Anàlisis Del Libro El Señor de Las Moscas
Anàlisis Del Libro El Señor de Las Moscas
Anàlisis Del Libro El Señor de Las Moscas
En pocas palabras
El señor de las moscas es la novela escrita por William Golding en 1954, que puede
considerarse la predecesora de Los juegos del hambre. Antes de Los juegos del hambre,
aparecieron los "realities" de televisión y en 1996 la novela negra japonesa (y más tarde
película) Battle Royale. Sin embargo, no cabe duda de que la trama es parecida: un grupo
de niños acaban en una isla/arena y se convierten en seres despiadados en unos, ehmm,
cinco minutos.
Al igual que Los juegos del hambre, El señor de las moscas tuvo un gran éxito, aunque no
estamos seguros de que Suzanne Collins vaya a seguir los pasos de William Golding y se
haga merecedora de un Premio Nobel de Literatura por "iluminar la condición humana del
mundo actual". (Te queremos, Suze).
El señor de las moscas es una alegoría (básicamente una historia con moraleja) sobre…
algo. La gente no parece ponerse de acuerdo en torno a esta cuestión. Puede que trate
acerca de la maldad inherente al hombre, la lucha psicológica, la religión, la naturaleza del
ser humano, la opinión del autor sobre la guerra (Golding formó parte de la Marina durante
la Segunda Guerra Mundial), o probablemente sea un conglomerado de todo lo anterior.
Puede que El señor de las moscas no fuera la última historia sobre unos niños que se
quedan atrapados en una isla, pero tampoco fue la primera. Golding se basó en la novela La
isla de coral, escrita por R. M. Ballantyneen 1857. En dicha obra, unos jóvenes blancos
europeos acaban en una isla y usan el cristianismo para "vencer" las "costumbres paganas"
de los nativos polinesios.
Como es lógico, este libro cosechó un gran éxito en la Inglaterra victoriana, pero Golding
no estaba muy impresionado. El señor de las moscas, que usa muchos de los nombres de
personajes utilizados por Ballantyne, muestra casi el escenario opuesto: es lo salvaje y
desconocido lo que conquista a los muchachos, y no al revés. Sí, es tan escalofriante como
suena.
¿Y a mí qué?
Es posible que pienses que los combates de gladiadores y las ejecuciones públicas forman
parte del pasado. Permítenos ponerlo en duda. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste al cine,
jugaste a un videojuego o viste la televisión? Nos encanta la violencia, y los títulos
como Saw VII o Resident Evil 6 son una clara muestra de esta afirmación. Es cierto que se
nos ocurren formas "civilizadas" de dar rienda suelta a nuestra sed de sangre, como la
WWE, el fútbol o la lucha de pulgares durante la excursión escolar de seis horas a
Washington D. C.; sin embargo, William Golding asegura que si dejáramos a un grupo de
jóvenes solos en una isla, sin ningún tipo de normas por las que regirse, estructuras sociales
o consecuencias, esa civilización fracasaría por completo.
¿Crees que no es más que ficción? En 1971, Philip Zimbardo, un profesor de psicología de
la Universidad de Stanford, decidió llevar a cabo un experimento. El plan consistía en
reunir a un grupo de estudiantes universitarios y encerrarlos en una prisión ficticia en el
sótano de la facultad de psicología durante dos semanas. Unos desempeñaban el rol de
guardias y otros el de prisioneros. Los primeros estaban armados con macanas de madera y
llevaban uniformes y lentes de sol. Los prisioneros estaban obligados a ropa diferente y se
les asignó un número.
Dado que a esa edad las hormonas están muy alteradas, seguramente podrás adivinar el
desenlace. Tanto los "guardias" como los "prisioneros" empezaron a creerse el papel que
estaban representando. La situación se descontroló demasiado rápido; los "prisioneros"
sufrieron abusos, vejaciones y humillaciones por parte de los nuevos y sádicos "guardias".
Hubo huelgas de hambre e incluso se confinó a unos cuantos a celdas de aislamiento. Las
cosas se torcieron tanto que Zimbardo tuvo que cancelar el experimento antes de tiempo,
exactamente seis días después de empezar.
De modo que antes de tachar El señor de las moscas de poco realista, y darte una palmadita
en la espalda por pensar que si tú estuvieras en una isla desierta empezarías a formar
cooperativas y a hacer redes usando lianas, acuérdate del experimento de la prisión de
Stanford. Por lo visto, encerrar a unos cuantos estudiantes en un sótano no difiere mucho
del grupo de jóvenes varados en una isla: ambos muestran que la naturaleza humana puede
darnos sorpresas desagradables.
Frase Clave
"Su mente estaba llena de recuerdos [...] de haber vencido a un ser vivo, de haberle
impuesto su voluntad, de haberle arrancado la vida, con la satisfacción de quien sacia una
larga sed."
El primer problema surge cuando los chicos empiezan a temer una "bestia" en algún sitio
en la isla. Deciden, sin embargo, que sería mejor hacer una hoguera para señalar a los
barcos. Para hacerlo, utilizan las gafas de un muchacho que se llama Piggy ("cerdito", un
tipo gordito que es el amigo más leal de Ralph).
Las cosas se calientan cuando otro chico, Jack, que está celoso del poder de Ralph, decide
que los muchachos deberían poner más énfasis en cazar (hay cerdos en esta isla) en vez de
en mantener la hoguera. Jack – y muchos otros también – parece hacerse más salvaje con
más tiempo en la isla. Entretanto, otro personaje principal, un chico sabio y filósofo,
Simon, trabaja con Piggy para hacer refugios.
Todo va muy bien hasta que los conflictos latentes se convierten en conflictos poco
latentes. Los muchachos que deberían cuidar la hoguera se escapan de su trabajo y matan
un cerdo. La escena hace que los chicos parezcan salvajes primitivos en vez de caballeros
británicos muy bien educados. La sangre de la caza es muy emocionante hasta que se dan
cuenta de que mientras satisfacían su apetito de sangre, la hoguera se apagó y un barco pasó
sin verlos. También, Jack le ha pegado a Piggy en la cara, rompiendo uno de los cristales de
sus gafas.
