Contrato Realidad - Prescripcion - Caso Agmet Scaff Vrs Caracol - 2019

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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

Magistrada ponente

SL2885-2019
Radicación n.° 73707
Acta 24

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de julio de dos mil


diecinueve (2019).

Decide la Corte el recurso de casación que interpusieron


AGMETH JOSÉ ESCAF TIJERINO y CARACOL
TELEVISIÓN S.A. contra la sentencia que el 3 de septiembre
de 2015 profirió la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, en el proceso que el primero
adelanta contra dicha sociedad.

I. ANTECEDENTES

El accionante promovió proceso ordinario laboral con el


propósito que se declare que: (i) entre las partes existió un
contrato de trabajo que se ejecutó entre el 31 de julio de 2006

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y la misma fecha de 2012; (ii) terminó por decisión unilateral


y sin justa causa por parte del empleador, y (iii) devengó
viáticos permanentes por manutención y alojamiento
durante la vigencia de la relación laboral.

En consecuencia, solicitó que se condene a Caracol


Televisión S.A. a pagar, con base en el salario y los viáticos
permanentes, (i) prestaciones sociales por todo el tiempo de
servicio y las sanciones por no pago oportuno de las
cesantías y de sus intereses; (ii) horas extras, diurnas y
nocturnas, así como recargos por laborar en días dominicales
y festivos; (iii) bonificaciones semestrales o anuales que debió
percibir, en virtud del principio de igualdad laboral; (iv) las
indemnizaciones por despido sin justa causa, la moratoria y
la que corresponda por haber incluido su nombre como
«Talento Caracol» o, en su defecto, el valor por cada uno de
los eventos en los que el accionado lo obligó a participar; (v)
los aportes al sistema de seguridad social en pensiones,
salud y riesgos profesionales, debidamente indexados, y (vi)
los daños y perjuicios morales, el impuesto de timbre que
debió asumir desde el año 2006, lo que se pruebe ultra y
extra petita y las costas procesales.

En respaldo de sus aspiraciones, narró que prestó


servicios al demandado como presentador del programa de
entretenimiento matutino «Día a Día», a través de dos
contratos de prestación de servicios que se prorrogaron y
durante los cuales recibió la siguiente remuneración:

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Referencia Vigencia Remuneración


Contrato
CRC-008828 31/07/2006 al 30/07/2007 $18.000.000
Otrosí n.º 1 31/07/2007 al 31/08/2008 $19.138.000
(desde 01/09/2007)

Otrosí n.º 2 31/07/2008 al 31/07/2009 $20.401.000


(desde 01/08/2008)

CRC-023248 01/08/2009 al 31/07/2010 $20.401.000


Otrosí n.º 1 01/08/2010 al 31/07/2011 $21.144.000
(desde 01/09/2010)

Otrosí n.º 2 01/08/2011 al 31/07/2012 $21.990.000


(desde 01/09/2011)

Explicó que la emisión televisiva aludida hace parte de


la programación diurna del «Canal Caracol Televisión»; que se
trasmite en vivo y en directo a nivel nacional de lunes a
viernes, entre 5:30 a.m. y 10:30 a.m., y que se produce bajo
la jefatura exclusiva de un personal contratado en su
totalidad por el demandado –director, productor, técnicos,
asesores de imagen, maquilladores, bodegueros, utileros y
vestuaristas-, con equipos de alta definición tecnológica de su

propiedad y desde un set fijo ubicado en su sede principal en


Bogotá.

Señaló que prestó sus servicios bajo el cumplimiento de


un estricto horario, de precisas instrucciones del director del
programa u otro directivo del medio de comunicación y
conforme a los libretos u orientaciones que establecía el
accionado, quien para la producción del matutino siempre le
proporcionó el vestuario y contrató un asesor con el fin de
resaltar su imagen, cuyas indicaciones acató a cabalidad
durante las grabaciones.

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Agregó que, además, tuvo que presentar múltiples


productos de empresas que publicitaban en el programa,
grabar por fuera del estudio, en otros horarios y en diferentes
regiones del país o, incluso, en el exterior, actividades que
desbordaron la actividad contratada y por las cuales no
recibió ningún beneficio económico adicional.

Afirmó que Caracol Televisión S.A. usó su imagen, y


continua haciéndolo, al considerarlo parte del grupo «Talento
Caracol» sin que le hubiera pagado suma alguna por tal
derecho de exclusividad, valiéndose de una «cláusula
contractual engañosa», y que cuando reclamó por ello, el
entonces gerente de entretenimiento del accionado le indicó
que debía estar «siempre disponible» para cualquier evento de
relevancia para el medio de comunicación.

Adujo que otras presentadoras del aludido programa sí


fueron vinculadas a través de contrato de trabajo, pese a que
prestaban sus servicios en condiciones idénticas a las suyas
y no tenían la carga laboral adicional.

Por último, refirió que viajaba con frecuencia y, por


tanto, recibió viáticos permanentemente; que debido a la
presión para llevar a cabo múltiples tareas publicitarias y a
que Caracol Televisión S.A. le impidió participar en proyectos
de otros medios de comunicación, no pudo continuar con el
desarrollo de su carrera actoral, la cual «despegó
nuevamente» después de que fue despedido; que tuvo
quebrantos de salud debido a la carga excesiva de trabajo y
en ocasiones debió laborar en esas condiciones o, incluso,

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incapacitado; que asumió por su propia cuenta el pago de los


aportes al sistema de seguridad social, y que intentó por
diferentes medios que el accionado le reconociera sus
derechos; no obstante, el 31 de julio de 2012, aquel dio por
terminada la relación de trabajo unilateralmente y sin justa
causa, precisamente porque presentó una exigencia en dicho
sentido (f.º 3 a 53 y 385 a 436).

El convocado a juicio se opuso a todas las pretensiones.


En cuanto a los supuestos fácticos que las soportan, admitió
que suscribió con el actor el contrato de prestación de
servicios n.º CRC-008828. Frente a los demás, adujo que no
eran ciertos o no le constaban.

Aclaró que: (i) la emisión televisiva objeto del contrato


se llevó a cabo en varios horarios y tenía sesiones que se
grababan por fuera del estudio del canal; (ii) el demandante
prestó servicios como contratista independiente sin estar
sujeto a subordinación o dependencia, horario, ni devengar
salario y, por tanto, no hubo despido sino terminación del
convenio por vencimiento del plazo; (iii) entre sus
obligaciones contractuales debía realizar las menciones
comerciales que se le indicaran y participar en secciones de
entretenimiento de los noticieros de la compañía; (iv) no se
aprovechó de su imagen porque en la contraprestación que
recibió estaban incluidas las escenas filmadas en exteriores
y, en general, toda intervención o actuación que realizara y
que Caracol Televisión S.A. era el titular exclusivo de los
derechos de mercadeo del programa; (v) suscribió varios
contratos específicos con el actor para llevar a cabo otras

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presentaciones, y (vi) no procede la condena por


indemnización moratoria cuando se obra de buena fe.

En su defensa, propuso las excepciones de inexistencia


de la obligación, falta de causa para pedir, cobro de lo no
debido, pago, buena fe, prescripción y la genérica (f.º 479 a
608).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante fallo de 10 de julio de 2014, el Juez Treinta


Laboral del Circuito de Bogotá decidió (f.° 1452, 1453 y CD 10):

PRIMERO: DECLARAR que entre la demandada CARACOL


TELEVISIÓN S.A. (…) como empleador y el señor AGMETH JOSÉ
ESCAF TIJERINO (…) como trabajador, existió un contrato de
trabajo a término indefinido (contrato realidad) el cual se extendió
desde el 31 de julio de 2006 hasta el 31 de julio de 2012 en forma
continua e ininterrumpida, terminado sin justa causa por la
sociedad demandada, de conformidad con lo expuesto en la parte
motiva de esta providencia.

SEGUNDO: CONDENAR a la demandada CARACOL TELEVISIÓN


S.A. a pagarle al señor AGMETH JOSE (sic) ESCAF TIJERINO los
siguientes conceptos y cantidades de dinero.

a. Cesantías $123.401.500.
b. Intereses a las cesantías $13.641.745.
c. Sanción por el no pago de los intereses a las cesantías
$13.641.745.
d. Prima de servicios $66.162.000.
e. Compensación de vacaciones $43.980.000
f. Indemnización por el despido sin justa causa $80.630.000
g. Sanción por la no consignación de las cesantías en un fondo
$1.312.152.000.
h. Sanción moratoria por el no pago de salarios y prestaciones
sociales que corresponde al período del 01 de agosto de 2012
al 1 de agosto de 2014, $527.760.000 o al 10 de julio de 2014,
fecha de la sentencia la suma de $513.833.000. A partir del
mes 25 si no hay pago, se deberá reconoce[r] intereses

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moratorios a la tasa más alta establecida por la


Superfinanciera para créditos de libre asignación.
i. Devolución de los aportes a seguridad social $30.113.091

Lo anterior de conformidad con lo expuesto en la [parte] motiva.

TERCERO: CONDENAR a CARACOL TELEVISIÓN S.A. al pago de


los aportes a seguridad social en pensiones a PORVENIR S.A., por
el período comprendido entre el 31 de julio de 2006 al 31 de julio
de 2012 con el salario realmente devengado por el actor,
establecido en esta sentencia esto es (…), conforme al cálculo
actuarial que se expida por la Administradora.

CUARTO: ABSOLVER a la demandada CARACOL TELEVISIÓN


S.A. de las demás pretensiones incoadas en su contra.

QUINTO: DECLARAR parcialmente probada la excepción de


prescripción frente a la prima de servicios de julio de 2006 a julio
de 2009 y vacaciones causadas antes del 3 de julio de 2008, de
acuerdo a lo expuesto en la parte motiva de este proveído. Las
demás excepciones propuestas se declaran no probadas.

SEXTO: CONDENAR en costas a la demandada (…).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de ambas partes, a través de providencia


de 3 de septiembre de 2015, la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá decidió (f.º 1495 a 1497
y CD 11 y 12):

PRIMERO: MODIFICAR los literales b) y c) del numeral segundo de


la sentencia recurrida en el sentido de CONDENAR a la
demandada al reconocimiento y pago de la suma de
$6.524.700,oo por concepto de intereses a las cesantías y la suma
de $6.524.700,oo por concepto de la sanción por el no pago de los
mismos; de acuerdo con lo expuesto en la parte motiva del presente
proveído.

SEGUNDO: MODIFICAR el numeral (sic) g) del numeral segundo de


la sentencia recurrida en el sentido de CONDENAR a la
demandada a cancelar por concepto de la sanción por no
consignación de las cesantías la suma de $495.038.900,oo, por
las razones expuestas en la parte motiva de esta providencia.

