Positivismo en América Latina
Positivismo en América Latina
Positivismo en América Latina
Analis Carrizales
INTRODUCCIÓN
Luego, Spencer toma de la teoría Comtiana varias proposiciones y explica una evolución
social desde el punto de vista filosófico lo que lleva con el pasar de los años a un
Socialdarwinismo en la cual se afirma que existen sociedades superiores a otras. Esas ideas no
fueron tomadas en la América Latina de la misma manera que en Europa, puesto que tenían
diferentes circunstancias y el positivismo representaba un avance a la era que se vivía, por lo
tanto influyó en el aspecto filosófico, político, ideológico y cultural desde la segunda mitad del
Siglo XIX hasta la primera década del Siglo XX.
A comienzos del siglo XX, las grandes inversiones en América Latina provenientes del
mercado europeo van desapareciendo, sobre todo con la llegada del capital norte-americano,
la invasión de ellos y la apropiación de la mitad de las tierras mexicanas con la excusa de
defender la soberanía de Texas que ya se había independizado y luego integrado a los Estados
Unidos de América; la salida de la inversión de alemanes e ingleses y la presencia cada vez más
fuerte de trasnacionales norte-americanas en América Latina. Con todo ello, ya el positivismo
no era algo que calaba en todas las mentes, se fue acabando la fuerza que tenía la burguesía
positivista en los sectores políticos y comienzan a hacer alianzas con los capitales extranjeros,
ya no se veía como un progreso seguir el positivismo.
Hay toda una oleada Neopositivista, como la que presenta Bertrand Russell, que reduce
el objeto de la filosofía al análisis lógico del lenguaje, de las palabras, de los conceptos. Estos
pensamientos filosóficos contemporáneos son anticientífico, porque van dejando de ver la
importancia de la relación sujeto-objeto en la conformación del conocimiento, en la
conformación de la ciencia y en el avance de toda teoría científica. Este ataque frontal ante el
positivismo, se percibe como una posición irracionalista, ya que no reconoce la objetividad del
mundo material y del mundo del conocimiento, hace verlo como una tendencia idealista
subjetiva sobre todas las cosas en el terreno de la filosofía de las ciencias que es muy
representativa en ese período.
El Darwinismo social está presente no sólo en el Positivismo, sino en todas las corrientes
filosóficas que surgieron después de ella, al hablar de espiritualidad individual, se está
estudiando al hombre a partir de las mismas leyes de la naturaleza, hay una incapacidad para
definir qué es la sociedad, porqué el hombre es social y la actuación racional del hombre en el
mundo, por eso en esta etapa hay una cantidad de obras fundamentales como la del mexicano
Antonio Caso, donde ve los grandes problemas de la sociedad y de la industrialización en los
individuos y no en la sociedad, como si el individuo fuera el culpable de los males sociales.
De igual manera, llega una teoría nueva de Francia planteada por Henry Bergson,
llamada Intuicionismo, donde el hombre conoce a través de sus intuiciones y puede tomar por
cierto lo que intuye. Luego la filosofía de Spengler, que se da a partir de la segunda guerra
mundial, propuesta en su libro la decadencia de occidente, en donde determina que una
sociedad tiene cuatro etapas de vida: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como
si se hablara del ciclo vital de un ser vivo, que cuenta con un comienzo y un fin determinado.
Todo esto trajo una serie de paradigmas del conocimiento científico en los primeros
años del siglo XX, que reducen la concepción de la verdad al consenso, a la utilidad, a la
concepción de lo que la verdad es lo que se habla; una serie de corrientes irracionales que van
en contra de la perspectiva y la objetividad, no se puede separar al mundo que rodea al hombre,
de él, porque allí es donde está la fuente del conocimiento. El hombre debe aprehender los
objetos para hacerse dueño del conocimiento
Otra visión a este movimiento la da el autor Francisco Romero plantea que “el
positivismo fue tan dañino para América Latina, que no nos permitió comprender el desarrollo
posterior de la filosofía latinoamericana“, hay una discontinuidad entre el positivismo y lo que
se desarrolla después. El positivismo nos permite comprender la direccionalidad del
pensamiento filosófico, es una muestra de que como un momento histórico filosófico es capaz
de subestimar lo valioso del positivismo para entender el nuevo momento histórico, sobretodo
europeas.
CONCLUSIONES
Por todo ello, es posible decir que todas esas corriente Neopositivistas representaban
un ataque frontal y directo al positivismo, tomando una posición irracionalista, que no reconoce
la objetividad del mundo material, ni la del mundo del conocimiento.
BIBLIOGRAFÍA
.- Jiménez Hurtado, J.L. (2008). Las ideas positivistas en la América Latina del Siglo XIX. Via Uris
(Número 5). Pp 91-102.
.- Mejías, María Luz. (2019). Aulas expositivas. Filosofía Latinoamericana. Universidad Federal
de la Integración Latinoamericana. Foz do Iguaçu, Brasil.