En el grupo, Jack decide que Ralph ya no debería ser el jefe. Se separa de la unión e invita a
quien quiera que venga con él para matar cerdos – y quizás a unas personas si les antoja.
Ralph y Piggy se encargan de hacer la hoguera pero se dan cuenta de que la mayoría de los
chicos mayores se han marchado, supuestamente con Jack. Mientras tanto, Simon está
escondido en su lugar de meditación, una "cueva de parras" en el bosque, mirando a Jack y
sus amigos cazar un cerdo. Esta vez matan una cerda (en una escena descrita un poco como
una violación), le quitan la cabeza y la ponen en un palo en el suelo.
Simon mira la cabeza, que llama "el Señor de las Moscas" y ésta le dice (él está alucinando)
que es la bestia y que es una parte de él. Simon se desmaya, se lastima la nariz y se
despierta cubierto con sudor, sangre y otras cosas asquerosas. A pesar de todo esto decide
seguir subiendo el monte para enfrentarse con la bestia. Simon descubre que la bestia es
nada más que un hombre. Luego vomita y baja tambaleándose.
En este punto Ralph y Piggy, muertos de hambre, asisten con los otros chicos a una gran
fiesta que Jack, quien está decorado como un ídolo, ha organizado. Es una reconstrucción
frenética de la caza de la cerda. Sin embargo, llega Simon, todavía sangriento, sudoroso y
cubierto con vómito. Se tambalea en medio de los chicos locos. Intenta contarles de la
bestia pero no lo reconocen y lo pican con sus lanzas hasta la muerte. Otra vez, los chicos
son representados como animales salvajes.
Esa noche el mar lleva el cuerpo de Simon. Lleva también al hombre del paracaídas, que
fue recogido por el viento, otra vez en el estilo de Mary Poppins. Ralph y Piggy deciden
más tarde que no tenían nada que ver con la matanza de Simon.
De aquí en adelante la situación empeora. La banda de Jack ataca a Ralph y Piggy y roba
las gafas de Piggy para hacer su propia hoguera. Cuando Ralph y Piggy se deciden a hablar
en calma con los "salvajes" Roger empuja una roca grande de un precipicio y ésta mata a
Piggy. Ralph sale corriendo para salvarse la vida porque cree que va a acabar con la cabeza
en un palo. Por fin llega a la orilla y se tropieza con un oficial de la marina británica. Los
muchachos son rescatados de su guerra fingida pero quedamos con la imagen del "trim
cruiser" de la marina de la guerra verdadera de los adultos.
El primer problema surge cuando los chicos empiezan a temer una "bestia" en algún sitio
en la isla. Deciden, sin embargo, que sería mejor hacer una hoguera para señalar a los
barcos. Para hacerlo, utilizan las gafas de un muchacho que se llama Piggy ("cerdito", un
tipo gordito que es el amigo más leal de Ralph).
Las cosas se calientan cuando otro chico, Jack, que está celoso del poder de Ralph, decide
que los muchachos deberían poner más énfasis en cazar (hay cerdos en esta isla) en vez de
en mantener la hoguera. Jack – y muchos otros también – parece hacerse más salvaje con
más tiempo en la isla. Entretanto, otro personaje principal, un chico sabio y filósofo,
Simon, trabaja con Piggy para hacer refugios.
Todo va muy bien hasta que los conflictos latentes se convierten en conflictos poco
latentes. Los muchachos que deberían cuidar la hoguera se escapan de su trabajo y matan
un cerdo. La escena hace que los chicos parezcan salvajes primitivos en vez de caballeros
británicos muy bien educados. La sangre de la caza es muy emocionante hasta que se dan
cuenta de que mientras satisfacían su apetito de sangre, la hoguera se apagó y un barco pasó
sin verlos. También, Jack le ha pegado a Piggy en la cara, rompiendo uno de los cristales de
sus gafas.
En el grupo, Jack decide que Ralph ya no debería ser el jefe. Se separa de la unión e invita a
quien quiera que venga con él para matar cerdos – y quizás a unas personas si les antoja.
Ralph y Piggy se encargan de hacer la hoguera pero se dan cuenta de que la mayoría de los
chicos mayores se han marchado, supuestamente con Jack. Mientras tanto, Simon está
escondido en su lugar de meditación, una "cueva de parras" en el bosque, mirando a Jack y
sus amigos cazar un cerdo. Esta vez matan una cerda (en una escena descrita un poco como
una violación), le quitan la cabeza y la ponen en un palo en el suelo.
Simon mira la cabeza, que llama "el Señor de las Moscas" y ésta le dice (él está alucinando)
que es la bestia y que es una parte de él. Simon se desmaya, se lastima la nariz y se
despierta cubierto con sudor, sangre y otras cosas asquerosas. A pesar de todo esto decide
seguir subiendo el monte para enfrentarse con la bestia. Simon descubre que la bestia es
nada más que un hombre. Luego vomita y baja tambaleándose.
En este punto Ralph y Piggy, muertos de hambre, asisten con los otros chicos a una gran
fiesta que Jack, quien está decorado como un ídolo, ha organizado. Es una reconstrucción
frenética de la caza de la cerda. Sin embargo, llega Simon, todavía sangriento, sudoroso y
cubierto con vómito. Se tambalea en medio de los chicos locos. Intenta contarles de la
bestia pero no lo reconocen y lo pican con sus lanzas hasta la muerte. Otra vez, los chicos
son representados como animales salvajes.
Esa noche el mar lleva el cuerpo de Simon. Lleva también al hombre del paracaídas, que
fue recogido por el viento, otra vez en el estilo de Mary Poppins. Ralph y Piggy deciden
más tarde que no tenían nada que ver con la matanza de Simon.
De aquí en adelante la situación empeora. La banda de Jack ataca a Ralph y Piggy y roba
las gafas de Piggy para hacer su propia hoguera. Cuando Ralph y Piggy se deciden a hablar
en calma con los "salvajes" Roger empuja una roca grande de un precipicio y ésta mata a
Piggy. Ralph sale corriendo para salvarse la vida porque cree que va a acabar con la cabeza
en un palo. Por fin llega a la orilla y se tropieza con un oficial de la marina británica. Los
muchachos son rescatados de su guerra fingida pero quedamos con la imagen del "trim
cruiser" de la marina de la guerra verdadera de los adultos.