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TERCERO: MODIFICAR el numeral tercero de la sentencia


recurrida en el sentido de CONDENAR a la demandada por
concepto de aportes al sistema de seguridad social en pensiones,
al pago de la diferencia entre el valor de los aportes efectuados por
el demandante como contratista independiente y el tope máximo
establecido en la Ley (sic) por el período comprendido entre el 31
de julio de 2006 y el 31 de julio de 2012, de acuerdo con el cálculo
actuarial que para el efecto presente la correspondiente
administradora de pensiones.

CUARTO: CONFIRMAR en lo demás la sentencia impugnada.

QUINTO: Sin COSTAS (…).

El ad quem señaló que no era objeto de discusión que


el demandante prestó sus servicios como presentador del
programa «Día a Día», del 31 de julio de 2006 a igual fecha de
2012, así como las sumas que recibió en contraprestación (f.º
56 a 69, 82 y 627 a 638) y que, por tanto, el problema jurídico

a resolver se contraía a determinar si la relación contractual


que existió entre las partes fue de carácter laboral y, en caso
afirmativo, verificar las inconformidades que plantearon los
litigantes relacionadas con el reconocimiento y pago de las
prestaciones e indemnizaciones que de aquella derivaban.

En esa dirección, se refirió al artículo 23 del Código


Sustantivo del Trabajo y a los elementos que configuran un
contrato laboral, comparó este con el de prestación de
servicios y explicó que: (i) en este último se pueden acordar
algunos parámetros de coordinación, de tiempo, modo y
lugar o incluso acordar un horario, para lo cual mencionó la
sentencia CSJ SL543-2013, así como exigir la presentación
de informes al contratista, y (ii) que dichas circunstancias
por sí mismas no implicaban que tal vínculo mutara en la
existencia de un contrato de trabajo, salvo que el contratante

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tuviera injerencia en la forma como se desarrolla la actividad,


toda vez que, en ese evento, más que un acto de
coordinación, se advertiría uno de dirección propio de las
relaciones laborales subordinadas.

Asimismo, aludió a la presunción legal contenida en el


artículo 24 ibidem relativa a que toda prestación personal del
servicio se rige por un contrato de trabajo, sin importar el
tipo de labor contratada, tal como lo precisó la sentencia C-
665-1998 de la Corte Constitucional, de modo que si aquella
se acredita, la carga probatoria se invierte y corresponde al
demandado desvirtuarla, si se opone a su existencia.

Luego, mencionó que para efectos de dar alcance al


principio de la primacía de la realidad previsto en el artículo
53 de la Constitución Política, era necesario el análisis
conjunto de la prueba documental, la narración de las partes
y las declaraciones de los testigos, a fin de establecer la forma
en que realmente se desarrolló la actividad contratada y si
esta se ejecutó o no en forma autónoma e independiente.

En el anterior contexto, se refirió al contrato de


prestación de servicios que suscribieron las partes y a la
prueba testimonial e indicó que las declaraciones de Juan
Esteban Sanpedro Harry, Catalina Gómez Aristizábal,
Mónica María Rodríguez Rodríguez, Diego Fernando Londoño
y Luz Marina Giraldo Restrepo fueron útiles para establecer
la forma en que se desarrolló tal vínculo, puesto que tuvieron
contacto con los litigantes durante su ejecución y provenían
del gerente de entretenimiento, las presentadoras, el

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productor general y la directora del programa,


respectivamente, pero no así las de Mauricio Vélez y Amparo
Gutiérrez, toda vez que el primero comenzó a prestar
servicios al accionado con posterioridad a la terminación del
contrato con el actor y, la segunda, solo intervino en la etapa
precontractual.

Así, del análisis de esos medios de convicción, concluyó


que Caracol Television S.A. no desvirtuó la presunción
contemplada en el artículo 24 del Código Sustantivo del
Trabajo y, por tanto, que la relación de trabajo que unió a las
partes se rigió por un contrato laboral, toda vez que los actos
que ejerció el canal de televisión sobre la actividad contratada
no fueron meramente de coordinación técnica, esto es, en
relación con los factores de calidad del producto, sino que
configuraron un poder subordinante, de dirección, que
condicionó la prestación del servicio por parte del
demandante, y también disciplinario, a través de diferentes
llamados de atención, independientemente de que hubiere o
no impuesto sanción.

Como fundamento de su decisión, destacó que: (i) dada


la naturaleza de la labor convenida y la forma en que se
desarrolló, hubo un direccionamiento permanente respecto
de la función a realizar por parte del accionante, pues
Caracol Televisión S.A. definía los temas a tratar en el
telediario, la forma de abordarlos, los productos que debía
promocionar y en qué momento debía hacerlo, conforme a los
planes de producción establecidos en el contrato; (ii) el
formato del programa, que se emitía en vivo y en directo,

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implicó un control total sobre su contenido, en función del


rating o nivel de audiencia, que lo llevó a cabo el director del
mismo a través de un aparato electrónico denominado
«apuntador», de modo que el supuesto contratista no podía
manejar a su antojo o con sus propios criterios la forma como
debía prestar el servicio, y (iii) Caracol Televisión S.A. ejerció
poder de disposición sobre el demandante, toda vez que este
tenía la obligación de informar con anticipación cuando
decidiera conceder entrevistas y asistir a los eventos sociales
planificados por el canal de televisión.

Asimismo, que el programa se emitía de lunes a viernes


entre las 5:30 a.m. o 6:00 a.m. y las 10:30 a.m. y, en virtud
de ello, el accionante debía estar presente en ese horario,
aunque reiteradamente llegaba tarde, situación que en
algunas oportunidades generó llamados de atención por
parte de representantes del demandado. Además, que la
deponente Catalina Gómez afirmó que aquel tenía que
solicitar permiso para ausentarse del set, como lo hacían los
demás presentadores.

Recalcó que las diferentes notas y viajes que Escaf


Tijerino debía realizar para el matutino por fuera del set de
grabaciones tanto en el país como en el exterior (f.º 184 a 331)
tuvieron el propósito de descentralizar el programa y darle
un alcance nacional y fueron producto de una política
institucional del accionado para beneficio del programa, tal
como lo precisó el testigo Sanpedro Harry y así constaba en
los documentos obrantes a folios 166 y 177; luego, que no

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era de recibo lo que señalaron algunos testigos, esto es, que


eran acordados entre las partes.

Agregó que el contrato de trabajo no se desvirtuó


porque: (i) la tarea estipulada se desarrollara en espacios de
aproximadamente 4 horas diarias, toda vez que aquel se
determina es por la prestación personal del servicio en forma
subordinada sin importar la duración de la jornada
acordada; (ii) el actor ejecutara otras actividades, pues ello
es posible en virtud de las figuras de concurrencia y
coexistencia de contratos previstas en los artículos 25 y 26
del Código Sustantivo del Trabajo y (iii) el valor de la
remuneración fuera alto, toda vez que dicho supuesto no
acredita autonomía e independencia en relación con la
ejecución de la actividad contratada.

Explicó que la subordinación laboral no consiste en el


ejercicio permanente o constante del poder de dirección y el
disciplinario por parte del empleador, sino en la posibilidad
jurídica que tiene de ejercer tales actos. En apoyo, aludió a
la sentencia CSJ SL 35201, 22 jul. 2009.

En consecuencia, confirmó la decisión del a quo


respecto a la declaratoria de existencia de la relación laboral
deprecada y, en consecuencia, abordó las inconformidades
que manifestaron ambas partes en relación con la
prescripción de las cesantías y de sus intereses, los aportes
al sistema de seguridad social y las indemnizaciones
moratoria, por no pago oportuno de las prestaciones sociales
referidas y por explotación de la imagen.

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Respecto de lo primero, asentó que no se equivocó el a-


quo al no declarar la excepción de prescripción en relación
con el auxilio de cesantía, puesto que el trabajador solo
puede acceder a dicha prestación libremente a la finalización
del vínculo laboral y, es a partir de ese momento, que
comienza a contabilizarse el término prescriptivo que
establecen los artículos 488 del Código Sustantivo del
Trabajo, en concordancia con el artículo 151 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social. Para afianzar
su postura refirió las sentencias CSJ SL 34393, 24 ag. 2010,
CSJ SL 41005, 23 oct. 2012 y CSJ SL6380-2015.

Sobre lo segundo, explicó que los intereses a las


cesantías se deben liquidar y pagar en forma anualizada
conforme lo previsto en la Ley 52 de 1975, razón por la cual
debía modificarse la decisión del juez de primer grado, dado
que había lugar a declarar probada la excepción de
prescripción parcialmente respecto a los causados con
anterioridad al 3 de julio de 2009. Así, fijó la condena por
dicho concepto en la suma de $6.524.700.

En relación con los aportes al sistema de seguridad


social en pensiones, determinó que de acuerdo con lo
dispuesto en las leyes 100 de 1993 y 797 de 2003, el
empleador debe sufragar para pensiones el 75% de la
cotización y el salario máximo de cotización no puede superar
25 salarios mínimos legales mensuales vigentes. En este
sentido, señaló que el a quo se equivocó al ordenar en forma
concomitante la devolución de las cotizaciones efectuadas a
pensiones en condición de trabajador independiente y el pago

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de las mismas al correspondiente fondo, pues ello, si bien no


equivalía a una erogación doble, sí lo era en exceso y
desconoció que el valor a reintegrar al actor estaba en su
cuenta de ahorros individual y el tope máximo de
cotizaciones establecido en la ley.

Por tanto, dispuso a cargo del accionado y a favor del


demandante, la cancelación de la diferencia entre el valor de
los aportes efectuados por este último y el tope máximo
establecido en la ley, por el periodo comprendido entre el 31
de julio de 2006 y la misma fecha de 2012, conforme al
cálculo actuarial que realice la administradora de pensiones
a la que se encuentre afiliado.

Y respecto de la restitución del valor de las


contribuciones que sufragó el accionante durante la
ejecución de la relación laboral, en la proporción a cargo del
demandado, adujo que confirmaba tal condena, puesto que
si bien la suma que correspondía era mayor a la que
estableció el juez de primer grado, ello no fue objeto del
recurso de apelación.

En relación con las indemnizaciones moratoria, por no


pago oportuno de las cesantías y de sus intereses, mencionó
que la jurisprudencia de esta Corporación ha adoctrinado
que su imposición no es automática y que, por tanto, debía
analizarse la conducta del empleador para establecer si hubo
mala o buena fe.

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Así, determinó que en este caso, el actuar de Caracol


Televisión S.A. no estuvo revestido de buena fe para negar
las acreencias laborales del trabajador, toda vez que la
relación laboral se ejecutó en forma habitual por 6 años,
durante los cuales ejerció un direccionamiento continuo y
permanente de la actividad contratada, en un horario cuyo
incumplimiento generó diversos llamados de atención,
circunstancias que permiten descartar independencia en el
desarrollo del vínculo contractual.

