Sentencia de 1ra Instancia Taydapan

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 16

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD

PRIMER JUZGADO ESPECIALIZADO DE TRABAJO

SENTENCIA N° 454 - 2018

EXPEDIENTE : 0019-2008-0-1601-JR-LA-01
DEMANDANTE : SUCESION INTESTADA DE TANDAYPAN PAREDES,
JOCUNDO AUDENCIO
DEMANDADO : COMPAÑIA MINERA PODEROSA S.A.
MATERIA : INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS POR
ENFERMEDAD OCUPACIONAL DE NEUMOCONIOSIS
JUEZA(s) : CLEOTILDE ESTRADA MACALUPU
SECRETARIA : MARIELLA ROSALES QUIROZ

RESOLUCIÓN NÚMERO: TREINTA Y SEIS


Trujillo, veinte de Junio
Del año dos mil Dieciocho.

I. PARTE EXPOSITIVA:

1.1.-Argumentos del Petitorio.

Conforme se verifica de autos, por escrito de folios 21 a 37, recurre a este


órgano jurisdiccional don JOCUNDO AUDENCIO TANDAYPAN PAREDES,
interponiendo demanda contra la Compañía Minera Poderosa S.A, refiriendo
que ha prestado servicios desde el primero de setiembre de mil novecientos
noventa y ocho hasta el treinta y uno de octubre del dos mil tres, fecha en
que fue cesado por enfermedad profesional denominada Neumoconiosis.
Asimismo, refiere que una de las causas trascendentales de la enfermedad
profesional es la excavación minera por haberse encontrado expuesto a
gases tóxicos de minerales y desprovisto de los aparatos de protección;
alega que la demandada incumplió con las normas de seguridad e higiene
minera; señala además, que la prestación del servicio ha sido personal e
ininterrumpida a favor de la compañía Minera Poderosa S.A a la cual
demanda, labores realizadas dentro del interior de las instalaciones de la
mina, habiéndose encontrado expuesto a los gases tóxicos emanados en la
extracción de minerales; alega que tales labores fueron bajo la dirección,
fiscalización, subordinación y ordenes de su empleadora.
Igualmente sostiene, que la enfermedad de neumoconiosis, es una
enfermedad irreversible que no tiene cura, la misma que ha venido
deteriorando su salud.

1
En mérito a los argumentos descrito es que demanda el pago de una
indemnización por daños y perjuicios por incumplimiento de disposiciones y
normas laborales generados dentro de la relación laboral (que comprende
lucro cesante, daño emergente y daño moral), por un monto que asciende a
ochenta y seis mil doscientos soles (S/ 86,200.00), más los intereses
legales, costas y costos del proceso. Fundamenta jurídicamente y ofrece
pruebas.

1.2 Argumentos de defensa de la demandada:

Por escrito de folios 872 a 886, la demandada COMPAÑÍA MINERA


PODEROSA SA. formula las siguientes excepciones: 1) incompetencia por
la materia, 2) excepción de falta de legitimidad para obrar de la demandada;
y formula Denuncia Civil contra Rimac Internacional Compañía de Seguros
S.A; y, contestando la demanda, solicita se declare infundada en todos sus
extremos, argumentando que la Compañía Minera no ha incumplido con la
norma legal u obligacional patronal que acredite la existencia de una
conducta antijurídica que haya irrogado daños al demandante, vulnerando el
deber genérico de no dañar, alega que ha contratado la póliza del SCTR -
Póliza del Seguro Ley, habiendo realizado los aportes con fines
previsionales; que actuó de manera responsable y diligente; indica también
que el actor no ha demostrado la relación de causalidad, esto es la fecha de
adquisición de la supuesta enfermedad, información que permita determinar
si la adquirió durante la vigencia del contrato de trabajo.

1.3. Por resolución número DOS, de folios 38, se admite a trámite la


demanda, en la vía del proceso ordinario laboral, y se confiere traslado a la
parte demandada.

1.4. Por resolución número cuatro de folios 899, se declara infundada la


denuncia civil formulada por la demandada.

1.5 De folios 902 a 905, obra el acta de audiencia única, llevada a cabo el
día diecisiete de abril del dos mil ocho, con el resultado que aparece de su
mérito, en cuya ocasión se declararon infundadas las excepciones de
incompetencia por la materia y de falta de legitimidad para obrar de la
demandada, deducidas a folios 872 a 875; declarándose la existencia de una
relación jurídico procesal válida y saneado el proceso, no prosperando la
conciliación, y se procedió a fijar como puntos controvertidos el determinar si
existen daños y perjuicios materia de resarcimiento como consecuencia del
incumplimiento de normas de seguridad e incumplimiento de mecanismos de
protección por parte de la demandada; se actúan los medios probatorios
ofrecidos por las partes.

1.6. Por resolución número SIETE, de folios 918, se concede apelación sin
efecto suspensivo y con calidad de diferida a la demandada contra la
resolución número cinco.

1.7. De folios 929 a 932, obra el escrito de Pacífico Vida Compañía de


Seguros y Reaseguros.

2
1.8. Por resolución número CATORCE de folios 971, se tiene presente la
conducta procesal de la demandada al momento de expedirse la resolución
que pone fin a la instancia respecto de la documentación de entrega de
herramientas y materiales de higiene y seguridad al demandante por el
mismo periodo, se prescinde la actuación de la pericia médica admitida
como medio probatorio de oficio en el acto procesal de la audiencia única,
de folios 988 a 990 obra la carta de Essalud.

1.9. A folios 1002 obra el Oficio de la Gerencia Regional de Energía y


Mineras e Hidrocarburos, de folios 1021 a 1026 obran los alegatos del
demandante.

1.10. Por resolución VEINTIDÓS de fecha treinta de setiembre del año dos
mil nueve, se expide sentencia de primera instancia obrante de folios 1034
a 1049, declarando fundada en parte la demanda interpuesta y ordenando el
pago a favor del demandante por la suma de S/ 55,000.00.
Siendo objeto de apelación por la empresa demandada mediante escrito de
folios 1055 1071.

