De La Restauracion Del Catecumenado en e
De La Restauracion Del Catecumenado en e
De La Restauracion Del Catecumenado en e
SUMARIO
Introducción................................................................................................................................
1. Razones de un redescubrimiento
2. Catecumenado e iniciación cristiana
A) TIEMPOS:
B) GRADOS:
A) ETAPAS:
1. Etapa Kerigmática
2. Etapa del Precatecumenado
3. Etapa de paso Neocatecumenado
4. Etapa del Neocatecumenado
5. Etapa de la Elección
6. Etapa del Neofitado
a) Rito de la Entrega de la
Liturgia de las Horas
b) Rito la Traditio Symboli
c) Rito de la Redditio Symboli
d) Rito de la Entrega del Padrenuestro
a) Dimensión histórico-salvífica
b) Dimensión cristológica 242
c) Dimensión trinitaria 245
d) Dimensión pneumatológica 247
e) Dimensión eclesiológica 253
f) Dimensión mariológica 258
g) Dimensión litúrgico-sacramental 261
h) Dimensión moral 264
i) Dimensión antropológica 270
j) Dimensión social 277
k) Dimensión escatológica 280
SIGLAS.....................................................................................................................................
..
Introducción
2
Cf. M. DUJARIER, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao 1986; C. FLORISTÁN, Para comprender el
catecumenado, Estella 1989; RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en los Padres,
Salamanca 1988.
3
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Una forma de renovación del catecumenado: el Camino
Neocatecumenal (evolución, análisis, valoración), Universidad Pontificia de Salamanca 2005; ID., El Camino
Neocatecumenal: Un catecumenado parroquial, Salamanca 2007 (2ª ed.).
4
Cf. JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, Estella 1986; D. BOROBIO, Catecumenado para la
evangelización, Madrid 1997; ID., Catecumenado e iniciación cristiana, Barcelona 2007.
5
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Catecumenado y comunidad cristiana en el Episcopado español (1964-
2006), Universidad Pontificia de Salamanca 2006.
permite descubrir que la conciencia de los temas en el transcurso del devenir
histórico reclama necesariamente el paso del tiempo para la maduración
imprescindible de las realidades eclesiales y de las mismas proclamaciones
conciliares.
7
Cf. Neocatechumenale iter Statuta, Bilbao 2002, p. 23.
El 16 de abril de 1962, seis meses antes de inaugurarse el Concilio 8,
promulgaba la Sagrada Congregación de Ritos el Decreto mediante el cual se
instauraba un nuevo Ordo Baptismi adultorum9, y se restauraba el Rito
Bautismal Per Gradus, repartido en diversas etapas según la antigua tradición
de la Iglesia.
La Constitución sobre la Sda. Liturgia pedía, dos años más tarde 10, para el
bautismo de adultos, una vuelta al camino catecumenal por etapas y santificado
por ritos, que desembocase en los sacramentos de la iniciación. Era una
innovación sin precedentes por lo menos, en diez siglos en la pastoral de
iniciación de la Iglesia. Una innovación que suponía una vuelta a la edad de oro
de la Iglesia catecumenal. Volvía a tener carta de ciudadanía en la Iglesia el
concepto de una iniciación previa a los sacramentos, que avanza por etapas y es
consagrada por ritos.
9
Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus. Cfr. AAS, 30 de mayo, 54 (1962), pp.
310-338. Para un estudio en profundidad de este Ritual, ver A. LAURENTIN-M. DIJARIER, El
Catecumenado: fuentes neotestamentarias y patristicas. La reforma del Vaticano II, Bilbao 2002, pp. 383-546.
10
La votación final y la promulgación de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia tuvo lugar el 4-XII- 1963, al
finalizar la 2ª Etapa conciliar. El 25 de Enero de 1964, por el motu propio Sacram liturgiam, se ponía en vigor la
Constitución y se creaba un Consejo para ejecutar su aplicación.
11
La ceremonia solemne de clausura del Concilio ecuménico, al aire libre, tuvo lugar en la plaza de San Pedro
el 8 de Diciembre de 1965.
12
Como presidente del Coetus XXII fue elegido el profesor B. FISCHER, quien, en la segunda fase de los
trabajos de la preparación del OICA, pidió a J. CELLIER presidirlos, como secretario, más directamente
encargado del OICA, se pidió la colaboración del P. L. LIGIER, S.J., profesor de la Facultad de Teología de la
Universidad Gregoriana. Cfr. A. BUGNINI, La Riforma Liturgica (1948-1975), (Roma 1983), p. 570, Nota 1.
La versión castellana de esta obra lleva por título La reforma de la Liturgia 1948-1975 (Madrid 1999).
13
Cfr. Ordo initiationis christianae adultorum, (Roma 1972). Citamos este Ritual en su versión latina con las
siglas OICA.
de los catecumenados de la Iglesia primitiva, y de ensayos y experiencias en el
campo catequético y misional. "Unas líneas de trabajo -afirma M. Dujarier-
fueron propuestas por las comisiones competentes después de las consultas a las
Iglesias. El Consilium de Liturgia redactó primeramente en 1966 un proyecto de
Ritual, transmitido a diversas Iglesias del mundo para ser experimentado.
Después del examen de las respuestas, se formuló otro proyecto y fue
comunicado en 1969 para obtener observaciones y sugerencias más abundantes.
Y, a partir de las respuestas enviadas a este segundo proyecto fue cuando se
redactó el nuevo Ritual de la iniciación cristiana de adultos"14.
14
El autor presenta una abundante bibliografía sobre el Catecumenado en general y de estudios particulares que
estuvieron en la base de los expertos encargados de hacer realidad su restauración tal y como pedía el Concilio
(SC nº 64). Cfr. Breve Historia del Catecumenado (Bilbao 1986), pp. 125-132.
15
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, (Estela 1989), pp. 108-114. D. BOROBIO,
“Catecumenado”, en: C. FLORISTÁN- J.J. TAMAYO (eds.), Conceptos fundamentales de la pastoral (Madrid
1983), pp. 99-120; ID., Catecumenado para la evangelización (Madrid 1997).
16
Sobre la historia de la renovación en Francia: Vers un catécheménat d´adultes, en Documentation
catéchistique nº 37 (jul. 1957) que fue revisado y desarrollado en Problèmes du catéchumenat, suplemento de
Catéchèse, París, 1961.- Cfr. VERNETTE, J. y BOURGEOIS, H.: Seront-ils chrétiens, (París, Chalet, 1975);
Más recientemente para una memoria del camino recorrido, ver PASCAL THOMAS, Pour une mémoire
catéchuménale. Petite histoire du catéchuménat francais (París 1992).
17
Para J. LÓPEZ-GAY, "dentro del campo misionero, quizás sea AFRICA donde la adaptación litúrgica del
Catecumenado se va desarrollando en una forma más orgánica, alcanzando metas precisas. En parte se debe a la
tradición catequética puesta en marcha por el Card. Lavigerie y que, durante un siglo, ha permanecido viva en el
catecumenado africano". Cfr. Notae: Liturgia y misión. Un decenio de estudios y experiencias: Eph. Lit. 68
(1974), p. 223; J. PERAUDIN (Obispo de Kabgayi, Rwuanda) Le Catèchuménat d´après le Card. Lavigerie:
Parole et Mission 4 (1961), pp. 386-395.
18
"Desde el siglo XVIII, capuchinos y espirituales habían tratado de restaurar la preparación bautismal. Pero es
mérito del cardenal LAVIGERIE el haber vuelto a poner en vigor la disciplina catecumenal", (cita la obra de
PERRAUDIN, J. Le catéchuménat d´après le Card. Lavigerie, en PM nº 14, pp. 383-395). Cfr. M. DUJARIER,
o. cit., p. 141; Cf. X. SEUMOIS, La structure de la liturgie baptismale romaine et les problèmes du
catéchuménat missionaire: LMD 58 (1959), pp. 83-110; La totalidad de este número de LMD, titulado Du
catéchuménat à la confirmation, recoge las ponencias del congreso internacional de Monserrat.
solicitó por primera vez a Roma la restauración del ritual del bautismo de
adultos dividido en siete etapas, con tres escrutinios y entregas del Credo y
Padrenuestro. Coincidieron, pues, las demandas catecumenales africanas y
europeas.
20
El Decreto del 16 de abril promulgaba Adiciones y cambios en el Ritual Romano concernientes al Ordo del
bautismo de adultos. Al antiguo Ordo del bautismo, que se celebra en una sola ceremonia y que se consideraba
facultativo, se añadía un nuevo Ordo baptismi adultorum per gradus catechumenatus dispositus. Aparecen el
Decreto, las Adiciones y el Ordo. Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus en
"AAS", 30 de mayo, 54 (1962), pp. 310-33. Así lo presentaba el Card. Larraona, Prefecto de la Sgda. Cong. de
Ritos, en el Prefacio del Decreto General: "El Ordo del Bautismo de los adultos, descrito en el Ritual Romano,
Título II, Cap. IV, nació de ritos y ceremonias diversas por medio de las cuales, hace tiempo, avanzando por las
diversas etapa de la iniciación cristiana, los catecúmenos eran conducidos al santo Bautismo".
21
Las etapas son las siguientes: Entrada al Catecumenado, imposición de la sal, exorcismos -tres etapas-
introducción a la Iglesia y unción prebautismal, Bautismo. Cfr. LMD nº 71 (1962), pp. 7-8.
22
A. BUGNINI -promotor directo de toda la Reforma Litúrgica del post-Vaticano- indica la diferencia cuando,
comparando este ORDO con el OICA, dice que el planteamiento del OICA es totalmente nuevo. Con todo,
reconoce el mérito del ORDO del 1962 de haber resaltado la importancia litúrgica del catecumenado. Cfr. La
Riforma Liturgica, p. 571, Nota 5.
23
Cfr. AAS 54 (1962), pp. 310-338. La traducción francesa del Décret et des Normes se halla en MD 71 (1962,
3) pp. 7-14. Para comprender este documento, leer GY, P.M., Le nouveau rite du baptême des adultes: MD 71,
bautismo de adultos contenido en el Ritual Romano decretado por Paulo V en
1614. En el ritual romano anterior de 1523, titulado Liber sacerdotalis y
compuesto por A. Castellano, se contenían dos formularios para el bautismo de
niños basados en fuentes romanas antiguas. El Rituale romanum de 1614 aceptó
el primero de estos dos rituales como Ordo baptismi parvulorum, y el segundo,
ligeramente modificado, como Ordo baptismi adultorum. Prácticamente
desapareció del Rituale romanum el antiguo ritual del catecumenado24.
pp. 15-27, y LAURENTIN, A., Le nouveau rituel du baptême d´adulte: Par. y Lit. 1963, 1, pp. 1-27.
24
Cfr. A. RENOUX, L áncien rituel romain du catéchuménat et notre Ordo du baptême des adultes: LMD 71
(1962), pp. 32-45. En este Ordo se habían perdido: la asamblea dominical, los textos litúrgicos, la preparación
ritual de los adultos, la oración, las lecturas y cantos y la catequesis (Ib., pp. 39-40).
25
Esta opinión la expresa con claridad Seumois: "El hecho de que el Concilio restaure para toda la Iglesia la
disciplina catecumenal, es en sí mismo rico de significado". "Una tal toma de posición tan neta, de parte del
Concilio, es verdaderamente digna de destacarse": Le Catéchuménat et l´initiation chretienne. n. 14: L´Activité
missionaire de l´Eglise (= Unam Sanctam, nº 67), Paris 1967, pp. 271-272.
El "restablecimiento del catecumenado -afirma X. Seumois- no viene
exigido por el atractivo exterior de una fórmula de moda, menos aún por una
nostalgia romántica por esta antigua institución, considerada como una edad de
oro en la vida de la Iglesia"26. Sencillamente, el Vaticano II es, a diferencia del
Vaticano I, un concilio misionero27. Era, por tanto, verdaderamente lógico que
una Iglesia misionera -como la del Vaticano II- restaurase el Catecumenado
como proceso de iniciación28.
26
ID., “El catecumenado y la iniciación cristiana”, en J. SCHÜTEE (ed.), Las misiones después del Concilio.
Comentario del decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia ( Buenos Aires 1968), p. 130.
27
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el catecumenado, p. 110. En las discusiones conciliares, aparecieron
también ciertas resistencias y oposiciones a la restauración del catecumenado. Cita la obra de Seumois que en la
página 130 da una relación de los Padres que hablaron en contra. Para un acercamiento a los testimonios de los
Padres Conciliares ver dos artículos de F. BROVELLI, “Per una valutazione del dibattito e delle esperienze di
iniziazione cristiana”, en Iniziazione cristiana. Problema della Chiesa di oggi (Bolonia 1972), pp. 167-219; ID.,
L´iniziazione cristiana: fatti, problemi, prospettive: Rivista di Pastorale Liturgica 75 (1976), pp. 5-14.
28
Para J. A. VELA "lo que llama la atención es que la lógica de estos motivos no haya sido expresamente
discutida por el Concilio. ¿Se acepta este proceso catecumenal como algo connatural a la Iglesia, que el
neopaganismo moderno hace surgir como una exigencia fundamental? Esto sería lo que parecerían indicar las
experiencias previas y mucho más las posteriores al mismo Concilio". Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a
un bautismo "sociológico". Disertación en la Facultad de Misionología de la Pontificia Universidad Gregoriana,
Roma, 1984, p. 78. Esta tesis doctoral fue publicada dos años más tarde con el título de Reiniciación cristiana
(Estella 1986) (las páginas citadas corresponden a la Tesis publicada por la Facultad de Misionología de la
Pontificia Universidad Gregoriana).
29
En esta cita seguimos la traducción del Concilio Vaticano II (Madrid 1965).
Esta decisión, por otra parte, suponía una revisión del ritual del bautismo
de adultos, de ahí que se pidiera: "Revísense ambos ritos del bautismo de
adultos, tanto el simple como el solemne, teniendo en cuenta la restauración del
catecumenado, e insértese en el Misal romano la Misa propia In collatione
baptismi" (nº 66). A su vez, la restauración catecumenal entrañaba una atención
particular sobre la última etapa tradicional de la iniciación cristiana: "Puesto que
el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la
palabra de Dios y a la oración, para que celebren el misterio pascual, sobre todo
mediante el recuerdo o la preparación al bautismo y mediante la penitencia, se
dé particular relieve en la liturgia y en la catequesis al doble carácter de dicho
tiempo" (nº 109)31.
Al terminar la tercera etapa del Vaticano II, se promulga, con fecha del
21 de noviembre de 1964, la constitución sobre la Iglesia, cuyo capítulo II, al
describir la naturaleza del pueblo de Dios, termina precisamente con una
importante llamada de atención al carácter misionero de la Iglesia:
"Los catecúmenos que, por la moción del Espíritu Santo, solicitan con
voluntad expresa ser incorporados a la Iglesia, se unen a ella por este mismo
deseo, y la madre Iglesia los abraza ya amorosa y solícitamente como a hijos"
(LG, nº 14,3).
31
Cfr. AA. VV., La Cuaresma. Catecumenado de nuestro tiempo ( Madrid 1964).
32
Se puede encontrar una buena bibliografía comentada sobre la SC en M. SODI, La SC e i suoi commenti dal
1964 ad oggi: Notitiae 19 (1983), pp. 571-607.
En la cuarta y última sesión del Concilio, celebrada a finales de 1965, el
Vaticano II recomienda encarecidamente a los obispos una gran preocupación
catecumenal:
e) Decreto Ad gentes
34
Sobre el Decreto AG se pueden consultar las siguientes obras: J. MASSAN, L´attività missionaria della
Chiesa, (Torino 1966); A. SANTOS, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia. Texto y Comentarios
(Madrid 1966); Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre el Catecumenado: Act. Cat. nnº 74-75 (1975),
pp. 13-17.
misterio de salvación), período de educación en la moral evangélica (noviciado
de vida cristiana), etapa de iniciación litúrgica (aprendizaje en la oración), curso
de iniciación comunitaria (entrada en la vida de la comunidad)35
Para finalizar este recorrido por los textos conciliares que han tratado
explícitamente el tema del catecumenado, podemos concluir diciendo con A.
Aubry que en esta nueva toma de conciencia eclesiológica, "el proyecto eclesial
de la LG, como el de la SC, manifiesta un talante pastoral y posibilita el
35
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, pp. 111-112. Tras el análisis de los textos
conciliares sobre el catecumenado llega a las siguientes conclusiones: "-El movimiento litúrgico moderno, de
hondas raíces bíblicas, confluyó en el Concilio con el movimiento misionero de evangelización. Con estos
criterios pastorales se advirtió en muchos fieles una deficiente iniciación cristiana, fruto de una escasa
evangelización y de una precipitada sacramentalización. De una parte, se administraba, y se administra, el
bautismo a hijos de padres frecuentemente no catequizados ni evangelizados. De otra, los bautizados no
recibían, ni reciben, a menudo una adecuada iniciación; - El hecho de que el Vaticano II restaure el
catecumenado al mismo tiempo que revaloriza la importancia de la comunidad cristiana, indica la importancia
de la iniciación en la formación de los cristianos. Las comunidades cristianas del futuro, constituidas por fieles
creyentes convencidos, podrán ser sostenidas y desarrolladas a través de una adecuada iniciación. Nuestras
asambleas dominicales languidecen porque no están formadas por verdaderos fieles, iniciados en un verdadero
catecumenado; -Dada la autonomía de la persona en nuestra sociedad enormemente secularizada y teniendo a la
vista la escasa y difícil función educadora religiosa de la familia, cada vez es más difícil heredar
espontáneamente la fe y cada vez es más necesario el acto de conversión en la vida adulta. Pero el cristiano que
practica ritualmente, si no tiene convicciones profundas, arraigadas mediante la conversión y una progresiva
iniciación cristina, tiene el peligro evidente de abandonar fácilmente la práctica religiosa, y, con la práctica, la
fe." (p. 112).
36
Cfr. art. cit., p. 279.
37
Cfr. C. CELIER, Catécumènes et communautè chretienne: Maison-Dieu, cuaderno 71 (1962), pp. 142-150.
resurgimiento de ministerios inéditos que se sugerían en la CD y en la PO;
supone una exploración del dinamismo de la conversión y del crecimiento de la
fe, es decir plantea un problema no solamente catequético, sino además de
evangelización, ya que sacó a la luz la doctrina misionera de A.G" 38. Esta
situación revela que el Ritual no obedecía solamente a una reivindicación ritual
de los padres del Concilio, sino a un amplio proyecto teológico: el
catecumenado como expresión litúrgica del nacimiento y del crecimiento de la
Iglesia39.
38
Cfr. A. AUBRY, Le projet pastorale du rituel de L´O.I.C.A: Ephemerides liturgicae 88 (1974), pp. 174-179.
39
Cfr. IDEM, Celebrar el nacimiento de una Iglesia: Phase 64 (1971), pp. 361-373.
40
Cfr. JUAN XXIII, Un Señor, una fe, un bautismo. Homilía del Papa después de la misa eslavo-bizantina (13
de noviembre de 1960; texto italiano en L´Osservatore romano del 14-15); en Ecclesia 1011, p. 5.
A los pocos meses de la conclusión del Concilio, K. Rahner resumía su
opinión sobre el gran acontecimiento eclesial en un artículo publicado en la
revista Geist und Leben, con el título Das neue Bild der Kirche41: Un Concilio
de la Iglesia para la Iglesia; el Concilio de la eclesiología; una nueva imagen
de la Iglesia. Rahner destacaba, ante todo, dentro de esa nueva imagen la
afirmación conciliar de la presencia de la Iglesia de Cristo en la comunidad
local (LG, 26)42. Según el teólogo alemán, aquí se anuncia una nueva
experiencia de Iglesia: la Iglesia como acontecimiento en una comunidad local
de altar, de palabra y de amor. Rahner veía en Lumen Gentium 26 la mejor
novedad de la eclesiología conciliar y una perspectiva realmente prometedora
para la Iglesia del futuro. Después de 20 años, y teniendo presente la evolución
de las experiencias comunitarias surgidas en la Iglesia, R. Blázquez, en su
estudio sobre el Postconcilio y eclesiología en España43, señalaba que las
llamadas pequeñas comunidades cristianas han supuesto una forma de
recepción creativa del magno acontecimiento eclesial 44. Y en esta misma línea
se expresa J. Losada: "la aparición de las pequeñas comunidades es la
manifestación más importante de la recepción y realización del Concilio en la
Iglesia"45.
41
Cfr. Das neue der Kirche, Gul 39 (1966), pp. 4-24. Este artículo apareció un año más tarde recogido en
Schriten zur Theologie VIII (Einsiedeln 1967), pp. 333-337. Esta novedad conciliar había surgido por el retorno
a las fuentes del cristianismo y enunciaba un futuro fecundo.
42
Cfr. JUAN JOSÉ CALLES, Lumen gentium, nº 26: Génesis, historia y teología (Tesina de Licenciatura).
Universidad Pontificia de Salamanca-1988.
43
Cfr. R. BLÁZQUEZ, La Iglesia del Concilio Vaticano II ( Salamanca 1988), pp. 497-498.
44
Mons. Blázquez señala dos formas de recepción creativa: La teología de la liberación y las pequeñas
comunidades cristianas.
45
Cfr. J. LOSADA, Eclesiología de las pequeñas comunidades: tres momentos de la radicalización del
carisma: Sal Terrae 12 (1982), p. 879.
En la que fuera su tesis doctoral, el teólogo-pastoralista Jesús Andrés
Vela distingue cuatro momentos importantes en el camino de la redacción de
46
1. El Coetus XXII busca las grandes líneas de la estructura del Rito para
el Bautismo de Adultos teniendo en cuenta las experiencias misioneras
de África y Asia y los caminos seguidos por el Catecumenado en
Francia. Contrariamente a la opción del Rituale Romanum de Paulo V,
se opta por partir no por el Bautismo de niños, como modelo ejemplar,
sino por el Bautismo de Adultos. En cuanto a su estructura, se afirman
las líneas de la inserción del Rito en el contexto pascual y dentro de
una dinámica de iniciación cristiana, de manera que resplandezca la
íntima conexión de los tres sacramentos de la iniciación. Se introducen
la realización y celebración de las etapas, que respondan a un camino
espiritual de los candidatos. Se busca la participación activa de la
comunidad cristiana, tanto en el camino como en el momento final de
la celebración de los sacramentos.
46
Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo "sociológico", pp. 31-32.
47
Esta intención de mandar el ORDO para ser experimentado, antes de su redacción definitiva, se expresa en el
Esquema 112 De Rituali 5 del 4 de Octubre de 1965. "Según carta del 11 de noviembre de 1966, el Consilium
solicitó a los obispos franceses que esta experiencia se realizase bajo su dirección" . Cfr. C. FLORISTAN, El
Catecumenado, p. 115. "El Consilium de Liturgia creado por Paulo VI emprendió la realización de este voto. Se
elaboró un ritual provisional y se envió a todos los rincones del mundo para que las Iglesias locales lo
experimentaran, dando su opinión y sus sugerencias. De este intercambio, proseguido durante varios años, nació
este Ritual de la iniciación cristiana de adultos". Cfr. M. DUJARIER, La iniciación cristiana de adultos, pp. 16-
17.
4. Empezó un largo camino por los Dicasterios de la Curia Romana.
Pasaron dos años antes de llegar a la conclusión. Este retardo se debió también
al hecho de que el ORDO contenía partes esenciales del Ordo confirmationis.
Por fin, el Consilium aprobó el OICA en su XII Sesión General y cuidó de su
composición tipográfica. El texto fue promulgado con un Decreto de la
Congregación para el Culto Divino el 6 de Enero de 1972, bajo el título de Ordo
initiationis christianae adultorum48.
c) En Medellín ( 1968)
49
Cfr. La Iglesia en la actual transformación de América Latina, ponencias y conclusiones de la 2ª
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Bogotá 1969).
propuesta 13 “que se promueva la formación del mayor número de
comunidades eclesiales en las parroquias, especialmente rurales o de
marginados urbanos. Comunidades que deben basarse en la Palabra de Dios y
realizarse, en cuanto sea posible, en la celebración eucarística, siempre en
comunión con el obispo y bajo su dependencia”. Para los obispos
latinoamericanos piden a “los miembros de estas comunidades, que viviendo
conforme a la vocación a que han sido llamados, ejerciten las funciones que
Dios les ha confiado, sacerdotal, profética y real, y hagan así de su comunidad
un signo de la presencia de Dios en el mundo” (nº 15,10-11).
Unos años más tarde, el CELAM dirá que como fruto de la IIª
Conferencia General "ha sido fortalecida la evangelización de los adultos, a
diferencia de la catequesis de épocas anteriores que se preocupaban con
preferencia de los niños...Se han formado muchos grupos de catecumenado
para bautizados adultos como una verdadera primavera espiritual"51.
50
Cfr. Iglesia y liberación humana. Los documentos de Medellín, Pastoral de conjunto, 10-11. Para J.A. VELA
“lo específico de la experiencia latinoamericana en el proceso de educación de la fe son las Comunidades de
Base en su explícita referencial ´eclesial`. Aunque no hagan una referencia explícita al neocatecumenado, sí lo
hacen a sus elementos esenciales como son la reiniciación en la fe de los bautizados, la integración en la Iglesia
y el compromiso testimonial en el mundo...”. Cf. Reiniciación cristiana, p. 282.
51
Cfr. SECRETARIADO GENERAL DEL CELAM, Medellín. Reflexiones en el CELAM (Madrid 1977), p.
108.
52
D.C.G. Edición Bilingüe del Episcopado Español (Madrid 1971), nº 6.
El problema eclesial de la reiniciación de los bautizados,
insuficientemente evangelizados, es contemplado en este Directorio:
"Muchísimas veces la situación real en que se encuentra un gran número de
fieles pide necesariamente una cierta forma de evangelización de los
bautizados, que precede a la catequesis" (DCG, nº 19). Esta forma de
evangelización halla su concreción práctica en las "organizaciones
catecumenales para quienes, estando bautizados, carecen, sin embargo, de la
debida iniciación cristiana" (íbidem).
53
También en el Sínodo sobre el Sacerdocio y la justicia en el mundo, celebrado ese mismo año, los
Obispos que habían tratado el tema del sacerdocio ministerial, hacían un reconocimiento explícito de
las pequeñas comunidades:"Las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura
parroquial o diocesana deben ser inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean
en medio de ellas como el fermento del espíritu misionero". Cfr. El sacerdocio y la justicia en el
mundo (Madrid 1971), parte II, nº 1, d.
54
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 15.
valor está probado por la antiquísima práctica de la Iglesia" (párr. 2). Esto
expresa al mismo tiempo su importancia y su novedad55.
56
Lleva por título Cómo evangelizar hoy a los cristianos (Bilbao 1994). El autor presenta El Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) como propuesta tipo para una nueva evangelización
57
Ibid., p. 49. Esta misma opinión la sostiene Carmelo Gómez: "Lo más sorprendente y renovador del RICA es
la opción catecumenal...La clave de su novedad y su relevancia radica, precisamente, en la opción
catecumenal...", en o. cit., p. 152.
58
Cfr. Cómo evangelizar a los cristianos (Bilbao 1994), pp. 9 y 163.
y orgánicamente articulado. Lo que se ha restaurado es el Catecumenado, con su
forma y estructura global.
a) Contiene unos Preliminares (nnº 1-67) sobre el espíritu que tiene que
animar la iniciación. Así como la estructura, etapas y grados de la misma.
Comprende unas observaciones generales y unas observaciones previas.
59
Fruto de las reflexiones en torno al catecumenado y su restauración en la Iglesia en España, y bajo la
dirección experta de mi Director de Tesis Doctoral, -DIONISIO BOROBIO-, ver el siguiente artículo: El
Catecumenado y su situación en la Iglesia actual: Teología y Catequesis 83 (2002), p. 79. Para completar esta
visión, ver A. CAÑIZARES, Panorámica general de los catecumenados en España: Phase 16 (1976), pp. 307-
320; J. LÓPEZ, Panorámica global de la catequesis de adultos en España hoy: Teología y Catequesis 2 (1982),
pp. 169-176; ID., Proyecto de catequesis de adultos de talante catecumenal: Actualidad Catequética 124 (1985),
pp. 475-495.
60
Cfr. A. AUBRY, Celebrar el nacimiento de una Iglesia, pp. 361-373.
61
Sigo aquí la esquematización de M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de adultos, pp. 17-19.
- El Ritual simplificado de la iniciación cristiana de un adulto
corresponde al capítulo IIº (nnº 240-277).
62
Cfr. M. DUJARIER, En quel cas peut-on parler d´un catèchuménat post-baptismal?, Le Calao 28 (1974, 4)
pp. 5-11, y 29 (1975, 1), pp. 36-42.
63
Cfr. Para una exposición detallada del Ritual etapa por etapa: J. ORIOL, El nuevo rito de la Iniciación
Cristiana de adultos: Phase 69 (1972), pp. 291-293; M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, pp. 21-203.
Los excelentes trabajos de JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, y de CARLO ROCCHETTA, Cómo
evangelizar hoy a los cristianos; por las perspectivas pastorales que intentan abrir. También J. LÓPEZ,
“Catecumenado. Datos de la historia y etapas del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos”, en Proyecto
Catecumenal (II) (Madrid 1983), doc. 8.
El RICA contiene una gran riqueza teológica, litúrgica y pastoral, y sólo
desde él se puede afrontar con coherencia la tarea iniciatoria en el actual
contexto de Iglesia. Las posibilidades que abre para llevar adelante una pastoral
auténticamente catecumenal son ya una realidad. Para el experto teólogo-
pastoralista Borobio, “este Ritual es uno de los documentos de más
trascendencia del Vaticano II, no sólo porque renueva el Catecumenado en el
proceso de la Iniciación Cristiana de adultos, sino también porque integra,
armoniza y expresa de modo ejemplar los diversos niveles y perspectivas: el
nivel antropológico, el teológico, el sacramental-ritual y el pastoral; y porque se
presenta como el referente principal de Iniciación Cristiana y como el modelo
de toda catequesis integral, que implica la participación y renovación de la
misma comunidad Cristiana”65.
65
Cfr. El Catecumenado y su situación en la Iglesia actual, p. 81.
66
Para corroborar esta afirmación baste señalar que en el último Plan Pastoral de la CEE 2006-2010 que lleva
por título “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). Vivir la Eucaristía, una de las acciones pastorales que se proponen,
después de 40 años de su promulgación en castellano, es la “publicación y divulgación del Ritual de la
Iniciación Cristiana (explicación de su estructura –itinerario de iniciación- así como los criterios para su correcta
aplicación” (p. 38).
67
Para un mayor conocimiento de la historia en relación con la influencia que tuvo la praxis neocatecumenal en
la comprensión del Cap. IVº del RICA, ver JUAN JOSÉ CALLES, o. cit., pp. 78-89.
Argüello y Carmen Hernández- fructificaron en una estrecha colaboración,
hasta el punto de que un año después de haber sido promulgado el Ritual, la
misma Congregación publicará unas reflexiones en las que teniendo muy
presente la praxis neocatecumenal posibilitará una comprensión del Cap. IVº
que avalará la experiencia de Iniciación Cristiana con adultos bautizados tal y
como se venía haciendo ya en las Comunidades Neocatecumenales.
69
Es importante señalar cómo por estos años, desde el punto de vista pastoral se venía planteando la viabilidad
de una experiencia catecumenal con bautizados: E. COSTA, E´possibile oggi l´esperienza catecumenali dei
battizati?: RPL nº 60 (1973), pp. 33-37, donde ya se refiere expresamente al Neocatecumenado: "La intuición de
Kiko Argüello, muy unida a su experiencia personal, partiendo del hecho de considerar a los catecúmenos casi
en situación de tabula rasa, e invitarlos, con el anuncio del Kerygma, a recorrer profundamente todas las etapas
de la iniciación cristiana hasta una completa re-conversión; el lugar idóneo de este camino es la comunidad
catecumenal", p. 34.
70
Cfr. DI ANNIBALE BUGNINI, La Riforma liturgica, p. 579. Se refiere en concreto a las Comunidades
Neocatecumenales y cita la interpretación oficiosa que salió a la luz, es decir, el comentario de P. Pasqualetti
mismo Bugnini quien presenta así la historia de estas Riflessioni: el recurso de
algunas Comunidades Neocatecumenales a la Sda. Congregación de Ritos sobre
el estilo catecumenal que daban a la formación cristiana de los bautizados, y la
petición del Card. Poletti sobre qué sentido dar a una especie de Catecumenado
para los ya bautizados y, sobre todo, a los eventuales ritos que acompañan la
formación espiritual del cristiano.
Hay que señalar -en este decenio- que un momento clave para el
movimiento comunitario sería la celebración del Sínodo de obispos de 1974
sobre la evangelización. El Sínodo se ocupó mucho de las pequeñas
comunidades o comunidades de base y preparó el camino para que Pablo VI, en
la Evangelii Nuntiandi (1975) les otorgará pleno reconocimiento eclesial, a la
vez que estableciera los criterios de eclesialidad.
72
"Tras un período de estudio de las etapas y de los ritos del Camino Neocatecumenal, durante el cual enviaron
observadores a nuestras celebraciones, y dado que el capítulo IV del OICA extendía el uso del Ordo también a
los bautizados que no habían recibido una catequesis suficiente, la Congregación publicó un documento titulado
Reflexiones sobre el capítulo IV del OICA. En él se establecía qué ritos del catecumenado de los adultos podían
repetirse para revivir el Bautismo y cuáles no. Después de esto fuimos de nuevo convocados, leyeron delante de
nosotros este documento y nos expresaron su alegría y satisfacción por el trabajo que estábamos realizando en la
Iglesia. Y nos dijeron que publicarían en la revista oficial de la Congregación, Notitiae, una nota laudatoria en
latín para toda la Iglesia, para de este modo ayudarnos...Gracias a este hecho se estableció, con la Congregación
del Culto, un diálogo fecundo, que resultará más tarde muy importante para la relación de Pablo VI con el
Camino Neocatecumenal”. Cfr. E. PASOTTI (ed.) El Camino Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II
(Madrid 1995), p. 13.
73
El Informe sobre las CNC fue entregado por Kiko Argüello y Carmen Hernández al Papa Pablo VI en mayo
de 1974. Un año más tarde salió publicado: Le Comunita` Neocatecumenali: Rivista de Vita Spiritualle 2 (1975),
pp. 191-200.
fenómeno menos desde fuera, tener noticias de primera mano, corregir, si fuera
preciso, unas ideas y formular un criterio global sobre las pequeñas
comunidades, como así hizo más tarde el Papa Pablo VI en la Exhortación
Apostólica Evangelii Nunciandi nº 58:
Síntesis teológico-pastoral
75
La recuperación de la dimensión comunitaria de toda experiencia cristiana, hace posible que la Iglesia de hoy
recupere su sentido primigenio, llegue a ser fraternidad efectiva y se convierta en un lugar de anuncio gozoso y
de interpelación para todos los hombres. Es necesario para ello, como afirma el P. LIEGE, “que todo bautizado
se oriente hacia las experiencias comunitarias y comprenda que no es facultativa la vida comunitaria a causa del
Evangelio. Son aún demasiados los bautizados que vegetan en la Iglesia, sin integrarse activamente en ella, por
pensar que la vida comunitaria exige una vocación especial y un atractivo particular, si es que no la juzgan puro
esnobismo”. Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia (Madrid 1978), p. 104. En esta misma dirección de
planteamientos, R. BLÁZQUEZ sostiene que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad... Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus
contornos, se generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial
de la identidad cristiana”, en Jesús sí, la Iglesia también (Salamanca 1983), p. 311.
no suficientemente bien catequizados "se está volviendo cada vez más
necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros
días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al
margen de la vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen cierta fe, pero
conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten
necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que
recibieron en su infancia y para otros muchos" (EN, nº 52).
76
En esta IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos se tuvo en cuenta la experiencia del CN en las
parroquias. Así consta expresamente en las intervenciones de los Cardenales Suenens (cfr. Informaciones
Catholiques Internationales nº 520, 15-11-1977, p. 50) y Benelli (cf. Vida Nueva n.º1100, 15-10-1977, p. 1988).
lectura de la Proposición 3077, en la que se invita a: "Suscitar las experiencias
catecumenales, animarlas, promover la coordinación y diálogo entre ellas,
ejercer un necesario discernimiento, establecer los necesarios servicios de
índole diocesana y nacional, facilitar una general toma de conciencia del valor
eclesial de estas instituciones".
77
Cfr. IVª Asamblea del Sínodo de los Obispos (1977), Proposición 30: Actualidad Catequética 96 (enero-
marzo 1980) , pp. 137-138.
78
Cfr. J.M. ESTEPA, La catequesis en nuestro tiempo. Principales líneas de fuerza del Sínodo 77:
Actualidad Catequética, 86 (1978), p. 103.
79
Lo proclamó ya el Sínodo ´77 al declarar que la comunidad es el origen y meta de toda catequesis, y se
convirtió en un leit-motiv constantemente repetido en la década de los ´80. Para el Sínodo ´77 la comunidad
cristiana es donde "los cristianos viven su conciencia clara de unión con Cristo y el Padre en el Espíritu,
escuchan y ponen en práctica la palabra de Dios, celebran su fe, sobre todo en los sacramentos, oran juntos y
viven la fraternidad en el amor, alimentan la conciencia de tener una misión en el mundo, reconocen sus
limitaciones individuales y comunitarias abriéndose a la comunión con las restantes comunidades cristianas de
la Iglesia local y universal". Cfr. IV Sínodo de los Obispos, Mensaje al pueblo de Dios y documentación
complementaria (Proposición 25).
La pequeña comunidad o comunidad eclesial de base aparece en la CT
-sostiene J. López- como uno de los "múltiples lugares, momentos o reuniones
por valorizar", "momentos de gran importancia en que la catequesis encuentra
cabalmente su puesto" (nº 47)80.
c) En Puebla (1979)
80
Cfr. JESÚS LÓPEZ., Catequesis de adultos y Catechesi Tradendae, diez años después: Sinite 92 (1989), p.
485. Ver también C. FLORISTÁN, El proceso catecumenal en la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989), pp.
511-517.
81
Cfr. Proposición 29. Según JJ. TAMAYO-ACOSTA las Proposiciones aprobadas por los obispos reunidos
en el IV Sínodo de obispos, referidas a la catequesis y al lugar de las cc. bb. en ella, se mueven en la misma
perspectiva abierta por la Evangelii Nuntiandi: "Se concede gran importancia a las pequeñas comunidades
cristianas para la catequesis. Y, lo que es más importante, se demanda a los obispos que promuevan dichas
comunidades como lugares de catequización, alienten sus valores positivos y su dinamismo, las ayuden a
encontrar su propia misión en la Iglesia local, las doten de medios para desarrollar una catequesis adecuada y
armonicen las pequeñas comunidades con la catequización de la vida de la Iglesia (Proposición 29)". Cfr.
Comunidades de base y la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989) pp. 502-503.
82
Cfr. IIIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, La evangelización en
el presente y en el futuro de América Latina. Puebla (Bogotá 1983), (4ª ed.,), nº 111.
madurez de las comunidades de base, que son vistas con alegría y esperanza
para la Iglesia. Ellas, dice Puebla citando a Medellín, "se han convertido en
focos de evangelización y en motores de liberación y desarrollo" (nº 56). Son
presentadas como lugar privilegiado para vivir la fraternidad y como una buena
fuente de donde nacen los ministerios laicales, como presidentes de asambleas,
responsables de comunidades, catequistas, misioneros, etc. La evangelización
en el futuro “reconocerá la validez de la experiencia de las comunidades
eclesiales de base y estimulará su desarrollo en comunión con sus pastores” (nº
155).
83
Una aplicación puede verse en los cc. 1170 y 1183. La distinta condición de los fieles cristianos y de los
catecúmenos queda recogida en los cc. 204-205; aunque sería un error interpretar esta distinción que hace el
Código como una distinción meramente disciplinaria.
2.- Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos
han de ser convenientemente iniciados en el misterio de la salvación, e
introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de Dios y
del apostolado.
3. Corresponde a las Conferencias Episcopales publicar unos estatutos
por los que se regule el catecumenado, determinando qué obligaciones deben
cumplir los catecúmenos y qué prerrogativas se les reconocen.
851. Se ha de preparar convenientemente la celebración del bautismo:
1.- El adulto que desee recibir el bautismo ha de ser admitido al
catecumenado y, en la medida de lo posible, ser llevado por los pasos sucesivos
a la iniciación sacramental, según el ritual de iniciación adaptado por la
Conferencia Episcopal y atendiendo a las normas peculiares dictadas por la
misma.
A los veinte años del Vaticano II, el Papa Juan Pablo II convocó un
Sínodo extraordinario en Roma con la finalidad de "celebrar, verificar y
promocionar el Vaticano II"84. Al ser tratado el tema de la evangelización se
reconoce que "por todas partes en el mundo, la transmisión de la fe y de los
valores morales, que proceden del Evangelio, a la generación próxima (a los
jóvenes) está hoy en peligro. El conocimiento de la fe y el reconocimiento del
orden moral se reducen frecuentemente a un mínimo. Se requiere, por tanto, un
nuevo esfuerzo en la evangelización y en la catequesis integral y sistemática" 85.
Teniendo muy presente, -se afirma- en la Relación Final- que "hay que
promover la propia espiritualidad de los laicos fundada en el bautismo"86. De
ahí, que en otra sugerencia, se pida que "las catequesis, como así lo fueron en el
84
Cfr. SÍNODO 1985. Documentos I.2 (Madrid 1985).
85
Ibid., II, B) a) 2.
comienzo de la Iglesia, deben ser de nuevo el camino que introduzca a la vida
litúrgica (catequesis mistagógicas)"87. Es más, por primera vez en un documento
eclesial de este rango se va a decir expresamente que "la evangelización no
pertenece sólo a la misión en sentido ordinario, es decir, a los gentiles. La
evangelización de los no creyentes presupone la autoevangelización de los
bautizados y también de los mismos diáconos, presbíteros y obispos"88.
86
Ibid., II. A) 5.
87
Ibid., II, B) b) 2.
88
Ibidem.
89
Ibid., II, C), 1.
90
Ibid., II, C) 6.
como los destinatarios preferenciales de la misión evangelizadora de la Iglesia y
la catequesis de adultos como la forma principal de toda acción catequética.
91
El concepto de nueva evangelización fue mencionado y difundido por primera vez por el propio Juan
Pablo II en Puerto Príncipe (Haití), en el discurso dedicado a la celebración del Vº Centenario de la
evangelización de América, precisando ya unos rasgos que en los años posteriores se han ido clarificando con
mayor profundidad. La evangelización a la que Juan Pablo II convoca quiere ser nueva por su ardor, sus
métodos y su expresión. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al CELAM, 9-III-1983: AAS 75 (1983-I) pp. 777-779.
Este concepto comenzó a ser, de forma insistente, el centro de las intervenciones sucesivas del Papa, quien tres
años más tarde, en 1986, en el discurso que dirigiera a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de
Europa, ya expondría las razones y los contenidos de la Nueva Evangelización en relación con la situación
espiritual y las necesidades pastorales de Europa. Cfr. Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales
de Europa, 2-1-1986: AAS 78 (1986), pp. 454-457. Para un estudio, más en profundidad, de la historia,
contenidos y alcance de esta Nueva Evangelización, son interesantes estas obras: FERNANDO SEBASTIÁN
AGUILAR, Nueva evangelización (Madrid 1991), RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación Cristiana y nueva
Evangelización (Bilbao 1992). Muy crítico con la interpretación que hace Fernando Sebastián se muestra
FLORISTÁN, La "nueva evangelización". Ambigüedades y exigencias: Sal Terrae 79 (1991), pp. 879-893..
Si nos acercamos con detenimiento a los documentos de la Iglesia que a
lo largo de este decenio se han ido publicando, descubriremos con facilidad que
la nueva evangelización se ha convertido en el elemento dinamizador y
unificador de la actividad pastoral para la Iglesia misma. Tal es así que, con
palabras de González Dorado, se ha definido esta nueva evangelización "como
el primer proyecto de evangelización orgánica de toda la Iglesia, que pretende
enfrentar desde su misión la nueva situación de humanidad interdependiente y
unificada a nivel planetario"92. En poco tiempo la expresión Nueva
Evangelización se ha convertido en una palabra de moda a la que se asociarán
significados diversos y a veces contrastantes. J. Gevaert distingue cuatro
significados:
93
Cfr. “Nueva Evangelización”, en Primera evangelización (Madrid 1992), pp. 8-11 (contiene una
bibliografía actualizada y abundante con las mejores plumas que han tratado sobre la Nueva Evangelización).
misma expresión cuando habla de "tiempos nuevos de evangelización" (EN, nº
20). En realidad, afirma Fernando Sebastián, "todo el contenido de la admirable
Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, posterior a la Asamblea Sinodal de
1974, es ya una introducción y una verdadera fundamentación del concepto y de
la misma consigna pastoral de la nueva evangelización"94.
94
Cfr. FERNANDO SEBASTIÁN, Nueva evangelización, p. 21.
95
El alcance del contenido de estas expresiones lo analiza RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., pp. 49-57.
96
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, p. 25.
catecumenal parecen ser los métodos básicos para llevar a cabo la misión
pendiente"97.
La tesis que expone el cardenal Ratzinger en esta obra es que una de las
raíces de la crisis por las que atraviesa la Iglesia está en la eclesiología: "Aquí
está el origen de buena parte de los equívocos o de los auténticos errores que
amenazan tanto a la teología como a la opinión común católica"99. En cambio,
97
Ibid., p. 17.
98
Cfr. JOSEPH RATZINGER/VITTORIO MESSORI, Informe sobre la fe (Madrid 1985).
99
Ibid., p. 53.
junto a esta crisis, señala el cardenal, "lo que a lo largo y ancho de la Iglesia
universal resuena con tonos de esperanza -y esto sucede justamente en el
corazón de la crisis de la Iglesia en el mundo occidental- es la floración de
nuevos movimientos que nadie planea ni convoca y surgen de la intrínseca
vitalidad de la fe. En ellos se manifiesta -muy tenuamente, es cierto, algo así
como una primavera pentecostal en la Iglesia. Pienso, por ejemplo, en el
Movimiento carismático, en las Comunidades Neocatecumenales, en los
Cursillos, en el Movimiento de los Focolari, en Comunión y Liberación, etc"100.
100
Ibid., p. 50.
101
No deja de sorprender el paralelismo entre la lectura que hacer Ratzinger de este fenómeno postconciliar
que es el de la aparición de los nuevos movimientos y el que hiciera Mons. Bugnini en 1974 con respecto a las
CNC: "Todo Concilio -afirma Ratzinger-, para que resulte verdaderamente fructífero, debe ir seguido de una
floración de santidad. Así sucedió después de Trento, que precisamente gracias a esto pudo llevar a cabo una
verdadera reforma. La salvación de la Iglesia viene de su interior" (Ibid., p. 49). "Todas las reformas en la
Iglesia -afirmaba Bugnini- han aportado nuevas iniciativass y promovido nuevas instituciones, que han realizado
los objetivos de la renovación. Así sucedió después del Concilio Trento; y no podía suceder ahora de otro
modo...Un ejemplo excelente de esta renovación se encuentra en las Comunidades Neocatecumenales...".
ello enmarcado en un gran programa global de pastoral que hemos denominado
de Nueva Evangelización.
103
Cfr. cardenal DANNEELS, Evangelizar la Europa secularizada: Ecclesia, nº 2.251, pp. 28-41. Al
cardenal Danneels se le encargó la Relación Final del Sínodo-1985.
104
Ibid., p. 31.
105
Ibid., p. 39. Sin embargo, no parece tener muy claro el cardenal "¿cómo encontrar la articulación entre
estos grupos y las estructuras clásicas de la Iglesia que son las parroquiass y los movimientos? ¿Cómo
revitalizarlos? El interrrogante queda abierto. ¿Es verdad que los pequeños grupos de renovación de la vida
cristiana no podrán alcanzar su madurez y su objetivo sino en el momento en el que consigan insertarse en la
parroquia para devolverle impulso y vida? ¿Es necesario desplazar el centro de nuestra actividad evangelizadora
y hacer la opción de los pequeños grupos o de las agrupaciones o movimientos espirituales nuevos?" (ibidem).
Legión de María y ciertas comunidades de renovación, el neocatecumenado y
los cursillos, se hace muy poco en momento actual para anunciar a Cristo a los
que están lejos"106.
106
Ibid., p. 40.
107
Ibidem.
108
Por primer anuncio el Cardenal entiende “el anuncio directo -abrupto- del Kerygma, como Cristo y los
apóstoles -sobre todo Pablo- lo predicaron. Es el anuncio directo del misterio salvífico de Cristo -su muerte y su
resurrección. Así lo hizo Pedro el día del primer Pentecostés. Esta predicación lleva a los oyentes directamente a
la crisis: suscita necesariamente una reacción, como la de los judíos tras el anuncio hecho por Pedro: Hermanos,
¿qué debemos hacer? (Hch. 2,37). Ante una predicación de este tipo, uno sólo puede responder con un sí o un
no. Este método de evangelización, que podemos llamar directo, abrupto, Kerygmático, es tanto más
indispensable cuanto raro resulta en nuestra época.
109
Cfr. GODFRIED DANNEELS, La Iglesia de la "segunda" evangelización: Communio (Julio-
Agosto 1986), p. 337.
110
"Se encuentran, entre nosotros, las sectas, cuya difusión ha sorprendido a los observadores de los últimos
años. Con la superabundancia y la vitalidad de una vegetación tropical, dichas sectas han invadido Europa".
Ibid., p. 36.
111
Ibidem. Esta misma preocupación venían manifestando ya las diversas Conferencias Episcopales de todo
el mundo. El Secretariado del Vaticano para la Unidad de los Cristianos envió en febrero de 1984 un
Cuestionario a las Conferencias Episcopales y a estructuras semejantes, con la intención de recibir
informaciones e indicaciones dignas de confianza para poder presentar un Informe sobre el tema. Este informe
progresivo, basado en las respuestas (más o menos de 75 CE) y en la documentación recibida hasta octubre de
1985 salió publicado al año siguiente: SECRETARIADO PARA LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Sectas
o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales (Madrid 1986).
respuestas piden una revisión (al menos en muchas situaciones locales) del
tradicional sistema parroquial comunitario, una búsqueda de objetivos
comunitarios, que sean más fraternos, más a medida de hombre, más adaptados
a las condiciones de vida de las personas; más comunidades eclesiales de base:
constituyendo comunidades de fe, amor (calor, aceptación, entendimiento,
reconciliación, intimidad, fraternidad), y esperanza; comunidades que celebren,
comunidades que oren, comunidades misioneras: que vayan adelante y den
testimonio; comunidades abiertas y que quieran ayudar a personas con
problemas especiales: divorciados y vueltos a casar, marginados"112.
Muy en sintonía con el tenor de esta Ponencia, fue el discurso113 que Juan
Pablo II dirigió a todos los participantes al Simposio el 11 de octubre al ser
recibidos en audiencia privada. En él les recuerda que "Europa, a la que hemos
sido enviados, ha experimentado tales y tantas transformaciones culturales,
políticas, sociales y económicas, que plantean el problema de la evangelización
en términos totalmente nuevos"114; para el Papa los cambios que se han
producido son de tal magnitud que "plantean el desafío más radical que la
historia ha conocido en el cristianismo y en la Iglesia"115, y están pidiendo "una
nueva síntesis creativa entre el Evangelio y vida"116, que, entre otras cosas,
reclama un nuevo tipo de evangelizador: "Para esta sublime misión de conseguir
que florezca una nueva edad de evangelización en Europa -afirma Juan Pablo
II-, se requiere hoy evangelizadores particularmente preparados. Son
necesarios heraldos del Evangelio expertos en humanidad que conozcan a fondo
el corazón del hombre de hoy, participen de sus alegrías y esperanzas, angustias
y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos enamorados de Dios. Para
esto se necesitan nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa han
sido los santos"117.
113
Cfr. JUAN PABLO II, Europa debe recordar siempre sus raíces cristianas: Ecclesia, nº 2.242, pp. 8-13.
114
Ibid., p. 8.
115
Ibidem.
116
Ibid., p. 9.
117
Ibid., p.11.
del Espíritu es el primer motor, la primera fuente, el primer soplo de la auténtica
evangelización. Es necesario, pues, comenzar la evangelización invocando el
Espíritu y buscando donde sopla el Espíritu (cfr. Jn 3,8)"118.
118
Para el Papa Juan Pablo II "algunos síntomas de este soplo del Espíritu están ciertamente presentes hoy en
Europa. Para encontrarlos, sostenerlos y desarrollarlos será necesario a veces abandonar esquemas atrofiados
para marchar allí donde comienza la vida, donde vemos que se producen frutos de vida según el Espíritu (cfr.
Rom. 8)". Y, apunta algunos criterios de discernimiento: "Se encuentran generalmente allí donde Cristo y el
amor por Cristo está unido con la conciencia y la vida eclesial; allí donde la Iglesia, como María, es venerada y
acogida como Madre". Ibid., p. 13.
119
Se celebró en el Vaticano del 1 al 30 de octubre.
120
"Un vademécum, un compendio rico y completo de la doctrina del Concilio Vaticano II sobre la identidad,
la vocación y la misión de los seglares..." en expresión del cardenal Pironio en el acto de presentación de la
exhortación Christifideles laici (YA, 31-1-1989, p. 1, en que se dice que "es el documento más largo firmado
nunca por un Papa si se exceptúan los textos conciliares").
121
El texto oficial latino salió publicado en AAS 81 (1989), pp. 393-521. Nosotros manejaremos la edición
castellana: JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles laicos, (Madrid 1989).
122
En efecto, de las 224 notas de la exhortación, 45 de ellas, esto es, un quinto, el 20% corresponden a citas
de las Proposiciones. Y monseñor Schotte se expresaba en la presentación del documento en estos términos: "Al
final de la Asamblea sinodal, acogiendo este deseo, el Santo Padre se comprometió a preparar un texto que diese
voz al mismo Sínodo, respetando los derechos de autor. Todo el texto demuestra que el Santo Padre ha sido fiel
a esta promesa: se ha tomado en el documento el contenido de proposiciones, salvadas algunas exigencias
estilísticas y de desarrollo ideológico, citándolas en su formulación exacta, total o parcialmente, o resumiendo
su esencia en un contexto más amplio". Cfr. YA, 31-1-1989, p. 2.
A estas tres notas, hay que añadir, además, que esta será la segunda
ocasión en que Kiko Argüello interviene en una Asamblea sinodal invitado
como auditor laico. Su aportación se verá recogida en el contenido del nº 61 al
hablar de la importancia del catecumenado postbautismal en la formación de los
adultos.
124
"La eclesiología de comunión es el fundamento para el orden de la Iglesia y en primer lugar para la recta
relación entre unidad y pluriformidad". Cfr. SÍNODO 1985, II, C), I.
125
La prop. 2 sugería la posibilidad de que el documento papal fuera redactado a la luz de la eclesiología de
la comunión.
catecumenado, que vuelva a proponer algunos de los elementos del Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer captar y vivir las inmensas
riquezas del bautismo ya recibido" (Idem).
126
"Vemos con alegría que la parroquia se convierte en comunidad de comunidades cuando es ella el
epicentro de las comunidades eclesiales de base y de los demás grupos y comunidades que la dinamizan y, a la
vez, se nutren de ella". Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº 10: Vida Nueva, Núm.
1.606/7 (7/14 noviembre 1987), p. 69.
127
No sigue, en cambio, el Papa al Sínodo en animar la transformación de la parroquia en comunidad de
comunidades. No se encuentra esta expresión en la exhortación.
128
"En el Sínodo se enfrentaban dos concepciones diferentes. Una, basada en una eclesiología de la Iglesia
universal, defendía la razón de ser de estos grupos desde su aprobación por Roma y desde su existencia en la
universalidad de la Iglesia; otra, más basada en una eclesiología de las Iglesias locales en comunión, afirmaba la
necesidad del discernimiento de tales grupos y comunidades desde la concreta pastoral diocesana". Cfr. JULIO
A. RAMOS, Teología pastoral, p. 310.
129
Entre los obispos presentes en el Sínodo que se pronunciaron en relación al tema de los Movimientos, se
encuentran Mons. Felipe Fernández García, Hay que canalizar y articular el dinamismo de los movimientos
laicales: Vida Nueva Núm 1.606/7 (14 noviembre 1987), pp. 49-50; el Cardenal Aloisio Lorscheider, Ninguna
asociacion o movimiento pude encerrarse en sí mismo, en este mismo número, en la página 51; Cardenal Carlo
María Martini, Ante las nuevas asociaciones, la principal tarea es el discernimiento, (p. 55).
Por lo que respecta a las CNC, ni los iniciadores de las mismas (Kiko y
Carmen), ni tampoco sus integrantes, se consideran un movimiento130. Aunque
en este equívoco incurren frecuentemente obispos y teólogos, ni los iniciadores
del Camino Neocatecumenal, ni los párrocos que están viviendo al interior de
sus parroquias este itinerario de Iniciación Cristiana con adultos bautizados, se
comprenden a sí mismos como un movimiento.
131
Cfr. CENTRO NEOCATECUMENAL DIOCESANO, Resucitó. Cantos para las Comunidades
Neocatecumenales (5ª ed.). Madrid 1985, p. 3. Kiko Argüello, en su intervención en la VI Asamblea general
ordinaria del Sínodo, (21-octubre de 1983) declaró que "el neocatecumenado no es un movimiento, en el
sentido que siempre hasta ahora se ha dado a esta palabra, sino que es un tiempo para llevar a la gente a
redescubrir su fe, que les lleve a ser miembros vivos de la iglesia local, la parroquia y la diócesis", en El
Neocatecumenado.., p. 231. Sin embargo, y a pesar de esta insistencia en dejar claro que el CN no es un
movimiento, los estudios que seguían apareciendo lo consideraban como tal: "Los movimientos en la actualidad
de la Iglesia: contribuciones de Comunión y Liberación, Focolares, Renovación Carismática,
Neocatecumenales": Communio (Julio-Agosto 1986), pp. 443-445; P. CORDES, Nouveaux mouvements
sprituels dans l´Eglise: Nouvelle Revue Théologique, 109/1 (1987), pp. 46-65: Le Chemin du néo-catéchumenat
(p. 52).
