 ss. 578.
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BIEN COMÚN
Para muchos autores6 el principio del Bien Común es la clave de la doctrina social de
la Iglesia; subordinado a dos realidades: una trascendente y mediata, Dios; otra inmanente e
inmediata, la persona humana. Si la dignidad de la persona humana es el centro de las
enseñanzas, este principio es el gozne sobre el que gira la concepción de la vida social del
hombre.
A. Naturaleza7
“Por Bien Común se ha de entender el conjunto de aquellas condiciones
de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros
conseguir más plena y fácilmente su propia perfección. […] afecta a la
vida de todos. Exige la prudencia por parte de cada uno, y más aun por la de
aquellos que ejercen la autoridad”8.
- conjunto de condiciones de la vida social: estructuras, libertad, orden, seguridad,
educación, empleo, salud (perfeccionamiento físico y espiritual), justicia, familia,
vivienda, religión (el hombre tiene una dimensión sobrenatural que es preciso
desarrollar);
- asociaciones y cada uno de sus miembros: integrantes de la sociedad agrupados o
individualmente;
- logro de su propia perfección: plenitud de las potencias.
6 Cfr. J.L.GUTIERREZ GARCIA, Conceptos fundamentales en la Doctrina Social de la Iglesia, Cent. Est. Soc. Valle de los Caídos (Madrid
1971); J.M.AUBERT, Moral social para nuestro tiempo, Herder (Barcelona 1973).
7 Lectura: GS Parte 1ª, cap. 2, parr. 26; PT, n. 53-39; Documento de Puebla, parr. 317; CIC, n. 1905-1912.
8 CIC, n. 1906; cfr. GS, n. 26,1; 74, 1; cfr. MM, n.65; cf. PIO XII, Radiomensaje Navidad 1942 Con sempre nuova (24-XII-1942): AAS 35
(1943) 13.
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1. Es objetivo
Es uno de los principios que rigen la vida social que es preciso tener siempre presente.
Es también uno de los conceptos más desgastados y ambiguos, pues se lo confunde con
bienestar, o calidad de vida -visión ampliada del bienestar-. Pero estos conceptos centran el
fin de la sociedad en el individuo autónomo y nada tienen que ver con el concepto de Bien
Común.
9 CIC, n. 1907.
10 CIC, n. 1908.
11 CIC, n. 1909.
12 PT, n. 55.
13 CIC, n. 1906-9 y 1912.
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En cuanto a la subordinación a las exigencias del Bien Común, las personas “deben
proceder necesariamente sin quebranto alguno del orden moral y del derecho establecido,
procurando armonizar sus derechos y sus intereses con los derechos y los intereses de las
demás categorías económicas profesionales, y subordinar los unos y los otros a las exigencias
del Bien Común”14, “aunque en grados diversos, según las categorías, méritos y condiciones
de cada ciudadano. Por este motivo, los gobernantes han de orientar sus esfuerzos a que el
Bien Común redunde en provecho de todos, sin preferencia alguna por persona o grupo social
determinado [...]. No se puede permitir en modo alguno que la autoridad civil sirva al interés
de unos pocos, porque está constituida para el Bien Común de todos. Sin embargo, razones de
justicia y de equidad pueden exigir, a veces, que los hombres de gobierno tengan especial
cuidado de los ciudadanos más débiles, que pueden hallarse en condiciones de inferioridad,
para defender sus propios derechos y asegurar sus legítimos intereses”15. “Todo grupo social
debe tener en cuenta las necesidades y las legítimas aspiraciones de los demás grupos”16.
“La persona [...] se ordena al Bien Común, porque la sociedad, a su vez, está ordenada
a la persona y a su bien, estando ambas subordinadas al bien supremo, que es Dios”17.
La sociedad se ordena a la persona, “en consecuencia, el bien de la persona está por
encima (es la razón de ser) del Bien Común. Pero el hombre, como individuo, se ordena al
Bien Común: el Bien Común está por encima del bien individual. El bien de la persona no se
alcanza sino en su trascenderse en la búsqueda del Bien Común”18.
Sencillamente, no pueden oponerse Bien Común y bien de la persona: la persona que
se cierra en su individualidad frustra su propio bien, a la par que frustra la posibilidad de la
consecución del bien de los demás.