Agregó que lo anterior también se evidenció al comparar


los contratos de trabajo de la presentadora Catalina Gómez
con los que suscribió el promotor del proceso, puesto que se
advertía que sus diferencias eran muy sutiles y ponían de
presente el conocimiento que tenía Caracol Televisión S.A. de
la naturaleza subordinada de ese tipo de actividades, sin que
fuese relevante el hecho que el actor tuviera la posibilidad de
realizar otro tipo de labores. Por tanto, confirmó la condena
en tal aspecto.

Sobre la cuantía en que se impuso la sanción por no


consignación oportuna de las cesantías, señaló que,
efectuadas las correspondientes operaciones aritméticas,
ascendía a la suma de $1.089.553.000, pero en atención a
que se declaró probada la excepción de prescripción
parcialmente, tal fenómeno extintivo operó sobre los valores
causados con anterioridad al 3 de julio de 2009, razón por la
cual fijó tal condena en $495.038.000.

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Igualmente, indicó que, pese a que no se cuestionó el


monto que se reconoció por concepto de la indemnización por
no pago de intereses a la cesantías, también procedía
modificar tal suma, en la medida en que varió el valor que
debía reconocerse por la prestación de la cual derivaba.

Por último, señaló que no le asistía la razón al


demandante en la pretensión de resarcimiento por la
explotación de su imagen, toda vez que él se comprometió a
asistir a los eventos sociales que le indicara el accionado, los
viajes para realizar notas o cubrimientos especiales fueron
mostrados en el programa para el cual fue contratado,
circunstancia que sirvió de soporte para establecer la
existencia de la relación de trabajo subordinada, de modo
que ello desvirtuó la supuesta explotación no autorizada.
Además, que aquel no probó el perjuicio irrogado con ocasión
al cubrimiento de dichos eventos.

IV. RECURSOS DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpusieron


las partes. Por razones de método se analizará en primer
lugar el de Caracol Televisión S.A. y, posteriormente, el que
propuso el actor.

V. RECURSO DE CASACIÓN DEL DEMANDADO

El recurso extraordinario de casación lo interpuso


Caracol Televisión S.A., lo concedió el Tribunal y lo admitió

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la Corte Suprema de Justicia.

VI. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte «case totalmente» la


sentencia impugnada para que, en sede de instancia,
revoque la decisión de primer grado y, en su lugar, lo
absuelva de todas las pretensiones de la demanda.

En subsidio, requiere que «case parcialmente» la


providencia en cuanto a la declaratoria parcial de
prescripción, el valor de las condenas por concepto de
intereses a la cesantía, sanciones por no pago oportuno de
estos y de la cesantía, indemnización moratoria y por aportes
a seguridad social en pensiones, para que, en sede de
instancia: (i) modifique el literal a) del numeral segundo y
disponga solo el pago de las cesantías causadas entre el 3 de
julio de 2009 y el 31 de julio de 2012; (ii) modifique los
literales b) y c) del mismo numeral, en el sentido de condenar
a la demandada a pagar los intereses de las cesantías y la
sanción por el no pago de los mismos, de acuerdo al valor
que representen las cesantías en la forma antes indicada; (iii)
revoque los literales g), h) e i) del numeral segundo, para en
su lugar absolver a Caracol Televisión S.A. de dichas
pretensiones; (iv) revoque el numeral tercero y, en su lugar,
lo condene a pagar solo la proporción del aporte para pensión
que le corresponde al empleador, y (v) modifique el numeral
quinto para extender la declaratoria de prescripción a las
cesantías causadas en favor del actor antes del 3 de julio de
2009.

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En defecto de lo anterior, solicita que se «case


parcialmente» la providencia en cuanto a las condenas por no
pago oportuno de las cesantías e indemnización moratoria
para que, en sede de instancia, revoque los literales g) y h)
del numeral segundo y se absuelva de dichas pretensiones.

Con tal propósito, por la causal primera de casación,


formula un cargo, que fue objeto de réplica.

VII. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley laboral, por la vía


indirecta, en la modalidad de aplicación indebida de los
artículos los artículos 23, 24, 34, 55, 64, 65, 127, 186,189,
249, 306 y 488 del Código Sustantivo del Trabajo; 1.º y 2.°
de la Ley 52 de 1975; 99 de la Ley 50 de 1990; 18, 20 y 22
de la Ley 100 de 1993, en relación con los artículos 8.º de la
Ley 153 de 1887; 13, 23, 25, 29 y 53 de la Constitución
Política; 1405 y 1502 del Código Civil; 1.º, 5.º, 25, 26, 61,
128, 130, 131, 143, 250, 254 y 488 del Estatuto Laboral; 21
del Decreto 3063 de 1989; 36 de la Ley 100 de 1993; 7.°, 167,
176, 281 y 283 del Código General del Proceso, y 50, 51, 60,
61, 151 y 145 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social.
Refiere que el ad quem incurrió en los siguientes errores
evidentes de hecho:

1. Dar por demostrado, en contra de los autos, que las actividades


cumplidas por el señor Agmeth José Scaf Tijerino como
conductor del programa Día a Día de Caracol Televisión S.A.

SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 73707

fueron subordinadas y se expresaron en una típica relación de


trabajo.
2. No dar por demostrado, siendo evidente, que debido a los
requerimientos técnicos de los programas de televisión y en
especial de los que se transmiten en "vivo y en directo", como
es el caso del llamado Día a Día, la puesta en marcha de los
mismos exige la interacción del director y del presentador sin
que esto implique la subordinación jurídico laboral del segundo
respecto del primero.
3. No dar por demostrado, estándolo, que las actividades
desarrolladas por el señor Agmeth José Scaf Tijerino como
conductor del programa Día a Día de Caracol Televisión S.A.
fueron autónomas y se expresaron en un típico contrato de
prestación de servicios profesionales.
4. No dar por demostrado, en concordancia con la realidad, que
durante el tiempo en que el Agmeth José Scaf Tijerino se
desempeñó como conductor del programa Día a Día de Caracol
Televisión S.A. dispuso de su tiempo arbitrariamente, prestó
servicios a otras personas, naturales y jurídicas, y realizó
viajes al exterior sin que la empresa pusiera alguna cortapisa
a estos actos, producto de su libre albedrío, de todo lo cual se
sigue que la relación existente entre las partes fue de
naturaleza civil y no laboral.

Afirma que a tales yerros arribó el ad quem debido a que


apreció erróneamente los siguientes medios de convicción:

a) El libelo genitor y su contestación (folios 385 a 435 y 532 a 542).


b) Los contratos de prestación de servicios CRC-8828 y CRC-
23248 suscritos por las partes respecto de la conducción del
programa de televisión Día a Día y sus "otros sí" e
implementaciones sucesivas (folios a 627 a 637) y el acta de su
terminación (folios 68 y 638).
c) Los testimonios de los señores Esteban Sampedro Harry,
Catalina Gómez Aristizábal, Mónica María Rodríguez Rodríguez,
Diego Fernando Londoño, Luz Marina Giraldo Restrepo (folio
11449 / CD No. 1 — minuto 2:01:50 / minuto 1:40:00 / minuto
43:40:00 / 1:40:05, respectivamente), Mauricio Vélez y Amparo
Gutiérrez

Así, como a la falta de valoración de los siguientes


elementos de juicio:

a) El interrogatorio de parte absuelto por el señor Agmeth José Scaf


Tijerino.

SCLAJPT-10 V.00
19
Radicación n.° 73707

b) Los registros de ingreso y salida de la empresa del demandante


(folios 808 a 883 y 1171 a 1269).

Por otra parte, manifiesta que, en subsidio de lo


anterior, y en el evento que se considere que la relación
existente entre las partes fue de tipo laboral, el juez plural
incurrió en los siguientes yerros fácticos:

1. No dar por demostrado, estándolo, que por razón del tiempo


transcurrido entre la fecha en la cual se habrían causado y el
momento en que el actor formalizó su reclamo al respecto (3 de
julio de 2012), las cesantías nacidas antes del 3 de julio de
2009 están prescritas.
2. Dar por demostrado, en contra de la evidencia, que Caracol
Televisión S.A. obró de mala fe al relacionarse con el señor
Agmeth José Scaf Tijerino como si él fuese un trabajador
autónomo a pesar de que estaba subordinado por razón de las
órdenes que la empresa le impartía y también por mantenerlo
en condiciones de desigualdad respecto de la contratación de
las otras dos presentadoras del programa Día a Día, por lo que
entonces la empresa debe ser condenada a pagar las sanciones
e indemnizaciones por mora y los intereses moratorios.
3. No dar por demostrado, siendo evidente, que el señor Agmeth
José Scaf Tijerino es una persona inteligente y talentosa y
ampliamente conocedora de la legislación laboral como lo
demuestra el reclamo suscrito por él el día 3 de julio de 2012
(folios 74 a 80), por lo que entonces si tenía alguna
inconformidad respecto de la naturaleza jurídica del contrato
acordado con Caracol Televisión S.A. o respecto de sus
eventuales derechos ha debido abstenerse de firmar dicho
contrato formalizando sus reparos desde la misma fase
precontractual o al inicio de sus actividades o al menos en el
curso de las mismas.
4. No dar por demostrado, estándolo, que durante todo el tiempo
en que el actor estuvo relacionado con Caracol Televisión S.A.
ésta empresa tuvo la íntima y sincera convicción de que las
actividades desarrolladas por el señor Agmeth José Scaf
Tijerino eran autónomas y estaban gobernadas por el vínculo
existente entre un contratista independiente y su contratante
y/o por un contrato de prestación de servicios, persuasión
abonada por el silencio elocuente del demandante al respecto y
que demuestra la plena buena fe de la empleadora.

Menciona que a dichos yerros arribó el ad quem, debido


a que apreció erróneamente «el contrato de trabajo junto con
sus adiciones posteriores firmado entre la sociedad accionada

SCLAJPT-10 V.00
20
Radicación n.° 73707

y la señora Catalina Gómez (f.º 684 y ss.)» y a que no valoró los


siguientes elementos de juicio:

a) La carta enviada por éste (sic) a la demandada el 3 de julio de


2012 (folios 74 a 80).
b) Las facturas presentadas por el actor a la empresa para cobrar
los honorarios pactados por sus actividades como presentador
del programa Día a Día (folios 134 a 169, 726 a 761 y 1298 a
1337) y la autorización de la DIAN respecto de su numeración
(folio 623).
c) La autorización suscrita por el accionante el 24 de agosto de
2006 para el descuento y el respectivo pago de los aportes
obligatorios al Sistema de Seguridad Social Integral (folios 619
y 621) y la carta que le fuera remitida por la accionada sobre tal
obligación (folio 620).
d) El certificado librado por el Fondo de Pensiones Obligatorias
Porvenir respecto de la afiliación del actor y del pago de aportes
para pensión (folios 171 y 172) junto con las correspondientes
planillas de pago (folios 885 a 923).