132
Cfr. JUAN PABLO II, Redemptoris missio (Madrid 1991).
misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo
entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!. La nueva
evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el
compromiso por la misión universal". Esta necesidad de publicar una carta-
encíclica sobre las misiones, venía a responder, por otra parte, a "las numerosas
peticiones de un documento de esta índole; disipar dudas y ambigüedades sobre
la misión ad gentes...; promover las vocaciones misioneras...; dar nuevo
impulso a la misión..."133.
134
Ibid., p. 16.
Por último, este número hace una decidida defensa también de la
comunitariedad de la fe: "en ellas cada cristiano hace una experiencia
comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento activo, estimulado a
ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mismas
comunidades son instrumento de evangelización y de primer anuncio, así como
fuente de nuevos ministerios, a la vez que, animadas por la caridad de Cristo,
ofrecen también una orientación sobre el modo de superar divisiones,
tribalismos y racismos".
135
"En los umbrales del tercer milenio, Europa está viviendo acontecimientos extraordinarios, a través de los
cuales tocamos con la mano el amor y la misericordia de Dios Padre hacia todos los hombres, sus hijos. Por ello,
el Santo Padre Juan Pablo II ha querido convocar esta Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para
Europa, a fin de que, después de tantos años de forzada separación, obispos del Este, del Centro y del Oeste de
Europa pudieran, en comunión colegial con él y entre sí, reflexionar sobre el alcance y las consecuencias de esta
hora histórica para Europa y para la Iglesia". Así comienza el Preámbulo del Documento que lleva por título
Somos testigos de Cristo que nos ha liberado. Cfr. Ecclesia Núm 2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 8. (En
adelante citaremos este Documento por la paginación de la revista). El Papa Juan Pablo II, señalará en el
Discurso de la clausura de esta Asamblea que "el Sínodo de los Obispos europeos está, en definitiva, motivado
por la circunstancia del ya cercano año 2.000: El final del segundo milenio y el comienzo del tercer milenio de
la historia de la Humanidad después de Cristo. Del segundo milenio, distintamente del primero, el cristianismo
sale dividido, pero deseoso de una nueva unidad". Cfr. La verdad sobre el hombre, hilo conductor del Sínodo:
Ecclesia Núm. 2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 17.
136
Ver el estudio que hizo un testigo cualificado de este Sínodo: FERNANDO SEBASTIÁN, Una asamblea
sinodal para impulsar la evangelización de Europa: Ecclesia Núm 2.564 (25 de enero 1992), pp. 25-38.
137
Cfr. Somos testigos de Cristo que nos ha liberado, p. 9.
participa plenamente en la vida eclesial, al mismo tiempo que se puede percibir
un alejamiento profundo a nivel más general -entre fe y cultura, fe y vida" 138. La
respuesta, en ambos casos, pasa por ofrecer nuevamente a los hombres y a las
mujeres de Europa el mensaje liberador del Evangelio, afirman los obispos. Se
ha de impulsar una Nueva Evangelización139, que no podrá llevarse a cabo, dicen
los obispos, "si no invitamos a tomar parte activamente en esta tarea a todos los
cristianos conscientes de la propia vocación profética"140.
139
"La nueva evangelización debe ser, pues, profundamente misionera y llegar no solamente a aquellos
individuos o a aquellos grupos que están ya enraizados en el corazón de la Iglesia, sino también a aquellos que
la miran desde lejos, no raras veces con escepticismo o, sin más, con sentido de rechazo". Ibid., p. 12.
140
Ibid., p. 11.
141
Ibid., p. 12.
142
Cfr. FERNADO SEBASTIÁN, Una Asamblea Sinodal para impulsar la Evangelización de Europa, p. 38.
"Contamos con movimientos e instituciones vigorosas, pero no
acabamos de entendernos y de poner en marcha unas cuantas líneas de
trabajo comunes, armoniosas y estables"143.
144
Ibidem.
145
Cfr. ASOCIACIÓN DE EDITORES DEL CATECISMO: Catecismo de la Iglesia Católica (Madrid 1992).
Para una aproximación en profundidad al contexto y contenidos del Catecismo, ver OLEGARIO GONZÁLEZ
DE CARDEDAL-JUAN ANTONIO MARTÍNEZ CAMINO (Eds), El catecismo posconciliar (Madrid 1993).
146
Cfr. Constitución Apostólica Fidei Depositum, en Catecismo de la Iglesia Católica, p. 10.
147
"Las cuatro partes se articulan entre sí: el misterio cristiano es el objeto de la fe (primera parte); es celebrado
y comunicado en las acciones litúrgicas (segunda parte); está presente para iluminar y sostener a los hijos de
Dios en su obrar (tercera parte); es el fundamento de nuestra oración, cuya expresión privilegiada es el
Padrenuestro, que expresa el objeto de nuestra petición, nuestra alabanza y nuestra intercesión (cuarta parte)".
(Ibidem).
de crecimiento en la vida cristiana, está presente en el Nuevo Catecismo. He
aquí, dos ejemplos:
149
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 203. Para este teólogo, el Camino Neocatecumenal ha
venido a recuperar para la Iglesia la mentalidad de la iniciación gradual y progresiva que en buena parte había
desaparecido de la pastoral sacramental, ver Breve Historia del Catecumenado, pp. 153-157.
permanente que deriva del hecho de haber aceptado estar con
Cristo y prolongar su presencia y su misión en el mundo.
Vivir y promover este despertar es considerado por
vosotros como una forma de catecumenado post-bautismal,
que podrá renovar en las comunidades cristianas de hoy
aquellos efectos de madurez y de profundización que en la
Iglesia primitiva eran realizados en el período de preparación
al Bautismo.
Vosotros lo hacéis después: el antes o después, diría, es
secundario"150.
"La palabra catecumenado hace referencia al Bautismo.
Catecumenado era el período de preparación al Bautismo.
El Bautismo, ahora, no tiene ya, por lo menos difusa y
didácticamente, este desarrollo. Entonces éstos dicen:
bien, lo haremos después del Bautismo. No ha sido
suficiente la gracia santificante. Es más: la gracia
santificante no ha hecho más que encender un fuego, que
debe ser después luz, que se propague durante la vida. San
Agustín hace una referencia a esto. ¿No podemos
anticipar? Hagamos después el Catecumenado, es decir, la
instrucción, la educación, la madurez, todo el arte
educativo de la Iglesia, después del Bautismo.
He aquí pues, el renacer de la palabra catecumenado,
que, ciertamente, no quiere invalidar, ni disminuir, la
importancia de la disciplina bautismal vigente, sino que la
quiere aplicar con un método de evangelización gradual e
intensivo, que recuerda y renueva, en cierto modo, el
catecumenado de otros tiempos. El que ha sido bautizado
necesita comprender, pensar de nuevo, apreciar y decir
amén a la inestimable riqueza del Sacramento recibido"151.
151
Este segundo discurso fue pronunciado en la Audiencia General del miércoles 12 de enero de 1977. Cfr. L
´Osservatore romano, (13 de enero).
Hemos visto ya cómo para la encíclica Redemptoris missio (nº 30), el
proyecto pastoral de la Nueva Evangelización consiste en dar un nuevo impulso
a la actividad misionera de la Iglesia. Los obispos latinoamericanos van a
encontrar en este programa pastoral de la nueva evangelización el punto de
partida para sus reflexiones con motivo de la conmemoración del Vº Centenario
de la Evangelización de América, durante la celebración de la IV Conferencia
del CELAM, que tuvo lugar en Santo Domingo (República Dominicana) los
días del 12 al 28 de octubre de 1992. El Episcopado de América del Sur se
centró en el tema de la nueva evangelización en relación a dos componentes
principales: la promoción humana y la cultura cristiana152.
Las Conclusiones de la IV Conferencia General están divididas en tres
partes: Jesucristo, evangelio del Padre, Jesucristo evangelizador viviente en su
Iglesia (la parte central y más extensa). La segunda parte se compone de tres
capítulos (la nueva evangelización, la promoción humana y la cultura cristiana.
Y, la tercera parte, que es la más breve, expone esquemáticamente las líneas
pastorales prioritarias de la Iglesia Latinoamericana.
154
La nueva evangelización nos exige "formar en una fe que se haga vida, iniciándola con el anuncio del
kerigma a los que están en el mundo descristianizado y promoviéndola con el testimonio alegre de auténticas
comunidades de fe en las que nuestros laicos vivan el significado de los sacramentos" (nº 156).
155
Esta misma visión pastoral se pedirá para combatir el desafío de las sectas, "que la Iglesia sea cada vez
más comunitaria y participativa y con comunidades eclesiales, grupos de familias y círculos bíblicos,
movimientos y asociaciones eclesiales, haciendo de la parroquia una comunidad de comunidades" (nº 142); y,
para responder al "desafío de la masificación de las grandes ciudades", dicen los obispos latinoamericanos que
- Potenciar los "movimientos y asociaciones de Iglesia. Como
respuesta a las situaciones de secularísmo, ateísmo e indiferencia
religiosa y como fruto de la aspiración y necesidad de lo religioso, el
Espíritu Santo ha impulsado el nacimiento de movimientos y
asociaciones de laicos que han producido ya muchos frutos en
nuestras iglesias" (nº 102).
Síntesis teológico-pastoral
hay que "multiplicar las pequeñas comunidades, los grupos y movimientos eclesiales, y las comunidades
eclesiales de base..." (nº 259). La valoración en conjunto que se hace en el documento acerca de la realidad de
las pequeñas comunidades es altamente positiva: "La práctica de pequeñas comunidades pastoralmente bien
asistidas constituye un buen medio para aprender a vivir la fe en estrecha comunión con la vida y con
proyección misionera" (nº 48).
5ª) Sin embargo, esta apuesta decidida por alentar y potenciar los
movimientos eclesiales va a producir un cierto desplazamiento de la línea
pastoral hasta ahora seguida. Por un lado, la preocupación por encontrar los
criterios de discernimiento eclesial de dichos movimientos va a ocupar mucho
tiempo en la reflexión pastoral de este decenio. Y, por otra parte, se va a dejar de
insistir en la importancia del catecumenado y de las pequeñas comunidades, de
tal forma que el punto de mira dejará de estar centrado en la parroquia, para
empezar a estar centrado en los movimientos eclesiales. Durante este decenio,
pues, vamos a asistir a un desplazamiento a la hora de valorar las realidades
catecumenales. Se va a poner el acento más en los nuevos movimientos, que sí
están respondiendo con verdaderos procesos de inspiración catecumenal en sus
itinerarios de formación. Pero no se avanza en la voluntad pastoral de concretar
el estatuto de identidad del catecumenado. Aunque se reconoce que la mayor
parte de los catequizandos no tienen fe o en muy pequeña medida (Cardenal
Danneels), que grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe
o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, que para la
formación de los fieles cristianos puede servir de ayuda una catequesis
postbautismal a modo de catecumenado que vuelva a proponer algunos de los
elementos del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer
captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo recibido, que los bautizados
no evangelizados sean los primeros destinatarios de la nueva evangelización.
156
Cfr. Dentro de la pedagogía de la comunión, nuestros obispos ya habían pedido que “hace falta un mayor
conocimiento mutuo y apertura de todos y se debe evitar la contraposición entre Parroquia y movimientos o de
movimientos entre sí, ya que todos expresan la riqueza del Espíritu y entre todos hacen posible una Iglesia con
más vitalidad”. Cfr. Una Iglesia esperanzada, nº 50. Para una comprensión teológico-pastoral de la relación
“Parroquia-Movimiento” , ver estos excelentes trabajos: Cardenal J. RATZINGER, “Los movimientos eclesiales
y su lugar teológico”, en Convocados en el camino de la fe (Madrid 2004), pp. 181-208; ARTURO
CATTANEO, I movimenti ecclesiali: aspetti ecclesioloci: Annales theologici 11 (1997), pp. 401-427; de este
mismo autor, su ponencia: La relación entre Parroquia y los movimientos eclesiales en la XXI Asamblea
Plenaria (24-28 noviembre 2004) organizada por el Consejo Pontificio para los laicos: Zenit (22 diciembre
2004).
157
Cfr. Cardenal J. RATZINGER, “Presentación de la Carta Communionis notio”, en AA. VV., El misterio de la
Iglesia y la Iglesia como comunión (Madrid 1994), pp. 101-103.
158
El Papa abrió la gran misión urbana de Roma con la vigilia de Pentecostés en la Plaza de San Padreo (25 de
mayo de 1996) en preparación al Gran Jubileo. Cfr. L´Osservatore romano 6 (27/28 mayo 1996).
adecuadamente comprendida en toda su positiva eficacia para el Reino de Dios
a la obra en el hoy de la historia` (Insegnamenti, VII/2 [1984], 696).
En el marco de las celebraciones del Gran Jubileo, sobre todo las del año
1998, dedicado de forma particular al Espíritu Santo y a su presencia
santificadora dentro de la comunidad de los discípulos (cf. Tertio millennio
adveniente 44), cuento con el testimonio y con la colaboración de los
movimientos. Confío en que ellos, en comunión con los pastores y en unión con
las iniciativas diocesanas, querrán llevar al corazón de la Iglesia su riqueza
espiritual, educativa, misionera, como preciosa experiencia y propuesta de vida
cristiana@.
159
Para J. LOSADA Aeste distanciamiento del Pueblo y la desconfianza respecto de los movimientoses uno de
los mayores problemas pastorales que tienen planteado los obispos@. en Los AMovimientos@ dentro de la Iglesia:
Sal Terrae 1989, n1 79, p. 44; Cfr. P.J. CORDES, Los nuevos grupos eclesiales. Indicaciones para la pastoral
ordinaria, en Communio 17 (1995), pp. 570-584. La revista Sal Terrae dedicó el número correspondiente al mes
de abril de 1996 a los nuevos movimientos eclesiales. Para la comprensión de los movimientos eclesiales dentro
de las diócesis, ver R. BLÁZQUEZ, “La Iglesia Particular y los nuevos movimientos”, en Catecumenado en la
Iglesia, pp. 53-78. Y, para los aspectos canónicos que reclama su inserción, ver M. PIÑERO CARRIÓN, El
fenómeno asociativo actual en la Iglesia: movimientos eclesiales atípicos o canónicamente no sistematizados:
Salmanticensis 1987, y L. MARTÍNEZ SISTACH, “Los movimientos y asociaciones de fieles y la Iglesia
Particular” en: XXI Semana Española de Derecho Canónico. El laicado en la Iglesia (Salamanca 1989), pp.
123-142.
160
Ibid., p. 130. En este artículo, muy ponderado, al final se dirá que Arespecto de su vinculación con el
fenómeno de las sectas, me parece un juicio injusto@ (ib., p. 140). Ver del SECRETARIADO PARA LA
UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Sectas o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales (Madrid
1986). Para un acercamiento al fenómeno histórico del surgimiento de los movimientos, ver FIDEL
GONZÁLEZ, Los movimientos en la historia de la Iglesia. Y, para un conocimiento de los grandes movimientos
eclesiales actuales: P. J. CORDES, Signos de esperanza (Madrid 1998).
161
Cfr. AUGUSTO GUERRA, Movimientos en la Iglesia de hoy, en Revista de Espiritualidad, t. 52 (1993), pp.
257-283.
162
Los movimientos neomísticos son los preferidos por la Jerarquía, entre estos están: Opus Dei, Comunión y
Liberación, Focolarini, Comunidades Neocatecumenales (Ibid., p. 269). Y cita como comprobación de esta
preferencia los libros de J. RATZINGER, Informe sobre la fe. (Madrid 1986), p. 50; y J.P. CORDES, Los
nuevos movimientos eclesiales, en Pastoral Misionera, n1 164 (1989), pp. 57-58.
primeros serían los preferidos de la jerarquía. Otros, en cambio, piden que se
les apoye sin reservas y se les acoja con confianza163.
En todo caso, cuando aquí hablamos de movimientos eclesiales 164, nos
referimos a formas agregativas de participación en la vida y la misión de la
Iglesia, que se denominan movimientos, grupos, comunidades, asociaciones...
Hay que respetar la forma como cada realidad se designa a sí misma. La
calificación nuevos indica una connotación cronológica -han surgido en los
últimos decenios- y sobre todo unas características que los diferencian de los
movimientos de Acción Católica, de las agrupaciones nacidas en el ámbito de
las familias religiosas, de los institutos seculares, de las cofradías, etc. Nada
tienen que ver, por tanto, con los llamados nuevos movimientos religiosos de
carácter sectario, ecléptico y en ocasiones pseudo-religiosos165.
163
AAunque para algunos ´entendidos` resulte anacrónico, es necesario seguir apoyando aquellos movimientos
cristianos que anuncian con humildad y convicción el ´kerigma`y que, luego, incorporando al ´catecúmeno` a la
comunidad, le siguen iniciando en los misterios de Cristo@. Cfr. Mons. RAMÓN BUXARRAIS, El fracaso de la
Pastoral de maquillaje, en Vida Nueva (3 de agosto de 1996), p. 33.
164
ALa expresión ´Movimientos Eclesiales`es hoy la más usada y de carácter más general; que da cabida, de
hecho, en el lenguaje común actual, a todos los tipos de organizaciones eclesiales. En este sentido, no está fuera
de lugar referirnos a los Movimientos Eclesiales en una forma amplia, capaz de significar diversas y muy
complejas realidades@. Cfr. M. PIÑERO CARRIÓN, art. cit., pp. 45-46.
165
Consulta de Amsterdam sobre Nuevos Movimientos Religiosos y las Iglesias, III, 2, documento de la
Federación Luterana Mundial y Consejo Ecuménico de las Iglesias, Amsterdam. Septiembre 1986. Texto
publicado en español por J. BOSH, Para conocer las sectas (Estella 1993), pp. 266-271. Para un estudio en
profundidad, ver MANUEL GUERRA GÓMEZ, Los nuevos movimientos religiosos (las Sectas) (Pamplona
1993).
Iniciación Cristiana de Adultos como referente fundamental para la
catequesis@166.
167
Cfr. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis.(Madrid 1997)
[citaremos este documento con las siglas DGC (1997)].
168
Cfr. COMUNICADO DEL CONGRESO CATEQUÍSTICO INTERNACIONAL (Vaticano 14-17 de octubre
1997): La fe de la Iglesia y su misión evangelizadora: L´Osservatore romano (ed. en español), 7 de noviembre
de 1997, pp. 8 y 10. Ver ANTONIO CAÑIZARES/MANUEL CAMPO (eds), Evangelizacion, catequesis,
catequistas. Una nueva etapa para la Iglesia del Tercer Milenio (Madrid 1999).
169
"Evidentemente, la nueva redacción del Directorio General para la Catequesis, ha debido conjugar dos
exigencias principales: - por una parte, el encuadramiento de la catequesis en la evangelización, postulado en
particular por las Exhortaciones Evangelii Nuntiandi y Catechesi Tradendae; - por otra parte, la asunción de
los contenidos de la fe propuestos por el Catecismo de la Iglesia Católica" (nº 7).
El DGC, conservando la estructura básica del texto de 1971, se articula en
cinco partes, precedidas de una Exposición Introductoria y seguidas de una
conclusión170.
Despertarles a la fe es uno de los retos más serios que tiene planteada hoy
la pastoral de la Iglesia, de ahí que encontremos postulada en el Directorio la
necesidad impulsar la nueva evangelización: "Estas situaciones de la fe de los
cristianos reclaman con urgencia del sembrador el desarrollo de una nueva
evangelización, sobre todo en aquellas Iglesias de tradición cristiana donde el
secularismo ha hecho más mella. En esta nueva situación, necesitada de
evangelización, el anuncio misionero y la catequesis sobre todo de jóvenes y
adultos, constituyen una clara prioridad" (nº 26).
171
Ibid., p. 25.
como la forma principal de la catequesis, a la que todas las demás, siempre
ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan" (nº 59); es más, se afirma
también que la "riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha
de inspirar a las demás formas de catequesis" (nº 68), y se consideran "algunos
elementos del catecumenado bautismal, que deben ser fuente de inspiración
para la catequesis postbautismal" (nº 91)172.
173
Sin duda alguna, lo más original de este nuevo Directorio es el Capítulo II de la Segunda Parte en el que se
hace una fundamentación del papel que tanto el nuevo Directorio como el Catecismo de la Iglesia Católica están
llamados a desempeñar en la acción catequizadora de la Iglesia. Este capítulo segundo, es completamente
nuevo, y está al servicio de la presentación del Catecismo de la Iglesia Católica, como texto de referencia para la
transmisión de la fe en la catequesis y para la redacción de los Catecismos locales.
174
En el Estatuto del CN encontramos 38 citas explícitas de este documento, referidas a 50 números del mismo.
He aquí los nn1 por orden de citación :59 (dos veces), 91 (dos veces), 51, 69, 223, 172, 257, 64, 225, 258, 80,
comenzado a gestar este año, y en él va a encontrar la confirmación y
fundamentación de la praxis vivida en el interior de las Comunidades
Neocatecumenales.
La oportunidad de este encuentro venía dada por ser 1998 el año dedicado
al Espíritu Santo en el camino hacia el gran Jubileo del 2000, y el Papa había
pedía a los Movimientos eclesiales que ofrecieran un testimonio común y que,
en comunión con los pastores y en unión con las iniciativas diocesanas llevasen
Aal corazón de la Iglesia su riqueza espiritual, educativa y misionera, como
preciosa experiencia y propuesta de vida cristiana@176.
El encargado de convocar y alentar este encuentro internacional de
Movimientos eclesiales fue el Pontifico Consejo para los Laicos. Para ello
organizó un Congreso mundial, bajo el lema: Los Movimientos eclesiales:
comunión y misión en los umbrales del tercer milenio.
156, 230-232, 62, 102, 53-55, 94, 127, 128, 96, 59, 85, 226-227, 255, 86(cuatro veces), 268, 86, 85, 70, 56, 69-
72, 222-223, 246, 247, 235-236.
175
Cfr. Insegnamenti, VII/2 (1984), p. 696. También en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901.
176
Cfr. Homilía en la Vigilia de Pentecostés (25-5-96), en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901. Esta misma
invitación la haría el Papa a los iniciadores del CN el 24 de enero de 1997: APor este motivo, para el año 1998,
que en el marco de la preparación del Gran Jubileo está dedicado al Espíritu Santo, he deseado un común
testimonio de todos los movimientos eclesiales, bajo la guía del Pontificio Consejo para los Laicos. Será un
momento de comunión y de renovado empeño en el servicio de la misión de la Iglesia. Estoy seguro de que no
faltaréis a esta cita tan significativa@. Cfr. JUAN PABLO II, A treinta años del nacimiento del Camino
Neocatecumenal en las barracas de Madrid: L´Osservatore romano, 25 de enero de 1997, p. 4.
por otro, fomentar la edificación recíproca mediante el intercambio de
testimonios y experiencias@177. Efectivamente, en dicho Mensaje, Juan Pablo II
volvía a expresar su total confianza en los Movimientos: AEllos representan uno
de los frutos más significativos de esa primavera de la Iglesia anunciada en su
día por el Concilio Vaticano II@ y, subrayaba con énfasis, que Ano existe
contraste o contraposición entre la dimensión institucional y la dimensión
carismática, de la que los movimientos constituyen una expresión significativa.
Ambas son ´coesenciales`a la constitución divina de la Iglesia que fundó Jesús,
pues juntas, contribuyen a hacer presente el misterio de Cristo y su obra
salvífica en el mundo@178.
El día 30 de Mayo tuvo lugar un Encuentro del Papa Juan Pablo II -en la
Plaza de San Pedro- con representantes de los Movimientos eclesiales y las
nuevas Comunidades. En él intervinieron con sus testimonios, Chiara Lubich
(fundadora del Movimiento de los Focolares), Kiko Argüello (Iniciador del
Camino Neocatecumenal)179, Luigi Giussani (Fundador de Comunión y
Liberación) y Jean Vanier (Fundador de las Comunidades terapéuticas del Arca
y de Fe y Luz180. El mismo Papa definió este encuentro como Aun acontecimiento
verdaderamente insólito: por vez primera los movimientos y las nuevas
comunidades eclesiales se encuentran, todos juntos, con el Papa. Se trata del
gran ´testimonio común` que deseé para el año que, en el camino de la Iglesia
hacia el gran Jubileo, está dedicado al Espíritu Santo@181.
178
Ibid, p. 932. La tesis, hasta entonces discutida entre los canonistas, había sido formulada por Eugenio
Corecco, que hablaba de un polo institucional y un polo carismático en la constitución de la Iglesia. Cfr. “ Profili
istituzionali dei Movimenti nella Chiesa”, en AA. VV., I Movimienti nella Chiesa negli anni ´80. Atti dle 1 1
Convegno Internazionale. Roma 23-27 Settembre 1981, (Milano 1981), pp. 216-221. Ver también LIBERO
GEROSA, “Carismas y formas de aggregationes fidelium”, en El Derecho en la Iglesia (Valencia 1998), pp.
285-305.
179
En su intervención Kiko Argüello volvió a precisar que AEl Camino Neocatecumenal no es un movimiento o
una asociación, sino un instrumento de las parroquias al servicio de los Obispos para llevar a la fe a mucha gente
que la ha abandonado@. Y daba estadísticas del CN en este momento: AEn estos años el Camino se ha extendido
en 850 diócesis de 105 países, con 15.000 comunidades en 4.4500 parroquias@. Cfr. P.J. CORDES, Signos de
Esperanza, p. 207.
180
Para un conocimiento de estos Movimientos, ver “Entrevistas a los Fundadores y Líderes de los
Movimientos”, en P.J. CORDES, o. cit., pp. 13-123.
181
Cfr. JUAN PABLO II, Discurso con ocasión del encuentro en la Plaza de San Pedro con los Movimientos
eclesiales y la nuevas Comunidades: Una nueva etapa de madurez eclesial para los movimientos, en L
´Osservatore romano, ed. española, 5-6-1998, pp. 324-326; también Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio), p. 933.
comunicativos, y dan origen a esa particular afinidad espiritual entre las
personas y a esa amistad en Cristo que están en el origen de los ´movimientos`.
La transición del carisma original al movimiento se realiza gracias al misterioso
atractivo que el fundador ejerce sobre quienes se dejan implicar en su
experiencia espiritual@182.
Más adelante, señalará los conflictos y tensiones que no pocas veces han
provocado: ASu nacimiento y difusión ha aportado a la vida de la Iglesia una
novedad inesperada, a veces incluso arrolladora. Ello no ha dejado de suscitar
interrogantes, malestar y tensiones@. Y, señalaba las causas: Aa veces ha
acarreado presunciones e intemperancia por un lado y no pocos prejuicios y
reservas por el otro. Ha sido un período de prueba de su fidelidad, una ocasión
importante para comprobar la legitimidad de sus respectivos carismas”183.
183
Ibidem.
184
Ibidem.
185
Cfr. JUAN PABLO II, Vivir la espera perenne del Espíritu, en Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio de 1998), p.
936.
Pontificio para los Laicos, en colaboración con las Congregaciones para la
doctrina de la Fe y para los Obispos, reunía en Roma, los días 16 al 18 de junio,
a más de 100 cardenales y obispos procedentes de 50 países para reflexionar y
dialogar en un Seminario que tenía como tema: Movimientos eclesiales y
nuevas Comunidades en la solicitud pastoral de los obispos186.
186
Cfr. JUAN PABLO II, Es preciso hacer fructificar los dones del Espíritu al servicio de todo el pueblo de
Dios. Mensaje a los participantes en un seminario sobre los movimientos eclesiales en la solicitud pastoral de
los obispos: L´Osservatore romano, 2-VII-1999, p. 23 (en la edición española). La revista Vida Nueva publicó
un amplio reportaje sobre este evento eclesial en su n1 2.193 del 10 de julio de 1999, pp. 24-29.
187
Para un acceso a las Comunicaciones que en el Seminario se escucharon, ver el Pliego de Vida Nueva.
Continúa señalando que “los movimientos y las nuevas comunidades,
como toda obra humana que, aún realizándose por moción divina, se desarrolla
dentro de la historia humana, no han suscitado durante estos años únicamente
consideraciones positivas@, como ya afirmara el 30 de Mayo de 1998. Sin
embargo, se atreve a profetizar que Aveía y veo la llegada de una ´etapa nueva:
la de su madurez eclesial`@188.
En palabras de Juan Pablo II, uno de los frutos más importantes que han
producido los movimientos Aes precisamente el haber sabido estimular en
muchos fieles laicos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes, un intenso impulso
misionero, indispensable para la Iglesia que se prepara a cruzar el umbral del
tercer milenio@. Pero afirmará, con toda rotundidad, que Aeste objetivo se
alcanza sólo cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y
son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras
diocesanas y parroquiales@.
Tras la celebración del Gran Jubileo del 2000, el Papa ha querido ofrecer
a toda la Iglesia una Carta Apostólica en la que resuena con confianza y
esperanza la invitación a remar mar adentro para pescar: Duc in altum (Lc 5,4).
En ella hace un recorrido por los grandes eventos celebrados durante el Año
Jubilar e invita -de nuevo- a poner la mirada Amás que nunca fija en el rostro del
Señor@ (n1. 16), para desde Él fijar algunas prioridades pastorales, la primera de
todas será la de tender a la santidad: ANo dudo en decir que la perspectiva en la
que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad@ (n1 30).
Con fecha del 29 de Junio del 2002 aparece aprobado el Estatuto del
Camino Neocatecumenal189 “después de un atento examen del texto de los
Estatutos, fruto de un laborioso proceso de colaboración entre los iniciadores
del Camino Neocatecumenal y el Pontificio Consejo para los Laicos, que se ha
valido de la contribución aportada en el ámbito de sus propias competencias por
diversos Dicasterios de la Curia romana”190 y después de cinco años de “un
diálogo intenso, a veces incluso difícil, pero siempre guiado por un elevado
189
El texto íntegro del Estatuto -en varias lenguas- ha sido divulgado a través de internet en una página web
reconocida como oficial por el equipo responsable internacional ( El decreto de aprobación está en italiano (así
se publicó en los sitios oficiales en la red tanto del Camino como de la Santa Sede. Para un acceso a la
traducción española puede leerse en Ecclesia nº 3109 (13-7-2002), 1063-1064, y en L´Osservatore romano, ed.
lengua española, 12-7-2002, 353. Para cada lengua se ha hecho una edición típica con el nombre común para
todas ellas en latín:. Neocatechumenale iter Statuta (Bilbao 2002). Es la edición típica del Estatuto del CN y en
ella encontramos en una PRIMERA PARTE el Decreto de Aprobación del Pontificio Consejo para los Laicos y
el Estatuto del Camino Neocatecumenal; en una SEGUNDA PARTE tenemos acceso a las intervenciones de
Kiko Argüello, Carmen Hernández, el P.Mario Pezzi (el día de la entrega del Estatuto) y la del Cardenal J.F.
Stafford, así como el discurso del Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Cardenal J.F. Stafford, a los
catequistas itinerantes reunidos en una convivencia internacional el día 30 de Junio; en una TERCERA PARTE
se incorporan algunos comentarios jurídicos y eclesiales al Estatuto.
190
Cfr. Decreto de aprobación: Statuta, pp. 17-18.
sentido de responsabilidad y caridad eclesial... Este largo proceso de
elaboración y examen de los Estatutos ha sido, al mismo tiempo, ocasión
providencial y tiempo fuerte de discernimiento de la propuesta y de la
experiencia del Camino Neocatecumenal por parte de la Santa Sede. Y se
concluye con una “garantía ulterior de la autenticidad de vuestro carisma” (Cfr.
Juan Pablo II, Discurso del 24 de enero de 1997,n. 4; carta autógrafa citada, n.
2), como es la aprobación de los Estatutos”191.
192
Ibid., p. 18.
193
Intervención de KIKO ARGÜELLO en el día de la aprobación del Estatuto: Statuta, p. 64. Viene a coincidir
esta aprobación del Estatuto del CN en este momento cuando “casi todas las Conferencias Episcopales están
hablando de la necesidad de una iniciación cristiana postbautismal, encuentran muchas dificultades para
realizarla” (Kiko Argüello, ib., 64). Para el canonista Dr. Adelchi Chinaglia “con esta aprobación formal el
Santo Padre (a través del Prefecto del Pontificio Consejo para los Laicos, a quien ha dado expreso y específico
mandato con la carta del 5.04.2001), en la línea de su decreto de 1990, ofrece a toda la Iglesia este nuevo
instrumento, con abundante experiencia y frutos, que nace en las barracas de Madrid a través de Kiko Argüello y
Carmen Hernández, enraizado en el Concilio Vaticano II: un itinerario postbautismal de naturaleza catecumenal,
método válido para llevar a la madurez de la fe a cualquier bautizado o no bautizado que ´manifieste su decisión
de abrazar la fe en Cristo` (can. 788) o de ´hacerse cristiano` (Statuta, p. 108).
194
Cfr. Discurso del Papa JUAN PABLO II a los Iniciadores del Camino Neocatecumenal, a los catequistas
itinerantes y a los presbíteros (Castel Gandolfo, 21 de septiembre de 2002): Statuta, separata, p. 4. Para un
acceso a las indicaciones normativas que el Camino Neocatecumenal ha recibido desde la Santa Sede en
relación con las modalidades litúrgicas de la celebración de la Eucaristía, ver: CONGREGACIÓN PARA EL
Es reseñable, la valoración positiva que el teólogo Olegario González de
Cardedal hace, por estos años, de la aportación del Camino Neocatecumenal a
la vida de la Iglesia en España: “En el postconcilio han surgido las comunidades
neocatecumenales que están siendo un factor decisivo en la forma de vivir la
Iglesia y su presencia en la sociedad. Ellas han recuperado al pueblo y al
sentimiento para la fe, la Iglesia y el dinamismo misionero, han devuelto la
sencilla alegría de creer y el gozo de ser Iglesia en medio de todos los
problemas o tareas, han conformado una transmisión de la fe en familia, han
creado una forma de misión para los seglares célibes o casados, que no cede en
generosidad espiritual, litúrgica y económica a las clásicas órdenes religiosas
con los de sus miembros con los tres votos. El futuro de estos movimientos
dependerá de la fidelidad de sus miembros, a la vez que de la generosidad
lucidez y apoyo, tan benévolo como crítico, que se les preste. Estos
movimientos tienen vocaciones apostólicas porque son el resultado natural de
una vida cristiana intensa y fiel. Si ésta existe, aquellas existirán”195.
CULTO DIVINO, Carta al Camino Neocatecumenal (1 diciembre de 2005); Discurso del Santo Padre
BENEDICTO XVI a un grupo numeroso de miembros del Camino Neocatecumenal (jueves 12 de enero de
2006), en la pág. WEB del Vaticano; El Cardenal Arinze explica las normas litúrgicas emitidas para el Camino
Neocatecumenal (jueves 16 de febrero 2006) en ZENIT; El Camino Neocatecumenal acoge con entusiasmo las
indicaciones de la Santa Sede, en www.caminayven.com.
195
Cfr. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Cristianismo, Iglesia y Sociedad en España, 1950-2000 (Madrid
1999), pp. 400 y 406.
196
Cfr. Ecclesia in Europa (Madrid 2003).
197
Cfr. Pastores gregis (Madrid 2003).
reflexionado sobre los fieles laicos y la vida religiosa, ahora lo hace sobre el
ministerio episcopal)198.
Tras la caída del muro de Berlín, frente al nuevo horizonte de una Europa
inmersa en un contexto de confusión y desesperanza, el Papa y los obispos
europeos han querido “proclamar –con este documento- una exhortación a la
esperanza a una Europa que parecía haberla perdido” (nº 2). Juan Pablo II
desentraña la riqueza de las aportaciones de los obispos tomando como punto de
partida el libro del Apocalipsis “revelación profética que desvela a la
comunidad creyente el sentido escondido y profundo de los acontecimientos”
(nº 5).
Más aún, los obispos europeos afirman con claridad que “es necesario un
nuevo anuncio incluso a los bautizados porque muchos bautizados no saben qué
es el cristianismo, viven como si Cristo no existiera, se han dejado contagiar por
el espíritu de un humanismo inmanentista, etc, y, por ello, la tarea por hacer no
será tanto bautizar a los nuevos convertidos, cuanto guiar a los bautizados a
convertirse a Cristo y a su Evangelio” (nº 47).
Los padres sinodales afirman con rotundidad que “la actual situación
cultural y religiosa de Europa exige la presencia de católicos adultos en la fe y
de comunidades cristianas misioneras que testimonien la caridad de Dios a
todos los hombres. El anuncio del Evangelio de la esperanza comporta, por
tanto, que se promueva el paso de una fe sustentada por costumbres sociales,
aunque siempre apreciables, a una fe más personal y madura, iluminada y
convertida” (nº 50). Para ello será necesario “que las comunidades cristianas se
198
El título de la convocatoria sinodal reza así: El Obispo, servidor del Evangelio de Jesucristo para la
esperanza del mundo
movilicen para proponer una catequesis apropiada a los diversos itinerarios
espirituales de los fieles en las diversas edades y condiciones de vida, previendo
también formas adecuadas de acompañamiento espiritual y de redescubrimiento
del propio bautismo” (nº 51).
Síntesis teológico-pastoral
4ª) Será el Papa Juan Pablo II quien definirá desde un punto de vista
teológico y pastoral el alcance de la llamada espiritualidad de la comunión,
invitando a toda la Iglesia a ser casa y hogar de comunión entre todos sus
miembros, entre todas sus realidades. Los obispos están llamados a ser los
garantes de la unidad y de la comunión, de este modo viviendo como hombres
de esperanza y reflejando en el propio ministerio la eclesiología de comunión y
misión serán verdaderamente motivo de esperanza para su grey.
6ª) Junto a la relevancia que en estos años van a tener los Movimientos
eclesiales y las nuevas Comunidades, un documento que va ayudar a toda la
Iglesia a seguir avanzando por el camino de la evangelización y de la
catequesis, será la promulgación del Directorio General para la Catequesis del
año ´97. No sólo ha sido y es un inestimable servicio al ministerio catequético
de la Iglesia, sino que como hemos visto, también ha ayudado a orientar la
identidad eclesial de no pocas de las nuevas realidades comunitarias que por
estos años estaban intentando perfilar su estatuto de identidad eclesial. En el
Directorio se afirmará que para favorecer un proceso permanente de conversión,
se necesita una comunidad de base o fundante. Para favorecer tal proceso, se
necesita una comunidad cristiana que acoja a los iniciados para sostenerlos y
formarlos en la fe. Y se tiene muy presente que la vida cristiana en comunidad
no se improvisa y hay que educarla con cuidado.
1. Razones de un redescubrimiento
Esta introducción se hace mediante etapas significadas por los ritos del
Catecumenado que vienen desarrollados en el Ritual. Un camino que comienza
con el Rito de Entrada en el Catecumenado y culmina con la recepción de los
sacramentos. Sin embargo, el Ritual no se reduce a ser un momento ritual-
celebrativo, en él se hallan las claves que deben llenar de contenido la
catequesis, los ritos que han de ir jalonando el proceso y la vida evangélica que
ha de ir expresando el cambio de vida, todo ello formando parte de un dinámico
itinerario catecumenal.
Respecto a la estructura es como sigue:
a) Contiene unos Preliminares (nn. 1-67) sobre el espíritu que tiene que animar
la iniciación, y sobre la estructura, etapas y grados de la misma. Comprende
unas observaciones generales y unas observaciones previas.
b) El Cap. I ofrece el Ritual del catecumenado distribuido en sus grados o
etapas (nn. 69- 239). Es la parte más importante y se refiere a la iniciación de
los adultos. Este Ritual es para desarrollarlo normalmente en varios años. Pero
en situaciones excepcionales las ceremonias se reagrupan según dos esquemas
posibles.
c) En el Cap. II: Forma simplificada de la iniciación de un adulto (nn. 240-277).
d) En el Cap III: Ritual breve de la iniciación de un adulto en peligro próximo o
inminente de muerte (nn. 278-2294).
e) El Cap. IV . proporciona directrices sobre la Preparación para la
Confirmación y la Eucaristía de los adultos bautizados en la primera infancia y
que no han recibido
catequesis (nn. 295-305).
f) El Cap. V . presenta el Ritual de la iniciación de los niños en edad catequética
(nn. 306- 369).
g) Y finalmente, un apéndice, que contiene el Ritual de la admisión a la plena
comunión con la Iglesia católica de los ya bautizados válidamente (31 números)
en una Iglesia separada.
Tratamos de ofrecer una breve síntesis selectiva, que nos sirva como
elemento de comparación con lo que sucede en España. Por ello nos fijamos en
algunos países más significativos de Europa199.
201
A. Fayol-Fricout- A. Pasquier-O. Sarda, L’initiation chétienne, o.c.
documentos relativos a la iniciación, da especial preferencia al Catecumenado 202.
Francia es sin duda el país europeo donde el Catecumenado prebautismal tiene
más extensión y vigencia (hay unos 11.000 catecúmenos en la actualidad),
siendo un referente para el resto de los países europeos.
204
CEI, Consiglio Episcopale Permanente, Il catecumenato oggi in Italia: adulti verso il battesimo. Strumento
di lavoro per un servicio al catecumenato, Roma 1994. Pero más importante es el documento de la CEI,
L’iniziazione cristiana. 1. Orientamenti per il catecumenato degli adulti (30 de marzo de 1997), Roma 1997;
205
Puede verse, por ejemplo, en CEI, Evangelizazione e testimonianza della caritá. Orientamenti pastorali del
Episcopato Italiano per gli anni ’90, Roma 1990; Id., Direttorio di pastorale familiare per la Chiesa in Italia,
Roma 1993.
206
Una cronología sobre la evolución del catecumenado en Alemania puede verse en A. Waibel-F.P. Tebartz
van Elst, “Feier der Eingliederung in die Kirche”, en B. Kranemann – E. Nagel – E. Nübold, Heute Gott
feiern, Freiburg 1999, 182-186. También en el informe del actual Director del Instituto Alemán de Liturgia
Eberhard Amon, Panorama der christlichen Initiation: gestern und heute, Fatima 2001 (Ad usum privatum).
207
Su tesis doctoral sobre Der Erwachsenenkatechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika. Eine
Anregung für die Sakramentenpastoral in Deutschland (Múnsteraner Theologische Abhandlungen 28),
Episcopal Alemana, a través de las mismas instituciones de Pastoral y Liturgia
publicó “Adultos en el camino hacia el bautismo, de. M. Ball, München 1997. Y
una propuesta posterior más concreta se publica el año 2000 “Adultos
preguntan por el bautismo. Un material catequético litúrgico para la
realización del catecumenado”208. Esta preocupación y recepción teórica tardía,
no va acompañada, sin embargo, hasta el momento, de una recepción práctica
correspondiente.
208
De. Ernst Werner, DKV, München 2000.
209
Una bibliografía al respecto: A. Tatiana Sanon-R. Luneau, Enraizar el evangelio. Iniciaciones africanas
ypedagogía de la fe, Madrid 1994; B. Muzungu, Le dieu de nos Pères, t. I,II,III, Les Presses Lavigerie,
Bujumbura 1974-1975; D. Nothomb, Un humanisme africain. Valeurs et pièrres d’attente, Ed. Lumen Vitae,
Bruselas 1965; M. Combarros Miguelez, Dios en Africa. Valores de la tradición Bantú, Madrid 1993; J. Van der
Meersch, Vers un catéchuménat rénove selon le Concile, Ed. del Centro Internacional de Pastoral y Catequesis,
Butare 1968-1971; AA.VV., L’Eglise du Rwanda vingt ans après le Concile Vatican II, Ed. Pallotti-Presse,
Kigali 1987; AA.VV., Une expérience africaine d’inculturation. Théologie-Anthropologie, Ed. N.D. Cotonou,
París 1992.
210
Una bibliografía al respecto: B. Fischer, Das Amerikanische Beispiel. Die Rezeption des Ritus
derEewachsenen-Initiation von 1972 in den Vereinigten Staaten: Liturgisches Jahrbuch 37 (1987) 66-74; F. P.
Tebartz van Elst, Der Erwachsenen-Katechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika. Eine Anregung für
die Sakramentenpastoral in Deutschland, Altenberge 1993; Id., Die Wiederbelebung des
Erwachsenenkatechumenates in den USA und seine pastoralliturgischen Anregungen für die Kirche in
Deutschland: Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-78; Id., Erwachseneninitiation in den USA: Diakonia 24
(1993) 279 ss.; W. A. Anderson, Journeying throuth the RICA, Dubuqye, Iowa 1984; K.A. Boyack, A Parish
Guide of Adult Initiation, Nueva York 1979; Murphy Center for Liturgical Research, Made, not born.New
Perspectives on christian Initiation and the Catechumenate, Notre Dame-Londres 1980; W.J. Reedy, Becoming
a Catholic Christian. A Symposium on Christian Initiation, Nueva York-Chicago-Los Angeles 1979; Id.,
Christian Initiation Resources Readers, Nueva York 1984.
211
Nota anterior 55: Der Erwachsenenkatechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika, Altenberge 1993.
Un resumen de la misma en la revista Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-88. Un resumen de la estructura
de habitantes, de los que 60 millones son católicos, distribuidos en 188 diócesis.
puede decirse que al menos dos tercios de las parroquias han vivido
experiencias catecumenales. La publicación del RICA y su traducción al inglés
en 1974, encontró en los Estados Unidos un clima social especial: el llamado
“Catholic moment in American Culture” (momento católico en la cultura
americana). Este clima, unido a un número alto y constante de conversos y
solicitantes del bautismo, y a un aprecio a las comunidades católicas como
lugares de referencia, llevó a prestar una especial atención a la pastoral de
iniciación y al mismo catecumenado propuesto por el RICA. El intercambio de
experiencias a nivel interdiocesano condujo a definir mejor los fines y los
medios de la iniciación. En 1981 tiene lugar una Conferencia en Estes Park
(Colorado) en la que se crea el "North American Forum on the Catechumenate"
(Foro para la coordinación del desarrollo del OICA en las parroquias de Estados
Unidos). De este Foro nacerá una adaptación más precisa y coordinada del
RICA, que tendrá en cuenta no sólo los no bautizados, sino también los
conversos válidamente bautizados. Finalmente, en 1986 la Conferencia
Episcopal aprobó el RICA para los Estados Unidos, con el título: "Rite of
Christian Initiation of Adults", lo que fue confirmado por Roma el 1 de
septiembre de 1988. En adelante, esta será la única y obligatoria forma de
iniciación de adultos en las parroquias estadounidenses. En este ritual: Se
considera el caso de los bautizados que vienen de otras confesiones; se
promueve no sólo la formación de Catequistas y animadores, sino también su
experiencia catecumenal, siguiendo las fases diversas. Esto hace que descubran
la identidad de su fe, y se capaciten para conducir el proceso, para considerarse
"Iglesia en proceso".
En lo que se refiere a Latinoamérica, la recepción del Catecumenado
propuesto por la reforma del Vaticano II y el RICA puede decirse que ha sido
reducida y lenta (a excepción de la implantación y fecundidad del Camino
Neocatecumenal en la mayor parte de las diócesis de América Latina), con
características peculiares dada la situación cultural y religiosa de los diversos
países. De hecho, llama la atención que en los grandes documentos del
Episcopado latinoamericano ocupe un lugar destacado el tema de la
evangelización o nueva evangelización, pero que a ello no se una de forma
explícita y amplia el tema del Catecumenado212. Cierto que se habla de
catequesis permanente, o de “itinerario continuado”213, pero no se piensa
y peculiaridades del catecumenado en EE. UU., en D. BOROBIO, Catecumenado para la evangelización, o. c.,
96-113.
212
ll Nos referimos a las Conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo sobre todo.
213
En el documento de Santo Domingo, Nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana, PPC,
Madrid1993, n. 49 se dice: “La nueva evangelización debe acentuar una catequesis kerigmática y misionera…
Nuestra catequesis ha de tener un itinerario continuado que abarque desde la infancia hasta la edad adulta,
utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación”.
directamente en el Catecumenado214. Sin embargo, los procesos en “pequeñas
comunidades” o en “comunidades eclesiales de base” han cumplido de hecho
las funciones de un verdadero Catecumenado. Algunas conferencias
Episcopales, como la brasileña, se plantearon ya desde los años ’70 la cuestión
de la iniciación cristiana, y por tanto también en alguna medida la del
catecumenado215. Algún movimiento, como el SINE o “Sistema de
evangelización integral”, promovido por el A. Navarro en México en todo
Latinoamérica, tiene una verdadera estructura y dinámica catecumenal, desde
una insistencia en la evangelización (o precatecumenado), en la participación de
la parroquia o comunidad en el proceso evangelizador, en la necesidad de
promover los ministerios laicales, realizar todas las dimensiones de la misión
equilibradamente, y sectorizar el terreno para una evangelización concreta y
eficaz216.
214
Teólogos pastoralístas y Catequistas itinerantes de las Comunidades Neocatecumenales han constatado en
diversos encuentros con párrocos y catequistas de Latinoamérica que muchos sacerdotes todavía no conocen el
Ritual de la iniciación cristiana de adultos, en parte debido a que ha sido traducido muy tardiamente.
215
Episcopado Brasileño, Pastoral dos sacramentos da inicicao Cristá, Sao Paulo 1974; J. Lachnitt, Desafíos
para a iniciacao cristá a partir da iniciacao War’a: Revista de Liturgia 3 (1990) 93-96; A.F. Lelo, La
inculturaciòn en Brasil del Ritual de iniciación cristiana de adultos, Universidad Pontificia. Faculktad de
Teología, Salamanca 1994.
216
A. Navarro, Parroquia evangelizadora. Sistema integral de la nueva evangelización, México 1994; Id.,
Evangelización. Kerigma, México 1974; Id., El anuncio kerigmático. Por si mismo, sólo y todo, México 1994.
Con otras palabras, el Catecumenado es el ámbito en el que una persona se
hace con las disposiciones necesarias para llegar a ser cristiano; es el camino
que conduce a la verdad del ser cristiano y de la pertenencia a la Iglesia; es el
proceso en etapas, a través de las que se llega a descubrir y acoger el don de la
fe y la gracia de la salvación; es el espacio y tiempo adecuado para la
manifestación del misterio amoroso de Dios y la experiencia religiosa que
transforma la vida; es el lugar del encuentro entre el candidato al bautismo y la
comunidad que acoge y acompaña; es el proceso de aprendizaje e iluminación
del candidato, en el interior de la comunidad y para la renovación de la misma
comunidad; es, en fín, el momento de “prueba” o “noviciado”, por el que
renunciando a lo antiguo, se comienza a vivir la novedad de la vida en Cristo.
En principio, los objetivos del Catecumenado no pueden ser otros que los
de la iniciación cristiana global, que recordamos brevemente:
1. Adhesión y vinculación afectiva y efectiva a Cristo = Fe. Por una pedagogía
de
aprendizaje y crecimiento, por la escucha de la Palabra, la catequesis y el
diálogo, el sujeto llega a acoger el misterio, a iluminar su vida a hacerse con los
“ojos de la fe”, por la que podrá comprender y vivir los misterios bautismales.
2. Cambio de vida y perdón de los pecados = Conversión. El catecúmeno es un
convertido inicial, que a lo largo del proceso va gozándose en el “tesoro
escondido y descubierto), va profundizando en la “conversión radical primera”,
hasta transformar su vida y reorientarla en un nuevo sentido.
3. Introducción al misterio y experiencia de la salvación de Dios, por Cristo, en
el Espíritu = Don de gracia. Para que la fe y conversión tengan toda su
profundidad y consistencia, es preciso que crezcan y se sustenten en la
experiencia del Dios amoroso, que viene a nuestro encuentro en Cristo y nos
transforma en el Espíritu. No se trata tanto de una introducción intelectual,
como de una inmersión vivencial, por la que más que pretender desentrañar el
misterio con las categorías de la razón, se llega a vivirlo con la entrega del
corazón, con la experiencia del gozo, con la admiración y el entusiasmo, con la
contemplación, la oración y la acción.
4. Acogida y aceptación de la convivencia y pertenencia a la comunidad =
Comunión. El Catecumenado es encuentro del catecúmeno con la comunidad y
de la comunidad con el catecúmeno, y por lo mismo tiene como objetivo la
relación y comunicación con los creyentes, el suscitar y posibilitar la primera
experiencia de comunidad, el iniciar al sentido de Iglesia, despertando el sentido
de pertenencia a la misma, que le conducirá a una unión más perfecta y a una
participación más estrecha en su vida y sus tareas.
5. Participación en las tareas de edificación de la Iglesia = Compromiso. El
catecumenado lleva a comprender y asumir la misión de la Iglesia como propia;
suscita la responsabilidad personal y comunitaria respecto a esta misión;
identifica el carisma y la vocación personal desde la que se puede servir mejor a
dicha misión en la Iglesia y en el mundo. Quien a lo largo del catecumenado se
ha alimentado y crecido por la acción y el testimonio de los demás, no puede
olvidar que también él está llamado a ayudar y dar testimonio ante los demás. El
evangelizado necesariamente debe ser evangelizador.
Pues bien, eso mismo debe ser el Catecumenado hoy: un proceso que
compromete la vida, que lleva a revisar las actitudes y actos en un esfuerzo de
transformación según el evangelio y sus exigencias rectamente interpretadas por
la Iglesia. No se trata de una insistencia en normas morales, desde una visión
más bien rigidista de la Iglesia y negativa del ser cristiano. Se trata más bien de
una insistencia en el ideal evangélico, sin olvidar sus exigencias en la vida
personal, social, económica, política.
La Parroquia
Los padrinos
Los catequistas
Los sacerdotes
El obispo
El obispo no puede permanecer al margen del proceso de iniciación. Al
contrario, “es propio del obispo, por si o por su delegado, organizar, orientar y
fomentar la educación pastoral de los catecúmenos, y admitir a los candidatos a
la elección y a los sacramentos. Es de desear que, en cuanto sea posible, además
de presidir la liturgia cuaresmal, él mismo celebre el rito de la elección, y en la
Vigilia pascual confiera los sacramentos de la iniciación” (RICA 44).
Aún reconociendo las notables diferencias que existen entre los diversos
"modelos catecumenales" que se proponen ("comunidades neocatecumenales",
catecumenados de adultos...), cabe resaltar algunos elementos comunes
diferenciantes del Catecumenado "estricto" y "propio". Aquí se trata de un
Catecumenado para la re-iniciación, pero fuera del tiempo iniciático que marca
la celebración de los sacramentos. Es un Catecumenado que tiende a "reparar"
aquello que en otro momento debió haberse hecho, y no se hizo. Este
Catecumenado está sí referido a los sacramentos de iniciación, pero no culmina
en la celebración sacramental irrepetible de ninguno de ellos, sino sólo con su
renovación. Los objetivos son idénticos a los que persigue el Catecumenado,
pero la realización, los medios y el ritmo, el contenido y la duración... son
diversos. Se trata, pues, de un "Catecumenado" en sentido análogo y amplio. No
obstante, los neocatecumenados o catecumenados de adultos siempre serán
necesarios para autentificar la iniciación sacramental, y para renovar la fe
personal y la comunidad cristiana.
h) Canto a la esperanza
No obstante estas dificultades, hay que decir que los esfuerzos y frutos
del Catecumenado en la Iglesia Universal, con sus variantes, han sido y siguen
siendo muy importantes. Creemos que es una verdadera bendición de Dios el
redescubrimiento del Catecumenado, como institución más originaria y
adecuada para la evangelización y la iniciación cristiana. Estamos convencidos
de que la restauración del Catecumenado, como uno de los elementos esenciales
de y para la iniciación o para la plenificación iniciatoria, es uno de las mejores
aportaciones del Vaticano II, y de la Iglesia, en orden a la autentificación de su
vida y a la renovación de la comunidad cristiana. Cuando miles de jóvenes y
adultos intentan seguir un proceso catecumenal; cuando miles de miembros de
las comunidades dedican sus mejores esfuerzos a la renovación de la fe de estos
jóvenes y adultos, sea en una u otra situación; cuando se descubre que realmente
el anuncio de la Buena Nueva sigue teniendo su fuerza y que el Espíritu actúa...,
no hay motivo para la desesperanza, aunque el ideal siempre esté por conseguir.
Al contrario, es una ocasión para la esperanza, porque algo nuevo está naciendo.
218
Ib., p. 5.
219
Cfr. Catecumenado en la Iglesia (Valencia 1998), p. 17.
220
"Los procesos de reiniciación son hoy una necesidad y deben ser apoyados con entusiasmo y creatividad,
sabiendo que inciden sobre todo en el ámbito de la pastoral y que son un test elocuente de la capacidad de la
* Motivaciones de orden teológico: la reflexión teológica postconciliar
subraya algunos temas, como la fe, la conversión, la Iglesia, la misión de los
cristianos en el mundo, el significado de los signos de los tiempos (la Nueva
Evangelización), que estimulan la Iniciación cristiana. Ésta aparece vinculada a
la búsqueda y promoción de un nuevo modelo de creyente, de comunidad, de
Iglesia, según las exigencias del mundo contemporáneo. Por su parte, la
investigación histórico-teológica ha redescubierto el carácter primordial del
catecumenado como función esencial de la Iglesia, de toda la Iglesia221. Son muy
elocuentes los pronunciamientos del entonces teólogo J. Ratzinger al afirmar
que “la doctrina cristiana debe surgir, originariamente, en el contexto del
catecumenado. Sólo desde allí puede aspirar a renovarse. Lo que hoy nos falta
no son nuevas fórmulas; al contrario, más bien tenemos que hablar de una
inflación de palabras sin suficiente respaldo. Lo que ante todo necesitamos es el
restablecimiento del contexto vital de la ejercitación catecumenal en la fe como
lugar de la común experiencia del Espíritu, que puede convertirse en la base de
una reflexión atenta a los contenidos reales. De ella surgirán también, con
certeza, formulaciones nuevas, en las que se exprese con la fuerza y concisión
de los datos centrales de la fe cristiana”222.
Iglesia de hoy de lanzar iniciativas de CA en clave de maduración. Los catecúmenos y los reiniciados son un
don y una chance para la Iglesia, que se enriquece así con su experiencia y con su nuevo modo de vivir la fe. Es
importante, por lo tanto, no entender estos procesos en clave de conservación o restauración". Cfr. E.