RALPH
Ralph representa, en una sola persona, al presidente de la escuela, al capitán del equipo de
fútbol americano y al rey del baile de fin de curso al mismo tiempo, y todo eso con solo 12
años. (Nos imaginamos a un joven Leonardo Dicaprio). Es el primer niño perdido que
conocemos, y no cabe duda de que es el mejor, al fin y al cabo, es elegido líder. ¿Pero qué
es lo que lo hace digno de semejante cargo?
Niño dorado
Principalmente, su magnífico porte americano; es decir, británico. Es "rubio" (1.1) y
"atractivo". Además, es el portador de la caracola y quien la puede hacer sonar. Dado que
este objeto simboliza poder y orden, Ralph cobra importancia en el escalafón de la isla
desde el principio. (Para más información, visita el apartado "Symbols").
No obstante, también sabe cómo utilizar ese poder. En lugar de pensar en la caza irracional,
propone algo práctico, sensato y —por qué no— muy británico: encender una hoguera y
vigilarla para que no se apague. También es valiente, ya que cuando alguien tiene que ir en
busca de la "fiera", él siempre se asigna dicha tarea. Cuando tiene miedo, "se [arma] de
determinación" (7.246), lo cual quiere decir que es capaz de obligarse a hacer cosas que no
quiere por el bien del grupo.
Declive y caída
Una de las primeras cosas que hace Ralph es quitarse la ropa. Créenos cuando te decimos
que desnudarse nunca es buena señal: es el primer paso para convertirse en un auténtico
salvaje. El autor lo describe así:
"[Ralph] saltó de la terraza. Sintió la arena pesando sobre sus zapatos negros y el azote del
calor en el cuerpo. Comenzó a notar el peso de la ropa: se quitó con una fuerte sacudida
cada zapato y de un solo tirón cada media. Subió de otro salto a la terraza, se despojó de la
camisa y se detuvo allí, entre los cocos que semejaban calaveras, deslizándose sobre su piel
las sombras verdes de las palmeras y la selva. Se desabrochó la hebilla adornada del
cinturón, dejó caer pantalón y calzoncillo y, desnudo, contempló la playa deslumbrante y el
agua" (1.53).
No cabe duda de que si estás en una isla desierta, tiene más sentido corretear desnudo que
con zapatos negros y medias, pero también es una señal de que, bajo su uniforme escolar,
Ralph tiene tanto de salvaje como cualquiera de los otros niños. Este hecho también queda
patente cuando se muere de la risa al escuchar el nombre de Piggy: puede que Ralph sea
bueno, pero no deja de ser un niño.
Por otro lado, cuando se trata de la caza, Ralph empieza a parecer aún más siniestro. La
primera vez que hiere a un cerdo, habla emocionado y piensa que "cazar [vale] la pena,
después de todo" (7). Más adelante, cuando la fiesta de Jack empieza a animarse, Piggy y
Ralph sienten "ansias de pertenecer a aquella comunidad desquiciada, pero hasta cierto
punto segura" (9), que pronto desemboca en el brutal asesinato de Simón. Por mucho que
Ralph intente auto convencerse de que él y Piggy "ya se habían ido" y no vieron nada (10),
la verdad es otra: él ayudó a matar a Simón. La fiera también forma parte de él.
Si lo pensamos bien, puede que sea eso lo que lo salva. Al final, acaba convertido en un
animal: "[Ralph] se tiró a él como un felino, lanzó un gruñido, clavó su lanza y el salvaje se
retorció de dolor" (12.165). Se mantiene con vida el tiempo suficiente para alejarse del
grupo de Jack y acabar a los pies del oficial de marina, a salvo, por ahora.
Cambios
No sabemos cómo se comportará Ralph ahora que está de regreso en casa, pero tenemos la
sensación de que habrá cambiado. ¿Y todo ese orden británico en el que confiaba? Ahora
sabe que no es más que una fina capa de civilización. Dale un palo afilado y los huesos de
un cerdo, y le arrancará la carne como todos los demás.
Su primer gran momento filosófico tiene lugar durante una reunión a última hora de la
tarde, cuando la luz hace que todo se vea diferente. Para Ralph, eso significa que son
diferentes: "Si los rostros cambiaban de aspecto, según les diese la luz desde arriba o desde
abajo, ¿qué era en realidad un rostro? ¿Qué eran las cosas?" (5.9).
Traducción: la isla hace que la gente pierda su razón de ser. Cuando los muchachos se
pintan y actúan como "salvajes", está convencido de que son seres completamente distintos
a los niños británicos que llegaron a la isla. Para Ralph, esta lógica es una forma de hacer
frente, de abordar, los horrores que lo rodean. Pero, ¿estará en lo cierto?
Analiza la forma en la que se va deteriorando poco a poco en el transcurso de la novela.
Conforme el orden y las normas se van quedando por el camino, lo mismo ocurre con el
orden que reina en la mente de Ralph. Recuerda que quiere mantener la hoguera encendida,
pero olvida el porqué. Sabe que tiene algo que ver con el humo, pero no es capaz de llegar
al fondo del asunto. Piggy se ve obligado a ayudarlo en repetidas ocasiones, y las lagunas
de pensamiento de Ralph no hacen más que empeorar durante la novela. Cuando se
enfrentan a Jack y los "salvajes", Piggy tiene que decirle: "acuérdate a lo que vinimos. El
fuego. Mis gafas" (11.159).
Ralph lo recuerda, pero vagamente. Eso es justo lo que convierte a Ralph en nuestra figura
trágica. Es cierto que no muere como Piggy y Simón, pero Ralph es el que tiene que
regresar a la civilización sabiendo que bajo su uniforme de colegial, no es más que un
auténtico salvaje.
JACK
Para Jack, la isla representa las mejores vacaciones de verano de su vida. Puede decir
groserías, cazar y pintarse la cara; todo eso sin adultos alrededor que lo manden castigado a
su cuarto por matar a sus vecinos sin querer (queriendo).
