Positivismo en América Latina

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HERENCIAS DEJADAS POR EL POSITIVISMO EN AMÉRICA LATINA

Analis Carrizales

INTRODUCCIÓN

En América Latina, existían miles de pensamientos autóctonos de cada región,


cosmogonías, cosmologías y organizaciones sociales que hacían ver a unas culturas más
progresistas que otras, sin embargo, se comienza a hablar de filosofías o de corrientes
filosóficas, a partir de 1492 con la llegada de los colonizadores, quienes traían sus ideas europeas
y a la vez la posibilidad de transferencia de pensamientos y conocimientos entre ambas tierras.
Muchos de esos pensamientos sirvieron como base para generar algunas ideologías sui generis,
como es el caso del Positivismo que llega a América de manera novedosa y fue adaptado a todas
las condiciones sociales que se vivían en aquella época, convirtiéndose en la fuente de grandes
pensadores latinoamericanos que siempre estaban atentos a las producciones europeas y a los
acontecimientos que ocurrían en el viejo continente.

EL POSITIVISMO COMO IDEOLOGÍA TRANSVERSAL

El Positivismo fue un pensamiento que actuó en la filosofía, las ciencias, la educación,


en el arte, la religión, en el área jurídica y en la educación, en la segunda mitad del Siglo XIX.
Comienza en Europa con Comte, quién definió la evolución histórica del conocimiento,
explicando que se dividió en tres períodos: El primero en donde todas las causas de las cosas y
saberes del hombre derivaban en Dios; el segundo donde las causas de las cosas eran atribuidas
a la Metafísica y el tercero, en la que se encontraban en donde no importaba cuál era el origen
ni se basaba en entidades trascendentales, sino que veía las manifestaciones de los fenómenos
y cómo suceden sin darle importancia al “por qué” suceden, sino indagando en el “para qué”,
en su utilidad.

Luego, Spencer toma de la teoría Comtiana varias proposiciones y explica una evolución
social desde el punto de vista filosófico lo que lleva con el pasar de los años a un
Socialdarwinismo en la cual se afirma que existen sociedades superiores a otras. Esas ideas no
fueron tomadas en la América Latina de la misma manera que en Europa, puesto que tenían
diferentes circunstancias y el positivismo representaba un avance a la era que se vivía, por lo
tanto influyó en el aspecto filosófico, político, ideológico y cultural desde la segunda mitad del
Siglo XIX hasta la primera década del Siglo XX.

El positivismo era la aspiración filosófica de la burguesía latinoamericana que comienza


a abrirse espacios dentro del continente y de las naciones, para estimular el progreso. Con ese
sentido de cientificidad y confiando ciegamente en los resultados de las ciencias, en los hechos
y en lo que es observable y comprobable; es por ello que habla de un ideal no sólo filosófico,
sino también político de esos burgueses que buscaban reformas estructurales de la sociedad
colonial.
OCASO DEL POSTIVISMO EN LATINOAMÉRICA

A comienzos del siglo XX, las grandes inversiones en América Latina provenientes del
mercado europeo van desapareciendo, sobre todo con la llegada del capital norte-americano,
la invasión de ellos y la apropiación de la mitad de las tierras mexicanas con la excusa de
defender la soberanía de Texas que ya se había independizado y luego integrado a los Estados
Unidos de América; la salida de la inversión de alemanes e ingleses y la presencia cada vez más
fuerte de trasnacionales norte-americanas en América Latina. Con todo ello, ya el positivismo
no era algo que calaba en todas las mentes, se fue acabando la fuerza que tenía la burguesía
positivista en los sectores políticos y comienzan a hacer alianzas con los capitales extranjeros,
ya no se veía como un progreso seguir el positivismo.

Como consecuencia de ello, la burguesía comienza a buscar el progreso en otros tipos


de filosofía; hacia los primeros 30 años del siglo XX hay una serie de escuelas filosóficas que
entran a América Latina, no tan progresistas como había sido el positivismo, sino que son más
asociadas a las ramas políticas e ideológicas que defendían los burgueses en esas alianzas de
clases con los capitales extranjeros. La sociedad entonces comienza a dar un giro hacia las
posiciones antiracionalistas y anticientificistas de la Filosofía, aquí los principales pensadores
(teniendo en cuenta las diversidad de corrientes filosóficas que va entrando en América)
comienzan a ponerse directamente en contra del positivismo por faltar temas como la
espiritualidad, del hombre, el sentido de la vida, los valores y de igual manera, dejar un vacío en
los problemas tradicionales de la filosofía como los ontológicos y gnoseológicos; así va a
agarrando más fuerza ese movimiento antipositivista, criticando a Spencer y a Comte, desde la
desvinculación de la filosofía de su concepción de investigación científica, de la problemática
gnoseológica, del método del conocimiento y del aporte que hace ésta a la ciencia, por ejemplo
desde sus aportes al método científico.