ALBERICH/A. BINZ, Formas y modelos de catequesis de adultos, p. 54.
221
“En nuestras Iglesias necesitamos nuevamente descubrir los cimientos del cristianismo, y de aquí partirá el
servicio que deseamos ofrecer con renovada confianza a la humanidad del tercer milenio. Iniciación cristiana,
catecumenado, catequesis misionera, actuación apostólica con inspiración catecumenal... parecen ser los
´métodos`básicos para llevar a cabo la misión pendiente”. Cf. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación
cristiana y nueva evangelización (Bilbao 1992), p. 17.
222
Cfr. Teoría de los principios teológicos (Barcelona 1985), p. 28.
223
Cfr. CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE PAMPLONA Y TUDELA, BILBAO, SAN SEBASTIÁN
Y VITORIA, Creer en tiempos de increencia (1988); Evangelizar en tiempos de increencia (1994); C.
FLORISTÁN, Para comprender la evangelización; CEE, Una Iglesia esperanzada. Plan Pastoral 2002-200, nnº
4-11.
El significado de la importancia del Catecumenado como itinerario de
Iniciación cristiana en la pastoral de la Iglesia hoy, no deriva tanto del número
de adultos y de agentes pastorales implicados, cuanto de su carácter esencial en
el conjunto de la praxis eclesial. Merece que venga considerada como "uno de
los signos más reveladores del futuro de la Iglesia"224, y como paradigma de
toda Catequesis de Adultos. He aquí algunas observaciones pastorales
importantes a la luz de lo que venimos afirmando:
225
Nuestros obispos han afirmado que consideran “que la restauración del catecumenado en nuestras iglesias es
una oportunidad que Dios nos concede para la renovación de la vida de la Iglesia y una ocasión para mostrar a
todos la fe que ella ha recibido (cf. LG 1; IC 3). A su vez, la Iglesia se ve renovada y enriquecida por los nuevos
creyentes que son siempre un signo de vitalidad del Evangelio”. Cfr. OPC, nº 5.
226
Para un experto como H. BOURGEOIS el espacio catecumenal se convierte en un verdadero lugar
teológico, un lugar de reformulación de la fe y de elaboración teológica. Ver en este sentido la fundamentación
de este planteamiento en Théologie catéchuménale (Paris 1991).
4ª) La reflexión teológico-pastoral, junto con la atenta consideración de
las transformaciones de nuestra sociedad, parecen indicar con claridad que ha
llegado la hora de decidirse por la opción catecumenal 227, en forma explícita y
oficial. Esta opción, tomada en forma responsable dentro de una adecuada
programación pastoral, se anuncia hoy como un elemento esencial de esa
pastoral de evangelización tan proclamada por doquier.
228
antiguo" . El catecumenado representa ciertamente una gran
227
"La actividad catequística de nuestro tiempo debe subrayar el carácter y la inspiración catecumenal propios
de la catequesis. Si la missio ad gentes es paradigma de toda la actividad evangelizadora en cada uno de sus
diversos momentos, el catecumenado bautismal es modelo e inspiración de la actividad catequizadora
particularmente con referencia a la catequesis de iniciación". Cfr. Comunicado del Congreso catequístico
internacional-1997, p. 8.
228
Cfr. DCG (1997), p. 13.
La necesidad de afrontar con serenidad la importancia y trascendencia
pastoral que va a tener la pastoral catecumenal y comunitaria para el futuro de la
Iglesia en España debe seguir siendo un tema apasionante en la reflexión
teológico-pastoral de nuestras diócesis. Y, si nos preguntamos el por qué de esta
convicción, no es nada difícil comprender, tiene que ver con los planteamientos
de fondo de nuestro ser cristiano y el modo de configurar nuestra identidad
eclesial: el catecumenado apunta al camino para llegar a ser cristiano; el vivir la
fe comunitariamente, señala la casa, el seno donde se realiza esta gestación.
229
de los signos de Dios , se han dado cita la percepción del
230
despersonalización padecidas por el hombre actual .
229
El fenómeno de las pequeñas comunidades, o comunidades de base es un fenómeno típico de la Iglesia
postconciliar que surgió un poco por todas parte” como reconocía Pablo VI en EN, nº 58.
230
Los obispos latinoamericanos han señalado que si la parroquia se renueva desde el principio comunitario
podrá formar a la gente en comunidades, ofrecer auxilio a la vida de familia, superar el estado de anonimato,
acoger y ayudar a que las personas se inserten en la vida de sus vecinos y en la sociedad”. Cfr. Ecclesia in
America (Madrid 1999), nº 41b.
La parroquia, lugar originario y privilegiado en el que los fieles pueden
tener una experiencia concreta de Iglesia, está llamada, también, a renovarse
profundamente. Los obispos latinoamericanos han señalado que “una clave de
renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las grandes
ciudades, puede encontrarse quizás considerando la parroquia como comunidad
231
de comunidades y de movimientos” .
232
la naturaleza misma de la parroquia” . Algunos años más tarde,
233
fe radicalmente vivida” .
234
Cfr. Llamados a la vida, (Barcelona 1988), pp. 146-147.
235
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia : L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada
nuestras comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las
personas, de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana
requiere. Podría ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más
pequeñas, como se aprecia en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las
parroquias de las grandes ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades...
Ellas son el marco más fácil para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas
humanos y madurar opciones responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El
Papa Juan Pablo II ha desarrollado esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino
Neocatecumenal, en el que maduran los itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo,
de la difusión de las sectas y de la escasez de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la
Eucaristía hacen posible la vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con
una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los miembros del CN: El Camino Neocatecumenal puede responder a los
desafíos del secularísmo, las sectas y la escasez de vocaciones: Ecclesia, nº 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más
tarde volvía a afirmar: “Estas comunidades ayudan a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los
signos sacramentales, Dios extiende su acción salvífica a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un
ejemplo de nueva evangelización: L´Osservatore romano (21 de enero de 1994), p. 20.
236
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones
comunitarias de la fe cristiana (Bilbao 1998).
La recuperación de la dimensión comunitaria de toda experiencia
cristiana, hará posible que la Iglesia hoy recupere su sentido primigenio, llegue
a ser fraternidad efectiva y se convierta en un lugar de anuncio gozoso y de
interpelación para todos los hombres. Es necesario para ello, como afirma el P.
Liege, que “todo bautizado se oriente hacia las experiencias comunitarias y
comprenda que es facultativa la vida comunitaria a causa del Evangelio. Son
aún demasiados los bautizados que vegetan en la Iglesia, sin integrarse
activamente en ella, por pensar que la vida comunitaria exige una vocación
especial y un atractivo particular, si es que no la juzgan puro esnobismo” 237. En
este sentido la praxis del Neocatecumenado, al ser vivido en pequeñas
comunidades, ayuda enormemente a vivir la comunitariedad de la fe como un
don: “La educación a la vida comunitaria es una de las tareas fundamentales de
la iniciación cristiana. El Neocatecumenado educa a ella de modo gradual y
constante mediante la inserción en una pequeña comunidad, cual cuerpo de
Cristo resucitado, abierta a la vida de la comunidad parroquial y de toda la
Iglesia” (SCN, art. 15&1).
Sin embargo, hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida pendiente: pasar de una forma de
Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser identificada
la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las monjas) a
otra forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos miembros activos,
conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar personalmente razón de la
esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio. La acentuación de la
comunitariedad, que reclama como necesario correlato la acentuación de la
personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la nueva
evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar de
adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha de
ser vivida en comunidad238.
238
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ afirma con rotundidad que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad (...) Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus contornos, se
generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial de la identidad cristiana”, en
Jesús si, la Iglesia también, p. 311.
fieles y el clero la vida litúrgica parroquial y su relación con el Obispo, y hay
que trabajar para que florezca el sentido de comunidad parroquial, sobre todo en
la celebración común de la misa dominical” (SC, nº 42).
241
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, (Madrid 1988). En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos con una
lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy
significativo reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre
parroquia - pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento:
un 53% afirman que la estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias
concebidas como una comunión de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de
comunidades: populares (un 4,2%), neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso,
p. 65. De cara a renovar nuestras parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no
van transformándose de centros de servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los
Para que las parroquias sean verdaderas comunidades cristianas, el Papa
Juan Pablo II pide que “las autoridades locales favorezcan: a) la adaptación de
la estructuras parroquiales con la amplia flexibilidad que concede el Derecho
Canónico, sobre todo promoviendo la participación de los laicos en las
responsabilidades pastorales; b) las pequeñas comunidades eclesiales de base,
también llamadas comunidades vivas, donde los fieles pueden comunicarse
mutuamente la palabra de Dios y manifestarse en el recíproco servicio y en el
amor; estas comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y
centros de evangelización, en comunión con sus pastores”242.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones243. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente.
cristianos puedan vivir realmente la experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147). Ver J. HIGUERAS, Hacia la
parroquia del Tercer Milenio (Madrid 2000).
242
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares
y rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la
transformación de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente
elemento activo, estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son
instrumento de evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
243
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras comunidades
ni de la Iglesia universal; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una automarginación de la vida
pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia
también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El ser eclesial. Persona, comunión,
Iglesia ( Salamanca 2003).
afirma de las pequeñas comunidades que “dentro de algunas parroquias, sobre
todo si son extensas y dispersas, las pequeñas comunidades eclesiales pueden
ser una ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más
capilar e incisiva la conciencia y la experiencia de la comunión y de la misión
eclesial”244.
244
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles cristianos, nº 61. En el Mensaje final el Sínodo había recogido la
definición de nueva parroquia como comunidad de comunidades. Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº
10: Vida Nueva, nº 1606/7 (7/14 noviembre de 1987), p. 69.
245
Cfr. Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, nº 46. Ver también La catequesis de la Comunidad, nº
280.
246
Cfr. J. BESTARD, art. cit., p. 664.
247
Cfr. Cambio estructural de la Iglesia (Madrid 1974), p. 140. Ya por aquellos años el teólogo alemán hacía este tipo de
afirmaciones: “La Iglesia del futuro deberá construirse y crecer desde su base natural comunitaria. ´Iglesia desde la base`,
fundamentada en auténticas ´comunidades de base`, de libre iniciativa y asociación, unidas en comunión con el Obispo y con
la Iglesia particular diocesana” (pp. 140-145).
A esta nueva comprensión eclesiológica ha contribuido sin duda alguna la
praxis eclesial y pastoral de las parroquias que albergan en su seno
Comunidades Neocatecumenales. Hay parroquias que cuentan con más de 30,
28, 20, 18, y 15 comunidades. La armónica coexistencia entre vida parroquial y
desarrollo del itinerario neocatecumenal ha hecho comprender que cuando no se
plantean los conflictos en términos disyuntivos, la Parroquia ofrece al
Neocatecumenado el ámbito natural para que desde él se “eduque a la vida
comunitaria de modo gradual y consciente mediante la inserción en una
pequeña comunidad abierta a la vida de la comunidad parroquial y de toda la
Iglesia” (SCN, art. 15&1).
248
no es tanto hacer “programas nuevos” , cuanto vivir la novedad
249
decisiva” . Para este encuentro se necesita la mediación de la
250
los ritos litúrgicos de las etapas catecumenales” .
252
Cfr. Iniciación cristiana de adultos, p. 21. Para una mayor profundización sobre diversos aspectos del RICA ver los
siguientes artículos en el nº 88 de Ephemerides Liturgicae de 1974: A. NOCENT, L´Ordo initiationis christianorum: lignes
theologico-liturgiques du Catéchumenat, pp. 163-173; B. CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche del rito dell´iniziazione
cristiana degli dulti per una valorizzazione critica della sua indole pastorale, pp. 192-209; JESÚS LÓPEZ GAY, Liturgia y misión,
pp. 221-231; ver también en el nº 69 de la Rivista Liturgica del año 1979, los artículos de: A.M. TRIACCA, Struttura e linee-forza:
dal l´analisi alla sintesi, pp. 425-436; F. BROVELLI, Per introdurre alla Chiesa oggi. Problematica ecclesiologica del "Rito dell
´Iniziazione cristiana degli adulti", pp. 437-455; L. DELLA TORRE - D. SARTORE, Considerazioni pastorali sui capitoli IV e V
del "rito dell´Iniziazione cristiana degli adulti", pp. 471-493.
2. El Catecumenado, dedicado a la catequesis integral. Dura varios años.
253
Para esta comprensión de la estructura de iniciación ofrecida por el RICA, tengo en cuenta, con cierta libertad, la
descripción hecha por M. Dujarier. El utiliza la terminología "período" y "etapa", nosotros utilizaremos la empleada en la edición en
castellano del Ritual: "tiempo" y "grado". Cfr. M. DUJARIER, o. cit., pp. 22-27.
254
Este último nivel es añadido por mí. Para B. CARDINALI, "las cuatro etapas de esta pedagogía progresiva se califican
como anuncio (= evangelización: precatecumenado), formación (= catecumenado), renovación (= purificación-iluminación),
profundización (= mistagogia)”, en art. cit., p. 196.
3. El itinerario catecumenal del Ritual
255
Lleva por título Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo "sociológico". Contribución a un estudio de la Estructura
Pastoral de la Reiniciación, a partir del Capítulo IV del OICA.
de la reiniciación cristiana, a partir de los Praenotanda del Capítulo IVº"256. La
finalidad, por tanto, que persigue el autor es la de reflexionar sobre la analogía
-diferencia y semejanza- entre el camino iniciatorio, propuesto por el Capítulo Iº
del RICA con sus Praenotanda, y el reiniciatorio indicado por el Capítulo IVº.
Una vez que fundamenta la "necesidad de una reevangelización de los
bautizados" en la Iglesia de hoy, J. A. Vela desarrolla cómo "el RICA,
especialmente en sus capítulos IVº y Vº, ofrece posibilidades concretas para
intentar un camino de reiniciación para los bautizados"257.
261
Cfr. Comunicado del Congreso catequístico internacional sobre "La fe de la Iglesia y su misión evangelizadora": L
´Osservatore romano (7 de noviembre de 1997) [ed. en español], p. 8.
262
Cfr. Balance de las aplicaciones del OICA, p. 229. L. DELLA TORRE constata el hecho de que "muchos sacerdotes no
conocen siquiera su existencia o no lo han tenido jamás entre sus manos. Tal es el juicio recogido entre algunos catequistas
itinerantes de las comunidades neocatecumenales, cuyos viajes cubren toda Europa, casi toda América y gran parte de Asia. A fin de
legitimar y exponer su propuesta de un itinerario de fe progresivo para los adultos bautizados, ellos se refieren al ORDO, con lo cual
han tenido ocasión de hablar sobre el tema con obispos y párrocos. Incluso donde está vigente la institución catecumenal, el
problema parece afectar únicamente a los sacerdotes y catequistass que se dedican a ella; los demás agentes pastorales no se sienten
interesados" (p. 228). Para una mayor ampliación, ver: A. GIULIANI, Il catecumenato: volto nuovo della Chiesa: Via, Verità e Vita
130 (1990), pp. 45-46, y R. LAURITA, Il catecumenato in Europa e nel mondo, ibíd., pp. 65-72, ofrecen una breve reseña de las
actuales utilizaciones del RICA en la Iglesia.
263
Para una profundización en este aspecto, ver el Capítulo sexto del libro citado ya de C. ROCCHETTA: El RICA "forma
tipo" de "itinerarios catecumenales", pp. 97-112. El teólogo italiano sostiene que "a pesar de que ya han pasado más de veinte años
desde su promulgación, no se puede decir que esta dimensión del RICA haya sido realmente estudiada y valorada ni en el aspecto de
la reflexión y profundización teológico ni en el de la praxis y la vida de las comunidades locales" (p. 98).
264
Para D. BOROBIO, "el Ritual de la iniciación cristiana de adultos se convierte en paradigma de iniciación, es decir, en
modelo y ejemplar de la meta, los dispositivos y el proceso que, de u otra forma, antes o después, necesita cumplir toda iniciación
cristiana", aunque más adelante este autor manifiesta su perplejidad al confesar que "no deja de ser, por otro lado, una contradicción
el que precisamente este Ritual esté, hoy por hoy, condenado a ser un Ritual desconocido; un Ritual que, en el mejor de los casos
prestará un servicio a las comunidades neocatecumenales y de vez en cuando se aplicará en los casos de los adultos convertidos", en
Proyecto de Iniciación cristiana, pp. 120 y 126.
Vaticano II, uniendo el elemento ritual con el camino de iniciación en un tiempo
sucesivo, conforme a las indicaciones de SC 64"265.
265
Cfr. Reiniciación cristiana..., pp. 86-87.
basándose en la semejanza objetiva existente entre las dos situaciones desde un
punto de vista psicológico266.
Los Praenotanda del RICA, junto con el Cap. Iº, representan el camino
de iniciación de los adultos al Bautismo. El Cap. IVº es un camino concreto de
iniciación a la Confirmación y Eucaristía de los adultos que, bautizados en la
infancia, no recibieron ninguna catequesis. Pero también se puede aplicar a
casos semejantes (nº 295): aquí tendrían cabida los diversos casos enunciados
por EN y CT de cristianos alejados, no practicantes, indiferentes.... La variedad
de situaciones entre los adultos bautizados -afirma D. Borobio- es muy grande,
y pueden distinguirse las siguientes:
"- Unos sólo recibieron el Bautismo, pero no la Confirmación ni la
primera Eucaristía.
266
"A la experiencia catecumenal acude una gran variedad de personas en situación de búsqueda con diversidad de necesidades
y experiencias. Los hay que, nacidos en el campo, han sido educados con poco o ningún contacto con la religión o con la Iglesia.
Otros han sido hechos cristianos de niños; quizá recibieron alguna instrucción en su niñez, pero llegaron a adultos con un sustrato
virtualmente no cristiano a comenzar un camino de fe. Hay otros cuyo camino es un nuevo comienzo después de haber permanecido
años lejos del cristianismo porque en la adolescencia abandonaron su religión infantil". Cfr. PETER BALL, “La conversión en las
iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en
Europa Hoy, p.17.Para conocer el "estado espiritual" de los que llaman a la Iglesia para iniciar un camino de fe, ver: HENRI
BOURGEOIS, Los que vuelven a la fe, Ed, Mensajero, Bilbao 1995.
267
Nota introductoria del RICA en la edición italiana: "Como es verdad que este libro más que un rito contiene un complejo
de reflexiones teológicas, de indicaciones pastorales y acciones litúrgicas que pueden ser de gran estímulo para la renovación
pastoral en acto en nuestras Iglesias". "Pretende precisamente hacer emerger la exigencia de una acción pastoral que conduzca al
descubrimiento y a la conciencia progresiva y personal de la propia fe, mediante una catequesis permanente o itinerario de tipo
catecumenal". "Tenemos a disposición un ORDO con valor de forma típica para la formación cristiana". Cfr. Rito dell´iniciazione
Cristiana degli adulti, CEI (Roma, 1978), nnº 1-399 (comprende la Introducción a la iniciación cristiana de adultos, nnº 1-67, el
Rito completo de la iniciación, nn. 68-239, las fórmulas rituales alternativas, nnº 240-269 y los Textos a elegir para la celebración de
la iniciación cristiana de adultos, nnº 370-399). Cfr. el artículo de D. MOSSO, Il Rica nella Chiesa italiana: RL 66 (1979), pp. 417-
424.
268
Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA: Ritual de la Iniciación Cristiana de adultos, Madrid 1976.Ver
también P- LLABRÉS, Celebración del neocatecumenado a partir del RICA: Phase 20 (1980), p. 296
- Otros recibieron el Bautismo y la Confirmación, o el Bautismo y la
primera Eucaristía.
- Otros recibieron los tres sacramentos de iniciación, pero ninguna
formación catequética.
- Otros recibieron una cierta catequesis en al escuela o parroquia pero
luego han venido a perder la fe, a caer en la indiferencia...
- La mayoría de estos bautizados han vivido como alejados, indiferentes o
increyentes"269.
Para ellos, lo mismo que para los catecúmenos, el Cap. IVº prevé una
preparación en el tiempo y una institución pastoral con una oportuna disciplina
(nº 296). Este Capítulo IVº, a diferencia de los otros, no es un Ritual, pues no
hace sino presentar una serie de orientaciones pastorales y litúrgicas, en
continua referencia implícita o explícita al Cap. Iº270.
269
Cfr. Catecumenado para la evangelización, p. 35.
270
Cfr. R. BERAUDY, Le nouveau Rituel du Baptême des adultes: LMD, n. 121 (1975), pp. 140-141. Para R. Beraudy el
sentido del tiempo preparatorio no es idéntico, puesto que, mientras en el Cap. I se preparan las personas al bautismo, en el Cap. IV
se actualizan las virtualidades puestas en el hombre por este sacramento. Como indica el nº 296 del Cap. IV, se trata de hacer crecer
y madurar la fe infusa recibida por el Sacramento del Bautismo.
cristiano"271. Y a la luz de la respuesta que dio la Sgda. Congregación se apuntó
la dirección que comprende y desarrolla un itinerario postbautismal con adultos
bautizados.
primera persona dos formas de itinerarios catecumenales delineados (el itinerario penitencial con un grupo parroquial, de un año de
duración, y el itinerario catecumenal para matrimonios con unas treinta parejas, de cuatro años de duración)... Las mismas Comunidades
Neocatecumenales y las de la renovación en el Espíritu son una prueba palpable de que las comunidades están llamadas a convertirse en
lugares de experiencia de vida cristiana ...". Cfr. Cómo evangelizar hoy a los cristianos, p. 112.
282
RICARDO BLÁZQUEZ en su libro Las Comunidades Neocatecumenales (pp. 59-84), hace una descripción teológico-
pastoral del Camino Neocatecumenal. Es una aproximación de discernimiento teológico al que es necesario añadir una
fundamentación de la praxis litúrgico-celebrativa y teológico-catequética en confrontación con la propuesta catecumenal contenida
en el RICA.
se conoce como la época dorada del Catecumenado. De esta forma podremos
diferenciar, de cara a determinar la identidad del Neocatecumenado, lo que es
fidelidad a la tradición de la Iglesia, creatividad en la puesta a punto de la praxis
litúrgico-pastoral del RICA y originalidad en la propuesta del itinerario
neocatecumenal.
En las Observaciones previas del RICA se afirma que "la iniciación de los
catecúmenos se hace gradualmente, en conexión con la comunidad de fieles..."
(nº 4), "se acomoda al camino espiritual de los adultos..." (nº5) y, que "en este
camino, además del tiempo de instrucción y de maduración, hay grados o
etapas..." (nº 6).
Los Tiempos y los Grados son los elementos que conforman pues la
estructura del modelo de iniciación del RICA. Son los diversos pasos que el
iniciado tiene que dar para atravesar las diversas puertas o subir los escalones de
este camino, que llamamos iniciación285. Cada grado conduce a un tiempo, más
o menos prolongado de discernimiento y madurez, que prepara el grado
siguiente286. Los Tiempos podrían ser definidos como un espacio pastoral más o
283
"A nuestro juicio, lo que nos parece más digno de consideración es que el nuevo ORDO recoge y al mismo tiempo exige no
sólo una estructura catecumenal, sino también la formación, en lo que a los adultos se refiere, de una verdadera mentalidad
catecumenal, por la que se pueda comprender todo lo que pertenece a la fe, entendida a la manera eclesial". Cfr. EDITORIAL de
Eph. Lit. 88 (1974), p. 161. Ver también el estudio de EDOARDO FERENT, “Linee portanti proprie della struttura dell´OICA”, en
Il misterio della Chies locale nella Iniziazione Cristiana degli Adulti e nello Ordo della Confermazione, Roma 1979 (Tesis
doctoral).
284
Para él, estos elementos, que forman como una reja metodológica, se integran en una especie de "tejido eclesial". Un
"unicum" en el que confluyen las nuevas experiencias comunitarias dirigidas a vivificar la realidad de los Sacramentos de la
iniciación cristiana en sus tres "momenti-vita": el antes, el durante y el después celebrativo. Cfr. Struttura e Linee-Forza dall´analisi
alla sintesi..., p. 434.
285
"...mediante los cuales el catecúmeno ha de avanzar, atravesando puertas, por así decirlo, o subiendo escalones". Cfr. RICA,
nº 6.
286
"Los grados, por tanto, introducen a las etapas de instrucción y maduración, o por ellas son preparados". Cfr. RICA, nº 7.
menos largo en el cual los candidatos buscan los caminos de la fe y crecen en
ella correspondiendo a algunas iniciativas pastorales. Los tiempos son llamados
también Etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del
camino de la fe y los sacramentos.
"Restáurese el Catecumenado de adultos, distribuido en varias etapas (pluribus gradibus)" SC, nº 64.
"Los catecúmenos y neófitos han de ser gradualmente (graditim) educados para que conozcan y vivan la vida
cristiana" (PO, nº 6).
288
En rigor los grados, de carácter celebrativo y puntual, son los "pasos" o "puertas" que dan acceso a las diversas etapas. En el
Catecumenado oficial de la Iglesia hay cuatro etapas y, entre ellas, tres grados. Cfr. RICA, nnº 6 y 7. Para BERAUDY en los
"umbrales" o grados se articula toda la estructura del RICA. En los tres "umbrales" se cierra el ciclo de no cristiano a cristiano, en
Le nouveau Rituel du Baptême des Adultes, p. 130.
289
El Ordo per Gradus fue publicado en AAS 54 (1962), pp. 315-338. El pasar del "uno tractu" del Ritual Romano, vigente
hasta ese año, fue mérito del "Ordo per Gradus", aunque sin dar el paso todavía de las etapas sucesivas en el tiempo. Los siete
de la admisión, que -según la tradición- se llama "ad catechumenos faciendos".
Desaparece la bendición y aplicación de la sal. El segundo grado será la
elección para una preparación más intensa de los sacramentos 290. El tercero, la
misma recepción de los sacramentos de la iniciación291.
El paso de los siete grados del Ordo "Per Gradus" del ´62 al concepto de
tiempos y grados del RICA pasó por una serie de vicisitudes. Al principio se
abandonó el concepto de Grado y se pasó al de Stationes292 reduciendo los siete
grados a cuatro "stationes" y añadiendo las catequesis mistagógicas. Después, se
volvió al concepto de "Grados", pero complementándolo con el de "Tiempos".
He aquí como relata J.A. Vela este interesante "iter":
grados se basan en el "Ordo Romanus XI". Cfr. C. FLORISTÁN, El Ritual de la iniciación cristiana de adultos: Phase 16 (1976), p.
290.
290
Este segundo grado concentra las tres series de exorcismos mayores que se conservan "substancialmente, pero se acortan y
se injertan de nuevo". Con todo, los exorcismos pierden su forma "imprecativa" y se convierten en "deprecativos". Se les añaden las
entregas del Símbolo de la fe y del Padre Nuestro. Pero, antes de la elección y después del grado "ad catechumenos faciendos", se
añaden los exorcismos "menores": "Pero entre estos dos grados se injerta uno intermedio, que consiste en los ritos que acompañan la
catequesis, a saber los exorcismos menores y bendiciones". Cfr. B. FISCHER, De initiatione Christiana Adultorum: Notitiae 3
(1967), p. 56.
291
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación.
Estos tres grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero, por el rito de Entrada en el catecumenado: el segundo, por
la Elección y el tercero, por la celebración de los Sacramentos". Cfr. RICA, nº 6.
292
En una de las Relaciones preparatorias al RICA se les llama también "stationes" para conformarse más a la imagen de
camino. Así lo piensa L. DELLA TORRE, Significato teologico-pastorale dell´OICA: RPL n. 5 (1973), p. 14. Cfr. "Relatio A 65",
5.
mudado, de manera que de ahora en adelante distingamos entre
´grados`y ´tiempos`. Bajo el nombre de grados se entienden: el
Rito para hacer el catecúmeno, la elección, los escrutinios y las
tradiciones, los inmediatamente preparatorios. Bajo el nombre de
tiempos el del catecumenado y la mistagogia" (ib., 4)
Cfr. lo que sobre esta Relatio escribe B. Fischer en De
iniatione...58-59.
Es este segundo trabajo -la Relatio 0 65- ligeramente mejorado,
después de la Reunión con el Consilium, el que se envía para ser
experimentado por los diversos centros catecumenales del mundo.
Pero existe una novedad importante: se reconoce por primera vez el
tempus evangelizationis antes del grado ad catechumenum
faciendum. Son dos momenta principaliora en el spirituale iter del
catecúmeno: Primeramente cuando el que quiere ser cristiano pasa
por su movimiento de conversión, con una fe inicial en Cristo,
entonces es propiamente cuando se hace y es llamado catecúmeno.
En segundo lugar, cuando con una fe avanzada y madura, acaba su
largo y extendido camino de conversión, entonces es cuando
propiamente se hace y es llamado fiel.
Tenemos, así, el tiempo de la Evangelización que acaba con el
grado para hacer el catecúmeno: Primero,lo que antecede a la
entrada del Catecumenado y se llama ´evangelización` (De Sacra
Liturgia, art. 9; Dec. Ad Gentes, 13). Lo segundo, el tiempo que
pasa entre su entrada y la recepción de los sacramentos y es el
´Catecumenado` (De Sacra Liturgia, art. 64; Dec. Ad Gentes, 14).
Este es el tiempo ´para hacer el fiel`. Se termina con el tiempo de
la Mistagogia: lo tercero es lo que sigue a los sacramentos y se
llama Mistagogia (Dec. Ad. Gentes, 14).
Cfr. Esquema 344/ De Rituali, 35, del 21 Junio 1969, viene después
de los años de experimentación:
* El grado tercero de Scrutinia et Traditiones se separa de la
Elección, para formar un tiempo aparte: el de Purificationis et
Illuminationis. La razón es que los Scrutinia et Traditiones no es un
momento concentrado -lo que sería esencial para formar un grado
-sino que abarca toda la cuaresma.
* Desaparece la palabra Evangelización y se sustituye por
Precatecumenado. En los nn. 5-7 se habla de la actividad de
Evangelización, propia de este tiempo.
Por primera vez aparecen los Praenotanda del OICA. En el
Esquema 352/De Rituali, 36, del 29 Septiembre 1969, se explica
que ya en las reuniones de Tréveris (1964) y de Colonia (1965) se
había iniciado la redacción de los Praenotanda, pero que se quería
esperar a la realización de los experimentos y a que saliesen los
Praenotanda Generalia del Rito de Bautismo de niños. (Cfr. ib., 1).
Todavía hubo tres reuniones en el verano de ese mismo año.
Por fin se adaptan a los Praenotandos del Rito de Bautismo de
niños y especialmente al texto del Rito de adultos corregido por
nuestro Grupo después de los experimentos (ib., 2).
El nuevo boceto, que formará ya definitivamente la estructura del
OICA, recupera el tiempo del Precatecumenado, antes del grado ad
catechumenum faciendum. Queda, así, la estructura compuesta por
cuatro tiempos y tres grados. Schemata 352/De Rituali, 36.
Este Esquema se llevó a la reunión XII del Consilium, para la
aprobación definitiva. Diez días después, la votación fue
ampliamente positiva.
Cfr. A. BUGNINI, La Riforma Litúrgica...574.
Los Documentos, citados por mí en esta nota, pertenecen al archivo
personal del P. Ligier, Secretario del Coetus 22"293.
El acceso, a través de esta larga nota del trabajo de J.A. Vela, a la historia
de la génesis de la estructura final de la Iniciación Cristiana de adultos en sus
cuatro tiempos y tres grados tal y como aparecen en el RICA, nos pone delante
la complejidad y las sucesivas maduraciones que el texto del Ritual fue
adoptando en un continuo y permanente diálogo con lo que las experiencias en
los centros catecumenales iban aportando. Este hecho me parece importante
destacarlo, porque cuando nos adentremos ahora a descifrar el alcance y el
contenido de cada una de los tiempos y de los grados del camino catecumenal
del RICA nos vamos a encontrar con que en él tenemos los ritos de la Iniciación
Cristiana de Adultos pero faltan las catequesis que ayudan a preparar esos ritos,
no las encontramos en el Ritual, de ahí la importancia de los praenotanda, que
en expresión de C. Rocchetta294 pueden ser calificados de verdadero "documento
de teología litúrgica".
293
Cfr. o. cit., p. 127 (Nota 121).
294
"Su importancia es igual, si no mayor, a la del mismo Ritual, ya que es lo que explica y determina el significado del propio
catecumenado y de cada uno de sus ritos...el conjunto de los praenotanda puede calificarse como un documento de teología litúrgica
dentro de un libro litúrgico cuyo conocimiento es indispensable para poder valorar y utilizar adecuadamente el propio rito y las
potencialidades sobrentendidas en él". Cfr. o. cit., p. 51.
295
Cfr. Entre otras señalo las siguientes: M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 35-199; J.A VELA, Reiniciación
Cristiana..., pp. 132-149; C. ROCHETTA, Cómo evangelizar hoy a los cristianos, pp. 61-75; C. FLORISTÁN, Para comprender el
Catecumenado, pp. 126-159; DIONISIO BOROBIO, Iniciación cristiana, pp. 213-235 y Catecumenado para la evangelización, pp.
9-29; CARMELO GÓMEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, pp. 28-152.
ver en qué medida el itinerario del Neocatecumenado se ajusta al modelo
catecumenal propuesto en el RICA o se distancia de él.
A) TIEMPOS
300
Cfr. RICA, Observaciones previas, nº 50,1. Antes de dar el paso para entrar en el Catecumenado se pide el tiempo oportuno
para concebir la fe y conversión inicial. Para A. AUBRY "esta fe es definida como una fe inicial (nnº 10 y 68), es la fe de los
´rudes`de San Agustín (cf. de catechizandis rudibus) fruto de la primera evangelización (el Kerigma de los exégetas), que conduce
a cambiar de vida, y se traduce a la vez por rupturas (por ejemplo, con el pecado, poco a poco identificado) y por la atracción hacia
el Evangelio (nº 10). Antes que madure y que se concluya esta primera etapa por la Entrada en el Catecumenado ("ritus ad
catechumenum faciendum”), mucha paciencia será necesaria, será preciso saber esperar (nº 69) y si la prudencia invita a no
proceder al rito no se desanima pero se aprovechará el intervalo para purificar el proceso (Ibid, nº 16). Uno de los signos que
permite pasar más allá es la aparición de un cierto sentido de la Iglesia (nnº 68 y 15)". Cfr. Le projet pastoral du rituel de l´initiation
des adultes, p. 181.
301
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 30.
302
El modo de hacerlo queda a la iniciativa de las Conferencias Episcopales, tanto en lo concerniente a la evangelización como
en la realización de la recepción de los simpatizantes. La importancia que tiene ese acto de acogida por parte de la comunidad, no
deja lugar a dudas, por el hecho, de que los prenotandos del Ritual ofrecen pautas para hacer un cierto ceremonial de acogida que
exprese a los nuevos simpatizantes que de alguna manera ya han empezado el camino hacia la unión en la fe con Jesucristo,
arropados por una comunidad de cristianos que quiere abrazarlos en su seno. Cfr. RICA, nº 12.
303
J.A. VELA sostiene que en el RICA se pueden distinguir dos momentos de la Evangelización: una primera Evangelización
más Global en la que prima el testimonio directo de los cristianos sin que por ello tenga que haber proclamación explícita de la
palabra evangélica, y una Evangelización más específica o Pre-catecumenado para que se llegue a ser "simpatizante" y se esté
dispuesto a recibir la "primera Evangelización" y reflexionar sobre ella. Cfr. o. cit., p. 133.
fe cristiana" (nº 12)304. También son de desear encuentros de grupo (nº 41,1) y la
oración de los pastores (nº 13).
315
Para C. FLORISTÁN el Catecumenado no es una escuela "sino lugar de iniciación en el que se descubre ya que la fe es
fundamentalmente experiencia. La iniciación es un proceso en el seno de una comunidad", en El Ritual de la iniciación cristiana de
adultos, p. 260. Otro experto en pastoral catecumenal como THOMAS P. EVORY sostiene que el Catecumenado es un proceso que
promueve la renovación de la comunidad cristiana local: es allí donde se da el lugar de las experiencias personales cristianas. Este es
un punto básico. Pero hay que conceder que la mayor parte de las comunidades locales en la Iglesia universal son más un
impedimento que una ayuda. El Catecumenado puede ayudar a que la parroquia sea esta comunidad. Por otro lado debe ser toda la
comunidad parroquial la que ore por los catecúmenos, planifique la acción y forme catequistas y padrinos. Es importante que esta
comunidad forme sus propios ministerios en orden al Catecumenado: laicos, religiosos, sacerdotes, obispo -todos tienen sus roles
distintos, pero complementarios-. Según él, “el Catecumenado debe ser concebido dentro de una Planificación Pastoral más amplia:
Planificación que parte de una opción por una comunidad pobre o en situación de diáspora y se propone edificarla hasta la madurez.
Los objetivos intermedios serían el de unificar a la gente interesada en un espíritu de diálogo y anunciarles la palabra de Dios a
través de una efectiva Catequesis. El catecumenado sería como el espacio y el tiempo para el florecimiento de una nueva Iglesia”.
Es más, sostendrá más adelante que “el paradigma ofrecido por el OICA debe ser entendido en el conjunto de la renovación de la
comunidad parroquial. Esto supone que el OICA también podrá ser aplicado al mismo tiempo a los no creyentes
y a los catecúmenos ya iniciados por el Bautismo... Ivory cree que podemos hacer del OICA uno de los mayores
intentos para la renovación de las comunidades parroquiales, que emergen del Vaticano II...", ver “The Stages of
iniciation: Il Catechumenate”, en Becoming a Catholic Christian (Sodlier-New Yor, 1981) pp. 199-217.
316
Así lo piensa A. AUBRY: "La actividad esencial de este tiempo privilegiado es la catequesis. Todavía es preciso
comprenderlo correctamente. Esta actividad no es una enseñanza, ni una información doctrinal, moral y sacramental, es una
experiencia. Según una expresión frecuentemente repetida en los Praenotanda: experientia societatis et spiritus christianorum. A lo
largo de la cual, el convertido es iniciado a la vida social y cultural de una comunidad eclesial local” Cfr. Le projet pastoral du
Rituel de l´initiation des adultes, p. 182. Ver también, A. NOCENT, L´"Ordo initiationis christianae adultorum": lignes théologico-
liturgiques du catéchuménat, pp. 163-173.
317
Cfr. C. PALIARD, La catechesi nel catecumenato: Concilium 3 (1967), n. 2, pp. 61-66; J.M. TOTOSAUS, El contenido de
la catequesis catecumenal: Phase 11 (1971), pp. 335-347.
vertiente: dogmática y moral318. De ahí, que autores como A. Triacca consideren
el RICA como un documento catequético-litúrgico de primer orden319.
320
"Esta tensión cristocéntrica de la maduración cristiana se realiza y se manifiesta plenamente en el Misterio Pascual (cf. Rom
1, 4; Ef, 1, 18-21; Jn 12, 32): en la muerte y resurrección ce Cristo que en la cristificación de los catecúmenos alcanza su
culminación (cf. OICA/p, 32; I, 177, 210, 215), puesto que, comunicando el Misterio de la muerte y resurrección, pasando del
hombre viejo al hombre nuevo en Cristo encuentra su perfección (cf. OICA/P, 19: Ad Gentes, 13; Col 3, 5-10; Ef 4, 20-24); Así
pues, se puede justamente decir que conformidad a Cristo se traduce en la práctica en la conformidad a su muerte y resurrección)
(cf. OICA/I, 177)". Cfr. BRUNO CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche del Rito dell´Iniziazione cristiana degli adulti per una
valorizzazione critica della sua indole pastorale, p. 202.
ser tanto celebraciones especiales, como la participación en la primera parte de
la Misa; estas celebraciones se complementan con otros dos tipos de ritos: "Las
celebraciones de la palabra de Dios pueden hacerse después de la catequesis,
comprendiendo los exorcismos menores; también pueden concluir con las
bendiciones..." (nº 108)321; b) Sacramentales: bendiciones y exorcismos
menores; y c) Ritos de transición322. Estos ritos litúrgicos tienen el triple fin de
ayudarles en su camino, purificarles y apoyarles con la bendición divina.
321
B. FISCHER afirma, al hablar de este tiempo, que "pertenece a la catequesis que los "oyentes" se formen por medio de
instrucciones y celebraciones de la palabra, intercalados algunos ritos, a saber exorcismos menores y bendiciones", en De initiatione
christiana..., p. 64.
322
Para este autor "en lo que se refiere a las ceremonias propiamente catecumenales, el ritual abre un vasto campo de creación
litúrgica...", en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 83-94.
323
"Lo mejor es proponer de parte de Dios a aquellos que lo buscan, la proclamación de su Palabra. Escuchándola, el
catecúmeno entra en las verdaderas perspectivas de la vida cristiana: caridad, perdón de las ofensas, sentido del pecado y de la
penitencia, práctica y gusto de la oración, significación del año litúrgico, tales son los elementos que la celebración de la Palabra
debe proponerle". Cfr. A. NOCENT, L´"Ordo initiationis christianae adultorum"..., p. 166. Para el profesor A. TRIACCA una de las
principales linee-forza del RICA es justamente la relevancia que adquiere la PALABRA DE DIOS: "La Palabra de Dios es el primer
componente para vivificar la preparación y el estilo celebrativo de los sacramentos de la Iniciación Cristiana...", en Struttura e
linee-forza..., p. 429.
- Exorcismos menores, cuya finalidad es la de poner "ante los ojos de los
catecúmenos las verdaderas características de la vida espiritual, la lucha entre la
carne y el espíritu, el valor de la renuncia para conseguir la bienaventuranza del
Reino de Dios y la continua necesidad de la ayuda divina" (nº 101). El Rito,
después de algunas indicaciones sobre las rúbricas (nnº 109-112), presenta
oraciones de exorcismo, ricas en contenido y capaces de expresar la experiencia
que se pretende de los catecúmenos: en el fondo está siempre presente la
perspectiva del seguimiento evangélico y de la disponibilidad para dejarse
purificar por el poder del Espíritu a fin de convertirse en verdaderos discípulos
de Cristo (nnº 113-118 y 372)324;
- Bendiciones, que "dan a entender el amor de Dios y la viva solicitud de
la Iglesia, para que, mientras aún están privados de la gracia de los sacramentos,
los catecúmenos puedan recibir de la Iglesia ánimo, alegría y paz para proseguir
su laborioso camino" (nº 102). También para éstas, el Rito, después de haber
dado las oportunas disposiciones sobre el modo litúrgico en que se deben
efectuar (nnº 119-120), propone una serie de textos muy expresivos que ilustran
las gracias significadas por las bendiciones y anuncian de antemano, con
abundancia de anotaciones y referencias, el valor de los sacramentos pascuales
(nnº 121-124 y 373);
- Ritos de entrega y de unción prebautismal: de por sí, estos ritos (tales
como la entrega del Símbolo y de la oración del Señor, el rito del Effeta y el de
la unción con el óleo de los catecúmenos) están previstos para el tiempo de la
Purificación y de la Iluminación cuaresmal; sin embargo, algunos de ellos o
todos pueden ser anticipados debido a exigencias particulares y para la utilidad
común, con tal de que los catecúmenos hayan alcanzado la preparación
necesaria, o sea "una cierta madurez" (nnº 103 y 125-126). En todos los casos se
sigue apelando a la comunidad, con la invitación dirigida a los catecúmenos
para que encuentren los padrinos que les presenten a la Iglesia el día de la
elección (nnº 104 y 43), mientras que se les recomienda a todos que participen
en las celebraciones del Catecumenado y en los ritos organizados en los
momentos fuertes del año litúrgico (nº 105).
"El tercer tiempo, bastante breve, que, por norma, coincide con la
preparación cuaresmal a las solemnidades pascuales y a los
sacramentos, está dedicado a la Purificación y a la Iluminación
interior" (n.º7c).
4. El tiempo de la mystagogia
patrística.
337
Veáse las diversas familias litúrgicas de administración del Bautismo y, especialmente, el problema de las uniones en las
diversas iglesias en G. KRETSCHMAR, Nouvelles recherches sur l´initiation chrétienne: LMD 132 (1977), pp. 7-32.
338
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 156-164. Ver los dos artículos de J. DANIELOU: La preparación
al bautismo y El Rito bautismal publicados en el nº 72 de Phase.
vez más estrechos con la comunidad de los fieles" (nº 7d; y nnº 37 y
235).
El momento ritual más expresivo de este período está constituido por las
Misas para los neófitos o Misa de los domingos de Pascua durante las cuales
los neófitos ocupan un lugar especial entre los fieles, y las lecturas, sobre todo
en el año "A", están adaptadas a ellos de modo especial (nº 237). El RICA desea
que, en el aniversario de su Bautismo, los neófitos se vuelvan a encontrar todos
juntos (nº 238) y puedan eventualmente encontrarse también con el Obispo que
presidió su iniciación en la fe y en el misterio de la Iglesia (nº 239). El tiempo
inaugurado con los ritos sacramentales de iniciación y continuado con la
Mystagogia es el tiempo de caminar "en una vida nueva" y en el amor de Dios,
difundido con abundancia en el corazón de los nuevos bautizados, que les ha
sido dado por el Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).
B) GRADOS
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los
momentos culminantes o nucleares de la iniciación. Estos tres
grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero por el
rito de Entrada en el Catecumenado; el segundo, por la Elección y
el tercero, por la celebración de los Sacramentos" (nº 6).
341
Todo el Artículo del Decreto AG es una descripción de esta culminación magnifica del camino de educación de la fe,
descritos en los Artículos I y II.
cuando la evangelización ha suscitado en el corazón de los simpatizantes "un
principio de fe en Cristo Salvador" (nº 28).
El RICA nos dice que éste es el primer encuentro oficial entre la Iglesia y
el convertido (nº 14). El candidato manifiesta su deseo de seguir a Cristo.
Manifiesta que quiere no solamente proseguir su descubrimiento de Jesús, sino
también conformar su vida al Evangelio y por tanto cesar en las prácticas
paganas. En cuanto la Iglesia, en su misión apostólica, acoge litúrgicamente al
nuevo convertido. Lo hace entrar en el Pueblo de Dios y, por ello mismo, pone
en marcha su santificación.
El ritual exige que para franquear este umbral el candidato tenga una fe
inicial y que manifieste un principio de conversión (nnº 15, y 68). Sólo los
convertidos a Cristo pueden ser admitidos. En estos momentos no se trata,
ciertamente, más que de una conversión inicial, pero debe ser una conversión
real. "Aunque no se trate evidentemente de percibir la fe de una persona -afirma
M. Dujarier- se debe con todo discernir sus signos exteriores" 342. De ahí, que el
ritual precisa que esta ceremonia de acogida litúrgica no debe tener lugar
demasiado rápidamente (nº 50). Hace falta, en efecto, un cierto tiempo para que
nazca la fe y para que se manifiesten los primeros signos de conversión. Todo
depende del camino personal de cada uno (nº 69).
2. El Rito de la Elección
Así quedaría gráficamente expresado este segundo grado (ver tabla 9ª).
348
Cfr. o. cit., pp. 91-93.
349
Cfr. Salmo 15, 1,2ss. Este salmo lo propone el RICA para ser cantado mientras se realiza la Inscripción del Nombre.
350
Cfr. Catequesis y liturgia en los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, p. 110.
símbolos del fuego, de la luz y por la fórmula de bendición de la fuente
bautismal.
Celebración del Bautismo. El rito bautismal está preparado, junto con las
letanías de los santos, la bendición del agua y la profesión de fe y tiene su
momento culminante en el rito de la ablución, unido a la invocación de la
Trinidad (nº 28). Con la bendición del agua se recuerda la continuación de las
"Maravillas de la salvación", que tienen su pleno cumplimiento en el misterio
pascual, que se despliega en el candidato, mediante el poder del Espíritu
operante en el Bautismo (nnº 29 y 210). Con los ritos de la renuncia y de la
profesión de fe "los bautizandos expresan con fe consciente el mismo misterio
pascual, que ha sido vuelto a evocar en la bendición del agua y que después será
brevemente proclamado por el celebrante con las palabras del Bautismo. Los
adultos, de hecho, no se salvan si no quieren acoger el don de Dios con fe,
acercándose espontáneamente a éste. La fe, de la que reciben el sacramento, no
es sólo de la Iglesia sino también suya personal y ellos están destinados a
hacerla rica en frutos" (nnº 30 y 211). El rito del Bautismo, tanto si es por
inmersión como por infusión, expresa realizándola la participación en el
misterio pascual de Cristo, el nuevo nacimiento y la incorporación del candidato
al pueblo de Dios (nnº 31-32). Los ritos postbautismales significan la nueva
condición de los bautizados y su vocación a caminar como hijos de la luz (nº 33;
nnº 213-226 para cada una de las partes del rito bautismal).
Cabe notar que hay una gran similitud con nuestro actual rito de los
sacramentos desarrollado en la triada sacramental, como también hay gran
parecido con el rito del Bautismo, que es el que presenta mayor complejidad
ritual353. Todos estos ritos, en la antigüedad patrística formaban una única acción
ritual llamada Bautismo, que contaba con el don del Espíritu y abría la puerta al
banquete eucarístico. En nuestro Ritual, claramente, se articula la acción
litúrgica en los tres sacramentos bien distinguidos -aunque complementarios-,
pero juntos forman una unidad mayor, el gran sacramento de la Iniciación
Cristiana o, lo que es lo mismo, el único Bautismo en Cristo que se desarrolla
en el agua, en el Espíritu y en la mesa de comunión.
355
Cfr. D. BOROBIO, Proyecto de Iniciación Cristiana, p. 119.
356
Cfr. A. NOCENT, Lignes théologico-liturgiques du catéchumenat, p. 173.
Los iniciadores del Camino Neocatecumenal han presentado este
itinerario neocatecumenal desde sus comienzos como un Catecumenado 358. En la
primera síntesis que sobre el Neocatecumenado hicieron Kiko Argüello y
Carmen Hernández para presentársela al Papa Pablo VI, proclamaron: "El Señor
nos ha llamado a vivir un camino de conversión por medio del cual nos es dado
redescubrir las riquezas inmensas de nuestra fe, en un Catecumenado
postbautismal, en el cual, poco a poco, etapa tras etapa, peldaño tras peldaño,
podemos descender hasta las aguas de la regeneración eterna, a fin de que el
Bautismo que un día nos confirió la Iglesia pueda llegar a ser, mediante nuestra
adhesión, sacramento de salvación, buena noticia para los hombres"359.
A) ETAPAS
Ya hemos visto que en el RICA los tiempos pueden ser llamados también
etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del camino
de la fe y los sacramentos365, y los grados pueden ser denominados pasos366,
porque introducen a los tiempos de instrucción y maduración, o por ellos son
preparados. Por otra parte ya he puesto de manifiesto que la configuración
estructural de un itinerario catecumenal para adultos bautizados es
pastoralmente viable a la luz de las reflexiones hechas por G. Pasqualetti donde
se fundamenta que las celebraciones del itinerario catecumenal completo, con
sus cuatro tiempos y los tres ritos de paso, pueden perfectamente hacerse con
los adultos bautizados "igual que para los catecúmenos, la preparación de estos
adultos exige tiempo prolongado", de modo que la fe que recibieron en el
362
Cfr. Iniciación Cristiana y nueva evangelización, p. 377.
363
La naturaleza y la realización del Camino Neocatecumenal viene así definida en el Estatuto como un “itinerario de
formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy” (SCN, art 1&1), y como “una modalidad de
realización diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe, según las indicaciones del Concilio
Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia” (SCN, art. 1&2). El Neocatecumenado es uno de los ´bienes espirituales` del CN
(SCN, art. 1&3) que se ofrece a los obispos como “un instrumento para el redescubrimiento de la iniciación cristiana de los
adultos bautizados” (SCN, art. 5&1).
364
Tras haber vivido y recorrido el itinerario neocatecumenal, el párroco salmantino ANDRÉS FUENTES, hace una detallada
explicación del mismo: El Neocatecumenado: Un camino de iniciación cristiana, Ed, DDB, Bilbao 1996.
365
Al estudiar la estructura del camino catecumenal del RICA he optado por la terminología que preferentemente emplea el
Ritual, Tiempos y Grados. En el Neocatecumenado, se emplea de modo más usual los términos de Etapas y Pasos que son
equivalentes a los del RICA: Tiempos = Etapas; Grados = Pasos.
366
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación...".
Cfr. RICA, Observaciones previas, nº 6c.
Bautismo crezca hasta la madurez cristiana y se enraíce profundamente, "su
vida cristiana debe reforzarse con una preparación oportuna, una catequesis
adaptada, las relaciones con la comunidad de los fieles y la participación en
algunos ritos litúrgicos" (nº 296).
1. Etapa kerigmática
371
"Este camino es un Catecumenado. Podéis hacer este gráfico del catecumenado. El Bautismo se representa por un
descendimiento de siete peldaños que descienden a una piscina. En el bautismo el cadáver del hombre viejo queda sepultado dentro
del agua, que significa la muerte. De la misma forma que Jesús ha entrado en la muerte y ha sido sacado de ella por Dios como
hombre nuevo resucitado, tú entrando y saliendo del agua mueres y resucitas, realizándose en tí la Muerte y Resurrección de
Jesucristo resucitado, el hombre que ha nacido del Espíritu Santo. El Catecumenado es este descendimiento hasta las aguas del
Bautismo. Es un camino de conversión. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Orientaciones a los Equipos de catequistas para la Fase de
conversión (Catequesis dadas a los equipos de catequistas de Madrid en los Dominicos del Rosario de la calle Conde de Peñalver
40, durante los meses de febrero, marzo y abril de 1972) (Por manuscrito), p. 8. [Citaremos este documento a partir de este
momento así: Orientaciones...,].
372
"Bajar los peldaños de la fuente bautismal (recuérdese cómo eran los baptisterios primitivos) es el símbolo de una
conversión, de una Kénosis, de un descenso a la auténtica realidad del hombre. Bajando encuentra el hombre su verdad". Cfr. Las
Comunidades Neocatecumenales, p. 30.
373
El baptisterio de la Iglesia de San José en Nazaret tiene 7 peldaños. También el de la Iglesia de Éfeso.
374
Esta comprensión bautismal está íntimamente ligada a la naturaleza del Catecumenado en su ´entrañamiento parroquial`,
y así aparece reflejado en SCN, art. 6&1: “El Neocatecumenado, en cuanto itinerario de redescubrimiento de la iniciación
cristiana, se realiza normalmente en la parroquia, ´ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe`, lugar privilegiado
donde la Iglesia, madre y maestra, engendra en la fuente bautismal a los hijos de Dios y les ´gesta` a la vida nueva”.
375
Para G. ZEVINI “el Neocatecumeando consta de las catequesis iniciales y del itinerario neocatecumenal, articulado según
las tres fases de la iniciación cristiana: precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por pasos
marcados por algunas celebraciones”. Para el desarrollo del Neocatecumenado ver: “Etapas del Neocatecumenado”, en La
iniciación cristiana de adultos en las Comunidades Neocatecumenales: CONCILIUM nº 142 (febrero 1979) pp. 240-248. Del
mismo autor, aunque sólo se encuentra en la versión original italiana, ´Neocatecumenato`, en Nuovo Dizionario de Spiritualità (ed.
St de FIORES-T. GOFFI), Roma, 1979 (2ª Ed.), pp. 1056-1073 (con bibliografía italiana muy completa) (Artículo éste injustificada
e incomprensiblemente suprimido en la traducción española). Ver también Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las Comunidades
Neocatecumenales, pp. 59-86; y A. FUENTES, El Neocatecumenado. Un camino de iniciación cristiana, pp. 57-120.
Ya desde su origen el Camino Neocatecumenal ha sido ofrecido como un
don, como un servicio, como instrumento a los Obispos y por tanto a sus
diócesis para llevar adelante una pastoral de evangelización con adultos
ofreciendo un camino de conversión por medio del cual todos los que se sientan
llamados puedan redescubrir las riquezas inmensas de la fe, en un
Catecumenado postbautismal (SCN, art. 5&1), en el cual, poco a poco, etapa
tras etapa, peldaño tras peldaño, puedan descender hasta las aguas de la
regeneración eterna, a fin de que el Bautismo que un día les confirió la Iglesia
pueda llegar a ser, mediante su adhesión personal, sacramento de salvación,
buena noticia para los hombres.
Los Obispos por tanto, son los que abren el Neocatecumenado en las
respectivas diócesis (SCN, art. 26)376, contando siempre con el hecho de que
algunos de sus párrocos estén dispuestos a iniciar esta experiencia (SCN, arts.
9&1 y 27). Ellos son los que dan el consentimiento y la aprobación al equipo de
catequistas que ponen en marcha el Neocatecumenado en las parroquias de sus
diócesis en un servicio de comunión que estará siempre bajo la observancia y
tutela episcopal (SCN, arts. 8&4 y 27-28)377. Ellos son los legítimos y por tanto
verdaderos responsables del Catecumenado en sus diócesis378, y también del
Neocatecumenado. Es por otra parte un hecho contrastado que en el
Neocatecumenado, los Obispos son invitados y están presentes en todos los
pasos que jalonan este largo itinerario neocatecumenal, desde el mismo instante
en el que se inicia, es decir, en la celebración en que el Obispo hace entrega
376
Esta vinculación del Neocatecumenado con el ministerio episcopal es inequívoca. Al interior de las CNC se tiene muy claro
que "el Obispo, en calidad de maestro de la fe (cf. CT, nº 63), es el primer catequista de los adultos. Está llamado a ejercer dicha
tarea con la peculiar incidencia de su carisma y testimonio. Se interesará, por tanto, en primera persona, del plan diocesano de la
catequesis de adultos, se informará de su desarrollo mediante encuentros con los responsables y con los mismos catequistas a los
que considerará entre sus principales colaboradores, seguirá con atención premurosa y cordial la formación de los catequistas de
adultos. Por la responsabilidad que le corresponde, el Obispo atenderá con fraterna caridad a las diversas formas de catequesis de
adultos de origen no diocesano". Cfr. COINCAT, La catequesis de adultos en la comunidad cristiana. Algunas líneas y
orientaciones, Ed, Edicep, Valencia 1990, nº 82. El Neocatecumenado en cuanto itinerario catequético que se desarrolla con
adultos, se ha ido extendiendo para responder a la demanda de los Obispos: "Muchos equipos de catequistas itinerantes, después de
una experiencia de evangelización en la propia nación, han sido llamados por el Señor para abrir el Camino en otros países de donde
nos habían llegado numerosas peticiones de los Obispos y párrocos, sobre todo a partir de 1972". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino Neocatecumenal: breve síntesis”, en E. PASOTTI, o. cit., pp. 126-127.