Al igual que Ralph, Jack es carismático y tiene dotes de líder. Sin embargo, a diferencia de
él, le encanta el poder y abusa de su cargo, de modo que es básicamente un villano
adolescente de los años 80, solo que sin el gran peinado ni la tarjeta de crédito de papá.
Veamos cómo pasa de niño arrogante del coro a salvaje pintarrajeado.
Jack es feo. Bueno, según el narrador es: "alto, delgado y huesudo. Su pelo rojo resaltaba
bajo la gorra negra. Su cara, de piel cortada y pecosa, era fea, pero no la de un tonto. Dos
ojos de un azul claro que destacaban en aquel rostro, indicaban su decepción, pronta a
transformarse en cólera" (1).
Acabamos de conocerlo y ya nos transmite una mala sensación. Mientras Ralph es descrito
como "rubio" y "atractivo", Jack es pecoso y pelirrojo. (Todo el mundo sabe que los
pelirrojos son malvados). ¿Y qué me dices de esos ojos iracundos? No nos sorprende que
Jack quiera hacerse con una lanza lo antes posible.
Ralph resulta elegido líder porque es guapo y parece bastante maduro, y es nuestro
protagonista por básicamente las mismas razones (para más información, echa un vistazo al
apartado "Character Roles". Pero Jack no lo entiende. Piensa que ese cargo le corresponde
porque es "el primero en el coro de la iglesia y tenor. Puede dar el do sostenido" (1.228 -
30); es decir, por ningún motivo de peso. Debería ser líder porque siempre lo fue, incluso si
ese liderazgo se basaba en algo que nada tenía que ver con su capacidad para gobernar: una
buena voz.
El problema con este tipo de estructura social es que no se basa en nada real. Al principio,
Jack parece preparado para ayudar a Ralph a establecer el orden: "Necesitamos más reglas
y hay que obedecerlas. Después de todo, no somos salvajes. Somos ingleses, y los ingleses
somos siempre los mejores en todo" (2.192). Eso no suena a un niño que está a punto de
matar a un jabalí y pintarse con su sangre, ¿no?
Pero si lo piensas bien, decir: "Debemos tener reglas porque los ingleses somos increíbles"
es como afirmar: "Debería ser líder porque alcanzo la nota do sostenido". No significa
nada. Es jingoísta, y oculta el hecho de que Jack en realidad da bastante miedo. A
diferencia de Ralph, tan pronto se libra de las ataduras impuestas por la civilización, se
descontrola, y mucho.
El poder corrompe
La lista de fechorías de Jack no deja a nadie indiferente: lidera la despiadada matanza de un
cerdo (y de Simón), alimenta la rebelión, ordena a sus subalternos golpear a un niño
llamado Wilfred por una maldad que no llega a especificarse, le arroja una lanza a Ralph
con la intención de matarlo, y envía a sus secuaces tras él para que terminen el trabajo.
Pero no habría sido capaz de hacer todo esto sin poder, y de alguna forma, lo consigue.
Cuando abandona el grupo de Ralph, convence a los demás para que lo acompañen después
de prometerles que irían de caza. Los niños no están interesados en jugar a los exploradores
con Ralph, que se concentra en trabajar en equipo y vigilar la hoguera. Quieren sangre, y
una vez Jack obtiene el control, pasa de ser un niño del coro a esto:
"Habían arrastrado un tronco enorme hasta el centro del césped y Jack, pintado y
enguirnaldado, se sentó en él como un ídolo…".
"Su fuerza se concentraba en los bultos oscuros de sus antebrazos; la autoridad se posaba
sobre sus hombros y le cuchicheaba como un mono al oído.
- Sentaos todos.
Los muchachos se colocaron en filas sobre la hierba frente a él, pero Ralph y Piggy
permanecieron apartados, en pie, en la suave arena, en un plano algo más bajo. Jack les
ignoró por el momento, volvió su careta hacia los muchachos sentados y les señaló con la
lanza" (9.37, 52-56).
Jack es un "ídolo" con un "mono" sentado en su hombro; ya no es un niño, sino un "jefe", y
tanto los niños como el narrador lo nombran usando dicho apelativo: "Allí, sentado, estaba
el jefe, desnudo hasta la cintura y con la cara pintada de rojo y blanco" (10). ¿Jack? Ya no
existe. "Jack" no es más que un nombre que cubre la desagradable y primitiva esencia que
se esconde bajo un exterior de apariencia inocente. En el momento en que Jack agarra una
lanza y deja plantado a Ralph cuando este intenta imponer orden, ya no es un niño, sino un
auténtico salvaje.
(Y si crees que todo esto suena un poco racista, tienes toda la razón. Encontrarás más
información en el apartado del tema "Primitivity").
Cosas de niños
Al final del libro, Jack es ya el terror personificado. Ralph le tiene pánico y el resto de los
niños se sienten intimidados por él. ¿O acaso no es así?
A lo largo de toda la historia, nos vamos encontrando con pequeñas pistas que nos muestran
que puede que no sea más que un juego que no acaba como estaba planeado. Cuando Jack
abandona el grupo de Ralph, esto es lo que ocurre:
"Su voz cedió. Las manos que sostenían la caracola temblaron. Tosió y alzó la voz:
- Muy bien.
Con extremado cuidado dejó la caracola en la hierba, a sus pies. Lágrimas de humillación
corrían de sus ojos.
- No voy a seguir más este juego. No con vosotros" (8.67-75).
¿Te suena a un psicópata despiadado en ciernes, o a un niño que está enojado porque está
siendo víctima de una injusticia? Lo interesante de este momento es que Golding insiste en
contarnos la historia desde el punto de vista de los colegiales, y pone especial énfasis en
Ralph. Cuando están asustados, nosotros también lo estamos; cuando se divierten matando
un cerdo, nosotros somos partícipes de su alegría; sin embargo, en ocasiones nos muestra
situaciones como esta, en la que vemos a los personajes de otra forma, como niños
entreteniéndose con un juego que se les va de las manos.