En lo que se refiere al ataque principal, manifiesta que


el Tribunal debe estudiar el material probatorio conforme a
las reglas de la sana crítica, lo previsto en los artículos 176
del Código General del Proceso y 50, 51, 60 y 61 del Código
Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, en consonancia
con las circunstancias del caso concreto sometido a su
escrutinio.

Trascribe apartes de las conclusiones a las que arribó


dicho juez para indicar que se apartó de los anteriores
lineamientos cuando apreció en forma errónea algunos
medios del acervo probatorio y dejó de valorar otros, así como
cuando se abstuvo de armonizarlos entre sí y analizarlos en
perspectiva de las características propias del sector de los
medios de comunicación y, en especial, de los programas de
televisión.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

Así, señala que tales determinaciones son erradas, toda


vez que de las pruebas que denuncia se desprende que el
demandante prestó sus servicios con autonomía, de acuerdo
al contrato de prestación de servicios que suscribió y, en esa
dirección, expone los siguientes argumentos:

1. Asevera que la interpretación que hizo el ad quem de


los contratos en mención y sus adiciones (f.º 627 a 637) fue
equivocada, puesto que consideró que existió subordinación
laboral porque el contratista se obligó a asistir a los eventos
sociales que programaba el contratante y se estableció un
horario para el desempeño de las actividades que se
comprometió a ejecutar.

Afirma que el hecho de que un presentador de televisión


concurra a un evento organizado por los patrocinadores del
canal y consienta que le tomen una fotografía, que luego se
puede usar para alimentar determinada edición del
programa que conduce, no indica necesariamente la
existencia de una imposición subordinante. Aduce que, por
el contrario, dichas actividades son esenciales para quien,
como el accionante, «se debe a su público», del cual obtiene
todo su prestigio y proyección profesional.

Por otra parte, menciona que todos los contratos que


implican la prestación de un servicio suponen el empleo de
una determinada fracción de tiempo o, en otros términos, que
la fijación de horarios no es característica excepcional del
contrato de trabajo, pues en los de prestación de servicios es
innegable que el contratista también está inmerso en esa

SCLAJPT-10 V.00
22
Radicación n.° 73707

realidad, la cual no puede conducir a la conclusión genérica


de que, por ello, se configura una relación de trabajo
subordinada y, por el contrario, evidencia es la interacción
entre las partes para dar cumplimiento al objeto contractual.

Agrega que de la lectura de los contratos de prestación


de servicios se extrae que el demandante no siempre tenía
que estar en el set, que tal exigencia era inherente al tipo de
actividad contratada y que si bien pudo originar algunos
llamados de atención aislados cuando aquel no llegó a tiempo
o se ausentó del escenario, dada su ocasionalidad, no pueden
admitirse como manifestaciones de subordinación. Al
respecto citó la sentencia CSJ SL 18187, 4 oct. 2002.

2. Trascribe las cláusulas primera a cuarta y novena de


los contratos de prestación de servicios suscritos entre las
partes y afirma que la producción de los programas de
televisión deben someterse a una planificación previa y que
su aspecto técnico nunca puede quedar al arbitrio absoluto
del presentador. Además, que el uso del «apuntador» es un
requerimiento técnico, máxime en las emisiones televisivas
que se transmiten en «vivo y en directo», puesto que es
necesaria la comunicación entre el director y el presentador
y ello obedece a exigencias de la programación y no a la
intención de defraudar al contratista, por lo que no puede
inferirse que las instrucciones que recibió respecto del
contenido sustancial del matutino, implicaban
subordinación laboral, como equivocadamente lo entendió el
ad quem. Para afianzar su postura, cita las sentencias CSJ
SL 10714, 17 jul. 1998 y CSJ SL 17639, 16 may. 2002.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

3. Aduce que el Tribunal no apreció los registros de


ingreso y salida del demandante del estudio en el que se
grababa el programa (f.º 808 a 883 y 1171 a 1269) y trascribe
apartes del interrogatorio de parte que este absolvió, para
señalar que, pese a que el juez de alzada indicó que tuvo en
cuenta la narración de las partes, únicamente se ocupó de la
demanda y su contestación, puesto que no consideró lo que
aquel expresó en su declaración.

Así, refiere que el actor confesó que no cumplió con


jornada de trabajo y que prestó servicios a otras empresas
durante el tiempo en que fue presentador del programa «Día
a Día», de modo que dispuso libremente de su tiempo sin que
la empresa pusiera alguna cortapisa a dichas actividades, y
que tal circunstancia acredita que actuó con autonomía
plena cuando se desempeñó como contratista independiente
de la compañía y, por tanto, no podía a la vez ser trabajador
subordinado de esta.
Asevera que no desconoce que la legislación laboral
colombiana consagra las figuras jurídicas de concurrencia y
coexistencia contractual, ni que las partes pueden pactar la
jornada de trabajo mientras no exceda de la máxima legal,
pero que dichos supuestos normativos no se aplican en este
caso, pues durante los meses de diciembre de cada año no
prestó servicios a Caracol Televisión S.A. y si hubiese sido
trabajador dependiente, no habría podido tomarse un mes
sin laborar por el «cierre colectivo del canal».

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

4. Arguye que al acreditarse un yerro fundado en


elementos de juicio calificados, se puede abordar el análisis
de la prueba testimonial y, en esa perspectiva, señala que el
Colegiado de instancia incurrió en error al analizar las
declaraciones de Esteban Sampedro Harry, Catalina Gómez
Aristizábal, Mónica María Rodríguez Rodríguez, Diego
Fernando Londoño y Luz Marina Giraldo Restrepo y concluir
de ellas la existencia de subordinación laboral, puesto que de
las mismas deriva lo contrario.

Asimismo, indica que no comparte la apreciación del


juez de alzada en cuanto a las declaraciones de Amparo
Gutiérrez Cornejo y Mauricio Vélez Zuluaga, toda vez que su
correcto análisis hubiera contribuido a esclarecer que el
actor actuó con absoluta independencia y autonomía como
presentador del plurimencionado programa.

A continuación, se ocupa del alcance subsidiario de la


impugnación. En este punto, explica que el Colegiado de
instancia incurrió en error al no considerar que estaban
prescritas las cesantías causadas antes del 3 de julio de
2009, toda vez que el accionante hizo su reclamo el 3 de julio
de 2012 (f.º 74 a 80), conforme lo previsto en los artículos 488
del Código Sustantivo del Trabajo y 151 del Código Procesal
del Trabajo y de la Seguridad Social.

Igualmente, trascribe apartes de la sentencia del ad


quem relacionados con las indemnizaciones moratoria y por
no pago oportuno de las cesantías y de sus intereses, para

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Radicación n.° 73707

señalar que Caracol Televisión S.A. no obró de mala fe y, por


tanto, no eran procedentes dichas condenas, toda vez que el
Tribunal no cumplió con la carga de pronunciarse sobre el
alcance de los medios de convicción que se allegaron al
plenario y, en su lugar, refirió de manera muy superficial solo
a algunos de ellos y dejó de apreciar los que tienen mayor
repercusión para valorar su actuar de buena fe.

En dicha perspectiva, menciona que la realidad que se


acreditó en el proceso es otra, puesto que el demandante: (i)
emitió facturas para cobrar sus servicios como presentador
del programa «Día a Día» (f.º 134 a 169, 726 a 761 y 1298 a 1337),
las que se ajustan a los requisitos legales (f.º 623); (ii) al
firmarlas, confirmó la naturaleza civil del contrato que
acordaron las partes, y (iii) autorizó a la empresa para que le
descontara y efectuara el pago de los aportes obligatorios al
sistema de seguridad social (f.º 619 y 621), según
comunicación que el canal le envió sobre tal obligación (f.º
620), y que ello se corrobora con el certificado que profirió el

fondo de pensiones Porvenir, respecto de la afiliación del


actor y del pago de aportes para pensión (f.º 171 y 172).

Así, expone que dichas documentales evidencian que


ambas partes creyeron que la relación de trabajo que las unió
fue de naturaleza civil y, en consecuencia, no había lugar al
pago de las obligaciones que derivan de una relación de
trabajo subordinada.

Destaca que pese a que el demandante adujo lo


contrario, solo efectuó un reclamo con ocasión de la

SCLAJPT-10 V.00
26
Radicación n.° 73707

terminación del vínculo contractual que los unió, esto es, 6


años después de su iniciación, de modo que se abstuvo de
realizar sus requerimientos durante la ejecución del contrato
de prestación de servicios y adoptó una posición silente que
generó en la empresa la convicción de que nada le debía y,
por tanto, no se puede considerar que actuó de mala fe. Sobre
el particular, hace referencia a la sentencia CSJ SL 7411, 29
julio 1983.

Además, aduce que el ad quem pudo haber derivado el


convencimiento sobre su buena fe a partir del monto del
salario que devengó el demandante, puesto que tenía un
ingreso mensual alto y es difícil creer que se «hubiese
olvidado» de reclamar las prestaciones sociales. En tal
sentido alude a la sentencia CSJ SL 000231, 5 mar. 2009.

Por último, expresa que no comparte la apreciación del


Tribunal en el sentido de que su actuar estuvo desprovisto
de buena fe porque suscribió un contrato de trabajo con otra
presentadora del mismo programa, toda vez que el convenio
que se pactó con el actor fue de naturaleza civil.

VIII. RÉPLICA

El opositor señala que los argumentos que expresa el


recurrente así como su alcance subsidiario configuran un
medio nuevo en casación, toda vez que en el recurso de
apelación que el accionado presentó, basó su defensa en que
no existió una relación de trabajo subordinada puesto que él
era un contratista independiente, conforme al artículo 34 del

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Radicación n.° 73707

Código Sustantivo del Trabajo y no manifestó inconformidad


alguna frente a «salarios moratorios».

Arguye que Caracol Televisión S.A. también modificó los


argumentos respecto de los hechos que permitirían concluir
que no actuó de mala fe, debido a que en esa oportunidad no
manifestó que él «era una persona inteligente y talentosa y
conocedora de la ley laboral, por el hecho de no presentarle al
medio de comunicación una reclamación de derechos
laborales durante la ejecución de su relación de trabajo».

Por otra parte, indica que el Tribunal no incurrió en los


yerros que se le endilgan, que no se desvirtuó la presunción
de existencia del contrato de trabajo y, por el contrario, el
material probatorio sí lo acredita, así como la mala fe del
accionado en no reconocerlo y ocultarlo, darle un trato
diferente frente a las demás compañeras de trabajo y
despedirlo cuando reclamó sus derechos laborales. En dicha
perspectiva, menciona la sentencia CSJ SL 41775, 19 mar.
2014.