377
Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "tanto la terquedad del carismático como la estrechez del ministro pueden
obstaculizar la relación, llamada a ser fecunda, entre la originalidad del carisma y la comunión de la Diócesis en torno al Obispo. El
Camino Neocatecumenal tiene muy claro que si el Obispo no quiere ni se abre el catecumenado en las parroquias de su Diócesis ni
una vez abierto se despliega en su itinerario (y lo mismo se diga en relación con el Párroco)". Cfr, Iniciación cristiana y nueva
Evangelización, p. 356.
378
Las atribuciones que el RICA asigna a los Obispos recoge el espíritu conciliar. No podemos olvidar que la restauración del
Catecumenado ha sido una petición expresamente solicitada por la Asamblea Conciliar: "Restáurese el Catecumenado de adultos,
dividido en distintas etapas, cuya práctica dependerá del juicio del Ordinario del lugar" (SC, nº 64); "Tienen que esforzarse también
en restablecer el Catecumenado de adultos o en hacer una adaptación más adecuada" (CD, nº 14). En concreto, se dice que "es
propio del Obispo, por sí, o por su delegado organizar, orientar y fomentar la educación pastoral de los catecúmenos y admitir a los
candidatos a la elección y a los sacramentos..." (RICA, nº 44); y se le apuntan sus responsabilidades:"1) Establecer la institución del
Catecumenado y decidir las normas oportunas para cada necesidad; 2) Determinar, según las circunstancias, si se puede celebrar, y
cuándo, el rito de la iniciación fuera de los tiempos propios (Cfr. nº 58); 3) Dispensar por impedimentos graves de un escrutinio y,
en circunstancias extraordinarias, también de dos (Cfr. nº 240); 4) Permitir que parcial o totalmente se use el Ritual abreviado (Cfr
nº 240); 5) Confiar a los catequistas, que sean verdaderamente dignos y estén bien preparados, la misión de realizar los exorcismos
y las bendiciones (Cfr. nnº 44 y 47); 6) Presidir el rito de la elección y dar por válida la admisión de los elegidos o por medio de un
delegado (Cfr. nº 44)" (RICA nº 66).
autorizadamente de la Escritura a las personas que están dispuestas a recorrer
este proceso neocatecumenal.
Cuando un Párroco, por tanto, desea iniciar este camino toma contacto
con las parroquias en las cuales existen Comunidades Neocatecumenales, si el
Neocatecumenado ya está establecido en su Diócesis. De lo contrario, es el
Obispo el que solicita y pide que un equipo de catequistas itinerante inicie el
Neocatecumenado en su Iglesia Particular379. Una vez puestos en contacto el
equipo de catequistas con el Párroco que desea abrir el Neocatecumenado, éstos
le informan en qué consiste este proceso con sus etapas y pasos y muestran la
importancia del ministerio pastoral del Párroco que está llamado a ser el
responsable y estar al centro del mismo. Una vez que se clarifica el horizonte
pastoral al que apunta este itinerario neocatecumenal, si el Párroco se decide a
iniciar el Neocatecumenado pide que le sean enviados catequistas, los cuales se
comprometen a iniciarlo y a guiarlo en comunión con el Párroco 380. Los
catequistas hablan también con todo el consejo parroquial, presentando la
necesidad de inaugurar una pastoral de evangelización a través de un
Catecumenado post-bautismal; sucesivamente tienen un encuentro con los
movimientos de la parroquia, y por último, hacen una invitación a todos los
fieles de la parroquia durante las misas del domingo y les invitan a participar en
unas catequesis que tendrán lugar dos veces a la semana, durante dos meses. El
equipo de catequistas está formado por un sacerdote, garante de la ortodoxia y
de la eclesialidad del anuncio, de un matrimonio y de un joven, constituyendo
una pequeña comunidad de evangelización381.
379
“Al Obispo diocesano, cual responsable de la iniciación, de la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular,
compete autorizar la realización del Camino Neocatecumenal en la diócesis”. Cfr. SCN, art. 26,1º.
380
“El Neocatecumenado es guiado, en comunión con el Párroco y bajo su responsabilidad pastoral, por un equipo de
catequistas...”. Cfr. SCN, art. 8&4.
381
“Dicho equipo, con las catequesis iniciales, pone en marcha un proceso de gestación en la fe en que se forman las
comunidades y vuelve periódicamente, normalmente una vez al año, para conducir los diversos pasos del itinerario
neocatecumenal y dar las indicaciones necesarias para el desarrollo de las diversas fases y etapas”. Cfr. SCN, art. 8&5.
382
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit., p. 198. En una artículo publicado en 1977, el mismo Kiko Argüello describe
sumarialmente el contenido de las catequesis de esta etapa Kerigmática: Il Neocatecumenato. Un´esperienza di evangelizzazione in
atto. Sintesi delle sue linee di fondo: Rivista di Vita Spirituale 1 (1977), pp. 85-102. Otros estudios aparecieron este mismo año: L.
DELLA TORRE, Il Neocatecumenato: Communio 32 (1977), pp. 58-68; Esperienze di catechesi neocatecumenali: SPAS 31 (1977)
pp. 37-45; Vi presentiamo il movimento neocatecumenale (Intervista a cura del C.M.D.F) en Stt. del Clero 44 y 45 (1977); G.
ZEVINI, Le comunità neocatecumenale. Una pastorale di evangelizzazione permanente, Roma 1977.
383
En las "Observaciones previas" del RICA se señala claramente el alcance que está llamado a tener el Ritual en esta fase:
"Está destinado a los adultos, que al oír el anuncio del misterio de Cristo, y bajo la acción del Espíritu Santo en sus corazones,
consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de la fe y de la conversión. Por medio de este Ritual se les
provee de la ayuda necesaria para su preparación..." (nº 1). En el Neocatecumenado, vamos a ir viendo que la referencia al RICA
será una constante ya desde la primera fase de su nacimiento en una Parroquia, y este recurso está legítimamente fundamentado en
el mismo Ritual: "Para significar la acción de Dios en esta obra de preparación, sería muy oportuno emplear algunos de los ritos
propios del catecumenado, que respondan a la condición especial de estos adultos bautizados y a su provecho espiritual, como son
las entregas del Símbolo, de la Oración dominical y también de los Evangelios" (nº 302).
"anuncio de salvación que se desarrolla a través de un diálogo directo y
existencial sobre la incidencia del cristianismo en la vida de las personas. Las
catequesis se basan en el trípode: Palabra-Liturgia-Comunidad sobre el cual se
basará todo el recorrido neocatecumenal"384. Este planteamiento viene recogido
en el Estatuto del CN: “Las catequesis iniciales y el itinerario neocatecumenal
se basan en los tres elementos fundamentales (trípode) de la vida cristiana,
resaltados por el Concilio Vaticano II: Palabra de Dios, Liturgia y Comunidad”
(art 8&2).
Penitencia y Reconciliación”, en El Camino Neocatecumenal..., p. 230. Ver también SCN, art 9,1ª.
391
"Abraham, paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham er es tú; el Éxodo,
paradigma de la liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús el
verdadero Israel que nos lleva al Padre". Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 93-94. La catequesis del Éxodo ha
recibido una clara influencia de ORÍGENES para quien las etapas del Catecumenado las veía perfectamente "profetizadas" en el
Éxodo hebreo:"Y no pienses que aquellas azañas son meros hechos pasados y que nada tienen que ver contigo, que los escuchas
ahora: en ti se realiza su místico significado. En efecto, tú, que acabas de abandonar las tinieblas de la idolatría y deseas ser
instruido en la ley divina, eres como si acabaras de salir de la esclavitud de Egipto...". Cfr. Homilía 4,1: PG 12, pp. 842-843. Ver
también: Homilías sobre el libro de los Números, 26,4 (SCr, 29, p. 501). Para una mayor ampliación y profundizar en el lugar que
ocupó la "tipología del Éxodo" en la iniciación cristiana de la Iglesia primitiva: JEAN DANIELOU, Tipología bíblica. Sus orígenes,
Ed, Paulinas, Buenos Aires 1966, pp. 201-284.
392
"Mostrando con este rito que la Escritura no se puede separar de la Iglesia". Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato,
p. 94. La presentación, la lectura y la interpretación de la Escritura en el Neocatecumenado está desde el mismo momento que se
inicia el itinerario neocatecumenal católicamente bien presentada en continuidad con la doctrina conciliar que encontramos en Dei
Verbum, nnº 7-12. Para conocer el alcance y la importancia que la Palabra de Dios tiene en el Neocatecumenado, ver, F.
VOLTAGGIO, “La Parola di Dio nelle comunità neocatecumenali”, en G. ZEVINI, “Incontro con la Bibbia. Leggere, pregare,
annunziare”, Roma 1978, pp. 187-191; P. SORCI, Hermenéutica della Parola nel Cammino Neocatecumenale: Rivista Liturgica 84
(1997), pp. 867-880.
el sustento diario en el largo itinerario que estas personas se disponen a
iniciar393.
400
En este sentido es inherente a la misma pedagogía neocatecumenal la obediencia de los neocatecúmenos a los catequistas.
Ya hemos visto cómo en los Hechos de los Apóstoles los que acogían el Kerygma se ponían en obediencia: ¿Qué hemos de hacer
hermanos? (Hch 2,37). En el Catecumenado primitivo sucedía lo mismo. El catequista, como delegado del Obispo, daba una serie
de instrucciones a los catecúmenos. Durante un tiempo debían escuchar asiduamente la palabra de Dios, orar, ayunar, cambiar
costumbres... Pasado un tiempo, antes de recibir el Bautismo, el Obispo tenía que ver si los candidatos eran dignos. Y les preguntaba
al padrino sobre su idoneidad. Es como si le dijera: ¿Han obedecido a aquello que les mandamos?. El espíritu de obediencia
que los neocatecúmenos tienen con sus catequistas es uno de los "signos" más llamativos del Neocatecumenado. La obediencia es
un elemento fundamental del proceso bautismal y de toda la vida cristiana que en el Neocatecumenado se descubre y se vive con
radicalidad. Ver las hermosas páginas de HENRI DE LUBAC acerca de la obediencia: "El hombre de Iglesia no es sólo obediente,
sino que ama la obediencia...Ella somete nuestros pensamientos y deseos, no a los caprichos de los hombres, sino a la obediencia de
Cristo... Nunca se traiciona a ninguna causa, nunca se es infiel a otro, a sí mismo, o a Dios, cuando se obedece con sencillez". Cfr.
Meditación sobre la Iglesia, Ed, Encuentro, Madrid 1984, pp. 204-209. WALTER KASPER muestra como la "Kenosis", la
obediencia de Jesús y del cristiano es una prueba de la libertad interior, en in Fede e Storia, Brescia, 1985, p. 187.
401
La catequesis en grupo, es una exigencia de la catequesis, y así lo afirman nuestros Obispos: "Una catequesis en la
comunidad y en clave de proceso catecumenal parece reclamar, como medio más adecuado para cumplir su cometido, el que se
realice en grupo. El grupo catequético y la catequesis en grupo, como expresión e iniciación en la comunidad, es una exigencia de la
catequesis" (CC, nº 233). También dan las razones de esta opción (CC, nº 284), y señalan los riesgos (CC, nº 285). Hoy en la
pastoral catequética se subraya con fuerza la relación estrecha existente entre catequesis y comunidad: "Se puede hablar en este
sentido de una clara opción comunitaria en la conciencia catequética actual, según la cual la comunidad cristiana es para la
catequesis condición, lugar, sujeto, objeto y meta" afirma EMILIO ALBERICH en La Catequesis en la Iglesia, Ed, CCS, Madrid
1991, p. 193. Ver también S. MOVILLA, Educación de la fe y comunidad cristiana: Sinite 23 (1987) pp. 317-331.
402
“Dentro de la parroquia, el Neocatecumenado es vivido en pequeña comunidad -denominada Comunidad
Neocatecumenal- , dado que la forma completa o común de la iniciación cristiana de los adultos es la comunitaria”. Cfr.
SCN, art. 7,1 (ver también las arts. 10; 15&1; 20,3ª).
ama a los pecadores, los cuales viven hoy lacerados por mil sufrimientos
familiares, sociales, económicos, afectivos y psicológicos"403.
A partir de este momento el Neocatecumenado se vive dentro de la actual
estructura parroquial en comunión con el Obispo, en régimen de pequeñas
comunidades formadas por personas de edad, condición social, mentalidad y
cultura diversas404. No se trata de un grupo espontáneo, ni de una asociación
católica, ni de un movimiento de espiritualidad, ni de un grupo elitista dentro de
la parroquia. Se trata de personas que quieren redescubrir y vivir plenamente la
vida cristiana y las consecuencias de su Bautismo a través de un
Neocatecumenado, dividido en diversas etapas, semejantes a las de la Iglesia
primitiva y adaptado a su condición de bautizados405. El Neocatecumenado
queda insertado -afirma A. Fuentes- "en la parroquia, en la misma intimidad de
la parroquia, no como algo extrínseco o periférico... La Comunidad
Neocatecumenal es la misma parroquia que como madre va gestando en la fe a
sus hijos de dentro y a todos los que, viniendo de fuera, se sienten interpelados
por su espíritu"406.
En los iniciadores del CN hay una conciencia muy viva, por lo que se
refiere a esta primera fase que se denomina kerigmática, de estar actualizando
en el hoy de nuestra Iglesia el modelo pastoral de la Iglesia primitiva, de las
primeras comunidades cristianas, tal y como aparece -sobre todo- en los Hechos
de los Apóstoles407: "Los primeros apóstoles, en pequeños equipos de
evangelización, -sostiene Kiko Argüello- recorrían las sinagogas anunciando la
Buena Noticia: Dios ha resucitado a su siervo Jesús, aquél del cual nosotros
hemos renegado, pidiendo gracia de un asesino; aquél que murió sin oponer
resistencia, sin resistirse al mal, amando a sus enemigos, excusándoles
(perdónales porque no saben lo que hacen); aquél que ofreció al mal que le
afligían -la tortura y la cruz- como prueba de que su amor era más grande que la
muerte y que no cesaba de amarles, aunque le quitasen la vida: Dios lo ha
resucitado de la muerte y hoy El está vivo, para perdonar éste y cualquier otro
403
Cfr. La iniciación cristiana de adultos en las Comunidades Neocatecumenales, p. 8.
404
"Los rasgos esenciales con que pueden describirse estas comunidades son los siguientes: son comunidades heterogéneas por
procedencia social de sus miembros, por sexo y por edad. Pero las relaciones interpersonales de solidaridad y fraternidad suelen ser
muy fuertes". Cfr. DIONISIO BOROBIO, “La recepción del Concilio por diversos movimientos cristianos postconciliares en
España”, en A. GONZÁLEZ MONTES, Iglesia, Teología y Sociedad veinte años después del segundo Concilio Vaticano II ,
Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, 1988, p. 41.
405
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 90. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "la Comunidad Neocatecumenal
es una realización local de la iglesia infra e intraparroquial. La eclesialidad constitutiva de la condición cristiana pasa por la
comunidad, que crece en el ámbito parroquial que está a su vez en comunión con el obispo de la diócesis. En este punto es
claramente perceptible la perspectiva conciliar. Sin el Vaticano II no habría sido pensable el Camino Neocatecumenal como
comunidad de comunidades". Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 43.
406
Cfr. El Neocatecumenado, pp. 50-51. En el Estatuto se subraya con claridad la ´parroquialidad` del Neocatecumenado, ver
arts. 6; 8&4;9&1; 10&3; 16&2. Ver, JESÚS HIGUERAS, La Parroquia y el Camino Neocatecumenal. Una experiencia, Ed,
Edibesa, Madrid 1992. De mismo autor, Hacia la parroquia del Tercer Milenio, Ed, Edibesa, Madrid 2000.
407
Cfr. RAMÓN TREVIJANO, Orígenes del Cristianismo. El trasfondo judío del cristianismo primitivo. Publicaciones
Universidad Pontificia de Salamanca 1995; RAYMOND E.BROWN, Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron, Ed, DDB, Bilbao
1986. Ver el excelente trabajo de G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensión comunitaria de la fe cristiana, Ed, DDB,
Bilbao 1998 (3ª edición).
delito"408. El anuncio del acontecimiento de Jesucristo es en las primeras
comunidades cristianas el anuncio de la salvación y el perdón de los pecados en
su resurrección tras el paso por la muerte. El anuncio de la resurrección de
Cristo como victoria sobre la muerte implica que el pecado del hombre ha sido
destruido y por la obra del Espíritu Santo ha aparecido una posibilidad de vida
nueva (el hombre nuevo: cf. toda la espiritualidad bautismal que refleja Rom
6,3-11). Esta es palabra que ha de anunciarla Iglesia: “En el Kerygma, que, con
este u otro término, predicó la Iglesia desde su comienzo -en la práctica,
Kerygma significa tanto el hecho del anuncio, sentido primario de la expresión
como su contenido-, reside la fuerza y el sentido de la misión de la Iglesia.
Cuando las Comunidades Neocatecumenales señalan la importancia del Id por
todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación (cf. Mc 16,15),
tienen conciencia de estar realizando, de acuerdo con el mandato de Jesús, lo
que siempre fue razón de ser de la Iglesia)"409.
408
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 84-85. En 1983, cuando Kiko Argüello se dirige a los Obispos en la Asamblea Sinodal sobre la
Penitencia y Reconciliación, vuelve a fundamentar la praxis del CN en el modelo pastoral de las primeras comunidades cristianas tal
y como aparece en los Hechos de los Apóstoles: "Esta predicación hecha con fuerza ponía al que escuchaba frente a un
acontecimiento: Jesús es el Señor, sólo en El tenemos salvación, El ha sido resucitado de la muerte, ha vencido la muerte, para que
podamos tener acceso a una vida nueva, a la Vida eterna. Los que sentían tocado el corazón por la acción del Espíritu Santo que
acompañaba a los apóstoles en su misión, y preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer? San Pedro respondía Convertíos y que cada uno
de vosotros se haga bautizar en el Nombre de Jesús para el perdón de todos sus pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo
prometido (Act. 2, 38)". Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre
Penitencia y Reconciliación", en El Camino Neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, p. 228.
409
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, p. 373.
410
Cfr. "Las grandes opciones de la epoca neotestamentaria", en Breve Historia del Catecumenado, pp. 19-29. Después del
anuncio del Kerygma hay un tiempo de catequesis. Es el Catecumenado propiamente dicho (Hch 2,38-40). J. DUPONT dice que los
versículos 38-40 describen de una manera completa las etapas del proceso de conversión. Cfr. Studi sugli atti degli Apostoli, Roma.
1975, pp. 246-247.
han "acogido la palabra" (cf. Act 2,41), es decir, si han obedecido prácticamente
al Cristo, si han cambiado suficientemente su comportamiento como para ser
admitidos al Bautismo. Por tanto, -afirma M. Dujarier- "el acceso al Bautismo
parece implicar ya dos etapas distintas y dos umbrales. Aún cuando, al nacer la
Iglesia, estas etapas están todavía muy juntas, el redactor de la narración las ha
mencionado claramente: una primera evangelización que aboca a un acto de fe,
global pero real, puesto que implica la existencia; después una catequesis más
detallada que debe traducirse en acto en lo concreto de la vida"411.
411
Cfr. Breve historia del catecumenado, p. 28.
412
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 87-88.
413
El trabajo que venían desarrollando las CNC va a encontrar su confirmación y respaldo en unas palabras pronunciadas por
el Papa Pablo VI en la Audiencia General del 7 de julio de 1976: "Todo el trabajo realizado en los siglos que nos precedieron, no nos
exime de la colaboración con el divino constructor, por el contrario nos llama, no sólo a u fiel cometido de conservación, y no de
pasivo tradicionalismo, ni de rechazo hostil de la perenne renovación de la vida humana; sino que nos llama a comenzar de nuevo,
recordando, sí, siendo custodios celosos de lo que la historia auténtica de la Iglesia ha acumulado para ésta y para futuras
generaciones, pero conscientes de que el edificio, hasta el último día del tiempo, reclama trabajo nuevo, reclama construcción
fatigosa, fresca, genial, como si la Iglesia, el divino edificio, tuviera hoy que comenzar su aventuroso desafío a las alturas del cielo".
Cfr. PABLO VI, La fede è la base per costruire la Chiesa: L´Osservatore romano (15-7-1976). Para el Párroco JESÚS HIGUERAS
FERNÁNDEZ "las Comunidades Neocatecumenales arrancan de la base de que, si en los primeros tiempos el Catecumenado tenía
como misión hacer la Iglesia, hoy tiene como misión reconstruir la Iglesia y, para ello, hay que comenzar por redescubrir, renovar y
revitalizar el Bautismo". Cfr. La Parroquia y el Camino Neocatecumenal, p. 54.
sus bienes y dejan todo), dan su vida en este servicio, en este nuevo culto que es
volver los corazones desviados al Dios vivo (cf. Rom. 1,9)"414.
se renueva por sí misma y siendo ella misma, sin etiquetas. Las CNC no son una asociación piadosa, un movimiento apostólico, una
élite de espiritualidad o una iglesia paralela de la parroquia. Se trata de grupos de personas que quieren vivir plenamente los frutos
del Bautismo y del cristianismo, a través de un catecumenado dividido en varias etapas e integrado plenamente en la parroquia". Cfr.
JESÚS HIGUERAS, o. cit., p. 71.
420
"El padrinazgo no sólo es tarea personal, sino función comunitaria cristiana con una gran preocupación apadrinante. A la
comunidad cristiana corresponde la educación de los catecúmenos a través del ejercicio de su maternidad espiritual en su triple
función de despertar, acoger y sostener la fe de los candidatos". Cfr. C. FLORISTÁN, o. cit., p. 171.
421
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación", p. 231.
422
Cfr. L´Ordo initiationis christianae adultorum: lignes teologico-liturgiques du catéchuménat, pp. 165-166.
423
Cfr. Proyecto de iniciación cristiana, p. 261.
La presencia del Obispo supone el primer encuentro cercano, para
muchos el primero de su vida, entre los oyentes a las catequesis con el garante
principal de la fe de la Iglesia local donde se está haciendo el anuncio del
Kerygma. El recibir la Biblia (que en muchos casos se compra en este momento
porque no se tenía) de manos del Obispo, será una invitación a poner la
Escritura en el centro de la vida, pues ella va a ser a partir de este momento la
fuente de vida espiritual y alimento a lo largo de todo el Neocatecumenado. El
gesto de la Entrega de las Sagradas Escrituras "tendrá todo su sentido -afirma
M. Dujarier- si va acompañado de una palabra del celebrante invitando a leer
con frecuencia la Buena Nueva y de una respuesta personal de cada
convertido"425. El descubrimiento de la celebración de la Palabra de Dios es uno
de los tesoros de la Iglesia que el Neocatecumenado ha recuperado con
creatividad, y ya desde el mismo comienzo del itinerario neocatecumenal (SCN,
art. 11)426.
anuncia el Evangelio" (nº 33). Para el Concilio, la Escrituras son otro "Sagrario de Cristo": "La Iglesia siempre ha venerado la
Sagrada Escritura como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo" (DV, nº 21). Sobre los distintos accesos hermenéuticos a la Escritura:
literal, alegórico, analógico y moral, véase: H. DE LUBAC, Esegesi medievale, Scritura ed Eucaristia (volumen 18), Opera Omnia.
Milano, 1988, pp. 301-315. Y ver también las consideraciones que hace C.H. DODD a una lectura puramente literal de la Escritura,
sin tomar en cuenta el sentido simbólico, en La Biblia y el hombre de hoy, Madrid. 1973, pp. 31-32.
428
En los nnº 18, 19, 37... del RICA, se habla de la importancia de la Palabra de Dios, para guiar a los catecúmenos hacia la
comprensión y vivencia de los misterios cristianos. Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la palabra de Dios: Teología y
Catequesis, Núms. 37-38 (Enero-Junio 1991), pp. 72-92; JESÚS LÓPEZ, Escuchar la Palabra, objetivo catecumenal: Teología y
Catequesis 3 (1983), pp. 399-432.
429
Según DIONISIO BOROBIO, "las CNC parten de una teología Kerigmática o de hª de la salvación, que proclaman,
meditan, dialogan... a partir de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tiene en el CN un puesto central por los siguientes datos: las
reuniones de la comunidad tanto para la reflexión y diálogo, cuanto para la celebración, tiene por centro la Palabra". Cfr. “La
recepción del Concilio por las Comunidades Neocatecumenales”, en o. cit.,p. 49.
430
Cfr. La Tradición apostólica, 18, (SCr,11 bis, p. 77). Aunque no se dice explícitamente que se trata de una liturgia de la
Palabra, todo parece indicar que se trataba de una auténtica celebración de la Palabra, por cuanto hay elementos propios como la
oración y el beso de la paz, y porque existía una estrecha relación entre catequesis y celebración litúrgica. A menudo la celebración
era el lugar de la educación en la fe. Ver estos estudios: R. DOMINGUEZ, Catequesis litúrgica en los padres, pp. 123-126; I.
OÑATIBIA, La catequesis litúrgica de los Padres: Phase 118 (1980), pp. 281-294; A.M. TRIACCA, Liturgia y Padres de la Iglesia:
Cuadernos Phase 48 (1993), pp. 59-77.
431
Cfr. HIPÓLITO, o. cit., 19, (SCr, 11bis, p. 77).
432
La instrucción que reciben los catecúmenos es la misma que se da a los fieles, pues era práctica común que los fieles se
reunieran en la Iglesia todos los días antes de ir al trabajo para escuchar la instrucción y orar en comunidad. Cfr. HIPÓLITO, La
Tradición apostólica, 30 y 41, (SCr, 11 bis, pp. 123 y 125).
* Que los catecúmenos participaban de la liturgia de la Palabra al mismo
tiempo que los fieles, aunque tenían un lugar particular433.
* Que se incluía una imposición de manos sobre ellos, que, sin duda se
trataba de un gesto de exorcismo, gestos salvíficos que acompañaban todo el
itinerario catecumenal, aunque no eran tan solemnes como el exorcismo que se
hacía justo antes de recibir el Bautismo434.
433
Esta práctica también es recomendada en el RICA, ya que en el Rito de Entrada en el Catecumenado, los catecúmenos son
invitados a la mesa de la Palabra junto con la asamblea comunitaria (nº 90).
434
Veáse HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 20, (SCr, 11 bis, pp. 79 y 81).
435
Cfr. RICA, nnº 108.110.119.128. Ver los siguientes artículos: FERNANDO IBAÑEZ, La Sagrada Escritura, fuente de la
Catequesis, pp. 282-296; y ALFONSO DE LA FUENTE, La interpretación de la Sagrada Escritura en la Catequesis: Teología y
Catequesis 3 (1983), pp. 297-308.
436
En el estudio comparativo al que somete CARMELO GÓMEZ GÁLVEZ el Neocatecumenado llega a la siguiente
conclusión: "Las Comunidades Neocatecumenales desarrollan todo su camino desde la Palabra de Dios, por eso, las celebraciones
constantes de la Palabra son más importantes que la instrucción. Antes que reflexionar sobre el mensaje, se deja que éste vaya
calando en el corazón del catecúmeno. Es fiel al primitivo Catecumenado y, la liturgia con su variedad ritual es uno de los pilares
fundamentales, lo cual es de elogiar. La celebración de la Palabra como en S. Hipólito, es para ellos el alimento necesario en el
camino". Cfr. La propuesta catecumenal en el RICA, p. 190.
Los autores que han estudiado en profundidad el RICA (B. Fisher, M.
Dujarier, J.A. Vela, entre otros) han señalado la importancia de este tiempo del
Precatecumenado que en el Ritual es una novedad. Va a ser este el período más
difícil de realizar, pero también el más importante, puesto que condiciona toda
la iniciación. El hecho de que el RICA no presente una estructuración concreta
de esta primera etapa, ha posibilitado sin duda alguna la creatividad en todos
aquellos que han intentado poner en marcha un itinerario catecumenal. Los
iniciadores del CN, en este sentido, han articulado esta etapa con fidelidad a la
liturgia catecumenal del Bautismo y con creatividad a la hora de conducir con
una pedagogía claramente catecumenal a los bautizados que psicológicamente
pueden ser considerados como "cuasi-catecúmenos" a las distintas etapas del
Bautismo para adherirse a la gracia recibida de una forma personal, consciente y
vital437.
437
"La catequesis de adultos hará bien en asumir el espíritu de estas etapas del catecumenado bautismal. Las dos primeras se
refieren más directamente al proceso de búsqueda y maduración en la fe, y el catequizando adulto, ordinariamente, deberá
recorrerlas" Cfr. Catequesis de Adultos, nº 200.
438
En el Estatuto se dice del Precatecumenado postbautismal, “que es un tiempo de kenosis para aprender a caminar en
humildad”. Cfr. SCN, art. 19&1. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ en este tiempo "Poco a poco van cayendo las máscaras
detrás de las cuales se esconde y defiende el hombre. Estas máscaras, por otra parte, al ser imágenes sociales, le imponían una
manera inauténtica de vivir y actuar. Al principio nadie se siente concretamente pecador, nadie tiene enemigos; todos tienen mucha
fe, todos aman mucho...". Cfr., Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 30-31.
439
"La imagen de la gestación se funda en la noción tradicional de la Iglesia Esposa y Madre...La aplicación de esta imagen
vital a la iniciación catecumenal se puede comprender muy fácilmente, puesto que el bautismo es presentado por Jesús como un
nuevo nacimiento (cf. Jn 3,3-8)... El interés de esta imagen está en mostrar que la iniciación cristiana no es una educación de tipo
escolar, sino un crecimiento vital y que se realiza en el seno de una comunidad cristiana que debe jugar el papel de medio nutricio".
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 76-77. "Por eso, al establecer etapas sucesivas, y en concreto la
precatequesis, la Iglesia desea que el adulto disponga del tiempo suficiente para que madure la verdadera voluntad de seguir a
Cristo (RICA, nº 10). No quiere precipitar las cosas. Desea ir acompañando al adulto en el lento proceso de hacerse verdadero
cristiano". Cfr. Catequesis de adultos, nº 202. Los Obispos españoles denominan a esta etapa con el nombre de precatequesis:
"Hemos utilizado la expresión precatequesis por analogía con el Precatecumenado. También podríamos referirnos a ella como al
primer grado de catequesis, por ser la primera etapa de la formación catequética. En otras ocasiones, se la ha denominado catequesis
misionera, porque tiene como objetivo la conversión (ver CC, nº 50" (ibid., nota [21] del nº 213).
tiempo, el conveniente y necesario en cada caso concreto, para investigar los
motivos de la conversión, y para purificarlos, si es necesario" (nº 69)440.
En el Neocatecumenado, este "tiempo de conversión y discernimiento"
para purificar las verdaderas intenciones del corazón engloba prácticamente las
tres primeras etapas del itinerario neocatecumenal: kerigmática,
precatecumenal y la del paso al Neocatecumenado. Van a estar jalonadas por
tres umbrales que recogen y de algún modo amplían -como más adelante
analizaré- el espíritu del Rito de Entrada en el Catecumenado con el que el
RICA inicia el itinerario catecumenal. Estos tres ritos de Entrada en el
Neocatecumenado son: 1º) El Rito del Primer Escrutinio; 2º) La convivencia del
Shemá; 3º) El Rito del 2º Escrutinio.
Pero veamos ahora cómo es vivida y desarrollada esta segunda etapa (que
viene a durar unos dos años) en el Neocatecumenado, teniendo siempre presente
que los destinatarios en este caso son personas bautizadas pero que no han
asumido conscientemente toda la virtualidad de la gracia bautismal (SCN, art.
5&1)441. Lo hago de una forma un tanto descriptiva, pero en todo caso, intentaré
señalar las concreciones creativas, que en la praxis neocatecumenal se viven en
fidelidad con el espíritu del RICA o como expresión de la creatividad propia de
la genialidad del carisma que los iniciadores han sabido plasmar en continuidad
con la praxis catecumenal de los primeros siglos, y a la luz también de lo que
han ido experimentando y viviendo las primeras comunidades con las que se ha
ido realizando el Neocatecumenado en todas sus etapas.
440
Dado que la precatequesis tiene como finalidad propiciar la conversión y esta decisión es libre, su duración es variable y no
se puede determinar a priori. El RICA se expresa de esta manera: "Espérese a que los candidatos, según su disposición y condición,
tengan el tiempo necesario para concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión" (nº 50). Son interesantes las
"indicaciones" de nuestros Obispos con respecto a esta etapa que ellos denominan de "precatequesis" que tiene como objetivo
"buscar la conversión", ver Catequesis de adultos, nnº 210-213.
441
B. FISCHER hablará de "recuperación de los alejados" que, en virtud de su Bautismo, son "nominalmente" cristianos, pero
que quieren en realidad vivir su cristianismo. Estos siguen un camino "análogo" al de los bautizados. Cfr. “Die Struktur des OICA
von 72 Wiederentdcktes und Neueingeführtes”, pp. 382-383.
442
Para una mayor profundización respecto de esta etapa ver: KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 94-96; G. ZEVINI,
Neocatecumenato, pp. 1062-1064; Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las comunidades neocatecumenales, pp. 70-72; C.
ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 378-379; A. FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 70-77.
Iglesia. Esto se hará en el primer paso que se celebra en el Neocatecumenado y
que se denomina Primer Escrutinio.
443
El Neocatecumenado, por lo que respecta al rito de Entrada al Catecumenado lo que ha hecho ha sido "jalonar" la
celebración de este rito único tal y como el RICA lo presenta, en tres celebraciones o pasos que tienen por objetivo la misma
finalidad, preparar espiritualmente al adulto bautizado a revivir los momentos pre-catecumenales del Bautismo recibido. En este
sentido, la configuración estructural del itinerario neocatecumenal es fiel al "iter ritual" de la liturgia catecumenal prevista en el
ritual del Bautismo tal y como aparecía en los rituales anteriores a la promulgación y entrada en vigor del actual (cf. COMISIÓN
EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA, Ritual del Bautismo de niños, Madrid 1970). Para este análisis comparativo tengo
presente el Ritual oficial de experimentación que editaron conjuntamente la Comisión Mixta (CELAM-ESPAÑA) al finalizar el
Concilio: Ritual de los Sacramentos: Bautismo-Confirmación-Eucaristía, Ed, Litúrgica Española, Barcelona, 1966. En este Ritual,
para el Bautismo de un párvulo se señalan, dentro de la Liturgia catecumenal los siguientes pasos: A. RITOS INTRODUCTORIOS:
1º) Diálogo y catequesis. 2º) Soplo. 3º) Signación. 4º) Imposición de la mano. 5º) La sal. Y, dentro del Rito del Bautismo de adultos
por etapas se señalan las siguientes: 1ª) Entrada en el Catecumenado. 2ª) El Rito de la Sal. 3ª) Primer escrutinio. 4ª) Segundo
escrutinio. 5ª) Tercer escrutinio. 6ª) Preparación inmediata. 7ª) Liturgia bautismal.
444
"Aunque el don del Bautismo es pleno por parte de Dios, sin embargo, por parte del hombre requiere respuesta y
conversión; esto es: fe personal, cuando el hombre sea capaz de ello. Lo que en los adultos es requisito previo al Bautismo, en los
niños es exigencia posterior, de tal manera que si esta exigencia no se cumple, el Bautismo queda, de alguna manera, infructuoso.
Lo que al niño le salvó en promesa no será suficiente de adulto si no se cumple esa promesa viviendo la fe de la Iglesia, en la que ha
sido bautizado. Porque quienes fueron incorporados a la Iglesia por el Bautismo recibido en la infancia están llamados a desarrollar
la fe que se les infundió, de modo que lleguen a ser conscientes de lo que significa haber sido elegidos para asociarse a Cristo por el
sacramento del agua y del Espíritu". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA, Ritual del Bautismo de niños,
Madrid 1970: "Notas pastorales", nnº 87-88.
Los neocatecúmenos446se reúnen dos veces por semana para la celebración
de la Palabra sobre temas bíblicos -como agua, roca, pastor, etc. de la Escritura-
que ayudan a conocer el lenguaje de la Escritura y, sobre todo, iluminan
constantemente la vida de los hermanos. También se reúnen para la Eucaristía
dominical celebrada el sábado por la noche. Estas celebraciones son preparadas
en grupos rotatorios por cinco o seis personas que leen la Escritura a la luz del
Espíritu tal y como se pide en Dei Verbum, nº 12: "La Escritura se ha de leer e
interpretar como el mismo Espíritu con que fue escrita: por tanto, para descubrir
el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido
y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía
de la fe..."447.
Una vez al mes, toda la comunidad vive una jornada de retiro espiritual o
"convivencia" en la cual tiene lugar una iniciación muy incipiente a la oración
de alabanza de la Iglesia a través de la Liturgia de las Horas (en este caso los
Laudes por la mañana). Al mismo tiempo esta jornada de convivencia fraternal
hace posible que la comunión entre los hermanos vaya naciendo, creciendo y
madurando al poner en común sus experiencias a la luz de la Palabra de Dios,
de la historia personal de cada uno y de los acontecimientos existenciales que
están viviendo (SCN, art. 15&2)448. Todos los hermanos se comunican lo que
445
Para un buen conocedor de la pastoral catecumenal como JEAN-BERNARD DOUSSE esta etapa del Precatecumenado
"merece una atención especial...Entre el primer descubrimiento o primera llamada interior y la opción de un proceso puede pasar un
tiempo muy largo, incluso varios años. Tiempo empleado de diversas formas, bien en una búsqueda personal a través de lecturas,
bien en contactos e intercambios con cristianos o bien en simple espera de un momento favorable". Cfr. “La iniciación cristiana
catecumenal”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa
Hoy, p. 90. La praxis precatecumenal en tantos grupos parroquiales ha hecho percibir en el Neocatecumenado con bastante realismo
pastoral y catecumenal que evidentemente la iniciación cristiana de un adulto requiere tiempo. La pedagogía recomendada por la
Iglesia al Catecumenado se vacía de todo su valor si no se respeta el tiempo indispensable en cada etapa.
446
La experiencia de haber asistido al nacimiento de una comunidad como fruto de la predicación del Kerygma es tan
impactante que los miembros de las CNC comienzan a pronunciar palabras como "comunidad" y "hermanos" con un sentido
profundamente renovado: la comunidad comienza a tener rostro humano, la fraternidad será el resultado de la comunitariedad recién
estrenada.
447
En el Estatuto se dice que “para profundizar la Escritura ´con la inteligencia y el corazón d e la Iglesia`, los
neocatecúmenos se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres, de los documentos del Magisterio, en especial del
Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales”. Cfr. SCN, art. 11&4. Las celebraciones de la Palabra son
preparadas siguiendo los temas del Vocabulario de Teología Bíblica de X. LEÓN-DUFOUR (Ed, Herder, Barcelona 1965). La
relevancia de la Palabra en todas las etapas del Neocatecumenado y en todas las catequesis de los sucesivos pasos que se recorren en
este itinerario de iniciación cristiana, la interpretación "cristocéntrica" de la Escritura (cf. DV, nnº 17,18), la insistente presentación
del ambiente cultural judío (DV.12) de los textos principales que introducen a las distintas etapas del Neocatecumenado, la
importancia que se concede al Antiguo Testamento y a la unidad de ambos Testamentos (DV, nnº15-16), la constancia en apoyar las
interpretaciones de la Escritura en textos de los Santos Padres, de la Tradición y del Magisterio (DV, nº 10), la instrucción que
reciben los precatecúmenos y los neocatecúmenos a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal para aprender a escrutar
personalmente toda la Escritura, el presupuesto hermeneútico que subyace a todas las celebraciones de que a través de la
proclamación de la Palabra en un contexto orante se establece un diálogo entre Dios y el hombre (DV, nº 25), y por último, la
interpretación autorizada del Magisterio representada en la figura del presbítero que preside alejan estas celebraciones de cualquier
sospecha de "fundamentalismo"
con el que a veces se tilda a estas comunidades. El "espíritu" y la
"atmósfera litúrgica" con que se viven las celebraciones de la Palabra en el Neocatecumenado
está perfectamente sintetizado en el esclarecedor y penetrante artículo de ROBERT COFFY,
La celebración, lugar de la educación de la fe, citado anteriormente.
448
La afirmación del profesor CASIANO FLORISTÁN de que "en estas comunidades se vislumbra un cierto antirracionalismo
religioso a causa del dualismo razón-sentimiento. Parece como si la reflexión fuese un ídolo. En la comunidad no hay discusión ni
crítica de ningún tipo, ya sea de dentro o de fuera. Sólo el eco de la palabra. Al faltar el sentido crítico, se cae en el conformismo
estructural" (Cfr. Para comprender el Catecumenado, p. 103), evidentemente, solo se sostiene desde un conocimiento distante y
desde una actitud recelosa con respecto al CN. Quien ha vivido y vive la experiencia neocatecumenal sabe del realismo de estas
"convivencias", de los conflictos y tensiones que en ellas se desatan, de las alegrías y esperanzas que en ellas se comparten, del
Dios ha obrado en sus vidas a lo largo del mes transcurrido y confrontan el
lenguaje de la fe cristiana con la propia realidad del trabajo, la familia, la
sociedad... En este punto de la experiencia se constata que "el camino nos
enseña a descender hasta tocar la Roca, hasta conocer lo que hay en lo profundo
de nuestro corazón (cf. Dt. 8,2), enseñándonos a sumergirnos en la Cruz de
Cristo. Todo el camino será superar etapas, descender los escalones hasta llegar
a tocar el fondo de nuestro bautismo, para dejar el cadáver de nuestro hombre
viejo y poder resucitar con Cristo"449.
discernimiento fraternal hecho con "franqueza" y de la iluminación de la historia personal de cada hermano a la luz de la fe.
449
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 96.
450
Cfr. Ibid., p. 95. "La vida cristiana en comunidad no se improvisa. Hay que educarla con cuidado. Como dice el Concilio,
hay que cultivar debidamente el espíritu de comunidad (PO, nº 6). Para conseguir la vivencia comunitaria la dinámica grupal es
muy importante para la catequesis. Los adultos van descubriendo en el grupo lo que es vivir en comunidad" (CA, nº 132). Ver “La
catequesis de adultos, una acción realizada en la comunidad cristiana” (CA, nnº 125-132).
451
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 71. D BONHOEFFER explica la diferencia entre la comunidad ideal y la
comunidad real. Aquélla es un sueño y debe ser destruido. Esta, la comunidad real, es la verdadera, con su pecado, con sus límites,
donde Dios actúa. Véase: Vida en Comunidad, Ed, Sígueme (2ª Edición), Salamanca 1983, pp. 16-18.
El objetivo de esta etapa es por tanto, pasar de una fe devocional y
sentimental a un nuevo modo de concebir la vida y la historia como el lugar en
que se verifica y realiza la fe, que no es emotividad, sino historia que hay que
vivir con Cristo en un camino que proyecta hacia una misión. Es un tiempo
privilegiado de kénosis y conversión (cf. Hch. 2,37-38) viviendo en humildad y
vaciamiento de sí mismo, a quitarse máscaras para iluminar su vida con la
Palabra de Dios. "Este tiempo tiene por objeto -afirma Kiko Argüello-
conducirnos a ver la necesidad de ser gestados en la fe, de ser ayudados por la
Iglesia. La fe no podemos dárnosla nosotros mismos, no es un moralismo ni el
fruto de nuestros esfuerzos: es un don gratuito que Dios nos da a través del
Bautismo"452. De ahí, pasados unos dos años, los precatecúmenos tienen un
Primer Escrutinio de paso al Neocatecumenado en el que se reflexiona sobre las
exigencias del "dejar todo por el reino" y "llevar la cruz" para seguir a Cristo
con más radicalidad (cf. Mc 8,34). Cuando analice los Pasos en el
Neocatecumenado, me detendré en esclarecer en qué consiste y cómo se
desarrolla esta celebración de Entrada en el Neocatecumenado que recibe el
nombre de Primer Escrutinio.
Después del primer escrutinio, hay un período de otros dos años que se
llama paso al Neocatecumenado (SCN, art. 19,2ª). La comunidad sigue
viviendo el camino de conversión apoyada en el trípode Palabra-Liturgia-
Comunidad, profundizando a la vez en las diversas etapas de la historia de la
salvación: Abrahán, éxodo, desierto, alianza, tierra prometida, reino, exilio,
profetas, creación, mesías, resurrección, Iglesia, parusía... (cuatro semanas por
tema)453. Las catequesis son preparadas por pequeños grupos de la comunidad. A
través de los trabajos en grupo, las reuniones, las revisiones a la luz de la
Palabra y las celebraciones, se actualiza la acción de Dios, que se manifestó en
aquella fase de la Historia de la Salvación y que a partir de este momento
alcanza a la comunidad que se dispone a vivirla hoy. "La lectura de la Palabra es
-afirma Mons. Ricardo Blázquez- profundamente personal y eclesial, y, por el
ministerio de la Iglesia, también autorizada; la homilía del presbítero, la
predicación del Obispo y los documentos del Magisterio pastoral expresan para
la comunidad ese carácter autorizado"454.
452
Ibid., p. 96. "Cuando el hombre ha hecho la kénosis en su interior y ha visto iluminada su actitud ante la fe, normalmente
descubre que no tiene fe, que la fe, heredada no le ha servido para la búsqueda de Dios, que vive más de los criterios del mundo y de
la carne que de la fidelidad a la voluntad de Dios. Necesita pedir la fe. ¿Dónde encontrarla? Y se le garantiza que la fe la da la
Iglesia y a la Iglesia debe pedírsela". Cfr. ANDRÉS FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, p. 88.
453
"Se comienza a estudiar la historia de la salvación, dividida en etapas (esto se hace a través de celebraciones de la Palabra y
catequesis preparadas por los mismos hermanos de la comunidad divididos en pequeños grupos que trabajan unos tres meses sobre
cada tema)”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato..., p. 96.
454
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 75-76. Esta es la experiencia de una Comunidad Neocatecumenal de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Lisboa que estaba en esta etapa: "Después del Precatecumenado y después del
primer escrutinio, fue muy importante para nosotros la llamada a conversión y a descubrir el amor de Dios, que elige siempre a los
Un hito fundamental en esta fase del Neocatecumenado es la convivencia
del Shemá, llamada así porque en ella se va a proclamar y a entregar
solemnemente a cada hermano el credo de Israel: "Escucha (en hebreo: Shemá),
Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno" (cf. Dt 6,4) 455. El Shemá, es
decir, el reconocimiento vital de la unicidad de Dios, es el mensurador de la
conversión efectiva456. Al candidato al Neocatecumenado contestó el Obispo en
la celebración del Primer Escrutinio: "Si quieres alcanzar la Vida Eterna,
amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus
fuerzas y al prójimo como a ti mismo" (cf. Lc 10,27).
Pues bien, el candidato deberá probar que sólo Dios es el Señor de su vida
renunciando significativamente al dinero, puesto que el dinero es el primer
competidor de Dios en la existencia del hombre (cf. Mt 6,24) 457. En el Estatuto
se dice que a los neocatecúmenos “les es dado un tiempo para que se prueben a
sí mismos en la sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo, a la luz de su
Palabra: ´No podéis servir a Dios y al Dinero`” (SCN, art. 19,2ª).
sociedad y en conflicto con el entorno". Cfr. A.G. HAMMAN, La vida cotidiana de los primeros cristianos, p. 218.
459
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 97.
460
Así lo ponían de manifiesto los precatecúmenos de la Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Lisboa en 1976
cuando estaban viviendo esta etapa del Neocatecumenado:"La maravilla que podemos testimoniar es que, pasado algún tiempo, las
barreras que nos separaban, las diferencias de edad, mentalidad y categorías sociales, empezaban a desaparecer, y nacía entre
nosotros la koinonia". Cfr. Convivencia de párrocos, p. 36.
461
"En el segundo escrutinio se recogen cantidades sorprendentes, entregadas de forma absolutamente libre, que se destinan en
gran parte a los pobres de la parroquia. La verdad de esta renuncia, el impulso apostólico, el gozo en la precariedad que se fía de
Dios... son signos llamativos del camino neocatecumenal". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., p. 76. La experiencia
profundamente liberadora en el cumplimiento de esta palabra por parte de los precatecúmenos contrasta, a veces, con la actitud
"acomodaticia" con la que a veces se interpreta la Escritura. D. BONHOFFER comenta la poca credibilidad, entre los cristianos, a la
Palabra de Dios. Lo de "Vended los bienes", "Poned la otra mejilla", el "Mirad las aves del cielo", ect... se tiende siempre a
"interpretarlo" a nuestro modo: "Siempre encontramos lo mismo: la supresión consciente de la obediencia sencilla, de la obediencia
literal (a la Palabra)". Cfr. El precio de la gracia, Ed, Sígueme, Salamanca, 1986 (3ª Edición), pp. 45-46.
ofrecen nuestros Obispos para esta etapa en CC, en CA y IC (ver tablas 12ª y
13ª).
hecho de concebir la fe en términos de proceso es muy importante, pues subraya el hecho de que la adhesión del catecúmeno a
Cristo tiene lugar en forma progresiva. A partir de una conversión inicial, se van convirtiendo los diversos estratos de la
personalidad del creyente -las diferentes zonas de su ser- a través de un proceso de conversión permanente. Ese caminar de la fe
tiene sus momentos de resistencia -personales de cada uno- que el catequista ha de saber respetar con tacto y comprensión” (CC, nº
214).
467
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 97-98. En el Estatuto se define el Catecumenado postbautismal como “un tiempo de combate
espiritual para adquirir la simplicidad interior del hombre nuevo que ama a Dios como único Señor, con todo el corazón, con toda la
mente, con todas las fuerzas y al prójimo como a sí mismo”. Cfr. SCN, art. 20.
468
Existen algunos estudios que han explorado la "experiencia catecumenal" en San Juan de Avila, e intentan
mostrar los "puntos de contacto" con el Neocatecumenado. Por ejemplo: JULIAN BALLESTA ILLAN, La
iniciación cristiana en los escritos de San Juan de Avila (Según el Ordo de la Iniciación Cristiana de Adultos
-OICA- (Dissertario ad Doctoratum), Roma 1982; ALBERTO GARCÍA TORRES, San Juan de Avila y el
Camino Neocatecumenal. Puntos de contacto, Ed, EGA, Bilbao 1994. "El Camino Neocatecumenal tiene sus pasos
y etapas que culminan en momentos celebrativos. San Juan de la Cruz distinguía las tres vías: purgativa, iluminativa y unitiva. El
Camino va discurriendo a través de tres etapas que conducen a lo mismo: humildad, simplicidad y alabanza" Cfr. ANDRÉS
FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 86.
experiencia de la sencillez de vida. Durante el Neocatecumenado, la fe aparece
como un combate en el que se experimenta la acción liberadora del Espíritu de
Cristo. Esta etapa -en principio- está pensada para que dure unos tres años469.
482
"Para iluminar la propia historia de salvación que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros, tenemos todos los personajes
que desfilan por la historia de la salvación. Todos los personajes de la historia de la salvación nos enseñan a entrar en la voluntad de
Dios... El conocimiento de estos personajes, el verse reflejado en ellos a través de la figura de Jesús al que anuncian, potencia el
espíritu de oración y de confianza plena en la voluntad de Dios". Cfr. ANDRÉS FUENTES, art. cit., p. 171.
483
La misma "Institutio generalis de la Liturgia horarum" dice que "conviene que la familia, que es como un santuario
doméstico dentro de la Iglesia, no sólo ore en común, sino que además lo haga recitando algunas partes de la Liturgia de las Horas,
cuando resulte oportuno, con lo que se sentirá más insertada en la Iglesia" (nº 27b.)
484
"También el Sínodo, siguiendo y desarrollando la línea conciliar ha presentado la misión educativa de la familia cristiana
como un verdadero ministerio, por medio del cual se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto que la misma vida de familia se
hace itinerario de fe y, en cierto modo, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo...En virtud del ministerio de la
educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando
con los hijos, dedicándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo -eucaristíco y
eclesial- de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a ser plenamente padres". Cfr. JUAN PABLO II, Familiaris consortio, nº
39. Ver la profunda y penetrante reflexión que los Obispos vascos dedican a la "familia cristiana, una comunidad que ora". Cfr.
Carta pastoral de los Obispos vascos, Redescubrir la familia (Pascua de Resurrección, 1995), nnº 91-98.
485
"Los padres que caminan en la fe de la Iglesia pasan a los hijos la experiencia que ellos tienen del Dios viviente y del Señor
resucitado", afirma MICHI COSTA, presbítero , por un tiempo, del Equipo Itinerante del CN en Sudáfrica junto a un matrimonio
con tres hijos. Fruto de la experiencia y de estas celebraciones domésticas han nacido estos libros: Cuando tu hijo te pregunte;
Hazme oir tu voz; Quiero ir a Jerusalén, los tres editados por DDB, Bilbao, 1991. Ver también las indicaciones que hace CARLOS
ELORRIAGA, "Los niños y las Comunidades Neocatecumenales", en Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 385-386. Y, la
descripción de "una experiencia de Laudes en familia", en Convivencia de párrocos, pp. 62-63.
486
"El sexto domingo de cuaresma comenzaba en Oriente la catequesis dogmática, esencialmente constituida por la explicación
de los artículos del Símbolo. Y así comenzaba con la importante ceremonia de la traditio Symboli... La entrega del Símbolo es un
acto fundamental que contiene todo el significado de la catequesis. Al entregar el Símbolo, la Iglesia transmite a los nuevos
cristianos la fe; por eso lo convierte en un acto litúrgico... La misión del Símbolo es expresar resumidamente el contenido de la
tradición; su origen es esencialmente catequético". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., pp. 52-53.
487
"En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado, desde
muy antiguo, para profesar su fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos" (CA, nº 137). Y, más adelante se dice, "la
clave para estructurar esta doble dimensión -bíblica y doctrinal- de la enseñanza de la fe, tal como atestigua la práctica secular de la
comunidad cristiana, está en la entrega del símbolo (RICA, nº 183), que la Iglesia, en el momento oportuno, lleva a cabo con los
catecúmenos y, en nuestro caso, con los adultos que se catequizan" (CA, nº 179). "La catequesis, para educar al catecúmeno en el
sentido de la nueva existencia recibida en el Bautismo, lo inicia en la profesión de la fe cristiana, en la que se expresa la razón de su
esperanza y la raíz de su existir" (CC, nº 164).
. Los neocatecúmenos, durante este tiempo, profundizarán en cada uno de los
artículos del Credo488, meditándolos, preparándolos y celebrándolos en las
liturgias de la Palabra489, se conecta así con la tradición más puramente
catecumenal, que ha reservado a la explicación del Símbolo algunas de sus
mejores tratados teológicos490.
Una vez terminado este tiempo de evangelización por las casas, los
catequistas vuelven para la Redditio del Credo: durante la Cuaresma, en la
parroquia y en la liturgia de las Vísperas, cada neocatecúmeno confesará
públicamente la fe de la Iglesia a la luz de su experiencia personal 493, en
488
Cfr. SANTOS SABUGAL, Credo. La fe de la Iglesia. El Símbolo de la fe: historia e interpretación, Ed, Montecasino.
Zamora 1986. Estudios de este tipo, serán continuamente material de referencia en esta etapa del Neocatecumenado. Entre las
principales catequesis sobre el Credo fácilmente accesibles en nuestra lengua citamos: SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Cat. 4-18
(P.P.C., Madrid 1984). TEODORO DE M., Hom. Ct. 1-10 (ST 145, pp. 4-281); SAN AGUSTÍN, Serm. 212 (B.A.C. 447, Madrid
1983) y Serm. 213 (B.AC. 447, idem); SAN AMBROSIO, Exp. Symb. (SC 25 bis, pp. 46-59). SAN LEÓN MAGNO, Serm. 98 (SC
200, pp. 295-301); CESAREO, Serm. 9 (SC 175, pp. 362-375).
489
Para los Obispos españoles, "La entrega del Símbolo que, acompañada de un breve comentario del mismo, puede
interiorizarse en unos pocos encuentros. Juan Pablo II sugiere una utilización más concretamente adaptada (CT, 28) de esta entrega
del Símbolo, en la que los adultos puedan encontrar, a modo de síntesis final, todo lo que a lo largo de la catequesis han descubierto
y vivido" (CA, nº 219).
490
"Nosotros encerramos en estos pocos versículos toda la enseñanza de la fe" (S. CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis,
5,12). "Se les explica frase por frase la doctrina encerrada en el Símbolo y en las Escrituras, primero literalmente, y luego su
sentido espiritual" (EGERIA, Itinerario, 46). "Este es el Símbolo cuyo contenido ha sido enseñado con las Escrituras cuando erais
catecúmenos, pero que bajo esta fórmula resumida os servirá, una vez fieles, para testimoniar vuestra fe y para progresar en ella" (S.
AGUSTÍN, Sermones, 212,2).
491
"La ceremonia de la entrega del Credo está atestiguada tanto en Oriente como en Occidente desde el siglo IV". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 135. Para una información particular acerca de la etapa de "entrega" y "devolución"
(Traditio-Reditio Symboli) del Credo como se realiza en estas CNC, ver: S. SABUGAL: El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy: Estudios
agustinianos (Septiembre-Diciembre), pp 413-473. Para este experto de la patrística, "una concreta y eficaz adaptación de la antigua
entrega del Símbolo es ciertamente el respectivo rito del Camino neocatecumenal" (p. 452).
492
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales..., p. 80. "Durante siglos, un elemento importante de la catequesis era
precisamente la traditio Symboli (o transmisión del compendio de la fe), seguida de la oración dominical. ¿No habría que encontrar
una utilización más concretamente adaptada (en la catequesis) para enseñar esta etapa?" (CT, nº 28). Para FRANCO
SOTTOCORNOLA “el Catecumenado constituye con la evangelización el ámbito principal de la pastoral de una Iglesia en estado
de misión”. Ver las sugerentes perspectivas que apunta en su articulo: L´iniziazione cristiana degli adulti nella vita della Chiesa in
stato di missione: Rivista di Pastorale Liturgica 5 (1973) pp. 26-32.