Al final vemos las cosas desde la perspectiva del oficial de marina. Pregunta quién está al
cargo (una suposición muy británica), y Ralph no tarda en contestar con voz firme. Ten en
cuenta que ser el jefe también implica asumir parte de responsabilidad por los dos horribles
asesinatos. Quizá por eso Jack decide quedarse callado:
"Un niño que vestía los restos de una gorra negra sobre su pelo rojo y de cuya cintura
pendían unas gafas rotas se adelantó unos pasos, pero cambió de parecer y permaneció
donde estaba" (12).
Para los niños, Jack es un jefe poderoso y salvaje. Para el oficial (y para nosotros) no es
más que un niño vestido de forma chistosa. Golding deja una pregunta en el aire: ¿Qué es
Jack exactamente? ¿Un salvaje sin corazón o un niño que solo quiere jugar?
SIMON
La primera vez que vemos a Simón, se está desmayando, y a partir de ahí las cosas solo van
a peor: vomita, alucina y le sangra la nariz; se puede decir que es un desastre con patas,
pero sería un error considerarlo débil.
El poder equivocado
Puede que sea un poco tímido, pero es compasivo. El narrador lo describe como un niño
delgado y lleno de vitalidad (1.267), cuya bondad innata sale a relucir a través de sus actos.
Es él quien recupera las lentes de Piggy cuando estas salen volando (tras el golpe que le
propina Jack), comparte parte de su ración de carne con Piggy, y ayuda a los más chicos a
recoger fruta: "Simón les consiguió la fruta que no podían alcanzar; eligió lo mejor de cada
rama y lo fue entregando a las interminables manos tendidas hacia él" (3.138). Y, por
supuesto, no se convierte en un salvaje primitivo que va por ahí matando seres vivos.
También es inteligente, maduro y perspicaz, hasta un punto profético. Es el único, además
de Piggy, que entiende a la fiera:
"Simón, que caminaba delante de Ralph, sintió un brote de incredulidad: una fiera que
arañaba con sus garras, que estaba allá sentada en la cima de la montaña, que nunca dejaba
huellas y, sin embargo, no era lo bastante rápida como para atrapar a Sam y Eric. De
cualquier modo que Simón imaginase a la fiera, siempre se alzaba ante su mirada interior
como la imagen de un hombre, heroico y doliente a la vez" (6.140).
Simón, desde su pequeña y frondosa cueva de meditación, acaba comprendiéndolo: la isla
los está cambiando. Tener miedo de la fiera, los convierte en fieras. Por si acaso queda
alguna duda, vamos a explicarlo con otras palabras: lo que quiere decir es que temer a un
enemigo te obliga a hacer cosas tan espantosas que uno se acaba convirtiendo en el
enemigo. Con ese "uno" nos referimos a naciones y gobiernos. ¿Te suena de algo? Debería.
Es el mismo tipo de argumento que utiliza alguna gente en referencia a la guerra contra el
terrorismo.
Brocheta de cerdo
Sin embargo, la extraña sabiduría de Simón no lo hace inmune a los efectos de la isla. En
una ocasión, alucinando y probablemente deshidratado (el dato de la lengua hinchada nos
da una pista), se imagina (o eso creemos) que las cabezas cercenadas de los cerdos le
hablan. Eso quiere decir que Simón es incluso más listo de lo que pensábamos, porque
todas las frases de las cabezas de cerdo son en realidad suyas, como esta:
"¡Qué ilusión, pensar que la fiera era algo que se podía cazar, matar! … Tú lo sabías,
¿verdad? ¿Qué soy parte de ti? ¡Caliente, caliente, caliente! ¿Que soy la causa de que todo
salga mal? ¿De que las cosas sean como son?" (8.337).
Simón es el único que se da cuenta de que la "fiera" no es más que la representación de los
aspectos negativos y aterradores de la humanidad. Cuando dice: "¿Que soy la causa de que
todo salga mal?", está contestando a la pregunta que Ralph plantea a Piggy varias páginas
antes: "¿Por qué se ha estropeado todo?". Simón tiene todas las respuestas, pero nadie le
presta atención.
Obviamente, también cabe la remota posibilidad de que las cabezas parlantes no sean una
mera alucinación, sino el mismísimo Señor de las Moscas, Belcebú, el demonio encarnado,
hablando con Simón a través de una cabeza cercenada. De ser verdad, Simón perdería
puntos por falta de perspicacia, pero ganaría unos cuantos por su parecido con Jesús.
A su imagen y semejanza
Sí, estamos ante un personaje que hace alusión a Jesucristo. Para empezar, se llama Simón,
igual que uno de los doce apóstoles. Jesús decidió que debería llamarse Pedro, ya que este
viene del latín "petrus" (piedra), y Cristo quería que él fuera la "piedra" sobre la que fundar
su iglesia. Si echas un vistazo a la sección "En pocas palabras", verás que El señor de las
moscas es la respuesta a una obra anterior y mucho más alegre sobre unos muchachos en
una isla desierta llamada La isla de coral. Golding incluso tomó prestados los nombres
Ralph, Jack y Peterkin, aunque este último acabó siendo Simón.
Después está el gusto de Simón por la meditación, su amor por los animales, su actitud con
los más chicos (piensa en la recolección de fruta), y su habilidad para profetizar, como
cuando le dice Ralph que llegará a casa y sugiere que no será su caso.
Con eso en mente, podemos regresar a la escena de la cabeza de cerdo clavada en una pica,
y compararla con la visita de Jesús al jardín de Getsemaní la noche anterior a su
crucifixión. Y cuando decimos "visita", lo que realmente queremos decir es un sufrimiento
mental largo y solitario, similar a lo que experimenta Simón la noche antes de morir. Este,
al igual que Jesús, "sintió sed" y después "una sed enorme", y aunque el texto no lo dice,
suponemos que más tarde tendrá una "sed enorme". También suda, pierde el conocimiento
y sangra profusamente por la nariz.
De modo que, si la "noche anterior" de Simón es comparable con la de Jesús, ¿significa eso
que Simón muere por los pecados de los demás muchachos? ¿Obtienen la salvación a través
de su sacrificio? Es difícil saberlo, pero sí que parece significativo el hecho de que fuera el
único conocedor de la verdadera naturaleza de la fiera, que solo él pudiera salvar al grupo
de ellos mismos y de sus miedos, y que al final lo maten por tratar de difundir las buenas
nuevas.