IX. CONSIDERACIONES

La Corporación advierte que no le asiste razón al


opositor en cuanto afirma que algunos temas que plantea la
censura configuran un medio nuevo, toda vez que si bien el
accionado en las instancias argumentó que el actor fue un
contratista independiente, también adujo que la relación de
trabajo que los unió fue autónoma e independiente y que no

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Radicación n.° 73707

procedía la condena por indemnización moratoria cuando se


obra de buena fe.

Claro lo anterior, debe la Sala dilucidar si el ad quem


incurrió en un yerro al considerar que en el plenario se
acreditó la existencia de un contrato laboral y, en caso de no
probarse tal error, corresponde determinar si dicho juez se
equivocó al resolver la controversias planteadas frente a la
prescripción de las cesantías y las indemnizaciones
moratorias y por no pago oportuno de dicha prestación social
y de sus intereses.

1. Existencia del vínculo laboral

Pues bien, en el sub lite no se discute que el actor prestó


servicios a Caracol Televisión S.A. como presentador del
programa «Día a Día», entre el 31 de julio de 2006 y la misma
fecha de 2012 y que recibió como contraprestación las sumas
que se relacionaron en los antecedentes.
Así, procede la Corte al análisis objetivo de las pruebas
calificadas respecto de las cuales el recurrente realizó un
ejercicio argumentativo, a fin de determinar si logró
desvirtuar la presunción legal de subordinación.

En los denominados contratos de prestación de


servicios que suscribieron las partes (f.º 627 a 629 y 636 a 635),
se estipuló que el actor se obligó, entre otros aspectos, a: (i)
actuar como presentador de entretenimiento del programa
«Día a Día», para lo cual debía acordar sus actividades con el
representante de la compañía, según los planes de

SCLAJPT-10 V.00
29
Radicación n.° 73707

producción; (ii) realizar tal labor con plena autonomía


jurídica e independencia, conforme a las normas que rigen
dicha actividad; (iii) afiliarse al sistema de seguridad social;
(iv) informar con anticipación a la dirección de prensa del
demandado cuando decidiera conceder entrevistas a los
diferentes medios de comunicación y en ellas debía dar
créditos al canal televisivo; (v) asistir a los eventos sociales
que programara el accionado relacionados con el objeto del
contrato; (vi) realizar durante la transmisión las menciones
comerciales que le indicara el director o el representante de
la empresa, y (vii) no participar en portales de internet, a
ningún título, distinto a aquellos que expresamente le
indicara Caracol Televisión S.A., para conceder entrevistas,
«chats», o para establecer páginas o web sites que tuvieran
relación con el programa.

Asimismo, en dichos convenios se estableció


expresamente la condición de que la sociedad convocada a
juicio era la productora del matutino y, por tanto, la única
titular de los derechos patrimoniales, de mercadeo y de los
inherentes a la comercialización de bienes y servicios
derivados del programa.

Sobre este elemento de juicio, la Sala estima que no erró


el Colegiado en su apreciación, toda vez que del mismo
derivan obligaciones que, en principio, no corresponden a un
convenio de prestación de servicios, tales como asistir a los
eventos sociales que organizara el accionado y la de
abstenerse de dar entrevistas en chats o portales de internet
no autorizados por el canal de televisión.

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Radicación n.° 73707

En efecto, nótese que la primera de dichas obligaciones


tiene relación con el concepto de disponibilidad -característico
de una relación de trabajo subordinada-, en la medida en que

implicó la realización de actividades por fuera de la función


central contratada, esto es, la de presentar un programa de
televisión, de modo que el accionante no podía disponer de
su tiempo libremente. Y, la segunda, derivó en una
restricción, toda vez que la participación del actor en otros
medios de comunicación debía contar con la autorización del
accionado, lo que tampoco sucedería si se tratase de
contratista autónomo e independiente.

Por otra parte, contrario a la premisa de la que parte el


recurrente, el Tribunal no desconoció que aún en los
contratos de prestación de servicios es posible que se
establezca un horario para llevar a cabo la actividad
acordada, así como otros parámetros de modo o lugar, sin
que ello genere que tal convenio se torne en una relación de
trabajo subordinada, pero aclaró que dichas circunstancias
no deben desbordar la naturaleza de aquel acuerdo
contractual, lo cual acompasa con la jurisprudencia de esta
Corporación, establecida, entre otras, en las sentencias CSJ
SL 10714, 11 jul. 1998 y CSJ SL 17639, 16 mar. 2002.

Ahora, de los registros de ingreso y de salida del


demandante del lugar en el que se grababa el programa,
entre el 1.º de junio de 2010 y el 29 de junio de 2012 (f.º 808
a 883 y 1171 a 1269), no se evidencia que aquel no cumpliera

un horario, pues pese a que tales registros no fueron

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31
Radicación n.° 73707

uniformes, lo cierto es que demuestran que sí tenía que estar


presente para la emisión televisiva, que era su obligación
principal, tal como lo acreditan los contratos que suscribió
con Caracol Televisión S.A., antes aludidos. En este sentido,
los argumentos que plantea el accionado no derruyen la
conclusión a la que arribó el juez plural en este asunto.

Y el hecho de que las grabaciones pudieran realizarse


en otros lugares u horarios, o que se hicieran pregrabados
por el cierre colectivo de algunas actividades del canal en el
mes de diciembre, tampoco desvirtúa el cumplimiento de un
horario de trabajo, debido a que tal situación era en beneficio
del mismo programa y para suplir las emisiones que durante
esa temporada no se llevaban a cabo en vivo y en directo.

Lo anterior, máxime cuando, como lo estableció el


Tribunal, para ausentarse del set, el actor tenía que solicitar
autorización y, además, el incumplimiento de tal compromiso
le generó varios llamados de atención, lo que, lejos de
desvirtuarlo, evidenció el ejercicio del poder disciplinario del
accionado, el cual configura uno de los presupuestos de
subordinación. Si bien, en otras situaciones, la
jurisprudencia de esta Corporación ha señalado que dichas
acciones pueden considerarse aisladas y que no constituyen
indicios de laboralidad (CSJ SL 18187, 4 oct. 2002), no
significa que tal criterio deba aplicarse en este caso porque
cada causa procesal obedece a sus propias particularidades
y en el sub lite la existencia del contrato laboral se determinó
también por la presencia de otros aspectos y no solo de ese.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

Debe reiterarse que el juez plural no concluyó la


existencia del contrato de trabajo solo del convenio de
prestación de servicios; también de otros medios de
convicción que se allegaron el plenario y de los que dedujo
que, en virtud del principio de primacía de la realidad sobre
las formas, y en atención a la actividad contratada y la forma
en que se llevó a cabo, existió un poder subordinante de
Caracol Televisión S.A. sobre el actor, que no se trató de
meros «actos de coordinación técnica», y que aquel no se
desvirtuó por el hecho de que el horario de trabajo fuera de
4 horas, ni porque el demandante hubiere realizado otras
actividades para otras personas naturales o jurídicas, ni por
el monto de la contraprestación que recibió.
En efecto, el contrato realidad es aquel que, pese a sus
contenidos y apariencia, constituye una verdadera relación
de trabajo dependiente, de modo que más allá de los
documentos o las palabras que usen los contratantes para
definir el tipo de relación que contraen, lo relevante es el
contenido material de esta y los hechos que la determinan.

Desde esa perspectiva, el juez plural tampoco


desconoció que el denominado «apuntador» era un mero
instrumento técnico; además, valga decir, no fue de su uso
de lo cual estableció la existencia del contrato de trabajo,
como parece sugerirlo la censura, sino porque de tal
utilización se evidenció que «hubo un direccionamiento
permanente respecto de la actividad a realizar por parte del
accionante, pues Caracol Televisión S.A. definía los temas a
tratar, la forma de abordarlos, los productos que debía

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Radicación n.° 73707

promocionar y en qué momento debía hacerlo, conforme a los


planes de producción establecidos en el contrato», que se
materializó en la interacción del director del programa y el
actor, a través del mencionado aparato, lo cual es diferente.

De manera que el Tribunal no omitió que la actividad


contratada por el demandado fue suigeneris, en la medida
en que era para la presentación de un programa en vivo y en
directo, en función de la audiencia y del raiting, de modo que
entendió que la subordinación en ese caso correspondió a
una forma sofisticada y contemporánea de ejercerla.

Ahora, respecto del alcance principal de la acusación, el


interrogatorio de parte que absolvió el accionante no puede
ser considerado para los fines que persigue el recurrente,
toda vez que este medio de convicción solo se puede constatar
en casación si contiene confesión, esto es, una manifestación
que verse sobre hechos que produzcan consecuencias
jurídicas adversas a su deponente o que favorezcan a la parte
contraria, conforme lo previsto en el artículo 195 del Código
de Procedimiento Civil, norma vigente para la fecha de inicio
del proceso. Pues bien, el juez plural estimó de las
declaraciones del actor que este podía válidamente prestar
servicios a otras personas, en virtud de las figuras de
concurrencia y coexistencia de contratos, de modo que
aquellas se tuvieron en cuenta a su favor.

En ese contexto, dado que el interrogatorio no contiene


una confesión y no es calificado, no procede su análisis, tal

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Radicación n.° 73707

como lo establece el artículo 7.º de la Ley 16 de 1969, a


menos que se hubiere acreditado un yerro sobre un elemento
de juicio que sí lo es, lo que no ocurre en el sub lite.

En este punto, la Corporación considera oportuno


señalar que el Colegiado de instancia, conforme lo dispuesto
en el artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, en ejercicio de las facultades propias de las
reglas de la sana crítica, puede apreciar libremente las
diferentes pruebas y fundar su decisión en aquellos
elementos probatorios que le merecen mayor persuasión o
credibilidad y que le permiten hallar la verdad real, siempre
y cuando las inferencias sean lógicas y razonables.

En síntesis, en relación con el alcance principal del


ataque, a juicio de la Sala, las conclusiones a las que arribó
el Colegiado de instancia no son erradas, por lo antes
expuesto y por las razones que se señalan a continuación.

En primer lugar, porque la Corte ha indicado que el


elemento diferenciador entre el contrato de trabajo y el de
prestación de servicios es la subordinación jurídica del
trabajador respecto del empleador, poder que se concreta en
el sometimiento del primero a las órdenes o imposiciones del
segundo y que se constituye en su elemento esencial y
objetivo, conforme lo concibió el legislador colombiano en el
artículo 23 del Código Sustantivo del Trabajo al señalar que
en el contrato de trabajo concurren la actividad personal de
trabajador, el salario como retribución del servicio prestado

SCLAJPT-10 V.00
35
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y la continuada subordinación que faculta al empleador para


«exigirle el cumplimiento de órdenes, en cualquier momento, en
cuanto al modo, tiempo o cantidad de trabajo, e imponerle
reglamentos, la cual debe mantenerse por todo el tiempo de
duración del contrato».