1.11 A folios 1096 a 1101, obra la sentencia de vista expedida por la


Primera Sala Laboral de fecha cuatro de marzo del dos mil diez revocando
la sentencia de primera instancia y reformándola la declara infundada en
todos sus extremos.

1.12. A folios 1119 obra el recurso de casación formulado por la parte


demandante.

1.13 De folios 1133 a 1137 obra la resolución Casatoria de fecha ocho de


Junio del año dos mil once expedida por la Sala de Derecho Constitucional y
Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de La República que
resuelve declarar fundado el recurso de casación interpuesto por la parte
demandante y declara nula la sentencia de vista e insubsistente la de
primera instancia y dispone se emita nueva sentencia.

1.14 Por resolución número VEINTINUEVE, de fecha veintisiete de


diciembre del año dos mil once, obrante de folios 1138 a 1139, se dispuso
oficiar al Colegio Médico Filial Trujillo, a fin de que designe a dos peritos
neumólogos para que realicen una Pericia Médica al demandante.

1.15 De folios 1189 a 1192, la parte demandante solicita prescindir de la


Pericia Médica, y solicita sentencia previos alegatos.

1.16 Por resolución número TREINTA Y DOS de fecha cinco de marzo del
año dos mil trece, obrante de folios 1193 a 1194, se resuelve declarar
improcedente la solicitud de prescindirse de la Pericia Médica, se subroga al
Peritos Médicos Abel Adalberto Arroyo Sisniegas y César Augusto Fonseca
Jones y se reitera Oficio al Colegio Médico a fin de que se sirva remitir los
nombres de dos médicos especialistas en neumología y por resolución

3
número treinta y tres se designa a Gilmar Robert Mejía Sánchez y Oscar
Neri Alquizar Horna.

1.17 Con fecha 15 de Mayo del 2017, el expediente es desarchivado por la


parte demandante, habiéndose encontrado el mismo en el Archivo Central.

1.18 Por escrito de fecha 29 de Mayo del 2017, se apersona al proceso Sara
Mirian Tandaypan Valera en su calidad de heredera legal del demandante,
manifestando el deceso acaeció el 03 de Abril del 2012, y solicita
asimismo se prescinda de la Pericia Médica.

1.19. Por resolución número TREINTA Y CUATRO, de fecha dos de junio del
año dos mil diecisiete, obrante a folios 1228 a 1229, resuelve declarar como
sucesora procesal del demandante a su heredera legal doña Sara Mirian
Tandaypan Valera y SE PRESCINDE de la Pericia Médica, disponiéndose
que los autos pasen para expedir sentencia.

1.20 De folios 1239 a 1245, obran los alegatos presentado por la parte
demandante, siendo el estado del proceso, el de expedir la sentencia que
corresponde.

II. PARTE CONSIDERATIVA:

Respecto a la Tutela Jurisdiccional efectiva:


PRIMERO.- El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, es uno de los
derechos fundamentales y/o constitucionales que tiene todo sujeto de derecho
al momento de recurrir al órgano jurisdiccional a fin de que se le imparta
justicia, existiendo garantías mínimas para todos los sujetos de derecho que
hagan uso o requieran de la intervención del Estado para la solución de su
conflicto de intereses o incertidumbre jurídica; utilizando para ello el proceso
como instrumento de tutela del derecho sustancial de los mismos. El derecho
a la tutela jurisdiccional efectiva no comprende necesariamente obtener
una decisión judicial acorde con las pretensiones formuladas por el
sujeto de derecho que lo solicita o peticiona, sino más bien la atribución
que tiene el Juez a dictar una resolución conforme a derecho y siempre
que se cumplan los requisitos procesales mínimos para ello; es decir, este
derecho supone obtener una decisión judicial sobre las pretensiones deducidas
por el actor ante el órgano jurisdiccional respectivo, siempre que se utilicen las
vías procesales adecuadas, pero no necesariamente tal decisión es la
solicitada por el actor, ya que, la misma puede ser favorable o desfavorable a
las pretensiones ejercidas.

SEGUNDO.- En nuestra legislación, el derecho a la tutela jurisdiccional


efectiva, la tenemos regulada en el artículo 139 de nuestra Constitución
Política, que señala: “Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional”; en el artículo 7
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que establece: “En el ejercicio y defensa

4
de sus derechos, toda persona goza de la plena tutela jurisdiccional, con las
garantías de un debido proceso”.

TERCERO.- Se precisa asimismo, que la finalidad del proceso es resolver


un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre jurídica, ambas con
relevancia jurídica, a tenor de lo previsto en el artículo III del Título Preliminar
del Código Procesal Civil, y dentro de un debido proceso, como una garantía
constitucional, debiendo resaltar que la carga de la prueba en materia laboral,
conforme a lo previsto en el artículo 27 de la Ley Procesal del Trabajo 26636,
corresponde al trabajador probar la existencia del vinculo laboral y al
empleador acreditar haber cumplido con las obligaciones laborales o
convencionales de trabajo; y, considerando que en los procesos como el
presente, sobre Indemnización por Daños y Perjuicios sustentados en la
presencia en el demandante de una enfermedad profesional, a quien le
corresponde acreditar el daño alegado, se resalta el hecho que corresponde al
demandado empleador y a su solidario empresa principal, el probar el
cumplimiento de las normas o disposiciones legales que regulan expresamente
las obligaciones que en materia de higiene, seguridad y salud ocupacional
deben cumplir los empleadores.

Materia de controversia:
CUARTO. Conforme al petitorio de demanda y argumentos de defensa de la
parte demandada, la presente litis se centra básicamente en determinar si
corresponde a la sucesión del causante el pago de una indemnización por
daños y perjuicios por incumplimiento de disposiciones y normas laborales en
la suma de S/ 86,200.00 soles, que comprende lucro cesante, daño emergente
y daño moral, más los intereses legales, costas y costos del proceso.