DESPUÉS DEL POSITIVISMO

Hay toda una oleada Neopositivista, como la que presenta Bertrand Russell, que reduce
el objeto de la filosofía al análisis lógico del lenguaje, de las palabras, de los conceptos. Estos
pensamientos filosóficos contemporáneos son anticientífico, porque van dejando de ver la
importancia de la relación sujeto-objeto en la conformación del conocimiento, en la
conformación de la ciencia y en el avance de toda teoría científica. Este ataque frontal ante el
positivismo, se percibe como una posición irracionalista, ya que no reconoce la objetividad del
mundo material y del mundo del conocimiento, hace verlo como una tendencia idealista
subjetiva sobre todas las cosas en el terreno de la filosofía de las ciencias que es muy
representativa en ese período.

Tanto Spencer como Comte, hablaban de la “evolución gradual de la sociedad”, sin


embargo el segundo usa este término para referirse a la evolución del hombre en cuanto a las
relaciones sociales que los mueven; se quiere poner mayor relevancia en la espiritualidad,
considerar que el individuo puede ir progresando a través de la espiritualidad, reformando y
cambiando, es más común hablar del hombre espiritual que del hombre social. El individuo
puede ir progresando su YO, desde la espiritualidad, esto lo plantea el existencialismo que nace
a mediados del siglo XX y habla de la existencia del hombre, poniendo dos tipos de existencia,
la auténtica y la inauténtica, la primera se da cuando el hombre está apartado de todo el
conjunto de las relaciones sociales, se libera de las cadenas y pasa a una vida plena auténtica y
la segunda es el hombre imbuido en las relaciones sociales, en procesos de actividades sociales.
Al analizar al hombre a lo individual, se está estudiando al hombre a partir de las mismas leyes
de la naturaleza, no se puede definir la sociedad, la materialidad el hombre social, porqué el
hombre es social y la actuación racional del hombre en el mundo

El Darwinismo social está presente no sólo en el Positivismo, sino en todas las corrientes
filosóficas que surgieron después de ella, al hablar de espiritualidad individual, se está
estudiando al hombre a partir de las mismas leyes de la naturaleza, hay una incapacidad para
definir qué es la sociedad, porqué el hombre es social y la actuación racional del hombre en el
mundo, por eso en esta etapa hay una cantidad de obras fundamentales como la del mexicano
Antonio Caso, donde ve los grandes problemas de la sociedad y de la industrialización en los
individuos y no en la sociedad, como si el individuo fuera el culpable de los males sociales.

De igual manera, llega una teoría nueva de Francia planteada por Henry Bergson,
llamada Intuicionismo, donde el hombre conoce a través de sus intuiciones y puede tomar por
cierto lo que intuye. Luego la filosofía de Spengler, que se da a partir de la segunda guerra
mundial, propuesta en su libro la decadencia de occidente, en donde determina que una
sociedad tiene cuatro etapas de vida: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como
si se hablara del ciclo vital de un ser vivo, que cuenta con un comienzo y un fin determinado.

Todo esto trajo una serie de paradigmas del conocimiento científico en los primeros
años del siglo XX, que reducen la concepción de la verdad al consenso, a la utilidad, a la
concepción de lo que la verdad es lo que se habla; una serie de corrientes irracionales que van
en contra de la perspectiva y la objetividad, no se puede separar al mundo que rodea al hombre,
de él, porque allí es donde está la fuente del conocimiento. El hombre debe aprehender los
objetos para hacerse dueño del conocimiento

Otra visión a este movimiento la da el autor Francisco Romero plantea que “el
positivismo fue tan dañino para América Latina, que no nos permitió comprender el desarrollo
posterior de la filosofía latinoamericana“, hay una discontinuidad entre el positivismo y lo que
se desarrolla después. El positivismo nos permite comprender la direccionalidad del
pensamiento filosófico, es una muestra de que como un momento histórico filosófico es capaz
de subestimar lo valioso del positivismo para entender el nuevo momento histórico, sobretodo
europeas.

CONCLUSIONES

El Positivismo trajo en su momento, una visión de sociedad progresista a toda la


burguesía latinoamericana que acreditaba en ella, sin embargo al pasar de los años y evidenciar
el poco progreso que esta significaba, se dió paso a corrientes filosóficas no tan científicas, ya
que desligaban el objeto del sujeto, es decir, posiciones antiracionalistas y anticientificistas de
la Filosofía.

El movimiento del proceso de conocimiento y el movimiento epistemológico, en la que


el objeto del conocimiento no es una construcción mental, sino que es objetivo y debe
incorporarlo en un proceso de interacción con el mundo, permiten construir certezas. No se
puede hablar de ciencia si no se parte de la objetividad del conocimiento, lo que presupone que
el hombre es capaz de interactuar y de conocer paulatinamente el mundo, porque establece
una interacción de cambio constante con el mundo.

Por todo ello, es posible decir que todas esas corriente Neopositivistas representaban
un ataque frontal y directo al positivismo, tomando una posición irracionalista, que no reconoce
la objetividad del mundo material, ni la del mundo del conocimiento.

BIBLIOGRAFÍA

.- Gómez Pardo, Rafael. (2006). El positivismo en América Latina en la era de la globalización


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Cuba. Editorial Ciencias Sociales.

.- Jiménez Hurtado, J.L. (2008). Las ideas positivistas en la América Latina del Siglo XIX. Via Uris
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- Ponce, L. (2018). La problemática axiológica en el pensamiento de Risieri Frondizi (Trabajo de


Pregrado). Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Santa Clara, Cuba.

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