Asimismo, porque ha adoctrinado que el contrato de


prestación de servicios se caracteriza por la independencia o
autonomía que tiene el contratista para ejecutar la labor
convenida con el contratante, lo que lo exime de recibir
órdenes para el desarrollo de sus actividades. Pero que, no
obstante, en este tipo de contratación no está vedado de la
generación de instrucciones, de manera que es viable que en
función de una adecuada coordinación se puedan fijar
horarios, solicitar informes e incluso establecer medidas de
supervisión o vigilancia sobre esas mismas obligaciones. Lo
importante, es que dichas acciones no desborden su
finalidad a punto de convertir tal coordinación en la
subordinación propia del contrato de trabajo.

También ha dicho que, por lo general, en dicho tipo de


convenios el contratista desempeña sus actividades con sus
propias herramientas, equipos o medios; sin embargo, bajo
ciertas y particulares circunstancias es posible que esa
actividad autónoma e independiente se desarrolle en las
instalaciones del contratante, con elementos de su propiedad
necesarios para la ejecución de la labor encomendada.

SCLAJPT-10 V.00
36
Radicación n.° 73707

De modo que cuando se someta a juicio el principio de


la realidad sobre las formas con el fin de establecer la
existencia del contrato de trabajo, le corresponde al juez, en
cada caso, sin desconocer los principios tuitivos del derecho
laboral, analizar las particularidades fácticas propias del
litigio a fin de establecer o desechar, según el caso, los
elementos configurativos de la subordinación; aspecto último
que, como quedó visto, el Tribunal estableció a partir del
análisis del material probatorio que se allegó al plenario.

En segundo lugar, porque no se discutió en el proceso


que entre las funciones del accionado está la de producir
programas de televisión. De hecho, así se contempló en los
contratos de prestación de servicios que suscribieron los
litigantes, en tanto se dejó constancia que se reconocía que
«Caracol, dada su condición de productor de la obra
audiovisual», es el único titular de todos los derechos de
propiedad intelectual derivados de aquella, así como de todos
los derechos de mercadeo sobre la misma.

Nótese entonces que si bien para el desarrollo de las


actividades centrales o que hacen parte de la función
permanente de una empresa o del giro ordinario de sus
negocios, esta puede hacer vinculaciones directas, a través
de contratos de trabajo o de prestación de servicios de
naturaleza civil o comercial, el manejo de dichas relaciones
de trabajo deben estar acordes con la finalidad para la cual
están previstas en el ordenamiento jurídico, sin que sea
admisible que se desborden las civiles. Por ello, uno de los

SCLAJPT-10 V.00
37
Radicación n.° 73707

elementos determinantes para la aplicación del principio de


primacía de la realidad antes aludido, es el análisis de la
función contratada y la forma en que esta se desarrolla.

En ese sentido, el juez plural no erró al considerar que


el accionado no desvirtuó la presunción contemplada en el
artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, en la medida
en que desbordó su actuar y tuvo un total control sobre el
servicio prestado, que no permitía inferir que el mismo
correspondió a una simple interacción entre las partes para
dar cumplimiento del objeto contractual, ni que la
presentación del programa corría por cuenta del actor con
autonomía e independencia.

2. Prescripción de cesantías e indemnizaciones


moratoria y por no pago oportuno de las cesantías
ni de sus intereses

En cuanto al alcance subsidiario de la impugnación,


debe determinar la Corte si el Tribunal incurrió en un yerro
al establecer que las cesantías causadas con anterioridad al
3 de julio de 2009 no estaban prescritas, que el accionado no
obró de buena fe y, por tanto, si eran o no procedentes las
condenas por indemnizaciones moratoria y por no pago
oportuno de las cesantías y de sus intereses.

- Prescripción de cesantías

SCLAJPT-10 V.00
38
Radicación n.° 73707

La Sala ha adoctrinado de manera reiterada y pacífica


que la cesantía es una prestación social exigible a la
terminación del contrato de trabajo (CSJ SL 34393, CSJ SL
41522, 14 ag. 2012, CSJ SL8936-2015 y CSJ SL2967-2018),
cuya prescripción se configura desde ese momento conforme
lo disponen los artículos 488 del Estatuto Laboral y 151 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.

Así, no erró el Tribunal al establecer que las cesantías


causadas con anterioridad al 3 de julio de 2009 no estaban
prescritas, toda vez que tal prestación se hizo exigible a partir
de la finalización del vínculo laboral, esto es, 31 de julio de
2012, y la demanda se presentó el 24 de abril de 2013, es
decir, antes de que trascurrieran los tres años para que se
presentara el fenómeno extintivo de las obligaciones.

- Indemnizaciones moratoria y por no pago oportuno


de las cesantías

De entrada advierte la Corte que ninguno de los medios


de convicción acusados son pertinentes para los fines que
persigue el recurrente con el alcance subsidiario de la
acusación, respecto de las sanciones en referencia.

Ello, porque la sola celebración de contratos de


prestación de servicios, sin que concurran otras razones
atendibles que justifiquen la omisión del demandado de
pagar las prestaciones adeudadas y no canceladas en tiempo,

SCLAJPT-10 V.00
39
Radicación n.° 73707

resulta insuficiente para tener por demostrada la convicción


de la entidad de actuar bajo los postulados de la buena fe.

En efecto, la jurisprudencia de la Corporación ha


señalado que el reconocimiento de tales sanciones no es
automático y que corresponde al juez abordar, en cada caso,
los aspectos relacionados con la conducta que asume quien
se sustrae del pago de sus obligaciones laborales, para
efectos de determinar la procedencia o no de la misma (CSJ
SL1166-2018, CSJ SL1430-2018 y CSJ SL2478-2018), es
decir, la forma en que se ejecute la relación de trabajo entre
las partes es lo que determina si el empleador actuó
desprovisto o no de buena fe.

Nótese que el contrato de trabajo a término indefinido


que suscribió Caracol Televisión S.A. con Catalina Gómez
Restrepo (f.º 684 y 685) y sus adiciones (f.º 686 a 690) dan cuenta
que la función de aquella es la de presentadora, a partir del
15 de febrero de 2006, que devenga salario integral, que
recibió otras sumas por promocionar servicios de
determinadas marcas, por presentar secciones del matutino
o programas de entretenimiento y que desde el 1.º de octubre
de 2011 se desempeña exclusivamente como presentadora
del programa «Día a Día».

De modo que tal contrato, contrario a lo que aduce la


censura, evidencia que el accionado incumplió su obligación
de reconocer el carácter subordinado que le era propio a la
relación que lo ligó con el actor y, por tanto, no puede

SCLAJPT-10 V.00
40
Radicación n.° 73707

afirmarse que hubo una duda razonable, puesto que la labor


que le exigió al demandante, también la desempeñó otra
persona, quien se vinculó a través de contrato de trabajo,
actuar que, por lo demás, constituyó una trasgresión al
principio de igualdad.
Por su parte, la comunicación que Escaf Tijerino dirigió
a Caracol Televisión S.A. el 3 de julio de 2012 (f.º 74 a 80),
tampoco aporta nada diferente al debate, pues en ella solicitó
la revisión de su condiciones contractuales y afirmó que si
bien suscribió un convenio de prestación de servicios, este y
sus prórrogas no eran válidas porque, en virtud del principio
de primacía de la realidad, existió subordinación y, por tanto,
una relación de trabajo dependiente.

Luego, el hecho de que el actor hubiese aceptado que


suscribió un contrato de prestación de servicios, o que no
haya presentado reclamo alguno durante la ejecución de la
relación de trabajo que tuvo con el accionado, no socava la
conclusión central a la que arribó el Colegiado de instancia,
esto es, que las actividades que desarrolló lo fueron bajo la
subordinación o dependencia de Caracol Televisión S.A. o, en
otros términos, que en realidad existió un contrato de trabajo
entre los litigantes.

Asimismo, de los demás elementos de convicción que


denuncia la censura, se evidencia que: (i) el demandado
emitió facturas, cuya numeración fue debidamente aprobada
por la DIAN (f.º 623), para cobrar sus servicios como
presentador del programa «Día a Día» (f.º 134 a 169, 726 a 761 y

SCLAJPT-10 V.00
41
Radicación n.° 73707

1298 a 1337), así como por otras actividades, antes de la

relación contractual de julio de 2006 (f.º 1298 a 1309) y con


posterioridad a ella (f.º 1310 a 1337); (ii) autorizó a Caracol
Televisión S.A. para que, de los sumas a su favor, descontara
el valor de los aportes al sistema de seguridad social en
pensiones y salud, para lo que se tuvo en cuenta información
que le suministró el demandante el 13 de junio de 2007 (f.º
620), y (iii) que la mayoría de las cotizaciones a la
administradora de fondo de pensiones Porvenir S.A. las
realizó como trabajador independiente (f.º 171 y 172 y 892 a
921), aunque algunos períodos fueron por cuenta de Caracol

Televisión S.A., como los de octubre a diciembre de 2009,


febrero de 2010 y febrero y marzo de 2011 (f.º 885 a 890).

Pues bien, aunque los anteriores documentos


individualmente considerados dan cuenta de una aparente
relación de trabajo autónoma e independiente, no erró el juez
plural en su valoración, puesto que por sí solos son
insuficientes para acreditar la buena fe del accionado, en la
medida en que no demostró, como se señaló antes, otras
razones que justificaran su actuar para sustraerse del pago
de obligaciones laborales y no solo por el hecho de la
celebración de contratos civiles o comerciales.

Además, como lo estableció el ad quem, Caracol


Televisión S.A. tuvo un control y direccionamiento total sobre
el servicio prestado, lo que derruyó el argumento según el
cual el vínculo que unió a las partes se rigió por un convenio
de prestación de servicios.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

En síntesis, el Tribunal no erró al determinar que el


actuar de Caracol Televisión S.A. estuvo desprovisto de
razones atendibles constitutivas de buena fe y, por tanto, era
procedente el reconocimiento de las sanciones objeto de
controversia.

- Indemnización por no pago oportuno de intereses


a las cesantías

Al respecto, la Sala considera oportuno recordar que los


intereses sobre la cesantía es una prestación que tiene por
finalidad reconocer un rendimiento sobre los saldos
acumulados de aquellas, que se paga por una sola vez, según
lo previsto en el artículo 1.º de la Ley 52 de 1975; y el
incumplimiento de dicha obligación genera una sanción
equivalente al mismo valor que se debía reconocer.