Respecto a la competencia del caso


QUINTO. Entrando en tema concerniente al fondo de la litis, previamente,
debemos precisar – en cuanto a la competencia del Juzgado – que, según el
Tema 5 del Pleno Jurisdiccional Nacional Laboral del 2000, cuyo acuerdo
fue: “Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y resolver las
demandas de indemnización por daños y perjuicios originados por el
incumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo”; lo que –
posteriormente – fue corroborado en el Tema 1 del Pleno Jurisdiccional
Nacional Laboral del año 2008, donde se tomó como acuerdo, el siguiente: “El
Juez Laboral es competente para el conocimiento de las acciones de
indemnización por daños y perjuicios derivados del contrato de trabajo”, por
ende, corresponde la competencia de este juzgado de la presente causa.

Normatividad aplicable al caso


SEXTO.- La Indemnización de Daños y Perjuicios por responsabilidad
contractual, está ligado al instituto jurídico civil sustantivo de la Responsabilidad
Civil en su esfera contractual, que se encuentra regulada por el Código Civil y
que obliga al causante del daño (en este caso imputado al empleador) a
5
repararlo, siempre que se verifique la concurrencia de sus elementos
configurativos.

SÉPTIMO.- Cabe precisar que, el Reglamento del Decreto Ley N° 18846,


aprobado por Decreto Supremo N° 002-72-TR, define a la enfermedad
profesional; y considera entre otras a la Neumoconiosis, señalando su Primera
Disposición General, lo siguiente: “El otorgamiento de las prestaciones establecidas
por el presente Reglamento por parte de la Caja Nacional de Seguro Social, exonera al
empleador de toda otra indemnización por causa del mismo accidente o enfermedad
profesional. Pero si el riesgo se hubiere producido por acto intencional o por
negligencia o culpa del empleador o sus representantes, o de un tercero, la Caja
Nacional de Seguro Social procederá a demandar el pago del monto de las prestaciones
otorgadas. Asimismo, la víctima o sus causa-habientes podrán instaurar las acciones
pertinentes de derecho común para obtener la indemnización por perjuicios”; lo
expuesto nos permite señalar que la diferencia existente entre el derecho a las
coberturas por enfermedad profesional y el derecho a la indemnización, radica
en determinar que procederá el derecho a la indemnización por daños y
perjuicios, cuando la enfermedad sea consecuencia del incumplimiento de
obligaciones por parte del empleador a título de dolo o culpa.

Asimismo, la Ley Nº 26790, en su artículo 19°, literal b, establece que, el Seguro


Complementario de Trabajo de Riesgo cubre los riesgos referidos al
otorgamiento de pensiones de invalidez temporal o permanente y de
sobrevivencia y gastos de sepelio, como consecuencia de accidentes de trabajo
o enfermedades profesionales, pudiendo contratarse libremente con la ONP o
con empresas de seguros debidamente acreditadas.

Igualmente, cabe agregar que por Decreto Supremo Nº 003-98-SA, se aprobó


las Normas Técnicas del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgos, el
mismo que en su artículo tercero define a la enfermedad profesional como
todo estado patológico permanente o temporal que sobrevive al trabajador
a consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña
habitualmente o del medio en que se ha visto obligado a trabajar.

De otro lado, es preciso señalar que en el Capítulo III de las Normas Técnicas
del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, se señala que las
prestaciones económicas que otorga son: a) pensión de sobrevivencia; b)
pensión de invalidez, y c) gastos de sepelio. Su regulación evidencia que la
pensión de invalidez constituye la prestación equivalente a la pensión por
incapacidad para el trabajo que otorgaba el Decreto Ley Nº 18846; y que los
términos “incapacidad temporal”, “incapacidad permanente parcial” e
“incapacidad permanente total” se han sustituido por los de invalidez temporal,
invalidez parcial permanente e invalidez total permanente, para definir y cubrir,
de la misma forma, el riesgo de incapacidad para el trabajo.

De lo expuesto se colige que, lo que otorga la aseguradora es una prestación


económica como consecuencia del contrato de seguro complementario de
trabajo de riesgo que está obligada a contratar la demandada y no una
indemnización, debiendo resaltar que en el primer caso, dicha prestación surge
del referido contrato, y luego de verificarse que el trabajador padece de una

6
enfermedad profesional surgida como consecuencia directa del trabajo
desempeñado por el trabajador o el medio en el cual ha trabajado el mismo; es
decir, para que proceda dicha prestación se verifica que la enfermedad adquirida
sea producto de la actividad o medio en el cual laboró el trabajador, mientras
que la Indemnización, tiene su origen en el incumplimiento por parte del
empleador de las obligaciones de trabajo en materia de higiene, seguridad
y salud ocupacional, y se fundamentan en el dolo o culpa en que puede
haber incurrido el empleador, es decir que para poder imputar
responsabilidad al empleador y demandar la correspondiente
indemnización al mismo, se tiene que verificar si el mismo ha incurrido en
culpa o dolo al momento de incumplir las obligaciones en materia de
higiene, seguridad y salud ocupacional a que está obligado.

En el contexto expuesto, se concluye que en el presente caso, la indemnización


que se peticiona, no resulta imputable a la aseguradora que posiblemente haya
contratada por la empresa demandada, pues la misma no forma parte del
contrato de trabajo, y la misma no está obligada a cumplir las normas en materia
de seguridad, higiene y salud ocupacional, y es más tampoco se le puede
imputar dolo o culpa en relación al incumplimiento de dichas normas; con lo que
se aclara cualquier argumento de la defensa respecto a que cumplió con
contratar a la compañía aseguradora, pues como hemos acotado, es totalmente
diferente al pago de la indemnización a la estaría obligada a entidad demandada
en caso así se llegase a determinar en autos.