La parte trágica (más bien, la más trágica) es que Simón afirma que la fiera son solo ellos, y
después acaban vinculándolo con ella, a pesar de que él es el que menos rasgos de fiera
tiene. La pregunta es si, al igual que Jesús, el no parecer una bestia lo hace más o menos
humano.
PIGGY
Piggy empieza siendo el marginado del grupo y muere aplastado por una roca, ¿pero qué
ocurre a lo largo del trágico arco argumental de este personaje?
El poder de la caracola
Piggy es uno de los primeros personajes que conocemos (como "el muchacho gordo"), por
lo que estamos predispuestos a tomarle cariño, incluso si nadie más lo hace. Puede que
Ralph encuentre la caracola, pero es Piggy quien la identifica y le dice a Ralph cómo usarla,
aunque luego él nunca la utilice. Es posible que sepa lo que hay que hacer (soplar), pero el
asma que padece lo debilita demasiado. Ese es el drama de Piggy: superioridad intelectual e
inferioridad física.
También es lo más parecido a un adulto que hay en la isla, defendiendo la caracola e
insistiendo en el cumplimiento de las normas y mantenimiento del orden. Pone mucho
empeño en aprenderse los nombres, y "frunce el ceño en un esfuerzo por recordarlos"
(1.179): considera a cada muchacho uno de sus semejantes, y por eso quiere otorgarles el
derecho y el privilegio de llamarlos por su nombre. Tener un nombre es importante para
Piggy, ya que, al igual que la caracola, representa un sistema de reglas y orden.
Lo cierto es que él no sale beneficiado de su interés por los nombres. Nadie lo llama por su
verdadero nombre (ni siquiera lo sabemos). Sin embargo, la caracola actúa en su favor. Sin
reglas ni orden, las personas como Piggy acaban siendo aplastadas, literalmente. Gracias a
la concha, todos tienen una oportunidad. Al sostener la caracola, no importa el hecho de
que sea gordo o poco atlético. Su opinión tiene tanta validez como la de cualquier otro. Tal
vez sea esa la razón por la que la defiende incluso cuando él y Ralph están siendo atacados
por la banda de Jack. En ese momento la sostiene en alto y pregunta: "¿Qué es mejor, tener
reglas y estar todos de acuerdo o cazar y matar?" (1).
Cuatro ojos
Es una lástima que los muchachos no escuchen, porque Piggy tiene muy buenas ideas,
como que la fiera no es real. Cree en la ciencia, ya que afirma: "La vida […] es una cosa
científica, eso es lo que es. Dentro de un año o dos, cuando acabe la guerra, ya se estará
viajando a Marte y volviendo" (5.99).
No es de extrañar que lleve lentes. Leemos varias veces que estos lanzan destellos, como si
fueran una parte esencial de su persona, y así es. Esta parte integral de un personaje que
centra su atención en la ciencia y la tecnología, se usa con propósitos… científicos y
tecnológicos. Mientras los muchachos vuelven a su estado más primitivo y animal, los
lentes se convierten en un símbolo de la forma de transformación contraria: avance,
descubrimiento, innovación. Después de todo, sin ellos, no podrían haber sido capaces de
encender la hoguera. (Echa un vistazo al apartado "Symbols" para obtener más información
sobre los lentes de Piggy).
Gracias a Piggy tenemos la sensación de que aunque Golding no crea que la civilización
sea tan buena como parece, es probable que sea mejor que andar corriendo por ahí con la
cara pintada y matando cerdos.
ROGER
Roger es sin duda el tipo de niño que jugaba en el parque y solía torturar a las hormigas con
una lupa. Nos da mala espina desde el primer momento que lo conocemos: un muchacho
"menudo" y "furtivo", "encerrado en sí mismo hasta lo más profundo de su ser", y que
murmura (1). Digamos simplemente que no querrías estar en una isla desierta con él,
porque es sádico, aburrido y simple.
Mientras que Jack quiere poder porque le gusta la sensación de estar al mando, Roger
quiere poder porque disfruta con la idea de hacer sufrir a los demás. Eso queda patente
incluso antes de que todo empezara a ir de mal en peor. Él y su amigo Maurice destrozan
los castillos de arena de los más jóvenes sin motivo alguno: "derrumbándolos a
patadas,enterrand] las flores y esparciendo las piedras escogidas con tanto cuidado. Le
siguió Maurice, riendo y aumentando la devastación" (4.7-8). Esto va mucho más allá de no
ayudar a los niños a recoger fruta; estamos ante un claro comportamiento psicótico.
Roger no se convierte en un psicópata asesino de la noche a la mañana. Al principio lo
detiene el "tabú de su antigua existencia" (4.14). Cuando lanza rocas en dirección al
pequeño Henry, no se las está arrojando directamente a él: "Alrededor del niño en cuclillas
aleteaba la protección de los padres y el colegio, de la policía y la ley." (4.14). Pero la cosa
cambia. Cerca del final, Roger se rinde a sus macabros impulsos. Es él quien, "con delirante
abandono", deja caer la roca que mata a Piggy.
¿Todavía no crees que Roger sea tan malo? Sam y Eric vinculan a Roger con actos
deleznables cuando dicen:
"- Tú no conoces a Roger. Es terrible.
- … y el Jefe… los dos son…
- … terribles…
- … pero Roger…"
Pero Roger, ¿qué? No lo sabemos, ni estamos seguros de querer saber. ¿Nos quiere
transmitir Golding que incluso las fieras tienen distintos niveles de maldad, y que hay
personas peores que otras a pesar de nuestra naturaleza salvaje? ¿O quiere decir lo
contrario? ¿Es posible que Roger sea en realidad el más humano de todos?
SAM Y ERIC
Piggy lo intenta, pero incluso él es incapaz de distinguir a Sam y Eric: "¿Cuál es Eric...?
¿Tú? No, tu eres Sam..." (1). Durante la mayor parte de la novela, ambos reciben el nombre
de "Samyeric". ¿A alguien le sorprende que Jack sea el primero en usar un apodo que
despoje a alguien de su individualidad?