En esa perspectiva, dado que la indemnización en


comento no genera una contraprestación periódica o
continua, su imposición es automática y, por tanto, en ello
no incide el actuar de buena o mala fe del empleador.

Precisamente por esa razón, la jurisprudencia de esta


Corporación ha sido más exigente en la imposición de
indemnizaciones que generan sanciones periódicas y
consecuencias económicas adversas al empleador y, por
tanto, en esos casos es necesario verificar si el

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

incumplimiento en el pago obedeció a razones justificadas del


directamente obligado.

Ahora, si bien el Tribunal señaló que para el


reconocimiento de la sanción por no pago oportuno de los
intereses a las cesantías debía analizarse la buena fe del
empleador, dicho error es intrascendente, toda vez que, como
quedó visto, había lugar al otorgamiento de tal sanción,
aunque por otras razones.

Así las cosas, la decisión del Tribunal por la sanción en


estudio queda incólume.

En consecuencia, el cargo no prospera.

X. RECURSO DE CASACIÓN DEL DEMANDANTE

El recurso extraordinario de casación lo interpuso el


demandante, lo concedió el Tribunal y lo admitió la Corte
Suprema de Justicia.

XI. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende el recurrente que la Corte «case parcialmente»


la sentencia impugnada en cuanto a las modificaciones que
introdujo a la decisión del a quo para que, en sede de

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

instancia, confirme la providencia de primer grado en los


literales b), c) y g) del numeral segundo, así como el tercero.

Con tal propósito, por la causal primera de casación,


formula cinco cargos, que fueron objeto de réplica. La Corte
estudiará conjuntamente los cargos segundo y tercero y
cuarto y quinto, puesto que persiguen igual finalidad,
denuncian normas similares y tienen argumentación
complementaria.

XII. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley laboral, por la vía


directa, en la modalidad de interpretación errónea de los
artículos 151 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social y 488 del Código Sustantivo del Trabajo,
como medio para arribar a igual infracción del artículo 1.º de
la Ley 52 de 1975.

En la demostración del cargo señala que uno de los


fundamentos de la decisión del Tribunal fue que el término
de prescripción para las cesantías se cuenta de manera
diferente que el de sus intereses, puesto que, en el primer
caso, dicha prestación es exigible a la terminación del
contrato de trabajo, mientras que, en el segundo, lo es con
anterioridad.

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

Así, arguye que dicha interpretación es errada, pues


tanto para las cesantías como para sus intereses, el término
extintivo debe contabilizarse desde la finalización de la
relación laboral.
Agrega que, además, en el sub lite se declaró la
existencia del «contrato de trabajo realidad», de modo que los
efectos de la prescripción no pueden ser los mismos a
aquellos eventos en los que tal vínculo no es materia de
controversia. Para afianzar su postura, trascribe apartes de
las sentencias CSJ SL 34393, 24 ag. 2010 y 2486-2018 de la
Sección Segunda del Consejo de Estado y T-084-2010 de la
Corte Constitucional.

XIII. RÉPLICA

El opositor aduce que el alcance de la impugnación es


confuso, toda vez que el recurrente no indica qué se debe
hacer con las demás asuntos que se definieron en la
providencia de primer grado y, por tanto, no satisface los
requisitos formales de la técnica de casación.

En cuanto al cargo, expone que la proposición jurídica


es incompleta, puesto que no integró en ella todas las
disposiciones sustantivas cuya efectividad persigue y, en esa
perspectiva, refiere la sentencia CSJ SL 11714, 28 abr. 1999.

Asimismo, señala que la interpretación que propone la


censura respecto del cómputo del término de prescripción
para intereses a las cesantías es contraria al espíritu del

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

legislador, y que si bien la jurisprudencia de esta


Corporación ha adoctrinado que las cesantías son exigibles a
la terminación del contrato de trabajo, dicho precedente no
es pacífico. En tal sentido, refiere la sentencia CSJ SL 82802,
19 feb. 1997.

XIV. CONSIDERACIONES

Advierte la Sala que no le asiste razón al opositor en


cuanto a las deficiencias de técnica que le atribuye al alcance
de la impugnación y al cargo, toda vez que, en el primer caso,
el recurrente solicita casar parcialmente la sentencia de
segundo grado, de modo que los demás asuntos de la
decisión del ad quem no son objeto de controversia en el
recurso de casación y se espera que se confirmen; y en el
segundo, porque lo que persigue la acusación en sede de
instancia es que no se declaren prescritos los intereses a las
cesantías. Aunado a lo anterior, en la proposición jurídica, el
recurrente integró el precepto normativo que regula tal
prestación social y basta con que se denuncie al menos una
norma sustancial de alcance nacional.

Por tanto, la Corte debe dilucidar si el ad quem incurrió


en un desatino al determinar que el término de prescripción
de los intereses a las cesantías no se contabiliza a partir de
la terminación del contrato de trabajo.

De entrada se advierte que la postura jurídica a la que


alude la censura no tiene asidero, toda vez que la

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

jurisprudencia de la Corporación ha adoctrinado que cuando


se trata de la declaración judicial de la existencia de un
contrato de trabajo, los efectos de tal decisión son
declarativos y no constitutivos, de modo que los términos de
prescripción de los derechos laborales, se cuentan a partir
del momento en que cada uno se hizo exigible y no desde la
fecha de la ejecutoria de la providencia, situación que es igual
en aquellos casos en que la relación de trabajo no es objeto
de controversia en el proceso ordinario laboral (CSJ SL
33784, 16 dic. 2009; CSJ SL3169-2014, CSJ SL13256-2015,
CSJ SL13155-2016 y CSJ SL 1785-2018). Precisamente, en
la segunda sentencia referida, se señaló:

A ello cabría agregar que por muy sugestiva que parezca la tesis
que pregona un carácter “constitutivo” a las sentencias que
dirimen los conflictos del trabajo cuando quiera que, entre otros
aspectos, resuelven sobre la naturaleza jurídico laboral del vínculo
que ata a las partes, no explican a satisfacción, pues ni siquiera
lo hacen con el aludido concepto de “sentencia constitutiva”, el por
qué se generan derechos y obligaciones hacia el pasado de un
status laboral que apenas vendría a ser “constituido” mediante
esa clase de sentencia, por ser sabido que esta tipología de
providencias crea, extingue o modifica una determinada situación
jurídica, esto es, genera una “innovación” jurídica, es decir, una
situación jurídica que antes no existía, produciendo así sus efectos
“ex nunc”, o sea, hacia el futuro, pues es allí donde nacen, se
extinguen o se modifican las obligaciones y derechos derivados de
esa “nueva” situación jurídica; en tanto, que las sentencias
“declarativas”, como lo ha entendido la jurisprudencia, son las que
reconocen un derecho o una situación jurídica que ya se tenía con
antelación a la misma demanda, eliminando así cualquier
incertidumbre acerca de su existencia, eficacia, forma, modo, etc.,
frente a quien debe soportar o cargo de quien se pueden exigir
determinadas obligaciones o derechos derivados de la dicha
situación o estado jurídico, por manera que, sus efectos devienen
“ex tunc”, esto es, desde cuando aquella o aquel se generó (…).

Ahora bien, tampoco surge fácilmente explicable ante tan


sugestiva tesis, cómo es que respecto de los derechos laborales de
quien teniendo una relación subordinada de trabajo, pero
simulada o desdibujada por la apariencia de otra clase de relación
jurídica, los términos de prescripción empiezan a correr cuando

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Radicación n.° 73707

queda en firme la sentencia que “constituye” el estatus de


verdadero trabajador subordinado; en tanto que, los términos de
prescripción de los derechos laborales del trabajador subordinado
que inicia y desarrolla su relación sin discusión alguna sobre la
naturaleza jurídica de su vínculo, corren a partir de la exigibilidad
de cada uno de ellos (…). Lo deleznable del razonamiento que
pretendiera dar respuesta a los anteriores interrogantes releva de
comentario mayor a la debilidad del argumento de que las
sentencias que “reconocen” el contrato de trabajo como el que “en
realidad” se desarrolló y ejecutó entre las partes en litigio es de
naturaleza “constitutiva” y no meramente “declarativa”, como
hasta ahora se ha asentado por la Corte.

Por otra parte, contrario a lo que aduce el opositor, se


reitera, como quedó visto al resolver el recurso de casación
del demandado, que la Sala ha adoctrinado que la cesantía
es una prestación social que es exigible a la terminación del
contrato de trabajo, mientras que sus intereses lo son cada
año y, por ello, para disfrutar de los mismos, el trabajador no
tiene que esperar a la finalización del vínculo laboral.

Así las cosas, el Colegiado de instancia no incurrió en el


yerro que se le endilga, dado que la sentencia que declara la
existencia de un contrato de trabajo tiene efectos
declarativos, que la prescripción, conforme a los artículos
488 del Estatuto Laboral y 151 del Código Procesal del
Trabajo y de la Seguridad Social, empieza a correr desde
cuando las obligaciones se hacen exigibles y que las
cesantías y sus intereses tienen un momento de reclamación
diferente. De modo que, como lo estableció el juez plural, los
intereses a las cesantías causados antes del 3 de julio de
2009 están prescritos.

Por último, en cuanto a las sentencias que refiere el

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Radicación n.° 73707

actor, es oportuno advertir que las mismas no son


pertinentes en este caso, toda vez que esta Corporación es
autónoma al fijar sus criterios de interpretación de las
disposiciones laborales. Asimismo, respecto de la providencia
T-081-2010, debe tenerse presente que esta se refiere a una
situación en la que se acudió al principio de favorabilidad y
para la Corte Suprema de Justicia no existe duda respecto
de los efectos de la sentencia que declara la existencia de una
relación de trabajo subordinada y las normas aplicables en
cuanto a la prescripción de los derechos laborales que de ella
derivan.

En el anterior contexto, el cargo no prospera.

XV. CARGO SEGUNDO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley sustancial, por la


vía indirecta, en la modalidad de aplicación indebida del
artículo 66A del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, adicionado por el artículo 35 de la Ley 712
de 2001, como medio para violentar el artículo 20 de la Ley
100 de 1993, modificado por el artículo 7.º de la Ley 797 de
2003.

Refiere que el ad quem incurrió en el error evidente de


hecho de «no dar por demostrado, estándolo, que la parte
demandada en la apelación no cuestionó el salario base de
liquidación con el que se debían liquidar los aportes a pensión
ordenados en la condena».

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Radicación n.° 73707

Afirma que a tal yerro arribó el ad quem debido a que


apreció indebidamente «la sentencia de primera instancia y la
apelación».

En su argumentación, explica que en el recurso de


alzada, la inconformidad de la demandada respecto del pago
de cotizaciones a pensión, se limitó a que hubo una
«supuesta doble condena» pero no dijo nada en cuanto al
salario base para la liquidación de las mismas ni que debían
sujetarse al límite legal y, no obstante, el juez plural abordó
dichos puntos.