Análisis de caso.
OCTAVO.- Sobre el vínculo laboral entre el demandante y la empresa
demandada, éste se encuentra debidamente acreditado con el reconocimiento
de la demandada en su escrito de contestación de demanda obrante a folios
ochocientos setenta y dos a ochocientos ochenta y ocho, corroborado con las
boletas de pago de folios dos, certificado de trabajo de folios cuatro, lo cual
conlleva al juzgador a determinar, que el causante de la sucesión trabajó para
la empresa demandada desde el 01 de Setiembre de 1998 hasta el 31 de
Octubre del 2003, en el cargo de Enmaredador –A, en el área de Mina.

NOVENO.- El actor en vida, señaló que como consecuencia de la labor


prestada para la demandada como enmaderador por más de cinco años, y con
el incumplimiento de normas se seguridad por parte de la demandada, le
resulta atendible una indemnización por daños y perjuicios por enfermedad
profesional; y, dada su relación laboral, considera que ésta debe ubicarse
dentro del ámbito de la responsabilidad contractual, por cuanto se deriva de
una relación contractual laboral que ha existido entre las partes, alega que
dicha institución jurídica se rige por lo dispuesto en los artículos 1321° y 1322°
del Código Civil y el derecho peticionado por el actor se base en que la
enfermedad profesional de neumoconiosis que padeció fue adquirida como
consecuencia del trabajo minero, el cual tiene sustento legal en lo dispuesto
por el artículo 1321° del Código Civil Peruano, cuyo objeto es el resarcimiento
del mismo; refiere que, es de público conocimiento, que quienes corren riesgo
de enfermarse de neumoconiosis, son aquellas personas que laboran, entre
otros lugares, en las minas de superficie y de carbón; siendo así, el causante
de la sucesión, en su oportunidad acreditó haber laborado para la demandada

7
en el cargo de enmaredador-A, en el área de Mina, entiéndase por
enmaredador a la persona que prepara los estriales o techos y paredes en los
socavones de mina, trabajo que evita el deslizamiento de la tierra al interior de
los conductos mineros, entonces pues no cabe duda que la labor realizada por
aquél, estuvo expuesta de manera constante a polvo fino, humo, ruido,
humedad y gases tóxicos.

DÉCIMO.- A folios tres, obra la Carta dirigida por Pacifico Vida al causante, y
que en referencia a la solicitud de Evaluación y calificación de invalidez, originó
el Dictamen N°016/2003, emitido por Pacífico Vida su fecha 25 de Febrero del
2003, en dicho dictamen se aprecia que el fallecido presentaba un 35% de
menoscabo Global de la persona de naturaleza permanente; asimismo, a
folios novecientos treinta y dos corre el Informe emitido por Pacífico Vida
Compañía de Seguros y Reaseguros, donde se precisa que el médico auditor
de la referida empresa aseguradora emitió el Dictamen de Evaluación y
Calificación de Invalidez N° 016/2003 el 25 de Febrero del 2003, y determinó
un 38% de Menoscabo Global a la persona, el mismo que se diagnosticó
como de naturaleza permanente, cabe precisar que este Dictamen sirvió de
sustento para el otorgamiento de la indemnización por enfermedad profesional
derivada del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo a favor del actor y
pagado el 15 de Junio del 2003, conforme así ha quedado acreditado a folios
932.
Asimismo, debe considerarse el examen practicado por el radiólogo al actor,
durante estuvo en vida, el mismo que obra de folios novecientos treinta y uno,
que diagnosticó: “RADIOGRAFIA FRONTAL DE TORAX, MUESTRA
MULTIPLES NODULOS DENSOS, DE IDENTIDAD Y TAMAÑO VARIABLES
EN EL CAMPO PULMONAR DERECHO Y HACIA LOS DOS TERCIOS
INFERIORES DEL CAMPO PULMONAR IZQUIERDO”.

Estando al análisis de medios de prueba, ofrecidos y admitidos en el proceso, y


que se valoran de manera conjunta por parte de la juzgadora en la presente
sentencia, quien logra determinar que se encuentra acreditado en autos que el
causante laboró en mina, en el cargo de enmaredador-A, labor que conllevó la
exposición constante a polvos y sustancias tóxicas y por ende contrajo la
enfermedad profesional de Neumoconiosis, enfermedad que es de carácter
permanente e irreversible, la cual no solo ocasionó menoscabo en la salud del
actor sino conllevó a su muerte.
Precísese que respecto a esta enfermedad profesional, el Tribunal
Constitucional, en la Sentencia N° 1008-2004- AA/TC, de fecha 15 de marzo de
2005, señala “(…) es una enfermedad profesional definida como una afección
respiratoria crónica, progresiva, degenerativa e incurable, que tiene cuatro estadios de
evolución y es producida por la inhalación, retención y reacción pulmonar al polvo de
diversas sustancias minerales, especialmente de sílice cristalina, por períodos
prolongados. El trastorno funcional más frecuente de la dolencia es la alteración
ventilatoria producida por la formación permanente de tejido cicatricial en los

8
pulmones, que provoca la pérdida de su elasticidad, requiriéndose de un mayor
esfuerzo para respirar (…) produce incapacidad permanente, por ser irreversible y
degenerativa, y que, al momento de su manifestación y diagnóstico, la incapacidad
puede ser parcial o total, dependiendo del grado de evolución diagnosticado en la
evaluación médica ocupacional.”. (…)”.

DÉCIMO PRIMERO.- En atención a lo descrito, la Organización Internacional


del Trabajo, así como por la Organización Mundial de la Salud, han dictado
directivas para su diagnostico, prevención y tratamiento. La clasificación
Radiográfica Internacional de la Neumoconiosis de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) establece el diagnostico de la enfermedad en
cuatro categorías o estadios de evolución, a partir de la lectura de las
radiografías de tórax: UNO (1/1 Y 1/2), DOS (2/1, 2/2 Y 2/3), TRES (3/2, 3/3 Y
3+) y CUATRO (A, B y C).