493
"Una vez explicado el Símbolo durante cuarenta días, deberá ser repetido por el catecúmeno a quien se le entregó: es la
redittio symboli. Este rito tiene lugar el Domingo de Ramos, antes de que comience la semana mayor. Ese día el catecúmeno,
siempre acompañado de su padrino o madrina, recita solemnemente ante el obispo el Símbolo que debe ya conocer de memoria".
Cfr. JEAN DANIELOU/r. du CHARLAT, o. cit., pp. 53-54. Según nuestros Obispos: "Cada nuevo bautizado recita en singular el
Credo durante toda su vida, incluso en la asamblea litúrgica, pues ninguna acción es tan personal como ésta. Pero lo recita siempre
en la iglesia y a través de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. La fe cristiana no es sino participación de la fe de la Iglesia"
(CA, nº 138). A propósito de la "redditio symboli" del filósofo Marius Victorinus, que San Agustín narra en su libro las
Confesiones, ver: S. POQUE, Au sujet d´une singularité romaine de la "redditio symboli" (Confessions 8, 2, 5): Augustinianum 25
(Agosto) 1985, pp. 133-143.
presencia de los presbíteros, de todas las comunidades y de toda la gente de la
parroquia que desea asistir. Esta confesión de fe se hace desde el presbiterio,
proclamando en voz alta el Credo y añadiendo por qué y en base a qué
experiencias personales se cree494"Al cabo de cinco semanas de instrucción
(sobre las Escrituras), los que van a acceder al bautismo reciben el Símbolo...
Cuando no queda más que una semana antes de Pascua, se coloca una sede para
el obispo al fondo del ábside, detrás del altar, y allí uno por uno, los hombres
con su padrino, las mujeres con su madrina, y recitan el Símbolo al obispo". Cfr.
Itin. de la V. Eg. 46.. Es éste -sostiene S. Sabugal- "un momento culminante del
Camino Neocatecumenal, en el que la bienal experiencia personal y anuncio del
Símbolo se concentran en un insólitamente fuerte testimonio de fe cristiana, que
sella en lo profundo la vida del confesor y conmovedoramente sobrecoge a sus
oyentes, aquél y éstos absolutamente convencidos de una cosa: ¡vale la pena
ser cristiano! Este efecto produce en todos la solemne confesión del
neocatecúmeno"495. El Domingo de Ramos los neocatecúmenos hacen una
solemne procesión recibiendo de manos del Obispo la palma como símbolo del
testimonio de Cristo que llega hasta el martirio496.
495
Cfr. El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 455.
496
"La confesión de fe está, en la misión, vinculada a la persecución: No temáis a los que matan al cuerpo, que el alma no
pueden matarla... A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre. TERTULIANO,
por ejemplo, se expresa de esta forma: Quien haya sido interrogado en la tierra y haya confesado se llevará con él las llaves del
cielo... La persecución es el elemento indispensable de toda confesión... La persecución se consuma en la confesión (Scorpiace, c.
10)" (CA, nº 138).
497
En esta celebraciones descubren los neocatecúmenos cómo "en el Símbolo de la fe se contiene el misterio de Dios y los
hechos salvíficos esenciales. Al introducir al catecúmeno en las diferentes perícopas del Antiguo y Nuevo Testamento, el Símbolo le
ayuda a situar esas perícopas en referencia al misterio de Cristo, a hacer una lectura bíblica en torno a la salvación de Dios en
Cristo" (CC, nº 231a).
498
"Mucho antes de instituir la ceremonia de la entrega del Pater, la Iglesia transmitió siempre con cuidado a los catecúmenos
la novedad de la oración cristiana. Y así poseemos tres obras de la primera mitad del siglo III que son iniciaciones a la oración a
partir del Padre Nuestro. Es curioso constatar que las tres son obras de autores africanos: Tertuliano, Orígenes y Cipriano". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 137-140. "La entrega del Pater se hace generalmente al principio de la Semana
Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo, porque se considera que el Pater es la oración específica de los
cristianos y no pueden decirla más que los hijos". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 54. Para nuestros Obispos
"El Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana. Es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos. En él está condensado lo
mejor de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús. Su espíritu, eminentemente escatológico, ha de
impregnar toda nuestra oración. Con él intensificamos el espíritu filial que el bautismo depositó germinalmente en nosotros" (CA, nº
181).
499
"El Rosario, como ejercicio de devoción cristiana, sigue en importancia a la Santa Misa y al Breviario; y sigue para los
laicos a la participación en los sacramentos [...]. Plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de
la Iglesia santa, de las naciones y del mundo entero". Cfr. JUAN XIII, Carta Apost. Sobre el Rosario, (29-IX-1961). Recientemente,
presente desde las catequesis iniciales (SCN, art. 10&1) 500, pero se espera hasta
este momento, en el que la estatura de la fe en el neocatecúmeno ya ha crecido,
para hacer una peregrinación a Roma, donde ante la tumba de los santos
apóstoles San Pablo y San Pedro se profesa la fe. Junto a este gesto de
comunión con la cátedra del sucesor de Pedro, se hace un viaje también al
Santuario de la Encarnación, a Loreto, donde se conserva la Casa de Nazaret.
Aquí, en el Santuario de Loreto501, se les entrega a los neocatecúmenos en una
sencilla y emocionante liturgia, la Virgen María como Madre 502simbolizado en la
entrega del Rosario, que a partir de este momento lo comenzarán a rezar con
asiduidad503. Antes de recibir el neocatecúmeno el Padre Nuestro, es preciso que
experimente que "no puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia (a
la Virgen María), por Madre" (San Cipriano). La experiencia de esta
peregrinación marca definitivamente a los neocatecúmenos y los prepara ya
para vivir con actitud filial la entrega definitiva del Padre Nuestro504.
Durante esta iniciación a la entrega del Padrenuestro, los
neocatecúmenos se reúnen como comunidad parroquial en el templo, todas las
mañanas antes del trabajo, para cantar los Laudes, escuchar el Evangelio y hacer
el Papa JUAN PABLO II, ha subrayado que “el rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación
cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la ´oración del corazón`
u ´oración de Jesús`, surgida sobre el humus del Oriente cristiano”. Cfr. Rosarium Virginis Mariae, Ed, San Pablo, Madrid 2002, nº
5.
500
En la Convivencia final que cierra la fase kerygmática, la Virgen es presentada como modelo del Neocatecumenado.
"Nicodemo pregunta a Jesús ¿cómo puedo nacer un hombre siendo viejo? ¿Puede acaso entrar en el seno de su madre otra vez y
nacer? (Jn 3,4). Esta frase ilumina el espíritu de las Comunidades Neocatecumenales: volver al seno de la Iglesia, volver a nuestra
madre, a la Virgen, para que esta reengendre y haga crecer en nosotros la semilla del bautismo que llevamos dentro". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 132. Ver el artículo de KIKO
ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en o. cit., pp. 302-309. Ver también: MARIO PEZZI, “Maria nel
cammino della comunità neocatecumenale”, en AA. VV., Maria nella comunità ecclesiale [Atti della XVII Settimana mariana
nazionale (Brescia 26/30-6-1978)]: Mad 26 (1978) 3-4, pp. 119-123; 156-155.
501
Cfr. G. SANTARELLI, “Il santuario della Santa Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-654.
502
"Durante el recorrido de la iniciación cristiana, como es el Neocatecumenado, y después de algunos años de haber hecho la
experiencia de la Iglesia como Madre que te ayuda, que cuida de ti, te da leche, te enseña a hablar, a caminar, te muestra quien es tu
padre, etc..., al neocatecúmeno se le presenta a María, la madre de Jesús, como madre suya, que Cristo le ha entregado en la Cruz, y
desde aquel día la acoge en su casa (en su espíritu) como San Juan, como su madre, y establece con ella una verdadera relación de
hijo (...) El amor a la Madre de Jesús nace en la Iglesia a causa de la gestación que se realiza en el hacerse cristiano y no tiene su
origen en la necesidad psicológica de todo hombre hacia su madre. Allí donde se anuncia verdaderamente a Jesús, se da siempre
-por obra del Espíritu Santo- el descubrimiento maravilloso y gozoso de María como Madre de Jesús y como Madre nuestra". Cfr.
KIKO ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en art. cit., p. 308. Ver también RICARDO BLÁZQUEZ, “
María en el Camino Neocatecumenal”, en Transmitir el Evangelio de la verdad, Ed, Edicep, Valencia 1997, pp. 245-260.
503
Para muchos, es la primera iniciación a esta oración fundamental de la piedad mariana, para otros en cambio, es una
confirmación de este modelo de oración en el que fueron iniciados ya desde la infancia en el seno familiar. El rezo del rosario, que
hasta hace bien poco, constituía una de las oraciones que más profundamente estaba arraigada en las familias cristianas, ha sido
radicalmente "eclipsado" por las nuevas corrientes secularizadoras que se han introducido en los hogares y por los nuevos hábitos
que han desintegrado el tejido familiar (fundamentalmente la televisión). La pedagogía catequética no ha acertado aún a situar la
"entrega del rosario" de una forma sencilla y vinculante que ayude al cristiano a incorporar entre sus oraciones ésta oración
cristológica y mariana. De aquí, la "genialidad" en el modo, la forma y el momento que en Neocatecumenado se ha encontrado para
hacer esta "entrega" de una manera tan sencilla y al mismo tiempo tan catecumenal. Ver E.D. STAID, ´Rosario`, en NUEVO
DICCIONARIO DE MARIOLOGÍA, Ed, Paulinas, Madrid 1988, pp. 1731-1741.
504
"Para esta entrega se acostumbraba a proclamar el texto evangélico de Mt 6,7-15, y comentarlo después para los elegidos".
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 138. Para un acceso a los "Sermones" de los Santos Padres, ver A.
HAMMAN, Le Pater expliqué par les Pères, París 1962. "la entrega del Padre nuestro, condensa la iniciación a la oración realizada
a lo largo del proceso catequéti Según nuestros Obispos co, ayuda a los adultos a interiorizar las actitudes básicas de la relación con
Dios, que brotan del don de la filiación divina que el Bautismo otorga" (CA, nº 219). Ya en Catequesis de la Comunidad, habían
afirmado los Obispos españoles que "desde las actitudes básicas que lo configuran (al Padre nuestro), la autenticidad de la iniciación
catecumenal en la oración y celebración queda asegurada" (nº 231).
media hora de oración silenciosa (SCN, art 20,3ª) 505. Por la tarde se reúnen de
nuevo para las Vísperas y para escuchar las catequesis sobre el Padre Nuestro 506.
"Para adentrarse en este misterio y convertirlo en fuente de vida -afirma Andrés
Fuentes- la comunidad por grupos, estudia todas y cada una de las peticiones,
todas y cada una de las palabras del Padre Nuestro a la luz de la Escritura y de
los Padres. Y junto al estudio, la celebración gozosa de las peticiones y de las
palabras, convertidas en oración y en motivo de agradecimiento a la Trinidad"507.
505
La praxis de iniciación a la oración en el Neocatecumenado está contribuyendo a formar dentro de las parroquias
verdaderos espacios litúrgicos para la oración. En este sentido empalma con una preocupación que el Papa JUAN PABLO II
expresaba en NMI dónde pide que “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas escuelas de oración”
(nº 33), y más adelante afirma: “está quizás más cercano de lo que ordinariamente se cree el día en que en la comunidad
cristiana se conjuguen los múltiples compromisos pastorales y de testimonio en el mundo con la celebración eucarística, y
quizás con el rezo de Laúdes y Vísperas. Lo demuestra la experiencia de tantos grupos comprometidos cristianamente,
incluso con una buena representación de seglares” (nº 34).
506
SANTOS SABUGAL publicó un libro precisamente "destinado a los catecúmenos y neocatecúmenos, que se preparan a ser
iniciados en los secretos y práctica de la oración". Cfr. El padrenuestro en la interpretación catequética antigua y moderna, Ed,
Sígueme, Salamanca 1982, p. 11. "En la catequesis de adultos descubren la riqueza de orar juntos, del compartir la fe tanto con
palabras que surgen del fondo de uno mismo como con el silencio contemplativo. La oración en común es una constante en la vida
de un grupo catequético. Algunos grupos llegan, incluso, a establecer periódicamente encuentros dedicados únicamente a la oración.
Este aprendizaje cala tan profundamente en los catequizandos que, una vez finalizada la catequesis, muchos buscan organizar en sus
comunidades parroquiales momentos especiales de oración compartida" (CA, nº 182). En las parroquias donde se lleva adelante una
iniciación cristiana con adultos bautizados a través del Neocatecumenado, a partir del momento en que se recibe el Padre Nuestro,
los neocatecúmenos y los fieles cristianos que han finalizado ya el itinerario neocatecumenal, se reúnen por las mañanas, antes de ir
al trabajo, durante los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma para la oración de Laudes.
507
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, pp. 174-175. En el Estatuto se afirma que “en esta etapa los
neocatecúmenos estudian sistemáticamente cada una de las peticiones del ´Padrenuestro` y temas sobre la Virgen María:
Madre de la Iglesia, Nueva Eva, Arca de la Alianza, Imagen del cristiano, etc.”. Cfr. SCN, art 20,3ª.
apareciendo con asombro ante sus ojos, con sus rasgos específicos tal y como la
describen nuestros Obispos: comunidad cristocéntrica (CC, nº 258), congregada
por la Palabra de Dios (nº 259), orante centrada en la Eucaristía (nº 260),
suscitadora de la comunión eclesial (nº 216), misionera (nº 262), de
corresponsabilidad y ministerial (nº 263), consciente de sus límites y de la
necesidad de complementariedad (nº 264), de talla humana (nº 265).
508
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 176. En un tercer artículo publicado por este mismo autor afirma:
"Este discernimiento lo va haciendo la misma comunidad. Ella es la garante de la respuesta del neocatecúmeno. La comunidad tiene
un enorme poder de discernimiento porque la misma comunidad vive de la palabra y de la acción del Espíritu. Los catequistas que
van llevando paso a paso la comunidad son los garantes de este discernimiento. No hay duda de que el carisma del catequista actúa
de una forma clarividente para discernir qué es lo que viene de Dios y qué es lo que viene del hombre; hasta qué punto el
neocatecúmeno está aprendiendo a vivir según la voluntad de Dios o conforme a sus propios criterios; cómo se dan en el
catecúmeno las obras del Espíritu o las obras de la carne. Es importante descubrir y deshacer todas las mentiras que puedan
obstaculizar la obra de Dios y poner al neocatecúmeno en la verdad de cara a Dios". Cfr. Espiritualidad del Camino
Neocatecumenal III, p. 257.
509
"Es aquí donde la dimensión comunitaria del catecumenado muestra su importancia. En torno a los candidatos habrá un
número de personas que se han convertido en sus amigos cristianos. En el amor de esta pequeña comunidad se da una experiencia
de lo que significa ser Iglesia. Mediante este servicio de amor y del testimonio se puede discernir e impulsar la conversión". Cfr.
PETER BALL, “La conversión en las Iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO: Los
comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa Hoy, p. 31.
La catequesis, en esta etapa del Neocatecumenado, busca vincular a los
neocatecúmenos con Cristo, y para ello los va a ir entrenando en aquellas
actitudes más propias del Maestro. De este modo, el adulto "emprende un
camino espiritual por el que, participando ya por la fe del misterio de la muerte
y de la resurrección, pasa del hombre viejo al hombre nuevo perfecto en Cristo"
(AG, nº 13)511.
516
Cfr. “Experiencia de la Parroquia de San Sebastián (Madrid)”, en Convivencia de párrocos-1977, pp. 44-48.
517
Cfr. “Experiencia de la Comunidad Neocatecumenal existente en la Parroquia obrera de "San Bartolo in Tutto", zona de
Scandicci, de administración y ambiente comunista, a las afueras de Florencia (más de siete años de camino)”, Ibid., pp. 49-55.
- nuestra ceguera y la necesidad de pedir la fe;
- nuestros ídolos, que no nos salvan, sino que nos
tienen esclavos;
- Dios como el Único;
- la necesidad de la oración;
- el Kerigma como vida para el mundo;
- la relación con Dios como Padre y el perdón de los
enemigos como garantía de que el Espíritu vive en
nosotros;
- el Siervo de Yahveh, como única verdad que supera
toda lógica y expectativa humana"518.
situaciones y nuevos problemas que se les plantean en la vida personal, familiar, social y económica, están necesitados de una
enseñanza que les proporcione criterios morales de acuerdo con la Tradición de la Iglesia, que ilumine y oriente la conducta humana
en el mundo de hoy con suficiente claridad, objetividad y vigor para que puedan actuar en conformidad con las exigencias eclesiales
del seguimiento de Jesucristo" (nº 53). Cfr. AA. VV., Para ser libres nos libertó Cristo. Comentarios y texto del documen to de
los obispos "La verdad os hará libres", Ed, Edicep (2ª edición). Valencia 1991. Si tenemos en cuenta que la
catequesis moral estuvo ligada siempre en la Iglesia primitiva al tiempo catecumenal, tendremos que afirmar que cualquier itinerario
catecumenal o neocatecumenal es el espacio eclesial idóneo para la formación moral de los cristianos, que nuestros Obispos
consideran "gravemente insuficiente". Cfr. JEAN DANIELOU/RÉGINE DU CHARLAT, “La catequesis moral antigua”, en La
catequesis en los primeros siglos, pp. 115-160.
522
"Os entregamos la oración del Padre nuestro para que sepáis a quien estáis orando y qué tenéis que pedir" (S. Agustín,
Sermones, 56). "Esta oración os anima no solamente a aprender a pedir a vuestro Padre que está en los cielos lo que vosotros
deseáis, sino a aprender también lo que vosotros debéis desear" (S. Agustín, Sermones, 59).
Estas celebraciones de la Palabra permiten a los neocatecúmenos ir
adentrándose en los diferentes contenidos de los misterios de la fe, de un modo
gradual y cada vez más rico y profundo dependiendo de las entregas que va
recibiendo por parte de la Iglesia. En el Neocatecumenado, sostiene G. Zevini,
"la iniciación a la palabra es algo extraordinario: se lee gradualmente, se medita
con fe y luego se vive con fruto por parte de la comunidad. La palabra es
abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no especulativa, sino orante.
Para el neocatecúmeno, la palabra de Dios indica una realidad, una fuerza que
crea y promueve la historia: es, a la vez, acontecimiento y acción (cf. Dei
verbum). Lo que se busca es la palabra de vida, su realización concreta, el
compromiso entre nosotros y Dios, y no una ideología, un aumento de
conocimientos. La palabra no es algo, sino Alguien, una persona que habla e
ilumina la existencia"523.
527
"Es importante, finalmente, ayudar a los adultos a vivir el año litúrgico, sobre todo cuando se trata de creyentes
habitualmente practicantes, ya que nada -ordinariamente- vincula tanto a Cristo como la celebración litúrgica de sus misterios a lo
largo del ciclo anual. En el círculo del año (la Iglesia) desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta
la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor (SC, 102)" (CA, n º90).
528
En el Estatuto se afirma que “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la
Iglesia, ante todo siendo lo que son: su propósito de vivir de modo auténtico la vocación cristiana se traduce en un testimonio eficaz
para los demás, en un estímulo al redescubrimiento de valores cristianos que podrían de otro modo quedar casi ocultos” (art. 17&2).
El profesor DIONISIO BOROBIO sostiene que "en la Iglesia del post-Vaticano se ha impuesto un cierto talante o estilo
catecumenal, debido a la constatación de la existencia de grandes masas por evangelizar, a la memoria y recuperación del
catecumenado histórico para la iniciación cristiana de adultos, y a los ejemplos catecumenales existentes en diversos lugares. Siendo
el catecumenado aquel espacio y tiempo ordenados, del que siempre dispuso la Iglesia para posibilitar la evangelización integral...".
Los Laicos y la Evangelización, Ed, DDB, Bilbao 1987, pp. 171-172.
comunidad. Y de esta forma se van asimilando las actitudes apostólicas, en las
cuales también deben ser entrenados los catecúmenos"529.
Este carácter secular propio de los cristianos laicos, afirma Juan Pablo II,
"debe ser entendido a la luz del acto creador y redentor de Dios, que ha confiado
el mundo a los hombres y mujeres, para que participen en la obra de la creación,
la liberen del influjo del pecado y se santifiquen en el matrimonio o en el
celibato, en la familia, en la profesión y en las diversas actividades sociales"
(Ch.F, nº15). En este sentido, se puede decir que en el Neocatecumenado en la
medida en que se asume plenamente y conscientemente la identidad cristiana
contenida en el Bautismo, en esta misma medida se descubren, ahondan y
empiezan a vivirse cristianamente todas las realidades personales, familiares,
sociales y culturales en las que vive y se mueve el neocatecúmeno. Asimismo,
en esta recuperación vigorosa de la identidad bautismal hay que situar el
fecundo descubrimiento de las distintas vocaciones específicas al servicio de la
misión eclesial: al matrimonio "en el Señor", al ministerio eclesial, a la vida
religiosa, a la misión apostólica...
5. Etapa de la Elección
534
Para el Papa JUAN PABLO II "la condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida por la novedad
cristiana y caracterizada por su índole secular" (Ch.F., nº 15). "Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la
identidad de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esta dignidad se pueden definir su vocación y misión en la
Iglesia y en el mundo" (Ch.F., nº 8). El Papa sostiene que "sólo captando la misteriosa riqueza que Dios dona al cristiano en el santo
bautismo es posible delinear la figura del fiel laico" (Ibid, nº 9).
En el RICA, esta etapa tal y como aparece configurada, es fiel heredera
de la más pura tradición catecumenal de los siglos IV al VI, en los que ya el
Catecumenado como un tiempo largo de preparación y maduración en la fe ha
perdido su fuerza y fecundidad y las nuevas condiciones sociales y eclesiales
reclaman un nuevo modo de iniciar más intensamente a aquellos que querían
llegar a ser cristianos. La Iglesia lo iba a encontrar en el tiempo de Cuaresma
que se transformaría en el tiempo catecumenal por antonomasia. "A partir del
siglo cuarto, -afirma M. Dujarier- cuando el Estado reconoce al cristianismo
como legítimo y la Iglesia finalmente es protegida o incluso privilegiada, las
conversiones no son siempre serias. Mucha gente que entra en el Catecumenado
por interés y sin convicción de fe, no son cristianos más que de nombre y no
siguen las instrucciones destinadas a ellos. Para remediar esta preparación
insuficiente la Iglesia decide desarrollar la semana de celebración bautismal. La
extiende a las siete semanas de Cuaresma que se convierte así en un tiempo de
formación intensiva"535. En el Ritual este tiempo recibe el nombre de tiempo de
Purificación e Iluminación y se dice de él que "de ordinario coincidirá con la
Cuaresma" (RICA, nº 21) y que dentro de este tiempo la Iglesia "hace la
Elección" (nº 22). Para poder purificar e iluminar a los catecúmenos, la Iglesia
prevee en este tiempo que sean ayudados "por medio de varios ritos,
especialmente por el escrutinio y la entrega" (nº 25).
535
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 98. El autor desarrolla históricamente la configuración de "La Cuaresma: un
catecumenado de recuperación", en Breve Historia del Catecumenado, pp. 104-115. En esta perspectiva,ver La cuaresma.
Dimensiones pastorales del itinerario cuaresmal: Phase n. 260 (marzo-abril 2004).
una mayor profundización en la identidad y la misión de ser cristianos en el
mundo. "La Elección -afirma Kiko Argüello- es el tiempo de las catequesis más
profundas... Aquellos hermanos que durante los siete años precedentes han
demostrado su fidelidad a la alianza y a la promesa de nuestro Señor, son
aceptados como candidatos a la Elección (muchos son los llamados y pocos los
elegidos)536.
Una vez que los candidatos han podido celebrar y vivir en profundidad
todas las catequesis relacionadas con el Sermón de la Montaña, tiene lugar el
tiempo de la Elección próxima que va a estar dedicado a una mayor
purificación y que coincidirá siempre con la Cuaresma, tal y como sugiere el
RICA para los catecúmenos: "El tiempo de Purificación e Iluminación de los
catecúmenos de ordinario coincidirá con la Cuaresma" (nº 21).
540
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 100.
541
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal III, p.177. "El tiempo del catecumenado postbautismal tiende a llevar a los
neocatecúmenos a la simplicidad, a hacerse pequeños, a abandonarse a la voluntad del Padre. Esto permitirá -siempre guiados por
los catequistas en comunión con el párroco- pasar, a través del abandono, a una espiritualidad de alabanza y agradecimiento. De esta
forma son preparados para entrar en la última etapa del camino: la elección y la renovación de las promesas bautismales". Cfr.
KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., pp. 131-132.
542
"El rito de la elección o de la inscripción del nombre se celebrará, ordinariamente, el primer domingo de Cuaresma.
Oportunamente puede anticiparse unos días antes o celebrarlo dentro de la semana" (RICA, nº 51). En el Neocatecumenado tendrá
lugar una vez finalizado el Tercer Escrutinio.
por su disposición personal sean idóneos" (Ibidem) para hacer la renovación de
las promesas bautismales en la Vigilia Pascual de ese año. "La puerta ahora se
estrecha. Las exigencias cristianas, después de siete años, son una cosa natural,
no son forzadas. Dentro del candidato existe ya una realidad que ha
experimentado y que experimenta; sabe que es diferente de los otros hombres,
porque Dios lo está eligiendo para una misión muy alta: Ser cristiano"543.
Vemos por tanto que el tiempo de la Mystagogia tiende a que los nuevos
bautizados adquirieran una experiencia más consciente y verdadera de lo que es
la vida cristiana. Para alcanzar este fin, se utilizan tres medios privilegiados:
b) La participación en la Eucaristía
Por tanto, si la finalidad de esta etapa es que los neófitos progresen "en la
percepción más profunda del misterio pascual" (RICA, nº 37) el camino que se
les propone es el de "experimentar de una forma personal y nueva los
sacramentos y la comunidad" (nº 7), de ahí, que "el principal lugar de la
Mystagogia lo constituyan las llamadas Misas para neófitos, o sea, las Misas de
los Domingos del tiempo pascual" (nº 40). Estas misas de Pascua están
pensadas para que se viva y celebre con profundidad este tiempo de la
Mystagogia, por eso sus oraciones reflejan con fidelidad el espíritu de este
tiempo. Lo fundamental es comprender mejor la inestimable riqueza que se ha
recibido. Se trata del don del Espíritu que mediante el agua del Bautismo y la
sangre del memorial ha hecho renacer al neófito y lo ha introducido en la vida
de la comunidad redimida por la sangre de Cristo560. Se trata pues, de que los
neófitos saboreen el espíritu de los sacramentos de la iniciación cristiana y
capten su intrínseca unidad, derivada del misterio pascual:
También para los adultos ya bautizados que han renovado las promesas
bautismales en la Vigilia Pascual este tiempo tiene la misma intensidad que para
los catecúmenos, así lo expresa el RICA: "Finalmente los adultos completarán
su formación cristiana, y perfeccionarán su inserción en la comunidad, viviendo
en unión de los neófitos el tiempo de la Mystagogia" (nº 305)562.
Más aún, el Ritual requiere que sea toda la comunidad la que se renueve
espiritualmente durante este tiempo juntamente con los neófitos: "Para que los
primeros pasos de los neófitos sean seguros, es de desear que en todas estas
circunstancias sean ayudados con interés y amistad por la comunidad de fieles,
por sus padrinos y pastores. Póngase todo el empeño en conseguir su plena y
gustosa integración en la comunidad" (nº 235)563. Va a ser por tanto este carácter
561
Haremos bien en asumir, entre nosotros, aplicándolo a la situación de unos adultos ya bautizados, el espíritu con el que los
SS. Padres deseaban que se viviera esta etapa: "Ha llegado el momento de hablaros de los misterios y de haceros conocer todo lo
relativo a los sacramentos (S. AMBROSIO, De mysteriis, 1). También S. CIRILO DE JERUSALÉN: "Ya hacía tiempo que deseaba,
hermanos queridísimos e hijos de la Iglesia, tratar con vosotros de estos espirituales y celestiales misterios" (Catequesis, 19,1).
562
"El RICA, nº 41 enumera con detalle las diversas tareas que, a lo largo de la formación debe realizar la comunidad con los
catecúmenos. La catequesis de adultos con bautizados tiene derecho a esperar de la comunidad cristiana donde se realiza un apoyo
análogo" Cfr. CA, nº 127 [nota 50]. Para los obispos españoles, "se trata de un tiempo más breve, en el que los adultos, ya
catequizados propiamente en la segunda etapa, recapitulan y gustan lo vivido en ella y asumen públicamente los compromisos de
los sacramentos de la iniciación cristiana, que ellos ya recibieron" (CA, nº 217).
563
Evidentemente el Ritual parte de un presupuesto pastoral que en la mayoría de los casos no se da: en nuestras parroquias no
existe un verdadero tejido comunitario y hay una muy escasa conciencia catecumenal, faltan comunidades cristianas iniciadoras.
Cfr. XV ENCUENTRO DE ARCIPRESTES DE LA IGLESIA EN CASTILLA, La iniciación cristiana hoy y aquí. Villagarcía de
Campos (Valladolid) [6-9 de marzo de 1995], pp. 60-64. El Ritual pide que "el Pueblo de Dios siempre debe entender y mostrar que
la iniciación de los adultos es cosa suya y asunto que atañe a todos los bautizados" (nº 14). Ya el Concilio había recordado esta
responsabilidad común de la comunidad cristiana en transmisión de la fe: "Esta iniciación cristiana durante el catecumenado no
deben procurarla solamente los catequistas y sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles" (AG, nº 14). Es más, el RICA sostiene
que esta presencia activa de toda la comunidad cristiana respecto a los catecúmenos es igualmente necesaria cuando se trata de la
catequesis de adultos con bautizados (nº 298). Los Obispos españoles señalan la necesidad de comunidades eclesiales de referencia:
"Habrá de contar, también con un núcleo comunitario referencial, compuesto por los cristianos más comprometidos con su fe... Esta
plataforma comunitaria va a ser punto de referencia fundamental para la catequesis de adultos y órgano de acompañamiento de la
misma" (CA, nº 130) y ámbitos eclesiales de acogida: "Comunidad que acoge a los adultos catequizados al término de la catequesis
en un ambiente donde puedan vivir, con la mayor plenitud posible, lo que han empezado a experimentar. La catequesis corre el
sacramental del que está impregnado todo este tiempo, el que da a esta última
etapa su especificidad propia, dotada de un clima altamente espiritual, de ahí
que el RICA afirme que "este período se ordena más bien a la formación
espiritual que a la instrucción doctrinal" (nº 25)564Y también se afirma que "la
índole y la fuerza propia de esta etapa procede de la experiencia personal y
nueva de los sacramentos y de la comunidad" (nº 40)..
Para los neófitos que han vivido todo el proceso neocatecumenal y que
han renovado solemnemente las promesas bautismales en la noche de la Vigilia
Pascual vestidos con las túnicas blancas, la cincuenta pascual va a ser vivida,
por primera vez, en una atmósfera espiritual de talante esponsalicio565. En esta
etapa final, la comunidad entera hace una peregrinación a Tierra Santa 566, los
neófitos viven esta peregrinación como un verdadero "viaje de bodas"(SCN, art.
21&3). La estancia en la geografía de la Encarnación, las celebraciones en los
Santos Lugares (Belén, Nazaret, Getsemaní, Cenáculo, Santo Sepulcro...) y la
experiencia gozosa de la comunión fraternal dejarán en el corazón de los
neófitos un recuerdo imborrable que se hará presente en cada una de las
eucaristías pascuales que celebrarán en comunidad a lo largo de toda la
cincuentena pascual.
riesgo de esterilizarse si una comunidad de fe y vida cristiana no acoge al catecúmeno en cierta fase de su catequesi s" (CA, nº
128).
564
El tiempo de la Mystagogia está "señalado por la nueva experiencia de los sacramentos y de la comunidad" (RICA, nº 7).
565
El espíritu con que los neófitos celebran las eucaristías pascuales es muy semejante al que describe SAN JUAN
CRISÓSTOMO: "Tiempo de gozo y alegría espiritual es éste en el que nos encontramos. Han llegado los días de las bodas
espirituales, objeto de nuestro anhelo y de nuestro amor". Cfr. Catequesis bautismales, 1,1.
566
Esta peregrinación que tiene como duración unos diez días se desarrolla en los dos escenarios fundamentales de la vida y
del ministerio público de Jesús, la primera parte tiene lugar en Galilea y la segunda en Judea, sobre todo en Jerusalén. Las
celebraciones en los Santos Lugares (Laudes, Vísperas, Eucaristías), las catequesis mistagógicas que en ellos tienen lugar van
"jalonando" este "viaje de bodas" que es vivido por los neófitos de sorpresa en sorpresa y con una profunda gratitud al Señor por su
fidelidad, después de tantos años. La peregrinación en sí es vivida como una Convivencia de diez días y como el espacio idóneo
para las "instrucciones mistagógicas".
567
"Te glorificamos, Padre Santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo
cuando Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de tu amor. Como hizo en otro tiempo con los
experimentan con alegría que "la inteligencia más plena y fructuosa de los
misterios se adquiere con la renovación de las explicaciones y sobre todo con la
recepción continuada de los sacramentos" (RICA, nnº 37 y 39). Andrés Fuentes
al hablar de esta etapa del Neofitado se expresa así: "Esta consciente y fructuosa
participación de los sacramentos abre cada vez más la inteligencia para
comprender las Escrituras, para recrearse en la palabra de Dios, para hacer de
ella luz y vida. Para el neófito entrar en esta inteligencia sabrosa y gozosa es
algo connatural al espíritu recibido a lo largo del Catecumenado"568.
577
"La primera finalidad de este Neocatecumenado o iniciación a la fe es la formación de la comunidad". Cfr. G.
RANSENIGO, ´Comunità neocatecumenali`, en DIZIONARIO DI PASTORALE (a cura di KARL RAHNER y TULLO GOFFI).
Ed, Queriniona, Brescia 1979, p. 149. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ está claro que "el Camino Neocatecumenal, a medida
que se le otorga espacio y se le deja tiempo, muestra una forma de Iglesia como comunidad, en que se hace presente y actúa la única
Iglesia de Jesucristo. En estas comunidades, pequeñas y pobres, los laicos redescubren su fe, su lugar en la Iglesia y su misión
evangelizadora... De forma práctica confluyen las Comunidades Neocatecumenales con la eclesiología conciliar". Cfr. Iniciación
Cristiana y nueva Evangelización, p. 379.
plenamente en ella. La comunidad irá manteniendo su vida de fe y en ella
vivirán el don de la comunión con los hermanos y serán impulsados a una vida
cotidiana que sea coherente con la fe que profesan y celebran" (Ibidem). De
hecho, al finalizar esta etapa del Neofitado, los catequistas garantes de todo el
itinerario neocatecumenal que han conducido a los neocatecúmenos hasta la
renovación de las promesas bautismales, concluyen este servicio catequético
que en nombre del Obispo han realizado en las parroquias presentando a los
neófitos que han sido gestados en la fe de la Iglesia durante el
Neocatecumenado578. Las pequeñas comunidades cristianas quedan, a partir de
este momento, confiadas al ministerio pastoral del párroco y del Obispo para el
servicio de la comunión y de la evangelización en el ámbito parroquial,
diocesano y de la Iglesia universal579. Kiko Argüello sostiene que una vez la
comunidad cristiana constituida "mediante los signos de la fe que comienzan a
dar -el amor y la unidad- hacen presente a la Iglesia local como sacramento de
salvación... Vemos que allí donde nacen estas comunidades la parroquia se
convulsiona positivamente. Estos signos, creados en torno así, interrogan y
llaman, en consecuencia, a muchas personas alejadas de la Iglesia a entrar en
otras comunidades de la misma parroquia. De esta forma ha comenzado a
aparecer una nueva estructura parroquial que, sin destruir la ya existente, va
haciendo conscientes a todos los hermanos de la necesidad absoluta, hoy, de
profundizar en la fe"580. La comunitariedad, la parroquialidad y la diocesaneidad
578
Un interrogante que se abre al terminar la etapa de la iniciación es el siguiente: ¿dónde se insertan los cristianos que después
de un largo Neocatecumenado han redescubierto las riquezas y la responsabilidad del Bautismo?. Pues bien, a la luz de la
"eclesiología de comunión", este interrogante encuentra su respuesta: la meta de las pequeñas comunidades cristianas no está en
"diluirse" en el "conglomerado parroquial", sino en insertarse dentro del tejido eclesial parroquial desde su propia identidad eclesial
que los mismos Obispos han reconocido: "Las Pequeñas Comunidades Cristianas constituyen una expresión más entre otras de la
vida de la Iglesia. En cuanto comunidad de bautizados que se reúnen para compartir y celebrar su fe y su compromiso con la Iglesia
y con el mundo, tienen un derecho básico a que se les reconozca como parte de la diócesis a todos los efectos; una ciudadanía
eclesial análoga -no necesariamente idéntica, por diferencia de circunstancias- a las que tienen las parroquias y otras instituciones u
organizaciones pastorales de la Iglesia local". Cfr. DOCUMENTO DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio
pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid 1982, nº 34. Recordemos que el Sínodo de los Obispos de 1971
sobre el sacerdocio ministerial afirmó que "las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura parroquial o diocesana
deben ser inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean en medio de ellas como el fermento del espíritu
misionero". Cfr. SÍNODO DE LOS OBISPOS de 1971, El sacerdocio y la justicia en el mundo, Ed, PPC, Madrid 1971, II, nº 1, d.
El pastoralista CASIANO FLORISTÁN sostiene que "la parroquia no es comunidad porque entre los
feligreses están casi ausentes las relaciones interpersonales (sobre todo en la urbe) y porque
no se da en ella suficientemente lo que los hechos de los Apóstoles llaman koinonia... Sin
embargo, el futuro y porvenir de la Iglesia -afirma un documento del Consejo Presbiteral de
Madrid- está condicionado por la calidad de su vida comunitaria. La Iglesia será, en gran
parte, lo que sean las comunidades cristianas (parroquias, comunidades intraparroquiales y
extraparroquiales) en las que se construye el pueblo de Dios". Cfr. Para comprender la Parroquia, Ed,
Verbo Divino, Estella (Navarra) 1994, p. 62.
579
"¿A dónde van a parar estas comunidades en la parroquia? Pues muy sencillo, a ser parroquia evangelizada y evangelizadora
acogiendo en su seno a los conversos. Alguna comunidad ha terminado ya la etapa catecumenal con la renovación solemne y
especial del Bautismo y de las promesas que en él hicimos. Ahora se encuentran a disposición de la Iglesia -del obispo de la diócesis
y del párroco de la parroquia- procurando ser más eficientemente levadura dentro de la masa de los fieles". Cfr. JESÚS
HIGUERAS, o cit., p. 108.
580
Cfr. “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 129. Para los iniciadores del CN el modelo de toda
comunidad cristiana ha de ser la Sagrada Familia de Nazaret, ella ha sido el "lugar teológico" donde el Hijo de Dios, ha nacido, se
ha desarrollado, ha crecido, se ha hecho adulto, durante treinta años. Las comunidades cristianas parroquiales son, por tanto, el
espacio donde se da tiempo a que la fe se haga adulta (ver SCN, art. 7&2 y 23&1). Para G. Zevini, "el nacimiento del
neocatecumenado ha hecho entrever una nueva estructura de Iglesia local formada por pequeñas comunidades donde, en la medida
en que crece la fe maduran de la experiencia nuevos carismas y ministerios". Cfr. Experiencias de iniciación cristiana de adultos en
son notas distintivas de su eclesialidad. Para Secundino Movilla, "las pequeñas
comunidades cristianas, lejos de significar un peligro para la Iglesia institución,
quieren ser, y lo están siendo de hecho en muchos aspectos, un espacio de
renovación. Entiéndase lo de espacio en el sentido de ámbito institucional en el
que se está alumbrando una nueva imagen de Iglesia, gracias a la ayuda del
Espíritu y gracias también al empeño creativo con que hoy se intenta vivir en
comunidad dimensiones esenciales de la fe cristiana... Las comunidades son el
futuro de la Iglesia, porque eso fue el comienzo -y quiere seguir siendo hoy - la
Iglesia de Cristo: una comunión de comunidades"581.
Esta etapa del Neofitado concluye con la celebración solemne de la
Vigilia de Pentecostés. El RICA propone para finalizar esta etapa tres
sugerencias pastorales "para clausurar el tiempo de la Mystagogia, al final del
tiempo pascual, en la proximidad del domingo de Pentecostés, téngase alguna
celebración litúrgica, festejando la fecha también con algún acto social de
carácter civil según las costumbres de la región" (nº 237). Las comunidades
cristianas parroquiales tras haber vivido y celebrado con gozo pascual todas las
Misas para los neófitos, participan ahora junto al resto de comunidades, grupos
y fieles de la Parroquia en la solemne Vigilia de Pentecostés en la espera del
Espíritu Santo a quien ya han experimentado los neófitos como el corazón y el
alma de la Iglesia582 que ha nacido dentro de ellos, que ha hecho posible el
milagro del nacimiento y consolidación de la comunidad, y que hace posible la
comunión en la diversidad dentro del espacio parroquial.
Veamos gráficamente cómo queda configurada esta etapa (ver tabla 18ª y
19ª).
B) PASOS
Al analizar anteriormente los grados del RICA, hemos visto que éstos son
tres (nº 6) y que además también pueden ser denominados pasos porque
marcan y sellan con ritos litúrgicos los momentos nucleares de la iniciación.
Cada uno de los tres pasos conducen a un tiempo, más o menos prolongado de
discernimiento y madurez, que prepara el grado siguiente. Los grados son pasos
de un tiempo a otro. Son, por lo tanto, umbrales que se atraviesan de una puerta,
o escalones de una escalera por la que se sube o -en la presentación del
Neocatecumenado- se desciende. En rigor, los grados, de carácter celebrativo y
puntual, son los pasos o puertas que dan acceso a las diversas etapas. Hasta
ahora me he detenido en ver cómo aparecen estructuradas las cuatro etapas que
contempla el RICA y las seis que jalonan el itinerario neocatecumenal, vamos a
intentar mostrar a partir de este momento los pasos a través de los cuales
avanzan descendiendo todos aquellos que están viviendo el Neocatecumenado.
583
También en los ritos de la "inscripción del Nombre", de la "renuncia a Satanás" y de la "imposición de la túnica blanca",
siempre que pueden suelen estar presentes los Obispos, de ahí que el conocimiento y el trato con los neófitos sea muy cercano y
familiar.
En el largo itinerario neocatecumenal, básicamente nos vamos a encontrar
con estos mismos grados584 que apunta el Ritual, señalando la diferencia: en el
tercero, en vez de recibir por primera vez los sacramentos de la iniciación
cristiana lo que hacen los elegidos es renovar en plenitud las promesas
bautismales. Ahora bien, dicho esto, he de afirmar también que en la aplicación
y el modo de inculturar estos grados en la praxis litúrgica concreta del
Neocatecumenado, éste ha hecho una adaptación creativa de los elementos
constitutivos de la iniciación catecumenal y los ha situado al servicio de una
iniciación gradual e integral a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal,
como voy a mostrar. En esta puesta en escena de la praxis litúrgico-pastoral del
Neocatecumenado ha influido por una parte la coyuntura histórica (no podemos
olvidar que los iniciadores del CN han imprimido a las catequesis y a la liturgia
-con sus ritos respectivos- una pedagogía netamente neocatecumenal antes
incluso de que el RICA fuera publicado) 585, y por otra, la creatividad y
genialidad propia del carisma de los iniciadores586que han sabido sintetizar en
una experiencia neocatecumenal las aportaciones de la rica tradición
catecumenal de la Iglesia primitiva, las profundas intuiciones de la reflexión
catecumenal del periodo preconciliar y posconciliar, y las mismas inspiraciones
que el Espíritu les ha ido marcando en la historia concreta de la iniciación
postbautismal con las comunidades pioneras587.
584
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación.
Estos tres grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero, por el rito de Entrada en el catecumenado, el segundo, por
Elección y el tercero, por la celebración de los Sacramentos" (RICA, nº 6). En el Neocatecumenado, por lo que se refiere al primer
grado, es decir a la Entrada en el Neocatecumenado, veremos que se va a celebrar "escalonadamente" en el tiempo con dos "ritos" y
una Convivencia en medio: el Rito del Primer Escrutinio, la Convivencia del Shema, y el Rito del Segundo Escrutinio. La etapa del
Precatecumenado se vive con intensidad y se tiene muy presente a la hora de celebrar la Entrada en el Neocatecumenado, la
advertencia del RICA: "Que no sea prematuro: espérese hasta que los candidatos, según su disposición y condición, tengan el
tiempo necesario para concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión (Cfr. n. 20)". (nº 50). El "espíritu" de la
celebración de estos "Ritos introductorios" en el Neocatecumenado reciben -en su conjunto- una mayor influencia de la praxis
catecumenal del siglo III que de la posterior, de los siglos IV al VI en los que el Catecumenado se circunscribe a la Cuaresma y los
ritos están ya más estructurados. Cfr. M. DUJARIER, “La Entrada en el Catecumenado”, en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 35-
50.
585
El primer "proceso" al que fueron sometidos los iniciadores del CN tenía como trasfondo averiguar la fundamentación de la
praxis litúrgico-pastoral que estaban llevando adelante con los precatecúmenos, así narra KIKO ARGÜELLO estos momentos de
incertidumbre: "Cuando fuimos convocados por la Congregación del Culto Divino y de los Sacramentos por la perplejidad de un
obispo auxiliar de Roma con motivo de los exorcismos que hacíamos en el primer escrutinio, nos encontramos frente a una
comisión de los expertos que habían trabajado en el Ordo Initiationis Christianae Adultorum (OICA). Cada uno de ellos tenía
delante el Ordo, ya impreso, pero que no se encontraba aún en las librerías. Nos presentamos llenos de miedo, después de haber
rezado mucho a la Virgen y al Señor para que estuvieran a nuestro lado. Mientras nosotros explicábamos que no hacíamos otra cosa
sino poner a las personas frente a la primera parte del bautismo que ya habían recibido y del que los exorcismos constituían una
parte importante, y tras haberles explicado cómo había nacido el Camino, en qué consistía, etc., ellos se quedaron estupefactos,
mirándose unos a otros: era la realización práctica en las parroquias de lo que ellos habían elaborado a lo largo de los años en el
Ordo de iniciación de los adultos...". Cfr. KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “Introducción” en E. PASOTTI, o. cit., p.
12.
586
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ ha señalado certeramente: "La Iglesia se va renovando actualmente no sólo de forma
deductiva, por la aplicación de los documentos conciliares; hay además otro camino: el de la síntesis creadora entre las grandes
orientaciones del Vaticano II y el movimiento hondo de nuestra cultura. El Neocatecumenado actúa por este segundo camino. Dios
envía a cada generación y a cada etapa de la Iglesia los maestros, los reformadores y los iniciadores que necesita; suscita por su
Espíritu los carismas requeridos para su renovación fiel y elocuente... La renovación litúrgica, bíblica, eclesiológica... asumidas y
propugnadas por el Camino Neocatecumenal están en la base. Pero su novedad consiste en el genio que las ha integrado vitalmente
y ha creado con ellas un conjunto dinámico. Porque no basta poseer teóricamente todos los elementos, no es suficiente decir cómo
debe ser; con unos rituales renovados, con un rico conocimiento bíblico, con la mejor teoría catequética, con una adecuada
comprensión de la Iglesia, puede darse escasamente la vida. El genio creador es el que ofrece la clave para, de una forma singular,
aunar todos los elementos construyendo una andadura viva y fecunda. Así se entiende que haya iniciativas más programadas que
reales, más teóricas que eficaces". Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 11-17.
La pedagogía neocatecumenal avanza siempre teniendo presente la
actuación de la pedagogía divina588empleada en la Revelación. "El carácter
gratuito, histórico y trascendente de la pedagogía divina proporciona a la
catequesis el carácter propio de ser una pedagogía del don, de la historicidad y
del signo" (CC, nº 220), e ilumina también la articulación que en el
Neocatecumenado encontramos entre la Palabra de Dios que gradualmente se
va a ir entregando al neocatecúmeno589en cada etapa, entendida ésta como
hemos visto, es decir, como un espacio de tiempo para que la adhesión del
neocatecúmeno a Jesucristo se vaya haciendo de una forma progresiva 590, y los
pasos que van a ir marcando los momentos nucleares del crecimiento y
maduración de la fe591.
593
El Ritual dice que para dar este "paso" en los candidatos se requiere: "Una vida espiritual inicial y los conocimientos
fundamentales de la doctrina cristiana..." (nnº 15, 50 y 68).Y, un discernimiento de la Iglesia en el que se "investigarán los motivos
de la conversión" (nnº 69, 16 y 50). La praxis litúrgica del Neocatecumenado por lo que se refiere a este primer grado del RICA, va
a ser más fiel al "Iter" de la liturgia catecumenal tal y como aparecía en los rituales inmediatamente posconciliares, en los que el
"orden ritual" era el siguiente dentro de los "ritos" especificamente prebautismales o también denominados "Ritos de introducción":
1º Diálogo y Catequesis; 2º El soplo; 3º La signación; 4º Imposición de la mano; 5º La sal. Cfr. Ritual de los Sacramentos:
Bautismo-Confirmación-Eucaristía, Ed, Litúrgica Española, Barcelona 1966, pp. 28-31.
- el sentido que los escrutinios594Para CARMELO GÓMEZ, "en las
Comunidades Neocatecumenales son los Escrutinios los que progresivamente
van descubriendo el corazón del catecúmeno y las actitudes de conversión. Son
auténticos momentos de paso que abren o cierran el camino hacia delante. Si el
catecúmeno no va integrando la fe en la vida no pasará a la siguiente etapa. Esta
seriedad en el Catecumenado es de agradecer porque tanto el Catecumenado
antiguo como en el RICA, el paso de una etapa a otra se hace sólo después de
haber comprobado la seriedad de la conversión y la purificación de las
motivaciones. Lo que no parece oportuno es que sean los Escrutinios los que
signen y hagan efectivos estos pasos de etapa, porque en el Ritual el significado
de los Escrutinios es el de la acción de Dios que escruta el corazón de los que ya
han sido elegidos, de los que han dado pruebas de conversión. No son ritos de
paso con revisión de vida, sino ritos que van introduciendo en el Misterio de
Dios, propios del tiempo de la Iluminación". Cfr. La propuesta catecumenal en
el RICA, p. 190. Para una profundización acerca de los escrutinios, ver: M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 115-126; R. BÉRAUDY, Los
escrutinios y los exorcismos: Concilium 22 (1967/8). van a tener;
- la "entrega del Shemá";
- la recuperación del rito de la sal.
594
En el Ritual los "Escrutinios" son tres y están reservados para la etapa de la "purificación e iluminación", se celebran
durante los tres primeros domingos de la Cuaresma (nº 25b y 52). La finalidad de los mismos es "hacer aparecer en el corazón de los
elegidos todo lo que hay de débil, de enfermo y de maligno y curarlo, y todo lo que hay de bueno, válido y santo para afirmarlo. En
efecto, los escrutinios liberan del pecado y del diablo, y dan la fuerza de Cristo, que es para los elegidos el Camino, la Verdad y la
Vida" (nº 25,1). Así pues su finalidad es "principalmente espiritual, y se completa con ayuda de los exorcismos. Pues los escrutinios
están hechos para purificar los espíritus y los corazones, fortalecerlos contra las tentaciones, convertir las intenciones, excitar las
voluntades, a fin de que los catecúmenos se unan más profundamente a Cristo y prosigan sus esfuerzos" (nº 154). En la praxis del
Neocatecumenado, veremos que se da una fidelidad en la intencionalidad con que se practican los Escrutinios respecto del RICA,
pero también hay una adaptación en el modo de ordenarlos dentro del itinerario neocatecumenal. En el Estatuto, se dice que “los
escrutinios ayudan a los neocatecúmenos en su camino de conversión, respetando la conciencia y el fuero interno, según la
normativa canónica, el OICA y el Directorio catequético del Camino Neocatecumenal”. Cfr. SCN, art. 19&2 y 28&4.
595
El período del Precatecumenado es un período de kénosis, afirma KIKO ARGUELLO: "En este tiempo las personas
verifican su fe caminando junto a otras personas imperfectas y pecadoras, en la novedad de una comunidad concreta que hace de
espejo y que llama a cada uno a conversión al ver claramente su realidad". Cfr. El Camino neocatecumenal: breve síntesis, en o. cit.,
p. 130.
596
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 96.
descubierto que la Iglesia puede dársela porque ella es la auténtica depositaria
de este don.
597
Así presentaba KIKO ARGÜELLO a los Obispos de Latinoamérica la celebración del Primer Escrutinio: "Después de que
este hombre en la comunidad se ha dado cuenta de que no tiene fe, o que tiene poca fe, entonces le ponemos frente a su Bautismo.
Nos pregunta: ¿cómo tengo que hacer para tener fe? Pedirla a la Iglesia. Hacemos el Primer Escrutinio donde se renueva la primera
parte del Bautismo. Viene el Obispo. La primera cosa que hemos descubierto es que no puede darse en el hombre la conversión si
no tiene iluminadas las injusticias de su historia, la cruz de su historia. Le comenzamos a hablar de la cruz y le preguntamos: ¿tú
estás dispuesto a que te ayudemos a iluminarte tu cruz? o estás escandalizado con la monstruosidad de tu historia, con lo que te ha
pasado en tu vida. ¿Cuál es tu cruz? pregunta el Obispo. Y él dice: mi mujer, por ejemplo; lo dice públicamente, en la liturgia.
Porque el Obispo pregunta: Y ¿qué sentido tiene para ti? ¿Está iluminada por la cruz de Cristo? Y lo dice allí. O sea ya no están
rebelados contra la cruz, ni contra Dios, ni contra la historia. Ya se puede comenzar en ellos un proceso de profundización de la fe".
Cfr. “Exposición del CN”, en Convivencia-1992, pp. 22-23.
598
También el Ritual contempla la Eucaristía como marco celebrativo, aunque evidentemente en ella no participarían los
catecúmenos: "A este Rito, que consta de la admisión de los candidatos, de la liturgia de la palabra y de la despedida de aquéllos,
puede seguir la Eucaristía" (nº 72).
599
"El rito repite los hechos primordiales de la vida del creyente, vuelve a lo que son sus arquetipos dinámicos, retorna a sus
orígenes, los actualiza, los hace presentes. La representación ritual tiene pues el doble sentido de imitar y a la vez presentizar,
presencializar". Cfr. L. MALDONADO/PEDRO FERNÁNDEZ, “La celebración litúrgica: Fenomenología y Teología de la
celebración”, en DIONISIO BOROBIO (dir.), La celebración en la Iglesia I, Ed, Sígueme, Salamanca 1985, p. 281. Para una mayor
profundización sobre el alcance "mimético", "representativo" y "actualizador" que los ritos tienen, ver: “Liturgia, corporeidad,
ritualidad”, en Celebrar para vivir. Liturgia y Sacramentos de la Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003, pp. 26-36. Por lo que
respecta a los "ritos" que tenían lugar dentro de la celebración de la Entrada en el catecumenado, "los documentos antiguos señalan
cuatro: 1) la signación o señal de la cruz en la frente del candidato, para significar que el convertido pertenece a Cristo y que ya es
catecúmeno o primer grado de su ser cristiano (será fiel con el bautismo); después se extendió la signación a la boca y el pecho,
cuya actualización es el signarse y el santiguarse. 2) La imposición de manos, que se vinculaba a veces a la signación; expresa
protección de Dios y acogida por parte de la Iglesia. 3) El ofrecimiento de la sal, que equivale a hospitalidad y acogida. 4) El soplo,
rito más tardío a modo de exorcismo, expresa la entrada del Espíritu de Dios (es viento y aliento), junto al rechazo de todo lo
diabólico". Cfr. C. FLORISTÁN, lain Para comprender el Catecumenado, pp. 137-138.
.
*La "Inscripción del nombre en el Libro de la Vida"*
600
En el RICA la celebración del segundo grado se denomina Rito de la Elección o inscripción del nombre, con este rito los
catecúmenos que han sido elegidos son "inscritos" para ser purificados e iluminados durante el tiempo cuaresmal en orden a la
recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana. En el CN al final del Neocatecumenado también se vivirá este "Rito de la
inscripción del nombre en el Libro de la Vida" dentro de los ritos preparatorios a la renovación de las Promesas bautismales.
601
Normalmente se compra para este Rito la edición grande de la Biblia de Jerusalén, que será la que utilizarán los
precatecúmenos y los neocatecúmenos en las celebraciones.
concedas a estos tus hijos alegrarse sobre todo porque sus
nombres están escritos en el cielo. Por Jesucristo, nuestros
Señor. Amén."602.
604
Cfr. ANDRÉS MANRIQUE Teología bíblica , del Bautismo. Formulación de la Iglesia Primitiva, Ed, "Biblia y Fe",
Madrid 1977.
605
La fe afirma el Cardenal JOSEPH RATZINGER "surge de la Iglesia y lleva a la Iglesia. El don de Dios que es la fe incluye
tanto el requerimiento a la voluntad del hombre como la acción y el ser de la Iglesia. Nadie puede establecer por sí mismo que es
creyente. La fe es un proceso de muerte y nacimiento, un pasivo activo y un activo pasivo, que necesita a los otros: que necesita el
culto de la Iglesia, en el que se celebra la liturgia de la cruz y resurrección de Jesucristo. El Bautismo es sacramento de la fe y
también la Iglesia es sacramento de fe. Por consiguiente, sólo entiende la pertenencia a la Iglesia aquel que comprende el bautismo y
sólo comprende el bautismo el que dirige su mirada a la fe que, a su vez, remite al culto de la familia de Jesucristo". Cfr. Teoría de
los principios teológicos, p. 46.
proclamar el texto de Mc 12,28-34606en el que Jesús muestra cuál es el camino
de la Vida, se acercan los precatecúmenos al Obispo y tiene lugar el diálogo
interrogativo que encontramos en el Ritual (nº 75) pero con el "añadido" del
texto del Shemá607. La oración conclusiva con la que termina este rito también es
original de la liturgia neocatecumenal608 (ver tabla 21ª).