XVI. CARGO TERCERO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley sustancial, por la


vía directa, en la modalidad de interpretación errónea del
artículo 66A del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, como medio para violentar el artículo 20 de
la Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 7.º de la Ley
797 de 2003 y el artículo 1.º de la Ley 52 de 1975.

Señala argumentos similares a los del ataque anterior,


pero por la senda jurídica y en la modalidad de interpretación
errónea.

Agrega que el ad quem también se pronunció sobre la


sanción por no pago oportuno de intereses a las cesantías,

SCLAJPT-10 V.00
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Radicación n.° 73707

tema que el demandado no planteó en el recurso de


apelación.

XVII. RÉPLICA A CARGOS SEGUNDO Y TERCERO

El opositor refiere que el cargo segundo tiene una


deficiencia de técnica, toda vez que cuando se denuncia una
norma procesal como violación medio, aquel debe orientarse
por la vía directa y en tal sentido alude a la sentencia CSJ SL
10388, 17 mar. 1998.

Y respecto del tercero, señala que es inapropiado


proponer en la acusación un asunto de hermenéutica
jurídica, cuando la verificación de tal argumento conlleva a
establecer si en la apelación se involucró un aspecto
probatorio, cuestión fáctica que es ajena a tal debate.

XVIII. CONSIDERACIONES

Al margen de las glosas de técnica que indica el


opositor, advierte la Sala que su jurisprudencia ha
determinado que cuando se discute la posible transgresión
del principio de consonancia y para su demostración se hace
necesario acudir a piezas del proceso, como en este caso, el
recurso de apelación, la acusación debe dirigirse por el
sendero fáctico (CSJ SL3165-2018), de modo que no es

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Radicación n.° 73707

errada la acusación que se propone en el cargo segundo por


la vía indirecta.

Así, debe dilucidar la Corte si el ad quem incurrió en


una violación al principio de consonancia al pronunciarse
sobre temas que no fueron propuestos en la alzada, como lo
afirma la censura, sucedió con la liquidación de aportes a la
seguridad social y la indemnización por no pago oportuno de
los intereses a las cesantías.

Pues bien, en relación con los temas que plantea el


recurrente, Caracol Televisión S.A. expresó en su recurso de
apelación:

Con relación a la devolución de lo que el demandante pagó por


aportes de seguridad social, ello no es procedente, (…), por una
razón, porque no podemos ser condenados dos veces por lo mismo,
que es hacer el cálculo actuarial y pagar absolutamente todo y
pagarle al demandante los valores que el consignó (…) porque
estaba cumpliendo con su obligación de contratista independiente.
Si bien el despacho dice que hay un momento en que Caracol paga,
se desconoce una prueba y es la autorización que obra en el
plenario del señor Escaf, donde autoriza a mi representada que
descuente de sus honorarios y sobre el 40% que aplica para
contratistas independientes, para que lo traslade al fondo de
pensiones.

De acuerdo con lo anterior señor Juez, no podemos pagar el 100%


de los aportes y adicionalmente devolverle una plata que el
demandante pagó, bajo el entendimiento que era contratista
independiente. Esa condena, realmente, resulta siendo
absolutamente injusta, porque no hay lugar a pagar todos los
aportes, que si él fue trabajador. Entonces, en ese orden de ideas,
no lo estoy aceptando igualmente, debería concurrir al pago de los
aportes sobre lo que fue y tuvo el despacho como salario en un
100%.

Obviamente esto no implica que esté desconociendo las normas, ni


las jurisprudencias que regulan la materia (…).

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Radicación n.° 73707

De lo anterior se desprende que el accionado sí discutió


que la liquidación de los aportes al sistema de seguridad
social en pensiones se hizo de manera equivocada, puesto
que afirmó que el actor debía concurrir al pago de las
cotizaciones, conforme a las regulaciones correspondientes.
De modo que ningún yerro cometió el juez plural en este
aspecto.

Respecto de la indemnización por no pago oportuno de


intereses a las cesantías, como se indicó antes, al resolver el
recurso de casación del demandado, tal sanción, según lo
previsto en el artículo 1.º de la Ley 52 de 1975, se otorga por
una sola vez cuando el empleador no paga los intereses a las
cesantías en el plazo estipulado legalmente y en cuantía
equivalente al mismo valor que se debía reconocer.

Entonces, si bien en el recurso de apelación el


accionado no manifestó explícitamente inconformidad frente
a la indemnización por el no pago oportuno de los intereses
sobre las cesantías, sí lo hizo respecto de la prestación de la
cual procede dicha sanción, condena que varió el juez plural.

De modo que, al depender el cálculo de la sanción en


comento del valor que corresponde por intereses a las
cesantías, puesto que se paga la misma suma por una sola
vez, el Tribunal sí podía modificarla y ello es razonable
porque, se reitera, también alteró el valor de la prestación de
la que deriva.

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Radicación n.° 73707

En consecuencia, el ad quem no incurrió en la


trasgresión del principio de consonancia que se le endilga.

En el anterior contexto, los cargos no prosperan.

XIX. CARGO CUARTO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley sustancial


directamente, en la modalidad de infracción directa del
artículo 22 de la Ley 100 de 1993, en relación con los
artículos 11, 20, 23 y 63 ibidem.

Manifiesta que el juez plural declaró la existencia del


contrato de trabajo y que el accionado no lo afilió al sistema
de seguridad social en pensiones ni asumió el pago de las
cotizaciones. Agrega que al momento de establecer los efectos
de tal incumplimiento, desconoció lo dispuesto en el artículo
22 de la Ley 100 de 1993, precepto que consagra que a aquel
corresponde «el pago de los aportes a la seguridad social, y
que de no hacerlo responderá por la totalidad del aporte aun
en el evento de que no hubiere efectuado el descuento al
trabajador».

Expone que no es jurídicamente correcto concluir que


un trabajador debe asumir un porcentaje de los aportes en
pensión cuando la empresa no lo afilia al sistema de
seguridad social en pensiones ni asume el pago de las
cotizaciones durante la vigencia del contrato, toda vez que le

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correspondería sufragar valores en exceso por mora o por


indexación, cuando tal circunstancia no obedeció a un hecho
de su parte, sino del desconocimiento de la ley por parte del
empleador.

XX. CARGO QUINTO

Acusa la sentencia de trasgredir la ley sustancial por la


vía directa, en la modalidad de interpretación errónea de los
artículos 11, 20, 22, 23 y 63 de la Ley 100 de 1993.

Al respecto, despliega los mismos argumentos que


expuso en el cargo anterior.

XXI. RÉPLICA A LOS CARGOS CUARTO Y QUINTO

El opositor manifiesta que el cargo cuarto pese a


orientarse por la modalidad de infracción directa, propone
una interpretación de la disposición acusada, de modo que
hay una imprecisión porque un mismo precepto no puede ser
ignorado e interpretado al mismo tiempo. Frente al quinto,
no mencionó ninguna observación.

XXII. CONSIDERACIONES

Advierte la Corporación que el Tribunal cuando abordó


el tema de los aportes al sistema de seguridad social, si bien

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solo se refirió a la Ley 100 de 1993 en forma general, no cabe


duda que en su decisión no desconoció los efectos previstos
en los artículos 18, 20 y 22 de dicha normativa, puesto que
(i) dispuso que ambas partes debían concurrir al pago por
dicho concepto en los porcentajes que les correspondía
legalmente, (ii) de acuerdo al salario de cotización máximo
posible y (iii) asignó al accionado la responsabilidad de
hacerlo, teniendo en cuenta la diferencia entre el valor de las
cotizaciones que efectuó el demandante como afiliado
independiente, de acuerdo con el cálculo actuarial que realice
el fondo de pensiones al cual aquel se encuentra vinculado.

Por tanto, la Sala entiende que el cargo cuarto se dirige


por la modalidad de interpretación errónea y ese será el
alcance que se le dará a la acusación.

Así, debe determinar la Corte si el Colegiado de


instancia incurrió en una infracción legal, al darle un alcance
diferente al artículo 22 de la Ley 100 de 1993, como lo afirma
la censura.

Pues bien, dicho artículo establece:

Artículo 22. Obligaciones del empleador. El empleador será


responsable del pago de su aporte y del aporte de los trabajadores
a su servicio. Para tal efecto, descontará del salario de cada
afiliado, al momento de su pago, el monto de las cotizaciones
obligatorias y el de las voluntarias que expresamente haya
autorizado por escrito el afiliado, y trasladará estas sumas a la
entidad elegida por el trabajador, junto con las correspondientes a
su aporte, dentro de los plazos que para el efecto determine el

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Gobierno.

El empleador responderá por la totalidad del aporte aun en el


evento de que no hubiere efectuado el descuento al trabajador.

Entonces, a juicio de la Corte, no tiene fundamento la


postura jurídica a que alude el recurrente, puesto que de la
disposición trascrita no emerge la sanción que aquel señala,
esto es, que cuando el empleador incumple la obligación de
pagar los aportes al sistema de seguridad social, debe asumir
en su totalidad tal valor. En efecto, el incumplimiento de la
obligación del empleador como agente recaudador del aporte
no supone que el trabajador quede exonerado de sufragar el
porcentaje que le corresponde.

De modo que la sanción a la que se refiere la censura


no está consagrada en ninguna disposición de la regulación
del sistema de seguridad social, ni mucho menos cuando se
trate de la declaratoria de existencia de un contrato de
trabajo realidad, porque, en este evento, como en aquellos en
que no se discuta la existencia de una relación de trabajo
subordinada, tanto el empleador como el trabajador deben
sufragar el porcentaje que les corresponde por cotizaciones
al sistema general de pensiones.

Así las cosas, el Tribunal no incurrió en la infracción


legal que se le endilga, respecto de la interpretación de los
artículos 20 y 22 de la Ley 100 de 1993.

Por último, debe tenerse presente que la decisión del


Colegiado de instancia no implica que el actor deba asumir

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sanciones económicas por el no pago oportuno de los aportes


durante la ejecución del contrato de trabajo, puesto que
aquellas conforme al artículo 23 ibidem están a cargo del
empleador y, además, el juez de alzada estableció que debía
tenerse presente lo que sufragó el actor como afiliado
independiente, de modo que bajo su responsabilidad no
quedó obligación alguna pendiente.

Por tanto, los cargos no prosperan.

Sin costas porque ambas partes presentaron el recurso


extraordinario de casación, igualmente se opusieron y en
ningún caso prosperó la acusación.

XXIII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia que el 3 de septiembre de 2015 profirió la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
en el proceso ordinario laboral que AGMETH JOSÉ ESCAF
TIJERINO adelanta contra CARACOL TELEVISIÓN S.A.

Sin costas.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

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RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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