Estadios de evaluación de la
Neumoconiosis Clasificación Radiológica Grados de evolución
Primer Estadio 1/1 - 1/2 Simple
Segundo Estadio 2/1 -2/2 -2/3 Acelerada
Tercer Estadio 3/2 -3/3 -3+ Acelerada
Cuarto Estadio A-B-C Avanzada

Paralelamente a esta clasificación y de acuerdo con los signos críticos, la


neumoconiosis se clasifica a su vez, en simple (primer estadio), acelerada
(segundo estadio), avanzada (tercer estadio) y aguda (cuarto estadio). Aunque
médicamente no es posible predecir la manifestación, desarrollo y evolución de
esta enfermedad profesional, pues puede presentarse luego de un corto tiempo
de exposición a los polvos inorgánicos o muchos años después de ello, su
origen si está determinado de manera única y directa en todos los casos en el
ejercicio de la actividad laboral, así como de irreversibilidad y degeneración
progresiva de la salud de quien padece la enfermedad; por consiguiente, la
neumoconiosis produce incapacidad permanente, por ser irreversible y
degenerativa, y que, al momento de su manifestación y diagnóstico, la
incapacidad puede ser parcial o total dependiendo del grado de evolución
diagnosticado en la evaluación médica ocupacional.

Incapacidad
permanente Grado
Estadios de evaluación
laboral de Incapacidad

Primer Estadio PARCIAL No menor del 50% hasta el 66.6%


Segundo Estadio
Tercer Estadio TOTAL No menor de 66.66%
Cuarto Estadio

9
En este contexto de análisis de actuados y conceptos jurídicos, respecto a la
enfermedad profesional, materia de análisis, la juez de instancia, considera que
los documentos analizados consistentes en el Dictamen N°016/2003, emitido por
Pacífico Vida el 25 de Febrero del 2003, que dictaminó un menoscabo global
del 35% a la persona de actor y que fue de naturaleza permanente y la
documental de folios 932 consistente en el Dictamen de Evaluación y
Calificación de Invalidez N° 016/2003 emitido el 25 de Febrero del 2003, que
dictaminó un 38% de Menoscabo Global a la persona y que sirvió de base
para el otorgamiento de la indemnización por enfermedad profesional derivada
del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo, son medios probatorios
suficientes para acreditar que el actor, en vida padecía de la enfermedad de
neumoconiosis, no importando su estadio toda vez que se ha precisado, se trata
de una enfermedad degenerativa, que una vez anidada y/o arraigada en los
pulmones, fue progresiva e irreversible.

DÉCIMO SEGUNDO- Cabe señalar que para que exista responsabilidad


contractual como consecuencia del incumplimiento de las obligaciones surgidas
del contrato de trabajo, resulta necesario, verificar si concurren los siguientes
presupuestos, que dicha responsabilidad exige:
a) Que el hecho imputado sea antijurídico.
b) Que se haya causado un daño y esté sea probado.
c) que, exista una relación de causalidad, es decir, una relación de
causa -efecto entre la conducta antijurídica del autor y el daño
causado a la víctima.
d) los factores de atribución, es decir, si la conducta ha sido dolosa o
culposa (subjetivo).

DÉCIMO TERCERO.- En relación a la antijuricidad, es de señalar, como lo


menciona el autor nacional Lizardo Taboada Córdova: “(...) una conducta es
antijurídica no sólo cuando la conducta viola una norma prohibitiva, sino también
cuando la conducta viola el sistema jurídico en su totalidad, en el sentido de afectar los
valores o principios sobre los cuales ha sido construido el sistema jurídico” .1

En ese sentido, siendo que la empresa demandada tiene como principal


actividad labor en la extracción de minerales, se puede colegir que, en efecto,
las labores del demandante dentro de instalaciones de la empresa empleadora,
han sido riesgosas, para lo cual debió cumplir con las disposiciones que rigen
la seguridad e higiene minera, esto es lo dispuesto por el Texto Único
Ordenado de la Ley General de Minería Decreto Legislativo 109, aprobado por
Decreto Supremo N° 014-92-EM, el cual estableció en sus artículos 209, 211 y
212, que los empleadores dedicados a actividades mineras, tienen la obligación
de proporcionar las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo; establecer
programas de bienestar, seguridad e higiene, de acuerdo con las actividades
que realicen, así como en el Reglamento de Seguridad e Higiene Minera
aprobado por el D.S. Nº 023-92-EM, el cual en sus Artículos 428, 429, 430 y
436, establecen que los empleadores mineros están obligados a proporcionar
1
En “Elementos de la Responsabilidad Civil” Segunda Edición, año 2003, Pag. 23.

10
al personal a su servicio la indumentaria y aparatos de protección que
convenga al caso, y el personal obligado a usarlo adecuadamente durante la
jornada de trabajo; y que en todo lugar donde exista la posibilidad de
producción de gases, humos, vapores o polvos, deberá contarse con máscaras
de tipo conveniente al caso particular, en número suficiente para todos los
obreros que trabajen; los que deberán ser aprobados por la Dirección General
de Minería, estableciéndose la prohibición de trabajar sin el uso de los
dispositivos y ropas de protección.

Conforme lo expuesto, no solo correspondía a la demandada alegar haber


cumplido con los dispositivos legales citados, sino acreditar, con medios de
prueba idóneos, haber otorgados al demandante hoy difunto, los implementos
de seguridad necesarios y oportunos para el cumplimiento de sus funciones,
además de preocuparse por acreditar el control permanente de la salud de sus
trabajadores, atendiendo al riesgo de las labores que desempeñan, tal cual así
lo exige el artículo 27 de la Ley Procesal del Trabajo, aplicable al caso sub
examine, que como se reitera, en autos no obra prueba alguna. A lo expuesto
debe tenerse en cuenta que el Tribunal Constitucional ha reiterado como
precedente vinculante STC N° 2513-2007-AA, estableció: “(…) los
EMPLAZADOS TIENEN LA CARGA de presentar los exámenes médicos de control
anual y de retiro…es más en aquellos casos en los que el demandante sea un ex
trabajador , los emplazados deberán presentar al examen médico de retiro, pues sino lo
hacen SE PRESUMIRA que el demandante a la fecha de su cese se encontraba enfermo
y bajo la cobertura de invalidez de la emplazada (…)”.