OBISPO: Vosotros que tantas veces habéis contristado al Espíritu de Dios, ¿Queréis
ser templos vivos del Espíritu Santo?
PRECAT: Si, quiero
"!Oh Padre¡ tu que en la muerte y resurrección de tu Hijo has quitado todo poder al
demonio, te suplicamos por estos hijos tuyos que hoy reviven el Bautismo: aparta de ellos
el espíritu del Mal para que pueda dejar el sitio al Espíritu Santo Paráclito. Por Jesucristo
nuestro Señor". (Liturgia neocatecumenal).
616
Cfr. "Padre, derrama sobre estos hermanos el espíritu de adopción; que estén en
continuo diálogo contigo para crearlos en el amor, para darles luz interior, luz en el
camino que les dé sabor para suavizar las durezas de la lucha; fuerzas para enfrentarse a
los enemigos del reino. Que les dé amor fraterno para que saboreen las primicias de la
vida eterna, para que todos juntos marchemos hacia tu morada. Por Jesucristo Nuestro
Señor".
pp. 1315-1317. En Hipólito era usual una imposición de manos después de cada
catequesis con sentido de oración y aceptación. Cfr. La Trad. Apos., 19 (SCr,
11bis, p. 77.). (ver tabla 22ª).
617
La teología paulina sobre la Cruz resuena con fuerza en estas catequesis (cf. 1 Cor. 1,17-30; 4,9-13). "Para el catecúmeno,
anunciar hoy la salvación es anunciar la cruz gloriosa de Cristo, ayudar a los hombres a tomar conciencia de su propia realidad
existencial de límite, alienación, infelicidad, incapacidad para dar por sí solos un sentido a sus vidas, y anunciar, a partir de esta
realidad, la victoria que sólo Cristo ha conseguido con su cruz. El egoísmo es la causa de toda infelicidad humana. Anunciar la
salvación en "Cristo crucificado" (1 Cor 1,23) quiere decir proclamar la posibilidad de una vida nueva y distinta y que la gloria de
Dios se manifiesta en el Siervo doliente de Yahvé, el cual no resiste al malvado y ama al enemigo (cf. Is 42,1-7; 49,1-6; 50,4-9;
52,13-53,12). La cruz de Cristo revela a todo hombre muerto por una vida de egoísmo que está matando también a los demás.
Aceptar la cruz es aceptar esa actitud de Jesús Siervo como la única verdad, porque no hay filosofía, ni política, ni ciencia en que
pueda salvarse la humanidad. Viviendo esta actitud de Cristo, la comunidad se convierte para el mundo en signo de amor a Dios y
proclama que al amor está siempre marcado por la cruz y que sólo en la cruz de Cristo se ama auténticamente y es posible entrar en
la historia". Cfr. "La cruz gloriosa en el CN", en Comunidades plurales en la Iglesia, pp. 68-69.
618
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 89.
619
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 33.
620
La imposición de la cruz en la frente del candidato es, según SAN BASILIO, de origen apostólico. Cfr. Tratado del Espíritu
Santo, XXVII, 66: PG 32, p. 188. Ver también , C. VOGEL, La signation dans l´Eglise des primiers siècles: La Maison Dieu 75
(1963, 4), pp. 37-51. Para M. DUJARIER "este rito expresa que el convertido pertenece desde ahora a Cristo, cuyo signo recibe y
cuyo nombre también lleva: cristiano. Al hacer este gesto, se reza para que el catecúmeno guarde este signo, no solamente de un
modo exterior, sobre su frente, sino también interiormente, en su corazón, es decir, en toda su vida". Cfr. Iniciación Cristiana de
Adultos, pp. 40-41.
sobre él, según el rito, la señal de la cruz y tratarlo según
costumbre de la Iglesia"621.
Por último, se culmina esta acción litúrgica con la acogida por parte de la
Iglesia representada por el Obispo, los presbíteros y los catequistas, de los
precatecúmenos. Delante del Presidente se ponen de rodillas el responsable de
621
Cfr. De Catechizandis rudibus, XXVI, 50.
622
Cada uno de los precatecúmenos se acerca al Obispo y al ser interrogado responde brevemente y con sinceridad cuál es la
cruz de su vida en ese momento y el sentido que tiene para él.
623
Este rito, propio de la liturgia catecumenal, que responde a la primera unción conservada en el Ritual del Bautismo de
Niños, se propone también como optativo en el RICA, como signo que expresa la protección de Dios y el paso de un grado a otro
(nnº 103 y 127-132). D. BOROBIO sostiene que "la recepción de este gesto en aquellos que ya fueron bautizados de niños, y por lo
tanto ungidos, no se opone al carácter e irreiterabilidad del Bautismo, ya que no se trata de repetir el rito del agua; ni creemos que
ofrezca dificultad alguna, puesto que la misma historia ofrece ejemplos de repetición de la unción (Tradición Apostólica, Concilio
de Arange), y por otra parte, si se puede suprimir, ¿por qué no se puede repetir?". Cfr. Proyecto de Iniciación Cristiana, p. 266 [nota
62].
624
Tiene cierta similitud con la propuesta en el Ritual:
N., recibe la cruz en la frente:
Cristo mismo te fortalece con la señal de su caridad (o bien: de su
victoria). Aprende ahora a conocerle y a seguirle (nº 83).
625
Cfr. "Señor Jesús: Tú que sabes que en el misterio de
tu muerte está nuestra vida; que en el misterio de tu resurrección está
nuestra fuerza. Enséñanos también a nosotros el misterio de la cruz,
porque ya que con nuestra sabiduría no hemos cometido más que
imprudencias, pecados, tonterías, estupideces y locuras, con tu
locura aprendamos la sabiduría, la vida de verdad. Te lo pedimos a
Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".
la comunidad (si hay más comunidades haciendo el Rito, cada responsable), y
ante ellos pronuncia estas palabras:
La Iglesia continúa este combate del Maestro. Conoce también las raíces
satánicas del mal y del pecado. Sabe que no es posible la adhesión a Cristo sin
liberarse del espíritu del mal. De ahí, que los precatecúmenos sean ayudados
para hacer la renuncia al demonio en el rito definitivo de Entrada en el
Neocatecumenado.
Una vez que todos los precatecúmenos han sido escrutados y han sido
considerados idóneos (nnº 16.50.69) para pasar al Neocatecumenado , tiene
lugar la celebración de los ritos que faltan dentro de este primer grado del
itinerario neocatecumenal que es la Entrada en el Neocatecumenado . Como
vengo resaltando, este primer grado del itinerario en el Neocatecumenado lo
encontramos dividido fundamentalmente en dos grandes ritos, el del Primer
Escrutinio y este que ahora estamos analizando.
641
"Serán interrogados acerca de las razones que los condujeron a la fe y
quienes los trajeron darán testimonio respecto a la capacidad para escuchar la Palabra. Se
les pregunta sobre su estado de vida".
Cfr. HIPÓLITO, La tradición apostólica, 15 (SCr, 11 bis, p. 69.).
642
Ibid., 16 (SCr, 11 bis, pp. 71-75.). Hipólito ofrece un elenco de estos oficios que eran reprobados y que debían ser
abandonados al entrar en el orden catecumenal. Los oficios que, según HIPÓLITO, impiden entrar en el Catecumenado son los que
están vinculados a las tres acciones eminentemente anti-cristianas: la idolatría, el homicidio y la impureza.
* Celebración de la Palabra (Gn. 15,1-11. 17-21; Gn 32, 23-33; 35,
1-13; Josué 24, 1-27)
* Exhortación del Presidente
* Diálogo
* Renuncia a los ídolos
* Exorcismo
Otros, por el contrario, creen que dicho rito no nació en el ambiente judío,
sino en el cristianismo helénico, relacionándose con la adjuración de la
643
Cfr. "Je renonce á Satan, à ses pompes et à ses oeuvres": Lumiere et Vie 25 (1956), pp. 105-110. Véase también el artículo
de G. FABRIANO, que defiende la posibilidad de que la fórmula se derive si no en los términos, al menos en sustancia, de la
Escritura: Riflessi biblici della formula battesimale "Abrenuntio Satanae et pompis et operibus" : Ephemerides Liturgicae 72 (1958),
pp. 218-220.
idolatría644. La tesis viene apoyada por el hecho de que, al renunciar a Satanás
solían los catecúmenos volverse hacia el Occidente, simbolismo utilizado por
los antiguos griegos para indicar, en la puesta del sol, las puertas del Hades 645.
Por otra parte, la renuncia a "las pompas y obras de Satanás", parece significar
también diversas manifestaciones del culto pagano, v. gr.: idolatría, superstición,
espectáculos646.
644
Hay que tener muy presente que "en la mente patrística, espectáculo público e idolatría aparecen unidos". Cfr. VICENTE
HERNÁNDEZ GARCÍA, Asistencia a los espectáculos en la doctrina patrística, Universidad Pontificia de Salamanca, 1994, p. 58.
645
Cfr. J, DANIELOU, La symbolique des rites baptismaux: Dieu Vivant 1 (1945), pp. 24-28.
646
"Para San Cirilo de Jerusalén pompas del diablo son el teatro, el circo, las carreras de caballos, etc (De Spectac. c. 4; ML 4,
815)". Cfr. VICENTE HERNÁNDEZ GARCÍA, o. cit., p. 84.
647
Cfr. ORÍGENES, In Num. hom. XII, 4: PG 12, p. 665.; TERTULIANO, De pudicitia, IX: PL 2, p. 1050; GREGORIO
NACIANZENO, Orat., XL, 8: PG 36, p. 368; AGUSTÍN, Serm. CCXXVI, 2, 2: PL 38, p. 1077.
648
Cfr. S. JUAN CRISÓSTOMO, Ad Colossenses VI: PG 62, p. 342. "Antes, aunque hubieseis querido, no habríais podido;
pero, ya que, gracias a los exorcismos, la sentencia divina os ha prometido la liberación, podéis decir: Renuncio a Satanás,
indicando a la vez vuestra anterior unión con él y vuestra ruptura actual. El gesto de extender la mano (Cirilo) o las manos
(Teodoro) subraya el carácter de renuncia. Era el gesto que acompañaba en la antigüedad a un compromiso solemne contraído con
juramento o bien a su denuncia". Cfr. J. DANIELOU, La preparación al bautismo, p. 14: Phase 72 (Abril 1996), pp. 5-23 (La
preparación al bautismo y El rito bautismal, corresponden a los dos primeros capítulos de la obra Sacramento y culto según los
santos Padres, Ed, Guadarrama, Madrid 1962. Ambos reeditados en este nº de "Phase".
649
Cfr. SAN AGUSTÍN, Serm. CCXXVI, 2, 2: PL 38, p. 1077. Véase L. LIGIER, Le sumbolisme biblique du baptême selon
les Pères et la liturgie: Concilium 22 (1967), pp. 21-32.
ritos practicados en la liturgia catecumenal antigua mostrando su actualidad y
vigencia para los tiempos de hoy.
*Celebración de la Palabra*
La lectura de la Alianza de Siquém (cf. Jos. 24, 1-28) que Dios realizó
con su pueblo Israel, teniendo como intermediario a Josué, actualizará y
presencializará en el Rito esta misma gesta histórico-salvífica (ver tabla 26ª).
*Diálogo*
Presidente:
Todos:
porque vosotros dijisteis: (Lejos de nosotros...) (cf. Jos 24,16-17). Y acordes con vuestra actitud para con Dios, respondisteis a
vuestros catequistas: (Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios) (cf. Jos 21,24)". Cfr. Exhortación al martirio, 17
(PG 11, p. 585).
652
El Ritual da libertad para que la propia Conferencia Episcopal pueda elaborar otras "fórmulas del interrogatorio y de la
renuncia" (nº 80). He aquí como comienzan las dos que ofrece:
"Queridos candidatos, puesto que llamados y ayudados por Dios, habéis decidido venerarle y adorarle a él sólo
y a Cristo, y ya que queréis desde ahora mismo servir al único Dios y a Cristo, ha llegado el momento solemne
de que renunciéis públicamente a esas potestades que no son Dios, y a esos cultos con los que no se manifiesta
la veneración a Dios. ¡Lejos de vosotros esté el que abandonéis a Dios y a su Cristo y sirváis a potestades
ajenas!" (nº 80).
"Queridos candidatos, habéis decidido dar culto al Dios verdadero, que os ha llamado y os ha traído hasta aquí,
y queréis servirle a él solo y a su Hijo Jesucristo. Ahora, pues, en presencia de toda la asamblea, renunciad a
los ritos y cultos con los que no se da culto al Dios verdadero. No lo abandonéis a él ni a su Hijo Jesucristo,
para servir de nuevo a otros dioses" (nº 371).
La formulación de la liturgia neocatecumenal toma como base la misma
pregunta que formula Josué: "Elegid hoy a quién habéis de servir..." (cf. Jos.
24 15). .
653
"¡Lejos de nosotros el servir a otros señores fuera del Dios
verdadero!" (nº 317).
"Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahvéh para
servirle".
En el Ritual la "responsabilidad" en la veracidad del testimonio recae sobre los padrinos y la comunidad presente:
"Vosotros, padrinos, que nos presentáis a estos candidatos, y, vosotros, hermanos todos,
aquí presentes, que les habéis oído renunciar a esos cultos, ¿sois testigos de que estos
candidatos han elegido a Cristo, el Señor, y quieren servirle a él solo?" (nº 81).
655
La dependencia de Jos. 24,23 es evidente:
La oración conclusiva de esta celebración está tomada del Ritual (nº 115),
aunque se introduce una pequeña modificación atendiendo a su condición de
bautizados (Ver tabla 27ª.):
660
La fórmula es idéntica a la empleada en tiempos de S. JUAN CRISÓSTOMO, Ad Colossenses VI: PG 62, p. 342. Para un
seguimiento detallado de este rito y de su significación, ver: ANNE FIELD, ´La renuncia a Satanás`, en De las Tinieblas a la Luz,
pp. 134-139. En el Ritual no encontramos una "formula" de este estilo, en clave personal y existencial. La renuncia prebautismal
presenta tres modos de hacerla en clave "interrogativa" (nº 217).
661
"A la abjuración de Satanás y de sus pompas sigue en seguida la adhesión a Cristo. Esta vez el catecúmeno se vuelve hacia
el Oriente de donde viene la luz de Cristo, hacia ese Oriente que es también el camino del Paraíso y hace profesión solemne de fe en
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo". Cfr. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 57. En la liturgia neocatecumenal, una vez hecha
la renuncia y manifestado la adhesión a Jesucristo, el precatecúmeno pide entrar en el Neocatecumenado.
662
Ambas oraciones son propias de la liturgia neocatecumenal. Ya hemos apuntado en algún momento, que respecto a los
"exorcismos menores", el Ritual deja un amplio margen a la creatividad, "nada impide que las fórmulas asignadas para los
exorcismos menores, puedan repetirse en diversas circunstancias" (nº 112).
"Mira a estos hijos tuyos, que has llamado a este camino, para
revivir en ellos los tesoros de la gracia bautismal".
663
Cfr. X. LEÓN-DUFOUR, ´Sal`, en Vocabulario de Teología Bíblica, Ed, Herder, Barcelona 1990, pp. 824-825; también ver,
MANFRED LURKER, ´Sal`, en Diccionario de imágenes y símbolos de la Biblia, Ed, "El Almendro", Córdoba 1994, pp. 201-202;
O. CULLMANN, Que signifie le sel dans la parabole de Jésus?, pp. 3-43; para la significación de la sal en el Catecumenado, ver A.
STENZEL, Die Taufe, Innsbruck 1958, pp. 171-175.
664
Cfr. S. AGUSTÍN, De cat. Rud. XXVI, 50, p. 137.
665
"El rito tradicional de la imposición de la sal es a la vez un signo de hospitalidad y un signo de alianza". Cfr. M.
DUJARIER, Inciación Cristiana de Adultos, p. 59.
666
Ibid., pp. 41-42.
667
"La sal ha sido entendida como signo de la sabiduría y la palabra sabiduría (sapientia) ha sido relacionada con sapere, de
donde se deriva sabor: descubrir el sabor de la verdad, recibir y gustar este sabor, ésta era la tarea, de acuerdo con la sentencia de
Tomás de Aquino: sapiens (sabio) es aquel a quien las cosas le saben (sapiunt) tal como son, el que gusta su auténtico sabor. Por otra
parte, merece la pena recordar que ya en el Antiguo Testamento se considera a la sal como un atributo de las ofrendas: sólo gracias a
la sal adquieren las cosas sabor agradable a Dios. No obstante, este simbolismo de las ofrendas requiere una reinterpretación desde
Cristo: el hombre debe ser aderezado con la sal para ser agradable a la divinidad y para que él mismo encuentre sabor en Dios.
Necesita la sal de la pasión para emprender el camino de la verdad. La hospitalidad cristiana introduce en la comunión de la cruz y
así precisamente se convierte en sabor de la verdad". Cfr. Cardenal JOSEPH RATZINGER, Teoría de los principios teológicos, pp.
40-41.
668
En el Ritual de los Sacramentos al que venimos haciendo referencia en nuestro estudio comparativo, este "rito de la sal"
tenía lugar (en el bautismo de los niños) después de la "signación", y dentro del "bautismo de adultos por etapas" era considerado
como la "segunda etapa". El esquema de este rito era el que sigue: el Celebrante bendecía la sal con una oración, a continuación
entregaba al catecúmeno la sal con estas palabras:
N., recibe la sal de la sabiduría.
Que te sirva para la vida eterna
Catecúmeno: Amén
gr. arrojar sal u otro acto simbólico..." (nº 89) se podría utilizar; pero de hecho,
no es relevante ni significativo, sino más bien auxiliar y de poca consideración.
*Celebración de la Palabra*
*Anáfora de la Sal*
669
"La piedrecita blanca (color de victoria y alegría) es la señal de la admisión en este Reino; el nombre nuevo, la renovación
interior que nos hace dignos del Reino". Cfr. Biblia de Jerusalén, nota de Ap. 2,17.
670
"Según un primer sentido posible, en relación con la sal de la alianza, esto significa que si se rompe la alianza con el Señor,
no es posible reanudarla. Según la interpretación de Mateo, el creyente debe ser la sal de la tierra, o sea que debe conservar y hacer
sabroso el mundo de los hombres en su alianza con Dios. De lo contrario, no sirven para nada, y los discípulos merecen ser
arrojados fuera (Lc 14,35)". Cfr. X. LEON-DUFOUR, o. cit., pp. 824-825. Para la interpretación exegética de este versículo, véase:
P. BONNARD, El Evangelio según San Mateo, Ed, Cristiandad, Madrid 1976, pp. 94-96. Ver también, F. FERNÁNDEZ, La sal de
la tierra: Studium Legionense 31 (1990) 63-85.
671
Cfr. El Neocatecumenado, p. 85.
En los rituales en los que aún se conservaba este rito de la sal, éste tenía
lugar después de la signación y de la imposición de manos. Se iniciaba con la
bendición de la sal672... Una vez bendecida el Celebrante pronunciaba una
oración en la que aparecía este rito en relación con el Bautismo 673, e
inmediatamente después el Celebrante ponía un poco de sal en la boca del
catecúmeno, diciendo estas palabras:
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos
la van a gustar, purificados por el fuego, lleven en sus cuerpos
el morir de Jesús para que la resurrección de tu Hijo se
manifieste en sus vidas" (cf. 2ªRr 2,19-22; 2ª Cor 4,10; Mc
9,49).
672
Cfr. "Te conjuro, sal, en el nombre de Dios Padre todopoderoso, en el amor de
nuestro Señor Jesucristo, y por la fuerza del Espíritu Santo. Te conjuro por el Dios vivo,
por el Dios verdadero, por el Dios santo, por el Dios que te creó para protección del
hombre, y mandó que fueras consagrada por sus siervos para uso del pueblo que llega a la
fe, a fin de que, en el nombre de la Trinidad santa, te conviertas en signo de salvación
para ahuyentar al enemigo. Por eso te rogamos, Señor, Dios nuestro, que santifiques y
bendigas copiosamente esta sal para que sirva de remedio eficaz a cuantos la reciban y
permanezca en sus entrañas. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y al mundo por el fuego". Cfr. Ritual de
los Sacramentos, p. 21 y 53.
Se detecta en esta oración la influencia que ha recibido de las antiguas costumbres romanas: "En Roma existía la
costumbre de poner un poco de sal en los labios del recién nacido para proteger su vida de los peligros que la
amenazaban. Según una creencia popular muy extendida, la sal repugna a los demonios". Cfr. MANFRED
LURKER, o. cit., p. 201.
673
"Dígnate escuchar a quien en tu honor inclina su cabeza hacia la fuente bautismal, para que renacido del agua y del Espíritu
Santo, y despojado del hombre viejo, se revista del hombre nuevo, creado a tu imagen, reciba la vestidura blanca e inmaculada, y
merezca servirte a ti, Dios nuestro. Por Cristo nuestro Señor". Cfr. Ritual de los Sacramentos, p. 54.
674
Cfr. Ritual de los Sacramentos, pp. 54-55. Para el Cardenal J. RATZINGER este rito tenía una significación "cuasi-
eucarística": "la inauguración en la entrega de la sal (la sal es signo de hospitalidad y, por tanto, una ´especie de preeucaristía`) en
cuanto admisión en la hospitalidad de los cristianos". Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 39.
Su significación histórico-salvífica:
"Oh Dios, has dispuesto que tus elegidos fuesen salados por
medio del fuego. Para que, habitando en ellos tu mismo amor,
fueran transformados en la sal de la tierra" (cf. Lv 21,6.8.17.22;
Mt 5,13).
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos
la van a gustar, purificados por el fuego...".
675
"El realismo de este momento es francamente impresionante, la actitud de conversión es fuerte. Nada sitúa al hombre ante
Dios, ante sí mismo y ante el mundo como este paso que ilumina y fortalece el camino de la vida. El camino de conversión no
termina nunca, pero aquí se ha dado un paso decisivo. Se ha entrado en la humildad, en la kénosis, en el vaciamiento interior, en la
experiencia de que solo Dios basta para dar paso a una etapa de sencillez, de infancia espiritual y caminar en la docilidad a la
voluntad de Dios". Cfr. A. FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 85-86.
676
"En el segundo escrutinio se recogen cantidades sorprendentes de dinero, entregadas de forma absolutamente libre, que se
destinan en gran parte a los pobres de la parroquia. La verdad de esta renuncia, el impulso apostólico, el gozo en la precariedad que
se fía de Dios... son signos llamativos del Camino Neocatecumenal... Apoyado en la experiencia de las comunidades de un lugar y
otro, se puede afirmar que la superación del segundo escrutinio marca profundamente a los hermanos; la vida en el futuro será muy
distinta". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., pp. 76-77.
2. Celebraciones en el Neocatecumenado
677
Cfr. RICA, nnº 20, 65,6. 98, 103, 125-126, 274-276, 280, 313.
Veamos ahora, pues, cómo están estructurados todas las celebraciones del
Neocatecumenado, la influencia que reciben de la praxis catecumenal antigua y
las diferencias o coincidencias con el RICA.
*Liturgia de la Palabra *
678
En esta Convivencia las "catequesis" giran en torno al Evangelio de "La Samaritana" (cf. Jn 4,1-39). En él descubren los
neocatecúmenos todo un tratado acerca de la oración. También ellos son invitados a partir de ahora a convertirse en "adoradores
verdaderos que adoren al Padre en espíritu y verdad" (v. 23). Veremos cómo las "entregas" en el Neocatecumenado vienen
contextuadas catequéticamente con las tres grandes catequesis bautismales de la Iglesia primitiva que encontramos en el Evangelio
de San Juan (la Samaritana, el ciego de nacimiento, y la resurrección de Lázaro) y que la Iglesia proclama durante la Cuaresma.
Para un estudio de "génesis-estructural" de este tiempo, ver: THIERRY MAERTENS, “La liturgia de Cuaresma
es actual?”, en La Cuaresma catecumenado de nuestro tiempo, Ed, Marova, Madrid 1964, pp. 11-45. Y, para la
interpretación que los Santos Padres ha hecho de este evangelio de la Samaritana, ver: ADRIEN NOCENT,
Celebrar a Jesucristo (III. Cuaresma), Ed, Sal Terrae, Santander 1980, pp. 96-104. En el RICA coincide la
proclamación de este evangelio con el tercer Domingo de Cuaresma, en el que la "tradición catecumenal" ha
situado el Primer Escrutinio. Efectivamente "el camino cuaresmal hacia la Pascua del ciclo dominical A nos trae
el mensaje luminoso de esos tres encuentros con Cristo, o mejor, de Cristo con los hombres, que caracteriza el
itinerario bautismal de todo creyente. En los Evangelios tercero, cuarto y quinto de Cuaresma, la Iglesia lee el
Evangelio de Juan seleccionando cuidadosamente esas tres perícopas que suponen una catequesis progresiva
sobre el misterio de la salvación que se va a consumar en las aguas bautismales de la vigilia pascual. Como
camino catecumenal que se realiza en el tiempo de Cuaresma, "tiempo de la iluminación y de la purificación",
estos encuentros purifican e iluminan en contacto vivo con la persona de Cristo. Por eso los tres Evangelios
están insertados con mucho tino en los tres progresivos escrutinios que supone el Ritual de la Iniciación
Cristiana de Adultos...". Cfr. J. CASTELLANO, “Tres encuentros con Cristo en el camino hacia la Pascua”, en
Camino cuaresmal hacia la Pascua, Ed, CPL n. 45, Barcelona 1991, pp. 24-31.
Tiene lugar esta entrega normalmente en la liturgia de las Vísperas de la
tarde y después de una catequesis sobre la oración en la que ésta es presentada
como arma para el combate espiritual partiendo de la misma Escritura:
679
Cfr. ORÍGENES, Tratado sobre la oración, Ed, Nebli, Madrid 1994.
680
"La oración del Señor, en la redacción lucana, está dirigida, por tanto, a quienes no saben aún orar cristianamente y deben
aprenderlo...rezando el padrenuestro. Este forma, pues, parte de una catequesis catecumenal, siendo como el introductorio y
principal capítulo de esa catequesis oracional (Lc 11,1-13), redactada por Lucas para iniciar en los secretos de la oración cristiana
-su esencia- (Lc 11,2-4) y modalidad (Lc 11,5-13)-, a los catecúmenos venidos principalmente del paganismo a su comunidad,
consolidando a la vez la catequesis prebautismal recibida por los suyos ya fieles (cf. Lc 11,2-4)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El
padrenuestro en la interpretación catequética antigua y moderna, p. 30.
681
A los neocatecúmenos se les enseña a orar con la "Oración a Jesús" tal y como la describe El Peregrino Ruso: "La continua
oración interior a Jesús es una llamada continua e ininterrumpida a su nombre divino, con los labios, en el espíritu y en el corazón;
consiste en representarlo siempre presente en nosotros e implorar su gracia en todas las ocasiones, en todo tiempo y lugar, hasta
durante el sueño. Esta llamada se compone de las siguientes palabras: Jesús mío, ten misericordia de mí" (p. 155). El Peregrino,
deseoso de encontrar el método a que hace referencia, continúa buscando hasta topar con estas palabras de san Simeón, el Nuevo
Teólogo: "Siéntate solo y en silencio. Inclina la cabeza, cierra los ojos, respira dulcemente e imagínate que estás mirando a tu
corazón. Dirige al corazón todos los pensamientos de tu alma. Dilo moviendo dulcemente los labios y dilo en el fondo de tu alma.
Procura alejar todo otro pensamiento. Permanece tranquilo, ten paciencia y repítelo con la mayor frecuencia que te sea posible" (p.
53). Cfr. El Peregrino Ruso, Ed, de Espiritualidad. Madrid 1984. La oración supone un "ejercicio", y los neocatecúmenos son
gradualmente iniciados a esta "lucha" diaria.
682
"La iniciación cristiana es una iniciación en la oración, en el diálogo personal con Dios para caminar en su presencia. Esta
iluminación es teórica y práctica. Por una parte, ha de descubrir el secreto y las condiciones de la oración tal como Jesús nos enseña
en el evangelio. Por otra el catecúmeno ha de ejercitarse todos los días en la oración". Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del
Camino Neocatecumenal II, p. 169.
Pr.: "¡Oh Señor! En el poder que has dado a tu Iglesia y por la
victoria de tu Hijo resucitado, aparta de N..., el espíritu del
mal, de egoísmo, de pereza, que aleja al hombre de la oración y
de la contemplación del amor de Dios y le impide hacer tu
voluntad. Y, deja el sitio al Espíritu Santo Paráclito"683.
Pr.: "Ven Espíritu Santo, desciende sobre N..., (aquí impone las
manos sobre la cabeza del neocatecúmeno), para que lleno del
gozo de tu amor, exulte de alegría y pueda alabar y bendecir a
Dios en medio de esta generación"684.
Neocat.: Amén.
Pr.: "N... Que el Señor abra tu corazón y tus labios para que
puedas proclamar en esta generación sus alabanzas"685.
683
Esta oración de exorcismo es original del Neocatecumenado.
684
Responde esta oración a las que en el RICA reciben el nombre de "bendiciones de los catecúmenos" y siguen su misma
ordenación litúrgica: "Las bendiciones indicadas en el nº 102 pueden ser dadas por un sacerdote o por un diácono, o también por un
catequista (cfr. nº 48), los cuales, extendiendo las manos sobre los catecúmenos, pronuncian algunas de las oraciones siguientes (nnº
121-124). Acabada la oración, los catecúmenos, si cómodamente puede hacerse, se acercan al celebrante, que impone la mano a
cada uno. Después se retiran..." (nº 119).
685
Es este un rito original con el que el CN enriquece esta etapa del Neocatecumenado que tiene como uno de sus principales
objetivos iniciar a los neocatecúmenos en la oración (RICA, nº 19.2). Para iniciar y significar este paso, afirma ANDRÉS
FUENTES, "se hace entrega solemne, en una celebración litúrgica, de la Liturgia de las Horas, a todos y cada uno de los
neocatecúmenos. Con ello, además, se les exhorta al compromiso de la oración diaria y a familiarizarse con la oración de la Iglesia".
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 170.
Al año de haber recibido los neocatecúmenos la entrega del Libro de los
Salmos, los catequistas de la comunidad vuelven para hacer una segunda
entrega, la del Credo de la Iglesia, como resumen del Kerygma (SCN,art. 20,2ª).
En el marco de una Convivencia 686 se inicia este tiempo de preparación al
rito de la entrega del Símbolo que tiene lugar dentro de una liturgia solemne y
sugestiva presidida por el Obispo. El rito es ciertamente original de la liturgia
neocatecumenal por la síntesis que ha hecho entre la praxis de la liturgia
catecumenal687 primitiva, la influencia que recibe del Ritual y las adaptaciones
propias del Neocatecumenado que inserta en este momento una de las
finalidades que el RICA propone para el tiempo del Catecumenado, como es
incorporar a los catecúmenos en la misión evangelizadora de la Iglesia: "Como
la vida de la Iglesia es apostólica, los catecúmenos deben aprender también a
cooperar activamente a la evangelización y a la edificación de la Iglesia con el
testimonio de su vida y con la profesión de su fe" (nº 19,4). Pero veamos cómo
aparece estructurada esta celebración:
*Liturgia de la Palabra*
Después del saludo inicial por parte del presidente y de una breve
monición ambiental para explicar el significado de la celebración, un canto
apropiado, la proclamación de dos lecturas bíblicas688 sobre la misión (cf. Ex
3,1-14; 4, 1-17) y sobre el Kerygma post-pascual de los primeros enviados (cf.
1ª Cor 15,1-8) iluminan y actualizan la finalidad del rito. Tras esta doble
proclamación de la Palabra, precedida y acompañada de respectivas moniciones
y cantos, tiene lugar el Rito de entrega del Símbolo Apóstólico.
686
"Cuidadosamente y eficientemente preparados con una convivencia de tres días, -dirigida por los catequistas de la(s)
comunidad(es) respectiva(s)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 451. Esta Convivencia girará en
torno a la catequesis del Ciego de Nacimiento (cf. Jn. cap. 9). Esta es la lectura que se proclama en el cuarto Domingo de Cuaresma
y que jalona el itinerario espiritual de los catecúmenos que es sellado ahora con el Segundo Escrutinio (RICA, nnº 169-173 y 380).
Cfr. ADRIEN NOCENT, o. cit., pp. 109-113.
687
En la Iglesia primitiva a los catecúmenos se les explicaba el Credo Apostólico de forma sistemática y ellos debían
aprenderlo de memoria para recitarlo ante el obispo antes de su bautismo. San CIRILO nos dice que "al final de las cinco semanas
de instrucción, entonces reciben (los catecúmenos) el Símbolo”. Cfr. Procatequesis, 5, 12. Al finalizar esta catequesis afirma
CARLOS ELORRIAGA, “parece entregar Cirilo el Símbolo, pero se transcribe al terminar la catequesis aparte. El Símbolo
jerosolimitano no se encuentra directamente en el texto de las catequesis". Cfr. San Cirilo de Jerusalén, Ed, DDB, Bilbao 1991, p.
137. Para una exposición sistemática con la recopilación de las catequesis de algunos Santos Padres, ver: ANNE FIELD, “El Credo,
resumen de la fe cristiana”, en o. cit., pp. 63-89.
688
En el Ritual se proponen estas seis: Dt 6,1-7; Rom 10,8-13; 1ªCor, 1-8a; Jn 3,16; Mt 16,13-18; Jn 12,44-50 (nº 185).
Se inicia con una exhortación del Celebrante tomada de la Catequesis Vª
de San Cirilo de Jerusalén que se lee íntegramente689. Seguidamente se proclama
la fórmula del Ritual nº 186:
- Creo en Dios,
689
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, San Cirilo de Jerusalén, pp. 135-137.
690
CARMELO GÓMEZ mantiene que esta fórmula del Ritual ha recibido su influencia de S. AGUSTÍN, "El RICA exhorta a
acogerse al Credo y a guardarlo, Agustín va más lejos, y expresa la función que tiene el Símbolo de ser rector de vida, al decir, que
en él han de progresar los catecúmenos. Así lo expresa el Santo de Hipona:´He aquí el Símbolo que ya se os ha ido descubriendo por
medio de las Escrituras y de los sermones de la Iglesia, a cuya breve fórmula, sin embargo, los fieles han de aferrarse y en ella han
de progresar`(cf. Sermón 212,2)". Cfr. La propuesta catecumenal en el RICA, p. 118.
691
"Cuando la comunidad designa catequistas, doctores audientium, evangelizadores itinerantes, o cuando los mismos fieles
con su ejemplo y sus palabras comunican la buena noticia, actúan como testigos y portavoces de lo que la comunidad vive, se
remiten a ella y de ella reciben valor sus palabras, en cuanto que lo que se dice se halla cumplido en la comunidad; los que van a ser
iluminados se miran en el espejo de los que han sido iluminados, quienes anuncian el amor, manifiestan la actitud de los que se
aman. De tal modo la comunidad es origen de la catequesis, que sin ella no sería posible, pues de nada sirve un testimonio sin
testigos, ni una buena noticia que no llegue a verse realizada". Cfr. RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en
los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, p. 127.
Una de las novedades y enriquecimiento que la liturgia neocatecumenal
hace a la entrega del Símbolo, es precisamente este envío misionero al que los
neocatecúmenos son invitados a adherirse a partir de este momento (SCN, art.
20,2ª).
Viene precedido este rito del envío, por la proclamación de una tercera
lectura bíblica de San Pablo (cf. Rom 10,8-17) en la que el apóstol habla sobre
la necesidad de confesar "con la boca" la Palabra creída en el corazón, para
pasar después a un diálogo en el que el Celebrante dice a los neocatecúmenos:
2ª) ¿Ha asistido a la instrucción de los apóstoles? esto es, ¿conoce toda la instrucción
cristiana?. Sí ha hecho el Camino.
710
El RICA afirma que "en lo que toca a la Iglesia, la elección es como el centro de la atenta solicitud hacia los catecúmenos.
El Obispo, los presbíteros, diáconos, catequistas, padrinos y toda la comunidad local, cada uno en su orden y a su modo, después de
diligente reflexión, dé su parecer acerca de la instrucción y aprovechamiento de los catecúmenos" (nº 135). Además es "oficio del
Celebrante, es decir del Obispo o del que haga sus veces...quien debe exponer ante los presentes la decisión de la Iglesia y del
mismo modo oír, según lo pidan las circunstancias, la opinión de los presentes, averiguar la voluntad personal de los catecúmenos, y
efectuar, por último, en nombre de Cristo y de la Iglesia, la admisión de los elegidos" (nº 138).
711
Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 45.
712
Cfr. GREGORIO DE NISA, Adversus procrastinantes, PG,46, p. 417 B; y TEODORO DE MOPSUESTIA afirma: "Desde
ahora ya estáis inscritos en el cielo". Cfr. Homilías Catequéticas, 12, 18. A partir del siglo IV, y dada entonces la costumbre,
recriminada por la Iglesia, de diferir considerablemente el bautismo, todos lo años, en epifanía, el obispo hacía un llamamiento
solemne a los catecúmenos para que dieran su nombre a la catequesis de preparación, al comienzo de la cuaresma. EGERIA nos lo
describe así en su Itinerario: "El que da su nombre, lo hace en la víspera de la cuaresma, y un sacerdote anota sus nombres... Al día
siguiente, comienzo de la cuaresma, se le coloca al obispo la sede en medio de la iglesia mayor..., después se van acercando uno a
uno los candidatos. Si son hombres, vienen con sus padrinos; si son mujeres, con sus madrinas. Entonces, por cada uno, el obispo
pregunta a los vecinos de aquel que ha entrado, diciendo: ¿Lleva una vida honesta? ¿Respeta a sus padres? ¿No es dado a la bebida
o a la mentira?... Los que son de fuera, a no ser que tengan testigos que les conozcan, logran llegar con menos facilidad al
bautismo". Cfr. EGERIA, Itinerario 45, SC 21, pp. 255-256.
Al celebrar el Primer Escrutinio ya vimos que se iniciaba con el gesto de
la Inscripción del nombre en el Libro de la Vida, ahora al finalizar el itinerario
neocatecumenal se vuelve a repetir de nuevo una segunda inscripción y se hace
en el contexto de una Liturgia de la Palabra presidida por el Obispo, los
catequistas presentan a los elegidos y le hacen al Celebrante una breve
presentación del itinerario espiritual recorrido a lo largo de tantos años por
éstos, en quienes se ha cumplido la Palabra evangélica "muchos son los
llamados y pocos los elegidos" (cf. Mt 22,14). En esta celebración se vuelven a
proclamar las Lecturas en las que aparece cómo Dios mismo es quien escribe en
el Libro de la Vida, "...no borraré su nombre del libro de la vida" (cf. Ap. 3,5;
21, 1-27), y cómo Jesús invita a alegrarse a sus discípulos no tanto por los
signos que puedan realizar sino "porque vuestros nombres estén escritos en los
cielos" (cf. Lc 10,17-24). Tras la proclamación de la Palabra de Dios, tiene lugar
un diálogo entre el Presidente y los catequistas para conocer la idoneidad de los
elegidos, siguiendo el formulario de preguntas que aparece en el Ritual nº 144,
y, una vez concluido, los elegidos se van acercando y cada uno escribe su
nombre en la Biblia de la Comunidad713. Una vez terminada la inscripción de los
nombres sobre la Biblia, el Celebrante dice una oración en la que presenta a
Dios todos y cada uno de los elegidos y pide para que se mantengan fieles a la
elección divina. Con esta oración se concluye este sencillo pero penetrante rito
(ver tabla 33ª).
713
De nuevo, para este momento se compra una Biblia de Jerusalén grande y dignamente adornada que será la Biblia que usará
la comunidad cristiana constituida a partir de la Renovación de las promesas bautismales.
Este rito postbautismal, aunque no parece existir en Hipólito de Roma, sin
embargo, sí lo encontramos generalizado en el siglo IV, en Jerusalén, en Milán,
en Verona, en Antioquia y en Hipona. San Cirilo lo menciona, sin describir el
desenvolvimiento litúrgico del mismo:
El Ritual subraya que son los padrinos o madrinas quienes imponen a los
neófitos la vestidura blanca.
725
Cfr. S. LYONNET, “La elaboración de los capítulos IV y VI de la ´Dei Verbum`”, en R. LATOURELLE (ed.), Vaticano
II. Balance y perspectivas, Ed, Sígueme, Salamanca 1989, pp. 117-149.
726
Cfr. Exhortación pastoral, La Palabra de Dios en la iniciación cristiana y en la vida de la comunidad parroquial, Ciudad
Rodrigo 1995, p. 2. Parte de esta exhortación fue publicada bajo el título de “Revalorizar la Palabra de Dios”, en Celebrar la
Liturgia de la Palabra, CPL. 70, Barcelona 1996, pp. 9-28.
727
Cfr. Para una lectura pastoral de la ´Dei Verbum`, en La Pastoral de la Iglesia, Ed, Edicep, Valencia 2000, p. 193.
En este texto, el mismo Concilio, es decir, la asamblea del colegio
episcopal confesando en nombre de toda la Iglesia y para ella misma la fe de la
Iglesia en el poder de esta Palabra, se reconoce a sí mismo -y, por consiguiente,
a la misma Iglesia- como totalmente asido y dinamizado por el poder de esta
Palabra. Esta última, sin perder nada de su transcendencia, se convierte en el
bien propio de la Iglesia, que la escucha y la proclama. Y cuando la proclama,
es el mundo entero el que oye esta Palabra, cree en ella, encuentra por ella la
esperanza y ama al Dios vivo, que es su fuente. Así pues, todo el dinamismo de
la Palabra de Dios es una fuerza de lo alto, que se apodera de los que la
escuchan y los asocia a su movimiento mismo de vuelta a Dios, convirtiendo a
los oyentes en heraldos y testigos.
Por tanto, la fuente viva de la Palabra de Dios y las fuentes que de ella
derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios
para transmitir su mensaje a todos aquellos que han tomado la decisión de
seguir a Jesucristo. Tradición, Escritura y Magisterio, íntimamente comunicados
y vinculados, son ´cada uno a su manera` las fuentes principales de la
catequesis737.
736
En la formulación de este número, se deja ver la decisiva ´influencia`del cardenal J. RATZINGER, a partir de la lección
que pronunció en París y Lyon en 1983, que ha supuesto un verdadero ´jalón` y giro a la vez en todo el movimiento
catequético, ver, Transmisión de la fe y fuentes de la fe: Scripta Theologica 15 (1983/1), pp. 9-29.
737
Para el Cardenal CASTRILLÓN “Las ´fuentes` de la catequesis tienen cada una de ellas su lenguaje, que recibe forma a
través de una rica variedad de ´documentos de la fe`. La catequesis es tradición viva de tales documentos. Hoy no se puede
prescindir de la aportación del Catecismo de la Iglesia Católica como síntesis orgánica de la fe a nivel universal”. Cfr. “El
Directorio General para la Catequesis: motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO
(Eds), o. cit., p. 47. ANTONIO CAÑIZARES sostiene también que “la catequesis se ha beneficiado ampliamente de la
presencia de las Escrituras como fuente primera y principal de sus enseñanzas. A través de la catequesis se ha producido una
mayor difusión y utilización de la Palabra de Dios en la conciencia general de los fieles. Ella, en efecto, junto con la Liturgia,
ha vehiculado bastante bien la renovación bíblica y la devolución de la Biblia al pueblo cristiano, como quiso el Vaticano II”.
Cfr. “Veinte años de catequesis después del Concilio en España”, en ADOLFO GONZÁLEZ (Ed.), o. cit., p. 156.
presentan como dos puntos de referencia para inspirar toda la acción
catequizadora de la Iglesia en nuestro tiempo” (nº 128)738.
c) Contenidos fundamentales de la fe
738
Mons. LORENZO CHIARINELLI afirma con rotundidad que “el Catecismo de la Iglesia Católica es texto de referencia
para la transmisión de la fe”. Cfr. “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos nacionales”,
en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 353.
739
Cfr. R. BLÁZQUEZ, “Lo objetivo y lo subjetivo de la fe o la fe fielmente transmitida y vitalmente recibida”, en
Transmitir el Evangelio de la verdad, pp. 103-115.
740
En expresión de J. RATZINGER, “La Iglesia es algo más que una asociación que se da sus propios estatutos y
reglamentos y cuyas actividades son la suma de cada uno de sus miembros, y nada más. Ella misma es dada siempre de
nuevo desde fuera; vive de la palabra que la encontró primero; vive de los sacramentos que no puede hacer, sino solo
recibir”. Cfr. Teoría de los principios teológicos, p. 42.
741
“La intención profunda del Catecismo de la Iglesia Católica, al final del segundo milenio y a principios del tercero es
ofrecer una exposición global, unitaria y orgánica de la fe; anunciar al hombre la buena nueva, capaz de reinterpretar la vida
y la historia en el diálogo con Dios que se revela y se da en nuestro Señor Jesús, Cristo y Salvador”. Cfr. L.
CHIARINELLI, “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos nacionales”, en A.
CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 346. Para un acercamiento a los ´contenidos` del Catecismo, ver la
Segunda parte del libro editado por OLEGARIO G. DE CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, El Catecismo posconciliar.
Contexto y contenido, pp. 111-217.
La Iglesia está llamada a realizar la trasmisión de la fe a través de toda la
vida: “Lo que los apóstoles trasmitieron comprende todo lo necesario para una
vida santa y para una fe creciente del Pueblo de Dios; así la Iglesia con su
enseñanza, su vida y su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es
y lo que cree” (DV, nº 8). Pero de un modo particular y a la vez eminente, la
Iglesia entrega la vida que tiene, trasmite la vida que vive y engendra en ella por
la iniciación cristiana. Por su parte la catequesis, en cuanto acto de tradición
viva, es uno de los modos principales de esta transmisión, que comunica y hace
entrega de la fe a través de cuatro vías, como expresa el Catecismo de la Iglesia
Católica: el símbolo de la fe, los sacramentos, el decálogo y la oración del
Señor742.
742
Para el cardenal J. RATZINGER “estas cuatro clásicas ´piezas maestras` de la catequesis han servido durante siglos como
elementos estructurantes y como lugares de concentración de la enseñanza catequética, y han abierto también el acceso tanto
a la Biblia como a la vida de la Iglesia. Ya hemos dicho que corresponden a las dimensiones de la existencia cristiana. Es lo
que afirma el Catecismo Romano al decir que allí se encuentra lo que el cristiano debe creer (el símbolo), lo que debe
esperar (el Padrenuestro), lo que debe hacer (el decálogo como explicitación de los modos de amar), y se nos describe el
espacio vital en que todo esto hunde sus raíces (sacramentos e Iglesia). Cfr. Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 24.
743
“Transmisión de la fe e iniciación cristiana se reclaman mutuamente y mutuamente se perfeccionan. Por eso, cuando
percibimos que una determinada comunidad eclesial no acierta a iniciar en la fe a nuevos creyentes, o, como se acostumbra a
decir coloquialmente, no sabe cómo ´hacer` nuevos cristianos, estamos constatando, en el fondo, la incapacidad de esa
comunidad para transmitir la fe, para vincular a nuevos creyentes al curso vivo de la Tradición de la Iglesia”. Cfr. M. DEL
CAMPO, “Iniciación cristiana y catequesis”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 182. Para un acceso
a las reales dificultades en la transmisión de la fe, hoy en la Iglesia de España, ver INSTITUTO SUPERIOR DE
PASTORAL, La transmisión de la fe en la sociedad actual, Ed, Verbo Divino, Estella (Navarra) 1991.
de la Iglesia a los catecúmenos: La fe, la celebración cristiana, una vida moral
según el Evangelio y el testimonio de Jesucristo con obras y palabras”744.
747
En palabras de J. RATZINGER “la doctrina cristiana debe surgir, originariamente, en el contexto del catecumenado.
Sólo desde allí puede aspirar a renovarse. Lo que hoy nos falta no son, nuevas fórmulas; al contrario, más bien tenemos que
hablar de una inflación de palabras sin suficiente respaldo. Lo que ante todo necesitamos es el restablecimiento del contexto
vital de la ejercitación catecumenal en la fe como lugar de la común experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en la
base de una reflexión atenta a los contenidos reales. De ella surgirán también, con toda certeza, formulaciones nuevas, en las
que se expresen con la fuerza y concisión los datos centrales de la fe cristiana”. Cfr. Teoría de los principios teológicos, p.
28. De aquí, que más adelante, el Cardenal afirme que “la estructuración de una forma de catecumenado adecuada a nuestro
tiempo debe enumerarse entre las tareas de máxima prioridad de la Iglesia actual (Ibid., p. 29). En esta misma dirección se
expresa Mons. FERNANDO SEBASTIÁN cuando afirma que para llevar adelante la ´Nueva Evangelización` “el
catecumenado, establecido de una u otra manera, tendrá que ser la primera propuesta y la primera oferta. ¿Qué podemos
hacer con los que vienen a nosotros si no tenemos una actividad permanente en donde puedan aprender de nuevo o por
primera vez a ser cristianos de verdad? El catecumenado, o la catequesis sistemática es la única respuesta posible”. Cfr.
Nueva evangelización, Ed, Encuentro, Madrid 1991, p. 61. Y, esta es la ´tesis`que -también- defiende y explica D.
BOROBIO: “Se es cada vez más consciente de que la ´nueva evangelización` sólo puede llevarse a cabo con la recuperación
del catecumenado y la dinámica catecumenal, como el medio más apto y probado para la iniciación
y reiniciación cristiana y para la renovación en autenticidad de la comunidad cristiana”. Cfr.
Catecumenado para la evangelización, p. 10.
etapas748; y cómo cada una de estas etapas reclama una catequesis apropiada
dispuesta por grados (RICA, nº 19)749.
748
“El Precatecumenado, caracterizado porque en él tiene lugar la primera evangelización en orden a la conversión y se
explicita el kerigma del primer anuncio; el catecumenado, propiamente dicho, destinado a la catequesis integral y en cuyo
comienzo se realiza la ´entrega de los evangelios`; el tiempo de purificación e iluminación, que proporciona una preparación
más intensa a los sacramentos de la iniciación, y en el que tiene lugar la ´entrega del Símbolo`y la ´entrega de la Oración del
Señor`; y el tiempo de la mystagogia, caracterizado por la experiencia de los sacramentos y la entrada en la comunidad”. Cfr.
DGC, nº 88. Más adelante se dirá que “la concepción del catecumenado bautismal como proceso formativo y verdadera
escuela de fe, proporciona a la catequesis postbautismal una dinámica y unas características configuradoras: la intensidad e
integridad de la formación; su carácter gradual, con etapas definidas; su vinculación a ritos, símbolos y signos, especialmente
bíblicos y litúrgicos; su constante referencia a la comunidad cristiana... La catequesis postbautismal, sin tener que reproducir
miméticamente la configuración del catecumenado bautismal, y reconociendo su carácter de bautizados que tienen los
catequizandos, hará bien en inspirarse en esta ´escuela preparatoria de la vida cristiana`, dejándose fecundar por sus
principales elementos configuradores” (nº 91).
749
Esta gradualidad aparece también en los nombres que la Iglesia utiliza para designar a los que se encuentran en las
diferentes etapas del Catecumenado bautismal: ´simpatizante` (RICA, nº 12), que, aunque todavía no crea plenamente, está
ya inclinado a la fe; ´catecúmeno` (RICA, nnº 17-18), firmemente decidido a seguir a Jesús; ´elegido` o ´competente` (RICA,
nº 24), llamado para recibir el Bautismo; ´neófito` (RICA, nnº 33-36), recién nacido a la luz del Bautismo; y ´fiel cristiano`
(RICA, nº 39), maduro en la fe y miembro activo de la comunidad cristiana.
750
Para un desarrollo en profundidad de la “Estructura gradual de la catequesis de adultos”, ver la síntesis realizada por
nuestros Obispos en CA, nnº 198-203, donde sostienen -sin ninguna ambigüedad- que “la catequesis de adultos con
cristianos bautizados, inspirada en el modelo catecumenal, ha de ser una formación gradual” (nº 199), y que esta
“gradualidad, tanto de la formación catecumenal como de la catequesis de adultos con bautizados, muestra el gran respeto
de la Iglesia hacia la persona del adulto y a su libertad en el acto de la fe” (nº 202); y no soslayan las ´dificultades`que se
puedan presentar (nº 203).
751
Cfr. “El concepto de itinerario en la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 486.
Al mismo tiempo, esta acción gradual en la pedagogía catecumenal irá
acompañada también de la integridad del mensaje evangélico. Así como Jesús
nos ha anunciado el Evangelio en su integridad: “...todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer” (cf. Jn 15,15); y ha pedido esta misma integridad
a sus discípulos cuando los envía a la misión: “...enseñándoles a guardar todo lo
que os he mandado” (cf. Mt 28,19). También, es para la pedagogía catequética
un criterio fundamental, la salvaguardia de la integridad del mensaje, evitando
presentaciones parciales o deformadas del mismo. Así lo pide el DGC, nº 113:
“La catequesis, en consecuencia, parte de una sencilla proposición de la
estructura íntegra del mensaje cristiano, y la expone de manera adaptada a la
capacidad de los destinatarios. Sin limitarse a la exposición inicial, la
catequesis, gradualmente, propondrá el mensaje de manera cada vez más amplia
y explícita, según la capacidad del catequizando y el carácter propio de la
catequesis. Estos dos niveles de exposición íntegra del mensaje son
denominados integridad intensiva e integridad extensiva”752.
Si nos preguntamos ahora cuáles son las fuentes en las que se nutren los
neocatecúmenos a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal, hemos de decir
que a la luz de la praxis litúrgico-catequética del mismo Neocatecumenado, no
son otras más que aquellas de las que se nutre la misma Iglesia, es decir la
Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición.
Así aparece fundamentado este punto relativo a la fuente y las fuentes del
752
Para una mayor profundización de estos aspectos, ver, Cardenal D. CASTRILLÓN, “El Directorio General para la
Catequesis: Motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 54.
mensaje de la catequesis en el Directorio General para la Catequesis de 1997
(nº 96)753.
756
Sin este lenguaje, esencialmente bíblico y litúrgico, trabajado por los Santos Padres y continuado en el magisterio de la
Iglesia, no se puede entender el cristianismo. Una muestra de esa mentalidad-lenguaje se encuentra en el Catecismo de la
Iglesia Católica.
verdadera escuela de la Palabra757. Y con la Escritura, los neocatecúmenos se
abren a la Tradición de la Iglesia (DV, nnº 8-10).
La Palabra es abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no
especulativa, sino orante. Para E. Bianchi, en el Neocatecumenado, “la palabra
de Dios se percibe como mensaje de un viviente que interpela en forma directa
la vida personal y la del grupo, y la Biblia es el libro que es preciso escuchar y
del que hay que alimentarse en las dificultades del camino. Hay que reconocer,
sobre todo, a los neocatecumenales un gran esfuerzo para dar la primacía a la
palabra y una gran fidelidad en el contacto directo con la Escritura, que no sólo
es escuchada y rezada, sino también anunciada”758. Un experto en las nuevas
realidades eclesiales como Jesús Castellano al describir el lugar que ocupa la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales trae a colación la aguda
observación hecha por Kiko Argüello a un estudiante del Bíblico que empezaba
su experiencia de catequesis neocatecumenal: “Él creía conocer la Bíblia y le
hizo entrar en crisis esta frase: ´Tú has pasado por la Biblia, pero la Biblia no ha
pasado por ti`. Se puede conocer la Biblia, pero se puede permanecer fuera de la
experiencia de la Palabra”759.
757
“Todas las semanas hay en las comunidades una Celebración de la Palabra, preparada por un grupo de hermanos que
proclama textos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Se escucha con suma atención, se medita, y ante ella se
responde personalmente. Siendo siempre Jesucristo el centro de la Palabra. Según la fase del camino en que se encuentre
cada comunidad se entra en la Escritura desde aspectos distintos (conceptos, personajes, temas, etapas, libros...). A la luz de
la Palabra se va modelando la fe y la moral de los que la escuchan”. Cfr. ENRIQUE BONETE, Reflexiones sobre la relación
entre el ´Camino Neocatecumenal` y el concilio Vaticano II: Communio (noviembre-diciembre 1996), p. 549. Este artículo,
quiso ser en su momento, una respuesta ´ponderada`a algunas de las afirmaciones un tanto ´sesgadas`y peyorativas del
periodista EZEQUIEL COLLADO en su artículo, El ´Camino Neocatecumenal`(los ´kikos`). ¿Qué antropología? ¿Qué
teología? ¿Qué moral?: Sal Terrae (abril 1996). Este autor hace -en general- una interpretación positiva de la acogida de la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales, y acusa a los neocatecúmenos de hacer una interpretación
´alegorizante y fundamentalista` de la Escritura (p. 304). Para el profesor E. BONETE, “afirmar como hace E. COLLADO,
que las alegorías con las que Kiko interpreta la Escritura son favorecedoras de su propia trayectoria religiosa y determinan
todas las posibles interpretaciones en el Camino, es olvidar que en miles de comunidades repartidas por el mundo se
proclaman todas las semanas centenares de textos distintos, y miles de catequistas y presbíteros predican desde su propia
experiencia de fe y conocimiento de la Escritura, apoyándose en textos bíblicos del momento litúrgico.
Evidentemente, no todos los hermanos de las comunidades, entre los que hay de muy distinto
nivel cultural y social, ni todos los catequistas, poseen conocimientos rigurosos de los
métodos histórico-críticos de interpretación de la Escritura. Pero este acceso no agota toda la
riqueza espiritual y vital de los textos bíblicos. Hay otros niveles de lectura (la hermenéutica
alegórica, literaria, existencial, mística, modélica, moral,...), que sin negar las aportaciones
´científicas` de la exégesis contemporánea, acercan de una manera más penetrante y viva la
Escritura a los problemas humanos en los que están inmersos quienes se sitúan ante la
Palabra” (pp. 549-550). Esta misma posición la mantiene la PONTIFICIA COMISIÓN
BÍBLICA al afirmar que “hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia
en sus manos y puede aportar a su interpretación y actualización una luz más penetrante,
desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que viene de una ciencia segura de sí
misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Ed, (7ª ) PPC, Madrid 2001, p. 123.