Al igual que Piggy y Ralph, Sam y Eric se oponen a la violencia. Cuando están rodeados
por la banda de Jack, sus protestas "[brotan] del corazón del mundo civilizado" "Por favor"
"¡… en serio!" (11.175). Es cierto que participan en el asesinato de Simón, pero se
esfuerzan en convencerse a sí mismos de que ellos no tuvieron nada que ver con eso:
"Los mellizos se sorprendieron al ver a Ralph. Se sonrojaron, sin atreverse a mirarle.
- Ah, ¿eres tú, Ralph? Hola.
- Hemos estado en el bosque...
- ... cogiendo leña para la hoguera...
- ... anoche nos perdimos".
[…]
"Sam se llevó la mano a un rasguño en la frente y la retiró en seguida. Eric se tocó el labio
cortado.
- Sí, estábamos muy cansados - volvió a decir Sam -, así que nos fuimos pronto" (10).
Pueden repetirlo mil veces, muchachos, pero las heridas en el labio y la frente lo dicen
todo. Podemos afirmar que Samyeric son los más cercanos a nosotros. No son líderes como
Ralph, ni tienen la inteligencia de Piggy; simplemente son personas normales, que quieren
ser buenas, pero que no son lo suficientemente fuertes para hacer frente al mal.
Hermanos enfrentados
Cuando el grupo de Ralph está escondido en el capítulo 10, Sam y Eric empiezan a discutir.
No queda claro sobre qué, pero puede vincularse a la desesperanza generalizada.
"¿De qué nos va a servir?", preguntan ambos. Y después, "De la oscuridad del otro extremo
del refugio llegó un lamento de terror, y en su pánico hicieron crujir las hojas. Samyeric,
enlazados en un abrazo, luchaban uno contra el otro" (10).
Esto no puede ser bueno. Si los hermanos se dan la espalda, entonces todos están en serios
problemas. Piggy se da cuenta. Justo después de la pelea, le susurra a Ralph: "Tenemos que
salir de esto". Si Samyeric empiezan a discutir (y fíjate en cómo Golding usa "Sam y Eric"
en lugar de "Samyeric" para enfatizar lo negativo de la situación), entonces ya no hay
esperanza alguna para los demás.
Y si Samyeric son nuestros sustitutos, puede que Golding esté tratando de explicarnos que
la guerra es una muy mala señal: cualquier forma de violencia en una lucha entre hermanos.
PERCIVAL
Pobre Percival. Lo conocemos cuando nos enteramos de que los muchachos mayores
desatienden a los más chicos. Percival no lo soporta. Se esconde en un refugio "donde
permanece dos días, hablando, cantando y llorando, con lo que todos creyeron que se había
trastornado, cosa que les pareció en cierto modo divertida. Desde entonces se le veía
enfermizo, ojeroso y triste: un pequeño que jugaba poco y lloraba a menudo" (4.3).
Lo único que le queda es su nombre y dirección: "Percival Wemys Madison, de La Vicaría,
en Hartcourt St. Anthony" (5.12), que repite como si fuera un "conjuro".
Desafortunadamente, dicho "encantamiento" no tiene el poder para ayudar al pequeño
Percival. Las redes de salvación del mundo civilizado no sirven para nada en la isla, y
cuando por fin se encuentra con alguien que puede ayudarlo (el oficial de marina), ya no lo
recuerda. Incluso él acaba siendo transformado por sus aventuras en la isla. Cuando Ralph
llora por la pérdida de la inocencia y la oscuridad del corazón humano, en realidad llora por
Percival.
El significado de un nombre
Un apunte sobre su nombre. Percival es uno de los caballeros del rey Arturo. En la mayoría
de las historias, lo describen como una persona inocente e ingenua, hasta tal punto, que le
encargan completar la búsqueda del Santo Grial. ¿Es posible que Golding haga uso de ese
nombre para que nuestro chiquito parezca especialmente inocente e inofensivo? ¿Para
acentuar la trágica pérdida de la inocencia? Es muy probable que así sea.
La concha
La concha se usa en varias escenas de El Señor de las Moscas para organizar a los niños.
Ninguno debe hablar a menos que tenga la concha, y una vez que comienza no puede ser
interrumpido. Los ni�...
El fuego
El fuego se usa de muchas formas en El señor de las moscas. Desde el comienzo de la
novela, Ralph está determinado a mantener la señal de fuego en caso de que pase algún
barco cerca de la isla....
Los lentes
Aunque los niños en la isla retroceden a formas primitivas (cazando, caminando desnudos,
pintándose las caras, etc.) sigue habiendo un símbolo de avance, de innovación y
descubrimiento. Sí, es...
La cacería de cerdos
La cacería de cerdos se usa a través de El señor de las moscas para simbolizar no sólo la
capacidad que tiene el hombre para la destrucción y la violencia, sino la idea básica de la
sed por l...
El cabello de Ralph
Okey, te dijimos que podríamos culpar al cabello de Ralph por sus momentos de
salvajismo. Bueno, era mentira. Lo que quisimos decir es que el cabello de Ralph era un
símbolo del crecimiento de su...
La ropa
La ropa es otro vestigio del viejo mundo que queda en este nuevo mundo. La ropa puede
ser molesta, como cuando Jack y su coro de chicos parecen ser una criatura larga y oscura a
medida exploran emp...
La enorme alegoría
Antes de ir a los detalles, debemos hacer notar el hecho de que El señor de las moscas es
una inmensa alegoría. Símbolos aparte, los niños como grupo pueden representar a la
humanidad como un t...
LA CONCHA
La concha se usa en varias escenas de El Señor de las Moscas para organizar a los niños.
Ninguno debe hablar a menos que tenga la concha, y una vez que comienza no puede ser
interrumpido. Los niños han impuesto estas reglas ellos mismos, y en consecuencia, la
concha representa las reglas sociales, políticas y discursivas. La concha juega un papel
importante cuando los niños deciden votar para elegir a un jefe, y también le permite a
cualquiera hablar cuando la tiene. Fíjate que, después de que se rompe la concha, Jack
comienza a gritar que ahora puede ser jefe. La razón por la cual no podía ser jefe antes (al
menos no como él quería) es que la concha le permitía a Piggy tranquilizar a todos los
demás niños y demandar su atención. Sin la concha, el poder vuelve a estar en disputa, y
Jack quiere disputarlo.