DÉCIMO CUARTO.- El segundo aspecto fundamental de la responsabilidad en


términos genéricos es el daño causado, siendo éste el aspecto fundamental,
no único, de la responsabilidad civil extracontractual, pues se entiende que en
ausencia de daño no hay nada que reparar o indemnizar y por ende no hay
ningún problema de responsabilidad civil. Al respecto al autor nacional Lizardo
Taboada Córdova refiriéndose al daño ha señalado: “(...) se entiende por daño la
lesión a todo derecho subjetivo, en el sentido de interés jurídicamente protegido del
individuo en su vida de relación, que en cuanto protegido por el ordenamiento jurídico,
se convierte justamente en derecho subjetivo, esto es un derecho en el sentido formal y
técnico de la expresión”.
Ahora bien, respecto del daño, existe unanimidad en la doctrina en que el
mismo puede ser de dos categorías: Patrimonial y Extra patrimonial,
conforme lo recoge actualmente nuestra novísima Ley Procesal del Trabajo.
Respecto del daño patrimonial, se sabe que es de dos clases: el daño
emergente, es decir, la pérdida patrimonial efectivamente sufrida, y el lucro
cesante, entendido como la ganancia dejada de percibir.
En lo concerniente al daño extra patrimonial nuestro Código Civil se refiere al
daño moral y el daño a la persona, existiendo en la doctrina moderna una
tendencia cada vez más fuerte a hablar únicamente del daño a la persona,
tanto en su dimensión física y psicológica.

En este orden de ideas, como ya se ha indicado, respecto a la existencia del


daño alegado por enfermedades profesionales, ha quedado acreditado con la
documental descrita en el considerando décimo de la presente resolución, que
el demandante ya fallecido, padeció de neumoconiosis, enfermedad

11
profesional de carácter permanente e irreversible, cuyo deceso se produjo el
03 de abril de 2012.

DECIMO QUINTO.- En lo relativo a la relación de causalidad, se tiene que es


un requisito de toda responsabilidad civil, pues si no existe una relación jurídica
de causa efecto, entre la conducta atípica y el daño producido a la víctima, no
habrá responsabilidad de ninguna clase. Al respecto, es de señalarse, que
dicha relación de causalidad resulta acreditada si se tiene en cuenta que
aunque médicamente no es posible predecir la manifestación, desarrollo y
evolución de la enfermedad profesional de neumoconiosis, pues puede
presentarse luego de un corto tiempo de exposición a los polvos inorgánicos, o
muchos años después de ello, su origen (contingencia) sí está determinado de
manera única y directa, en todos los casos, como derivadas del ejercicio de la
actividad laboral minera en subsuelo; debiendo agregarse que, en el presente
caso, está probado que el actor ya fallecido, ha laborado por 05 años, 02
meses efectuando labores, como enmaredador A, en el área de Mina en la
Unidad Minera de Cía. Poderosa S.A., debiendo reiterarse que el enmaredador
es la persona que prepara los estriales o techos y paredes en los socavones de
mina, tal responsabilidad encomendada al enmaredador es de vital importancia
en mina pues evita el deslizamiento de la tierra al interior de los conductos
mineros, no existiendo duda de la constante exposición al polvo, humo, ruido,
humedad y gases tóxicos, hechos que ocasionaron la enfermedad profesional
de neumoconiosis, la misma que no necesitan ser probados con medios de
prueba adicionales, que los ya practicados y analizados, como es el certificado
de trabajo de folios 04, que además fue expedido por su ex empleadora hoy
demandada; se agrega que, la enfermedad fue contraída por el actor debido a
que su ex empleadora, no brindó oportuna y periódicamente al demandante los
equipos de protección adecuados, ni las herramientas que hubieran permitido
efectuar una labor sin estar expuesto al riesgo de adquirir la referida
enfermedad, pues de haberlo hecho, debió adjuntar en autos los medios de
prueba que acredite ello.

DECIMO SEXTO.- En cuanto a los factores de atribución, son aquellos que


determinan finalmente la existencia de la responsabilidad civil, cabe señalar
que en el campo contractual, de acuerdo a nuestra legislación actual, son dos
los factores de atribución: el dolo y la culpa inexcusable o culpa leve,
debiendo destacar que nuestro Código Civil, en su artículo 1321º dispone
“Queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta sus
obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa leve”. En relación a la culpa
inexcusable, el Artículo 1319°, precisa “Incurre en culpa inexcusable quien por
negligencia grave no ejecuta la obligación”. Al respecto, Juan Espinoza Espinoza
señala lo siguiente: “(…) debemos distinguir la culpa objetiva y culpa subjetiva. La
primera se denomina también culpa in abstracto, es la culpa por violación de las leyes,
es decir el ordenamiento determina el parámetro del comportamiento y si el agente no
lo cumple, este es responsable. Esta culpa objetiva se basa en parámetros determinados
por la ley (es por ello que recibe dicha calificación), en efecto, una cosa es exigir la
responsabilidad del autor de un daño negando todo examen de su conducta (teoría del
riesgo), y otra cosa es no declararlo responsable, sino en los casos en que otra persona
habría obrado de manera distinta (apreciación de la culpa in abstracto). La segunda
denominada también culpa in concreto, es aquella que se basa en las características