758
Cfr. “Carácter central de la Palabra de Dios”, en G. ALBERGIO-J.P. JOSSUA, La recepción del Vaticano II, p. 169. Sin
embargo, C. FLORISTÁN hace un juicio valorativo más critico: “La Palabra de Dios es absolutizada al modo barthiano.
Además, Dios habla casi sólo por la Biblia, no por lo signos de los tiempos ni por los acontecimientos, que apenas tienen
relieve”. Cfr. Para comprender el catecumenado, p. 103.
759
Cfr. Carismas para un “tercer milenio”, p. 180.
Ya en las catequesis iniciales “se dan las claves hermenéuticas necesarias
para la escucha y la comprensión de la Sagrada Escritura: ver en Jesucristo el
cumplimiento de las Escrituras y poner los hechos de la propia historia bajo la
luz de la Palabra”(SCN, art. 9,2ª)760 Para el neocatecúmeno, la Palabra de Dios
indica una realidad, una fuerza que crea y promueve la historia: es, a la vez,
acontecimiento y acción (DV, nº 2). Lo que se busca es la palabra de vida, su
realización concreta, el compromiso entre nosotros y Dios, y no una ideología,
un aumento de conocimientos761. La Palabra no es algo, sino Alguien, una
Persona que habla e ilumina la existencia. De aquí la importancia de la homilía
dentro de la Celebración de la Palabra, “que tiene un lugar privilegiado, en la
instrucción del Neocatecumenado”, porque a través de ella “el presbítero
prolonga la proclamación de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y
actualizándola en el hoy del camino de fe de los neocatecúmenos”( SCN, art.
11&2) 762.
768
Cfr. AA. VV., Os daré pastores según mi corazón. Comentario y texto de la Exhortación Apostólica ´Pastores dabo
vobis` de JUAN PABLO II, Ed, Edicep, Valencia 1992. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica vuelve a insistir en
este punto: “Es, pues, deseable que la formación de los futuros presidentes de asambleas y de aquellos que los acompañan,
tenga en cuenta las exigencias de una Liturgia de la Palabra de Dios fuertemente renovada. Así, gracias a los esfuerzos de
todos, la Iglesia continuará la misión que le ha sido confiada, ´de tomar el pan de vida de la mesa de la Palabra de Dios,
como de la del Cuerpo de Cristo, para ofrecerlo a los fieles`(Dei Verbum, 21). Cfr. La interpretación de la Biblia en la
Iglesia, p. 119.
769
Para el profesor ENRIQUE BONETE “ésta es una de las aportaciones más llamativas del Camino Neocatecumenal: la
capacidad de acercar, de manera profunda y sencilla a la vez, el acontecimiento salvífico de Cristo a través de un lenguaje
directo y liberador. Lo que para tantos católicos no era más que un voluminoso libro de adorno en sus casas, que no sabían
comprender ni relacionar con sus vidas, tras el paso por esta iniciación cristiana se convierte en un libro vivo e iluminador de
sus diversas situaciones históricas; siendo así posible, como dice el Concilio, que ´llene más y más los corazones de los
hombres`(DV 26)”. Cfr. Reflexiones sobre la relación entre el ´Camino Neocatecumenal` y el Concilio Vaticano II, p. 550.
770
Así introduce KIKO ARGÜELLO el ´libro de cantos`del CN: “En el camino Neocatecumenal, vemos aparecer hoy un
servicio humilde y esencial cual es el del ´Cantor`. El, en este itinerario de educación de la fe, tiene la misión de ayudar a
crear la comunidad litúrgica o, mejor, de recrearla; de convertir tantas veces una pluralidad en una unidad de culto: ´A una
sola voz, con un sólo corazón y con una sola alma”. Cfr. Resucitó. Cantos del Camino Neocatecumenal, Centro
Neocatecumenal Diocesano de Madrid, 1972.
la que hay cantos que se aprenden, se graban en la memoria y se cantan sin
dificultad en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. La catequesis
neocatecumenal, por influencia de estos cantos y textos neotestamentarios, será
más bíblica que académica, más existencial que racional. El aprendizaje de los
salmos a través del canto se convierte así en uno de los elementos pedagógicos
más significativos e importantes de la dinámica neocatecumenal en orden a la
recepción, asimilación y concreción de la Palabra de Dios en la propia vida: no
en vano, los salmos son los que aportan la “luz” (cf. Sal 119,105) en las horas
de cada jornada771.
771
“ La Iglesia primitiva oró con los salmos y los cantó como himnos de Cristo. Cristo mismo se convierte así en director de
coro que nos enseña el canto nuevo, que da a la Iglesia el tono y le enseña el modo de alabar a Dios correctamente y de
unirse a la liturgia celestial”. Cfr. J.RATZINGER, Un canto nuevo para el Señor, Ed, Sígueme, Salamanca 1999, p. 116.
Sitúa de un modo muy clarificador el ´lugar teológico`que ha de ocupar la música y el canto en la vida litúrgica y teológica
de la Iglesia: “Muy pronto, la Iglesia prohibió rigurosamente la innovación poética y musical, y redujo la música sagrada al
salterio; y esto, en un doble significado: primero, la teología del salterio bastaba y constituía el criterio para el contenido de
la fe eclesial; segundo, el estilo musical propio del salterio pasó a ser la norma eclesial para el futuro” (p. 124). En esta
perspectiva, tenemos que tener muy en cuenta la ´praxis orante` de Jesús, “desde sus comienzos y siguiendo el ejemplo de
Jesús, que oraba con los salmos, la Iglesia tuvo acceso al uso de los salmos en la plegaria común. La utilización del Salterio
en la liturgia cristiana primitiva fue una consecuencia de la recepción en la Iglesia de las Sagradas Escrituras del Antiguo
Testamento: la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, cuyo cumplimiento en Cristo y sentido último reveló el Señor a sus
discípulos”. Cfr. SECRETARIADO NACIONAL DE LITURGIA, Directorio litúrgico-pastoral: El Salmo responsorial y el
ministerio del Salmista, Ed, PPC, Madrid 1986, p. 11.
772
Cfr. Sínodo 1985, II, B).4. La elaboración del ´Catecismo de la Iglesia Católica`será el fruto de una amplísima
colaboración que conducirá -después de seis años de intenso trabajo- al final de su redacción, y tras una amplia consulta a
todos los obispos católicos, a sus Conferencias episcopales o Sínodos, a institutos de teología y catequesis, el Papa Juan
Pablo II lo aprobaba el 25 de Junio de 1992 y salía a la luz con el título de ´Catecismo de la Iglesia Católica`el 11 de octubre
de 1992 con la Constitución Apostólica ´Fidei Depositum` para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica escrito en
orden a la publicación del Concilio Ecuménico Vaticano II. Cfr. ASOCIACIÓN DE EDITORES DEL CATECISMO,
Catecismo de la Iglesia Católica. Madrid 1992, (citaremos este documento con las siglas CCE). Para una aproximación en
profundidad al ´contexto y contenidos` del Catecismo, ver OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL-JUAN ANTONIO
MARTÍNEZ CAMINO, o. cit.; J. RATZINGER, “¿Por qué un Catecismo de la Iglesia Católica?”, en Evangelio, catequesis,
catecismo, Ed, Edicep, Valencia 1996, pp. 7-17. Ver también, estas tres ´Ponencias`: Cardenal CHRISTOPH
SCHÖNBORN, “El Catecismo de la Iglesia Católica”; P. BENOIT, “La fe transmitida, celebrada, vivida y orada en el
Catecismo de la Iglesia Católica”; Mons. JOSÉ SARAIVA, “El Catecismo de la Iglesia Católica y la inculturación de la fe”;
Mons. LORENZO CHIARINELLI, “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos
nacionales”; y Mons. ANTONIO CAÑIZARES, “El Catecismo de la Iglesia Católica clave de
interpretación del Directorio General para la Catequesis”, en ANTONIO CAÑIZARES-
MANUEL DEL CAMPO, o. cit, pp. 281-356. Sin embargo, la mejor presentación que se ha
hecho del Catecismo de la Iglesia Católica la encontramos en el mismo Directorio General para la Catequesis, nnº 120-
130.
Constitución Dei Verbum en la Iglesia, al final, a modo de sugerencia, como una
especie de conclusión.
794
“El convencimiento -acrecentado con los años- de que el Camino Neocatecumenal concreta y potencia aspectos
fundamentale del concilio Vaticano II, me ha impulsado a escribir estas páginas para mostrar en qué medida el Trípode
(Palabra-Liturgia-Comunidad) en que se apoya la pastoral de esta iniciación cristiana de adultos no podría concebirse, ni
llevarse a la práctica parroquial, sin el respaldo que los documentos conciliares expresamente le concede. Cfr. ENRIQUE
BONETE, art. cit., p. 484.
795
Para R. BLÁZQUEZ “esta trilogía indica las acciones básicas a través de las cuales la Iglesia vive, se edifica y cumple su
misión; y se apoya en la concepción de los Padres de la Iglesia, según la cual Jesús es el Mesías, el Ungido, como Sacerdote,
como Profeta y como Rey. La Iglesia vive de la Palabra de Dios y de la celebración de los Sacramentos; y su forma de
existencia es la comunión”. Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 24.
796
L.M CHAUVET afirma que “las Escrituras nunca manifiestan tan bien su esencia como en la asamblea celebrante, allí
donde levantadas de su ´muerte` por la voz viva del lector que las proclama como mensaje vivo para hoy, los antiguos textos
alcanzan su objetivo de Palabra de Dios para el hoy de cada generación. Es en la ecclesia litúrgica donde la Biblia llega a su
verdad. Para decirlo de otro modo, la asamblea litúrgica da verdaderamente ´lugar`a las Escrituras como ´Palabra de Dios`.
Cfr. “Biblia y Liturgia”, en Celebrar la Liturgia de la Palabra, p. 34.A la luz de esta reflexión, la praxis celebrativa del
Neocatecumenado permite descubrir cómo la pequeña comunidad se transforma en un ´laboratorio litúrgico` de verificación
real del poder transformante y transformador de la Palabra de Dios.
Para iniciar este recorrido, lo haré etapa por etapa, puesto que “el
Neocatecumenado consta de las catequesis iniciales y del itinerario
neocatecumenal, articulado según las tres fases de la iniciación cristiana:
precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por
pasos marcados por algunas celebraciones”(SCN, art. 8,&1)797. Esto me
permitirá descubrir en qué medida el Neocatecumenado es fiel a una de las
tareas fundamentales de la catequesis798: propiciar el conocimiento de la fe799, ya
que “el fin de la catequesis es conducir a una fe madura a cada fiel y también a
las comunidades”(DCG-1971, nº 38)800.
797
En la nota 17 que acompaña a este artículo se dice que “la finalidad definitiva del Neocatecumenado es poner a las
personas, de etapa en etapa, paso a paso, ´no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad con Jesucristo`(DGC, nº 80;
cfr OICA, 6), ´autor y perfeccionador de la fe`” (cf. Hb 12,2).
798
“Las tareas de la catequesis corresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la fe, ya que la catequesis es
una formación cristiana integral, ´abierta a todas las esferas d la vida cristiana`. En virtud de su misma dinámica interna, la fe
pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se
vive en la comunidad cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones deben ser,
también cultivadas por la catequesis”. Cfr. DGC, nº 84. Ver también “las tareas de la catequesis de adultos” en CA, nnº 172-
190.
799
Según el Directorio “la catequesis debe conducir, a ´la comprensión paulatina de toda la verdad del designio divino`,
introduciendo a los discípulos de Jesucristo en el conocimiento de la Tradición y de la Escritura, que es la ´ciencia eminente
de Cristo` (Flp 3,8). Este profundizar en el conocimiento de la fe ilumina cristianamente la existencia humana, alimenta la
vida de la fe y capacita también para dar razón de ella en el mundo. La ´entrega del Símbolo`, compendio de la Escritura y de
la fe de la Iglesia, expresa la realización de esta tarea”. Cfr. Ibid., nº 85. Para el profesor A. AMATO, “la adhesión a
Jesucristo da origen a un proceso de conversión permanente que dura toda la vida y que lleva al bautizado a la madurez de la
plenitud de Cristo. Se trata de un itinerario que comporta diversas etapas: el interés por el Evangelio, la conversión a Jesús,
la profesión de fe en Él, el camino hacia la perfección. El momento de la catequesis es el que corresponde al período en que
se estructura la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión”. Cfr. “Jesucristo, plenitud de la
Revelación”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 131.
800
Nuestros Obispos ya en el Documento La Catequesis de la Comunidad afirmaban que “en muchos cristianos adultos se
da, hoy en día, la demanda de un proceso de fundamentación de la fe” , y , por tanto “la Iglesia debe ofrecerles la posibilidad
de una catequesis orgánica, con vistas a la consolidación de su fe” (nº 99). Años más tarde afirmarán que “la finalidad de la
catequesis es la confesión de la fe, esto es, la entrega del hombre a Dios, realizada en la Iglesia, para el servicio del mundo”.
Cfr. CA, nº 134.
801
Cfr. CT, nº 27; DGC, nº 127. Citados ambos en la nota 39 del SCN art 11& 4: “ Para profundizar la Escritura ´con la
inteligencia y el corazón de la Iglesia` los neocatecúmenos se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres,
de los documentos del Magisterio, en especial del Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales”. Para
un acceso a la clave de comprensión de la Escritura en la patrística, ver A.G. HAMMAN, Leer la Biblia en la escuela de los
Padres, Ed, DDB, Bilbao 1999.
doctrinal y mistagógica. Vamos a verlo en cada una de las etapas por las que el
neocatecúmeno avanza progresivamente en la maduración de la fe.
802
En el contenido de los anuncios para iniciar las catequesis, se proclama con firmeza y valentía lo que tan bellamente ha
expresado el Papa Juan Pablo II en Christifideles laici, nº 34: “¡El hombre es amado por Dios! Éste es el simplicísimo y
sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y
deben hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es ´el camino, la verdad y la vida`(Jn
14,6).Esta nueva evangelización -dirigida no sólo a cada una de las personas, sino también a enteros grupos de poblaciones
en sus más variadas situaciones, ambientes y culturas- está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en
las cuales la fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y a su evangelio, de
encuentro y de comunión sacramental con él, de existencia vivida en la caridad y en el servicio”.
803
“El Neocatecumenado empieza en la parroquia, a petición del Párroco, con las catequesis kerigmáticas, llamadas
catequesis iniciales, contenidas en el Directorio”. Cfr. SCN, art. 9.
804
“Las dos catequesis siguientes se hacen en diálogo con las personas, sobre dos temas: ¿Quién es Dios para ti? ¿Por qué
crees en Dios? (Invitando a que expliquen cómo han llegado a la fe aquellos que dicen tenerla, o por qué no creen los que
dicen no tenerla; este diálogo ayuda a hacer caer las falsas imágenes, presentando al Dios que interviene en la historia), y la
Catequesis 6ª ¿Por qué vives? ¿Para qué vives? (este diálogo prepara a las personas para escuchar el Kerigma, haciéndoles
reflexionar sobre el sentido del hombre: como el ´ser para la muerte`, al que es necesario dar una respuesta”. Cfr. KIKO
ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 92.
805
Ya el Papa Pablo VI había puesto de manifiesto que “el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente si no es
esclarecido, justificado -lo que Pedro llamaba dar ´razón de vuestra esperanza-, explicitado por un anuncio claro e
inequívoco del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser, pues, tarde o temprano,
proclamada por la palabra de Vida. No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida,
las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios”. Cfr. Evangelii nuntiandi, nº 22. Nuestros Obispos
españoles afirman que “Jesucristo resucitado es el núcleo del Reino de Dios, de la Nueva Humanidad y de la Nueva
Creación que de ir reuniéndose y configurándose en torno a su cuerpo y a su humanidad glorificada”, y más adelante
subrayarán que “la muerte y la resurrección de Jesús son los acontecimientos definitivos de la salvación” (nº 19). Cfr. CEE,
Testigos del Dios vivo, Ed, Edice, Madrid 1985, nº 12b (en los nnº 14-20 desarrollan lo que debe constituir “el contenido
fundamental del mensaje de Jesús y de la Iglesia”).
el Siervo de Yavé que, resucitado por Dios, hoy se presenta vivo ante ellos,
llamándoles a conversión, a cambiar de vida, puesto que Dios ha resucitado a
este pobre que no se resiste al mal de nuestros pecados, como la única verdad,
como la vida eterna a la que tenemos acceso gratuitamente si reconocemos que
no amamos así y si creemos que esta forma de amor es verdad (y no los ídolos
del mundo sobre los que basamos nuestra existencia: el éxito humano -Jesús
murió fracasado por amor nuestro-, el dinero, los afectos, la sexualidad, etc)”.
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 93., teniendo como fundamento las Escrituras 806.
En un tercer momento se anuncia el Kerygma a partir de las Escrituras: cómo se
ha realizado y actualizado en la Historia de la Salvación 807 . Todo ello prepara a
los oyentes de las catequesis a la primera entrega que tiene lugar en el
Neocatecumenado: La Entrega de la Biblia en el marco de una Celebración de
la Palabra, celebración a la que normalmente siempre se invita al Obispo o un
delegado suyo.
806
El anuncio explícito del Kerigma por parte del evangelizador o catequista, necesariamente necesita apoyarse en las
Escrituras, esta es la experiencia de San Pablo 1ª Cor 15, 1-15, y a este núcleo de textos a los que hace alusión el Catecismo
de la Iglesia Católica, se remiten los catequistas del CN: “Este designio divino de salvación a través de la muerte del
´Siervo, el Justo` (Is 53,11; Hch 3,14) había sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, es
decir, de rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado (cf. Is 53, 11-12; Jn 8, 34-36). S. Pablo profesa en una
confesión de fe que dice haber ´recibido` (1 Cor 15,3) que ´Cristo ha muerto por nuestros pecados según las Escrituras
(ibid.; también Hech 3, 18; 7, 52; 13, 29; 26, 22-23). La muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del
Siervo doliente (cf. Is 53, 7-8 y Hch 8, 32-35). Jesús mismo presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo
doliente (cf. Mt 20,28). Después de su Resurrección dio esta interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf.
Lc 24, 25-27), luego a los propios discípulos (cf. 24, 44-45). [nº 601].
807
“Las cinco catequesis siguientes tratan de presentar este Kerigma preparado por Dios a través de la Historia de la
Salvación; tratan de presentar la Palabra viva y operante hoy, porque ella es Jesucristo mismo. Se presenta Abraham
(Catequesis 10ª), paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham eres tú; y el Éxodo,
paradigma de la liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús
el verdadero Israel que nos lleva al Padre”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 94.
808
Posiblemente todavía no se ha ponderado lo suficiente la gran aportación que ha hecho y está haciendo el
Neocatecumenado al acercar las Sagradas Escrituras al Pueblo de Dios; así como la transcendental importancia que va a
tener para la vida la Iglesia la instauración -una vez a la semana- de la Celebración de la Palabra. Con la Celebración de la
Palabra -una vez a la semana- al interior de las parroquias, el Neocatecumenado está contribuyendo, de manera
pastoralmente significativa, a la comprensión y vivencia de la ´centralidad de la Palabra de Dios`para la vida de la Iglesia. El
DGC afirma que “el estudio y profundización de la Sagrada Escritura leída no solo en la Iglesia, sino con la Iglesia y su fe
siempre viva. Esto ayuda a descubrir la verdad divina, de forma que suscite una respuesta de fe. La denominada ´lectio
divina` es la forma eminente de estudio vital de las Escrituras” (nº 71).
En esta etapa kerigmática, hay que destacar el primer rito catecumenal
que en ella se hace, también dentro de una liturgia como es la celebración de la
Palabra: la Entrega de la Escritura809. Es este un rito cargado de significación
eclesial, pastoral y catecumenal. El Obispo, garante de la ortodoxia de la fe y de
la auténtica interpretación de la Palabra de Dios, hace entrega a cada uno de los
asistentes a las catequesis de la Sagrada Escritura para que sea la fuente y el
alimento en su caminar como neocatecúmenos. El Pastor de la Diócesis acredita
con su presencia la garantía de los contenidos catequéticos que se están
impartiendo en las catequesis. Y el Obispo al presidir este primer rito
neocatecumenal confirma que él es el principal “responsable de la iniciación, de
la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular” (SCN, art. 26,1º)810.
La Palabra de Dios es mucho más que las Escrituras. Por eso éstas nunca
se pueden separar del cuerpo que les da vida. Este cuerpo es la Iglesia, el Pueblo
de Dios que ha vivido las Escrituras, las ha escrito y las sigue transmitiendo e
interpretando. En este sentido podemos decir que el libro no es lo importante y
por ello la Iglesia frente a las posiciones de la dogmática protestante, siempre ha
defendido la explicitación y canalización de la Palabra a través de la Tradición
809
“Esta iniciación a la Escritura es sellada en una celebración de la Palabra, en que los participantes reciben la Biblia de
manos del Obispo, garante de la auténtica interpretación, como signo de que la madre Iglesia de ahora en adelante a lo largo
del Camino les nutrirá semanalmente en esta mesa, fuente viva de la catequesis”. Cfr. SCN, art. 9, 2ª. Remite en la nota a los
nnº 53-55 del DGC.
810
En el documento de la Pontificia Comisión Bíblica se valora esta praxis de iniciación a la lectura de la Biblia por parte
de los fieles laicos: “Hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia en sus manos y puede aportar a su
interpretación y actualización una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que viene de una
ciencia segura de sí misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, p. 123.
811
Cfr. La liturgia de la Palabra de Dios, p. 72. Este teólogo liturgista ha dedicado algunos estudios a analizar la naturaleza
litúrgica y teológica de la Celebración de la Palabra, también del Neocatecumenado: Teología litúrgica de la Palabra de
Dios: Ciencia Tomista 121 (1994), pp. 549-603; La Palabra de Dios en la Celebración litúrgica: Pastoral Litúrgica 229-230
(1996), pp. 3-171; Cuestiones teológico-pastorales sobre la iniciación cristiana: Ciencia Tomista 407 (1998), pp. 529-566.
viva de la Iglesia, tal y como se afirma en DV, nº 10 : “La Tradición y la
Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la
Iglesia”. Pero la legítima, fiel y autentica interpretación de la Palabra de Dios le
compete al Magisterio como un servicio eclesial: “El oficio de interpretar
auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al
Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejerce en nombre de Jesucristo. Pero el
Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para
enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino, y con la asistencia
del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica
fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como
revelado por Dios para ser creído”.
812
“La estructura fundamental de la celebración de la palabra de Dios la ha heredado la Iglesia del culto sinagogal [...] esta
estructura pasa al Nuevo Testamento a través del ministerio de Jesús, asistente asiduo al culto de las sinagogas [...] En el fondo, esta
estructura celebrativa ´reproduce en la liturgia la estructura misma de la revelación. Mediante la proclamación de la Palabra que la
contiene, ella llega a la comunidad para pedirle una respuesta de fe, manifestando también cómo la unidad y el progreso de la
historia salvadora del Antiguo Testamento llega al Nuevo, pasando a través de la Pascua de Cristo que es el centro y el vértice de
ambos Testamentos”. Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la Palabra de Dios, pp. 82-83. Ver también, P. SORCI, Senso
teologico e pastorale della liturgia della Parola: Rivista Pastorale Liturgica 118 (1983).
813
Según D. BOROBIO, "las CNC parten de una teología Kerigmática o de hª de la salvación, que proclaman, meditan, dialogan...
a partir de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tiene en el CN un puesto central por los siguientes datos: las reuniones de la
comunidad tanto para la reflexión y diálogo, cuanto para la celebración tiene por centro la Palabra". Cfr. La recepción del Concilio
por las Comunidades Neocatecumenales, p. 49.
814
Para las catequesis que se imparte en esta Convivencia, acerca de la Eucaristía y del Siervo de Yahvé, se tienen muy
presentes aquellos autores que han abordado el entroncamiento de la Eucaristía con la historia y la teología de la fiesta
pascual, y han ayudado a la comprensión de la Eucaristía como Pascua del Señor entre otros: Th. BARROSE, La Pascua y
la Comida Pascual: Concilium, nº 40 (diciembre 1968); L. BOUYER, Eucaristía, Ed, Herder, Barcelona 1969; H. HAAG,
De la antigua a la nueva Pascua, Ed, Sígueme, Salamanca 1980; J. JEREMÍAS, La ultima Cena: Palabras de Jesús, Ed,
Cristiandad, Madrid 1980; F. X. DURRWELL, La eucaristía, sacramento pascual. Ed, Sígueme, Salamanca 1982;
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PROFESORES DE LITURGIA, El Misterio Pascual en la Liturgia, Ed, Grafite, Bilbao
2002. Para un acceso “integral” y sistemático a la teología de la Eucaristía: M. GESTEIRA, La Eucaristía. Misterio de
comunión, Ed, Sígueme, Salamanca 1999; y D. BOROBIO, Eucaristía, Ed, B.A.C., Madrid 2000.
Espíritu Santo invita a hombres y mujeres de diversa edad, mentalidad, cultura y
condición social a emprender juntos un itinerario de conversión, fundado en el
redescubrimiento progresivo de las ´inmensas y extraordinarias riquezas y
responsabilidades del Bautismo recibido`, para realizar en ellos el gradual
crecimiento y maduración de la fe y de vida cristiana. Al final de la convivencia
con los que acogen la llamada a recorrer tal Catecumenado postbautismal se
forma la Comunidad Neocatecumenal” (SCN, art. 10&3).
Durante esta etapa (unos dos años), los miembros de las CNC se reúnen
dos veces por semana para la celebración de la Palabra de Dios, en la que los
precatecúmenos aprenden el lenguaje bíblico, “con temas simples que recorren
toda la Escritura, como agua, roca, cordero, etc” (SCN, art 19,1ª). La
preparación en pequeños grupos y la celebración de estas palabras en asamblea
litúrgica ayudarán progresivamente a conocer el lenguaje de la Escritura y,
sobre todo, iluminarán constantemente la vida de los hermanos 815. Estas
celebraciones son preparadas en grupos rotatorios por cinco o seis personas que
leen la Escritura a la luz del Espíritu tal y como se pide en Dei verbum, nº 12.
Para G. Zevini “la iniciación a la palabra es algo extraordinario: se lee
gradualmente, se medita con fe y luego se vive con fruto por parte de la
comunidad. La palabra es abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no
especulativa, sino orante. Para el neocatecúmeno, la palabra de Dios indica una
realidad, una fuerza que crea y promueve la historia: es, a la vez,
acontecimiento y acción (cf. Dei verbum 2)”816.
Esta petición a la Iglesia por parte de los precatecúmenos para que les
ayude a madurar en la fe, tiene lugar en la celebración conclusiva del Primer
Escrutinio. Como ya analicé en su momento la estructura y el contenido de
dicho rito, ahora simplemente resalto la importancia de la Escritura y de las
catequesis que acompañan a dicho rito.
Una vez celebrado el Primer Escrutinio, hay un período de otros dos años
que se llama paso al Neocatecumenado. En el Estatuto se dice que en esta etapa,
“los neocatecúmenos celebran las grandes etapas de la historia de la salvación:
Abrahám, Éxodo, Desierto, Tierra prometida, etc., y les es dado un tiempo para
que se prueben a sí mismos en la sinceridad de su intención de seguir a
Jesucristo, a la luz de la palabra: ´No podéis servir a Dios y al dinero` (cf. Mt
6,24)” [art. 19, 2ª].
833
“La Iglesia realiza una segunda iniciación de los neocatecúmenos a la oración litúrgica y contemplativa, que culmina con
las catequesis sobre la oración del Señor y con la celebración de la entrega del ´Padrenuestro`, ´síntesis de todo el
Evangelio`. Desde entonces, en las ferias de Adviento y Cuaresma, empiezan a celebrar comunitariamente en la parroquia,
antes de ir al trabajo, los Laudes y el Oficio de Lecturas, con un tiempo de oración contemplativa” (cf. SCN, art. 20, 3ª).
834
Las etapas del Catecumenado bautismal son calificadas por el RICA como etapas de ´búsqueda y maduración` (nnº 6 y
7). Siendo el Precatecumenado el tiempo de búsqueda, las tres etapas catecumenales restantes son etapas de maduración en
la fe. Ver CA, nnº 214-216.
835
Para nuestros Obispos “lo propio de la catequesis es esa iniciación global y sistemática en las diversas expresiones de la
fe de la Iglesia. Es ese servicio a la unidad de la confesión de la fe. Es ese período intensivo y suficientemente prolongado de
formación cristiana integral y fundamental”. Cfr. CA, nº 61. La catequesis de iniciación tiene unas ´características`propias
que el Directorio General para la Catequesis indica en el nº 67 y concreta en el nº 68: “En síntesis, la catequesis de
iniciación, por ser orgánica y sistemática, no se reduce a lo meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la
vida cristiana, desborda -incluyéndola- a la mera enseñanza; por ser esencial, se centra en lo ´común`para el cristiano, sin
entrar en cuestiones disputadas ni convertirse en investigación teológica. En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad
que vive, celebra y testimonia la fe. Ejerce, por tanto, al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de instrucción.
Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a la demás formas de catequesis”.
tiempo836, a través de unas catequesis apropiadas que conducirán al
neocatecúmeno al conocimiento sapiencial del misterio de la salvación837.
adquirir la simplicidad interior del hombre nuevo que ama a Dios como único Señor, con todo el corazón, con toda la mente,
con todas la fuerzas y al prójimo como a sí mismo. Sostenidos por la Palabra de Dios, por la Eucaristía y por la comunidad,
los neocatecúmenos se adiestran en la lucha contra las tentaciones del demonio: la búsqueda de seguridades, el escándalo de
la cruz y la seducción de los ídolos del mundo. La Iglesia viene en ayuda de los neocatecúmenos entregándoles las armas
necesarias, en tres etapas”. Ver. A. FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, pp. 82-94.
837
Esta misma percepción valorativa la expresa D. BOROBIO al afirmar que “en cuanto a los contenidos de las mismas
catequesis que se emplean, son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje: kerigma, fe y
conversión, misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y comunidad, sacramentos y oración, símbolo y
mandamientos, apostolado y ministerios. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el espacio exigitivo
de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y objetivos del catecumenado”. Cfr. “La recepción del Concilio
por movimientos cristianos postconciliares”, en o. cit., p. 49.
838
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit, p. 98. En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos desarrollado esta
dimensión del ´combate de la oración´: “Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios
y los santos con El nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias
del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive,
porque se vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar
habitualmente en su Nombre. El ´combate espiritual` de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración”
(nº 2725, ver los nnº 2726-2733).
839
“El combate espiritual de la vida del cristiano es inseparable del combate de la oración que lleva a la intimidad con
Dios”. Cfr. SCN, art. 20,1ª (cita al Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2725).
En este tiempo los neocatecúmenos se familiarizan con los salmos 840 y se
adentran en la intimidad de la comunión con Jesucristo; esta es una de las tareas
fundamentales de la catequesis tal y como se afirma en el Directorio General
para la Catequesis: “lleva a los discípulos a asumir el carácter orante y
contemplativo que tuvo el Maestro. Aprender a orar con Jesús es orar con los
mismos sentimientos con que se dirigía al Padre: adoración, alabanza, acción de
gracias, confianza filial, súplica, admiración por su gloria”841.
La Biblia tiene el libro más completo, más profundo y más potente para
llevar al hombre a la oración: el libro de los salmos. En ellos se ora a Dios con
palabras de Dios. Fue el libro de oración para Jesús como lo era diariamente
para el pueblo de Israel: es el libro de oración para el nuevo Israel, la Iglesia.
Orar con los salmos es orar con el mismo espíritu de Jesucristo reflejado en
todos ellos. En esta etapa, en el proceso celebrativo del Neocatecumenado, se
estrenará una forma celebrativa nueva: la celebración doméstica en la que “los
neocatecúmenos, escrutando los salmos en pequeños grupos, son iniciados a la
práctica asidua de la ´lectio divina` o ´scrutatio scripturae`, en la que la Palabra
de Dios es leída y meditada para transformarse en oración” (SCN, art. 20,1ª).
Los salmos van siendo escrutados cada quince días según el orden de la Biblia
en actitud de oración. Se hace una lectura en clave cristológica y existencial.
Leído el salmo, se confronta con las notas y paralelos que lo acompañan. Y en
actitud de oración, a la luz del espíritu, el neocatecúmeno ha de discernir cómo
se ha cumplido el salmo en Jesucristo y cómo se está cumpliendo en sí mismo.
Una vez que los neocatecúmenos han celebrado íntegramente cada uno
de los artículos del Credo, los catequistas visitan la comunidad y ayudan a éstos
para vivir el tiempo de la Redditio Symboli que tendrá lugar delante de la
asamblea parroquial, durante la Cuaresma. El transfondo catequético de este
tiempo viene iluminado por la parábola de los talentos (cf. Mt 25,14-30). En la
Traditio, especialmente, al neocatecúmeno se le dieron unos talentos y se les
invitó a que los negociasen, que los hicieran fructificar. A lo largo del
Neocatecumenado, se les ha ido entregando el talento de la fe en Cristo el
Señor, que es el mismo Jesucristo. Se les ha entregado la Iglesia que es la que
posee las riquezas de la fe y se les ha enviado durante un tiempo para que
pongan en juego dichos talentos. Ahora, en la Redditio el neocatecúmeno ha de
dar razón de su preocupación por multiplicar los talentos. Y para ello, se les dio
la gracia del Espíritu. A cada uno se le dio según su capacidad. No se le pedirá
más que de lo que pueda exigírsele: al que recibió cinco, cinco; al que recibió
dos, dos. Sólo éstos podrán entrar en el banquete por su fidelidad, no así los que
por miedo no se atrevieron a negociar. Éstos no estaban convencidos de la
misión a la que fueron enviados, les faltaba madurar, no han confiado en la
fuerza del poder de Dios, no han conocido verdaderamente a Dios. Confesar la
fe supone energía interior, voluntad firme, confianza en el que envía. Porque la
fe no se proclama a título personal, como un acto propio de hombría, sino en
nombre de la Iglesia y con la garantía del Espíritu. Si uno ha de arrostrar
dificultades, desprecios, desplantes, tergiversaciones por el Evangelio no lo
puede hacer apoyado en sí mismo. Nadie puede ir al martirio porque sí, sino por
la obediencia de la fe.
849
De nuevo, para este momento se compra una Biblia de Jerusalén grande y dignamente adornada que será la Biblia que usará
la comunidad cristiana constituida a partir de la Renovación de las promesas bautismales.
la participación eucarística encontrarán los neófitos la fuerza para vivir con
gozo la fe recibida y renovada.
a) Dimensión histórico-salvífica
852
La Revelación de Dios a los hombres se ha realizado a través de hechos y palabras (DV, nº 2). Ver R. FISICHELLA, “La
Revelación y su transmisión: fundamento y fuente de la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., pp. 108-
142.
853
Cfr. CC, nnº 123-127 y DGC, nº 40. Ambos documentos desarrollan con amplitud el ´cristocentrismo`de la catequesis.
a) Dios sigue actuando en nuestra historia para ofrecer la salvación a
todos los hombres, la catequesis actualiza la acción de Dios en la Comunidad
Neocatecumenal854;
859
Según el Directorio, el carácter histórico del mensaje cristiano obliga a la catequesis a cuidar estos aspectos: 1º)
Presentar la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer las grandes etapas del A.T, con las
que preparó el camino al Evangelio; 2ª) Al explicar el Símbolo de la fe y el contenido de la moral cristiana por medio de una
catequesis doctrinal, el mensaje evangélico ha de iluminar el ´hoy` de la hª de la salvación; 3ª) Situar los sacramentos dentro
de la hªde la salvación por medio de una catequesis mistagógica, que ´relee y revive los acontecimientos de la historia de la
salvación en el ´hoy` del la liturgia; 4ª) Las ´obras y palabras` de la Revelación remiten al ´misterio contenido en ellas`. La
catequesis ayudará a hacer el paso del signo al misterio (cf. Ibid., nº 108).
860
“La catequesis doctrinal (que incluye a su vez la catequesis mistagógica), cuyo origen radica igualmente en la Biblia ( en
la que no todo es narración) se apoya en la Tradición mediante cuatro pilares: el Símbolo, los Mandamientos (la moral), los
sacramentos y la oración. Expresa la historia de la salvación en la medida en que sus contenidos (Símbolo, Sacramentos,
Mandamientos, Oración) se entienden como historia de la salvación que Dios hace hoy”. Cfr. C. BISSOLI, o cit., p. 442.
861
Más adelante se afirma que “en la explicitación del Símbolo, la catequesis mostrará cómo los grandes temas de la fe
(creación, pecado original, Encarnación, Pascua, Pentecostés, escatología...), son siempre fuente de vida y de luz para el ser
humano. Ibid, nº 117.
espacio exigitivo de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y
objetivos del Catecumenado”862.
b) Dimensión cristológica
866
Ver las consecuencias para la catequesis desde la perspectiva del ´cristocentrismo trinitario`del mensaje evangélico (nº
100).
867
Para nuestros Obispos “el hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la Revelación confiere a la catequesis su carácter
eminentemente ´cristocéntrico`. Creemos que éste es uno de los mayores logros de la catequesis en estos últimos años”. Cfr.
CC, nº 123.
868
En este sentido, lo que caracteriza el mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el ´cristocentrismo`, que debe
entenderse en varios sentidos: que la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo; que El es el centro de la historia
de la salvación; que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de Dios. Para un ensanchamiento de
esta dimensión, ver: CCE, nnº 426-429; CT, nnº 5-6; DGC (1971), nº 40.
+ Sin cruz no se puede ser discípulo de Jesús (cf. Lc 9,23-26)
[Primer Escrutinio];
+ Sin abandonar los ídolos -simbolizado en el dinero (cf. Mt 6,24)-,
no se puede ser libre y estar disponible para el Reino (cf. Mt. 6,24;
Lc 12,22-34) [Segundo Escrutinio].
+ Sin vida de oración, la fe se debilita, nos convertimos -con
expresión de Juan Pablo II (NMI, nº 34)- en cristianos de
riesgo(entrega del Salterio);
+ Sin confesión de la fe y verificación en la misión, la fe se diluye
en conocimientos y prácticas religiosas; en la evangelización se
experimenta la cercanía del Señor (cf. Mt 28,20; Jn 14,18-21)
[tiempo de la Traditio Symboli];
+ Jesús nos adentra en la intimidad del Padre, en los ´secretos de
Dios` (cf. Mt. 11,25-27; Jn 7,48-49) [entrega del Padrenuestro];
+ Jesús nos descubre el camino del Hombre Nuevo, que está
resumido en las Bienaventuranzas, único camino hacia la dicha
eterna a la que aspira el corazón del hombre (cf Mt 5-7) [tiempo de
la Elección];
+ Jesús nos da el Espíritu Santo para que participemos de su misma
filiación y misión (cf. Jn 20,21; Jn 16,13-15) [renovación de las
promesas bautismales]869.
c) Dimensión trinitaria
condenar, ser el último; en una palabra, cumplir el Sermón de la Montaña”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 128-129. Es
importante, subrayar en este punto, cómo nuestros Obispos han llamado la atención porque “la catequesis no destaca
suficientemente el camino concreto a través del cual Jesús fue obediente a su Padre, y que no es otro que el camino del
Siervo. Hay que hacer descubrir al adulto este camino, basado en la pobreza, la obediencia, el servicio, la entrega. En este
sentido, la auténtica vinculación a Jesucristo debe llevar a asumir el estilo de vida del propio Jesús. ´El discípulo no puede ser
mayor que el maestro` (cf. Lc 6,40)”. Cfr. CA, nº 143.
873
Con unas ´categorías nuevas` - en expresión de O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL-, “la muerte en cruz del Hijo
manifiesta a Dios invirtiendo las categoría de honor, dignidad, valor y poder, para mostrar a la luz de la Cruz de Cristo que
vale quien sirve, es quien crea, ama quien se solidariza y se solidariza quien va hasta el extremo en el que el prójimo se
encuentra. El himno de Flp 2, 6-11 contiene la formulación que, a partir de la resurrección, se hace del destino de Cristo y que
él había formulado como proposición general para todos: el primero es el que sirve, el que tiene más capacidad tiene más
responsabilidad, y el que tiene más vida en sí más debe darla a los otros”. Cfr. La entraña del cristianismo, Ed, Secretariado
Trinitario, Salamanca 1997, p. 594.
874
Nuestros Obispos desarrollarán esta ´dimensión teologal de la catequesis`en CA, nnº 146-150. Y el nuevo Directorio
General para la Catequesis, hablará del ´cristocentrísmo trinitario`del mensaje cristiano.
875
Para el profesor A. AMATO “el cristocentrimo trinitario implica algunas consecuencias catequéticas innovadoras: - la
catequesis tendrá una estructura cristocéntrica-trinitaria: por Cristo al Padre en el Espíritu; - siguiendo la pedagogía de Jesús,
la catequesis mostrará la vida íntima de Dios a partir de sus obras salvíficas en favor de la humanidad, puesto que las obras de
Dios revelan el misterio de su Ser trinitario; - la confesión de Dios Trinidad significa que el hombre no debe someter su
libertad a ningún poder terrenal absoluto”. Cfr. “Jesucristo, plenitud de la Revelación”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL
CAMPO, o.cit., pp. 138-139.
Santo. Por eso su fe es radicalmente trinitaria. El misterio de la Santísima
Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana876.
d) Dimensión pneumatológica
876
En el Directorio de 1971se afirma que “el misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida
cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todo los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina.
Es la enseñanza más fundamental y esencial en la ´jerarquía de las verdades de la fe`” (nº 47).
877
Cfr. CC, nº 96; ver también los nnº 164-201, en los que se desarrolla el alcance de la ´confesión de fe, expresión de la
identidad cristiana”.
878
“En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado,
desde muy antiguo, para profesar la fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos”. Cfr. CA, nº 137; CC, nnº 164-
169.
La toma de conciencia, por parte de los neocatecúmenos, de estar viviendo
hoy en la Iglesia una experiencia que es un don del Espíritu- 879, un carisma
suscitado por Dios para ayudar a la Iglesia a llevar adelante la Nueva
Evangelización es muy viva. La experiencia agradecida de ver cómo el Espíritu
Santo crea y recrea permanentemente la comunidad, haciendo posible y visible
la koinonía-comunión entre personas diferentes, por edad, situación social y
cultural a lo largo de los años, remite constantemente a Aquél “que habita en la
Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16; 6,19), y
en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gál 4,6; Rom 8,15-
16.26). Guía a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la unifica en comunión y
ministerios, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y
la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1ª Cor 12, 4; Gál 5,22), con la fuerza
del evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a
la unión consumada con su Esposo”(LG, nº 4)880.
879
El Papa Juan Pablo en reiteradas ocasiones ha resaltado, en sus intervenciones, el origen ´carismático`del CN; así lo hizo
en 1993: “No se puede negar, que el Espíritu Santo, mediante el Concilio Vaticano II, ha suscitado instrumentos válidos - y
entre éstos también el Camino Neocatecumenal- para responder a los interrogantes del hombre contemporáneo”. Cfr. Mensaje
de JUAN PABLO II a los miembros del Camino Neocatecumenal: El Camino Neocatecumenal puede responder a los
desafíos del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones, en Ecclesia, Núm. 2632 (15 de Mayo de 1993), p. 31.
880
Existe toda una tradición patrística y teológica sobre la unión íntima entre el Espíritu Santo y la Iglesia, unión presentada
a veces de modo análogo a la relación entre alma y cuerpo en el hombre, ver nota 96 de quinta Carta Encíclica del Papa
JUAN PABLO II, Dominum et vivificantem, Ed, Paulinas 1986, nnº 25 y 26.
881
El primer ´canto- invocación` que se aprende en el CN es la invocación al Espíritu Santo: “Oh, Señor, envía tu Espíritu
que renueve la faz de la tierra”. Esta invocación cantada abrirá todas las celebraciones, encuentros y convivencias que a lo
largo del itinerario neocatecumenal se tienen.
882
El mismo nacimiento del ´carisma-servicio de catequista` es vivido al interior de la comunidad como un don del Espíritu
Santo en orden a la evangelización (cf. Hch 13, 1-3). En el Estatuto del CN se dice que “después de cierto tiempo de Camino
(normalmente después del segundo escrutinio de paso al catecumenado postbautismal), cada comunidad neocatecumenal
indica mediante votación algunos hermanos para que desempeñen la misión de catequistas”. Cfr. SCN, art.17&3, y en el art.
29 se indica que “para que los catequistas adquieran - como lo requiere el Directorio general para la Catequesis- ´las actitudes
evangélicas que Jesús sugirió a sus discípulos, cuando les inició en la misión...: buscar la oveja perdida; anunciar y sanar al
mismo tiempo; presentarse pobres, sin oro ni alforjas; saber asumir el rechazo y la persecución; poner la confianza en el Padre
y en el apoyo del Espíritu Santo; no esperar otro premio que la dicha de trabajar por el Reino, son adecuadamente
preparados”.
De esta experiencia previa, del hecho de haber sido elegidos y enviados,
desde el interior de la comunidad, para “tomar parte en los duros trabajos por
causa del Evangelio” (cf. 2ª Tim 1,8), es de donde brota la firme convicción de
estar acompañando al Evangelizador por antonomasia que es “Jesús mismo,
Evangelio de Dios. Él ha sido el primero y el más grande evangelizador” (EN, nº
7). Sólo en la confianza de saberse alentados y acompañados por el Espíritu
Santo, se ponen los catequistas en manos del Espíritu para que Él haga su obra,
sabiendo que son enviados no “a predicarse a sí mismos o sus ideas personales,
sino un evangelio del que ni ellos son dueños y propietarios absolutos para
disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad”
(EN, nº 15g.)
893
“Si conocieras el don de Dios” (Jn 4, 20). La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde
vamos a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de
beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el
encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El (cf. San Agustín, quaest.
64,4)”. Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2560. Durante el tiempo de la primera iniciación a la oración que culminará
con la entrega del libro de la Liturgia de la Horas, las catequesis que se imparten a los neocatecúmenos tienen como trasfondo
el texto de Jn 4, 1-39, y se desarrollan desde una clave pneumatológica. Como muy bien pone de manifiesto el Papa Juan
Pablo, “mediante el don de la gracia que viene del Espíritu el hombre entra ´en una nueva vida`, es introducido en la realidad
sobrenatural de la misma vida divina y llega a ser ´santuario del Espíritu Santo`, ´templo vivo de Dios`. En efecto, por el
Espíritu Santo, el Padre y el Hijo vienen al hombre y ponen en él su morada. En la comunión de gracia con la Trinidad se
dilata el ´área vital` del hombre, elevada a nivel sobrenatural por la vida divina. El hombre vive en Dios y de Dios: vive
´según el Espíritu` y ´desea lo espiritual`”. Cfr. Dominum et vivificantem, nº 58. A vislumbrar este horizonte de vida, son
conducidos los neocatecúmenos a través de las catequesis que sobre la oración se imparten durante este tiempo.
894
Cfr. Carta Encíclica sobre las misiones, Redemptoris missio, Ed, PPC, Madrid 1991, nº 87.
Un tercer momento, en el que la conciencia pneumatológica en el
neocatecúmeno alcanza un grado de madurez importante, es el que tiene lugar
durante la segunda iniciación a “la oración litúrgica y contemplativa, que
culmina con las catequesis sobre la oración del Señor y con la celebración de la
entrega del Padrenuestro, síntesis de todo el Evangelio” (SCN, art. 20, 3ª) 895. Para
este tiempo de camino, al final del Neocatecumenado, los neocatecúmenos ya
han sido iniciados a hacerse pequeños y a vivir abandonados filialmente a la
paternidad de Dios, ya han ido descubriendo a lo largo de todo el itinerario
neocatecumenal que Dios es un Padre del que se pueden fiar sin reservas.
Ahora, con la entrega de la oración dominical van a ser introducidos en la
intimidad y en los secretos del Padre por medio del Espíritu Santo, porque “Jesús
no nos ha dejado una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf. Mt 6,7; 1 Re
18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra
de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos
enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el
que éstas se hacen en nosotros espíritu y vida (cf. Jn 6,63). Más todavía: la
prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ´¡Abbá, Padre!` (cf. Gál
4,6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también ´el
que escruta los corazones`, el Padre, ´quien conoce cuál es la aspiración del
Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios` (cf. Rom
8,27). La oración del Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del
Espíritu” (CCE, nº 2765)896.
e) Dimensión eclesiológica
913
“La catequesis de adultos, como acto de tradición, no es pura repetición del pasado, ´no es un tesoro muerto que las
generaciones cristianas reciben o dan sin más`. Es por el contrario, ofrecimiento y entrega de una experiencia, que el adulto
recibe de forma activa y creativa. En este sentido, la experiencia cristiana del adulto catequizado se incorpora a la Iglesia y la
enriquece. La antigua melodía de la tradición, al ser recibida de una forma viva, se devuelve a la Iglesia coloreada con nuevos
armónicos”. Cfr. CA, nº 109. Porque “el Símbolo condensa la historia de la salvación y toda la fe de la Iglesia, la iniciación en
el conocimiento del mensaje cristiano debe incluir la narracción (narratio) de la historia de la salvación, la entrega del
CREDO, y la explicación (explanatio) doctrinal del mismo” (Ib., nº 179). Este deseo de nuestros Obispos, se realiza en el CN
durante este tiempo de la Traditio Symboli-Redditio Symboli predicando el Evangelio y dando testimonio de la fe la Iglesia,
“de dos en dos, por las casas de la parroquia. Estudiando y celebrando cada uno de los artículos del Símbolo apostólico y lo
restituyen a la Iglesia, confesando su fe y proclamando el Credo solemnemente ante los fieles, durante la Cuaresma”. Cfr.
SCN, art. 20, 2ª. Para el Directorio, “La profesión de fe recibida de la Iglesia (traditio), al germinar y crecer a lo largo del
proceso catequético, es devuelta (redditio) enriquecida con los valores de las diferentes culturas. El catecumenado se
convierte así, en foco fundamental de incremento de la catolicidad y fermento de renovación eclesial. La bipolaridad de este
gesto expresa la doble dimensión de la fe: don recibido (traditio) y respuesta personal e inculturada
(redditio). Ya, el Papa Juan Pablo II pedía en CT, nº 28 “una utilización acomodada a nuestro
tiempo de este rito tan expresivo”. A la luz de la praxis neocatecumenal, pensamos que este
deseo, se ve cumplido con una pedagogía netamente catecumenal-tradicional y con una forma
´inculturada`al hombre de hoy.
914
Nuestros Obispos reclaman que “es preciso recuperar, para la catequesis de adultos, el sentido de la tradición viva de la
Iglesia. Hemos de saber situar activamente al adulto en la corriente viva de las generaciones cristianas y hacer que se sienta
eslabón creativo en esa transmisión ininterrumpida”. Cfr. CA, nº 113.
915
Cfr. CC, nº 137. El Directorio reclama que “es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesión de fe
cristológica, ´Jesús es Señor`, con la confesión trinitaria, ´Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, ya que no son
más que dos modalidades de expresar la misma fe cristiana”. Cfr. DGC, nº 82.
al alma no pueden matarla... A todo el que me confesare delante de los hombres,
yo también le confesaré delante de mi Padre” (cf. Mt. 10,28-32)916. Al fundir su
confesión con la de la Iglesia, el neocatecúmeno se incorpora a la misión de ésta:
ser sacramento universal de salvación para la vida del mundo.
f) Dimensión mariológica
afirma que “la piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano. La Santísima
Virgen ´es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos antiguos, se venera a la
Santísima Virgen con el título de ´Madre de Dios`”(nº 971).
930
A. FUENTES sostiene que “el estudio, la celebración y la contemplación de la paternidad de Dios llevan la catecúmeno al
conocimiento de otro misterio: la Maternidad de María. ´Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a María por Madre`.
El itinerario de fe que ha de recorrer el catecúmeno tiene su correlato en el itinerario de fe que hubo de recorrer María [...]. La
fidelidad a la escucha de la palabra y al seguimiento de la Palabra de Dios, la gestación del hombre nuevo, la santificación de
su propia historia, la experiencia de la cruz, la docilidad a la voluntad del Padre; todo esto que María vivió en su andadura
mortal de forma tan sublime, es lo mismo que debe vivir el catecúmeno hasta conformarse con Cristo y engendrar en él un
hombre nuevo, Jesucristo mismo. María nos descubre a Cristo al que hemos de conformarnos de la manera más perfecta en
este camino de fe”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 109-110.
931
Cfr. G. SANTARELLI, “ Il santuario della Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-645. En este
santuario de la Virgen, situado a orillas del Adriático se conserva la casita de Nazaret donde María recibió el anuncio del
ángel, traída según la tradición por los cruzados medievales. Loreto, cuyo VII centenario se celebró del 1994 al 1995, ha sido
y es uno de los grandes lugares de peregrinación de la Iglesia. Para un alcance de la presentación ´mariológica`que el CN hace
en esta etapa, ver R. BLÁZQUEZ, María en el Camino Neocatecumenal, en o. cit., pp. 245-260: “Con las siguientes palabras
anunció Kiko a una comunidad la vertiente mariana del tiempo del Padre Nuestro: ´En este tiempo del Padre Nuestro también
recibiréis un regalo maravilloso; no solamente ser hijos de Dios y tener al Padre de Jesucristo como nuestro Padre, sino
también a la Madre de Jesús como nuestra Madre. Haremos una peregrinación a Loreto donde está la pequeña casa de
Nazaret, y allí recibiréis del Obispo, en un rito bellísimo, a la Madre de Jesús como vuestra Madre. Os dirá: ´He ahí a tu
Madre, como dice en la cruz Jesús` (p. 261).
932
Ya he hecho -anteriormente- alusión a la importancia que esta ´entrega`tiene dentro del Neocatecumenado, y la aportación
que el CN hace a la pedagogía catequética para acertar a presentar e iniciar a los catecúmenos y neocatecúmenos en la oración
mariana que más profundamente a conformado el alma de los cristianos a lo largo de los siglos: “El rosario forma parte de la
mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa
y se corresponde de algún modo con la ´oración del corazón`, u ´oración de Jesús`, surgida sobre el humus del Oriente
cristiano”. Cfr. JUAN PABLO II, Rosarium Virginis Mariae, nº 5. El Papa, vuelve a proponer el rezo del rosario en familia:
“La familia que reza unida el rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten
con él las alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza
para el camino” (nº 41). También en el nuevo Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, se resalta la ´singularidad`de
esta oración: “El Rosario o Salterio de la Virgen es una de las oraciones más excelsas a la Madre del Señor. Por eso, los
´Sumos Pontífices ha exhortado repetidamente a los fieles a la recitación frecuente del santo Rosario, oración de impronta
bíblica, centrada en la contemplación de los acontecimientos salvíficos de la vida de Cristo, a quien estuvo asociada
estrechamente la Virgen Madre. Son numerosos los testimonios de los Pastores y de hombres de vida santa sobre el valor y
eficacia de esta oración” (nº 197).
933
Para una comprensión completa de la ´mariología del Neocatecumenado` hay que acercarse a las letras de los
´cantos`dedicados a la Virgen, ellos contienen una verdadera fundamentación bíblica y dogmática de la figura de María.
g) Dimensión sacramental
h) Dimensión moral
En las orientaciones que nos ofrecen los documentos de pastoral catequética para
enfocar esta tarea de la catequesis, se afirma con claridad que la vida de los
catequizandos ha de ser confrontada con las Bienaventuranzas y el Decálogo: “El
Sermón del Monte es referencia obligada en la tarea catequética de iniciar en la
vida evangélica. Representa la enseñanza moral más importante de Jesús, con la
que -como nuevo Moisés- da al Decálogo de la Alianza su sentido pleno y
definitivo”944, se pide que se saquen las consecuencias necesarias para la vida
Pablo: ´ya no vivo yo: es Cristo quien vive en mi`”. Cfr. CA, nº 124. Para el Directorio, “la evangelización, ´que comporta el
anuncio y la propuesta moral`difunde toda su fuerza interpeladora cuando, junto a la palabra anunciada, sabe ofrecer también
la palabra vivida. Este testimonio moral, al que prepara la catequesis, ha de saber mostrar las consecuencias sociales de las
exigencias evangélicas”. Cfr. DGC, nº 85c.
942
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, los cristianos “incorporados a Cristo por el bautismo (cf Rom 6,5) , están
´muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús` (cf Rom 6,11), participando así en la vida del Resucitado (cf. Col 2,12).
Siguiendo a Cristo y en unión con él (cf Jn 15,5), los cristianos pueden ´ser imitadores de Dios, como hijos queridos y vivir en
el amor` (cf Ef 5,1), conformando sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con los ´sentimientos que tuvo Cristo` (cf Flp
2, 5) y siguiendo sus ejemplos (cf Jn 13, 12-16)” [nº 1694]. La Tercera parte del Catecismo desarrolla ´la vida de la fe`:
“presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios: la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un
obrar recto y libre, con la ayuda de la ley y de la gracia de Dios (Primera sección); mediante un obrar que realiza el doble
mandamiento de la caridad, desarrollado en los diez Mandamientos de Dios (Segunda sección)” [nº 16]. Ver P. BENOIT, “La
fe transmitida, celebrada, vivida y orada en el Catecismo de la Iglesia Católica”, A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO,
o. cit., pp. 301-319. Ver también, J. ROMÁN FLECHA, “La teología moral en el nuevo Catecismo”, en OLEGARIO G. DE
CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, o. cit., pp. 152-179, y Teología Moral de la Persona, Ed, B.A.C., Madrid 2002.