EL FUEGO
El fuego se usa de muchas formas en El señor de las moscas. Desde el comienzo de la
novela, Ralph está determinado a mantener la señal de fuego en caso de que pase algún
barco cerca de la isla. Eso está bien hasta que la primera señal de fuego que encienden los
niños se descontrola, y se pierde al menos un niño (léase: se quema). El fuego entonces, se
convierte en un símbolo, paradójicamente, de la esperanza del rescate y de la destrucción ya
que, irónicamente, con el fuego que enciende Jack al final de la novela (en su intento por
cazar y matar a Ralph) es cuando los niños son rescatados. ¿Qué querrá decir el hecho de
que el rescate sea igual a la destrucción? Esta pregunta nos lleva de nuevo, como todos los
símbolos de la novela, a la Enorme Alegoría de la novela. Si el mundo de los niños es sólo
una alegoría del mundo real, entonces en realidad no son rescatados; sólo pasan a un nivel
más alto de violencia, y sí, destrucción. Por eso es que el rescate se iguala a la destrucción.
LOS LENTES
Aunque los niños en la isla retroceden a formas primitivas (cazando, caminando desnudos,
pintándose las caras, etc.) sigue habiendo un símbolo de avance, de innovación y
descubrimiento. Sí, estamos hablando de los lentes de Piggy. Los niños no tienen ni idea de
cómo encender el fuego. Jack balbucea algo acerca de dos palos secos, pero el hecho es que
los niños no están muy enterados en materia de supervivencia para saber cómo se hace.
Como no están equipados para ello, tienen que echar mano a lo que les queda del viejo
mundo. Entonces, claro, que los lentes se rompan significa que están en peligro de perder el
contacto con el mundo civilizado que han dejado atrás. Con los lentes rotos, ahora tienen
medio pie del lado del salvajismo.
Pero también recordemos que los lentes son, de hecho, un par de lentes, y que son
concebidos para mirar. La visión es una metáfora del conocimiento. Piggy sabe cosas que
los otros chicos no saben, como usar la concha y la necesidad de leyes para tener orden.
Parte de la razón por la que se molesta tanto cuando le agarran sus lentes es porque sin ellos
no puede ver nada. “Ver” es el atributo más grande de Piggy; es una de las razones por las
que los niños no lo apartan completamente; por “ver” Piggy es útil. Sin sus lentes es inútil,
algo que nadie quiere ser.
LA CACERÍA DE CERDOS
La cacería de cerdos se usa a través de El señor de las moscas para simbolizar no sólo la
capacidad que tiene el hombre para la destrucción y la violencia, sino la idea básica de la
sed por la sangre, la histeria en masa, y el ritual. En la escena más importante de cacería de
cerdos, se nos da una descripción vívida de la masacre que se lleva a cabo con la matanza
de una cerdo madre, y vemos que los niños encuentran placer en sus deseos de cazar. Ya no
se trata nada más de tener carne para comer (los niños obviamente disfrutan con el poder
que sienten sobre el indefenso animal y se excitan por la sangre que se derrama sobre sus
manos). Algunos críticos la describen como una escena de violación. Argumentan que su
excitación viene en parte por la sangre y en parte por sus nuevas sensaciones sexuales. A
medida en que transcurre la historia, vemos a los niños realizando cacerías una y otra vez,
en una especie de ritual, con varios niños actuando como cerdos, hasta que este “juego de
acción” toma un giro espantoso cuando, en frenética violencia, golpean hasta matar a
Simon por una multitud de niños excitados.
EL CABELLO DE RALPH
Okey, te dijimos que podríamos culpar al cabello de Ralph por sus momentos de
salvajismo. Bueno, era mentira. Lo que quisimos decir es que el cabello de Ralph era un
símbolo del crecimiento de su salvajismo. Esa maraña de pelos tiene vida. El narrador nos
dice que en la cara de Ralph se nota que desearía cortárselo, porque lo hace sentir sucio e
incivilizado. Sabemos que el cabello tiene que ser algo importante porque las primeras
palabras de la novela son “El muchacho rubio descendió un último trecho de roca…”. El
corte de cabello es uno de los beneficios de la civilización, beneficio del cual Ralph y
algunos otros han tenido que abandonar. También nos recuerda que los niños han estado en
la isla por un buen rato; este no fue una aventura de fin de semana. Al final, hay algo
horriblemente perturbador en el crecimiento descontrolado de su cabello, porque no puede
pararlo y al parecer no parará nunca, al igual que el crecimiento de la violencia en los niños
y el incremento de los salvajismos en la isla.
LA ROPA
La ropa es otro vestigio del viejo mundo que queda en este nuevo mundo. La ropa puede
ser molesta, como cuando Jack y su coro de chicos parecen ser una criatura larga y oscura a
medida exploran empaquetados vestidos con sus túnicas negras al comienzo. Primero, los
niños necesitan usar su ropa para protegerse del sol (lo que significa que no están listos
todavía para el estilo de vida en una isla), pero pronto estarán corriendo por ahí en
taparrabos o menos que eso, sus pieles y sus mentes se adaptan a lo que los rodea. Hasta
vemos a Ralph pasar de ser un “el chico rubio” a ser completamente “moreno”. El cambio
está en el aire, como del aire viene el hombre muerto del paracaídas.
LA ENORME ALEGORÍA
Antes de ir a los detalles, debemos hacer notar el hecho de que El señor de las moscas es
una inmensa alegoría. Símbolos aparte, los niños como grupo pueden representar a la
humanidad como un todo. A partir de esta comparación, se puede ver dónde van encajando
las piezas; la isla es el mundo, las reglas de los niños son los variopintos gobiernos
globales, las dos tribus son dos países, y así. La pelea de los niños es, entonces, la
representación de la guerra. El único momento en el que salimos de la alegoría es al final de
la novela, cuando la otra “realidad” rompe la barrera imaginaria que hay alrededor de la
isla. Pero es este también el momento en que se envía el mensaje real de la alegoría, cuando
nos hacemos esa escalofriante pregunta “¿pero quién rescatará a los adultos?”