12
personales del agente. Este tipo de culpa engloba a la imprudencia y la negligencia” 2
El mismo autor, además precisa: “Igualmente debe tenerse presente que la culpa
tiene diversos grados: Culpa grave, que es el no uso de la diligencia que es propia de
la absoluta mayoría de los hombres, es decir, quien ha tenido una conducta tal no ha
hecho lo que todos los hombres hacen comúnmente y culpa leve, es el no uso de la
diligencia propia de las personas de capacidad media”. Teniendo en cuenta lo antes
expresado, cabe señalar que la culpa, es toda violación de un deber jurídico,
derivado de la falta de diligencia (negligencia) en el cumplimiento de las
obligaciones provenientes de la ley o un convenio. A su vez la negligencia,
puede derivar de una falta de previsión del resultado (in omittendo) o una
previsión errónea (in faciendo), con la salvedad que en el primer caso el
responsable no previó las consecuencias pudiendo y debiendo hacerlo, y en
esto está su falta; mientras que, en el segundo caso, sí previó las
consecuencias, pero confió con imprudencia o ligereza en que no se
producirían, debiendo agregarse que, en ambos casos, la culpa debe ser
perjudicial al acreedor, para que por ella se responsabilice al deudor.

Al caso sub examine, estando a la gravedad de la negligencia, que se deriva de


la ausencia de previsión de las consecuencias, lo cual resulta injustificable por
el tipo de actividad desarrollada (labor minera), pues debe entenderse que toda
empresa que desarrolla actividades mineras, debe prever que la no
implementación de medidas de higiene, protección y seguridad minera,
ocasionará que los trabajadores adquieran la enfermedad profesional, como en
este caso la neumoconiosis. Siendo ello así, al haberse determinado que la ex
empleadora del actor ya fallecido, incurrió en el incumplimiento oportuno y
periódico de sus obligaciones en materia de seguridad e higiene ocupacional,
dicha conducta en razón a la naturaleza riesgosa de la actividad minera que
desarrolla la demandada (lo cual la obliga a adoptar un mayor celo y cuidado
respecto al cumplimiento de las normas de salud, higiene y seguridad
ocupacional), configura una negligencia inexcusable, pues las
responsabilidades y obligaciones de quienes desarrollan esta actividad se
encuentran claramente determinadas; y su inobservancia resulta injustificable.
Estando a lo expuesto, la imputación de la responsabilidad a la empresa
demandada se sustenta en la culpa inexcusable en que ha incurrido la misma.

DECIMO SÉPTIMO.- Los medios de prueba analizados previamente, en forma


conjunta, deberán concluir en el valor del resarcimiento. Para efectos de la
valorización del monto indemnizatorio, se debe tener en cuenta aspectos
relacionados con: 1) Las expectativas de trabajo, 2) Las expectativas de vida;
3) la calidad de vida. Además, al discernir el quantum reparatorio, cabe tener
en cuenta, en esencia, su dimensión inmaterial o extrapatrimonial, cuyo
resarcimiento encuentra fundamento en valores trascendentales del Estado
Social y Constitucional, como el derecho a la dignidad, el derecho a la vida, a la
salud, a la integridad moral, psíquica y física y al libre desarrollo y bienestar de
la persona expresamente recogidos por los artículos 1, 2 ordinal 1 y 11 ordinal
1 de la Convención Americana de Derechos Humanos y los artículos 1, 5 y 17
del Código Civil, además de las numerosas normas jurídicas ya citadas, que

2
Juan Espinoza Espinoza: “Derecho de la Responsabilidad Civil”; Gaceta Jurídica, Tercera Edición, 2005, Pp. 146-147.

13
establecen, en forma imperativa, el deber de protección de la vida y la salud,
durante la ejecución del contrato de trabajo.
En este contexto, corresponde tener en cuenta que, conforme al artículo 1985°
del Código Civil, se establece expresamente que la indemnización comprende
las consecuencias que se deriven de la acción u omisión generadora del daño,
incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, que tales
extremos deberán ser indemnizados de acreditarse el daño, conforme a las
pruebas aportadas, pese a que no sean invocados expresamente en el petitorio
de la demanda (Cas. N° 2143-97-Lima), más aún si en sus fundamentos de
hecho los señala, y los cuantifica.

En este contexto de análisis, la determinación del quantum de la indemnización


resulta ser:
1. Por daño emergente (damnum emergens), esto es lo que sale del
patrimonio del dañado, los costos de la enfermedad.- debe precisarse que
el demandante ya fallecido, para la atención de su dolencia debió tener:
atención médica, servicios de apoyo al diagnóstico, medicinas,
rehabilitación, y otros similares, algunos de los cuales no son cubiertos por
la seguridad social; la enfermedad de neumoconiosis al ser incurable e
irreversible, sólo puede contrarrestar sus síntomas con medicina que le
ayuden a respirar, medicinas contra el dolor y medicamentos para disminuir
la inflamación, si bien en el presente caso no se acreditan los gastos en
que ha incurrido y viene incurriendo, sin embargo es razonable que se
efectúan; a fin de determinar la cuantificación de este daño, se debe tener
en cuenta que el causante a la fecha en que interpuso su demanda
contaba con 52 años de edad (véase copia de DNI de folios 01), habiendo
fallecido durante el decurso del proceso conforme se acredita con el Acta
de Sucesión Intestada de folios 1219 a 1220, por lo que se fija
prudencialmente en la suma de QUINCE MIL SOLES (S/. 15,000.00).
2. Respecto del Lucro Cesante (lucrum cessans): es la ganancia dejada de
percibir y estando a los fundamentos en relación a las expectativas de vida,
y tratándose de infortunios laborales esta debe ser valorada teniendo en
cuenta los ingresos que dejó de percibir el actor como consecuencia de la
enfermedad que sufrió; para el presente caso, no obra en autos prueba
alguna que demuestre los ingresos dejados de percibir por el demandante,
pero la demandada no ha demostrado que el demandante haya percibido
los mismos a pesar su enfermedad o que haya tenido una expectativa real
de haberlos continuado percibiendo, debiendo acotarse que a la fecha de
interposición de la demanda el actor contaba con 52 años de edad,
conforme fluye de su Documento Nacional de Identidad de folios 01, edad
en la que en condiciones normales continúan las expectativas laborales, lo
cual no podría darse por haber padecido el actor de la enfermedad
incapacitante, irreversible y progresiva cuyo deceso se produjo el 03 de
Abril del 2012. Así las cosas se acredita este daño, por lo que se fija
prudencialmente en la suma de DIEZ MIL SOLES (S/.10,000.00).
3. Respecto al Daño moral, el mismo que se causa al espíritu del individuo
sea por dolores físicos o morales, por herir sentimientos al actor y a su
familia, aquel que afecta los valores afectivos de la víctima y su familia, por
malas condiciones de salud a consecuencia de pesadumbres que le han
sido ocasionadas y que incluye múltiples aspectos comprendidos dentro del

