Erwin Panofsky
Erwin Panofsky
Erwin Panofsky
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Cita en p. 30.
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Cita en p. 52.
En este fragmento de la obra identificamos otra idea importante, que el
Renacimiento sólo puede entenderse como heredero de una tradición medieval,
tradición que por otra parte nunca cortó sus lazos con la Antigüedad. Esto nos
lleva a dar respuesta al segundo interrogante: a lo largo de la Edad Media hubo
otros momentos de recuperación de la cultura clásica: hasta qué punto el
Renacimiento es distinto a ellos; y de serlo ¿Estamos ante meras diferencias
cuantitativas o son factores cualitativos los que permiten ponerle una “R”
mayúscula al del siglo XIV, y dejar con “r” minúscula a las renovatio medievales?
Comenzando por el renacimiento carolino, fue indudablemente un
momento de gran auge de la cultura clásica y de recuperación de la latinidad. El
propio autor señala que “si hoy podemos tener los clásicos latinos en versión
original, se lo debemos sobre todo al tesón y entusiasmo de los copistas
carolingios”. 3 En este caso, la recuperación clásica obedecía a un intento
deliberado de reclamar, por parte de Carlomagno, la herencia de Roma. Más tarde
se pueden identificar un “renacimiento otoniano” y un “renacimiento anglosajón”,
pero quizá el término renacimiento aquí no es del todo acertado, ya que estos
movimientos perseguían objetivos de renovación en todos los sentidos, perno no
una recuperación de la Antigüedad. Por último, en el siglo XII asistimos a la
irrupción de un “protorrenacimiento” –localizado en Francia meridional, Italia y
España– y un “protohumanismo” –ubicado en el territorio norteño y cuyo rasgo
más representativo fue la revalorización del latín culto, tanto en prosa como en
verso–.
Dicho esto, regresamos a la pregunta de partida ¿Se pueden establecer
diferencias entre ellos? Panofsky considera que sí, en tanto en cuanto “los
renacimientos medievales fueron limitados y transitorios; el Renacimiento fue
total y permanente”. 4 Es decir, frente al carácter efímero y parcial del
renacimiento carolino y de la recuperación clásica del siglo XII, el Renacimiento
planteaba una recuperación total del pasado y fue lo suficientemente profundo
como para que la cultura occidental no haya podido ya de dejar de sentir su
permanente influencia. Pero además, Panofsky encuentra distinciones si nos
fijamos en el modo en el que ambos movimientos culturales se aproximaron a la
Antigüedad. Los renacimientos medievales la contemplaban como un pasado
próximo, pero todavía vivo, y del que tomar aquellos elementos que mejor se
adecuasen a la consecución de sus propósitos. Es por ello que hablaron siempre de
renovatio, pero nunca esgrimieron el término rinascere. En cambio, el
Renacimiento se aproximó a la Antigüedad a través de una nostalgia apasionada, a
través de un poderoso afán de recuperación. Para ellos el pasado clásico era algo
ya muerto, sólo susceptible de ser recordado por el espíritu, y que era preciso
revivir para escapar del negro hiato que, en su opinión, representaba la Edad
Media.
Dicho esto pasamos ya a la problemática que se plantea acerca de si el
Renacimiento tuvo un solo foco de aparición –Italia–, o si fueron varios, cada uno
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Cita en p. 60.
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Cita en p. 114.
de ellos con unas características propias. Antes de abordar esta cuestión, Panofsky
establece que el Renacimiento sólo pudo surgir de una ruptura firme con la
Antigüedad Clásica. Esta ruptura se produciría en el siglo XIII con el avance del
goticismo y, sobre todo, de la filosofía escolástica. Dado que la escolástica hunde
sus raíces en el pensamiento del filósofo por excelencia de la Antigüedad, como es
Aristóteles, esta afirmación nos parece un tanto controvertida, pero el autor
alemán la explica de la siguiente manera:
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Cita en p. 111.