“El Bien Común de un grupo social es pues el fin común por el cual los integrantes de
una sociedad se han constituido y relacionado en ella. Ese Bien Común tiene como
característica distintiva el hecho de que por su propia naturaleza es esencialmente participable
y comunicable a los integrantes del grupo social”19.
14 MM, n. 147.
15 PT, n. 56.
16 GS, n. 26.
17 IBÁÑEZ LANGLOIS, JOSÉ MIGUEL, o.c., p. 86.
18 Ibídem.
19 ZANOTTI GABRIEL, Economía de Mercado y Doctrina Social de la Iglesia, Edit El Belgrano, p. 22.
20 PT, n. 57.
21 MM, n. 19.
22 Cfr. PT, n. 59.
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5. Obliga al Estado
“La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el Bien Común. De
donde se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la naturaleza del
propio Bien Común y ajustando al mismo tiempo sus normas jurídicas a la situación real de
las circunstancias”23.
Siendo superior al interés privado, es inseparable del bien de la persona humana,
comprometiendo a los poderes públicos a reconocer, respetar, acomodar, tutelar y promover
los derechos humanos y a hacer más fácil el cumplimiento de las respectivas obligaciones. Por
consiguiente, la realización del Bien Común puede considerarse la razón misma de ser de los
poderes públicos, los que están obligados a llevarlo a cabo en provecho de todos los
ciudadanos y de todo hombre -considerado en su dimensión terrena-temporal y trascendente-
respetando una justa jerarquía de valores, y los postulados de las circunstancias históricas24.
“Si toda comunidad humana posee un Bien Común que la configura en cuanto tal, la
realización más completa de este Bien Común se verifica en la comunidad política.
Corresponde al Estado defender y promover el Bien Común de la sociedad civil, de los
ciudadanos y de las instituciones intermedias”25.
Ha de ser considerado como un valor de servicio y de organización de la vida social,
del nuevo orden de la convivencia humana. Pero no sólo el Estado debe aportar las
condiciones, es tarea de todos.
Caben dos extremos:
-el Estado “providencia” que se encarga de todo, peca por exceso. Se busca el
perfeccionamiento del hombre, pero éste ha de poner de su parte. Si el Estado impone las
condiciones coarta la libertad individual.
-el Estado liberal en el que cada uno se ocupa de sí mismo, peca por defecto.
6. Obliga al ciudadano
“Todos los individuos y grupos intermedios tienen el deber de prestar su colaboración
personal al Bien Común. De donde se sigue la conclusión fundamental de que todos ellos han
de acomodar sus intereses a las necesidades de los demás, y deben enderezar sus prestaciones
en bienes o servicios al fin que los gobernantes han establecido, según normas de justicia y
respetando los procedimientos y límites fijados por el gobierno”26.
Actualmente al no afrontarse con frecuencia los problemas sociales “según criterios de
justicia y moralidad”, sino de acuerdo con criterios económicos e ideológicos, “se está
perdiendo en la sociedad la capacidad de decidir según el Bien Común; y esto está
provocando, en el individuo, una creciente incapacidad para encuadrar los intereses
particulares en una visión coherente del Bien Común”27.
23 PT, n. 54.
24 Cfr. PT: AAS 55 (1963) 272.
25 CIC, n. 1910.
26 PT, n. 53.
27 CA, n. 47.
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28 GS, n. 75
29 Pío XI, Firmissimam constantiam, n. 22.
Pbro Dr. JORGE A. PALMA BIEN COMÚN 7
30 J. Maritain, La persona y el Bien Común, Club de Lectores (Buenos Aires 1968), p.69-70
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obligación de buscar el bien posible al legislar. "Un político cristiano no puede - hoy menos
que nunca - aumentar las tensiones sociales internas, dramatizándolas, descuidando lo
positivo y dejando perderse la recta visión de lo racionalmente posible"31.
El relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea
pone con frecuencia a los políticos ante difíciles problemas de conciencia. “Un problema
concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase
determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de
abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de
votación. […]. En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente
una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición al aborto sea clara y notoria a
todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa
ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad
pública”32.
36 CA, n. 34.
37 CIC, n. 1911
38 CA, n. 15.
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39 CA, n. 13
40 GS, n. 30
41 San Josemaría Escrivá, Carta, 16-VII-1933, n. 15.
42 Cfr. GS, n. 74; CA, n. 44.