943
En palabras de nuestros Obispos, “no es suficiente presentar a los adultos unas actitudes evangélicas aisladas. Es preciso
ofrecerles un marco referencial moral, desde donde poder juzgar cristianamente la propia vida, los acontecimientos y las
situaciones. Este marco incluye una moral fundamental y la oferta de un estilo coherente de vida cristiana, con las
implicaciones sociales que ésta lleva”. Cfr. CA, nº 186. En la Instrucción pastoral de la CEE, La verdad os hará libres, Ed,
Edice, Madrid 1990, el episcopado español recoge los aspectos más importantes que debe asumir esta iniciación a la moral
fundamenta (nnº 36-51). Ver E. JIMÉNEZ, Moral Eclesial, Ed, DDB, Bilbao 1989; L. MELINA, El actuar moral del hombre,
Ed, Edicep, Valencia 2001.
944
Cfr. CA, nº 188. Ya en 1983, nuestros Obispos afirmaban que “una iniciación en la vida evangélica, en este estilo de vida
nuevo, ´que no es más que la vida en el mundo, pero una vida según las bienaventuranzas`(CT, 29). Esta educación en las
actitudes específicamente cristianas deberá mostrar ´las consecuencias específicas de las exigencias evangélicas`(CT, 29), y
señalaban las ´lagunas`que en esta tarea catequética se estaban dando: “La educación de la dimensión axiológica de la fe, por
medio de una auténtica enseñanza moral y de una adecuada pedagogía de los valores, está lejos de ser un logro en nuestra
acción catequética”. Cfr. CC, nº 88. Aunque encontramos un ´juicio` aún más crítico, cuando afirman que “por lo general, el
examen de los materiales catequéticos referentes a las cuestiones morales deja la impresión de una moral imprecisa, vaga,
carente de la necesaria objetividad”. Cfr. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe - Subcomisión de Catequesis,
“Criterios para el análisis y dictaminación de libros y materiales catequéticos”, (20 de Noviembre de 1992) en CEE, Fe y
social, las actitudes evangélicas del creyente “deben manifestarse con sus
consecuencias sociales” (AG, nº 13)945. Efectivamente, a la luz de estas
orientaciones, se percibe con mayor claridad cómo la institución del
Catecumenado se convierte hoy en un espacio verdaderamente imprescindible
para la formación moral de los creyentes946, porque nos podemos preguntar:
¿Dónde se forma hoy la conciencia moral de los cristianos? ¿Qué instituciones
ayudan a personalizar los contenidos objetivos de la moral cristiana de un modo
integral y gradual? ¿Son suficientes las actuales mediaciones (familia, escuela,
parroquia), y los contenidos que se dan en el marco de transmisión catequética
que la Iglesia ofrece hoy, fundamentalmente a los niños, y ya con escasa
influencia entre los jóvenes?
Teniendo presente en el horizonte estos interrogantes, una vez que hemos visto
cómo ha de ser planteada y transmitida esta tarea constitutiva de la catequesis,
nos queremos preguntar: ¿Cómo es presentada esta dimensión en el
Neocatecumenado? ¿ De qué forma son iniciados los neocatecúmenos en la
dimensión moral esencial de la catequesis? ¿Cuál es el contenido de las
catequesis morales que se imparten en el itinerario neocatecumenal y en qué
tiempos y momentos se transmiten?
Moral, Ed, Edice, 1993, p. 218. Nuestros Obispos, al analizar las ´causas`de la actual crisis moral, son muy conscientes de
“que ha faltado, hemos de reconocerlo, una buena educación de las conciencias ante las nuevas necesidades. Esta falta de
formación es tal vez uno de los más grandes problemas o carencias con que nos encontramos en el seno de la comunidad
católica”. Cfr. CEE, La verdad os hará libres, nº 30. Ya en 1985, el Cardenal J. RATZINGER apuntaba que “la teología moral
se ha convertido hoy en un campo de tensiones, sobre todo porque sus afirm aciones afectan de modo muy directo
a la persona”. Cfr. V. MESSORI, Informe sobre la fe, B.A.C., Madrid 1985, p. 95, y el Papa JUAN PABLO II,
señala , entre otras, que una de las ´causas` del ´eclipse moral` que vive nuestra sociedad, tiene que ver con que “algunas
corrientes de pensamiento moderno se ha llegado a exaltar la libertad hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que
sería la fuente de los valores [...] Se han atribuido a la conciencia individual las prerrogativas de una instancia suprema del
juicio moral, que decide categórica e infaliblemente sobre el bien y el mal”. Cfr. Carta Encíclica, Veritatis splendor, Ed, Edice,
Madrid 1993, nº 32; ver para una mayor profundización, GERARDO DEL POZO (ed.), Comentarios a la “Veritatis
splendor”, Ed, B.A.C., Madrid 1995; ver también de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la fe, Nota sobre la enseñanza
de la Moral, Ed, Edice, Madrid 1997.
945
“Muchas veces, sin embargo, la formación moral que se imparte en los grupos de catequesis de adultos, queda a un nivel
individual, sin abrirse suficientemente a las exigencias de la moral social. La enseñanza social de la Iglesia es, con frecuencia,
ignorada”. Cfr. CA, nº 189.
946
JUAN PABLO II afirma que “la evangelización - y por tanto la ´nueva evangelización`- comporta también el anuncio y la
propuesta moral. Jesús mismo, al predicar precisamente el Reino de Dios y su amor salvífico, ha hecho una llamada a la fe y a
la conversión (cf. Mc 1,15). Y Pedro con los otros Apóstoles, anunciando la resurrección de Jesús de Nazaret de entre los
muertos, propone una vida nueva que hay que vivir, un ´camino` que hay que seguir para ser discípulo del Resucitado (cf. Act
2,37-41; 3,17-20)”. Cfr. Veritatis splendor, nº 107.
divididas en etapas, jalonadas por pasos marcados por algunas celebraciones”
(SCN, art. 8&1)947. Efectivamente, la formación sistemática que en el
Neocatecumenado se recibe es más que una enseñanza: es un aprendizaje de toda
la vida cristiana, una iniciación cristiana integral, que propicia un auténtico
seguimiento de Jesucristo, centrado en su Persona948. Se trata de educar en el
conocimiento y en la vida de fe, de forma que el hombre entero, en sus
experiencias más profundas, se ve fecundado por la Palabra de Dios. A lo largo
del itinerario se ayuda al neocatecúmeno a ir viviendo, progresivamente, la
transformación que S. Pablo describe al hablar de la vida nueva en Cristo:
“despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe
siguiendo las seducciones de las concupiscencias, a renovar el espíritu de vuestra
mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y
santidad de la verdad” (cf. Ef.4,22-24). Se prepara a los neocatecúmenos para
que asuman sus compromisos bautismales, y se les enseña a profesar la fe desde
el corazón y desde el centro de la vida personal, familiar, laboral y social en las
que el neocatecúmeno vive.
Pero, ¿cuáles son los aspectos que más se resaltan en las catequesis de contenido
moral que se presentan a los neocatecúmenos a lo largo del Neocatecumenado?
De un modo esquemático voy a resaltar los siguientes:
i) Dimensión antropológica
respecta al Camino Neocatecumenal, participa también JUAN JOSÉ TAMAYO, quien en su última publicación afirma que “el
movimiento neocatecumenal suele pasar por la historia como por las brasas, sin apenas tocarla. Posee una concepción
pesimista del ser humano y tiene una visión negativa del mundo”, en Adiós a la cristiandad. La Iglesia Católica española en
la democracia, Ediciones B, Barcelona 2003, p. 148.
960
En un intento de desarrollar sistemáticamente la teología antropológica contenida en las catequesis 6ª y 7ª de la ´fase
kerigmática`, EMILIANO JIMÉNEZ publicó dos libros: ¿Quién soy yo?, Ed, DDB, Bilbao 1990, y ¡¿Dios?! !¿Para que?¡,
Ed, DDB, Bilbao 1991.
961
La antropología teológica encuentra su último y primer fundamentado en la comprensión cristológica, “de hecho, como es
sabido, las primeras tomas de postura de la fe de la Iglesia sobre la condición humana, se hacen no en un contexto
antropológico, sino cristológico [...] La categoría bíblica imagen de Dios, al menos si se la contempla complexivamente -no
sólo en su versión veterotestamentaria, sino también desde la lectura que Pablo hace de ella, formula esta respectividad
recíproca Dios-hombre, hombre-Dios. Ambos se encuentran frente a frente, se tratan de tú a tú y se vinculan finalmente en
Jesús el Cristo. O lo que es equivalente: la antropología cristiana ha de nutrirse de la ´sospechosa` cristología; la cristología ha
de alumbrar el horizonte de comprensión del discurso antropológico”. Cfr. J.L. RUÍZ DE LA PEÑA, “Jesucristo y la
comprensión del hombre”, en AA. VV., Salvador del mundo, Ed, Secretariado Trinitario, Salamanca 1997, pp. 135-136.
22)962. A la luz de este texto, descubrimos que “Jesús, el Hombre Nuevo, nos
revela en sí mismo, lo que es el hombre” (CC, nº 180a).
962
Para el profesor E.BONETE, “los parágrafos del 10 al 18 de Gaudium et spes exponen sin duda la base antropológica que
subraya la predicación del Kerigma en el Camino Neocatecumenal, ya desde las primeras catequesis de los años sesenta.
Aquellos textos conciliares ilustran magistralmente cuál es la situación existencial de todo hombre. Y por otro lado, el n. 22
nos expresa el ´hombre nuevo`, los frutos liberadores de la resurrección de Cristo”. Cfr. Reflexiones sobre la relación entre el
“Camino Neocatecumenal” y el concilio Vaticano II, p. 550.
963
El teólogo OLEGARIO G. DE CARDEDAL sostiene que en relación con el anuncio del kerygma “nos encontramos con
uno de los hechos más originales de la experiencia cristiana, frente a la normal experiencia humana. Lo primero no es el
descubrimiento del pecado, luego el otorgamiento del perdón y finalmente la experiencia del amor de Dios. El camino es
exactamente el contrario. El pecado sólo es directamente recognoscible y real desde la experiencia de Dios, y sólo desde el
encuentro y relación, amor y adhesión a él, aparece el pecado como una relación rota y un amor traicionado, una lealtad
olvidada y una alianza fallida. En la cruz de Cristo éste se entrega desvalido, perdonando a quienes lo ofenden y otorgando la
vida - el cielo - a quienes le infligen la muerte”. Cfr. La entraña del cristianismo, p. 595.
964
Según nuestros Obispos “el hombre, al que Jesús se acerca es el hombre centrado y encerrado en sí mismo, incapaz de
justificar su origen, su existencia y su destino a partir de sus propias fuerzas. Es el hombre herido en su integridad desde sus
orígenes que yace a la orilla del camino (ver la parábola del Buen Samaritano: Lc 10,29-37), la oveja errante sin pastor (ver,
Mc 6,34), el ciego que mendiga al borde del itinerario de Jesús (ver curación de Bartimeo: Mc 10,46-52). Jesús ofrece a este
hombre la misericordia y el perdón del Padre, lo ´erige`, lo alza sobre sus pies, lo introduce en el ritmo de su propio caminar,
lo reintegra, lo ´re- crea`en su integridad perdida (ver GS, 13.22)”. Cfr. CC, nº 180b.
965
Para una presentación ´sistemática`de las consecuencias del pecado en cuanto separación de Dios, raíz de las alienaciones,
de la idolatría y el desorden, ver JUAN PABLO II, Libertad cristiana y liberación, Ed, Paulinas, Madrid 1986, nnº 37-42.
966
Cuando se le pregunta a KIKO ARGÜELLO ¿qué visión del hombre entraña su misión?, este responde del siguiente modo:
“San Pablo dice que Dios ha querido que la salvación del mundo se realizase por medio de la necedad de la predicación. El
evangelio es fundamentalmente una noticia ante la cual no podemos quedar indiferentes, hay que hacer una opción. La Carta a
los Hebreos afirma que “de la misma manera que los hijos participan de la misma carne y sangre, también participó Él de las
mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir al Diablo, y libertar a cuantos, por el temor a la
muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Hb, 2,14-15). Aquí hay una antropología bíblica impresionante, que es el
contenido de aquello que nosotros predicamos”. Cfr. “Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal”, en PAUL
JOSEF CORDES, Signos de esperanza, Ed, San Pablo, Madrid 1998, p. 28. La síntesis teológica de la comprensión
antropológica de Kiko Argüello, se fundamenta en Gn 2-3: el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y ha
sido llamado a la libertad y al amor en la comunión con Dios; el Demonio “tomando ocasión por medio del precepto” (cf. Rom
7,11;), ha seducido al hombre, y este ha experimentado -en la desobediencia-, el pecado y la muerte (cf. Sb 2,23-24), “porque
el salario del pecado es la muerte” (cf. Rom 6,23), ha experimentado la ´muerte óntica`, la muerte del ser; y a partir de ese
momento, el hombre en el cual habita el pecado, está condenado a vivir para sí mismo (cf. Rom 7,14-24). La gran novedad del
como se entiende, explica y desarrolla la dimensión antropológica en las
catequesis que se imparten a lo largo del itinerario neocatecumenal.
El Espíritu Santo, como don de Cristo a sus discípulos, hace del cristiano
una criatura nueva. Por ello, la novedad cristiana es, ante todo, una vida nueva; es
el desarrollo dinámico -catecumenal- del nuevo ser dado al hombre por Cristo
mediante el Espíritu972. El cristiano es el nuevo ser “renacido del agua y del
Espíritu” (cf. Jn 3,5). Renovar el bautismo y participar del Espíritu Santo en la
vida de la comunidad es conocer esta nueva vida. Pues el Espíritu, con la nueva
vida, da al cristiano una mentalidad nueva (cf. Rom 8,9-17; Ef. 4,23-24)973.
971
Esta ´gestación` se vivirá en el seno de la pequeña comunidad neocatecumenal que tiene como modelo a la Sagrada
Familia de Nazaret, “lugar histórico donde el Verbo de Dios, hecho Hombre, se hace adulto creciendo en ´sabiduría, edad y
gracia` (cf. Lc 2,52)”. Cfr. SCN, art 7&2. Los SS. Padres asimilan, frecuentemente, la formación catecumenal a una gestación
de la Iglesia, que da a luz a sus hijos en la pila bautismal , perspectiva que también ha hecho suya el Concilio en LG, nº 64:
“La Iglesia se hace Madre por la palabra de Dios, fielmente recibida. En efecto, por la predicación y el bautismo engendra para
la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios”.
972
“El Resucitado envía ese Espíritu de Dios para transformar a sus discípulos en hombres nuevos y capacitarlos para vivir
como hermanos en la comunidad de la Iglesia”. Cfr. CC, nº 182.
973
La experiencia de transformación pneumatológica, es la que posible que la moral sea enseñada teniendo en cuenta “que las
posibilidades concretas del hombre son las del hombre liberado por Cristo; la moral cristiana, por tanto, ha de hablar de la
situación de pecado original y de la regeneración bautismal que la supera y posibilita la vida moral”. Cfr. Nota sobre la
enseñanza de la Moral, nº 12.
974
Para JUAN PABLO II, “el pecado del hombre, es decir su ruptura con Dios, es la causa radical de las tragedias que marcan
la historia de la libertad [...] Esta es la naturaleza profunda del pecado: el hombre se desgaja de la verdad poniendo su voluntad
por encima de ésta. Queriéndose liberar de Dios y ser él mismo un dios, se extravía y se destruye. Se autoaliena” Cfr. Libertad
cristiana y liberación, nº 37.
pecado (cf. Rom 7,25). La actitud de amor y la gratitud a Dios son
proporcionales a la conciencia del perdón gratuito otorgado.
j) Dimensión social
La vida teologal del cristiano -afirman nuestros Obispos- “tiene una dimensión
social y aún política que nace de la fe en el Dios verdadero, creador y salvador
del hombre y de la creación entera. Esta dimensión afecta al ejercicio de las
virtudes cristianas o, lo que es lo mismo, al dinamismo entero de la vida
cristiana”978. Efectivamente, la dimensión social de la fe forma parte -también-
del contenido de la iniciación en la vida evangélica de los catecúmenos, y por
ello debe mostrar “las consecuencias sociales de las exigencias evangélicas” (CT,
nº 29)979. La catequesis de adultos, en esta dimensión, “ha de avanzar
decididamente en la promoción de un laicado que se haga presente en el mundo a
partir de su fe. Sin esta audacia misionera, los seglares no pueden vivir lo que
hoy la Iglesia espera de ellos”980, afirman nuestros Obispos.
978
Cfr. CEE, Los católicos en la vida pública, Ed, Edice, Madrid 1985. Ver el contenido del XIIIº Encuentro de Arciprestes de
la Iglesia en Castilla, La dimensión social de la fe en la catequesis, Villagarcía de Campos (Valladolid), 1-4 de Marzo de 1993.
979
En este punto, los Obispos piden ´cautela y paciencia`, y “advierten que no pocas veces inducimos prematuramente a los
catecúmenos a un compromiso en la sociedad que no brota de unas actitudes hondamente arraigadas”. Cfr CC, nº 88, o que “a
veces los compromisos que se asumen son sólo de carácter asistencial -siempre necesarios- o de carácter intraeclesial, pero se
da una resistencia a una mayor presencia católica en la vida pública”. Cfr. CA, nº 163.
980
El Documento Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo tiene como ´objetivo fundamental`proponer líneas de acción para
promover la corresponsabilidad y participación de los laicos en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil, los Obispos piden
´fomentar la formación de la dimensión sociopolítica de la fe en el marco de la formación integral`(nº 80).
¿Cómo aparece recogida esta dimensión social de la fe en el Neocatecumenado?
¿Los neocatecúmenos conocen los principios fundamentales de la Doctrina
Social de la Iglesia? ¿Son iniciados a asumir su propia responsabilidad en su vida
profesional, laboral y social? ¿Se da -entre los neocatecúmenos - una cierta
inhibición en las tareas sociales y se desentienden de los aspectos más colectivos
de la fe? ¿Cómo comprenden y asumen la secularidad (LG, nº 31) en cuanto nota
específica de su vocación cristiana?
981
Para R. BLÁZQUEZ, “la fe, en la medida en que va tomando asiento en la persona, impacta todos los ámbitos de la vida;
por tanto, sería infidelidad retener el dinamismo de la fe en la pura interioridad del corazón o del grupo. Por eso, la vida
conyugal y familiar, la relación con el dinero y la profesión, la manera de estar y vivir en la sociedad... van cambiando a lo
largo del camino recorrido por los catecúmenos en sus comunidades; estos aspectos son transparentes”. Cfr. Las Comunidades
neocatecumenales, p. 91.
982
Esta ´percepción` de la comunidad cristiana como primer espacio de ´transformación social`, ha sido ampliamente descrito
por nuestros Obispos: “La transformación del mundo se inicia ya en el cristiano convertido que rehace sus actitudes profundas
y sus relaciones con las demás personas [...] La comunidad cristiana es de manera más amplia y visible una porción de la
humanidad transformada por la fuerza del Espíritu” . Cfr. CEE, Testigos del Dios vivo, Ed, Edice, Madrid, 1985, nº 57a. En los
nnº 61-65 describen cómo los cristianos estamos llamados a ser ´testigos de otro mundo y fermento transformador de las
estructuras sociales`.
Ya he apuntado anteriormente que la comprensión eclesiológica del
Neocatecumenado, en la que se resalta la identidad de la comunidad cristiana
como Cuerpo visible de Jesucristo Resucitado en medio de la historia, determina
también la comprensión de su misión y presencia en medio del mundo, y por
tanto, la identidad de la misión de cada uno de sus miembros, en continuidad
con la fundamentación que encontramos en Lumen Gentium, nº 31: “El
apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la
Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud
del Bautismo y de la Confirmación [...] Todo laico, en virtud de los dones que le
han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo
instrumento de la misión de la misma Iglesia en la medida del don de Cristo”. Es
decir, no se contempla en el Neocatecumenado la misión del cristiano en el
mundo, desde su participación en las formas de vida asociada que existen en la
Iglesia (Acción Católica, movimientos, asociaciones...), sino que, por tratarse de
una iniciación cristiana, el itinerario formativo del Neocatecumenado tiende a la
recuperación del Bautismo, que está en la base de la fraternidad cristiana; y en la
medida que va siendo iniciado el neocatecúmeno, irá descubriendo su propia
vocación: al matrimonio en el Señor, al ministerio eclesial, a la vida religiosa, a
la militancia apostólica, a la militancia política.
983
En el art. 17&1, se dirá que “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la
Iglesia ante todo siendo lo que son”.
¿Cuáles son los rasgos más significativos y relevantes de la iniciación en
la dimensión social de la fe en el Neocatecumenado? De modo esquemático,
señalo los siguientes:
a) La verificación de la conversión personal del neocatecúmeno en su vida
personal, laboral y social. A lo largo del Neocatecumenado, todas las
dimensiones de la vida serán examinadas y juzgadas a la luz de la fe,
fundamentalmente con ocasión de los escrutinios. En este sentido, la formación
neocatecumenal contribuye a la unificación en la persona de las dimensiones
integradoras de su existencia: conversión-transformación, fe-vida, familia-
comunidad, conducta moral-vida laboral. Es en el contexto de discernimiento
moral que se propicia con ocasión de los escrutinios, donde los principios
básicos de la Doctrina Social de la Iglesia se presentan como criterios
iluminadores del ser y actuar como cristianos984.
k) Dimensión escatológica
989
“La experiencia nos va diciendo cómo las comunidades encuentran en la Pascua el sentido a todo el año litúrgico. No se
concibe siquiera cómo puede vivirse la vida cristiana sin vivir la Vigilia Pascual, sin integrarse en el Misterio Pascual, sin
hacer la experiencia pascual como Pueblo de Dios. Ello explica y vigoriza la celebración de la Palabra de Dios cada semana y
la Eucaristía abriendo el Día del Señor, la convivencia de cada mes y cada ´paso`del ´camino`: de la Pascua venimos, a la
Pascua vamos y de Pascua en Pascua caminamos hacia el ´paso-pascua`definitivo y pleno a la Casa del Padre”. Cfr. JESÚS
HIGUERAS, La Parroquia y el Camino Neocatecumenal, p. 105.
990
Esta es la ´espiritualidad` que se proponía a los recién bautizados en la primitiva Iglesia, tal y como aparece en la Primera
Carta de San Pedro: “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que viven como extranjeros en la dispersión” (cf. 1,1). En la Nota de
la Biblia de Jerusalén se ilustra así la categoría ´extranjero`: La tierra es de Dios (Sal 24,1); el hombre vive en ella como
forastero (Lv 25,23), ´de paso`, puesto que ha de abandonarla al morir (Sal 39, 13s; 119, 19). Revelada ya la resurrección de
los muertos (2 M 7,9+), se completa el tema: la verdadera patria del hombre (Flp 3, 20; Col 3,1-4; Hb 11, 8-16; 13,14) es el
cielo; en la tierra vive ´en destierro` (paroikia, de donde procede ´parroquia`, 1 Pe 1,17; 2Cor 5, 1-8), en medio de un mundo
gentil, cuyos vicios deben evitarse (1 P 2,11; 4,2-4), como vivían los judíos de la Dispersión.
991
“La eucaristía es el lugar donde la Iglesia profesa y alimenta su esperanza escatológica, pidiendo al Padre que las
promesas del Reino se lleven eficazmente a su cumplimiento”. Cfr. D. BOROBIO, La Eucaristía, p, 377. Para un
acercamiento a la perspectiva escatológica de la Eucaristía en el Concilio y documentos posteriores, ver las pp. 380-383.
992
Cfr. JUAN PABLO II, Dies Domini. El día del Señor, nnº 55-73.
f) La iniciación a una forma de vida que reclama gestos escatológicos es una
tarea que a lo largo del Neocatecumenado se realiza gradualmente: En el primer
Escrutinio, los neocatecúmenos “piden a la Iglesia que les ayude a madurar en la
fe para realizar las obras de vida eterna (cf. Lc 14,25-33)” (SCN art. 19, 1ª);
durante el Neocatecumenado, y en relación con las entregas que van a recibir los
neocatecúmenos, profundizarán -estudiando por el Catecismo de la Iglesia
Católica- en todas las implicaciones y connotaciones escatológicas: en relación
con la oración, los artículos del Credo y las peticiones del Padre Nuestro, y lo
celebrarán en el contexto de la Liturgia de la Palabra y de la Eucaristía 993. Con la
entrega de la Liturgia de las Horas, serán iniciados a pedir la fuerza de lo alto
cada día para entrar en la voluntad de Dios; con la entrega del Símbolo,
aprenderán a confesar a Jesús como el Señor de la historia, “mientras esperamos
la aparición gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo”; y con la entrega de la
Oración del Señor, profundizan aún más en el carácter escatológico de las
peticiones, “es la oración propia de los últimos tiempos, tiempos de salvación
que han comenzado con la efusión del Espíritu Santo y que terminarán con la
Vuelta del Señor. Las peticiones al Padre, a diferencia de las oraciones de la
Antigua Alianza, se apoyan en el misterio de salvación ya realizado, de una vez
por todas, en Cristo crucificado y resucitado” (CCE, nº 2771).
i) Por último, hay que resaltar que el Neocatecumenado no sólo enseña e inicia
a vivir como cristianos, sino que también enseña e inicia a saber morir como
cristianos998. No deja de ser una ayuda para la recuperación pascual de la liturgia
de la exequias, contemplar el modo y el espíritu con que normalmente los
neocatecúmenos celebran la muerte de los hermanos de la comunidad y
parientes de sus familias. Cuando se asiste a un funeral de algún miembro de las
Comunidades Neocatecumenales se tiene - en no pocas ocasiones- la experiencia
de verificar cómo la fe en Jesucristo y la esperanza en la Resurrección iluminan
de tal forma esta situación-límite de dolor y de muerte, que aparece
transformada y vivenciada como una verdadera situación de paso, y de pascua:
“No queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no
os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes
murieron en Jesús” (cf. 1 Tes 4,13-14). Esta es la fe que consuela, esta es la
esperanza que no defrauda.
996
“La familia en misión queda unida a su parroquia y comunidad, a la que retorna periódicamente para participar en el
Camino de la misma. Además acepta vivir en la precariedad su misión -ayudada eventualmente por la comunidad de origen-,
quedando libre de interrumpirla en cualquier momento”. Cfr. SCN, art. 33&3.
997
Misal Romano, Embolismo después del Padre Nuestro.
998
El profesor titular de Filosofía de la Moral de la Universidad de Salamanca, ENRIQUE BONETE sostiene -desde una
investigación de las implicaciones éticas de la muerte- que “es necesario en las familias, vivir los últimos momentos como
privilegiados para tomar en peso la propia existencia y alcanzar tal grado de comunicación con los enfermos graves que les
libere de cualquier pánico o tabú que impidan la aceptación madura y digna de la ´muerte propia`. De lo contrario se fomenta
indirectamente la violación de ciertos derechos a los enfermos terminales: ´Tengo derecho a que se responda honestamente a
mis preguntas` y ´Tengo derecho a no ser engañado`”. Cfr. “Ética de la muerte” y “Ética del Morir”, en Éticas en esbozo, Ed,
DDB, Bilbao 2003, pp. 165-220; del mismo autor, La faz oculta de la modernidad, Ed, Tecnos, Madrid, 1995, cap. I: “La
sociedad moderna ante la muerte”. Desde una perspectiva cristiana son de sumo interés obras de reflexión en torno al ´más
allá`de la muerte y sus repercusiones en la forma de acercarse al final - y al ´sentido`- de la vida: OLEGARIO G. DE
CARDEDAL, Madre y muerte, Ed, Sígueme, Salamanca, 1993; J.A. VALLEJO-NÁGERA y J.L. OLAIZOLA, La puerta de
la esperanza, Ed, Rialp, Madrid, 1997; V. MESSORI, Apostar por la muerte. La propuesta cristiana, ¿ilusión o esperanza?,
Ed, B.A.C., Madrid, 1995; J. L. RUÍZ DE LA PEÑA, La Pascua de la creación. Escatología, Ed, B.A.C., Madrid, 1996.
5. El Neocatecumenado al servicio de la transformación de la Parroquia en
“comunidad de comunidades”.
999
Para una comprensión más detenida y global de este nuevo tipo de parroquia, ver, J. HIGUERAS, La parroquia y el
camino neocatecumenal. Una experiencia, Ed, Edibesa, Madrid 1992; ID., Hacia la parroquia del Tercer Milenio, Ed,
Edibesa, Madrid 2000.
1000
Cfr. Una Iglesia esperanzada, n º 47.
1001
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, El Misterio de la Iglesia y la Iglesia como Comunión, Ed,
Palabra, Madrid 1994.
y de la justicia en que está entrando el mundo. El Vaticano II ha conectado con
el primer milenio de la historia de la Iglesia.
1002
Cfr. R. BLÁZQUEZ, “Eclesiología de comunión”, en La Iglesia del Concilio Vaticano II, pp. 55-76.
1003
Cfr. “L´Ecclesiologia del Vaticano II”, en La Chiesa del Concilio, Milano, 1979, p.13
1004
Cfr. Sínodo Extraordinario de 1985: RF, II, C, 1.
1005
Cfr. Primado y colegialidad, Ed, B.A.C, Madrid 1970; p. 34.
1006
Existe abundante bibliografía sobre las pequeñas comunidades. Puede verse, por ejemplo en C. FLORISTÁN,
Bibliografía sobre comunidades de base: Actualidad Catequética 67 (1974), pp. 167-184. Para una comprensión de las CNC
sigue siendo válido el libro de R. BLÁZQUEZ, Las comunidades neocatecumenales.
En la eclesiología de comunión se hacen convergentes o mejor coinciden
la eclesiología eucarística y la eclesiología de la Iglesia local. Una comunidad
cristiana, convocada en un lugar determinado, donde se celebra el memorial del
Señor, es con toda verdad la Iglesia de Dios (LG, nº 26) 1007. De aquí, la
importancia de la parroquia como lugar de comunión. En este sentido “quiero
hacer notar que en el texto definitivo de LG, nº 26 se ha insertado este párrafo
gracias a la intervención de Mons. E. Schick que venía a responder a la
ausencia de una teología de la Iglesia particular que contemplara la naturaleza
del presbiterado, por un lado, y cómo esta consideración del orden de los
presbíteros nos conduce por sí misma, según Mons. Schick, a un punto de
máxima importancia, como es la Iglesia del lugar o parroquia en su sentido, no
tanto administrativo, sino más bien teológico”1008. Por tanto, decir que la
parroquia es una ecclesia equivale a decir que la parroquia es una communio,
una comunión.
1007
Cfr. JUAN JOSÉ CALLES, Lumen gentium, nº 26: Génesis, historia y teología, Licenciatura de Teología Dogmática,
Salamanca 1988.
1008
Ibid, p. 87. En su intervención conciliar Mons. E. SCHICK llegó a afirmar que “la parroquia, en su sentido teológico, o
sea, la comunidad de cristianos de un lugar, que suele reunirse para celebrar la Eucaristía, es según el Nuevo Testamento
Iglesia. No es tanto una ´sección`administrativa de la Iglesia, sino una representación verdadera y manifiesta de la Iglesia
universal”. Cfr. Ac. Syn. II/II, pp. 397-398.
1009
Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia, Ed, Narcea, Madrid, 1978, p. 38. Sigue teniendo vigencia el estudio de la
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid
1982. En este documento se apuntaba ya la nueva concepción de parroquia: “La concepción de parroquia como comunidad
de comunidades nos parece a la vez perfectamente viable, sumamente adecuada a los condicionamientos del hombre y la
sociedad de hoy, y extraordinariamente beneficiosa para el crecimiento profundo y verdadero de la Iglesia. Decimos esto,
teniendo presente los resultados de las numerosas experiencias constatadas, así como las excepcionales condiciones que las
Pequeñas Comunidades están demostrando para estimular la autenticidad y la comunión eclesial” (p. 34).
Hasta el Vaticano II, la teología católica desconocía este concepto de
comunidad. En la segunda edición del “Lexikon fur Theologie und Kirche”,
preparada por Karl Rahner, el artículo ´Gemeinde` (comunidad) remite sobre
todo a la concepción bíblica de la Iglesia y, a continuación, analiza la comunidad
como concepto protestante. En realidad, tampoco el Concilio conoció esta
concepción.
1012
Para conocer de cerca estos planteamientos, ver Teoría de los principios teológicos, p. 356s.
1013
Ibid., p. 358.
vivida”1014. Y esta misma preocupación se la manifestaba el Papa Juan Pablo II a
los obispos de Ontario (Canadá) con motivo de la visita ad limina: “para muchas
personas, especialmente para los jóvenes, la ciudad se convierte en una
experiencia de desarraigo, anonimato e injusticia, con la consiguiente pérdida de
identidad y del sentido de la dignidad humana (...) Hace falta una experiencia
nueva y más profunda de la comunidad en Cristo, que es la única respuesta
eficaz y duradera a una cultura marcada por el desarraigo y el anonimato”1015.
La utopía comunitaria se presenta como el resorte capaz de cambiar las
relaciones humanas y la sociedad. Por su parte, los cristianos encuentran en su fe
nuevos motivos que estimulan y mantienen el impulso comunitario. El P. Liege
sostiene que los discípulos de Jesús “tienen motivos particulares para desear
vivir comunitariamente, en la medida en que se posesionan del Evangelio,
origen de su fe. Es cierto que no encuentran en su fe ningún ´modelo`unitario de
comunidad, pero sí la urgencia de existir como comunidad y unas normas de
conformidad con el proyecto eclesial de Jesucristo. Incumbe a cada generación
de creyentes la tarea interminable de dar forma a esta urgencia comunitaria
nacida del Evangelio, y de hacer visible y significativo el ´nosotros`comunitario
de los cristianos”1016.
1014
Cfr. Llamados a la vida, Ed, Herder, Barcelona 1988, pp. 146-147.
1015
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia: L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada
nuestras comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las
personas, de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana
requiere. Podría ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más
pequeñas, como se aprecia en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las
parroquias de las grandes ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades...
Ellas son el marco más fácil para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas humanos
y madurar opciones responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El Papa Juan
Pablo II ha desarrollado esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino Neocatecumenal, en
el que maduran los itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo, de la difusión de las
sectas y de la escasez de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la Eucaristía hacen posible la
vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con una fe radicalmente vivida”.
Cfr. Mensaje a los miembros del CN lain El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularísmo, las
sectas y la escasez de vocaciones: Ecclesia, n. 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más tarde volvía a afirmar: “Estas
comunidades ayudan a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los signos sacramentales, Dios
extiende su acción salvífica a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un ejemplo de nueva
evangelización: L´Osservatore romano (21 de enero de 1994), p. 20.
1016
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones
comunitarias de la fe cristiana.
atractivo particular, si es que no la juzgan puro esnobismo” 1017. En este sentido la
praxis del Neocatecumenado al ser vivido en pequeñas comunidades ayuda
enormemente a vivir la comunitariedad de la fe como un don: “La educación a la
vida comunitaria es una de las tareas fundamentales de la iniciación cristiana. El
Neocatecumenado educa a ella de modo gradual y constante mediante la
inserción en una pequeña comunidad, cual cuerpo de Cristo resucitado, abierta a
la vida de la comunidad parroquial y de toda la Iglesia” (SCN, art. 15&1).
Sin embargo hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida todavía pendiente: pasar de una
forma de Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser
identificada la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las
monjas) a otra forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos
miembros activos, conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar
personalmente razón de la esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio.
La acentuación de la comunitariedad, que reclama como necesario correlato la
acentuación de la personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la
nueva evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar
de adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha
de ser vivida en comunidad1018.
b) 1) La Parroquia totalizante
1020
Cfr. Una participación activa, p. 100.
1021
Cfr. La celebración eucarística en pequeños grupos, p. 287.
1022
PJ. CORDES da los siguientes datos: “en Roma, la parroquia de San Juan Bosco tiene 65.000 habitantes y la de María de
la Esperanza 50.000; en Milán, la de Santos Nabor y Felix, 24.300 habitantes y la de los Santos Nereo y Aquiles, 21.300
habitantes; en París, la de S. Pedro de Mont Rouge, 51.200 habitantes y la de S. Lambert de Vaugirard, 51.700 habitantes; en
Madrid, de Pueblo de Colmenar Viejo, 32.000 habitantes, y la de San Vicente Ferrer, 19.000 habitantes. Estas cifras
representan, ciertamente unos datos extremos. Pero las parroquias en las que el domingo sea suficiente una única celebración
de la Eucaristía son también excepcional, muy poco frecuente”. Cfr. o. cit., pp. 101-102.
El Concilio Vaticano II ha tomado pocas pero notables determinaciones
para la realidad parroquial. Según ellas, son consideradas diversas porciones del
Pueblo de Dios, no sólo la diócesis, sino también la parroquia y todas las demás
comunidades en las que el sacerdote ejerce su ministerio (LG, nnº 26 y 28; SC,
nº 41; PO, nº 6). Las parroquias, por tanto se han de considerar como estructuras
organizativas de carácter jurídico-pastoral. Además, el Concilio pone de relieve
el significado del único presbiterio (LG, nº 28; PO, nº 7 y CD, nº 11),
constituido por el Obispo y sus presbíteros. También el presbiterio encuentra su
fundamento principalmente en un criterio, no de carácter jurídico, sino
carismático-sacramental: el criterio de la communio. Así, el segundo principio
eclesiológico de la parroquia es una realidad teológica (SC, nº 42). La parroquia
es a luz de la eclesiología conciliar communitas christifidelium, el elemento
territorial pasa a un segundo lugar. La parroquia no es en primer lugar una
circunscripcióno un distrito, sino la portadora de una misión (CIC, can. 516) y
en el centro de la determinación está, sobre todo, la asamblea eucarística como
la fuente auténtica de la comunión parroquial1023.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones1029. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
1026
Cfr. J. BESTARD, Desafíos de la realidad urbana a la parroquia: Sal Terrae (septiembre 1984), pp. 671-672.
1027
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, Ed, Edice, Madrid 1988. En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos con
una lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy
significativo reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre
parroquia - pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento: un
53% afirman que la estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias
concebidas como una comunión de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de
comunidades: populares (un 4,2%), neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso, p.
65. De cara a renovar nuestras parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no van
transformándose de centros de servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los
cristianos puedan vivir realmente la experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147).
1028
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares y
rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la transformación
de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento
activo, estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son instrumento de
evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
1029
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras
comunidades ni de la Iglesia univeral; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una
automarginación de la vida pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la
persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El
ser eclesial. Persona, comunión, Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003.
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente.
Esta perspectiva de comunión, como muy bien ha señalado el Papa Juan Pablo II
“está estrechamente unida a la capacidad de la comunidad cristiana para acoger
los dones del Espíritu. La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino
integración de las legítimas diversidades” (NMI, nº 46). La existencia de las
comunidades dentro de la Parroquia en forma de pequeñas iglesias locales
facilitará la fermentación cristiana de los miembros por la evangelización más
honda, y tendrá más consistencia la participación de los fieles. El Sínodo que
reflexionó sobre la vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y el
mundo, y que lo hizo a la luz de la eclesiología de comunión afirma de las
pequeñas comunidades que “dentro de algunas parroquias, sobre todo si son
extensas y dispersas, las pequeñas comunidades eclesiales pueden ser una ayuda
notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva
la conciencia y la experiencia de la comunión y de la misión eclesial”1030.
1032
Cfr. J. BESTARD, art. cit., p. 664.
1033
Cfr. Cambio estructural de la Iglesia, Ed, Cristiandad, Madrid 1974, p. 140. Ya por aquellos años el teólogo alemán
hacía este tipo de afirmaciones: “La Iglesia del futuro deberá construirse y crecer desde su base natural comunitaria. ´Iglesia
desde la base`, fundamentada en auténticas ´comunidades de base`, de libre iniciativa y asociación, unidas en comunión con
el Obispo y ocn la Iglesia particular diocesana” (pp. 140-145).
para todos inserta ´junto a las casas`de los vecinos y con espíritu misionero” 1034.
Esta apertura de la Parroquia para acoger los dones del Espíritu es valorada por
Juan Pablo II al afirmar que “tiene gran importancia para la comunión el deber
de promover las diversas realidades de asociación, que tanto en sus modalidades
más tradicionales como en las nuevas de los movimientos eclesiales, siguen
dando a la Iglesia una viveza que es don de Dios constituyendo una auténtica
primavera del Espíritu” (NMI, nº 46)1035.
1034
Cfr. CEE, Una Iglesia esperanzada, nº 48.
1035
Ya en Redemptoris missio había hecho el Papa una decidida defensa de los movimientos eclesiales: “Cuando se integran
con humildad en la vida de las iglesias locales y son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras
diocesanas y parroquiales, los movimientos representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la
actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor, sobre todo
entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una visión pluralista de los modos de asociarse y de
expresarse” (nº 72).
1036
Cfr. CEE, Una Iglesia esperanzada, nº 50.
comunidades. Si se les da este nombre es más en virtud de un deseo teológico
que de una constatación sociológica.
1043
Así definen nuestros Obispos los perfiles del cristiano adulto: “La lectura y meditación de la Sagrada Escritura,
especialmente de los Evangelios y de los escritos de los Apóstoles, el conocimiento de la tradición y de las enseñanzas de la
Iglesia, la oración asidua, personal y familiar, la participación frecuente en las celebraciones litúrgicas, la penitencia personal
y sacramental, el compromiso personal en la vida de la propia comunidad y en al amor, y el servicio eclesial a los pobres
tienen que ser los perfiles reales y concretos de la vida personal de cada cristiano consciente y adulto”. Cfr. CEE, Testigos del
Dios vivo, nº 30.
1ª) La naturaleza de la catequesis que se transmite en el
Neocatecumenado es, desde una perspectiva teológica, eminentemente
cristocéntrica. Esta vinculación del neocatecúmeno con Cristo es el centro de
toda la vida espiritual, y por tanto el centro de la catequesis a la que se le inicia
(DCG-71, nº 40; CA, nº 140). La finalidad definitiva del Neocatecumenado es
poner a las personas, de etapa en etapa, paso a paso, no sólo en contacto, sino en
comunión, en intimidad con Jesucristo (DGC-97, nº 80; RICA, nº 6).
4ª) En cuanto a los contenidos de las mismas catequesis hay que reiterar
que son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje:
Kerygma, fe y conversión, misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y
la comunidad, sacramentos y oración, símbolo y mandamientos, apostolado y
ministerio. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el
espacio de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y objetivos
del Catecumenado.
En este sentido, los responsables del CN en cada una de las diócesis deben
hacer un ejercicio de corresponsabilidad y de comunión para, en diálogo con los
responsables de las Delegaciones de Catequesis en las respectivas diócesis (CA,
nº 120), ver cómo articular una serie de encuentros a fin de ayudar a la
coordinación de las tareas y servicios catequéticos que mutuamente se puedan
ofrecer, así como la posibilidad de facilitar algunos tiempos y espacios para la
formación de aquellas dimensiones que en el campo de la catequesis se vea que
es necesario potenciar. Para esta tarea, la apertura de los llamados Centros
neocatecumenales diocesanos (SCN, art. 30) serán de gran ayuda, si consiguen
la finalidad que se proponen: “Contribuir a la formación de los catequistas,
asignar las nuevas catequesis, coordinar los diversos pasos, ayudar a los equipos
de catequistas en las diversas dificultades de la evangelización y presentar al
Obispo, o a un delegado suyo, los responsables de las nuevas comunidades”.
También, respecto a la formación de los catequistas, el Papa había llamado la
atención sobre la necesidad que los catequistas tienen de recibir una buena
formación a través de “un trabajo constante y serio de profundización personal y
comunitaria de la Palabra de Dios y de las enseñanzas del Magisterio de la
Iglesia, incluso asistiendo a cursos teológicos y bíblicos serios. Esta tarea de
estudio y reflexión resulta aún más urgente para quien tiene el deber de
alimentar a sus hermanos con alimento espiritual sólido por estar desplegando
función de catequista”.
Tanto el nº 223 del Directorio como el art. 26 del Estatuto del CN, ofrecen
y presentan las orientaciones necesarias con las que poder abordar, en un espíritu
de comunión, todas las dificultades y problemas que en la vida eclesial y
pastoral se puedan presentar. De la decidida y diligente apuesta de los Obispos
por alentar la pastoral catecumenal y neocatecumenal en sus diócesis y, de la
incondicional disponibilidad y espíritu de colaboración de los neocatecúmenos
para con sus legítimos Pastores, dependerá en gran medida que la fecundidad del
Neocatecumenado en las parroquias siga creciendo y dando frutos de vida
cristiana.
1045
Efectivamente esto es así, y las ´observaciones` que hacían nuestros Obispos en 1990 en CA, nº 94 en el sentido de fijar
la ´duración definitiva`de la catequesis, y la necesidad que el adulto tiene de alimentar permanentemente su fe, han sido
ampliamente recogidas en el Directorio del ´97 que hablará de la ´ educación permanente de la fe en la comunidad cristiana`
y de las ´formas múltiples de catequesis permanente`(nnº 69-72). El Estatuto del CN, encuentra en estos números la
´inspiración`para la fundamentación de la ´educación permanente en la pequeña comunidad`: “La comunidad
neocatecumenal, después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación cristiana, entra en el proceso
de educación permanente de la fe, perseverando en la celebración semanal de la Palabra y de la Eucaristía dominical y en la
comunión fraterna, activamente insertados en la pastoral de la comunidad parroquial, para dar los signos del amor y de la
unidad, que llaman al hombre contemporáneo a la fe”. Cfr. SCN, art. 22&1).
4º) Respecto a la clave hermeneútica desde la que se lee e interpreta la
Palabra, algunos autores resaltan el carácter marcadamente espiritual. Esta clave
tiene la ventaja de propiciar un encuentro vivo, experimental e íntimo con la
Palabra. Pero también el peligro - afirma C. Floristán- de una absolutización a-
crítica, de un subjetivismo exagerado, de un espiritualismo sin incidencia en la
vida, de un cierto desprecio por la investigación bíblica . Efectivamente, se ha
tildado en algunas ocasiones que la lectura que hacen los neocatecúmenos es de
tipo ´fundamentalista`, sin embargo, hacer un juicio valorativo de este calado,
supone poner en tela de juicio la formación doctrinal y bíblica de los presbíteros
que presiden cada celebración de la Palabra y que “prolongan la proclamación
de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y actualizándola en el hoy del
camino de fe de los neocatecúmenos” (SCN, art. 11&3).
Quiere esto decir que, para conocer la praxis litúrgico-celebrativa hoy, tal
y como se vive al interior de las comunidades neocatecumenales, el texto de
referencia básico y fundamental, en la espera de la aprobación próxima del
Directorio Catequístico del Camino Neocatecumenal, es el Estatuto. En él
encontramos la ´esencial configuración eclesial`del Neocatecumenado y la
regulación - hasta hoy última- de la praxis litúrgico-sacramental de las CNC.
Habrá que tener en cuenta todavía que, en estos cinco años ad experimentum,
“concierne a los Dicasterios competentes de la Santa Sede examinar el
Directorio catequético y toda la praxis catequética además de litúrgica del propio
Camino” (Statuta, p. 139).
2º) Es una liturgia pascual que actualiza a través del signo de la noche el
Misterio de Pascua haciendo vivir cada domingo como la pascua semanal
anticipada (DD, nº 19). La teología litúrgica con la que es presentada la
catequesis sobre la Eucaristía contiene de modo integral todas las dimensiones
de la teología eucarística: memorial de la Pascua, banquete fraterno, sacramento
del sacrificio, presencia transformante, fuente y culmen de la evangelización,
participación activa.
4º) Es una liturgia festiva, porque se utilizan con profusión los elementos
de gozo y fiesta: flores, adornos, cantos, música y danza.
5º) Es una liturgia distendida, porque todo se realiza con pausa y sosiego,
y al mismo tiempo concentrada, porque se destaca la armónica de todo en su
momento culminante.
4º) Para que la función servicial y ministerial de todos los que intervienen
en la celebración eucarística (acólitos y ministros extraordinarios de la
comunión) responda a la dignidad del misterio celebrado y del servicio
encomendado, es necesario que este ministerio y servicio se hagan conforme a
las orientaciones del OGMR, n º 298: “El alba ceñida con el cíngulo es la
vestidura común de todos los ministerios litúrgicos”. Por tanto el acólito
instituido debe usarla siempre que ejerce su ministerio.
Es cierto que cada generación histórica necesita una palabra sobre Dios y
ésta no puede nacer en cualquier lugar, ni ser expresada con cualquier mediación
conceptual o institucional. Por eso, a lo largo de la historia han existido
múltiples lugares desde los que se ha vivido, pensado y escrito teología. El
profesor Olegario González de Cardedal, en su discurso de ingreso en la Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas 1046, los ha señalado con sincera
fidelidad histórica.
introduce en la comprensión y aceptación del radicalismo evangélico, iniciándoles gradualmente y de forma experimental,
bien sea en la palabra de Dios, bien en los sacramentos de la conversión cristiana -penitencia- o en la eucaristía. Yo encuentro
muy positivo todo esto. Por ello concluyo este mi juicio invitando a los responsables de la Sagrada Congregación del Clero a
que den ánimos a este movimiento, ayudándolo con comprensión y con paterna indulgencia a que permanezca siempre en la
línea ya emprendida de servicio a las comunidades parroquiales para su auténtica renovación”. Cfr. El Camino
Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II, p. 14.
1050
Ya hace algunos años, el actual Arzobispo de Pamplona, Mons. FERNANDO SEBASTIÁN denunciaba la “carencia de
una Teología nacida de la Iglesia española”. Según él, son muy pocos los teólogos que “clarifiquen, enfoquen y estimulen
religiosa y apostólicamente la conciencia de nuestras iglesias”. En una situación de “increencia progresiva, que hace crecer
las huellas de un neopaganismo en la conducta de la gente”, reivindicaba Mons. Fernando Sebastián el surgimiento de una
“buena y renovada teología fundamental, directa, persuasiva, centrada en los grandes términos de la fe cristiana, pero que
parta de la experiencia de la Iglesia. Tendrá que ser también una teología rigurosa, profesional, al mismo tiempo que humilde,
que llegue a todo el hombre y devuelva la confianza y la alegría a la gente de la Iglesia”. Cfr. Lección Inaugural del Curso en
el Instituto de Teología Espiritual de Barcelona: Vida Nueva (21-XI-1991), p. 10.
1051
Teniendo presente lo que señala HENRI BOURGEOIS, “Esta audacia, es la experiencia a la cual se refiere, y a partir de
la cual se quiere reflexionar en un lugar privilegiado, puede ser incluso equivalente, para comprender aspectos del misterio
cristiano, de la realidad eclesial y finalmente de la realidad del mundo” . Cfr. o. cit., p. 28. Considero que es viable, posible y
conveniente hoy en la Iglesia en España de un ´quehacer teológico`desde la experiencia catecumenal vivida ya en nuestro
país.
1052
Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 28.
Bautismo1053. De ahí que la profesión de fe, interior al Bautismo, sea
eminentemente trinitaria. “La Iglesia bautiza ´en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo`(cf. Mt 28,19), Dios uno y trino, a quien el cristiano confía su
vida. La catequesis de iniciación prepara -antes o después de recibir el
Bautismo- para esta decisiva entrega” (DGC. Nº 82). El Neocatecumenado es
así “un instrumento al servicio de los Obispos para realizar el proceso de
educación permanente de la fe requerido por la Iglesia: la iniciación cristiana,
como reafirma el DGC, nº 56: ´no es el punto final en el proceso permanente de
conversión. La profesión de fe bautismal se sitúa en los cimientos de un edificio
espiritual destinado a crecer`” (SCN, art. 22&2).
1053
El que fuera párroco salmantino, ANDRÉS FUENTES, al hablar de la Teología del Neocatecumenado, sostiene que es
una “teología ´en camino`. Va nutriendo la vida del neocatecúmeno a medida que avanza y se hace claridad interior a lo largo
de todo el proceso y de toda la experiencia neocatecumenal. Podría semejarse a la misma experiencia de San Pablo: desde su
caída en el camino de Damasco y de su encuentro con el Resucitado ve iluminar la nueva concepción de Dios, de la
salvación, de la palabra de Dios, de la donación de Dios, del encuentro del hombre con Dios, la raíz del pecado y la fuerza de
la gracia”. Cfr. El Neocatecumenado, p. 123.
1054
Hay que tener muy presente que la gran producción teológica de los Padres de la Iglesia: Cirilo de Jerusalén, Gregorio
Naziancieno, Ambrosio de Milán, Agustín de Hipona, -entre otros-, fue ´gestada` en contexto catecumenal y para el servicio
eclesial y pastoral de los catecumenados que ellos directamente dirigían.
, se puede afirmar que el Neocatecumenado es hoy , también para la Iglesia, un
verdadero lugar teológico desde el que presentar la Verdad de Cristo que hace
libres a los hombres de nuestro tiempo, y a esta tarea está invitada la Iglesia entera:
“En efecto, la Iglesia entera, como ´sal de la tierra`y ´luz del mundo`(cf. Mt 5,13),
debe dar testimonio de la verdad de Cristo que hace libres [...] Para ejercer su
función profética en el mundo, el Pueblo de Dios debe constantemente despertar o
´reavivar`su vida de fe (cf. Tim 1,6), en especial por medio de una reflexión cada
vez más profunda, guiada por el Espíritu Santo, sobre el contenido de la fe misma
y a través de un empeño en demostrar la racionalidad a aquellos que le piden
cuenta de ella (cf. 1 Pe 3,15). Para esta misión el Espíritu de la verdad concede, a
fieles de todos los órdenes, gracias especiales otorgadas ´para común utilidad` (1
Cor 12,7-11)”1055.
Entre estas gracias que el Espíritu Santo suscita al interior del Pueblo de
Dios se encuentra la vocación eclesial del teólogo. En estos últimos años, no pocos
neocatecúmenos, hombres y mujeres, casados y célibes, están sintiendo esta
llamada a una formación teológica como un servicio y una contribución a la misma
evangelización: “El Señor ha enviado a los apóstoles para que conviertan en
discípulos a todos los pueblos y les prediquen (cf. Mt. 28,19). La Teología, que
indaga la razón de la fe y la ofrece como respuesta a quienes la buscan, constituye
parte integral de la obediencia a este mandato, porque los hombres no pueden
llegar a ser discípulos si no se les presenta la verdad contenida en la palabra de la
fe (cf. Rom 10, 14)”1056. Esta presencia, cada vez más notoria, de neocatecúmenos
en las aulas de las Facultades e Institutos de Teología, conecta con uno de los
deseos expresados por nuestros Obispos: “La enseñanza de la Teología a los laicos
(no sólo a los sacerdotes y religiosos/as) es de la máxima importancia en una
Iglesia particular. Aunque no puede pedirse a todos, conviene que la diócesis, en
los planes de formación del laicado, organice una oferta de formación teológica
seria y realista, a través de cauces ágiles que faciliten el acceso a dicha formación”
(CA, nº 102).
Sin embargo, aún con ser importante la formación teológica de los fieles
laicos en las facultades de Teología, a la luz de la praxis del Neocatecumenado,
como “itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos
de hoy”, descubrimos un nuevo lugar nutricio del logos cristiano, un laboratorio
teológico desde el que saborear, gustar, cantar y contar, reflexionar y sistematizar
1055
Cfr. Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe, La vocación eclesial del teólogo, Ed, PPC, Madrid, 1990, nnº
3-5.
1056
Ibid, nº 7. “Mientras la catequesis, a través de la iniciación, enseñanza y educación en los fundamentos de la fe, tiene por
objetivo la adhesión madura a la persona de Cristo (´obsequium fidei`), lo que pretende la teología es hacer crecer en la
inteligencia, como tal, de la fe (´intellectus fidei`). Cfr. CC, nº 73.
428
nuestro discurso sobre la acción de Dios en nuestra existencia, y de nuestra
existencia redimida en Cristo y re-dimensionada en el Espíritu para narrar las
maravillas del Señor a nuestra generación. Este nuevo lugar de creación de
pensamiento teológico es la pequeña comunidad cristiana, en cuanto lugar histórico
donde la fe se recibe como un regalo, se descubre como un don; en cuyo seno se
comparte con otros hermanos, se celebra, se madura y acrisola, se transmite a los
cercanos y a los lejanos, y se confiesa en el corazón de la sociedad con obras y
palabras, siendo conscientes de estar tomando parte en una misión confiada y en
una tarea que nos urge a dar razón de nuestra esperanza.
1057
“Mi amor está crucificado y no queda ya en mí fuego que busque alimentarse de materia; sí, en cambio, un agua viva que
murmura dentro de mí y desde lo íntimo me está diciendo: ´Ven al Padre`”. Cfr. DANIEL RUÍZ BUENO, Padres Apostólicos,
Ed, B.A.C., Madrid 1974, p. 479.
429
praxis neocatecumenal está llamada a aportar, ya está aportando, y va a seguir
aportando a la vida de la Iglesia en los próximos decenios 1058. Desde una
experiencia eclesial vivida en profundidad, radicada en una conciencia bautismal
redescubierta y agradecida1059, brota la necesidad de cantar, decir y exponer que hay
“un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, por todos y en todos” (cf. Ef. 4,5).
1058
En este sentido, comparto en los mismos términos la posición de H. BOURGEOIS, cuando afirma que “la teología
catecumenal me parece que va a ofrecer una aportación original al trabajo teológico que actualmente se realiza en Occidente””.
Cfr. o. cit., p. 239.
1059
En continuidad con la explicación que da el cardenal J. RATZINGER cuando se pregunta ´¿qué es la fe?`: “vuestra fe
bautismal, el conocimiento que os ha sido transmitido por la unción (sacramento), son un contacto con la realidad misma, y, por
tanto, desde ese momento, tienen precedencia sobre la teoría. No es la fe bautismal la que debe justificarse ante la teoría, sino que
es la teoría la que debe justificarse ante la realidad, ante la ´ciencia`de la verdad concedida en la confesión bautismal”. Cfr.
Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 17.
430
vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros, capaces de dar testimonio
de verdad con una fe vivida de forma radical.
431
SIGLAS
432
ChL JUAN PABLO II, Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles
Laici (1989)
CN Camino Neocatecumenal
433
MPD Mensaje al Pueblo de Dios. Documento final del Sínodo de 1977
sobre la catequesis en nuestro tiempo
434
Juan José Calles Garzón
Doctor en Teología Dogmática
por la Universidad Pontificia de Salamanca
435