14
genérico concepto de daño a la persona, no se puede dejar de lado lo
concerniente al denominado concepto de daño al proyecto de vida como
una de las expresiones más importantes en lo que al daño a la persona se
refiere, la cual incide sobre la libertad del sujeto a realizarse, según su libre
decisión, en razón de que es un daño radical, continuado y que acompaña
al sujeto durante toda su vida, en la medida que compromete para siempre
su “manera de ser”. Se debe acotar, que la categoría de daño moral
presenta ciertos problemas, el referido a la forma de acreditarlo o probarlo
y el referido a la manera de cuantificarlo, que ante la enorme dificultad
de la prueba del daño moral la jurisprudencia peruana ha optado por
presumir en determinados casos, por ello la juzgadora considera que no
revierte mayor dificultad en determinar que, en el caso de autos, se
evidencia la existencia de daño moral causado al mismo actor por el
incumplimiento de la demandada de las normas de seguridad en el trabajo,
lo cual ocasionó la enfermedad de neumoconiosis; las características de la
víctima, un hombre que a la fecha de interposición de la demanda contaba
con 52 años de edad; que tenía cónyuge y 04 hijos (que se corrobora con
las partidas de matrimonio y nacimiento de folios 979 a 983) es razonable
que haya sido el mismo actor, así como su familia los que se hayan
encontrado afectados emocionalmente por la enfermedad que padecía su
ser querido, el mismo que ha dejado de existir el 03 de Abril del 2012 .-Por
tanto se establece por daño moral la suma de S/. 40, 000.00 (CUARENTA
MIL Y 00/100 SOLES).
4. La reparación no debe ser entendida como un mecanismo de
enriquecimiento, sino como un instrumento por el cual se busca poner a la
víctima en una situación equivalente a la que se habría determinado en
ausencia del hecho lesivo, en cuanto ello sea posible. En esa perspectiva,
la decisión a adoptar debe estar enmarcada dentro de los Principios de
Razonabilidad y Ponderación, el primer principio, según el maestro
uruguayo Américo Plá Rodríguez3“consiste en la afirmación esencial de que el
ser humano, en sus relaciones laborales, procede y debe de proceder conforme a la
razón. Se trata, como se ve, de una especie de limite o freno formal y elástico al
mismo tiempo, aplicable en aquellas áreas del comportamiento donde la norma no
puede prescribir limites muy rígidos ni en un sentido ni en otro y, sobre todo,
donde la norma no puede prever la infinidad de circunstancias posibles”. Mientras
que, el Principio de Ponderación, busca un equilibrio práctico entre los
intereses y las necesidades de los titulares de los derechos enfrentados.
5. Es en ese horizonte, la A quo, aplicando tales principios con prudente
criterio, considera que el monto total a indemnizar al actor ya fallecido, por
concepto de daño emergente, lucro cesante y daño moral, será el
ascendente a la suma de SESENTA Y CINCO MIL Y 00/100 SOLES (S/.
65,000.00), como sigue:
Concepto Monto S/.
Daño Emergente 15,000.00
Lucro Cesante 10,000.00
Daño Moral 40,000.00
Total a indemnizar 65,000.00

3
Los principios del Derecho del Trabajo, Ediciones Depalma, Buenos Aires. 1998, tercera edición. Páginas 364 a 365.

15
DÉCIMO OCTAVO.- Por las considerativas expuestas, se llega a la conclusión
de que el monto indemnizatorio total final a favor de la sucesión de don
Jocundo Aujencio Tandaypan Paredes, se fija en la suma de S/. 65,000.00
soles, más intereses legales, que se calcularán desde el emplazamiento con la
demanda a la parte demandada, tal y como lo ha establecido el Pleno
Jurisdiccional Nacional Laboral realizado en la ciudad de Lima en Junio de
2008, más costas y costos del proceso.

III.- PARTE RESOLUTIVA:

Por estas consideraciones y de conformidad con el Artículo 1, 26, 138 y 139 de


la Constitución Política del Perú, el Decreto Ley número 25920 y el artículo 47
de la Ley número 26636;

FALLO: Declarando FUNDADA EN PARTE la demanda, interpuesta por


SUCESION INTESTADA de don JOCUNDO AUDENCIO TANDAYPAN
PAREDES sobre indemnización por daños y perjuicios dirigida contra
COMPAÑÍA MINERA PODEROSA S.A., en consecuencia, ORDENO que las
referida demandada, cumpla con pagar a favor de la Sucesión del demandante
la suma de S/.65,000.00 (SESENTA Y CINCO MIL Y 00/100 SOLES), más los
intereses legales, costas y costos que se liquidarán en ejecución de sentencia;
conforme al décimo octavo considerando de la presente resolución.-
AVOCANDOSE al conocimiento del presente proceso la Señora Juez que
suscribe por disposición superior.-NOTIFÍQUESE.-

16

También podría gustarte